Caso Bedregalll

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INFORME No.

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CASO 12.709 FONDO JUAN CARLOS FLORES BEDREGAL Y FAMILIARES
BOLIVIA 2 de julio de 2024
I. RESUMEN.
El 14 de julio de 2006 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en
adelante “la Comisión Interamericana”, “la Comisión”, o “la CIDH”) recibió una
petición presentada por Olga Flores Bedregal (en adelante “la parte
peticionaria”) en la cual se alegó la responsabilidad internacional del Estado
Plurinacional de Bolivia (en adelante “el Estado boliviano”, “el Estado” o
“Bolivia”) por la desaparición forzada de su hermano Juan Carlos Flores
Bedregal ocurrida en el marco del golpe de estado de julio de 1980 por fuerzas
militares y la impunidad en la que se encontrarían estos hechos.
La Comisión aprobó el informe de admisibilidad No. 65/09 de 4 de agosto de
20091. Mediante comunicación de 14 de agosto de 2009 la Comisión notificó
dicho informe a las partes y se puso a su disposición a fin de llegar a una
solución amistosa2. Las partes contaron con los plazos reglamentarios para
presentar sus observaciones adicionales sobre el fondo. Toda la información
recibida fue debidamente trasladada entre las partes.
La parte peticionaria alegó que en el contexto del golpe militar de julio de 1980
en Bolivia, la presunta víctima fue desaparecida cuando en su calidad de
dirigente del Partido Obrero Revolucionario y diputado nacional suplente,
asistía a una reunión del Comité de Defensa de la Democracia en la sede de la
Central Obrera Boliviana, siendo la sede atacada por agentes militares y
paramilitares. Alegó que el Estado no ha esclarecido en su totalidad estos
hechos, no se han sancionado a todos los responsables, ni se ha determinado
la ubicación de los restos del señor Flores Bedregal. También denunció que si
bien existen órdenes judiciales de desclasificación de documentos e
información en poder de las Fuerzas Armadas, que favorecerían el
esclarecimiento de los hechos y la ubicación del paradero de la presunta
víctima, éstas no han sido cumplidas por las autoridades respectivas.
El Estado se refirió a los procesos internos para investigar y sancionar los
hechos. Detalló que el ex presidente de facto Luís García Meza fue sometido a
un juicio de responsabilidades que culminó con una sentencia condenatoria
contra él y sus colaboradores, la cual incluyó lo sucedido a Juan Carlos Flores
Bedregal. Indicó que por los mismos hechos en 1999 se inició un proceso penal
contra una pluralidad de personas, profiriéndose resolución de sobreseimiento
con relación a algunos imputados y sentencia condenatoria contra la mayoría
de ellos. Con relación al plazo de duración de los procesos internos Bolivia
solicitó a la Comisión que tomara en cuenta la complejidad del asunto, la
actuación de las autoridades judiciales, así como la interposición de una serie
de recursos e incidentes por parte de los procesados. Adujo que la CIDH no
puede actuar como una cuarta instancia para revisar las decisiones judiciales
internas.
Tras analizar la posición de las partes y la información que consta en el
expediente, la Comisión concluyó que el Estado de Bolivia es responsable por
la violación de los derechos al reconocimiento de la personalidad jurídica, a la
vida, a la integridad personal, a la libertad personal, a las garantías judiciales, a
la libertad de expresión, a la libertad de asociación, a los derechos políticos, y a
la protección judicial consagrados en los artículos 3, 4.1, 5.1, 5.2, 7, 8.1, 13, 16,
23 y 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante
“la Convención Americana” o “la Convención”) en relación con los artículos 1.1
y 2 del mismo instrumento, así como de los artículos I a y b) y III de la
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (en
adelante “la CIDFP”) en perjuicio de las personas que se indican a lo largo del
presente informe. La Comisión formuló las recomendaciones respectivas.

ll. El CASO DE JUAN CARLOS FLORES BEDREGAL FUE DIRIGIDO A LA


CORTE(IDH)
La Corte estableció que su sentencia constituye, por sí misma, una forma de
reparación. Asimismo, ordenó, entre las medidas de reparación integral, las
siguientes:
a) Obligación de investigar: realizar las investigaciones para esclarecer las
circunstancias de la desaparición forzada de Juan Carlos Flores Bedregal, así
como de su paradero
b) Medidas de rehabilitación: brindar tratamiento médico y psicológico a las
hermanas Flores Bedregal; c) Medidas de satisfacción: publicar el resumen
oficial de la Sentencia en un medio de comunicación nacional y en el diario
oficial, y la integridad de la Sentencia en tres sitios web oficiales. Además,
realizar un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional
d) Medidas de no repetición: adoptar las medidas correspondientes para
fortalecer el marco normativo de acceso a la información en casos de
presuntas violaciones de derechos humanos, levantar la reserva de cualquier
documentación relacionada con la desaparición de la víctima,
e) Indemnizaciones pecuniarias: pagar las sumas por concepto de daños
materiales e inmateriales.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos supervisará el cumplimiento
íntegro de la Sentencia, en ejercicio de sus atribuciones y en su cumplimiento
de sus deberes conforme a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, y dará por concluido el caso una vez que el Estado haya dado cabal
cumplimiento a lo dispuesto en la Sentencia.
III. BREVE RELACIONAMIENTO DE LOS HECHOS

Juan Carlos Flores Bedregal nació el 4 de febrero de 1953 en la ciudad de La


Paz, Bolivia14Su padre era Fidel Flores Carrasco y su madre Carmen Bedregal
Iturri, ambos fallecidos en 197716. En 1970 inició sus estudios de medicina y
desde entonces se desempeñó en varias actividades como líder estudiantil. En
1973 comenzó su militancia en el Partido Obrero Revolucionario, y en 1979 fue
elegido diputado suplente por el departamento de Chuquisaca, dentro de las
listas de la Unidad Democrática y Popular, asumiendo la titularidad del cargo
en el Congreso a comienzos de 198017El señor Flores Bedregal también hacía
parte del Comité Nacional de Defensa de la Democracia para la época de los
hechos. . 15. Sus hermanas son Verónica, Eliana Isabela, Liliana Teresa y Olga
Flores Bedregal.

Constan en el expediente las determinaciones realizadas en el ámbito interno


en torno a los hechos que rodearon la desaparición del señor Flores Bedregal.
Las autoridades judiciales determinaron que la presunta víctima se encontraba
en la sede de la COB al momento en que ocurrió el asalto armado el 17 de julio
de 1980, en el marco del golpe militar referido en la sección anterior, y mientras
se encontraba reunido el Comité Nacional de Defensa para la Democracia, del
cual hacían parte el diputado nacional y líder socialista Marcelo Quiroga Santa
Cruz y el diputado Juan Carlos Flores Bedregal18. El Estado no ha cuestionado
ante la CIDH tales hechos y ha hecho suyas las determinaciones fácticas de
dichas decisiones.

En primer lugar, la Corte Suprema de Justicia mediante sentencia de 15 de


abril de 1993, determinó que:
En operativo militar denominado ‘Avispón’, fue ocupado violentamente el
edificio de la Central Obrera Boliviana y apresados aproximadamente medio
centenar de dirigentes sindicales y políticos, resultando muertos Carlos Flores
Bedregal y Gualberto Vega Yapura y herido de muerte el líder político del
Partido Socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz19.
En la misma sentencia se consideró el testimonio de varias personas que se
encontraban presentes en la COB durante el asalto armado de 17 de julio de
1980. Uno de los testigos declaró que:
Era la oportunidad que cuando tomaba la grada del descenso, en el primer
descanso, es que veo un ángulo y ahí estaban dos cuerpos; había un cuerpo
cuya cara nunca he visto, si no se le veía, solamente la parte de la espalda,
probablemente estaba muerto; a través de las informaciones supe que se
trataba del compañero Flores; pero encima de ese cuerpo, en el ángulo mismo
de ese descanso estaba el cuerpo de Don Marcelo Quiroga Santa Cruz en
forma cruzada; no había rastros de sangre; nada; han debido acomodarlos
trayéndolos desde los pisos de más abajo, donde fueron atacados ambos
cuerpos como, si tratase de una carga de papa o cosa parecida; había un
cuerpo que solamente le vi la espalda y sobre ese cuerpo estaba Don Marcelo
Quiroga Santa Cruz. Me acerqué, le levanté la quijada; los cabellos estaban
perfectamente ordenados y cuando le levanté pude sentir que había una
palidez, pero no era frialdad de cadáver y logré ver que con un tremendo
esfuerzo levantaba sus ojos
. En el proceso penal ordinario iniciado en el año 1999 por los mismos hechos,
el Juzgado Segundo de Partido en lo penal en el marco de dicho proceso,
determinó como hechos base del juzgamiento los siguientes:
Los pormenores del golpe de estado de fecha 17 de julio de 1980 perpetrado
por Luis García Meza y Luis Arce Gómez, lógicamente en la que intervinieron
una serie de colaboradores civiles y militares, a cuya consecuencia fueron
asesinados Marcelo Quiroga Santa Cruz, Carlos Flores Bedregal y Gualberto
Vega Yapura.
[…]
La detención indebida, de medio centenar de dirigentes, la tortura, violaciones,
secuestros de los mismos, la comisión igualmente de una serie de actitudes
contrarias al Estado Boliviano, […] la vulneración de derechos y garantías de la
persona humana.
[…]
El uso de armas y abuso por parte de los golpistas y sus colaboradores por sus
condiciones de militares, en sus casos paramilitares y civiles entrenados en
manejo de armas.
[…]
Otro hecho que se rescata es que producto de dicho golpe de estado, Quiroga
Santa Cruz y Flores Bedregal fueron asesinados, sus cuerpos botados en la
zona de Mallasa, rescatados, llevados a la morgue de cuyo interior
desaparecieron sin tener a la presente información alguna sobre el paradero
exacto de sus restos.
Finalmente, se rescata y se afirma que los procesados participaron en los
hechos descritos supra de alguna u otra manera y al presente en un pacto de
silencio no proporcionan ninguna información aclaratoria, encubriendo los
hechos delictivos y muchos otros prestando declaraciones totalmente falsas.
[…]
Se halla acreditado igualmente la muerte de dirigentes sindicales como Marcelo
Quiroga Santa Cruz, Juan Carlos Flores Bedregal y Gualberto Vega Yapura,
cuyos restos mortales de los dos primeros de los nombrados hasta el presente
no fueron habidos y menos entregados por los responsables de las muertes a
sus familiares.
IV. ANÁLISIS JURIDICO DEL CASO

Derechos al reconocimiento de la personalidad jurídica, a la libertad personal, a


la integridad personal, a la vida, a las garantías judiciales y la protección judicial
(Artículos 3, 7, 5, 4, 8.1 y 25.1 de la Convención Americana) en relación con la
obligación de respetar y garantizar los derechos (artículo 1.1 del mismo
instrumento); y artículos I.a y b) de la CIDFP
La jurisprudencia constante del Sistema Interamericano en casos de
desaparición forzada de personas, ha indicado que constituye un hecho ilícito
que genera una violación múltiple y continuada de varios derechos protegidos
por la Convención Americana y coloca a la víctima en un estado de completa
indefensión, acarreando otras violaciones conexas. La responsabilidad
internacional del Estado se ve agravada cuando la desaparición forma parte de
un patrón sistemático o práctica aplicada o tolerada por el Estado. Se trata, en
suma, de un delito de lesa humanidad que implica un craso abandono de los
principios esenciales en que se fundamenta el Sistema Interamericano85.
Es así como los Estados tienen la obligación de no practicar ni tolerar la
desaparición forzada de personas en cualquier circunstancia. Asimismo, deben
prevenir de manera razonable la comisión de este delito, investigar seriamente
lo sucedido a fin de identificar a los responsables e imponerles las sanciones
pertinentes, así como asegurar a la víctima una adecuada reparación86. Estas
obligaciones son recogidas expresamente en el artículo I de la Convención
Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas.
De acuerdo con su jurisprudencia consolidada, la Comisión considera que la
desaparición forzada es una violación de derechos humanos compleja que
continúa en el tiempo hasta tanto el paradero de la víctima o de sus restos
continúa desconocido. La desaparición como tal sólo cesa cuando aparece la
víctima o sus restos son ubicados87, de modo que se determine con certeza su
identidad.
Respecto a los derechos vulnerados, la desaparición forzada vulnera el
derecho a la libertad personal y coloca a la víctima en una grave situación de
riesgo de sufrir daños irreparables a sus derechos a la integridad personal y a
la vida. La Corte ha indicado que la desaparición forzada viola el derecho a la
integridad personal puesto que “el solo hecho del aislamiento prolongado y de
la incomunicación coactiva, representa un tratamiento cruel e inhumano”. La
Comisión y la Corte han establecido que resulta evidente que las víctimas de
esta práctica se ven vulneradas en su integridad personal en todas sus
dimensiones. Asimismo, la Corte ha manifestado que aún en el supuesto de
que no puedan demostrarse los hechos de torturas o de privación de la vida de
la persona víctima de desaparición en un caso concreto, el sometimiento de
detenidos a agentes estatales o particulares que actúen con su aquiescencia o
tolerancia que impunemente practiquen la tortura y el asesinato representa, por
sí mismo, una infracción a los derechos a la integridad personal y a la vida

V. ANALISIS LEGAL DEL CASO

La CIDH observa que los familiares de la víctima solicitaron en varias


oportunidades a las autoridades estatales la desclasificación y acceso a la
información contenida en archivos militares que pudieran esclarecer el
paradero de Juan Carlos Flores Bedregal y posibles autores de su desaparición
forzada.
Los peticionarios manifestaron que, a pesar de sus solicitudes tanto en vía
administrativa como judicial, nunca lograron tener acceso a los archivos
militares y a la documentación requerida bajo control de las FFAA. El Estado no
ha desvirtuado las afirmaciones de las peticionarias.
Por el contrario, indicó que los registros públicos y desclasificados de las FFFA
solo fueron “objeto de acceso oficial” y que en ellos no existe información que
permita investigar el paradero de los restos mortales de Juan Carlos Flores
Bedregal. El Estado enfatizó que la carencia de información “no es atribuible al
Estado boliviano, toda vez que desde la recuperación de la democracia, fueron
realizadas las gestiones judiciales y administrativas necesarias para poder
establecer este lamentable hecho”.

Corresponde a la CIDH definir si en el presente caso el Estado cumplió sus


obligaciones internacionales derivadas del derecho de acceso a la información
de los familiares de Juan Carlos Flores Bedregal, como un componente del
derecho a conocer la verdad sobre lo sucedido a la víctima desaparecida. En
particular, si dio cumplimiento efectivo a sus obligaciones positivas para
garantizar el acceso a la información relativa a graves violaciones de derechos
humanos contenida en archivos estatales.
En primer lugar, la Comisión observa que las autoridades judiciales emitieron
órdenes de desclasificación de archivos militares en forma tardía, que no
fueron acatadas oportunamente por las FFAA. En efecto, en el marco del
proceso caratulado “Ministerio Público c/ Franz Pizarro Solano y Otro”, la
primera orden de desclasificación fue emitida en la fase de apelación, a pesar
de que los familiares de la víctima habían realizado solicitudes al inicio del
juicio dos años antes.
De acuerdo con las alegaciones de las peticionarias, no
contestadas por el Estado, esta orden nunca fue cumplida. En abril de 2010,
cuando el juicio penal se encontraba en la fase de casación, se emitieron
nuevas órdenes de desclasificación a instancia de los familiares de la víctima.
Estas órdenes fueron cumplidas meses después, a pesar de las solicitudes de
emplazamiento de las familiares de la víctima. Las FFAA permitieron la
inspección de los archivos únicamente a la fiscalía a finales de septiembre de
2010 y las copias legalizadas de los documentos a los que tuvieron acceso los
investigadores fueron entregadas el 19 de octubre de 2010, seis días antes de
que la CSJ emitiera la sentencia de casación, el 25 de octubre del mismo año

VI. PARTE PETICIONARIA

1. Alegatos de las partes


La parte peticionaria alegó que Juan Carlos Flores Bedregal, dirigente del
Partido Obrero Revolucionario y diputado nacional, desapareció el 17 de julio
de 1980 tras el asalto armado perpetrado por fuerzas militares y paramilitares a
la sede de la Central Obrera Boliviana (en adelante “la COB”). Explicó que los
hechos ocurrieron mientras se llevaba a cabo una reunión del Comité de
Defensa de la Democracia convocada ante el inminente golpe de estado
anunciado por las Fuerzas Armadas. Alegó que los dirigentes políticos y
sindicales presentes fueron sometidos durante dicho operativo tras anunciar
que estaban desarmados y fueron obligados a descender a la calle en fila y con
las manos en la nuca. Sostuvo que tras ser reconocido dentro del grupo el líder
socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, éste opuso resistencia y fue herido con
disparos de arma de fuego, ante lo cual la presunta víctima reaccionó
intentando asistirlo, pero en ese momento también fue “abatido por el disparo
de una ráfaga”. Alegó que la presunta víctima y Marcelo Quiroga Santa Cruz
fueron trasladados al Estado Mayor del Ejército, en una de las ambulancias
usadas para la toma de la COB, lugar donde fueron vistos por última vez. Alegó
que transcurridos más de 30 años, no se tiene conocimiento del paradero del
señor Flores Bedregal o de la ubicación de sus restos.

La parte peticionaria presentó abundante información sobre los distintos


reclamos presentados por los familiares de la presunta víctima ante las
instancias judiciales, Ministerio Público y los Poderes Ejecutivo y Legislativo
desde la ocurrencia de los hechos. Indicó que desde el mismo 17 de julio de
1980 se denunció la desaparición de la presunta víctima a nivel local e
internacional, y luego ante la Comisión Nacional del Desaparecido. Denunció
que durante las primeras indagaciones, agentes estatales dieron información
falsa sobre el paradero de la presunta víctima lo que obstaculizó la
investigación, y que los familiares fueron presionados para aceptar restos
mortales que no pertenecían al señor Flores Bedregal.

La parte peticionaria se refirió al juicio de responsabilidades y condena por


parte de la Corte Suprema de Justicia en contra del presidente de facto tras el
golpe militar, Luis García Meza y sus colaboradores. Al respecto, adujo que los
crímenes ocurridos en la toma de la COB no fueron debidamente esclarecidos
en dicho proceso y que la mayoría de los autores materiales de la desaparición
forzada de la presunta víctima no fueron vinculados a dicho juicio.

También se refirió a la investigación adelantada por la Comisión de Derechos


Humanos de la Cámara de Diputados (en adelante “la CDH”) a partir de 1997, y
adujo que en no se tuvo como agraviado al señor Flores Bedregal, sino
solamente a Marcelo Quiroga Santa Cruz, pese a que ambos habrían
desaparecido bajo las mismas circunstancias. Señaló que, si bien el Ministerio
Público abrió en 1999 una investigación penal en contra de varias personas, a
partir del informe emitido por la CDH y en el cual los familiares de la presunta
víctima pudieron actuar como parte civil; dicha investigación se habría
adelantado con irregularidades y no se habrían realizado imputaciones por los
delitos de mayor gravedad.

Señaló que el 12 de diciembre de 2007 se dictó sentencia condenatoria en


contra de varios de los imputados por distintos delitos, con la imposición de
distintas penas y la absolución de otras seis personas. Indicó que interpuso
recursos de apelación y casación para impugnar dicha decisión, la cual fue
ratificada. Adujo que las penas fueron mínimas, pese a que se trataba de
graves violaciones de derechos humanos. En relación con el delito de
desaparición forzada, alegó que, dado que el mismo fue tipificado hasta el año
2006, las autoridades judiciales subsumieron los hechos en conductas
delictivas de menor gravedad.

La parte peticionaria alegó que no se desplegaron acciones efectivas para


encontrar y devolver los restos mortales del señor Flores Bedregal. Señaló que
los familiares en el marco de los procesos judiciales y al Ministerio de Defensa,
solicitaron la desclasificación de los archivos relativos a la época en que ocurrió
el golpe militar, donde debe existir información sobre su paradero. Adujo que
pese a diversas órdenes y decisiones judiciales requiriendo a las Fuerzas
Armadas la desclasificación de dicha información, éstas fueron desacatadas
por las autoridades militares y no se adoptó ninguna medida para garantizar su
ejecución.

B. Estado
En la etapa de fondo el Estado se refirió principalmente a los procesos internos
adelantados por los hechos relacionados con la muerte de la presunta víctima,
reconociendo que el señor Flores Bedregal fue “asesinado” en la toma de la
COB el 17 de julio de 1980. El Estado adujo que ha cumplido con sus
obligaciones en materia de justicia, y que la CIDH no puede actuar como una
cuarta instancia para revisar las decisiones internas que establecieron las
responsabilidades correspondientes por la autoría material e intelectual de
estos hechos. Además, indicó que debe tenerse en cuenta la complejidad de
los hechos investigados a la luz del criterio de plazo razonable. En particular, el
Estado adujo que debía tenerse en cuenta que los hechos del asalto a la COB
ocurrieron en un período de dictadura y en el marco de una “conducta compleja
de organización militar inconstitucional” y “los involucrados en el crimen
pertenecían a una estructura militar preparados para hacer desaparecer las
evidencias y pruebas”.

En primer lugar, el Estado se refirió al “juicio de responsabilidades” instaurado


en contra del ex presidente de facto Luis García Meza, miembros del gabinete
ministerial, de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y personal civil. Alegó
que en el marco del mismo se sancionó a los autores materiales e intelectuales
de los hechos ocurridos en la toma de la COB. El Estado indicó que dicho
proceso culminó con una sentencia condenatoria por parte de la Corte
Suprema de Justicia el 15 de abril de 1993, mediante la cual se impusieron las
penas máximas establecidas en la legislación interna, sin derecho al beneficio
de indulto

En segundo lugar, el Estado presentó información sobre el proceso penal


instaurado en la jurisdicción ordinaria a partir de 1999 en contra del militar
Franz Pizarro Solano y otras personas, por los mismos hechos de la toma de la
COB. Destacó que el proceso fue iniciado por la necesidad de investigar otras
posibles responsabilidades además de las establecidas en el “juicio de
responsabilidades”. Indicó que dichas personas fueron juzgadas por los delitos
de “alzamientos armados contra la seguridad y soberanía del Estado”,
terrorismo, asesinato, encubrimiento, falso testimonio y asesinato. El Estado
señaló que varios de los acusados fueron sancionados de manera definitiva
también con penas máximas, mediante Auto Supremo de 25 de octubre de
2010 de Corte Suprema de Justicia. El Estado destacó la complejidad de este
proceso, debido a un supuesto “pacto de silencio de los procesados” y su
“actitud obstruccionista”, así como los distintos incidentes y excepciones
planteados por la defensa de los acusados, a los cuales había que dar
respuesta para garantizar su debido proceso. Destacó que en la decisión del
Tribunal Supremo se dejó constancia de que la demora era atribuible a la
conducta de los procesados. Señaló que los familiares de las víctimas actuaron
como parte civil y presentaron distintas solicitudes. El Estado refirió un tercer
proceso penal instaurado por el Ministerio Público en el año 2009 por el delito
de desaparición forzada en perjuicio de Juan Carlos Flores Bedregal y otras
personas el cual, para el 2011, se encontraba en etapa de investigación.

En comunicaciones posteriores el Estado controvirtió la caracterización de los


hechos como desaparición forzada señalando que “el fallecimiento del Sr.
Flores Bedregal está probado” de acuerdo con las determinaciones judiciales
internas. En ese sentido, el Estado adujo que “lato sensu, debido a la
participación y/o aquiescencia de agentes del Estado en el hecho que produjo
la muerte del Sr. Flores Bedregal, podría considerarse que éste violó […] el
derecho a la vida […]”, no obstante, alegó que con el regreso a la democracia
el Estado cumplió con sus obligaciones en materia de justicia. El Estado
sostuvo que al momento de los hechos y de los procesos penales, no tenía la
obligación de tipificar el delito de desaparición forzada.

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