Imperio Romano
Imperio Romano
Imperio Romano
El Imperio romano llegó a ser durante su esplendor (117 EC) la civilización con la estructura socio-
política más extensa del occidente.
Hacia el 285 EC, el Imperio había crecido demasiado para ser regido por el gobierno central de
Roma as que fue dividido por el emperador Diocleciano (r. 284-305 EC) en dos partes: el Imperio
de oriente y el de occidente. El Imperio romano comenzó cuando César Augusto (r. 27 AEC-14 EC)
se convirtió en el primer emperador de Roma y terminó en occidente, cuando el último
emperador Romano, Rómulo Augusto (r. 475-476 EC) fue depuesto por el rey germano Odoacro (r.
476-493 EC). El este continuó siendo el Imperio bizantino hasta la muerte de Constantino XI (r.
1449-1453 EC) y la caída de Constantinopla ante los Turcos Otomanos en 1453 EC. La influencia del
Imperio romano en la civilización occidental fue profunda y sus contribuciones perduraron
virtualmente en cada aspecto de la cultura occidental.
Augusto gobernó el Imperio desde el 31 AEC hasta el 14 EC cuando muere. Durante este tiempo,
tal y como él mismo cuenta: “ encontró a Roma hecha de ladrillo pero la dejó hecha de mármol”.
Augusto reformó las leyes de la ciudad y por extensión, las del imperio, aseguró las fronteras
romanas, inició grandes obras públicas (llevadas a cabo por su fiel general Agripa (l. 63-12 AEC),
quién construyó el primer panteón), y aseguró la fama del Imperio por tener el mayor poder
cultural y político conocido hasta entonces. La “Pax Romana” (Paz Romana), también conocida
como “Paz Augusta”, que él mismo inició, fue un periodo de paz y prosperidad desconocida hasta
entonces y que duraría más de 200 años.
Cuando Augusto muere, el poder pasa a manos de su heredero, Tiberio (r. 14-37 EC), que continúa
muchas de las políticas de Augusto pero que no tuvo la fuerza de carácter y la visión que definió a
Augusto. Su línea de trabajo continuó, más o menos constante, con los emperadores que le
sucedieron: Calígula (r. 37-41 EC) , Claudio (r. 41-54 EC)y Nerón (r. 54-68 EC) . A estos cinco
primeros gobernantes del Imperio se les conoce como la dinastía Julio Claudia, debido a ser
descendientes de la familia/gens (por nacimiento o mediante la adopción), Julia y Claudia. Si bien
Calígula se hizo famoso por su depravación y aparente locura, la primera parte de su reinado fue
encomible como la de su suscesor, Claudio, quien logró expandir el poder de roma y las fronteras
en Britania. El gobierno de Nerón fue un caso diferente. Calígula y Claudio fueron asesinados
durante su reinado (Calígula por su guardia pretoriana y Claudio aparentemente por su esposa). El
suicidio de Nerón dio fin a la dinastía Julia-Claudia e inició un periodo de inestabilidad social
conocida como “El año de los cuatro emperadores”.
Los cuatro emperadores fueron: Galba, Otón, Vitelio y Vespasiano. Después del suicidio de Nerón
en el 68 EC, Galba asume el mando del Imperio(69 EC) y casi de forma inmediata se vió que no
encajaba en el puesto. Fue asesinado por la guardia pretoriana. Otón le sucedió el mismo día de su
muerte y algunos registros antiguos comentan que se esperaba que fuera buen emperador. Sin
embargo, el general Vitelio buscó acaparar todo el poder y comenzó una breve guerra civil que
terminó con el suicidio de Otón y el ascenso al trono de Vitelio, quien demostró no ser mejor que
Galba dedicándose a una vida de lujo y ocio, dejando de lado sus responsabilidades. Las legiones
declararon al general Vespasiano emperador y marcharon contra Roma. Vitelio fue asesinado por
los hombres de Vespasiano y éste tomó el mando justo cuando hacía un año que Galba había
ascendido al trono.
Con Vespasiano comienza la dinastía Flavia que se caracterizó por promover grandes proyectos de
obras públicas, prosperidad económica y la expansión del imperio. Vespasiano gobernó desde el
69 al 79 EC, y durante este periodo comenzó las obras del anfiteatro Flavio (el famoso Coliseo de
Roma) que sería completado durante el reinado de su hijo Tito (gobernó desde el 79 hasta el 81
EC). Durante el principio del gobierno de Tito, se produjo la erupción del monte Vesubio (79 EC)
que enterró las ciudades de Pompeya y Herculano.
Las fuentes antiguas coinciden en alabar la gestión del desastre incluyendo el gran incendio de
Roma en el 80 EC. Tito murió de unas fiebres en el 81 EC y fue sucedido por Domiciano que
gobernó desde el 81 EC hasta el 96 EC. Domiciano aseguró y expandió las fronteras de Roma y
reparó los daños causados por el gran incendio de Roma; continuó con los proyectos de obra
pública iniciados por su hermano y mejoró la economía del imperio. A pesar de eso, su métodos y
políticas autocráticas lo hicieron impopular entre el senado romano. Fue asesinado en el 96 EC.
Bajo su mandato, el Imperio romano se hizo más fuerte, estable, y se expandió en tamaño y
alcance. Lucio Vero y Cómodo son los dos últimos emperadores de la dinastía Antonina. Vero fue
coemperador con Marco Aurelio hasta su muerte en el 169 EC y parece que fue una unión poco
efectiva. Cómodos (r. 180-192 EC) , hijo y heredero de Aurelio fue uno de los emperadores más
despreciados en la historia de Roma, y fue conocido por su tren de vida lujoso a costa del imperio.
Murió estrangulado por su compañero de lucha en la bañera en 192 EC; con la muerte de Cómodo
termina la dinastía Antonina y sube al poder el prefecto Pertinax (del que se dice que planeó el
asesinato de Cómodo).
La dinastía severa
Pertinax gobernó durante tres meses hasta que fue asesinado. Le siguieron en rápida sucesión
otros cuatro emperadores en un periodo conocido como “ El año de los cinco emperadores” que
terminó con el ascenso al poder de Séptimio Severo. Éste emperador gobernó Roma entre el 193-
211 EC, fundó la dinastía severa, que derrotó a los los partos, y expandió el imperio. Sus campañas
en África y Britania fueron enormes y costosas contribuyendo a las dificultades financieras de
Roma. Fue sucedido por sus hijos Caracalla y Geta siendo este último asesinado por Caracalla.
Caracalla gobernó hasta el 217 EC, cuando fue asesinado por su guardaespaldas. Fue bajo su
gobierno cuando la ciudadanía romana se extendió a todos los hombres libres del imperio. Esta ley
se creó con el propósito de recaudar impuestos ya que después de su promulgación, el Imperio
tenía más habitantes a los que aplicar las leyes de recaudación. La dinastía severa continuó bajo la
manipulación de Julia Maesa (a la que refiere como emperatriz), hasta el asesinato de Alejandro
Severo (r. 222-235 EC) en el 235 EC que llevó al Imperioa un periodo de caos conocido como la
crisis del siglo III (duró desde el 235 hasta el 284 EC)
A pesar de esto, la extensión territorial del imperio era tal que Diocleciano en el 285 EC lo dividió
en dos mitades para facilitar la gestión. Así es como se crea el Imperio Romano de Oriente
(también conocido como Imperio Bizantino) y el Imperio Romano de Occidente. Dado que una de
las principales causas de la crisis imperial era la falta de claridad en la sucesión, Dioclesiano
decretó que los sucesores deberían ser elegidos y aprobados desde el comienzo del reinado de un
individuo. Dos de estos sucesores fueron los generales Magencio y Constantino. Dioclesiano se
retiró voluntariamente en el 305 EC, y la tetrarquía se disolvió ya que las regiones rivales en el
imperio se enfrentaban entre sí por el predominio. A la muerte de Diocleciano en el 311 EC,
Majencio y Constantino llevaron al imperio a una nueva guerra civil.
Constantino y el cristianismo
En el año 312 EC Constantino venció a Majencio en la batalla del puente Milvio y se convirtió en
único emperador del Imperio oriental y occidental (gobernó desde 306-337 EC, pero teniendo el
poder supremo entre 324 y 307 EC). Dado que Constantino creía que Jesucristo era responsable de
su victoria, Constantino decretó una serie de leyes, tales como el Edicto de Milán (313 CE), por las
que ordenaba tolerancia religiosa en todo el imperio y más específicamente tolerancia con el
cristianismo.
Desde el 376 hasta el 382 EC, Roma luchó una serie de batallas contra los invasores góticos
conocidas como las Guerras Góticas. El emperador romano Valente (r. 364-378 EC) fue vencido en
la batalla de Adrianópolis, el 9 de Agosto del año 378 EC y muchos historiadores marcan esta fecha
como clave en la caída del Imperio romano de occidente. Hay otras teorías que intentan explicar el
inicio del declive pero a día de hoy no hay un acuerdo universal en los factores de la caída del
Imperio romano. Edward Gibbon argumentó en su famosa “The History of the Decline and Fall of
the Roman Empire” que el cristianismo jugó un papel fundamental ya que la nueva religión minó
las costumbres sociales del imperio que proporcionaba el paganismo. .
La teoría de que el cristianismo fue una causa clave en la caída del imperio ya se debatía mucho
antes de que Gibbon expusiera su teoría. Orosio (siglo V, CE) argumentó a favor de la inocencia del
cristianismo durante el declive de Roma ya en el 418 EC. Orosio decía que fueron las prácticas
paganas las que contribuyeron a la caída de Roma. Otros factores que contribuyeron a la
decadencia de Roma incluyen:
-Corrupción en el gobierno.
-Ejércitos mercenarios.
Sobre-dependencia en el trabajo esclavo.
-Desempleo e inflación masivos.
La ingobernable vastedad del imperio, incluso dividido en dos, lo hacían difícil de administrar. El
Imperio Oriental florecía mientras el Imperio Occidental subsistía y ninguno pensó mucho en
ayudar al otro. Roma Oriental y Roma Occidental se veían más como competidores que como
compañeros de equipo y trabajaban principalmente persiguiendo su interés particular. El creciente
poderío de las tribus germánicas y sus constantes incursiones en Roma podrían haber sido
manejados más efectivamente, sino fuese por la corrupción gubernamental, especialmente entre
los gobernadores de provincias, y si los romanos en general hubiesen dado un trato justo a los
godos.
El ejército romano, formado en gran medida por mercenarios bárbaros que no tenían lazos étnicos
con Roma, ya no podían salvaguardar las fronteras tan eficientemente como lo habían hecho
alguna vez ni el gobierno podía seguir recaudando impuestos fácilmente en las provincias. Más
aún, la depreciación de la moneda, que comenzó durante la dinastía de los Severos, había
alentado sostenidamente la inflación, y el trabajo esclavo, que era el más extendido, privaba a los
ciudadanos de las clases bajas de sus empleos y así los niveles de paro se disparaban. La llegada de
los visigodos al imperio en el siglo III CE, huyendo de los invasores Hunos, y sus subsiguientes
rebeliones, han sido citadas como factores que contribuyeron a la decadencia.
El Imperio romano de occidente terminó oficialmente el 4 de septiembre del año 476 de la Era
Común, cuando el emperador Rómulo Augústulo fue depuesto por el rey germano Odoacro (si
bien algunos historiadores datan el acontecimiento en el 480 EC con la muerte de Julio Nepote). El
Imperio romano del este continuó como el Imperio bizantino hasta 1453 y a pesar de que al
principio se le llamaba Imperio romano, ya no se asemejaba al mismo. El Imperio romano
occidental se convertiría en el Sacro Imperio romano (962-1806 EC), que era un imperio solo en el
nombre.