Obra Dramáticas 6tos
Obra Dramáticas 6tos
Obra Dramáticas 6tos
Obra dramática 1
“FALSAS APARIENCIAS” de Omar Nicosia
La acción transcurre en una cafetería de ruta. En escena hay un mostrador con caja registradora. Delante del mostrador,
hacia el proscenio, mesas y sillas. En el foro, una puerta que conduce a una oficina. En lateral izquierdo, la puerta de
entrada al local. Suben las luces. El bar está vacio. Efectos de tormenta: lluvia, truenos y relámpagos. Sonido de auto que
estaciona y puertas que se abren y cierran. Entran en el bar el detective Felipe Marlou y su ayudante, Laura Maltés,
completamente empapados. Se sientan a una mesa. Las luces generales decrecen; una luz cenital ilumina a Marlou.
F. MARLOU (a público): -Después de resolver un caso muy difícil, decidimos tomar unas breves vacaciones. Pero esta fría y
torrencial lluvia ha interrumpido momentáneamen¬te nuestros planes ... Soy Felipe Marlou, detective privado, y ella es mi
atractiva y sagaz ayudante, Laura Maltés.
(Suben luces generales. Marlou y Maltés hojean el menú).
L. MALTÉS: -Qué extraño, señor Marlou ... Cuando estacionó me pareció ver movimien¬to aquí adentro y ... ¡mire, hay
huellas de pisadas mojadas "entrando" al bar!
F. MARLOU: -Relájese, señorita Maltés. Usted siempre cree ver algún misterio hasta en el simple hecho de tomar un café
caliente y un rico tostado, que es justamente lo que vaya pedir apenas nos atien ...
VOZ EN OFF (interrumpe): -Ouuuugggg ... mi ... cabeza ...
F. MARLOU: -¿Usted dijo algo, señorita Maltés?
L. MALTÉS: -No, fue un quejido y vino de atrás del mostrador ...
(Ambos corren hacia el mostrador. D atrás, sale tambaleando el mozo)
ESCENA 2
F. MARLOU: -¡Amigo, qué chichón! ¿Cómo se golpeó?
Mozo: -Sólo recuerdo a un tipo enmascarado entrando... ahhh... y después vi todo negro...
L. MALTÉS: -Jefe, la caja registradora está vacía.
F. MARLOU: -¿Usted trabaja solo acá?
Mozo: -Soy uno de los dueños y ... ¡Dios mío! Mi socio estaba en la oficina de atrás... él lleva los papeles del negocio ... ¿Lo
habrán ... ?
(Marlou y Maltés se miran. Sacan sus armas y avanzan despacio hacia la puerta del foro. El escena¬rio empieza a girar y,
mientras oculta la escenografía del bar, deja a la vista la oficina de atrás).
ESCENA 3
La oficina tiene un armario grande, una caja fuerte abierta y vacía, un escritorio. Todo está revuelto; hay papeles tirados
en el piso. En una silla está el socio atado y amordazado, retorciéndose. Entran sigilosos, Marlou, Maltés y el mozo.
F. MARLOU (al mozo): -¡Su socio está bien, amigo! Quítele la mordaza.
Mozo (lo hace): -jlgnacio! ¿Estás bien, te lastimaron? (intenta desatarlo).
IGNACIO: -No, pero el enmascarado me ató a la silla y entonces abrió la caja fuerte, empezó a tirar todos los papeles que
había adentro y se escapó... ¡Oh, Dios, fue horrible!
L. MALTÉS (aparte, a Marlou): -¿Notó lo mismo que yo, jefe?
F. MARLOU: -Sí, Maltés, un hombre atado a una silla.
L. MALTÉS (suspira): -Si el enmascarado lo ató a la silla y después abrió la caja fuer¬te y tiró los papeles ... ¿cómo puede
estar la silla encima de todas esas hojas?
F. MARLOU: -Excelente observación, Maltés. (Al mozo) ¡Amigo, no lo desate y llame ya a la policía! Su socio nos dirá
adónde huyó el enmascarado, pues... ¡es su cómpli¬ce! Si no, ¿cómo puede estar la silla sobre las hojas si primero lo ató y
luego abrió la caja fuerte y tiró los papeles que había adentro? ¿Eh, eh?
(Maltés extrae una lupa y camina alrededor del armario, observando las huellas digitales que han quedado impresas. La
puerta del armario se abre bruscamente y sale el enmascarado apuntando con uno enorme pistola).
ENMASCARADO: -iBuena deducción, Marlou!... ¡Pero fue la última! Ahora, desate a mi compinche y ...
(Maltés se arroja sobre el enmascarado y lo desarma con un golpe de karate. Con una toma de yudo lo hace caer y lo deja
inconsciente).
FIN
1.- ¿Cómo supieron los detectives que el sospechoso aún estaba escondido?
2.- ¿Cómo descubrieron los detectives que el socio era cómplice del asalto?
A. Justo.
B. Honesto.
C. inteligente.
D. oportunista.
7.- ¿Qué función cumplen los textos que están entre paréntesis en la obra?
Reflexionar
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9.- ¿Por qué crees que Ignacio fue cómplice del asalto? Fundamenta.
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Área de lenguaje
Obra dramática 2
La revancha.
Personajes:
Cliente.- (terminando de comer) ¡Cualquiera cree que aquí uno comió! (sacude algunas migajas y golpea las manos).
¡Mozo!
Mozo.- ¡Voy, señor!
Cliente.- La cuenta.
Mozo.- Enseguida, señor (se apronta a escribir). ¿Ha comido bien, señor?
Cliente.- ¡Bien…viera! Me lo trajo todo frío, menos el helado… ¡Eh, oiga! ¿Dónde anda el gato, que no lo veo
Mozo.- Se murió ayer, señor.
Cliente.- ¡Mi madre, y yo que hoy día pedí pollo!
Mozo.- Disculpe, señor, lo que hoy comió usted fue pollo… (Anotando) y le vale seis escudos.
Cliente.- ¿Seis escudos? ¿Pero están malos de la cabeza?... ¡Es un crimen!
Mozo.- ¿un crimen, señor?
Cliente.- Pero lógico, hombre… ¡Cómo se le ocurre haberle quitado la vida a un ave tan valiosa!... ¡Qué locura!
Mozo.- Creo que me está tomando el pelo, señor.
Cliente.- No, no, no. ¡Cómo se le ocurre! Oiga, una preguntita a lo amigo, el caldillo de congrio ese… me tinca que… ¿Era
fresco ese pescado?
Mozo.- En realidad, no sé, señor. Hace solo una semana que yo trabajo aquí, señor.
Cliente.- Otra cosa, este champaña que me trajo no vale nada, nada.
Mozo.- Creo que no va a decir lo mismo, señor, cuando la vea en la cuenta.
Cliente.- Ya, hágame la cuenta (haciéndose el pillo). ¿Y me va a traer el santuchito de trole con tomates que le pedí?
Mozo.- Lo siento, señor, pero no voy a poder darle en el gusto. Se me acabaron los tomates.
Cliente.- ¡Ah!
Mozo.- (escribiendo). –Cubierto, cinco escudos, Pan, dos escudos ochenta centésimos. El ala derecha del pollo, seis
escudos…
Cliente.- Oiga, no pues… ¡De ese pollo me comí un ala que ni se veía y estaba más desabrida que chupar un clavo!
Mozo.- Ahí estaba la sal precisamente para eso, señor. Seguramente se habrá servido…
Cliente.- Claro, a la fuerza.
Mozo.- (sumando).- Ochenta y veinte son dos escudos; más cinco coma tres y cuatro son veinticuatro; más seis y cincuenta
centésimos son… Redondeemos, son treinta y cinco escudos. Porcentaje del veinte por ciento sobre treinta y cinco…,
son…, total, cincuenta y cinco escudos, señor.
Cliente.-Escuche, jovencito… Usted seguramente dio bachillerato en matemáticas, ¿No es cierto? ¿Va a seguir
arquitectura?
Mozo.- No, señor, pero en la escuela me sacaba puros sietes…, incluso una vez me pusieron un ocho. (Cortando la
cuenta). La cuenta, señor, tenga la bondad.
Cliente.- Para morir y pagar, hay siempre tiempo, decía mi abuelo… Pensaba desheredar a mi hijo, pero después de pagar
esta cuenta, no va a hacer falta…
Mozo.- No se olvide de la propina, señor.
Cliente.- Claro que no; ya verás (buscando). ¿Dónde diablos puse la billetera?... ¿la habré olvidado?... No. ¿La habré
Área de lenguaje
perdido?... ¡Parece que me la robaron!... ¡Ah! Seguramente en el abrigo… (Levantándose, se toca y da un grito; furioso,
mostrando una enorme rotura en los pantalones). ¡UN clavo! ¡Mire, mozo; aquí está! Y tremendo… ¡Esto sí que me lo
pagarán, me lo pagarán!...
Mozo.- (nervioso).- No es posible, señor.
Cliente.- Ver para creer, amigo… ¿cómo se hizo, entonces? ¿Usted cree que salí así de mi casa?
Mozo.- con una agujita y una hebrita de hilio, señor…
Cliente.- ¡Imbécil! ¡Claro! (Fruncido, lo remeda). Con una agujita y un hilito…. Llame al dueño, pedazo de guanaco. ¡Llame
al dueño!... Al patrón… ¡Al diablo!... Un par de pantalones nuevecitos…. Ni siquiera hace diez< años que los uso… Me
costaron noventa escudos en eses tiempo… ¡En ese tiempo! Me los pagarán, o si no, yo…
Cliente.- Es que el patrón, señor… Cliente.- Llámeme al patrón, o si no, yo… Mozo.- Es que el patrón no está, señor.
Cliente.- ¿Y dónde está ese…? ¿Dónde?
Cliente.- (Tomándolo de donde sea lo lanza hacia una puerta).- ¡Tráigame al Maître, al cocinero… ¡a alguien
que me responda por mis pantalones!
Mozo.- Sí, señor…
Cliente.- Tenga la bondad de admirar este hermosísimo rajón que me he hecho en su estupendo restorán…
Maitre.- (mira!.- Buena tela la de los calzoncillos…
Cliente.- ¡Mire la rotura, señor, la rotura!...
Maître.- ¡Ah, sí…, no es nada!
Cliente.- ¡Cómo…! Pero, oiga, ¿está ciego o no ve?
Maître.- Veo, claro que veo.
Cliente.- ¿Y?...
Maître.- ¿Y?...
Cliente.- Oiga, no se venga a hacer el sordo… O me pega o le hago ver lo que soy capaz… No se trata así a los clientes dignos
como yo…
Maitre.- Es la primera vez que viene a este restorán, señor.
Cliente.- (Rápidamente).- Y será la última si usted… (Misterioso). Y además usted no sabe quien soy yo, pero se lo haré ver. ¡Le
meteré pleito! Y, además de esto, tendrá que pagar los gastos, todos los gastos…, abogados…, peritos…, jueces…,
sentencias…, apegamientos…, papel sellado… ¡Y el desprestigio de esta pocilga! Porque no entiendo cómo son capaces de
poner afuera ese estúpido letrero que dice: “Señor, la comida está servida”. Deberían poner: “Señor, la comida es una
porquería”. ¡Eso sí! Yo no se cómo permiten un cochino restorán como este, donde se paga hasta el agua que uno toma, y
donde brotan los clavos para enterrarse en las partes donde no deben…
Maître. - ¡Cálmese, por favor, cálmese! Si no es que no le quiera pagar… Busquemos un arreglito…
Cliente.- ¡Las huinchas! ¡no me calmo, señor! Y no voy a aflojar ni un centímetro ni un peso. Podría haberme clavado con
peligro de muerte… ¡Sabe? El tétano, las infecciones, las inyecciones… ¡Y después la autopsia! No, señor, ¡usted me paga!
Maître.- Lleguemos a un acuerdo… A una transacción chiquita. ¡Cuánto ha dicho que le costaron sus estupendos pantalones?
Cliente.- Doscientas lucas, o sea, doscientos escudos. ¡Tiki! ¡Taka! O yo… aquí armo una peor que la guerra de Vietnam.
Maître.- ¡Bah! Escuche, haga lo que se le antoje… Aquí tiene cincuenta escudos.
Cliente.- ¿Cincuenta escudos?
Cliente.- ¡Cincuenta escudos! ¿Qué me ha visto las canillas?... (Guardándolos). Pero en fin…, para terminar pronto quiero ser
comprensivo…, sea por cincuenta escudos y el almuerzo. Pero esté muy atento con los clavos, señor, muy atento. Porque si le
toca un cliente de malas pulgas le embarga hasta su casa. As+i que… ¡Cuidado con los clavos!
Área de lenguaje
Maître.- Más clavo que usted….
Cliente.- Entre yo y usted… ¿Quién sabe! …
Maître.- Me desquitaré con otros clientes, no importa.
Cliente.- Ya lo creo… (Se pone el abrigo ayudado por el mozo). Que usted pierda, sería un milagro.
Mozo.- ¿Y no me da la propina?
Cliente.- Después te mandaré una regla de cálculo para que hagas las sumas… ¡hasta luego! (Sale. Se
devuelve). ¡Eh, mozo! Tome el
diario de propina. A lo mejor le sirve para algo… (Se lo da y sale).
Escena IV
Maître.- Ya, apúrate, tortuga. Recíbelo, al menos para limpiar los vidrios…
Mozo.- (Recibiéndolo).- ¡Gracias, señor! Esperemos que no haya otros clavos. (Hojea curioseándole diario, lee los
titulares, de repente…). “El hombre de los pantalones rotos…” ¿Qué es esto?
Maître.- ¿Qué? (Le quita el diario y lee). “Ultima moda de broma: el hombre de los pantalones rotos.
Atención, dueños de fondas y
restoranes…” (Deja caer el diario>). ¡Chupallas, me la hicieron! (Cae desmayado)
Área de lenguaje
Obra dramática 3
ESCENA 1
(Pedro, el verdulero, está detrás del mostrador, acomodando cajones de verdura y fruta. Entran al mismo
tiempo Juan y Ana. Están vestidos con mucha elegancia)
ANA: Yo.
PEDRO: ¿Qué va a llevar, señora? ANA: Por favor, déme un kilo de... JUAN: Un momento, yo estoy
primero.
ANA: ¿Qué dice? De ninguna manera, yo soy la primera.
ANA: No, no me equivoco nada. Usted está en un error. JUAN: Pero señora, ¡por favor!
PEDRO: Bueno, ¿se decidieron? ANA: Sí, yo estoy primero.
JUAN: Ah, ¿sí? Recién me entero. Mire, cuando usted llegó, ya hacía una hora que yo estaba acá.
ANA: ¡Pero qué barbaridad! Señor, sea decente, y por favor, no invente. Cuando usted llegó, yo ya estaba
hacía un buen rato.
JUAN: ¡Cuando yo llegué, aquí no estaba ni el gato! PEDRO: ¿Y? ¿Terminaron de discutir?
JUAN: (IGNORANDOA PEDRO.) Pero señora, mire como estoy vestido. Mire qué pinta. Soy todo un
caballero. ¡Y si digo que llegué primero, es que llegué primero!
ANA: Ah, ¿sí? Míreme a mí. Soy una dama fina y elegante. Así que usted se pone atrás y yo adelante!
ESCENA 2
(Entra Carmen. Juan y Ana están tan concentrados en la discusión que no advierten su presencia. Durante
toda la escena seguirán discutiendo con la misma actitud, como si estuvieran solos sin prestar atención a
lo que dicen Carmen y Pedro.)
PEDRO: Buenos días, ¿qué va a llevar? CARMEN: No sé, estoy indecisa. A ver...No sé...
ANA: Señor, no discutamos más, yo llegué primero.
JUAN: Señora, no insista. iA usted le falla la vista! Primero llegué yo. ANA: Señor, usted está loco. ¡Y lo
que le falla es el coco!
Área de lenguaje
CARMEN: Ya sé, vaya llevar un coco. PEDRO: Muy bien, ¿algo más?
CARMEN: Sí, a ver... déjeme pensar....
JUAN: Señora, yo llegué primero, y así que déjese de macanas. ANA: Mire, váyase a freír bananas.
CARMEN: Ah, sí, déme una docena de bananas. PEDRO: ¿Algo más?
CARMEN: Sí, este…
JUAN: Señora, yo llegué primero y no vaya permitir que se dude de mi palabra. ANA: Señor, eso es un
disparate, ¡usted está loco de remate!
JUAN : ¡Váyase a freír tomates! .
CARMEN: Ya sé, déme un kilo de tomates, por favor. Y espere un momentito que pienso en algo más.
ANA: Señor, ¿por qué no la termina de una vez y se calla? JUAN: Porque yo llegué primero, ¡por eso no
me callo!
ANA: Por favor, no se haga el gallo. JUAN: ¡Y usted, no sea zapallo!
CARMEN: Eso es, déme un pedazo de zapallo, por favor. PEDRO: Cómo no.
CARMEN: Y espere un momentito.
ANA: Señor, yo estoy primero, y ¡ya me cansé de esta historia! JUAN: ¡Vaya a freír zanahorias!
CARMEN:¡Déme medio kilo de zanahorias! PEDRO: Enseguida.
ANA: Señor, ¡usted es un atrevido, un descarado y un mentiroso! JUAN: ¡Eso no se lo permito!
ANA: ¡Vaya a freír zapallitos! PEDRO: Ya sé, ¿quiere zapallitos? CARMEN: Sí, sí.
JUAN: Señora, no vaya permitir que usted me grite y me siga tomando el pelo.
ANA: Entonces, convénzase de una vez: yo estoy primero. Y si no le gusta, ¡váyase a freír pomelo!
CARMEN: ¡Pomelo!
Obra dramática 4
“Hagamos una cita a la tardecita”
-a. basch-
Personajes
PRESENTADOR
PRESENTADORA
ROCÍO
MATEO
ACTO ÚNICO
(LA ESCENA TRANSCURRE EN LA ESQUINA CÉNTRICA DE UNA CIUDAD.)