Sociales 2da Unidad 2024

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Las técnicas etnográficas

Análisis de las creencias y percepciones locales: Esta técnica emplea dos estrategias de
investigación para descubrir los puntos de vista y creencias locales y compararlas luego con
las percepciones y conclusiones del etnógrafo. Estas estrategias son los enfoques emic y
etic.

El emic es la perspectiva o punto de vista local. Busca conocer cómo piensa la gente local,
cómo perciben el mundo, cuáles son sus normas de comportamiento, qué tiene sentido para
los individuos, cómo se imaginan y explican las cosas.

El etic es la perspectiva del científico. Es el etnógrafo el que analiza las categorías,


expresiones e interpretaciones locales y aporta objetividad al estudio de la cultura.

Un ejemplo para diferenciar emic de etic: Muchas personas creen que los escalofríos y las
corrientes de aire son las causas de los resfriados (emic); sin embargo, los científicos saben
que son gérmenes los que los provocan (etic).

Estudio de problemas concretos: Resulta imposible estudiar todos los aspectos de una
comunidad. Por eso, la investigación de campo suele centrarse en un problema concreto. El
antropólogo recoge datos considerados relevantes para comprender la vida social de la
población estudiada.

La información que interesa al antropólogo no se limita a lo que los informantes puedan


proveerle; él puede escoger un aspecto específico y ahondar su estudio. Puede hacerlo
analizando variables que se relacionan con el tema de su interés, como las versiones de los
informantes, observaciones, consultas de archivos y datos gubernamentales.

Investigación longitudinal: Consiste en el estudio a largo plazo de una comunidad o


cultura, basado en repetidas visitas. Por ejemplo, cuando un antropólogo sigue de cerca el
desarrollo de una comunidad durante 20 años.

Durante el periodo, el investigador utiliza unos censos periódicos para conseguir datos
básicos sobre la economía, la organización política, religiosa, etc., de la población y su
evolución. Si durante el tiempo que dura el trabajo, algunas personas emigran, se debe
seguirlas y entrevistarlas para comparar su comportamiento con el comportamiento de
quienes permanecen en la comunidad.

Investigación en equipo: No es otra cosa que la investigación longitudinal realizada por un


grupo de antropólogos o instituciones. Por ejemplo, en la década de 1960, cuatro
universidades: Columbia, Cornell, Harvard e Illinois emprendieron un programa veraniego
de trabajos de campo antropológicos en Brasil.

La etnografía y la investigación con encuestas

Veamos las diferencias entre ambos métodos y cómo se combinan: La encuesta incluye el
muestreo, la recolección impersonal de datos y el análisis estadístico. De una población
amplia, toma una muestra representativa: un grupo de estudio manejable, y hace inferencias
precisas sobre el conjunto de la población. La etnografía es más personal.

Los etnógrafos conocen a la mayoría de las personas en una comunidad pequeña; pero en
una más compleja, no puede emplearse, por lo que se auxilia con la encuesta. A veces,
hacen una selección de los encuestados para realizarles una entrevista.

Conclusión: La combinación de la encuesta y la etnografía proporciona nuevas


perspectivas sobre la vida en las sociedades complejas. Sin embargo, los mejores estudios
mantienen el sello característico de la etnografía: los antropólogos entran y participan en la
comunidad para conocer a la gente.
La etnografía como método de investigación de la etnología
La etnografía consta de dos fases: la primera es el proceso etnográfico y la segunda es el
producto etnográfico; en ambas fases se abarcan diferentes pasos y momentos de la
investigación cultural, para el análisis y la organización de los datos que finalmente servirá
al etnólogo para la redacción del texto.
El proceso etnográfico está compuesto por cuatro pasos:
1. La demarcación del tema o del campo
2. La preparación y la documentación
3. La investigación en campo
4. La conclusión.
El producto etnográfico está compuesto por tres fases:
1. El análisis y la organización del material etnográfico
2. La elección del tipo de monografía,
3. La redacción del texto.
Fines de la etnología: El objetivo fundamental de la etnología es conocer pueblos distantes
que parecen diferentes a nosotros (sociedades urbanas clásicas del s. XXI).
La etnología

Es la ciencia social que estudia y compara


los diferentes pueblos y culturas del mundo
antiguo y actual. Algunos autores la
consideran una disciplina y método de
investigación de la antropología.
La etnología estudia sistemáticamente y
busca establecer relaciones comparativas
entre las características de los diferentes
pueblos humanos desde diferentes aspectos
como son:

1. Diversidad cultural: La Etnología concibe a la cultura como una pluralidad y en


oposición a la naturaleza. Así, el estudio de la cultura obliga al análisis de las
relaciones que unen y separan ambas dimensiones en las sociedades humanas y
también a esclarecer lo que es universal en el hombre y lo que es arbitrario en su
comportamiento, generando una reflexión sobre los nexos que unen las leyes
naturales con las reglas culturales.
2. Parentesco entre diferentes sociedades y sus influencias.
3. Subsistencia y sistemas económicos de las culturas o civilizaciones.
4. Religión y expresión simbólica transcendental.
5. Organización familiar, sistemas sociales y políticos.

La evolución de la etnología
El modo de entender y concebir la etnología ha variado según el momento histórico, el
lugar y las escuelas teóricas que lo han investigado.
Hace unos años se consideraba que la etnología era el estudio de las sociedades "sin
escritura" o "sin mecanizar", por no decir "primitivas"... Pero enseguida se rechazó el
término "primitivo" por sus connotaciones peyorativas y porque el pensamiento de los
autores del siglo XIX lo vinculaba a la idea de sociedades cercanas al estado de naturaleza,
"salvajes" o "bárbaras"… Puesto que lo “primitivo” desaparece del vocabulario de las
ciencias humanas y los pueblos a los que así se califica están en vías de desaparición, cabe
preguntarse si el objeto de estudio de la etnología sigue siendo válido- Lombard, 1997 (p.
17-18).
Así bien, hoy día se va a relacionar a la etnología, más bien, con el campo de la sociedad y
culturas extrañas, comunidades pequeñas, etc. Normalmente sociedades rurales
tradicionales. Según Jesús Buxó (en Aguirre Batzán, 1993 275) «es el estudio de cómo y
por qué diferentes grupos étnicos se asemejan o difieren en sus formas de pensar y actuar
en el pasado y en la actualidad».
Método histórico
El método histórico o la metodología de la historia (o de las ciencias históricas)
comprende el conjunto de técnicas, métodos y procedimientos usados por
los historiadores para manejar las fuentes primarias y otras evidencias
(arqueología, archivística, disciplinas auxiliares de la historia, etc.) para investigar sucesos
pasados relevantes para las sociedades humanas. Esa metodología tiene por objeto la
elaboración de la historiografía (o producción historiográfica). La cuestión de la naturaleza
del método histórico e, incluso, su propia reflexión como método científico, se discute por
la epistemología (filosofía de la ciencia, metodología de las ciencias sociales) y la filosofía
de la historia y, en cierto sentido, por la historiología (o teoría de la historia).
Las principales directrices de uso común por los historiadores en su labor son:

 En primer lugar, la definición del tema y su delimitación, se formula la o las preguntas


(erotética) y se define un plan de trabajo. Con base a ello viene
la heurística (localización y recopilación de las fuentes documentales, que son la
materia prima del trabajo del historiador).
 En segundo lugar, el análisis o crítica de esas fuentes (distinguiendo dos formas de
crítica, que se refieren al trabajo con las fuentes documentales: crítica externa y crítica
interna).
 En último lugar, la síntesis historiográfica (que es el producto final de la historiografía).

Terminado ese proceso, queda la publicación, paso ineludible para que la comunidad
historiográfica comparta y someta a debate científico y falsación su labor y se
divulgue entre el público para que su conocimiento pueda servir a los fines de la historia.
La investigación histórica ha experimentado cambios en las herramientas que se usan, con
la llegada de las tecnologías de información y comunicación, en especial la web 2.0,
estableciéndose lo que se conoce como Historia Digital, una nueva forma de usar
herramientas tecnológicas sin cambiar la esencia metodológica de la investigación
(problema->búsqueda->crítica->síntesis->diseminación).
El método sociológico
Es la aplicación de conceptos y técnicas de investigación para reunir datos y su tratamiento
para sacar conclusiones sobre hechos sociales. Su validación última está dentro de
la filosofía de la ciencia y de la filosofía del conocimiento y es sobre la
cuestión racionalismo o empirismo. El primer planteamiento de sus reglas fue hecho
por Durkheim (1895) y es básico considerar a los hechos sociales como cosas y basarse en
los principios de la lógica.
El hecho social, que es el objeto de estudio de las Ciencias Sociales, debe de analizarse
desde afuera, independientemente de sus manifestaciones concretas, en especial a través del
método de la inducción, que tiene una tradición cartesiana; es decir, tiende a aislar al objeto
de la realidad para estudiarlo a través de la razón. Para acatar estas reglas, Durkheim señala
que primero hay que descartar todas las prenociones; esto es, todos los mitos, así como las
ideas que surjan directamente de los sentidos sin antes haberlas sometido al escrutinio del
raciocinio, o de la duda metódica.
En segunda instancia, el estudio sistemático del fenómeno debe tomar en cuenta solamente
las propiedades que le son inherentes, y descartar las ideas del espíritu. Los fenómenos que
deben tomarse en cuenta deberán previamente estar definidos por algunas características
exteriores que les son comunes. La sensación debe ser tomada en cuenta por las Ciencias
Sociales, pero es de naturaleza subjetiva; en este caso, el sociólogo debe tomar las
precauciones del investigador de la física. Mientras más fijo es el objeto a estudiar, mayor
será el grado de objetividad de dicho estudio. Debe aislar a los objetos sociales a estudiar
de sus manifestaciones individuales, pues esto empañaría a todo el estudio.

Cambios demográficos en América Latina: una ventana de oportunidad

América Latina está envejeciendo paulatina, pero inexorablemente. Es una realidad que ya
podemos percibir cotidianamente en los distintos países de la región, y es lo que muestran
las estimaciones y proyecciones para los próximos decenios del CELADE-División de
Población de la CEPAL.

Este escenario no solo implica importantes


desafíos a largo plazo para las políticas
públicas. También abre oportunidades para que
los países avancen en el desarrollo con
igualdad.

En las últimas décadas, los países de América


Latina han registrado profundas
transformaciones demográficas, entre las que
se destacan la disminución de la tasa de
crecimiento de la población y el progresivo
envejecimiento de los habitantes. Esta evolución responde a la acelerada baja de la
fecundidad y al descenso sostenido de la mortalidad.

A mediados del siglo pasado, la tasa de crecimiento anual de la población regional era de
2,8%, mientras que en la actualidad es de solo 1,2%.

De acuerdo con las proyecciones de la CEPAL, los latinoamericanos seremos 656 millones
en 2025 y 707 millones en 2040.

Actualmente la región todavía disfruta del llamado bono demográfico, que significa una
reducción de la tasa de dependencia entre las personas potencialmente inactivas (de 0 a 14
años y de 65 años y más) y las personas potencialmente productivas (de 15 a 64 años).

La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) ha planteado que


durante la etapa donde se registra una menor presión de la población infantil, y un limitado
aumento de las personas mayores, los países tienen la oportunidad de hacer inversiones
productivas y multiplicar la inversión social para erradicar la pobreza, mejorar la educación
y reformar la salud, así como prepararse para el envejecimiento de los habitantes.

Pero nuestro organismo también ha enfatizado que los dividendos del bono demográfico,
acotado temporalmente, no están garantizados, ya que dependen de la capacidad de las
economías de la región para generar empleo productivo.

El mercado laboral deberá absorber a una población activa creciente, así como a una
población de edad avanzada que buscará seguir trabajando remuneradamente durante más
tiempo, ya que la cobertura de la seguridad social y el valor de las pensiones son limitados
y el ingreso familiar aún es bajo.
Para 2025 la CEPAL proyecta que las personas mayores de 60 años serán poco más de 98
millones, mientras en 2040 alcanzarán casi los 150 millones. En 2050 uno de cada cuatro
latinoamericanos será mayor de 60 años.

Las personas mayores de 75 años, que en 1950 representaban 1% de la población regional


y 2% en 2000, constituirán 9% en 2050. Aunque hay diferencias por países.

Bolivia, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Paraguay son países que muestran un
envejecimiento incipiente. Sin embargo, este proceso en ciernes podría acentuarse si se
consolida e incrementa la baja en la fecundidad.

En Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, Panamá, Perú, República
Dominicana y Venezuela se vive un envejecimiento moderado, mientras que países como
Argentina y Chile están un paso más allá. Cuba y Uruguay presentan ya un envejecimiento
avanzado.

Este contexto plantea significativos retos para el conjunto de la sociedad, tanto para los
gobiernos, las familias como para las propias personas mayores.

Para garantizar la seguridad económica de las personas de edad avanzada es necesario


aumentar la cobertura de la seguridad social de la fuerza de trabajo actual, frenando la
tendencia a su estancamiento o franco descenso de los últimos años en varios países.

También se requiere ampliar la protección de las personas que hoy son mayores, incluso
mediante pensiones no contributivas o asistenciales, como han implementado en el último
tiempo países como Argentina, Chile, El Salvador y Panamá, entre otros.

Tampoco hay que olvidar que en nuestra región sigue habiendo enormes rezagos históricos
desde el punto de vista demográfico que es necesario enfrentar hoy, especialmente brechas
en los niveles de morbilidad y mortalidad, que dejan al descubierto las enormes
desigualdades económicas, sociales, étnicas, territoriales, de género, entre otras, que aún
persisten.

La falta de un acceso igualitario a la atención de la salud es una constante en los países.


La CEPAL seguirá empeñada en producir información útil, así como propuestas integrales,
para que los países puedan tomar las mejores decisiones de política pública de cara a los
cambios demográficos en curso. Contribuir al desarrollo con igualdad de la región es
nuestra meta más ambiciosa.
Créditos: Alicia Bárcena Secretaria Ejecutiva, Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL)

Guatemala: población y desarrollo, un diagnóstico sociodemográfico

La población de Guatemala es la más numerosa entre los países del istmo centroamericano,
y aunque su ritmo de crecimiento medio anual ha disminuido en los últimos años, todavía
se mantiene elevado y es sólo ligeramente menor que el observado en Honduras y
Nicaragua durante el período 1995-2000. Ello ha sido el resultado de la persistencia de una
elevada fecundidad –la más alta de la región latinoamericana– y de la disminución de la
mortalidad, que contribuyó a una mayor sobrevivencia de la población.

Como saldo neto de estos cambios, la población guatemalteca se caracteriza por su


extraordinaria juventud: cuatro de cada diez personas son menores de 15 años y seis no
tienen aun 20 años. La elevada mortalidad –tanto general como infantil y materna– y la alta
fecundidad son rasgos acentuados entre los grupos indígenas y rurales. Estos subconjuntos
de la población nacional requieren un trato preferente de la política pública para enfrentar
con éxito los desafíos inherentes al desarrollo. Una proporción importante de las muertes,
especialmente de los niños, se origina en trastornos de salud evitables, asociados a las
deficiencias alimentarias y a las inadecuadas condiciones sanitarias. A su vez, la alta
fecundidad parece responder al efecto combinado de patrones culturales tradicionales y de
las limitaciones de acceso a la información y a medios adecuados que promuevan un
manejo responsable de la sexualidad y la reproducción.

El 48% de la población nacional reside en las


regiones Metropolitana y Suroccidente, y cerca de la
cuarta parte en el departamento de Guatemala –
donde se ubica la ciudad capital, que alberga a más
de la mitad de la población urbana del país. Junto
con Haití y Honduras, Guatemala conforma el grupo
de países de menor rado de urbanización en el
contexto latinoamericano. Cuatro de cada diez
migrantes interdepartamentales tienen al
departamento de Guatemala como destino
preferente, lo que obedece a sus mayores
oportunidades económicas y de consumo en
comparación con los otros contextos territoriales;
Santa Rosa y Jutiapa, por su parte, son los
departamentos con menores posibilidades de
retención de su población. Guatemala es un país de
fuerte emigración internacional y los Estados
Unidos y México constituyen el destino principal de los emigrantes; a su vez, siete de cada
diez inmigrantes internacionales provienen de países limítrofes, especialmente de El
Salvador.

Si bien las proyecciones demográficas ponen en evidencia que hacia el 2020, la población
guatemalteca aumentará sostenidamente su esperanza de vida y reducirá su fecundidad,
continuará mostrando niveles relativamente altos respecto a la mayoría de países de
América Latina, lo que redundará en una estructura etaria juvenil. Estas condiciones
incidirán en la evolución de las demandas sociales futuras.

Las especificidades que adopta la dinámica demográfica en las sociedades nacionales –y


subnacionales– son de singular importancia para el diseño de medidas de política tendientes
al logro de un crecimiento económico robusto y un desarrollo social con calidad y equidad;
de allí que su consideración en las estrategias y políticas públicas contribuya a la adecuada
toma de decisiones y asignación de recursos. Por ello, el Programa de Acción adoptado por
la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) –celebrada en El
Cairo en 1994–, insta a los gobiernos a crear los mecanismos institucionales necesarios y
propiciar entornos favorables para incorporar debidamente los factores demográficos en la
planificación económica y social (Naciones Unidas, 1995).
Créditos: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

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