Texto de Heidegger para Comentar
Texto de Heidegger para Comentar
Texto de Heidegger para Comentar
El desocultamiento de lo ente fue llamado por los griegos aletheia. Nosotros decimos
«verdad» sin pensar suficientemente lo que significa esta palabra. Cuando en la obra de arte se
produce una apertura de lo ente que permite atisbar lo que es y cómo es, es que está obrando
en ella la verdad. En la obra de arte se ha puesto manos a la obra la verdad de lo ente.
«Poner» quiere decir aquí erigirse, establecerse […] El ser de lo ente alcanza la permanencia de
su aparecer […]
Allí alzado, el templo reposa sobre su base rocosa. Al reposar sobre la roca, la obra extrae de
ella la oscuridad encerrada en su soporte informe y no forzado a nada. Allí alzado, el edificio
aguanta firmemente la tormenta que se desencadena sobre su techo y así es como hace
destacar su violencia. El brillo y la luminosidad de la piedra, aparentemente una gracia del sol,
son los que hacen que se torne patente la luz del día, la amplitud del cielo, la oscuridad de la
noche. Su seguro alzarse es el que hace visible el invisible espacio del aire. Esta aparición y
surgimiento mismos y en su totalidad, es lo que los griegos llamaron muy tempranamente
Fisis. La fisis ilumina al mismo tiempo aquello sobre y en lo que el ser humano funda su
morada.
Heidegger. El origen de la obra de arte. Versión española de Helena Cortés y Arturo Leyte en:
HEIDEGGER, Martin, Caminos de bosque, Madrid, Alianza, 1996. Pp.8-11.
En el siguiente texto de Heidegger, podemos apreciar las ideas filosóficas que nos plantea el
autor. Primeramente, nos habla sobre un des ocultamiento de lo ente llamándolo aletheia.
Para Heidegger el des ocultamiento significa la revelación de la esencia del ente. Entendiéndose,
la misma, como una esencia que aparece en cada individuo, una claridad que pone sobre la mesa
la verdadera naturaleza de las cosas.
Heidegger nos incita a pensar en la obra de arte, una metáfora de lo real, del ente. En la que se
plasma, se plantea, se condecora, la verdad.
Las obras de arte posibilitan la apertura de los sentidos que nos hacen ver las verdades que nos
rodean. Por consiguiente, deberíamos poner nuestro foco de atención en ellas.
Relata un problema que data de milenios de existencia, el problema del arkhe, o Fisis. El mismo
busca el axioma primero, las bases que soportan a la realidad misma, el horizonte de sucesos de
nuestra realidad misma. Un fundamento de lo real, que permita transcender las barreras del
espacio y el tiempo, poniéndonos antes las leyes originarias, universales, inteligibles que reinan
sobre todo lo que conocemos.
El segundo Heidegger, nos propone un giro autorreferencial del ser mismo, alejándose el Dasein,
el ser-ahí, y poniendo de énfasis, de tema principal, el arte, aquella cualidad que exalta nuestro
propio ser.
Hace una metáfora, comparando el edificio resiliente que es capaz de repeler las gotas de lluvia
hacia su interior, con el arkhe mismo, la Fisis es el hogar mismo de nosotros.
Nos propone una función, que depende de dos objetos que tienen una relación de necesidad
del uno al otro. La luz del día, solo sería visible por nosotros, gracias a las cosas a las que ilumina.
Una cosa ayuda a la otra en el sentido de que posibilita nuestra compresión de las cosas en sí.
El arte en sí, en su significado más mundano no es él que nos quiere decir Heidegger. El arte lo
vemos por todos los lados. Pero ¿nos hemos parado a pensar en el arte en sí mismo ?. ¿Será el
arte un cuadro?, ¿Un libro?, ¿una escultura?... o cualquier otra expresión artística que evoque
sentimientos en las personas que lo consume. El arte tiene muchísimas formas de manifestarse
y muchísimas instituciones que lo regulan. Pero ninguna se acerca al arte en sí, pueden ser
objetos cognoscentes por nosotros, pero nunca podremos ver el arte como ser sino como
materia.
Para Heidegger, la obra de arte se ha intentado definir por milenios como una cosa, y en su
opinión esto está mal, ya que tratar de explicar la obra de arte como algo material es una
inutilidad. No capta la esencia cósica del arte en sí. Se cataloga a la obra de arte en un
preconcepto que impide el ser del mismo arte. Así deberemos de reposar nuestra concepción
del arte, en el arte mismo.
El problema que tenemos es que la obra de arte ya no se presenta como el ser-obra, sino como
el obra-objeto, para poder volver a una obra originaria deberemos de atender a la cuestión más
fundamental, la del ser por la obra de arte de la verdad.
La naturaleza se ve realzada por las obras arquitectónicas que descansan bajo su lecho. Tomemos
de ejemplo al templo griego, este al estar construido en la naturaleza, remarca las cualidades
bellas de los ríos, las montañas, los valles, la luminosidad del sol, las rocas alrededor. Todo
depende del templo. De este modo, la construcción de la obra de arte ya no es solo una
colocación de rocas aleatorias, es también, una llamada divina mediante la misma pone de
manifiesto, por ejemplo, los dioses griegos.
Así llegamos al concepto de ser-obra creadora de mundos, para Heidegger, el mundo no es algo
medible, contable, material u otra cosa por el estilo. El mundo es la obra en sí. Bajo esta
perspectiva las piedras, los ríos… no son mundos, pero por otro lado una campesina sí lo es ya
que posee en su interior un ser de confianza.
El des ocultamiento por otro lado hace referencia a la crítica que hace Heidegger sobre las
ciencias naturales. Poniendo de manifiesto la inutilidad de estudiar las propiedades de las rocas
partiéndolas por la mitad. Eso solo estaría estudiando el mundo mediante lo material, y como
hemos dicho antes para Heidegger el mundo no es material sino inmaterial. Para poder entender
mejor el mundo que nos rodea deberemos de dar un paso atrás y contemplarlo tal y como es,
sin acudir a cálculos neuróticos para saber compulsivamente las características de cada cosa.
Así el artista exalta las cualidades de lo que hace mejor que un científico. Este, utiliza los recursos
materiales para crear cosas inmateriales, que derivan en los sentimientos que recibimos al
contemplar una obra de arte.
Para que haya un equilibrio la tierra( es aquello auto-ocultante) y mundo( que son las vastas
decisiones esenciales y primarias que toman los pueblos históricos) son tan diferentes entre sí
pero necesitan el uno del otro para poder funcionar correctamente. Por consiguiente, las dos
están en lucha continua, en riña constante, en peleas interminables, pero es eso, es esa situación
la que ensalza más la obra de arte.