Las Raices Celtas de La Literatura Caste
Las Raices Celtas de La Literatura Caste
Las Raices Celtas de La Literatura Caste
EXCMO. SR. D.
MARTÍN ALMAGRO GORBEA
Y CONTESTACIÓN DEL
MADRID, MMXVII
REAL ACADEMIA DE DOCTORES DE ESPAÑA
Introducción 8
Justiicación de tema: raíces celtas de la literatura castellana 8
De la literatura celta a la literatura popular 9
Los celtas en Hispania y sus creaciones literarias 10
Nueva orientación de los estudios celtas 11
La literatura celta 12
Los indicios de literatura celta prerromana 12
La literatura celta de Irlanda 15
La literatura celta en la antigua Britania y en Bretaña 17
La literatura celto-hispana 19
Aedos y poemas en en el Bronce Final 19
La literatura oral entre las tradiciones populares de origen celto-hispano 20
Los “restos” supervivientes de la literatura celto-hispana 21
Poemas épicos celto-hispanos 23
El ciclo épico del “Héroe fundador” (p. 24). Niethos-Neton, dios solar
y de la guerra (p. 26). Gargoris y Habis (p. 28). El héroe y el
monstruo lobuno (p. 30). La cacería del jinete infernal (p. 31).
Conclusión 58
Discurso de contestación
del Excmo. Sr. D. Emilio de Diego García 61
Notas 71
Discurso de ingreso
del
Excmo. Sr. D. Martín Almagro Gorbea
Excmo. Sr. Presidente,
Excmos. Sras. y Sres. Académicos,
Señoras y señores,
Queridos amigos todos:
También deseo en esta ocasión recordar con afecto, aunque sea de forma breve,
a mi predecesora, la Académica de Número Dra. María Ruiz Trapero, quien fue
Presidenta de la Sección 2ª de Humanidades de esta Real Academia de Doctores
de España.
Conocí a la Dra. María Ruiz Trapero hace más de 50 años, cuando trabajaba
con mi padre en el Instituto Español de Prehistoria del CSIC, entonces situado
en el Museo Arqueológico Nacional. La recuerdo siempre como una mujer muy
afable, que atendía gustosa mis consultas sobre Numismática, que fue su princi-
pal campo de actividad.
Estudió en la Universidad Complutense y fue Premio Extraordinario de Licen-
ciatura y en su Doctorado en Historia, dirigido por el Dr. José Mª de Navascués,
con el que, a los 23 años, se inició como Profesora Ayudante de clases prácticas
en una larga carrera en la que, años después sustituyó a su maestro en la Cátedra
de Numismática y Epigrafía. En este puesto ha desarrollado una brillante labor,
que prosiguió después de su jubilación como Catedrática Emérita de «Numis-
mática y Epigrafía», por lo que puede ser considerada la última representante
de la escuela numismática formada por Manuel Gómez-Moreno y sus insignes
predecesores.
No hay tiempo en esta ocasión para mencionar sus múltiples actividades y las
justas distinciones logradas. Baste recordar que fue muchos años Decana de la
Facultad de Geografía e Historia y Directora Cientíica para catalogar las Co-
lecciones de las Medallas y Monedas del Patrimonio Nacional, al frente de un
eiciente equipo de brillantes discípulos que han desarrollado una labor ejemplar
al publicar ese tesoro de nuestro Patrimonio, desde el primer tomo aparecido en
2003 hasta el séptimo, en estos momentos pendiente de publicación. No puedo
tampoco hacer referencia a sus numerosos cargos ni a sus valiosas monografías
y catálogos, pero el recuerdo de su obra irá siempre unido al de su gran huma-
nidad, llena de inteligencia y bonhomía, que queda para siempre como recuerdo
imborrable para todos.
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Con este afán he estudiado los últimos milenios a.C. de la antigua Hispania,
cuando se forman los pueblos tartesios, iberos, celtas y vascos que, a través de
la romanización y la islamización, constituyen las raíces etno-culturales y de-
mográicas de España. En este período, los datos de cultura material que ofrece
la Arqueología se enriquecen con los de otras ciencias, como la Historia y la
Geografía de la Antigüedad, la Epigrafía y la Numismática, la Lingüística, la
Antropología, la Historia de las Religiones y, desde fechas más recientes, la Et-
noarqueología y la Literatura, pues muchas de nuestras tradiciones populares
remontan a época prerromana, y, debidamente analizadas, informan de aspectos
hasta ahora desconocidos, como la vida diaria, la economía o el derecho. Si
a ello añadimos otras ciencias, como la Antropología Física y la Biología, la
Demografía y las técnicas de análisis arqueométricos de las Ciencias Físicas y
Naturales, se constata la atractiva metodología cientíica de este campo de estu-
dios, en la que es obligada la colaboración interdisciplinar.
Por ello, la amplitud de conocimientos y el carácter tan interdisciplinar que
ofrece esta Real Academia de Doctores de España, que tanto admiro personal-
mente, me han inclinado a ofrecer este modesto estudio sobre un campo apenas
explorado entre Etno-Arqueología e Historia de la Literatura, aunque ésta última
no sea el campo de mi especialidad.
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cen las representaciones iconográicas de la Edad del Hierro. Por ello, el cono-
cimiento de esta literatura puede compararse al de lenguas casi completamente
perdidas, denominadas “en ruinas” o “residuales”, del alemán Restsprachen8,
como el tartesio, el ibérico o el lusitano9. Del mismo modo, podemos hablar de
una “literatura residual”, Restliteratur, de la que sólo nos han llegado sus restos,
como ocurre con la desaparecida literatura celto-hispana, ya que no fue recogida
por los autores clásicos y no pueden documentarla los hallazgos arqueológicos.
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La Literatura Celta
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24, 1-3), por lo que este mito explicaba la supremacía de Alesia, el origen de los
galos y la aparición de reyes y leyes como la prohibición de matar a los extran-
jeros y robar sus mercancías.
También se ha conservado el mito de los Remi, de la actual Reims28. Remos,
documentado en las monedas, era su héroe fundador epónimo, equiparado a
Remo como hijo de Marte, no a Rómulo, lo que indica que es un mito local,
como los que tenían los germanos, de cuyo dios Hermin procedía la importante
tribu sueva de los Herminones29.
Hay noticias de otras narraciones míticas sobre héroes fundadores divinizados,
a los que se dedicarían los cantos guerreros de que hablan las fuentes, como la
leyenda de M. Valerio Corvino (Liv. VII, 10; D.H. XV, 1). En la invasión de Ita-
lia por los galos el 349 a.C., un enorme galo retó a los romanos a una ‘lucha de
campeones’. Cuando M. Valerio se le enfrentó, un cuervo posado sobre su casco
atacó al galo en la cara y los ojos. El general romano interpretó el hecho como
un augurio, ya que venció al galo mientras el cuervo desaparecía hacia Oriente,
adoptando el cognomen Corvinus. Raimond Bloch30 ha visto que este relato es
una reelaboración romana de un poema celta, pues el cuervo es el animal más
característico de la épica celta, que aún aparece en el Poema del Mío Cid (vid.
infra). El mismo tema documenta la iconografía del casco de Ciumesti, en Ru-
manía31 y del caldero de Gundrestrup32 y antropónimos como Brannogenos, el
“Hijo del Cuervo”, el irlandés Bran, el rey Brenus de los Senones, que saqueó
Roma el 386 a.C., y Brennos, rey de los Tobistobogi, que dirigió la razia por
Macedonia y Grecia y saqueó Delfos el 280 a.C.33.
Otro relato mítico trata sobre un héroe que captura a un jabalí maligno. Sui-
da (265, s.v. Beeroúnion, Adler, 1971: I, 470) relata la historia de Virunum34,
héroe epónimo fundador de Verulanum, situada en el Magdalensberg, Austria:
“Virunum: Nombre de una ciudad. Los Nóricos son un pueblo donde un jabalí
enviado por la divinidad arrasaba el territorio. Todo lo intentaron contra él,
pero no lo lograron, hasta que un hombre, derribándolo, lo cargó sobre sus hom-
bros,... Los Nóricos le llamaron ‘un hombre’ (Vir Unum>Verunum, de *viros,
hombre35), βηρούνους... Por este motivo se llamó a la ciudad (Verunium)”. Este
mito del héroe fundador de Verulanum es similar al del Toro Celeste capturado
por Gilgamesh, al del Toro de Maratón capturado por Teseo o las gestas de He-
racles y el jabalí de Erimanto, de Meleagro y el jabalí de Calidón y de Etolo y el
jabalí de Éfeso.
Poemas míticos semejantes existirían por todo el mundo celta, pues han queda-
do plasmados en la iconografía de monedas y del caldero de Gundestrup36, pero,
tras conquistar Roma las Galias, Hispania y las áreas continentales que habita-
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de esos poemas. Destaca la igura mítica del “héroe fundador”, bien documen-
tada entre los hispano-celtas tanto en su iconografía como en las referencias de
Apiano (Ib. 71) a los cánticos en honor de Viriato y de Salustio (Hist. II, 92) so-
bre los cantos a los antepasados. Huellas de estos poemas mítico-heroicos sobre
el héroe fundador pueden identiicarse en algunos mitos conservados, aunque
también había poemas de contenido cosmológico. Como ejemplos, se analiza
la igura heroica de Niethos-Neton, dios solar y de la guerra, El ciclo épico del
“Héroe fundador”, El poema de Gargoris y Habis, El héroe y el monstruo lobu-
no y La cacería del jinete infernal.
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Gerona, del siglo III a.C.; en la estela de Binéfar, Huesca, donde se considera un
teónimo; en una inscripción latina de Tarrasa; en otra ibérica de Guissona, Lé-
rida; en una piedra de Ensérune, Hérault; y en los plomos ibéricos de “Marsal”
y Yátova III, originarios de Valencia, y de Ampurias III y de Ullastret I en Ca-
taluña. En estas inscripciones ibéricas, neitin parece ser un teónimo en la estela
de Vispesa y en el rython de Ullastret, pero puede ser un antropónimo formado
con el teónimo, que signiicaría “guerrero”, “héroe” o “brillante”, según su eti-
mología celta.
Finalmente, Nēid está atestiguado como teónimo en el Sanas Cormaic o Glo-
sario de Cormac, escrito por el rey-obispo del reino de Munster, Cormac mac
Cuilennáin, entre el año 902 y el 908. La glosa, interpretada como “Nēid es el
dios (de la) batalla (de los) gentiles Goidélicos y su mujer esa Nemon”, prueba
que designaba al dios de la guerra en Irlanda.
La etimología de este teónimo ha sido bien estudiada, en especial por Vendr-
yes66. Según este autor, la raíz níth signiica “combate”, “ardor guerrero”, “có-
lera” y se relaciona con nia, niad, que signiica “campeón”, “héroe” y con el
sánscrito náyati, “él guía” y níth, “destello luminoso”, “brillo”, “belleza”, re-
lacionada en latín con ni-t-idus, “brillante”, con cierto signiicado sacro pues
deriva del adjetivo noib, “santo”, “sagrado”. Por ello, Niethos-Nēid-Neitin-Nei-
to-Neton es un epíteto divino usado como teónimo y con el que se formaron
antropónimos, como era costumbre entre celtas, púnicos, griegos e iberos. Su eti-
mología y su difusión desde Hispania hasta Irlanda conirman su carácter celta. A
partir de estos datos, un análisis interdisciplinar permite conocer sus funciones,
características e iconografía. La clave la ofrece el signiicado de níth como “bri-
llo”, “destello” y “santo”, “sagrado”, acorde con el resplandor de Neton, cuya
estatua estaba “adornada con rayos”, radiis ornatum, y con la iconografía del
héroe representado con escudo y lanza en el monumento de Pozo Moro, Albace-
te, hacia el 500 a.C.67
El carácter “brillante” del epíteto neith indica que estaría dotada de σέλας (del
p.i.e. *swel-n-o-s = “esencia solar”), un nimbo o fulgor que rodea la cabeza y
que era signo divino de realeza y de relación con el fuego primordial. Aparece en
héroes guerreros de origen divino relacionados con el fuego, como Diomedes los
(Il. V, 4-7), Aquiles (Il. XVIII, 205-206; 214; 225) y CúChulainn, dotado de un
“resplandor” o lúan laith («brillo de héroe»). Además, Aquiles y CúChulainn se
relacionan con el fuego en su nacimiento68, lo que acentúa su origen en el mito
indoeuropeo del “Primer Rey”, que institucionalizó el fuego del hogar y el primer
sacriicio, al fundar la «ciudad» y establecer el culto al antepasado, por lo que era
rey y sacerdote y también el primer legislador que enseño a los hombres la cultura.
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Esta igura mítica indoeuropea nacida del fuego como signo de realeza la
personalizan Yama en la India, Yima en Irán e Ýmyr en la mitología germánica de
Noruega, que signiican “gemelo”, pues derivan del proto-indioeuropeo *yəmo-
> lat. Geminus. Este mito extendido desde Irlanda hasta la India lo ilustran
Rómulo y Remo y otros héroes nacidos del fuego, pero también se conocía entre
celtas y germanos, pues Yama se relaciona con Manu, “el primer hombre” de
los germanos, del que procederían todos los pueblos (Tác. Germ., 2), pues los
dos primeros hombres se denominaron “gemelo” y “hombre”, uno rey y otro
sacerdote.
En consecuencia, Niethos-Nēid-Neitin-Neito-Neton es una divinidad guerrera
heroica y de carácter solar, como el héroe representado en Pozo Moro. Este
personaje se relaciona con Aquiles y Cúchulain, héroes guerreros radiantes, pero
parece proceder de la igura mítica del “Primer Hombre” y “Primer Rey”, que
pasa a ser el “Héroe Fundador” o “Rey civilizador”. De ahí la amplia difusión
entre celtas e íberos de este mito de Neton que se cantaba en poemas, como los
de Acci, para explicar el origen de la monarquía y del orden social, como Habis
en Tartessos, Rómulo en Roma, Teseo en Grecia, Yima en Irán o Yama en la
India e Ymir entre los germanos, pues todos estos mitos se relacionan con el
mito indoeuropeo del primer-hombre y del primer-rey, lo que explica su gran
popularidad y difusión.
Gargoris y Habis
Otro poema de gran interés es el de “Gárgoris y Habis”. Es uno de los mitos más
conocidos de la Hispania prerromana y uno de los más interesantes testimonios
de su cultura literaria. De este poema nos hemos ocupado en otras ocasiones, así
como de los mitos indoeuropeos que ofrece y que han sido repetidas veces anali-
zados por diversos autores. Contiene elementos indoeuropeos bien identiicados,
que debe enmarcarse en la tradición celto-atlántica, aunque también elementos
orientales y de la mitología griega, en muchos casos difíciles de diferenciar.
El poema se conoce gracias al resumen de las Historiae Philippicae de Cn.
Pompeyo Trogo, historiador de ines del siglo I a.C., en los Epitoma Historiarum
Philippicarum Pompeii Trogi escritos por M. Juniano Justino en el siglo IV d.C.,
que ofrece los elementos esenciales del mito (Just. 44, 4, 1-16). Sus fuentes se
han atribuido a autores griegos como Asclepíades, Posidonio o Timágenes de
Alejandría y L. A. García Moreno71 consideró el mito una reelaboración antropo-
lógica de la ilosofía helenística, pero Justino prefería textos locales, por lo que
utilizaría fuentes hispano-fenicias o turdetanas del “Círculo de Gadir”, a las que
alude Estrabón (III, 1, 6)72.
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Las raíces celtas de la Literatura castellana
Los análisis dedicados a esta naración han aclarado muchos puntos, pero sigue
abierta la discusión sobre su origen73. A. Schulten consideró que era un mito
evemerístico de fondo histórico, como J. Caro Baroja74, quién posteriormente
rectiicó esta idea, que apoyó J. Maluquer75. J. C. Bermejo76 consideró el mito de
Habis de tipo oriental preindoeuropeo, frente al de Gerión, que sería ya un mito
indoeuropeo, y consideró que la asociación de ambos elementos era una carac-
terística del mundo tartesio, pues, más que en Oriente, sus mejores paralelos los
ofrece la mitología griega, aunque sus protagonistas son personajes autóctonos,
pues “describen... la teoría del poder real en la mitología tartesia” con una articu-
lación propia, lo que se adecúa a la etnogénesis tartesia. Sin entrar en su interpre-
tación, su contexto cultural releja una tradición indoeuropea local, de raigambre
celta, con elementos orientales e inlujos helenos en su transmisión hasta Justino.
Este relato mítico parece prosiicar un poema cosmológico al servicio de la
monarquía sacra de Tartessos. Gárgoris y Habis, padre e hijo, relejan un doble
modelo de sociedad y de concepto del poder y de la monarquía, aparentemente
contrapuestos, pero en realidad complementarios por narrar la evolución mítica
de la sociedad tartesia, de tipo agrícola y urbano, regida por el poder real. Este
doble modelo de sociedad descubre un aspecto esencial de la cosmogonía tarte-
sia: el paso de la vida natural salvaje a la vida urbana civilizada. En este sentido,
el mito de Gárgoris y Habis, además de ideológico y político, señala el paso entre
la naturaleza salvaje a la vida urbana o del Cháos al Cosmos, personalizado en
Habis como heros ktístes o Héroe fundador. Como tal, puede ser comparado a
Rómulo, Ciro y otros héroes fundadores de la Antigüedad, de acuerdo con este
mitema tan extendido por toda la Hispania prerromana. Por ello, este poema
mítico prosiicado ofrece una visión del mundo que constituía el fundamento
ideológico, religioso y político de un estado de derecho de tipo urbano, en el que
la monarquía aparece como ordenadora del mundo y de la sociedad por voluntad
divina.
Sin entrar en su descripción detallada, evidencia su carácter cosmogónico al
aludir a una lucha de los dioses contra los Titanes o monstruos, que pudiera ser
una versión “helenizada” de una cosmología indoeuropea. Más evidente son los
curetes o cynetes, los “hombres perro”, característicos de la mitología indoeuro-
pea que resurge en iguras míticas como el héroe celta Cúchulain, “El Perro de
Chúlain”. Estos cynetes habitaban el saltus Tartessiorum, es decir, los intrinca-
dos montes que rodeaban a Tartessos como imagen del mundo exterior hostil. A
su vez, el oráculo de que Gárgoris sería destronado por el recién nacido puede
compararse al irlandés de Deindre y Conchubar y al personaje de Segismundo
de La Vida es Sueño de Calderón de la Barca, inspirado en una leyenda popular
de Medellín, la antigua Conisturgis, ciudad homónima de los Conios o Cynetes.
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fuera a él y l’home que la garrara pela llingua y la metiera nun pozu d’agua y
l’afogara. Dempués baxó al pueblu con ella al llombu y violu una muyer y pre-
guntó-y: ¿Qué traes ehí?, y contestó-y él: Traigo la muerte. Y l’home metióse na
cama y nun volvió salir más, morrió78.
Ambas versiones, la oral y la iconográica, coincidan, a pesar de estar tan se-
paradas en tiempo y en el espacio. Todavía más interesante es que la versión oral
explicita el carácter ctónico del héroe, pues mete al lobo en un pozo de agua,
que representa al Otro Mundo, como en el mito de Olta narrado por Plinio (N.H.
II, 54). Este monstruo lobuno infernal salía de los Iniernos por un pozo en Bol-
sena79 y destruía la ciudad y su territorio, hasta que Porsena, como “Patrono” y
Héroe fundador, lo fulminó y lo reenvió a los Iniernos80. Además, el cuento as-
turiano se asocia a una violación, lo que tiene paralelos en Íñiguez Guerra, héroe
fundador de Vizcaya, y en el padre del Cid, quizás para indicar la capacidad
engendradora del héroe fundador (vid. infra). Además, la última parte del relato
asturiano identiica al personaje con la Muerte, quizás como “héroe funesto” de
un relato escatológico, pues “trae la muerte” y con ella se va al Otro Mundo.
Este interesante relato mítico, además de con el mito de Olta en Bolsena, tiene
paralelos en la mitología germánica que conirman su origen indoeuropeo. Tyr,
hijo de Odín, dios de la guerra, pierde su mano al haberla introducido en la boca
del lobo Fenrir como garantía mientras lo ataba con una cuerda encantada. Este
lobo mítico es Fenrir, que devora al sol en el Ragnarök o “Fin del Mundo” (Edda
Poética, Völuspá, 24, 40-41 y 57)81. Esta leyenda se documenta entre los celtas
en las monedas de los Unelles82 y leyendas del Piamonte alpino narran cómo un
hombre introdujo su mano en la boca de un lobo enorme y negro que se había
tragado al Sol83, pero también representaciones celtibéricas y vacceas de los si-
glos III al I a.C.84 evidencian la extensión de este relato mítico por la Hispania
Celtica, siempre con variantes adaptadas a las distintas áreas y a su evolución
temporal.
ecuestre. El mismo tema aparece, con más detalle, en el “Carrito de Mérida” pro-
cedente de Extremadura87, que es la representación más detallada de una cacería
del jabalí por un “héroe ecuestre” de carácter solar, como indica su disposición
sobre un carrito ritual, semejante a otros más simples, igualmente de procedencia
extremeña.
Este relato mítico de la Antigüedad también se conoce en diversas regiones de
España y de toda la Europa, en las que ha pervivido transformado en la leyenda
del “Cazador salvaje”, conocida como el ‘Cazador Negro’ en Extremadura88,
donde más frecuentes son sus testimonios antiguos, aunque al mismo mito co-
rresponde la conocida leyenda catalana del Conde Arnau. En la Carintia, deriva
de este mito una leyenda del Duque de Baviera Tassilo III, cuyo hijo fue muerto
por un iero jabalí el 777 de J.C89 y también se relaciona con el héroe que vence
al jabalí maligno en Verunium (vid. supra) y con la representación de la estela de
Atepomarus, hallada cerca de Viena90.
Este mito era conocido también en Irlanda, donde el héroe Diarmuid muere en
la caza de un jabalí por falta de ayuda de su compañero Finn mac Cool91. Aún
más interesante es la leyenda galesa de la persecución por el rey Arturo del jabalí
Twrch trwyth. El animal huye al mar, lugar de paso al Más Allá, lo que denota su
carácter ctónico, dada la relación de la cacería con la noche y la muerte, pues ese
jabalí era un guerrero sobrino del rey que había matado a muchos de sus hijos92,
prueba de su carácter funesto.
Este carácter funesto asociado al mundo infernal, al color negro, a la noche y a
la muerte, queda patente en las tradiciones de la “Cacería fantástica”93, extendida
por toda Europa, en especial por los antiguos países celtas, desde la Península
Ibérica, Francia, Norte de Italia, la antigua Galia Cisalpina, y Austria a Gran
Bretaña e Irlanda, pero también fue popular entre los germanos, pues se docu-
menta igualmente en los Países Bajos, Alemania, Dinamarca y Escandinavia. De
aquí la importancia de los testimonios de la Hispania Celtica, ya que constituyen
otro ejemplo de un relato mítico celta de origen indoeuropeo, que, narrado en
poemas de forma oral, ha pervivido desde la antigüedad hasta tiempos actuales.
*
No es posible aludir a otras muchas tradiciones mítico-históricas de la His-
pania Celta, unas más conocidas o documentadas que otras. Los ejemplos re-
unidos pretenden conirmar su existencia y presentar su variada temática, ya
que estos restos “arruinados” de la literatura hispano-celta prueban la existencia
de poemas y narraciones orales no conservados, de ahí su interés. Las breves
referencias trasmitidas por los autores clásicos, que en su mayoría se reieren a
cantos épico-míticos, sumadas a los testimonios que ofrece la iconografía y a las
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El Cantar de Froom
La primera referencia a la fundación mítica del Señorío de Vizcaya aparece en
el capítulo I del título IX del Livro de Linhagems de Pedro Alfonso de Portugal,
Conde de Barcellos, obra datada entre los años 1323 y 1344109, aunque el manus-
crito conservado sea de c. 1492-1509110.
Según esta obra, Vizcaya fue primeramente señorío por sí mismo, antes que en
Castilla hubiese rey, y después en Vizcaya no había ningún señor. Y había un con-
de en Asturias que tenía por nombre don Munio, y veníales a hacer mal. Y llegó a
ponerles el tributo que le diesen cada año una vaca blanca y un buey blanco y un
caballo blanco como reconocimiento, y que no les haría mal; y esto lo hacían ellos
muy fuerza, porque no pudieron hacer más.
Y al poco tiempo llegó allí una nave en la que venía un hombre bueno que
era hermano del rey de Inglaterra, que venía de allá desterrado y tenía por
nombre Froom, y traía consigo a un hijo suyo que tenía por nombre Furtam
Froez; y los había desterrado el rey de Inglaterra del reino. Y llegando allí,
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supo cómo andaban en contienda con el conde don Munio de Asturias. Y en-
tonces les dijo quién era, si lo quisiesen tomar por señor, que los defendería.
Y ellos viéronlo hombre de pro, y supieron que era de alta sangre. Dijeron que
les placía, y entonces lo tomaron por señor. Y a los pocos días envió el conde
don Munio a reclamar aquel tributo, y él le dijo que no lo daría y, si lo quisiese
venir a reclamar, que lo impediría. Y el conde don Munio juntó a sus gentes
y vino contra ellos. Y don Froom con los vizcaínos le salió al encuentro, y
juntáronse cerca de una aldea que ahora llaman Busturia, y lidiaron, y venció
don Froom con los vizcaínos al conde don Munio y matáronlo con gran parte
de los suyos. Y todo el campo quedó lleno de sangre, sobre las piedras que allí
había. Y por esta mortandad, que fue tan grande que las piedras y el campo
quedó todo rojo, pusiéronle al campo el nombre de campo de Arrigorriaga,
que quiere decir en su lengua vasca lo mismo que piedras rojas en la nuestra;
y hoy en día así tiene el nombre.
Froom encarna la igura de “héroe fundador”, pues llega a Vizcaya desde un
país lejano situado al otro lado del mar, origen que pudiera aludir a su proceden-
cia del Más Allá. La narración explica que es hermano del rey de Inglaterra para
justiicar su carácter regio.
Froom y su hijo Fortun Froes o Fortún Fruiz derrotaron a los asturleoneses
dirigidos por el conde Don Munio, que había invadido Vizcaya para reclamar
en Busturia un buey, una vaca y un caballo blancos, color simbólico de realeza
en el mundo celta. Además, en Busturia estaba el altar rupestre de la diosa que
desposó Diego López, en el que le sacriicaban vacas (vid. infra). Cuado Froom
muere en el combate, su hijo Fortun es nombrado primer Señor de Vizcaya.
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E aquí se dise que esta donsella que se empreñó, e que nunca quiso desir
de quién era preñada, e que la echó en destierro del reigno su padre, e que
la dexaron allí en Mundaca, e aquellas gentes que con ella venieron que se
tornaron para Escoçia con sus naos, sinon algunos que quedaron allí con ella.
E por otra manera dise la istoria, que cuando el rey de Escoria padre de esta
donsella murió, que incó un su hijo por rey, e que ésta su hermana no quiso
quedar en el reigno, e que tomó aquellas naos e gentes con todo el algo que
pudo aver, e que arribó allí en Mondaca como dicho es; e que las naos con
algunos de las conpañas que se tornaron para Escoçia, e que la infanta con los
más que se quedó allí, e que isieron allí su puebla.
E que estando allí que durmió con ella en sueños un diablo, que llaman en
Viscaya el Culuebro, Señor de Casa, e qu’él empreñó. E de estas dos cosas
no se sabe cuál de ellas fue más cierta, pero como quiera que fue, la infanta
fue preñada, e parió un ijo que fue ome mucho fermoso e de buen cuerpo, e
llamáronle don Çuria, que quiere desir en bascuence don Blanco.
La continuación de esta narración se sigue mejor en Las Bienandanazas e
Fortunas de García de Salazar113: Seyendo este don Çuria ome esforçado e va-
liente con su madre allí en Altamira cavo Mondaca, en edad de XXII años en-
tró vn ijo del Rey de León con poderosa gente en Vizcaya quemando e robando
e matando en ella porque se quitaran del señorío de León e llegó fasta Baquio.
E juntados todos los viscaynos en las çinco merindades, tañiendo las çinco
vosinas en las çinco merindades segund su costumbre en Gernica, e oviendo
acuerdo de yr pelear con él para lo matar, o morir todos allí. E enbiáronle
desir que querían poner este fecho en el juysio de Dios e de la batalla aplasada
a donde él quisiese. E por él les fué respondido que él no aplasaría batalla sino
con Rey o con ome de sangre Real e que les quería faser su guerra como mejor
podiese. E sobre esto acordaron de tomar por mayor e capitán desta batalla
aquel don (Jaun) Çuria que era nieto del Rey d’Escoçia. E fueron a el sobre
ello, e falláronlo bien presto para ello. E enbiando sus mensajeros, aplasaron
batalla para en Padura, açerca de donde es Viluao (Bilbao)... E oviendo fuerte
batalla e mucho proiada e después de muertos muchos de anbas las partes
fueron vençidos los leoneses, e muerto aquel ijo del Rey, e muchos de los su-
yos... E siguieron el alcançe matando en ellos que no dexauan ninguno a vida
fasta el árbol de Luyaondo, e porque se tornaron de allí pesándoles llamaron
el árbol gafo. E los leoneses que escapar podieron, salieron por la peña Go-
robel que es sobre Ayala, e como ençima de la sierra dixieron a saluo somos.
E por esto le llaman Saluada. E porque en Padura fué deramada tanta sangre
llamaron Arigorriaga, que dise en vascuence peña.
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Además, esta épica batalla dura tres días, un número simbólico relacionado
con el triplismo celta, y ocurre en un escenario de presagios, sueños y profecías,
magia y portentos y otros sucesos ‘sobrenaturales’ originarios del imaginario
celta. A ello hay que añadir combates singulares de campeones y uso de trompas
de guerra, como las tubas celtas de Numancia o las bocinas usadas por Juan Zu-
ría para convocar a la batalla de Arrigorriaga (vid. supra).
El dragón o monstruo serpentiforme rugiente150 es un tema frecuente en el ima-
ginario celta, como el Cuélebre de Asturias151, representado en las espadas celtas
de La Tène como símbolo protector152. Aunque serpientes míticas también apa-
recen en la mitología germánica, se conserva la tradición popular de la “Tarasca
de Hacinas”, monstruo que persigue a la gente del pueblo en las iestas de car-
naval, lo que apunta a su origen celta local, como tantas otras costumbres de ese
territorio poblado hasta el siglo X por gentes paganas de origen celtibérico. En
resumen, no es fácil encontrar en la literatura celta conservada tantos mitemas
concentrados como los que ofrece este pasaje del Poema de Fernán González,
como también es característica esa mezcla continua de seres y sucesos reales con
los de carácter sobrenatural.
Menéndez Pidal observó con acierto que estos augurios eran algo “muy mi-
litar”, pues “el adalid, al aconsejar á su capitán antes de una batalla, y el ayo,
al guiar a sus criados, debían catar los agüeros”160, agüero al pasar el río que
recuerda el de Mío Cid al cruzar el Jalón (vid. infra), por lo que estas creencias
en augurios deben proceder de la tradición celtibérica local.
A esa misma tradición hay que atribuir el tema de las cabezas cortadas161, tan
destacado en este poema, que se puede relacionar con un rito celta documenta-
do en Celtiberia162, también presente en otras leyendas “históricas” medievales,
como la campana de Huesca o la historia de Íñigo Esquerra. Lo mismo cabe
decir del tema de Doña Lambra como mujer falsa y traidora, como la de Munio
López en Vizcaya, que acusó falsamente a su hijo Íñigo Esquerra de querer man-
tener relaciones adúlteras, lo que llevó a una ordalía o “Juicio de Dios”, como el
de Mudarra y Rui Velazquez.
De tradición indoeuropea es la pertenencia del ayo a la primera de las tres fun-
ciones de G. Dumézil, pues representa la sabiduría y la capacidad de augurar de
los druidas entre los celtas, mientras que los infantes corresponden a la segunda
función, caracterizada por la fuerza y el valor guerrero. También la organización
guerrera de los Infantes se ha considerado una Männerbund o fratría de jóvenes
guerreros, tradición indoeuropea documentada en el mundo celta y germánico,
como el enfrentarse sin miedo a un ejército mucho más numeroso163. En este
mismo sentido hay que interpretar el enfrentamiento a una inmensa masa de
enemigos, el “combate de campeones” de Mudarra y Rui Velázquez, el propio
personaje de Mudarra, hermano póstumo de los Infantes nacido en circunstan-
cias extraordinarias, pues representa al héroe que restablece el orden como “ven-
gador”, frente a las trampas y emboscadas de Doña Lambra y Ruy Velázquez.
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armas... E el ijo del bilano hazia boyezuelos de barro e aradros de palo e, con
aquellos e otros palos que en la mano tenia, araua con ellos el suelo, deziendo:
‘Arre aca e arre aculla’”.
Este pasaje conserva perfectamente el mito indoeuropeo de los gemelos di-
vinos, documentado desde los hititas a los celtas medievales y extendido desde
la India hasta el Atlántico y desde Grecia hasta Escandinavia. El mito se reiere
a dos gemelos, uno superior al otro por su nacimiento, pues uno es engendrado
por la divinidad y el otro por un mortal, como los Dioscuros, pues Pollux fue en-
gendrado por Zeus, mientras que su hermano Castor lo fue por el rey de Esparta
Tindareo, por lo que eran intermediarios entre hombres y dioses, si bien uno se
convierte en héroe fundador y el otro es postergado o sacriicado, como ocurre
con Rómulo y Remo173.
Georges Dumézil, al analizar este mito los encuadró en la tercera función174,
aunque el gemelo divino representa la segunda función, la guerrera. Cástor era
cazador y guerrero ecuestre, mientras que Pollux cazaba a pie con perros. Por
ello, Cástor pasó a ser el patrono de la caballería, los hippeis de Grecia, los equi-
tes de Roma y también los caballeros celtas, que constituían la elite guerrera. En
Roma presidía los ejercicios bélicos y festivales ecuestres e intervenía milagro-
samente en batallas, como la de Lago Regilio, en la que dio la victoria a Roma
sobre la Liga Latina.
En la Gesta de las Mocedades de Rodrigo el distinto origen de los hermanos
determina su distinta personalidad. El mayor, Rodrigo, hijo de un caballero, res-
ponde a la segunda función dumeziliana, de carácter heroico guerrero y asociado
al caballo, mientras que el menor, hijo de un labrador, releja la tercera función,
relacionada con la agricultura y el arado.
Alberro175 atribuyó a los vándalos la aparición de este mito indoeuropeo en la
tradición épico-heroica de la España medieval, sin duda llevado por las tesis del
origen germano de la épica castellana, aunque observa que los vándalos “no se
quedaron en esa región” y que “su presencia en la Península Ibérica fue de corta
duración (unos 30 años)”. Por el contrario, este interesante pasaje debe proceder
de narraciones orales hispano-celtas. Los gemelos divinos son bien conocidos en
la mitología celta176 y V. Kruta ha documentado su presencia en la iconografía
desde el siglo VI a.C. 177 Los ejemplos son abundantes: Diodoro Sículo (4, 56, 4)
reiere que los Dioscuros eran la divinidad más venerada entre los celtas insula-
res; Fir y Fial eran hijos gemelos de la diosa ecuestre Epona y también se supone
que eran mellizos Luchair y Lucharba, dioses de los Tuatha Dé Dannan, como
el guerrero galés Efnisien y el pacíico Nisien o el irlandés Diarmaid y el “Jabalí
Salvaje de Ben Gulban”, entre otros casos.
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Resulta, por tanto, evidente que este mito indoeuropeo debe proceder de un
cantar de gesta mítico-histórico transmitido oralmente que explicaba el naci-
miento extraordinario del futuro héroe, poema que se ha convertido en una na-
rración evemerística en prosa. El tema no es nuevo en la épica hispano-celta.
Basta recordar el nacimiento incestuoso de Habis, el sobrenatural de Jaun Zuría,
el supuesto adulterio de Iñigo Esquerra, la concepción de una diosa de los hijos
de Diego López de Haro, la violación de mujeres por Íñiguez Guerra o el naci-
miento prodigioso de Sancho Abarca (vid. supra).
Todos estos héroes responden al mismo mitema o motivo, que pasaría de un
cantar a otro178, por lo que este episodio puede considerarse otro de los escasos
“restos” o testimonios que han quedado de un poema mítico-histórico celta an-
terior, adaptado e incluido en la Gesta de las Mocedades de Rodrigo. De ahí su
interés, pues conirma la importancia de la tradición oral celta en la conforma-
ción de la épica castellana.
Junto a éste episodio, se ha de considerar otro pasaje similar, que también recoge
la Primera Crónica General (530b, 28), ocurrido al atravesar el río Jalón:
Alço su seña, el Campeador se va,
passó Salón Ayuso, aguijó cabadelant,
al exir de Salon mucho ovo buenas aves
(Mio Cid, I, 858-859)
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Las raíces celtas de la Literatura castellana
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como cuervos sus cadáveres y los llevaban al Más Allá, como la diosa Morrígan
cuando vuela en forma de cuervo sobre el hombro de Cú Chulainn al morir
el héroe187. Una de estas diosas era Babd, “La Cuervo”, una de las mujeres de
Néit, dios solar y de la guerra atestiguado desde el siglo VI a.C. en Huelva y
en Guadix (vid. supra), lo que supone la extensión de estas creencias por la
Hispania Celtica. Badb era una divinidad psicopompa, como las Valkirias de
los germanos, pues devoraba los cuerpos de los héroes sobre el campo de batalla
tomando el aspecto de un cuervo, creencia quizás aparece representada en un
vaso pintado de Numancia con un guerrero caído comido por cuervos y buitres188.
También se relaciona el cuervo con el dios Lug, “El Brillante”189, dios solar de
este y del Otro Mundo, con funciones augurales, mágicas y guerreras, que era
padre del héroe CúChulainn190. Lug ofrece interesantes relaciones con Apolo
por su carácter solar y su vinculación al cuervo. Su nombre deriva de lugos,
que en legua celta signiica “negro” y “cuervo”191; en la Segunda Batalla de
Mag Tuiredh, los cuervos advierten a Lug de la llegada de sus enemigos los
Fomorianos y Lugdunum, la actual Lyon, signiica la “Ciudad de Lug”, pues fue
fundada según el augurio dado por unos cuervos (Pseud. Plut., de luviis VI, 3, 3).
En la épica mítica celta el cuervo se relaciona con héroes guerreros, como
Bran, “El Cuervo”, cuyas gestas de origen ancestral recogen los Mabinogion
de gales en el siglo XIII. Otro héroe galés relacionado con el cuervo es Owain
Ddantgwuin († 517), que luchó con los Anglos y que posteriormente se asoció
a la Leyenda del Rey Arturo192, pues en el Sueño de Rhonabwy al frente de un
grupo de guerreros denominados “Los Cuervos” derrota al Rey Arturo. También
signiica “cuervo” la raíz *bren- de los nombres de famosos jefes celtas, como
Breno, rey de los Senones, tomó Roma el 386 a.C., o Brennos, rey de los
Tobistoboges, que saqueó Macedonia y Grecia el 280 a.C.193 y esta relación del
cuervo con guerreros celtas se evidencia en la iconografía del casco de Çiumesti,
Rumania194, y en el famoso Caldero de Gundestrup195, tradición mítica que
también releja la historia de Marcus Valerius Corvinus (vid. supra).
Esta estrecha relación del cuervo con los guerreros en la literatura mítico-
histórica celta precisa el signiicado que desde ese imaginario ofrecen los citados
pasajes del Mío Cid. Menéndez Pidal resalta que el Cid era un agorero famoso,
como Alfonso I el Batallador y como el ayo de Los Siete Infantes de Salas196, pues
estas supersticiones eran propias de los guerreros, como en la épica irlandesa. El
Mío Cid recibe los augurios al iniciar sus aventuras, como ocurre en los poemas
celtas, y también al salir del Jalón, pues el río era el paso al Más Allá según su
cosmovisión197, como conirma en el Cantar de los Siete Infantes de Lara el
vaticinio de ayo: aquél que pasare el río, a Salas no ha de tornar.
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Las raíces celtas de la Literatura castellana
El origen celta de esta tradición épica lo ratiican las leyendas del nacimiento
del Cid o del rey Sancho Abarca de Navarra. También el carácter carismático del
Cid encaja con la devotio prerromana198 y la organización clientelar guerrera de
sus mesnadas199, sus razias y actuaciones como mercenario recuerdan la forma
de actuar de caudillos prerromanos (Diod. V, 34, 6; Strab. III, 3, 5) como Viriato
o Moerico (Liv. 25, 30; 26, 21, 10) 200.
En consecuencia, estos augurios son de origen celta, no romano como se
suponía, ya que tanto El Cid como el autor de este poema proceden del territorio
de la antigua Celtiberia201, área poco romanizada y que ha conservado hasta
nuestros días costumbres ancestrales celtas, como la organización comunal
de villas y aldeas202, iestas como las de San Pedro Manrique203 y numerosas
leyendas de origen celta204.
Este contexto épico y las circunstancias en que se realiza el augurio prueban
que esos episodios de adivinación procedían de la épica hispano-celta ancestral,
concretamente celtibérica, conservada en el imaginario popular, según el cual
el héroe guerrero, al partir para sus aventuras, recibía, a través de los cuervos,
como animal del dios de la guerra, el augurio de lo que le iba a acontecer. Este
atractivo panorama anima a analizar otros posibles elementos del imaginario
celta conservados en el Cantar del Mío Cid y en los restantes cantares de gesta,
pues permitirá obtener una nueva perspectiva sobre el origen de la poesía épica
castellana.
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Martín Almagro-Gorbea
Conclusión
Y ya debo concluir. Los restos de literatura épico-mítica de los pasajes
analizados de la literatura castellana constituyen interesantes testimonios de una
literatura oral ancestral que perduró en las tierras de la antigua Celtiberia, como
en otras regiones de la Hispania Celtica, junto a tantas costumbres populares de
nuestro rico folklore205.
Los elementos celtas de la literatura castellana analizados, aunque escasos y
breves, completan otros conservados en la literatura oral popular. Todos ellos
testimonian la celticidad remanente en un ámbito tan signiicativo como es la
literatura oral, hecho que había pasado hasta ahora desapercibido. La presencia
de estos elementos celtas en el imaginario popular, del que pasaron a la literatura
castellana, es mayor de lo que cabría esperar de su práctico desconocimiento,
tanto en los estudios de crítica literaria como por parte de los celtistas, desde
cuya perspectiva se han planteado las tesis expuestas.
El análisis de estas raíces prerromanas se echa en falta en la historia de la
literatura castellana206, cuyo origen se explica por la fusión de las tradiciones,
latina y germánica, además de otra semítica, árabe y judía207. También diversos
autores han analizado las teorías sobre la formación oral y escrita y sobre la
relación de los cantares de gesta con las crónicas medievales208, pero sin valorar
el componente celta que hay que incluir entre las diversas raíces de la poesía
épica castellana. Todos los testimonios “celtas”, orales o escritos, requieren un
análisis crítico de sus fuentes para saber cómo y cuándo se han formado y de
sus temas, para conocer los argumentos, labor esencial si queremos conocer
el imaginario y la religión celtas. En los testimonios analizados predomina un
héroe como protagonista, tradición documentada en la Antigüedad por textos
históricos y la iconografía, siempre asociado a seres fantásticos y circunstancias
sobrenaturales del imaginario celta.
El análisis realizado lleva a diferenciar un fondo ancestral, procedente de tra-
diciones histórico-míticas celtas originarias de la Hispania Celtica, al que hay
que atribuir los pasajes analizados de la tradición celto-vasca y de los más anti-
guos cantares de gesta castellanos. Con estos testimonios habría que incluir gran
parte de los cuentos y leyendas populares sobre fuentes, ríos o lagos concebidos
como punto de paso al Más Allá o historias de ánimas como las relacionadas con
la “caza fantástica”, que se relejan en los cuentos y leyendas populares de las
serranías ibéricas209, la antigua Celtiberia, entre las que se incluyen las Leyendas
de Gustavo Adolfo Bécquer210.
A esta tradición ya documentada en poemas mítico-históricos del siglo X se
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Discurso de Contestación
del
Excmo. Sr. D. Emilio de Diego García
Excmo. Sr. Presidente,
Excmos. Señoras y Señores Académicos,
Señoras y Señores,
Amigos todos,
Decir que hoy es un día muy importante para esta Real Academia de Doctores
de España podría parecer un mero formulismo protocolario. Nada más lejos del
motivo que verdaderamente inspira mis palabras, que no es otro que la satisfac-
ción por encontrarnos en una de esas fechas que debemos señalar con piedra
blanca en el devenir de nuestra institución; según la vieja tradición romana, po-
siblemente heredada del mundo indoeuropeo214, para celebrar las calendas más
afortunadas. Es así porque llega a nuestra puerta un gran arqueólogo, un desta-
cado humanista, en el sentido más noble del término, con un equipaje repleto
de méritos y con la humildad propia de los verdaderos sabios. Martín Almagro
Gorbea viene a trabajar, según lo demuestra desde el primer instante, con el
denso, amplio y elaborado discurso que, en parte, acabamos de escuchar y que
les recomiendo leer en toda su extensión. Llega para servir a la Academia con
entusiasmo e ilusión, desde el agradecimiento y el reconocimiento a sus nue-
vos compañeros, evocando además, cordialmente, la igura entrañable de la Dra.
Ruiz Trapero, quien le antecedió en la medalla nº 32 que ahora recibe.
Por todo ello y por mucho más que relataré seguidamente, de modo resumido,
debo decir que es, para mí, un gran honor ofrecerle, en nombre de la Real Aca-
demia de Doctores de España, este modesto discurso de contestación, en el cual
presentaré un apunte biográico del protagonista del acto que aquí nos convoca
y expondré algunas relexiones sobre su magníico discurso de ingreso. Veamos
63
Emilio de Diego García
64
Contestación
65
Emilio de Diego García
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Contestación
ello debo cerrar este apunte con la simple mención de algunos de los honores y
distinciones que se le han concedido:
Miembro correspondiente del Instituto Arqueológico Alemán; Miembro del
Consejo Permanente de la Union Internationale des Sciences Préhistoriques et
Protohistoriques, Correspondiente extranjero de la Société National des Anti-
quaires de France, Oicier dans l´ordre des palmes accademiques de Francia,
Premio Alexander von Humboldt, Académico de la Academia de Arte e Historia
de San Dámaso, Académico correspondiente de la Real Academia de Extrema-
dura y de la Academia de Les Bones Letres de Barcelona, Académico de mérito
de la Academia Portuguesa da Historia, Correspondiente extranjero de L’Acadé-
mie des Inscriptions et Belles-Lettres, Miembro de la Real Sociedad Bascongada
de Amigos del País (su discurso de ingreso en esta sociedad fue Los orígenes de
los vascos), Cátedra de Historia de España Luís García de Valdeavellano de la
Fundación Duques de Soria y otros reconocimientos.
Hecha esta sencilla presentación me atreveré ahora, según anuncié al inicio de
mi intervención, a pergeñar unas líneas en torno al contenido del discurso del Dr.
Almagro Gorbea, a modo de contestación.
67
Emilio de Diego García
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Contestación
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Emilio de Diego García
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Las raíces celtas de la Literatura castellana
NOTAS
1
C. M. Bowra, Poesía y canto primitivo, Barcelona, 1962.
2
M. Almagro-Gorbea, Literatura hispana prerromana, Madrid, 2013.
3
J. Untermann, Sprachräume und Sprachbewegungen im vorrömischen Hispanien. Wiesbaden, 1991;
M. Almagro-Gorbea y A. Lorrio, La expansión céltica en la Península Ibérica: Una aproximación
cartográica, en I Simposium sobre los Celtíberos (Daroca, 1986), Zaragoza, 1987, p. 105-122; M.
Almagro-Gorbea, “Los Celtas en la Península Ibérica”, en Celtas y Vettones (catálogo de exposición),
Ávila, p. 94-113.
4
D. L. Clarke, Analytical Archaeology2, Bristol, 1978, p. 363 s.
5
Luis José Velázquez de Velasco (marqués de Valdelores), Orígenes de la poesía castellana, Málaga,
1797, p. 2 s., 80 s.
6
M. Sarmiento, Memorias para la historia de la poesía y poetas españoles, Madrid, 1775, § 214.
7
J. Costa, Poesía popular española. Mitología y literatura celto-hispanas, Madrid, 1881.
8
J. Untermann, Indogermanische Restsprachen als Gegenstand der Germanistic, en E. Vineis, ed.,
Le lingue indoeuropee di frammentaria attestazione. Die indogermanischen Restsprachen (Atti del
Convegno della Società italiana de glottologia e della Indogermanische Gesselschaft, Udine, 1981),
Pisa, 1983, p. 11-28.
9
J. de Hoz, Historia lingüística de la Península Ibérica en la Antigüedad, I_II, Madrid, 2010-2011.
10
F. Braudel, “Histoire et sciences sociales. La longue durée”, Annales, Économies, Sociétés,
Civilisations, 13, 1958, p. 725-753.
11
A. K. Ramanujas, ed., Cuentos populares de la India, Madrid, 2005 (Folktales from India, 1991), p.
19 y 22.
12
S. Blackburn, Oral Epics in India, Berkeley, 1989; A. K. Ramanujas, ed., 2005, op. cit., p. 18 y 22.
13
H. d’Arbois de Jubainville y J. Loth, Cours de Littérature Celtique, I-XII, Paris, 1883-1902 (reed.
Paris, 1982).
14
B. Sergent, Celtes et Grecs. Le livre des héros, Paris, 1999.
15
Athenaeus IV, 49, p. 246CD (Posidonios F 354, 4; 169, 31).
16
H. d’Arbois de Jubainville, “Les bardes en Irlande et dans le pays de Galles”, Revue historique, 8,
1878, p. 1-9 ; Ch. J. Guyonvarc‘h y F. Le Roux, Les druides, Rennes, 1986, p. 337 s.; J. P. Mallory y
D. Q. Adams, eds., “Poetry”, Encyclopedia of Indo-European Culture, London y Chicago. 1997, p.
436-439.
17
VV.AA., Metrica celtica antica e metrica germanica antica, Torino, 1968; E. Campanile, Metrica
celtica antica, s.v. “Irlanda”, Enciclopedia classica, VI, 2, cap. 2, p. 614-657, Torino, 1968; G. Costa,
Le origini della lingua poetica indoeuropea. Voce, coscienza e transizione neolítica, Firenze, 1998.
18
Y. Ménez, “Les sculptures gauloises de Paule (Côtes-d’Armor)”, Gallia, 56, 1999, p. 390 s., ig. 20,
28 y 39; para las monedas, ig. 40.
19
C. Jullien, Histoire de la Gaule2, I, Paris, 1993, p. 254.
20
P. Mac Cana, “Notes on the legend of Louernios”, Ogma, 2002, p. 138-144.
21
P. Mac Cana, “The poet as spouse of his patron”, Ériu, 39, 1988, p. 79-85.
22
V. Kruta, L’Europe des origines, Paris, 1992, ig. 203-205.
23
R. y V. Megaw, Celtic Art2, London, 1989, ig. 92. Para el tema mítico, V. Kruta, « ‘Têtes jumelées’ et
jumeaux divins : essai d’iconographie celtique », Études celtiques, 42, 2016, p. 35, n. 5.
71
Martín Almagro-Gorbea
24
H.-G. Frey, Die Entstehung der Situlenkunst. Studien zur Figürlich Verzierten Toreutik von Este,
Berlin, 1969; V. Kruta, op. cit., p. 248 s., igs. 180 y 207-239.
25
C. Jullien, op. cit, p. 267 s., 357 s.; P. Duval, Les Celtes, Paris, 1968; V. Kruta, 2016, op. cit., p. 49 s.
26
H. Birkhan, Kelten. Versuch einer Gesamtdarstellung ihrer Kultur. Wien, 1997, p. 979 s.; M. Almagro-
Gorbea y A. Lorrio, Teutates. El Héroe Fundador en Hispania y en la Keltiké, Madrid, 2013.
27
C. Jullian, 1993, op. cit., p. 266 s.
28
J.-J. Hatt, Mythes et dieux de la Gaule, Paris, 1989, p. 155; V. Kruta, 2016, op. cit., p. 52 s.
29
M. A. Clos, “Die Religion des Senonenstammes”, Wiener Beiträge zur Kulturgeschichte und Linguistik,
4, 1936, p. 549-656.
30
R. Bloch, “Traditions celtiques dans l’histoire des prémiers siécles de Rome”, Comptes-rendus des
séances de l’Académie des Inscriptions et Belles-Lettres, 108, 1966, p. 191 s.
31
V. Zirra, “La necropoli e la Tomba del Capo di Ciumesti”, I Celti, Milano, 1991, p. 382-383.
32
G. S. Olmsted, The Gundestrup Cauldron. (Collection Latomus 162), Bruxelles, 1979.
33
A. Holder, Alt-celtischer Sprachschatz I, Leipzig, 1894, p. 518 s.
34
G. Dobesch, “Zu Virunum als Namen der Stadt auf dem Magdalensberg und zu einer Sage der
kontinentalen Kelten” Carinthia, 1997, 187, p. 107-128; P. Scherrer, Der Eber und der Heros (Ktistes).
Altmodische Archäologie. Festschrift f. Friedrich Brein (Forum Archaeologiae 14/III/2000) (www.
archaeologie-online.de/links/detail/2607.php).
35
A. Holder, 1907, op. cit., III, s.v. Virodunum.
36
G. S. Olmsted, 1979, op. cit., lám. 106 y 118.
37
M. Bendala, “En torno al instrumento musical de la estela de Luna (Zaragoza)”, Homenaje a M.
Almagro Basch II, Madrid, p. 141-146; A. Mederos, “Representaciones de liras en las estelas
decoradas del Bronce Final de la Península Ibérica”, Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la
Universidad Autónoma de Madrid, 23, 1996, p. 114-123.
38
J. B. Pritchard, The Ancient Near East. Text and Pictures I6, Princeton, N.J., 1973; J.-M. Dentzer, Le
motif du banquet couché dans le Proche-Orient et le monde grec du VIIe au IVe siècle avant J.-C.,
Paris, 1982; A. Caquot, M. Sznycer y A. Herdner, Textes Ougaritiques I. Mythes et légendes, Paris,
1974; etc.
39
B. Aign, Die Geschichte der Musikinstrumente des Agäischen Raumes bis um 700 von Christus,
Frankfort, 1963, p. 172 y 109 s.; M. Wegner, Musik und Tanz, en F. Matz y H.G. Buchholz (eds.):
Archaeologia Homerica U. Die Denkmäler und das frühgriechische Epos. Göttingen, 1968, p. 2 s. y
25 s.; id., Musikinstrumente in Bildern Griechenland. Leipzig, 1963; E. Akurgal, Orient et Occident,
Paris, 1969, p. 211; etc.
40
A. Reichenberger, “Der Leierspieler im Bild der Hallstattzeit”, Archäologisches Korrespondenzblatt,
15, 1985, p. 325-333; A. Eibner, “Musikleben in der Hallstattzeit”, Musik in Antike und Neuzeit,
Frankfurt, 1986, p. 271-318.
41
B. Sergent, Celtes et Grecs 1, Le livre des héros, Paris, 1999.
42
S. Celestino, Estelas de guerrero y estelas diademadas. La precolonización y formación del mundo
tartésico, Barcelona, 2001, p. 177 s.; A. Mederos, 1996, op. cit.
43
M. Wegner, 1963, op. cit.; id., 1968, op. cit.; M. Bendala, 1983, op. cit.
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45
M. Bendala, 1983, op. cit.; S. Celestino, op. cit., p. 179
46
A. Mederos, op. cit., 1996.
72
Las raíces celtas de la Literatura castellana
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B. Aign, 1963, op. cit., p. 172 y 109 s.; M. Wegner, 1963, op. cit.; id., 1968, op. cit., p. 2 s. y 25 s.;
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61
J. Costa, 1881, op. cit.; Antonio García-Bellido, “Música, danza y literatura entre los pueblos primitivos
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63
M. Almagro-Gorbea, 2013, op. cit., p. 212.
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V. Zirra, 1991, op. cit.
65
M. Almagro-Gorbea, “Una probable divinidad tartésica identiicada: Niethos/Netos”, Palaeohispanica,
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Martín Almagro-Gorbea
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69
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comparada”, en M. García Quintela, ed., Vingt ans après Georges Dumézil (1898-1986), Budapest,
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72
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73
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Gargoris y Habis (Del Mito Cosmogónico, al Mito de la Realeza), Madrid, 1984; A. Tejera, “El mito
de Habis: Poder y Sociedad en Tartessos”, Tabona, 8, 2, 1993, p. 553-561; A. Tejera y J. Fernández
Rodríguez, J. “El mito de Habis, un problema histórico y arqueológico”, en F. Diez de Velasco, M.
Martínez y A. Tejera (eds.), Realidad y Mito, La Laguna, 1997, p. 73-88; M. Almagro-Gorbea, 2013,
op. cit., p. 218 s.; etc.
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du Patrimoine de Fécamp, 15, 2008, p. 58-62.
83
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84
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89
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98
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“Consideraciones críticas de los estudios sobre la legislación y la costumbre visigoda”, Anuario de
Historia del Derecho Español, 44, p. 343-464; id., Manual de Historia de Derecho Español I, El
origen y la evolución del Derecho, Madrid, 1984; P. Merea, “Uma tese revolucionaria (A proposito
do artigo de García Gallo ublicado no tomo XIII do A.H.D.E.)”, Anuario de Historia del Derecho
Español, 14, 1942-1943, p. 593-599; J. A. Escudero, Curso de Historia del Derecho, Madrid, 1995.
101
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M. Almagro-Gorbea, “Pervivencia del imaginario mítico celta en las leyendas ‘sorianas’ de Gustavo
Adolfo Bécquer”, Studi celtici, 7, 2008, p. 207-233.
103
Para una visión sobre la Prehistoria del País Vasco, M. Almagro-Gorbea, Los orígenes de los Vascos,
Madrid, 2008; AA. VV., Encuentro sobre Prehistoria Vasca: Presente y futuro. Madrid, 2010.
104
Véase la tradición de J. Mª de Barandiarán, El hombre primitivo en el País Vasco San Sebastián, 1934,
mantenida tantos años, M. de Ugalde, Síntesis de la Historia del País Vasco, Madrid, 1974.
105
J. Mª de Barandiarán, Obras Completas, I, Bilbao, 1972, p. 307 s., con numerosas leyendas
protagonizadas por animales con claros elementos celtas. Compárese con los animales míticos del
mundo celta-hispano, en M. Almagro-Gorbea, 2009, “La Etnología como fuente de estudios de la
Hispania Celta”. Boletín del Seminario de Arte y Arqueología de Valladolid. Arqueología, 75, 2009, p.
124-125 y P. R. Moya-Maleno, Paleoetnología de la Hispánica Céltica: etnoarqueología, etnohistoria
y folklore como fuentes de la protohistoria, Madrid, 2012, p. 475 s.
106
J. Caro Baroja, 1941, p. 23-69; id., 1995, p. 45-62; J. Mª de Barandiarán, 1972, p. 138-144.
107
M. Almagro-Gorbea y A. Lorrio, op. cit. 2012, p. 161 s., 278 s.
108
J. Caro Baroja, Sobre el Árbol de Guernica y otros árboles con signiicado jurídico y político”,
Ritos y mitos equívocos, Madrid, 1974, p. 353-391; M. V. García Quintela y F. Delpech, El Árbol de
75
Martín Almagro-Gorbea
Guernica. Memoria indoeuropea de los ritos vascos, Madrid, 2013 2007; P. R. Moya-Maleno, 2012,
op. cit., p. 234 s.
109
A. Herculano, Monumenta Portugaliae Scriptores I, Lisboa, 1856, p. 230-290; G. Monreal, 1973,
p. 118. J. R. Prieto Lasa, Las leyendas de los Señores de Vizcaya y la tradición melusiana (Fuentes
cronísticas de la Historia de España VII), Madrid, 1995, p. 23 s., cuya traducción seguimos, aunque
su estudio ejemplar del tema no valorado los paralelos celtas, a pesar de que sólo el imaginario celta
ofrece las claves para su correcta comprensión.
110
P. Mattoso, ed., Pedro Afonso, Libro de Linagens, Lisboa, 1980, p. 35 s.
111
L. García de Salazar, Istoria de las bienandanzas e fortunas de Lope García de Salazar, 1495 (Real
Academia de la Historia, Ms. 9-19-2/210), XX, fol. 361 s.; cf. A. Rodríguez Herrero, ed., Lope García
de Salazar. Las Bienandanças e Fortunas, Bilbao, 1967; J. R. Prieto Lasa, 1995, op. cit., p. 264, cuya
transcripción se sigue.
112
J. Aranzadi, 1981): “Mari, Melusina y los orígenes míticos de los señores de Vizcaya”, Los Cuadernos
del Norte, 5, 1981, p. 2-8.
113
Transcripción que sigue básicamente la de J. R. Prieto Lasa, op. cit., 1995, p. 266.
114
J. L. Ramos Merino, “Merlín, Arturo y Jaun Zuria en la Vizcaya medieval: la reelaboración de un mito
cultural europeo” en J. M. Zarandona, ed., De Britania a Britonia. La leyenda artúrica en tierras de
Iberia. Cultura, literatura y traducción, Bern, 2014, p. 117-143. J. Bilbao (“Sobre la leyenda de Jaun
Zuría, primer Señor de Vizcaya”. Amigos del País, hoy, I, 1982, p. 85 s.) y A. Erkoreka (Los vikingos
en Euskal Herria, Bilbao, 1995, p. 59 s.) han identiicado a Hvítr u “Olaf el Blanco” (c. 835-871), rey
vikingo de Dublín de origen noruego (A. Forte, R. Oram y F. Pedersen, Viking Empires, Cambridge,
2005, p. 85 s.), hipótesis que no puede ser totalmente descartada, pero estas narraciones sobre el
origen del Señorío de Vizcaya no son históricas, sino que proceden de poemas de origen celta a juzgar
por su imaginario e ideología.
115
F. J. Fernández Nieto, “Una institución jurídica del mundo celtibérico”, J. Cabanilles, ed., Estudios de
Arqueología Ibérica y Romana. Homenaje a Enrique Pla Ballester, Valencia, 1992, p. 381-384; P. R.
Moya-Maleno, 2012, op. cit., p. 308 s.
116
J. R. Prieto Lasa, 1995, op. cit., p. 267.
117
Se sigue la transcripción de J. R. Prieto Lasa, 1995, op. cit., p. 267-268. Para la versión breve de
Bienandanzas y Fortunas, id., p. 268.
118
J. M. de Barandiarán, 1970, p. 161; J. Caro Baroja, 1995, p. 57 s.
119
Se sigue la cuidada versión de J. R. Prieto Lasa, 1995, op. cit. p. 38 s.
120
Anónimo, Treslado Autentico do Livro do Conde Dom Pedro das linajes antigas... BN, Ms. 3310,
Madrid, 1606, fol. 39r-40v; J. M. de Barandiarán, Diccionario de mitología vasca, San Sebastián,
1984, 132.
121
J. Caro Baroja, Algunos mitos españoles (Ensayo de Mitología popular), Madrid, 1941, p. 50 s.; L.
Half-Lancner, Les Fees au Moyen Age, Morgane et Melusine, La Naissance desfees, Paris, 1984, p.
92 s.; J. R. Prieto Lasa, 1995, op. cit.
122
Como Crundchu y la diosa Macha (L. Half-Lancner, 1984, op. cit. p. 89).
123
Chr. J. Guyonvarc’h, Magie, médecine et divination chez les Celtes, Paris, 1997, p. 275 s.
124
Como los altares documentados en la Península Ibérica, para los que constituye la única noticia escrita
(M. Almagro-Gorbea y J. Jiménez Ávila, “Un altar rupestre en el Prado de Lácara (Mérida). Apuntes
para la creación de un parque arqueológico” Homenaje a Elías Diéguez, Mérida, 2002, p. 423-442).
125
M. Green, Celtic Goddess. Warriors, Virgins and Mothers, London, 1995, p. 73 s., 121 s.
126
D. O’Corráin, Ireland before the Normans, Dublin, 1971, p. 32. El sacriicio de una yegua blanca a la
diosa en Irlanda puede compararse al sacriicio de buey, vaca y caballo blancos en Busturia (vid. supra).
76
Las raíces celtas de la Literatura castellana
127
J. Mackillop, Dictionary of Celtic Mythology, Oxford, 1998, p. 305; J-P. Persigout, Dictionnaire de
mythologie celtique¸Paris, 2009, p. 313.
128
Para sus precedentes en la Hispania antigua, F. J. Fernández Nieto, 1992, op. cit.
129
Apellido frecuente en Álava en la Alta Edad Media. Una de las leyendas sobre el nacimiento de
Sancho Abarca atribuye a Ladrón de Guevara haberle recogido tras morir su madre; cf. A. Minguito,
Nápoles y el virrey conde de Oñate. La estrategia del poder y el resurgir del reino (1648-15653),
Madrid, 2011, p. 48.
130
El antropónimo Lupus es característico de Celtiberia y Lusitania (J. M. Abascal, 1954, p. 405 s.),
como Latronus (J. M. Abascal, Los nombres personales en las inscripciones latinas de Hispania,
Murcia, 1994, p. 396 s.), del que debe derivar el apellido Ladrón, que alude a los jóvenes guerreros o
latrones prerromanos (Diod. V, 34, 6; Str. III, 3, 5).
131
También J. R. Prieto Lasa (1995, op. cit., p. 240) sitúa la cacería en el Otro Mundo y considera al jabalí
símbolo del mundo infernal (id., p. 249), aunque no lo relaciona con el imaginario celta a pesar de su
buen análisis literario (id., p. 327 s.).
132
M. Almagro-Gorbea y A. Lorrio, 2012, op. cit., p. 43 s. y, especialmente, p. 102.
133
L. Cooper, El Liber regum. Estudio lingüístico, Zaragoza, 1960, p. 35-36 (Liber regum, fol. 16, l.
2-10); A. del Río, “Leyendas épicas en el Aragón medieval: Sancho Abarca en los orígenes del reino”,
I Curso sobre Lengua y Literatura en Aragón (Edad Media), Zaragoza, 1991, p. 135; con un buen
estudio de todas las variantes del mito, aunque sin valorar sus paralelos en el imaginario celta; F.
Gómez Redondo, Historia de la prosa medieval castellana. I, La creación del discurso prosístico:
el entramado cortesano. Madrid, 1998, p. 101 s.; E. Klinka, 2010): “Sancho Abarca o la elaboración
mítica de un reinado”, e-Spania, 9, 2010, p. 24.
134
P. R. Moya-Maleno, 2012, op. cit., p. 240 s.
135
Abarca se ha relacionado con el vasco abar, “rama, ramaje”, pero parece de origen prerromano pues se
halla ampliamente arraigada en Hispania (J. Corominas, Diccionario crítico etimológico de la Lengua
Castellana, I, Madrid, 1954, p. 4-6).
136
F. Delpech, “Le rituel du ‘pie dechaussé’. Monosandalisme basque et inaugurations indo-européennes”,
Ollodagos, 10, 1997, p. 55-115; M. García Quintela y M. Santos Estévez, “Petroglifos podomorfos de
Galicia e investiduras reales célticas: estudio comparativo”, Archivo Español de Arqueología, 73, 2000,
p. 5-26; P. R. Moya-Maleno, 2012, op. cit. p. 230 s.; M. García Quintela y F. Delpech, 2012, op. cit.
137
R. Menéndez Pidal, Reliquias de la poesía épica española, Madrid, 1951, p. 34-180; W. J. Entwistle,
“Remarks Concerning the Order of the Spanish Cantares de Gesta”, Romance Philology, 1, 1947, p.
117 s.; J. P. Keller, “El misterioso origen de Fernán González”, Nueva Revista de Filología Hispánica,
10, 1956, p. 41-44; id., “The Structure of the Poema de Fernán González”, Hispanic Review, 25, 4,
1957, p. 235-246; J. Gimeno, “Sobre la composición del Poema de Fernán González”, Anuario de
Estudios Medievales, 5, 1968, p. 181-207; M. Alvar, Cantares de Gesta medievales, México, 1991,
138
R. Menéndez Pidal, Poesía juglaresca y juglares2, Buenos Aires-México, 1948, p. 250-251; id., 1951,
op. cit., p. 181 s.; C. Alvar y M. Alvar, Épica medieval española, Madrid, 1997, p. 175-270; A. D.
Deyermond, 2001, Historia de la literatura española, 1. La Edad Media9, Barcelona, p. 78 s.
139
Faltan estudios sobre las raíces prerromanas en las historias de la literatura castellana (R. Menéndez
Pidal, 1951, op. cit., p. xiii s.; J. L. Alborg, Historia de la literatura española, I2, Madrid, 1969; G.
Díaz Plaja, ed., Historia general de las literaturas hispánicas, I¸ Barcelona, 1969; etc.). Su origen
arrancaría de la tradición latina y la germánica, además de las árabe y judía (C. Alvar y M. Alvar, 1991,
op. cit., p. 24 s.; C. Alvar y A. Gómez Moreno, 1988, p. 16). Véanse las teorías sobre la formación (R.
Menéndez Pidal, 1951, p. x s.; C. Alvar y A. Gómez Moreno, Poesía épica y de clerecía medievales,
Madrid, 1988, p. 46 s.), sobre oralidad y escritura (id., p. 49 s.) y sobre la relación de los cantares
de gesta con las crónicas alto medievales (R. Menéndez Pidal, 1951, p. xxii s.; C. Alvar y A. Gómez
Moreno, 1988, p. 33), que no valoran el componente celta. Una visión historiográica en C. Alvar,
77
Martín Almagro-Gorbea
“Cincuenta años de estudios de poesía épica española medieval”, Revista de literatura medieval, 18,
2006, 87-112.
140
I. López Guil, ed., Poema de Fernán González, Madrid, 2001.
141
J. P. Keller, 1956, op. cit.; id., “The Structure of the Poema de Fernán González”, Hispanic Review,
25, 4, 1957, p. 239 s. y 243; J. M. Pedrosa C. J. Palacios, y E. Rubio, Héroes, santos, moros y brujas
(Leyendas épicas, históricas y mágicas de la tradición oral de Burgos), Burgos, 2001, p. 71 s.
142
J. P. Keller, 1956 op. cit.; F. Delpech, “Pedro Carbonero: aspects mythiques et folkloriques de sa
légende”, El bandolero y su imagen en el Siglo de Oro. Le bandit au Siêcle d ‘Or et son image,
Madrid, 1989, p. 107-121; J. M. Pedrosa et al., 2001, op. cit. p. 71 s.
143
J. A. Molina Gómez, “Pervivencia del juramento sobre piedra: a propósito de PFG 650-658 y sus
precedentes antiguos”, Tonos, Revista Electrónica de Estudios Filológicos, 14, 2007, www.um.es/
tonosdigital/znum14/secciones/estudios-19-juramento-piedra.htm (2014.7.11)
144
I. M. Boberg, Motif-Index of Early Icelandic Literature (Biblioteca Arnamagnanaena), Copenhage,
1956, p. 191.
145
M. García Quintela y M. Santos Estevez, 2000, op. cit.
146
Saxo Gramático, Gesta Danorum I 2, 1; Olao Magno, Historia de Gentibus Septentrionalibus VIII, c.1.
147
J. Weiner, De Rodrigo a Rodrigo en el romancero histórico, Kassel, 2003, p. 58 s.
148
J. P. Keller, 1957, op. cit. p. 239 s. y 243.
149
L. Linares: La transmisión de una leyenda hagiográico-política: San Millán en la batalla
de Hacinas de la Edad Media al Siglo de Oro (www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/
linareslidwine/leyendahagiopoliticahacinas.htm).
150
Costa, 1888, op. cit., p. 311
151
M. Martín Sánchez, Seres míticos y personajes fantásticos españoles, Madrid, 2002, p. 60.
152
N. Ginoux, Le thème symbolique de ‘la paire de dragons’ sur les fourreaux celtiques (IVe-IIe siècles
avant J.-C.): étude iconographique et typologie, Paris, 2007.
153
M. F. Fernández de Escalante, Del derecho natural de los héroes y los hombres. La épica castellana
y la Blutrache germánica. La saga de los Infantes de Lara y el eco de un viejo mito Indoeuropeo,
Granada, 2001.
154
R. Menéndez Pidal, La leyenda de los Infantes de Lara, Madrid, 1896 (reed. 1934; id., 1948, op.
cit., p. 250-251; id., 1951, op. cit., p. 181 s.; C. Alvar y M. Alvar, 1997, op. cit., p. 175-270; A. D.
Deyermond, 2001, op. cit., p. 78 s.
155
R. Menéndez Pidal, Reliquias de la Poesía Épica española, Madrid, 1951.
156
R. Menéndez Pidal, La Leyenda de los Siete Infantes de Lara. Madrid, 1.896; id., “La Leyenda de los
Siete Infantes de Lara”, en Obras Completas de Ramón Menéndez Pidal, I, Madrid, 1.971, *.
157
C. Alvar y M. Alvar, Épica medieval española, Madrid, 1997, p. 175-270.
158
J.-L. Desnier, Le passage du leuve, Besançon-Paris, 1995.
159
R. Menéndez Pidal, 1934, op. cit., p. 222, v. 9-10; M. F. Fernández de Escalante, 1986, op. cit., p. 77.
160
R. Menéndez Pidal, 1934, op. cit., p. 8-9.
161
M. F. Fernández de Escalante, 1986, op. cit., p. 77 s.
162
M. Almagro-Gorbea y A. Lorrio, “La tête humaine dans l’art celtique de la Péninsule Ibérique”, Les
représentations humaines du Néolithique à l’Age du Fer (Actes du 115 Congrès des Sociétés Savantes.
Avignon 1990), Paris, 1993, p. 219-237,
163
M. F. Fernández de Escalante, 1986, op. cit.
164
A. D. Deyermond, 2001, op. cit., p. 79.
78
Las raíces celtas de la Literatura castellana
165
C. Alvar y M. Alvar, 1997, op. cit., p. 176-177.
166
E. von Richthofen, “Interdependencia épico-medieval: dos tangentes góticas”, Dicenda. Cuadernos
de Filología Hispánica, 9, p. 171-185.1990, p. 179.
167
S. G. Armistead, “A lost version of the Cantar de gesta de las Mocedades de Rodrigo relected in
the Second Redaction of Rodríguez de Almela’s Compendio historial”, University of California
Publications in Modern Philology, 38, 1952-1963, p. 313, n. 31; id., “Dos tradiciones épicas sobre el
nacimiento del Cid”, Nueva Revista de Filología Hispánica, 36, 1988, p. 219-48.
168
M. Alberro, “Las tres funciones dumezilianas y las tradiciones mitológicas indo-europeas de los
‘mellizos divinos’ relejadas en las leyendas acerca de El Cid”, Polis, 15, 2003, p. 35-62.
169
D. J. Ward, The Divine Twins. An Indo-European Myth in Germanic Tradition (Folklore Studies 19),
Berkeley and Los Angeles, 1968; id., “Separate functions of the Indo-European Divine Twins”, en
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170
Crónica Particular del Cid, 9, 21-22. J. Victorio, “Introducción”, Mocedades de Rodrigo, Anónimo,
Madrid, 1982, p. xix.
171
S. G. Armistead, “The Structure of the Refundición de las Mocedades de Rodrigo”, Romance
Philology, 17, 1963-1964, p. 340.
172
C. Armenteros Lizana, ed., Diego Rodríguez de Almela, Compendio Historial, Murcia, 2000.
173
D. J. Ward, op. cit.
174
G. Dumézil, “Les leurs Haurot-Maurot et les anges Hauvatåt-Ameretåt”, Revue des Etudes
Arméniennes, 6, 1926, p. 43-69.
175
M. Alberro, op. cit., p. 56 s.
176
M. York, “The Divine Twins in the Celtic Pantheon”, The Journal of Indo-European Studies
(Monograph Series 23, 1-2), 1995, p. 83-112; M. Alberro, op. cit. p. 48.
177
V. Kruta, 2016, op. cit.
178
M. Vaquero, “Señas de oralidad en algunos motivos épicos compartidos: Siete infantes de Lara, Romanz
del infant García y Cantar de Sancho II”, Actas del XII Congreso de la Asociación Internacional de
Hispanistas, Birmingham-1995, 1, Birmingham, 1998, p. 320-327.
179
En general, R. Menéndez Pidal, Cantar de Mio Cid2, I-III, Madrid, 1944-1946 y F. López Estrada,
Panorama crítico del Poema del Cid, Madrid, 1982. Para la fecha de composición, R. Menéndez
Pidal, op. cit., I, p. 33.
180
M. Almagro-Gorbea, 2010, op. cit.; id., 2013, op. cit. p. 315 s.
181
R. Menéndez Pidal, Madrid, 1946, II, op. cit., p. 486.
182
R. Ménéndez Pidal, Cantar de Mio Cid2, I-III, Madrid, 1944-1946.
183
F. Vian, Les origines de Thèbes. Cadmos et les Spartes, Paris, 1964, p. 78.
184
J. N. Bremmer, The Early Greek Concept of the Soul, Princeton, 1987, p. 35.
185
A. G. Epstein, War Goddess: The Morr’gan and her Germano-Celtic Counterparts, Los Angeles, 1998.
186
V. Kruta, Les celtes. Histoire et dictionnaire¸ Paris, 2000, p. 643, ig. 94.
187
Chr. J. Guyonvarc’h, “La Mort de Cúchulain. Commentaire du texte”, Ogam, 18, 1966, p. 350, § 31.
188
G. Sopeña, Ética y ritual. Aproximación al estudio de la religiosidad de los pueblos celtibéricos,
Zaragoza, 1995, p. 184 s., ig. 53-54.
189
A. Holder, 1904, op. cit. II, p. 307 s.; B. Sergent, Lug et Apollon (Ollodagos, Monographie 3),
Bruxelles, 1995, p. 77 s.
190
M. Green, Dictionary of Celtic Myth and Legend, London, 1992, p. 135 s.; G. S. Olmsted, 1995, op.
cit., p. 116 s.
79
Martín Almagro-Gorbea
191
B. Sergent, 1995, op. cit., p. 77 s.
192
G. Phillips y M. Keatman, King Artur. The True Story, London, 1992.
193
A. Holder, 1894, op. cit. I, cols. 518 s.; V. Kruta, 2000, op. cit., p. 493, passim.
194
V. Zirra, op. cit., 1991.
195
G. S. Olmsted, 1979, op. cit.
196
R. Menéndez Pidal, 1934, op. cit., p. 8-9; id., 1946, II, op. cit., p. 486.
197
J.-L. Desnier, op. cit., 1995.
198
J. M. Ramos Loscertales, “La devotio ibérica”, Anuario de Historia del Derecho Español, I, 1924,
p. 7-26; F. Rodríguez Adrados, “La ‘ides’ ibérica”, Emérita, 14, 1946, p. 128-209; A. M. Prieto,
“La devotio ibérica como forma de dependencia en la Hispania prerromana”, Memorias de Historia
Antigua, 2, 1978, p. 131-135.
199
R. Menéndez Pidal, La España del Cid, I, Madrid, 1947, p. 271.
200
A. Schulten, Viriato2, Porto, 1940.
201
R. Menéndez Pidal, 1946, op. cit., I, p. 66-67.
202
M. Almagro-Gorbea, “Aproximación paleoetnológica a la Celtiberia meridional: Las serranías de
Albarracín y Cuenca”, El poblamiento celtibérico (III Simposio sobre los celtíberos. Daroca, 1991),
Zaragoza, 1995, p. 433-446.
203
F. J. Fernández Nieto, “Religión, derecho y ordalia en el mundo celtibérico: la federación de San
Pedro Manrique y el ritual de las Móndidas”, IX Coloquio sobre Lenguas y Culturas Paleohispánicas
(Palaeohispanica, 5), Salamanca, 2005, p. 585-618.
204
M. Almagro-Gorbea, 2008, op. cit.
205
M. Almagro-Gorbea, 1995, op. cit.; P. R. Moya-Maleno, 2012, passim.
206
R. Menéndez Pidal, 1951, op. cit., p. xiii s.; J. L. Alborg, 1969; G. Díaz Plaja, ed., 1969, op. cit.; etc.
207
C. Alvar y M. Alvar, 1991, op. cit., p. 24 s.; C. Alvar y A. Gómez Moreno, 1988, op. cit., p. 16.
208
R. Menéndez Pidal, 1951, op. cit., p. x s., xxii s.; C. Alvar y A. Gómez Moreno, 1991, op. cit., p. 33 y 46 s.
209
Véase, por ejemplo, J. M. Pedrosa et al., op. cit.; Leyendas y tradiciones de la Sierra de Albarracín,
León, 2010; etc.
210
M. Almagro-Gorbea, 2008, op. cit.
211
M. A. Valante, “Reminiscences of Irish Motifs in the Spanish Vida del Bienaventurado San Amaro”,
Hagiographica, 7, 2007, p. 269-284; F. Alonso Romero, “Recursos y prácticas mágicas de la gente de
mar. En torno al signiicado del “Romance del Conde Arnaldos”, “De culturas, lenguas y tradiciones.
II Simposio de estudios humanísticos”, Coruña, 2006, p. 210-228; M. Almagro-Gorbea, 2013, op. cit.
p. 361 s.
212
M. Almagro-Gorbea, “El rito de la ‘triple muerte’ en la Hispania Celtica: De Lucano a la leyenda de
Santa Mariña de Augas Santas y al Libro de Buen Amor”, Ilu, 17, p. 7-39.
213
C. Alvar, “La literatura artúrica en el occidente de la Península Ibérica», Revue Critique de Philologie
Romane, 3, 2002, p. 149-155; id., “Raíces medievales de los libros de caballerías”, Edad de Oro, 21,
2002, p. 61-84; id., “Del rey Arturo a Don Quijote: Paisaje y horizonte de expectativas en la tercera
salida”, Boletín de la Real Academia Española, 85, 2005, p. 7-27; id., “Libros de caballerías. Estado
de la cuestión (2000-2004 ca.)”, en De la literatura caballeresca al «Quijote», Zaragoza, 2007, p.
13-58. W. J. Entwistle, The Arthurian Legend in the Literatures of the Spanish Peninsula2, London,
2013; D. Hook, ed., The Arthur of the Iberians. The Arthurian Legends in the Spanish and Portuguese
Worlds, Wales, 2015; M. Vaquero, “Señas de oralidad en algunos motivos épicos compartidos: Siete
infantes de Lara, Romanz del infant García y Cantar de Sancho II”, Actas del XII Congreso de la
Asociación Internacional de Hispanistas, Birmingham-1995, 1, Birmingham, 1998, p. 320-327.
80
Contestación
214
Clavel, F.T.E., Historia pintoresca de las religiones, doctrinas, ceremonias y usos y costumbres
religiosas de todos los pueblos del mundo, antiguos y modernos. Traducción N. Vicente Magán.
Madrid, 1845.
215
Real Academia de la Historia, Diccionario Biográico Español. Martín Almagro Gorbea. Biografía
escrita por J. Mª. Blázquez.
216
Blázquez Martínez, J. Mª., “Discurso de contestación”, en M. Almagro Gorbea, Ideología y poder
en Tartessos y el mundo ibérico”. Real Academia de la Historia, 1996, p. 165-170.
217
V. Relación de las principales publicaciones de Martín Almagro Gorbea como autor único, coautor
y editor: Itinerario de Hernán Cortés (catálogo de exposición editado con Cristina Esteras),
Madrid, 2014. Edita: Canal de Isabel II Gestión; Protohistoria de la Península Ibérica del Neolítico
a la Romanización (coautor y editor). Burgos, 2014 Edita: Congreso Internacional de Ciencias
Prehistóricas y Protohistóricas; Literatura Hispana Prerromana. Las creaciones fenicias, tartesias,
iberas, celtas y vascas, Real Academia de la Historia, Madrid, 2013; De Pompeya al Nuevo Mundo.
La Corona Española y la Arqueología en el siglo XVIII (editor y coautor con J. Maier), Madrid, Real
Academia de la Historia y Patrimonio Nacional, 2012; Teutates. El Héroe Fundador y el culto heroico
al antepasado en Hispania y en la Keltiké (con J. Lorrio), Madrid, Real Academia de la Historia,
2011; Colóquio Internacional Lucius Cornelius Bocchus. Escritor lusitano da Idade de Prata da
Literatura Latina. Tróia, 2010 (editor y coautor con J. Cardoso), Lisboa, 2011; Excavaciones en el
Claustro de la Catedral de Toledo (con J Mª Barranco y M. Gorbea), Madrid, Real Academia de la
Historia, 2011; Escultura Fenicia en Hispania (con M. Torres), Madrid, Real Academia de la Historia,
2010; Los orígenes de los vascos, Edita: Delegación en Corte. Departamento de Publicaciones, 2008;
La necrópolis de Medellín. I-III, Real Academia de la Historia, Madrid, 2006-2008 (editor, director y
coautor con J. Jiménez Ávila, A. J. Lorrio, A. Mederos y M. Torres); Medallas Españolas. Catálogo del
Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia. Madrid, 2005 (editor y coautor con Mª
Cruz Pérez Alcorta y T. Moneo); Catálogo del Gabinete de Antigüedades. Prehistoria. Antigüedades
Españolas I. Real Academia de la Historia, Madrid, 2004 (editor y coautor con D. Casado, F. Fontes,
A. Mederos, y M. Torres); Segobriga. Guía del Parque Arqueológico. Madrid (con J. M. Abascal y
R. Cebrián); Catálogo del Gabinete de Antigüedades. Epigrafía Prerromana. Real Academia de la
Historia, Madrid, 2003; Santuarios urbanos en el mundo ibérico (con T. Moneo), Real Academia de la
Historia, 2000; El rey-lobo de La Alcudia de Ilici. Alicante, 1999; Las fíbulas de jinete y de caballito:
aproximación a las élites ecuestres y su expansión en la Hispania céltica (con M. Torres), Institución
Fernando el Católico, Zaragoza, 1999; Segóbriga y su conjunto arqueológico (con J. M. Abascal),
Real Academia de la Historia, 1999; Archivo del Gabinete de Antigüedades: catálogo e índices (con
J. R. Álvarez Sanchís), Real Academia de la Historia, 1998. El Estanque Monumental de Bibracte
(Borgoña, Francia). (Complutum, Extra 1) (con J. Gran Aymerich), Madrid, 1991; Segóbriga III. La
Muralla Norte y la Puerta Principal. Cuenca, 1989 (con A. Lorrio); Excavaciones en el cerro Ecce
Homo (Alcalá de Henares, Madrid) (con D. Fernández-Galiano), Madrid, 1980. Edita: Diputación
Provincial; El Bronce Final y el Periodo Orientalizante en Extremadura, Madrid, Instituto Español
de Prehistoria del CSIC, 1977; Los campos de túmulos de Pajaroncillo (Cuenca), (Excavaciones
Arqueológicas en España 83), Madrid, 1974; La necrópolis de ‘Las Madrigueras’. Carrascosa del
Campo (Cuenca) Madrid, Instituto Español de Prehistoria del CSIC, 1969; Estudios de Arte rupestre
Nubio. I. Yacimientos situados en la orilla oriental del Nilo, entre Nag Kolorodna y Kars Ibrim
(Nubia Egipcia) (Memorias de la Misión Arqueológica Española en Egipto X), Madrid, 1968 (con M.
Almagro Basch); El Santuario de Juno en Gabii. Excavaciones 1956-1969 (editor y coautor), Escuela
Española de Historia y Arqueología en Roma, Madrid, 1982; Los Celtas en la Península Ibérica
(Revista de Arqueología, Extra 4), Madrid, 1991; Paleoetnología de la Península Ibérica (Complutum,
2-3, 1992) (editor y coautor con G. Ruiz Zapatero), Madrid, 1993; Los Celtas. Hispania y Europa
(coeditor y coautor con G. Ruiz Zapatero), Universidad Complutense de Madrid, 1993; Castros y
81
Emilio de Diego García
oppida de Extremadura. (Complutum Extra 4), Madrid, 1994 (coeditado con A.Mª Martín); Ciudades
Romanas en la Provincia de Cuenca. Homenaje a Francisco Suay. Cuenca, 1997 (co-editor y coautor
con S. Palomero y M. Osuna); Hispania, el legado de Roma (catálogo de exposición coeditado con
J.M. Álvarez Martínez); El Disco de Teodosio. Madrid, Real Academia de la Historia, 2000 (editor
y coautor); Tesoros de la Real Academia de la Historia. Palacio Real, Madrid, 2001 (co-autor y
editor); Celtas y Vettones (catálogo de la exposición) (co-autor y co-editor con J. Álvarez Sanchís y
M. Mariné), Excma. Diputación Provincial de Ávila, 2001; 250 años de Arqueología y Patrimonio.
2003, Madrid, Real Academia de la Historia, 2003 (coautor y coeditor con J. Maier); Real Academia
de la Historia. Archivos de Arqueología y Patrimonio Histórico (edición digital en 2 DVD, ISBN:
84-95983-25-7) Madrid, 2003 (editor); La protección jurídica del Patrimonio Inmobiliario Español,
Fundación Beneicencia et Peritia Iuris, Madrid, 2005 (coeditor con Antonio Pau); Las monedas y
medallas españolas de la Real Academia de la Historia, Madrid, 2007; Prehistoria y Antigüedad, en
H. O’Donnell (ed.), Historia Militar de España, I. Madrid,. Ministerio de Defensa, 2009.
218
Ortega y Gasset, J., “Notas de trabajo sobre Estimativa” en Revista de Estudios Orteguianos. Primera
parte de Aestimativa-Zumaya-julio 1917, nº 32, Madrid, (2016), p. 53. Señala a los Dralli o Bardos
con la 2ª casta, inmediatamente detrás de los Horro o caballeros, dentro de las cinco en las que se
establecía la jerarquía delos Mande o Mandingo en la región Sur del Sudán.
82
Esta obra
se acabó de imprimir
el día 5 de enero del año 2017,
en la víspera de la Epifanía de
SS. MM. los Reyes Magos de Oriente