CORTE SUPREMA

Caratulado: Rol:

OLIVI MELENDEZ GERMAN CON BANCO 2560-2011

SANTANDER CHILE

Fecha de
30-03-2012
sentencia:

Sala: PRIMERA, CIVIL

Materias: Otros contratos mercantiles

Recurso: (CIVIL) CASACIÓN FONDO

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Corte de
C.A. de Santiago
origen:
Ministro Ir a Sentencia
Guillermo Silva Gundelach
Redactor:
Rol Corte
527-2010
Apelaciones:
Causal de término de contrato, Contrato de cuenta
Descriptores:
corriente, Perjuicio extrapatrimonial, Cargo indebido
OLIVI MELENDEZ GERMAN CON BANCO
SANTANDER CHILE: 30-03-2012 ((CIVIL)
Cita CASACIÓN FONDO), Rol N° 2560-2011. En
bibliográfica: Buscador Jurisprudencial de la Corte Suprema
(https://juris.pjud.cl/busqueda/u?gzov). Fecha de
consulta: 29-10-2024
Santiago, treinta de marzo de dos mil doce.

Vistos:
En estos autos Rol N°25.541-2007 del Segundo Juzgado Civil de Santiago, sobre juicio ordinario de
terminación de contrato de cuenta corriente con indemnización de perjuicios, caratulados “Olivi
Melendez con Banco Santander Chile”, la juez titular, por sentencia de 30 de noviembre de 2009,
escrita a fojas 141, acogió con costas la demanda de fojas 1, complementada a fojas 23, declarando
terminado el contrato de cuenta corriente bancaria y de operaciones accesorias N°2090955-2,
celebrado entre Germán Olivi Melendez y el Banco Santander Chile, condenando a este último al pago
de veinte millones de pesos a favor del actor por concepto de daño moral, con los intereses indicados
en el mismo fallo.

La parte perdidosa interpuso recurso de apelación en contra de dicho dictámen y una de las salas de la
Corte de Apelaciones de Santiago, mediante resolución de 13 de enero de 2011, que se lee a fojas
218, lo confirmó en todas sus partes.

En contra de esta última determinación, el impugnante ya individualizado dedujo recurso de casación

en el fondo.

Se ordenó traer los autos en relación.

CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que el recurrente funda su recurso de nulidad de fondo en los errores de derecho en que
han incurrido los jueces de alzada al confirmar el dictamen de primer grado, infringiendo los artículos
1545, 1547, 1556, 1698, 1712 y 1713 del Código Civil; artículos 383,384, 385, 399, 402 y 426 del

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Código de Procedimiento Civil; artículo 1° del Decreto con Fuerza de Ley N° 707; artículos 1 y 19 en
sus números 1,2,4 y 24 de la Constitución Política de la República; artículo 3° del Decreto Supremo
N°950 de 1928, en relación con el Decreto con Fuerza de Ley N°78 del año 1931 y el inciso 2° del
artículo 1° de la Ley N° 19.628; y artículos 19, 20 y 22 del Código Civil, aduciendo que se ha
condenado al banco al pago de $20.000.000 por concepto de daño moral, sin que éste hubiese sido
debidamente acreditado; que no es efectivo que hayan lesionado la honra y la dignidad del actor y que
resulta contradictorio que no habiéndose justificado el lucro cesante demandado ni una mala
evaluación crediticia como consecuencia de los hechos descritos en la demanda, se estime lesionado
el prestigio comercial del actor.

Agrega que también constituye un error de derecho que se haya dado por demostrado un supuesto
incumplimiento contractual en base a una confesión judicial inexistente, puesto que dicha prueba no se
produjo en autos.

Hace presente que el demandante fue resarcido completamente de los perjuicios a que se refiere el
artículo 1556 del Código Civil, aún cuando ellos no han derivado del incumplimiento contractual de su
parte, por lo cual, al haberse reparado íntegra y oportunamente al actor, tal como éste mismo lo
reconoce, el banco se ha eximido de toda responsabilidad civil que hipotéticamente pudiera haber
surgido a su respecto.

Por último, alega que la sentencia recurrida al confirmar el fallo del juez de primera instancia, no ha
atendido al tenor literal de las disposiciones legales que estima infringidas, apartándose del sentido
natural y obvio de las palabras utilizadas en esas normas , las que tampoco han sido interpretadas de
manera tal que exista entre ellas la debida correspondencia y armonía.

SEGUNDO: Que para una debida decisión del recurso resulta pertinente puntualizar previamente que
en estos autos quien acciona, dedujo demanda de término del contrato de cuenta corriente celebrado
con el Banco Santander Chile y; en lo que interesa al recurso, de indemnización por el daño moral
sufrido , pidiendo se hiciere efectiva la responsabilidad contractual de la demandada, consistente en la

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obligación de reparar los daños que le ha irrogado, a propósito de la vinculación convencional existente
entre ambos, en el caso sublite, un contrato de cuenta corriente bancaria.

La existencia de esta relación contractual válida que liga a las partes del proceso, ha resultado ser un
punto pacífico, desde que nadie ha controvertido que con fecha 30 de abril de 1986, se celebró un
contrato de cuenta corriente y operaciones bancarias entre Germán Olivi Melendez y el Banco
Santiago, antecesor legal del Banco Santander Chile S.A, el que dio origen a la cuenta corriente
N°00002090955.

La discusión surge a partir de la concurrencia o falta de ella, de los demás presupuestos que
conforman el ámbito de la responsabilidad contractual, a saber, la existencia de perjuicios causados
por una de las partes en perjuicio de la otra y que tal daño provenga del incumplimiento de las
obligaciones derivadas de esa convención.

TERCERO: Que, en cuanto a los incumplimientos indicados, el actor los basa en las siguientes
circunstancias:
1°: Que el 30 de marzo de 2007, realizó un prepago por la suma de $2.231.252, correspondiente a un
crédito hipotecario que mantenía con el banco demandado,
2° Que el 26 de abril de 2007, no obstante haber cancelado íntegramente el referido crédito, el banco
efectuó dos cargos en su cuenta corriente a título de dividendos, por $220.896 y $129.468,
3°: Que como consecuencia de estos cargos indebidos, incurrió en sobregiro y se protestó el cheque
N°99633, de su cuenta corriente, por la suma de $229.442 que había girado previamente,
4°: Que a raíz de lo anterior, el banco cargó en su cuenta corriente la suma de $28.029 por concepto
de comisión por protestos y sobregiros,
5°: Que el banco, además, le imputó la calidad de deudor moroso por el dividendo signado con el n°
256, ya cancelado, enviando los antecedentes a Dicom con fecha 1 de abril de 2007, para luego, el 29
de mayo del mismo año, cargar a su cuenta el valor del mismo dividendo por la suma de $131.464, en
circunstancias que dicho crédito se encontraba íntegramente pagado,
6°: Que posteriormente vendió el inmueble de su propiedad, con intervención del banco demandado,

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que fue quien otorgó el crédito hipotecario a su comprador, y; al retirar el vale vista por el precio de la
venta, se encontró con que éste rebajó indebidamente de dicha suma, $4.520.844, cantidad que
imputó a la cancelación total de un crédito hipotecario cuyo pago no se encontraba en mora y del cual
él sólo era codeudor,
7°: Por último, denuncia que con fecha 1 de octubre de 2007, la demandada cargó en su cuenta
corriente $29.147 correspondiente a la tercera cuota de contribuciones correspondiente a ese año, en
circunstancias que la propiedad ya había sido vendida y respecto de cuyo descuento automático en su
cuenta corriente, le había puesto término en el mes de junio de dos mil siete.

Hace presente que todos estos hechos constituyen incumplimientos contractuales graves que
demuestran que el banco actuó a lo menos con negligencia inexcusable, conducta que le generó
graves perjuicios que hacen procedente hacer efectiva la responsabilidad civil contractual de la
demandada, derivada del contrato de cuenta corriente y accesorio de línea de crédito.

Previa cita de los artículos 19 números 1, 4, 21 y 24 de la Constitución Política de la República; de los

artículos 1545, 1546 y 1547 del Código Civil y artículos 1 y 2 del Decreto con Fuerza de Ley N°707,
solicita se declare el término del contrato de cuenta corriente aludido y se condene a la demandada al
pago de las cantidades que señala por concepto de daños materiales y daño extrapatrimonial,
provenientes de la actuación culpable del banco contratante.

CUARTO: Que a partir de lo expresado por el actor, se advierte que su pretensión de que le sean
indemnizados los perjuicios por el Banco Santander Chile, se sustenta en la actitud culpable y
negligente de aquél en el manejo de su cuenta corriente bancaria.

Así, los incumplimientos que atribuye la parte actora a la contraria encontrarían su causa en una
obligación de hacer nacida de un contrato celebrado entre ambos, lo que lleva a encuadrar la decisión,
como se dijo, dentro de la normativa reguladora de la responsabilidad contractual.

QUINTO: Que de los escritos fundamentales se colige que la parte demandada no ha desconocido

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ninguna de las conductas denunciadas en el libelo pretensor , atribuyéndolas a problemas operativos y
errores puntuales que ocurrieron en un periodo determinado dentro de los veinte años de relación
contractual habida entre las partes, asegurando que no obstante las irregularidades detectadas, el
banco siempre cumplió íntegra y oportunamente todas las obligaciones impuestas en el contrato de
cuenta corriente, insistiendo en que los errores operativos que se produjeron en caso alguno
corresponden a un incumplimiento negligente de sus obligaciones contractuales.
Añade que no existió de parte del banco o de sus funcionarios negligencia o descuido del contrato de
cuenta corriente y por ende el incumplimiento contractual que se le achaca. En consecuencia, no existe
un factor de imputación desde que no ha mediado dolo ni culpa y, a su vez, se carece de daño por no
existir un perjuicio reparable ya que todas las cantidades que por error se imputaron a la cuenta
corriente del actor le fueron reintegradas, no experimentando ningún menoscabo en su situación
patrimonial.

SEXTO: Que tal como se consignó en la sentencia de primer grado. Conforme al artículo 1° del
Decreto con Fuerza de Ley N°707 de 7 de octubre de 1982 “la cuenta corriente bancaria es un contrato
a virtud del cual un banco se obliga a cumplir las órdenes de pago de otra persona hasta concurrencia
de las cantidades de dinero que se hubieren depositado en ella o del crédito que se haya estipulado.

El banco deberá mantener en estricta reserva, respecto de terceros, el movimiento de la cuenta

corriente y sus saldos, y solo podrá proporcionar estas informaciones al librador o a quien éste haya
facultado expresamente…”.

SEPTIMO: Que del análisis de las obligaciones que surgen para la demandada en la relación
contractual acordada y de las conductas desplegadas por ésta, no cabe sino concluir que en el caso
sublite el comportamiento irregular del banco en el tratamiento de los fondos del actor, no puede sino
calificarse de incumplimiento contractual.

Así, el cobro de dividendos hipotecarios inexistentes imputados a dineros destinados al pago de

cheques, los que resultaron protestados; el cargo de comisiones por protestos y sobregiros; el cobro de

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una cuota de contribuciones no debida, y el descuento de una suma determinada de dinero de
propiedad del actor para hacerse pago de un crédito que no se encontraba impago y del cual tampoco
era el deudor principal, corresponde calificarlos, sin lugar a dudas, como un actuar negligente y
descuidado del banco que deviene en un incumplimiento del contrato de cuenta corriente, por cuanto
contravino la obligación principal que éste le imponía, cual era debitar correctamente las cargas y
fondos del actor, incumplimiento al cual le atribuyen culpa o negligencia, acorde a lo preceptuado en
los artículos 44 y 1547 del Código Civil y la naturaleza del contrato, toda vez que los hechos señalados
en el motivo tercero del presente fallo, han dejado de manifiesto un descuido máximo en el manejo de
la cuenta corriente del actor, circunstancia que le provocó un daño que debe ser reparado por su autor,
tal como lo decidieron los jueces del mérito.

OCTAVO: Que en consecuencia, habiéndose establecido que la demandada infringió el contrato de

cuenta corriente que lo vinculaba con el actor y las normas de la ley del ramo, que se enmarcan en la
ley del contrato, no sólo se ajusta a derecho la declaración de terminación del mismo sino que además
resulta procedente la indemnización de los perjuicios que causó con su conducta al apartarse de las
normas que rigen la referida convención, verificada que fuere por los jueces del grado la relación de
causalidad exigible para que naciera dicha responsabilidad contractual.

NOVENO: Que contrariamente a lo sostenido por el recurrente, el incumplimiento contractual imputado

a la demandada se tuvo por acreditado con las probanzas que pormenorizadamente apunta la
sentencia de primera instancia, amén del reconocimiento que hace el banco de las infracciones
denunciadas por el demandante, las que atribuye a “errores operativos”, por lo cual no resulta efectivo
que los sentenciadores del grado para establecer la existencia del referido incumplimiento por parte del
banco demandado, hayan razonado en base a una prueba confesional inexistente.

No debe olvidarse que si bien es cierto que reconocer los hechos -como lo hizo la entidad bancaria al
contestar la demanda- es distinto a aceptar responsabilidad por estos mismos, no lo es menos que
sobre la base de esos hechos, los jurisdiscentes pueden llegar a determinar la existencia de
responsabilidad contractual de quien incurrió en ellos, cuyo es el caso de autos.

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DECIMO: Que así las cosas, habiéndose demostrado en la instancia el incumplimiento culpable o
negligente de las obligaciones contractuales por parte de la demandada, los sentenciadores
correctamente declararon terminado el contrato de cuenta corriente existente entre las partes, basando
su determinación en lo prevenido en el artículo 1489 del Código Civil.

UNDECIMO: Que en relación al daño moral demandado, si bien es cierto no se ha alegado su

exclusión en materia contractual sino que el reclamo del recurrente apunta a su inexistencia en el caso
sublite, necesario resulta dejar sentado que tal como lo ha sostenido reiteradamente esta Corte en
diversos fallos, establecida que sea la responsabilidad contractual, en el caso de verificarse las
exigencias legales, el responsable queda obligado a indemnizar tanto el daño patrimonial como,
asimismo, el daño moral.

DUODECIMO: Que entendido el daño moral como el sufrimiento, trastorno sicológico, afección
espiritual o lesión de un interés personalísimo, causado a la espiritualidad de la víctima como
consecuencia de la comisión de un hecho ilícito o de la infracción a un derecho subjetivo, no definible
por parámetros objetivos, que puede afectar a la víctima o a un tercero, pudiendo consistir en un daño
moral puro o bien de índole pecuniario cuando indirectamente afecta la capacidad productiva del
perjudicado, corresponde dilucidar si el incumplimiento atribuido a la entidad bancaria demandada ha
importado un menoscabo de tipo moral al actor, resultando palmario que las conductas desplegadas
por el banco, como el envío de sus antecedentes como deudor moroso a Dicom- sin serlo- , el protesto
de un cheque indebidamente realizado por el banco, el cargo de dividendos inexistentes y los demás
abusos denunciados por el actor indudablemente le provocaron angustia, impotencia y descrédito,
como se dio por acreditado, perjuicios que naturalmente le deben ser resarcidos por el contratante que
quebrantó las obligaciones que en virtud de la convención celebrada debió respetar, razón por la cual
la decisión indemnizatoria adoptada por los jueces del grado se ajusta al mérito de lo prevenido en el
artículo 1556 del Código Civil.

DECIMO TERCERO: Que en cuanto a la determinación del monto indemnizatorio, también reprochado
por el impugnante, esta Corte estima que el mismo ha sido justificado en la sentencia de primera

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instancia, conforme al mérito de las probanzas allegadas por las partes al proceso. En efecto, a lo largo
de dicha sentencia, confirmada luego sin modificaciones por la de segunda instancia, se observa
nítidamente cómo el sentenciador arriba a la suma que en la parte resolutiva ordena resarcir, siendo
ella justamente representativa de los perjuicios que le ocasionó al demandante el incumplimiento del
banco demandado.

La verdad es que de la simple lectura del recurso queda en evidencia que el recurrente, más que tratar
de demostrar que realmente se hayan infringido leyes reguladoras de la prueba, ataca la valoración
que de las probanzas producidas que, dentro de sus atribuciones realizaron los jueces recurrridos, lo
que es improcedente.

DECIMO CUARTO:
Que tampoco se han vulnerado las disposiciones constitucionales citadas por el recurrente, desde que
las conductas irregulares y negligentes de la demandada indudablemente han causado privación y
perturbación de los derechos que le garantiza la carta fundamental en su artículo 19 , N°s 1, 4, 21 y 24,
desde que, sin lugar a dudas, el actuar de la institución bancaria al menos afectó ciertamente la
integridad síquica y la honra del demandante, así como también el derecho de propiedad que le asistía
sobre los fondos depositados en su cuenta corriente.
DECIMO QUINTO: Que en virtud de los razonamientos precedentes y no habiéndose producido las
infracciones de ley ni los errores de derecho denunciados por el recurrente, desde que los
sentenciadores han hecho una adecuada aplicación de las disposiciones legales atinentes al caso de
que se trata, el recurso de nulidad de fondo no puede prosperar y debe, necesariamente, ser
desestimado.

Por estas consideraciones, y de conformidad, además, con lo preceptuado en los artículos 764, 765,
767 y 768 del Código de Procedimiento Civil, se declara que se rechaza, con costas, el recurso de
casación en el fondo deducidos a lo principal de fojas 219, por el demandado, en contra de la sentencia
de trece de enero de dos mil once, escrita a fojas 218.

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Regístrese y devuélvase.

Redacción del ministro Sr Silva.

Rol N° 2560-2011.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún M.,
Sergio Muñoz G., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Carlos Cerda F.

No firman los Ministros Sres. Oyarzún y Cerda, no obstante haber concurrido ambos a la vista del
recurso y acuerdo del fallo, por estar en comisión de servicios el primero y haber terminado su periodo
de suplencia el segundo.

Autorizado por la Ministra de fe de esta Corte Suprema.

En Santiago, a treinta de marzo de dos mil doce, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.

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