Feminismo Encuentro

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E R IC A \T IN A
Tomo Extraordinario Núm. 11,1994
Libros HOMINES

HOMINES
Vol. 17, Núm. 1 y 2, julio de 1993 a junio de 1994

© Derechos Reservados, HOMINES


San Juan de Puerto Rico, 1994
“FEMINISMO: ENCUENTRO
Y DIVERSIDAD EN ORGANIZACIONES
DE MUJERES LATINOAMERICANAS,
1985 1990 - ” *

Lola G. Luna**

1. APLICACIÓN DEL VIDEO A LOS MOVIMIENTOS DE MUJERES


En 1985 comencé a utilizar el video doméstico (grabación en video 8 y edición en
Beta - o VHS) como soporte para la recogida de fuentes orales sobre los Movimientos
de Mujeres en América Latina, que estaban por aquellas fechas en un proceso de expan­
sión. Me movía a ello el conocimiento por anteriores experiencias de investigación, de las
escasas fuentes tradicionales que quedan de los movimientos sociales en general y de
los de mujeres en mayor medida. También consideré que la imagen enriquecía las fuen­
tes orales (añade datos al discurso sobre la raza, la edad, el vestido, el entorno, etc.) y
además, la nueva tecnología del video doméstico era asequible para este tipo de expe­
riencia. Partí de la idea de realizar entrevistas abiertas a mujeres, en grupo o individual­
mente, que estuvieran vinculadas a organizaciones de mujeres, para recoger la historia
de aquéllas. Junto a las entrevistas, también realicé grabaciones de algunos eventos fe­
ministas centrándome en los debates, especialmente los que se realizaban sobre femi­
nismo y política. El objetivo fue crear fuentes videográficas complementarias de las tradi­
cionales (documentos escritos, revistas, panfletos y otros materiales) para el estudio del
feminismo latinoamericano y su relación con los movimientos de mujeres.'

* Presentado en el V Congreso Internacional e Interdisciplinario de la Mujer, "Búsqueda, Partici­


pación y Cambio", San José, Costa Rica, 22 a) 26 de febrero de 1993.
** Investigadora y Profesora, Seminario Interdisciplinario Mujeres y Sociedad, Departamento de
Historia de América, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona, Barcelona,
España.
1 Realicé grabaciones a una serie de organizaciones de mujeres en Río de Janeiro, Bertioga (III
Encuentro Feminista Latinoamericano), Buenos Aires, Montevideo (1985), Lima, Bogotá (1986),
Managua (1987), Santiago de Chile (1988), Buenos Aires y San Bernardo (V Encuentro Femi­
nista Latinoamericano) (1990). No incluí en la investigación las áreas de mujer existentes al in­
terior de partidos políticos o sindicatos, porque la idea era centrarnos en organizaciones feme­
ninas componentes del movimiento social. Un primer análisis de la experiencia se trata en el
artículo: El video aplicado a la Memoria de las Mujeres Latinoamericanas, Boletín Americanista
núm. 38, Universidad de Barcelona 1988.

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Por otro lado estaba el objetivo académico de introducir en el aula2 imágenes y testi­
monios directos de las protagonistas del fenómeno social y político de los movimientos
sociales de mujeres en América Latina, para su análisis y para contrastar la mirada
etnocèntrica que proyectamos a la hora de estudiar fenómenos históricos que suceden
en otras culturas de otros países y continentes.
A partir de la documentación recogida realicé una doble tarea: por un lado la edición
de una serie de videos de los diferentes países y eventos, en los que intenté sintetizar
los testimonios claves para un acercamiento a los movimientos de mujeres en América
Latina, y por otro, la utilización de las fuentes vldeográficas para una primera interpreta­
ción de su significado en relación con la coyuntura histórica de la década del 80 y con el
feminismo.
La interpretación que sigue sobre la diversidad y confluencia de los movimientos de
mujeres en el feminismo, está basada en la observación de los testimonios de las muje­
res entrevistadas y apoyada en algunos elementos teóricos del enfoque de género.

2. DIVERSIDAD Y CONFLUENCIA DE LOS MOVIMIENTOS DE MUJERES


Las fuentes videográficas mostraban sectores de mujeres que se habían organiza­
do en torno a la lucha específica contra la desigualdad de género (movimientos femi­
nistas), mientras otras organizaciones lo habían hecho para enfrentar la crisis económi­
ca (movimientos por la sobrevivencia) o bien para denunciar las desapariciones y
asesinatos de sus hijos a manos de las dictaduras, bien para apoyarlos en la guerra (mo­
vimientos de madres)3.
La diversidad en los orígenes y en las reivindicaciones de estos movimientos de
mujeres está articulada con diferentes formas de asumir su posición en las relaciones de
género4. Mientras las feministas se nucleaban en torno a una crítica del patriarcado y su
lucha estaba encaminada a la transformación de las relaciones de género, las mujeres
de los movimientos populares (organizadas en algunos países como Perú, Bolivia o Bra­
sil bajo el significativo nombre de “clubes de madres"), o las madres de los desapareci­
dos, tenían objetivos relacionados con la reproducción, núcleo central del rol tradicional
del género femenino, desde el que reclamaban a sus hijos con vida enfrentándose a las
dictaduras genocidas.
A través de la documentación videográfica se hacía evidente que, de una forma u
otra, sectores de mujeres se estaban movilizando en torno a cuestiones relacionadas con
su género que las llevaba a irrumpir en la escena pública con nuevas formas de hacer

2 Soy profesora de Historia de América Latina siglo XX en la Facultad de Geografía e Historia de


la Universidad de Barcelona y desde hace cinco años doy un Curso de Doctorado que gira en
tomo a los Movimientos de Mujeres en América Latina.
3 La tipología de movimientos feministas, movimientos por la sobrevivencia y movimientos de
madres está más ampliamente explicada en El video aplicado..., op. cit. y en Género y Movi­
mientos Sociales en América Latina, Boletín Americanista núm. 39-40, Univ. de Barcelona
1990.
4 Entendiendo el género como un elemento constitutivo de la desigualdad en las relaciones so­
ciales (de poder) que se dan entre los sexos, en la línea que apunta Joan W. Scot, El Género:
Una categoría útil para el análisis histórico, en J.S. Amelang y M. Nash (eds) Historia y Géne­
ro, Valencia 1990.

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dimensión política. Son madres, pero son mujeres y al irrumpir en ei campo de la política
a través de una lucha fundamentalmente ética (“justicia a los culpables") la idea de igual­
dad entre los géneros surge espontáneamente, aunque no sea su objetivo central.
Esta reflexión, a partir de fuentes videográficas, consideró que es sólo un acerca­
miento para explicar el hecho de la confluencia en el feminismo de manera articulada o
explícitamente negada, de sectores de mujeres implicados en diferentes luchas.
Recapitulando, se puede decir que en las estructuras latinoamericanas del siglo XX (el
modelo de desarrollo y las formas de gobierno: dictatoriales o democráticas) se dan co­
yunturas (crisis económica, luchas por la democracia), factores económicos y sociales
(políticas de desarrollo, organismos de cooperación), hechos históricos (genocidios, gue­
rras) en donde las relaciones de género (que ubican a las mujeres en la sociedad y la
historia) se modifican (como otras relaciones sociales) a partir de la actuación de secto­
res diversos de mujeres, organizadas en torno a objetivos concretos.
Como señala Jardim Pinto, el feminismo posee su propia radicalidad que corta verti­
calmente todas las prácticas (públicas, privadas, de la razón, el afecto, el trabajo, el pla­
cer, la obligación y ei deseo) en la presencia del cuerpo de la mujer al luchar por una con­
dición, contra la desigualdad en las relaciones de género21
“el movimiento feminista es el espacio privilegiado donde se explicitan las resistencias a
las relaciones de poder contenidas en las relaciones de género, pero no es el único canal.
En los movimientos populares también emergen prácticas de resistencia a la desigualdad
contenida en las relaciones de género.”22
Pensamos que el feminismo23 actúa como agente traspasando los objetivos y la ac­
ción inmediata de las organizaciones de mujeres que no se mueven inicialmente contra
la desigualdad de género, pero que al ser mujeres, su condición subordinada se hace vi­
sible y se produce el cambio en relación a su posición, lo que las lleva a identificarse con
el discurso feminista.

21 O p .C it.p . 132.
22 Idem, la traducción es nuestra.
23 Entendido el feminismo como un proceso histórico inacabado, protagonizado por las mujeres en
el que se da una toma de conciencia, un discurso teórico y cultural (crítico y renovador del co­
nocimiento) y un movimiento político. Los tres elementos han coincidido hasta ahora en dos
momentos: el sufragismo y el feminismo de los setenta. Visto así se explican sus reflujos y re­
apariciones, su expansión y su internacionalismo y desde luego su presencia en la sociedad más
allá del movimiento y la acción puntual. C. Fagoaga y L. G: Luna, Notas para una historia social
del Movimiento de las Mujeres: signos reformistas y signos radicales, en Ordenamiento Jurí­
dico y Realidad Social de las mujeres. Universidad Autónoma de Madrid, 1986, p. 454.

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Se puede decir que el trabajo de los Centros Feministas ha llevado a una articula­
ción de la problemática de género a la de clase, introduciendo el elemento de la subordi­
nación de la mujer en los movimientos barriales'8 y que ha sido la coyuntura de la crisis
del modelo capitalista periférico y factores como las políticas de Cooperación quienes que
han posibilitado este encuentro de organizaciones de mujeres en el feminismo. En el caso
de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe Bonafini, después de contestar a la pregunta
sobre qué relación tienen con las feministas argentinas:
“nosotras no somos feministas, nosotras luchamos por la vida de nuestros hijos, mal po­
dríamos ser feministas...”,
continúa con un discurso reivindicativo sobre la falta de lugar para las mujeres en la so­
ciedad. Lo que se trasluce en primer lugar, es el falso estereotipo que Bonafini tiene so­
bre el feminismo y las feministas, que le hace expresarse de una forma aparentemente
contradictoria. Está claro, que los objetivos y la acciones de las Madres organizadas en
torno a la recuperación de sus hijos no son feministas, pero la pregunta es, ¿cómo actúa
el género en este caso?
Las Madres de Plaza de Mayo, como las Madres de Héroes y Mártires de Nicara­
gua, son un ejemplo de movimiento social de mujeres en donde la identificación con la
socialización de los hijos como tarea del género femenino actúa como motor, y se articu­
la a la coyuntura política y social de forma diferente en cada caso. El caso de Nicaragua
hay que mirarlo a la luz de la Revolución Sandinista y la institucionalización que se hace
de la participación social y política de las mujeres desde el Estado a través de las orga­
nizaciones de masas. El caso argentino puede verse como un movimiento por los Dere­
chos Humanos, que surge en una situación en donde los organismos internacionales de
defensa de éstos, fueron inoperantes y ciegos. Pero el Movimiento de Madres de Pla­
za de Mayo no es sólo un movimiento por los Derechos Humanos, va mucho más allá,
por su carácter femenino,*0 convirtiéndose en un paradigma de nuevas formas de hacer
política desde la maternidad, porque lo nuevo es la intégración que hacen de la política y
la ética,20 al reivindicar el primer derecho de las personas que es la vida. Como creado­
ras de la vida de sus hijos sintetizan en su acción política lo privado, la maternidad, y lo
público, los derechos humanos. Su marcha de cada jueves de la casa (lo privado) a la
Plaza (lo público) es un símbolo acabado de esa síntesis. Pensamos que en ese paso
de lo privado a lo público es donde actúa el género, redefiniendo el rol y dándole una

las mujeres y fortalecimiento de su posición en el mundo del trabajo rural y urbano, a su forma­
ción y participación política. La propuesta que se lanza para el futuro es educar al Norte en la
Cooperación para el Desarrollo e incluir la perspectiva de género en programas y acciones es­
pecíficas para las mujeres, así como garantizar el acceso de las mujeres a los mecanismos de
poder político y económico y a los espacios donde se toman decisiones que afectan especial­
mente a las mujeres y a su reproducción. Ver P. PORTOCARRERO, N. GALER, P. RUIZ BRA­
VO V. GUZMÁN, Mujer en el Desarrollo. Balances y Propuestas. Ed. Luis Varela - Flora Tristán.
Lima 1990 y V. Guzmán, P. Portocarrero, V. Vargas, (comps) Género en el Desarrollo, Ed,
Entre Mujeres- Flora Tristán, Lima 1991.
18 Y a crear grupos feministas al interior de ellos como es el caso del Club de Madres de Villa el
Salvador, que aparece en el video, las cuales fueron capacitadas por el Centro Manuela Ra­
mos de Lima (Perú).
19 En los inicios se pensó que salieran sólo las mujeres, como una táctica para evadir la represión,
BOUSQUET, J. P. Las Locas de la Plaza de Mayo. El Cid, Buenos Aires 1980, aunque en la
realidad fueron desaparecidas, reprimidas, infiltradas, y consideradas locas... y desde luego fue­
ron ellas individualmente las que iniciaron la búsqueda de sus hijos.
20 L. B. Gingold y I. Vázquez, Madres de Plaza de Mayo: ¿Madres de una nueva práctica política?
Nueva Sociedad núm. 93 1988.

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política,5 alternativas a las tradicionales de los partidos.6 Pero a lo largo de los testimo­
nios se pudo observar un proceso de confluencia con el feminismo desde los diversos
movimientos de mujeres, bien en su reflexión, bien en sus objetivos y en su evolución
durante la segunda parte de la década de los ochenta. Esta idea es la que he querido
fundamentar en la selección de imágenes testimoniales que presento en este Congreso
y que están editadas como sigue.
En primer lugar se presentan tres apartados de testimonios7 que corresponden a las
Madres de Plaza de Mayo (Argentina 1985), Madres de Héroes y Mártires (Nicara­
gua 1987) y Federación de Mujeres de Villa el Salvador, Lima (Perú 1986). Pertene­
cen a organizaciones de mujeres que no tienen una definición feminista. Las dos prime­
ras organizaciones surgen en un contexto de violencia y se constituyen como tales en su
relación con el Estado, siendo esta relación de naturaleza diferente según el caso: las
Madres argentinas en una política de denuncia y confrontación directa con aquél; las
Madres nicaragüenses por el contrario, a través de sus hijos combatientes en la guerra
que libra el Estado sandinista con la contrarevolución, se sienten formando parte del Es­
tado, como sujetos revolucionarios “debidamente involucradas” y le dan su apoyo en esta
guerra. Ambos movimientos están relacionados con la violencia de la guerra de uno y otro
signo y ambos invocan a sus hijos como núcleo central de su movilización y de su accio­
nar. Por sus hijos ellas irrumpen en los procesos históricos que se están dando, se trans­
forman en sujetos políticos y son agentes de cambio social. Al mismo tiempo, de forma
contradictoria (Madres de Plaza de Mayo) o coherentemente (Madres de Nicaragua) son
conscientes de la desigualdad de género y se definen sobre ella.
Los testimonios que corresponden a la Federación de mujeres de Villa el Salvador,
hablan de su independencia organizativa dentro de la relación de apoyo y capacitación
que reciben de centros feministas,8 aunque ésta ha fructificado en la creación de un gru­

5 La construcción de las mujeres como sujetos políticos se produce con la acción, al pasar de una
identidad privada a una pública, haciéndose visibles a través de los movimientos sociales y en
la relación con el Estado. Coincidimos con Céli Regina Jardim Pinto en esta tesis planteada en
su artículo, Movimentos Sociaies: Espagos Privilegiados Da Mulher Enquanto Sujeito Político,
en Albertina de Oliveira Costa e Cristina Bruschini, Urna Questáo de Género, Fundapao Car­
los Chagas, Sáo Paulo 1992. Es clarificadora la utilización que hace de la concepción
foucaultiana del poder para fundamentar la dimensión política de los movimientos sociales en
tanto espacios donde se rearticulan y desde donde se redetinen relaciones de poder, entre ellas
las relaciones de género por parte de las mujeres, pp. 130-135.
8 Es urgente la revisión de la concepción existente de lo político, y de conceptos como ciudada­
nía y participación política, desde una perspectiva interdisciplinaria entre la Ciencia Política y la
Historia. Recuperar el sufragismo y el feminismo como parte de la historia social y política, im­
plica reconocer formas de actuación política diferentes a las consideradas tradicionalmente
como políticas, así como por ejemplo aceptar que las luchas de las mujeres y también las de
otros grupos sociales excluidos del juego político por la raza o la clase, son una crítica al carác­
ter puramente formal de la ciudadanía y contienen a su vez un sentido de construcción de ciu­
dadanía real. La necesidad de un nuevo marco teórico de lo político se nos ha planteado en el
curso de las discusiones de la investigación sobre “Movimientos de Mujeres y Participación Po­
lítica en Argentina y Colombia 1930-1990" con Marysa Navarro y Norma Villarreal, componen­
tes del equipo. Este Proyecto pertenece al Programa de Investigación de la Comisión
Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICVT) del Ministerio de Educación y Ciencia, Espa­
ña.
7 Éstos corresponden a las respuestas que dieron estas organizaciones a la pregunta de su rela­
ción con otras organizaciones de mujeres y con los movimientos feministas.
8 Entrevista a María Elena Moyano, asesinada por mujeres de Sendero Luminoso y dinamitada
acto seguido por hombres del mismo grupo terrorista en 1992. Su asesinato por mujeres

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po feminista al interior de uno de los Clubes de Madres, para realizar trabajo específico
sobre la mujer.9 El caso de Villa El Salvador muestra una articulación muy avanzada del
movimiento feminista y el movimiento popular. Se ha seleccionado como un modesto ho­
menaje a María Elena Moyano y todas las mujeres feministas y de sectores populares
víctimas de la violencia senderista hasta el momento.
Por último, se presenta la grabación de una declaración política del Movimiento Fe­
minista chileno durante la campaña del Plebiscito en donde se decidía SI o NO a la con­
tinuidad de la dictadura pinochetista (1988). El Movimiento Feminista, liderando a las
mujeres de diferentes sectores y organizaciones (pobladoras, jóvenes, artistas, etc.) ela­
boraron un pliego llamado “Demandas de las Mujeres a la Democracia” para darle un con­
tenido de reivindicaciones de género al NO a Pinochet.10 Se ha seleccionado este mo­
mento entre la abundancia de documentación videográfica reunida sobre el feminismo,
porque creemos que la declaración de las feministas chilenas sintetiza los elementos prin­
cipales que caracterizan mayoritariamente al movimiento feminista latinoamericano du­
rante su desarrollo a lo largo de la década de los ochenta: la definición por la democra­
cia y su imbricación en los procesos de lucha por su recuperación en el cono sur11 desde
una perspectiva crítica con sus contenidos patriarcales.12 En el documento se pone de
manifiesto la vocación de liderazgo del feminismo en relación a los otros movimientos de
mujeres’3 y, sobre todo, se declara explícitamente que el feminismo es sujeto político y
protagonista del cambio social. Se trata de una declaración de reafirmación que contie­
ne además la fuerza arrolladora de un movimiento que se encuentra en un momento de
gran protagonismo político y de gran madurez como movimiento social, con reconocimien­
to por otras fuerzas políticas a través de la participación de sus líderes en plataformas
democráticas, redes de difusión, producción intelectual, etc.14
Es difícil analizar el Movimiento Feminista Latinoamericano, y establecer el alcan­
ce de su papel político como agente transformador de las relaciones de género en las
sociedades latinoamericanas, desde una perspectiva continental porque los análisis so­
bre el proceso histórico que ha desarrollado el feminismo latinoamericano en las dos últi­
mas décadas aún son escasos.15 Por otro lado, la relación establecida con el Estado que

senderistas puede interpretarse como una manipulación de los intereses de género desde la
oscura doctrina fundamentalista de dicho movimiento, que parece tener un alto componente fe­
menino en sus filas.
9 Según testimonio de la representante del Club de Madres Virgen del Carmen.
10 La grabación se efectuó durante uno de los Actos del Evento internacional “Chile Crea", organi­
zado como apoyo a los sectores democráticos y donde las mujeres participaron con varios ac­
tos.
11 Fueron las feministas chilenas las que hicieron continental su lema “democracia en el país y en
la casa".
12 Son numerosas la definiciones desde el feminismo latinoamericano por una democracia
participativa y no excluyente de las mayorías.
13 “Convocamos a todas las mujeres."
14 Serla interesante hacer el contraste con la evolución producida en los años siguientes, durante
el proceso de Concertación democrática y de transición, tanto para ver las posibilidades y los
cambios reales en las relaciones de género al interior de estos procesos de cambio, como tam­
bién para analizar la dialéctica que se establece entre los movimientos sociales y los partidos
políticos cuando se entra en el juego político tradicional y explicar que las mujeres no siguieran
adelante con la campaña de “Demandas a la Democracia" y el Movimiento Feminista fuera re­
legado en la Concertación.
15 El estudio de Nancy Saporta Sternbach, Marysa Navarro-Aranguren, Patricia Chuchryk y Sonia
E. Álvarez, Feminisms in Latín America: From Bogotá to San Bernardo, Slgns, winter 1992, es

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se ha ¡do configurando después de las tendencias dictatoriales y la institucionalización
que se ha hecho de algunas de sus demandas a través de las políticas públicas dictadas
para las mujeres, desde áreas específicas de mujer o no, aún se está procesando. En
cualquier caso, su estudio es un reto que hay que afrontar, entre otras razones porque
puede perderse parte de su historia si una vez más se sumerge en el devenir del tiempo,
como sucedió con su primera etapa, el sufragismo, o como ha sucedido con otros movi­
mientos sociales.
En lo que se refiere a su expansión hacia otros movimientos de mujeres, objeto de
nuestro estudio, desde hace unos años y cada vez más frecuentemente se está utilizan­
do por parte de autoras y líderes del Movimiento Feminista, el concepto de Movimiento
Social de Mujeres o Movimiento Amplio de Mujeres para referirse a la organización y
movilización femenina de los sectores populares en tomo a la sobrevivencia. Esta deno­
minación expresa en parte el proceso de confluencia de la diversidad de estos movimien­
tos, que por otro lado han producido un crecimiento y una retroalimentación también del
Movimiento Feminista, pero, ¿cuáles son las coyunturas y los factores que han posibili­
tado esta confluencia y retroalimentación?
Hay una reflexión importante realizada a comienzos de esta década desde el inte­
rior del Movimiento, que nos ofrece algunas claves. Me refiero al documento final del Ta­
ller “El feminismo de los 90, desafíos y propuestas”.'8 En él, el feminismo latinoame­
ricano define una propuesta política de “transformación global”, con “ejes temáticos y
propuestas de acción” para cada situación concreta, así como reafirma su carácter de­
mocrático y llama la atención sobre los desafíos que plantea la relación con el Estado.
También se constata el crecimiento del Movimiento Feminista Latinoamericano seña­
lando:
”... que ha tocado diversidades sociales, que ha incorporado a nuestro horizonte y a nues­
tra reflexión, lentamente pero con fuerza indiscutible, la realidad de las mujeres pobres,
populares, de las mujeres indígenas, de las mujeres negras, tiñendo cada vez más el mo­
vimiento de las características multiculturales y pluriétnicas del continente."
Por otro lado se plantea la complejidad del trabajo de los Centros Feministas señalan­
do que éstos
"... aportan a la producción de conocimientos sobre la realidad de las mujeres, fortalecen y
democratizan la sociedad civil desde la propuesta feminista, generan acciones y apoyo al
movimiento amplio de mujeres y generan un importante espacio de interacción entre mu­
jeres de diferentes sectores sociales y diferentes experiencias de vida.’ ’7

un buen aporte, al analizar su trayectoria política en las décadas setenta y ochenta, a través de
los Encuentros y al rebatir malentendidos sobre el carácter del feminismo latinoamericano, ex­
plicando su valiosa especificidad en el tipo de organización y política que ha desarrollado.
16 V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, MuJeriFempress, núm. 111 1991.
17 En la década de los ochenta se han creado en la mayoría de los países latinoamericanos, Cen­
tros de Mujeres de carácter no gubernamental (ONGs), en los que se trabaja con mujeres
de sectores populares a través de diferentes temáticas: derechos, educación, salud, reproduc­
ción, creatividad... Esto ha llevado al feminismo latinoamericano a entrar en el campo de la Co­
operación Internacional para el Desarrollo.
Sobre la relación entre el Feminismo, el Desarrollo y la Cooperación, se ha llevado a cabo una
primera evaluación desde las ONGs de mujeres del Sur en estos últimos años, considerándose
que aquélla ha sido insatisfactoria: se ha trabajado con micro-proyectos puntuales que no han
cambiado las condiciones de vida de las mujeres a las que Iban dirigidos, siendo mínima su sig­
nificación económica dentro de los presupuestos dedicados a la cooperación. Los pequeños
proyectos referidos al mundo doméstico en su mayoría han jugado un papel puntual y tienden a
reforzar el rol tradicional de las mujeres. No se han establecido programas de largo alcance
como los que se han aplicado para los hombres, no se ha dado atención a la organización de

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