Bronquiolitis y Crup Pediatria Internado
Bronquiolitis y Crup Pediatria Internado
Bronquiolitis y Crup Pediatria Internado
MARTINIANO CARVAJAL
PEDIATRÍA
BRONQUIOLITIS MIP. CORONA LARA VICTORIA MABELY
La bronquiolitis es la infección respiratoria aguda de vías respiratorias inferiores más
frecuente en niños menores de un año y supone el 18% de todas las hospitalizaciones
pediátricas. En 1993, McConnochie estableció unos criterios clínicos para definir la
bronquiolitis:
ETIOLOGÍA Y EPIDEMIOLOGÍA
El virus respiratorio sincitial (VRS) es el virus detectado con más frecuencia en los niños con bronquiolitis, seguido por
rinovirus, bocavirus (HBoV), adenovirus, metapneumovirus (hMPV), y con menos frecuencia parainfluenza y virus de la
gripe.
Virus respiratorio sincitial
Los niños que sufren bronquiolitis por rinovirus, en comparación con los infectados por VRS, suelen ser de mayor
edad, acuden con más frecuencia a la guardería, presentan más dermatitis atópica y suelen tener antecedentes
maternos de asma o atopia.
Metapneumovirus humano
Bocavirus humano
Se trata de un virus ADN, perteneciente a la familia Parvoviridae, subfamilia Parvovirinae, género Bocavirus.
El HBoV circula con claro predominio en los meses de otoño y comienzos del invierno.
Los niños de entre 6 meses y 2 años son los de mayor riesgo de sufrir infecciones por este virus, pero la edad
media de los niños hospitalizados por bronquiolitis por HBoV se sitúa alrededor de los 9 meses
FISIOPATOLOGÍA
En respuesta a la infección se liberan diferentes citoquinas, como son la interleucina 6 (IL6), factor el de necrosis
tumoral α, quimiocinas .
La interacción entre todos los factores es compleja, ya que actúan de forma coordinada reclutando y activando
células dendríticas, células mononucleares y neutrófilos en la vía aérea.
Las lesiones anatómicas producidas por el virus son necrosis y edema del epitelio bronquial, con
destrucción de células ciliadas, aumento de detritos celulares y aumento de la producción de moco, con
formación de tapones, dando lugar al estrechamiento de la vía aérea, mediada en parte por la liberación
de leucotrienos, prostaglandinas y óxido nítrico
CLÍNICA
La dificultad respiratoria de intensidad creciente alcanza su máxima expresividad en 24-48 horas, momento en
el que se producen la mayoría de los ingresos hospitalarios, para después mejorar gradualmente. La apnea
puede ser el síntoma más llamativo en los pacientes menores de un mes
Afortunadamente la mayoría son formas leves y los síntomas desaparecen en menos de una semana, aunque la
tos, que es el último síntoma en desaparecer, puede persistir hasta 3-4 semanas.
En la exploración física se aprecian los signos de aumento del trabajo respiratorio, taquipnea, uso de los músculos
accesorios, aleteo, retracciones. En la auscultación se aprecia hipoventilación con estertores crepitantes,
sibilancias espiratorias e inspiratorias y espiración alargada.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de la bronquiolitis es fundamentalmente clínico, basado en la anamnesis y en la exploración
física. Las pruebas complementarias no suelen ser necesarias salvo en situaciones muy concretas.
En la anamnesis es fundamental indagar sobre aquellos factores que se han relacionado con mayor riesgo
de progresión a enfermedad severa:
❖ La presencia de letargia.
❖ La historia de apnea.
Pulsioximetría transcutánea (SatO2 ); Se debe utilizar en la valoración inicial de todos los pacientes y en el
control de los cambios clínicos en los niños con compromiso respiratorio
Gasometría capilar; No se recomienda realizar de forma rutinaria una gasometría en los niños con bronquiolitis
Radiografía de tórax; La radiografía de tórax en la bronquiolitis leve suele ser normal o mostrar signos de
atrapamiento aéreo, atelectasias laminares, segmentarias e incluso lobares en las formas más evolucionadas.
Únicamente estaría indicada en los niños con afectación grave, mala evolución o si existen dudas diagnósticas
❖ Nutrición e hidratación En los casos leves se ha de intentar la ingesta oral de forma fraccionada, reservándose
para las formas graves la vía parenteral o enteral por sonda nasogástrica. Cuando la frecuencia respiratoria es
mayor de 60 rpm y se asocia a congestión nasal importante, el riesgo de aspiración es real, por lo que la
alimentación por vía oral puede no ser segura
❖ La administración intravenosa de líquidos se plantea en los casos graves en los que no es posible conseguir una
adecuada hidratación por otros medios. La cantidad de líquidos a administrar será la correspondiente a las
necesidades basales más las pérdidas previas y en curso.
Oxigenoterapia, La corrección de la hipoxia es el principal objetivo del tratamiento. Para ello hay que aportar
oxígeno mediante gafas nasales o mascarillas faciales, con el fin de disminuir el trabajo respiratorio y mantener
saturaciones de oxígeno adecuadas
En general se recomienda instaurar la oxigenoterapia cuando la SatO2 es < 92% (National Institute for Health
and Care Excellence [NICE], 2015), aunque la American Academy of Pediatrics (AAP) (2014) y la Canadian
Paediatric Society (2014) la aconsejan cuando la SatO2 está persistentemente por debajo del 90%, en niños
sanos.
Ventilación con presión positiva (CPAP) Se debe considerar esta opción terapéutica en el caso de fallo
respiratorio inminente (signos de agotamiento, disminución de esfuerzo respiratorio, apnea, fracaso para
mantener saturaciones adecuadas a pesar de oxigenoterapia).
Medidas higiénicas El VRS presenta alta infectividad y se transmite por secreciones mediante las manos o
fómites, donde puede sobrevivir entre 6-12 h. Asilamiento en área de pacientes respiratorios.
Fisioterapia respiratoria Al no demostrarse beneficio clínico, no está indicada su utilización en la fase aguda.
Se podría considerar su uso en pacientes con enfermedades asociadas.
Broncodilatadores
Son los fármacos más prescritos. En relación a los β2 -agonistas (salbutamol), algunos estudios han mostrado
cierto efecto beneficioso cuando se valora como medida principal del efecto la mejoría clínica a través de una
escala clínica. Su uso no afecta a la resolución del proceso, no modificando la tasa de ingresos ni los días de
hospitalización
La adrenalina nebulizada se ha utilizado también como broncodilatador. Comparada con placebo, algunos
estudios han observado una cierta mejoría clínica (escala de síntomas) en pacientes no ingresados, así como una
ligera disminución de la tasa de ingresos, pero no han observado diferencias en cuanto a la duración de la
estancia hospitalaria
Ribavirina Se trata de un agente antiviral de amplio espectro utilizado en casos graves de bronquiolitis y en
lactantes con factores de riesgo. Los ensayos sobre la ribavirina carecen de poder suficiente como para
proporcionar estimaciones fiables de los efectos.
GRACIAS
HOSPITAL GENERAL DE MAZATLÁN DR. MARTINIANO CARVAJAL
PEDIATRÍA
CRUP MIP. ZAZUETA PAUL RENE
La laringitis aguda es una causa frecuente de obstrucción aguda de las vías aéreas superiores en la infancia,
siendo un motivo de consulta habitual en un servicio de urgencias.
Es un síndrome caracterizado por la presencia de un grado variable de tos perruna o metálica, afonía, estridor
y dificultad respiratoria
La incidencia estimada es del 3-6% de niños entre 3-6 meses y 6 años, con una incidencia máxima en el segundo
año de vida y durante el otoño y el invierno, predominando en varones (relación 2:1).
La laringitis aguda es causada generalmente por cuadros víricos, presentando un curso más tórpido y
asocia síntomas de infección viral (fiebre, rinorrea, etc.). La principal causa es el virus parainfluenza tipo I, pero
otros virus que lo pueden causar son el parainfluenza 2 y 3, virus respiratorio sincital, virus influenza A y B, el
adenovirus y el sarampión.
La laringitis espasmódica se presenta de forma más repentina, con un curso más recortado y tendencia a repetirse.
La etiología no se conoce, se ha relacionado con una hiperreactividad de las vías aéreas a estímulos inespecíficos
(estrés, reflujo gastroesofágico, atopia, etc.)
La mayor parte de los cuadros son leves (60%) y, aunque
remiten espontáneamente en unos días, hasta un 15%
ocasionan consultas repetidas. Solo un 5% de los casos
presenta criterios de gravedad y de ingreso hospitalario.
En la laringitis los exámenes complementarios son, en general, poco útiles y su práctica sistemática no es
imprescindible.
La gasometría arterial es muy útil para evaluar la insuficiencia respiratoria, pero presenta el inconveniente de
ser una técnica cruenta y que, en ocasiones, no refleja la situación clínica real del paciente. Por ello, debe
reservarse para aquellos casos más graves en que la monitorización invasiva sea imprescindible.
Por lo que respecta a las técnicas de imagen, la radiografía de tórax se reserva para cuando hay sospecha de
clínica asociada.
CRITERIOS DE INGRESO HOSPITALARIO
En todos los casos es esencial garantizar la permeabilidad de la vía aérea del paciente, su adecuada oxigenación
y ventilación utilizando las medidas terapéuticas necesarias.
Como en toda dificultad respiratoria, se pautará oxigenoterapia, con gafas o mascarilla, a 2-3 l/min
Antes de iniciar cualquier tratamiento, es importante que el niño se encuentre tranquilo; para ello le pondremos
en una posición cómoda, implicando esto en la mayoría de los casos la presencia de un familiar o acompañante.
Con esta medida conseguiremos no irritar al paciente y que la medicación sea más efectiva
❖ Humidificación (humedad ambiental)
Se aconseja dejar al paciente en observación al menos durante 3-4 horas tras su administración antes de decidir el
alta
Glucocorticoides
Se ha demostrado su utilidad porque mejoran los parámetros clínicos, disminuyen la estancia hospitalaria,
reducen la necesidad de tratamientos ulteriores con adrenalina, disminuyen el número de pacientes trasladados
a UCIP y el número de niños que precisan intubación.
La budesonida nebulizada en el tratamiento de la laringitis aguda moderada, así como su apoyo en la grave.
Se administra a dosis de 2 mg, independientemente del peso y la edad
También existe una amplia evidencia del beneficio de los corticoides sistémicos en el tratamiento de la laringitis.
El corticoide más utilizado y estudiado ha sido la dexametasona, probablemente por su potencia y duración.
La dosis varía en los diferentes estudios entre 0,15- 0,6 mg/kg, pero con una dosis máxima de 10 mg.
En el caso de no disponer de dexametasona, otra alternativa sería la prednisona o prednisolona a dosis de 1 mg/
kg/día durante 3 días.
Algoritmo de tratamiento
Crisis leve (Westley ≤3): ante laringitis leve sin dificultad respiratoria se puede iniciar pauta de corticoterapia oral
(o nebulización de budesonida si presenta intolerancia oral) y dar alta con signos de alarma.
Crisis moderada (Westley 4-5): si no presenta afectación del estado general o dificultad respiratoria importante,
se podría intentar administrar inicialmente una dosis de corticoide (oral o nebulizado) y mantener en
observación. Si presenta mejoría se podría plantear el alta. Pero si en un inicio presenta dificultad respiratoria o
falta de mejoría con el tratamiento anterior, sería indicación de administrar la adrenalina nebulizada.
Crisis grave (Westley ≥ 6): iniciar tratamiento con nebulización de adrenalina junto con pauta de corticoterapia
oral. Si presenta mejoría, se podría mantener en observación 3-4 horas y plantear alta si la evolución ha sido
buena. Si no presenta mejoría o empeora, valorar nueva nebulización de adrenalina (hasta tres dosis en
intervalos mínimos de 30 minutos) y asociar nebulización de budesonida.
CRITERIOS DE ALTA
❖ No estridor en reposo.
❖ Saturación > 95%.
❖ Ausencia de dificultad respiratoria.
❖ Buena coloración y buen estado general del paciente.
❖ Buena tolerancia oral a líquidos.
❖ Capacidad de acudir nuevamente al hospital si presenta
empeoramiento.