Preguntas Tema 4
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PREGUNTAS
SEMIABIERTAS.
1. DESCRIBE BREVEMENTE EN QUÉ CONSISTIERON LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA.
Los primeros Borbones españoles, Felipe V y Fernando VI, asumieron la tarea de unificar y centralizar los diferentes
reinos peninsulares.
Las reformas tenían como finalidad consolidar el poder absoluto de la monarquía y se programaron bajo los
principios de la uniformización y la centralización, es decir, las leyes castellanas debían de conformar la base legal del
resto de los reinos, y todas las decisiones debían partir del rey. Así reformaron la administración estatal, sometieron
a la iglesia bajo la autoridad real, e intervinieron la economía.
Mediante los llamados Decretos de Nueva Planta, aplicados en Valencia y Aragón en 1707, en Mallorca en 1715 y en
Cataluña en 1716, se impuso la organización político‐administrativa de Castilla a los territorios de la Corona de
Aragón, y se imponía la obligación del uso del castellano como lengua administrativa y jurídica. De este modo, con la
excepción de Navarra y País Vasco, los territorios de Castilla y Aragón constituyeron una única estructura de carácter
uniforme.
Los decretos de Nueva Planta abolieron las Cortes de los diferentes reinos integrándolas en las de Castilla, que de
hecho se convirtieron en las Cortes de España. No obstante, eran consideradas incompatibles con la autoridad del
monarca y por ello solo se reunían a petición del rey y para jurar al nuevo heredero.
También, se suprimió el Consejo de Aragón y el Consejo de Castilla asumió sus funciones legislativas y ejercía como
tribunal supremo. El resto de consejos, heredados de la época de los Austrias, pasaron a ser meros órganos
consultivos y perdieron peso en el gobierno.
Por encima de cualquier institución se situaba el poder del monarca, que intervenía y decidía en todos los asuntos
del Estado. Su labor era auxiliada por las secretarías, antecesoras de los actuales ministerios y a cuyo frente se
situaban los secretarios de despacho. Así se crearon las secretarías de Estado, Asuntos Extranjeros, Justicia, Guerra y
Marina, y Hacienda. Los secretarios de despacho eran nombrados y destituidos por el rey y, para auxiliarlos en sus
tareas se creó un cuerpo de funcionarios encargados de ejecutar las órdenes del rey y controlar la administración.
Finalmente, con estos Decretos Felipe V consiguió sus objetivos: consolidar el poder absoluto de la monarquía y la
centralización de todo el país.
2. LA GUERRA DE SUCESIÓN.
El inicio del siglo XVIII coincidió con la muerte de Carlos II y con el final de la dinastía de los Habsburgo en España.
Carlos II no había tenido descendencia y por ello las principales potencias europeas habían tomado posiciones para
repartirse la herencia española, que todavía incluía importantes territorios europeos y ultramarinos.
En un primer momento, Carlos II nombró heredero a su sobrino nieto José Fernando de Baviera, pero murió en
circunstancias extrañas en 1699. Tras ello, fueron dos los candidatos a ocupar el trono por sus vínculos familiares:
Felipe De Anjou, nieto de Luis IVX y el archiduque Carlos de Habsburgo, hijo el emperador de Austria. Finalmente,
su testamento designó como sucesor al candidato Borbón, que fue proclamado rey bajo el título de Felipe V bajo
dos condiciones: se debía mantener la integridad de los territorios españoles y no debía concertarse en una misma
persona los reinos de España y Francia. Po eso último, Felipe juró su cargo ante las Cortes en 1701, con la condición
de renunciar a una posible sucesión al trono francés, y de esta manera evitar una posible unión de ambas coronas.
El nombramiento de Felipe V provocó un grave conflicto en Europa: su acceso al trono español fortalecía el poder
delos Borbones en Europa, que atentaría contra la idea de equilibrio defendida por Inglaterra. Así, en septiembre
de 1701 se firmó el Tratado de La Haya, que dio nacimiento a la segunda Gran Alianza, formada por el sacro Imperio,
Inglaterra, Holanda, Prusia y la mayoría de estados alemanes, para hacer frente a Luis XIV de Francia y a Felipe V de
España.
Los primeros enfrentamientos se produjeron en los territorios austriacos fronterizos con Francia y en las posesiones
españolas y francesas en Italia, sin embargo, los dos contendientes estaban bastante equilibrados y la guerra se
prolongó sin claros resultados.
En España, los ejércitos de Felipe V controlaron, en un principio, la mayoría de del territorio, a excepción de las
ofensivas austriacas y de los ataques por mar de la armada inglesa, que llegó a ocupar Gibraltar en 1704. Sin
embargo, en 1705 la situación dio un vuelco: en Cataluña, los sectores partidarios del candidato austriaco firmaron
el llamado Pacto de Génova dando apoyo a la causa austriaca. La rebelión se extendió, y en agosto una gran flota
comandada por Carlos de Austria desembarcó en Barcelona. Tras sitiar y bombardear la ciudad, las autoridades
borbónicas se rindieron y el 9 de octubre el archiduque entró en la ciudad. A partir de ese momento la causa
austriaca se impuso no solo en Cataluña sino en gran parte de Aragón, Valencia y las Baleares. Las tropas austriacas
llegaron a alcanzar Madrid y Carlos se proclamó de rey, aunque abandono la capital, donde ni la nobleza ni el pueblo
le mostraron su apoyo.
En 1707, un ejército anglo‐luso‐holandés se enfrentó a las tropas de Felipe V en la batalla de Almansa y la finamente,
la victoria borbónica comportó la recuperación de Aragón, Valencia y Cataluña, aunque los enfrentamientos
continuaron hasta 1710.
En 1711, la muerte del emperador de Austria, José I, comportó la ocupación del trono austriaco por parte del
archiduque Carlos. Ante ello, Gran Bretaña y los miembros de la Gran Alianza vieron con recelo la superioridad
austriaca y temieron por el equilibro europeo y consecuentemente, manifestaron sus intereses en reconocer a Felipe
V como rey de España.
La paz entre los contendientes se firmó en el tratado de Utrecht (1713) y Rastatt (1714), lo que conllevó al
establecimiento de un nuevo mapa político europeo. Los grandes beneficiaros fueron Austria, que se quedó con el
Milasedado, Flandes, Nápoles y Cerdeña, y Gran Bretaña, que consiguió Gibraltar y Menorca así como la entrar en el
mercado de la América española con el “comercio de negros”. Mientras, España fue la gran derrotada: tuvo que
ceder enclaves estratégicos, lo que marcó el declive del imperio español.
En 1713, cuando se firmó el tratado de Utrecht, únicamente resistan Barcelona, algunas ciudades de Cataluña y las
Baleares. Abandonadas por el archiduque Carlos, las Cortes catalanas, reunidas en Barcelona, decidieron luchar
contra los ejércitos borbónicos, que sitiaron la ciudad durante meses. El 11 de septiembre de 1714, las tropas de
Felipe V tomaron Barcelona y, en 1715 ocuparon Mallorca. Seguidamente, se implantó el absolutismo centralista y
uniforme.
3. LOS PACTOS DE FAMILIA.
La política exterior borbónica, en especial la de Felipe V, comportó el intento de recuperar los territorios perdidos
por el tratado de Utrecht en 1713 y con ello, la firma de los pactos de familia entre los Borbones españoles y
franceses.
El primer Pacto de Familia fue firmado por Felipe V de España y Luis XV de Francia el 7 de noviembre de 1733 con la
intención de Felipe V de recuperar las antiguas posesiones españolas en Italia y de Luis XV de apoyar a su suegro, el
rey de Polonia, lo que comportó la participación española en la guerra de sucesión de Polonia. Finalmente, Felipe V
consiguió recuperar el reino de Nápoles‐ Sicilia, que en un primer momento será gobernado por su hijo Carlos III.
El segundo Pacto de Familia fue firmado el 25 de octubre de 1743 por los mismos monarcas para luchar contra
Inglaterra. Esto conllevó la participación española en la guerra de sucesión de Austria y la recuperación del ducado
de Parma.
El tercer pacto de familia firmado el 15 de agosto de 1761 entre Luis XVI de Francia y Carlos III de España para hacer
frente a Inglaterra. Esto comportó la intervención española en la Guerra de los Siete Años (1756 ‐1763) y
consecuentemente la cesión de Florida a Inglaterra. Finalmente España intervino en la Guerra de la Independencia
de Estados Unidos apoyando a las colonias y, tras la derrota inglesa, recuperó los territorios cedidos a Inglaterra tras
la Guerra de los Siete Años, y Menorca, territorio español perdido la firma del tratado de Utrecht en 1713.
Estos Pactos de Familia firmado entre los Borbones de España y Francia permitieron a España recuperar gran parte
de los territorios perdidos con la firma de los tratados de Utrecht en 1713 y de Rastatt en 1714 tras la Guerra de la
Independencia.
4. MOTÍN DE ESQUILACHE.
Durante el reinado de Carlos III (1759‐1788) se iniciaron reformas basadas en el despotismo ilustrado por parte de
una serie de colaboradores como Campomanes, Floridablanca y el conde de Arana.
Sin embargo el rey tuvo que hacer frente a una fuerte oposición que acabaría derivando y en revueltas y motines
populares contra su acción de gobierno. En estas revueltas se unían el malestar popular por la carestía y el aumento
de precios de los alimentos de primera necesidad, fruto de una mala cosecha, la oposición al excesivo de los altos
cargos extranjeros como Grimaldi y Esquilache y la resistencia de los privilegiados, que veían como menguaban con
las reformas su poder e influencia.
La revuelta más destacado fue el motín de Esquilache un levantamiento popular que tuvo lugar en Madrid contra las
medidas tomadas por el ministro como la limpieza urbana el alumbrado de las calles la prohibición de juegos de azar
el uso de armas y el uso de sombreros chambergos y capas largas ante la extensión de los Revuelta Carlos III
destituyó al ministro freno algunas de las reformas y bajo el precio de los productos de primera necesidad.
Finalmente, los motines cesaron rápidamente y, pasado un tiempo, Carlos III continuó con ministros españoles y con
más cautela, su programa de reformas.
5. REFORMAS DE LOS PRIMEROS BORBONES EN ESPAÑA Y AMÉRICA.