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Universidad Católica de Hondura

Nuestra Señora Reina de la Paz

Trabajo Práctico de Español MSc. Daysi


Velásquez

Integrantes de equipo: Friedrich Coto (0801200719979)


Isabella Ayestas (0801200612991)
Javier Valladares (0801200710462)
Nestor Juarez (0801200718225)
Ruth Martel(0801200607435)
Sara Ponce (0801200718125)
Wilmer Campos (0801200715989)

INSTRUCCIONES: Lea el texto “Nuestra lengua”, luego desarrolle el punto uno, dos y tres
de forma clara, ordenada y original.

NUESTRA LENGUA

Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990

Las vocaciones son misteriosas: ¿por qué aquel dibuja incansablemente en su


cuaderno escolar, el otro hace barquitos o aviones de papel, el de más allá
construye canales y túneles en el jardín o ciudades de arena en la playa, la otra
forma equipos de futbolistas y capitanea bandas de exploradores, o se encierra
solo a resolver interminables rompecabezas? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Lo
que sabemos es que esas inclinaciones y aficiones se convierten, con los años,
en oficios, profesiones y destinos. El misterio de la vocación poética no es
menos sino más enigmático. Comienza con un amor inusitado por las palabras,
por su color, su sonido, su brillo y el abanico de significaciones que muestran
cuando, al decirlas, pensamos en ellas y en lo que decimos. Este amor no tarda
en convertirse en fascinación por el reverso del lenguaje, el silencio. Cada
palabra, al mismo tiempo, dice y calla algo. Saberlo es lo que distingue al poeta
de los filólogos y los gramáticos, de los oradores y los que practican las artes
sutiles de la conversación. A diferencia de esos maestros del lenguaje, al poeta
lo conocemos tanto por sus palabras como por sus silencios. Desde el principio
el poeta sabe, oscuramente, que el silencio es inseparable de la palabra, es su
tumba y su matriz, la letra que lo entierra y la tierra donde germina. Los
hombres somos hijos de la palabra, ella es nuestra creación; también es nuestra
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creadora, sin ella no seríamos hombres. A su vez la palabra es hija del silencio:
nace de sus profundidades, aparece por un instante y regresa a sus abismos.

Mi experiencia personal y, me atrevo a pensarlo, la de todos los poetas,


confirma el doble sentimiento que me ata, desde mi adolescencia, al idioma que
hablo. Mis años de peregrinación y vagabundeo por las selvas de la palabra son
inseparables de mis travesías por los arenales del silencio. Las semillas de las
palabras caen en la tierra del silencio y la cubren con una vegetación a veces
delirante y otras geométrica. Mi amor por la palabra comenzó cuando oí hablar
a mi abuelo y cantar a mi madre, pero también cuando los oí callar y quise
descifrar o, más exactamente, deletrear su silencio. Las dos experiencias forman
el nudo de que está hecha la convivencia humana: el decir y el escuchar. Por
esto, el amor a nuestra lengua, que es palabra y es silencio, se confunde con el
amor a nuestra gente, a nuestros muertos, los silenciosos y a nuestros hijos que
aprenden a hablar. Todas las sociedades humanas comienzan y terminan con el
intercambio verbal, con el decir y el escuchar. La vida de cada hombre es un
largo y doble aprendizaje: saber decir y saber oír. El uno implica al otro: para
saber decir hay que aprender a escuchar. Empezamos escuchando a la gente que
nos rodea y así comenzamos a hablar con ellos y con nosotros mismos. Pronto,
el círculo se ensancha y abarca no solo a los vivos, sino a los muertos. Este
aprendizaje insensiblemente nos inserta en una historia: somos los
descendientes no sólo de una familia sino de un grupo, una tribu y una nación.
A su vez, el pasado nos proyecta en el futuro. Somos los padres y los abuelos de
otras generaciones que, a través de nosotros, aprenderán el arte de la
convivencia humana: saber decir y saber escuchar. El lenguaje nos da el
sentimiento y la conciencia de pertenecer a una comunidad. El espacio se
ensancha y el tiempo se alarga: estamos unidos por la lengua a una tierra y a un
tiempo. Somos una historia.

La experiencia que acabo toscamente de evocar es universal, pertenece a todos


los hombres y a todos los tiempos, pero en el caso de las comunidades de habla
castellana aparecen otras características que conviene destacar. Para todos los
hombres y mujeres de nuestra lengua, la experiencia de pertenecer a una
comunidad lingüística está unida a otra: esa comunidad se extiende más allá de
las fronteras nacionales. Trátese de un argentino o de un español; de un chileno
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o de un mexicano, todos sabemos, desde nuestra niñez, que nuestra lengua


nacional es también la de otras naciones; y hay algo más y no menos decisivo:
nuestra lengua nació en otro continente, en España, hace muchos siglos. El
castellano no sólo trasciende las fronteras geográficas sino las históricas, se
hablaba antes de que nosotros, los hispanoamericanos, tuviésemos existencia
histórica definida. En cierto modo, la lengua nos fundó o al menos hizo posible
nuestro nacimiento como nación. Sin ella, nuestros pueblos no existirían o
serían algo muy distinto a lo que son. El español nació en una región de la
península ibérica y su historia, desde la Edad Media hasta el siglo XVI, fue la de
una nación europea. Todo cambió con la aparición de América en el horizonte
de España. El español del siglo XX no sería lo que es sin la influencia creadora
de los pueblos americanos con sus diversas historias, psicologías y culturas. El
castellano fue trasplantado a tierras americanas hace ya cinco siglos, y se ha
convertido en la lengua de millones de personas. Ha experimentado cambios
inmensos y, sin embargo, sustancialmente sigue siendo el mismo. El español del
siglo XX, el que se habla y se escribe en Hispanoamérica y en España es muchos
españoles, cada uno distinto y único, con su genio propio; no obstante, es el
mismo en Sevilla, Santiago, La Habana. No es muchos árboles, es un solo árbol,
pero inmenso, con un follaje rico y variado, bajo el que verdean y florecen
muchas ramas y ramajes. Cada uno de nosotros, los que hablamos español, es
una hoja de ese árbol. Pero ¿realmente hablamos nuestra lengua? Más exacto
sería decir que ella habla a través de nosotros. Los que hoy hablamos castellano
somos una palpitación en el fluir milenario de nuestra lengua.

Se dice con frecuencia que la misión del escritor es expresar la realidad de su


mundo y su gente, es cierto, pero hay que añadir que, más que expresar, el
escritor explora su realidad, la suya propia y la de su tiempo. Su exploración
comienza y termina con el lenguaje. ¿Qué dice realmente la gente? El poeta y el
novelista descifra el habla colectiva y descubre la verdad escondida de aquello
que decimos y de aquello que callamos. El escritor dice, literalmente, lo
indecible, lo no dicho, lo que nadie quiere o puede decir. De ahí que todas las
grandes obras literarias sean cables de alta tensión, no eléctrica sino moral,
estética y crítica. Su energía es destructora y creadora, pues sus poderes de
reconciliación con la terrible realidad humana no son menos poderosos que su
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potencia subversiva. La gran literatura es generosa, cicatriza todas las heridas,


cura todas las llagas y aun en los momentos de humor más negro dice: sí a la
vida.

Explorar la realidad humana, revelarla y reconciliarnos con nuestro destino


terrestre solo es la mitad de la tarea del escritor: el poeta y el novelista son
inventores, creadores de realidades. El poema, el cuento, la novela, la tragedia y
la comedia son, en el sentido propio de la palabra, fábulas: historias
maravillosas en las que lo real y lo irreal se enlazan y confunden. Los gigantes
que derriban a Don Quijote son molinos de viento y, simultáneamente, tienen la
realidad terrible de los gigantes. Son invenciones literarias que nublan y disipan
las fronteras entre ficción y realidad. La ironía del escritor destila irrealidad en
lo real, realidad en lo irreal. La literatura de nuestra lengua, desde su nacimiento
hasta nuestros días, ha sido una incesante invención de fábulas, que son reales
aún en su misma irrealidad. Menéndez Pidal decía que el realismo era el rasgo
que distinguía a la épica medieval española de la del resto de Europa. Verdad
parcial y de la que me atrevo a disentir: en el realismo español, aun el más
brutal, hay siempre una veta de fantasía.

La lengua es más vasta que la literatura. Es su origen, su manantial y su


condición misma de existencia; sin lengua no habría literatura. El castellano
contiene a todas las obras que se han escrito en nuestro idioma, desde las
canciones de gesta y los romances, a las novelas y poemas contemporáneos;
también a las que mañana escribirán unos autores que aún no nacen. Muchas
naciones hablan el idioma castellano y lo identifican como su lengua maternal;
sin embargo, ninguno de esos pueblos tiene derechos de exclusividad, y menos
aún de propiedad. La lengua es de todos y es de nadie, ¿Y las normas que la
rigen? Sí, nuestra lengua, como todas, posee un conjunto de reglas, pero esas
reglas son flexibles y están sujetas a los usos y a las costumbres: el idioma que
hablan los argentinos no es menos legítimo que el de los españoles, los
peruanos, los venezolanos o los cubanos. Aunque todas esas hablas tienen
características propias, sus singularidades y sus modismos se resuelven al fin en
unidad. El idioma vive en perpetuo cambio y movimiento; esos cambios
aseguran su continuidad, y ese movimiento, su permanencia. Gracias a sus
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variaciones, el español sigue siendo una lengua universal, capaz de albergar


muchas singularidades y el genio de muchos pueblos.

Tal vez sea oportuno señalar aquí, de paso, que precisamente la inmensa
capacidad de cambio que posee el lenguaje humano le da un lugar único en los
sistemas de comunicación del universo, desde los de las células a los de los
átomos y los astros. Hasta donde sabemos, esos sistemas son circuitos cerrados;
entre la transformación de los glóbulos rojos en blancos y viceversa, en la
circulación de la sangre, y la de los planetas alrededor del sol, por ejemplo, no
hay, en el sentido propio de la palabra, comunicación. Cada sistema, además,
obedece a un programa fijo y sin variaciones. Trátese de la información genética
o de las numerosas interacciones entre las partículas elementales o en los
sistemas solares que contiene el universo, los mensajes y sus modos de
transmisión son siempre los mismos. Cierto, todos los sistemas conocen
mutaciones —su función, justamente, en la mayoría de los casos, consiste en
causarlas o producirlas— pero esos cambios son parte del sistema o se integran
a él rápidamente. Cualesquiera que sean su duración y sus mutaciones, los
sistemas no tienen historia. Ocurre lo contrario con el lenguaje humano: su
proceso es imprevisible y no está fijado de antemano; es una diaria invención, el
resultado de una continua adaptación a las circunstancias y a los cambios de
aquellos que, al usarlo, lo inventan: los hombres.

El lenguaje está abierto al universo y es uno de sus productos prodigiosos, pero


igualmente por sí mismo es un universo. Si queremos pensar, vislumbrar
siquiera el universo, tenemos que hacerlo a través del lenguaje, en nuestro caso,
a través del español. La palabra es nuestra morada, en ella nacimos y en ella
moriremos; ella nos reúne y nos da conciencia de lo que somos y de nuestra
historia; acorta las distancias que nos separan y atenúa las diferencias que nos
oponen. Nos junta, pero no nos aísla, sus muros son transparentes y a través de
esas paredes diáfanas vemos al mundo y conocemos a los hombres que hablan
en otras lenguas. A veces logramos entendernos con ellos y así nos
enriquecemos espiritualmente. Nos reconocemos, incluso, en lo que nos separa
del resto de los hombres. Estas diferencias nos muestran la increíble diversidad
de la especie humana y simultáneamente su unidad esencial. Descubrimos así
una verdad simple y doble: primero, somos una comunidad de pueblos que
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habla la misma lengua y segundo, hablarla es una manera, entre otras, de ser
hombre. La lengua es un signo, el signo mayor de nuestra condición humana.

https://congresosdelalengua.es/zacatecas/inauguracion/paz.htm

1.- Llene la siguiente ficha a partir de la lectura del texto: “Nuestra Lengua” de
Octavio Paz 2%

Equipo: 4 Sección: 1102 Asignatura Español

Título del texto: Autor del texto: Fecha de entrega

Nuestra lengua Octavio Paz

Investigue la biografía de Octavio Paz

Octavio Paz Lozano nació el 31 de marzo de 1914 en la Ciudad de México y


falleció el 19 de abril de 1998 en la misma ciudad.

Fue un destacado poeta, ensayista, diplomático y escritor mexicano, reconocido


como uno de los más importantes autores hispanoamericanos del siglo XX.

Paz comenzó su educación en Estados Unidos, pero regresó a México para


continuar sus estudios.

A lo largo de su carrera, recibió numerosos premios, incluyendo el Premio Nobel


de Literatura en 1990 y el Premio Cervantes en 1981.

Su obra abarca una amplia gama de géneros, desde la poesía hasta el ensayo, y
es conocido por su profunda reflexión sobre la cultura, la política y la identidad
mexicana
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Resumen del texto.

Paz reflexiona sobre la riqueza y la diversidad del idioma español y cómo la lengua
refleja la identidad y la cultura de los pueblos y destaca el español como un puente que
conecta y permite la comunicación entre las distintas comunidades de habla hispana,
también menciona cómo la lengua ha cambiado a lo largo del tiempo y ha incorporado
una variedad de influencias culturales y se ha adaptado a los cambios tecnológicos y
sociales, “Nuestra Lengua” celebra la continuidad e infinita vida del español, lo cual
demuestra su utilidad como herramienta viva y poderosa de expresión y conexión.

Su opinión o crítica sobre el tema y las ideas que presenta Octavio Paz.

En lo personal opino que este texto de Octavio paz es algo increíble ya que el se va
hasta el mas haya sobre nuestra lengua y logra reflejar la importancia que tiene, que no
solo son palabras que nos ayudan a comunicarnos entre nosotros sino que es nuestra
identidad, nuestra cultura hasta qué tiene que ver con nuestros orígenes y pasado, que a
pesar que no es una lengua propia, poco a poco se ha ido adaptando y agarrando esas
características que la hacen única y tan propia.

2.- En el texto se encuentran unas palabras subrayadas, analícenlas en ese


contexto, clasifíquelas según la categoría gramatical a la que pertenece y ubíquelas
en la columna correspondiente en el cuadro presentado. ( Si es necesario puede
agregar más filas) 3%

Sustantivo Adjetivo Verbo Adverbio

Ironía Misteriosas Capitanea Incansablemente

Venezolanos Sutiles Germina Allá

Mensajes Otras Somos Más

Mayoría Cierto Ha Experimentado Así

Lenguaje Española Era Aun


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Español Muchas Hablan Sí

Comunidad Perpetuo Está Menos

Universal Tal vez

Cualesquiera Primero

Diáfanas

Doble

Artículo Conjunción Preposición Pronombres

El Sin embargo Desde Ella

Sino a Esos

Pero A través Me

Su

Nuestro

Lo

Nos

Estas

Nuestra

3.- Escriban su interpretación de las siguientes frases u oraciones que se encuentran en el


texto: Nuestra lengua. 3%

a.- “A su vez la palabra es hija del silencio: nace de sus profundidades, aparece por
un instante y regresa a sus abismos”.
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R// El texto parece reflexionar sobre el carácter cíclico y misterioso del lenguaje,
destacando cómo la palabra, a pesar de su importancia, es solo una breve ruptura
del silencio profundo, que es su verdadero origen y destino.

b.- “El lenguaje nos da el sentimiento y la conciencia de pertenecer a una


comunidad. El espacio se ensancha y el tiempo se alarga: estamos unidos por la
lengua a una tierra y a un tiempo. Somos una historia”.

R// El lenguaje es visto como el tejido que nos conecta con una comunidad, con un
espacio y con una temporalidad, dándonos una identidad colectiva que nos
convierte en parte de una historia compartida osea participamos al momento de
comunicarnos en la historia de las personas con las que tenemos la conversación.

c.- “El escritor dice, literalmente, lo indecible, lo no dicho, lo que nadie quiere o
puede decir. De ahí que todas las grandes obras literarias sean cables de alta
tensión, no eléctrica sino moral, estética y crítica”.

R// Esta cita subraya el impacto transformador de la literatura. El escritor se percibe


como alguien que expresa lo que otros no pueden o no desean decir, desvelando
verdades ocultas o incómodas sobre la vida, la ética y la sociedad. Las grandes
obras literarias van más allá del entretenimiento; son canales de intensa carga
moral, estética y crítica. A través de ellas, el lector se enfrenta a dilemas éticos,
retos estéticos y profundas críticas a la realidad, funcionando como "cables de alta
tensión" que nos sacuden y nos impulsan a reflexionar sobre el mundo que nos
rodea y nuestra propia vida.

4.- Presenten la biografía del escritor John Steinbeck el cual es el autor de la novela
La perla, texto correspondiente para el control de lectura del I parcial.1%

John Steinbeck nació el 27 de febrero de 1902 en Salinas, California; y murió el 20


de diciembre de 1968.

John Ernst Steinbeck Jr era de ascendencia alemana, inglesa e irlandesa. Su padre


John Ernst Steinbeck, trabajó como tesorero del Condado de Monterrey. La madre
de John, Olive Hamilton, una ex maestra de escuela.
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Steinbeck vivía en un pequeño pueblo rural, no era más que un asentamiento


fronterizo, ubicado en una de las tierras más fértiles del mundo. Pasó sus veranos
trabajando en ranchos cercanos y más tarde con trabajadores migrantes en las
granjas de remolacha azucarera Spreckels. Allí se enteró de los aspectos más duros
de la vida de los inmigrantes y el lado más oscuro de la naturaleza humana, que le
proporcionó material expresado en obras como “Of Ice and Men”.

Steinbeck se graduó de la Escuela Secundaria Salinas en 1919 y estudió literatura


inglesa en la Universidad de Stanford pero nunca pudo graduarse y se fue sin título
en 1925. Viajó a Nueva York, donde hizo trabajos ocasionales mientras intentaba
escribir. Trabajó como freelance para el New York American, pero fue despedido. El
resultado de esta experiencia sería el ensayo “Making of a New Yorker”. Conoció
a Carol cuando trabajaba de guía turístico en Tahoe City. Se casaron en enero de
1930 en Los Ángeles, donde, con amigos, intentó ganar dinero fabricando
maniquíes de yeso.

En 1929 escribió su primera novela, “La Copa de Oro (Cup o gold: A life of Sir
Henry Morgan, Buccaneer, with Occasional Reference to History)”, una historia
de ficción histórica basada en la vida del corsario Henry Morgan, que no tuvo éxito.

En 1943, Steinbeck sirvió como corresponsal de guerra de la Segunda Guerra


Mundial para el New York Herald Tribune y trabajó con la Oficina De Servicios
Estratégicos.

Después de la guerra, escribió La Perla (1947), sabiendo que sería filmada. La


historia apareció por primera vez en el número de diciembre de 1945 de la revista
Woman 's Home Companion como “La perla del mundo”. La novela es una
narración imaginativa de una historia que Steinbeck había escuchado.

5.- Presenten un glosario de 20 palabras como mínimo de vocablos del texto


desconocidos para ustedes. 1%

Glosario
1. Vocaciones: Del lat. vocatio, -ōnis 'acción de llamar'.
Inclinación a un estado, una profesión o una carrera.
2. Capitanea: Guiar o conducir a cualquier gente, aunque no sea militar ni armada.
3. Aflicciones: Del lat. afflictio, -ōnis.
Efecto de afligir o afligirse.
4. Inusitado:Del lat. inusitātus.
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adj. No usado, desacostumbrado.


5. Matriz: Del lat. matrix, -īcis.
Entidad principal, generadora de otras.
6. Peregrinación: Del lat. peregrinatio, -ōnis.
Acción y efecto de peregrinar.
7. Vagabundeo:Acción y efecto de vagabundear.
8. Abismos:Del fr. ant. abisme, este quizá del lat. vulg. *abyssĭmus, der. del lat. tardío
abyssus, y este del gr. ἄβυσσος ábyssos; literalmente 'sin fondo'.
Profundidad grande, imponente y peligrosa
9. Indecible:adj. Que no se puede decir o explicar.
10. Filólogos:Del lat. philolŏgus, y este del gr. φιλολόγος philológos.
Persona versada en filología.
11. Rompecabezas: Problema o acertijo de difícil solución.
12. Reconciliación:Del lat. reconciliatio, -ōnis.
Acción y efecto de reconciliar o reconciliarse.
13. Fábulas:Del lat. fabŭla.
Breve relato ficticio, en prosa o verso, con intención didáctica o crítica
frecuentemente manifestada en una moraleja final, y en el que pueden intervenir
personas, animales y otros seres animados o inanimados.
14. Ensancha: Acción y efecto de ensanchar (‖ extender algo).
15. Trascender: Del lat. transcendĕre 'pasar de una cosa a otra', 'traspasar'.
Estar o ir más allá de algo.
16. Trasplantado: Del part. de trasplantar.
Persona que ha sufrido un trasplante.
17. Cicatriza: De cicatriz.
Completar la curación de las llagas o heridas, hasta que queden bien cerradas.
18. Manantial:De manante, ant. part. act. de manar, y -al.
Que mana o brota. Agua, fuente manantial.
19. Diáfanas: Del lat. mediev. diaphanus, y este del gr. διαφανής diaphanḗs
'transparente'.
Dicho de un cuerpo: Que deja pasar a su través la luz casi en su totalidad.
20. Enigmático: Del lat. aenigmatĭcus.
adj. De significación oscura y misteriosa y muy difícil de penetrar.
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