Reglamneto de Aguas
Reglamneto de Aguas
Reglamneto de Aguas
REGLAMENTO DE AGUAS
CONSIDERANDO :
CAPITULO 1º
Del dominio de las aguas pluviales.
Artículo 1º. Pertenecen al dueño de un predio las aguas pluviales que caen o se
recogen en el mismo mientras discurran por el. Podrá en consecuencia construir
dentro de su propiedad cisternas, aljibes, jagüeles o noques donde conservarlas,
siempre que con ello no se cause perjuicio, al público ni a terceros.
Artículo 2º. Pertenecen al dominio público las aguas pluviales que discurran por
torrente o canillas cuyos cruces sean del mismo dominio público.
CAPITULO 2
Del dominio de las aguas vivas, manantiales y corrientes.
Artículo 5º Tanto en los predios de los particulares, como en los de propiedad del
estado o fiscales, las aguas que en ellos nacen, continua o discontinuamente,
pertenecen al dueño respectivo para su uso y aprovechamiento, mientras
discurran por los mismos predios.
En cuanto las aguas no aprovechables salen del predio de su nacimiento y antes
de llegar a los cauces públicos ya son públicas para los efectos del presente
reglamento, si pasan a correr por sus cauces públicos naturalmente formados.
Artículo 6º. Las aguas no aprovechadas por el dueño del predio donde nacen,
así como las que sobrepasen de sus aprovechamientos saldrán del predio por el
mismo punto de su cauce natural y acostumbrado, sin que puedan ser de
manera alguna desviadas del curso por donde primitivamente se alejaban. Lo
mismo se entiende con el predio inmediatamente inferior, respecto del siguiente,
observándose siempre este orden.
Artículo 7º. Las aguas que después de haber corrido por cauce público vienen
naturalmente a atravesar un predio de propiedad privada, contraen mientras no
salen de el, el carácter señalados en los dos artículos precedentes, respecto a
su aprovechamiento eventual.
Artículo 9º. El dueño de una heredad por cuya orilla pase agua corriente, que no
forma río ni arroyo navegable o flotable, podrá servirse de esa agua al tiempo de
pasar, para los menesteres domésticos, para el riego de la misma heredad y aún
para el uso de alguna fábrica, en cuanto no perjudicase al otro propietario
ribereño, ni contraviniese a los reglamentos sobre la materia.
Aquel por cuya heredad atraviesa esta corriente, puede servirse del agua como
le conviniere, en cuanto pasa por su feudo, pero con obligación de restituirla al
acostumbrado cauce, al salir de su propiedad y sin perjuicio de lo dispuesto por
el párrafo siguiente.
Artículo 11º. Nadie pude usar el agua de los ríos o arroyos de modo que
perjudique a la navegación, ni hacer en ellas obras que impidan el libre paso de
los barcos, balsas o el uso de otro medio de transporte fluvial.
Artículo 13º. Pertenecen al municipio las aguas halladas en las zonas de los
trabajos de obras públicas, aunque se efectúen por concesionarios, de no
haberse estipulado otra cosa en las condiciones de la concesión. Disfrutarán no
obstante, su aprovechamiento gratuito para el servicio de construcción en las
mismas obras.
Artículo 14º. El derecho de aprovechar indefinidamente las aguas de cañadas y
manantiales de dominio público, se adquiere por los dueños de terrenos
inferiores y en su caso de los colindantes, cuando las hubiesen aplicado sin
interrupción por tiempo de treinta años.
Cuando el dueño del predio donde sale un manantial natural, no aproveche más
que una parte fraccionaria de sus aguas, pero determinada, continuará, en
épocas de disminución o empobrecimiento del manantial, usando y disfrutando
la misma cantidad absoluta de agua, y la merma será en desventaja y perjuicio
de los regantes usuarios inferiores, cualesquiera que fuesen sus títulos al
disfrute.
Artículo 16º. Si el dueño del predio donde naturalmente nacen unas aguas,
dejase transcurrir treinta años después de la promulgación de este reglamento
sin aprovecharlas, consumiéndolas total o parcialmente de cualquier modo,
perderá todo derecho a interrumpir los usos y aprovechamientos inferiores de las
mismas aguas que por espacio de un año completo de hubiesen ejercitado.
Artículo 17º. Tanto en el caso del art. 5º como en el del 16º, siempre que
transcurrido treinta años de la publicación del presente reglamento, el dueño del
predio del nacimiento de unas aguas, después de haber empezado a usarlas y
consumirlas en todo o en parte, interrumpiese su aprovechamiento por espacio
de un año completo, perderá el dominio del todo o de la parte no aprovechada
de aquellas aguas, adquiriendo el derecho quién o quienes por igual espacio de
un año completo, las hubiesen aprovechado, según el mismo art. 16º.
Sin embargo, en dueño del predio del nacimiento conservará siempre el derecho
a emplear las aguas dentro del mismo predio como fuerza motriz, o en otros
usos que no produzcan merma apreciable en sus caudal.
Artículo 18º. El dominio de las aguas minero - medicinales, se adquiere por los
mismos medios que el de las aguas superficiales y subterráneas, siendo del
dueño del predio en que nacen, o del descubridor, si las diere aplicación con
sujeción a los reglamentos sanitarios.
Artículo 19º. Son de dominio público las cañadas, lagos y lagunas formadas por
la naturaleza, que ocupa terrenos públicos y se alimentan con aguas públicas.
CAPITULO 4
Del dominio de las aguas subterráneas.
Artículo 21º. Todo propietario puede abrir libremente pozos y establecer artificios
para elevar el agua dentro de las fincas, aunque con ellos resultasen
amenguadas las aguas de sus vecinos, deberá sin embargo guardarse la
distancia de dos metros entre pozo y pozo dentro de las poblaciones, y de
quince metros en el campo, entre la nueva excavación y los pozos, estanques,
fuentes y acequias permanentes de los vecinos.
Artículo 24º. Los pozos artesianos a que se refiere el art. 20º , pueden
construirse con tal que no aparten o distraigan aguas públicas de su corriente
natural. Por regla general, cuando amenace peligro inminente de que un pozo
artesiano, socavón o galería distraiga o merme las aguas de una fuente o de una
corriente destinadas al abastecimiento de una población o riegos existentes, se
suspenderán las obras siempre que fuesen denunciadas por la municipalidad o
por la mayoría de los regantes. Si del reconocimiento de dos peritos nombrados
por las partes y tercero en discordia según el derecho común, resultase existir el
peligro inminente, no podrán continuarse las labores, sino que se declarará por
el gobierno anulada la concesión.
Artículo 25º. Las labores, de que habla el artículo anterior para alumbramiento,
no podrán ejecutarse a menos distancia de 40 metros de edificios ajenos, ni de
un ferrocarril o carretera, ni a menos de 100 metros de otro alumbramiento,
fuente, canal, acequia o abrevadero público sin licencia, correspondiente de los
dueños, o en su caso, de la municipalidad o comisión auxiliar, previa formación
de expediente ; ni dentro de la zona de los puntos fortificados sin permiso de la
autoridad militar. Tampoco podrán ejecutarse dichas labores dentro de una
pertenencia minera, sin previa estipulación de resarcimiento de perjuicios.
Artículo 28º. Las limitaciones contenidas en los artículos 21º y 25º respecto al
dueño de un terreno, son también aplicables a las autorizaciones que conceda la
municipalidad o sus comisiones auxiliares.
Artículo 31º. Dentro de seis meses, contados desde que se conceda las
autorización para calicatas, formalizará el concesionario la solicitud para la
realización de su proyecto, acompañando una memoria explicativa. Instruido el
expediente en los términos que establezca el reglamento y anunciado el
proyecto en los periódicos, lo resolverá el gobierno, previo dictamen de los
ingenieros del estado.
Artículo 32º. Terminados los trabajos del alumbramiento dentro de los plazos
señalados en la concesión, se expedirá el correspondiente título de propiedad de
las aguas halladas.
Artículo 33º. Los que dentro de los seis meses otorgados para las exploraciones
exploratorias, no solicitasen las concesión definitiva, los que no terminasen los
trabajos de alumbramiento en el plazo señalado en la orden de autorización, y
los que después de terminados y aún de haber obtenido el título de propiedad
dejasen cegar las obras e inutilizarse las aguas halladas, perderán los derechos
que hubiesen adquirido por las respectivas autorizaciones y concesiones, las
cuales podrán declararse caducas de oficio o a instancia de parte.
A la declaración de caducidad precederá indispensablemente la audiencia del
concesionario y su citación por edictos o por los periódicos, si se ignorase su
paradero, pudiendo prorrogársele el plazo si lo solicitase y presentase fianza
suficiente a juicio del gobierno.
1. Los seis meses que en los arts. 31º y 33º se conceden para la exploración, se
entenderán aquí para dar principio a los trabajos
3. En lugar de la zona en que habla el artículo 30º, se marcará otra que podrá
entenderse hasta mil hectáreas.
CATPITULO 5
Disposiciones concernientes al capítulo anterior.
Artículo 39º. También en las aguas alumbradas que por sobrantes corriese
libremente fuesen aprovechadas por los predios inferiores a virtud de obras
permanentes o bien por división continua o de turno y tandeo por tiempo de
veinte años, a ciencia y paciencia del alumbrador dueño de ellas, podrán los
tales predios inferiores continuar aprovechándolas indefinidamente.
Artículo 40º. Respecto de unas y otras aguas de que tratan los dos artículos
inferiores, los predios inferiormente situados que, por su posición y mayor
proximidad al nacimiento, tuviesen preferencia para el aprovechamiento eventual
sin ponerlo en práctica, la perderán relativamente a los más bajos y lejanos que
por espacio de un año completo hubiesen consecutivamente aprovechado
aquellas aguas, según en los artículos 15 y 16 se dispuso respecto de los
manantiales naturales.
Artículo 41º. El dominio y uso e las aguas de propiedad particular, están en todo
sujetos al derecho de expropiación por causa de utilidad pública.
CAPITULO 6
De las ramblas y barrancos que sirven de alveo de las aguas pluviales
Artículo 44º. Los cauces naturales de que el artículo anterior y que no son de
propiedad privada, pertenecen al dominio público.
Artículo 45º. Son de propiedad privada los cauces naturales de aguas de lluvia
que atraviesan fincas de dominio privado.
Artículo 46º. El dominio privado de los alveos de aguas pluviales no autoriza
para construir en ellos obras que pueden hacer variar el curso natural de las
mismas, en perjuicio de tercero o cuya destrucción por la fuerza de las avenidas
pueda causar grave daño a predios, fábricas o establecimientos, puentes,
caminos o poblaciones inferiores.
CAPITULO 7
Artículo 47º. Alveo o cauce natural de un arroyo o río es el terreno que cubren
sus aguas en las mayores crecidas ordinarias.
Artículo 48º. Los alveos de todos los arroyos pertenecen a los dueños de las
heredades o de los terrenos que atraviesan.
Artículo 49º. Son del dominio público, los alveos en terreno público de los ríos y
arroyos no navegables ni flotables.
Artículo 53º. En los terrenos de propiedad pública, limitados por ríos y arroyos,
se designa como ribera de estos la extensión de ciento cincuenta metros
medidos desde la mayor altura que alcanzan las aguas en las crecientes que no
causan inundación.
CAPITULO 8
Del alveo y orillas de los lagos, lagunas y charcas
Artículo 54º. Alveo o fondo natural de los lagos, lagunas o charcas, es el terreno
que en ellas ocupan sus aguas en su mayor altura ordinaria.
Artículo 55º. Corresponde a los dueños de las fincas colindantes los alveos de
los lagos, lagunas o charcas que no pertenecen al Estado o por título especial
de dominio de algún particular.
Artículo 56º. Las orillas de los lagos navegables que se hallen cultivadas no
están sujetas a más servidumbre que a la de salvamento en caso de naufragio
en los términos establecidos por el artículo 52º. Se exceptúan los puntos que la
autoridad designa para embarco y desembarco, depósito de barcos demás
operaciones del servicio de navegación.
CAPITULO 9
De las acciones, arrastres y sedimentos de las aguas
Artículo 57º. Los terrenos que fuesen, accidentalmente inundados por las aguas
de los lagos o por los arroyos ríos y demás corrientes, continuarán siendo
propiedad de sus dueños respectivos.
Artículo 58º. Los cauces de los ríos que queden abandonados por variar
naturalmente el curso de las aguas pertenecen a los dueños de los terrenos de
toda la longitud respectiva. Si el cauce abandonado separaba heredades de
distintos dueños, la nueva línea divisoria correrá equidistante de unas y otras.
Artículo 60º. En el caso del artículo anterior, podrán los propietarios ribereños
con permiso de la autoridad competente hacer las obras necesarias para restituir
las aguas a su acostumbrado cauce ; y en la parte de este que
permanentemente quedase en seco accederá a los fondos contiguos como el
terreno de aluvión en el caso del art. 62º.
Concurriendo los ribereños de un lado con los del otro, una línea longitudinal
dividirá el nuevo terreno en dos partes iguales y cada una de estas accederá a
los fondos contiguos como en el caso del mismo artículo 62º.
Artículo 64º. Si la porción conocida del terreno segregado de una ribera queda
aislada en el cauce, continua perteneciendo incondicionalmente a su antiguo
dueño. Lo mismo sucederá cuando dividiéndose un río circunde y aísle algunos
terrenos.
Artículo 66º. Las isla que se formen en el lecho de los ríos y arroyos no
navegables ni flotables, pertenecen a los propietarios ribereños del lado en que
se forme la isla y en proporción de sus frentes.
Artículo 67º. Las islas que se formen en ríos o arroyos navegables o flotables
pertenecerán al Estado.
Artículo 68º. Pertenece a los dueños de los terrenos confinantes con los arroyos,
torrentes, ríos y lagos, el acrecentamiento que reciban paulatinamente por la
sedimentación de las aguas.
Artículo 70º. Las brozas, ramas y leñas que vayan flotando en las aguas, o sean
depositadas por ellas en el cauce o en terrenos de dominio público, son del
primero que las recoge : las dejadas en terrenos del dominio particular o sus
riberas, son del dueño de las fincas respectivas.
CAPITULO 10
De las obras de defensa contra las aguas públicas
Artículo 73º. Los dueños de predio lindantes con cauce públicos tienen libertad
de hacer plantaciones en sus respectivos márgenes y riberas, y poner defensa
de estacadas contra las aguas siempre que lo juzguen necesario, dando de ello
oportunamente noticia a la autoridad local. La autoridad, no obstante, podrá,
después de oír a los interesados mandar suspender tales operaciones, cuando
por su naturaleza amenacen causar perjuicio a la navegación o flota de los ríos,
desviar las corrientes de su curso natural, o producir inundaciones.
Artículo 76º. En los cauces donde convengan obras de defensa poco costosas,
las municipalidades concederán una autorización general para que los dueños
de los predios limítrofes, cada cual en la parte de cauce lindante con su
respectiva ribera, puedan constituirlas ; pero sujetándose a las condiciones que
se fijen en la concesión, encaminadas a evitar que unos propietarios causen
perjuicios a otros.
Artículo 80º. Siempre que para precaver o contener inundaciones inminentes sea
preciso, en casos de urgencia, practicar obras provisorias o destruir las existente
en predios de toda clase, la municipalidad o comisión auxiliar podrá acordarlo
desde luego bajo su responsabilidad ; pero en la inteligencia de que habrán de
indemnizarse después las pérdidas y los perjuicios ocasionados, señalándose
un 5% anual de interés, desde el día en que se ocasionó el daño, hasta que se
verifique la indemnización. El abono de esta indemnización correrá
respectivamente a cargo del Estado, de la municipalidades o de los particulares,
según a quién pertenezcan los objetos amenazados por la inundación y cuya
defensa haya ocasionado los daños indemnizables.
Artículo 81º. Las obras locales que, según lo arriba prescrito, se construyan para
defender las poblaciones a los caminos vecinales de un distrito municipal,
estarán a cargo de las municipalidades respectivas y serán costeadas por ellas.
Serán de cuenta del Estado las obras de interés general necesarias para
defender de inundaciones las vías, establecimientos públicos y territorios
considerables y para conservar encauzados y expeditos los ríos navegables o
flotables.
Artículo 82º. Cuando por efecto de las obras costeadas por el Estado o por los
pueblos, hubiesen de recibir también beneficio o acreces las propiedades
ribereñas, contribuirá la colectividad de los dueños de estas con la parte
proporcional que convengan con el Estado o con la Municipalidad. La cuota
individual de cada interesado se fijará por un perito nombrado por cada parte y
tercero en caso de discordia, según el derecho común.
Artículo 83º. El Gobierno completará el estudio general de los ríos, para señalar
con acierto los puntos donde convengan obras de encauzamiento y defensa,
destinadas a preservar las heredades, evitar inundaciones, sanear
encharcamientos mantener expeditas la navegación y flotación.
CAPITULO 11
De la desecación de lagunas y terrenos pantanosos
Artículo 88º. Cuando se declarase insalubre por quién corresponde una laguna o
terreno pantanoso o encharcadizo, se procederá forzosamente su desecación o
saneamiento. Si fuese de propiedad privada, se hará saber a los dueños para
que dispongan el desagüe o terraplén en un plazo que se es señalará por la
municipalidad.
Artículo 91º Cuando por efecto de la desecación pueda darse riego mediante el
pago de un canon, el derecho a su pago no excederá de noventa y nueve años,
al cabo de los cuales se aplicarán a los regentes los beneficios del artículo 233.
Artículo 92º Las disposiciones generales contenidas en los artículos del presente
capítulo relativas a las autorizaciones de estudios y derechos de los que las
obtengan obligaciones de los concesionarios, caducidad de las concesiones y
reconocimiento de las obras ejecutadas para el aprovechamiento de las aguas
públicas, así como los beneficios de que gozan las empresas de canales de
riego según los artículos 242 y 243 son aplicables a las autorizaciones otorgadas
a empresas particulares para la desecación de pantanos y encharcamientos, sin
perjuicio de las condiciones especiales que en cada caso se fijen y establezcan.
CAPITULO 12
DE LAS SERVIDUMBRES NATURALES EN MATERIA DE AGUAS
Artículo 93º Los terrenos inferiores están sujetos a recibir las aguas que
naturalmente y sin obra del hombre fluyen de los superiores, así como la piedra
y terreno que arrastren en su curso. No se puede dirigir un albañal o acequia
sobre el predio vecino si no se ha constituido esta servidumbre especial.
En el predio inferior no se puede hacer cosa alguna que estorbe la servidumbre
legal, ni en el superior, con que lo agrave.
Artículo 96º Todos los propietarios que participan del proveniente beneficio de
las obras de que se tratan los artículos anteriores, están obligados a contribuir al
gasto de su ejecución en proporción a su interés.
Los que por su culpa hubiesen ocasionado el daño serán responsables de los
gastos.
Artículo 97º Si las aguas que fluyen de los terrenos superiores fuesen producto
de alumbramientos artificiales o sobrantes de acequias de riego o procedente de
los establecimientos industriales que de nuevo crearen tendrá el dueño del
predio inferior derecho a exigir resarcimiento de daños y perjuicios.
Artículo 98º Si en cualquiera de los tres casos del artículo precedente que
confieren derecho de resarcimiento al predio inferior, le conviene al dueño de
éste dar inmediata salida a las aguas para eximirse de la servidumbre sin
perjuicio para el superior ni para el tercero podrá hacerlo a su costa o bien
aprovecharse eventualmente de las mismas aguas si le acomodase renunciando
entretanto al resarcimiento.
Artículo 99º El dueño del predio inferior o sirviente tiene también derecho ha
hacer dentro de él ribazos, malecones o paredes que sin impedir el curso de las
aguas sirvan para regularizarlo o para aprovecharlas en su caso.
Artículo 100º Del mismo modo puede el dueño del predio superior o dominante
construir dentro de él ribazos, malecones o paredes que sin agravar la
servidumbre del predio inferior suavicen las corrientes de las aguas, impidiendo
que arrastren consigo la tierra vegetal o causen otros desperfectos en la finca.
Artículo 101º Cuando el dueño del predio inferior varíe la salida de las aguas
procedente de alumbramientos según los artículos 23 y 98 y con ello irrogue
daño a tercero podrá éste exigir indemnización o resarcimiento. No se reputa
daño al contrariar o suprimir el aprovechamiento de las aguas sobrantes a los
que venían disfrutando eventualmente.
Artículo 102º Cuando el agua acumule en un predio piedras, tierra broza u otros
objetos que embarazando su curso natural, pueda producir embalses o
inundaciones, distracción de las aguas u otros daños los interesados podrán
exigir del dueño del predio que se remueva el estorbo o les permita removerlo.
Si el dueño no residiese con el pueblo, el requerimiento se entenderá con su
apoderado o colono y si tampoco éstos estuviesen en él y el caso fuese urgente
o se negase infundadamente el permiso, lo concederá la autoridad. Los gastos
que se originen de los trabajos de desbroce y limpia, serán satisfechos con
todos los propietarios que participen de su beneficio en proporción al interés que
reporten.
Si lugar a indemnización de daños será a cargo del causante.
CAPITULO 13
DE LA SERVIDUMBRE DE ACUEDUCTO
Artículo 113º Los que se aprovechan de las aguas de una acequia deben
construir y conservar los puentes necesarios para pasar a las heredades vecinas
de tal modo que el paso sea seguro y cómodo.
Deben igualmente construir y conservar los acueductos subterráneos los
puentes que sirven de canales y hacer todas las demás obras semejantes para
la continuación del riego o de la corriente sino hubiese convenio o posesión en
contrario.
Artículo 114º Se necesita autorización especial del gobierno para sacra canales
de los ríos o arroyos navegables o flotables debiendo entenderse concedida
aquella con sujeción a las leyes y reglamentos de la materia.
Artículo 120º Siempre que un terreno de regadío que antes recibía el agua por
un solo punto se divida por herencia, venta u otro título entre dos o más dueños
los de la parte superior quedan obligados a dar paso al agua como servidumbre
de acueducto para el riego de las inferiores, sin poder exigir por ello
indemnización a no haberse pactado otra cosa en la traslación de dominio. El
acueducto regadera se abrirán por donde designen peritos nombrados por las
partes y tercero en discordia, quienes procurarán conciliar el mejor
aprovechamiento del agua, con el menor perjuicio del predio sirviente.
Artículo 123º El dueño del terreno sobre que trate de imponerse la servidumbre
forzosa de acueducto podrá oponerse por alguna de las causas siguientes :
1º Por no ser el que la solicita dueño o concesionario del agua del terreno en
que intente utilizarlo.
2º Por poderse establecer sobre otros predios con iguales ventajas para el que
pretenda imponerla y menos inconvenientes para el que haya de sufrirla.
Artículo 133º En el caso 2º del artículo 110 se tendrá presente lo dispuesto por el
articulo 127 según se trate de servidumbre temporal o de servidumbre perpetua.
Artículo 137º En toda acequia o acueducto, el agua, el cauce, los cajeros y las
márgenes serán considerados como parte integrante de la heredad o edificio a
cuyo favor se ha constituido la servidumbre pero con las modificaciones
consiguientes según sea según sea la servidumbre permanente o por tiempo.
En consecuencia nadie podrá sino en los casos de los artículo anteriores
construir edificios, puentes ni acueductos sobre acequias o acueductos ajenos ni
desviar aguas ni aprovecharse de los productos de ellas ni de sus márgenes ni
utilizar la fuerza de la corriente, sin expreso consentimiento del dueño.
Tampoco podrán los dueños de predios que atravesase una acequia o
acueducto o por cuyos linderos corriese alegar derecho de posesión al
aprovechamiento de su cauce ni márgenes a no fundarse en títulos de propiedad
expresivos de tal derecho. Si por se la acequia de construcción inmemorial o por
otra causa, se fijará según el artículo 123 cuando no hubiese restos y vestigios
antiguos que la comprueben.
CAPITULO 14
DE LA SERVIDUMBRE DE ESTRIBO, DE PRESA, DE PARADA O PARTIDOR
Artículo 145º El que para dar riego a su heredad o mejorarla necesite construir
parada o dique en la acequia o regadera por donde se haya de recibirlo sin
merma a los demás regantes podrá exigir que los dueños de las márgenes
permitan su construcción previo abono de daños y perjuicios incluso los que
origine la nueva servidumbre.
Si los dueños de las márgenes se oponen el juez competente después de oírlos
y previo informe de la municipalidad o comisión auxiliar podrá conceder el
permiso o negarlo. De su resolución habrá apelación para el superior inmediato.
CAPITULO 15
DE LA SERVIDUMBRE DE ABREVADERO Y DE SACA DE AGUAS
Artículo 150º Los dueños de los predios sirvientes podrán variar la dirección de
la vía o senda destinada al uso de estas servidumbres pero no su anchura ni
entrada, y en todo caso sin que la variación perjudique al uso de la servidumbre.
CAPITULO 16
DE LA SERVIDUMBRE DE CAMINO DE SIRGA Y DEMAS INHERENTES A
LOS PREDIOS RIBEREÑOS
Artículo 151º Los predios contiguos a las riberas de los ríos navegables o
flotables, están sujetos a la servidumbre de camino de sirga. La anchura de este
será de un metro si se destinase a peatones, y de dos a las caballerías. Cuando
lo escarpado del terreno u otros obstáculos lo exijan, el camino de sirga se abrirá
por el punto más conveniente.
Artículo 157º Las ramas de los árboles que ofrezcan obstáculos a la navegación
o flotación y al camino de sirga serán cortados a conveniente altura.
Artículo 158º Los predios ribereños están sujetos a la servidumbre de que en
ellos se amarren o afiancen las maromas o cables necesarios para el
establecimiento de barcas de paso previa indemnización de daños y perjuicios.
Artículo 160º Si para precaver que las avenidas arrebaten las maderas
conducidas a flote por los ríos o arroyos fuese necesario extraerlas y
depositarlas en los predios ribereños, los dueños de éstos no podrán impedirlo y
solo tendrán derecho al abono de daños y perjuicios. A él quedarán
especialmente responsables las maderas, las cuales no se retirarán sin que sus
conductores hayan pagado o prestado fianza.
Artículo 161º También están sujetos los predios ribereños a consentir que se
depositen las mercancías descargadas y salvarlas en caso de avería, naufragio
u otra necesidad urgente quedando responsables las miasmas al abono de
daños y perjuicios en los términos del artículo anterior.
Artículo 162º Los dueños de las riberas de los ríos están obligados a permitir que
los pescadores tiendan y sequen en ellas sus redes y depositen temporalmente
el producto de la pesca, sin internarse en la finca, ni separarse más de tres
metros de la orilla del río
arroyo según el artículo 51 a menos que los accidentes del terreno exijan en
algún caso la concesión y fijación de mayor latitud. Donde no exista la
servidumbre del tránsito por las riberas para los aprovechamientos comunes de
las aguas, podrá el gobierno establecerlas, señalando su anchura previa
indemnización al dueño del terreno.
Artículo 163º Cuando los cauces de los ríos y arroyos o barrancos hayan de
desbrozarse y limpiarse de arena, piedras u otros objetos depositados por las
aguas, que obstruyendo o torciendo su curso, amenacen causar daño, se
someterán los predios ribereños a la servidumbre temporal y depósitos de las
materias extraídas abonándose previamente los daños y perjuicios o dándose la
oportuna fianza.
CAPITULO 17
DEL APROVECHAMIENTO DE LAS AGUAS PUBLICAS PARA EL SERVICIO
DOMESTICO, FABRIL Y AGRICOLA
Artículo 164º Mientras las aguas corran por sus cauces naturales y públicos o
sean de las que expresan los incisos 1º 2º y 3º del artículo 4º todos podrán usar
de ellas para beber, lavar ropa, vasijas y cualquier otra clase de objetos, bañarse
y abrevar o bañar caballerías y ganados con sujeción a los reglamentos y
ordenanzas de policía municipal.
CAPITULO 18
DEL APROVECHAMIENTO DE LAS AGUAS PUBLICAS PARA LA PESCA
Artículo 171º En los ríos y arroyos navegables no podrá ejercerse sin embargo,
ni aun por los mismos dueños de las riberas el derecho consignado en el artículo
anterior sin permiso de la municipalidad quién únicamente lo concederá cuando
no se embarace el curso de la navegación. En los flotables no será necesario el
permiso pero los dueños de las pesqueras estarán obligados a quitarlas y dejar
expedito el cauce siempre que a juicio de la autoridad puedan estorbar o
perturbar la flotación.
CAPITULO 19
DEL APROVECHAMIENTO DE LAS AGUAS PUBLICAS PARA LA
NAVEGACION Y FLOTACION
Artículo 174º El gobierno con audiencia de las municipalidades declarará los ríos
y los arroyos que en todo o en parte, deben considerarse como navegables o
flotables.
Artículo 176º Las obras para canalizar o hacer navegables o flotables los ríos o
arroyos que no lo sean naturalmente podrán ser ejecutadas por el Estado o por
empresas concesionarias. En este último caso las concesiones se sujetarán a
los trámites prescritos para los canales de navegación.
Artículo 177º Cuando para convertir un río o arroyo en navegable o flotable, por
medio de obras de arte haya que destruir fábricas, presas u otras obras
legítimamente construidas en sus cauces o riberas o privar del riego u otro
aprovechamiento a los que con buen derecho lo disfrutasen se procederá a la
expropiación forzosa e indemnización de los daños y perjuicios.
Artículo 184º Al cruzar los puentes u otras obras del Estado o del común de los
pueblos o de los particulares se ajustarán los patrones y conductores a las
prescripciones reglamentarias y ordenanzas municipales. Si causasen algún
deterioro, abonarán todos los gastos que produzca su reparación previa cuenta
justificada.
Artículo 185º Los daños y deterioros causados según los artículos anteriores en
las heredades, en los puentes o en otras obras de los ríos, arroyos o riberas se
apreciarán por peritos nombrados por las partes y tercero en discordia.
Artículo 187º Toda la madera que vaya a cargo de un mismo conductor será
responsable al pago de los daños o deterioros aun cuando perteneciese a
diferentes dueños y no solo fuese la causante. El dueño o dueños de la madera
que se embarque y venda en su caso podrá reclamar de los deterioros el
reintegro de la parte que a cada cual corresponda pagar a prorrata sin perjuicio
del derecho que a todos asista contra el conductor.
CAPITULO 20
DISPOSICIONES GENERALES SOBRE CONCESION DE
APROVECHAMIENTOS
Artículo 189º Es necesario autorización para el aprovechamiento de las aguas
públicas especialmente destinadas a empresas de interés público o privado
salvo los casos exceptuados en los artículos 11, 13, 220, 223, 230.
Artículo 190º Al que tuviese derechos declarados a las aguas públicas de un río
o de un arroyo y no lo hubiese ejercido o únicamente en parte, se le conservan
íntegros por el espacio de veinte años después de la promulgación del presente
reglamento.
Pasado este tiempo caducarán tales derechos a la parte de las aguas no
aprovechadas sin perjuicio de lo que se dispone en el siguiente artículo. En tal
caso es aplicable al aprovechamiento ulterior de las aguas lo dispuesto en los
artículos 5º, 11, 17 y 18.
De todos modos cuando se anuncie un proyecto de riego o de aplicación
industrial de las mismas aguas, tendrá el poseedor de aquellos derechos la
obligación de presentar su título en el término de un año, después del anuncio.
Si sus derechos reconociesen el origen de título oneroso, obtendrán en su caso
la correspondiente indemnización.
Artículo 197º Siempre que mediase subvención del Estado, las concesiones de
aprovechamiento de aguas, lo mismo que las de desecación y saneamiento, se
adjudicarán en pública subasta. En tal caso, si el remate no quedase a favor de
quién presentó los estudios y planos aprobados será reintegrado del valor de
ellos por el rematante, en virtud de tasación pericial anterior a la subasta.
No mediante subvención, serán preferidos para la concesión los proyectos de
más importancia y utilidad y en igualdad de circunstancias los que antes
hubiesen sido presentados.
En todo caso se fijará en la concesión el máximo canon que el concesionario
pudiera exigir a los regantes por cada metro cúbico de agua.
CAPITULO 21
DEL APROVECHAMIENTO DE LAS AGUAS PUBLICAS PARA EL
ABASTECIMIENTO DE POBLACIONES
Artículo 208º Unicamente el caudal normal de agua que disfrute una población
no llegase a 50 litros al día por cada habitante podrá concedérsele de las
destinadas a otros aprovechamientos la cantidad que falte para completar
aquella dotación.
CAPITULO 22
DEL APROVECHAMIENTO DE LAS AGUAS PUBLICAS PARA EL
ABSTECIMIENTO DE FERROCARRILES
Artículo 218º Con igual autorización y para el mismo objeto podrán las empresas
abrir galerías, pozos verticales o norias y perforar pozos artesanos en terrenos
públicos o fiscales y cuando fuesen de propiedad privada previo permiso del
dueño o de la autoridad en su caso, con lo demás que previenen los artículos 26
y siguientes.
CAPITULO 23
DEL APROVECHAMIENTO DE LAS AGUAS PUBLICAS PARA RIEGOS
Artículo 222º Los dueños de predios contiguos a vías públicas podrán recoger
las aguas pluviales que por ellas discurran y aprovecharlas en el riego de sus
predios sujetándose a las disposiciones que las autoridades administrativas para
la conservación de las mismas vías.
Artículo 223º Los dueños de los predios lindantes con cauces públicos de rieras,
ramblas o barrancas pueden aprovechar en su regadío las aguas pluviales que
por ellos discurran construyendo al efecto sin necesidad de autorización,
malecones de tierra y piedras sueltas o presas móviles o automóviles.
Artículo 229º Si estas obras fuesen declaradas de utilidad pública, podrán ser
expropiadas previa la correspondiente indemnización a los que tuviesen derecho
adquirido a aprovechar en su curso inferior las aguas pluviales o manantiales
discontinuas o continuas que hayan de ser detenidas y acopiadas en el
estanque. Si mediase concierto y avenencia podrán los interesados inferiores
aquietarse, adquiriendo el derecho a determinados riegos, con las aguas del
estanque.
Artículo 230º En los ríos y arroyos navegables, los ribereños podrán en sus
respectivas riberas establecer libremente norias bombas o cualquier otro artificio
destinado a extraer las aguas necesarias para el riego de sus propiedades
limítrofes siempre que no causen perjuicios a la navegación. En los demás ríos y
arroyos públicos será necesaria la autorización de la municipalidad.
Si en cualquiera de los casos del párrafo anterior hubiera de hacerse la
expropiación del agua, funcionando el vapor como fuerza motriz, la autorización
de la municipalidad recaerá sobre expediente instruido con publicación en los
periódicos y apreciación de oposiciones.
Artículo 239º No será necesario el aforo de las aguas estiales para hacer
concesiones de las invernales, primaveras y torrenciales que no estuviesen
estacional o accidentalmente aprovechadas en terrenos inferiores, siempre que
la derivación se establezca a la altura o nivel conveniente y se adopten las
precauciones necesarias para evitar perjuicios o abusos.
Artículo 240º Cuando corriendo las aguas públicas de un río o arroyo, en todo o
parte, por bajo de la superficie de su lecho, imperceptibles a la vista, se
construyan malecones o se empleen otros medios para elevar su nivel hasta
hacerlas aplicables a riegos u otros usos, este resultado se considerará para los
efectos del presente reglamento como un alumbramiento del agua convertida en
utilizable.
Artículo 243º Durante los diez primeros años, se computará a los terrenos
reducidos nuevamente a riego la misma renta imponible que tenían asignada en
el último amillaramiento y con arreglo a ella satisfarán las contribuciones e
impuestos.
Artículo 244º Será obligación de las empresas, conservar las obras en buen
estado durante el tiempo de la concesión. Si estas inutilizarán para el riego,
dejarán los dueños de satisfacer el canon establecido, mientras carezcan del
agua estipulada, y el gobierno fijará un plazo para la reconstrucción o
reparación. Transcurrido este plazo sin haber cumplido el concesionario, a no
mediar fuerza mayor, en cuyo caso prorrogársele, se declarará caducada la
concesión.
Los propietarios que rehusen el pago del canon estarán obligados a vender sus
tierras regables a la empresa concesionaria del canal o acequia por su valor en
secano, computado por la contribución, según amillaramiento y aumento del
50% al tenor del artículo 127º.
CAPITULO 24
DEL APROVECHAMIENTO DE LAS AGUAS PÚBLICAS PARA CANALES DE
NAVEGACION
Exceptúanse, según la regla general, los saltos de agua utilizados y los edificios
construidos para establecimientos industriales, que quedarán de propiedad y
libre disposición de los concesionarios.
Artículo 250º Al solicitarse de las cámaras legislativas, la ley para la concesión,
se acompañarán los documentos siguientes :
Artículo 252º Las empresas podrán en cualquier tiempo reducir los precios de las
tarifas, poniéndolo en conocimiento del gobierno. En este caso, los mismos que
en los del artículo anterior, se anunciará al público con un mes al menos de
anticipación, las alteraciones que se hicieren.
CAPITULO 25
DEL APROVECHAMIENTO DE LAS AGUAS PUBLICAS PARA BARCAS DE
PASO, PUENTES Y ESTABLECIMIENTOS INDUSTRIALES
Artículo 254º En los ríos y arroyos no navegables ni flotables, los dueños de
ambas riberas podrán establecer barcas de paso o puentes de madera
destinados al servicio público, previa la autorización de la municipalidad, quién
fijará las tarifas y condiciones necesarias para que su construcción, colocación y
servicio, ofrezcan a los transeúntes la debida seguridad, y sin perjuicio de la
servidumbre establecida por el artículo 4º inciso 3º.
Artículo 255º El que quiera establecer en los ríos o arroyos meramente flotables,
barcas de paso o puentes para poner en comunicación pública caminos rurales
o vecinales, solicitará la autorización de la municipalidad, expresando el punto
en que intente colocarlos, sus dimensiones, sistema y servicio, acompañando la
tarifa de pasaje. La municipalidad concederá la autorización el los términos
prescritos en el artículo anterior, cuidando además de que no se embarace el
servicio de la flotación.
Artículo 256º En los ríos y arroyos navegables, tan solo el gobierno podrá
conceder autorización a particulares para establecer barcas de paso o puentes
flotantes para uso público.
Art. 258º En los ríos y arroyos no navegables y flotables el que fuese dueño de
ambas riberas puede libremente establecer cualquier artificio, maquinarias o
industrias. Siendo solamente dueño de una ribera, no podrá plantear del medio
del cauce. En uno y otro caso, deberá plantear el establecimiento sin perjuicio de
los predios limítrofes, ni de los regadíos, ni de las industrias, inferiormente
situadas, ni del camino público que exista para el camino del agua, conforme el
Art. 4 inc. 3.
1. Ser solicitante dueño de la ribera donde deban amarrarse las barcas para el
proyectado establecimiento o haber obtenido permiso de quién lo sea.
2. No establecer obstáculo a la navegación o flotación.
Artículo 260º Siempre que la alteración de las corrientes, ocasionadas por los
establecimientos flotantes, produjese daño evidente a los ribereños o cuando lo
exigiese el tráfico de la navegación o flotación, podrá derogarse la concesión sin
derecho en el concesionario a indemnización alguna. Si por cualquier otra causa
de utilidad pública hubiese necesidad de suprimir los mecanismos de esta clase,
serán indemnizados sus dueños, con arreglo a la ley de expropiación forzosa
con tal que hubiesen sido establecidas legalmente y estuviesen en uso
constante. Se entenderá que no están en uso constante, cuando hubiesen
transcurrido dos años continuos sin tenerlos.
Artículo 261º Tanto en los ríos y arroyos navegables o flotables, como en los que
no lo sean, compete a la municipalidad la autorización para el establecimiento de
molinos u otros mecanismos industriales, en edificios construidos cerca de las
orillas a los cuales se conduzca por cacera el agua necesaria, que después se
reincorpore a la corriente del río o arroyo. Precederá la presentación del
proyecto completo de las obras, al que se dará publicidad, instruyéndose el
oportuno expediente, con citación de los dueños de las presas inmediatas
superiores e inferiores, en ningún caso se concederá esta autorización,
perjudicándose la navegación o flotación de los ríos y establecimientos
industriales existentes.
Artículo 265º Los mecanismos y los establecimientos industriales que dentro los
ríos y arroyos o en sus riberas aprovechen el agua como fuerza motriz estarán
exentos de contribución durante los diez primeros años.
CAPITULO 26
DEL APROVECHAMIENTO DE LAS AGUAS PUBLICAS PARA VIVEROS O
CRIADOS DE PECES
CAPITULO 27º
DE LA POLICIA DE LAS AGUAS
Artículo 271º La policía de los muelles en ríos, arroyos, lagos y puertos estará a
cargo de la capitanía respectiva y sus dependencias.
CAPITULO 28
DE LAS COMUNIDADES DE REGANTES Y SUS SINDICATOS
Artículo 275º Toda comunidad tendrá un sindicato elegido por ello y encargado
de la ejecución de los estatutos y de los acueductos de la misma comunidad.
Artículo 276º Las comunidades de regantes formarán los estatutos de riego, con
arreglo a las bases establecidas en este reglamento, sometiéndolos a la
aprobación del gobierno, quién no podrá negarla ni introducir variaciones, sin oír
sobre ello a la respectiva municipalidad y a la asociación rural.
Artículo 278º El número de los individuos del sindicato ordinario y su elección por
la comunidad de regantes se determinará en los estatutos, atendida la extensión
de los riegos, según las acequias que requieran especial cuidado y los pueblos
interesados en cada comunidad.
Artículo 279º Todos los gastos hechos por una comunidad, para la construcción
de pera o acequias o para su reparación, entretenimiento, limpia, serán
sufragados por los regantes en equitativa proporción.
Artículo 280º En los sindicatos habrá precisamente un vocal que represente las
fincas que por su situación o por el orden establecido, sean las últimas en recibir
el riego ;y cuando la comunidad se componga de varias colectividades, sean
agrícolas o fabriles, directamente interesadas en la buena administración de
unas aguas, tendrán todas en el sindicato su correspondiente representación,
proporcionada al derecho que respectivamente les asista al uso y
aprovechamiento de las mismas aguas. Del mismo modo cuando el
aprovechamiento haya solo concedido a una empresa particular, el
concesionario será vocal nato del sindicato.
Artículo 284º Juntas generales, a las cuales tendrán derecho de asistencia todos
los regantes de la comunidad y los industriales interesados, resolverán sobre los
asuntos arduos de interés común, que los sindicatos o alguno de los
concurrentes sometieren a su decisión.
CAPITULO 29
DE LOS JURADOS DE RIEGO
Artículo 288º Las penas que se señalen en los estatutos de riego, por
infraciiones o abusos en el aprovechamiento de las aguas obstrucción de alas
acequias o de sus boqueras u otros excesos consistirán únicamente en
indemnizaciones pecuniarias que se aplicarán al perjudicado y a los fondos de la
comunidad.
CAPITULO 30
DE LA COMPETENCIA DE JURISDICCION EN MATERIA DE AGUAS
Artículo 289º Compete a los jueces ordinarios, según la importancia del asunto,
con arreglo al código de procedimientos, conocer de los recurso contra las
providencias dictadas por la administración, en materia de aguas en los casos
siguientes :
1. Cuando por ellas se ataquen derechos adquiridos en virtud de disposiciones
emanadas de la misma administración.
2. Cuando se imponga a la propiedad particular una servidumbre forzosa o
alguna otra limitación o gravamen en los casos previstos por este reglamento.
3. En las cuestiones que se susciten sobre resarcimiento de daños y perjuicios
a consecuencia de las limitaciones y gravámenes de que habla el párrafo
anterior.
4. En los casos de expropiación, cuando no hubiese precedido al desahucio, la
indemnización correspondiente.
DISPOSICION FINAL