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MOSAICO DE
CUENTOS AFRICANOS
Edición bilingüe
1 Gobierno de Canarias
I Presidencia del Gobierno
Dirección General
de Relaciones con África
OK COOPERACIÓN
CANARIA
BIBLIOTECA UNIVERSITARIA
I LAS PALMAS DE G. CANARIA
I de Canarias
Presidencia del Gobierno
Dirección General
COC Z5
COOPERACIÓN
CANARIA
UNIVERSIDAD DE LAS PALAMS DE GRAN CANARIA
Servicio de Publicaciones
2007 ' N" Documento 6 J L O £ 3 _
-.•Cop.a^ñ FHO^
de Relaciones con África
Ind ice
PRESENTACIÓN ^'
C" del texto: los autores
t . de la edición: DiRl.ci ION ( i l . M R M, 1)1. Rl.i. \( I O M S ( ( ) \ A) RK \
CiolillíRNo DI. (;\\.\RI \,s PRÓLOGO D E GISÉLE P R I G N I T Z 15
C U E N T O S D E MALÍ 23
Mac|uetaci()n v diseño: I'MV i RSIDM) DI I.\S i'\i \f \s DI C.R \ \ (; \ \ \RI \
Sl.RX |( II I DI. l'l HI.K \( le IM -S -I D i n sil ) \ ( j l M i l l( \ Pourcjuoi les couplcs sont ce qu'ils sont? 25
CUENTOS DE GUINEA 39
lmpresi(')n: Cjráficas Sabater
l,a hataiile des deux coqs 41
La batalla de los dos gallos 43
Impreso en I España. Printed iii Spain
La queuc et la peau du buffle 45
La cola y la piel del búfalo 48
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacii'm escrita de los titulares del «(^opvriyht», baio las jecin-Marie Touré
sanciones establecidas por las leyes, la reproducción parcial o total de esia obra por cualc|uier medio
o procedimiento, comprendidos la reprograíía y el tratamiento informático.
'l'raducáoiies de Kosa Del/a (,on!^cíle:( Santami
¡ndiic
Iniclnccióii dt' M" de los .iz/íie/cs Súiichr::; / ¡cnitindc::^ I'l árbol del perdón ^ ^^
¡M/ircmr \<irciillcy Picire-Mim Dccondtm
Kalla la nox ce 63
C U E N T O S D E COSTA D E MARFIL 121
I 'idor Ximy
I .a cruche 1 ?^
Kalla la ahogada 74
Traducción de Carolina Carda Mora lí,l cántaro '•''^
Berihird B. Dadié
CUENTOS DE CAMERÚN 85
Tnidiurión de \:ducirdo Artiks Uón
Kulu et Beme 87
Kulu V Beme 89 CUENTOS DE GABÓN 141
GLOSARIO 181
Con esta antología bilingüe de cuentos africanos, pretendemos ofrecer
una pequeña muestra de historias que pertenecen a un fondo oral transmitido
EDITORES Y REVISIÓN DE LA EDICIÓN 185 de generación en generación y que, gracias a la recopilación -y a la traducci(')n-
puedcn alcanzar una mayor difusión en beneficio de un enriquecimiento cultu-
ral para un público lector curioso de conocer otras costumbres, otros lenguajes,
otras imágenes, otras visones del mundo.
Los quince cuentos que incluimos en esta antología proceden de países del
espacio francófono: la lengua francesa que ha servido para recopilar o trans-
mitir aquel patrimonio oral que cada pueblo, cada etnia atesoraban como
marca de identidad propia, no deja de ser un vector lingüístico intermediario.
\\n efecto, al verter al francés y al cspariol - c o n éstas nuestras traducciones- los
cuentos originales que fueron concebidos, creados y transmitidos en lenguas
autóctonas africanas, se pierde parte de la expresividad de estas historias de la
sabana. N o podemos olvidar que el cuento ha sido creado para llegarnos a tra-
vés de la percepción auditiva. \l\ paso obligado por una trascripcicm merma
la proyección del cuento africano que se desprende de gran parte de su magia
ante la casi imposibilidad de recoger en nuestras lenguas románicas la musica-
lidad v variedades de timbres que caracterizan esas lenguas tonales autóctonas.
A ello se añaden todos aquellos elementos que conforman la parte esceno-
gráfica del cuento que le da su fuerza, su fantasía }' su singularidad: fórmulas
onomatopéyicas, ritmos marcados con palmadas o instrumentos musicales,
gestos, mímicas, cantos e incluso bailes o réplicas compartidos por el audito-
rio que participa de ese acontecimiento colectivo con el mismo fervor que el
propio narrador, ese mago de la palabra.
Aun así, vale la pena contribuir a una mayor difusión de aquel legado oral,
hov en día codificado lingüísticamente y accesible a una gran mayoría de lec-
tores gracias a la traducción.
/')-('M'iifíU'ii'n
Mostiíro de cuentos ajrictinos
12
.Mo.sJíl'O de i'Ui'nídS d/r;\-,i(li'.s
14
¡'lólovo
( 'n mo.siii'ii) de cuentos aji-icanas
Nimv, del (>)ng(), son publicados en París por l'Harmattan, y Alain Sissao,
" N o obstante, añade Suzy Platiel en el prefacio de ¡.Ü filie Cailloír, de Burkina Faso, en Karthala, así como Séverin Cécile Abega del sur de
los cuentos no tienen solo una función lúdica. N'ehículos y reflejos (Camerún v los autores franceses de los Conles et légendes touaregs du Niger.
de la cultura y ética social del grupo, es también con esta palabra
Los autores tienen empeño en reproducir, discretamente, elementos
como [...] se transmiten el patrimonio cultural v los códigos del com-
que pertenecen a la cultura oral: verbi gracia, los cantos que suelen apa-
portamiento de la comunidad que los ha producido". '*»', desde luego,
es igualmente una escuela de la palabra en esas sociedades que no
recer para acompasar un encuentro, una intervención o un cambio de
disponen de libros para que el niño se convierta en adulto conscien- registro y de tonalidad. Con ello subrayan también el aspecto poético,
te e integrado en su cultura. es decir, verdaderamente constructivo de la obra propuesta para escri-
bir. Naturalmente, solo se puede encontrar la naturaleza africana del
Pero noto que los autores africanos, quienes a menudo han empezado cuento, que evoca irresistiblemente "la pasión del ritmo, del canto y de
su obra escribiendo cuentos, al restituir a su nación la herencia que habían
la danza en el ser africano", como dice Nicolc Vincileoni a propósito
recibido, como es el caso de Bernard Dadié con / ^ Pague tioir, lo hacen a
de Bernard Dadié'*. Pero también son excelentes cuando "literalizan"
su manera de hombres que han pasado por la cultura occidental, por la
sus cuentos introduciendo una riqueza descriptiva sobre el modo diná-
escuela de los blancos, por medio de la escritura, de intelectuales de un
mico que hace que la presencia de lo maravilloso sea natural, lo cual
mundo nuevo. Al observar los nombres de autores de cuentos cuyas tra-
corresponde a una liberación en el imaginario, que subvierte, por ejem-
ducciones reúne aquí Marie-Clairc Durand Guiziou, nos encontramos
plo la relación con el tiempo o con los objetos, bazas de una búsque-
tanto con autores consagrados de la literatura africana, como Birago
da por realizar. V\ éxito por los cuentos, que por lo demás, no se des-
Diop el senegalés, autor de Les Cantes d'Aitiadou-Koumba: dicen de él, P.
miente en las producciones de hoy en día, tanto en las tiras cómicas
Mérand y S. Dabla^ que, como "digno émulo de La Fontaine, ha intro-
como en las trilogías y otras sagas del cine inspiradas por los ciclos
ducido el cuento en la literatura". Nos encontramos por supuesto con
"celtas", egipcios, incluso extraterrestres, exalta la relación de la cultu-
Bernard Dadié el marfileño, autor del Vagne «wV quien "plasma los valores
de la literatura oral en lengua francesa para concederle un alcance univer- ra territorial con la universal, por lo que el cuento se inspira en las
sal", aun cuando ha denunciado el colonialismo paternalista pero cubrien- fuentes vivas del terruño para hablar al corazón humano.
do con un velo humanista el espíritu conquistador y degradante; el togo- Los episodios de la solicitud de boda, supeditada a las hazañas por rea-
lés Yves-Iímmanuel Dogbé cuya obra recoge la herencia de Fsopo y I,a lizar o las pruebas por superar, se hallan en los cuentos del mundo ente-
Fontaine, según apuntan Ménard y Dabla en su Ciiáde, y André Reponda- ro. La malicia de la liebre \jeuk de Senegal no tiene nada que envidiar a la
Walker de Gabón, que comenzó a publicar casi siendo centenario. Queda del raposo occidental, que obedece, como lo ha demostrado Propp en
el malinés Amadou Hampaté Bá cuya obra v vida marcaron el siglo. Rusia, o Henri Gougaud en I'rancia, a roles precisos de ejecutante de esa
La editorial "Présence africaine" en París, "(^lé" en Yaoundé, "N.Ií.A". escena primordial: coadyuvante o contrincante. Sujeto u objeto de una
(nuevas ediciones africanas) en Dakar v N.Fl.L-F^dicef en Abidyán han búsqueda, recibiente o recibidor.
sido relev^adas por el CILF (Consejo Internacional de la Lengua E'ranccsa) Valoran la maña, la inteligencia, la solidaridad en detrimento de los
y nuevas editoriales han permitido a los jóvenes talentos revelarse y seguir reflejos egoístas, de los brutos machotes y seguros de sí mismos. Esta
mostrando sus países y sus tradiciones: el bcninés Bienvenu Agbolan- lección va dirigida tanto a los niños como a los adultos. Diversión, dis-
Afoutou publica en Budapest; Jean-Marie Touré, de Ciuinea y Víctor tracción aleccionadora o significado metafísico, todas las significacio-
nes pueden estar contenidas en el cuento, cuyo valor demostrativo está
2 \M filie C.üilloiu í'-ditions N c u f de l'f'xolf des loisirs, p. 8,
3 Cuide cíe lilténitiire nfriaiine, r U a r m a t t a n , (;()l!ccti()n l!ncrcs noircs, 19''9.
4 Nicolc Vincileoni, op. al. p. 104.
16
Pró/ogo
Un mosaico de cuentos africanos
5 Amadou llampáté Ba, Anncxc a l'cdition de W'til IMH Nlil-I-ldiccf de 1993, p. 92.
18
Mosaico Cuentos de Malí
P o u r q u o i les couples s o n t ce q u ' i l s s o n t ?
MAPA DE ÁFRICA (¿Por qué las parejas son lo que son?)
A M A D O U HAMPÁTÉ BÁ
Océano
Mar Mediterráneo
Atlántico
w,/^
^^~\
Océano Atlántico
8. Níger
•1 9. Camerún O,
m 10. Congo Brazzaville Océano índico
12. Gabón
n á2000 k m
Mosaico de cuentos africanos
vous seront les mieux dotées ; elles auront la préséance en toutes choses. Je
vous rappelle que le Paradis est un séjour éternel... seules les plus insensées
d'entre vous se laisseront devaneen »
« Ainsi avertíes, partez, ó Femmes, á la recherche de votre bonheur... »
Les femmes prirent la route. I^ur longue cohorte s'étira et se mit a cou-
Pourquoi les couples sont ce qu'ils sont ? 1er comme un bras de fleuve dont le cours va se rétrécissant. Les plus vaillan-
tes conduisaient la file. Les anges se mirent á chanter pour elles.
Amadou Hampáté Bá Au terme du troisiéme jour, les indolentes n'en pouvaient déjá plus. « A
quoi bon envier la gloire des 'marcheuses' ? murmuraient-elles. Qui sait, au
demeurant, le sort qui sera reservé aux premieres arrivées ? I>e Paradis est aussi
Légende peule vaste que l'ensemble des cieux. Les demeures y sont aussi nombreuses que les
grains de sable de tous les fleuves et de tous les rivages réunis. Ne dit-on pas
que, superposées les unes au-dessus des autres, les demeures commencent aux
abimes et finissent presque au sommet du firmament ? Pourquoi done courir
Sape^-i'ouspourquoi /'homme de bien est souvent Fépoux d'une femme saris
et faire perdre á nos cuisses leur moelleuse rondeur ? Pourquoi suer et empuan-
mérite et la femme vaillante l'épouse á'un bou a ríen ? C'est la unfait que tir notre corps ? Allons doucement, mes sceurs, et conservons notre fraícheur.
mus constatons, mais dont les causes mus échappent. \M légende peuley elle, Quand nous parviendrons au Paradis, il y aura toujours une demeure pour cha-
mus en explique les raisons. cune d'entre nous. Et méme si les premieres sont logées dans des piéces somp-
tueuses, la marche forcee aura fait fondre leur chair. Leur aspect squelettique
Ouand Dieu eut fini de creer le genre humain, il distribua les vertus et les ternira la beauté de leurs demeures et le brillant de leurs parures. »
défauts chez les hommes comme chez les femmes. Ayant ainsi parlé, les femmes indolentes se mirent á trainer le pas comme
Un iour, il fit venir auprés de lui toutes les femmes. II leur dit : des canes trop grasses. Pour soutenir leur marche de caméléon fatigué, elles
« Ó Femmes ! Regardez á l'horizon et ditcs-moi ce que vous voyez.
entonnérent un chant :
Pourquoi nous presser, pourquoi nous lamenter ?
- Seigneur, répondirent-elles, nous voyons un soleil radieux se lever sur la
terre. Toute chose semble féter son apparition. Au fur et a mesure qu'il s'éle- Pourquoi pousser des cris ? Oui, pourquoi ?
ve droit dans le cicl, tout ce qui paraissait en train de mourir renait á la vie ». Qui va vers les Paradis
Dieu dit : ne vapoint vers une terre ande
« Femmes ! Jusqu'ici vous n'avez connu que des moments péniblcs dans oü l'hyéne s'empare du cabri,
la nuit des temps. Maintenant, il va falloir vous mcttre en route pour aller au
oü le chat de brousse pille la hasse-cour.
Paradis. Des angcs veilleront sur vous tout au long du chemin ; d'autres
vous recevront a votrc arrivce. Pas de découragement, pas de gcmissements,
et surtout pas de dcfaillance ! » Paressons sur le chemin,
« I'ai étc, je suis et je serai toujours Celui qui avertit. Aussi je vous annon- interrogeons les tables^ des Cieux.
ce que des appartements somptueux et des bijoux d'une beauté incomparable
vous scront distribués suivant l'ordre de votre arrivée. Les premieres d'entre
1 Les tables, ou tablettes, oü sont censées étre écrites toutes choses. Autrement dit, les
archives celestes.
25
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Pourquoi les cou^cs sont ce ^u^^hsont ?
Mosaico de cuentos africanos
2 Dans ccttc Icgendc peulc, Dieu, á la crcation du monde, institue la monogamie pour le
genre humain. Cela est conforme á la tradition d'originc des Peuls rouges (Peuls pas-
Allons, marchons avec vigueur vers le Paradis !
tcurs) qui n'avaient qu'une seule épouse. Les difficultés de la vie pastorale se prétcnt mal, Nous y vivrons dans la sagesse,
en effet, á la polygamic. (2elle-ci, finalemcnt, cst plutót un phcnomcne citadin (ou de vie
dans la sagesse, dans la sagesse !...
sédentaire) lié a la fortune.
()n cite l'exemple du lion qui, bien qu'étant le « roi de la brousse », figure parmi les plus
pauvrcs puisqu'il peut parfois rester dix jours sans rien trouver á mangcr. Or il n'a qu'u- Aprés quelques heures de trajet, les hommes se divisérent en trois
ne compagne, alors que l'outarde, qui trouve partout les graincs á picorer, en a toujours groupes :
plusieurs...
3 I,e célibat a toujours été tres mal jugé dans l'Afrique traditionnclle. I.'homme non marié
les Hammadi-Hammadi en tete,
V était consideré comme mincur, quel que soit son age, ct sa parole ne pcsait pas dans les Hammadi au milieu.
les assemblées publiques.
27 28
í'ourauoi les cou^les sont ce Í^U' iissont ?
Mosaico de cuentos africanos
les Haman-ndof á la queuc'^. « Pardon, F"emmes, mais vous étes encoré des 'moitiés'. ()r une moidé est
Les femmcs, cllcs aussi, s'étaient répartics en trois groupcs : quelque chose d'incomplet, done d'imparfait, et l'imparfait n'a pas de place
au Paradis. Attendcz que chacune d'entre vous ait un mari pour se complé-
les Mantaldé en tete,
ter. Alors vous entrerez par ccjuples, c'est-á-dire par unitcs humaines parfai-
les Santaldc au milieu, tes.»
les Mantakapous á la queuc^ Avant que les femmes soient revenues de leur surprise, les Hammadi-
Hammadi se présentcrent, accompagnés de leurs cpouses les Mantakapous.
ix groupe des Hammadi-Hammmadi, composé d'hommes brillants, sages, Ixs anges s'écriérent : «Quel mystérc ! Sont-ce ccllcs-lá que Dieu vous a
entreprenants et courageux, tomba sur le groupe des Mantakapous, c'est-á- réservées pour compagnes ? »
dire les derniércs des fcmmes dans l'ordre de la valeur féminine. Ignorant Les Hammadi arrivérent á leur tour, flanqués des Santaldc.
que les fcmmes supérieures étaient en avant, ils choisirent leurs épouses Enfin les Haman-ndof, les derniers des hommes, parvinrent aux portes
parmi les Mantakapous. du Paradis, les mains vides. Forcé fut aux femmes supérieures Mantaldé de
Les Hammadi, groupe des hommes moyens, tombérent sur les Santaldé, se donner á eux pour pouvoir entrer dans le Séjour celeste.
fcmmes égalemcnt moyenncs quant á la valeur. lis prirent leurs épouses Et voilá comment les premiers hommes eurent en partage les derniéres
parmi elles. des femmes, et comment les premieres des femmes tombérent aux mains
Pendant ce temps les Mantaldé, femmes de grande valeur, avaient devan- des derniers des hommes !
eé leurs compagnes des deux premiers groupes et étaient deja parvenúes aux
portes du Paradis. Des anges vinrent les saluer et les présenter des souhaits de
Une fois dans le Paradis, les hommes supérieurs vinrent se plaindre á
bienvenue. Quand elles voulurent franchir le seuil, les anges les arrétérent :
Dieu. En accord avec les premieres des femmes, ils réclamérent une répara-
tion. Dieu dit :
4 I lammacli-Hammadi: on appcllc ainsi rhommc de grande rcnommce ct de grande \aleur « Je ne refuse pas un droit á celui qui le mérite. Mais l'intelligence de mes
pour sa famille, pour son cjuartier, son village et le pays tout entier. (^uand il se déplace, actes n'est pas toujours a votrc portee. »
non seulement son logeur beneficie de sa rúputation, mais le quartier, le village et tout
« Femmes vaillantes classées bonnes premieres, acceptez de bon coeur les
le pays savent qu'il est venu.
hommes de peu de vaieur. h'A vous, hommes distingues, souffrez á vos cotes
Hammadi : c'est un hommc de valeur, mais sa valeur se limite á sa famille, son quartier
les femmes paresseuses et vulgaires. J'en ai decide ainsi par sagesse et pres-
et son village. Quand il se déplace, on connait sa venue dans les limites du village.
cience. Si je mettais toutes les valeurs d'un cóté et toutes les non-valeurs de
Haman-ndof : on dit que, s'il s'absente, mcme sa famille nc s'aper^oit pas de son départ ;
l'autre, les affaires du monde iraient de travers, comme une charge mal répar-
et s'il part en voyage, méme son logeur ne s'aper^oit pas de sa venue.
tie sur le dos d'un boeuf porteur. II n'y aurait ni equilibre ni stabilité. A
5 Mantaldé: c'est l'épousc aux tres grandes qualités, qui peut teñir lieu de mari, qui peut chaqué tournant, les charges basculeraient d'un seul cóté et votre univers
éventuellement gagncr la vie de la famille, qui peut tout faire par elle-mcme. serait encoré plus difficile á diriger qu'il l'est présentement.
Santaldé: c'est une excellente mere de famille et une bonne ménagére. Quand son mari
apporte une chose á la maison, elle sait l'entretenir et en tirer parti, mais ne cherchera « Tels que vous vous trouvez accouplés, les hommes valeureux empé-
rien et ne gagnera rien par elle-mcme. cheront les femmes indolentes de tomber dans des mains dures qui óteraient
Mantakapous: c'est la femme qui non seulement nc sait rien gagner pour clle-mémc,
toute souplesse a leur paupiéres^', et les femmes dignes et sages serviront de
mais qui, si le mari apporte une chose á la maison, la gáche. Si on ne lui donne ríen, elle refuge aux hommes diminués auxquels elles sont unies par le mariage.
pousse de cris. Si on lui donne quelque chose, elle dit que ce n'est pas assez. C'est ccllc
qui se plaint constamment et qui ne fait jamáis rien de bon.
6 Á forcé de les faire pleurer.
29 30
Poiirj^ioi les confies scinl ce iju í/s sotií ?
« J'ai tout reglé sclon une mesure dont je suis seul á connaitre le mystére.
« Ne vous aycz plus en haine. N c vous repoussez pas les uns les autres
sous pretexte que vos valeurs et vos états sont incgaux.
« Aimez-vous les uns les autres, surtout entre femme et mari. Et procla-
mez que parmi les choses qui me plaisent, á moi Dieu, l'entente parfaite
entre cpoux figure au premier rang ! » Por qué las parejas son lo que son...
Traducción de María de los Angeles Sánchez Hernández
Leyenda peul
¿Saben por qué el hombre de bien es a menudo el esposo de una mujer insi-
gnificante y la mujer valiente la esposa de un inepto? Hs un hecho que com-
probamos, pero cuyas causas se nos escapan. \M leyenda peul nos explica
las raf^ones.
31 32
rA>
"or qué las parejas son /o que son
Mosaico de cuentos africanos
una estancia eterna... solamente las más insensatas de vosotras dejarán que
Sabremos que la pregunta enigmática:
otras las adelanten."
"¿Qué pasó?"
"Así prevenidas, partid, mujeres, a la búsqueda de vuestra felicidad..."
se ha hecho para las mujeres que corren
Las mujeres emprendieron el camino. Su largo séquito se desplegó y
comenzó a fluir como el brazo de un río cuyo cauce va estrechándose. Las como corre una gacela escapando del ca:(ador.
más valientes conducían la fila. Los ángeles comenzaron a cantar para ellas. lintretengámonos por el camino,
Al final del tercer día, las indolentes ya no podían más. "¿Para qué envi- interroguemos los mandamientos celestiales.
diar la gloria de las andariegas? -murmuraron. ¿Quién sabe, a fin de cuentas,
el destino que les espera a las primeras que lleguen? Hl Paraíso es tan gran-
de como el conjunto de los cielos. Las moradas son allí tan numerosas como Tres días después de la salida de las mujeres, Dios dijo: "Hace tres días y
los granos de arena de todos los ríos y de todo el litoral reunidos. ¿No dicen tres noches que las mujeres emprendieron el camino. Lancemos a sus hom-
que superpuestas unas sobre otras, esas moradas comienzan en los abismos bres tras ellas."
y terminan casi en la cima del firmamento? ¿Por qué correr pues y hacer per- Dios hizo venir al grupo de hombres. I x s dijo:
der a nuestros muslos su suave redondez? ¿Por qué sudar y ensuciar nuestro
" N o es bueno que el macho permanezca sin hembra. Así que he creado
cuerpo? Vayamos apaciblemente, hermanas, y conservemos nuestra frescu- en vuestro honor unas compañeras. Ellas ya salieron hacia el Paraíso. Tienen
ra. Cuando lleguemos al Paraíso, siempre habrá una morada para cada una tres días y tres noches de adelanto sobre vosotros, pero voy a haceros tres
de nosotras. H incluso, aunque las primeras se alojen en habitaciones sun- veces más fuertes que ellas y os lanzaréis en su búsqueda.
tuosas la marcha forzada hará desaparecer sus carnes. Su aspecto esqueléti-
"Cada uno de vosotros, añadió Dios, tendrá por esposa a la mujer que
co apagará la belleza de sus moradas y el brillo de sus alhajas."
encuentre en su camino, y sólo podrá tener una^. Los que se rezaguen
Dicho esto, las mujeres indolentes empezaron a remolonear como patos por el camino se arriesgan, pues, a quedarse sin compañera. Será peor
demasiado gordos. Para acompasar su lento paso de tortuga, tararearon una para ellos. Los condenaré al celibato, n o conocerán ni la alegría del
canción: hogar ni el privilegio de la procreación, no serán elementos continuado-
res de la especie. La simiente que he depositado en ellos permanecerá
^Por qué apresurarnos, por qué lamentarnos?
c o m o una semilla seca. Crisparé mi semblante para ellos, y se sentirán
¿Por quésritar? Si, ¿por qué? muy apenados- ..."
Quien va hacia el Paraíso
no va hacia una tierra árida
en la que la hiena se apodera del cabrito, 2 N. del cd. Hn esta leyenda peule. Dios, en la creación del mundo, instaura la monogamia
para el género humano. Sigue así la tradicicm originaria de los Penis rouges {Penis pastores)
en la que el sato de la sabana asalta los corrales. que sólo tenían una esposa. Las dificultades de la vida pastoril se prestan mal, efectiva-
mente, a la poligamia que es, más bien, un fenómeno ciudadano (o de vida sedentaria)
ligado a la fortuna.
I íntretengámonos por el camino,
Se cita el ejemplo del león, que aun siendo "el rev de la selva", figura entre los más pobres
interroiiuemos los mandamientos^ celestiales porque puede llegar a permanecer hasta diez días sin encontrar nada para comer. Así
pues tiene una única compañera, mientras que la avutarda, que encuentra granos por
doquier para picotear, tiene siempre varias.
1 N. del cd. Las tablas en las que se supone que se tratan todos las cuestiones. Ls decir, los 3 N. del ed. El celibato siempre ha estado tradicionalmente mal visto en África.
archivos celestiales.
33 34
Por que
qué las parejas son lo que son Mosaico de cuentos africanos
IJ)S hombres iniciaron el camino. Marchaban cantando: Después de unas horas de trayecto, los hombres se dividieron en tres grupos:
Cada ser tiene un origen, ios Hammadi-Hammadi a la cabeza,
cada metal tiene una mina, los Hammadi en el centro,
cada hecho tiene una causa. los Hammadi-náoí en la cola**.
Si Gueno, el literno, nos pone en el camino Las mujeres también se habían repartido en tres grupos:
que nos lleva hacia nuestras esposas, las Mantaldé a la cabeza,
eso se debe a algo.
las Santaldé en el centro,
las Mantakapous en la cola''.
1MS que serán nuestras mujeres
son, dicen, bellas y bien formadas.
El grupo de los Hammadi-Hammadi, compuesto de hombres brillantes,
Son apasionadas sin desvergüenza prudentes, emprendedores y valientes, sucumbieron ante el grupo de las
y apasionantes sin perversión. Mantakapous; es decir, las últimas mujeres en el orden de valores femeninos.
Pondrán fin a la pena Ignorando que las mujeres más valiosas estaban más adelante, eligieron a sus
esposas entre las Mantakapous.
que ensombrece nuestros cora^nes.
Los Hammadi, grupo de hombres intermedios, sucumbieron ante las
Santaldé, mujeres igualmente medianas con respecto a su valía. Tomaron sus
¡ I 'ayamos! ¡ caminemos con energía hacia el Paraíso!
esposas entre ellas.
Allí encontraremos a nuestras esposas,
Durante ese tiempo las Mantaldé, mujeres de gran valía, habían adelanta-
¡viviremos en la sabiduría! do a sus compañeras de los otros dos grupos y ya habían llegado a las puertas
luj Inteligencia divina se eleva allí
como una montaña gigantesca
4 N. del ed. Hammadi-Hammadi: se llama así a los homhrc célebres y \'alientes en su familia,
de la que se extraen metales preciosos en su barrio, en su pueblo y en todo el país. (Cuando se traslada, no solo su anfitricm dis-
para adornar la frente de los valerosos y los sabios. fruta de su reputación, sino también el barrio, el pueblo y todo el país se entera de que
ha venido.
Hammadi: es un hombre de valía, pero se limita esta valía a su familia, su barrio y su pue-
¡\ ^ayamos! ¡caminemos con energía hacia el Paraíso! blo. C-uando se traslada, se conoce su llegada en los b'mites del pueblo.
¡\ iviremos en la sabiduría, Haman-ndof: se dice que, si se ausenta, ni siquiera su familia se da cuenta de su marcha; }•
en la sabiduría, en la sabiduría!... si sale de viaje, ni siquiera su anfitrión se percata de su presencia.
5 N. del cd. Mantaldé: es la esposa con grandes cualidades, que puede ocupar el lugar del
marido, que puede eventualmente ganarse la vida, v que puede hacer todo por sí misma.
Santaldé: es una excelente madre de familia y buena ama de casa. Si su marido trae algo a
casa sabe cuidarlo y sacar partido, pero no buscará nada ni ganará nada por sí misma.
Alantalkapous: es la mujer que no solo no sabe ganar nada por sí misma sino que, si el
marido trae algo, lo estropea. Si no se le da nada, grita. Si se le da algo, dice que no es
suficiente. Hs la que se queja constantemente v que no hace nunca nada bueno.
35
.36
Por qué las parejas son lo que son
Mosaico de cuentos africanos
del Paraíso. Los ángeles vinieron a saludarlas y les expresaron sus mejores
"He regulado todo siguiendo una pauta cuyo secreto únicamente lo
deseos de bienvenida. Cuando quisieron traspasar el umbral, los ángeles las
conozco yo."
detuvieron: "Perdón, mujeres, pero aún sois 'mitades'. Ahora bien una 'mitad'
es algo incompleto, luego imperfecto, y lo imperfecto no tiene cabida en el "No os odiéis más. No os rechacéis unos a otros con el pretexto de que
Paraíso, esperad a que cada una de vosotras tenga un marido que la comple- vuestros valores y vuestros estados son desiguales."
te. Entonces entraréis por parejas, es decir por unidades humanas perfectas." "Amaos los unos a los otros, sobre todo entre mujer y marido. Y procla-
Antes de que las mujeres se repusieran de su sorpresa, los Hammadi- mad que entre las cosas que me agradan, a mí que soy Dios, el primer lugar
Hammadi se presentaron, acompañados de sus esposas, las Mantakapous. lo ocupa la perfecta armonía entre los esposos."
Ix)s ángeles exclamaron: "¡Qué misterio! ¿Éstas son las compañeras que
Dios os ha reservado?"
Los Hammadi llegaron a su vez, escoltados por las Santaldé.
Finalmente los Haman-ndof, los últimos hombres, Uegaron a las puertas del
Paraíso con las manos vacías. Forzosamente, las mujeres Mantaldé, las más
valiosas, tuvieron que entregarse a ellos para poder entrar en la Estancia
celestial.
Y así fue cómo los primeros hombres recibieron en suerte las últimas muje-
res y cómo las primeras mujeres cayeron en manos de los últimos hombres.
Ya en el Paraíso, los hombres más destacados fueron a quejarse a Dios. De
común acuerdo con las primeras mujeres, reclamaron un arreglo. Dios dijo:
"Yo no niego un derecho a aquél que lo merece. Pero la inteligencia de
mis actos no está siempre a vuestro alcance."
Mujeres valientes clasificadas como las mejores, aceptad de buen grado a
los hombres poco valiosos. Y vosotros, hombres distinguidos, sufrid a vues-
tro lado las mujeres perezosas y vulgares. Lo he decidido así por sabiduría y
presciencia. Si dispusiera todos los valores por un lado y todos los no-valo-
res por el otro, los asuntos del mundo no funcionarían, como un fardo mal
repartido a lomos de un buey de carga. No habría ni equilibrio ni estabilidad.
FLn cada giro, el cargamento se volcaría hacia un solo lado y vuestro univer-
so sería aun más difícil de dirigir de lo que ya lo es ahora.
"Tal como os encontráis emparejados, los hombres de valía impedirán a
las mujeres indolentes caer en manos implacables que les quitarían toda la
levedad a sus párpados**, las mujeres dignas y juiciosas serán el refugio de los
hombres disminuidos a los que están unidas por el matrimonio."
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Cuentos de Guinea Conakry
L a B a t a i l l e d e s d e U X COqS (La batalla de los dos gallos)
Mar Mediterráneo
Deux coqs se battaient. Et puisqu'une affaire de ce genre a parfois des
prolongements insoup^onnés, le chat en éprouva une grande crainte. Pour
limiter les dégáts, il s'en alia trouver le mouton et lui demanda d'intervenir
pour ramener á la raison les deux belligérants. Mais le mouton lui fit savoir
qu'une bagarre de coqs n'était pas son probléme.
Décu par l'attitude du mouton, le chat alia trouver le bceuf et lui deman-
da d'intervenir dans la bagarre des deux coqs. II lui répondit qu'une querel-
le de coqs n'entrait pas dans le chapitre de ses préoccupations.
Meurtri par cette réponse, le chat se rendit auprés du cheval et lui dit :
- Mon frére, deux coqs sont en train de s'entre-tuer, fais ce que tu peux
pour éteindre la braise de la haine qui les consume.
Ix cheval lui dit qu'il ne pouvait se méler d'une affaire dont il ne connais-
sait ni les tenants, ni les aboutissants, si ees coqs avaient decide de se battre,
Océano Atlántico c'était franchement leur affaire, il leur appartenait de trouver l'arrangement
qu'il fallait.
La bagarre des deux coqs finit par prendre des proportions inquietantes
au point qu'ils tombérent dans du kapok qui s'enflamma et brúla vive la
mere du roi qui se chauffait prés du feu.
Apprenant cette nouvelle, le roi ordonna d'égorger les deux coqs pour le
repas de visiteurs éventuels. Puis il intima l'ordre á certains de ses courtisans
d'aller annoncer á ses sujets la nouvelle du décés de sa mere. Devant la lon-
gueur du chemin á faire, ils firent comprendre au souverain la nécessité d'une
Océano índico monture. II mit alors a leur disposition le cheval.
Informé, le chat courut trouver le cheval et lui dit :
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Mosaico de cuentos africanos
- Mon frére, tu avais fait la sourde oreille quand je t'avais demandé d'apai-
ser la querelle des deux coqs. La conséquence d'une telle attitude est qu'il va
t'incomber la corvée de transporter a travers le royaume les messagers du roi
chargés d'annoncer la mort de la reine mere. Tu vas avoir du pain sur la planche.
Si tu étais intervenu pour séparer les deux coqs, tu ne serais pas obligé de faire
ce que tu vas devoir faire. La batalla de los dos gallos
Le cheval en eut la mort dans l'áme.
Traducción de Rosa Delia González Santana
Au septiéme jour du décés de la reine mere, le roi ordonna de tuer le
mouton. Au courant de cette decisión, le chat s'en alia trouver le mouton :
- Tu vas devoir servir au sacrifice du septiéme jour de la mort de la reine
mere, lui dit-il.
Dos gallos se peleaban, y puesto que un asunto de este tipo a veces tiene
- Que dis-tu ? lui demanda le mouton. consecuencias insospechadas, el gato sintió un gran temor. Para Umitar los
- Le roi t'a choisi, répondit le chat, pour servir au sacrifice du septiéme daños, fue a buscar al cordero, y le pidió que interviniera para hacer entrar
jour. Si tu avais été un peu plus intelligent, en intervenant dans la querelle des en razón a los dos contrincantes. Pero el cordero le hizo saber que una pelea
deux coqs, en leur prodiguant les conseils qu'il fallait pour qu'ils arrétent de de gallos no era su problema.
se battre, tu n'aurais pas connu les affres du danger qui plañe désormais au- Decepcionado por la actitud del cordero, el gato fue en busca del buey y
dessus de ta tete. Mais tu t'es refiisé a toute intervention en arguant du fait le pidió que interviniese en la pelea de los dos gallos. Este le respondió que
que tu ne te meláis pas d'une affaire ne te concernant pas. Et puisque tu vas una querella de gallos no entraba en el capítulo de sus preocupaciones.
devoir quitter ce monde, je te souhaite bon voyage et que Dieu te prenne en
pitié. Afligido por esta respuesta, el gato fue a donde estaba el caballo y le dijo:
Au quarantiéme jour du décés, le roi ordonna de tuer le bceuf Apprenant - Hermano mío, dos gallos se están matando, haz lo que puedas para apa-
la chose, le chat alia trouver immédiatement le boeuf et lui dit : gar la llama del odio que los consume.
- Mon frére, es-tu au courant de la decisión du roi ? FA caballo le dijo que él no podía mezclarse en un asunto del que no
conocía los pormenores, si los gallos habían decidido pelearse, era sencilla-
- Laquelle ? demanda le bceuf
mente su problema, a ellos les correspondía encontrar el arreglo necesario.
- Tu es designé pour étre sacrifié ce quarantiéme jour, dit le chat, si tu
La pelea de los dos gallos llegó a alcanzar proporciones inquietantes hasta
avais été un tout petit peu plus intelligent, si tu avais eu vis-á-vis de tes voi-
el punto de que cayeron en un miraguano que se prendió fuego y quemó viva
sins le comportement qu'il fallait, si tu avais été animé de la conviction que
a la madre del rey que se calentaba cerca del fuego.
le probléme de tes voisins était aussi ton affaire, leur bonheur ton bonheur,
leur malheur le tien, leur drame le tien, tu ne connaítrais pas la menace de Al conocer esta noticia, el rey ordenó degollar a los dos gallos para la
mourir qui pese sur toi. Mais puisque toi aussi tu n'as pas compris suffisam- comida de las visitas imprevistas. Luego, convocó a algunos de sus cortesa-
ment tót que tous les étres sont solidairement lies, je te souhaite « bon voya- nos para que fueran a anunciar a sus subditos la nueva del fallecimiento de
ge ». Puisse Dieu le Tout Puissant t'accueillir en son Paradis. su madre. Considerando la longitud del camino que debían recorrer, hicie-
ron comprender al soberano la necesidad de una montura, y este entonces
La morale de ce conté est que chacun de nous doit se sentir concerne par
puso a su disposición el caballo.
le sort des autres.
Informado, el gato corrió al encuentro del caballo y le dijo:
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CAÍ
Mosaico de cuentos africanos
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La queue ct la peau du huffie
Mosaico de cuentos africanos
- Aujourd'hui j'abattrai le buffle sans queue et sur sa peau, mon fils s'ini-
fatigue, Tanimal sentit tout juste une légére piqúre mais ne se réveilla pas.
tiera a la marche á quatre partes.
Retenant son souffle, la femme repassa á travers le troupeau et reprit en
Puis il sortit du village, grimpa sur le grand arbre sous lequel le village se
courant le chemin du village.
rassemblait a l'occasion des grandes réjouissances.
Au petit matin, en se réveillant, les buffles remarquérent que leur chef
Au soleil couchatit, il apergut sa femme, haletante, tenant a peine sur ses
avait été amputé de sa queue. Furieux, celui-ci huma l'air aux quatre points
deux pieds. Au ioin, arrivait aussi le buffle plus decide que jamáis. Le chas-
cardinaux et il se mit au trot en chantant :
seur le mit en joue, ajusta son arme, appuya sur la gáchette, le coup partit, le
- Oíi que tu ailles avec ma queue, je te retrouverai, de mes pattes je t'écra- buffle tomba. La femme du chasseur se retourna et vit son mari. Elle n'en
serai et je reprendrai ma queue. revenait pas. Le chasseur dépega le buffle en lui enlevant soigneusement la
I^ vcnt apporta cette chanson jusqu'aux oreilles de la femme qui répon- peau. L'homme et sa femme rentrérent au village, fiers d'avoir relevé le défi
dit : qu'ils s'étaient réciproquement lancé.
- Cette queue, je l'ai coupée. Je l'offrirai a mon fils. 11 en fera son jouet. La morale de ce conté est : quand on veut réaüser un projet, il faut s'en
Et tu n'y pourras ríen. donner les moyens.
Aprés plusieurs heures de course folie, le buffle apergut la femme qui, á
son tour, se rendit compte que l'animal n'était plus loin d'elle. Chantonnant á
nouveau son air « Cette queue, je l'ai coupée... », elle éparpilla la cendre que
le souffle du vent embrasa. La región entiére s'enflamma comme une immen-
se torche et arréta net la course du buffle. Celui-ci dut courir encoré de lon-
gues distances pour contourner le feu. II parvint á retrouver la direction de la
femme et chanta de nouveau « oú que tu ailles avec ma queue... »
Au terme d'une nuit de course effrénée, le buffle apergut á nouveau, au
loin, la femme. Mais sentant le danger, la femme fredonna son refrain et lais-
sa tomber son bambou. Alors poussa une forét inextricable de bambous for-
mant obstacle entre la femme et le buffle. Celui-ci fut, á nouveau, obligé de
contourner la forét avant de retrouver la direction de la femme. II ne réussit
á l'apercevoir qu'á la fin de la deuxiéme journée.
Alors, pour la troisiéme fois, la femme chanta et laissa tomber l'ceuf. II se
forma alors un lac immense, bloquant momentanément la progression de
l'animal. Avec ce dernier oeuf brisé, la femme était désormais sans protec-
tion.
filie reprit de plus belle sa course vers son village. Ix buffle ne réussit á
contourner le lac que le lendemain au milieu de la journée. Toujours decide,
il se remit a la poursuite de la ravisseuse en chantant son refrain « oü que tu
ailles avec ma queue, je te retrouverai, de mes pattes je t'écraserai et repren-
drai ma queue ».
Le chasseur qui avait dansé toute la nuit appréta son fusil, sa poudre, ses
plombs et chanta :
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La cola y la piel del búfalo
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Mosaico de cuentos africanos
Océano Atlántico
O,
Océano índico
B ' ^
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Mosaico de cuentos africanos
Abouya lui fit trois enfants. Deux autres malheureuses la suivirent dans le
harem de Kwami. La premiére, Afansi Toulaboh, donna le jour á cinq
enfants et la seconde, Goussi Yalitoh, á deux enfants. Ainsi, chez Kwami,
cinq épouses et leurs enfants croupissaient dans le dénuement.
Le vil personnage n'en avait cure. II ne pensait qu'á faire ripaille et pren-
La calebasse d'Abouya dre son plaisir. II ne passait la nuit qu'avec celle des épouses qui l'avait gavé
dans la journée. Et chaqué femme, voulant prouver á ses coépouses qu'elle
Bienvenu Arholan-Afoutou
était la plus aimée de leur man, se mettait en quatre pour plaire á ce dernier.
Ce fut ainsi qu'Abouya se mit á travailler avec les pécheurs. Chaqué jour,
elle se rendait au bord de la mer oíi elle attendait, quelquefois pendant des
heures, le retour des barques de peche. Quand celles-ci rentraient bre-
II était une fois, dans le village de Swila, une belle jeune filie qui révait douilles, Abouya reprenait le chemin de la maison toute triste. Mais quand la
d'cpouser un bel homme. Elle s'appelait Abouya Anansi. Ses soupirants se peche était fructueuse, Abouya aidait á décharger les prises. Elle recevait, en
comptaicnt par dizaines. Mais elle ne les trouvait pas assez beaux pour méri- contrepartie, quelques poissons. Elle en vendait une partie, a bon marché,
ter sa main. Elle espérait trouver son Adonis hors de son village, á Gligan, dans les maisons du village. Avec l'argent qu'elle se procurait, elle achetait les
par cxcmple. condiments nécessaires á l'apprét du poisson restant.
Gligan était la ville sainte des peuples de la región. Chaqué année s'y II lui fallait vite, tres vite faire la cuisine. Car, chez Kwami, chacune de ses
tenait un pélerinage qui attirait des foules de jeunes gens. Les personnes en épouses luttait, chaqué jour, pour étre la premiére á lui offrir son mets. Qui
mal d'aventures amoureuses, comme Abouya, y affluaient égalcment. y parvenait avait, le méme soir, droit á ses faveurs.
Abouva se rendit done a Gligan. Elle y rencontra Kwami Afantchao et Dans cette course aprés le coeur de Kwami, aucune des cinq épouses ne
succomba á son charme. Á la fin du pélerinage, elle le suivit á Fafakopé, son réussissait á le ravir. Toutes pensaient au moyen d'y parvenir. Certaines
village. Kwami y avait la réputation d'étre un grand séductcur et un grand recoururent aux devins, d'autres aux conseils de leurs confidentes. Rien n'y
paresscux. S'il n'était pas aussi beau, disait-on, Kwami mourrait de faim. fit. Kwami demeurait insaisissable.
De fait Kwami ne vivait que des largesses des femmcs. Pour obtenir ses Un matin, Abouya descendit, comme toutes les ménagéres de Fafakopé
favcurs ees derniéres le couvraient de gáterics. lílles le nourrissaient et le le faisaient chaqué jour, au bord de la mer pour remplir sa jarre d'eau et laver
vétaient. Kwami, quant a lui, courtisé qu'il était a longueur de journée, fit la son Unge. L'eau de la mer, en ees temps-lá, était douce, tres douce méme,
fine bouche pendant des années avant de se choisir une épouse. plus douce que l'eau des fleuves, des lacs et des mares.
Adiouavi Amah, l'heureuse élue, se ruina á entretenir son oisif de mari. Abouya avanga dans l'onde et s'arréta subitement. Elle avait senti un
lis eurent trois cnfants. Au fur et a mesure que ceux-ci naissaient, la misére corps rugueux sous la plante de son pied droit. Fébrilement, elle enfon^a sa
lírandissait dans le ménage. Kwami ne contribua gucre a sa diminution. II main dans l'eau et en sortit un coUier á gros grains d'or. Elle s'assura que nul
renrit piutot l'activité qu'il savait le mieux mener : le troc de ses faveurs ne l'avait vue. Elle mit la précieuse trouvaille dans sa jarre. l>e récipient rem-
contre les libéralités des femmcs. Ces crrcments lui rapportérent une secon- pli, elle le mit sur sa tete, tourna le dos á la mer et reprit le chemin de la mai-
de épouse : Akpé Loossou. son.
Akpé connut le sort d'Adjouavi. Elle souffrit le mart)'re pour nourrir ses A peine avait-elle fait quelques pas dans le sable du littoral qu'une voix
deux enfants. (^omme a son habitudc, Kwami continua de papillonner. Et de féminine l'appelant lui parvint de la mer. Elle se retourna et vit, a un jet de
femmc en femme, il parvint a Abouya. pierre d'elle, marchant sur les flots vers les lais, une femme svelte et tres
belle. Autour de chacun de ses bras, un serpent aux couleurs chatoyantes. Au
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La calehasse d'Abouya
Mosaico de cuentos africanos
sommet de ses longs cheveux ondules qu'agitait la brise, elle portait une cale-
Afansi prit la pierre calant une barque et l'abattit sur la calebasse. La pierre
basse á couvercle. se fendit en deux. Akpé proposa qu'avec l'un des éclats, on lestát la calebas-
La belle créature fleurait bon le parfum et son sourire étincelait. Elle salua : se qu'on jetterait ensuite á la mer. Son conseil fut suivi. Ixs femmes mirent
- La paix soi avec toi, Abouya ! Je suis Mamiwata, la déesse de la mer ! une barque á la mer et, quand elles parvinrent au large, elles immergcrent la
I.e collier qui est dans ta jarre m'appartient. II m'est tombé des mains et les calebasse.
flots l'ont emporté. Rends-le moi et je t'offrirais cette calebasse. Gráce á elle, Á leur retour sur la cote, Goussi eut soif. Elle s'agencjuilla au bord de
Kwami sera á toi seule! l'eau, y plongea sa main, en recueillit dans la paume et la porta á sa bouche.
Abouya s'exécuta. Alors Mamiwata ouvrit la calebasse. E,lle était vide. La Elle la cracha aussitót. Elle invita ses coépouses á en goúter. Elles eurent le
déesse la remplit d'eau. Le liquide y donna des myriades de petits cristaux méme réflexe.
blancs. Abouya n'avait rien vu de pareil. Amusée par rémerveillement La douce eau de la mer dont elles usaient á longueur de journée ne l'ctait
d'Abouya, Mamiwata sourit et declara : plus. Elle était salee. Les coépouses d'Aboya per9urent alors l'ampleur de
- C'est du sel ! II donne aux mets des dieux un goút inconnu de vous autres leur faute : tant que la calebasse resterait immergée, elle produirait du sel qui
mortels. Si tu en mets une pincée dans les plats que tu sers á Kwami, il n'aura se dissolverait dans l'onde.
d'yeux que pour toi ! Adieu, Abouya! Depuis lors, la calebasse d'Abouya repose sur les fonds marins. Tant
La déesse repartir comme elle était venue, sur les flots, vers Thorizon oü qu'elle y demeurera, l'eau de mer sera salee.
elle disparut.
Ce jour-lá, á midi, Abouya fut la premiére á servir le déjeuner á Kwami.
II le prit et en redemanda. Les jours suivants, il ne mangea plus que les mets
d'Abouya. II loua le mérite de son épouse auprés de ses amis. 11 les invita á
partager ses repas avec lui. lis repartirent de chez lui comblés. Chez eux, ils
prirent leurs épouses a partie pour leur manque de savoir-faire culinaire. Ces
derniéres allérent voir Abouya afin de se mettre a son école. Elle offrit a cha-
cune du sel. Bientót, tout le village sut qu'Abouya détenait le secret de la
bonne cuisine.
Le nombre des demandeuses de sel crút. II crút tant et si bien qu'Abouya
se fit vendeuse de sel. Et l'on vint des pays lointains en achetcr.
Abouya devint tres riche. Elle partagea son bonheur avec toute la mai-
sonnée de Kwami. Néanmoins, ses coépouses ne lui pardonnaient pas l'as-
cendant qu'elle avait sur Kwami. Elles tenaient a y mettre fin. Et pour le
faire, il fallait tarir la source de la richesse d'Abouya.
Elles épiérent Abouya pendant des années et réussirent á savoir que sa
fortune provenait d'une calebasse. Elles s'en emparérent une nuit et l'em-
portérent a la plage, l'unique endroit á Fafakopé oü des yeux indiscrets ne les
verraient pas se livrer a leur sale besogne.
Du talón, Adjouavi voulut briser la calebasse. Elle hurla de douleur
comme si elle avait heurté une pierre. Le récipient demeura intact. Alors,
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Mosaico de cuentos africanos
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La cahalaza de Ahouya
Mosaico de cuentos africanos
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Cuentos de Congo
Kalla la noyée
(Kalla la ahogada)
VÍCTOR NIMY
Kalla la noyée
Víctor Nimy
cí^
Mar Mediterráneo
Conté beembé
:-r,y.
Océano índico
II s'arréta un instant, fasciné par le regard de son épouse qui plongeait
droit dans ses yeux, et il ne put reprendre la parole car, contrairement a son
n ' 2000 k m
habitude de femme dévouée, ce fut elle qui parla :
63
Kalla ¡a noycc
Un mosaico de cuentos africanos
la femmc au foyer fut fixée pour une semaine plus tard. Quand les femmes
— « Noni kayekila zaantsa diadikulu lo diamoono keki na dio »... L'oiseau se retirérent, le beau-pére fit part de ce commentaire a son ami :
abandonne son nid quand il en a un nouveau! Tu as decide de prendre une
seconde épouse ? Excuse-moi de te couper la parole... - Veinard! Tu peux finir tes jours heureux. Avec une telle jeune femme
pour amortir ton atterrissage dans la tombe, tu ne pouvais rever mieux. Mes
Un silence s'installa. Loubassa voulait diré qu'il n'avait pas de vue sur une
deux vieilles peaux de banane ne me servent plus a rien. Ah ! si je pouvais,
femme precise, mais il sentit que cela serait peut-étre plus humiliant pour la
mere de ses enfants. 11 laissa Nkengué Ix)uboto poursuivre :
moi, m'en offrir une troisiéme !
Loubassa laissa son beau-pére avec ses regrets et, accompagné de
- En t'épousant je savais ce qui m'attendait : je pressentais que tu ne déro-
Nkcnguc Louboto, il rentra chez lui. En cours de route il s'adressa á sa
gerais pas á la regle. Rares sont les hommes qui terminent leurs jours avec
une seule femme, méme quand elle leur a tout donné, méme quand elle les femme :
a rendu heureux... - Ma femme ! Je compte sur toi pour que ma seconde épouse se senté
bien. Tu l'aideras á teñir sa case et á remplir ses devoirs d'épouse. Je ferai en
Souvent, ees derniers mois, j'ai repensé á ma mere. Mon pére avait deci-
de de prendre une deuxiéme femme. Informée, ma maman avait fait une sorte qu'il n'y ait ¡amáis de différence entre elle et toi. Pour ma part je reste-
crise et s'en était retrouvée paralysée. Elle ne s'en est jamáis remise et en est rai votre mari á toutes deux et je vous traiterai de la méme fa?on.
morte. La pauvre ! je n'ai pas oublié : elle croyait que jamáis une autre - Si telle est ta volonté et si tu fais ce que tu me promets, sache que je ferai
femme ne viendrait lui disputer son mari...Rassure-toi, j'ai entendu la le9on, tout pour ne pas te décevoir, répondit la premiére épouse.
et quel que soit le chagrín que je ressente, je saurai rester digne et n'en mour- Arrivé á la maison, l'homme examina la case qu'il destinait á sa seconde
rai pas. Maintenant, j'attends de toi le méme respect de la tradition : j'ai épouse. Tout devait étre impeccable d'ici a la fin de la semaine, quand elle
autant de droits que la plus jeune, alors sache nous traiter avec sagesse. ferait son entrée dans le foyer conjugal. Tout lui parut parfait. Nkengué
Sur ce, elle se retira dignement, laissant Loubassa sans voix, seul devant Louboto vint et vérifia tout elle-méme. De bonheur, Loubassa s'étala ensui-
son plat refroidi. te sur sa chaise longue, alluma sa pipe et tira une bouffée de satisfaction puis
Quelque temps s'écoula aprés cette entrevue et la vie reprit son cours. resta la, immobile, perdu dans ses pensées, noyé dans son bonheur conjugal.
Loubassa se mit officiellement á la recherche d'une nouvelle épouse. En fait, Avec la nuit, il réunit ses enfants autour de lui et leur declara d'un ton
il savait deja á quelle porte frapper. Son meilleur ami, qui habitait le village de solennel et sans replique :
Makaala, avait une filie qu'il avait vu grandir. Avec l'épanouissement des for-
- )c viens de prendre une nouvelle épouse. Elle sera la dans une semaine.
mes de l'enfant devenue jeune filie, les pensées de Lcjubassa s'étaient atta-
Je vous demande de la respecter comme vous respectez votre propre mere.
chées a cette petite qui avait maintenant á peu prés l'áge de son avant-dernier
fils. II alia rendre une premiére visite a son ami, les cadeaux et le protocole qui II y eut quelques grognements a peine audibles car la parole du pére est
accompagnérent son passage ne laissérent d'illusion á personne ; une deuxié- sacrée et sans appel.
me visite suffit pour conclure le mariage. Toutes ees démarches, il les fit sans Á la fin de la semaine, accompagnée de ses parents, la nouvelle épouse vint
avertir les siens. II attendait que les choses soient bien avancées pour les met- chez son mari. Aprés une longue causerie a laquelle n'assista naturellement
tre au courant car, en réalité, il craignait un échec qui lui aurait fait beaucoup pas la premiére épouse, les parents de la jeune femme s'en retournérent.
de mal et aurait affaibli son autorité face a son épouse et ses enfants. Sa
famille fit l'aveugle, mais ríen des démarches du pére ne lui avait échappé. Loubassa installa Kalla, la nouvelle venue, dans la case deja préparée.
Quand l'accord devint officiel, Loubassa devint pressé : la date du mariage Ensuite, il la presenta aux autres membres de la famille.
fut arrétée. Le jour dit, il vint accompagné de Nkengué Louboto qui devint la Ainsi commen9a pour lui une vie toute neuve, sa nouvelle vie de polygame.
premiére épouse. Sa présence valida la position sociale á laquelle se hissait son Fort de ses bonnes résolutions, il decida d'abord qu'il allait passer une
man par ce second mariage. Aprés une sobre cérémonie, la date d'entrée de
semaine chez l'une avant de rejoindre l'autre pour une semaine aussi. Mais
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Kalla la noyée
Mosaico de cuentos africanos
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Kalla la noyc
Nkengué Louboto, sans un regard á la riviére qui avait repris son cours, - Ensemble? Et pourquoi done? Aide-moi plutót a porter quelques baga-
rangea ses affaires, jeta celles de la jeunette dans le courant et partit. Hile ges. Dieu seul sait combien ma charge est lourde et j'ai marché longtemps.
retrouverait a coup sur sa place dans le foyer ! Depuis que cette petite avait Ah ! si j'étais la petite, tu te serais deja precipité !
débarqué, leur mari ne la regardait plus. D'elle, il haíssait désormais tout. Dépité par la remarque, Loubassa prit quelques charges. Silencieux, ils
Méme son sourire lui était devenu répugnant. C'est avec dédain qu'il man- marchérent jusqu'á la maison. La, le mari relanza la discussion :
geait ses repas. Le bon vieux temps reviendrait, et Loubassa ne retrouvcrai
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AíosíiíVo de cuentos africanos Kalla la noyce
- Tu sais, comme moi, que la petite ne connait pas la región et tu prétends Un groupe d'hommes se forma et prit le sentier de la riviére sur les indi-
ne pas savoir oü elle se trouve ? Oü done veux-tu que j'aille la chercher ? cations que leur fournit Nkengué Louboto. lis allumérent des torches et se
munirent de cors dont le son pouvait alerter la disparue. Arrivé á la riviére,
- C'est au mari de surveiller ses femmes, pas aux co-épouses de s'espion-
ner entre elles ! Et tu n'as pas besoin d'aller la chercher : elle est assez gran- le groupe se separa en deux. Les uns longérent la riviére vers l'aval et les autres
de et ne devrait pas tarder á arriver ! vers l'amont. Ceux qui partirent vers l'aval revinrent vite sur leurs pas car
aucune trace n'indiquait qu'il y ait eu une présence humaine.
Son époux encaissa l'insulte voyant déjá sa petite femme en d'autres
Ceux qui étaient partís en amont arrivérent au niveau du haut fond, oü la
bras... Pourtant, son accés de jalousie passé, il reprit :
peche avait été pratiquée par la premiére épouse. Certains doutérent bien,
- Comment se fait-il que vous ne soyez pas ensemble ? Ne veux-tu pas mais sans plus, que la quanüté de travail que leur yeux évaluaient fut l'oeuvre
me repondré, au moins sur ce point ? d'une seule personne, mais tous connaissaient l'ardeur au travail de Nkengué
- Lorsque nous sommes arrivées á la riviére, la petite a préféré aller en aval lx)uboto : avec elle, rien n'était impossible. Quelle femme ! Deux hommes
en me disant que c'est en aval que Fon trouve le plus de poissons et ce, mal- entrérent dans l'eau mais en ressortirent sans rien voir. lis se rendirent a l'évi-
gré mon insistance. Moi, je suis partie en amont parce que c'est la que sont dence : la jeune femme n'était pas la. Á contrecoeur, ils rebroussérent chemin,
les hauts fonds que je connais le mieux. Et puis, cesse de m'importuner, je reportant la poursuite des recherches au lendemain. Aucune trace de sa petite
ne suis pas la cause de son retard et je suis fatiguée. Je ne demande rien d'au- épouse, mais pas de cadavre non plus... Aussi, malgré l'anxiété, l'espoir restait
tre qu'un peu de repos aprés une rude journée de travail. D'aiUeurs je me permis. Ixjubassa passa sa nuit á veiUer.
demande si tu aurais fait preuve du méme acharnement a son égard si j'avais Le lendemain, les gens vinrent nombreux des villages environnants. La
été en retard. nuit avait propagé le message. Les recherches pouvaient done commencer
Sur ees mots, elle quitta son mari pour rejoindre ses fourneaux. Celui-ci se sous de meilleurs auspices, avec plus de chances d'aboutír. Cette fois-ci plus
resigna a attendre. Lorsque son épouse lui apporta de la soupe de poissons et de cinq groupes se formérent. Ils écumérent la región de long en large, de
un beau moreeau de páte de manioc fraichement cuite, il ne sembla méme pas bas en haut. Ils ne laissérent aucun fourré inexploré. Cela dura trois jours.
la voir. II ne toucha a rien : le eoeur n'y était pas et, la peur dans l'áme, il Mais la riviére, la savane et la dense forét restérent imperturbables, ne
regardait le temps s'éeouler sans savoir exaetement ce qu'il devait faire. livrant leur secret á personne. Et les hommes restérent aussi silencieux :
Remarquant que l'heure était assez avaneée et qu'aueun signe ne présa- aucun village ne fit annoncer qu'une femme était venue se réfugier en son
geait l'arrivée de la jeune femme, brusquement, comme mú par un ressort, il sein.
se leva de son siége. II entra dans le village pour informer le chef et Kalla resta introuvable. Peu á peu la mobilisatíon s'affaiblit. Les gens
quelques-uns de ses parents de la situation et obtenir de I'aide afín d'engager commencérent a s'habituer a cet état de fait. Seúl le mari couvait sa douleur.
les premiers recherches. Diverses rumeurs trottaient dans le village : Certaines, tres désobligeantes,
La versión présentée par Nkengué Louboto déclencha quelques ricane- disaient que la jeune femme avait préféré a ce vieux un jeune étalon bien
ments. Cependant, rapidement, les hommes valides présents dans le village vigoureux des contrées lointaines. D'autres, tres pessimistes et compatissantes
se réunirent á mussanda, l'arbre qui se trouve au centre du village et qui sert pour l'époux, disaient que la jeunette avait tout simplement été dévorée par les
de lieu de retrouvailles aux habitants. La, ils commencérent a s'organiser. II fauves. D'autres encoré, plus folkloriques, disaient que la nuit, les chasseurs
fallait engager immédiatement les recherches car, que la jeune femme ait été entendaient les cris d'agonie de la jeune femme prés de la riviére. Toujours
attaquée par les fauves n'était pas une perspective a écarter, surtout si elle était-il que le mari, conseillé par les sages, se résolut á organiser les funérailles
était seule et perdue en forét. Les fauves en saison séche s'approchaient du un mois aprés la disparition de la jeune femme. Et le temps, comme une cara-
village pour capturer les animaux domestiques. Combien de fois n'avait-on vane passe son chemin, efface sur son passage les douleurs, mérne les plus
pas retrouvé aux alentours des ossements ou des carcasses de chiens et de tenaces. Et un jour, l'espoir méme s'éteignit dans le coeur de Loubassa.
moutons abandonnés ?
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MoSítico de cuentos africanos Kí(//íj ¡a noycc
Les années passérent, les saisons succédérent aux saisons et les récoltes Kt vous voulez qu'elle ait une tombc ?
aux semis. On n'évoquait plus que rarement la disparition de la jcune femme ; Mes os sont noyes,
seulement dans les cas oü l'on voulait faire peur a celles qui s'attardaient trop
Que les siens soient livrés aux charognards !
en brousse ou aux maris trop confiants en leur épouse.
Arriva la vieillesse pour Nkengué Louboto et, malade, elle vient a mou-
rir. Toutes les cérémonies funéraires furent organisées. Deux jours durant, Alors, la vcritc éclata dans l'esprit des derniers assistants. Les hommes
les pleurs succédérent aux pieurs. Mais le moment arriva oü il fallut se scpa- comprirent le message : ils se saisirent sans ménagement de ce qui avait été
rer de la dépouille pour aller la déposer dans le cimetiére á l'orée du village, Nkenguc Louboto et allérent jeter le cadavre dans des broussailles : les cha-
ce lieu oü se lit la continuité entre les deux mondes : celui des vivants et celui rognards de toutes sortes se chargeraient de le faire disparaitre ! Puis ils s'en
des morts. La tombe béante et avide, premier pas vers le néant, creuséc la retournerent au viliage oii le son des tam-tams lan9a dans l'air un chant fúne-
veille par les hommes, attendait son cadavre. bre pour Kalla la sacrifióe qui, dans sa grotte oubliée, put enfin dormir pour
toujours.
Le corps, posé sur deux planches paralléles, fut transporté par quatre
hommes. Derriére, suivait une procession d'hommes et de femmes en chant.
Le bruit du tam-tam survolait la savane, on entcndait son echo au loin, tami-
sé par les grands arbres de la brousse. Ainsi disait-on adieu á Nkengué
Louboto et priait-on les ancétres d'accueillir ce nou\'el arrivant, cette femme
aux vertus exceptionnelles. En une marche lente, la procession arrivée au
cimetiére prononga les quelques paroles d'usage parmi lesquelles on entendait
dépeindre la vie sans tache, tournée vers la recherche du bonheur des autres,
qu'avait menee Nkengué Lcjuboto.
L'on s'appréta á enterrer la défunte lorsqu'un chant, sorti de nulle part, se
fit entendre. Les gens furent frappés de stupeur, mais l'instant de panique
passé l'on tendit l'oreille. Le chant disait :
Ha nia diamina me Kalla...
La oü je suis enterrée moi Kalla
La oü je suis enterrée moi Kalla,
Nkengué Louboto n'aura pas de repos.
Affolés, toutes les femmes et presque tous les hommes prirent leurs jam-
bes á leur cou. La poignée de courageux qui était restée voulut enterrer le
corps mais la voix poursuivit son chant :
Ha nyiri me Kalla...
La oü je suis moi Kalla
La oü je suis moi Kalla,
Je n'ai pas de tombe.
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Kalla la ahoeada
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Kalla la ahogada
Mosaico de cuentos africanos
pasar una semana sin ver a su joven esposa. Decidió entonces reducir ese
- ¡Menuda suerte! Ya puedes acabar tus días felizmente, (^on una mujer así
tiempo a dos días. Pero no soportó mejor dividirse entre sus dos esposas a
para amortiguar tu aterrizaje en la tumba, no podías soñar con nada mejor.
las que quería tener en igualdad de condiciones: le resultó imposible pasar
Mis dos viejas pieles de banana ya no me sirven para nada. ¡Ay! ¡Si yo tam-
una noche sin su joven esposa. Rompió el contrato matrimomal que debe
bién tuviera dinero para tener una tercera mujer!
respetar todo buen polígamo y no se reunió con Nkengué Louboto más que
Loubassa dejó a su suegro con sus lamentos y, acompañado de Nkengué de vez en cuando y, aun así, sin cumplir con sus deberes de mando. Sm
I^ouboto, se fue a su casa. Durante el camino se dirigió a su mujer: embargo, esto no le impedía seguir comiendo lo que ella cocmaba, ya que la
- ¡Elsposa mía! Cuento contigo para que mi segunda mujer se sienta bien. jovencita no tenía buenas dotes culinarias. Además, como la joven esposa no
La ayudarás a cuidar su choza y a desempeñar sus deberes de esposa. Yo haré tenía aún cultivos, el marido decidió que cogería sus provisiones de los cam-
todo cuanto esté en mi poder para que no haya jamás diferencias entre ella pos de la primera esposa a la espera de que sus propios campos, que el
y tú. Por mi parte, seré el marido de las dos y os trataré de la misma forma. mismo había roturado con amor, dieran frutos. Nkengué Louboto no di,o
nada, se sometió y el equilibrio se instaló poco a poco en la familia.
- Si esa es tu voluntad y haces lo que me prometes, yo no haré nada que
pueda decepcionarte, respondió la primera esposa. Pasaron los días y Nkengué Louboto ayudó a Kalla a integrarse en la fami-
Una vez llegado a la casa, el hombre examinó la choza destinada a su lia: se lo había prometido a su marido y quería que su parte del contrato se
segunda esposa. Todo debía estar impecable a partir de ese momento hasta cumpliera. Las dos esposas iban juntas al monte o a los campos; pescaban tam-
el final de la semana, cuando su segunda mujer hiciera su entrada en el hogar bién juntas. Parecía incluso que, entre eUas, se estaba creando una complicidad,
conyugal. Todo le pareció perfecto. Nkengué Ix)uboto acudió también y vol- para gran satisfacción de Ix^ubassa. La segunda esposa Uamaba a veces a la pri-
vió a comprobar todo ella misma. Feliz, Loubassa se tendió a continuación mera "hermana mayor"; obligaba a su marido a frecuentar con mayor asidui-
sobre su tumbona, encendió su pipa y dio una calada de satisfacción, dad a su primera esposa negándole el acceso a su lecho e incluso se sinüo ofus-
después, se quedó allí, inmóvil, perdido en sus pensamientos, sumergido en cada cuando un día su marido le dijo que sólo la quería a eUa, la mas joven,
su felicidad conyugal. pues la forma de vida que KaUa había Uevado, en casa de su padre poHgamo,
le había enseñado que es necesario que una mujer aprenda a compartir. Pero
Por la noche, reunió a sus hijos a su alrededor y les declaró con un tono las relaciones entre el marido y la primera esposa se degradaban. Loubassa rara
solemne y sin posibilidad de réplica: vez honraba con su presencia a su primera mujer. Nkengué louboto sufría
- Acabo de tomar una segunda esposa. E,stará aquí en una semana. Os con este abandono; se lo reprochó a su marido y le recordó sus promesas y las
pido que la respetéis como respetáis a vuestra propia madre. palabras pronunciadas justo después de su segundo matrimonio. Pero
Hubo algunos gruñidos apenas audibles, pues la palabra del padre es lojubassa no cambió nada: nadaba en su propia felicidad, gobernaba bien a su
sagrada y no admite discusión. familia y la confianza entre los esposos se comprometió definitivamente.
La nueva esposa, acompañada de sus padres, llegó a casa de su marido al Al final, Nkengué lx)uboto se dirigió a Kalla para que le recordase al
final de la semana. Después de una larga charla a la cual, naturalmente, no marido sus deberes hacia las dos esposas. Y, para ello, tuvo que vencer su
asistió la primera esposa, los padres de la muchachita se fueron. vergüenza. Pero la joven esposa, sintiéndose molesta a su vez y no sabiendo
Ix)ubassa instaló a Kalla, la recién llegada, en la choza que ya estaba pre- cómo responder sin violar su propia intimidad, le contestó que el marido era
parada. Enseguida, la presentó al resto de los miembros de la familia. lo bastante mayorcito para saber cómo llevar su hogar y no le correspondía
a ella inmiscuirse en esos asuntos que le eran ajenos, aun cuando Nkengué
De este modo, comenzó para él una vida completamente nueva, su nueva
l^iuboto pensara que ella era la favorita.
vida de polígam(j.
"Wu mana kuyikissa Nkusu kuzonso watete wu katuka lo ye". ¡Cuando se
Muy seguro de sus buenas resoluciones, primero decidió que iba a pasar
enseña a hablar a un k)ro, la primera victima de sus injurias siempre es uno
una semana en casa de una de ellas antes de reunirse con la otra también para
mismo! La primera esposa entró en su casa con el alma herida.
una semana. Pero, muy pronto, cambió de opinión, pues le parecía imposible
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Mosaico de cuentos africanos Kalla la ahovada
Un día, las dos esposas fueron a pescar a un riachuelo bastante alejado de - ¿Crees que te pondría frente a un peligro, a ti, que te considero más
la aldea. Como era durante la estación seca, se pusieron de acuerdo en hacer como una hija que como a la otra esposa? Además, tengo que confesarte que
una pesca construyendo una pequeña presa, lo cjue consiste en vaciar las espero un bebe. No se lo he dicho a nuestro esposo... Y después de todo,
aguas de la hondura del río después de haberlas desviado del resto del curso eres más pequeña que yo, entrarás sin dificultad, créeme, yo lo he hecho a
del agua: las presas bloquean la parte alta y baja del río y los peces, prisione- menudo.
ros en una especie de bolsa de agua, pueden ser atrapados con facilidad. Para - ¡Ay! Exclamó entonces Kalla, convencida, - si es así, acepto. Tienes suer-
llevar esto a cabo, se equiparon con todo lo necesari(j: mbeesiy niitoto, es decir, te: ¡a pesar de que soy yo la nueva, eres tú la que está embarazada!
machetes y azadas para cortar ramajes y recoger la tierra necesaria para fabri-
¡Hay que ver, me lo podrías haber dicho antes!
car presas, ntsengu-mantsengu, cestos y grandes recipientes para evacuar el agua;
hieyet, tamices de bejuco para capturar los peces, cuchillos y otros diversos Y la muchacha entró en la cueva. Los peces, a los que les faltaba el agua,
pequeños instrumentos. Se llevaron algunos víveres para que el hambre no sólo esperaban ser cogidos. Al verlos Kalla, feliz, comentó a la otra esposa:
disminuyera el ritmo de sus labores. - Vamos a tener una buena pesca hoy, jamás había visto tantos peces. ¡Sé
Una vez que llegaron al riachuelo, decidieron ir río arriba porque alU se de alguien que se podrá muy contento esta noche! ¡Seguro que, a partir de
encontraba una hondura fácil de vaciar y rica en peces, según había afirma- ahora, yo también me quedaré embarazada!
do Nkengué Louboto. La primera esposa conocía bien el lugar ya que había Llegó una voz cavernosa a los oídos de Nkengué Louboto, a la cual
pescado allí muy a menudo. Kalla se alegró mucho de tal elección pues, gra- respondió enseguida subiendo el tono:
cias más a la suerte que a la ausencia de lluvias, las aguas se habían retirado - ¡Te lo había dicho! Hay muchos peces por aquí. Efectivamente, nuestro
del lecho del río y sólo ocupaban la hondura. Así, de manera natural, la natu- esposo se sentirá muy orgulloso de nosotras. No pongo en duda de que
raleza había construido una barrera río arriba: alrededor de troncos y de
pasarás una feliz noche.
ramajes inmovilizados por el légamo del riachuelo, el agua formaba una
amplia retención y a las dos mujeres solo les quedaba rematar el trabajo que Aunque fuera el turno de la primera esposa, Loubassa tomaría a la joven-
la sequía había hecho por ellas. cita y el peso de la cocina caería una vez más sobre Nkengué Louboto.
Se pusieron manos a la obra sin dilación: era inútil construir otra barrera, solo Desde la cueva, Kalla envió a la otra esposa dos canastos llenos de pes-
hacía falta achicar el agua para poder acceder a la hondura. Cuando el sol estaba cados, metiéndole prisa para que los descargara lo más rápidamente posible:
en su punto más alto, ya habían terminado de desecarlo. Pintonees, se pusieron aquel agujero no le inspiraba mucha confianza, tenía la impresión de estar
a coger los peces que, en su mayor parte, habían quedado encerrados en una ante una presencia hostil.
especie de cueva abierta sobre la pared de la hondura desde donde salía un hilillo - ¡Paciencia! En mi estado, es difícil hacer las cosas rápidamente, ya lo
de agua límpida, como si brotara una fuente bajo el mismo lecho del río. sabrás cuando llegue tu turno, exclamó la mayor.
La agitación de los peces en la cueva parecía como una llamada. Solo Pero en cuanto cogió los canastos de pescados, puso otros dos llenos de
hacía falta que una de las dos mujeres entrara allí mientras que la otra, desde tierra y de piedras para bloquear la entrada de la cueva. Con grandes piedras,
el exterior, lanzaría la pesca sobre la orilla. Ambas se hicieron la misma pre- que había reunido entre tanto al alcance de su mano, consolidó su obra de
gunta: ¿cuál de las dos debía entrar allí? muerte.
- Propongo que seas tú quien entre, tú que eres la más joven, dijo la pri- Después de cerrar herméticamente la entrada de la cueva, destruyó las
mera esposa. barreras, dejando libre las aguas deseosas de volver a ocupar su lecho. El
- ¿Por qué debería entrar yo? Soy nueva aquí y conozco mal este río y sus agua borró hasta las huellas dejadas por la muchacha. De este modo, Kalla
misterios. Preferiría más bien que fueras tú quien entrase porque conoces fue abandonada a lo desconocido.
mejor estos lugares y, además, ya has pescado aquí, respondió la muchacha.
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Mosaico de cuentos africanos
Kalla la ahogada
Nkengué Ix)uboto, sin tan siquiera echar un vistazo al río que había reto- - ¿I untas? ¿Y eso por qué? Anda, ayúdame a llevar algunos trastos. Solo
mado su curso, recogió sus cosas, tiró las de la jovencita a la corriente y se Dios sabe lo mucho que pesa mi carga y he andado durante mucho tiempo.
fue. ¡Sin duda alguna recobraría su sitio en el hogar! Desde que esta pequeña ¡Ay! ¡si yo fuera la pequeña, ya te habrías precipitado a ayudarme!
había llegado, su marido ya no se fijaba en ella. Desde ese mismo momento, Contrariado por esta observación, Loubassa cogió parte de la carga.
él empezó a odiar todo en ella. Incluso su sonrisa se había vuelto repugnan- Silenciosos, caminaron hasta la casa. Una vez allí, el marido retomó la dis-
te a sus ojos. Comía sus comidas con desprecio, ¡l^js viejos buenos tiempos cusión:
volverían y, Loubassa, no encontraría fácilmente otra mujer ahora que una - Sabes tan bien como yo que la pequeña no conoce la región ¿y pretendes
de sus esposas había desaparecido! Nkengué I>ouboto comprendía ahora por no saber dónde se encuentra? ¿Dónde quieres entonces que vaya a buscarla?
qué su madre no había podido soportar esa traición: ¡se había vengadt) al igual
que había vengado su sufrimiento! Ix pareció como si su madre, desde su - ¡Hs deber del marido vigilar a sus mujeres, y no de las esposas espiarse
tumba, le manifestara su satisfacción. entre sí! Y no hace falta que vayas en su búsqueda: ¡ya es mayorcita y segu-
ro que no tardará mucho más en llegar!
Como se hacía un poco tarde, caminó con paso rápido. Perdida en sus
pensamientos, veía una y otra vez los actos de los últimos días. El marido Su esposo encajó el insulto mientras imaginaba a su pequeña en brazos de
había sido ingrato con ella mientras que, por su parte, ella había aceptado otro hombre... Sin embargo, una vez superado su ataque de celos, continuó:
todo lo que él le había pedido, llegando incluso a compartir el producto de - ¿Y cómo es que no estáis juntas? ¿No me quieres responder al menos
su dura labor con la otra esposa, algo que posiblemente otras mujeres no a esto?
hubiesen quizás aceptado. A partir de ahora estaría obligado a conformarse - Cuando llegamos al riachuelo, la pequeña prefirió ir río abajo pues, según
con ella a no ser que consiguiera encontrar otra segunda esposa. De todas me dijo, allí se encuentran más peces, y todo esto a pesar de mi oposición. Yo
formas, una se puede esperar cualquier cosa de los hombres, incluso lo peor. me fui río arriba porque allí está la hondura que conozco mejor. Y deja ya de
En cuanto a esa muchachita, Nkengué I^ouboto sólo le encontraba defectos: importunarme, yo no soy la culpable de su retraso y estoy cansada. Solo pido
¡era el orgullo y la ingratitud personificados! Mientras que ella, la vieja, la un poco de descanso después de una dura jornada de trabajo. Por otra parte,
había acogido como a una hija, la había casi modelado con sus propias de haberme retrasado yo, me pregunto si hubieras actuado contra eUa con el
manos, como si hubiese sido su hija y no una rival. ¡Pisa ya no perturbaría mismo ensañamiento.
más su tranquilidad! ¿Y si su marido le hacía preguntas acerca de la peque-
Dicho esto, dejó a su marido y se fue a preparar la comida. Éste se resignó
ña? Oh, ya encontraría ella algo que contestar a ese fatuo: su panza repleta
a esperarla. Cuando su esposa le llevó sopa de pescado y un buen trozo de
de pescado lo disuadiría para que no hiciera demasiadas preguntas...
pasta de mandioca recién hecha, parecía que ni siquiera lo miraba. No probó
Reflexionando en la manera en que debería explicarse acerca de la desapa- bocado: con el corazón en un puño, el miedo en el alma, solo veía cómo
rición de Kalla, no se había dado cuenta de que sus pasos la habían llevado pasaba el tiempo sin saber exactamente qué hacer.
hasta las puertas de la aldea. Se cruzó con su marido que iba a su encuentro.
Como se dio cuenta de que ya era bastante tarde y que no había indicios
Loubassa, preocupado al no ver llegar a sus esposas cuando empezaba ya a
que indicaran la llegada de la muchacha, bruscamente, como movido por un
hacerse tarde, se hizo con una antorcha y se fue a buscarlas.
resorte se levantó de su asiento. Fue hacia la aldea para informar de la situación
- ¿Por qué llegáis tan tarde? preguntó él. al jefe y a algunos de sus parientes y para obtener ayuda a fin de poder rea-
- He tenido mucho trabajo. lizar las primeras búsquedas.
- Pero... ¿Dónde esta la pequeña? La versión que había dado Nkengué Louboto provocó algunas risillas
- ¿Todavía no ha llegado? respondió la esposa con un tono de asombro, burlonas. Sin embargo, rápidamente, los hombres en buenas condiciones
sorprendida a su vez por la sinceridad que había tenido el sonido de su voz. físicas que estaban presentes en la aldea se reunieron al pie del mussanda, el
árbol que se encuentra en el centro de la aldea y que sirve de lugar de
- ¡Yo no la he visto! ¿Acaso no os habíais ido juntas?
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Kalla la ahogada
Mosaico de cuentos africanos
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Mosaico de cuentos africanos Cuentos de Camerún
Enloquecidos, todas las mujeres y casi todos los hombres pusieron pies K u l u e t B e m e (Kulu y Beme)
en polvorosa, el puñado de valientes que se había quedado quiso enterrar el
cuerpo pero la voz prosiguió con su canción: Beme y M v o m o le p y t h o n
Ha nyiri me Kalla... (Beme y Mvomo la serpiente pitón)
Ahí donde estoy yo, Kalla SÉVERIN CÉCILE A B E G A
Ahí donde estoy yo, Kalla,
No tengo tumba.
¿Y queréis que ella tenga una tumba? España
,^.
Mis huesos están ahogados, <::r
Mar Mediterráneo
¡que los su\'os sean arrojados a los carroñeros!
'.•^*^',
Océano Atlántico
O,
Océano índico
84
m 2000 km
Mosaico de cuentos africanos
La tortue le remercia et lui dit: Beme reconnut que non. II demanda pardon pour la deuxiéme fois, mais
Kulu répondit pendant que sa mere faisait semblant de pleurer :
" Dans une lune et demie, je te rembourserai la totalité de ce que tu m'avan-
" Demander pardon, c'est trop facile. Retrouve d'abord sa mcule a tabac,
ces aujourd'hui ".
et demande pardon aprés. Est-ce ainsi que vous autres allez a la chasse aux
II retourna chez lui, et le temps passa. Le temps passa méme un peu trop malédictions ? Paire pleurer une personne ágée ! Je reviens d'un long voyage
et Beme commen^a á s'inquiéter. La tortue l'avait-elle oublié ? II avait besoin oü je suis alié vendré des tas de choses. Je reviens avec la somme que je te
de cet argent, mais se dit qu'il valait mieux que la tortue s'en souvint d'elle- dois, mais qu'est-ce que je trouve ? Ma mere qui se fait insulter ! Ceci est
méme. Des lunes passérent, six exactement, et Beme alia trouvcr la mere de grave, Beme mon frére ! Trouve d'abord la pierre a moudre le tabac, et le
Kulu, appelée Nyia Bi Boto. Celle-ci lui répondit que son fils était sorti. II reste suivra ! "
chercha a rencontrer Kulu, mais celui-ci demeurait introuvable.
C'est depuis ce jour que les cochons fouillent le sol, surtout celui des tas
Kulu et sa mere tinrent conseil, et il fut decide que Kulu ne rembourse- d'ordures. lis cherchent la pierre á écraser le tabac á priser de Kulu Nyia Bi
rait pas un sou. La mere de Kulu aimait écraser du tabac a priser. II fut Botó.
convenu que Kulu servirait de ngok, la meule qui, avec le broyeur, permet
traditionnellement de moudre.
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Mosaico de cuentos africanos
tabaco para tomar rapé. Se acordó que Kulu sirviera de n^ok, la piedra de
moler que, junto con la trituradora permite hacer tradicionalmente la
molienda.
Kulu y Beme ¡Oh venerable Nyia Bi Botó!, ¿dónde está Kuku, mi hermana?
Traducción de Amadou Ndoye No contestó. Ni siquiera levantó la cabeza como forma de respeto hacia
Beme. Este notó que su corazón se hinchaba de ira. Volvió a formular la pre-
gunta más de cuatro veces, y llegó a agotársele la paciencia. Sin controlarse,
arrancó la piedra de moler y la tiró al basurero. Solo entonces Nyia Bi Botó
Cuento bulú levantó la cabeza.
"¿Qué sucede hijo mío? ¿Hs que te has vuelto loco? ¿Qué forma de salu-
darme es esa? ¿No sabes que conozco a tu madre? ¿Que tu madre y yo nos
Kulu la tortuga y Beme eran amigos. Una amistad que llenaba de gozo a hemos criado juntas?
los animales pues, en otros tiempos, eran parientes. Entonces los animales
- Hacía un buen rato que te estaba hablando y, a decir verdad, perdí las
no tenían aún cuernos. Pero desde aquella época los lazos de parentesco se
formas. Te pido perdón, pero mi hermana Kulu..."
habían debilitado hasta el punto de romperse. Por ello, los habitantes de la
selva veían con buenos ojos cómo crecía aquella amistad. Hubo una época Precisamente, aquí llega. Koukoudou kaukoudou, wok, iivkl Viene a preguntar
de vacas flacas en casa de Kulu. Entonces, se dirigió a casa de Beme para lo que sucede. Su madre se lo explica y añade:
explicarle el problema. - ¡Qué! Se indignó la tortuga. ¿Puedes permitirte faltarle el respeto a mi
"Pero Kulu, hija de mis antepasados, no pongas esa cara de compungida. madre solo porque te debo dinero? Acaso no respeto yo a la tuya? ¿Debe
Es un verdadero placer para mí sacarte de este apuro. acabarse el respeto que se le debe a los mayores solo porque se debe dinero?
- El caso es que te estoy pidiendo una gran cantidad de dinero... dijo en - ¡Pero es que no quería contestar a mis preguntas!
voz baja la tortuga. - ¿Acaso advirtió tu presencia? ¿Levantó la cabeza hacia ti?"
- " Es cierto que no puedo prestar semejante cantidad a cualquiera, pero Beme reconoció que no. Pidió perdón por segunda vez, pero Kulu le
tú no eres una persona cualquiera, mi buena Kulu." respondió mientras su madre simulaba llorar:
La tortuga le dio las gracias y le dijo: "Pedir perdón, es demasiado fácil. Encuéntrale primero su piedra de
- "Dentro de una luna y media, te devolveré la totalidad de lo que me moler, y pídele perdón después.
adelantas hoy". ¿Es así como vais a ahuyentar las maldiciones? ¡Hacer llorar a una perso-
Volvió a casa, y pasó el tiempo. Pasó incluso demasiado tiempo y Beme na mayor...! Vuelvo de un largo viaje al que fui a vender muchas cosas.
empezó a preocuparse. ¿Se habría olvidado la tortuga de él? Necesitaba el Regreso con la suma de dinero que te debo, y ¿con qué me encuentro? ¡Que
dinero, pero pensó que más valdría que la tortuga se acordara ella misma. están insultando a mi madre! ¡Esto es muy grave, hermano Beme! ¡Busca pri-
Pasaron lunas, seis para ser exacto, y Beme se fue a visitar a la madre de mero la piedra de moler y ya se verá!"
Kulu llamada Nvia Bi Botó. Esta le contestó que había salido. Intentó Desde ese día los cerdos husmean en el suelo, sobre todo la basura, en
encontrar a Kulu, pero no aparecía por ninguna parte. busca de la piedra de moler que sirve para triturar el tabaco de Kulu Nyuia
Kulu V su madre se reunieron para discutir la cuestión, y se decidió que Bi Botó.
Kulu no devolvería ni una moneda. A la madre de Kulu le gustaba machacar
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Mosti/co de cuentos africanos
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Reme el Mi'omo levitón
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Bt>me V Mvomo la serpiente pitón
Mosaico líe cuentos africanos
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Cuentos de Burkina Faso
Le l i é v r e et 1' é p e r v i e r (La liebre y el gavilán)
Le m o n d e tourne, le m o n d e change
(El mundo gira, el mundo cambia)
ALAIN-JOSEPH SISSAO
Le liévre et l'épervier
Alain-Joseph Sissao
España
<=X
Mar Mediterráneo
lui montrer oü se trouvait toute cette viande, sinon elle ne le lácherait pas.
Le liévre lui dit :
« C'est simple, j'ai lié amitié avec l'épervier : j'ai tué des taureaux pour lui,
et lui de son cóté m'aide á brúler les animaux sauvages ».
Aprés avoir entendu cela, l'hyéne decida de lier amitié avec l'épervier. Elle La liebre y el gavilán
alia done le voir. Celui-ci ne vit pas d'inconvénient á sceller une amitié avec
l'hyéne, moyennant un taureau. Traducción de Moustapha Bangoura
Mais l'hyéne n'avait pas de taureau á offrir á Tépervier. Un jour, elle lui fit
une proposition :
« Je vais rassembler tous les animaux de la brousse á l'aide de mon tam-
bour. Quant ils seront tous iá, viens mettre le feu tout autour. lis mourront La liebre y el gavilán eran amigos.
et j'aurai de quoi manger ». Sobrevino una gran hambruna. Era muy difícil encontrar algo de comer.
Malheureusement, elle ne dit pas á l'épervier de venir la chercher aprés
La liebre se fue a ver al gavilán que estaba posado en un árbol y le dijo
qu'il aurait mis le feu. que bajara a hablar para ver cómo podían ayudarse mutuamente y vencer el
Au son du tambour, tous les animaux se rassemblérent. Quand l'épervier hambre Le contestó el gavilán que tenía tanta hambre que si bajaba, ya no
constata qu'ils étaient la, il mit le feu á la brousse et il disparut. L'hyéne ne conseguiría subir de nuevo al árbol. Pero la liebre insistió. Le dijo que era
savait plus oü aller. Elle et les autres animaux moururent brúlés. Ix liévre dueño de unos toros y que le daría uno para su ración de comida.
vint les ramasser.
El gavilán asintió y bajó del árbol. Y la üebre mató a un toro para el gavi-
C'est pour cela qu'on dit que c'est bien d'étre fort, mais qu'il faut aussi lán y su famiüa. Otro día, la liebre Uamó al gavilán y le dijo:
étre malin, car la forcé seule ne suffit pas.
"Ven, vamos a ver cómo nos las arreglamos juntos para buscar comida,
de no ser así, no va a ser fácil resistir. Voy a fabricar un tambor. Me aden-
traré en la selva y llamaré a todos los animales para que juntos examinemos
cómo vencer el hambre. Cuando se presenten todos los animales, encende-
rás fuego por todos lados, y vendrás a recogerme por los aires. Así, todos
arderán y podremos recogerlos y comerlos".
El gavilán aceptó. La liebre tocó un tambor y convocó a los animales. El
gavilán hizo lo que la liebre le había pedido. El fuego mató a muchos ani-
males. La liebre y el gavilán los recogieron y se los repartieron. Cada uno vol-
vió a su casa con la parte que le correspondía para su familia.
Un día, la hiena fue a pedir unas ascuas a casa de la liebre. Al llegar, vio
un montón de carne. La liebre le ofreció un poco de carne. Al día siguiente,
la hiena se fue otra vez a pedir unas ascuas, y de nuevo la liebre le dio un
poco de carne.
Luego la hiena le dijo a la liebre que viniera a reunirse con ella detrás de
su casa porque tenía algo que decirle. La liebre acudió y la hiena la agarró.
UK) 101
Mosaico de cuentos africar
Le dijo que le indicara dónde estaba toda la carne, en caso contrario, segui-
ría presa.
La liebre le dijo:
"Pues, muy sencillo, he trabado amistad con el gavilán; mate a unos toros
para él y él, por su parte, me ayuda a quemar a las fieras".
Le monde tourne, le monde change
Después de oír aquellas palabras, la hiena resolvió entablar amistad con el
gavilán por lo que fue a hacerle una visita. íiste no tuvo inconveniente algu- Aíain-Joseph Sissao
no en sellar la amistad con la hiena, con tal de que le ofreciera un toro.
Pero la hiena no tenía ningún toro que ofrecer al gavilán.
Un día, ella le propuso lo siguiente:
"Con ayuda de mi tambor, voy a reunir a todos los animales de la selva. Du temps oü l'esclavage existait encoré, le riche Runiwangda acheta un
Cuando todos se presenten, prenderás fuego por todas partes. íil fuego los esclave qui s'appelait Runigilgda « le monde tourne ». Une fois qu'il fut arri-
matará y así tendré algo que comer". vé chez luí, il lui demanda :
Por desgracia, no le dijo al gavilán que viniera a buscarla después de « Que faisais-tu chez toi auparavant ?
encender el fuego. - Du commerce » lui répondit-il.
En cuanto oyeron el sonido del tambor, todos los animales se congrega- L'homme riche lui procura de l'argent pour qu'il fasse du commerce.
ron. Cuando el gavilán vio que todos estaban allí, prendió fuego a la selva y L'esclave commen^a son commerce et il gagna beaucoup d'argent.
desapareció. La hiena ya no sabía adonde ir. Ella y los demás animales murie-
Mais une nuit que Runigilgda retournait ses pensées dans sa tete, la tris-
ron quemados y la liebre vino a recogerlos.
tesse s'empara de lui : quand il avait quitté les siens, son pére était si ágé que
Por eso se dice que es bueno ser fuerte, pero también hay que ser astuto, c'cst a lui seul qu'il revenait de pourvoir aux besoins de la famille.
porque no basta solo con tener fuerza.
Au lever du jour, il alia voir son maitre et lui fit part de ses préoccupations :
« Voici douze ans que j'ai quitté les miens. A cette époque, mon pére était
déiá tres vieux et c'est moi qui assurais le role de chef de famille. A présent,
je ne sais pas ce qui se passe lá-bas. Voilá pourquoi je suis venu te voir. Si un
esclave peut acheter sa liberté, j'ai les moyens de le faire ; je voudrais retrouver
m a famille ».
Runigilgda avait de l'argent, en effet, car pendant qu'il menait son com-
mence, il épargnait vingt-cinq francs par jour.
Aprés l'avoir écouté, son maitre accepta de le libérer. Runigilgda lui
demanda ccjmbien il devrait lui donner pour recouvrer sa liberté. Son maitre
lui reclama la somme qu'il lui avait donnée pour commencer son commerce.
Runigilgda la lui remboursa et il remercia son maitre qui, depuis douze ans,
s'était occupé de lui comme de son propre fils. II lui avait manifesté du
respect, il ne l'avait pas maltraité.
103
102
Mosaico de cuentos africitnos
Quand Runigilgda fut de retour chez lui, le chef du village était mort
depuis longtemps. Mais personne ne lui avait encoré succédc.
La population vint le saluer. Les riches lui offrirent des prcscnts qu'il
redistribua aux nécessiteux. Les gens purent ainsi constater qu'il était richc,
mais surtout qu'il était généreux. ()n le nomma done chef du village.
Entre-temps, Runiwangda, son ancien maítre, était tombé dans l'esclava- El mundo gira, el mundo cambia
ge. On le promenait de marché en marché sans trouver d'acquéreur, car il
était trop vieux. Voyant qu'aucun acheteur ne se présentait, quelqu'un pro- Traducción de Moustapha Bangoura
posa au vendeur d'aller voir Runigilgda, parce qu'il était sur qu'il l'achéterait
et le garderait dans sa cour. II ne le ferait pas souffrir. II en était certain. (7cst
ainsi qu'on amena le vieux chez le chef Runigilgda. IM chef reconnut immé-
diatement le captif II lui demanda : Cuando la esclavitud estaba aún vigente, el rico Runivangda compró a un
« Me connais-tu ? » esclavo llamado Runigilgda, que quiere decir "el mundo gira". Al llegar a
casa, le preguntó:
II dit non. II lui posa la question trois fois, mais le captif répondait tou-
jours non. Le chef se presenta. II acheta le vieux Runiwangda et le laissa dans "¿Qué hacías antes en tu tierra?"
sa cour. "Hra negociante" le contestó.
Quand le vendeur fut partit, le chef donna cent moutons, cent bccufs et El hombre rico le proporcionó dinero para que hiciera negocios. El escla-
cent chévres au vieux. II lui fit construiré une maison et lui donna des femmes. vo empezó con su comercio y ganó mucho dinero.
Runiwangda redevint comme un chef Pero una noche en que Runigilgda estaba dándole vueltas a una idea, le
Ce conté nous conseille la prudence, car le monde tourne toujours. On invadió la tristeza.
peut étre riche aujourd'hui et devenir pauvre demain, ou finir mal. Cuando dejó a los suyos, su padre estaba tan viejo que ahora era a él a
Celui qui est riche aujourd'hui doit done aider les autres, car on sait ce quien correspondía cubrir las necesidades de la familia.
qu'il y a aujourd'hui, mais on ne sait pas ce qui peut arrivcr demain. Al despuntar el día, se fue a ver al amo y lo pusf) al tanto de sus preocu-
paciones.
"Hace doce años que dejé a mi familia. En aquel entonces, mi padre era
ya muy viejo y yo era el que asumía el papel de cabeza de familia. Ahora no
sé lo que pasa allá. Por eso he venido a verte. Si un esclavo puede comprar
su libertad, tengo recursos para ello. Quisiera reunirme con mi familia".
En efecto, Runigilgda tenía dinero porque, gracias a su comercio, ahorra-
ba veinticinco francos al día.
Después de escucharlo, el amo accedió a ponerlo en libertad. Runigilgda
le preguntó cuánto debía pagarle para recobrar la libertad. E\ amo le pidió la
misma cantidad que le había proporcionado cuando empezó con su comer-
cio. Runigilgda se la devolvió y dio las gracias al amo quien, doce años atrás,
lo había atendido como si fuera su propio hijo, le había demostrado respeto
V no lo había maltratado.
104 1(15
Mosti/co de cuentos africanos
Cuentos de Níger
Cuando Runigilgda volvió a su tierra, el jefe del pueblo había fallecido
hacía va mucho tiempo. Pero nadie le había sucedido aún. L e s a m i s d u j a r d i n i e r (Los amigos del jardinero)
Los aldeanos vinieron a saludarlo. Los ricos le ofrecieron regalos que repar-
tió entre los menesterosos. Así fue como la gente pudo percatarse de que no
L'arbre d u p a r d o n (El árbol del perdón)
solo era rico sino también dadivoso. Así que lo nombraron jefe del pueblo.
LAURENCE RIVAILLE ET PIERRE-MARIE DECOUDRAS
Mientras tanto, Runiwangda, su antiguo amo, había caído en la esclavitud.
Lo exhibían en los mercados sin que se presentara ningún comprador: era
demasiado viejo. Al ver que ningún comprador se interesaba, alguien le
aconsejó al vendedor que se fuera a ver a Runigilgda, porque estaba seguro
de que se lo compraría y lo acogería en su corte.
Así fue como llevaron al viejo a casa del jefe Runigilgda. ¥A jefe no tardó
en reconocer al cautivo. Le preguntó:
"¿ Me conoces ?"
Aquél contestó que no. Le hizo la misma pregunta tres veces seguidas,
pero el cautivo seguía contestando que no. El jefe se dio a conocer. Rescató
al viejo Runigilgda y lo mantuvo en la corte.
Cuando se fue el vendedor, el jefe le regaló al viejo cien ovejas, cien
bueyes y cien cabras. Mandó construir una casa para él y lo obsequió con
mujeres.
Runiwangda volvió a vivir como un jefe.
Este cuento nos aconseja la prudencia porque el mundo sigue girando.
Podemos ser ricos hoy y volvernos pobres mañana o tener un final desgraciado.
Por tanto, el que es rico hoy debe ayudar a los demás, pues sabemos lo
que pasa hoy, pero ignoramos lo que puede acontecer mañana. Océano Atlántico
1(»6
Mosaico de cuentos africanos
Un jour, pendant la saison des tomates, Afis eut la surprise de trouver les
traces d'une béte qui était passée avant lui dans le jardin. Ixs jours suivants,
comme le manége continuait, il eut recours a des piéges, qui ne donnérent
aucun résultat.
II entama alors des recherches, et constata que la béte venait toujours de
Les amis du jardinier la montagne et repartait en grimpant par le cóté le plus impraticable. Ixs autres
jardiniers étaient totalement incrédules et pensaient que cette histoire était
Laurence Rivaille et Pierre-Marie Decoudras une invention pour justifier de ses maigres récoltes.
Un beau jour, en faisant sa tournce matinale. Afis vit que l'un de ses pic-
ges avait fonctionné ; il suivit la trace et trouva la béte coincée dans la ció-
Timia ture épineuse du jardin. Surpris par les traits de l'animal, il appela ses voisins
qui accoururent, curieux de voir ce qui se passait.
Lorsqu'ils virent la créature, ils reculérent de stupeur ; c'était un gros ani-
mal, tel qu'ils n'en avaient jamáis vu, avec un bec, des ailes de chauve-souris,
De toutes les oasis de l'Aír, nichées au creux de la montagne, Timia est quatre pattes de chacal et un ventre enorme, disproportionné.
ccrtainement la plus belle; sous le fort Massu, les palmerales bordent le kori,
Aprés l'avoir longuement regardé, l'un des jardiniers demanda quel pou-
abritant une multitude d'arbres fruitiers, de grenadiers, de plamplemoussiers,
vait étre le nom de cet étranger prédateur, mais personne ne put repondré.
d'orangers; les chants d'oiseaux le disputent au grincement des takarkart, les
poulies des puits d'oü Ton remonte l'eau á longucur de journée; l'hiver, le ble- C'est alors que se produisit la chose la plus inattendue : la béte se mit á
forme des moutonncments de verdure agites par le vcnt, contrastant avec le parler et leur dit :
désert mineral alentour. - Mon nom est Emislag.
Un peu á l'ccart, se trouve une magnifique guclta en eau profonde, ali- En tamasheq, la langue des Touaregs, emislag signifie « la paix » ; son nom était
mentée par une grande cascade. done « la paix » ! Ixs hommes se regardérent, effrayés, et se demandérent
Afis était jardinier dans le gros village de Timia. Tous les hommes valides ce qu'il fallait faire.
pratiquaient le jardinage; tout en s'occupant des travaux ménagcrs, les fcm- La majorité voulait tuer la béte, car cet animal étrange, outre le fait qu'il
mes élevaient aussi du petit bctail qu'elles conduisaicnt, avec les enfants, dans piUait les cultures, pouvait sans doute représenter un danger pour la com-
les valides et au bord des kx)ri avoisinants; tout autour, il y avait la montagne, munauté. Ils allaient l'exécuter lorsqu'Afis intervint, en leur disant que tuer
caverneuse et mena(;:ante. une béte qui parle ne pouvait que porter malheur :
Dans les jardins, de nombreux puits permettaient l'irrigation des cultures, - Aprés tout, cette béte n'a fait que manger mes tomates, et la vie doit
á l'aide des chameaux et des bícufs. étre faite de pardon.
(7est dans le jardin d'Afis que les villageois les plus démunis se ravitaillent Se ralliant finalement á cet avis plein de sagesse, ils immobilisérent le cou
en eau ; il était le seul a consentir ce sacrifice, qui perturbait beaucoup l'irri- de l'animal avec une fourche pour éviter d'étre mordus, et le libérérent de
gation de sa propre parcelle, mais Afis était ainsi : rendre scrvice était sa rai- son piége.
son d'ctre, méme si cela le mettait dans la diffículté. La créature ainsi libérée se dirigea vers la montagne et disparu bientot
Les autres jardiniers se réjouissaient de sa misérc ; ils l'accusaient de vou- dans la brume matinale.
loir simplemcnt se rendre intéressant auprcs des femmes et des vieillards
solitaires, car il partageait toujours ses maigres récoltes avec les nécessiteux.
109 110
Les amis du jardinier
Quclqucs jours plus tard, Afis re^u la visite d'un inconnu ; en le raccom-
pagnant, cclui-ci lui dit qu'il ctait venu pour le remercier de lui avoir sauvé la
vic, ct lui déclarcr une cternelle amitié. II lui apprit qu'il était un djinn de la
montagne, et qu'il avait un faible pour les tomates fraiches et écarlates ; puis
il lui revela des secrets qui allaient faire de lui Thomme le plus riche et le plus
puissant de la región.
Á la suite de cette entrevue, Afis retourna seul dans la montagne, chaqué Los amigos del jardinero
jeudi soir, pour y restcr toute la nuit avcc les djinns ; pendant la saison des
tomates, les autres jardiniers le voyaient monter, chargé de paniers pleins
Traducción de Marie-Claire Durand Guiziou
pour ses amis.
A plusieurs reprises, ses enfants en danger furent sauvcs par des inconnus
apparus par enchantement, qui disaient étre les amis de leur pére, ceux qui Timia
vivcnt lá-haut sur la montagne.
Á Timia, demandez aux gens qui connaissent cette histoire : ils savent
que les djinns n'ont pas de mauvaises intentions systématiques, et qu'ils peu-
De todos los oasis del Air, escondidos al abrigo de la montaña, Timia es, sin
vent aussi parfois aider les humains qui le méritcnt.
lugar a dudas, el más hermoso; protegiendo el fuerte Massu, los palmerales se
extienden a lo largo del kori, que alberga una multitud de árboles frutales: gra-
nados, pomelos, naranjos... lx>s cantos de los pájaros rivalizan con el chirrido
de los (akarkart, las poleas de ios pozos de donde se sube el agua a todas horas
del día; durante el invierno, el trigo forma (jndulacicmes de color verde que, agi-
tadas por el viento, contrastan con el desierto mineral que las rcxiea.
Un poco separado, se encuentra una magnífica .^//Í/ZÍ/ de agua profunda,
alimentada por una gran cascada.
Afis era jardinero en el gran pueblo de Timia. Todos los hombres en
condiciones de trabajar practicaban la jardinería; las mujeres, a la vez que se
ocupaban de los quehaceres domésticos, criaban también algunos animales;
los llevaban -junto con sus propios hijos- a los valles y a la orilla de los kori
vecinos; alrededor, se encontraba la montaña, ca\ernosa y amenazadora.
En los jardines, numerosos pozos permitían el riego de los cultivos, con
la ayuda de camellos y bueyes.
En el jardín de Afis los habitantes más necesitados del pueblo se proveían
de agua; era el único que consentía ese sacrificio, lo que dificultaba mucho el
riego de su propia parcela, pero Afis era así: hacer favores era su forma de
ser, aun cuando eso le acarreaba ciertas dificultades.
lx)S demás jardineros se alegraban de su infortunio; lo acusaban de que-
rer solamente darse importancia ante los ojos de las mujeres y de los solitarios
111 112
Los amibos del jardinero
Mosaico de cuentos africanos
ancianos, dado que siempre compartía sus escasas cosechas con los más
La criatura ya liberada se dirigió hacia la montaña y pronto desapareció
necesitados. en medio de la niebla matutina.
Un día, durante la cosecha de los tomates, Afis se sorprendió de encon-
Algunos días más tarde, Afis recibió la visita de un desconocido; al despe-
trar las huellas de un animal que se le había adelantado en el jardín. Transcurrían dirlo, este le dijo que había venido para darle las gracias por haberle salvado
los días y, como el problema condnuaba, decidió colocar trampas que no die- la vida y profesarle una eterna amistad. I>e reveló que era un djinn de la mon-
ron ningún resultado. taña, y que tenía cierta debilidad por los tomates frescos v rojos; luego le
Entonces se puso a invesdgar y comprobó que el animal venía siempre de reveló unos secretos que iban a hacer del jardinero el hombre más rico y más
la montaña y se marchaba trepando por el lado más impracticable. Ix)s demás poderoso de la región.
jardineros, totalmente incrédulos, pensaban que esta historia era un invento Tras esa entrevista, Afis volvió solo a la montaña, cada jueves, para per-
para justificar sus escasas cosechas. manecer toda la noche con los djinns; durante la zafra de tomates, los demás
Un buen día, al hacer su recorrido matinal, Afis vio que una de las trampas jardineros lo veían subir, cargado de cestas llenas de tomates.
colocadas había funcionado; siguió la huella y encontró el animal atrapado En diferentes ocasiones, sus hijos, encontrándose en peligro, se salvaron
en el cerco espinoso del jardín. Sorprendido por el tipo de animal, llamó a gracias a unos desconocidos que aparecieron como por encanto; decían ser
sus vecinos que acudieron, curiosos, a ver lo que sucedía. amigos de su padre y que vivían allá arriba en la montaña.
Cuando vieron la criatura, retrocedieron con estupor; era una animal En Timia, pregunten por las personas que conocen esta historia: saben
enorme como nunca se había visto, con un pico, alas de murciélago, cuatro que los djinns no tienen sistemáticamente malas intenciones, y que, a veces,
patas de chacal y una enorme barriga; muy desproporcionado. pueden ajoidar también a los seres humanos que lo merecen.
Después de haberío mirado mucho tiempo, uno de los jardineros pre-
guntó cuál podía ser el nombre de aquel extraño predador, pero nadie supo
contestar.
Fue entonces cuando se produjo lo más inesperado: el animal se puso a
hablar y dijo:
- Mi nombre es Emislag.
lín /amas/je^, la lengua de los tuaregs, emis/aj> significa "la paz"; ¡así que su
nombre significaba "la paz"! Los hombres se miraron con asombro, y se pre-
guntaron qué había que hacer.
La mayoría quería matar al animal, pues aquel animal extraño, además de
saquear los cultivos, podía sin duda representar un peligro para la comuni-
dad. Iban a ejecutarío cuando Afis intervino, diciéndoles que matar a un ani-
ma! que habla siempre da mala suerte:
- Después de todo, este animal no ha hecho más que comerse mis toma-
tes, y en la vida hay que perdonar.
Finalmente, compartiendo esta opinión llena de sabiduría, inmovilizaron
el cuello del animal con una horca para evitar las mordeduras, y lo liberaron
de su trampa.
113 114
Mosaico de cuentos africanos
Un jour, ils attaquérent á cinq une caravane (onc de quinze hommes, mais
ce fut la derniére ; seul Kamma parvint á en réchappcr ; il avait cinquante ans.
A cet age, il est difficile de refaire sa vie, et il continua de voler en solitai-
re. C'était un paria ; il ne pouvait plus appartenir á aucune tribu et vivait en
vagabond, condamné a finir seul le restant de ses jours. II faisait quelquefois
L'arbre du pardon le hilan de sa vie et regrettait sérieusement ses actes, sa tribu, ses parents, et
surtout sa foi qu'il avait abandonnée depuis des années.
Laurence Rivaille et Fierre-Marie Decoudras
Un jour, il arriva prés d'une vieille mosquee, oü vivait en ermite un sage
marabout. II s'approcha du saint homme, le salua et s'empressa de lui confes-
ser sa vie : sa jeunesse tumultueuse, le brigandage, les massacres, les viols,
Takouloukouzet les pleurs de veuves et des orphelins ; il ne lui cacha rien et, a la fin de son
récit, demanda au marabout s'il pouvait espérer le pardon divin.
Compte tenu de l'áge du voleur, le marabout réfléchit un long moment,
puis il montra le tronc rugueux d'un vieil arbre desséché depuis longtemps
Kamma naquit dans une famille aisée de cette tribu de Touaregs qui et lui dit :
nomadisait de part et d'autre du massif de Takouloukouzet. II y connut une
enfancc heureuse et profondément empreinte de croyance.
- Le jour oü cet arbre refleurira, tu seras pardf)nné.
Un matin, il prit ses armes, sella son chameau et quitta le campement Une nuit, il vola un mouton et mit la viande dans un sac ; plus tard il vit
pour toujours ; ce fut pour lui le debut d'une vie aventureuse, jalonnée de devant lui un feu de camp et s'approcha pour voir s'il n'y avait rien á prendre
pleurs et de sang. ; sur le feu il y avait une marmite, et une femme pauvrement vétue était en
train de diré a ses enfants en bas age :
En effet, il acquit rapidement une sinistre renommée en semant la terreur
oü il passait. - Dormez un peu, je vous réveillerai lorsque la viande sera cuite á point.
II s'était joint a une bande de brigands, et tres vite en était méme devenu Ix voleur attendit quelques instants et vint s'emparer de la marmite étran-
le chef ; ensemble, ils attaquaient les caravanes, massacraient ceux qui résis- gement lourde ; cela lui épargnerait, pensait-il, la peine de cuire la viande
taient et emportaient le butin dans les grandes villes du Sud pour le vendré qu'il transportait.
et profiter de la vie. II ouvrit la marmite, et quelle ne fut pas sa surprise de découvrir qu'elle
Les combats étaient parfois terribles et beaucoup de ses acolytes étaient ne contenait rien que des pierres.
morts dans les affrontements ; sa bande se réduisait et ses hommes com-
men^aicnt á étre affaiblis par l'ágc, car beaucoup d'années avaient passé.
ll.S 116
L'arhre du pardon
II imagina le reste ; cettc femme essayait de leurrer ses enfants en leur fai-
sant croirc qu'iis partageraient la viande á leur réveil, mais ils étaient pauvres
et n'avaient rien á manger.
Apitoyé, Kamma coupa la viande qu'il transportait et en remplit la mar-
mite, qu'il reposa sur le feu en prenant bien soin de l'attiser. I) partit en pleu-
rant et en pensant á sa propre enfance, aisée, a sa vie de brigand et a Dieu.
El árbol del perdón
Le matin, la femme, découvrant le miracle, réveilla ses enfants : ils se
régalérent ensemble. Kamma, lui, était repartí vers sa cachette, vivre de ce Traducción de Marie-Claire Durand Guiziou
qu'il avait dissimulé durant sa vie de vagabond.
Un jour, il decida de rendre visite a l'ermite, pour discuter un moment ;
celui-ci le re^ut á bras ouvert, en lui baisant les mains. Étonné, le vieux bri- Takouloukouzet
gand demanda ce qui lui valait cet honneur. Alors le marabout lui montra l'ar-
bre et lui demande ce qu'il avait fait de bon depuis leur derniére rencontre.
Le vieux voleur lui raconta qu'il avait continué a voler jusqu'au jour oü il
avait trouvé cette veuve et ses enfants. II s'aper^ut alors que le vieil arbre Kamma nació en una familia acomodada de la tribu de los tuaregs que se
avait fleuri, et comprenant ce que cela signifiait, pleura longtemps de joie en desplazaba como nómadas de un lado a otro del macizo de Takouloukouzet.
remcrciant Dieu. Allí conoció una infancia feliz \' hondamente impregnada de fe religiosa.
II distribua le reste de sa fortune mal acquise a tous les nécessiteux, ct Sin embargo, desde la adolescencia, empezó a mostrar una falta de interés
consacra le restant de ses jours á faire le bien autour de lui, proclamant le por la educación que recibía y por la religión: robaba los animales de los veci-
nom de Dieu. nos, más por placer que por necesidad, dado que no le faltaba nada en casa
de sus padres; molestaba a las pastoras y, cada vez con mavor frecuencia, las
quejas llegaban a casa.
Con diecisiete años, ya era un mozo fuerte; provocaba sangrientas peleas
en el campamento, durante las cuales hería siempre a sus adversarios, dado
que era un campeón en el manejo de la takuuha.
Una buena mañana, tomó las armas, ensilló su camello y abandonó el
campamento para siempre; fue el principio de una vida azarosa jalonada de
llantos y de sangre.
En efecto, pronto adquirió una siniestra fama sembrando el terror por
dondequiera que pasara.
Se había unido a un grupo de bandoleros y muy pronto se convirtió en su
jefe; juntos, atacaban las caravanas, masacraban a los que se les resistían y se
llevaban el botín a las grandes ciudades del Sur para \enderlo \- vivir la vida.
Lx)s combates eran a veces terribles y muchos de sus acólitos habían
muerto en los enfrentamientos; su pandilla se reducía y los hombres empe-
zaban a debilitarse con la edad, pues ya habían pasado muchos años.
117 118
El árbol del perdón Mosaico de cuentos africanos ^
Un buen día, fueron cinco en atacar una caravana con quince hombres, Lleno de compasión, Kamma cortó la carne que transportaba y llenó la
pero fue la última: sólo Kamma logró salvarse; tenía cincuenta años. olla que volvió a colocar en el fogón y se esmeró en atizar el fuego. Se mar-
A esa edad, era difícil rehacer su vida, por lo que siguió robando en soli- chó llorando, pensando en su propia infancia acomodada, en su vida de ban-
tario. Era un paria; ya no podía ser miembro de ninguna tribu y vivía como dolero y en Dios.
un vagabundo condenado a permanecer solo el resto de su vida. A veces Por la mañana, la mujer, descubriendo el milagro, despertó a sus hijos: jun-
hacía el balance de su vida y se arrepentía seriamente de sus actos, echaba tos comieron encantados. En cuanto a Kamma, se había ido hacia su escon-
de menos a su tribu, a sus padres, y sobre todo su fe que había abandona- drijo para vivir de lo que había ocultado durante su vida de vagabundo.
do desde hacía años.
Un buen día, decidió hacerle una visita al ermitaño para charlar un ratito;
Un buen día, llegó cerca de una vieja mezquita, donde vivía como ermi- éste le recibió con los brazos abiertos, besándole las manos. Sorprendido, el
taño un sabio morabito. Se acercó al hombre santo, lo saludó y se apresuró viejo ladrón preguntó por qué le hacía ese honor. Hntonces el marabú le
a contarle su vida: su juventud tumultuosa, el bandidaje, las masacres, las vio- enseñó el árbol y le preguntó qué buena acción había hecho desde el último
laciones, los llantos de las viudas y de los huérfanos; nada le ocultó y, al final encuentro.
de su relato, le preguntó al marabú si podía esperar el perdón divino.
El viejo ladrón le contó que había continuado robando hasta el día en que
Dada la edad del ladrón, el morabito recapacitó durante un largo rato, luego había encontrado a aquella viuda y a sus hijos. Se percató entonces de que el
le señaló el tronco rugoso de un viejo árbol seco desde hacía tiempo y le dijo: viejo árbol había florecido; al comprender lo que esto significaba, lloró de
El día en que este árbol vuelva a florecer, serás perdonado. alegría dando gracias a Dios.
Ante esa terrible respuesta, el viejo bandolero miró el árbol muerto, dio Distribuyó el resto de su fortuna mal adquirida entre todos los necesita-
las gracias al sabio morabito y siguió su camino. dos, y dedicó el resto de sus días a hacer el bien a su alrededor, alabando a
Dios.
Había pensado que podría contar con el perdón cambiando de vida pero,
dada la respuesta del morabito, había decidió robar durante el resto de sus días.
Ahora robaba todo lo que encontraba: cabras, ovejas, telas, sillas de mon-
tar camellos, comida; a veces incluso no robaba sino por el placer de hacer
el mal y enterraba el botín en otro lugar.
Una noche, robó una oveja y metió la carne en un saco; más tarde vio ante
sus ojos un fuego de campamento y se acercó para ver si había algo que
robar; en el fuego había una olla, y una mujer pobremente vestida les decía
a sus niños:
- Dormid un ratito, os despertaré cuando la carne esté a punto.
El ladrón aguardó un poco y vino a llevarse la olla cuyo peso le sorpren-
dió; pensó que eso le evitaría tener que guisar la carne que llevaba a cuesta.
Abrió la olla, y cuál no sería su sorpresa al descubrir que no contenía más
que piedras.
Imaginó lo demás: esa mujer intentaba engañar a sus hijos haciéndoles
creer que compartirían la carne al despertarse, pero eran pobres y no tenían
nada para comer.
119 12(1
Cuentos de Costa de Marfil
L a C r u c h e (El cántaro)
^^
<S^
Mar Mediterráneo
- Ah ! tu as cassé ma cruche. Je m'y attendais. Tu n'as que trop tardé. Eh
\-r, A bien tu sais ce qui te reste á faire... II me faut une cruche pareille á celle que
tu viens de briser. Va me la chercher oú tu voudras, mais en aucun cas, il ne
te faut remettre les pieds ici, chez moi, sans ma cruche.
Koffi, pétrifié, les débris de la cruche á ses pieds, regardait sa belle-mére.
- Comme j'ai envié de t'assommer ! As-tu fini de me regarder de cette
facon-lá ? Qu'attends-tu pour partir, partir oü tu voudras... mais ma cruche,
il me la faut... tu entends, tu as compris ?
Et Koffi partit, heureux de partir, de partir de cette maison oíi jamáis il
n'eut une minute de repos, une minute de joie, parce que lui, il avait perdu sa
mere.
Plus il s'éloignait de la maison oü tout lui avait été injures, corvécs, puni-
tions, plus il se sentait heureux, reprenait goút á la vie. II rencontrait des hom-
Océano Atlántico mes, bavardait avec eux ; des animaux, il plaisantait avec eux. Plus aucune
injure, aucune menace, mais des rires, de l'affcction, de la comprchcnsion. Et
lorsqu'il leur racontait á tous son aventure, dans leur voix et dans leur regard,
il V avait de la commisération, de la pitié. Flt tous lui disaient : « Et tu as pu
vivre la, dans cet enfer, avec un tel démon tout le temps a tes trousses ? »
Mais lui partait. Et chose étrange, plus il s'cn allait, plus la vic lui parais-
sait belle. Ah, comme son horizon avait étc pctit, borne !... Maintenant,
devant lui, le monde, l'espace ! Et ce monde, il le fixait, les yeux secs, et non
O. plus á travers le froid, les privations, les miséres, les transes continuelles.
Océano índico Et Koffi s'en allait, et plus il s'en allait, davantage sa confíance en I'hom-
me croissait. II respirait a l'aise, l'air salubre, et chantait d'une voix mer-
ri " 2000 k m
vcilleuse qui faisait danser les feuilles sur les branchcs, osciller les branches
sur les arbres. \lt les arbres, ivres de mélodie, dans le vent, entremélaicnt leur
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Lii cruchc
Mosaico de cuentos africanos
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Lii cruchc
Mosaico de cuentos ajjicanos
Koffi tremblait. Devant lui était un Diable plus cffrayant encoré que le - D'oü viens-tu, petit et oü vas-tu ?
Crocodile ct l'étre ctrange. II aurait voulu retourncr sur ses pas, etre loin de Koffi encoré par le menú conta toute son histoirc. Chacune voulu l'en-
ees régions. II aurait voulu courir. Oui, il faut courir, fuir ees apparitions, tendre pour pouvoir la raconter á son tour. ¥A a chacune, il conta la mcme
retourner dans le monde des humains. U courait, courait, tout essouflé. Mais, histoirc, sans un mot de plus, sans un mot de moins.
phénoméne étrange, il ne bougeait point de sa place. U voulait crien II criait, - Tu veux allcr voir ta maman pour avoir brisé une cruche pareille á celle
criait de toutes ses forces. Mais aucun son ne sortait de sa bouche grande
que tu as brisce ?
ouverte. Et le Diable qui était la, qui, d'une voix plus tonitruante que celles
du Crocodile et de l'étre étrange, lui criait : -Oui.
- Avant de partir, il te faut nous coiffer, nous curer les ongles des doigts
- D'oü viens-tu ? Qui t'a amené dans ce pays oü jamáis les hommes ne
et des orteils ; nous chercher de l'eau, nous laver et nous habiller toutes.
mettent les pieds ? Que cherches-tu pour venir jusqu'á moi ?
()r c'était un monde que ce viliage de vieilles femmes toutes blanchics,
FA Koffi á nouveau lui conta son histoire, depuis la mort de sa mere, jus-
toutes cassées, et qui s'en allaient en titubant sur leurs bátons. Lorsqu'elies se
qu'á sa rencontre avec le monstre dont la tete se perdait dans le ciel et les
levaient on entendait les articulations crier. Quelques-unes ne pouvaient
pieds dans la terre.
méme plus se redresser et s'en allaient la main droite tenant le báton sur
Le Diable alors le mena dans un endroit ténébreux. L'obscuritc y était lequei elles s'appuyaient, et la main gauche sur les reins comme pour en
opaque, dense, palpable. Au passage, elle opposait de la résistance. Et lá-
ctouffer les cris.
dedans des étres qui parlaient, riaient, chantaient, dansaient. Depuis combien
Et Koffi a cette nouvelle épreuve, se soumit avcc empressement et souri-
de temps marchaient-ils ? Koffi ne sut jamáis le diré. Brusquement ils furent
á la lumiére sur une haute, tres haute montagne. re 11 allait il venait, racontant de belles histoires a toutes ees vieilles femmes
qui riaient en te tapant sur les cuisses, en se tenant le ventre.
Le Diable se tournant vers Koffi, lui demanda :
Tres heureuse, la fin des épreuves étant arrivée, la plus vieille des femmes,
- Qu'as-tu vu dans la chambre d'oü nous sortons ?
á Kofi remit deux gourdes et lui indiqua oü et quand il devait jeter la pre-
-Rien miére.
- Qu'as-tu entendu ? Koffi rcpardt. Á l'endroit indique, il jeta la gourde. A peine cette dernicre
- Rien avait-elle touchc la terre que Koffi se vit en compagnie de sa mere qui,
en cchange de la cié et de la scconde gourde, lui remit trois autres gourdes en
- Laisse-toi tomber de cette montagne.
disant :
Au pied de la montagne, sur des distances et des distances, á perte de vuc,
- Au sortir de ce viliage, jette la gourde que voici. Tu te retrouveras immé-
était la brume. Nul arbre on n'apercevait. Nul bruit on n'entendait. Et sur
diatement dans ton viliage. I^s autres gourdes contiennent des richesses, et
cette brume, le soleil qui flamboyait.
voici la cruche que tu chercháis.
Koffi se laissa tomber de la montagne au bas de laquelle i! retrouva le
Koffi tout joyeux, emporra ses gourdes et sa cruche. Cette cruche, il l'avait
Diable qui lui remit deux clés en ordonnant :
enfin ! Ht au prix de quelles peines, de quclles souffrances ! I.'histoirc du
- Continué ta route. Crocodile, de l'étrc étranger, du Diable, des vieilles femmes, lui aurait paru
- Mais ees clefs ? un songe affreux s'il n'avait encoré des cicatrices sur les mains, s'il ne tenait
- Eh bien, sur ta route, tu trouveras deux portes, l'une á droite, l'autre á une cruches et des gourdes !
gauche. Ouvre celle de droite en te gardant bien de fróler celle de gauche. Jetant la premiére gourde, il se retrouva aussitót dans son viliage. Mais il
Et Koffi partit. Arrivé aux deux portes, il ouvrit celle de droite. C'était la avait tellement vieilli qu'on ne le reconnaissait plus. On avait déjá oublié
porte du village des vieilles femmes. qu'un jour, il y a de cela des annces, un certain orphelin pardt du viliage, á la
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Líi cruchf
Mo.Sijic'o de cuentos ajjicunos
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Mosaico de cuentos africanos Líi cruchc
dont les articulaüons á chaqué mouvement avaient des bruits de grues géan- Alors, de toutcs ses forces la fcmme jeta la gourde á terre. Aussitót sur-
tes jamáis graissées. Et elles allaient et venaient, une main aux hanches ct girent des lions, des tigres, des chacals, tous les fauves du monde. P()ur
l'autre tenant un báton sur lequel elles s'appuvaient. Ht leurs cheveux étaient conjurer le sort, elle brisa une seconde gourde. Et des flammes jaillirent de
aussi blancs que du cotón. Dans la bouche, plus une seule dent. partout, du ciel, de la terre, du vent, des cailloux, des montagnes. Tout,
autour d'eux, flambait. Les fauves les poursuivaient. lis couraient, couraient.
- Quel pays ! Qu'attendez-vous pour mourir vous autres. Je parie que
Les flammes plus rapides, de tous cotes leur coupait la retraite, les encer-
vous étes toutes des sorciéres. C'est vous qui tuez les jeuncs gens dont vous
claient, dressées en haute, haute, immense, tour rouge.
enviez la beauté, la jeunesse... Ne me regardez pas comme cela, tas de sor-
ciéres... Moi, vous ne me tuerez pas... Aucune de vous ne sucera la moelle de La troisicme gourde fut jetee et aussitck la terre s'ouvrit, les engloutit et
mes os... se referma. Mais au soleil couchant brillaient de tous leurs éclats, les cháteaux
de Koffi.
Mais toutes les vieilles femmes courant vers lui, clamaient :
Et c'est depuis l'aventure de cette femme qu'on ne maltraite plus un
- Coupe-nous les cheveux ! cure-nous les ongles des doigts et des orteils !;
orphelin en pays noir.
lave-nous ; cherche-nous de l'eau ; et nous t'aiderons.
- M'aider, vous ?J'aliáis méme vous demander les mémes services, car
moi aussi, je puis vous aider, vous aider á mourir.
Et la plus vieille des vieilles femmes en lui remettant quatre gourdes, lui dit :
- Tu verras ce que tu verras. Cette premiére gourde, des que tu l'auras
jetee a terre, tu te trouveras chez toi. Quant aux trois autres que voici, bri-
ses-Íes et tu verras ce que tu verras.
L'enfant jeta la gourde et se retrouva chez lui, en compagnie de sa mere
exultant d'allégresse.
- Tu n'as pas tardé ! ¥A tu nous apportes la richesse, la puissance !
Donne-moi ees gourdes. ()ü allons-nous les garder ? Pourquoi les conser-
ver ? Mieux vaut les briser tout de suitc.tout de suite, pour qu'á cóté de ees
cháteaux viennent se dresser les nótrcs...Merci mon fils !... Viens que je te
presse encoré sur mon cceur que tu décharges aujourd'hui d'un poids enor-
me. Ah ! si je ne t'avais pas poussé ce matin-lá par la nuque, tu serais ici
encoré á regarder le soleil se lever de ees cháteaux que les nótres vont bien-
tót éclipser... Comment faut-il teñir les gourdes ? Oui, tenons-les comme
cela, et que le monde entier se couvre de cháteaux, de nos cháteaux !...
Comme mon cccur bat ! Écoute-le. Comme ma main tremble ! Regarde-la,
mon fils ! Regard, tous ees cháteaux d'or, d'un moment á l'autre, ils vont étre
balayes. La richesse nous l'avons dans cette gourde ! La puissance, elle est
dans cette autre. Merci, mon fils. Je respire maintenant. Je vis. Je puis regarder
le soleil, lever la tete. Que désormais le soleil luise davantage et par l'univers,
séme les rayons de nos cháteaux.
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El cántaro
que hacía bailar las hojas en las ramas, moverse las ramas en los árboles. \ '
los árboles, ebrios de melodía, y mecidos por el viento, entremezclaban su
cabello moteado de mariposas de todos los colores, y cortejaban a unas abe-
jas quietas.
Koffi que de su madre, no conoció ni una caricia, ni una sonrisa y de la que
no conservaba imagen alguna, seguía caminando. Ella cerró los ojos cuando
El cántaro Koffi abrió los suyos al mundo. Fue como si en aquel ancho mundo no hubie-
ra suficiente llama, ni bastante luz para brillar a la vez en los ojos de Koffi y en
Traducción de Eduardo Artiles León los de su madre, y que fuera necesario que la mamá transmitiera a su hijo su
propia llama. Falleció cuandf) el niño se encendía a la luz de la vida...
Una noche, llegó cerca de un río tan ancho que la otra orilla se confundía
con el horizonte. Y dentro del agua: un cocodrilo tan gigantesco como una
- ¡Con que me has roto el cántaro! Ya me lo esperaba. Demasiado has montaña. E\ río, que sobrevolaban las gaviotas, parecía una alfombra lisa,
tardado. Ahora ya sabes lo que tienes que hacer... Necesito un cántaro igual tendida por una mano invisible. En la orilla, se deshacían pequeñas olas, sin
al que acabas de romper. Vete a buscármelo a donde quieras pero de ningu-
su encaje de espuma, de un solo bloque como un terciopelo que se extien-
na manera podrás volver a poner los pies aquí, en mi casa, sin el cántaro.
de. En la espesura, los cucos cantaban la hora del descanso.
Koffi, petrificado, con los pedazos de cántaro a sus pies, miraba a su
El Cocodrilo miraba fijamente a Koffi con todo el destello de sus ojos
madrastra.
color de fuego. A su alrededor, se perseguían unos renacuajos. Buscando
- ¡Cuántas ganas tengo de matarte! ¡Deja ya de mirarme de esa manera!, cobijo, la hierba se agarraba a las cañas; sus puntas, metidas en el agua, pare-
¿Qué esperas para irte, para marcharte adonde quieras?... pero necesito el cían compartir sus secretos, como el viajero que, por la noche va en busca
cántaro... ¿me oyes?, ¿has entendido? de compañía en un pueblo. Aleteando apenas, un martín pescador acechaba.
Y Koffi se marchó, feliz de irse, de marcharse de aquella casa en la que La morralla navegaba en forma de escuadra; unos moluscos arrastrando la
nunca tuvo un minuto de descanso, un minuto de alegría, pues se había que- masa de sus cuerpos espinosos, titubeaban como si estuvieran cargando una
dado sin madre. cruz. Una araña posada en una hoja iba a la deriva. Y los moluscos, cayén-
Cuanto más se alejaba de la casa donde no había recibido sino insultos, dose una V otra vez y volviendo a enderezarse, dejaban ranuras en forma de
penalidades, castigos, más feliz se sentía y volvía a tomarle aprecio a la vida. estelas en la arena.
Se encontraba con hombres, conversaba con ellos; con animales, y bromea- li\ Cocodrilo, abriendo sus fauces repletas de colmillos enormes como
ba con ellos. Ni insultos, ni amenazas, solo risas, afecto, comprensión. Y ceibas, ennegrecidos, mellados de tanto comer buenas cosas, le dijo:
cuando a todos les contaba su aventura, en su voz y sus miradas, encontra-
- Niño, ¿quién te indicó el camino que lleva a mi casa? Desde que el
ba conmiseración, lástima. Todos le decían: «¿Y pudiste vivir allí, en ese
mundo es mundo, ningún ser humano ha venido jamás a estos parajes. ¿Qué
infierno, con ese demonio persiguiéndote continuamente ?»
buscas? ¿Acaso quieres ser comido a mordiscos?
Y él se iba. Y cosa extraña, la vida le parecía cada vez más hermosa a
- Solo soy un huérfano. Si has de comerme a mordiscos, primero escu-
medida que iba avanzando. ¡Ah, qué pequeño había sido su horizonte, qué
cha mi historia.
corto!... Ahora, ante él, ¡el mundo, el espacio! Y ese mundo, lo miraba fija-
mente, sin lágrimas en los ojos, y ya sin padecer del frío, de las privaciones, Así que Koffi contó al Cocodrilo toda su historia, desde la muerte de su
de las miserias, de las continuas ansias. madre hasta el día en que rompió el cántaro.
Y Koffi seguía adelante; cuanto más avanzaba, más crecía su confianza en el F^l (Cocodrilo conmovido y derramando lágrimas, lágrimas verdaderas
hombre. Respiraba a gusto el aire saludable, y cantaba con una voz maravillosa esta vez, contestó:
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El cántaro
Mostiífo de cuentos ajj-'icanos
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Mosaico de cuentos africanos t / c'ííndiro
— Pero, ¿y estas llaves? historia del Cocodrilo, del ser extraño, del Diablo, de las ancianas, le habría
parecido un sueño si no conservara aún cicatrices en las manos y si no tuvie-
- Verás, en tu camino te encontrarás con dos puertas, una a la derecha y
ra un cántaro y unas cantimploras.
otra a la izquierda. Abre la de la derecha cuidándote bien de no rozar la de
la izquierda. Arrojando la primera cantimplora, de repente se encontró en su pueblo.
Pero había envejecido tanto que ya no lo reconocían. Habían olvidado que
Así se fue Koffi. Al llegar a las dos puertas, abrió la de la derecha. I^ra la
un día, hacía mucho tiempo, un huérfano se marchó de su pueblo en busca
puerta del pueblo de las mujeres ancianas.
de un cántaro, el cántaro con el que regresaba. Hacía tantos años de eso que
- ¿De dónde vienes, niño y adonde vas? los ancianos se esforzaban realmente para recordarlo. Formulaban la pre-
Koffi minuciosamente contó su historia una vez más. Cada una quiso oírla gunta al humo de sus pipas, a sus blancas barbas, a la saliva que se les caía...
para poder contarla a su vez. Y a cada una le contó la misma historia, sin una rascándose la cabeza para hurgar en un montón de recuerdos.
palabra de más, sin una palabra de menos. Koffi entregó el cántaro a sus parientes. y\l romper la primera cantimplo-
— ¿Quieres ir a ver a tu madre para conseguir un cántaro idéntico al que ra, salieron castillos por doquier. Brotando de la tierra, se veía salir, uno tras
has roto? otro, los castillos de oro que no se podían mirar bajo el sol del amanecer y
seguían apareciendo continuamente. Hasta donde alcanzaba la vista, eran
-Sí.
castillos de donde salía el sol, y en los, que por la noche, el sol se ponía. De
— Antes de marcharte, tienes que peinarnos, arreglarnos las uñas de las la segunda cantimplora, salieron hombres, riquezas, mujeres, niños. Todos
manos y de los pies; ir a buscarnos agua, lavarnos y vestirnos. para habitar los castillos.
Ahora bien, ese pueblo era un mundo de viejas ancianas canosas, maltre- Koffi se había convertido en rey.
chas y que marchaban titubeando con sus bastones. Cuando se levantaban,
se oían crujir sus articulaciones. Algunas ni siquiera podían enderezarse y se La madrastra no podía soportarlo. Quería para sus hijos una suerte simi-
iban con el bastón en la mano derecha para apoyarse v con la mano izquier- lar, incluso más gloriosa. Para ella, era una obsesión. Llegó a perder el sueño
da en la cadera como para acallar sus gritos de dolí)r. y el apetito. Hn su corazón, la envidia había hecho crecer raíces tan gruesas
como las de una ceiba, tan sólidas y profundas como las de una caoba, había
Koffi, ante esta nueva prueba, se sometió con solicitud y sonrisas. Iba y tejido telas más tenebrosas y más pérfidas que los de una araña. Y cuando
venía contando bonitos cuentos a tcjdas esas ancianas que se reían dándose amanecía, en sus oraciones, le rogaba al sol que hiciera derretirse todos
palmadas en los muslos f) agarrándose el vientre. aquellos castillos de oro. Pero el sol, como para provocarla, lucía tranquilamen-
Al final de las pruebas, y encontrándose muy satisfecha, la más anciana de te haciendo relucir todos los castillos cuyos rayos le llegaban como flechas al
las mujeres entregó a Koffi dos cantimploras indicándfíle dónde y cuándo corazón, un corazón que cada día se hinchaba de envidia, se inflamaba.
tenía que arrojar la primera. Una buena mañana, saliendo de su choza, antes incluso de haberse lava-
Koffi se puso en marcha nuevamente. En el lugar indicado, arrojó la can- do la cara, agarró a su hijo mayor y ¡pum! ¡pum! ¡pum!
timplora. En cuanto esta llegó al suelo, Koffi se encontró en compañía de su - ¡Sinvcrgüenza¡ Y tú durmiendo, comiendo, riéndote! Mira estos cas-
madre quien le entregó otras tres a cambio de la llave y de la segunda can- tillos. Los necesitas. Los necesitamos. Y en mayor cantidad, (tastillos de dia-
timplora. Y le dijo: mante que cubran toda la tierra. ¡Venga! ¡Hazte rico como Koffi!
- Al salir de este pueblo, arroja esta primera cantimplora. En seguida te Empujando a su hijo mayor por la nuca, lo puso en camino.
encontrarás en tu pueblo. Las otras cantimploras contienen tus riquezas; aquí
El hijo mayor, como si lo empujara el viento, emprendió el viaje.
tienes el cántaro que buscabas.
Koffi, lleno de alegría, se llevó las cantimploras y el cántaro. E^se cántaro, ¡por Al ver al C^ocodrilo en el camino del río, exclamó:
fin lo tenía! ¡Pero al precio de cuántas penalidades, de cuántos sufrimientos! La - ¡Oh! ¡oh! ¡qué cocodrilo tan malo! ¡Qué monstruo, Dios mío!
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_ El cántaro
Mosaico de cuentos afriainos
- A' adonde vas así? Y el ser extraño lo llevó a casa del Diablo quien, a su vez, lo condujo a lo
alto de la montaña; de ahí, le ordenó que se marchara donde estaban las
- A conseguir riqueza y poder como Koffi. ancianas cuyas articulaciones parecían grúas gigantes con falta de aceite. Iban
- ¿Ah si? ¡Pero él era muy amable! y venían las ancianas, con una mano apoyada en la cadera y la otra en un bas-
- No más que yo. tón. Su pelo era tan canoso como el blanco algodón. En su boca, ni un solo
diente.
- Lávame el lomo y te ayudaré.
- ¡Qué país! ¡Qué esperáis para moriros! Apuesto a que todas sois brujas.
- Yo, ¿lavarte el lomo, el lomo de un cocodrilo? ¿Tu lomo con sus púas,
Sois las que matáis a los jóvenes cuya belleza y juventud anheláis... No me
sus agujas, y todas las suciedades acumuladas de ni se sabe dónde?
miréis así, malditas brujas... A mí, no me vais a matar... Ninguna de vosotras
- ¡Venga! Lávame el lomo. conseguirá chupar el tuétano de mis huesos....
- Mi madre no me ha mandado para lavar lomos sino para buscar fortu- Pero todas las ancianas, al precipitarse hacia él, gritaban:
na y poder. Lomos por lavar, en el pueblo los hay, y espaldas muy lisas, espal-
- ¡Córtanos el pelo! Limpíanos las uñas de las manos y de los pies; láva-
das de hombres y no lomos de cocodrilos. Te pido que me ayudes a cruzar
nos; vete a buscarnos agua; Sólo así te ayudaremos.
el río.
- ¿Ayudarme vosotras a mi? Iba incluso a pediros los mismos favores,
Dócil, el cocodrilo, le dijo:
pues, yo también os puedo ayudar, ayudar a morir.
- Súbete a mi lomo y marchémonos. Allá, a donde vas, encontrarás lo que
Y la más anciana de todas, al entregarle las cuatro cantimploras, le dijo:
encuentres.
- No sabes lo que te espera. Con esta primera cantimplora, tan pronto
- ¿Y qué voy a encontrar?
como la hayas tirado al suelo, te encontrarás en casa. Hn cuanto a las otras
- Ix) que buscas. Súbete. que aquí tienes, rómpelas y ya verás lo que hay.
Y el muchacho se subió. El cocodrilo lo dejo delante de la puerta que al \'A muchacho tiró la cantimplora al suelo y se volvió en encontrar en casa,
abrirse descubrió al monstruo cuya cabeza tocaba el cielo y cuyos pies se en compañía de su madre, loca de alegría.
hundían en el suelo. En seguida, el muchacho se puso a gritar.
- ¡No tardaste nada! ¡Y nos traes riqueza y poder! ¡Dame estas cantim-
- ¡Qué veo! ¿Qué es esto? ¿Y tú cómo te llamas? ¿Pero dónde está tu ploras. ¿Dónde vamos a guardarlas? ¿Por qué guardarlas? Mejor romperlas
cabeza? ¿Y tus pies? ¿Y qué pelo tienes? ¿Ramajes? ¿No tienes piojos? en seguida... en seguida para que al lado de aquellos castillos se levanten los
- Córtame el pelo. nuestros... ¡Gracias, hijo!...Ven aquí para apretarte contra mi corazón que has
- ¿Eres tú quien apesta así? Desde que tu madre te echó al mundo ¿te has aliviado de un enorme peso. ¡Ah si no te hubiera empujado por la nuca
lavado alguna vez, monstruo asqueríjso? aquella mañana, todavía estarías aquí mirando cómo el sol se levanta desde
estos castillos que pronto van a quedar eclipsados por los nuestros... ¿Cómo
- Córtame el pelo. hay que agarrar las cantimploras? Así, ¡agarrémoslas así y que el mundo ente-
- ¡Ah! ¿Crees que vengo para cortar el pelo? Si fuera para eso, me habría ro se cubra de castillos, de nuestros castillos!.... ¡Cómo late mi corazón!
quedado en el pueblo. He venido para enriquecerme, para ser tan poderoso Escúchalo. ¡Cómo tiembla mi mano! ¡Mírala hijo mío! Mira todos estos cas-
como Koffi. tillos de oro, de un momento a otro, van a desaparecer de una vez. ¡La rique-
- Sigue tu camino. Encontrarás lo que encuentres. za, la tenemos en esta cantimplora! El poder, en esta otra. Gracias, hijo mío.
Ahora respiro, ahora vivo. Puedo mirar al sol, levantar la cabeza. ¡Que a partir
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Mosaico de cuentos africanos
Cuentos de Gabón
de ahora luzca más aún el sol y que extienda sus rayos desde nuestros cas-
tillos por todo el universo. L' homme qui fut changé en termitiére
- Así fue como la mujer arrojó la cantimplora al suelo con todas sus fuer- (El hombre que fue transformado en termitero)
zas. En seguida salieron leones, tigres, chacales, todas las fieras del mundo.
Para conjurar la suerte, rompió una segunda cantimplora. Brotaron llamas ANDRÉ RAPONDA'WALKER
por doquier, del cielcj, de la tierra, del viento, de las piedras, de las montañas.
Todo a su alrededor estaba en llamas. I>Í)S perseguían las fieras. Hilos corrían
y seguían corriendo. Las llamas cada vez más rápidas, por todas partes les
impedían la retirada, los rodeaban, formando una alta, altísima e inmensa
torre roja.
cS^
La tercera cantimplora fue arrojada v enseguida se abrió la tierra, se los Mar Mediterráneo
tragó y se volvió a cerrar. Al caer el sol brillaban con todo su resplandor los
castillos de Koffi.
Y desde que tuvo lugar aquella desventura, ya no se maltratan a los huér-
fanos en tierra africana.
Océano Atlántico
O,
Océano Indico
14<)
Mosaico de cuentos africanos
II y avait une fois un pauvre malheureux qui vivait tout seul dans son villa- Alors la femme avertit leur hóte : " Chaqué fois que tu te proméneras
avec les enfants, garde-toi bien de les injurier. Surtout, ne leur dis pas que
ge. II avait perdu tous ses parents.
nous sortons du cráne d'un porc-épic. Sinon, tu verras ce qui t'arrivera ! "
Un jour qu'il était alié visiter les piéges qu'il tendait dans la forét, 11 en rap-
A partir de ce moment, le bonhomme abandonna ses piéges pour se livrer
porta un porc-épic. II le dépouilla, déposa le cráne sur un séchoir et fit cuire
uniquement á la peche. Comme il rapportait tous les jours du poisson en
le reste á l'étuvée, dans des feuilles de bananier, pour le manger au fur et á
abondance. Tune des filies -la cadette- eut la curiosité d'aller voir comment il
mesure. pratiquait. Aprés quelque hésitation, il l'amena un jour avec lui. II prit son
Or, il arriva que durant ses absences, le cráne du porc-épic se changeait fdet et partit. La filie le suivit. Elle portait une vieille calebasse que son pére
en une femme avec ses deux enfants. adoptif lui avait donnée. Cette calebasse, il la tenait de ses parents.
Ixs enfants se mettaient á jouer dans la cour du village que la jeune Arrivés a la plage, le pére jeta son filet et d'un seul coup il remplit une
femme transformait en un petit village tres coquet. Elle faisait ensuite la cui- grande cuvette de poissons. Sur quoi, ils rentrérent au village. Chemin fai-
sine, remplissait d'cau les calebasses, mettait de l'ordre et de la propreté dans sant, il eut besoin de boire un peu d'eau. La jeune filie lui presenta la cale-
la case d'habitation, puis elle se retirait avec ses deux enfants dans le cráne basse. Mais, lorsqu'elle voulut la lui passer, elle lui échappa et tomba sur une
enfumé dans un séchoir. pierre et se brisa. Le pére en courroux, ne put se reteñir et lacha une injure.
En entendant cela, l'enfant se mit á pleurer á chaudes larmes... I ^ pére la
Lorsque le bonhomme revenait de la forct, il ne s'y reconnaissait plus et
consola de son mieux et elle se tut.
croyait s'étrc trompé de village. Peu á peu, cependant, il s'apercevait qu'il
était vraiment chez lui ... Cependant il était fort intrigué de voir que lui qui De retour au village, sa soeur ainée s'aper^ut qu'elle avait les yeux rouges
jusqu'ici était dépourvu de tout, ne manquait plus de rien. Pour en avoir le et lui en demanda la cause.
coeur net il résolut d'aller consulter un Nganga (devin). - " C'est - répondit la cadette - parce que je ne suis pas encoré habituée
a l'air de mer. "
Aprés qu'il cut tout raconté dans les moindrcs détails, le Nganga lui dit :
" Prends ce mélange de graines, d'écorces et de racines aromatiques (isému) Un autre jour, l'ainée voulut, a son tour, accompagner son pére adoptif á
et cache-toi derriére un arbre. Lorsque tu te seras rcndu compte de ce qui se la peche. Celui-ci fit d'abord des difficultés. Mais elle insista au point qu'il
passe chez toi, tu iras en toute háte jeter cette mixture sur les personnes que finit par ceder et la prit avec lui. II lui confia aussi une calebasse d'eau pour
tu verras dans la cour. la soif
Ix; bonhomme, ayant remercié le Nganga, prit congé de lui et rentra á son La peche fut tres fructueuse comme d'ordinaire et ils revinrent tous les
village, tout decide a tenter le coup. deux au village. Tout en cheminant, le pére eut soif I^ jeune filie s'empressa
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L'hommc^i£ut chtjngí' en termitii'rc
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El hombre que fue transformado en termitero
Mosaico de cuentos africanos
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Cuentos de Senegal
Tours de liévre
(Las malas jugadas de la liebre)
BlRAGO DlOP Tours de liévre
Birago Diop
c^
Mar Mediterráneo
Putois, Rat, Civette, Rat-Palmiste et d'autres encoré de la race fouisseuse,
ne furent pas peu étonnés de recevoir ce jour-lá de si bon matin, les uns
aprés les autres, la visite de Leuk-le-Liévre. A chacun le tout-petit-aux lon-
gues oreilles avait parlé tout bas, puis, galopant vif, s'en était alié plus loin
vers la dcmeure du voisin.
Le soleil chauffait dur et dru lorsque, sautillant du derriére, Leuk regagna
l'ombre fraiche de son buisson pour y attendre la fin du jour.
La nuit tombait quand le peuple des longs museaux s'approcha en rangs
serrés du village des hommes oü, cependant, plus d'un de leurs de ai'eux,
pour une aile de poulet, quelques grains de mil et pour autres vois de moin-
dre importance, avaient laissé leurs dépouilles. Les enfants du village, en
effet, aussi lestes que Golo-le-Singe et rapides comme M'bile-la-Biche, y
maniaient de tout temps et dextrement gourdins de cailccdrat et cpieux de
lingué.
Océano Atlántico Civette, Putois, Rat et Rat-Palmiste et les autres, dépassant les champs de
mil et d'arachides, s'approchaient done du village de N'dioum, car le souve-
nir des coups morteis re^us par les peres de leurs peres était ce soir-lá terni
dans leur mémoire par l'image des richesses et du butin que Leuk-le-Liévre
leur avait promis : mil, poulet, arachides, manioc et méme miel que, leur
avait-il dit, Bour-lc-Roi avait entassés dans une case sans issue, construiré au
milieu du village.
()r Leuk, en leur disant cela, savait fort bien qu'il mentait plus qu'á moi-
O, tié, ou plus exactement, il avait oublié un tout petit détail. II savait, mais il
Océano índico s'était bien gardé de le diré, ce que renfermait en outre la case. C'est Thioye-
le-Perroquet qui le lui avait appris. Celui-ci avait surpris les palabres de Bour
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Mosaico de cuentos africanos Tours de ¡iévre
sans-issue qu'il fallait atteindre en creusant la terre depuis les abords jusqu'au - Bour, bilahi ! walahi ! (Hn véritc ! au nom de dieu !) J'ai cru entendrc
centre du village, oü les maisons avaient été démolies sur une étendue de des cris dans la casc-sans-issue.
sept fois sept cent coudées pour y laisser seule la case qu'entouraient sept C)n cnvoya un csclave qui franchit les sept tapates et écouta centre la
tapates. case-sans-issuc.
Gáté depuis son enfance, ne connaissant que ses caprices, Bour-le-Roi - Ce sont des cris d'enfant, rcvint-il diré.
avait decide d'enfermer, dans la case-sans-issue. Anta, la plus jeunc de ses
- Que Ton mettc a mort ce fils de chicn, dit Bour en courroux, ct que Ton
filies, pour savoir, disait-il, si la femme qui n'a connu Thomme pouvait avoir
jette son cadavrc aux charognards.
un enfant.
Ht l'on tua l'csclavc.
Thioye avait entendu ce qu'avait ordonné le roi, et il l'avait répété sans intcn-
tion, simplement pour le plaisir de rapporter, et parce que I^uk avait été le pre- Un autre alia ccouter et revint affirmcr que c'est bien un enfant qui criait.
mier qu'il avait rencontré en s'envolant de l'arbre-des-palabres. Mais Ixuk, qui - Que l'on tue cet enfant d'insolent, ordonna le roi, et le deuxicme escla-
de sa vie n'a respecté ni pére, ni mere, voulait jouer un tour á Bour-le-Roi. II ve fut mis á mort. Ainsi en fut-il de trois autres messagers qui étaient reve-
avait commencé, en les trompant, par se servir des gens á longs museaux. nus diré que c'était un enfant que l'on entendait.
Quand ils eurent débouché dans la case-sans-issue, aprés avoir creusé - Cela n'est pas possible, dit le roi. Qui aurait pu pénétrer dans la case
toute la nuit durant, Rat, Rat-Palmiste, Civette, Putois et les autres s'enfui- ainsi cióse ?
rent en voyant que les richesses promises par Liévre étaient gardées par une II envoya un vieillard aprcs qu'on eut pratiquc un passage á travers les
jeune filie. Le souvenir des malheurs arrivés á leurs ancétres leur était reve- sept tapates. A son retour, le vieillard dit :
nu a la mémoire. Ils s'étaient rappelés á temps qu'á N'dioum les filies étaient
- Oui ! On entcnd bien une voix qui crie, mais je ne pourrais pas diré si
aussi hábiles que les gar9ons dans le maniement des gourdins et des épieux.
Ils regagnérent tous la brousse, se promettant de se venger de Leuk qui les c'est Anta ou si c'est un enfant qui crie.
regardait détaler, caché non loin du souterrain. Quand ils eurent tous dispa- - Que l'on démolissc la case, ordonna Bour, on verra bien.
ru, Ixuk suivit le chemin qu'iis lui avaient tracé et vint trouver Anta : Ainsi que dit, il fut fait, et l'on trouva Anta ct son fils.
- Bour, ton pére, dit-il á la jeune filie, se croit plus malin que quiconque - Qui t'a fait cet enfant ? demanda le roi.
sur terre, mais moi je lui apprendrais encoré beaucoup de choses qu'il igno-
- Mana ((]'est moi), rcpondit Anta.
re. II a cru pouvoir t'empécher d'avoir un mari. Veux-tu de moi?
- Comment c'est toi ? Qui est ton pere, toi ?
- Qui es-tu ? Comment t'appellcs-tu Pdemanda Anta.
- Mana, dit le garqion.
- J e m'appelle Mana (C'est moi).Veux-tu de moi comme mari ?
Ix' royal pcrc et grand-pére ne comprenait rien á tout cela : safiliequi s'ctait
- Oui ! fit la jeune filie.
fait toutc seule un enfant ! et cet enfant déclarait de son cóté étre son propre
Leuk, par le méme chemin, revint tous les jours teñir compagnie a la filie pere !
du roi, tant et si bien qu'un jour elle devint enceinte, et neuf mois aprés, mit
- Que l'on réunisse, dit Bour, sur les conseils des plus vieux notables, que
au monde un garlón. l'on réunisse tout ce qui vit et marche dans le pays.
Trois ans passérent, et Ixuk venait-bien que moins assidúment-voir sa
Quand tous, bctes et gens, furent rassemblés le vendredi, Bour donna
famille et s'amuser avec l'enfant trois noix de cola au fils d'Anta et lui dit :
Un jour Narr, le Maure de Bour, qui se promenait de bon matin récitant - Va remettrc ees colas a ton pere.
des versets du coran prés de la tapate aux sept enceintes, crut entendre des
cris d'enfant. II courut, perdant ses babouches, chez le roi :
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Mosaico de cuentos afru Tours de licvre
L'enfant alia, dévisageant hommes et animaux, hésitant, s'arrétant, repar- II trouva Ségue-la-Panthére prés de la riviére et lui demanda :
tant. Quand il s'approcha de Ixuk-le-IJévre, celui-ci se mit á se gratter
- Mon onclc, pourquoi restcs-tu avec une peau aussi sale et pleine de
furieusement, á sautiller, á se plaindre :
taches ? Pourquoi ne te baignes-tu pas dans la riviére ?
- II y a trop de fourmis et de termites par ici ! Et il changea de place.
- C'cst que, répondit la panthére, je ne sais si je sais bien nager.
L'enfant continuait sa recherche.
- \'.h bien ! enléve ta peau, mon oncle, je vais te la nettoyer pendant que
- Que de fourmis, ma parole ! disait I^uk en le voyant s'approcher et,
tu testeras dans ce trou pour ne pas attraper froid.
d'un bond, il s'en allait plus loin derriére un plus gros que lui.
Segué se dépouilla et, pendant qu'ellc se terrait dans le trou, Leuk, au bord
Cependant, un des vieillards de la suite du roi s'était aper^u du manége de de l'eau, enduisait rintcrieur de la peau de piment aprés l'avoir trempce, et
Ixuk. ensuite :
- Qu'a done Liévre a se plaindre des fourmis et des termites, et á changer - Oncle ! oncle ! rcmets vite ta peau, il va pleuvoir.
constamment de place? fit-il.
PLn effet, le temps mena9ait. ¡Víais elle n'entra que sa patte gauche de der-
- Faites-le rester au méme endroit, ordonna le roi. riérc qu'elle retira prestement. La patte lui brúlait comme si elle l'avait mise
Pour ce faire, on entassa sur trois nattes sept pagnes et une peau de mou- dans un feu ardent.
ton par-dessus. - Leuk ! Leuk ! 9a brúle ! ma peau me brúle !
- Mets-toi ici, frére Leuk, dit un griot, tu n'auras plus á craindre fourmis - C^a doit étre l'eau de la riviére, dit Leuk. Toute la rive au niveau des villa-
ou termites. ges d'en haut n'est plantee que de tabac. Laissons la peau dehors, l'eau de
Forcé fut bien á oreillard de demeurer sur cette couche moelleuse, de ne pluie va la rincer.
plus changer de place, de ne plus se dissimuler, de ne plus éviter l'enfant, qui Pendant que panthére s'en retournait dans le trou, Leuk alia vite cacher la
vint enfin lui tendré les trois noix de colas. peau dans un fourré et revint s'enquérir :
- Ah ! (7est toi ? dit Bour toujours en colére. (7est toi qui te fais appeler - Oncle Ségue, tu as déjá repris ta peau ?
Mana (c'est moi) ? Comment as-tu fait pour arriver jusqu'á ma filie ?
- Non pas, certcs, répondit panthére.
- C'est Putois, Fouine, Rat-Palmiste, Civctte et les autres, leurs frcres et
- Hile n'est plus la. II est tellement tombc d'eau qu'elle a dú étre entrainée
cousins, qui m'ont ouvert un soutcrrain.
á la riviére, expliqua liévre, et il prit le large.
- F^h bien ! je vais te tuer. Allez-vous-en tous, dit Bour aux hommes et
De bon matin, Leuk s'était posté au bord du marigot quand Niéye-l'Hlc-
aux animaux que sa colére faisait trembler encoré. Je vais te tuer, I^uk.
phant et sa tribu arrivérent d'un pas pesant et encoré ensommeillé pour
- Bour, dit Leuk, tu ne peux pas tuer le pére de ton petit-fils ! s'abreuvcr.
- Que peux-tu m'offrir pour racheter ta tete ? - I>e bon Dieu, dit Leuk d'un air attristé, le bon Dieu défend de boire
- Ce que tu voudras, Bour. aujourd'hui au marigot.
- F^h bien ! Avant six lunes, je veux que tu m'apportes une peau de pan- - Que faire ? demanda le vieillard au long nez et aux petits yeux.
thére, deux défenses d'éléphant, une peau de lion, et des cheveux de Kouss- Conseille-nous, Leuk, toi qui es l'ainé.
le-Lutin-barbu, ordonna le roi. - Nous allons monter implorer sa gráce, peut-étre se laissera-t-il fléchir.
- Comment va-t-il faire ? se demandérent les vieillards de la suite du roi. - Et comment faire pour arriver jusqu'á lui ?
Ixuk s'en alia, sautillant du derriére, secouant, clap !clap ! telles des san- I.euk appela M'bott-le-Crapaud qui boitillait non k)in de la et mere
dales de femmes peulhe, ses longues oreilles. M'bonatte-la-Tortue qui pointait le bout de son museau. II renversa M'bonatte
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Mosaico de cuentos africanos l'oiirs cic ¡ii'vrc
sur le dos de M'bott et fit monter sur le ventre de mere Tortue le plus jeune - Rcdrc-la, je rcsterai ici pour la gardcr. Tu rcvicndras la reprendre aprés
de la tribu des éléphants : sur celui-lá un plus ágé et, sur le dos gluant de la chassc.
celui-ci, un autre, et ainsi de s u i t c . q u a n d le vieux chef grimpa, atteignant Lion se dépouilla et partit á la nage vcrs l'autrc rivc. Leuk s'empara de la
presque le del, d'un coup de patte, Ixuk poussa tortue et ploum ! ploum ! pcau ct alia la cachen II rcvint, arrosa l'endroit oü Gayndé l'avait déposée, fit
dans un enchevétrement de pattes, de trompes et de défenses, les éléphants une trainéc jusqu'au fleuve avec son derricrc qu'il avait trcmpce dans l'cau,
tombérent. lis s'affairaient á ramasser les défenses cassées. et cria de toutcs ses forces :
- Ne perdez pas de temps a vous occuper de 9a, leur dit Ixuk. Vous - Onclc lion, oncle ! reviens vite ; l'eau emporte ta peau. Ht 11 sauta dans
ramasserez tout ^a tout á l'heure, le bon Dieu vous donne l'autfjrisation de l'eau. Quand lion revint, il lui dit :
vous abreuver. Dépéchez-vous d'aller boire.
- J ' a i plongc, mais je n'ai rien trouvc. II faut attcndrc que le fleuve baisse.
Quand ils revinrent aprés avoir bu longucment et s'étre asperges a qui
l ú il s'en alia, sautillant du derricrc.
mieux mieux, il manquait les deux plus belles défenses.
Trois lunes ne s'étaient pas ccoulces quand Leuk se presenta chez le roi
- N e cherche pas, dit Leuk au propriétaire, c'est le bon Dieu qui les a pri-
avec la ranzón dcmandée.
ses pour prix de sa mansuétude.
- (]omment a-t-il pu fairc ? se demanda la suitc du roi
Vers le milieu du jour , Leuk trouva , á l'ombre d'un tamarinier, Kouss-
le-Lutin-barbu qui se reposait prés de son gourdin deux fois plus haut que - Comment as-tu fait pour avoir tout cela ? interrogea Bour.
lui et de son keul , sa calebasse généreuse qui se remplit de tout ce qu'on lui - Rcunis tout le monde, et tu sauras, répondit liévre.
demande. Kouss-le-Lutin ne vint pas á la reunión, car , s'étant regardé dans l'eau
- Oncle Kouss, dit Leuk, pourquoi laisses-tu pousser tes cheveux et ta cndormie du marigot, il s'était trouvé si laid sans barbe et surtout sans che-
barbe ? Comme 9a t'enlaidit ! veux sur son cráne qui lui semblait le derriére pelé de Golo-le-Singe. II sut
cependant par les hótes de la brousse que sa colére contre I^uk ne le cédait
- Je ne sais pas me raser et je n'ai pas de couteau, expliqua Kouss-le-
en rien á celle de Niéye-l'Éléphant, de Ségue-la-Panthére et de Gayndé-le-
Lutin-barbu.
Lion qui, eux, ctaient venus a l'appel du roi. Tous avaient expliqué comment
- J ' e n ai un excellcnt, dit licvrc. Je vais te raser, oncle, si tu le veux bien. I Jévre les avait bcrnés et dépouillés.
Et quand il eut fini : - Ce Leuk quand mémc ! ce Leuk alors ! disait chacun.
- J e vais jeter tout 9a en m'en allant. (Continué á te reposer, il fait si chaud - C'est cgal, fit Cíolo-lc-Singe, que le courage n'a jamáis étouffé, c'est égal,
au so leil. i'aime mieux étre dans ma peau, mcme pelee derriére, que dans la sicnne.
Ht Leuk s'en alia, sautillant du derriére, la barbe et les cheveux de Kouss- - II fera bien de ne pas trop s'aventurer en brousse d'ici quelque temps,
le-Lutin dans son sachet. conseilla un vieillard.
Gayndé-le-Lion était sur la rive du fleuve, regardant, d'un (cil courroucé Quand on songea á le chercher, Leuk était déjá loin, il était parti sans
et envieux a la fois, biches, antílopes et cobras qui folátraient sur l'autre rive, prendre congé.
broutaient, gambadaient, se niulaicnt, scmblant le narguer. I-euk survint et
Sur un sentier perdu, il avait trouvé une peau de biche a moitié pelee,
lui demanda :
pleine de trous, rongée par les vers qui grouillaient comme des termites ;
- Ne pourrais-tu attraper et punir comme il le mériterait aucun de ees Ixuk s'en affubla. Boitant bas, tete penchée, il rcncontra Bouki-l'Hyéne, qui
enfants d'insolents, mon oncle ? s'apitoya ;
- C'est que je ne veux pas me mouillcr ma peau. - Ma pauvre biche, que t'est-il done arrivé ?
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Mosaico de cuentos africanos
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Mosj/co de cuentos africanos Las malas jugadas de la liebre
afueras hasta el centro de la aldea, donde las casas habían sido derribadas en gritos de niño. Se fue corriendo al palacio del rey, dejando las babuchas en
una superficie de siete veces setecientos ccjdos, para dejar allí sola la choza el camino.
rodeada de siete tapias.
- Bour, ¡bilahi! ¡walahi! (¡No puede ser! ¡Por dios!). Me parece haber oído
Mimado desde la niñez, caprichoso como ninguno, Bour-el-Rev había gritos en la choza-sin-salida.
tomado la decisión de encerrar, en la choza-sin- salida, a Anta, su hija menor,
Mandaron a un esclavo que atravesó las siete tapias y espió escuchando,
a fin de descubrir - e s o decía- si la mujer que nunca ha conocido a un varón
la choza-sin-salida.
puede quedar embarazada.
- Son gritos de niño - dijo al volver.
Thioye había oído lo que había dispuesto el rey, v el lo había repetido sin
malicia, por el mero placer de cf)ntarlo v porque Ix'uk-la-Liebre había sido la - ¡Que muera ese hijo de perra - dijo Bour irritado - y que tiren su cadáver
primera con la que se había encontrado, cuando se marchó volando del árbol
a las aves carroñcras.
de los conciliábulos. Pero Ixuk, que no ha respetado en su vida ni a su padre Y mataron al esclavo.
ni a su madre, quería burlarse de Bour-el-Rev. Había empezado a utilizar a la Otro se fue a escuchar y volvió afirmando que se trataba efectivamente
gente de los hocicos largos, engañándolos. Cuando alcanzaron la choza-sin- de un niño que gritaba.
salida, después de cavar toda la noche. Rata, Ardilla, Civeta, Turón y los
- Que muera ese insolente - ordenó el Rey - y mataron al segundo escla-
demás huyeron al darse cuenta de que las riquezas prometidas por Leuk-la-
vo. Lo mismo pasó con otros tres mensajeros que volvieron diciendo que se
Liebre las custodiaba una muchacha. Hl recuerdo de las desgracias sufridas
oía a un niño.
por sus antepasados les había vuelto a la memoria. Recordaron aquellos
tiempos en los que las muchachas en N'dioum eran tan diestras como los - No puede ser - dijo el rey. ¿Quién habría podido penetrar en la choza
muchachos en manejar garrotes y palos. Todos volvieron a la selva, con la cerrada de esa manera?
promesa de vengarse de I^uk-la-Liebre que, escondida no lejos de la entra- Mandó a un anciano después de que hubiera abierto un paso a través de
da del subterráneo, los veía huir velozmente. Cuando todos desaparecieron, las siete tapias. Al volver, el viejo dijo: - ¡Pues sí! Se oye claramente una voz
Leuk-la Liebre siguió el camino que ellos habían abierto y se presentó ante que grita, pero yo no podría decir si es Anta o un niño quien grita.
la joven Anta. - Que se derribe la choza - ordenó Bour - ya veremos.
- Bour, tu padre - dijo a la muchacha - se cree más listo que nadie, pero Dicho \' hecho, y se encontró frente a Anta y a su hijo.
yo podría enseñarle aún muchas cosas que ignora. Pensí) que podía impe-
- ¿Quién engendró a ese hijo? - preguntó el rey.
dirte tener un marido ¿Me quieres a mí como marido?
- Mana (Soy yo) - replicó Anta.
- ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas? - preguntó Anta.
- ¿Cómo que eres tú? ¿Y tú, ¿quién es tu padre?
- Me llamo Mana (Soy yo). ¿Quieres casarte conmigo?
- Mana - dl']o el niño.
- ¡Sí! - dijo la muchacha.
1^1 real padre y abuelo no comprendía nada de todo eso:
Leuk volvió todos los días por el mismo camino para hacerle compañía a
la hija del rey, tanto y tan bien que, un día, se quedó embarazada, y al cabo ¡Su hija había hecho un hijo, ella sola! Y ese niño declaraba, por su lado,
de nueve lunas, dio a luz a un niño. ser su propio padre.
Pasaron tres años, y Leuk venía -bien es cierto que con menos asiduidad- ~ Que se conv(x]ue - dijo Bour, a instancias de los notables - que se convoque
a ver a su familia y a divertirse con el niño. a cuanto vive y anda por el país.
Un día, Naar, el Moro de Bour que paseaba, muy de madrugada, reci- (-uando todos, animales y personas, se congregaron el viernes, Bour dio
tando versículos del Corán cerca de la tapia de los siete recintos, creyó oír tres nueces de cola al hijo de Anta y le dijo:
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Mosaico de cuentos africanos Las malas jugadas de la lichr
- Vete a entregar estas nueces de cola a tu padre. - ¿Cómo va a conseguirlo? - preguntáronse los viejos de la corte.
El niño fue a mirar fijamente a hombres y animales, dudando, parándose, Leuk se march('), dando brincos con el trasero, sacudiendo - ¡plof!¡plof!
prosiguiendo su camino. Cuando se acercó a Ixuk-la-Liebre, ésta se puso a - sus largas orejas, como las sandalias de una mujer peul.
rascarse furiosamente, a saltar y a quejarse: Eincontró a Scgue-la-Pantera cerca del río y le preguntó:
- ¡Hay demasiadas hormigas y termitas por aquí! Y cambió de sitio. - ¿Tío, por qué te quedas con esa piel tan sucia y llena de manchas? ¿Por
El niño siguió buscando. qué no te bañas en el río?
- ¡Cuántas hormigas, por dios! Decía I^uk viéndolo acercarse y, de un - lis que - contestó la pantera - no estoy segura de saber nadar bien.
salto, se alejaba un poco y se ponía detrás de alguien más gordo que ella. - ¡Bueno! Quítate la piel, tío, yo te la voy a limpiar, mientras tanto te que-
Sin embargo, uno de los ancianos de la corte había notado el tejemaneje darás en este escondrijo para no pasar frío.
de Leuk-la-Liebre. Segué se despojó de su piel y, mientras se escondía en el escondrijo, Ixuk,
- ¿Pero qué le pasa a Ixuk-la-Liebre para que se queje de las hormigas y a orillas del río, estaba untando el interior de la piel con pimienta después de
termitas, y por qué cambia de sitio constantemente?, dijo. haberla mojado, y a continuación exclamó:
- Mantenedla ahí en su sitio - ordenó el rey. - ¡Tío! ¡Tío! Cúbrete de prisa con la piel: va a llover.
Para que así fuera, en tres esteras se apilaron siete taparrabos, cubriéndo- Parecía en efecto que iba a llover. Ségue-la-Pantera cogió la piel, pero
los con una piel de carnero. no pudo meter sino la pata trasera izquierda que retiró acto seguido. Le que-
- Ponte aquí, hermana Ixuk — dijo un ^rio/ - ya no tendrás que temer a maba la pata como si la hubiera metido en un fuego ardiendo.
hormigas o termitas. - ¡Ixuk! ¡Leuk! ¡Me quema! ¡Mi piel me quema!
- No le quedó más remedio al animal Orejudo que quedarse en aquel - Debe de ser el agua del río - dijo. Toda la orilla de las aldeas río arriba
asiento mullido, sin poder moverse de sitio, ni ocultarse, ni evitar al niño está plantada de tabaco. Dejemos la piel fuera. La lluvia la limpiará.
quien, por fin, vino a darle las tres nueces de cola. Mientras Pantera volvía al escondrijo, Leuk se apresuró) a esconder la piel
- ¡Ah! ¿Elres tú? - dijo Bour que seguía irritado. en la maleza y volvió a preguntar:
- ¿Eres tú quien se hace pasar por mana? - ¿Tío Segué, has vuelto ya a ponerte la piel?
- ¿Cómo te las arreglaste para llegar hasta mi hija? - Pues no - respondió Pantera.
- Fueron Turón, Garduña, Ardilla, Civeta y los demás, sus hermanos y - Ya no está ahí. Llovió tanto que el agua se la habrá llevado al río, expli-
primos quienes me abrieron un subterráneo. có Leuk, y desapareció.
- ¡Pues bien! Te voy a matar. Marchaos todos - dijo Bour a los hombres Al rayar el alba, Leuk se había puesto a la orilla del río cuando Nieye-el-
y animales que aun temblaban por la ira real. - ¡Te voy a matar, Leuk! Elefante y su tribu llegaron, a paso cansino y aún dormidos, para abrevarse.
- ¡Bour - dijo IvCuk - no puedes matar al padre de tu nieto! - Dios, dijo Leuk con cara triste, Dios prohibe que se beba hoy en el río.
- ¿Qué me puedes ofrecer para salvar tu pellejo? - ¿Qué hacer, pues? - preguntó el viejo de la nariz larga y de los ojos
pequeños. - Danos un consejo, Leuk, tú que eres el mayor.
- Lo que quieras, Bour.
- Vamos a subir a implorar su gracia, tal vez se deje influenciar.
- ¡Bueno! Antes de seis lunas, yo quiero que me traigas una piel de pan-
tera, dos colmillos de elefante, una piel de león y cabellos de Kouss-el- - ¿Y cómo vamos a hacer para llegar hasta él?
Duende- barbudo, ordenó el rev. .("Á^ÁJ^Í-^,.
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Las malas jugadas de la ¡iehre
Mosaico de cuentos africanos
Leuk llamó a M'bott-el-Sapo que cojeaba por allí y a madre M'bonatte-la- - Quítatela, yo me quedaré aquí para vigilarla. Después de cazar volverás
Tortuga que enseñaba el hocico. Colocó de un empujón a M'bonatte sobre a cogerla.
el lomo pegajoso de M'bott e hizo subir sobre el vientre de madre Tortuga León se quitó la piel y se fue nadando hacia la otra orilla. Leuk cogió la
al más joven de la tribu de los elefantes: sobre este, a otro mayor y, sobre el piel y fue a esconderla. Volvió, regó el lugar donde Gayndé la había dejado,
lomo del último, uno más, y así sucesivamente... Cuando el viejo jefe subió, con el trasero que había mojado en el agua, hizo un reguero hasta el río, y
alcanzando casi el cielo, de una patada, Ixuk empujó a Tortuga y ¡Plum! luego llamó a grito pelado.
¡Plum! En un enredo de patas, trompas v colmillos, los elefantes se desplo- - ¡Tío León, Tío! Vuelve deprisa; el agua se está llevando tu piel. Y se tiró
maron. Se apresuraron a recoger los colmillos rotos: al agua. Al volver, Ix;ón le dijo:
- N o perdáis tiempo en eso - les dijo Ix*uk. - \ A ) recogeréis luego, pues - Me tiré al agua, pero no encontré nada. Hay que esperar a que baje el
Dios os da permiso para beber. Apresuraos, id a beber. nivel del río.
Cuando volvieron después de saciarse y de rociarse a cual mejor, faltaban Y se fue, dando brincos con el trasero.
los dos colmillos más hermosos.
No habían pasado tres lunas cuando Leuk se presentó ante el rey con el
- N o los busques —dijo Ixuk, al dueño—, Dif>s los ha tomado para resar- rescate pedido.
cirse de su mansedumbre divina.
- ¿Cómo ha podido conseguirlo? - preguntaron los cortesanos.
A eso del mediodía, I^uk encontró, a la sombra de un tamarindo, a Kouss-
el-Duende- barbudo que descansaba junto a su garrote dos veces más alto que
- ¿Cómo te las ingeniaste para obtener todo eso? - preguntó Bour.
él y a su Keu/, su generosa calabaza-escudilla que se llena de cuanto se le pide. - Convoca a todos, y lo sabrás — respondió la Liebre.
- Tío Kouss, dijo Ivcuk, ^jpor qué te dejas crecer el pelo y la barba? ¡Cuánto Kouss-el-Duende no vino a la reunión, pues, habiéndose mirado en el agua
te afea eso! dormida de! río, se había visto tan feo sin la barba y sobre todo sin cabellos
en la cabeza, que parecía el trasero pelado de Golo-el-Mono. Sin embargo, supo
- N o sé afeitarme y no tengo cuchillo - explicó Kouss-cl-Duende-barbudo.
por los habitantes de la selva que su ira contra I^uk no era menor que la de
- Tengo uno muy afilado - dijo la Liebre. - Voy a afeitarte, tío, si estás de Nieyc-el-Hlefante, de Scgue-la-Pantera y de Gayndé-el-Ixón. Todos habían
acuerdo. explicado cómo Leuk los había engañado y desplumado.
Y cuando terminó: - ¡Vaya, vaya con esa Leuk! - decía cada uno.
- Voy a tirar todo esto por el camino. Sigue descansando, hace un sol - Da lo mismo - dijo Golo-el-Mono, que nunca había sido de los más
abrasador. animosos, - da lo mismo, prefiero estar en mi pellejo, aun cuando esté pelado
Y I^uk se marchó, brincando y moviendo el trasero, con las barbas y ios en la parte trasera, antes que estar en el suyo.
cabellos de Kouss el-Duende en su bolsita. - Mejor que deje de andarse por la selva durante algún tiempo - aconsejó
Gayndé-el-IvCÓn estaba en la orilla del río, mirando, irritado y envidioso un anciano.
al mismo tiempo, a ciervas, antílopes y gacelas que jugueteaban en la otra Cuando pensaron en buscarla, Leuk ya estaba lejos, se había ido sin des-
orilla, pacían, brincando, revolcándose. Parecían mofarse de él. Leuk se acer- pedirse.
có y le preguntó:
En un sendero lejano, había encontrado una piel de cierva medio pelada,
- ¿No podrías atrapar a estos insolentes v castigarlos como se merecen, tío llena de agujeros, roída por los gusanos que hormigueaban como termitas;
Gayndé? Leuk se disfrazó con esa piel. Renqueando algo, cabizbaja, se encontró con
- Es que no quiero mojarme la piel. Bouki-la-Hicna, que se compadeció de ella:
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Mosaico de cuentos africanos
4^=2, » ^:^
Mar Mediterráneo
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Océano Atlántico
O.
Océano índico
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Mosaico de cuentos africanos
- Je vais essayer, lui dit-il ; avec l'aide des dieux, je vais essayer de vous
faire avoir au moins une filie, pour dissiper la tristesse qui entoure votre
foyer.
Kanou declara au chasseur et sa femme, par la suite, que l'enfant naítrait,
mais qu'elle serait tétue, curieuse á l'excés, insupportable. I^s deux époux
Trito la Curieuse durent donner leur accord, car, d'aprés la devise de la femme africaine,
mieux vaut l'intraitable que rien.
Yves-Emmanuel Doghé En l'espace de quelques lunes, la filie vit le jour. On la nomma Trito. Cette
naissance comblait les parents de joie. lis s'occupaient d'elle de toutes leurs
forces et la chérissaient sans reserve. Trito grandissait plus belle que toutes
les filies du pays, mais vraiment elle était insupportable, plus insupportable
Dans l'intérieur des terres togolaises, á une lieue environ de la fameuse qu'une mulé.
«Colline aux fées», que la mémoire infailliblc des vieux se rappelle encoré, il
A cóté du village, il y avait une épaisse forét noire. Fauves étranges, génies
y avait un village, un tout petit village d'une dizaine d'ámes, parmi lesquelles
monstrueux et fées estropiées, voilá les terribles créatures qui y vivaient.
vivaient un chasseur et son épouse.
Depuis l'origine du village, les habitants veillaient a ce que ees bois ne fus-
Les habitants de ce village avaient tout pour étre heureux. Et le chasseur sent dérangés. On défendait strictement á tout homme d'aller sur ses bords,
avec sa femme auraient été tout aussi heureux, s'il ne leur manquait la petite invisible paradis reservé aux seuls étres mystérieux et affreux.
chose qui fait la joie de la famille africaine : un enfant.
Trito apprit la longue, effroyable et interminable histoire de cette forét :
Nuit et jour, les deux époux ne cessaient de se lamenter sur leur sort. Lari, comment les personnes qui y pénétraient, soit par mégarde, soit sciemment,
la femme du chasseur, se plaignait si souvent de sa stérilité, que son mari se ne revenaient plus ; comment, par moments, la nuit, on entendait de la des
mit á battre la campagne, á la recherche de charlatán, nécromancien ou chansons de terreur, des cris de détresse et des bruits de fureur ; comment,
médium susceptible de les aider. sur ses flanes, a midi et a minuit, on courait á la vue de quelques spectres a
Un matin, l'hommc arriva dans la case de Kanou, le plus vieux voyant du trois tetes... Mais tout cela ne refroidit pas cette filie. Toujours, elle cherchait
village, qui lui declara avant qu'il eút dit le mobile de sa visite : á se rendre dans ce bois. Ses parents et les proches parents se réunirent et,
- J'ai consulte les dieux á ton sujet, Chasseur ; ils m'ont appris que ta sept jours durant, lui interdirent avec insistance toute approche de ees lieux
femme n'aura jamáis d'enfants. diaboliques ; mais elle n'en eut cure...
Ces mots du vieil homme, peut-étre a cause de leur brutalité, produisirent Peut-étre ees exhortations accrurent-elles sa curiosité de partir á la décou-
sur Atissou (c'est le mjm du chasseur) l'effet d'un coup qu'on lui aurait verte du secret de la célebre forét. Un matin, Trito se mit en route. Les gens
vigoureusement appliqué sur la tete. II crut un instant que son souffle allait (cultivateurs, forains...) qui la rencontrérent ne lui cachérent pas leur opposi-
l'abandonner. Mais il reprit ses esprits et, d'une voix á peine audible, il tion á son dessein. Mais vainement s'efforcérent-ils de la détourner. Bientót,
demanda : elle arriva au sein des bois et s'écria :
- Et vous ne pouvez rien contre ce mauvais sort, Grand Magicien ? — « Oü se cachent les bétes monstrueuses, les génies affreux qui épou-
vantent dans cette forét ? Mes yeux ne cherchent que vous. J'ai appris que
II faut croire que le médium cachait ses intentions afín de jauger l'afflic-
personne n'ose vous aborder. Moi, je suis venue seule aujourd'hui, rien que
tion et la détermination du couple stérile. Car des que le chasseur lui eut posé
pour vous voir et savoir qui vous étes au juste ! »
cette question, il se mit á lui faire des promcsscs.
Plusieurs fois, Trito la Curieuse répéta ees paroles. Elle ne voyait per-
sonne. Cependant elle avait l'étrange sentiment que des yeux la regardaient.
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Tr/fo la Curieuse Mosaico de cuentos africunos
l'épiaient, qui lui étaient invisibles. Alors, elle attacha un fagot et fit appel au Que serait-il advenu de Trito la Curieuse si sa mere, elle, n'avait pas fait
patriarche lutin (Aziza) lui-méme, pour qu'il vint le lui mettre sur la tete. face aux menaces du Génie ? Un tel entétement n'entraine sur soi que la
Soudain, á travers le tourbillon de vent qui souleva jusqu'á la cime des mort ou la souffrance, et notre jeune filie l'a compris au bout du compte.
arbres toutes les feuilles mortes á une lieue a la ronde, surgit devant elle un
gros phcnoméne hideux, épouvantable. Le cctur de Trito ne remua méme
pas. Elle rcnouvela sa demande. Tout bonnement, le Génie lui porta ses
buches sur la tete, disparut aussitót et se glissa dans le fagot.
Avant que Trito n'eút fait cinq pas, son cou était sur le point de se rom-
pre tant le fardeau pcsait lourd sur la tete. Son vásage était tout barbouillé de
larmes. Impossible de se défaire de son fagot. Son cou s'enlisait discrétement
au milieu de ses épaules comme dans un sable mouvant. Elle rencontra une
vieille femme qui se rendait au marché et la pria de l'aider a soulever sa char-
ge pour refaire son coussinet. C'est alors que le Génie entonna cette chan-
son a l'intérieur du fagot :
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Mosaico de cucritos africanos
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Trito la curiosa
¡Niña. Niña.
Lo que tu madre te dice, no lo escuchas
\A) que tu padre te dice, no lo escuchas
No conoces aún la vida
Pero a nadie escuchas,
Y una desgracia te sucederá!
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Postfacio
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5. Gaynde (uolof): el león 156, 157, 164, 165 160, 162, 163, 164, 165, 166
6. Golo (uolof): el mono 151, 157, 158, 159, 165, 166 17. Mana (uok)f): soy yo 77, 152, 153, 154, 160, 161, 162
7. Griot (palabra francesa, en uolof: gueuel): un griot per- 18. Mbeesi: machetes 67, 78
tenece a las castas que están por debajo de la casta de los
nobles; puede desempeñar varias funciones: ser consejero
del rey, juglar, músico y sobre todo, genealogista 13, 154, 162 19. M'bil (uolof): la cierva 159
8. Guclta o aguclmam: lugar donde se encuentra agua, 20. M'bonatte (del uolof): la tortuga 164
normalmente encajonado en las rocas 109, 112
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Glossano
Stock
27. Ni y' abeki gonbó: me ha tratado de puerco espín 145, 148
Cuento: « Pourquoi les couples sont ce qu'ils sont ? »
F^n Pef/f Bodiel et autres cantes de la savane
28. Ntsengu-mantsengu: cestas o grandes recipientes 67, 78
Paris, 1994
Autor: Amadou Hampátc Bá
29. Peul (uolof): una etnia en Senegal; su idioma también se
llama peul; en general, los peul son pastores, con mucho
ganado 25, 27, 32, 34,154, 163,184
L'Harmattan
30. Santaldc (peul): excelentes madres de familia y buenas (-uentos: « La bataillc des deux coqs »
amas de casa. Si sus maridos traen algo a casa, saben « La queue et la peau du bufflc »
cuidarlo, lín cambio, no buscarán nada ni ganarán nada
en \^ liataille des deux coqs et autres cantes de Guiñee
por sí mismas 29, 30, 36, 37
Paris, 2005
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Mosaico de cuentos africanos Editores y revisión de ¡a edición
Présence Africaine
Karthala Cuento: « Tours de liévre »
Cuentos: « Le liévre et l'épervier » F n l^s Cantes d'Amadou Koitmha
« Le monde tourne, le monde change » Paris, 1961
en Contes du pays des Moose Autor: Birago Diop
Paris, 2002
Autor: Alain-Joseph Sissao
AKPAGNON/ACC
Cuento: « Trito la curieuse »
Karthala Fn Cantes et léeendes du '¡\ep
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187
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ULPGC.Biblioteca Universitaria
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a *898406*
BIG 0 8 7 . 5 MOS mos
a presente antología de auince cuentos f r a n c ó f o n o s recoge t e x t o s d e
Malí, Guinea, 6enín, C o n g o , Camerún, 6 u r x i n a Faso, Níger, Costa d e Marfil,
Gabón, Senegal y l o g o . La edición bilingüe responde a la voluntad d e d a r a c o -
nocer el t e x t o original francés - a menudo resultado d e una trascripción oral a
partir d e lengjas a u t ó c t o n a s - junto con la versión española para satisfacer a
aquellos lectores, cada vez más numerosos, q u e g j s t a n d e consultar las fuentes.
La temática na sido uno d e los criterios prioritarios en la selección de estos
cuentos representativos del área subsanariana francófona. E I lector encontrará
una materia rica, diversificada y amena en acjuelbs relatos que difieren también
en el aspecto formal.
Pero el cuento no es solo diversión u entretenimiento. E n una sociedad en
conflicto, ha servido también para ilustrar y resolver cuestiones espinosas, a
través de imágenes, símbolos, o trasladando a mundos irreales situaciones h u -
-
manas demasiado embarazosas, d a n d o paso a la voz d e la sabiduría popular, la
c
más escuchada desde tiempos inmemoriales. r—
Ese aspecto e t n o l ó g c o del cuento resulta probablemente el más enriquece-
d o r pues nos introduce en la cotidianidad de aquellas sodedades ancestrales no
sin recurrir a cierto disfraz o travestismo, el que ofrece el rico bestiario africano,
ese mundo animal que toma la palabra y se codea c o n protagonistas humanos
con un desparpajo sin tabúes.
r
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Colaboran:
aniversario
CUCID
dentro Universitario de
Cooperación Inlemacionat poro el De