Politicas Sociales
Politicas Sociales
Politicas Sociales
MÓDULO 1
● Abram de Swaan
A cargo del Estado
El proceso de colectivización y sus consecuencias
Estado benefactor, se convirtió en un conglomerado de sistemas nacionales, obligatorios y
colectivos, destinados a remediar y controlar los efectos externos de la adversidad y la
deficiencia.
El proceso de colectivización se produjo a lo largo de la era moderna con la formación del
Estado y la aparición del capitalismo en el mundo occidental. El mayor impulso hacia esta
colectivización partió con las luchas entabladas entre elites que intentaban protegerse de la
amenaza representada por la presencia de pobres.
La perspectiva de que los más inactivos de entre los ricos pudieran aprovecharse de los
esfuerzos de los dempas bastaba para que los otros decidieron no tomar iniciativa. Los
episodios más importantes de la evolución de la beneficencia, la asistencia médica y la
educación pueden ser interpretadas como luchas entre elites en cuanto a sus formas de
afrontar los efectos indirectos de la indigencia, la enfermedad y la ignorancia, que afectaban
a los estratos más pobres.
Se crearon primeramente a nivel parroquial y más tarde a nivel de ciudades y
nacionalmente, sistemas caritativos para manejar esta interdependencia entre ricos y
pobres, como entre las propias élites.
Una vez iniciada la acción colectiva, contribuyó a la creación de bienes colectivos y a la
formación de una colectividad relevante.
En el curso del proceso de colectivización, se desarrollaron nuevas formas de control mutuo
y de dependencia, contribuyendo a poner en marcha el esfuerzo colectivo.
La regulación estatal no sólo demostró ser compatible con la democracia, sino que parecía
una condición necesaria para su supervivencia en contra de las amenazas externas y
descontento interno.
A partir de 1945 la sociedad democrática implicaba en todas partes la existencia de un
Estado benefactor.
La economía de guerra había reconciliado a las grandes empresas con la intervención
estatal.
La gran depresión y la economía de guerra habían alterado los patrones de producción y la
organización política de la clase media (tenderos, artesanos, comerciantes y campesinos).
La segunda gran expansión se produjo durante los años sesenta y principios de los
setenta. pudo ocurrir gracias a la ola constante de crecimiento económico que inundó el
mundo a finales de los años cincuenta.
La larga secuencia de revueltas menores, que se producían en un país y al momento
siguiente en el país vecino, despertó un temor que no se había sentido durante muchos
años. Las revueltas de los años sesenta aportaron un ingrediente necesario para estimular
la reforma social: la preocupación entre las elites.
Los gobiernos comenzaron a enviar asistentes de acción comunitaria a las “zonas
problemáticas”, en parte como una reacción al desorden de los años sesenta. “En suma, los
órganos del Estado estaban sembrando las semillas de su propia proliferación”
La segunda fase de la expansión hiperbólica del Estado benefactor se hizo posible gracias
al constante crecimiento económico y se vio configurada por un panorama político muy
particular.Los administradores y profesionales fomentaron sus servicios. La población cada
vez valoraba más la experiencia profesional como remedio a los males personales y
sociales.
A mediados de los años setenta, las fuerzas de la expansión quedaron frenadas, sobre
todo por el déficit presupuestario que generaban.
El punto crucial llegó con la crisis del petróleo de 1974.
Había dado comienzo la “crisis fiscal”. Los gobiernos de izquierda, en Francia, se vieron
incapaces de proseguir con sus políticas expansionistas. Los regímenes de derecha,
Estados Unidos, demostraron también una incapacidad de recortar los gastos de asistencia
médica, educación o seguridad social.
A mediados de los años ochenta la mayoría de los países se había logrado imponer una
política de crecimiento restringido, de limitación de la expansión hiperbólica, hasta que se
alcanzó una asíntota de equilibrio.
En aquellos países en los que se redujo el gasto, los recortes afectaron a la asistencia de
los más pobres, a los adolescentes en espera de su primer empleo, a los inválidos
permanentes y a aquellos que llevaban mucho tiempo sin trabajar o que jamás habían
tenido uno.
● Karl Polanyi
CAPÍTULO 6
El mercado autorregulador y las mercancías ficticias: trabajo, tierra y dinero
Hasta la época contemporánea, los mercados han sido únicamente elementos secundarios
de la vida económica.
El sistema económico estaba integrado en el sistema social, o sea que cualquiera que
fuese el principio de funcionamiento de la economía no resultaría incompatible con la
presencia del modelo de mercado.
Existe el principio del trueque o del intercambio, el mismo subyace al modelo de mercado,
no mostrando ninguna tendencia a crecer comparando con el resto.
La reglamentación y los mercados se desarrollaron juntos. El mercado autorregulador era
desconocido, esta idea representa una inversión radical de la tendencia del desarrollo.
Únicamente entendiendo estos hechos es que podemos comprender las hipótesis sobre la
economía de mercado.
Una economía de mercado es: sistema económico regido, regulado y orientado únicamente
por los mercados. En el mismo, la tarea de asegurar un orden en la producción y en la
distribución de bienes se confía en el mecanismo de autorregulación. Se espera que los
humanos actúen de modo que pretendan ganar el máximo dinero posible. La producción se
regirá por los precios, ya que de los precios dependen los beneficios de quienes orientan la
producción. La distribución de bienes dependerá de los precios, ya que los precios
conforman los ingresos.
Si se admiten estas hipótesis tanto la producción como la distribución de los bienes quedan
aseguradas únicamente por los precios.
Existe otro grupo de condiciones que conciernen al Estado y su política. Nada debe
obstaculizar la formación de los mercados, asimismo, el ajuste de los precios a los cambios
de la situación de mercado no debe ser objeto de ninguna intervención.
No se puede fijar o reglamentar los precios, ni tampoco la oferta ni la demanda, únicamente
son importantes las políticas y medidas que ayuden a asegurar la autorregulación del
mercado.
Cuestiones que estaban al margen de la organización de la compra y la venta: saber si su
posesión era o no transferible (en caso de que lo fuese a quién y con qué restricciones) y
como había que usar determinados tipos de tierra.
Lo mismo ocurría con la organización del trabajo, tanto en el sistema de las corporaciones,
como en todos los otros sistemas económicos que lo precedieron históricamente, las
condiciones de actividades productoras formaban parte de la organización general de la
sociedad. Las condiciones de trabajo, los salarios de los obreros y otros casos como el
número de aprendices estaban reglamentado por la costumbre y la autoridad de la
corporación y la ciudad.
Con el sistema mercantil se unificaron reglas, mediante la ley.
En cuanto a la tierra, su estatuto feudal fue abolido en la medida en que estaba ligado a
privilegios municipales.
El mercantilismo, a pesar de su tendencia a la comercialización, jamás cuestionó las
garantías que protegían al trabajo y a la tierra, esos dos elementos fundamentales de la
producción e impidió que se convirtiesen en artículos de comercio. Concibió los mercados
de forma exactamente contraria al espíritu de la economía de mercado. Apareció
expansivamente la intervención del Estado en la industria, sobre este punto no hubo
ninguna diferencia entre mercantilistas y feudales, entre planificadores coronados e
intereses establecidos, entre burócratas centralizadores y particularistas conservadores. El
único desacuerdo que existía entre ellos se circunscribe a los métodos de reglamentación:
gremios, ciudades y provincias invocaban la costumbre y el uso. Mientras que la nueva
autoridad estatal prefería las leyes y los decretos. El mercantilismo quería desarrollar los
recursos del país y conseguir a la vez el pleno empleo, sirviéndose de los oficios y del
comercio.
El mercado autorregulador exige nada menos que una división institucional de la sociedad
en una esfera económica y una esfera política.
La historia social del siglo XIX es el resultado de un doble movimiento: la extensión del
sistema de mercado, en lo que se refiere a mercancías auténticas, estuvo acompañada de
una reducción en lo que respecta a las mercancías ficticias. Los mercados se extendieron
por toda la superficie del planeta y la cantidad de bienes aumentó en proporciones
increíbles.
A la vez que la organización de los mercados mundiales de mercancías impulsaba de un
modo sin precedentes el mecanismo de los mercados, nacía un movimiento para resistir a
los perniciosos efectos de una economía sometida al mercado.
La sociedad se protegía de los peligros inherentes a un sistema de mercado
autorregulador.
● MARSHALL
Ciudadanía, clase social y status
1.EL PROBLEMA QUE AYUDÓ A PLANTEAR MARSHALL
Marshall dedicó toda su vida a perfeccionar sus propios métodos de análisis e investigación,
eligiendo un camino en Cambridge (1885), contrario a Smith y John Stuart Mill. Fue un
idealista, lo que despertó en Marshall un ferviente anhelo de poner la ciencia económica al
servicio de la política, y así mezclarlo con la sociología.
Al hablar de la creencia de Comte, la cual era social unificada, Marshall decía “No cabe
duda de que si tal cosa existiera, la economía estaría encantada de refugiarse bajo sus
alas, pero ni existe ni hay signos de que llegue a existir. Y como de nada sirve esperar
ociosamente tendremos que hacer lo posible con los recursos disponibles en la actualidad”,
defendiendo la autonomía de la economía y la superioridad del modelo económico,
superioridad debida principalmente al empleo del dinero como vara de medir, que “es hasta
tal punto la mejor medición de los motivos que ninguna podría competir con ella”.
Marshall en esa época temía que lo acusaran de adoptar ideas de los socialistas, ya que
toda su vida se dedicó a estudiarlas con grandes esperanzas y mayor desilusión, ya que
afirmaba que su sistema se diferenciaba del socialista, porque en el suyo se conservaba lo
esencial del mercado libre, aunque para realizar sus ideales, sostenía que el Estado debía
imponer de alguna forma su capacidad coercitiva, por ej, obligando a los niños a asistir a la
escuela, ya que lo que no hay recibido educación no pueden apreciar, y por tanto no
pueden elegir libremente, las cosas buenas que distinguen la vida de los caballeros de la
vida de la clase trabajadora, se trata de ayudarlos a subir en la escala de clases, aunque la
libre elección se produce.
La comunicación de Marshall se elaboró a partir de una Hipótesis sociológica y un
cálculo económico, este último le garantiza el coste de la educación universal y de la
eliminación del trabajo pesado excesivo. No existían límites insalvables para la mejora de la
clase trabajadora. Para elaborar las cifras, se sirvió de las técnicas comunes de un
economista, aunque las aplicaba a un problema que suponía una alto grado de
especulación. En cuanto a la hipótesis sociológica, no aflora por completo a la superficie
que queremos estudiar, ya que se refiere a la existencia de una igualdad humana básica
asociada al concepto de la pertenencia plena a una comunidad que no entra en
contradicción con las desigualdades que distinguen los niveles económicos de la sociedad.
En otras palabras “la desigualdad del sistema de clases sería aceptable siempre que
se reconociera la igualdad de ciudadanía”, y la ciudadanía no en sus derechos, sino que en
sus obligaciones.
Su Hipótesis sociológica está hasta tan cerca del núcleo de nuestros problemas como hace
75 años, la igualdad humana básica de pertenencia a una comunidad (a la que Marshall
hizo referencia), se fue enriqueciendo y revistiendo de un formidable cuerpo de derechos.
opuestos.
La evolución de la ciudadanía(igualdad) creció en la misma época que crece el
capitalismo(desigualdad), lo que lleva al autor a preguntarse “¿cómo es posible que estos
principios opuestos puedan crecer y progresar en un mismo territorio? ¿Que fue lo que
permitió que se reconciliaron y llegarán a ser, al menos durante cierto tiempo, aliados en
vez de antagonistas?”.
Si bien no hace mucha referencia a las clases sociales, les brinda una diferencia
entre dos tipos de clases, la primera se basa en la jerarquía de estatus, y la diferencia entre
ambos se expresa en los derechos legales, y en ciertas costumbres establecidas que tienen
un carácter vinculante de ley.En su forma extrema un sistema de este tipo divide a la
sociedad en una serie de comunidades humanas hereditarias: patricios, plebeyos, siervos,
esclavos, etc. La clase es, ahora y siempre, una institución por derecho propio, y la
estructura en su conjunto tiene el carácter de un proyecto, puesto que está dotada de
sentido y finalidad, y se acepta como un orden natural.
El derecho del cual se inviste el estatus general de ciudadanía se extrajeron del sistema
jerárquico de la clase social, privandola de lo que era sustancial en ella.
La igualdad que implica el concepto de ciudadanía, socavó la desigualdad del sistema de
clases, que en principio era total. La justicia nacional y el derecho común para todos tenían
que debilitar y, destruir la justicia de clase, y la libertad personal, como derecho universal
innato, tenía que terminar con la servidumbre.
El segundo tipo de clase social no es tanto una institución por derecho propio como
un producto secundario de otras instituciones, aunque podemos seguir llamándolo “estatus
social” a condición de ampliar el término más allá de su estricto sentido técnico
Las diferencias de clase ni se establecen ni se definen mediante las leyes o las costumbres
sociales, sino que surgen de la interacción de varios factores relacionados con las
instituciones de la propiedad, la educación y la estructura de la economía nacional.
La desigualdad aunque necesaria puede llegar a ser excesiva.
Si bien gracias a la pobreza existe la clase rica, ya que la pobreza es un necesario e
indispensable en la sociedad. Pero Colcohuon acepta la pobreza, deplorando la indigencia.
La ciudadanía y el feudalismo medieval son incompatibles.
Los derechos políticos de la ciudadanía, a diferencia de los civiles, representaban
una amenaza potencial para el sistema capitalista, aunque probablemente los que los
extendieron cautelosamente hacia abajo en la escala social no comprende la enormidad del
peligro.
Finales del siglo XIX se reconoció el derecho a la negociación colectiva, lo que significaba
que el progreso social se alcanzaba ampliando los derechos civiles, no creando derechos
sociales, es decir, a través del uso del contrato en el mercado abierto, no de la fijación de
salario mínimo y una seguridad social. Lo que llevó a los obreros a través de los derechos
civiles se convirtieran en un medio de elevar su estatus económico y social, es decir,
establecer la aspiración de que ellos disfrutaban de ciertos derechos sociales. Así, la
aceptación de la negociación colectiva no fue una mera ampliación natural de los derechos
civiles, porque representó la transferencia de un importante proceso desde la esfera política
a la esfera civil.
Pollard compara esto con la creación del parlamento, ya que en los primeros parlamentos
no se consideraba la idea de expresar el derecho individual. Los representantes eran
aquellos que disponían de tiempo,medios e inclinacion para realizar la tarea.La eleccion por
mayoría de votos y su estricta responsabilidad ante los electores no era esencial. Los
miembros “eran elegidos para cohesionar a sus electores, no para ser ocasionados por
ellos“,
Hasta acá se hace una introducción al principal cometido del autor.
servicios esenciales ( salud, casa y educación) o una renta monetaria mínima para gastos
de primera necesidad, como es el caso de las pensiones de los ancianos, subsidios sociales
y familiares. Siendo este sistema en comparación con el anterior, más generoso de las
medidas para reducir las diferencias de clases en su forma original, porque eleva la
plataforma, aunque no rebaja automáticamente la superestructura.
El grado de igualdad depende de cuatro cosas: De que el subsidio de ofrecer a todos o a
una determinada clase, de que adopte la forma de un pago en efectivo o de un servicio
prestado, de que el mínimo sea alto o bajo, y por último de cómo se obtengan los fondos
para pagarlos.
Los subsidios que no guardan relación con las rentas no reducen las diferencias entre
estas, y su efecto igualador depende del hecho de que suponen un porcentaje adicional
mayor para las rentas bajas que para las altas.
Hasta aquí se ha intentando explicar que: la extensión de los servicios sociales no es, en
principio un medio de igualar las rentas. En unos casos puede ser, en otros no, la cuestión
tiene una importancia relativa, y pertenece a otro compartimiento de la política social, lo que
importa es que se produzca un enriquecimiento general del contenido concreto de la vida
civilizada una reducción generalizada del riesgo y la inseguridad, una igualación a todos los
niveles entre los menos y los más afortunados. La igualdad de estatus es más importante
que la igualdad de rentas.
La norma del bien estar no es la compra de un servicio, sino la provisión del mismo.
Los subsidios de adoptan la forma de servicios presentan la característica de que los
derechos del ciudadano no puedan definirse con precisión, porque el elemento cualitativo es
inabarcable. Se puede garantizar un pequeño cuerpo de derechos ejecutables, pero lo vital
para el ciudadano es la superestructura de las aspiraciones legítimas. La tasa de progreso
depende de la magnitud de los recursos nacionales y de su distribución entre objetivos que
compiten entre sí.
La obligación del estado es con toda la sociedad, cuyos problemas se reparan en el
parlamento o en un consejo municipal, y no para los ciudadanos individuales, cuyas
reparaciones están adscriptas a un tribunal de justicia. La conservación de un equilibrio
apropiado entre esos elementos colectivos e individuales de los derechos sociales es un
asunto importante para el estado democrático socialista.
El primer ejemplo (de lo explicado arriba) se da en la vivienda: La planificación de una
ciudad es una planificación total, ya que no solo trata la comunidad en su conjunto, sino que
afecta y tiene en cuenta a todas las actividades sociales, costumbres e intereses. Su
objetivo es crear nuevos entornos físicos que fomenten el crecimiento de nuevas
sociedades humanas. A estos planificadores les gusta definir sus objetivos como una “
Comunidad Equilibrada”, es decir, una sociedad que contiene una mezcla adecuada de
todas las clases sociales, así como de los grupos de edad, género, ocupación, etc.
El segundo ejemplo y más importante se da en la educación: Ya que la sociedad necesita
una población educada, por ello, el estado debe mejorar las instituciones educativas.
Sabemos que la educación se encuentra hoy muy vinculada a la ocupación, y que uno al
menos de los valores que esperan de ella los alumnos es adquirir la cualificación adecuada
para un puesto de trabajo, pero el autor NO encuentra rastros de relajación de los vínculos
que unen la ocupación y la educación.
El derecho del ciudadano en este proceso de selección (competir por un trabajo) es un
derecho a la igualdad de oportunidades, con objeto de eliminar los privilegios de la herencia.
La conclusión más importante para el argumento del autor es que, a través de las relaciones
de la educación con la estructura ocupacional, la ciudadanía actúa como un instrumento de
estratificación social. No hay razón para deplorar, pero debemos contar sus consecuencias.
En el siglo xx la ciudadanía y el sistema de clases del capitalismo, se han hecho la guerra.
Ya que la primera a modificado al segundo. Los derechos sociales en su forma moderna
suponen una invasión del contrato por el estatus, la subordinación del precio de mercado a
la justicia social, la sustitución de la libre negociación para la declaración de derechos. Uno
de los principales logros de este siglo fue, allanar el camino al sindicalismo permitiendo a
los trabajadores hacer uso de sus derechos civiles colectivamente.
El sindicalismo creó una especie de ciudadanía industrial secundaria, que naturalmente se
impregnó del espíritu apropiados una institución de ciudadanía.
CONCLUSIONES:
Se a intentado demostrar de qué modo la ciudadanía junto a otras fuerzas externas a ellas,
a modificado el modelo de la desigualdad social. Deberíamos buscar los efectos
combinados de tres factores: En primer lugar la comprensión, a ambos extremos, de la
escala de distribución de la renta. En segundo lugar, la gran extensión, del área de la
cultura y la experiencia compartida. En tercer lugar, el enriquecimiento del estatus universal
de ciudadanía combinado con el reconocimiento y estabilización de ciertas diferencias de
estatus a través de los vínculos que unen los sistemas de educación y ocupación. Los dos
primeros hicieron realidad el primero.
El enriquecimiento del estatus de ciudadanía ha hecho más difícil conservar las
desigualdades económicas, porque les deja menos espacio y aumenta las probabilidades
de luchar contra ellas. No perseguiremos la igualdad absoluta, hay límites inherentes al
movimiento igualitario, pero ese movimiento es doble, en parte, opera a través de la
ciudadanía y en parte a través del sistema económico, pero en ambos casos se trata de
eliminar las desigualdades que no podemos considerar legítimas, lo que ocurre es que el
modelo de legitimidad es distinto en un caso que de otro. En el primero (Ciudadanía) el
modelo es la justicia social, en el segundo (Sistema económico) es la justicia social
combinada con la necesidad económica.
BOYER
Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios
del siglo XXI
estructurales y de las principales instituciones económicas, ninguna de las cuales por sí sola
habría sido una causa determinante.
En primer lugar, se favoreció el acceso a la educación. Por ejemplo,en los Estados Unidos,
la ley de reajuste a los militares (denominada G.I. Bill) propició un acceso casi gratuito a la
educación de los soldados que combatieron en la Segunda Guerra Mundial; en Francia, el
acceso a la educación fue consecuencia de la democratización, mientras que en los países
socialdemócratas se homogeneizó la calificación del capital humano (André y Delorme,
1983).
El segundo cambio fue el establecimiento de una tributación personal muy progresiva: en
los Estados Unidos, al final de los arios cincuenta, la tasa marginal por el sector más rico de
la población era del 83,5%, muy elevada con respecto al impuesto de tasa prácticamente
uniforme que hoy reduce radicalmente la redistribución del ingreso hacia los más pobres
(Piketty, 2013). Claramente se observaba una aceptación social de la redistribución a nivel
nacional.
Por último, con el incremento del gasto social se produjo una desconexión del acceso a la
salud, la formación profesional, las prestaciones familiares y la vivienda con respecto a los
mecanismos puros de mercado: algunos países avanzaron en el concepto de
desmercantilización de la relación laboral y, especialmente en el norte de Europa, surgió un
capitalismo de bienestar (Pedersen, 2008).
El tercer modelo es el del capitalismo impulsado por el Estado, sea el gobierno central (en el
caso de Francia) o las provincias (en el caso alemán). En esta configuración, el gran sector
público de ayer, hoy caracterizado por múltiples intervenciones y elevadas transferencias
sociales instrumentadas por medio de la fiscalidad y la seguridad social, permite una
importante redistribución del ingreso nacional, la que promueve la actividad del mercado
interno (Francia) o la creación de empleo en los sectores de exportación (Alemania). En
ambos casos, se conciliaron el crecimiento y el mantenimiento de la desigualdad reducida,
por lo menos hasta la década de 1970.
Por último, el capitalismo meso corporativista está organizado en torno a grandes grupos
que abarcan una amplia variedad de industrias en las que, mediante un compromiso inicial,
se asegura la estabilidad del empleo de los trabajadores cuyas habilidades son esenciales
para la producción, en una jerarquía salarial limitada por el hecho de que los líderes de los
grandes grupos se forman dentro de sus confines.
del capitalismo moderno; asimismo, se observó un cambio radical en los distintos tipos de
capitalismo; todos se enfocaban en la privatización del bienestar, la reducción de la
recaudación y la apertura internacional para alcanzar el modelo de eficiencia estática.
De esta manera, puede explicarse que desde la década de 2000 un gran número de
macroeconomistas europeos aconsejaron a sus respectivos gobiernos la adopción del
método estadounidense, según el cual el crédito y las finanzas son los instrumentos clave
de la actividad económica. Estas pretensiones son altamente ingenuas, en tanto las
estructuras económicas de los Estados Unidos son bastantes peculiares y, solo el Reino
Unido se asemeja a la configuración de ese país. En efecto, para los demás países,
especialmente Alemania, Francia y el Japón, la lógica productiva de la creación de valor de
las empresas no financieras es mucho más importante que el valor financiero y la
financierización. De esta manera, la apertura a la financiación y la innovación ha contribuido
al deterioro del crecimiento y la estabilidad en estas tres economías, debido a la
incompatibilidad con otras formas institucionales construidas en torno a la búsqueda de la
competitividad y el desempeño industrial.
MÓDULO 2
● ANDERSEN
INTRODUCCIÓN
El estudio del Edo de bienestar es, por lo tanto, un medio para entender un fenómeno
insólito en la historia de las sociedades capitalistas. Dentro del conjunto de las democracias
capitalistas desarrolladas, los Estados varían considerablemente con respecto a su énfasis
en el bienestar social.
Las características históricas de los Estados que han desempeñado un papel determinante
en la formación de sus sistemas de bienestar social. En su último libro, Giddens destaca la
influencia causal de las guerras. El tema principal a nuestro parecer consiste en que la
historia de las coaliciones de la clase política es el factor determinante de las variaciones
del Edo de bienestar.
El Edo de bienestar ha sido abordado tanto desde una perspectiva estricta como desde una
amplia. Quienes siguen la perspectiva estricta, lo ven en relación al terreno tradicional de la
mejora social. Los que utilizan la perspectiva amplia, muchas veces enmarcan sus
preguntas en relación a la economía política y centran sus intereses en el amplio papel del
Edo para gestionar y organizar la economía. En este libro seguimos la perspectiva amplia.
Se usa el concepto del Edo de bienestar ya unido demasiado estrechamente a la política
convencional de mejora social, en segundo lugar, lo que mostraremos es que los países
desarrollados contemporáneos se agrupan no sólo en relación a cómo están constituidas
sus políticas tradicionales de bienestar social, sino también en relación a cómo dichas
políticas influyen en el empleo y en la estructura social general. De un régimen denota, el
hecho de que, en la relación a cómo dichas políticas influyen en el empleo y en la estructura
social general. De un régimen denota el hecho de que, en relación entre el Edo y la
economía, está entremezclados sistemáticamente un complejo de rasgos legales y
organizativos.
Dado que nuestra intención es comprender el cuadro general, no podremos explicar con
detalle las características de los distintos programas sociales.
Este libro ha sido escrito teniendo en cuenta dos convicciones, la primera es que los
modelos teóricos que existen sobre el Eje del bienestar son inadecuados. Mi deseo es
ofrecer una re conceptualización y una re teorización en base a lo que consideramos
importante sobre el Edo de bienestar. La existencia de un programa social y la cantidad de
dinero que se gasta en él pueden ser menos importantes de lo que es. La segunda
convicción es que solamente la investigación empírica comparada descubrirá de forma
adecuada las características fundamentales que unen o dividen a los Estados de bienestar
modernos.
La perspectiva comparativa pretende mostrar que no todos los Edos de bienestar son del
mismo tipo. El estudio que aquí se presenta identifica tres tipos de regímenes altamente
diferenciados, cada uno de ellos organizado con su propia y diferente lógica de
organización.
En este libro, comprenderemos los edos de bienestar agrupándolos en tres tipos diferentes
de regímenes que hemos denominado conservador, liberal y socialdemócrata.
La estratificación social es una parte esencial de los Dedos del bienestar, se supone que la
política social aborda los problemas de la estratificación, pero también los produce. La
igualdad siempre ha sido algo que supuestamente debían producir los Dedos del bienestar,
aunque la imagen de la igualdad ha permanecido siempre bastante borrosa.
Tantos los derechos sociales como la estratificación social están configurados por el nexo
existente entre el Edo y el mercado en el sistema de distribución. El libro contempla el Edo
del bienestar como la principal institución para la construcción de diferentes modelos del
capitalismo de la posguerra.
economía política revela variación y permeabilidad. Dado el enorme crecimiento del Edo del
bienestar, es comprensible que este se haya transformado en un gran banco de pruebas
para teorías enfrentadas de la economía política. Estas explicaciones sobre los Dedos del
bienestar han dominado dos formas tipos de perspectiva, una acentúa estructuras y
sistemas globales y la otra, instituciones y actores.
LA PERSPECTIVA INSTITUCIONAL
La perspectiva institucional, cuyo mejor representante fue Polanyi, insiste en que cualquier
intento de aislar la economía de las instituciones sociales y políticas, destruiría la sociedad
humana. La economía debe estar incrustada en comunidades sociales para que sobreviva.
Por eso, Polanyi ve la política social como una precondición necesaria para la reintegración
de la economía social. La tesis era simplemente que las mayorías favorecerá la distribución
social para compensar la debilidad o los riesgos del mercado.
La tesis de la democracia tiene muchas variantes en sus formulaciones modernas. Una
identifica las etapas de la formación de la nación en las cuales la ampliación a la plena
ciudadanía debe incluir también los derechos sociales. Una segunda variante, desarrollada
por la teoría pluralista y por la teoría de la elección, argumenta que la democracia
alimentara una intensa competición de los partidos políticos alrededor del votante medio, lo
cual a su vez, alimentará un gasto público creciente.
DERECHOS Y DESMERCANTILIZACIÓN
En las sociedades pre capitalistas, pocos trabajadores eran estrictamente mercantilizados,
en el sentido de que su supervivencia dependía de la venta de su fuerza de trabajo. Al
transformarse los mercados en universales y hegemónicos, es cuando el bienestar de los
individuos viene a depender enteramente del circuito monetario. La des mercantilización se
produce cuando se presta un servicio como un asunto de derecho y cuando una persona
puede ganarse la vida sin depender del mercado.
La mera presencia de la asistencia o seguridad social puede que no se produzca
necesariamente una des mercantilización importante si estas no liberan sustancialmente a
las personas de su dependencia del mercado.
sociales que habían pedido durante tanto tiempo. Su modelo de bienestar social tenía que
ser reformulado como un bienestar social para el pueblo por razones políticas de formación
de coaliciones y de una solidaridad más amplia.
El sistema universalista promueve la igualdad de status como una alternativa a la ayuda a
los que se comprueba que no tienen medios y a la seguridad social corporativista. En este
sentido, el sistema pretende cultivar la solidaridad por encima de las clases, una solidaridad
para toda la nación.
El universalismo del impuesto proporcional promueve un dualismo involuntariamente,
porque las personas pudientes se dirigen a los seguros privados y a la negociación de
beneficios adicionales para complementar la modesta igualdad de lo que vienen a
considerar niveles habituales de protección social. Todos los modelos de Estado de
bienestar históricos se han enfrentado con el dilema de los cambios en la estructura de
clase.
En las naciones con la asistencia social o con un sistema universalista tipo Beveridge, la
opción era quien podía satisfacer de forma adecuada las aspiraciones de la clase media, si
el mercado o el edo. De esta elección política surgieron dos modelos alternativos. Uno,
característico de gran Bretaña y de la mayor parte del mundo anglosajón, era conserva un
universalismo estatal esencialmente moderado y permitir que el mercado imperara en los
estratos sociales en expansión que pedían un sistema de bienestar social superior. Debido
al poder político de tales grupos, el dualismo que aparece no es simplemente entre el Edo y
el mercado, sino también entre formas de transferencia de bienestar.
incluso con los gustos más particularizados de la nueva clase media, y en segundo lugar,
que la igualdad se proporciona garantizando a los obreros la completa participación en la
calidad de los derechos disfrutados por los más pudientes.
Esta fórmula se traduce en una mezcla de elevada mercantilización y de programas
universalistas que, sin embargo, se adaptan a expectativas diferenciadas.
La política de emancipación del régimen socialdemócrata se dirige tanto al mercado como a
la familia tradicional. El ideal no es maximizar la dependencia del individuo respecto de la
familia, sino las capacidades para la independencia individual. En este sentido, el modelo es
una fusión peculiar de liberalismo y socialismo.
Quizá la característica más sobresaliente del régimen socialdemócrata sea la fusión de
bienestar social y trabajo. Está sencillamente obligado a garantizar al mismo tiempo el pleno
empleo y a depender enteramente de su logro. Por una parte, el derecho al trabajo tiene
una categoría igual al derecho de protección de los ingresos. Por otra parte los enormes
costes del mantenimiento de un sistema de bienestar social solidario, universalista y des
mercantilizado significan que debe minimizar las problemas sociales y maximizar los
ingresos por salarios
LAS CAUSAS DE LOS REGÍMENES DEL EDO DEL BIENESTAR
Una teoría de los desarrollos de los Edos de bienestar debe reconsiderar claramente sus
supuestos causales si quiere explicar sus agrupamientos. Se debe abandonar la esperanza
de encontrar una única fuerza causal, la tarea consiste más bien en identificar los efectos
interactivos sobresalientes. Tres factores deberían ser importantes en especial: la
naturaleza de la movilización de las clases, las estructuras de coalición de la clase política y
el legado histórico de las instituciones del régimen. La formación histórica real de los
colectivos de la clase obrera debe fijarse en la estructura de los sindicatos.
● ROTH
Perspectivas teóricas para el análisis de las políticas públicas: ¿de la razón científica
al arte retórico?
Introducción
Las políticas públicas, como cualquier otro objeto de conocimiento, han estado sometidas a
múltiples intentos teóricos de explicación. Por lo tanto, existen diversas teorías que se
proponen explicar el surgimiento, el cambio o el desarrollo de las políticas públicas, similar a
como ocurre para las ciencias sociales.
iandomenico Majone (1997, p. 35) recuerda de manera oportuna que las políticas son
hechas de palabras. De modo que estas teorías subrayan el papel de las ideas, de los
factores cognitivos, retóricos o inclusive estéticos en la formación de las políticas públicas; y
minimizan el papel de los intereses o de la racionalidad.
percibidos y medidos son reales y objetivos, y que pueden ser entendidos mediante la
investigación empírica experimental. Para el positivista, la realidad es directamente
asequible y está determinada por leyes de causalidad que pueden ser descubiertas.
sociedad, la cual entrelaza la estructura social y la acción social. De este modo, la teoría
crítica desarrolla una explicación de las políticas públicas en tres etapas. Primero, considera
la construcción histórica de los problemas de políticas públicas como una selección
condicionada de las demandas sociales. Segundo, el desarrollo e implementación de las
políticas se pueden entender como procesos que modifican la infraestructura comunicativa
de la sociedad. Con eso, se condicionan los fundamentos normativos y las expectativas de
la ciudadanía, lo que permite, tercera etapa, mantener y reproducir la dominación.
De manera muy sintética (e incompleta) se puede considerar que todos los marcos
expuestos a continuación permiten o intentan integrar, a su manera, tres tipos de factores.
El primer tipo de factores corresponde a los factores racionales, es decir, por ejemplo, los
intereses “materiales” de los actores.
Una segunda serie de marcos de análisis hace énfasis en los factores institucionales o
estructurales que influyen en los procesos de formación de las políticas públicas, y que
fueron revalorizados por la teoría neo institucional.
Finalmente, un tercer grupo de marcos enfatiza en la centralidad de los factores cognitivos o
de las ideas. Estos marcos de análisis se inspiran en el post positivismo, la teoría crítica y
en el constructivismo.
de larga duración (unos diez años o más). Tercera, la unidad de análisis no puede limitarse
a la estructura gubernamental, sino a un “subsistema de política”.
Cuarta, al interior del subsistema, es preciso incluir también, por una parte, a actores tales
como: periodistas, investigadores y analistas de políticas, debido al papel tan importante
que juegan en la difusión de ideas; por otra parte, a actores de todos los niveles
gubernamentales activos en el proceso de formulación e implementación. Finalmente, la
quinta premisa consiste en considerar que las políticas públicas incorporan teorías implícitas
sobre la manera de alcanzar sus objetivos.
Con esto, Muller busca integrar el carácter irreducible de la dimensión global que obra en la
formación de las políticas públicas. Para lo cual es necesario integrar el papel de las ideas.
Según Muller, las políticas públicas no son solamente un proceso de decisión, sino el “lugar
donde una sociedad dada construye su relación al mundo” (Muller, 2006, p.95). Una política
pública es entonces también la construcción de una “imagen de la realidad sobre la cual se
quiere intervenir” (Muller, 2006, p. 95). Es el referencial de la política pública. Un referencial
articula cuatro niveles de percepción del mundo —valores, normas, algoritmos e
imágenes— que se descompone en tres elementos: el referencial global, el referencial
sectorial y operadores de transacción llamados la relación global-sectorial (RGS) (Muller,
2006, p. 100). El referencial global es “una representación general alrededor de la cual van
a ordenarse y jerarquizarse las diferentes representaciones sectoriales”.
● SKOCPOL
El Estado regresa al primer plano: Estrategias de análisis en la investigación actual
Al igual que en el caso de los pluralistas, aunque sobre un entramado más amplio, cuando
los investigadores estructural-funcionalistas del desarrollo político comparativo se
aprestaban a “aplicar” sus grandes teorías a la historia de Europa occidental o a grupos
concretos de organizaciones políticas no occidentales, descubrían a menudo que los
modelos y secuencias históricas no encajaban bien con los postulados por los conceptos y
supuestos originales. Al final, el “desarrollo político” (que resultaba ser una idea
excesivamente evolucionista) tenía que ver más con las luchas concretas internacionales y
nacionales por la construcción del Estado que con ninguna lógica intrínseca de la
“diferenciación” socioeconómica.
Max Weber mantenía que los Estados son asociaciones obligatorias que reivindican el
control de los territorios y las personas que en ellos habitan18. Las organizaciones
administrativas, jurídicas, recaudatorias y coercitivas constituyen el núcleo de todo Estado.
Es más: como demostraba la obra de Otto Hintze, pensar en los Estados como
organizaciones que controlan territorios nos hace olvidar las características esenciales
comunes a todos los sistemas políticos para considerar las diversas formas en que las
estructuras y acciones del Estado están condicionadas por contextos transnacionales
históricamente cambiantes. Estos contextos influyen en los distintos Estados a través de las
relaciones geopolíticas de dominación y competencia interestatal, a través de la
comunicación internacional de ideales y modelos de política pública y a través de las pautas
económicas mundiales de comercio, división de las actividades productivas, flujos de
inversión y finanzas internacionales. Los Estados se sitúan necesariamente en la
intersección entre los órdenes sociopolíticos nacionales para sobrevivir y avanzar en
relación con otros Estados. El Estado moderno tal como lo conocemos, y tal como fue
conceptualizado por Weber y Hintze, ha sido siempre, desde su nacimiento en la historia de
Europa, parte de un sistema de Estados competitivos e interre
Ciertamente, esas dudas sobre la racionalidad superior de las acciones del Estado merecen
una atención respetuosa; sin embargo, no tenemos que descartar totalmente la posibilidad
de que las acciones estatales parcial o totalmente autónomas puedan ser capaces de
abordar los problemas e incluso de encontrar “soluciones” que estén fuera del alcance de
los actores sociales y de los sectores del gobierno estrechamente constreñidos por ellos.
En numerosos estudios sobre las capacidades de los Estados para alcanzar tipos concretos
de objetivos se emplea el concepto de “instrumento de actuación política” para hacer
referencia a los medios pertinentes que un Estado puede tener a su disposición35. Las
comparaciones entre distintas naciones son necesarias para determinar la naturaleza y el
alcance de los mecanismos institucionales, cuya aplicación a un conjunto determinado de
cuestiones por parte de los funcionarios del Estado puede ser concebible.
● DEL VALLE
Estado, Ciudadanía y Bienestar
CAPÍTULO PRIMERO
EL ESTADO DE BIENESTAR
EL CONCEPTO DE ESTADO DE BIENESTAR
familia y mercado; de allí que el tipo de relación que se establece entre éstos da lugar a tres
tipos ideales de regímenes de bienestar: el liberal, el conservador y el social-demócrata.
El régimen socialdemócrata
A diferencia del modelo conservador, la característica principal aquí es el lugar central que
el estado ocupa en la economía y en la vida de los individuos. Este régimen esta basado en
la provisión universal de beneficios donde los derechos están ligados a la noción de
ciudadanía. En términos generales se puede afirmar que posee un alto nivel de
desmercantilización y el objetivo de las políticas sociales es la maximización de las
capacidades individuales para permitir la independencia de las personas. Inglaterra y
Suecia representarían aquí, dos versiones de éste tipo de régimen.
En términos generales, la estrategia de inversión en capital humano se apoya en salarios
subsidiados, planes de reconversión laboral y de asistencia en la búsqueda de empleo para
aquellos desempleados de larga duración. El objetivo es que la persona encuentre trabajo y
salga rápidamente de la asistencia social. El problema principal que posee ésta estrategia
es que, en muchas ocasiones, poco sentido tiene la reconversión laboral cuando siguen
faltando puestos de trabajo o los que se crean son de muy bajo nivel.
El régimen liberal
Apoyado en el individualismo, a diferencia de los otros regímenes, supone que cada
individuo es capaz de mantenerse a sí mismo trabajando, por ende, en este sistema el
mercado ocupa un lugar central y el estado es tan solo un gendarme pero que posee
escasa o nula intervención en los ámbitos privados. Tal como lo muestra el caso
estadounidense, en los estados liberales la clave del éxito en política social la constituye la
lucha contra el desempleo. La solución: el pleno empleo y estado mínimo. La red de
seguridad social es muy débil dentro de éste modelo y las estrategias han estado
orientadas, en su mayoría hacia la desregulación, la flexibilización y el workfare.
Ahora bien, un análisis correcto del estado de bienestar debería identifi car las variables
que dan forma específi ca a los estados del bienestar, de aquellas otras que lo causan. Es
decir, distinguir entre variables a explicar y variables explicativas con la fi nalidad de
La distribución de la renta
Los programas orientados hacia la distribución de la renta pueden ser analizados desde dos
aspectos, por un lado, aquellos dirigidos hacia la población que se encuentra inserta en
algún lugar de la estructura ocupacional y, por otro, hacia aquellos sectores que se ubican
por fuera de ella.
El problema reside en la necesidad de no privar de estímulos al trabajo, reduciendo el
número de trabajadores potenciales, situación que produciría un incremento excesivo de los
niveles salariales y, al mismo tiempo, contener una política de crecimiento sostenido de la
demanda interna en países que, como Argentina, dependen macroeconómicamente de un
equilibrio comercial apoyado en el sector agroalimentario .
Casualmente, el origen de este tipo de programas es proveer de un mínimo de ingresos
monetarios a aquellos sectores que no pueden proveérselos vía el mercado. Así, los
programas de empleo se orientan a la población activa mientras que las jubilaciones y
pensiones hacia aquellos con imposibilidad de trabajar.
Diversos informes han mostrado que, por ejemplo, las prestaciones de desempleo han
culminado teniendo un rol complementario de trabajos mal remunerados, informales y
ocasionales hasta el punto de confi gurarse como una verdadera lógica funcional del
programa
Actualmente, el área de los programas de previsión social, esta transitando por varios
problemas de diversa seriedad, me limitaré aquí a señalar cinco de los puntos más
importantes: en primer lugar, la fuerte caída del empleo formal que produce una disminución
en los ingresos de la ‘cajas de previsión estatales’ y el consecuente problema del fi
nanciamiento; segundo, el incremento de la edad promedio de vida que produce un
incremento del período de jubilación; tercero, las diversas crisis económicas y las
devaluaciones resultado de la infl ación que afectan a las contribuciones realizadas durante
años; cuarto, la privatización de los regímenes jubilatorios (AFJP) y la situación de quienes
han realizado aportes durante años al sistema estatal que se ve obligado a participar en una
porción de los haberes jubilatorios actuales; quinto, la disminución del empleo típico (formal
MÓDULO 3
● FLORENCIA ANTÍA,
Regímenes de política social en América Latina: una revisión crítica
de la literatura
Se analiza los principales aportes acerca de los regímenes de políticas sociales que se
configuraron en los países latinoamericanos desde inicios del siglo xx hasta la actualidad.
Se concentra en la variación en los regímenes de políticas sociales a nivel intrarregional, a
lo largo del tiempo, así como en los factores políticos que explican esos resultados.
Las contribuciones de este artículo se pueden clasificar en cuatro tipos.
Una caracterización sintética de la orientación y de los cambios producidos en las políticas
sociales y en los regímenes de políticas sociales en los países de la región.
Articula dos vertientes de la literatura a) orientaciones de los regímenes de políticas sociales
y, b) economía política que condiciona su origen y transformaciones durante buena parte
del siglo xx e inicios del xxi.
Se identifica las condiciones causales que están en la base del cambio institucional y del
mantenimiento de los regímenes de políticas sociales en los países de la región (AL).
Un análisis crítico de la literatura, identificando los énfasis existentes y los puntos de
controversia.
Principales enfoques sobre el Estado y el régimen de bienestar:
La literatura sobre los Estados de bienestar es amplia, más la que se enfoca en paises
desarrollados. Se conoce como Estado de bienestar:
[…] el poder organizado es utilizado de forma deliberada […] en un esfuerzo por modificar el
juego de las fuerzas de mercado en al menos tres direcciones —primero, al garantizar a los
individuos y familias un ingreso mínimo que no guarda relación con el valor de mercado de
su trabajo o propiedad; segundo, al reducir la inseguridad permitiendo que individuos y
familias resuelvan ciertas “contingencias sociales” (por ejemplo, enfermedad, edad
avanzada y desempleo) que conducirían, de otra manera, a crisis individuales y familiares; y
tercero, al asegurar que todos los ciudadanos sin distinción de estatus o clase reciban un
conjunto de servicios sociales con una calidad que refleje los mejores estándares
disponibles— (Briggs, 2006, p. 16; traducción propia).
Se distingue entre regímenes liberales, socialdemócratas y corporativos que se diferencian
en los alcances de la desmercantilización, los impactos en términos de estratificación social,
así como por la forma en que el Estado, el mercado y las familias interactúan en la provisión
de bienestar. (según esping-andersen)
El liberal presenta un carácter residual en la medida en que las garantías sociales se
limitan a los “riesgos inaceptables”. El Estado interviene a través de políticas asistenciales,
en aquellas circunstancias en las que el mercado falla. Ej: Estados Unidos, Gran Bretaña,
Irlanda, Australia y Nueva Zelanda.
Socialdemócrata se caracteriza por el universalismo y por un compromiso con la cobertura
de riesgos globales a través de subsidios generosos. Los derechos se basan en la
ciudadanía antes que en una necesidad demostrada o en una relación laboral. Ej: Suecia,
Dinamarca, Noruega y Finlandia.
Corporativo-conservador se sustenta en una mezcla de segmentación de estatus y
familiarismo. Las distinciones de estatus corporativas dominan la seguridad social, el
familiarismo se manifiesta en una protección social sesgada a favor del varón cabeza de
familia y en el carácter central de la familia como dispensadora de cuidados. Ej: Alemania,
Otro rasgo de los sistemas de seguridad social desarrollados en este período fue su alto
nivel de segmentación entre categorías ocupacionales que percibían distintos niveles de
beneficios en reflejo de su poder relativo.
En el plano de la educación, el Estado asumió un papel importante en tanto financiador y
proveedor.
Filgueira: clasifica tres tipos de regímenes de políticas sociales que denomina
universal estratificado, dual y excluyente.
.El universal estratificado corresponde a Argentina, Chile y Uruguay. En este, la seguridad
social y el servicio de salud protegían a la mayor parte de la población, al tiempo que la
educación primaria y los primeros años de la secundaria se extendían a toda la población.
La cobertura de la seguridad social tenía un carácter parcial al concentrarse en los
trabajadores formales y, además, estaba segmentada según la inserción ocupacional.
Regímenes excluyentes comprenden a Bolivia, Ecuador y los países centroamericanos
—con excepción de Costa Rica—. La seguridad social abarcaba una baja proporción de la
población y excluía a la amplia mayoría. La educación alcanzaba una cobertura relativa
mayor, aunque tenía una calidad fuertemente segmentada.
Los regímenes duales, que abarcaron a México y Brasil, se asemejan al primer tipo en el
medio urbano y al segundo tipo en el medio rural. Tuvieron un desarrollo casi universal de la
educación primaria, un acceso estratificado a los servicios de salud y una escasa cobertura
en la seguridad social con beneficios altamente estratificados.
La economía política durante la fase de construcción de los regímenes de política
social:
Es posible identificar tres tipos de trabajos que han incursionado en el estudio de los
orígenes de las políticas sociales en la región.
En primer lugar, existe una multiplicidad de estudios de caso que ofrecen explicaciones
sobre la trayectoria de la política social en algunos países específicos, pero solo algunos
mantienen un diálogo con la literatura de los determinantes del bienestar a nivel comparado.
En segundo lugar, los estudios comparativos se inician con las investigaciones de
Mesa-Lago (1979, 1986) antes mencionadas, cuyo foco estaba en el poder relativo de las
categorías ocupacionales incorporadas a los regímenes de seguridad social.
En tercer lugar, han surgido estudios comparativos que ponen el foco en otros factores
explicativos relativos a las características del modelo económico imperante, la presencia de
instituciones democráticas y las modalidades de incorporación de los trabajadores a la
arena política. Esta literatura establece un diálogo más directo con los estudios comparados
sobre los determinantes de las políticas de bienestar social.
Segura-Ubiergo (2007) identifica un conjunto de condiciones favorables para el
desarrollo de los regímenes de política social más generosos en la región, presentes en
Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay.
Esos factores son: i) el nivel de desarrollo económico y de industrialización que contribuyen
a aumentar la capacidad fiscal de los Estados; ii) las políticas económicas proteccionistas
que facilitan la expansión de una masa de trabajadores capaz de presionar por la creación
de programas sociales; iii) y una mayor tradición democrática o un mayor poder de la
izquierda política y de los movimientos sindicales en comparación con el resto de los países
de la región.
Distingue dos trayectorias. Un primer camino corresponde a los países que tuvieron
condiciones económicas favorables y una economía cerrada, en los que la presencia de
regímenes democráticos o de partidos de izquierda y movimientos obreros o de ambas
condiciones, favorecieron la consolidación de sistemas de protección social generosos. El
segundo camino, presente en Costa Rica, combinó un bajo nivel de desarrollo económico y
una cierta apertura económica.
Aun con diferentes abordajes teóricos y metodológicos, los estudios indican la relevancia
que los niveles de industrialización, la presencia de instituciones democráticas y los distintos
formatos de incorporación de los trabajadores a la esfera política tienen para comprender
buena parte de la variación entre los regímenes de políticas sociales durante la etapa de
desarrollo hacia adentro. Si bien esta literatura realiza una contribución relevante, cabe
destacar tres limitaciones: i) en general, los estudios comparativos tienden a concentrarse
en el grupo de países que tienen políticas sociales más avanzados; ii) hay una escasa
problematización del rol de los regímenes autoritarios con relación a las políticas sociales; y
iii) se presta poca atención al rol de las ideas internacionales, los técnicos y los procesos de
difusión para explicar la adopción de principios y formas de organización de las políticas
sociales.
Los regímenes de políticas sociales durante el giro neoliberal de los ochenta y los noventa
La agenda de reformas estableció la jerarquización del mercado como prestador de
servicios sociales, la descentralización como estrategia de gestión y la focalización en los
sectores más pobres. Estas tendencias comenzaron a plasmarse en la década de los
ochenta que coincide con la democratización de los regímenes políticos. No obstante, ese
período estuvo pautado por la severa contracción de las economías, la crisis fiscal y los
desequilibrios inflacionarios, con lo cual los gobiernos tendieron a desatender los problemas
sociales, el gasto público social se redujo, se crearon Fondos de Emergencia Social
promovidos por los organismos multilaterales de crédito como una fórmula para compensar
los impactos sociales del ajuste estructural y contribuir a la generación de apoyos a esas
reformas.
Durante la década de los noventa, el gasto público social se expandió en los países que ya
destinaban mayor cantidad de recursos a ese rubro, pero eso no ocurrió en los países de
menor gasto relativo que no recuperaron el nivel de desembolsos de inicios de la década
anterior. En paralelo, se adoptaron reformas de orientación neoliberal en la seguridad social,
la educación, la salud y el trabajo. En el campo previsional, se introdujeron nuevos pilares
de capitalización individual y se tendió a endurecer los requisitos para la jubilación. En el
plano laboral, se promovió la desregulación de los mercados de trabajo, pero estos
mostraron en general malos desempeños al presentar altas tasas de desempleo e
informalidad. En lo que refiere al campo de la salud, las reformas tendieron a fortalecer el
mercado como proveedor de servicios —con el caso paradigmático de Chile— pero en otros
países —como Costa Rica y Brasil— incluyeron consideraciones de equidad. Aparte de las
reformas sectoriales, la focalización del gasto pasó a ser uno de los principios orientadores
de las políticas sociales. Junto a los Fondos de Emergencia Social, se crearon otras
políticas focalizadas en los más pobres con el propósito de “combatir la pobreza”.
Casi el 60 por ciento del gasto social se destina a la tercera edad mediante sistemas de
transferencias de rentas. La mayoría de este gasto social llega a quien contó con una
inserción formal, estable y de larga duración en el mercado laboral. Debido al
envejecimiento de la población, el gasto en asistencia sanitaria también asume un fuerte
sesgo hacia la población. La numerosa población formada por madre y niños vulnerables no
encuentran en la actual arquitectura de bienestar social la asistencia adecuada.
En lo que hace a la educación, la realidad es un tanto diferente. Allí si, el sistema de
bienestar social ha ido al encuentro de la estructura de riesgos al menos hasta el año 2000.
Como veremos seguidamente, en el plano de las relaciones laborales hubo una
metamorfosis que llevó al país de un modelo de negociación tripartita río y agregado por
ramas a otro ajeno a la intervención estatal muy descentralizado en el plano de la empresa,
que ahondó la disparidad salarial, es decir, la desigualdad.
EVOLUCIÓN DE LAS RELACIONES LABORALES: RESTAURACIÓN Y LIBERALIZACIÓN
El uruguay vivió un proceso profundo de restauración productiva durante las últimas
décadas. Los gobiernos militares, tras el golpe de 1973, suspendieron la negociación
colectiva y controlaron los salarios,, los impuestos, y cotizaciones sociales y despidos.
Con el retorno a la democracia el edo recuperar su función rectora de las relaciones
laborales, convocando trimestralmente a los representantes de empresarios y trabajadores
a los consejos de salarios.
A partir de 1990 comienza a gestarse una reforma que transformará radicalmente el
sistema. El escenario había cambiado, ya que las empresas tenían mayor libertad para
adaptarse al nuevo entorno competitivo con formas de empleo más laxas. Todo ello
menoscabo viejas conquistas de los trabajadores como los derechos sociales asociados al
empleo, los ajustes salariales.
Si bien entre 1990 y 1994 aún aún persistía un porcentaje notable de convenios a nivel de
rama, ello se debió a la prórroga de convenios negociados en el pasado. El siguiente
período marca una clara mayoría de los convenios de empresa, el proceso de disminución
absoluta de la población cubierta por convenios colectivos.
Entre 2000 y 2004, la negociación colectiva llegó a sus niveles más bajos, con un
empresariado que, incitado por la fuerte crisis económica de 2001-2002, suprime los
espacios de negociación por empresa o se mostró reacio a ellos, y un sindicalismo muy
debilitado,, especialmente en el ámbito de la economía privada.
El mantenimiento de protecciones laborales en el sector público y su desmantelamiento en
el sector privado generaron diferencias marcadas en la evolución de la estructura sindical.
La afiliación a sindicatos se redujo un casi 60 por ciento entre 1987 y 2003.
PANORAMA GENERAL DE LA EVOLUCIÓN DE LAS PP.SS
La evolución del gasto público en porcentaje del pib presenta un crecimiento constante de
estos recursos públicos, al menos hasta la crisis de 2001-2002.
El uruguay es uno de los países latinoamericanos que brinda más recursos a la seguridad
social. Las razones de ello hay que buscarlas en el envejecimiento de la población, la
elevada cobertura del sistema de seguridad social y el alto paso que ha adquirido el gasto
de seguridad social.
Además de los problemas que surgen de la composición del gasto público social, un hecho
preocupante es la regresividad. Al carácter regresivo del gasto público social se suma el de
los impuestos.
REFORMA DE LA SEGURIDAD SOCIAL: DEFENSA DEL PASADO Y FUGA HACIA
ADELANTE
El uruguay reformó su sistema de seguridad social en 1995. De un sistema de reparto
estatal pasó a un sistema mixto con la participación de agentes privados y con niveles de
capitalización individual obligatorios fijados según el ingreso del trabajador. El sistema de
reparto tenía problemas de financiamiento y de calidad de las prestaciones, que habían
sufrido un fuerte deterioro a lo largo del periodo anterior.
Los recursos estatales destinados a la seguridad social no dejan de elevarse hasta
comienzos de la presente década, como se comprueba en los fondos asignados al banco
de previsión social, la entidad que coordina y administra las prestaciones sociales. Por otra
parte, la reforma incrementó la edad de retiro a los 60 años, así como los años de cotización
exigidos para percibir luego la pensión. Finalmente, se concedieron diversas exoneraciones
a los aportes de los patrones a la seguridad social. Al llegar la crisis y el deterioro del
mercado laboral, sus efectos fueron devastadores para las finanzas del sistema.
Si por un lado, la situación económica daño las finanzas del sistema previsional, la reforma
del mismo realizada en 1995 alejó aún más la estructura de riesgos del sistema de
protección social.
Además del sistema de pensiones y jubilaciones, el banco de previsión social administra el
sistema de asignaciones familiares, por el que se concede un monto de dinero a las familias
con hijos. Este sistema, creado en la década de 1940, era universal para todas las personas
con régimen contractual formal, pero en los años ochenta se restringe a los trabajadores
pertenecientes a los hogares con un nivel de ingresos modesto. Dado que los montos
asignados habían bajado estrepitosamente en las décadas precedentes, se pensó que la
focalización atendida permitiría acrecentar el valor real de las prestaciones para las familias
que lo necesitaban de verdad. Se confirmó el requisito de tener un trabajo formal para
aspirar a la asignación, y por el otro, esta se mantuvo indexada al salario mínimo. Estas dos
causas obstaculizaron la ampliación de la cobertura en los sectores más pobres.
REFORMA DE LA EDUCACIÓN EL INTENTO SOCIALDEMÓCRATA
El gasto en educación aumentó el 70 por ciento desde 1985 a 1990. No hubo, sin embargo,
intentos de reforma estructural durante las dos primeras administraciones democráticas.
El proyecto más ambicioso de reforma fue lanzado en 1995. La llamada reforma de rama
cambió el plan de estudios de secundaria, incrementando el tiempo de asistencia y
acercando el contenido lectivo a las necesidades del mercado laboral. Esta reforma logró
parcialmente el ambicioso objetivo de expandir la educación pública, gratuita y obligatoria al
nivel preescolar e impulsó las escuelas de tiempo completo en las áreas socialmente
deprimidas.
La reforma educativa que se inicia en 1995 procura enfrentar con decisión desde una base
ciudadanía y estatal, el nuevo panorama de riesgos sociales. Uno de los logros más
importantes de este impulso reformista fue la expansión del sistema preescolar público, que
se acerca oy en dia a la universalización de la cobertura de los niños de 5 años y da
cobertura masiva a los de 4 años. La pobreza infantil afecta a más del 40 por ciento de los
niños en edad escolar. El otro loro de relieve se produce en el nivel medio de la enseñanza,
donde desertaba buena parte del estudiantado.
LA CRISIS DEL SISTEMA DE ASISTENCIA SANITARIA Y LOS BLOQUES A SU
REFORMA
En sistema uruguayo de sanidad se pueden distinguir dos sistemas, por un lado el sistema
privado, en el que las asociaciones mutualistas daban asistencia a las clases medias y altas
y por el otro, el sistema público, que cubría a aquellos que no podían pagar a una
mutualista.
El edo empezó ya a subsidiar el sector mutual y los costos de la atención de salud de sus
empleados en las décadas del 1969 y 1970. Este seguro de salud obligatorio fue
empleadores.
Los niveles de precarización e informalidad presentan un crecimiento moderado durante la
década de 1990. Se explica mayormente por un aumento del trabajo informal masculino, lo
cual atenúa la disparidad salarial entre los sexos.
A partir del año 1994 el desempleo tiende a aumentar, sobre todo en los sectores de
mediana y baja cualificación. Los salarios reales se deterioran, sobre todo a raíz de la grave
crisis económicas de 1999-2002. Persiste, aunque se achica, la brecha salarial entre sector
público y sector privado, mientras que aumenta el desnivel salarial por nivel de educación.
LOS REVOLUCIONES OCULTAS: INESTABILIDAD FAMILIAR Y NUEVOS ARREGLOS Y
COMPORTAMIENTOS
Entre 1970 y 2000 hay una eclosión de las uniones libres, del divorcio y de las parejas
reconstituidas, además, la jefatura femenina del hogar avanza en forma sostenida. Para
entender la estructura de riesgos hay que analizar también estas transformaciones de la
familia, por lo que conviene dirigir la mirada al cruce de varios factores: el nivel
socioeconómico del hogar, la inserción en el mercado laboral de sus miembros, los arreglos
familiares y la fecundidad de la mujer.
CONCLUSIONES
Desde el retorno de la democracia, en 1985, el país impulsó un proceso de liberalización
económica progresiva: apertura comercial, desreglamentación cada vez mayor del mercado
financiero y una liberalización del mercado de trabajo que comenzó con la suspensión de
las instancias tripartitas de negociación salarial. Por otro lado, se han mantenido rasgos
propios del modelo estatista como el elevado gasto publico social, la reforma educativa
socialdemócrata y la participación estatal en la reforma de la seguridad social.
Se ha transformado simultáneamente la forma en que la sociedad actual genera y distribuye
los riesgos sociales. En el campo laboral, la reestructuración productiva. En el campo del
hogar, aparecen nuevos arreglos familiares más nucleares.
La forma en que el edo social ha respondido nuevos riesgos sociales ha sido disparar,
inconexa sectorialmente y heterogénea.
La seguridad social siguió también un patrón de reformas que diversificar los niveles de
protección a los distintos estratos sociales. Si bien se creó un pilar de ahorro individual
gestionado por empresas privadas, el sistema de reparto garantizar la prestación estatal de
los actuales derechos pasivos y jubilaciones.
En educación, las reformas de mediados de los años noventa constituyen probablemente el
intento más decidido en política pública de ir al encuentro de los nuevos riesgos sociales. La
reforma impulsada en 1995 expandió la cobertura en educación primaria e inicial, y
desarrollo un programa de escuelas de tiempo completo en las zonas pobres.
En la asistencia sanitaria se mantuvo la coexistencia del sistema mutual y el sistema
público. Los intentos de reforma a fin de enfrentar los problemas de cobertura y
financiamiento fracasaron.
Se han implantado nuevos programas de transferencia de ingresos para hacer frente a los
vacíos generados por las pp.ss tradicionales.
En el año 2005 llega al poder por primera vez en la historia del país una agrupación
electoral de izquierda, el frente amplio y asume como presidente tabaré vázquez. Esta
administración transformara a fondo el panorama de la protección social y la política laboral
que hemos expuesto en estas páginas.
El retorno de los consejos de salarios fomenta mucho la afiliación sindical.
En cuanto a otras áreas de pp.ss, las dos reformas más importantes se han realizado en la
asistencia sanitaria y el sistema de transferencias de ingresos a las familias con hijos. El
sistema nacional integrado de salud, creado en 2007, si bien mantiene el requisito de las
contribuciones asociadas a un empleo formal, incorpora como beneficios directos a los hijos
del afiliado. La cobertura de los jubilados más pobres y de todos los jubilados futuros. En lo
que se hace a las asignaciones familiares, se pasa a un sistema puro no contributivo y con
una focalización más laxa. Finalmente, el gobierno asume el desafío de dotar a cada niño
del sistema público de educación primaria con un computador personal personal para
finales del año 2009.
Florencia Antía
INTRODUCCIÓN
América Latina estuvo sometida a fuertes presiones económicas internacionales para
cambiar su estrategia de desarrollo desde de los años 80, intentando desterrar la
orientación proteccionista e incorporar una nueva, la opción pro-mercado.
En un marco donde los elencos políticos nacionales tenían escaso a margen de las
maniobras para discutir medidas alternativas, se dispuso a instrumentar un ajuste
estructural (económico, financiero, comercial y de la seguridad social)
La nueva estrategia de protección condujo a un debilitamiento de las opciones universales
de políticas sociales, se fortalecieron aquellas políticas focalizadas en segmentos
poblacionales específicos que requerían de la comprobación de situaciones de insuficiencia
económica para la obtención de los beneficios.
Estas alternativas de acción no siguieron un patrón único, algunos países, como Uruguay
tendieron a resistir la “embestida liberal” de recorte radical.
Las naciones latinoamericanas incorporaron algunas modificaciones en sus matrices
clásicas de bienestar.
A esta fase de repliegue del Estado en distintas áreas de políticas públicas le siguió un
periodo de reposicionamiento moderado de las agencias estatales que coincidió con la
llegada del nuevo siglo.
El sistema de bienestar uruguayo generó un conjunto de modificaciones relevantes en las
prestaciones de la seguridad social.
El objetivo de este artículo es identificar los últimos cambios que tuvieron lugar en el
esquema de bienestar uruguayo, con la finalidad de analizar sus resultados
políticosinstitucionales, en términos de avances, rutas desiguales, vacíos y lo
inconsistencias en la
protección social emergente. Los cambios realizados por los dos gobiernos del Frente
Amplio han terminado estableciendo una estructura de provisión privada (con y sin fines de
lucro) de los bienes y servicios sociales.
Se destacan reformas implementadas en cuatro áreas esenciales de políticas sociales: la de
empleo, seguridad social, la salud y la de asistencia, aunque en la discusión sobre el
bienestar deba de incluir otras como la educación.
CONSIDERACIONES FINALES
De los cambios reseñados, se destacan por el lado de la política laboral, la permanencia de
pautas diferentes para aquellas personas insertas en el mercado formal de empleo, en
comparación con las que trabajan en contextos de informalidad y precariedad. Si bien las
políticas implementadas, junto con la expresión económica, propiciaron, un aumento de
formalización del empleo, el hecho de que la estructura del mercado continúe siendo tan
heterogénea determina que la separación no sea únicamente entre formales e informales,
sino que incluso dentro de los formales las variaciones son muy importantes.
En relación al sector de políticas de retiro, la fragmentación y dualización en el mercado
laboral se observa replicada en términos de ingresos por pensiones y jubilaciones. La
característica del nuevo sistema de seguridad y jubilaciones. La característica del nuevo
CASTELLANO CHRISTY
"URUGUAY UN CASO DE BIENESTAR DE POLÍTICOS"{
A consecuencias de ajustes macroeconómicos durante las últimas décadas de la
reforma del estado se ha convertido en el eje del debate político.
A diferencia de Europa y ee.uu, am latina sufre importantes carencias en el surgimiento
sistemático de las dimensiones de sus políticas públicas. Este hecho se agrava el área
social frustrado el análisis que permita reconocer la evolución, las características y las
consecuencias de la ejecución de pp.ss.
En este sentido, este trabajo ensaya una explicación de cómo se articuló la forma de
welfare uruguayo, buscando rescatar en la logica historica de las pp.ss sus funciones de
integración, esenciales para la estabilidad de todo sistema democrático.
Se maneja como marco de referencia las variables más destacadas de dos modelos o
experiencias polares, sin que esto pretende ser un estudio de corte netamente comparativo.
Estableciéndose una noción de ciudadanía integral producto de la simultaneidad en el
reconocimiento jurídico y extensión de los derechos políticos y sociales, con un rol
protagónico de los partidos políticos.
forma corporativista de procesar los conflictos sociales a través de una fuerte regulación
estatal del acceso a las distintas prestaciones sociales.
Este hecho significó la conformación de un sistema de partidos con escasa capacidad de
decisión. A consecuencia de este tipo de políticas públicas se estableció la responsabilidad
política tanto en la asignación de recursos como en las instancias burocráticas- estatales.
Dos Santos realiza la construcción de la ciudadanía populista en latinoamérica, por: 1) una
incorporación política precedente a la plena institucionalización, 2) una pps que atiende y
procesa la participación popular en contextos de baja institucionalización, de) la constitución
de identidades colectivas previa a la plena institucionalización de un orden
democrático-liberal.
En este sentido, es necesario enfatizar que una de las características fundamentales de las
pps en el uruguay es su instrumentación partidaria.
La extensión de los derechos sociales, se torna sumamente útil a la luz de la simultánea
institucionalización de los derechos políticos con la universalización del sufragio y de sus
garantías.
La ampliación de la ciudadanía política y la alta competencia del sistema de partidos explica
sustancialmente la enconada lucha por la apropiación del prestigio político de la autoría de
las leyes sociales. El enfrentamiento social mediado por los partidos desarrolló dos formas
de amortiguar el conflicto de clase y ratificar la ciudadanía como status integrador de la
mayoría de la población.
El armado y la instrumentación de las pp.pp, entre ellas las sociales, tiene en el
faccionalismo de los partidos una importante fuente explicativa de su impulso y freno.
El enfrentamiento o discordancia respecto a las diferentes leyes sociales entre las
fracciones partidarias reafirmó el perfil catch all de los partidos amortiguando la emergencia
social. Esto redujo las ganancias políticas de intentar cooptar partidariamente al
movimiento obrero, creándose un obstáculo a la tentación populista de desarrollar.
Esta caracteristica tambien desestimulo la organización de partidos corporativos que se
pretendiera representantes del los sectores economicamentes dominantes.
En síntesis , el momento de intervención de las pps- en el caso uruguayo- además de
desestimular la emergencia de actores políticos radicales se transformó en un eficiente
mecanismo de reforzamiento del sentido de pertenencia de la ciudadanía política.
Permitiendo refundar las estructuras partidarias como articuladoras de identidades
colectivas ya sea políticas o sociales.
Estableciéndose la matriz de tipo de bienestar construido durante las tres primeras décadas
del siglo XX.
Se explica la integración social de la sociedad uruguaya en razón de la emergencia de una
ciudadanía integral, producida por la paralela consagración y extensión de derechos
sociales y políticos.
Con estas características las pp.pp en la trayectoria del bienestar uruguayo tiene rasgos de
particularismo, pero en una clave individuo partido dejando de lado las soluciones
corporativistas.
Son los distintos rasgos políticos de la temprana apertura de competitividad inter elite, la
masiva incorporación de amplios sectores de lapoblación a luchas partidarias: la confluencia
de la constitución del orden estatal con el establecimiento del régimen democrático,
expresada en la simultaneidad de las dimensiones sociales y políticas de la ciudadanía, las
características catch all de los partidos tradicionales, un edo colonizado por los partidos, los
que terminan reforzando al sistema de partidos como centro de decisión de las cuestiones
públicas. Esta forma de atender la cuestión social se convirtió así en un mecanismo,
poderoso de integración que muy bien podríamos definir como articulante de un edo de
bienestar de partidos o de un bienestar de partidos.
● Rossana Castiglioni
La ampliación de políticas sociales bajo gobiernos de derecha y centro derecha en
América Latina: hacia un marco analítico
Introducción
Desde mediados de los años 1990, Latinoamérica experimentó una fase de ampliación de
las políticas sociales, materializada en un incremento del gasto público social, la expansión
de coberturas y la introducción de nuevos o mejores beneficios (Antía, 2018; Garay, 2016;
Martínez Franzoni y Sánchez Ancochea, 2016; Pribble, 2013). Esta ampliación tuvo lugar
tanto en países que hasta entonces habían exhibido un desarrollo limitado y precario de la
protección social como en aquellos que ostentaban sistemas de seguridad social maduros.
La expansión alcanzó a las transferencias y los servicios contributivos y no contributivos.
Hacia los años 90s, comenzó a gestarse un cambio significativo de las políticas sociales,
que tomó mayor forma con el nuevo milenio. En este período, en la mayor parte de los
países latinoamericanos se ampliaron las coberturas, se introdujeron nuevos o mejores
beneficios y se incrementó el gasto público social. El fortalecimiento de las políticas sociales
se tradujo en una reducción marcada de la pobreza, que en 2002 en promedio, afectaba al
45% de los latinoamericanos y en 2012 al 29%, mientras que en los mismos años, la
indigencia se redujo de 11% a 8%.
La marcada ampliación de las políticas sociales dio lugar a una abundante literatura que
procuró explicar sus causas, alcances y características. Parte de la literatura indica que la
ampliación de las políticas sociales se debe al llamado giro a la izquierda. Sin embargo, los
gobiernos latinoamericanos de DCD, también expandieron las políticas sociales.
● Hangartner
Estado del bienestar y justicia distributiva en América Latina. Un análisis crítico
del consumo (impuesto al valor agregado o IVA) y del comercio exterior (impuestos
indirectos). La tributación directa amerita mayor capacidad de fiscalización, amplias bases
impositivas, bajas exenciones y franquicias y formalidad de la economía. La tributación
indirecta limita la progresividad del financiamiento fiscal y hace inestables las finanzas
públicas, generando mayor vulnerabilidad para los ciudadanos.
La asignación de recursos deriva de dos fenómenos: el económico, referente al mercado, y
el político, referente al presupuesto público. Si se compara a América Latina con Suecia, se
observa que este país tiene una distribución de los ingresos de mercado muy similar a la
mayoría de los países de la región, pero sus distribuciones de ingresos son muy distintas
debido a la estructura de impuestos y gastos que tiene Suecia. Solo la mitad de la diferencia
en desigualdad entre los países de América Latina y de la OCDE surge de las diferencias
en la distribución de los ingresos del mercado, la otra mitad es explicada por la diferencia
entre los Estados de bienestar.
El crecimiento económico de América Latina ha estado basado en el patrón rentista y
financiero. Su estructura productiva tiene un escaso desarrollo industrial y una
desindustrialización temprana en relación con el nivel del PIB; una gran heterogeneidad
productiva, con el sector primario sobredimensionado en la canasta de exportaciones, ya
que en su mayoría se basan en ventajas de acceso a materias primas con escaso valor
agregado y estructuras de importaciones basadas en bienes de alto contenido tecnológico
donde la región es deficitaria. Esto ha provocado niveles de informalidad que configuran
amplios sectores que no están insertados en los sistemas de negociaciones salariales y
dificulta su organización para exigir mayores beneficios en general, adicional a la
vulnerabilidad asociada a los trabajos precarios, a las actividades de subsistencia en zonas
marginales, a las actividades de alta estacionalidad y a los procesos migratorios internos
que aumenta la vulnerabilidad. Adicionalmente, los sistemas políticos se han organizado en
torno a la captura de rentas del sector primario (Bértola, 2015)
El surgimiento del Estado del bienestar en la región se tradujo en un aumento del sector
público en la economía reflejado en el aumento del gasto público y la carga tributaria.
Filgueira (2005) también propone una tipología de Estados sociales, dividiendo la región
en tres modelos: universalismo estratificado, regímenes duales y regímenes de exclusión.
En el universalismo estratificado se encuentran Chile, Uruguay y Argentina. Se caracterizan
por élites contendientes que buscan apoyo popular y que, para 1970, ya protegían a la gran
mayoría de la población por medio de un sistema de seguridad social y servicios básicos de
salud. Asimismo, habían logrado el acceso universal a la educación primaria y el acceso
ampliado a la educación secundaria temprana a más de la mitad de la población. Aunque
con una fuerte estratificación de los beneficios, las condiciones de acceso y los rangos de
protección relacionados con la seguridad social.
Los regímenes duales son ejemplificados por México y Brasil y están basados en la
cooptación y represión de los sectores populares por parte de las elites, un modelo
populista de desarrollo y administración política. Finalmente, en los regímenes de exclusión,
donde se encuentran Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Bolivia y Paraguay, se
distingue por una lógica donde las élites se apropian del aparato del Estado para la
extracción de rentas, sin proporcionar los bienes colectivos de contraparte o servicios
sociales.
La clase media es el motor para el desarrollo socioeconómico de un país. Esta ofrece
trabajo especializado y productivo, impulsa el mercado doméstico y el crecimiento por su
demanda de bienes y servicios. El crecimiento del ingreso y el desarrollo generalizado son
consecuencia del fortalecimiento de la clase media. Asimismo, la clase media es asociada
CONCLUSIÓN
El Estado de bienestar, con sus esquemas distributivos que estén basados en los principios
normativos (equidad, justicia, fairness), desde una perspectiva contractual y de reciprocidad,
es fundamental para la cohesión social y la profundización de la democracia. En la
generalidad de América Latina esto no se cumple, no hay justicia distributiva.
En América Latina, la estructura tributaria impide la formación de políticas redistributivas y
tiene una fuerte tendencia hacia la regresividad. Esto explica al menos la mitad de la
desigualdad de ingresos de la región, que sigue siendo la más alta del mundo y perpetúa la
pobreza. La clase media también se ve afectada, ya que debe hacer un esfuerzo
desproporcional para el mantenimiento del Estado social.
una injusticia intolerable para la izquierda política; son el mayor problema de Uruguay y, por
tanto, tienen absoluta prioridad en las proyecciones de gobierno.
Los avances en el trabajo y el empleo, permitieron mejoras en el bienestar y al revés, su
inexistencia o existencia en insuficiente calidad, es lo que explica la pobreza. Se indica que
los logros macroeconómicos, las políticas sociales y laborales, fueron relevantes en el
aumento del empleo, en la mejora de las condiciones de vida y especialmente en la
reducción de la pobreza, la indigencia y la desigualdad social (Frente Amplio, 2019). Se
agrega que los gobiernos del Frente Amplio muestran que es posible crecer y repartir al
mismo tiempo y así derribar lo que se entiende como uno de los mitos fundantes del
neoliberalismo.
Síntesis y conclusiones
La protección social en Uruguay es una acción estatal sostenidamente construida desde los
inicios del s XX. Esta realidad y su persistencia como uno de los países de mejor acceso al
bienestar y la protección social, no supone que la misma sea inmutable a los cambios en las
orientaciones políticas de los partidos gobernantes. La alternancia en el gobierno producida
en 2020 abrió nuevos debates y desafíos relativos al rol del Estado, la administración de los
recursos públicos y las formas de abordar la pobreza.
● Pautassi Laura
Los derechos en las políticas sociales Desafíos teóricos y opciones estratégicas
El artículo pone en tensión el cumplimiento efectivo del denominado enfoque de derechos,
su consideración discursiva y la situación de los ciudadanos y las ciudadanas como titulares
de los derechos. Para ello analizan los principales estándares de interpretación del
contenido de un derecho, especialmente los derechos económicos, sociales y culturales que
se han definido a la fecha vinculándolos con ejemplos de países de la región y de Argentina
en particular, si se cuenta con la adopción transversal de dicha perspectiva. Un punto
especial lo tienen un breve recorrido por los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los nuevos
compromisos post 2015 denominados ODS (Objetivos de desarrollo sustentable) y cómo
estas metas han sido insuficientes para consolidar un marco de derechos evidenciando una
aproximación de tipo discursiva, lejana a cualquier efectivización de derechos.
Contenido mínimo de los derechos: cada Estado se encuentra obligado a actuar en forma
positiva a fin de garantizar el nivel esencial de cada uno de los derechos económicos,
sociales y culturales ratificados en los Pactos y Tratados internacionales, en especial el
PIDESC (art. 2.1) y en el Protocolo de San Salvador (art. 1). Esencialmente se trata de una
obligación mínima pero ineludible, de contenido universal, que apunta a asegurar la
satisfacción de por lo menos niveles básicos de cada uno de los derechos e incluye
obligaciones de comportamiento y obligaciones de resultado. En particular, si bien en ambos
Pactos se contempla una realización paulatina del contenido de derechos, considerando
especialmente las restricciones derivadas de la limitación de los recursos con que se
cuenta, al mismo tiempo impone varias obligaciones con efecto inmediato y que se
relacionan, con el estándar conexo de la utilización del máximo de recursos disponibles.
Así, la obligación de garantizar niveles esenciales de los derechos obliga al Estado a no
afectar este contenido mínimo al restringirlos. Toda restricción a DESC debe ser sometida al
control de la afectación o no del contenido esencial del derecho regulado.
En este sentido, y sin perjuicio de la prohibición de regresividad, el Estado está
jurídicamente obligado a garantizar el contenido mínimo de los DESC y no puede escudarse
en la falta de recursos disponibles para justificar su accionar si este induce a un sector de la
población por debajo del estándar mínimo de protección de este derecho. A su vez debe
garantizar la cobertura universal, es decir, para todos y todas sin excepción y al incorporar
el principio de no discriminación refuerza la idea que el precepto de “satisfacción paulatina”
tiene límites concretos, en tanto la no discriminación implica la universalidad en la
satisfacción del derecho. Por ello, la primera directriz central en el campo de las políticas
sociales es que el contenido básico es específico para cada derecho, y es necesario
tratamiento por separado a la hora de evaluarlos, lo cual implica formas de medición que
den cuenta del grado de cumplimiento de dicha obligación.
Estas obligaciones fundamentales incluyen como mínimo los siguientes requisitos: a)
garantizar el derecho de acceso al empleo, en especial por lo que respecta a las personas y
grupos desfavorecidos y marginados, de forma que ello les permita llevar una existencia
digna; b) evitar las medidas que tengan como resultado el aumento de la discriminación y
del trato desigual en los sectores público y privado de las personas y grupos desfavorecidos
y marginados o que debiliten los mecanismos de protección de dichas personas y grupos; c)
adoptar y aplicar una estrategia y un plan de acción nacionales de empleo sobre la base de
las preocupaciones del conjunto de los trabajadores, para responder a estas
preocupaciones, en el marco de un proceso participativo y transparente que incluya a las
organizaciones patronales y los sindicatos. . La claridad en la interpretación del alcance de
lo “mínimo” ineludible es clara y contundente. Ahora bien, si esta interpretación la aplicamos
al campo de las políticas laborales implementadas en las últimas décadas, no
necesariamente se ha cumplido con el contenido mínimo. La negociación colectiva
garantizada y regular da cuenta del contenido mínimo ineludible, el que debe completarse
con la garantía de interdependencia de derechos y cuando y con que alcance se vincula con
los estándares que siguen.
Al igual que la utilización del máximo de recursos disponibles, el desarrollo progresivo de los
DESC consiste en garantizar que los derechos pertinentes se ejercerán en igualdad de
condiciones y sin discriminación, constituyendo una obligación con efecto inmediato. El
Comité ha manifestado que “el disfrute de los derechos humanos sobre la base de la
igualdad entre hombres y mujeres debe entenderse en sentido lato. Las garantías de no
discriminación e igualdad en los instrumentos internacionales de derechos humanos prevén
la igualdad tanto de facto como de jure. La igualdad de jure (o formal) y de facto (o
sustantiva) son conceptos diferentes, pero conectados entre sí. La igualdad formal
presupone que se logra la igualdad si las normas jurídicas o de otra naturaleza tratan a
hombres y mujeres de una manera neutra. Por su parte, la igualdad sustantiva se ocupa de
los efectos de las normas jurídicas y otras y de la práctica, y trata de conseguir no que
mantengan, sino que alivien la situación desfavorable de suyo que sufren ciertos grupos”.
En concordancia, las normas, políticas o medidas públicas que establecen distinciones
arbitrarias fundadas en categorías tales como sexo, raza, religión, idioma, opinión política o
posición económica del individuo, deben interpretarse con los alcances descriptos respecto
de las normas regresivas en materia de derechos sociales. Es decir, la ley o medida en
cuestión se presume inválida, y es el Estado quien debe demostrar la necesidad y
racionalidad de la distinción. Valga como ejemplo lo afirmado por Beccaria, et al (2015) que
analizan el comportamiento de varones y mujeres en torno a la inserción laboral en la
Argentina, estableciendo que el peso de la registración laboral como niveladora en tanto a la
brecha salarial y los esquemas protectorios de seguridad social. Sin embargo, advierten que
a pesar de las mejoras, es necesario implementar medidas y políticas económicas y
laborales en el marco de una política integral que transformen las condiciones laborales,
con alta incidencia de la segregación ocupacional y salarial por género, y los niveles de
distribución de ingresos.
Garantías básicas:
Acceso a la justicia y mecanismos de reclamo: a esta altura del desarrollo cabe señalar, que
una de las características esenciales que una persona sea titular de derechos es la
posibilidad de dirigir un reclamo ante una autoridad independiente del obligado
-habitualmente, un juez- para que haga cumplir la obligación o imponga reparaciones o
sanciones por el incumplimiento. Este rasgo se denomina justiciabilidad o exigibilidad
judicial, y supone una técnica de garantía del cumplimiento de las obligaciones que se
desprenden del derecho de que se trate (Abramovich y Courtis, 2002). Claramente la
existencia de un derecho impone entonces la creación de acciones judiciales o de otro tipo,
que permitan al titular de este derecho reclamar ante una autoridad judicial u otra con
similar independencia, ante la falta de cumplimiento de su obligación por parte del sujeto
obligado. A su vez este estándar debe ser transversal e intrínseco al diseño de las políticas
sociales ya que constituye uno de los principales elementos del empoderamiento que
significa ser titular de derechos. En otros términos, cuando se mencionan mecanismos de
exigibilidad de los derechos no se refiere exclusivamente a los sistemas de administración
de justicia, aun cuando estos tengan un rol de importancia, sino que se incorpora en el
concepto los procedimientos administrativos de revisión de decisiones y de fiscalización y
control ciudadano de las políticas, los espacios de reclamo para usuarios y consumidores,
las instancias de control político en el Congreso, las instituciones especializadas que
resguardan derechos fundamentales, como las defensorías del pueblo, oficinas de
protección de consumidores y defensa de la competencia, la posibilidad que los propios
Deberes insoslayables:
producción y acceso a la información. A esta altura nadie niega de la relevancia de la
información y su necesidad de que se encuentre disponible y confiable, dado que en el
campo de las políticas públicas, la producción y el acceso a la información constituyen un
insumo fundamental para el inicio del diseño de cualquier política, pero también para el
proceso de monitoreo y evaluación de la misma. En otros términos, es imposible pensar en
formular una política sin el acceso a información de calidad y de manera suficiente, ya que
sin datos empíricos no se puede conocer fehacientemente sobre cuál situación o campo
busca actuar la futura política. Pero además de la etapa diagnóstica previa a la formulación
de una política, la información es fundamental para todo el proceso de implementación y
para la evaluación o medición del impacto de la política.
Pero este estándar no se agota aquí, y dado el principio de interdependencia de los
derechos humanos, que la libertad de expresión configura un presupuesto esencial de toda
democracia, el conocimiento y la difusión de los asuntos de interés público es esencial para
que la ciudadanía tenga efectivamente la capacidad de conocer todo lo concerniente al
manejo de los asuntos públicos. En cuanto al contenido de este derecho, puede destacarse
que la libertad de información supone la existencia de dos aspectos complementarios e
interdependientes. Por un lado, el derecho a expresarse libremente y, de este modo, a
brindar información y, por otro, el derecho a ser informado, esto es, tanto la libertad de
expresar ideas como la de ser receptor de ellas.
directamente con las políticas y servicios sociales, pero no con un empoderamiento pleno.
Nuevamente la explicación no se encuentra solo en el hecho de que los procesos de
degradación social y exclusión experimentados en los últimos treinta años agudizaron los
problemas de acceso a la justicia, sino porque la lógica de las políticas sociales suele incidir
en la posibilidad de ejercer derechos, en especial frente al Estado. En rigor, si desde su
definición se plantea una acción estatal como de “selección” de un “grupo o población meta”
o “target” se está claramente comprometiendo el principio de igualdad y no discriminación.
Del mismo modo, la participación queda sesgada a casos específicos, demandas puntuales
y no a una acción colectiva que identifique la responsabilidad del Estado en torno a la
exclusión social. Igualdad y participación se conjugan en un presupuesto previo para ejercer
otros derechos, los que actúan a su vez como una condición previa para que un proceso
democrático funcione con cierta regularidad