Ideas Claves - Unidad 1
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Índice
DESARROLLO 3
I. Evolución de la Didáctica de la Matemática como disciplina científica 3
Didáctica Fundamental 5
Teoría de Situaciones Didácticas 8
Transposición didáctica y contextualización del contenido 9
La Didáctica de la Matemática como disciplina científica 11
Principales enfoques teóricos de la Didáctica de la Matemática 16
Labor profesional del docente de Matemática 18
Las cualidades y competencias del docente de Matemática 19
II. Enfoque cognitivo del Procesamiento de la Información 20
Procesamiento de la información 20
Obstáculos y errores en el aprendizaje matemático 22
III. Enfoque Constructiva de la Enseñanza-Aprendizaje de la Matemática 25
Enfoque constructivista 25
Aprendizaje significativo y desarrollador 28
Enseñanza Orientada a la Acción en la Práctica 31
Educación Matemática Realista (EMR) 32
Enfoque Histórico Cultural y Etnomatemática 33
V. Dinámica del aprendizaje 34
Los componentes didácticos 35
Organización de las interacciones de los estudiantes entre sí y con el profesor 36
Secuencias didácticas 37
BIBLIOGRAFÍA 40
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DESARROLLO
I. Evolución de la Didáctica de la Matemática como disciplina científica
El desarrollo de las matemáticas como ciencia y su enseñanza han estado estrechamente ligados
a lo largo de los siglos. En el quinto Congreso Internacional de Matemáticos (1908) se creó la
primera organización internacional dedicada a la enseñanza de esta ciencia, llamada entonces
CIEM (Commission Internationale de l’Enseignement Mathématique, en francés). Actualmente,
esta organización se conoce por su acrónimo en inglés ICMI (International Commission on
Mathematical Instruction) modificado después de la Segunda Guerra Mundial (Artigue, 2020).
Esta creación fue, de hecho, el resultado de una propuesta de David Eugene Smith, historiador de
las matemáticas y profesor de la Universidad de Columbia, documentada en 1905 en la nueva
revista L’Enseignement Mathématique, fundada en 1899 por Henri Fehr y Charles-Ange Laisant,
que se convertiría en el órgano oficial de la CIEM. La misión encomendada a la CIEM, cuya
presidencia fue confiada al matemático alemán Felix Klein, él mismo muy implicado en cuestiones
de educación y formación de profesores, hizo un estudio global del progreso de la Educación
Matemática en las diferentes naciones.
En respuesta a ello, se establecieron comités nacionales en los 18 países miembros y 15 países
asociados, entre los que figuraban, para América Latina, Argentina, Brasil, Chile, México y Perú.
En unos pocos años, antes de que la Primera Guerra Mundial y sus secuelas la dejaran en
suspenso, la CIEM elaboró más de 300 informes sobre una amplia variedad de temas. Sin
embargo, no se trataba de investigación didáctica como se entienden hoy en día.
Aunque existieron muchos trabajos precursores como los mencionados en Kilpatrick (2020), no
fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial y el período de las matemáticas modernas que
el campo de la Educación Matemática se convirtió en El desarrollo de la Didáctica de la
Matemática, una mirada internacional a un verdadero campo de investigación científica.
Sin lugar a dudas, el concepto de didáctica ha evolucionado a lo largo de la historia, desde su
concepción como arte, hasta la época actual en la que se considera una ciencia de la educación,
con objeto de estudio específico y una comunidad de científicos dedicados a la investigación, que
ha dado lugar a un cuerpo de conocimientos propios.
En sus orígenes se le ha considerado como un arte, o sea: El profesor se consideró como un
artista que modelaba artísticamente a los estudiantes; por tanto, era difícil, sino imposible
de ser analizada, controlada y sometida a reglas que puedan explicar la relación profesor-
estudiante. La labor del profesor era la de modelar a los estudiantes, según su voluntad, su
capacidad y la de los estudiantes.
En esta etapa, la labor principal del docente era la de difundir la Matemática, es decir, comunicar a
los estudiantes los logros efectuados por otros, interiorizarlos y tratar de aplicarlos de la mejor
manera; en el trayecto a hacerlos más fáciles o comprensibles se pueden utilizar materiales y
objetos didácticos. En esta etapa, o etapa del manejo artístico del proceso de enseñanza, se
mantiene como la idea dominante en la cultura corriente y sigue siendo muy influyente en la
cultura escolar actual. (Gascón, 1998).
Se destacan a continuación tres limitaciones inherentes a este estadio del desarrollo de la
Didáctica de la Matemática (Gascón, 1998):
(i) Paradójicamente, y a pesar de centrarse en la problemática de la enseñanza y el aprendizaje
de la Matemática, el enfoque clásico no incluye entre sus objetos de estudio las nociones de
“enseñar matemáticas” ni de “aprender matemáticas”, entre otras. Sólo las utiliza como nociones
transparentes y no cuestionables, o bien como nociones construidas en otras disciplinas.
(ii) Al centrar el análisis en el alumno (o en el profesor en referencia al alumno), el enfoque clásico
aborda su objeto de estudio de una forma fuertemente condicionada por los fenómenos
psicológicos involucrados en el proceso de enseñanza y aprendizaje, al tiempo que tiende a poner
en segundo plano los fenómenos específicamente didáctico-matemáticos.
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(iii) Al interpretar el saber didáctico como un saber técnico (en el sentido de que su justificación
hay que buscarla en saberes científicos ajenos a la propia didáctica e independientes entre sí), el
enfoque clásico renuncia a la ambición de construir la didáctica de las matemáticas como
disciplina científica.
A fin de superar éstas y otras limitaciones, la Didáctica de la Matemática se ha visto obligada a
ampliar su problemática, incluyendo en ella objetos que hasta ese momento habían sido
considerados como “dados”.
El mecanismo mediante el cual la didáctica de las matemáticas amplió drásticamente su
problemática no es específico de esta disciplina. Se trata de un mecanismo general que tiene
relación con la necesidad que se produce periódicamente en toda disciplina de introducir como
objetos de estudio propios, objetos que hasta el momento habían sido utilizados únicamente como
herramientas transparentes, no cuestionables y que sólo aparecían en el discurso científico
normal como útiles para describir otros objetos.
Si llamamos “paracientíficos” a dichos objetos, el mecanismo general de ampliación de una
problemática científica podría ser descrito como la transformación en objetos científicos de objetos
que hasta ese momento habían funcionado como paracientíficos en el discurso científico normal.
En el caso de las matemáticas tenemos ejemplos muy conocidos de este fenómeno: los objetos
“número real”, “función” y “conjunto”, entre otros muchos, fueron paramatemáticos (esto es,
herramientas transparentes útiles para describir y estudiar otros objetos matemáticos) mucho
antes de devenir históricamente en objetos matemáticos (esto es, objetos de estudio en sí
mismos, además de herramientas útiles para estudiar otros objetos matemáticos).
La necesidad histórica de cambiar el estatuto de paramatemáticos que tenían dichos objetos para
convertirlos en objetos matemáticos de pleno derecho, vino determinada por la presión que
ejercían sobre la comunidad una multitud de fenómenos matemáticos inexplicados y de problemas
matemáticos no resueltos. La consiguiente ampliación de la problemática matemática originada
por la irrupción de los nuevos objetos, provocó transformaciones importantes en la naturaleza de
las matemáticas como ciencia.
Análogamente, en el caso de la Didáctica de la Matemática ha sido la aparición de multitud de
hechos didácticos inexplicados y la falta de respuesta a múltiples cuestiones, los que han
provocado la necesidad de cambiar el estatuto de ciertos objetos paradidácticos para constituirlos
en objetos didácticos de pleno derecho, esto es, en objetos de estudio en sí mismos para la
didáctica de las matemáticas.
Entre las cuestiones que no pueden abordarse desde el punto de vista clásico se citará, a título de
ejemplo, los siguientes (Gascón, 1998):
La razón por la cual estas cuestiones no pueden abordarse desde una perspectiva clásica es muy
sencilla: para tratar científicamente estas cuestiones es preciso disponer de un modelo explícito
de la actividad matemática escolar en el que se modelicen, en particular, el “álgebra escolar”, la
“aritmética escolar”, la “geometría escolar”, la “proporcionalidad”, etc. Asimismo, es necesario
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disponer de un modelo del proceso escolar de la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas
que contenga las nociones de “rutina matemática”, “actividad matemática creativa”, “resolución de
problemas matemáticos”, “enseñanza escolar de las matemáticas”, etc., como nociones
construidas en el modelo (no primitivas).
Dichas nociones deberían definirse a partir de las nociones primitivas del modelo de la actividad
matemática escolar antes citado, el cual debería jugar el papel de modelo “nuclear”. Sólo así sería
posible plantear las cuestiones citadas.
Didáctica Fundamental
Pese a que lo didáctico se refiere a la enseñanza, y el aprendizaje significativo ha evolucionado
hacia al aprendizaje específicamente matemático, en el enfoque clásico no se considera como
objeto de estudio las nociones de “enseñar matemáticas” o “aprender matemáticas”. Estas
nociones son consideradas como algo que está totalmente claro o transparente para todos o que
son nociones ya construidas en otras disciplinas.
Históricamente, la didáctica fundamental hace su aparición en la década de los 70, cuando Guy
Brousseau hace las primeras formulaciones de la Teoría de Situaciones Didácticas donde se
considera por primera vez la necesidad para la didáctica de utilizar un modelo propio de la
actividad matemática, así pues, el objetivo fundamental de la didáctica es el de definir un
“conocimiento matemático”, mediante una “situación” tal que ésta situación produzca “situaciones
a-didácticas” en los alumnos que permitan engendrar una buena representación del conocimiento.
En la teoría de situaciones, la actividad matemática escolar se modeliza a partir de una situación,
entonces ya se puede definir el aprender un conocimiento matemático (Brousseau, 1997). Aunque
G. Brousseau aceptó inicialmente la idea de J. Piaget de que la construcción del conocimiento se
lleva a cabo mediante asimilaciones y acomodaciones al medio, manifestó luego su desacuerdo
en que tal proceso se realiza en forma natural o espontánea, corriendo el riesgo de que los
profesores asuman toda la responsabilidad didáctica, lo que conduciría a un nuevo empirismo.
Por esta razón, Brousseau considera que una buena situación didáctica, es aquella que produce
una situación a-didáctica donde los estudiantes hagan funcionar el conocimiento en sus diferentes
relaciones con el medio a-didáctico y de esta manera los estudiantes asumen la responsabilidad
de su aprendizaje, se produce “la devolución”. De esta forma, la Didáctica de la Matemática no se
encierra en el interior de la epistemología de la Matemática, entendida como el estudio de la
génesis y la estructura del conocimiento matemático, sino que se abre a la posibilidad de estudiar
al sujeto que está aprendiendo al interior de su propia actividad, más concretamente al interior de
la actividad matemática escolar, surge la epistemología experimental o epistemología del
aprendizaje de la matemática, como objeto primario de la investigación en didáctica de la
matemática. Pues, considerar al saber didáctico como un saber técnico aplicativo de otras
disciplinas externas, es limitar e incluso renunciar a la ambición de construir a la didáctica de la
matemática como una disciplina científica.
La incorporación del conocimiento matemático como objeto de estudio de la didáctica de la
matemática, ha provocado muchos cambios importantes y una ampliación de su problemática ha
conducido a Yves Chevallard a proponer a la Didáctica de la Matemática como la ciencia que trata
el “proceso de estudio” como objeto primario de la investigación didáctica, pasando el “proceso de
enseñanza” y el “proceso de aprendizaje” a convertirse en objetos secundarios, aunque no por ello
menos importantes. Si la didáctica es la ciencia que trata el “proceso de estudio”, “el proceso de
enseñanza” es sólo uno de los varios subprocesos, del proceso de estudio (Chevallard, Bosch y
Gascón, 1997).
Respecto al sujeto del proceso didáctico ha habido también una evolución: del sujeto-aprendiz de
la didáctica precientífica se ha progresado al sujeto-cognitivo de la didáctica clásica y de éste al
sujeto-epistémico de la didáctica fundamental. De esta forma, no sólo es posible empezar a
abordar cuestiones que antes no se podían ni siquiera plantearlas, sino que, se pone de
manifiesto que todo fenómeno didáctico, tiene un componente matemático esencial.
La teoría de situaciones didácticas, que prioriza la relación asimétrica profesor-alumno del
triángulo de la didáctica, ha dado origen a la Ingeniería Didáctica de Michèle Artigue y Régine
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Douady, ésta última manifestó en la conferencia del Congreso PME 11 titulada “La ingeniería
didáctica, un instrumento privilegiado para tener en cuenta la complejidad de la clase”, que los
objetivos de una investigación de ingeniería didáctica pueden ser diversos y distingue por ejemplo
las investigaciones que abordan el estudio de los procesos de aprendizaje de un concepto
determinado y en particular la elaboración de génesis artificiales para un concepto determinado,
de aquellas que no se ciñen a los contenidos, así su sustento sea la enseñanza de un dominio
preciso.
Si en el triángulo de la didáctica se prioriza el par saber-profesor, se produce la teoría de la
transposición didáctica, el cual se refiere a la adaptación del conocimiento matemático para
transformarlo en conocimiento para ser enseñado, lo que muestra la relatividad del saber a la
institución en que se presenta, la primera instancia de la transposición didáctica se concretiza en
el currículo, la siguiente instancia de la transposición didáctica se produce cuando los profesores
transforman el saber considerado en el currículo en un saber a enseñar, en estas
transformaciones pueden sufrir alteraciones y deformaciones (Chevallard, 1985).
Pues, la actividad matemática escolar no está aislada, sino que se integra dentro de las
actividades matemáticas institucionales, los que ahora pasan a constituirse en el objeto primario
de las investigaciones didácticas. Esta es la perspectiva antropológica, desde esta perspectiva la
Didáctica de la Matemática sería el estudio del hombre -las sociedades humanas- aprendiendo y
enseñando matemática. Plantea que el objeto principal de estudio de la Didáctica de la
Matemática está constituido por los diferentes tipos de sistemas didácticos -formados por los
subsistemas: docentes, alumnos y saber enseñado- que existan actualmente o que puedan ser
creados, por ejemplo, mediante la organización de un tipo especial de enseñanza. (Chevallard,
1990)
El problema central de la didáctica es para Chevallard el estudio de la relación institucional con el
saber, de sus condiciones y de sus efectos, considerando el conjunto de condicionantes
cognitivos, culturales, sociales, inconscientes, fisiológicos del alumno, que juegan o pueden jugar
un papel en la formación de su relación personal con el objeto de saber en cuestión. “La
organización de la enseñanza debe basarse más en lo que los estudiantes tienen en común que
en lo que es particular a cada uno de ellos. Desde un punto de vista antropológico, el estudio y,
con él, el aprendizaje son actividades que unen a los individuos”. (Chevallard, 2005)
Si en el triángulo de la didáctica el énfasis se realiza en el par: saber-alumno se produce la
denominada Teoría de los campos conceptuales elaborado por Gérard Vergnaud, director de
investigación del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia, discípulo de
Piaget, quién amplía y redirecciona en su teoría, el foco piagetiano de las operaciones lógicas
generales y de las estructuras generales del pensamiento, para el estudio del funcionamiento
cognitivo del “sujeto-en situación”.
Además, a diferencia de Piaget, toma como referencia el propio contenido del conocimiento y el
análisis conceptual del dominio de ese conocimiento. Los conceptos matemáticos se dotan de
significado a partir de una variedad de situaciones; cada situación no puede ser analizada
usualmente con la ayuda de un solo concepto sino que precisa varios de ellos. Esta es la razón
que ha llevado al estudio de la enseñanza y aprendizaje de campos conceptuales, esto es,
grandes conjuntos de situaciones cuyo análisis y tratamiento requiere varios tipos de conceptos,
procedimientos y representaciones simbólicas que están conectadas unas con otras.
Según Kilpatrick (1987), el punto de vista constructivista implica dos principios:
1. El conocimiento es construido activamente por el sujeto cuando realiza actividades específicas
para conocer, no es recibido pasivamente del entorno.
2. Llegar a conocer es un proceso adaptativo que organiza el propio mundo experiencial; no se
descubre un mundo independiente, preexistente, exterior a la mente del sujeto.
De ésta manera un concepto se presenta a un individuo activo varias veces y en múltiples formas,
en sus inicios como esquemas mentales elementales o esquemas mentales asociados a
intuiciones y por sucesivas asimilaciones y acomodaciones, de percepciones y representaciones,
se transforma en concepto significativo.
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Eso se percibe, por ejemplo, en la importancia atribuida a la interacción social, al lenguaje y a la
simbolización en el progresivo dominio de un campo conceptual por los alumnos. Para el profesor,
la tarea más difícil es la de proveer oportunidades a los alumnos para que desarrollen sus
esquemas en la zona de desarrollo próximo. El siguiente gráfico, muestra un resumen del estado
actual de la Didáctica de la Matemática.
▪ Para enseñar un conocimiento los docentes utilizan textos, materiales, juegos, desafíos, etc.:
en esta teoría se llaman medios, los cuales son estudiados y producidos por la ingeniería
didáctica.
▪ Además de los medios materiales, la propuesta de enseñanza incluye las reglas de interacción
con el medio y es solo en la puesta en funcionamiento del dispositivo (juego, problema, etc.)
que se produce un efecto de enseñanza. Cuando el sujeto que aprende se adapta al medio
creado, puede dar nuevas respuestas que dan cuenta del aprendizaje, ya que el conocimiento
se manifiesta como un instrumento de control de la situación.
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▪ La situación es un modelo de interacción de un sujeto con cierto medio, es una herramienta del
docente quien diseña y manipula un entorno para que su estudiante aprenda. La situación o
problema elegido por el docente con la intención de provocar el aprendizaje en el estudiante, lo
involucra en las interacciones del estudiante con el mismo. Ese juego con el sistema de
interacciones se llama situación didáctica.
Según la manera en que se manifiestan los conocimientos del estudiante cuando intenta controlar
su entorno, las situaciones didácticas se clasifican, según Panizza (2203) en:
▪ Su tratamiento didáctico varía con los años a partir de su designación como objeto a enseñar:
continúa el “trabajo” de transposición.
La importancia de la transposición didáctica en la enseñanza de las matemáticas radica en que
permite adaptar y transformar el conocimiento matemático de manera que sea accesible y
comprensible para los estudiantes. Esto implica la selección de contenidos que sean relevantes y
útiles para los estudiantes, el uso de lenguaje y representaciones adecuadas, y la consideración
de las habilidades y la comprensión de los estudiantes. Asimismo, el proceso de transposición
didáctica debe considerar las características del contexto educativo, es decir, los objetivos de
aprendizaje, las expectativas de los estudiantes, el currículum, los recursos disponibles, entre
otros aspectos relevantes.
Transposición didáctica y vigilancia epistemológica son dos conceptos asociados al mismo
proceso de transformación de los saberes, a efectos de su enseñanza. La existencia de la
transposición didáctica se explica por sus efectos de creación de objetos de enseñanza y por sus
inadecuadas disfunciones. Además, se asocia al principio de vigilancia epistemológica, que el
didacta debe cuidar permanentemente, o sea qué relación tiene el objeto de enseñanza con el
objeto matemático académico, cuál es la adecuación realizada. La distancia que necesariamente
separa el saber sabio del saber enseñado, es la herramienta que permite al didacta ejercer su
vigilancia epistemológica. O sea, recapacitar, tomar distancia, dudar sistemáticamente si el objeto
enseñado es el objeto a enseñar que se proponía, cuidar que no haya una sustitución
«patológica» de uno por otro, o sea que el objeto transformado no pierda la esencia del saber
sabio. El saber enseñado debe guardar una distancia correcta entre el saber sabio y el saber
banalizado. (Chevallard, 2005)
En resumen, la transposición didáctica es fundamental en la enseñanza de la Matemática, ya que
permite transformar el conocimiento matemático para que sea accesible y comprensible para los
estudiantes en un contexto educativo específico. Además, este proceso es clave para seleccionar
el contenido de enseñanza adecuado y diseñar una estrategia de enseñanza efectiva. Por esto, es
importante que los docentes estén familiarizados con este proceso y lo utilicen en su práctica
educativa.
Por otro lado, la necesidad de establecer conexión entre la Matemática que se enseña en las
instituciones educativas y la vida de los estudiantes, es una demanda de la sociedad, tanto desde
el mundo académico como desde el mundo social. Esta exigencia no es aislada, se enmarca
dentro de una petición a la propia institución escolar, donde la sociedad en general pide que lo
que se enseñe en los centros educativos permita a los estudiantes desenvolverse en la vida.
(Parra, 2013)
Las respuestas a estas demandas no se han dejado esperar. En el ámbito internacional está la
Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (OECD, por sus siglas en inglés) a
través del estudio PISA, señalando a comienzos de este siglo que el desarrollo de competencias
en el área de conocimiento matemático implicaban una aptitud de un individuo para identificar y
comprender el papel que desempeñan las matemáticas en el mundo, alcanzar razonamientos bien
fundados y utilizar y participar en las matemáticas en función de las necesidades de su vida como
ciudadano constructivo, comprometido y reflexivo. (OECD, 2004)
Más recientemente se reitera que en la institución escolar el desarrollo de una cultura escolar
matemática deberá ayudar al individuo a identificar y comprender el papel que juega la
matemática en el mundo, aportando elementos de juicio que permitan tomar decisiones en función
de la vida en tanto que se es ciudadano constructivo, comprometido y reflexivo. (OCDE, 2011)
Debe señalarse que la contextualización del contenido matemático se refiere a la presentación de
los conceptos y procedimientos matemáticos de manera que sean relevantes y comprensibles
para los estudiantes. Esto implica relacionar el contenido matemático con situaciones reales y
cotidianas, mostrar su aplicación en diferentes contextos y presentarlo de manera que los
estudiantes puedan ver la conexión entre los conceptos abstractos y el mundo que les rodea
(Parra, 2013).
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La importancia de la contextualización del contenido matemático es que permite a los estudiantes
comprender mejor los conceptos y procedimientos matemáticos, ya que los ayuda a visualizar su
aplicación práctica y a comprender su utilidad en diferentes situaciones. Además, la
contextualización del contenido matemático puede aumentar el interés de los estudiantes por las
matemáticas y mejorar su motivación, ya que les permite ver la relevancia y la importancia de los
conceptos que están aprendiendo.
Por lo tanto, la contextualización del contenido matemático es fundamental para una enseñanza
efectiva de las matemáticas, ya que permite a los estudiantes comprender mejor los conceptos y
procedimientos matemáticos, aumentar su interés y motivación por el aprendizaje y aplicar lo que
han aprendido en situaciones cotidianas y prácticas.
La Didáctica de la Matemática como disciplina científica
El debate en el campo de la Didáctica de la Matemática ha privilegiado en los últimos años el
problema de su construcción teórica. La mayoría de los esfuerzos en esta dirección han dejado de
lado los desarrollos logrados por la pedagogía y la didáctica general en siglos de reflexión sobre el
fenómeno educativo. Hay una opinión generalizada, entre los investigadores, que tanto la
Didáctica general como la Didáctica de la Matemática enfrentan los mismos problemas
fundamentales en su búsqueda de identidad, y que por lo tanto, la segunda no puede constituirse
teóricamente al margen de la primera.
La complejidad de los problemas planteados en la Didáctica de la Matemática produce dos
reacciones extremas. En la primera están los que afirman que no puede llegar a ser un campo con
fundamentación científica y, por lo tanto, la enseñanza de la Matemática es, esencialmente, un
arte. En la segunda postura encontramos aquellos que piensan que es posible la existencia de la
didáctica como ciencia y reducen la complejidad de los problemas seleccionando sólo un aspecto
parcial al que atribuyen un peso especial dentro del conjunto, dando lugar a diferentes definiciones
y visiones de la misma.
En la evolución, la didáctica comienza a identificar su objeto de estudio; tradicionalmente se ha
considerado como objeto de estudio de la didáctica la relación que existe entre dos elementos:
quién enseña y quién aprende.
La Didáctica de la Matemática debe tender hacia lo que Piaget denominó transdisciplinariedad, lo
que situaría a las investigaciones e innovaciones en didáctica, dentro de las interacciones entre
las múltiples disciplinas (Psicología, Pedagogía, Sociología entre otras, sin olvidar a la propia
Matemática como disciplina científica) que permiten avanzar en el conocimiento de los problemas
planteados. Lo cierto es que la Didáctica de la Matemática como ciencia no aparece como un
cuerpo que pueda estudiarse en forma secuencial, sino que abarca, desde distintos puntos de
vista, todo un campo de problemas que se refieren, como mínimo, al “triángulo didáctico”: alumno-
saber-maestro.
Según Artigue (1995) en Francia, la Didáctica de las Matemática se ha desarrollado como un área
de investigación, al poner en primer plano la especificidad de las relaciones entre la enseñanza y
el aprendizaje ligadas a la especificidad del contenido a enseñar: la matemática, y al imponerse la
ambición de comprender el funcionamiento de estas relaciones entre la enseñanza y el
aprendizaje y de poner en evidencia las leyes que las gobiernan, haciendo explícita, al mismo
tiempo, la necesidad de distanciar la voluntad de acción inmediata sobre el sistema educativo.
A finales de la década de los 60, y bajo la influencia de los trabajos de Ivan Pavlov y B.F. Skinner,
(el condicionamiento clásico y el condicionamiento operante), la renovación apunta a los procesos
de enseñanza fundada en resultados de los avances del conductismo. Surge la Tecnología de la
Educación y la Instrucción Programada.
Los profesores comienzan a trabajar en función de logros de objetivos definidos por distintas
taxonomías. Se ha efectuado un progreso, respecto a las prácticas anteriores. Un paso mucho
más atrevido se produce cuando los procesos educativos de basan en las propuestas psico-
cognitivas de Jean Piaget, Lev S. Vigotsky, Jerome Bruner, David Ausubel y otros.
El saber didáctico se convierte en un saber técnico, en el sentido de la aplicación de otros saberes
más fundamentales que son importados de otras ciencias, por lo que la didáctica de la matemática
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puede considerarse como un conjunto de saberes normativos pero no explicativos; su objetivo
principal es el de proporcionar al profesor un conjunto de recursos técnicos para llevar a cabo su
quehacer de la mejor manera posible (Chevallard, 1997). De esta manera La Psicología Educativa
se convierte en el fundamento científico de los hechos didácticos.
Como ya se ha dicho, en la didáctica clásica, se puede distinguir dos enfoques:
a) Un primer enfoque, centrado en el pensamiento del alumno, bajo la influencia de los trabajos de
David Ausubel en 1968 sobre “el aprendizaje significativo” que, poco a poco llevaron a pensar en
el “aprendizaje específicamente matemático”, donde el objetivo básico es el conocimiento
matemático del alumno y su evolución.
b) Un segundo enfoque, centrado en el pensamiento del profesor y su formación profesional
docente, de cómo influyen sus preconceptos y errores conceptuales en el aprendizaje de los
alumnos. Se sigue considerando a la didáctica de la matemática como un saber técnico, pero
ahora fundamentada por la psicología educativa, la historia de la matemática, la epistemología de
la matemática, la pedagogía y la sociología.
La llamada Didáctica Fundamental, plantea que los fenómenos didácticos tienen un componente
matemático esencial y que este constituye una vía de acceso al análisis didáctico. O sea que no
pueden separarse los conceptos matemáticos de los didácticos en las discusiones que hacen a la
construcción de la teoría didáctica, porque lo didáctico está presente en cualquiera de los
aspectos del proceso de estudio de la matemática. La Didáctica de la Matemática se ve forzada a
cuestionar el conocimiento matemático en sí, conceptos que usaba y provenían de otras
disciplinas como los psicológicos o sociológicos, que pasan a ser objetos de estudio de la misma,
de forma que se ve ampliado el campo de la problemática didáctica.
Su objeto de estudio es el proceso de estudio y la metodología consiste en el análisis didáctico a
partir del propio conocimiento matemático. A diferencia de la Didáctica Clásica, utiliza los
conocimientos de los alumnos para estudiar las situaciones y estas son modelos de la actividad
matemática.
La Didáctica de la Matemática, desarrollada por Guy Brousseau; propone el estudio de las
condiciones en las cuales se constituyen los conocimientos; el control de estas condiciones
permitirá reproducir y optimizar los procesos de adquisición escolar de conocimientos. El objeto de
estudio de la Didáctica de la Matemática es la situación didáctica, definida por Brousseau como:
Un conjunto de relaciones establecidas explícita y/o implícitamente entre un alumno o un grupo de
alumnos, un cierto medio (que comprende eventualmente instrumentos u objetos) y un sistema
educativo (representado por el profesor) con la finalidad de lograr que estos alumnos se apropien
de un saber constituido o en vías de constitución (Gascón, 1998).
En el marco de la didáctica fundamental pronto se puso de manifiesto que no era posible
interpretar adecuadamente la Matemática escolar ni la actividad Matemática escolar sin tener en
cuenta los fenómenos relacionados con la reconstrucción escolar de la Matemática que tienen su
origen en la propia institución de producción del saber matemático. Ésta es una de las primeras
aportaciones de la Teoría de la Transposición Didáctica (Chevallard, 1985). El desarrollo de esta
teoría ha mostrado que las diferentes formas de manipulación social de las matemáticas no
pueden ser estudiadas separadamente (Chevallard, 1990).
Resulta, en definitiva, que los fenómenos relativos a la enseñanza de la Matemática sólo pueden
abordarse científicamente si se tienen en cuenta simultáneamente los fenómenos de transposición
didáctica que, a su vez, no pueden separarse de los fenómenos relativos a la producción de las
obras matemáticas. La actividad matemática escolar se integra así inseparablemente en la
problemática mucho más amplia de las actividades matemáticas, las cuales pasan a constituir el
nuevo y más extenso objeto primario de la investigación didáctica.
Surge así una definición más general de didáctica de las matemáticas como “ciencia de las
condiciones específicas de la difusión (impuesta) de los saberes matemáticos útiles a las
personas y a las instituciones humanas” (Brousseau, 1994), que amplía el ámbito de estudio de la
didáctica mucho más allá de las instituciones escolares para abarcar todas aquellas instituciones
en las que tiene lugar algún tipo de manipulación de los conocimientos matemáticos.
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En este marco de la didáctica fundamental, y como una consecuencia natural del desarrollo de la
teoría de la transposición didáctica, ha surgido el enfoque antropológico en didáctica de las
matemáticas. Este enfoque propugna que la actividad matemática debe ser interpretada (esto es,
modelizada) como una actividad humana junto a las demás, en lugar de considerarla únicamente
como la construcción de un sistema de conceptos, como la utilización de un lenguaje o como un
proceso cognitivo. De esta manera el enfoque antropológico integra muchos enfoques parciales
(epistemológicos, lingüísticos, psicológicos, sociológicos,...).
Así, mientras que los enfoques clásicos de la Didáctica de la matemática se desarrollaron
principalmente a la sombra de modelos psicológicos del aprendizaje (conceptualistas,
psicolingüísticos o cognitivistas), el enfoque antropológico precisará de un modelo de las
matemáticas institucionales que incluya la matemática escolar como un caso particular y de un
modelo de las actividades matemáticas institucionales que incluya la enseñanza-aprendizaje
escolar de las matemáticas, como una actividad matemática institucional particular.
Este paso, de la institución escolar a cualquier institución en la que se manipulen conocimientos
matemáticos, con la consiguiente inclusión de los fenómenos de transposición didáctica,
constituye la última de las ampliaciones de la problemática didáctica. Esta generalización del
objeto de investigación es, por tanto, otra de las aportaciones del enfoque antropológico en
relación a las primeras formulaciones de la didáctica fundamental.
En los últimos desarrollos del enfoque antropológico se modeliza la matemática institucional
mediante la noción de obra matemática. No se dice lo que “es” una obra matemática, pero se
propone un modelo de su estructura a partir de los elementos que la constituyen.
Se postula que una obra matemática, como toda obra humana, surge siempre como respuesta a
un conjunto de cuestiones y como medio para llevar a cabo, en el seno de cierta institución,
determinadas tareas problemáticas.
Se puede decir que la Matemática institucionalizada y, en particular, la Matemática escolar, se
organiza en obras matemáticas que son conjuntos estructurados de objetos matemáticos que
surgen como respuesta a ciertas cuestiones planteables en el seno de dicha institución. Las obras
matemáticas son así el resultado final de una actividad matemática que, como toda actividad
humana, presenta dos aspectos inseparables: la práctica matemática que consta de tareas
(materializadas en tipos de problemas) y técnicas útiles para llevar a cabo dichas tareas, y el
discurso razonado sobre dicha práctica que está constituido por dos niveles, el de las tecnologías
y el de las teorías. Estos son, en definitiva, los elementos constitutivos de toda obra matemática.
En resumen, que el paso del punto de vista clásico a la didáctica fundamental ha favorecido la
aparición de nuevos problemas, de nuevas teorías auxiliares y con la anticipación de hechos
fenómenos nuevos. A fin de ejemplificar algunos de los elementos que ponen de manifiesto este
aumento de “poder heurístico”, distinguiremos entre el nivel de investigación didáctica básica y el
nivel de ingeniería didáctica (Gascón, 1998):
(i) A nivel de investigación didáctica básica, el enfoque antropológico permite reformular nociones
de la didáctica fundamental tan importantes como las de transposición didáctica (que, en lugar de
referirse a la transposición de las “nociones matemáticas” o de los “objetos matemáticos”, en
adelante versará sobre la transposición de las “obras” matemáticas), y obstáculo epistemológico,
que pasa ahora a referirse a obstáculos en el “proceso de estudio de una obra matemática” y que
ahora podrán ser descritos en base a los cambios (necesarios) de actividad matemática que
comporta todo proceso de estudio.
Este enfoque permite, además, abordar muchos problemas didácticos como, por ejemplo, el
“problema del diseño del currículo de matemáticas”, que no eran planteables sin salirse del ámbito
escolar. Digamos, por último, que gracias al enfoque antropológico es posible describir y empezar
a explicar muchos fenómenos didácticos que habían pasado inadvertidos durante años.
(ii) A nivel de ingeniería didáctica, el enfoque antropológico proporciona los instrumentos para
analizar, por ejemplo, la estructura y las funciones de los actuales dispositivos didácticos
escolares (“clase de matemáticas”, “clase de teoría”, “clase de problemas”, “libro de texto”,
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“dispositivos de evaluación”, etc.). Este análisis ha permitido constatar y, en cierto sentido, explicar
la pobreza de algunos dispositivos didácticos escolares, así como algunas de sus consecuencias.
En un sentido más general, el enfoque antropológico permite simplificar el análisis didáctico previo
al diseño de una ingeniería didáctica, centrándolo inicialmente en dos polos: el análisis de la
relación institucional a la obra matemática involucrada en el problema didáctico estudiado y el
análisis del modelo didáctico específico dominante en la institución escolar, esto es, lo que se
(sobre) entiende en dicha institución por “enseñar y aprender” la obra matemática en cuestión.
Lo anterior no significa que el enfoque antropológico elimine los análisis cognitivos preliminares
relativos a las concepciones de los estudiantes y los análisis de los obstáculos que condicionan su
evolución; significa únicamente que dichos análisis no se consideran independientes del análisis
epistemológico de la obra enseñada, del análisis de la reconstrucción escolar de dicha obra y del
análisis del proceso de estudio de la misma, tal como se lleva a cabo en la institución didáctica
considerada.
El enfoque antropológico pretende entonces integrar todos esos análisis parciales sin dejar de
considerar a las prácticas matemáticas escolares (esto es, a la relación institucional a las obras
matemáticas) como el objeto primario de investigación didáctica de cuyo análisis dependen, en
cierta forma, todos los demás. El resto de los análisis didácticos pasan a ser secundarios (en el
sentido de “no primarios”), aunque no por ello sean menos importantes.
Por su parte Chevallard, Bosch y Gascón (1997) expresan: “La Didáctica de la Matemática trata
del estudio de la Matemática. Es la ciencia del estudio y de la ayuda al estudio de la Matemática.
Su objetivo es llegar a describir y caracterizar y los procesos de estudio – o procesos didácticos -
para proponer explicaciones y respuestas sólidas a las dificultades con que se encuentran todos
aquellos (alumnos, profesores, padres, profesionales, etc.) que se ven llevados a estudiar
matemática o ayudar a otros a estudiar Matemática.
Para Godino y Batanero (1996): “La Didáctica de las Matemáticas estudia los procesos de
enseñanza / aprendizaje de los saberes matemáticos- en los aspectos teóricos-conceptuales y de
resolución de problemas- tratando de caracterizar los factores que condicionan dichos procesos.
Se interesa por determinar el significado que los alumnos atribuyen a los términos y símbolos
matemáticos, a los conceptos y proposiciones, así como la construcción de estos significados
como consecuencia de la instrucción” (citado por El Equipo, 2010, p. 40).
A su vez, Brousseau enriquece la definición de la Didáctica de la Matemática afirmando que es la
“ciencia de las condiciones específicas de la difusión (impuesta) de los saberes matemáticos útiles
a las personas y a las instituciones humanas”. Agrega con posterioridad al respecto: (...) “es el
estudio de la evolución de las interacciones entre un saber, un sistema educativo y los alumnos,
con objeto de optimizar los modos de apropiación de este saber por el sujeto. “También define la
concepción fundamental de la Didáctica de la Matemática como: "una ciencia que se interesa por
la producción y comunicación de los conocimientos matemáticos, en lo que esta producción y esta
comunicación tienen de específicos de los mismos" (citado por El Equipo, 2010, p. 40).
Si el énfasis se hace en el quién enseña, se prioriza el estudio de los métodos de comunicación, la
base de conocimientos del profesor, etc., pero si el énfasis se hace en el quién aprende, se
prioriza los enfoques del cómo se aprende, dando lugar a los enfoques constructivistas, socio-
constructivistas, etc. En ambos casos, la responsabilidad de la comprensión de los fenómenos del
aula corresponde a ciencias externas a la pedagogía, fundamentalmente la psicología y a las
ciencias cognitivas; pero a su vez un se nota un ausentismo del rol que desempeña el contenido a
ser enseñado. De una visión mágica de la primera forma de la enseñanza se pasa a una
concepción del aprendizaje como una proceso psicocognitivo influenciado poderosamente por
factores motivacionales, afectivos y sociales.
En adelante la Didáctica de la Matemática puede seguir siendo considerada como la ciencia de los
fenómenos y los procesos didácticos, con la condición de que “didáctico” se entienda como
“relativo al estudio de la matemática.
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En resumen, podría resumirse que el objeto de estudio actual de la disciplina científica
Didáctica de la Matemática es la relación entre los saberes, la enseñanza y el aprendizaje de
los contenidos propios de la Matemática.
Principales enfoques teóricos de la Didáctica de la Matemática
La conceptualización de Shulman (1986), largamente difundida, presenta los conceptos de
conocimiento del contenido, conocimiento curricular y conocimiento pedagógico del
contenido. Estas nociones son extendidas por Hill et al. (2008). En particular, lo que en el
esquema figura como conocimiento común del contenido se corresponde con la conceptualización
de Shulman (1986) sobre conocimiento del contenido. La versión de Hill et al. (2008) se sintetiza
esquemáticamente en la figura 1.
▪ Conocimiento del contenido y los estudiantes: refiere al conocimiento del contenido que se
entrelaza con el conocimiento de cómo los estudiantes piensan, saben, o aprenden este
contenido particular. Incluye el conocimiento de los errores y dificultades comunes, las
concepciones erróneas, las estrategias utilizadas, el ser capaz de valorar la comprensión del
alumno y saber cómo evoluciona su razonamiento matemático.
▪ Conocimiento del contenido y la enseñanza: resulta de la integración del contenido
matemático con el conocimiento de la enseñanza de dicho contenido. Incluye saber construir, a
partir del razonamiento de los estudiantes y las estrategias utilizadas por ellos, procesos
pertinentes para tratar y corregir sus errores y concepciones erróneas.
Si se presta atención a la descripción de estos tipos de conocimientos que se le piden al profesor,
los cuales se entremezclan con la Matemática misma, se plantea un interrogante más: ¿cómo
acceder a ellos?
En este sentido, hoy en día la formación de profesores de Matemática se ve enriquecida por
aportes de investigadores de todas partes del mundo que, según las particularidades de su
contexto, intereses, etc., plantean estudios y obtienen resultados a los cuales puede accederse
con relativa facilidad. La comodidad y practicidad de revistas electrónicas o publicaciones
internacionales con referato a las que se accede vía internet, permite suponer que –con mucha
simpleza– docentes interesados en buscar información para sus clases accederán a trabajos
recientes pudiendo aprovecharlos para sus intereses particulares.
Esta característica de las comunicaciones actuales obliga a que el docente o formador de
profesores disponga de herramientas que le permitan comprender desde qué enfoque teórico está
enmarcado el trabajo al que ha tenido acceso.
Actualmente la diversidad de enfoques teóricos desde los cuales se producen aportes a la
formación docente es notable. Con el paso del tiempo, una enorme cantidad de ellos comenzaron
a compartir el espacio de conocimientos útiles para pensar tanto en la formación de profesores
como en la enseñanza de la Matemática, conformando un campo disciplinar que hoy tiene luz
propia, y que fue recibiendo diferentes denominaciones: Educación Matemática, Didáctica de la
Matemática, Matemática Educativa, Mathematics Education, entre otras.
En este curso no se harán distinciones entre estas acepciones, que se considerarán como
sinónimas, y sólo se enfocará en presentar la actividad de teorización que se desarrolló en torno a
ellas y que aporta nuevas perspectivas a la tarea del profesor. Desde esta visión del campo, y sólo
a título ilustrativo pero con la intención de abrir los márgenes de las perspectivas actuales, se
presenta un mapa de algunas de las líneas que hoy en día se desarrollan y en las cuales se
encuentran producciones y aportes para mejorar los aprendizajes de la Matemática en distintos
niveles escolares (Pochulu y Rodríguez, 2015).
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▪ El primero es un papel técnico, que permite identificar a los docentes como expertos habilitados
para guiar el aprendizaje de los alumnos conforme a determinadas reglas metódicas de
reconocida solvencia. Este papel ha ido incorporando algunas funciones que desbordan la
docencia clásica, como las relacionadas con la tutoría, la gestión didáctica y la innovación. Su
identidad se define por una tarea de claro matiz tecnológico según la cual el profesor sería un
ingeniero de la instrucción.
▪ El segundo papel se asocia a los aspectos éticos y socializadores de la profesión. El docente
es un agente de primer orden en el proceso de socialización metódica de los menores en el
tejido social. Los valores, actitudes y otras pautas de conducta que exhibe o vehicula
constituyen un marco de referencia normativo para las personas en formación. Por otra parte,
como juez evaluador, el docente desempeña una función fundamental de control social, al
legitimar a través del sistema de exámenes, calificaciones y grados los prerrequisitos del orden
meritocrático e influir en las estrategias de reproducción, movilidad, igualitarismo y
compensación.
▪ Finalmente, el tercer papel del profesor se vincula a la satisfacción de las necesidades de
autorrealización de los individuos en formación y de sus demandas de bienestar. Este papel
enlaza con algunas tradiciones bien enraizadas en el mundo pedagógico, como las que
enfatizan el papel del docente como preceptor, partenaire o terapeuta.
En relación a la formación del profesorado que imparte Matemática Vicenç Font Moll expresa: (...)
“Hoy en día hay un amplio acuerdo en el área de Didáctica de las Matemáticas, en que la
formación del profesorado que ha de impartir matemáticas requiere situar la formación matemática
en un lugar importante; ningún tipo de formación pedagógica, psicológica ni didáctica puede suplir
una débil formación matemática del futuro profesor de matemáticas de cualquier nivel educativo.
El diseño de las actividades de enseñanza-aprendizaje requiere unos sólidos conocimientos
matemáticos además de una formación didáctica. (...). No hay acuerdo sobre si hay que enseñar
unas matemáticas formalistas o bien unas matemáticas realistas, tampoco lo hay sobre cuál es el
papel de la resolución de problemas, ni sobre si hay que enseñar una matemáticas acabadas o
bien hay que enseñar a “hacer matemáticas”, etc. (...) ¿Por qué hay que enseñar matemáticas?
son preguntas cuya respuesta depende de cómo se hayan contestado otras preguntas más
básicas propias de la filosofía de las matemáticas como, por ejemplo: ¿Qué son las matemáticas?
¿Qué es lo que sabemos en matemáticas? ¿Cómo sabemos que lo que sabemos en matemáticas
es verdadero (cierto/ válido)? etc. (El Equipo, 2010, 43).
Las cualidades y competencias del docente de Matemática
La doble faceta de docente e investigador del profesor exige una correcta preparación tanto para
la adquisición de conocimientos y actualización de los mismos como para el desarrollo de nuevas
habilidades y destrezas exigibles en una sociedad en permanente cambio. Hinestroza et al.,
(2019) ofrece un estudio de las nuevas competencias docentes. Una propuesta más integradora
debe considerar a las competencias profesionales del docente como expresión de las diferentes
aristas y esferas de su actuación y conformadas por subcompetencias o competencias
específicas, como son:
▪ Competencia académica: expresa el dominio de las ciencias que aportan a su labor docente
en las diferentes asignaturas y disciplinas que imparte, así como de la Psicología y la
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Pedagogía, como ciencias que explican y fundamentan su actuar cotidiano en la enseñanza y
en la investigación acerca de su práctica educativa.
▪ Competencia investigativa: el saber hacer investigativo despierta una actitud más crítica y
reflexiva sobre su labor pedagógica, obliga a hacer coincidir la teoría con su práctica,
incrementa sus sensibilidad para detectar aquellos problemas que requieren de investigaciones
científicas para su solución, exige de una mejor planificación y organización de su trabajo y a
un mejor uso de él, un incremento sustancial de su espíritu creativo y autocrítico, es más
objetivo en sus juicios y más flexible para aceptar los cambios provocados por los procesos
renovadores e innovadores, un mayor tiempo dedicado al estudio individual y a la lectura sobre
temas de interés profesional y una reafirmación de sus motivaciones profesionales como
docente y como investigador.
▪ Competencia ética: refleja su autonomía moral como modelo a imitar por sus alumnos y
colegas en cuanto a los valores profesionales que lo caracterizan como persona, como
profesor universitario y a la vez como especialista en una rama del saber científico.
▪ Competencia cultural: debe poseer una cultura general e integral en especial de carácter
humanística, que le permita estar actualizado sobre los acontecimientos científicos, políticos,
económicos, históricos, sociales, ideológicos, artísticos más acuciantes de su tiempo, tanto en
el ámbito universal como regional y nacional.
▪ Proceso mental a través del cual el sujeto capta los aspectos de la realidad, a través de los
órganos sensoriales con el propósito de comprender la realidad.
▪ Proceso en el cual un individuo es capaz de recibir, integrar, relacionar y modificar la
información circundante.
▪ Es la acción mental mediante la cual el individuo asimila ideas, se forman imágenes, crea y se
recrea hasta llegar a la construcción del conocimiento.
▪ Proceso mediante el cual el ser humano estructura el conocimiento haciendo uso de los
mecanismos de la mente.
De igual manera, es preciso acotar que algunos de los principales aspectos de la estructura
cognitiva son:
▪ Se manifiesta por los errores, que no son debidos al azar, son persistentes y reproductibles.
▪ El estudiante utiliza dicho conocimiento para resolver problemas adaptados a un entorno, que
suele encontrarse.
▪ Cuando se emplea este conocimiento, por fuera de ese entorno, se producen soluciones
incorrectas. Una solución universal exige un punto de vista distinto.- Los obstáculos
epistemológicos, no son explícitos necesariamente, ni difíciles de franquear.
▪ El estudiante opone resistencia a los efectos contrarios que el obstáculo genera y a la
producción de un mejor conocimiento.
▪ Después de identificar su inexactitud, este persiste en su manifestación en forma aislada.
Se evidencia por medio de un análisis histórico, que el obstáculo debe considerarse como parte
integral de la interpretación de una concepción en especial. Por lo que identificarlo y eludirlo, llega
a ser una condición ineludible de un concepto relevante.
Brousseau (1997) expone la importancia de los obstáculos epistemológicos y su vínculo con la
Teoría de las Situaciones Didácticas. Inicialmente, plantea estudiar las condiciones que deben
incluir los problemas que se les proponen a los estudiantes, para que así aparezcan y se pongan
en funcionamiento de nuevos conceptos. Además, propende rechazar aquellos conocimientos
iniciales que impiden el aprendizaje (bien sea por incorrectos, o tal vez porque representan un
obstáculo para un nuevo conocimiento).
Así de esta manera se hace un esbozo del concepto de obstáculo epistemológico, en el sentido de
que este no es un conocimiento erróneo, sino que es un conocimiento que obstaculiza la creación
de uno nuevo. El franquear un obstáculo, exige la puesta en práctica de situaciones didácticas y a-
didácticas. El uso de situaciones didácticas a través de las actividades en el ejercicio docente, son
necesarias en diferentes momentos del proceso. A su vez, la evidencia en forma explícita de los
obstáculos, requiere la implementación de situaciones a-didácticas. Reconocer la existencia de
obstáculos epistemológicos, lleva al docente a reconocer el recorrido a través del tiempo del
conocimiento en sus estudiantes.
Clasificación de algunos obstáculos encontrados en los procesos de enseñanza – aprendizaje de
la Matemática (Plaza, González y Vasyunkina, 2020):
Obstáculos ontogenéticos: son innatos en los estudiantes, inician en su formación escolar,
incidiendo en el desarrollo del estudiante y se presentan cuando su capacidad de análisis es
inferior a su exigencia, impidiendo el normal desarrollo mental para analizar los conceptos u
objetos matemáticos.
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Obstáculos didácticos: los obstáculos didácticos son producidos por los errores en la enseñanza
(metodológicos, curriculares o conceptuales), por uso inadecuado de expresiones o por mala
construcción del currículo que impide los conceptos necesarios para obtener el conocimiento,
incluyendo modos de tiempo y espacio, así como guías inadecuadas. De la misma manera se
presentan, cuando el docente repite lo que él aprendió y no identifica el concepto.
Obstáculos epistemológicos: son las clases de conocimiento que impiden la construcción de
una nueva idea y no permiten su correcta apropiación (en este caso, conceptos y/u objetos
matemáticos), y se identifica por medio de la presencia de errores frecuentes de los estudiantes
en los cursos de matemáticas a través del tiempo.
Obstáculos cognitivos: algunos estudiantes aprenden sobre diferentes formas de conocimiento,
incluyendo el conocimiento matemático intuitivo, sin embargo, esto puede ser insuficiente,
inapropiado, impreciso o engañoso y es aquí donde este conocimiento se interpone en el camino
de una nueva comprensión; el éxito radica en la rapidez con la que se desaprenda. Si no se
contribuye en forma temprana a rectificar un concepto matemático errado, es probable, que se
conduzca a un fracaso en estudios futuros. Es un conocimiento y no de una ausencia de
conocimiento; el cual permite al estudiante generar respuestas correctas en algunos problemas;
este mismo conocimiento puede producir respuestas equivocadas para ciertos problemas; los
errores producidos no son ocasionales sino constantes y esta clase de errores son muy reacios a
la corrección.
Obstáculo pedagógico: su origen está presente, en los procesos de enseñanza, y se presentan
como inconvenientes en los procesos de aprendizaje del estudiante, donde confluyen
características de forma didáctica, institucional y cognitiva. Son producidos por errores de tipos
metodológicos, pedagógicos y conceptuales, teniendo para ello razones como: falta de claridad
entre la teoría y la práctica docente, falta de innovación y de experimentación, y el desempeño
tradicional de la enseñanza.
Obstáculo psicológico y mental: el psicológico se manifiesta en el desarrollo personal de los
estudiantes y su forma de pensar; siendo las dificultades de aprendizaje de algunos tópicos
matemáticos. Mientras que el mental ocurre en la representación mental interna (algo que
representa algo o que está en lugar de, o representa simplemente algo para el estudiante) desde
el punto de vista de la psicología cognitiva, el cual es incuestionable semánticamente por el
estudiante (o sea que este no cuestiona el significado del obstáculo mental). El miedo al fracaso le
impide al estudiante avanzar, y esto se presenta de tres maneras, cuando no sea el momento
oportuno, no esté preparado o piense en llegar a fracasar.
Obstáculo epistemofílico: es referido solamente por los inconvenientes de tipo motivacional en
forma de ansiedad. Se presentan cuando emergen los miedos al tener que abandonar los saberes
previos y están presentes en las situaciones de aprendizaje.
Obstáculo semiótico: está presente, en la construcción de los objetos matemáticos por parte de
docentes y estudiantes por el no uso adecuado de la simbología matemática (lenguaje), pudiendo
originar confusiones, haciendo presencia la rigurosidad matemática, el cual permite entender el
concepto del objeto matemático, tal como lo sustenta.
Obstáculos en la comunicación: cuando el docente es quien permite o no la intervención de los
estudiantes, bien sea constructiva o a manera de consulta. De esta manera, dichos procesos se
convierten en un obstáculo, por la permisividad que se le dé al estudiante de participar, de tal
manera que se le pueda escuchar, se le resalte y motive su participación, y así aislarlo de temor
alguno de no preguntar o llegar a sentirse en ridículo por el criterio emitido por el docente u otro
estudiante.
Obstáculo de la tecnología: Es importante mencionar la ayuda de las TIC, en la comprensión de
los conceptos matemáticos, pero éstas han generado un cambio tan rápido que ni los docentes
han logrado llevar dicho ritmo, no permitiendo ir al unísono y enfrentándolos a fuertes impactos
culturales en la parte curricular. Además, podrían ser un obstáculo para el estudiante, pues
algunas veces las usa para fines no matemáticos, lo cual no contribuye con su objetivo inicial.
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Obstáculo del formalismo: se presenta cuando el estudiante se enfrenta a la clásica definición
Lema – Prueba – Teorema – Prueba - Corolario, pues tienen dificultades para entender las
pruebas, sino que también quedan abrumados por la cantidad de nuevas definiciones y sienten
que están aterrizando en un nuevo planeta.
Obstáculo y dificultad en Matemática: existido posiciones conductistas, en el sentido de que a
los errores matemáticos no se les ha dado el sitial que se merecen, pues se les ha mirado tan solo
en las respuestas erróneas y son ignorados hasta que la respuesta sea la esperada, por lo que los
errores fueron observados desde el principio, simplemente como un desvío en el proceso
algorítmico en el que se hallan inmersos. Algunos estudios en Matemática Educativa han
permitido identificar que muchas de las dificultades de los estudiantes se deben tanto a los
conceptos como a sus metodologías.
Cuando las dificultades no pueden ser evitadas, se convierten en obstáculos porque no permiten
progresar en el diseño de nuevos conocimientos y los obstáculos de tipo didáctico se estudian a
través del análisis de los errores más frecuentes de los estudiantes.
Se hablará de error, en el momento que estos estudiantes no puedan ejecutar una labor que esté
en un contexto matemático. La expresión dificultad tendrá cabida, cuando en una menor o mayor
proporción, un grupo de estudiantes no hayan podido culminar con éxito una tarea en contexto
matemático, y el grado de dificultad estará ligado en forma proporcional al número de
procedimientos incorrectos de dicha tarea. En el momento que el estudiante use un concepto
válido en un contexto, pero no es válido en el actual, provocando un error, se dará la presencia de
un obstáculo.
El error es una realización normal en el importante proceso de la solución de un problema, y es
ocasionalmente, muestra de un desarreglo cognitivo, o en su defecto donde se procesa un
concepto. El docente debe identificar el lugar y momento donde se presentan los errores que
pueden determinar los obstáculos en el proceso de aprendizaje. Por principios formadores, es
importante que el docente investigue el origen de dichos errores y así buscar las debidas
correcciones ante el estudiante, cerrando el ciclo de su aprendizaje.
Apoyándose en el procesamiento de la información, se puede afirmar que: los sentidos son fuente
de ingreso de la información (primera causa de error), mientras el cerebro actúa sobre dicha
información (segunda causa de error). La información transformada genera una estructura mental
(tercera causa de error) que se relaciona con la memoria (cuarta causa de error). Dicha estructura
mental interactúa con la memoria y con otras fases mentales para emitir una respuesta (quinta
causa de error). Las anteriores menciones, son las principales fuentes de error al no interactuar en
forma correcta.
Los errores identificados con mayor facilidad, son los siguientes (Plaza, González y Vasyunkina,
2020):
▪ Los que son el resultado de las costumbres académicas o fruto de una mala decodificación de
las interpretaciones, como el mal uso de propiedades.
▪ Aquellos que se originan de las concepciones alternativas que son ofrecidas por los
estudiantes y que certifican la equivocación, cuando el docente no se ha percatado y al mismo
tiempo no alcanza a realizar la corrección. No por llegar al resultado, el procedimiento es
correcto.
▪ Aquellos, que crean las estrategias de estudio adaptadas.
▪ Los que son originados por la sobrecarga cognitiva en el desarrollo de la actividad que se
realiza. Tanta información colapsa.
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▪ Aquellos que se han originado en otra actividad, y de la cual no se han establecido sus
diferencias, por lo que las transferencias de conocimiento son mal hechas. No todos los
procedimientos tienen cabida en todo contexto matemático.
▪ y finalmente, aquellos que se originan en la complejidad propia de su contenido.
▪ Se logra que los estudiantes no sientan temor por el estudio del nuevo contenido.
▪ Actúa como elemento motivacional. El estudiante se sienta atraído por el empleo de los
dispositivos electrónicos en la clase
▪ Favorece la confianza como ser intelectual y aprecie su actividad como algo importante y no
como el cumplimiento de un deber.
▪ Permite el desarrollo de un aprendizaje personalizado, al posibilitar al estudiante avanzar
según su propio ritmo de aprendizaje.
▪ Permite la representación visual, gráfica de figuras, imágenes, animaciones, simulaciones que
proporcionan cierto grado de realidad psicológica y que propicia a la mente, alcanzar los
objetivos de una forma más adecuada, amena y atractiva, en la cual los problemas
matemáticos u otros contenidos, puede ser asociados a situaciones virtuales de la cotidianidad.
▪ Permite al estudiante aprender de sus errores, al minimizar la sensación de fracaso que siente
al no lograr el éxito esperado.
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Existen diversas teorías y enfoques pedagógicos que explican cómo se puede fomentar el
aprendizaje significativo en la educación matemática, como el constructivismo y el enfoque de
resolución de problemas. En resumen, el aprendizaje significativo en la educación matemática
busca que los estudiantes no solo adquieran conocimientos matemáticos, sino que los
comprendan y sepan aplicarlos a situaciones reales.
Por otro lado, debe reconocerse que la educación, aprendizaje y desarrollo son procesos que
poseen una relativa independencia y singularidad propia, pero que se integran en la vida humana
conformando una unidad dialéctica. La educación constituye el proceso social complejo e histórico
concreto en el que tiene lugar la transmisión y asimilación de la herencia cultural acumulada por el
ser humano. Desde esta perspectiva, el aprendizaje de la Matemática representa el mecanismo a
través del cual el sujeto se apropia de los contenidos de esta ciencia y las formas de la cultura
matemática que son transmitidas en la interacción con otras personas.
En él se combina la teoría con la práctica, pero con una mayor incidencia en la praxis, por cuanto
el proceso docente educativo es eminentemente práctico, heterogéneo y complejo por la
diversidad de sujetos que intervienen en él y la riqueza de matices que revela el proceso de
formación de la personalidad del educando. Dicho proceso tiene su concreción en la Matemática y
adquiere un carácter determinante, por lo que su dirección requiere de una adecuada preparación
y capacidad creadora del educador.
El papel de la educación ha de ser el de crear desarrollo a partir de la adquisición de aprendizaje
del contenido (Enamorado y Molina, 2021). En el caso particular de la educación matemática, este
tipo de educación se convierte en promotora del desarrollo del estudiante cuando es capaz de
conducirlos más allá de los niveles alcanzados en un momento determinado de su vida y cuando
propicia la realización del aprendizaje que superen las metas ya logradas.
El aprendizaje desarrollador en la educación matemática es un enfoque pedagógico que busca
desarrollar en los estudiantes la capacidad de razonamiento lógico, la creatividad, la autonomía y
el pensamiento crítico, a través del proceso de enseñanza y aprendizaje de las matemáticas. Este
enfoque se basa en la teoría del aprendizaje desarrollador, que sostiene que el aprendizaje debe
ir más allá de la simple adquisición de conocimientos y habilidades técnicas, y debe centrarse en
el desarrollo global de la persona (Soto, 2019).
Para lograr el aprendizaje desarrollador en la educación matemática, es necesario que los
profesores utilicen una variedad de estrategias didácticas que fomenten la participación activa de
los estudiantes en el proceso de aprendizaje, tales como el trabajo en equipo, la resolución de
problemas y la exploración de conceptos matemáticos en contextos reales. También es importante
que los estudiantes sean estimulados a reflexionar sobre sus propios procesos de aprendizaje, y
se les brinde un ambiente de aprendizaje seguro y motivador.
El aprendizaje desarrollador en la educación matemática no solo busca que los estudiantes
adquieran habilidades matemáticas, sino que también se desarrollen a nivel personal, mejorando
su capacidad para analizar, sintetizar e interpretar información, y para aplicar sus conocimientos a
situaciones cotidianas. En resumen, el aprendizaje desarrollador en la educación matemática
busca desarrollar en los estudiantes habilidades y conocimientos matemáticos, y habilidades
cognitivas y sociales más amplias que son fundamentales para el éxito en la vida (Soto, 2019).
Se reconoce que un aprendizaje es desarrollador cuando el proceso de enseñanza-aprendizaje
de la Matemática está encaminado al desarrollo del estudiante, o sea, el propio proceso de
desarrollo guía la concepción y ejecución de este proceso, el que entonces se caracteriza por la
orientación, estimulación, promoción y potenciación del desarrollo de competencias matemáticas
en los estudiantes (Soto, 2019).
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El perfeccionamiento continuo de la Didáctica de la Matemática ha introducido una profunda
reconceptualización del vínculo entre los procesos de enseñanza y aprendizaje, enfatizando en el
carácter socializador, formativo y desarrollador de este. En consecuencia, el proceso enseñanza-
aprendizaje debe concebirse no como un espacio de transmisión de contenidos; sino como un
espacio activo e interactivo de aprendizaje, como creación de condiciones y de apoyos que facilita
en los estudiantes el acceso a nuevos niveles de desarrollo.
Enseñanza Orientada a la Acción en la Práctica
La Enseñanza orientada a la acción responde a un enfoque didáctico integral que presupone
específicamente la actividad del estudiante. La organización del proceso de aprendizaje encuentra
su orientación en los “productos de la acción” acordados entre el docente y los estudiantes. El
resultado de este proceso de aprendizaje debe ser un equilibrio entre el aprendizaje cognitivo,
afectivo y psicomotriz.
La enseñanza orientada a la acción parte por lo regular de una situación concreta que debe ser
ejercitada (primer paso), para luego deducir una regla general o explicar un principio general
(procedimiento inductivo). El concepto opuesto es el cognoscitivismo, que primero explica el
principio, luego las leyes que lo rigen o el contexto, y finalmente analiza casos particulares a modo
de ejercicio o ejemplo.
Este concepto es esencialmente producto de la didáctica del constructivismo (pedagogía), que
parte del supuesto de que las personas perciben la realidad con sus órganos sensoriales; todas
las personas construyen la realidad a partir de lo que han ido percibiendo a lo largo de su vida. De
esto se deduce que las percepciones de las personas son subjetivas e individuales, y por lo tanto
distintas entre sí.
De ahí que en la Enseñanza orientada a la acción se piensa que no tiene sentido imponerle una
cierta representación de la realidad a otra persona, tal como se practica en otros enfoques de la
enseñanza. En su lugar, el aprendiz debe ser apoyado en la construcción de su propia
representación, generándole posibilidades para la contrastación de su representación y la
realidad.
Desde un punto de vista didáctico en la Enseñanza Orientada a la Acción los estudiantes son
aprendices activos, que elaboran para sí y por sí mismos el material que se les provee. Los
estudiantes entienden los contenidos sobre la base de sus disposiciones para aprender (factores
intelectuales y afectivos) y su propio modo de aprender, así como a partir de los conocimientos
previos adquiridos a lo largo de su vida. Es en ese contexto que integran las nuevas informaciones
y los correspondientes contenidos, y es de ese modo que construyen su conocimiento.
Esta posición constructivista modifica también la función del docente, que se convierte en un
“classroom manager” o facilitador del aprendizaje que ayuda a sus estudiantes en el proceso de
construcción del conocimiento, en tanto que a los estudiantes les cabe el rol verdaderamente
activo durante la clase (Mora, 2003). Para hacerle justicia a los diferentes modos de aprender de
los estudiantes, el docente debe recurrir a un abanico de recursos didácticos variados (textos,
medios audiovisuales, juego de roles, presentaciones a cargo de los propios estudiantes, etc.) y
variar las formas de cooperación en la clase (trabajo individual, en parejas, en grupos).
La enseñanza orientada a la acción práctica en educación matemática es un enfoque pedagógico
que se enfoca en aplicar los conceptos matemáticos a situaciones y problemas reales a través de
la participación de los estudiantes en actividades prácticas y proyectos. En este enfoque, los
estudiantes son desafiados a utilizar sus habilidades y conocimientos matemáticos para resolver
problemas de la vida real, lo que les permite desarrollar una comprensión más profunda y
significativa de los conceptos matemáticos.
Este enfoque pedagógico implica el uso de herramientas y tecnologías de la información y la
comunicación, así como el trabajo colaborativo y la resolución de problemas. También involucra a
los estudiantes en la toma de decisiones y la reflexión sobre el proceso de aprendizaje. De esta
manera, se busca fomentar en ellos habilidades de pensamiento crítico y creatividad, así como su
capacidad para aplicar conceptos matemáticos en situaciones reales.
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En resumen, la enseñanza orientada a la acción práctica en educación matemática es una
metodología que busca fomentar el aprendizaje significativo y el desarrollo de habilidades
prácticas en los estudiantes a través de la aplicación de conceptos matemáticos en situaciones
reales.
Educación Matemática Realista (EMR)
La Educación Matemática Realista, en lo sucesivo abreviada como EMR, es una teoría de
instrucción específica de dominio para la Matemática, que se ha desarrollado en los Países Bajos.
La característica de EMR es que a las situaciones ricas y "realistas" se les da una posición
destacada en el proceso de aprendizaje. Estas situaciones sirven como fuente para iniciar el
desarrollo de conceptos, herramientas y procedimientos matemáticos y como un contexto en el
que los estudiantes pueden en una etapa posterior aplicar su conocimiento matemático, que luego
gradualmente se ha vuelto más formal y general y menos específico del contexto.
Aunque las situaciones "realistas" en el sentido de situaciones del "mundo real" son importantes
en EMR, "realista" tiene una connotación más amplia aquí. Significa que a los estudiantes se les
ofrecen situaciones problemáticas que pueden imaginar. Esta interpretación de "realista" se
remonta a la expresión holandesa "zich REALISEren", que significa "imaginar". Es este énfasis en
hacer algo real en tu mente lo que le dio a EMR su nombre.
Por lo tanto, en EMR, los problemas que se presentan a los estudiantes pueden provenir del
mundo real, pero también del mundo de fantasía de los cuentos de hadas, o del mundo formal de
la Matemática, siempre que los problemas sean experimentalmente reales en la mente del
estudiante (Pérez, Vásquez, Toledo y Lagos, 2016).
Los principios básicos de EMR tienen mucho en común con los enfoques actuales de la educación
matemática en otros países. Se pueden distinguir seis principios básicos de EMR (Godino, 2021):
1. Principio de actividad: los estudiantes son tratados como participantes activos en el proceso
de aprendizaje, ellos aprenden mejor haciendo matemáticas, lo que se refleja fuertemente en la
interpretación de las matemáticas como actividad humana.
2. Principio de realidad: expresa la importancia que se concede a la capacidad de los
estudiantes para aplicar las matemáticas en la resolución de problemas de la «vida real» y
prioriza que la educación matemática debe partir de situaciones problemáticas que sean
significativas para ellos, lo que les ofrece la oportunidad de atribuir un significado a las
construcciones matemáticas que desarrollan mientras resuelven los problemas.
3. Principio de nivel: subraya que el aprendizaje de las matemáticas implica que los estudiantes
pasen por varios niveles de comprensión, desde las soluciones informales relacionadas con el
contexto, pasando por la creación de varios niveles de atajos y esquematizaciones, hasta la
adquisición de conocimientos sobre cómo se relacionan los conceptos y las estrategias.
4. Principio de entrelazamiento: significa que los dominios de contenido matemático, como el
número, la geometría, la medida y el tratamiento de datos, no se consideran capítulos aislados
del plan de estudios, sino que están fuertemente integrados. A los estudiantes se les ofrecen
problemas ricos en los que pueden utilizar diversas herramientas y conocimientos
matemáticos.
5. Principio de interactividad: enfatiza que el aprendizaje de las matemáticas no es sólo una
actividad individual, sino también una actividad social. Por lo tanto, deben favorecerse los
debates en toda la clase y el trabajo en grupo, que ofrecen a los estudiantes la oportunidad de
compartir sus estrategias e invenciones con los demás. De este modo, los estudiantes pueden
obtener ideas para mejorar sus estrategias.
6. Principio de orientación: se refiere a la idea de la «reinvención guiada» de la Matemática.
Implica que los profesores deben tener un papel proactivo en el aprendizaje de los estudiantes
y que los programas educativos deben contener escenarios que tengan el potencial de
funcionar como palanca para alcanzar cambios en la comprensión de estos.
Unidad 1
Recursos de
aprendizaje
Estos principios generales de la EMR son esenciales para su perfeccionamiento, pues su
aplicación se contrapone a la enseñanza tradicional, la cual no ha posibilitado que se logre un
aprendizaje significativo y desarrollador en los estudiantes.
Enfoque Histórico Cultural y Etnomatemática
El enfoque histórico cultural en la educación matemática reconoce que las matemáticas no son
una disciplina aislada, sino que están estrechamente relacionadas con la cultura, la sociedad y la
historia. Este enfoque se basa en la teoría del aprendizaje desarrollador, que sostiene que el
aprendizaje debe ir más allá de la simple adquisición de conocimientos y habilidades técnicas, y
debe centrarse en el desarrollo global de la persona (Medina y Domínguez, 2020).
El enfoque histórico cultural en la educación matemática implica la exploración y la
contextualización de los conceptos matemáticos a través de su origen histórico y cultural. Al
estudiar la historia de las matemáticas, se pueden comprender mejor los conceptos matemáticos
subyacentes y su evolución, y cómo han sido influenciados por la cultura y la sociedad de la
época.
Además, este enfoque ayuda a promover una comprensión más profunda y significativa de los
conceptos matemáticos, en lugar de verlos solo como técnicas abstractas. También contribuye al
desarrollo de habilidades de pensamiento crítico y creatividad, ya que los estudiantes pueden
cuestionar la relación entre las matemáticas y la cultura y la sociedad, y reflexionar sobre las
implicaciones sociales y éticas de los conceptos matemáticos (Medina y Domínguez, 2020).
El enfoque histórico cultural en la educación matemática es importante porque permite a los
estudiantes explorar los conceptos matemáticos en un contexto más amplio y relacionado con la
cultura y la sociedad, fomentando así una comprensión más profunda y significativa de los
conceptos matemáticos y el desarrollo de habilidades críticas y creativas.
De acuerdo a Triana (2005), la importancia del enfoque histórico cultural se ve reflejado en la
experiencia pedagógica a partir del carácter rector de la enseñanza para el desarrollo psíquico,
considerándolo fuente de ese desarrollo al analizar las posibilidades y asegurar las condiciones
para que el estudiante se eleve mediante la colaboración a un nivel superior.
En este sentido, es fundamental el concepto de zona de desarrollo próximo, introducido por L. S.
Vygotsky. De este modo, se observa que en el proceso de aprendizaje es posible distinguir un
nivel real de desarrollo (dado por las acciones que un individuo puede desarrollar por sí solo) y un
nivel potencial (que se manifiesta a través de las acciones que un individuo puede desarrollar bajo
la guía de un experto o en colaboración de un compañero más capaz), esta última constituye la
zona de desarrollo próximo (Vygotsky, 1987).
La zona de desarrollo próximo enfatiza la importancia de la interacción de los estudiantes con el
profesor y de los estudiantes entre sí, a fin de favorecer el desarrollo de procesos cognitivos y
afectivos que aún no se han desarrollado en toda su potencialidad. Por otro lado, y a partir de la
concepción vygostkyana del desarrollo, entendida como el proceso a través del cual el individuo
se apropia de la cultura social e históricamente desarrollada como resultado de su actividad,
resulta conveniente precisar que la resolución de problemas forma parte fundamental de la
actividad del sujeto.
Cabe señalar que la instrucción y la educación constituyen una unidad, lo que es otro principio que
emergió desde el enfoque histórico cultural. La necesidad de que el ser humano se desarrolle
integralmente de forma plena supone que la enseñanza brinde las condiciones requeridas, no sólo
para la formación de la actividad cognoscitiva del estudiante, para el desarrollo de su
pensamiento, de sus capacidades y habilidades, sino también para los distintos aspectos de su
personalidad.
Por otro lado, debe señalarse que La Etnomatemática es un enfoque de la enseñanza y el
aprendizaje de las matemáticas que reconoce la importancia de la cultura y las prácticas
cotidianas en la construcción del conocimiento matemático. Se trata de una disciplina que estudia
las prácticas matemáticas de diferentes culturas y comunidades, y busca incorporar este
conocimiento en la enseñanza de las matemáticas (Leal, 2014; Méndez & Mercado, 2018;
Jaramillo, Tamayo & Charry, 2022).
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Recursos de
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La Etnomatemática es un programa de investigación que impulsa el respeto a la diferencia, a la
solidaridad y la cooperación que aporta a la construcción de un mundo más justo y más digno
para todos. Ésta contribuye a la construcción de un diálogo entre diferentes pueblos, además
desmitifica el carácter universal de la matemática, y la ve como una construcción cultural
contextualizada.
Como campo de investigación la Etnomatemática está circunscrita en el enfoque sociocultural en
la educación matemática, ha tenido múltiples interpretaciones y definiciones, las cuales varían de
acuerdo al autor o al momento histórico en el cual fueron presentadas. Éstas van desde una
concepción que la define como la matemática de pueblos no letrados hasta pasar por las
propuestas que la define como la relación entre las matemáticas y la cultura (Leal, 2014; Jaramillo,
Tamayo & Charry, 2022).
También existe la definición etimológica de la Etnomatemática presentada por el profesor
D’Ambrosio la cual está basada en tres raíces, la primera de ellas es etno la cual se entiende
como los diversos ambientes social, cultural, natural, la segunda es mathema que quiere decir
explicar, entender, enseñar, manejarse; y la tercera es thica, la cual viene de la raíz griega tecni,
que es artes, técnicas, maneras.Sintetizando estas tres raíces la Etnomatemática se entendería
como las artes, técnicas de explicar, de entender, lidiar con el ambiente social, cultural y natural
(Jaramillo, Tamayo & Charry, 2022).
La importancia de la Etnomatemática para la enseñanza y el aprendizaje de la matemática radica
en su capacidad para proporcionar a los estudiantes un contexto cultural y social relevante en el
que puedan construir su comprensión y habilidades matemáticas. Esto permite a los estudiantes
ver la matemática como una herramienta práctica y útil en su vida cotidiana, lo que puede
aumentar su motivación y compromiso con el aprendizaje (Méndez y Mercado, 2018).
Además, la Etnomatemática reconoce la diversidad cultural y lingüística que existe en la
enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas, y busca incorporar esta diversidad en el
desarrollo de prácticas educativas más inclusivas y equitativas.
En resumen, la Etnomatemática se enfoca en hacer que la enseñanza y el aprendizaje de las
matemáticas sean relevantes y significativos para los estudiantes, tomando en cuenta su contexto
social y cultural. Esto puede aumentar su interés, motivación y compromiso con el aprendizaje, y
fomentar una educación matemática más inclusiva y equitativa.
V. Dinámica del aprendizaje matemático
Tradicionalmente, se ha considerado que el éxito en la enseñanza de las matemáticas depende
de un profesor ejemplar, suponiendo que el aprendizaje de los estudiantes depende únicamente
de la atención que presten a la exposición del profesor, del dominio que éste tenga del contenido
del curso, así como de sus habilidades docentes.
En efecto, una creencia ampliamente difundida respecto a la relación entre la enseñanza y el
aprendizaje de la matemática supone una relación de transferencia simple de la enseñanza hacia
el aprendizaje, el estudiante “graba” lo que se le comunica por medio de la enseñanza; pero las
investigaciones contemporáneas demuestran lo inexacto de este punto de vista y hacen evidente
que los estudiantes construyen regularmente conocimientos que no forman parte del discurso de
la enseñanza y resultan con frecuencia inadecuados e incluso erróneos desde el punto de vista
matemático (Ordaz, 2007).
Hoy en día emergen concepciones que consideran la actividad matemática en un sentido más
amplio, según las cuales, toda actividad humana depende de una enorme variedad de
restricciones de naturaleza cultural, histórica e institucional. Factores como la motivación, la
afectividad, la imaginación, la comunicación, los aspectos lingüísticos o de representación
desempeñan un papel fundamental en la conformación de las ideas matemáticas entre los
estudiantes.
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Los componentes didácticos
Los componentes didácticos del proceso de enseñanza-aprendizaje de la matemática incluyen
varias estrategias y recursos que se utilizan para facilitar el aprendizaje de los estudiantes.
Algunos ejemplos de estos componentes incluyen:
1. Selección de los contenidos: seleccionar los contenidos a enseñar de acuerdo con los
objetivos de aprendizaje establecidos y el nivel de los estudiantes.
2. Organización de la enseñanza: planificar las actividades y estrategias didácticas que se van a
utilizar en el aula para lograr los objetivos de aprendizaje.
3. Uso de recursos didácticos: utilizar materiales y tecnologías educativas que favorezcan el
aprendizaje de los estudiantes.
4. Evaluación del aprendizaje: evaluar el conocimiento adquirido por los estudiantes de forma
periódica y adecuada.
La importancia de estos componentes radica en que permiten a los docentes organizar y planificar
de forma efectiva el proceso de enseñanza-aprendizaje de la matemática, lo que favorece el
aprendizaje de los estudiantes y mejora su desempeño en la asignatura. Además, estos
componentes permiten adaptar la enseñanza a las necesidades y características específicas de
cada grupo de estudiantes (Garrido, 2003).
Los componentes didácticos se agrupan en dos clases componentes: personales y
personalizados. En el primer conjunto aparecen como componentes del proceso de enseñanza-
aprendizaje el profesor, el estudiante y el grupo. Sin embargo, existen diversas concepciones
acerca de cuáles son los componentes no personales o personalizados que intervienen en el
proceso de enseñanza-aprendizaje.
Autores como Carreño y Sardiñas (2022) asumen que existe un sistema de relaciones entre los
componentes personalizados que le permite evidenciar la necesidad del surgimiento de cada
componente, así como las relaciones de contradicción e interdependencia que existen entre ellos,
el cual se resume a continuación:
Secuencias didácticas
Preparar las clases y los materiales didácticos es para los docentes un proceso que implica
mucha dedicación y tiempo de trabajo. Lo que muchos desconocen es que las secuencias
didácticas tienen capacidad para simplificar esta tarea: se trata de una sucesión de actividades
relacionadas entre sí que, en conjunto, ayudan a trabajar un tema o una parte de él. Permiten
trabajar una materia durante todo el curso, ya que incorporan todos los materiales necesarios para
el desarrollo del proyecto o la secuencia didáctica correspondiente.
Autores como Pacini y Sacco (2014) definen secuencia didáctica como:
Toda propuesta concreta del docente a implementar directamente en el aula, con la
intención de lograr determinadas competencias en el alumno, a partir del abordaje de
contenidos específicos. Dicha secuencia se basa en un trabajo progresivo, de complejidad
creciente, para intervenir en clase, teniendo en cuenta la participación activa de los alumnos.
(p. 305)
Este tipo de actividades persiguen una gran variedad de objetivos:
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