Expediente 22933 de 2012 Da - o Cierto. No Condena
Expediente 22933 de 2012 Da - o Cierto. No Condena
Expediente 22933 de 2012 Da - o Cierto. No Condena
Radicación: 22.933
del Decreto 359 de febrero de 1995. Las copias destinadas a la parte
actora serán entregadas a su apoderado judicial que ha venido actuando.
Quinto.- Remítase el expediente al Director Seccional de Administración
Judicial para los efectos señalados en el artículo 7 del Acuerdo núm. 8 del
28 de junio de 2000.
Sexto.- En firme esta providencia, archívese el expediente.
I. A N T E C E D E N T E S :
1.- La demanda.
Radicación: 22.933
de obtener recursos financieros para realizar proyectos de construcción
inmobiliaria.
Radicación: 22.933
había sido hipotecado a favor del Banco de Bogotá como libre, tenía una
inscripción anterior de hipoteca a favor de Concasa, ya que, ‘por una
inconsistencia en el registro o en el sistema de folios segregados del
reglamento de Propiedad Horizontal desde la matrícula 050-1373940 al 050-
13733996 no heredaron el gravámen citado’, es decir, el inscrito en la
matrícula 050-320195” (fl. 6 c 2). Según la demandante, a solicitud de
Concasa, la Superintendencia de Notariado y Registro corrigió los folios de
matrícula del apartamento y de los garajes, incluyendo como primera
anotación la hipoteca constituida a favor de Concasa.
Radicación: 22.933
préstamo basado en informaciones erradas, sino porque se vio obligada a
comprar el crédito que existía a favor de Concasa y porque además tuvo que
hacer las provisiones sobre las operaciones que le generaron un costo,
porque incurrió en gastos a partir del hecho dañino, etc.” (fl. 7 c 2).
Señaló que, en este caso, el daño alegado no tiene origen directo en el error
cometido por la Superintendencia de Notariado y Registro.
Radicación: 22.933
suficiente que dé plenas garantías de titularidad y en este caso sobre los
gravámenes que pesan sobre el bien inmueble cuado se tenía el
conocimiento de la existencia anterior de un predio de mayor extensión” (fl.
23 c 2). Por ello, según la entidad demandada, “si pasaron por alto [la
exitencia de la hipoteca anterior], es un error atribuible exclusivamente al
Banco de Bogotá, en cuanto le faltó diligencia y cuidado en el estudio de
títulos previsto para estos casos” (fl. 24 a 25 c 2).
Por otro lado, afirmó que el deudor hipotecario también tiene alguna
responsabilidad en este caso porque omitió informar del gravámen existente
sobre el predio, por ello, solicita “al Honorable Magistrado Ponente que no
declare la responsabilidad de la Superintendencia de Notariado y Registro,
por cuanto el presunto daño sufrido por el Banco de Bogotá, obedeció a la
falta de claridad con que actuó el deudor hipotecario” (fl. 25 a 26 c 2).
Radicación: 22.933
perder su crédito así como los honorarios profesionales de abogado de la
defensa”.
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inmueble de los últimos veinte años que figuren inscritos en la Oficina de
Registro de Instrumentos Públicos” (fl. 68 c 2).
Afirmó, también, que “en el caso que nos ocupa, no se puede atribuir
responsabilidad extracontractual a la entidad que apodero, basada en la
expedición de una (sic) certificado libertad por parte de la oficina de registro,
por cuanto no está cotemplado legalmente que el certificado de registro
constituya parte formal o instrumental de los contratos, inclusive de aquellos
que se otorgan con garantía hipotecaria” (fl. 68 c 2). Sostuvo que, en este
caso, el régimen jurídico del contrato celebrado entre la sociedad Safinsa y
el Banco de Bogotá, parte de la noción de buena fe, por lo tanto, si se
presentó un daño, éste fue causado por la actividad dolosa de la sociedad
beneficiaria del préstamo hipotecario, por la omisión de proveer la
información veraz sobre la existencia de una hipoteca previamente
constituida sobre el predio en cuestión.
Radicación: 22.933
Superintendencia de Notariado y Registro en verdad incurrió en la falla del
servicio que se le imputa como determinante del daño que significó el
desembolso de trescientos millones de pesos ($300’000.000.oo) así como el
de veintidós millones de pesos (22’000.000.oo) correspondientes a los
honorarios profesionales del abogado, efectuados en orden a preservar y
sustituirse procesalmente dentro del proceso ejecutivo que CONCASA
adelantó contra Safinsa S.A.” (fl. 99 c 2).
Radicación: 22.933
oportunidad le había dicho que tenía” (fl. 102 c 2). Según el Tribunal, el
perjuicio causado al Banco de Bogotá se configura, entonces, en el valor del
crédito que tuvo que comprar para mantener el primer renglón de preferencia
y en los honorarios profesionales en que incurrió para tal efecto.
6.- La apelación.
Radicación: 22.933
que el “hecho exclusivo del deudor, aunado a la inexistencia de prudencia y
diligencia del Banco demandante condujo al presunto daño” (fl. 130 c ppal).
Finalmente, indicó que “si bien, el Banco de Bogotá debió pagar un dinero a
CONCASA para adquirir su crédito y quedar con una garantía hipotecaria de
primer grado a su favor, no está demostrado que no haya recuperado su
dinero con el producto del remate de los inmuebles. Es necesario recordar
que los bienes siguen garantizando la deuda con el Banco de Bogotá, y solo
con la venta de ellos se puede determinar si el Banco perdió algún dinero
por cuenta de haber tenido que comprar la deuda garantizada con hipoteca
en primer grado… en consecuencia el daño aún no es cierto, sino eventual
en caso de que no sea recuperado el dinero” (fl. 130 c ppal).
Radicación: 22.933
directa fue debidamente incoada, puesto que no se buscó atacar la legalidad
del acto, sino la omisión de la Superintendencia de dar informaciones
veraces sobre el estado de los predios; reiteró los argumentos presentados
en la demanda frente a las supuestas responsabilidades de la víctima y de
un tercero en el caso concreto. Solicitó a esta Sala realizar las
actualizaciones correspondientes de los perjuicios decretados en primera
instancia.
Radicación: 22.933
no se probó un perjuicio cierto, “es decir, el hecho de dejar de ser primer
acreedor no es un perjuicio cuantificable económicamente” (fl. 163 c ppal).
Así las cosas, en concepto de la Procuraduría General de la Nación, se
deben desestimar las pretensiones indemnizatorias de la parte actora.
II. C O N S I D E R A C I O N E S
Radicación: 22.933
- Copia auténtica del folio de matrícula inmobiliaria número 50C-
1373996, correspondiente al apartamento 801 del inmueble ubicado
en la carrera 2 número 70-41, edificio Saint Paul, en el que se lee
como anotación número 24, fechada el 9 de marzo de 1995, la
constitución de una hipoteca abierta por un monto de $1,539,790,000
(fl. 91 c 3).
Radicación: 22.933
carrera 2 número 70-41, edificio Saint Paul, en el que se lee como
anotación número 2, fechada el 9 de marzo de 1995, la constitución
de una hipoteca abierta por Safinsa Ltda., a favor del Banco de
Bogotá (fl. 95 c 3).
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de una hipoteca abierta por Safinsa Ltda., a favor del Banco de
Bogotá, así como una corrección realizada a la anotación número 2 el
7 de junio de 1995 (fl. 99 c 3).
Radicación: 22.933
de una hipoteca abierta por Safinsa Ltda., a favor del Banco de
Bogotá (fl. 103 c 3).
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(Garaje No. 35); 50C-1373973 (Garaje No. 36); 50C-1373974
(Garaje No. 37); 50C-1373975 (Garaje No. 38) de la oficina de
Registro de Instrumentos Públicos de Santafé de Bogotá, expedidos
el 17 de enero de 1995, los inmuebles se encuentran libres de
gravámenes o limitación al dominio.
“De acuerdo con los documentos revisados los inmuebles
anteriormente descritos son aceptados como garantía hipotecaria de
primer grado a favor del Banco de Bogotá” (fl. 100 c 3).
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Construcciones Metálicas de Colombia Ltda., el otorgamiento del
crédito de constructor, por un valor de $1.000’000.000.oo ((fl. 131 a
132 c 3).
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los cuales fueron nombrados mediante auto del 9 de agosto de 1999
(fl. 44 c 2) y posesionados el día 20 de septiembre de ese mismo año
(fl. 47 y 48 c 2); ese experticio se practicó con el propósito de
establecer el monto de los perjuicios causados a la demandante por
las provisiones de capital que respaldan la hipoteca adquirida por el
Banco de Bogotá a Concasa (fl. 10 c 2); en dicho dictámen se lee:
Radicación: 22.933
fiscal, al disminuir el impuesto sobre la renta a pagar por el
correspondiente año gravable.
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entrar a determinar si se probó el perjuicio que alega la parte demandante.
Aspectos que fueron objeto del recurso de apelación que estudia la Sala en
esta instancia.
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1
Esta Sala ya ha tenido la oportunidad de pronunciarse sobre la importancia
de la veracidad y adecuación a la realidad de los certificados de libertad y
tradición:
“En consonancia con este precepto el Decreto Ley 1250 de 1970 3, por el
cual se expide el estatuto del registro de instrumentos públicos, en su
artículo 2º numeral 1°, prevé que está sujeto a registro ‘[t]odo acto,
contrato, providencia judicial, administrativa o arbitral que implique
constitución, declaración, aclaración, adjudicación, modificación,
limitación, gravamen, medida cautelar, traslación o extinción del dominio
u otro derecho real principal o accesorio sobre bienes raíces, salvo la
cesión de crédito hipotecario o prendario’ y en el numeral 4° ‘[l]os actos,
contratos y providencias que dispongan la cancelación de las anteriores
inscripciones’; a su vez, el artículo 44 Ibídem prescribe que ‘[p]or regla
general ningún título o instrumento sujeto a registro o inscripción surtirá
efectos respecto a terceros, sino desde la fecha de aquel’.
“De conformidad con lo anterior, se ha señalado que uno de los fines más
importantes del servicio público registral es que sirve justamente de
publicidad4, en tanto da a conocer a terceros quién es el propietario del
bien y, en consecuencia, quién puede disponer de él, así como la real
situación jurídica del mismo, lo cual, otorga a los usuarios de dicho
servicio seguridad jurídica respecto de sus actuaciones sobre bienes
inmuebles, cuando éstas se fundamentan en los registros que lleva la
respectiva Oficina de Registro de Instrumentos Públicos, de ahí que las
inscripciones deben adelantarse en forma cuidadosa respetando el
antiguo principio de los derechos reales de conformidad con el cual el
primero en el tiempo ha de prevalecer en el derecho -prius in tempore,
potior iure-.
“Sostuvo la Sala5:
1
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 14 de abril de 2010, Exp. 16.744.
2
Así lo ha reiterado de tiempo atrás la Corte Suprema de Justicia: "La tradición del dominio
de un inmueble no puede verificarse sino a favor de la persona que como adquirente figura
en el título y en el registro del mismo", Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil,
sentencia de 30 de septiembre de 1919, G.J. XXVII, 311; sentencia citada en: Consejo de
Estado, Sección Tercera, sentencia del 8 de marzo de 2007, Exp. 16055, C.P. Ruth Stella
Correa Palacio.
3
Diario Oficial No. 33139 de 4 de septiembre de 1970.
4
VELÁSQUEZ JARAMILLO, Luis Guillermo; Bienes, Editorial Temis, Bogotá, Novena
edición, 2004, p. 309.
5
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 11 de noviembre de 2009, Exp. 17119.
24
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(…)
6
CAICEDO ESCOBAR, Eduardo. “Derecho Inmobiliario Registral”. Segunda Edición.
Editorial Temis. Bogotá. 2002. Págs. 60, 61.
7
JEREZ DELGADO, Carmen. “Tradición y Registro”. Colección Cuadernos de Derecho
Registral. Colegio de Registradores de la Propiedad, Mercantiles y Bienes Muebles de
España. Madrid. 2004. Págs. 280, 281.
25
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del registro de instrumentos públicos tiene también la función de
expedir los correspondientes certificados que deben reflejar el
estado real del inmueble de que se trata (artículo 54 decreto ley
1250 de 1970)."12.
12
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 11 de septiembre de 2003, Exp.
14438, C.P. Ricardo Hoyos Duque.
13
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 3 de agosto de 2006, Exp. 15704,
C.P. Ramiro Saavedra Becerra.
14
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 2 de octubre de 1997, Exp. 11720,
C.P. Carlos Betancur Jaramillo; sentencia del 30 de noviembre de 2000, Exp. 11895, C.P.
Alier Hernández; sentencia de abril 18 de 2002, Exp. 13932, C.P. Ricardo Hoyos Duque;
sentencia del 7 de diciembre de 2005, Exp. 14518, C.P. Ramiro Saavedra Becerra y
sentencia del 3 de agosto de 2006, Exp. 14435.
15
Ibídem.
27
Radicación: 22.933
situación jurídica del inmueble, pero ello no exime a las autoridades
administrativas encargadas de llevar el registro de su obligación de dar una
información veraz, completa y adecuada a la realidad, a los particulares que
la requieran.
Sobre el carácter cierto del perjuicio como elemento necesario para declarar
la responsabilidad administrativa, esta Sala afirmó:
“…el perjuicio debe ser cierto, como quiera que el perjuicio eventual no
otorga derecho a indemnización. El perjuicio indemnizable, entonces,
puede ser actual o futuro, pero, de ningún modo, eventual o hipotético.
Para que el perjuicio se considere existente, debe aparecer como la
prolongación cierta y directa del estado de cosas producido por el daño,
por la actividad dañina realizada por la autoridad pública”16.
Radicación: 22.933
de un crédito frente a la sociedad Sanfinsa Ltda.; dichas erogaciones
ascienden, por un lado, a $300.000.000 derivados de la compra del crédito a
Concasa y, por el otro, a $22.000.000 por los gastos de honorarios que se le
generaron por la compra del mismo. Considera la demandante que esas
erogaciones no se hubieran realizado de haber tenido una información
correcta en los certificados de libertad y tradición de los inmuebles que le
fueron ofrecidos como garantía real.
Para la Sala, si bien es cierto que el Banco de Bogotá tuvo que hacer las
erogaciones alegadas, éstas no constituyen un perjuicio cierto del cual se
pueda derivar la responsabilidad de la entidad demandada, sino que se trata
de un perjuicio eventual, por las razones que se procederá a explicar a
continuación.
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“la hipoteca no es otra cosa que una seguridad real e indivisible, que
consiste en la afectación de un bien al pago de una obligación, sin que
haya desposesión actual del constituyente, y que le permite al acreedor
hipotecario, vencido el plazo, embargar y hacer rematar ese bien, sea
quien fuere la persona que estuviere en posesión de él, para hacerse
pagar de preferencia a todos los demás acreedores con títulos
quirografarios”.
(…)
(…)
17
Corte Constitucional, sentencia del 8 de junio de 2000, C-664/00, M.P.: Fabio Morón Díaz.
18
VALENCIA ZEA, Arturo y ORTIZ MONSALVE, Alvaro, Derechos Reales, 11ª edición, Temis,
Bogotá, 2007, p. 530 y 531.
30
Radicación: 22.933
Si bien el crédito y la hipoteca que lo garantiza se encuentran íntimamente
ligados, la extinción de la garantía real no trae forzosamente aparejada la
extinción del crédito que le sirve de fundamento. En efecto:
19
Ibidem, p. 526.
31
Radicación: 22.933
se pudiera acreditar que la suma que alega como perjuicio se había perdido
para el acreedor hipotecario; iii) no probó que el monto que se pudiere
recibir en el remate del bien no sería suficiente para cubrir el crédito
hipotecario de primer grado, crédito éste que adquirió para ubicarse en una
posición preferencial frente a los demás acreedores.
Por otro lado, como quedó explicado, la compra del crédito que hizo el
Banco de Bogotá a Concasa, que le permitió a aquél suborogarse en el
proceso ejecutivo hipotecario radicado en el Juzgado 15 Civil del Circuito de
Bogotá, le da derecho a buscar el pago de la acreencia que adquirió
mediante el remate del bien. Es decir, el Banco de Bogotá, de ser
reconocido como acreedor hipotecario dentro del proceso ejecutivo al que se
ha hecho referencia, podrá posiblemente recuperar los dineros que pagó
para hacerse titular de la garantía hipotecaria de primer grado.
Por otro lado, en el dictamen pericial rendido dentro del proceso quedó
establecido “que la PROVISIÓN es únicamente un registro de carácter
contable interno; esto es no hay ningún desembolso o retiro del Banco” (fl. 9
c 4), y se concluyó “que las provisiones corresponden únicamente a un
registro contable de carácter interno, que no conlleva ningún
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Radicación: 22.933
desembolso de dinero” (fl 11 c 4). Con lo cual se desvirtúa lo afirmado por
la parte actora en el sentido de considerar la provisión de fondos por un
monto de $300’000.000 como un perjuicio casuado por la actuación de la
entidad demandada.
Radicación: 22.933
apoderado del Banco de Bogotá en el presente proceso, en las pruebas
aportadas al expediente no se encuentra acreditado que actuó como tal en
las diferentes diligencias tendientes a adquirir el crédito hipotecario original o
a defender los intereses del Banco de Bogotá en la subrogación que realizó
como parte demandante en el Proceso Ejecutivo hipotecario tramitado en el
Juzgado 15 Civil del Circuito de Bogotá, en el que aparece como apoderado
judicial de la parte actora el abogado Francisco José Álvarez Gómez (fl. 116
c 3). Es decir, las sumas que se tomaron como base para determinar la
cuantía del daño emergente por honorarios profesionales corresponden a las
agencias en derecho de este proceso 20 y no de aquél destinado a obtener la
ejecución de la garantía hipotecaria, sumas que corresponden a las costas,
según lo dispuesto por el artículo 393 del C. de P. C., cuya condena sólo
puede ser realizada en los términos del artículo 55 de la ley 446 de 1998,
que no constituyen, por lo tanto, en estricto sentido, un daño emergente que
pueda ser reparado dentro del proceso que ahora ocupa a esta Sala.
20
En los documentos que sirvieron de base para la realización del dictamen pericial se encuentra que
los alores pagados al doctor Juan Carlos Henao, se hicieron por concepto de “Concep (sic) jurídico
posibilidad de reclamar al Estado por DFC inform a Super de Not y Reg” (fl. 14 c 4), se encuentran
anotaciones similares en los folios 16 y 17 del cuaderno 4.
21
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 14 de abril de 2010, Exp. 16.744.
34
Radicación: 22.933
agencias en derecho causadas en otro proceso cuyo inicio o resultado se vio
afectado por una actuación u omisión de las autoridades administrativas,
pero, se reitera, en este caso concreto, no se probó que dichas erogaciones
fueran necesarias para obtener la protección de los derechos patrimoniales
del Banco de Bogotá, que se pudieron ver amenzados por la actuación de la
Superintendencia de Notariado y Registro.
Por lo tanto, para esta Sala, así se hubiere probado que existieron errores
protuberantes en el caso concreto por parte de la Superintendencia de
Notariado y Registro en la emisión de los certificados de libertad y tradición
de los inmuebles identificados con las matrículas número 50C-1373996,
50C-1373971, 50C-1373972, 50C-1373973, 50C-1373974 y 50C-1373975,
la parte actora no logró probar que dichas irregularidades le hubieren
causado un daño cierto.
Habida cuenta que para el momento en que se dicta este fallo, el artículo 55
de la Ley 446 de 1998 indica que sólo hay lugar a la imposición de costas
cuando alguna de las partes hubiere actuado temerariamente y, en el sub
lite, ninguna actuó de esa forma, en el presente asunto no habrá lugar a
imponerlas.
FALLA:
35
Radicación: 22.933
PRIMERO: Revócase la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo
de Cundinamarca, Sala de Descongestión, el día 31 de octubre de 2001 y,
en su lugar, dispónese lo siguiente: