Actividad 2
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Actividad 2
Lee con atención el texto “patrimonio arquitectónico virreinal” y subraya los tipos de arquitectura y sus
características.
Arquitectura virreinal
El legado arquitectónico es amplio y variado en el territorio mexicano. Con un cierto conocimiento de los estilos
arquitectónicos podemos reconocerlos e identificar los grandes periodos en que fueron construidos, incluso
ahora, en las distintas localidades que conservan construcciones de la época. Podemos dividir los edificios
coloniales en dos tipos, los de orden religioso y orden civil. De orden religioso son las iglesias, los conventos,
colegios y seminarios. Es importante aclarar que era frecuente que la iglesia se ocupara de la educación, por eso
es que muchos colegios novohispanos fueron fundaciones eclesiásticas. Los edificios de orden civil se utilizaban
para el gobierno y vivienda. Fuera de las ciudades, encontramos las haciendas que servían para administrar la
producción agrícola y ganadera, así como algunas construcciones de carácter militar.
Es necesario mencionar que la construcción de edificios comenzó de manera inmediata, luego del triunfo de los
conquistadores. En la ciudad de México se aprovecharon, principalmente, materiales provenientes de los antiguos
templos prehispánicos. Arquitectura religiosa Los indígenas que trabajaban en las encomiendas también fueron
utilizados para la construcción de los primeros edificios religiosos. Cabe mencionar que durante los primeros años
había expertos en construcción. Por tanto, era común que algunos de estos edificios se derrumbaban. Sin
embargo, pronto comenzaron a llegar personas con conocimientos, incluso, entre los frailes como el agustino
Diego Chávez o los franciscanos Juan de Alameda, Martin de Valencia y Francisco de Tembleque, este último
participó en el diseño y construcción de un acueducto que corría de Zempoala a Otumba. Las primeras iglesias y
conventos que se edificaron fueron construcciones muy sólidas, reforzadas por contrafuertes. Los contrafuertes
son pilares o arcos puestos en la parte exterior de los muros para reforzarlos. Contiguas a las sólidas iglesias que
se construyeron en el siglo XVI se encuentran los conventos, es decir, los lugares donde vivían frailes. La
disposición de esos edificios suele ser cuadrangular o a veces de dos plantas. En cada caso se encuentran las
celdas o habitaciones de los frailes, así como comedor o refectorio y la cocina y al centro un patio interior. Esta
disposición se constituye, en buena medida, por un espacio cerrado también conocido como claustro. Los muros
de los conventos y las techumbres de las iglesias solían estar rematados por almenas, que son salientes
rectangulares en forma de prima, que se colocan a lo largo de las paredes de la construcción. Por todas estas
características, a ese tipo de construcción se les ha llamado “convento-fortaleza” pues dan la impresión de tener
un sentido defensivo. Para reconocer una iglesia y convento del siglo XVI es importante ver la fachada de la iglesia
o la que enmarca las puertas de acceso. Las portadas de las iglesias más antiguas suelen tener un estilo
“renacentista” o “plateresco”, llamado así porque los adornos labrados semejan al trabajo que hacían los plateros
de la época. La portada de la iglesia de Acolman suele considerarse uno de los mejores ejemplos de este tipo. Por
último, para identificar una iglesia característica del siglo XVI tenemos considerar dos elementos más, la “capilla
abierta” y el “atrio”. La capilla abierta suele ser un espacio enmarcado por arcos donde el sacerdote oficiaba la
misa a los indígenas. El atrio es el espacio exterior de la iglesia, donde los indígenas escuchaban misa. Los artistas
indígenas también hicieron aportes significativos a la arquitectura religiosa, pues sus comunidades estaban
obligadas a participar en las construcciones de los edificios religiosos por medio del trabajo colectivo o “tequio”.
Fue así que imprimieron algunos símbolos mesoamericanos, ejemplo de ello son la cruz atrial del convento de
Huaquechula en Puebla o las pinturas de la iglesia de Ixmiquilpan en Hidalgo y Malinalco en el Estado de México.
El barroco Otro estilo arquitectónico característico del periodo colonial es el Barroco. Este llegó a Nueva España
en el siglo XVII y permaneció durante el XVIII. Se caracterizó por la exuberancia de sus adornos, los cuales pueden
observarse en numerosas iglesias, tanto en portadas como en retablos. En ellos podemos apreciar numerosos
adornos como querubines, ángeles, santos, follajes, hojas de parra, flores como rosas y azucenas, conchas,
marcos mixtilíneos, roleos o volutas, que son figuras en forma de espiral o caracol. Ejemplos del barroco
novohispano son la catedral de Zacatecas, la iglesia de Santa Prisca en Taxco o el templo San Francisco Javier en
Tepoztlán. Para reconocer el Barroco es muy importante prestar atención a las columnas de fachadas y retablos.
Estas suelen componerse de tres partes: basa o base, que es la parte inferior; fuste, que es la parte más larga; y el
capitel, que es el remate superior. En el siglo XVII las columnas apenas se adornaban. El fuste solo estaba
decorado por líneas o estrías rectas, por ejemplo, el cuerpo inferior de la catedral de México. Del siglo XVII
también es la modalidad de utilizar azulejo de talavera para decorar fachadas, por ejemplo, la iglesia de San
Marcos en Puebla. En el siglo XVII y principios del XVIII aparecen las columnas en forma de hélice, también
conocidas como salomónicas. Podemos ver un buen ejemplo de este tipo de columnas en la portada de la
catedral de Zacatecas. Es posible distinguir el Barroco del siglo XVIII porque las columnas de fachadas y retablos
parecen adquirir un movimiento ondulante o en zigzag, como en la iglesia de San Bernardo, en la Ciudad de
México. De esta época también son características las columnas estípites. Estas suelen dividirse en cuatro partes:
base, estípite, cubo y capitel. Por ejemplo, el estípite es una parte del fuste que tiene forma de pirámide invertida
y trunca. En el siglo XVIII las formas del barroco se exageraron todavía más dando lugar al estilo llamado
“churrigueresco”, en honor a Benito de Churriguera, el arquitecto español que presentó la pilastra estípite. Una
de sus primeras creaciones fue el retablo de la capilla del sagrario en la catedral de Segovia, en 1689. Años
después, su obra se consolidaría con el retablo de la iglesia del convento de San Esteban, en Salamanca, en 1692.
Si bien, el estilo ornamentado de sus obras sería criticado se convirtió en un estilo popular, que se difundió en
América Latina. Arquitectura civil El estilo arquitectónico predominante en la última parte del periodo colonial es
el neoclásico. Se trata de un estilo que recupera los modelos sobrios y rectos de la antigüedad clásica. Muchas
iglesias añadieron remates triangulares o curvos a sus fachadas y, en los interiores, enmarcaron numerosos
cuadros o retablos, como ocurrió en el altar principal de la catedral de Puebla. Pero los ejemplos más
significativos del neoclásico provienen de la arquitectura civil. En la ciudad de México podemos mencionar el
palacio de la minería y el museo de San Carlos, antiguo palacio de Buenavista. En Guadalajara se encuentra el
hospicio Cabañas. Los tres edificios fueron planeados por el arquitecto español Manuel Tolsá, quien fungió
también como director de la academia de San Carlos. Este escultor y arquitecto español, que desarrolló su estilo
en México, construyó la cúpula y la fachada de la catedral de México y el palacio de Minería. Entre sus esculturas
más sobresalientes se encuentran la estatua ecuestre de Carlos IV, conocida popularmente como el caballito.
Dentro del patrimonio arquitectónico se encuentran otros edificios de uso civil. Destacan, entre ellos, las casas de
peninsulares y criollos, las cuales se organizaban con patios centrales y hermosas fachadas, como la casa de los
condes del valle de Orizaba, conocida actualmente como la casa de los azulejos y la casa de los condes de San
Mateo Valparaíso y marqueses de Jaral de Berrio, conocida en nuestros días como palacio de Iturbide, cuya
fachada barroca combina el tezontle y la cantera. Si bien, los primeros edificios construidos por españoles se
parecían más a una fortaleza amurallada, posteriormente, los criollos construyeron esas habitaciones y diseñaron
fachadas ricamente adornadas con arcos. Esta arquitectura civil se aprecia en algunas casas, calles y rincones de
las ciudades coloniales de nuestro país y son parte del patrimonio arquitectónico, como las calles de Tlacotalpan
en la ciudad de Veracruz. Fuera de las ciudades, uno de los mejores ejemplos del patrimonio arquitectónico de
México, en cuanto a arquitectura civil, son los numerosos edificios principales de las haciendas coloniales que
podemos encontrar a lo largo del país. Hacia el golfo de México, tenemos algunos ejemplos de arquitectura
militar, como el fuerte de San Juan de Ulúa en Veracruz o la muralla de Campeche. La construcción de estas
fortalezas tenía como función principal defender los puertos del constante ataque de piratas y corsarios.
Resguardados por buques que funcionaban como plataformas flotantes, los militares intentaban, sin éxito, evitar
que los piratas saquearan los galeones mercantes. Con el paso del tiempo, los fuertes funcionaron como cárceles
y centros de detención. ACTIVIDAD 3. Tipos de arquitectura virreinal Con la información subrayada, elabora un
esquema en el que expliques los edificios de orden civil y orden religioso
VIRREINATO DE LA NUEVA ESPAÑA
1. ¿Qué es el patrimonio?