La Universidad de Papel - Luis Porter
La Universidad de Papel - Luis Porter
La Universidad de Papel - Luis Porter
ara maximizar su distribucin y aplicacin del conocimiento que contiene, el libro completo y sus captulos individuales se publican bajo la licencia de
Versin electrnica, 2005 Instituto de Investigacin y Desarrollo Educativo de la Universidad Autnoma de Baja California Km. 103 Carretera Tijuana-Ensenada, Ensenada, B.C. ISBN: XXXXXXXXX
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Primera edicin, 2003 DR Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de ka Universidad Nacional Autnoma de Mxico Ciudad Universitaria, 04510, Mxico, D.F. ISBN: 979-32-0866-5
Tabla de contenido
TABLA DE CONTENIDO ........................................................... I PRLOGO ................................................................................... 1 AGRADECIMIENTOS ............................................................. 29 INTRODUCCIN...................................................................... 33 ORGANIZACIN DEL LIBRO ...................................................... 43 LA UNIVERSIDAD DE PAPEL............................................... 50 LAS ESCUELAS PRESCRIPTIVAS, DISEO, PLAN,
POSICIONAMIENTO. SEMEJANZAS ENTRE EL DIRECTIVO Y EL ARQUITECTO.
EL CAMBIO ORGANIZACIONAL ...................................... 140 LAS PARADOJAS ...................................................................... 146 QU ES CAMBIO? CMO SE DA EL CAMBIO? QUINES LO
LLEVAN A CABO?
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QUIN TENDRA EL CONTROL, ENTONCES?............................ 151 LOS LMITES DEL CAMBIO. ...................................................... 152 EL ZORRO Y EL PUERCOESPN FBULA DE UNA DEMANDA TERICA .......................................................................... 154 EL PROBLEMA ......................................................................... 154 SEGUNDA PARTE .................................................................... 162 LOS EJEMPLOS ........................................................................ 162 EL NIVEL MICRO DE LAS DINMICAS SOCIALES ....................... 163 EL NIVEL MACRO DE LAS DINMICAS SOCIALES:..................... 165 DOS PERSPECTIVAS: LA TEORA DE SISTEMAS Y EL MARCO DE
REFERENCIA DE LA ACCIN. .................................................................. 172
............................................................................................................... 61 LA FORMA DE TRABAJO EN LA SEP .......................................... 74 LA APORTACIN DE LA HARVARD BUSINESS SCHOOL.............. 80 LAS ESCUELAS DESCRIPTIVAS. LA FE EN EL LIDERAZGO. EL LDER
INEXPLICABLE VS. EL LDER QUE SE EXPLICA..........................................
NIVEL MACRO:........................................................................ 172 NIVEL MICRO .......................................................................... 174 CONCLUSIONES DE LA TESIS ................................................... 177
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LA ESCUELA DE LA ORGANIZACIN QUE APRENDE ................. 101 LA VISIN O MODELO POLTICO .............................................. 110 LA VISIN CULTURAL O IDEOLGICA ..................................... 120
ARTE Y HUMANIDADES EN LA UNIVERSIDAD LA EDUCACIN COMO PROCESO DE LIBERACIN ...................... 182 LA IMPORTANCIA DEL ARTE ................................................... 184 ALFABETIZACIN, CONCEPTO DISTORSIONADO ...................... 185 TOMA DE POSICIN ................................................................. 187 LA EDUCACIN COMO PARTE DE UN PROCESO DE
TRANSFORMACIN ................................................................................
LA EVALUACIN DE LOS ACADMICOS ................................... 162 EL MEJOR GOBIERNO PARA LA NUEVA UNIVERSIDAD .............. 164 REFERENCIAS ESCRITAS................................................... 170 LECTURAS COMPLEMENTARIAS .............................................. 181
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RELACIN UNIVERSIDAD Y ENTORNO SOCIAL......................... 192 EDUCACIN PARA LA DEMOCRACIA ....................................... 194 NARRATIVAS Y CREATIVIDAD: HACIA NUEVAS REPRESENTACIONES DE LA UNIVERSIDAD .............................. 197 LA NARRATIVA COMO EJEMPLO DE EXPRESIN ARTSTICA ..... 200 LA CRISIS DE REPRESENTACIN .............................................. 203 LA APORTACIN DE ISAIAH BERLIN Y EDGAR MORIN ............ 206 EL MODELO CENTRO-PERIFERIA Y LA NECESIDAD DE UN REGIONALISMO CRTICO......................................................... 138 RECORDAR PARA CONOCER ........................................... 144 EL ALMA DEL ACADMICO BAJO EL POSTMODERNISMO........................................................................... 151 EL BUEN ACADMICO Y EL MAL ACADMICO ......................... 152 EL ACADMICO DESOBEDIENTE .............................................. 157 LA FUTURA UNIVERSIDAD SOCIAL .......................................... 158
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Prlogo
Poder, burocracia e imaginacin: relatos sobre cmo se edifica la Universidad de papel y frmulas para escapar de ella Eduardo Ibarra Colado 1
Luis Porter
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Eduardo Ibarra Colado es profesor Titular C del rea de Estudios Organizacionales de la Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa. Es doctor en Sociologa por la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Es coordinador del Seminario Permanente de Estudios sobre la Educacin Superior del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. Ha publicado diversos libros, ediciones y artculos tanto en Mxico como en el mbito internacional. Entre sus obras ms relevantes se encuentran La universidad ante el espejo de la excelencia: enjuegos organizacionales (1993), Global Management: Universal Theories and Local Realities (1999, con Clegg y Bueno), Re-conociendo a la universidad, sus transformaciones y su porvenir (2000, con Cazs y Porter), La universidad en Mxico hoy: gubernamentalidad y modernizacin (2001) y Geografa poltica de las universidades pblicas mexicanas (2003, en prensa, con Cazs y Porter). Su trabajo de investigacin se ha orientado durante la ltima dcada al estudio de la proble-
1. La Universidad de papel, desde este inicial enunciado, nos invita a reconocer una realidad inventada. Imaginemos una universidad construida con papel, de distintas clases y texturas, con densidades variables y contenidos distintos. Sus cimientos se encontraran anclados en la normatividad vigente: adems de los preceptos constitucionales, la Ley General de Educacin
mtica de la universidad en Mxico, destacando sus conformaciones institucionales y simblicas. Es miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias e Investigador Nacional Nivel II del Sistema Nacional de Investigadores.
Esta estructura de coordinacin ha intentado otorgar al edificio universitario, desde hace ms de dos dcadas, una racionalidad tan perfecta como la que se aprecia en la formulacin ideal de la burocracia de Weber. Ser coincidencia este encuentro entre el carcter imaginario de la universidad de papel y la formulacin tpico-ideal de Weber? En todo caso, el pensador alemn apreciaba con claridad lo que se pierde de vista desde las oficinas de la burocracia y que no alcanzan a comprender los inquilinos de las oficinas de la papiruniversidad, esto es, la distancia inevitable entre lo que se nombra y representa en un documento escrito y esa realidad saturada por una enorme complejidad y sus infinitos detalles. Sin embargo, esta estrechez de miras no resulta aparentemente tan grave ya que la modernidad opera simplificando, mediante el dato y su
Aprecie el lector que en este mundo de folios se despliega un lenguaje peculiar propio de funcionarios, planeadores y expertos, el cual, de repeticin en repeti-
de la conaeva y el ceneval, mundo de nomenclatura especializada que cubre, con autoridad tcnica, sus omisiones sociales.
der y la burocracia, que da lugar a reglas y procedimientos para conducir las conductas de los hombres, como seres abstractos cadavricos despojados de su identidad. 3 Esto es, en cierto sentido, lo que nos relata La universidad de papel. En sus pginas se va dibujando esa institucin imaginaria en la que se impone la supremaca del procedimiento como juicio sumario de comportamientos que, al ser codificados mediante datos, han quedado por ello mismo vaciados de contenido. Los planes y programas han operado en esta lgica, pues en lugar de re-conocer se proponen ordenar y diferenciar, para imponer conductas normalizadas que se ajusten a un cierto estndar de existencia. El registro, con su aparente inocencia, funciona como trampa eficaz que aprisiona a los hombres y las instituciones mediante sus cuentas y sus nmeros. La existen-
sin-sentidos que distancian al expediente de la existencia. Recordemos por un momento El proceso o El castillo, obras que muestran el predominio de una verdad imaginada desde el po-
Una referencia local que conviene invocar en este momento es Evaluador, novela de Noe Jitrik (Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2002) desde la que se recrean, con realismo siniestro, los absurdos de la sujecin numrica a la que estamos expuestos crecientemente los universitarios del mundo de hoy.
cumple, aunque no se cumpla para nada. 4 En un impresionante despliegue de desconfianzas, la universidad y los individuos estn siendo obligados a proyectar sus imgenes, inevitablemente distorsionadas, en el papel, para negarse desde ellas concretando el engao de la suplantacin: se habla de la universidad y sus sujetos aunque se les ignore... de esa universidad abstracta y vaca que ha sido imaginada mediante cifras e indicadores, para reemplazar y negar a la universidad que, como esfuerzo social compartido, acta y trabaja todos los das en los recovecos olvidados por las grandes narrativas de los expertos y sus estados de cuenta.
mostrar que se cumple. Esta exigida prueba de inocencia ha generado sus propios simulacros: son cada da ms comunes las prcticas astutas y habilidosas en la demostracin de que se
Vale la pena mencionar que todos sabemos, independientemente de cualquier evaluacin, qu instituciones y qu acadmicos cumplen, valen y aportan. Es slo cuestin de preguntar. Para qu aplicar cuestionarios y contabilidades que, siempre en el mejor de los casos, nos indicarn lo que ya sabemos? Por qu correr el riesgo de aplicar instrumentos que, como sucede comnmente, califican a instituciones e individuos no por sus aportes sino por su apego a la norma? Este es el paso que se da para intentar desplazar la libertad de decidir y actuar por conductas sometidas que no tienen sino que callar y obedecer.
Aludimos aqu al estupendo libro de Henri Atlan, Con razn y sin ella: intercrtica de la ciencia y el mito (Barcelona, Tusquets, Metatemas 24, 1991), en el que se seala que es indispensable comprender que el conocimiento es mltiple y relativo, y que comporta diversas maneras de tener razn, segn nos desplacemos de las ciencias fsicas, a las de la vida, y de ah a las ciencias del hombre o las tradiciones msticas, mticas y metafsicas. Ante esta diversidad, debemos aspirar ms al dilogo que al vano intento de construir una gran sntesis metaterica, abrindonos a una realidad inconmensurable que nos obliga a transitar permanentemente entre la razn y los sentidos que le otorgamos.
a la distancia, o a la minuciosa mirada del puercoespn que aprecia el detalle? El planteamiento no admite ambigedades. Luis decide, apuesta y corre sus propios riesgos: el gran desafo que nos plantea la complejidad, nos dice, implica convertirnos hoy en alebrijes del conocimiento, transfigurndonos en ese fantstico animal, el zorroespn, que va construyendo las mediaciones 15
Aqu la profesin o el mercado laboral ocupan un lugar subordinado, pues la sociedad requiere de sus mejores hombres en todos los campos de batalla. La universidad de papel se ha encargado de voltear la relacin, al insistir en que nos debemos ocupar primordialmente en habilitar para el mercado y no en formar para la sociedad, con lo que se impulsa el cambio de identidad de la institucin universitaria, desplazando la formacin de conciencias libres y espritus creativos por la preparacin vocacional y la habilitacin profesional. No podemos desarrollar aqu este argumento que se encuentra expuesto con amplitud en el captulo cinco de nuestro libro La universidad en Mxico hoy: gubernamentalidad y modernizacin (Mxico, DGEP-UNAM/FCPyS-UNAM/UAM-I/ANUIES, 2001).
siempre al margen de toda capacidad interpretativa que les otorgue sentido. Necesitamos, por tanto, una nueva universidad que restituya el valor de la formacin, superando la escisin de las dos culturas, lo que dara lugar a una revolucin en nuestras formas
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na con una determinada forma de apreciar la enseanza y al estudiante, el conocimiento y los modos apropiados para su recreacin, las formas de trabajo y los contenidos que las alimentan, e inevitablemente los mtodos de evaluacin del aprendizaje. Pero supone tambin asumir una postura frente a las reglas y prcticas de las disciplinas, que se creen con el derecho de dictaminar el conocimiento determinando quienes hacen buena ciencia, y de establecer inflexiblemente qu se debe leer, cmo se debe escribir, a quin es necesario citar y con qu mtodos se debe investigar. Aquellos que se revelen a
No podemos dejar de sealar que las transformaciones recientes de la universidad han afectado prcticamente todos los mbitos de la vida universitaria con una excepcin. Se han modificado los sistemas de evaluacin, los modos de financiamiento, los trminos de la carrera acadmica, la normatividad, las relaciones laborales y los sistemas de gestin. Sin embargo, pocos han reparado en el hecho de que uno de los centros neurlgicos de la universidad, una de sus razones fundamentales de ser, la formacin de los estudiantes, permanece prcticamente intocado. Vaya disparate que indica que aunque hayan cambiado tantas cosas, si no transformamos nuestras prcticas para conocer, ensear y aprender, en realidad poco habr cambiado. Acaso de lo que se trata es de que la universidad se constituya en un aparato disciplinario eficaz que, en lugar de formar en la reflexin, la creatividad y la autocrtica, se limite a informar, adiestrar y habilitar?
las disciplinas de sus disciplinas en sus afanes por conocer, sern privados de alcanzar las posiciones de privilegio que se derivan de una carrera acadmica normal y todas sus recompensas. En suma, la educacin implica una eleccin poltica en la que asumimos si respetamos las reglas y prcticas que indican qu y cmo ensear o conocer, o si las rechazamos corriendo el riesgo o, mejor, viviendo la aventura de actuar buscando nuevos modos que se alimenten de todo lo que ha 18
En su Manifiesto para cyborgs (Valencia, Episteme, 1995), Donna Haraway propuso este trmino para sealar la naturaleza hbrida que caracteriza al nuevo sujeto del mundo posmoderno, como fusin de organismo y artefactos tecnolgicos. Por su parte, Jaques Attali (Milenio, Mxico, Seix Barral, 1990) los califica de nuevos nmadas libres, que funcionan como nodos en redes de informacin a las que se encuentran articulados, gracias a infinidad de objetos porttiles que los visten: celulares, localizadores, computadoras y agendas porttiles, relojes con infinidad de funciones programables, sistemas de monitoreo del cuerpo humano, rganos artificiales y tarjetas de memoria con toda la informacin relevante para trabajar en red, a distancia y en tiempo real. Este nuevo cyborg y la universidad informacional parecen funcionar ms con datos y programas altamente estructurados que con conocimiento. Acaso son este modo de existencia y esta universidad a los que aspiramos? Queda abierto el debate.
las capacidades reflexivas del individuo, para sustituirlas por habilidades de recuperacin, procesamiento y almacenamiento de informacin, reafirmando as que hemos entrado a la era del cybercrata que ordena, desde su jaula virtual, los archivos y registros en las tarjetas de memoria que le han sido implantadas. Acaso es esta mutacin socio-tecnolgica la que marca el paso de la universidad de papel a la universidad virtual? Por qu plantearse en este contexto las formas de conocer? Los argumentos de Luis Porter permiten sostener que la renovacin de las formas de conocimiento pueden defendernos 20
La atencin del gobierno a los informes de agencias como la OCDE o la CEPAL, o las propuestas del Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, contrasta con su desatencin a los estudios y recomendaciones localmente generados para enfrentar las dificultades propias de cada una de las instituciones y sus realidades locales. Cundo seremos considerados como interlocutores legtimos de nuestro propio gobierno?
tiva, la motivacin, la inclusin, el reconocimiento de redes sociales y el desarrollo de valores conjuntos. Sus resultados no se haran esperar, al permitir que las universidades y sus comunidades se hicieran cargo de s mismas, edificando una nueva 23
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Agradecimientos
Estoy muy agradecido a los estudiantes de mis cursos y colegas que leyeron estos textos en sus diversas versiones manuscritas, sus comentarios y crticas me ayudaron a mejorarlos. Gracias a las invitaciones de Sergio Martnez Romo, (coordinador de la Maestra en Planeacin y Desarrollo de la Educacin, UAM-X) y Olga Hernndez Limn y Jaime Chaire, (Directores del Centro de Excelencia de la Universidad Autnoma de Tamaulipas donde se imparte el doctorado en Educacin Internacional) entre otros programas en los que he participado, surgieron estos textos como notas de curso o material didctico. Habiendo ejercido la profesin de arquitecto hasta mi ingreso a la UAM, mi incorporacin formal al campo de la educacin implic el ingreso en una etapa avanzada de mi carrera, a una comunidad nueva. Quiero mencionar en esta hoja a aquellos que me dieron oportunidad de publicar permitiendo que mis reflexiones circularan entre estas nuevas redes de colegas. Agradezco a Tonatiuh Ramirez, director del peridico especia29
ste libro es uno de los resultados del privilegio de ser profesor-investigador en la Universidad Autnoma Metropolitana desde su fundacin (1975). Las pro-
puestas tanto pedaggicas como de organizacin acadmica de dicha institucin involucraron a las primeras generaciones de acadmicos en la puesta en marcha de un nuevo modelo educativo que nos form e introdujo por la va de la experiencia al campo de la educacin. Consecuencia de ello fue la decisin, al arribo de mi primer sabtico (1980) de complementar lo aprendido en los hechos con estudios formales en esa rea. Quiero comenzar agradeciendo a Donald Schn (+) y a Noel McGinn, mis tutores en el Instituto Tecnolgico de Massachussets (MIT) y la Escuela de Educacin de la Universidad de Harvard (HGSE) respectivamente, el haberme ayudado a poner en contexto la experiencia educativa vivida en Mxico, no slo la que
Introduccin
la imaginacin, la creacin y la iluminacin, en suma, una racionalidad artstica. Me identifico con mis colegas docentes, lectores reflexivos, cuenta-cuentos, amantes de la cultura oral, la expresin visual o auditiva, pero renuentes a mistificar los libros y a conformarse con las limitaciones del texto escrito. Lo que ofrezco aqu es simplemente un reordenamiento y asociacin de ideas ya conocidas, expresadas por otros, principalmente las que uno oye en conversaciones, en encuentros que se parecen a esas puestas en escena que no tienen un libreto previo ni dilogos preestablecidos. Si existe algn mrito en este intento es su posible transformacin en nuevos esquemas que buscan ser coherentes y tiles para entender, explicar y hasta orientar la realidad de la que formamos parte. Este conjunto de escritos estn concebidos, entonces, como sntesis narrativas inspiradas en aquellos grandes o pequeos maestros que en sus enseanzas dan o dieron particular valor al ser humano como individuo y como creador. En ellos me solidarizo con todos los 33
ste es un libro donde no se presentan nuevos descubrimientos o nuevo conocimiento producto de la investigacin. Se trata simplemente de una sntesis
narrativa, es decir, de un esfuerzo que trata de ver la realidad total en sus trminos ms expresivos, mientras que la sntesis cientfica, que tambin trata de ver la realidad, lo hace en sus trminos ms objetivos. Pero las visiones de la realidad que emergen de la ciencia no son cientficas, es decir, no son sujetas a verificacin cientfica, y tampoco son objetivas, porque tienden a ser parciales al no integrar lo que hemos aprendido a ver en forma fragmentada, incompleta, rota. Esto nos explica porque muchas interpretaciones de lo que hoy ocurre, son tan diferentes entre s, contrastan o estn en conflicto. Las que aqu presento son interpretaciones ms cercanas a la filosofa que a las ciencias, pero a una filosofa que no se preocupa por conso-
Estos ensayos se publican, entonces, en un contexto de fatiga y alta indignacin poltica 10 , ausente de opciones polticas confiables, cuyos cuadros directivos siguen basando su conducta en rituales, en discursos vacos donde no cabe la protesta ni la crtica. Se trata de una situacin que se extiende al mundo acadmico que es el semillero de los futuros tomadores de decisiones, agravado por lo que hizo crisis en una huelga universitaria que paraliz por un perodo sin precedentes a la universidad ms grande del continente 11 , y que no parece lograr la reforma universitaria tan esperada. Sobre este legado fatal que desalienta todo intento crtico, surgen estos textos que
ltimas elecciones presidenciales en Mxico, as como a las sonadas catstrofes del 11 de Septiembre y de la economa argentina, estas ltimas vctimas de diferente tipo de terrorismos. El material aqu publicado se revis y actualiz cuando el proceso de cambio y de democratizacin en Mxico pareciera que no va a lograr cumplirse, y viendo como una esperanza el triunfo de Lula en las elecciones de Brasil del 2002.
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aquello que se encuentra entre el acadmico y su pizarrn. Se trata de dos mundos que slo se articulan por medio de los rgidos engranajes que toman la forma de requisitos impuestos a cambio de subsidios vitales para la universidad. Surgen as dos universidades: una hecha en el papel de los planes y programas concebidos como instrumentos mgicos con los que el centro pretende que ellas guen su marcha, y la otra que es la universidad de carne y hueso, la de todos los das, escribiendo en aulas, talleres y laboratorios una historia distinta de la que las autoridades inventan en el papel. De dnde surgen todas estas palabras con las que visten y revisten ao tras ao un discurso que pretende renovarse a partir de la constante sustitucin de siglas y vocablos? Dnde se inspiran los hacedores de polticas para insistir en la elaboracin de documentos intiles con los que solicitan como respuesta otros documentos an ms
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La universidad de papel
somos capaces de visualizar como posibles. Se hace tambin un llamado para que el gobierno y sus polticas educativas, en vez de intentar predecir y fantasear con metas y objetivos inverosmiles un futuro que corresponde al que visualizan las agencias internacionales, sirvan para construir caminos y para transitar por ellos hacia ese futuro cuya creacin es resultado de la accin individual y colectiva, surgida de nuestro conocimiento local y de un regionalismo crtico. Buscando desenmascarar de manera clara el montono, aunque siempre renovado discurso oficial, y despus de haber pasado por los libros de texto bsicos en los que se nutren los asesores de los funcionarios a cargo de las polticas educativas que se suceden peridicamente sin que nada realmente cambie, (libros producidos por la Comunidad Europea, La Carnegie Foundation, el Banco Mundial, la OECD, etc.) he encontrado en un sencillo compendio de corrientes estratgicas una sntesis clarificadora que permite dilucidar las fuentes 50
n este captulo inicial se hace una crtica de la forma en que se gobierna la educacin superior, tanto a nivel federal como a nivel institucional, en Mxico.
Plantea que ante un futuro demasiado incierto, nuestra desgastada cultura poltica, sumada al difcil momento de transicin histrica que vivimos, podra estar anticipando nuevas "sorpresas" tan graves como lo demostr el caso de la prolongada huelga en la UNAM que hoy contina buscando poner en marcha un urgente proceso de reforma. El trabajo propone el anlisis de algunas caractersticas de las prcticas de gobiernos tradicionales y deterministas, recomendando abandonar la actual separacin entre el pensar y el actuar, sustituyendolo por una reflexin en la accin que ayude a la transformacin real de nuestras IES. Se hace aqu un llamado a que los actores principales de la educacin superior recuperen la capacidad de crear
Estrategia es un trmino que podemos equiparar al de "poltica" en el lenguaje de la administracin pblica mexicana. Estas diez visiones compendiadas por Mintzberg, que surgen del campo de estudio de las organizaciones en el mundo de los negocios, han sido la fuente de inspiracin que nutri en las ltimas dcadas el discurso de la educacin superior que las ha adoptado como si fueran suyas. A su vez, me he tomado la libertad de adaptarlas a nuestro contexto y utilizando mi visin personal, entenderlas como diez procesos de formulacin de polticas empresariales que en el campo de la educacin superior se pueden leer de la siguiente manera: 1) Proceso de conceptualizacin (misin, visin, proyecto) 2) Proceso formal de planeacin (plan)
sumamente didctico, esquemtico y sencillo, que delinea diez visiones que definen la evolucin del pensamiento en lo referente a la formulacin de estrategias en el campo de las organizaciones en general. Este captulo comenz siendo una traduccin anotada del mismo, y posiblemente aun conserve mucho de lo escrito por este sobresaliente investigador canadiense.
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Henry Mintzberg es una gran estudioso del campo de las organizaciones, dedica-
do a la formacin crtica de administradores, (un libro en preparacin se titula Developing Managers, Not MBAs). Uno de sus clsicos es el libro The Rise and Fall of Strategic Planning su ms reciente ttulo es Why I hate Flying y Getting Past Smith and Marx: Toward a Balanced Society. Es profesor de administracin en McGill University, Montreal, Canad, y profesor visitante en INSEAD, Fontainbleau, Francia. Mas informacin; http://www.henrymintzberg.com
3) Proceso de anlisis de identidad (posicionamiento) 4) Proceso de la visin/misin directiva (empresa) 5) Proceso de conocimiento en la mente del directivo (liderazgo) 51
en cuenta el talento existente. Es decir, una reflexin que integra los posibles contenidos y direccionalidades ya en mar57
ridades reunidas, leyendo las "tarjetas ejecutivas" redactadas por los "expertos-asesores", enlistando las fortalezas y las debilidades de la institucin o las estrategias para lograr imponer nuevas cuotas a pagar por los estudiantes. Pero, quin puede afirmar que son justamente esas y no otras las polticas idneas a aplicar, sin haberlas realmente discutido con la comunidad, sin haber hecho un mapa poltico de su institucin, reconociendo las fuerzas que actan sobre ella y la importancia real de cada uno de sus actores? 13 .
gica Situacional) se basa en la idea de que lo que puede ser visto como problema para el ejecutivo alto, puede verse como oportunidad para alguien situado en otro nivel o jugando otro papel en la organizacin; lo que puede tomarse como una debilidad por un actor, puede ser una fortaleza desde el punto de vista de otro actor. La situacin ser el resultado de estas diferentes visiones y de la particular definicin que se acuerde respecto a lo que se entiende por problema. Solamente a travs de un proceso democrtico de este tipo, se podr reconocer que es una debilidad o una fortaleza en una institucin. El concepto de situacin sustituye al de diagnstico.
La universidad de papel: ensayos sobre la educacin superior en Mxico Las escuelas prescriptivas, diseo, plan, posicionamiento. Semejanzas entre el directivo y el arquitecto.
La visin ms comn en la forma de concebir el gobierno es la que entiende la formulacin de polticas como un planteamiento eminentemente prescriptivo, similar a la que el arquitecto tradicional lleva a cabo al proyectar un edificio . El directivo, responsable de la formulacin y aplicacin de polticas se asume como un arquitecto capacitado para proyectar, prescribir y normar una serie de cursos de accin que toman la forma de un diseo. La definicin de una poltica se asemeja,
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de esta manera, a la confeccin de los planos de un edificio que ser construido en el futuro por los obreros especializados, desde albailes hasta carpinteros pasando por electricistas y toda la gama de artesanos necesaria que colaboran en una construccin. La casa, o el edificio, antes de llegar a ser una entidad fsica real, se encuentra "prefigurado" en una serie de documentos, maquetas u otro tipo de modelos a escala o simulaciones, que son producto de un proceso conceptual. Lo mismo ocurre con la poltica educativa. Esta forma de organizar el proceso de construccin (de un edificio o de un programa o plan educativo) responde a un determinado concepto de la organizacin de la produccin. La organizacin de la produccin ha sido una de las preocupacio-
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La reiterativa inclusin de la labor del arquitecto como ejemplo, tiene como causa
nes principales de la era industrial. El debate alrededor de este tema ha cambiado, ha evolucionado, pero contina siendo un elemento clave en la definicin y la crtica de las polticas y los sistemas industriales. Lo que resulta ilustrativo para el anlisis que estamos haciendo de las formas de gobierno y la definicin de polticas es la distincin aparentemente simple entre los 61
el hecho de que el que escribe es arquitecto. La ilustracin no es por ello menos til, ya que su debilidad no reside en una deformacin en mi particular currculo vital, si no en el hecho de que todos abordamos la compleja realidad desde una parcela de la misma. Ser capaces de ampliarla hasta llegar a manejar el pensamiento complejo del que nos habla Edgar Morin, es un desafo que cada uno de nosotros debe intentar responder con las herramientas que tenga a mano.
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Architects, (AIA), con sus anexos didcticos sobre acuerdos y contratos, muestra la evolucin de este proceso durante los ltimos 80 aos.
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nistracin, como "escuela posicional", (porque busca definir una posicin dentro del mercado) cuestiona el concepto de poltica como invencin, es decir, la posibilidad de que pueden existir infinitas polticas posibles. Crea herramientas analticas dedicadas a encontrar la poltica que mejor corresponde a las condiciones existentes en una organizacin, que en el caso de una empresa puede ser su "madurez" o su "fragmentacin". En 80
SINAPPES. En la visin de la planeacin estratgica de M. Porter las polticas buscan lograr posiciones identificables en el mercado que se interpreta como un contexto econmico y competitivo. La formacin de polticas es un proceso de seleccin de estas posiciones genricas basadas en clculos analticos. Los analistas juegan un papel importante en este proceso, alimentando los resultados de sus clculos a los administradores que oficialmente controlan las opciones o las selecciones de polticas que ya estn desarrolladas de antemano y deben ser articuladas e implementadas, en funcin de la estructura del mercado. Estos criterios guan las polticas que a su vez orientan a la estructura organizacional. Ya estamos en esta revisin en la dcada de los ochenta y an con estas nuevas modalidades provenientes de la Escuela de Administracin de Empresas de la Universidad de Harvard, la formulacin de polticas contina siendo: a) Un proceso controlado, "racional" que busca producir polticas deliberadas. 81
Las escuelas descriptivas. La fe en el liderazgo. El lder inexplicable vs. el lder que se explica.
Otra manera de promover una mayor efectividad en la implantacin de polticas por parte del gobierno, ha sido la idea
crsicos y personales del directivo, la poltica que solicita una definicin ms concreta de "la misin institucional", se concibe como una perspectiva asociada con un sentido de direccin, que provendr de la "visin" del lder. En esta visin, se quita nfasis a lo colectivo y se engrandece la figura del conductor. 86
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cho, que es ms espacial, es mudo. Este estudio tambin ha contribuido a entender mejor los procesos que llevan a una u otra forma de conceptualizar. Existe tambin la idea de la formulacin de polticas como interpretacin basada en el "conocimiento como construccin". Esta sostiene que el mundo de "all afuera", no maneja la conducta de "aqu adentro". Lo que est adentro de la mente no es una reproduccin del mundo externo. La informacin que viene de afuera entra por filtros que distorsionan, a lo que se suman prejuicios y simplificaciones, todo lo cual supuestamente ser decodificado por los mapas cognitivos internos, y de hecho interactan con conocimiento que le termina dando forma. La mente impone interpretaciones desde el medio en que se encuentra, construye el mundo. La mente tiene su propia mente, marcha segn sus propias dinmicas cognitivas. Esto ocurre colectivamente, la gente interacta, conversa consigo misma, conversa con otros, para crear sus propios mundos
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mentales. Para algunos autores (Maturana, Chile) gobernar una universidad no es mas que crear condiciones que permitan y 91
cultades en asumir el dilema de su propio aprendizaje, ni siquiera tienen conciencia de que ese es justamente su principal problema. La razn: no existe una conciencia de lo que significa cuestionarse constantemente para descartar y suplir conocimientos obsoletos por conocimientos nuevos, y menos la conciencia de ser una organizacin que aprende. Parece ignorarse de qu se trata ni cmo se enfrenta una situacin as definida, adems de la resistencia que existe para definirla de esta manera. 95
ellas, pero que no corresponde con lo que realmente ocurre en las organizaciones. Este autor seala que para solucionar el problema de la puesta en prctica, los directivos recurren a reforzar los sistemas de control. Cuando la poltica no se implanta como pensaban ni obtiene los resultados programados, los directivos asumen esto como un fracaso que atribuyen a los que se encargan de aplicar la poltica convertida en determinado programa o serie de acciones. Lindblom seala que las fallas en la implantacin de una poltica, provienen de fallas en la formulacin de la misma, no en su "redaccin" o contenido, sino en la forma en que intentan articularla al instante concreto de la realidad cotidiana. Aduce que los cambios de direccin e
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poltica deliberada se enfoca en el control, en el sentido de asegurar que las instrucciones que vienen desde arriba se lleven a 103
rra, EUA.
misin de la institucin, a su relacin con el mundo real, hasta tendencias y corrientes dentro de las reas de conocimiento, etc. Estos conflictos son los que dan vida a la universidad, son inherentes a la misma. Independientemente del proyecto poltico de los partidos polticos, cuya preocupacin se ubica en otro mbito, diferente al de la universidad. En pocas palabras, como
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Cabe aclarar que el uso indistinto en el idioma espaol, del trmino "poltica",
como las fuerzas de poder dentro de la organizacin y poltica como lnea de conducta base de estrategias, puede confundir. En ingls "politics" se entiende como las fuerzas en conflicto y "policy" como estrategia poltica, (son gramticamente identificables), en espaol habr que cuidar la redaccin y por ende la lectura.
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tas. Las polticas que surgen no siempre son las ptimas, reflejan el balance de fuerzas entre los intereses de los grupos de poder en la organizacin. Las estrategias resultantes sern una expresin del mapa de la estructura de poder existente en la organizacin. "La formacin de estrategias, en el mbito de la iniciativa privada, del comercio, de los negocios, en la esfera del gobierno y de las instituciones pblicas, (como es el caso de la universidad pblica, agregamos aqu) se conoce como formulacin de polticas" 20 . Hay mucha literatura respecto a la poltica, pero la mayor parte es acerca de polticas especficas, (relaciones exteriores, reforma de polticas) que no es til para la administracin estratgica (Allison, 1971) 21 .
res o coaliciones que estn buscando lograr sus propios intereses y agendas. As como no hay cohesin interna dentro de una organizacin, tampoco hay un consenso dado. Esta visin se preocupa por entender mejor el papel de los individuos organizados y no-organizados en formar y reformar sus conduc-
tegia", de all que el libro de H. Mintzberg, que sirve de base a este escrito, se utilice el trmino safari, ya que el autor lleva a cabo una cacera a lo largo de diversas escuelas del pensamiento empresarial, que aqu trasladamos y aplicamos a la educacin.
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el que realiz Graham Allison (1971) (ex director de la Harvard Kennedy School of
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inseguridad, pero tambin una nueva dinmica a la organizacin. Por otro lado, "las polticas" educativas o institucionales, como lneas de conducta propuestas de alguna forma, son antes que nada "intenciones", y no "guas" para la accin. Tambin son seales de cambios en las relaciones de poder. Cuanto mas significativa sea una poltica, y cuanto mas descentralizada la organizacin, es ms probable que su aplicacin esta acompaada de maniobras polticas. Estas maniobras son las que hacen difcil o imposible la aplicacin de determinada 115
La universidad de papel: ensayos sobre la educacin superior en Mxico La visin cultural o ideolgica
En esta visin, la formulacin de polticas y estrategias, es vista como resultado de un proceso colectivo basado en formas tradicionales de hacer las cosas, a lo que se le llama "cultura organizacional". El concepto de "cultura" es el reverso del concepto de "poltica". Mientras que la visin poltica se preocupa por trazar el mapa de las fuerzas que actan sobre la organizacin, con vectores muchas veces enfrentados entre s, empujando a la institucin hacia distintas direcciones, llevndonos a visualizar a la entidad en forma fragmentada, el concepto de "cultura" tiene la virtud de tejer a los diversos actores de la organizacin en una entidad integrada. En efecto, la visin poltica se detiene en los intereses personales, esta otra se concentra en el inters comn. En la literatura referente a la "visin cultural", la formulacin de polticas es un proceso enraizado en la fuerza social cultural. La anterior visin trata de la influencia de la poltica interna en la promocin del cambio estratgico, esta se preocupa por la influencia de la cultura en el mantenimiento de la estabilidad estratgica, algunas veces resistiendo activamente el cambio. Mientras que en la visin poltica el cambio es parte del proceso, en la visin cultural, la estabilidad es ms importante. Cada campo de estudio tiene su concepto central: por ejemplo, en el campo de la Economa el concepto central es el mercado, en el de las Ciencias Polticas es la poltica, etc. La cultura, es el concepto central del campo de la Antropologa. Desde el punto de vista de la Antropologa, la "cultura" est en todo lo que nos rodea: desde los valores, las ideas, las tradiciones, las costumbres, hasta la comida, la msica, la forma de vestirse, comunicarse, etc. La cultura es lo que hace nica la forma en que diferentes grupos, regiones, sociedades, "hacen las cosas". Es lo que hace que una organizacin se diferencie de otra, un grupo de otro, una regin de otra, una nacin de otra. La cultura como concepto fue aplicada a los estudios organizacionales y de la administracin de empresas, por los japoneses, durante los aos 80's. Eso ocurri gracias al xito de sus empresas. Tambin la evidencia de que los japoneses imitaban a los estadounidenses y otros pases desarrollados y al 120
do en 1986, innovar y flexibilizar la cultura. Para hacerlo propone, por ejemplo, nombrar a un alto directivo que venga de afuera, sin agenda, cuyo papel sea el de plantear preguntas, desafiar creencias, sugerir nuevas ideas. Tambin sugiere llevar a cabo programas educativos para mandos medios con expertos externos, alentar la rotacin sistemtica de directivos, hacer que el personal explicite las creencias principales por escrito para que se entiendan mejor, y se cuestionen. En las organizaciones consideradas como de excelencia dominan valores claves, como el servicio, la calidad, la innovacin, mismos que proveen a la organizacin de ventajas competitivas. Un anlisis en este sentido se encuentra en el libro "En busca de la
excelencia", de Peters y Waterman (1982). El libro no habla de polticas, sino de como las organizaciones usan sus ventajas para mantener perspectivas estables superiores. Para ser exitoso, segn estos autores, debe haber armona entre: cultura, poltica, estructura, sistemas, estilo, personal, y destrezas.
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conceptualizacin de la realidad y a los sucesos junto con los valores conformados por condiciones histricas. Esta es la visin del mundo que creamos intelectualmente cuando ordenamos la experiencia social gracias a la teora que explica los procesos sociales y sus causas Mannheim, 1936). Es la visin o explicacin que todos construimos y est condicionada por la socializacin y, por lo tanto, por la posicin social. El conocimiento positivo, se fundamenta en la percepcin sensorial donde la relacin entre causa y efecto es 126
cuantificables. En el estudio de las universidades, a partir de esta visin ideolgica o cultural, se puede utilizar esta herramienta analtica planteando supuestos como los siguientes: Algunas universidades tienen ideologas complejas y conclusivas. Pensemos en el caso de una universidad privada, tipo el Tecnolgico de Monterrey o el ITAM. Esto incluye una direccin a base de un fuerte control personal. En estos casos, hay una marcada tendencia a la centralizacin del poder. Cuando se evalan posibles resultados futuros, se da paso a un enfoque de planeacin prescriptiva, como los que vimos en la primera parte de
organizaciones. La herramienta de anlisis que parte de la "cultura" o de la "ideologa" de una institucin, puede ser muy til en el estudio de ciertas universidades pblicas, principalmente aquellas cuyo sentido de misin parte de declaraciones amplias, generales, donde se dice todo y a la vez no se dice nada. Instituciones que se parecen a esas familias de alcurnia, con viejas tradiciones, amplia trayectoria, establecidas, pero anquilosadas, empantanadas, siempre regresando y reforzando sus viejas polticas (como es el caso de la UNAM). Se trata de una escuela aplicable en determinados periodos particulares de los ciclos de las instituciones. Por ejemplo, los periodos de integracin, de consolidacin de la organizacin, que llevan a una mayor resis-
La visin ecolgica
En esta visin la formulacin de polticas se ve como un proceso que reacciona a las influencias del contexto, las fuerzas externas se conceptualizan como el medioambiente institucional. En la mayora de las escuelas vistas hasta aqu, el foco de atencin se sita en su interior, principalmente en el jefe, como cerebro de la organizacin, y el equipo de directivos tcnicos y asesores, dando menos sitio a las fuerzas que actan desde fuera de la organizacin. Mientras que las otras corrien128
la situacin. Hay tiempo de convergencia, integracin y coherencia interna, como hay tiempo de desconvergencia, desintegracin y cambio hacia una nueva situacin. Lo anterior es compatible con una cualidad curiosa de las polticas, mientras en la literatura queda claro que toda poltica tiene que ver con 132
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al nuevo perodo. Si la nueva autoridad se encuentra al da con la literatura producida por los investigadores y consultores que
El cambio organizacional
cambio institucional muy probablemente tendr la impresin de que la esencia de una buena direccin radica en poseer una mente activa e inteligente capaz de asumir su autoridad y plantear nuevas opciones en las formas de llevar a cabo las funciones esenciales de la universidad (docencia, investigacin, servicio). Una actitud generalizada entre los que estrenan oficina directiva es intentar aplicar una mayor racionalidad a la manera en que se vienen haciendo las cosas (Brunsson, 1985).
T
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odo cambio de administracin en el medio acadmico desencadena cierto nivel de movilizacin entre las personas que se vern directamente afectadas por l. Las inercias de trabajo se ven alteradas por las cam-
paas previas a las elecciones y por sus resultados, y la rutina cotidiana se ver desafiada por los pasos que la nueva administracin buscar dar, en el intento de imprimir su particular sello
El concepto de racionalidad que generalmente hace explcita la direccin contrasta y se opone a los usos y costumbres establecidos en la base, que de hecho muestran un alto grado de irracionalidad en sus dinmicas. La preocupacin de la nueva direccin ser la de sealar los pasos a dar que lleven a la organizacin hacia la racionalidad de la que hoy carecen. Si el nuevo director tiene conciencia del poco tiempo que dura su perodo y de la lentitud y dificultades con que las instituciones
cin Superior y Universidad, nueve ensayos para la reflexin coordinadores Arturo Guillaumin Tostado y Octavio Ochoa Contreras, Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores, Econmicos y Sociales de la Universidad Veracruzana. Julio de 2001. El primer borrador fue escrito durante el Taller de estrategias de planeacin universitaria y esquemas de reorganizacin acadmica coordinado por Armando Loera Varela, que se llev a cabo en la Universidad Pedaggica Nacional, Unidad Ajusco, en noviembre de 1995, como parte de una fallida reestructuracin. Los productos de esa experiencia, como otras vividas con el colega Armando Loera, an no se publican. Este es quizs el primer documento que logra difundirse como testimonio de uno de los intentos de cambio emprendidos por una IES.
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cambian, proceder a aplicar las estrategias ms efectivas que garanticen resultados inmediatos. An cuando haya prometido y asegurado que su administracin no ser ms que un humilde primer paso en la larga secuela que promete cambios en el futuro lejano, sabr que su xito y sus posibilidades de proseguir adelante en su carrera poltico-administrativa, depender de la celeridad y eficiencia con que logre dar sus primeros pasos. En esta lgica se encontrar entre dos extremos, que corresponden a marcos tericos opuestos, por un lado la disyuntiva de apoyarse en la legislacin existente y disear una agenda mandataria que responda a las urgencias del caso y por la otra aplicar mtodos y tcnicas de construccin de consensos dentro de ritmos mucho ms lentos e impredecibles. De una u otra forma, las claves para garantizar que estos primeros pasos tengan impacto dependern de la capacidad que el nuevo director tenga de motivar a la gente, establecer una atmsfera positiva al cambio, crear o consolidar redes sociales apropiadas y desarrollar valores organizativos lo suficientemente poderosos como para ir transformando los rasgos de irracionalidad que predominan en la organizacin que le toca dirigir (Loera, 1995).
Sin embargo la irracionalidad en las ideologas organizativas es un rasgo comn en la vida de nuestras instituciones, muy difcil de erradicar, en la medida en que juega un papel altamente funcional para la marcha de la organizacin y sus formas de accin. En la bsqueda por sobrevivir bajo las difciles condiciones y el ambiente de pasiva hostilidad que caracteriza a muchas de nuestras instituciones de educacin superior, las organizaciones han creado determinados mecanismos de trabajo y comunicacin que se han afianzado hondamente en ellas. Consecuentemente la defensa de dicha irracionalidad, construida durante largos aos, se opondr a la mente inteligente que desea inducir nuevas opciones posibles. Sin embargo esta coraza de proteccin construida palmo a palmo por los miembros de la organizacin, ha convertido a las instituciones educativas en organizaciones inflexibles. De hecho la rigidez es otro de los atributos caractersticos de este tipo de organizaciones, misma que reduce en gran medida la capacidad institucional de lograr nuevas acciones organizadas que permitan la paulatina transformacin y actualizacin tanto de sus contenidos y significados como de la orientacin y los objetivos de su trabajo. La accin transformadora que debera carac-
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terizar a las instituciones generadoras de nuevo conocimiento y formadoras de nuevos egresados, plantea fuertes problemas de coordinacin y de eleccin, de tal manera que con una nueva direccin o sin ella, el problema de la accin para el cambio es el problema de como diversos tipos de racionalidades o irracionalidades pueden afectar positiva o negativamente su desarrollo. Las organizaciones en general, pero la organizacin acadmica y las universidades pblicas en particular, adquieren su verdadero sentido en funcin de su capacidad de coordinar acciones y lograr resultados que estn por encima de la diversidad de acciones particulares, personales, fragmentadas, es decir, no institucionalmente organizadas. Las universidades han sido definidas como anarquas organizadas (March y Simon, 1958). Para que la diversidad que caracteriza a la universidad logre la mayor eficiencia, creatividad y productividad de los diversos actores que habitan y se integran en ella, es necesario lograr la reduccin de dicha variedad. Pero en la medida en que esta reduccin de acciones posibles, incrementa la eficiencia, al mismo tiempo tiende a constreir la capacidad de promover
nuevos valores, de desempear nuevas tareas y de manejar nuevas situaciones. Esta es una de las paradojas que una nueva direccin deber enfrentar. En aos recientes se ha hecho ms clara y urgente la necesidad de lograr una mayor flexibilidad en nuestras instituciones educativas. Los cambios rpidos en muchos frentes: conocimiento, economa, tecnologa, etc. reclaman a su vez cambios radicales en el medio organizativo, en nuestra forma de hacer y concebir la educacin. El cambio organizacional es hoy en da un tema de la mayor importancia dentro de la investigacin sobre organizaciones. Los modelos tradicionales que explicaban a las organizaciones a partir de personas, de actores, han mostrado ser inadecuados para enfrentar el problema del cambio. Los modelos normativos y descriptivos donde la organizacin se concibe monolticamente, donde se asume que pocas personas tienen control sobre ella, son producto de la teora de la microeconoma y se derivan de la literatura de la planeacin estratgica, donde se le da prioridad como actores del cambio a los que deciden sobre el destino de los recursos y a las coaliciones polticas dominantes (Cyert y March, 1963). El
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supuesto es que unos pocos individuos, por el hecho de ser autoridades y de compartir determinada ideologa poltica ejercen control y pueden, basndose en la legislacin y en jerarquas estrictas, decidir y guiar las acciones del resto de los miembros de la organizacin. En esta visin las acciones se derivaran de decisiones tomadas en la cspide. En modelos jerrquicos de este tipo, que pueden ocurrir an dentro de organigramas colegiados como el de la UAM, en la medida que stos no son representativos ni reflejan una activa vida poltica y acadmica, y as elijan a los nuevos directores/as, lo que prevalece son actividades de tipo cognitivo, tales como la toma de decisiones y la solucin de problemas en funcin de agendas preestablecidas (convocatorias, pasos y plazos inexorables, etc.) (UAM, 1992-1994). El problema del cambio se reduce a un
y el ejrcito, instituciones totalitarias por definicin, basadas en la fe y la obediencia, se encuentran con fuertes problemas de motivacin entre sus miembros. La nueva manera de ver a las organizaciones, incluyendo a las educativas, es asumiendo que consisten de numerosos individuos, en donde ninguno tiene absoluto control sobre otros, especialmente cuando se trata de acciones de cambio organizacional. La rigidez que paraliza a nuestras instituciones educativas las sita dentro de la urgencia de su necesaria transformacin, o su condena a continuar en un peligroso proceso de desgaste y decadencia. Es posible que la universidad pblica pueda definirse hoy en da como una organizacin poco flexible. Si esto es verdad se trata de una organizacin que tiene la capacidad de frustrar cualquier iniciativa de cambio legtimamente deseada tanto por una nueva direccin como por aquellas personas que tienen inters en transformarla y transformarse. Si los profundos cambios en valores y perspectivas que se han venido sucediendo vertiginosamente en el mundo durante los ltimos aos no han logrado cambiar la inercia existente, ni han llevado a cambios en la conducta organizativa de nuestros pro-
problema meramente reflexivo: todo lo que tenemos que hacer es definir nuestros problemas, reconocer la necesidad de cambio y decidir cuales hay que hacer efectivos. Pero organizaciones complejas, diversas y rgidas, como la nuestra, difcilmente pueden describirse y manejarse en estos trminos. La lenta pero cierta evolucin de demandas democrticas sugieren otras alternativas, como lo demuestra el hecho de que incluso la iglesia
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fesores, ello significa que la inflexibilidad organizativa es impermeable ante la gran flexibilidad mostrada por el mundo en que hoy vivimos. Si las organizaciones acadmicas son incapaces de adelantarse y dominar el mundo cambiante que las circunda, arriesgan perder su legitimidad y sus recursos y a la larga estarn destinadas a morir en detrimento de sus propios miembros y de la sociedad. El costo de sustituir a la universidad pblica es demasiado alto, el de transformarla requiere que hagamos conscientes las paradojas que ello implica, las contradicciones que habr que asumir y los lmites que debemos conocer. En este sentido, el problema del cambio va ms all que el de los mtodos que aplique una nueva direccin y las interpretaciones que le demos, obligndonos a todos, en la medida en que tenemos un compromiso con nuestra institucin, a tomar conciencia de ello y a actuar consecuentemente, involucrndonos y contribuyendo con una actitud crtica, analtica, desmistificadora y creativa, a combatir nuestras propias rigideces. El problema del cambio organizacional es un tema al que se le dedica cada vez mayor atencin. En realidad se sabe
poco de como hilvanar y conciliar las contradicciones que plantean estos procesos, como reducir conflictos y lograr el tipo de accin que lleve a una verdadera transformacin de las realidades organizacionales. Los procesos y programas que requieren el involucramiento masivo de los actores de una institucin, deben considerar dentro de sus propios procesos la posibilidad de detenerse a analizar estas contradicciones, ya que son fundamentales para entender el cambio. De la conciencia de las paradojas y contradicciones que estos procesos implican, dependen las posibilidades de reconstruccin institucional. De hecho ellas son las que definen los lmites de cambio del sistema. La mayora de la literatura del cambio utiliza un tipo de verbalizacin de la que se desprende que generalmente se trata de ir ms all de los lmites conocidos, de hacer lo que no se ha logrado anteriormente: trminos trasladados del campo de la administracin de empresas, tales como calidad total, mejoramiento continuo, etc. nos indican los ambiciosos alcances que este tipo de procesos busca. El que est de acuerdo con la necesidad de cambio debe enfrentarse con el compromiso de
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involucrarse en l, en la medida en que involucrarse parecera ser la norma, lo que hay que hacer. Sin embargo dicho involucramiento no se logra sin pasar por un cuestionamiento de la forma en que se plantea, dentro de qu orden se intenta y de asumir sus contradicciones. Las contradicciones son la clave del fenmeno para entender y consecuentemente participar en todo proceso de cambio. En su ensayo Anlisis textual en el cambio organizacional, Ellen Swanberg OConnor hace una interesante contribucin al tema del cambio organizacional. Basndose en la teora de la construccin social de Berger y Luckman en boga al final de los aos sesenta. La autora analiza los procesos de cambio institucional, con el propsito de avanzar en la comprensin de dicho fenmeno y seala la importancia de reconocer las paradojas ms comunes que se dan en el cambio organizacional. El cambio institucional no ocurre sin el involucramiento de la comunidad en su conjunto y de los lderes, autoridades o representantes que de una manera u otra, constituyen su voz. An cuando la meta explcita de los programas es el involucramiento de sus actores principales, la experiencia
muestra un constante juego entre inclusin y exclusin de los individuos que conforman a la organizacin. Involucramiento, se define como una disposicin favorable por parte del personal hacia el esfuerzo de cambio, aunque otras visiones parten de la idea de que la falta de involucramiento se deriva de un desconocimiento (o ignorancia) de como llevar a cabo estos procesos de cambio, y por lo tanto se considera necesario pasar por procesos cognitivos, de entrenamiento o de formacin que ayudaran a lograr dicha involucramiento. El cambio organizativo se define como un proceso que consiste en una serie de constructos emergentes. En cierto sentido, el cambio es parcialmente la construccin de dichas reconstrucciones. Para muchos estudiosos, el cambio organizativo es un sistema de contradicciones en si mismo. El cambio y los procesos de cambio implican fuerzas y dinmicas que irn en contra de algunos intereses fundamentales de las autoridades, como el control, la estabilidad, la predictabilidad, la racionalidad y los resultados (Argyris 1987, Mintzberg 1989, Pfeffer 1981). El cambio organizacional requiere una alta tolerancia a los tropiezos y la voluntad de seguir aceptando paula-
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tinamente nuevos y ms cambios. El proceso se sale frecuentemente de control, aparece ambiguo, particularmente en las etapas tempranas. No existen frmulas, manuales, prototipos a seguir o paquetes predigeridos que guen el proceso. Es inherentemente iterativo, abarcando estados temporales. Lo mejor que una organizacin puede hacer es ir definiendo colectivamente lineamientos, pasos, mientras se avanza con cautela en el como hacer.
debe llegar a intercambiarse abierta y honestamente. La organizacin que busca seriamente un cambio positivo se ve envuelta en nuevos y altos niveles de aprendizaje. El proceso implica un cambio de un paradigma mayor y consecuentemente puede ser confrontativo, amenazante para la manera en que los miembros de la organizacin le dan significado al mundo as como sus valores y racionalidad, cuestionando su capacidad de dar sentido, es decir la misma salud de su racionalidad. Se necesita una actitud de fuerte auto-crtica y capacidad de auto-
Las paradojas
Los esfuerzos del personal de una institucin para involucrarse en este tipo de procesos, representa una forma espacialmente paradjica de cambio. Por ejemplo, debern trabajar en contra de prcticas organizativas estandarizadas, tales como grupos acadmicos cerrados que se cobijan en nichos o bunkers, mismos que deberan estar dispuestos a abrir, prcticas de no compartir informacin, o establecer barreras de imposicin de lmites en la toma de decisiones, en la operacin modular o en otras rutinas de docencia que siguen la ley del menor esfuerzo, etc. En situaciones de alta involucramiento, debe prevalecer una actitud de apertura, donde todo tipo de informacin
reflexin para cuestionar nuestros propios marcos de conocimiento y superar las barreras defensivas que nuestra posicin dentro de una organizacin construyen, rigidizndola e impidiendo paulatinamente abrirnos, seguir creciendo y ser capaces de aprender desechando lo que ya es obsoleto dentro de nuestro particular repertorio de visiones, conocimientos y destrezas. Apertura, crecimiento y aprendizaje son inconsistentes con algunas conductas estndares de la vida organizacional, tales como la auto-proteccin, la auto-afirmacin y la competencia (Blau, 1963). Estas virtudes estn en contra no solamente de la caracterizacin estereotpica de una organizacin, sino tambin
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de los factores psicolgicos tales como defensa, obediencia y dependencia. Cuando se trata de programas que intentan abarcar toda una estructura organizativa, es cuando ocurren las mayores paradojas dentro de una organizacin. Esto pasa porque los procesos que intentan afectar a la estructura entera plantean, directa o indirectamente, una redistribucin del poder, de la informacin, del conocimiento y de las recompensas, mismos que dejan de ser patrimonio de determinados individuos y grupos, movindose a nuevos niveles y esferas, en funcin de la manera en que este cambio estructural pretenda hacerse. Esto va en contra de los instintos de conservacin y de intereses tan concretos como el control directivo de cualquier tipo. Por estas razones los programas de alta involucramiento deben ser compartidos, no inducidos autoritariamente, sistemticos, y ajustarse a la realidad del medio para apoyar objetivos deseados por la mayora. Ciertos factores contextuales se han identificado como de apoyo o ayuda para implementar estos programas de alta involucramiento y determinar la voluntad de participacin de la
comunidad para con ellos. Muchos autores recomiendan que los esfuerzos que buscan lograr un alto involucramiento para el cambio deban realizarse con alta sensibilidad y cuidado (Polanyi, 1957; Weaver, 1983; Allison, 1991). Sin embargo, generalmente las razones por las que se buscan tales cambios responden a urgencias y plazos que son inconsistentes con el imperativo de ser sensibles y cuidadosos. Mientras que en las empresas que producen bienes se reconoce una incompatibilidad fundamental entre los intereses humanos y los intereses de produccin, en el caso de una empresa del conocimiento, la situacin tiene diferencias cualitativas importantes. Esto no evade la necesidad de distinguir entre el involucramiento poltico y el involucramiento o intervencin socio tcnica de los participantes. Esta ltima puede constituir una extensin de intereses puramente tcnicos, presentando o derivando a nuevas formas de control. En un proceso de cambio legtimo, el objetivo no es lograr nuevos sistemas de control, sino de integrar un proyecto articulado, que no debe ser motivacin exclusiva de las autoridades sino inters general de todos los que constituyen a la organizacin. La resistencia a la
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participacin responde a estos mensajes mezclados o dobles estndares en los que puede caer la directiva en su afn de promover el cambio. En procesos amplios de cambio el monopolio de control de la autoridad se cuestiona y hasta llega a desafiarse.
terminacin de procesos de toma de decisiones, as como su legitimacin institucional, al mismo tiempo resienten y resisten dicha autoridad. Para dilucidar hasta cierto punto estas dudas, dentro de la institucin surgirn preguntas tales como, qu origina el proceso? Se trata de la iniciativa de un nuevo director? Es este director representante de una mayora de los miembros de la organizacin que dirige y que pretende cambiar, o se encuentra en ese sitio por circunstancias externas a esta organizacin? O es que el cambio se busca a partir de una crisis de conciencia acerca del estado de la organizacin por aquellos que tienen una visin global de la misma, tanto externa como internamente? El cambio puede iniciarse por un nuevo director o rector, preocupado por la organizacin desde su punto de vista, sin la legitimacin necesaria para asumirse como el campen del proceso de cambio con su particular agenda, pero con la necesidad como autoridad de hacer algo en este sentido. Los orgenes del cambio pueden ser mltiples. Cuando no se trata de una necesidad sentida dado a que el grado de fragmentacin o
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negacin de los problemas es parte del problema, el proceso de cambio se hace an ms complejo. Comprometer a la institucin en una necesaria conciencia o necesidad de cambio implica involucramiento colectivo, es decir, trabajo en equipo, que a la vez supone un nivel de igualdad, de horizontalidad, de comunicacin y acuerdo. Cuando este no existe, hay que construirlo. Es posible lograrlo a partir de una convocatoria vertical, que recurre a la legislacin, a la estructura formal y a las obligaciones laborales, para imponer un calendario que implica una agenda o es preferible apelar a la conciencia dormida en el lecho de la irracionalidad que existe en muchas instituciones de educacin superior? Si se utiliza, como ya se ha hecho, el primer esquema, ser posible durante y despus del intento del balance, identificar a aquellos que estn dentro del esfuerzo por el cambio de los que no lo estn, en la misma medida que ser posible identificar los que guan de los que son guiados, los que se resisten de los que prefieren acomodarse, los que asumen el compromiso de cambio independientemente de los mtodos de los que prefieren la inercia. Puede ocurrir tambin, que la auto-
ridad, obligada por las circunstancias y en su afn de hacer algo de impacto, es decir, de no dejarse llevar por la corriente de los hechos, por la inercia reinante, se constituya en un principio en el primero que va planteando cambios as como la forma que stos pueden tomar, esperando que los que se sumen, se conformen en comits o comisiones independientes de trabajo que le den determinados alcances al rediseo y provean de liderazgo situado en la base, fortaleciendo con esa accin al liderazgo en potencia situado en la cspide. Pero para que ello ocurra deberan existir ciertas condiciones: motivacin en el conjunto de los miembros de la divisin, una atmsfera de inclusin y respeto por todos los miembros de la divisin positiva al cambio, consolidar y reconocer las redes sociales existentes y potenciales, y el desarrollo de valores organizativos, todo lo cual implica tiempo y una labor sensible y cuidadosa. En un proceso que se ubique dentro de una visin democrtica-participativa, contraria al espritu de la convocatoria actual, los pasos a dar incluiran actividades tales como: perodos de anlisis conjunto donde se acuerden bases tericas y metodologas bsicas, definicin de comisiones en funcin de
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agrupaciones existentes y no de un organigrama, identificacin de lderes (nominados por sus pares), integracin de aquellos elementos ms abiertos al cambio, representaciones de agrupaciones claves de apoyo, en suma la construccin de compromisos entre una variedad de participantes crticos (y no oportunistas). El concepto de construccin de compromiso se relaciona estrechamente con los perodos de anlisis y toma de conciencia. Existen tcnicas de construccin de consensos, talleres cuyas actividades promueven tanto un nivel de compromiso como la posibilidad de aportar y dilucidar el propsito del esfuerzo de diseo del cambio, a travs de expresar ideas y discutirlas, analizar proyectos existentes e identificar nuevos, etc. Existe una seleccin en este proceso de identificacin de figuras clave: lderes de opinin, gente crtica, que pueden estar apoyados por expertos en planeacin y cambio, como elementos acadmicos que ofrecen la ventaja de no representar necesariamente a las autoridades (Loera, 1995) El proceso de rediseo organizacional reflejar los valores del sistema socio tcnico, esto es, el proceso de cambio constituye o sirve de modelo para el tipo de participacin en la
toma de decisiones que se espera establecer una vez que la organizacin haya pasado por su rediseo. Si el director quiere realmente lograr una direccin colectiva el modelo lo estar haciendo explcito en su forma de concebir y aceptar o no este proceso y sus reglas de juego. Los medios y los fines se encuentran en una relacin muy cercana, prcticamente determinista. Por ejemplo, frente a los escpticos, los lderes del cambio que emergen hacen bien explcitas sus expectativas enviando una seal directa en el sentido que su involucramiento debe ser prioritario. Los desacuerdos propios de un proceso as muchas veces son llamados resistencia al cambio. En casos en los que se intenta imponer determinada agenda, los desacuerdos son tratados como una desviacin que se cree poder controlar a travs de los llamados momentos o perodos educativos. Muchas veces los desacuerdos se interpretan como falta de comprensin o de entendimiento de lo que se busca. Se trata de una interpretacin peligrosa. Resistencia no es necesariamente ignorancia. Educarnos, aprender, integrar visiones, analizar conjuntamente implica justamente crear las condiciones que
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nos permitan el diseo del cambio. No se educa para imponer determinada agenda por la va del decreto. Nos educamos entre todos para ir diseando el cambio conjuntamente, en forma horizontal y crtica.
La paradoja es que la base, al mismo tiempo que asume autoridad, simultneamente debe obedecer. Esta observacin pone nfasis en la naturaleza paradjica de dar poder (empowering). En trminos convencionales, los directivos y los investigadores se refieren a dar poder a otros. Esto implica
que si uno depende de otro para recibir ese poder, entonces uno no tiene poder. Esta paradoja tiene consecuencias para el esfuerzo de cambio. Si la esencia del cambio se sita en la autoridad, y en los expertos que lo rodean, ciertos mtodos o pasos se seguirn porque son sugeridos, o mandatados, no porque surgen de un proceso colectivo de bsqueda y descubrimiento. Muchas veces sucede que se rechazan para reflexionar sobre ellos aunque se llegue a conclusiones similares, de manera tal que al mismo tiempo que se siguen las recomendaciones de la direccin y sus expertos se est asumiendo un proceso propio. Se trata de una nueva paradoja estamos llevando este cambio por nosotros mismos, y al mismo tiempo siguiendo al director, su manual o la asesora de los expertos
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ms pedestres de defender nuestros puestos de trabajo. Cmo se conformar la arena del cambio? Si a los lderes del cambio se les asume como hroes, entonces los adversarios servirn para ponerlos a prueba y los resultados lo reivindicaran o no. En esta visin, involucrarse implicar tomar partido, uno est (incluido) o est en contra (excluido). Si el proceso de cambio se asume como una arena en donde fuerzas encontradas, diferentes visiones y proyectos se encuentran para comunicarse y construir posibles escenarios, el concepto de campen o hroe se diluira. Esto no quiere decir que no existirn liderazgos ni que una visin o escenario no terminar prevaleciendo sobre otras. Tampoco significa que el director no logre construir la legitimidad que hoy le falta. Pero esto es distinto de hacerle el juego a una agenda escondida, o asumir una dinmica de buenos contra malos. Si no confrontamos el fenmeno de lo paradjico del cambio organizacional, los miembros que actan en ella no podran aprender, porque no reconoceran los lmites ni reflexionaran sobre los efectos de estos lmites. Esto restringe la creatividad y la integridad del cambio. Si no examinamos que es lo que no cambia
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acerca del cambio, podemos quedarnos con una visin estrecha del cambio, falsa o cndida, especficamente como la que se percibe por aquellos involucrados ms tcnicamente que polticamente. Se trata de una forma de aprendizaje social capaz de cambiar las percepciones de la naturaleza de los problemas como de sus posibles soluciones en la visin de los directivos como del conjunto del personal (Porter, 1986). Muchas veces las formulaciones del cambio sobresimplifican e idealizan los procesos de cambio. Es peligroso hablar de cambios de paradigmas y transformaciones estructurales, globales, del sitio de trabajo, porque llevan a expectativas y a tonos poco convincentes. Es recomendable no dejar de explorar y asumir los lmites del cambio, dar voz y presencia a aquellas cosas que subyacen, que estn escondidas o que no son visibles de inmediato. El proceso de cambio constituye entonces una forma reveladora de ejercer nuestras potencialidades, de hacer explcitos nuestros valores y de ejercitar nuestra capacidad de comunicacin, de intercambio, de auto-crtica y de aprendizaje. La nica manera de que nuestras instituciones lleguen algn da
a ser mejores que las personas que la habitan, es cuando su talento y capacidades no se queden en los cubculos de trabajo, encerradas en aulas o constreidas en los ambientes institucionales hostiles y restrictivos o bajo nuestras propias represiones. Los lmites del cambio no son otros que los lmites de nuestra propia capacidad de cambio. Para que una institucin aprenda y se transforme es necesario que su personal se asuma como gua y facilitador de este aprendizaje y de su transformacin. De esta manera veremos que el ejercicio acadmico, el servicio, la investigacin y la docencia, tiene tanto que ver con las estructuras que nos organizan y cobijan como con los alumnos que acuden a sus talleres y aulas.
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El zorro y el puercoespn
Fbula de una demanda terica
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El problema
La versin original de este escrito fue escrita en colaboracin con el Dr. Carlos
no de los problemas intelectuales ms apasionantes es el de poder integrar pensamiento y accin. Lograr accin efectiva requiere la generacin de conocimiento capaz de trascender, de atravesar las disci-
Imaz, y publicada por la revista Acta Sociolgica, No 18, Sept./Dic. 1996 , de la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la UNAM. Este artculo intenta ser de utilidad tanto a funcionarios situados en instituciones de educacin superior en la toma de decisiones o con un nivel importante de influencia sobre ellas, como a investigadores y estudiantes de doctorado que enfrentan las dificultades propias en la construccin de su proyecto al tratar de dilucidar el dilema macro-micro, estructuraaccin, libre voluntad-determinismo. La sociologa de la educacin se encuentra segregada en lo que puede llamarse estudios de las instituciones y estudios del sistema. Lo que se intenta aqu es dar una interpretacin de esta disyuntiva y algn camino para tratar de conectar ambas dimensiones. Con ese afn, el documento se divide en tres partes principales, la primera donde se plantea el problema, la segunda en la que se dan como ilustraciones de lo planteado dos tesis doctorales, la presentada en su momento por Carlos Imaz para obtener su grado en la Escuela de Educacin de la Universidad de Stanford y la presentada por Luis Porter con el mismo objetivo, aunque aos antes, en la Escuela de Educacin de la Universidad de Harvard. La tercera y ltima parte delinea la alternativa de la mediacin como una posible salida al problema.
plinas tradicionales del conocimiento. La nter y/o transdisciplinareidad ha sido un intento de hilvanar las parcelas en las que se divide el conocimiento, al menos en el mbito de las universidades. El trabajo realizado por el filsofo francs Edgar Morin da cuenta de esta preocupacin y constituye actualmente uno de los esfuerzos ms lcidos y aportadores en este sentido. An as, hablar de interdisciplina o de obtener una visin holstica, a partir de comprender el pensamiento complejo tiende a quedarse en las palabras, porque rara vez los acadmicos se salen de sus disciplinas y no estamos educados para generar este tipo de conocimiento complejo, trans/nter. Los pocos que lo hacen ven como sus colegas observan su esfuerzo con escepticismo. Una manera en que se intenta lograrlo es por medio de
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mientas tericas para hacerlo, por lo que se ve orillado a recurrir a una intuicin de totalidad. Ciencias parciales e intuicin totalizadora sern los ingredientes que intentaremos mediatizar a continuacin. El Dr. Carlos Matus (1981) 25 quien junto con Donald Schn, es el principal inspirador de estas ideas, abordando este dilema en sus cursos de planeacin que ofreca en Venezuela, y en Isla Negra, Chile, en su Fundacin Altadir, utilizaba una ilustracin reveladora citando al historiador Isaiah Berln. Berln menciona en uno de sus libros la fbula atribuida al poeta griego Arquloco, titulada El Zorro y el Puercoespn, donde se dice: El zorro sabe muchas cosas, pero el puercoespn sabe una gran cosa
sociales no asumen como su problema la eficacia global que l, en su condicin de lder o de tomador de decisiones est buscando. El hombre de accin tiene ante si una situacin de clculo ante la realidad mucho ms compleja y adems sin herra-
Planificador chileno, creador y lder en Amrica Latina del mtodo titulado, Pla-
nificacin estratgica situacional (PES) fundador de ALTADIR, autor de mltiples publicaciones siendo pionera la publicada en 1975 en el Fondo de Cultura Econmica, Planificacin de Situaciones FCE, Estrategia y Plan Siglo XXI; Poltica, planificacin y gobierno ILPES, entre muchos otros textos.
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Carlos Imaz en su trabajo de tesis responde a la pregunta bsica: Bajo qu circunstancias los maestros (de escuelas primarias del DF) desafan la inercia reinante y sus desgastadas
formas de ensear, con el fin de practicar una pedagoga innovadora? El estudio es relevante en la medida en que su temtica es la innovacin, un asunto que como Carlos Imaz seala, no ha sido preocupacin de las fuerzas en conflicto por el control y el cambio del nivel de educacin elemental. Para el estudio de las prcticas educativas y polticas del magisterio mexicano Carlos Imaz se sita y las observa desde el ojo del maestro, donde la enseanza se entiende como una actividad integradora entrelazada e interdependiente con la de los estudiantes y los rasgos del lugar de trabajo. Un dilema central al que se refiere en su trabajo es el debate sin resolver sobre el dilema micro vs. macro que aqu planteamos, ante la necesidad de situar la visin del maestro mexicano en las particularidades de su realidad inmediata y su contexto social. Para ello utiliza la metodologa conocida como anlisis micro-poltico. Sin embargo considera que esta visin micro, de las dinmicas
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nuevas versiones que se suceden, con nuevos programas que repiten lo mismo. Las polticas nacionales y la distribucin de los recursos se planteaban y racionalizaban mediante estos mecanismos. De esta manera, para la aprobacin de los subsidios anuales asignados a las universidades pblicas, la SESIC requera que las UIP entregaran "Planes Institucionales de Desarrollo" (PID) de la misma manera que hoy demandan el desarrollo de PIFIS (Programas Integrales de Fortalecimiento Institucional); aquellos como stos deban incluir programas de enseanza, de investigacin y de extensin como base del otorgamiento del subsidio y del presupuesto anual. En los aos setenta fue de este modo que se intent poner fin a las inconformidades que por dcadas haban manifestado los administradores de las IES en el sentido de la falta de mecanismos y de criterios objetivos para la asignacin de recursos. Por otra parte se formaliz la bsqueda de un mayor control del gobierno federal sobre los presupuestos de las univesrsidades y sobre las decisiones en cuanto a su planeacin y programacin. Problemas que hoy, mas de veinte aos despus, prevalecen.
Esta tesis escrita en los aos 1986 y 1987 da cuenta del proceso vivido por la planeacin de la educacin a partir de principios de los aos setenta, cuyo objetivo primordial ha sido tener un mayor control sobre su conducta y su gobierno. Desde sus inicios la importancia del nivel educativo superior aument con la creacin de la Subsecretara de Educacin Superior e Investigacin Cientfica (SESIC), al interior de la Secretara de Educacin Pblica (SEP). La culminacin de este proceso fue la creacin del Sistema Nacional para la Planeacin Permanente de la Educacin Superior (SINAPPES) y el primer Plan Nacional de Educacin Superior en 1979. El SINAPPES se compone de un verdadero aparato planificador a nivel nacional, que aunque actualmente est fuera del discurso, contina vigente en
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La universidad de papel: Ensayos sobre la educacin superior en Mxico Dos perspectivas: la teora de sistemas y el marco de referencia de la accin.
Las teoras que se utilizaron en esta tesis para el anlisis de los modelos de organizacin y de las prcticas de planeacin que se dan en las universidades pblicas (seleccionadas como estudios de caso) tienen su origen en un esquema conceptual comprehensivo, macro, que se aplica en general al estudio de las organizaciones, y que es la teora de sistemas 26 . Debido a que el enfoque macro ofrece una visin global que deja fuera otras posibilidades de anlisis, se ha incluido en el marco terico un paradigma distinto que optamos por llamar marco de referencia de la accin (Silverman, 1970, Brunsson, 1985) que ofrece elementos para una visin a menor escala (micro). La perspectiva macro se centra en la organizacin como un todo y en su relacin con el medio. Este nivel de estudio analiza a las organizaciones como si estas fueran sistemas, y se considera a la accin humana un reflejo de las necesidades y limitaciones del sistema. Por otra parte, la perspectiva micro, que aqu llamamos marco de referencia de la accin, se centra en el involucramiento de los individuos en la organizacin y en su comportamiento. Este nivel explica a las organizaciones desde el punto de vista de la interaccin humana que confiere significados a las limitaciones y necesidades del sistema.
Nivel macro:
Se puede considerar a la teora de sistemas como un acercamiento taxonmico a la descripcin de cmo funcionan todas las organizaciones, sean estas vivas o inanimadas. La teora no explica cmo suceden las cosas, sino que seala los
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elementos y procesos comunes a todos los sistemas; un conjunAlgunos de los exponentes de esta teora son: Talcott, Parsons. con : " A Sociological
Approach to the Teory of Organizations" en: Structure and process in Modern Societies. Glencoe,lll: Free Press. A. Etzioni. Complex Organizations: A Sociological reader.New York: Holt.1961. Y Alvin, w. Gouldner. en: Wildcat Strike. Harper.Ed. New York, 1965.
to de inversiones o recursos que se consumen y se transforman en un proceso interno, y que se intercambian con otros sistemas del medio como productos. Las inversiones de un sistema edu-
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Nivel micro
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Conclusiones de la tesis
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de visin holstica, dialctica, que asume y acepta las contradicciones? Es difcil tener evidencia de los rasgos del desarrollo conceptual en el ser humano, debido a que no existen estudios longitudinales que hayan observado la evolucin y el manejo que llevan a determinadas visiones del mundo. Reflexiones realizadas con otros motivos y preocupaciones por Kieran Egan, (1986, 1988, 1990, 1992, 1995, 1999) es profesor de la Universidad Simon Fraser, situada en Burna-
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tancia del nivel macro o la macro-narrativa que utiliza generalizaciones, y es tan proclive a caer en el discurso abstracto y
terico que no nos permite centrarnos en lo concreto de la concepcin de educacin que norma nuestra conducta, como estudiantes o como profesores. Deca Paulo Freire, que la educacin es una actividad peculiar de los seres humanos, que es el objeto de nuestra reflexin como seres humanos, diferente al de los rboles o los animales, porque ellos no se preguntan que estn haciendo aqu ni para qu estn. Los seres humanos utilizamos la educacin para conocernos, para descifrarnos, para entendernos mejor. Entendernos mejor abre de inmediato la consideracin del amor hacia nosotros mismos y hacia los otros, nuestros semejantes, que implica respeto por los otros. Es en este mutuo respeto donde nos fortalecemos y avanzamos en la posibilidad de llegar cumplir con la mxima aspiracin de una persona sana, que es ser libre.
a mxima aspiracin de la educacin es la libertad, nos deca Paulo Freire cuando defina la educacin como un proceso del ser humano hacia su propia libe-
racin. Si aceptamos esta premisa, se hace obvio que no basta con dominar los pormenores y destrezas que hacen a determinada profesin, si estos no incluyen determinados valores y visiones fundamentales en este camino hacia el fortalecimiento de nuestra personalidad y la liberacin de las barreras que nos impiden desarrollarnos como seres humanos completos. Para entender mejor esto es necesario ubicarnos en
nuestra situacin concreta, en el nivel micro que los investigadores canadienses Jean Clandinin y Michael Connelly (1999) llaman la micro-narrativa basada en nuestra experiencia contada en forma de una historia. Cuidando, a su vez, de tomar dis-
La educacin tiene ntima relacin con los seres humanos y la realidad que nos circunda. La educacin pretende guiar al ser humano en su desarrollo para formarse como persona. El conocimiento le da armas para abrirse paso en la vida, le da
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juicio y virtudes morales para saber como conducirse respetando a los dems. Los valores le dan fuerza y afirmacin como ente que pertenece a determinada sociedad. La libertad no significa libre albedro sino autonoma, y su forma fundamental de autonoma e independencia es la libertad interior. La inteligencia y la sabidura independizan al ser humano. Le dan sentido, le dan contenido. Esta conquista del ser, esta captacin progresiva de verdades nuevas y la comprensin progresiva de significados siempre crecientes y siempre renovados de las verdades ya alcanzadas, abre y ampla nuestro espritu y nuestra vida y nos sita en la libertad y en la autonoma, que es el verdadero individualismo. Los seres humanos somos incompletos y lo sabemos. Hoy lo sentimos ms que nunca. Odios que se desatan, incomprensiones, ignorancia, maniquesmos, esquemas cinematogrficos a la manera mas superficial y comercial hollywoodense, como si la poltica exterior estuviera concebida y manejada por los Steven Spilbergs de la poltica que dan la espalda a la realidad y su verdad y que insisten en ubicarnos en un mundo de fantasas y sinsentidos. Pero, al salir del cine nos encontramos en una realidad que es social y que est en constante proceso, en constante construccin, tratando
de ser, llegando a ser, en camino a ser. Por eso la educacin es un hecho permanente. Al estar insertos en la historia, en el tiempo, el proceso da un carcter nico a cada instante. Es el carcter histrico de la educacin, que le impide ser universal o globalizante, ya que es imposible encontrar guas para una educacin universal. Podemos tener cierto tipo de valores generales, pero lo que hoy es bueno en educacin, por ejemplo, para ciertos pases africanos, no tiene porque serlo para ciertos pases latinoamericanos o asiticos. De la misma manera que lo que es bueno en educacin para Colima no tiene porque serlo para Chiapas o para Guerrero. Hay condiciones culturales, geogrficas, histricas que no podemos soslayar. La tarea de la educacin consiste en formar a un individuo determinado, que pertenece a una nacin, a una cultura, a un medio social y a un momento histrico dados. A travs de la educacin, que asume muchas formas, no solamente la formal escolarizada, se recibe la herencia cultural y espiritual de la nacin o civilizacin a la que pertenecemos. Hay un patrimonio secular que generacin tras generacin alimenta al ser humano. Claro est que este patrimonio puede enriquecerse o empobre-
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cerse, tiene contradicciones, sufre crisis, cambios, no siempre es claro y vara en funcin de las diversas formas en que el individuo conoce, se educa, se forma y de la toma de posicin que asume frente a su propia formacin. Esta toma de posicin frente al conocimiento y el papel que juega el arte y las humanidades en la educacin, nos lleva a preguntarnos: qu es necesario saber para llegar a desarrollarnos como seres humanos? Qu papel juegan el arte y las humanidades?
dos, obras de teatro, textos, poesa, etc. Es quizs esta una importante razn por la que ni las humanidades ni las artes forman parte en la enseanza de la ciencia, de la filosofa o de cualquiera de los otros campos del conocimiento: la salud, la fsica o la qumica, consideradas muy aparte de la produccin artstica y humanstica. El modelo que contina normando la oferta educativa en las instituciones de educacin superior en Mxico, presenta en primer plano a las ciencias bsicas pertinentes, en un segundo a las ciencias aplicadas y finalmente al prcticum que se
preocupa de que los alumnos aprendan a aplicar el conocimiento basado en la investigacin a los problemas que se presentan en la practica profesional cotidiana. Se trata de un modelo que jerarquiza los conocimientos situando a las ciencias bsicas en primer plano, seguidas por las ciencias aplicadas y finalmente las habilidades tcnicas de la prctica cotidiana. De esta manera las artes continan ubicndose, por sobre toda retrica, ms cerca del nivel de actividades dedicadas a satisfacer el tiempo libre, que como expresiones derivadas de un contexto de alta especializacin como lo es una sinfona, un edificio o una es-
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cultura. Las premisas de las que parten los procesos que terminan produciendo una sinfona o un objeto cualquiera, como podra ser una silla, son tiles y comunes para cualquier campo de estudios. Despus de todo, tambin los qumicos o los fsicos, as como cualquier individuo o sociedad, no reducen su expresin a lo que se puede encontrar en el limitado estante reservado al arte. Cada campo del conocimiento tiene sus formas de codificar y descifrar la realidad, requieren determinado grado de inteligibilidad, es decir, de alfabetizacin. Lo que intentamos sealar aqu es que en el concepto de alfabetizacin que aplican, por ejemplo, los polticos de la educacin que inauguran universidades, entre los que se incluyen los diseadores de sus programas de estudios, el arte no es tomado en cuenta.
vas condenan a la sociedad a vivir en un tipo de analfabetismo mucho ms profundo. Mientras que ensean al estudiante a leer y escribir, por ejemplo, la palabra silla, as como a reconocerla como una unidad que se numera, o a darle un costo o un precio, no les ensean a verla o a relacionarse con ella en la forma en que lo hara un carpintero, un diseador o un inventor. La silla en el proceso de alfabetizacin se convierte en una palabra, en un nmero o en una funcin fsica, pero su esencia, su significado, permanece fuera de este concepto de alfabetizacin, escondida e inaccesible para siempre. Se ensea a leer y a escribir, como forma de codificar y decodificar, pero no se discuten sus funciones y las relaciones que stas tienen con los actos perceptuales que permiten la existencia y definicin de estas tcnicas. Alfabetizar entendido como contar, leer y escribir es un dogma aceptado que nadie cuestiona. Los que no dominan estas habilidades son sealados
como seres con una carencia notable. Hay ciertos hechos que no hacen diferencia al alfabetizador: a) el hecho de que la mayora de los que saben leer y escribir sean incapaces de percibir y de conceptualizar, es decir, que sean incapaces de comunicar
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qu es una silla a una audiencia hipottica que jams haya visto una, b) el hecho de que no sean capaces de dilucidar si la silla es la formalizacin de una funcin o si es el nombre de un objeto que recuerdan, c) el hecho de que la mayora de los alfabetizados sean incapaces de saber ver una silla, son hechos que en s mismos no implican para el alfabetizador deficiencia alguna. De tal modo que la gente en general no perciba que las patas de una silla son una cruda aproximacin tecnolgica para mantener un plano horizontal a una determinada altura y que no son parte conceptual de la silla, o que la forma de este plano horizontal es una decisin formal que depende del sentido esttico o econmico de la produccin, pero que tampoco es un elemento sin el cual el concepto de silla sera imposible, no es relevante. Si la alfabetizacin partiera de cuestionar la realidad, de preguntarnos por la existencia de cada cosa, nos enfrentaramos a una estructura educativa completamente diferente, porque estaramos enseando al estudiante a ver las cosas, a crear la necesidad de entenderlas y de renombrarlas, en lugar de aprender el nombre que otros le dieron. Entenderamos alfabetizar como la preparacin para nombrar o re nombrar y poder comunicar el concepto a otros. Estaramos aplicando un tipo de
alfabetizacin que provendra del estudiante mismo, un estudiante que aprende a educarse a s mismo sin los prejuicios y las limitaciones de tiempo y espacio impuestas por el ciclo escolar. Un concepto epistemolgico, hermenutico. Al hablar de humanidades y de arte, tenemos que tener presente que los temas fundamentales que sirven de base a la educacin, emanan de la vida prctica y no de los libros. El conocimiento no est dentro de las bibliotecas, en todo caso surge de la lectura de la realidad, para lo cual no podemos ser analfabetos de la realidad, no podemos estar impedidos de leer la realidad, como le ocurre a tantos hoy, frente a los cambios que nos impiden una toma razonada de posicin frente a dicha realidad. El peligro de este tipo de educacin es entender textos y no entender el mundo, lo que equivale a separar texto de contexto. El peligro estriba en entrar en un mundo de palabras como nica manera de entender la realidad, que es un mundo de no-palabras. Nuestro conocimiento es lo que hemos experimentado hasta ahora en la vida cotidiana. Nuestros valores y lo que observamos, la visin del mundo que tenemos desde nuestro particular punto de vista. Ubicarnos en la realidad implica ver-
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nos orillados a conocer a favor de quienes, de qu objetivos, con qu propsitos y metas, estamos educando(nos). Eso implica tambin conocer en contra de qu, de quienes estamos.
una lucha que es necesario tambin conocer. No es posible educar sin hablar de mi propio compromiso como acadmico, investigador, profesor: definir a favor de quin estoy, y en contra de qu estoy, no para imponer mi eleccin poltica, sino
Toma de posicin
En el mbito de nuestra cultura judeo-cristiana hay cierto miedo a hacer este tipo de preguntas. Hay cierto miedo a asumir nuestras angustias. Las alimentamos mirando o escuchando los noticieros, pero no las resolvemos, y pretendemos dejarlas en algn vestbulo, en lugar de asumir que nos estn pesando. Preferimos una ideologa neutra, estereotipada, una vez ms cinematogrfica, en donde el bueno tiene cara de bueno y el malo cara de malo. Por otro lado la cultura del positivismo y la ciencia, que sostiene que existe la posibilidad de ser "objetivo", de situarse fuera de la realidad y observarla, tambin promueve esta vana y peligrosa ilusin de neutralidad. Ambas posiciones hacen a un lado la naturaleza poltica de la educacin. Se piensa que es posible presentarle a los estudiantes diversas teoras, diversas visiones del mundo, como si se tratara simplemente de opciones A, B y C, sin mencionar que entre esas opciones o visiones hay debate, hay discusin, hay
para comunicar mi propia posicin. Sera una falta de respeto a los estudiantes evitar dar mi propio punto de vista, porque sera pensar que el estudiante no es capaz de desarrollar su propio juicio. Mi eleccin es poltica, no pedaggica. Expresar mi posicin me afirma, y qu mejor ejemplo puedo dar que el de mi propia afirmacin? La educacin no es neutral. Ninguno de nosotros somos neutrales. Toda neutralidad es siempre una posicin que trata intilmente de esconderse. En pocas palabras, el estudiante siempre debe preguntarse frente a un cuerpo de conocimientos organizado en forma de curso, o de plan de estudios, no preguntarse porqu no existe la necesaria dosis de humanismo y de arte, cosa que sera difcil de precisar en trminos numricos, de proporciones y dosificaciones, sino preguntarse: Qu ideologa puede leerse entrelneas en este programa? Cmo est organizado el contenido? En favor de qu, en contra de qu? Est a favor del uso
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de mi imaginacin, de la apertura de mi sensibilidad? Me ayuda a ver el mundo que me rodea, a distinguir entre las cosas, a reaccionar frente a ellas y responder frente a lo aparentemente ajeno, extrao o lejano a mi campo de accin? Saber es aprehender el objeto, es apropiarse de algo. Muchos estudiosos intentan apropiarse del conocimiento a travs de los libros. Se trata de un mito que nos servir para aclarar conceptos. En la academia existen muchos mitos, uno de ellos es la bibliografa. La tecnologa, como veremos, agudiza estos mitos. Pensemos que un acadmico no debe ser un elitista, es decir, un erudito distanciado de lo real cotidiano. Hay acadmicos que aman los buenos libros, aman leer y escribir, eso es bueno, pero tambin existe un entendimiento mgico de los libros. Muchos creen que tener muchos libros en su casa, es una manera de apropiarse del conocimiento. Como el que cree que al poseer un instrumento musical le ayuda a apoderarse de la msica. El conocimiento no se consume, aunque venga en forma de libros. Debe crearse y recrearse. Actualmente se acrecienta la confusin entre texto y contexto. Prolifera ante las limitaciones y las condiciones de la
educacin superior en Mxico, aquellos que creen que se educan, simplemente porque asisten a cursos y diplomados. Para empeorar este estado de cosas, actualmente con la tecnologa del Internet, y la llamada educacin a distancia las trampas se vuelven ms sutiles. La pantalla y sus buscadores llevan a la gente a creer que tienen la biblioteca en casa y pueden enterarse y leer sin comprar libros. Cabe preguntarse como se incorpora esta informacin a la cultura del que la consume. Informarse no es conocer, ni mucho menos obtener sabidura. El cmputo y sus velocidades son un nuevo instrumento producto de la tecnologa. Un instrumento sofisticado que nos distrae al punto de que se habla ms de las herramientas que de lo que podemos lograr con ellas. Por eso es necesario continuar enfrentando con una actitud de desafo, de escepticismo esta era que quieren llamar la "era del conocimiento" Partamos de una primera premisa: informacin no es lo mismo que conocimiento. Informacin es material que habla acerca de hechos que ocurren en este mundo. Existen incontables hechos que se transforman en informacin cuando tomamos nota y hablamos de ellos. No pretenden ser ms de lo que son. Actualmente podemos tener acceso a muchsimo de este material. Pero eso no implica que
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seamos capaces de distinguir si dicha informacin es verdadera, confiable, significativa. Hay alguien que se preocupe por la desinformacin que produce la mala informacin o el exceso de la misma? La red de redes (Internet) no tiene este tipo de discernimiento. No es un medio que busca la verdad sino que busca informar. El problema es qu hacer con tanta informacin. Una manera de aprender a distinguir entre informacin significativa y no significativa, es sustituir el concepto de informacin por el de conocimiento. Conocimiento es informacin que est inserta en un contexto, que tiene un propsito, que permite entender mejor algo, dar sentido, susceptible de ser relacionada con nuestra vida y lo que es ms importante, que nos permite distinguir si es relevante o no. Vemos en vivo, en la televisin, que un smbolo aparente inamovible de nuestra civilizacin occidental, se derrumba en forma sin precedente alguno en nuestra memoria moderna. Si no podemos contestarnos a la pregunta por qu? toda esta informacin obtenida en vivo, de primera mano, no nos agrega nada y al contrario puede desencadenar reacciones equivocadas. Qu ms necesito saber acerca de este u otro evento que me permita entender porqu est ocurriendo? De dnde nace esta fuerza destructiva? Es
cierto que son las fuerzas del mal contra el bien, los creyentes contra los infieles, los autoritarios contra los democrticos? Quin es el bueno o el malo? Cmo se convirtieron los malos en tan malos? Qu significa ser el bueno o el malo? Una fuente de informacin que no me aclara estas preguntas es intil. O peor an, si en lugar de aclararme , me confunde y me complica o simplifica para hacerme creer que entend, para ignorar que no s y situarme entre los que no saben que no saben, entonces mi ignorancia se habr visto acrecentada. Porque junto con esa informacin a no darme razones, antecedentes, puntos de vista, o alguna gua de lo que se supone que debo hacer con dicha informacin, sta no me agrega conocimiento. Si no conozco el porqu de los hechos, sus causas, entonces no estar agregando conocimiento a mi bagaje cultural, tan slo hechos sin sentido. Mientras que "conocimiento" es informacin organizada, auto-contenida en si misma, un nivel ms profundo es el de la "sabidura". Saber significa poder ubicar dicha informacin no slo en su contexto sino en el cuerpo de conocimiento que me permite evaluarla. La ciencia nos puede ayudar en mltiples temas y problemas, nos permite hablar de ellos, pero no nos puede decir si debemos estar contentos o tristes por
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dichos problemas y sus soluciones. Lo que nos dice si determinada accin signific un progreso o un retroceso, son cuerpos de conocimiento desde los cuales podemos poner en perspectiva dicha accin. Esta es la diferencia entre opinin y sabidura, equivale a la diferencia entre dogmatismo y educacin. Sabidura es saber qu preguntas hay que hacer y a qu cuerpo de conocimiento recurrir, ya que saber no significa tener las respuestas acertadas, sino saber formular las preguntas acertadas. Entonces, el problema en esta "era de la informacin" no es como utilizar el Internet o la biblioteca para encontrar o canalizar informacin, sino saber como transformar esta informacin en conocimiento y como transformar el conocimiento en sabidura. Esa es la tarea de un buen estudiante trabajando junto a un buen docente en una institucin que cuya atmsfera permite sentir la presencia del arte y el humanismo. Es necesario discernir. La palabra cernir es clave para los estudiosos. Todos sabemos lo que es un cernidor. Lo saben los albailes, cuando cuelan la arena, lo saben los que cocinan. Nosotros los estudiantes, debemos saber cernir, cribar, la informacin que entra por nuestros sentidos, como la corriente de
agua subterrnea que se purifica al pasar por el manto de piedra. La palabra "epistemologa" se refiere a ello: "epistemos" significa cernidor. Los profesores hacemos de la enseanza un discurso que es semejante a una cascada de agua que lleva flotando fragmentos de conocimiento, que el estudiante trata de pescar, de cernir, para asirse a ellos y flotar por la corriente que es el programa de estudios. El crculo epistemolgico, est formado por dos momentos, el momento en que llegamos al conocimiento existente, y el momento en que producimos nuevo conocimiento. Los manuales, las frmulas, el conocimiento predigerido, la racionalidad tcnica, intentan convertir el conocimiento en centros comerciales, en "shopping centers". Ambos momentos demandan sujetos, no objetos, sujetos conscientes, humildes, curiosos, desafiantes, no apticos, no objetos pasivos, sino sujetos activos, comprometidos en un proceso de auto transformacin. Escuchar acerca del conocimiento es diferente que conocer. Uno no conoce oyendo o leyendo que es or la voz del que escribi. Es necesario iniciar un dilogo con el interlocutor, con esa voz que habla, o pluma que escribe. Hay que preservar ese misterioso dilogo con el autor del libro, como si al leer, pusiramos una silla a nuestro lado para simbli-
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camente sentar all al autor del libro, y hablar con l, interrogarlo, no importa si es Platn o Aristteles, si es Paulo Freire o Donald Schn. Para eso debemos saber pensar, para entonces poder hablar, o escribir y por ltimo leer. Esa es una antigua forma de educacin a distancia y quizs mucho ms efectiva de la que usa satlites y complicados sistemas de transmisin. Leer un libro dialogando con su autor: no importa el tiempo, no importa la distancia.
den social, a seguirlos ciegamente. Las metas trascendentes se limitan a vagas abstracciones, todo queda en el terreno gris de los "objetivos y metas" siempre ordenados como respondiendo a una cannica sui generis, y abundantemente aderezados de guarismos (cifras, cuadros, estadsticas), para disfrazarlos de respetuosidad cientfica. Despus de leer las declaraciones de las agencias internacionales, OECD, UNESCO, sus declaraciones son tan amplias y generales, que nos quedamos sin saber para qu se educa, para qu existen las universidades, qu
hacer con tan buenos y generales propsitos. Ya que decir que "la universidad es para formar el egresado que el futuro demanda, el crtico profesional capaz de atender las necesidades imperiosas de la sociedad", etc. son futilidades que nos dejan en lo mismo. Pertenecen al sistema de aserciones opacas que ideologizan el hecho educativo porque producen el choque entre el ser-real del aparato universitario con el querer-ser que lo entorna, entre la teora expuesta y la teora en uso, que enunciaran Schn y Argyris en su momento, o entre la micro narrativa y la macro narrativa a la que se refieren Clandinin y Connelly.
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nualmente para convertirse en un clrigo, un pensador, un ente aislado en su espiritualidad. Para que un grupo de individuos lograran una alta y buena instruccin era necesario que muchos obreros "productores" fueran explotados, haba que mantenerlos trabajando, lejos de cualquier instruccin, para que las universidades se poblaran de los pocos que podan hacerse a un lado del trabajo cotidiano manual. La educacin en la Atenas de Pericles, descansaba sobre un gran incremento en la esclavitud. El esplendor intelectual del Renacimiento, ocurri sobre la degradacin del campesino y el artesano. La decadencia de Inglaterra en el siglo XIX y XX, a pesar de su revolucin industrial, fue no considerar al innovador de la tecnologa como un "caballero" sino como un "trademan", es decir, un simple hombre de negocios. Los idealistas trataron de romper esta "ley de hierro" que separaba lo intelectual de lo manual, combinando ambos. Su mejor expresin fue el ejemplo de Emerson, quien lea a Homero mientras guiaba el arado. Thomas Jefferson crea en la educacin, pero su plan educativo limitaba el acceso a un puado de privilegiados, porque era manifiesto que slo unos pocos podan escapar al trabajo manual. El individuo educado era un lujo y no una necesidad en una concepcin de
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educacin como preparacin para el ocio dignificado y no para el trabajo productivo. Una situacin que se opone a la corriente actual de preparar egresados para el mercado de trabajo, dar destrezas manuales en donde antes se daba puras destrezas espirituales. Paradojas de la historia. La revolucin educativa que hoy vivimos en el mundo occidental, es consecuencia de que aprender a conocer, conocer, saber, ya no es un trabajo improductivo en cuanto a bienes y servicios. Hoy el que nada mas sabe trabajar con las manos, es el que se va haciendo improductivo. El trabajo productivo de hoy lo es porque adems de las destrezas y habilidades manuales, aplica criterio, visin, saber, conceptos, en suma, realiza un trabajo que se basa principalmente en la mente y no slo en la destreza manual. El debate central actual en la educacin superior es si formar individuos con destrezas y habilidades vendibles en el mercado, o formar seres humanos, con criterio, valores y capacidad de discernir. El debate se sita entre las opciones de dar informacin, conocimiento o sabidura. Parecera que el plan de estudios, la planta acadmica o quizs el espacio
universitario cuya atmsfera hay que crear, no tiene sitio para los tres. Se espera que la oferta de gente instruida constituya un nuevo "capital. La idea es que los tcnicos especialistas, los diestros en manuales y frmulas, los que se entrenaron en la mecnica del funcionamiento de mquinas, programas u otras herramientas, al solucionar problemas en forma ms eficiente, crearn mayor oportunidad y la necesidad de otros individuos similares, que puedan aplicar destrezas y un preciso entrenamiento en su propio campo casi sin tocar los adyacentes. Las inercias llevan a que se piense que el trabajo manual es el que crea el valor, y as lo llaman "trabajo productivo". Como si el trabajo de los "intelectuales" conocedores y sabios, fuera "no productivo". Como si no ubicar sus destrezas en el ms amplio contexto, ms all de los campos adyacentes, no enriquecera la labor de dicho individuo. En pocas palabras, todava hoy, cuando se habla de "capital" no se incluye el "saber", aunque en la macro narrativa, es decir, en el discurso de las grandes palabras y declaraciones, se reconozca que el saber es el verdadero capi-
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tal. La educacin es formacin de capital, es el ndice ms significativo de un pas para producir riqueza.
pueden hacer frente a las constantes sorpresas, muchas de ellas trgicas, que nuestro cambiante mundo no se cansa de darnos. Existe la tendencia hacia la formacin, fortalecimiento y ampliacin de instituciones distanciadas de la estructura uni-
versitaria, acopladas al rumbo de los intereses empresariales de mayor poder, bien sean llamadas universidades tecnolgicas, centros de excelencia o institutos especializados en carreras muy particulares relacionadas con la alta gerencia. El nacimiento de nuevas escuelas superiores de cuadros sirviendo a la empresa y a las ramas de la produccin, deja a la universidad pblica ms cerca de su misin original, semejante a la universidad pre burguesa, que cumpla con el papel de ser la orientadora espiritual de la sociedad. La diferencia estriba en que antes se educaba a las clases dirigentes, tanto espirituales como materiales, y hoy se intenta educar integrando lo intelectual con lo manual. Sin embargo la tendencia es a darle mas peso a las destrezas y habilidades rentables en el mercado, que a las capacidades intelectuales, que se transmiten por la va de las artes y las humanidades y que tienden a ser subestimadas, a pesar de
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constituir el fundamento de la capacidad de "ver" y de "discernir" de una persona. Nuestra educacin superior debera dejar de despreciar la dimensin tica y filosfica del conocimiento, y hacer honor as como recuperar el pensamiento pedaggico de aquellas grandes personalidades que apuntalaron la educacin mexicana, como lo fue Vasconcelos, renovando su filosofa, alejndola de esa manera mercantil y reduccionista de etiquetar a sus estudiantes como recursos humanos. Cabe preguntarse, por qu de un pas tan lleno de historia, de arte, de creatividad, de humanidad y poesa, de insignes maestros, hoy nos queda una educacin tan vergonzosamente deficiente, indeseable y mala? Por una parte, responderamos, porque la educacin actual en Mxico carece de un basamento conceptual slido, que le permita actuar en funcin de polticas claras de transformacin, en todos los planos. Lo grave es que en su lugar, las polticas federales adoptan permanentemente, modelos y sugerencias extranjeras, sin que estas pasen por el proceso de asimilacin y transferencia que exige el tratamiento de cualquier iniciativa ajena, especialmente si nace de pases desarrollados, cuya cultura y
recursos son tan distintos y distantes. Se le llama globalizacin a este neo-colonialismo al que se supeditan sumisamente respondiendo con presteza a todo lo que lleve el sello imperial. No se trata de rechazar las lneas de accin que puedan surgir en las agencias internacionales, se trata de entenderlas e interpretarlas, apoyndonos en nuestro conocimiento local, en nuestra sabidura nacional, y crear lo que ms nos convenga como pas, como sociedad. Se trata de crear siempre. No de adaptar. No de copiar. Si estamos viviendo una difcil poca de transicin hacia la democracia, este proceso debe reflejarse en la educacin. Pero, qu significa una educacin democrtica? Existe una educacin por la que transitamos sin que nos revele nada trascendente sobre lo que en realidad somos. Hay contenidos que nos desconciertan, porque no pertenecen a una educacin del ser, sino del ego, es decir una educacin egocntrica, centrada en la ctedra del maestro y no centrada en el ser sensible del estudiante. John Dewey en Arte y experiencia (1934) caracterizaba la enajenacin de la edad industrial como ...una separacin de la actividad llamada prctica del sentimiento o
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la sensibilidad, del hacer ejecutivo con el propsito significativo del trabajo... agregaba... vemos sin sentimiento, omos pero slo como un reporte de segunda mano, no confirmado por la visin. Tocamos, pero el contacto permanece tangencial, porque no se fusiona con las calidades de los sentidos que se encuentran debajo de la superficie. En este orden de cosas, gana prestigio aquellos que usan sus mentes, pero sin la participacin de su cuerpo. Si pensamos que el ideal democrtico es la lucha en contra de estas dicotomas, podramos plantear que los que debe enfatizarse ante la diversidad que nos fracciona, que nos separa, es la unidad, la integracin. En una visin as, la educacin, como el proceso de formacin liberadora del hombre moderno, que se encuentra en constante cambio y fluir, invadido o empujado por globalizaciones y por estndares, orillado a convertirse en un nmero antes que en una persona, luchando por no ser marginado, aplastado, hecho a un lado. La democracia es entonces la posibilidad de mantener al ser humano en el centro, por lo tanto, la educacin de la democracia, es aquella donde el ser humano est situado en el centro, en este caso, el estudiante
y su docente. Y desde ese centro, vinculado a todos los dems, tambin centros de ese mismo espacio y con los valores de su cultura. Podramos afirmar que la esencia de una educacin totalizadora, holstica, compleja, reside en la unidad que incluye en todos sus espacios al arte y a las humanidades. La tirana de un docente que impone su forma de concebir la educacin, la alfabetizacin, olvidando la conexin, el vnculo, la relacin, la misma que uno siente cuando escucha msica sublime, esa conexin no con el autor, no con el interprete o el compositor, sino con un orden mayor, que le podemos llamar cosmos, naturaleza o simplemente Dios, nos lleva a una educacin que une al ser humano con los dems y con el universo que los rodea, que lo dignifica, una educacin humanista. Una educacin que intenta abrumar, marginar, abatir al estudiante con su poder, o con su parcialidad, no es humana, ni por lo tanto democrtica. Una educacin que ofrezca una experiencia de continuidad, de observacin intuitiva hacia dentro y de exploracin objetiva hacia fuera, buscando la revelacin de lo que somos y la armona con nuestro contexto inmediato, es una educacin humana.
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simple de decir: tenemos la misin de colaborar en la civilizacin de las relaciones humanas en nuestro mundo.
Vivimos en un mundo en cambio. Pero esta es una afirmacin que se puede aplicar a los ltimos dos mil aos de historia. El hecho de que el cambio sea una constante que se ha acelerado en el ltimo siglo hoy nos hace testigos, aunque no con plena conciencia, de una transicin que afecta nuestras formas de ver y de hacer como acadmicos. Nos encontramos ante el fin de una forma de conocer y el comienzo de otra que incluye un nuevo ejercicio del conocimiento. Nos referimos al conocimiento en todos los campos que abarca la universidad. Se trata de un cambio que se deriva de una nueva conceptualizacin de la ciencia, que lleva a la aceptacin de nuevas formas de investigar y conocer. A estos cambios se les estudia y califica de muchas formas. Michael Gibbons (1997) le llama el Modo 2 en la produccin de conocimiento. Este nuevo modo, que supera al conocimiento tradicional generado dentro de un contexto disciplinar fundamentalmente cognitivo, se viene creando en contextos transdisciplinares sociales y econmicos ms amplios. Pablo Gonzalez Casanova en coordinacin con
ivimos en una poca en donde la formacin de conceptos ha cambiado. poca de incertidumbre. Ya no existe la idea de progreso, ni de salvacin. No hay
leyes en la historia. El determinismo de Einstein ha sido superado por la incertidumbre de Bhr, tanto en la fsica como en el mundo social. Lo que conquistamos hoy, retrocede maana, obligndonos a regenerar cada da el paso dado. Estamos en una era donde la globalizacin no es ese objeto de consumo que creemos poder comprar por Internet. La globalizacin es una metfora de lo que podemos entender como la era planetaria. Es decir, lo que ocurre en Nueva York hoy nos afecta a todos hoy. Los pozos de petrleo de Irak, afectan nuestra vida cotidiana. Esta realidad, como educadores, nos obliga a repetir con Edgar Morin (1981, 1990, 1995, 1999a, 1999b) algo muy
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Marcos Roitman (2001) dedic recientemente un volumen a la nueva forma de conceptualizar. Su libro parte de los cambios ocurridos en las ciencias exactas y su impacto en otros campos como la medicina. Lo que interesa en este escrito es referirnos a las nuevas visiones que sitan en el centro de la investigacin y su desarrollo y comunicacin al arte, por medio de nuevos mtodos que trascienden el uso del lenguaje acadmico tal como lo hemos hecho hasta ahora, amplindolo y enriquecindolo con la inclusin de lenguajes artsticos. Estamos en el final de la forma emprica de investigar que por tanto tiempo estuvo al servicio de aquella triunfal meta-narrativa (meta-prosa) que no se basaba y evada la intuicin o la inspiracin artstica. Frente al derrumbe de una forma de racionalidad dominante, se van abriendo paso otras formas sensibles que incorporan el rico material del que estamos hechos los seres humanos. Se trata de un renacimiento que busca recuperar el uso de nuestras propias palabras, de nuestro legtimo y autntico yo, utilizando nuestra sensibilidad artstica. Entramos en una era en la que el ideal de comunicarnos con un lenguaje nico y la posibilidad de conocer con el rigor
que nos lleve a una interpretacin total de las cosas, ya no se sostiene. Prevalecen en muchos de los miembros de la planta acadmica (y por consecuencia en la de sus estudiantes) conceptos que corresponden a ideales de cuando el conocimiento era aquella cosa coherente y abarcable que se pretenda dominar y que hoy se ha roto en mltiples partes, tan distintas a menudo entre s, que los que comparten un mismo campo del conocimiento ya no logran entenderse. Establecer puentes se ha convertido, tanto para ellos como para todos nosotros, en un objetivo central. Se trata de una cuestin crucial, porque aunque el entorno pareciera no acusar estos radicales cambios, cada vez resulta ms difcil conocer siguiendo mtodos, preceptos y formas cuyas bases estn cuestionadas o perdieron validez. Nos encontramos ante dos posiciones: una cuya preocupacin es controlar y tomar medidas desde afuera y otra que busca la autonoma interna y una continua e ilimitada transformacin personal. Al situarnos ante esta divisin imaginaria, entre los abordajes con alto nfasis cuantitativo y los abordajes basados en otro tipo de conceptos y utilizando otro tipo de herramientas, estamos abriendo nuevas posibilidades que nos llevan a comprometernos con lo que podemos entender como
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una re-visin, que busca aceptar lo nuevo que llega e irrumpe y que nos obliga a una mayor actitud creativa y reflexiva. El nacimiento de esta nueva etapa histrica viene bautizado con diversos nombres: postestructuralismo, contextualismo, constructivismo, narrativismo, postmodernismo y presupone tambin un reconocimiento del papel que debe y puede jugar el arte y los creadores artsticos. Estamos hablando entonces de la nueva importancia que adquiere el pensamiento innovador y las inesperadas estrategias de investigacin basadas en expresiones artsticas. Ya se introducen, en esferas de relativa influencia, nuevas formas de investigacin basadas en la expresin artstica. Podemos observarlo en universidades, escuelas, prisiones y otros sitios, segn se reporta en publicaciones y reuniones sobre el tema. En la Universidad de Toronto, un nuevo proyecto institucional se dedica a estudiar las nuevas formas posibles y aceptables de presentar la tesis de grado (que equivale a decir, de investigar). Se busca institucionalizar alternativas al formato tradicional de tesis concebido como un volumen escrito a partir de un texto lineal. Se estudian las formas de sustituir o ampliar el modelo de disertacin estructura-
do en captulos alrededor de una metodologa, cuyo rigor se basa en justificaciones, evidencias y evaluacin, donde todo se reduce a una serie de procedimientos que se concentran en problemas de clasificacin, categorizacin, metodologa, implementacin y formas de medir, porque se considera que este modelo ya no refleja las formas de conceptualizar y conocer y por lo tanto ya no es suficiente. Se entiende que la realidad no puede reducirse a ese juego de variables y manejo de estadsticas, con que muchas veces se intenta vestir de ciencia a la investigacin. El corpus de conocimiento emprico que se logr luego de aos de conflicto y lucha, hoy se enfrenta a una lucha en sentido contrario que busca deshacer o rehacer la visin del conocimiento, de la autoridad, y de nosotros mismos. Cules son entonces estas nuevas tendencias, las nuevas formas de conocer y de aplicar el conocimiento? Es hoy cuando muchos investigadores buscan penetrar en el carcter humano del conocimiento y en sus eventos, ms all de las destrezas del analista, y ms cerca de las observaciones y de las inferencias del observador intuitivo. Ahora bien, qu entendemos por expresin artstica?; de qu manera este recurso le
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es til al que escribe su tesis o al que se inicia en una labor remunerada en un sitio de trabajo que tiene una cultura organizacional enraizada en tradiciones e inercias? En trminos generales entre los profesores actualizados, como entre los empleadores alertas, lo que se espera del estudiante o del egresado es una respuesta creativa, innovadora, que vaya ms all de la correcta aplicacin de un cdigo o de un procedimiento, de obedecer instrucciones y que sea capaz de tener auto-disciplina que se deriva de un mejor conocimiento de s mismo, perseverancia, capacidad de saber ver un problema y definir objetivos para su posible solucin, y estar actualizado con respecto a lo que sucede culturalmente en el mundo que lo rodea. Esto implica la incorporacin de un nuevo orden producto de nuevas conceptualizaciones, la aplicacin de nuevos mtodos que requieren adquirir nuevos lenguajes y nuevas formas de expresin.
Peshkin, Glazer (siendo The Discovery of Grounded Theory de Glazer y Strauss un clsico) se ve hoy superada o complementada por la investigacin narrativa a que hacemos referencia.
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pero si quizs la ms ilustrativa para un entrenamiento en el ejercicio de formas artsticas o nuevas prcticas que rebasan el individualismo y nos enlazan con los dems, abriendo la potencialidad de acciones colectivas. Ser capaces de contar historias, de narrar, es ser capaces de construir puentes, de comunicarnos con un nuevo tono que permite nuevos matices a nuestro discurso, alejndose del ensayo acadmico y acercndose a la conversacin afectiva. Esta actitud que abandona el texto formal y retrico del ensayo, para transformarlo en cuento, en historia, aborda las enigmticas cualidades de la experiencia transformndola en formas donde el uso de la imaginacin sirve para abrir nuevas perspectivas e identificar nuevas alternativas. No se trata de teoras, sino de ejemplos de abordajes narrativos participativos. En lugar de escribir un texto cmodo que ocurre en un espacio con el que estamos familiarizados, surgen proliferaciones, cruzamientos y superposiciones, aperturas mltiples, redes, complejidades, problemticas, en suma, la consecuencia de componer una narrativa basada en expresiones artsticas, donde las alusiones atinadas y las imgenes visuales literarias permiten
ver y expresar mucho ms que las hiptesis, variables y proposiciones del empirismo. Agreguemos a esta visin los recursos que hoy nos pone a la mano la tecnologa de la comunicacin electrnica, el uso de la computadora. Si antes el acadmico se reduca en su expresin a la palabra escrita que surga de su pluma, ms tarde de su mquina de escribir y recientemente del procesador de palabras, hoy, estar despierto, tener conciencia de nosotros mismos, es algo mltiple y aunque fragmentado, en el acto de observar y de ser, nos permite complementar y trascender la palabra escrita incluyendo la imagen y el sonido, el documento y el movimiento, el color y la forma, entre otras dimensiones accesibles como jams ocurri antes. Las imgenes visuales entran en el texto para concretizar y desafiar lo que queremos saber, averiguar, lograr. Imaginmonos a nosotros mismos siendo capaces de manejar la tecnologa moderna, para integrar en un texto narrativo, imgenes, sonido, video, voz, msica, y todo aquello que documenta y registra los caminos de nuestro pensamiento y sensibilidad, en forma potica, directa, asom-
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brosamente simple, mostrando en esa simplicidad la profundidad de lo complejo. Diamond y Mullen (1999) elaboran y ofrecen profusos ejemplos que ilustran la idea de que una historia contada con arte es una respuesta en la que se le da forma y sentido a la experiencia. Cuando manejamos un lenguaje artstico, nos dicen, ordenamos y reconsideramos nuestra experiencia buscando aprender y compartir algo acerca de nosotros mismos y, al hacerlo, despertamos al artista que llevamos dentro y al que existe en los dems. La literatura actual cuando tiene calidad, desafa y ampla la forma en que respondemos a la vida, profundizando nuestro pensamiento acerca de la condicin humana. La diferencia de un texto convencional, que no tiene historia, sino que es una suma de puntos, de asuntos, de pasos, es similar a la diferencia entre una historia para consumo comercial y una historia para consumo artstico. Esta ltima, la que tiene arte, abre nuevas posibilidades de identidad, pensamiento y accin, y tendr un efecto diferente en los dems como comunicacin, en la medida en que estamos aportando, al vernos
a nosotros mismos como artistas capaces de crear nuestras propias historias de experiencia y desarrollo personal. Para reconocer nuestro espritu artstico debemos comenzar tomando en serio aquellos cuentos, poemas, ensayos, auto-narrativas y visualizaciones, que constantemente pasan por nuestra mente o por nuestras manos y que dejamos ir sin darles importancia. Se trata de un cambio que implica, si somos estrictos, una lectura abierta y un remapeo del arte y la educacin, del yo y el otro, de la reflexin y la accin. Esto no se logra por medio de argumentaciones, de discursos, sino de la visualizacin de mundos y un mundo segn Diamond y Mullen (1999) es por definicin una actitud hacia la complejidad de la experiencia. Para eso se necesitan nuevas formas de representacin que transmita lo que los educadores artsticos experimentan y aprenden. Estos hallazgos surgen de aspectos de la experiencia que se transforman en imgenes visuales, procesos literarios, metforas, figuraciones, entre los que la narrativa es un ejemplo, nada ms. De que se trata entonces este cambio?
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De profundizar en el entendimiento de la experiencia de uno mismo y de los otros, o de uno en relacin con los dems.
verso de las cosas de la gente, eventos y relaciones (Clandinin y Connelly 1996, p139). En suma el nuevo paisaje de la comunidad en la educacin y la investigacin est dando un giro hacia lo artstico, en el contexto de lo postmoderno.
De utilizar estrategias basadas en el arte (forma con contenido) que se reflejan en la experiencia e invitan a otros a responder a este tipo de indagacin.
La crisis de representacin
La experiencia es el fundamento sobre el que le damos sentido a las cosas. Qu entendemos por artista? Eisner (1991) (citado por Clandinin y Connelly) lo describe como aquellos que tienen como materia las cualidades de las cosas que llegan
De repensar y promover nuestro desarrollo como investigadores-estudiantes-egresados por medio de actividades artsticas que puedan promover una forma de entender y ver el entorno.
De incluir el uso de mltiples formas creativas que den una expresin ordenada a sentimientos personales, ideas imaginativas, temas de inters.
de la experiencia directa. Dewey (1938, 1950) distingue entre tipos de experiencia. Mientras que una experiencia de vida es un hecho cotidiano sin diseo ni forma, la experiencia artstica es una experiencia vital que sobresale llena de sentido porque contribuye a algn fin. Esta culminacin y el camino escogido para llegar a dicho fin, es la que le da sentido a la experiencia. Lo vlido que satura a la experiencia emerge solamente hasta que se representa en una forma artstica.
De entender la experiencia de nosotros mismos, en relacin con los que coparticipan y del mundo cambiante, para definir nuestra actuacin y nuestro desarrollo como un tipo de conocimiento profesional que tiene un sentido de expansin y la posibilidad de llenarse con lo di-
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Hemos crecido pensando que existen genios creadores por un lado, y que existimos nosotros, por el otro, que existen seres iluminados, y que existimos nosotros que no lo somos. Como acadmicos nos asumimos como lectores que admiran a un autor y no como autores que conversan con otros autores. Olvidamos que la relacin entre el lector y el escritor es una relacin activa, en la que los lectores recrean significados para ellos mismos. Esta relacin entre el creador y el que recrea lo creado, tiene el potencial de adquirir una nueva dimensin en el conocimiento que surge del cuenta-historias cuya audiencia tendr la oportunidad de re-de-construir sus textos. Eisner
Neruda nos sugiere que debemos repensar la metfora del iluminado y de superarla, porque toda metfora basada en la luz como fuente de acumulacin de conocimiento implica un receptor pasivo de rayos de una fuente de sabidura que emana de algn planeta distante. La idea de un ente estable, integrado y consciente que da luz, podramos sustituirla por la de una comunidad de mltiples seres que brillan, es decir, que reflejan algo, en forma fluida, con constante movimiento y cambio, luchando por mantener dicha conciencia viva. Una comunidad en la que hay diferentes voces y diferentes posiciones, que abiertamente se contradicen, sosteniendo una cosa, luego otra y an otra ms, pero que en conjunto definen la situacin, como recomienda Carlos Matus (1983). En este conjunto cualquier actor, como cualquier texto, no es una lnea de palabras que propone un solo sentido, como si se tratara del mensaje de un autor-dios, sino un espacio multidimensional en la que una variedad de escritos, ninguno de ellos nico u original, se mezclan o chocan (Barthes, 1977). Nuestra labor como acadmicos o como profesionales, debera manifestar esta conciencia, con un tipo de trabajo que
(1991) (citado por Clandinin y Connelly) nos dice los humanos no tienen simplemente experiencias, sino que colaboran en su creacin, y la calidad de su creacin depende de la manera en que emplean sus mentes. Los artistas no son iluminados, deca Pablo Neruda (1971) en su discurso de aceptacin del Premio Nbel, los poetas no son pequeos dioses, los poetas son como el panadero que cada maana ofrece el sencillo producto de su trabajo.
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no busque ser ejemplar, que no busque ser juzgado por ser generalizable, reproducible, listo para circular en el mercado del conocimiento. Se trata de respuestas que no estn guiadas por reglas preestablecidas, y no pueden ser juzgadas de acuerdo con reglas y categoras, porque justamente lo que estn buscando es romperlas, rehacerlas, cuestionarlas, provocarlas. Esto es vivir en el postmodernismo, donde al despertar del sueo de la ciencia, los nuevos estudiantes y los nuevos egresados, en su calidad de artistas, estn buscando y encontrando maneras de suplantar productos de investigacin o de trabajo que sigan modelos estandarizados y sustituirlos por eventos nicos que emergen de su experiencia cotidiana en forma de una respuesta nica, artstica, de representaciones subjetivas y evocativas de tantas versiones indefinidas, indeterminadas de la realidad como sea posible. Cuando hablamos de utilizar el arte, de hacer uso de nuestra capacidad artstica como una visin instrumental en donde el arte es una herramienta de conocimiento, de bsqueda y no arte por si mismo, como un fin en si mismo, estamos pisando ciertamente un terreno nuevo. Llegar a una nueva con-
ceptualizacin de nosotros mismos, obliga a una preparacin que requiere experimentar, entrenarnos. No se trata de lograr una capacidad esttica dentro de una visin del arte como algo reservado a unos cuantos que poseen un particular talento. Debemos superar el juego del artista-genio y dejar de pensar en la actividad artstica como un rea exclusiva de aquellos con raros dones, y verla como un rea potencialmente inclusiva en su capacidad de comprometer y transformar a los individuos, es decir, a nosotros mismos. Los que se encuentran comprometidos con el conocimiento, adquirirlo, darlo, desarrollarlo, son implcitamente hacedores artsticos por nacimiento. Todos estamos capacitados para sacar experiencias de nuestra condicin ordinaria y convertirla en algo especial. Al proponer o sugerir que el desarrollo como investigadores, futuros profesionales, expertos en determinada rea del conocimiento, son formas de arte, le estamos devolviendo al concepto de arte su antiguo uso, de arte como diseo de artefactos tiles (Clifford, 1984), el arte similar a la poesa del que elabora el pan de todos los das. Un tipo de tarea en donde nuestras vidas y nuestros textos se interceptan con otros y nos
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enriquecen o nos enriquecemos mutuamente, ganando todos. De la misma manera que le debemos al romanticismo la libertad del artista (Berlin, 1999) y el hecho de que ni el artista ni ningn otro ser humano o grupo puede explicarse con visiones simplificadas como las que prevalecen en muchas mentes contemporneas y cuyos anlisis ultra-cientficistas y ultrasimplificados en nada se diferencian del pensamiento que dominaba en el siglo XVIII, el postmodernismo de hoy nos recuerda la nocin de que existen muchos valores, incompatibles entre s, que tienen que ver con la pluralidad, y la imperfeccin de todas las respuestas humanas, ya que no existe ninguna que sea perfecta y verdadera por s misma.
cadores, estudiantes, egresados, estamos requeridos a redibujar nuestros propios retratos y los de las instituciones en las que trabajamos. Estamos obligados, si no queremos simplemente flotar a la deriva empujados por la inercia de las cosas que nos llevan a donde no queremos, si preferimos navegar con alguna direccin que le de sentido y contenido a nuestra vida, a ser creadores, hroes, escritores, artistas, intrpretes y tericos. La visin del artista es parte de nuestra capacidad de ver, recurramos a ella, hagamos uso de ella, despus de todo, la llevamos con nosotros, es slo cuestin de recobrar esa forma de mirar, de lograr una verdadera re-visin.
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estbamos determinados por leyes o por la naturaleza. Se apoyaba en dos proposiciones o principios: el de la voluntad indomable es decir, la idea de que no se trata de conocer valores existentes, sino de crearlos: tu creas valores, tu creas objetivos, tu creas fines, para terminar creando tu propia visin del universo, exactamente como los artistas crean una obra de arte, y antes de que el artista haya creado dicha obra de arte, esta no exista, no estaba en ninguna parte (Berlin, 1999: 119) y en la idea de que no existe copia, no hay adaptacin, no hay el aprendizaje de reglas, no hay evaluacin externa, no hay estructura a la que debamos de comprender y de adaptarnos antes de proceder. El romanticismo sostena que el corazn del proceso en su integridad es inventar, crear, hacer, partiendo literalmente de nada. El aspecto central de esta visin histrica, es que nuestro universo es el que decidamos crear. Lo nico que existe en la visin romntica es la interminable y continua auto-creacin del universo. No podemos concebir el universo como un conjunto de hechos, patrones de eventos relacionados entre s por determinados vnculos, como nos ha enseado la fsica, la qumica y otras ciencias naturales. El universo es un proceso de auto-creacin perpetua que siempre superar todo
esfuerzo humano por controlarlo, organizarlo, y comprenderlo. Entender es un trmino que no es posible utilizar en esta visin, porque presupone el que entiende y lo entendido, el que conoce y lo conocido, separando el sujeto del objeto. Pero como ha dicho Borges 28 , citando a Walter Pater 29 , todo arte aspira a la condicin de msica. La razn obvia, nos prosigue diciendo Borges, es que en la msica la forma y la substancia no pueden separarse. Tambin el Romanticismo sostena que no hay objeto, solo hay sujeto, que podr ser el universo o el individuo, una clase, o una nacin, lo que pueda identificarte como lo verdadero real que conforma el universo. Pero siempre se
tratar de un proceso de creacin continua, en el que todo esquema, generalizacin o patrn impuesto desde afuera, no ser ms que una forma de distorsin, una forma de ruptura. Wordsworth dijo, disecar es matar. En esto consista el
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En el captulo titulado Thought and Poetry, del libro The Craft of Verse, publi-
cado en el ao 2000, transcripcin de las conferencias que Borges dio en 1967 en la Universidad de Harvard y que se haban perdido hasta que recientemente fueron encontradas y publicadas por la Harvard University Press.
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sermn de los Romnticos, segn nos relata Isaiah Berlin. Ignorarlo, evadirlo, tratar de ver las cosas como sometidas a cualquier tipo de intelectualizacin, de plan, de reglas o leyes, de manuales o frmulas, es meramente una forma de autoindulgencia y a la postre de estupidez suicida. Esta
logra comprender, ver o medir, controlar, pero si sentir, intuir, percibir. Edgar Morin define en su libro Amor, Poesa, Sabidura este otro lado de la personalidad del hombre, como homo demens. Esta demencia a la que alude Morin se refiere a ese factor de irracionalidad que vive en nosotros, con tanta o ms fuerza que el factor puramente lgico y racional. Diamond y Mullen (1999) nos recuerdan que los mismos que con la mano derecha aplican normas obsoletas, con la mano izquierda escriben poemas, se emocionan ante una novela, una imagen o una meloda. Esto ocurre porque el ser humano, aun cuando tenga una plaza de tiempo completo en un centro de investigacin prestigioso o haya egresado de doctorados en educacin enlistados en el patrn del CONACYT, no solamente carece de suficiente razn, sino que se encuentra fuertemente dotado de una buena dosis de sinrazn. Vivimos en un mundo de apariencias, y los que dirigen la educacin superior as lo perciben y lo asumen, y quizs por eso se preocupan tanto por promover la simulacin, como si tuvieran un profundo amor por el teatro, sin entender que el teatro va mucho ms all de la simulacin y de las apariencias. Vivimos en un mundo
alusin al revelador libro de Berlin, nos sumerge en el sentido de cambios profundos que conforman ciclos que se repiten constantemente en nuevas versiones y nos permite asomarnos al significado del arte, como algo que est ocurriendo, cuya dimensin es infinita, libre, que sigue una nica ley que es la voluntad del creador que no cree en leyes. Todo arte es un intento de evocar con smbolos la inexpresable visin de la actividad que jams se detiene que es la vida (Berlin, 1999) En este mundo roto, quebrado, en el que todo se separa, el contenido de la forma, la tcnica de la teora, el arte de la ciencia, la prosa de la poesa, frente a la arrogancia del acadmico, con sus corazas asentadas en la razn, que insiste en ver al ser humano como el homo sapiens, la misma ciencia y sus cambios nos recuerdan que el ser humano posee una dimensin creativa, artstica que lo ayuda a compensar lo que la mente no
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quebrado, deca, roto, separado, disperso, y quizs por ello, algunos sentimos este impulso hacia el encuentro, hacia la exaltacin de aquellas partes que yacen separadas y que debemos recuperar, rescatar, integrar. Dice Morin (1981, 1999b) que cualquiera que sea nuestra cultura, norteos o sureos, sajones o latinos, todo ser humano produce dos lenguajes: el lenguaje racional, emprico, prctico, tcnico, y el lenguaje simblico, mtico, mgico, artstico. El primero se basa en la lgica, y trata de objetivar aquello de lo que habla. El segundo usa otros recursos, metforas, significaciones que van ms all de cada palabra, que estn en sus races. A lo emprico y a lo simblico, (no siempre separados) corresponden dos estados: el de la prosa y el de la poesa. Esta forma de re-visin puede ayudarnos mucho a entender este mundo en cambio, donde la prosa, entendida como lo prosaico, es lo que aun prevalece. La poesa, entendida como estado potico (como propone Morin) es similar a lo que Donald Schn (1987, 1994) entiende como racionalidad de diseo y es el estado que nos permite esa mirada que debemos recobrar. La trama de nuestra cotidianeidad se construye en
esta dualidad poesa-prosa. El ser humano es potico y es prosaico a la vez, es esta doble existencia, esta doble polaridad, la que pensamos que debera formar parte de nuestra vida acadmica. En el mundo de la educacin, a los acadmicos de las universidades, a los investigadores, a veces nos toca realizar nuestro trabajo de campo en zonas rurales, en sitios remotos de la sierra o de la selva. Cuando nos acercamos al hombre o a la mujer de la clase trabajadora o campesina, hemos podido constatar aquellos estados del hombre en donde la relacin entre estos dos estados, prosa y poesa, es ms estrecha. La vida cotidiana en pocas pasadas ocurra entre ambas. Se trabajaba, se sembraba, se cocinaba entre cantos y ritmos, entre ceremoniales y smbolos, donde ambas dimensiones, la objetiva y la subjetiva formaban una unidad. Actualmente se ha producido una profunda separacin. Esto no es nuevo, viene ocurriendo desde el Renacimiento, provocando que hoy surja con ms fuerza el llamado a que la dimensin potica penetre en el mundo de la educacin, la necesidad de reintroducir la poesa de la vida, ha sido y sigue siendo el mensaje de los que siguen con celo los
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cambios en el conocimiento y las nuevas maneras de conceptualizar. No se trata de cambiar las universidades, como tampoco se trata de cambiar al mundo, sino que la empresa es menos superficial y mucho ms compleja: se trata de cambiar la forma en que conceptualizamos y en que nos comunicamos. Dice Morin, El poeta no debe encerrarse en un rea estricta confinada, el rea de los juegos de palabras, de los juegos de smbolos. El poeta tiene una competencia total, multidimensional, que atae pues a la humanidad y a la poltica, pero no debe dejarse someter por la organizacin poltica. El mensaje poltico del poeta es ir ms all de la poltica No podemos reducir nuestra visin del mundo a un problema de rechazo al neoliberalismo, de acusacin al sistema capitalista, de resentimiento y odio a la macroeconoma. La labor debe iniciarse desde el nivel micro, desde la partcula mnima que somos cada uno de nosotros. Es una labor interna en donde debemos integrar prosa y poesa, razn y sentir, intuicin y lgica, en una unidad que se alimenta mutuamente. Los problemas macro, corresponden a las reglas del juego, a lo es-
tructural donde impera cada vez ms un modo de vida parcelarizado, compartimentalizado, atomizado, que afecta tambin nuestra manera de pensar. Frente a esta sensacin o situacin de desamparo, cmo superar las angustias que provocan las contradicciones que nos tocan vivir? Es posible que la respuesta sea sencilla, despus de todo, al presentar el original de este texto a los compaeros que lo van a dictaminar y quizs publicar, ellos no se preocupan exclusivamente por el nmero de caracteres, la ortografa, la sintaxis o la lgica de la poltica editorial. Ellos se comunican dando mayor importancia a las redes de conversaciones que se han creado a partir de estos textos presentados en reuniones convocadas alrededor del tema, a las ancdotas vividas en las presentaciones y mesas redondas, del sentido de la lectura y no de sus formalidades (que tanto preocupan a los correctores de estilo), en suma, de las reacciones, impactos y crticas nacidas a partir del libro. Es decir, hacen un relato potico, no netamente tcnico, acadmico, o intelectual. Porque lo que nos hermana no son tan slo las posibilidades de nuestra mente, o de nuestra pluma, con sus deformaciones, egos, credenciales y honores
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acadmicos, sino otras cosas muy diferentes a ello: la ventana que da al campus, la reunin en el caf, la irrupcin de una nueva idea que nos hace cambiar nuestra manera de ver, en suma, la diversidad de la vida. Nuestra fuente de recursos radica en esa dimensin potica que todos tenemos, en el necesario dilogo entre conocimiento e inspiracin, entre ciencia y poesa. Despus de todo, la ciencia nos revela un universo fabulosamente potico, acaso nuestros cientficos no se han quedado absortos ante la abstraccin de las frmulas o han dejado de ver las imgenes plsticas, visualmente maravillosas, de sus propios lenguajes? Hoy que las ciencias duras se siguen desintegrado, pareciera que ni las autoridades que provienen de ese mundo en crisis, ni muchos elementos de la planta acadmica de nuestras universidades han entendido que ese aparente final est sealando un nuevo universo en nacimiento. Todos vivimos una nueva aventura. No podemos abordarla desde la anticuada parcela de lo prosaico. Debemos reconocer la poesa que vive en nosotros. La sabidura no tendra sentido si no es para compensar los impulsos de este ser potico o artstico que tenemos dentro. En este mundo de rupturas y separaciones, lo que nos hace sentir son nuestras
contradicciones, dudas, sinrazones, en suma, nuestros amores. El amor por nuestra docencia, la dedicacin a los estudiantes que pueblan las aulas, nuestra dedicacin altruista a la universidad, no es otra cosa que un tipo de locura sana. Ya que se necesita estar un poco demente para seguir dando clases en un clima carente de vida acadmica, de baja solidaridad, comunicacin, respeto y entusiasmo. Sin embargo, se trata de una locura que nos permite seguir viviendo y buscando alguna forma de plenitud, nuevas formas de ver, pensar y actuar en la universidad de hoy. La paradoja es que coexisten en nosotros dos fuerzas, la de los vacos que vivimos dentro y fuera y la de la plenitud que sabemos nos puede ofrecer la vida. Se trata de unir la aparente sinrazn con la sabidura. La prosa con la poesa. El arte con la ciencia. No existe racionalidad si no reconocemos en ella lo irracional. Dejemos que en nosotros dialoguen los contrarios. Busquemos una prosa que est siempre llena de poesa. Si logramos unir estas partes hoy rotas, seremos elementos dinmicos, creativos, donde tcnica y arte estarn contribuyendo con su semilla a la re-visin y mejoramiento de la pequea parcela en la que nos toc existir.
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tuir redes locales, se reproduce tambin al interior de las instituciones. Hablar, entonces, de regionalismo en Mxico, obliga a referirnos al modelo centro-periferia y los esfuerzos actuales hacia la descentralizacin y el cambio institucional. Nuestro sistema poltico administrativo, funciona dentro de un modelo que se ha llamado centro-periferia 30 . La idea bsica de este modelo es que existe un centro, el Distrito Federal, y en el caso de la educacin superior, con una inconmensurable Secretara de Educacin Pblica, a la que se suman otras muchas instancias centralizadas como pueden ser la ANUIES, el CONACYT, la UNAM, etc. Existe adems otra serie de unidades perifricas, alejadas de este centro, conformadas por un amplio espectro de instituciones de educacin, ms otras dependencias directa o indirectamente relacionadas con ellas. Una periferia ms amplia la conforma los sub-sistemas o instancias desagregadas, complementarias, ubicadas en la dimensin que llamamos estado que a su vez incluye influencia de estados circunvecinos
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xico es un pas que sobresale por su regionalismo, es decir, por la poca o nula interaccin entre unidades cercanas que geogrficamente constituyen un rea o una regin. Este hecho es producto
de la gran diversidad tanto geogrfica como cultural de Mxico, pero principalmente por su historia (es decir, por su condicin de pas colonial antes, y neo-colonial, hoy). En esta era de medios de comunicacin que no se detienen ante ningn tipo de barrera o frontera, cualquier esfuerzo de coordinacin e integracin se sigue encontrando con mapas reales y virtuales que tienen la forma de una telaraa: estrellas que se abren desde un centro. De la misma manera que carreteras y ferrocarriles en los pases de Amrica Latina, han mantenido incomunicadas por siglos regiones adyacentes, sin dejar de converger en el centro, los esfuerzos de integracin y concertacin regionales se encuentran siempre
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urbanismo.
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dilucidar esta mirada hacia nosotros mismos, (nosotros como universidad), entonces este es tambin el camino necesario y efectivo para redefinir, reconocer y rescatar esta institucin pblica, hoy sumida en una profunda crisis. Siendo un problema cultural, la respuesta a "quienes creemos ser" abarcara un sinfn de asuntos que comienzan por la historia misma de la universidad y del ser universitario, nuestra relacin con el conocimiento como productores y/o transmisores del mismo, nuestro concepto del estudiante, que incluye el que el estudiante tiene de nosotros, la manera en que compartimos responsabilidades dentro de la institucin y aun nuestro lugar y nuestra misin como acadmicos. Se trata de una amplia temtica cuya clarificacin nos ayudara a lograr una imagen de lo que creemos ser como universitarios, la sntesis de como nos vemos a nosotros mismos, de como nos concebimos, no solo como personas, sino como miembros de una institucin y en ltima instancia como parte de una nacin.
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1998b), la aleja de toda abstraccin, en la medida en que esos nosotros, los acadmicos, los estudiantes, los empleados, en suma, todos aquellos que habitamos la universidad, somos seres concretos con nombres y apellidos, un camino recorrido y otro an por recorrer. Pero quines creemos ser los universitarios? Se trata de una pregunta cultural que vale la pena hacerse. En un artculo reciente, Peter Drucker (1999), hablando de las caractersticas de la mal llamada era de la informacin, sealaba que de todos los cambios, el mayor reside en cmo se est afectando la manera en que nos vemos a nosotros mismos. Para que esta no sea una mirada de extraeza sino de identificacin y reconocimiento, es decir, para que logremos una mirada que nos permita saber quien creemos ser, Robert
a universidad somos nosotros, esta manera de situar a la institucin universidad en el ser mismo de sus habitantes (Ibarra Colado,
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dnde y cundo, de nuestra existencia, el mapa que delinea el panorama cuantitativo como primer gran dibujo de las caractersticas que nos definen. 2. Recordar cul es la naturaleza y la prctica cotidiana de nuestro trabajo acadmico, de nuestro devenir universitario.... De qu consta, qu produce, qu evolucin tuvo y tiene y de qu manera se conforma en carrera de vida, individual y colectiva marcando cada una de nuestras jornadas. 3. Recordar nuestra existencia como parte de un mercado acadmico que ha condicionado nuestra propia carrera, las mltiples vinculaciones con lo que nos circunda y el papel que jugamos como parte de una realidad econmica y poltica que nos permita explicar por qu en lugar de haber logrado el suficiente poder acadmico que nos llevara a ser los protagonistas de nuestro propio devenir, hayamos sido y sigamos siendo simples actores que, ubicados en el escenario de la educacin superior, balbucean el poco talentoso, cambiante e impredecible script que
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daron nuestra universidad fueron personas de diversos orgenes, y visiones. La universidad se desarroll con una enorme carencia de cultura unificadora. En la universidad se reflejaban y se siguen reflejando las enormes desigualdades sociales, los enormes contrastes y desniveles que nos caracterizan. Por eso hoy estamos pugnando por la construccin de una red de redes de historias compartidas que surjan del recuerdo. Es una labor que ya se ha iniciado, existen investigadores serios trabajando sobre los acadmicos mexicanos (Gil Antn, 1994, Garca Salord, 2000) 35 , y muchos grupos institucionalizados o que por su propia iniciativa reflexionan y estudian a la universidad en sus diferentes aspectos. Pensemos tambin que lo que nos falta en unidad lo tenemos en variedad, y que en nuestro pas, que apenas est comenzando a buscar la democracia, la variedad es una riqueza subutilizada. Las elites culturales siguen formando crculos monolticos, el autoritarismo prevalece, los acadmicos pasan a ser funcionarios, polticos, olvidando de inmediato su
Manuel Gil Antn, desde inicios de la dcada de los 90, ha dedicado su trabajo a
esta labor. Actualmente se han multiplicado los trabajos de tesis doctoral en esta direccin.
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lleva a cabo dentro de las infranqueables aulas, o de los inexpugnables cubculos, donde los acadmicos (expertos en trabajar a la defensiva y aislados del entorno), resisten los embates de las polticas nacionales y de sus aplicaciones institucionales, cumpliendo con una labor extraordinaria, basada en su vocacin, compromiso y tica personal. La tesis que pretendo plantear en este captulo es sencilla, aunque no es comn: la sospecha de que en todas las universidades hay buenos acadmicos que realizan labores de alta calidad y que bsicamente constituyen, por encima de programas, reglamentos, normativas y restricciones, la materia prima y fundamental de donde puede surgir la salvacin de la universidad. Los intentos oficiales por elevar la calidad de la universidad, generalmente expresados en la escala macro de los
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n este ltimo captulo intento superar esa dificultad, tan frecuente en las ciencias sociales, de hablar de un objeto (en este caso la universidad pblica), como si
existiera fuera de nosotros. La universidad somos nosotros, hemos afirmado junto a la voz de colegas queridos que han puesto nfasis en esta condicin que compartimos, y es necesario reflexionar sobre lo que existe de bueno entre los sujetos que habitan las instituciones de educacin superior, intentando iniciar con el lector una conversacin positiva, constructiva, inclusive optimista, sobre aquellos elementos que a pesar de
Este artculo fue escrito en Toronto en el ao 2000, en vsperas del centenario del
documentos normativos y las polticas globales, solamente produce una universidad en el papel, en la medida de que los documentos que produce no logran descender y mejorar (aunque si alterar negativamente) los mbitos de la accin diaria, rutinaria. Esta transformacin tan (mal) buscada por las autoridades
fallecimiento de Oscar Wilde acontecido el 30 de noviembre de 1900. En su versin original pretendi ser un homenaje personal al genial escritor. El erudito, curioso o experto en citas, quizs aun reconozca en esta versin final, conceptos, un aire o un espritu que proviene de "El alma del hombre bajo el socialismo" ensayo que Wilde publicara en "The Forthightly Review" de Londres, en febrero de 1890.
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bajo su influencia. Quiero decir, porque lo he vivido y lo estoy redescubriendo en la prctica docente cotidiana que ejerzo en la UAMXochimilco, que en nuestra difcil y crtica realidad educativa, este tipo de "buen acadmico" existe. Existe, aunque no sea posible identificarlo a travs de evaluaciones y asignacin de puntos, de reportes burocrticos o listados de actividades realizadas o citas obtenidas, porque sus capacidades no se miden de
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El acadmico desobediente
Otro rasgo curioso de la interminable serie de actitudes equivocadas por parte del gobierno, puede constatarse en el hecho de que en las altas esferas, se prefiere creer que los estudiantes y los profesores estn agradecidos por sus formas de caridad. Se trata de ddivas que constantemente se empaquetan de diferentes maneras: Fortalecimiento Institucional, Promep, FOMES, PIFIS, Carrera Docente, etc. Es posible que algunos profesores lo estn, pero los que guardan algo de sensibilidad y conciencia jams estarn realmente agradecidos. Al contrario, lo que caracteriza a nuestros acadmicos, es que al mismo tiempo que se adaptan y acomodan a las circunstancias, son unos desagradecidos. No slo ello, estn descontentos, se rebelan y ms que nada, son desobedientes. La caridad, es un modo ridculamente inadecuado de restitucin parcial del salario del acadmico y de mejoramiento de sus condiciones de trabajo, porque viene siempre acompaado por la intencin impertinente de intervenir y tiranizar la vida acadmica, y por eso al mis-
porque los universitarios deberan estar agradecidos de las migajas que caen de la mesa de la Secretara de Hacienda y porque los acadmicos no estn sentados en la mesa donde se toman esas decisiones, o porqu los que lo estn se han olvidado que alguna vez pasaron por la universidad. No es gratuito que los acadmicos sean desobedientes. La desobediencia es la virtud original del ser humano. Es gracias a la desobediencia y a la rebelin que la humanidad ha progresado. Un profesor o un estudiante que es desagradecido, descontento, rebelde y desobediente, es probablemente una personalidad que todava guarda mucho dentro de si. Su protesta es saludable, pero no todos son as. Muchos prefieren acomodarse a la situacin, y esto ocurre por una simple razn: la injusticia y la pobreza en que vivimos son tan absolutamente degradantes, que ejercitan un efecto paralizador sobre la naturaleza de los seres humanos, de tal manera que ni los acadmicos, ni los estudiantes ni muchos de los otros actores de la institucin de educacin superior, se encuentran realmente conscien-
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La universidad de papel: Ensayos sobre la educacin superior en Mxico La evaluacin de los acadmicos
Un verdadero artista es un hombre que cree absolutamente en si mismo, porque es absolutamente el mismo, dijo Oscar Wilde (1891). Ahora bien, la expresin de la opinin pblica, se ha dado a travs de los medios de comunicacin, a los que hoy hay que agregarle los nuevos medios electrnicos. La vulgaridad y la estupidez son dos hechos comunes de la vida moderna que tambin forman parte de la vida universitaria. Son lamentables, naturalmente. Dan vergenza, pero all estn. Son sujetos de estudio, como todo lo dems. Algunos hacen investigaciones sobre la vida de los acadmicos, que aportan y ayudan a entenderlos un poco. El gobierno no hace caso de estos esfuerzos. Prefiere conocerlos por medio de evaluaciones. Previamente a la moda de la evaluacin, se consideraba conveniente hacer diagnsticos. Los diagnsticos pretendan detectar lo que es saludable o no. Se trata de acciones que se conducen en forma similar al gusto popular. De hecho lo reflejan. No se trata de criticar el gusto popular, o sus medios de comunicacin. No sera posible, dada su poca educacin y total incomprensin de lo que es la labor de un intelectual, y menos si vemos la labor del intelectual como una obra de arte. No es viable que a travs de una evaluacin, que es una modalidad del diagnstico, alguien obtenga una perspectiva correcta. De hecho las evaluaciones, como los diagnsticos, representan la opinin de nadie, en la medida que pretende ser la opinin de todos. Pero es importante sealar su mal uso, cuya explicacin es simple: se trata de una visin que proviene del brbaro concepto de autoridad, es decir, de la incapacidad natural de una comunidad corrupta por el autoritarismo, para entender y apreciar el individualismo. El autoritarismo se combate con individualismo. El individualismo lleva a que respetemos y consideremos al otro, que es tambin un individuo. Es diferente asumirse como el que hace el diagnstico y considerar a los dems como los que estn all abajo, o all afuera. El otro es el que est frente a m, o a mi lado. La suprema forma de una organizacin social horizontal, es que cada uno de nosotros constituya una clula descentralizada que se autogobierna. Esa abstraccin, monstruosa y horrible llamada "opinin pblica", cuando trata de tener control sobre el pensamiento del artista como acadmico o del acadmico como artista, es tan mala como infame. La tecnologa de la informacin ayuda a fortalecer el lado srdido del control popular en materia de produccin inte-
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ne la contradiccin aparentemente imposible de superar. Kieran Egan dice: La estructura de los tlibros de texto tpicos, con el conocimiento limpiamente fragmentado y organizado, tiende a sostener la creencia que el libro o la enciclopedia exhibe la forma idea de conocimiento. Esta grotesca idea es sin duda una de las consecuencias ms peculiares del moderno concepto de alfabetizacin. Frente a este supuesto aparentemente inconsciente, es necesario enfatizar contantemente en la educacin que los libros no contienen conocimiento. Los libros contienen cdigos simblicos que sirven como mnemnicos externos para el conocimiento. El conocimiento existe solamente en la mente humana, y es en la mente donde el sentido se deriva segn la forma en que se conecta con nuestras esperanzas, miedos e intenciones, y con nuestra imaginacin vital (Egan, 1999 pg 51). De all que toda bibliografa debera diferenciar los libros del conocimiento vivo en nuestra mente y sensibilidad. Lo ideal sera en esta lista, poder reconstituir los cdigos inertes en las vivencias que generalmente provienen del dilogo con los dems. El punto de que un libro est muerto y el conocimiento est vivo, es crucial: las referencias no son cdigos intercambiables que cualquiera puede escoger y acceder como si se tratara de datos computarizados. El conocimiento es una funcin de la organizacin de nuestro organismo, en el, adems del texto escrito o junto con el, viven imgenes, sonidos, recuerdos, olores, texturas, y todas las ideas, ejemplos y acciones que se generan y expresan en el contexto humano y que deberan formar parte de estas referencias.
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