Potestad Tributaria Pcial y Municipal
Potestad Tributaria Pcial y Municipal
Potestad Tributaria Pcial y Municipal
ASIGNACIÓN DE RECURSOS
Martín Leonardo Furchi
Breve introducción
En primer lugar, cabe señalar que el artículo 5° de la Constitución Nacional dispone que “[c]ada
provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo republicano, de acuerdo
con los principios declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y que asegure su
administración de justicia, su régimen municipal, y la educación primaria. Bajo de estas
condiciones el Gobierno federal, garante a cada provincia el goce y ejercicio de sus
instituciones”.
Por otra parte, de conformidad con el art. 1° de la Carta Magna la Argentina adopta la forma de
Estado federal. Este sistema, en la estructura de la Constitución, admite la existencia de
distintos entes territoriales con poder político -en la acepción amplia del término- en sus
respectivas jurisdicciones.
“El principio federal supone que son las provincias las que delegan en el poder central
atribuciones determinadas y acotadas. El tipo, cantidad y calidad de esas atribuciones depende
del estado nacional concreto quien puede recibirlas, ampliadas o restringidas. Se diría que no
existe un modelo de estado federal sino tantos como los países que lo adopten. Por eso la
Constitución de la República Argentina en el art. 1° dispone la adopción de una forma de
gobierno –y estado- conforme lo establecido por la misma ley suprema” (conf. Gelli, María
Angélica, Constitución de la Nación Argentina Comentada, Buenos Aires, La Ley, 2005).
La autonomía provincial se constituye con las atribuciones de naturaleza política, en virtud de la
cual eligen las modalidades propias del sistema democrático y republicano que escojan; en
materia económica, con facultades tributarias; de sustancia legislativa, con el ejercicio del
denominado poder de policía.
Régimen Municipal
El régimen municipal garantiza otro modo de descentralización territorial y otro núcleo de poder
en el sistema federal. Al mismo tiempo, desarrolla y acerca la democracia a los ciudadanos para
la decisión de cuestiones directamente relacionadas con la vida de la ciudad.
La naturaleza del municipio -ente autárquico o autónomo- fue materia de discusión
jurisprudencial. Hasta 1989 la Corte Suprema de Justicia de la Nación había sostenido que los
municipios constituían entes autárquicos territoriales de las provincias, definidas como
delegaciones de los mismos poderes provinciales, circunscriptos a fin y límites administrativos,
que la Constitución ha previsto como entidades del régimen provincial y sujetas a su propia
legislación (conf. Fallos 114:282).
Pero, en 1989, el Tribunal cambió el criterio en “Rivademar c/ Municipalidad de Rosario” se
pronunció por la autonomía municipal, señalando las diferencias de ésta con los entes
autárquicos (conf. Considerando 8°, Fallos 312:326).
En esa línea argumentativa, la CSJN sostuvo en 1991 que las Provincias no sólo estaban
obligadas a establecer el régimen municipal sino que no podían privarlo de las atribuciones
mínimas en materia tributaria para desempeñar su cometido. En ese sentido, el Tribunal dijo –
en doctrina concordante con el rasgo federal que luego tomó la reforma constitucional de 1994-
que si los municipios se encontrasen sujetos en esos aspectos a las decisiones de una autoridad
extraña, aunque fuesen las provincias, éstas podrían desarticular las bases de su organización
funcional.
A partir de 1994 la cuestión se resolvió constitucionalmente pues las provincias asumieron una
nueva obligación en materia de organización del régimen municipal dado que, en concordancia
con el artículo 123 de la Constitución Nacional, ese régimen debe asegurar la autonomía y su
alcance debe comprender el orden institucional, político, administrativo y financiero.
Así, armonizando los artículos 5°, 6º y 123 de la CN corresponde que los lineamientos de la
estructura municipal autónoma se fijen en cada constitución local, con el grado y amplitud que
ésta determine. Por otro lado, el incumplimiento de la obligación autonómica constituye una de
las causales de intervención federal.
Más adelante, en el precedente “Municipalidad de Rosario” la CSJN sostuvo que las provincias,
además de establecer el régimen municipal, tenían el deber de no privarlo de las atribuciones
mínimas en materia tributaria para desempeñar su cometido. En esa dirección, la CSJN sostuvo
que si los municipios se encontrasen sujetos en esos aspectos a las decisiones de una autoridad
extraña, aunque fuesen las provincias, éstas podrían desarticular las bases de su organización
funcional (conf. considerando 5°, Fallos 314:497).
Finalmente, en 1994 la Convención Constituyente agregó en el actual artículo 123 a las
obligaciones de las provincias dispuestas en el artículo 5°, la de asegurar la autonomía municipal
reglando su alcance y contenido en el orden institucional, político, administrativo, económico y
financiero.
La Constitución Nacional impone a las provincias, desde 1994, el aseguramiento de la autonomía
municipal en sus respectivas constituciones pero no las obliga a establecer un único modelo de
autonomía. “En consecuencia, pueden coexistir en una misma provincia municipios de
convención con atribuciones para dictar sus propias cartas autonómicas y municipios reglados
por leyes orgánicas de las municipales, partidos o departamentos según se los denomine en
cada ente local, sancionadas esas leyes orgánicas, por la legislatura provincial. No obstante, esta
flexibilidad provincial para establecer los parámetros de la autonomía municipal, aquéllas no
podrían establecer los parámetros de la autonomía municipal, aquéllas no podrían ignorarla pues
el artículo 123 constituye una cláusula federal cuyo incumplimiento podría revisar la Corte
Suprema” (conf. Heredia, José Raúl, El régimen municipal argentino luego de la reforma
constitucional de 1994).
Por otro lado, la autonomía municipal reglada en las constituciones provinciales puede ser plena,
es decir, sin condicionamientos de ratificación –aunque, desde luego, los municipios no deben
usurpar competencias provinciales ni menos federales- o puede estar sujeta a la aprobación que
al respecto acuerde o deniegue la legislatura local, empleando un tipo de control político de
constitucionalidad similar al que ejerció el Congreso de la Nación sobre las constituciones
provinciales hasta 1860.
Como quiera que fuese, está fuera de duda la obligación de las provincias de adecuar sus
respectivas constituciones a lo prescripto por el artículo 123 de la CN, a fin de que al menos los
municipios con una base territorial significativa, concreten la autonomía institucional dictando
sus respectivas cartas orgánicas.
En este sentido, las provincias que no contienen la autonomía institucional de los municipios,
departamentos o partidos en sus respectivas constituciones, además de incumplir el mandato de
la Constitución federal se encuentran obligadas, al menos, a adecuar las leyes orgánicas de las
municipalidades para incluir en ellas los otros rasgos autonómicos establecidos en el artículo 123
(conf. Hernández, Antonio María, Federalismo, autonomía municipal y ciudad de Buenos Aires,
citado por Gelly, María Angélica, Constitución de la Nación de la Nación Argentina, op. cit. pág.
860).
Coparticipación Federal.
Por otra parte, el artículo 192 establece las atribuciones inherentes al régimen municipal.
En particular, el inciso 5° dispone: votar anualmente su presupuesto y los recursos para
costearlo, administrar los bienes municipales, con facultad de enajenar tanto éstos como los
diversos ramos de las rentas del año corriente; examinar y resolver sobre cuentas del año
vencido, remitiéndolas enseguida al Tribunal de cuentas.
Vencido el ejercicio administrativo sin que el Concejo Deliberante sancione el presupuesto de
gastos, el intendente deberá regirse por el sancionado para el año anterior. Las ordenanzas
impositivas mantendrán su vigencia hasta que sean modificadas o derogadas por otras. El
presupuesto será proyectado por el departamento ejecutivo y el deliberativo no está facultado
para aumentar su monto total. Si aquél no lo remitiera antes del 31 de octubre, el Concejo
Deliberante podrá proyectarlo y sancionarlo, pero su monto no podrá exceder del total de la
recaudación habida en el año inmediato anterior.
El inciso 7° prescribe: recaudar, distribuir y oblar en la Tesorería del Estado las contribuciones
que la Legislatura imponga al distrito para las necesidades generales, sin perjuicio de que el
Poder Ejecutivo nombre funcionarios especiales para este objeto, si lo cree más conveniente.
Por su parte, el artículo 193 limita las atribuciones conferidas. En particular dispone en su inciso
2° que “todo aumento o creación de impuestos o contribución de mejoras, necesita ser
sancionado por mayoría absoluta de votos de una asamblea compuesta por los miembros del
Concejo Deliberante y un número igual de mayores contribuyentes de impuestos municipales.
El artículo 1° de la Ley Orgánica de las Municipalidades establece que “[l]a Administración local
de los Partidos que forman la Provincia estará a cargo de una Municipalidad compuesta de un
Departamento Ejecutivo, desempeñado por un ciudadano con el título de Intendente, y un
Departamento Deliberativo, desempeñado por ciudadanos con el título de Concejal”. Por su
parte, el artículo 24 dispone que [l]a sanción de las ordenanzas y disposiciones del Municipio
corresponde con exclusividad al Concejo Deliberante.
Al respecto dispone que las ordenanzas deberán responder a los conceptos de ornato, sanidad,
asistencia social, seguridad, moralidad, cultura, educación, protección, fomento, conservación y
demás estimaciones encuadradas en su competencia constitucional que coordinen con las
atribuciones provinciales y nacionales (conf. art. 25).
En lo que aquí interesa, el artículo 29° establece que: “[c]orresponde al Concejo sancionar las
Ordenanzas Impositivas y la determinación de los recursos y gastos de la Municipalidad. Las
Ordenanzas Impositivas que dispongan aumentos o creación de impuestos o contribuciones de
mejoras, deberán ser sancionadas en la forma determinada por el artículo 193° inciso 2) de la
Constitución de la Provincia, a cuyo efecto se cumplirán las siguientes normas. 1. El respectivo
proyecto que podrá ser presentado por un miembro del Concejo o por el Intendente, será girado
a la Comisión correspondiente del Cuerpo. 2. - Formulado el despacho de la Comisión, el
Concejo por simple mayoría sancionará una Ordenanza preparatoria que oficiará de
anteproyecto, para ser considerado en la Asamblea de Concejales y Mayores Contribuyentes. 3.
-Cumplidas las normas precedentes, la antedicha Asamblea podrá sancionar la Ordenanza
definitiva.
Asimismo, la norma establece que se podrá establecer un régimen de exenciones parciales o
totales de tributos municipales, las que serán de carácter general y tendrán vigencia por el
ejercicio correspondiente al de la fecha en que se dicte la medida, siempre que no resulten
incompatibles con los beneficios otorgados en el orden Provincial. En particular, se podrán prever
franquicias y beneficios con fines de promoción y apoyo a las actividades económicas locales y
zonales, siempre que sean establecidas de conformidad con los principios precitados. Sobre
consorcios, cooperativas, convenios y acogimientos.
Por su parte, el capítulo VI regula lo atinente a los recursos municipales. En particular, se
establece que constituyen recursos municipales (entre otros) los siguientes impuestos, tasas,
derechos, licencias, contribuciones, retribuciones de servicios y rentas:
Alumbrado, limpieza, riego y barrido, con excepción de los casos en que la prestación se haga
efectiva sobre inmuebles pertenecientes al dominio de la Provincia, destinados a servicios
educativos, de salud, de justicia y de seguridad. Derecho de faenamiento e inspección
veterinaria, que se abonará en el municipio donde se consuman las reses y demás artículos
destinados al sustento de la población, cualquiera sea su naturaleza. No podrá cobrarse más
derecho a la carne o subproductos, frutas, verduras, aves y otros artículos que se introduzcan de
otros partidos, que los que paguen los abastecedores locales ni prohibir la introducción de los
mismos. Inspección y contraste anual de pesas y medidas. Venta y arrendamiento de los bienes
municipales; permisos de uso de playas y riberas en jurisdicción municipal; producido de
hospitales u otras instituciones y servicios municipales que produzcan ingresos. En jurisdicción
municipal, explotación de canteras, extracción de arena, cascajo, pedregullo, sal y demás
minerales. Reparación y conservación de pavimentos, calles y caminos. Edificación, refecciones,
delineación, nivelación y construcción de cercos y aceras. Colocación de avisos en el interior y
exterior de tranvías, vehículos en general, estaciones de ferrocarril, teatros, cafés,
cinematógrafos, y demás establecimientos públicos, colocación, inscripción o circulación de
avisos, letreros, chapas, banderas de remates, escudos, volantes, y toda otra publicidad o
propaganda escrita u oral hecha o visible en la vía pública con fines lucrativos y comerciales.
Patentes de billares, bolos, bochas, canchas de pelota y otros juegos permitidos. Patentes de
vehículos automotores, para el transporte de pasajeros y carga, de carruajes, carros, tranvías y
en general todo vehículo de tracción mecánica o a sangre y el derecho de registro de
conductores. Patente de animales domésticos. De mercados y puestos de abasto. Cualquier otra
contribución, tasa, derecho o gravamen que imponga la Municipalidad con arreglo a las
disposiciones de la Constitución (conf.art. 226)
Cabe señalar que existe una cláusula que se repite en la ordenanza fiscal de la Municipalidad de
Morón. En este sentido, se establece que la denominación "Impuestos" es genérica y comprende
todas las contribuciones, tasas, derechos y demás obligaciones que el municipio imponga al
vecindario en sus ordenanzas, respetando los límites establecidos en esta ley y los principios
generales de la Constitución (conf. art. 227).
Por último, cabe destacar que el artículo 228 establece que la percepción de impuestos
municipales es legítima en virtud de la satisfacción de las necesidades colectivas que con ella se
procura. Los órganos del gobierno municipal tienen por lo tanto amplias atribuciones para
especificar los gastos que deban pagarse con el producto de aquellos impuestos, sin más
limitaciones que las que resultan de la aplicación de los mismos a la atención de las aludidas
necesidades colectivas. En esta materia, las facultades del gobierno municipal son irrenunciables
e intransferibles y en consecuencia, ninguna autoridad podrá imponer a las comunas gastos que
ellas mismas no hayan autorizado, ni privarlas del derecho de invertir sus recursos en la forma
que dispongan sus poderes legalmente constituidos.
Sentado lo anterior, en base a los antecedentes normativos reseñados que sirven de sustento
legal a la potestad tributaria municipal se analizarán diversos tributos establecidos por la
Ordenanza Fiscal de la Municipalidad de Morón.
Por otra parte, se establecen índices correctores de la valuación fiscal según se trate de
inmuebles edificados o baldíos. Por último, los inmuebles destinados a comercios y/o industrias
sufrirán el recargo previsto para la zona de mayores recursos y se establecen exenciones para
jubilados y porcentajes mínimos de pago de acuerdo a la zonificación.
Sentado ello, cabe señalar que la Ordenanza Fiscal excluye del alcance de la tasa de mención a
los propietarios que posean; a) como única propiedad una parcela no edificada que no supere los
cuatrocientos metros cuadrados (400 m²) de superficie y cuente con la cerca y la acera
reglamentaria y b) parcelas que, formando parte de una misma propiedad, se encuentran
parquizadas en óptimas condiciones de higiene y salubridad, contando con cercas y veredas
reglamentarias.-
Por último, cabe señalar que la ordenanza establece que el contribuyente deberá presentar una
solicitud que revestirá el carácter de declaración jurada, indicando todos los datos que sean
necesarios y el destino específico dado al inmueble. La excepción será de carácter anual y no
comprende las zonas de altos recursos
El hecho imponible se configura por los servicios de: a) “Inspección veterinaria en mataderos
municipales o particulares y en frigoríficos o fábricas que no cuenten con la inspección sanitaria
nacional o provincial permanente; b) Inspección veterinaria en huevos, productos de la caza y
mariscos provenientes del mismo Partido y siempre que las fábricas o establecimientos no
cuenten con la inspección sanitaria nacional o provincial y; c) El visado de certificados sanitarios
nacionales, provinciales y/o municipales y el control sanitario de carnes bovinas, ovinas,
caprinas o porcinas (reses, medias reses, trozos), menudencias, chacinados, aves, huevos,
pescados, mariscos, conservas de cualquiera de los mencionados y sus combinaciones, leche,
derivados lácteos, helados, grasas, margarinas animales y/o vegetales o sus combinaciones,
mayonesas de todo tipo, aderezos de todo tipo y sus combinaciones, conservas y congelados
vegetales, cárneos de pescados y mariscos, harinas, aguas envasadas, aguas saborizadas, aguas
gasificadas, aguas gaseosas saborizadas, bebidas alcohólicas de baja y alta graduación que se
introduzcan en el Partido con destino al consumo y/o elaboración” (conf art. 168).
La norma efectúa distintas definiciones a fin de dar precisiones respecto del tributo de que se
trata. En este sentido, define la Inspección veterinaria de productos alimenticios de origen
animal como “todo acto ejercido por profesionales del ramo a los efectos de determinar el estado
sanitario de los mismos”. Asimismo, se dispone que el Visado de certificados sanitarios consiste
en el “reconocimiento de la validez de este tipo de documentación que ampara un producto
alimenticio en tránsito” y que el Contralor Sanitario “es el acto por el cual se verifican las
condiciones de la mercadería según lo explicitado en el certificado sanitario que las ampare”
(conf. art. 168).
Entre los responsables y contribuyentes se encuentran respecto de la inspección veterinaria: a)
Los matarifes en los mataderos municipales; b) Los propietarios en los mataderos particulares,
frigoríficos y fábricas de chacinados o empacadotas y c) Los propietarios o introductores de aves,
huevos, productos de caza, pescados, mariscos y lechones o cualquier tipo de carnes, leche y
lácteos, subproductos y conservas animales o vegetales, helados, etc.-
Respecto del visado y contralor sanitario de certificados, se encuentran alcanzados los
propietarios introductores, los distribuidores y los comerciantes con local habilitado para la venta
al público por mayor y/o menor.
La base imponible se fija según la mercadería de que se tratare, por cada res, unidad, docena o
kilogramo, litro o unidad en uso.
Por un lado, la actora cuestionaba la cuantía de la tasa por visado de certificados sanitarios de
animales faenados. En tal sentido, el Tribunal sostuvo que “sólo deben acogerse en caso de que
se demuestre que el mismo, en su aplicación al volumen o giro patrimonial del contribuyente,
resulta prohibitivo, destructivo o confiscatorio, debido a que es competencia exclusiva del
legislador, en el caso municipal, elaborar la política financiera del Estado y, en consecuencia
determinar la medida en que las diferentes categorías de contribuyentes deben aportar para la
formación del erario”. En particular, la Corte Provincial entendió que para determinarse si el
gravamen es confiscatorio debe demostrarse la correspondencia entre el perjuicio irrogado a
consecuencia de la tributación y el beneficio que se obtiene por ese mismo concepto, dicha
ponderación es la que establece si las pautas para calcular el monto del tributo -en el caso tasa
por visado de certificados sanitarios de animales faenados- determinan la absorción de una
porción sustancial de la renta de la industria o comercio, considerando asimismo la productividad
posible de la misma, no resultando ello comprobado en autos.
Por otra parte, la demandante solicitó que se declare la inconstitucionalidad de la tasa de que se
trata. Al respecto, el Tribunal sostuvo que “dado que la Municipalidad demandada ha reglado las
tasas impugnadas -por visado de certificados sanitarios de animales faenados- en el marco de
sus atribuciones (arts. 190, 191 y 192, inc. 5°, Constitución de la Provincia de Buenos Aires)
dentro de los límites de las facultades otorgadas por la legislatura (art. 27, incs. 12 y 13,
decreto-ley 6769/58 -Adla, XVIII-B, 1455-) las mismas no resultan inconstitucionales”.
Por último, cuanto a las facultades del municipio para establecer la tasa de mención, el Tribunal
refirió que “teniendo en cuenta que las leyes protectoras del comercio ganadero son un ejemplo
clásico del poder de policía, el que por regla general corresponde a las provincias en ejercicio de
sus poderes no delegados según el art. 121 de la Constitución Nacional; que el derecho público
provincial, atribuye al régimen municipal la administración de los intereses y servicios locales lo
que implica votar su presupuesto y los recursos para costearlo (arts. 190 a 192, Constitución de
la Provincia de Buenos Aires) y que la ley orgánica de las municipalidades (Adla, XVIII-B, 1455)
atribuye a las comunas el poder de policía local respecto al comercio de ganado, lo que incluye
entre otras funciones, el visado sanitarios de los animales faenados y sus derivados (art. 27, inc.
13, decreto-ley 6769/58), resulta indiscutible la incumbencia comunal sobre el tema”.
Análisis y conclusiones
Por conducto del presente trabajado se ha intentado efectuar un análisis de las normas que
sirven de sustento constitucional y legal para justificar el poder impositivo local y en particular,
el poder de imposición municipal. En base a dicha fundamentación legal se describieron los
mecanismo de determinación de los hechos imponibles, identificación de los sujetos pasivos y
diversas precisiones que presentan la tasa por servicios generales, la tasa por inspección
veterinaria y los denominados Derechos de Ocupación o uso de Espacios Públicos establecidos
por la Ordenanza Fiscal de la Municipalidad de Morón.
En tal sentido, en cuanto a las tasas por inspección y servicios general más allá de la
denominación escogida considero que las mismas efectivamente, revisten el carácter de tasas en
tanto configuran una actividad del municipio (alumbrado, limpieza, inspección, etc.) que afecta
directamente al contribuyente.
En tal sentido, cabe señalar que técnicamente la tasa es un “...tributo cuyo hecho generador
está integrado con una actividad del Estado divisible e inherente a su soberanía, hallándose esa
actividad relacionada directamente con el contribuyente...” (Villegas, Héctor, “Curso de finanzas,
derecho financiero y tributario, Ed. Depalma, Bs. As., 1999, página 90). Además “...La
circunstancia de tratarse de una prestación exigida coactivamente por el Estado –continúa el
autor citado-, es justamente lo que asigna a la tasa carácter de tributo, ya que de lo contrario
nos hallaremos ante un precio...” (idem). En definitiva “...constituye, pues, una relación
obligatoria, y no voluntaria o facultativa, no siendo posible rehusarse a su satisfacción una vez
organizado el servicio respectivo, aunque éste no sea utilizado individualmente...” (Giuliani
Fonrouge, Carlos; “Derecho Financiero”, tomo I, Ed. Depalma, Bs. As. 1997, página 1064). Este
autor define la tasa, por su parte, como “...la prestación pecuniaria exigida compulsivamente por
Estado, en virtud de ley, por la realización de una actividad que afecta especialmente al
obligado...”. Con relación a la última parte de la definición, aclara que “...no significa que la
actividad estatal debe traducirse necesariamente en una “ventaja” o “beneficio” individual, sino
tan sólo, que debe guardar cierta relación con el sujeto de la obligación, por cualquier
circunstancia que lo vincule jurídicamente con el servicio público instituido (desarrollo de alguna
actividad, propiedad o uso de bienes, realización de gestiones o trámites, etc.)...” (autor y obra
citada, página 1065).
En tal sentido, la obligatoriedad del pago de la tasa (de ahí su naturaleza de tributo) se afirma
aún en los casos en que se relacionan con actos cuya realización depende de la voluntad del
interesado “porque al mediar su requerimiento y ponerse en ejecución la correspondiente
actividad administrativa, se crea una relación obligatoria que determina el pago de la tasa, aún
compulsivamente y bajo pena de sanciones de índole fiscal” (conf. Giuliani Fonrouge, obra
citada, página 1064).
Desde este aspecto del análisis no hay duda que en ambos casos existe servicio brindado por
parte de la Municipalidad de Morón consistente por un lado, en la Inspección veterinaria en
mataderos municipales o particulares y en frigoríficos y por otro, en el servicio de alumbrado
común o especial, de limpieza y de conservación de la vía pública.
Dicha referencia resulta de gran importancia en tanto el cobro de las tasas “...debe corresponder
siempre la concreta, efectiva e individualizada prestación de un servicio público relativo o algo
no menos individualizado (bien o acto) del contribuyente -C.S.J.N., 11/10/61, “Cía.Swift de La
Plata”, “Fallo”, 251-51...” (Dr. Rodolfo R.Spisso-Dcho.Constitucional Tributario-Ed.Depalma-
2000-fs.44).
Distinto es el caso de los derechos por uso y ocupación del espacio público previsto en la
normativa local reseñada. En efecto, en este caso no se advierte la existencia de un servicio
brindado por el municipio. Por el contrario, el hecho imponible se configura por el solo uso del
espacio aéreo, superficie o subsuelo por las empresas de servicios públicos con cables, etc. por
lo cual no encuadra en los parámetros establecidos por la CSJN en la causa de mención para la
determinación de la calificación del tributo como tasa.
La calificación que le da el Municipio al tributo es el de derecho de uso. En tal sentido, tal como
lo sostuvo Mariani de Vidal, refiriéndose a los derechos reales sobre cosa ajena (MARIANI DE
VIDAL, Marina “Derechos reales”, Tº 3, Zavalía 2003), “El derecho de uso es casi igual a de
usufructo. Consiste en la facultad de servirse de la cosa ajena -ius utendi- sin alterar su
sustancia, mientras que el usufructuario tiene el ius utendi en toda su extensión al usuario le
pertenece sólo en aquello que sea necesario a él y a su familia, conforme a su condición social
(art. 2953).” “El derecho de uso, además del ius utendi, otorga al usuario, el derecho de tomar
de los frutos de un fundo ajeno lo que sea necesario para las necesidades del usuario y de su
familia, vale decir, que comprende también, como el usufructo, el derecho a los frutos ius
fruendi, solo que, mientras que en el usufructo, el derecho a los frutos lo tiene el usufructuario
en toda su extensión, el usuario sólo lo tiene restringido a los frutos que fueran necesarios para
satisfacer sus necesidades personales y la de su familia, según su condición social (art. 2953).”
Asimismo establece que, adquirir la posesión es asumir el poder de disponer físicamente de la
cosa para sí. O sea que en el momento de la adquisición (según la tesis de Savigny, al que sigue
nuestro Código), deben reunirse los dos elementos; corpus y animus domini. Luego, la posesión
se conserva “sólo animus”; art. 2445 Cod. Civ. (MARIANI DE VIDAL, Mariana,”Cursos de
derechos reales”, Tº 1 , pag. 167 citado por CamCAyT, Sala I in re Telefónica Data SA c/ GCBA
s/ impugnación de actos administrativos, del 28/03/08).
En el precedente de mención se sostuvo que “la Ocupación es el medio de adquirir la posesión
tanto de muebles como de inmuebles contra la voluntad del actual poseedor (Art. 2382). Por ello
entiendo que, para poder ejercer la ocupación hay que poseer la cosa, es decir, que la ocupación
estaría contemplada dentro del ejercicio de la posesión. De esta manera quien hace uso sobre la
cosa ajena, es quien tiene su posesión y ocupación. Esto sin perjuicio, de entender que la
facultad de usar la cosa como un derecho personal y no real y sin entrar a discutir la naturaleza
jurídica del derecho del locatario, entendiendo a los fines de la interpretación del Código Fiscal”.
Ahora bien, el tributo de que se trata fue creado por la Municipalidad en ejercicio de las
facultades legislativas en materia tributaria conferidas por la Constitución de la Provincia y la Ley
Orgánica de las Municipalidades, y por ende, corresponde en el caso concreto que el
contribuyente acredite que los actos tributarios cuestionados están afectados por una
arbitrariedad o ilegalidad manifiesta que desvirtúe la presunción de legalidad de que gozan los
actos públicos (conf. CNACiv., Sala C, 12/10/2000, in re “Edesur SA c/GCBA s/incidente”).
En tal sentido, cabe señalar que en virtud de lo dispuesto por el art. 39 de la Ley 19.798 se
establece que el uso del espacio público, en determinadas condiciones y a los fines de la
prestación del servicio público de telecomunicaciones, estará exenta de todo gravamen. Dicha
normativa sirve de sustento para las empresas de telefonía a fin de intentar eludir el pago de
dicho gravamen local.
La ley de mención dispone que “A los fines de la prestación del servicio público de
telecomunicaciones se destinará a uso diferencial el suelo, subsuelo y espacio aéreo del dominio
público nacional, provincial o municipal, con carácter temporario o permanente, previa
autorización de los respectivos titulares de la jurisdicción territorial para la ubicación de las
instalaciones y redes. Este uso estará exento de todo gravamen”. Dicho argumento fue utilizado
por la Corte Suprema de Justicia en el precedente de Fallos 320:162 para dar sustento a la
protección que la ley federal otorgó a dicho servicio público.
Ahora bien, vale notar que la conducta consistente en la ejecución de trabajos en la vía pública,
que importan de por sí la ocupación del espacio público, no queda al margen de las actividades
que se encuadrarían en el derecho de uso, con la modalidad de la bilateralidad en los efectos, es
decir, la obligatoriedad del pago de un canon.
A mi criterio y teniendo en cuenta las exenciones otorgados por el Estado Nacional (en virtud del
art. 75 inc. 18 CN), los municipios deberían legislar de manera que claramente se desprenda que
el tributo reside en la prestación de un servicio que excede el marco del mero uso del espacio.
Tal es el ejemplo de la tasa de Inspección, Revisión y Estudio de Obras en la Vía Pública y/o
espacios de Dominio Público prevista en el art. 39 de la Ley Tarifaria año 2001 de la CABA (Ley
540. Art. 259 Código Fiscal año 2001). En tal sentido, es fácil advertir que por este último
tributo se retribuye la prestación de un servicio, concepto éste diferencia de la ocupación del
espacio público.