Braudel,+Fernand.+ +Las+Civilizaciones+Actuales+ (Ocr) + (1966)
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CAPITULO VIMN
t. LOS ESPACIOS
a) Arboles y hierbas.
El clima explica la sucesión de las extensas zonas de árboles y de hier-
bas que implican géneros de vida necesariamente diferentes:
Hacia el Oeste, el agua de las lluvias ecuatoriales permanece donde ha
caído y forma la inmensa masa de la selva virgen, análoga a la selva ama-
zónica o indonesia, que se extienden por las mismas latitudes.
Es “la selva-esponja, saturada de agua, con los macizos espesos de árboles gi-
gantes, con el monte bajo embrollado, oscuro y silencioso, resistente a cualquier
intento de roturación, hostil al establecimiento humano e, incluso, a la circulación,
salvo. la que se hace por los ríos; región de vida precaria, aislada, basada en la
pesca y en la caza”. Es, por excelencia, la zona refugio en la que subsisten los
pigmeos, supervivientes de aquellos negrillos que, probablemente, han constituido
la primera población de Africa.
Esta selva es más amplia por el Norte que por el Sur del Ecuador y bor-
dea al Golfo de Guinea en su fachada septentrional, de Liberia al Camerún.
118 LAS CIVILIZACIONES ACTUALES
GEOGRAFIA DE AFRICA
Petróleo
Gas naturo!
Hierro
Cobre A OH
Petróleo
9 Centro industrial
A Presa:construida
o en poyecto
Vegetación Mediterránea
E) Desiertos :
Tomojales y oltas hierbas : ce Hu
Sabonas A
Selva , E INDICO
E Cuttivos de irrigación -
eran Port Elisabeth
1.000 Km.
(en la suposición verosímil de que se trate de las poblaciones más antiguas, exclui-
dos los pigmeos). Poblaciones de primitivos que viven de la caza y de la recolec-
ción; o de agricultores, empeñados en fertilizar unas tierras montañosas, con fre-
cuencia muy pobres, que logran, gracias a un cultivo de huerta intensivo, mante-
ner densidades de 50 habitantes por kilómetro cuadrado y aún más, y que ocupan,
por lo general, posiciones fuertes, fáciles de defender. Es el caso de los dogones,
los más septentrionales de estos pueblos fuertemente arraigados, y de todos los
“pueblos desnudos” de Africa: “Coniaguis y Basaris, de Guinea; Bobos o Lobis,
de la Costa de Marfil; Nankasas, del Ghana moderno; Kabrei y Sombas, de Togo;
Dahomey, Fabis y Angus, de Nigeria.” Se trata siempre de pequeños grupos étni-
cos, minúsculas manchas en un mapa étnico.
A escala de los amplios conjuntos entre el bosque ecuatorial y el Sahara, con-
viene citar los nombres de los Tocolores, Mandingas, Bambaras, Hausas, Yorubas,
y de los Ibos, estos dos últimos, pueblos que forman las dos densas masas de po-
blación de la: poderosa Nigeria, el país más rico y más poblado del Africa negra.
Todos estos pueblos tienen sus propias creencias, sus modos de vida,
sus estructuras sociales, umas culturas que nunca son exactamente las mis-
mas. Esta diversidad concede un inmenso interés a Africa, en donde las
experiencias varían de un extremo al otro, contínua y ampliamente, y en
donde forzosamente los destinos de conjunto son muy difíciles de esbozar.
«Con frecuencia, las zonas-refugio de indígenas que en su resistencia no
quieren aceptar ninguna autoridad exterior, están situadas en la vecindad
de las capitales de más alto grado de desarrollo.»
En conclusión, la diversidad de los colores de la piel, que va del negro
más oscuro de los sudaneses, a la piel clara, tirando a amarilla de los ho-
tentotes y de los bosquimanos, no es más que la expresión antropológica y
fisiológica, de una diversidad mucho más esencial de los hombres, de las
sociedades y de las culturas.
de los pueblos negros que pertenecen a los soninka, rama de los pueblos mandes
(estos últimos formando parte de los mandingos). Atacada por los musulmanes
en 1077, la capital fue tomada y destruida.
Pero como se mantuvo el tráfico del oro (de los campos auríferos del Senegal,
del Benué y del Alto Niger), pronto apareció otro imperio, ligeramente desplazado
hacia el este, en beneficio de los mandingos y de la religión islámica: es el ¿imperio
del Malí (que se extiende hasta la desembocadura del Niger). Durante el reinado de
Kankan Musa (1307-1332), que hizo la peregrinación a la Meca, llegan a las orillas
del Niger numerosos mercaderes y letrados. Tombuctu se convierte entonces en
una flamante capital, a la que acude regularmente el pueblo nómada de los tuaregs.
Estos, al apoderarse más tarde de la ciudad, contribuirán a la decadencia del Im-
perio.
Un nuevo avance hacia el Este dará entonces origen a la prosperidad del Im-
perio Songhai (capitales Gao y Tombuctu). Se vio favorecido por sus relaciones
con la Cirenaica y las hazañas de Sonni Ali (1464-1492), la personalidad más im-
portante, sin ninguna duda, de todos estos fundadores de imperio. Sonni Ali no
fue un musulmán muy ortodoxo, pero la derrota de su sucesor por el usurpador
Mohammed Askia supone la victoria decisiva del Islam en este nuevo Imperio.
En todo caso, han pasado los años de gloria de los imperios nigerianos:
la ruta marítima descubierta por los portugueses saca el oro de los países
negros hacia el Atlántico y, sin terminar enteramente con los tráficos saha-
rianos, los debilita considerablemente. Es en el ámbito de esta evidente re-
gresión donde se sitúa la conquista de Tombuctu y la ruina del imperio
Songhai, en 1591, por una expedición marroquí conducida por renegados de
origen español. El sultán de Marruecos, Muley Ahmed, debió el éxito de
esta expedición el sobrenombre de Al Mansur (el Victorioso) y de Al Deh-
bi (el Dorado). No obstante, la expedición constituyó una decepción tre-
menda para sus autores que la habían emprendido con la idea de ir hacia
la conquista fabulosade los países del oro. El sultán sólo mantendrá una
soberanía formal y lejana sobre estos países pobres en los que se suceden,
entre 1612 y 1750, nada menos que 120 pachás, simples juguetes en manos
de las guarniciones moras que les elegían y, cuando les convenía, se libra-
ban de ellos.
En el siglo XvHm, en los países nigerianos, se reparten el poder de he-
cho, los nómadas y los bambara de Segou y del Kaarta. Ha pasado la épo-
ca de los grandes imperios: era el rico comercio transahariano el que ha-
bía provocado y mantenido su brillante y precoz existencia. Su muerte fue
consecuencia de la desaparición de este comercio.
c) El caso de Benin.
La existencia de estos grandes Estados no debe llamar a engaño: fue-
ron una excepción. El Estado corriente del Africa negra rara vez ha co- *
nocido semejante amplitud. Así, por ejemplo, el de Benin, floreciente desde
el siglo Xi y que alcanzó, en el Xv, una cierta perfección artística, tuvo una
pobre extensión. Se trata, fundamentalmente, de una apertura, por lo de-
más mal organizada, en la densa masa de la selva ecuatorial, que los vien-
tos lluviosos acumulan entre el Golfo de Guinea y las mesetas interiores. *
Se sitúa en país yoruba, del delta del Níger a la ciudad actual de Lagos,
en una región muy pronto urbanizada.
Su reputación es mayor que su extensión. Tuvo la ventaja, y al mismo
EL CONTINENTE NEGRO Y SU PASADO 125
tiempo la desventaja, de ponerse muy pronto en contacto con las rutas del
Norte, con los ricos clientes de El Cairo y sus artistas y, más tarde, con los
portugueses; tuvo la ventaja, también en razón de estas relaciones, de ser
un centro artístico importante de escultores de marfil y de fundidores de
bronce. Y. no es la aburrida historia de los príncipes de Benin la que puede
explicar este asombroso y extraordinario logro artístico. Según la explica-
ción del africanista Paul Mercier, hay que tener en cuenta la gran densi-
dad humana de los países yoruba en general, y del Benin en particular, su
estructura urbana y, finalmente, el clima, que hace posible en esta región,
cerca del Golfo de Guinea, la existencia de dos períodos de lluvia (el doble
paso del sol por su cénit) y, por lo tanto, de dos cosechas anuales en vez
de una.
que subrayar que hoy día existen en el Nuevo Mundo verdaderas Africas vivas.
Importantes núcleos étnicos se han desarrollado y perpetuado hasta nuestros días
en el Norte y en el Sur de América, mientras que ninguna de estas Africas exiladas
ha sobrevivido en Asia o en tierra del Islam.
organización y toda la cultura. Nunca se podrá decir hasta qué punto han
actuado en este sentido las consecuencias y la novedad del trabajo asala-
riado, de la economía monetaria, de la escritura, de la propiedad inmobilia-
ria individual. Sin duda, se trata de nuevos golpes contra el viejo régimen
social. Pero estos golpes son necesarios para la evolución que está en curso.
LEONA
LIBERIA
COSTA de MARFIL
CABINDA
ÁFRICA del
SUDOESTE
Bl
ww Grupo de Casablanca
E unión de Estados Africanos RERUBLICA
ASUTOLAND
(TB Grupo de Monrovia SUDAFRICANA
ETD unión Africana y Malgache
¿Hay que considerar acaso a estas divisiones como un mal sin remedio,
divisiones las unas artificiales, las otras obedeciendo a razones de orden geo-
gráfico y las menos a razones de tipo cultural? Cabe preguntarse si constl-
tuirán un obstáculo para ciertos sueños de unidad africana o, por lo menos,
para la realización de un Mercado Común africano. Pero no es seguro que
Africa esté madura para la unidad política o incluso cultural. No son sola-
AFRICA Y EL OCCIDENTE
MAURITANIA] |
LL INIGER]
¡SHAD]
MYOLTAR '
SIERRA LEONA A 0
MARFIL
DÍISWAZILAND
DelsuroLano
Poises asociados a la
mn Comunidad Europeo.
MD Paises de la Commonwealth