La Caida de Los Principes

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LA CAIDA DE LOS

PRINCIPES

Por, Jesús Daniel Rodríguez Zúñiga.


INDICE:
PROLOGO…………………………………..
CAPITULO I……………………………………
CAPITULO II………………………………......
CAPITULO III…………………………………
CAPITULO IV………………………………….
CAPITULO V…………………………………...
CAPITULO VI………………………………….
CAPITULO VII…………………………………..
PROLOGO.

AQUELLA NOCHE, FRÍA Y TORMENTOSA, MARCÓ LA CAÍDA DEL PRÍNCIPE A LAS


SOMBRAS, SU LUZ APAGÁNDOSE LENTAMENTE. EN EL GRUPO DE ÁNGELES, LA
ESPERANZA DESAPARECIÓ Y LA OSCURIDAD LOS ENVOLVIÓ POR COMPLETO.
UN CAMINO SIN RETORNO SE ABRÍA EN LAS VIDAS DE AQUELLOS SERES QUE
UNA VEZ FUERON PUROS Y DIVINOS ANTE SU CREADOR, AHORA REPUDIADOS
POR LA CÚPULA DIVINA QUE ANTES LOS ADMIRABA. LOS OJOS AZULES DEL
ÁNGEL, DEVASTADO POR EL PECADO, REFLEJABAN UNA MEZCLA DE
ARREPENTIMIENTO Y DOLOR, PERO YA NO HABÍA VUELTA ATRÁS. SUS
PÁRPADOS SE CERRARON PARA NO ABRIRSE JAMÁS, LA TRANSFORMACIÓN DE
LA LUZ A LA OSCURIDAD ESTABA CONSUMADA.

EN ESE MOMENTO, EL CAMBIO SE MANIFESTÓ. SUS MANOS TEMBLOROSAS Y


CANSADAS SE AFERRARON CON FUERZA AL FRÍO SUELO PARA ERGUIRSE. LOS
OJOS QUE SE ABRIERON ERAN COMPLETAMENTE DISTINTOS A LOS DEL ÁNGEL
CAÍDO, BRILLANDO EN UN INTENSO CARMESÍ. ESTABA CONFUNDIDO, NUNCA
HABÍA ESTADO EN AQUEL LUGAR, UN VIEJO CASTILLO CASI EN RUINAS. POR
UN INSTANTE, SE IMAGINÓ EN EL INFIERNO, COMPARTIENDO EL
SUFRIMIENTO CON LOS PECADORES A QUIENES TANTO HABÍA AMADO. PERO
PRONTO COMPRENDIÓ LA CRUDA REALIDAD: NO ESTABA EN EL INFIERNO,
SINO EN LA TIERRA, LA HERMOSA CREACIÓN QUE SU PADRE HABÍA
DESTINADO PARA SUS HIJOS MÁS AMADOS, QUE AHORA NO INCLUÍAN A ELLOS.

RECORDÓ SU CAÍDA, LAS ALAS CASI CONSUMIDAS POR EL ARDOR DE LA


VELOCIDAD CON LA QUE DESCENDIÓ, SU CUERPO AÚN EN PROCESO DE
RECUPERACIÓN. EN ESE MOMENTO, SOLO PUDO PENSAR EN UNA COSA: NO
ERA VENGANZA NI JUSTICIA. FINALMENTE, EN MEDIO DE SU DESOLACIÓN, EL
PRÍNCIPE EXPERIMENTÓ AMOR, COMPRENDIENDO QUE SU CAÍDA TENÍA UN
PROPÓSITO: AYUDAR A LO QUE MÁS AMABA EN SU VIDA. UN SENTIMIENTO QUE
LO LLENABA DE VIDA Y GRATITUD, ALGO QUE TODO ÁNGEL DEBERÍA
CONOCER.

MIENTRAS REFLEXIONABA, SURGIÓ UNA PREGUNTA EN SU MENTE: ¿SE SENTÍA


AMADO POR SU PADRE CREADOR? ¿ACASO ÉL TAMBIÉN SENTÍA AMOR POR SUS
CREACIONES? LA DUDA CRECÍA, PENSANDO QUE SI REALMENTE LOS AMARA,
NUNCA LOS HABRÍA DESTERRADO. SE DIRIGIÓ HACIA UN ANTIGUO TRONO Y AL
SENTARSE, UNA FRASE QUEDÓ GRABADA EN SU MENTE: "AMARÉ A TODOS POR
IGUAL". CERRÓ LOS OJOS, ESPERANDO A SUS HERMANOS, CON LA CERTEZA DE
QUE EL DERECHO A AMAR Y SER AMADO ERA UN SENTIMIENTO QUE TODA
CRIATURA MERECÍA EN ESTA VIDA.
CAPITULO I- PUNTO DE QUIEBRE.

En un vasto y vacío universo, existía únicamente la oscuridad y el silencio. No había


estrellas, planetas ni vida, solo la inmensidad del espacio sin forma ni estructura. En este
abismo infinito, emergió una presencia inexplicable: una energía radiante que comenzó
a tomar conciencia de sí misma. Era un ser que no tenía principio ni fin, una entidad
que se autodenominó "Dios".

Dios flotaba en la nada, rodeado de


un resplandor que iluminaba la
oscuridad. Con una intención
poderosa, extendió sus manos
invisibles y creó un destello de luz.
Esta luz se expandió y se moldeó en
espirales giratorias, dando forma a
galaxias, estrellas y planetas. En un
baile celestial, los sistemas solares
nacieron de su voluntad, cada uno
único en su diseño y esencia, pero
en toda su creación, aquel ser sintió
emociones tan fuertes que lo
llevaron a realizar acciones que en
su momento se arrepentiría, la
soledad que sentía fue arrebatada
cuando aquel padre creador solo
con el deseo de sentirse alabado, dio
vida a aquellos majestuosos seres
que ahora serían sus acompañantes divinos… los ángeles.

ANGELES: En el reino celestial, los ángeles son seres de luz y energía, creados por la
voluntad divina de Dios. Surgieron al principio de la creación, formados a partir de la
esencia misma de la luz primordial que dio origen al universo.
Los ángeles son seres etéreos y hermosos, sin forma física definida, aunque tienen la
capacidad de manifestarse en diversas formas para comunicarse con seres mortales. Su
esencia está compuesta por una luz radiante y pura, y cada uno posee habilidades únicas
otorgadas por el Creador.
Estos seres celestiales están imbuidos de sabiduría, amor y poder divinos. Sirven como
mensajeros de Dios, llevando sus decretos, protegiendo la creación y guiando a aquellos
que buscan la verdad y la iluminación espiritual. Su propósito principal es velar por el
bienestar del universo y asistir a los seres vivos en su viaje espiritual.

Con el nacimiento de esta raza llena de celestiales, el universo vería crecer su primera
época dorada, siendo dominada por la paz y la prosperidad los ángeles siguiendo órdenes
de su creador dieron vida a nuevas formas de vida a lo largo de todo el cosmos, crearon
ciudades divinas e incluso de organizaron en jerarquías… los ángeles empezaron a
ganar terreno por el basto universo que había creado su padre, su libre albedrío los llevo
incluso a crear formas de vida bastante inteligentes, todas adoradoras del señor, la vida
era prospera en el universo y aquella entidad que se había auto determinado como dios
había logrado esa simetría entre la vida y la muerte, comprender aquellos conceptos que
aún no estaban en su entendimiento, aquella catarsis en su pensamiento fue lograda por
ver como plantas y animales, creados por sus hijos, los príncipes del firmamento,
perecían… entender el inicio y el final era bastante gratificante para un ser que había
nacido de la nada y el no comprender como da inicio una historia y dar final a la misma.

CIUDADES CELESTIALES.

Argenti/Ciudad de plata: es la capital donde habitan los más poderosos serafines, es una
ciudad plateada en los confines de la galaxia.

Hibrean: Se ubica en un planeta solo habitado por seres celestiales, es gobernado por un
príncipe serafín, es una ciudad de ángeles de solo primera jerarquía.

Akilea: es la ciudad de los guerreros, es gobernada por los arcángeles y solo habitan
ángeles de tercera jerarquía.

Agahtea: es la ciudad más hermosa de entre las ciudades divinas, se dice que es el hogar
del príncipe caído, se encontra en disputa por los caídos y los celestiales (SE encuentra
en la tierra, específicamente entre Israel y Egipto)

Sinkeal: la ciudad más pequeña y más joven entre las divinas, hay ángeles de todo tipo,
su lugar hasta ahora se desconoce.

JERARQUIAS DIVINAS.

Primera jerarquía.
Serafines: Los serafines sirven como encargados del trono de Dios y cantándole
continuamente sus alabanzas. Se dice que rodea el trono de Dios, regulando el
movimiento de los cielos según emana de Dios. Se los representa con tres pares de alas,
con dos cubrían sus rostros, y con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Se cubren
para protegerse del intenso resplandor que emite Dios.

Querubines: Los querubines son los guardianes de la luz y las estrellas. Aunque no están
en el plano de la realidad humana, su luz divina se filtra del cielo y toca las vidas de los
hombres. Se los representa con dos pares de alas.
Tronos: Son conocidos como los portadores de la voluntad divina y se les atribuye la
tarea de llevar a cabo los juicios de Dios. Su papel es mantener el equilibrio cósmico y la
justicia divina.

Segunda jerarquía.

Dominaciones: Responsables de regular las funciones de los otros ángeles y mantener el


orden en los reinos celestiales. Se cree que son intermediarios entre las órdenes
celestiales y los seres humanos.

Virtudes: Estos ángeles son conocidos por inspirar a los seres humanos y aportar
milagros y prodigios en la Tierra. Se dice que influyen en los eventos naturales y en el
desarrollo de la creatividad humana.

Potestades: Encargados de proteger contra las fuerzas malignas y de luchar contra las
influencias del mal en el universo. Se les atribuye la tarea de mantener la armonía y
proteger la creación de los ataques demoníacos.

Tercera jerarquía.
Principados: Dirigen y supervisan a los ángeles menores, así como a los gobiernos y
naciones en la Tierra. Están preocupados por el bienestar y el desarrollo de las
sociedades humanas.

Arcángeles: Estos ángeles tienen una conexión directa con los asuntos humanos y se les
asignan tareas importantes como mensajeros o protectores específicos de personas,
eventos o lugares. Entre los más conocidos está Miguel, el guerrero celestial, y Gabriel,
el mensajero divino.

Ángeles: Son los mensajeros comunes, encargados de llevar los mensajes y las órdenes
divinas a la Tierra, así como de proteger y guiar a los seres humanos en su camino
espiritual.

CABE MENCIONAR QUE EN CASOS DE ROLEAR CON ESTE LIBRO, SOLO


SERAN PERSONAJES JUGABLES, LOS ANGELES, ARCANGELES, QUERUBINES
Y SERAFINES

Pero tanta creación y tanto movimiento canso al creador del todo, le lleno de un
sentimiento que hasta el momento no comprendía, el sentirse tan acompañado y tan solo
a la vez, aquella creación suya había llenado los ojos de aquel ser de amor, pero un amor
paternal, quizá no era lo que necesitaba en aquel momento... A pesar de su
magnificencia y su inmenso poder, Dios anhelaba compañía, un ser que compartiera su
amor por la creación y que lo acompañara en la maravillosa tarea de dar vida al cosmos.
Así, de la esencia misma de la existencia, creó a Gaia, una entidad celestial dotada de una
belleza sin igual y una sabiduría profunda que rivalizaba con la del propio Creador.

Gaia emanaba luz y


armonía, una fuerza de vida
que complementaba la
omnipotencia de su mismo
creador, maravillando por
completo a los ángeles los
cuales ahora le
reconocerían como su reina
y madre, desde el momento
de su creación, Dios y Gaia
se unieron en un amor puro
y eterno. Juntos, exploraron
el vasto lienzo del universo,
dando forma a estrellas,
planetas y galaxias. Su
colaboración trajo consigo
la diversidad de la vida en el
cosmos, desde las criaturas
más diminutas hasta las más
majestuosas, terminando de
realizar la valor que por muchos años habían sido de sus hijos, aquellas deidades se
unían en lo que fue la representación del amor mismo, el nacimiento de ángeles más
fuerte fue consecuencia de la unión de poderes entre estos seres ancestrales, pero
llegaría ese lamentable día, aquel día en el los ángeles habían ordenado el espacio
tiempo en una línea única, donde el tiempo variaba entorno al planeta en el cual se
encontraban, esto para las deidades reinas no era problema, puesto que ellos mismos
eran la representación del cosmos… pero llego ese punto, ese momento de quiebre entre
aquellos seres que se juraron amor eterno.

Gaia no se sentía venerada por aquellos ángeles que evidentemente siempre tendrían un
favoritismo por su padre creador, aquel suceso dejo a ambos seres en una profunda
tristeza, al ser una entidad creada necesitaba de la creencia de sus creaciones para
subsistir, aquella deidad que Gaia había llamado Yaveth… y si su esposa fue quien le dio
un nombre, una historia bastante romántica que terminaría con un final bastante
inesperado, Yaveth con profundo dolor abrió una brecha en el espacio tiempo enviado la
esencia de aquel ser que más amo en toda su historia… la escena fue triste incluso para
los más jóvenes ángeles ver como la representación física de aquella hermosa entidad
caía al vacío del espacio, mientras su padre solo miraba aquella trágica despedida,
aquella materialización de Gaia con el tiempo formo un planeta, aquel Planeta que
Miguel uno de los ángeles más queridos por Dios, llamo Tierra de Gaia, en aquel lugar
la vegetación era hermosa, tanto amaron aquella magnifica creación que el mismo
Yaveth en persona se trasladó a aquel lugar, creando aquellos seres que el mismo creo a
su imagen y semejanza, llenos de imperfecciones fueron moldeados por el creador mismo
hasta llegar a un estado de perfección pura.

Los restos de la diosa madre Gaia habían creado el planeta de los tres mundos, así
llamado por Miguel, el cual tenía una división bastante curiosa, en la superficie se
podría visualizar la belleza de la diosa, hermosos países y criaturas que poblaron el
planeta, en el medio de los otros mundos se encontraba el limbo, que representaba las
preguntas sin respuestas que surgían en torno al basto pensamiento de la diosa, un
mundo en el cual habitaba la neblina y el pasar del tiempo se detenía, por último y el más
desastroso de todos se encontraba lo que los recién creados humanos llamaron el
infierno, un lugar lleno de peligro y sufrimiento, el cual represento todos los temores de
Gaia, todo ubicado de forma perfecta para la existencia misma, como se este hubiese sido
el último trabajo de la diosa, aunque con todo este revuelo aquel ángel más cercano al
padre y de los pocos con la autoridad para ver a la cara al ente creador, había dejado de
sentir su presencia… pero esto es historia para otro día.

CIUDADES INFERNALES:
Arkala: arkala es una ciudad que se encuentra entre la tierra y el infierno, es la capital
del gobierno de los caídos, la más vieja y más grande de las tres ciudades.

Daimon: es una ciudad que se encuentra en el centro del infierno, es conocida por el frio
que hace en aquel lugar, es el hogar de los demonios, archidemonios y demonios
sexuales.

DRAKAM: Es una ciudad llena de pecadores, humanos que son torturados por caídos
por caer en la tentación de los demonios.
CAPITULO II-ARKALA TIERRA DE NADIE

Nuevamente estaba ahí sentado en el balcón de sus aposentos, la aburrida mirada de


aquel príncipe parecía contagiar el lugar, observaba en silencio a los más jóvenes de sus
hermanos entrenar, no estaba acostumbrado al silencio y tranquilidad de la tierra sacra,
aquella ciudad divina que maravillaba a cualquier ángel a él le aburría, le llenaba de
tristeza el encontrarse inservible para con su creador, el silencio abordaba su mente
mientras que aquella refrescante brisa golpeaba con timidez su rostro, su cabello se
movía al compás de sus movimientos.

El silencio inundo su mente,


aquellos pensamientos vacíos
que divagaban en su propósito
en aquella vida, por muchos
años había visto como aquellos
que se creían a imagen y
semejanza de su padre, luchaban
en esa corta vida mortal por el
beneficio de la inmortalidad,
pero… ¿Es tan buena la
inmortalidad? Sus pensamientos
empezaban a parecer tontos,
jamás habría experimentado el
sentirse vulnerable, el conocer el
miedo de perderlo todo, acaso,
¿era la mortalidad más
gratificante que su vida eterna?,
sus pies descalzos chocaron con la fría loza del lugar, aun se encontraba descamisado,
solo encontró una vieja túnica la cual había sido regalo de uno de sus hermanos, Xamael
salió de aquel cuarto caminando uno de los tantos palacios de aquel lugar, mientras
caminaba su mente divagaba, sus pensamientos tan vagos como imprecisos despertaban
una sensación rara en su mente, jamás había pensado en conocer las consecuencias de
los actos, aunque quizás hoy estaba dispuesto a conocer el mundo más allá de sus
narices… aunque el concepto de mundo era tan tonto que apenas lo pensó se mofo de
ello, los secretos de la creación eran tan inmensos que pensar en un mundo, era un
concepto que se quedaba completamente diminuto, aquella mañana camino como si
nada por toda la ciudad mientras que sus pensamiento se hacían uno solo con sus ideas,
jamás había visto la posibilidad de conocer más de lo que se le había presenciado, fue
clave para la creación del hombre y la vida en aquel planeta lejano, aquellas bellas
creaciones que se jactaban de tener la atención del padre, siempre les resultaron curiosos
e interesantes, sus pensamientos fueron interrumpidos, un golpe en su espalda le hizo
volver en sí, mirando hacia atrás.

Sus ojos azules se abrieron cuando vio a Miguel, aquel príncipe celestial que comandaba
las legiones, hermanos y amigos de toda la vida, era grato para el volverle a ver, tenía
tiempos sin ver un rostro conocido, caminaron juntos por la ciudad mientras miguel
lleno la cabeza de xamael con historias magnifica al convivir con los humanos, si de por
si su interés en tener nuevas experiencias era grande, ahora lo era mucho más, el
conocer de boca de alguien cercano lo maravilloso que era ese mundo, le hacía querer
conocerlo más.

Días después de aquella platica con su hermano, xamael viajo a la tierra, aquellos
divinos pies chocaron con el frio pasto de la divina creación de Dios, aquellos ojos azules
se movían con rapidez, parecía estar en Edén, pensó el, camino con lentitud por el lugar,
al parecer aun no era visible para aquellos humanos, eran demasiados, dijo mentalmente
mientras que se acercó a un viejo árbol, aquel árbol que reconoció casi al instante, el
árbol de conocimiento, del cual dicen los más viejos ángeles, fue el origen de todo, el
origen de la creación divina y de los ángeles mismos, incluso el inicio de lo que los
humanos, llamaban pecado

Su mano derecha toco aquella fruta,


fría y pesada la cual rápidamente cayo
de sus manos, aquellos ojos azules se
pintaron de un color rojizo, cuando sus
rodillas cayeron sobre aquel suelo una
visión azoto su mente con fuerza,
aunque no le encontró mucho sentido,
en ese momento solo vio oscuridad,
dentro de esa oscuridad se vio a él y
luego dentro de él vio la oscuridad que
se había reflejado al principio, un bugle
en el que estuvo por alrededor de 10
segundos, anqué para el fueron horas,
sintiendo esa incertidumbre, quizá fue
un error haber llegado ahí, pensó en sí mismo mientras que se reponía, sus ojos se
voltearon para ver donde había dejado aquel fruto, cuando vio una pareja humano
probando de aquella fruta, ambos ojos se abrieron de par en par, cuando quiso abrir sus
alas aquellos humanos se acercaron a él, le reconocieron y vieron, cosa que le
desconcertó cada vez más, atemorizado por lo que había hecho nublo la vista de los
humanos elevándose en los aires, perdió la noción del tiempo mientras sus alas
chocaban con el frio aire del lugar, había volado por horas, sus ojos se encontraban
totalmente cerrados, su mente divagaba en lo que para el debió haber sido lo correcto, un
fuerte golpe en su espalda le hizo caer al suelo, producto de su falta de atención, cuando
abrió sus ojos vio a su hermano miguel, junto dos ángeles, si alguna vez escucho la frase,
“quien calla otorga” esta era el perfecto ejemplo de esta, no dijo una sola palabra, la
culpa carcomía su mente, era escoltado como si de un vil villano se tratase, la noticia
llego hasta todas las ciudades angelicales, aquel Ángel que personificaba la esperanza y
la paz, había caído en la inmundicia del pecado…

Asustado despertó en una fría celda, no sabía dónde se encontraba, tampoco sabía
porque había sido aprendido de aquella manera, el sentimiento de culpa era bastante
grande, pero su pensamiento al transcurrir los días, era cada vez más de rencor, el ser
apresado le dio el tiempo suficiente para meditar lo suficiente, la noche en la que fue
liberado, su piel ya no era aquella pálida piel que todos recordaban, había mutado, había
perdido parte de su divinidad, cuando vio a su hermano a la cara, no le dirigió una sola
palabra, vio a la cara a un grupo bastante grande de Ángeles los cuales también como el,
sentían culpa, dolor, aquel sentimiento de ser sucios por el amor a la humanidad, la
curiosidad a la humanidad o incluso el odio a su misma creación a todo los unía aquel
mismo sentimiento, la lluvia azoto la capital celestial, algo que era bastante raro en las
ciudades divinas… Una noche larga se acercaba para los hijos de la luz.

Aquella Noche tormentosa en la que el príncipe callo a las sombras, su luz fue apagada
lentamente, cuando ya no existía muestra de cualquier foco de esperanza dentro de aquel
grupo de Ángeles la oscuridad los arrompo consigo, un camino sin vuelta atrás se hacía
presente en las largas vidas de aquellos seres que hasta el momento se habrían
mantenido puros y divinos a la vista de su creador ahora eran repudiados por toda la
cúpula divina que antes los admiraba, la mirada de aquel ángel devastado por el pecado
parecía una convicción entre arrepentimiento y dolor, pero ya nada podría hacer el en su
situación, sus ojos azules se cerraron para no abrirse jamás, aún estaba en terrenos de su
creador, terrenos que dejaría de la forma más dramática posible, en un pequeño
enfrentamiento con miguel, aun no llegaron a atacarse físicamente xamael habría
prometido hacer de laya un infierno, el dolor que ahora esos Ángeles sentían aquello
Ángeles solo era equiparado a la culpa de haber decepcionado a un padre ausente que
nunca habían visto, aquel grupo de caídos, manchados por el pecado cayeron a la tierra,
fueron expulsados de los cielos bajo la promesa que un día volverían e instaurarían una
verdadera orden en base a lo justo o al menos lo que ellos creían justo.

Xamael y sus Ángeles habían caído con fuerza sobre la tierra, un lugar al que aun los
humanos no habían podido poblar, camino por el lugar hasta encontrar un lugar al que
ellos llamarían Arkala, la tierra de nadie. La transformación total de un ser puramente
de luz a convertirse en un ser de
oscuridad pura estaba completa, En ese
momento el cambio se haría presente,
aquellas manos algo temblorosas y
cansadas se apretaron cuando xamael y
sus seguidores entraron en aquello
terrenos inhóspitos para la humanidad,
sus ojos ya no eran azules, habían
cambiado ahora un color completamente
rojo se apodero de ellos, un rojo carmesí
para ser más exactos, estaban algo
confundidos, jamás habían estado en
aquel lugar, incluso para xamael que se
había convertido en el más
experimentado del grupo, era algo nuevo
para él, por un momento pensaron que se encontraban en el infierno, sufriendo junto a
los pecadores que tanto amaban u odiaban, pero poco se tardaron en darse cuenta de la
cruda realidad, estaban en el limbo, era la razón por la que no encontraron humanos
consigo, un viejo castillo se vio a lo lejos, caminaron hacia el de forma lenta, aún
podrían recordar su caída, sus hombros ardían de lo fuerte que habrían chocado con la
tierra y las imágenes de cómo eran expulsados de los cielos aun inundaban su cabeza, no
lograba encontrar la paz en sus actos, algo que era completamente normal, considerando
que la gran mayoría incluso xamael sentían arrepentimiento por su forma de actuar,
aunque en la mente del líder de toda esta revolución aun no cambia la razón de su
expulsión. Xamael solo pudo pensar en algo en aquel momento, no era venganza ni
tampoco justicia, en ese momento por fin en medio de su miseria aquel príncipe sintió
amor, entiendo el porqué estaba cayendo para ayudar a lo que más amo en toda su vida,
un sentimiento que lo hacía sentirse lleno y gratificantemente vivo, ese sentimiento que
estaba experimentando es algo que todo Ángel debería experimentar, pensó en aquel
momento, el derecho a amar y ser amado es algo que todos Criatura debe sentir en esta
vida, en medio de su pensamiento una pregunta se cruzó por su mente, ¿se sentía el
amado por su padre creador? O tan siquiera, ¿Verdaderamente el sentía amor hacia sus
creaciones? Su duda crecía cada vez más, si el de verdad nos amara jamás nos fuera
desterrado, pensó para sí mismo mientras camino hacia un viejo trono que se encontraba
en el lugar, cuando se sentó un pensamiento quedó grabado en su mente. "Yo amare a
todos por igual" esta frase se grabó de forma instantánea mientras que cerró los ojos a la
espera de sus hermanos.

Cuando ya se encontraban todos los desterrados en lo que ellos llamaron limbo, un


lugar entre el la tierra y el infierno, aquel lugar que estaba reservado especialmente para
ellos, la tierra de nadie que ahora era de ellos, todos miraron a xamael, a la espera de su
nueva decisión, se había convertido en lo que ellos llamaron el lucero del alba, aquel ser
que les brindaba luz en su oscuridad, aquel que se atrevió a desafiar al altísimo aun y
cuando este siempre sintió amor sobre él, la nueva era divina había comenzado, aquellos
Ángeles más fuertes, entre ellos xamael decidieron dejar su divinidad a un lado para
crear algo que cambiara el panorama completa… encontrando en Xamael el liderazgo
para ser llevados de la oscuridad a la luz, el esperando lucero del alba estaba al fin entre
ellos.
CAPITULO III- UMBRAL ETERNO

Aquella fría y tormentosa noche en arkala no era más que las consecuencias de aquellos
actos por los que aun ella se sentía
completamente avergonzada o al menos
eso pensaba, aun no lograba entender lo
que sentía y una lucha interna por
comprenderse se ejecutaba en su mente,
un dilema mental que la habría
mantenido ocupada por horas, estaban en
un camino sin vuelta atrás, rebeldes y
solos a la derriba, un viaje en el que se
embarcaron sin tiquete de regreso, pero,
¿realmente eran felices a la sombra de su
padre? Preguntas un poco tontas para
ella eran las que ahora solo salían de su
mente, sus pálidos dedos tocaron una de
las vigas de aquel castillo en el que ahora
ella y sus hermanos se encontraban, el
sentirse pecadora era una sensación nueva, pareciese que la vida habría entrado
completamente en su alma, dejo de ser un ser vacío y sin sentimientos o al menos era eso
lo que pensaba. El limbo, aquel nombre le producía aun escalofríos, el saber que quizás
jamás saldrían de ese lugar era algo que carcomía su mente, no solo la suya, si no la de
todos sus hermanos, ahora todos eran uno, era un concepto bastante romántico para
ella, el solo hecho de compartir vida con ellos ciertamente le repugnaba, quizás por el
hecho de que su pecado no fue tan grave como el de sus hermanos, aunque por algo
estaba ella ahí, algo que era más que obvio. Pagar por sus pecados era un castigo que
quizás no estaba dispuesta a cumplir más sabiendo que se sentía orgullosa de haber
desertado del cielo, sus pies chocaban con delicadeza con la fría y negra baldosa del
lugar mientras que caminaba de forma elegante, aquel fino vestido negro se arrastraba
por todo el lugar alejándose del grupo de caídos que solo contaban viejas historia. Había
llegado a un oscuro lugar, alejada de todos los demás comenzó a detallar perdidamente
lo que parecía ser una especie de recamara oscura, con dos grandes vigas que formaban
una vieja puerta con una curvatura en la parte de arriba, pensó por un momento que era
un viejo templo aunque en su mente no cambie el hecho de que este lugar ya había sido
habitado, según ella y todos los demás eran los primeros en llegar al limbo y el haber
encontrado ya edificaciones, incluso templos le hizo pensar que quizá todo esto ya estaba
planeado, en todos sus años viviendo en las tierras divinas siempre se le dijo que su padre
conocía el pasado, presente y futuro, era lógico para ella pensar que ya su futuro estaba
escrito cuando fue creada, aunque es curioso pensar que fueron expulsados bajo la idea
de que su padre los repudiaba por el pecado, ahora tendría una visión distinta, ¿amaba
Dios al pecador? Es una pregunta que lleno su mente por varios minutos, los humanos
siempre son perdonados por sus pecados, ¿Por qué nosotros no?, ¿acaso somos menos
que ellos? Esa mente ya un bastante corrompida por el rencor hacia su padre y llena de
sombras, su divinidad estaba siendo ya afectada, sus hermanos que de una jerarquía un
poco más baja ya habían sucumbido ante la oscuridad, aunque ella y algunos más se
mantenía aun divina, con aquella belleza que caracterizaba a los celestiales, que alguna
vez deslumbraron los cielos.

Sus pasos comenzaban a hacer eco en el lugar


mientras sus dedos palpaban aquella vieja
piedra de alabastro de aquel templo, aquella
escultura en forma de puerta le maravillo, era
algo bastante nuevo para ella ya que estaba
completamente acostumbrada a los misterios
divinos, el conocer los misterios oscuros era
algo que le resultaba bastante curioso e
interesante, camino alrededor del lugar sin
dejar de ser precavida, obviamente aún muy
desconfiada de donde se encontraba, ya que
desde su caída no confiara en nadie más que
sí misma, cuando volvió a tocar una de las
vigas de una oscura esquina del pequeño templo se materializo aquel ser divino al cual
todos ellos seguían, era Xamael, ahora se encontraba junto a ella. de la otra esquina
también salió uno de sus hermanos de más alta jerarquía, Hermael, eran tal y como les
recordaba, la presencia de sus hermanos daba un gran contraste, por un lado los
lúgubres cabellos oscuros de Xamael y por otro lado aquellos brillantes cabellos
plateados de Hermael, sin duda los tres caídos de más poder ahora se encontraban juntos
en aquel lugar, no tardó mucho en preguntarles que hacían ahí, el príncipe de los caídos
tomo la palabra, mirándola a los ojos y expresando.

“hermana mía, no es coincidencia que estés aquí junto con nosotros, el cielo caerá y
sobre nosotros la responsabilidad de guiar a la humanidad, esa que tanto cuestionas, ya
no somos fieles vasallos de aquel sistema, ahora nosotros somos quienes escribiéremos
nuestra historia, quienes tomaremos el paraíso y lo haremos uno con el infierno, somos
los que somos, el ayer, el hoy y el mañana.”
Cuando Xamael termino de hablar
su mano derecha se pegó con
aquella viga, dejando salir aquel
brillo plateado que lo caracterizo
en toda su vida divina, aquel
poder divino que poco a poco se
convertía en un tormento mismo
para el portador de la luz en la
oscuridad, sin esperar mucho su
hermano también empezó a
transferir aquella divinidad esta
vez de un color bastante opaco, un
color blanco yeso que poco a poco
creaba una especie de portal, no
solo uno de hecho sino dos que se
dividieron en dos puertas, aquellas dos vigas cayeron para ahora ser cuatro, obviamente
de una menor altura, aquella caída se encontraba ahora maravillada por lo que estaba
presenciado, era algo que nunca había visto y si, la curiosidad mato al gato, así como
dicen los humanos, aquella celestial que hasta el momento había mantenido su divinidad
aun y siendo pecadora se encontraba pegada al umbral el cual extrajo de ella cualquier
rastro divino de sí misma, ahora era una más, completamente diferente, sus poderes no
se habían ido incluso se sintió más fuerte, pero su alma había mutado, volteo a ver a
xamael, aquel hermoso ángel que había conocido ahora era muy distinto, su piel era de
un tono azul oscuro bastante lúgubre, aquellos finos cabellos negros ahora eran más
largos y de un tono bastante grasoso, sus alas habían desparecido o eso pensaba ella,
mientras que una vieja túnica negra lo recubría, de su frente brotaron dos grandes
cuernos aunque desde aquel día en el que cayeron esos cambios eran bastante normales,
mucho más en xamael, quien habría mutado varias veces ya, aunque esta vez era
distinto… muy distinto, vio a su otro hermano el cual estaba completamente cambiado,
aquellos cambios le asustaron, cerro sus ojos con fuerza rezando a su padre, pidió, rezo y
nunca tuvo respuesta, ya estaba en el limbo, existencialmente pero ahora su limbo era
mental, siempre pensó que a pesar de todo su padre le respondería, pero en toda su
existencia jamás recibió una respuesta ni de aprobación ni de descontento, algo que le
desconcertaba demasiado, abrió los ojos y miro las puertas, se levantó mientras sus
hermanos aun parecían inconscientes, al parecer ella solo habría brindado una ayuda
pequeña por lo tanto no se vio tan dañada, pensó.
Cuando se levantó toco aquellas vigas, lo que parecía ser un umbral divino, era raro
para ella pero logro darse cuenta que eran portales, portales que seguramente le
llevarían a un lugar distinto, aquellos portales no eran similares, uno de ellos se había
convertido en una vieja puerta de madera, adornada con el resto de los escombros del
alabastro, aquella madera era roja, un aroma a azufre desprendía de aquella puerta, era
mucho más intimidante que cualquier portal o puerta que habría conocido, empujo la
puerta con su mano derecha, la cual rechino al momento de abrirse de forma lenta,
evitando hacer ruido, quería que sus hermanos descansaran, entro en aquel lugar, sin
saber con lo que se encontraría de aquel lado.

Cuando entro al lugar, era algo que jamás había visto, un


mundo completamente distinto, pero este mundo no
parecía ser creación de dios, era un lugar frio, solitario y
con una sensación bastante pesada en sí, no era para
nada similar con la tierra, si no que por el contrario su
estructura era bastante diferente y curiosa, parecía ser un
gran hotel con una cantidad de habitaciones infinitas,
cada habitación tenía un nombre, era curioso, vio un
nombre que le llamo bastante la atención, aquel nombre
se quedó en su mente por unos segundos “Jesús de
Nazaret”, luego camino mucho más, parecía que entre
más caminara más antiguas eran las habitaciones, como
si viajara en el tiempo, era una mente brillante y
rápidamente pudo deducir que nada nombre que aparecía en las puertas se las
habitaciones pertenecía a un humano que vivió, vive o vivirá en la tierra, al parecer su
destino también ya está marcado incluso antes de nacer, pensó para sí misma mientras
que tocaba las puertas, pudo ver seres bastante extraño, no eran humanos, tampoco eran
ángeles, parecían ser una creación del altísimo, los cuales estaban ahí para castigar a los
humanos, todos eran distintos, a fin de cuentas cada uno era especial a su modo, fue
algo que le gusto de aquel lugar, aunque la existencia de este lugar aún le resultaba
curiosa, lo recorrió, hasta llegar a una gran puerta que abrió casi por inercia, entrando
de nuevo al templo de arkala, sus hermanos ya no se encontraban, solo encontró un
montón de plumas negras y crises tiradas en aquel suelo, su mirada se centró ahora en
aquel otro portal, tan distinto al del que acababa de salir, este aun tenia pequeños
destellos del alabastro pero era recubierto completamente por vegetación, al parecer la
única vegetación que vería ella en aquel lugar en el que se encontraba.

este no tenía una puerta, simplemente vio lo que parecía ser un bello bosque y se adentró
al mismo, camino por este sin perder el rastro del portal por el que habría pasado, esta
vez sí supo saber dónde estaba, sin duda era la tierra, pero que parte de la tierra era no lo
sabía, camino observando bastante feliz aquellas bellas aves que disfrutaban chocando
con la relajante brisa, siempre le encanto
observar la creación divina, era un deleite
para ella, camino hasta postrarse detrás de
un viejo árbol de roble, escucho
murmullos, cuando asomo levemente su
rostro vio a uno de sus hermanos, de los
cuales seguían sirviendo a su padre en su
legión angelical, era miguel, aquel héroe de
guerra para los emplumados, aquel que les
había despojado de sus alas, quien les
habría traicionado y aventado al averno,
pudo reconocerle por su voz, pero su físico
era completamente igual al de xamael,
claro xamael en su forma angelical dijo en su mente, parecía que hablaba con alguien,
que seguramente era una mujer, no pudo quedarse más, ya que sintió la presencia de
más de sus hermanos, aquella ángel corrió hacia el portal, entrando de nuevo al limbo,
cuando volvió a arkala, camino con rapidez hacia el castillo, ya no era noche al parecer,
tampoco llovía, encontró en el camino a Hermael, uno de los Centuriones de la legión de
los caídos, el cual le regaño de forma leve por haber desaparecido por días, esta se quedó
completamente atónita.. No habría entendido nada de lo que le dijo su hermano, más sin
embargo no se detuvo hasta entrar a la pequeña recamara del príncipe xamael, con un
importante mensaje para él.
CAPITULO IV- CUENTOS DEMONIACOS

La creación del umbral habría sido un invento totalmente de los caídos o bueno, era eso
lo que pensaban, ya habían metido mano en la creación divina de la humanidad, porque
no pensar en la creación de portales y más por el lugar en el que se encontraban, el
recorrido de aquella curiosa arcángel por las habitaciones del infierno despertó la
curiosa mente de los demonios, aquellas habitaciones de aspecto tenebroso, aquel lugar
era frio y solitario, aquellas viejas piedras de alabastro se veían bastante desgastadas, lo
que parecía que era un lugar ya bastante viejo, era una visión bastante abstracta, para
los humanos era bastante común pensar en el infierno como aquella olla de fuego eterno
donde arden todos los pecadores, pero era algo mucho más complejo que eso, la culpa
misma es la materialización del infierno, el considerarte culpable de un hecho y por
consecuente una persona no digna, era lo que te hacia caer al infierno, una idea
bastante alejada a las viejas teorías donde se pensaba en los pecados como si fueran
hechos de gran gravedad quedaban en pañales con el verdadero trasfondo del castigo
eterno, aunque no todos los cuentos de los humanos eran falsos, en el fondo de aquel
lugar que parecía ser eterno había un foso, ese gran foso lleno de ángeles los cuales
luchaban con lo que parecía ser una bestia… Una bestia apocalíptica.

Aquella bestia devoraba a los


pequeños ángeles como si de
moscas se tratase, aunque se
notaba ciertamente encadenado,
eso no detenía su movilidad, el
conocer todos estos misterios del
mundo divino dejaría perplejo a
cualquier humano o incluso a los
Ángeles más jóvenes que aún no
conocían lo basto y grande que
era la creación divina, aquel ser
parecía quien dominaba
completamente el averno, no era
similar a los demás demonios, era
especial entre ellos, quien más
resultaba y parecía liderar
aquellas feroces bestias, un lugar
especial lleno de caos en lo que parecía ser calma dentro de aquel lugar los humanos
llamaron infierno o averno, aunque aquella bestia no era el único secreto que ocultaba
aquel enigmático lugar, nuevas cosas estaban por descubrirse, al mismo tiempo que
aquella bestia devoraba pequeños ángeles, Lilith, aquella hermosa y bella mujer, la
creación más divina y hermosa que fue puesta sobre la tierra, se encontraba debatiendo
con un ángel, aquel bosque en el que se encontraba ese portal que daba con arkala, era
el mismo en el que se encontraba la primera mujer de la historia, aquella hermosa
creación de dios, que ahora parecía ser una criatura bastante alejada a la que fue en el
pasado..

Lilith, de belleza infinita se dice que nació primero que Adán, creada por mandato del
altísimo, la encarnación de todo lo bello de la creación y la consentida del arcángel
Jofiel quien la todo de toda su belleza e inteligencia, aquella hermosa mujer fue quien
enumero las bestias de la tierra y quien nombro los arboles crecientes en Edén, aquel
lugar sagrado donde el padre creador ubico a su más amada creación, tuvo una hermosa
vida, feliz junto a los suyos, hasta la creación de aquella persona, Adán, aquel hombre de
altura gigantesca que entro al paraíso de la mano de Xamael, aquel hombre rubio y
corpulento le hacía combinación a la delgada pelinegra, Adán llego para ser el regente
del Edén, aquel lugar que había florecido gracias a ella ahora encargado a otro, vio al
arcángel Xamael a lo lejos como ordenaba a Adán sus funciones, frustrada solo le quedo
callar, callar como todas las damas de aquel lugar, acaso a dios, ¿solo le importaban los
hombres?, pensó mientras que vio al arcángel lleno de metal, aquella armadura era
curiosa, su vestimenta no coincidía con la que le había comentado su amiga Jofiel,
siempre imagino a Xamael como el ángel pelinegro y vestido de túnicas, no aquel ángel
armado hasta los dientes y de alas blancas, también se las imagino negras, pensaba
mientras caminaba fuera de Edén, casi inconscientemente una cantidad bastante grande
de mujeres la siguieron, la vieron como su líder y estarían junto a ella para lo que sea,
cuando cruzaron las puertas de Edén, Xamael se encontraba frente a ellas.

Aquel ángel le apunto con esa espada,


golpeándole con fuerza en su hombro, no sin
antes al ver aquel grupo de mujer, expreso.

“Ustedes, mujeres de poca fe, aceptan todas


las bendiciones del padre, pero a cualquier
contrapié, huyen como cobarde, no son
merecedoras de la gracia del padre”. cuando
dijo esto, sus hermanos bajan del cielo, una
cantidad de ángeles importantes estaban a
punto de llegar, su ojo azul se convertía en
verde y su cabello se tornaba algo blanco,
miro detrás de un árbol como una de sus
hermanas caídas corría despavorida de
regreso a aquel portal, sonrió ligeramente y las miro de nuevo, expresando.

“Hoy quedan desterradas al averno, obligadas a dar a luz a seres de los que jamás
descasaran, serán las madres de las nuevas hordas de demonios y las primeras sucubbus
sobre la fas de la tierra” cuando dijo esto aquella espada que había chocado con fuerza
en el hombro de lilith brillo y les expulso de la tierra, aquellas mujeres despertaron en
una habitación gigantesca del infierno, mirando alrededor y solo vieron mujeres
inocentes que habían desparecido de Edén, de las cuales se pensaba que habían
desertado por el pecado, pero en realidad se encontraban encerradas en el lugar, a punto
de morir, en el fondo de la gran habitación del grande de una ciudad, había un gran
trono de piedra de alabastro, Lilith se acercó a él, muy tímida y temerosa por lo que
había pasado, de las espaldas de aquellas mujeres frotaron alas con una similitud a las
alas de un murciélago, aquellas humanas asustadas y dolidas ahora sentían en su sangre
aquel poder demoniaco que a causa de su maldición ahora tenían por sus venas, cuando
lilith se posición sobre aquel trono una corona de color rojo se materializo en su frente.

“Es mejor reinar en el infierno, que


obedecer en la tierra, poblaremos infierno y
haremos del nuestro reino”

Aquellas palabras de su líder, dejaron


bastante tranquilas a aquella pequeña
población que ahora se encontraba en el
infierno, dividiendo el averno en tres,
Aquellos demonios castigadores de los
pecadores, creados por un autor
desconocido hasta ahora, los más
poderosos en aquel lugar, los
archidemonios, aunque al parecer solo
quedaba uno de ellos que se encontraba en
la parte más baja del infierno y ahora la
ciudad de los demonios sexuales, nuevos
seres que llegaban de la mano de Xamael…
o eso creían ellos.

Mientras tanto en la tierra, específicamente en Edén, quien parecía ser Xamael en


realidad era miguel, aquel cabello blanco y ojos verdes eran fácilmente reconocidos por
todos los príncipes de la creación, de los cielos cayo la belleza misma, la misma Jofiel
quien recibió los lamentos de su más grande amiga, cuando no vio la presencia de Lilith
se acercó a miguel, completamente molesta le empujo con su mano derecha, pidiendo
una explicación a la ausencia de su amiga, miguel con la arrogancia que le
caracterizaba, solo se elevó en los cielos y se marchó. La historia de los ángeles y demás
seres a la jurisdicción del altísimo daba un giro bastante drástico en lo que pasaba con la
creación y por qué el caos se apoderaba ahora de ella.
ARCHIDEMONIOS: Son los generales de las legiones infernales, superan ampliamente
el poder de los demonios comunes y de los demonios sexuales, son nobles en ciudades
infernales, aunque no tienen permitido estar mucho tiempo en la tierra de los humanos
son los causantes de la mayoría de los pecados cometidos en esta , siguen solo las
ordenes de los caídos, su físico varia en torno al pecado de su especialidad.

SUCUBBUS E INCUBUS: Los súcubos y los íncubos son demonios que cambian de
forma y se deleitan en la corrupción de los mortales a través de la tentación. Son la
misma raza; la hembra es un súcubo y el macho es un íncubo.
El método que los súcubos e íncubos suelen utilizar para corromper las almas mortales
comienza acercándose a ellos mientras duermen (atravesando paredes en forma etérea
para llegar a las cámaras de dormir) y llenando sus sueños de libertinaje.

Demonio Razo: Es el escalafón más bajo de los demonios y son soldados y guardianes de
las ciudades demoniacas
CAPITULO V- CAMINOS MISTERIOSOS

Aquella curiosa arcángel que venía de recorrer los portales aún se encontraba
consternada, habían pasado días y en su mente la idea aun no terminaba de entender por
completo, sus pisadas eran apresuradas, como si de urgencia se tratase empujo con
fuerza la puerta de aquella habitación donde el príncipe meditaba a menudo, no estaba él
ahí, en su lugar solo vio plumas negras esparcidas por toda la fría baldosa, aquella joven
caminó alrededor de la habitación percibiendo un olor bastante curioso, no era un olor
malo, pero tampoco era un olor bueno, se acercó a una pequeña mesa de noche que
tenía Xamael, visualizando una carta escrita en pergamino, era raro que hubiera
encontrado pergamino, cuando apenas se estaban asentando en el lugar, tomó la carta
entre sus manos, palpando aquel fino papel para luego abrirlo, sorpresivamente, no
había nada, no sabía porque aún esperaba algo en aquel lugar tan ruin, aun con el
pergamino en sus manos salió del lugar, volviendo a cruzarse con Hermael, quien la
tomó del brazo mientras exclamaba. “Por fin apareces, tienes la manía de irte sin dejar
rastros y cuando vuelves no pones atención nada” Camino igualando la velocidad de su
hermano, cuando entró a aquella recamara, había ahí otros dos ángeles, su hermano
llegó y se sentó, mirándolas a las tres de forma fija.

Ignorando el batir de las contraventanas


por el incesante viento arrechado se
alejaba de aquella habitación a grandes
zancadas y aún más confusa de lo que ya
estaba, su mirada aunque puesta hacia el
frente realmente no miraba nada, aún
apretaba con fuerza el envejecido papel
en su mano, pensando en aquellas
plumas regadas en el suelo y la extraña
ausencia de su hermano, esos
pensamientos conformaban preguntas y
más preguntas sin respuestas aparentes,
refunfuño arrugándolo sin darse cuenta
el pergamino, hasta que un agarré
repentino en su brazo la jalara
haciéndola tambalear, soltó un grito agudo antes de percatarse de que el dueño de
aquella mano era uno de sus hermanos, su mirada severa estaba sobre ella una vez más,
una mueca de dolor tuvo que divisarse en su rostro para que éste se percatará de soltarla,
se encontraba cansada de que siempre tuviera los ojos en ella y tener que escuchar sus
sermones cada vez que lo encontraba, rodó los ojos echando a caminar nuevamente,
siempre quedando un poco atrás hasta una habitación decadente al final del pasillo, notó
como Hermael echó un rápido vistazo cómo si se asegurará que nadie los hubiese
seguido antes de abrir la puerta e indicarle con gesto simple que entrara a la recámara,
en los ojos de Carón se abrieron con sorpresa al no encontrarse sola en aquella
habitación, dos hermosas mujeres se miraban igual de intrigadas.

--¿Qué es esto? Hermael… preguntó, pero este ignorándola paso de ella, sentándose en
un banquillo polvoriento en medio de las tres, su mirada indiferente paso por cada una,
soltando un suspiró al refregar su rostro con su mano.

--No haré esto largo hermanas mías, tengo un recado para ustedes, es una piedra en mi
zapato que me está molestando bastante así que lo diré de la siguiente manera, pongan
atención por qué no lo repetiré dos veces… [Hermael]

Una de las dos mujeres resignada por aquella actitud de Hermael intentó refutar su
palabrería, pero la joven que estaba a su lado la detuvo abrazándose a su brazo, en
verdad la entendía, no era nada grato ver a Hermael de mal genio.

--De qué trata Hermael, habla rápido no le metas más suspenso a este asunto Inquirió, se
encontraba inquieta, aunque no lo quisiera aceptar, su mirada se encontró con ambas
mujeres antes de volver a centrarse en él.

--Bueno, hermanas... tendrán que descender, ¿Qué les parece?, Irán al “infierno” cómo
le dicen los homínidos, bien conocen que está dividido por muchas secciones una más
rotunda y peligrosa que la otra…, para su suerte sólo necesito que vayan a tres por mí.
[Hermael]

Las tres se miraban abonadas, a medida que su hermano con una tranquilidad
preocupante seguía indicando los pasos…

-- La más fácil de todas para ustedes será la zona de castigo, demonios de bajo rango son
guardianes de esa división, no les tomara trabajó infiltrarse y obtener la información que
necesito…la segunda supongo que se encargará de ella la más amoldable de ustedes, la
ciudad demoníaca dónde pondrán en credibilidad sus deseos más ocultos y por último y
no menos importante la fosa del archidemonio... [Hermael]

¡¿Qué? Nuestra voz sonó al unísono, incontables son los que perecieron al adentrarse
en ese lugar, una división prohibida un suicidio.

--Si son inteligentes sabrán desenvolverse como se debe_ asentó intrépido al ponerse de
pie y caminar hacia la salida [Hermael]

El entrecejo de una de ellas se frunció al terminar de escucharlo hablar. Abrazándose a


sí misma pasando sus manos por sus hombros acariciando éstas. Tirando un suspiro al
no poder decir mucho más que aceptar. Vaya... Que divertido...Marcillo, Mirando hacia
otra dirección evitando decir algo que pudiera arrepentirse después, ocultando los
nervios que sentía tal vez. ¿Puedo saber qué clase de información? caminó lentamente,
dirigiéndose a Hermael Y me imagino que… ¿no habrá manera de negarse, cierto?,
Inquirió, Hermael salió de la habitación cerrando la puerta en las narices de estas sin
más.

Georgina terminó de escuchar atentamente el recado que pedía su hermano de descender


al infierno y sin tener otra alternativa que aceptar. En su mente se preguntó. "¿Y qué es
lo que debemos obtener de cada una de esas divisiones?", parecía no temer visitar las
demás divisiones excepto la última que fue nombrada, pues su rostro se ensombreció
cuando escucho nombrar la, ”fosa del archidemonio”, no era la única, ya que lo que la
habitaba era una criatura incontrolable, y le parecía algo difícil obtener algún tipo de
información de allí, Carón mantenía en silenció meditando aquellas palabras, su mirada
divagaba, entre las preguntas de las mujeres a su lado y del indiferente trato de su
hermano a con ellas, sentía por momentos un gran peso en su cabeza era inaudito lo que
pedía, la "Fosa" estaba de broma, no había otra respuesta o eso creía hasta notar a su
hermano ponerse de pie y cerrando la puerta en sus narices "Que idiota" grito en sus
adentros, ahora estaban las tres en soledad y con más preguntas que antes, miro el
pergamino en blanco aun en su mano echando un suspiró, Que hay con esto!... inquirió
extendiendo el pedazo de papel hacia ellas, para luego ponerse a caminar de un lado a
otro analizando la situación en la que les habían metido. Al parecer las respuestas
debemos encontrarlas nosotras mismas… acentuó observando de reojo a su hermana la
cual sostenía el pergamino.

Aquellas hermanas caídas estuvieron horas


tratando de analizar y descifrar aquel
pergamino que había parecido solo una mala
broma de su hermano, no deseaban perder el
tiempo y lideradas por Carón la cual parecía ser
la más vieja de todas, idearon un audaz plan
para adentrarse por las frías puertas del
infierno, llegaron juntas a el umbral pero así
como entraron al portal, así mismo se
separaron, Caron y Aquamarine quienes todos
llamaban Aqua, cayeron con fuerza en un lugar
lleno de rocas, mientras que Georgina conto con
la mala suerte de llegar a la división de los
súcubos, las dos caídas que se encontraban juntas pudieron llegar con rapidez hacia los
demonios razón que habitan tal lugar, recolectando información valiosa sobre los
mismos, dieron con una pequeña cría de demonio, la cual bautizaron ellas mismas como
“Ari” fueron momentos tranquilos, los demonios se mostraban sumisos ante la presencia
de un celestiales, por el contrario Georgina no podía encontrar el rumbo, ya que una
fuerte neblina le nublaba la vista, cuando en medio de aquella caminaba logro ver
aquella hermosa mujer, tímida se acercó a la caída, ayudándole a disipar la neblina que
había en el lugar, Georgina aprendió de a poco sobre aquel tipo de demonios,
cosechando una rápida amistad con la súcubo que le había recibido, curiosamente
aquella súcubo escondía una historia digna de ser escuchada, hija de la legendaria lilith
se encontraba en busca de escapar de su pasado, de la opresión de su raza y vio en su
nueva amiga el camino a una vida mejor, cuando llegaron a juntarse con sus otras dos
hermanas, Georgina traía consigo a la nueva integrante del reino de arkala, la nueva
demonio que ahora se uniría en aventuras con ellas, vieron aquella puerta, las cinco
vieron de frente lo que sería el peor augurio de este mundo, la fosa del archidemonio,
aunque como si de la campana se tratase, un mensaje de Hermael llego en el pergamino
que traía ahora Caron en su bolsillo, cuando aquel papel se empezó a calentar, un
mensaje se reflejó en el mismo; “regresen”, así que las tres hermanas y sus nuevas
reclutas volvieron a su nuevo hogar, el limbo o como ellos le llamaban, arkala..
CAPITULO VI- EL DIAMANTE HECHO PIEDRA

En los albores de la creación, en los reinos celestiales, Xamael y Miguel eran hermanos
unidos por lazos fraternales inquebrantables. Ambos eran reconocidos como príncipes
entre las jerarquías angelicales, honradas por su devoción y lealtad al Creador. Xamael,
dotado de una valentía y astucia sin igual, era admirado por su carisma y habilidades
estratégicas. Sin embargo, su ambición comenzó a oscurecer su corazón, y la semilla del
orgullo y la envidia se arraigó lentamente en su ser, mientras tanto, Miguel, un líder
justo y compasivo, vigilaba con cuidado el creciente cambio en el corazón de su
hermano. Intentó advertir a Xamael sobre los peligros de la arrogancia y la codicia, pero
sus palabras cayeron en oídos sordos. Con el tiempo, la corrupción consumió por
completo a Xamael. Movido por la sed de poder, conspiró para reclamar un dominio
propio sobre los reinos celestiales, desafiando así la voluntad del Creador. La discordia
estalló entre los hermanos, y la paz en el cielo se vio amenazada por la ambición
desmedida de Xamael. Miguel, con profundo pesar en su corazón, se vio obligado a
tomar medidas drásticas para preservar la armonía celestial. Con gran pesar, convocó a
los arcángeles leales y fieles, preparándose para un conflicto inevitable.

La guerra estalló en los cielos, una batalla


titánica que resonó a través de los planos
celestiales. Rayos de luz y relámpagos de
poder celestial iluminaron el firmamento
mientras los ejércitos de Miguel y Xamael se
enfrentaban en una lucha desgarradora,
Xamael, impulsado por su orgullo y
obstinación, lideró a sus seguidores rebeldes
con una ferocidad implacable. La batalla
alcanzó su clímax cuando Miguel, con gran
pesar, pero determinación, se enfrentó a su
hermano caído en un enfrentamiento épico.
A pesar de la valentía de Xamael, la
sabiduría y la justicia prevalecieron. Miguel,
en un acto de compasión y con lágrimas en sus ojos, incapacitó a su hermano rebelde.
La derrota de Xamael fue inevitable. El Creador, testigo de la contienda celestial,
lamentó la pérdida de un hijo, pero reconoció la necesidad de mantener el orden divino.
En un acto de justicia divina, Xamael fue desterrado a un reino apartado, separado de
los reinos celestiales para reflexionar sobre su caída y buscar redención, miguel,
abrumado por la tristeza y el peso de su decisión, asumió la responsabilidad de proteger
los reinos celestiales y asegurar la paz entre los Ángeles restantes, jurando velar por la
armonía y la justicia eternas en honor al Creador y a su hermano perdido.
Esta era la historia que usualmente era contada ante los nuevos ángeles, miguel lleno de
orgullo por su victoria había sido el principal autor de aquel libro que relataba la caída
de su hermano, aquel escrito que adoctrinaba a todos los nuevos ángeles el cómo fue
aquel conflicto titánico, ¿acaso los hechos habían sido tal como los menciono su
hermano? Aquella duda nació en el Infante Hatanael, aquel nuevo ángel que se
maravillaba por las historias de la guerra, quizá en un futuro él deseaba ser como
miguel, un héroe divino que los defendió del malvado ángel caído. Pero, ¿Quién era
Hatanael?

En los reinos celestiales, una nueva presencia se


alzaba entre los ángeles. Hatanael, un ángel recién
creado, irradiaba una luz especial y una curiosidad
innata por el mundo celestial que lo rodeaba. Su
corazón estaba lleno de pureza y una sed insaciable
por comprender la complejidad de las dinámicas
entre los ángeles, Gabriel, un arcángel sabio y
compasivo, vio el potencial en Hatanael y decidió
guiarlo en su camino celestial. Le enseñó los
misterios del universo, los designios del Creador y
la responsabilidad de los ángeles en mantener la armonía en los reinos celestiales, un
día, Gabriel decidió llevar a Hatanael a presenciar una importante reunión en los cielos.

Había escuchado rumores sobre las tensiones entre


Miguel y Xamael que amenazaban de nuevo la
estabilidad celestial, y creyó que sería una experiencia
reveladora para el joven ángel. Guiado por la luz de
Gabriel, Hatanael observo desde lo alto, mientras los
cielos se llenaron de oscuridad, allí estaban hechos,
en medio de la tierra, su amado hermano Miguel, con
su porte majestuoso y rostro impasible, representaba
la autoridad y el deber en su forma más pura. Xamael,
por otro lado, irradiaba una energía intensa y
desafiante, su mirada reflejaba el resentimiento y la determinación en igual medida, para
aquel nuevo ángel le era curioso por qué Xamael desprendía tanta oscuridad, incluso en
su misma forma de vestir. Gabriel explicó en susurros a Hatanael la historia detrás de la
confrontación, detallando cómo las diferencias entre los hermanos arcángeles habían
llevado a un conflicto que amenazaba la paz celestial, en aquellos susurros de Gabriel se
desprendieron palabras que para cualquier otro ángel podría haber sido un sacrilegio.
“sabes, se dice que cuando Xamael estuvo encarcelado de forma injusta… Con astucia y
maquinaciones sutiles, Miguel sembró semillas de envidia y desconfianza en el corazón
de Xamael. Alentó la ambición de su hermano, alimentando sus ansias de grandeza y
sugiriendo que él merecía más reconocimiento del Creador. Utilizando artimañas
ingeniosas, manipuló situaciones para hacer que Xamael se sintiera menospreciado y
subestimado por los demás ángeles”

Dijo esto cuando aquellos hermanos intercambiaban palabras, caminando uno alrededor
del otro, el momento era cada vez más tenso, cuando Gabriel volvió a susurrarle.

“Miguel, viendo el efecto de sus maquinaciones, esperaba pacientemente el momento


adecuado para llevar a cabo su plan final. Creó situaciones cuidadosamente diseñadas
que llevaron a Xamael a desafiar abiertamente las órdenes del Creador, manipulando
eventos para que pareciera que Xamael actuaba en contra de la voluntad divina, el
conflicto entre los príncipes finalmente estalló en una confrontación tumultuosa.
Xamael, cegado por la ira y la sensación de injusticia, se enfrentó a Miguel en un intento
desesperado por reclamar lo que creía que le pertenecía”.

Gabriel termino de hablar, cuando noto que la confrontación entre sus hermanos
estallo, las palabras de convirtieron en golpes mientras los dos arcángeles
intercambiaban acusaciones y desafíos. Hatanael se sentía abrumado por la intensidad
del momento, pero su corazón puro y su deseo de comprender lo guiaban en la
observación de la magnitud del conflicto, la niebla y lluvia llenaron el cielo divino,
mientras Miguel y Xamael se enfrentaban en una lucha que parecía irreconciliable.
Gabriel, con tristeza en su mirada, explicó a Hatanael que a veces incluso los más
poderosos pueden perderse en sus propias batallas internas y olvidar el propósito divino.
Hatanael, impactado por la magnitud de la confrontación, sintió la tristeza y el anhelo de
unión entre los hermanos. A través de sus ojos compasivos, vislumbró la posibilidad de
reconciliación y perdón, incluso en medio de la oscuridad y la discordia.

La pelea entre Miguel y Xamael finalmente se calmó, dejando un eco de tensión en el


aire, los demás ángeles si disiparon mientras que veían llegar a miguel de bastante
molesto por no haber logrado la victoria contra su hermano, Gabriel acompañado a su
nuevo discípulo mientras caminaban por el cielo, termino de contar aquella teoría
conspirativa, que los caídos tomaban como verdad.

“veras mi querido Hatanael, si dice que Miguel, en un acto calculado, mostró un poder
abrumador y confrontó a Xamael con una fuerza abrumadora. Con una expresión fría
en su rostro, reveló la verdad detrás de sus manipulaciones y el papel que había jugado
en la caída de su propio hermano”, curioso. ¿No crees?, dijo mientras le miro con una
pequeña sonrisa burlona, mientras que volvió a expresar, esta vez de una forma más
seria y con una mirada profunda en sus ojos. “Miguel desterró a Xamael a un reino
distante y oscuro, separándolo para siempre de los reinos celestiales. La traición de
Miguel quedó oculta a los ojos de los demás arcángeles, mientras él asumía el control
absoluto sobre los reinos celestiales, consolidando su posición de poder.”, Hatanael
parecía confundido, no podía encontrar simetría en las dos historias, no saber a cuál
creer, su maestro lo miro y solo desordeno su cabello, volvió a hablar. “pero esto, es solo
una mentira que esparció xamael” dijo mientras que se alejaba de su nuevo hermano,
dejando escapar un susurro que el cual era completamente imposible escuchar… “O
no..”. Gabriel empezó a caminar en solitario, sus pies se chocaban con fuerza hasta que
llego a aquel portal, aquel umbral que había aparecido el mismo día de la caída de su
hermano, Gabriel entro en el lugar...

En el confín del Limbo, donde


las sombras danzaban en
silencio y el tiempo parecía
suspendido, Xamael y los demás
ángeles caídos, yacían
encerrados en su destierro. Un
silencio sepulcral envolvía su
morada, llena de la pesadez de
su propia caída y la sensación
de soledad que lo había
acompañado desde su exilio. En
medio de la oscuridad, una luz
resplandeciente y familiar
atravesó las fronteras del
Limbo. Era Gabriel, el arcángel
sabio y compasivo, cuya
presencia irradiaba serenidad y benevolencia, Xamael, sorprendido por la llegada de
Gabriel, lo recibió con una mezcla de recelo y anhelo. Recordaba los lazos que alguna
vez los unieron, pero también los eventos que lo llevaron a su destierro.

"Gabriel, ¿qué te trae a este lugar olvidado?". Preguntó Xamael con una voz llena de
emociones encontradas. Gabriel se acercó a él con una expresión cargada de seriedad y
compasión. "Xamael, he venido porque hay verdades que deben ser conocidas. La
historia que creías sobre tu caída, sobre tu destierro, es una verdad que no deseo callar
más".

Los ojos de Xamael se abrieron con sorpresa ante las palabras de Gabriel. "¿Qué quieres
decir?", preguntó, con una mezcla de incredulidad y esperanza.
"La guerra que te condujo a este lugar... fue urdida por Miguel", reveló Gabriel con
solemnidad. "Fue su manipulación y su deseo de poder lo que desencadenó tu caída. Y
ahora, él planea una nueva guerra en los reinos celestiales, con el objetivo de destruirte
por completo".

Las palabras de Gabriel resonaron en lo más profundo del ser de Xamael. La revelación
de la verdadera naturaleza de los eventos que lo llevaron al destierro lo inundó de una
mezcla de ira, dolor y determinación. "¿Miguel planea una guerra más?", musitó
Xamael con voz bastante seria, recordando aquella guerra que lo habían dejado
confinados a él y a los suyos.

"Estás en peligro, hermano caído", continuó Gabriel, “Pero no estás solo. Estoy aquí
para advertirte y ofrecerte mi apoyo. Juntos, podemos detener esta nueva amenaza".

Con una mezcla de determinación y gratitud, Xamael aceptó la ayuda de Gabriel. Sabía
que enfrentar a Miguel y detener su plan sería una tarea desafiante, pero también era
una oportunidad para encontrar la redención y la justicia que tanto anhelaba, el
encuentro entre Gabriel y Xamael en el Limbo marcó el inicio de una nueva alianza, un
esfuerzo por detener la injusticia y el plan destructivo de Miguel. Con el apoyo de
Gabriel, Xamael se preparó para enfrentar el conflicto inminente y buscar la
oportunidad de redimirse, al mismo tiempo que trabajaba para detener el ciclo de
traición y oscuridad que había marcado su historia en los reinos celestiales.

Gabriel dejo el limbo, pero algo grande estaba a punto de pasar, algo que tomaría a todos
por sorpresa, incluso al mismo miguel, el retorno de la lealtad y hermandad entre los
celestiales estaba a punto de volver.
CAPITULO VII- ALMAS PERDIDAS

En arkala, lo que ellos habían llamado tierra de nadie, ya se encontraban Hermael y


Xamael, compartiendo una breve conversación. se reunieron en una imponente sala
adornada con antiguos pergaminos y oscuros tapices. La atmósfera estaba cargada
de una energía tensa, como si el aire mismo resonara con la historia tumultuosa de
aquellos que habían sido desterrados del reino celestial. Hermael, de porte regio y
mirada serena, estaba sentado en un trono de Alabastro. Su armadura reflejaba
destellos plateados que contrastaba de forma rara con su piel tan pálida como la
harina, y su mirada profunda denotaba la sabiduría que había acumulado a lo largo
de los siglos, Xamael, por otro lado, emanaba una presencia imponente. Con su
habitual túnica negra, aquellas prendas completamente negras y ojos penetrantes,
aquellos ojos color Carmesí se habían vuelto una insignia personal del príncipe , era
el epítome de la ferocidad y el coraje. Su cabello negro como el ébano ondeaba
sutilmente con cada movimiento, y su voz resonaba con un tono grave y firme.

—Hermael, hermano mío, ¿acaso el tiempo ha vuelto a nosotros o son solo


las sombras de nuestro pasado las que susurran en esta sala? —dijo Xamael
con un tono grave, fijando su mirada en los símbolos grabados en las paredes
del castillo.
Hermael ascendió con tranquilidad. —Es el eco de lo que una vez fuimos y lo
que ahora somos lo que llena este lugar, Xamael. Nuestro destino nos llevó a
la oscuridad, pero la razón de nuestra caída aún resuena en nuestr a
conciencia.

La situación se tornó tensa por un momento, ambos caídos se miraron de


forma leve, levantándose ambos de sus lugares para luego caminar en torno
al pasillo de aquel castillo, aquellos susurros que habían escuchado desde su
caída les acompañaron incluso hasta la entrada de aque l lúgubre lugar,
Xamael se notaba bastante preocupado, en su mente todavía pasaban
imágenes de aquella cortaba batalla con Miguel, quien en su momento fue su
mejor amigo, era curioso como el hecho de quien le había incitado a actuar
de aquella manera, fue también el primero que le reprocho sus actos, su
mente divagaba, por un momento solo fue el y su conciencia, se olvido por
completo de la presencia de su hermano y de los demás caídos que pudieron
encontrar en su caminata corta, su mente lo reflejaba a él, Xamael cayendo
en un bugle infinito a una especie de agua oscura, sin salida, siempre caía y
se ahogaba en aquellas aguas, un final que se repitió de forma consecuente ,
su bugle mental fue interrumpido cuando su hermano dio un golpe en su
hombro y expreso.
---Xamael, tengo cosas que hacer con la legión, es mejor que te vea luego.
Hermael se marchó de forma rápida del castillo, mientras que Xamael salió del lugar,
dando una caminata mucho más larga, adentrándose en el limbo, camino y observo
aquel pasado que muchos ángeles preferían olvidar, estatuas de Gaia, lo cual se le hizo
peculiar ver en aquel lugar, ya que los humanos jamás llegaron a conocer aquella
entidad, entender lo enigmático que era el limbo para Xamael era una tarea curiosa, por
aquellas investigaciones que habían hecho sabia que el infierno era para los pecadores y
que almas en penas llegarían a sufrir su tormento, pero ¿era el limbo el infierno para los
ángeles? Pensó detenidamente mientras que su mano derecha se postro con una vieja
estatua de su padre, no se parecían en nada, pero podía visualizar uno de los seudónimos
que usaba en los inicios de la creación, era curioso como las nuevas mascotas de miguel,
los humanos definían a los ángeles como dioses o incluso como seres humanoides, pensó
Xamael mientras miraba su cuerpo el cual era bastante similar al de un humano, el usar
esta forma para los ángeles se volvió la mas cómoda posible y aquel cuerpo era perfecto
para contener su energía divina, aunque no siempre fue así, una catarsis mental sufría
Xamael, aunque no era el único que se encontraba en un momento bastante complicado,
a nivel mental…

En una vieja habitación de Arkala se encontraba aquella pequeña hija de Lilith, Una
sucubbu que había llegado hace poco a la corte del limbo, acompañada de dos caídos, los
cuales ahora tendrían una difícil misión. Mantenían una charla algo fría y cortante con
la nueva inquilina, era notorio la desconfianza que esta aun mantenía sobre los caídos
mas aun sabiendo todo lo que había vivido de mano de su familia, había llegado del
infierno para ahora estar en el limbo, era como subir un estrato, quizá, pensó mientras
los ángeles le incomodaban con sus preguntas, aquellos ángeles fieles a su naturaleza se
mantenían una curiosidad inmensa por el conocer el trasfondo de tal creación en la que
ellos no estuvieron enterados, Iby, quien había nacido fruto del pecado de su madre, vivir
con aquel peso de ser lo que no esperaba para su familia fue algo que le marco, algo que
le perseguía hasta ese momento donde escuchaba balbucear a los emplumados, hablar de
cargos burocráticos en el infierno, le sorprendió lo mucho que se encontraba avanzando
la organización de las razas rechazadas por Dios, cuando escucho aquella propuesta de
ser La regente del infierno, sus ojos se iluminaron y pensaron en su madre y hermanos,
que seguramente se encontraban en medio de una orgia incestuosa mientras que se
creían los amos y señores de las tierras infernales. Es el pensar y intentar comprender
como pasa el tiempo en las tierras del abismo y del limbo, no hay un sol que de luz en el
día ni una luna que te acompañe en la noche, solo los llantos y susurros de las almas que
son condenadas en el infierno, acompañadas de un sentimiento melancólico que siempre
acompañaba las charlas en aquel lugar, como si siempre estuviesen de luto o sufrimiento
sus penas, en una incansable búsqueda de su culpa y de su dolor, era un lugar
completamente enigmático, pero algo estaba a punto de frustrar la charla sobre la
colonia en el infierno, algo que se saldría completamente de las manos de los presentes
en aquella habitación…
El limbo, tierra de misterios es, aunque por los más críticos ángeles del cielo, es un lugar
completamente incomprendido puesto que todo el sufrimiento y la imperfección de sus
hermanos habría caído sobre aquel lugar. Aquellos celestiales puros en su esencia
misma eran conscientes de la importancia que el limbo significaba tanto para los
humanos como para sus hermanos, a fin de cuentas era un lugar de redención personal,
aunque esta solo era una teoría suya, en realidad tanto los ángeles, como los caídos se
encontraban perdidos en este momento, el no comprender tantas cosas de la mera
existencia y sentirse a la deriva en el basto universo había hecho dudar a mas de uno,
aunque la creencia de que su padre aún se mantenía sobre el cosmos les mantenía
cuerdos, pero no a uno…

Miguel quien ahora se levantaba sobre todas las razas, miraba con detenimiento aquella
basta creación de su padre, que fuese un malvado en secreto no quitaba el hecho de que
había logrado mantener a los humanos y las demás criaturas de la tierra bajo su
mandato, aunque algo le preocupaba de forma constante, la mortalidad en los humanos
nació aquel día que estos empezaron a pecar, tomar conductas que Yaveth no toleraba,
todos los humanos que había fallecido ahora sufrían en el infierno, incluso para miguel
era un castigo bastante cruel, sabia que estos seres llenos de entendimiento pecaban, era
algo que no podía evitar, pero tampoco podía evitar que no fuesen al infierno, no
comprendía el porque sus almas daban a aquel lugar, miguel postro su atención en Caín
y Abel, hermanos solo por 2 años de nacimiento, rivales por naturaleza, hijos de Adán, el
patriarca de la humanidad, dotados ambos con la belleza de Eva, aquella mujer que
deslumbraba belleza y pureza, pero también con los errores de Adán, La soberbia por
parte de Cain y la prepotencia por parte de Abel, aunque no eran malas personas, no
eran merecedores del castigo eterno, sobre todo Abel que si bien en pequeños momentos
de su vida, peco de soberbio, había tenido una vida intachable, Miguel como era de
movió los hilos como cual titiritero se tratase, acercándose a Cain en sueños,
convenciéndole de cometer el acto mas atroz por el ser humano, Asesinar a su propia
sangre, solo así seria aceptado por el padre, Cain quien desde hace tiempo se sentía
apartado por su familia, poco valorado y rechazado. Todas esas emociones que sintió el
hijo mayor del patriarca de la humanidad, terminaron con aquella teoría propia de que
el culpable era su hermano, quien había provocado que le apartaran de tal forma, Abel
por su parte, era alguien muy colaborativo con la sociedad, incluso con su hermano
Cain, al cual se dispuso a ayudarlo una noche para terminar de recoger las cosechas,
Cain vio su oportunidad perfecta de redención, aquel sacrificio en pro de su padre
celestial, en busca de la atención que tanto esperaba, Cain no lo dudo dos veces, cuando
terminaron de recoger aquella cosecha de trigo, los hermanos regresaban a su hogar,
Caín vio la oportunidad en un viejo risco el cual atravesaban, empujando a su hermano
al suelo, aquel impacto fue brutal, el cuerpo se destrozó internamente, Cain corrió
despavorido a donde se encontraban sus padres y hermanos para avisar de la trágica
noticia, “Abel se ha aventado por el risco del colmillo” grito Cain mientras que Adán
correo hacia el lugar, encontrándose con su hijo amado muerto, Abel tuvo un funeral
corto, mientras que Caín era ahora asechado por el arcángel Azrael en sus sueños,
aquellos sueños donde solo escuchaba dos palabras, asesino y mentiroso, aquella tortura
mental en Cain pronto se convertiría en una maldición que le obligo a apartarse por
completo de su gente y de lo que un día mas amo en el mundo…

Por otro lado, Abel había caído al abismo, su alma ahora se encontraba en un lugar
completamente oscuro, lleno de ruinas y de estatuas viejas, a lo lejos vio un imponente
castillo, algo que jamás había visto en su vida, también vio lo que para el fueron
humanos alados, rondando por el lugar, aunque parecía que ellos no lo veían a él, era
curioso, pero no perdió su tiempo e investigo y camino el lugar, camino por el lugar,
dejando que aquella suave brisa lo golpeara, sintiendo en sus oídos los gritos y llantos de
su madre, incluso los tímidos jadeos de tristeza que emitía su padre, parecía ahora tener
un cuerpo hecho de viento, pensaba el mientras que se adentro al castillo, mirando los
pasillos del lugar, hasta encontrar aquella reunión, dos sujetos alados junto a una bella
mujer, una mujer con mucho sufrimiento en mirada… igual al sufrimiento de su
madre…Aquel humano palpaba las ventanas del lugar, observando desesperado como
aquellos seres alados platicaban con la chica, siempre escucho historias de seres divinos,
pero jamás pensó que estas fueran verdaderamente reales ya que la divinidad es un
concepto bastante raro para los humanos, el no lograrlo entender era algo que
ciertamente atormentaba su prodigiosa mente aunque bueno, el saber humano se
encontraba bastante condicionado en aquella mente primitiva de Abel, aun veía el rostro
de su hermano apenas parpadeaba y el cómo murió. Como si de una repetición infernal
se tratase la mente de Abel era torturada sin parar, tampoco contaba con un cuerpo
físico como tal, aunque él se sintiese de carne y hueso, no podía ser visto por los demás,
para un ser sociable era algo que lo agobiaba completamente…

Mientras tanto, la mano opacaba de Xamael pasaba lentamente por la fría piedra de
alabastro que formaba aquella escultura de quien alguna vez fue su padre, el constante
sentimiento de dolor en su cráneo comenzaba a iniciar mientras que sus ojos volvían a
tomar ese color rojo vivo, que tanto caracterizo la caída…
Xama… te has olvidado de mi…
ya no me recuerdas., aquellos ojos
rojos se dilataban dejando escapar
sangre misma del caído, el cual
cayó al suelo, mirando la espesa
arena del lugar, sus manos la
apretaban con fuerza mientras que
una imagen de su pasado celestial
se proyectó en aquellos ojos,
mientras una voz bastante
contrastada, llena de tormentos y
temores, expresa…

Acaso aquel príncipe que repartía


la vida por la creación divina, amo y señor de la vegetación, ahora amo y señor de todo
lo marchito, condenado… si condenado estamos, aunque es algo que pagaremos juntos,
Xama… no te olvides jamás de mi

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