Vísperas

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San Casimiro, conmemoración

Primeras Vísperas

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.


R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Himno

Te damos gracias, Señor,


porque has depuesto la ira
y has detenido ante el pueblo
la mano que lo castiga.

Tú eres el Dios que nos salva,


la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene
y el techo que nos cobija.

Y sacaremos con gozo


del manantial de la Vida
las aguas que dan al hombre
la fuerza que resucita.

Entonces proclamaremos:
«¡Cantadle con alegría!
¡El nombre de Dios es grande;
su caridad, infinita!

¡Que alabe al Señor la tierra!


Contadle sus maravillas.
¡Qué grande, en medio del pueblo,
el Dios que nos justifica!» Amén.

Salmo 118,105-112: XIV (Nun): Himno a la ley divina


Ant: Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a
una montaña alta y se transfiguró delante de ellos.

Lámpara es tu palabra para mis pasos,


luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.

Acepta, Señor, los votos que pronuncio,


enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,


la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a
una montaña alta y se transfiguró delante de ellos.

Salmo 15: El Señor es el lote de mi heredad

Ant: Su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;


yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

Multiplican las estatuas


de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,


hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,


se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,


me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.

Filipenses 2,6-11: Cristo, Siervo de Dios, en su misterio pascual

Ant: Moisés y Elías hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.

Cristo, a pesar de su condición divina,


no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,


se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo


y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Moisés y Elías hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.

Lectura

2Co 6,1-4a

Os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: «En tiempo
favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad: ahora es tiempo
favorable, ahora es día de salvación. Para no poner en ridículo nuestro ministerio, nunca
damos a nadie motivo de escándalo; al contrario, continuamente damos prueba de que somos
ministros de Dios.

V/. Escúchanos Señor y ten piedad. Porque hemos pecado contra ti.
R/. Escúchanos Señor y ten piedad. Porque hemos pecado contra ti.

V/. Cristo, oye los ruegos de los que te suplican.


R/. Porque hemos pecado contra ti.

V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


R/. Escúchanos Señor y ten piedad. Porque hemos pecado contra ti.

Cántico Ev.

Ant: Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto; escuchadle.»

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,


se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,


porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:


dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,


acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo


como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto; escuchadle.»

Preces

Bendigamos a Dios, solícito y providente para con todos los hombres, e invoquémosle, diciendo:
Salva, Señor, a los que has redimido
• - Oh Dios, fuente de todo bien y origen de toda verdad, llena con tus dones al Colegio
de los obispos,
y haz que aquellos que les han sido confiados se mantengan fieles a la doctrina de los
apóstoles
• - Infunde tu amor en aquellos que se nutren con el mismo pan de vida,
para que todos sean uno en el cuerpo de tu Hijo
• - Que nos despojemos de nuestra vieja condición humana y de sus obras,
y nos renovemos a imagen de Cristo
tu Hijo
• - Concede a tu pueblo que, por la penitencia, obtenga el perdón de sus pecados,
y tenga parte en los méritos de Jesucristo
• - Haz que nuestros hermanos difuntos puedan alabarte eternamente en el cielo,
y que nosotros esperemos confiadamente unirnos a ellos en tu reino

Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que nos enseñó el Señor:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

Final

Señor, Padre santo, tú que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el predilecto, alimenta
nuestro espíritu con tu palabra; así, con mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de
tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

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