Hágase Tú Voluntad

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HÁGASE TU VOLUNTAD

S.T.G.

1 de noviembre de 2024

Hoy, día de TODOS LOS SANTOS, tengo la gracia de poder publicar en obediencia
y no con poco temor de Dios, el maravilloso mensaje de todos los Santos del Señor.
Todos aquellos que dirán sí y los que dijeron sí a la Voluntad del Padre, los cuales,
podríamos decir que son muchos y a la vez uno.

El Señor mismo es el que me inspira a que ponga como introducción estas Sus
Palabras:

(Juan 17, 1-26):

«Levantados al cielo sus ojos, dijo Jesús: Padre, ha llegado la hora.


Glorifica a tu Hijo, a fin de que tu Hijo te glorifique a ti. Y conforme al poder que
le has dado sobre todos los hombres, de él a todos los que le has entregado la
vida eterna. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único verdadero Dios
y al que tú enviaste, Jesús, el Mesías. Yo te he glorificado sobre la Tierra,
cumpliendo la obra que tú me encomendaste que hiciera. Ahora glorifícame,
Padre, en ti mismo, con la gloria que en ti tuve, desde antes de la Creación del
mundo.

Manifesté tu nombre a los hombres que me diste del mundo. Tuyos eran y
me los diste y han observado tu palabra. Ahora han conocido que cuanto me
has dado de ti viene. Por cuanto el mensaje que me confiaste yo se lo transmití
a ellos. Y ellos lo acogieron y han conocido que verdaderamente de ti salí y han
creído que tú me enviaste. Yo por ellos ruego. No ruego por el mundo, sino por
los que me diste, pues tuyos son. Y todas mis cosas tuyas son y las tuyas mías. Y
en ellos soy glorificado. Yo ya no estoy en el mundo; mientras ellos quedan en
el mundo yo voy a ti. Padre Santo, guárdalos en tu nombre, el que tú me has
dado; a fin de que sean uno como nosotros. Mientras estaba con ellos, yo los
cuidé en tu nombre, el que tú me has dado. Y los custodie. Ni ha perecido
ninguno de ellos, excepto el hijo de perdición, cumpliéndose la escritura (Sal 41,
10). Más ahora, voy a ti. Y esto digo, mientras estoy aún en el mundo, para que
tengan ellos mi gozo colmado en sí mismos. Yo les he comunicado tu palabra,
pero el mundo les aborrece porque no son del mundo, como tampoco yo soy del
mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del
maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la
verdad. Tu palabra es la verdad. Como me enviaste tú al mundo, yo también los
envío al mundo. Por ellos yo me consagro a mí mismo, a fin de que ellos
también sean consagrados en la verdad. No ruego solamente por estos, sino
también por los que por su predicación creerán en mí, a fin de que todos sean
uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, así ellos en nosotros sean uno para que
crea el mundo que tú me enviaste. Yo les he comunicado la gloria que tú me
diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para
que alcancen la unidad perfecta y conozca el mundo que tú me enviaste y les
amaste a ellos, como me amaste a mí. Padre, quiero que los que me diste,
donde estoy yo estén también ellos conmigo, para que contemplen mi gloria, la
que tú me diste, porque me amaste antes de la creación del mundo. Padre
justo, el mundo no te ha conocido; mas yo te he conocido y éstos han conocido
que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre de Padre y se lo
revelaré todavía más, a fin de que con el mismo amor que me amas a mí les
ames a ellos, pues yo estoy en ellos.»

Amén.

11 de noviembre de 2023

Rezando el Rosario en un cenáculo, oigo a la Santísima Madre y apunto:

“Como esperé con amor el Nacimiento de mi Hijo1, así espero ¡con la


misma esperanza!, el nacimiento de una Nueva Iglesia llena de Luz2, a la que
Yo cuidaré, con las mismas atenciones que le dediqué a mi Hijo Jesús,
Salvador nuestro.

Él es quien os había escogido como Pueblo Suyo y Esposa engalanada


para el Esposo, desde toda la Eternidad.

Él dijo Su Sí desde siempre. Ese Sí que Yo también dije con mi FIAT3, es el


Sí unido al Sí de mi Santísimo Hijo, en la Voluntad del Padre. Estaban ya
unidos en ese momento Nuestros Corazones en la Divina Voluntad. Yo,
redimida y Santa4, porque fui la elegida, en la Divina Providencia, para ser la
Esposa, Madre e Hija de Nuestro Señor.

Él puso el Sí, FIAT, en mi boca, porque para eso Yo nací5, para hacer la
Voluntad del Padre, en mi Hijo, llena del Espíritu Santo.

1
Lucas 2, 1-14; Véase también Miqueas 5, 2.
2
Sobre la «Nueva Iglesia de Luz» ya habló la Virgen al P. Stefano Gobbi en tres de sus locuciones,
recogidas en el comúnmente llamado “Libro Azul”, de título A los sacerdotes hijos predilectos de la
Santísima Virgen, cuyas fechas dejamos a continuación: 09/03/79, 15/08/90 y 13/10/90. Se puede
descargar aquí: https://mundocatolico.tv/wp-content/uploads/2021/05/A-los-Sacerdotes.pdf
3
Lucas 1, 38: «Entonces María dijo: “He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra”».
[“ECCE ANCILLA DOMINI: FIAT MIHI SECUNDUM VERBUM TUUM”].
4
Para reflexionar acerca del bellísimo misterio de la redención de la Santísima Virgen María, por
medio de su Inmaculada Concepción, recomendamos leer la Constitución Apostólica de S.S. BEATO PÍO IX
INEFFABILIS DEUS, de 8 de diciembre de 1854, por medio de la cual fue proclamado el dogma de la
Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
INEFFABILIS DEUS (en español directamente):
https://www.corazones.org/doc/ineffabilis_deus.htm
5
Sobre la predestinación de María puede leerse directamente la Constitución Dogmática sobre la
Iglesia LUMEN GENTIUM, nn. 56 y 61-62, o Maternidad espiritual de María en la Iglesia, breve texto,
preparado por el Departamento de Teología Espiritual de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz;
ambos disponibles aquí:
LUMEN GENTIUM:
https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-
ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.html
Maternidad espiritual de María en la Iglesia:
Por eso, queridos hijos, en estos tiempos tan convulsos, os acompaño,
para que ahora, en este Nuevo Nacimiento de Amor en la Voluntad Eterna6, se
cumpla ese sí en vosotros, como esposos, e hijos, desde siempre elegidos en
la Voluntad plena de la Trinidad Santa y de la de vuestra Santa Madre.

Ese sí al que vosotros también estáis llamados, está cerca de cumplirse. Y


se cumplirá.

Ese sí, del Pueblo elegido del Señor7, para el que se crearon todas las
cosas en Jesucristo, Nuestro Señor.

En ese Nuevo Nacimiento, la Voluntad del Padre se cumplirá en vosotros,


en el Hijo y por el Hijo, llenos del Espíritu Santo; y unidos a mi Sí, providente8
y corredentor9.

Así sea, hijos, niños míos, pronta la respuesta y cercana mi esperanza.

Todo en alabanza al Padre, unida a la Pasión del Hijo, en la unidad del


Amor del Espíritu Santo.

Amén.”

https://www.vatican.va/spirit/documents/spirit_20010501_concilio-vaticano-ii_sp.html
6
En el citado “Libro Azul” también se hace referencia al «Nuevo Nacimiento» en los siguientes
mensajes: 24/12/75, 08/09/78, 24/12/81, 08/09/82, 24/12/84, 08/08/86, 25/03/89, 15/09/90,
24/12/90.
7
El único Pueblo Elegido de Dios es la Iglesia. Así lo leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica (CCE
n. 781 y ss.) y en LUMEN GENTIUM, nn. 9-17. El Pueblo Elegido del Antiguo Testamento fue solo
preparación y figura del definitivo, “no según la carne, sino según el Espíritu” (LG, 9). Leer también
Romanos 9, 1-13.
8
Entiéndase esa «provisión» como «mediación de las gracias divinas», tal y como S.S. LEÓN XIII
escribió en su Carta Encíclica IUCUNDA SEMPER EXPECTATIONE, nn. 2, 6, 8 y 11 o en otra Carta Encíclica,
PERSONAS ADIUTRICEM; también en AD DIEM ILLUM LAETISSIMUM, n. 13, de S.S. SAN PÍO X; o en MISSERENTISIMUS
REDEMPTOR, n. 15, de S.S. Pío XI; y también leemos en LUMEN GENTIUM n. 62.
IUCUNDA SEMPER EXPECTATIONE:
https://www.vatican.va/content/leo-xiii/en/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_08091894_iucunda-
semper-expectatione.html
PERSONAS ADIUTRICEM:
https://www.vatican.va/content/leo-xiii/it/encyclicals/documents/hf_l-
xiii_enc_05091895_adiutricem.html#_ftnref4
AD DIEM ILLUM LAETISSIMUM:
https://www.vatican.va/content/pius-x/en/encyclicals/documents/hf_p-x_enc_02021904_ad-diem-
illum-laetissimum.html
MISSERENTISIMUS REDEMPTOR:
https://www.vatican.va/content/pius-xi/es/encyclicals/documents/hf_p-
xi_enc_19280508_miserentissimus-redemptor.html
9
Aunque aún no ha sido definida dogmáticamente la doctrina de la corredención mariana, existen
numeros textos magisteriales e intervenciones pontificias a favor de la misma. Especialmente ilustrativo
en este sentido es el artículo del P. William Most, en el que recoge 17 de estas afirmaciones, desde SS.
LEÓN XIII hasta S.S. JUAN PABLO II. Dejamos el enlace a continuación:
https://www.ewtn.com/catholicism/teachings/church-teaching-on-marys-cooperation-in-the-
redemption-of-mankind-827
No podemos dejar de mencionar el reciente libro publicado, del madrileño P. Agustín Giménez
González titulado María, mi Madre: Corredentora, Mediadora, Abogada, quien concedió entrevista aquí:
https://www.infocatolica.com/blog/caballeropilar.php/2410011102-el-p-agustin-gimenez-sintetiz
Creo que ha parado el mensaje y sigo rezando el Rosario.

De nuevo vuelvo a oír y, apunto:

“Es en la Verdad del Espíritu Santo, donde diréis el SÍ. Ese sí, dicho en la
Verdad Justa que recibiréis y en la que se os concederá comprender; cuando
el sí sea concedido ser sincero y libre, y, por tanto, elegido y suficiente para
que se lleve a cumplimiento.

A eso estáis predestinados en el Plan de la Divina Voluntad: a vuestro sí.

Deseosa estoy de que llegue ese momento, hijos. No temáis, seré Yo, con
todos mis Ángeles, en ese Nuevo Nacimiento, donde Yo, como Madre, dé el
cumplimiento de lo que por todo fue hecho; la que os colmaré con mis
gracias, protegeré con mi Santo Manto y os iré indicando, como Buena Madre,
el camino en cada momento.

Vuestro sí y mi Sí se unirán, en un mismo misterio, al SÍ que dio mi


Santísimo Hijo, Redentor Nuestro, en el mismo SÍ del Padre, cumpliéndose el
SÍ definitivo en los tiempos indicados.

En ese tiempo estáis vosotros, queridísimos hijos. Yo estaré para


acogeros en el momento del alumbramiento.

¡Alabado sea Nuestro Señor, Trinidad Santa!

Ese sí, es el «HÁGASE». Lo hará el Señor en vosotros. Ese sí, es un:


«Hágase en la Voluntad Trinitaria». Y así se hará. No temáis nada. Estad
alegres10. Se acerca el tiempo, pequeños míos.

Yo os arrullaré.”

10
Leer: Filipenses 4, 4 y 1 Tesalonicenses 5, 16: la alegría es un mandato apostólico. Eclesiástico 30,
23: la alegría que da Dios es «tesoro inexhausto de santidad». También Juan 16, 24, la alegría es fruto
de nuestra petición a Dios.
Ahora un ángel me explica con más detalle lo escuchado (se intercalan frases
oídas, con comprensiones que me insuflan. Es decir, no comprendo yo, me dan las
comprensiones).

Me explican que la Voluntad del Padre y el Hijo, es el SÍ a nosotros desde la


Eternidad.

Él, Dios, dijo «SÍ» a nosotros desde Siempre. En la Creación ya dijeron «SÍ» a la
Redención y ya eligió, Nuestro Señor, a Su Iglesia11. Es un SÍ unitario de la Trinidad
Santa que se dio en la Eternidad.

Entiendo que es un Sí Trinitario, porque la Voluntad del Padre y del Hijo están
unidas en una misma Voluntad12 junto a la del Espíritu Santo. A ello, se sumó
providentemente —aunque Él ya lo sabía desde la Eternidad—, el SÍ de María,
segunda Eva y Madre Nuestra Corredentora con y en su FIAT. Y también, se sumará
el sí nuestro, que se dará en la plenitud de la Verdad y del Amor del Espíritu Santo
que recibiremos llenos de Su Luz.

Tendremos un Momento de Luz de Dios en el que estaremos frente a la Verdad,


ante una Verdad completa donde no cabe engaño ni ofuscación. En esa Verdad de
Dios veremos el Amor Suyo, Su pureza, Quién es. Y también nos veremos a nosotros,
no con nuestros ojos, sino con los Suyos, desde la Verdad que ahora no podemos ver
por tantas limitaciones y engaños en los que estamos inmersos.

Tras el Momento de la Verdad, contestaremos. Habrá una respuesta. De eso


hablan: de ese sí.

Siendo ese sí nuestro, un mismo SÍ. Es decir, Él y Ella (El Señor y la Iglesia, Su
Esposa), unidos en el mismo Sí. Ese es el Nuevo Nacimiento de una Iglesia llena de
Luz y de la ¡Boda!13, que culminará en la Victoria de Dios en nosotros, a medida que
vaya cumpliéndose, en la Voluntad Divina, el Sí en nosotros. Es decir, hasta que se
cumpla el número de los elegidos, creando la Iglesia Total14, Nueva Jerusalén que
bajará del Cielo15.

11
CCE, n. 760: "El mundo fue creado en orden a la Iglesia" decían los cristianos de los primeros
tiempos […]. Dios creó el mundo en orden a la comunión en su vida divina, comunión que se realiza
mediante la "convocación" de los hombres en Cristo, y esta "convocación" es la Iglesia. La Iglesia es la
finalidad de todas las cosas […], e incluso las vicisitudes dolorosas como la caída de los ángeles y el
pecado del hombre, no fueron permitidas por Dios más que como ocasión y medio de desplegar toda la
fuerza de su brazo, toda la medida del amor que quería dar al mundo: «Así como la voluntad de Dios es
un acto y se llama mundo, así su intención es la salvación de los hombres y se llama Iglesia» (Clemente
Alejandrino, Paedagogus 1, 6).
12
Sobre la Voluntad de Dios, es muy interesante leer a Santo Tomás de Aquino:
https://tomasdeaquino.org/cuestion-19-de-la-voluntad-de-dios/
13
CCE, nn. 1027, 1036, 1335; Eucaristía como anticipación de las Bodas del Cordero (nn. 1244 y
1329); Matrimonio como anticipación de las Bodas del Cordero (nn. 1602, 1612, 1642); La Virgen en
Caná anticipó las Bodas del Cordero (n. 2618).
14
Léase el CCE, n. 795, sobre el «Cristo total», («CHRISTUS TOTUS»), así como la hermosura de las
cuatro citas recogidas al respecto de San Agustín, San Gregorio Magno, Santo Tomás de Aquino y Santa
Juana de Arco.
15
CCE, n. 2016; Apocalipsis 21, 2.
Ya en la Tierra y en el Cielo, pues no habrá división en Ella. Ese sí, será el Cielo en
nosotros.

Es decir, se unirán todos los Santos del Cielo que dijeron también «sí» y las almas
del Purgatorio —ellas también dijeron «sí», por ello purgan hasta ser santificadas.
Todos los miembros de la Iglesia en unión en la misma Voluntad de Nuestro Señor. A
ese sí, también se suma misteriosamente el sí de los Ángeles. Es un sí cósmico16.

Sigo apuntando lo que me explican:

El «nuevo niño» seremos nosotros tras la iluminación de la Verdad y del Amor de


Dios y tras la verdad sobre nosotros, en y por el «sí, queremos»; ya que tras la Luz que
recibamos, habrá una respuesta nuestra que acogerá Ella, la Madre, como el «nuevo
niño» que va a nacer en la misión que tiene, llevándolo todo a plenitud.

“Dios en vosotros y vosotros en Dios, en unidad con el Cielo entero”.

“¡UNO! ¡FIAT!”

La Venida Gloriosa de Jesús llegará tras el Nuevo Nacimiento, construyendo y


conformando la Ciudad de los Santos.

Cada santo, irá colocándose como miembro de la Iglesia, construyendo un


Edificio Entero17, Iglesia Unida y Total: La Esposa de Cristo.

Cada uno ocupa un lugar: en piedras, puertas, columnas, pilares, bóvedas… y


hasta florecillas de los jardines.

Veo, porque me lo enseñan, trozos de la Iglesia como un edificio y mientras lo


veo, también me muestran cómo cada santo es una piedra que se va uniendo a otras
incorporándose, construyendo las paredes de Ella. Algunos son columnas, otros son
pilares, y algunos son flores del precioso jardín. Cada uno tiene su lugar en la Ciudad
Santa, cada uno ocupa un sitio, formando el Edificio de la Iglesia de Dios.

“Ninguna dictadura, ningún ataque, ¡NADA! podrá hacer nada en vosotros,


tras ese SÍ que se une en el tiempo, al NUESTRO”.

Esa es Su Voluntad. Ese es el HÁGASE TU VOLUNTAD en la magnitud del Amor.

La Madre en su mensaje transmitía llena de amor que está esperando deseosa


que llegue ese momento del SÍ. Pero me explican que en EL MOMENTO DEL SÍ, habrá
tres tipos de respuesta:

Los que digan «sí».

Los que digan «quiero decir sí».

Los que se miren a sí mismos, diciendo: «YO. (Yo ya veré qué hago)».

16
CCE, n. 668 (Efesios 4, 10 y 1 Corintios 15, 24. 27-28) y n. 1046 (Romanos 8, 19-23).
17
CCE, n. 756.
A los primeros, se les dará la gracia de inmediato. Es instantánea.

A los segundos, se les dará la gracia para decir sí y dirán sí.

A los terceros, se les respeta su elección.

Estas tres decisiones, serán especialmente libres, pues se contestará en la


plenitud de la Luz del Espíritu Santo, llena de Verdad, Justicia y Amor.

Esa luz será personal, y se dará en un momento; seguidamente, en y tras ella, se


darán libre y personalmente esos tres tipos de respuesta.

Tras el Momento de la Luz, llega la Gran Tribulación. En ella, se dará el


cumplimiento de la Purificación, hasta la Santificación (de cada uno), con Cristo,
llegando al cumplimiento de la Voluntad del Padre en cada uno, de manera que ya se
pueda decir el: “Todo está cumplido”.

Como Jesús expiró antes de fallecer, así será en nosotros, en unidad con el
Espíritu Santo y con todos los Ángeles y Santos del Cielo que lo acompañan; hasta que
se cumpla en el último de los elegidos.

Cada parte del edificio está ensamblado como cuentas, piedras vivas, cada uno
ocupando su lugar.

Es en el momento en el que se cumple «el último santo», es decir, hasta que se


incorpore al Edificio de la Iglesia Santa el último santo, y quede absolutamente
ensamblada, cuando vendrá Jesús. Y vendrá, porque Ella entera, la Iglesia, Cuerpo
místico de Cristo, Su Esposa, con quién Él hizo Alianza18, habrá llegado a su término,
a su plenitud.

Por eso, Él es el Alfa y la Omega: el Principio y el Fin19. También en nosotros. Es,


el Alfa y el Omega nuestros. Razón y fin de todo.

Me dicen que el ataque del demonio es también por temor, no sólo por odio. Él
sabe que cuando Ella (la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo) quede completamente
ensamblada, habiéndose incorporado el último santo, se dará su final para siempre
en la condenación eterna; se le habrá acabado el tiempo y ya no estará más en este
mundo. Siendo la Victoria, cómo no, para y de Nuestro Señor Jesucristo, en la
Santidad del Padre.

Cuanto más ensamblada esté la Iglesia, más débil estará el demonio y por tanto,
más ataques recibiremos por odio y por temor; ya que estará furioso porque sabe que
son sus últimos coletazos20 y que cuando la Iglesia se ensamble del todo, llegará su
final. El final de los tiempos, es el final del tiempo del demonio en este mundo.

18
CCE, n. 796 y Efesios 5, 29.
Además, como nos indica el CCE, n. 762, la Alianza Nueva, con la Iglesia, fue anunciada en Jeremías 31,
31-34 e Isaías 55, 3.
19
Apocalipsis 1, 8; Apocalipsis 21, 6; Apocalipsis 22, 13.
20
Apocalipsis 12, 12.
Su ensamblamiento como Ciudad Santa, aniquilará su acción en este mundo
para siempre.

(Oigo): ¡Glorias sean dadas para Siempre, porque Justo y Veraz21 es Dios y
sus designios!

¡Alabado sea! ¡Gloria al Altísimo!

Así sea. AMÉN.

Al rato, oigo a San Miguel:

“Yo Soy el más pequeño de todos, que no me teman”.

Quizá por eso el Señor le hizo y le hace grande —deduzco— y le contesto:

“MIKAEL, gracias por tu amor”.

21
Apocalipsis 19, 11.
14 de febrero de 2024

Miércoles de Ceniza

El padre P. me pide cuando le enseñé el mensaje del 11 de noviembre, que le


preguntase a San Miguel, para que él me explique mejor esa comprensión que recibí
sobre el mensaje. Y al día siguiente, la noche del martes, víspera al Miércoles de
Ceniza, es decir, toda la noche, que da el inicio al Miércoles de Ceniza, me la paso en
sueños viendo y oyendo cosas. Me mostraban imágenes y oía frases durmiendo y tras
mostrármelas, me despertaba y oía: “apunta”.

“Viene una guerra”. Me la muestran y oigo: “esta guerra es consecuencia de


vuestros pecados”.

Me enseñaban una guerra, era una guerra espantosa, estaba todo destrozado.
Una guerra como ninguna. Me hacía sufrir mucho que fuese consecuencia de
NUESTROS pecados.

No me acuerdo bien del momento de la guerra, pero sí sé que sucedía antes del
Momento de la Luz y de la respuesta que daremos tras ese momento. Me dijeron
también, que tras nuestras respuestas, vendría inmediatamente la Gran Tribulación;
aquella que nos santificará. La Gran Tribulación, es una purificación que nos llevará
a la Santidad. En ella, se dará el CUMPLIMIENTO de la respuesta que hayamos dado
al: «Sí. Hágase en Mí tu Voluntad». Y a las otras dos respuestas que también se darán.

Mientras oigo esto le pregunto: “pero, ¿a qué hay que responder? Creía que tras
el Aviso (lo llamo yo en ese momento Aviso, porque asocio que el Momento de la Luz
debe ser el conocido Aviso, aunque él no lo ha llamado así en ningún momento, él lo
llama: el momento de la Luz) o la Luz recibida, lo que había que hacer era
confesarse”.

Entonces oigo que, porque cuando nos veamos y veamos la Verdad de Dios,
veremos la Voluntad que tenía el Padre para cada uno de nosotros22, que era la de
la santidad. Veremos el plan que tenía Él para con nosotros y lo que dejamos de
hacer. Veremos el mal que hemos hecho con una luz clarísima, desde el Amor de
Dios, desde la Verdad, porque Él es la Verdad, pero sobre todo veremos, lo que no
hemos hecho.

Veremos lo que Él tenía preparado, para cada uno de nosotros y veremos cómo
fuimos diciendo “no” con nuestros actos, pensamientos, y omisiones.

22
Sobre la vocación universal de todo hombre, leer: CEC, n. 27.
Al oírlo entiendo que veremos la Voluntad que tenía el Padre cuando nos pensó,
pero desde Dios, es decir desde la Verdad que Es y da Dios. Y descubro que es un
momento y acto de Misericordia excelsa para cada uno de nosotros.

Sigo preguntando: “¿Qué es lo que hay que responder? ¿A qué responderemos?


Me dijiste que había tres respuestas”. Entonces, me enseña el Padre Nuestro, empieza
a recitarlo y empiezo yo también a recitarlo con él, de un modo, que es como si me
hicieran fijarme especialmente en cada una de las frases y en su significado.

“Padre Nuestro, que estás en los Cielos. Santificado sea tu Nombre. Venga a
nosotros Tu Reino. HÁGASE TU VOLUNTAD, ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL
CIELO”.

El «hágase Tu Voluntad»23, no es solo una frase bonita, no es solo una petición.


Tiene veraz y pleno sentido, ese «hágase» debe llevarse y se llevará a cumplimiento.
Eso es lo que se me señala. Se cumplirá la Voluntad de Dios.

Por eso, Jesucristo nos lo enseñó, para que hiciésemos la Voluntad del Padre;
Voluntad a la que Él también está unido. Es un Sí de la Divina Voluntad. A la que nos
adheriremos nosotros también.

Oigo: “Estáis llamados a ser santos”. La Voluntad del Padre para con cada uno
de nosotros es el de la santidad. Cuando estoy oyendo eso, me viene el recuerdo, de lo
que se me explicó de los tres tipos de respuesta, añadiendo en él un
enriquecimiento mayor, es como si me acompañase, no sólo cuando me explican, si no
también cuando me hacen comprender y cuando me viene un recuerdo. Me
acompañan en el recuerdo, dándole un significado nuevo. “no estoy sola con ellos”.

Unos dirán «sí». Estos tendrán, tras decirlo, una luz especial del Espíritu
Santo (será la Nueva Iglesia llena de Luz que va a nacer). Otros dirán, «quiero
decir sí». A estos se les dará la gracia para decir «sí» al plan de santidad. Dios
es fiel y hará en éstos, lo que ellos le respondieron en el Momento la Verdad. Él,
Dios, les dará la gracia y dirán: «sí, quiero».

Sabremos lo que estamos diciendo, lo que estamos contestando. Porque las


respuestas se darán en el momento de la Luz de la Verdad. Serán respuestas
especialmente libres, precisamente por ello. La respuesta será absolutamente libre,
porque la daremos en el esplendor de la luz, de la Verdad, no podremos mentir, ni
engañarnos en la elección que demos, ni a nosotros, ni a Él. No podemos mentir
delante de Dios, es imposible.

El SÍ, será un HÁGASE Tu Voluntad en nosotros, en cada uno de nosotros.


Diremos «sí», al «hágase en mí la Voluntad del Padre». Diremos «sí», al «hágase la
Divina Voluntad». Es un Sí, al plan de Dios en cada uno. Será algo personal. A pesar
de nuestro “no” del pasado, Él sigue teniendo un plan de santidad para cada uno de
nosotros.

También se me enseña que tras las respuestas dadas, SE ACABA EL TIEMPO DE


RESPONDER. Él aceptará la respuesta que le demos, insisto, porque al ser dada desde

23
CCE, nn. 2822-2827.
ese acto de Amor infinito y Luz plena, la respuesta será absolutamente libre,
semejante a la Luz que tuvieron los Ángeles en el Cielo.

Tras el sí, Él, Dios, que es fiel y justo y por tanto, respeta nuestra elección, hará en
nosotros SU VOLUNTAD. Él cumplirá en nosotros «el hágase Tu voluntad», el «sí
quiero».

También, Él cumplirá Su Voluntad en aquellos que respondieron: «quiero decir


sí», pero que, en ese Momento de la Verdad, no podían responder «sí», a secas, porque
no estaban preparados.

Es como un juicio, aunque no sé si llamarlo así, porque no lo es, no hay una


sentencia. Lo llamo juicio, porque nos veremos desde la Verdad, nos veremos desde Él,
y lo veremos con juicio justo. Y daremos una respuesta, tomaremos una elección libre,
frente a esa verdad expuesta, donde no cabrá mentira.

Veremos la Verdad y, respondamos lo que respondamos, será aceptado en


Misericordia y Justicia.

Me dan muchísima pena, aquellos que, viendo al Señor, en vez de mirarlo a Él,
tras ver la Verdad, miren a su propia voluntad, a su «yo quiero». Es decir, en vez de
mirar al Señor, en el máximo esplendor de luz, caridad y verdad, respondan
mirándose a sí mismos, y contestando «yo», «yo, ya veré»24. Estos ya han contestado
también y luego no dirán «sí». No es determinismo, no es que el Señor no quiera que
se conviertan. Es que si en el Momento de mayor Luz, semejante a la de los ángeles, su
respuesta es «yo», en vez de «Dios», luego, este tercer tipo no dirá otra cosa. Esto me
lo explica por Presciencia25. Es la Omnisciencia Divina, la que me está explicando
estas cosas. Oigo: ¿Qué verán luego durante la Gran Tribulación, momento de
mayor tiniebla, desde su yo? Nada: mentira y engaño. Orgullo y soberbia. Con
ésta tercera respuesta, ellos mismos, se han situado en el lugar de Dios, como si su yo,
estuviese a Su Altura, como si su yo, fuese más importante que la Voluntad de Dios.

24
Esto recuerda a «la marca de la bestia» o «la marca del nombre de la bestia» de Apocalipsis 13,
16-17; Apocalipsis 14, 11; Apocalipsis 15, 2; Apocalipsis 16, 2 y Apocalipsis 19, 20. Puesto que las
multitudes gritarán «¿Quién como la bestia?» (Apocalipsis 13, 4), cabe pensarse que la bestia grite, en
su pura soberbia: «¿Quién como yo?», siendo esta su marca, su signo distintivo, el «yo» por encima de
Dios, en contraposición al «¿Quién como Dios?» de San Miguel Arcángel. Las personas que, ante tal
momento de Luz, de plena Verdad y Libertad, respondan «YO», no estarían sino marcándose con el
nombre de la bestia, una marca en el entendimiento y en la voluntad, como leemos en el citado “Libro
Azul”, cuando la Virgen se refirió a la cuestión en los mensajes de 15/08/89 y 08/09/89.
25
“Dios no predestina a nadie a ir al infierno” (CCE, n. 1037), pero, aunque eso es cierto, la
Omnisciencia Divina conoce quién se acabará condenando y quién no. La Presciencia Divina es la parte
de la Omnisciencia Divina que comprende el futuro de las cosas, que conoce lo que aún no ha sucedido.
Sobre el gran misterio que ello supone en relación a la libertad humana y la condenación o salvación del
hombre, recomendamos leer este artículo:
“¿Cómo se concilia la presciencia divina con la existencia del infierno?”:
https://es.catholic.net/op/articulos/55791/cat/13/como-se-concilia-la-presciencia-divina-con-la-
existencia-del-infierno.html#modal
Esto es horrible. Me da una pena infinita aquellos que desprecien ese acto de
Misericordia, aquellos que se miren a sí mismos, diciendo «yo ya veré», porque al
responder eso, ya han contestado. Y su respuesta también será aceptada26.

Tras el Momento de la Luz, ya no habrá más respuestas. Insisto; el momento de la


respuesta será tras la Luz y en la Luz de la Verdad. ESE ES EL MOMENTO DE LA
RESPUESTA. NO HAY OTRO. SE ACABA EL MOMENTO DE RESPONDER.

La Gran Tribulación será inmediatamente posterior a estas respuestas y la


tiniebla, la oscuridad será terrible.

Me dicen, porque lo oigo, que ésta durará tres años y medio. No se lo he


preguntado, me lo decía Él.

Le pregunto: “¿tres años y medio? ¿No eran siete?”

“Tres años y medio”, oigo de nuevo. “¿Por qué?” Le pregunto. Me contesta: “los
tres años y medio previos, son los tres años y medio del anticristo religioso”.
Tras ello, me llevan a pensar en el Pontificado. Me retrotraen al pasado y recuerdo la
‘dimisión’ de Benedicto XVI, al cual Él (Dios), en 2014, seguía llamando “mi
Vicario”27. También veo en un instante, pero a modo de revisión general, el estado
de la Iglesia, desde que ‘Francisco’ usurpó el Pontificado y al cual, Él (Dios), llamó
“impostor, que fue elegido políticamente”28.

En la revisión, voy viendo la demolición, que sutilmente va avanzando gota a


gota, día a día. Y oigo: “por eso estás aquí, sufriendo tanto, desde hace tanto
tiempo”. Entonces, le digo: “pero, han pasado muchos años. Eso no son tres años y
medio”. En ese momento, me muestran la muerte de Benedicto XVI (que fue hace
poco) y ya me callo. Deduzco, que Él divide los siete años, en dos anticristos distintos,
gobernados por Satanás.

Le pregunto por qué es la última respuesta para decir «sí». Me contesta que es
porque “es el final de los tiempos, también en nosotros. Es la última prueba, no hay
más tiempo para responder”.

Las tres respuestas, una vez dadas en el Momento de la Luz, se cumplirán en


fidelidad y justicia durante la Gran Tribulación. Me hacen comprender, que ésta será
tan terrible que, si el Señor no nos hubiera dado con anterioridad, en ese acto de

26
Sobre esta inexorabilidad de perdición eterna para aquellos que rechazaren la Misericordia de Dios
ofrecida por el Espíritu Santo, podemos leer el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1864), también la
Carta Encíclica de S.S. JUAN PABLO II DOMINUM ET VIVIFICANTEM, nn. 46-48, en el que el Papa reflexiona sobre
el pecado contra el Espíritu Santo, expresado por Jesucristo en Mateo 12, 32; Marcos 3, 29 y Lucas 12,
10.
DOMINUM ET VIVIFICANTEM, nn. 46-48:
https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-
ii_enc_18051986_dominum-et-vivificantem.html
También puede leerse a este respecto Apocalipsis 9, 20-21; Apocalipsis 16, 9. 11.
27
Mensajes de 9 de abril de 2014 y de 6 de mayo de 2014, en Así en la Tierra como en el Cielo, de
S.T.G., que se puede descargar aquí: https://makabeosstg.wixsite.com/website
28
Íbid: Mensaje de 6 de mayo de 2014. También lo llama «impostor» en estos mensajes: 16 de
septiembre de 2014, 16 abril de 2016 y 19 de julio de 2016.
Misericordia y Amor infinitos, esa Luz a sus hijos, para responder «sí» o «quiero decir
sí», luego, durante la misma, no podríamos y no podremos responder «sí».

Ello me hace sufrir muchísimo, pero claro, Dios es Misericordioso, y precisamente


por ello, también es infinitamente Justo. No se “salta nuestras respuestas”, las acepta
y acoge. Nos ha hecho libres de amarlo o no. No nos obliga.

Sé que es el final de los tiempos también para nosotros, porque ha llegado el


momento de nuestro sí a que se cumpla la Voluntad del Padre. El sí de todos los
santos. Ya no hay más tiempo para nadie. Ya no da el Señor más tiempo. Ya
contestamos en el «Momento de la Misericordia». Me viene el “porque si no se
acortasen esos días, hasta los elegidos perecerían”.

Repito, esta Luz, no es sólo para que nos arrepintamos de nuestros pecados de
pensamiento, acción y omisión. Es, sobre todo, para que tengamos la oportunidad de
contestar en libertad: «SÍ, QUIERO QUE SE CUMPLA EN MÍ TU VOLUNTAD».

A ese sí, estamos destinados desde la Eternidad. Él hizo toda la Creación Para
Ella, para Su Iglesia, la que Él rescató encarnándose y dando Su Vida. Con la que se
desposó para siempre.

Ahora le toca a Ella decir, «sí».

La Gran Tribulación, es para la purificación en el «sí quiero», hasta la


Santificación de la Iglesia toda; como Jesús, que dijo sí en la Voluntad del Padre,
ahora le toca a Ella decir SÍ. Por ello, se llama «la Pasión de la Iglesia»29.

En ella, el Señor y nuestra Madre no se apartarán ni un momento de nosotros,


pero requeriremos de gran fe, y perseverancia, porque la prueba será enorme, ya que
el demonio estará desatado como nunca. Será un reinado de Satanás. Es como si el
mundo fuera el infierno. Estará sumergido el mundo en una oscuridad sin
precedentes, lleno de oscura tiniebla. Y el demonio estará furioso porque sabe que le
queda poco tiempo en el mundo para seducirnos.

Durante ese reinado temporal infernal, debemos recordar con más confianza
que nunca, que Él, Dios, cumplirá en nosotros Su Voluntad. Debemos recordar, más
que nunca en esos momentos, que Él es Fiel, que Él es Bueno y que no hay nada ni
nadie como Él. ¡Nada, ni nadie como él! Y que será Dios, el que hará que se cumpla Su
Voluntad en nosotros. Lo hará Él en nosotros, nosotros no podemos nada sin Él. Lo
único que podemos hacer es responder libremente en ese momento previo a la Gran
tribulación. Por la respuesta dada en el Momento de la Luz. Luego, es Él el que nos
dará la Gracia.

Durante la Gran Tribulación Él se encargará de cumplirlo, pero no porque


nosotros hagamos, sino porque nosotros hemos contestado ya que sí en la plenitud de
la luz y de la libertad.

La Virgen llama «Nueva Iglesia de Luz», a aquellos que dicen o dirán que sí y que
conforman la Iglesia: sus elegidos. Es a Ella (a la Iglesia, a la que ha dicho «sí») a
29
CCE, n. 677.
quién la Virgen asistirá, acogerá y arrullará. Es a los que dicen o dirán que sí, a quien
Ella dedica ese mensaje.

El «Nuevo Nacimiento» será esa Iglesia llena de Luz que dirá «sí».

Esos son los que la Santísima Virgen arrullará y cuidará como cuidó al Niño
Jesús. Y también acompañará con amor en su crecimiento hasta su ensamblamiento
total. Como acompañó a Jesucristo hasta el final, hasta que «todo esté cumplido» en
nosotros.

El MOMENTO DE LA LUZ es para todos. Porque Él murió por todos y quiere que
todos se salven.

Pero el Segundo Pentecostés30 lo recibirán aquellos que hayan contestado Sí, tras
y en el Momento de la Luz. Éstos, los que hayan dicho sí recibirán la gracia de
inmediato para cumplir la Voluntad del Señor.

A ese «sí», se unirá al «SÍ» de la Santísima Trinidad, al «Sí» que dieron los
Ángeles, al «Sí» Corredentor que dio la Virgen María y al «sí» de todos los Santos de
todas las épocas. También al «sí», que dieron los ya fallecidos y que tras el juicio
particular se encuentran en el Purgatorio santificándose. Es un Sí de Unidad. Tras él,
todo está cumplido. Se acaba el tiempo en el mundo. Se ha acabado la prueba. Se da
cumplimiento, en los santos de Dios. Además, el Señor ya no da más tiempo al
demonio en el Mundo. Porque cuando quede ensamblada la Iglesia, y se adhiera a
Ella, el último santo, se acaba todo. Se acaba este tiempo.

Llega la Jerusalén Celeste, todos los Santos y Ángeles. Ella hará que el demonio y
los suyos queden condenados por siempre en el infierno. Ya no podrá “tocarla”. Llega
el momento de las Bodas con Ella. Ella entera, Una, Santa. Se ha cumplido en Ella la
Voluntad del Señor, Ella también ha dicho «sí». Queda engalanada31, preciosa, blanca
y pura para Él y será junto a Jesús, UNO para la Eternidad.

Tras explicarme todo esto, me enseñaron el planeta. Aunque no sé qué tiene que
ver.

Veo el planeta Tierra en perspectiva, y un boquete gigantesco en él. De ese


boquete, que parecía un cráter, emanaban, no sé cómo describirlo, una especie de
ondas concéntricas que se sucedían una tras otra, creando un bucle, que derivaba en
algo que derramaba humo o polvo como de una explosión.

No sé qué lo había provocado, ni me lo explican. Entiendo que se acaba este


mundo y llega otro renovado.

30
Joel 3, 1 y Hechos de los Apóstoles 2, 14-21.
31
CCE, n. 2016.

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