Atanor Encendido

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EL ATANOR ENCENDIDO

ANTOLOGÍA DE CÁBALA, ALQUIMIA, GNOSTICISMO


ANGELINA MUÑIZ-HUBERMAN Y MIRIAM HUBERMAN MUÑIZ

SABERES OCULTOS
Ernesto Priani Saisó

“Estamos solos frente a la turba de la sinrazón”, escribe Claudia Posa-


das en Liber Scivias, el último texto que compone la antología El atanor
encendido de Angelina Muñiz-Huberman y Miriam Huberman Muñiz.
El verso, escrito por una poeta mexicana en el siglo XXI, busca ex-
presar el destino de las comunidades albigenses del siglo XIII. Los al-
bigenses, hoy sobre todo conocidos como cátaros, fueron un movi-
miento religioso cuyas creencias en el enfrentamiento entre dos fuerzas
divinas y poderosas resultaban contrarias a los dogmas de la fe cató-
lica. Sufrieron por ello acusaciones terribles y crueles persecuciones
hasta su desaparición en 1244.
UNAM, Ciudad de La soledad frente a la sinrazón a la que alude el verso es la soledad
México, 2019 frente a la incomprensión, la violencia, la exclusión y el exterminio de
los que fueron objeto los cátaros, de manera combinada por el poder
eclesial y el terrenal.
La historia de los saberes que llamamos ocultos, como la cábala, el
hermetismo, el gnosticismo y la alquimia, está ligada en Occidente a
episodios semejantes. Son ocultos no sólo por el hecho de considerar
que se trataba de conocimientos reservados sólo para unos cuantos
doctos sino también por el riesgo que implicaba su aprendizaje y su
práctica en un entorno siempre hostil hacia ellos.
Sin embargo, ni las más crueles persecuciones ni el implacable paso
del tiempo los han silenciado. El atanor encendido es una de las prue-
bas más recientes de su rica supervivencia. En un lugar tan alejado
de la fuente de esos saberes y, al mismo tiempo, tan paradójicamente
cercano a ellos, aquí en México, encontraron también espacio y refu-
gio: aparece en nuestros días esta antología que se propone reunir
textos sobre la cábala, la alquimia y la gnosis hecha al mismo tiempo
con mucho rigor y una enorme libertad.
Angelina Muñiz-Huberman y Miriam Huberman Muñiz combinan
el estudio académico de estas tradiciones con la frescura de quien se
acerca a éstas por curiosidad. Para ellas se trata de “tres formas de
pensamiento ajenas a las reglas impuestas por los dogmatismos que

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abren nuevas perspectivas para interpretar los misterios del hombre
y del mundo que habita”.
A partir de esta visión generosa sobre los pensamientos hetero-
doxos, la antología ofrece una selección de narraciones y poemas que
incluye no sólo fragmentos de las fuentes fundadoras de las tradicio-
nes en la Antigüedad y el Renacimiento sino glosas y poemas contem-
poráneos que recogen temas, símbolos así como preocupaciones de
esas corrientes y que representan una recepción de la escritura, la sim-
bología y, en general, la imaginación de estas heterodoxias muchos
siglos después de haber sido silenciadas.
El libro, dividido en cuatro secciones, agrupa en la primera la mís-
tica judía. Entre las obras elegidas sobre la cábala encontramos una
selección del Séfer ha-Zóhar, quizá la más conocida, junto con otros
textos místicos judíos de igual importancia como el Séfer Yetsirá o
Séfer ha-Bahir. Entre las glosas se incluye un abanico más amplio de
autores que van desde Jorge Luis Borges, por supuesto, hasta autoras
mexicanas como Esther Seligson y Jenny Asse que continúan explo-
rando el pensamiento cabalístico. La decisión de incluir a estas últi-
mas y a otros autores mexicanos contemporáneos en cada sección le
otorga, a mi parecer, un rasgo tan singular como rico a la antología,
pues la presencia de éstos, que pertenecen a nuestro entorno más in-
mediato, nos hace saber que la mística judía, como también la cábala
y el gnosticismo, no son ajenos ni lejanos a nuestra cultura.
Tres autores tan dispares como el médico y filósofo renacentista
Enrique Cornelio Agripa, el poeta romántico Gérard de Nerval y el tan
extraordinario como excéntrico poeta español Juan Eduardo Cirlot
quedan reunidos en la segunda parte de la antología que, siguiendo
una de las inquietudes de Angelina Muñiz-Huberman, explora las co-
nexiones entre la cábala y la alquimia, un terreno rico que en ocasio-
nes se da por sentado pero cuya revisión ayuda a comprender los in-
tercambios que se producen a lo largo de la historia de estos saberes.
La alquimia constituye de alguna forma el centro de la antología, no
sólo por el número de los textos que reúne sino por que resulta el lugar
de encuentro para los tres saberes. “La experiencia alquímica —escri-
ben a propósito— se analoga con la experiencia mística, por lo que ob-
tener la piedra filosofal es alcanzar el conocimiento de la divinidad.” Con
esa idea, y a pesar de que la alquimia es sobre todo una práctica altome-
dieval y renacentista, se traza un hilo conductor que lleva de la doctrina,
emanada de las obras atribuidas a Hermes Trismegisto entre los siglos
II y IV de nuestra era, como la Tabla esmeralda o La llave, pasando por

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obras literarias medievales, textos
de Paracelso y Newton, hasta Canto
a un dios mineral de Jorge Cuesta y
Salamandra de Octavio Paz.
La recopilación sirve para iden-
tificar puntos de encuentro, imáge-
nes compartidas, ideas semejantes
entre las reflexiones alquímicas re-
unidas, y es también el camino
para transitar hacia el último de los
saberes ocultos, la gnosis, que es
por mucho el más radical y extre-
mo de todos.
Los movimientos gnósticos flo-
recieron en los primeros siglos de
nuestra era en una extensa zona
mediterránea donde el contacto en-
tre culturas norafricanas, orienta-
les y occidentales propició la apari-
ción de una multitud de pequeños
Sofía Cruz Rocha, Salmon Inner Sun, 2019. Fotografía de grupos religiosos con poco contacto
Paulina Campos. Cortesía de la Galería Enrique Guerrero
entre sí, que exploraron diversas
formas de comprender y relacionar-
se con la divinidad. Entre ellas encontramos doctrinas dualistas extre-
mas como el setianismo, moderadas como los valentinianos y no dualis-
tas como el hermetismo, que fueron declaradas heréticas por san Irineo.
De éstas se eligieron ejemplos de fuentes antiguas, como el setiano
el Apocalipsis de Adán y el recién descubierto Evangelio de Judas que
entran en diálogo con sus expresiones cátaras y con autores como
William Blake y contemporáneos como Amos Oz y Claudia Posadas.
A diferencia de la cábala y la alquimia, que privilegian la indaga-
ción para el conocimiento. Por ejemplo, el Zohar:

Rabí Yudai dijo: “¿Qué significa bereshit? Con sabiduría: la sabiduría sobre
la que el mundo se sostiene, con la que penetra en los más recónditos y
elevados misterios.

Las gnosis comprenden el conocimiento como una liberación de la


profunda maldad que constituye el mundo y su temporalidad. Del
Apocalipsis de Adán:

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Tras aquellos días el conocimiento eterno del dios verdadero permaneció
lejos de mí y de tu madre Eva. A partir de aquel momento aprendimos,
como hombres, las obras muertas.

El atanor encendido es una invitación a conocer y explorar los caminos


de los extremos de la sabiduría esotérica. Siempre a partir de una mira-
da literaria, la antología ilumina los textos oscuros, en un momento en
el que sus enseñanzas adquieren nuevos significados en un mundo, el
nuestro, que por momentos parece precipitarse hacia la sinrazón.

VIDA AMERICANA
WHITNEY MUSEUM OF AMERICAN ART

MURALISMO MEXICANO, QUIEBRE HISTORIOGRÁFICO EN EU


Edgar Alejandro Hernández

En 1933 Alfred H. Barr, director fundador del Modern Art Museum


(MoMA) de Nueva York, creó una serie de diagramas que perfilarían
de forma muy sintética la genealogía que daría las bases para la co-
lección permanente del recinto creado en 1929. El primer esquema,
que se volvería un icono de la historia del arte, delineaba la imagen de
un torpedo que tenía como propulsor a los principales artistas de las
vanguardias europeas y en la punta la pintura mexicana y estadou-
nidense, junto a la llamada Escuela de París y al resto de Europa. En
1941 Barr reelaboraría dicha imagen y en un nuevo torpedo colocaría
en la vanguardia únicamente el arte de Estados Unidos y México,
dejando a la saga todo el arte europeo.
El modelo de Barr era categórico porque en la primera mitad del
siglo XX estaba totalmente reconocida la enorme influencia que ha-
bía tenido el arte mexicano en Estados Unidos, principalmente los
muralistas Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente
Orozco, quienes no sólo fueron coleccionados por los grandes mece-
nas estadounidenses (como Abby Aldrich Rockefeller o Gertrude
Vanderbilt Whitney), sino que lograron realizar comisiones para
pintar murales realistas y de corte social en ambas costas de la
Unión Americana.

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