Portafolio Semana 13

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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CHACO AUSTRAL

CARRERA: ABOGACIA
SEMINARIO EPISTEMOLOGIA DEL CAMPO JURIDICO

GUIA DE ACTIVIDADES –SEMANA 13

EJE PROBLEMÁTICO N°3

¿Qué paradigmas o modelos de conocimiento jurídico se sostienen en el debate actual del


campo?

CONTENIDOS

-Hacia una crítica de la epistemología jurídica. Argumentación e Interpretación en el Derecho.

OBJETIVOS

-Comprender el rol del lenguaje en la argumentación.

-Conocer la estructura de la argumentación y de la interpretación.

-Identificar los tipos de argumentación.

-Valorar la importancia de la argumentación en el discurso jurídico tanto para la investigación


como para la toma de decisiones.

-Advertir las conexiones entre interpretación y argumentación constitucionales.

-Explicitar los principales supuestos de las teorías de la argumentación jurídica actuales.

ACTIVIDADES

1-Dado el texto: Huerta Ochoa, Carla (2015). Interpretación y argumentación en el derecho.


Universidad Nacional Autónoma de Méjico. Instituto de Investigaciones Jurídicas. Problemas,
Anuario de Filosofía y Teoría del Derecho.Num.11, enero-diciembre de 2017, pp379-
416.Ciudad de Méjico, ISSN 2007-4387.
Leer comprensivamente y resolver las siguientes consignas de trabajo:

1.1-Enunciar la función de la argumentación en el discurso jurídico.

1.2-Explicar la afirmación: “el derecho es un fenómeno lingüístico”.

1.3-Explicar qué papel le cabe a la teoría del derecho en relación con la interpretación del
lenguaje jurídico según la autora.

1.4-La interpretación del lenguaje jurídico comprende problemas de índole lógica .¿Cuáles son
ellos?. Explicarlos.

1.5- Explicar a qué denomina la autora “propiedades formales del sistema jurídico”.

1.6-Enunciar los problemas que ocasiona al lenguaje jurídico, el uso del lenguaje natural.

1.7-¿Qué tareas se derivan para el jurista de la estrecha relación entre el lenguaje y el


derecho?

1.8-¿A qué llama lenguaje jurídico la autora del texto? ¿Qué comprende?¿ Qué tipo de análisis
requiere?.

1.9-¿Qué objetos de análisis se pueden distinguir desde la perspectiva semántica? Explicar.

1.10-Justificar el enunciado: “El reto radica en dar las mejores razones para que la
interpretación hecha sea aceptada como válida”.

1.11-Enunciar cómo se define la argumentación. Mencionar qué tipo de razonamiento


requiere.

1.12-Explicar los conceptos “argumentación” y “argumento”.

1.13-Dados los conceptos argumentación, argumento, demostración, establecer sus


diferencias e interrelaciones.

1.14-Distinguir “argumento lógico” de “argumento retórico”.

1.15-Dar ejemplos de : “término”, “proposición” y “argumento jurídico”.

1.16-¿Cuándo se considera que un argumento es válido? (formal o materialmente correcto,


sólido si además es verdadero).

1.17-¿A qué se llama “falacia”?

1.18-¿Qué características tiene un argumento deductivo?.

1.19-Desde el punto de vista lógico, ¿de qué tipo pueden ser los argumentos?.

1.20-Desde el punto de vista retórico, ¿qué formas pueden adoptar los argumentos?.

1.21-¿Qué papel tienen en la argumentación el contexto de descubrimiento y de justificación?.

1.22-Diferenciar “argumentación” de “contraargumentación”.

1.23-¿Cuál es el objeto de la dogmática jurídica? ¿Qué papel cumplen las proposiciones en


ella?.

1.24-¿Por qué debe distinguirse la teoría del lenguaje de la dogmática?.


1.25-¿Qué condiciones requiere una buena argumentación?.

1.26-Describir las etapas del razonamiento jurídico desde el punto de vista doctrinal así como
desde el punto de vista de la decisión judicial.

1.27-¿Qué tipos de razones incluye la argumentación jurídica?

1.28-Dados los conceptos: “doctrina”, “textos normativos” y “argumentación dogmática”,


establecer las relaciones entre los mismos.

1.29-Establecer la verdad o la falsedad de la siguiente afirmación: “El discurso jurídico refiere a


cuestiones relativas a la razón práctica pero no a la ciencia jurídica”. Fundamentar.

1.30-Enunciar los tipos de indeterminación que puede encontrar el jurista cuando interpreta
doctrinas o textos normativos y decir cómo superarlos.

1.31-¿Cuándo se dice que una interpretación es creativa?

1.32-Distinguir : “interpretación del derecho doctrinal” de “interpretación operativa”.

1.33-¿A qué se denomina interpretación doctrinal?.

1.34-¿Qué es una interpretación operativa?.

1.35-Describir la estructura básica de la interpretación.

1,36-¿Qué conexión entre argumentación e interpretación existe según la autora del texto?.

1.37-¿Cómo explica Robert Alexy la conexión entre interpretación y argumentación?

1.38-¿A qué “círculos de hermenéutica” de la interpretación jurídica refiere Alexy?.

1.39-Según Aarnio, el razonamiento jurídico puede abordarse desde diferentes perspectivas.


Enunciarlas.

Recuerde hacer sus anotaciones o reflexiones sobre lo aprendido. Vaya


completando su Portafolio de Evidencias. Muy pronto le será requerido.
DESARROLLO DE LAS ACTIVIDADES:
1.1- Enunciar la función de la argumentación en el discurso jurídico.

La función de la argumentación en el discurso jurídico es de gran


importancia por el motivo que en la investigación y a su vez en la
toma de decisiones, la fundamentación del significado hacia los
enunciados normativos y las consecuencias jurídicas que de ello
pueden derivarse.
La doctrina se dedico al estudio de las decisiones de carácter
jurisdiccional, sobre todo a la decisión del juez.
Los lineamientos proporcionados sin embargo son aplicables a las
decisiones administrativas, y en gran medida también a la forma en
que los abogados deberían presentar sus solicitudes a la autoridad
o analizar las decisiones que emiten. Los argumentos utilizados
tanto por el investigador como por el abogado y el juez han sido
estudiados por la lógica y la filosofía del derecho.

1.2- Explicar la afirmación: “el derecho es un fenómeno lingüístico”.

La afirmación el derecho es un fenómeno lingüístico se refiere


a que Argumentar es ofrecer razones, y éstas se presentan
también en un lenguaje por lo cual la argumentación
explicación de las razones que sustentan la opinión, una crítica
o una conclusión en respecto al sentido de un texto en
cuestion.
Por eso los juristas se distinguen por el lenguaje meticuloso
que utilizan que debe tener suma precisión por ello es utilizable
los términos técnicos para expresar los enunciados nor-
mativos, y las normas que constituyen sus significados. Están
comprometidos a emplear correctamente la lengua en la que se
expresa y a seguir sus reglas gramaticales.

1.3- Explicar qué papel le cabe a la teoría del derecho en relación con la
interpretación del lenguaje jurídico según la autora.
EL PAPEL QUE LE CABE A LA TEORÍA DEL DERECHO EN RELACIÓN CON LA
INTERPRETACIÓN DEL LENGUAJE JURÍDICO SEGÚN LA AUTORA

Es la relación entre el lenguaje y el derecho es sumamente necesario el


análisis de las expresiones meticulosas lingüísticas que emiten los juristas, así
como aquellas mediante se expresan las normas. Las expresiones normativas
de carácter prescriptivo que expresan un deber ser constituyen el lenguaje
jurídico. El lenguaje jurídico es aquel en el que se formulan los textos jurídicos;
su análisis se puede realizar en cualquiera de los tres niveles: SEMÁNTICO
(DE SIGNIFICADO), SINTÁCTICO (DE ESTRUCTURA) Y PRAGMÁTICO (DE
USO).
Aunque se puede decir que el derecho se integra por normas, vale la pena
distinguir desde la perspectiva semántica tres objetos de análisis distintos:
A) LA NORMA JURÍDICA QUE ES UNA FORMA DE DEBER SER, Y SE
MANIFIESTA COMO UN ENUNCIADO DEÓNTICO QUE EXPRESA UNA
OBLIGACIÓN, UN PERMISO O UNA PROHIBICIÓN (EL LENGUAJE
NORMATIVO),
B) EL ENUNCIADO NORMATIVO QUE SE IDENTIFICA CON LA
FORMULACIÓN LINGÜÍSTICA DE LA NORMA (EL METALENGUAJE EN
QUE SE EXPRESA LA AUTORIDAD COMPETENTE Y QUE TIENE FUERZA
VINCULANTE), Y
C) LA PROPOSICIÓN NORMATIVA QUE EXPRESA ALGO SOBRE EL
ENUNCIADO NORMATIVO (EL META-META-LENGUAJE QUE EN
GENERAL ES UTILIZADO POR LOS CIENTÍFICOS PARA DESCRIBIR EL
DERECHO).
Los textos jurídicos, en virtud de su calidad de lenguaje especial, permiten en
general interpretaciones distintas, pero las alternativas semánticamente
posibles no necesariamente son equivalentes. Optar por un significado
específico de entre las posibilidades viables requiere de la justificación de dicha
elección. El reto radica en dar las mejores razones para que la interpretación
hecha sea aceptada como válida.

1.4- La interpretación del lenguaje jurídico comprende problemas de índole lógica.


¿Cuáles son ellos? Explicarlos.

Ya que en la comprensión del derecho pueden presentarse


problemas de índole lógica, como son los sistemáticos y los
dinámicos. Los problemas de sistematización derivan del hecho de
que el derecho no es un mero conjunto de normas, sino un sistema,
por lo que en el análisis e interpretación conviene tomar como guía
los elementos que se consideran como propiedades formales del
sistema jurídico: la coherencia, la consistencia, la completitud y la
independencia de sus normas. La falta de completitud se refleja en
el problema de las lagunas, casos en que parece que el derecho no
indica una solución que debía haber previsto, por lo que se tiene
que integrar mediante interpretación. Se puede hablar de
incoherencia en cambio cuando uno o más casos son solucionados
en forma diversa e incompatible. El problema de las contradicciones
es que lleva a la desobediencia del derecho. Los problemas
dinámicos se derivan del hecho de que el derecho es un sistema
dinámico, sujeto a cambios en el tiempo, que se encuentra en
proceso constante de evolución mediante la creación y derogación.

1.5- Explicar a qué denomina la autora “propiedades formales del sistema jurídico”.

Se consideran como propiedades formales del sistema jurídico: la


coherencia, la consistencia, la completitud y la independencia de
sus normas. La falta de completitud se refleja en el problema de las
lagunas, casos en que parece que el derecho no indica una
solución que debía haber previsto, por lo que se tiene que integrar
mediante interpretación. Se puede hablar de incoherencia en
cambio cuando uno o más casos son solucionados en forma diversa
e incompatible. El problema de las contradicciones es que lleva a la
desobediencia del derecho.

1.6- Enunciar los problemas que ocasiona al lenguaje jurídico, el uso del lenguaje
natural.

El derecho, sin embargo, se expresa mediante un lenguaje natural,


por lo que sus enunciados con frecuencia pueden ser oscuros,
vagos o ambiguos. Los enunciados jurídicos que no son claros
requieren de interpretación. Diversos problemas lingüísticos se
derivan del hecho de que el derecho se expresa mediante un
lenguaje natural y están relacionados con la vaguedad (sintáctica y
semántica) y la ambigüedad (actual o potencial) de los términos, así
como oscuridad de los enunciados mal formulados. Los enunciados
normativos (s.s.) se caracterizan por su abstracción y generalidad,
lo cual produce otras formas de ambigüedad y vaguedad que se
suman a las de las palabras utilizadas. La tarea interpretativa va
unida a la de la justificación de la elección o atribución de
significado, por lo que la línea divisoria entre la interpretación y la
argumentación es tenue; son actividades correlativas.

1.7- ¿Qué tareas se derivan para el jurista de la estrecha relación entre el lenguaje
y el derecho?

Los juristas se distinguen por un cuidadoso uso del lenguaje


ordinario, además de la precisión con la cual utilizan los términos
técnicos propios del derecho. Un buen jurista, al igual que un buen
investigador, se encuentra comprometido a emplear correctamente
la lengua en la que se expresa y a seguir sus reglas gramaticales.
El derecho mismo es actualmente considerado como el lenguaje de
las conductas debidas, que se expresan mediante enunciados
lingüísticos. Concebir al derecho como un lenguaje especial
requiere del entendimiento previo de su funcionamiento, cuestión
que corresponde explicar a la teoría del derecho, ya que en la
comprensión del derecho pueden presentarse problemas de índole
lógica, como son los sistemáticos y los dinámicos. Los problemas
de sistematización derivan del hecho de que el derecho no es un
mero conjunto de normas, sino un sistema, por lo que en el análisis
e interpretación conviene tomar como guía los elementos que se
consideran como propiedades formales del sistema jurídico: la
coherencia, la consistencia, la completitud y la independencia de
sus normas.

1.8- ¿A qué llama lenguaje jurídico la autora del texto? ¿Qué comprende? ¿Qué
tipo de análisis requiere?

La estrecha relación entre el lenguaje y el derecho hace necesario el análisis de las


expresiones lingüísticas que emiten los juristas, así como aquellas mediante las cuales
se expresan las normas. Las expresiones normativas de carácter prescriptivo que
expresan un deber ser constituyen el lenguaje jurídico. El lenguaje jurídico es aquel en
el que se formulan los textos jurídicos; su análisis se puede realizar en cualquiera de
los tres niveles: semántico (de significado), sintáctico (de estructura) y pragmático (de
uso). Aunque se puede decir que el derecho se integra por normas, vale la pena
distinguir desde la perspectiva semántica tres objetos de análisis distintos:
a) la norma jurídica que es una forma de deber ser, y se manifiesta como un
enunciado deóntico que expresa una obligación, un permiso o una prohibición (el
lenguaje normativo),
b) el enunciado normativo que se identifica con la formulación lingüística de la norma
(el metalenguaje en que se expresa la autoridad competente y que tiene fuerza
vinculante), y
c) la proposición normativa que expresa algo sobre el enunciado normativo (el meta-
meta-lenguaje que en general es utilizado por los científicos para describir el derecho).
Los textos jurídicos, en virtud de su calidad de lenguaje especial, permiten en general
interpretaciones distintas, pero las alternativas semánticamente posibles no
necesariamente son equivalentes. Optar por un significado específico de entre las
posibilidades viables requiere de la justificación de dicha elección. El reto radica en dar
las mejores razones para que la interpretación hecha sea aceptada como válida.-

1.9- ¿Qué objetos de análisis se pueden distinguir desde la perspectiva semántica?


Explicar.

De la perspectiva semántica tres objetos de análisis distintos:


a) la norma jurídica que es una forma de deber ser, y se manifiesta como un
enunciado deóntico que expresa una obligación, un permiso o una prohibición
(el lenguaje normativo),
b) el enunciado normativo que se identifica con la formulación lingüística de la
norma (el metalenguaje en que se expresa la autoridad competente y que tiene
fuerza vinculante), y
c) la proposición normativa que expresa algo sobre el enunciado normativo (el
meta-meta-lenguaje que en general es utilizado por los científicos para
describir el derecho).
Los textos jurídicos, en virtud de su calidad de lenguaje especial, permiten en
general interpretaciones distintas, pero las alternativas semánticamente
posibles no necesariamente son equivalentes. Optar por un significado
específico de entre las posibilidades viables requiere de la justificación de dicha
elección. El reto radica en dar las mejores razones para que la interpretación
hecha sea aceptada como válida.-

1.10- Justificar el enunciado: “El reto radica en dar las mejores razones para que la
interpretación hecha sea aceptada como válida”.
Los textos jurídicos, en virtud de su calidad de lenguaje especial, permiten en general
interpretaciones distintas, pero las alternativas semánticamente posibles no
necesariamente son equivalentes. Optar por un significado específico de entre las
posibilidades viables requiere de la justificación de dicha elección. El reto radica en dar
las mejores razones para que la interpretación hecha sea aceptada como válida.
1.11- Enunciar cómo se define la argumentación. Mencionar qué tipo de
razonamiento requiere.

El concepto de argumento se puede entender tanto como medio de interpretación


como razones de apoyo. Sirve como fundamento de la prueba o demostración, los
cuales, a diferencia del argumento que no necesariamente tiene que serlo, son más
rigurosos. Distinguir entre éstos, sin embargo, no siempre es fácil.
La teoría de la argumentación divide en dos grupos distintos los tipos de
argumentación: el lógico y el retórico. En el tipo lógico, el argumento se presenta como
la forma de razonamiento válido, que se estructura mediante dos enunciados y una
conclusión. El razonamiento, en sentido lógico, es un proceso formal, que puede ser
co-rrecto o incorrecto, y se refiere a las operaciones de inferencia, tales como la
abducción, la deducción o la inducción. Aristóteles reconoció en su tiempo que al lado
de los argumentos lógicos se pueden aducir los argumentos llamados “dialécticos” o
de probabilidad, que son razonamientos que parten de opiniones generalmente
aceptadas.
Los argumentos encuentran su sentido en su expresión, y esto se hace mediante un
lenguaje. El lenguaje, como instrumento para la comunicación, es expresión del
pensamiento; esto es de todos los actos del entendimiento, y dado que el derecho se
expresa en un lenguaje natural, los argumentos jurídicos se integran por términos y
proposiciones. El término es expresión de un concepto; la proposición es expresión de
un juicio, y el argumento es expresión del raciocinio.
Para la perspectiva lógica, la fuerza de un argumento radica en su validez; un
argumento es válido cuando es formal o materialmente correcto; es sólido si además
de válido es verdadero. Un argumento deductivo sólo es formalmente válido y si es
conforme a los criterios de corrección formales suministrados. Las falacias, también
llamados sofismas, son argumentos aparentes, pues no cumplen con las reglas de
inferencia; pueden ser formales o no formales (ya sean de atinencia o de
ambigüedad). En estos casos la refutación es apa-rente; su función es confundir o
inducir al error.5
En el argumento retórico el aspecto más importante no es la validez de las premisas
que integran el razonamiento, sino su capacidad de convicción, que se realiza a través
de la persuasión. Es por ello que se debe tomar en consideración el auditorio; esto es,
las personas a quienes se dirigen los argumentos. Persuadir, sin embargo, es una
forma demostrativamente más débil de convencer. En la argumentación es preciso
distinguir el contexto del descubrimiento (establecimiento de premisa o conclusión) del
contexto de justificación (de las premisas o conclusiones), sobre todo porque la teoría
tradicional de la argumentación jurídica se ubica en el contexto de la justificación.
El origen de la retórica en su concepción contemporánea como teoría de la
argumentación se encuentra en un rechazo a la lógica formal como instrumento para
el análisis del razonamiento jurídico.
1.12- Explicar los conceptos “argumentación” y “argumento”.
Argumentar es, según el diccionario, sacar en claro, descubrir, probar, o bien disputar,
discutir, impugnar una opinión ajena. La argumentación, por lo tanto, refiere la acción
de ofrecer argumentos para convencer. El argumento es “el razonamiento que se
emplea para probar o demostrar una proposición, o bien para convencer a
otro de aquello que se afirma o se niega”.
En términos generales se refiere a un “razonamiento mediante el cual se intenta
probar o refutar una tesis, convenciendo a alguien de la verdad o falsedad de la
misma”.4 Se reconocen en principio por su carácter lógico-formal, aun cuando no
todos los argumentos tengan este carácter en sentido estricto. La argumentación se
refiere al proceso de argüir; el argumento, en cambio, a cada uno de los
razonamientos específicos, aunque es correcto utilizar los términos indistintamente. En
la argumentación se pretende refutar un argumento o convencer a otro de la verdad de
la opinión que se sostiene.
El concepto de argumento se puede entender tanto como medio de interpretación
como razones de apoyo. Sirve como fundamento de la prueba o demostración, los
cuales, a diferencia del argumento que no necesariamente tiene que serlo, son más
rigurosos. Distinguir entre éstos, sin embargo, no siempre es fácil

1.13- Dados los conceptos argumentación, argumento, demostración, establecer sus


diferencias e interrelaciones.
La argumentación se refiere al proceso de argüir; el argumento, en cambio, a cada uno de los
razonamientos específicos, aunque es correcto utilizar los términos indistintamente. En la
argumentación se pretende refutar un argumento o convencer a otro de la verdad de la
opinión que se sostiene.

El concepto de argumento se puede entender tanto como medio de interpretación como


razones de apoyo. Sirve como fundamento de la prueba o demostración, los cuales, a
diferencia del argumento que no necesariamente tiene que serlo, son más rigurosos. Distinguir
entre éstos, sin embargo, no siempre es fácil. La teoría de la argumentación divide en dos
grupos distintos los tipos de argumentación: el lógico y el retórico. En el tipo lógico, el
argumento se presenta como la forma de razonamiento válido, que se estructura mediante
dos enunciados y una conclusión. El razonamiento, en sentido lógico, es un proceso formal,
que puede ser correcto o incorrecto, y se refiere a las operaciones de inferencia, tales como la
abducción, la deducción o la inducción. Aristóteles reconoció en su tiempo que al lado de los
argumentos lógicos se pueden aducir los argumentos llamados “dialécticos” o de probabilidad,
que son razonamientos que parten de opiniones generalmente aceptadas.
1.14- Distinguir “argumento lógico” de “argumento retórico”.
La teoría de la argumentación divide en dos grupos distintos los tipos de argumentación: el
lógico y el retórico. En el tipo lógico, el argumento se presenta como la forma de razonamiento
válido, que se estructura mediante dos enunciados y una conclusión. El razonamiento, en
sentido lógico, es un proceso formal, que puede ser correcto o incorrecto, y se refiere a las
operaciones de inferencia, tales como la abducción, la deducción o la inducción. Aristóteles
reconoció en su tiempo que al lado de los argumentos lógicos se pueden aducir los
argumentos llamados “dialécticos” o de probabilidad, que son razonamientos que parten de
opiniones generalmente aceptadas.
Los argumentos encuentran su sentido en su expresión, y esto se hace mediante un lenguaje.
El lenguaje, como instrumento para la comunicación, es expresión del pensamiento; esto es de
todos los actos del entendimiento, y dado que el derecho se expresa en un lenguaje natural,
los argumentos jurídicos se integran por términos y proposiciones. El término es expresión de
un concepto; la proposición es expresión de un juicio, y el argumento es expresión del
raciocinio.
Para la perspectiva lógica, la fuerza de un argumento radica en su validez; un argumento es
válido cuando es formal o materialmente correcto; es sólido si además de válido es verdadero.
Un argumento deductivo sólo es formalmente válido y si es conforme a los criterios de
corrección formales suministrados. Las falacias, también llamados sofismas, son argumentos
aparentes, pues no cumplen con las reglas de inferencia; pueden ser formales o no formales
(ya sean de atinencia o de ambigüedad). En estos casos la refutación es aparente; su función es
confundir o inducir al error.
En el argumento retórico el aspecto más importante no es la validez de las premisas que
integran el razonamiento, sino su capacidad de convicción, que se realiza a través de la
persuasión. Es por ello que se debe tomar en consideración el auditorio; esto es, las personas a
quienes se dirigen los argumentos. Persuadir, sin embargo, es una forma demostrativamente
más débil de convencer. En la argumentación es preciso distinguir el contexto del
descubrimiento (establecimiento de premisa o conclusión) del contexto de justificación (de las
premisas o conclusiones), sobre todo porque la teoría tradicional de la argumentación jurídica
se ubica en el contexto de la justificación.
El origen de la retórica en su concepción contemporánea como teoría de la argumentación se
encuentra en un rechazo a la lógica formal como instrumento para el análisis del razonamiento
jurídico. Las propuestas más destacadas son la tópica de Viehweg, la nueva retórica de
Perelman y la lógica informal de Toulmin. Estas teorías se contraponen al modo de pensar
sistemático-deductivo. En la tópica de Aristóteles los argumentos dialécticos (retóricos y
sofistas) se refieren a lo verosímil, a lo opinable, parten de premisas aceptables que parecen
verdaderas a todos, y sus conclusiones son formalmente correctas. La argumentación es una
parte especial del razonamiento jurídico, las respuestas que ofrece un investigador a una
cuestión jurídica no son ni verdaderas ni falsas, solamente pueden ser consideradas como
mejores, correctas o más adecuadas para resolver un problema. El proceso de argumentación
puede ser controvertido por otras razones, lo que se conoce como contra argumentación.
Proponer un significado debe sustentarse en argumentos válidos que hagan sólida la
interpretación. A mayor cantidad de argumentos, más fuerza se le atribuye a la interpretación.
1.15- Dar ejemplos de: “término”, “proposición” y “argumento jurídico”.
El término es expresión de un concepto; la proposiciónes expresión de un juicio,
y el argumento es expresión del raciocinio.

1.16- ¿Cuándo se considera que un argumento es válido? (formal o materialmente


correcto, sólido si además es verdadero).
Para la perspectiva lógica, la fuerza de un argumento radica en su validez; un argumento es
válido cuando es formal o materialmente correcto; es sólido si además de válido es verdadero.
Un argumento deductivo sólo es formalmente válido y si es conforme a los criterios de
corrección formales suministrados. Las falacias, también llamados sofismas, son argumentos
aparentes, pues no cumplen con las reglas de inferencia; pueden ser formales o no formales
(ya sean de atinencia o de ambigüedad). En estos casos la refutación es aparente; su función es
confundir o inducir al error.
En el argumento retórico el aspecto más importante no es la validez de las premisas que
integran el razonamiento, sino su capacidad de convicción, que se realiza a través de la
persuasión. Es por ello que se debe tomar en consideración el auditorio; esto es, las personas a
quienes se dirigen los argumentos. Persuadir, sin embargo, es una forma demostrativamente
más débil de convencer. En la argumentación es preciso distinguir el contexto del
descubrimiento (establecimiento de premisa o conclusión) del contexto de justificación (de las
premisas o conclusiones), sobre todo porque la teoría tradicional de la argumentación jurídica
se ubica en el contexto de la justificación.

1.17- ¿A qué se llama “falacia”?


Las falacias, también llamados sofismas, son argumentos aparentes, pues no cumplen
con las reglas de inferencia; pueden ser formales o no formales (ya sean de atinencia
o de ambigüedad). En estos casos la refutación es aparente; su función es confundir o
inducir al error.

1.18- ¿Qué características tiene un argumento deductivo?


Para la perspectiva lógica, la fuerza de un argumento radica en su validez; un
argumento es válido cuando es formal o materialmente correcto; es sólido si además
de válido es verdadero. Un argumento deductivo sólo es formalmente válido y si es
conforme a los criterios de corrección formales suministrados. Las falacias, también
llamados sofismas, son argumentos aparentes, pues no cumplen con las reglas de
inferencia; pueden ser formales o no formales (ya sean de atinencia o de
ambigüedad). En estos casos la refutación es aparente; su función es confundir o
inducir al error.
En el argumento retórico el aspecto más importante no es la validez de las premisas
que integran el razonamiento, sino su capacidad de convicción, que se realiza a través
de la persuasión. Es por ello que se debe tomar en consideración el auditorio; esto es,
las personas a quienes se dirigen los argumentos. Persuadir, sin embargo, es una
forma demostrativamente más débil de convencer. En la argumentación es preciso
distinguir el contexto del descubrimiento (establecimiento de premisa o conclusión) del
contexto de justificación (de las premisas o conclusiones), sobre todo porque la teoría
tradicional de la argumentación jurídica se ubica en el contexto de la justificación.

1.19- Desde el punto de vista lógico, ¿de qué tipo pueden ser los argumentos?

En el tipo lógico, el argumento se presenta como la forma de razonamiento válido, que


se estructura mediante dos enunciados y una conclusión. El razonamiento, en sentido
lógico, es un proceso formal, que puede ser co-rrecto o incorrecto, y se refiere a las
operaciones de inferencia, tales como la abducción, la deducción o la inducción.
Aristóteles reconoció en su tiempo que al lado de los argumentos lógicos se pueden
aducir los argumentos llamados “dialécticos” o de probabilidad, que son razonamientos
que parten de opiniones generalmente aceptadas.
Los argumentos encuentran su sentido en su expresión, y esto se hace mediante un
lenguaje. El lenguaje, como instrumento para la comunicación, es expresión del
pensamiento; esto es de todos los actos del entendimiento, y dado que el derecho se
expresa en un lenguaje natural, los argumentos jurídicos se integran por términos y
proposiciones. El término es expresión de un concepto; la proposición es expresión de
un juicio, y el argumento es expresión del raciocinio.
Para la perspectiva lógica, la fuerza de un argumento radica en su validez; un
argumento es válido cuando es formal o materialmente correcto; es sólido si además
de válido es verdadero. Un argumento deductivo sólo es formalmente válido y si es
conforme a los criterios de corrección formales suministrados. Las falacias, también
llamados sofismas, son argumentos aparentes, pues no cumplen con las reglas de
inferencia; pueden ser formales o no formales (ya sean de atinencia o de
ambigüedad). En estos casos la refutación es apa-rente; su función es confundir o
inducir al error.

1.20- Desde el punto de vista retórico, ¿qué formas pueden adoptar los argumentos?
En el argumento retórico el aspecto más importante no es la validez de las premisas que
integran el razonamiento, sino su capacidad de convicción, que se realiza a través de la
persuasión. Es por ello que se debe tomar en consideración el auditorio; esto es, las personas a
quienes se dirigen los argumentos. Persuadir, sin embargo, es una forma demostrativamente
más débil de convencer. En la argumentación es preciso distinguir el contexto del
descubrimiento (establecimiento de premisa o conclusión) del contexto de justificación (de las
premisas o conclusiones), sobre todo porque la teoría tradicional de la argumentación jurídica
se ubica en el contexto de la justificación.

El origen de la retórica en su concepción contemporánea como teoría de la argumentación se


encuentra en un rechazo a la lógica formal como instrumento para el análisis del razonamiento
jurídico. Las propuestas más destacadas son la tópica de Viehweg, la nueva retórica de
Perelman y la lógica informal de Toulmin. Estas teorías se contraponen al modo de pensar
sistemático-deductivo. En la tópica de Aristóteles los argumentos dialécticos (retóricos y
sofistas) se refieren a lo verosímil, a lo opinable, parten de premisas aceptables que parecen
verdaderas a todos, y sus conclusiones son formalmente correctas.

La argumentación es una parte especial del razonamiento jurídico, las respuestas que ofrece
un investigador a una cuestión jurídica no son ni verdaderas ni falsas, solamente pueden ser
consideradas como mejores, correctas o más adecuadas para resolver un problema.

El proceso de argumentación puede ser controvertido por otras razones, lo que se conoce
como contraargumentación. Proponer un significado debe sustentarse en argumentos válidos
que hagan sólida la interpretación. A mayor cantidad de argumentos, más fuerza se le atribuye
a la interpretación.

1.21- ¿Qué papel tienen en la argumentación el contexto de descubrimiento y de


justificación?

En la argumentación es preciso distinguir el contexto del descubrimiento


(establecimiento de premisa o conclusión) del contexto de justificación (de las
premisas o conclusiones), sobre todo porque la teoría tradicional de la argumentación
jurídica se ubica en el contexto de la justificación.

1.22- Diferenciar “argumentación” de “contra argumentación”.


La argumentación es una parte especial del razonamiento jurídico, las respuestas que ofrece
un investigador a una cuestión jurídica no son ni verdaderas ni falsas, solamente pueden ser
consideradas como mejores, correctas o más adecuadas para resolver un problema. El proceso
de argumentación puede ser controvertido por otras razones, lo que se conoce como
contraargumentación. Proponer un significado debe sustentarse en argumentos válidos que
hagan sólida la interpretación. A mayor cantidad de argumentos, más fuerza se le atribuye a la
interpretación

1.23- ¿Cuál es el objeto de la dogmática jurídica? ¿Qué papel cumplen las


proposiciones en ella?.
La dogmática del derecho tiene por objeto los enunciados que se refieren a las normas
establecidas y a la aplicación del derecho, y tienen carácter de proposiciones
normativas. Las proposiciones de la dogmática jurídica se refieren a hechos
institucionales y se discuten en el marco de una ciencia jurídica que funciona
institucionalmente, por lo que la mayoría de los juristas la consideran como dogmática.
Son descripciones y caracterizaciones de estados de cosas y producen la formulación
de principios o enunciados normativos de alto nivel de generalidad.6

1.24- ¿Por qué debe distinguirse la teoría del lenguaje de la dogmática?


En una teoría de la dogmática se distingue la teoría del lenguaje de la dogmática, el uso de los
enunciados de la dogmática de la fundamentación de los enunciados y de la fundamentación
de la dogmática. Los enunciados dogmáticos no pueden derivarse lógica Sobre el tema véase
Nino, Carlos, Consideraciones sobre la dogmática jurídica, mente, ni sólo de las formulaciones
de las normas jurídicas que hay que presuponer como vigentes, o de enunciados empíricos
exclusivamente. La derivación por interpretación de enunciados dogmáticos debe ser
fundamentada y comprobada, ya que se cuestiona si se pueden aceptar enunciados que se
derivan de un enunciado, bien sea aisladamente, o bien conjuntamente con otros enunciados.
La comprobación lleva a la elaboración de enunciados prácticos de tipo general.

1.25- ¿Qué condiciones requiere una buena argumentación?

1.26- Describir las etapas del razonamiento jurídico desde el punto de vista doctrinal,
así como desde el punto de vista de la decisión judicial.

El razonamiento jurídico, tanto desde la perspectiva de la interpretación doctrinal


como de la decisión judicial, se realiza en etapas: en la primera, conocida como
contexto del descubrimiento, se rea-liza la identificación de la respuesta; en la
siguiente, se explica la situación que se presenta, y finalmente, se justifica mediante
razones la conclusión a la que se arriba o la propuesta que se hace

1.27- ¿Qué tipos de razones incluye la argumentación jurídica?


1.28- Dados los conceptos: “doctrina”, “textos normativos” y “argumentación
dogmática”, establecer las relaciones entre los mismos.

Cabe mencionar que la interpretación de la doctrina es distinta a la de los textos


normativos, y que la argumentación dogmática se caracteriza por la vinculatoriedad del
derecho vigente.

1.29- Establecer la verdad o la falsedad de la siguiente afirmación: “El discurso


jurídico refiere a cuestiones relativas a la razón práctica pero no a la ciencia
jurídica”. Fundamentar.

La argumentación es un proceso racional que se da en un diálogo


justificatorio. El discurso jurídico es un diálogo o procedimiento dis-
cursivo entre el intérprete y el destinatario (o auditorio), y dado que
con frecuencia las elecciones decisivas tienen carga valorativa, se
considera como argumentación racional la mejor justificación posi-
ble que se pueda ofrecer. El discurso jurídico, sin embargo, no se
refiere solamente a cuestiones relativas a la razón práctica, sino
también de la ciencia jurídica. La pretensión de corrección del
discurso se refiere a que en el contexto de un sistema jurídico
vigente éste pueda ser fundamentado racionalmente. La
justificación jurídica se debe basar en razones que se hacen
públicas, y su fuerza se basa en su poder de convicción.

1.30- Enunciar los tipos de indeterminación que puede encontrar el jurista cuando
interpreta doctrinas o textos normativos y decir cómo superarlos.

El investigador no solamente tiene que identificar el material, sino


tomar decisiones sobre su significado, tanto de la doctrina como de
los textos normativos. Existen, sin embargo, distintos tipos de inde-
terminación, que puede ser de orden semántico, sintáctico o prag-
mático, dependiendo del origen del problema. Kelsen consideraba
que las normas jurídicas podían concebirse como marcos abiertos a
la interpretación. Esta posibilidad deriva de su indeterminación.7 No
obstante, el enunciado normativo, como texto, constituye un límite
de la interpretación, dado que no se debe forzar el significado de los
términos que lo conforman.
La indeterminación de las normas jurídicas se produce en primera
instancia por el lenguaje natural en que se expresa el derecho, pero
también se deriva de su naturaleza dinámica, como ya se señaló.
Mediante la interpretación y la justificación de los significados
atribuidos, la indeterminación de las normas ha de ser superada.
Para ello se pueden seguir los métodos propuestos por la doctrina o
los previstos en los sistemas jurídicos para las leyes. Para poder
cumplir con su función directiva, los enunciados normativos
deberían ser claros y coherentes; esto es, comprensibles, con el fin
de poder considerar como ciertos tanto su significado como su
aplicación.

1.31- ¿Cuándo se dice que una interpretación es creativa?

En general, se distingue la interpretación según el sujeto que la


realiza en interpretación judicial (ligada a la aplicación del derecho),
auténtica (por el órgano competente), operativa, doctrinal o
científica (objetivos cognoscitivos), aunque en realidad existen
diversas clasificaciones. Según Guastini, la interpretación doctrinal y
operativa (por órgano jurídico) tienen distinto sujeto y también
distinto objeto; la interpretación doctrinal analiza el lenguaje
normativo y explica, es abstracta y orientada por el texto, produce
un enunciado sinónimo al que interpreta. La interpretación operativa
analiza el lenguaje de la experiencia normativa, y su fin es la
comprensión; es “concreta” en la medida en que se refiere a un
problema específico, y se puede considerar orientada por los
hechos; el resultado es un enunciado normativo.10
En la interpretación de los textos legales se presentan diversos
problemas derivados del hecho de que las normas son el significado
de un tipo de enunciados, y la actividad interpretativa tiene por
objeto determinar el significado de las normas. La interpretación no
crea, sino que identifica y delimita el significado de la norma, es
creativa cuando existe la potestad expresa para ello, como en el
caso de las lagunas.
La interpretación de enunciados normativos, ya sea en abstracto o
en concreto, precisa el significado a la luz del sistema jurídico; la
interpretación del derecho cuando es doctrinal está orientada a las
instituciones, mientras que la interpretación operativa se orienta a
los hechos o problemas a resolver. La interpretación jurídica en
última instancia implica la reconstrucción del material jurídico y
busca la unidad del derecho, ya que su finalidad es cognoscitiva.
La interpretación doctrinal, cuando es realizada por los juristas, se
caracteriza por no ser obligatoria. Para Wróblewski, la interpretación
doctrinal es propia de la dogmática jurídica, y consiste en la
sistematización del derecho válido; su resultado son enunciados
que determinan los significados lingüísticamente posibles, de entre
los cuales el jurista elige uno.11 Según Alexy, la interpretación por
parte de los no expertos es una forma común de interpretación
jurídica
sin efectos vinculantes.12
La interpretación como actividad intelectual (lato sensu) implica la
comprensión del significado de una cosa u objeto; en un sentido
más restringido, la interpretación significa la comprensión de
expresiones lingüísticas, y en sentido estricto, la interpretación es
necesaria cuando las expresiones lingüísticas permiten varios
significados y no hay certeza sobre el significado correcto.13 La
interpretación en sentido amplio es para Wróblewski “sinónimo de
«comprensión» de una expresión formulada en cualquier lengua”;
en sentido estricto, se refiere a la determinación del sentido de esa
expresión.14

1.32- Distinguir: “interpretación del derecho doctrinal” de “interpretación operativa”.

En general, se distingue la interpretación según el sujeto que la


realiza en interpretación judicial (ligada a la aplicación del derecho),
auténtica (por el órgano competente), operativa, doctrinal o
científica (objetivos cognoscitivos), aunque en realidad existen
diversas clasificaciones. Según Guastini, la interpretación doctrinal y
operativa (por órgano jurídico) tienen distinto sujeto y también
distinto objeto; la interpretación doctrinal analiza el lenguaje
normativo y explica, es abstracta y orientada por el texto, produce
un enunciado sinónimo al que interpreta. La interpretación operativa
analiza el lenguaje de la experiencia normativa, y su fin es la
comprensión; es “concreta” en la medida en que se refiere a un
problema específico, y se puede considerar orientada por los
hechos; el resultado es un enunciado normativo.10
En la interpretación de los textos legales se presentan diversos
problemas derivados del hecho de que las normas son el significado
de un tipo de enunciados, y la actividad interpretativa tiene por
objeto determinar el significado de las normas. La interpretación no
crea, sino que identifica y delimita el significado de la norma, es
creativa cuando existe la potestad expresa para ello, como en el
caso de las lagunas.
La interpretación de enunciados normativos, ya sea en abstracto o
en concreto, precisa el significado a la luz del sistema jurídico; la
interpretación del derecho cuando es doctrinal está orientada a las
instituciones, mientras que la interpretación operativa se orienta a
los hechos o problemas a resolver. La interpretación jurídica en
última instancia implica la reconstrucción del material jurídico y
busca la unidad del derecho, ya que su finalidad es cognoscitiva.
La interpretación doctrinal, cuando es realizada por los juristas, se
caracteriza por no ser obligatoria. Para Wróblewski, la interpretación
doctrinal es propia de la dogmática jurídica, y consiste en la
sistematización del derecho válido; su resultado son enunciados
que determinan los significados lingüísticamente posibles, de entre
los cuales el jurista elige uno.11 Según Alexy, la interpretación por
parte de los no expertos es una forma común de interpretación
jurídica
sin efectos vinculantes.12
La interpretación como actividad intelectual (lato sensu) implica la
comprensión del significado de una cosa u objeto; en un sentido
más restringido, la interpretación significa la comprensión de
expresiones lingüísticas, y en sentido estricto, la interpretación es
necesaria cuando las expresiones lingüísticas permiten varios
significados y no hay certeza sobre el significado correcto.13 La
interpretación en sentido amplio es para Wróblewski “sinónimo de
«comprensión» de una expresión formulada en cualquier lengua”;
en sentido estricto, se refiere a la determinación del sentido de esa
expresión.14

1.33- ¿A qué se denomina interpretación doctrinal?


En general, se distingue la interpretación según el sujeto que la
realiza en interpretación judicial (ligada a la aplicación del derecho),
auténtica (por el órgano competente), operativa, doctrinal o
científica (objetivos cognoscitivos), aunque en realidad existen
diversas clasificaciones. Según Guastini, la interpretación doctrinal y
operativa (por órgano jurídico) tienen distinto sujeto y también
distinto objeto; la interpretación doctrinal analiza el lenguaje
normativo y explica, es abstracta y orientada por el texto, produce
un enunciado sinónimo al que interpreta. La interpretación operativa
analiza el lenguaje de la experiencia normativa, y su fin es la
comprensión; es “concreta” en la medida en que se refiere a un
problema específico, y se puede considerar orientada por los
hechos; el resultado es un enunciado normativo.10
En la interpretación de los textos legales se presentan diversos
problemas derivados del hecho de que las normas son el significado
de un tipo de enunciados, y la actividad interpretativa tiene por
objeto determinar el significado de las normas. La interpretación no
crea, sino que identifica y delimita el significado de la norma, es
creativa cuando existe la potestad expresa para ello, como en el
caso de las lagunas.
La interpretación de enunciados normativos, ya sea en abstracto o
en concreto, precisa el significado a la luz del sistema jurídico; la
interpretación del derecho cuando es doctrinal está orientada a las
instituciones, mientras que la interpretación operativa se orienta a
los hechos o problemas a resolver. La interpretación jurídica en
última instancia implica la reconstrucción del material jurídico y
busca la unidad del derecho, ya que su finalidad es cognoscitiva.
La interpretación doctrinal, cuando es realizada por los juristas, se
caracteriza por no ser obligatoria. Para Wróblewski, la interpretación
doctrinal es propia de la dogmática jurídica, y consiste en la
sistematización del derecho válido; su resultado son enunciados
que determinan los significados lingüísticamente posibles, de entre
los cuales el jurista elige uno.11 Según Alexy, la interpretación por
parte de los no expertos es una forma común de interpretación
jurídica
sin efectos vinculantes.12
La interpretación como actividad intelectual (lato sensu) implica la
comprensión del significado de una cosa u objeto; en un sentido
más restringido, la interpretación significa la comprensión de
expresiones lingüísticas, y en sentido estricto, la interpretación es
necesaria cuando las expresiones lingüísticas permiten varios
significados y no hay certeza sobre el significado correcto.13 La
interpretación en sentido amplio es para Wróblewski “sinónimo de
«comprensión» de una expresión formulada en cualquier lengua”;
en sentido estricto, se refiere a la determinación del sentido de esa
expresión.14
1.34- ¿Qué es una interpretación operativa?
En general, se distingue la interpretación según el sujeto que la realiza en
interpretación judicial (ligada a la aplicación del derecho), auténtica (por el órgano
competente), operativa, doctrinal o científica (objetivos cognoscitivos), aunque en
realidad existen diversas clasificaciones. Según Guastini, la interpretación doctrinal y
operativa (por órgano jurídico) tienen distinto sujeto y también distinto objeto; la
interpretación doctrinal analiza el lenguaje normativo y explica, es abstracta y
orientada por el texto, produce un enunciado sinónimo al que interpreta. La
interpretación operativa analiza el lenguaje de la experiencia normativa, y su fin es la
comprensión; es “concreta” en la medida en que se refiere a un problema específico, y
se puede considerar orientada por los hechos; el resultado es un enunciado
normativo.10
En la interpretación de los textos legales se presentan diversos problemas derivados
del hecho de que las normas son el significado de un tipo de enunciados, y la actividad
interpretativa tiene por objeto determinar el significado de las normas. La interpretación
no crea, sino que identifica y delimita el significado de la norma, es creativa cuando
existe la potestad expresa para ello, como en el caso de las lagunas.
La interpretación de enunciados normativos, ya sea en abstracto o en concreto,
precisa el significado a la luz del sistema jurídico; la interpretación del derecho cuando
es doctrinal está orientada a las instituciones, mientras que la interpretación operativa
se orienta a los hechos o problemas a resolver. La interpretación jurídica en última
instancia implica la reconstrucción del material jurídico y busca la unidad del derecho,
ya que su finalidad es cognoscitiva.
La interpretación doctrinal, cuando es realizada por los juristas, se caracteriza por no
ser obligatoria. Para Wróblewski, la interpretación doctrinal es propia de la dogmática
jurídica, y consiste en la sistematización del derecho válido; su resultado son
enunciados que determinan los significados lingüísticamente posibles, de entre los
cuales el jurista elige uno.11 Según Alexy, la interpretación por parte de los no
expertos es una forma común de interpretación jurídica
sin efectos vinculantes.12
La interpretación como actividad intelectual (lato sensu) implica la comprensión del
significado de una cosa u objeto; en un sentido más restringido, la interpretación
significa la comprensión de expresiones lingüísticas, y en sentido estricto, la
interpretación es necesaria cuando las expresiones lingüísticas permiten varios
significados y no hay certeza sobre el significado correcto.13 La interpretación en
sentido amplio es para Wróblewski “sinónimo de «comprensión» de una expresión
formulada en cualquier lengua”; en sentido estricto, se refiere a la determinación del
sentido de esa expresión.14

1.35- Describir la estructura básica de la interpretación.

Se puede decir que la estructura básica de la interpretación es la


siguiente: 1. enunciado a interpretar, 2. enunciado interpretativo, y
3. enunciado interpretado. La interpretación puede referirse a tres
cosas distintas: a toda la argumentación interpretativa, al enunciado
interpretativo (2), o a la conclusión del argumento o enunciado in-
terpretado (3). La forma estándar de los enunciados interpretativos
de enunciados normativos: “EN significa S”, refleja sólo uno de los
sentidos de interpretación.
Para Guastini, existe un paralelismo entre interpretación y definición
como actividad intelectual; la diferencia es el objeto; además, la
definición supera la indeterminación semántica a priori, su objetivo
es que el significado adscrito al término sea asumido por quienes
deben tomarlo en cuenta, y la interpretación lo hace a posteriori, ya
que tiende a reconstruir el significado una vez surgida la
indeterminación.

1.36- ¿Qué conexión entre argumentación e interpretación existe según la autora del
texto?

La interpretación puede ser entendida como argumentación en la


medida en que la fundamentación constituye un proceso que se da
mediante dos etapas: 1. la tarea psíquica de descubrimiento del
significado de la norma, y 2. la tarea argumentativa de
justificación.17
La interpretación como resultado tiene como efecto la determinación
del significado de una norma jurídica, la modificación del orden
jurídico y la delimitación de las posibilidades de su aplicación. El
proceso interpretativo, por lo tanto, consta de dos etapas, una que
se podría decir que se ubica en el contexto del descubrimiento,
puesto que se refiere a la determinación de las alternativas de
significado posibles, para lo cual se requiere un método, y la otra,
que se refiere a la elección de la alternativa, que se considera
como correcta o más apta respecto del texto interpretado, y que la
mayoría
de los autores denominan como contexto de la justificación. Esta
última etapa implica la realización de un acto de voluntad que se
ubica en un espacio de determinación discrecional, por lo que la
actividad del intérprete queda fuera de control y puede parecer un
acto arbitrario cuando la decisión no se justifica debidamente. La
forma de las razones son los argumentos, los cuales se explicitan
en el texto científico.

1.37- ¿Cómo explica Robert Alexy la conexión entre interpretación y argumentación?

Robert Alexy enfatiza la conexión entre la interpretación y la


argumentación, ya que la fundamentación es un proceso
cognoscitivo en su primera parte y de justificación en la segunda.18
La primera incluye el proceso de reconstrucción sintáctica, así como
la determinación semántica del enunciado normativo. Desde el
punto de vista material, es posible afirmar, como hace Alexy, que la
interpretación se identifica con la argumentación, dado que el
significado elegido como correcto ha de ser justificado.19
Formalmente, la interpretación auténtica, a diferencia de la
doctrinal, al determinar el significado de un enunciado normativo,
crea o recrea una norma mediante el procedimiento previsto en la
ley, y por lo tanto, se integra al enunciado normativo como su
significado.
Alexy señala que en relación con el proceso de interpretación
jurídica debe considerarse la estructura del entendimiento
especialmente en relación con los círculos de la hermenéutica. En
el marco de la jurisprudencia debe distinguirse entre tres tipos de
círculos hermenéuticos: el primero se ocupa de la relación entre la
comprensión previa y el texto. La comprensión previa es una
hipótesis; a este círculo corresponde el “postulado de la reflexión”.
En el segundo, se determina la relación entre la parte y el todo; esto
es, la comprensión de la norma en función de la comprensión del
sistema jurídico, donde el problema radica en el establecimiento y
preservación de la unidad y coherencia del sistema, que es tarea de
la interpretación sistemática; a este círculo corresponde el
postulado de la coherencia”. El tercer círculo se ocupa de la relación
entre la norma y los hechos, en el cual se establece la relación
entre lo abstractouniversal del supuesto de hecho previsto en el
enunciado normativo, y lo concreto-individual de los hechos a los
que la norma debe ser aplicada. En esta fase deben tomarse en
consideración todos los elementos de la norma y todas las
circunstancias del hecho, por lo que el postulado que sostiene este
círculo es el “postulado de la completitud”. Para Alexy, la teoría de
los círculos hermenéuticos es relevante en la medida en que estos
postulados tienen el estatus de postulados de racionalidad.

1.38- ¿A qué “círculos de hermenéutica” de la interpretación jurídica refiere Alexy?

Alexy señala que en relación con el proceso de interpretación


jurídica debe considerarse la estructura del entendimiento
especialmente en relación con los círculos de la hermenéutica. En
el marco de la jurisprudencia debe distinguirse entre tres tipos de
círculos hermenéuticos: el primero se ocupa de la relación entre la
comprensión previa y el texto. La comprensión previa es una
hipótesis; a este círculo corresponde el “postulado de la reflexión”.
En el segundo, se determina la relación entre la parte y el todo; esto
es, la comprensión de la norma en función de la comprensión del
sistema jurídico, donde el problema radica en el establecimiento y
preservación de la unidad y coherencia del sistema, que es tarea de
la interpretación sistemática; a este círculo corresponde el
postulado de la coherencia”. El tercer círculo se ocupa de la relación
entre la norma y los hechos, en el cual se establece la relación
entre lo abstractouniversal del supuesto de hecho previsto en el
enunciado normativo, y lo concreto-individual de los hechos a los
que la norma debe ser aplicada. En esta fase deben tomarse en
consideración todos los elementos de la norma y todas las
circunstancias del hecho, por lo que el postulado que sostiene este
círculo es el “postulado de la completitud”. Para Alexy, la teoría de
los círculos hermenéuticos es relevante en la medida en que estos
postulados tienen el estatus de postulados de racionalidad.
1.39- Según Aarnio, el razonamiento jurídico puede abordarse desde diferentes
perspectivas. Enunciarlas.

Para Aarnio, el razonamiento jurídico, concepto que incluye tanto la interpretación


doctrinal como la decisión judicial, puede abordarse desde tres perspectivas: 1. de la
descripción heurística (contexto del descubrimiento), que dice cómo se identifica la
res-puesta; 2. de la explicación causal o intencional, que se refiere al porqué de las
cosas, y 3. del aspecto justificatorio (contexto de la justificación), que explicita las
razones. Para él, el aspecto más importante del proceso interpretativo es la
justificación, y considera que la interpretación y la justificación son dos tareas que se
relacionan intrínsecamente. Según Aarnio, las razones usadas en la argumentación
jurídica son fuentes del derecho cuando son utilizadas para justificar una interpretación
jurídica. Siguiendo a Peczenik, éste las divide según su obligatoriedad en obligatorias,
débilmente vinculantes y fuentes permitidas. Las fuentes del derecho son razones para
las decisiones jurídicas de dos tipos: fuentes autoritativas o razones de derecho, y
fuentes sustantivas o fuentes materiales del derecho. Aarnio señala que la fuerza
justificatoria de una razón material radica en su contenido, y que siempre debe estar
vinculada con un texto legal.21

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