Catequesis 4 La Oración Que Jesús Nos Enseñó
Catequesis 4 La Oración Que Jesús Nos Enseñó
Catequesis 4 La Oración Que Jesús Nos Enseñó
Menciona algo positivo que puedas hacer y que puedas enseñar a los demás
Todos tenemos algo que enseñar a los demás el mismo Jesús, nuestro maestro, nos enseñó algo
muy importante: a orar.
Después de un determinado periodo, los discípulos ven a menudo a Jesús retirándose para
orar.
Los discípulos son introducidos gradualmente a orar, se los impulsa a dirigirse a Dios con la
máxima confianza (cf. Mc 11, 22-24). Se les recomienda esperar todo de Dios como si, al
pedir, ya lo hubieran obtenido. La convivencia con Jesús, el “estar con él” típico del
evangelio de Marcos, hace brotar poco a poco en los discípulos la necesidad del Padre y
prepara, por así decirlo, el espacio para acogerlo.
El cristiano, por lo tanto, al llamar a Dios Padre, se siente unido a él por el vínculo de la
misma situación familiar y, además se siente amado y comprendido hasta el final. Dios es
verdaderamente el «Padre que ve lo secreto» (Mt 6, 6).
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Jesús no podía transmitir a sus discípulos otra oración que no fuera ésta, síntesis de todo el
Evangelio, aquí se encuentra el corazón de la relación con Dios y cuanto el cristiano
experimenta en lo profundo del corazón.
El Padrenuestro, “abre a las dimensiones de su amor manifestado en Cristo: orar con todos
los hombres y por todos los hombres que todavía no lo conocen, a fin de que se reúnan en
unidad.
La oración del Padrenuestro pide cumplir la voluntad de Dios, pero esta se transforma en
acción.
El Padrenuestro se condensa en Jesús, que “es el centro de las Escrituras”, se explicita en la
fórmula de la “oración del Señor” y se convierte en la “oración de la Iglesia”.
El Padrenuestro es una formula. La Iglesia ha privilegiado la forma de Mateo que es la más
articulada y se ja impuesto en el uso litúrgico. Tal formula es analizada y resumida en sus
siete peticiones:
1. Santificado sea tu nombre
2. Venga a nosotros tu reino
3. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
4. Danos hoy nuestro pan de cada día
5. Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden.
6. No nos dejes caer en tentación
7. Y líbranos del mal.
Amén.
Esta formula es un condensado de vida. En ella confluyen aquellos valores de fondo que la
experiencia de la Iglesia ha madurado y desarrollado en su historia, análogamente a lo que
encontramos en las comunidades paulinas y en los subyacentes a los evangelios.
El Padrenuestro sigue viajando en la Iglesia de hoy tal como se desarrolló en la primitiva.
La oración del Señor continuará cumpliendo su función de síntesis e inspiración casi como
un movimiento de sístole y diástole respecto al Evangelio hasta el fin de los tiempos.
“Que el hombre cumpla la voluntad de Dios y ella será oración (Obispo persa Afrates, IV,
16). En suma, la oración no distrae de los compromisos de la vida cotidiana, sino que los
apoya y les indica el camino a seguir.
Paso 3: Actuar animados por el Espíritu Santo para el servicio del Reino
• ¿Cómo voy hacer de mi trabajo diario una oración continúa haciendo las peticiones del
Padrenuestro como jaculatorias?
• ¿Cómo me comprometo a hacer vida el Padre nuestro?
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Paso 4: Celebrar desde la Iglesia, cuerpo místico de Cristo y sacramento universal
de salvación
Canto: Padrenuesto
Mientras se entona el canto caminando van agradeciendo a Dios como han ido
transformando su corazón y van mostrando su piedra a los demás diciendo soy piedra viva
en la Iglesia y tú también. Se dan un abrazo signo de fraternidad, por ser hijos de Dios y
hermanos de Jesucristo. Se dicen unos a otros: Fortalece tu vida de oración.
Juntos hacemos la oración del jubileo:
Padre que estás en el cielo, en espera confiada
la fe que nos has donado en de los cielos nuevos y de la tierra nueva,
tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, cuando vencidas las fuerzas del mal,
y la llama de caridad se manifestará para siempre tu gloria.
infundida en nuestros corazones por el La gracia del Jubileo
Espíritu Santo, reavive en nosotros, Peregrinos de
despierten en nosotros la Esperanza,
bienaventurada esperanza el anhelo de los bienes celestiales
en la venida de tu Reino. y derrame en el mundo entero
Tu gracia nos transforme la alegría y la paz
en dedicados cultivadores de las semillas de nuestro Redentor.
del Evangelio A ti, Dios bendito eternamente,
que fermenten la humanidad y el sea la alabanza y la gloria por los siglos.
cosmos,
Amén.