Obra Dramáticas 6tos

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Obra dramática 1
“FALSAS APARIENCIAS” de Omar Nicosia

Acto único- Escena uno

La acción transcurre en una cafetería de ruta. En escena hay un mostrador con caja registradora. Delante del mostrador,
hacia el proscenio, mesas y sillas. En el foro, una puerta que conduce a una oficina. En lateral izquierdo, la puerta de
entrada al local. Suben las luces. El bar está vacio. Efectos de tormenta: lluvia, truenos y relámpagos. Sonido de auto que
estaciona y puertas que se abren y cierran. Entran en el bar el detective Felipe Marlou y su ayudante, Laura Maltés,
completamente empapados. Se sientan a una mesa. Las luces generales decrecen; una luz cenital ilumina a Marlou.

F. MARLOU (a público): -Después de resolver un caso muy difícil, decidimos tomar unas breves vacaciones. Pero esta fría y
torrencial lluvia ha interrumpido momentáneamen¬te nuestros planes ... Soy Felipe Marlou, detective privado, y ella es mi
atractiva y sagaz ayudante, Laura Maltés.
(Suben luces generales. Marlou y Maltés hojean el menú).

L. MALTÉS: -Qué extraño, señor Marlou ... Cuando estacionó me pareció ver movimien¬to aquí adentro y ... ¡mire, hay
huellas de pisadas mojadas "entrando" al bar!
F. MARLOU: -Relájese, señorita Maltés. Usted siempre cree ver algún misterio hasta en el simple hecho de tomar un café
caliente y un rico tostado, que es justamente lo que vaya pedir apenas nos atien ...
VOZ EN OFF (interrumpe): -Ouuuugggg ... mi ... cabeza ...
F. MARLOU: -¿Usted dijo algo, señorita Maltés?
L. MALTÉS: -No, fue un quejido y vino de atrás del mostrador ...
(Ambos corren hacia el mostrador. D atrás, sale tambaleando el mozo)
ESCENA 2
F. MARLOU: -¡Amigo, qué chichón! ¿Cómo se golpeó?
Mozo: -Sólo recuerdo a un tipo enmascarado entrando... ahhh... y después vi todo negro...
L. MALTÉS: -Jefe, la caja registradora está vacía.
F. MARLOU: -¿Usted trabaja solo acá?
Mozo: -Soy uno de los dueños y ... ¡Dios mío! Mi socio estaba en la oficina de atrás... él lleva los papeles del negocio ... ¿Lo
habrán ... ?
(Marlou y Maltés se miran. Sacan sus armas y avanzan despacio hacia la puerta del foro. El escena¬rio empieza a girar y,
mientras oculta la escenografía del bar, deja a la vista la oficina de atrás).
ESCENA 3
La oficina tiene un armario grande, una caja fuerte abierta y vacía, un escritorio. Todo está revuelto; hay papeles tirados
en el piso. En una silla está el socio atado y amordazado, retorciéndose. Entran sigilosos, Marlou, Maltés y el mozo.
F. MARLOU (al mozo): -¡Su socio está bien, amigo! Quítele la mordaza.
Mozo (lo hace): -jlgnacio! ¿Estás bien, te lastimaron? (intenta desatarlo).
IGNACIO: -No, pero el enmascarado me ató a la silla y entonces abrió la caja fuerte, empezó a tirar todos los papeles que
había adentro y se escapó... ¡Oh, Dios, fue horrible!
L. MALTÉS (aparte, a Marlou): -¿Notó lo mismo que yo, jefe?
F. MARLOU: -Sí, Maltés, un hombre atado a una silla.
L. MALTÉS (suspira): -Si el enmascarado lo ató a la silla y después abrió la caja fuer¬te y tiró los papeles ... ¿cómo puede
estar la silla encima de todas esas hojas?
F. MARLOU: -Excelente observación, Maltés. (Al mozo) ¡Amigo, no lo desate y llame ya a la policía! Su socio nos dirá
adónde huyó el enmascarado, pues... ¡es su cómpli¬ce! Si no, ¿cómo puede estar la silla sobre las hojas si primero lo ató y
luego abrió la caja fuerte y tiró los papeles que había adentro? ¿Eh, eh?
(Maltés extrae una lupa y camina alrededor del armario, observando las huellas digitales que han quedado impresas. La
puerta del armario se abre bruscamente y sale el enmascarado apuntando con uno enorme pistola).
ENMASCARADO: -iBuena deducción, Marlou!... ¡Pero fue la última! Ahora, desate a mi compinche y ...

(Maltés se arroja sobre el enmascarado y lo desarma con un golpe de karate. Con una toma de yudo lo hace caer y lo deja
inconsciente).

F. MARLOU: -Buen trabajo, señorita Maltés.


Mozo: -¡Qué genio, Marlou! ¿Cómo supo que el tipo todavía estaba escondido?
F. MARLOU: -Muy fácil, hay pisadas mojadas "entrando" al bar y a esta oficina, pe¬ro no hay pisadas "saliendo". Al
estacionar el auto vimos movimiento en el bar: evidentemente era el enmascarado que intentaba huir. Pero al vernos no
tuvo más remedio que ocultarse. En fin, ya podemos decir... ¡Hemos resuelto el caso!
L. MALTÉS (resignada): -Sí, Marlou, sí... lo "hemos" resuelto.
(La luz general decrece y deja en penumbras la escena. Una luz cenital ilumina a Marlou ... )
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F. MARLOU (a público): -La patrulla acaba de llevarse a los delincuentes. La lluvia ha cesado. Ahora sí, Maltés y yo nos
disponemos a paladear un reconfortante café caliente y a retomar nuestras vacaciones. El caso de hoy ha sido una nueva
lección detectivesca para mi ayudante ... Esta chica tiene futuro.
(Bajan las luces mientras suena música de jazz. Oscuro)

FIN

Contesta las siguientes preguntas de comprensión.

1.- ¿Cómo supieron los detectives que el sospechoso aún estaba escondido?

A. cuando tomaban café, escucharon un ruido y no vieron a nadie salir.


B. vieron huellas de pisadas mojadas entrando al lugar, pero no saliendo.
C. el socio que estaba amordazado les advirtió que el asaltante estaba en el armario.
D. el mozo había sido golpeado recién, por lo que el enmascarado debía seguir en el lugar.

2.- ¿Cómo descubrieron los detectives que el socio era cómplice del asalto?

A. Porque estaba muy nervioso y eso lo delató.


B. Porque su versión se contradecía con los hechos.
C. Porque Maltés los vio conversando cuando llegaron.
D. Porque al salir del armario, el enmascarado lo reconoció.

3.- ¿Qué rol cumple Maltés en la resolución del caso?

A. vigila y controla a los sujetos sospechosos del crimen.


B. interroga a los principales testigos y al sospechoso del asalto.
C. identifica las pistas relevantes y hace las deducciones correctas.
D. observa y estudia el procedimiento detectivesco que sigue Marlou.

4.- Lee el siguiente fragmento:

MOZO: Solo recuerdo a un tipo enmascarado

entrando... ahhh... y después vi todo negro...

La expresión subrayada puede ser sustituida por:


A. “me desmayé”.
B. “quedé ciego”.
C. “me confundí”.
D. “me puse pesimista”.

5.- ¿Qué adjetivo puede describir la actitud de Marlou?

A. Justo.
B. Honesto.
C. inteligente.
D. oportunista.

6.- Lee el siguiente fragmento:

L. MALTÉS: (Resignada.) Sí, Marlou, sí... lo “hemos” resuelto.

¿Por qué la palabra subrayada aparece entre comillas en el texto?

A. Porque el caso lo resolvió Marlou.


B. Porque en realidad el caso lo resolvió ella sola.
C. Para confirmar que ya habían resuelto el caso.
D. Para remarcar que el trabajo fue hecho por los dos.
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7.- ¿Qué función cumplen los textos que están entre paréntesis en la obra?

A. son parlamentos que los personajes dicen en voz baja.


B. son pasajes que describen el contexto de la historia y la forma de ser de los personajes.
C. Nos dicen lo que hacen los personajes y cómo es la escenografía, entre otros datos.
D. cumplen la función de ayudar a los lectores que no entienden algunas partes de los diálogos.

Reflexionar

8.- ¿Qué opinas de la actitud de Marlou? Fundamenta.

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9.- ¿Por qué crees que Ignacio fue cómplice del asalto? Fundamenta.

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10.- ¿Qué consejos le darías al mozo luego de descubrir el engaño de su socio?

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Obra dramática 2
La revancha.
Personajes:

El cliente- El mozo- El maître

Cliente.- (terminando de comer) ¡Cualquiera cree que aquí uno comió! (sacude algunas migajas y golpea las manos).
¡Mozo!
Mozo.- ¡Voy, señor!

Cliente.- La cuenta.

Mozo.- Enseguida, señor (se apronta a escribir). ¿Ha comido bien, señor?
Cliente.- ¡Bien…viera! Me lo trajo todo frío, menos el helado… ¡Eh, oiga! ¿Dónde anda el gato, que no lo veo
Mozo.- Se murió ayer, señor.
Cliente.- ¡Mi madre, y yo que hoy día pedí pollo!
Mozo.- Disculpe, señor, lo que hoy comió usted fue pollo… (Anotando) y le vale seis escudos.
Cliente.- ¿Seis escudos? ¿Pero están malos de la cabeza?... ¡Es un crimen!
Mozo.- ¿un crimen, señor?
Cliente.- Pero lógico, hombre… ¡Cómo se le ocurre haberle quitado la vida a un ave tan valiosa!... ¡Qué locura!
Mozo.- Creo que me está tomando el pelo, señor.
Cliente.- No, no, no. ¡Cómo se le ocurre! Oiga, una preguntita a lo amigo, el caldillo de congrio ese… me tinca que… ¿Era
fresco ese pescado?
Mozo.- En realidad, no sé, señor. Hace solo una semana que yo trabajo aquí, señor.
Cliente.- Otra cosa, este champaña que me trajo no vale nada, nada.
Mozo.- Creo que no va a decir lo mismo, señor, cuando la vea en la cuenta.
Cliente.- Ya, hágame la cuenta (haciéndose el pillo). ¿Y me va a traer el santuchito de trole con tomates que le pedí?
Mozo.- Lo siento, señor, pero no voy a poder darle en el gusto. Se me acabaron los tomates.
Cliente.- ¡Ah!

Mozo.- (escribiendo). –Cubierto, cinco escudos, Pan, dos escudos ochenta centésimos. El ala derecha del pollo, seis
escudos…
Cliente.- Oiga, no pues… ¡De ese pollo me comí un ala que ni se veía y estaba más desabrida que chupar un clavo!
Mozo.- Ahí estaba la sal precisamente para eso, señor. Seguramente se habrá servido…
Cliente.- Claro, a la fuerza.

Mozo.- (escribe).-Sal, treinta centésimos de escudo.


Cliente.- ¡Bah! ¿También hacen pagar la sal?
Mozo.- Ciertamente… ¿Usted cree que a nosotros nos la dan gratis? ¿Champaña?... (Mira la botella)
Cliente.- Tres cuartos…

Mozo.- (escribe).- Un litro y medio, veintiocho escudos.


Cliente.- Tres cuartos en mi casa no son un litro y medio, caballero… Mozo.- Tiene razón, señor. (Escribe). Un litro y medio,
treinta escudos. Cliente.- Tres cuartos en mi casa no son un litro y medio, caballero… Mozo.- Tiene razón, señor. (Escribe).
Un litro y medio, treinta escudos. Cliente.- ¿Cómo, cómo?
Mozo.- Sí, usted comprenderá… hoy por hoy las cosas suben muy rápidamente.
Cliente.- Oiga, ¿Pero qué se ha creído usted?
Mozo.- (sin hacer caso, sigue haciendo la cuenta).-¿Agua? ( Mira la botella).
Cliente.- ¿también el agua la hacen pagar?
Mozo.- Se entiende, cuesta tres congrios…
Cliente.- para que sepa, yo no bebo nunca agua, ¡Jamás! El agua es un castigo de Dios, acuérdese del Diluvio…
Mozo.- (escribe).- Agua no consumida, treinta centésimos.
Cliente.- ¡Pero…, oiga!

Mozo.- (sumando).- Ochenta y veinte son dos escudos; más cinco coma tres y cuatro son veinticuatro; más seis y cincuenta
centésimos son… Redondeemos, son treinta y cinco escudos. Porcentaje del veinte por ciento sobre treinta y cinco…,
son…, total, cincuenta y cinco escudos, señor.
Cliente.-Escuche, jovencito… Usted seguramente dio bachillerato en matemáticas, ¿No es cierto? ¿Va a seguir
arquitectura?
Mozo.- No, señor, pero en la escuela me sacaba puros sietes…, incluso una vez me pusieron un ocho. (Cortando la
cuenta). La cuenta, señor, tenga la bondad.
Cliente.- Para morir y pagar, hay siempre tiempo, decía mi abuelo… Pensaba desheredar a mi hijo, pero después de pagar
esta cuenta, no va a hacer falta…
Mozo.- No se olvide de la propina, señor.
Cliente.- Claro que no; ya verás (buscando). ¿Dónde diablos puse la billetera?... ¿la habré olvidado?... No. ¿La habré
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perdido?... ¡Parece que me la robaron!... ¡Ah! Seguramente en el abrigo… (Levantándose, se toca y da un grito; furioso,
mostrando una enorme rotura en los pantalones). ¡UN clavo! ¡Mire, mozo; aquí está! Y tremendo… ¡Esto sí que me lo
pagarán, me lo pagarán!...
Mozo.- (nervioso).- No es posible, señor.
Cliente.- Ver para creer, amigo… ¿cómo se hizo, entonces? ¿Usted cree que salí así de mi casa?
Mozo.- con una agujita y una hebrita de hilio, señor…
Cliente.- ¡Imbécil! ¡Claro! (Fruncido, lo remeda). Con una agujita y un hilito…. Llame al dueño, pedazo de guanaco. ¡Llame
al dueño!... Al patrón… ¡Al diablo!... Un par de pantalones nuevecitos…. Ni siquiera hace diez< años que los uso… Me
costaron noventa escudos en eses tiempo… ¡En ese tiempo! Me los pagarán, o si no, yo…
Cliente.- Es que el patrón, señor… Cliente.- Llámeme al patrón, o si no, yo… Mozo.- Es que el patrón no está, señor.
Cliente.- ¿Y dónde está ese…? ¿Dónde?

Mozo.- Fue a comer a otro restorán, señor…

Cliente.- (Tomándolo de donde sea lo lanza hacia una puerta).- ¡Tráigame al Maître, al cocinero… ¡a alguien
que me responda por mis pantalones!
Mozo.- Sí, señor…

Maître.- (corriendo).- ¿Qué pasa, señor?

Cliente.- Tenga la bondad de admirar este hermosísimo rajón que me he hecho en su estupendo restorán…
Maitre.- (mira!.- Buena tela la de los calzoncillos…
Cliente.- ¡Mire la rotura, señor, la rotura!...
Maître.- ¡Ah, sí…, no es nada!
Cliente.- ¡Cómo…! Pero, oiga, ¿está ciego o no ve?
Maître.- Veo, claro que veo.

Cliente.- ¿Y?...

Maître.- ¿Y?...

Cliente.- Mire también aquí…, este clavo…, en la silla.


Maître.- Enseguida voy a reclamar a la mueblería…
Cliente.- Vaya a reclamarle a su abuela… ¡mientras tanto, usted me indemniza, o yo!...
Maître.- No grite tan fuerte, mire señor, …, por lo demás, puede ser culpa de la tela mala …
Cliente.- ¿Qué tela, ni niño muerto!... No voy a cocerla yo , cuando hace ya diez años que me acompañaba… ¡Este es casimir
inglés legítimo, legítimo!...
Maître.- ¿Cómo dijo?

Cliente.- Mire, o usted me paga o aquí arde Troya...


Maître.- ¡cálmese! ¿Cuántos cuestan sus… regios pantalones?
Cliente.- Yo pagué noventa escudos… Por lo tanto, noventa escudos por los que he roto y noventa por los que deberé comprar
son ciento ochenta…, y redondeando, doscientos escudos, porque hoy la vida subido mucho…
Maitre.- ¿Cómo, cómo dijo?

Cliente.- Oiga, no se venga a hacer el sordo… O me pega o le hago ver lo que soy capaz… No se trata así a los clientes dignos
como yo…
Maitre.- Es la primera vez que viene a este restorán, señor.
Cliente.- (Rápidamente).- Y será la última si usted… (Misterioso). Y además usted no sabe quien soy yo, pero se lo haré ver. ¡Le
meteré pleito! Y, además de esto, tendrá que pagar los gastos, todos los gastos…, abogados…, peritos…, jueces…,
sentencias…, apegamientos…, papel sellado… ¡Y el desprestigio de esta pocilga! Porque no entiendo cómo son capaces de
poner afuera ese estúpido letrero que dice: “Señor, la comida está servida”. Deberían poner: “Señor, la comida es una
porquería”. ¡Eso sí! Yo no se cómo permiten un cochino restorán como este, donde se paga hasta el agua que uno toma, y
donde brotan los clavos para enterrarse en las partes donde no deben…
Maître. - ¡Cálmese, por favor, cálmese! Si no es que no le quiera pagar… Busquemos un arreglito…
Cliente.- ¡Las huinchas! ¡no me calmo, señor! Y no voy a aflojar ni un centímetro ni un peso. Podría haberme clavado con
peligro de muerte… ¡Sabe? El tétano, las infecciones, las inyecciones… ¡Y después la autopsia! No, señor, ¡usted me paga!
Maître.- Lleguemos a un acuerdo… A una transacción chiquita. ¡Cuánto ha dicho que le costaron sus estupendos pantalones?
Cliente.- Doscientas lucas, o sea, doscientos escudos. ¡Tiki! ¡Taka! O yo… aquí armo una peor que la guerra de Vietnam.
Maître.- ¡Bah! Escuche, haga lo que se le antoje… Aquí tiene cincuenta escudos.
Cliente.- ¿Cincuenta escudos?

Maître.- Si los acepta bien, o si no…

Cliente.- ¡Cincuenta escudos! ¿Qué me ha visto las canillas?... (Guardándolos). Pero en fin…, para terminar pronto quiero ser
comprensivo…, sea por cincuenta escudos y el almuerzo. Pero esté muy atento con los clavos, señor, muy atento. Porque si le
toca un cliente de malas pulgas le embarga hasta su casa. As+i que… ¡Cuidado con los clavos!
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Maître.- Más clavo que usted….
Cliente.- Entre yo y usted… ¿Quién sabe! …
Maître.- Me desquitaré con otros clientes, no importa.
Cliente.- Ya lo creo… (Se pone el abrigo ayudado por el mozo). Que usted pierda, sería un milagro.
Mozo.- ¿Y no me da la propina?
Cliente.- Después te mandaré una regla de cálculo para que hagas las sumas… ¡hasta luego! (Sale. Se
devuelve). ¡Eh, mozo! Tome el
diario de propina. A lo mejor le sirve para algo… (Se lo da y sale).
Escena IV

Maître.- Ya, apúrate, tortuga. Recíbelo, al menos para limpiar los vidrios…
Mozo.- (Recibiéndolo).- ¡Gracias, señor! Esperemos que no haya otros clavos. (Hojea curioseándole diario, lee los
titulares, de repente…). “El hombre de los pantalones rotos…” ¿Qué es esto?
Maître.- ¿Qué? (Le quita el diario y lee). “Ultima moda de broma: el hombre de los pantalones rotos.
Atención, dueños de fondas y
restoranes…” (Deja caer el diario>). ¡Chupallas, me la hicieron! (Cae desmayado)
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Obra dramática 3

“ENTRE FRITURA Y VERDURA”


Personajes
PEDRO, VERDULERO
ANA JUAN
DOÑA CARMEN

ESCENA 1
(Pedro, el verdulero, está detrás del mostrador, acomodando cajones de verdura y fruta. Entran al mismo
tiempo Juan y Ana. Están vestidos con mucha elegancia)

PEDRO: ¿Quién sigue?

ANA: Yo.

JUAN: No, yo.

PEDRO: ¿Qué va a llevar, señora? ANA: Por favor, déme un kilo de... JUAN: Un momento, yo estoy
primero.
ANA: ¿Qué dice? De ninguna manera, yo soy la primera.

JUAN: Señora, usted está equi:vocada.

ANA: No, no me equivoco nada. Usted está en un error. JUAN: Pero señora, ¡por favor!
PEDRO: Bueno, ¿se decidieron? ANA: Sí, yo estoy primero.
JUAN: Ah, ¿sí? Recién me entero. Mire, cuando usted llegó, ya hacía una hora que yo estaba acá.

ANA: ¡Pero qué barbaridad! Señor, sea decente, y por favor, no invente. Cuando usted llegó, yo ya estaba
hacía un buen rato.

JUAN: ¡Cuando yo llegué, aquí no estaba ni el gato! PEDRO: ¿Y? ¿Terminaron de discutir?
JUAN: (IGNORANDOA PEDRO.) Pero señora, mire como estoy vestido. Mire qué pinta. Soy todo un
caballero. ¡Y si digo que llegué primero, es que llegué primero!

ANA: Ah, ¿sí? Míreme a mí. Soy una dama fina y elegante. Así que usted se pone atrás y yo adelante!

.JUAN: Señora, ¡yo llegué antes!

PEDRO: Bueno, si no se deciden... (Se va a acomodar cajones.)

ESCENA 2
(Entra Carmen. Juan y Ana están tan concentrados en la discusión que no advierten su presencia. Durante
toda la escena seguirán discutiendo con la misma actitud, como si estuvieran solos sin prestar atención a
lo que dicen Carmen y Pedro.)

CARMEN: Buenos días.

PEDRO: Buenos días, ¿qué va a llevar? CARMEN: No sé, estoy indecisa. A ver...No sé...
ANA: Señor, no discutamos más, yo llegué primero.

JUAN: Señora, no insista. iA usted le falla la vista! Primero llegué yo. ANA: Señor, usted está loco. ¡Y lo
que le falla es el coco!
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CARMEN: Ya sé, vaya llevar un coco. PEDRO: Muy bien, ¿algo más?
CARMEN: Sí, a ver... déjeme pensar....

JUAN: Señora, yo llegué primero, y así que déjese de macanas. ANA: Mire, váyase a freír bananas.
CARMEN: Ah, sí, déme una docena de bananas. PEDRO: ¿Algo más?
CARMEN: Sí, este…

JUAN: Señora, yo llegué primero y no vaya permitir que se dude de mi palabra. ANA: Señor, eso es un
disparate, ¡usted está loco de remate!
JUAN : ¡Váyase a freír tomates! .

CARMEN: Ya sé, déme un kilo de tomates, por favor. Y espere un momentito que pienso en algo más.

PEDRO: sí, cómo no.

ANA: Señor, ¿por qué no la termina de una vez y se calla? JUAN: Porque yo llegué primero, ¡por eso no
me callo!
ANA: Por favor, no se haga el gallo. JUAN: ¡Y usted, no sea zapallo!

CARMEN: Eso es, déme un pedazo de zapallo, por favor. PEDRO: Cómo no.
CARMEN: Y espere un momentito.

ANA: Señor, yo estoy primero, y ¡ya me cansé de esta historia! JUAN: ¡Vaya a freír zanahorias!
CARMEN:¡Déme medio kilo de zanahorias! PEDRO: Enseguida.
ANA: Señor, ¡usted es un atrevido, un descarado y un mentiroso! JUAN: ¡Eso no se lo permito!
ANA: ¡Vaya a freír zapallitos! PEDRO: Ya sé, ¿quiere zapallitos? CARMEN: Sí, sí.
JUAN: Señora, no vaya permitir que usted me grite y me siga tomando el pelo.

ANA: Entonces, convénzase de una vez: yo estoy primero. Y si no le gusta, ¡váyase a freír pomelo!

CARMEN: ¡Pomelo!

JUAN.¡Y usted, vaya a gritarle a su abuelo!


ANA: Mi abuelo vive en Brasil
JUAN: entonces ¿vaya a freír perejil! PEDRO: ¿ un poco de perejil?
CARMEN: Sí, sí.
ANA: Señor, ¿por qué no la termina? ¡Me tiene harta con sus tonterías! ¿Por qué no le va a gritar a su
tía?
JUAN: No puedo, mi única tía vive en Corrientes. ANA : Entonces, ¡vaya a freír papas calientes!
CARMEN: Ah, déme tres kilos de papas. PEDRO: Sí, sí, enseguida.
JUAN: Señora, yo llegué primero y no pienso pasarme aquí todo el día. ANA: Entonces, ¡váyase a freír
sandías!
CARMEN: Sandía, también voy a llevar sandía. PEDRO: Ya se la doy.
JUAN: Y usted, ¡vaya a gritarle a su abuela! ANA: ¡Basta! ¡Váyase a freír ciruelas!
CARMEN: Ciruelas. Qué buena idea. Déme un kilo. PEDRO: Enseguidita.
JUAN: Señora, terminemos con este absurdo. Yo llegué primero, y no le pienso ceder mi turno. ANA:
¡Usted es un cabezón!
JUAN: ¡Váyase a freír melón!
CARMEN: Un melón, déme un melón, por favor. PEDRO: Sí, cómo no. ¿Algo más?
CARMEN: No, ya está bien. Tome, cóbrese. PEDRO: Gracias, doña Carmen. Hasta pronto. CARMEN: Hasta
la próxima
PEDRO (Mira el reloj) ¡Uy! ¡Qué tarde que es! (A Juan y Ana que ni lo escuchan) Señora, señor,
discúlpenme pero es tarde y tengo que cerrar. (Apoya una mano sobre la espalda de cada uno y los va
empujando hacia afuera. Juan y Ana se dejan llevar y siguen discutiendo hasta el último momento.)
JUAN: Señora, usted es una descarada y una impertinente. ANA: Señor, usted es un sinvergüenza y un
insolente.
JUAN: Señora, yo llegué primero y me van a atender primero a mí ANA: No, señor, primero llegué yo.
PEDRO: (Les da un empujón fuerte y los echa.) ¡Sigan su ruta. y váyanse a freír fruta!
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Obra dramática 4
“Hagamos una cita a la tardecita”
-a. basch-

Personajes
PRESENTADOR
PRESENTADORA
ROCÍO
MATEO

ACTO ÚNICO
(LA ESCENA TRANSCURRE EN LA ESQUINA CÉNTRICA DE UNA CIUDAD.)

PRESENTADOR Vamos a presentarles una historia de enamorados...


PRESENTADORA De ésas que ocurren en cualquier lugar...
PRESENTADOR Y en todos lados.
PRESENTADORA Es una historia de encuentros y desencuentros...
PRESENTADOR Podría suceder hoy...
PRESENTADORA O en cualquier momento.
Los protagonistas podrían llamarse de muchas maneras.
PRESENTADOR El podría ser Pedro...
PRESENTADORA Y ella Gabriela.
PRESENTADOR Pero él también podrían llamarse Juan, Adolfo o Daniel.
PRESENTADORA Alberto, Diego o Miguel.
PRESENTADOR Y ella podría ser María, Marta, Mónica, Estela,
PRESENTADORA Valeria, Silvina o Marcela.
PRESENTADOR Hasta podrían llamarse Julieta y Romeo.
PRESENTADORA Pero se llaman: ¡Rocío y Mateo!
PRESENTADOR Lo que les sucedió es tan común y al mismo tiempo tan
singular...
PRESENTADORA ¡Que le podría ocurrir a cualquier mortal!
PRESENTADOR Es una historia ficticia y también verdadera...
PRESENTADORA De ésas que no le ocurren a nadie...
¡y le pasan a cualquiera!
PRESENTADOR Fue un día de invierno cuando se encontraron
por vez primera.
PRESENTADORA Y pese al frío los dos pensaron:
¡Ya es primavera!
PRESENTADOR ¡Al verse se sintieron impactados
por la flecha del amor!
PRESENTADORA Y le pidieron uno al otro:
¡Una cita, por favor!
(MATEO Y ROCÍO, CADA UNO EN SU CASA, HABLAN POR TELÉFONO. LOS
PRESENTADORES PERMANECEN EN ESCENA
TODO EL TIEMPO, PERO ELLOS NO LOS VEN.)
MATEO Te espero mañana a las ocho, en la esquina de Corrientes y Fray
Mocho.
ROCÍO Allí, estaré. A las ocho. No faltaré aunque llueva o truene.
MATEO Yo tampoco, aunque caiga granizo o nieve.
(SALEN ROCÍO Y MATEO.)
PRESENTADORA Al día siguiente Mateo llegó puntualmente a la esquina de Corrientes y Fray
Mocho.
PRESENTADOR Y Rocío también llegó justo a la ocho.
PRESENTADORA Pero por más que esperaron y miraron...
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PRESENTADOR ¡No se encontraron!
(ENTRAN ROCÍO Y MATEO POR SEPARADO Y PERMANECE CADA UNO EN UN SECTOR
DIFERENTE DEL ESCENARIO, SIN VERSE.)
ROCÍO ¡Mateo, Mateo, Mateo! Te busco pero no te veo.
MATEO Rocío, Rocío, Rocío, ¿dónde te fuiste, amor mío?
ROCÍO Tengo el corazón destrozado. Mateo no aparece por ningún lado.
MATEO Tengo el corazón partido. Me hiere la ausencia de Rocío.
(SALEN ROCÍO Y MATEO.)
PRESENTADORA Totalmente desalentados, volvieron cada uno a su casa.
PRESENTADOR Tenían el ánimo por el piso.
PRESENTADORA Pensaban que el otro había olvidado el compromiso.
PRESENTADOR No encontraban respuesta ni consuelo.
PRESENTADORA ¡Los dos se sentían por el suelo!
PRESENTADOR Estaban totalmente desolados.
PRESENTADORA ¡Creían que su amor los había abandonado!
PRESENTADOR Y para expresar su desengaño, su dolor y su pena, se dedicaron a escribir poemas.
(ROCÍO Y MATEO, EN SECTORES OPUESTOS DEL ESCENARIO DICEN
MATEO Ayer pasé por tu casa, miré, miré y no te vi, y aunque era pleno día se hizo noche para mí.
ROCÍO En la selva del Brasil hay un picaflor perdido; si yo no tengo tu amor soy un pájaro sin nido.
PRESENTADORA Pasaron muchas horas envueltos en una profunda tristeza....
PRESENTADOR Tenían miedo de perder la cabeza....
PRESENTADORA Hasta que finalmente...
(ROCÍO Y MATEO SE HABLAN POR TELÉFONO.)
MATEO Ayer te estuve esperando desde las ocho a las diez no pude esperarte más por el dolor de
los pies.
ROCÍO Y también yo te esperaba en el lugar acordado cuando vi que no venías pensé: seguro me
ha olvidado.
MATEO No hacía más que pensar en vos mirando hacia todos lados hasta que me convencí que me
dejaste plantado.
ROCÍO Yo te esperé y te esperé mientras se iba la mañana cuando vi que eran las diez pensé: se
habrá quedado en la cama.
MATEO Yo te esperé y te esperé mientras pasaba la noche sin moverme de la esquina parado como
un fantoche.
PRESENTADORA Después de conversar un rato llegaron a una conclusión.
PRESENTADOR Se habían enredado en un pequeño error.
PRESENTADORA Volvieron a sentir confianza y alegría y no se hicieron un solo reproche.
PRESENTADOR Comprendieron que uno había ido a la cita a las ocho de la mañana...
PRESENTADORA ¡Y el otro a las ocho de la noche!
(ROCÍO Y MATEO HABLAN POR TELÉFONO.)
ROCÍO Pero, ¡es imposible!
MATEO ¡Es increíble!
ROCÍO Los dos llegamos a la cita a las ocho, puntualmente.
MATEO Pero cada uno entendió algo diferente.
ROCÍO Uno fue a la noche, y otro a la mañana.
MATEO ¡Qué lástima, qué pena, qué macana!
ROCÍO Mateo, fijemos otro encuentro.
MATEO Sí, sí, sí, ¡cuanto antes! ¡Quisiera verte en este mismo instante!
ROCÍO Mañana, a las seis de la tarde, en el bar "Quito".
MATEO Allí estaré. Esta vez no habrá ningún error.
ROCÍO Por las dudas, lo repito: a las seis de la tarde, en el bar "Quito".
(SALEN ROCÍO Y MATEO.)
PRESENTADORA Entusiasmados, Rocío y Mateo esperaron impacientes...
PRESENTADOR ¡Que llegara el día siguiente!
PRESENTADORA Esa noche, los dos estaban tan ansiosos...
PRESENTADOR ¡Que no pudieron pegar un ojo!
PRESENTADORA Y como el sueño no venía, se dedicaron con fervor...
PRESENTADOR ¡A la poesía!
(ROCÍO Y MATEO, CADA UNO EN SU CASA, DICEN
MATEO En la puerta de mi casa tengo un colgado un letrero arriba dice tu nombre y abajo dice: te
quiero.
Área de lenguaje
ROCÍO En la puerta de mi casa hay un perejil plantado que dice que por favor no te vayas de mi
lado.
MATEO Espero que lleguen las seis de la tarde la cabeza me vuela el corazón me arde.
ROCÍO Espero que llegue el momento de verte, pero las horas pasan tan lentamente...
(ROCÍO Y MATEO ENTRAN CADA UNO A UN BAR DIFERENTE.)
PRESENTADOR Y finalmente los relojes señalaron las seis de la tarde.
PRESENTADORA Había llegado el momento...
PRESENTADOR ¡Del anhelado encuentro!
PRESENTADORA Mateo se acercó a una mesa y se sentó nervioso.
PRESENTADOR Cada dos minutos preguntaba la hora al mozo.
PRESENTADORA Rocío llegó y miró ansiosa todas las caras.
PRESENTADOR Pero la de Mateo, ¡ni se asomaba!
PRESENTADORA Los dos esperaban y esperaban mientras bebían café.
PRESENTADOR Y sentían que la espera les consumía la fe.
(ROCÍO Y MATEO, CADA UNO EN UNA MESA, DESESPERADOS DICEN CASI LLORANDO
MATEO Rocío, Rocío, Rocío, ¿dónde te fuiste, amor mío?
ROCÍO Mateo, Mateo, Mateo, te busco pero no te veo.
MATEO Rocío, Rocío, sin vos la vida es un desierto frío.
ROCÍO Mateo, Mateo, sin vos el mundo es triste y feo.
PRESENTADOR Los dos creían estar en el lugar convenido.
PRESENTADORA Y ni sospecharon un malentendido.
PRESENTADOR Sin embargo, había ocurrido algo sorprendente.
PRESENTADORA ¡Estaban esperando en lugares diferentes!
PRESENTADOR Esperaron los dos hasta la medianoche.
PRESENTADORA Y al final se fueron.
PRESENTADOR Mateo se fue a pie y Rocío, en coche.
PRESENTADORA Se sentían totalmente confundidos.
PRESENTADOR Pensaban que el otro se había arrepentido.
PRESENTADORA Tenían el corazón destrozado.
PRESENTADOR Se sentían solos y abandonados.
PRESENTADORA Y se pasaron noches y días...
PRESENTADOR ¡Volcando su dolor en la poesía!
(ROCÍO Y MATEO, CADA UNO EN SU CASA, DICEN
ROCÍO Puedo soportar el frío,la tempestad o la helada, pero no puedo aguantar que me dejaras
plantada.
MATEO Cuando no estás a mi lado soy como una flor marchita, por favor, ¿querés decirme por qué
faltaste a la cita?
PRESENTADOR El desánimo los estaba venciendo. Era tanta su pena...
PRESENTADORA ¡Que no comían ni el almuerzo ni la cena!
PRESENTADOR Cada uno creía que el otro lo había olvidado...
PRESENTADORA Y sin embargo, los dos estaban ¡enamorados!
PRESENTADOR Tenían miedo de buscar y que nadie respondiera.
PRESENTADORA Tenían miedo de querer y que el otro no quisiera.
PRESENTADOR Tenían miedo de amar pero no ser amados.
PRESENTADORA Tenían miedo de llamar y escuchar: ¡equivocado!
PRESENTADOR Hasta que finalmente, juntando coraje y valentía, se armaron de valor y de osadía...
PRESENTADORA ¡Decidieron llamarse, a la misma hora del mismo día!
PRESENTADOR Pero no hubo caso.
PRESENTADORA Su intento fue un total fracaso.
PRESENTADOR Mientras trataban de hablarse tenían el tubo descolgado...
PRESENTADORA Y los dos teléfonos sonaban: ¡ocupado!
PRESENTADOR Entonces, antes de hundirse en la desesperación...
PRESENTADORA Ambos tomaron una decisión.
PRESENTADOR ¡Irían a buscarse a cualquier parte, aunque tuvieran que llegar a Marte!
PRESENTADORA Pero no tuvieron que cruzar ríos ni valles.
PRESENTADOR ¡Se encontraron en el medio de la calle!
PRESENTADORA Se dieron cuenta de la proximidad del otro...
PRESENTADOR ¡Porque el corazón les galopaba como un potro!
(ROCÍO Y MATEO EN LA CALLE, SEPARADOS POR UNOS POCOS METROS. SE
Área de lenguaje
ESCUCHAN LOS INTENSOS LATIDOS DE SUS CORAZONES. DE PRONTO SE VEN Y SE
ACERCAN UNO AL OTRO CORRIENDO.)
MATEO ¡Rocío!
ROCÍO ¡Mateo!
MATEO Te veo y no lo creo.

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