Dilemas Éticos - 073343

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Dilemas éticos: qué son, tipos y 5

ejemplos que te harán pensar


Varias situaciones hipotéticas que te harán
dudar acerca de qué es lo correcto.

Oscar Castillero Mimenza


29 enero, 2018 - 18:16

La ética y la moral son constructos que regulan el comportamiento


humano y permiten su dirección a lo que tanto de manera individual (ética)
como colectiva (moral) se considera aceptable y positivo. Qué es bueno y qué
es malo, que deberíamos hacer y que no deberíamos hacer e incluso de qué
aspectos nos preocupamos y valoramos son elementos derivados en gran
medida de nuestro sistema ético.

Pero a veces nos encontramos con situaciones en que no sabemos qué hacer:
escoger A o B tiene, en ambos casos, repercusiones negativas y positivas a la
vez y los diferentes valores que nos rigen entran en un conflicto. Estamos
ante situaciones que nos suponen dilemas éticos.

Una parte de la filosofía moral


Se entiende por dilema ético a toda aquella situación en la que se dé un
conflicto entre los diferentes valores de la persona y las opciones de
actuación disponibles. Se trata de situaciones en que se va a generar una
pugna entre varios valores y creencias, no existiendo una solución totalmente
buena y otra opción totalmente mala, teniendo ambas repercusiones positivas
y negativas a la vez.

Este tipo de dilemas requieren de una reflexión más o menos profunda sobre
las alternativas de las que disponemos, así como del valor otorgado a los
valores morales con los que nos regimos. A menudo nos tocará priorizar uno u
otro valor, entrando ambos en conflicto de cara a tomar una decisión.
Asimismo, permiten ver que las cosas no son o blancas o negras, así
como entender a personas que toman decisiones distintas a las propias.

La existencia de dilemas éticos existentes en la vida real o posibles han


generado una interesante rama de estudio centrada en nuestras creencias y
valores y cómo éstas son gestionadas.

Permiten ver cómo reflexionamos y que elementos tenemos en cuenta para


tomar una decisión. De hecho, es frecuente que se empleen dilemas éticos
como mecanismo para educar en el uso y gestión de emociones y valores,
para concienciar sobre algunos aspectos o para generar debate y compartir
puntos de vista entre personas. También se emplean en el ámbito laboral,
concretamente en selección de personal.

Tipos de dilemas éticos


El concepto de dilema ético puede parecer claro, pero lo cierto es que no existe
un solo tipo. En función de diversos criterios podemos encontrarnos con
distintas tipologías de dilemas, que pueden variar en su nivel de concreción, en
el papel del sujeto al que se le presenta o en su verosimilitud. En este sentido,
algunos de los principales tipos son los siguientes:
1. Dilema hipotético
Se trata de dilemas que colocan a la persona a quien se le pregunta en una
posición en la que se ve confrontando una situación que es muy poco
probable que suceda en la vida real. No se trata de fenómenos imposibles,
pero son algo a lo que la persona debe enfrentarse en su día a día de manera
habitual. No es necesario que la persona a quien se le plantea el dilema sea el
protagonista de este, pudiendo preguntársele qué debería hacer el personaje.

2. Dilema real
En este caso el dilema planteado versa sobre un tema o situación que resulta
cercana a las personas a quien se le plantea, sea porque se refiere a un suceso
que ha vivido o a algo que puede ocurrir con relativa facilidad en su día a día.
Aunque suelen ser menos dramáticos que los anteriores, pueden resultar
tanto o más angustiantes por este motivo. No es necesario que la persona a
quien se le plantea el dilema sea el protagonista de este, pudiendo
preguntársele que debería hacer el personaje.

3. Dilema abierto o de solución


Los dilemas planteados como abiertos o de solución son todos aquellos
dilemas en que se presenta una situación y las circunstancias que la rodean, sin
que el protagonista de la historia (que puede o no ser el sujeto a quien se le
plantea) haya realizado aún ninguna acción para solucionarlo. Se pretende que
la persona a quien se le sugiere este dilema escoja cómo proceder en dicha
situación.
4. Dilema cerrado o de análisis
Este tipo de dilema es aquel en el que la situación planteada ya ha sido
solucionada de una forma u otra, habiendo tomado una decisión y realizado
una serie de conductas concreta. La persona a quien se le plantea el dilema no
debe decidir qué se hace, sino valorar la actuación del protagonista.

5. Dilemas completos
Se trata de todos aquellos dilemas en los que se informa a la persona a quien
se le plantean de las consecuencias de cada una de las opciones que se pueden
tomar.

6. Dilemas incompletos
En estos dilemas no se hacen explícitas las consecuencias de las decisiones que
tome el protagonista, dependiendo en gran medida de la capacidad del sujeto
para imaginar ventajas y desventajas.

Ejemplos de dilemas éticos


Como hemos visto existen maneras muy diferentes de proponer diferentes
tipos de dilemas éticos, existiendo miles de opciones y estando limitados solo
por la propia imaginación. A continuación, veremos algunos ejemplos de
dilemas éticos (algunos muy conocidos, otros menos) de cara a poder ver
cómo funcionan.
1. Dilema de Heinz
Uno de los dilemas éticos más conocidos es el dilema de Heinz, propuesto por
Kohlberg para analizar el nivel de desarrollo moral de los niños y
adolescentes (infiriéndose a partir del tipo de respuesta, el porqué de la
respuesta dada, el nivel de obediencia a las normas o la relativa importancia
que pueda tener su seguimiento en algunos casos). Este dilema se presenta de
la siguiente manera:

“La mujer de Heinz está enferma de cáncer, y se espera que muera pronto si no
se hace nada por salvarla. Sin embargo, existe un medicamento experimental
que los médicos creen que puede salvar su vida: una forma de radio que un
farmacéutico acaba de descubrir. Aunque esta sustancia es cara, el
farmacéutico en cuestión está cobrando muchas veces más cantidad de dinero
de lo que le cuesta producirla (le cuesta 1.000 dólares y cobra 5.000). Heinz
reúne todo el dinero que puede para comprarla, contando con la ayuda y el
préstamo de dinero de todos sus conocidos, pero solo alcanza a reunir 2.500
dólares de los 5.000 que cuesta el producto. Heinz acude al farmacéutico, a
quien le dice que su esposa se muere y a quien le pide que le venda el
medicamento a menor precio o que le deje pagar la mitad más tarde. El
farmacéutico sin embargo se niega, aduciendo que debe ganar dinero con él ya
que ha sido quien lo ha descubierto. Dicho esto, Heinz se desespera y se plantea
robar la medicina.” ¿Qué debería hacer?

2. Dilema del tranvía


El dilema del tranvía o del tren es otro clásico entre los dilemas éticos/morales,
creado por Philippa Foot. En este dilema se propone lo siguiente:
“Un tranvía/tren circula fuera de control y a toda velocidad por una vía, poco
antes de un cambio de agujas. En esta vía hay atadas cinco personas, que
morirán si el tren/tranvía les alcanza. Tú te encuentras delante del cambio de
agujas y tienes la posibilidad de hacer que el vehículo se desvíe a otra vía, pero
en el que se encuentra atada una persona. Desviar el tranvía/tren hará que
muera una persona. No hacerlo, que mueran cinco. ¿Qué harías?”

Este dilema dispone además de múltiples variantes, pudiendo complicar en


gran medida la elección. Por ejemplo, la elección puede estar en que puede
detener el tranvía, pero ello hará que descarrile con una posibilidad del 50% de
que todos sus ocupantes mueran (y 50% de que todos se salven). O se puede
buscar más la implicación emocional del sujeto: proponer que en una de las
vías hay cinco o más personas que morirán si no se hace nada y en la otra una,
pero que esta una es la pareja, hijo/a, padre/madre, hermano/a o familiar del
sujeto. O bien un niño.

3. Dilema del prisionero


El dilema del prisionero es uno de los dilemas empleados por John Nash para
explicarlos incentivos y la importancia de las decisiones no solo propias sino
también ajenas para obtener determinados resultados, siendo necesaria la
cooperación para lograr el mejor resultado posible. Aunque es más
económico que ético, también tiene implicaciones en este sentido.

El dilema del prisionero propone la siguiente situación:

“Dos presuntos delincuentes son detenidos y encerrados, sin que puedan


comunicarse entre sí, ante la sospecha de su implicación en un robo a un banco
(o un asesinato, dependiendo de la versión). La pena por el delito es de diez
años de cárcel, pero no existen pruebas palpables de la implicación de ninguno
en estos hechos. La policía le propone a cada uno de ellos la posibilidad de salir
libre si delata al otro. Si los dos confiesan el crimen cumplirán cada uno seis
años de prisión. Si uno lo niega y el otro proporciona pruebas de la implicación
de éste, el informador saldrá en libertad y el otro será condenado a los diez años
de cárcel. Si los dos niegan los hechos, ambos permanecerán en prisión un
año.”

En este caso, más que de moral estaríamos hablando de las consecuencias


de cada acto para uno mismo y para el otro y de cómo el resultado depende
no solo de nuestra actuación sino también de la ajena.

4. El ladrón noble
Este dilema plantea lo siguiente:

“Somos testigos de cómo un hombre roba un banco. Sin embargo, observamos


que el ladrón no se queda el dinero, sino que lo entrega a un orfanato que
carece de recursos para sustentar a los huérfanos que en él viven. Podemos
denunciar el robo, pero si lo hacemos es probable que el dinero que el orfanato
ahora puede usar para alimentar y cuidar a los niños tenga que devolver lo
robado”.

Por un lado, el sujeto ha cometido un delito, pero por otro lo ha hecho por una
buena causa. ¿Qué hacer? El dilema puede complicarse si se añade, por
ejemplo, que durante el atraco al banco ha muerto una persona.

5. El examen
A veces, la decisión correcta se da en una situación muy ambigua en la que no
sabemos si hemos cometido una infracción o no. Este dilema ético se basa en
este tipo de situaciones. Nos plantea este escenario:
"Estás en un aula de universidad realizando un examen: todos los alumnos
estáis sentados en sillas-pupitre alineadas, respondiendo a preguntas que
deben ser respondidas por escrito. En determinado momento, llevas varios
minutos intentando resolver una pregunta que se te resiste, y viendo que no vas
mal de tiempo, decides descansar durante un par de minutos, para ver si
desconectando puedes evocar mejor los recuerdos. Sin embargo, tras llevar un
rato con la mente en blanco y sin pensar en nada en concreto y con la mirada
perdida, te das cuenta de que acabas de ver la respuesta correcta en la hoja de
respuestas de la persona que tienes delante. Teniendo en cuenta que lo más
probable es que no fueras a poder recordar la respuesta correcta, ¿respondes a
la pregunta, o la dejas en blanco?".

Es una simple pregunta de un examen, pero... ¿debes hacerte cargo de haber


"copiado", aunque sea de manera no del todo voluntaria? ¿O por el otro
lado no tienes la culpa de que tu mirada se haya dirigido a la hoja de examen de
la otra persona?

En ocasiones también debemos enfrentarnos a


ellos en la vida real
Algunos de los dilemas éticos antes propuestos son enunciados que pueden
antojarse falsos o una elaboración hipotética a la que jamás vamos a tener que
enfrentarnos en la vida real. Pero lo cierto es que en el día a día podemos llegar
a tener que hacer frente a decisiones difíciles, con consecuencias o
implicaciones negativas tomemos la decisión que tomemos.

Por ejemplo, podemos encontrarnos con que un conocido realice algún acto
poco ético. Asimismo, podemos observar algún caso de acoso escolar, o una
pelea, en la cual podemos intervenir de diferentes formas. Frecuentemente nos
encontramos con indigentes, y podemos enfrentarnos al dilema de si ayudarles
o no. También a nivel profesional: un juez por ejemplo ha de decidir si mandar
o no a alguien a prisión, un médico puede enfrentarse a la decisión de alargar
artificialmente la vida de alguien o no o quien debe o no ser operado.

Podemos observar malas praxis profesionales. Y también podemos


enfrentarnos a ellos incluso en la vida personal: podemos por ejemplo ser
testigos de infidelidades y traiciones hacia seres queridos o llevados a cabo por
ellos, teniendo el conflicto de si decírselo o no.

En conclusión, los dilemas éticos son un elemento de gran interés que pone a
prueba nuestras convicciones y creencias y nos obligan a reflexionar sobre lo
que nos motiva y cómo organizamos y participamos en nuestro mundo. Y no se
trata de algo abstracto y ajeno a nosotros, sino que pueden formar parte de
nuestro día a día.

Referencias bibliográficas:

• Anscombe, G.E.M. (1958). Modern Moral Philosophy. Philosophy. 33


(124): pp. 1 - 19.
• Benítez, L. (2009). Actividades y recursos para educar en valores. Editorial

PCC.
• Fagothey, A. (2000). Right and Reason. Rockford, Illinois: Tan Books &
Publishers.
• MacIntyre, A. (1998). A Short History of Ethics: A History of Moral
Philosophy from the Homeric Age to the 20th Century. Routledge.
• Paul, R.; Elder, L. (2006). The Miniature Guide to Understanding the
Foundations of Ethical Reasoning. United States: Foundation for
Critical Thinking Free Press.

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