Mi Llano Muere de Sed

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Mi llano muere de sed

¡Hola! Soy Camila y vivo en un pueblito del llano llamado Villanueva Casanare.
Antes, aquí todo era muy bonito: los ríos eran grandes y llenos de peces, y las vacas
pastaban en la hierba verde. Pero ahora todo está seco y amarillo. ¡Hasta mi vaca
Romina está flaquita!

Mi maestra nos dijo que esto se llama sequía. Es como si el cielo se hubiera olvidado
de mandarnos lluvia.

Un día, mi papá me dijo: “Camilita, el agua es muy importante, hay que cuidarla
mucho. ¿Ves esa mancha en el suelo? Es por una gotera en la manguera. ¡Hay una
que arreglarla ya!” Y así lo hicimos. Tapamos bien la gotera para que no se
desperdiciara ni una gota.

Mi mamá también me enseñó muchas cosas. Por ejemplo, que en vez de dejar
correr el agua mientras me lavo los dientes, puedo usar un vaso. ¡Y adivina qué!
Con el agua que sobra de lavar los platos, puedo regar mis matitas. ¡Crecen súper
rápido!

En la escuela, hicimos un cartel gigante con todos los consejos para ahorrar agua.
Aprendimos que podemos tomar duchas más cortas, usar la lavadora solo cuando
esté lleno y no tirar la basura en los caños o ríos.

Un día, mientras exploraba el bosque cerca de mi casa, escuché unos ruidos


extraños. ¡Eran unos chigüiros! Pero no estaban jugando como siempre, se veían
muy débiles y asustados. Les pregunté a mis papás qué pasaba y me contaron que
los chigüiros vivían en una laguna grande y profunda, pero que ahora la laguna
estaba casi seca por la sequía.

¡Tenía que ayudarlos! Junto con mis amigos, decidimos ir a buscar a los chigüiros.
Nos adentramos en el bosque, siguiendo las huellas que habían dejado en el suelo.
Después de caminar mucho, encontramos la laguna. ¡Era muy triste verla así, tan
pequeña, seca y agrietada!, el ambiente olía a animalitos muertos, los chigüiros
estaban atrapados en el lodo, sin poder moverse y muriendo de sed.

Con cuidado, los ayudamos a salir del lodo y los llevamos a un lugar seguro, cerca
de un pequeño charco de agua que habíamos encontrado. Los chigüiros bebieron
agua hasta saciarse y nos miraron con agradecimiento.

Cuando volvimos a casa, le contamos a toda la comunidad lo que habíamos hecho.


Todos se emocionaron y decidieron ayudar a los animales. Juntos, construimos un
canal para llevar agua desde un río cercano hasta la laguna de los chigüiros. ¡Ahora,
los chigüiros tienen un hogar feliz y seguro!, aunque ahora tenemos una tarea aún
más grande: evitar que algún día los Casanareños nos convirtamos en esos
chigüiros y estemos atrapados en un país y un planeta sin agua, esperando morir
de sed.

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