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CONFLICTO

Si definimos el término desde un punto de vista simple, podemos decir que un conflicto es una situación en la
que dos o más personas no están de acuerdo con el modo de actuar de un individuo o un grupo. Para que esta
situación exista es necesario que exista un desacuerdo que no haya sabido resolverse. Por ejemplo: Si de una
pareja una de las partes desea ir a un lugar de vacaciones y la otra a un lugar diferente hay desacuerdo, si
acceden a charlar y resolver el problema de común acuerdo, entonces el conflicto no se produce, lo contrario, si
ninguno da el brazo a torcer, sí.
CRISIS EMOCIONAL: ¿POR QUÉ OCURRE Y CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?

Una crisis siempre implica tomar una decisión importante y aceptar que todo ha cambiado.
La palabra “crisis” es utilizada con diversos sentidos. Primeramente, es necesario mencionar que proviene
del vocablo griego krisis (decisión) y krino (separar); así pues, conlleva ruptura pero al mismo tiempo esperanza
y oportunidad. A su vez, en China, muchas personas utilizan el término “wei-ji”, vocablo compuesto de dos
ideogramas: peligro y oportunidad.
Así pues, es posible simplificar que toda crisis alude a un peligro por el sufrimiento que trae consigo la pérdida
de aquello que se ha perdido o de lo que está próximo a perder; por su parte, “ocasión” (oportunidad) hace
referencia al medio de restauración de una nueva realidad a partir de la crisis experimentada.
A continuación veremos qué significa exactamente experimentar una crisis emocional.
Definiciones de crisis
La crisis (ya sea política, religiosa o psicológica) puede ser conceptualizada de diversas formas, pero existe una
palabra que condensa objetivamente su significado: desequilibrio; un desequilibro ocurrido entre un antes y
un después.
Un evento de crisis siempre infiere una desviación contextual en el que se lleva a cabo. Supone una amenaza de
pérdida de los objetivos conseguidos (sean estos económicos, sociales, religiosos, psicológicos, etc.) que se
presenta envuelta de angustia. Un episodio de crisis, se realiza en el tiempo y, ese tiempo es relativamente breve
(a diferencia del estrés), que está marcado por un inicio y un final a corto plazo.
La tríada que da forma a toda crisis es: desequilibrio, temporalidad y la capacidad interna de avanzar o
retroceder. La crisis emocional, por consiguiente, siempre obliga a tomar una decisión.
Un cambio drástico
Ninguna crisis es de naturaleza neutra. Siempre conlleva un avance o un retroceso; nunca pasa desapercibida
por el sujeto afectado, su familia o la sociedad misma.
Toda crisis tiene la misma sucesión: conflicto, desorden y adaptación (o desadaptación según sea el caso).
¿Qué la origina?
El generador de la crisis no es el conflicto en sí, sino la respuesta del sujeto ante dicha eventualidad. Es
decir, el problema no es el problema sino la respuesta expresada ante el suceso. Por lo anterior, es totalmente
natural y comprensible que ante un mismo acontecimiento un sujeto cree una crisis y otro no.
A manera de síntesis, es posible definir la crisis como “una desorganización yoica transitoria con probabilidad
de cambio”. Es decir, en una situación de crisis se rompe el “equilibrio inestable” que conforma la salud mental
del individuo, pero de forma transitoria no permanente.
Pero este desequilibrio no es infecundo, ya que puede fortalecer más al individuo, dando pie a nuevas formas
de comportamiento o activando mecanismos diversos además de posibilidades que hasta ese momento han sido
desconocidas incluso para el afectado.
Así pues, la crisis, por sí misma, no es negativa, sino que todo dependerá del abordaje que tome el sujeto ante
cualquier eventualidad.
Fases de la crisis emocional
Desde una perspectiva sincrónica, la crisis puede ser una forma concentrada de angustia. Dicho fenómeno
puede ser descompuesto de manera sencilla en tres elementos diferentes: el estupor, la incertidumbre y la
amenaza.
1. Estupor
El estupor es un elemento que siempre se encuentra presente: se identifica por el miedo y la inhibición del
individuo ante las emociones experimentadas, las cuales son incomprensibles, lo paralizan.
El sujeto en crisis no reacciona, no busca una salida a su malestar. Toda la energía de su ser es empleada
para suavizar la brecha abierta por la crisis misma; lo anterior es realizado en un intento por recuperar de
manera rápida el equilibrio emocional. A su vez, el desequilibrio manifestado, es el origen de la
desorganización psíquica.
A pesar de todo lo experimentado, el estupor brinda protección a la persona de la descompensación total y
amortigua, de cierto modo, las graves consecuencias de la crisis.
2. Incertidumbre
La “incertidumbre” es el reflejo del asombro experimentado por el sujeto y se traduce como una lucha entre
fuerzas opuestas: optar por esta salida o la otra, escoger “esto” o “aquello”. Esta vivencia dicotómica sirve de
alarma ante un peligro real o una fantasía latente.
La conjunción entre estupor e incertidumbre es definida como “ansiedad confusional”, la cual es una vivencia
en la que predomina el caos mental por no saber ni comprender qué es lo que está pasando tanto dentro como
fuera de sí mismo.
3. Amenaza
El tercer elemento es la “amenaza”. Todo desequilibrio presentado implica temor a la destrucción. El
“enemigo” está fuera de uno mismo y se presentan conductas defensivas a manera de desconfianza o agresión.
La crisis, en este punto, representa un peligro para la integridad de la psique de la persona.
Características y síntomas
Por lo ya expuesto, es posible afirmar que la crisis no se explica por sí sola sino que necesita el antecedente del
pasado para poder ser comprendida.
Es necesario recordar que toda crisis tiene un antes y un después. Un episodio de crisis supone el encaramiento
a algo que cambia de forma repentina e inesperadamente, y la salida ideal ante tal situación es encontrar el
equilibrio emocional o bien seguir en la confusión y el desorden psíquico.
La evolución de la crisis es normal cuando se consigue el “equilibrio inestable” en un tiempo prudente, que no
puede ser determinado ni encasillado. El solo hecho de pedir ayuda para superar el episodio de malestar es una
manera de facilitar la estabilidad emocional. No obstante, es posible señalar, como características comunes a
toda crisis, las siguientes:
 El factor primordial, que determina la aparición de la crisis, es el desequilibrio presentado entre la
dificultad del problema mismo y los recursos de los que dispone el individuo para afrontarla.

 La intervención externa durante la crisis (psicoterapia) puede compensar el desequilibrio producido y guiar al
individuo hacia un nuevo estado emocional armónico.

 Durante un episodio de crisis, el individuo experimenta una intensa necesidad de ayuda. De igual manera,
mientras dura el episodio, el sujeto es más susceptible a la influencia de los otros que en los períodos en los que
su funcionamiento emocional se encuentra equilibrado o en total desorden.

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