Sistemas Circulatorio y Respiratorio

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TEMA 53

Anatomía y fisiología de los sistemas circulatorio y respiratorio humano. Hábitos saludables.


Principales enfermedades.

“La mejor y más eficiente farmacia está dentro de tu propio sistema”- Robert C. Peale

Durante siglos, la incapacidad de ver el interior de los cuerpos vivos obstaculizaba la


comprensión del funcionamiento de los órganos internos. Actualmente, gracias al avance de la
ciencia y la tecnología, hemos sabido dar respuesta a la mayoría de cuestiones desconocidas
desde hace siglos, y sabemos que los sistemas circulatorio y respiratorio trabajan
conjuntamente para mantener la homeostasis o equilibrio interno del cuerpo. En definitiva,
conocer el funcionamiento de estos aparatos es fundamental para la comprensión de nuestro
propio cuerpo, y así poder cuidarlo mediante unos buenos hábitos. Esto nos hace
cuestionarnos preguntas como: ¿Por qué necesitamos los sistemas circulatorio y respiratorio?
¿Qué relación hay entre estos sistemas y la salud? Y sobre todo, ¿cómo podemos mantenernos
sanos y evitar enfermedades que nos afecten?

El contenido de este tema es tratado en varios niveles académicos, especialmente definidos


para el Bloque 2 (Cuerpo humano y hábitos saludables), de 1er ciclo de ESO y el Bloque C
(Anatomía y fisiología humanas) de 1º de Bachillerato (asignatura ‘’Biología Humana y Salud’’).
Todos estos corresponden a los saberes básicos de la actual normativa educativa LOMLOE
según se disponen en el DOGV. Con el objetivo de responder a los interrogantes planteados,
presentamos el guión que a continuación desarrollaremos.

ÍNDICE

1. Introducción
2. Anatomía y fisiología del sistema circulatorio
2.1 Aparato cardiovascular
2.2 El sistema linfático
3. Anatomía y fisiología del sistema respiratorio
4. Hábitos saludables
5. Principales enfermedades
6. Conclusión
7. Bibliografía

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1. Introducción

La nutrición es el conjunto de procesos que permiten a nuestro cuerpo utilizar e incorporar en


nuestras propias estructuras los nutrientes obtenidos a partir de los alimentos y excretar los
desechos metabólicos generados. Para ello intervienen el aparato digestivo, respiratorio,
circulatorio y urinario. De todos estos, nos centraremos en el circulatorio y en el respiratorio.

El sistema respiratorio tiene como misión fundamental permitir el intercambio de gases entre
la sangre y el medio exterior. Todas las células de nuestro organismo obtienen la energía que
precisan a partir de la degradación química de los alimentos, proceso conocido como
respiración celular. Los alimentos, así como el oxígeno que precisan y el dióxido de carbono
resultante de ese proceso, son transportados por la sangre, gracias al sistema circulatorio o
cardiovascular. El sistema circulatorio comprende dos sistemas de transporte; el aparato
circulatorio sanguíneo, encargado de transportar la sangre, y el sistema linfático, que canaliza
la linfa.

Sin embargo, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo, pueden verse afectados por una
serie de enfermedades, por lo que es necesario adquirir unos hábitos saludables y así poder
reducir al máximo las probabilidades de sufrir dichas patologías. Así, a lo largo de este tema
veremos en detalle todos estos aspectos.

2. Anatomía y fisiología del sistema circulatorio

El sistema circulatorio surge en organismos grandes, en los que la difusión no es suficiente para
llegar a todas sus células. Constituye la vía de transporte interna y colabora activamente en la
comunicación y la coordinación (junto con el
sistema nervioso y el sistema endocrino) en los
vertebrados. No sólo interviene en el transporte de
gases y nutrientes, sino también en el de hormonas
y productos de desecho, así como en la regulación
de la temperatura corporal.

Está formado por dos sistemas diferentes


relacionados entre sí: el sistema circulatorio
cardiovascular, por el que circula la sangre, y el
sistema linfático, por donde circula la linfa.

2.1 Aparato cardiovascular


A continuación, explicaremos las diferentes estructuras que conforman el sistema
cardiovascular:

➔ Corazón

Es el encargado de bombear la sangre a través de los vasos sanguíneos al resto del cuerpo. Está
situado debajo del esternón, entre los dos pulmones, y es un órgano relativamente pequeño,
del tamaño de un puño cerrado. Se encuentra dentro de la cavidad pericárdica formada por
tejido conjuntivo dando lugar al pericardio.

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La pared del corazón está formada por músculo cardíaco (músculo estriado pero involuntario),
que posee una estructura denominada discos intercalares que transmiten el impulso de
contracción de una célula a otra. En su parte interior, el corazón presenta 4 cavidades o
cámaras cardíacas, dos aurículas y dos ventrículos:

- Las dos cámaras superiores son


las aurículas. Estas reciben la
sangre de los vasos que la traen
de regreso al corazón, las
venas. Al contraerse la eyectan
dentro de los ventrículos.

- Las dos cámaras inferiores son


los ventrículos, de paredes más
gruesas. Eyectan la sangre
desde el corazón hacia los
vasos que la distribuyen, las
arterias.

Además, el corazón presenta válvulas


cardíacas, que se abren y cierran en respuesta a cambios de presión, a medida que el corazón
se contrae y relaja. Contribuyen a establecer el flujo en un solo sentido, abriéndose para
permitir el paso de la sangre y luego cerrándose para prevenir el reflujo:

- Válvulas auriculoventriculares, llamadas así porque se ubican entre una aurícula y un


ventrículo). Son la tricúspide, situada entre la aurícula y ventrículo derecho, y bicúspide
o mitral, entre la aurícula y el ventrículo izquierdo.

- Válvulas semilunares, llamadas así porque están formadas por tres valvas con aspecto
de medialuna, y permiten la eyección de la sangre desde el corazón hacia las arterias.
Son la aórtica, localizada entre el ventrículo izquierdo y la aorta, y la pulmonar, situada
entre el ventrículo derecho y la arteria pulmonar.

Como en las aves y el resto de los mamíferos, la circulación sanguínea humana es cerrada (la
sangre viaja por el interior de una red de vasos sanguíneos, sin salir de ellos), completa (nunca
se mezclan la sangre rica en oxígeno con la que no lo es) y doble (la sangre pasa dos veces por
el corazón por cada vuelta del circuito). De este modo, a lo largo del circuito que recorre
pueden distinguirse dos porciones:

➔ Circulación menor o pulmonar: la sangre pobre en oxígeno llega del cuerpo a la


aurícula derecha desde la vena cava superior (transporta la sangre de la cabeza, el
cuello, los brazos y el tórax) e inferior (transporta la sangre de las piernas, los pies, y los
órganos del abdomen y la pelvis) y el seno coronario (transporta sangre desoxigenada
del propio miocardio). Del ventrículo derecho, la sangre pasa a la arteria pulmonar, que
la lleva a los pulmones. Una vez allí se produce el intercambio gaseoso, volviéndose
rica en O2 regresará por las venas pulmonares al corazón.

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➔ Circulación mayor, general o sistémica: esa
sangre pasa de la aurícula izquierda a su
ventrículo y de allí sale del corazón a través de
la aorta. De ésta salen ramificaciones hacia las
distintas zonas del cuerpo, para irrigar a los
tejidos y órganos y poder suministrarles
nutrientes y oxígeno. No debemos olvidarnos
de la circulación coronaria; la aorta se ramifica
en las arterias coronarias, que se ramifican a su
vez en arterias más pequeñas que suministran
sangre rica en oxígeno a todo el músculo
cardíaco.

Antes de comenzar a describir el ciclo cardíaco


tendremos en cuenta estas dos definiciones:

- Sístole: período en el que el músculo se


contrae
- Diástole: período en el que el músculo se
relaja.

Un ciclo cardíaco incluye todos los fenómenos asociados con el comienzo de un latido hasta el
comienzo del siguiente, y consiste en: la sístole y la diástole de las aurículas, además de la
sístole y la diástole de los ventrículos, transportando la sangre desde las áreas de mayor
presión hacia las de menor presión.

La fuente de la actividad eléctrica intrínseca y rítmica del corazón, que le permite latir durante
toda la vida, es una red de fibras musculares cardíacas especializadas denominadas fibras
automáticas, debido a que son autoexcitables. Estas generan potenciales de acción en forma
repetitiva que disparan las contracciones cardíacas. Actúan como marcapasos, determinando el
ritmo de la excitación eléctrica que causa la contracción cardíaca. Por otro lado, forman el
sistema de conducción, que provee un camino para que cada ciclo de excitación cardíaca
avance a través del corazón. Son el nodo sinoauricular (SA), el nodo auriculoventricular (AV),
el haz de His y las fibras de Purkinje.

De este modo, a continuación se describe el ciclo cardíaco:

1. Cuando las aurículas están en diástole, la sangre entra desde las venas, y conforme se
van llenando, aumenta la presión del flujo sanguíneo en las aurículas.

2. La excitación cardíaca comienza en el nodo sinoauricular (SA), localizado en la aurícula


derecha, por debajo del orificio de desembocadura de la vena cava superior. Las células
del nodo SA se despolarizan en forma continua (potencial marcapasos). Cuando el
potencial marcapasos alcanza el umbral, se desencadena un potencial de acción, que
se propaga a través de ambas aurículas, y las aurículas se contraen. Esto provoca la
apertura de las válvulas auriculoventriculares para dejar pasar la sangre hacia los
ventrículos.

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3. Mediante la conducción a lo largo de las fibras musculares auriculares, el potencial de
acción llega al nodo auriculoventricular (AV), localizado en el tabique interauricular.
Desde el nodo AV, el potencial de acción se dirige hacia el haz de His.

4. Luego de propagarse a lo largo del haz de His, el potencial de acción llega a las ramas
derecha e izquierda, las que se extienden a través del tabique interventricular hacia el
vértice cardíaco.

5. Finalmente, las anchas fibras de Purkinje conducen rápidamente el potencial de acción


desde el vértice cardíaco hacia el resto del miocardio ventricular. Luego, los ventrículos
se contraen y empujan la sangre hacia las válvulas semilunares, alcanzando las arterias.

➔ Vasos sanguíneos

Los vasos sanguíneos son las estructuras conductoras por las cuales circula el flujo sanguíneo
desde el corazón al resto del organismo y del resto del organismo al corazón. En las paredes de
los vasos sanguíneos, se distinguen varias capas, que, desde la luz del vaso, hacia el exterior, se
denominan:
- Túnica interna o íntima: formada por una capa de células endoteliales que forman el
endotelio, situadas en la pared de la luz del vaso y que están relacionadas con la
relajación y contracción del vaso sanguíneo. A continuación del endotelio se encuentra
una capa de tejido conjuntivo con un número variable de fibras elásticas (lámina
propia), que proporciona elasticidad a los vasos sanguíneos.

- Túnica media o capa intermedia: contiene capas concéntricas de tejido muscular liso.
Además, las fibras de colágeno unen la túnica media a la capa interna y a la externa.
Generalmente, es la capa más gruesa que podemos observar en las arterias medias.

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Esta capa rodea a las células del endotelio. Cuando el músculo liso se contrae
(vasoconstricción), la luz del vaso sanguíneo disminuye. Cuando el vaso se relaja
(vasodilatación), el diámetro de la luz del vaso sanguíneo aumenta. Este tejido
muscular por lo general, mantiene un estado de contracción parcial, creando lo que se
conoce como tono muscular o vascular.

- Túnica externa o adventicia: formada por una capa de tejido conjuntivo. Contiene
fibras de colágeno con bandas dispersas de fibras elásticas. Generalmente, es más
gruesa en las venas.

Fundamentalmente, existen tres tipos de vasos sanguíneos:

- Las arterias: sirven como conducto para llevar la sangre oxigenada del corazón al resto
del organismo. Actúan como reservorio de presión para forzar el paso de la sangre a
las arteriolas de pequeño diámetro, amortiguan la presión y el flujo generado por el
corazón y producen un flujo más continuo en los capilares, y controlan la distribución
de la sangre a diferentes redes capilares a través de una vasoconstricción selectiva de
las ramificaciones terminales del árbol arterial.

- Venas: son las encargadas de retornar la sangre desoxigenada desde todo el organismo
(menos desde los pulmones) al corazón, gracias a la contracción de los músculos de las
extremidades y la presión ejercida por el diafragma sobre el abdomen, provocando la
compresión de estas partes del cuerpo. Además, para facilitar el retorno del flujo
sanguíneo, poseen unas válvulas en forma de nido de golondrina permitiendo así un
flujo unidireccional hacia el corazón. Estas válvulas no se encuentran en la vena cava.

- Capilares: son los encargados de facilitar el intercambio gaseoso, sustancias y desechos


metabólicos entre plasma, fluido intersticial y células de los tejidos, por procesos de

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difusión, transporte transepitelial o transcitosis y flujo de masa. Existen diferentes
tipos:
- Capilares continuos: en los que el endotelio forma una capa continua
alrededor de la luz del capilar. Permiten la difusión de agua y pequeños solutos
y materiales solubles en lípidos hacia el fluido intersticial, pero evitan la
pérdida de células sanguíneas y proteínas plasmáticas. Este tipo de capilares
forman la barrera hematoencefálica.
- Capilares fenestrados: poseen
grandes poros que permiten el
intercambio rápido de agua y solutos
entre el plasma y el fluido
intersticial. Se encuentran en riñón,
páncreas, intestino y órganos
endocrinos.

➔ Sangre

La sangre es el fluido constituido por elementos celulares como eritrocitos (glóbulos rojos) y
leucocitos (glóbulos blancos), plasma (fase líquida) y plaquetas. Estos circulan a través del
sistema cardiovascular por todo el organismo, facilitando la llegada de nutrientes y la retirada
de desechos metabólicos, permitiendo también el intercambio de gases gracias a los pigmentos
respiratorios contenidos en los eritrocitos. Estos pigmentos permiten que las moléculas de
oxígeno viajen hacia los tejidos para ser usadas por la mitocondria y, al mismo tiempo, retirar el
dióxido de carbono producto del metabolismo, transportándolo hacia los pulmones para que
sea eliminado a través del sistema respiratorio.

Los pigmentos respiratorios tienen la capacidad


de captar moléculas y soltar moléculas en función
del medio. Además, poseen una gran afinidad
por el oxígeno, es decir, se unen con gran
facilidad. En el ser humano sólo encontramos la
hemoglobina, formada por cuatro cadenas
polipeptídicas a cada una de las cuales se le une
un grupo hemo (anillo tetrapirrólico con un
átomo de hierro ferroso, Fe 2+ ) en cuyo centro se
une el O2 o CO2 de forma reversible.

La hemoglobina se conoce como oxihemoglobina cuando está cargada con oxígeno (en
capilares pulmonares) o desoxihemoglobina con dióxido de carbono (en células). Mientras el
O2 se transporta en su totalidad por la hemoglobina al ser poco soluble, el CO2 lo hace unido a
la hemoglobina (25%) y en forma de bicarbonato en el plasma (75%), una conversión
posibilitada por la anhidrasa carbónica presente en el eritrocito.

Además, el plasma sanguíneo contiene componentes inorgánicos que son clave para mantener
la homeostasis o el equilibrio interno del organismo, siendo también necesarios para mantener
constante la composición hidroeléctrica del plasma regulando tres de sus parámetros:

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volumen, osmolaridad y pH (sistemas tampón). Muchas veces son ingeridos en forma de sales
minerales. Destacan el NaCl, KCl, CaCl2 ,MgCl2 … y como tampones el bicarbonato (HCO3- +
H+ ⇄ H2CO3 ⇄ CO2 + H2O) y el fosfato (H2PO4- ⇄ HPO4 2- + H+ ).

→ Regulación

Los factores que se ven regulados son la frecuencia, fuerza de contracción del corazón, la
presión sanguínea y el patrón de distribución del flujo sanguíneo a través del sistema
circulatorio.

El centro cardiovascular, localizado en el bulbo raquídeo posee receptores que detectan


cambios en las demandas tisulares. Estos receptores son los encargados de informar sobre el
estado de la presión arterial, el pH sanguíneo y la concentración en sangre de gases disueltos,
para poder devolverlos a los valores normales. Las señales que llegan a este centro
cardiovascular lo hacen desde:

− Barorreceptores: mecanorreceptores sensibles a los cambios en la presión arterial y al


estiramiento. Se encuentran situados en varios lugares diferentes: en el seno carotídeo
cuya función es mantener un flujo adecuado hacia el cerebro, el situado en el arco
aórtico que mantiene la presión y el flujo adecuado en la circulación sistémica y en las
paredes de la aurícula derecha. Ajustan el gasto cardíaco y la resistencia periférica para
mantener la presión sanguínea dentro de valores normales.

− Quimiorreceptores: que responden a cambios en los niveles sanguíneos de oxígeno,


CO2 y PH en sangre y fluido cerebroespinal. Se sitúan en los cuerpos carotídeos,
cuerpos aórticos y bulbo raquídeo, y aumentan el gasto cardiaco y presión sanguínea,
aumentan la tasa respiratoria y producen una vasoconstricción sanguínea.
− Centros cerebrales superiores: como la sustancia reticular de la protuberancia,
mesencéfalo y diencéfalo, así como el hipotálamo y la corteza cerebral; todas éstas
pueden tanto excitar como inhibir, de acuerdo con la porción que se active.
− Hormonas:
o Hormona antidiurética (ADH) se libera por la hipófisis ante una bajada de
presión sanguínea o bien a un aumento de la concentración osmótica del

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plasma. Produce una vasoconstricción periférica que aumenta la presión
sanguínea y retiene agua en los riñones para evitar el descenso de presión
sanguínea.
o Renina-angiotensina-aldosterona: desde el aparato yuxtaglomerular situado
en los riñones se libera la enzima renina. Cuando se une a proteínas
plasmáticas denominadas angiotensinógeno, da como resultado la
Angiotensina I, que viaja por el corriente sanguíneo hasta los vasos pulmonares
donde otra enzima acabará transformándola en Angiotensina II. La
Angiotensina II estimula la secreción de aldosterona por parte de la corteza
adrenal y por tanto baja la producción de orina en prevención de una
reducción del volumen sanguíneo. También estimula la secreción de ADH,
aumentando la contracción de los vasos sanguíneos y por tanto aumenta la
presión sanguínea.
o Eritropoyetina (EPO): cuando la presión sanguínea disminuye o baja la
concentración sanguínea es liberada por los riñones. Su efecto es estimular la
maduración de glóbulos rojos, aumentar el volumen sanguíneo y aumentar la
capacidad transportadora del oxígeno.
o Péptido natriurético atrial (ANP): es liberado por las fibras del músculo
cardíaco cuando aumenta en exceso la presión en la aurícula. Su función es
reducir el volumen y la presión sanguínea, bloqueando la liberación de ADH,
aldosterona y catecolaminas, provocando una vasodilatación periférica.

2.2 El sistema linfático

A diferencia de la sangre, el plasma puede abandonar los vasos repartiéndose por todos los
intersticios de los tejidos. Se origina así un plasma
intersticial, de composición similar a la del plasma
sanguíneo aunque sin las grandes moléculas
proteínicas plasmáticas y con algunas otras
variantes debidas a la situación concreta de unos u
otros tejidos y órganos. Como los leucocitos
pueden salir de los capilares sanguíneos, también
se encuentran en el plasma intersticial.

La devolución del plasma intersticial al torrente


circulatorio se lleva a cabo a través de unos vasos
que, en conjunto, forman el sistema linfático (se
denominó linfa al líquido encontrado en su interior
rico en linfocitos).

Cada vellosidad intestinal contiene en su interior un capilar


linfático al que van a parar las grasas resultantes de la digestión
(el vaso quilífero), además de un capilar sanguíneo paralelo al
que van a parar todos los demás productos de la digestión. Los
capilares se van reuniendo en vasos más grandes en cuyo

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trayecto se encuentran unos ensanchamientos, los ganglios linfáticos, que suelen estar
agrupados en regiones: cuello, ingles, axilas, etc..

De cada uno de ellos salen uno o dos vasos eferentes, que se van agrupando hasta desembocar
en dos grandes colectores terminales, el conducto torácico, que nace en una dilatación situada
en el abdomen llamada cisterna de Pecquet (donde desembocan la mayor parte de los vasos
linfáticos del intestino), y recibe la linfa de la región abdominal, extremidades inferiores, mitad
izquierda del tórax, brazo izquierdo y mitad izquierda de la cabeza, y la gran vena linfática, que
se inicia en la confluencia de varios vasos procedentes de la mitad derecha de la cabeza y mitad
derecha del tórax.

Las mismas dos “bombas” que colaboran en el retorno de la sangre venosa hacia el corazón
mantienen el flujo linfático, ya que los vasos linfáticos no se contraen como lo hacen las
arterias:.

- Bomba muscular esquelética; el “efecto de ordeñe” que ejercen las contracciones


musculares esqueléticas comprime los vasos linfáticos y las venas.
- Bomba respiratoria; gracias a los cambios de presión que tienen lugar durante la
inspiración. La linfa fluye desde la región abdominal, donde la presión es mayor, hacia
la región torácica, donde la presión es menor. Cuando la presión se revierte durante la
espiración, las válvulas en los vasos linfáticos evitan el reflujo de la linfa.

3. Anatomía y fisiología del sistema respiratorio

La necesidad de obtener oxígeno mediante la


respiración se debe al papel que este tiene como
aceptor final de la cadena de transporte
electrónico (catabolismo aerobio) para la
generación de energía ATP para poder ser utilizado
en el metabolismo. Además, elimina el dióxido de
carbono generado en el metabolismo celular.
Debemos saber diferenciar entre respiración
celular (metabólica) y ventilación pulmonar e
intercambio gaseoso de la respiración del
organismo.

El sistema respiratorio lo conforman:

- Vías respiratorias: encargadas de


transportar el oxígeno hasta los pulmones
y recoger el dióxido de carbono
transportado por la sangre hasta liberarlo.
Presentan las siguientes estructuras:

- Cavidades nasales y cavidad bucal: Son los orificios por donde pasa el aire
inspirado. En estas cavidades el aire es filtrado, calentado y humedecido.
Además, en las cavidades nasales, las partículas más grandes del aire quedan
retenidas en las microvellosidades del epitelio olfativo y en sus mucosidades.

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Estas microvellosidades hacen circular el aire hasta la faringe, a través de las
coanas, y de allí a la laringe.

− Laringe: es una caja de tejido cartilaginoso, suspendida mediante ligamentos,


del hueso hioides. Básicamente está formada por un esqueleto cartilaginoso y
una mucosa que la recubre interiormente. La mucosa interior presenta dos
pares de pliegues que se proyectan en la luz de la laringe. El primero constituye
las cuerdas vocales superiores o falsas. El segundo, las cuerdas vocales
inferiores o verdaderas.

− Tráquea: es una estructura cilíndrica compuesta por epitelio


pseudoestratificado, ciliado que permite el movimiento del aire en su interior y
una lámina de tejido conectivo. Además, presenta anillos incompletos de
cartílago hialino distribuidos a lo largo de su estructura que impiden que la
tráquea se colapse. Esta estructura empieza en la laringe y termina en la zona
torácica donde se divide en los bronquios principales.

− Bronquios: son las ramas que parten de la tráquea, una a cada lado, y cuya
estructura es similar a la de ésta; penetran en los pulmones por una zona
llamada hilio ramificándose para dar al árbol bronquial el cual forma parte de
la estructura de los pulmones.

- Los pulmones: presentan una estructura en forma de cono y se encuentran situados en


el interior de la cavidad torácica. Cada pulmón está rodeado por un saco pleural cuyas
membranas revisten el interior del tórax y cubren la superficie externa de los
pulmones. El pulmón derecho está dividido en tres lóbulos o porciones y es más
grande que el izquierdo, que sólo tiene dos. Los bronquios principales se dividen y
subdividen para formar un “árbol bronquial”en el interior de los pulmones;

- Bronquiolos: son estructuras con más ramificaciones que los bronquios y


presentan un menor diámetro que sirven para conducir el aire hasta los
conductos y sacos alveolares.

- Conductos y sacos alveolares: en el interior de estas estructuras encontramos


los alvéolos.

- Alveolos: los alveolos constituyen una membrana de intercambio gaseoso,


formado por una capa de células epiteliales planas densamente irrigadas por
capilares sanguíneos. En estas estructuras se produce el intercambio gaseoso
entre el sistema cardiovascular y el sistema respiratorio.

→ Ventilación pulmonar

El aporte de oxígeno y la eliminación de CO2, debe ser continuo; para esto debe de haber una
renovación continua del aire contenido en los pulmones, la cual se lleva a cabo por los
llamados movimientos ventilatorios, dado que los pulmones no tienen movimientos propios,
que consisten en:

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a) Inspiración, o entrada de aire en los pulmones. Se produce cuando, por la acción de los
músculos del tórax y del diafragma, se ensancha la caja torácica al elevarse las costillas,
aumentando el volumen de la cavidad y disminuyendo, por tanto, la presión del aire
dentro de los pulmones, lo que favorece a su vez, que el aire pase a favor de un
gradiente de presión, desde el exterior al interior de los pulmones.

b) Espiración: se produce al cesar en su acción los músculos respiratorios recobrando


drásticamente los pulmones su forma original. Con este nuevo movimiento, se
consigue que la presión en el interior de los pulmones sea mayor que en el exterior, y
por tanto, y de manera inversa al proceso de inspiración, el aire sale de los pulmones al
exterior a favor de un gradiente de presión.

→ El intercambio gaseoso

El oxígeno pasa de los alvéolos a los capilares sanguíneos que los envuelven, y el dióxido de
carbono lo hace en sentido contrario; por el fenómeno físico de la difusión pasan de una región
donde están más concentrados a otra de concentración menor.

Aquí juega un papel importante el aparato circulatorio, no sólo por el transporte de gases que
efectúa, sino porque al mismo tiempo proporciona esa diferencia de concentraciones entre el
alveolo y la sangre. El oxígeno conforme pasa del alvéolo a la sangre, se solubiliza en ella,
pasando a su vez al interior de los glóbulos rojos donde se combina con la hemoglobina; de
esta forma no se igualan las concentraciones, pudiendo difundir el oxígeno de los alvéolos
rápidamente a la sangre, sangre que proviene de los tejidos y que es muy pobre en oxígeno.

Simultáneamente se produce la liberación de CO2 desde la sangre a los alvéolos, de forma


similar a como lo hace el oxígeno. Como hemos comentando anteriormente, una pequeña
parte de CO2 se combina con la hemoglobina y otra parte se transporta en el plasma en forma
de bicarbonato. Esto permite, por un
lado, el aumento de la capacidad de
transporte para una misma cantidad
de sangre, y por otro que el pH
sanguíneo se mantenga en sus valores
de neutralidad. En cambio, presenta
el inconveniente de que se requiere la
intervención de la anhidrasa
carbónica para liberar el CO2, la cual
cataliza la conversión rápida de
dióxido de carbono a bicarbonatos

Una vez realizado el intercambio se


produce, poco a poco, la renovación
del aire en los pulmones. En los
tejidos, en esencia, lo que ocurre es el
proceso contrario.

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→ Regulación

La regulación no depende solo de la presión de O2, sino también del PH y de las


concentraciones de CO2 y del 2,3-bifosfoglicerato (efector alostérico negativo de la afinidad de
la hemoglobina por el oxígeno).

La respuesta de la hemoglobina a los cambios de PH se conoce como efecto Bohr y la reacción


se puede escribir así:
+ +
𝐻𝑏·4 𝑂2 + 𝑛𝐻 ↔𝐻𝑏·𝑛𝐻 + 4 𝑂2

Esta reacción tiene consecuencias fisiológicas ya que debido a la actividad metabólica de los
tejidos, se produce una bajada de PH (aumentan los protones) lo que hace que la reacción se
desplace hacia la derecha en los capilares sanguíneos produciendo una bajada de afinidad de la
hemoglobina por el O2 (desoxihemoglobina) lo que permite una mayor liberación de oxígeno.
En los pulmones la oxigenación tiende a liberar protones, con lo cual la reacción se desplazaría
hacia la izquierda.

Otra forma de liberación del oxígeno en los tejidos es debida a la presencia de CO2 producido
en el metabolismo de los tejidos que hace disminuir la afinidad del grupo hemo por el oxígeno
por dos vías diferentes:

− El CO2 reacciona con el agua para formar ácido carbónico. La reacción está catalizada
por la enzima anhidrasa carbónica presente en los eritrocitos. Al disociarse libera
protones que contribuyen al efecto Bohr.
− +
𝐻2𝑂 + 𝐶𝑂2 ↔ 𝐻2 𝐶𝑂3 ↔𝐻𝐶𝑂3 + 𝐻 (1)

− El CO2 puede reaccionar con la Hemoglobina uniéndose a la fracción de grupos


α-aminoterminales que se encuentran desprotonados para formar carbamatos.
− +
− 𝑁𝐻2 + 𝐶𝑂2↔ − 𝑁𝐻 − 𝐶𝑂𝑂 + 𝐻 (2)

Las dos vías promueven la liberación del oxígeno en los tejidos, donde el CO2 es
abundante. En los pulmones estas dos vías se revierten y el CO2 generado es expulsado.
Como en los pulmones existe poco CO2 la reacción (1) se vería desplazada hacia la
izquierda favoreciendo la descarga de CO2 en los pulmones. Por otro lado, la mayor
concentración de oxígeno presente favorece la conformación oxihemoglobina y
provoca la descarga de CO2 la reacción (2) se vería desplazada hacia la izquierda. Así, el
CO2 es transportado desde los tejidos hasta los pulmones de forma pasiva en forma de
bicarbonato disuelto en el plasma sanguíneo cómo unido a la hemoglobina.

El movimiento de oxígeno y CO2 se ve regulado por modificaciones de tres factores: ventilación


pulmonar, flujo y la distribución sanguínea en el cuerpo.

La regulación química y nerviosa de la respiración se regula a través del centro respiratorio, en


el bulbo raquídeo existen neuronas que controlan la inspiración y la espiración. Las neuronas
presentes en la protuberancia controlan la ventilación y una red neuronal regula el patrón

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rítmico de la ventilación. Todo este proceso está modulado por estímulos químicos y por los
centros cerebrales superiores.

4. Hábitos saludables

Como hábitos de especial relevancia para mantener en un buen estado los sistemas circulatorio
y respiratorio destacamos:

➔ Adquirir unos buenos hábitos de descanso: la OMS recomienda una duración del
sueño de entre 7 y 8 horas para adultos, sin interrupciones y profundamente. Un sueño
reparador mejora la función endotelial y ayuda a disminuir la presión arterial, gracias a
la relajación muscular que se produce durante el sueño. Por el contrario, dormir poco
se asocia a una mayor incidencia de sobrepeso, obesidad, hipertensión y niveles altos
de colesterol y triglicéridos.

➔ Mantener unos buenos hábitos alimenticios. La dieta mediterránea es beneficiosa


para evitar trastornos cardiovasculares como la tensión alta o el colesterol elevado.
Junto con la realización de ejercicio físico moderado habitual, que fortalece el músculo
cardíaco, aumenta la capacidad pulmonar y moviliza el mucus de las vías respiratorias,
constituye una herramienta fundamental a la hora de mantener la salud general del
cuerpo.

➔ Abstinencia de drogas: definimos droga como toda sustancia química con capacidad de
actuar sobre el sistema nervioso provocando una alteración física o psíquica en el
individuo que le lleva a experimentar una adicción. Hay incluso drogas legales
permitidas, como el alcohol o el tabaco. Se debe evitar su consumo dado sus efectos
negativos: una alta ingestión de alcohol puede conducir a una disfunción
cardiovascular, y una alta de tabaco aumenta la probabilidad de padecer cáncer y
enfermedades cardiovasculares, en el que fuma y en las personas de su alrededor.

➔ Conocer antecedentes familiares de cualquiera de las enfermedades y realizar


revisiones periódicas. En muchos casos, adoptar un estilo de vida más saludable puede
reducir el riesgo de enfermedades presentes en la familia. Además, las pruebas de
detección sistemática pueden detectar enfermedades en etapas incipientes, cuando es
más fácil tratarlas.

5. Principales enfermedades

Cuando no se toman en serio estos hábitos surgen diferentes enfermedades relacionadas con
el aparato respiratorio y circulatorio, si bien algunas tienen cierta predisposición genética. A
continuación destacamos algunas de ellas por su alta prevalencia e impacto en la población
que afectan al sistema circulatorio:

− Hipertensión: Se trata de una excesiva presión en las paredes arteriales a medida que
el corazón bombea la sangre. Puede ser debida a varias causas como la pérdida de
elasticidad de los vasos sanguíneos, estrés o comer alimentos con un elevado
contenido en sal.

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− Hipercolesterolemia: causada por el alto contenido de colesterol en sangre. Este, al no
poder ser retirado del interior de los vasos sanguíneos, se deposita en las paredes del
interior del vaso formando lo que se conoce como una placa de ateroma. Esta placa
puede aumentar de tamaño y obstruir la luz del vaso o puede desprenderse y quedar
atrapado en un vaso de diámetro inferior interrumpiendo el flujo sanguíneo y provocar
daños en el tejido que ha quedado sin la aportación de flujo sanguíneo.
− Ataques cardíacos: Algunos ataques cardíacos se producen por la presencia de placas
de colesterol o por la formación de coágulos que bloquean la entrada de flujo
sanguíneo en los vasos que inervan el corazón o los vasos anteriores ya que
interrumpen el flujo sanguíneo que lleva la sangre oxigenada a las células del corazón.
Otra de las causas es debido a un espasmo o una vasoconstricción de los vasos
sanguíneos.
− Ictus: los ictus son una alteración transitoria o permanente de una zona del cerebro
como consecuencia de un trastorno en la circulación sanguínea. Se consideran la
primera causa de mortalidad y discapacidad física en mujeres y segunda causa de
demencia. Según el factor que desencadena el ictus podemos clasificarlo en
isquémicos (causado por un coágulo sanguíneo que bloquea o tapa un vaso sanguíneo)
y hemorrágicos (causados por una rotura de un vaso sanguíneo cerebral y posterior
hemorragia).

Las principales enfermedades que padece el sistema respiratorio son:

- Asma: se caracteriza por la presencia episódica o crónica de tos y sensación de


opresión en el tórax a causa de una broncoconstricción. Estos episodios pueden
deberse a tres alteraciones en el sistema respiratorio: obstrucción de la vía respiratoria,
inflamación de la vía respiratoria o un aumento en la respuesta de dicha vía causada
por varios estímulos.
- EPOC: se trata de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica e inflamatoria que
obstruye el flujo de aire desde los pulmones. Sus síntomas son dificultad para respirar,
tos, producción de moco. Es causada por una larga exposición de gases o partículas
irritantes o por el humo de los cigarrillos, y predispone a un mayor riesgo de padecer
enfermedades cardíacas, cáncer de pulmón y una variedad de otras afecciones.
- Fibrosis Pulmonar: se trata de una enfermedad hereditaria en la que los tóxicos
ambientales tienen un papel importante en su desarrollo. En el pulmón aparecen
cicatrices que provocan una pérdida progresiva de la capacidad respiratoria.
- Cáncer bronco-pulmonar: Con una gran incidencia y cuyo espectacular aumento de
frecuencia se cree directamente debido al consumo de tabaco así como a la
concentración, cada vez mayor, de gases nocivos en las grandes ciudades. Los síntomas
iniciales pueden ser confundidos con un resfriado común, y cuando está más avanzado,
suele originar fácilmente metástasis en otros órganos (hígado, huesos, etc.).

6. Conclusión

La aparición de los organismos pluricelulares complejos a partir de los unicelulares requirió


solucionar el problema del intercambio de nutrientes, oxígeno y desechos de las células que se

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encuentran en su interior. En el ser humano, esto se logra mediante los sistemas circulatorio y
respiratorio (junto con los aparatos urinario y digestivo), ambos estrechamente relacionados.

Por tanto, la salud de estos aparatos se relaciona de forma directa con el bienestar general;
problemas como la hipertensión, la hipercolesterolemia, el asma o la EPOC pueden afectar
considerablemente a la calidad de vida. Estos problemas, si bien pueden tener cierta
predisposición genética, pueden evitarse llevando a cabo unos buenos hábitos saludables
como llevar una dieta equilibrada, no fumar y realizar ejercicio físico diario.

Sin embargo, no debemos presuponer que cada uno de los alumnos y alumnas reciben una
buena educación sobre cómo cuidar su cuerpo fuera del centro. Además, hay que procurar que
el alumnado comprenda que su entorno es fundamental y que ha de ser lo más favorable
posible. Por ello, para lograr la igualdad, es labor de los docentes formar al alumnado en una
adecuada adecuada educación para la salud, que incluya las dimensiones conceptual,
procedimental y actitudinal, y que les sirva a lo largo de toda su vida.

7. Bibliografía

E. Barrett, M.Barman, S., Boitano, S., & Brooks, H. (s.f.). Ganong. En Fisiología médica.
McGraw-Hill.

Hill, R. W., A.Wyse, G., & Anderson, M. (s.f.). Fisiología animal. Panamericana.

Peretó, J., Pamblanco, M., Sendra, R., & Bañó, C. (2007). Fundamentos de bioquímica.
Universitat de València.

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RESUMEN

La principal función del SISTEMA CIRCULATORIO es el transporte de nutrientes y de gases, así


como de productos de desecho, transporte de hormonas, regular la temperatura corporal, etc.
Está formado por dos sistemas diferentes relacionados entre sí: el aparato cardiovascular y el
sistema linfático.

→ El aparato cardiovascular está compuesto por:

- El corazón bombea la sangre a través de los vasos sanguíneos a todo el cuerpo. Su


pared está formada por músculo estriado involuntario (músculo cardíaco).

Presenta 4 cavidades; 2 aurículas, que reciben la sangre de las venas, y 2 ventrículos,


que eyectan la sangre hacia las arterias. Entre las aurículas y los ventrículos se
encuentran las válvulas auriculoventriculares (tricúspide a la derecha y mitral en la
izquierda) y las válvulas semilunares, entre los ventrículos y las arterias (aórtica en la
izquierda y la pulmonar en la derecha).

En humanos la circulación es cerrada, completa y doble, y distinguimos 2 circuitos:

- La circulación pulmonar o menor; la sangre pobre en oxígeno llega desde


tejidos y órganos a la aurícula derecha, desde las venas cavas superior e
inferior y desde el seno coronario. Del ventrículo derecho pasa a la arteria
pulmonar que la lleva a los pulmones, donde ocurre el intercambio gaseoso,
volviéndose rica en O2 y regresando al corazón a través de las venas
pulmonares.
- La circulación mayor o general; la sangre pasa de la aurícula izquierda a su
ventrículo y sale del corazón a través de la aorta, que se ramifica hacia las todo
el cuerpo irrigando a tejidos y órganos de nutrientes y oxígeno.

Durante la sístole el músculo se contrae, y durante la diástole el músculo se relaja. El corazón


late gracias a las fibras autoexcitables cardíacas, que producen potencial marcapasos, que al
alcanzar el umbral desencadenan potenciales de acción que provocan la contracción cardíaca.
Son el nodo sinoauricular (SA), el nodo auriculoventricular (AV), localizado en el tabique
interauricular, el haz de His y las fibras de Purkinje.

- Los vasos sanguíneos están compuestos histológicamente por una túnica interna, una
túnica media y una túnica externa. Son las arterias, que actúan como reservorio de
presión para forzar el paso de a sangre a las arteriolas (de menor diámetro), las venas,
que tienen válvulas en nido de golondrina para un flujo unidireccional hasta el corazón,
y los capilares, que es donde se realiza el intercambio gaseoso. Estos últimos pueden
ser contínuos o fenestrados.

- La sangre está constituida por elementos celulares, plasma y plaquetas. Tiene


hemoglobina, un pigmento respiratorio que tiene una gran afinidad por el oxígeno.
Oxihemoglobina cuando está unida al O2 y desoxihemoglobina cuando se une al CO2.

En cuanto a la regulación del sistema circulatorio, el centro cardiovascular se localiza en el


bulbo raquídeo, y recibe información de barorreceptores, quimiorreceptores, hormonas y de
centros cerebrales superiores.

→ El sistema linfático lo compone la linfa y los vasos linfáticos. La linfa retorna el plasma al
torrente circulatorio y transporta las grasas de la dieta. Los capilares linfáticos se van reuniendo
en vasos más grandes, en el trayecto se encuentran los ganglios linfáticos, de los que salen uno

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o dos vasos eferentes que se agrupan hasta desembocar en el conducto torácico (cisterna de
Pecquet) y la gran vena linfática. El flujo linfático se mantiene gracias a la bomba muscular
esquelética y a la bomba respiratoria.

El APARATO RESPIRATORIO tiene como función principal el intercambio gaseoso; la obtención


del O2 que requieren las células para su respiración celular, y la expulsión del C02 que
producen. Lo componen:

- Vías respiratorias; que incluyen las cavidades nasales y cavidad bucal, la laringe, la
tráquea y los bronquios.
- Los pulmones; en los que los bronquios se subdividen en bronquiolos, que conducen el
aire hasta los conductos y sacos alveolares.

El movimiento de inspiración (entrada de aire a los pulmones) se produce por los músculos del
tórax y el diafragma, y la espiración (salida de aire) se produce al cesar en su acción los
músculos respiratorios.

El intercambio gaseoso ocurre por el fenómeno físico de difusión, el O2 y el CO2 pasan de una
región donde están más concentrados a otra de concentración menor. Ocurre en los capilares
de los alvéolos.

En cuanto a su regulación, destaca el efecto Bohr (pérdida de afinidad de hemoglobina por


oxígeno al disminuir el pH) y la pérdida de afinidad por el O2 debido a el aumento de CO2 en
tejidos. La regulación química y nerviosa de la respiración se regula a través del centro
respiratorio, en el bulbo raquídeo, y por la protuberancia, modulados a su vez por estímulos
químicos y por los centros cerebrales superiores.

Para mantener en buen estado los sistemas circulatorio y respiratorio destacan; buenos hábitos
de descanso, buenos hábitos alimenticios, abstinencia de drogas y conocer antecedentes
familiares y realizar revisiones periódicas.

Si no se toman en serio estos hábitos (aunque pueden tener predisposición genética), aparecen
enfermedades como;

- Hipertensión; excesiva presión en las paredes arteriales a medida que el corazón


bombea la sangre.
- Hipercolesterolemia; causada por el alto contenido de colesterol en sangre, que puede
formar una placa que obstruye el flujo sanguíneo.
- Ictus; alteración transitoria o permanente de una zona del cerebro como consecuencia
de un trastorno en la circulación sanguínea.
- Asma; presencia episódica o crónica de tos y sensación de opresión en el tórax a causa
de una broncoconstricción
- EPOC; enfermedad pulmonar obstructiva crónica e inflamatoria que obstruye el flujo
de aire desde los pulmones.
- Fibrosis pulmonar; cicatrices en el pulmón que provocan una pérdida progresiva de la
capacidad respiratoria

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