T1 El Saber Filosófico
T1 El Saber Filosófico
T1 El Saber Filosófico
EL SABER FILOSÓFICO
1. La tarea de pensar
Para acercarnos al significado de «filosofía», la primera idea que habría que tener
clara es que la filosofía consiste en «pensar», aunque no pensar de cualquier manera,
sino «pensar bien» o «pensar correctamente». De ahí que, ante todo, en filosofía se
pretenda enseñar a pensar. Lo primero, pues, a interrogar es: ¿en qué consiste
pensar?
a. Para empezar a pensar hemos realizado una pregunta, lo que indica que en el
comienzo de todo pensamiento se encuentra la pregunta y que una de las
maneras mejores de pensar es hacerse preguntas, o de otro modo, el
preguntar, el cuestionar, es la herramienta por excelencia de la filosofía. De
hecho, a diferencia de los animales, los seres humanos nos planteamos
preguntas sobre lo que nos rodea y nosotros mismos.
b. Además, lo que hacemos es preguntar por el pensar, es decir, cuando
preguntamos qué es pensar, no interesa lo que pensamos sino la actividad de
pensar como tal: qué es pensar; es decir, interesa pensar el pensar.
Propiamente hablando, la filosofía no consiste simplemente en pensar, por
ejemplo, qué haremos dentro de un rato, qué comeremos luego o con quién
saldremos por la tarde. La filosofía consiste, sobre todo, en una actividad
reflexiva. Vamos a dejar la cuestión de la reflexión para más tarde; ahora nos
detendremos en analizar la importancia de la filosofía como una «actividad».
El ser humano es capaz de una actividad única entre todas las especies: la actividad
de pensar. Y es que, pensar es una tarea, una actividad, una producción típicamente
humana. Como puso de manifiesto el gran filósofo español Ortega y Gasset, el ser
humano piensa por y para algo; pensar es una ocupación, no un simple suceso que
ocurre sin más.
Resulta posible sacar algunas consecuencias del saber filosófico como actividad:
a. Si existe un motivo (por) y una finalidad (para) del pensar es porque existe una
necesidad de pensar. El ser humano tiene que pensar para que su vida no sea
caótica, para organizar su existencia. Necesita pensar porque tiene necesidad
de orientarse (Kant) y orientar su vida, y lo hace mediante el pensamiento. A
diferencia del resto de animales, el ser humano nace desorientado, de manera
que constantemente tiene la urgente necesidad de saber a qué atenerse
respecto al mundo, a los demás y a sí mismo. Sin ello no podría sobrevivir.
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b. Por esa razón, la tarea de pensar nos diferencia radicalmente del resto de seres
vivos con los que compartimos el planeta. El ser humano no reacciona
inmediatamente a los estímulos del medio ambiente; entre el estímulo y la
respuesta media una distancia, un hueco, espacio reservado para el
pensamiento y condicionado por nuestro carácter, cultura, sexo, costumbres,
etc.
c. ¿Por qué sucede esto? Pues porque todo ser vivo es un «factum», algo ya
hecho, prácticamente acabado y sin excesivas posibilidades de salirse de lo que
genéticamente ya es. En buena medida, el animal nace terminado, delimitado,
programado. En cambio, el ser humano es algo por hacer, un quehacer, un
proyecto no predecible del todo Como decía Ortega, somos “un ser de
carencias”.
d. d. Siguiendo el hilo de todo lo anterior, llegamos a la conclusión de que, puesto
que no somos “hechos brutos”, tampoco nuestra vida es un simple cúmulo de
«hechos», sino que lo que propiamente existen son «posibilidades» que se
abren o cierran, se crean o se destruyen, según va pasando el tiempo y
“jugamos nuestras cartas”. Y ese “jugar”, que es un “jugársela”, es parte
fundamental de la vida y de nuestra vida. En cada decisión, de una u otra
manera, en mayor o menor grado, nos la estamos jugando, incluso cuando nos
tomamos la vida a la ligera como un juego (en sentido negativo).
e. Pues bien, el pensar (y pensar “correctamente”, claro) da origen a un conjunto
de saberes con los cuales el ser humano procurar orientar su existencia, hacer
que su vida sea una “vida propiamente humana”. El animal aprende cosas,
posee genéticamente pautas de conducta y, en muchos casos, hasta realiza
aprendizajes básicos, pero no tiene saberes; el animal no hace ciencia, no
estudia, por ejemplo, su conducta o la del resto de animales. Los saberes
pueden ser teóricos o saberes de cosas y técnicos o saber hacer cosas. Y son la
manera que tiene el ser humano de adaptarse al medio en el que se encuentra,
transformarlo y ponerlo a su servicio. La filosofía es un saber teórico, puesto
que aspira a conseguir una serie de conocimientos; pero también es, en cierto
sentido, un saber técnico, ya que aspira a un tipo muy peculiar de saber hacer:
el «saber pensar».
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su vida (y así, poder ser felices). Quizá por eso dice Aristóteles en la Metafísica que
“todos los seres humanos desean por naturaleza saber”.
Dentro de los elementos del saber, podemos hablar de que, cuando alguien
realmente “sabe” algo o sobre algo, es necesario que cumpla con una serie de
características:
Con todo esto, tenemos una primera definición: saber es una aprehensión de la
realidad, que queda fijada en el sujeto. Es decir, es captar algo y hacerlo tuyo,
comprenderlo, interiorizarlo y ser capaz de comunicarlo.
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varios días y en todas esas ocasiones me he sentido mal, llego a la conclusión
de que la leche me sienta mal. Esto no quiere decir que sea cierto, pues igual
hay alguna excepción o causa en la que no he reparado, pero es un
procedimiento habitual.
d. Deducción: Es el procedimiento mediante el cual se extrae una conclusión
lógica necesaria de unas premisas o verdades previas. Es decir, es cuando llego
a una conclusión a partir de otras verdades que ya sabía o que doy por
verdaderas. Por ejemplo, si sé que la leche me sienta mal y hoy he tomado
leche, puedo deducir que voy a sentirme mal cuando pase un rato.
3. Tipos de saber
El primero de los saberes es el común u ordinario. Se trata de un saber basado en
la experiencia cotidiana. Por ello, está cargado de prejuicios. Quien “sabe” de esta
manera, realmente no conoce las causas o motivos de lo que cree saber. Es un tipo de
saber basado en la experiencia cotidiana.
Si entramos en las diferencias, la primera podría ser que los problemas científicos
tienen una y solo una solución correcta mientras que los filosóficos pueden tener
varias respuestas correctas. Cuando un problema científico se resuelve, el problema se
olvida, sin embargo, los problemas filosóficos nunca terminan de resolverse. A lo largo
de la historia se puede ver cómo los problemas que se podían solucionar de una vez
han pasado a formar parte de la ciencia, mientras que los irresolubles han seguido en
el ámbito de la filosofía.
Por lo tanto, hay problemas que son misterios y otros que son enigmas. Los
misterios son problemas con solución. Además, con una y solo una respuesta correcta.
La ciencia se enfrenta con misterios y trata de solucionarlos. Si hay un problema al que
no se le encuentra solución se abandona y se escoge otro que sí sea solucionable. Los
enigmas son problemas que son irresolubles. Problemas que no tienen una y solo una
respuesta o solución. Se trata de problemas que nunca podremos responder del todo y
para siempre. Los verdaderos problemas filosóficos (la libertad, el tiempo, la muerte, la
justicia, etc.) son enigmas. Los problemas filosóficos son enigmas, y por ello las
preguntas son más importantes que las respuestas en muchas ocasiones.
Muy relacionado con el saber científico está el saber técnico. Se trata de un saber
práctico que consiste en saber cómo realizar ciertas actividades. En nuestros tiempos,
la unión de ciencia y técnica recibe el nombre de tecnología. Pero el saber técnico es
más amplio: se puede hablar de técnica de tiro en baloncesto, o de técnicas para crear
un refugio en la naturaleza antes del nacimiento de la ciencia como la entendemos hoy
en día. Sí es cierto que, en nuestros días, la ciencia no avanzaría (o no lo haría tan
rápido) si no tuviera la ciencia como aliada. Y, por otro lado, la ciencia también
incentiva a la técnica para intentar construir o inventar aparatos que nos ayuden a
investigar lo que aún no se puede.
Con respecto al saber religioso, podríamos decir que las distintas religiones
también ofrecen preguntas y respuestas a las grandes cuestiones. Sin embargo,
mientras la religión se apoya en la fe (que es una creencia personal basada en la
revelación) y en dogmas (verdades fundamentales que se aceptan sin ponerse en
duda), la filosofía se basa en la razón y los argumentos, fomentando la capacidad
crítica.
Por último, el saber filosófico es muy difícil de definir. Hay que tener en cuenta que
la pregunta sobre qué es la filosofía es ya una pregunta filosófica. Esto quiere decir que
no hay acuerdo sobre qué es la filosofía. Un matemático no se pregunta qué son las
matemáticas, porque esa pregunta es filosófica, no matemática. Podemos decir de
modo provisional que se trata de un saber que se adquiere pensando, pero utilizando
la razón para argumentar de forma rigurosa. En el siguiente punto desarrollaremos
esta cuestión.
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El término «de‐finir» significa etimológicamente trazar los límites, fronteras o
fines de algo para distinguirlo de aquello que no es. Cuando definimos establecemos
los confines de un concepto, lo limitamos fijando sus contornos precisos y así decir con
precisión “lo que es y lo que no es”. Por lo tanto, algo que está definido es algo que
está acabado, delimitado, terminado, perfectamente claro en sus contornos. Lo
definido es lo que es justo aquello que es, ni más ni menos. Por otra parte, definir
implica contraponer algo a otra cosa, de modo que una manera provisional de definir
algo será la vía negativa, es decir, afirmar “aquello que no es”.
Según Diógenes Laercio (s. II a.C), fue Pitágoras (s. V a.C) el primero en utilizar el
término «filosofía» y en llamarse a sí mismo «filósofo». Pitágoras decía que sólo el
hombre puede ser filósofo porque, a diferencia de los dioses, es alguien que tiende, se
aproxima y desea la sabiduría. El filósofo hace del deseo a la sabiduría su profesión y
pretende con ella alcanzar la perfección del alma.
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Es un saber reflexivo, una sabiduría que retorna sobre lo vivido para
procurar comprender los problemas que preocupan al ser humano y trata
de sugerir propuestas y vías de solución.
Es un saber racional. Los problemas son planteados a través de nuestra
razón. Esto la diferencia de otro tipo de planteamientos, como el mito o la
religión. Busca soluciones que se adapten al entendimiento humano.
Es un saber global, totalizador, frente a la ciencia, que es más bien un saber
parcial, sectorial, especializado. Por eso la filosofía es un saber sistemático
e integrador que trata de ordenar los distintos ámbitos de la realidad y de la
experiencia humana.
Es un saber radical, esto es, va siempre a las raíces. Y es “radical” en dos
sentidos:
a) En la forma de abordar los problemas: la filosofía trata siempre sus
cuestiones (ser humano, conocimiento, acción, sociedad) intentando ir
a las raíces de los mismos. Es más, la filosofía llega a ser tan radical que
se plantea incluso su condición, validez y utilidad como tal. Ninguna
ciencia llega tan lejos.
b) En los temas tratados. En la temática de la filosofía se encuentra
preguntas como el sentido de la existencia humana, la libertad, la
trascendencia, el más allá, el bien y el mal, la verdad, etc. Este tipo de
problemas son los que podríamos llamar "problemas radicales" que,
como tales, tienen soluciones siempre provisionales y mejorables.
Es un saber que posee carácter práctico porque trata de orientar la acción
humana a partir de una serie de principios. Se manifiesta en la filosofía ética
de forma individual, y política, de forma colectiva.
Es un saber crítico y autocrítico. La filosofía es a la vez reflejo y crítica de la
mentalidad de una época. Hace una crítica de los prejuicios y dogmatismos
que existen en la mentalidad de una sociedad (las verdades sin fundamento
que se imponen, las ideas que se aceptan de una forma inconsciente). Este
carácter crítico hace que la filosofía se encuentre siempre enfrentada a las
ideologías. Se llama ideología, en sentido negativo, al conjunto de ideas,
imágenes y valoraciones que son aceptadas acríticamente y utilizadas para
manipular y dominar a los otros.
5. El nacimiento de la filosofía
5.1 Factores históricos
Propiamente hablando, el pensamiento filosófico nació al mismo tiempo, en torno
al siglo VI a. C., en tres lugares: India, China y Grecia. En estos tres lugares se produce
un cuestionamiento crítico de las tradicionales respuestas míticas y explicaciones
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racionales. No obstante, las filosofías orientales difieren respecto a la occidental en su
visión del ser humano, de la naturaleza o de la mente.
5.2.1 El mito
El término «mito» significa “relato”, “narración”. Los mitos son relatos poético‐
religiosos en los que se explican los fenómenos naturales y sociales a partir de la
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intervención arbitraria o caprichosa de los dioses y de hombres heroicos con
características sobrehumanas. Algunas características de los mitos son:
5.2.2 El logos
Por su parte, el término «logos» (λόγος) cuenta con numerosos significados muy
relacionados entre sí. Su significado más antiguo procede del verbo griego “legein” que
significa reunir, recoger un conjunto de elementos. Posteriormente, legein pasó a
significar “hablar”, “decir” (al decir algo, reunimos o recogemos en oraciones un
conjunto de palabras bajo unas reglas sintácticas), con lo que logos pasó a significar
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“palabra”, “expresión”, “habla”. Logos se usó también para significar “ley”, “norma”,
la proporción o número («razón») que existe entre dos o más cosas o procesos.
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En resumen, podemos decir que tradicionalmente se ha explicado que el
nacimiento de la filosofía se produce en Mileto en el siglo VI a.C., precisamente porque
se cambia la forma de explicar los fenómenos que nos rodean, desde una explicación
religiosa a una racional. Es lo que se conoce como el paso del mito al logos. Un mito es
una narración sagrada de acontecimientos en los que seres sobrenaturales ‐como
dioses o héroes‐ realizan acciones memorables que explican el mundo. Por su parte,
logos significa “razón” o “palabra”. Sería algo así como la palabra que da razón, que
explica y argumenta. Cuando se pasa de explicar un fenómeno natural con un mito a
explicarlo con argumentos (aunque puedan estar equivocados), nace la filosofía.
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sus normas, la fundamentación de sus valores, la validez y universalidad de
dichas normas, etc.
Política: se ocupa de la dimensión social del ser humano y de su capacidad para
organizarse en una comunidad política. Analiza los tipos de comunidad posibles
y la justicia o no de las mismas.
Estética: se interesa por el arte y la belleza. Su pretensión es establecer
posibles cánones de belleza; examina cómo va el arte cambiando a lo largo de
la historia, etc. La estética está ligada a la reflexión acerca de las obras de arte y
el sentimiento generado por su contemplación.
No obstante, la filosofía es un saber integrador del resto de saberes, por eso realiza
también una reflexión sobre otros saberes, esto es, es un saber «de segundo grado».
De ahí que existan: filosofía de la naturaleza, filosofía de la ciencia, filosofía del
lenguaje, filosofía de la economía, del arte o de la religión, etc.
a) FILOSOFÍA ANTIGUA
Abarca desde el siglo VI a.C. hasta el III d.C. Resulta posible dividir la filosofía
antigua en distintos periodos según las diversas problemáticas que predominan en un
tiempo o en otro. Así, tendríamos:
1. Filosofía de la naturaleza
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El cambio y lo permanente
Multiplicidad/Unidad
En segundo lugar, el griego se plantea si es posible que todas las realidades, a pesar de
su diversidad, pueden ser reducidas a uno o unos pocos elementos para ser explicadas.
Esto es, ¿la diversidad de seres vivos, acciones, personas, etc., esconde una unidad
desde la que reciban su sentido y coherencia? Toda la filosofía griega procurará llevar
la multiplicidad del mundo que observamos a la unidad, a ese fondo único que no
cambia y que se mantiene invariable.
2. Filosofía del ser humano. Antropología. Sócrates y los sofistas. Siglo V a.C.
Coincide con una época de esplendor en todos los campos: económico, político,
militar, cultural… Las preocupaciones coinciden con las de una polis (Atenas) donde
importa el triunfo social y se logra por medio de la palabra y el arte de convencer
(retórica). Por eso, se pasa de la naturaleza a la pregunta por el comportamiento del
ser humano en la polis, criterios, normas, valores a adoptar, etc. En este punto, las
propuestas de Sócrates y los sofistas se enfrentarán radicalmente. Mientras que los
sofistas sostendrán un escepticismo y relativismo, Sócrates defenderá la existencia y
vigencia de valores universales (justicia, bondad, etc.).
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4. Filosofía ética. Epicureísmo y Estoicismo. Siglos III‐I a.C.
b) FILOSOFÍA MEDIEVAL
‐ Agustín de Hipona (s. IV‐V) estará influido por el pensamiento de Platón y valora la
fe por encima de la razón.
c) FILOSOFÍA MODERNA
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la ciencia moderna, que incorpora las matemáticas como base y modelo de las ciencias
empíricas. No extraño que se produzca un cambio de paradigma y se desplace todo el
interés hacia el yo que conoce. Es decir, el interés de la filosofía es epistemológico, de
modo que se intenta averiguar las posibilidades y los límites del conocimiento. A la
pregunta, ¿qué puedo conocer y cómo puedo conocerlo?, dos son las posibles
respuestas:
Kant intentará una síntesis conciliadora y superadora entre las propuestas racionalista
y empirista: todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia, pero es necesario
el uso de la razón para que exista conocimiento universal y necesario. Utilizará un
método crítico: examinar los elementos del conocimiento para saber sus posibilidades
en el ámbito teórico, práctico y estético. El resultado será un énfasis en la autonomía
del sujeto y una reivindicación de su libertad.
d) EDAD CONTEMPORÁNEA
A partir del siglo XIX la filosofía se hace mucho más compleja, en paralelo con una
situación histórica convulsa: extensión del capitalismo por Europa, crisis económica en
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muchos países, revoluciones liberales, movimientos proletarios, huelgas,
manifestaciones, etc.
El marxismo (K. Marx y F. Engels) y su interés por examinar las condiciones del
proletariado para desenmascarar la opresión de los intereses económicos.
El vitalismo de Nietzsche. Defiende la vida y lo irracional frente a la razón
tradicional; razón que hay que desenmascarar por tratarse de una razón
manipuladora y al servicio de intereses escondidos de poder.
2. La filosofía en el siglo XX
Los graves acontecimientos históricos del siglo hacen que la filosofía gire en torno a la
pregunta por el sentido: sentido de la existencia, de la sociedad, la ciencia, el lenguaje,
la política, etc. La realidad ya no se acepta sin más ni más, sino que, como sostienen
todas estas corrientes, es tal y como lo interpretamos, y hay que cuestionar, revisar y
transformar toda la interpretación tradicional hasta el final. Destacamos:
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