D1. D) Masculinidades

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Unidad Violencia contra las Mujeres

Programa de Prevención en Violencia contra las Mujeres

Dimensión 1. Sensibilización y conocimiento sobre la violencia y


enfoque de género.

Guía Herramientas Temática D)


Masculinidades

Contenidos 1.- Construcción de la masculinidad.


2.- Subjetividad masculina
3.- Masculinidad hegemónica.
4.- Características de la masculinidad tradicional o hegemónica.
5.- Masculinidad hegemónica y violencia de género.
6.- Masculinidades alternativas y libres de violencia.
7.-Implicando a los hombres; algunos ejemplos de
masculinidades alternativas.
Objetivo: Comprender los procesos de construcción de las masculinidades
y su relación con las violencias de género, promoviendo la
desnaturalización de la masculinidad hegemónica.
Resultado esperado: Levantar propuestas para implicar a los hombres en la
erradicación de las violencias de género en las organizaciones y
comunidades.

1. Construcción de la masculinidad.

Aunque no se puede hablar de una sola masculinidad característica de un


período u otro, siempre existe un modelo normativo del ser hombre. Este modelo
permite reconocer ciertas masculinidades, definidas contextualmente por oposición a lo
femenino y por las conductas socialmente establecidas que determinan los roles
sexogenéricos ideales.

La masculinidad deseable, que cruzó distintos sectores sociales, se configuró


sobre la base de dos ejes complementarios: la virilidad, expresada en el potencial
sexual y en la fuerza física; y la hombría, relacionada con la respetabilidad social y
familiar de los varones. La acción de estos dos ejes consolidó como vivencias cruciales
de la identidad de los hombres chilenos el tener hijos, formar un hogar y trabajar para
proveer a la familia; es decir, un modelo masculino tradicional, aunque de carácter
flexible, el que, con algunas transformaciones, se mantiene hasta hoy.

2. Subjetividad masculina.

La normativa de género que organiza la subjetividad masculina se funda en dos


ideologías. (i) La ideología del individualismo de la modernidad. (Centrado en sí
mismo, autosuficiente, que se hace a sí mismo, racional y cultivador del conocimiento,
que puede usar el poder para conservar sus derechos. ¡Hazte a ti mismo y triunfa!).
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(Gil, 1997). (ii) La satanización/eliminación del otro distinto. (Desde la antigüedad el


soldado guerrero y conquistador, promoviendo al sujeto valeroso, fuerte e
invulnerable, inconmovible, competitivo y bélico con códigos de honor y obediencia por
encima de todos). (Elias, 1992).

De esta ideología se derivan otras creencias matrices como:


● La belicosidad heroica, que valida la violencia individual y grupal como defensa
y control de lo ajeno (Solana, 1997).
● La superioridad masculina sobre las mujeres, por la que los varones se creen
con mayor derecho que ellas a la libertad y las oportunidades.

3. Orígenes de la masculinidad hegemónica.

La masculinidad hegemónica, construida a partir de los roles de padre de familia,


mercader o hacendado y vecino respetable, en el contexto de un Chile colonial de
marcado carácter señorial y autoritario, se definió a lo largo de todo el siglo XIX y de la
primera mitad del siglo XX, fundamentalmente, desde su condición de ciudadano y
elector.

Basada en los valores de la racionalidad ilustrada y en la actuación en el espacio


público, a través de formas delimitadas por códigos establecidos en los manuales de
urbanidad, el modelo dominante, asociado al cuerpo de los varones de la élite, se
sintetizó en la imagen del caballero burgués o gentleman, un hombre trabajador,
honorable, respetado públicamente y controlado en sus instintos.

“La masculinidad hegemónica produce y reproduce jerarquías sociales en base a


la discriminación de género, suponiendo un lugar inferior y subordinado para las
identidades y expresiones de género femeninas”.
Fuente: Agostina Chiodi, Luciano Fabbri y Ariel Sánchez, 2019

Desde la masculinidad hegemónica se determina lo que se conoce como “sujeto


cartesiano”, que se caracteriza por: (i) Ser hombre, (ii) Ser blanco, (iii) Ser
heterosexual, (iv) Ser cisgénero, (v) Tener altos ingresos, (vi) Ser fuerte, (vii) Ser
independiente, (viii) Tener potencia sexual. El modelo patriarcal y la masculinidad
hegemónica ha impuesto que quienes se acercan a estas características tienen
mayores probabilidades de generar dominancia en su entorno.

4. Características de la masculinidad tradicional o hegemónica.

Este modelo de masculinidad tradicional o hegemónica presenta las siguientes


características:

1. Construcción por oposición: La masculinidad hegemónica se


construye como norma, es parte de los imperativos socioculturales que se aprenden e
interiorizan. Esta masculinidad se construye como negación, como diferenciación con lo
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femenino, en oposición a todo lo que se relacione con lo femenino. Ser hombre es “no
comportarse como una mujer”.

2. Trabajo, paternidad y heterosexualidad: Para autores como


Olavarría y Parrini, el hombre construye su identidad en torno a 3 ejes:
✔ El trabajo como núcleo de su respetabilidad social. El trabajo le da prestigio,
poder, autoridad, seguridad, le permite ser proveedor y por lo mismo crea
obligaciones y establece jerarquías entre hombres y mujeres.
✔ La paternidad, vista como un rito de pasaje que consagra la relación de
autoridad y sumisión de la mujer y los/as hijos/as.
✔ Finalmente, la heterosexualidad, como deseo, posesión y penetración de
mujeres, no de hombres.

3. Búsqueda de poder: Los hombres son impulsados a buscar poder y a


ejercerlo, buscan entonces establecer relaciones de subordinación, tanto con las
mujeres como con diversidades sexo genéricas y otros varones.

4. Vínculo con la violencia, “el hombre factor de riesgo”: La violencia


de los hombres es el resultado tanto del ejercicio del poder, como de la percepción de
su derecho a los privilegios y al supuesto “permiso” para ciertas formas de violencia.
La violencia, o amenaza de violencia, se usa para establecer y mantener el orden
jerárquico entre los géneros. Niños y hombres aprenden a utilizar selectivamente la
violencia.

5. Demostración de hombría: Para el autor Badinter ser hombre implica


un trabajo, un esfuerzo que se enmarca en deberes, demostraciones y pruebas
respecto a esa hombría. La mujer tiene que ser como la madre, se identifica con ella,
en cambio el hombre debe alejarse de las características femeninas como la ternura y
el cuidado de otros/as. El hombre se pasaría la vida tratando de demostrar que: No es
mujer, No es homosexual y No es un bebé.

6. Costos para los hombres: Bajo el sistema patriarcal este modelo de


masculinidad también implica importantes pérdidas para los hombres: se les priva de
una parte de su sensibilidad, lo que limita su desarrollo afectivo (por ejemplo, se les
limita vivir la paternidad plenamente, expresar sus sentimientos o expresarlos desde la
ternura (sí desde la “dureza”). Se les imponen responsabilidades de gran magnitud
que pesan en sus proyectos de vida (como sentirse responsables del destino de sus
familias). No pueden llorar, deben ser fuertes, proveedores, responder activamente a
los impulsos sexuales, despreocupados de su salud y cuidado personal. Asimismo, y
peligrosamente, la rabia parece ser la única emoción legitimada socialmente para los
hombres.

Bajo este concepto de masculinidad no es posible concebir un desarrollo


humano integral. Si bien, muchos hombres siguen reproduciendo una masculinidad
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hegemónica o tradicional, y se resisten a renunciar a sus privilegios y poder derivados


del sistema patriarcal, otros están avanzando en la construcción de masculinidades
llamadas “alternativas”, “nuevas” o “igualitarias”.

5. Masculinidad hegemónica y violencia de género.

La masculinidad hegemónica es el modelo dominante de la sociedad occidental, con


mayor autoridad, valoración y poder económico. Aparejada a la división sexual del
trabajo, la valoración, el prestigio y el reconocimiento social hacia varones, mujeres y
diversidades sexo genéricas, también se han dado y se dan de manera desigual y
jerárquica. Más aún, desde hace siglos se legitima y sostiene a los varones como la
autoridad para ejercer el poder de distintas formas y en distintos espacios. Este poder
se expresa en el trato y las decisiones sobre múltiples temas y, a su vez, es desde esta
relación asimétrica de poder que se ejerce la violencia contra mujeres, niñas/os y
comunidad LGBTIQ+, en sus distintos tipos y modalidades, razón por la cual se la
denomina violencia machista o violencia por motivos de género.

Los hombres aprenden que tienen que rechazar cualquier rasgo asociado a lo que
socialmente se comprende como “femenino”. Y la vulnerabilidad y la fragilidad son
parte de esos rasgos. En muchos casos, la demostración de potencia (como opuesto a
la vulnerabilidad) se evidencia solo en la posibilidad o capacidad de vulnerar a
otros/as.

La manera más común de mostrar que no se es vulnerable es vulnerando a otra u


otro. Todo comienza en juegos para “pasivizar” a otros varones, en situaciones de
burla competitiva o humillaciones que producen diferentes categorías de varón
(débiles, maricones, llorones, pollerudos, nenes de mamá) y luego se traslada hacia el
modo en que debe desplegarse la demostración de la heterosexualidad (piropos, acoso
callejero, insistencia sexual, violencia física, violaciones en grupo). No es que
necesariamente todos van a realizar ese camino hacia formas de violación grupal, pero
es interesante dar cuenta de que la lógica de fondo es similar: “el cuerpo del/de la
otro/a me pertenece”.

En su libro Masculinidades y feminismo, Jokin Azpiazu Carballo (2017) dice que


debemos pensar a la violencia de género como parte del continuum del sistema de
género que es, en sí mismo, violento. Por lo tanto, no alcanza simplemente con
repudiar formas de violencia o repudiar a los violentos, sino que hay que cortar con las
formas en que se reproduce la masculinidad normativa y su vínculo con la violencia.

6. Masculinidades alternativas y libres de violencia.

Las masculinidades alternativas reconocen que existen variadas formas de ser


hombre, diversos ideales, creencias y valores, han existido y existen diversas
subjetividades masculinas (Ramos, 1997, Bonino, 1997). Este ideal genérico
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transformador, establece la sensibilidad y la empatía como características para romper


con el modelo hegemónico de masculinidad.

Para lo anterior, es necesario entregar herramientas a la niñez, sin distinción de


género, a través de una educación afectiva que contribuya con el desarrollo emocional
y con la expresión de los sentimientos, especialmente si son de vulnerabilidad, temor,
tristeza, dolor o inseguridad.

La heteronormatividad establece que quienes sean asignados como hombres al


nacer se mantengan siempre bajo control, como si las emociones antes descritas no
fuesen parte de una vivencia masculina. Esto genera una experiencia emocional bajo la
lógica de todo o nada, blanco o negro, sin espacios para grises. Dicho de otra forma,
están bien o están mal, sin lograr distinguir la amplia gama de las emociones
humanas.

Uno de los focos más importantes de las masculinidades alternativas es acabar


con la violencia de género y con las actitudes que conducen a ella; romper con el mito
del hombre violento y que todo lo puede, y rechazar cualquier forma de machismo que
aparezca en la vida cotidiana.

Lo anterior significa que se debe trabajar en la empatía, o sea, en aprender a


leer no solo las emociones propias, sino que las de quienes están en el entorno, y
ponerse en la situación emocional de otras personas. Esta habilidad cognitiva y
afectiva se desarrolla a través del ejercicio de labores de cuidado y ha de reproducirse
en todos los espacios.

La empatía tiene que ver con el ejercicio cotidiano de una masculinidad que
abraza aquello sobre cuya negación ha sido construida, que niega el mandato de la
competencia y la dominación, y que se funda en un principio de corresponsabilidad
personal, familiar y laboral. Un ejemplo de ello es la distribución negociada y justa de
las labores de cuidado, limpieza y mantención del hogar.

Autoras como Judith Butler, Raewyn Connell, R.W. Connell y Gloria Jean
Watkins (bell hooks) han contribuido significativamente al análisis y la redefinición de
las masculinidades. Las "nuevas masculinidades" buscan superar estereotipos
tradicionales y promover una expresión más diversa y positiva de la masculinidad. Este
término implica un cambio en las expectativas culturales y sociales en torno a lo que
significa ser hombre, fomentando actitudes y comportamientos más igualitarios,
respetuosos y conscientes.

Las masculinidades alternativas desafían las nociones restrictivas de género que


pueden contribuir a la toxicidad y promover relaciones más equitativas entre los
géneros. Se caracterizan por;
● De-construcción de estereotipos y roles de género.

● Conciliación y corresponsabilidad de los cuidados.


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● Conexión y expresión de las emociones.

● Relaciones más igualitarias.

7. Implicando a los hombres, Masculinidad hegemónica y


violencia de género.

Las masculinidades alternativas pueden manifestarse de diversas formas y abarcan


una variedad de comportamientos, actitudes y valores que desafían los estereotipos
tradicionales de masculinidad. Algunos ejemplos de masculinidades alternativas
podrían incluir:

1. EXPRESIÓN EMOCIONAL Hombres que se sienten cómodos expresando una


gama completa de emociones, y que no temen mostrar vulnerabilidad o buscar
apoyo emocional.
2. EQUIDAD EN LAS RELACIONES Hombres que promueven relaciones de pareja
basadas en la igualdad, compartiendo responsabilidades domésticas y tomando
decisiones de manera conjunta.
3. PATERNIDAD ACTIVA Hombres que asumen un papel activo y comprometido en
la crianza de sus hijos/as, desafiando las expectativas tradicionales de la
paternidad distante.
4. RECHAZO DE LA VIOLENCIA Hombres que repudian la violencia como medio
para resolver conflictos y abogan por la resolución pacífica de problemas.
5. ALIANZAS FEMINISTAS Hombres que son aliados conscientes del feminismo,
trabajando junto con mujeres y diversidades sexo genéricas para abogar por la
igualdad de género y cuestionar las normas patriarcales.
6. DIVERSIDAD EN LA MASCULINIDAD Hombres que celebran y respetan la
diversidad en las expresiones de género y reconocen que no hay una única
forma de ser "masculino".
7. CONCIENCIA DE PRIVILEGIOS Hombres que son conscientes de los privilegios
asociados con su género y trabajan para desafiar las desigualdades sistémicas.
8. DESAFÍO A ESTEREOTIPOS DE BELLEZA Hombres que rechazan los estándares
de belleza rígidos y aceptan una variedad de formas corporales y apariencias.

Estos ejemplos representan una evolución hacia una comprensión más amplia y
positiva de la masculinidad, promoviendo relaciones más igualitarias y sociedades más
justas en términos de género.

No olvidar:
Las masculinidades alternativas son diversas formas de manifestar los comportamientos,
actitudes y valores fuera de la norma que impone la masculinidad hegemónica;
comprendiendo esta como el constructo social impuesto por el sistema patriarcal que
posiciona a los hombres tanto como personas privilegiadas dentro de la esfera pública,
como sujetos con simbolismos sociales estructurados por la productividad, la vida privada
(hombre de familia/jefe de hogar) y características físicas y psicológicas determinadas.
Por lo tanto, promover la deconstrucción de la masculinidad hegemónica, contribuye a la
transformación de las relaciones de violencias de género que dicha masculinidad
reproduce.
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Bibliografía.

● Azpiazu Carballo, Jokin (2017). Masculinidades y feminismos, Barcelona, Virus.

● Agostina Chiodi, Luciano Fabbri y Ariel Sánchez, 2019. Varones y masculinidad(es).


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masculinidades y prevención de la violencia de género. Disponible en:
● https://minmujeryeg.gob.cl/wp-content/uploads/2021/05/Diagramacion-final-
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● Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (2020) 6ta Versión Curso E-
Learning “Herramientas para el Abordaje de la Violencia contra las Mujeres desde
un Enfoque de Género y en Derechos Humanos”
● CulturaSalud/SENAME (2011). Previniendo la violencia con jóvenes: talleres con
enfoque de género y masculinidades. Manual para facilitadores y facilitadoras.
Santiago de Chile: Servicio Nacional de Menores / CulturaSalud /EME
● Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género (MINMUJER), 2020. Paso a paso:
corresponsabilidad en los hogares.
● Ministerio de la Mujeres, Géneros y Diversidades de Argentina, 2022.
Masculinidades sin violencia. Colección XYZ. Disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/masculinidades_sin_violencias.pdf
● Carvajal, Z, Chinchilla, H., Penabad, M., Ulate, C. (2014). Guía para acompañar
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http://www.flacsochile.org/publicaciones/inclusion-social-y-equidad-en-
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● Castañeda M. (2002). El machismo invisible regresa. Santillana.
https://www.academia.edu/5895888/EL_MACHISMO_INVISIBLE_REGRESA_Marina
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● Equipo Rebelde. (2019, 10 septiembre). Resultados de nuestra encuesta sobre
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http://larebeliondelcuerpo.org/2019/09/08/resultados-nuestra-encuesta-
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● Torres, L. (2018) Interiorización de los estereotipos de género en la sociedad
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