Doc. 15 Proceso Plani. y Presupuesto Púb.2024
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RESUMEN
El presente artículo trata a cerca de la importancia e impacto que tiene el presupuesto público
en la economía, desarrollo y en el nivel de vida de los habitantes de cualquier país, muestra una
parte esencial de la política económica; ya que da pauta a las prioridades y objetivos del
gobierno a través de los montos asignados a sus ingresos y a sus egresos. El proceso de
planificación presupuestación es una herramienta fundamental para que el gobierno formule,
discuta, apruebe, ejecute, controle y evalúe los resultados de la estructura de la clasificación del
gasto público en cada uno de los rubros de tal manera que se refleje en un crecimiento y
desarrollo a nivel macro y microeconómico.
INTRODUCCIÓN
El principal objetivo del artículo es facilitar la comprensión y el análisis del presupuesto público,
a través de la revisión de aspectos sustanciales del gasto público, el proceso presupuestario,
los sistemas presupuestales más comunes y la importancia del presupuesto.
Se enuncia el presupuesto público como un plan de acción de gran importancia porque refleja
una parte fundamental de la política económica. El presupuesto se establece para un período
determinado, generalmente de un año, y muestra las prioridades y los objetivos del gobierno a
través de los montos destinados a sus ingresos y sus gastos. El presupuesto muestra la forma
de cómo el gobierno extrae recursos a la sociedad, y cómo los redistribuye. En ambos ejercicios,
la extracción y la distribución, el gobierno revela sus verdaderas preferencias y prioridades.
Se analiza la estructura del gasto público, cómo se realiza a través de las clasificaciones
presupuestarias, que son enfoques o formas de abordar la cuestión. Estas clasificaciones tienen
un uso determinado para los diferentes análisis que se quieran realizar y varían según los
criterios de gasto. Para finalizar con la conclusión de que el proceso de presupuestación es
prioritario para coordinar los planes de desarrollo y la importancia de las claves presupuestarias
en el ámbito público.
DESARROLLO
La planificación y el presupuesto gubernamental, partiendo de una racionalidad, obedecen a las
siguientes causas que tienen un carácter político, económico y social; esencial para el
crecimiento y desarrollo de cualquier país:
1. El presupuesto está compuesto por recursos que se extraen a la sociedad y representa
cargas fiscales en grupos sociales. Se relaciona con el poder del estado de meter la
mano en los bolsillos y decidir sobre su asignación.
2. En esa decisión sobre la distribución, el presupuesto revela las prioridades del gobierno
y permite evaluarlo a través del análisis de impactos, así como de la revisión-auditoría.
3. El presupuesto tiene un peso macroeconómico muy evidente en el crecimiento, el
empleo, la inflación, y la estabilidad. Las políticas de ingreso y de asignación del gasto
público son elementos clave de la política económica: tienen impactos definitivos en el
crecimiento de la economía y en el desarrollo social; son además impactos de largo
alcance. Con particular fuerza en países en vías de desarrollo como México, el
presupuesto público estimula la acumulación de capital físico y la inversión en capital
humano. Por ejemplo, políticas tributarias y políticas de gasto son instrumentos
fundamentales para paliar la insuficiencia en el ahorro interno, absorber el costo de la
deuda (interna y externa), contener el alza de precios, mantener la estabilidad
macroeconómica y redistribuir el ingreso, a través de la reasignación de recursos y
esfuerzos hacia programas sociales –educación, mejora en los servicios de salud,
disminución de los grados de pobreza, provisión de seguridad pública, creación de
infraestructura, desarrollo regional, alientos a producción, etc.-., y la inversión en capital
físico y humano, motor del desarrollo. En contrasentido, pero con mayor facilidad,
políticas de ingreso y egresos erróneas pueden impactar negativamente a la sociedad.
De acuerdo con la CEPAL, el diseño institucional en el campo fiscal debe responder a
tres objetivos. El primero se refiere a la necesidad ineludible de que los niveles de
ingresos y gastos sean conducentes al equilibrio macroeconómico y el crecimiento; el
segundo, al que se refiere prioritariamente este trabajo, supone la capacidad de
garantizar que el uso de los recursos públicos se corresponda con los planes y
prioridades de gobierno que surgen del proceso democrático; y el tercero demanda el
uso eficiente de esos recursos. Es en este contexto donde se percibe el contrasentido
de concentrar toda responsabilidad fiscal en los ministerios de hacienda. En efecto, “el
otorgar esta función al Ministerio de Hacienda, es decir al organismo que por definición
tiene como propósito fundamental el cumplimiento del primero de los objetivos
señalados, puede conducir a que el segundo pierda prioridad” (CEPAL, 1998, p. 42).
4. El presupuesto tiene un evidente impacto en la economía y el desarrollo en su conjunto,
pero también lo tiene en la vida de los habitantes del país. El presupuesto tiene un peso
microeconómico (distribución del ingreso, educación, servicios, oportunidades), con la
asignación de recursos para prestar servicios que demanda la sociedad. En contextos
democráticos, esas políticas se someten a escrutinio, evaluación y debate públicos.
Sabemos que el mercado favorece la generación y distribución de la riqueza, pero que
al mismo tiempo ese reparto de los beneficios acaba siendo desigual. La democracia,
basada en el principio de la igualdad política, “puede paliar esas desigualdades a través
de la política fiscal acordada en los órganos de representación popular y garantizar así
un piso mínimo de bienestar para el conjunto de los ciudadanos. Todo estado
democrático desarrollado tiene la necesidad de imponer gravámenes para financiar
gasto social, y procura así alcanzar un delicado equilibrio entre esa recolección de
impuesto y ese gasto, y el estímulo a la inversión tanto en bienes públicos como en los
que provienen de los agentes privados” (Elizondo 1998). Las políticas de ingresos y de
gasto públicos están en el centro de esas dos tensiones (piso mínimo de bienestar –
gasto social- e inversión privada –crecimiento económico-), y el presupuesto en un
enfoque integral (que incluye ingresos y gastos), tiene un papel clave en la
determinación del tipo de desarrollo que adopte un país.
5. Otro factor que le da gran importancia al presupuesto es el hecho de que es la sustancia
del funcionamiento gubernamental, de los programas: representa los recursos del
estado. El estado, para funcionar (poder ejecutivo, legislativo, judicial), para cumplir con
sus funciones básicas (provisión de bienes públicos) y constitucionales, requiere de
recursos. Cualquier acción gubernamental, requiere de un aparato administrativo que
necesita recursos públicos. Estos se generan a través de las funciones estatales de
levantar impuestos, producir algunos bienes, prestar algunos servicios, emitir y contratar
deuda pública.
6. Finalmente, pero no menos importante, el presupuesto tiene una fuerte relación con la
política (impacto político) y con el poder. La acción gubernamental tiene un impacto
determinante en la estructura política: la consolida, la erosiona, siempre la modifica. Las
acciones gubernamentales debilitan o favorecen a grupos, regiones, sectores
económicos, sociales, geográficos. Desde esta perspectiva, el presupuesto es parte
clave de la Política, pues asigna recursos.
Como bien dice Humberto Petrei “el presupuesto es un punto de reunión de fuerzas de la
sociedad” (Petrei, 1997, p. 13) y, en esa medida, no es un instrumento meramente técnico sino
político, y estrechamente relacionado con el conjunto de las acciones que definen la política
económica y la política en general, en la medida en que se éstas reflejan en la asignación de
los recursos públicos. Esto no quiere decir que, para la definición y el manejo de la política
presupuestaria, pueda prescindirse de la técnica, pero sí demanda que la técnica esté en
función de la política, sin pretender sustituirla.
La idea de que las políticas y los programas públicos deben enmarcarse en una visión de
conjunto y una estrategia de largo plazo que les den sentido y coherencia. En consecuencia,
han ido ganando cuerpo los esfuerzos por reconstituir la programación presupuestaria como
algo que va más allá de la buena técnica y, en especial, más allá de la política fiscal y que, por
tanto, requiere un esfuerzo a nivel del gabinete en su conjunto, y no sólo la negociación —o
conflicto— bilateral de cada ministro con su colega de Hacienda o Finanzas. (Garnier, 2006)
Para poder cumplir con dichos preceptos es necesario que los responsables de ejercer tan
importante actividad, conozcan, analicen y aplique adecuadamente cada una de las técnicas
que se mencionan a continuación.
1. CONCEPTO DE PLANIFICACIÓN
La idea central de la planificación es la racionalidad; es necesario elegir racionalmente qué
alternativas son mejores para la realización de los valores finales que sustenten dichos
hombres, familias, gobiernos o empresas. Planificar implica, entonces reducir el número de
alternativas que se presentan a la acción a unas pocas compatibles con los medios disponibles.
Se ha definido la programación como la selección cuidadosa de fines y medios apropiados para
alcanzarlos.
El proceso de programación se define por las acciones de coordinar, prever, anticiparse al
futuro, determinar una conducta a seguir. (Marther 2005).
“Planificar es, en consecuencia, un proceso en virtud del cual la actitud racional que ya se ha
adoptado, se transforma en actividad: se coordinan objetivos, se prevén hechos, se proyectan
tendencias. (Marther 2005).
“Programar es una disciplina intelectual de ordenamiento racional de recursos escasos tras
objetivos precisos; implica, además del diagnóstico, la tarea de pronosticar el futuro. Es un
proceso de asimilación y sustanciación de un enorme caudal de información que permitan
apreciar todos los cauces posibles de acción, luego de una evaluación científica de las ventajas
e inconvenientes de cada una de ellas. (Marther 2005).
Si se atiende al resultado de la programación, planificar es la actividad de hacer planes de
acción para el futuro. Es la fijación concreta de metas a la conducta dentro de un plazo
determinado y la asignación precisa de medios en función de aquellos objetivos. Planificar
implica, en consecuencia, dar forma orgánica a un conjunto de decisiones, integradas y
compatibles entre sí, que guiarán la actividad de una empresa, de un gobierno o de una familia.
Programar es hacer planes, programas, proyectos, es fijar metas cuantitativas a la actividad,
destinar los recursos humanos y materiales necesarios, definir los métodos de trabajo a
emplear, fijar la cantidad y calidad de los resultados y determinar la localización espacial de las
obras y actividades; significa valerse de un método racional para fijar metas a alcanzar, en
función de los recursos disponibles. Significa la adopción de normas o decisiones previas a la
acción en sustitución de una conducta de improvisación a los acontecimientos que se suscitan.
(Marther 2005).
2. PRINCIPIOS DE LA PLANIFICACIÓN
El primer principio es el de racionalidad. La programación se basa en la idea primera de
seleccionar alternativas de acción en forma inteligente. La variedad de posibilidades de
actuar debe ser sopesada en sus ventajas a inconvenientes y reducida, a través del
conocimiento científico y del razonamiento sistemático, a una conducta final coherente que
permita el aprovechamiento máximo de los recursos.
El segundo principio es el de la previsión. La programación es previsión del futuro. Los
programas y planes tienen por objeto guiar la conducta hacia delante. En función de este
principio, se fijan plazos definidos para la ejecución de las acciones que se planifican.
El tercer principio es el de la universalidad. En virtud de este principio, la programación debe
abarcar las diferentes fases o etapas del proceso económico, social, y administrativo y prever
las consecuencias que producirá su aplicación.
El cuarto principio es el de la unidad. Como consecuencia del principio anterior, se desprende
la necesidad de que los planes tengan unidad, es decir, que estén integrados entre sí y formen
un solo todo orgánico y compatible. Este principio de la unidad está estrechamente ligado al
concepto de coordinación. Ella debe surgir como efecto de la debida integración de los
programas sectoriales en el programa global y dar como consecuencia un proceso de ejecución
que impida el malgasto de recursos en acciones duplicadas o no deliberadamente ajustadas.
El quinto principio es el de continuidad. La programación no tiene fin en el tiempo; en efecto,
mientras subsistan las empresas, el Estado y las familias, se deberán hacer cosas; por ello
pueden variar los objetivos de los planes, el énfasis de la acción, los plazos fijados, pero la
necesidad de obtener el máximo rendimiento de los recursos no desaparecerá.
El sexto principio es el de la inherencia. La programación es necesaria en cualquier organización
humana; es inherente a la administración. El Estado o la empresa privada deben planificar la
forma de alcanzar sus objetivos. La administración del Estado, como la administración de una
empresa, no se hacen independientemente de ciertas metas mediatas o inmediatas.
3. PROCESO DE PLANIFICACIÓN
Tanto la política como la programación se gestan en procesos. La primera, a través del sistema
político, genera las decisiones gubernamentales; opinión pública, partidos políticos, parlamento
y ejecutivos son los principales mecanismos a través de los cuales se van produciendo las
decisiones. La programación se gesta dentro del ejecutivo a través de las etapas de formulación
de programas; de su discusión y aprobación, de su ejecución y de su evaluación y control.
La programación se efectúa dentro de un proceso que abarca las siguientes etapas principales:
• Formulación
• Discusión y aprobación
• Ejecución
• Control y Evaluación de los resultados.