Investigacion Ezequiel

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Ezequiel preparado para sacerdote, llamado por Dios para ser profeta.

Aquí nos damos cuenta de que no es lo que nosotros queramos o para lo que
nosotros nos preparemos, es saber que cuando disponemos nuestro corazón, Dios
controla y tiene nuestra vida en sus manos, debemos dejar que el cumpla su
propósito en nosotros.
El llamamiento de Ezequiel lo podemos dividir en cuatro tiempos:
1) Visión. Dios le llama y le da una visión del cielo, una experiencia espiritual
fuera de serie.
2) Unción. Dios lo toma y lo llena de su Espíritu
3) Palabra. Lo hace comer el rollo, lo llena de su Palabra
4) Campo. Lo lleva al campo para hablar con él. Para dar experiencia y
comunión
El profeta Ezequiel profetiza al comienzo del cautiverio, cuando Israel y él mismo se
encontraban exiliados en Babilonia.
Ezequiel va a usar ciertas señales y a representar ciertas parábolas ante el pueblo,
en las calles de Babilonia, aproximadamente durante 22 años hablando a todos del
castigo y de la salvación de Dios y llamándolos al arrepentimiento y a la obediencia.
Dios le dio que ilustrara sus mensajes con lecciones objetivas dramáticas. Durante
esta época, la ciudad de Jerusalén no había sido destruida todavía, y los profetas
falsos estaban diciendo a la gente que ellos iban a tener paz. Decían a los judíos ya
en cautividad, que iban a regresar muy pronto a Jerusalén, ya que Jerusalén sería
restaurada. Pero Ezequiel va a confirmar las palabras del profeta Jeremías, quien
les dijo que ellos no iban a regresar, y que la ciudad de Jerusalén iba a ser
destruida..
Ezequiel fue un ejemplo de lo que Dios quería de Israel. Israel debía haber sido un
ejemplo de lo que Dios quería de las naciones.
La primera mitad del libro contiene las profecías dadas antes de la caída de
Jerusalén. Dios manda a Ezequiel que explique al pueblo en el exilio el porqué de
la destrucción que vendría sobre Jerusalén.

En los capítulos 4 y 5, el profeta presenta cuatro señales acerca del juicio venidero:
En las cuales Dios dio a Ezequiel instrucciones específicas acerca de lo que tenía
que decir y la forma en la que lo debía decir. Cada detalle tenía un significado
especial.
Muchas veces pasamos por alto los detalles más pequeños de la Palabra de Dios,
o no los consideramos importantes y es nuestro deber obedecer por completo la
Palabra de Dios. Si Dios nos pide que hagamos algo diferente, fuera de lo común,
obedeceríamos?
1) Señal de la ciudad sobre un adobe 4:1–3
Dios ordena a Ezequiel que diseñe la ciudad de Jerusalén, en miniatura, sobre un
adobe Estos ladrillos de adobe era el material que usaba la gente de Babilonia para
escribir. Así es como ellos mantenían sus archivos. Ezequiel pues, tuvo que tomar
uno de esos ladrillos de adobe; eran casi cuadrados, de unos 35 x 30 cm. Era una
tablilla de arcilla blanda, horneada, para que fuera duradera, como las que usaban
los babilónicos para escribir. Hay muchos de esos adobes, que se han encontrado
y grandes cantidades de ellos tienen escrituras grabadas. Lo que Ezequiel tenía que
hacer era dibujar la ciudad de Jerusalén en un adobe y que lo pusiera delante de él,
rodearlo con instrumentos de guerra, (como un niño que juega con sus soldados de
juguete), así represento Ezequiel al pueblo de Israel, rodeada de arietes,
representando al enemigo, los arietes eran las armas de asedio de la antigüedad,
usada para romper las puertas o las paredes de fortalezas o incluso murallas
fortificadas. En su forma más simple, consistía en una viga grande o en un tronco
muy grande y pesado, que tenía que ser cargado por varios hombres, quienes lo
impulsaban con fuerza y toda la velocidad posible contra el objetivo a derribar.
El extremo frontal del ariete estaba reforzado por una pieza pesada de hierro o de
bronce, que estaba labrada con la forma una cabeza de carnero, por el hábito de
ese animal de atacar dando topetazos con la cabeza.
Después de tener el adobe ya sitiado, Dios le ordena que lo destruya y Ezequiel
declara al pueblo que lo mismo que él hizo con la ciudad en miniatura, Dios lo haría
a Jerusalén. Los instrumentos de guerra colocados alrededor de ella representaban
el sitio que los enemigos le pondrían. Ezequiel explica gráficamente la destrucción
de Jerusalén.
El profeta toma parte en la escena, representando a Dios, colocándose frente a la
ciudad, pero separado por una plancha de hierro (esto significaba que Dios no
intervendría ni rescataría a Jerusalén en la destrucción que se avecinaba)
La plancha de hierro simbolizaba el muro que se levantaba, entre Dios y la nación
judía pecadora, para que el ya no pudiera mirarlos con aprobación y bendición.

2) Señal del profeta reclinado sobre su costado 4:4–8

Y tú te acostarás sobre tu lado izquierdo y pondrás sobre él la maldad de la casa de


Israel. El número de los días que duermas sobre él, llevarás sobre ti la maldad de
ellos. Yo te he dado los años de su maldad por el número de los días, trescientos
noventa días; y así llevarás tú la maldad de la casa de Israel. Cumplidos estos, te
acostarás sobre tu lado derecho por segunda vez, y llevarás la maldad de la casa
de Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he dado. Al asedio de
Jerusalén afirmarás tu rostro, y descubierto tu brazo, profetizarás contra ella. Y he
aquí he puesto sobre ti ataduras, y no te volverás de un lado a otro, hasta que hayas
cumplido los días de tu asedio.
Ezequiel representa los años de iniquidad, debía acostarse sobre su lado izquierdo
durante trescientos noventa días por Israel (Reino del norte) y sobre su lado derecho
durante cuarenta días por Judá (Reino del sur)
Ezequiel tuvo que dormir 390 días únicamente sobre su lado izquierdo para mostrar
la extensión de tiempo que la nación hebrea tendría que sufrir por el pecado de
Israel. Después de esos 390 días, tenía que dormir sobre su lado derecho otros 40
días, para enseñar cuánto tiempo sufriría por el pecado de Judá.
Cada uno de esos días equivalía a un año, lo cual da un total de 430 años de castigo
para las rebeldes naciones. Este castigo se inició en el año 597 a.c. cuando fueron
llevados cautivos el rey Joaquín y Ezequiel y terminó en el año 167 a.c., fecha en
que los judíos empezaron a ejercer un gobierno independiente en la tierra por
primera vez, después de múltiples invasiones.
El brazo descubierto representaba la preparación del guerrero para entrar en acción
(Isaías 52:10) según Matthew Henry y la determinación de emplear todos los
recursos militares posibles en el asedio. También tiene como objetivo denotar que
tanto Judá como Israel, debido al pecado, estaban desnudos al juicio de Dios (Biblia
de estudio del expositor)
Las ataduras significaban que nada de lo que las personas pudieran hacer seria
capaz de impedir la devastación de Jerusalén. También se menciona en la Biblia
del diario vivir que las ataduras simbolizaban el hecho de que el pueblo de Jerusalén
seria encerrado dentro de las murallas de Jerusalén.

3) Señal del pan contaminado 4:9–17

Dios ordena a Ezequiel que se haga pan con seis diferentes granos: trigo, cebada,
habas, lentejas, millo [mijo] y avena.
Para Ezequiel era una comida muy extraña porque ellos no acostumbraban mezclar
diferentes granos para una comida. Según dicen que la mezcla de esos granos era
muy desagradable
Por si eso fuera poco, Ezequiel tenía que cocinar esa mezcla en un fuego preparado
con excremento humano,(algo repulsivo e impuro para un sacerdote como Ezequiel)
esa iba a ser su única comida durante los días que estaría acostado para
representar el castigo de su pueblo. Y podemos entender la reacción del profeta
ante Dios: “¡Ah! Señor Jehová… nunca desde mi juventud hasta este tiempo (y tenía
30 años) comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne
inmunda”. Este acto era sin duda, humillante y aborrecible. Ezequiel había seguido
fielmente la Ley de Moisés y se había empeñado en hacer lo mejor para guardarse
de cualquier tipo de inmundicia.
Por lo que Dios autoriza el reemplazo del excremento humano, por el excremento
de bueyes.
Dios le da a Ezequiel la cantidad exacta de comer y beber cada día, lo cual tenia
que ser racionado una vez al dia.
20 siclos al día….alrededor de 250 gr
Y el agua por medida…..6ª parte de un hin….aproximadamente .24 litros
Para mostrar al pueblo que no podrán comer lo que quieran, sino que comerían lo
que para ellos era abominable, y que en el próximo sitio el agua y la comida serian
escazas.
Además, según la enseñanza de la ley, cumplir este mandamiento le haría inmundo
ante su Señor. Esto era para enseñarles que hasta la comida en Babilonia los haría
inmundos frente a Dios.
Si tal orden nos parece ofensiva a nosotros, cuánto más para ellos, si tomamos en
cuenta los requisitos tan especiales que requería la dieta alimenticia de los judíos y,
más aún, de un sacerdote. El Señor quería presentar claramente la humillación que
viviría su pueblo.
Esta señal contiene una representación gráfica de los efectos de la invasión de
Babilonia. Primero, al reunir los distintos granos que nunca se mezclaban, se
demuestra la escasez que habría. Segundo, al usar estiércol para el fuego indica o
que no habría leña, o que sería muy difícil conseguirla. Así que, esta señal muestra
la sequía y escasez que el pueblo sufriría.
4:17 Porque les faltara el pan y el agua, y se espantarán los unos con los otros y se
consumirán por su maldad.
A la terrible escasez de alimentos, se le agregaba la conciencia de que todo era
causado por sus propios pecados.
Esto era un anuncio para que vieran que Jerusalén seria atacado y que entendieran
que los que decidieran dar la espalda a Dios y hacer su propia voluntad, cosecharían
lo que eligieron: destrucción y los que decidieran vivir en la voluntad de Dios:
eligirian el camino de la vida

4) Señal de la cabeza afeitada 5:1–4


Para la siguiente escena, Ezequiel necesitaba varios instrumentos: un cuchillo
agudo, una navaja de barbero y fuego. Esta escena parece ser más emocionante
que las otras. Sin embargo, el profeta tenía que rasurarse la cabeza y la barba para
usar su pelo en el drama. Durante los tiempos del Antiguo Testamento, afeitarse la
cabeza y la barba representaba vergüenza y era simbólico del leproso que le era
requerido afeitar su cabeza y barba. Por tanto Dios estaba calificando a Judá y
Jerusalén como “leprosos espirituales”. Rasurarse la cabeza también era un signo
de luto humillación y arrepentimiento (Biblia del Diario vivir). Dios quería que
Ezequiel dividiera el cabello en tres partes, cada una de las cuales representaría a
los habitantes de Jerusalén, los dividiría usando una balanza, para realizarlo con
precisión y hacer algo diferente con cada una de ellas.
La primera parte: quemarla en medio de la ciudad: Jerusalén
La segunda parte: cortarla con un cuchillo agudo para dar a entender a los que
trataran de escapar antes y después de la caída de la ciudad.
La tercera parte: esparcirla al viento. Estos eran los que serían deportados a
Babilonia.
De esta última parte, el pelo que se queda en el manto del profeta representa al
escaso remanente de israelitas que sería preservado. Pero incluso unas personas
de ese remanente serian juzgadas y destruidas.
Nos imaginamos a Ezequiel, separando su cabello en tres partes. Teniendo gente
alrededor observando lo que pasaba. Él se estaba afeitando afuera, y la gente se
acercó para mirarlo. Después que se rapo, tomo su cabello y lo llevo a pesar.
(Que sucedería si nosotros hacemos en la actualidad cosas diferentes para
evangelizar, o simplemente teatro en la calle?)
Después, tomó la tercera parte de su cabello; y lo puso en medio de la ciudad. Esto
indicaba que una tercera parte iba a ser sitiada dentro de la ciudad y que iban a ser
quemados por medio del fuego, y eso fue exactamente lo que les ocurrió a ellos allí.
Otra parte de los cabellos tenía que tomarlos y cortarlos. Tenía que desmenuzarlos
en realidad. Eso ocurriría a aquéllos que vivieran a través de ese sitio. Luego, la
otra tercera parte, debía ser esparcida. Jeremías fue con algunos de ellos hasta
Egipto. Luego, quedaba un pequeño remanente. Éstos son el pueblo de Dios. Y ese
remanente regresaría a la ciudad.

De los que se esparcían, sólo unos cuantos quedarían en el manto del profeta y los
que sobraran también debían ser quemados. Pero lo más triste de la señal es que
representan lo que le sucedería a la nación de Israel. Una gran parte sería quemada,
otra muerta a espada por los enemigos y los que sobrevivieran serían esparcidos
por todas las naciones.
Estas calamidades vendrían sobre Jerusalén porque el pueblo cometía más
impiedad que las naciones de alrededor, a pesar de sus grandes privilegios. Se
rebeló contra la verdad más que los paganos, multiplico los ídolos, y se hundió
moralmente más bajo que sus vecinos.
Nosotros como cristianos tenemos privilegios aún más grandes que los judíos. ¡Que
el Señor nos dé gracia para no abusar, lo cual traería sobre nosotros juicio temporal
y pérdida de recompensas eternas!

Dios nos libre de ser calificados de la manera que se calificó a Jerusalén:


Y serás oprobio y escarnio y escarmiento y espanto a las naciones que están
alrededor de ti
Explicación de las señales

Después de presentar las cuatro señales, el profeta explica su significado. Dios


había puesto a Jerusalén en medio de las naciones para que diera testimonio de
cómo es el Señor, pero ella “cambió las ordenanzas en impiedad aún más que las
naciones alrededor”.
Sus habitantes ni siquiera se habían comportado conforme a las leyes de las
naciones paganas que la rodeaban. En vez de ser luz a las demás naciones, habían
sido un obstáculo (5:5–7). Israel rechazó la tarea que Dios le dio.
El pueblo rechazó su comisión.
Por tanto, Jehová se declaró contra ella. Ella sería un testimonio ante las naciones
del juicio de Dios contra quienes le rechazan. Él la iba a enjuiciar y quebrantar,
conforme a las primeras dos señales (5:8–11).
El pueblo sufrió la destrucción
La tercera parte moriría de hambre; otra tercera parte caería a espada; y la última,
sería esparcida por toda la tierra. Dios mismo enviaría sobre ellos hambre y les
quitaría el sustento de pan de tal forma, que las naciones vecinas se espantarían.
Estos juicios están de acuerdo con las últimas dos señales (5:12–17).

La amonestación de Ezequiel no fue oída. El juicio que cayó sobre el pueblo durante
la destrucción de Jerusalén, y el sufrimiento por el cual tuvo que pasar, debía haber
sido una advertencia para ellos.
Debería serlo para nosotros también hoy; pero está tan alejado de nosotros que
muy pocas personas saben en cuanto a esto. No están familiarizados con la Palabra
de Dios hoy, y esto, me lleva a decir que el pecado más grande de los creyentes en
la actualidad es su ignorancia de la Palabra de Dios.
Dios presentó esta advertencia, no sólo para esa gente, sino que toda la Escritura
es para nosotros hoy, y tiene un mensaje para nosotros en el presente.
Cuando el juicio de Dios comience va a ser demasiado tarde para que usted pueda
tomar una decisión. Si escuchares hoy Su voz... ahora es el tiempo aceptable; he
aquí ahora el día de salvación. (2 Co. 6:2)

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