Hermosa Rendición - Vanesa Osorio

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Hermosa Rendición
Autor: Vanesa Osorio
Veröffentlicht: 2021
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del punto de Diego
Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Capítulo 81 (Penúltimo)
Capítulo 82 (Final)
Epílogo
Aviso Importante
Especial de 4 millones de lecturas cap. 46 y 47
Hermosa Rendición
Autor: Vanesa Osorio
Veröffentlicht: 2021
[COMPLETA] A veces dejar el pasado atrás no es tan fácil como uno
piensa. Y escapar de los sentimientos no es tan fácil, menos cuando te
topas con alguien carismático, tierno y atractivo que te hará caer en un
espiral de deseo y placer, pero tienes que ir con cuidado y estar atenta
porque tarde o temprano el pasado te alcanza y eso puede ser tu peor
pesadilla. ADVERTENCIA: Esta historia contiene escenas gráficas de
sexualidad y otras temáticas adultas.
Prólogo
Dobló bruscamente en una calle y se estacionó. Nos miramos fijamente,
desafiándonos con la mirada.
—Yo no le di esperanza e ilusiones. Ella sabía que la estaba usando
porque no podía sacarte de mi cabeza. Ella sabía que estaba sintiendo
cosas por ti, ella lo sabía—dijo con un tono de voz molesto. Estiró su
mano donde me acarició con suavidad mi mejilla—. Ella sabía que
quería estar contigo, pero tú no me dabas esperanza y aun no
entiendo...
que somos—movió las manos entre nosotros y soltó un enorme suspiro
—. Me confundes, Anastasia.
—¿Qué quieres de mí? —pregunte con curiosidad.
—Lo quiero todo de ti, mi bella—me dio una tierna sonrisa—. Quiero
que seas mi novia, mi chica, mi mejor amiga y más—apoyó su frente
contra la mía y cerró los ojos por un momento—. He caído por ti. Me
rindo, eres mi «hermosa rendición».
Nuestras narices se rozaron y su pulgar acariciaba mi mejilla con
ternura.
—¡Joder, bella! Traté de resistirme a ti y ser solo amigos como me lo
pediste, pero no pude. Simplemente caí por ti.
Supongo que caí por ti porque fuiste la chica que me desafiaba con tus
palabras y actitud.
Él me dio una sonrisa traviesa y puso un mechón detrás de mi oreja.
—¡Mierda! Eres tan bella que me fascina verte cada segundo del día —
Tomó mi mano y la guio en donde estaba su corazón—. Ya me tienes,
bella, ya tienes mi corazón.
Pestañee varias veces para poder seguirle el ritmo de sus palabras. Mi
corazón dio un brinco de emoción al escuchar las palabras de Diego,
pero otra parte de mí tenía miedo de nuevo a sufrir por amor. Tenía
miedo por él, no quería que corriera peligro. Por ahora no puedo estar
con él porque yo ya perdí a una persona que era importante para mí y
no quiero que nadie más pierda la vida por intentar salvarme a mí.
Capítulo 1
—Vamos Anastasia ¿Por qué estás tardando tanto en el baño? —
Escucho los gritos de Alejandra—. Vamos a llegar tarde a la
universidad.
Salgo del baño, camino a mi cama y tomo mi mochila. Entró al cuarto de
estar donde está Alejandra y su novio hablando.
—Ya estoy lista, no era necesario tanto grito.
— ¡Claro que sí! —Exclamó molesta mi mejor amiga— vamos que ya
estamos atrasados— suelto un suspiro y camino a la puerta—. Amor,
hoy día te ves muy guapo.
Yo ruedo los ojos al escuchar sus palabras que le dice mi mejor amiga a
su guapo novio. Cameron, uno de los chicos más guapos de la
universidad, está saliendo con mi mejor amiga, se conocieron el año
pasado en su primer año de universidad y de ese momento están
juntos, mi mejor amiga babea literalmente por él.
Me subo al auto de Cameron y me fijo que ahí un chico que está leyendo
un libro. Lo miro y está totalmente vestido de negro. Me fijo que en el
brazo izquierdo lo tiene tapado de tatuajes, pero en el derecho no hay
ninguno y tiene el pelo negro. El chico sigue leyendo y no puedo evitar
É
intentar leer el título del libro. Él me mira de reojo y alza una ceja en mi
dirección y vuelve a concentrarse en su libro que creo que es de
medicina.
Miro por la ventanilla y veo como Alejandra le da besos a Cameron, no
que estaban tan apurados.
Suelto un suspiro. Saco mi celular y me pongo a revisar Instagram.
Siento un carraspeo del chico de negro. Me vuelvo a mirar y veo que
tiene una sonrisa deslumbrante.
—No creo que te guste este libro — me dice aún con su sonrisa —. Es tu
primer año de universidad, ¿verdad?
—Tal vez. Y sí, es mi primer año de universidad—. Me encojo de
hombros, lo ignoro y vuelvo a mirar mi celular.
—Me lo imaginaba. ¿Eres amiga de Alejandra?—preguntó con una
sonrisa de curiosidad.
Mire un segundo a la parejita que estaba afuera antes de mirar de
nuevo al extraño. De seguro que era otro chico popular o eso fue lo que
me dio a entender Alejandra ayer que ella y sus amigos conocían toda la
universidad.
—Si—digo tratando de ser amable, pero tratando de cortar la
conversación.
Supongo que él lo notó porque me frunció el ceño. Normalmente
cuando tú quieres seguir con la conversación le preguntas ¿y tú de
dónde eres? O ¿Cómo estás? Chorradas por estilo.
—¿No quieres hablar conmigo? —Pregunta con un tono burlón.
—Soy una chica de pocas palabras—fue todo lo que dije y me concentré
en mi celular.
—¡Interesante! Entonces eres de las chicas misteriosas que guardan
secretos y tiene esa aura oscura a su alrededor
—comenta con una sonrisa traviesa. Lo miré fijamente y él cerró su
libro—. Eres de esas chicas que le gusta estar sola porque la vida ya le
ha hecho mucho daño, ¿verdad?
Justo cuando le iba a responder al chico. Las puertas de adelante se
abrieron y entro la parejita enamorada que ya me tenía enferma con su
amor, prácticamente me arrojaba corazones imaginarios al rostro.
<<Estos chicos se comen con los ojos>>
—Hola, Diego—dice la rubia con emoción. Desvió la mirada del chico y
me fijo en Alejandra—. ¿Cómo estás?
—Hola, guapa, muy bien y tú—. Le responde el chico de negro con una
enorme sonrisa perfecta y blanca en donde se le marca aún más sus
hoyuelos.
Cameron soltó una carcajada al escuchar a su amigo. Miré mi celular y
aún no tenía respuesta de los gemelos o de Jonathan, de seguro se
quedaron dormidos los tres imbéciles.
—Diego, por última vez, no quiero que le digas así a mi novia— dice
Cameron de broma.
—No es mi culpa que las chicas no se resistan a mí—lo mire con
diversión porque fue patética esa respuesta, pero me la callo para mí
misma—. Veo que este año hay muchas chicas guapas.
Él me guiñó el ojo y fruncí el ceño porque de repente....Me recordó a esa
persona <<Vamos Anastasia, tú me gustas, eres mi favorita entre todas
las otras>> Negué con la cabeza porque fui una estúpida por caer por él.
—Alejandra, tengo una duda—dice el chico—. ¿Es cierto que tu amiga
es una chica de pocas palabras?
Miro a Alejandra con diversión y ella me guiña un ojo en respuesta.
—Algo así, no es nada contra ti—Ella le sonríe a Diego y luego me tira
un beso—. Le cuesta demasiado confiar en la gente y bueno Diego, tú
eres muy confiado con la gente.
—¡Interesante!—vuelve a repetir.
—¡Hey, chico! —Lo llamo—. ¿Sabes que sigo aquí? Puedo responder tus
preguntas, claro, cuando te conozca porque ahora no y la razón es
porque tú has visto lo loco que está la gente, ahora.
—Eso es una invitación a salir y a pasar tiempo juntos—sonríe con aire
malvado y no puedo evitar soltar una risa. Él se inclina hacia mí y yo me
alejo un poco de él—. Yo también puedo ser un chico de pocas palabras.
—Lo tomaré en cuenta—declaró en un tono burlón que no le pasa
desapercibido para él.
—Espero que no lo piense tanto, nena, porque una cosa mala en mí es
que soy algo intenso y no me gusta esperar tanto. Soy un chico que le
gusta correr en vez de caminar—dice con confianza.
Lo miro y una sonrisa traviesa aparece en sus labios.
—¡Interesante! También eres bastante confiado con la gente extraña—
murmuró.
—Algo—murmura—. Sobre todo, con chicas guapas y misteriosas, son
así por decirlo un desafío—me mira intensamente.
—Eso en muchos idiomas se puede considerar acoso, ¿lo sabes?
El chico soltó una carcajada. Lo miré por un momento y me estaba
observando divertido por toda la situación. Lo estudié de mejor forma y
me fijé que este chico realmente era guapo, pero se nota a lo lejos que
es un mujeriego. Por la forma en la que la camiseta se adhiere a su
músculo me doy cuenta de que entrena algún deporte o solo va al
gimnasio, es guapo como el infierno, pero es un terreno que yo ya probé
y uno siempre termina con el corazón roto.
Por fin, llegamos a la universidad y me bajo del auto de Cameron.
Camino al lado de Alejandra y ella habla animadamente con su novio y
con Diego. No me uní a la conversación porque no entendía de quién
iban hablando.
—Diego—, grita una chica de pelo rubio—. Te extrañé tanto en estas
vacaciones.
La chica de minifalda negra y una polera rosada, se lanza a los brazos de
Diego y él, encantado, empieza a devorarle la boca. Puse cara de asco
porque vi un poco de lengua y no quería ver eso.
—Voy a clase, bonita. No quiero seguir observando este espectáculo—
bromeo.
Ella suelta una carcajada y me abraza con fuerza.
—Intenta sonreír, pero dame una sonrisa verdadera.
Negué con la cabeza y ella frunció el ceño.
—Solo intenta volver a ser feliz. No toda la gente es mala Ana, no
pierdas la oportunidad de conocer a nuevas personas.
—Alejandra—, digo un poco molesta, porque ese terreno es peligroso
para mí.
Jamás volveré a ser esa persona que fui en el pasado, jamás aun cuando
intento seguir. Esa herida siempre seguirá ahí. Recordando que uno
nunca termina de confiar en la gente aun cuando tú crees conocerla. Sé
que a ella no le gusta mi actitud porque sabe que estoy fingiendo cada
sonrisa e intentó engañarme a mí misma que son reales aun cuando en
el fondo estoy siendo miserable, pero la vida me enseña que mientras
mejor seas tú con la gente, algunas personas te tratan peor o abusan de
esa amabilidad en ti.
Miro el mapa de la universidad para ver donde se encuentra mi salón.
Suelto un suspiro de alivio cuando encuentro mi sala porque me
equivoqué dos veces entrando en los salones. Me siento en el primer
asiento disponible que observé.
Saco mi cuaderno y mis lápices. Cuando giro mi cabeza, me encuentro
con Diego sentado al lado mío.
—Menuda coincidencia, bella—me dice contento—. Que genial
tengamos esta clase juntos—él sonrió deslumbrante con ese carisma
que tenía para quedar bien con todo el mundo.
—¡Qué alegría! Mi corazón da saltos de emoción—digo con una falsa
emoción—. Te gusta hablar con los extraños,
¿verdad?
—Sí, quiero decir es la forma en la que se conoce a las personas—alce
una ceja y una sonrisa burlona apareció en sus labios—. Me refiero a
que en nuestra vida siempre llegan personas nuevas, ¿verdad? —Yo
asiento y él suelta una risa—. Entonces para conocer a esa persona
tengo que hablar con ella para saber cómo es su carácter, sus gustos...al
menos es la forma tradicional.
—¿Tiene dos formas para conocer a la gente?
—Claro, la segunda es sin ropa y mis manos explorando su cuerpo—
apreté mis labios en una fina línea.
<<Mujeriego>>—pienso para mí misma—. Uno puede conocer a la
persona a través del sexo y sin necesidad de palabras.
Solté una risa, pero de dónde ha salido este chico acaso estoy soñando
porque yo no me lo creo aún, es mujeriego, simpático, guapo y eso
significa que hay que mantenerlo a 20 metros de distancia.
—Valee—digo algo incómoda.
Él suelta una risa y varios mechones de pelo cayeron en su frente.
—Supongo que sí te ofrezco estas dos ofertas...tú no tomarás ninguna
de las dos ofertas, ¿verdad?
—Exacto—miro a mi alrededor y veo que varias chicas lo están
mirando fijamente. ¡Oh, vamos! Solo es un hombre—
pienso para mí misma.
Nos quedamos un silencio incómodo y él sacó otro libro de
Shakespeare. Me quedé sorprendida y él me miraba de reojo y desvié la
mirada porque tampoco quería seguir mirándolo.
—¿Te gusta Shakespeare? —pregunta.
Me giro para mirarlo y él está ya concentrado en la lectura.
—No tanto Diego, difiero en muchos puntos de vista con él—comento
con una sonrisa.
Él sonríe, pero sigue leyendo su libro. Vale, es muy guapo, pero es
mujeriego y ya pasé antes por ese terreno y me prometí que jamás
volvería a caer de nuevo por eso.
—Eres bellísima—me mira de reojo—. ¿Te gustaría salir con este
extraño?
—No—respondo de inmediato.
Suelta un largo suspiro y cambia la página del libro. Me pregunto cómo
puede leer y hablar al mismo tiempo. Yo necesito estar en silencio o
escuchando música.
—Tenía que intentarlo—es todo lo que dice.
Saqué mi lápiz y empecé a golpearlo contra la mesa. Y sentí su mirada
sobre mí, estoy segura de que le está molestando el ruido y por un
momento quise golpearlo con más fuerza. Diego se aclaró la garganta
antes de hablar.
—Puedes dejar de hacer ese ruido—me pide con una sonrisa.
Sonrió divertida, lo sabía. Lo ignoro y sigo golpeando el lápiz contra la
mesa, la verdad es que solo quiero molestarlo un poco.
—¡Dios, solo quiero leer un poco! —exclama.
—¡Y yo solo quiero golpear mi lápiz contra mi mesa! —respondo seria,
pero por dentro me quiero morir de la risa.
Él frunció el ceño y yo volví a jugar con mi lápiz. Pasaron unos minutos
en silencio y de repente me arrancó el lápiz de mi mano. Lo fulmino con
la mirada. Él tenía una sonrisa triunfadora y estiró su mano hacia
arriba.
—Devuélveme el lápiz— Digo amablemente.
—¡No! —Exclamo molesto—. Te lo pedí amablemente y no quisiste
parar y ahora te aguantas, muñeca.
Justo cuando iba a responder, una chica pasó sus manos por los
hombros de Diego. Él se voltea a ver quién es.
—Hola, Támara, tan guapa como siempre—dice Diego.
Ella sonríe y pone su mano en su cadera. La miro como anda vestida
con una minifalda y una polera negra. La chica se sienta en las piernas
de Diego, y él empieza a tocar los muslos de la chica quien está feliz de
la atención que tiene.
Suelto un suspiro y veo que Diego deja mi lápiz en su mesa y se lo quitó
de inmediato.
—Disculpa, pero te puedes salir de ese puesto— me dice la señorita de
minifalda. Sonrió de oreja a oreja.
— ¡Mmm...déjame pensarlo! —Me paso la mano por mi largo cabello
castaño y miró de nuevo a la chica—. Después de meditarlo unos
segundos ya sabes analizando las ventajas y desventajas de porque
tendría que irme del puesto donde yo llegue primero. Mi respuesta es
un no—Ella dejó de sonreír y su cara se puso un poco roja—. Mira
guapa, puedes llevarte a este chico que fue él quien se sentó aquí. A mí
no me metan es sus asuntos poliamoroso.
⋙ Me harías un favor llevándotelo, por favor—junto mis manos en
forma de súplica.
Diego se aclara la garganta y yo le guiño un ojo.
—Primero que nada, bonita ¿Quién crees que eres tú? ¡Y, además, sabes
quién es él!—exclamó indignada como si hubiera cometido el peor de
los crímenes.
Me mordí el labio para aguantar la risa y no reírme en su cara por en la
forma que me lo dijo: <<¡Dios me lo estoy pasando en grande!>>Me
digo mentalmente.
—Por favor, chica, me da exactamente igual quienes son ustedes dos—
le digo encogiéndome de hombros—. Solo quiero que me dejen sola y
tranquila en este puesto y listo—digo limpiándome una uña—. Hay
muchos más puestos desocupados, guapa —Le guiñé el ojo a la chica y
ella se ruboriza.
Veo como la chica pasa al lado mío, camina a su asiento. Siento un
carraspeo, me vuelvo y veo al chico de tatuajes mirándome serio.
—Me acabas de arruinar la fiesta —murmura—. Disculpa, pero eres
algo desagradable—dice enojado.
Lo miré y estaba realmente enojado, pero eso solo hizo que estallara en
una carcajada porque acaso no le gusta que les quiten a sus chicas.
Nunca he andado con una chica, pero tampoco me niego a la idea.
— ¿Por qué eres desagradable? —Me volvió a preguntar.
Me mordí el labio inferior para aguantarme la risa y no volver a reírme
de su cara de estúpido.
—Soy como soy—me encojo de hombros y sonrió—. ¿Acaso tienes
celos de mí?
—Oh, excelente respuesta como que el dinero es dinero. Creo que tú
tienes celos de la otra chica, estoy seguro de que quieres estar en mis
piernas y que mis manos recorran tu piel—me provoca con un gesto
torcido de satisfacción.
—Claro, muero de celos—digo aburrida ya por el tema.
—Cobarde—me susurra en donde su boca toca ligeramente la piel de
mi oreja y me hace dar un pequeño salto—. Tu cuerpo dice otra cosa.
—Nah, mi cuerpo se aleja de ti porque me estás acosando, estás en mi
espacio personal.
Muevo mis manos marcando cuál es mi espacio personal y él suelta una
carcajada donde varios mechones caen a su frente dándole un toque
sexy. Observó a mi alrededor como varias chicas suspiran por él.
—Me quedó claro cuál es tu espacio personal y lo he respetado hasta
ahora, pero me acabas de arruinar la fiesta, Anastasia—se acercó aún
más y nuestras narices se rozaron—. Y puede que me guste romper tu
espacio personal, nena.
—¡No soy tu nena y quita tus manos de mi espalda! —Digo enojada
porque rompió los límites de mi paciencia con ese toque—. No me
toques de nuevo o te lo juro que no respondo—digo furiosa.
Él me suelta poco a poco y respiró varias veces para lograr calmarme
porque me da lo mismo sus palabras, pero otra cosa distinta es que me
toquen, es un punto delicado y más si es un extraño. No me gusta que
me toquen.
—Vale, lo siento. ¡Mierda! Me pase, pero no me gusta que me arruine
mis fiestas—él chasquea su lengua y añade—: Será mejor que me vaya,
ya que alguien espanto a una de mis chicas.
Fruncí el ceño antes sus palabras eso fue tan asqueroso, pero me lo
guardé para mí misma, no me sorprende lo que me acaba de decir. Es lo
típico de los chicos guapos y es una de las razones por la que me
mantengo lejos y eso tenía que hacer con este chico.
—Le mandas saludo a tu chica—digo con una sonrisa y veo como
guarda su libro en la mochila y suelta un bufido.
—Se lo diré cuando me la esté follando—me susurra.
<<Puerco>>—digo mentalmente. Me quedé callada y negué con la
cabeza. Él me dio un breve golpe en mi hombro, supongo que sí se
molestó. Bahh, no me importa, para mi es mejor mantener a todo
mundo lejos de mí. Justo en ese momento entró el profesor al salón.
— Buenos días, alumnos, la clase comenzará ahora, así que guarden
silencio por favor — dice el profesor de historia.
Empiezo a tomar apuntes de todo lo que dice el profesor, pero sentía la
mirada de Diego sobre mí, mientras besaba a la chica y veía como
muchas chicas suspiraban por él, pero ¡madre mía! Que no ven que es
mujeriego que le gusta romper el corazón a las chicas...yo no entiendo a
la sociedad. En serio la gente sigue cayendo por una cara bonita. Me
removí incómoda en mi silla y me llegó un papel. Levanté la mirada y vi
que era de Diego.
Desdoblé el papel y solté un bufido a leer lo que había escrito en papel:
No estés celosa, Anastasia. Tú también puedes jugar conmigo y
divertirnos juntos sin ropa y conocernos mejor. Por cierto, eres la chica
más bella que he visto. Me has robado mis ojos con tu belleza.
Arrugué el papel y después lo partí en mil pedacitos, bajo la atenta
mirada de Diego quien se llevó la mano al corazón como si le hubiera
dolido y puse los ojos en blanco. Asqueroso, repugnante y mujeriego—
lo insultó en mi mente.
El timbre al fin sonó y guardé todas mis cosas en mi mochila. Salí del
salón y siento una mano que agarraba mi brazo.
Me doy vuelta y veo a Diego sonriéndome.
— ¿Qué quieres?
—Eso fue feo, acabas de romper mi corazón y también mi declaración
—se inclina hacia a mí y retrocedo—. Tranquila Anastasia, no romperé
tu espacio personal. Ven, te llevaré a donde nos juntamos con los demás
para que no seas una rara—suelta una risa—. Claro que sería una rara
muy bella—dice mordiéndose el labio inferior.
¡Dios ayúdame! —Pienso para mí misma. Este día recién comienza y ya
veo que va a seguir mejorando con mi compañero que es uno de los
mejores amigos de Ale que es mi mejor amiga, perfecto, es perfecto.
Ella es nuestra Anastasia es la personaje principal y en ella me
inspirado en esta historia, espero que le guste
este nuevo proyecto y que me apoyen como en la otra historia.
No se le olvide seguirme en wattpad y en mis redes sociales, en
donde siempre aviso cuando subiré capítulos
y doy pequeños adelanto:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 2
—Vaya no mentías con lo de ser intenso, ¿verdad? —sonrió de lado y
varios mechones cayeron en su frente—. No te preocupes por mi soy
nueva, pero puedo encontrar a mi amiga.
—Será más rápido si vas conmigo—me ofrece. Mete su mano en uno de
los bolsillos y saca un papel, me lo entrega
—. Mi número.
—Okey—murmuró.
—Es por si te pierdes y necesitas a un guapo guía que te guíe por la
universidad—él pone sus manos en mi hombro y asiento con sus
palabras—. Y me puedes guardar como: "el amor de tu vida" en tu
celular—dice con una sonrisa traviesa y haciendo comillas con sus
dedos.
—No lo sabía, pero interesante dato para mí—digo con sarcasmo y
golpeando su hombro de broma—. Solo que yo no tengo citas, no creo
en el amor y tampoco me gusta conocer a gente nueva.
—Eres rara.
Me encojo de hombros. Eso ya lo sé, antes era alegre, ahora solo siguió
con mi vida, ya sabes estudiar para tener una carrera y ser alguien en
esta vida, ya que ahora si no tienes un título profesional, no eres nadie,
según en la sociedad en la que estamos.
—Lo soy—le respondo guardando su número en un bolsillo de mi
pantalón.
—¿Te gusta la soledad? —Levantó la cabeza para mirarlo y él me miró
con mucha intensidad.
—Me gusta perderme, así que supongo que sí. A la gente le da miedo
estar sola en esta vida, yo creo que es algo fascinante. Me tengo que ir—
doy media vuelta y comienzo a caminar por el pasillo.
—Adiós, chica rara.
Lo miró por encima de mi hombro y niego con la cabeza. Sacó el papel y
lo boto a un basurero y sacó el mapa. Veo el plano y veo pasar a Diego
con otra chica, <<mujeriego, mujeriego>>—canto para mí misma. Dios
se parece tanto a...niego con la cabeza.
Me siento en una banca alejada de las demás personas y comienzo a
leer los documentos que me envió Luis sobre todo lo que pasó dos años
atrás. Suelto un suspiro enorme. Ya han pasado dos años. Dos años que
me gustaría borrar para siempre. No ha sido fácil para mí y menos
volver a recuperarme. He tenido que ir a terapia y más terapia en
distintas ciudades de España. Espero poder terminar este año aquí y no
salir corriendo de nuevo.
En ese momento me entra una llamada de Dylan:
—¿En dónde están? —pregunto, y miro a los lados y veo pasar a los
jóvenes y a los profesores de un lado a otro.
—Hola, amorcín, yo estoy bien ¿y tú? Oh, Dylan, yo también estoy bien,
por cierto ¿en dónde están? —suelto una risa al escuchar su monólogo
—. Oh, mi amorcín, nos quedamos dormidos y supongo que ya has
espantado a la mitad de la universidad y ahora está sola, ¿verdad?
Suelto un bufido. Me conoce tan bien, pero si ellos estuvieran aquí no
estaría sola y tampoco me entusiasma unirme al grupo de Alejandra.
Siento que no voy a encajar en ese grupo de populares. Yo no soy así y
tampoco lo necesito o me interesa es por eso por lo que estoy sola en
esta banca.
—Más o menos—respondo.
—Amorcín, sé sociable—suelto un bufido y él suelta una risa—. ¿Por
qué no estás con Alejandra?
—No lo sé, no me siento cómoda con sus amigos, no son por así decirlo
mi estilo de amigos—le explico a Dylan. Él suelta una risa—. Además,
me gusta estar sola.
—A nadie le gusta estar sola, bueno a ti. Me tengo que ir, amorcín,
mañana nos vemos y únete a los demás, no seas rara en tu primer día
de clase—suelto un bufido por sus palabras y me despido de él.
Sigo revisando mis mensajes y veo que me acaba de llegar uno de
Alejandra, lo abro rápidamente:
<Alejandra a las 10:21 a.m.>
"¿Dónde estás? Ven, estamos en el patio principal."
<Anastasia a las 10:22 a.m.>
"Voy para allá"
Camino por los pasillos de la universidad y por fin, llego al patio
principal. Me quedé mirando un segundo a la gente e intentó ubicar a la
rubia. Camino un poco y veo como Alejandra agita su mano para llamar
mi atención. Aquí vamos—
me animó a mí misma.
—Anastasia, por aquí—escucho que me llama Alejandra.
Me acerco al grupo y me siento a lado de la rubia y de Diego quien está
hablando con una chica pelirroja. Él me mira de reojo y una sonrisa
aparece en sus labios. Alejandra me abraza con fuerza.
—Chicos y chicas, ella es mi mejor amiga, Anastasia. Ella es María, —
dice señalándome a la chica de pelo corto y rubio, anda vestida con un
short y una polera de tiritas blancas. — Y ella es Bárbara —. Me fijo en
la otra chica de pelo crespo, colorín, de ojos azules, anda con un vestido
morado. — Ellos son Cristian y Carlos. — Miro a los chicos son los dos
rubios, uno tiene los ojos verdes y el otro gris.
Saludos a todo por general y Alejandra comienza a hablar con Cameron
y María sobre la fiesta que yo ni entiendo y tampoco me interesa
mucho. Ya sabía yo que no iba a encajar aquí y supongo que ya perdí la
práctica de hacer amigos, he pasado demasiado tiempo sola. Siento una
mirada sobre mí, levanto la mirada y veo a Diego mirando fijamente con
una sonrisa traviesa.
—¿Estás incómoda? —pregunta, jugando con su teléfono. Hago una
mueca y él suelta una risa—. No quiero sonar mal, pero mis amigos no
parecen tu estilo de amigos.
—No. No, no lo son—respondo con sinceridad.
—Eres demasiado callada para mi gusto—achica sus ojos como
intentando evaluar mis movimientos o pensamientos.
—Ya te lo dije antes soy una chica de pocas palabras—le recuerdo mis
palabras.
Miro mi teléfono y le respondo el mensaje de Roció. Diego se aclara la
garganta y me giro para mirarlo.
—Eres un enigma como un acertijo que hay que ir de poco a poco
descifrando para saber tu verdad o tu pasado. Lo puedo intuir—apreté
los labios y siguió jugando con su celular en las manos—. Normalmente,
no conozco a chicas así.
—Eres algo confiando, no crees.
Él suelta una risa que hace que llame la atención de todo el grupo y
sobre todo la de Alejandra, Cameron y Bárbara.
Alejandra me abraza con fuerza y fulmina con la mirada a Diego. Él
niega con la cabeza, comienza a hablar con Bárbara y Alejandra vuelve a
centrarse en su conversación con sus amigos y yo miro el cielo. A pesar
de que llevo años siendo amiga de Alejandra muchas veces no tenemos
nada en común como, por ejemplo, los amigos y sé que no lo hace en
mala, ya que ella tampoco se integra mucho con los gemelos, Jonathan y
sobre todo con Roció.
—Hola, linda, un gusto en conocerte, te habían dicho lo hermosa que
eres—me dice una voz.
Levantó la mirada y veo que es uno de los amigos de Diego. Creo que se
llamaba Carlos, no estoy segura.
—Hola.
—Alto ahí, Carlos —miró a Alejandra frunciendo el ceño —. A mi amiga
la dejas tranquila, vete a buscar a otra..., además ni siquiera lo intente
con ella, porque si alguien la lastima se verá conmigo.
Me quede callada porque Alejandra siempre hacía lo mismo desde mis
últimas dos relaciones que no salieron bien.
Una me hizo sentir una verdadera mierda y la otra casi morí, quedé
viva, pero toda esa felicidad se perdió en mí.
—Es mejor intentarlo a quedarse con la incertidumbre—bromea él. Me
mira un segundo y me guiña el ojo.
No puedo evitarlo y suelto una carcajada. Siento carraspeo a mi lado.
Miro a mi lado y me topo con la mirada fija de Diego, se acerca a mí y su
boca de nuevo roza levemente mi oído.
—No es tan bueno como aparenta, Anastasia—. Siento escalofríos en
todo el cuerpo, por su aliento en mi oreja —.
¿Quieres salir conmigo, extraña? —Pregunta de nuevo
—No, tengo planes para la tarde—respondo.
Suelta un fingido suspiro y apoya su barbilla en la mano y me observa
atentamente y toma un mechón de mi pelo castaño. Lo miro
sorprendida y lo pone detrás de mí oreja.
—No quieres salir conmigo, ¿verdad? —negué con la cabeza y él soltó
una pequeña risa—. Eres complicada, apenas me hablas y son muy
pocas palabras para entenderte y tampoco quieres salir conmigo—se
mordió varias veces el labio inferior antes continuar—, pero no me
rendiré. Tarde temprano te conoceré.
—Deberías hacerlo—murmuró por lo bajo.
En ese momento se sienta una chica de pelo corto negro con algunos
mechones azules y ojos café. Ella toma el brazo de Diego y él se aparta
con rapidez de su agarre como si le quemara.
—Hola, Diego— dice la chica—. Te extraño mucho—hace un puchero
con sus labios y desvió la mirada porque la situación es incómoda.
—Hola, Catalina—dice Diego, sin mirarla y jugando con su celular en
sus manos. —He...Estado ocupado.
—Cuando volveremos a vernos—insiste la chica.
Tomó un mechón de mi pelo y comienzo a jugar con él. Alejandra me
mira y sonríe. Se inclina hacia mí y pasa su brazo por mis hombros.
—¿Lo estás pasando bien?
—Oh sí, claro, siempre pasa lo mismo con ese chico—susurro, para que
solo ella me pueda escuchar. Ella mira la escena que tenemos a lado y
pone los ojos en blanco.
—Si, Diego es muy conocido por sus aventuras. Él solo quiere
divertirse, supongo, nunca lo he visto en una relación seria y nada por
estilo—Ambas miramos de reojo la escena donde Diego sigue hablando
con la chica, pero se le puede ver que está algo molesto—. Por lo
general él siempre deja las cosas claras.
—Ah vale... —respondo. Miro mi celular y ¡mierda! Voy tarde a otra
clase, comienzo a levantarme, pero algo me detiene cuando escucho las
palabras de Diego.
—Nunca más, mira linda, yo no quiero una relación. Ahora lárgate. No
te volveré a follar nunca más, eres una puta loca—dice Diego en un tono
seco.
—¡Eres un imbécil!—dice la chica parándose y llevándose su poco
orgullo. La veo alejarse a pasos rápidos por el patio.
—¿Acaso no te gustó tener relaciones sexuales con ella? —pregunta
uno de los amigos de Diego.
—Es un asco en la cama, ni sabe moverse—responde Diego y todos se
ríen en su grupo.
Miro a Diego y aprieto mis manos en puños. ¡Odio a los tipos como él,
cuál es su problema, no tiene ningún derecho a hacer ese tipo de
comentarios sobre la intimidad de las mujeres y menos burlarse!—
Exclamo molesta para mí misma.
—¡Eres un imbécil!—suelto de repente. Todos en el grupo guardaron
silencio o más bien todo el patio se quedó en absoluto silencio—. Quien
te crees que eres tú para reírte de ella y compartir su intimidad con los
demás y más encima burlarse de eso. Eres un poco hombre y un cerdo
por hacer eso.
Él soltó una carcajada fuerte y apreté más mis manos, porque yo no le
veía la gracia en decir eso y más que sus amigos se rían y le aplaudan.
Es horrible, pensé que aquí en la universidad sería diferente a como lo
es en secundaria,
pero me equivoqué.
—Me han dicho cosas mucho peores, así que tienes que esforzarte un
poco más. —Responde con chulería—.
Además, muñeca, yo no la obligue a que se acostara conmigo. Ella sola
se tiró a mis brazos y simplemente no me gusto y punto.
Lo fulminé con la mirada y él achicó sus ojos esperando mi respuesta.
—Eres un gilipollas, es que ni siquiera te das cuenta de lo horrible que
fueron tus palabras...¡Imbécil!
Diego apretó la mandíbula y vi cómo se le empezaba a marcar las venas
de su cuello y se levantó del suelo y se puso frente a mí. Apreté mis
manos con fuerza e intenté contar del uno a diez.
—Anastasia, no lo hagas—Alejandra me mira fijamente. Respiro varias
veces para intentar controlarme —. No vale la pena.
Comencé a caminar hacia atrás porque si no me iba esto se iba a poner
realmente feo para mí. Que horrible cometario ha dicho y más que lo
comparta con sus amigos, es horrible porque es algo íntimo. Hombres,
solo les importa el sexo y sexo—negué con la cabeza y caminé
rápidamente a mi salón.
—¡Esto no se quedará así!—soltó un grito Diego.
Me volví y le mostré mi dedo medio a ese imbécil engreído, ese chico
era raro porque podía ser inteligente e ingenioso, pero a la vez era
mujeriego y se nota, ya que le gustaba ir comentando sus conquistas
con sus amigos.
Llego a mi salón y caminé al último puesto.
Miro la ventana, siento como alguien se sienta al lado mío.
—Anastasia—, escucho la voz de un Diego totalmente furioso y enojado
—. ¿Podemos hablar como personas civilizadas?
Me encogí de hombros y miré de nuevo a la ventana. La verdad es que
me molesta que hagan esos comentarios así, es nuestra intimidad y no
me parece gracioso que después todo el mundo se pasa eso de ti, es
horrible.
—Por favor— insistió.
Lo miré y me topé con sus ojos café, le devolví la mirada por unos
segundos antes de hablar con él.
—Tú dirás de qué quiere hablar conmigo.
—Escúchame bien, lo que hiciste en el patio...—Antes de que terminara
de hablar lo interrumpí.
—Lo que tú dijiste fue muy bajo y feo, entiendo tu punto de vista de
nada serio con las chicas y que se lo dejas claro, pero que después tú te
burles y haga ese tiempo de comentario de que es un asco en la cama y
que no se sabe moverse, es horrible y más que tus amigos se burlen.
—Mira chica rara, yo opino de mis experiencias lo que yo quiera y no
tengo por qué sentirme mal. Fui sincero con lo que dije y punto. ¿Y
acaso sabes quién soy? Si quiero, puedo hacerte la puta vida imposible
aquí en la universidad.
"¡¿Quién mierda se cree este chico?!" — Pensé. No tiene ni idea
tampoco de quien mierda soy yo.
—Me valeee—sonreí—. Sé perfectamente quién eres —Exclamé—,
también sé que eres uno de los más populares de la universidad y que
todo el mundo te tiene respeto porque eres un buen boxeador. Déjame
decirte Diego que no me impresiona en lo absoluto y no tengo miedo...
—Lo miré y él achicó sus ojos—. Si era eso todo lo que me ibas a decir,
me valeee.
Él levantó sus manos en lo alto y soltó un suspiro
—Mira tal vez, fue de mal gusto mi comentario y tal vez tenga razón,
pero ya lo dije y punto. No quiero que nos
llevemos mal porque nosotros nos veremos casi todo los días, Alejandra
es mi mejor amiga y está con mi mejor amigo así que será mejor llevar
la fiesta en paz entre nosotros dos.
—En esto tiene razón, nos veremos mucho, pero es mejor que no
hablemos ya me di cuenta de que tenemos diferente formas de pensar y
es mejor para los dos.
Él no dijo nada más y yo tampoco, esperé que entrara el profesor a clase
para después poder irme al departamento.
Mire como nuestro compañero iban entrando y muchos saludaron a
Diego y también varias chicas se acercaron a él, pero al parecer no
estaba de humor ya que era cortante con ellas.
Lo miré de reojo y vi que me estaba mirando fijamente, pero yo desvié
la mirada. El profesor entró y comenzó la clase.
Tome apunte de todo lo que el profesor decía y en la mitad de la clase
Diego deslizó un papel en mi mesa. Lo miré, pero tenía la cabeza
apoyada en la mesa y estaba durmiendo o fingía que lo hacía.
Desdoblé el pedazo de papel y miré de reojo a Diego quien tenía una
sonrisa en sus labios, pero mantenía sus ojos cerrados.
No te enojes conmigo,
No quiero que no llevemos mal y sé que parezco un mujeriego y no lo
niego, Y me porté mal y lo siento, ¿me perdonas?
Negué con la cabeza y me concentré en la clase y en tomar apuntes
sobre lo que decía el profesor. Cuando la clase terminó, guardé
rápidamente mis cosas y salí del salón, sentía que alguien venía detrás
de mí. Cuando me di la vuelta choque con el torso duro de Diego que
casi me bota, pero me agarro del brazo.
—Tendré que poner una orden de alejamiento—él suelta una risa y
aparta el pelo de mi cara—. No te perdono y te quería decir que me
dejes de seguir.
—No te estoy siguiendo Anastasia, camino hacia afuera y esto es un
espacio público así que esto no sería acoso—me responde con una
sonrisa malvada.
Me doy la media vuelta y caminó rápidamente afuera de la universidad,
miró por encima de mi hombro y veo que Diego viene detrás de mí y me
sonríe. Suelto un suspiro y me detengo en el semáforo, espero que la luz
cambie para poder cruzar.
—Aún sigue siendo sitio público—lo miro y no me sorprende que esté a
mi lado—. Tenemos que dejarnos de vernos así—frunzo el ceño y me
sonríe de lado mostrando sus hoyuelos.
—Ya—comienzo a caminar rápidamente y veo como Diego choca contra
personas y sonrió. Esquivo a caballero y sacó un mapa de Barcelona,
miró a la calle y luego a mapa.
—Eres rápida, ¿por qué no usa GPS? En serio sigue usando mapa en
papel—suelto un bufido antes sus palabras.
—Uso un mapa de papel porque es más práctico y pequeño y nadie
puede robarme mi teléfono, son trucos que he aprendido.
Él se pasó una mano por la barbilla y sus ojos brillaron con diversión.
Alzó una ceja y se pasó una mano por el pelo.
—Si quieres te llevo a tu departamento—se ofrece.
Niego con la cabeza.
—Gracias, pero voy a otra parte—miró de nuevo el mapa y veo que
tengo que ir para la izquierda—. Adiós, Diego.
—Espera un poco, Anastasia, es peligroso que andes sola en una ciudad
que apenas conoces—murmura con preocupación.
Sonrió.
—No te preocupes Diego, me gusta perderme y nada me pasará, pero si
eso pasa te llamo a ti "amor de mi vida" —
digo lo último haciendo comillas con mis dedos.
—Eres la chica más rara con la que me he topado.
—Lo tomaré como un halago—me llevo una mano al corazón y doy
media vuelta para comenzar a caminar a mi destino. Diego se despide
de un grito y niego con la cabeza.
Cuando llego a mi destino veo que está Luis esperándome. Me acerco a
él y me abraza con fuerza. Entramos dentro de GYM en donde me
inscribo para comenzar a entrenar con Ricky según Luis es uno de los
mejores entrenadores de boxeo de Barcelona.
—Planearé pronto tu pelea—dice Luis mirándome de reojo. Observo el
semáforo cambia de color y pasa a verde.
—Gracias por seguir conmigo.
—Siempre, Anastasia—toma mi mano y le da un apretón.
Sonrió, tengo a los mejores amigos y a pesar de que a Luis lo veo poco
sé que siempre puedo contar con él gracias a Luis estoy empezando a
recolectar información y pruebas sobre lo que sucedió dos años atrás y
por fin podré darle un cierre.
Rafael Miller es Diego es en la persona que me inspire.
Espero que le este gustando esta nueva historia, no se les olvide
votar y cometar si le esta gustando y
comparti con sus amigo y familia <3
No se le olvide seguirme en wattpad y en mis redes sociales, en
donde siempre aviso cuando subiré capítulos
y doy pequeños adelanto:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 3
Me remuevo en mi cama y me tapo la cabeza con la almohada, estiro la
mano e intento tocar mi estúpido teléfono y no lo encuentro. Suelto un
bufido. Abro los ojos y apagó la alarma, me refriego bien el ojo y me
siento en la cama. Me quedo mirando a la pared y caigo en cuenta de
que Alejandra no está en el departamento porque ayer se quedó donde
Cameron.
Suelto un bostezo y miro la hora de mi celular y me levanto
rápidamente ¡Mierda! Son las ocho. Me meto rápidamente al baño y me
desvisto en cinco segundos, abro el grifo de la ducha ni siquiera
compruebo la temperatura del agua.
Salgo temblando de la ducha estaba helada el agua. Tomo lo primero
que veo de mi armario pantalones negro, una polera negra y mis
convers negra. Hoy día es de negro. Me pasó una mano por mi pelo y
guardo mis llaves en mi mochila. Camino la cocina y tomo una manzana.
Miro la hora y solo quedan 15 minutos para que empiece las clases.
Cuando salgo de mi edición veo que está Diego afuera recargado en su
todoterreno y con teléfono en su oreja. Él corta la llamada y frunce el
ceño. Como si me sintiera levanta la mirada y me observa con una
deslumbrante sonrisa.
—Hola, chica rara.
É
Me saco la manzana de la boca y mastico lentamente antes de hablar. Él
se acerca a mí y me hace un breve repaso con su mirada. Pongo los ojos
en blanco y suelta una risa.
—Negro completamente de negro—dice con fascinación.
—Fue lo primero que encontré—respondo. Lo miro y está casi igual
solo que lleva una camisa de cuadro roja y negra arremangada hasta los
codos dejando a la vista algunos tatuajes—. No están aquí, me voy llego
tarde.
Comienzo alejarme de él, pero me agarra del brazo y siento como una
corriente recorre mi cuerpo. Me suelto de su agarre rápidamente y él se
pone en frente mío e inclina su cabeza donde está su todoterreno.
—Te llevo—le doy una mordida a mi manzana bajo la atenta mirada de
Diego y niego con la cabeza—. Además de rara, eres terca. Si vas en el
metro estará lleno y te costará tomar un andén vacío y llegará casi
cuarenta minutos tarde.
—Vale, pero quiero que sepas que aún estoy pensando en sacar una
orden de alejamiento para ti—bromeo.
Diego se gira y niega con la cabeza y se detiene delante de mí.
—No lo creo, porque en el fondo de ti, sé que te gusto y a mí también
me gusta tu actitud—suelto una risa. Por favor, está loco si piensa que
me gusta un mujeriego—. Nos vamos.
Asiento con mi cabeza y me subo al todoterreno. Durante la mitad del
camino Diego tarareaba diferentes canciones que ponía en la radio.
Tuve contenerme la ganas de reír y concéntrame en mirar por la
ventanilla.
—¿Eres de Madrid? Al igual que Alejandra.
—Sí.
—Pero Alejandra ya va en su segundo año y tú vas recién primero...¿Por
qué?
Lo miré de reojo y juego con mis dedos. Si me he tardado un año en
empezar la universidad y no es porque no quisiera, pero tuve que
trabajar e intentar apelar para que me dieran una beca, ya que no era
fácil. Mis padres tienen una buena economía, pero aun así para ellos yo
ya morí, así que tuve que valerme por mí misma y buscar trabajos y
ahorrar para poder ingresar al fin en la universidad con la beca.
—Larga historia y algo aburrida—digo quitándole importancia al tema
—. No tiene importancia.
—Ahh, vale. He descubierto algo sobre ti y eres una mala mentirosa y
no deberías tocarte el pelo porque eso te delata es un tic que tienes—
me suelto el pelo y lo observó. Tiene una sonrisa de orgullo—. Soy algo
observador, chica rara y aunque no me des mucha información sobre ti,
puedo ir aprendiendo de ti en tus gestos.
—¿Acaso eres psicólogo? —preguntó con ironía.
—No, pero me gusta observar a la gente. Muchas veces los gestos
corporales dicen mucho más que las palabras, ya que muchas veces tú
dices algo con tus palabras y tu cuerpo otra cosa muy diferente.
—¡Interesante! Eres una caja de sorpresa, ¿verdad? —pregunto, miro a
la ventanilla de nuevo.
—Puede ser... —se queda callado unos segundos—. Casi nadie me
conoce realmente, solo aparento ser alguien a la vista de todos.
Frunzo el ceño antes sus palabras.
—Eso es patético, no deberías esconder quién eres realmente—me
encojo de hombros—. Eres igual que todo el mundo. Solo quieres
encajar en un grupo porque les aterra estar solo.
—¿Y qué me dices de ti?
—Yo no hago eso, tengo amigos que me conocen como soy realmente—
él me mira un segundo antes de mirar la carretera—. Alejandra sabe
todo de mí y me ama y yo igual. Además, que yo no he fingido contigo
en ningún momento
¿o sí?
—No, por eso eres rara, pero en el buen sentido, es admirable como te
apegas a tu verdadera identidad. Pensé que cuando te uniera a nuestro
grupo intentarías encajar o de hablar con nosotros, pero solo te
quedaste ahí, callada e incómoda.
—Es porque no son mi estilo de amigos—recalco mi punto y se ríe.
El viaje continuó en silencio. Me bajé del vehículo y miré mi horario
para saber cuál era la sala. Sentí como él estaba detrás de mí.
Diego sopla aire en mi cuello y me giré para mirarlo.
—Te toca en mí mismo salón, vamos—paso adelante mío y guarde mi
horario. Lo seguí lentamente y él miró de vez en cuando asegurándose
que lo seguía. Entramos al salón y se sentó con una chica y yo en un
puesto vacío a lado de la ventana.
Mire por la ventana y me pregunto si en algún momento poder
detenerlo, podré hacer justicia a mi hermano. No tengo casi nada sobre
él. Comencé a escribir los ejercidos y a desarrollarlos. Odio matemática.
Cuando termine Diego estaba sentado al lado mío.
—Esa chica parecía pulpo intentado tocarme—confiesa Diego.
—Y me lo cuentas...¿por qué?... —pregunte con curiosidad y jugando
con un pedazo de papel.
—Porque me caes bien—dice antes de volver a leer su libro. Yo suelto
un suspiro y espero que el profesor de por fin terminada la clase. Mire
de reojo como la chica me estaba fulminando con la mirada—.
Tranquila, no te hará daño—
me asegura él.
Suelto una risa. Será mejor que esa chica no intente hacer algo porque
ella es la que saldrá lastimada y herida.
Además de que por fin hoy día tengo primer entrenamiento y estoy
emocionada de volver a las peleas ilegales para poder seguir juntando
plata.
—Muy bien alumnos la clase termino, nos vemos la siguiente clase y
traigan calculadora, por favor—se despide el profesor y guardó
rápidamente mis cosas.
Me levanto de la silla, pero veo que Diego está bloqueando mi salida con
su silla, doy un pequeño golpe en su hombro y levanta su mirada con
una sonrisa. A este chico le gusta sonreír para todas las mujeres, me
imagino que es así como la mayoría cae por él.
—Disculpa, pero quiero salir y no puedo—le explico. Muevo mis manos
en dirección a su silla que me bloquea la salida.
—Puedes pasar por encima de mi regazo, nena, prometo no tocarte—
suelto un bufido y tomó su silla con fuerza y la empujo moviéndolo.
Diego me mira sorprendido—. Tienes fuerza.
—Digamos que sé defenderme muy bien de chicos que intentan pasar
de listo o que sean gilipollas. Adiós.
Salgo del salón y me encuentro con mis gemelos favoritos. Dylan me
abraza con fuerza y me levanta del suelo haciéndome girar varias veces.
Me suelta solo cuando ya estoy algo mareada y Javier me agarra del
brazo y tira de mí hacia su torso.
—Hola, pequeña—me da un beso Javier, y no puedo evitar de nuevo
abrazarlo. No los he visto hace más de seis meses y por fin, estoy con
ellos de nuevo—. Estás más guapa.
—¡Amorcín! Está tan guapa y grande—me abraza por atrás y apoya su
barbilla en mi hombro. Sonrió. Siguen iguales,
aunque tiene su pelo un poco más largo, pero siguen tan guapos como
siempre—. Vamos a comer algo.
Asiento con mi cabeza y siento una mirada sobre mí, miró por encima
de mi hombro y veo que Diego me está mirando con una sonrisa y luego
vuelve a fijar su vista en la chica pelirroja...creo que se llamaba Bárbara.
Caminamos directamente a la cafetería para pedir algo.

******
Nos sentamos en pasto y Dylan abre un paquete de papas fritas y yo
saco otra manzana. Javier suelta risa. Siento como me están mirando
estos dos imbéciles. Alzó una ceja hacia ellos y ellos simplemente
desviaron la mirada.

—¿Solo eso vas a comer? —pregunta Dylan, comiendo otra papa frita.
Yo asiento con mi cabeza—. Estás demasiado flaca, Anastasia—me
regaña como padre.
—Ya comí mi desayuno en clase porque soy rebelde—bromeo.
—Y...¿Alejandra en donde esta? —pregunta Javier, mirando en
diferentes partes del patio y también comienzo a buscarla, pero no la
encuentro.
—Debe estar con sus amigos o con su novio ayer tuvo una noche
supongo movida porque no llego.
Dylan se atraganta con una papa frita y comienza a toser. Suelto una
risa y le entregó una botella de agua. Nunca me lo ha confesado, pero sé
que la rubia era su amor platónico de Dylan cuando éramos más
pequeños, pero supongo que ahora solo quedo como un lindo recuerdo.
—¡¿Qué te pasó?! Acaso Alejandra aun es tu amor platónico.
Me tira la botella y la detengo con mi mano, la abro y le doy un trago.
Dylan niega con la cabeza.
—Eso ya fue—dice sin emoción.
—Aja—digo sarcásticamente.

******
Paso el día entrando en diferentes clases y entró en la penúltima clase
del día. Me siento en el último asiento a lado de la ventana y siento
como alguien arrastra la silla a mi lado. No le doy importancia y siguió
mirando afuera, quiero que termine luego este día para poder ir a
entrenar.

—¿Es tu novio? — escuché esa voz.


Ni siquiera lo miré y solté un suspiro, teníamos muchas clases juntos y
no entiendo por qué yo estudio marketing y supongo que él medicina,
pero en todo los ramos que estamos juntos son ramos transversales.
—No, yo no tengo novios—me cruzo de brazo y miró al frente.
Siento como cierra el libro y lo deja en la mesa. Intento ver el título y lo
tapa con su brazo.
—Se puede saber el porqué de esa decisión tan brusca—comenta con
verdadero interés.
Muerdo mi labio inferior y él tamborilea sus dedos en la mesa
esperando una respuesta.
—No creo en el amor así de simple, además que es una mierda—le
explico.
—Discrepo en lo que estás diciendo. No has conocido a la persona
indicada para enamorarte, pero yo creo que el amor si existe y es algo
que muy pocas personas lo pueden encontrar.
Me quedo callada varios segundos meditando sobre sus palabras y casi
quiero reír por lo que acaba de decirme, no es lo típico que te soltaría
un chico guapo y mujeriego. Es un chico raro.
—Entonces tenemos otra cosa menos en común—contestó. Lo miro y
se está apartando varios mechones de pelo negro—. Sabes no me
malinterpretes, pero eso no serían las palabras típicas de un chico como
tú.
—¡¿Un chico como yo?! —pregunta riendo.
—Sí, eres el típico mujeriego de la universidad con tus amigos. No lo
sé,supongo, que esperaba que dijera que somos jóvenes y que tenemos
que aprovechary divertirnos sin compromiso.
Sus ojos brillan y una pequeña sonrisa aparece en sus labios.
—Soy un chico travieso que me gusta tener noches movidas, pero creo
que jamás he dicho que no quiera tener una novia, ¿o sí? Solo soy
paciente y mientras tanto me divierto—Termina diciendo.
Nos quedamos en un silencio incómodo y el profesor por fin entra y
comienza la clase. En transcurso de la clase Diego no me hablo. Ambos
estuvimos atentos a lo que decía el profesor, pero no se me pasó
desapercibido la mirada de las chicas a Diego.
Golpe mi lápiz contra mi mesa, escuchando lo que decía el profesor
sobre el porcentaje de las notas y cómo sería cada unidad y estaba
resultando bastante aburrido esta asignatura de inglés.
Diego estuvo suspirando y tomando varios mechones de pelo y ni
siquiera intente detenerlo, la verdad que este profesor me está dando
mucho sueño. Apoyo mi cabeza en la mesa y Diego me imita. Cierro los
ojos e intento dormir un poco.
Diego tiro un mechón de mi pelo.
—No te quedes dormida—me susurra con la voz ronca. Le doy un
empujón y me giro al otro lado para dormir—. Bruta.
Lo ignoró e intentó dormir, pero siento un tirón en mi pelo y lo ignoro,
pero vuelve a tirarme el pelo. ¡Dios todo se trata de tener paciencia! —
me digo a mí misma. Siento que está muy cerca de mí y de repente
siento que sopla en mi cuello. Me giro para mirarlo y chocó con su
frente.
—¡Mierda! —Exclamó, llevo mi mano a mi frente y masajeo esa área.
Diego me mira con diversión—. Joder, ¿qué mierda te pasa, chico?
—No te enojes, chica rara—dice con un tono tranquilo.
Lo fulmino con la mirada, joder, me duele mucho.
—En serio, cuál tu problema solo quería dormir y aun así sigues
molestando ¡Aléjate de mí!—exclamó enojada. Sé que estoy de mal
humor, pero solo quería dormir y ahora tengo la frente de seguro
hinchada.
—¡Qué carácter! —dice molesto.
Sacó la botella de agua y mojó un pañuelo y hago presión en la parte
que me duele. Diego me quita el trapo y me examina con cuidado la
frente y hace unos pequeños masajes y me alejo de él, está loco.
—¡Quédate quieta, maldita sea! —brama molesto.
—¡Suéltame! —murmuro enojada.
Me mira sorprendido. Tomo mis cosas y las guardó rápidamente en la
mochila y me levanto de la silla, pero me agarra y tira de mi muñeca con
cuidado. ¡Que mierda le pasa! Está haciendo que pierda mi paciencia.
Me suelto de su agarre, pero toma mis dos muñecas y me retiene en la
silla.
—Será mejor que me suelte ahora, joder—aprieto los dientes y él suelta
una risa burlona—. Diego, suéltame ahora.
—Déjame verte, Anastasia, por favor. Relájate—suelto un suspiro y
cuento de uno a mil en mi cabeza para tener paciencia. Él suelta una de
mis manos y acaricia mi frente y moja un poco más el pañuelo, lo
presiona contra mi frente.
Suelto un suspiro—. Lo siento, bella, no quise hacerte daño.
—Ya—digo molesta.
—Lo siento, en serio que no quise hacerte daño. Acompañe a mi
casillero tengo una crema para bajar lo rojo y otras cosas más—toma
mi mano y se levanta de la silla. Lo sigo afuera del salón y puedo ver
como el profesor nos mira de reojo.
Llegamos a su casillero y él vierte un poco de crema en mi frente y hace
pequeños masajes con sus dedos y lo miro molesta. Ya me cae mal. Odio
que me interrumpan mi sueño, me pone de malas. Diego no me quita la
mirada de frente y me siento en el suelo. Él se agacha para estar a mi
altura.
—Oye, Anastasia, lo siento mucho, no fue mi intención—se sienta en
frente de mí y solo lo miró fijamente porque está tan pegado a mi este
chico...no quiero que él me siga conociendo para mí eso es un enorme
problema que después me traerá más problemas.
—Será mejor que no me hables más.
—¿Por qué?
—Es lo mejor, además no eres de mi agrado y deja de acosarme...te veo
en cada esquina, ¿me estás siguiendo? —
pregunto molesta.
—¡¿Qué?! No te estoy acosando son coincidencia, además te recuerdo
que somos compañeros y que también estudio en esta universidad. En
serio, que lo siento por el golpe, no fue mi intenso y joder, no te estoy
acosando.
—Bueno..., pero no me hables más... —digo enojada y levantándome del
piso y me agarra del brazo—Suéltame.
Me miró un segundo antes de dar la vuelta y caminar de nuevo al salón.
Es lo mejor, mientras menos gente se involucre conmigo estará más a
salvo y también me dará más tiempo para detenerlo. Por ahora sé que
él está tranquilo, pero sé que pronto vendrá por mí. Siempre es lo
mismo con él.

******
Después de dos horas de estar entrenado camino tranquilamente a mi
departamento. Lo primero que quiero hacer es darme un baño y
ponerme hielo en los nudillos me quedó un poco sensible, por pegarle
al saco de boxeo. Abro la puerta y me doy cuenta de que están todos
los amigos de Alejandra.

—Hola—saludos a todos.
Todos me miran como si me hubiera salido otra cabeza y me doy cuenta
de que solo ando con calza, sostén deportivo y un chaleco. Dejó mi
bolso en el suelo y entró en la cocina y sacó hielo.
Cuando salgo de la cocina, me encuentro a todos tomando cerveza.
— ¿Qué mierda te pasó, Anastasia? —Pregunta alarmada Alejandra.
—Nada—recojo mi bolso y Alejandra se acerca a mí, toma mi mano y la
examina.
—Dime por favor que no peleaste con alguien en la calle.
Solté una risa y le di un empujón. Es una exagerada, no la culpo
Alejandra siempre se ha portado como mi hermana mayor y ella fue la
única que me apoyó, que no me dejo caer, gracias a ella pude salir
adelante.
— ¡Ya me conoces! Me peleé con dos tíos y los mandé al hospital—
bromeo con ella y añado—: Fue en el entrenamiento, nada grave—la
tranquilizo y ella suelta un suspiro.
—Me vas a matar de un infarto en estos días—ella niega con la cabeza y
tomó el bolso de suelo.
—¡Exagerada!
Entré a mi pieza y le puse seguro por si acaso y entre en baño para
darme una ducha. Una vez lista y algo arreglada, salgo de la habitación
y me encuentro con Diego y Bárbara besándose en el sofá. Mire en
donde se encontraba Alejandra y Cameron están igual y los demás
seguían tomando.
Justo cuando iba a entrar a la cocina tocaron la puerta. Solté un bufido,
porque de seguro eran más amigos de Alejandra que venía a tomar.
—Abre tú, Anastasia—grita Alejandra.
Puse los ojos en blanco y caminé hacia la puerta. Cuando abrí la puerta,
estaban mis dos imbéciles favoritos. Dylan y Javier me sonreían. Son
iguales literalmente iguales a los gemelos solo se les puede diferenciar
por su personalidad.
Dylan era bastante especial y carismático, en cambio Javier es más
callado y misterioso.
—Mira a quien encontramos aquí, a una hermosa chica—broma con
Javier.
— ¿Qué están haciendo aquí? —Pregunte con curiosidad. No tenía
planeado que vinieran hoy y si lo hicieron es porque ellos tienen
noticias sobre una posible pelea ilegal.
—Hola, Anastasia, sí, nosotros también te extrañamos mucho—dice
Dylan con sarcasmo.
Puse los ojos en blanco. Estos dos chicos nunca van a cambiar, desde
pequeños que siempre han sido iguales como lo son hoy en día y
supongo que por eso los amo.
—Podemos pasar o no vas a tener aquí todo el rato— bromeó Javier
con una sonrisa de oreja a oreja.
—Claro.
Me hice a un lado y los dos gemelos entraron y se toparon con el mismo
espectáculo que yo. Todos se estaban besando. Menuda orgía tenía
estos chicos aquí. Hice una mueca.
—Menuda orgía que tiene aquí—dijo Dylan burlón. Y todos se
separaron, Alejandra sonrió de oreja a oreja al verlos.
—Creo que faltamos nosotros y si hacemos un trío ¿Qué me dices
Amorcín?—Me miraron un momento los gemelos con su hermosa
sonrisa.<<Son imbéciles>> —. Me dije a mi misma, pero aun así me
estaba aguantando la risa.
—Puaj, que asco tío—hice una mueca, pero una sonrisa se extendió en
mis labios, porque ellos estaban haciendo puchero—. Nunca van a
cambiar.
—Algún día vas a caer, Amorcín y verás lo que es bueno —bromea
Dylan, guiñándome un ojo.
Me apoyé en la pared y me fijé que Diego me miraba fijamente. Sonríe
de oreja a oreja y empezó a besar el cuello de Bárbara y aparte la
mirada. <<Mujeriego, mujeriego>>—canto de nuevo por mí mismo.
—Hola, Dylan y Javier, siguen siendo tan guapos como siempre—dice
Alejandra, abrazando con fuerza a los gemelos.
—Ya ves, cada día más guapo y sexy—dice Dylan.
—Sí, pero por cada pelea que das te van quedando menos neuronas en
tu diminuto cerebro—lo pinché.
Dylan soltó una falsa carcajada.
—Mira quien lo dice—Dylan me tomó de la cintura—. Cada día te ves
más guapa, pero más insoportable—bromea.
Me separé de Dylan y abrí la puerta de mi habitación para que
tuviéramos más privacidad y tampoco quería que Alejandra escuchara
que iba a volver a las peleas, ya que como he dicho Ale se ha
preocupado mucho por mí y no quiere que nada malo me pase.
—Me halagan con su visita...entonces ya tiene una fecha para mi pelea.
Luis ya se lo dijo, ¿verdad?
—Anastasia, le ganarás en un segundo, ya te has enfrentado a ella es
Rebeca—dijo Javier.
Me encogí de hombros. Era pan comido, entonces.
—Nada de qué preocuparme. —Dylan comenzó a tomar varios libros de
mi biblioteca. Me levanté y le quité los libros
—. Hoy día está de tocón ¿verdad?
Él sonrió un momento antes de volver a tomar otras cosas de mi
biblioteca. Me encogí de hombros y dejé que siguiera tocando mis
cosas. Es un niño pequeño.
—¿Saben algo de Jonathan? — pregunté. No lo había visto hace más de
seis meses y no aprecio ni hoy y tampoco ayer. Estaba preocupada, ya
que lo extraño mucho.
—Sí, viene en camino —Javier se frotó las manos y me sonrió—.
Nosotros tenemos una fiesta, ¿Te vienes? —Me pregunto.
Negué con la cabeza, no tenía ánimos de ir a una fiesta y de compartir
con otras personas o tener que fingir una sonrisa frente al mundo. Deje
eso hace mucho tiempo y, además, tampoco quiero exponerme tanto.
—Vamos nena, será divertido—insistió Dylan.
—Será para otra vez—solté un suspiro—. Quiero estar a solas con
Jonathan.
—Vale...Vale, ya veo que lo prefieres a él y a nosotros siempre nos dejas
de lado—Dylan se llevó su mano al corazón y me mordí el labio para
aguantar la risa.
—Te dejamos entonces, nos vemos mañana en la universidad—Javier
se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla y también Dylan.
Salimos los tres abrazados. Nos quedamos en frente de la puerta
principal, ellos miraron un momento a una chica que pasó y luego a mí.
Negué con la cabeza.
—Son unos mujeriegos—les reproché.
—¡Hey déjanos, somos grandes ya!—dijeron los dos al mismo tiempo.
Los chicos caminaron hacia el ascensor en donde Dylan comenzó a
hablar con la chica que también estaba esperando el ascensor. ¡Siempre
serán iguales! —cierro la puerta. Alejandra me miró y me guiñó el ojo.
Entre en mi habitación y tomé un libro de mi biblioteca, me senté en la
cama y me miré de reojo en el espejo y no reconocí a la chica que me
devolvía la mirada, esa chica con la mirada fría y apagada. Cerré el libro
porque ahora no tenía ánimos de leer, estoy un bloqueo de lector
porque simplemente no me sentí animada de leer.
Negué con la cabeza y me tiré para atrás y cerré los ojos. Pasaron unos
minutos u horas, no estoy muy clara en qué momento me quedé
dormida, pero siento unos dedos por mi mejilla.
—Despierta, Anastasia—abrir los ojos y me topé con unos ojos
marrones. Me refregué el ojo y vi a Jonathan con una enorme sonrisa.
— ¿Cómo entraste aquí? —Pregunto aún dormida.
—Por la puerta—dice burlón.
—Ja, ja, ja muy chistoso — me pare de la cama y me di cuenta de que
era de noche —. ¿Qué quieres hacer? —Le pregunté.
—Salgamos a caminar.
Lo miré y andaba con pantalones negros y un polerón haciendo que se
viera muy guapo.
—Vale.
Salimos de la habitación y vi que Alejandra estaba muy ebria, miré a sus
amigos y todo estaba igual. En ese momento justo salió Diego del baño
y se paró frente mío.
—¡Hey chica rara! ¿Aún sigues enojada conmigo?—preguntó Diego con
un tono bastante alegre, ya que se notaba que llevaba unas cuantas
cervezas encima.
—Hola y si—conteste rápidamente.
—No te enojes conmigo, bella, mejor ven a compartir una cerveza
conmigo—él agitó su cerveza que tenía en su mano.
—Tengo otros planes y no es emborracharse, por cierto—dije con una
sonrisa. Intenté pasar, pero él me bloqueó.
<<Respira Anastasia, Respira>> Me repetía en mi mente.
—Ya veo—Sentí que Jonathan, puso su mano en mi cintura y me atrajo
así él—. ¿Quién es él? Es tu novio —Dijo burlón. Diego miró por un
momento a Jonathan, antes de volver a fijar su vista en mí—. Pensaba
que no creías en el amor y en las relaciones.
—Vamos, Anastasia—Dijo Jonathan molesto. No le contesté a Diego y
caminé con Jonathan, afuera de mi departamento.
Hola guapuras y guapos ¿como están? espero que le este gustando
esta historia y que apoyen mucho en este
proyecto y espero que le guste e intentado de crear el personaje de
Anastasia como una mujer super ruda e
independiente con mucho carácter.
Si le esta gustando nos se les olvide votar estaré leyendo su
comentarios y comparta esta historia con mas
personas:
No se les olvide en segurime en wattpad y en mis redes sociales:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 4
Llegó a la universidad justo a tiempo. Entro en mi salón y observó los
puestos vacíos y veo que el único queda es uno detrás de Diego. Camino
por el salón y siento como él me mira de reojo y me siento. Diego se gira
y veo que tiene un papel entre sus dedos y lo desliza en mi mesa.
—¿Qué es esto? —pregunto intrigada.
Él me ignora y comienza a conversar con la chica que tiene a lado. No
entiendo yo a este chico. Observó el papel y lo tomo. Odio ser curiosa,
es mi debilidad. Abro el papel y es una nota escrita por él: Todos somos
el destino de alguien.
Suelto una risa, está loco, cada día me sorprende más. Doy vuelta la
nota buscando algo más, pero no hay nada. La dobló y la guardo en mi
cuaderno. Sacó un lápiz de mi mesa y comienzo a golpearlo contra mi
mesa. Diego se levanta y pasa detrás de la chica, se sienta a mi lado.
—¿Crees en el destino? —pregunta de repente. Miro a la ventana y
niego con la cabeza, es de locos creer en eso, cada persona crea su
destino con sus acciones—. Eres una chica rara, no crees en el amor ni
el destino.
—Soy realista, Diego. El amor es lindo y bonito al inicio, pero después
ya no y ni siquiera sabes realmente quién es tu pareja. Y nosotros
creamos nuestro destino, es así de simple.
—No estoy de acuerdo con tus pensamientos. Te observo y veo que
estás jodida por dentro, supongo, que la vida ya te hizo bastante daño y
ya no crees en nada—suelta de repente.
Lo miro de reojo y no digo nada más porque tiene razón, estoy jodida
por dentro y mi vida es un caos. Solo sé causar daño o poner en riesgo a
las personas que amo y no es justo que ellos sufran por mí. Muchas
veces he querido retroceder el tiempo..., pero eso no se puede.
—El mundo es cruel y cada persona tiene su pasado doloroso, Diego—
digo, jugando con el lápiz en la mesa—. Lo importante es que te vuelvas
a levantar y sigas adelante, si te quedas en suelo lamentándote no
sacarás nada. Cada persona tiene su propia batalla interna.
—Exacto—Diego metió una mano debajo de mi silla y arrastró más
cerca de él—. Me gusta como piensas, ¿salgamos juntos? No pienses
mal, tal vez salir a caminar un poco por las calles.
—Diego...
Él pasó su dedo por mi frente e intentó separarme de él, pero me
aprieta más contra su pecho. Diego me observa con cautela como si en
cualquier momento le fuera a pegar y más le vale que me deje ir pronto.
—Solo para hablar, Anastasia, no intentaré nada de nada contigo—
suelta un suspiro y desvió la mirada un segundo antes de volver a fijar
sus ojos en mí—. Siento que contigo puedo hablar de muchas
cosas...que no lo sé... —intenta explicarme.
—No soy tu amiga Diego, y no te conozco y no me lo tomes a mal, pero
yo no quiero ser tu amiga y por favor, suéltame—me sincero y él me
suelta lentamente.
—Solo a caminar—dice haciendo un puchero—. Al menos, claro, que a
tu novio le moleste que tu tengas un amigo tan guapo y sexy.
Suelto un bufido.
—Jonathan no es mi novio, Diego, es mi mejor amigo desde...no lo sé
hace diez años—le aclaro ese punto—. Es mejor que dejemos de
hablarnos.
—No estoy de acuerdo tampoco con eso—se cruza de brazo y mira al
frente—. Yo creo que tiene miedo de que yo te guste es así de simple—
me desafía con sus palabras.
—Puedes pensar lo que quieras.
—Créeme que lo estoy pensado—murmura—. Eres desagradable y con
razón no tienes más amigos.
—Soy desagradable por no querer ser tu puta amiga, estás actuando
como niño pequeño, madura Diego.
Diego se muerde el labio inferior. Él puso su mano en mi mejilla y
empezó a acariciarme en donde no puede evitar que mi pulso se altere.
Me alejé con rapidez. ¿Qué mierda es lo que quiere?
—Sé que lo puedes sentir lo que pasa cada vez que te toco—me susurra
—. Yo lo siento y me molesta que te niegues y actúes como una niña
pequeña diciendo esas estupideces.
—¡Estás loco! —Exclamó tomando mi mochila, pero me agarra las
muñecas—. Suéltame..., Joder. —comienzo a forcejear con él y consigo
soltarme—. No te acerques a mí, no sé qué mierda te estás imaginando,
pero estás mal. Me conoces desde hace tres días, Diego.
—¡¿Y qué?! Solo quiero ser tu amigo para conocerte, pero eres
testaruda y desagradable conmigo—murmura enojado.
Tomo mi mochila y salgo rápidamente del salón. Estás como una cabra,
que le pasa a ese chico...es intenso a morir y yo no quiero nada con
nadie. Camino por el patio y me siento en una banca. Necesito respirar,
ese chico parece sacado de una película donde cree que, por estar tres
días con él, ya me voy a enamorar de él porque es guapo. Es una locura.
Sacó el libro de mochila y comenzó a hojearlo.
—Anastasia—, escucho que me llama.
¡Dios santo! —me digo a mí misma. Es oficial este chico se obsesión o
no entiendo qué le pasa. Me levanto de la banca, pero él se pone en
frente de mí y toma mis manos con cuidado. Observó ese gesto y siento
como mi respiración se va alterando a medida que va subiendo sus
manos por mis brazos. Desvió la mirada, es una locura.
—Lo sientes, ¿verdad? Tiene el pulso alterado y se han entreabierto tus
labios podría besarte, Anastasia—me susurra con voz ronca y me
separó con brusquedad.
—Yo no siento nada—intento pasar, pero me bloquea el paso y pone sus
manos en mis hombros—. Creo que estás delirando, Diego.
—Puede ser, yo...joder, parezco un loco, ¿verdad? —pregunta,
llevándose las manos en la cabeza y asiento con mi cabeza e incluso me
da algo de miedo—. Mierda, lo siento, es solo que algo me pasó contigo
cuando te vi—dice, sentándose en la banca y me siento a su lado.
—No sé qué es lo que siente Diego, pero me asustas un poco—le
confieso con una sonrisa—. Está bien, salgamos a caminar en plan
amigo y así dejas de dar miedo—estiro mi mano y él la aprieta y de
nuevo siento esa corriente que me hace temblar—, pero nada de citas o
pasarte de la raya. Simplemente deja que sucedan las cosas no insistas
tanto.
Te veo a la salida—digo, y le doy un beso en la mejilla.
Tomé mi mochila y me alejé de Diego miró por encima de mi hombro y
tiene una enorme sonrisa. Entré a la biblioteca en donde le escribí a mis
amigos para ver si habían venido a la universidad y por suerte vinieron.
Caminé por los pasillos y me topé con el grupo de Diego. Él me tomó
con cuidado de brazo. Alejandra nos miró de reojo y puso los ojos en
blanco. Él se inclinó hacia mí y me entregó otro papel.
—¿Qué es esto? —pregunte.
—Mi número. Botaste el anterior, guárdalo por favor y recuerda
ponerme como "el amor de tu vida" —bromea.
—Tengo que irme, nos vemos y ni una sola palabra a tus amigos y
menos Alejandra—le suplico—. Ella es algo sobreprotectora y no creo
que tenga tanta confianza con tu reputación.
—Creo que me quedaré contigo—me guiña un ojo y se va. Me quedo en
el medio pasillo mirando como se va, qué significa eso...¡Y a ti que te
importa! —me reclamo a mí misma.
—Hola guapa—dijeron los gemelos. Di un salto cuando sentí la mano
de Dylan en mi cintura.
—Hey, menos mal que llegaron a tiempo. Vamos a buscar a Jonathan—
les propuse. Caminamos de nuevo por los pasillos y en el camino nos
topamos con Jonathan, Roberto y su novia Rocío.
—Que muchachos y muchacha más guapa veo aquí—digo sonriendo.
Ellos se acercaron y me saludaron. Me acerqué a otra de mis mejores
amigas, Rocío, aunque le queda poco aquí en España porque se iba de
intercambio con su novio. Comenzamos a caminar hacia el pasto.
— ¿Cómo estás, Anastasia? —Pregunta Rocío. Me encogí de brazos.
—Bien supongo que bien.
Nos sentamos en el pasto y al lado de nosotros estaba el grupo de
Diego. Miré por un momento y vi que Alejandra nos fulminaba con la
mirada.
—¿Cómo van las cosas con Alejandra? —Preguntó con curiosidad.
—Bien, adaptándome a vivir con ella y también con su novio, pero bien
—señalé a Diego y ella asintió—. Además, me caen bien sus amigos,
pero ya sabes que no son mi estilo—le explico.
—Ya sus amigos populares, antes no le importaba eso a Alejandra, pero
supongo que es por su novio. Me sigue cayendo mal, Anastasia, ten
cuidado—me recordó Rocío.
Hice una mueca. Es horrible escuchar como dos de tus mejores amigas
son enemigas, aunque no siempre fue así, nunca entendí qué pasó entre
ellas, ya que hace dos años éramos las tres mejores amigas y después se
odiaron. No entiendo cómo cambiaron tanto y ninguna de las dos me
cuenta que fue lo que pasó. Ambas me dicen lo mismo que tenga
cuidado de ellas. ¡Es una mierda! —peleo conmigo misma.
—Jamás me vas a contar qué pasó entre ustedes dos, ¿verdad? —Ella
negó con la cabeza y solté un suspiro.
Nos quedamos calladas y Dylan como siempre se robó el show entre
nosotros, sentí una mirada y giré para observar y vi que era Diego
quien me estaba sonriendo y apuntaba a su reloj. Tal vez, no fue lo
correcto salir con él.
—Hay tantas amigas que son una mierda y nunca saben cuándo te
apuñalan por la espalda—gritó Alejandra. La miré y negué con la
cabeza, sabía que no era para mí.
Rocío se paró rápidamente y caminó a gran velocidad en donde estaba
Ale. La alcancé y le tomé su mano. Porque vamos, éramos bastante
grandes para esta clase de espectáculo y es estúpido, ya no son unas
niñas.
—No lo hagas, por favor—le dije.
—Me tiene harta..., es una maldita—se soltó de mí y llegó a donde
estaba Alejandra—. Dímelo a la cara estúpida.
Rocío se abalanzó sobre Alejandra, me puse entre ambas para
detenerlas. No entendía nada como las cosas pueden cambiar tanto y lo
que más me molesta es que ninguna de las dos me quiere decir la
verdad y soy yo la que me hace sentir entre la espada y la pared con sus
peleas de niñas.
— ¿Quieres que te lo diga a la cara? —Miré a Alejandra y negué con la
cabeza—. Nunca te consideré mi amiga, si no fuera por Anastasia, jamás
me hubiera juntado contigo.
—Joder, cállense las dos de una puta vez— grité furiosa. Ambas me
miraron—. Rocío vuelve con Roberto—ella iba a hablar, pero la fulminó
con la mira y asintió.
Me giré para mirar a Alejandra, su mirada seguía los pasos de Roció.
Diego estaba al lado mío y Cameron estaba detrás de Alejandra.
— ¿Qué te pasó con Rocío? —Le pregunté de una vez por todas—. ¿Cuál
fue el motivo por el cual le dejaste hablar?
Y quiero la verdad—insistí de nuevo.
—Es una mala amiga, Anastasia. Sabes que te amo y tolero que tú seas
su amiga, pero ten cuidado con ella.
Negué con la cabeza y me pasé la mano por el pelo. Estaba ya cansada
de esto porque no se pueden llevar bien como antes o simplemente
ignorarse. No entiendo el punto de hacer un escándalo y más enfrente
mío.
—Porque no pueden llevarse bien o al menos no se tiren mierda frente
mío, ambas son mis amigas y sabes que me duele que estén así.
—No la tolero—repitió enojada y cruzándose de brazo.
Solté un suspiro de cansancio.
—Está bien—digo derrotada—. Puedes hacer lo que quieras, Ale, es tu
vida, no la mía.
Ella tomó sus cosas y se fue con todos sus amigos, menos Diego que
seguía a mi lado. Lo miré y él sonrió coquetamente. Me senté en el
pasto y él me imitó. Arranque algunos pastos y él se mantuvo callado
por unos segundo antes de hablar:
—No estés triste Anastasia—me susurro y tomó un mechón de mi pelo
que lo puso detrás de mí oreja—. No vale la pena que dejes de sonreír.
—No es fácil para mí. Ella son mis mejores amigas y me duele que se
estén tirando mierda de un lado a otro y más cuando estoy presente.
Duele— susurré.
—Me lo imagino, Anastasia, pero sonríe porque tendrás una hermosa
caminata con un guapo chico y también es muy sexy—bromea,
guiñándome el ojo.
Solté una risa.
—Aja.
Me levanté del suelo y Diego me observaba fijamente tanto que me
hacía sentir algo incómoda. Él se dio cuenta y desvió la mirada. Este
chico no es típico chico malo, ya sabes...de eso que son malhumorados,
misteriosos y tóxicos.
Diego es mujeriego, claro, pero era más tierno, más alegre, tranquilo y
bastante hablador.
—Bueno...tengo que ir a clases, nos vemos en la entrada—le recuerdo y
sacó un papel de mi bolsillo y se lo entregó
—. Es mi número, chico insistente.
Di la media vuelta y sentí que gritaba mi nombre. Me giré para mirarlo
y tenía el papel entre sus dedos.
—Te guardaré como el "amor de mi vida" —me grito y solté una risa
antes de dar la vuelta y caminar por el pasillo para mi siguiente clase.

******
Me apoyé contra el muro y espere que saliera Diego, mire mi celular y
vi que tenía un mensaje de Luis que estaba preparando todo para
volver a las peleas, pero que debíamos tener cuidado porque esto me
podría exponer de nuevo a él.

Sentí que alguien me tapaba los ojos y pude sentir su perfume que ya
en pocos días lo reconocía. Diego me dio un beso en la mejilla antes de
ponerse frente a mí. Parpadeó varias veces para volver a enfocar y vi a
un ángel sexy con tatuaje. Este chico era un peligro para mí.
—Hola, chica rara—dice con una sonrisa deslumbrante.
—¡Imbécil! —murmuró—. Nos vamos, no quiero que Alejandra se dé
cuenta.
Diego soltó un grito ahogado y se llevó una mano al corazón y apoyó
una mano en el muro e hizo un puchero.
—¡Soy tu sucio secreto! —Exclama dramáticamente. No pude evitarlo,
pero comencé a reír con ganas, que chico más dramático. Puedo ver
porque tantas chicas deliran por él.
—Puede— murmuré.
—¡Puede! —repitió él con una sonrisa traviesa—. Vamos te llevaré a un
lugar que te encantara, confía en mí.
—Sorpréndeme—digo, siguiéndolo a donde está estacionado su
todoterreno. Me miró por encima de su hombro.
—Te sorprenderé, bella.
p ,
Me abre la puerta para que me suba con una reverencia exagerada y
niego con la cabeza. Es ridículo, pero tierno a la
vez. Diego enciende rápidamente su auto y se pone de camino a quién
sabe dónde...Mire por la ventanilla y podía sentir su mirada sobre mí.
Pasamos veinte minutos antes de estacionar su auto en un
estacionamiento público.
—Llegamos, espero que te guste.
Nos bajamos del auto y Diego me ofrece su mano, pero yo niego y él
suelta risa, comienza a caminar y lo sigo hasta que se para frente a un
enorme edificio. Miró el edificio y es bastante antiguo, comenzamos a
subir las escaleras y cuando atravesamos las enormes puertas de
madera. Solté un grito ahogado y me agarro de la cintura.
—Bienvenida a la biblioteca municipal de Barcelona—me da otro beso
en la mejilla y me remuevo para separarme de él. Mire y había tantos
libros y era enorme—. ¿Te gusta? —pregunta.
Me quedé mirando un largo rato la biblioteca y caminé un poco... para
ver más un poco más y era increíble. Debe haber millones y millones de
libros, es un paraíso.
—¿Te gusta? —vuelve a preguntar Diego.
—Claro que sí, Diego, es hermoso—declaró.
—Me alegro, ven—tomó mi mano y comenzó a llevarme por diferentes
pasillos donde solo había estantes con libros y más libros, estaba
babeando literalmente. Me llevé una mano a la boca solo para
comprobar—. ¿Cuál es tu estilo favorito de género?
Nos quedamos mirando fijamente y estaba preocupada por mí misma,
estaba corriendo peligro con este chico. Es como si fuera una mezcla de
diferentes libros literarios de Nicolas Sparks y, además de carismático,
tierno, guapo también le gusta leer libros.
—¿Por qué me miras así?
—De qué libro te escapaste—suelto de repente—. ¿Eres real? No se
supone que eres un chico malo que rompe los corazones de las chicas,
no se supone que tendrías que ser tóxico, de mal humor y fiestero. En
cambio, eres tierno, simpático, carismático y te gusta leer. Es una
locura.
—Tienes una idea muy equivocada de mí. Ven, vamos a sentarnos para
hablar—Diego me guía a unos sillones y nos sentamos rodeados de
estantes de libros—. Eres la chica más bella que mis ojos han visto.
—Eso ha sonado bastante cursi, creo que leer tanto libro ya te ha
afectado—le doy un golpe en su hombro. En ese momento entró una
llamada de Alejandra—. ¡Mierda! Es Alejandra.
—Empiezo a creer que de verdad soy tu sucio secreto para tu mejor
amiga que de paso es la mía—se cruza brazos y contesto la llamada:
—¿En dónde estás? —pregunta como la mamá gallina que es. Suelto
una risa y Diego suelta bufido.
—Estoy en la biblioteca ¿por qué?
—No estás con Diego, ¿verdad? —insiste. Frunzo el ceño y él se levanta,
camina a la estantería de los libros dejando a la vista su marcada
espalda y su trasero—. Anastasia—insiste.
—No, porque estaría con él—juego con mi pelo, por suerte ella no
puede verme para ver cómo miento.
—Lo estamos buscando y nadie lo ha visto y hoy día los vi hablando
muy cerca—comenta y añade—: Mira Diego es mi mejor amigo
Anastasia, pero no me gusta ni un pelo que él se acerque a ti. Por su
reputación, es mujeriego y tú ya pásate por eso y Diego es muy parecido
a cierta persona que no mencionaré, no quiero que tú salgas de nuevo
lastimada.
Diego suelta un gruñido y su ceño se va frunciendo aún más por las
palabras de Alejandra.
—Te quiero bien lejos de él, Anastasia, lo digo en serio—me advierte.
Me quedo callada porque sé que tiene razón, pero una mujer también
puede ser amiga de un hombre y eso estábamos intentando—. Mira
conozco a Diego y desde que te conoció supe que sería un desafío para
él y, además, que lo he visto mírate demasiado. Mira, en fin, solo aléjate
de él. Nos vemos después y cenamos juntas—me corta. Me quedo
mirando el teléfono que modales tiene esta mujer a veces.
—Tendré que hablar con ella—me dice Diego con un tono molesto—.
Yo acepto que tengo mala reputación, pero, joder, Cameron igual la
tenía y, jamás se lo estoy restregando a la cara a Alejandra.
—Yo...la verdad es que no entendí nada, solo que me alejara de ti
porque ella piensa que estamos juntos en plan romántico—digo con
asco la última palabra—. Cuando solo intentamos pasar tiempo juntos
como amigos.
Diego hace la forma de un corazón con sus manos y luego lo rompe.
—Eso dolió, jamás me habían enviado a la temida zona de amistad—
susurra y desliza un libro. Lo miro y veo que es Romeo y Julieta, alzó
una ceja hacia él—. ¿Lo has leído alguna vez?
—No.
—Dale una oportunidad—saca de su bolsillo su teléfono y pone los ojos
en blanco—. Cameron—se lleva el teléfono a su oreja y suelta un
suspiro antes de hablar—. No. No, no está conmigo—se queda callado
unos segundos antes de volver a hablar—. Mira Cameron yo nunca me
he metido en tu relación y si fuera el caso de que yo estuviera con ella
es nuestro problema...Solo digo que no estoy jugando a nada—aprieta
sus labios en una fina línea—. Ella es distinta así de simple y adiós.
Nos quedamos en un silencio incómodo y él se vuelve a sentar a lado
mío.
—En estos momentos odio tener la reputación de mujeriego. Nos es
justo que Alejandra te diga eso de mí y ahora Cameron, ninguno de los
dos tiene ese derecho.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste, tengo que
disculparme por la tardanza, pero había tenido
un bloqueo con esta historia, y ademas queria tenerla un poco
avanzada y ver si iba salir y puedo decir que es
mi favorita e difrutado un montón escribirla
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤ y subiré todo los
sábados capítulos en esta historia, asi que
estar muy atentos
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy haciendo encuestas de cuando quiere
que suban capítulos y mucho mas...
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo fraces de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 5
Ya habían pasado casi dos semanas desde que había entrado en la
universidad. Mi relación con Alejandra iba también como antes de
separarme de ella y mi relación con Diego iba bien ambos nos hemos
seguido viendo a escondida de Alejandra y Cameron en plan de amigos,
ya que, aunque tenía que admitir que Diego es guapo. Sigo con mi
pensamiento de que no quiero una relación y nada con el amor. Y él
parecía respetarlo, pero ya no se juntaba con casi ninguna chica solo
Alejandra y conmigo.
—Adiós, Ricky—me despedí de mi entrenador.
Salí del gimnasio y una corriente de viento hizo que me abrazara a mí
misma, el verano se estaba quedando atrás y daba inicio al otoño. Sentí
que empezaba a caer pequeñas gotitas de agua del cielo —<<lo que me
faltaba>>—. Me digo mentalmente. Caminé más rápido, pero la lluvia
me alcanzó y aún me falta caminar mucho para llegar a mi
departamento.
Caminé más rápido, pero la lluvia parecía un aguacero y estaba
empapada. Un todoterreno negro se paró al lado mío, lo ignoré y
caminé más rápido. El todoterreno me seguía lentamente. Miré de reojo
y comencé a caminar más rápido...doble una esquina y me sigo
<<mierda, no, no puede ser él>> La puerta del conductor se abrió.
Y salió la figura de un chico vestido todo negro, retrocedí hacia atrás y
el chico me agarró del brazo, se sacó la capucha y me di cuenta de que
era Diego. ¡Mierda! Pensé que era él.
—¡Joder! —le di un empujón a Diego—. Pensé que era otra persona,
Diego, que susto me has dado, imbécil—digo enojada. Y le pegó en el
pecho <<casi me da un infarto>> Diego tomó mis muñecas y me aprieta
más contra el muro.
—Perdona, bella, iba de camino a tu departamento y te vi. Sube al
coche, por favor—Me aparta el pelo mojado de la cara y mire a todas
partes. Respiraba con dificultada, joder, odio esto—. Anastasia, ¿qué
ocurre?
—Yo...no puedo, prefiero seguir caminando—tartamudeo.
—Porque eres tan cabezota a veces, Anastasia. Joder, me vuelves loco—
él se acercó más a mí y puso su mano en mi mejilla—. Estás helada y
puedes enfermarte grave, sube por favor.
Negué con la cabeza y él se acercó más a mí
—Eres consciente que la tormenta va empeorando, mira ya se están
inundando las calles de agua—miré a la calle y era cierto—. Por favor
solo trato de ayudarte.
—No me falta tanto Diego, además, mojaré tu coche y puedo correr
rápido para llegar a mi departamento.
Soltó una risa fingida y me observo molesto. Lo estaba sacando de sus
casillas al parecer, pero necesitaba llegar a mi departamento y
comprobar que esa persona estuviera lo más lejos de mí.
—Déjame ir, Diego. —Estábamos tan cerca que nuestras narices se
podrían rozar.
—Te caerás y te lastimaras antes de que llegues a tu departamento—él
miró un momento al cielo y volvió a fijar su vista en mí—. Sube al coche,
no te lo volveré a pedir, por favor.
—No en estos momentos no necesito de tu ayuda, Diego, entiéndelo.
—No. No, no es tu respuesta, solo déjame llevarte y punto. Te lo diré
por última vez, sube al coche Anastasia.—negué con la cabeza y él soltó
un gruñido molesto—. Es tu última respuesta—asentí con mi cabeza—.
Pues entonces no me dejas más opción.
Lo que pasó en ese momento fue tan rápido y es que de un momento a
otro tocaba el suelo y ahora está en el hombro de Diego. Me sentó en su
coche y me puso el cinturón de seguridad. Corrió a la puerta del
conductor y se metió
adentro.
Me desabroché el cinturón y antes de que pudiera abrir la puerta
aceleró su todoterreno y se puso en marcha.
—Déjame bajar Diego.
Él no me miró, tenía la vista fija en la carretera. Vi que la calle de mi
departamento está inundada de agua. Diego empezó a refunfuñar y a
decir cosas en voz baja. Dobló a la izquierda y se alejó de mi
departamento.
—Déjame bajar—repetí.
Puso el seguro y volvió a fijar la visita en la carretera. Me callé, ya que
sabía que estaba concentrado. Me quité el pelo de la cara y miré por la
ventanilla y veía que cada vez estaba empeorando más la lluvia. Diego
entró en un subterráneo y estacionó su todoterreno.
—Tendrás que quedarte hoy día en mi departamento. —Dice lo más
calmado del mundo.
— ¡No, ni loca! —Exclame.
—Vamos, Anastasia, somos amigos y tu calle está inundada no se puede
entrar, ven —. Él se bajó del todoterreno. Me quedé sentada adentro.
Él me abrió la puerta y me dio su mano para bajar, pero yo la rechacé.
Diego caminó hacia el ascensor, esperamos en un silencio incomodo y
aparte un mechón de mi cara, las puerta se abrieron y ambos entramos
en el ascensor. Un escalofrío frío recorrió mi cuerpo y me abracé a mí
misma para transmitir un poco de calor. Se acercó a mí y puso su mano
en mi mejilla, me quedé quieta mirándolo.
—Estás muy helada, puedes darte un baño, te prestaré ropa y te haré
una sopa para que entres en calor.
Me quede callada...en estos momentos me gustaría estar sola. Las
puertas del ascensor se abrieron, me dejaron ver un pasillo café claro
muy lujoso con alguna mesilla de noche con lámpara y flores. Se paró
en una puerta y la abrió.
—Ohh...—Fue lo único que salió de mi boca.
El departamento Diego era enorme y su salón era todo blanco, con
también algunas mesitas de noche con lámparas.
Pasó por mi lado y se metió a su cocina. Me acerqué a los ventanales
enormes y pude observar Barcelona, era una vista increíble.
Sentí ruido atrás mío y vi que Diego estaba sacando unas ollas. Miré
más detenidamente su departamento y vi que tenía un piano en medio
y tenía dos enormes sillones, uno negro y otro blanco. Al otro lado tenía
un comedor que era una mesa excesivamente grande para una sola
persona y al lado derecho había una escalera.
Diego se acercó a mí y me pasó su polerón. Negué con la cabeza.
—Póntelo por mientras.
Solté un suspiro y lo tomé, me saqué mi polerón delgado del deporte y
me puse su polerón. Diego volvió a posar su mano en mi mejilla y me
miró fijamente.
—Ya estás mejor. Ven, te mostraré la habitación para que puedas
bañarte y cambiarte.
Subimos la escalera en completo en silencio y sus paredes eran todas
blancas. Se paró en la puerta y entramos a una habitación oscura. Solo
se escuchaba la lluvia caer.
—Espero que no estés tramando nada Don Juan —bromeo con él.
—Muy graciosa, Anastasia —puso los ojos en blanco y luego me
observó detenidamente y mire mi ropa estaba goteando —. Tendré que
secar mi suelo porque una chica rebelde no quiso subir de inmediato mi
coche y no solo mojo el asiento de mi todoterreno ahora lo hace por
todo mi departamento.
—Ups...
—Si, ups, Anastasia —negó con su cabeza y dejo mi bolso en el suelo.
Me quedé quieta porque quería causar más daño. Diego frunció el ceño
y tomó mi mano —. Puedes caminar Anastasia, no me enojo.
—Eres tan raro, Diego —solté de repente —. Sigo pensando que está
tramando algo.
—No soy como tú crees que yo soy, Anastasia, no te dejes llevar por los
comentarios de la gente—camino a la puerta y me miró un momento—.
Te traeré ropa, espera un momento aquí.
Me quedé en silencio y abrí la cortina. Era una habitación con un color
crema, tenía una enorme cama como si fuera de hotel, una cómoda y
dos pequeños sillones al lado de la ventana. Me senté en uno y esperé
que Diego volviera.
—Te traje una polera, un buzo...Y también un bóxer—se rascó el cuello
y me mordí el labio para no reírme de él, se veía tierno estando
nervioso—. Voy a dejar aquí la ropa y también te traje dos toallas...Oye
si quieres puedes lavar tu ropa.
Me levanté y saqué lo más importante de mi bolso, los guantes de
boxeo, los examiné y no estaban mojados. Diego se paró al lado mío y
miraba fijamente los guantes.
— ¿Tú haces boxeo? —Preguntó atónito.
—Sí.
Diego sonrió con emoción.
—Podríamos boxear juntos en la tarde —propuso con una sonrisa.
—¿Seguro? Es que recién estoy comenzando —le digo insegura. Diego
tomó mis guantes y se acercó a mí —. No estoy tan segura.
—Oh, tranquila, rarita, te dejaré que me ganes —se burla y tiene esa
sonrisa malvada en sus labios.
—Valeee —digo mordiendo mi labio inferior para no reírme.
—Después de comer, no te eches para atrás, Anastasia —toma un
mechón de mi pelo y lo pone detrás de la oreja —.
Seré un buen maestro. Te dejo para que te bañes.
Caminó hacia la puerta y cuando estaba girando el picaporte de la
puerta. Dije las siguientes palabras:
—Diego, muchas gracias. En serio, gracias.
Él sonrió coquetamente y salió por la puerta. Tomé las cosas y metí al
baño para darme una relajante ducha, antes de bajar a comer con Diego
y luego ir a entrenar.

******
Bajé la escalera y entré al salón en donde vi a un Diego sumido en lo
que estaba cocinado. Me acerqué a él. Dios, eso huele muy bien. Él me
miró de reojo y siguió revolviendo las verduras en la sartén.

—No sabía que supiera cocinar—digo con curiosidad.


Se dio la vuelta y me miró de arriba y abajo, su ropa me quedaba
terriblemente grande. Él sonrió y me hizo una señal para que me
acercara. Me acerqué a él con cautela aún no sabía qué estaba
tramando, ya que Diego es un chico que me da entender que él no
acepta un no como respuesta y yo solo puedo ofrecer pasar tiempo
como amigo.
—Estoy cocinando patatas con carne—hice una mueca, él no sabe que
soy vegetariana. Él me miró y me guiñó el ojo
—. La carne es para mí y para ti es con verduras.
— ¿Cómo sabes que soy vegetariana?
—Alejandra me contó, además le avisé para que no se preocupara y por
supuesto me amenazó con que, si te tocaba un solo pelo, me mataba,
Anastasia, dile algo — dice como niño pequeño.
—Yo ya le dije que solo estamos pasando tiempo como amigos, pero no
me cree seguro que ahora piensa que estamos follando —le respondo.
Diego se atora con una verdura comienza a toser y no puede evitar
soltar risa, Le pasó un vaso de agua y golpeó con fuerza su espalda.
—¡Eres una bruta! —dice cuando recupera su voz —. Créeme que, si
estuviéramos follando hasta Alejandra, escucharía tus gritos de placer,
Anastasia.
Abrí los ojos y di un paso atrás.
—Eso sonó feo, sonó mejor en mi mente.
—Tu mente pervertida —aclaró con una risa —. Si fue de mal gusto, la
verdad. Entre tú y yo no va a pasar nada, guapo, por mucho que lo
desees.
—Sabes que es malo escupir para cielo —dijo con una sonrisa traviesa
y tomando los dos platos —. No deberías decir nunca a nada por qué
después te puedes arrepentir.
—Claro, se me olvida que eres el amor de mi vida, pero como soy algo
lenta aún no me he dado cuenta, ¿verdad?
—Exacto —él se rió y me senté en la silla frente a él. Mmm...huele
delicioso. Levante la mirada y me estaba observando con una sonrisa
deslumbrante —. Pruébalo, por favor es la primera vez que cocino algo
vegetariano—me anima.
—¿En serio?
—Aja, vamos pruébalo —me anima con sonrisa.
Tomo el tenedor y lo clavó en una pata con varias verduras, me lo llevo
la boca y suelto un pequeño gemido, está delicioso. Él suelta una risa y
comienza a comer. ¡Dios está muy bueno! —digo en mi mente, cuando
me llevo otro pedazo a mi boca.

*****
Diego me dio un breve empujón para que entrara en el GYM de su
edificio. Observó que no hay nada en GYM

solamente estamos nosotros, Diego camina por un pasillo y abre una


habitación que tiene un pequeño ring de boxeo.
Cierra la puerta detrás de mí y observo como comienza a quitarse la
camiseta.
—¿Disfrutando de la vista, bella? —pregunta con una sonrisa malvada.
Mi vista recorre su marcado torso. ¡Dios!
Vuelvo a mirarlo a los ojos y él tiene una ceja alzada. Me encojo de
hombros.
—No estás mal —murmuró.
Me quito el polerón y me hago una cola alta en mi cabeza, cuando
termino Diego me está mirando fijamente de arriba y abajo. Hombre —
me digo a mí misma. Me aclaro la garganta y me mira a los ojos y se
acerca a mí.
—¿Estás lista?
Asiento con mi cabeza y meto dentro el ring de pelea al igual que Diego
quien deja unas botellas y toallas en una esquina, después se acerca a
mi comienza a explicarme las posiciones y asiento a todo lo que dice.
Comenzamos y como siempre Diego me deja que le gane, aunque yo
también finjo que no sé muchos sobre las peleas.
—Muy bien, ahora vamos a ir en serio —me dice.
Asiento con mi cabeza y él viene rápidamente a mí y esquivo su golpe y
le doy un golpe en el torso que lo hace retroceder y lanzo mi segundo
golpe que le da directo a su mejilla. Diego me mira y yo me acerco a él,
pero me saco los guantes.
—Diego, te estaba tomando el pelo, sé boxear muy bien y no quiero
hacerte daño en esa cara de niño bueno que tienes.
Tomó una botella de agua y le doy un sorbo bajo la atenta mirada de él.
Le tiró su botella y la atrapó.
—Sé defenderme muy bien, Diego.
—Chica inteligente —murmura con una sonrisa —. En serio que cada
segundo me sorprendes más, Anastasia.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y domingos
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estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo fraces de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 6
Cuando entramos en su departamento Diego propuso jugar cartas y nos
sentamos en el suelo, él se puso frente a mí y comenzó a repartir las
cartas. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y Diego se sacó el polerón y me
lo entregó, se lo agradecí porque mi pelo estaba aún muy húmedo.
—¿Tienes frío? —preguntó preocupado. Antes de que respondiera él se
levantó y empujó una pequeña estufa—. Con esto entras en calor,
Anastasia.
—Gracias, pero estoy bien.
Él prendió la estufa y la acercó aún más, pero no tanto para que nos
queme, se volvió a sentar y siguió repartiendo las cartas del uno.
Observé mis cartas y sonreí, hace años que no jugaba al uno.
Diego puso el resto de las cartas en el medio y miró sus cartas y luego a
mí, una sonrisa picarona apareció en sus labios y dejó de nuevo sus
cartas en el suelo, junto sus manos.
—¿Qué te parece si nos hacemos preguntas?
—¿Preguntas?
—Si, sobre cualquier cosa, para que no estemos en este silencio tan
deprimente—. Sonreí y asentí con mi cabeza—.
Comenzamos ¿Te gusta la universidad?
Saque una carta la mire y bote otra que la tomó Diego. Me quede
pensado su pregunta solo lleva casi tres semanas, tampoco tenía una
opinión tan a profundidad sobre la universidad hasta el momento es lo
mismo que la secundaria, pero más serio porque está en la carrera que
supuestamente amas para después entrar en el mundo laboral.
—Pues algo aburrida...Mmm los libros me engañaron, pensé que habría
muchas fiestas y orgías por montón, ya sabes vamos a follar todos y a
tomar alcohol a morir porque somos jóvenes y la vida es una sola—
Diego suelta una enorme carcajada y me uno a él, pasan varios segundo
y añado—: En cambio lo único que he tenido han sido largas noche de
trabajos y de ansiedad.
—Bienvenida a la universidad, Anastasia y veo que ya estás conociendo
a nuestra amiga la ansiedad porque ella te va a acompañar hasta el
último día de la universidad—comenta en tono burlón.
—Me alegro tener una nueva amiga—suelto un bufido que lo hace reír.
Tiro un más cuatro para Diego y él saca las cuatro cartas antes de
cambiar a color amarillo. Me quedo pensando en mi pregunta y él se
muerde el labio inferior.
—¿Qué estudias?
—Medicina, seré un guapo doctor—me muerdo el labio inferior y lo
evaluó bien y es cierto será un guapo doctor, cuando vuelvo a mirarlo, él
tiene una pequeña sonrisa burlona—. ¿Y tú?
—Marketing—contestó.
Diego tira la carta de cambiar color y escoge el azul, miro en mis cartas
y no tengo y solo me quedan dos, estiro mi mano comienzo a sacar.
—Interesante carrera—murmura.
—Es muy común la carrera, Diego, me gusta el diseño, las campañas
publicitarias así que creo que estoy en la carrera que me gusta, aunque
aún no estoy tan segura—respondo.
—¿Por qué no estás tan segura?
—Bueno, solo tengo diecinueve años, Diego. Escoger una carrera es
difícil porque aún no sabemos bien lo que queremos y a veces nuestra
familia nos presiona más para que escojamos una carrera y muchas
veces nos inscribimos en carrera que no nos gusta. Yo diría que estamos
en la etapa más difícil porque seguimos teniendo actitudes de
adolescentes, pero a la vez ya tenemos más responsabilidad como irte a
vivir sola y entre otro más.
—En eso tiene razón. Uno—dice levantando la carta y dejándola en el
suelo con las demás cartas—. Perdiste Anastasia.
Diego se acerca a mí y se sienta a mi lado. Miramos como la lluvia cae y
como algunos edificios comienzan a iluminarse porque ya está cayendo
la noche. Suelta un suspiro y lo miró de reojo.
—¿Qué opinas de los psicólogos? —pregunta con precaución.
—Son necesarios creo que la gente debería ir más al psicólogo, ya que
realmente ayuda y debería dejar decir es comentario desagradable de
que si voy al psicólogo es porque estoy loca, cuando no es así.
—¿Tú vas al psicólogo? —pregunta con curiosidad.
—Antes me ayudó mucho en esos momentos que lo veía todo negro,
sinceramente fue la mejor terapia durante dos
años y no me avergüenzo y no estoy loca—lo apunto con un dedo y él
toma mi mano—. La gente debería ir al psicólogo más seguido todo el
mundo lo necesita, pero está esa teoría tan estúpida de si vas al
psicólogo es que estás mal de tu cabeza o algo no funciona bien en ti.
—Yo también fui unos años atrás y tampoco me avergüenzo—parpadeo
varias veces y él suelta una risa—. ¿Qué?
Los hombres también van y a mí también me ayudó con mi problema,
fue sanador.
Toco su mejilla con fuerza y luego lo pellizco haciendo que Diego suelte
un gemido de dolor y me reía. No, no puedo con este chico es peligroso
para mí...es demasiado tierno, guapo e inteligente.
—Nunca se lo había contado a nadie—susurra con voz rota. Apoyo mi
cabeza en su hombro—. En serio que contigo puedo hablar de lo que
sea y siento que no me vas a juzgar.
—Jamás lo haría.
—¿Por qué no crees en el amor? —pregunta en un susurro.
—Es complicado—contestó con asco y separándome de él—. Lo único
que me ha hecho el amor ha sido daño y sentirme como una mierda, ya
me cansé de eso, prefiero la soledad—respondo, abrazando mis
rodillas.
—No deberías cerrarte al amor porque todo el mundo lo necesita, a
nadie nos gustaría pasar la vida solo eso sería algo muy triste,
Anastasia.
Me quedé callada y no quería seguir hablando. Diego soltó un suspiró y
encendió la televisión y zarpó varios canales antes de dejarla en Harry
Potter y el prisionero de Azkaban. Se paró y lo seguí con la mirada,
subió las escaleras. Miré de nuevo la película y solté una pequeña risa
cuando Harry quedo con su cara pegada en bus
—Toma—me entregó una manta y me la puso en los pies. Él dejó la
suya en el suelo y camino a la cocina, me quedé mirando la puerta y él
salió con unas galletas y dos vasos de jugo—. Quieres—me ofreció.
Asentí con mi cabeza.
—¿Has tenido novia? —preguntó de repente. Él pestañea varias veces y
niega con la cabeza—. ¿Seguro? —insistí.
Tome el vaso de jugo y él se sentó a mi lado. Se encogió de hombros y
me entregó un paquete de galleta.
—No, bella, nunca he tenido una novia.
—¿Por qué? —pregunto en un susurro.
—Bueno, no me he sentido completo con ninguna chica hasta el
momento, créeme que cuando la vea lo sabré porque también le diré un
apodo especial para mí—me mira con intensidad.
Desvié la mirada y le di una mordida a la galleta. Solté una risa cuando
pasó el gato de Hermione persiguiendo la rata de Ron, me gusta mucho
esta película y hace años que no lo veía.
—¿Te gusta Harry Potter?
—Claro—respondo sin dudarlo—. Y ¿a ti?
—Las películas me parecen buenas, pero los libros son muchos
mejores, le cambian varias cosas y también quitan cosas que son
importantes. La película es un asco a lado de los libros—dijo enojado.
—Ah, los lectores somos algo criticones cuando sacan las películas de
nuestros libros favoritos, me vas a matar, pero no he leído nunca la saga
de Harry Potter—le confieso y sacó otra galleta.
Él suelta un grito ahogado y se lleva una mano al corazón. Suelto una
risa porque eso salió muy, pero muy dramático.
Diego me mira varios segundos antes de remojar su labio inferior.
—Diferentes gustos, no me llama tanto la atención el mundo de magia,
hombres lobos o vampiros sexy en los libros.
—Es entendible—dice, mordiendo su galleta.
Giramos nuestra cabeza para seguir viendo la película y siento como él
me está mirando.
—Te gusta mirarme, ¿verdad?
—Eres preciosa—susurra con voz ronca y encogiéndose de hombros.
Él toma su teléfono y comienza a constar un mensaje. Vuelvo a mirar la
película y apoyo mi espalda en el sillón y de repente siento que me
toma una foto con flash que me deja aturdida por unos segundos.
—Es para Alejandra y para que vea que tienes ropa y que no te estoy
metiendo mano—dice molesto y volviendo a fijar su vista en teléfono—.
Es un gran grano en culo cuando quiere serlo.
Suelto una risa y asiento con mi cabeza.
y
—Me protege mucho. Ella es una de las personas por las que daría mi
vida sin pensarlo, Diego, sin ella no sé qué haría ha estado
prácticamente toda mi vida. Ella solo quiere que vuelva a ser feliz.
Tira su teléfono al sillón y se acerca más a mí, me alejo un poco y él
suelta una carcajada profunda.
—Tranquila, no romperé tu espacio personal—se remoja su labio
inferior y mis ojos captaron ese movimiento con atención—. Sí, es como
Cameron, nuestros amigos babean el uno por el otro. Cuando Cameron
comenzó a salir con Alejandra, pensé que solo sería una semana y ahora
llevan más de un año. Es raro verlo tan enamorado.
Se acercó a mí y nos quedamos mirando fijamente, él estiró su mano y
acaricio mi mejilla con cuidado y me quede quieta por unos segundos,
no sabía que estaba pasando entre nosotros se supone que estamos
pasando tiempo para intentar ser amigos y esto no es precisamente de
ser amigos.
—Será mejor que me vaya a acostar—susurro, y él baja la mano que
antes acariciaba mi mejilla.
—Eres inteligente, astuta, guapa, pero eres muy terca Anastasia—
Acerca los labios a mi oreja y yo intento echarme hacia atrás. Él, en
cambio, me agarra el brazo—. Sigues negando que entre nosotros hay
algo, tenemos química—
murmura con voz ronca.
—Creo que estás tú confundiendo las cosas, amigo, no pasa nada entre
tú y yo—murmuro no tan tranquila por la cercanía de Diego—. Tienes
que aprender a aceptar lo que es un no, Diego.
Él suelta una carcajada ruidosa y me aparto de él. Me fijo como su pelo
está más revuelto y que lo hace ver aún más guapo. Me levanto del
suelo. Yo no quiero nada con él más que una amistad y si él no lo puede
aceptar es problema de él.
—Sé aceptar un no, Anastasia, solo te estoy diciendo la verdad de lo que
pasa entre nosotros dos—afirma con absoluta convicción y un gesto de
confianza tal que me intranquiliza al instante—. Puedes negarlo todo el
tiempo que quieras y no me molestaré. Puedo ser paciente cuando
quiero.
Él estira la mano y toca un mechón de mi pelo y empieza juguetear con
él, provocando que tenga que tragar saliva.
—Te apuesto que tiene él puso acelerado y es por mí, Anastasia, así
como me tiene a mí en estos momentos—Sus labios se mueven de
manera lenta y muy sensual, tanto que sin darme cuenta abro también
yo la boca como para seguirlos—. Te gusto al igual que a mí, pero, hey te
entiendo no es fácil aceptar los sentimientos para algunas personas.
—Tiene el ego por las nubes...pensé que esto—muevo mis manos entre
nosotros dos—, era para que fuéramos amigo y nada más.
—Eso es mentira—sonríe de lado y varios mechones negro caen su
frente—. Yo quiero pasar tiempo contigo para conocerte, eres tú la que
quiere mi amistad y yo quiero algo más—se justifica con una sonrisa.
Suelto un bufido y doy una patada en el suelo como niña pequeña que
hace que la sonrisa de Diego se agrande y a mí me hace enojar aún más.
Me engaño. ¡Soy estúpida!—me digo a mí misma.
—Me engañaste. Yo quiero una amistad.
—Y yo quiero algo más contigo y nunca te engañe. Te dije que quería
pasar tiempo contigo y es lo que hemos hecho, cada uno entendiendo lo
que quiso entender—Se pasa la mano por el pelo cuidadosamente
desordenado y suelta una carcajada.
—Me vas a volver loca. ¿Cómo? ¿cómo has...? No, mejor no me lo digas.
—Hablo demasiado rápido incluso para mí misma.
—Cálmate, Anastasia—lo fulmino con la mirada y se calla.
—Aléjate de mí, joder lo digo en serio. Tú no me conoces, Diego, no sé
qué espera de mí, pero yo no soy ninguna santa y no quiero nada
contigo y menos con un mujeriego—lo golpeé en pecho.
—Joder, otra vez con eso—me doy la vuelta y empiezo a acelerar el
paso dispuesta a iniciar una carrera. Pero entonces él tira de mi codo y
me detiene.
—¡Eh! No te vayas así —dice con un puchero. Suelto un bufido y él me
guía a las escaleras—. Vamos a dormir y lo pensamos con la almohada,
yo voy a pensar si es que puedo ser tu amigo y tu señorita, vas a al
menos pensar en darme una oportunidad al menos en tus sueños,
¿verdad? —bromea con una sonrisa.
Se inclina para darme un beso en la mejilla que roza un poco con mi
labio. Su aliento calienta mi piel y una sensación de fuego parece
quemarme entera. El contacto es tan intenso y frágil al mismo tiempo...
¡Mierda! —pienso en mi mente. Pensé que me besaría. Es cierto que sus
labios me tocan y que la respiración llega a rozar con un leve cosquilleo
caliente, pero nada más. Diego está cumpliendo su promesa.
—¡Eh! Estás toda roja. Oh, oh, esto no lo hacen los amigos, bella—se
encoge de hombros—. Adiós—dice con una sonrisa de orgullo y entró
en la habitación rápidamente y le pongo seguro.
—¡Imbécil! —exclamó.

******
Me desperté de golpe, abrí los ojos y vi que estaba en el cuarto que me
había pasado Diego. Me refregué el ojo para despertarme bien. Miré la
hora en mi celular y eran las tres de la mañana. Escuché una melodía
que sonaba en el piso de abajo.

Me levanté y caminé con mucho cuidado, con cada paso que daba, podía
escuchar con más claridad las notas de un piano y de una melodía triste
y vacía. Llegué a los pies de la escalera y vi a Diego tocando el piano,
por un momento me recordé a una escena de Cincuenta sombras de
Grey.
Diego dejó de tocar, tomó un libro que había en el sillón y un vaso de
agua. Volví a subir los escalones, pero cuando iba en tercero escuché su
voz.
— ¿Qué estás haciendo?
—Venía a buscar un vaso de agua...Lo siento Diego, no quise
interrumpir tu lectura.
Se paró del sillón y camino a la cocina, me trajo un vaso de agua. Lo
miré y tenía los ojos rojos como si hubiera estado llorando.
— ¿Te encuentras bien? — Pregunté preocupada.
—Si perfectamente, vete acostar—intentó sonreír, pero no lo logró. Lo
seguí mirando y él desvió la mirada. —Vuelve a la cama—repitió.
Me di la vuelta y empecé a subir la escalera. Cuando estaba en el último
escalón. Miré de nuevo a Diego y lo vi apoyado en el piano. Caminó
donde estaba su libro y lo arrojó por la habitación y rompió el vaso.
Corrí hacia abajo y me puse enfrente de él.
—Diego, cálmate por favor ¿Qué te sucede?
—Necesito estar solo, Anastasia. No es un buen momento para mí y
necesito estar solo, por favor vete.
—¡Estás loco! No te dejaré solo..., Diego—tomé su cara entre mis manos
y su pecho subía y bajaba con rapidez—.
Mírame, Diego, no estás solo—le susurro y acaricio su mejilla.
Él frunció el ceño, pero poco a poco se va calmando.
—Eres tan bonita y tiene algo de baba—bromea y limpia la orilla de mi
labio. Suelto una risa y le aprieto sus mejillas—.
Perdona por ponerme algo bruscos hace unos segundos.
—Mmm...disculpa aceptada, ¿qué te sucede?
Se encogió de hombros y camino al sofá, me senté a su lado y apoyé mi
mano en su pierna. Él notó eso y miró fijamente donde estaba mi mano
y puso su mano encima.
—No podía dormir—se mordió el labio inferior y tomó las mantas que
estaban aún en suelo y acomodo el sofá con la vista al ventanal—.
Levántate un poco.
Me levanté y Diego apretó una cosa en el sillón que se abrió y se
transformó en un sofá-cama. Me volví a sentar y me tapé con una manta
y él me imitó...ambos mirábamos el oscuro paisaje de la ciudad.
—¿Tienes frío? —preguntó en un susurro. Negué con la cabeza y me
acerqué a él—. Te puedo abrazar— antes de que contestara él me
abrazó con fuerza y apoyó mi cabeza en su hombro—. Gracias por
acompañarme en esta noche.
—Es un placer.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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estoy avisando cuando subire capítulo y
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Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 7
Sentí que alguien me acariciaba la mejilla, me removí un poco, pero no
quería abrir los ojos aún. Escuché que alguien estaba diciendo mi
nombre. Me tapé con la almohada porque no se calla la maldita voz.
—Despierta Anastasia, el desayuno está listo—decía esa voz a la
distancia, pero cada vez se escuchaba más fuerte.
Solté un gruñido y estiré mi mano, pero esa persona tomó mi mano.
—Quiero seguir durmiendo— murmuré aún dormida e intentando
soltarme.
Alguien me quitó la almohada de mi cabeza y me la tiró en mi cabeza.
Abrí los ojos y vi a Diego sonriéndome inocentemente. Se sentó en la
cama y me observó unos segundos antes de hablar. Me refregué el ojo
para intentar despertar, un momento... Se supone que estaba
durmiendo en sofá en qué momento... Miré a Diego y me puse una
mano en mi boca para tapar el bostezo.
—Está listo el desayuno— él miró a los pies de la cama y luego a mí—.
Te traje más ropa, por si quieres irte a bañar antes de bajar o como tú
quieras.
Me refregué de nuevo el ojo para intentar despertar, tenía mucho sueño
y me costaba seguirle el ritmo de sus palabras. Asentí y me levanté de la
cama. Caminamos los dos en silencio, supongo que ninguno quería
tocar el tema de lo que pasó anoche. Llegamos al final de la escalera y
estaba limpio, no había pedazos de vidrio o del libro que voló por la
habitación.
Seguí a Diego a la mesa donde tenía todo listo. Me senté en mi silla y
tenía un pan con lechuga, tomate y una hamburguesa de soya. Diego
tomó un sorbo de café y me miraba fijamente.
—¿Tienes mucho sueño? Gracias por acompañarme y también
perdóname por mantenerte despierta y ocupada hasta tan tarde—no
puede evitarlo, pero comencé a sonrojarme y soltó una risa—. Tienes
una mente pervertida, Anastasia.
—¡¿Yo?! — Exclamó asombrada—. Eres tú él que habla en doble sentido
y tonta no soy y lo entiendo—. Me defiendo y él suelta una risa ronca.
—Fantástica y muy inteligente, pero no tonta y jamás en tu vida digas
que eres tonta por qué no lo eres. — Me dedicó una breve, pero intensa
mirada que me pone la piel de gallina.
—La lluvia no quiere parar—hago un puchero y le doy una mordida a
mi pan.
Diego da un sorbo a su café y mira al enorme ventanal donde varias
gotas de lluvia salpican con fuerza y después me observa con mucha
intensidad como si quisiera decirme algo con la mirada que yo no
entienda y es probable porque aún tengo mucho sueño.
—Me gusta la lluvia en cierta forma me trae paz y ahora tengo una
bonita compañera que es fantástica e inteligente con la que puedo
hablar.
—Tienes que parar de hacer eso... —comienzo a divagar.
—¿Por qué Anastasia? Puede ser porque en el fondo de ti sabes que yo
te gusto y que te siente a gusto conmigo. Que no soy la persona que tú
creíste en su momento.
—Diego...
—¡¿Qué?!! Yo no hago nada—dice con voz de niño regañado que me
hace sonreír. No puedo evitarlo tiene ese carisma tan... raro—. Es mi
belleza y mi carisma que te estás conquistando—se golpea la frente
dramáticamente y niega con la cabeza—. Perdona, deberás que somos
amigos—mueve las manos entre nosotros—, y eso no hacen los amigos,
aunque yo no te puedo ver como mi amiga.
—¡Diego! —exclamó entre carcajadas—. ¡Dios ayúdame! Solo somos
amigos y nada más.
—¡¿Qué dices?! —exclama él levantándose de la silla y caminando a la
cocina—. No te escucho, pero claro que podemos ser algo más que
amigo—grita con un tono de diversión y niego con la cabeza. Este chico
me va a sacar canas verdes—pienso para mi misa.
Él volvió después de unos minutos con jugo de naranja y mantuvo esa
risa burlona para mí. A Diego le gustaba burlarse de mí o sacarme de
las casillas. Di un trago a mi jugo y ya me sentía incómoda.
—Me siento acosada en estos momentos.
—Tranquila, no te voy a secuestrar y tampoco estoy loco para hacerlo.
Solo estoy mirando el ventanal que me estás tapando con tu bonita cara
así que tampoco te creas tanto, Anastasia—Sonríe con aire malvado y
me da un breve empujón para que me mueva y yo se lo devuelvo con
fuerza—. ¡Eres una bruta!
—¡Jódete!
—¡Con esa boca comes pan! —niega con la cabeza y se acerca a mí—.
Dime algo Anastasia, saco tu lado rebelde.
—¡No, soy así con mis amigos! —le contestó con sinceridad aún no me
ha visto realmente en confianza. Sonrió y él se echó para atrás—. ¿Qué
tiene que hacer una mujer para que se acueste contigo?
Diego se ahogó y comenzó a toser una y otra vez y le acerqué un vaso
de jugo y le dio un largo trago y mantuvo la mirada fijamente a mí. Me
aparté el pelo de la cara y lo miré intensamente esperando una
respuesta.
—Me tiene que gustar la chica para estar con esa chica, tampoco me
acuesto con todo lo que se mueve. Tengo varias amigas en ese sentido
¿por qué?
—Nada, solo tenía curiosidad ¿cada cuánto?
—Eso depende de mi cuerpo, Anastasia y de lo caliente que ande—
bromea con una sonrisa—. Bueno, voy a lavar la loza—comienza a
llevar los platos y también llevo mis platos. —No hace falta que lo
hagas, puedo yo.
—Orgulloso—módulo con mis labios y él niega con la cabeza—. Te
ayudo pesado—le doy un pequeño golpe en el hombro y camino a la
cocina.
*******
Unas horas después ya estaba bañada, cambiada y relajada leyendo un
maravilloso desastre. Cuando sentí las pisadas de Diego que
avanzaron a su cuarto, sentí como cerró la puerta. La luz se había
cortado casi dos horas y decidimos irnos a acostar, pero no podía
dormir.

El departamento estaba un poco oscuro, cerré la puerta con cuidado y


caminé despacio al fondo del pasillo y me quedé parada en frente de la
puerta Diego. Pensando que le iba a decir, tal vez estaba durmiendo,
pero ya no daba más con el aburrimiento.
Toqué su puerta, pero nadie respondió, lo intenté de nuevo, pero nada.
Sabía que estaba ahí adentro, no lo había escuchado bajar. Abrí un poco
la puerta y vi a Diego durmiendo profundamente.
—Diego..., se cortó la luz y... —tartamudeo.
Él se removió un poco en la cama, pero me hizo una señal para que
entrara. Su cuarto estaba oscuro y era completamente azul, tenía una
enorme cama, televisión de plasma, un escritorio donde veía libros de
la universidad y un computador. En una esquina había dos puertas.
—Perdón...No quise despertarte...Mmm mejor me voy—. Digo al ver que
seguía acostado.
Él abrió sus ojos cafés y se pasó una mano por el pelo. Lo miré y me di
cuenta de que no tenía polera y se le
marcaban todos sus abdominales. Mis ojos se fueron hacia su brazo
izquierdo donde miré sus tatuajes, no entendía por qué tenía solo un
brazo con tatuajes.
—Tranquila, qué fue lo que me dijiste—me habló con voz ronca y
refregándose el ojo.
—Se fue la luz como hace una hora y me aburro un poco—digo
incómoda. —Y ya no sé qué hacer.
Soltó un suspiro y se paró de su cama, caminó hacia su escritorio y
prendió su computador y volvió a acostarse. Me hizo una señal para que
me acercara más a él.
—Podemos ver una película en mi notebook—propuso.
É
Asentí y me acerqué más a su cama. Él me hizo un lado y puso varias
almohadas. Me acosté lo más lejos posible de él.
—Te puedes acercar un poco más, no vas a ver bien la película y no te
voy a morder al menos que quieras, Anastasia
—me provoca con una expresión de orgullo.
Inconscientemente, mis ojos se desvían hacia sus labios. Son bonitos, y
parecen tan suaves... «¿Qué estoy haciendo?
Eres estúpida Anastasia, no te dejes engañar por esa cara bonita que de
seguro algo trama. Diego se pasa una mano por la nuca y me examina el
rostro tomándose su tiempo. Sé que está mirándome la boca; después
de todo, yo he sido la primera en hacerlo.
Noto como su respiración se vuelve irregular, y también que la forma de
sus ojos se hace más rasgada y sus pupilas café adquieren un brillo
sobrecogedor. No tengo ni idea de cómo lo ha logrado, pero sé que me
tiene atrapada en ellos. Mis movimientos se hacen repentinamente
vacilantes y me cuesta pensar con claridad. Desvió la mirada y él se
aclara la garganta cortando este momento incómodo al menos para mí.
—Como quieras—se encogió de hombros y me miró— ¿Qué te gustaría
ver?
—Pues una de miedo o de acción—contestó rápidamente y él asintió
con su cabeza.
—Te parece si vemos el conjuro—propone con una pequeña sonrisa
traviesa—. Me puedes abrazar si tienes miedo.
Asentí, la verdad es que me da lo mismo. Diego dejó el computador al
medio y él se acomodó. Me concentré en la película y en nada más. El
día estaba perfecto para ver esta película. En la mitad de la película
Diego ya estaba de nuevo profundamente dormido y sonríe, se veía tan
inocente y guapo. Sigue viendo la película, pero con el transcurso de la
película, mis párpados cada vez se hicieron más pesados y me quedé
dormida.
Me desperté por la voz de Diego que habla con una persona y tecleaba
sin parar en su computador. Me senté en la cama y me retiré el pelo de
la cara. Él me miró de reojo y sonrió.
—Tengo que colgarte, no quiero hablar de nuevo contigo y no trates de
ponerte en contacto conmigo—dijo enojado y sin quitarme la vista de
encima.
Me puse un mechón detrás de la oreja y desvié la mirada a la pared.
— ¿Cómo dormiste? —Preguntó Diego. Él se paró del escritorio y
camino a la cama donde se sentó a mi lado.
—Bien, perdona. No me di cuenta de que me quede dormida...Será
mejor que vaya a la pieza y llame alguien para que venga a buscar.
La verdad es que ya no quería pasar más tiempo aquí, me sentía
incómoda y no quería seguir invadiendo su espacio.
Además, no puedo negar que hay algo entre nosotros, pero yo no quiero
eso en estos momentos de mi vida y es mejor que me vaya que me aleje
de este chico que hasta ahora me está confundiendo a unos niveles
increíbles.
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara.
—Tienes unos ojos hermosos, es un azul extraordinario—él negó con la
cabeza—. Anastasia, no hay forma de que salgas de aquí, la mayoría de
las calles están inundadas.
Solté un suspiro y me acosté de nuevo en su cama, tengo que admitir
que es una cama muy cómoda y me tape con almohada. Diego me
arrancó la almohada y tenía esa sonrisa traviesa que ya me estaba
acostumbrando.
— ¿Qué te parece si jugamos a algo? —propuesto con diversión.
Pestañeó varias veces hacia él, que lo hizo sonreír y se acostó al lado
mío. Nos observamos un segundo antes de que él volviera a hablar.
—Tranquila, Anastasia ¿Qué te parece si no hacemos preguntas para
conocernos aún más?
—No creo que sea muy buena idea.
—Y ¿Por qué no? —Él pestañeó desconcertado.
—Es mejor que mantengamos la distancia entre nosotros, te recuerdo
que tú quieres algo más y yo no así que creo que es mejor que no—
Antes de que hablara él, me interrumpió.
—Lo sé, pero también respeto tu decisión de ser amigos, Anastasia—se
justifica —. Jamás haría algo que no quieras, pero también te lo vuelvo a
repetir que, en el fondo de ti, yo te gusto y eso lo puedo notar en
muchos de tus gestos corporales—termina de decir.
—Valeee—me siento en la posición de indio y Diego me imita—. Eres
un chico que lucha por lo que quiere, ¿verdad?
—Por supuesto, Anastasia, tengo muchas metas y sueños que planeo
cumplir y muy pocas veces me doy por vencido.
—Tú comienza, a ti se te ocurrió la brillante idea—Entrecierro los ojos
con desconfianza y él se remoja el labio antes de hablar:
— ¿Cuál es tu tipo de chico? —preguntó con una sonrisa de oreja a
oreja. Lo miré y pestañeé varias veces, de todas las preguntas me tenía
que preguntar eso. —Vamos, dímelo—insiste, infundiendo a sus
palabras que me da un escalofrío por todo mi cuerpo.
—No tengo ningún tipo de chico, la verdad es que no tengo un perfil de
alguien o algo así—me explicó—. No sé, si me entiendes. Cuando
alguien me gusta simplemente pasa...soy un asco explicando—él
asiente con una sonrisa— ¿Y tú?
Sonríe de oreja a oreja.
—Claro que ya lo sé, ni siquiera tengo que pensar en un prototipo de
chica, ¿verdad? Igual cada uno elige con quien estar. Lo que molesta es
que te burles después de ellas, eso es feo—declaró con sinceridad—. Es
típico de hombre como tú: mujeriego
Diego agarró mi muñeca.
—No tan rápido, Sherlock—Me dio un repaso de arriba y abajo. Yo puse
los ojos en blanco — ¿Qué tiene de malo reciclar y divertirse al mismo
tiempo con las chicas que me buscan? —Me solté de su agarre—. Jamás
le he mentido alguna chica, ellas ya saben lo que hay antes de venir a mí
e incluso ya saben mis condiciones si quieren estar conmigo un rato.
—Vale—dije no muy convencida por su respuesta.
—Siempre he sido claro Anastasia. Escúchame un momento Ana, jamás
le he mentido a ninguna mujer, siempre he sido claro por muy cruel que
suene. Son ellas las que se encaprichan conmigo después del sexo,
cuando hace una hora antes ella entendía bien mis condiciones, son
ellas las que intentan cambiarme por cumplir alguna especie de
fantasía.
—Eres como un objeto sexual para las mujeres ¿O qué? No te molesta
tener esa fama de mujeriego, ya que como tú mismo me has dicho en
algún momento quieres tener una novia. No crees que tal vez eso afecte
un poco a tu relación.
—Yo espero que esa chica me entienda que mi pasado es mi pasado y
que ella es mi presente así de simple.
—Ya.., pero te has metido con la mitad de la universidad, ¿o no? No sé
cómo la chica cae por ti, con lo imbécil que eres—bromeo con una
sonrisa.
Él suelta una ruidosa carcajada, que hace que se doble hacia adelante.
Él sigue riendo y de repente su frente cae sobre mi hombro
sobresaltándome.
—Dime: ¿Qué te hace a ti más especial que las otras? Dímelo ¿Qué
tienes tú para que jamás en tu vida entre la categoría de muñecas
desechables? —Se burla. Me remuevo incómoda y él se separa de mí—
¿Es que acaso mis innumerables y variadísimos encantos no surten en
ti?
—Pues te lo he dicho, no eres el príncipe de mis sueños. Además, tus
innumerables y variadísimos encantos son una porquería—le rebato
con una pequeña sonrisa.
—Anastasia, Anastasias, es porque aún no uso todo mis poderes y
encanto para que caigas por mi—bromea y se lleva el puño al corazón
como si fuera una promesa—. Además, Anastasia ya te lo había dicho
antes: cuando encuentre a la chica indica, no la dejaré ir y lucharé por
ella. Soy un hombre muy decidido en ese aspecto—me observó
intensamente.
—Mejor me voy..., Diego—Me pare de la cama, camine lo más rápido a
la puerta. Cuando iba a abrir la puerta Diego me atrapó con sus dos
manos sobre mi cabeza y bloqueando el paso. Me volví hacia él.
Él me empuja contra la puerta y mi espalda se arquea para amortiguar
el golpe. Antes de que pueda decirle algo o pegarle me toma las manos
y las pone arriba de mi cabeza y con la otra mano me tapa la boca.
"Joder ahora sí que me mata"—Pienso en mi mente, empiezo a
moverme, pero él solo hace más fuerza. Su boca se hunde en mi
clavícula desnuda.
Su aliento calienta mi piel, y una sensación de fuego parece quemarme
entera. Un sentimiento que hasta entonces nunca había experimentado
adormece mis movimientos y vuelve todas mis reacciones lentas y
torpes. Diego se separa de mí y apoya su frente en mí.
Me recupero del trance, le doy un empujón y le pegó un puñetazo en su
estómago tan fuerte que hace que él se doble un poco.
—No vuelvas a intentar nada conmigo. Joder eres un maldito
mentiroso. Solo me engañaste para que fuera tu puta amiga. ¡Mierda!
que imbécil soy, pensé que lo entendías, Diego, pero no, esto era lo
siempre quisiste, ¿verdad? Eres un puto cerdo—Escuché un gemido de
dolor y cerré la puerta de un golpe, caminé rápidamente a la pieza.
Tome mi celular y marque el número de Jonathan. Guarde todas mis
cosas y baje las escaleras corriendo. Cuando llegué a la puerta, se abrió
y caminé por el pasillo y vi la escalera de emergencia. Joder son
veinticuatro pisos los que tengo que bajar, solté un suspiro y empecé a
bajar la escalera.
Cuando llegué a la recepción estaba con generador y Jonathan ya estaba
esperándome. Corrí así él y lo abracé.
—Vámonos de aquí—dijo en mi oído y aun abrazándome. Salimos y me
subí en su coche negro.
—Gracias Jonathan por venir a buscarme—le sonrió y le di un beso en
la mejilla.
—Menos mal que estaba cerca y pude salir—él prendió el motor y
arrancó su coche.
Cuando llegamos a su departamento, llegamos casi sin aire al subir por
la escalera. Él prendió la luz de su apartamento y me senté con él en el
sillón. Jonathan me miró de arriba y abajo. Me arremangué las mangas
del polerón de Diego, ya que traía su ropa aún puesta.
—Dime algo, Anastasia: ¿De quién es esa ropa que está usando? —
bromea.
Negué con la cabeza, no quería hablar.
—De nadie.
—Vale. Si quieres puedes acostarte en mi cama, yo aún tengo que hacer
trabajo para el lunes.
Me levanté y le di un beso en la mejilla y entré en su cuarto. Me acosté y
cerré los ojos, mi mano se fue en la parte en que Diego había puesto su
boca. Nunca había sentido esa sensación con nadie antes en mi vida.
Pero tampoco se me olvida que Diego me traiciono yo lo considera un
amigo y me engaño..., pero que estúpida soy. En ese momento la puerta
se abrió y entró Jonathan que se acostó a mi lado.
—Me traicionaron, Jonathan, sigo siendo una estúpida e ingenua—le
confieso con voz rota.
—Shhh, mi Anastasia, no eres tonta lo que pasa que tu corazón es muy
bueno ¿quién te engañó?
Mire el techo de la habitación de Jonathan y me limpie una lágrima
solitaria. Él me abrazó con fuerza y acarició mi pelo.
—Una persona que pensé que quería mi amistad, pero fue una mentira
lo único que quería era que me acostara con él, no respetó mi decisión y
me duele porque yo sí lo estaba considerando un amigo—le confieso
con dolor. Odio a Diego en estos momentos y no pienso hablar con él de
nuevo.
—Es un imbécil—susurró Jonathan—. Vamos a dormir pequeña ya
verás como mañana será un mejor día—asiento con mi cabeza.
Apoyo mi cabeza en su pecho y cierro los ojos con fuerza para intentar
dormir y dejar de pensar en Diego en la forma de cómo me engaño
sabía que en fondo tramaba algo, pero pensé que realmente él iba a
respetar mi decisión, pero me equivoque horrible y duele, joder, duele
como la persona te muestran una cara y en fondo tiene otras
intenciones que tú desconoces.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y domingos
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
g
Aqui les dejo frases s de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 8
El fin de semana la pasé en el departamento de mi mejor amigo
Jonathan. Ahora estoy ordenando las cosas para la pelea que tengo esta
noche. Alejandra aún no ha llegado y espero que se demore en llegar. A
Diego lo vi como siempre con diferentes chicas y aunque intentó varias
veces hablar conmigo yo lo evadía o me alejaba de él.
Cerré mi bolso y lo dejé afuera de mi puerta. Me hice una cola y me
puse un poco de brillo labial, miré la hora en mi teléfono y ya está todo
listo para la pelea de esta noche. Justo cuando iba saliendo de mi
departamento, me topé con Alejandra y su grupo de amigos y también
Diego que estaba tonteando con Bárbara.
— ¿A dónde vas Anastasia? —Preguntó curiosidad—. Son las nueve de
la noche y mañana tenemos clase.
—Ale, voy a una pelea, deséame suerte. Ya me voy—intenté pasar, pero
ella me bloqueó el paso. En ese momento vi las siluetas de dos personas
que eran de Dylan y Javier.
— ¿Estás lista Anastasia? —Preguntó Dylan.
Javier tomó mi bolso y Alejandra me abrazó con fuerza y me dio un
beso en la mejilla de la suerte. Pase por su lado y le lance un beso antes
de cerrar la puerta. Nos metimos rápidamente en el ascensor y pude
soltar el aire que me estaba aguantándome ¡Por fin! Vuelvo a pelear.
— ¿Cómo estás campeona hoy? —dijo Dylan.
—Lista para ganar.
—Esa es mi chica, vas a triunfar como siempre—dijo Javier dándome
ánimo.
Salimos del edificio y nos metimos en el auto Dylan. Arrancó el motor y
se puso en marcha. Llegamos a un edificio abandonado en donde
entramos por la puerta trasera y los gemelos me guiaron a una
habitación que sería algo así como mi camerino. Dejé mi bolso y me
senté en la silla que había.
—Solo falta unos minutos, antes de que comience la pelea, hay mucha
gente apostando por ti—dijo Javier.
En ese preciso momento entró Luis, el chico que se encargaba de las
peleas, las apuestas y las organizaciones.
—Está aquí, hermosa, todo el mundo apuesta por ti—él sonrió y se
acercó a mí—. Sé que no debería decir esto, pero si ganas te llevarás
una gran pasta. La pelea va a empezar en dos minutos, es mejor que
salgas ya y te quedes en una esquina.
Salimos de la habitación y me quedé en una esquina con los gemelos,
viendo como las mujeres y los hombres chocaban para tratar de ver
bien en círculo, Luis hizo las presentaciones de la otra chica y todos se
volvieron locos.
Luis me presentó a mí y gritaron más fuerte.
La gente me abrió paso mientras me dirigía al círculo y se cerraron
detrás de mí como un muro de personas. Cristina se puso frente a mí y
sonrió con arrogancia. Me acerqué un poco más a ella, retrocedió.
Sonríe con malicia hacia ella.
Muy por lo general, no me lo tomo muy en serio, solo es un deporte que
me apasiona y que disfruto y que claro me hace ganar dinero que me
ayuda mucho.
Luis hizo sonar la sirena y Cristina hizo su primera jugada que la
esquive con facilidad, ella volvió a intentarlo y esquive con rapidez. Me
cansé ya de esta mierda. Doble el codo y lance mi primer puño contra la
nariz de Cristina, un golpe rápido y preciso que hizo que retrocediera
varios pasos. Lance mi segundo golpe directo a la mejilla. Cristina
despertó de su trance y me pegó un pequeño golpe en la comisura del
labio. Me equilibré y esquivé el siguiente golpe.
Golpe a Cristina una y otra vez y esquivé unos cuantos golpes suyos.
Cristina cogió impulso y volvió a por mí, pero ya no tenía tanta fuerza,
empezó a lanzar puñetazos que no llegaban a ningún lado. Lo esquiva
con gran facilidad, ya que yo era mucho más rápida que ella. Mi
paciencia se acabó y atraje a Cristina que seguía lanzando puños al
centro del salón abandonado y se pegó con un pilar. Sus ojos mostraron
sorpresa antes de que se doblaran, ese fue mi momento. Ataque de
inmediato lanzando varios golpes. Un ruido sordo indicó que Cristina
estaba en el suelo y que se
rendía. Hubo un silencio corto y luego la sala estalló. Luis arrojó la
bandera blanca.
Me agaché donde estaba Cristina y le ayudé a ponerse de pie.
—Gran pelea — me dijo susurrando.
—Lo siento, no me quería pasar tanto—sus amigos vinieron por ella y
le ayudaron. Unos segundos después estaba ya rodeada de gente que
me felicitaba. Me quedé un rato escuchando las felicitaciones de la
gente y luego me abrí paso para llegar a donde estaba Jonathan, Dylan y
Javier.
—Has estado increíble—dijeron los tres juntos.
Luis apareció y puso en mi mano el dinero. Caminé tranquilamente
dónde están mis cosas. Cerré la puerta y saqué de mi bolso una botella
de agua.
—Eres increíble—me dijo Jonathan.
—Gracias, estúpido—saqué un espejo y vi que tenía un pequeño
moretón cerca del labio. Miré mis nudillos y estaba un poco raspado y
rojo—. Será mejor que nos vayamos.
—Yo te llevo—dijo Jonathan. Salimos por la misma puerta y nos
despedimos de los gemelos.
Durante el camino estuve pensando en volver a ir a psicólogo aún no
sabía si volver a retomar a pesar de que las pesadillas se habían ido,
pero muchas veces no sabía qué hacer con mi vida y sentía que no tenía
rumbo. Mire de reojo a Jonathan quien iba concentrado en conducción.
Suelto un suspiro y apoyó mi cabeza en la ventanilla.
—Gracias, guapo, nos vemos mañana—me despedí de Jonathan.
—Cuídate mucho, Anastasia—sonreí y asentí con mi cabeza antes de
cerrar la puerta del coche.
Abro la puerta de mi departamento y me encuentro Alejandra con su
grupo de amigos haciendo un trabajo. Alejandra levantó la vista de su
computador y me acerqué a ella.
— ¿Cómo te fue? ¿Ganaste tú? —Me preguntó sin dejar de teclear sus
dedos en la computadora.
—Dudas de mí, Ale—hice una mueca y le pegué un codazo—. Yo
siempre gano—digo con orgullo.
Caminé a la cocina y saqué un hielo, lo envolví con un paño y me la puse
en mis nudillos. Me acerqué a Alejandra y me senté a su lado. Ella puso
su mano en mi barbilla y me examinó con cuidado.
—Tienes un corte en el labio y un pequeño moretón cerca del labio—
dijo preocupada como mamá gallina. Solté una risa.
—Creo que he estado peor—Ella se rió y me golpeó el brazo—. Nunca
vas a cambiar en ser mamá gallina, ¿Verdad?
—Pues alguien tiene que ponerte límites jovencita—tomé sus apuntes y
vi que estaba haciendo el trabajo a última hora—. ¿Ya lo terminaste?
Asentí, miré a sus amigos y estaban todos concentrados haciendo su
trabajo menos Diego que me miraba fijamente.
Desvié la mirada, no quería ni verlo en estos momentos.
—Me voy a acostar—le susurré a la rubia. Ella asintió con su cabeza y
me dio un beso en la mejilla.
Tomé mi bolso de suelo y entré en mi cuarto. Tire de la goma y mi pelo
se esparció por mi espalda. Le di una patada a mi bolso y quedó en una
esquina. Camine a mi armario y saque toallas, ropa interior y mi pijama,
entre en baño para darme una relajante ducha.
Cuando estaba lista para acostarme, alguien tocó mi puerta. Me acerqué
a la puerta y la abrí. La persona que tenía delante me sonreía
traviesamente. Miré de reojo al salón y ya no estaba Alejandra y sus
amigos, todos se fueron
excepto Diego.
—Puedo pasar— tomé con más fuerza la puerta—. Quiero pedirte
perdón por lo que pasó el viernes pasado, por favor, Anastasia—. Solté
un suspiro enorme.
Me moví a un lado y él entró. Cerré la puerta, cuando me volví Diego
estaba tan cerca de mi espacio personal. Estiró su mano y pasó su dedo
por mi labio inferior.
—Eres preciosa—fruncí el ceño, antes sus palabras—. Perdóname,
Anastasia, no debí hacer eso. Estuvo muy mal de mi parte y joder,
arruine tu confianza, sé que no merezco tu perdón, pero por favor dame
otra oportunidad de ser tu amigo.
—No—me crucé de brazo—. Lo que hiciste estuvo mal. Que parte de no,
no entiendes en tu puta cabeza.
—Joder, lo siento Anastasia, en serio que no quise hacerte sentir
incómoda con lo que hice y fui un gilipollas, crees que no lo sé. He
estado llamándote, escribiéndote he intentado acércame a ti para
pedirte perdón, pero tú te alejas de mí. Mira Anastasia, no hace falta
que me digas que soy un gilipollas, un imbécil y muchas cosas más
porque lo soy, pero tú me gustas—terminó de hablar con un puchero.
—Pero tú a mí no, Diego. No puedes forzar a alguien a tener
sentimientos. Jodiste todo entre nosotros. Además, que tú eres un chico
desechable—concluí, usando sus mismas palabras al referirse a las
mujeres.
Él dio un paso atrás y desvió la mirada.
—¿Sabes algo? Tal vez, podría haber surgido algo entre nosotros con el
tiempo, pero no pudiste controlar tus instintos cavernícolas, ¿verdad?
—Por favor, Anastasia, dame una última oportunidad de ser tu amigo—
me suplico y se acercó a mí—. Te prometo que no intentaré nada ahora
en adelante.
Solté un suspiro enorme y lo miré fijamente. Tenía sentimiento
encontrado, ya que no sabía qué hacer podía perdonarlo, pero esa
espinita siempre estará ahí y ahora en adelante siempre estaré atenta a
sus movimientos y estaba la otra opción no perdonarlo y alejarme de él
para siempre. Él se mordió el labio inferior y se pasó una mano por su
pelo.
—Tengo que pensarlo, ya rompiste mi confianza una vez y ahora no
confío en ti—le explico y me siento en mi cama.
Él se acerca a mí y se sienta a mi lado, se gira para mirarme y alzó una
ceja. Sus ojos brillan tenuemente con diversión y toma mi mano con
cuidado, provocando que un escalofrío haga mi piel mucho más
sensible al tacto de su mano. Ambos nos quedamos callados, hay algo
entre nosotros, pero lo negaré por ahora.
—Lo sientes verdad Anastasia, ahí está cada vez que te toco, lo siento
en todo mi cuerpo—apoyó mi espalda en la pared y lo miro, varios
mechones rebeldes caen en su frente—. Me estoy volviendo loco. Joder,
no sé qué está sucediendo conmigo y ya estoy delirando—suelto una
risa y me fulmina con la mirada—. No te rías, eres tú la causante de que
me comporte tan raro e incluso doy algo de miedo.
—Es que si das algo—digo con sinceridad—. La verdad estás actuando
de una manera rara que no sé si es normal en ti—confieso.
—No, normalmente soy tranquilo y no persigo a las chicas...Mmm
perdona por asustarte y por lo de que paso en mi departamento—dice
p p yp q p p
con un puchero y sacando su labio inferior.
— ¿Estás borracho? —pregunté de broma.
—No, solo tomé dos cervezas—contesta, jugando con un mechón de mi
pelo—. Por cierto, hoy me quedaré a dormir aquí en tu cuarto—dice
tranquilamente y frunzo el ceño.
—¡¿Cómo?!
—Si, me quedo aquí. Puedo dormir en tu cama o en piso, pero no quiero
dormir en living y escuchar los gemidos de Cameron y Alejandra. Te
cuento un secreto—susurró la última parte y sus ojos tienen un brillo
travieso—. Alejandra es muy ruidosa.
Suelto una carcajada y asiento con mi cabeza porque ya la había
escuchado y bueno al parecer Cameron tiene aguante porque
estuvieron como dos horas follando. Diego se sentó a mi lado y puso un
dedo en su boca. Nos quedamos en silencio y de repente se escuchó un
gemido.
—¡Dios! —me tapo la boca con la mano para no reír y él me guiña el ojo.
—Ya han empezado en cualquier momento será una fiesta de gemidos
—sonríe con aire malvado y apoya la cabeza en la muralla.
—¡Mierda! —exclamó, cuando escucho otro gemido de Alejandra. ¡Qué
vergüenza! Miro a mi acompañante que no parece del todo incómodo
—. Voy a sacar el colchón.
Me paré de mi cama y me agaché y saqué el otro colchón que tenía del
otro departamento y lo dejé a un lado. Me dirigí al closet y saqué unas
tapas y una almohada. La dejé en colchón y Diego se acercó a mí.
—Déjame a mí—susurra con voz ronca.
—Adelante.
Me acosté en mi cama y observé como Diego arma su improvisada cama
y luego se quita la polera y luego el pantalón. Él alzó una ceja al ver que
lo estaba viendo y yo igual alzó una ceja.
—Disfrutando de la vista.
—No, tengo baño—apunto con mi dedo la puerta y se encoge de
hombros y se acuesta. Es lógico que se sienta cómodo con su cuerpo
porque está realmente bueno.
Apago mi lámpara y me quedo mirando el techo, al final lo perdono o
no...bueno por ahora lo seguiré pensando y por lo menos reconoce su
error y ese un paso por lo menos, se nota a lo lejos que Diego no es
mucho de pedir perdón porque su orgullo lo consume.
— ¿En dónde estabas Anastasia? —Apoyé mi codo en la cama y lo miré.
Él estaba sentado— ¿Quién te pegó?
—No es de tu incumbencia, muchachote—sonreí con diversión—. Aún
no te perdono, guapo.
Él arquea una ceja, pero se recupera con rapidez y adopta una
arrogante pose de regocijo, mientras se relame el labio inferior con un
brillo de deleite en sus penetrantes ojos.
—Rencorosa—me susurra con una sonrisa divertida—. En fondo de ti
me amas y sabes que soy el amor de tu vida.
—Adiós, amor de mi vida—me burlo y me acuesto tapando hasta arriba
con el cubrecama.
Miro el techo por unos largos minutos que se me hacen eternos en estos
momentos. Cierro los ojos e intento contar números.
—Ojalá no fuera tan preciosa y a la vez tan jodidamente cabezota—.
Susurra Diego y toca mi mano con cuidado unos segundos y después
me suelta. Aprieto los labios y no digo nada porque no tiene sentido,
además que estoy cansada fue un largo día.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
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buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y domingos
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últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo fraces de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 9
Baje del auto y él tomó mi mano comenzamos a caminar a una bodega
abandonada donde se hacían las peleas ilegales. Fruncí el ceño y me
detuve un segundo para mirarlo. Él me sonrió de lado.
—¿Por qué estamos aquí? —pregunte con curiosidad.
Él soltó mi mano y se las metió dentro del bolsillo, di un paso atrás
porque no era normal que él estuviera tan callado conmigo y algo me olía
mal, pensé que sería una sorpresa..., pero ahora no estoy tan segura.
—Solo será un momento tengo algo que arreglar para mi próxima pelea
—me ofreció su mano y dude un segundo antes de entrelazar mis dedos
con los suyo.
Entramos en la bodega y recorrimos el oscuro pasillo hasta que entramos
en una sala donde vi siete siluetas sentadas.
Él apretó mi mano con fuerza y solté un gemido de dolor, me solté de su
agarre, pero una mano me azoto contra la pared y después sentí otras
manos recorriendo mi cuerpo...
Abrí los ojos y me toque el cuello aún podía sentir sus asquerosas
manos en mi cuerpo e intente tranquilizar mi respiración....no, no esas
pesadillas se habían ido. Suelto un gemido y me abrazó con fuerza,
escondo mi cara en mis piernas. Odio esto, lo odio.
Sentí como alguien dio un salto y miré abajo y vi como Diego se
removía una y otra vez entre las frazadas hasta que dio un gran salto y
se sentó en la cama. Me limpié las lágrimas e intento borrar esos
pensamientos horribles de mi mente.
—¿Estás bien? —pregunté preocupada y él me miró de reojo, pasó una
mano por su mejilla y supe que estaba llorando. Diego tuvo una
pesadilla donde lloraba en sueño e incluso al despertar seguía afectado.
—Si, perdón por despertarte—me susurro con la voz ronca y mirando
la pared.
Puse los ojos en blanco. Me levanté de mi cama y me senté en su
colchón, tomé su barbilla y tenía los ojos rojos.
—¿Cada cuanto tiene pesadilla? —pregunté con curiosidad y él desvió
la mirada.
No contestó mi pregunta simplemente se tapó con el cubrecama y dio
una palmada a lado suyo y me tragué todo mis miedos, me acosté a su
lado. Me quedé mirando el techo, esperando que dijera algo:
—Perdón por despertarte Anastasia, no fue mi intención hacerlo—me
susurro—, me puedes dar un abrazo, por favor.
— ¿Diego estás bien? —volví a preguntar.
Él negó con la cabeza. Me acerqué a él y tomó mi barbilla con cuidado
de seguro yo también tenía los ojos rojos, pero hace más de 3 meses
que no tenía una pesadilla...es cierto que la terapia ayuda mucho, pero a
veces simplemente es inevitable tener estos recuerdos.
—¿Quieres que hablemos? —Le digo calmadamente. Él se niega con la
cabeza y se vuelve a acostar, yo lo imito y me acerco más a él. —Todo
estará bien—le aseguró.
Lo miré, pero tenía la mirada oscura y perdida, puse mi mano en su
mejilla y se tensó al sentir mi contacto, se removió un poco. Empecé a
acariciar su mejilla y él se acercó más a mí y me pasó un brazo por
debajo de la cintura y me atrajo a su pecho. <<Mierda>> No me gusta
que toquen es algo con lo que aun trabajo en mí.
—Diego...—Empecé a decir incómoda. No puede evitar ponerme tensa
al sentir sus manos en mi cintura, sé que no lo hace con mala intención
o eso espero. Respiro profundamente para intentar calmarme.
—Por favor, Anastasia, solo por esta noche...Déjame tenerte entre mis
brazos, solo por esta noche, prometo que no haré nada—me suplico.
Lo miré y tenía los ojos cerrados. Puede fijarse en que le está creciendo
un poco la barba y que tenía las pestañas muy largas, mi dedo empezó a
recorrer toda su cara fijándome en cada detalle de su perfecto rostro.
—Nadie nunca me había tocado solo tú...—Soltó de repente. Me quedé
mirándolo y estaba pensativo—. No recuerdo nunca que alguien lo
hubiera hecho.
Me miró y bajó la vista a mis labios. Él levantó un poco más la cabeza.
—Gracias, bella—su aliento chocó con mi piel desnuda de mi cuello.
Tragué duro y bajé también la vista de sus carnosos labios, se veían tan
suaves. <<Mierda>> —de donde estaba saliendo esos pensamientos—.
Volvamos a dormir, por favor—dice con la voz rota.
Asentí y apoyé mi cabeza en su hombro y me abrazó muy fuerte, me
quedé unos minutos escuchando el latido de su corazón antes de que
me quedara profundamente dormida.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo extra, espero que le guste, muchas
gracias por su enorme apoyo en esta
historia
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
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Capítulo 10
Me desperté antes que Diego y me solté con cuidado de su abrazo. Lo
mire por el rabillo de mi ojo y solté un suspiro, me pase la mano por la
cara y por el cuello ¡Dios aún puedo sentir esa mano sobre mí! Me
levante y mire como Diego abrazaba una almohada, la imagen era
tierna, negué con la cabeza y tome mi ropa y mis toallas para darme
una ducha lo necesitaba, necesitaba borrar de alguna forma esas
caricias asquerosas por mi cuerpo, me hacían sentir asquerosa y sucia
aun cuando yo no hice nada.
y
Una vez lista y maquillada un poco tapando mis ojeras, salí de la
habitación donde ya no estaba Diego y las cosas estaban ordenadas e
incluso mi cama. Solté un suspiro enorme, no quería ir a clase, pero
tenía que realizar un examen hoy. Abrí la puerta y me topé con Diego
quien tenía una sonrisa traviesa.
—¡Por fin! Pensé que te habías desmayado en el baño o algo así—
comenta.
—¡Exagerado! —le doy golpe con mi hombro cuando paso por su lado
Él roza sus dedos con los míos fue una caria tan breve y rápida que
incluso creo que lo imagine.
Entró en la cocina y sacó un yogurt con avena y me tomo las vitaminas
del suplemento de carne. Alzó una ceja al ver que Diego me mira con
curiosidad y mete sus manos dentro del bolsillo meciéndose con sus
pies, un claro gesto de que me apure, pero él no me lo dice.
—¿Alejandra y Cameron?
—Se fueron antes—dice aburrido por el tema y se acerca a mí—, nos
vamos, tenemos que ir en metro, ayer me trajo Bárbara en su auto.
Paso por su lado y le pegó un empujón es un gran dolor para mi culo, él
suelta una pequeña sonrisa y cuando me giro al mirarlo él esboza un
gesto picarón ladeando la boca.
—¿Estás celosa, bella? —pregunta burlón y remojando su labio inferior.
—No—digo rápidamente que hace que su estúpida sonrisa se
agrandara más—. Vamos, Diego.
Camino a la puerta, pero no siento sus pasos detrás de mí, lo observó
por el rabillo de mi ojo y veo que me está mirando, pero su mirada está
más abajo <<será cerdo>>.
—¡Oye! ¿Acabas de mirarme el culo? — pregunto atónita.
Diego suelta una risa y levanta las manos.
—No —contesta demasiado tarde.
—¡Oh, claro que lo has hecho, acabo de verte hacerlo, Diego! —le acusó,
aún asombrada de que lo haya negado con total naturalidad. Abro la
puerta e inclino mi cabeza para que pase el primero—. Pasa adelante,
guapote.
Diego pasó por mi lado riendo y lo empujo para que se apure porque ya
vamos tarde y tengo que tomar el metro.
Presiono el botón del ascensor y él saca un libro que comienza a
hojearlo.
—¿Te gusta mírame? —pregunta con tono presuntuoso y le doy un
golpe a la tapa del libro ¡Imbécil, engreído! —lo insulto en mi mente—.
¡Hey, cuidado! —me advierte y pongo los ojos en blanco.
Una vez en la calle, caminamos varias cuadras y saco mi tarjeta del
metro y bajamos las escaleras donde chocó con varias personas que
pasaban corriendo. Diego suelta un gruñido y me tomó de la cintura y
me pone de lado de la barandilla.
Diego me suelta un momento para sacar su tarjeta de uno de los
bolsillos de sus vaqueros. Al fijarme más detenidamente en él, noto que
el pulso le tiembla un poco. Me remojo el labio porque hace mucha
calor y la chaqueta no me ayuda.
—Espérame un poco aquí tengo que recargar la tarjeta
Lo veo como camina a las máquinas y veo como varias chicas lo miran
con absoluto descaro, no las culpo Diego es guapo e incluso algo tierno,
no diré nada sobre su pésimo humor.
—¿Estás listo? —pregunto. Cuando llega a mi lado y se saca su chaqueta
de cuero y deja a la vista su camisa negra de manga larga.
—Sí, vamos bella —contesta, y luego pasa al otro lado de los
torniquetes para tomar el camino de la línea de metro que conduce
hacia a la universidad.
Alguien canturrea una canción de los Beatles siguiendo la melodía de
una guitarra que algún artista callejero toca en otro lado, más adelante
y no puedo evitar sonreír y tararear la canción.
Diego me mira de reojo.
—¿Te gustan los Beatles?—Asiento con mi cabeza y me quitó también
la chaqueta. Me abanico con la mano hace mucho calor.
De pronto, una señora pasa a toda velocidad junto a mí y me empuja
hacia un lado. Diego acude en mi ayuda de inmediato, atrayéndome
hacia su pecho. <<¡Joder con la gente apurada en puto metro!>>
—Maldita sea —murmura molesto—. ¿Estás bien?
Exhalo el aire con lentitud.
—Sí —contestó algo turbada.
—Entonces démonos prisa. Acaba de llegar nuestro metro —me
advierte.
Diego me vuelve a coger de la mano y juntos iniciamos una loca y
precipitada carrera por las escaleras mecánicas.
Con una última zancada entramos en el vagón del metro, justo a tiempo.
Medio segundo después, las puertas se cierran a nuestras espaldas y
tanto Diego como yo soltamos un suspiro de alivio.
Nos alejamos un poco de la puerta y me dejo guiar por Diego hasta que
quedamos en un espacio algo desocupado.
No obstante, la tranquilidad dura muy poco porque en la siguiente
parada un montón de gente se apelotona hacia el interior
empujándonos ambos. En unos segundos el aire parece viciarse con
una mezcla de olores muy intensos a sudor, comida y entre otras cosas
más que no quiero saber. Me mareo un poco e intento distraerme
mirando a Diego.
Está firmemente agarrado a una de las barras del techo. De pronto, el
metro da un bandazo y pierdo el equilibrio, pero Diego me rodea con un
brazo y evita a tiempo que me caiga. Instintivamente, levantó las manos
contra su pecho. Noto que él inclina la cabeza y oigo su respiración. De
alguna manera, siento que está oliendo mi pelo, convirtiendo ese gesto
en algo íntimo y caliente.
—¡Odio el metro! —Exclama en un gruñido.
—Gracias por no dejarme caer—le susurro y me alejo un poco porque
siento mis mejillas rojas debido a la gente y tal vez a Diego.
—Jamás te dejaría caer—me susurra con voz ronca y de alguna forma
sé que es una promesa que aun no entiendo bien. Jamás entenderé a los
hombres y su idioma.
Cierro los párpados durante un segundo dispuesta a disfrutar del
momento, pero resulta difícil: en cada nueva parada entran más
pasajeros y apenas queda sitio para poder moverse. Diego y yo vamos
acercándonos más y más el uno al
otro, hasta que empiezo a notar algo duro en sus pantalones que me
deja paralizada de sorpresa.
Diego suelta un gruñido casi desesperado que logra sofocar a duras
penas hundiendo su boca en mi coronilla.
—¿Estás bien? —pregunto, siento que Diego está algo excitado—.
Amigo se te olvido hacerte la paja de la mañana ¿o qué? —bromeo e
intenté separarme, pero chocó con la espalda de un señor.
Las puertas se vuelven abrir y más gente entra y señor se echa más
para atrás haciendo que me tenga que pegar mucho más a Diego tanto
que ya no queda centímetros que nos separa.
—Soy humano Anastasia, y tenerte tan cerca... y más la erección
matutina, no me está ayudando nada.
—Pervertido—bromeo
Él suelta una pequeña carcajada donde apoya su cabeza contra la mía
mientras acaricia mi pelo con sus labios que hace que se me corte la
reparación, aunque lo niegue en el fondo de mi sé que entre Diego y yo
hay química. Apoyo mi cabeza en su pecho e intento tranquilizarme,
pero ahora siento que soy yo la que tiene serios problemas. Tiro con
mayor fuerza de la camiseta de Diego, cuando el vagón vuelve hacer
una parada brusca y mis manos se cuelan dentro de su polera sin
querer.
—Para —murmura muy alterado.
Trago saliva.
—¡Eh! No lo estoy haciendo adrede —me justifico nerviosa y vuelvo
agarrar su polera con fuerza cuando frena de nuevo.
El balanceo constante aún empeora más la situación. Diego se inclina a
la altura de mi frente y sonríe haciéndome cosquillas que estimulan
cada pequeño rincón de mi cuerpo, que ya de por sí está bastante
alterado. «Se ha dado cuenta», me digo abochornada. Otro balanceo
vuelve a aplastarme contra su pecho. No voy a poder aguantar
más...creo que me dará una crisis <<joder, pero de donde sale tanta
gente>>. De pronto, me pongo rígida.
—No te frotes —masculló crispada.
—¡Eh! Que es maldito metro...si fuera yo ya estaría sin ropa, nena—
contesta Diego en un susurro ronco solo audible para mí, mientras me
dedica una sonrisa perversamente contagiosa que me hace reír.
—¡Imbécil! —Exclamó con los nervios a punto de explotar.
Al mirar alrededor, descubro que hay un par de chicas sentadas que no
paran de observarnos. Escucho que están diciendo lo guapo que es y
por suerte, están demasiado distraídas admirando el cuerpo de Diego
como para fijarse en mí. Al ver la expresión divertida de Diego me doy
cuenta de que él también las ha oído. «¡Maldito engreído!» —pienso.
Me mira con una mirada diversidad y se remoja el labio inferior como
diciéndome <<¡Mira lo que estás perdiendo, Anastasia!>>
—¡No estés celosa, Anastasia! Te quiero a ti —suelta en voz baja.
—Disculpa—dicen una voz y toca el brazo de Diego—¿Podríamos
intercambiar los números de teléfono? —pregunta con más ímpetu del
necesario.
Diego la mira muy despacio y le da un repaso con diversión perversa.
¡Engreído! —Exclamó en mi mente y pongo los ojos en blanco. La miro
y tiene cabello hasta los hombros de color pelirroja y los ojos café, de
tonalidad blanca, es bonita la chica. Me separo un poco de él, necesito
mi espacio personal.
—¿Por qué no? —contesta con una sonrisa traviesa.
—¿En serio? ¡Genial! —responde la chica efusivamente.
En ese momento el vagón vuelve a frenar y pierdo el equilibro e intentó
afirmarme de una barra, pero Diego es más rápido y me vuelve abrazar
con cuidado. Nos miramos un segundo y desvió la mirada a la chica,
quien nos miraba con curiosidad.
—¿Es tu novia? —pregunta nerviosa y Diego me sujeta con más fuerza.
Suelto un bufido y él se ríe.
—No, no es mi novio—aclaro con rapidez y me suelto su agarre con
cuidado.
—Estamos en proceso—dice Diego examinado con un gesto arrogante
que le curva la boca—. Ella quiere que seamos amigos y yo quiero algo
más con ella, ¿haríamos bonita pareja? —le pregunta a la chica.
La chica se aclara la garganta y asiente.
—Me tengo que ir—dice la chica avergonzada por el momento y le pegó
un puñetazo de broma a Diego.
—Deja de hacer eso—le reclamó molesta.
—Bruta—me saca la lengua como niño travieso y se agacha para estar a
mi altura—. Eres terca a morir—me da un pequeño toque en la sien—,
pero tengo todo el tiempo para abrir tus ojos.
—¡Estás delirando ya! —él sonríe de forma arrogante y que me dan
ganas de pegarle un puñetazo, pero me contengo
—La próxima es la parada —le informo para cambiar de tema.
Ambos nos acercamos a las puertas y siento como toma mi mano con
fuerza y niego con la cabeza al sentir ese escalofrío en mi cuerpo.
Entramos en el salón y Diego se sentó junto a una chica y yo me senté
en el fondo solo habíamos llegado atrasado unos tres minutos y
profesor aún no había llegado. En ese momento un chico de pelo
castaño bronceado, de ojos verdes, se sentó al lado mío.
—Hola.
Me gira para mirarlo y asiento con mi cabeza en forma de saludo, Diego
me mira de reojo y hace una forma de corazón y lo parte, pongo los ojos
en blanco y saco mi celular para evitar a hablar con extraño de mi lado.
—Disculpa, pero ¿tú eres Anastasia Evans? —Pregunta con curiosidad y
me giro para mirarlo.
—Si soy yo—digo algo borde, pero es porque este chico me mira
intensamente como si me estuviera desnudando con su mirada lo cual
es asqueroso—. ¿Cómo sabes mi nombre?
—Todo el mundo lo sabe, después que humillaras a Diego—suelta con
una enorme sonrisa que hace que se ponga los pelos de punta.
—Ya veo—digo aburrida por ese tema porque fue hace tiempo y ya con
Diego somos amigos o eso creo aún no lo perdono por lo que me hizo.
—Oh, pero en donde están mis modales con una hermosa chica como
tú. Me llamo Jorge Navarro—estira su mano y yo la miro varios
segundos antes de estrecharla—. Un gusto conocerte, chica misteriosa.
—Igualmente—murmuro incómoda y siento la mirada de Diego sobre
mí, y luego mira a mi acompañante donde frunce el ceño-En ese
momento el profesor entró en la clase y comenzó la clase donde
comenzamos con la evolución, pero no me sentí cómoda por tener la
mirada de ese chico que me hacía sentir asqueada con mi cuerpo y más
con la pesadilla.
Odio que los hombres me miren así es asqueroso. Suelto un suspiro y
trato de concentrarme en la evaluación y no tener pensamiento
desagradable.
Termino por fin la evaluación y entrego mi examen cuando paso por el
lado Diego me toca brevemente mis dedos, cuando lo miro tiene los
ojos cerrados, pero con una sonrisa. Me siento en mi puesto y siento
como Jorge me mira el trasero. <<¡Paciencia, paciencia, joder! Odio a los
hombres así de simple>>
—Oye—me llama Jorge—. ¿Podemos salir juntos?
Suelto una risa y niego con la cabeza en ese momento da por terminada
la clase y todos van saliendo rápidamente.
Diego me mira un segundo, pero se va con la chica con la que estaba
sentada. Me paro, pero el chico bloqueó mi salida y me doy cuenta de
que solo estamos nosotros dos.
—No, me dejas salir.
—¡Oh, vamos muñeca, di que sí! —insiste con una sonrisa de oreja a
oreja que me pone enferma.
—No—repito y toca mi muslo derecho y agarro con fuerza su mano,
joder, pero que mierda le pasa este chico está loco—. Ni se te ocurra
ponerme una mano encima sin mi permiso.
El chico se levanta molesto y toca mi mejilla con su otra mano y yo le
pego un puñetazo en la cara. ¡Dios se fue de la mano! —él me mira
molesto y pone una mano en mi cuello. Me mira con verdadero y no, no
puede evitar recordar de nuevo esas manos como sus manos
comenzaron a tocar mi cuerpo y él encadenaba mis manos y los demás
hombre comenzaron también tocar mi cuerpo. No, no, no puede ser.
Le pegó un puñetazo en el estómago que lo dejó en el suelo y le tomó el
pelo a este pedazo de mierda.
—Cuando una mujer dice que no es no, tiene ningún derecho de
tocarme o amenazarme ¡Lárgate de una puta vez antes de que te rompa
la cara! —exclame enojada y él se limpió el rastro de sangre.
—No vale la pena, que se quede Diego contigo—escupe con asco.
Me senté en la silla y me acaricié el cuello, me sentía asqueada conmigo
misma y es estúpido porque yo no tuve la culpa, pero aun así eso
siempre estará ahí. Me limpié las lágrimas y sentí que alguien acaricia
mi mejilla con cuidado.
Abrí los ojos y vi a Diego preocupado.
—¿Qué te hizo ese gilipollas? —brama molesto—. Lo voy a matar como
te haya tocado un puto pelo, nadie toca a mis amigos—dice furioso y
levantándose, pero tomo su mano.
Necesitaba irme de aquí ya, no quiero seguir aquí y Diego se pasó la
mano por el pelo y apoyo con cuidado su mano en mi pierna para
sostenerse. Él limpia mis lágrimas que caen sin control.
—No llores, bella, por favor—me suplicaba.
Ahogué un grito de dolor y rabia y abracé con fuerza a Diego como si
fuera mi salvavidas en estos momentos.
Necesita respirar unos segundo para volver en sí, conté de uno a diez
para volver a respirar y sentía como Diego me acariciaba la espalda con
cuidado.
—Sácame de aquí—le dije en un susurro.
—Te llevaré a donde quieras, Anastasia—me susurro con voz ronca.
Me abrazó todo el camino a su coche tarareando una canción para
tranquilizarme. Me subió con cuidado y me abrocho el cinturón de
seguridad. No podía dejar de llorar, aunque ahora estaba un poco más
tranquila
— ¿Dónde quieres que vayamos? Le robé el coche a Cameron, por
cierto.
—Me da lo mismo, solo quiero irme—respondo sin ánimos de nada.
Diego tomó mi cara entre sus manos y me limpió con sus pulgares las
lágrimas que caían sin parar.
—No llores..., Bella—. Se acercó a mí, estampó sus labios contra los
míos antes de que pudiera reaccionar, ya se
había alejado de mí. Me quedé quieta mirándolo, él arrancó el coche y
se alejó rápidamente de la universidad.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
y g p p q g
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
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Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que
me apoyen en esa historia tambien
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Capítulo 11
Durante el camino cerré los ojos e intenté no pensar en nada, quería
dejar de pensar. Diego me miraba reojo y me limpié las lágrimas que
seguía cayendo, suelto un suspiro y apoyó mi cabeza en la ventanilla.
—Tal vez debimos ir en metro.
—¿Cómo?
—Si, porque así podrías haber manoseado otro poco más, pervertida—
me dice juguetón y niego con la cabeza.
—Yo no te manosee era movimiento del metro. Eres tú que tenía una
erección, pervertido—me defiendo.
—¿Pervertido yo? ¿Y qué hay de ti? Todavía me duele el estómago por
los pellizcos que me metiste en el metro —se defiende frotándose la
zona aludida con descaro—. ¿No crees que deberías darme al menos un
masaje?
—Lo hice para sobrevivir.
—Ah, claro y tenías que levantar mi polera y enterrar tus uñas en mi
piel para sobrevivir, también tengo manos y hombros donde pudiste
afirmarte, cariño—dice arrogante y sin perder el gesto de diversión en
sus labios.
Me quedo callada y aprieto mis labios en una fina línea y él suelta una
carcajada donde varios mechones negros caen en su frente.
—¡Pervertida! —Exclama después de varios minutos en silencio.
—No hablaré más contigo sobre eso, además que dijiste que no iba a
confundir nada entre nosotros y lo sigues haciendo—le reclamó.
—Mmm...yo dije que no haría nada que tú no quisieras en ningún
momento dije que no iba a confundir las cosas o eso creo, bella, tengo
un oído selectivo. Tal vez me lo pase por alto.
Me quede callada era inútil hablar con Diego siempre nos vamos a
llevar la contraria. Entró en subterráneo y estacionó el coche de
Cameron a lado del suyo, caminamos juntos al ascensor. Diego levantó
mi barbilla e hizo una mueca.
—¿Qué te hizo imbécil? —pregunta molesto. Entramos en el ascensor y
me observa fijamente esperando una respuesta—. Escúchame,
Anastasia, Jorge no tiene la mejor reputación es un tipo que no acepta
el no de ninguna forma ha hecho cosas horribles a chicas, así que no me
mientas.
—Intentó tocarme, pero le pegué así que no te preocupes por eso.
—Sabía que algo estaba tramando ese imbécil—aprieta sus manos en
unos puños y lo miró de reojo—. Antes era mi amigo.
—Ah, ¿y qué tengo que ver en eso? —Apoye mi espalda en ascensor y él
se pasó una por su pelo un claro gesto que no le gustaba el tema.
—Ya lo sabes Anastasia, me gustas—declaró en un susurro. Solté un
suspiro y me pasé una mano por la cara—. Y
bueno casi toda la universidad lo sabe, entonces Jorge no va a perder la
oportunidad de fastidiarme con eso.
Menudo lío estoy metida con este chico que ahora resulta que su ex
amigo lo va a pagar conmigo, eso es genial.
Diego se muerde el labio inferior varias veces, de seguro está pensando
si eso me molesta.
—Perdona, Anastasia—apoyó su cabeza en la pared del ascensor y me
acerqué a él.
—No tiene culpa Diego, eres mi amigo podemos dejar este tema de lado
—suplique.
En ese momento las puertas se abrieron y ambos caminamos en
silencio al departamento de Diego. Él introdujo las llaves y abrió la
puerta, se hizo un lado para que pasara primero y luego cerró la puerta
con cuidado.
—Anastasia—, susurra en mi oído y me hace dar un pequeño salto y él
ríe—. ¿Te gusta mucho leer?
—Me encanta eso ya lo sabes—le recuerdo, ya que hemos ido a la
biblioteca de Barcelona de hecho él mismo me llevó hace más de 3
semanas atrás.
—Te quiero mostrar algo especial para mí—dice con voz ronca y toma
mi muñeca con cuidado—. Ven.
Pasamos la cocina y se paró en una puerta, sacó las llaves y alce una
ceja <<acaso tenía el cuarto rojo ahí>> Abrió la puerta y me dejo pasar
a mi primero y luego cerró la puerta quedando completamente oscura.
—Diego...
—Confía en mí, Anastasia, relájate—murmura. Su mano tapa mis ojos y
siento como pasa su brazo por mi cintura y me hace retroceder tres
pasos atrás—. ¿Estás lista?
Asiento con mi cabeza con emoción.
—Sí.
Sentí como apretaba un botón y destapó lentamente mis ojos, pestañeé
varias veces para acostumbrarme de nuevo a la luz. Ahogué un grito de
sorpresa y retrocedí un paso donde choqué con su duro abdomen. Mire
a mi alrededor y era como sacado de un cuento de hada las tres paredes
estaban repletas de libros tanto que había un pequeño pasillo con
escalera. ¡Madre mía! —Exclamó para mí misma.
—¿Te gusta? Es mi lugar preferido de mi departamento—confiesa,
tomando un libro que lo hace ver aún más guapo y tan fuera de lugar
con sus pantalones rasgados-roto de las rodillas y su camisa blanca que
se apega a su torso como una segunda piel.
—Diego...es hermoso...yo ¡Dios! —tartamudeo, mirando de nuevo las
paredes llenas de libro.
—Tiene una sonrisa preciosa, Anastasia, y creo que es la primera vez
que te veo tan contenta—mi sonrisa se agranda
aún más—. Puedes venir aquí siempre que quieras y te puedes llevar
todos los libros que quieras.
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—¿Cuál es tu condición o precio? —preguntó con desconfianza.
—¡¿Qué?! No ninguno Anastasia, parece que para ti todo tiene un
precio.
Él no tiene idea hasta qué punto es así, con los años solo me he vuelto
cada vez más desconfiada de la gente, ya que nunca sé cuáles son
intenciones reales y eso en fondo me asusta.
—Solo quiero que sonrías, además que somos amigos.
—¿Solo amigo?
Él se llevó las manos al pelo y solté una risa, me gustaba confundirlo.
Tome un libro que tenía un escritor. Miré la portada y es de medicina, lo
hojeé un poco y no entendí nada. Sentí un pequeño soplo en mi cuello y
sus manos se posaron encima de la mía.
—Tú sabes que yo quiero algo más, pero algo serio contigo, lo digo en
serio, Anastasia—murmura Diego, girándome con cuidado para quedar
frente a él—. Me gustas mucho, bella.
Me aclaro la garganta y me alejo de él con cuidado porque eso se puso
incómodo y fue por mi culpa.
—Era una broma Diego.
Él me mira de lado y con sus labios veo que me dice "Terca" y lo soy,
pero en estos momentos aún no me siento preparada para entrar en
una relación por ahora...tengo asuntos más importantes que el amor.
—¡Terca!—me susurra con un tono burlón.
—¡Imbécil! —le respondo con una sonrisa.
Él negó con la cabeza y caminó hasta el escritorio donde tenía una gran
pila de libros. Mire hacia arriba y es increíble solo se podía ver libro y
p y p y
nada más que libro.
—¿Vives tú solo aquí? —Pregunte con curiosidad.
La verdad es que nunca lo he escuchado hablar sobre sus padres o
hermanos, algo sobre su familia. Él hizo una mueca y sus ojos se
pusieron tristes, pero se recupera con rapidez y adopta una
interrogante pose de regocijo, mientras se relame el labio inferior.
—Vivo solo—él se acerca a mí y me pone una sonrisa sensual—.
¿Preocupada, Anastasia?
—Eso quisiera tú, muchachote—digo burlonamente.
Me acerco a la estantería y empiezo a mirar los nombres de los libros,
algunos son libros recientes y otros son muy antiguos. Sonrió cuando
veo que tiene el libro de Romeo y Julieta al parecer le gustaba mucho
este libro.
—Anastasia—, me llamo Diego.
—Sí, dime—sacó otro libro y empiezo a hojearlo con cuidado porque
era un libro antiguo que debe valer una fortuna porque era de Jane
Austen y es de primera edición.
—¿Quieres venir a mi pelea de hoy? —Cierro el libro y lo dejo en la
estantería.
—Mmm..., no lo sé porque no llevas a otra chica—le propongo con un
tono burlón.
Diego hace una mueca poco convencido por lo que le acabo de
proponer y niega con su cabeza.
—Quisiera que estuviera ahí.
—¿Para qué? —Contraataque con él.
Sonreí al ver que soltó un gruñido y es que era tan fácil sacarlo de sus
casillas y en fondo me gustaba molestarlo, pero él no tiene por qué
saberlo.
—¿Quieres ir o no? —Dice exasperado y me rio.
Me encojo de hombros y suelto un pequeño bostezo fingido haciendo
que él de nuevo soltara un gruñido y yo me reí.
—Enojón—le sacó la lengua—. Será divertido verte pelear y que
alguien te patee el culo—bromeo con una sonrisa traviesa.
—A mí nadie me gana, Anastasia—dice con orgullo.
Suelto un bufido porque es un engreído enorme, estoy segura de que, si
me quedara encerrada en una habitación con Diego, él me robaría todo
el aire con su estúpido ego y su chiste malo.
—Ya lo veremos guapo. —Le guiño un ojo.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que
me apoyen en esa historia tambien
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estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
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Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 12
Diego estacionó su todoterreno en un edificio abandonado. Estaba lleno
de autos y la gente entraba por la puerta principal. Miré por el rabillo
de mi ojo a Diego y vi que se estaba poniendo las vendas en los nudillos.
—¿Estás listo? — pregunté con un tono burlón.
—Si, pero me puedes dar un beso de la buena suerte—bromea Diego,
saca sus labios como si fuera dar un beso y apunta con su dedo, pongo
mi mano y la lame.
—¡Diego! —Exclamó sorprendida y limpio su baba con su polera.
—¡Dame un beso de buena suerte!
—No, sigue intentándolo—le pegó un puñetazo de broma en su brazo.
Él se ríe y se baja de su todoterreno y corre al lado de mi puerta y
golpea el cristal de su coche. Lo miró desconcertada y me quedo quieta
en asiento y él me saluda feliz con la mano, pero...yo no entiendo a los
chicos. Me humedezco los labios.
—¿Qué haces? —digo, mirándolo a través de cristal.
—Baja—me pide señalando el cerrojo de la puerta—. Aquí hace mucho
frío —asegura, y da varios saltos cómicos.
Observó cómo sale el vaho de su boca.
—Ponte chaqueta—le sugiero, ya que él solo anda con la polera de
mangas largas y él me prestó una chaqueta.
—Dame un abrazo y un beso—me dice, tocando de nuevo el cristal—.
Vamos Anastasia.
Diego se acerca, echa aire caliente sobre el cristal y luego empieza a
escribir algo con el dedo. Intrigada, voy descifrando letra tras letra
hasta que forman dos palabras con sentido. —«Bésame y abrázame» —
leo.
Pasó la mano sin pensar e intento borrarlo.
—Tendrías que salir fuera para hacerlo —me avisa él con tono engreído
y abro la puerta donde quedó muy cerca de él donde me besa en la
mejilla y me rodea con un brazo—. Mal pensada—se burla de mí y le
doy un codazo—. Salvaje.
—Gracias por estar aquí—dice con un tono algo serio.
—Te has puesto sentimental, pensé que no tenías sentimientos. ¡Oh,
qué lindo!—digo sarcásticamente y muerdo el labio inferior para no
reír.
Diego me apretó más contra él y soltó una carcajada.
—Tienes una chispa que me encanta.
É
Él dobló por otra esquina y entramos por la salida de emergencia.
Caminamos por un pasillo oscuro. Se paró en una puerta y entró en su
camerino. Encendió la luz donde puede observar la habitación que
estaba muy desgastada, la pintura se estaba cayendo de a poco y solo
había un sofá y una silla.
Me senté en el sillón. Él dejó su bolso en la silla y se sentó a mi lado.
—Te queda bien mi chaqueta, mejor que a mí—negué con la cabeza. Y
me arremangué las mangas de la chaqueta de Diego.
—Gracias por prestármela.
En ese momento la puerta se abrió y entró Cameron, Alejandra y
Bárbara.
—Cariñito: ¿Qué mierda hace ella aquí? —Chilla Bárbara, señalándome
a mí.
¡Dios mío!, "qué chica más pesada"— pienso mentalmente. Él mira
enojado a Bárbara y ella se siente al lado de Diego y prácticamente me
está aplastando y me pega un codazo para que me levante. Pongo los
ojos en blanco.
—Yo la invité a ella y no a ti—dice enojado.
Me paró del sillón cuando la chica me pegó otro codazo ¡Paciencia, todo
se trata de tener paciencia! Camino a una
esquina de la pared porque no quiero dramas y menos con otra chica
por un hombre de solo imaginarlo me parece estúpido.
—Pero cariñito, tú y yo...—Antes de que ella termine, él la interrumpe.
—Entre nosotros no hay nada, Bárbara. Ya te lo he dicho mil veces, tú
estás mal y quiero que te vayas de aquí — dice frustrado.
Bárbara ignoró a Diego y caminó a donde estaba y me señaló con un
dedo. Me mordí el labio inferior para no reírme de ella porque sabía
que me iba a reclamar. ¡Madre mía! En serio esto aún pasa en la
universidad.
—¡Tú no me vas a quitar a Diego!—Me gritó molesta.
La miré de arriba y abajo. Vamos, la chica era guapa, eso no había duda,
pero estaba perdidamente enamorada de Diego y eso la hace ver como
una chica desesperada y más con esas actitudes.
—Mira guapa, no te preocupes por mí, que yo no quiero quitarte nada.
Además, Diego no es un objeto: él toma sus propias decisiones —miré a
Diego, y luego volví a mirar a Bárbara—, pero si te tranquiliza él no me
interesa en absoluto. Tengo mejores cosas que hacer que andar
peleando por un chico como niñas pequeñas —ella me fulminó con la
mirada—. Te quedo claro, bonita.
—Entonces vete. —Me dijo más calmada.
Me encogí de hombros y caminé a la salida.
—¿A dónde vas? —Me pregunto Diego tomándome de la muñeca. Lo
observé un momento antes de darle un beso en su mejilla.
—No te preocupes por mí, además que no quiero estos dramas, Diego,
nos vemos después.
Salí de la habitación y caminé por el pasillo oscuro, hasta que choqué
con alguien que casi me hace caer atrás, pero bueno en estos días caeré
al piso.
—Perdóname—dijo esa voz. Retrocedí un paso hacia atrás y lo esquivé.
Seguí caminando, pero alguien me agarró del brazo. —¿Anastasia eres
tú?
Me quedé callada. Él me tomó de la mano y me guio de nuevo a través
de un pasillo oscuro y me metió en una habitación, igual que la de
Diego.
—No me lo puedo creer, ¿qué haces aquí? —dijo Simón sorprendido. —
Estás muy guapa.
—Vengo a una pelea— Miré a mi ex cuñado, estaba aún más guapo que
antes. Simón siempre lo había sido, pero ahora estaba mejor, no lo veía
hace dos años después de todo lo que pasó.
—Así veo...Tanto tiempo, bonita. ¿Has venido tú sola o acompañada? —
Me pregunto.
Él se acercó a mí y se pasó la mano por su pelo rubio despeinado todo
dándole un toque aún más sexy.
—Sola. No necesito compañía—solté rápidamente.
—Si quieres puedes estar conmigo, la pelea va a empezar ya y viene con
un amigo que va a pelear con un chico de por aquí.
—Creo que será mejor estar separados.
No quiero estar con él, sé que tengo mucho que agradecerle, pero por
ahora no puedo. Él me observó un momento antes de asentir.
—Tranquila, él no está aquí, nunca entendí porque te gustó, mi
hermano era un imbécil y yo siempre fui el mejor,
deberías haber estado conmigo y con nadie más—me recordó con una
arrogancia que siempre tuvo.
Di un paso atrás porque, vale, había cometido un error de enamorarme
de su hermano, pero tampoco iba a estar con él, no se me olvida lo que
vivimos juntos y lo mal que lo pasé con él.
—Joder, no empiece de nuevo Simón—digo molesta por el tema de la
conversación.
Salí rápidamente de esa habitación porque no quería estar ni un
segundo más con él adentro de esa habitación.
Cuando salí de la habitación, choqué con el torso de Diego. Me miró
sorprendido, miré a su lado y estaba con Bárbara, Cameron y Alejandra.
En ese momento la puerta de atrás se abrió y sentía la voz de Simón.
—Dame una oportunidad—me tomo de la mano, pero yo me solté
rápidamente. —Lo que pasó entre nosotros...—
Antes de que terminara lo interrumpí enojada, ya me estaba sacando de
mi límite.
—Simón basta, déjame en paz—le di un empujón—. Pasó hace cuatro
años supéralo de una buena vez, Simón.
Alejandra me pasó un brazo por el hombro y me atrajo más a ella.
Caminamos todos juntos. Diego se puso a mi lado y me tomó la mano e
hizo que me quedara con él y que los demás siguieran caminando a
donde se encontraba la gente.
—Aléjate de él, Anastasia—dijo con recelo y ambos miramos cuando
Simón pasó por nuestro lado.
—Diego, no te metas en mis asuntos, sé cuidarme perfectamente sola,
relájate. —Él tomó mi cara entre sus manos y me dio un beso en la
frente.
—Sé que sabes cuidarte, bien sola, pero haz eso por mí. Por favor—me
suplico.
—Creo que estás delirando, ya y deberías bajarle un poco, además, que
eso lo tengo más que claro y antes de conocerte Diego. —Le aclaró con
una sonrisa tensa.
—Definitivamente me encantas, Anastasia. Me gusta que seas tan
rebelde y que me desafíes. Eres esa chica— me susurró las últimas
palabras que apenas pude escuchar.
La gente empezó a gritar cada vez más y escuchó como empezaba a
presentar el otro chico y la gente se volvió loca gritando. Unos segundos
después nombraron el nombre de Diego y la gente estalló también en
gritos y aplausos.
—Espérame aquí—me dijo con una sonrisa y empezó a caminar con
seguridad al círculo. La gente le gritaba y le aplaudía. Me quedé lejos
observando como Diego se quitaba la polera y se la entregaba a
Cameron y unos segundos después empezó la pelea.
Hola criaturitas hermosa ❤Hoy les traigo nuevo capítulo espero que
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g
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Capítulo 13
La pelea terminó y Diego salió ganador. Alejandra grita con emoción en
el camerino, todos sus amigos festejaban y felicitaban a Diego. Bárbara
estaba prácticamente pegada a Diego. Negué con la cabeza y me puse a
revisar mi celular y vi que tenía un mensaje de Luis.
<<De Luis 23:41 p.m.>>
"Aún sigues aquí, tengo información sobre él, te espero en dos minutos en
la habitación".
Escuché la risa de los amigos de Alejandra. Levanté la mirada y me di
cuenta de que estaban bebiendo.
<< De Anastasia a las 23:43 p.m.>>
"Voy en camino"
Le doy enviar y salgo con cuidado de la habitación. Camino segura por
el pasillo oscuro, dobló a la izquierda y entró en una habitación que
está apartada. Cuando entro a la habitación está Luis.
—Hola, guapo ¿Qué es lo que tiene para mí? —pregunte, abrazándolo
con fuerza.
—Hola, hermosa—él se acercó a la mesa y me extendió unos papeles.
Lo abrí y empecé a leer cada párrafo con cuidado y sentía como Luis me
miraba preocupado. Solté un suspiro de cansancio.
—¿Es en serio? —Pregunté con asco.
—Por supuesto, estuvo el otro día aquí en una pelea y hablando sobre
ti. Hoy día andaba su hermano por aquí acompañado a un amigo.
—Si me lo topé, fue un encuentro muy incómodo después de dos años
de no verlo. —Le conté mi encuentro con Simón.
—¿Estás segura de que quieres seguir con esto? Mira Anastasia, sé que
eres fuerte, pero te estás metiendo en algo realmente peligroso y turbio
donde aquí puedes salir viva o muerta—me dice con sinceridad.
—Lo sé, Luis me estoy metiendo en algo turbio.
Él me ofreció una botella de agua y la tomé.
—Eres la chica más valiente que he conocido, ¿lo sabes? —Me sonrió
Luis.
Negué con la cabeza.
—Solo quiero vengarme por lo que me hicieron a mí y a mi hermano.
Mi primer objetivo es mi exnovio, él tiene que pagar por todo lo que me
ha hecho y sigue haciendo Luis. Es un peligro y tú lo sabes bien.
—Tú sabes lo que haces guapa, pero ve con cuidado, ¿vale?
—Sé lo que hago, no necesito que me lo digas que tenga cuidado, sé en
dónde me estoy metiendo y no necesito que ustedes se involucren en
esto los quiero lejos de esto—digo con absoluta seriedad porque no
quiero que ninguno de mis amigos esté involucrado en esto,
Él soltó una risa.
—Eres imposible, Anastasia. Eres tan hermosa, pero a la vez eres tan
fría que en serio asustas a los hombres—
bromea, abrazando con fuerza.
Tomó los papeles y me separó de él.
—Muchos me lo han dicho y prefiero que su raza me siga teniendo
miedo y respecto—le guiñe el ojo.
Me acerqué a él y lo abracé de nuevo con fuerza. Luis me dio un beso en
la mejilla y me apretó mis mejillas, haciendo soltar un grito.
—Imbécil, me dolió, te he dicho que no hagas eso—él soltó una risa—.
Te odio.
—Mentira, tú me amas, soy demasiado guapo y sexy para que me odies
—bromea con una sonrisa traviesa. Negué con la cabeza y caminé hacia
la salida.
Camine por el pasillo y escuche a los amigos de Alejandra riéndose y
pasando el rato, es obvio que aún no se iban a ir. Caminé hacia la salida
y decidí dar un largo paseo antes de llegar mi departamento, necesitaba
perder para volver a encontrarme de nuevo es un ritual que tengo
desde hace dos años.

******
Dos horas más tarde llegó a mi departamento, cuando entro veo que
todo el mundo está aquí y siguen tomando.

Pongo los ojos en blanco, camino a mi habitación y cierro mi habitación


con pestillo, no quiero que nadie me moleste por hoy.
Saco los papeles y me pongo a leer con más calma. Leo con cuidado
cada párrafo, así que todo estuvo planeado, no lo puedo creer, como fue
capaz de traicionarme así. Dios mío, fui tan estúpida, ese imbécil, me las
va a pagar. Que estúpida al confiar en él. Guardo los papeles y me meto
a la ducha, necesito relajarme un poco, pero como puedo hacerlo
cuando fui traicionada por el chico que alguna vez llegué a amar con
todo mi corazón y que lo único que hizo por mí fue joderme mi puta
vida y la de mi hermano.
Una vez que termino de ducharme, me acuesto en mi cama e intentó
dormir, pero no puedo, hay mucho ruido en todo el departamento. Miro
el techo y trago duro, no hay día en que no extrañe a mi hermano.
Tomo mi celular y me pongo a ver mis redes sociales y veo que tengo
varias solicitudes de los amigos de Alejandra, le doy ignorar a todos, no
me importa ser su amiga.
En ese momento me llegó un mensaje de Rocío.
<< De Rocío a las 01:01 a.m.>>
"Estoy afuera de tu edificio, tú y yo tendremos una noche loca antes de
que me vaya de intercambio, te espero diez minutos, ponte guapa que hoy
la rompemos."
Suelto una risa y me paro de la cama. Saco un vestido de color negro, es
apretado de la parte de arriba, pero llegando la cintura es suelto. Me
peino mi largo pelo y me pongo mis convers blancas. Tomo mi celular,
las llaves y salgo de mi habitación.
—Amiga, te ves hermosa—grita Alejandra.
La miro y veo que está muy ebria.
—Gracias, voy a salir—miro a Diego, que me está mirando de arriba
abajo con una sonrisa coqueta. Ruedo los ojos
—. Nos vemos, no tomen tanto.
Salgo de mi departamento y espero a que llegue el ascensor. Escribo un
mensaje a Rocío que estoy abajo en un momento. Siento unos pasos,
levantó la mirada y me encuentro con Diego mirándome fijamente con
una pequeña sonrisa traviesa en sus labios.
—Disculpa, se te perdió algo—digo con tono de burla.
Él suelta una risa y me mira por última vez de arriba y abajo evaluando
mi cuerpo detenidamente. Me aclaro la garganta para llamar su
atención y que deje de mirar mi cuerpo.
—Te fuiste—dice con un puchero, haciendo que se viera aún más
guapo. Una sonrisa apareció en mis labios.
—Si tenía mejores cosas que hacer, que perder el tiempo contigo y tus
amigos—me encojo de hombros, pero aun así sigo sonriendo.
—Ya veo—él se pasa una mano por el pelo despeinado más su pelo—.
Te ves bellísima y muy sexy ¿A dónde vas?
Me vas a engañar, mira que aún no empieza nuestra relación y ya me
engañas, Anastasia—se burla, bajando su frente hasta tocar la mía
—Gracias, Diego y eres un exagerado jamás te engañaría—le guiño el
ojo.
En ese momento llega el ascensor y entramos dentro del ascensor. Lo
miro de reojo y veo que me sigue evaluando descaradamente es que ni
siquiera disimula.
Diego da un largo silbido mientras me abarca con su penetrante mirada,
que hace que la sangre se me agolpe en las mejillas. Sus ojos suben por
mis piernas, y luego siguen recorriendo cada curva de mi cuerpo que
marca el vestido hasta detenerse con descaro en la zona del escote.
—¿Diego? —le llamo.
Me doy cuenta de que está totalmente abstraído en mi cuerpo, como si
no pudiera oír nada de lo que estoy diciéndole.
<<No puede ser más descarado>>. Enarco una ceja.
—¿Diego? ¿Estás bien? —repito.
De pronto, su nuez se eleva a lo largo de su cuello varonil como si le
costara tragar, aunque se recupera rápidamente y esgrime una sonrisa
impertinente que captura toda mi atención hacia sus labios carnosos.
¡Para, Anastasia! —peleo conmigo misma.
—Perdón. ¿Decías algo? —contesta distraído.
—¡Oh, nada! Nada importante, imbécil—respondo mordaz.
—Eh... Entonces, ¿a dónde vas? —me pregunta y pestañeo de nuevo
incrédula.
—Voy con una amiga a una discoteca—respondo su pregunta.
Diego se remoja el labio inferior con la lengua y luego levanta la cabeza.
Con una sonrisa insolente, vuelve a mirarme a los ojos sin un ápice de
remordimiento. ¡Hombres! —pienso.
—Estás cambiada, nunca te había visto con vestido —comenta mientras
me examina por segunda vez, esta vez dándome un repaso mucho más
rápido, aunque no menos penetrante.
—No soy una chica de mucho vestido, me gusta la comodidad y el
vestido no es lo más cómodo para mí.
—En eso tiene razón—se muerde el labio inferior—. ¿Puedo
acompañarte? Prometo portarme bien—levanta una mano y la otra se
lleva al corazón como si realmente estuviera haciendo un juramento
para entrar a algún lugar.
—¿No te rendirás? —pregunto y él niega con su cabeza.
Suelto un suspiro y asiento con mi cabeza, además que tampoco me
molesta pasar tiempo con él como amigos.
Salimos del ascensor y me despido del conserje, Diego abre la puerta
para mí y hace una absurda reverencia y le doy un pequeño empujón
que lo hace tambalearse.
—¡Hey, cuidado! Espérame Bella—grita cuando me ve que me alejo de
él con rapidez. Siento como sus pasos se hacen más cercanos hasta que
toma mi muñeca y me guía a su todoterreno—. No te vas a escapar de
mí.
—¿Me estás secuestrando?
Los ojos de Diego brillaron y di un paso atrás.
—No, solo trato de ser un caballero contigo, amiga—me susurra con
voz ronca y con un tono lleno de promesas.
En ese momento mi teléfono vibró y abrí el mensaje que era de Roció:
<< De Rocío a las 01:10 a.m.>>
"Mueve tu trasero ahora y trae a ese chico guapo"
Miro detrás de Diego y me doy cuenta de que Rocío me hace señas
desde su auto. Lo miro por un largo momento en donde hace un
puchero.
—Muy bien, amigo, espero que sepas bailar porque esta noche la vamos
a pasar súper—Digo con emoción.
—Te sorprenderé, Bella.
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Capítulo 14
Nota Autora:
Hola personitas hermosa, este capítulo es más corto perdón, pero el
siguiente es más largo. Otra cosita espero que puedan escuchar la canción
que deje arriba, ya que fue la que me inspiro para hacer este capítulo y
loco de esta situación es que antes no había escuchado la letra bien y
después la busque y me di cuenta que va bastante bien con la historia
entre Diego y Anastasia.
Me bajo del todoterreno de Diego y miro la discoteca en donde están
adentro todos mis amigos. Me puse una chaqueta y caminé junto a
Diego a la entrada. Minutos después me muevo dentro de la discoteca,
que está arrebatada de gente y apenas se puede mover.
—¿Estás segura de que es aquí? —Grita Diego sobre la música.
Yo asiento e intento ver en dónde está mi grupo de amigos, pero no
puedo ver absolutamente nada. ¡Dios mío, tengo demasiada sed!
Camino donde está la barra.
—No, puedo ver nada hay demasiada gente aquí—. Me vuelvo para
mirar a Diego, quien estaba tamborileando los dedos en la barra
esperando que nos atendiera.
—¿Seguro que es aquí, Anastasia? —Vuelve a preguntar y asiento con
mi cabeza.
Él se acerca aún más y me sonríe coquetamente, pone un mechón
detrás de mi oreja.
—¿Quieres bailar Anastasia?
—¡No! —exclamó con rapidez—. Te mentí Diego, yo no soy de bailar
mucho tampoco.
Me sonrió de lado y me tomó de la cintura con fuerza y se agachó para
estar a mi altura. Achique mis ojos y lo observe atentamente, pero no
me aleje de él.
—Mentirosa, te puedo enseñar yo soy un buen bailarín y no me enojaré
contigo si me pisas los pies—susurra meloso.
—Sí, sé bailar solo que no me gusta mucho—rebatí con una sonrisa.
Él soltó una risa y me dio un beso en la mejilla, antes de acercarse de
nuevo a la barra y pidió una cerveza y una Coca-Cola. Me paso mi
bebida y le di un trago. Él se volvió acercar a mí.
—Te cuento un secreto, Anastasia—Me dice bastante contento.
—Tengo que fingir que me interesa ¿verdad? —Digo con falso interés.
Él asintió con una sonrisa de bobo.
—Estoy fascinado por ti, en serio, eres una chica bellísima, interesante
e ingeniosa—él me sonríe de lado y añade—.
Eres demasiado fascinante para mí y eso solo significa que terminaré
con un corazón roto.
Me quedé un momento en silencio por sus palabras, porque me habían
tomado por sorpresa.
—La vida es una perra e injusta—le digo, él me pasa mi Cola-Cola—.
Pero siempre vas a conocer a gente que te va a sorprender y vas a llegar
a un punto de tu vida que te vas a dar cuenta de que esa persona que te
sorprendió en algún momento de tu vida hizo un impacto en ella.
Lo miré por un segundo antes de dar un trago a mi bebida.
—Creo que ya hiciste ese impacto en mi vida, Anastasia.
Diego me acarició la mano.
—Quisiera que algún día tú también me digas que yo cause un impacto
en tu vida—él quitó su mano y le dio un trago a la bebida.
Se hizo un silencio incómodo. Tome mi celular y le mande un mensaje a
Rocío preguntando: donde estaba otra vez.
Porque se estaba convirtiendo en algo muy incómodo.
—Bella, me estoy aburriendo aquí—comentó aburrido y haciendo un
puchero con su labio inferior.
Lo miré por un segundo, pero lo ignoré y miré a la gente bailar y como
se movía con la música. Diego movía su cabeza
al ritmo de la música y sonreía.
—Vamos a bailar—negué con la cabeza y él juntó sus manos en forma
de súplica—. Solo una canción y te prometo que mantendré mis manos
lejos de ti.
Antes que respondiera, me estaba arrastrando a la pista de baile.
Cuando llegamos lo fulminó con la mira y empezó la canción easier de 5
Seconds of Summer. Diego me tomó de la cintura y me presionó contra
él, provocando una descarga eléctrica por todo mi cuerpo.
En ese instante varias personas más entran por la puerta
empujándonos hacia delante, donde otras tantas bailan muy arrimadas.
Alzó mi barbilla y veo relucir en la oscuridad su dentadura blanca y
perfecta.
Los focos pasan iluminándonos por breves momentos. Mi respiración
se acompaña al ritmo, acelerándose con cada bocanada de aire que
logró dar. Diego me hace girar en la pista con gran facilidad y me vuelve
a sujetar firmemente de la cintura para que no me escape.
Diego se acerca más a mí y empieza a cantar la canción de una forma
sexy y ronca, que hace que mi respiración se agite aún más.
¿Es más fácil quedarse? ¿Es más fácil ir?
No quiero saber, oh
Pero sé que nunca, nunca voy a cambiar
Y sabes que no lo quieres de otra manera
¿Por qué siempre tenemos que huir?
Y terminamos en el mismo lugar
Es como si estuviéramos buscando lo mismo
Lo mismo, sí
Sí, ¿realmente tenemos que hacer esto ahora?
Aquí mismo, con todos tus amigos alrededor
Por la mañana podemos solucionarlo
¡Averígualo!
Te amo tanto que te odio
Ahora mismo, es tan difícil culparte
Porque eres tan jodidamente hermosa
Eres tan hermosa.
De pronto, veo como su cabeza se va inclinando lentamente, pero se
detiene, trago saliva, lo fulmino la mirada, casi lo tengo encima, hasta el
punto de que no veo nada aparte de él. Me observa de manera extraña,
creo que incluso molesto, pero rápidamente borra esa expresión y me
saca la lengua en su lugar.
—Tranquila, Anastasia, no te besaré a menos que tú también lo quieras
—sonríe con modestia.
—Sigue soñando guapo.
—Yo contigo sueño todos los días bella y no tienes ni idea como te
imagino en mi sueño—bromea dándome pequeños
golpecitos en su sien.
—Pervertido.
Él me sonrió burlonamente y me tomó de la cintura pegando a su duro
pecho, en donde me afirmé de su hombro.
—Niégalo todo lo que tú quieras, pero es cosa de días, semanas para
que abras tus ojos y te des cuenta de que nosotros nos deseamos.
—Yo no te deseo— bufé molesta.
—Claro que sí—puso una mano en mi mejilla y comenzó a acariciarme
—. Tus labios se entreabrieron Anastasia y tu respiración se alteró—
susurró seductoramente —. Sé que lo deseas.
Le di un empujón y caminé de nuevo molesta hacia la barra, miré de
reojo y vi que Diego sonreía arrogantemente y apuntaba su reloj de la
muñeca.
—Es inevitable—. Escuché gritar.
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Capítulo 15
—Lo siento chica, pero no me gustan las mujeres, ya sabes, soy gay—le
dice Diego, a una chica que ha intentado coquetear con él desde hace
veinte minutos.
Me río por lo bajo. Él me mira de reojo y me guiña el ojo.
—Es una pena que sea gay—dice la chica molesta y le pega un empujón
a Diego.
Él pone los ojos en blanco.
—Disculpa, pero respétame por favor. No quiero follarte así que déjame
en paz chica—murmura enojado.
La chica pasa por mi lado, enojadísima por no haber tenido su capricho
de la noche. Me puse al frente de Diego. Él estiró su mano y puso un
mechón detrás de mi oreja.
—Que chica más desagradable, imagínate que, si fuera gay, ella me está
insultando por mis preferencias sexuales—
dice molesto. Sonreí con sus palabras—. No es que sea gay, vale, pero
me molesta que no respete las preferencias sexuales de las personas.
Todos somos libres para estar con quien queramos, mientras se quieran
y se respeten.
Yo asiento porque tiene toda la razón. Le doy un trago a mi Coca-Cola,
Diego me tomó de la cintura y ni siquiera me quejo porque la verdad
me la estoy pasando bien con él.
—Bella, creo que tus amigos no aparecieron, son las tres de la mañana.
Abro los ojos. ¡Dios se me pasó el tiempo volando con Diego! —Exclamó
dentro de mí. Me sonrió con su ya típica sonrisa traviesa y su cabeza se
inclina mucho hacia mí, me aparta el pelo de la cara.
—Créeme que a mí también se me pasó volando el tiempo — me
susurro en el oído donde rozó levemente con la piel de mi oreja —. Será
mejor irnos, pero antes bailemos una vez más.
Caminamos junto a la pista de baile y me apreté contra él. Ciñó sus
manos alrededor de mis caderas y me di cuenta de que su expresión
otra vez era diferente, de nuevo estaba serio. Le pasé las manos por el
pecho y por los impecables abdominales, mientras se estiraba y tensaba
bajo la ajustada camiseta, al ritmo de la música. Me puse de espaldas a
él y me agarro de la cintura. En donde comencé a moverme y él me giró
y me apretó aún más con su pecho. Mi mano acarició su perfecto rostro
y cerró los ojos.
La pista terminó, pero empezó la siguiente canción y Diego no dio señal
alguna de querer volver a la barra. Tenía la nuca cubierta de gotas de
sudor y las luces de multicolor me hacían sentir algo mareada. Diego
me dio la vuelta y me pegó aún más su pecho, mis manos bajaron y
subieron por su pecho, pero él me agarró de las manos y me la subió
hasta el cuello.
Sus manos bajaron por mis brazos, por mis costillas y finalmente
regresaron a mis caderas. Diego se inclinó de nuevo hacia mí, me quedé
petrificada mirando sus ojos café. Nuestras narices se rozaron y puso
una de sus manos en mi nuca y la otra en mi mejilla.
—Estoy fascinado por ti, me tienes fascinado, Anastasia—dice en un
pequeño susurro que casi creo que lo imagine.
Abrí los ojos y me separé rápidamente de él y caminé de nuevo hacia la
barra. Diego me tomó del brazo con cuidado y me hizo una señal que lo
siguiera. Salimos de la discoteca y caminamos hacia su todoterreno.
—¿Qué pasa, Anastasia? —Preguntó integrado como si no se hubiera
dado cuenta de lo que me dijo unos minutos atrás en la pista de baile.
Lo miré sorprendida porque estaba pasando del tema y si él no quería
decir nada yo tampoco lo haría.
y p
—Estoy cansada, es mejor que nos vayamos—le propuse.
Diego se rasca la cabeza y me mira muy fijamente.
—Claro, pero bella...—él se acercó aún más a mí—. Recuerda que el
tiempo corre, lo de nosotros es inevitable. A veces me pregunto por qué
te niegas tanto en aceptar tus sentimientos, es tan malo que yo te guste
—murmura un poco dolido en la última frase.
—No, claro que no, pero no me presiones y estoy cansada Diego, por
favor—. Él suelta un suspiro de frustración y asiente.
Nos subimos en todoterreno en completo silencio. El trayecto se me
hizo eterno, solté un suspiro y me retiré el pelo de la cara. Diego me
miró de reojo. Treinta minutos después él estaba estacionado en su
todoterreno frente a mi edificio.
—Gracias, la pasé muy bien.
Tomó algunos mechones de mi cabello y lo enrolló en su dedo. Se me
acercó y me dio un beso en la mejilla que duró unos segundos más.
—Buenas noches, Anastasia.
Me bajé de su todoterreno y caminé hacia mi edificio. Cuando entré en
mi habitación, me tiré en la cama y caí rendida porque me tenía que
levantar en dos horas más por fin, daría la cara a mis padres después de
tanto tiempo.

******
Me desperté a las cinco de la mañana. Me vestí con rapidez y metí un
poco de ropa en mi bolso, una vez lista, salí de mi edificio y llamé a un
taxi. Dos horas después me encontraba embarcando en mi vuelo hacia
Madrid.

Me siento en mi asiento de clase turista. Miro mi celular y veo que no


tengo ningún mensaje, lo que significa que Alejandra no se ha
percatado de que ya no estoy en el departamento. Me acomodo en mi
asiento e intento dormir y no pensar que volveré a ver a mi madre y mi
padre después de dos años.
Dos horas después me bajó del taxi y miró la casa en la que vivía, pienso
que jodida es la vida antes amaba esta casa.
Tenía tantos buenos recuerdos con mi familia, pero de un momento
todo cambió y ahora esos recuerdos son solo esos recuerdos, porque
ahora todo cambió y nada volverá a hacer como era antes, por más que
quiera, todos cambiamos para bien o para mal. Suelto un suspiro y me
hago una cola.
Toco la puerta, pero no escucho movimiento dentro de la casa, quizás
no hay nadie, mi padre y mi madre están trabajando en sus exitosos
trabajos. Toco de nuevo, pero absolutamente nada. Negué con la cabeza,
es obvio que aún me odia y que no me quieren ver, doy media vuelta
para irme.
—Hija, ¿eres tú? —Miró por encima del hombro y veo a mi mamá con
su típica ropa y su delantal. Ella se acerca a mí y me da un brazo—. ¡Oh,
mi hija, eres tú, pensé que te había perdido como tu hermano! —
Exclama llorando.
—Mamá, perdóname, por favor—le digo aguantándome las lágrimas—.
Todo fue mi culpa, yo tuve la culpa...—Antes de que terminé de hablar,
ella me interrumpió.
—Tú no tienes la culpa de nada hija—ella se separa de mí y me examina
de arriba y abajo—. ¿En dónde has estado estos dos años? ¡Dios
perdóname!
Mi madre se limpia las lágrimas y toma mi bolso y ambas empezamos a
caminar hacia la casa. Millones de imágenes vienen a mi mente, pero
aún puedo recordar la última vez que estuve aquí....
Mi padre tiró mis bolsos a la calle y me refregué mi mejilla por la
cachetada que mi madre me había dado en ese momento. Se que fue mi
culpa que mi hermano muriera y entiendo su dolor y su odio hacia mí,
pero yo también los necesito.
Miro a mi madre que sigo llorando y mi padre me sujeta del brazo.
—Por tu culpa tu hermano está muerto—me gritó con verdadero odio y
me empujo haciendo que cayera al piso—. Tú también moriste para mí.
—Pero... —intente hablar, pero ellos cerraron la puerta.
Me abracé a misma y me quedo unos minutos esperando que esto fuera
una puta pesadilla que mi hermano estaba vivido, que mis padres me
seguían amando, pero nada sucedió y tome la pocas cosas que me
quedaban y comencé a caminar lejos de ellos porque ahora tenía claro
que estaba sola, la única familia que me quedaba es la que elige yo que
son mis amigos, pero duele. Sé que tuve la culpa de que mi hermano
muriera, todo es mi culpa y debo cargar siempre con eso.
—Hija, ¿estás bien? —preguntó mi madre atrayendo de nuevo al
presente, pestañeé varias veces y asentí con mi cabeza antes de
contestar a su pregunta:
—Bueno, sabes que estuve un año viviendo con mis abuelos—ella hace
una mueca—. Y ahora vivo en Barcelona con Alejandra—le digo,
jugando con un mechón que quedó suelto de mi cola.
Ella deja el bolso en el cuarto de estar y se sienta en un sillón negro.
Miro la habitación color verde claro y nada ha cambiado, todas las fotos,
muebles siguen intactos. Me acerco a mi madre y le tomó su mano.
—¿Cómo han estado ustedes? —preguntó con cautela.
—Con un nudo en la garganta por ti. Ese día no éramos nosotros, hija,
jamás debí decirte lo que te dije, eres lo más importante que tengo en
mi vida...Yo y tu padre estábamos tan arrepentidos, te hemos estado
buscando por todos lados, pero no aparecías y pensamos en lo peor, te
fuiste de una noche a otra de la casa de mis padres...Te perdimos el
rastro—dice entre sollozos.
—Perdóname mamá, por no haberme comunicado con ustedes, pero
yo..., pensé que ustedes me odiaban y que ya no me querían y como me
echaron de casa...Yo no sabía qué pensar—digo con la voz rota.
—Hija, nosotros te amamos y después nos dimos cuenta del error y te
buscamos, pero fue como si tú nunca hubieses existido. Perdóname,
hija, hemos vivido con esta angustia tantos meses.
—No tengo nada que perdonarles, yo los sigo amando. Son mis padres y
somos humanos, todos cometemos errores, podemos hacer como que
esto no paso.
Ella me abraza de nuevo, ambas lloramos por todo lo que ha sucedido
en estos dos años. Cierro los ojos y por fin me siento de nuevo
protegida por mi madre. Esa madre que siempre me cuidaba y se
preocupaba con adoración por mi hermano y por mí. Pasan unos veinte
minutos en la misma posición solo abrazándonos.
—¿Tienes hambre, hija? Estás muy flaca, pero también muy guapa—la
miró a los ojos y sonrió.
—Estoy bien mamá, desayuné en el aeropuerto y ¿en dónde está papá?
—pregunto.
—En el trabajo, lo llamaré ahora...—En ese momento la puerta se abre y
entra mi padre llorando, él se me acerca y me abraza fuertemente.
—No puedo creer que esté aquí, hija—dice llorando.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que
me apoyen en esa historia tambien
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estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Por cierto siempre estoy haciendo en cuesta en Instagram y este
viernes realizare una para saber que día le
gustaría que suba los capítulos y también subiré los memes que
hagan de los capítulos así que suban y lo
veremos aqui
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Y aquí esta el primer meme del capitulo anterior
Capítulo 16
Me siento en mi antigua cama y miro a mi alrededor, todo sigue intacto,
normal, supongo, tampoco ha pasado tanto tiempo. Me suelto mi pelo y
tomó una foto mía y de mi hermano. Suelto un suspiro, no hay día en
que no extrañe a mi hermano.
—Puedo pasar—. Levantó la mirada y estaba mi padre apoyado contra
la puerta.
Yo asiento y él se sienta al lado mío.
—Te extrañábamos, hija, hemos sido malos padres, te dejamos
desprotegida cuando tú no tuviste la culpa de nada, tu hermano te
salvó...—Mi padre rompió a llorar y lo abrazó con fuerza.
—Ustedes siempre han sido los mejores padres que mi hermano y yo
pudimos tener.
—Eres una mujer muy fuerte. Me alegro de haber criado a hijos fuertes
y que saben afrontar la vida de frente, estoy muy orgulloso de ti. Mírate,
vives en Barcelona y vas a la universidad de tu sueño—. Él me sonríe y
me da un beso en la frente.
—Te quiero papá, no lo dudes nunca.
—Yo te amo hija—él mira la habitación y luego me mira a mí—.
Extrañaba tener a mi princesa guerrera, aquí.
Suelto una risa.
—Yo igual.
—¿Qué te parece, si hoy en la tarde vamos a cenar en familia? —Dice
con una sonrisa.
Yo asiento.
—Bueno, te dejaré descansar—. Mi padre me da un último beso en la
frente antes de irse de mi habitación.
Mi padre salió de la habitación y miró hacia la ventana y veo el árbol
por donde me escapaba siempre de casa con mi hermano para ir a
nuestras peleas. Abro la ventana y saltó con gran facilidad al árbol y
bajó con cuidado.
Miro mi casa por última vez antes de empezar a caminar. Las calles
siguen igual que siempre. Me puse un gorro y caminé deprisa a mi
destino. Mi celular suena y veo que me está llamando Alejandra, le doy
ignorar y sigo caminando.
Quince minutos después, abro la puerta metálica y caminé por el
sendero. Cuando llego me quedo enfrente a la tumba de mi hermano.
Me senté en el suelo y dejé las flores que traje para él.
—Hola, hermano, perdón por no haber venido antes a visitarte...Te
extraño mucho y..., me siento tan sola—me sorbo la nariz—. Quisiera
que estuvieras aquí conmigo..., pero sé que ya no puedes—rompo a
llorar.
Lloro todo lo que tengo dentro de mí, odio ahora mi vida. Desde que
perdí a mi hermano y lo que sucedió esa noche, cambió todo para mí.
Joder con la puta vida—me digo a mí misma. Mi celular suena una vez
más y veo que me llama
Diego, lo ignoro.
Una hora después me encuentro de nuevo en la habitación. Abro mi
computador y busco la dirección que estoy buscando. Miro que hay una
pelea a las tres de la mañana, perfecto, anotó la dirección.
—¿Estás lista, hija? —Dice mi madre.
Levantó la mirada del computador y observó a mi madre con un vestido
negro y su pelo castaño suelto. Yo asiento.
—Estás muy guapa—la halago, mi madre siempre ha sido guapa somos
muy parecidas casi idéntica, pero en lo que cambiamos es en el carácter
saque al de mi padre.
Ella se ríe y en ese momento entra mi padre con su traje de negro.
Cierro mi computadora y tomó la chaqueta.
—Soy afortunado de tener a dos mujeres tan hermosas en mi vida—
dice mi padre con una sonrisa—. Te esperamos abajo, hija.
Yo asiento. Me miró por última vez en el espejo y hago una mueca, miró
mis pantalones de telas y una polera de tiritas, me gusta este atuendo,
pero no tengo tanto ánimo de salir.
<<Sonríe Anastasia, estás con tus padres>>—me doy ánimo como
siempre.
******
Mi padre detiene el auto en un pequeño restaurante de comida
italiana. Entramos en un pequeño restaurante de color verde y con
unas veinte mesas. Nos sentamos en una mesa de tres. Después de
ordenar nuestros platos, mis padres me preguntan muchas cosas.

— ¿Cómo está Alejandra? —Pregunta mi madre con una sonrisa.


Mastico la comida y doy un sorbo de agua antes de contestar.
—Ella está muy bien y guapa. Ella tiene un novio, supongo que es el
motivo por el cual aún no viaja a ver a sus padres
—me encojo de hombros.
—Si algo me comenta su padre—dice mi padre con una mueca—. Que
ellos tienen que ir a verla—mi padre me mira por un largo rato—.
Sabes, tienes una muy buena amiga.
—¿Eh?
—Le pregunté muchas veces a Renato si sabía algo de ti y le preguntaba
muchas veces a Alejandra, pero ella simplemente nunca dijo nada o
sabía evadir el tema.
Miro mi plato antes de mirar a mis padres.
—Sé que tengo una buena amiga, Alejandra lo es, yo le pedí que no le
contara a nadie en donde estaba y ella lo respetó y me cubrió la
espalda, siempre ha sido así.
Mi padre asiente y se hace un silencio incómodo.
—Dime hija, ¿tienes novio? —Pregunta mi madre.
Hago una mueca de asco. Mi madre suelta una risa.
—No, que flojera tener un novio—digo seria.
Mi madre mira a mi padre antes de reírse por mi respuesta y mi padre
se une a ella. La cena transcurre con tranquilidad y bromas. Llegamos a
la casa y me despido de mis padres antes de entrar a mi habitación. Me
acuesto y pongo una alarma a las dos de la mañana.
Siento que algo vibra en mi almohada, me remuevo y saco mi celular y
veo que es la alarma que programé. Me levanto con cuidado y me visto
con unos pantalones negros y chaqueta. Abro la ventana con cuidado y
saltó con facilidad al árbol y bajó con cuidado.
Bien, aquí vamos de nuevo, Anastasia—, me animo a mí misma. Me
pongo un gorro negro y empiezo a caminar hacia la dirección. Treinta
minutos después llegó a un galpón abandonado. Miró como entra la
gente.
Entró con gran facilidad y me dirijo a donde está todo el mundo, la
gente grita y bebe sin control. En ese momento alguien toca una bocina
y la gente se queda callada.
—Bienvenidos todos, la pelea comenzará ahora, las apuestas están
cerradas—dice el organizador—. Él es uno de los mejores boxeadores
de Madrid, afírmense bien caballero y señorita, él es Roberto González.
La gente grita como loca y mire cómo entra un chico bastante alto y
musculoso que tiene tatuajes en todo su pecho. La gente grita su
nombre una y otra vez.
—Ahora prepárese gente, porque él es rey de Madrid, muchas mujeres
suspiran por él e incluso hombres, sostengan bien a las mujeres porque
es el único e inigualable Nicolás Ramírez.
Me quedo quieta. Miro al que alguna vez fue el amor de mi vida, por el
chico que caí por amor y también porque me traicionó de la peor forma.
Aprieto mis manos en puños tanto que se me pone los nudillos blancos.
<<Respira Anastasia, respira por favor>>—Me digo mentalmente, para
no ir a donde está él y matarlo de una buena vez.
Las mujeres gritan cuando lo ven entrar. Lo miro y está mucho más
musculoso, tiene algunos tatuajes en sus brazos, se pasa la mano por su
pelo rubio dejándolo en punta y sonríe con arrogancia hacia su
oponente y comienza la pelea.
El timbre suena anunciando que Nicolás salió ganador en la pelea. Él
sonríe con arrogancia y saluda a todo el mundo.
Él se acerca a donde estoy, pero retrocedo y me escondo detrás de la
gente. Lo miró fijamente, él se acerca un poco más donde estoy y
retrocedo un poco más hasta que choco con alguien. De repente
nuestras miradas se cruzan.
Él abre los ojos como plato y yo retrocedo, empiezo a caminar hacia la
salida rápidamente.
p
—Anastasia—, gritó Nicolás. Miro hacia atrás y veo que está atrapado
con la gente—. Anastasia, espera un poco—
grita aún más fuerte.
Lo miro y levanto mi dedo del medio.
—Púdrete—murmuró enojada.
Sé que no me va a escuchar por el ruido que hace la gente. Me giro
sobre mis talones y empiezo a caminar hacia la salida con rapidez
porque ahora él sabe que estoy aquí de nuevo en Madrid y no quería
que me viera, joder, soy una estúpida.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que
me apoyen en esa historia tambien
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estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Por cierto siempre estoy haciendo en cuesta en Instagram y este
viernes realizare una para saber que día le
gustaría que suba los capítulos y también subiré los memes que
hagan de los capítulos así que suban y lo
veremos aqui
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Y aquí esta el segundo meme del capitulo anterior que me hizo reír
mucho
Capítulo 17
Salgo de mi casa rumbo a una cafetería, un escalofrío me recorre la
espalda. Miro hacia atrás y no veo a nadie. Suelto un suspiro, hoy día
amanecí un poco paranoica después de haber visto a Nicolás. Llegó a la
cafetería y compró un café y un pastel.
Me siento en una mesa que tiene vista a la calle y saco mi libro de It de
Stephen King y comienzo a leer. Pasan unos veinte minutos cuando
alguien arrastra la silla de mi lado. Bajo mi libro y tengo a un hombre
vestido de negro, el hombre me toma de brazo fuertemente.
—Suéltame, imbécil—digo enojada e intentando soltarme.
—Quieta muñeca, no has cambiado nada, sigues siendo la misma—dice
el hombre con voz ronca.
Su voz me suena, pero no puedo recordar en dónde la escuché antes.
Tiro de mi brazo y me puedo soltar por fin.
—¿Quién mierda eres tú? —Pregunto furiosa.
—Ya no me recuerdas, muñeca—él se ríe con su voz ronca que nunca
podré olvidar.
Es uno de esos tipos que intento...Niego con la cabeza e intenté
levantarme de la silla, pero el hombre agarra fuerte de la muñeca, tanto
que suelto un gemido de dolor.
—Siéntate, aún no acabo contigo.
Niego con la cabeza y él ejerce más presión en mi muñeca, pero me
aguanto. Lo fulmino con la mirada.
—Suéltame o te juro que te ira muy mal—. Digo enojada.
—Te soltaré, solo traigo un mensaje para ti—el hombre me aprieta más
la muñeca y me aguanto el dolor, no dejaré que ellos me vean como una
débil, nunca más—. Ten cuidado, muñeca, vigila tus pasos muy bien, si
no quieres acabar como tu hermano en una tumba—termina su
amenaza.
El hombre se levanta y yo me suelto su agarre, él da media vuelta, pero
yo me pongo frente a él.
—No tengo miedo de ti, ni de nadie—el hombre parpadeó perplejo y de
seguro esperaba que me quedara callada como antes—. Ustedes
también cuiden sus pasos por qué voy a por ustedes—le digo antes de
darle un empujón y pasar por su lado y salir de la cafetería.
Suelto un suspiro y camino rápidamente a la casa de mis padres. Miro
hacia atrás y veo que el hombre me sonríe burlonamente, le paró mi
dedo del medio. Joder con este tipo de mierda, quieren acabar conmigo,
pero yo acabaré con ellos primero. Llegó a la casa en donde me
encuentro con mis padres bailando tiernamente.
Sonrió, no han cambiado su amor y ellos se han apoyado en la pérdida
de mi hermano y me alegra saber que mis padres están mejor y que
siguen con su vida. Me quedo mirando como ellos bailan y se ven con
amor puro. Subo en silencio las escaleras y entro a mi habitación.
Guardo mis cosas en mi bolso y tomo mi celular, busco entre mis
contactos el número de antiguo entrenador y organizador de mis peleas
e intentó marcarlo, pero no puedo, aún no.
—Hija llegaste—di un salto y me pongo la mano en el pecho—. ¿Estás
bien? —Pregunta mi madre.
—Joder, madre que susto—intentó sonreír, pero me sale más una
mueca—. Estoy ordenando mi bolso para mañana.
Mi madre hace una mueca y se sienta en mi cama y pasa la mano por
una leve arruga que ahí en cubrecama para estirarla.
—Sabes que te vamos a extrañar mucho—dice con voz rota y una
lágrima solitaria recorre su mejilla.
Me acerco a ella y la abrazo fuertemente.
—Volveré más seguido, lo prometo—le digo con una sonrisa. —Vendré
muy pronto.
—Lo sé, tienes que volver a la universidad y lo entendemos ahora que
te recuperamos, te apoyaremos con todos los gastos, no tienes que
preocuparte.
—Mamá, no quiero que se gasten su dinero en mí, además tengo una
beca que cubre mi carrera y tengo trabajo donde me pagan bien.
—Eres nuestra hija, concédenos este capricho de comprar tu propio
departamento, además ya está comprado desde hace tiempo y fue
amoblado antes de que pasara...Todo—dice con una mueca.
Abro los ojos como plato. Qué le voy a decir a Alejandra ahora, aunque
pensándolo es lo mejor ya que es su departamento, yo le pago mi parte
por quedarme ahí aun cuando ella no quería al comienzo, pero eso me
hacía sentir mal y no quería ser una mantenida y creo que será lo mejor
irme de ahí porque así no la expongo y ella puede estar a salvo de mi
pasado.
—Está bien, mamá—ella me entrega una llave y me da la dirección—.
No se preocupen tanto por mí. Sé cuidarme bien y quiero que ustedes
salgan y conozcan. Mi hermano hubiera querido eso al igual que yo.
—Lo intentamos y lo estamos haciendo—dice con una sonrisa.
—Te amo mamá, gracias por todo.
En eso escuchamos a mi padre que nos dice que el almuerzo está listo y
que bajemos a comer. Bajamos a almorzar y mi padre tenía todo
servido, el almuerzo estaba muy rico. Mis padres tiraban bromas sobre
sus amigos, como siempre, yo sonreía, y me di cuenta de que estaba
feliz por estos días con mis padres y me he sentido completa.
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que
me apoyen en esa historia tambien
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Por cierto siempre estoy haciendo en cuesta en Instagram y este
viernes realizare una para saber que día le
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hagan de los capítulos así que suban y lo
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aquí el meme ganador de capitulo pasado :3
Capítulo 18
Abrazo a mis padres por última vez antes de dirigirme a la fila en donde
tengo que embarcar. Mi madre llora sin parar y mi padre la consuela
con un enorme abrazo. Tomó la mano de mi padre y madre, le doy un
apretón.
—Volveré pronto, los llamaré cuando me encuentre instalada en el
departamento—. Saco mis documentos y camino a la fila.
Una hora después ya estábamos despegando, calculo que llegaré como
a las ocho de la noche. Miro mi celular y tengo muchos mensajes de mis
amigos, los ignoro, no quiero hablar con nadie por ahora. Cierro los ojos
e intento dormir.

******
Abro la puerta del departamento y mi bolso se me cae en la muñeca,
suelto un gemido de dolor porque me quedo un moretón en la
muñeca por el sujeto.

—¡Mierda!—Exclamó. Me masajeo la muñeca para tratar de calmar el


dolor.
—¿En dónde has estado? —Grita Alejandra. Ella se acerca a mí y me
abraza—. Anastasia me tenías preocupada, te llamé todo el fin de
semana y nada. ¡Me quieres matar de un infarto!
—Perdón, Ale necesitaba ir a ver mi familia, estuve con mis padres. —
Digo tapando mi muñeca.
—¿Es en serio? ¿Cómo están tus padres?—Pregunta nerviosa.
Me acerco más a ella y la guio a una esquina para que podamos hablar a
solas con más tranquilidad.
—Fue como antes estar con ellos me hizo sentir segura y me sentía de
nuevo en mi casa, mi padre sigue siendo el padre tierno y
sobreprotector y mi madre sigue siendo tan dulce y comprensiva.
Ella me abraza fuertemente.
—Me alegro mucho Anastasia, merece volver a ser feliz. Necesitas
sanar, Ana, ese corazón tuyo lo necesita. Pero joder, Ana podrías
haberme avisado, antes estuve preocupada estos tres putos días y
Diego igual—ella se hace un lado y observó a Diego quien tiene una
enorme sonrisa.
Alejandra me tomó de la muñeca y no puedo evitar soltar un grito de
dolor. Diego se para rápidamente y se acerca a mí. Yo agarro mi muñeca.
—¿Qué ocurre? —Pregunta Alejandra preocupado—¿Qué te pasó en la
muñeca?
—Me quemé, pero nada grave. Un pequeño accidente con la plancha de
ropa—miento.
Cameron le susurra algo a Alejandra y se va a su habitación. Diego toma
un mechón de mi pelo y juega con él.
—Te llamé, porque no me contestabas.
Lo miro por un segundo antes de tomar mi bolso y empezar a caminar a
mi habitación. Diego entra y cierra la puerta con cuidado y se sienta en
la cama.
—Estaba ocupada.
—¿En qué? —pregunta con curiosidad y una pequeña sonrisa en sus
labios.
—Estaba con mi familia, no los veía hace más de dos años y quería estar
todo el tiempo posible con ellos—confieso con tristeza.
Él se pone enfrente de mí y me acaricia la mejilla, pero yo me alejo de
él. Dejo mi bolso y empiezo a sacar toda mi ropa y saco una maleta. Él
se sienta en mi cama y me mira atentamente.
—¿Qué haces Anastasia? —Pregunta interesado.
Lo miro y veo que anda con pantalones blancos, una camiseta negra y
un gorro blanco, se ve realmente guapo. Niego con la cabeza porque
esos pensamientos no deberían cruzar por mi mente.
—Doblar mi ropa y guardarla dentro de una maleta—ironizó y él suelta
una carcajada.
—Sé el proceso—dice con un tono sexy—, el proceso de doblar la ropa,
pero ¿por qué estás guardando tu ropa?
—Me voy.
—¿Qué? —Exclama sorprendido. Diego se levanta de la cama y se
acerca a mí—¿A dónde te vas?
—Me cambio de departamento—suelto un suspiro y me quito el pelo
de la cara—. Mis padres me regalaron un departamento, además
Alejandra necesita su espacio y ustedes son sus amigos, siento que
estorbo aquí—miento, sé que jamás sería un estorbo para Alejandra,
pero tengo un terror de que algo le pase a ella más que ahora Nicolás
me ha vuelto ver sé que tengo el tiempo contado aquí.
Él pone su mano en mi barbilla y me mira fijamente.
—Tú no estorbas en ninguna parte Anastasia, además me tienes a mí y
yo si soy tu amigo—me asegura con una sonrisa tierna.
Niego con la cabeza y me alejo de él y empiezo a guardar todo dentro de
la maleta. Saco otra maleta y empiezo a guardar mis libros. Necesito
mantener a mis amigos a salvo, es horrible esta situación, me cansa ya
es una rutina cada seis meses tener que estar de un lado a otro por una
persona enferma que sé obsesión conmigo.
—Necesito estar sola—le confieso y apartó de nuevo el pelo de mi cara.
—¿Por qué?
—Es mejor así, soy un problema y mientras más sola esté menos daño
hago a la gente que amo—. Digo en un susurro, me acarició la muñeca y
levantó un poco y ahí está la marca de ese hombre.
—Ninguna persona en esta vida es un problema Anastasia. Tú, eres una
buena persona, un poco fría, pero solo estás dolida con la vida al igual
que yo, pero eso no te convierte en mala persona.
—¡Yo, una buena persona! —Exclamó con sarcasmo—Diego, baja de tu
nube en la que estás y abre los ojos. Yo no soy una buena persona, no
sabes nada sobre mí, solo aléjate de mí y estarás mejor.
Se acerca a mí, pero justo cuando va a hablar la puerta se abre y entra
Alejandra y Cameron. La rubia se acerca hacia nosotros y abre los ojos
con sorpresa al ver todas mis cosas en las maletas.
—¿Por qué estás empacando tus cosas?
—Me voy Alejandra. Mis padres tienen un departamento para mí antes
de que pasara todo y quieren que lo ocupe, me pasaron las llaves.
—No quiero que te vayas—dice con voz rota.
—Yo tampoco, pero se los prometí y además nos seguiremos viendo. —
Me acerco a ella y la abrazo fuertemente—.
Te amo, eres mi mejor amiga.
—Promete que seguirás viniendo a verme, por favor—. Me dice con una
sonrisa.
—Lo prometo, mi hermosa rubia.
Alejandra me ayuda a ordenar y a empacar todo, lo bueno es que no
traje tantas cosas. Cuando tenemos todo listo ella se retira con Cameron
a su pieza. Pongo las maletas en la esquina y me tiro a la cama.
Me masajeo la muñeca y hago una mueca de dolor. Él me toma la mano
y juega con mis dedos con una sonrisa.
— ¿Alguna vez te has enamorado?
Miro a Diego por un momento antes de cerrar los ojos y siento como él
se mueve. Cuando abro los ojos lo tengo tan cerca que no puedo ver
nada más que no sean sus ojos café que brillan con emoción.
—Si estuve enamorada, pero me traiciono de la peor forma—digo en un
susurro—. Comprendí que el amor es una mierda y que todas las
personas tienen un precio y no les importa a los demás, mientras
consigue lo que quieren.
Él toma un mechón de mi pelo donde lo enrolla en su dedo. Me mira por
unos largos minutos, antes de hablar.
—Yo nunca he estado enamorado de nadie, pero siento que algo está
cambiando dentro de mí y tiene que ver contigo, Anastasia. Estás
haciendo cosas locas con mi corazón.
Me siento en la cama y me alejo lo más posible de Diego, porque no
puede ser, él no puede estar enamorándose de mí.
—No continúes por ahí Diego...
—¿Por qué? Tanto te molesta escuchar la palabra amor—rebatió. —
¿Por qué no podemos estar juntos?
—Porque no quiero, joder, me tienes harta, Diego—fue lo primero que
salió de mi boca—. Entiende que no puedo estar con nadie. Ya sufrí
mucho, Diego, entre nosotros solo puede haber una amistad y no quiero
hacerte daño.
No quiero dañar a nadie y menos a Diego, puedo notar como también
carga un peso sobre sus hombros. Un alma atormentada puede ver a
otra alma atormentada. La verdad me aterra dañar a la gente que amo,
pero tampoco puedo estar cerca de ellos y a Diego aún lo podía alejar
de mí.
—Joder, Anastasia, no quiero otra mujer. Te quiero a ti, me tienes
fascinado, me tienes ya....—repite esa frase que me susurro en la
discoteca.
—Diego no va a pasar—me levanto de la cama rápidamente y él me
imitó—. Tienes que irte.
—No quiero irme—contesta calmado—. Quiero quedarme aquí contigo,
bella.
Me quede quieta anonada mirándolo, entiendo que Diego siempre me
ha declarado sus sentimientos a mí, y admito que yo también siento
algo más por él..., pero por ahora aún no me siento lista y sé que soy
terca y veo como Diego está siendo paciente conmigo.
—Debes irte—repetí.
Se me acercó de nuevo a mí y me tomó de la cintura. Mi respiración se
alteró, nos miramos fijamente desafiándonos, su mirada era dulce y
tierna en cambio la mía era de terror y pánico.
—Seré sincero contigo, Anastasia, desde el primer día que te sentaste a
mi lado supe que tú tenías algo y cuando hablamos supe que tenías una
chispa única, pero claro, al principio no lo tenía claro tenía que
conocerte para estar seguro si era cierto o no...y es real, Anastasia. Sé
que tengo miles defectos y una reputación asquerosa y que he estado
demasiado tiempo en la oscuridad solo, pero tú eres una bonita luz que
vino alégrame los días con tu compañía.
Abro los ojos porque me sorprendieron sus palabras. Él no pierde
oportunidad y me acaricia la mejilla. Nuestras narices se rozaron y me
quedé quieta por su gesto.
—Mírame Anastasia, ya me tienes, aquí estoy desnudando mi corazón
por ti, por la chica más terca que he conocido en mi vida, pero también
por la chica más fascinante que he podido conocer que no me dejas
sorprender ni por un solo segundo.
—Diego, tú no sabes que estar conmigo se sentirá mal.
—Bella, estar contigo nunca se sintió mal, al contrario, se siente bien.
Me quedo callada. Diego me agarra muy fuerte de la cintura y pongo
mis manos en su pecho. Ambos nos miramos fijamente con deseo. Él
muerde su labio inferior y mis ojos captan ese movimiento tan sensual.
—Necesito besarte, Anastasia—. Dice en un susurro.
Hola personitas ¿Cómo están? ¿Cómo les ha ido estos últimos días?
Bueno quiero pedir perdón por no subir
los dos capítulos por semana, pero yo soy de Chile y estamos
sufriendo enorme injusticia con nuestro
derecho y me deber es ir marchar con mi pueblo y luchar por
nuestro derecho para un país más justo y
también estoy terminando mi semestre de la universidad y también
me estoy cambiando de departamento, así
que estado muy ansiosa y pido perdón pero espero que entiendan de
que soy una estudiante...y lo que esta
pasando Chile es algo importante y yo debo luchar con mi pueblo
todos los días
En fin perdón, trate de subir la próxima semana dos capítulos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Por cierto siempre estoy haciendo en cuesta en Instagram y este
viernes realizare una para saber que día le
gustaría que suba los capítulos y también subiré los memes que
hagan de los capítulos así que suban y lo
veremos aqui
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 19
Diego se inclina hacia mí, pero yo corro mi cara y sus labios impactan
con mi mejilla. Me mira sorprendido y me suelto de su agarre con
cuidado, doy varios para atrás para poner distancia entre nosotros.
—No, Diego, no hagas esto más difícil para mí... A veces pienso que solo
tiene un capricho conmigo—murmuro confundida por lo que está
pasando entre nosotros—. Estoy segura de que solo estás confundido,
ya se te pasará.
Él se tiró del pelo y se tapó la cara con sus dos manos y soltó un enorme
suspiro. Me crucé de brazo, esperando que dijera algo más para ir a
acostarme.
—No eres ningún capricho para mí. —Se golpea el pecho.
—Claro que lo soy Diego. Soy la única chica que de cierta forma te ha
dicho que no y que te ha rechazado—me acerque a él—. Es una locura y
creo que estás confundiendo de nuevo las cosas como siempre entre
nosotros.
—Anastasia, no estoy jugando a nada—él sostiene mi cara entre sus
manos—. Sé lo que estás haciendo Anastasia, pero te demostraré que
contigo voy en serio, jamás he fingido contigo y te he mostrado al
verdadero yo. Por favor no vuelva a decir que tú eres un juego para mí
porque no lo eres.
—Diego... —muerdo con fuerza mi labio inferior con fuerza—. Sé que
soy complicada y como podrás notar me cuesta confiar en la gente
porque he sufrido muchos golpes y también sé que soy terca.
Su sonrisa se agrandó y se pasó una mano por el pelo.
—Coincido contigo, pero no quiero hacerte daño. Sé que tengo una
mala reputación, pero también sé que eres la chica que está rompiendo
todos mis esquemas y mi mundo se está convirtiendo en un desastre
aún más grande—se quedó callado un momento y añade—: Me gustas,
Anastasia. Sé que soy un desastre, un puto desastre y es tal vez lo mejor
que tengo para ofrecerte por ahora.
—Eres un desastre —confirmó con una sonrisa—, pero todo el mundo
lo es así, que no te sientas especial—bromeo con él.
Una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
—Soy un desastre, pero puedo aprender mucho de ti, Anastasia. No me
rendiré porque sé lo que siento por ti y eso no lo pondré en duda por
nadie, ni siquiera por ti—dice con la voz ronca, solté un suspiro al
escuchar sus palabras y me tapé la cara con mis manos.
Nos quedamos callados en un silencio incómodo. No sabía qué hacer al
respecto con Diego, me confunde mucho a veces quisiera besarlo y
decirle que yo también siento esa química con él, pero sé que no sería
lo correcto para él...no se que hacer odio ser así con mis sentimientos.
—Me voy—dice en un susurro y me da un beso en la frente.
Cierro los ojos y siento como la puerta se cierra con cuidado. <<Estás
loco, Diego y sé que va a hacer un impacto en mi vida, es casi
inevitable>>—me dije mentalmente.

******
Entré en la universidad corriendo y chocando con media universidad,
pero por fin, llegué a mi salón. Cuando entré al salón aún estaba vacío.
Joder, siempre pienso que llego tarde cuando aún nadie ha llegado al
salón—puse los ojos en blanco. Caminé al último asiento y me
derrumbé en la silla. Sacó un libro y me puse a leer, pasaron unos
minutos y Diego me dio un beso en la mejilla.

—Hola, mi bella.
Lo miré y no puedo evitar mis ojos, le hicieron un rápido repaso, vestía
con pantalones rotos en la rodilla de color negro y una camiseta blanca.
—¡Hey! —Él chasqueó sus dedos frente a mi cara—. Sé que soy sexy,
pero controla tus ojos—una sonrisa malvada apareció en sus labios.
Negué con la cabeza y volví a poner atención a mi libro. Él arrastró su
silla más cerca de la mía.
—Te ves bonita leyendo, tus ojos brillan con pasión—. Lo mire de reojo
y tiene una mirada traviesa que hace que sus ojos brillen aún más y una
enorme sonrisa perfecta donde se le marca los hoyuelos—. Por cierto,
¿cómo estás?
—Estoy bien ¿y tú? —levantó la mirada de mi libro para mirarlo.
Él se acercó tan rápido a mí que solo sentí el impacto de sus labios en
mi mejilla que duró más de la cuenta.
—Diego—, digo sorprendida.
Él soltó una carcajada y se acercó más a mí tanto que podía sentir su
respiración en mi cuello.
—Te voy a conquistar Anastasia, te voy a sorprender todos los días—Él
me sonrió de lado donde se le marcaron sus hoyuelos—. Te besaré
siempre que pueda—Dijo con una enorme sonrisa.
Puse los ojos en blanco. No tiene remedio, este chico —me digo a mí
mismo. Retomé mi lectura, pero me fue imposible. Él me miraba
fijamente, lo miré de reojo y tenía su cabeza apoyada en su mano.
—¿Por qué me miras tanto? —Digo molesta.
—¿Eh? —Exclamó perdido.
—¿Por qué miras así? —repetí, mordiendo mi labio inferior para no
reírme.
—Eres agradable a la vista.
—Imbécil—bromeo.
Él sonrió aún más y arrastró mi silla más cerca a la de él. Lo miré con
curiosidad, pero él seguía con una sonrisa de bobo que siempre termina
de alguna forma contagiándome.
—Diego...
—Anastasia—, dijo imitando mi tono de voz.
Cerré los ojos y conté del uno hasta el diez, me masajeó la sien, estaba a
punto de perder el control con Diego y es que este chico tampoco me lo
ponía fácil, es como si buscara provocarme.
—¿Te sucede algo? —Pregunto inocentemente y jugando con un mecho
de mi pelo entre sus dedos.
—No, nada—Respiré de nuevo y me derrumbé en la silla. Presionó un
dedo en el tabique de mi nariz.
—¿Quieres golpear mi lindo rostro? —Preguntó con un tono burlón y
asentí con mi cabeza—. Agresiva, deberías besarme mejor—comentó
con diversión.
Entrecerré los ojos y conté uno hasta el cien "¡Dios mío! Ayúdame, por
favor" El profesor entró y por fin, empezó la clase. Él me sonrió toda la
p yp , p
clase y alguien debería darme un premio por aguantarlo tanto.
—Así que te cambias hoy—lo miré y jugaba con un bolígrafo. Yo asentí
—. ¿Quieres que te ayude con las maletas?
—No gracias—rechace su oferta.
Él hizo un puchero.
—¿Por qué no?
—Me ayudarán los gemelos—digo sin interés y volviendo a
concentrarme en mis apuntes.
Apoyó su cabeza en su mano y me miró fijamente. Empecé a anotar lo
que el profesor habla, pero él me observa tan fijamente que me ponía
nerviosa.
—¿Por qué huyes de mí?
—No huyo de ti—murmuré bajando la voz.
—Claro que sí—me rebatió con una sonrisa.
—¡Claro que no! No eres el centro de mi universo, Diego.
Él se golpeó el pecho como si mis palabras lo hubieran lastimado.
—¡Oh, vamos, Anastasia! —Exclamó fuerte con una sonrisa, nuestros
compañeros nos miraban de reojo—. No me estás poniendo fácil lo de
conquistarte, ¿verdad?
—¿Quieres callarte?—Digo enojada.
Miré mis apuntes, pero ya me había perdido y quedé atrasada. Tire el
lápiz y mire al susodicho que hizo que me perdiera en mis anotaciones.
—No—dijo con una sonrisa de bobo—. Sabes, creo que estás siendo
algo aburrida en estos momentos.
—Solo contigo.
Miré hacia la ventana y sentí como Diego, arrastraba su silla más cerca
de la mía en donde sentí como nuestras piernas se rozaron y él tomaba
mi mano.
—No te creo.
Lo miré por un segundo antes de sonreír.
—No tengo porqué demostrártelo—lo provocó con una pequeña
sonrisa.
—Deberías relajarte un poco. No te voy a hacer nada que tú no quieras
Anastasia, pensé que eso ya había quedado claro—tomó un mechón de
pelo y lo enrolló en el dedo—. No te besaré al menos que tú lo hagas
primero y estás a la defensiva en estos momentos.
—Lo tomaré en cuenta y no estoy a la defensiva—me crucé de brazos.
Él levantó una ceja y miró mis brazos que lo tenía cruzado, podía ver
como una sonrisa burlona aparecía en sus labios porque me estaba
contradiciendo con los gestos de mi cuerpo y Diego lo sabía.
Me miró por unos largos minutos antes de inclinarse hacia mí y
besarme de nuevo en la mejilla. Abrí los ojos y él soltó una carcajada
que hizo que toda la clase nos mirara fijamente e incluso el profesor.
—Joven Rivero, puede dejar de besar a su compañera—me hundí más
en la silla. Diego me observa fijamente—.
Guarde los besos para después.
El profesor volvió a explicar, pero nuestro compañero seguía mirando,
los fulminó con la mirada y poco a poco dejaron de mirar. Miré a Diego,
y estaba recostado en su silla.
—Diego—, maldije entre dientes.
—No te enojes.
—Déjame en paz.
Saqué mi celular y le escribí un mensaje a Dylan. Él se inclinó y vio la
pantalla de mi celular.
—¿Quién es Dylan?
—¿Qué haces ahora? Me espías—digo entrecerrando los ojos.
—Tengo curiosidad por saber con quién hablas. Si quieres, puedes
mirar los míos—comenta sin interés.
Sacó su celular y se puso a jugar con él. Lo miré y tenía una sonrisa
pícara que hizo que clavara la vista en la pantalla de mi celular.
—No soy una fisgona, pero gracias.
—De nada.
Lo miré de reojo. Él seguía sonriéndome con esa estúpida sonrisa
parecía tonto y no puedo evitar que me haga gracia.
Apenas había empezado a curvar los labios en una sonrisa, cuando él
soltó un:
—¡Ja!
Lo miré y tenía una sonrisa triunfal.
—Te he hecho sonreír, no te puedes enojar conmigo, Anastasia—me
guiñó un ojo.
Por fin, salimos de clase y en la puerta estaba esperándome los gemelos
y Jonathan. Me acerqué a ellos y le di un beso en la mejilla a cada uno.
—Mi pequeña es tan grande—decía Dylan de broma, fingiendo
limpiarse las lágrimas—. Te vas a vivir sola.
No puedo evitar reírme, son unos imbéciles.
—Oh, no, por favor, aquí tenemos al Dylan dramático—dijo Javier
poniendo los ojos en blanco.
—Déjame perra, envidiosa—bromea Dylan.
—Tú serás perra—rebatió Javier con una sonrisa.
—No sean niñas—dijo Jonathan.
—Cállate perra—dijeron los gemelos al mismo tiempo.
Sentí unos pasos y escuché su risa. Los gemelos seguían peleando entre
sí y tirándose bromas.
—Tus amigos son raros—me susurró Diego en la oreja. Di un salto, lo
que hizo que se riera aún más fuerte de mí.
Lo miré de reojo, pero él se estaba ya alejando. Imbécil es un imbécil—
me digo a mí misma.
—No decías lo mismo Jonathan antes que me cambiaras por las chicas
—bromea Dylan.
—Caminé señoritas—bromeo—. Ustedes me hacen pasar vergüenza.
Dylan se detuvo y abrió la boca, se llevó una mano al pecho y me miró
como si hubiera cometido el mayor de mis crímenes.
—¡Te avergonzamos! —Exclamó con dramatismo—. Perdóname por ser
una persona tan genial y auténtica, amorcín
—él entrecerró sus ojos y me miró fijamente—, eres una perra en todas
sus letras.
—No sea exagerado, cariño—me acerqué a él y lo abracé con fuerza—.
Sabes que te amo.
—Lo sé, soy una persona encantadora, es imposible que no me amen—
bromea.
—Eres un puto—aclaró Jonathan con una sonrisa.
—Ya me pedirás que te folle y duro, amorcín—rebatió Dylan con una
sonrisa. Jonathan puso cara de asco y no pude controlar mi risa.
—Si, seguro—respondió asqueado.
—¡Oh por favor! —Exclame—. Vayan a un motel— tomé el brazo de
Javier, quien estaba aburrido viendo su celular.
—Amorcín, te puedes unir—propone de broma.
Fruncí el ceño y negó con la cabeza.
—Eres asqueroso, no voy a ser un trío con ustedes—puse los ojos en
blanco y Dylan me rodeó con su brazo y me dio un beso en la mejilla
—Tú te lo pierdes.
—Eres un puto hermanito—Javier achicó sus ojos y miró a su reflejo.
Son iguales y lo único que cambian son sus personalidades.
—Tú también lo eres, hermanito querido, solo porque te hace el
calladito, te crees el jodido santo Javier—Dylan Bufo
—. Eres igual o más puto que yo.
Javier se encoge de hombros, porque ambos tienen arrastre con las
chicas, solo que Javier siempre ha sido el callado, el que hay que
sorprenderlo para que él tome en cuenta. En cambio, Dylan es un
hablador, una vez que entra en confianza un poco, ya no se calla nunca
más.
—¡Y tú! —Me apuntó Dylan, me llevé una mano al pecho—. Terminarás
sola, vieja y amargada porque ya nadie te aguanta—bromea.
—Mejor sola que mal acompañada—digo con una sonrisa burlona.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
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estoy avisando cuando subire capítulo y
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Otra costa el próximo 03 de diciembre estoy de cumple año y subire
un capitulo y en mi Instagram subiré un
adelanto del siguiente capitulo para celebrar con usted ❤
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Capítulo 20
Entró en el que era mi nuevo hogar con los gemelos, lo increíble de esta
situación es que también venía Diego, pero no porque lo invitáramos,
sino que vivo en su mismo edificio. El destino me está jugando una mala
pasada, es como si de alguna manera quisiéramos que estuviéramos
juntos.
—Tus padres se gastaron una pasta—dice Jonathan.
Miro el departamento y es de color verde claro y todos los muebles son
blanco y negro dando un toque de elegancia al departamento. Dejo mis
maletas en el suelo y miro el ventanal en donde puedo observar todo
Barcelona. ¡Me encanta la vista!
—Joder con tu nuevo departamento—dice los gemelos juntos. Suelto
una risa. Amo cuando hablan al mismo tiempo.
—Es demasiado caro—hago una mueca. Mis padres tienen plata y
ambos son exitosos en sus trabajos, pero no me gusta que gasten su
dinero en mí, siempre me ha gustado luchar por lo que quiero.
—Mierda, tenemos que irnos —dice Javier—. Segura, Anastasia que no
quieres ir a la fiesta.
—No—rechazo su oferta de nuevo.
Los gemelos y Jonathan se despiden de mí dándome un enorme abrazo
y beso. Ellos cierran la puerta y nos quedamos solos. Observó a Diego,
quien está mirando con curiosidad el departamento, aunque se parece
mucho al de él, solo que el mío es un poco más pequeño que el suyo.
—Increíble—comenta.
—No te sorprendas tanto, se parece mucho al tuyo—digo con una
sonrisa y sentándome en el sillón.
Él camina donde estoy y se sienta a mi lado.
—Me parece increíble como el puto de destino, quiere que tú y yo
estemos juntos—dice con una sonrisa picarona.
Suelto una carcajada. Lo miro y sigue con su estúpida sonrisa que
siempre me termina de contagiar .
—Eres bellísima—me guiñó el ojo.
No puedo evitarlo, pero comienzo a sonrojarme por sus palabras, pero
que me está pasando—me dije a mi misma. Me puse de pie, pero Diego
tiró de mi mano e hizo que me sentara en su regazo.
—¿Podemos intentarlo?
Lo observé con una sonrisa y pasó mis manos alrededor del cuello de
Diego. Me incliné hacia él.
—De momento amigos, no lo fuerces, Diego.
Sonrió contento con mi respuesta y su nariz acarició la mía, fue una
caricia tan dulce.
—Mmm..., ¿Solo amigos? —Preguntó con una sonrisa traviesa.
—Por ahora. —respondo con una sonrisa traviesa.
Me levanté de su regazo y miró alrededor mío ¡Amaba mi nuevo
departamento y la vista era espectacular!
—Tienes una irresistible sonrisa, Anastasia. —Se paró del sillón y se
puso al frente mío en donde puso un mechón detrás de mí oreja—. No
dejes nunca de sonreír.
Caminé en donde estaban mis cosas y tomé dos maletas. Él me ayudó
con las demás maletas y empezamos a subir la escalera que daba al
segundo piso. Era grande, no tanto como el departamento de Diego,
solo había dos habitaciones. Caminé hacia el fondo y abrí la puerta que
era de un color rosa pálido.
Dejé mis cosas ahí, está es mi pieza que mis padres la habían decorado.
Tenía un escritorio, un librero, un clóset, una cómoda y una enorme
cama. Dejé mis cosas en el suelo.
—Todo tu estilo—sonrió burlón.
— ¡Oye! —Exclamé—. Me gusta este rosa, además fueron mis padres
quienes decoraron el departamento. Tengo hambre, pidamos pizza. —
Él asintió y sacó su celular.
—Llamaré a la pizzería. ¿Pizza vegetariana? Verdad
Yo asentí con una enorme sonrisa.

******
Después de una hora estamos comiendo pizza, sentados en el suelo de
mi sala de estar. La pizza estaba deliciosa.

Miré de reojo a Diego estaba concentrado comiendo pizza. Era raro


estar con él, aunque debo confesar que su compañía me agrada, es
simpático y no es arrogante como fue al principio cuando lo conocí.
Me gusta como es Diego, supongo que lo juzgué muy rápido. No me di el
tiempo de conocerlo, aunque puedo notar que tiene muchos secretos,
pero quien no tiene secretos, yo también los tengo.
—¿Por qué me miras tanto? —Pestañeo varias veces.
—Me gusta estar contigo, ahora—sonreí.
Él me dio un beso en la mejilla y me rodeó con su brazo. Apoye mi
cabeza en su hombro.
—A mí también, Anastasia—él suelta una risa—. Siempre me ha
gustado tu compañía.
—Es porque soy genial, Diego—bromeo con él.
—Bueno, tampoco te pases porque sigues siendo terca y aun te noto
algo a la defensiva, en serio chica que a veces no se como acércame a ti
porque siento que en cualquier momento me vas a pegar un puñetazo.
—¡Ja, ja, ja! Muy chistoso—digo sarcásticamente.
Mi teléfono sonó y vi que era una llamada entrante de Luis. Conteste la
llamada.
—Hola, hola, aquí tu mejor boxeadora—sonreí. Luis se rio a través de la
línea.
—Hola hermosa, aquí tu mejor representante y amigo—bromea.
—¿Qué sucede?
Diego tomó mi mano y empezó a jugar con mis dedos.
—Mañana, a las nueve en punto, en el mismo lugar, ¿puedes? —Hablo
en clave.
Solté una risa.
—Claro, nueve en punto.
—Vas a ganar mucho dinero, nena.
—Mmm...Vale, eso supongo que nos beneficia a los dos, ¿verdad? —
Bromeo, Luis se río y gritó: ¡sí! —Bueno, tarado, nos vemos mañana.
Deje mi celular a un lado y me acerque aún más a Diego.
—Tengo una pelea mañana, ¿quieres ir? —Le pregunto.
Su rostro se iluminó y asintió muchas veces.
—Me encantaría. —Se acercó más y corrió el pelo de mi cara—Te
revelaré un secreto: Eres la chica de mis sueños, Anastasia. Te encontré.
Me quedé quieta y no pude evitar una sonrisa en mis labios. Observé
sus labios y se veían tan suaves. Me acerqué rápidamente y le di un
beso fugaz. Él me miró atónito.
—Sorprendido guapo ¿eh?
—Tú, siempre me sorprendes, Anastasia, no lo dudes.
Me observó y sonrió de lado.
—Me puedes decir que está pasando por tu cabecita—él me miró
fijamente y puse mis manos en su pecho—. Puedo ver como tus ojos
lideran una batalla.
Me mordí el labio inferior y suspiré, no podía negar que me estaba
encariñando con Diego aún más que cada día eso de ser amigos entre
nosotros se veía más confuso y ya no tenía claro si estábamos pasando
tiempo como amigos o algo más, y Diego tenía razón me gusta, pero
también tengo terror de todo, de poner todo en peligro. Tengo miedo de
muchas cosas y quisiera ser más fuerte porque sé que falta poco para
que todo estalle y Diego se entere de todo mi pasado y no sé si él me
seguía mirando de la misma forma que mira ahora.
—Tengo muchos demonios dentro de mí—le digo en un susurro.
—Todo el mundo tiene sus demonios en su interior, nadie en esta vida
es un ángel, Anastasia. Yo también tengo demonios que me torturan
todas las noches y días y luchó siempre contra ellos.
Me quede callada porque tenía razón nadie en esta vida es un santo
todos tenemos algo doloroso de nuestro pasado, cada persona tiene su
pelea interna, lo importante es levantarse y salir adelante,
—Los humanos estamos hechos para ser fuertes y soportar todo—él
me acarició la mejilla—. Puedo ver que sufres por dentro, que cada día
peleas contigo misma—abro los ojos—, y sabes cómo sé eso—yo negué
con la cabeza y él cerró los ojos—. Porque yo también sufro por dentro,
mi corazón sangra todas las noches.
—Diego—, susurró.
—No dejes que tus demonios te ganen, Anastasia. Eres fuerte y sé que
podrás salir adelante. Los humanos somos fuertes y tú eres
jodidamente fuerte, puedo verlo y sentirlo—él sonrió de lado—.
Además, que tienes una buena mano para golpear y queda confirmado
por mi cara—solté una carcajada.
—¿Quién eres? —pregunto anonadada.
—Soy el verdadero Diego y no me estoy escondiendo, te estoy
mostrando al verdadero Diego con sus miedos y secretos.
Me quedé callada por sus palabras porque me estaba mostrando a un
Diego que no conocía y me estaba sorprendiendo de una buena forma.
Puso su mano en mi mejilla y acarició con cuidado. Cerré los ojos.
—Quiero que tú conozcas mi verdadero yo—abrí los ojos—. Quiero que
me conozcas y entiendas que yo no soy como
tú piensas, solo tengo una máscara para protegerme del mundo
exterior.
Asentí varias veces.
—La vida es cruel—digo en un susurro.
—Exacto—tomó mi mano y la guió hacia su corazón—. Y mi corazón
está bastante maltratado, dolido con la jodida vida. Solo me quiero
proteger de lo que hay allá afuera.
—Diego.
—Te estoy mostrando al verdadero Diego.
Se acercó a mí y nuestras narices se rozaron.
—No te escondas—digo en voz baja, me sentí hipnotizada y quería
descubrir cómo era realmente Diego, porque el Diego que tengo frente
a mí, me tenía cautiva con sus palabras.
—No lo estoy haciendo y contigo jamás lo he hecho—me susurro.
—Me da miedo que me cautives, Diego.
Él me sonrió de lado mostrándome su perfecta sonrisa donde se le
marca los hoyuelos haciéndolo aún más guapo.
—Yo Quiero que tú estés cautivada por mí—él se acercó más a mí y
podía sentir su respiración en mi oído. Me toque el pecho y mi corazón
p p q p y
latía muy rápido—. Porque tú ya me tienes así—sonrió con orgullo.
Él se separó de mí, tomó mi mano y se la llevó a su corazón donde latía
rápidamente. Observé mi mano en su pecho y puso su mano encima de
la mía y sentí una corriente en todo mi cuerpo.
—Perdón—susurro.
Lo mire extrañada, porque se estaba disculpando.
—¿Ah? —Pregunta confundida.
—Sí, perdóname por haber sido un imbécil cuando te conocí y después
sé que soy un imbécil la mayoría de las veces y sé que te di miedo al
principio, pero como te digo antes Anastasia jamás había sentido esto y
actúe como un loco contigo.
Solté un suspiro y él sonrió aún más. El imbécil era perfecto, de eso no
hay duda, pero aún no estoy segura si solo me estaba tomando el pelo o
si es verdad lo que me está diciendo porque también Diego le gusta
bromear mucho.
—No estoy jugando a nada, Anastasia—me dijo como si me hubiera
leído la mente.
—Tengo que confiar en ti.
—Claro—nos miramos fijamente. Él se relamió el labio inferior, mis
ojos observaron ese gesto y de repente quería morder ese labio—. Yo
confío en ti.
Lo observé y me quedé callada porque no sabia que hacer odio ser tan
insegura en algunas cosas y da miedo pensar en el amor cuando mis
dos relaciones anteriores me hicieron tanto daño. Diego no es como
ellos, pero tampoco metería las manos al fuego por alguien eso lo
aprendí hace dos años atrás. Pero de una cosa tenía claro y es que Diego
quiere meterse en mi vida en todos los sentidos.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
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estoy avisando cuando subire capítulo y
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un capitulo y en mi Instagram subiré un
adelanto del siguiente capitulo para celebrar con usted ❤
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Capítulo 21
Acompañé a Diego a la salida de mi departamento. Me tomó de la
cintura y se acercó hasta que nuestras narices rozaron. Me quedé
mirándolo fijamente, antes de darle un beso en la mejilla.
—Adiós, guapo.
—Adiós, Anastasia—me dio un último beso fugaz antes de irse y cerré
la puerta.
Caminé hacia mi cuarto y me puse a guardar mi ropa y mis libros, una
vez que acabé de ordenar y guardar todas mis cosas, quedé contenta
con el resultado. Tomé mis cosas y me metí a bañar.
Me acosté en mi enorme cama ¡Dios era exageradamente grande! Puse
mi alarma para mañana ir a mi último día de universidad de esta
semana.

*******
Me levanté y me puse unos pantalones negro-rotos, una polera de
tiritas verde y convers negra. Cuando estaba saliendo de mi
departamento, me topé con Diego que estaba vestido todo negro e
incluido su gorro.
—Hola —se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.
—Hola, guapo ¿Qué haces aquí? —Preguntó con curiosidad.
—Me ofrecí a llevarte hoy—Diego ladea la cabeza, examina la expresión
de sorpresa en mi rostro y luego sonríe divertido.
—¡Eres imposible!
—Eso a ti te encanta—sonríe con ironía y con un tono juguetón que va
a hacer que me vuelva loca.
Bajamos al subterráneo en donde nos subimos a su todoterreno.
Cuando llegamos a la universidad. Sus amigos lo
estaban esperando, Alejandra me sonríe y levantaba sus cejas de arriba
y abajo. Puse los ojos en blanco.
—Nos vemos Diego. Gracias por traerme.
—¿Por qué te vas? —Él tomó mi barbilla y sube el pulgar deslizándolo
lentamente hasta mi labio inferior donde lo acaricia y hace que se me
corte la respiracio.
Miré de reojo y todos sus amigos nos miraban fijamente.
—Tengo cosas que hacer, Diego —contesto con una sonrisa inocente—.
Adiós.
Me separé de él, pero él tiró de mi mano y me dio un suave beso en los
labios. Abrí los ojos y él tenía una sonrisa triunfadora. Negué con la
cabeza.
—¿Ahora me puedo ir? —pregunto de broma.
—Ahora sí te puedo dejarte ir. Piensa en mí porque yo lo haré—esboza
una sonrisa burlona y dio pequeños toques en su sien.
Solté un suspiro, no me lo ponía fácil, este chico está haciendo que me
enamore de él con su sonrisa. Me alejé de él y caminé rápidamente a
donde estaba los gemelos, Jonathan y Roció.
—Hola, hermosa—dijo Jonathan, mientras me daba un beso en la
mejilla—. ¿Listas para hoy?
—Hoy es el día, pequeña—gritó Dylan.
Javier puso los ojos en blanco.
—Tenemos que esperar—caminamos a una esquina y vimos como el
grupo de Diego pasaba por nuestro lado. Él me miró y me guiñó un ojo.
Cuando vi desaparecer el grupo de Diego, solté un suspiro. Mire a los
gemelos y ellos se llevaron a Rocío. Me subí al coche de Jonathan y le di
la dirección de a dónde teníamos que ir.
—¿Seguro que quieres ir? —Pregunto preocupado.
—Si—digo segura. Tomé mi celular y lo apagué porque no quería
interrupciones.
Jonathan asintió y puso en marcha su auto. Dos horas después
estábamos escondidos mirando una bodega abandonada. Observe con
cuidado y a lo lejos había dos coches estacionados.
—Quédate aquí. —Le dije a Jonathan.
—¡¿Qué?! No, te acompaño—dijo molesto.
Me acerqué a él y le di un beso en su mejilla.
—Quédate aquí, no haré nada, por favor. —Él soltó un gruñido, pero
asintió con su cabeza.
Me acerqué a la bodega y entré por la puerta de emergencia. Estaba
todo oscuro así que me apoyé en la pared para guiarme. Escuché unas
voces y era el mismo hombre que me amenazó en Madrid, se escuchaba
a lo lejos. Me quedé quieta aquí, no quería exponerme más y si alguien
llegaba podía escapar fácilmente.
—Ella peleará esta noche—escuche a lo lejos—. Tienes que convencerla
para que vuelva a nosotros.
Intenté escuchar la otra voz, pero no pude escuchar, hablaba muy
despacio y tampoco me iba a arriesgar que me descubrieran.
—Es a las nueve, ella tiene que volver.
No escuché que le respondía la otra persona. Me mordí el labio inferior
con fuerza.
—Tenemos una deuda que cobra con ella. Anastasia es de nosotros.
Solo tráela de vuelta, me da lo mismo como sea
—respondió enojado.
p j
Sentí unos pasos que venía de donde estaba. Mi corazón se alteró, me
quedé quieta, pero lo sentía más cerca y empecé a caminar lentamente
a la salida. Cuando pude salir, corrí en donde estaba Jonathan
esperándome. Tomé su mano y corrimos a su auto, teníamos que irnos
ya.
Cuando estaba en su coche y rumbo de nuevo a la universidad, puede
respirar tranquila. Jonathan me miraba con curiosidad.
—¿Qué descubriste? —Preguntó, por fin.
—No mucho, sentí unos pasos que venían hacia mí y me fui. —Mire por
la ventanilla.
—¿Alguien te vio, Anastasia? —Pregunto preocupado.
—No..., creo que nadie me vio. Me fui antes de que me vieran.
—Esto se está poniendo peligroso, Anastasia.
Lo miro por un segundo, antes de volver a mirar por la ventanilla. No
dije nada porque la verdad es que estaba jugando con fuego, pero yo sé
lo que ellos querían de mí y no lo voy a permitir.
Cuando llegamos a la universidad faltan dos minutos para entrar a la
otra clase. Jonathan me miraba de reojo. Me detuve y le tomé la mano.
—Jonathan, me está poniendo nerviosa, por favor para—le dije con una
sonrisa.
—No quiero que te pase algo malo. Ya has sufrido mucho Anastasia, por
favor.
—Nada me pasará, te lo prometo—le sonreí.
Él me abrazó fuertemente y escondí mi cara en su pecho. Sé que está
preocupado porque él sabe lo que pasó hace dos años atrás con los
gemelos. Ellos saben todo lo que sufrí y aún sigo sufriendo todos los
días porque tengo un demonio detrás de mí que siempre está
volviendo.
—Te quiero, Anastasia—dijo en un susurro —. Eres como mi
hermanita, no quiero que te sigan lastimando.
Justo cuando iba a responder, alguien tosió. Mire y era Diego quien nos
miraba fijamente. Miró a Jonathan por un segundo y le di un apretón en
su mano.
—Nos vemos después—dijo Jonathan, dándome un beso en la frente.
Mire a Diego, quien ahora estaba mirando su celular. Pase por su lado y
camine hacia el salón, me senté en último puesto y miro por la ventana.
Recordar la vaga conversación que escuché en la bodega <<tienes que
convencerla de que vuelva a nosotros>> <<A las nueve>> —. Todo
encajaba con mi pelea y el sujeto de Madrid.
—¿En dónde estabas? —Di un salto en mi silla. Mire que estaba Diego
con una sonrisa.
—Por ahí—digo sin interés —. ¿Acaso me extrañaste? —Pregunto de
broma.
—Por supuesto. Cada segundo desde que nos separamos. —bromea.
Soltó una risa y le pegó un puño en su hombro de juego.
—Imbécil.
—Bellísima—rebatió con voz ronca—. ¿Estás nerviosa?
Puse una mano en mi pecho e hice una mueca, como si su palabra me
hubiera ofendido.
—¡Yo! —Exclamó ofendida—. Jamás, guapo—alzó la barbilla.
Él se rió y me dio un beso fugaz. Puse los ojos en blanco por su beso.
Hasta el momento con Diego, no nos hemos dado besos verdaderos,
solo han sido toques con nuestros labios.
—Ya lo veremos, estaré ahí gritando en primera fila tu nombre y
apoyándote a todo pulmón. —no puede evitar reírme de él.
La clase me la pasé riendo con él, tirando bromas de aquí y allá. Yo lo
miraba, me di cuenta de que caí, que de nuevo estaba cayendo por
amor. Diego, al final, si pudo meterse en mi corazón << ¡Dios mío, me
gusta, Diego!>> —fruncí el ceño, en qué momento caí a los encantos de
Diego.
— ¿Por qué me miras tanto Anastasia? — pregunta con una chispa
especial en sus pupilas.
—Eres agradable a la vista—digo intentando imitar su tono de voz.
—Lo soy—dijo con arrogancia—. Disfrútame, nena. Soy un espectáculo
hermoso de ver—baja su mano por su torso, recalcando que tiene un
cuerpo de infarto para la vista de las mujeres.
Me reí de él, esperé un segundo que acaba de llamar <<Nena>>. Negué
con la cabeza.
—Qué vanidoso eres tú.
—Si nadie me lo dice, me tengo que dar ánimos a mí mismo y recordar
que soy guapo. —<<Claro, claro de seguro nadie le dice que es guapo>>
—. Tengo mucho amor propio.
Las horas se me pasaron volando en la universidad, estuve con
Alejandra, quien insistió en ir a la pelea de esta noche con Cameron, no
tuve más remedio que pasarle la dirección para que me dejara
tranquila. Diego estuvo conmigo todo el tiempo y sus amigos tiraron
bromas sobre nosotros de como antes nos odiábamos y ahora parecía
que había algo entre nosotros dos.
Él me abrazó todo el día y no podía evitar sentirme segura en sus
brazos. Estaba desarrollando sentimientos rápidos por este chico y eso
me aterraba porque sé que me estoy relajando, cuando no debería
hacer eso, pero es algo que no puedo controlar.
Cuando salí de la universidad, Diego me tomó de la mano y me guió en
donde estaba su todoterreno. Miré de reojo y ahí estaba Barbara
fulminado con la mirada.
Me abrió la puerta de su todoterreno y me ayudó a subir. Él rodeó su
todo terreno y subió al asiento del conductor.
Barbara me fulmina con la mirada que me hacía sentir incómoda.
—Diego, ¿alguien te está buscando? —Apunte en donde estaba Barbara,
que nos miraba fijamente.
Él la miró y frunció el ceño, ambos se miraron fijamente. Se nota que
tiene un pasado. Vale, yo sabía que ellos se acostaban, yo misma los vi
besándose y metiéndose manos al principio del año, pero, aunque para
él fue una diversión, para Barbará no lo fue.
Él soltó un suspiro y apoyó su cabeza en el volante, puse mi mano en su
hombro.
—Diego, ¿qué ocurre? —pregunto.
—Esa chica me tiene cansado e intentando ser cortés y educado con
ella, pero no entiende que no quiero estar con ella—me mira un
segundo, antes de mirar a Barbara—. Anastasia, quiero estar contigo,
pero ella me está acosando y no sé cómo decirle que me deje tranquilo.
Mire por última vez Barbara. Él prendió su todoterreno y se puso en
marcha a nuestro edificio.
—Tienes que darle espacio, Diego, ella está enamorada de ti—juego con
un mechón de mi pelo—. Lo siento, pero tengo que decirte que fuiste un
imbécil con ella—lo apuntó con mi dedo—. Tú sabías que ella estaba
enamorada de ti y la usaste para satisfacer tus necesidades, ahora no te
hagas la víctima, porque tú le diste esperanza e ilusiones—
digo enojada por toda la situación con Bárbara.
Dobló bruscamente en una calle y se estacionó. Nos miramos fijamente,
retándonos con la mirada.
—Yo no le di esperanza e ilusiones, ella sabía que la estaba
usando...Porque no podía sacarte de mi cabeza. Ella sabía que estaba
sintiendo cosas por ti, ella lo sabía—dijo molesto. Me acarició la mejilla
tiernamente—. Ella sabía que quería estar contigo, pero tú no me dabas
esperanza y aun no entiendo... que somos—movió las manos entre
nosotros—. Me confundes, Anastasia.
—¿Qué quieres de mí? —pregunto.
—Lo quiero todo de ti, mi bella. Quiero que seas: mi novia, mi chica, mi
mejor amiga, todo eso y más. He caído por ti.
Me rindo, eres mi hermosa rendición.
Se acercó a mí y nuestras narices se rozaron.
—Joder, traté de resistirme a ti, En serio que lo intenté a pesar de que
solo me quieres como amigo, pero no puedo,
¿cómo podría ser tu amigo? Cuando eres la chica que me desafiabas con
tus palabras, actitud y que sacas un lado cursi en mí. Joder, me fascinas
Anastasia. —Tomó mi mano y la guió en donde estaba su corazón—. Ya
me tienes, ya tienes mi corazón.
Pestañee varias veces para poder seguirle el ritmo de sus palabras. Mi
corazón dio brinco de emoción al escuchar las palabras de Diego, pero
otra parte de mí tenía miedo de volver a sufrir por amor. Tenía miedo
por él, no quería que corriera peligro, por ahora no podía estar con él.
Yo ya perdí una persona que era importante para mí y no quiero que
nadie nunca más alguien pierda la vida por intentar salvarme a mí.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 22
Se acercó a mí y cerró los ojos esperando el beso, pero yo le di un beso
en la mejilla. No puedo, no puedo ser egoísta con otras personas y me
duele el corazón en estos momentos.
—No puedo, fue un error, Diego—mire hacia la ventanilla—, no puedo
ofrecerte amor—lo mire de reojo—. Eres bueno y tienes lindos
sentimientos y solo significa una cosa para mí, que tengo que alejarme
de ti.
Me observó perplejo, no entendía porque cambia de opinión tan rápido,
pero no puedo ahora que mis demonios se estaban haciendo presente
en mi vida. No quería que nadie se contaminara de ellos, y menos Diego.
Él no merecía que yo le trajera más problemas a su vida...Yo era un
jodido problema.
—Me confundes, Anastasia, acabo de decirte que me gustas y mucho.
Eres la chica de mi sueño—dice molesto—.
Estábamos bien, hace unos segundos, pero ¿ahora qué te pasa? —
pregunta molesto.
Lo miro por un segundo y en sus ojos lideraban un verdadera batalla de
mantener la calma o explotar contra mí.
—No quiero una relación, Diego—concluí.
—¿Por qué? —insistió.
—Ya te dije que me está pidiendo amor, cuando yo huyo. Lo siento, pero
no quise darte ilusiones, Diego, pensé que solo estábamos tonteando.
Él se tiró el pelo y me apuntó con un dedo.
—Eres cruel, yo pensaba que era cruel, pero tú me ilusionaste—él miró
un momento al frente antes de mírame de nuevo—. Te abrí mi corazón
a la única chica que me ha gustado lo suficiente para pedirle que fuera
mi novia. Está es la razón por la que no me interesaban las chicas de
forma seria. Me has roto el corazón, Anastasia—me miró con verdadero
odio, pero se recuperó porque una sonrisa apareció en su rostro—,
pero no te preocupes por mí. Fui un imbécil a cambiar por ti.
Lo miró fijamente, nunca le pedí que cambiara por mí. Sé que estoy
haciendo lo correcto, será lo mejor para ambos, mantener la distancia
como siempre tuvo que ser.
Él prendió su todoterreno y retomó el camino.
—No quiero estar más cerca de ti—dice con voz hostil.
Yo asentí, nos quedamos en un silencio incómodo.
—No es nada personal Diego, pero hueles a amor y a buenos
sentimientos y no puedo.
—Cállate de una buena vez, Anastasia—Lo mire y me encuentro con el
rostro furioso de Diego.
Me quedé callada, no tenía más que hablar. Él estacionó su todoterreno
en el subterráneo. Salí rápidamente dirigiéndome al ascensor y él entró
conmigo.
El ascensor llegó a mi planta de mi departamento. Miré de reojo a Diego
y estaba apoyado en la pared, escribiendo un mensaje en su celular.
Cuando entro a mi departamento, solté un suspiro.
—Que desastre de persona eres Anastasia—hable conmigo misma.
Negué con la cabeza y le escribí un mensaje a los gemelos para que
pasaran a buscar para ir a la pelea.
******
Entre en el auto de los gemelos y los salude con una sonrisa. Saludé a
Jonathan que venía por primera vez con los gemelos.
—¿Qué pasa con tu auto? —Le pregunto a Jonathan.
—Estaba follando conmigo, ¿verdad, amor? —Bromea Dylan.
—Cállate perra—le contestó Jonathan—. No quise conducir—me
explica con una pequeña sonrisa y guiñándome el ojo.
—Que feo que me niegues—dijo ofendido Dylan.
Me reí, son unos imbéciles a lo grande.
—Silencio, los dos son un par de putos, andaban follando como perras
en celos—dice Javier, mirándome a través de un retrovisor. No puedo
evitar reírme de nuevo.
—Puto será tú, hermanito—siguió Dylan—. Solo me tienes envidia,
porque soy el más guapo.
Puse los ojos en blanco: ¡Dios mío! Necesito tener más amigas mujeres.
El viaje siguió con sus bromas tontas para ver cuál era más puto:
<<¡Jesús ayúdame!>> Llegamos al edificio abandonado en donde vi a
Alejandra, Cameron, Diego y Bárbara. Me acerqué a ellos con los
gemelos aun peleando.
—Solo está envidioso de nosotros, verdad amor —bromea Dylan,
abrazando a Jonathan.
—Perra—dijo Javier.
—Tú serás una perra envidiosa—rebatió Dylan. Alejandra se puso a reír
y negó con la cabeza.
Me giro y los miro fijamente, porque me tenía ya cansada de escucharlo,
era gracioso, pero a veces se pasan.
—Ustedes tres son putos—bromeo—. Cállense, por favor. Me duele la
cabeza tanto escuchar la palabra puta o perra.
Negué con la cabeza y entramos por la salida de emergencia. Entró en el
cuarto que Luis dijo que era para mí. Tiro mi bolso al suelo y me senté
en la silla. Sentí un escalofrío en todo mi cuerpo, tenía que estar en
alerta, sabía que algo iba a pasar y lo podía sentir.
—¿Te encuentras bien? —Me dijo Jonathan preocupado.
Lo miró fijamente y asentí. Mire de reojo como los gemelos hablan con
Alejandra y Cameron. Diego estaba tonteando con Barbara, puse los
ojos en blanco, al parecer volvía a ser el mismo Diego de siempre.
La puerta se abrió y sabía que era Luis, no levanté la mirada. Jonathan
se puso de pie y el cuarto se quedó en silencio. Levanté la mirada y abrí
los ojos como plato y me paré rápidamente.
—Hola amor—dijo Nicolás con una sonrisa. Me quedé quieta,
mirándolo fijamente. Estaba vestido todo negro excepto sus zapatillas
que eran blanca y su gorro.
—Eres un hijo de puta—dijo Jonathan antes de abalanzarse sobre
Nicolás. Ambos cayeron al suelo y se empezaron a golpear. Los gemelos
tomaron a Jonathan y los separaron rápidamente.
—Aún sigues babeando por mi chica—dijo con su perfecta sonrisa.
Él me sonrió de lado y comenzó a caminar en donde estaba yo. Me
quedé paralizada en mi lugar y mi cuerpo comenzó a temblar porque
imágenes de esa noche se vinieron a mi mente y sentí como la rabia
crecía dentro de mí. Alejandra se interpuso con Cameron.
—Hola Alejandra, sigues tan bella—mostró su mejor sonrisa.
—Aléjate de mi amiga o te juro que no respondo—gritó Alejandra.
Diego me tomó del brazo y me miró fijamente.
Negué con la cabeza y me solté de su agarre.
—Déjeme a solas con él.
Él sonrió con arrogancia y se acercó a mí, pero yo me alejé. Jonathan
tiró de mi brazo y todos se juntaron conmigo.
—No te dejaré con ese hijo de puta, te volviste loca.
—Sé lo que hago, salgan ahora todos—digo enojada. Diego pasó por mi
lado con Barbara —. Sé cuidarme, Alejandra, vete de aquí, ahora—ella
negó con la cabeza—. Vete, por favor.
—Estaremos afuera—dijo Jonathan llevándose a Alejandra y Cameron.
La puerta se cerró y miró a Nicolás, quien jugaba con su celular.
—¿Qué mierda quieres?
É
Él se levantó de la silla y caminó a donde estaba. Me evaluó
detenidamente de arriba y abajo, un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Sentía asco, quería vomitar en estos momentos.
—Eres tan hermosa, joder—Se acercó rápidamente a mí y tomó un
mechón de mi pelo. Me aleje de él con asco.
—No me toques o te juro que no respondo—digo cabreada—. ¿Qué
mierda quieres? —repetí.
—Te quiero a ti — dijo calmado y con su sonrisa perfecta, esa sonrisa
que en un tiempo me quitaba el aliento —. El día que te vi...En Madrid
supe que seguías siendo el amor de mi vida.
Apreté mis manos en puños tanto que me dolía, como mierda puede
decirme esto, después de todo lo que me hizo a mí o a mi hermano. Lo
fulminé con la mirada, me acerqué a él con odio y él retrocedió.
—Vete de aquí, ahora—grité fuera de mí—. Te amaba, ¡Por Dios te
amaba! —Lance un puño a la puerta y solo escuche como se clisó la
madera—, pero me traicionaste de la peor forma para tu beneficio y
ahora me dice que aún me amas, eres un psicópata. Solo me quieres
como tu bonito trofeo, ¿verdad? ¿Quieres que volvamos a nuestro juego
enfermizo en donde tú disfrutas con mi dolor? verdad—Grite con rabia.
Tomé con fuerza el picaporte de la puerta y abrí la puerta. Haciendo
que Nicolás se cayera para atrás. Me agaché donde estaba él.
—Acabaré contigo como acabaste con mi vida—digo enojada y
tomándolo de la camiseta y parándolo con una fuerza que no sabía de
dónde venía. Lo empujé a la pared—. Si te acercas a mí una vez, no seré
tan cordial contigo.
Jonathan me agarró de la cintura y tomó mi mano.
—Suéltame Jonathan, lo voy a matar—grité con fuerza. Los gemelos me
miraron e intentaron controlarme hablándome. Mire a Nicolás quien
apunta a su reloj. Solté un gruñido—. Acabaré contigo, pedazo de
mierda.
—Volverás a mí Anastasia, eres igual a mí—Nicolás me guiñó el ojo
antes de irse—. Suerte, mi hermosa boxeadora, aunque tú para mí ya
eres mi campeona—me miró por última vez antes de irse por el oscuro
pasillo.
Cerré los ojos con fuerza y respiré seguidamente, antes amaba que me
dijera esa palabra y ahora me daban asco escucharlas. Nicolás sabía
dónde atacar para hacerme daño y logro. Jonathan me llevó de nuevo
dentro de la habitación. Me senté en la silla.
—Cariño, eso tuvo que doler—silbó Dylan y me señaló la puerta—. Tu
mano, ¿está bien?
Fruncí el ceño y me miró la mano, mis nudillos estaban sangrando.
Jonathan me puso papel higiénico para que me limpiara.
—¿Qué mierda hacía ese imbécil? —Gritó Alejandra.
—Tú qué crees—me levanté y saqué de mi bolso una banda que la puse
alrededor de mis nudillos—. A recordarme que soy una mierda de
persona—susurro.
La puerta se abrió y entró Luis con una sonrisa y frotándose las manos
en claro gesto de emoción.
—Cariño, todo está listo. ¿Preparada? —Sonrió Luis.
—¿Segura? —Me preguntó Alejandra.
Caminé hacia donde estaba Luis y asentí. Él me rodeó con su brazo y me
guió a donde se encontraba la gente para verla pelea.
—No hay tiempo que perder—dijo.
Luis se separó de mí y caminó hacia el círculo de personas. Alejandra
me abrazó fuertemente. Escuché como Luis hacía las presentaciones de
mi rival, la gente gritó aún más fuerte. Luis empezó a presentarme a mí
y la gente gritaba mi nombre.
—Suerte—me dio un beso Alejandra.
Respire profundamente y puede ver a Nicolás en una esquina con una
sonrisa. Negué con la cabeza.
Caminé tranquilamente en donde la gente me abrió paso y se cerraron
detrás de mí bloqueando el paso. La chica se puso frente a mí y se
acercó a mí. Yo sonrió arrogantemente y vi como su sonrisa se iba
perdiendo. Luis hizo sonar la sirena. La chica hizo su primera jugada
que la esquivó con rapidez, no se rindió e intentó de nuevo que también
la esquive. La miró y sonrió con arrogancia, ya estaba harta de está
mierda, lancé mi primer puño contra la nariz y retrocedió, volví a
golpearla rápidamente que hizo que retrocediera varios pasos atrás.
Sacudí mi mano, me dolía, pero el dolor era soportable, lancé otro golpe
que golpeó su mejilla directamente. La chica me miró con odio e intentó
pegarme, pero lo esquivé con facilidad, la chica era muy lenta y
predecible. Me aburrí, quería acabar luego. Me acerque a ella y golpee a
la chica una y otra vez. Me desquité con la pobre chica, saqué toda mi
rabia. La chica cogió impulso y volvió a por mí, pero ya estaba agotada y
no tenía fuerza, ya empezaba a lanzar puñetazos al aire y sin ninguna
dirección.
Me acerqué una vez más y le golpeé la nariz. Mi paciencia se había
acabado desde el encuentro con Nicolás. Golpe una vez más y un ruido
sordo indicó que la chica estaba en el suelo. Hubo un momento de
silencio y luego la gente estalló. Luis arrojó la bandera blanca.
La gente me felicitaba, pero no estaba de humor y salí rápidamente con
Luis, quien me entregó mi dinero. No vi a mis amigos y caminé directo a
la sala y me senté en la silla y pasé mi mano por mi pelo. Estaba agotada
mental y físicamente. La puerta se abre y entra Alejandra, camina
directamente en donde estoy y me abraza fuerte.
—Quédate conmigo, por favor—digo con la voz rota.
—Siempre.
—Vámonos de aquí—le pedí. Ella asintió, me tomó de la mano. Me
despedí de todos y me subí al auto de Cameron.
Alejandra me acariciaba el pelo y apoyé mi cabeza en su hombro.
—Duerme, te protegeré siempre—me susurro.
Mis párpados se relajaron y pronto se hicieron más pesados. Sentí que
alguien me sacaba del auto. Abrí los párpados un poco y vi que era
Diego quien me dejaba en la cama y me daba un beso en la frente. Cerré
mis ojos de nuevo.
Sentí la voz de Cameron y Diego a lo lejos y después como el colchón se
hundía y me abrazaba.
—Te amo amiga—escuché que decía Alejandra.
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen como le ha ido
últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones. Perdón por la demora pero esta semana estado
editando y haciendo un poco de cambios y
también este marte conocí a Shawn Mendes y les juro por dios que
es mas guapo en persona y canta aun mas
hermoso en vivo y directo
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
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Capítulo 23
Alguien me acariciaba la mejilla y sentía mucho calor. Me desperté y
grité del susto, él puso una mano en mi cadera afirmándome para que
no me cayera. Puse mi mano en mi corazón ¡Dios casi me da algo!
—¡Estás loco! —Exclamé, por fin, cuando puedo hablar—. ¿Qué hace
aquí? ¿En dónde está Alejandra?
—Se fue. Me pidió que te cuidara—se separó de mí.
—Estoy bien, puedes irte. —Me acosté de nuevo en el colchón y miré mi
mano seguía algo morada.
Me pasé la mano por la cara. Qué vida de mierda tengo—hablo conmigo
misma. Él se sienta a mi lado y me mira de arriba y abajo.
—¿No te ibas a alejar de mí?—pregunté con tristeza.
Me observo un segundo antes de que una mueca apareciera en su
hermoso rostro. Negó con la cabeza un momento.
—Tengo que alejarme de ti—sus ojos estaban triste—. Me voy.
Lo miré por un segundo antes de que él saliera de la habitación. Me
senté en la cama y me refregué el ojo para intentar despertar. Salí de mi
habitación y caminé hacia mi cocina en donde me topé con Diego. Me
apoyé en la pared y me aclaré la garganta para llamar su atención.
—¿Qué haces, Diego? —pregunte con curiosidad.
Diego me pasó una taza que contenía café. La tomé con fuerza donde
me comenzó a quemar. Odiaba tener que ser
cruel con la gente, pero era la única forma que tenía para alejarlos de mí
y no exponerlos a nada de mi pasado.
—Ahora no me hablas—le digo en voz alta.
Él se detuvo un momento y me miró por encima de su hombre, tenía el
ceño fruncido y la mirada estaba apagada, tenía más ojeras de lo usual.
—No, necesito alejarme de ti—murmura molesto.
—En eso estamos de acuerdo por primera vez—. Apreté mis labios en
una fina línea.
Me gire y camine de nuevo a la cocina. Me senté en la silla y miré mi
celular, tenía dos mensajes de Jonathan. Sentía un nudo en mi corazón
en estos momentos.
—Solo eso tienes para decirme.— Dice con un tono enojado y di un
salto en la silla.
Levanté la mi mirada y tenia su abrazo apoyado en la encimera con sus
brazos cruzado.
—Sí—levanté una ceja—. Solo mantengamos las distancias.
—Te das cuenta de que vienes diciendo eso, desde el día que nos
conocimos, pero ambos sabemos que no podemos mantener la
distancia, pero esta vez, me alejaré de ti porque espero que recapacites.
Lo miré con los ojos abiertos, no necesitaba recapacitar, solo necesitaba
que se alejara de mí, que no me siga confundiendo o que siga
metiéndose en mi vida. Diego caminó a la salida, segundos después
sentí como la puerta se cerró.
—Recapacité mis cojones, Diego.
*******
Toqué la puerta del departamento de Alejandra, esperé unos
segundos y la puerta se abrió. Miré a la persona que me estaba fruncía
el ceño.

—Hola, Anastasia y Dylan—dice Diego con un tono alegre, pero sus ojos
decían otra cosas me miraba molesto.
Pasé por su lado y el departamento de Alejandra estaba lleno de gente,
muchos son compañeros de mis clases, pero a otro no los conocía.
—Menuda fiesta, corazón—dijo Dylan con una sonrisa. Me acerqué a
Alejandra, Cameron, Bárbara, Diego y sus otros amigos.
—Viniste—dice Alejandra con emoción.
—Vine—digo imitando su voz.
Saludé a todos sus amigos, estuve un rato compartiendo con ellos,
Dylan como siempre era rey de la fiesta con sus encantos y sus chistes.
—Amorcín, acompáñeme a fumar—me sonrió Dylan.
—No puedes ir solo, acaso te vas a perder—levante una ceja.
Dylan juntó sus manos en forma de súplica y antes de contestar ya me
estaba arrastrando a fuera de la terraza en donde solo estábamos los
dos afuera. Me senté en el piso y Dylan me imitó.
Mire hacia adentro y Diego me observa fijamente. Dylan sacó un porro
de marihuana, lo miré de reojo y negué con la cabeza.
—Necesito relajarme un poquitín amorcín—me reí —. ¿Qué te ocurre?
—Nada, estoy bien. Solo pienso que soy un desastre de persona—negué
con la cabeza.
Él soltó una carcajada antes de darle una calada a su porro. Hice una
mueca de asco.
—Como tu amigo de años tengo el derecho de decírtelo, eres un
desastre de persona—me dio un empujón.
—Pero, aun así, no puedes vivir sin mí—batí mis pestañas para él.
—Ese chico..., Diego—apuntó a Diego, quien frunció el ceño porque se
dio cuenta que mi amigo lo apuntaba con el dedo. Tome su mano y se la
baje.
—¡Dylan! —Exclamé—. Que se dio cuenta, no puedes disimular un
poco.
—No—soltó una risa—. Yo necesito brillar y si voy a hablar de alguien
más, mínimo que se dé cuenta—bromea.
Lo miré con los ojos abiertos. Es oficial mi amigo, perdió un tornillo y
creo que fue el último que tenía en ese pequeño cerebro.
—Tu ego es increíble—pongo los ojos en blanco y miro al cielo.
—Trato siempre de superarme, sabes que es mi meta de todos los días
—lo miré de reojo y me guiño el ojo, no puedo evitar no reírme de este
enfermo—, pero cambiando de tema, algo no tan espectacular como
yo... —Estallé en una carcajada—. ¡Oye tonta!—tiró un mechón de mi
pelo—. Déjame hablar, ese chico Diego se le nota que quiere algo más
contigo y sabes que, me pregunto muchas cosas....
—¿Tú piensas? —Preguntó con sarcasmo.
Él me miró y me soltó el humo en la cara.
—Joder, Dylan.
—¿Te gusta, Diego? ¿Quieres algo más con él? Como tu amigo te digo
que hacen una bonita, pero entre tú y yo...—
Susurró más despacio. Me rodeó con su brazo y me atrajo más a su
pecho—. Tú y yo haríamos una mejor pareja—se burló.
Lo miré por unos segundos antes de soltar un:
—¡Ja, ja, ja!
—Responde amorcín, no seas tímida—bromea.
Miré a Diego que estaba sentado mirando fijamente.
—Puede—respondí encogiéndome de hombros.
—¡Solo puede! —Exclamó emocionado.
Fruncí el ceño ante su emoción.
—Estás loco, me voy adentro—me levanté, pero él me agarró de la
mano y me sentó de nuevo —. ¡Hey imbécil que me acabo de levantar!
Dylan me sacó la lengua y se paró rápidamente. Entró en la habitación y
puso el seguro. Abrí los ojos cuando lo vi caminar a pasos decididos a
Diego.<< Lo voy a matar es un maldito chismoso>>—digo en voz alta,
aunque nadie puede escucharme.
Dylan habla animadamente con Diego, empecé a golpear la ventana
para que me dejara entrar, pero nadie me escucha con la música.
Di un paso atrás al ver que Diego se dirigía hacia donde estaba yo. Él se
agachó un momento donde estaba Alejandra
y comenzaron a hablar. Él se levantó y cerró las cortinas del ventanal.
<<¡Oh grandioso, mi culo se está congelando aquí!>>—Dije en voz alta.
Me senté en el suelo, en algún momento Dylan tiene que volver... Yo
misma lo voy a matar. En ese momento la ventana se abrió. Me levanté y
caminé deprisa, pero me topé con Diego.
—Está cerrado—dijo con voz gruesa. Levanté la mirada y fruncí el ceño.
—Quiero irme.
—No podrás escapar de mí. Estamos tú y yo—susurra roncamente para
que nadie más pueda escuchar y me toma de la cintura—. Hablemos,
Anastasia.
—Diego..., tengo frío y quiero irme. Además, creo que tú y yo no
tenemos nada que hablar, te recuerdo que te ibas a alejar de mí—le
recordé.
Me miró por un segundo antes de abrazarme fuertemente e ignoró mis
palabras. Me quedé quieta.
—¿Qué estás...haciendo? —Digo con la voz entrecortada.
—Te abrazo, no quiero que te enfermes, pero necesitamos hablar—dice
con un tono sugerente, hipnótico y se separa un poco de mí—. Primero
que nada, ya te lo he dicho como mil veces que, aunque intentemos
mantener la distancia no funciona, nosotros no podemos controlar eso.
Míranos, Anastasia, volvimos a estar juntos en una fiesta de Alejandra.
Me quedé callada mirándolo.
—Y, en segundo lugar, iba a mantener mi promesa de alejarme de ti,
pero tu amigo llegó hablando de cosas de que sientes algo por mí... Así
que te preguntaré algo, Anastasia y quiero que seas sincera.
Achique mis ojos y lo mire atentamente. Él se mordió en su labio
inferior.
—¿Te gusto, Anastasia?
Puse mis manos en los brazos de Diego. Miré un momento por la
ventana, pero las cortinas me tapaban.
—Lo voy a matar. Ese imbécil, me traicionó—solté molesta.
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara de nuevo.
—¿Te gusto? —repitió con voz ronca que casi me hace soltar un
pequeños gemido.
Se inclinó más hacia mí y lo miró fijamente. Solté un suspiro, vale, me
gusta. Diego me tenía cautiva y no quería negarme a volver a sentir
amor por alguien, merecía abrirme de nuevo al amor, pero tengo terror
que mis demonios alcancen a Diego y lo lastimen, pero tampoco quería
luchar con lo que sentía por él, ya no más estaba actuando como una
estúpida con alguien que no lo merecía.
Me mordí el labio inferior y lo miré fijamente, era perfecto, no podía
seguir luchando, ya no podía aparentar más lo que sentía por él, pero
también iba a proteger a Diego de mis demonios, no dejaré que nadie lo
toque jamás, lucharía aún más por él, para que jamás se entere de mi
pasado, y que ahora seamos solo nosotros dos.
—Puede—murmure.
—Puede— dice con esa jovial sonrisa que utiliza siempre que necesita
ser arrebatadoramente encantador y salirse con la suya.
—No quiero tener sentimientos, Diego—. Él soltó una risa antes de
pasar un dedo por mis labios.
—Yo tampoco quiero tener sentimientos, Anastasia y menos por ti.
Porque eres la chica que me va a romper el
corazón. Mi mente me dice que me aleje de ti lo antes posible, pero
estos estúpidos sentimientos me dicen:<<no te alejes de ella.>> —dice
con voz ronca, y a continuación me levanta rudamente hacia arriba de
modo que mis piernas se enrollan alrededor de su cintura y me apoya
contra la muralla.
—Podemos intentar entonces no tener sentimientos, Diego—digo con
una sonrisa traviesa y recorro su labio con mis dedos.
—Me parece una estupenda idea. Tú no quieres sentimiento y yo
tampoco— murmura inclinándose sobre mí y quedándose
dolorosamente cerca de mi boca sin llegar a rozarla—. Te odio.
—El sentimiento es mutuo—digo con una sonrisa contra sus labios.
Ahhhhh!!!! Perdón por ser tan mala y dejarlo de nuevo con intriga,
pero les tengo mucha sorpresa en esta
historia y solo quiero decir que ya esta muy avanzada y que estoy
muy emocionada y espero también que no
me maten.
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen como le ha ido
últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 24
É
Él tomó mi cara entre sus manos y me besó con una brusquedad
deliciosa que le agregaba mucho fuego. Agarro con fuerza los brazos de
Diego, respondiendo el beso con la misma furia de deseo que
sentíamos. Él bajó sus manos hasta mi cadera. Su lengua invadió mi
boca que me hizo soltar un gemido. Chupó mi labio inferior antes de
morderlo.
Puse mis manos alrededor de su cuello y lo atraje de nuevo hacia a mí
donde lo besé con rabia por todo lo que este chico me hacía sentir, no
quería tener sentimientos por este chico. No quería volver a caer por
alguien, pero aun así estaba cayendo y volviendo a sentir.
—Anastasia—, susurra con voz aterciopelada, recorriendo mi mejilla
con sus labios carnosos, desatando fuego en las zonas más sensibles.
Volvió a atacar besándome, nuestras lenguas danzaron juntas en un
baile de odio, pasión y deseo. Se separo de mí
solo para darme pequeños besos en mi cuello.
—Mi bella—me susurró con una voz ronca y sexy, que hizo que todo mi
cuerpo se estremeciera—. Salgamos de aquí.
Yo asentí y entrelazó nuestras manos, antes de tocar tres veces el
ventanal en donde Alejandra asomó su cabeza y solté la mano de Diego.
—¿Todo bien? —preguntó con un tono de diversión.
Miré hacia otra parte porque tal vez ella nos vio. Diego puso una mano
en mi cintura y asintió con su cabeza, su expresión era indescifrable.
—Si todo bien, mi querida Ale, como siempre ha sido honor venir a tu
departamento, pero nosotros nos vamos, le daré un aventón a bella,
¿verdad? —Mire Alejandra que tenía una sonrisa.
Él me pellizcó en la cadera que me hizo dar un brinco.
—Si, yo...Tengo frío y estoy cansada—me acerqué a Alejandra y le di un
beso en la mejilla—. Nos vemos, mañana guapa.
—Tienes que contarme todo—ella me dio un abrazo antes de dejarme
entrar, me despedí de todos y me dirijo con pasos decidido a Dylan,
quien está coqueteando con una chica.
Le di un golpe en el hombro que hizo que se volviera lentamente hacia
mí. Él me sonrió ampliamente y metió sus manos en los bolsillos de su
pantalón.
—Adiós imbécil—me acerqué a él—. Me las vas a pagar—lo amanece
en un susurro para que solo él me escuchara, pero solo hizo que Dylan
soltara una risa.
—Ya me agradecerás esta noche—él se acercó a mí—. Espero que tenga
una noche movidita—Él levantó las cejas de arriba y abajo.
—Imbécil.
Diego puso una mano en mi cintura y se despidió de Dylan. Lo miré,
tenía una sonrisa picarona y volvió a subir a bajar sus cejas. Le pare mi
dedo del medio, es un chismo.
Entramos en ascensor, él jugaba con mis dedos, lo miré de reojo. Solté
un suspiro al míralo, es perfecto el imbécil. Él soltó una risa y tiró de mi
mano dejándome en frente de él.
—Me gustas mucho—antes de que pueda responder, noto como Diego
tira de la manga de mi chaqueta, obligándome a caminar ridículamente
rápido hacia el hasta que choco contra su pecho.
Me quedo quieta y él me hace girar donde mi espalda toca su pecho,
Diego desliza una mano debajo de mi camiseta, acaricia mi vientre
plano y va subiendo hasta llegar muy cerca de mi pechos. Aguanto la
respiración
—Me vuelves loco, Anastasia, jamás había sentido esto, se que suena
cliché, pero es verdad—murmura con voz ronca y dándome un
pequeño beso en cuello que hace que mi cuerpo arda por dentro.
El ascensor abrió las puertas y caminamos rápidamente a su
todoterreno, ambos teníamos mucho deseo por dentro.

*******
Entramos al departamento de Diego, quien me acorraló contra la
pared. Él pasó sus dedos por mi cuello haciendo que mi respiración se
enloqueciera.

—¿Nerviosa? —Preguntó en tono burlón y con una sonrisa


presuntuosa.

É
Negué con la cabeza. Él sonrió y empezó a repartir pequeños besos en
mi cuello que me hicieron cerrar los ojos con
fuerza y soltar suspiros entrecortados Con la punta de su nariz traza un
recorrido desde el mi cuello hasta mi cabello e inspira profundamente,
produciéndome un sensual estremecimiento. Me miró un segundo
como si no pudiera creer que estuviera con él.
Pegó su boca a la mía y su lengua se introdujo con fuerza. Puse mis
manos en su pecho y toqué su firme torso. Se apegó más a mí y se frotó
contra mí, podía sentirlo duro contra mí. Puso sus manos en mis muslos
y me levantó, mis piernas rodearon su cadera.
Él caminó conmigo hasta que se sentó en un sofá. Me separé de él
lentamente intentando controlar mi respiración.
Mire sus labios estaban hinchados, pase mi dedo por sus labios.
—Eres preciosa—me acercó más a él—. ¿Eres real? ¿Estás aquí o solo
estoy soñando con una erección? —Pregunto con su jovial sonrisa
descarada.
—Diego—, me reí.—. ¿Acaso has tenido fantasías sexuales conmigo?
Él puso sus manos en mi cintura e hizo que me moviera hacia adelante
y atrás creando fricción perfecta entre nuestros cuerpos. Solté un
gemido.
—Anastasia—, me dio un beso fugaz—. Tú eres mi jodida fantasía. Te
deseo en todas las posturas que mi pervertida mente ha podido
imaginarte—soltó sin descaro.
—Pervertido—digo antes de besarlo—, pero...Tengo algo que
confesarte.
Se detuvo y me miró fijamente, me acerqué más a él. Mi sonrojo se
agrandó por como él me estaba mirando.
—Dime Anastasia: ¿Por qué te has sonrojado tanto? —Pregunto
integrado.
Lo mire fijamente y juegue con mechones negros que caían en su frente.
Solté un suspiro. Porque era hermoso.
—Soy virgen—murmuré en voz baja.
Lo miré fijamente, esperando que estallara en una risa o que dijera algo
estúpido, pero solo se quedó callado por unos minutos.
—Virgen, ¿eh? —Sonrió ampliamente—. No lo hubiera pensado, ya
sabes por qué hace un momento te frotabas contra mí y sin piedad,
cariño—dice burlón.
—Tampoco soy una santa, Diego—lo miré por un momento y mi mano
subía y bajaba por su pecho—. Solo llegué a ya sabes a
masturbaciones...y un poco más con mis otras parejas, pero nunca lo he
hecho.
Soltó un gruñido y echó su cabeza hacia atrás por unos segundos antes
de mirarme fijamente.
—¡Dios mío! —Exclamó excitado.
—No estoy lista aún—digo con seriedad. Porque si no me había
entregado a Nicolás que lo ame con todo mi corazón, no me sentía muy
segura en hacerlo con él.
—Te esperaré todo el tiempo, no soy tan pervertido, Anastasia —
bromea con una sonrisa coqueta —. ¿Duermes conmigo? —Dijo
jugando con mechones de mi pelo.
—¿Solo dormir? —pregunte. Él asintió, me acerqué a su oído —. ¿O
podemos divertimos un rato? —propongo, tirando de su lóbulo que
hizo que soltara un gemido.
—Jodidamente quiero hacer muchas cosas sucias contigo.
Me acerqué a él y estampé mis labios contra los suyos y moviendo de
nuevo mis caderas creando las fricciones perfectas en nuestro cuerpo
con cada roce. Me mordió el labio y soltó unas palabras incoherentes.
—Joder—Soltó Diego, mirando fijamente, sus dedos se clavaron en mi
cadera, me mordí mi labio—. ¡Dios, Anastasia!
—dijo excitado.
Me levanto con facilidad y empezó a caminar a su habitación. Mis
manos se fueron a suave pelo en donde las hebras de su cabello se me
escapaban dentro de mis dedos.
—¿Te gusta mi pelo? —Pregunto con diversión, mientras me dio un
beso fugaz.
—Es suave—digo, pasando aún mi mano por su pelo.
Entró en la habitación y prendió la luz. Me acostó con cuidado y se puso
arriba mío, me miró con lujuria de arriba y abajo. Me levanté y lo atraje
a mí.
—No pienses tanto, Diego.
—No pienso, solo te observo que, por fin, estás en mi cama—dijo con
voz entrecortada—. Joder, te deseo tanto y estoy tratando de no
comportarme como un animal contigo, Anastasia.
Me reí de Diego, me acerqué a él.
—Eres lindo, no tengas miedo Diego. Santa no soy—le guiñe el ojo. Me
saqué la chaqueta y después la polera todo bajo la atenta mirada de él.
Él tragó saliva, mi mano tomó el dobladillo de la polera y se la saqué
lentamente con su ayuda. Sonrió y me dio un pequeño empujón para
que me acostara. Él abrió mis piernas y se puso en medio de ella.
—Perfecta—susurro—. Serás mi jodida perdición Anastasia, ya caí por
ti—dijo antes de besarme profundamente. Sus manos acariciaron mis
pechos por encima del sujetador y no pude evitar que mi respiración se
hiciera un desastre soltando un gemido.
Se separó de mí y fue repartiendo besos por todo mi cuerpo, sus manos
exploraban mi cintura. Él desabrochó mi sujetador y lo sacó con
cuidado. Miré a Diego, estaba hipnotizado mirando mis pechos:
"hombres".
—Tienes unos pechos perfectos—dijo con una sonrisa traviesa y
guiñándome un ojo.
Se puso a hacer cosas especulares en mi cuerpo, amasando mi pecho
izquierdo y besando mi pecho derecho.
Empecé a decir cosas incoherentes. Solté varios gemidos que no podía
controlar, este chico no solo sacaba lo peor y lo mejor de mí, le hacía
cosas increíbles a mi cuerpo.
Volvió hacia mí y me besó con amor, fue lento y cuidadoso. Su mano
siguió bajando hasta llegar al inicio de mi pantalón y con habilidad
increíble desabrochó el botón y su mano se coló dentro de mi sexo y
tocó el punto exacto que hizo que soltara un fuerte gemido.

É
Él introdujo un dedo dentro de mi sexo y me mordí en el labio inferior
con fuerza, sabía cómo enloquecer a una chica.
—Die...go—, digo con voz entrecortada.
—Eres bellísima— metió otro dedo con cuidado y moviéndolo en
círculo —. ¿Te hago daño? —Pregunto mirándome.
—Está perfecto..., Diego—digo mordiéndome el labio. Él chupó mi
pezón y aceleró sus movimientos. ¡Dios mío! Mi espalda se arqueó y
todo mi cuerpo se tensó soltando un fuerte gemido.
Cerré los ojos e intenté calmar mi respiración una y otra vez. Abrí los
ojos y vi a Diego mirándome con deseo.
—Tu turno guapo—Lo empujé hacia atrás y me senté encima de él.
Miré fijamente por el chico que sin querer estaba desarrollando
sentimientos fuertes.
—Soy tuyo, Anastasia—él me acarició la mejilla.
Pasé mis manos por su torso duro y bien marcado. Me mordí en el labio
inferior. Mi mano llegó al inicio de su pantalón y lo desabroche. Miré a
Diego quien me ayudó a bajar su pantalón y bóxer.
—Es grande—digo con una sonrisa.
Soltó una risa y me guiñó el ojo. Basta de juegos—susurré, mi mano
rodeó su pene y empecé a subir y a bajar primero lento con cuidado. Él
gruñó y puso los ojos en blanco.
—¡Eres una diosa! —Me detuve a mirarlo. Él abrió los ojos, se acercó a
mí y me besó con fuerza, mi mano volvió a retomar su movimiento un
poco más rápido —. No..., pares.
Me separé de él y le di pequeños besos en su cuello y pequeñas gotas de
sudor que recorría por su torso y cuello, mi mano aceleró. Soltó un
gruñido y se corrió en mi mano. Me levanté y me fui a limpiar al baño.
Cuando volvió él ya estaba cambiado y traía otro bóxer. Diego se acercó
a mí y puso sus manos en mi hombros empujando hacia atrás, di varios
pasos hasta que tope con el colchón. Lo mire y tenía una mirada de
deseo.
—Acuéstate, aún no hemos acabado.
Me acosté en la cama y él se volvió a subir encima de mí y me beso con
lujuria, nuestras lenguas se enredaron y estaba ebria del sabor de Diego
en mi paladar, enredo mis dedos entre su pelo y lo acercó aún más
contra mi cuerpo.
Siento como pellizca uno de mis pechos hasta dejarlo erguido y
necesitado. .
—Anastasia, tengo que probarte —dice con voz gutural haciendo
descender su caricia hasta la abertura de mis pantalones.
—Dios...
Estoy temblorosa y excitada. De pronto, sus dientes se aferran a mi
clavícula y gimo de placer.
—¡Oh, joder! ¡Mierda, Diego!
—¿Acabas de decir «joder y mierda»? —me suelta divertido con mi
reacción, marcando con su aliento la piel que ya ha dejado enrojecida.
—Es culpa tuya y de tus habilidades sexuales —le acusó, ruborizada
ante su gran alarde de arrogancia.
Como toda respuesta, agarra mi sexo a través de la delga tela de mis
bragas y empuja sus dedos hacia el interior, provocándome.
Suelto un extraño resoplido y parpadeo varias veces porque estoy
demasiado excitada. <<¡Me va a matar de placer, joder!>> Aprieto los
muslos con fuerza, incapaz de pronunciar ninguna palabra coherente,
mientras clavo las uñas en los brazos de Diego.
—Dime que sí —me tienta, repitiendo el movimiento y absorbiendo mi
grito en su boca.
—¡Mierda, si! —Exclamó gritando.
Diego pone una expresión seria de repente.
—No vamos a llegar más lejos de donde tú quieras, Anastasia, lo digo en
serio voy a esperar que tu estés preparada y estés segura de que quiere
hacerlo realmente conmigo.
Asiento con mi cabeza y Diego vuelve a besarme apasionadamente. Al
poco, su boca desciende hasta mi mandíbula besándome de forma
deliciosa, y luego va bajando poco a poco hasta alcanzar con delicadeza
la cima de mis pechos.
É
Él vuelve a lamer y estira uno de mis pechos a la vez que masajea el
otro, repartiendo un cosquilleo que me hace ronronear. Pero no se
detiene ahí; sus caricias avanzan tocando toda mi piel y luego,
inesperadamente, hunde dos dedos bajo mis sexo, estimulando el punto
exacto que me hace enloquecer y gritar su nombre de nuevo.
Todo el cuerpo me vuelve arde; nunca me había sentido así. Exhaló un
gemido de intenso placer. De pronto, Diego detiene sus caricias y vuelve
a besarme en los labios.
Su mano comienza a bajar hasta llegar a mi cadera, noto como se aparta
lentamente y toma posición entre mis piernas levantándome un tobillo
hasta la altura de su rostro. Sus dientes lo rozan incitándome y al vez
produciéndome una descarga eléctrica en todo mi cuerpo.
—Quédate quieta, bella—me advierte con deseo.
Apenas logro entender lo que me dice estoy perdida en el placer, pero sí
lo suficiente para agarrarme al cubrecama..
Noto como va subiendo suavemente arrasando con la sensibilidad que
me queda, marcando primero la cara interna de uno de mis muslos y
luego el otro dándole pequeños besos que hace que mi respiración se
corte por el deseo.
De repente, vuelve a pararse, me saca la lengua, burlón, y se sitúa de
modo que su cabeza acaba frente a mi ombligo.
Me guiña el ojo de forma juguetón hunde la boca entre los labios de mi
sexo, mientras yo rodeo su espalda con mis piernas.
—¡Jesús! —exclamó perdida en placer.
Una oleada de intenso placer sacude mi cuerpo cuando la punta de su
lengua toca mi clítoris. Las sensaciones son incluso más intensas que la
tuvimos hace diez minutos atrás y Diego comienza a pasar lengua por
mi sexo haciéndome delirar una y otra vez, mierda tiene experiencia...
No duraré mucho debido a mi otro orgasmo.
Empujo la nuca de Diego, atrayéndola hacia mí sexo, y él me complace
haciéndome vibrar con cada toque. <<Me muero, muero>> me digo,
conteniendo el aire y cerrando los ojos.
Exhalo un tremendo suspiro mientras alcanzó otro orgasmo en menos
de diez minutos. Ahora mismo, mi cuerpo es una gelatina y no puedo
hacer nada más que suspira.
Una sonrisa aparece en mi cara.
—¿Anastasia? —me llama suavemente Diego.
—¿Uhm...?
Oigo una carcajada, es un imbécil le gusta presumir sus habilidades de
sexo oral.
—Estás preciosa —dice poniéndose a mi altura y depositando un nuevo
beso cálido y tierno sobre mi boca que me tranquiliza de inmediato—.
A dormir, mi Anastasia.
Me abrazó con fuerza y solté un suspiro que hizo que él soltara una risa
ronca. Nos miramos fijamente y pasó un dedo por mi labio inferior.
—Pensé que me odiabas—dijo en un susurro.
—Aún te odio—bromeo—, pero también me gustas—él soltó una risa
ronca y varios mechones de rebelde pelo cayeron en la frente—. Tengo
un amor y odio, que no sé si va ganando el amor o el odio ¿Por qué lado
debería irme?
—Achicó los ojos y lo miró con una sonrisa.
Él me da un beso suave.
—Yo opino que... —Se pasa una mano por la barbilla—. Que tú deberías
amarme locamente. Soy una persona muy ardiente y sexy para que tú
no me ames—me guiña el ojo de forma juguetón.
Solté una risa y acaricié su mejilla.
—Yo creo que me voy por el odio—me di la vuelta dramáticamente y
me tapé hasta arriba con el cubrecamas—.
Gracias por los orgasmos, guapo, pero no creo que se repita.
Me abrazó por atrás y comenzó a besarme el cuello dejando un
pequeño rastro debesos y haciendo que mi cuerpo se estremeciera por
completo.
—Solo me quieres para tu placer.
Lo mire de reojo y levante las manos.
—Me has pillado—digo con una sonrisa de boba. Él soltó una carcajada.
—Te pones tontita conmigo, ¿eh? —Me mordió el lóbulo de la oreja y
solté un pequeño gemido—. Adoro ese sonido y quiero escucharlo más
seguido—declaró con voz ronca.
—Mira quien lo dice—bufe.
—Yo no me pongo tontito como tú—puso su dedo en mi nariz—. Al
contrario, me pongo más ardiente, sexy y más guapo—dice con orgullo.
Lleve mi mano al pecho y lo empuje.
—¡Dios mío! Déjame respirar que tu ego se está robando todo el aire—
bromeo.
Él sonrió y volvió a abrazarme.
—Tenías razón.
—¿Eh? —Pregunté distraída porque estaba mirando sus labios.
—Eres divertida y tontita—me miró fijamente y me besó con amor, en
este beso se tomó su tiempo y fue cariñoso, acariciándome la mejilla,
mis manos recorrieron su torso marcado.
Ahhhh ¡Que emoción! Por fin tiene el beso que tanto quería y algo
más :0
Esta lindo Diego ¿Quien le gustaría tener un novio como a Diego?
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen como le ha ido
últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 25
Alguien repartía besos por toda mi cara. Me removí un poco y pestañeé
varias veces para despertar. Fruncí el ceño al ver que estaba en una
cama desconocida. Una caricia en mi estómago me hizo girar mi cabeza
y vi a Diego con una sonrisa. Solté un suspiro y se veía guapo recién
despertado. Me levanté rápidamente al baño, hice mis necesidades y me
lavé los dientes. Corrí hacia la cama y me tiré.
Solté una risa como una tonta. Me miró sorprendido al verme tan feliz.
Normal, tú siempre estás a la defensiva con la gente—me dije a mí
misma.
Él se acercó a mí y me dio un largo beso, mis manos se pusieron
juguetonas con su pelo, bajé mi otra mano por su torso duro. Me
levantó con facilidad e hizo que quedara arriba de él. Tomé su cara
entre mis manos, chupé su labio inferior y luego lo mordí con fuerza, mi
lengua se adentró en su boca. Se apoyó con sus codos para mantener la
posición.
—Buenos días, mi bella—susurró contra mis labios.
Me separé de él y me quedé mirando fijamente sus ojos, estaban
dilatados por mí. Acaricie su mejilla.
—Buenos días, guapo—sonreí.
Me acosté en la cama de nuevo porque la cama estaba calentita y no me
quería levantar. Él me atrajo a su pecho.
—¿Quieres que te cuente un secreto? —Levanté mi cabeza y sonreí de
lado.
—Tengo que interesarme, ¿verdad? — Me miró con una enorme sonrisa
recordando esa noche que estuvimos juntos en la discoteca bailando
hasta las tres de la mañana.
—Te ves jodidamente preciosa en mi cama. Durmiendo conmigo, eres
un sueño hecho realidad—confiesa en susurro ronco, mientras una
sonrisa perversamente contagiosa aparece en su bello rostro.
—¿Cuánto tiempo me has deseado? —pregunte divertida.
—Desde el primer día que te vi—él se ríe y su mano comienza a subir
mi polera—. Desde ese día te empecé a desear, pensaba que solo eras
una chica más, que tenía que usar mi encanto hacia a ti y que luego me
ibas a arrogar que te follara una y otra vez—él frunce el ceño y pone un
mechón detrás de mí—. Me equivoqué, porque mírame caí por ti. Y
no me arrepiento ni por un segundo, Anastasia, eres fantástica,
divertida, inteligente y bella. Ya te lo he dicho mucho, pero eres la chica
de mi sueño y no te podía dejar escapar.
Yo asentí continuamente lo que hizo que Diego riera.
—Interesante, quisiera decir lo mismo Diego, pero al principio me
dabas algo de miedo por lo insistente que eras, pero admito que soy
una persona terca y me costó admitir a mí misma que me gustabas,
imagínate contigo—le confieso con sinceridad—, pero me gustas, Diego
y mucho.
Él soltó un suspiro, empecé a jugar con mis dedos porque quería
intentar al menos ser un poco sincera con él sobre mi pasado.
—Diego, yo amé... profundamente alguien—Él frunció el ceño y yo me
senté en la cama cruzando las piernas—. Lo amé tanto que me cegó. Él
me traicionó de una forma horrible, me destruyó en un segundo..., es
por esa razón que me aterra el amor.
Él tiró de mi mano e hizo que me sentara en su regazo y me abrazó
fuertemente, escondí mi cabeza en su cuello. Sus
manos acariciaban mi espalda trasmitiéndome seguridad.
—Y ahora él disfruta con mi dolor... —susurre con la voz rota.
Me separó lentamente y pestañeó varias veces para no llorar. Cada vez
que hablaba sobre mi ex novio se me hacía un nudo en la garganta, no
porque aún siguiera enamorada de él al contrario lo odio y a la vez
tengo mucho miedo de él.
—Yo antes era feliz, Diego, No siempre estuve a la defensiva con todo el
mundo—miró a la pared—. Antes amaba mi vida, pero ahora, yo solo
sigo adelante—dije con una triste sonrisa.
É
Él limpió una lágrima solitaria con su pulgar y me miró con mucha
intensidad, se mordió el labio inferior varias veces antes de hablar.
—Mi familia murió—susurró con voz rota. Tenía los ojos cerrados y su
pecho subía y bajaba rápidamente—. Fui el único que sobrevivió,
murieron a las tres de la mañana.
Me acerqué a él y lo abracé fuertemente, no sabía que decir, me dolía
escuchar que toda su familia había muerto, eso explica porque él jamás
habla de ella y porque jamás la he visto, pero por cuánto tiempo ha
estado solo. De seguro que tiene más familia ¿no?
—Estamos rotos, Anastasia—dijo en voz muy baja que apenas lo
escuché. Lo abrazo más fuerte y él me dio un beso en el cuello—. Pero
contigo me siento completo—dice pronunciado con gravedad estas
palabras.
Tragué duro con su declaración, no quería asustarme con sus palabras y
no debía hacerlo, quería volver a sentir ¿o no? No sé, ni yo misma me
entendía, tenía un lío en mi cabeza en estos momentos.
—Sin sentimientos, Diego—le susurré besando su cuello.
—Sin sentimientos Anastasia—repitió con tono sexy que casi me hace
desmayar. Él estampó sus labios contra los míos, él giró mi espalda
tocando el colchón y quedó entre medio de mis piernas, él acarició mis
muslos. —¿Me romperás el corazón Anastasia?
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—Soy un desastre de persona Diego, no me hagas esa pregunta—desvié
la mirada, pero él me tomó la barbilla.
—¿Me romperás el corazón?
—No quiero hacerlo Diego—me acarició la mejilla con la nariz—. ¿Me
destruirás?
Él repartió besos en toda mi cara.
—Todo lo contrario, Anastasia , quiero cuidarte—me susurro contra mi
boca.
—Eres tierno—me burlé de él. Puso los ojos en blanco, antes de
estampar sus labios contra los míos, presionó su erección contra mí, lo
que me hizo que soltara un gemido.
—No soy tierno, bella. En estos momentos quiero ser puto salvaje con
tu cuerpo—dijo con voz sexy, que hizo que mordiera el labio con fuerza
porque sus palabras surtían un efecto en mi cuerpo.
—Mmm...Me parece que si lo eres—rebatí con una sonrisa burlona.
Me mostró su perfecta sonrisa, no me puede contener y mis manos
tomaron su cara y le di un beso en donde nuestras lenguas se juntaron
y se enredaron, puso una mano en mi cadera y presionó con fuerza sus
dedos. Sus besos cambiaron de rumbo y comenzaron a besar mi mejilla
para ir bajando hacia mi cuello, haciéndome soltar varios suspiros
entrecortados.
Apoyó su frente contra la mía y no podía ver nada más que no fuera sus
hermosos ojos café en donde no me había
fijado, pero los tenía más claro.
—Mmm...No sé si tengo que preocuparme por cómo me estás mirando
en estos momentos, Anastasia—comenta con tono burlón y esa sonrisa
traviesa en sus labios que cada vez que la miro me incita a tener
pensamientos impuros.
—¿Cómo se supone que te estoy mirando?
—Como si me quisieras comer a besos, pero también como si quisieras
pegarme un puñetazo—sonreí inocentemente y batí mis pestañas
coquetamente.
Me llevé una mano a mi pecho y puse cara de indigna lo que hizo que él
soltara una pequeña carcajada.
—¡Yo no podría pegarte! —Exclamó dramáticamente.
—Mmm...Ya lo has hecho, cariño—empezó a besar mi cuello lentamente
—. Prefiero que me comas a beso, si no te molesta claramente—dice
arrogante y sin perder el gesto de división que asoma en un extremo de
su boca.
Me lleve una mano a mi barbilla y me quede callada unos segundos. Él
levantó una ceja y yo seguía callada haciendo más dramático el
momento.
—Creo que me voy... por la de pegarte un puñetazo. ¿Te parece guapo?
—bromeé.
Me observo un segundo antes de soltar una carcajada, no puede
evitarlo y me uní a él, varios mechones de su pelo cayeron en mi frente
haciéndome cosquillas.
—Siempre me llevarás la contraria, ¿verdad?—sonreí burlonamente y
asentí—. O sea que si te digo que eres hermosa. Tú me dices que eres...
—Que soy bellísima y que soy la chica de tus sueños—sonrió
inocentemente hacia él.
Sonrió de lado en donde se le marcaron sus hoyuelos. Él muy imbécil
tenía esa sonrisa encantadora que hacía suspirar a las chicas.
—Me das un beso.
—Nah... Aún no me siento del todo convencida de tus habilidades de
besar, guapo. Creo que tienes que esforzarte más—murmuro y tiro un
mechón de su pelo—.Tienes que persuadirme un poco más, amorcín.
Inclinó su cabeza de lado y se quedó callado unos segundos, pasó su
mano por debajo de mi espalda y me acarició la mejilla tiernamente.
Nos miramos fijamente y sonreí burlonamente hacia él.
Sonrió antes de besarme. Primero mordisqueo mi labio inferior, lo
delineo con su lengua para luego chuparlo antes que comience a
besarlo. Me quedo quieta por un momento, pero el beso no tarda en
ponerse más caliente, mis manos van a su pelo, el beso pasa a ser un
beso lento y profundo a más caliente.
Su lengua acaricia la mía, siento sus manos en mi trasero y me toma con
una fuerza increíble en donde ahora estoy sentada en su regazo, me
muerde con fuerza mi labio inferior y suelto un gemido que es callado
por su beso. Nos separamos solo cuando necesitamos urgentemente
aire.
—Fue lo suficiente persuasivo para ti, bella—respondió burlón.
—Mmm..., no lo sé—digo pensativa.
Él me tocó el trasero y solté un gemido.
—Mientes muy mal—se apoya en la cabecera de la cama y lleva sus
manos detrás de su cabeza en una posición muy casual.
—Te había dicho antes que tienes una sonrisa irresistible para mí—me
observó—. Me fascina ver tu sonrisa, es algo
fascinante de ver para mí y me da tranquilidad.
Pestañeé varias veces, es en serio, aun no me creo que antes nunca
tuviera una novia, si sabe decir las palabras correctas para ser un buen
novio. No entiendo porque él finge con todo el mundo algo que no es
realmente.
—¿Seguro que eres Diego? —pregunto asombrada.
Él puso los ojos en blanco, pero una sonrisa se dibujó en sus labios.
—Este soy yo. El verdadero Diego—soltó un suspiro—. Contigo jamás
he fingido quien soy.
—Diego... —, susurré antes de que él volviera a besarme.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en
estos ultimos días de año?
Feliz año nuevo hermosa personitas espero que el año que venga
sea mucho mejor y que cumpla muchas de
sus metas para el próximo año y nada quiero decirle que tengo
muchas sorpresas en la historia y poco a poco
van a ir conociendo mas a Anastasia y Diego...solo puedo adelantar
que van a amar mas a Diego.
Nos vemos en el Próximo año:
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 26
Nota de la autora: Atención a mis personitas hermosas: hoy día van a
conocer un poco de la historia entre Simón y Anastasia. Solo quiero decir
de que ahora en adelante Simón será uno de los personajes que más van a
aparecer. Y
poco a poco van ir conociendo el horrible pasado de Anastasia.
Caminé lentamente en donde se encontraba Diego cocinado, lo abracé
por la cintura y apoyé mi cabeza en su espalda. Él tomó mis manos y se
giró para quedar frente a mí.
—Tus manos andan muy traviesas, Anastasia—se burla
maliciosamente, ladeando la cabeza.
Solté un bufido, lo que hizo que él se riera de mí, al parecer le gustaba
burlarse de mí, así como a mí de él. Me gustaba esa actitud, pero él no
tiene porqué saber eso.
—Tengo que irme Diego, después de almorzar
—En serio, te voy a extrañar—dice haciendo un puchero y sacando bien
su labio inferior—. ¿Vendrás está noche?
Yo asentí con mi cabeza.
—Llegaré como la una de la noche—digo encogiéndome de hombros.
No creo que pueda desocuparme antes tenía que hacerlo bien y no
necesitaba estar nerviosa.
—¿Por qué tan tarde? —Preguntó con curiosidad.
—Tengo cosas que hacer, nada importante con los gemelos—mentí un
poquito.
—Vale—dijo poco desconfiando. Me puse de puntilla para estar más a
su altura y robarle un beso.
—Mmm...Huele delicioso. —Digo para tratar de cambiar de tema. Ya
que no quería que él sospechara algo y de todas formas Diego era mi
presente, no merecía verse involucrado con mi pasado.
—Te dejaré aún más loquita por mí, cuando pruebes mi comida—
contesta presuntuoso. Pestañee varias veces para volver a ponerle
É
atención. Él revolvió las verduras salteadas y echó un poco más de
orégano.
El almuerzo estaba muy rico, zapallo italiano relleno de verduras, me
devoré el plato en minutos. ¡Dios mío! Diego tiene un talento increíble
para la cocina. Ayude a levantar la mesa y lavar los platos entre bromas
con él.
—Adiós guapo. Te veo en un rato más.
Me tomó de la cintura y no perdió el tiempo besando con fuerza y
pasión donde hacía cosas locas con mi respiración en estos momentos.
Mis manos rodearon su cuello y lo atraje más a mí, lo necesitaba más
cerca. Cuando estuvimos jadeando por la falta de aire nos separamos no
sin antes morder su labio inferior.
—Adiós, Anastasia. —Me dio un beso en la frente antes de cerrar la
puerta de su departamento.
Entré en mi departamento y subí rápidamente a mi cuarto. Tomé las
cosas necesarias para irme a bañar. Una vez lista revisé todo lo que
necesitaba que era: dinero, celular y mis llaves del departamento. Miré
por última vez la dirección a donde tenía que ir y solté un suspiro de
cansancio, porque me tomaría una hora en llegar.
Tomé un taxi y le escribí un mensaje a Javier. Mordí mi labio inferior,
estaba nerviosa por lo que estaba a punto de hacer. ¡Es una locura,
Anastasia! Estaba jugando con fuego, pero era lo que tenía que hacer. El
juego ya comenzó—
me digo a mí misma.
Mi celular vibró y sabía que era un mensaje de Javier, así que lo abrí
rápidamente:
<Javier a las 15:30 p.m.>
"Estoy en camino, nos vemos"
<Anastasia a las 15:31 p.m.>
"Nos vemos"
Le pagué al taxi y me bajé. Miré a todas partes, pero no vi a nadie.
Caminé hacia el galpón abandonado donde se iba a presentar Simón.
Entré con cuidado, me apoyé en la pared para guiarme. Joder, tengo que
ir con cuidado. Está todo muy oscuro—me digo a mí misma.
Sentí unas voces en el cuarto de fondo, me acerqué lo más que pude y
me agaché. Puse una mano en mi pecho y mi corazón latía muy rápido.
—Querido hermanito, todavía sigues enamorada de mi chica—escuche
la voz arrogante de Nicolás.
—Ella nunca debió fijarse en ti—escuché lo que decía Simón. Fruncí el
ceño —. Yo puse mis ojos en ella—gritó.
—Eres patético y un mal hermanito. Te enamoraste de la chica de tu
pequeño hermanito—se rió Nicolás.
Apreté mis puños. Lo odiaba, en qué momento me enamoré de esa
persona.
—¡Tú fuiste! —Exclamó enfadado Simón—. Yo la conocí primero y
estábamos bien juntos. Tú te metiste entre nosotros con tus encantos, la
engañaste..., eres un...Hijo de puta—sentí como algunas cosas se
cayeron.
—Ella es mía, imbécil—escuché lo que decía Nicolás agitado.
—No es tuya y menos como la traicionaste. Ella te odia...—Sentí un
golpe en la puerta y di un salto. Me levanté, pero me quedé quieta —.
Aléjate de ella o te lo juro que....
—¿O que hermanito? Dilo—. Dijo burlón Nicolás. Siempre tan
arrogante.
—Te mato, no dejaré que la vuelvas a lastimar y menos para tus cosas
sucias. Ahora lárgate—gritó Simón.
La puerta se empezó a abrir, me llevé una mano al pecho <<mierda,
mierda>>. Caminé rápido y abrí otra pieza que estaba oscura Escuché
los pasos de Nicolás y sentí como azotó la puerta por la que había
entrado. Salí del cuarto y miré hacia la puerta en donde se encontraba
Simón.
Soy una estúpida—me dije a mi misma, cuando ya estaba girando la
manilla y me adentro en la habitación. Simón se encontraba sentado en
una silla, su pelo rubio estaba en punta y estaba vestido de blanco.
—Lárgate de una puta vez, antes de que te mate...—Dijo sin levantar la
vista. Me apoyé en la puerta. Lo miré por unos minutos y recordé que
antes éramos amigos y algo más, lo conocí donde entrenábamos.
—Me vas a pegar porque creo que te ganaría.
Simón levantó la cabeza y me miró de arriba y abajo lentamente.
Levanté una ceja hacia él.
—Sorprendido, ¿eh?
—Tú nunca dejas de sorprender—Me dijo con una sonrisa de lado.
Caminé por la habitación, no tenía gran cosa, solo era una vieja pieza
donde uno esperaba que empezaran las peleas.
—Soy una caja de regalos—digo con sarcasmo—. ¿Me amabas? —
Pregunte mirándole fijamente.
—Anastasia...Yo— se pasó una mano por su pelo despeinándolo aún
más.
—¿Me amabas? —Repetí fría.
—Sí—dijo con seguridad y me miró fijamente—. Yo nunca te he
olvidado, fue amor a primera vista cuando te vi ese día entrenado en el
gimnasio.
—Que cursi, Simón—solté un bufido. —¿Por qué nunca me lo dijiste? —
Preguntó con curiosidad.
—Porque te enamoraste de mi hermano. Tus ojos solo eran para él—
comento con un tono serio y me quede callada un segundo.
Me senté en la silla que tenía al lado de él. Nos quedamos callados por
unos segundos antes de que yo contestara:
—Las personas no elegimos de quien nos enamoramos, Simón.
—Supongo, pero todos los días me pregunto algo...—murmura. Lo miré
de reojo—. ¿Qué hubiera pasado si me hubieras elegido a mí?
Hice una mueca, porque ahora daría cualquier cosa por no haber
conocido a Nicolás y Simón. Mire el techo unos
segundos. Jamás me plantee esa pregunta hasta ahora que hubiera
pasado si solo hubiera seguido con Simón en ese momento.
—No lo sé, supongo que no sería mi vida un caos.
—Perdóname Anastasia, yo...Ese día intenté llegar a ti, solo pude
sacarte de ahí y llevarte a un hospital. Tu hermano confió en mí, pero yo
no puede... —Se rompió su voz y desvió la mirada.
No puedo evitar que una lágrima solitaria escape de mi ojo. <<Duele,
cada vez que hablo de mi hermano. Siento que no puedo respirar cada
vez que abro esa herida>>
—No llores—me limpio las lágrimas que sin darme cuenta estaba
derramando—. No pude ayudarlo, mi hermano después me puso una
trampa y yo...—Él gruñe molesto recordando de seguro ese momento.
—No te culpes Simón, tu hermano está enfermo y gracias por
ayudarme...Creo que nunca te lo dije, pero gracias, Simón. No te lo dije
antes porque verte me dolía cada vez que lo intente...no podía—digo
con sinceridad.
—Yo te entiendo, Anastasia. Para mí también fue difícil, intenté volver a
verte, pero desapareciste. —Soltó un suspiro enorme—. Te juro que
odio a mi hermano, odio lo que te hizo—murmura con tono de rabia y
de odio en su voz.
—Supongo que tenemos algo en común.
—Tú y yo sabemos que tenemos más cosas en común, Anastasia—me
recordó con un pequeña sonrisa traviesa en sus labios.
—No lo creo, cambié. —Desvíe la mirada.
—No tanto, aún sigues aquí conmigo.
Simón se inclinó hacia mí y yo me paré rápidamente de la silla. Hora de
irse Anastasia—me digo a mí misma.
—Simón—, dije molesta.
—No me volverás a dar otra oportunidad, ¿verdad?
—No puedo...Tu eres hermano de...—antes de que termine de hablar. Él
se levantó de su silla y se acercó a mí.
—No soy como él—puso una mano en mi barbilla. Yo puse los ojos en
blanco—. Sabes que conmigo todo sería mejor.
Solté una risa amarga.
—Sé que no eres como tu hermano, pero tu hermano acabó con mi vida
y sigue doliendo en mi corazón y cuando te miro... solo puedo pensar en
esa noche. Fuiste mi ángel y te lo agradezco, pero duele verte—me solté
de su agarre y caminé a la puerta.

É
Él me tomó del brazo con cuidado y me giró hacia él.
—EntoncesAnastasia, ¿Qué haces aquí? Contéstame—murmura
enojado.
—No tengo por qué contestar—me solté de su agarre.
—¿Qué haces aquí? —Simón se me acercó más a mí. —Si tanto te duele
mírame ¿Qué haces aquí? Porque estás aquí...Deja de confundirme,
Anastasia.
—No es mi intención Simón, lo que hago aquí es de mi incumbencia.
—También la mía, que no entiendes que mi hermano está obsesionado
contigo y que quiere...—Él se detuvo, me miró por un segundo.
—Continua—le pedí—. ¿Qué quiere Nicolás?
—Nada... aléjate de él, Anastasia.
—No me lo vas a decir—digo molesta.
—Solo aléjate de él. Sabes cómo es Nicolás, no se detendrá hasta que
vuelva a tenerte—gruño de rabia. Él se acercó de nuevo a mí y me
acorraló contra la pared—. No permitiré que te ponga una mano
encima. No mientras esté yo.
Puse los ojos en blanco.
—No necesito guardaespaldas para protegerme—digo enojada y
dándole un empujón—. Acabaré con él.
—Es peligroso Anastasia—me advierte con un tono de voz de
preocupación.
—No le tengo miedo, Simón.
Pasé por un lado y me dirigí a la puerta. Simón me agarró la mano y me
entregó un papel.
—Mi número, puedo ayudarte como siempre Anastasia.
—Gracias, nos estamos viendo—abrí la puerta y miré de reojo a Simón
—. Suerte.
Salí del galpón abandonado, miré a todas partes y caminé rápidamente
en donde se encontraba Javier. Me subí a su coche.
—Me encanta como se ve el color negro en ti—me dijo Javier con una
sonrisa.
—Digo lo mismo—él prendió su auto—. Necesito que vayamos a donde
está Nicolás.
Javier prendió su GPS y arrancó el auto. Lo miré de reojo y lo vi
concentrado, manejado y me parece increíble que entre Javier y Dylan
sean tan diferentes. Dylan es descarado, coqueto y divertido y Javier
tiene esa aura de chico misterioso de pocas palabras y aunque también
es coqueto cuando una chica llama su atención.
—Sé que soy hermoso, pero no babes por mí—me guiño el ojo y negué
con la cabeza—. ¿Nerviosa? —Preguntó, doblando por una calle.
—Nah...No le tengo miedo, me conoces, soy Anastasia Evans—bromeo.
—¿Por qué te demoraste tanto ahí adentro? —Preguntó curioso Javier
—. Nicolás se fue como hace una hora.
—Fui a hablar con Simón—solté un suspiro y empecé a contarle todo a
Javier de lo que había hablado con Simón ahí adentro con lujo de
detalles de todo lo que pasó ahí dentro porque con los gemelos y
Jonathan era completamente sincera, no había secretos.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en
estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
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estoy avisando cuando subiré capítulo y
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Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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q j f g q
Capítulo 27
Mire al frente donde se encuentra la discoteca. Reviso la hora y son las
diez de la noche, veo como cada vez hay más gente llegando a la
discoteca. Suelto un suspiro. << Se fuerte Anastasia, esto recién está
comenzando>>—. Me animé a mí misma. Observo de nuevo la discoteca
en donde se encuentra Nicolás.
—¿Lista, amor? —Preguntó Javier.
Yo asentí. Nos bajamos del auto y caminamos a la entrada de la
discoteca . Javier se acercó al guardia y le dijo algo al oído y nos dejaron
entrar. Miré de reojo a Javier y me guiñó el ojo. Nos movimos como
pudimos por la discoteca hasta que llegamos a la barra y pedimos
nuestro refresco.
—Lo sé, soy increíble, baby—me gritó por encima de la música. Solté
una risa y miré a todas partes, pero no vi a Nicolás.
Me mordí el labio inferior con fuerza, no pensé que hubiera tanta gente
en esta discoteca. Javier me tocó el hombre y me apuntó donde estaba
una escalera y ahí lo vi. Nicolas estaba hablando con el señor que me
amenazó en Madrid.
—Ahí está el pedazo de mierda.
—No podré acércame—digo preocupada. Él miró hacia todas partes y
se fijó en una chica de pelo rubio que le llegaba hasta la cintura y
andaba con vestido plateado con lentejuelas.
—Claro que sí, tendremos una infiltrada—me guiñó el ojo. Lo vi
caminar con seguridad en donde estaba la chica.
Miré a Javier como sacaba todas sus armas para coquetear con la chica,
que cayó fácilmente por los encantos de Javier. Él le susurró algo al
oído. Ella asentía y me miró por un segundo, antes de mirar hacia
arriba. Ella volvió asentir y luego pasó su brazo por el cuello de Javier y
se empezaron a dar un beso. Aparte la vista y finge unas arcadas.
Él se acercó con la chica donde estaba yo tomando mi Coca-Cola. Ella
me miró y sonrió.
—Anastasia, ella es Casandra—me presento Javier—Casandra, ella es
mi pequeña hermanita y ves ese tipo de arriba
—apuntó a Nicolas y Casandra asintió—. Necesito que le coquetees y te
quede lo máximo posible escuchando, es para saber si ha engañado a
mi hermanita y me cuentas todo con lujo y detalle—dijo Javier con una
sonrisa coqueta que hace desmayar a cualquier mujer.
—No te preocupes, trataré de escuchar todo lo que pueda—me gritó
por sobre la música.
—Muchas gracias.
La chica subió muy coqueta y empezó a hablar con Nicolás donde él le
hizo un lado para que se sentara. Típico de Nicolás, un hombre fácil de
llevarte a la cama. Tomé el último sorbo de mi Coca-Cola.
—Vamos a bailar. —Javier me tomó de la mano y me guió a la pista
baile.
Bailamos una, tres hasta diez canciones. Javier como siempre era un
excelente compañero de baile. Nos acercamos a la barra y pedimos
otros refrescos. Observamos que venía Casandra con una sonrisa.
Ella se acercó a mí y empezó a contarme todo lo que había hablado el
señor y Nicolás con lujo de detalles, cuando acabó sonreí y le di las
gracias. Javier le susurró algo a su oído y se la llevó a la pista de baile
donde bailaron y se besaron. Cuando la pista terminó Javier le dio un
último beso, antes de caminar a la salida.
Una vez de camino por fin a mi departamento, recosté mi cabeza en la
ventanilla. Javier estaba concentrado
manejando, pero de repente comencé a reírme porque recordé como
Javier había coqueteado con Casandra.
—Tienes una habilidad increíble para que las mujeres hagan todo por ti
—me reí—. Eres como un don Juan.
—A las mujeres le gustan los hombres confiado—él se encogió de
hombros—. Yo soy todo eso y más—me guiño el ojo y no pude evitar no
reírme.
—No sé qué haría sin ustedes.
—Nos amas Anastasia. Tú te morirías sin nosotros pequeña.
Me bajó del auto de Javier y entró en el ascensor. Observo mi celular
son las dos de la mañana. Ups, muy tarde Anastasia—me digo
mentalmente. Camino un poco insegura al departamento de Diego. Tocó
una vez y la puerta se abre lentamente dejando a un Diego sin polera,
mostrando su perfecto torso con sus tatuajes en su brazo izquierdo.
É
Él tira de mí y me aprisiona contra su puerta. Lo miro por unos
segundos antes de besarlo con fuerza y rabia porque me estaba dando
cuenta que me encanta Diego y no quería eso, pero ya era bastante
tarde parar mis sentimientos.
—Te extrañe—me susurra con voz ronca.
Me acercó de nuevo a él y pegó mi boca otra vez con la suya porque
necesitaba más de él. Él me alza y mis piernas, rodea su cadera y
empieza a subir la escalera. Cuando llegamos a su cuarto él se sienta
conmigo. Mis manos curiosas empiezan a tocar su duro torso.
—Diego—, sonrió contra su boca—. Estoy cansada.
—Yo igual. Solo te estaba esperando, pero mañana tú y yo todo el día en
mi cama haciendo travesuras—me dice con un tono picaron.
—Me parece una excelente idea—le guiño el ojo.
Me levanta y me deja en el suelo, me quita la chaqueta. Me entrega una
de sus camisetas. Camino rápidamente al baño, me cambio mi ropa por
la polera de Diego y me lavo los dientes. Cuando estoy lista, salgo del
baño y me dirigió directamente a la cama.
Apoyo mi cabeza en su pecho y cierro los ojos porque en verdad estoy
agotada.
—¿Me contarás algún día tus secretos y tus miedos? —Pregunto en un
susurro.
—No es fácil para mí hablar sobre mis miedos y secretos, duele
hablarlo en voz alta porque me hace abrir esa herida que intento cerrar,
algún día te lo contaré Diego, pero por ahora no y lo prefiero así. No
quiero que sufras.
—Eso fue devastador y me hace pensar que has sufrido aún más de lo
que puedo ver en tus ojos—hace una pausa y me toma la barbilla. Él no
se resiste y traza con su pulgar una línea en mi mentón y añade—, pero
también me hace pensar que eres peligrosa.
—¿Crees que soy peligrosa? —Pregunté atónita.
—Sí—susurra sobre mi piel y me estremezco completa.
—Te dije que te alejaras de mí Diego. Que estar conmigo se iba a sentir
mal—digo con hilillo de voz.
—Yo te dije que contigo se sentía bien...Para mi eres peligrosa, pero en
el sentido que tengo miedo de que rompas mi corazón. Jamás me había
interesado tanto por una mujer como lo estoy contigo. Entiéndeme,
Anastasia, mi corazón se destruyó cuando mi familia murió.
—Diego—, susurré con tristeza—. Yo también tengo miedo, pero no
quiero pensar enel futuro o el pasado. Solo importa el presente Diego—
tome su cara entre mismanos—. Prometo cuidar tu corazón.
—Eres cursi bella. Yo te protegeré, confía en mí—presume en tono
risueño.
—Soy peligrosa—vuelvo a insistir y su cara enseguida se ensombrece.
—No lo eres, entiende eso. Eres una mujer que ha sufrido mucho, pero
eso no te hace peligrosa.
—Tú no sabes nada—digo con un tono molesto e incluso arrogante que
no pasa desapercibido para Diego porque está evaluando mi reacción.
—Déjame entonces conocer más de ti—él puso su mano en mi corazón,
me quedé quieta—. Y menos de tu cuerpo, por favor—me susurra muy
cerca de la oreja.
Me giré y me tapé hasta arriba con el cubrecamas, no quería hablar más
con él o de seguro iba a explotar y terminaría peleando con él. Se acercó
más a mí y me abrazó por detrás.
—Solo inténtalo, Anastasia—me quedé callada. Él soltó un suspiro de
cansancio—. Buenas noches, bella.

*******
Sentí como alguien caminaba de un lado a otro, me removí un poco y
sentí que alguien arrastró una silla. Me senté en la cama y pestañeé
varias veces para poder ver mejor en la oscuridad. Miré en donde él
tenía un escritorio y lo vi sentado con sus manos en la cabeza y sus
hombros caídos.

Miré de reojo el reloj y marcaba las tres y dos minutos de la mañana. Me


moví con cuidado y me acerqué a él.
—Diego—, lo llame—. Estoy aquí.
Me senté en su regazo y lo abracé fuertemente.
—Perdón, no quise despertarte—él miró y tenía los ojos rojos. Cerré los
ojos y apoyé mi frente contra la suya.
—No me pidas perdón Diego—, murmure—. Estoy aquí para ti.
—No me dejes solo, por favor, Anastasia—me rogó con la voz rota.
Mi corazón se rompió en ese momento al escuchar su voz rota, no
merecía sufrir de esta forma. Tome su cara entre mis manos y lo
observe, sus ojos estaban llenos de dolor y pena. Una lágrima solitaria
recorrió por su mejilla y la atrapó con mi dedo.
—Me duele verte sufrir, no lo mereces—susurro.
—Extraño mucho a mi familia—Él me abrazó con fuerza y escondió su
cabeza en mi cuello—. Me siento tan solo.
Jamás volveré a ver como mi padre besa de sorpresa a mi madre
cuando llegaba del trabajo o a mis mellizos cantar canciones infantiles.
Jamás volveré a escuchar los regaños de mi madre al verme rodeado de
tantas chicas o escuchando a mi padre diciendo que está orgulloso de
mí y me duele porque no merecía quedarme solo. Ellos eran buenas
personas y no merecían irse tan rápido.
No puedo contenerme y comencé a llorar con él porque no me quiero
imaginar que es lo que él siente al perder a su familia. Comparto su
dolor de pérdida porque sufro también por mi hermano.
—Sé que ellos estarían orgullosos de ti — limpié sus lágrimas y su
respiración comenzó a tranquilizarse —. Eres el mejor Diego. Te
mereces lo mejor del mundo, eres un ángel para mí. Eres mi ángel y has
traído felicidad de nuevo en mi vida.
Tomé su mano y la puse en mi pecho en donde mi corazón latía
rápidamente por este hombre. Él me observó sorprendido.
—Eres luz en mi vida, Diego.
—¿Cómo quieres que no me enamore de ti? —Pregunto susurro —. Si
tú me haces sentir completo, siento que nosotros encajamos a la
perfección, es como si estuviéramos hechos el uno para el otro.
Me acerqué a él y chupé su labio inferior antes de besarlo con amor,
puse mi mano en su mejilla y se la acaricié. Él soltó un gemido de alivio

É
al sentir nuestras lenguas tocarse y enredarse una y otra vez. Él inclinó
un poco su cabeza para que el beso fuera más profundo.
—Tal vez deberíamos volver a dormir—propuse.
Él asintió con su cabeza. Tome su mano y nos acostamos en silencio. Se
acercó más a mí y me abrazó con fuerza. Mi mano acarició su mejilla.
—Tengo miedo—susurro con voz rota.
—Estoy contigo. No te dejaré caer en estos momentos.
—No quiero volver a tener esa pesadilla por esta noche...—se apretó
más a mi cuerpo.
—No tengas miedo, Diego. Duerme, te protegeré, estoy contigo—digo
besando su mejilla.
No me contestó, pero puso su cabeza en mi pecho y me abrazó aún más
fuerte, mis manos empezaron a acariciar su pelo y pronto la respiración
de él se hizo más profunda, lo que me indicaba que se quedó dormido.
Miré hacia abajo y mordí el labio inferior, se veía como un ángel
durmiendo.
—Aún te sigo odiando, pero solo porque estás haciendo que mi corazón
cada día se vuelva más loco por ti—susurré besando su mejilla—. No
puedo evitar tener sentimientos fuertes hacia ti, mientras más te
conozco más caigo por ti, Diego.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en
estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
p y , p
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 28
Mi mano acarició la mejilla de Diego, él se removió un poco y arrugó un
poco su nariz. Solté un suspiro, se veía tan guapo y sexy por la mañana
con su pelo revuelto y su torso marcado a la vista. Mi mano se dirigió a
su brazo tatuado
tenía una flor, tigre y varios pequeños tatuajes que rodean los más
grandes.
Él me abraza más fuerte. Paso mi mano por su mejilla acariciando el
inicio de una leve barba que hace que se vea aún más guapo como un
modelo Calvin Klein. Siento como él empieza a hacer una caricia en mi
estómago.
—Buenos días, bella—lo miró, pero sigue teniendo los ojos cerrados. De
repente él se levanta y se estira haciendo que sus abdominales se le
marcaran aún más.
Me pasó una mano por mi barbilla solo para comprobar que no estaba
babeando. Diego me miró con curiosidad y después soltó una risa y me
dio un beso en la frente, solté un suspiro al sentir sus labios, fue un
gesto tan tierno, solo que mi mente tenía otro tipo de
pensamiento...más sucios.
Él camina al baño y no puede evitar que mis ojos se posaran en su
trasero.
—Deja de mirarme el trasero, cariño— Él me observa con su rudo gesto
de <<lo sé, lo sé, soy guapo y ardiente>> a través de una jovial sonrisa
que lo vuelve arrebatadoramente encantador Me sonrojé y me acosté
en la cama. Miro el techo pensando que ya llevaba dos días con él, me
sentía de nuevo feliz, relajada y no estaba tan a la defensiva todo el
tiempo. Diego logró romper mi muro de estar a la defensiva. También
me di cuenta de que no me quería separar de él y tenía razón: lo de
nosotros fue inevitable y solo fue cosa de semanas para que lo de
nosotros explotara y se convirtiera en una hermosa rendición.
Sentí las pisadas de él y como el colchón se hundió por su peso. Me
tomó de la cintura y me acercó más a él. Miré esos ojos cafés y nuestras
narices se rozaron. Él pegó su boca contra la mía, solté un pequeño
gemido y su lengua no perdió el tiempo adentrándose dentro de mi
boca y jugando con mi lengua.
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Me separé lentamente y acaricié su mejilla.
—Ya te había dicho que estoy fascinado por ti.
—Como mil veces—pestañee coquetamente hacia él.
Me abrazó con fuerza.
—Amo que seas tan vanidosa—se ríe. —. Tengo una idea Anastasia.
—¿Qué idea? —Pregunté con desconfianza y alcé una ceja hacia él.
—Vamos a entrenar juntos, tengo que ir al gimnasio en una hora.
Levanté una ceja y apoyé mis codos en su pecho.
—¿Quieres que te patee el trasero? —bromeo con un tono juguetón y
acarició su mejilla con cuidado.
—No, mi Anastasia— se acercó a mí—, pero tus manos pueden hacer
otras cosas mejores—me susurro con tono meloso y diría que algo
ardiente. Me mordí el labio inferior con fuerza, cuando sentí que su
mano se coló dentro de su camiseta—. Como por ejemplo que me
desnudé lentamente.
—Pervertido.
—Tu amas que sea un pervertido contigo, Anastasia—me dice Diego
con un pícaro guiño y tocó mi seno derecho que me hizo dar un
pequeño salto.
—Estás loco—puse los ojos en blanco.

******
Golpeó el saco de boxeo por última vez y caminó a la banca. Miró de
reojo a Diego, quien está entrenando con su entrenador en el ring de
pelea. Doy un sorbo a mi agua y tomo mis cosas y camino a las duchas.

Cuando salgo de las duchas me encuentro con él, quien camina a los
camerinos.
—Espérame aquí bella, no me demoro nada—me dio un beso en la
mejilla y entró en las duchas. Me siento en la banca y veo que se acerca
el entrenador de Diego con una sonrisa.
—Eres muy buena—dijo con una sonrisa. Lo miré más detalladamente
y era un hombre entre los cincuenta años, era bastante musculoso,
medía alrededor de unos 1.80 metros y tenía el pelo negro.
—Gracias—sonríe amablemente.
—Sabes, me gustaría verte más seguido por aquí con Diego—Me guiño
el ojo.
—Lo siento, creo que será solo por esta vez—le explicó con una sonrisa
amable, porque si el entrenador de Diego es muy bueno por lo que
estuve observando, pero estaba cómoda con Ricky.
—Tú solo piénsalo qué te puedo entrenar muy bien—me entregó su
tarjeta y la tome por educación y se alejó de mí.
Negué con la cabeza y le mandé un mensaje a Ricky, mi entrenador,
diciendo que el lunes iba a entrenar. Mire cómo la gente entrenaba y
había muchos jóvenes novatos. Volví a poner la atención en mi celular
cuando veo que tengo un nuevo mensaje.
<De Dylan a las 10:32 a.m.>
"Hoy día tengo fiesta, Amorcín, ¿vienes?
Pd: Serías una pésima amiga si no vienes.
<Anastasia a las 10:33 a.m.>
"Cariño, tú siempre tienes fiesta"
Pd: Seguro que eres hombre porque eres muy dramático.
<De Dylan a las 11:34 a.m.>
"Mira que eres buena para evadir el tema. Tú solo contéstame: ¡Sí,
Amorcín!
Pd: Seré feliz y te dejaré tranquila para que sigas follándote a Diego,
aunque me esté engañando Amorcín.
No puedo evitar que una sonrisa aparezca en mi cara, tengo a los
mejores amigos que siempre están ahí y sobre todo Dylan.
< De Anastasia a las 11:36 a.m. >
"Está bien. Iré a tu fiesta y así me dejarás en paz."
Pd: Yo no te engaño.
Levanté la mirada y observé a mi alrededor y él aún no salía de la ducha
y muchos chicos entraban al gimnasio.
Observé al entrenador quien le estaba enseñando a un chico que se veía
que era nuevo. Mi celular volvió a vibrar.
< De Dylan a las 10:45 am>
"Ya sabía yo que no me fallarías. Empieza a las diez de la noche, ven
sensual y sexy, Amorcín.
Pd: Te amo, Amorcín.
Sonrió al ver su mensaje y siento un carraspeo.
—Eres bellísima y aún más cuando sonríes—Levantó la mirada y veo a
Diego con una sonrisa traviesa. Me levanto de
la banca y me acerco a él.
—Tú eres guapo—me pongo de puntitas y mis manos rodean su cuello.
—No solamente soy guapo—me tomó de la cintura—. Soy
increíblemente ardiente, sexy y un gran cocinero—susurró roncamente
para que nadie más pueda escucharle.
Puse los ojos en blanco.
—Claro, claro muchachote, deberás que tienes innumerables y
variadísimos encantos, que tonta de mí, se me estaba olvidando que
eres como un chocolate andante en las calles y que todo el mundo te
quiere comer—digo burlonamente y pegándole un pequeño empujón
en su hombro.
Me sonrió con su arrebatadora sonrisa y me dio un pequeño pellizco en
la cadera y luego una palmada en mi trasero.
—¡Oye! —Exclamó atónita y se encogió de hombros como si nada
hubiera pasado porque continuo con el tema:
—Es que yo soy un bombón, todos me aman, no es mi culpa ser tan
ardiente y caliente—dice presuntuoso y con esa habitual sonrisa
traviesa en sus labios que me contagia y hace que yo también sonría
por sus tonteras.
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—¡Dios mío! No puedo con tu ego...—me llevo una mano en el cuello y
finjo que me está faltando el aire y lo empujo un poco y finjo que
comienzo a dar bocanadas de aire.
Él pone los ojos en blanco, pero aun así parece una pequeña sonrisa que
le curva la esquina de su labio.
—¡Dramática! —. Se inclinó y me dio un breve beso.

******
Tiré mi bolso a una esquina de mi habitación. Sonreí al ver a Diego en
una habitación tan rosada, se veía fuera de lugar con sus pantalones-
rotos y una polera blanca y su pelo revuelto. Me acerqué a él y le di un
empujón que hizo que retrocediera y se topará con mi cama.

Se sentó en mi cama y me senté en su regazo, mis manos se fueron a su


pelo. Él cerró sus ojos y tomó su barbilla.
—Mírame—le di un pequeño beso en los labios y él hizo un pequeño
puchero. Me reí, es tan hermoso este hombre, jamás me podría cansar
de verlo.
—Anastasia, no juegues conmigo—me advierto con un ronco gruñido.
—¿Por qué no me miras? —Empecé a darle besos por toda la cara. Él se
tiró el pelo y me tomó firme de la cintura y movió mi cadera hacia
adelante y hacia atrás—Diego, estas...—No alcancé a terminar.
Él abrió los ojos y tenía las pupilas dilatadas, se relamió los labios.
—Estoy muy caliente, Anastasia, desde que te vi entrenar y no me
ayudas mucho amor, que te sientes encima de mí.
Despiertas a mi amigo con mucha facilidad.
Me levanté de su regazo y me senté a un lado. Tomé su barbilla y le di
un beso en la mejilla.
—Lo siento.
—No te perdono, porque no es tu culpa que seas bellísima y que mi
cuerpo no se pueda controlar por ti.
Solté una pequeña risa porque sus palabras me causaban gracia.
—Diego—, susurró. Me miró de reojo y apoyó mi cabeza en su hombro
—. Te odio.
Me abrazó y me dio un beso en la frente. Sonreí, no podía creer que
ahora estemos juntos después de todo nuestro encuentros tanto
buenos como malos y ahora estamos en esta faceta de pasar tiempo
juntos y ver qué pasa con
nosotros, si funcionamos o no.
—Te odio más, Anastasia—me dio un beso en el pelo—. Y mi cuerpo
igual por todo el dolor que le causas—dice con tono picaron y se
remoja el labio inferior, mis ojos siguen ese movimientos y me quedo
unos segundo mirando su boca.
Él me guiñó el ojo traviesamente antes de besarme. Cerré los ojos y me
dejé besar por este chico tan guapo y arrogante que poco a poco se está
metiendo en mi vida y corazón poco a poco.
—Por cierto, tengo una fiesta en el departamento de Dylan. ¿Quieres
ser mi compañero?
Rozó su nariz contra mi nariz y me dio pequeños besos por toda la cara
y sus manos comenzaron a subir mi polera, dejando al descubierto mi
sujetador. Asintió con su cabeza y sus manos poco a poco fueron
subiendo a mis pechos en donde apretó mis pechos haciendo que
soltara un pequeño gemido.
Que hizo que se agrandará su sonrisa traviesa que tenía. No perdió
tiempo y comenzó a darme pequeños besos en el cuello. Cerré los ojos y
moví mi cuello hacia un lado para darle mejor acceso, sus manos
continuaban con las caricias en mis pechos.
Se separó un poco de mí y me sacó la polera y la del también dejando a
la vista su perfecto y marcado torso bien trabajado. Él se sentó en la
cama y se apoyó en la cabecera de la cama y tiró de mi mano para que
me sentara en su regazo.
Me observó detenidamente y se mordió el labio inferior.
—Te contaré otro secreto, Anastasia.
—Otra vez tengo que fingir que me interesa, ¿cierto?
Su sonrisa se agrandó y tomó un mechón entre sus dedos.
—Antes de ti de seguro estaba en mi cuarto, pensando que la magia no
existía, y ahora eso es todo lo que veo cuando te miro, gracias por
cambiar mi visión, Anastasia.
Mi corazón se aceleró al escuchar sus palabras.
—Diego...
Él sonrió de lado haciendo que se le marcaran sus hoyuelos y sus
manos tomaron con fuerza mi cadera.
—Basta de Diego tierno, ya tuvo sus momentos de ser cursi por hoy—
bromea.
Solté una risa, porque solo él podía arruinar sus momentos cursi por
una de sus malas bromas que aun así me saca una sonrisa tonta.
—Debería preocupar que te dividas en diferentes Diego.
Movió mis caderas y se frotó contra mí en donde lo sentí duro. Lo miré
y él tenía una sonrisa inocente.
—Un poco—murmuró, mordisqueando mi cuello. Sus manos tocaron
mi trasero y volvió a presionar su cadera contra la mía donde ambos
soltamos un gemido.
Sus manos subieron por mi espalda y se detuvieron en el broche de mi
sujetador en donde lo abrió y mis copas se aflojaron y me lo saqué
dejándome totalmente expuesta a él. Él se llevó un pecho a su boca y
comenzó a lamerlo y con el otro pecho lo masajeó.
Cerré los ojos con fuerza y me mordió el labio inferior con fuerza para
tratar de no volver loca por este chico y por las cosas increíbles que
está haciendo con mi cuerpo.
—Mmm..., Diego, eso es... —comencé a tartamudear.
Mordió un poco mi pecho haciendo que soltara un fuerte gemido que
me hizo ver las estrellas en estos momentos. Mis manos se enredaron
en su pelo y se lo tiré con fuerza.
Tomó mi cintura y con un movimiento hizo que mi espalda tocara el
colchón. Sus manos fueron a mi pantalón donde los desabrochó y de un
tirón me los sacó.
Tragué saliva porque tenía mi boca seca. Se acercó a mí y no perdió
tiempo y tomó una de mi pierna, la enredó en su cadera y presionó su
pelvis contra mi sexo haciendo que soltara un suspiro.
—Eres mi hermosa fantasía Anastasia, superas todas mis expectativas
—me susurro antes de besarme y a volver a mover su cadera.
—Mi tierno, Diego.
Él me sonrió de lado mostrando esa sonrisa que derrite a todas las
chicas. Puse mi mano en su pecho y poco a poco comenzó a bajar hasta
que llegó a su destino y se metió dentro de su bóxer, pero él tomó mis
muñecas y negó con la cabeza..
Él recargó su frente contra la mía y yo soltaba pequeños gemidos.
—¡Quiero escuchar tus gemidos! —Exclama excitado y volviendo a
meter dos dentro de mi sexo y otro dedo comenzó a tocar mi punto de
deseo.
Comenzó a girar sus dedos dentro de mi sexo, haciendo que mordiera
con fuerza mis labios y cerré mis ojos porque sentía me iba a desmayar.
Sentí como él comenzó a bajar dejando besos húmedos por mi
estómago.
—Estás húmeda solo para mí—susurró con voz ronca. Abrí los ojos y vi
como él tenía una sonrisa juguetona y dio una pequeña lamida en mi
sexo para luego pegar su boca, su lengua toca mi clítoris y la hunde
dentro de mi sexo ¡Dios, dios! —exclamo.
—Diego..., joder...eso...no—comencé a decir palabras incoherentes.
Sus dedos aumentaron la velocidad y cada vez me sentía más húmeda y
mojada. Diego volvió a pasar su lengua por mi sexo y ahora su lengua y
sus dedos me torturaban sin piedad en mi sexo. Agarre con fuerza su
pelo para que volviera a mí. Sentí su risa y como sus movimientos poco
a poco se volvieron algo más lento y sentí como le daba besos la parte
interna de mis muslos.
Sus dedos aumentaron la velocidad y cada vez me sentía más húmeda y
mojada. Diego volvió a pasar su lengua por mi sexo y agarre con fuerza
su pelo para que volviera a mí. Sentí su risa y como sus movimientos
poco a poco se volvieron algo más lento y sentí como le daba besos la
parte interna de mis muslos.
—¿Te vas a correr? —preguntó con un tono juguetón y asentí con mi
cabeza—. Hazlo mi bella—me susurró con voz ronca y mordiendo el
lóbulo de mi oreja y sus dedos largos salían y volvían entrar en mi con
más rapidez.
—¡Dios! —jadeo.
—Eso es Anastasia, disfruta.
Agarré el cubrecama con fuerza y apreté mi muslo con fuerza y un
enorme gemido brotó en mis labios que fue callado por un tierno beso
de Diego. Cerré los ojos y una sonrisa apareció en mis labios, es oficial
este chico sabe lo que hace en sexo.
Lo mire y vi que tenía una enorme erección que se marcaba en sus
pantalones, le di un pequeño empujón para que su espalda quede
apoyada en la marquesa de la cama, me senté en su regazo y él me miró
con una tierna sonrisa.
—Diego, quiero intentar algo contigo... —sentí como mis mejillas se
ruborizaban porque quería practicar sexo oral con
él, pero nunca lo he hecho.
—¡Hey! —Me llama y toma mi barbilla con cuidado para que lo vuelva a
mirar—. Tú puedes intentar lo que sea conmigo, escúchame, Anastasia,
soy tu pareja no tengas vergüenza.
—Está bien, quiero hacerte sexo oral—solté rápidamente y ni si quiera
me avergoncé cuando dije esa palabras.
—¡Anastasia! —Exclamó Diego con un tono de burla y le doy un
pequeño puñetazo—. Me vas a quitar lo virgen—
bromea.
Niego con la cabeza y mi mano comienza a bajar lentamente por sus
abdominales hasta el inicio de su pantalón donde lo desabrocho con
cuidado bajo la atenta mirada de Diego. Le di un golpecitos para que se
levantara y él se sacó sus bóxer y pantalón juntos. El pene de Diego
saltó a mi vista y lo tomé.
—¡Dios Anastasia! ¿estás segura? —pregunto de nuevo entrecortado ya
que varios suspiros se escapaban de sus labios.
—Si.
Mi mano comenzó a subir y bajar lentamente por su pene y me agacho
para estar a la altura de su pene. Levantó la vista y veo que tiene una
mirada tierna, su mano acaricio mi mejilla con cuidado.
—Tienes que metértela lentamente y cuidado con tus dientes—me
indica tiernamente y asiento con mi cabeza.
Miro su pene y veo que tiene una pequeña gota de preseminal, paso mi
dedo y lamo la gota y escucho que él suelta un gemido ronco y muevo
mi mano despacio por su pene. Diego vuelve a gemir desde lo más
profundo de su garganta y las cadera le tiembla ligeramente.
Se le acelera la respiración con cada caricia y su abdomen sube y baja
ante mis ojos. Cuando lo oigo maldecir, me meto su pene en mi boca y
deslizo mi lengua de abajo arriba. Diego pone una mano en mi cabello.
Rodeo el glande con los labios antes de salir para tomar algo de aire, lo
miro, me está mirando atentamente y me vuelvo a agachar y tomó aire
antes de volver a meterme su pene en la boca y dibujo círculo delicado
con mi lengua.
Se estremece. Me encanta provocar los gemidos que salen de su boca y
observar cómo reacciona su cuerpo.
Siento como agarra mi pelo, pero después lo vuelve a soltar, se está
conteniendo. La tensión de su cuerpo se extiende hasta el mío a través
de nuestras caricias. Las caderas le tiemblan un poco. Y me meto poco a
poco su pene hasta donde puedo y siento que me estoy ahogando y me
la saco.
—Lo estás haciendo bien—me alienta Diego con la voz ronca.
Me la vuelvo a meter y esta vez, empuja un poco sus caderas y
comienzo a entrar y salir donde mi lengua recorre su pene. Diego
comienza a marcar un poco más ritmo con su cadera y sigo entrando y
saliendo y sé que está a punto
—¡Joder, Anastasia estoy apunto! —grita sacándola y tomo su mano y
comienzo a masturbarlo con ritmo marcado y él se acerca a mi
dándome un beso largo y profundo que siento que me está robando el
aire y me muerde con fuerza labio inferior cuando llega a su orgasmo.
Rodé a su lado y nos quedamos quietos por minutos intentando
tranquilizar nuestra respiración. Miro el techo y no puedo evitar que
una sonrisa aparezca en mi rostro.
—Ya te he dicho que eres bellísima—susurra con voz ronca,
prácticamente pegando su frente a la mía
—Si, también me has dicho que soy la chica de tu sueño—le recuerdo,
jugando con un mechón negro de su pelo Él levantó su pulgar.
—Exacto, mi bella.
Solté una risa y entré en el baño en donde me miré en el espejo y pude
ver una Anastasia feliz de nuevo y que no quería parar de sentir y
emocionarse por ese chico que estaba ahí afuera acostado en su cama.
Definitivamente Diego es luz en mi vida
Ahhhhhh!!!!!!!!!!!! Aquí les dejo un gif de Diego, es tan hermoso y
tierno . Disfrútenlo <3
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en
estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
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Capítulo 29
Sentí las pisadas de Diego y como se acercaba a mi habitación, pero
cerré los ojos no quería despertar porque llegamos hace unas pocas
horas de la fiesta de Dylan que como siempre se descontroló y hasta
llegaron la policía para decir que la fiesta tenía que terminar.
Me removí en la cama y tomé mi celular y vi que era la una de la tarde
del domingo. En ese momento la puerta se abrió y entró él sin polera
con una bandeja en donde podía ver que había hecho el almuerzo.
—No era necesario que cocinaras, Diego.
Se sentó al lado mío y me puso mi plato que era pasta con verduras
salteadas y la del tenía una hamburguesa. Mi estómago en ese momento
rugió por comida ya que me había saltado el desayuno.
—Me gusta cocinar—se encoge de hombros—. Tuve que aprender a
cocinar para no morirme de hambre, Anastasia—
sonríe con un gesto torcido y recupera su expresión normal.
Deje mi tenedor suspendido en el aire y lo mire.
—Tuve que aprender muchas cosas que antes no sabía hacer cuando
murieron mis padres. La cocina es algo que me gusta, supongo que se
convirtió en un pasatiempo—confiesa con una triste sonrisa, que hace
que mi corazón se rompa un poco más.
Nos quedamos callados porque no sabía qué decir. Dejé el tenedor de
vuelta en el plato y le tomé su mano. Él arquea una ceja y mira mi mano,
su mirada estaba algo triste, pero se recupera con rapidez y adopta una
arrogante pose de regocijo, mientras se relame el labio inferior con un
brillo de deleite en sus penetrantes ojos.
—Eres preciosa en todos los sentidos, Anastasia.
—Creo que me estoy muriendo—murmuro con una sonrisa, me pongo
una mano en la frente y él achica sus ojos y me observa con curiosidad
—. Porque creo que tú eres un ángel: ¡Dios deja de hacer eso! —
Exclamó—: no te das cuenta de que cada día estoy más cautivada por ti.
Solté un bufido y me crucé de brazos porque era la verdad, incluso me
molestaba a mí misma. Me miró divertido.
—No es mi culpa que sea una persona tan increíble y te cuento un
secreto entre tú y yo—susurro mirando a todas partes como si hubiera
alguien más en mi habitación—. Te atrape Anastasia, te cautive como tú
lo hiciste conmigo.
Lo observo detenidamente y no sé cómo he llegado a este punto. Se
supone que no tendría que haber puesto mis ojos en un chico. Yo no
quería caer de nuevo en el estúpido amor, se supone que mi meta era
volver a hacer libre y ahora estoy...retrasando todo. Y eso es peor ya que
solo es cuestión de tiempo que explote todo y lastime de nuevo a
Alejandra, Diego, mis gemelos, Jonathan y mi familia.
Solo es cuestión de semanas o meses para saber que mi tranquilidad se
va a ir y que tarde o temprano le romperé el corazón a Diego y me
pregunto si soy tan egoísta por seguir con él y seguir exponiéndolo.
—¿Qué te pasa, Anastasia? Has pasado de estar sonrojada a estar muy
pálida.
—Nada—digo cortante.
—Me estás mintiendo—se cruza de brazo. Suelto una risa sarcástica.
—No te metas ¿Qué acaso no puedo pensar?
—No te seguiré en este juego.
Se paró de la cama y tomó la bandeja. Y me miro molesto.
—¿Cuál juego? No sé de qué hablas.
—Crees que soy estúpido o ¿Qué? Quieres ser fría conmigo, pues yo
también lo puedo hacer. Quieres jugar al gato y ratón, ambos podemos
jugar.
—No estoy jugando a nada, Diego. Yo solo estaba pensando y se me
cruzó un mal pensamiento, es que tengo que contar toda la mierda que
pienso o ¿Qué? —Grito molesta. Una cosa es estar muy románticos y ser
un poco cursi, pero no dejaré que nadie me diga nada.
Pues que se joda, no he pasado tanto para que alguien me vaya diciendo
que tengo que hacer con mis mierdas.
—No. Joder, pero por lo menos podrías ser un poco más sincera
conmigo y no estar a la defensiva todo el tiempo—
Gritó molesto apretando demasiado la bandeja y añade—: tú, si sabes
cómo arruinar un momento, no te he hecho nada.
Solté un gruñido.
—Es una lástima. Hombre soy así y punto. Son mis secretos y aún no
estoy lista, Diego. Te lo he dicho muchas veces, no me siento lista para
hablar contigo aún. Cada vez que yo...—Cerré los ojos y respiré hartas
veces para no seguir cargándola—. Sabes que olvídalo...
—Joder, estaba bien Anastasia. No quiero pelear contigo por algo tan
estúpido. Estaré abajo esperándote para que ambos nos tranquilicemos
y después podamos hablar con calma. En serio que no quiero pelear
contigo.
Me crucé de brazos y vi como salía con la bandeja. Me acerqué a la
puerta y la cerré de un portazo.
«¡Mierda, joder!»—grite molesta.
Me acosté en la cama y miré al techo, ¿pero qué mierda había hecho?
Me desquité con la primera persona que estaba ahí y solo por pensar en
Nicolás es que acaso siempre será así. Mi odio por esa basura de
hombre puede por encima
de todo que hasta paguen las personas que no tienen la culpa como
Diego.
A veces me pregunto cuánto rencor hay en mi corazón y si algún día
podré soltarlo y no aferrarme a él como lo estoy haciendo ahora. Me
pregunto cuándo será el día en que lo deje y comience a perdonar y
sanar mi corazón, sé que no es sano, pero no puedo...Pienso en cómo
fue todo y lo veo todo rojo. Siento que no podré, que una gran parte de
mi vida está llena de odio, venganza y rencor.
Sé que él lo está dando todo por esta relación contándome sus miedos y
secretos... y ¿Por qué yo no puedo? Y la respuesta es clara, tengo
miedo...Miedo de cómo Diego pueda reaccionar. Me miró de reojo en el
espejo que hay en mi cómoda y solo veo una persona jodida. ¿Diego
merece a una persona mejor? —Me pregunté a mí misma—. Claro, eso
era más que evidente.
Cuando bajé lo vi hablando por teléfono y me quedé quieta esperando
que terminara su conversación.
—Bárbara, no, no. No volverá a pasar—gritó enojado.
Puse los ojos en blanco.
—Joder, no estoy en mi departamento. Vete maldita sea—gritó Diego, y
cortó la llamada con demasiada brusquedad.
Se dio vuelta y abrió los ojos y frunció aún más el ceño.
—¿Estás mejor? Mira Anastasia, no quiero pelear contigo, no me
gusta...tienes razón, no debo presionarte a nada.
Quiero que tú me lo cuentes cuando esté lista y yo te escucharé y te
apoyare, ¿vale?
Me quede quieta. Tenía ganas de llorar, pensé que iba estar enojado
conmigo y más con la pelea que tuvo recién con Barbara, pero no, al
contrario, me está entendiendo... No es fácil para mí.
—Perdón, me desquité contigo. Te lo contaré cuando me sienta lista,
Diego, no es fácil para mí.
—Es evidente que no merecía tus palabras y tranquila, bella, te
esperare todo el tiempo del mundo, pero al menos inténtalo. No te
juzgaré ni nada, solo quiero tomar tu mano y apoyarte.
—Eres el mejor—me senté en la silla—. Podemos comer, por favor.
—Escúchame Anastasia, no tienes que sentir miedo nunca de mí, estoy
aquí para ti, soy tu pareja y quiero apoyarte en lo que sea que te
preocupa.
—Lo sé, Diego, gracias por entenderme.
Caminó hacia la mesa y se sentó en la silla frente a mí.
—No me agradezca, Anastasia, quiero estar ahí para ti, así como lo has
estado tú para mí en mis pesadillas.
—Diego—susurro.
Él sonrió y se levantó de la silla y caminó hacia la cocina en donde
calentó de nuevo la cocina. Pasaron unos minutos y volvió con la
bandeja, dejó mi plato y luego el suyo.
Se sentó al lado mío y comenzó a comer. Lo miré de reojo y podía ver
que realmente lo había lastimado. Estire mi mano y tome su mano que
quedó suspendida en el aire.
—Fui una tonta, en serio perdón, Diego, perdóname.
—Lo fuiste, pero ya paso, bella.
Lo observé detenidamente y giró su cabeza con una pequeña sonrisa.
—Deja de mirarme así—él puso su pulgar cerca de mi labio e hizo como
que limpio—. Listo. Creo que se te estaba
cayendo algo de baba por mí—se burló de mí y limpio su dedo en mi
polera.
Le di un manotazo.
—¡Que imbécil! —Solté una risa porque sentía como el ambiente entre
nosotros se iba relajando.
—No, no. Tú sabes que no lo soy—murmuró con una sonrisa
presuntuosa y tomó mi tenedor y pincho un poco de verdura para
después guiarlo a mi boca—. Ahora come que se va a volver a poner
helada la comida.
Tomé el tenedor y comenzamos a comer al principio en un silencio y
poco a poco fui tirando bromas para tratar de alivianar el ambiente y él
también se unía a mí

******
Entré a mi pieza con un enorme plato lleno de palomitas y bebida
para ver la siguiente película después de que habíamos peleado poco
a poco las cosas se calmaron y decidimos ver películas ya que no
queríamos salir tampoco.

Tuvimos suficiente con la fiesta de anoche. Yo sabía que no teníamos


que ir y aun así fuimos y la pasamos súper bien, el problema fue
después cuando eran las seis de la mañana y Dylan no quería parar la
fiesta aun cuando ya habían estado dos veces la policía y a la tercera
nos querían llevar detenidos por causar caos.
—Lista mi bella para ver tu película.
Me acosté a su lado y no perdió el tiempo en rodearme con su brazo y
atraerme más a su pecho.
—No. No, no me gusta esta película porque lloro mucho—digo
haciendo un puchero.
Él me mira divertido por mi reacción.
—Yo quiero verla, quiero saber porque una estúpida película hace
sufrir tanto a mi chica—murmura con una sonrisa ladeada y burlona
porque él imbécil me quiere ver llorar—Si lloras te doy permiso de
limpiar tus mocos en mi polera—
se sigue burlando.
Solté una carcajada y tomé mi computador, busqué entre mis películas
favoritas y le puse play a un amor para recordar: ¡Dios mío, por favor no
me hagas llorar tanto con esta película! —Me dije a mi misma.
—Esta película es un clásico cliché—digo con una sonrisa—. Es obvio
que él se iba a enamorar de Jamie, es hermoso.
Él me mira por un momento antes de mirar de nuevo la película. Cerré
los ojos cuando Jamie le dice a Landon que está enferma. Joder, no
puedo evitar que mis ojos se empañen de lágrimas.
—Odio esta película por ser tan jodidamente hermosa, en serio,
siempre que la veo me rompe el corazón—digo entre enojada y triste.
—Estás muy sentimental, Anastasia—murmura con un tono juguetón y
me aprieta el muslo—. Se cómo te puedo animar después y también
como puede gritar fuerte—se burla maliciosamente, ladeando la
cabeza.
Ignoro esa última parte y decido responder la primera parte de su frase.
—¡Oh, vamos! —Exclamó con una sonrisa y no puedo evitar
emocionarme—. Este es el típico cliché de las historias del amor entre
la chica inocente y él malo, pero aquí ahí cambio sincero de Landon e
intento cumplir cada uno de sus sueños y Jamie no se merecía es
final...No puedo con esta película.
—No llores, Anastasia. —Me abraza y me da un beso en el pelo.
—No puedo evitarlo...—Suspiro, cuando escucho que Landon le pide
matrimonio a Jamie—. Voy a llorar Diego, es tu culpa—digo entre
enojada y triste.
—Recuérdame jamás ir al cine contigo—dice con una mueca burlona y
le pego un codazo—. ¡Salvaje!
Lo miro por un segundo, antes de darle un pequeño beso. Me concentro
de nuevo en la pantalla de mi computadora.
Una hora después, termina la película. Suelto un suspiro, adoro esta
película, es mi favorita y no me canso de verla.
—¿Qué te pareció, fue muy predecible para ti?
—No está mal, es una historia muy linda y puedo entender a Landon
cuando se enamoró de Jamie, porque él se dio cuenta que era la chica
indicada y me pongo en sus jodidos zapatos—se acerca a mí y me
acaricia la mejilla.
Me levanto de la cama y me estiro un poco. Me peino con los dedos mi
largo cabello castaño con ondas.
—Eres jodidamente bellísima—susurra.
Lo miro y veo que se puso rojo, sonrió y me acerco a él.
—Gracias, pero tú no te quedas atrás, ángel—lo pincho y tiro con fuerza
su pelo.
Él quita mi mano de su pelo y tira de mí para que me siente en su
regazo. Me quedo embobada mirando su perfecto rostro, si
definitivamente cae en la categoría de un ángel que es entre un chico
malo pero tierno y cursi. Muerdo mi labio inferior.
—Perdón Anastasia, pero escuche bien—tomó mis manos y las
entrelazó con las suyas —. ¿Me llamaste ángel? —
Pregunta con diversión.
—Mmm...Algo así, eres muy guapo y caes en la categoría de ángeles, así
como Patch—bromeo.
Él pestañea varias veces desconcertado.
—¿Categoría de ángel? Y ¿Pacht? —Pregunto aún desconcertado. No
puedo evitarlo y se me escapa una pequeña risa.
—Si, ya sabes hombres perfectos, jodidamente sexy, caliente y que
siempre están diciendo cosas románticas y también que cuando
duermen se ven aún mejor, porque se ven inocentes, pero a la vez
ardientes y calientes—terminó de hablar con una sonrisa de boba y
aguantando la risa.
Me miró por un segundo, antes de soltar una ruidosa carcajada, que se
dobló hacia adelante. Me abrazó más fuerte y seguía riendo y de
repente su frente cayó sobre mi hombro.
—¡Oh, oh, oh! ¡Estoy viendo a mi Anastasia tontita! —Dijo aun riéndose
—. Categoría de ángeles ¿Es en serio?
—¡Oye! —Exclamé con una sonrisa—. Siente jodidamente afortunado,
no cualquiera cae en esa categoría.
—¿Es en serio? —Preguntó con una enorme sonrisa.
Bufé molesta y me levanté de regazo. Camine hacia donde estaba mi
repisa y saque el libro de Hush Hush y camine de nuevo en donde
estaba él mirando con una sonrisa traviesa.
—Toma—me miró por un segundo a mí y luego a mi libro —. Vamos,
tómalo, no te va a morder el pobre libro.
Él sonrió y tiró de mi mano tan rápido e hizo que me quedara acostada
en mi cama. Sonrió maliciosamente y me miró fijamente. Mi respiración
se alteró. Tomé con fuerza el libro y lo apoyé contra su pecho.
—Tú léelo—digo con una sonrisa inocente.
Tomó el libro y lo hojeó brevemente. Lo miré, era un hermoso
espectáculo de ver cómo podía realizar una acción tan simple como
mirar un libro y verse tan ardiente y guapo, ahora entiendo porque
todas las chicas lo desean. Él ni siquiera se esfuerza en ser sexy o
ardiente, le sale natural. Miro a Diego y veo que está con una sonrisa
traviesa y concentrado leyendo.
Eres un espectáculo de ver, ángel sexy y ardiente—me digo a mí misma.
Miro como él se sienta en la posición de indio
y empieza a leer el libro con una sonrisa. Sabía que le iba a gustar o se
iba a sentir identificado con Patch.
Una hora después, tenía su cabeza apoyada en mi estómago y aún
seguía leyendo Hush Hush. Cerré los ojos por unos minutos, pero sentí
los labios de Diego.
—Despierta Anastasia—abrí los ojos y él estaba sentado mirándome—.
Te están llamando.
Me pasó mi celular y vi que era un número desconocido. Me levanté de
la cama y salí de mi habitación.
—¿Quién eres? —Pregunté con desconfianza.
—Soy Simón, tenemos que vernos hoy, puedes a las dos de la mañana—
dijo tan rápido que apenas lo puede entender.
Me alejé aún más de la puerta de mi habitación y entré a otra que
estaba vacía.
—Simón—, digo molesta—. Si es algún truco para pasar más tiempo
conmigo o algo por el estilo, olvídalo.
—¡Que no! —Exclamó—. Tenemos que vernos, quiero mostrarte algo.
Negué con la cabeza.
—No puedo hoy, tengo mejores cosas que hacer.
—Anastasia, es importante—soltó un suspiro—. ¿Puedes mañana a las
cinco? —pregunto.
—Simón, no confío en ti.
—Anastasia: solo quiero ayudarte, es muy importante que nos veamos.
—Mira te aviso si puedo, adiós—corté la llamada y salí de la habitación
en donde estaba Diego cruzado de brazos y tenía el ceño fruncido. Oh
no, joder otra maldita pelea, veo venir—me digo a mí misma y más
cuando Diego me está tirando dagas con su mirada.
—¿Qué estás haciendo? —Digo molesta.
—¿Qué me ocultas Anastasia? —Pregunto serio.
—Nada.
—¡Nada! —Exclamó molesto y enojado—. Te viniste a encerrar a esta
habitación para que no escuchara tu conversación, ¿por qué? Tan grave
son tus secretos y miedo que no puedo saber nada de ti.
Caminé de nuevo hacia mi habitación y él me siguió.
—¿Por qué no confías en mí? —Dice enojado—. Porque eres tan
misteriosa, Anastasia, sé que te dije que no te iba a presionar a nada y
lo mantengo. Pero por favor, Anastasia, me preocupas tú. —Solté un
bufido y me tomó de la cintura
—. Mírame, Anastasia, estoy aquí contigo. Confía en mí, por favor.
Lo miré por un segundo y me solté de su agarre.
—No te metas Diego, es mi vida, por favor. Es mejor que estés lejos de
esto es por tu bien—le di la espalda.
—Vale, no meto en tu vida—dijo decepcionado. Lo miré de reojo—, eso
significa una cosa para mí—se puso frente a mí—. Que no pertenezco a
tu vida Anastasia, tú no me quieres en ella, solo quieres pasar un buen
rato conmigo.
Lo miré fijamente y sus ojos expresaban decepción
—Para las mujeres solo soy un buen polvo, ¿verdad? Soy el chico sin
compromiso. Para las mujeres solo soy el que puedo complacerlas con
el sexo, ¿verdad? Me duele que tú pienses así de mí que solo me estés
utilizando. Eso me
duele jodidamente en mi corazón, pensé que íbamos en serio.
Mi corazón se rompió cuando escuché eso, porque yo no lo veía así, solo
que no quería que se mezclara con mi pasado turbulento. Me acerqué a
Diego, pero él dio un paso atrás.
—Supongo que después de todo, yo mismo me busqué esa reputación,
pero pensé que íbamos por un buen camino, pero soy un imbécil.
—Diego, yo no...
—Tú solo me querías para pasar un buen rato, Anastasia, ¿verdad? —
Insistió—. Recuerda cariño, sin sentimientos.
Él pasó por mi lado rápidamente y me quedé quieta en donde estaba y
negué con la cabeza, salí detrás de él, porque estaba sacando todo de
contexto. Llegué rápidamente a donde estaba él y tomé su brazo.
—Diego, espera un poco por favor—frunció el ceño y se cruzó de brazo
—. No te cuento de mi vida, porque mi vida está jodida, quiero
mantener lo nuestro limpio...Tengo demonios que aún tengo que
enfrentar, pero tengo que hacerlo sola, porque es parte del pasado, pero
tú eres parte de mi presente.
É
Él seguía mirando seriamente.
—Tienes que confiar en mí. No quiero que te involucres en algo de mi
pasado, solo pensemos en el presente, por favor.
Me acerqué a él y me puse de puntitas, mis manos rodearon su cuello.
—Confía en mí—le digo en un susurro.
—Confío en ti Anastasia, solo que tengo miedo de que esté en peligro y
también de que me rompas el corazón, no lo hagas, por favor. —me
suplica.
—Diego: yo confío en ti y es por esa razón por lo que te mantengo al
margen de mi pasado porque si te enteras de él, lo más probable es que
rompa tu corazón—murmure.
—¿Qué es lo que esconde Anastasia? ¿De qué huyes, Anastasia?
Me mordí el labio inferior y negué con la cabeza
—La persona que me llamó antes era mi amigo, pero ya no, solo quería
decirme algo, pero no confió en él—solté de repente e intentando
cambiar el tema.
Pestañeó varias veces y asintió.
—Mi hermano murió por salvar mi vida—cierro los ojos fuertemente
—. Fue mi culpa que muriera.
Me abrazó más fuerte y me agarró con fuerza a su polera. Él me acarició
la espalda y me dio un beso en el pelo.
—No es tu culpa, bella—dijo en un susurro.
Claro que fue mi culpa, pero no me sentía todavía preparada para
contarle a Diego cómo sucedieron las cosas porque aún me cuesta
asimilar todo, me cuesta aún creer que mi hermano murió, que mi
exnovio me traicionó y todo para alcanzar su objetivo.
Me separé de él y entrelacé mi mano con la suya y caminé en donde
estaba el sofá.
—Quiero que confíes en mí—suelto de repente—, pero no siempre te
contaré lo que hago, porque como te dije antes tengo demonios del
pasado que debo enfrentarme yo sola.
—Confío en ti, Anastasia, pero no necesita dar esa pelea sola, podemos
hacerlo juntos—dice.
Lo observé fijamente y me quedé callada, antes muerta. No dejaré que
Diego se involucre en esto, no dejaré que nadie jamás le toque un solo
pelo y menos Nicolás y si tengo que seguir mintiéndole sobre mi
pasado, engañarlo y evadir sus preguntas lo haré. Soy lo peor como
puedo mentirle en la cara y seguir viéndolo a los ojos, esos ojos que
solo miran con amor, pasión y deseo.
«Soy la peor. Miento a la gente que amo y no siento remordimiento al
momento de hacerlo y menos si así me aseguro de que ellos estarán
bien»—me repito una y otra vez tratando de calmarme.
Mmm... no pensé que este capitulo iba a quedar tan largo, pero
espero que les guste. Les daré un pista por
ahora las cosas esta muy calmada pero pronto pasara algo y bueno,
me callo un mes... A no ser...
Hola Hermosa criaturitas, por cierto soy fans de ElRubius ¿como
están? ¿como le ha ido últimamente en estos
ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 30
Me desperté antes que Diego. Tomé mi celular y miré la hora de mi
celular eran las diez de la mañana. Primer lunes que amo ya que es
feriado y no hay clases en la universidad. Mis pies tocaron el frío suelo y
me metí al baño, me lavé los dientes e hice mis necesidades.
Bajé con cuidado las escaleras y me metí en la cocina en donde iba a
hacer un rico desayuno para los dos ya que siempre cocinaba Diego y
ahora quería tratar de sorprenderlo.
Sonreír al ver mi resultado me quedaron muy bien hot cakes y por
último agregó arándanos para que queden aún más ricos. Lavó toda la
loza sucia y tomó la bandeja con cuidado. Subo las escaleras. Cuando
entró en la habitación él siguió durmiendo.
Dejé la bandeja en la mesita y me senté al lado de él. Me inclino y
comienzo a darle pequeños besos en donde él se remueve y bate sus
largas y gruesas pestañas. Sus hermosos ojos cafés se abren y me mira
con diversión.
—Buenos días, ángel—rozó mi nariz con la suya. Dejó un suave beso en
sus labios y tomó la bandeja.
—Me encanta despertar contigo—dice con voz ronca y sentándose en
posición de indio.
Tomó la bandeja y la dejó en la cama. Me ubicó frente a él imitando su
posición. Me observa sorprendido.
—¡¿Que?! Hombre si sabes que sé cocinar, ¿verdad? —Digo divertida
por su expresión.
Pone los ojos en blanco. Él suelta una ruidosa carcajada y estira su
mano, me acaricia la mejilla. Sus ojos brillaron con diversión, a veces
me cuesta tomar en serio a Diego ya que siempre está hablando en
idioma de tirar bromas.
—Claro que lo sé. Pero es un lindo detalle que cocines para mí.
—Tú siempre lo haces, ahora me toca a mí. Esto es igualdad de género
Diego.
Él me sonríe divertido y se lleva un pedazo de hot cakes y lo mastica
lentamente haciendo la situación más dramática.
Pongo los ojos en blanco porque confío en mí misma y sé que cocino
muy bien.
— Muy rico —dice por fin aun masticando el pedazo de hot cakes y se
lleva otro a su boca, mis ojos miran como su lengua lame un poco de
miel quedo en sus labios y me quedo atrapada en ese gesto ¡Madre mía!
—pienso en mi porque esa lengua...niego con la cabeza—¡Hey! —me
llama.
Lo miro a los ojos y sus ojos brillan con diversión, ¡mierda! Me ha
pillado recordando lo que paso ayer, vuelvo a míralo y una sonrisa
perversa se extiende por sus labios. Me aclaro la garganta.
—Lo sabía, nunca dudé mis habilidades para cocinar—alzó mi barbilla
con orgullo y trato de desviar mis pensamientos.
Su sonrisa se agranda mucho más como si estuviera compartiendo una
travesura conmigo, lo cual es cierto, pero...tiene que ser tan arrogante.
—Tú tienes muchas habilidades, al igual que yo. Por ejemplo: mi mejor
habilidad ahora en estos momentos es sacarte la ropa muy lentamente
y hacerte enloquecer. —Dice con voz gruesa y sexy.
Me aclaro la garganta y siento como mis mejillas se van sonrojando. Él
toma mis manos.
—Y creo que te contagió esa habilidad porque tú puedes desnudar muy
lentamente siempre que quieras—puso su mano en mi nuca y me atrajo
hacia él, chupó mi labio inferior y mordió antes de besarme con deseo.
No perdió tiempo y adentro su lengua. Cerré los ojos y puse una de mi
mano en su pecho.
Sentí cómo se movían los platos y abrí los ojos, me separé de él.
—Primero comamos—Él sonrió ampliamente mostrando una sonrisa
picarona.
El desayuno se acabó rápidamente, supongo que ambos teníamos
mucha hambre y fue como siempre tranquilo y cada vez notaba que se
hacía más común estar juntos y se sentía tan cómodo estar con él.

******
Diego dibuja círculos en mi estómago. Bajé mi libro y lo miré por un
momento. Él me sonrió dulcemente.
—Tienes una piel tan suave—susurro sobre mi piel y respiración se
entrecorto, trague duro.
—¿Estás coqueteando conmigo?
—Mmm... —Murmuró. Se acercó a mí y me dio un suave beso en los
labios—. Puede ser.
Sonrió y dejé mi libro de lado y me concentré en el hermoso hombre
que tenía en frente de mí.
—¿Qué planes tienes para hoy? —Pregunte con curiosidad.
Se estiró para atrás y apoyó su cabeza en la marquesa de la cama y puso
sus brazos detrás de la cabeza y me miró con intensidad.
—¿Quieres una respuesta sincera? —Preguntó con diversión. Asentí
con mi cabeza—. Pues tenía pensado que solo seamos tú y yo en tu
cama — tomó mi mano y tiró de mí e hizo que me sentara en su regazo.
Tomó un mechón de mi cabello —. Y que hagamos muchas travesuras.
—Pervertido.
Sonrió burlonamente y puso una mano detrás de mi cabeza. Me acerqué
más a él, puse mis manos en su pecho.
—Y a ti te encanta.
Lo observé con los ojos entrecerrados y escuché como soltaba una
pequeña risa antes de presionar su boca sobre la mía.
Empieza a mover sus labios y mis manos curiosas tocan su duro torso
de arriba y abajo. Él adentra su lengua dentro de la mía y el beso cada
vez va subiendo más de intensidad. Él no pierde el tiempo y sus manos
se cuelan debajo de su camiseta y comienza a subir lentamente hasta
llegar a su destino. Aprieta mis pechos. Suelto un pequeño gemido.
Se separa lentamente y por fin puedo tomar un poco de aire. Él cambia
de dirección y comienza a repartir pequeños besos en mi cuello. Cierro
los ojos con fuerza.
«Contrólate Anastasia, no enloquezca porque si lo haces tendrá más
alto su ego»—digo mentalmente.
Él suelta una risa y pone una mano en mi barbilla.
—¡Oh, claro que vas a enloquecer Anastasia! —Exclama con una sonrisa
de superioridad—. Además, yo he escuchado tus gemidos y creo que es
mi sonido favorito.
—Eres un imbécil, se supone que eso era para mí misma—digo con un
puchero.
Me hace girar y mi espalda toca el suave colchón. Él me mira con
diversión y toma el dobladillo de mi polera y me la saca con cuidado.
—Tendrás que controlar más tus pensamientos y no decirlo en voz alta
—él pone sus manos en mis pechos y le da un apretón y comienza a
masajear mis pechos hasta que están duro y necesitado y Diego se lleva
un pecho a la boca y lo otro lo pelliza y masajea, no puedo controlarlo y
suelto un gemido—. Me encanta ese sonido, eres ardiente.
Él se inclinó y me besó de nuevo, puse mis manos en sus hombros. La
mano de Diego fue bajando hasta llegar al inicio de mis bragas. El me
empezó a dar un beso por toda la cara y tomo aire antes de meter su
mano dentro de mis bragas y sus dedos comienza a explorar mi sexo y
mete dos dedos en mi vagina.
Me mira fijamente con una sonrisa, mientras con destreza su mano se
mantiene acariciándome y sus dedos mantienen un ritmo lento que
hace que poco a poco mi vista se nuble por el placer que me está
proporcionando.
Muerdo mi labio inferior y repito su nombre una y otra vez.
—Eres bellísima—me susurra antes de mordisquear mi oreja—.
Córrete en mis dedos, Anastasia.
Diego me vuelve a besar y agrega otro dedo que comienza a estimular
mi clítoris haciendo que me moje aún más y que sea más rápido el
orgasmo. Se separa y comienza a darme pequeños besos calientes en mi
cuello y sigue bajando hasta que llega a mis pechos y se mete uno en la
boca donde succiona con fuerza y el otro lo masajea con la mano libre.
Me retuerzo en la cama y lo llamó varias veces por su nombre.
—¡Eso es Anastasia, grita mi nombre! —dice con la voz agitada y
acelerando cada vez su mete y saca de mi sexo.
Cierro los ojos con fuerza porque siento mi orgasmo a la vuelta de la
esquina y siento que caigo en un lugar lleno de placer. Enredo mis
manos en su cabello obligándolo a bajar su cabeza para que me bese.
Cierro los ojos con fuerza mientras alcanzo mi cumbre de placer, me
estremezco mientras jadeo.
É
j
Él me sonrió burlonamente y me dio un beso en la mejilla.

******
Él toma mi mano mientras caminamos por las calles de Barcelona sin
ningún destino. Lo miro de reojo y se ve tan

guapo todo de negro e incluido su gorra.


—¿A dónde quieres ir, Anastasia?
Me encojo de hombros y Diego tira de mí para no chocar con otra
pareja.
—Vamos a una plaza—propongo.
Asiente y me guía por las calles que están repletas de gente que van
apuradas o de turistas que sacan fotos en cada esquina, no los culpo
Barcelona es una ciudad hermosa.
Caminamos unas cuadras y llegamos a una pequeña plaza. Él tira de mi
mano y camina en donde hay una banca y nos sentamos. Me acerco más
a él y me abraza.
Nos quedamos en silencio mirando a la gente pasar y lo miró de reojo.
Me muerdo el labio inferior con fuerza, porque estoy segura de que
cada día que paso al lado de este chico mis sentimientos se van
agrandando cada día más y eso me asusta, pero no de
enamórame...Tengo miedo de que quieran hacerle daño a él y por mi
culpa.
—Tengo muchos sentimientos fuertes hacia ti—digo en voz bajita que
por un momento pienso que él no me escuchó.
—Anastasia—, pone su mano en mi barbilla y me observa sorprendido
—. Con sentimientos, ahora—dice, mirando con mucha intensidad y
con una sonrisa tierna que hace relucir esos hoyuelos.
Yo asiento, se acabó lo de sin sentimientos. Toma mi mano y la lleva
hacia su corazón en donde late rápidamente.
—Con sentimientos, Diego.

É
Él toma mi cara entre sus manos antes de besar profundamente, mis
manos se enredan en su pelo y lo atraigo más hacia mí. Chupa mi labio
inferior antes de morderlo y adentra su lengua en mi boca en donde
nuestras lenguas danzan en un baile.
Me separo de él por un poco de aire y me da un beso en frente. Me
quedo quieta ante su gesto tan tierno, he aprendido que él es un chico
tan tierno por dentro que no es nada como yo lo conocí. Lo observo y sé
que me está mostrando al verdadero Diego, que no se está escondiendo.
—Tienes esa mirada de tontita que solo la pones cuando me miras a mí
—dice burlonamente.
Pongo los ojos en blanco y sonrió de lado.
—Claro, claro.
—Enojona, admítelo que conmigo te pones tontita y que no puedes
evitarlo —lo miro de reojo—. No me hagas un puchero, que te ves muy
tierna.
Él pone su dedo en mis labios y lo muerdo con fuerza. Él lo retira
rápidamente y me mira fijamente.
—Salvaje—bromea—. Pero vamos a admítelo—insistió como un niño
pequeño haciendo un puchero.
Lo miré divertida.
—¿Qué tengo que admitir? —Digo pensativa y poniendo mi mano en la
barbilla.
Él achicó sus ojos y me dio un suave beso en los labios.
—Quiero que digas esto—él se aclaró la garganta y se mordió el labio
para aguantar la risa—. Yo, Anastasia Evans, admito que Diego Rivero
tiene un poder para hacer que me ponga tontita cuando estoy a su
alrededor porque él es un hombre demasiado caliente, ardiente y sexy.
Abrí los ojos y no pude evitarlo y me empecé a reír. Se cruzó de brazo y
fingió estar enojado.
—¡Estás loco! —Exclamó entre risas. Sonrió de lado y me tiró un
mechón de pelo.
—Dilo y te juro que no te molesto más.
Negué con la cabeza y me levanté de la banca.
—No diré eso, ahí te quedas bombón—digo con una sonrisa. Me di la
vuelta y comencé a caminar. Lo miré de reojo y seguía sentado con una
sonrisa.
Crucé la calle y sentí como él gritaba mi nombre. Apenas pude
reaccionar cuando él tomó mi mano y comenzó a correr conmigo. Me
apretó con fuerza la mano y esquivamos a la gente.
—Con sentimientos, Anastasia—gritó fuerte, mientras aún corríamos.
La gente nos miraba con una sonrisa y otros con una mueca. Bah qué
sabe la gente de nuestra historia.
Diego dejó de correr y me tomó de la cintura. Puse una mano en mi
pecho e intenté controlar mi respiración. Tenía una enorme sonrisa y se
pasó una mano por el pelo alborotado aún más.
—¡Estás loco! —Digo por fin, cuando puedo recuperar un poco el aire y
mi respiración volvía a tranquilizarse.
—Tú me tienes así— se acercó más a mí y me tomó firmemente de la
cintura—. No pares de hacerlo, porque me haces feliz, bella—el miro
como la gente pasaba por nuestro lado —. Tú jodidamente me hace feliz
—gritó de nuevo.
Sonreí como una niña y me puse de puntitas. Mis manos rodearon su
cuello y paso su mano por mi cintura.
—Promete que no vas a volver a esconder al verdadero Diego—él me
sonrió de lado—. El mundo merece conocerte, Diego.
—Aún no me siento listo para mostrar mi verdadero yo, por ahora solo
contigo Anastasia—me susurró antes de darme un beso pequeño en los
labios.
—Estaré contigo, no lo dudes.
—Mmm..., me gusta cómo suena eso.
Me acerco aún más y le doy un corto beso. Tomo su mano y de nuevo
comenzamos a correr, no puedo evitar, pero comienzo a reír con él.
Definitivamente Diego me hace increíblemente feliz y él merece la pena,
merece la pena luchar por él y cuidarlo.
No sé en qué momento exacto habría caído por los encantos del chico
que alguna vez consideré como un imbécil, no sé cómo al final él se
pudo meter en mi corazón. No tengo una explicación simplemente me
cautivó conocer al verdadero Diego y estoy segura de que pronto podré
decir que caí profundamente enamorada de él, porque mis
sentimientos crecen muy rápido y no me arrepiento.
Ahhhh!!!! Hoy día llegamos 100.000 mil lecturas y subí una foto a mi
instagram agradeciendo su enorme apoyo
aun no me lo creo que en dos meses llegáramos cuando hace dos
meses atrás estaba diciendo que llegamos
50.000 mil lecturas.. muchas gracias por su apoyo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
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Capítulo 31
Entramos a un pequeño restaurante vegetariano. Él se sentó a mi lado y
me rodeó con su brazo, me acerqué a él y le di un beso en su barbilla.
—¿Qué me recomiendas comer? —preguntó.
—Te parece una lasaña, es muy rica—digo mirando el menú, lo observé
de reojo y él asintió.
La mesera se acercó y miró fijamente a Diego. Negué con la cabeza y él
sonrió burlonamente al ver mi expresión.
—Buenas tardes. Ya saben lo que van a pedir—dijo con una sonrisa
coqueta a Diego.
La miré fijamente, era una chica de unos veintitrés años o veinticinco de
pelo rubio corto, ojos café y morena, era linda la chica. Él me miró por
un momento antes de pedir. La chica pestañeó varias veces hacia él y
puso un mechón de pelo detrás de la oreja. "Será creído, el imbécil"—
dije mentalmente y observando la escena La chica se alejó con una
enorme sonrisa. Lo observé de reojo y negué con la cabeza porque
sabía que lo estaba haciendo a propósito. Él quería verme celosa, pero
no lo va a conseguir.
—¿Te ocurre algo? — Diego exhibe una enorme y pícara sonrisa,
encantado por la pregunta que me acaba de hacer.
—No, solo tengo hambre—murmuro.
Apoye mi cabeza en mi mano, mire a la ventana y observe cómo la gente
pasaba. Él estiró su mano, tomó un mechón de mi pelo y comenzó a
enrollarlo en su dedo.
—Eres tierna cuando estás celosa—me provoca.
—No lo estoy—digo tratando de sonreír lo que hizo que agrandara su
sonrisa—. Eres muy predecible, cariño.
Me abrazó con fuerza y me dio un beso en el pelo donde soltó una
pequeña carcajada haciéndome cosquillas. Cerré los ojos por un
momento.
—Claro, claro, voy a fingir demencia solo porque me gustas mucho.
La camarera se acercó de nuevo y dejó nuestras bebidas y volvió a
hacerle ojitos antes de irse.
—Anastasia: te puedo preguntar algo.
—Claro—digo distraída jugando con el salero que había en la mesa.
—¿Por qué nunca hablas de tus padres o de tu familia?
—Mmm...No sé nunca me lo habías preguntado—lo observé y entrelazo
mi mano con la suya. —Mis padres son de Madrid, son increíbles para
mí, son los mejores padres que pude pedir y mi hermano... —Solté un
suspiro y cerré los ojos—. Fue el mejor hermano que pude pedir para
mí. Era más que eso para mí, era mi mejor amigo, mi entrenador y mi
compañero de aventura. Fue el mejor, él me enseñó todo lo que sé en las
peleas. Era el mejor de Madrid en las
peleas y juntos éramos imparable. Era el mejor—digo con una sonrisa.
Él me sonrió de lado.
—Se ve que fue una persona increíble—me acarició el pelo—. Tienes
una admiración por él y tus ojos brillan cuando hablas de él.
—Lo admiro mucho y siempre estoy pensando en él, aunque él no esté
conmigo...Yo puedo sentirlo conmigo cada día, sé que suena estúpido lo
que digo, pero... —Antes de que termine de hablar él me interrumpe.
—No es estúpido lo que dice Anastasia. Yo también lo siento con mi
familia. Mi familia también era increíble, mis padres estaban tan
enamorados y mis mellizos eran hermosos—él hace una mueca—. Yo
era el mayor de mis hermanitos. Mis mellizos pequeños ahora tendrían
doce años. Ellos eran un terremoto juntos, los amaba a esas bestias—él
se queda callado un momento antes de negar con la cabeza—. Pienso
cada día en mi familia. No hay un solo día que no me acuerde de mi
madre, padre o de mis mellizos favoritos.
Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla y lo abracé fuertemente.
—Diego, me duele verte así—digo en un susurro porque es la verdad.
No quiero imaginarme el dolor que siente él porque, joder, perdió a
toda su familia. Yo no sé qué haría sin mis padres, pero en cambio él
pudo salir adelante—.
Eres la persona más fuerte que he conocido en mi vida. Eres tan bueno.
—Tampoco te pases, solo he aprendido a vivir con el dolor al igual que
tú.
—Supongo que ambos hemos podido con el dolor—digo en un susurro.
Puso una mano en mi barbilla y me miró fijamente, en sus labios
apareció una hermosa sonrisa.
—Aún no se me olvida que estás celosa—bromea tratando de cambiar
de tema.
—No eres mi persona favorita en estos momentos—bromeo. Él se
inclinó y me dio un suave beso.
Miré hacia al frente y vi como la mesera se acerca a nuestra mesa con la
lasaña, ella solo tiene ojos para Diego. Estoy segura de que ni noto mi
presencia...La muy cínica. Ella dejó la lasaña y nuestros platos.
—Si necesitas cualquier cosa, me avisas—dijo coquetamente a Diego.
Lo observé y él frunció el ceño.
—Gracias—dice un poco molesto. Yo solté una pequeña carcajada. La
mesera me miró y abrió los ojos—. No quieres nada más, amor—dice
marcando bien la palabra amor.
Miré a la camarera quien estaba comenzando a sonrojar. Me aclaré la
garganta.
—Solo una cosa que no mires tanto a mi novio, porque se puede
desgastar porque lo miras como si te lo fueras a comer—bromeo.
La chica se puso más roja y él se mordió el labio inferior para
aguantarse la risa.
—Oh, perdona...Yo pensé que eran amigos—dijo avergonzada la
camarera.
Sonreí y me encogí de hombros.
—Nah... Normal, aun no entiendo cómo lo soporto con lo imbécil que es
—bromeo. La chica se rio y Diego tosió molesto.
—Bueno perdón y provecho—dijo antes de irse rápidamente.
Miré a Diego con una sonrisa, puse mis manos en sus mejillas y se la
apreté. Él hizo cara de dolor y solté sus mejillas
que tenían un leve tono rojo.
—No hagas eso Anastasia, me duele—dice refregándose sus mejillas.
Sonreí inocentemente hacia él.
—Llorón—le saque la lengua y tome un pedazo de lasaña.
El almuerzo transcurrió normal y entre bromas con Diego como
siempre, aunque al frente de nosotros había un par de chicas que
literalmente se estaban comiendo a Diego con la mirada y por supuesto
que él lo notó, es como un imán para las mujeres. Supongo que él ya
está acostumbrado a que las mujeres se lo devoren con la mirada.
Cuando terminamos de comer él entrelazó nuestras manos y
caminamos de nuevo por la calle de Barcelona, mirando los edificios
que son increíblemente alto. Me encanta Barcelona.
Caminamos por las calles sin rumbo alguno hasta que a Diego le sonó
su teléfono y contestó la llamada, nos pusimos al lado de una heladería.
Él habla con Cameron y sonreía cada rato y se tiran bromas muy malas
que solo me hacían reír de lo estúpidos que eran esos dos juntos y
dicen que mis amigos son raros.
—Vale cariño, nos vemos en el departamento de Alejandra—solté una
risa y él me guiño el ojo—. Si vamos a ir, mira que te pones enojón
hombre, relájate... —Diego soltó una risa y negó con la cabeza. Cortó la
llamada y guardó su celular.
—¿Quieres ir al departamento de Alejandra? Porque hay fiesta.
—Claro—digo divertida aun por la llamada—. Además, creo que a
Cameron le dará un infarto si no te ve ahí en unos minutos.
—Él simplemente no puede vivir sin mí, soy el hombre de su vida—
bromea. Tomó mi mano e hizo parar a un taxi.

*******
Llegamos al departamento de Alejandra. Diego tocó la puerta tres
veces antes de que la puerta se abriera y viéramos a Cameron con una
cerveza en su mano. Él abrazó a Diego y me dio un enorme beso en la
mejilla.

Él entrelazó mi mano con la suya y todos nos miraban con una sonrisa.
Alejandra corrió en donde estaba y me abrazó con fuerza.
—¡Jesús mío! Déjame respirar—bromeo, porque me tenía firmemente
agarrada del cuello.
—Perdón, pero te extraño, amor—me guiñó el ojo. Solté una risa y
negué con la cabeza. Caminamos los cuatros y nos sentamos en un
sillón en donde saludamos a los demás, por suerte no estaba Bárbara
porque no quiero una de sus escenas.
Él me ofreció cerveza, pero negué con la cabeza, tomó una Coca-Cola y
acepté. Abrí la bebida y le di un sorbo. Lo miré de reojo.
—¿Qué pasa, Diego?
—Te admiro en silencio porque eres bellísima y no tengo palabras para
describir como tú me haces sentir y sé que si lo intentara no podría
porque me haría un lío con mis propias palabras y mis pensamientos—
declaró en un susurro.
Me quedé callada y apreté mis labios porque no sabía si besarlo o
reírme por lo cursi que me salió este chico. Él se pasó una mano por el
pelo con un claro gesto de nerviosismo.
—Te estás ablandando muchachote.
—Soy sincero contigo.
Mis manos las puse en las mejillas de Diego y cerró los ojos. Acaricié su
barbilla y podía sentir como tenía un leve rastro de barba.
—Te contaré un secreto: la vida se ve realmente hermosa cuando tú
sonríes Diego, no dejes jamás de sonreír para mí.
Me sonrió de lado mostrándome su perfecta sonrisa.
—Nos estamos volviendo cada vez más cursi con el transcurrir de los
días que pasamos juntos—musita sobre mi oreja con su tono de burla
que ya me acostumbrado a él porque así es Diego le gusta bromear a
pesar de tener un pasado doloroso.
Hice un gesto con la mano quitándole importancia, lo que hizo que él
soltara una carcajada.
—No sé de qué hablas, yo no soy cursi—traté de fingir demencia. Lo
que hizo que él soltara una enorme carcajada y me abrazara.
La fiesta transcurrió tranquilamente, aunque después igual llegó
Bárbara con un nuevo chico con el que estuvo besándolo. Diego hacía
cara de asco porque era obvio que ella quería sacarle celos a Diego, lo
que me hacía aún más gracia la situación.
Él tomó mi mano y me sacó a bailar una improvisada pista que había en
una parte de la sala de estar en donde estaba Alejandra y Cameron
bailando. En donde comenzó la nueva canción de Ariana Grande
Boyfriend. Alejandra gritó y se acercó más a Cameron.
Me acerqué a él y mis manos rodearon su cuello. Sonrió de lado y me
miraba fijamente con deseo. No puede evitar, pero empecé a cantar la
canción:
I'm a motherfuckin' train wreck
I don't wanna be too much
But I don't wanna miss your touch
And you don't seem to give a fuck
I don't wanna keep you waiting
But I do just what I have to do
And I might not be the one for you
But you ain't allowed to have no boo
'Cause I know we be so complicated
But we be so smitten, it's crazy
I can't have what I want, but neither can you
Soy un maldito desastre
No quiero ser demasiado
Pero no quiero perder tus caricias
Y parece que no te importa una mierda
No quiero hacerte esperar
Pero simplemente hago lo que tengo que hacer
Y no puedo ser tu elegida
Pero no vas a encontrar ningún amor
Porque sé que somos muy complicados
Pero estamos tan enamorados, es una locura
No puedo tener lo que quiero, pero tú tampoco
La canción terminó y me dio un beso antes de volver a sentarnos en los
sillones. Él me miraba de reojo.
—Para mí tú eres mi novia, lo sabes ¿verdad? —Soltó de repente.
—Lo sé, no necesito que me lo pidas porque ahora quien hace eso—
solté una risa—. Para mí ya eres mi novio.
—Eso me quedó claro cuando se lo dijiste a la mesera porque estabas
celosa—me recordó.
—Quiero decir que de nuevo no eres mi persona favorita en estos
momentos—lo pinché.
Tomó un mechón de mi pelo y se acercó a mí y acarició su nariz con la
mía. Me quedé quieta mirándolo.
—Otra vez te pusiste tontita—se acercó tan rápido que apenas sentí el
beso. Hice un puchero porque no era justo para mí.
—¡Solo eso vas a darme un aburrido y corto beso! —exclamé indignada.
—Mmm..., por ahora—me susurro con su voz ronca.
—Jodete—digo con una sonrisa.
—Ya te lo he dicho antes que me pones terriblemente caliente que seas
tan ruda—soltó sin descaro.
Solté una risa y en ese momento Alejandra y Cameron se sentaron a
nuestro lado y comenzamos a conversar y a tirar bromas.

******
Diego jugaba con un mechón de mi pelo mientras veíamos eclipse y
soltaba pequeños suspiros de aburrimiento.

Observe como Bella besaba a Jacob, a los triángulos amoroso que sería
la película sin ellos.
—¡Dios! Si tanta gana le tiene al lobo y al vampiro porque no hace un
trío así de simple—se burla Diego.
—Diego, a lo mejor ella no quiere, no a todas las personas le gusta
hacer trio.
Lo miré por un segundo y ahí estaba apareciendo esa sonrisa burlona,
negué con la cabeza antes de volver a mirar la pantalla.
—Puede que tengas razón y tú, Anastasia ¿Te gustaría montártelo con
una tía? Para mí no supondría ningún problema para mí si yo estuviese
invitado — bromea Diego con una mirada lasciva y cierto aire
arrogante.
Me remuevo nerviosa y golpeó su hombro. Él apenas se inmuta.
Únicamente sonríe de manera ambigua.
—¡Diego! Me daría igual si fuera con un hombre o una mujer, pero a ti
te gustaría con un chico. ¿Todavía seguirías queriendo hacer un trío? —
lo provocó—. ¿De verdad te parecería bien? —bromeo.
Observó el duro e inflexible perfil de Diego.
—Mi bella ¿eso es lo que te gustaría? ¿Otro tipo en tu boca mientras yo
me meto mis dedos dentro de ti? Está jugando fuerte, nena.
—No es eso lo que quería decir, Diego.
—Perfecto, porque no estoy entendiendo el punto de esta conversación,
al final quieres tener un trío, ¿o no? —vuelve a provocarme con una
mirada presuntuosa.
Aprieto la mandíbula con impotencia.
—Eres exasperante —replicó furiosa.
—Bella ¿tantas ganas tienes de estar con otro u otra? —contraataca
Diego con una sonrisa burlona.
La sangre me hierve. Se está ganando un golpe en su rostro, niego con la
cabeza y masajeó la sien.
—Diego ¿vas a seguir con ese tema?
—Lo cierto es que no, pero ¿qué puedo hacer si tú quieres continuar
con ello?
—Vamos a aclarar algo, guapo, si quiero hacer un trío ya sea con una
mujer o con otro hombre te lo voy a informar, pero ahora puedes dejar
ese tema. Me refiero que no a toda la gente le mola la idea de hacer trio,
pero como eres hombre...
De pronto, Diego aplasta su boca contra la mía, impidiendo que pueda
decir nada más. Por puro instinto de supervivencia me agarro a su
camiseta para no caer hacia atrás y despacio me dejo caer por el
placentero movimiento de su escurridiza lengua. Diego asume el
control del beso y acomoda sus labios sobre los míos con una exigencia
feroz. La caricia se vuelve ardiente y caliente.
Diego hace que mi espalda retroceda hasta que topó el sofá sin dejar de
besar, pero siento como ese simple beso va subiendo la temperatura en
nuestro cuerpo. La forma en que sus labios me rozan se filtra en mi piel
como un suspiro, una promesa, una necesidad irrefrenable.
Soy solo yo y él es todo lo que me sostiene en su regazo. Me doy la
vuelta todo lo que puedo y deslizo mi mano sobre sus tatuajes por su
brazo izquierdo. Diego suelta un gruñido y de pronto me abraza con
más fuerza. Mis pechos se estrujan contra su torso firme y duro. Él se
queda muy quieto de repente y se separa con dolor mientras yo inspiro
temblorosa.
—¿Pasa algo? —logro vocalizar.
—Nada —gruñe.
—Entonces, ¿por qué te has detenido? —inquiero intrigada.
—Porque estoy pensando en cómo te puedo dar placer —suelta Diego a
modo de explicación y baja la vista mi boca.
Al igual que él, me fijo también en la suya con frustración—. Y ya tengo
una idea, te va a gustar—me susurra con voz melosa.
Me sitúo de espaldas y respiro hondo antes de hablar.
—Claro, se me olvidad que eres el dios en sexo.
Noto que él contiene el aire un instante.
—Jamás he dicho eso, es una estupidez —pone los ojos en blanco.
—¿Quieres probar o no? Confía en mí Anastasia—ronronea muy
próximo a mi oído.
—Vale—murmuró—. ¿Qué es lo que tienes en mente?
Diego pellizca mi trasero y doy un respingo. Antes de que pueda decir
algo, me aparta el pelo hacia un lado y lame con sensualidad la curva
del lado derecho de mi cuello. A la vez, me desabotona los pantalones y
baja muy despacio la cremallera.
—Mi bella —gime con rudeza —. Vamos a hacer algo interesante para
ambos.
Desliza mis vaqueros junto con mis bragas rosas por mis muslos con
movimientos lentos y suaves. Un doloroso y placentero pinchazo se
extiende por mi sexo al imaginar lo que vendrá después. Ya no puedo
esperar.
Estoy a punto de decir algo más, pero Diego me hace callar con un
pequeño soplo de aire y me besa en el centro de la espalda, y un sutil
escalofrío se extiende por mi espina dorsal.
—Eres bonita—continúa susurrando—, inteligente, amable, graciosa y
fuerte, muy fuerte, Anastasia, tienes que saberlo—concluye tomando mi
mano y guiándola hacia el lugar exacto por donde el fuego me consume
—. Quiero ver cómo te tocas.
—¿Quieres que me masturbe? —pregunto sorprendida—. Es algo un
poco más privado, Diego, y no sé... —comienzo a tartamudear.
—Voy a estar junto a ti, tranquila, es algo que ya hemos hecho juntos,
pero quiero ver como lo haces tú.
—Vale—digo con confianza.
—Espera un poco mi bella, te ayudare—me asegura con la voz ronca.
Diego conduce en círculos sensuales dos de mis dedos sobre mi sexo y
muerdo mi labio cuando mis dedos se meten dentro de mi sexo. Cierro
los ojos y me relajo apoyando la cabeza en su hombro y siento como un
dedo Diego juega con mi clítoris y su otra mano masajea mi pecho
derecho.
¡Madre mía! —pienso para mí misma. Aceleró los movimientos como a
mí me gusta y Diego comienza murmura palabras calientes que hace
que me excite, vamos no soy una santa yo misma me he dado placer,
pero hacerlo con Diego le da un toque más caliente. Me estresa cuando
las mujeres niegan que se masturban, uno tiene que hacerlo para
conocer tu cuerpo y también para saber lo que a ti te gusta y poder
comentar con tus parejas así de simple.
—Así, mi bella. Estás haciéndolo bien. ¿Cómo te sientes? —gruñe Diego
con la voz rota y agitada. Noto que está duro como una roca y me clavó
los dientes en el labio inferior. Suelto demasiado alto un inteligible
ruidillo, y él libera una risita vanidosa. —Con calma, mi Anastasia, o
tendremos público muy pronto por nuestros vecinos—me advierte
Diego con ternura sobre mi cabello sin detenerse—. Lo último que
queremos es que venga a tocar la puerta y nos quiten este momento tan
íntimo, ¿verdad? —dice burlón.
—Diego, no bromees en un momento así. Yo...—cierro los ojos porque
siento como su dedo hace presión en mi clítoris y mete un dedo dentro
de mi sexo.
Él toma mi boca y la llena poderosamente con la suya. Mis caderas se
sincronizan con los movimientos de mi mano y muerdo el labio con
fuerza de Diego porque siento como un hormigueo asciende dentro de
mí, lo que me hace saber que estoy llegando a mi orgasmo.
La cara interna de mis muslos está perlada de sudor y me siento
caliente. Miro de reojo a Diego y veo que retira su dedo dentro de mi
sexo y se lo lleva a la boca... ¡Puff, dios bendito! Esa imagen es
demasiado.
—¿Estas apunto?
Asiento con mi cabeza y las manos de Diego comienza a deslizarse por
mi cuello, bajando por mi pecho donde los masajea unos segundos
antes de continuar descendiendo por mi estomago hasta llegar mi sexo
donde mete un dedo y comienza a moverlo en círculos retiro mis dedos
y dejo que él siga. Aprieto mis muslos con fuerza atrapando su mano.
—¡Diego me corro! —gritó con fuerza y él suelta una carcajada ronca
antes de besarme con cuidado.
—¿Te ha gustado? —pregunta, asiento con mi cabeza y me da un breve
beso—. Dime cuáles son tus fantasías Anastasia, y te prometo que te las
cumpliré—me ronronean en mi cuello.
Es hermosa nuestra Anastasia aquí les dejo un gif de ella:
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 32
Sentí como sonaba la alarma, pero me tapé con una almohada. No
quería ir a clase, quería seguir durmiendo. Sentí que alguien me quitaba
la almohada e hice un puchero porque la única persona que podría ser
era Diego. Él comenzó a darme besos por toda la cara, era una buena
forma de despertar, pero aún no quería despertar, le di un empujón y
me tapé hasta arriba con el cubrecama. Sentí como se reía de mí y me
arrancaba el cubrecama.
—Despierta bella, no me hagas tirarte agua—me amenazó—. Me voy a
bañar y cuando salga quiero ver tu lindo culo fuera de esa cama.
—¡Dios cállate! —Exclame molesta y volviendo a tapar. Sentí como
acariciaba la mejilla.
—Hablo en serio muy en serio—dijo, antes de darme un beso en la cara.
Escuché como caminaba y cerraba la puerta del baño. "¡Por fin! Cinco
minutos más no me harán daño" —me dije a mi misma.

******
Él me arrastraba por los pasillos de la universidad. Lo miré e iba
enojado porque esos cinco minutos se convirtieron en media hora que
pasé de largo. Entramos al salón y nos sentamos en los últimos
puestos, miré de reojo a Diego, quien miraba fijamente al profesor.

Saqué mi cuaderno y comencé a tomar apuntes de lo que decía el


profesor. Sentí como él arrastró su silla más cerca de la mía y miraba lo
que estaba anotando.
—Aun sigo molesto—me susurro con un tono de diversión.
Lo observé un segundo y tenía una sonrisa traviesa en sus labios.
—Es culpa tuya y de tu cama que sea tan cómoda—rebatí con un tono
de burla.
—Me gusta cómo se escucha, eso significa que amas mi cama y es una
ventaja que puedo aprovechar para mi beneficio—comentó con un
gesto pícaro en sus labios que no me pasó por desapercibido.
— Eres malo—le reproché con un puchero.
—No. Yo soy muy bueno y soy delicioso como el chocolate—comento
con un tono sarcástico y me guiño el ojo de forma juguetona, puso su
mano peligrosamente entremedio de mis muslos.
Aguante la respiración y lo mire por el rabillo de mi oreja, tenía una
sonrisa de oreja a oreja, tome su mano y la saqué lentamente.
—¡Manos fuera! —Lo apunté con mi lápiz. Él se rió y me acarició la
mejilla con su nariz.
—Ayer no decía lo mismo—me recordó con tono presuntuoso en su voz
«¡Maldito engreído!»
—Egocéntrico—digo anotando de nuevo lo que está diciendo el
profesor. Me rodea con su brazo y me observa fijamente, sé que está
esperando que diga algo más. Lo miro y estaba tan cerca de mí que no
puedo ver nada más que no sea sus ojos cafés oscuro. —Mi palabra del
día para ti.
—¿Ah? —Preguntó perdido por el tema de conversación.
Negué con la cabeza y sonreí.
—Olvídalo, no importa.
Por fin salimos de clase donde los gemelos y Jonathan me estaban
esperando. Dylan se acercó a Diego y chocaron sus puños.
—Ya veo que no se han separado desde que yo los junté—bromea
Dylan.
Lo fulmino con la mirada, aún no se me olvida que fue un chismoso.
—Cállate perra—digo enojada.
—Pensé que Diego te mantendría relajada, pero veo que sigues siendo
tan amargada como siempre, cariño—bromea.
Le pegué un puñetazo de broma y él me dio un beso en la mejilla.
É
p g p y j
Saludo a Javier y Jonathan. Él me imita saludando a los demás.
Caminamos hacia el patio en donde vemos a Alejandra y Cameron
acercarse. Nos sentamos todo en pasto.
—Ya decía yo que no iba a durar mucho—le reclama Javier a Jonathan
—. Me debes plata, hermanito—Javier estira su mano hacia Dylan,
quien refunfuña antes de depositar un billete en la mano de Javier.
—Serán perras las dos—apunta Jonathan—. Apostando de nuevo por
mis relaciones—Jonathan achica sus ojos y mira fijamente a los
gemelos.
—No lo veas de esa forma, amorcín, tómalo con un incentivo de que yo
creo que puedes durar más de una semana con una chica, aunque dude
que se te quite lo puto—bromea.
Miró a Alejandra y ambas estallamos en unas carcajadas.
—Yo no tengo fe, eres demasiado puta—dice Javier con una sonrisa.
—¡Hey, déjenme en paz! —Dice molesto Jonathan—. Me gustan
demasiado las mujeres para solo estar con una de ellas, todas merecen
compartirme—bromea.
—¡Oh, cállense los tres! Ustedes tres son putos, no sé por qué lo niegan
tanto, uno se hace más inocente que otro—
digo mirando a Javier, quien abre la boca y se lleva una mano en el
pecho.
—Disculpa, pero me estás tirando una indirecta—Dijo Javier indignado,
no puedo evitarlo, pero se me escapa una carcajada—. Porque me
siento ofendido y solo lo defiendes porque es tu favorito—suelta un
bufido.
Pongo los ojos en blanco.
—Créanme que los amos a los tres o si no los aguantaría tanto.
—Ustedes cuatro nunca van a cambiar, ¿verdad? —Pregunta Alejandra
apuntándonos.
—¡No! —Exclamamos los cuatro. Lo que hace que todos se rían, Diego
me abraza y esconde su cara en mi cuello.
—Tienes unos amigos increíbles. —Dice en un susurro.
—Son los mejores hermanos que pude pedir—digo en susurro. Miro
como Dylan bromea con Javier diciendo que él es el gemelo más guapo
y así empiezan de nuevo a pelear.
Entramos por fin en mi departamento y él me acorrala contra la pared y
comienza a darme pequeños besos en el cuello. Mis manos rodean su
cuello y tira mi mochila a un lado junto con la de él.
Sonrió y lo observó fijamente porque estoy perdiendo ya esta batalla y
cada segundo que paso con él se mete cada vez más en mi corazón y mi
piel y ya me rendí, Diego siempre será mi hermosa rendición.
Él me alzó y mis piernas rodearon su cadera. Se apretó contra mí y pude
sentirlo duro como una roca. Solté un gemido. Diego caminó y me
acostó en el sillón, se puso arriba de mí y tomó el dobladillo de mi
polera y me la sacó dejándome solo en sujetador. Tome su camiseta y se
la quite también, la tire al suelo y él volvió a besarme con pasión.
—Necesito controlarme—susurro contra mis labios. Sonreí
inocentemente y mis manos recorrieron su torso hasta llegar al inicio
de su pantalón —. Tenemos que parar.
Él se separó y yo me senté en el sillón, lo miré como caminaba de un
lado a otro. Me acerqué a él y puse mis manos en su pecho tanteando la
dureza de sus abdominales marcados, es pecado puro.
—Diego—, susurro con la voz entrecortada.
Me observó con desconfianza.
—A la mierda—dijo antes de empujar contra la pared.
Me besó con furia y con deseo. Mis manos se fueron a su pelo y se lo tiré
con fuerza que hizo que soltara un gemido que se perdió en mi boca.
Desabrochó mi sujetador y pude sentir cómo las copas se aflojaron.
Me separé de él y me saqué mi sujetador. Sus ojos me recorrieron
lentamente mi cuerpo mando pequeñas ondas de lujuria, sus ojos me
miraban como si quisiera comer a besos. Mis manos rodearon su cuello
y lo atraje de nuevo hacia mí besándolo con fuerza y deseo. Puso sus
manos en mi trasero y me levantó con rapidez y comenzó a subir las
escaleras.
Abrió de una patada mi puerta y entró con rapidez dejándome en la
cama. Él subió encima y se puso entremedio de mis piernas y lo puede
sentir duro contra mí. Hizo un movimiento con su cadera que hizo que
soltara un gemido. Sus manos fueron hacia mis pechos donde las
apretó, las masajeo hasta dejarlas erguidas y duras.
Cerré los ojos y me mordió el labio inferior con fuerza. Su boca
comenzó a descender lentamente hasta llegar a mis pechos donde
chupó mi pecho derecho y con su otra mano masajeaba mi pecho. Solté
un gemido fuerte cuando atrapo con sus dientes mi pezón y mi espalda
se arquea por el placer.
Volvió a besarme y nuestras lenguas se juntaron, mis manos se fueron a
su trasero y lo apreté contra mí, que hizo que ambos soltáramos un
gemido. Tomó una de mi pierna y la puso alrededor de su cadera y él
volvió a mover su cadera contra la mía creando la fricción perfecta.
—Eres bellísima—me susurro con voz ronca, antes de morder mi oreja.
Sus manos fueron a los botones de mis pantalones y comenzó a
desabrocharlo y su mano no perdió tiempo y se coló
entre mis bragas, llegó a mi sexo y me metió dos dedos dentro de mi
sexo. Solté un gemido al sentir sus dedos dentro de mí. Inicio primero
lento con movimiento circulares y después comenzó acelera sus dedos
que entraban y salían.
Mis manos también se fueron a sus botones donde los desabrochó y se
los bajó junto con su bóxer. Su pene salta libre
¡Dios, mío! Está duro y listo para jugar con él. Me mordió el cuello
cuando agarré su miembro y comencé a masturbarlo despacio.
—Joder, bella—gimió Diego.
Él aceleró sus movimientos y yo también aceleró mis movimientos
haciendo que ambos soltamos gemidos sin control.
Sentí como mi espalda se arqueó y llegué a mi orgasmo.
Cerré los ojos por un segundo intentado controlar mi respiración y
miró de reojo como Diego se tocaba el mismo para llegar a su orgasmo,
«Joder con esa imagen» —digo mentalmente. Estiro mi mano y tomo su
miembro, mi mano sube y baja lentamente por su miembro. Él me besa
en la boca cuando llega su propio orgasmo.

******
Me acerco con mucho cuidado en donde se encuentra cocinado Diego
solo con sus pantalones de pijama. Mis manos rodean su cadera y
sube por su torso bien marcado. Apoyó mi cabeza en su espalda y
pudo sentirlo como se ríe.

—Te extraño—murmuré con un tono de voz triste.


Diego se gira lentamente y una pequeña sonrisa traviesa comienza a
aparecer en sus labios, toma un mechón de mi pelo y se lo enrolla en su
dedo.
—¡Hey! Pero sí aquí está mi Anastasia tontita — Él tira de mi mechón y
me da un suave beso—. Bueno, tú siempre estás así cuando estoy yo, te
tengo bajo mis encantos.
—¡Oh si! — Exclamó sarcásticamente —. Estoy totalmente bajos tus
encantos ¡Qué imbécil eres! — Suelto una risa.
Me tomó de la cintura.
—Fingiré demencia y haré como que no escuche: "¡Qué imbécil eres!"
—dice excesivamente contento.
Me suelto de su agarre y él se gira para volver las verduras
salteadas...Mmm huele delicioso. Él me ofrece y me acerca la cuchara a
mi boca, sopló un poco antes de comer...Mmm delicioso.
—¿Rico? —pregunta con una sonrisa.
Yo asiento y me acerco a él.
—Tengo que conservarte, sabes cocinar muy bien—asiento para mí
misma lo que hace que él se ría.
—Me gusta eso significa que quiere que esté en tu vida por mucho
tiempo—dice alargando la palabra tiempo.
—Eso no lo dude Ángel, sexy y ardiente —le digo antes de pegarle
palmada en su trasero.
Me observa sorprendido.
—¿Qué? Acaso solo tú puedes tocar mi trasero. Ese trasero es mío
Diego y lo tocó cuando quiera.
—Pervertida—me apunta con la cuchara—. No puedes manosearme
cuando esté cocinado, Anastasia.
—¿Por qué no? —Contraataco con una sonrisa—. Se supone que te
puedo manosear en cualquier parte—digo con un mohín en los labios.
Él me observa divertido y se aclara la garganta.
—Porque tengo una jodida fantasía de hacerlo contigo arriba del
mesón, duro y fuerte y no me ayudas ahora mismo—
declara sin vergüenza.
Abro la boca y la cierro. Me aclaro la garganta antes de hablar.
—Sin palabras, Anastasia—dice con una sonrisa arrogante. Achico mis
ojos y lo miro.
—Eso..., fue...Mmm, ¡Dios! Tú—comienzo a divagar.
Lo que hace que él suelte una carcajada y me abrace.
—Me gusta dejarte sin palabras, es algo que antes no podía hacer, pero
ahora sí.
—Tú—lo apunto con mi dedo—eres un... —Antes de hablar él pone un
dedo en mis labios. Lo observó.
—Soy una persona encantadora, sexy, caliente y ardiente. Admítelo,
Anastasia, te encanta, soy la persona que te quita el sueño y también las
bragas—se burla con una sonrisa juguetona que lo hace ver más guapo.
—No eres chistoso—digo sonrojándome.
—No soy chistoso, pero tengo carisma—contrataca.
—Diego, es lo mismo.
Él hace un gesto con la mano quitándole importancia y camina donde
está la cocina y la apaga. Me mira de reojo y doy un paso atrás porque
sus ojos brillan con diversión como si estuviera planeado algo.
Lo observo fijamente como saca platos de mis muebles y comienza a
servir la comida en los platos. Me entrega el mío y caminamos al
comedor, nos sentamos en silencio. Levantó la mirada y me está
observando fijamente.
—¡Me encantas! Vale, me encantas y siento que estoy jodido, que no
puedo detener lo que siento por ti y que no quiero tampoco detenerlo
porque soy feliz. Tú me haces feliz, Anastasia—dice muy serio, sin
ningún tono de burla o arrogancia.
«¡Dios mío! Esto se me está escapando de las manos»—me digo a mí
misma. Él me mira fijamente, pero comienzo a comer. Hasta dónde
estás dispuesta a llegar Anastasia ¿Cuánto tiempo más aguantaré esta
mentira? —Me regaño yo misma.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 33
La semana se me pasó rápido con mis amigos volviendo a hacer
nosotros por ahora, tampoco quería que Diego me asfixiara por estar
todo el tiempo juntos, necesitaba mis espacios para estar con mis
amigos y también para estar sola desde que comencé con él no había
tenido tiempo para estar sola. Y una tarde que estaba con él exploté con
él porque de verdad que estaba siendo un pesado conmigo.
Hace cuatro días:
—Vete a la mierda, Diego—grite enojada.
—Perdona—dice enojado, aunque él estaba más calmado. Pero yo no,
joder, quería gritar, no me gustó nada cómo se está comportando y creo
que es recíproco.
—Jódete—lo empujé con fuerza—. No puedes estar espiándome, te vi,
Diego—le recrimino molesta.
Él intentó acercarse a mí, pero yo di un paso hacia atrás.
—Te vi con otro chico—comento molesto y cerrando sus ojos antes de
volver a mirarme, se estaba conteniendo para no gritarme, pero yo no
podía calmarme.
—¡¿Y?!
—¡¿Cómo qué y?! ¿Quién mierda era él?
Me gire y camine hacia la salida de la puerta, pero él me tomó del brazo
con cuidado y lo fulminó con la mirada. Ya estaba cansada de hablar con
él y necesitaba irme de aquí.
—Son mis asuntos, no te metas—lo empujé con fuerza y salí de su
departamento. Bajé por las escaleras de emergencia y entré a mi
departamento.
Subí en dos las escaleras y entré a mi cuarto, vi mi bolso entrenar y lo
tomé. Necesitaba relajarme un poco, y entrenar un poco me parecía la
mejor idea para sacar la ira que tengo. No tenía derecho de desconfiar
así de mí, aun no entiendo porque me siguió. Sabía que era una mala
idea juntarme con Simón, pero solo fue para hablar de cosas
importantes que al final no sirvieron para nada porque aún no podía
conseguir nada de Nicolás.

******
Gotas de sudor recorren mi cara y mi espalda mientras le pego una y
otra vez al saco de boxeo y sacaba toda la rabia que tenía dentro. No
tenía ni idea cuánto tiempo llevaba así, pero no quería parar, sentía
tanta rabia con Diego que aún no podía creer que me siguiera.

Solté un gruñido y sentí unas pisadas acercarse a mí.


—Hora de parar. Toma una ducha y vete directamente a tu casa—me
ordena Ricky. Paré y tomé la botella que me ofrecía—. Hoy día estás
más agresiva que de costumbre ¿Te ocurre algo?
—Problemas con un chico.
—¿Novio? —Preguntó con interés. Asentí.
—Me siguió..., él me estaba espiando y....Lo puedes creer Ricky—di un
sorbo a mi botella y se pasó la mano por la barbilla—. Siento que de
alguna manera rompió mi confianza, acaso él no confía en mí.
—Tal vez sea una coincidencia.
Lo apunté con un dedo.
—No lo defiendas. No fue coincidencia porque era un lugar abandonado
que iba a estar haciendo él ahí—solté con rabia.
—Tal vez, estaba preocupado por ti y estoy seguro de que ni siquiera lo
dejaste hablar para defenderse o que te diera sus motivos.
—Estoy muy molesta—declaró enojada.
Tomé una enorme respiración para tratar de controlarme y pensar
mejor las cosas.
—Se inteligente Anastasia y recuerda siempre escuchar a la otra
persona — él me pasó mi bolso y me dio empujón para que caminara
hacia los camerinos de mujeres —. Camina un poco y respira profundo
y después conversan con más calma.
Rodé los ojos y me metí dentro de los camerinos de mujeres, tal vez
tenía razón, necesitaba escuchar su versión y que sea sincero de porque
me siguió, para mí es algo muy feo, creo que para cualquier persona lo
sería.
Cuando llegué a mi departamento vi a Diego en mi puerta. Él escuchó
mis pasos y se levantó rápidamente. Caminé más despacio a propósito,
aún no me sentía lista para hablar, pero ya estaba mucho más calmada.
—Perdón—dijo en voz baja y avergonzado mirando a sus pies.
—Diego—, respiré profundamente antes de hablar—. No me gustó que
me siguiera, pero tampoco quiero seguir peleando contigo. Solo tengo
una pregunta: ¿Por qué?
—No lo sé...Yo no sé qué me pasaba por la cabeza solo que te veías muy
sospechosa y sentí curiosidad de saber qué es lo que escondes y solo te
seguí, pero no me esperaba verte con un chico y ahora yo te pregunto:
¿Quién es él?
—Un viejo amigo, solo nos juntamos para hablar sobre las peleas...Nada
más, Diego. —Mentí con descaro y sosteniendo la mirada.
Abrí la puerta de mi departamento y me hice a un lado para que
entrara. Caminamos juntos hasta la sala de estar.
Él me tomó la mano e hizo que lo mirara. Lo observé y vi en sus ojos
miedo y desconfianza.
—¿Puedo confiar en ti?
Achiqué los ojos y negué con la cabeza. Muy mala pregunta Diego—me
dije a mí misma. Joder, que me dolía, jamás podría serle infiel.
—¿Sabes que me lastimas? Verdad
—Tú también—se golpea el pecho—. Me da miedo que me rompas mi
corazón; siento que te me escapas entre los dedos y que no puedo saber
si un día a otro seguirás aquí conmigo.
Di un paso hacia atrás, supongo que en cierta forma tiene razón, pero
me aterra que eso pase.
—Aún sigues lastimándome con tus palabras—me senté en el sillón—.
Será mejor no pasar tanto tiempo juntos—digo en voz baja.
Él puso sus manos en mis rodillas y me observó fijamente. Pude ver que
estaba lastimado, pero yo también.
—Es lo mejor para los dos—confirmé.
—¿Quieres terminar? —Preguntó alarmado. Negué con la cabeza.
—No. Solo quiero volver a estar un tiempo con mis amigos, estamos las
veinticuatro horas juntos y eso no está pasando factura para ambos,
solo pido tiempo para cada uno y después estar un rato juntos, por
favor.
—Lo entiendo—Se acercó a mí y me dio un beso corto e incluso diría
que frío —. Promete algo — yo asentí y él añadió—. No va a cambiar
nada entre nosotros.
Sonreí un poco.
—Claro que no, solo nos separamos un poco para que cada uno tenga
su espacio, Diego—Le pegué un golpe en su hombro que le hizo reír y
luego me dio un beso fugaz.
Presente:
Me acerqué al todoterreno de Diego, quien estaba recostado en catop
con lentes de sol. Miré hacia a los lados y vi como varias chicas lo
miraban con fascinación. Rodé los ojos.
Me acerqué con mucho cuidado de que no se diera cuenta que me
estaba acercando y cuando estuve lo suficiente cerca de él. Puse mis
manos en su pecho y grité un:
—¡Buuh!
Dio un salto que hizo que se pegara su cabeza contra el capot de su
todoterreno. Abrí los ojos y él se puso la mano por su cabeza y se la
refregó con cuidado.
—Perdón...No pensé que te iba a asustar tanto—digo preocupada. Él se
sacó los lentes y me observó sorprendido.
Lo miró atentamente para ver cuál era su reacción tras el golpe y me
mordí el labio inferior para no reírme porque fue cómico.
—¡Dios! Creo que casi me partí la cabeza, no hagas eso, Anastasia—me
recrimino.
Me observo serio por unos segundos antes de que apareciera una
pequeña sonrisa en sus labios.
—Perdón...Es que no pensé que te ibas a asustar tanto—digo
avergonzada porque el golpe se escuchó fuerte.
—Bueno, ya sabes ahora que si me comporto más imbécil y más tonto
es por tu culpa porque creo que mataste todas mis neuronas con ese
golpe—bromea.
Me mordí el labio inferior con fuerza. Mis manos rodearon su cuello y lo
atraje hacia mí.
—No será mi culpa que me comience a poner tontito ahora yo por ti.
—Yo veo que el golpe te afectó muy rápido.
É
Me abrió la puerta y me subí. Él caminó hacia el otro lado del conductor
del todoterreno y vi que saludó a las chicas quien lo estaban mirando
antes. Él entró con una sonrisa y mi teléfono vibró, era un mensaje de
Luis.
< De Luis a las 14:31 p.m.>
"Pelea hoy día, tú y otra chica ¿Entras?
Pd: Di que sí lol :O"
Sonreí y no puedo evitar reírme, le respondí rápidamente.
<De Anastasia a las 14:32 p.m.>
"Sabes cuentas conmigo
Pd: Sigues siendo un imbécil ¿verdad? :O"
Mi teléfono vibró enseguida y él puso en marcha el todoterreno para
nuestro edificio.
< De Luis a las 14:33 p.m.>
"Niña estúpida, me insultas, pero aun así te quiero ¿lo sabías?"
<De Anastasia a las 14:34 p.m.>
"Lo sé, también te quiero, nos vemos hoy. Adiós tarado" —Le doy enviar y
no puedo evitar mi emoción que tengo pelea. Miro de reojo a Diego,
quien me miró con curiosidad.
—Adivina ¿Quién crees que tiene una pelea hoy? —Digo con mucha
emoción.
Dobló a la izquierda y se detuvo en el semáforo que estaba en rojo.
—Mmm...No sé, tal vez, Dylan—dijo pasándose una mano por la
barbilla—. ¿O Jonathan? —Dice con diversión.
Yo le pegué una palmada en su brazo.
—¡Oh! Claro, ya sé quién es Alejandra—bromea. Fruncí el ceño y me
miró de reojo antes de volver a poner su vista en la carretera—. O
puede ser la chica más hermosa que mis ojos hayan visto alguna vez
¿Sabes algo? Ella me encanta.
Su forma de ser es increíble y te cuento un secreto entre nosotros dos—
dijo lo último en voz baja. Lo miré con curiosidad—. Caí por ella desde
la primera vez que la vi. Era una chica tan rara y que le gustaba estar
siempre sola.
Me pasaba las clases intentado descifrarla.
Él paró de nuevo en otro semáforo y me miró.
—¿Por qué? Quién sabe. Solo quería conocerla porque cada vez que
habla con ella podía ser sincero con alguien sin que me juzgara.
Además, tenía la ventaja de tener la mejor amiga y poder preguntarle
cosas, aunque su mejor amiga no quiso cooperar mucho y solo le dijo lo
básico. Pronto me encontré atrapado por ella por su sonrisa y su
carácter único. Ella poco a poco me dejo entrar a su vida. Quiero pensar
que ella también siente lo mismo que yo.
Abrí los ojos y solté un suspiro agudo que se escuchó más como un
gemido. Él me observó.
—Eso no lo dudes, de seguro que ella también cayó por ti.
Estacionó su todoterreno y rodeó rápidamente, me abrió la puerta y me
ayudó a bajar.
—Eso me hace feliz—. Puso su dedo en mi labio antes de inclinarse
hacia a mí, vi que cerraba los ojos y puse mis manos alrededor de su
cuello y lo atraje a mi antes de cerrar los ojos y besarlo con amor, él me
acarició la mejilla y se tomó su tiempo con este beso. Fue un beso
perezoso y delicado. Supongo que no tenía apuro.
Cuando por fin nos separamos por un poco de aire. Él apoyó su frente
contra la mía y puse mi mano en su corazón que latía muy rápido.
—Estaré ahí para apoyarte y animarte siempre—dice con una sonrisa.
—Te había dicho que eres el mejor.

******
La gente gritaba mi nombre y caminé con seguridad en donde estaba
el muro de personas. Diego me dio un suave beso antes de separarme
de él, pero algo llamó mi atención: en una esquina se encontraba un
sujeto que se parecía mucho a Nicolás o eso creo que era él. El hombre
estaba cruzado de brazos y me observa detenidamente. Mi corazón se
aceleró y sentía la boca seca. Luis se acercó y me dio un suave
empujón que me hizo reaccionar.

Luis me presentó y entré con emoción, aunque estaba preocupada, pero


de seguro estaba siendo una paranoica.
Quité ese pensamiento de mi cabeza y me concentré en mi oponente
que tenía en frente.
Observe a la chica es morena con el pelo muy negro. Ella sonrió con
mucha arrogancia y se acercó a mí intentando intimidarme, pero me
puse seria y no mostré ninguna expresión lo cual se sorprendió.
Tocaron la bocina y comenzó la pelea, como siempre la chica se acercó a
mí y lanzó dos golpes que lo esquivó con facilidad y la chica tiro su
tercer golpe y me moví a la derecha para evadirlo. Lance mi primer
golpe que fue directo a su mejilla izquierda y luego el segundo.
La chica se tambaleo un poco y lance mi tercer golpe que fue directo a
la nariz. Ella se llevó la mano de la nariz porque un pequeño hilo de
sangre comenzaba a salir. Volví atacar y golpe su labio. Ella volvió a tirar
otro golpe, pero me agache. Aproveche y lancé otro golpe que dio en su
estómago que hizo que se doblara.
Esperó unos segundos a que se recuperara y ella volvió a por mí, pero
yo era mucho más rápida y la esquiva con facilidad, pero parecía que
era demasiado lenta y predecible. Se notaba que era una novata en esto
de las peleas y que no sabía con quién se había metido.
La chica intentó de nuevo lo que me hizo que soltara un gruñido de
enojo y estaba harta de esta chica. Así que quería acabar luego con ella,
lancé una, dos, tres, cuatro hasta diez golpes seguidos, lo que hizo que
la chica cayera al suelo y Luis hizo sonar la bocina dando por finalizada
la pelea.
Diego gritó mi nombre y entró empujando a mucha gente para llegar a
donde estaba y me abrazó antes de darme un beso y hacerme girar.
—Diego, bájame por favor — él negó con la cabeza y me puso encima
de su hombro y Luis se acercó corriendo hacia a mí —. Diego detente,
ahí viene Luis.
Él paró y Luis sonrió burlón antes de pasar mi dinero y darme un beso.
Me despedí con la mano mientras Diego seguía caminando hacia mi
habitación en donde tomó mi bolso y caminó hacia la salida de
emergencia. Él me bajó solo cuando estaba frente a su todoterreno.
—Tú mereces la pena Anastasia, mereces la pena haber insistido tanto
por ti y no haberme rendido a la primera vez—
él sonrió y añade—. Porque te miro y solo puedo ver un futuro contigo,
jamás podré cansarme de ti y creo que nunca podría sacarte de mi
cabeza y de mi corazón—dijo en un susurro y llevo mi mano a su
corazón.
—Tienes que dejar de leer tantos libros porque a veces pienso que eres
de mentira, Diego—soltó un bufido antes de que una pequeña sonrisa
traviesa comenzará a aparecer en sus labios—. Eres mi chico ideal para
mí y nadie jamás podrá cambiar eso, te atrape.
—Te das cuenta de que estamos siendo muy cursi, Anastasia—se burló
y me miró con un gesto de diversión.
—Contigo siempre—extendí mi dedo meñique y él igual e hicimos la
pinky promise en donde ambos estábamos aguantando la risa, pero
también sabíamos que era una promesa irrompible.
Feliz día de San Valentín criaturitas espero que la pasen bien con
sus amigos o parejas y si no con su familia.
También es un buen panorama ver películas y leer. Yo ahora estoy
en la playa con mi familia. Los adoro
criaturitas y quiero recordar que en Instagram voy a hacer una
ronda de respuesta en donde ustedes podrán
preguntarme lo que quieran y hablar sobre el capitulo. Nos vemos
por Instagram criaturitas.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
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Capítulo 34
Nota de la autora: Hola criaturitas, espero que estén preparados para
este capitulo y espero que comenten. Estaré leyendo su comentario. Dejo
esta cancion de Billie Ellish porque creo es perfecta para este capítulo.
Habían pasado ya tres semanas junto a Diego y ya casi cumplíamos dos
meses de que estamos juntos. Diego me tenía atrapada por su amor y
cada día sentía que me ponía más tontita por él, cada día que pasaba
caía más por ese hombre, en estos casi dos meses juntos hemos
aprendido mucho de los dos. Y a pesar de nuestra única pelea que
tuvimos las cosas andan mucho mejor y ambos tenemos tiempo para
estar con nuestros amigos y para estar juntos y eso me gusta.
Diego resulta ser un hombre tan apasionado, romántico y tierno que
cada día me sorprende con algo, es una caja de sorpresa que no sabes
en qué momento te dirá las palabras más lindas que alguien podría
decir y también él se muestra tal y como es, no finge cuando está
conmigo. Tengo que admitir que también saca mi Anastasia alegre,
chistosa y romántica, no puedo evitarlo. Eso que nunca me consideré
una chica romántica pero este chico sabe cómo sacar esa a Anastasia.
Siento que estos casi dos meses he podido conocer muy bien a Diego
porque es muy comunicativo, yo no tanto, aún tengo mucho miedo de
mi pasado y más cuando sé que está muy cerca...Tengo un miedo
horrible y es que también hace unas semanas que vengo viendo a
Nicolás o creo que es él, no estoy segura y tengo terror es como si me
estuviera acechando entre las sombras, pero también puede que sea mi
imaginación y estoy siendo paranoica.
Además, que logré comprender que Diego todos los días tiene la misma
pesadilla o algo así, ya que él me comentó que solo puede ver los faros
de un camión y después siente que cae en vacío despertándose a las
tres de la mañana.
Y me duele verlo sufrir todas las noches, puedo ver su dolor y lo difícil
que es para cada maldita noche. Su propia mente lo tortura con esa
horrible noche y me duele porque él no se merece revivir esa horrible
noche, nadie en este mundo se lo merece.

******
Llegamos a la barra de la discoteca en donde se encuentran Alejandra,
Cameron, Bárbara y un chico que estaba acompañado a Barbara.
Saludé a todos y Barbara me fulminó con la mirada cuando Diego me
dio un beso en la mejilla.

—¡Que comience la fiesta! — Gritó Cameron y brindó con Diego.


Alejandra tiró de mi mano y me abrazó fuertemente.
—¡Por fin llegaron! —Gritó Alejandra sobre la música y puse los ojos en
blanco, era una apurona. Siempre ha sido así e incluso a veces me
demoraba en llegar solo para hacerla rabiar.
—Ya llegué, no me demoré tanto.
—Claro que si ¿acaso estaban follando antes de venir? —Preguntó con
una sonrisa de borracha.
Le di un empujón que hizo que se atragantara con su cerveza y
comenzara a toser, no puede evitarlo, pero me
comencé a reír. Ella me fulminó con la mirada.
—Estúpida, ¡Me quieres matar! —Exclamo, aun tosiendo.
—Te pasa por ser chismosa, no se pregunta eso. Acaso yo te pregunto
cuando lo haces tú con Cameron.
Negué con la cabeza. Ella sonrió burlonamente y se acercó más a mí.
—Si quieres te lo digo—dijo encogiéndose de hombros. «Asco» —
pienso para mí misma —. Tú y Diego se ven tan lindos juntos, aún no
puedo creer que estén juntos y mira que ya son dos meses.
—Yo tampoco—reí divertida—. O sea, yo quería una amistad y él no
¿Cómo demonios llegamos a esto? —Preguntó con mi mano en la
barbilla, haciendo que la rubia suelte una carcajada.
—Era obvio, Diego babea por ti. Desde el primer día vi su interés en ti,
pero solo pensé que estaba jugando como siempre. Jamás pensé que
vería un Diego feliz y enamorado por la vida.
—Yo también babeo por él—declaro con diversión. Porque era la
verdad quien jodidamente no se enamoraría de Diego.
—Lo sabía, te gustan los chicos difíciles y Diego lo es.
—Diego es un chico increíble, es tan tierno y romántico—suelto un
suspiro—. Creo que me tiene un poco tontita, pero no se lo cuentes
porque creo que él ya lo sospecha—bromeo.
—Me encanta verte feliz de nuevo amiga, lo mereces—Alejandra apoyó
sus dos manos en mis hombros y me miró fijamente—. Eres una buena
persona, mereces cosas increíbles y él es el chico indicado.
—Creo que estás un poco ebria—digo con un tono burlón, y le doy un
pequeño empujón que hace se tambalee hacia un lado, comprobando
que está bastante borracha.
Siento como alguien me toma de la cintura, me volteo y veo a Diego. Me
tomó de la mano y me llevó hacia la pista de baile. Mis manos suben por
su duro torso hasta que llegan a su cuello.
Me sonrió coquetamente y me tomó firme de la cintura. Mi respiración
se altera de inmediato. Me acerco a él y le doy un beso suave, pero poco
a poco el beso se vuelve salvaje, Diego chupa mi labio inferior, antes de
morderlo con fuerza y suelto un pequeño gemido.
Nos separamos y empezamos a bailar al ritmo de Dua Lipa, pasaron
unos minutos y se unieron Alejandra y Cameron.
Diego fue un excelente compañero de baile, me sorprendió que en cada
canción me cantara en el oído y me besara siempre que podía. Después
de unas diez canciones volvimos a la mesa donde estaba Barbara muy
seria con su acompañante.
—¡Otra ronda de chupitos! —Gritó Cameron. Todos bebieron menos yo.
De repente sentía una presión en el pecho, algo malo sentía en mí, pero
no sabía que podía ser. Él me ofreció uno y lo tomé.
—Solo uno—dice en un susurro con tono bastante alegre por el alcohol.
Miro hacia todas partes y pude ver claramente la figura de Nicolás
bailando con una chica rubia. Nuestras miradas coincidieron. Solté un
grito ahogado. ¡No, no, no puede ser!
É
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara. Miro mi mano y
ya no estaba el chupito había caído en el suelo.
Me suelto de su agarre y miro en donde estaba Nicolás, pero ya no
estaba ahí. «¿Qué mierda estaba pasando?» Me rasqué el cuello.
—¿Qué sucede? —Preguntó—¿Te sientes mal?
Tragué duro y negué con la cabeza varias veces. Miro a Alejandra, quien
estaba mirando también hacia la pista
buscando a quien me hizo gritar. Necesitaba tomar aire, estaba
alucinando o me estoy volviendo loca, qué está pasando conmigo.
—Necesito ir al baño—digo apresurada. Me miró sorprendido que lo
dijera tan rápido. Él tomó mi mano.
—¿Quieres que te acompañe? Estás pálida—estiró su mano y acarició
mi mejilla—. ¿Si quieres nos vamos?
Diego tomó otro chupito que le pasaba a Cameron y me di cuenta de
que la estaba pasando bien, así que negué con la cabeza.
—Estoy bien. Solo tengo mucho calor y necesito ir al baño—él me miró
con desconfianza y yo traté de sonreír—.
Estaré bien, nada me sucederá por subir al segundo piso del baño—
digo con sarcasmo.
Él asintió. Se acercó a mí y me dio un beso corto. Camine como puede
por la pista para poder llegar a la escalera. Me rasqué el cuello. Me
sentía observada, miré hacia todas partes, pero solo vi a gente bailar y
pasarlo bien, era casi imposible ver a alguien sospechoso aquí.
Por fin llegué al baño y entro en él. Me apoye en lavamanos ¿Qué
mierda está pasando? ¿Por qué me estoy imaginando a Nicolás en cada
esquina? ¿Me estoy volviendo loca o qué? —Me pregunto a mí misma.
No entiendo nada. Respiré varias veces para tratar de controlarme y
decir que todo estará bien y que solo era mi imaginación haciéndome
una mala pasada.
Cuando salí del baño estaba un poco más tranquila hasta que una mano
me agarró del cuello con fuerza y me azotó contra la pared. Abrí los ojos
y vi a mi peor demonio con una sonrisa malvada. Puse mi mano en su
brazo para que soltara, pero él solo apretó un poco más haciendo que
me costara respirar.

É
Él soltó una carcajada que hizo que mi cuerpo se estremeciera. Respire
profundo y me centre en odio y nada más que en odio que sentía por
esa escoria que tenía en frente de mí. No dejaré que él gane nunca más.
Lo hizo a propósito, jugó con mi mente e hizo que me pusiera paranoica
y nerviosa.
—Hola amor ¿Me extrañaste? —Aflojó su agarre de mi cuello y me
acarició la mejilla. —Eres tan hermosa. Joder como me pones con solo
mírate.
Cerré los ojos con fuerza. Él se acercó a mí y me besó con fuerza, pero
yo no abrí la boca y me removí una y otra vez.
Sentí náuseas y quería vomitar. Él soltó un gruñido que sonó más como
un animal que como una persona.
—Suéltame, pedazo de mierda—digo enojada.
Él sonrió burlonamente y negó con su cabeza.
—¿Tienes miedo, cariño? ¿Sabes algo? Tu cara de miedo me recuerda
en esa noche: en donde estabas así también y con más hombres
rodeándote, intentando violarte en una habitación oscura. Por fin, la
increíble Anastasia había caído, la peleadora más grande de Madrid
había caído junto con su hermano, su reinado había caído por su
querido novio: ósea yo.
—Eres un hijo de puta—grité con rabia. Como puede ser tan cruel, más
encima fue él quien...Cerré los ojos.
—Cariño, tienes que entender que fueron negocios que me hicieron
ganar mucho dinero, aunque como siempre mi querido hermano
salvándote. Simón el santo, siempre siendo tu ángel guardián, ¿verdad,
Anastasia? Porque gracias a mi santo hermano no alcanzaron a tocarte.
Considérate afortunada porque fuiste la primera y fui lento, pero ahora
créeme que no. —Responde con una sonrisa malvada como puede ser
tan malo, yo lo amaba y me traicionó.
—Eres una mierda—tomé con fuerza su mano y se la apreté. Él soltó un
gemido de dolor. Solo podía pensar en cómo había sido traicionado por
él.
Pero él no le tomó importancia y dijo con arrogancia las siguientes
palabras:
—Estás jugando con fuego, cariño. Ah, mi querida Anastasia siempre
estás intentando sacar lo peor de mí, ¿verdad?
Nicolás me agarró del cuello y apretó un poco. Lo miré con odio y
sonreí con maldad a este juego, podemos jugar los dos. Quiere que sea
su pesadilla pues lo seré ahora.
—Te duele, verme de nuevo feliz, ¿verdad? —Puse una mano en mi
barbilla y apretó mi cuello un poco más, pero no quise mostrarle alguna
reacción de mi parte y fingí que no me costaba cada vez más respirar—.
Te duele que sea más fuerte y que ya no me afecte tus trucos de mierda,
¿verdad?
Se apretó más a mi cuerpo y sonrió maliciosamente. Apreté mis manos
en puños con fuerza.
—Tú eres mía y de nadie más. Joder—se acercó demasiado a mí.
Vi mi oportunidad para escapar de él y levanté mi pierna y le di una
fuerte patada en sus partes noveles, él se dobló y cayó al suelo. Me
agaché para estar a su altura. Lo tomé de su polera y lo levanté con una
fuerza impresionante y lo azoté con fuerza contra la pared. Lo agarré
del cuello tal como me tenía a mí y apreté con fuerza su cuello.
Joder, tenía tanta rabia de verlo aquí. Quiero matarlo ahora mismo—me
dije a mí misma—. Podía hacerlo y estoy segura de que le haría un bien
a este mundo al no tener a una escoria de persona—me repetía a mí
misma.
Respiraba con dificultad al tenerlo al frente de mí y hacía que perdiera
control sobre mí. Era la persona que más odiaba y también mi demonio
como podía odiarlo tanto y a la vez tener tanto miedo. Saqué mi
conclusión de que el odio siempre gana al miedo.
—Vas a caer Nicolás. Vas a pagar por todo lo que has hecho—él sonrió
burlonamente y no pude contenerme y le pegué un puñetazo en su cara
que hizo que se le borrara su sonrisa—. Mírame, pedazo de mierda no
te tengo miedo porque ya me destruiste ¡mírame joder! —Gritó
enojada. —Tú creaste a esta nueva Anastasia y te debo dar las gracias,
me has hecho más fuerte y no le tengo miedo a nada.
Me acerqué más a él y apreté más su cuello. Sería tan fácil apretar un
poco más su cuello y ver como él deja de respirar. Observa cómo exhala
el último respiro, podía controlar su reparación y verlo como a poco sus
ojos se apagaban, pero no, yo no jugaba así de sucio.
—Sería tan fácil acabar contigo—sonríe con maldad—. Como tú
acabaste con mi vida y la de mi hermano, solo tengo que ejercer un
poco más de presión y ver cómo poco a poco dejas de respirar, imbécil
—apreté un poco más su cuello.
Nicolás soltó una risa y se relamió los labios.
—Cariño: ambos sabemos que no eres capaz de hacerlo—nos miramos
fijamente—. No tienes las agallas de matarme, cariño—dijo con burla.
Apreté más su cuello y Nicolás tomó mi brazo e intento que lo soltara.
Sonreí con maldad hacia él y puse mis dos manos en su cuello y se la
apreté con más fuerza. Nicolás comenzó a toser porque no podía
respirar.
—Ahora no eres tan fuerte, verdad, no eres nadie sin tu gente que te
proteja la espalda, ¿verdad? Porque mírame—
me observó con odio y mi dedo acarició su mejilla—. Puedo matarte
ahora y crees que el mundo no te va a extrañar, Nicolás has hecho tanto
daño a tantas chicas inocentes que no merecían eso.
Traté de respirar varias veces para intentar calmarme y no cometer una
locura como la que estaba cruzando en este momento por mi cabeza.
Tenía que controlarme y no dejarme llevar por el odio y cometer un
error.
—No mereces la pena—murmure. Negué con la cabeza y solté su cuello
—. Pero recuerda bien mis palabras: Nicolás, acabaré tu vida.
Nicolás empezó a toser y a la vez reír fuertemente lo que lo hacía ver
como psicópata y me dio miedo. Cerré los ojos, mi mano se cerró en un
puño y chocó con su mandíbula que lo hizo caer al piso. Nicolás abrió
los ojos y un pequeño rastro de sangre salía de su labio.
—Recuerda estas palabras: No descansaré hasta que vea tu vida
acabada y no es por nada, pero si yo fuera tú me
tendrías miedo porque no sabes de lo que soy capaz de hacer ahora, esa
Anastasia inocente llena de vida murió. Y
agradece que siga teniendo moral porque si no te hubiera matado aquí
y creo que el mundo se hubiera librado de una escoria—me agaché y lo
tomé del pelo—. Un día me dijiste: que era tu ángel, pero ahora tu ángel
se convirtió en tu demonio personal.
Él me observó atentamente y sonreír con maldad hacia él.
—No eres el único que puede jugar en las sombras.
Camino rápidamente donde estaban los demás, pero no estaban ahí.
Solo estaba el acompañante de Barbara. Tenía un mal presentimiento,
me acerqué al acompañante de Bárbara y lo miró atentamente. Tomé
mi pequeño bolso.
—¿En dónde están los demás? —pregunto nerviosa y mirando mi
celular porque tenía los segundos contados para salir de aquí.
Él apuntó a la pista de baile. Yo asentí y caminé con pasos rápidos y
mirando a todas partes, tenía los minutos contados antes que llegara
Nicolás con su gente. Quería sacar a todos de aquí, pero no sabía si
podría llegar a ellos antes de que me atrapen. Cuando llegué me
acerqué a Alejandra, Cameron, Diego y Bárbara los vi feliz bailando. Él
estaba muy pegado bailando con Barbara.
Pestañeé varias veces para no llorar y miré hacia todas partes. Pude ver
como Nicolás habla con cuatro hombres en el segundo piso. Él se acercó
a la barandilla y comenzó a mirar a la pista. Tragué duro y mi boca se
secó. Sentí su risa y miré a Bárbara como pasaba sus manos por el
cuello de Diego.
Me dolió jodidamente, me dolió, pero tampoco iba a caer en este juego
si él quiere ser infiel, cosa de él y no la mía, es su decisión. Miro de reojo
a Nicolás y vi que estaba ahora hablando con el señor que me amenazó
en Madrid. Ellos me estaban buscando. Me toqué el pecho y miré por
última vez a Diego bailando con Barbara y me di cuenta de que
necesitaba esto. Necesitaba una chica sin un pasado turbio y lleno de
secretos, necesitaba tener una chica que le fuera honesta en todo y que
no le mintiera. Tenía que dejarlo ir y no seguir exponiéndolo algo
peligroso, él ya había sufrido mucho y no merecía más caos en su vida.
Yo era la personificación del caos y desastre. No era justo para él.
Miro de nuevo a Nicolás que aún me busca entre la gente. ¡Mierda
Anastasia, tienes que salir ahora! —Me dije a mí misma, me mordí el
labio inferior, no iba a salir de esta, sin que me viera, me iban a atrapar.
Empecé a caminar rápidamente a la salida y vi como Nicolás me apuntó
en donde estaba y los cuatro hombres empezaron a correr en donde
estaba yo. Me toqué el pecho y empecé a empujar a la gente. Miré de
reojo y estaba cada vez más cerca y miré a Nicolás quien habla con él,
señor de Madrid y estaba bebiendo y chocando sus copas.
Pedazo de mierda—murmure en voz baja.
Siento como alguien me agarra del brazo y levanto mi mano lista para
golpearlo, pero veo que es Simón y él prácticamente me arrastra a fuera
de la discoteca. Me sube a su auto y acelera rápidamente.
—Joder Anastasia, ¿estás loca? —Grito Simón.
Pestañeó varias veces hacia él. Simón apretaba fuertemente el volante
tanto que sus nudillos estaban blancos por la fuerza.
—Supongo que si—trate de bromear, intentando relajar el ambiente.
Me miró por un segundo, antes de volver a concentrarse en la carretera.
Observe que nos estábamos alejando de Barcelona. Levanté una ceja,
cuando él dobló por un camino de tierra y comenzaron a aparecer más
árboles por el camino.
—Simón—, lo llamé, pero él me ignoró—. ¿A dónde vamos? Me vas a
matar aquí.
Simón me sonrió de lado y negó con la cabeza. Miré al frente y vi una
pequeña casa de madera en medio de un pequeño bosque. Se bajó de su
auto y me abrió la puerta.
Cuando bajé del auto, me tomó de la barbilla y me miró fijamente como
buscando algún daño en mi cara, tomó mis manos y examinó mis
brazos. Cuando estuvo conforme con su escaneo me soltó.
Él suspiró y se pasó la mano por el pelo.
—Simón—, digo en un susurro—. Gracias por rescatarme.
—Ya te lo dije Anastasia, te protegeré de mi hermano—él empezó a
caminar a la casa y me hizo señales para que lo siguiera.
Él abrió la puerta y me dejó entrar primero y después cerró la puerta
dejándonos a oscuras. Me giré en donde se encontraba Simón y se
acercó aún más a mí.
—Simón: ¿Por qué me trajiste aquí? —pregunto con curiosidad.
Me acarició la mejilla, pero yo di un paso atrás, por mucho que
molestara ver a Diego bailando con Barbara, no iba caer en ese juego
estúpido de pensar mal de mi pareja, yo confió en Diego. Di varios
pasos hacia atrás poniendo una distancia porque, aunque me cueste
admitirlo los encantos de Simón son peligroso para mí.
—Te traje para ponerte a salvo, Anastasia—comento con una pequeña
sonrisa.

É
Él se alejó y prendió la luz. Pestañeé varias veces para intentar
acostumbrarme de nuevo a la luz. Miré a mi alrededor, era una casa
muy linda, tenía una chimenea y sillones blancos en la sala de estar. Él
caminó un poco y entró en una pequeña cocina en donde también
estaba la mesa.
Me senté en la silla y vi como Simón se movía de un lado a otro sacando
cosas para cocinar. Dejó varias verduras y unas hamburguesas de soyas.
Levantó una ceja hacia él, Simón soltó una carcajada.
—Vale, me has pillado—él levantó las manos y sonrió de lado—. Si me
gustaron las hamburguesas de soyas, solo quería hacerte rabiar un
poco, desde ese día que siempre las compro.
Me reí y negué con la cabeza. Recuerdo como ese día Simón me invitó a
comer y se quedó sorprendido cuando le dije que sí, pero que tenía que
ser un lugar vegetariano. Cuando llegamos al restaurante, Simón me
dejó ordenar y ordené unas hamburguesas de soyas con lechuga,
tomate, queso vegano. Simón estuvo diciendo todo el rato que fue la
peor hamburguesa que había comido, solo para hacerme enojar.
—Sabía que me estabas mintiendo—sonreí.
—Solo quería molestarte un poco—Él se rió y varios mechones cayeron
en su frente. Él se dio vuelta y empezó a cocinar hamburguesas.
Dos horas después me reía con Simón recordando lo malo que éramos
en la pista de hielo y todas las veces que nos caímos en dos minutos.
Recuerdo que ese día fue uno de los mejores que pasé con Simón
—Éramos terribles, no aguantabas ni siquiera un minuto de pie
Anastasia y encima me llevas a mí para que yo también me cayera
contigo.
Hice un gesto con la mano quitándole importancia.
—Solo quería que amortiguaras mis caídas—brome.
Él sonrió y se acercó a mí.
—¿Qué nos pasó Anastasia? —Preguntó con un tono completamente
serio.
—La vida, eso pasó, Simón.
—No entiendo nada, porque solo recuerdo que éramos tú y yo y buenos
momentos juntos y tú sabes que entre nosotros hubo más que amistad,
Anastasia pude sentirlo cuando nos besábamos.
Que les pareció el capitulo de hoy van entendiendo un poco del
pasado de Anastasia ¿cuénteme que es lo que
creen que pasara?
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 35
—Simón—, digo enojada. Porque les gusta a los hombres recordar
tanto las cosas, porque simplemente no pueden olvidar lo que pasamos
juntos hace casi cuatro años.
—Estábamos bien juntos y después mi hermano...—Él apretó sus
manos en puños.
—Solo paso, me enamoré de Nicolás—solté enojada—. No tengo otra
explicación, jamás quise hacerte daño y solo estábamos tonteando
Simón, no era nada serio.
—¡Nada serio! —Exclamó molesto—. Para mí, si era serio.
—No seas cínico, Simón. Te vi muchas veces coqueteando con chicas y
besándote frente a mí e incluso cuando te las llevas al camerino para
tener sexo con ellas, cuando estábamos tonteando... —Cerré los ojos y
lo miré fijamente—.
Nicolás simplemente estuvo ahí para mí y no me andaba refregándome
sus conquistas en la cara como tú ¿lo recuerdas?
Él se tiró el pelo y se dejó caer en el sillón.
—Fui un imbécil, te tuve por unos meses ¿verdad?
—Simón, lo de nosotros fue entretenido, fácil y sin complicaciones, pero
sí en cierta forma me tuviste, pero eso cambió hace tiempo. Ambos
éramos muy jóvenes.
—Lo sé, que imbécil fui. Te perdí y ahora me doy cuenta de lo que perdí.
Solté una risa y negué con la cabeza.
—Tampoco es para tanto, solo fue diversión.
Simón me sonrió de lado y se acercó a mí, pero yo me alejé de él. Quería
irme, tenía muchas cosas que pensar y
tenía miedo. Nicolás estaba tan cerca de mí que puedo sentir que estaba
respirando sobre mi cuello. Me rasco el cuello, necesito atraparlo
pronto.
—Será mejor que me lleves de nuevo a la ciudad. —Digo con un
pequeña sonrisa.
Me levanto del sillón y Simón me miro por unos segundos antes de
asentir con su cabeza.

******
Simón estacionó su auto a una cuadra de mi departamento, ni loca le
daba mi verdadera dirección, me despedí de él y esperé que se fuera .
Cuando llegué vi que estaba Diego, Cameron y Alejandra
esperándome.

—Veo que tengo un comité de bienvenida—bromeo con una sonrisa.


Tres cabezas se giraron y me miraron sorprendido.
g y p
—¿Dónde estabas? —Grita Alejandra.
—Tranquila tuve una emergencia. Los gemelos tuvieron algunos
problemas con unas chicas y fui a salvar sus traseros
—mentí descaradamente—. Los busqué, pero no los encontré. Jonathan
prácticamente me arrastró afuera de la disco.
Abrí la puerta de mi departamento y entraron todos. Caminamos a
donde estaban los sillones y nos sentamos.
—Esos dos siempre metiéndose en problemas—sonrió Alejandra.
—Ya sabes que sin mí ellos no son nada—puse los ojos en blanco—.
Perdón por asustarte, pero mírame estoy aquí sin ningún rasguño—
miré a Diego de reojo quien me estaba evitando con la mirada.
—Pensé que te había pasado algo.
—Hablas como si hubiera alguien cazándome—bromeo, aunque sí
tenía a personas siguiéndome más que nada un exnovio que se
obsesionó conmigo—Fue un largo día, me voy a dormir, pueden
quedarse aquí ya que es tarde.
Alejandra asintió y tomó la mano de Cameron y subimos juntos las
escaleras. Los instalé en una de las habitaciones, me despedí de ellos y
caminé hacia mi habitación y cerré la puerta.
Tomé mi pijama y mis cosas de aseo y me metí en el baño. Apoye mis
manos en lavamanos Diego me ha estado evitando, es obvio que se besó
con Barbara, es lo más lógico, no me sorprende en absoluto. La vida me
ha dado muchos golpes para que ya algo realmente me sorprenda, pero
eso no significa que no me duela porque ya son casi dos meses juntos
en los que hemos vivido momentos que han sido especiales para mí y sé
que también para Diego, pero no puedo juzgarlo sin escucharlo.
Cuando estaba lista, salí del baño y me topé con Diego, quien estaba
dando vueltas en mi pieza. Me apoyé en la puerta del baño y lo miré por
unos minutos.
—Diego, sé que te besaste con Bárbara, es obvio—él se giró, me miró
con los ojos abiertos—. Los vi bailar muy juntos, pero, en fin, no quiero
que discutamos. Quiero escuchar tu versión.
Se acercó a mí y se tiró el pelo frustrado.
—Ella me besó...Yo la detuve, tienes que creerme que están de testigo
Alejandra y Cameron—él se acerca a mí y me quedo quieta—. Le dejé
en claro que yo estoy contigo y que no quería nada con ella.
—Vale—me crucé de brazos.
—¿No me crees?
—Te creo porque sé que estaba Alejandra, si tú le hubieras
correspondido el beso, ella me lo hubiera contado de inmediato, Diego.
La conozco muy bien y si no me contó nada es porque dices la verdad.
Caminé a mi cama y me acosté. Me observó detenidamente y me pasé
una mano por la cara, estaba agotada tanto físicamente como
emocionalmente tanto que no tenía ganas de nada. Solo de desaparecer
y que Nicolás no me encuentre de nuevo.
—¿Te encuentras bien? —Preguntó preocupado.
—Si—digo cansada—. Solo estoy cansada, quiero dormir.
—Algún día dejarás de ser tan misteriosa y guardar tantos secretos—
desvié la mirada, él soltó un suspiro—. Supongo que no.
Sonreí.
—Es parte de mi encanto—traté de bromear—. Además, te encanta que
sea así, es lo que mantiene nuestra relación más interesante.
—Oh, creo que otra vez te estás poniendo tontita.
Sonreí y le pegué un puñetazo de broma.
—Que no me pongo tonta, eres un mal novio.
Diego se sacó la polera. Abrí los ojos como siempre, era un espectáculo
de verlo sin polera. Se paró y se sacó los pantalones quedando solo en
bóxer. Él se metió en la cama y me abrazó fuerte.
—Quiero preguntarte algo, ¿me quieres? —pregunto.
Abrí los ojos y él me miraba tiernamente. Yo asiento porque es obvio
que lo quiero y no sé si estoy haciendo lo correcto en seguir con él y
seguir poniéndolo en peligro y sobre todo después de lo que pasó esta
noche. Estoy segura de que Nicolás ya sabe de su existencia. Me
descuidé demasiado y esta noche por poco me atrapan, fui una estúpida
y tengo mucho miedo. Otra vez se revive mi pesadilla de que no me
siento segura en ninguna parte.
—Yo te quiero Anastasia, contigo me siento completo. No lo olvides
nunca, ¿vale?
Se inclinó y me dio un suave beso. Tragué duro y él apoyó su cabeza en
mi pecho. Mis manos se fueron a su pelo y comencé a tocar su suave
pelo. Me quedé mirando el techo y pasaron varios minutos así. Sentí
como la respiración de Diego se hacía más calmada y me abrazaba más
fuerte.
Pasó una hora más o menos, no estoy muy clara y no podía dormir...
tenía tanto miedo de pensar que Nicolás podría estar abajo
esperándome o vigilándome o peor vigilando a Alejandra, porque él
sabe que ella es mi hermana y él hará todo lo posible para lastimarme y
jamás me perdonaría que a ella le pasara algo. Mi celular comenzó a
vibrar y lo tomé con miedo.
Miré la pantalla de mi celular y vi que era una llamada entrante de
Simón. Me solté con cuidado del abrazo de Diego y cerré la puerta de mi
habitación con cuidado para que no despertara.
—Hola—digo en un susurro bajando la escalera para que nadie pudiera
escucharme.
—Anastasia, te voy a preguntar algo y quiero que seas sincera conmigo:
¿Quién es Diego?
Tragué duro y mi respiración se alteró.
—¿Por qué lo preguntas? —Preguntó nerviosa.
—Porque Nicolás puso a uno de sus guardias a vigilarlo y también con
Alejandra quiere secuestrarla al igual que los gemelos y Jonathan sabe
que con eso te tendrá. Está mandando muchos de sus hombres.
Escúchame bien, Anastasia, tienes que irte ahora. Mi hermano está
tramando algo..., te van a atrapar, tienes que irte por ahora.
Negué con la cabeza, otra vez no, por favor ¡No me puede estar pasando
de nuevo! —No puedo aguantar más y
comencé a llorar ¿Por qué me tiene que pasar de nuevo? Quería gritar,
llorar y romper todo a mi paso. Me senté en una silla y me derrumbé de
nuevo, no sé cuánto tiempo poder seguir escapando de él.
—¿Cómo sabes todo eso? Pero no puedo dejar a mis amigos aquí, así
como así lo dejaré aún más en peligro. —Digo sollozando y
limpiándome las lágrimas.
—Tengo alguien ahí adentro, te quiero ayudar confía en mí. Tus amigos
estarán bien, estoy hablando con un amigo policía y también con una
amiga, estamos poniendo agentes vigilando a tus amigos, Anastasia.
Créeme que no eres la única que anda detrás de Nicolás. —Él soltó un
gruñido y escuché que prendió su auto.
⋙ Lo estoy siguiendo, Anastasia. Tienes que escapar de él es mucho
más peligroso de lo que te imaginas, créeme cuando te digo que tienes
que irte por ahora hasta que las cosas se calmen, te prometo que tus
amigos estarán a salvo—sentí como habla con alguien más—Te lo
prometo, sabes que yo cumplo con mi palabra.
Me pasé una mano por mi cara y cerré los ojos. Recuerdo como hace
dos años atrás Jonathan me decía las mismas palabras junto con los
gemelos: "vete, escapa de él, es peligroso" —recuerdo que me
abrazaron fuerte los tres antes de subir al tren. Recuerdo que solo tenía
la plata de mis peleas y no sabía en dónde esconderme, estaba sola. No
quería seguir exponiendo más a Alejandra o a mis abuelitos.
Me aclaré la garganta y apreté el celular contra mi oreja:
—Está bien...Confío en ti, pero ¿qué hago? ¿A dónde me voy? No tengo
un plan, Simón. —Sollocé un poco más y me tiré el pelo.
—Por ahora toma un poco de tu ropa, dinero y todo lo que tú creas
necesario para ti. Te veo en el aeropuerto y te pondré a salvo, Anastasia
—él soltó un gruñido y sentí que frenó bruscamente—. Compra un
pasaje para Sevilla.
—Vale
Subí con mucho cuidado y vi a Diego durmiendo profundamente. Entré
a mi armario y saqué unas maletas en donde comencé a meter toda mi
ropa, mi pasaporte y mis tarjetas.
Media hora después tenía toda mi ropa dentro y saqué con cuidado las
tres pequeñas maletas de manos de mi habitación y me senté al lado de
Diego. Él estaba profundamente dormido.
—Perdóname..., Diego, porque cuando despierte tú me vas a odiar con
todo tu corazón porque no vas a entender nada y solo vas a creer que
jugué contigo y que rompí tu corazón—me limpié las lágrimas—. Pero
lo hago para que estés a salvo, me descuide y te puse en peligro. No me
quiero ir, pero tengo que hacerlo.
Me acerqué a él y le di un beso en su frente.
—Te quiero Diego, lamento no habértelo dicho antes cuando estuviera
despierto, por favor perdóname. Jamás quise ponerte en peligro, es por
esa razón que antes de ti no había estado con nadie por mi pasado,
porque siempre me alcanza—solté un suspiro—. Prometo cuidarte
desde la distancia, no dejaré que nadie te lastime más.
Me levanté de la cama y dejé la carta con su celular. Salí con cuidado de
mi habitación. Caminé hacia a donde se encontraba Alejandra y metí la
nota debajo de la puerta.
—Perdóname de nuevo por volver a ponerte en peligro, soy la peor,
pero solucionaré toda esta mierda, solo que por ahora tendrá que ser
lejos..., lo siento tanto. Te amo amiga, si algo te pasara a ti yo me muero
y me duele que seas mi punto débil y que Nicolás siempre esté
pensando en hacerte daño, no es justo para ti. Perdóname por favor—
susurro.
Baje con cuidado las escaleras y tome mis maletas. Una hora después ya
tenía mi boleto comprado y solo estaba esperando para embarcar. Me
sentía mal, fui una estúpida por haber dejado que Nicolás se acercara
tanto, me descuidé de la peor forma, ni siquiera vi venir este golpe.
—Anastasia—, gritó Simón. Levanté la mirada y vi que venía corriendo
hacia mí—. Lo detendremos juntos.
Lo mire fijamente.
—Voy a acabar con él—digo con los dientes apretados.
—Acabaremos con él, juntos—me tomo la mano. Simón me dio un beso
en la frente —. Cuídate mucho, te llamaré todos los días y te estaré
mandando información. Toma las llaves de mi departamento.
Tome sus llaves y la guarde. Me limpió las lágrimas que caen por mis
mejillas, él me miró fijamente de seguro, tenía los ojos rojos de tanto
llorar, pero no puedo evitarlo, otra vez tengo dejar todo para no poner a
nadie que amo en peligro.
—Gracias por ayudarme—susurré con la voz ronca.
—Te protegeré, hace unos años no lo pude hacer, pero ahora sí. No
dejaré que te siga lastimando.
Yo asentí, tomé mis maletas y caminé hacia la fila para abordar. Simón
me miró por última vez.
—Se paciente Anastasia, por favor—me suplico.
—Está bien—murmuró.
Creo que por ahora lo mejor es ser paciente y mantenerme al margen
por un tiempo. Me limpio las lágrimas que se me escapan por qué otra
vez Nicolás me hace sufrir con lo que más me duele, que son las
personas que amo y eso duele demasiado.
A sufrido mucho nuestra Anastasia ¿cuénteme que es lo que creen
que pasara?
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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Capítulo 36
Un mes después:
Corría sin parar a través de un pequeño bosque en donde ya había
seguido muchas veces Nicolás y tenía una pequeña casa de madera en
medio de la nada a las afueras de Barcelona. Mi corazón latía muy
rápido y corrí muy rápido por el bosque esquivando todas las ramas.
A lo lejos podía ver los faroles de los autos que venían acompañando a
Nicolás, corrí aún más rápido y sentía que mi corazón se iba a salir en
estos momentos, pero tenía que conseguir más pruebas. Cuando por fin
llegué cerca de la
casa me apoyé contra un árbol, para poder recuperar un poco el aire.
Observé el árbol y la cabaña en donde podía ver lo que estaba haciendo
así que no lo dudé. Comencé a escalar un árbol y me senté en una rama.
Observé como Nicolás habla con los dos hombres de trajes bastante
lujosos. Saqué mi celular y comencé a grabarlo ya que la cabaña tenía
enormes ventanales, un grave error, pero supongo que al estar en
medio de la nada él pensó que nadie lo seguiría hasta aquí. Ya he venido
tres veces a este lugar y él no lo ha notado. He recolectado muchas
pruebas para atraparlo, pero tampoco ha sido tan fácil, es bueno
eliminado todas las pruebas de sus crímenes.
Apretó más mi celular porque tengo la mano congelada por el frío ya
que el invierno se está cercando. Suelto un gruñido cuando veo que
toman asiento y veo como el hombre que me amenazó en Madrid trae
una botella de vino y le sirve.
Dos horas después salen de la cabaña con dos chicas que se ven que
están drogadas porque apenas se mantienen en pie, Nicolás las empuja
y los dos hombres toman con fuerza su brazo llevándose a las chicas en
diferentes autos de lujo. Nicolás se queda ahí sonriendo hasta que ve
desaparecer a los autos y entra de nuevo en casa.
Paró la grabación y me quedo mirando adentro de la casa. Él solo está
sentado usando su computadora ¿Qué le hiciste a esas chicas? Me bajo
del árbol y me acerco lentamente a la cabaña. Tomó una piedra y la
envuelvo en la nota.
Me alejo y la tiró a una ventana en donde el vidrio se parte y Nicolás se
para rápidamente y camina hacia la otra habitación. Me alejo y
comienzo a correr de nuevo hacia dentro del bosque sin parar, no me
tiene que ver. Cuando salgo del bosque me subo a la moto que arrendé y
aceleré rápidamente alejando de él por ahora.

******
Miro mi celular y veo que Diego sale de la tienda con una botella de
licor. Observó cómo se tambalea un poco, pero se afirma en Bárbara y
en Cameron. Niego con la cabeza y es que lo noto mal, es obvio que va
borracho y apenas puede caminar bien. Alejandra camina detrás de
ellos y ella también ha perdido algo de peso.

Niego con la cabeza y los sigo a una distancia prudente por el otro lado
de la calle. Veo que se sienta a fondo de la plaza en pasto, yo me siento a
lo lejos en una banca. Diego abre la botella y le da un largo trago, esto
no era lo que yo quería. Me duele que esté recurriendo al alcohol.
Cameron le arrebata la botella a Diego y la guarda en su mochila.
Ellos comienzan a discutir tanto que Diego le pega un empujón a
Cameron y entre Barbara y Alejandra se interpone entre ellos. Me
masajeó la sien, yo no quería esto, Diego no debería estar tomando y
peleando con su mejor amigo...odio no poder ir y tomar su mano, pero
no puedo. Me acomodo mejor la gorra y me pongo los lentes de sol y
doy una vuelta por la plaza asegurando de que Nicolás no esté cerca de
ellos.
Cuando doy la tercera vuelta y no veo rastro de Nicolás me vuelvo a
sentar en la banca y veo como ya está más calmado el ambiente. Diego
trata de sonreír con lo que le habla a los demás, pero él se separa y se
aleja un poco de lo demás. Observo que se lleva su teléfono a la oreja, en
ese momento siento vibrar mi antiguo celular. Observó que es una
llamada éntrate de Diego y la cortó. Necesito que te olvides de mí—
hablo conmigo mismo.
Él frunce el ceño y se lleva de nuevo el celular a la oreja y otra vez
comienza a vibrar mi celular, dejo que suene y pasa cinco minutos
llamándome hasta que Bárbara lo viene a buscar y él se vuelve a sentar
con los demás. Me limpio una lágrima que recorre mi mejilla.
—Perdón Diego, no quise hacerte daño o alejarte de mí, pero la vida es
una perra injusta y aunque no pueda tomar tu mano o estar ahí cerca
de ti. Sigo aquí a la distancia y mientras yo esté aquí, nadie puede
herirte—murmuré en un susurro.
Miré la hora y tenía que irme. Me levanté de banca por suerte, el metro
estaba cruzando la plaza. Camine lentamente en donde están ellos y
agache un poco los lentes de sol y mire fijamente a Alejandra quien
abrió los ojos al verme. Me coloqué de nuevo los lentes de sol y caminé
de prisa mezclándome con la gente que entraba en el metro. Tal vez fui
una tonta al dejar que me viera Alejandra, pero ella necesitaba saber
que estoy bien y que sigo con vida, que nada malo me ha pasado. Que
siempre estaré ahí protegiéndola, que jamás la dejaría sola.
Entré en el bar, me senté en la mesa más alejada y observé a los
gemelos y a Jonathan como estaba hablando con tres chicas. Puse los
ojos en blanco y observé hacia la calle en busca de algún rastro de
Nicolás, pero tampoco. Lo que sí vi fue el agente que estaba estacionado
afuera del bar.
Escuché la risa de Dylan y cómo ellos brindaban con las chicas y
después cómo tiraban bromas entre ellos. Esos tres nunca van a
cambiar—me digo a mí misma. Hago un puchero porque me muero por
ir a abrazarlos, pero no puedo, ni siquiera debería estar aquí.
Se supone que tendría que estar en Sevilla, tranquila en mi
departamento, pero no puedo como podría estar ahí tranquila cuando
puse en peligro a toda la gente que amo de nuevo, él siempre ha sabido
cual es mi punto débil.
Él simplemente no me mata porque le gusta torturarme con la gente
que amo, le gusta ver como yo sufro en vida para sentirse más
poderoso, Nicolás es así y conocí esa parte sádica de él, cuando pasó lo
de esa noche.
Saqué mi celular y vi que me tenía que ir ya porque mi vuelo salía en
una hora. Fue un viaje corto, pero necesario para mí, necesitaba ver que
ellos estaban bien y que seguían con su vida y aunque con los gemelos y
Jonathan seguía teniendo contacto con ellos con Alejandra y Diego, no
para ellos simplemente me fui de una noche a otra. Rompí el corazón de
ellos y sé que ambos la están pasando mal, pero es necesario.
Salí del bar e hice contacto visual con el agente, quien negó con su
cabeza. Me aleja rápidamente de ahí. Bah, me da lo mismo si estoy
rompiendo las reglas, no me iba a quedar escondida en un
departamento, esperando que ellos hagan su trabajo cuando yo
también soy bastante inteligente y astuta. No necesito estar encerrado
en un departamento esperando a que las cosas se resuelvan
mágicamente, porque la vida no era así y yo no me iba a quedar con los
brazos cruzados esperando, tengo mi propio plan y pruebas.
Esto solo es el comienzo y lo voy a hacer con la policía o sola, pero
acabaré con Nicolás de una vez por todas. —Me digo a mí misma.
Miro de reojo a la gente quien está hablando por teléfono de seguro que
le aviso a Simón de que estoy aquí rompiendo las reglas. Que se jodan—
murmuró.
Simón, Simón, Simón, cumpliste tu palabra de proteger a mis amigos y
me has puesto segura de nuevo. Suelto un suspiro, porque me ha estado
llamando todos los días preguntándome: ¿Cómo estoy? Tanto física
como mentalmente, supongo que tiene algo de miedo que haga alguna
locura. Tengo mucho que agradecerle por estar apoyándome en mi
etapa más oscura o la más solitaria...o algo por estilo.

******
Tres días después:

Siento que alguien toca la puerta de mi departamento. Abro la puerta y


veo a Simón con una botella de tequila y con varios limones, me hago
hacia un lado para que entre.
—Soy genial—es lo primero que dice—. Tú y yo nos vamos a
emborrachar para pasar las penas juntos.
Desaparece en la cocina y me siento en el piso del cuarto de estar en
donde dejó la botella. Se sienta al lado mío y me da un beso en la
mejilla. Lo observo y anda vestido todo blanco haciendo que sus ojos
azules resaltan aún más.
—Este mal que me sienta tan sola.
—Ya no estás sola, me tienes a mi bonita—él me guiña el ojo y sirve el
tequila en los vasos. Cortó algunos limones.
—Gracias por estar conmigo.
—Siempre estaré ahí, mientras tú quieras.
Me pasa mi vaso y brindamos juntos, me llevo el vaso a mis labios y de
un trago me lo tomo, el líquido me quema la garganta, pero quiero
olvidar por hoy quiero olvidar todos los problemas que tengo y
disfrutar como antes.
—Te ves hermosa—me dice observándome detenidamente, pongo los
ojos en blanco. Ando con pantalón negro de tiro y una camiseta gris.
—Tú siempre te ves bien—digo con una sonrisa.
Me vuelve a pasar otro vaso que no dudo en tomarlo rápidamente y él
me imita. Uno, tres hasta diez tragos de tequila nos tomamos hasta que
la botella se acaba y estoy muy achispada tanto que me rio por
cualquier cosa que me cuente Simón.
—No te miento, me vuelto un santo—me río porque no le creo que no
tenga novia o se esté ligando a varias chicas al mismo tiempo.
—Sigues siendo descarado, Simón.
Él se inclina hacia mí tanto que no puedo ver nada más que sus ojos
azules. Su mano acaricia mi mejilla y no me muevo.
—Me sigues encantando, Anastasia—declara con una bonita sonrisa.
Miro sus labios y me doy cuenta de que él está haciendo lo mismo.
—¿Ah?
—Solo déjate llevarte, bonita—toma mi mano y la pone en su corazón.
Se acerca más a mí, nuestras narices se rozan, él se muerde su labio
inferior y pasa su dedo por mis labios. Niego con la cabeza porque ese
gesto me recordó tanto a Diego. Antes de que pueda reaccionar su boca
está en la mía y mi cuerpo me traiciona porque le sigue el beso, es como
antes a esa Anastasia: rebelde, fiestera, carreras ilegales, peleas ilegales
y con Simón.
Él siempre ha significado ese chico que me orilla a cometer locuras y no
pensar en las consecuencias de las locuras.
Tiró de mi mano e hizo que me sentara en su regazo.
Me separé rápidamente, esto era una locura, una locura deliciosa y
tendedora, pero ya pasé por esto con él y no volvería a pasar esto de
nuevo. Me levanto de su regazo.
—¿Qué pasó? —Pregunto parándose.
—No. No, no puedo, Simón.
—¿Por qué? Porque aún sigues queriendo a Diego, ¿verdad?
Yo asiento porque no he dejado de pensar en un solo día y eso me llega
incluso a enfermar que cada día, minutos y segundos esté mi mente
pensando en él y en su chiste malo, en lo vanidoso que era con él, sus
besos, en fin, lo extraño mucho.
—Yo te amo, Anastasia hace más de cinco años y lo entiendo. Fui un
imbécil cuando estuvimos esa vez juntos, pero era joven y con las
hormonas revueltas que no sabía lo que quería, pero ahora sé que te
quiero a ti.
—Pero yo ya no te quiero...amo a Diego. Joder, y no lo hubiera dejado si
no hubiera sido por Nicolás, seguiría con él—
gritó llorando porque es la verdad que si no hubiera sido por Nicolás
estoy segura de que estaría con él.
—Eso es mentira—tomo mi cara entre sus manos—. Sigues sintiendo
algo por mí, el beso me lo indica...lo amas a él, está bien lo entiendo,
pero sigues sintiendo cosas fuertes por mí—negué con la cabeza—. Eso
es lo que tú crees.
Demuéstralo, Anastasia, bésame.
Me limpié las lágrimas y tomé su cara antes de que yo pueda besar su
boca de nuevo. Está encima de la mía moviendo su lengua que no
pierde tiempo y se adentra dentro de mi boca jugando con la mía. Sus
manos tomaron mi cintura, pero yo se las atrapé y me separé de él.
—Si sintieras cosas fuertes por ti, sé que ese beso se hubiera alargado o
me hubiera hecho perder la cordura. Lo siento, pero amo a Diego y eso
nadie lo va a cambiar—me senté en el sillón—. Estoy mareada pero no
borracha, Simón.
—Si sabes que no dejaré de conquistarte, ¿verdad?
—Te quiero, pero como amigo.
Se sentó al lado mío y me abrazó fuertemente.
—Siempre esperaré por ti, bonita.
Me quedé callada, no quería hablar más, ya me sentía mal con los besos.
Tal vez fui un poco dura con él, pero no quiero ilusionarlo porque amo a
Diego y aunque no estoy con él, mis sentimientos siguen intactos por él
y si tengo que mantener lejos de Diego para que esté a salvo lo haré
porque de eso se trata el amor de hacer sacrificios por la gente que
amas aun cuando a ti te está matando por dentro y también lo hago
principalmente por mi rubia porque es una de las personas más
importantes en mi vida y si a ella le hacen daño es como si me lo
estuviera haciendo a mí.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos últimos días? Yo se que
estamos pasando por crisis enorme con el coronavirus y entiendo
mucho estamos preocupados, pero
mantengamos la calma y hagamos lo que nos recomienda las
autoridades. Yo soy de Chile y la cosa va
empeorando y yo estado un poco desaparecida, pero es porque las
clases comenzaron y aun no tengo
departamento en donde estudio..., pero en fin no estado pasando
por muchas cosas pero trato de ver el lado
positivo y he tenido una mala racha este comienzo de mes y
tampoco ayuda lo de coronavirus, pero no
caigamos en el panco y cuídense mucho.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 37
Dos meses después:
Gotas de sudor recorría mi espalda y mi cara mientras corría sin parar
por las calles de Sevilla. Me detuve cuando
llegué a una pequeña plaza en donde varias personas más estaban
caminando, comiendo o haciendo ejercicios como yo.
Respire profundamente una y otra vez hasta que mi respiración se
volvió normal. Abrí mi botella de agua y le di un sorbo. Caminé a una
banca y me senté un momento.
Mi celular vibró en ese momento entrando un correo de la universidad
sobre mis trabajos que tenía que entregar en unos días más. Revisé mi
instagram y vi como Diego subía una historia de Barbara, Alejandra y
Cameron.
Negué con la cabeza y cerré rápidamente instagram. Me pare de la
banca y comencé a caminar de nuevo hacia mi departamento. Sentí que
mi celular vibró, lo saqué del bolsillo de mi polerón y vi que era mi
mamá. No lo dude y conteste la llamada:
—Hola hija, ¿Cómo estás?
—Hola mamá, bien aquí en la universidad —mentí un poquito ya que
mis padres seguían pensando que estaba en Barcelona. Cuando me fui
ese día le conté a muy poca gente a los más cercanos a mí que eran: Los
gemelos, Jonathan y a Simón, ya que fue gracias a él que tengo
departamento.
—Me alegro hija...Te extraño mucho—dice con voz de niña. Mi madre
siempre hacía esa voz para que le hiciéramos caso en todo y lo lograba.
—Pero mamá, si fui a visitarlos el fin de semana pasado—negué con la
cabeza—. Te estás poniendo pesada.
—Una madre siempre va a extrañar a sus hijos Anastasia, aunque tú
tenga cincuenta años siempre serás mi niña—
solté una risa.
—Pronto iré de nuevo, mándale un saludo a mi papá y dile que lo amo y
a ti igual corazón de abuelita—ella rio.
—También te amo hija, cuídate por favor.
Corté la llamada y entré a mi edificio. Me acerqué al consejero. Él me
sonrió, era un adulto mayor muy amable con las personas y tenía un
gran carisma que estos meses he aprendido a respetarlo.
—Buenos días, señorita Anastasia ¿Cómo estuvo su paseo matutino?
—Muy bien y cansador—esboce una sonrisa—. ¿Hay algo para mí?
El hombre asintió y empezó a buscar mi factura de los gastos comunes.
Él me entregó los sobres.
—Usted sabe que unos días más me cambio, ¿verdad? —pregunte.
—Claro que sí, señorita, ese día podrá hacer tranquila la mudanza, si
usted lo necesita claramente.
—No solo traje mi ropa, muchas gracias—me despedí del hombre y
subí las escaleras.
Abrí la puerta de mi departamento y sentí algo raro, el ambiente había
cambiado y me di cuenta de inmediato que no estaba sola aquí. Me
adentré en el departamento y sentí ruidos en la cocina. Caminé
lentamente y solté un grito cuando me topé con Simón.
Él se rió y me puse una mano en el pecho.
—Joder, Simón—grite alterada. Él seguía riéndose y yo le pegué una
palmada en su hombro.
Él pasó por mi lado y dejó el pan en la mesa hasta ahora, me vengo a
dar cuenta que está puesta la mesa. Él tomó mi mano y retiró la silla
para mí, me senté y él se sentó al frente mío.
—¿Qué haces aquí? —Pregunte con curiosidad.
—Quería ver cómo estabas y para entregarte esto— sacó unos papeles
de su mochila y los tomó—. Son pruebas, lee las pruebas con mucha
calma y guárdalas. Estamos juntando muchas pruebas para acabar con
Nicolás. También Anastasia, sé lo que has estado haciendo...
Las dejé de lado y me concentré en él.
—¿Y qué quieres que haga Simón? Tengo mucha información y pruebas
como tú, no puedo esconderme la vida entera y si he estado vigilando a
Nicolás, pero ambos sabemos que necesitamos muchas más pruebas y
que con lo tuyo ya tenemos más.
Me miró fijamente con sus increíbles ojos azules en donde no podía
mentirle porque él sabía todo lo que escondía.
⋙ No puedo estar aquí escondida viendo como tú y tus amigos
policías hacen todo el trabajo y lo agradezco, pero también es mi pelea.
Deja de tratarme como si fuera una frágil mujer y sé que también no
debo ir a ver a mis amigos, pero necesito verlo con mis ojos para saber
que ellos siguen con su vida y que está bien...Necesito verlo con mis
ojos
—termine de hablar.
Tomó mi mano y le dio un apretón.
—Sabes que me preocupo por ti y que no quiero que nada malo te pase.
Tampoco puedo encerrarte, por favor ten cuidado.
—Lo tengo. Ni siquiera se han dado cuenta, mis amigos siguen con sus
vidas y es raro... —Hago una mueca porque he visto a Diego tan cerca
de Bárbara, me duele, eso duele porque es como si nunca hubiera
entrado en su vida —.
No poder darle un abrazo y solo estar observando de lejos.
Se acercó donde estaba yo y se agachó. Tomo mi barbilla entre sus
dedos.
—Eres fuerte... Anastasia, queda poco para que vuelvas.
—Me aterra eso aún más —digo en un susurro. No fue fácil dejarlo todo
de un momento a otro y desaparecer tres meses y ahora era más difícil
volver cuando ellos ya se habían acostumbrado a mi ausencia sobre
todo Diego que volvía a su vida normal una vida antes de mí.
—Estaré ahí apoyándote, Anastasia. Y ahora come que te hice un rico
desayuno.
—Gracias —tome su mano —. Gracias por ser mi compañero en uno de
mis momentos más solitarios y oscuros.
—Es un honor ser tu compañero en esta etapa oscura de tu vida —
bromea.
Sonreí porque al menos tenía a Simón para hablar de mis miedos.
Comenzamos a comer juntos y como siempre él me hizo reír
demasiado. Siempre ha sido así, nada lo toma en serio y es lo que me
gustaba de él en su tiempo. Siempre fueron besos, caricias y risas,
muchas risas.
Una hora después estaba bañada. Él me mostraba los papeles y los
puntos claves que era importante para acabar con Nicolás de la manera
que tenía que ser con prueba para que lo metieran a la cárcel y se
acabara por fin todo.
Tomé uno de los papeles y comencé a leerlo. "¡Dios mío!" Cada vez que
leía sobre Nicolás me daba cuenta de que era una mala persona que no
sentía empatía con otra persona, solo le importaba el dinero, el poder.
Es como si fuera un psicópata, cada vez lo veía más claro en sus
acciones y en las pruebas.
Levanté la mirada y vi que él me miraba fijamente.
—¿Qué pasa? —Preguntó curiosa.
—Eres hermosa
Sonreí con arrogancia y lo empujé.
—Lo soy—bromeo con una sonrisa.
Se inclinó hacia mí y puso una mano detrás de mí nuca. Observé esos
ojos azules que hace cinco años atrás me tenían loca. Como olvidar que
él fue el primer chico que me interesó, me gustó y me volvía loca.
—Pasan los años y creo que seguimos siendo los mismos adolescentes
que se besaban a escondidas en los camerinos—susurró.
—Mis sentimientos son de alguien más Simón, y tú lo sabes. Aunque
esté lejos de él sigo pensando en él. —Me separé de él.
Él asintió y siguió mostrándome los papeles. Pusimos notas en todas las
partes que consideramos importantes. Miré el reloj y ya eran las seis de
la tarde. Él contestó una llamada y yo me estiré, estaba cansada. Él
ordenó todos los papeles y los metió en una carpeta, se acercó a mí.
—Tengo que irme.
Yo asentí y lo acompañé a la puerta del departamento. Él se acercó y me
abrazó con fuerza y me dio un largo beso en la mejilla.
—Cuídate mucho, por favor. Te estaré llamando como siempre.
—Gracias por estar aquí conmigo, sin ti me hubiera vuelto loca.
—Te hice una promesa y yo la cumplo—me miró un segundo antes de
volver a hablar—. Nos vemos en unos días más.
Cerré la puerta y apoyé mi frente en la puerta porque tiene que ser tan
difícil mi vida, porque tienes que aparecer Simón cuando estoy más
inestable mentalmente. Él no podía de nuevo a empezarme a gustarme,
pero no se compra por lo que siento aún por Diego porque me enamoré
de él, no tengo otra explicación porque no puedo sacarlo de mi cabeza y
de mi corazón y como me duele cada vez que él sube una nueva historia
con Bárbara, aunque no estoy segura de que ellos están juntos porque
nunca han subido nada besándose, pero siempre están juntos.
Tomé un profundo respiro y me acerqué a la ventana en donde tengo la
vista perfecta a Sevilla. Quisiera decir que la voy a extrañar, pero no, me
muero por llegar a Barcelona y afrontar todos mis miedos y a mis
demonios de una vez por todas.
Me miro en el reflejo del ventanal y noto que mi pelo está muy largo, me
llega hasta la cintura y me gusta, me hace ver diferente. Me siento en la
terraza y recibo una notificación de Alejandra de nuevo sube una foto
de nosotras dos juntas cuando teníamos dieciséis años. Miró la
descripción de la foto:
"No entiendo cómo fue que un día desapareciste de mi vida. Quiero que
sepas que te amo y que te espero aquí con mis brazos abiertos cuando
vuelvas. Solo una llamada, un mensaje, un me gusta para saber que
sigues conmigo".
Mi corazón se rompió, pero no podía darle, me gusta, tenía que ser
cuidadosa con los pasos que daba. Nicolás aún sigue buscándome, pero
por lo que me dijo Simón estaba más tranquilo y está ahora poniendo
atención a otros asuntos. Era el momento de volver.
Esa noche tuve que tomar la decisión más difícil de dejar a todos en
Barcelona y aun cuando yo no quería irme, pero no podía ser nada.
Nicolás tenía gente muy peligrosa y no podía hacer nada y si me
enfrentaba a él lo más probable es que me hubiera secuestrado y quizás
que me hubiera hecho así que tuve que irme para poner a toda la gente
que amo a salvo.
Además, que lo que más temía se hizo realidad, Nicolás supo de la
existencia de Diego y lo estaba vigilando y no sabía qué era lo que tenía
en su mente que involucra a Diego, pero no era nada bueno y también
con Alejandra y no podía permitir que le hiciera daño a ella.
Caminé de nuevo hacia adentro en donde comencé a hacer los trabajos
que tenía que entregar para la universidad que también tiene online, así
que no me quedaría atrasada. Hace ya un mes que entraron de nuevo a
clase y me estresa estar perdiéndome de tanto, pero es lo que hay.

******
Me meto a mi portal de estudiante y comienzo con las clases. Entrego
todos mis trabajos y también pongo al tanto a mis profesores que
unos días más me reincorporo en la universidad para ir
personalmente a las clases.

Tres horas después estoy cocinado y siento que vibra mi antiguo


celular. Lo tomo y veo que fue una llamada corta de Diego y miro que
tengo demasiada de Alejandra. Niego con la cabeza y recuerdo que
antes Diego me llamaba una y otra vez con el paso de las semanas se
cansó y cada vez llamó menos y después no llamó hasta ahora.
Apago el teléfono que es lo mejor y lo meto en mi maleta. Sigo
cocinando y me concentro en las cosas que tengo que guardar, aunque
no traje nada solo fue ropa, por suerte el departamento de Simón
estaba ya amueblado.
Marque el número de Dylan, quien sonó hasta el tercer timbre antes de
contestar:
—Amorcín—gritó con emoción. Solté una risa al escucharlo.
—Dylan—, grité también—. Te extraño ¿Qué haces? —Pregunte con
curiosidad. Apago la cocina y echo las verduras salteadas al plato.
—Aquí en el patio estás en voz alta, en vivo y directo—bromea.
—Hola, imbéciles—digo a Javier y Jonathan, quienes me saludaron. Nos
pusimos al día y me moría de la risa cuando comenzaban a pelear y me
dio un poco de pena al no estar con ellos y por supuesto ellos lo
notaron y me recordaron que quedaba poco para mi llegada.
Hablamos por una hora y me despedí de ellos. Tomo un libro, me senté
en la terraza junto con un café para pasar un poco el frío. El invierno
llegó hace un mes atrás y se ha hecho más presente en este mes.
Mi celular vibró y vi que era Alejandra quien subía otra foto mía, pero
después ella seguía compartiendo sus historias en donde vi como Diego
estaba besando a Bárbara y diciendo: "que se veían lindos juntos".
Metí en el perfil de Bárbara en donde había subido una foto con Diego
besándose y en la descripción decía:
"Este chico hermoso que ven aquí hoy día me preguntó: ¿quieres ser mi
novia? Y mi respuesta fue un rotundo: ¡Sí!"
Joder, eso sí que dolió, él siguió adelante y creo que está bien era lo que
yo quería ¿tal vez? Pero no significa que no me duela y porque ahora
cuando vuelvo en unos días. Tienes que ser fuerte, Anastasia,
concéntrate en acabar con Nicolás—me repetí a mí misma. Es mi
objetivo.
Diego continuó su vida y yo también ambos tomamos caminos
diferentes. Quédate con los buenos recuerdos y aprécialos, pero tengo
que seguir con mi vida sola y volver más fuerte que nunca para todo lo
que se viene.
—Tengo que sacar de mi corazón, así como tú lo hiciste Diego—susurre
para mí misma.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos últimos días de cuarentena?
pues yo estoy que congelo mi carrera, porque no entiendo nada osea
yo no puedo... entender a mi profesora a
través de una pantalla.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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Capítulo 38
Llegó mi último día aquí en Sevilla en unas horas más, tenía que tomar
el vuelo hacia Barcelona y tendría que volver, por una parte, estoy
aterrada de ver a Diego o a Nicolás, pero también vengo más fuerte que
nunca a derribar todo lo que se me cruce en el camino.
Si cree Diego que me lastimara verlo con otra chica se equivoca y a
Nicolás seguiré siendo su demonio personal como lo había hecho estos
meses. Esta vez no dejaré nada suelto y seré más astuta, más rápida e
inteligente que él.
Ayer mandé todos los trabajos que debía y mañana ya podría volver a la
universidad en donde, por fin, podré volver a ver mis gemelos, Jonathan
y Simón. Tengo tanto que agradecerle a Simón, aunque estoy un poco
confundida no quiero que mis sentimientos vuelvan a salir por él.
Estaba emocionada, se acabó lo de estar escondida, por fin podría salir
tranquila en Barcelona. También Simón dijo que nos íbamos a juntar
con uno de sus amigos que era agente de policía quien estaba llevando
el caso. Te tengo en mi poder a mi querido Nicolás.
En ese momento me entró una llamada de Javier:
—Hoy día vuelves—gritaron los gemelos.
Solté una risa y me acerqué al ventanal. Miré mi pieza y todo estaba
empacado, ya no quedaba nada afuera y yo ya estaba vestida.
—Sí, llegó a las diez de la noche. Supongo que me irán a buscar,
¿verdad?
—Amorcín, seré puntual y estaré ahí listo para darte un enorme abrazo
y no soltarte nunca más, porque quiero que sepas que nos rompiste el
corazón cuando te fuiste de un día a otro, no pensaste en nuestros
sentimientos—dijo con exageración.
Puse los ojos en blanco.
—No te pases cariño, era lo mejor para todos en ese momento. Me
estaban pisando los talones y necesitaba que ustedes estuvieran a
salvo.
Escuche como ellos bufaban juntos, son iguales.
—Alejandra se ve muy triste y creo que está muy dolida que ni siquiera
le dijeras algo o que la llamaras—dice Javier.
Me acuesto en la cama y me paso una mano por la cara.
—Soy una mala amiga, pero era por su bien, tenía que ser cuidadosa, no
podía estar gritando a donde me había ido.
Era peligroso para todos—solté un suspiro—. Créanme que la llamaré
ahora, necesito que me escuche y poder explicarle algo de lo que pasó
esa noche.
—Ya era hora. Aún no creo que vuelvas. Joder—gritaron los gemelos.
Solté una risa. Hablamos un rato más y después de la llamada
necesitaba llamar a Alejandra.
Revisé mi instagram y vi como Alejandra había subido una foto en
donde salía: Cameron, Alejandra, Barbara y Diego.
Negué con la cabeza, no podía enojarme con ella, eran sus amigos y
Bárbara era su amiga, así que tiene derecho de apoyar a sus amigos en
su relación.
En ese momento me entró una llamada de Simón que sin dudarlo
contestó:
—Hola—digo jugando con un mechón de pelo.
—Hola hermosa ¿Cuándo llegas? —Preguntó con entusiasmo.
—Hoy día llego a las diez de la noche y los gemelos me van a ir a buscar
¿Por qué preguntas?
—Te parece si te voy a buscar el lunes en la universidad. Tengo algo
importante que mostrarte de mi hermano y tranquila él está en Madrid,
además hablé con mi amigo y dijo que podía ir a buscarte y después
juntarnos ese día tengo clases así que llegaré más tarde. Por eso le dije
que te pasara a buscar y tranquila es de confianza... ¿Confías en mí? —
pregunto.
Medite unos segundos antes de decir:
—Si confío en ti, eso es obvio: Simón—puse los ojos en blanco porque
él no podía verme. —Está bien y ahí me das su número para ver en qué
lugar nos juntamos.
Solté un suspiro de alivio y me mordí en el labio inferior.
—Simón, oye gracias por todo. Creo que si no me hubieras llamado
todos los días... me hubiera vuelto loca aquí.
—Anastasia..., siempre estaré aquí para ti—tragué duro, porque tenía
que confundir tanto las cosas con Simón, porque no te puedo odiar,
como odio a tu hermano.
—Nos vemos, adiós.
Me acerqué al espejo y me miré que seguía igual, solo que mi pelo me
llegaba a la cintura, me gustaba como quedaba el pelo largo. Tomé mi
celular y busqué entre mis contactos el número de Alejandra.
Respire profundo antes de marcar su número:
—Hola ¿Quién eres? —Preguntó con desconfianza.
—Soy yo—digo mordiéndome el labio. La línea se quedó en silencio y
miré mi celular para ver si me había cortado o algo—. Tengo que
explicarte muchas cosas y sobre todo de esa noche en la que
desaparecí.
Escuché que ella hablaba con otras personas y cerraba una puerta.
—Anastasia: ¿Estás bien? —Preguntó con la voz rota.
—Si estoy bien, Alejandra... Perdón por si te cause algún susto. Pero te
debo una explicación enorme y espero que me comprendas por favor,
tienes que entender que yo no me quería ir de Barcelona.
—Te escucho Anastasia.
—Esa noche apareció Nicolás—ella soltó un grito—. Peleamos como
siempre que nos vemos... —Comencé a tartamudear porque no sabía
qué más decirle—. La cosa es que se calentaron mucho entre nosotros.
Yo lo amenace y él a mi...en fin no podía estar más en Barcelona porque
él sabía que estaba ahí. Y no podía estar en la misma ciudad y
respirando el mismo aire que él.
—Pero Anastasia: ¿Por qué no me dijiste de lo que pasó?
—No lo sé...Creo que no quería darle importancia o preocuparte, pero
tampoco quería estar en Barcelona con él ahí.
Siento que no cabemos en la misma ciudad y estoy segura de que él me
estaba vigilando.
—Es un enfermo—Alejandra soltó un suspiro—. Aún no entiendo
porque te fuiste, ¿en dónde estás ahora?
—Mmm...Sevilla, pero vuelvo mañana. Me fui porque lo necesitaba,
necesitaba alejarme de todos y respirar—miento.
—¿Sabes que no me sorprende esto? Verdad —Juego con mi pelo—.
Has estado en tantos lugares estos últimos años que no me sorprende.
Pero quiero que sepa que sé que me estás ocultando muchas cosas que
pasan entre tú y Nicolás.
—No te puedo mentir, ¿verdad? —Alejandra me conocía tan bien que,
aunque ella no me estuviera viendo, ella sabía que estaba mintiendo.
—No puedes porque era feliz. Diego te hacía feliz y tú volvías a sonreír,
eras de nuevo tu esa Anastasia feliz y enamorada de la vida.
Me pasa una mano por la cara y mordí mi labio antes de contestar:
—Te prometo que no me pasará nada—yo miré a mi alrededor—.
Créeme que voy a volver más fuerte que nunca.
—Eso ya lo sé. Tú eres la mujer más fuerte que he conocido y no lo
dudo. ¿Algún día me contarás qué fue lo que te pasó realmente ese día?
Nos quedamos en silencio en un momento en que siento que se hace
eterno. Hasta que ella rompe el silencio volviendo a hablar.
—No quieres preguntar por él.
—¿Diego? —Pregunte en un susurro.
—Si, él está bien, pero tienes que saber algo, Anastasia.
Me levanté de la cama y caminé en donde estaba mi computadora
prendida y observé la foto en donde salía Diego y yo.
—Vale. Dime que pasa con él.
—Es difícil para mí porque eres mi mejor amiga, mi hermana y Diego es
un gran amigo para mí y Bárbara también—
comenzó a divagar. Lo que yo ya sabía de qué Diego estaba con Barbara
—. Ellos comenzaron a salir juntos.
Me quedé callada y apreté mis labios en una fina línea. Aunque lo sabía
no podía evitar sentir un pinchazo en mi corazón.
—Supongo que está bien—ella comenzó a divagar de nuevo. Puse los
ojos en blanco—. Alejandra no me afecta.
Entiendo que son tus amigos y si ellos están juntos es porque se
quieren y fin del cuento.
—Pero Anastasia—dice en un susurro.
—Estoy bien. —Borre la foto que tenía con él y apague la computadora
—. Cada uno tomó caminos distintos y eso está bien.
—Pero ¿no lo extrañas?
Claro que lo extrañaba cada jodido segundo, pero Alejandra no tenía
que saber esto.
—No. Lo olvide—digo fría.
—Ya—dice, no muy convencida.
—Te amo Ale. —Solté un suspiro y miré el reloj y tenía que salir ahora o
voy a llegar tarde a mi vuelo—. Tengo que irme Alejandra. Se me hace
tarde para ir al aeropuerto.
—Te amo —ella murmura algo con otra persona que no soy capaz de
entender—. Mañana me darás un enorme abrazo ¿verdad?
—Claro, te daré el mejor y fantástico abrazo que te puedan dar.
—¿Por qué me amas?
—Porque te amo—sonreí—. Adiós, rubia bonita.
Dios mío, aunque tenía terror mañana lunes tendría que ver en vivo y
en directo a Diego y Bárbara. En donde Barbara me restregara su amor
en la cara porque ella me odia. Tengo que ser fuerte y no dejarme
intimidar por nadie. Por dentro estaba nerviosa de que todo saliera mal
con Diego y Nicolás, aunque con Diego solo tenía que mantenerlo lejos
para que Nicolás no lastime y yo tengo que atraparlo para destruirlo y
por fin ser libre y feliz.
Mire una foto que tenía aún mía y de Diego en celular porque no puedo
olvidarte, porque sigues aquí dentro de mi corazón. Porque no puedo
odiarte como al inicio. Porque me enamoré de ti.
Que jodido es el puto amor, es la última vez que te enamoras, Anastasia
y es que tú no aprendes ¿verdad? —Pelee conmigo mismo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos
que coperar todos para que se pueda
para...recuerden que el viernes, subo otro capítulo mas largo que
este.... en donde se viene bueno...Tal vez el
jueves suba un spoiler a mi instagram.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 39
Caminé por el aeropuerto de Barcelona, buscando a tres de mis
personas favoritas en este mundo, miré por todos lados, pero no lo vi
en ninguna parte. Fruncí el ceño, miré mi reloj, eran las diez de la noche
y miré por última vez, pero no los vi. Genial me habían dejado plantada.
Me senté en una banca y puse un mechón de mi largo pelo detrás de la
oreja.
Saqué mi celular para preguntarle si iba a venir o para pedir un taxi.
Sentí que varias personas se sentaron en la banca que estaba, pero no le
tomé importancia.
—Disculpe señorita, pero usted está esperando a tres chicos que son
increíblemente sexy, calientes y ardientes—
escuche la voz de Dylan. Miré a mi lado y ahí estaba con una enorme
sonrisa.
Me levanté y lo abracé fuertemente, los tres me abrazaron fuertemente
y sonreír al verlo. Los miré, seguían igual de guapos.
—Estas más hermosa, como puede ser eso posible—bromea Jonathan,
tomando mis maletas.
—Tú tampoco estás mal—le guiñó el ojo.
—Tu pelo está larguísimo, me encanta, nunca te lo había visto tan largo
—murmuró Javier tocando un mechón de pelo.
—Hoy día estas de tocón—le doy un golpe a su mano y él sonríe
encogiéndose de hombros.
—A mi igual, me gusta cómo me queda—digo con una sonrisa.
Nos subimos en auto y se pusieron en marcha a mi antiguo
departamento. En el camino compramos muchas pizzas, bebidas y
cervezas. Cuando llegamos, vi mi departamento muy limpio. Me volví a
ver a los chicos y ellos se encogieron de hombros.
—Quería que estuviera limpio para ti, estaba lleno de polvo—murmura
Javier abrazándome y besándome la mejilla.
—Son los mejores, les dije que los extrañe mucho—digo con puchero.
—Amorcín, tú no puedes vivir sin nosotros—me recordó Dylan con una
sonrisa.
Nos sentamos en la mesa y empezamos a conversar de lo que habíamos
hecho estos últimos meses y las bromas nos faltaron, de nuevo me
sentía en casa con mis amigos. Los chicos se fueron a las dos de la
mañana y caí rendida en mi cama.

******
Me senté como siempre en el último puesto y muchos de mis
compañeros me miraban como si hubieran visto a un fantasma, vale,
desaparecí por tres meses, pero tampoco es para tanto. Saqué mi libro
de adiós a las armas y me concentré en la lectura. Unos minutos
después el salón estaba lleno de mis compañeros. Sentí su risa y la voz
de Barbara. Me agaché en la silla y me concentré en mi lectura.
—Buenos días alumnos—dijo el profesor Roberto cansado y
presionado su dedo en el tabique de la nariz y añade—.
Tengo sus informes aquí y se lo entregaré, algunos estuvieron muy
buenos, pero otros muy malos...En fin, comenzaré a llamarlos y se van
acercando.
Miré de reojo en donde se encontraba Diego que estaba besando a
Barbara. Me mordí el labio con fuerza, eso dolió, jodidamente dolió,
pero tenía que mantener mi cabeza en alto y ser fuerte. Tengo que
concentrarme en el odio hacia Nicolás y en atraparlo. No puedo ser
débil por el amor ahora es lo menos que me importante había vuelto
para recuperar mi libertad de una vez por todas y acabar con Nicolás
solo quería volver a ser libre.
Al menos aún no se daba cuenta de que había llegado. El profesor
comenzó a llamar a mis compañeros que iban en pareja ya que el
informe era de a dos, pero yo estaba sola en Sevilla.
—Por favor que venga la señorita: Anastasia Evans—dijo el profesor
fuerte. Me levanté de mi asiento y sentía todas las miradas sobre mí y
susurrando cosas sobre mí, puse los ojos en blanco. Me acerqué al
profesor —quien me sonreía con orgullo—. Excelente trabajo, veo que
nuestro programa online funciona muy bien y por supuesto bienvenida
de nuevo.
—Gracias profesor—sonreí con emoción.
Tomé el informe y vi que mi nota era de diez. Caminé de nuevo hacia mi
puesto y me senté. Me concentré de nuevo en la lectura, pero sentí una
mirada sobre mí, levanté mi vista y me topé con la mirada de Diego,
quien me mira fijamente con el ceño fruncido.
Tengo muchos sentimientos por él, y tengo que actuar como si no me
importara una mierda... porque estoy jodidamente asustada de que le
hagan daño y duele tener que verlo a la distancia y con alguien más. —
susurro.
Respiré profundo y volví a concentrarme en la lectura
El profesor empezó a pasar materia y tomó apunte a todo lo que decía,
amaba la clase de literatura y es raro, pero hasta extrañaba venir a
clase. La clase terminó y guardé todas mis cosas. Salí rápidamente de
ahí, no quería toparme con Diego y tampoco con Barbara. Sonreí al ver
a Dylan esperándome afuera de mi salón.
—Está muy cariñosa amorcín—bromeo.
y
Caminamos juntos en donde estaba Rocío y los demás. Me senté al lado
de Rocío y empezamos a ponernos al corriente y tirábamos bromas con
los demás. Podía sentir las miradas de varias personas sobre mí.
El día transcurrió relativamente normal, aunque muchas personas me
miraban como si fuera un fantasma, evité a toda costa toparme con
Diego. Me apoyé en la pared, esperando a Simón y veo al grupo de
Alejandra acercarse a mí.
—Anastasia—grita Alejandra con emoción, prácticamente se arroja
encima de mí—¡Estás aquí!
—Sigo viva—respondo con ironía.
Camero se acerca y me abraza fuertemente.
—¿En dónde carajo estabas? Pensé que te habían matado—bromea.
Abrí los ojos y miré a Alejandra, quien estaba fulminado con la mirada a
Cameron.
—Por ahí—digo encogiéndome de hombros—. Viviendo la vida loca, ya
sabes drogas, fiesta y mucho más—bromé.
Diego se acercó a mí, me miró fijamente antes de darme un beso en la
mejilla que duró mucho tiempo para mi gusto, no puedo evitarlo, pero
mi respiración se alteró.
—Hola Anastasia—dijo con su voz ronca. Lo miré fijamente y estaba
con Barbara tomado de la mano.
—Hola Diego, hola, Barbara—digo con una sonrisa. Miré mi celular y
aún no tenía respuesta de Simón.
—Tienes el pelo muy largo, me gusta, te ves aún más hermosa—dice
Alejandra con una sonrisa.
Pasé una mano por mi pelo y puse un mechón detrás de mi oreja.
—Gracias hermosa. Tú estás muy guapa—le guiñe el ojo a Ale.
Ella tiró de mi brazo e hizo que nos alejáramos de los demás y se acercó
más a mí.
—¿Cómo estás? —Pregunta seria.
—Estoy bien, rubia. Aunque me siento un poco rara—murmuré para
nosotros—. Soy como un fantasma y todos me miran raro. Eso me hace
y y
sentir fatal—bromeo.
Alejandra me abrazó fuerte.
—Todo estará bien— sonríe como una tonta.
De repente sentí como alguien me agarraba de la cintura, me solté
rápidamente de su agarre y mi mano quedó suspendida en el aire.
—Tranquila Anastasia—dijo Simón con una sonrisa. Alejandra soltó un
grito ahogado—. Hola Alejandra, mucho tiempo sin verte.
Me acerqué a Simón y lo abracé era increíble pero incluso extrañé a
Simón y más que nada me ha demostrado que no es como su hermano y
que de verdad me está ayudando. Gracias a él tengo más pruebas. Él se
quedó quieto, pero después me abrazó con más fuerza.
—Te extrañe—me susurro. Me separé de él y lo miré fijamente—.
¿Estás lista? —Preguntó con una sonrisa.
—Si.
—Estás cambiado, Simón—dijo Alejandra. Ella me miró por un
momento y después a él.
—Igual que tu Ale. Todos hemos cambiado mucho y dejamos de ser
adolescentes.
Él tomó mi mano y me alejó de los demás.
—¿Cómo estás Anastasia? —pregunto.
—Te miento si te digo que bien, pero estoy cansada, Simón. Siento que
no puedo ser sincera con nadie, en fin, tampoco quiero ser tan
dramática—bromeo con él.
Él me observa fijamente y pone un mechón de mi pelo detrás de la
oreja.
—Anastasia, mírame—negué con la cabeza y agaché la cabeza. Él tomó
mi barbilla e hizo que lo mira—. Conmigo nunca has tenido que fingir.
Estuve ahí y vi lo que estaba haciendo mi hermano, no tienes que fingir
conmigo, si quieres llorar hazlo, quieres golpearme hazlo, quieres gritar
hazlo, pero no finjas conmigo. Yo conozco a la verdadera Anastasia, eres
increíble y sigo aquí contigo.
—Simón—, susurro.
É
Él me acarició la mejilla y miré de reojo como Diego entrecerró sus ojos
hacia nosotros. Lo ignoré y me concentré en Simón.
—Siempre me tendrás a mi—tomó mi mano y la llevó hacia su corazón
—. Estaré esperando por ti.
Me rasqué el cuello, no sabía qué decirle. Él era muy guapo como un
modelo con sus ojos claros que era muy profundo que con solo mirarte
podías perderte.
—Es que yo...no estoy lista, aunque todavía siento cosas por...—Él miró
sobre mí y estoy seguro de que miraba a Diego.
—Por él—dice con amargura.
—Simón—, digo molesta—. No quiero estar con alguien seriamente.
Me crucé de brazos y vi como en sus labios aprecia una sonrisa que
significaba muchas cosas: era esa sonrisa que me dio cuando me besó
por primera vez, cuando me propuso conocernos como algo más que
amigos.
—¿Quieres diversión y sin compromiso? —Pregunto tomando de la
cintura—. Puedo darte eso. Anastasia, no sería la primera vez que
cruzamos esa línea.
Apoye mis manos en su pecho e intente alejarme.
—Siento que te vas a quemar en este juego.
—Puede que tú también, mi querida Anastasia. Solo volvamos al pasado
y recuerda todo lo divertido que fue estar juntos sin complicaciones:
solo besos, caricias y diversión.
Me separé de él y caminé por el lado de Diego, quien estaba besando a
Barbara, repito por segunda vez eso dolió, pero no agaché la mirada,
tenía que ser fuerte.
Llegué donde estaba la rubia y me despedí de ella y de Cameron. Simón
llegó a donde estaba y se despidió también.
Él tomó mi mano y me guió a su auto. Cuando estuvimos adentro nos
quedamos en silencio. Yo miraba como Diego sonreía con Barbara y ella
besaba su cuello. Cerré los ojos y traté de contar del uno al diez.
—Solo intentemos, si no sale bien..., seguiremos siendo amigos—
propuso. Tomé su cara entre mis manos y lo observé fijamente.
—No quiero lastimarte...No puedo, te lo juro que, si no lo quisiera tanto,
te besaría, pero no quiero hacerte sufrir Simón.
Me dejé caer en el asiento y tomo mi mano.
—Al menos puedo conquistar, ¿verdad?
Sonreí.
—Inténtalo—digo burlonamente.
Él entró en mi departamento con la pizza en la mano y soltó un silbido a
ver mi enorme departamento. Le di un empujón para que entrara de
una buena vez. Sonrió y dejó la pizza en la encimera.
Me senté en la encimera y me observó detenidamente. Negó con la
cabeza. Sonreí como dije ya antes con Simón, siempre se sintió todo
muy fácil o fue porque con él experimenté muchas cosas, primer beso,
mi primero en tocar mis partes íntimas...todo fue muy fácil y no se
sentía mal.
Comenzó a abrir mis muebles buscando los platos y se dio la vuelta
poniendo sus manos en sus caderas.
—Me vas a decir en donde tienes los platos—me apuntó con un dedo.
Pestañeé inocentemente hacia él y me encogí de hombros—. Me lo vas a
decir Anastasia, ¿o no?.
Él se acercó a mí y acarició mis piernas. Tragué duro y ahora era él
quien sonreía.
—Puedo darte una pista.
—Mmm..., está bien, te escucho fuerte y claro.
Puse mis manos en su cuello y lo atraje muy cerca de mí en donde él
soltó un gemido mezclado con tos.
—Estaba muy cerca... están en los muebles del lado derecho. Creo que
fue una enorme pista. —Le susurré en su odio antes de mordérselo. Él
soltó otro gemido ronco y me reí.
—Eres tan jodidamente sexy... que me haces perder la cordura—me
susurro. Su nariz acarició la mía y me dio un beso en la comisura de mi
labio. Él tomó unos platos. Él me ayudó a bajar y llevó la pizza hacia la
sala de estar.

É
Él sirvió una porción en mi plato y comenzamos a reír con sus malos
chistes y con nuestro recuerdo de cuando éramos jóvenes. Cuando comí
el segundo trozo de pizza, él me miraba fijamente.
—¿Cómo te enamoraste de mi hermano? —Preguntó con curiosidad e
intriga.
—Vale...Recuerdas ese día que peleamos en tu casa en esa fiesta que
diste y yo estaba enojada contigo, porque me estaba enamorando de ti,
pero tú no estabas ni ahí conmigo, solo me veías como tu capricho,
Simón—él iba a hablar, pero yo puse mi dedo en sus labios para que se
callara y me dejara continuar—. Me dolió ver cómo te enrollaste con
dos chicas frente a mi porque yo ingenuamente era exclusiva para ti.
Aunque sé cuáles fueron nuestras reglas. En fin, subí molesta al
segundo piso y caminé una y otra vez por el pasillo hasta que sentí la
mirada de alguien.
Cerré los ojos y tomé un enorme suspiro.
—Ahí lo vi, estaba con una sonrisa tierna y con su pelo despeinado y sin
polera. Me quedé quieta mirándolo porque lo encontré hermoso,
porque era rubio, de piel blanca, ojos azules claros y torso muy
marcado. Recuerdo que me pregunto ¿Qué haces aquí tan sola,
hermosa? Y le conté que había peleado contigo y dijo: Mi hermano es
un imbécil, tú eres demasiado para él, se ve que eres una chica
asombrosa.
Tome un trago de agua antes de continuar:
—Ese día me quedé toda la tarde y hasta al amanecer hablando, me
pareció tan sorprendente que es chico guapo, solo tenía ojos para mí y
me hizo sentir muy especial. Ese día me pidió mi número y me
acompañó hasta mi casa en donde nos besamos y de ahí comenzó
nuestra historia, me enamoré de ese Nicolás divertido, exótico que le
veía el lado positivo a la vida y no de este demonio—terminé con una
sonrisa triste.
Miré de reojo a Simón y él estaba callado.
—Así que por eso cambiaste de un día para otro conmigo—él hizo una
mueca—. Hasta que te vi un día besándolo, supe que te había perdido.
Sentía tanto celos de mi hermano, porque ahora tenía él y tú solo tenías
ojos para él.
Tengo otra pregunta: ¿Por qué te alejabas siempre que te trataba de
hablar?
Lo miré por un segundo antes de contestar:
—Porque Nicolás sabía que había algo entre nosotros y él jamás me lo
prohibió, solo que lo hice por mí. Tú me confundes, Simón. Contigo
experimenté muchas cosas fuertes y no me hacía bien estar cerca de ti.
—Él sonrió un poco y apoyó mi cabeza en mi mano—. Alguna otra
pregunta.
—Si aquí va: ¿te enamoraste de mí? —Él emitió mi pose y me miró
fijamente.
—No, pero sentí muchas cosas fuertes hacia ti...Mmm, yo diría que
estuve a punto si no hubiera sido por Nicolás, probablemente hubiera
caído por ti.
—Eso duele jodidamente mi corazón, ahora.
Nos quedamos callados y él estiró su mano y me acarició la mejilla.
—Hemos crecido Anastasia, yo no soy un adolescente con las hormonas
revueltas y tú no eres esa chica de mirada dulce e inocente. Ambos
hemos cambiado para bien, te miro y solo puedo ver a una mujer
hermosa, guerrera, fuerte y sexy que puede volver loco a cualquier
hombre. Anastasia eres un espectáculo hermoso de ver.
Achique mis ojos hacia él.
—¿Estás coqueteando conmigo? Verdad —bromeé.
Sonrió de lado y se pasó la mano por el pelo en donde varios mechones
rubios cayeron en su frente.
—Un poco—murmuró con sonrisa.
Negué con la cabeza y apoyé mi cabeza en el sillón. Miré el techo y él se
inclinó hacia mí. Lo miré con ceja alzada.
—¿Qué haces?
—Te observo de qué ángulo te puedes verte menos bonita, pero es
imposible eres hermosa en todos los ángulos, como es eso jodidamente
posible—se queja.
Solté un bufido y lo empujé.
—Estás enfermo—me reí de su cara de indignación. Tenía sus manos en
su cadera en una posición bastante femenina. Él se unió a mí y así
pasamos toda la tarde riendo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos
que coperar todos para que se pueda
para...recuerden que el viernes, subo otro capítulo mas largo que
este.... en donde se viene bueno...Tal vez el
jueves suba un spoiler a mi instagram.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 40
Mire la hora de mi celular eran las siete de la mañana, me sorprende
estar despierta a esta hora, siempre he sido algo dormilona, pero la
noche fue horrible y volvieron las pesadillas de esa noche que pensé
que había quedado en el pasado.
Me estiro en la cama y tomo mi ropa y toallas para darme un buen baño,
ya que me acaba de llegar un mensaje de Simón diciendo:
< Simón a las 6:59 a.m.>
"Lo siento, pero mi amigo no puede en la tarde, pero puedo un rato en la
mañana, te quiere tomar declaración.
Pd: Dime que está despierta"
Le dije que sí podía y me dijo que un rato más me pasaría a buscar. Me
visto rápidamente, porque me demoré más de la cuenta en la ducha. Me
pongo mis pantalones blancos, una polera negra que me llega hasta el
ombligo y una casaca de cuero negro. Me hago el delineado en los ojos y
rímel, no es mi mejor cara y las ojeras me delatan por lo que trato de
cubrir con corrector de ojeras.
Miro a la hora y son las 7:50 <<Mierda, mierda>> tomo mi mochila y
corro hacia el ascensor y las puertas se abre, mi sonrisa se borra
cuando veo a Diego besando a Barbara. Cierro los ojos profundamente y
los saludos cortésmente, en ese momento me entra una llamada de
Simón:
—Ya me desperté. Voy bajando, soy puntual—digo poniendo los ojos en
blanco. Siento que refunfuña y me rio.
—Llamaba para comprobar que tu lindo trasero estaba fuera de la
cama, mi amigo va camino hacia allá. Otra cosa—
soltó un suspiro largo—. Mi amigo es un poco coqueto, espero que no
caigas en sus encantos—dice molesto.
—Oh genial, otro baboso como tú—bromeo. Se queda callado y puedo
jurar que tiene el ceño fruncido—. No pongas cara de enojado, no caeré
por él. Adiós Simón.
Salgo del ascensor y veo a un sujeto apoyando en una moto de policía
con una enorme sonrisa. Me quedo quieta
haciendo que Diego choque conmigo al igual que Barbara. El tipo es
enorme, debe medir casi dos metros, es moreno, con ojos verdes y pelo
con ondas, muy guapo.
—Anastasia Evans, ¿verdad? —Yo asiento—. Vamos, tenemos que irnos,
tengo solo un momento.
—¿Conoces a este tipo Anastasia? —Pregunta esa voz que tanto
extraño, me giro para mirar a Diego.
—No, pero tengo...—Antes de que termine de hablar, él me interrumpe.
—Una mierda, no te vas a ir con él—abrí los ojos y vi que Bárbara me
fulmina con la mirada.
—Perdón, hago lo que quiera con mi vida, no le tengo que dar jodidas
explicaciones a nadie—digo enojada.
—Puedo llevarte yo—rebatió también enojado, como si su novia no
existiera.
Me quedé mirando a Diego fijamente y él a mí, pude sentir como ambos
seguíamos teniendo esa química o como éramos al principio cuando
peleábamos por todo, pero él tiene novia y yo me tengo que mantener
alejada de él. Di un paso hacia atrás.
—No. Me voy con él—miré al policía ardiente vestido todo negro que
miraba la escena.
Diego le susurró algo a Bárbara , me miro con una mirada de muerte y
luego caminó hacia su auto. Él me tomó de la muñeca y yo traté de
soltarme, sentí unos pasos que se acercaban.
—¿Este chico te está molestando? —Preguntó el policía. Negué con la
cabeza.
—Me puedes dar unos minutos a solas con él—miró al policía y él
asiente. Diego me lleva hacia una esquina y yo me suelto su agarre —.
¿Qué quieres?
—Una explicación, eso es lo que quiero, una maldita explicación de lo
que haces de nuevo aquí—me dijo enojado.
—Voy a clases, tengo un departamento aquí y yo vivo aquí, Diego.
Se tiró el pelo y negó con la cabeza, miró hacia el fondo en donde
Bárbara nos miraba atentamente.
—Tú sabes bien a lo que me refiero, quiero una maldita explicación.
—No hay mucho, me fui y punto, supéralo—mentí con las primeras
palabras que se me vinieron a la mente, porque no me dejaba pensar
teniéndolo tan cerca—. Adiós, Diego, vete con tu novia—digo con un
tono de asco que no le pasó desapercibido porque dijo:
—Exacto, me voy con mi novia que no me miente, que me quiere y que
no esconde nada de su pasado como otras. —
Di un paso hacia atrás. Él pasó por mi lado dándome un empujón.
<<Eso dolió, dolió>> —me digo a mí misma. Lo veo como se sube a su
todoterreno y le da un beso en los labios. Mis ojos se empañan y respiro
otra vez antes de acercarme al policía.
—Anastasia Evans—, dice con voz gruesa—. Me llamo Harry Oviedo, un
gusto. Soy uno de los agentes que lleva el caso de Nicolás.
Yo asentí y vi como el todoterreno salía del estacionamiento, volví a
concentrarme en Harry, quien se subía a la moto y me ofrecía su mano.
—Perdóname por lo que te voy a decir, pero eres hermosa. Ahora veo
porque mi amigo anda babeando contigo, eres hermosa.
Puse los ojos en blanco haciendo que él suelte una risa ronca.
—Simón me dijo que eras algo complicada, ¿sabes?
—Y a me dijo que eras un playboy disfrazado de policía—rebatí.
Me subí a su moto y tomo mis brazos, pero yo me solté y me afirmé de
la parte de atrás.
—¿Tienes novio Anastasia? —Se giró para mirarme con una enorme
sonrisa que lo hacía ver aún más guapo.
—No.
—Que interesante dato—pasó una mano por su barbilla—. Te invito a
desayunar, en donde podemos hablar con más tranquilidad.
Abrí los ojos con sorpresa y él prendió su moto.
—No deberías ser profesional.
—Debería—escucho lo que dice antes de arrancar con la moto y salir
del subterráneo del edificio.

******
Él se estaciona en una cafetería y se baja de la moto. Me ofrece su
mano, pero yo la rechazo. Harry se rio y camino con seguridad hacia
dentro de la cafetería. Nos sentamos en una mesa y pone sus codos en
la mesa y me mira fijamente.

—Perdona por lo que te voy a decir de nuevo: eres hermosa.


Lo observó atentamente, este chico es demasiado guapo como los
policías que salen en la película y que muy poco se ve en persona. Me
tomo el tiempo de evaluarlo bien pelo castaño y un poco de ondas que
lo hace ver más lindo.
Vestido completamente de negro que hacen resaltar más sus ojos
verdes.
—Gracias, lo escucho a menudo—bromeo. Él asiente y un camarero se
acerca y nos pide nuestras órdenes.
Él saca una libreta y comienza a hacerme las preguntas de cómo conocí
a Nicolás, sobre esa noche, cosa que me hace revivir la herida que sigue
aquí en mi corazón intacto, pero sé que no lo hace en mala forma, es su
trabajo y tiene que investigar. Mis ojos están empañados por las
lágrimas que se me acumulan y él me desliza una servilleta. Él sigue
preguntándome cosas de Nicolás y sobre esa noche tanto que hasta me
marea y quiero vomitar del asco.
—No puedo más, te lo conté todo—digo mirándolo con odio.
—Lo siento Anastasia, es mi trabajo hacer estas preguntas, pero ya con
esto tenemos tu declaración. —Me limpió las lágrimas y me observó
fijamente.
—¿Por qué me miras así?
—Porque te admiro, eres una chica valiente y hermosa que ha sufrido
mucho, pero aun así sigues con tu cabeza bien en lo alto—en ese
momento dejan nuestro desayuno en la mesa, pero yo ya no tengo
hambre—. Jamás dejes que algún hombre te lo quite.
—Vale.
Nos quedamos callados y yo lo observo como él come. No tengo
hambre, se me cerró el apetito y creo que él lo sabe porque llama al
camarero para envolverlo para llevarlo. Me doy cuenta de que Harry es
un hombre muy inteligente y debe estar acostumbrado a escuchar
cosas horribles o ver a gente asesinada.
—Al menos toma un poco de café. —Yo asiento, doy un sorbo—.
Perdóname a veces, no me doy cuenta cuando estoy siendo un poco
brusco con las preguntas, pero es mi trabajo, no quise que revieras ese
recuerdo.
—No me pidas perdón, lo entiendo. —Pongo un mechón detrás de mi
oreja.
—Y... ¿porque no tienes novio? —Pregunta apoyando sus codos en la
mesa.
—Porque el amor es una mierda.
Él niega con la cabeza una y otra vez haciendo que varias ondas caigan
en su frente.
—Eso no es verdad, mirarme a mi yo solo he tenido una novia que dure
con ella cinco años y terminamos, pero no por peleas, fue por el futuro
de ella que le ofrecieron una beca muy importante en los Estados
Unidos y ahora sé que tiene novio y le deseo lo mejor, así como ella a
mí.
—Bueno, eso es lindo—hago una mueca—, pero en tu caso, mira el
mío...lo horrible que fue enamorarme de alguien como Nicolás.
—Tienes razón, pero eres joven Anastasia y tienes recién diecinueve
años.
—Estás siendo un cursi, yo pensé que eras un playboy que baja las
bragas de todas las chicas y que no te importaba las relaciones.
—Me gusta ser coqueto y tener mis noches locas, pero eso no significa
que no quiera tener una novia.
Me observó fijamente tanto que tuve que desviar la mirada.
—Soy un hombre, Anastasia. Tengo veinticuatro años, estoy soltero y
tengo que decirte que muy pocas chicas me han parecido interesantes
hasta el momento, pero cuando una chica me interesa, se lo hago saber.
—Y me lo cuenta ¿Por qué? —Muevo mi mano.
—Porque me interesas, Anastasia, y me gustaría conocerte un poco más
—una sonrisa aparece en mis labios, pero es porque estoy a punto de
reírme en su cara porque estoy seguro de que es una broma entre
Simón y él.
—No tiene lógica, apenas nos hemos conocido hoy, en serio que cada
día que pasa encuentro que los hombres están más locos. —Lo provocó.
—Es que no crees en el amor a primera vista.
No puedo evitarlo y me río porque es algo estúpido y me parece ilógico
que un chico tan guapo que de seguro es un rompecorazones esté
diciendo esto es estúpido, en serio alguien sigue creyendo en eso.
É
Él me observa en silencio.
—No lo dirás en serio, ¿verdad?
Él apoya sus codos en la mesa y me observa atentamente.
—Muy en serio Anastasia.
Lo observé y él me sonrió divertido como si yo fuera para él un jodido
desafío. Me levanté de la mesa.
—Muy bueno el desayuno e interesante conversación, pero tengo que ir
a clases—él se levantó y pagó la cuenta.
Me bajó de su moto y miró de reojo mi universidad. Harry toma mi
mano y acaricia mi mano. Mi vista se dirige hacia donde su mano
acaricia la mía. Me aclaro la garganta y recupero mi mano.
—Me das tu número, por favor. —Puse mis manos en la cadera—. Es
por si tienes información nueva sobre Nicolás o por si estuvieras en
peligro.
—Está bien—le doy mi número e igual a mí. —Gracias por el desayuno.
—Gracias a ti por tu compañía—me quedo desconcertada porque no
entiendo realmente a este chico.
—¿Ah?
—No soy un hombre idiota. Soy un hombre decidido y cuando alguien
me interesa lo doy todo. Creo que es un dato que debería saber
Anastasia.
—Tienes que ser profesional. Adiós.
Me despido de él. Doy la vuelta y veo a Diego apoyado en su
todoterreno fumando. Primera vez que lo veo fumar
¿desde cuándo empezó a fumar? Camino por su lado y él me toma la
mano.
—¿Qué haces con ese tipo? — Pregunto dándole otra calada a su
cigarro.
—¿Qué haces aquí?
—Yo pregunté primero y te esperaba para que habláramos, tenemos
muchos de que hablar—soltó el humo. Observe a todas partes—. No
huyas. —Dice leyéndome el pensamiento.
—Asuntos con él y no tenemos nada que hablar, Diego.
—¡Asuntos con él! —Exclamó y me soltó el humo en toda la cara, me
miro enojado—. Te recuerdo que eras mi novia, joder, eras mi novia.
Me quedé callada y apreté mis labios.
—Ya te acordaste, eh lo recuerdas Anastasia. —Me gritó haciendo que
diera un paso hacia atrás.
—Tú mismo lo acabas de decir: "era tu novia" —digo haciendo comillas
con los dedos en que era tu novia. —. Lo nuestro terminó hace más de
tres meses, Diego.
—¿Por qué desapareciste? Te llamé por un mes todos los putos, días,
horas y minutos, ninguna me contestabas, ¿Por qué?
—Que ganas con saberlo—murmuró mirando al suelo.
—Porque me destruiste Anastasia. Me destruiste cuando te fuiste—
susurra acercándose a mí.
Él tomó mi barbilla entre sus dedos y mi corazón se aceleró al sentir de
nuevo su tacto.
—Te duele verme feliz de nuevo con alguien más, ¿verdad? Después que
tú me destruiste por completo. Te duele que vuelva a sonreír.
Me solté de su agarre e intenté pasar, pero él tomó mi brazo y me jaló
hacia atrás. Lo miré sorprendida.
—Ya veo que vuelves a ser la chica desagradable que siempre fuiste.
Me duele jodidamente sus palabras, me quema por dentro, siento que
me está destrozando por dentro, porque él no sabe nada. No tiene una
puta idea de nada y aunque me duele él merece ser feliz con alguien
más, es por eso por lo que no intento defenderme.
—Aléjate de mí, Anastasia—, susurro con odio, mientras su mano
acaricia mi mejilla.
Estaba quieta, sentía que no podía hablar, no tenía ánimo para pelear
con alguien. Estoy agotada, tuve una noche llena de mis pesadillas y
después de hablar con Harry y tener que revivir todo de nuevo me
había dejado sin energía.
Así que ahora estaba aquí escuchando al chico que amaba como él,
ahora me desprecia y no sé qué me duele más, si tengo que mantenerlo
lejos de mí o sus palabras.
—Aléjate de mí, no me vuelvas a joder mi puta vida—mis ojos se
empañaron, pero lo cerré rápidamente y asentí—.
Solo aléjate de mí, porque no puedo perdonarte.
Se alejó rápidamente de mí y entró a la universidad. Me limpié
rápidamente una lágrima que rodaba por mi mejilla y
me senté en una banca. Necesitaba respirar profundamente antes de
intentar sonreír y fingir que no me pasaba nada, porque tengo que
actuar como si no me importara una mierda.
La vida es una perra injusta, pero no me dejaré vencer por ella—me
digo a mí misma.
Entré en mis clases e hice todo lo correcto que tenía que hacer, hablé
con mis amigos y sonreí, tiré bromas con ellos, me guardé mis
sentimientos al ver como Diego y Bárbara se besaban frente a mí y
subían fotos a su instagram mostrando al mundo lo mucho que se
querían. Y fue así cada puto día de la semana en donde todo se había
vuelto una maldita rutina donde tenía que fingir, sonreír, bromear,
tomar apuntes.
La única persona con la que podía hablar era con Simón, quien estaba
estudiando para unos exámenes importantes y no tenía tiempo, pero
aun así me llamaba toda la tarde para hacerme reír y que no me
preocupara tanto.
Será posible que me vuelva a enamorar de Simón—miró por última vez
el mensaje que mando y una foto de él haciendo cara chistosa. Supongo
que ambos estamos nerviosos por el sábado y tratamos de darnos
ánimos.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos
que coperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 41
Me rasco el cuello y camino de un lado a otro por mi departamento
esperando el mensaje de Simón, siento que me ahogo, no quiero ir a esa
casa, pero debemos tener más pruebas. Estoy aterrada porque vamos a
invadir su casa y me da miedo que nos atrapen.
Por suerte hoy día tiene una pelea importante de boxeo así que será el
momento perfecto para entrar a su casa, no sé cómo lo hizo Simón, pero
tiene una llave de su casa. Él me dijo que tenía a alguien adentro, pero
aún no me dijo quién es.
<Simón a las 11:34 a.m.>
"Bonita, estoy abajo.
Pd: Todo saldrá bien, somos el mejor equipo"
Sonrió con su mensaje y tomó mi mochila, en donde llevo guantes,
cámaras y linternas todo lo que creí necesario para entrar en esa
maldita casa. En ese momento entró en el ascensor y está Diego. Lo
saludo, pero él no me devuelve el
saludo.
Siento un pinchazo porque está manteniendo su palabra que se iba
alejar de mí y en cierta parte me alivia, no quiero que nadie le haga
daño a él o Alejandra, lo que me hace pensar que tengo que estar más
encima de ella, la ventaja de vivir en el mismo edificio de Diego es que
puedo vigilarlo desde cerca.
De repente siento que el ascensor frena con búsqueda. Miro a Diego y
veo que él presionó el botón de emergencia. Se acerca a mí y me mira
enojado, pero qué le pasa a este chico ahora.
—¿Sabes algo, Anastasia? Cuando te mudaste aquí, me sentía feliz
porque sabía que tenía más posibilidades de conquistarte y pasar
tiempo juntos, pero ahora odio que vivas aquí. Joder, lo odio.
Apreté mis puños, porque se está pasando. No le estaba haciendo nada
y ahora quería que me de mi departamento.
—Odio que estés aquí de nuevo frente a mí—se acercó a mí, nos
miramos fijamente—. Odio tener que verte en mi universidad, odio que
seas amiga de mi mejor amigo, odio que vivas en mí mismo edificio.
¿Sabes cuánto odio eso?
Mucho, no quiero verte, pero el puto destino no sigue juntando a la
fuerza.
Estiré mi mano y apreté de nuevo el botón, porque ya no quería seguir
escuchando cuanto me odia. Me lastima mucho, pero tengo que
aparentar, aunque por dentro quisiera llorar.
—No sé porque volviste, Anastasia, pero ojalá nunca hubieras vuelto—
susurra.
Doy varios pasos hacia atrás y me apoyo en la fría pared del ascensor.
Mis ojos se empañan, se está pasando con lo de ser cruel. Las puertas
del ascensor se abren y veo a Simón esperando afuera y no dudó en
abrazarlo.
—¿Qué te hizo ese imbécil, bonita? —Sentí como Diego derrapó con su
todoterreno y después aceleró.
—Nada que no pueda soportar—trato de sonreír.
—Recuerda que mientras esté yo aquí, nadie puede herirte, bonita—me
dio un beso en la frente.
—Estoy bien, Simón.
—Me da miedo que sigan lastimándote y que se lleven todo de ti,
Anastasia—dice mirándome a los ojos con tanta sinceridad que me da
miedo.
—Se nos hace tarde—trato de sonreír.
Nos subimos a su auto y se puso en marcha hacia el aeropuerto y me
fue contando cómo le fue en sus exámenes que ya eran los últimos que
le faltaba poco para titularse de abogado, vi que estaba emocionado y
tiraba bromas sobre sus compañeros y sonreí como siempre él me
estaba subiendo ánimo.

******
Estábamos comiendo mientras vigilábamos, esperando que saliera de
su casa, faltaba una hora aún para su pelea. Él estaba callado, supongo
que es porque ambos estamos nerviosos de lo que podamos
encontrar ahí adentro.

—¿Estás nerviosa? —Pregunta mirándome.


—Se nota—bromeo con una sonrisa—¿y tú?
—Un poco, ¿sabes algo? Los besos ayudan a calmar, una vez lo leí. —
Solté una risa —. Así que tal vez, deberíamos besarnos para relajarnos
—movió sus cejas arriba y abajo.
No podía parar de reírme, era un imbécil, es que nunca se va a poner
serio aun cuando estábamos a punto de entrar a la casa y que podía ser
quizás un crimen de allanamiento de morada.
—¡Que imbécil! —Dije aun riéndome.
—¡Que! bah—hizo un gesto con su mano—. Soy putamente genial,
vamos un beso y ya verás cómo se nos quita.
Además, un beso de buena suerte—me guiña el ojo.
—No voy a caer aun por ti, Simón.
Tomó mi mano y se acercó tanto a mí que me quedé embobada mirando
sus ojos azules, su nariz acarició la mía, su otra mano fue a mi mejilla.
—¿Cuánto más necesita para caer por mí?
Me mordí el labio inferior y él bajó la vista a mis labios. Sentía que mi
respiración se alteraba, pero me alejé porque vi como Nicolás salía con
tres hombres y una mujer rubia que debía tener unos veinte años.
y j q
—Momento para lucirnos, bonita—me dice cuando vemos que la casa
queda todo oscura. Nos bajamos del auto y cruzamos la calle. —A
trepar—ambos comenzamos a trepar sin problemas sobre la reja y
saltamos al pasto. Él me agarra de la cintura.
—Seamos rápidos, cuidadosos y no dejemos huella—me susurra antes
de darme un suave beso en los labios.
Toma mi mano y comienza a caminar hacia el patio trasero de la casa,
saca una llave de su bolsillo y abre la puerta.
Yo abro mi mochila y sacó los guantes, las cámaras y linternas. Ambos
nos ponemos los guantes y Simón limpia con un pañuelo la manilla no
dejando sus huellas.
Entramos en la casa y nos quedamos quietos por unos minutos para ver
si hay alguien o algo.
—Tú arriba Anastasia. Yo revisaré aquí y el sótano—me dice.
Yo asiento y subo con cuidado las escaleras. La verdad, es una casa muy
bonita, es toda blanca. Cuando llegó arriba entró en los cuartos, pero
están vacíos la mayoría, hasta que llegó al fondo y observo que es su
cuarto. Entro y no veo nada fuera de lo común, hasta que una foto llama
mi atención y es mía con él cuando teníamos ambos dieciséis años.
Observo la foto porque éramos felices, se nota en mi mirada que lo
amaba y que hubiera hecho por él cualquier cosa en ese momento y no
sé ahora si su amor era sincero por sus acciones. Dejo la foto ahí aun
cuando quiero hacerla añicos, pero no tengo que dejar huellas.
Bajo las escaleras y busco a Simón, pero no lo encuentro hasta que veo
que hay luz que proviene del sótano, bajo con cuidado y suelto un grito
de horror al ver la pared llena de fotos mías, de Diego, Alejandra, de los
gemelos, Jonathan y Simón.
—No grites, bonita—se acerca a mí y me acaricia la mejilla—. Seamos
rápido, saquemos fotos y dejemos todo intacto
¿vale?
Yo asiento, me acerco al mural donde un escalofrío recorre mi espalda
porque acabo de darme cuenta de que Nicolás tiene más fotos mías que
yo misma. Observo miles de fotos y veo que hay fotos de Diego conmigo
tomados de las manos y otras con Barbara, fotos mías con Alejandra.
Niego con la cabeza y me alejo. Me acerco a la mesa que tiene un
cuchillo clavado en la mesa, me acerco más y el cuchillo traspasa una
foto de Diego donde salimos juntos caminando.
Respiro profundo: <<Quiero dejar de ser un maldito amuleto de mala
suerte, estoy condenado a todas las personas>>
—Miro de reojo a Simón que está concentrado sacando fotos <<incluso
te estoy condenado a ti>>.
Camino por el sótano. Miro a Simón que está sacando fotos a un libro lo
miro, me doy cuenta de que muchas chicas son boxeadoras. Muchas con
las que he peleado y otras no. Me abrazo a mí misma y me acerco a una
mesa de madera, veo que hay una nota escrita por Nicolás, la tomo y la
guardo dentro de mi pantalón. Veo un mueble y lo abro, veo muchas
pistolas, bates de béisbol y martillos, cadenas ¿Qué es esto?
—Últimas fotos y nos vamos.
—Por favor, quiero irme—tal como dijo él, tomó las últimas fotos y
subimos las escaleras, dejamos todo intacto.
Cuando estuvimos en coche pude respirar con tranquilidad, pero justo
en ese momento llega Nicolás junto con dos coches de lujo que ya lo
reconocía era de esos sujetos.
Nicolás empuja a una chica al suelo y le pega una patada y otro hombre
se la lleva dentro de la casa, el hombre de traje habla con él. Nicolás se
dirige de nuevo a su auto y saca a otra chica que la sujeta del brazo con
fuerza. El hombre de traje sonríe, ahora es él quien toma el brazo de la
chica.
—Está vendiendo a esa mujeres—susurro. Él me mira con los ojos
abiertos—. Lo seguí muchas veces, las droga y las golpea para que estén
totalmente sumisas para el comprador.
En ese momento el hombre de traje se sube a su auto y se aleja
rápidamente. Nicolás habla con otro hombre, entra en su casa. Simón
prende su auto, se aleja rápidamente de la casa de Nicolás hacia el
aeropuerto.
Cuando estábamos en el avión Simón me abrazaba fuertemente y apoyé
mi cabeza en su pecho. Estoy agotada, supongo que fue exitoso ya que
tenemos más pruebas y él sacó también una foto a Nicolás cuando llegó
y le golpeó a esa chica.
Levanté un momento mi vista y él me estaba mirando con una sonrisa
que siento que poco a poco comienza a salir de nuevo esos
sentimientos y recordé porque había caído por este chico, porque me
había gustado, porque dejé que él fuera tan importante en mi vida y
porque lo elegí para ser el primero en muchas cosas.
—Esa mirada—murmuró acercándose más a mi—. Es como me
mirabas antes, Anastasia.
—No tengo ninguna mirada, por cierto, tengo que ir al departamento de
mi rubia bonita, tengo que vigilar más.
Él asintió y me volvió a atraer a su pecho y cerré los ojos, estaba
agotada y aún falta una hora de vuelo. Simón estacionó su auto frente al
edificio de Alejandra. Me desabroché el cinturón y le di un beso en la
mejilla.
—Te quiero, bonita—me susurro antes de bajar al coche.
Sentí que me llegaba un mensaje a mi antiguo celular. Abrí el mensaje y
no pude evitar comenzar a llorar. Era una foto del cadáver de mi
hermano y el número era de Nicolás.
<Desconocido a las 12.45 p.m.>
"Vigila a tus amigos, sobre todo a tu rubia bonita.
Entiende que tú eres mía y que tienes que volver tú misma a mí".
Apoyé mi espalda en la pared y cerré los ojos, porque me tortura de
esta forma, que fue lo que le hice yo a él, mi único error fue amarlo. Me
quedo unos minutos llorando, esperando que se pase un poco, pero no
puedo, porque no me mato a mí en vez de mi hermano, porque no me
mata de una vez. Mi hermano era que él tenía que vivir, no yo.
Me secó las lágrimas y subo al departamento de Alejandra. Tocó con
fuerza la puerta, porque necesito verla y comprobar que está bien. La
puerta se abre y un Diego sonriente me recibe hasta que se da cuenta
que soy yo y su sonrisa se borra. Agacho la mirada y me aclaro la
garganta.
—Puedes llamar a Alejandra—Él asiente y le grita a Alejandra. La rubia
se asoma y yo levanto la mirada. Ella sin dudarlo me abraza
fuertemente.
—¿Qué te pasa, Anastasia? —Preguntó mientras la abrazo con fuerza y
escondo mi cara en su cuello. Siento que puedo respirar a ver que ella
está bien y que nadie le ha tocado. El objetivo era Alejandra, él sabe que
si algo le pasa a ella no podría soportarlo.
—Es solo que se va acercando la fecha en que mi hermano murió y ya
van a hacer tres años.
Alejandra me abraza con más fuerza y me acaricia la espalda, lloro
porque tengo miedo de que algo malo le pase a
ella. Alejandra me abraza mientras me calmo.
—Tu hermano estaría orgulloso de ti Anastasia. Eres tan fuerte y estoy
segura de que a él no le gustaría verte así.
—Soy mala—murmuró ya más calmada limpiando algunas lágrimas
que caen por mis mejillas. Alejandra toma mi mano y la entrelaza con la
suya.
—No lo eres, Anastasia—me quedo callada porque ella no sabe nada—.
Mírame.
Toma mi barbilla con su mano.
—No lo eres. Eres una buena persona que le ha tocado pasar por cosas
jodidas, pero no lo eres hay bondad dentro de tu corazón y sé que tu
hermano está orgulloso de ti y de la mujer fuerte en la que te has
convertido. Eres una de las personas más buenas que he conocido,
estoy segura de que darías la vida por las personas que amas y ¿sabes
lo que significa eso? —Me quedo callada mirando sus ojos azules—.
Que eres una de las personas más increíbles, buenas y nobles que hay
en este mundo.
—Tampoco te pases—apoyo mi cabeza en la pared.
—Te amo tonta—la miro y ella tiene una enorme sonrisa que me hace
pensar que tengo que contarle en algún momento todo. Ella merece
saberlo.
—Te amo rubia, tonta—ella me saca la lengua—. Si ves a Nicolás cerca
de ti, aléjate de él, ni siquiera se te ocurra hablar con él ¿me lo
prometes?
Ella hace una mueca.
—Tan misteriosa Anastasia. Te lo prometo además que si lo veo...El
combo que le va a llegar su cara no se lo salva nadie—bromea.
En ese momento la puerta se abre y asoma su cabeza Cameron que nos
sonríe con una enorme sonrisa. Mi amiga suelta un suspiro. Chica tonta
y enamorada—me digo a mí misma.
—¿Todo bien chicas? —Pregunta hincándose al lado de Alejandra. Yo
asiento.
Nos levantamos y yo miro hacia el ascensor. La rubia toma mi mano.
—Quédate con nosotros.
—Mmm..., no lo sé. Me duele la cabeza.
—Por favor, te doy una pastilla que será el santo remedio—ella juntó
sus manos y me hizo un puchero.
Solté un largo y fingido suspiro. Entramos todos adentro de su
departamento y camino en donde están los sillones. Me siento al frente
de Diego, quien estaba besando a Barbara.
Me quedé mirando la escena por fuera, estaba tranquila, pero por
dentro quería que esto acabara pronto, quería ver a Nicolás en la cárcel.
Quería ser libre de nuevo aun cuando por el camino perdí tal vez el
amor de Diego, pero sé que hice bien en alejarlo aún cuando él me odie
y jamás se entere de la verdad.
Alejandra se sentó a mi lado y depositó una pastilla en la palma de mi
mano, tomé el vaso, pero mi pulso tembló. Ella me miró sorprendida.
—¿Te encuentras bien?
Yo asentí y tomé la pastilla de una buena vez. Ella me abrazó, pero
necesitaba respirar un poco de aire.
—Necesito estar un momento sola—susurre a su oído, ella insistió en
salir conmigo, pero yo quería estar sola—. Por favor, solo unos minutos
—le suplique.
Ella me frunció el ceño, pero asintió. Cuando salí a la terraza el viento
me abrazó. Apoyé mis manos en la barandilla y miré hacia el vacío, un
oscuro pensamiento pasa por mi mente, solo tengo que saltar al vacío y
esto acabaría.
Acabaría con lo de esconderme y fingir con el mundo, acabaría con
poner en riesgo las vidas de las personas que amo y todo sería más
fácil, si dejo de respirar, pero sería una maldita cobarde y mi hermano
jamás me lo perdonaría. Él siempre dijo que era una guerrera y no
pienso defraudar sus palabras.
Me limpio las lágrimas con rabia porque esto recién comienza y no
puedo ser débil y estar pensando en la manera más fácil de acabar con
mi vida. "Soy una guerrera y no me dejaré vencer por la vida, las
mujeres podemos con esto y mucho más" —me dije a mi misma.
Miro de reojo a Diego, quien está mirando en donde estoy, pero vuelve a
besar a Barbara. Solté un suspiro, me duele Diego sí, pero soy más
fuerte que eso o si no pregúntale a mi ex novio que me vendió a siete
hombres por más de diez millones de euros para que me violaran.
Besarte con distintas chicas lo puedo soportar porque ya me lastimaron
de la peor forma.
Recuerdo que hace dos años atrás probablemente me hubiera dolido
Diego, pero ahora parece un juego inmaduro.
Hace dos años todo era distinto en mi vida. Creía que tenía al chico
perfecto para mí, pero él solo me vio como un objeto sexual para
venderme a los mejores compradores de mi cuerpo. Mientras yo le
juraba mi amor eterno hacia él, Nicolás no tuvo compasión con mi
hermano en matarlo entre siete hombres a golpearlo frente a mí en
donde yo estaba encadenada en un sótano.
Me limpio las lágrimas porque como se supera algo así, cómo puedo yo
volver a confiar de nuevo en la gente, cuando ahora siempre espero que
la gente me muestre su peor cara. Nicolás me mató hace dos años en
vida y ahora se está llevando lo poco que queda dentro de mí, porque
me está matando. Me vuelve a matar dolorosamente y no sé cuánto más
de mi pueda ver cuando esto termine. —Me limpio las lágrimas.
En ese momento me entra una llamada de Harry, la corto porque no
tengo ánimo de hablar con nadie y me quedo mirando la hermosa
Barcelona y el frío parece ser mi mejor amigo y siento que de nuevo me
llama Harry, qué pesado es. Contesto la llamada:
—Por fin, pensé que te había pasado algo, ¿en dónde estás?
—Estoy bien. —Miro de reojo y veo que Alejandra me mira y se sienta
al lado mío—. Estoy con mi mejor amiga.
—Tenemos que vernos, te voy a presentar a la que está a cargo del caso
—escuché que sonaba la alarma de un auto y después un portazo—. La
jefa volvió y quiere conocerte.
—Tiene que ser ahora son—me despego el celular y veo que son la una
de la mañana—: son la una de la mañana, estoy algo cansada.
—Será rápido, dime que te voy a buscar—suelto un suspiro y termino
dándole la dirección del departamento de Alejandra. Ella me observa
con ceño fruncido, pero se mantiene callada hasta que termino la
llamada.
—Están investigando la muerte de mi hermano—suelto de repente
porque en cierta parte es verdad.
—Tu hermano merece justicia—entrelazó nuestras manos—. Sé
sincera conmigo Anastasia, esto te traerá algo de paz en tu vida o te
lastimará más y se seguirá llevando más de tu alegría.
Mire un momento al cielo lleno de estrellas y luego a ella.
—Me traerá más paz y siento que por fin se hará justicia a mi hermano,
lo extraño tanto—ella me atrae hacia su pecho
—. La vida fue tan injusta con él, no merecía morir...yo debería haber
muerto. —susurro. Ella se tensa y se separa de mí.
—¿Cómo que debiste morir tú? —Me quedo callada y ella limpió mis
lágrimas—. Ninguno de los dos merecía nada.
Escúchame muy bien, Anastasia, la vida es un perra y muy injusto que
nos hace sufrir mucho. Tu hermano tenía un futuro brillante al igual
que tú, muchas veces nos van a ocurrir cosas dolorosas y la vida nos va
a golpear fuerte, pero
tenemos que seguir y estoy segura de que a tu hermano no le gustaría
verte así.
—La vida es una perra, pero no me dejaré vencer por ella—murmuró.
Ella asiente, en ese momento sentimos el grito de Cameron. Nos
acercamos y veo que Harry anda con su uniforme de policía.
Todos lo miran y yo hago las presentaciones, nos sentamos en el sillón.
Alejandra le ofrece un vaso de agua.
—¿Policía? Eres muy joven—suelta Alejandra sin descaro.
Harry se quita la gorra junto con su arma que la deja en su pierna. Toma
un sorbo de agua. Miro de reojo a Diego, quien me está mirando
atentamente con cara de preocupación. Seguro que se está preguntando
qué hago con Harry, cosas que no había pensado que él se pudiera
preocupar y me aterra que intente volver a hablarme.
—Tan joven tampoco tengo veinticuatro años, pero soy el más joven
donde trabajo—él se encoge de hombres—. Te puedo asegurar que ser
policía no es fácil, pero me encanta lo que hago y también a ayudar a
chicas guapas—me guiña el ojo.
Niego con la cabeza, miro como Alejandra evalúa a Harry
descaradamente e incluso Barbara.
—¿En serio? Yo creía que era un playboy disfrazado de policía —él se
atraganta con el agua y no puedo evitar que se me escape una risa
haciendo que Alejandra también se ría.
—¡Anastasia! —Exclamó Harry.
—¡Harry! —Exclamó con su tono de voz, él me mira divertido. —Solo
quería que me aclararas un punto como me dijiste que te gustaba tener
tus noches locas—bromeo. Alejandra estaba muerta de la risa al igual
que Cameron. Yo le guiñe un ojo a la rubia.
—¡Dios mío! Eres descarada—dijo con tono de diversión.
Nos quedamos un momento callado antes de que él soltara una
carcajada y todos reímos e incluso se unió incluso Barbara, pero Diego
estaba serio y me fulminó con la mirada.
—¿En dónde se conocieron? —Pregunta Cameron.
—Por Simón, es mi amigo—respondió Harry. La rubia abrió los ojos con
sorpresa y sé que en su mente está trabajando a mil por hora. —¡Y qué
suerte la mía!
—¿Por qué? —Preguntó la rubia.
—Porque hace tiempo que una chica no me llama tanto la atención —
Lo miré de reojo —, pero me estoy saltando muchos reglamentos tanto
como policía y de amistad.
Cameron tomó otro trago de su cerveza y abrazó a la rubia, me
encantaba su pareja son perfectos juntos.
—Pero si Simón es tu amigo y te gusta Anastasia, estaría faltando al
código de hombres, ya sabes que no te interesa la misma chica que tu
amigo.
Me quedé callada porque en cierta parte era verdad, aunque yo no
entendía los hombres y dicen que las mujeres somos complicadas, no se
miran primero antes de decir eso.
—Tal vez si o tal vez no, el amor te ciega y tal vez él no se da cuenta que
su historia ya pasó—me levanté del sillón.
—Tú no sabes nada—dije enojada—. No te metas en mi relación con
Simón porque se nota que no eres tan amigo de él, porque no sabes
nada de nuestra relación, joder.
Harry me miró sorprendido e incluso yo estaba sorprendida de haber
dicho eso. Él se levantó y se puso de nuevo su arma y la gorra.
—Lo siento, Anastasia, si dije algo incorrecto sobre la relación que hay
entre ti y Simón, pero somos amigos, pero no tan cercano como podrás
notar. Él recurrió a mí para que yo les ayudara y lo hago porque es mi
trabajo, pero tampoco voy a despreciar la oportunidad de conocerte.
—Podemos irnos—me acerqué a la rubia y la abracé con fuerza. Ella me
susurró al odio que estaba ardiente el policía haciéndome reír. Me
despedí de todo y Harry también.
Cuando llegamos a su auto él me abrió la puerta e incluso la cerró,
rodeó su auto y se subió en la parte del conductor.
Nos quedamos callados un momento antes de que él rompiera el
silencio.
—¿Tienes miedo, Anastasia?
Lo miré con los ojos abiertos, era obvio que tenía miedo, esto hace rato
que se salió de mis manos. No sabía de lo que era capaz Nicolás, pero
ahora lo sé y me da mucho miedo.
—Si. No de lo que me pueda pasar a mí, sino de las personas que amo y
que él las pueda lastimar.
—Eres admirable y tienes un buen corazón, sigues protegiendo a tu
expareja Diego. Él que estaba con otra chica y tú aún así quieres seguir
cuidándolo aun cuando te lastima.
—Como sabes...
—Simón me lo contó todo sobre ti y dado que Nicolás también estuvo
vigilando a Diego, Alejandra, tus gemelos, Jonathan y tus padres.
Muchas veces vigilé a tus amigos sobre todo a Diego.
Me miró de reojo.
—Me parece increíble como eres de fuerte, estabas en esa misma
habitación viendo como el chico del que estás enamorada está con otra
chica y tú protegiéndolo desde las sombras para que no le pase nada
malo. Eso es de admirar no cualquier persona lo haría. La mayoría son
egoístas y piensan en sí mismos.
Juegue con los dedos de mi mano.
—Tanto se me nota que lo sigo queriendo.
—Si es muy evidente. —Estiró su mano y acarició mi mano—. No
mereces sufrir Anastasia. Los detendremos juntos, lo prometo.
—Solo quiero ser libre aun cuando en el camino perdí a alguien
importante para mí. Quiero dejar de sentirme como si fuera un amuleto
maldito para la gente que amo.
—Lo detendremos. Puedes confiar en mí ahora—estiro su mano y yo la
apreté—. Ya verás que vamos a ser un buen equipo.
—Recuerda a Simón.
—Por supuesto, también estaba dentro del buen equipo, ya verás como
pronto él caerá y tú podrás ser libre.
—Gracias.
—Me dejarás conocerte mejor.
—No te darás por vencido, ¿verdad? Chico de amor a primera vista.
Soltó una risa antes de arrancar su auto. Su teléfono sonó y él contestó
la llamada. Su ceño se frunció y decía okey o no hay problema jefa,
cuando cortó la llamada, me miró de reojo.
—Mi jefa tuvo una emergencia y por el momento soy el que está a cargo
del caso, no te molesta tener que verme más seguido ¿verdad?
Suelto un enorme suspiro haciendo que él se ría. Le pedí que me llevara
a mi departamento que estaba casada y él aceptó. Me contó un poco
más sobre su trabajo y su vida.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos
que coperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Otra cosa el martes intente subir un nuevo capítulo, pero wattpad
me borro dos veces el capítulo y después
me salia fallo de conexión ese día a mucho no le funcionaba wattpad
y lo avise en mi instagram. Bueno pero
aquí esta el capítulo del martes y mañana se sube otro capítulo.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 42
Otro lunes de mierda, estoy muy segura de que odio los lunes. Presioné
de nuevo el botón de ascensor porque se estaba demorando y mi Uber
ya estaba abajo esperándome. Las puertas se abrieron y entré con
Diego, quien me saludó con una sonrisa tierna. Me giré para mirarlo.
—No me vas a saludar, Anastasia—Abrí los ojos porque yo no entiendo
a los hombres en serio que están más locos.
—Depende si voy a recibir palabras de odio, pues no.
Él soltó un largo suspiro y yo lo miré de reojo.
—Me he comportado muy mal contigo, cuando tú no me has hecho
nada, perdóname. Supongo que fue la impresión de volver a verte.
Yo asiento, porque no quiero que se vuelva a acercarme a mí, veo que él
da dos pasos hacia mí.
—Tratemos de llevarnos bien.
Lo observé detenidamente y me tomé el tiempo de mirarlo bien,
andaba con una polera blanca de mangas largas y pantalones negro-
rotos en la rodilla. Me di cuenta de que él también me estaba mirando.
—Tu novia me odia, pero supongo que podemos ser educados el uno
con el otro.
Él soltó una risa y yo lo miré, porque se reía.
—Si Bárbara siempre te ha odiado—se encoge de hombros—. Me
alegro de verte de nuevo, Anastasia—tomó mi mano y le dio una suave
caricia que hizo que mi piel se pusiera de gallina y el pulso se altera.
Retiré mi mano rápidamente, pero creo que él se dio cuenta.
Salí rápidamente del ascensor en donde saludé al conserje y me subí a
Uber, me acaricié la mano y no podía creer que una pequeña caricia me
afectara tanto, tampoco no entendía el cambio de Diego y porque volvía
a ser ese chico tierno.
Este día me sentía observada, pero por Diego y por Bárbara. Diego me
observa como antes como si quisiera descifrarme y Bárbara me tiraba
daga con sus ojos y también lo noté distante a Diego de Bárbara porque
en las clases ya no estaba como cuando llegué se podía sentir el
ambiente tenso entre ellos dos.
Levanté la mirada y vi que él me estaba mirando fijamente y me
sonreía. Le devolvió la sonrisa y sentí que mi celular vibra:
<De Simón a las 14:15 p.m.>
"Ya llegué.
Pd: Te espero para ir a comer"
<De Anastasia a las 14:16 p.m.>
"Está bien y tengo que hablar de tu amigo Harry, pero te lo digo en
persona.
Pd: Tengo hambre"
La clase terminó y tomé mi mochila y salí detrás de Diego y Bárbara
quienes iban peleando por algún asunto. <<No quería escuchar y no
debía hacerlo>>—me dije a mí misma. Pero aun así caminé lento
escuchando su pelea y resulta que era por mi culpa: <<oh genial>>
Sentí como alguien me da un beso, miré por encima de mi hombro y vi a
la rubia con una sonrisa y a Camero quienes nos fuimos hablando.
Vi a Simón apoyado en su coche y no dudé en acercarme a él con
Alejandra. En donde comenzamos a hablar sobre él igual que íbamos a
comer.
—¿Quieres venir a comer con nosotros? —Ofreció Simón con una
sonrisa, Alejandra me miró y asentí. Ella habló con los demás y
nosotros nos alejamos de los demás.
—Me cayó bien tu amigo Harry, un poco duro con sus preguntas y algo
coqueto, pero me agradó.
—Es un buen sujeto Harry, aunque me enoje un poco con él.
—¿Por qué?
—Porque te encontró preciosa, él fue sincero conmigo y dijo que tú le
interesaba—Él tomó mi cara entre sus manos y me miró fijamente—.
No quiero sonar como un enfermo, pero tengo celos y miedo.
—Simón...
—Porque he estado esperando por ti hace seis años y sigo
esperando...Me da miedo que vuelva a interesarte por otro chico que no
sea yo. Suena egoísta pero no puedo evitarlo.
—Yo aún sigo queriendo a Diego y no creo que pueda fijarme en alguien
más por ahora y no quiero lastimarte Simón,
quiero ser sincera.
—Me gusta que sea sincera conmigo.
—Tenemos confianza, Simón, y es lo mínimo que puedo hacer, no te
mentiré. Te diré algo aun cuando estoy enamorado de...Bueno, tú aún
haces cosas locas con mi respiración, pero no se compara a lo que
siento por él.
Nos quedamos en silencio unos segundos y Simón me mira fijamente.
—Estamos listos—escuche lo que decía Diego enojado. Lo miré, estaba
mirándonos fijamente, me solté del agarre de Simón y me metí en su
auto.
Simón habló con Alejandra, quien le dio la dirección a los demás y
asintió, vi como Diego caminaba con Bárbara a su todoterreno. Simón
se subió y se pasó su mano por el pelo.
Nos fuimos callados todo el camino y llegamos a un pequeño
restaurante de color verde claro. Simón me abrió la puerta y entramos
en un restaurante bastante bonito y nos sentamos en la mesa. Me senté
al lado de Diego y Simón.
El almuerzo transcurrió con tranquilidad, Simón tiraba bromas con
Alejandra cuando estábamos en el instituto, pero yo me quedé callada,
solo asentí cuando preguntaba algo y no tenía ánimo de hablar del
instituto.
Sentí que alguien me tomó de la mano, bajé la mirada y vi la mano de
Diego, levanté la mirada y estaba mirándome de reojo, porque me hace
esto de nuevo. Me solté de su agarre y me pare al baño, necesitaba
despejarme un poco porque me estaba matando, tenerlo a mi lado.
Me apoyé en el lavamanos y me eché agua en la cara, sonríe Anastasia,
por favor—me dije a mi misma. Me pasé una mano por el pelo, hoy día
no me había sentido tan bien de ánimo. Dormí pésimo, casi no pude
pegar un ojo recordando esa noche, no sé porque ahora han vuelto esas
pesadillas, pero me he sentido tan sola en estos meses.
—¿Estás bien? —Di un salto a escuchar su voz. Levanté la mirada y vi a
Diego con una sonrisa.
—No, pero lo estaré—me senté en el suelo y él frunció el ceño.
—Anastasia: Quiero que respondas unas preguntas porque me estoy
volviendo loco y ya no puedo con esto ¿en dónde estabas? ¿Por qué te
fuiste? Y también ¿Por qué volviste?
—Me fui porque quería irme, Diego. Era necesario para mí, pero volví
porque vivo aquí y tenía que seguir con mis estudios.
Nos quedamos callados por unos segundos y él me observa tan
fijamente que sabía que estaba analizando mis palabras.
—¿Simón es tu novio? —Abrí la boca y la cerré de nuevo y respiré
varias veces e intenté calmarme, es él quien está con alguien más y me
pregunta si estoy con Simón, tiene agallas.
—No es de tu incumbencia, Diego.
—Claro que sí, te recuerdo que estabas conmigo y de la nada
desapareciste y me dejaste solo por tres meses y resulta que cuando
hace poco le pedí a Bárbara que fuera mi novia, llegas de nuevo a mi
vida a causar caos y daño en mi vida.
—Diego, no te estoy pidiendo que termines con Bárbara, de hecho, te
felicito y espero que seas feliz—me pare del suelo.
—Que sea feliz—repitió con dolor esas palabras—mírame, Anastasia y
dime si me ves feliz con ella—asentí—. No sabes nada, te conté que
puedo ser un perfecto mentiroso y actuar como si amara a alguien—
negué con la cabeza y ambos no mantuvimos la mirada—. Mierda, no
puedo verte cerca, porque tengo una batalla interna conmigo y ahora
mismo gano el odio.
⋙ No puedo perdonarte, porque me destruiste, no puedo ser cortés
contigo, lo siento, no puedo...Anastasia, pensé que iba a poder, pero no,
joder—gritó enojado —. Has cambiado tanto que ya no te reconozco.
Intenté pasar por su lado, pero me agarro del brazo, no puedo evitar
que una lágrima se me escape, porque yo no me quería ir, no quería
dejarlo y me duele ver que ahora me odia.
—Nunca he sido otra persona, Diego — Nos miramos fijamente —.
Ahora si quieres desquítate conmigo, vamos, grítame, dime que soy la
peor persona que has conocido en tu vida, vamos.
Él me miró fijamente y me solté su agarre.
—Te revelaré un secreto, Diego: No hay final feliz, estuvimos juntos y
fue un sueño, gracias a ti aprendí muchas cosas y te lo agradezco, pero
ahora ambos tomamos caminos separados. —Sus ojos se empañaron y
mi corazón se rompió
—. Tienes que seguir con tu vida como lo has hecho estos tres meses
sin mí, porque esta es la realidad de nosotros, tú estás con Barbara y
yo... —Me quedé callada porque tampoco le iba a mentir diciendo que
estaba con Simón, Él negó con su cabeza y puso un mechón detrás de
mí pelo. Su mano acarició mi mejilla y yo la agarré.
—Vamos Diego, saca ese odio que siente por mí—apreté mis labios en
una línea—. Dime todo lo que siente por mí, vamos desquítate conmigo.
—Te odio—dijo con los dientes apretados—. Tú crees que puedo seguir
con mi vida, cuando te veo frente a mí a la chica que estaba intentando
olvidar y odiar porque me destruyó con sus manos, cuando ella me
prometió que no rompería mi corazón—me quedé quieta, escuchando
sus palabras—. ¿Crees que ya te olvidé?
Yo asentí con la cabeza y desvié la mirada, pero él tomó mi mano y la
guió a su corazón y negó varias veces.
—¡Pues no! —Exclamo—. Y eso duele, porque te pienso cada jodido día,
mi mente me tortura con nuestros recuerdos, Anastasia—di un salto
cuando su mano acariciaba mi mejilla—. Todas las noches me
j
preguntaba: ¿Qué hice yo para que te alejara de mí? Me dejaste solo y
perdido, el alcohol fue la única solución para no recordarte, pero aun
estando borracho te recordaba con más claridad.
⋙ ¿Aún crees que te olvide, Anastasia? —Pregunto en un susurro—.
Te odio porque mis sentimientos por ti solo han crecido por ti y no te lo
mereces, no te mereces ninguno de mis sentimientos ¡Me escuchas! —
Exclamó separándose de mí.
Sentí una punzada de dolor al escuchar sus duras palabras, me dolía,
joder, me duele que me diga que no merezco sus sentimientos y que me
odia, pero solo hice para que estuviera salvo de mi exnovio psicópata.
Yo asentí muchas veces y agaché la mirada.
—¡Mírame joder! —Gritó él, aún más fuerte, levante la mirada—. Te
odio, eres la peor persona que he conocido en mi vida, me has roto el
corazón.
Me quedé callada, porque si hablo probablemente me iba a romper y
Diego tenía que estar lejos de mí, Nicolás sabe que amo a Diego y me da
miedo que le haga daño o quizás que cosa.
—Porque no puedo sacarte de mí jodida cabeza—apoyó su cabeza
contra mí—. Porque no te puedo olvidar...yo necesito sentirte de nuevo
Anastasia, necesito besarte de nuevo y correr el peligro que eso
significa Miré sus ojos y sus pupilas estaban dilatadas, se remojó su
labio inferior, pasó una de sus manos por mi espalda y me acercó a su
pecho.
—Necesito besarte Anastasia aun cuando eso me vuelva a condenar a ti.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos
que coperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 43
Cerré los ojos, él me acarició la mejilla y mi respiración se alteró y podía
sentir como mi corazón iba a salir de mi pecho. Deseaba ese beso, pero
sabía que estábamos a punto de cometer un error y sabía que ese beso
me iba a volver adicta a él
Su nariz acarició la mía y se mordió el labio inferior, mis ojos
capturaron ese movimiento y fue jodidamente sexy. Él cerró sus ojos y
chupó mi labio inferior para luego morderlo con fuerza, su mano fue
hacia mi cadera en donde clavó sus dedos. Mis labios se movieron al
compás con el suyo y sentía que todo el dolor se sanaba con este beso,
pero era un error así que me separé rápidamente.
—Diego, no vuelvas a hacer eso. Tienes novia, Diego entiende que lo
nuestro acabo—murmure. Me miró con los ojos rojizos y una lágrima
recorrió su mejilla—. Estarás bien sin mí.
—No sabes nada, tú no sabes como yo te esperé a ti durante dos meses
enteros esperando que volvieras. Vigilando casi todos los malditos días
la puerta de tu departamento porque... Seguía creyendo que era una
broma o me negaba a pensar que te habías ido de mi lado, no lo sé,
quería pensar que tú no me dejarías, así como así, porque estábamos
bien. Nuestra relación era increíble.
Se quedó un segundo callado, miró hacia todas partes antes de volver a
mirarme:
⋙ Yo solo intenté seguir con mi vida sin ti, Anastasia, como todo el
mundo me decía, puedes preguntarle a Alejandra o Cameron como te
espere y te espere. Te llamé cada día el primer mes solo escuchando
como me envían al buzón de voz, ¿Por qué no atendías mis llamadas?
Sabes que te hubiera esperado, pero veo que tú no pensabas lo mismo,
solo necesitaba que me dijeras: "espérame, Diego, volveré a ti" pero
nada. Yo solo intenté seguir con mi vida como me lo decía Cameron,
Alejandra y Bárbara. Al principio me estaba matando no verte conmigo,
pensando que hice mal para que huyera de mí ¿acaso fui un mal novio?
¿Acaso te estaba asfixiando con mi amor? ¿Acaso corrí muy rápido
hacia ti? ¿Acaso soy una mala persona? Miles de preguntas que me
estaban matando. —Se quedó callado un momento mirándome.
— Yo solo aprendí a vivir con el dolor de no verte, pero jamás dejé de
pensar en ti. ¿Por qué no me respondiste mis llamadas? ¿Por qué no me
dijiste que ibas a volver? Anastasia: Si yo estaba haciendo algo mal
debiste haberme dicho
y hubiéramos buscado una solución juntos. Necesitaba tiempo sin mí, te
lo hubiera dado.
Mis ojos se empañaron y él acarició mi mejilla. Tenía ganas de abrazarlo
y decirle toda la verdad, pero es que no puedo tengo terror de que
Nicolás lo mate, sé que es capaz de hacerlo. No puedo ser egoísta con él.
—Diego, no lo hagas más difícil, por favor—susurre.
Pasó su mano por el pelo y en ese momento la puerta se abrió entrando
una muy enojada Bárbara que venía directo a por mí, hasta que Diego la
agarró de la muñeca.
— Te vi cuando se dieron el beso, Diego y te escuché todo lo que le
decías—ella se soltó del agarre de Diego y se concentró en él—. ¿Cómo
pudiste hacerme esto a mí? —Sus ojos se empañaron—. Te amo Diego,
y a la tercera semana vuelves a sus brazos como un imbécil.
—Bárbara, para.
—No, porque me lastimas así, siempre he estado aquí para ti. Siempre
he esperado que me des algo de tu amor, pero recibo migajas por culpa
de ella—me apuntó—. Ella se limpió las lágrimas con rabia.
Desvié la mirada, no quería ver esta escena porque sé que es mi culpa
por haber regresado, pero tampoco me voy a pasar la vida huyendo, ya
me escondí mucho tiempo y yo no soy una persona que huya y si me
escondí estos meses fue para que las cosas se calmaran, pero yo no me
quería ir... quería seguir luchando, pero no tenía nada y lo más probable
es que hubiera acabado mal todo.
—Bárbara, tú sabes lo que yo siento por...—Antes de que terminara de
hablar, ella se acercó y empujó a Diego.
—Eres un imbécil..., pero no te culpo, yo fui la estúpida que insistió en
esta relación porque soy una tonta que pensaba que la estabas
olvidando que cada día que pasaba, te estabas olvidando de ella y me
estabas amando a mi—ella se limpió las lágrimas y él se acercó más a
ella.
—Tú lo sabías, siempre lo supiste y fuiste tú quien insistió en esta
relación cuando te dije que no estaba enamorado de ti—dice enojado.
Bárbara intenta pegarle, pero él le agarra los brazos.
—Yo..., pensaba que—ella me miró con odio y se soltó del agarre de él,
se acercó a mí—. Te odio, me quitaste a Diego, eres una maldita porque
volviste aquí. Estábamos todos bien sin ti y volviste para qué...Hacernos
daño
¿verdad? Por dentro te estás riendo ¿verdad?
Ella levantó la mano, pero yo agarré su muñeca con fuerza.
—No volví para hacer tu vida miserable, bájale un poco a tu puto ego
querida. No dejaré que me pegues y creo que sabes perfectamente que
boxeo así que si fuera tu cuidaría tus movimientos, si no quieres acabar
con un ojo morado.
Él la atrae su pecho, pero ella se remueve y comienza a gritarle a él y
sacarle todas las cosas a la cara a Diego y veo como a él se le está
perdiendo la paciencia. Ellos comienzan a pelear y me doy cuenta de lo
mal que estaba su relación y lo insegura que es Bárbara, ella le sigue
sacando todas las putas cosas en la cara sobre cómo nunca dejo de
pensar en mí y me doy cuenta de que Bárbara jamás lo apoyó
sinceramente porque una pareja no haría eso de sacarte todas las cosas
que ha hecho mal, veo como Diego también le dice cosas de sus celos
que no podían salir sin que ella se enoje con él. Se tira el pelo claro
gesto de que la paciencia se acabó llegando al límite y dice las
siguientes palabras:
—Terminamos Bárbara, no te amo, no estoy enamorado de ti, para mí
eres mi amiga. ¡Ya basta de tantas peleas!
Entiende que nuestra relación no iba para ninguna parte y menos con
tus celos, me cansé.
—Eres...tú...te odio Diego—dijo enojada Barbara. Ella me miró por
última vez —. Pero te odio más a ti, perra.
Barbara se limpió las lágrimas y salió del baño azotando la puerta. Miré
a Diego, quien se acercó a mí y tomó mi cara entre sus manos.
g q y
—Jamás he dejado de pensar en ti, Anastasia—se inclinó de nuevo
hacia mí, pero yo negué con la cabeza—. Mira lo que has causado, solo
bastó verte un segundo para entender que mi corazón no te había
olvidado ni un poco y que estos tres meses sin ti me han demostrado
que todo lo he hecho mal y que nada me salió bien.
—Yo no..., Diego—tartamudeó.
Lo empujé y caminé rápido en donde estaban los demás, sentí los pasos
de él detrás de mí y tomé la mano de Simón que me miró sorprendido.
—Simón, hora de irse. Tenemos que hacer cosas—digo apresurada. Él
me tomó de la cintura, pero yo me solté su agarre.
—Anastasia, debemos hablar, me lo debes—murmuró. Me giré para
verlo y negué con la cabeza—. Te espero en mi departamento, espero
que vengas, necesitamos hablar con calma sobre las cosas.
Intentó tomarme la cintura, pero Simón fue más rápido y me abrazó por
la cintura. Diego lo fulminó con la mirada y apretó sus manos en puños.
—Alto ahí príncipe—dijo burlón Simón—. Ella está aquí conmigo y ella
y yo tenemos algo que hacer. Déjala tranquila,
¿vale?
Él se acercó a mí y me tomó la barbilla, nos desafiamos con la mirada.
—Te espero.
Dio la media vuelta y salió del restaurante. Simón me soltó y me miró
fijamente. Me senté en la silla y Alejandra me miró fijamente.
—Sabía que Diego aún te quiere—dijo Cameron —. Le dije que cometía
un error al estar con Bárbara, pero supongo que explotó todo hoy, esa
relación iba directo al fracaso de todas formas.
—¡Amor! —Dice Alejandra.
—¡Que! Es la verdad, peleaban todo el día y Bárbara era muy celosa, no
dejaba respirar a Diego y todos se daban cuenta.
Me quedé callada.
—Vamos Ana, tengo que enseñarte algo—dijo Simón, pagando la
cuenta. Me despedí de Alejandra y Cameron.
Caminamos hacia su auto.
Prendió el auto y se puso de camino a su casa. Cuando llegamos me di
cuenta de que la pequeña casa parecía un cuento de hadas y todas las
hojas de los árboles estaban en el suelo.
Entré a su casa y me senté en el sillón en donde él me pasó unos
papeles y los leí, me centré en cada línea y me quedé quieta. Simón me
miró fijamente y me abrazó.
—No dejaré que alguien te haga daño—me susurro. Me separé de él y
me paré del sillón y empecé a caminar de un lado a otro.
—Simón: ¿Cuántas más pruebas crees que necesitamos? —pregunte.
Simón se paró del sillón y me tomó de la mano y me acarició la mejilla.
—No tengo ni idea, hablaré un rato más con Harry —Simón se acercó
más a mi—, pero tenemos muchas pruebas, mírame bonita, no dejaré
que alguien te haga daño y menos el enfermo de mi hermano.
Simón me tomó de la cintura y se inclinó hacia donde su nariz rozó con
la mía y su mano me acarició la mejilla.
—Tengo miedo Simón. Quiero dejar de condenar a las personas que
amo e incluso te estoy condenando a ti.
—No me estás condenado a nada, bonita, te quiero ¿lo sabes? Verdad.
Se mordió el labio inferior, me miró un segundo para luego bajar su
vista de nuevo hacia mis labios.
—Solo un beso, Anastasia—susurró.
Él tomó mi rostro y me besó, me quedé quieta, pero él insistió y su boca
se abrió paso y lo tomé de la polera con fuerza y me acarició la mejilla,
por un momento me sentí cuando tenía dieciséis años y Simón me besó
por primera vez en los camarines. Él introdujo su lengua en mi boca y
mis manos se fueron a su pelo, él me tomó la cintura con fuerza. Nos
separamos lentamente, Simón apoyó su cabeza contra la mía.
—Simón, no puedo.
—Ya lo sé, sé que sigues enamorada de él, pero porque no podemos
divertirnos prometo no quemarme Anastasia y no puedo enamorarme
más por ti.
—Es que no me parece justo Simón que te utilice para olvidarme por
unas horas de alguien y más contigo que se lo que siente por mí. No
quiero lastimarte para mí, eres importante. —Digo con sinceridad.
—Solo piénsalo. Solo tú y yo como antes no te estoy pidiendo que me
ames al tiro, pero tal vez intentarlo.
Puse los ojos en blanco y tomé los papeles.
—Simón, por ahora mi prioridad es detener a tu hermano para poder
ser libre y si lo logramos quiero poder reencontrarme conmigo misma y
sanar.
—Lo entiendo, Anastasia—me sonrió de lado—. Entiendo que quieras
sanar y me alegra, merece volver a sonreír.
—Eres el mejor—tomé su cara entre mis manos y apreté su mejilla—.
Eres tan tierno, guapo, comprensivo y excelente compañero de
aventuras. Eres el chico perfecto para cualquier mujer.
—Lo soy—dijo con una sonrisa que poco a poco decayó—, pero no soy
suficiente para ti.
Di un paso hacia atrás y nos quedamos callados en un silencio
incómodo. Me sentía mal, debería estar con Simón porque me apoyaba
tanto, pero no puedo jugar con él, sería como Diego con Barbara y yo no
soy así. Entiendo a Diego y porque comenzó a salir con Barbara, él no
supo nada de mí, jamás le dije que iba a volver y eso es lo que yo quería,
tenía que seguir con su vida sin mí como si nunca hubiera existido.
—Me puede llevar a mi departamento.
Tomó mi mano y le dio una suave caricia.
—Claro, bonita.
Entré a mi departamento y cociné algo rápido para la cena. Miré el reloj
y eran las once de la noche, de repente las palabras de él aparecieron en
mi mente: "Anastasia, debemos hablar, me lo debes." "Te espero en mi
departamento, espero que vengas, necesitamos hablar con calma sobre
las cosas." 'Tienes que alejarte de mí Diego.
Me senté en el sillón y miré a Barcelona, era una ciudad hermosa,
siempre había sido mi sueño venir a vivir a Barcelona y lo logré, pero
no me sentía feliz, cada día que pasaba me sentía más infeliz. Me quedé
casi una hora mirando el paisaje de Barcelona.
Me levanté del sillón y empecé a caminar hacia la escalera, pero me
detuve en el primer escalón y miré de reojo hacia la puerta, sólo tenía
que subir un piso, vería a Diego, sabía que me estaba esperando para
hablar. Me mordí el labio inferior, no quería exponerlo a Nicolás de
nuevo, pero mi corazón me decía que le contara todo que dejara de huir
de él, pero no puedo.
Al final Diego se metió en mi corazón en poco tiempo que lo conocí, me
cautivó y ahora no puedo sacarlo, estos tres meses lo recordaba todos
los días e incluso cuando peleábamos a morir.
Negué con la cabeza y subí las escaleras y me encerré en mi cuarto.
Respiré profundamente, tenía que relajarme un poco. Tome el pijama y
entre al baño para cambiarme. Me acosté en la cama y revisé mi
Instagram y vi que Diego había subido una publicación:
Intenté escribir algo, pero lo volví a borrar. Lo intenté una, dos, tres
veces hasta que me rendí y bloqueé mi celular. Era lo mejor para los dos
—repetí varias veces hasta intentar convencerme.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
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Capítulo 44
p
Pasaron tres días y prácticamente estaba escondiendo de Diego. Lo vi
varias veces intentando acercarse a mí, pero yo simplemente me
alejaba casi corriendo de él o en clase me sentaba de las primeras con
otros compañeros. Vi como en sus ojos había tristeza y probablemente
estaba siendo muy cruel, pero tengo miedo demasiado miedo aun
cuando intento ser valiente.
Caminaba hacia la entrada de la universidad cuando vi que Diego se me
acerca a mí. Abrí los ojos e intenté dar la vuelta, pero me tomó del
brazo.
—Anastasia—, susurro. Me quedé quieta—. Ya deja de huir de mí, no lo
entiendes que me lastima verte y que tu huyas de mí, me lastimas más
mi corazón que está hecho pedazos desde que te fuiste hace tres meses.
Iba a responder cuando vi que se estaban acercando los gemelos con
Jonathan y no pude evitar soltar un suspiro de alivio.
—Amorcín—gritó Dylan con una sonrisa.
—Necesitamos hablar a solas. Deja huir de mí, por favor. —Me dio un
beso en el pelo y sentí como se alejaba de mí.
Miré de reojo y vi que me estaba mirando antes de entrar en la
universidad. Dylan me abrazó con fuerza.
—Dylan por primera vez me alegra verte—bromeo Jonathan me abrazó
tan fuerte que me levanto.
—Amorcín, me rompes el corazón, se supone que eres mi hermana
pequeña y que sin mí no puedes vivir—hizo un puchero con su labio
que lo hacía ver tan lindo. Javier le dio un puñetazo.
—Llorón, para eso me tienes a mi—se abrazaron y prácticamente no
podía diferenciarlo— eran iguales.
Jonathan comenzó a darme vuelta haciéndome reír, pero a la vez me
estaba mareando.
—Jonathan, por favor, bájame.
Se detuvo y me abrazó porque me tambaleó, él sonrió con diversión y
después Javier me abrazó con fuerza casi quitándome el aire, pero ¿qué
les pasa hoy? Porque están tan pegote.
—Me toca a mí abrazarla—dijo Javier. Puse los ojos en blanco e intenté
soltarme, pero me abrazó con más fuerza.
—¡Oye, no soy un peluche para que me abracen tanto!
Los tres pusieron los ojos en blanco y solté una risa porque ya estaban
pasando demasiado tiempo juntos.
—Te abrazamos todo lo que nosotros queramos. —Me sacó la lengua y
volvió a abrazarme Jonathan y me despeinó el pelo. —¡Amargada!
—Pero qué les pasa hoy—me solté del abrazo de Jonathan—. Andan
como koalas, busquen a alguien que quiera sus abrazos, porque yo no
los quiero—bromé.
Los tres se cruzaron de brazo y me sonrieron. Es oficial, se volvieron
aún más tontos y ahora actúan iguales ya les estaba afectando pasar
tanto tiempo juntos.
—Están actuando igual, creo que necesitan pasar tiempo por separado
¡dan miedo!
Me acompañaron a mi salón e incluso me acompañaron hasta mi puesto
y me senté al lado de una chica que se llama Graciela. Ellos miraron un
momento a mis compañeros antes de sonreírme e irse.
Sentí la mirada y sabía perfectamente que era Diego quien me
observaba fijamente. Por favor, Diego, ¡no lo hagas más difícil para mí!
Porque tienes que ser tan jodidamente guapo, andaba con su chaqueta
de cuero y sus pantalones negros-rotos.
Me guiño el ojo y no puedo evitar sonreír, pero vi que Bárbara nos
estaba fulminado con la mirada. Mire hacia delante para dejar de
mirarlo y concéntrate en el profesor que acaba de llegar al salón.

******
Caminé hacia el estacionamiento y me senté en una banca esperando
a Simón, de reojo vi como Diego estaba con Bárbara, pero él me estaba
mirando y se estaba acercando a Cameron con Alejandra, saludé a mi
amiga a lo lejos. En ese momento Simón se bajó de su auto y venía con
un gorro blanco y todo negro dejando caer algunos mechones de su
pelo rubio.

—Hola Anastasia—sonrió de lado. Lo miré y puse un mechón en mi


pelo.
—Hola.
Él se sentó a mi lado y me miró fijamente, lo miré de reojo. Él se acercó
a mí y me dio un beso en la mejilla.
—¿Cómo estás? —Pregunto, tomando mi mano.
—Pues aquí, sigo respirando ¿no? —Bromeé y le di un golpe en su
hombro. Tomó mi mano e hizo que me levantara y me tomó de la
cintura.
—¿Qué...haces? —Preguntó nerviosa.
—Quiero que sonreías—él me hizo girar y me abrazó por detrás. Miré
de reojo y vi como Diego me fulminaba con la mirada —. ¿Confías en
mí?
—Mmm...—Puse una mano y mi barbilla—depende—solté un
chasquido con mi lengua y Simón soltó una risa—. Si confío en ti,
imbécil, no estaría contigo—bromeo.
—Vale bonita, quiero que hoy día la pasemos genial, tú y yo como en los
viejos tiempos.
—Claro, claro—puse los ojos en blanco.
—Te quiero enseñar un lugar— se puso frente a mí y me mostró un
pañuelo—pero es sorpresa ¿puedo?
—Mmm...,no lo sé, ¿me vas a secuestrar? —Pregunté de broma.
—Por esta tarde—él movió su pañuelo y asentí con mi cabeza.
Me tapó los ojos con el pañuelo y me ayudó a subir a su auto con
cuidado, sentí como abría la puerta y prendía el motor. En camino
Simón me fue contando sus anécdotas que le había pasado en su
universidad.
—Hemos llegado—él me tomó de la mano y me guió por donde sea que
él me esté llevando, siento como abre una puerta y la cierra. Lo siento
moverse de un lado a otro—. Sorpresa—dijo cuando quitó las vendas
de mis ojos.
Pestañeé varias veces y por fin podía ver lo que tenía frente a mí, era
una pista de patinaje y Simón tenía en sus manos patines.
—Espero que hayas mejorado Anastasia—dijo Burlón.
Puse los ojos en blanco y le quité los patines y me los puse. Sonreí y vi
cómo él se estaba poniendo sus patines. Me paré con dificultad y llegué
donde estaba Simón y lo tomé de la mano que hizo que se tambaleara
cuando se puso de pie y me tomó de la cintura.
Solté una carcajada y me frunció el ceño.
—Preparado para algo horriblemente épico—bromeo. Él puso un
mechón detrás de mí oreja y me acarició la mejilla.
—Contigo, siempre estoy listo—me susurro.
Me reí y empezamos a caminar con dificultad hacia la pista. Me solté de
Simón y empecé a patinar con cuidado. Él achicó sus ojos y se acercó a
mí con mucho impulso que hizo que cayéramos ambos en la pista.
—Simón—, grité entre risas, lo miré y estaba riéndose—. Eh, tío, que lo
estaba haciendo bien, hasta que llegaste.
—No te ofendas, pero lo estabas haciendo pésimo—dijo entre risas aún.
Me pare con facilidad y le saque una lengua.
—¿Quieres apostar? —Digo con una sonrisa inocente.
Él se paró con mucha dificultad y me mordí el labio cuando vi que casi
cae de nuevo. Él me miró fijamente y asintió.
—Te apuesto que puedo darme cinco vueltas seguida por la pista sin
caerme, si gano—me mordí el labio inferior, no sabía que pedirle—. Me
invitaras a comer por una semana a diferentes restaurantes veganos—
sonreí de lado.
—De acuerdo, me parece justo y qué pasa si te caes ¿Qué gano yo? —
pregunto.
Juegue con mis dedos y levante la mirada.
—Tú decides.
Él puso su mano en la barbilla y se mordió el labio inferior.
—Quiero un beso tuyo y una cita. Ya sabes cena, película—me guiñó el
ojo.
Me acerqué a él, mis manos rodearon su cuello.
—Sigue soñando— me impulsé para atrás y di una vuelta y comencé a
dar vueltas por la pista con gran facilidad, miré a Simón y le saqué la
p p g , y q
lengua, él se cruzó de brazo, pero sabía que estaba sonriendo. Cuando
terminé con las cinco vueltas me paré frente a él y le sonríe
inocentemente.
—Eres una tramposa.
—El que puede, puede y yo puedo Simón—le guiñe el ojo, tome su
mano y lo ayude a andar por la pista. Pasamos una hora dando vueltas y
bromeando y en cómo había mejorado con el paso del año, al menos yo
ya no me caí cada rato y Simón lo lleva un poco mejor.
Él estación su auto frente a mi edificio y me despido de él. Veo como su
auto se aleja cuando veo una figura al otro lado de un hombre
mirándome. El hombre estaba completamente vestido de negro hasta
con sombrero.
Negué con la cabeza cuando vi que me estaba saludando y como se saca
su sombrero para relevar su cabello negro, era el hombre que me
amenazó en Madrid, vi como comenzó a caminar para cruzar la calle,
caminé rápidamente hacia él donde nos encontramos cara a cara.
—Eres preciosa, Anastasia—fue lo primero que me dijo—de parte de
Nicolás.
Lo fulminé con la mirada y le di un empujón. "¿Por qué no me deja en
paz?" —me dije a mi misma.
—¿Qué haces aquí? Vete o te lo juro que no respondo.
Me agarro del brazo tan fuerte que solté un grito de dolor, tiro de mi
brazo y comenzamos a cruzar hacia la otra calle.
Me arrastro hasta estar al frente de mi edificio. En ese momento venía
llegando Diego con las compras del supermercado.
Mis ojos se empañaron porque no me estaba esperando a mí, estaba
vigilando los pasos de Diego.
—Solo quiero entregar un mensaje de parte de Nicolás que dice: que
pronto se verán de nuevo y también que te mantengas alejada de él si
no quieres que algo trágico le pase—una ráfaga azotó mi pelo y sentí
como tomaba un mechón de pelo—. Cuida tus pasos Anastasia, no sigas
condenando a más personas, piensa en tu hermano que terminó en una
tumba con cariño Nicolás. —Me quedé callada y añadió—: es mejor que
te vuelvas a Sevilla y te quedes ahí, ya sabemos qué hace esta visita
todos estos meses.
Me giré para encararlo, pero él ya se había alejado y se subía a una
camioneta negra. Puse mis manos en la cara porque estaba cansada ya
de esto, que es lo que quiere conmigo.
Caminé hacia mi edificio y me quedé sentada esperando que volviera o
saber cómo es que estaban vigilando a Diego, mandé un mensaje a
Simón y Harry contándole el encuentro con este hombre que aún no
podía identificar. Al menos Nicolás seguía pensando que me encontraba
en Sevilla, teníamos esa ventaja por el momento, pero hasta cuando
duraría muy poco por como veo.
Tomé un taxi rumbo al aeropuerto, si Nicolás seguía creyendo que
estaba en Sevilla pues trataría de seguir con la mentira lo más que
puedo, tenemos que sacar más tiempo para tener todas las pruebas y
que por fin lo atrapen. Le sonrió a la señora quién me entrega mi boleto
de avión y camino hacia la fila de embarcación. Miro hacia todas partes,
pero no veo al hombre o a Nicolás. Esperó tres horas durante el
aeropuerto y tomó otro taxi hacia mi departamento, genial plata
perdida.
Entré en mi departamento y me senté en el sillón. Me quedo mirando
un punto fijo porque no quiero llorar, porque me hace débil y frágil
como era antes, se supone que no tendría que haberme enamorado de
Diego, se supone que no tendría que haber confiado de nuevo en otro
hombre, porque sabía que lo podía condenar en el juego de Nicolás y
aun así volví a caer en el amor, volví a enamorarme perdidamente de
alguien quien solo me ha demostrado que el amor es
bonito, puro y genial cuando tienes confianza en tu pareja.
Tampoco puedo decir que mi relación con Nicolás fue tóxica porque no
lo fue, era la típica relación de adolescentes de manitos sudas en donde
comenzábamos a experimentar con nuestros cuerpos, Nicolás era
perfecto, me hacía sonreír y rara vez perdía la paciencia o se enojaba,
creo que eso fue lo que más dolió en mí, que el golpe fue de la peor
forma porque ni siquiera lo pude ver todo fue tan rápido.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las 200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su mensajes me
hacen tan feliz y aun queda mucho de esta
historia
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 45
Me senté esta vez en el último asiento y miré como mis compañeros
iban entrando, algunos me saludaron, muchos los conocía a través de
Alejandra. Hoy me sentía agotada, triste y cansada de toda la mierda de
Nicolás porque siento que he agotado todas mis fuerzas en pensar
como lo detendremos. Saqué mi celular y revisé unos documentos que
me había mandado Simón sobre su hermano.
Sentí como alguien se sentaba al lado mío, pero no tomé importancia,
seguía leyendo y tuve que detenerme un momento, ya no quería leer
más. Dejé el celular en la mesa.
—Día complicado ¿eh? —Dijo esa voz que estuve ignorándola. Miré a
mi lado y ahí estaba Diego vestido con chaqueta de cuero, pantalones
negros y convers blanca.
—Diego—, susurre—. ¿Qué haces...aquí? —Pregunté mirando a todas
partes, vi a Barbara mirándonos, pero ella desvió la mirada.
—Vengo a clases, Anastasia—dice burlón. Puse los ojos en blanco, eso
ya lo sabía, no era estúpida —. Era el único puesto vacío—respondió
y , p p p
como si me leyera el pensamiento.
Asentí y volví a tomar mi celular y concéntrame en la pantalla de mi
celular.
—Así que...—Se quedó callado y lo miré.
—Así que ¿qué? —Pregunte a la defensiva.
—¿Estás con ese chico? —Preguntó con curiosidad. Abrí los ojos y
desvié la mirada, me quedé callada—. Supongo que es un sí y el que
calla otorga Anastasia y por tu silencio me has confirmado que si es tu
novio—dice molesto.
—Diego—, empecé a decir molesta.
—Joder contigo, en serio, tan fácil fue para ti olvidarte de mí—me miró
con odio y tragué duro—como puedes ser tan cruel conmigo.
—Perdona..., ambos tomamos caminos diferentes, Simón y yo nos
conocemos, él me entiende...y—antes de que terminar, golpeó la mesa.
Vale fue un golpe bajo, decir que Simón me conoce mejor que él y que
me entiende, pero es que no sé cómo hacer para que Diego se aleje de
mí, siento que me pone una mano en mi cuello cuando estoy con él
porque sé que lo estoy condenado y puedo escuchar la voz de Nicolás
diciendo "eres una asesina, Anastasia está condenado a más personas a
que mueran por ti".
—Cállate, maldita sea—murmuró con los dientes apretados, llamando
la atención de algunos de nuestros compañeros
—. Tú jamás me contaste nada y si lo hiciste fue porque te estaba
presionando, así que cierra esa boca...porque yo quería entenderte,
pero si tú no me contabas nada ni de tu vida o tus miedos, dime tú
cómo comprendo yo a esa persona.
Me quedé callada y miré por la ventana. Sentí como Diego acercó su
silla más a la mía.
—Te quedarás callada ¿verdad? Siempre había pensado que eras una
mujer que enfrenta los problemas, pero veo que me equivoqué y te he
estado esperando todas las noches, para que me des tus motivos, pero
huyes como una cobarde.
Fruncí el ceño y me giré molesta hacia él, que estaba tan cerca de mí
que no podía ver nada más que no fuera sus ojos.
—No soy cobarde Diego ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué no puedes seguir
con tu vida? —Pregunte tomándolo de la polera.
Diego tomó mi mano y me acarició, haciendo que mi piel se pusiera de
gallina, se dio cuenta y sonrió.
—¿Nerviosa? —Preguntó con voz ronca.
—Yo...no—empecé a tartamudear y a ponerme roja. Desvié la mirada y
traté de respirar con tranquilidad. Porque simplemente no se aleja de
mí.
—Aun sigues sintiendo lo mismo que yo, bella—me susurró en el odio
que me hizo dar un brinco en mi silla. Él seguía acariciando mi mano—.
Deja de huir de mí.
Agaché la mirada y me solté de su agarre.
—¿En dónde está mi Anastasia, rebelde, contestona y peleadora? —
Preguntó con tristeza.
Muriendo lentamente Diego. Me limpió una lágrima que deslizó por mi
mejilla. Diego tomó mi barbilla e hizo que lo mirara.
—¿Qué sucede contigo?
—Nada Diego, déjalo así, por favor.
Que no se da cuenta que me duele tenerlo tan cerca y no poder besarlo,
abrazarlo. Me duele tener que verlo tan cerca y callarme todo lo que
siento, me duele no poder acariciarlo y decirle que estoy enamorada de
él.
La profesora entró y empezó a pasar los contenidos de clase, nos
quedamos en silencio durante el resto de clase. Por fin, la clase terminó
y empecé a guardar las cosas. Diego se levantó de la silla y sentí como
alguien cerró la puerta.
Levanté la mirada y estábamos solo nosotros dos.
Diego caminó en donde aún seguía sentada y acercó su silla más a la
mía y me miró fijamente.
—Por favor, dime que hice mal para que huyeras así de mí —negó con
la cabeza—. Por favor, que error cometí para que te alejaras así de mí.
¿Qué hice para que huyeras de mí? Sé que cometí errores y lo siento
Anastasia—tomo mi mano—lo siento si hice algo mal, puedo cambiarlo.
Me mordí el labio inferior y negué con la cabeza.
—No hiciste nada, Diego. El problema es mío—digo con la voz
entrecortada porque jamás hizo algo mal, Diego lo único que hizo fue
quererme y hacerme feliz durante el tiempo que estuve con él.
Mi celular vibró y vi que me había llegado un mensaje de un número
desconocido a mi antiguo número, era una foto, la abrí y solté un grito
ahogado. Era una foto de Alejandra, Cameron y Diego. Sentí como esa
mano imaginaria me apretara más el cuello, negué con la cabeza. No me
di cuenta de que Diego estaba mirando también la foto.
—¿Quién te mandó esa foto? —Pregunto curioso. Me levanté, pero él
me bloqueó la pasada para salir.
—Fue Alejandra—mentí. Diego frunció el ceño y tomó mi mano en
donde estaba temblando. Abrió los ojos y me miró preocupado.
Mi celular antiguo volvió a vibrar avisando que me había llegado otro
mensaje, me solté del agarre de Diego y me alejé un poco para abrir el
mensaje:
<Desconocido a las 10.01 a.m.>
"Alejandra siempre es tan hermosa ¿verdad Anastasia? A mi querida
Anastasia, tú siempre fijándote en chicos boxeadores, son tu debilidad ¿o
no?"
No puedo evitarlo, pero mis ojos se empañaron porque Nicolás mandó
una de sus muy sutiles amenazas recordando porque no podía volver
con Diego y porque no podía darle tampoco explicaciones de porqué
desaparecí, no pienso condenarlo a él o Alejandra.
—Tengo que irme—dije apresurada.
Tenía que hablar con Simón y saber qué más faltaba para poner a su
hermano en la cárcel, cada día teníamos más pruebas y yo quería volver
a mi vida tranquila, fui una estúpida cuando fui a esa pelea en Madrid,
solo hizo más intenso el juego que tiene Nicolás hacia a mí.
—No te dejaré salir de aquí—se acercó a mí—. Ya no te reconozco y lo
poco que conocí de ti—él negó con la cabeza
—. Te miro y ya no está esa Anastasia que me cautivó, veo a otra chica.
—Otra vez con la misma pelea, puse los ojos en blanco porque ya me lo
había dicho hace cuatro días atrás.
—Las personas cambian Diego y yo siempre cambio—bufe molesta—.
Y si te decepciona como soy ahora, perdóname, pero soy humana y
tengo problemas como todas las personas y no puedo aparentar que
estoy bien o sonreír como hipócrita, me cansé de ese juego—solté
enojada y molesta.
Diego sonrió.
—Y ahí está, mi bella.
Puse los ojos en blanco y me acerqué a él, lo tomé de la polera.
—Porque tienes que hacerlo tan complicado Diego. No te das cuenta de
que me lastima tenerte tan cerca y no poder hacer nada.
Me miró sorprendido.
—Y crees que a mí no me duele.
—Tengo que mantenerte alejada de ti. No lo entenderías, Diego.
Nuestras narices se rozaron, nos desafiamos con las miradas. Mi
respiración se alteró y Diego tomó mi mano y la guió hacia su corazón,
podía sentir como su corazón latía muy rápido.
<<Solo un beso, solo un beso Anastasia >>—me dije a mí misma en mi
mente. Diego cubre mi boca con la suya de manera posesiva,
haciéndome perder la cordura que tenía. Empuja insistentemente su
lengua hasta que ya no puedo negarme más y se abre paso con éxito,
hundiéndola más adentro, buscando la mía una y otra vez. Intentó
frenar, pero Diego me lleva con su aliento provocándome y aliviando mi
dolor de hace tres meses. Me empuja contra la muralla y me toma con
fuerza de la cintura.
Lleva mis brazos hasta su pecho y luego hasta su cuello, mis manos
rodean su cuello y lo atraigo más a mi cuerpo.
Diego me alza hacia arriba empotrándome con una fuerza animal que
hace que pierda mi cordura.
Diego se sienta en una silla y toma mis caderas y empieza a moverlas
creando perfecta fricción entre nuestros cuerpos que me hace soltar un
gemido y morder su labio inferior con fuerza. Diego vuelve a besarme
con fuerza, nuestras lenguas peleaban entre sí.
Diego se echa un poco por hacia atrás para que podamos tomar aire y
suelta muy despacio mi labio inferior.
—Anastasia, por favor nosotros estamos hechos para estar juntos y tú
lo sabes ¿verdad? Deja de huir, cometí errores y actué mal contigo, pero
sigo esperando por ti—susurra con voz ronca mientras me acaricia el
lóbulo de oreja.
Lo miró fijamente y niego con la cabeza. Diego pasa una mano por mi
pelo y juega con él.
—Te sigo queriendo Anastasia y con mayor intensidad y eso duele.
Siento que mi corazón me traiciona porque yo debería odiarte, pero no
puedo como podría odiarte. Solo tengo que mirarte para saber que
jamás podría odiarte aun cuando yo mismo lo quise creer.
—Es que yo—niego con la cabeza—. No puedo.
Me levanté de su regazo y tomé mis cosas. Diego me observó
atentamente y empecé a caminar hacia la salida, pero me detuve y
caminé de nuevo, en donde estaba Diego, tomé su cara y le doy un beso
rápido.
—Diego—, susurre—. ¿Qué pasaría si te digo que no me quería ir? ¿Qué
pasaría si te digo que yo no me quería ir de tu lado? Tal vez fue por
motivos mayores que no puedo decirte.
Se levantó de la silla y se acercó a mí.
—Te perdonaría, Anastasia me tienes aquí. —Se acercó a mí—. Me tiene
aquí ahora como siempre Anastasia.
—Eso suena bonito, ¿verdad? —Mis ojos se empañaron, pero recordé
las amenazas de Nicolás y cuáles eran los objetivos para Nicolás que era
Diego y Alejandra.
Me giré para irme porque estaba a punto de llorar, pero él tomó mi
mano y me quedé quieta.
—¿Quién te está haciendo daño?
Me quedé sin aliento y me giro para mirarlo, su mirada me demostraba
que estaba preocupado por mí.
—No es a mi directamente, me lo hacen de otra forma Diego, me hace
más daño que cualquier otra cosa y no puedo ser egoísta.
—Supongo que no me lo contarás, ¿verdad?
—Supongo que me conoce bien después de todo. —Me acerqué a él y
acaricié su mejilla y admiré su hermoso rostro
—. Lo solucionaré Diego, solo necesito tiempo.
Me alejé rápidamente de él porque estaba a punto de decirle la verdad y
en algún momento planeo hacerlo porque cada día que investigamos a
Nicolás más peligroso me parece y tarde o temprano no podré sostener
esta mentira ni con Diego y Alejandra, solo es cosa de semanas que todo
se destape, tengo contado los días para decir la verdad.
El día lo pasé con los gemelos, quienes andaban con sus conquistas de
la semana y Jonathan con su nueva chica, se pasaron el día molestando
que tenía que ligar más y divertirme más, estaba que les pega un
puñetazo en sus caras por ser tan pesado.
—Vas a terminar solterona, amargada y con muchos gatos, amorcín—
fulmine con la mirada a Dylan.
—¡Cállate puto! —bromea.
—Soy puto y a mucha honra—dijo contento y sacándome la lengua.
Solté una risa y él me guiñó el ojo—. Cobro cincuenta dólares por sexo y
baile sensual todo por dos horas—bromea.
—No me digas tu precio, que no quiero contrate—le di pegue empujón
y me abrazó fuertemente.
—Para ti es gratis muñeca—. Solté una risa y él también.
Javier y Jonathan me abrazaron también y caminamos juntos hacia el
auto de Javier, así abrazado. Amaba estos imbéciles, son los mejores
amigos que he podido encontrar con Alejandra, con ellos siempre me
puedo reír, hacer locuras porque siempre te van a acompañar en todas
tus locuras
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las 200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su mensajes me
hacen tan feliz y aun queda mucho de esta
historia
Como se darán cuenta esta semana tendrá dos capítulos para que
alegra su tarde, noche o día...yo casi salgo
de la ultima prueba perdón por la demora tuve una clase de
portugués con mi hermana y se paso un poco ya
que tengo que grabar un vídeo hablando portugués es un idioma
nuevo para mi, pero aquí esta el capitulo.
Yo este fin de tratare de escribir ya los últimos capítulos de esta
historia, pero no se ponga triste porque este
libro tendrá su segunda parte.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
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Capítulo 46
Me bajé del taxi y me mordí en el labio inferior, tomé con fuerza mi
bolso y vi como toda la gente entraba al edificio abandonado. Respiré
profundamente y rodeé el edificio y entré por la puerta de emergencia,
caminé por el pasillo oscuro y vi una sombra parada. Me acerqué un
poco más y vi que era mi amigo Luis.
Me acerqué a él y le di un abrazo.
—Hola hermosa—me dio un beso Luis.
—Hola—entramos en mi habitación y dejé mis cosas en el suelo. Luis
me entregó una carpeta con hojas. Lo tomé y lo miré con el ceño
fruncido.
—Los nombres de sus peleadores y..., Anastasia está ahí—abrí los ojos y
abrí la carpeta, Luis se acercó y mostró la página en donde estaba mi
nombre—. Sales como "incapacitada" —dijo la última palabra haciendo
comillas.
—Gracias...Él no se habrá enterado que estoy hoy día aquí, ¿verdad?
Luis hizo una mueca.
—Hasta el momento nadie se ha acercado aquí, pero el rumor de que
has vuelto a pelear no demora en llegar—soltó un gruñido.
Negué con la cabeza y me saqué el polerón y me puse vendas en las
manos.
—¿Estás lista muñeca? —Preguntó con una sonrisa.
—Más que lista—digo con emoción. Por fin podía volver a las peleas, es
algo que siempre me ha apasionado, no puedo evitarlo, pero para mí es
una distracción donde siempre puedo aprender nuevas cosas en las
peleas para destruir a mis oponentes.
Luis me abrazó y caminamos juntos, se escucha a la gente diciendo mi
nombre y el de mi oponente. Luis me dio un beso y se metió en dónde
estaba ese muro de personas.
Como siempre Luis presentó a mi rival que se llamaba Camila y la gente
gritó, fue mi turno y me acerqué lentamente hacia la muralla de
personas que se abrieron rápidamente y gritaba mi nombre.
Miré a la chica, era una pelirroja con unos ojos verdes increíbles, tenía
el pelo corto. Ella se acercó a mí y me miró de arriba y abajo con una
sonrisa traviesa y me guiñó el ojo.
Luis tocó la bocina y la pelea comenzó, ella se acercó a mí y tiró el
primer golpe que lo esquivé con gran facilidad e intentó de nuevo, pero
también lo esquivé, ella retrocedió y lancé mi primer golpe que impactó
en su barbilla, la chica era bastante torpe y lenta, últimamente todas
eran así o yo ya estaba acostumbrada. Tiré mi segundo puñetazo que
golpeó con fuerza su nariz que comenzó a sangrar.
La chica se limpió y se acercó a mí con odio, tiró otro golpe que lo
esquivé, ya me cansé, me acerqué a ella con furia y comencé a golpear
una y otra vez la chica apenas lo esquiva, pasaron unos diez minutos así
y le di el último golpe en la nariz que hizo que se hiera para atrás y mira
a Luis por un momento. Me acerqué a ella y Luis tiró la bandera blanca.
La gente estalló en gritos y empezaron a gritar mi nombre, me acerqué
a la chica y le di mi mano.
—Lo siento, no fue mi intención—dije con sinceridad.
Ella se quitó una venda y se limpió la sangre. Luis se acercó a nosotras y
le pasó una botella de agua, ella mojó la
venda y se limpió la sangre.
—No te disculpes así es esto, solo que no podías concentrarte en tu
belleza—dijo guiñándome el ojo—. Eres muy hermosa.
—Gracias—dije con una sonrisa. Me despedí de ella y Luis me llevó
abrazada de nuevo a los camarines, me entregó mi parte de la plata. Me
senté en la silla y Luis soltó una risa.
—Le gústate a la chica—negó con la cabeza.
—Era linda—dije con una sonrisa.
—Te voy a pedir un taxi—dijo sacando su celular y llamando. Me saqué
las vendas y las tiré al basurero, me solté la cola y me puse de nuevo el
polerón. Luis me abrazó y caminamos juntos hacia afuera en donde
había un taxi esperándome.
—Adiós Hermosa—me abrazó Luis y me subí al taxi. Cuando llegué a mi
departamento me tiré en el sillón y me sentía tan cansada. Miré al techo
y recordé el beso que me había dado con Diego y mi respiración se
alteró, solo fue un beso para que perdiera mi fuerza de voluntad por ese
chico. Cerré los ojos y cada vez sentía mis párpados más pesados.

******
Sentí como alguien azotaba mi puerta y una y otra vez, me removí, me
giré y caí al piso. Abrí los ojos y vi nada más que mi lindo piso de
cerámica, me di cuenta de que estaba en mi sala de estar.
<<¡Mierda!>> —exclame.
Refregándome mis brazos, sentí de nuevo los golpes, pero ahora eran
más fuertes. Tomé mi celular y eran las tres y dos minutos de la
mañana, me acerqué lentamente a la puerta. Los golpes cesaron y la
abrí lentamente y vi alguien apoyado en mi puerta, abrí la puerta y la
figura cayó para atrás. Me acerqué lista para pegarle, pero me di cuenta
de que era Diego.
—Diego—, digo un susurro y acercándome a él.
—Anastasia, perdón por despertarte, pero te necesito... —Dice con la
voz rota.
Me acerqué a él y lo tomé de la mano haciendo que se parara. Diego me
miró de arriba y abajo. Tome su mano y lo guíe de nuevo al sillón.
—¿Por qué sigues vestida? —Preguntó en un susurro. Miró mi bolso y
luego a mi—. Fuiste a pelear, ¿verdad?
—Creo que eres muy observador hoy.
Me senté en el sillón y él me imitó, se acercó demasiado a mí e intenté
alejarme, pero me tomó de la mano y tiró de mí.
—Puedes abrazarme, por favor—se le rompió de nuevo la voz. Me
mordí en el labio inferior y me acerqué a él, me subí en su regazo y lo
abracé fuertemente. Escondió su cabeza en mi pecho y mi mano le
acarició su pelo.
Pasamos una hora en esta posición y podía sentir como la respiración
de Diego se estaba volviendo más tranquila, por mucho que me gustara
estar así con él teníamos que ir a una cama.
—Diego—, lo llamó y levantó la cabeza —. Tengo sueño—dije en un
susurro.
—No quiero estar solo...
—No te voy a dejar solo, Diego, ven vamos—digo levantándome y
tomándolo de la mano. Subimos las escaleras y abrí mi pieza, nos
quedamos a oscuras solo entraban algunos rayos de la luna. Pasó por
mi lado y se quitó la polera, haciendo que soltara un suspiro, él me miró
de reojo y sonrió.
Se metió a mi cama y me hizo una señal para que me acercara, me quité
las zapatillas y el polerón y me quedé con
calza y sostén deportivos y me metí a mi cama.
Me tomó de la cintura y me miró fijamente, yo desvié la mirada y miré
al techo. Me abrazó fuertemente y apoyó su cabeza en mi pecho.
—No estoy con Bárbara, terminamos, solo estábamos hablando con ella
y pidiéndole perdón, jamás quise lastimarla, pero ella insistió en que
estuviéramos juntos—me senté en la cama y él me imitó.
—Diego, porque no le das una oportunidad.
Frunció su ceño.
—Te das cuenta de lo que estás diciendo—soltó un gruñido—. No
quiero estar con ella ¿Qué es lo que te preocupa?
Bajé la mirada hacia mis manos y me mordí en el labio inferior.
—Claro, claro, se me olvidaba que tienes novio—puso su mano en mi
barbilla e hizo que lo mirara—. ¿Qué diría tu querido novio, si él
supiera que te besaste conmigo y que ahora estoy contigo en tu cama?
¿Qué crees que diría Anastasia?
—¿Me estás amenazando? —Preguntó enojada
—No, solo estoy diciendo un hecho— me tomó de la cintura con fuerza
—. Te gusta correr peligro, te gusta la adrenalina ¿verdad Anastasia? —
Susurro sexymente mientras sus manos acariciaban mis caderas.
Subió sus manos y llegó hasta mis pechos, los apretó y me hizo soltar
un gemido. Lo miré y él sonrió con orgullo, se acercó a mí y comenzó a
besarme el cuello.
Cerré los ojos con fuerza. Él me tomó firmemente y me puso encima de
su regazo y pude sentirlo duro.
—Puedes sentirme, ¿verdad? —Tomó mis caderas con fuerza y
comenzó a mover hacia adelante y atrás frotando nuestros cuerpos—.
¿Te gusta esto? —Me susurró con voz ronca.
Yo lo miré fijamente y no puedo contenerme y lo besé, él me apretó más
su cuerpo y sus manos se colaron entre mis calzas y me acarició por
encima de mis bragas.
—Estás mojada solo por mí, bella—chupó mi labio inferior antes de
morderlo con fuerza y yo solté un pequeño gemido. Quitó sus manos
dentro de mis calzas y me tomó la cara con las manos y me besó
profundamente, nuestras lenguas danzaron juntas y yo tomé con fuerza
de su cuello, no quería dejarlo ir por esta noche.
—Eres mía—susurró sobre mi boca, volviéndome a besarme con más
fuerza. Sus manos se fueron hacia mis pechos comenzó a masajear, mi
mano tiró de su cabello con fuerza. Él soltó un gruñido.
De repente mi celular comienza a sonar, Diego deja de besarme y toma
mi celular, su cara pasa de estar relajada a enojada, me pasa mi celular y
veo que es Simón.
Me mira fijamente y niega con la cabeza. Contesto la llamada porque
primero: Simón jamás me había llamado tan tarde como ahora y
segundo: me preocupa que Nicolás le haga algo también a él.
—Simón—, digo en un susurro. Escucho su respiración a través de la
línea.
—Anastasia... —Dice con la voz agitada—. Porque no puedo sacarte de
mi cabeza, me pregunto todos los días porque no te puedo olvidar, pero
luego recuerdo lo que vivimos y boom me doy cuenta de que no podría
olvidarte jamás.
Me levanto de la cama y él me tomó de la mano.
—Simón: ¿Estás borracho?
—Tal vez, un poco, es solo que no puedo seguir fingiendo que solo
quiero ser tu amigo, porque no podemos intentarlo
tú y yo, eso suena jodidamente hermoso ¿verdad?
Suelto un suspiro y me paso la mano por mi cara.
—Simón debería ir a dormir, ¿en dónde estás?
—En mi casa, solo y borracho con el corazón roto por ti—dice de
broma.
Me muerdo el labio inferior porque sé que está haciendo un puchero
como niño chico, como siempre lo hacía cuando quería conseguir algo
conmigo, suelto una risa.
—Solo acuéstate y mañana nos juntamos.
—Mmm....valeee—dice marcando bien la letra "e" —. Me darás un beso
al menos ¿verdad? —bromea.
—Solo acuéstate, adiós.
Corto la llamada y veo que Diego está acostado con una sonrisa
picarona y me hace señas para que me acerque a él.
Camino despacio a mi cama y tira de mi mano y me hace sentarme
encima de su regazo.
Nos miramos fijamente y puedo ver la batalla que lideran sus ojos entre
amor y odio, yo lo miro con la misma fuerza.
—Te quiero, ¿lo sabías? —Me susurra con su voz sexy—. No tienes ni
una idea de cuanto te deseo y odio hacerlo de la forma en que lo hago
porque me condena más a ti, te pienso cada segundo y no me
arrepiento de volver hacia a ti porque como te lo dije una vez Anastasia:
estar contigo jamás se ha sentido mal, al contrario, se siente bien y eso
me gusta.
Lo miré fijamente y por dentro de mi corazón, dio un salto de felicidad,
pero joder odio, no poder estar con él, odio no poder tomar su mano
frente a todo el mundo o besarlo o incluso decir que creo que estoy muy
enamorada de él y que tenía razón en decir que tenía ese efecto en mí
de ponerme tontita cuando estoy con él.
—Diego—, susurré mis manos, se fueron a su pecho, subieron y bajaron
lentamente—. Recuerda que sin sentimientos.
Tomó mi muñeca y me quedé quieta mirándolo.
—Te estás quemando en este juego Anastasia—él me giró y mi espalda
tocó el colchón—. Te gusta la adrenalina y el peligro, bella. Corramos
juntos ese peligro y la adrenalina que tanto te gusta bella.
Tomó mi pierna e hizo que rodeara su cadera y presionó su erección
contra mí que hizo que soltara un gemido fuerte.
Él sonrió traviesamente y su boca cubrió la mía.
—Sin sentimientos, Anastasia—susurró, antes de tirar el lóbulo de mi
oreja que me hizo cerrar los ojos con fuerza y tratar de poner un poco
de control en mi respiración que en estos momentos era un desastre.
—Diego te deseo...Quiero hacerlo—murmuró.
Me observa fijamente y me besa con calma, me acaricia la mejilla. Se
separa un poco de mí.
—Quiero que seas el primero.
—¿Estás segura? Porque si lo hacemos ya no ha vuelto atrás, piénsalo
bien, por favor, Anastasia.
—Quiero que sea tu Diego — insistí porque estaba segura de mis
sentimientos hacia él —. No lo piense tanto.
—No lo sé Anastasia, ¿estás segura? —repitió. Me subí en su regazo y
asentí. Me miró un momento hacia el techo y luego a mí. Vi como sus
ojos lideraban una batalla.
Mis manos acariciaron su torso y me agarró la muñeca. Nos miramos
por un segundo antes de que él presiona su
boca contra la mía. Me hizo girar y mi espalda tocó el colchón y se puso
entremedio de mis piernas.
Tomó una de mis piernas y rodeó su cadera empujó su pelvis y pude
sentir lo duro contra mí. Cerré mis ojos porque de verdad íbamos a
hacerlo y no me arrepiento. Amo a Diego aun cuando por ahora tengo
que renunciar a él.
Se detuvo y se sentó, me observó y sus manos comenzaron a bajar mis
calzas. Las tiró al suelo y volvió a besarme con cariño. Mis manos como
siempre se fueron a su pelo y se lo tiré con fuerza. Se separó y comenzó
a darme pequeños besos por toda la cara. Su mano fue descendiendo
hasta llegar a mis bragas y me acarició por encima.
—Diego...
Él se rió y su mano se metió dentro de mis bragas, no perdió el tiempo y
metió dos dedos dentro de mi sexo y los movió en círculo haciendo que
mi respiración fuera un desastre y dijera su nombre una y otra vez.
Mis manos rodearon su cuello y lo besé, necesitaba distraerme y no
estar tan nerviosa. Se dio cuenta y me besó con más calma, fue un beso
lleno de amor que me dolió porque ambos nos seguíamos queriendo.
Me separé de él y chupé su cuello con fuerza. Aceleró sus movimientos
con los dedos y podía sentir como se acercaba mi orgasmo.
—Córrete para mi bella—mordisqueo mi labio y solté un profundo
gemido.
No perdió tiempo y me besó por un segundo y fue bajando lentamente
mis bragas dejándome solo con sostén deportivo.
—Fuera bragas, aún podemos detenernos, Anastasia.
Negué con la cabeza, no quise responder, estaba muy nerviosa, nunca
nadie me había visto tan desnuda como Diego que no perdió la
oportunidad de evaluarme detenidamente y por un momento pensé en
taparme.
Se paró un segundo y buscó en su pantalón su billetera en donde
extrajo un condón y volvió a sentarse a mi lado. Me miró fijamente y me
acarició la mejilla.
—Eres bellísima.
Tomó la tela de mi sostén y comenzó a quitármelo. Levante los brazos y
quede desnuda, completamente desnuda. Él soltó un gemido y se
mordió el labio. Él se sacó rápidamente el bóxer y rompió el envoltorio
del condón, se lo puso con rapidez.
Se subió encima de mí, se acarició un poco su miembro y no puede
evitar soltar un gemido. Me observo por unos segundos antes de
ponerse entre medios de mis piernas, pude sentir como se rozó contra
mi sexo y lo sentí tan duro y grande que comenzó a entrarme el pánico.
Comenzó a besarme, pero no podía seguirle el ritmo, mi mente solo
pensaba: <<Que eso iba a doler y mucho>>.
—Bella, tranquila soy yo. Mírame
Nos observamos y me acarició la mejilla.
—Sigo esperando por ti, bella. —Me dio un suave beso—. Sigo
queriéndote, mis sentimientos por ti son más fuertes que antes, ¿lo
sabes?
Yo asentí, no podía encontrar mi voz, tenía la garganta muy seca. Se
rozó contra mí, era una sensación extraña.
Comenzó a darme pequeños besos en el cuello y su mano acarició mi
pecho derecho donde apretó un poco y su boca chupó mi otro pezón.
Cerré los ojos con fuerza porque de nuevo estaba comenzando a
relajarme y a excitarme. No puedo evitarlo, un leve mareo hace que se
tambaleen todos mis sentimientos cuando noto que de nuevo mueve
sus dedos dentro de mi sexo y que empieza a estimular con círculos
suaves. Estaba siendo muy cuidadoso haciendo que me retuerza de
placer, soltando pequeños gemidos de placer que no puedo controlar.
No puedo evitarlo, lo llamó varias veces por su nombre, consumida por
las olas de placer que me está proporcionando Diego con sus dedos.
Sabe cómo volverme loca.
—¿Estás lista, Anastasia? —Pregunta con voz ronca.
Me apoyo en mis codos y paso mi lengua por su cuello haciendo que él
se estremezca.
—Lo estoy, Diego.
Baja su rostro al mío y con su nariz acaricia la mía para luego
trasladarse a mi mejilla y posterior a ello hacia mi mentón. Pasa una
pierna a través de la mía. Luego presiona sus labios suavemente sobre
los míos para besarme con suavidad y lentitud.
Llevo mi mano a su cuello para acercarlo más mientras abro mi boca
esperando que profundice el beso, lo cual hace y pronto el beso pasa de
ser lento a rápido. Vuelve a presionar a su miembro contra mi sexo y
muerdo su labio.
Noto como su miembro vuelve a ser presiono y se mete despacio en mi
interior, produciéndome una punzada de dolor y soltando un pequeño
grito que hace que Diego se detenga y comience a darme pequeños
besos por toda la cara. El vuelve a empujar un poco más. Cierro mis ojos
con fuerza.
—¿Quieres que me salga? —Dice jadeando. Pequeñas gotas de sudor
recorren su frente. Niego con la cabeza—.
Joder bella, te va a doler un poco. Dime si te duele y me detengo ¿vale?
—Vale—susurro.
Él empujó de nuevo y gritó. Se detuvo y me besó con ternura para
intentar aliviar el dolor. Joder esto duele, no pensé que perder la
virginidad fuera tan doloroso.
Se quedó unos minutos quietos y cuando me puede acostumbrar a
tener la mitad de su miembro adentro yo misma moví mi cadera y él
entró por completo en mí.
Nos quedamos varios minutos quietos porque duele y demasiado,
Diego me da besos por toda la cara y me acaricia la cintura. Cierro los
ojos, lo siento caliente y grande, pero poco a poco me voy relajando.
Tampoco voy a decir que es lo más cómodo y que la sensación de
tenerlo en mi es placentera porque no. Por instinto balanceo mis
caderas pidiendo que se mueva para aliviar un poco el dolor.
—Jodidamente es mejor que todas mis fantasías—gime agarrándome
de las caderas.
Comienza a mover su cadera primero lento haciendo que suelte varios
gemidos y haciendo que el dolor se calme un poco, aunque sigue siendo
incómodo tener algo dentro de ti por primera vez.
—¿Te gusta Anastasia? —Pregunta agitada.
—Me gusta Diego—muerdo su oreja haciendo que gruña y tome con
más fuerza mis caderas.
—¿Puedo moverme más rápido?
Yo asiento y comienza a moverse más rápido, hostigando ese punto de
deseo entre mis muslos con expresión de suma concentración en su
rostro. Los movimientos cada vez se hacen más rápidos y provocadores.
Toma una de mi pierna y la enreda en su cadera y los movimientos
resurgen con mayor fuerza, prendiendo llamas de placer que aumentan
de tamaño como un mar impetuoso que me arrasa desde las puntas de
mis pies y me sacude entera.
Haciendo que grite su nombre y soltando palabras incoherentes. Cada
vez son más rápidos y las gotas de sudor recorren nuestro cuerpo. Me
vuelve a besar y mis manos se enredan en su cuello atrayéndolo más
hacia mí. Me separo de él y beso su cuello con fuerza, intentado dejar
una marca.
—Voy a correrme, bella—gruñe él, embistiendo con mayor fuerza.
—No pares, por favor
Baja su mano y acaricia mi sexo con sus dedos haciendo que esté a
punto de llegar al orgasmo y me vuelva loca. En ese momento, una ola
de inmenso placer se alza por todo mi cuerpo sacudiéndome y
empujándome a arquear la pelvis, hasta dejarme sumida en un estado
de embragues total.
Enrolla mi otra pierna y acelera su movimiento uno, dos, tres hasta seis
veces, entra en mi hasta llegar a su propio placer. Su cuerpo cae encima
de mí y no logra aplastarme. Diego me acaricia el pecho con su nariz.
Estoy consumida y derretida aún por el placer. No puedo más. Sin duda
este es uno de mis mejores momentos.
É
Él se retira con cuidado y le hace un nudo al condón y lo bota en mi
pequeño basurero que tengo al lado de mi mesita de noche. Tomo la
polera de Diego y me la pongo. Observó cómo él toma su bóxer y se lo
vuelve a poner.
Se vuelve a acostar a mi lado y me abraza fuertemente.
—Gracias por dejarme ser el primero.
—Fuiste el correcto—murmuró tapándome con un cubrecamas y
apoyando mi cabeza en su pecho.
Él suelta un suspiro y me quedo callada porque mañana se romperá la
burbuja en la que estamos y volveremos a tomar caminos separados.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las 200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su mensajes me
hacen tan feliz y aun queda mucho de esta
historia
Como se darán cuenta esta semana tendrá dos capítulos para que
alegra su tarde, noche o día...Bueno
capítulo de hoy fue algo bueno...hace calor, espero que lo difruten
mucho y comente... su teorías.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 47
Me desperté con mucho calor y sentí como alguien respiraba en mi
cuello. Miré hacia mi lado y encontré a Diego profundamente
durmiendo. Su brazo reposaba sobre mi estómago. Solté un suspiro y
los recuerdos de lo que pasó hace unas horas rápidamente vinieron a
mi mente. Diego, sobre mí entrando una y otra vez, negué con la cabeza,
había cometido una locura.
Pero tampoco me arrepentía porque estaba enamorada, pero tenía
miedo de la reacción de Diego cuando le dijera que tenía que irse
porque no se me olvida de que Nicolás estaba vigilando a Diego y tengo
terror. Sé que estoy siendo cobarde en estos momentos, pero no puedo
por ahora y tengo miedo de que al despertar Diego de verdad me odie y
que después no quiera saber nada más de mí.
Solté un gruñido y me tapé la cara con la mano, tenía ganas de llorar, de
gritar y de golpear a Nicolás una y otra vez, faltaba poco para acabar
con esto, pero Diego aún no estaba preparado al igual que Alejandra ni
yo misma estaba preparada para lo que se venía. Diego se removió un
poco y su pierna se puso algo cariñosa. Sentí como crecía algo ahí abajo.
Hora de despertar al bello durmiente.
—Diego... —, murmuré tratando de moverme.
—Mmm...no quiero—susurro. Escondiendo su cabeza en mi pecho.
—Despierta, por favor—digo moviendo su hombro.
Levantó su cabeza y me miró confundido. Miré un punto detrás de él, no
quería romper su corazón porque lo que pasó anoche fue algo especial
para nosotros, ambos pudimos sentir lo mucho que aún nos queremos
y eso duele, me quema el corazón.
—Buenos días—dice con una sonrisa que poco a poco se borra a ver mi
cara.
—Tienes que irte—susurró. Sigo mirando un punto fijo detrás de Diego.
Aprieta su mandíbula y se separa lentamente de mí.
—Te arrepientes, ¿verdad Anastasia? —Lo miro y luce impotente;
aprieta aún más su mandíbula y su expresión es feroz. Trago duro y me
siento en la orilla de mi cama.
—No me arrepiento—digo con sinceridad—, pero—antes de que
termine de hablar, él me interrumpe.
—¡Pero! ¿qué? —Alzó la voz. Me quedé quieta mirando porque apretó
sus manos con fuerza.
—Die...go—, susurre.
—Anastasia ¿Qué es lo que te pasa? Huyes de mí como si fuera una
jodida plaga. Porque me haces esto no te das cuenta de que me
lastimas. ¡Maldita sea! —Grito y poniéndose los pantalones.
⋙ ¿Qué mierda te he hecho yo? ¿Por qué eres tan cruel conmigo? ¿Por
qué juegas así conmigo? —Se tiró el pelo y caminó hacia donde estaba
yo —. Contéstame, Anastasia.
Mis ojos se empañaron y apenas podía verlo. Me duele tener que hacer
esto y no quiero, no quiero romper su corazón porque me duele
lastimarlo porque me duele a mi aun cuando el dolor que le causó es
por mi culpa, ya estaba cansada de tener que ocultar la verdad, me
cansé de esto... Niego con la cabeza.
—Diego, cálmate por favor, yo tengo al... —Comencé a tartamudear, que
solo hizo que se enojara aún más porque soltó un gruñido y una
lágrima, recorrió su mejilla y se limpió rápidamente.
—Cállate Anastasia, solo cállate cómo puedes usarme así. Te quería a
pesar de tus secretos y tu pasado te quería, joder —él soltó una risa
seca—. Siempre te vi como la indicada, pero ahora te miro y...No lo eres,
solo eres una más que pasa por mi cama.
Di un paso hacia atrás y me abracé a mí misma, porque eso me dolió.
—Eres cruel, Anastasia y siento pena por mí mismo por tener estos
sentimientos hacia ti que no te mereces en absoluto. Te di mi corazón,
joder qué imbécil soy. ¿Sabes algo? Cuando te fuiste por estos tres
meses en el fondo de mi corazón sabía que volverías conmigo, pero
ahora que te miro—me observó detenidamente y no me gustó para
nada en la forma que me miro—. Me pregunto si esos dos meses que
estuvimos juntos fueron reales o solo fue
espejismo.
Tomo mi barbilla entre sus dedos.
⋙ Te odio Anastasia y me da pena tu querido novio que se nota que te
ama y tu no. Eres cruel con nosotros. No seré más tu diversión, como tu
misma dijiste: olvídate de mí.
Tragué duro y pestañeé varias veces para no llorar. Pero mis ojos se
empañaron y apenas podía verlo.
—Eres una mala persona y, ¿sabes? Tú misma me lo advertiste muchas
veces que no me acercara a ti, pero yo...Simplemente no quise
escucharte y ahora me arrepiento. Espero que estés contenta porque
ahora te puedo asegurar que me rompiste aún más mi corazón.
—Diego..., yo—intenté hablar de nuevo elevando la voz.
Se tiró el pelo y sus ojos estaban rojos. Estaba cegado por el dolor y yo
no podía hablar.
—Te entregué a mi corazón para que lo cuidaras y lo único que hiciste
fue destruirlo. Lo tomaste con tus manos y lo destruiste con fuerza
arrasando todos mis sentimientos que tantos años intenté evitar ser
lastimado.
Negué con la cabeza porque me estaba matando lentamente con sus
palabras y quería decirle la verdad, pero no me quería escuchar y yo no
podía encontrar mi voz.
—Diego, es que me están amena...—Intenté explicar, pero, antes de que
terminara de hablar, él explotó.
—No quiero escuchar nada más de ti, Anastasia—levantó sus manos—.
Ya me cansé, me cansé de ti, de tus secretos y misterio, me cansé de
todo esto—movió sus manos entre nosotros y me di cuenta de que se
cansó de mí, se aburrió de mí—. Te odio ¡Por Dios te odio!
—Por favor, Diego, escúchame—me miró un segundo antes de azotar la
puerta con fuerza.
Me abracé a mí misma y no puedo evitar llorar, se acabó con él. Me odia
él de verdad me odia. Como pudo irse todo a la mierda en qué momento
mi vida se volvió en esto.
Quería decirle que me estaba amenazando, pero cuando lo intenté ya
fue tarde, él me odia y sé que Diego se va a volver a cegar en rencor.
Tengo miedo y siento que nadie puede entender lo que siento cuando
Nicolás me amenaza con la gente que yo amo como Alejandra o
Diego...solo de pensar que Nicolás está cerca me mata, porque sé que no
va a tener piedad con ellos y como puedo ser egoísta con la gente que
amo...Nicolás debería hacerme daño directamente a mí, pero no lo hace
y lo paga con la gente que amo porque él vio que era mi punto más
débil y vio lo que podía hacer conmigo.
Él vio como yo misma morí cuando solo tenía dieciséis años, él mató a
mi hermano entre siete hombres más y sé que fue mi culpa, yo lo maté
aun cuando ni siquiera sabía que él iba a venir o como fui tan estúpida
para caer en esa trampa, fui tan estúpida...fui una imbécil como no me
di cuenta y por eso prefiero mantener a la gente alejada de mí porque
mientras más lejos estén de mí, ellos están a salvo de mí y de mi pasado.
Me acosté en mi cama y me abracé a mí misma y lloré todo lo que tenía
que llorar. Lloré por mi hermano, lloré por lo que pudimos ser con
Diego y espero que en algún momento él me pueda perdonar y sepa
porque lo hice.

******
—Me vas a decir: ¿Qué pasó entre tú y Diego? Ahora mismo—dijo
Alejandra preocupada. La miré de reojo.

—Nada.
—¿Crees que me voy a creer eso? Cuando Diego llamó a Cameron
alterado y se escuchaba cosas rompiéndose y cuando llegamos Diego
tenía su departamento destruido y no paraba de decir que te odiaba.
Cerré los ojos para no volver a llorar y Alejandra se acercó a mí y me
abrazó. Me aferré a su abrazo como siempre lo hemos hecho cuando
teníamos problemas.
—No quise lastimarlo—suelto. Alejandra me mira atentamente y
mueve su mano para que continúe hablando—. No puedo estar con él,
porque Nicolás sabe de su existencia y....ese día que me fui, él me vio
bailando con Diego...todo se complicó con Nicolás
Alejandra me limpió las lágrimas, ni siquiera me había dado cuenta de
que había comenzado a llorar en silencio.
—Pero Nicolás es parte del pasado ¿Por qué sigue apareciendo en tu
vida? ¿Por qué ahora vuelve a tu vida? No entiendo esa obsesión que
tiene contigo.
Agaché mi mirada y jugué con mis dedos.
—No lo sé ¿Quién sabe? —La miré de reojo—. Solo sé que tiene una
meta muy clara y es hacerme daño ¿Por qué?
No tengo idea. —Achicó sus ojos.
Ella sabe que escondo mucho más, pero tampoco me presiona porque
es un tema delicado para mí.
—Tú sabes que yo jamás te presiono para que tú me cuentes tus cosas y
que te respeto porque te amo. Somos mejores amigas desde pff... desde
los seis o siete años casi una vida juntas. Somos hermanas de distintas
familias, pero siempre hemos estado juntas.
⋙ Pero hace dos años atrás cambiaste de un día a otro, te volviste fría
e indiferente que parecía que no le importaba nada y entiendo tu dolor
porque perdiste a tu hermano y también terminaste con Nicolás que
llevan dos años juntos.
Fueron muchos golpes en ese momento Anastasia era todavía una
adolescente que no sabías aún nada de la vida y más con lo de tu
familia...te fuiste a vivir un tiempo con tus abuelos y después te
escapaste y llegaste aquí a escondidas de tus padres.
Ella limpia las lágrimas que no puedo controlar. La veo borrosa porque
puedo recordar todo lo que pasó hace dos años escapando de Nicolás
nunca un lugar fijo porque siempre estaba ahí en las sombras.
—No puedo pensar que te estás escapando. ¿Por qué te escondes
realmente? Te lo juro que me falta dedos en mi mano por los lugares
que has estado estos dos años y ahora hace poco te fuiste de nuevo y
dejándome una nota que decía:
"Necesito irme por un momento, necesito respirar.
Volveré cuando me sienta lista de nuevo, pero por ahora no puedo estar
aquí.
Te amo hermana y no te preocupes por mi estaré bien".
—No me escondo de nadie...Sólo siento que me sofoco estar en el
mismo lugar—respondo en susurro.
Ella tomó mi cara entre sus manos y achicó sus ojos mirando fijamente.
Ella sabía que le estaba mintiendo, me conoce demasiado bien y ella
sabe cuándo estoy mintiendo. Pero ella es tan buena amiga que no me
presiona.
—Te has vuelto una muy buena mentirosa, mi querida Anastasia, pero
conmigo no, cariño tú no querías irte de aquí, Anastasia por favor tú
eras feliz con Diego, se te veía en tus ojos de nuevo, estaba llena de vida
y no te arrastraba por la vida esperando que un camión te atropella.
¿Crees que me voy a creer tu mentira? Por favor, Anastasia hazlo mejor.
Me quedé quieta mirándola y ella levantó una ceja.
—No quiero hablar más de ese día o de los dos años o de lo que hice
hace tres meses, eso queda en pasado y punto.
¿Por qué a todo el jodido mundo le gusta recordar? —Digo enojada.
—Vale...No te presionaré más, tú crees que yo no sospecho nada, pero te
dejaré por ahora porque te amo.
Ella me abrazó fuertemente y escondí mi cara en su pecho.
—Ahora me vas a decir ¿Por qué Diego está como un completo loco?
¿Qué le hiciste?
Me separé de ella y me volví a acostar. No quería tocar de nuevo el tema
de Diego, sobre todo porque no podía olvidar su expresión en el
momento que rompí su corazón y me dijo todas las palabras que sentía
sobre mí.
—Rompí su corazón—susurró.
Alejandra me mira con curiosidad.
—Eso es evidente, pero ¿Por qué?
—Porque soy una chica mala—trató de bromear, aunque no era el
momento para hacerlo.
—Ja, ja, ja que graciosa Anastasia ahora eres comediante—Ella tiró un
mechón de mi pelo—. Vamos, dímelo.
—No quería hacerlo...te lo juro, pero él quería algo serio y yo no...tuve
suficiente del amor hace dos años atrás. Diego es un chico bueno que
merece alguien mejor que yo. No soy suficientemente buena para él, sé
que ahora está dolido y me odia, pero es lo mejor.
Alejandra abrió la boca y la volvió a cerrar una y otra vez, hasta que se
aclaró la garganta y tomó mi mano.
—Eso no es cierto. Tú eres la indicada y no digas nunca que tú no eres
suficiente para alguien porque eres una chica increíble y estoy segura
de que si hablas con Diego... —Negué con la cabeza—. ¡Mira que eres
cabezota cuando quieres serlo! Eres una cínica, Anastasia estoy segura
de que tú también sientes que Diego es tu chico ideal.
—No dejarás de molestar, ¿verdad? —Me tapé hasta arriba con un
cubrecamas, pero ella me destapó.
—Eres consistente que ahora en adelante te verás como una persona
insípida y te estarás arrastrando otra vez por la vida—la fulminó con la
mirada porque está siendo una pesada.
—No soy una persona insípida, Alejandra.

******
Intenté hablar con Diego por lo menos intentar explicarle algo, pero
simplemente se alejaba o me ignoraba, lo intenté durante cuatro días,
pero él simplemente no me quería escuchar y yo tampoco lo voy a
obligar a que me escuche, ya estaba cansada de esto.

Miro de reojo a Diego quien se encuentra mordiendo la oreja de otra


chica, Miro hacia mi cuaderno, hasta el momento Diego solo lo había
visto hablando con diferentes chicas, pero ahora veo que está
tonteando con una chica. Tenía ganas de llorar porque estaba siendo un
auténtico imbécil y me daba ganas de ir a pegarle, pero me contenía
porque no tenía fuerza para esto y sentía como poco a poco estaba ya
cansada ya de mi vida en general.
Comienzo a desarrollar la guía porque quiero mantener mi mente
ocupada y no pensar que el chico que amo está con otra chica. Treinta
minutos después jugaba con mi lápiz entre mis dedos mirando hacia la
ventana esperando que el profesor no dejara salir antes de clases.
Miró en donde se encontraba Bárbara y tenía los ojos rojizos viendo
como Diego se besaba con la chica. Hice una mueca y me dolió, pero lo
oculté. Bárbara negó con la cabeza y se limpió las lágrimas que rodaban
por su mejilla.
Pobre somos dos estúpidas sufriendo por el mismo chico—me dije a mi
misma, solo que Barbara no era capaz de ocultar sus sentimientos y
emociones.
A veces es mejor desconectarse de los sentimientos y dejar de sentir
para no sufrir y es lo que estaba haciendo. Diego me miró de reojo y yo
le sonreí con una enorme sonrisa, que se joda él imbécil, se me agotó a
mí también la paciencia y no le daré el gusto, además tampoco
necesitaba tener un hombre en mi vida para que me salvara o me dijera
que
toda la mierda de mi vida se iba a solucionar, podía yo sola como
siempre lo hecho y esta no sería la expresión.
La clase terminó por fin y tomé todas mis cosas y caminé hacia la salida.
Por fin este día había terminado y mañana no había universidad y por
ahora se acaba de ver la tortura de Diego con otra chica.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 48
Siento la mirada de Simón sobre mí, pero yo solo puedo observar a
Nicolás a una distancia prudente. Él sonríe burlonamente y mira
fijamente cada uno de los movimientos del chico que estoy
profundamente enamorada.
Observó a Diego como vuelve a atacar a su oponente con odio, a lo lejos
puedo ver a Alejandra con Cameron. Niego con la cabeza me da miedo
como Nicolás evalúa todos los movimientos de Diego es como si
estuviera analizando y viendo en qué momento puede atacar.
Intento acercarme un poco más, pero Simón me tomó de la mano y me
retiene. Suelto un gruñido.
—No hagas una locura Anastasia—dice en serio.
—No haré nada, solo quiero proteger a Di...
—Sigue el plan, Anastasia concéntrate, ¿estás lista, bonita?— Yo asentí.
Simón me da un beso en la frente y observo como se aleja de mí para
acercarse a donde se encuentra su hermano y le da un empujón. Me
acerco por detrás y veo como ellos comienzan a discutir. Observó como
Simón le vuelve a dar un empujón cuando Nicolás saca su teléfono. Me
acerco rápidamente a donde cae el teléfono y estiro mi mano para
tomarlo.
Ellos siguen peleando entre ellos y puedo escuchar los gritos de
Nicolás. Abro el teléfono rápidamente y meto un chip de rastreo, cierro
rápidamente el teléfono y le doy una pequeña patada para que llegue a
donde está Nicolas. Me alejo rápidamente de ahí antes de que me vea.
Me escondo detrás de un pilar esperando que llegue Simón, los observo
y veo como varia gente lo tiene que separar.
Cuando él llega me doy cuenta de que está sangrando su labio. Tomó su
barbilla evaluando el daño y sacó
rápidamente un pañuelo y presionó sobre su labio. Observó a Nicolás y
veo que él está peor.

É
—No puede evitarlo—susurró—. Él recogió su teléfono, esperemos que
funcione.
—No debiste pegarle, eso no era parte del plan.
—No me puede contener. Es un hombre miserable, como puede hacerte
tanto daño, lo siento, pero esa persona no es mi hermano para mí, él
murió hace tiempo.
Nos quedamos callados, observando la pelea, la bocina suena
declarando ganador a Diego. Sonrió un poco y observó como Cameron
llegaba rápidamente a su lado.
Miro donde se encuentra Nicolás y veo que sale rápidamente por la
salida, suelto un suspiro mientras más lejos esté de Diego o de
Alejandra mejor. Saco rápidamente mi celular y abro la aplicación de
rastreo.
—¿Funciono? —Pregunto abrazándome. Esperé que cargara y
efectivamente había funcionado nuestro plan. Apoyó su cabeza en mi
hombro y observó mi pantalla—. Bien, ahora podremos observar cada
uno de sus pasos.
—Gracias por ayudarme—me solté de su abrazo y le di un beso en su
mejilla.
—Estamos juntos, bonita—me tomó de nuevo de la cintura—. Somos el
mejor equipo ¿verdad?
Ambos levantamos nuestro puño y lo juntamos. Sonríe como una
estúpida por sus gestos.
—Gracias por ser mi amigo.
—¿Amigo? —Se llevó una mano al pecho, como si mis palabras le
hubieran dolido—. Eso duele, sabes bonita, no seas tan directa de
mandarme a la zona de amigos, al menos puedes ser más sutil con mi
pobre corazón—Bromea.
Solté una risa y negué con la cabeza. Miré la pantalla de mi celular y
Nicolás estaba afuera. Fruncí el ceño, pensé que se había ido.
—Aún sigue aquí—dije.
Tomó mi celular y miró fijamente la pantalla. Él soltó un gruñido y tomó
mi mano y caminamos a la salida de emergencia y escuché la risa de
Cameron y Alejandra. Solté un suspiro. Desearía poder estar ahí
adentro con Diego.
Salimos del edificio abandonado donde mucha gente salía sin parar. Él
me apretó aún más la mano y caminamos con cuidado a su auto de él
que se encontraba estacionado a una distancia prudente de él de
Nicolás y Diego.
Cuando estuvimos adentro me llevé la mano al pecho y observamos a
Nicolás pasaron unos veinte minutos y salieron Cameron, Diego y
Alejandra. Los observé y vi como ellos se despidieron de Diego.
Subieron a sus respectivos carros.
Alejandra y Cameron salieron primero y le tocaron la bocina a Diego. Él
arrancó al minuto después y salió del estacionamiento y se puso en
marcha. Nicolás prendió su auto y comenzó a seguir a Diego.
Solté un grito ahogado y me llevé mi mano al corazón, Simón prendió su
auto y siguió a Nicolás. Me mordí el labio inferior con fuerza.
Saqué mi celular y busqué su número, me quedé mirando la pantalla y
se empañaron mis ojos. —Perdóname, perdóname, Diego—me digo a
mí misma. Él me miró de reojo y yo solo me concentré en el auto de
Diego.
Una hora después llegó Diego al edificio, se bajó tranquilamente
acompañado de una chica. Nicolás se estacionó por unos minutos y
después se fue. Simón me abrazó con fuerza.
—Tienes que decirle—Me aconsejo y añade—: tiene que saber quién es
al menos.
—Yo lo...Quiero, pero esto se escapó de mis manos, tenemos que
atraparlo pronto—dije alterada.
Hizo una mueca y soltó un largo suspiro.
—Las pruebas ya están entregadas, solo hay que esperar y aún falta
más, debemos tener más Anastasia—negué con la cabeza varias veces.
—¡No! —Negué con la cabeza, él tomó mi cara entre sus manos y secó
las lágrimas que no podía contener—¡Ya no quiero más!
—Tranquila, bonita, por favor, estamos haciendo todo lo que podemos
—se acercó a mí —. Tienes que contarle, ve y habla con él, ya sabe
Alejandra de Nicolás y que no tiene que confiar en él, pero Diego no
sabe nada.
—Me odia—dije con la voz rota.
—Inténtalo, vamos—se inclinó más hacia mí y me dio un beso en la
frente.
—Lo intentaré—dije en un susurro y bajando de su auto.

******
Me quedé observando su puerta por veinte minutos, que mierda le iba
a decir. <<Hola Diego, quiero contarte que mi exnovio ya sabe que él
es un psicópata y está obsesionado conmigo y que intenta hacerme
daño a través de ti.>> Eso sonaba pésimo.

—No seas cobarde, Anastasia—digo en un susurro.


Toqué la puerta con fuerza y espero unos minutos que se abriera, toque
de nuevo y la puerta se abrió.
Di un paso atrás, mi corazón se rompió un poco más. Había una chica
que recuerdo a haberla visto en la universidad al principio besando a
Diego y ahora estaba usando la polera de él. Ella se cruzó de brazo y me
miró de arriba y abajo.
—Se te perdió algo, linda—dijo arrogante.
—Necesito hablar un segundo con Diego, puedes llamarlo. —Me crucé
de brazos. Ella dejó la puerta abierta y pasaron unos minutos, salió
Diego sin polera con la parte de abajo en pijama.
—¿Qué quieres? Estoy ocupado.
—Necesitamos hablar, pero a solas—. Miré hacia la chica, no necesitaba
que ella supiera algo de mi pasado. Él habló con la chica y ella entró.
—Tú y yo no tenemos nada que hablar, me escuchaste. Me hartaste de
tanto misterio y secretos, ve y cuéntaselo a tu novio, a mí me dejas en
paz de una buena vez, me cansé de ser tu juguetito. ¿Me entiendes? —
Me gritó.
Yo abrí los ojos y negué con la cabeza. <<¿Qué estoy haciendo aquí?
¿Por qué intentarlo ahora Anastasia? >>—
Negué de nuevo con la cabeza.
g
—Lo siento...Solo olvídalo
—Lo estoy haciendo, te estoy olvidando. Así que vete de aquí ahora—
me apuntó con un dedo y yo asentí.
Di media vuelta y caminé rápido hacia las escaleras. Entré a mi
departamento y me derrumbé a llorar porque se acabó todo con Diego.
Me levanté y me dirigí hacia mi cuarto, me quedé mirando el techo toda
la noche.

******
Desperté un poco mejor de ánimo, entre en el ascensor y mi humor se
fue de inmediato, vi como Diego besa a la chica de noche, él me miró y
sonrió con maldad, eso dolió. Negué con la cabeza y miré mi celular,
Nicolás se encontraba aún lejos de mí. Cuando llegamos al
estacionamiento vi a Simón apoyado en su coche.

—¿Y cómo te fue? ¿Pudiste hablar con él?


Él miró a Diego, quien estaba besando a la chica. Mis ojos se empañaron
y me abrazó con fuerza.
—Es un cabrón Anastasia, no merece que lo sigas protegiendo.
Simón me limpió las lágrimas que no podía contener. El chico del que
estaba enamorada me odiaba, pero solo para protegerlo y eso me hacía
doler el doble.
—Lo protegeré siempre. Yo lo metí en este juego de Nicolás y es mi
responsabilidad.
—Eres la mujer más fuerte que he conocido y ojalá me amaras a mí y no
a él. Quisieras que me quisieras no como tu amigo, como algo más
Anastasia.
Mire a Simón e intente sonreír y ser fuerte, fingir que no tengo el
corazón roto justo en este momento. No quería lastimar aún más a
Simón con mis rechazos.
—Voy a llegar tarde—le recordé con una sonrisa.
—Estás cambiando el tema, pero estás de suerte que hoy día no estoy
tan preguntó.
Me bajé del auto y lo primero que veo es a Diego besando de nuevo a la
chica con la que durmió anoche en su departamento y Alejandra
mirándolo con cara de asco, lo que me hizo gracia. Simón se acercó a mí.
—Anastasia—, gritó con emoción la rubia, ella se acercó a mí con
Cameron—. ¿Cómo estás bebé?
—Muy bien—Simón puso una mano en mi cintura y Alejandra miró con
asco de nuevo—. ¿Cómo está Cameron? —
pregunto.
—Bien linda, eh, y tú eres ¿Simón? —pregunto.
Él asintió y me alejó de ellos, me tomó de la cintura y me dio un beso en
la mejilla.
—Nos vemos—me susurro.
—Adiós.
Alejandra me abrazó y me miró con una mueca.
—Me dan ganas de pegarle ambos—fruncí el ceño —. A ti y a Diego
¿Qué mierda pasó? ¿Por qué están separados ustedes? Cuando se
quieren, serán imbéciles y tú con Simón, que acaso nunca se te va a
pasar el encanto por ese chico—dijo enojada y hablando tan rápido que
apenas le entendía.
—Oye, no me juzgue, Diego sigue con su vida y yo igual.
Alejandra soltó un gruñido y caminamos juntas hasta que llegamos a mi
sala, me quedé afuera y vi como Diego saluda a Alejandra y pasó por mi
lado dándome un empujón. Ella lo fulminó con la mirada y yo agaché la
mirada.
—¿Qué ocurre Anastasia?
—Estoy cansada —Ella me abrazó y escondí mi cara en su pecho—. No
he dormido bien en días y creo que me está pasando factura.
—Mmm. No te creo ¿Por qué no hablas con él?
—No—murmure.
Alejandra me miró incrédula y soltó un gruñido.
—Ambos son imbéciles—dijo Alejandra levantando sus manos.
Entré al salón y me senté en último puesto, miré a mi otro lado. Él
seguía con la chica. Respire y desvíe mi mirada hacia el frente. "Se
fuerte Anastasia, queda poco...Para que esto acabe". —Me dije a mí
misma dándome ánimos.
Me removí incómoda en mi silla, quería irme, no tenía ganas de estar
aquí, lo único que quería hacer en estos momentos era estar sola en mi
departamento. Yo y la soledad donde no pueda lastimar a nadie más.
Miré de reojo a Diego, quien se despidió de la chica y caminó seguro
donde me encontraba, arrastró su silla y se sentó con una sonrisa
arrogante. Saqué mi celular y vi que Nicolás estaba estacionado en la
universidad. Mire hacia la ventana, pero no puede ver a nadie.
—Está aquí — murmuré en voz baja.
Pasé una por mi pelo y miré por la ventana intentando encontrar su
auto, pero no lo veía, miré de nuevo la pantalla de mi celular y seguía
aquí.
—¿Qué te pasa? Tu novio se ha enterado que lo engañaste conmigo—
dice con arrogancia, es voz que me enloquece.
Lo mire e intente hacer memoria de donde él había dejado su auto y
mire por la ventana, vi el auto de Diego y mire de cerca los autos y
puede distinguir el auto de Nicolás.
—Necesitamos hablar.
—No tengo nada que hablar, así que jódete—murmuró enojado. Lo
miré por un segundo.
—Es importante—insistí de nuevo. Tenía que saber de Nicolás, tenía
que saber que corría peligro.
—¡Que acaso no escuchaste! Que te jodas Anastasia—dice enojado y
levantándose del asiento.
Me levanté del asiento, enojada y me acerqué a él y lo tomé de la polera
con fuerza, él me miró con odio.
—Jódete tú, imbécil de mierda—le grité enojada.
Solté un gruñido y caminé hacia el baño. Entré en el baño y me apoyé en
el lavamanos, cerré los ojos, sentí como alguien me agarraba de la
cintura, abrí los ojos y vi a Diego.
—Te duele, ¿verdad?
—No.
Él soltó una risa amarga y lo miré a través del espejo como se reía de
mí, solté un gruñido e intento pasar, pero él me tomó de la cintura con
fuerza.
—Claro que te duele, como a mi verte con tu novio—dice con odio.
Me giré para encararlo, achiqué los ojos y me mojé el labio inferior, me
miró por un momento mis labios y después a los ojos.
—Simón, no es mi novio, es mi amigo y punto. Jamás te confirmé nada
Diego, tú mismo sacaste esa conclusión de que Simón era mi novio y yo
solo te seguí la corriente porque te tenías que alejar de mí y ahora que
sabes que Simón no es mi novio. Lo que pasó esa noche lo hice
porque...Nada mejor olvidarlo —él frunció el ceño y yo lo empujé—.
Ahora puedes seguir divirtiendo cuanta chica se te crucé—me solté su
agarre.
—No. No, no te creo nada—dice cruzándose de brazo. Me acerqué a él.
—Si él fuera mi novio jamás en la vida le hubiera puesto los cuernos
con otra persona. Yo no soy así, cuando me enamoro, lo doy todo por
esa persona, como se nota que no me conoces nada, pero, en fin...—
Digo desilusionada.
—Demuéstramelo—murmuró acercándose a mí y levantando mi
barbilla—. Bésame.
Se inclinó hacia mí y nuestras narices se rozaron.
—No tengo porqué demostrarlo, hay otras formas—digo en un susurro.
—Simón es mi amigo y punto está en ti si me quiere creer o no.
—No te creo—negó con la cabeza—. Me has mentido tanto y me has
roto el corazón tantas veces que ya no te creo nada. No creo que entre
tú y Simón solo sean amigos, ustedes tienen algo, no soy imbécil
Anastasia.
Achique mis ojos y lo observe.
É
—¿Quieres saber? Él fue el primero en muchas cosas en mi vida, pero
también ha sido un gran amigo y eso es todo lo que somos por ahora.
¿Me gusta Simón o siento algo por él? Tal vez, pero por ahora solo
somos amigos—. Repito de nuevo la frase de <<solo somos amigos>>
por qué es lo que somos y nada más.
—¿Por qué Anastasia? Porque me dejas vivir en una mentira. Estas
cuatro semanas pensando que tenías novio y lo que pasó entre nosotros
esa noche...
—Porque te quería, me entregué a ti porque te quería aun cuando no
podía. Lo di todo por ti porque...Creo que no es necesario decirlo. Y
también porque tengo un exno...—Antes de que terminara de hablar, él
me interrumpió.
—Es tarde para nosotros Anastasia.
Di un paso atrás porque me dolió escuchar sus palabras. Lo observé y
estaba serio. Era el final entre nosotros dos, supongo.
—Supongo que sí.
—Tengo que irme.
Él salió por la puerta y me senté en el suelo. Me abracé a mí misma y
traté de controlar mis lágrimas, pero no podía estar siendo una
auténtica llorona y no sabía si lloraba por haber perdido a Diego o
porque sentía que jamás me podría liberar de Nicolás. No quería que
esto acabara así con Diego, aún tenía una pequeña esperanza de volver
con él, cuando Nicolás cayera. Pero eso fue antes de lo que me acaba de
decir, porque él mismo lo dijo: <<Es tarde para nosotros Anastasia.>>
Me quedé sentada ahí en el baño por unos minutos antes de salir y
entrar a mi otra clase en donde tendría que volver a ver. Tengo que ser
fuerte cuando siento que cada día que pasa tenemos más a Nicolás en
nuestro poder, pero acabó él se está llevando mi vida, mi felicidad de
nuevo
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 49
Entré en mi siguiente clase donde nos juntaron en pareja y me tocó con
Diego quien me ignoró en el trabajo y tuvimos que hacerlo por
separado. Intenté hablar con él sobre el trabajo, pero simplemente me
ignoro. Tomó su puesto y se alejó de mí y fue a hablar con el profesor.
Lo único que me dijo fue:
—El profesor dijo que lo hiciéramos por separado.
Yo solo asentí, no lo iba a obligar a estar conmigo en un trabajo si se
sentía incómodo. Entregue de la primera el trabajo y mire de reojo a
Diego, quien se levanta para entregar el suyo.
Juegue con mis manos este día ha sido una verdadera mierda y ya no
quería estar más aquí. Tomé mi mochila y salí de la sala. Entré en la
biblioteca y me senté en un sillón y miré el techo.
Saqué mi celular y miré fijamente, Nicolás estaba ahora muy lejos,
estaba conduciendo para Sevilla. ¿Qué raro? ¿Por qué estaba
conduciendo hacia allá? De seguro que alguien le dijo de mi paradero
que estuve ahí.
Miré a mi alrededor y estaba sola, tenía tantas ganas de llorar. Me sentía
tan agotada que ahora no quería más y no quería luchar más, a veces
pregunto qué tan malo puede ser que Nicolás me atrape que es lo peor
que me puede hacer porque ahora me siento miserable.
Camino al estacionamiento donde me quedé de juntarme con la rubia
para ir a almorzar y para divertirnos. Estoy seguro de que solo me
quiere subir el ánimo y es algo que amo de ella que siempre me quiere
ayudar aun cuando ella no sabe lo que pasa en mi vida.
Me apoyo en la pared y reviso mi celular, Nicolás está aún viajando,
frunzo el ceño qué mierda estás haciendo. De repente llega un mensaje
a mi celular y con número desconocido.
< Desconocido a las 15:32 p.m. >
"Soy Simón, necesito que vengas aquí, estoy esperándote hermosa"
Miró el mensaje por unos segundos y entró en la dirección, es la bodega
donde nos volvimos a hablar con Simón.
< Desconocido a las 15:35 p.m. >
"Te espero, ven rápido, es urgente"
Mordí mi labio inferior, me sonaba sospechoso, porque Simón no me
habla de su celular, pero si le paso algo grave y me está pidiendo ayuda.
Abro mi mensaje y veo que Nicolás sigue manejando. Me rasco el cuello
porque siento esta presión en mi pecho de que algo malo va a suceder.
—Anastasia—, gritó la rubia. Anotó la dirección y se la mandó a los
gemelos, miró de reojo a Alejandra que venía corriendo.
—Hola, loca.
—¿Estás lista para hoy? Van los demás—señal al grupo donde vienen
sus amigos y por supuesto Diego con otra chica. Niego con la cabeza y
miro a la rubia.
—Claro, pero antes necesito ir a donde Simón—ella hace una cara de
asco—. Es urgente, rubia, no te pongas celosa
—bromeo.
—Vale—dice alargando la palabra. Tome su brazo y la aleje un poco
más —. ¿Qué pasa?
—Te daré mi dirección en tiempo real, si no llego en más de dos horas,
llámame por favor—digo seria. Alejandra negó con la cabeza una y otra
vez.
—¿A dónde vas realmente? —Preguntó con la voz rota.
—Ayudar a Simón, ¿creo? —Digo insegura, me rasqué el cuello, tenía un
mal presentimiento, pero no iba a dejar solo a Simón, podía sentir que
algo no iba bien.
—Pero...Ana..., es peligro. Yo no podría imaginarme que algo te pase—
susurro con la voz rota.
—No me pasará nada, dame tu teléfono...—Ella me pasó su celular y lo
sincronice con el mío. La mire y la abrace fuertemente.
—Te amo—le digo antes de darle un beso en la mejilla.
El taxi tocó la bocina, por fin llegaba. Miré a Alejandra quien estaba
llorando y Cameron la miraba.
—Todo estará bien—Cameron me observó—. Volveré, Ale...Recuerda
que te amo ¿sí?
Me subí al taxi y logré escuchar a Alejandra decir:
—No, no. No vayas.
Le di la dirección a la taxista. Simón me necesitaba, pero sentía una
presión en el pecho como un mal presentimiento, pero tal vez solo
estoy exagerando.
Veinte minutos después me bajó del taxi y entró a la bodega
abandonada . Observo una puerta abierta, caminó con cuidado y me
limpió las manos en mis pantalones, me sudan mucho las manos. Tengo
mucho miedo, algo me dice que no debería estar aquí ahora, tengo el
presentimiento que esto no acabará bien. Así que saco mi teléfono y
comienzo a grabar el sonido por si acaso, necesito tener más pruebas.
Entró a la habitación y no hay nadie, miro la habitación, veo una mesa
con unos papeles, me acercó y son muchas fotos mías de Alejandra, mi
familia las tomó y empiezo a mirar. De repente escucho como la puerta
se cierra de un golpe.
Me giro y veo a Nicolás con el señor de Madrid con una enorme sonrisa
de maldad.
—Que te dije Roberto, chica de buenos sentimientos que siempre
quiere ayudar—dice con arrogancia.
—Chica guapa, sexy, ruda pero no tan astuta—dice el hombre con su
voz ruda. Mi corazón se paraliza y miro a la asquerosa persona que
tengo frente a mí. Él se acerca a mí y me arranca las fotos de las manos.
—Está pálida, mi amor— me acaricia la mejilla y doy un paso atrás
chocando con la mesa—. ¿Qué te ocurre amor?
—No me digas amor — digo enojada —. ¿Dónde está Simón?
Me tomó de la cintura y yo me suelto su agarre.
—Sigues siendo una fiera, ¿verdad? —Se acercó a mí y me dio un beso,
corrí la cara y lo miré con asco—. Me engañas con mi querido hermano,
que zorra eres.
Achique mis ojos y mire atentamente sus movimientos.
—Es mi amigo.
Él soltó una risa y negó con su cabeza, me mostró una foto mía y de
Simón cuando tenía yo solo dieciséis años y
Simón de dieciocho años en donde salíamos besándonos.
—Me crees estúpido, ¿eh? ¿Crees que soy estúpido? —Grito. Lo miré
detenidamente y me pregunto en qué momento cambió tanto para
convertirse en lo que es hoy en día Nicolás y en dónde quedó ese chico
tierno que me regalaba flores, peluche y él de palabras tiernas.
—Jamás te engañe, tú eras que me engañó y me usaste para tus
negocios sucios, cariño—digo con odio. Me limpie las manos y mire de
reojo la puerta.
Él me empujó contra una silla y con la mirada vi cómo me ordenaba que
me sentara. Me quedé quieta porque no sabía qué hacer, esto iba a
acabar mal.
—Siéntate Anastasia, por favor—me senté y Roberto se sentó en el
sillón y nos miraba fijamente con una sonrisa que me dio escalofrío. Él
arrastró una silla y se sentó al frente de mí.
—¿Qué es lo que quieres?
—Te contaré una historia, Anastasia—me sonrió un momento. —Había
un chico que desde muy temprana edad sabía que no era normal, tenía
pensamientos oscuros y retorcidos, el niño no le veía lo malo a esos
pensamientos hasta que un día su madre y su hermano lo descubrieron
haciendo algo muy malo para la sociedad, pero para él no..., porque le
gustaba hacerlo—me sonrió con maldad y yo fruncí el ceño—. Sus
padres lo llevaron a terapia para curar al niño de esos pensamientos y
él fingió recuperarse. Creció y llegó a su adolescencia donde su
hermano el chico más popular del colegio hizo una fiesta, lástima que el
chico del relato era lo contrario a su hermano, aunque igual tenía a
muchas chicas ya que el chico era guapo y un boxeador solo que era un
chico misterioso y callado al contrario de su hermano que era
extrovertido y carismático.
Apreté mis labios en una fina línea. Me observó fijamente y yo igual y
sus ojos no había nada los veía vacío, no tenía ese brillo de antes.
—Cuando subió por la escalera vio a una hermosa chica que no paraba
de decir cosas horribles de su hermano, se quedó observándola como
cinco minutos, la chica era de la misma edad. —Nos miramos un
momento y no puede evitar recordar ese momento y una lágrima rodó
mi mejilla —. El chico quedó deslumbrado con la belleza de la chica y
sabía que era una de las chicas más populares del otro curso. Ella se
giró molesta y se topó con los ojos del chico que la miraba fijamente y
esa tarde comenzaron a platicar. Ella le contó que tenía algo con su
hermano, pero supongo que el misterio o el aura que traía el chico
capturaron la atención de la chica porque se quedaron hasta la
madrugada hablando sobre cosas.
Estiró su mano, pero retrocedí y yo misma me limpié la lágrima. Él
observó a Roberto quien salió de la habitación y nos dejó a solas.
—Esa misma noche el chico supo cómo encantar a la chica y le robó un
beso a la chica le correspondió y así comenzó una larga historia. La
chica era la mejor boxeadora de Madrid a pesar de su edad. Ella le
enseñó a amar y a aprender a vivir la vida de otra forma menos
negativa, era la típica historia cliché de chico misterioso con la chica
más popular se enamoraron, pero esto no era un libro. Esta era la
realidad y el chico en el fondo, seguía luchando con sus propios
demonios internos y las voces...El poder y la ambición y otras cosas más
que no sabía su hermosa novia.
⋙ El tiempo pasó y su relación se hacía más fuerte, pero al chico ya no
le llenaba y sus demonios cada vez era más fuerte hasta que se topó con
gente realmente poderosa y peligrosa. Poco a poco pudo satisfacer un
poco sus demonios, pero para tener todo lo que él quería tenía que
vender a su hermosa novia y demostrar que no tenía piedad con otra
persona así que escogió al hermano de su novia para matarlo ya que era
el boxeador más importante de Madrid.
Mis ojos se empañaron y recordé a mi hermano Alex cuando llegó a
salvarme y siempre lo tuvo todo planeado, siempre estuvo dispuesto a
todo para saciar sus ambiciones, mató a mi hermano para demostrar
que no tenía piedad, me vendió para tener poder y yo que pensaba esa
noche entregarme a él, que estúpida fui.
—Ella pensaba que iba a ser una noche especial entre ellos dos, pero
solo vio al demonio que era realmente ese chico y solo fue una parte
que vio ese día hasta que llegó como siempre su ángel guardián a
salvarla que fue mi santo hermano Simón.
Apretó sus puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.
—Pero ahora su hermosa ex novia está frente al chico de la historia. ¿Te
gustó mi historia Anastasia? No me provoques Anastasia, soy peor de lo
que piensas, no tendré piedad con nadie y menos con la gente que
intente protegerte, déjate ya mujer de condenar a las personas.
—Déjalos en paz, ellos no te han hecho nada. —Murmure.
Soltó una risa macabra y un escalofrío recorrió mi espalda, lo miré y era
absolutamente hermoso, pero por dentro estaba podrido, era casi como
un ángel de la muerte donde te puede cautivar con sus palabras, su
sonrisa y su belleza y cuando menos lo piense te va a dar el golpe.
Ahora me doy cuenta de que no todos los hombres de cara bonita van a
hacer bueno, a veces pueden ser tú mismo ángel de la muerte y tú no lo
sabes.
—Eso no pasará.
En ese momento entró Roberto y se volvió a sentar.
—Te odio.
—Eso ya lo sé, Anastasia, pero así están las cosas. Eres mía y de nadie
más. —Tomó una foto en donde estaba yo con Diego tomado de las
manos caminando por Barcelona—. Lo amas a él, ¿verdad?
Negué con la cabeza y él tomó mi cara entre su mano, me la apretó y me
acercó más la foto.
—Lo amas a él, me crees estúpido ¿o qué? Te conozco demasiado bien
Anastasia—volví a negar con la cabeza—.
Espero que sea verdad. Porque es tan fácil de matarlo, un disparo en su
cabeza y boom deja de existir tu querido Diego ¿Tú decides Amor?
—No le hagas daño, yo no lo amo, solo fue diversión. —Dije tan fría que
Nicolás hizo que sonriera y asintiera.
—No le voy a hacer daño por ahora. Te hice venir aquí por un motivo.
—Mostró una foto donde salía yo y Alejandra.
Tragué duro y mis manos estaban sudando, miré de reojo hacia la
puerta —. Alejandra es hermosa tu amiga ¿verdad?
—Observo la foto y lo fulmine con la mirada <<a mi amiga, ¡no!>> Me
quedé callada porque sabía que estaba sacando el tema de Alejandra
porque sabía que era mi punto débil y claro para él era la más fácil de
llegar.
—Me pregunto que estaría dispuesta a ser por ella, es una duda que
tengo dentro de mí — apretó mi barbilla con fuerza y mordí mi labio
inferior —. Conociéndote, Anastasia, sé que estaría dispuesta a dar tu
vida por ella.
No puede evitar que una lágrima recorriera mi mejilla y él sonrió con
maldad.
—Sigues siendo tan buena Anastasia y además que estoy seguro de que
tu conciencia no podría tener otra muerte sobre ti.
No puedo evitar que mis ojos se empañan porque no podría, eso me
mataría y más si algo le pasa a Alejandra.
⋙ No llores hermosa. Ves que no somos tan distintos, Anastasia, en el
fondo eres una asesina, mataste a tu hermano, no físicamente, pero lo
trajiste a su fin, solo para que te salvara, fuiste egoísta con tu hermano.
Acabaste con su vida y solo porque se interpuso en mis planes. Además,
que estuviste a punto de estrangularme hace tres meses, recuerdas
hermosa. Eres una asesina al igual que yo—Él rio e intentó limpiarme
una lágrima que rodaba por mi mejilla—. Aunque pensando bien lo de
tu hermano de todas formas iba a morir.
—Eres un hijo de puta —digo con la voz ronca tratando de controlar las
lágrimas porque eso es lo que quiere Nicolás:
verme débil para atacarme de nuevo —. ¿Por qué yo? ¿Por qué mi
hermano?
—Fueron negocios, amor. Y porque estabas ahí, estabas ahí como mi
hermosa novia, ese fue el problema tuyo, eres demasiado hermosa y
llamaste la atención de la gente equivocada. Y tu hermano me estorba
mucho dentro de mi mundo.
—Eres lo peor—susurró.
Él se rio y dejó las fotos en la mesa y tomó mi barbilla con fuerza.
—Ni tanto, no sé de qué te quejas, sigues viva ¿no? Aunque tampoco
podría matarte porque te amo.
Negué con la cabeza y lo miré a los ojos de un demonio que no había
nada en su interior.
—Estás enfermo ¿Qué clase de amor es ese?
Puso los ojos en blanco.
—El amor que yo conozco, Anastasia. Bueno, te hice venir aquí por un
motivo: quiero que pelees para mí y me hagas ganar dinero; de hecho,
tú eres mía y de nadie más—tomo mis brazos con fuerza y solté un
gemido de dolor—. Eres mi boxeadora, solo mía ¡Me escuchaste! Yo soy
tu puto dueño, me costaste mucho dinero Anastasia.
Ahora era yo la que me ría. Primero me mató antes de caer en sus
garras de nuevo.
—Jamás pasará eso. Primero me mato antes de ser una de tus
boxeadoras. ¡Me escuchaste!
—¡Levántate ahora! joder. — Tiró de mi muñeca y me puso de pie. Me
tomó firmemente de la cintura. Sus manos comenzaron a bajar y yo se
las apreté.
Él soltó una risa seca.
—Eres mía, Anastasia y si quiero tocarte lo haré, ya te lo dije. —Lo
fulmine con la mirada y levante mi pierna y le pegue en su parte noble,
cayó al piso y corrí a la puerta, pero el hombre me agarró y me azotó
contra la pared.
Escuché como él maldecía en el suelo. El hombre me sujetó por el cuello
y comenzó a caminar conmigo en donde se encontraba Nicolás, quien
se estaba poniendo de pie y me miraba con odio.

É
Él me tomó con fuerza de los brazos que me hizo soltar un gemido de
dolor de lo fuerte que me apretaba. Roberto me miró con diversión y se
tomó su tiempo mirando mi cuerpo y me dio ganas de vomitar.
Roberto se acerca a mí e intenta acariciar la mejilla, pero yo muevo mi
cabeza y le pegó un cabezazo, él cae al suelo.
Nicolás apretó más los brazos.
—Eres una fiera, Anastasia.
—Creo que necesita que alguien la domestique, eso se hace con la fiera
— dice Roberto parándose del suelo haciendo presión un pañuelo en la
frente donde le salía sangre por el cabezazo —. Eres demasiado bonita,
pero era una maldita zorra.
Roberto levanta la mano y siento ardor en mi mejilla derecha por su
cachetada. Nicolás comienza a darme besos en el cuello. Cierro los ojos
con fuerza. —¡No, no, por favor! —Me digo a mí misma
—Abre tus ojos, amor esto recién comienza.
—No me toques, por favor—Roberto tomó mi cara e hizo que mirara a
Nicolás quien me besó e intentó meterme su lengua. Negué una y otra
vez. Él me miró con enojo.
—Me das asco Nicolás—dije con odio y le escupí en la cara. Ellos se
miraron y solo sentí el golpe de otra cachetada en mi mejilla.
Me removí y me pude soltar del agarre de Nicolás quien me miró
sorprendido y tomó su cara entre mis manos y le pegué un cabezazo
que lo dejó en el piso. Roberto me tomó el brazo, pero le di un codazo
en su estómago que hizo que se doblara y le pegué un puñetazo.
—Eres una perra—tiró de mi pelo Nicolás que hizo que me cayera en el
suelo. Él no dudó en pegarme una patada en el estómago que hizo que
me quitara el aliento.
—Creo que alguien necesita aprender una lección el día de hoy—dice
Roberto con maldad. Volvió a golpearme en la cara y cerré los ojos. Me
moví hacia un lado esquivando el puñetazo y lancé una patada a
Roberto.
Nicolas tiró de mis pies y se subió encima de mí y me amarró las manos
con una cuerda que no sabía que tenía. Me apretó con fuerza y comenzó
a golpearme. No pude controlar mis lágrimas. Se detuvo un momento.
Me agarró del pelo, hizo que lo mirara.
—Hoy día aprenderás una valiosa lección: la primera es: no me pongas
chip de rastreo en mi puto celular y la segunda es: no juegues conmigo,
porque esto no es nada con lo que te puedo hacer, puedo hacerte sufrir
mucho más.
Levantó su mano en un puño y me pegó fuertemente que hizo que me
pegara contra el piso, podía saborear mi sangre saliendo de mi labio.
Sentí una patada en mi estómago y grité de dolor, no podía controlar
mis lágrimas, ellos volvieron a atacar pegándome una y otra vez, hasta
que sentí que ya no podía respirar bien, cada patada que me daba en el
estómago me costaba más respirar, mis manos estaban sangrando por
intentar detener sus patadas, aunque no podía ya que las tenía
amarradas.
Podía sentir que este era mi fin, no podía ni siquiera pelear, me
engañaron como siempre, después de todo sigo siendo una ingenua,
Nicolás como siempre puedo engañarme para atraparme.
—Déjame, por favor—suplique. Ya no podía ver bien por lo hinchado
que tenía los ojos. Los golpes se detuvieron y tosí sangre. Podía
saborear mi sangre en mi garganta.
Él tomó mi cara y apenas podía verlo, él sonrió con maldad.
—Te dejaré vivir, porque esto aún no acaba—escuché lo que me decía
—. Eres mía y si te mato ahora, no será tan entretenido este juego como
es que tenemos ahora.
Ellos salieron de la habitación y esperé unos minutos para poder
ponerme de pie. No podía ver bien y mis manos no paraban de sangrar.
Me dolía mucho la cabeza y veía todo borroso. Cuando llegué a la salida
vi un auto, pero no podía respirar bien, me faltaba el aire y comencé a
toser sangre. Traté de enfocar mi vista, pero no podía verlo todo
borroso, me falta el aire. Me refregué la cabeza donde vi que me salía
más sangre y no podía más, no tenía fuerza.
Caminé un poco y vi cómo se acercaba otro auto y caí al suelo. Mis ojos
se cerraron, solo quería descansar, solo quería eso.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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Capítulo 50
Alejandra:
Cameron me abraza y Diego estaba hablando con otra chica. No puedo
creer que Anastasia se fuera, quizás a donde, cuando tiene un exnovio
loco buscándola que intenta hacerle daño. Me separé de Cameron y me
limpié las lágrimas.
Miré mi celular y vi que Anastasia llevaba ahí ya treinta minutos.
En ese momento mi corazón se alteró más y supe que mi amiga estaba
en peligro. Corrí donde Simón se estaba bajando de su auto ¿qué coño
hace aquí? Se supone que tenía que juntarse en otra parte con
Anastasia.
—¿Qué mierda haces aquí? —Grité fuera de mí.
Simón me miró y frunció el ceño.
—Viene a buscar Anastasia.
—Se supone que ella está contigo—le mostré mi celular y Simón me lo
arrebató—¡Por Dios! —grité.
Cameron me abrazó por la cintura, pero me soltó su agarre. Sabía que
algo malo estaba pasando, lo podía sentir en el momento que ella subió
a ese maldito taxi.
—¿Por qué está ella ahí? —tartamudeo
—Por ti, imbécil, ¿de quién es ese lugar? —Se calló y se metió
rápidamente en el auto, pero yo golpeé su coche y grité—: ¡Es de tu
jodido hermano! Si algo le pasa será tu maldita culpa—grite.
Tomé a Cameron de la polera y él abrió los ojos de seguro parecía una
loca.
—Conduce de una jodida vez, es maldito auto—Cameron se subió a su
auto y me acerqué a Diego y lo tomé con fuerza de su maldita polera—.
Tu vienes con nosotros, te guste o no te guste. Sube a ese puto auto
¡Ahora! —Gritó descontrolada.
Diego me miró con los ojos abiertos como si no me reconociera. Pues
que se joda el imbécil, lo tomé con más fuerza y él asintió y yo corrí a
subirme al auto.
—Cameron, acelera este puto coche ahora, Anastasia está en peligro—
gritó como una loca. Cameron derrapó y salió muy rápido en su coche.
—¿Qué está ocurriendo? —Preguntó Diego confundido. Me limpio las
lágrimas.
—Anastasia..., ella está en peligro...
—¿Por qué piensas eso? —Pregunto alterado.
—Se iba a juntar con Simón y llegó al estacionamiento. Joder Camero
acelera más el puto coche.
Cameron conducido veloz e incluso vi que pasó a Simón. Sentía un nudo
en mi pecho, apenas podía respirar, sentía en mi corazón que Anastasia
corría peligro, lloré todo lo que puede por el camino, recé una y otra vez
para que ella estuviera bien y que solo fuera cosas mías, que cuando
llegáramos nos iba a decir que estábamos exagerando y tiraría una de
sus malas bromas.
Cuando estábamos llegando al lugar veo a Anastasia caminar, pero muy
lento y veo cómo de repente se desmaya y cae al suelo.
—Anastasia—, gritó. Abrí la puerta antes de que Cameron pudiera
frenar. <<Mierda, Alejandra.>> Escuché que me decía él. Corrí donde
estaba el cuerpo de mi amiga. Tomó su cabeza y observó que estaba
sangrando—¿Qué te han hecho?
Diego se tira al suelo y toca la cara de Anastasia, donde se raja la polera
y hace presiones en la cabeza de Anastasia para tratar de parar la
sangre. No puedo ver bien y siento que Diego me está gritando, pero yo
no reacciono hasta que llega Simón y la comienza a soltar las manos
que las tenía amarrada con unas cuerdas. Ellos comienzan a pelear y yo
tomo la cara de amiga donde apenas la puedo reconocer.
Cameron comienza a gritarles a los dos. Diego se limpia las lágrimas,
presiona alrededor de la cabeza Anastasia una especie de venda, pero
con su polera y luego la toma en sus brazos. Cameron me levanta del
suelo, siento que me está gritando, pero no escucho nada y apenas lo
veo. Él me levanta y me sienta en copiloto y arranca el auto.
—Cameron, acelera más, está perdiendo mucha sangre—grita Diego.
Me giró y tomó la mano de mi amiga que está llena de sangre. —
Necesito otro paño para parar la sangre. Tranquila, bella—él besó su
frente.
Simón le pasó su polerón y observó como Diego presionó de nuevo su
cabeza. No podía parar de llorar, porque lo sabía, presentía que algo
malo le iba a pasar, sentía que ella corría peligro.
—No puedes dejarme Anastasia ahora. Si te mueres yo me muero
contigo ¡Escuchaste! —Grito con la voz cortada.
Diego le habla a Anastasia. Escuché que le decía que la amaba una y
otra vez y que lo perdonara.
Simón lloraba y hablaba con alguien por teléfono, no lo entendía bien,
sentí como me apretaba la mano. Bajé la mirada y Anastasia me
apretaba la mano.
—Diego—, susurró Anastasia, me limpié las lágrimas, porque seguía
con nosotros. Diego le habla y le toma el pulso a Anastasia.
—Te amo, Anastasia. Todo estará bien, casi llegamos, por favor sigue
mirándome ¿vale? No cierres los ojos, por favor
—dijo con voz desgarradora.
Cameron estacionó el auto en la entrada del hospital y me bajé
corriendo. Entré y hablé con una enferma y rápidamente sacaron una
camilla. Se acercaron y pusieron con cuidado Anastasia y la llevaron con
cuidado dentro del hospital. Los seguí, hasta que llegaron a una
habitación y no me dejaron entrar.
Diego se sentó en el piso y escondió su cabeza. Cameron me llevó al
asiento que estaba ahí. Me tomó de la barbilla y me secó las lágrimas,
pero me paré e intenté mirar por la puerta, necesitaba estar a su lado,
no quería separarme de ella.
Sentí como Cameron me abrazaba e intentaba llevarme de nuevo a los
asientos, pero yo no quería y comencé a gritar que me dejara. Él me
abrazó con cuidado, pero yo lo empujé.
—Déjame Cameron—grite llorando—. Quiero verla, por favor necesito
verla. Siento que me está matando ahora mismo—él vuelve a
abrazarme, pero yo me remuevo hasta que caigo en el piso y comienzo
a llorar porque no puedo perderla; es mi hermana y siento que me
muero.
Él me abrazó con fuerza y escondí mi cara en su pecho. En ese momento
llegó Harry con más policía donde se acercaron a Simón, quien estaba
llorando en una silla.
Ellos comenzaron a pelear y escuché como decía que había sido Nicolás,
cosa que yo ya sospechaba era la única persona que le quería hacer
daño a ella. En ese momento llegaron los gemelos y Jonathan.
—¡¿Qué le pasó a mi amorcín?! Dígame qué mierda pasó—gritó Dylan.
Harry se acercó a ellos y le habló hasta que sentí el grito de ellos. Me
solté del abrazo de Cameron y fui a donde mis amigos me abrazaron
con fuerza y lloramos por nuestra Anastasia.
—Dime que ella estará bien—gritaba Dylan con la voz rota. —Ella no
me puede dejar. No. No, no puede—Javier abrazó a su hermano y ambos
comenzaron a llorar.
Jonathan soltó un grito y comenzó a golpear la pared del hospital, tomó
su mano y lo abrazó fuertemente.
—Ella va a estar bien, Anastasia es fuerte. Joder es mi pequeña
hermanita—lloraba en mi brazo Jonathan.
Yo asentí. Tenía que estar bien, sé que ella no se daría por vencida
jamás. Los cuatro nos abrazamos y nos sentamos juntos. Mire como
Cameron abrazaba a Diego, estaba cubierto de su sangre.
Me limpio las lágrimas porque sé que mi amiga estará bien y tiene que
estarlo porque ella es la mujer más valiente. Me pare y me acerqué a
Simón que estaba hablando con Harry y él estaba escribiendo en una
libreta.
—Tu hermano fue quien le hizo esto, porque lo voy a matar—digo con
los dientes apretados.
Él se levanta de la silla y mira un momento a Harry y luego a mí. Él se
aclara la garganta y se limpia las lágrimas que rueda por sus mejillas.
—Tú no vas a cometer esa locura—me limpio las lágrimas que caen por
mis mejillas. Simón extrae el teléfono de Anastasia y se lo entrega a
Harry—. No tienes idea de lo peligroso que es mi hermano.
Harry guarda el teléfono dentro de una bolsa de plástico y se lo guarda
dentro de su chaqueta y se dirige a hablar con los otros policías.
—Voy a matar a tu hermano Simón—dice Diego.
—Ustedes no harán nada porque si hacen alguna locura, pondrá en
riesgo todo lo que hemos trabajado junto con Harry y Anastasia—se
limpió una lágrima—. No sean estúpidos y manténganse al margen por
ella, por favor.
Doy un paso hacia atrás que es lo que están escondiendo entre ellos,
porque no podemos saber.
—Nicolás fue quien le hizo eso a Anastasia y te quedarás con los brazos
cruzados. ¿Creí que la amabas? —Dije alterada. Él respiró
profundamente.
—Me haré cargo yo y Harry sobre el tema de mi hermano. Él va a pagar
por cada uno de sus crímenes que ha hecho con todas esas mujeres.
—¿Qué crímenes? —dice Diego con la voz rota —. Dime donde vive tu
hermano que lo voy a matar ahora mismo, te guste o no
—Ya basta. —dice Harry —. No tienes que dar más explicaciones,
Anastasia no quiere que ellos lo sepan y respeten eso por ella.
Manténgase lejos de esta situación, háganlo por ella.
Cameron me tomó de la cintura, pero yo me solté y volví a abrazar a los
gemelos con Jonathan donde nos quedamos los cuatro esperando que
nuestra amiga estuviera bien. Me limpié las lágrimas recordando
nuestros recuerdos y sobre todo cómo fue que comenzó nuestra
amistad.
13 años antes:
Sentía como Amanda se reía de mí con las niñas, sobre mis trenzas o
sobre mi ropa. Me hundí en la silla porque era la única niña que no
tenía ninguna amiga.
En ese momento alguien me tiró varias pelotas de papel y todo el curso
se rió de mí, tenía ganas de llorar, no entendía porque las demás se rían
tanto de mí. En ese momento entró la profesora con una niña a su lado.
Me fijé que era una niña de pelo castaño con ojos azules.
—Buenos días, alumnos. Tenemos una nueva compañera ¿quieres
presentarte? —dijo la profesora.
La niña con una enorme sonrisa asintió.
—Me llamo Anastasia Evans, vivía antes en Bilbao, pero mi padre con
mi madre puso sus negocios en Madrid, tengo un hermano y eso es todo
—ella sonrió. Escuche cómo murmuraba Amanda con sus amigas sobre
Anastasia.
Yo miré un momento a la profesora y después a mi cuaderno, sentí
como la profesora se acercaba con la niña. Ella se sentó a mi lado y yo
agaché más la vista, no quería que la nueva niña me molestara como las
demás niñas de la clase.
—¿Cómo te llamas? —Levanté la mirada y me topé con sus ojos azules
como los míos y una enorme sonrisa—. Yo me llamo Anastasia.
Ella estiró su mano, dude en estrechar su mano. Ella dio un suave, pero
seguro apretón de manos.
—Me-e llamo Alejandra Navarro—tartamudeo porque no quiero que
ella me moleste. Ya no quiero que se sigan burlando de mí.
—¿Quieres ser mi amiga para siempre? —dice Anastasia. Yo asiento.
Me siento emocionada porque, por fin, voy a tener una amiga. Ella
escribió nuestro nombre juntos y abajo puso BFF y me explicó que era
inglés pero que significa mejores amigas para siempre.
—Seremos grandes amigas.
La clase terminó y ambas salimos hasta que llegó Amanda dando un
empujón que hace que me caiga y ellas comienza a burlarse de mí hasta
que siento la voz de Anastasia defendiéndome. Me intento poner de pie,
pero Mariel me empuja de nuevo haciendo que de nuevo caiga.
—¿Por qué la empujas? —Escucho que dice Anastasia enojada. Ella se
acerca a Mariel y le da un empujón y Mariel igual, pero Anastasia la
toma del brazo y se los pellizca haciendo que ella grite —. No lo vuelvas
a hacer o te va a ir peor—todas ellas asienten y se van.
Anastasia me ofrece su mano y me ayuda a pararme. Ella me sonríe.
—Ya no te molestarán más las niñas estúpidas—dice abrazándome y yo
a ella porque por fin tenía una amiga y ya no estaba sola.
Presente:
Sonrió con ese recuerdo porque quien diría que esa promesa de niña de
seis años se mantendría hasta el día de hoy.
Me duele mi corazón y siento que estoy siendo quemada al no tener
noticia de ella. Dylan me acaricia el pelo. Limpio una lágrima que rueda
por mi mejilla.
—¿Cuántas horas han pasado? —Me aclaro la garganta porque la tengo
seca y ronca.
—Dos horas, dos jodidas horas y nada—dice Javier.
Cameron me observa y yo me levanto de mi asiento y camino hacia él
que está con Diego. Abrazo a Diego porque sé que hizo todo lo que
estuvo en sus manos para controlar la hemorragia o la sangre, debe
haber sido difícil para él pensar con la cabeza fría viendo Anastasia así.
—Serás el mejor doctor, Diego—le susurro—. Ella estará bien, jamás
nos dejaría.
Su cuerpo comienza a temblar en mis brazos y lo abrazó con más fuerza
porque yo vi como Diego cayó en el alcohol
los tres meses que desapareció Anastasia. Como el primer mes fue
todos los días a la universidad borracho tanto que los profesores lo
echaban de la clase y el segundo mes Cameron tuvo que intervenir e
irse a vivir con él para que comiera algo.
—Yo la quiero tanto y he sido un imbécil, me dejé llevar por el odio y el
rencor que sentía hacia ella.
—Ambos se han hecho daño, pero Anastasia te quiere.
Cameron me atrajo hacia su regazo y me abrazó fuertemente, escondí
mi cara en su cuello y comencé a llorar de nuevo porque se estaba
demorando demasiado, porque nadie no decía nada. Harry caminaba de
un lado a otro hablando por teléfono al igual que Simón.
Solté un suspiro porque odio a Nicolás, pero a Simón no podía se nota
que ama a mi amiga y que están juntos para detener a Nicolás con
Harry. ¿Qué tanto es lo que ocultan?
Cameron habla con Diego, pero no quería escuchar, quería
desconectarme hasta que saliera el doctor y me dijera que ella estaría
bien, porque lo va a estar mi corazón me lo dice, ella tiene tanto porque
luchar.
Hace dos años atrás Anastasia cambió tanto y fue tan cruel conmigo.
Ella jamás lo había sido conmigo, comenzó a alejarse de mí y hacer
totalmente fría conmigo y no entidad porque hacía eso, pero ahora
puedo comprender que fue por culpa de Nicolás. Sé que algo muy grave
pasó esa noche en que murió el hermano de Anastasia. Jamás me dijo
cómo lo mataron, pero ahora sospecho que tuvo que estar involucrado
Nicolás al igual que sus cambios constantes de ciudades. Ahora sé que
Anastasia huía de él porque siempre andaba detrás de ella.
Hace dos años me arrebataron la alegría de Anastasia. Recuerdo el
primer mes que se quedó en mi casa, era fría conmigo y apenas comía...,
lo más duro eran las noches cuando la escuchaba gritar en la noche y
cuando entraba al cuarto de invitado, la veía en el suelo en posición
fetal, llorando y lanzando golpes al aire. Todas las noches era lo mismo,
pero siempre me quedaba cada una de esa noche a acompañarla y
abrazarla, jamás quise presionarla a que me contara lo que realmente
ocurrió.
Hasta el tercer mes que veía como mi amiga se estaba muriendo en vida
frente a mis ojos y tuve que obligarla a que fuera psicólogo porque no
podía seguir viéndola así, como ella simplemente se apagaba frente a
mí. No podía ver cómo la estaba perdiendo, ese día la acompañé como
siempre tomando nuestras manos en los tiempos difíciles. Mis padres
adoran Anastasia y ellos también estaban preocupados tanto que
intentaron hablar con los padres de Anastasia, pero ellos estaban
cegados por el odio y rencor de haber perdido Alex su hijo que echaron
de la casa, Anastasia. Pero ella jamás estuvo sola porque me tenía a mí y
a mis padres que la aman como si fuera su hija, por eso mis padres no
dudaron en recibirla. Creo que fue la etapa más dura para nosotras en
donde pusimos realmente a prueba nuestra amistad y sobrevivió como
siempre en los buenos momentos y en los malos.
Aunque ella se pudo recuperar, jamás volví a ver ese brillo en sus ojos.
Creo que ella solo avanzó, pero jamás dejó de sufrir por dentro. Sé que
hace mucho tiempo fingió las sonrisas, era demasiado obvio para mí,
porque cuando ella es feliz de verdad tiene ese brillo en sus ojos como
cuando estaba con Diego, tenía ese brillo de felicidad. No como cuando
volvió podía ver de nuevo como ella se estaba apagando poco a poco,
aun cuando ella sonreía, yo lo podía ver.
Ahora entiendo que Nicolás es culpable de que mi amiga está ahí ahora
y es culpable de que ella cambiara hace dos años atrás. Siempre he
sabido que mentía diciéndome que había terminado por una
infidelidad, no me encajaba y después cuando me dijo que Nicolás la
estaba buscando de nuevo, no tenía sentido, tarde o temprano sabré la
verdad aun cuando ella no quiera.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo y yo también llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso y el viernes tendrán otro
capítulo...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 51
Diego:
Me senté en el suelo esperando que se abriera esa maldita puerta y
saliera el doctor y diera noticias de mi Anastasia.
¡Jesús! Fui un imbécil con ella hoy día y todos los días desde que llegó
de nuevo a mi vida.
Ya han pasado tres horas y nada de nada. Miro de reojo como Cameron
abraza a Alejandra que tiene los ojos rojos y no ha parado de llorar. Me
limpio las lágrimas con el polerón que me entregó Cameron ya que mi
polera estaba destrozada. Espero haber actuado rápido al parar la
hemorragia ¿Qué clase de persona le hace eso a Anastasia?
Apoyo mi cabeza en la pared y cierro los ojos. He sido un capullo con
ella y sé que no me va a perdonar jamás, pero el odio me cegó. Joder, me
dolía verla a mi lado, tan bella como siempre. Me lastimaba verla
porque solo recordaba lo mucho que me lastimó no volver a verla,
cuando yo desperté esa mañana donde ella desapareció y mi vida se fue
a la mierda de nuevo.
3 meses antes:
Estiré mi mano en busca de Anastasia, pero no la encontré. Me removí
hacia el otro lado buscando su cuerpo, pero no estaba. Abrí los ojos y vi
que no había nadie en la habitación. Me levanté de la cama y la busco
dentro del baño, pero no la encuentro. Me pongo mi ropa y salgo
descalzo, la busco en la cocina, en la sala de estar, pero nada. Vuelvo
arriba y abro la habitación vacía que tiene, pero nada. Me acerco donde
dejé mi celular y veo que hay una hoja arriba de mi celular, la abro y veo
que está escrita por ella:
Te quiero Diego.
Me tengo que ir, pero lo hago porque quiero.
Por favor, no me busque.
Olvídate de mí. Gracias por tantos bellos momentos.
Niego con la cabeza, esto es una mentira. Camino hacia el clóset y no
veo su ropa, no veo nada de ella. Niego con la cabeza y marcó su
número, pero me arrojo una y otra vez al buzón de voz. Me siento
dentro de su clóset y observó que quedó un polerón escondido en un
cajón, lo tomo con fuerza porque ella no me dejaría, así como así
¿verdad? Me niego a creer que ella se fue. Tal vez sea una broma de ella,
eso tiene que ser.
Siento el grito de Alejandra y camino rápidamente, me la encuentro en
el pasillo. Tiene los ojos rojos y tiene una nota en su mano.
—Dime que está contigo ahí adentro, por favor—me ruega Alejandra.
No alcanzo a responder cuando ella está dentro de la pieza buscándola.
Yo la tomo del brazo—. Se fue, ella me volvió a dejar sola ¿Por qué? —
grita.
—Eso es mentira, Alejandra. Estoy seguro de que nos está jugando una
broma.
—Entiende Diego, se fue, no es la primera vez que desaparece así ¿Que
no lo ves? Sus putas cosas no están. Ella me dejó de nuevo—Comienza a
llorar.
Me tiro el pelo y niego con la cabeza otra vez.
—Ella no se fue, estoy seguro de que volverá. ¡Deja de mentirme! —Le
gritó. Cameron me pide que me tranquilice.
Alejandra llama Anastasia varias veces, pero todos escuchamos cómo le
envía el buzón de voz.
Nos quedamos dos horas esperando hasta que Alejandra se va llorando
con Cameron y yo me quedo aquí, esperando porque me niego a creer
que se fue sin mi ¿ella no me haría eso? Abrazo su polerón que tiene su
aroma y la noche cayó sin ninguna respuesta de ella a mis llamadas.
—Anastasia, sigo esperándote, por favor ya basta con la broma, creo
que se acabó lo gracioso, por favor vuelve—le digo cuando vuelve a
llevarme al buzón.
Llevaba dos semanas dentro de su departamento y no quería salir de
ahí porque la seguía esperando a que ella volviera o me diera alguna
pista. Sentí que alguien tocaba la puerta y bajé corriendo las escaleras,
sabía que ella volvería. Cuando abrí la puerta, mi sonrisa se borró
porque era Cameron.
—Pensé que... —Antes que termine de hablar, él entra al departamento.
—Lo sé, pensaste que era ella, amigo se fue ¿lo entiendes? —Negué con
la cabeza y caminé de nuevo hacia la escalera—. Diego se fue, tienes
que salir de aquí, por favor.

É
Él tomó mi hombro, pero yo negué con la cabeza.
—Ella no me dejaría. Ella me quiere y jamás me lastimaría así. Ella no
se fue, sé que ella volverá a mí.
Cameron me abrazó con fuerza y mis ojos se empañaron.
—Ella no me dejaría así porque ella sabe que me destruirá, porque
siento que me está matando ahora mismo—digo separándome de él.
—Tal vez, tuvo sus motivos para irse...—Intentó defenderla, pero mi
rabia estaba llegando, porque me estaba dando cuenta que de verdad
ella se fue y no pensó en mí.
—Cameron: Vete, quiero estar solo—digo enojado. Él negó con la
cabeza—. Vete ahora—grité.
Mi amigo me dio un empujón y yo a él.
—No te dejaré solo ahora que me necesita. —Una lágrima recorrió mi
mejilla y Cameron hizo una mueca— Ella se fue, Diego, pero estoy
seguro de que tuvo sus motivos...
—Cállate maldita sea, déjame solo.
Negó con su cabeza, pero dio media vuelta y salió del departamento de
Anastasia. Volví acostarme en su cama y aún tenía su aroma en sus
sábanas, cerré los ojos e imaginé que seguía conmigo. Tienes que
volver, Anastasia—me digo a mí mismo.
Pasaron dos días más y no tenía ninguna respuesta cuando volví a
marcar su número. Esperé unos segundos para dejar un mensaje:
—Te sigo esperando aquí Anastasia, por favor. Ya han pasado dos
semanas que me dejaste y te necesito..., ¿Qué hice mal? Por favor. Solo
quiero una respuesta—le suplico y corto el mensaje.
Miré un momento su cuarto antes de tomar su polerón que es lo único
que me quedó de ella y cerré su departamento.
Entré a mi departamento, caminé hacia mi cocina y tomé una botella de
tequila. Necesita olvidarla por esta noche.
Dos meses después:
Doy un trago más a mi botella y veo como pasa una pareja tomada de la
mano, la mujer me mira con mala cara. Miró de nuevo hacia la puerta de
Anastasia y seguía cerrada. No apareció aquí hace un mes y medio por
aquí. Pero no quiero moverme de aquí a un borracho, la sigo esperando,
pero siento como mis esperanzas se van perdiendo y el odio va
tomando lugar en mi corazón ¡No entiendo qué hice mal! ¿Por qué me
dejó, así como así? Tal vez, le está asfixiando con mi amor. Miré la hora
en mi celular y ya eran las dos de la mañana. Me paro lentamente para
tomar el ascensor porque es otro día que no aparece.
Me removí en mi cama y sentí el ruido de las botellas vacías en mi cama.
Mi cabeza dolía y no me ayudaba en nada que alguien tocara mi maldita
puerta. Me tambaleé y bajé aún borracho. Cuando abrí la puerta estaba
Cameron con una maleta.
—Te ves asqueroso—fue lo primero que dijo—. Has perdido quizá seis
kilos.
—Déjame en paz—digo azotando la puerta y caminando hacia mi
cocina, sacó otra botella de alcohol, no alcanzó a dar un trago cuando
Cameron me arrebata la botella y bota su contenido en lavaplatos—
¿Qué mierda haces?
—Ayudarte, eso es lo que hago—boto la botella a la basura—. No dejaré
que mi amigo caiga en alcohol, enfréntalo como un hombre Diego y no
como un cobarde. Joder tío, todo el mes pasado borracho.
—Déjame en paz, es mi puta vida y hago lo que quiera—tomé otra
botella y él me la volvió a quitar, le di un empujón y él a mí donde me
tambaleé y me caí.
—Mírate Diego, no eres capaz de mantenerte en pie—me ofreció su
mano y negué con la cabeza—. Anastasia se fue y ¡qué! Por eso vas a
arruinar tu puta vida en el alcohol.
—Lo hago porque necesito olvidarla—gritó poniéndome apenas de pie
—. Necesito que salga de aquí—me golpeo el pecho con fuerza.
—No es la forma.
Lo fulminó con la mirada y él se llevó su maleta a una de las
habitaciones y después vacío todo el alcohol que había en mi
departamento. Esas semanas Cameron fue un verdadero dolor de culo,
pero admito que me hizo bien tener alguien a mi lado para apoyarme,
puede comenzar a salir de la casa estando de nuevo sobrio y volver a
sonreír. Y
aunque la sigo extrañando cada jodido día e intento odiarla con todas
mis fuerzas, sigue estando aquí, pero poco a poco he aprendido a vivir
g q p p p p
con ese dolor que al principio creí morir por no tenerla a mi lado, mi
corazón está volviendo a sanar. Ahora solo me queda seguir adelante.
Un mes después:
Barbara me hacía una escena de celos con una camarera que solo me
sonrió. Camine rápidamente detrás de ella pidiendo que se
tranquilizara otra vez con esta misma escena, siempre es lo mismo con
ella cada vez que la invito a salir, es lo mismo.
Ella no me habla, seguía enojada caminando donde estaba mi coche.
—¿Qué mierda te pasa? —Le dije molesto. —Esa chica solo sonrió.
—Sí, porque quería que te la follaras en el baño Diego, deja de hacerte
el inocente.
Me quedé mirando como el viento hacía que volara su pelo pelirrojo, lo
admito este mes. Comencé a acostarme de nuevo con Bárbara y a
besarla frente a nuestros amigos haciendo más real nuestro aún cuando
yo sabía que lo hacía para olvidarla. Cameron me decía que estaba
cometiendo un error y que nuestra relación iba por mal camino.
—Barbara te controla mucho amigo, te estás asfixiando ya verás cuando
un día vas a explotar con ella y le harás un verdadero daño a la que tú
decías que era tu amiga—él se fue acostar enojado a la pieza de
invitado.
Pero no le hice caso y ahora me daba cuenta de que tenía razón, no la
quería como a ella. No era lo mismo, podía ver como esta relación era
tóxica y aun así le pedí que fuera mi novia. Pensé que estaba haciendo
lo correcto, pero desde que ella se fue todo me sale mal.
—No es así Bárbara, hace esta escena de celos cada vez que salimos
juntos. Me estoy cansando.
—Porque tengo mis motivos—dice haciendo con puchero. Suelto un
enorme suspiro y me pasó una mano por el pelo tratando de
controlarme. Puse un mechón de pelo detrás de su oreja.
—Eres mi novia, te lo pedí a ti, ¿verdad?
Ella asiente y luego pega su cuerpo al mío, mordisquea mi oreja y su
mano baja hasta mi entrepierna donde la acaricio por encima de mi
pantalón como siempre después de cada pelea. El sexo era la solución.
Cuando llegamos a mi departamento se lo hice con fuerza haciendo que
ella gritara mi nombre una y otra vez.
Me pasó una mano por la cara y veo como ella duerme tranquila entre
mis sabanas y yo me pregunto ¿en dónde estás Anastasia? Porque
sigues aquí aun cuando te odio.
Ese mes pude decir que volvía a ser yo y que poco a poco podía volver a
tomar las riendas de mi vida. Barbara muchas veces me seguía sacando
en cara Anastasia y parecía como una sombra entre nosotros, aunque
pensado para ella, todas las chicas eran un problema. Entendí que
Bárbara es demasiado insegura y eso estaba haciendo que mi paciencia
se acabara, pero tampoco quería terminar con ella ¿por costumbre o
porque no quería sentirme solo de nuevo? —Me preguntaba a mí
mismo.
Al día siguiente:
Entré con Bárbara a la sala y nos sentamos juntos. Ella tomó mi cuello y
pegó su boca con la mía y comencé a besarla, pero me separé de ella
porque entraba el profesor.
—Buenos días alumnos—dijo el profesor Roberto cansado y
presionado su dedo en el tabique de la nariz y añade—.
Tengo sus informes aquí y se lo entregaré, algunos estuvieron muy
buenos, pero otros muy malos...En fin, comenzaré a llamarlos y se van
acercando.
Nos tocó a mí con Bárbara donde nos sacamos una buena nota.
Volvimos a nuestro puesto y seguimos hablando de cualquier cosa. Ella
se reía sin parar hasta que escuche lo siguiente:
—Por favor que venga la señorita: Anastasia Evans—dijo el profesor
fuerte.
Me giré y la vi, mi corazón se aceleró y vi como todos nuestros
compañeros la miraron embobado porque parecía un ángel con su pelo
que lo tenía mucho más largo hasta la cintura. Sentía que no podía
respirar al verla, ella sonreía al profesor y sentía que hasta el profesor
estaba embobado con la belleza de Anastasia, ella giró y caminó segura
a su puesto. Tomó su libro, se concentró, no podía apartar mi vista de
ella tanto que ella levantó la vista y me observó con una pequeña
sonrisa hasta que Barbara tomó mi brazo y salí del hechizo de
Anastasia.
Barbara comenzó una pelea sobre la llegada de Anastasia, yo la intenté
calmar diciendo que nada iba a cambiar entre nosotros, pero ella no me
creía y en el fondo de mi yo tampoco. Si no fuera porque estaba lleno de
odio hacia ella o por Barbara me hubiera parado y lo hubiera besado
frente a todo el mundo, pero ese era el Diego soñador y feliz que se
había acabado cuando ella se fue.
Presente:
Cierro mis ojos porque me está doliendo ver como no hay noticias de
mi Anastasia, porque se demoran tanto con ella
¿Qué está pasando? No quiero ser negativo, quiero creer que ella va a
estar bien. Intenté hacer todo lo que sabía para controlar su
hemorragia, pero no podía pensar claro viendo como la chica que
amaba estaba llena de sangre y golpeada.
Me levanto del suelo, necesito salir de aquí, siento como las paredes se
están cerrando y porque no puedo perderla a ella no. Siempre he
odiado los hospitales cuando tengo alguien importante, por esa noche
que perdí a mi familia.
Cuando estuve interno en él y ahora estaba el amor de mi vida ahí
adentro.
Mis abuelos me cuestionaron mucho por estudiar medicina, pero
quería hacerlo, quería sentir a mi papá más cerca y me apasiona, pero
en estos momentos siento que no puedo estar aquí.
Cameron se acerca a mí y me abraza fuertemente. Él sabe sobre mi
pasado y lo mucho que me cuesta estar aquí cuando veo alguien que
quiero.
—Tranquilo, amigo. Anastasia es la chica más fuerte que hemos
conocido.
Me separo de él y asiento.
—No entiendo. ¿Por qué se han demorado tanto? Siento que me agobio
y siento que estoy perdiendo la fe.
—No vayas por ahí, Diego. —Cameron me llevó de nuevo a sentarme en
otra silla—. Se positivo amigo.
—Me he comportado como un imbécil este mes con ella echándole en
cara cada cosa, desquité toda mi rabia con ella, porque no podía aceptar
que la seguía amando y ganó más mi orgullo que ir a hablar con ella
tranquilamente—él suelta un suspiro y me da una palmada en la
espalda—. Ella intentó decirme algo hoy y ayer igual, no le hice caso y le
dije que se fuera a la mierda. Soy una persona horrible.
—No lo eres Diego, solo estaba cegado tú mismo, lo dijiste...Ambos se
han hecho daño, tú con tus acciones y ella tal vez, por no ser sincera,
pero se quieren.
—Yo la amo, siempre la he amado, solo que nunca se lo dije porque me
aterraba que ella saliera huyendo cuando se lo dijera. Siempre he
sabido que ella es la indica tanto que me podría casar con ella mañana
mismo, Cameron.
Hundo los dedos en mi pelo, porque es verdad. Cuando ella recién le
comenzaba a gustar, yo ya la quería, cuando ella me estaba queriendo,
yo ya la amaba y veía una vida con ella. Es de locos, pero jamás he
sentido algo igual con una chica como lo hice con Anastasia.
—Lo sé amigo, se te caía la baba cuando la veías y cuando estaban
juntos se entendían también.
—¿Por qué alguien la lastimaría así?
—Por lo que se, era su exnovio y está obsesionado con Anastasia desde
hace tiempo—miró de reojo Alejandra—. Me lo contó hace unos días
Alejandra, te acuerdas de que llegó un día al departamento de Alejandra
—yo asiento porque lo recuerdo—. Alejandra quedó muy preocupada y
ahí me lo contó.
—Lo voy a matar, te lo juro.
—No vas a hacer nada Diego. Piensa con claridad que a ella no le
gustaría ¿vale? Ella te necesita en estos momentos, primero que nada,
ambos se tienen que perdonar y ser sincero—me dio la palmada en la
cabeza—Tu eres un imbécil, besándote con cualquier chica. Estoy
seguro de que le hice creer a Anastasia que te la follaste, ¿verdad?
—Yo asentí y hundí mis manos en mi pelo—. Espero que sea honesto
con ella.
Yo asentí porque tenía razón y tenía que estar con Anastasia aun
cuando tal vez ella no me quiera aquí con ella, pero estaría ahí, no le
dejaré de nuevo. En ese momento por fin se abre la puerta y sale el
doctor, todos nos acercamos a él, pero Harry le pide un momento y
habla con él. Nos quedamos todos quietos y vemos como Harry sigue
anotando cosas en su libreta.
Pasan minutos y por fin el doctor se puede acercar a nosotros.
—Familiares de Anastasia Evans.
—Somos sus amigos, somos los que la trajimos aquí—dice Cameron—.
¿Cómo está?
El doctor suspira y nos mira fijamente.
—Señorita Evans está estable, sufrió muchos golpes en su estómago, lo
que provocó una hemorragia que fue difícil de controlar, pero ya está
controlada por suerte. No se quebró ninguna costilla y tuvo una
pequeña contusión en su cabeza debido a un golpe muy fuerte —el
doctor nos miró fijamente—. Necesitar estar en reposo absoluto por
dos semanas y venir dos veces más para revisión.
—¿Podemos pasar a verla? —pregunto.
—Solo una persona, ella está despertando, pero está bajo los sedantes.
—Todos asentimos. Cuando se fue puede respirar con tranquilidad y
Cameron me abrazó.
Alejandra me mira y asintió con mi cabeza. La veo entrar en la
habitación y me quedo afuera esperando que sea mi turno. Pasan los
minutos y Alejandra sale con los ojos rojos, pero está sonriendo. En ese
momento entra Dylan.
Ella se acerca a mí y me abraza con fuerza.
—¿Cómo está? —Preguntó con desesperación.
—Ella estaba toda lastimada, pero aún así ella estaba sonriendo—
Cameron abrazó a Alejandra—. Hasta tiró una de sus malas bromas
sobre volverse adicta a los sedantes. —Ella soltó una carcajada.
Alejandra fue a hablar con los demás y me siento a esperar mi turno.
Veo como entra uno a uno de sus amigos e incluso entra Simón y
después Harry donde ahí se demora más de una hora. Cuando sale
Harry se acerca a Simón y hablan. Se despiden de Alejandra y promete
traer información pronto. Observó como Simón no quiere irse, pero
Harry prácticamente lo arrastra.
¿Qué ocultan estos tres? —murmuró. El doctor aparece y dice que
alguien se puede quedar a cuidarla y me ofrezco como voluntario.
Alejandra hace un puchero, sé que ella quería, pero yo aún no la he
visto y las visitas ya terminaron.
—¿Estás seguro Diego? —Me pregunta por tercera vez Alejandra.
—Alejandra, necesito verla además quién mejor que yo que la cuide,
estoy estudiando para ser doctor y sé todo lo que ella pueda necesitar
durante la noche—ella asiente. Me despido de todos y Cameron dice
que pasará a atraer ropa limpia.
Mis manos tiemblan cuando giro el picaporte y entro en la habitación
totalmente blanca y solo escucho el sonido de las máquinas. Cierro los
ojos cuando la veo con los ojos cerrados. Me acerco y veo que tiene
varios moretones en las mejillas, un corte en su labio y tiene moretones
en sus ojos, sus manos están vendas. Me imagino que su estómago debe
estar igual.
Arrastré la silla haciendo que abra los ojos, me mira con sorpresa. Tomó
sus manos con cuidado.
—Hola.
—Diego—, susurra con voz ronca—. ¿Qué haces aquí?
—Me quedaré a cuidarte, todos estuvieron de acuerdo que era lo mejor,
ya que estoy estudiando medicina, bella.
—Pensé que me odiabas—una lágrima rodó por su mejilla, la limpié
con mi pulgar.
—¿En serio piensas eso de mí? —Ella asintió—. Jamás podría odiarte
aun cuando yo mismo lo quise creer, Anastasia.
Solo estaba cegado por el rencor, pero jamás he dudado mi amor hacia
ti. ¿Me crees?
—Yo...ya no sé qué es verdad o mentira en ti.
Nos quedamos callados por un momento. Tomo su mano, pero ella se
suelta de mi agarre, me duele su rechazo, pero entiendo su dolor.
—No me acosté con ninguna de esas chicas. —Ella me observó de reojo
—. Solo lo hice para lastimarte porque estaba dolido y me sentía tan
mal que no pensé en nada más que en lastimarte.
Una lágrima recorre su mejilla.
—Lo siento tanto, Anastasia. Soy un imbécil, un estúpido y un tonto que
no pensé en el daño que te estaba causando Anastasia, por favor... —
susurré.
Ella no me miró, se quedó mirando hacia al frente y me quedé en
silencio porque soy un imbécil que solo la hizo sufrir aún más. Pasaron
varios minutos donde estuvimos callados.
—Por favor, perdóname... Yo no sé qué hacer para que me perdones...
Ella soltó un suspiro. La miré y tenía los ojos cerrados.
—Menos mal que soy fuerte Diego.
Fue todo lo que dijo. Esta mujer era muy fuerte y solo me hacía
admirarla aún más y amarla más de lo que ya lo hacía.
Los minutos pasaban y no hablamos de nada hasta que rompí el
silencio:
—Te quiero Anastasia cuando te entregaste a mí, yo creía que
volveríamos, que todo sería como antes sentirte de nuevo en mis brazos
esa noche fue lo mejor y no lo digo solo por el sexo, sino porque de
verdad me sentía en casa contigo. Me crees si te digo que estuve dos
semanas en tu departamento, esperándote aún tengo tu polerón que se
te quedo.
Ella abre los ojos y niega con la cabeza.
—De todas formas, no podemos estar juntos aun cuando yo quiera,
Diego.
—¿Por qué no podemos estar juntos? Sé que he sido un imbécil, pero te
quiero Anastasia. Solo estaba enojado contigo porque nada ni una sola
llamada cuando te fuiste. Perdóname, he sido un capullo contigo esta
semana y todo este mes..., lo siento tanto, pero estaba cegado por la ira,
perdóname, por favor.
⋙ Anastasia, verte como te encontramos me hizo darme cuenta de que
no puedo vivir sin ti, casi te pierdo, perdóname...Puedo cambiar mis
errores, solo dime ¿Qué tengo que cambiar para que vuelvas a mí?
Ella comenzó a llorar y yo le limpié su lágrima porque no quería verla
sufrir más.
—No has hecho nada Diego. Jamás me hubiera alejado de ti, yo no me
quería ir, pero tuve que hacerlo.
—¡¿Cómo?! ¿Qué dices? —Preguntó con la voz rota.
Sentí como lágrimas rodaban por mi mejilla, porque fui un imbécil que
solo me aferré al dolor y al rencor. Cuando solo tenía que prestar
atención en sus gestos y en sus palabras para saber que ella no estaba
bien y que alguien le estaba haciendo daño.
Apoyé mi cabeza en su cama y comencé a llorar, soy un imbécil. Como
puede hacerle aún más daño Anastasia. Como me puede convertir en
alguien tan tóxico que con hacerla sufrir me besé con cualquier chica.
Mi madre estaría decepcionada en estos momentos de mí y me sentía
asqueado conmigo mismo.
—Jamás te hubiera dejado Diego. No hiciste nada malo, todo lo
contrario, tú me haces feliz, pero... Tengo un demonio detrás mío que
me está matando—susurro. Ella tenía los ojos rojos y estiró su mano
para limpiar mis lágrimas
—Per-dóname, Anastasia. —Le suplico de nuevo por qué no me cansaré
de pedirle perdón—. Fui un egoísta contigo...
me volví loco por el odio que no me di cuenta del daño que te estaba
causando. Sabía que algo estaba pasando contigo, pero soy un
imbécil...Ese día en el salón lo supe, pero me enojé contigo porque me
sentí usado esa noche, me cegué completamente...
⋙ Me convertí en alguien tóxico, en alguien que solo le importaba en
sí mismo. Yo mismo me doy asco Anastasia. No quiero ni verme, porque
te lastimé cuando prometí no hacerlo. Soy lo peor, no te merezco jamás,
te merecí porque eres tan buena, eres bellísima en todos los sentidos.
—Digo limpiándome las lágrimas.
Ella estiró su mano y le dio un suave apretón a mi mano. Me limpié las
lágrimas. Ella no dijo nada y me dolía su silencio, pero la entendía y le
hice daño aún más. Tenía miedo de perderla para siempre porque yo si
fuera ella no me perdonaría. Pasamos unos minutos en silencio hasta
que ella se relamió los labios y aclaró su garganta.
—Me dolió verte besar con otras chicas y escuchar tus palabras, pero es
algo que puedo soportar porque ya nada me sorprende Diego. Hace
tiempo que me rompieron mis ilusiones. Me destruyeron cuando solo
soñaba con tener una historia de amor como leía en los libros que me
devoraba todos los días. —La miré y tenía los ojos cerrados, pero aun
así ella estaba llorando. Limpie sus lágrimas—. Tengo a mi propio
demonio personal torturándome y llevándose lo poco que me queda de
mí. —Ella abrió los ojos y estiró su mano para secar mis lágrimas—.
Solo quiero dejar de condenar a las personas que amo. Lo siento Diego,
también te hice daño con mi silencio.
—Tu demonio es Nicolás—pronunció su nombre y su cuerpo tiembla,
sus ojos se cierran con fuerza y yo acaricio su mejilla—. Fue él ¿verdad?
Él que te hizo esto.
No me respondió, se quedó callada mirando el techo, hasta que dijo las
siguientes palabras que me confirmaba que había sido él porque estaba
evitando el tema:
—Tengo sueño Diego, los sedantes están haciendo efecto—me susurro
con una sonrisa.
Ella cierra los ojos y yo me quedo quieta mirándola como su respiración
se hacía más tranquila hasta que cayó en un sueño profundo. Sabía que
algo me estaba ocultando vale, su ex novio está obsesionado con ella y
con hacerle daño, pero en qué parte del juego entro yo. Me pasé una
mano por la cara ¿Qué te está haciendo ese sujeto? Porque está tan
obsesionado con ella. La miré y es hermosa, aun con sus golpes, era
preciosa. Era mi ángel, como decía Patch.
Tenía que saber más, esta vez no me podía evitar más y tampoco la iba
a dejar ir tan fácil. Luché mucho por ella para que ella me entregara su
corazón. Así que lucharé con mayor intensidad por ella que antes.
Cameron tocó la puerta y me entregó una mochila, almohada, una
manta y comida, le agradecí porque sería una larga noche.
Cuando estaba cambiado y un poco más limpio me cubrí con la manta.
Miré a la chica que amaba como dormía esa noche. No pegué el ojo.
Tenía miedo de que algo le pasara así que me mantuve despierto
acariciando su pelo.
—Te amo Anastasia—le susurré dándole un beso suave en sus labios.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo. Casi llegamos a 300 k en wattpad,
gracia por tanto apoyo.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 52
Diego:
Habían pasado cinco días y Anastasia ya se recupera rápidamente. Di
un sorbo a mi café porque no he dormido nada bien en estos últimos
cinco días y mis ojeras me delataban. Mire de reojo a Cameron que me
está mirando fijamente.
—¿Tengo algo en mi cara o es que mi belleza te quita el aliento? —
bromeo.
—¡Ja, ja, ja! Que chistoso eres. Me preocupas, no te has movido de aquí
además de irte a bañarte, pero te ves horrible con esas ojeras.
Miro de reojo cómo salen Harry, Simón y una chica que también es
policía que han venido todos los días a ver Anastasia. En ese momento
entra Alejandra, los gemelos y Jonathan. Cameron me invita a comer
algo, pero yo niego con la cabeza, no me quiero mover de aquí. Pasa una
hora y Cameron me trae una pizza vegetariana pensando también en
Anastasia.
—Dale un poco a Anastasia, que de seguro que se muere por comer algo
mejor que la comida del hospital—deja la pizza en mi pierna.
—Gracias—. Lo digo con sinceridad, pero no por la pizza. Porque
Cameron ha sido un pilar importante en mi vida y siempre ha estado
ahí para mí desde que tenía doce años que somos amigos.
—Eres mi hermano, siempre estaré para cuidarte, pequeño—me
despeina el pelo. Suelto una risa, solo porque me gana por meses.
En ese momento entró la enferma a la habitación de Anastasia diciendo
que la visita se acabó. Me despido de todos y tomo mi mochila con la
pizza. Entró a la habitación y saludó a la enfermera que ya me reconoce.
Anastasia me saluda, pero continúa bromeando con la enfermera.
—Te dejo en buenas manos, bonita.
La enfermera me sonrió y dejé mi mochila en el suelo. Me acerqué a
donde estaba la cama.
—¿Cómo estás?
—Me duele aún el estómago y la cabeza, pero soportable — no me mira
y suelto un suspiro —. ¿Por qué sigues aquí?
—Porque te quiero—digo tomando su mano, pero ella se suelta—.
Anastasia, hasta cuando vas a evitar hablar conmigo.
Desde hace cinco días que cuando entro a la habitación ella se hace la
dormida y no me habla. Entiendo que fui un imbécil, un gilipollas, pero
no sabía nada. Jamás la hubiera tratado así.
—Yo...No puedo estar contigo Diego, olvídate de mí, por favor.
—Dime, vamos, dime tus motivos reales Anastasia, porque sé que aún
nos seguimos queriendo. Vamos, dime tus motivos.
—No puedo yo... —Antes de que terminara. Volví a presionar hasta que
comenzamos a discutir porque necesitaba entender toda esta maldita
situación para ayudarla. Y entender en qué parte del juego entro yo—.
Porque si estás conmigo, corre tu vida en peligro Diego—dice llorando
—. Que no lo entiendes.
Me quedé callado. Una rabia se estaba apoderando de mí. <<Maldito
imbécil>> —pensé. Ella se alejó de mí para que él no me hiciera daño.
Tome su cara entre mis manos donde limpie sus lágrimas y espere que
se calme.
—Entiende Diego que no quiero que él te lastime, es más peligroso de
lo que todos piensan... es peor de lo que yo creía, aléjate de mí.
Mi corazón se rompió en ese momento porque en estos días mi mente
no dejó de pensar en que él tenía la culpa de que nosotros no
estuviéramos juntos, él la lastima con la gente que ama Anastasia.
Ahora entiendo todo y me duele jodidamente, me duele porque he sido
un imbécil todo este tiempo cuando ella me estaba cuidando. Ese es el
motivo porque ella se alejó de mí y siento que mi corazón sangra, pero
yo no quiero que esté lejos de mi...Yo la necesito conmigo. Ambos nos
necesitamos y es por eso por lo que digo las siguientes palabras:
—Nada me pasará Anastasia...No me pidas que esté lejos de ti, por
favor. Cuando sé que aún me quieres ¿Por qué aún me quieres?
Ella asintió con su cabeza. Solté un suspiro de alivio al ver su gesto.
Tiene que haber otra forma, no dejaría a Anastasia sola de nuevo.
—Puedo ayudarte Anastasia, también tengo contacto que lo pueden
buscar y...—Ella me interrumpió.
—No te metas Diego. Esta es mi pelea con mi pasado y tú no perteneces
ahí, no te metas por favor, me lo prometes.
Niego con la cabeza, porque no puedo prometer que no me voy a meter
en esto y menos con ese imbécil que le hizo esto a ella.
—Aléjate de mí, entonces, no me busque Diego. Vete ahora—apuntó la
puerta con su dedo.
—Finjamos—dije con lo primero que se me cruzó por la mente—.
Fijamos que no estamos juntos con todo el mundo, en la universidad,
con nuestros amigos; fijamos que no estamos juntos, pero no me alejes
de nuevo de tu vida, Anastasia—digo desesperado.
No la dejaré sola en estos momentos cuando ella me necesita y por fin
voy comprendiendo sus motivos.
—¿Qué dices, Diego? —Pregunta desconcertada.
Me tiró del pelo.
—Finjamos que no estamos juntos hasta que todo esto termine.
Anastasia: Yo ya no puedo estar más días sin ti...Tú no sabes cómo te he
extrañado cada noche. Como mi corazón sangraba al no verte cada día.
⋙ Ya no puedo estar más lejos de ti ¡Mírame, soy un asco de persona
ahora!—Me agacho y tomo su mano con cuidado—. No me quiero ni ver
porque le hice daño al amor de mi vida y esa persona eres tú. Bella eres
el amor de mi vida, mi corazón es tuyo, mis pensamientos tienen
nombre y apellido que es Anastasia Evans, mis ojos siempre están
pendientes de ti y mis pies siempre te seguirán donde tu vayas
buscándote para amarte con locura.
—Diego... —, Susurro volviendo a llorar.
—Por favor, Anastasia, siempre he sabido que eres mi chica ideal que
no podría tener tanta química con otra chica que no fuera tú. —Ella me
miraba atentamente y yo tomé su cara entre mis manos.
Nos quedamos callados unos segundos hasta que ella rompe el silencio:
—Te has vuelto aún más loco—me sonríe.
Me quedo mirándola por largos minutos y ella comienza a peinar su
largo pelo con cuidado. Suelto un enorme suspiro y ella me sonríe.
—Anastasia—, la llamó.
—Dime.
—¿Cásate conmigo? Mañana mismo si quiere nos casamos para que
veas que te amo y que siempre he sabido que eres la correcta en mi
vida. Cuando yo comencé a gustarte, yo ya había caminado veinte pasos
hacia ti, porque yo ya te quería y cuando tú me querías, yo ya te amaba
siempre he ido muy rápido porque contigo todo se sentía correcto—
sus ojos se abrieron, pero luego soltó una risa.
—¿Qué te parece si fingimos? —Me pregunto y yo asentí—. Tal vez,
después nos casamos.
—Entonces... —Comencé a decir y Anastasia se rió de mí. Tomo mi
mano y me acerco más a ella. Nuestras narices se rozaron y puse mi
mano en su mejilla con cuidado.
—Tengo miedo Diego. Pero me está matando seguir lejos de ti —la
observé a los ojos, amaba como sus ojos brillaban por mí—. Si vamos a
fingir, me tienes que prometer que no te vas a involucrar en mi pasado,
te lo contaré todo, pero dame mi espacio.
—Te lo prometo Anastasia, te amo ¿lo sabías?
—Pensé que me odiabas ¿en serio?
—Estaba cegado por el odio—tomé su mano y la llevé a mi corazón que
latía rápidamente por ella.
Nos quedamos mirando hasta que ella se rio y juntó nuestros labios
haciéndome que soltara un gemido de alivio, fue un beso tierno y lento
porque no quería lastimar su labio. Nos separamos y apoyé mi frente
contra lo suyo.
—Entonces ¿Quieres casarte conmigo en un futuro?
—¡Diego! —Exclamó riéndose, pero no me estaba riendo porque mi
propuesta iba muy en serio, ella se quedó callada y abrió los ojos —.
¿Hablas en serio?
Yo asentí y le di un suave beso en sus labios.
—Muy en serio... Piénsalo, tenemos todo el tiempo aun, pero va en
serio.
Ella apretó los labios en claro gesto de que quería reírse de mí, pero
negó con la cabeza. Miró hacia donde estaba la mochila, seguí su mirada
y vi que observa la pizza.
—¿Quieres un poco?
—Por favor, quiero algo engordador y lleno de caloría como un trozo de
pizza que me haga olvidar el sabor de la comida del hospital—solté una
risa con sus palabras.
Me pare y tome la caja de pizza. En estos momentos pensaba hacerle un
monumento a Cameron. Le pasé un trozo y cuando dio un bocado, soltó
un suspiro. La miré y me di cuenta de que extrañaba tanto tenerla cerca
mía.
—Gracias.
—¿Cuándo te dan el alta? —pregunto. Aunque ya sabía que se lo daban
en dos días más y que tenía que estar en reposo absoluto.
—En dos días, por fin el doctor me ha dicho que me he recuperado
rápido. Soy una muy buena paciente.
Yo me ríe porque era verdad, Anastasia a pesar de haber sufrido tanto
seguía sonriendo e incluso cuando fui un imbécil con ella.
—Alejandra se ofreció a cuidarme al igual que Simón—fruncí el ceño
cuando escuché su nombre, pero ella siguió hablando—. Dije que
quería estar sola y que si quieren podrían venir en el día a verme.
—¿Tienes algo con Simón? —Pregunto en un susurro.
—Nos besamos dos o tres veces, Diego, y tengo sentimientos por él,
pero no es lo mismo que contigo. Te quiero a ti.
Y aunque puede haberme acostado con Simón o ser su novia, no lo hice
porque eres tú quien tiene mi corazón—
terminó encogiéndose de hombros y haciendo que yo sonría de oreja a
oreja.
—¿Y Harry?
—Harry, gran policía y amigo, tiene un corazón bueno y me ha ayudado
mucho. Me siento más segura teniendo su ayuda. ¿Algo más?
Negué con la cabeza y comimos la pizza en silencio, apoyé mi cabeza en
su pierna y cerré los ojos hasta que escuché que hablaba de nuevo.
—Si—susurro.
—¿Qué sí? —Levanté mi cabeza para verla aun en la oscuridad como
ella sonreía.
—Si, quiero casarme contigo en un futuro Diego—ella se me sonrió de
lado—. Cuando tengamos treinta años—
bromeo.
Negué con la cabeza y volví a apoyar mi cabeza en su pierna y me quedé
quieto viendo como la respiración se hacía más lenta hasta que ella
rompió el silencio:
—Tenía miedo, aún sigo teniendo miedo, supongo que la razón por la
que no te lo dije era porque tenía miedo, quisiera algo impulsivo
Diego..., tenía terror que cuando te lo contara fuera a buscarlo por un
impulso. O que me odiaras por ponerte en peligro, tenía miedo de tu
reacción, Diego, porque cuando se lo conté a mis padres me insultaron,
me echaron de la casa—limpió sus lágrimas rápidamente—. Me dejaron
sola cuando tenía dieciséis años, estaba sola completamente sola por
eso cuando me conociste era desagradable y fría con la gente porque
mientras menos conocía menos poder tenía sobre mi Nicolás. Cuando
veo a Nicolás siento tanto odio, pero a la vez miedo y me vuelvo a sentir
una niña que no sabe nada. Cuando lo veo solo puedo revivir ese
recuerdo—susurra.
Me acerqué a ella y acaricié mi nariz con la suya, no quería verla llorar
más. ¡Dios mío, amo tanto a esta mujer! —Me digo a mí mismo. Me
protegió de tantas formas que yo no me di cuenta.
—Eres mi ángel, Anastasia—ella sonrió—. Eres mi ángel guardián, me
conoces bien Anastasia y sé que soy muy impulsivo...Quiero matarlo
ahora mismo.
Ella negó con la cabeza y apretó mi mano.
—No. No, no, por favor.
—No lo haré, te lo prometí, bella.
Apoyé mi cabeza contra la suya y la miré a los ojos. A esos ojos azules
que tanto me cautivaron cuando la vi por primera vez, aun cuando sus
ojos tiraban dagas de odio hacia mí.
—No te dejaré nunca sola, bella. Quiero apoyarte siempre, quiero ser tu
compañero como lo fuimos hace tres meses atrás.
—Nos entendíamos bien.
Nos quedamos callados unos minutos. Pasos mis dedos por su pelo para
que se relaje. Necesita descansar y no estar bajo estrés o preocuparse y
me encargaré de eso.
—Tienes que dormir, bella. Te protegeré ¿vale?
Ella asiente y estira sus labios donde le doy un suave beso en los labios.
Observó cómo su reparación se va haciendo más lenta hasta que cae en
un sueño profundo.
—Te amo Anastasia: eres el amor de mi vida—suelto un suspiro y me
paso una mano por el pelo.
Suelto una pequeña risa porque jamás pensé que sería el chico cursi de
la relación, jamás pensé enamorarme así de algo, pero con ella todo fue
tan rápido que no me di cuenta cuando ya estaba declarando mi amor
hacia ella y ella mandándome al carajo con mis sentimientos. Tuve que
luchar mucho para que ella me dejara entrar a su vida y cuando lo logré
ella me fascinó simplemente caí de rodilla ante el amor porque no
quería parar de sentir, así que solo me dejé llevar por ella y caí como un
imbécil enamorado.
La amo tanto que a veces la llego a odiar por cómo me hace sentir y es
tan fácil culparte, Anastasia porque no debí fijar mis ojos en la chica
que me retó, me insultó y me humilló, pero no puede porque ella me
atrapó antes de que me diera cuenta—me digo a mí mismo. Estoy
condenado por esta mujer. Debería arrodillarme ahora mismo por ella y
pedirle que se case conmigo porque estamos destinados a estar juntos.
Este capítulo va dedicado a una lectora que siempre me ha estado
apoyando y comentando en instagram, gracias linda por tanto apoyo
JhennyDelgadoMuoz y a ustedes. Nos leemos en instagram criaturitas
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo. Casi llegamos a 300 k en wattpad,
gracia por tanto apoyo.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
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Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 53
Alejandra revisa todo en mi departamento antes de irse. Solté un
suspiro, estaba siendo una pesada, aunque se quedó más tranquila
cuando le dije que si necesitaba algo llamaría a Diego, quien está en su
departamento.
Por fin estaba en mi casa, aunque me dolía aún todo mi cuerpo cuando
me movía y no podía caminar tanto. Me sentía feliz y por fin estaba en
mi cama que la sentía tan cómoda ahora.
—Me llamas si necesitas algo, ¿estás segura de que no quieres que me
quede? —Insistió de nuevo. Mire mi reloj eran las once de la noche.
Cameron me sonrió de lado y tomó de la cintura de mi amiga.
—¡Vete por el amor de Dios! Mírame mujer, estoy acostada y lista para
soñar contigo—le guiñe un ojo y ella rio—.
Deja de preocuparte tanto. Estaré bien y cualquier cosa le avisaré a
Diego.
Ella frunció el ceño.
—Pensé que lo solucionarían.
—Lo de nosotros terminó — dije fría —, pero quedamos como amigos.
Oye Alejandra, mañana vendrán los gemelos a verme.
Ella se acercó a mí y me tapó aún más con el cubrecamas. Puse los ojos
en blanco y le di una palmada en la mano.
—Te amo, estúpida—dice con una sonrisa la rubia.
—Yo también. Ahora déjame, por favor—suplique. —Adiós Cameron.
—Duerme bien. Cualquier cosa nos llama y estaremos aquí en un
momento ¿vale?
—Ya lo sé papá y mamá. Dejen de ser tan pesados.
Ellos se rieron y cerraron mi puerta, pasaron unos minutos cuando
escuché que cerraba la puerta principal. Me senté en la cama y tomé el
libro de Emma de Jane Austen y comencé a leerlo. Pasaron varios
minutos, hasta que sentí que la puerta de mi habitación se abría.
Bajé la vista de mi libro y vi a Diego vestido todo de blanco.
—Hola, bella—se acercó a mí y se sentó al lado mío.
—Hola. Mmm..., pensé que estabas durmiendo—digo con una sonrisa.
—No, estaba esperando que se fueran Alejandra con Cameron, aunque
no me gusta mentirles a mis amigos.
Fruncí el ceño.
—Lo sé, tampoco me gusta, pero es la única forma que veo al menos por
ahora Diego.
—Lo sé y más cuando yo te lo propuse — su dedo acarició mi mejilla —.
Me das un beso—susurro.
Mi mano rodeó su cuello y lo acercó más cerca de mí. Observé sus ojos y
lo tenía cerrado, no dudé más y estampé mis labios contra los suyos
donde él soltó un suspiro. Mi mano se puso en su mejilla y no perdió el
tiempo adentro, su lengua dentro de mi boca con una brusquedad
deliciosa que me hizo perder el sentido mientras el beso seguía y se
ponía cada vez más caliente.
Separó un poco de mí y comenzó a darme pequeños besos por la mejilla
para trasladarse a mi cuello para luego volver a presionar sus labios
contra los míos.
—¿Te duele algo Anastasia?
Negué con la cabeza. Estaba cansada de que me hicieran esa pregunta.
Alejandra me lo pregunta cada cinco minutos
¿Te duele algo Anastasia? ¿Quieres que te llevemos al médico? Me dejo
agotada y prácticamente no me moví de la cama para no ponerla más
paranoica de lo que ya estaba.
—¿Quieres hablar sobre ese día?
Desvié mi mirada porque sabía que tarde o temprano Diego tocaría el
tema. Solté un suspiro.
—¿Qué es lo que quieres saber? —Pregunte un susurro.
—Todo de ti, por favor. ¿Qué te hizo tu ex novio Anastasia? Cuéntame,
necesito entenderte—me senté con cuidado y apoyé mi cabeza en la
marquesa—. Por favor.
—Estábamos de aniversario, cumplíamos dos años de relación...Yo
pensé que iba a hacer una noche especial. Ese día Nicolás me había
hecho muchas sorpresas donde me regaló un vestido para esa noche—
él tomó mi mano—. Me vestí con el vestido y me arreglé bonita para él
porque en ese momento era tan ingenua y enamorada de la vida, Diego,
pero normal tenía dieciséis años y era una adolescente que aún no
sabía lo cruel que podía ser la vida. Él pasó a buscarme y recuerdo que
paramos un momento en un parque en donde brindamos y él me
drogó..., no me di cuenta en ese momento, no sentí nada raro tampoco,
además confiaba tanto en él en esos momentos que lo hubiera seguido
a cualquier parte.
Miré un momento a techo antes de mirar a Diego, quien está apretando
su mandíbula, pero aun así me acariciaba la mano transmitiendo
confianza. Cerré los ojos.
—Pensé que sería una noche inolvidable y vaya que lo fue, supero todo.
Recuerdo que llegamos a una bodega...Me pareció extraño, pero
también cada vez me costaba más estar orientada y no entendía nada:
"solo había tomado un poco de alcohol". Recuerdo que le dije: —¿Qué
hacíamos aquí? —Y él me dijo: —Será un momento Ana, tengo que
arreglar algo para la pelea de mañana, te prometo que serán unos
segundos—sentí el pulgar de Diego en mi mejilla.
Me llevé una mano en mi mejilla y estaba llorando—. Él estiró su mano
y entrelazó mi mano con la suya porque lo amaba y confiaba en él.
⋙ Cuando entramos todo estaba oscuro y cada vez me sentía más
mareada, le dije a Nicolás, pero él siguió caminando hasta que entró en
una habitación donde vi a siete figuras hablando. —Respiro
profundamente antes de continuar—. "Bienvenida a tu sorpresa,
amor"—me susurró Nicolás con un tono que jamás le había escuchado
—. Yo no entendía nada y vi como esas figuras se acercaban más a mí y
comenzaron a tocar mi cuerpo y a decirme cosas asquerosas. Yo
retrocedí y escuché como Nicolás llamaba a mi hermano y escuché por
primera vez su risa malvada, no entendía bien. La droga cada vez hacía
más su efecto y los hombres comenzaron a tocarme cuando intenté
pelear.
Pero no me podía orientar hasta que una mano me azotó contra la
pared y encadenado mis manos. Esa persona era mi novio—mi voz se
cortó y me llevé una mano a la boca.
Porque sigue doliendo en cómo esa persona me rompió entera. Me
mato, mato esa Anastasia feliz y sin preocupaciones, ahora solo queda
esta Anastasia que desconfía de la gente.
—Recuerdo que me quedé unos minutos sola con él me hablaba, pero
no lograba entender porque apenas podía entender lo que estaba
pasando...La droga cada vez estaba haciendo más efecto y veía todo
borroso y...después ellos volvieron a entrar y comenzaron a tocarme.
Tenía tanto miedo y solo pensaba en lo estúpida que fui...
—No lo fuiste, no digas esas tonterías, Anastasia, él es enfermo que te
lastimó de la peor forma ¿Quién mierda hace eso?
Me abracé a mí misma y Diego me miró preocupado.
—Recuerdo que mi hermano entró y...Nicolás le pegó con una silla
donde prácticamente lo dejó en el suelo y se le abalanzaron estos
sujetos...Yo recuerdo que tiraba de las cadenas una y otra vez porque lo
estaban matando frente a mis ojos—Diego me abrazó con fuerza—. Me
hice daño en las muñecas, pero no importó. Hasta que vi como Nicolás
le pegó una patada donde los ojos de mi hermano se cerraron y lo perdí
para siempre. Lo perdí por el hombre que creí que era el amor de mi
vida. Ellos salieron unos minutos y me quedé a solas con el cuerpo de
mi hermano, me estiré como puede para intentar abrazarlo...No
recuerdo mucho, apenas podía ver por las lágrimas y cada vez me
pesaba más el cuerpo y solo alcancé a ver a Simón antes de perder la
conciencia.
⋙ Desperté en el hospital y vi a unos policías que estaban
interrogando a Simón y después me tomaron la declaración... Después
llegaron mis padres e intenté explicarle lo que había pasado, pero me
echaron la culpa y me echaron de mi casa. Me dejaron sola y los
entiendo porque ni yo misma me podía ver. Cuando declaramos a los
policías no nos creyeron y fue porque Nicolás había comprado a los
policías y jueces con esas otras personas. Yo me alejé de Simón y lo dejé
solo...Él siguió investigando a su hermano hasta el día de hoy.
Me quedé callada unos minutos y Diego me abraza con cuidado
acariciándome el pelo.
—Dejé solo a Simón investigando la muerte de mi hermano...Le debo
tanto.—Se sentí como se tensó Diego—.
Gracias a él siento que estoy viendo una esperanza. Es por esta razón
que hemos sido tan cuidadoso y cauteloso con las pruebas que
tenemos, no queremos cometer los errores de hace dos años, porque
ellos tienen millones y todo el mundo tiene su precio.
Diego me dio besos por toda la cara y me limpió la nariz con la manga
de mi pijama. Me separé de Diego y lo miré fijamente. Sus ojos estaban
rojos y una lágrima rodó por su mejilla. No me quería callar en estos
momentos, tenía que sacar todo lo que tenía.
—En ese momento perdí mi vida. Mi hermano estaba muerto, mi
novio..., mi novio, ese chico que yo me había enamorado de él, me
traicionó de la peor forma solo para que él tuviera poder y ni siquiera lo
vi venir—me pasé una mano por la cara—. Ese día también morí, quedé
viva sí, pero estaba muerta por dentro...Mis padres estaban destrozados
tanto que me echaron de la casa..., me echaron la culpa y tenía razón en
decirme esas palabras.

É
Él niega con la cabeza. Me limpio las lágrimas rápidamente. Odio llorar
cuando recuerdo esto porque me hace sentir débil y perdedora.
⋙ Yo traje a nuestra vida a Nicolás, yo destruí a mi familia por
enamórame de alguien que solo me usó para tener poder, mientras yo
lo estaba dando todo por él—él intentó acercarse a mí, pero negué con
la cabeza—. Cuando pasó todo esto me prometí que no volvería a amar
a nadie, pero mírame ahora.
No puedo detenerme ahora de hablar, necesito que él comprenda más
sobre mí y no quiero seguir ocultando cosas sobre mi pasado.
—Te odio Diego. No debía volver a sentir amor por alguien, Te dio
porque haces que no pueda controlar mis sentimientos hacia ti, te odio
por todo lo que me haces sentir con un solo beso, te odio Diego. Hace
dos años me prometí no volver a enamorarme de nadie y había
cumplido mi promesa hasta que me topé contigo. Rompiste cada uno de
mis muros que había creado para protegerme del amor y no sé si
quererte más u odiarte.
Me quedo callada mirando a Diego que estaba observando con atención
y se acerca rápidamente. Presiona sus labios con los míos acortando
toda la distancia que nos separaba. No me arrepiento de haberme
enamorado de Diego aun cuando hace tiempo juré que no volvería a
caer en el amor y es que no pensé toparme con alguien como Diego que
no solo me ha demostrado la increíble persona que es, sino que me ha
demostrado un amor puro y limpio.
—Ambos perdimos en el juego de amor, Anastasia—susurra contra mis
labios y dándome un suave beso—. Eres la mujer más increíble que he
conocido Anastasia, eres tan buena y pura. Gracias por contarme algo
que tanto te cuesta y puedo entender tu pasado que has sufrido tanto
que hasta mí me duele porque te lastimaron, lastimaron al amor de mi
vida—su nariz acarició mi mejilla y mordisqueó mi oreja—. Yo te amo
Anastasia, me enamoré de ti, cuando tú me quería matar con la mirada.
Me fascinaba aun cuando intentabas alejarme. Tal vez no conozca a la
Anastasia risueña del pasado, pero conozco a esta Anastasia que es más
increíble porque eres fuerte. A pesar de todo sigues sonriendo,
¿Cásate conmigo? Por favor—susurro.
—Estás loco—murmuró. —Podemos cambiar de tema, por favor. No
quiero seguir recordando algo que tanto daño me hace.
Diego se levanta y se quita la polera, mis ojos rápidamente lo observan
como se desviste. Él me guiña el ojo y me lanza su polera. La atrapó con
mi mano y se la tiró en la cabeza.
Él suelta una risa.
—Me das un abrazo, bella.
No lo dudo ni un segundo y lo abrazo fuertemente donde su calor
corporal me abraza de inmediato.
—Verte en el hospital fue lo más difícil que he tenido que afrontar
ahora.
—Diego...
—Mi madre alcanzó a llegar con vida al hospital y estuvo dos días en
emergencia. Cuando recuperé la conciencia yo...
Recibí la peor noticia de mi vida al saber que mi padre y mis mellizos
habían muerto al instante en el choque y que mi madre aún estaba viva,
pero que estaba muy grave. Cuando entré a verla estaba llena de
máquina y ni siquiera podía respirar por sí sola. Usaba el respirador.
Solo puede tomar su mano que se sentía fría y puede decirle que la
amaba y darle un beso antes que ella entre en un ataque cardiaco
donde la perdí. Los doctores entraron a la habitación para evitarlo, pero
no se pudo, simplemente su corazón no aguantó y dejó de latir y me
dejó solo...
Le limpio las lágrimas que caen por sus mejillas. Me quedé callada
porque me dolía escucharlo, ambos tenemos un pasado doloroso que
no hemos podido cerrar.
—Cuando te vi ahí, fue como revivir ese recuerdo porque estabas ahí
luchando por tu vida y no se comparaba con el dolor que sentí cuando
te fuiste a verte llena de sangre e inconsciente. Sentí que te estaban
arrancando de mis manos Anastasia y no podía hacer nada — su voz se
rompe y me abraza más fuerte.
—Diego, no llores...Estoy aquí contigo...
—Si, pero pudiste haberme dejado como lo hizo mi familia y de nuevo
estaría solo—mi corazón se rompió en ese momento al escuchar sus
palabras. Tome su cara entre mis manos y limpie sus lágrimas.
—No pienses de esa forma Diego, tienes a mucha gente que te quiere.
—Si lo sé, tengo mis abuelos, mis amigos, pero me faltarías tú que vas a
ser mi futura esposa—murmura.
Yo sonrío.
—¡Diego! Ya basta con eso.
—¿Qué? Solo aclaro un hecho que va a pasar. —Me guiño el ojo
haciéndome reír.
Pasamos unos minutos en completo silencio hasta que rompí el silencio
y comencé a hablar sobre cualquier tema y veía que Diego estaba solo
diciendo sí o no. Levanté mi cabeza y tenía los ojos cerrados, lo llamé
por su nombre y abrió los ojos de golpe.
—Bella amo escucharte, pero esta es la primera noche que duermo en
una cama y no en una silla y el sueño me está diciendo "Hola, Diego" —
mueve su mano en un saludo y no puedo evitar reír. Me da un beso en el
pelo—. Te amo, bella, pero necesito descansar y mañana me sigues
contando todo.
—Buenas noches—susurré.
Supongo que hoy día fueron demasiadas emociones desatapadas y
muchos sentimientos encontrados por parte de ambos y yo también
estaba exhausta, mi cuerpo me dolía.
Apoyé mi cabeza en su pecho y escuché cómo su respiración se hacía
cada vez más profunda y no tardé en sentir también mis párpados
pesados y poco a poco caí en el sueño.

******
Sentí como alguien caminaba un poco y se detenía, eran pasos lentos.
Abrí los ojos y la oscuridad reinaba en mi habitación, no podía ver
nada. Me refregué el ojo para tratar de despertar. Miré a mi lado y no
estaba Diego.

Busqué mi celular debajo de mi almohada y por fin lo encuentro. Cierro


los ojos porque la luz del celular me molesta.
Pestañeo varias veces antes de poder enfocar bien mi vista en la
pantalla de mi celular y son tres de la mañana.
Me siento en la cama con cuidado y veo como la puerta se abre
lentamente entrando Diego con los hombros caídos y con un vaso de
agua.
—Diego... —, digo en un susurro.
Él da un pequeño salto botando un poco de agua.
—Anastasia, perdón, no quería despertarte, fui por un vaso de agua.
Diego se acerca y deja el vaso de agua en la mesa y se vuelve a meter en
la cama.
—Me puedes dar otro abrazo. Tuve una pesadilla, pero esta vez fue
contigo y no me gustó para nada...Lo eres todo para mí, Anastasia. Por
favor promete que no volverás a hacer una locura—susurra. No lo dudo
ni un segundo y lo abrazo.
—Lo prometo. —Susurró dándole un beso en su pecho.
Diego soltó un suspiro y no dijo más. Estoy seguro de que su mente lo
está torturando. Durante un tiempo yo también tenía las pesadillas de
esa noche que se repetían una y otra vez. Alejandra presenciaba
siempre mis pesadillas y me abrazaba con fuerza hasta que llegó el
tercer mes y ella me obligó a ir con un psicólogo donde al principio no
quería ir, pero ella me lo suplicó y acepte. Ella me acompañó a cada
sesión de psicólogo apoyándome y aunque muchas veces vi que ella me
quería preguntar sobre esa pesadilla jamás lo hizo porque me
respetaba y sabía que me dolía.
Las pesadillas pronto quedaron atrás con la ayuda del psicólogo que me
hizo bien y ahora es un horrible recuerdo que siempre seguirá ahí.
—Te quiero Diego—susurre dándole un beso. Su respiración estaba
otra vez calmada y tenía sus ojos cerrados.

******
—Eres asqueroso, Dylan—digo haciendo una mueca—. Que no me
cuentes como te follaste a una chica.

Hizo cara de indignado mientras Jonathan me pasaba mi pan con


lechuga, tomate y mi jugo.
—Amorcín te estoy contando con lujo y detalles para que sepas que si
me pongo condón cuando me tiro a una chica—
Javier escupió el jugo de nuevo dentro del vaso y fulminó con la mirada
a Dylan, quien tenía una mirada inocente.
—¡Eh imbécil, cállate! Que no ves que quiero comer tranquilo mi
desayuno y no imaginarte a ti y a tu polla si se pone un condón o no
cuando está en acto—le dio un empujón a Dylan.
Dylan solo soltó una carcajada.
—Que delicado hermanito—rodó los ojos—. Además, le estoy dando
clases a mi amorcín, de tener sexo seguro.
—¡Dios mío! —Murmure entre risas—. Eres tan raro y siento que te
pones aún más cuando hablas.
Jonathan me pasó un brazo y me atrajo a su pecho.
—Soy raro, pero también guapo, ardiente y caliente... —Javier le dio una
palmada en la cabeza. —¡Eh!
—Cállate, ya tío.
—Me callo, pero habla tú ahora, hermanito, porque eres más aburrido
que una roca, yo por lo menos la hago reír—
Dylan me guiña un ojo y se gira hacia Javier, quien le saca la lengua.
—Así que... —Dice Javier con una enorme sonrisa.
—Así que ¿qué? —Pregunto desconcertada y dándole una mordida a mi
pan.
—Vi que Diego salía de tu departamento—dice subiendo sus cejas de
arriba y abajo. Trago duro y lo fulmino con la mirada.
—No pienses tonterías, sabes que no estamos juntos y él solo vino a ver
que estuviera bien y que no necesitara nada
—digo encogiendo los hombros.
Nos quedamos un momento callados comiendo hasta que Javier suelta:
—Tan atento que es Diego y de seguro que tampoco perdió el tiempo en
explorar tu boca con su lengua—bromea.
Javier miró a Dylan y chocaron sus manos.
—Yo pensaba lo mismo hermanito. Somos geniales. —Jonathan negó
con la cabeza, pero aun así él también soltó una risa. Le di un codazo a
Jonathan.
—A ver niños nadie exploro mi boca y déjenme tranquila, se supone
que me viene a cuidar y no hacerme un interrogatorio—me crucé de
brazos.
—No te enojes, solo queremos hacerte reír—dice Jonathan.
Dylan soltó un bufido.
—Tú, pero no has hecho nada para hacerla reír.
—Mira que puedes ser un imbécil, Dylan. Jodete puto barato.
Puse los ojos en blanco y le di otra mordida a mi pan.
—Perra pretenciosa—rebatió Dylan—. No necesitas llamar así mi
atención, cariño si quieres que te folle solo dime y vamos a la otra pieza
que tiene Anastasia.
—Dylan: ¡Qué asco! —exclamó Jonathan—. Te pasas a veces.
—Ahora te hace la digna—soltó un bufido Dylan—. Cuando la otra
noche gemías mi nombre una y otra vez contra la pared—bromeo.
No pude aguantar más y comencé a reír al ver las caras atónitas de
Javier y Jonathan, mientras Dylan le daba una mordida al pan.
—¡Dios mío! —Exclamé entre risas. Son unos enfermos—me dije a mi
misma.
—Sé que me deseas, pero jamás vas a tener mi trasero, bebé—le
respondió Jonathan a Dylan—. Eres raro, amorcín
—me mordí el labio inferior para aguantar la risa.
Lo miro y tenía cara inocente. El imbécil tiene la cara de niño bueno que
no hace nada malo.
—No. No, no lo soy. Soy grandioso, esa es la palabra para definirme—
me reí de nuevo y me tapé la cara con la mano
—. Vez ahí está nuestra Anastasia de nuevo con una sonrisa, no me lo
agradezcan putos—dice lanzando besos al aire para Jonathan y Javier.
Así pasamos toda la mañana viendo películas y bromeando. Me dolía la
cara de tanto reírme con estos imbéciles y es que son increíbles
siempre subiendo el ánimo de todos con sus malas bromas o con su
estupidez. A la hora del almuerzo piden pizza vegetariana y seguimos
viendo películas por suerte hoy día es viernes y no había clases y aun
cuando me queda una semana de reposo tengo que ponerme al día con
mis deberes y trabajos.
En ese momento siento que llega un mensaje a mi celular. Lo tomo y veo
que es uno de Diego:
< Diego a las 15:30 p.m.>
"Te extraño mucho
Pd: ¿A qué hora se van tus amigos?"
Sonrió y me separo un poco de Jonathan, quien está cabeceando un
poco por la película del señor de los anillos.
<Anastasia a las 15:31 p.m.>
"Eh... eso se ve mal, es como si lo estuvieras echando.
Pd: Se van a las ocho de la noche."
Le doy enviar y me concentro de nuevo en la película que, aunque es
una de las más grandes sagas, es demasiado larga cada película casi
cuatro horas y al parecer todos estamos cayendo en sueño. Miro de
reojo como Dylan pasa una pluma por la nariz de Jonathan haciendo
que él se rasque.
Suelto una risa y Dylan me hace silencio con un dedo. Mi celular vuelve
a vibrar.
<Diego a las 15:34 p.m.>
g p
"No lo estoy echando...Mmm bueno un poquito, quiero estar contigo Pd:
Estaré atento entonces, bella."
Guardé mi celular y miré de nuevo a Dylan, quien ahora estaba
molestando a Javier, quien había caído en un sueño y yo me reí por lo
bajo y volví a concentrarme en la película.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 54
Los días pasaban y me estaba volviendo loca de tanto reposo, pero tenía
que hacerlo ya que tuve una hemorragia en mi estómago debido a los
golpes. Aunque ya apenas era perceptible los moretones en mi cara. En
mi estómago si se notaban eran enormes y morados. Solté un suspiro y
miré de nuevo el techo. Recién es miércoles y aún me quedan
cuatro días en reposo.
Miré el reloj, eran las once de la mañana y ya había mandado todos los
trabajos y me moría del aburrimiento. Todos estaban en la universidad
y aunque hoy día Diego no quería ir, le obligué o si no comenzarían a
sospechar y no quería porque Nicolás seguía libre y mis amigos aún
seguían en peligro y tenía que ser inteligente.
En ese momento me entró una llamada de Harry:
—Hola.
—Hola mi querida Anastasia ¿Cómo sigue ese reposo?
Solté un bufido porque ellos sabían que me estaba volviendo loca estar
en una cama mientras ellos seguían buscando a Nicolás y recolectando
pruebas con Simón y Mariel. Una amiga de Harry con la que me llevé
súper bien y es una mujer con mucho carácter.
—Si siguen preguntando cómo voy con mi reposo una vez más...Te juro
que...
—Tan violenta Anastasia—él se rió un momento y luego se quedó
callado—. Tenemos buenas noticias, Mariel está dentro de las
boxeadoras de Nicolás.
Me senté con cuidado en mi cama, pero aun así dolía. Me quiero morir
—me digo a mí misma.
—¿Cómo? ¿Es en serio? —Pregunte con asombro.
—Si. No sospecho nada y creo que le gustó bastante a Nicolás—se
quedó callado un momento—Anastasia, pronto acabará todo, en unos
días terminará todo, lo prometo. Pasaré a verte con Mariel.
—Vale, gracias es que siento que estoy perdiendo la cabeza por estar
tanto en cama—él se rió—. Que no te rías imbécil.
Sonreí. Por fin esta pesadilla pronto acabará y me siento orgullosa de
todas las pruebas que juntamos con Simón para detener a Nicolás. Aún
recuerdo esos tres meses cuando me los pasé todo el tiempo siguiendo
a Nicolás. Aun cuando después Simón me advertía de que era peligroso
que me acercara tanto a él.
—Gracias, Harry, y a Mariel por ayudarnos...Yo sé que ellos tienen
mucho poder —me mordí el labio inferior—. Ellos pueden comprar a
todo el mundo... En serio que gracias por estar de nuestro lado...—Antes
de terminar de hablar Harry me interrumpió.
—Eres mi amiga Anastasia—suelta un suspiro—. Además, que es mi
trabajo y Nicolás es una basura de persona que pagará cada uno de sus
delitos. No pierdas la fe, Anastasia esta vez no habrá margen de error.
Solté un suspiro.
—Tengo miedo... Siento que se avecina lo peor y no sé si estoy lista para
eso Harry—confieso.
—Anastasia, eres una de las mujeres más fuertes que he conocido, tú
puedes con muchas cosas—se quedó un momento callado antes de
volver a hablar—. El encierro no lo llevas nada bien porque está siendo
una pesimista. Oye, me está deprimiendo hasta mi—brome.
Solté una risa ante sus palabras. La verdad es que estaba perdiendo la
cabeza porque yo estaba estresada de ver las cuatro paredes de mi
cuarto.
—Tal vez...—respondí con una sonrisa.
—Por cierto, Mariel dice que era una mujer muy fuerte y que se siente
orgullosa de ti — escuche su risa y después un
"hola" de su parte —. Te dejo bonita.
—Adiós imbécil.
—¡Me encanta como demuestra tu amor conmigo! —Exclamó antes de
cortar la llamada.
Pasó una hora más donde estuve haciendo diferente trenza que vi en
YouTube para poder pasar un rato hasta que sentí que alguien tocaba la
puerta. Me levanté con cuidado y caminé con mucho cuidado. Cuando
por fin pude llegar a la puerta vi a Mariel con una enorme sonrisa y una
bolsa de hamburguesa, papas fritas y bebida.
—A que soy genial—dice con una sonrisa y dándome un beso. Ella toma
mi mano y me ayuda a caminar—. Te veo mucho mejor, hermosa.
—Estoy mejor. Solo que aún me duele, los moretones de mi estómago
aún están muy morados, pero espero que sane luego.
—Tenemos buenas noticias, estoy adentro como te comento Harry que
por cierto me dijo que no podía venir—ella se giró hacia mí con una
enorme sonrisa—Así que tendremos la tarde para nosotras, sin
hombres. Tarde chicas —ella levantó sus manos hacia arriba
haciéndome reír.
Me agrada que ella sea la jefa de Harry y que pueda tener más confianza
ya que ella me contó que cuando era más joven también vivió una
relación tóxica y casi muere también a golpes, después ella lo denunció.
Desde ese momento se interesó en ser policía, aunque ya tiene un
hermano que también es policía. Lo hizo porque quería ayudar a más
mujeres que estuvieran pasando algo similar a lo que ella vivió.
—Me parece genial, guapa. Oye Mariel, ¿sabes cuantas pruebas más
vamos a necesitar para meterlo en la cárcel? —
Pregunte sentándome con cuidado.
Ella dejó una hamburguesa vegetariana frente a mí con papas fritas y
una Coca-Cola
—No mucho, con lo que grabaste en tu celular es una prueba enorme y
todas las pruebas que tiene entre tú y Simón.
Además, tenemos más casos relacionados a Nicolás—fruncí el ceño y
ella se dio cuenta—. No te lo puedo decir Anastasia. Es confidencial y
por lo tanto no puedo, espero que me entiendas.
—Te entiendo.
Cuando terminamos de almorzar no podía parar de reír con ella, era tan
graciosa contándome sus anécdotas de cómo cuando llegó la hacían
menos en la policía, hasta que les dio una paliza a todos a resolver
varios crímenes ganándole a todos los superiores y ahora ella era la
jefa.
—¡Dios, Anastasia! Los hubieras visto, su orgullo de macho peludo
estaba por el suelo porque era mucho mejor que todos ellos. No es por
nada, pero soy muy buena haciendo mi trabajo—me rio.
—Te admiro mucho.
—Y yo a ti hermosa, no cualquiera es tan fuerte como tú. Te miro y me
recuerdas a mi hermanita—una lágrima cayó por su mejilla—. Ella
tenía cáncer y perdió la batalla.
—Lo siento tanto, Mariel—susurro.
—Aún duele mucho—su mirada decayó un poco, pero luego negó con
su cabeza.
Ella se puso seria de nuevo y sacó una libreta y la grabadora, muchos
documentos, fotos de Nicolás, Roberto y otros eran políticos que los
había visto alguna vez en la televisión. Ella me contó todo con un
lenguaje tan técnico y profesional que me costaba llevar el ritmo. Pasé
unos minutos contándome lo que yo ya sabía del tráfico de personas
que tenía Nicolás con varios políticos.
En ese momento sonó su teléfono y lo contestó y siguió tecleando cosas
en su computadora que no podía ver.
—Dime: ¿Qué ocurre? —Se quedó callada y apretó los labios en una fina
línea—¿Dónde? Un cuerpo—me tensé en ese momento un escalofrío
que recorrió mi espalda—. Mierda, entonces ocurrió hace semanas—se
quedó callada. —
Vamos a tener que ver los archivos de gente desaparecida o con el ADN
para saber quién es. No quiero que toquen nada hasta que llegue yo a la
escena del crimen—ella se levantó y se alejó de mí.
No sé por qué, pero comencé a sentirme mal, un sudor frío recorrió mi
cuerpo por las palabras que estaba diciendo Mariel. Ella regresó
después de unos minutos donde su cara no muestra expresión alguna.
Guardó todas sus cosas y se acercó a mí.
—¿Qué pasa?
Ella negó con su cabeza y tomó mi mano con cuidado.
—Un caso que necesita de mí. No te preocupes por nada.
—Pero lo que dijiste...
—Anastasia, matan a personas todos los días y las tiran ahí como si
fueran basura, la gente es mala y ahora paso eso... —hice una mueca—.
Lo siento, pero estoy acostumbrada a esto, soy la jefa, sé que para ti es
duro escuchar, pero me enfrento a esto todas las semanas.
—¿Cómo puedes dormir? Yo no podría.
—Siendo fuerte y después te acostumbras, pero nunca del todo. Duele,
pero no puedo ser débil, no sabes todo lo que he visto o investigado...La
gente cada vez está peor. Este trabajo me ha enseñado lo oscuro y
sádico que pueden ser los humanos para saciar su placer o la venganza.
—Eso es horrible—me abrazo a mí misma. Mariel me dedicó una dulce
sonrisa.
—Eres fuerte, Anastasia, no dejes nunca de luchar por tu felicidad.
Jamás te dejes caer, la vida es cruel, pero es parte de ella —su teléfono
volvió a sonar—. Voy en camino, cierra toda la área Harry hasta que
llegue yo.
Ella colgó la mochila en su hombro.
—Me voy. Me necesitan, esos policías no son nada sin mí—ella me
guiñó el ojo y caminó hacia la puerta.
Me quedé pensando qué duro es trabajar en la policía...Yo no podría
hacer lo que hace Mariel...No podría dormir en la noche y me hace
admirarla aún más. Me quedé mirando Barcelona y algo me decía que
esto se iba a poner peor. Lo sentía dentro de mí que esto era recién el
inicio de algo que no estoy preparada para afrontar.

******
Sentí unos labios sobre los míos y como alguien me acariciaba la
mejilla. Pestañeé varias veces y abrí los ojos encontrando con unos
ojos cafés que me devolvía la mirada.

—¿Cómo estuvo ese sueño? —Preguntó con una sonrisa.


—Mmm...,me quedé dormida—murmuró con voz ronca.
—A la excusa de que me quede dormida es la mejor, ¿no?
Observó a Diego que tiene una enorme sonrisa de felicidad con algo de
picardía. Él observa detenidamente, sus ojos suben y bajan por mi
cuerpo.
—¿Qué tal la visita a tus abuelos?
—Bien, mis abuelos son adorables como todos los abuelos y me dieron
mucho amor. Obtuve unas ricas galletas de parte de mi abuela porque
dijo: "que soy el hombre más hermoso del mundo"—dice guiñándome
un ojo.
—Ya veo quienes son las personas que te suben a tu ego—digo
poniendo una mano en mi barbilla. Lo que hace que él suelte una
carcajada.
—Mi abuela me enseñó todo sobre cómo tener mucha vanidad y
siempre sentirme seguro de mí mismo—se encoge de hombros y añade
—. Por cierto, te extrañe.
Suelto una risa porque me resulta adorable.
—Sigues siendo tan cursi, Diego.
Él se llevó una mano a su pecho y sonrió de lado donde se le marcaron
sus hoyuelos.
—Es mi lema ¿no? Soy el mejor novio, ¿verdad?
Puse una mano en mi barbilla y me acaricié haciendo un gesto de que
estaba pensando y el ambiente cambió rápidamente.
—No recuerdo en qué momento dije que si quería ser tu novia—Solté
un poco brusca y con mal sabor de boca porque a Barbara se le pidió
ser su novia y a mi no. Bah tampoco me molesta, pero...No se tenía un
mal sabor de boca al recordar esa publicación.
Diego frunció el ceño. Me volví a tapar con un cubrecamas, busqué mi
celular entremedio de las almohadas hasta que lo encontré y lo saqué.
—¿Estás enojada? Es porque no te he pedido ser mi novia, ¿verdad?
—No Diego. Sabes que me da lo mismo, pero por ahora no somos
novios—en ese momento me entró una llamada de Simón, no puede
evitar sonreír.
—¡Anastasia! —exclamó Simón. Puse los ojos en blanco porque conocía
ese tono, estaba un poco borracho. Diego me mira de reojo. —¿Qué
haces ahora? Puedo ir a verte.
—¡Oh, oh, oh! Alguien está borracho qué te parece si te acuestas y
mañana me vienes a ver cuándo este sobrio ¿te parece Simón?
—Me conoces también y yo a ti y aun así no es suficiente para que te
enamores de mi ¿verdad?
Negué con la cabeza y sentí un pinchazo en mi corazón porque sabía
que le estaba haciendo daño a mi amigo al no corresponder a sus
sentimientos, pero tampoco podía estar con él sin amarlo.
—Simón... —, Diego se levantó y se metió dentro del baño.
—Mañana iré a verte. Te quiero Anastasia...Tengo una pregunta para ti y
quiero que seas sincera como siempre lo has sido conmigo.
—Vale. Pregunta y prometo ser sincera.
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—¿Tu en serio no sientes nada por mí? Y no me refiero a amistad, es en
serio que no recuerdas toda nuestra historia y que aún seguimos
escribiendo.
Me quedé callada porque sentía algo más que una amistad hacia Simón,
tal vez, pero no puedo comparar los sentimientos que siento hacia
Simón comparados con los que siento a Diego. Simón simplemente
perdería.
—Voy a cortar la llamada y hablamos cuando no estés bebido.
Corte la llamada y tire mi celular a un lado. En ese momento salió Diego
con una pequeña sonrisa que ocultaba su verdadero estado que era
celoso por Simón.
—¿Todo bien con Simón? —Soltó con odio, aunque lo ocultaba con su
sonrisa. Estaba claro que se estaba controlando.
—Si, solo estaba un poco borracho.
—Y ¿Por qué siempre te tiene que estar insistiendo?
—No lo sé... —dije de verdad porque no sabía porque me insistía tanto
aun cuando sabía que mis sentimientos eran para Diego.
—Ya—dice con amargura.
—¿Estás celoso? —Pregunte con diversión.
—Puff...celoso yo, no ah ah...No jamás—dice con voz un poco aguda.
Achique mis ojos y me aguante la risa porque se veía chistoso Diego, no
recuerdo haberlo visto celoso antes.
—Mmm..., aja. Si seguro que mis ojos están viendo mal, entonces—
bromee con él.
Lo que hizo que él soltara una ruidosa carcajada fingida. Se acercó a mí
y tomó mi cara entre sus manos, su dedo acarició mi mejilla y luego su
nariz rozó con la mía.
—No tengo porque estar celoso porque sé que tus ojos son solo para mí
—susurró.
Presiona sus labios con los míos donde me beso con cuidado y abrí mi
boca esperando que profundice el beso y no duda en hacerlo metiendo
su lengua, ambas juegan la una con la otra. Él se separa un poco.
Miro sus ojos y están dilatados por mí. Pasa un dedo por mi labio
inferior y el moja su labio inferior.
—Te deseo Anastasia.
—Yo también Diego y quiero volver hacerlo—susurro.
Pongo una mano en su duro abdomen y comienzo a bajar, llegó su
entrepierna y se la acarició por encima del pantalón. Suelta un gemido
y su mano desciende hasta llegar a uno de mis pechos donde le da un
pequeño apretón.
—No, no. No tienes que recuperarte primero— se aleja de mí y se
sienta al final de la cama. Estoy segura de que si le diera un pequeño
empujón se caería.
Es dramático, ni que lo fuera violara—me digo a mí misma.
—Dios que eres un exagerado. Ni que fuera a violarte—solté un bufido.
Él pone los ojos en blanco y se vuelve a acercar a mí.
—¿Cómo están esos moretones? —Murmuró acariciando mi nariz con
la suya. Me quedo hipnotizada mirando sus ojos. Diego da varios toques
con su dedo en mi frente. —¿Hay vida ahí dentro?
—¡Que imbécil! —Hago un mohín y pegándole un manotazo—. Me
duele mucho aún y siguen morados e incluso un poco inflamados.
Me quita el pelo de la cara y presiona sus labios con los míos, aunque
fue un toque muy rápido ya que tomó la crema que tenía que echarme
en los moretones.
—Vamos a mejorar eso.
Me acuesto y levanto mi polera. Diego vertió un poco de crema en sus
dedos y comenzó a esparcir con cuidado la crema en mis moretones. No
puede evitar hacer una mueca de dolor.
Solté un suspiro de frustración porque me siento débil, pero también sé
que me defendí lo más que puede de Nicolás solo que como siempre él
jugaba sucio.
—Me duele lo que ese imbécil te hizo—suelta con odio.
Apretó su mandíbula y soltó un gruñido. No dijo nada más y siguió
vertiendo la crema cuando terminó, me bajó con cuidado la polera. Y se
acostó al lado mío.
—¿Sabes? Me cuesta creer que estemos así tú y yo después de casi seis
meses desde que nos conocemos y que tú me sigas sorprendiéndome...
—Murmuro mirando el techo. Diego gira su cuerpo y apoya su cabeza
en la mano — Lo que me refiero es que eres una caja de sorpresa Diego,
a veces puedes ser tan cursi que me enfermas en buen sentido —
bromeo. Él sonrió— . Y puedes ser increíblemente sexy y caliente...Me
sorprendes cada día más y no puedo creer que volvamos a estar juntos
en una cama—subí y bajé mis cejas haciendo que él suelte una
carcajada.
⋙ Cuando me fui pensé que te olvidaría y estaba dispuesta a hacerlo
¿Sabes? Confiaba en mí que te podría sacar de mi corazón, pero fue al
revés mi corazón te añoraba más y recordaba cada momento que
habíamos vivido juntos e incluso nuestras peleas cuando nos
odiábamos al principio. Te pensaba tanto que me enfermaba recordarte
tanto.
Soltó una carcajada y bajó su cara donde su nariz acarició mi mejilla y
su mano se puso en mi cintura.
—Yo al principio no quería creer que te habías ido, me costó dos
semanas entender que te habías ido y quedé destrozado—murmuró
con voz ronca—. Lo primero que hice fue caer en alcohol tanto que
Cameron se mudó conmigo para controlarme de que comiera algo y que
no pasara bebiendo e intenté odiarte con todas mis fuerzas. Me cegué
tanto por el odio que no me di cuenta de lo cruel que estaba siendo
contigo hasta que casi te pierdo.
—Diego—, susurro.
Él acaricia su nariz con la mía. Me dio un beso en la nariz para luego
darme en la mejilla y en la barbilla.
—Todas las noches me quedé mirando el ventanal preguntándome en
dónde estabas y porqué te fuiste de mi lado, pero solo era cinco
segundos porque luego volvía a odiarte Anastasia.
—Se nota que me quería en esos momentos—bromeo.
—En el fondo sí, porque mientras más ganas tenía de odiarte más te
pensaba y entonces mi corazón jamás te pudo sacar. Solo había un
muro: yo lo llamo "el muro del imbécil" ¿Qué te parece?
Me tapé la cara con las manos y me puse a reír: Este chico no es normal,
no, no lo es, pero así es perfecto—me digo a mí misma.
p p g
—Excelente, perfecto para ti.
—Soy increíblemente genial, ¿verdad? Mi cerebro es jodidamente
asombroso que cada día me supero e incluso hace que las cosas se vean
aún más espectaculares—tomó un mechón de pelo y lo enrolló en su
dedo—. Y a ti te veo cada segundo más preciosa, eres un espectáculo
bellísimo de mirar.
Pestañeé varias veces y solté una pequeña risa, porque estaba siendo
extremadamente cursi y lo amaba así.
—Mi sonido favorito es tu sonrisa y saber que te la causo yo—se acercó
más a mi—. Te amo mi bella—mordisqueo mi oreja haciendo que mi
respiración se cortara por un momento.
⋙ ¿Nunca has sentido curiosidad al saber de porque te digo bella?
Fruncí el ceño y negué con la cabeza.
—No, pero me lo dices.
—¡No! Todavía no, ahora te quedarás con la curiosidad, Anastasia. —Me
saco con la lengua.
Negué con la cabeza, tomé el vaso con agua y la pastilla. Me la tomé bajo
la atenta mirada de Diego. Me acosté y apoyé mi cabeza en su pecho.
Diego comenzó a peinar mi pelo haciendo que me relajara aún más con
el efecto de la pastilla, odiaba estar así. Diego comenzó a tararear una
canción.
Lo miré y él me guiñó un ojo. —¿En qué momento me enamoré tanto de
este hombre? Porque yo no lo recuerdo—me digo a mí misma. Él siguió
tarareando la canción y acariciándome el pelo hasta que mis párpados
estaban cada vez más pesados.
— Míranos, Anastasia, llevamos tiempo así, juntos y me siento completo
contigo. Ninguno de los dos creíamos en la felicidad, ¿no lo ves? —
acaricio mi mejilla y observe esos ojos café que tanto amaba—. La
felicidad también es un lugar. Somos nosotros. Nosotros juntos.
Una sonrisa enorme apareció en mi cara y me mordí el labio inferior
por dentro estaba llorando, pero también quería reír porque es muy
cursi, pero lo amo así, es perfecto.
—¡Cursi! —susurre.
—¡Anastasia que me quitas mis momentos de Romeo! —bromea.
Abrí los ojos y tenía una sonrisa de bobo.
—Oh, Romeo, oh, Romeo, ¡cállate que me estaba quedando dormida!—
Respondí abrazándolo con más fuerza y besando su barbilla.
—Vez que te pones tontita conmigo—lo miré y su dedo acarició la
esquina de mi labio—Listo, se te estaba cayendo la baba.
Puse los ojos en blanco. Antes de besarlo suavemente, pero me separé
rápidamente y él hizo un puchero.
—Ahí te quedas con las ganas, chico ardiente—digo volviendo a
acomodar mi cabeza en su pecho y solté un bostezo.
Él soltó una risa y de nuevo comenzó a acariciar mi pelo hasta que de
nuevo sentía mis párpados más pesados. Odio estar con medicamentos
y más lo que me relaja tanto, pero tengo que recuperarme pronto por
todo lo que se va a venir en unos días.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
cooperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤ Casi llegamos 400 k aquí en wattpad...no tengo
palabras para agradecer.
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
p y , p
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 55
Nota: Hola criaturitas antes de que lean el capítulo tengo dos cosas
importantes es que la historia ahora sera contado desde el punto de
varias personas, principalmente Anastasia, pero también de otros
personajes. Y la segunda es que se viene fuertes los capítulos y he estado
muy nerviosa por su reacción... Solo quiero aclarar que hacer este
personaje le invertido mucho tiempo, ha sido el personaje mas asqueroso
y repugnante que he escrito alguna vez, pero también lo quería hacer
bien, quería meterme realmente en como pensaba ellos... Porque sí, este
personaje me ha inspirado en personas reales para hacerlo... Así que los
dejo con el capítulo. . Por cierto, puse enclave esta palabra: Orgyilkos es
un idioma, no es alemán, ni inglés.. Buena suerte descubriendo cuál es,
nos estamos leyendo los comentarios o instagram.
Diego me ayuda a comer sushi vegetariano ya que no podía con los
palillos y estuve intentado como veinte minutos, pero nada. No tenía
planeado comer sushi hasta que llegó Diego de la universidad con la
comida.
—¿A qué hora viene a verte Simón? —Preguntó él dándome otro
pedazo de sushi.
Comí lentamente mirándolo porque a pesar de que me estaba
sonriendo podía notar que estaba algo molesto.
—Pues... A las tres dijo que más o menos iba a llegar —tomo mi vaso de
jugo y le doy un trago bajo la mirada de Diego.
—Vale, entonces me iré unos minutos antes—me mira de reojo
mientras se lleva un trozo de sushi a su boca.
—¿Estás molesto?
Él hace una mueca y negó con la cabeza. Toma un mechón de mi pelo y
juega con él.
—No, no. Es solo que sé que ustedes tienen historia y sentimientos. Es
algo que me hace sentir algo inquieto y más cuando él sigue enamorado
de ti—él suelta un largo suspiro—, pero confío en ti y tus sentimientos.
Nos quedamos callados y él se lleva otro trozo de sushi a su boca.
—No me pondré celoso—murmura—. Aun cuando sé que me vería muy
ardiente estándolo, pero confío mucho en ti—
se encoge de hombros y toma otro trozo de sushi que lo lleva a mi boca.
Masticó con una sonrisa lo que hace que él sonría.
—Porque si empezamos a dudar del uno al otro nuestra relación se va a
ir a la mierda—él limpia la esquina de mi labio con su pulgar—. Y la
confianza es lo más importante en una relación y yo sé que tú me
quieres mucho...
Yo asiento antes sus palabras mientras estoy embobada mirando su
boca.
—Y es que como tú no me ibas a querer con lo guapo que soy y también
soy sexy, ardiente, un genial novio que le trae comida a su sexy novia,
un buen cocinero y soy muy, pero muy guapo—murmuró mordiendo mi
oreja.
Pongo los ojos en blanco. Ya decía que era mucho tiempo sin que él
subiera su ego—hablo conmigo mismo.
—¡Aparta que me está quitando mi oxígeno de mi espacio personal! —
Pongo mis manos en su pecho y le doy un empujón.
Él me miró un segundo antes de reírse y presionar sus labios contra los
míos. Me quedé quieta por un segundo porque me tomó por sorpresa.
Comenzó a mover mis labios al compás de los suyos donde su lengua se
adentró y comenzó a jugar con la mía. Solté un pequeño gemido porque
en estos días Diego se ha comportado tan cuidadoso conmigo y me
trataba como una muñeca y sus besos eran tan cuidadosos, pero noto
como este beso es más salvaje y caliente.
Puso una mano en mi nuca y me besó con más fuerza. Tome su polera
con fuerza. Su otra mano bajó y la puso en mi muslo, comenzó a
acariciarme. Sentía como ese pequeño toque me hacía sentir mucho
calor.
Él cambió el rumbo de su beso y comenzó a darme pequeños besos en
mi cuello haciendo que mi espalda se hiciera para atrás y tocará con los
cojines del sillón. Mis manos se fueron a su pelo y se lo tiré con fuerza.
Él me miró por un
segundo y luego se apartó rápidamente.
Solté un gruñido porque otra vez hacía lo mismo.
—No puedo...Te puedo lastimar—susurro. Bajé mi vista y podía ver que
él también estaba excitado.
—Joder..., Diego—murmuró molesta—. Entonces no me beses de esa
forma, si me vas a dejar así. ¡Deja de tratarme como una jodida muñeca
de cristal!
Me levanté rápidamente y solté un gemido de dolor. —Me quiero morir
—grité para mí misma. Él se puso frente a mí y me miró con una mirada
de "te lo dije, tienes que recuperarte." Le di un empujón y caminé con
pasos lentos.
Sentí los brazos de Diego y como me levanté y me subía por la escalera
como si nos estuviéramos casando. Me crucé de brazos y él tenía una
pequeña sonrisa. Entró a mi habitación y me acostó con mucho
cuidado.
Levanto mi polera con cuidado y tomo la crema. Comenzó a dar
pequeños masajes a mis moretones cuando terminó.
Me observó fijamente.
—Quiero hacerlo, Anastasia—achique mis ojos—. Pero no así, te puedo
lastimar. Tuviste una hemorragia interna por Dios y tú quieres que lo
hagamos si te duele todo el estómago. Lo siento.
—Vale... Entonces no me toques así porque me calientas y después te
haces el santo Diego... —lo recriminé.
Abrió los ojos sorprendido.
—Ya veo que estás frustrada sexualmente—soltó un bufido y yo me
comencé a sonrojar—. También yo, pero estoy tratando de controlarme
y tú no me ayudas. Además, fue grave lo que te pasó Anastasia.
Me crucé de brazos.
—Está bien—mire hacia al lado—. Tienes razón.
—Gracias a Dios que volviste en sí—lo miré y añade—: estaba viendo
aquí a una depredadora sexual—puse los ojos en blanco—. No te hagas
la loca, me miras como si fuera yo el malo.
—En primer lugar: no soy una depredadora y, en segundo lugar: no te
veo como el malo.
Miré el reloj y vi que ya eran las dos de la tarde y que un rato más se
tenía que ir Diego.
—No me gusta esto—digo mirando el techo—. No me gusta tener que
fingir y estar escondiéndonos, odio no poder tomar tu mano en público,
odio no poder besarte y abrazarte libremente, odio tener que ocultarlo
a todo el mundo. Lo odio, odio, odio, joder, odio esto.
Me observo sorprendido.
—Siento lo mismo Anastasia, pero prefiero esto que no estar juntos ¿o
tú sí?
—Quiero estar contigo, pero no de esta forma—me tapé la cara con las
manos—. Me da miedo que termines aburriendo de mi o que huyas
porque sientas que te estoy escondiendo cuando no es así.
Él me abrazó con cuidado.
—No pienso eso, Anastasia. Te recuerdo que fue mi idea la de fingir.
Me pasé una mano por mi cara.
—Lo siento, es que me estoy volviendo loca al estar aquí encerrada y
viendo las paredes y no sé lo que estoy diciendo... Siempre he sido una
persona que no puedo estar en cama tanto tiempo.
Él me dio un beso en el pelo.
—Puedes aguantar unos días más. Solo queda poco y cuando te
recuperes prometo complacerte de muchas maneras, Anastasia—
susurro con voz ronca. Haciendo que mis mejillas se sonrojan.
Me aclaré la garganta. Él se sentó al frente de mi en posición de indio y
tomó mi mano.
—¿Recuerdas cuáles fueron nuestros primeros sentimientos?—
murmuró jugando con mi dedo meñique—¿lo recuerdas, Anastasia?
Levanté la mirada y vi que miraba fijamente sus pupilas, estaban más
oscuras y tenía una sonrisa burlona en sus labios.
—Te odio, Anastasia.
—El sentimiento es mutuo—conteste con una sonrisa—. No quiero
tener sentimientos, Diego.
—Sin sentimientos, Anastasia.
Me quedé pensando un momento antes de decir las siguientes palabras:
—Tengo muchos sentimientos fuertes hacia ti.
Soltó un suspiro y me apretó un poco mi dedo meñique,
—Con sentimientos, Anastasia—respondió con una sonrisa. —. Te das
cuenta de que estamos siendo muy cursi, bella.
—Contigo siempre— respondí extendiendo mi dedo meñique, él
también e hicimos la pinky promise. Ambos estallamos en una
carcajada.
Él me sonrió de lado porque ambos habíamos dicho todos los
sentimientos de cómo había comenzado nuestra historia del odio al
amor y es de locos ponerse a recordar las palabras que nos dijimos en
el pasado.
—Te amo, Anastasia—me contestó.
Solté un suspiro al escuchar esas dos palabras que tanto me gustaba
escuchar. Él mantenía su sonrisa esperando una respuesta, pero las
palabras no salían de mi boca y no sé porque no entendía porque no
podía decir esas dos palabras.
Él soltó un suspiro y soltó un poco su dedo. Diego agachó la cabeza y
comencé a sentirme mal por no poder decir esas palabras.
—Yo...espera un poco, por favor—digo con nerviosismo. Levantó la
mirada y me observó atentamente.
—Vale... —Él apoyó su cabeza en la mano y me sonrió ampliamente que
me hacía sentir más nerviosa. Los minutos pasaban y sentía que esas
malditas palabras no me iban a salir nunca —. Sigo esperando o
hablamos de otro tema.
Me tapé la cara con la mano, no era fácil para mi decir de nuevo esas
palabras cuando una vez la dije me traicionaron de la peor forma, pero
Diego no era así. Él no era Nicolás de ninguna forma.
—Bueno, ya es hora de irme o no encontrar a Simón juntos... — Se
levantó, pero yo tomé su mano.
—Espera un poco, por favor—tire de su mano y él se volvió a sentar. Me
quedé callada—. Tengo que irme, Anastasia y si sigo esperando aquí me
haré viejo.
Lo miré un segundo, porque mierda no sé qué calla me está poniendo
más nerviosa y porque no salen esas palabras de mi garganta siento
que están atoradas.
—Yo...
—Tú, ¿qué?, Anastasia—me presiono esta vez.
Lo observé unos segundos más, Diego estaba mirando la hora de su
teléfono. No siento nada de presión—me digo a mí misma. Me miró y
volvió a mirar su estúpido teléfono que me dio ganas de arrancárselo.
—Anastasia, me tengo...
Le quité el teléfono de las manos y puse mi mano en su boca para que
se callara de una puta vez. Me miró con asombro.
—¡Dios cállate que no me dejas de pensar con claridad y menos si haces
esos gestos! —Él asintió y retiró lentamente mis manos de su boca.
—¿Sabes que te quiero Diego?—Él asintió con emoción—. Pero
también tú sospechas que te amo, ¿verdad? —Una sonrisa de bobo
apareció en sus labios—: Entonces no dudes de esas dos palabras de
mí, porque yo daría mi vida por ti sin pensarlo, pero si necesitas
escucharla para que se te suba el ego está bien—sonrió y me siento en
su regazo—
Te amo mi chico ardiente y sensual.
Soltó una risa y me uní a él porque ha sido la declaración más patética
del mundo. Me dio un beso en la barbilla, luego en la nariz y al final en
los labios.
—Te amo, Anastasia —respondió antes de cerrar sus ojos y presionar
sus labios contra lo mío.
Movió sus labios con delicadeza sobre los míos a diferencia de los otros
besos. Este beso fue calmado, lento y también algo juguetón. Se tomó su
tiempo besándome. Mis manos rodearon su cuello para atraerlo más
hacia mí. Nos separamos cuando ambos necesitábamos aire. Él pasó su
dedo por mi labio inferior.
—¿Me amas?
—Te amo, chico ardiente—susurré mordiendo su labio inferior.
Se sonrojó y me acarició tiernamente la mejilla. Nos quedamos callados
hasta que sentí que alguien tocaba la puerta principal y después mi
celular vibró entrando en una llamada de Simón.
—Mierda—digo antes de contestar el celular—: bajo, en un momento
espérame por favor, que estoy caminando como abuelita—le contesté a
Simón, quien rió y cortó la llamada.
—¿Qué vamos a hacer? —Preguntó él con una sonrisa en sus labios.
Tomé su cara entre mis manos antes de darle un suave beso.
—Ayúdame a bajar y te quedas aquí en mi cama. Trataré de que sea una
visita corta.
Él me levantó con cuidado y me ayudó a bajar con cuidado las escaleras.
Mis pies tocaron el suelo, me giré para mirarlo y darle el último beso.
Subió rápidamente las escaleras y caminó con cuidado hacia la puerta.
Cuando abrí la puerta estaba Simón con pantalones rajados de mezclilla
y también una chaqueta se acercó a mí y me dio un beso cerca de mis
labios, pero di un paso hacia atrás.
—¿Cómo estás bonita? —Me ayudó a caminar hasta que nos sentamos
en el sillón.
—Sanado como siempre—me senté en posición de indio y él me imitó.
Mire un momento al techo y después a él. —
¿Y tú?
Pasó una mano por su cara y me fijé que tenía unas enormes ojeras, sus
hombros estaban tensos. Tomé su mano, porque algo estaba pasando.
—¿Qué sucede, Simón?
Agachó la mirada un momento antes de mirarme, estiró su mano y puso
un mechón en mi pelo.
—Estoy preocupado porque caíste una trampa de Nicolás y fue tan fácil
para él hacerte daño, casi te mata a golpes, escuchar tu grabación ha
sido lo más doloroso para mí y escuchar su voz de loco..., fue aterrador
para mí.
—Fui una tonta, pero pensé que te había hecho algo—juego con los
dedos de mi mano—. Tuve miedo de nuevo y pensé que me iba a
secuestrar para venderme de nuevo.
—No eres tonta Anastasia, él está enfermo...Esta vez fue peor, no pensé
que él te fuera a pegar jamás lo había hecho contigo, me preocupa que
cada vez está teniendo menos empatía por las personas — se estiró
hacia atrás —.
Encontrarte ahí fue como revivir esa noche, pero peor.
—Simón—, susurre.
Él se volvió a sentar y puso una mano en mi mejilla. Me observó
fijamente y esquivó su mirada.
—¿Puedo besarte?
Solté una risa y negué con la cabeza. Él soltó un enorme suspiro, pero
levantó sus dos manos.
—Que jodido es el amor, Anastasia—apoyó su codo en su pierna y
recargó su barbilla en su mano, me miró expectante ante una respuesta:
—Muy jodido, porque cuando tenía dieciséis años yo quería que tú me
miras así, quería ser tu única chica y ahora que estoy enamorada de
otro chico, tú quieres que sea tu chica...Siempre vamos a querer lo que
no podemos tener, Simón.
—Bueno, ya te he esperado por seis años..., Mmm unos años más, no me
mataran, ¿verdad?
Le di un empujón.
—Busca tu felicidad, Simón, no te quedes recordando lo que pudimos
ser—me encojo de hombros.
Se acercó más a mi hasta que nuestras narices rozaron y él puso un
dedo en mi labio. Me quedé quieta.
—Ambos sabemos que nuestra historia no se ha acabado, aún falta
mucho. —Me dio un suave beso y me alejé rápidamente.
—¡Simón! No hagas de nuevo eso—le reclamé.
—¿Por qué no? Ya nos hemos besado antes—niego con la cabeza y miro
hacia el segundo piso. Diego nos está observando, veo como aprieta la
barandilla con fuerza.
—Ya sabe lo que siempre te digo... —Antes de que terminara, él dijo:
—Si estás enamorada de Diego, ¡vale! Lo pillo, pero no me rindo—
presiono su mano en mi corazón—. Porque sé que en el fondo aún te
gusto y tienes mucho más sentimientos. Tú misma lo dijiste, aún hago
cosas locas con tu respiración.
Me levanté del sillón con cuidado porque me dolía demasiado poder
levantarme. Él se paró frente a mí.
—Tú misma lo dijiste: no te quedes en los recuerdos de Diego—Di un
paso hacia atrás, pero él me agarró de la cintura con cuidado—.
Nuestros caminos se volvieron a juntar y no creo en las coincidencias,
Anastasia volviste a mí.
—No me confundas más, por favor ¿podemos ver una película? —Él
asintió, pero antes que me diera cuenta ya tenía sus labios sobre los
míos y yo me alejé rápidamente, haciendo que resbale y caiga. —
¡Mierda! —exclame.
Me levanto rápidamente y me llevo al sillón, odio estar tan débil, me
hace lenta y frágil. Me miró preocupado, me tocó la cara, los brazos
buscando alguna herida o moretón, solté una risa.
—¡Simón basta! Estoy bien, caí de culo, pero estoy bien—apoyó su
cabeza en mi pierna y comenzó a reírse—. Solo te pido que no me beses
de nuevo, por favor.
—No te puedo prometer eso, bonita.
Puse los ojos en blanco porque ya me veía venir la pelea con Diego,
aunque técnicamente no somos nada. Simón sacó su computador y
decidió poner una película de terror, sacó una manta y palomitas.
—La sangre es muy falsa—digo con cara de asco haciendo que se ría—.
Vaya película de terror más falsa—solté un suspiro de frustración.
—Shhh deja de ser tan gruñona—me beso en la mejilla y continuamos
viendo la película que era un asco de película, pero supongo que
entretenía algo, pero tampoco tanto.
Me estiro en el sillón y veo como Simón guarda todas sus cosas y se
pone la mochila en su hombro derecho. Miro mi celular y han pasado
casi tres horas.
—Me tengo que ir—me da un beso en la mejilla—. Mañana vengo con
Harry y Mariel a hablar de los avances. Pronto acabará todo.
—Vale—digo con una sonrisa—. Adiós, guapo.
Lo vi como caminaba hacia la salida y me decía chao con la mano y
cerró la puerta. Apoyé mi cabeza en el sillón y miré al techo, sentí como
se acercaban unos pasos hasta que crujió el sillón.
—Quiero matarlo—fue lo primero que dijo. Levanté la cabeza y
nuestras miradas chocaron.
—Tenemos que fingir, Diego.
—Sí, pero no por eso te tienes que andar besando... Me dijiste que no
tenías nada con él—me reclamó.
—Y no tengo nada con él, pero es más rápido y me pilla desprevenida,
sé que escuchaste lo que le dije y de seguro viste mi espectacular caída
—me crucé de brazos.
—Vale, no quiero pelear por algo tan estúpido como esos topones de
labios—puso los ojos en blanco—. Ahora si deja que yo te bese porque
me amas a mí.
Le di un empujón haciendo que se cayera del sillón, no puedo evitarlo,
pero me reí, me quedé un momento pensado que ahora sonrió más,
pero era porque por fin estaba comenzando a sanar...No quería seguir
siendo tan fría con la gente que amaba, me dolía tener que hacerlo, pero
sé que falta poco para que esta pesadilla acabe.
—¡Muy graciosa Anastasia! —Me muerdo el labio inferior para
aguantarme la risa. Él se volvió a sentar y soltó un suspiro, miró un
momento hacia al frente antes de volver a mirarme. —Es normal que
sienta algo de miedo.
—Somos humanos, es normal sentir miedo, está en nuestra naturaleza
y es una reacción normal.
—Sí, pero tengo miedo de perderte y suena ilógico, pero vi como tú y él
se entendían también que...
Estire mi mano para tomar su brazo y acariciarlo.
—Diego...si hubiera querido estar con él, lo estaría, pero tú eres el chico
que amo..., Mmm, no te vas a poner ahora inseguro de Simón, ¿verdad?
—No, es solo que...
—¡Es solo que! ¿Qué? —Lo presioné. Me miró un momento y puso una
mano en mi muslo, comenzaron a ser pequeñas caricias—. Bésame,
Diego.
No hizo falta pedírselo dos veces, tomó mi cara entre sus manos y
comenzó un suave beso lento y perezoso donde
nuestros labios se movían juntos y nuestras lenguas se juntaron, fue un
beso tierno, se tomó su tiempo en este beso, hasta que sentimos que ya
no podíamos respirar.
Recargo su frente contra la mía, su mano seguía acariciando mi muslo.
Lo miré y tenía los ojos cerrados, los labios hinchados por el beso.
Extrañaba tanto estar con él aun cuando siento un pinchazo en mi
corazón porque sé que estoy haciendo mal al estar con él, pero no
puedo estar más lejos de él.
—Eres un enigma, Anastasia—susurro contra mis labios.
—¿Ah? —Murmuré perdida porque mi mente estaba pensando en otras
cosas que no incluía ropa o hablar.
Él se volvió a sentar y tiró de mi mano para que me sentara en su
regazo. Apartó el pelo que caía en mi cara.
—Estaba recordando cuando nos conocimos—levanté una ceja y él
soltó una risa porque mi mano comenzó a bajar por su torso hasta
llegar al inicio de los botones del pantalón—¡Pervertida! Bueno,
recordé que tú siempre salías primero de algunos lugares, pero siempre
te ganábamos ¿A dónde ibas o qué hacías?
—Ah..., bueno, muchas veces necesitaba perderme y eso es lo que hacía,
a veces me baja del taxi, caminaba sin rumbo alguno..., supongo que lo
hacía para tratar de encontrarme a mí misma. A veces lo necesitaba,
necesitaba perderme a mí misma para encontrarme y no rendirme. Me
gustaba perderme entre las calles y la gente.
—¿Eso suena peligroso?
—Era sanador para mí. Porque, aunque no lo creas, yo misma me daba
cuenta como estaba lastimando Alejandra con mi carácter a pesar de
que ella siempre estuvo conmigo e incluso contigo, lo sabía. Me estaba
convirtiendo en alguien tan fría y desagradable que me daba miedo,
pero no sabía cómo parar.
—Mmm..., desagradable sí que eras un poquitito—me dio un suave
beso en los labios—, pero estabas herida y te entiendo. Entiendo cada
una de tus acciones, aunque muchas veces no hayan sido correctas.
—¿Gracias? —Suelto una risa—. Podemos hacer algo más movido por
aquí ¿o no?
Soltó un largo suspiro y tiró mi pelo hacia atrás. Mi cabeza se hizo hacia
atrás y comenzó a chupar mi cuello.
—No dejarás de insistir hasta que te lo haga, ¿verdad? —Susurro con
voz ronca y sensual.
—Malo—digo con un mohín en los labios.
Él asume el control del beso y acomoda sus labios sobre los míos con
una exigencia feroz. La caricia se vuelve rápidamente salvaje,
absorbente e inimaginable.
Diego suelta un gruñido y me abraza con más fuerza. Mis pechos se
estrujan contra su torso firme y duro. Él levanta un poco su trasero
donde saca la billetera y no pierdo la oportunidad y le doy una palmada
en su trasero sexy.
En respuesta él pellizca mi trasero y doy un respingo. Antes de que
pueda decir algo, aparta de nuevo el pelo hacia un lado y lame con
sensualidad la curva del lado derecho de mi cuello. Suelto un gemido
que lo hace reír y comienza a desabotonar los pantalones y saca muy
lentamente mi polera.
—Joder... Eres mi musa de mis fantasías Anastasia—recalca
levantándome un poco por las caderas. Desliza mis pantalones junto
con mis bragas por mis muslos con movimientos lentos.
Estoy apunto a decir "Que se apure", pero él me hace callar con un
pequeño soplo de aire en mis senos.
—Eres lo más increíble que me ha pasado en muchos años. Eres un
espectáculo de mujer—concluye tomando mi mano y guiándola hacia el
lugar exacto por donde tiene muy despierta su erección.
—Mi amigo está ansioso de salir y es todo por ti—me susurra y
continua—. Estaba intentado ser un niño bueno, pero tu fuiste una niña
mala—gruñe con la voz agitada y comenzando a mover sus caderas en
círculos, lo podía sentir duro.
Noto que está duro como una roca y mis caderas se mueven al compás
de la suya. Él toma mi boca y la llena poderosamente con la suya.
—Estoy al puto límite—me muerde la mandíbula y luego el cuello—.
¿Estás lista? —Pregunta con dificultad.
Diego me aparta un momento, miro como baja la cremallera de sus
pantalones y también el bóxer. Saca un condón dentro su billetera, lo
rasga y lo desliza lentamente por su pene. Mi boca se seca y Diego
comienza a masturbarse lentamente y no puedo aparta la mirada de su
mano.
Ambos jadeamos cuando está completamente dentro de mí. Cierro los
ojos porque en esta posición lo siento aún más grande y duele un poco.
Entreabro la boca y fijo la vista en mi techo, mientras mi respiración
está hecha un puto desastre.
—Chica mala—me susurra.
Él se retira y vuelve a insistir cada vez más hondo, más poderoso.
—Diego—, jadeo.
—Es lo que querías, ¿verdad? —Me pregunta con una sonrisa y asiento.
Él suelta una risa antes de capturar mis labios con los suyos
aumentando mi agonía y acaricia mi espalda mientras acelera el ritmo
de cada penetración. Con la mano libre cubre uno de mis senos ya
duros, los masaje y luego su boca cubre mi seno, lo que me hace casi
perder la razón.
Estoy a punto de desfallecer en sus brazos, pero él me sostiene con
firmeza. Diego me toca y ondas de placer recorren mi cuerpo, inhalo
hondo para tratar de calmarme. Siento su mano sobre mi piel es
demasiado porque sus movimientos son cada vez más rápidos. Siento
como entra una, cuatro, doce veces antes de que llegue mi orgasmo y
me deja fuera de sí.
Él suspira con dificultad y entra dos veces en mi antes de correrse en el
condón. Me abraza con fuerza y me da besos por toda mi cara. Pasan
varios minutos donde ambos nos estamos recuperando antes que
comience a reír y él se une.
—Chica sucia y mala. Me excitaste y me calentaste hasta que no pude
más.
—Tampoco te vi quejarte cuando entrabas y salía—lo pinché—lo que lo
hizo reír.
—Necesitamos una ducha, aunque igual me gusta que esté sucia—me
susurro con voz ronca y sensual.
—¡Imbécil!— replicó con una sonrisa.
—Pero soy un imbécil que amas, lo cual—dice mientras acaricia
lentamente mi estómago—. Te convierte en una triple tonta. Pero una
tontita perfecta para mí—concluye con una sonrisa. Lo observé
detenidamente y él se rio de mi expresión.
—¡Muy cursi!—rebato con una sonrisa.
—¡Tontita!—murmura antes de besarme suavemente en los labios.
Orgyilkos:
Doy una calada al cigarro mientras observo a la chica como sale de la
universidad para dirigirse al estacionamiento.
Sonrió antes de correr hacia mi auto que se encuentra al lado del suyo.
Sacó rápidamente las muletas y varios libros.
Camino hacia la chica que viene mirando el teléfono.
Chocamos y dejó caer los libros torpemente.
—Discúlpame—dice la chica.
La analizo fijamente, su pelo es largo, castaño claro, ojos verdes...piel
blanca. Es hermosa y tiene un cierto aire a ella.
Le sonrió de lado y su sonrisa se agranda.
—No te disculpe, fue un accidente—ella me entrega los libros, pero
hago que de nuevo se me caiga y también se me cae una muleta—.
Perdón es que aún no me acostumbro a andar con muletas.
La chica niega con su cabeza y se pone un mechón detrás de su oreja
que me hace recordar a ella, es hermosa esta chica y se parece tanto a
ella.
—No te preocupes ¿Cómo te llamas? —Ella sonríe.
—Me llamo Paúl y tu—ella me dice su nombre y nos quedamos
callados. Me llevo una mano a mi cabeza—. ¡Qué tonto! Se me quedó
algo en auto, me podría acompañar—apuntó hacia dónde está mi auto y
ella asiente.
Tomamos rumbo hacia el auto y le fui contando un poco sobre mi para
que no se me escapara. Cuando llegamos a mi auto, saqué las llaves de
mi bolsillo las deje caer torpemente.
—Perdón, es que estas muletas me hacen ser torpe—le sonrió de lado.
, q p
Ella hace un gesto con la mano quitándole importancia. Se agachó a
recoger las llaves, en ese momento levantó mi muleta y le pegó en la
cabeza. La chica quedó inconsciente en el suelo. Observó hacia todas
partes y está solitario el estacionamiento. Meto las muletas dentro del
coche y rápidamente esposo a la chica, la meto dentro del maletero.
Unas horas después llego a mi pequeña casa. Me bajo y camino hacia el
maletero donde se escuchan los gritos y golpes que da la chica. Cuando
abro el maletero la chica está llorando y me mira asustada.
—Bienvenida a tu última noche—acaricio su mejilla—, pero tranquila
la pasaremos muy bien tu y yo.
—Déjame ir—me grita llorando.
Sacó una pistola y se la apuntó. Ella abre los ojos asustada y se queda
callada.
—Te vas a portar bien o si no te mato ¡me escuchaste puta! —Le gritó.
La sacó del maletero y ella mira a su alrededor, le dio un empujón—.
Camina hacia la casa.
Cuando entramos a la casa la guié hacia el sótano, ella bajó llorando
porque era su fin, esta chica iba a salir de aquí muerta. Necesitaba
matarla para satisfacer mis placeres.
—Desnúdate, ahora—le susurre. Ella negó con la cabeza y levanté mi
mano donde mi mano chocó su mejilla derecha
—. Desnúdate ¡o te mato! —grite.
Ella comenzó a quitarse la ropa y lágrimas gruesas caían por su mejilla.
Le observé cómo se iba quitando cada prenda. Tomé un mechón de pelo
castaño, ese color que tanto me recordaba a ella solo que ella era fuerte,
pero esta chica de aquí no podía hacer lo que quisiera con ella.
—¿Por qué haces esto? No te he hecho nada—dijo llorando. La observé
y tenía un bonito físico en donde me entretendría esta noche jugando
con ella.
—Porque quiero. Además, te pareces mucho a alguien—apreté mis
manos—. Porque todas son iguales, se enamora de la cara bonita. Son
tan estúpidas ¿Qué pensabas bonita? Que te iba a pedir el número para
después salir juntos —
Ella miró hacia otra parte y me soltó una risa. — Lo ves, eres una
estúpida, pero esta es una lección que vas a aprender que no todos
somos buenos.

******
Me salgo dentro de ella, quien llora sin parar. Pongo los ojos en blanco,
me visto rápidamente y me acerco a ella. La jalo del pelo y cae al suelo.
Ella llora y me suplica que la deje tranquila. Me subo rápidamente
encima de ella y mis manos rodearon su cuello. Ella se dio cuenta
rápidamente de lo que iba a pasar, patea instintivamente y comienza a

rasguñar mis brazos haciendo que me excite más.


Veo como en su mirada hay miedo y pánico... Me siento un dios a saber
que estoy controlando yo su vida. Ella comienza a debatirse
salvajemente, gimiendo, pero sus pulmones ya que tiene poco oxígeno y
casi no pelea. De sus ojos escapan lágrimas amargas porque ella sabe
que fue una tonta por confiar en alguien que no conocía y solo por
parecerle atractivo ahora estaba a punto de morir.
Siento como su cuerpo se relaja de repente, en el instante mismo en que
la vida lo abandona. Espero unos segundos más y veo el cadáver de la
chica, no puedo evitar al sentir un enorme placer en este momento.
Dos horas después tiró el cuerpo de la chica en medio del bosque del
parque y sacó un cigarro y le dio una calada.
Miro hacia todas partes para asegurarme que no hay nadie y me acerco
al cadáver de la chica, acarició sus mejillas.
Observo el cuerpo desnudo de ella y una sonrisa aparece en mis labios
al recordar.
—Esto es solo el comienzo—susurró antes de comprobar que no dejé
ninguna pista o algo que pueda culparme.
Camino un poco más y veo el cadáver de otra chica que asesine a hace
unos días.
—Todas son estúpidas que caen por una cara bonita—sonreí con
maldad.
Apagué el cigarrillo en el cuerpo de la chica y me llevé la colilla. Me
saqué mis guantes y comencé a caminar tranquilamente hacia mi auto.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
cooperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 56
Nota de la autora: Chicas y chicos un aviso importante la próxima
semana comenzare a subir otra historia, espero que le den una
oportunidad aquí les dejo un adelanto que estará al final del capítulo, en
serio que estoy muy emocionada por esta nueva historia.
Cuando abrí la puerta me encontré con Harry que venía vestido con su
traje de policía y venía con dos desayunos de Starbucks. Me dio un beso
en la mejilla y me ofreció un café que acepté con gusto.
—¿En dónde están los demás? Pensé que también estaría Simón y
Mariel.
Me senté en el sillón y él me pasó un pan vegetariano, me tapé con una
manta porque hacía frío. Harry me miró
divertido.
—Me adelanté, quería que habláramos los dos—le di un sorbo al café
—. Tranquilo vengo como amigo por ahora, aun cuando tenga el traje
puesto.
—Vale—me mordí el labio inferior porque desde que conocí a Mariel
me pregunto si ellos tendrán algo—. Así que Mariel, que mujer ¡Dios!
Harry se atragantó con su café y comenzó a toser, sus mejillas se
pusieron rojas y se me escapó una risa. Cuando estuvo más calmado,
me respondió.
—Sí, muy guapa.
Me quedé mirando mientras le daba una mordida a su pan y yo al mío,
hasta que no pude más y dije:
—¿Te gusta Harry? verdad—Se quedó callado mirándome y achiqué
mis ojos mirándolo—. Vamos dímelo, prometo no decirlo.
—La encuentro guapa y cuando trabajamos tenemos buena química...—
Antes de que terminara lo interrumpí.
—Y de seguro que en sexo también tendrán esa química—Me fulmino
con la mirada y reí.
—¡Anastasia! —Exclamó —. Es mi jefa de la que estamos hablando, no
digas esa tontería.
Hizo una mueca que me recordaba un poco a mi hermano. Puse los ojos
en blanco y tiré un mechón de su pelo.
—Una jefa ardiente, guapa que, si no estuviera enamorada de Diego, no
perdería la oportunidad de conquistarla —
puse una mano debajo de mi barbilla y Harry rio —. No seas cobarde e
inténtalo, en donde quedo tu lema de soy hombre y cuando una chica
me interesa lo doy todo—intente imitar su tono de voz.
—Chica astuta, tal vez lo haga—soltó un suspiro y me miró por un
momento—y tú como vas con Diego.
—Él siguió por su camino y yo por el mío—doy una mordida a mi pan,
por suerte hoy día era jueves y tenía clase Diego. Él asintió y se sentó
más cerca de mí.
—¿Y Simón? ¿Qué pasa con mi amigo?
—Simón es mi amigo y nada más, quiero que sea feliz y sé que yo no
soy la chica ideal para él, solo está cegado, así es el amor.
—Cuando lo conocí solo hablaba de cómo su hermano le había bajado a
su chica y ahora solo me habla de cómo quiere recupérate, enamórate y
¡Dios sabe qué más! —Le di un sorbo a mi café.
—Como dije, solo está cegado por el amor, pero lo quiero mucho y
tengo sentimientos por él, pero no creo que vuelva a caer por él.
—Duras palabras para mi pobre amigo, supongo que nadie puede
competir con Diego y menos mal que di marcha atrás—Él se rió y pasó
su brazo por mis hombros—. Mejor te dejo como mi pequeña
hermanita que necesita de mi ayuda.
Sonreí con su comentario.
—Claro, soy una pobre chica que no sabe defenderse—él me abrazó y
apoyó su dedo en mi nariz—. No hagas eso Harry.
—Porque te molesta—esta vez apretó mi nariz con fuerza. —¡Tengo tu
nariz! —Comenzó a decir una y otra vez.
—¡Que maduro, Harry! Seguro que eres policía.
Me dio un empujón y me abrazó luego. Me di cuenta de que Harry no es
serio aun cuando su trabajo le dice que tiene que ser serio, pero
supongo que es porque es joven aún, estos días me alegró mucho
cuando iba a verme al hospital con Mariel.
En ese momento sentimos que tocan el timbre y dejamos de reír porque
de seguro que ahora tenía que volver a ser el Harry serio. Él abrió la
puerta y entró Simón que comenzaron a pelear.
—¿Qué mierda haces aquí Harry? —Escuché lo que le decía.
Me levanté y me acerqué a ellos.
—Le traje el desayuno Simón, cálmate—dijo Harry.
Simón fulminó con la mirada a Harry y me aclaré la garganta. Me dio un
suave beso en la frente y vi como Harry ponía los ojos en blanco.
—¿Cómo estás? —Preguntó Simón.
—Bien, estoy bien, pero dejen de pelear, son amigos por favor—puse
los ojos en blanco.
—Si fuera mi amigo, no me traicionaría así—Harry le dio un empujón y
yo me puse entremedio—. De seguro que intentas conquistarla,
¿verdad?
Abrí los ojos y negué con la cabeza.
—Es mi amiga, no voy a intentar nada con ella porque entiende que ella
está enamorada de Diego y a mí me gusta...
—Se quedó callado Harry.
—¡Simón! Te estás pasando, yo veo a quien quiera—él tomó un
profundo respiro y asintió—. Harry tiene razón y solo estábamos
hablando de cosas sin sentido como amigos.
Nos sentamos todos en el sillón esperando que llegara Mariel, aún
faltaban quince minutos, en la sala de estar había demasiada tensión
entre los chicos o solo de Simón.
—Lo siento Harry, pero tú sabes lo que significa Anastasia para mí—
dijo en un susurro. Harry se sentó a su lado y palmeó su espalda.
—Lo sé amigo, por eso te digo que no estoy intentando nada con ella y
que ahora la veo como mi hermanita pequeña, además que... —Antes de
que terminara de hablar, lo interrumpí.
—Le gusta su jefa—solté con una risa. Harry soltó un gemido de dolor y
Simón se rió.
—No digas eso Anastasia, porque no se lo dice a Mariel—me desafío
con la mirada y sonreí inocentemente.
—Harry, no hagas eso con Anastasia porque es capaz de hacerlo.
Los dos me miraron, pero yo seguía sonriendo inocentemente.
—No haré nada, son unos aburridos que le quitan la diversión a todo —
le saqué una lengua y ellos comenzaron a reír y poco a poco vi cómo se
iba calmando el ambiente. Pasamos un rato tirando bromas hasta que
sentimos que tocaron la puerta, mire Harry.
—¿Por qué no abres la puerta Harry? —Subí y bajé mis cejas. Puso los
ojos en blanco y se paró del sillón, caminó hacia la puerta. Nosotros nos
reímos y después escuchamos la voz de Mariel que venía riendo con
Harry.
—Se gustan—le susurre a Simón. Cuando llegó Mariel me abrazó
fuertemente y saludó a Simón.
Mariel se sentó al frente mío con Harry, quien no le quitaba la mirada
de encima, estaba embobado mirándola.
Nosotros nos miramos y soltamos una carcajada.
Mariel saca todos sus documentos al igual que Harry. Ellos comienzan a
hablar entre ellos y yo lo miro porque hacen una pareja bonita, pero
Mariel intimida un poco a Harry con su carácter, normal es una mujer
segura e imponente.
—Tenemos los nombres de esas personas Anastasia que intentaron
abusar de ti y que son parte del asesinato de tu hermano y también
están involucrados en el tráfico de personas que maneja Nicolás—ella
sacó varias fotos y la puso en la mesa—. Dime si son ellos.
Las ordenó en la mesa y un nudo se instaló en mi garganta porque eran
ellos, además son los que siguen manteniendo contacto hasta el día de
hoy con Nicolás.
—Son ellos—dijo Simón. Yo asentí una y otra vez—. Nicolás sigue
teniendo contacto con muchos de ellos como podrán ver en las pruebas
que te pasamos.
—Estoy consciente de eso Simón, pero no me gusta cometer errores en
mi trabajo ¿lo entiendes? —Miró fijamente a Simón y él asintió—.
Siempre quiero estar 100% segura de lo que estoy haciendo, no puede
haber ningún error con esto.
Simón asintió. Nos quedamos en un silencio incómodo observando
cómo Mariel tecleaba sus dedos contra el teclado del computador. Hasta
que Harry rompió el silencio:
—Todos ellos están dentro de distintos partidos políticos. Nosotros ya
teníamos la sospecha que estaba haciendo cosas ilegales por la fiesta
que organizaban en una isla y solo había gente importante—Harry
negó con la cabeza—.
Pero ahora tenemos pruebas para detenerlos y los tenemos a ustedes y
a tres chicas que rescató hace poco Mariel donde testificará cuando sea
el día del juicio.
—Exacto los tenemos en nuestro poder, tenemos fotos, pasajes de
vuelos, fotos dentro de esa mansión y tenemos testigo de las orgias que
se realizaban ahí con chicas menores de edad —ella negó con la cabeza
—.Son unos enfermos, mientras más dinero y poder, se creen dioses
que piensan que nunca los van a tocar.
Sentí unas ganas enormes de vomitar <<como alguien puede abusar de
niñas por el amor de Dios>>—pensé. Están enfermos y espero que se
pudran en la cárcel por todo el daño que les han hecho a esas personas.
—Ya estamos casi listos, Anastasia muy pronto Nicolás y esas personas
caerán. —Simón me abrazó. Yo asentí emocionada —. Fuiste muy
inteligente a grabar la conversación y esa una prueba muy importante
donde tendrá el cargo de intento de asesinato y secuestro.
—Estoy mandando la orden de captura a la estación de policía de
Madrid, mi hermano es el jefe. Mañana serán los hombres más
buscados de toda España y también la interpol ya está avisada en todos
los aeropuertos, no van a poder escapar.
Siento un nudo en la garganta porque por fin, esto está a punto de
acabar. Una lágrima recorre mi mejilla y la limpio rápidamente.
—Todo va a acabar, Anastasia—me susurró Simón.
Pasaron una hora más haciendo todos los papeles con Harry y Mariel,
tomando algunos detalles que podían haber pasado desapercibidos y
revisaron los últimos detalles de cada prueba para asegurarse que todo
estaba en orden.
—Bueno, ahora necesitamos hablar un poco sobre Nicolás—me tensé al
igual que Simón—. Las pocas veces que lo he visto en persona y he
hablado con él he podido sacar más o menos un detalle psicológico de
él.
⋙ Es un hombre que tiene rasgos psicopáticos muy marcos, por
ejemplo, no siente empatía con las demás personas, solo tenemos que
ver lo que te hizo a ti Anastasia y dice que te ama. Otro rasgo que he
podido sacar y que lo tiene muy marcado es manipulador con las chicas
y te lo digo porque lo he visto con las chicas que hemos podido rescatar.
Otro rasgo que sabe sacar muy bien es su encanto y el carisma que
tiene para envolver a todo el mundo con sus palabras. Nicolás es
egocéntrico patológico y le falta carencia de empatía con las demás
personas, aunque me faltan algunas más, pero son las que he podido
sacar en las dos veces que me he juntado con él como una de sus chicas
de
boxeo.
En ese momento suena el teléfono de Mariel, quien no duda en
contestar:
—¿Qué pasa? Como tres cuerpos—me tenso de nuevo ¿Qué está
pasando? Porque están encontrando cuerpos—.
Voy para allá, cierra todo ahora.
Mariel ordenó todo rápido. Harry la tomó del brazo.
—Harry, tenemos que ir rápido tres cuerpos más y estaban
prácticamente a unos kilómetros—Ella se llevó la mano a la cabeza—.
Tenemos que hacer un perfil psicológico rápido.
—¿Piensas lo mismo que yo?
Simón abrió los ojos ¿Qué mierda está pasando? Porque siento que
saben todos menos yo.
—No lo sé, quiero creer que no, pero... tenemos que estar listos para lo
peor—Mariel me miró—. Tenemos que irnos.
Yo asentí una y otra vez porque estaba en shock es posible que ande un
asesino matando a gente ahora. Sentí un nudo en la garganta, porque
sentía que algo se me estaba escapando. Mire a Simón, quien miraba
fijamente a Harry.
—¿Qué pasa? —Dije desesperada.
—No te preocupes Anastasia—me abrazó Harry—. No podemos
decírselo porque son casos apartes. Nos vemos.
Simón se levantó y me abrazó fuertemente, fue un abrazo distinto como
si me dijera algo. ¿Qué estaba pasando? No entendía nada, me siento
una estúpida, ellos saben algo que yo no.
—¿Qué me ocultan? —Tome la mano de Simón. Él me miró nervioso y
desvió la mirada—¿Qué está pasando?
—Nada, Anastasia, es solo que estoy cansado. Por favor no salgas tanto
y recupérate—me dio un beso en la mejilla.
Ellos salieron rápidamente de mi apartamento y me senté en el sillón.
Sentía que algo me estaba ocultando, pero lo averiguare con ellos o sola.
Encendí la tele si habían encontrado tres cuerpos, era lógico que iba a
cubrir las noticias, aunque la policía no quería.
Estuve mirando las noticias y los periodistas habían llegado antes que
Mariel y Harry. Me quedé un rato escuchando la noticia donde había
encontrado el cuarto cuerpo, hace tres días había encontrado un cuerpo
por una persona que estaba realizando trekking en el Parque Natural
de la Sierra de Collserola y ahora se encontraron tres cuerpos más por
una pareja que estaba caminando por el parque.
En ese momento vi como paraban a Mariel y Harry haciéndole varias
preguntas a lo que ellos evadieron y se internaron en el bosque del
parque. Me pase una mano en la cara ¿Qué mierda está pasando? Ahora
hay un asesino suelto matando a personas. Sentía una presión en el
pecho.
Mariel:
Al bajar del coche, observé como los periodistas se nos acercaban y
Harry gruñó molesto. Caminé rápidamente por el bosque siguiendo a
mi compañero Richard quien era quien nos estaba guiando. ¿Qué
mierda estaba pasando? Hace unos días se encontró el cuerpo de una
chica y ahora eran tres cuerpos más a unos kilómetros de distancia.
Mientras avanzaba por el bosque, Harry iba muy pensativo y ambos
teníamos ese presentimiento de que nos enfrentamos algo grande.
Cuando llegamos a la escena vi como mis compañeros estaban sacando
fotos. Me acerqué a Gonzalo, quien estaba examinando el cuerpo.
—¿Y bien, Gonzáles?
—Tenemos tres cuerpos de tres chicas, uno está en avanzado estado de
descomposición y diría que entre 3 a 4
semanas. El segundo diría que una semana y el tercero diría que hace
dos días.
Asentí y me puse los guantes para examinar el cuerpo, me acerqué al
cadáver de la chica y me quedé un momento quieta porque era una
joven que tendría entre 18-19 años. Joder—grité a mí misma ¿Quién
mierda está haciendo esto? Solté un suspiro, tenía que calmarme.
Comencé a revisar el cuerpo donde vi claras señales de abuso sexual. Él
asesino la había estrangulado, tenía marcas de los dedos en su cuello,
una mordida en su seno derecho y varios moretones en la parte interna
de los muslos. Mire a mi lado y había una pisada.
—¿Tomaron muestra de este zapato? —Le pregunté a Gonzalo.
—Si, se hizo una réplica. ¿Qué está pasando, Muñoz?
Me agaché y revisé el pelo de la chica, encontré una fibra de color
negro, saqué mi bolsa y la metí adentro para analizarla. Miré a mi
compañero que esperaba una respuesta.
—Tengo un mal presentimiento, pero se han encontrado cuatro
cuerpos...—antes de terminar Harry me interrumpió.
—Es posible que haya un asesino serial.
Nos quedamos callados porque ambos sabíamos que habría muchas
más muertes, por lo general los asesinos en serie son muy astutos e
inteligentes y casi no dejan rastro o evidencia de sus crímenes.
—¿Alguien ha visto algo? —pregunte.
Observando más detenidamente y solté un grito de horror porque el
asesino había introducido un pedazo de madera en la vagina de la
víctima. La cara de Gonzalo se puso pálido. Negué con la cabeza.
—Mierda—grité.
En ese momento el médico forense se acercó a nosotros. Comenzó a
examinar el cuerpo de la chica que nos dijo que llevaba 4 días muerta y
que la causa fue estrangulada y que antes había sido torturada.
—El asesino ha seguido viniendo a ver sus víctimas—declaró el médico
José que tenía experiencia profesional y era extremadamente bueno en
su trabajo donde ya había trabajado con él en varios casos—. Ha
practicado necrofilia con los cadáveres de las chicas.
Estuvimos revisando por media hora el cuerpo de la chica tomando
todo lo que pudimos de la escena del crimen hasta que sacaron el
cadáver en una bolsa para llevarlo a hacer una autopsia más a fondo.
Caminamos hacia el siguiente cuerpo. El olor a descomposición nos
invadió y ese olor que atrae angustia y moscas.
Me acerqué y definitivamente el cuerpo se estaba comenzando a
descomponer. Observé a la chica que también tendría unos 18-20 años,
color de pelo castaño, color de piel blanca, realizamos el mismo
análisis. La víctima había muerto de la misma forma, pero me fijé que
tenía una quemadura de cigarro.
Mire al doctor quien seguía examinando el cuerpo de la chica. Harry
mira cada detalle que hacía el doctor y Gonzalo estaba pálido como si
en cualquier momento fuera a vomitar.
—¿Su opinión, doctor? —Pregunté cuando se estaba quitando los
guantes. Levantaron el cuerpo de la tercera víctima.
—Las muertes tuvieron lugar en otra parte. En el caso de la primera
víctima, diría que hace tres o dos días. La víctima fue abusada
sexualmente y luego fue estrangulada. No se observan heridas de arma.
En cuanto a la segunda víctima diría que murió hace una semana donde
ya presenta un estado de descomposición y murió de la misma forma
que la primera víctima, solo que aquí puede observar que el asesino
había vuelto a practicar necrofilia con la víctima. Y la tercera víctima
murió hace unas semanas. Tengo que realizar una autopsia más
detallada. —El médico hizo una pausa para tragar saliva— En la
segunda víctima y en la primera tenemos la mordida del asesino donde
haré un modelo de la mandíbula. Ahora tengo que realizar las autopsias
aclara muchas cosas.
Observé cómo el médico se fue y Harry se acercaba a mí.
—¿Se sabe quiénes eran las tres víctimas? —Preguntó Harry.
—No, tendremos que ver la gente que ha reportado desaparecida en
estas últimas tres semanas, tendremos que ponernos en contacto con
las demás comisarías para estar al pendiente.
—Tenemos que empezar a tomar declaraciones a la gente que pudieron
ver algo—Me pasé una mano por la cara.
—Tenemos que encontrarlo rápido, si no lo detenemos ahora seguirán
apareciendo cuerpos de chicas en unos meses...Podrían ser hasta
treinta—él abrió los ojos—. Tú lo sabes bien, los asesinos en serie cada
vez van perfeccionando más como matan a sus víctimas y a ellos les
emociona este juego.
Solté un suspiro antes de hablar:
—Hace cuatro meses en Madrid se encontraron cuatro cuerpos de
chicas, eran prácticamente huesos y un cuerpo en un estado bastante
avanzado de descomposición, pero la última víctima había muerto igual
que ahora. Jamás encontraron sospechosos o pistas. El caso se archivó.
—Estás diciendo que...
—Sí, creo que el asesino a cambio de ciudad y ahora está aquí. No es
una coincidencia. Tengo una teoría, me imagino que en las primera
víctimas solo estaba experimentando con ellas encontrando la forma de
excitarse o matarlas de una forma perfecta que no dejará cabos, pero
estoy seguro de que fue muy torpe en sus primeros asesinatos porque
en estos prácticamente no tenemos nada, Harry.
—Tenemos que movernos ya.
Observé a mi alrededor, sentí como un sudor frío recorría mi cuerpo, no
era fácil ver estas escenas porque creo que todos sabíamos lo que
significaba. Mire la hora de mi celular en unas horas comenzarán a caer
esos malditos hijos de putas que intentaron abusar de Anastasia y
sobre todo caerá Nicolás.
Solté un enorme suspiro porque este día estaba empeorando cada vez
más, hoy día no se dormía. Teníamos que viajar hacia Madrid a primera
hora de mañana viernes caerían presos.
—Será una larga tarde y noche—me dijo Harry abrazándome con
fuerza y asentí con mi cabeza.

******
Diego:

Abrazo a Anastasia porque no ha parado de llorar desde que prendió la


televisión donde ha visto como caen cada uno de esos infelices que
intentaron abusar de ella. Observo como Harry viene con otro sujeto y
la chica creo que se llama Mariel con otro y se suben dentro del auto
policía.
—Escapó de todas formas Nicolás, sigue libre—solloza en mi pecho.
Tomó su cara y limpió rápidamente las lágrimas gruesas que caían por
sus mejillas.
—Me duele verte así Anastasia, mi corazón está sufriendo por ti en
estos momentos—le di un beso en sus labios—, pero confían en Harry y
Mariel que lo van a encontrar; tiene a toda la policía de España detrás
de él; su cara está por todas partes.
Ella asiente y suspira antes de abrazarme con fuerza.
—Por fin, esto está acabando. Mi hermano por fin tiene algo de justicia
y paz en su muerte—me susurra.
—En serio que tú eres de las mujeres más fuertes que he conocido
Anastasia, yo no sé qué hubiera hecho en tu lugar
—confieso en un susurro.
Porque es verdad, ha sufrido tanto Anastasia y aun así ella ha
conseguido salir adelante y sonreír. Cuando la vida no ha hecho más
que darle golpes, ella sigue luchando para salir adelante.
—No siempre he sido tan fuerte, Diego, muchas veces quise intentar
acabar con mi vida, pero sabía que a mi hermano no le gustaría—ella
agacha su cabeza— . Además, que en ese momento solo pensaba en
vengarme de Nicolás y me convertí en alguien quien no era.
En ese momento sale la foto de Nicolás y comienza a explicar los cargos
que tienen estas personas tan importantes dentro de la política. El
cuerpo de Anastasia tiembla, apago la tele con el control remoto.
—Lo van a atrapar, confió en Harry y en Mariel—le susurró
abrazándola—. Ahora te haré un pastel de chocolate para subirte de
ánimo.
Ella suelta una risa y yo limpio sus lágrimas con mis dedos.
—Tengo que hablar con mis padres—ella toma su celular y suelta un
enorme suspiro—bajo enseguida.
—No sigas llorando, Anastasia, porque me partes el corazón y no me
gusta verte sufrir porque no sé cómo hacer que se vaya el dolor que
está sintiendo—le doy un breve beso en sus labios.
—Te amo Diego. Definidamente tengo al mejor novio ardiente—
bromea.
—Esa es mi chica—acarició su mejilla antes de salir de la habitación.
Baje las escaleras y saque todo lo necesario para hacer el pastel de
chocolate. Anastasia bajó después de quince minutos. Tenía los ojos
más rojos, pero ya no estaba llorando y se sentó en la encimera
mientras veía como hacía la mezcla para el pastel.
—Te amo Diego—me susurro cuando me acerqué a abrazarla.
—También me amo—bromea. Ella tiró un mechón de mi pelo—. Te amo
mucho.
Mis manos comenzaron a subir a bajar por sus muslos y ella levantó
una ceja. Me acerqué más a ella y la besé profundamente. Sus manos
comenzaron a bajar por mi abdomen hasta llegar al inicio de mi
pantalón. Me separé de ella y desabrocho los botones de mi pantalón.
—Traviesa—tomé su mano y la guié a mi muy despierta erección. Ella
comenzó a tocarla por encima del pantalón. —
Tenemos veinte minutos, nena.
Puse mis manos en su trasero y ella enredó sus piernas en mi cintura.
Caminé hacia una silla. Me senté en la silla y dejé Anastasia en la mesa.
Mis manos fueron subiendo y alcanzaron sus pechos y se los apreté, ella
soltó un gemido que me puso aún más caliente.
—Eres una diosa, Anastasia—me acerqué a ella y corrí su largo pelo
hacia un lado y chupé su cuello, sentí cómo su cuerpo tiembla y mi
mano acariciaba uno de sus pechos.
—Diego—, jadea.
Amo escuchar sus gemidos, son música para mi erección. Ella estira su
mano y toca mi erección por encima de mi pantalón. Reparto varios
besos por su cuello y voy subiendo de a poco hasta llegar a sus labios.
—Quítate la ropa, Anastasia, quiero verte—susurro con voz ronca.
—¿Otra fantasía?
—Tengo mucha fantasía contigo...Mmm demasiadas, pero comenzamos
con esta de quitarte la ropa lentamente, prometo que te haré
enloquecer.
Vaya que lo hice, sus gemidos son música para mis oídos. Amo tanto a
esta mujer, no sé en qué momento pensé que
la podía odiar, cuando ella siempre estuvo ahí para abrirme los ojos.
Muchos dicen que ella me cambió y no es cierto, cambié para mí mismo,
ella jamás me dijo que cambiara. La diferencia es que yo me abrí a ella
de cómo era realmente y dejé de lado a Diego patán. Porque con
Anastasia me sale este lado cursi y romántico que no sabía que tenía.
La abrazó con fuerza porque se veía hermosa desnuda en mis brazos.
Apartó el pelo de la cara y besó sus labios.
Suelto una risa, porque creo que la dejó exhausta.
—Anastasia—, la llamé. Ella levantó su cabeza y me sonrió—. Tengo
que ir a pagar la cocina.
Ella se soltó de mi abrazo y comenzó a vestirse y tomé mi bóxer, me lo
puse. Camine hacia la cocina y observe que el pastel estaba en su punto
exacto para apagarlo.
—Gracias por estar conmigo—me susurró Anastasia abrazándome por
detrás.
Me gire para mirar a mi chica.
—Siempre estaré contigo—le susurré antes de besarla.
Chicas y chicos un aviso importante la próxima semana comenzare
a subir otra historia, espero que le den una oportunidad aquí les
dejo un adelanto:
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
cooperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 57
Este capítulo esta dedicado a dos personitas que siempre me esta
apoyando en todo, gracias por tanto las quiero mucho: karena0406 y
victoriamansilla18 gracias por su apoyo y a todos ustedes.
Día sábado penúltimo día de guardar reposo. Por fin ya no me duele
tanto los moretones y el doctor dijo que podía volver a mi vida normal,
pero que tuviera cuidado con los últimos moretones y que me vería el
próximo miércoles.
Diego me dejó sentada en el escritorio de su enorme biblioteca, le dije
que era un pesado y que ya podía caminar, pero insistió en cargarme. Lo
veo buscar y tomar varios libros que tiene que leer para su trabajo. No
puedo evitar que mis ojos se vayan a su trasero.
—Se que me estás viendo el trasero—dice tomando otro libro y
caminando hacia donde tiene la escalera—. Pervertida
—declara con una sonrisa.
Apoyo mi barbilla en mi mano y veo como toma otro libro y lo hojea
antes de asentir para sí mismo. Suelto una pequeña risa, es
absolutamente tierno y sexy, que lo convierte en una mezcla peligrosa.
—Se te ve bien tu trasero en esos pantalones—respondo con una risa.
Él deja cuatro libros en el escritorio antes de volver a subir por la
escalera.
—Repito pervertida—me observa de reojo y se apoya en el barandal del
pequeño pasillo donde están los libros que llegan al techo—. Tu hambre
sexual crece con cada segundo y temo por mí, bella.
Suelto un bufido y lo fulmino con la mirada. Es un engreído, pero a lo
grande—murmuró en voz baja.
—No eres para nada gracioso—tomo un libro que dejo en el escritorio y
lo hojeo y veo que son libros de medicina.
Lo miro y ya me lo imagino como doctor sexy. Me sorprende que esté
estudiando esto por sus malos recuerdos, pero también me dijo que lo
quería hacer porque quería salvar muchas vidas.
Es uno de los hombres más fuertes que he conocido en mi vida, además
que tiene un alma tan noble que hace que me enamore más de él, pero
él no tiene porqué saberlo.
—¿Sabes? No estaba seguro de estudiar medicina, pero ahora me
emociona este semestre, me ha gustado mucho y me gusta ayudar a las
personas. El próximo semestre comienzo con mis prácticas—me sonríe
bajando de la escalera de caracol.
—Te había dicho que te amo y que te admiro—murmuré con una
sonrisa.
Se agachó y puso sus manos en mis muslos y no puede evitar
sonrojarme porque estos últimos días hemos estado haciendo mucha
actividad sexual y bueno me ha gustado bastante, no puedo evitar
alterarme con su contacto.
—Si. Yo también me amo—respondió con una sonrisa y besando mi
mano—. Te amo, Anastasia, eso está más que claro desde hace tiempo.
Se acercó y me dio un fugaz beso. Volvió a caminar y a subir por la
escalera de caracol que hacía que su biblioteca fuera un sueño hecho
realidad.
—Terminaste ya con tus trabajos. —Lo observé que tomas otros cuatro
libros más, pero cuánto necesita.
—Sí—declaró con un suspiro—. Extraño ir a clases, estuve casi tres
meses online y ahora esto... Igual es lo más entretenido que he hecho
además de mirar las paredes de mi cuarto cuando no estabas—soltó
una carcajada al escuchar mis palabras.
Bajó otra vez y metió todos los libros en la mochila antes de tomar mi
mano, caminar a la salida de su departamento.
Cuando llegamos a mi departamento, él caminó directamente a la mesa
donde tenía más libros y su computadora. Me senté a su lado y él
comenzó a comentar lo que tenía que hacer en su trabajo.
Cuatro horas después Diego terminó su trabajo porque se acostó
conmigo en un sillón. Mi mano se fue a su barbilla había un rastro leve
de barba apareciendo en su perfecto rostro.
—Terminé todos mis trabajos—dice, besando mis mejillas y
comenzando a bajar sus besos hasta mi cuello—. Soy todo tuyo ahora,
Anastasia.
—Mmm... —Murmuré mientras mis manos se iban a su suave pelo
negro.
—Pero antes veamos cómo sigue esos moretones—se separa de mí y yo
hago un puchero. Él me levanta la polera y examina muy bien mis
moretones que ya casi desaparecen solo que hay algunos que son
internos y son los que más duelen. —. Veo que ya están mejor.
Diego sube más mi polera y yo levanto mis brazos para que pueda
sacarme la polera.
—Vamos a saciar tu apetito sexual para que me deje de mirar como si
fuera un chocolate—murmura antes de comenzar a chupar mi cuello.
Sus manos se van directo a mis pechos que se pone duro por las
atenciones de Diego.
Desabrocha mi sujetador y lo tira al piso.
—Vamos a enloquecer esta noche, Anastasia—dice guiñándome un ojo
con una sonrisa coqueta. Su boca succiona mi pecho izquierdo y su
mano a mi otro pecho. Cierro los ojos porque está haciendo que me
vuelva loca, pero de una muy buena forma.
—Diego... —, gritó su nombre. Él ríe y succiona con más fuerza mi
pecho izquierdo y luego cambia al derecho.
No te vuelvas loca, no te vuelvas loca por favor—me digo a mí misma.
Se separa solo para sacarse la polera donde deja a la vista su abdomen y
se pasa una mano por el pelo despeinándolo más. Se me cae la baba y
compruebo que no esté babeando, llevando una mano a mi boca y por
suerte no lo estoy. Él me mira curioso por lo que acabo de hacer.
—¿Delirando ya por mí? —Pregunta con diversión.
Suelto una risa. Mis dedos van a su abdomen y se acerca más a mí y
siento sus labios dejar un rastro de beso húmedo por mi cuello. Sus
manos van por el botón de mi pantalón donde los baja con braga y todo,
dejándome completamente desnuda tirando mi ropa al suelo junto con
su pantalón y su bóxer. De su billetera extrae un condón.
Lo rasga y se lo pone en su muy animado miembro.
Cuando está listo se ubica sobre mí. Y vuelve a besar mis pechos que le
da toda su atención hasta que me tiene temblorosa por sus caricias
pidiendo por más. Mis piernas se enredan alrededor de la cintura, lo
siento rozarse contra mí y me estremezco.
—Vamos a delira juntos, Anastasia ¿te parece bien?
—Contigo siempre.
Se roza otra vez haciendo que suelte un gemido y se impulsa hacia
adelante y lo siento deslizarse en mí. Me da pequeños besos por toda la
cara antes de besarme tiernamente.
Sus movimientos son lentos y profundos que me arrancan muchos
gemidos. Siento como en cada impulso intentará adentrarse en lo más
profundo de mí, no puedo evitar llamarlo una y otra vez.
Mis manos van a su trasero para atraerlo más a mí. Diego recarga su
frente contra la mía y sus manos van a mis pechos, los masajea. Sus
movimientos son ahora más rápidos y sus manos bajan hasta mi cadera
y siento cómo sus dedos se clavan en mi cadera.
—Te amo, Anastasia—susurran entre jadeos.
Cierro mis ojos porque siento como cada vez estoy más cerca a la
llegada de mi orgasmo. Él acelera sus movimientos bajo una de mis
piernas mientras que la otra se mantiene rodeando su cadera haciendo
más profundo sus movimientos y más rápido. Siento como mis pies se
encojen por las sensaciones y mis gemidos son claras indicaciones que
mi orgasmo está llegando.
—Diego... —, gritó cuando llegó a la cumbre de mi placer.
Él suelta una risa antes de acelerar más sus movimientos entrando una,
tres hasta siete veces más que hace que se alargue mi orgasmo
haciéndome delirar aún más. Siento que entra tres veces más antes de
gritar mi nombre y estallar en su orgasmo. Se sale de inmediato
haciendo un nudo al condón antes de botarlo al suelo.
Sus brazos me envuelven y me da un beso en la frente. Puedo escuchar
como su corazón aún late fuertemente.
—¿Sacio tu apetito sexual? —Preguntó con un tono de diversión.
—Diego... —, susurro su nombre, aún algo ida por el orgasmo—. Eres
adictivo, jamás podría cansarme de ti.
—¿Aún quieres más de mí? —Pregunto dramáticamente—. Después me
dices a mi pervertido.
—¡Eres malo! —Exclamó riéndome.
—¿Estás seguro de que quieres volver a tu vida normal el lunes? —
Pregunta apartando el pelo de mi cara.
—Si, tengo que hacerlo Diego, no me puedo quedar una vida encerrada
porque la culpa de Nicolás. Además, confió en Mariel y Harry que están
haciendo todo lo que pueden.
—Pero Anastasia, ahora hay un asesino matando chicas—me mira con
terror—. La misma Mariel declaró que estaba al frente de un asesino
serial porque se han encontrado cuatro cuerpos. Cameron está
protegiendo a Alejandra —se queda un momento callado—. En la
universidad está recomendado que las mujeres siempre estén
acompañadas.
—Lo sé Diego, tengo miedo—declaró en un susurro.
—También lo tengo Anastasia, no te dejaré sola ni un segundo—me dio
un suave beso en los labios —.¿Te gustaría conocer a mis abuelos? —
Pregunta cambiando el tema rápidamente.
Me quedo en silencio pasando mi mano por su babilla que me raspa un
poco por el leve rastro de barba que comienza a crecer.
—Claro Diego, sé que ellos son importantes para ti, es un placer
conocer a tus abuelos—él me da un suave beso en los labios—. Nunca
pensé que me iba a enamorar tanto de ti—confieso dramáticamente.
—Pues al final resulta que si te enamoraste de mí y que soy tu tipo de
hombre—dice burlonamente—. Te tragaste tus palabras que me dijiste
en un comienzo.
—¡Ja, ja, ja que gracioso eres!
—Bueno, yo admito que me tragué mis palabras contigo Anastasia, al
principio solo creía que ibas a hacer una más del montón, que solo
tendría que conquistarte un poco para tenerte en mi cama, pero no
porque resultaste ser todo un desafío, un peligroso desafío que me
atrapó.
Se queda callado un segundo antes de continuar:
⋙ Me atrapaste antes de que yo me diera cuenta. Ni siquiera me di
cuenta cuando te estaba diciendo todas mis frases cursi para ti—me
atrae más su pecho—. No me di cuenta ni siquiera podía yo mismo
contener mis pensamientos para mí mismo. Cuando te vi subir al auto
ese día, me enamoré físicamente de ti. Sé que suena vacío decirlo, pero
quiero ser sincero...Me volvías loco verte porque eras como un ángel
caminando por los pasillos de la universidad y lo peor es que mis ojos
te seguían a cada segundo.
—¡Eso es acoso! —Bromeo.
—Tal vez, pero entiéndeme que no sabía que me estaba pasando.
Quería estar a tu lado aun cuando nos odiábamos.
Amaba tenerte a mi lado—él niega con su cabeza—. Jamás había
experimentado las emociones que tú estabas causando, hasta que me di
cuenta de que era un imbécil enamorado.
—Yo tenía miedo y cada vez que te acercaba a mí diciendo esas
palabras, me quería morir porque sabía que te estaba poniendo en
riesgo...también tenía miedo de que me traicionaras como él—declaró
en un susurro—, pero no lo eres. Gracias a ti comencé a luchar más por
mí misma para poder recuperarme y me has sanado de cierta forma.
—Te amo—me susurro antes de besarme—. Anastasia, superaremos
todo junto.
—Contigo siempre.
Estiró su dedo meñique y también lo hice donde hicimos la promesa.
Tengo que admitir que estoy aterrada de salir afuera más cuando hay
un asesino serial matando a mujeres jóvenes. Creo que le tomas más el
peso cuando la misma policía está diciendo que el asunto es grave y que
piden a las mujeres jóvenes que no salgan de sus casas por las noches.
Me aterró ver cómo Mariel estaba dando este aviso a toda Barcelona,
podía ver cómo estaba más cansada y más cuando a veces me contesta
los mensajes a las cinco de la mañana.
—¿Vamos a bañarnos? —Me susurra Diego mordiendo mi oreja.
Asiento con mi cabeza.

******
Salgo del baño sintiéndome peor, los calambres llegaron junto con los
vómitos y con la espectacular y amada regla.

Me acuesto, tapándome hasta arriba, odio la regla, pero por suerte me


tocó un día domingo donde puedo descansar.
É
Él me mira preocupado porque es la tercera vez que vomito desde que
desperté. Miro el reloj y son las once de la mañana. Pone una mano en
mi frente.
—¿Esto es normal? —Preguntó alarmado porque él me ha visto dos
veces, pero esas dos veces solo fueron calambres, este mes llegó más
fuerte.
—A veces me llega más fuerte que otros meses — respondo cerrando
los ojos —. No te preocupes tanto Diego, es normal en mí.
Pasa su mano por mi mejilla e intento sonreír.
—¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor? —Lo miro de reojo y
niego con la cabeza porque ya me tomé la pastilla para el dolor y ahora
solo tengo que esperar que haga efecto.
—Diego—, murmuró tapando aún más con cubrecamas —. Solo
necesito dormir y me tomé la pastilla para el dolor, en unas horas estaré
bien.
—Vale.
Siento como me toma de la cintura, pero yo tomo su mano y me alejo.
No quiero que me abrace en estos momentos porque puedo tener una
emergencia de nuevo.
Diego suelta un bufido y no puedo evitar reír. Abro los ojos y lo veo con
el ceño fruncido.
—No me abraces por ahora.
—¿Por qué? —Rebatió como un niño pequeño.
—En primer lugar: porque me siento mal y, en segundo lugar: no quiero
vomitar encima de ti, además que así puedo levantarme más rápido,
Diego. Esto es incómodo para mí y no me ayudas en nada.
—Vale...Duerme entonces—la cama crujió cuando se levantó y después
sentí como me quitaba el pelo de la cara—.
Te preparé una sopa para que te sientas mejor. No quiero dejarte sola.
—Estaré bien, Diego.
—Llegaré en la noche. Te dejaré lista la comida ¿vale?
Yo asentí una y otra vez, me tapé aún más porque me estaba matando
los dolores menstruales. Él me miraba preocupado y traté de sonreír.
—Ma vas a desgastar si me miras así—brome.
—Me voy. Duerme.
Me dio un suave beso y cerré mis ojos este día quería solo ser yo y
maravilloso regla de compañía y muchas películas para ver. Además,
que él tenía un almuerzo con sus abuelos y sé que no lo ha visto en días.
También quería pensar en dónde podía estar escondido Nicolás porque
sé que Mariel y Harry tiene suficiente con el caso del asesino serial, la
gente está exigiendo respuesta rápidamente y me temo que Mariel está
amarrada a este caso ya que se ha vuelto uno de los más mediáticos en
la última década en España.

******
Jonathan tocaba la bocina una y otra vez mientras peleaba con otro
conductor que se nos atravesó en el camino.

Rodé los ojos porque ya íbamos atrasados a la universidad.


—Ese imbécil se atravesó—murmuró de nuevo.
—Tú solo acelera—me cruce de brazo—. Seré puntual y más vale que
esté lista cuando pase por ti a las ocho en punto—intente imitar su voz.
Jonathan se rio. Porque ayer me estaba echando la bronca de la vida si
no estaba lista y que fue lo que pasó, estuve puntual afuera de mi
edificio esperándolo a las ocho y él todavía no salía de su
departamento.
—No te enojes. —Tocó de nuevo la bocina a un auto que se estacionó
donde él quería estacionarse —. ¡Maldito imbécil!
—Pues me hubiera ido caminando, imbécil.
—¡Perdón! Tuve una noche movida. Vale—achiqué mis ojos y lo
observé fijamente.
—Claro tú y tu polla no se puede quedar tranquilo una noche, ¿verdad?
É
Él soltó una carcajada y se estacionó. Me bajé del auto y por fin, podía
caminar normal. Sentí como seguía riendo y tomaba mi brazo.
—Sabes que mi amigo es travieso y era fin de semana.
—Puerco—respondí con asco. Porque con mis mejores amigos hemos
tenido largas conversaciones sobre el tema de las chicas.
Puso sus brazos en mis hombros y seguía riéndose de mí.
—¡Niña estúpida! Necesita sexo, ya veo que está irritable. Dylan tiene
razón, necesita sexo y eso ayuda a relajar o te agita—bromeo.
Solté un gemido ahogado. Puse mi cara más dramática y le pegué una
palmada en su cabeza.
—Y tú necesitas guardarte "tú famoso amigo o se te desgastará", puto.
—Digo haciendo comilla con mis dedos.
Jonathan me miró un momento antes que ambos estalláramos en una
carcajada.
—Ya te había dicho que te amo, niña tonta—dice apretando mis
mejillas.
Suelto un grito. ¡Es un imbécil, que es un imbécil! —Me digo a mí
misma.
—Jonathan —, digo enojada y caminando hacia mi salón —. ¡Eres un
imbécil!
—¡Niña tonta!—Me responde.
Caminó rápidamente donde está sentado Diego. Me mira de reojo, pero
sacó rápidamente mi cuaderno y pongo atención al profesor.
Él pone una mano en mi pierna y se la quito. Lo miro de reojo y veo que
está mirando fijamente al profesor. Fingir
tenemos que fingir nuestra relación—me repito a mí misma. Por suerte
ya no compartimos tanta clase por hoy solamente matemática e inglés.
Termino de hacer mis ejercicios y siento la mirada de Bárbara sobre mí.
Levantó una ceja hacia ella y después su mirada cae en Diego, quien
está durmiendo porque fue uno de los primeros en terminar. Observó a
Bárbara como sigue mirando a Diego como si fuera su mundo.
En cierta parte la entiendo porque ella se enamoró de él, no la culpo
porque Diego es increíble, además de guapo tiene un alma noble que no
a cualquiera deja conocer y estoy segura de que ella sabe cómo es Diego
realmente. Se da cuenta que la estoy observando y me para el dedo del
medio. ¡Que madura!—Hablo conmigo misma.
Ruedo los ojos antes de contestar un mensaje de Harry que aún no
tiene nada sobre Nicolás. Me rasco el cuello porque en donde mierda
está escondiendo. Aunque ya tengo la sospecha y voy a comprobar ese
lugar sola, necesito estar segura.
Le di un empujón a Diego, quien se sobresaltó. Me miró sorprendido y
apunté al profesor que estaba diciendo que la clase había acabado. Me
levanté de mi asiento y Diego igual.
—Hola, Diego—escuche la voz de Barbara. Miré para atrás y vi que
había parado a Diego y estaba conversado. Puse los ojos en blanco y
caminé hacia la puerta.
Cuando salgo afuera del salón veo a Dylan y Javier que me abrazaron
fuertemente y vi como Diego pasó con Bárbara por mi lado. No puede
evitar fruncir el ceño y seguirlo con la mirada.
—¿A qué viene esa carita? —Preguntó Dylan. Él siguió mi mirada y vio
como Barbara y Diego conversaban muy cerca. —Mmm...Pensé que era
mentira, pensé que ustedes estaban juntos.
—Pues ya ves que no—respondo encogiéndome de hombros.
Camino hacia el otro lado y ellos me siguen hasta que llegamos al pasto
y nos sentamos. Dylan me abraza y me atrae a su pecho.
—¿Te encuentras bien? —Pregunta Javier mirando fijamente.
—Sobre lo de Nicolás—, Javier asiente. Y Dylan me peina el pelo con sus
dedos—. Nicolás escapó, está prófugo y posiblemente es psicópata que
no se de lo que es capaz de hacer.
—Eso se veía venir, que iba a escapar, su reinado ha caído y ahora está
solo—suelta con odio Dylan—. Por suerte cayeron todos esos amigos
poderosos que tenía.
—Tengo miedo...Cuando vaya a dar mi declaración ellos caerán por mi
culpa y...Nicolás está libre y se le hace daño a Alejandra o a ustedes—
susurro con miedo.
—Nosotros sabemos defendernos que no se te olvides que éramos
boxeadores al igual que tú, Amorcín, pero Alejandra no.
Miré a Dylan, quien estaba pensativo. Javier tomó mi mano y le dio una
suave caricia.
—Todo estará bien. Lo van a detener Ana, estoy seguro—dice Javier,
dándome ánimos con sus palabras que en cierta forma la necesitaba y
quería creer.
Asentí con mi cabeza, porque quería creer que lo van a atrapar y que
todo terminara tarde o temprano, esto va a acabar. El problema es de
qué forma va a acabar esto, no quiero que nada malo le pase a la gente
que amo o gente inocente que no merece esto. Pero sé que una de las
movidas de Nicolás es que va a intentar hacerme daño a través de otra
persona porque como él mismo lo dijo: estoy segura de que tu
conciencia no podría tener otra muerte sobre mí. Y no podría me
mataría aún más en vida y no podría yo...No podría con el dolor, aún no
puedo con el de mi hermano.
Los gemelos me acompañaron a la puerta de mi siguiente clase.
Observe a Bárbara sentada con Diego. Pase por su lado mientras ellos
se reían. Me senté al lado de la ventana y miré hacia afuera.
—Diego, déjame—gritaba Barbara.
Miré de reojo y vi que Diego estaba haciendo cosquilla a Barbara. ¡Si
que está fingiendo bien, este chico denle el Oscar, por favor! —Puse los
ojos en blanco y comencé a golpear mi lápiz contra la mesa.
¿En dónde estás Nicolás? ¿Cuál es tu siguiente movimiento? —Pensaba
una y otra vez y mi mente solo me lleva a ese lugar que lo seguí muchas
veces cuando lo vigilaba. Día sábado penúltimo día de guardar reposo.
Por fin ya no me duele tanto los moretones y el doctor dijo que podía
volver a mi vida normal, pero que tuviera cuidado con los últimos
moretones y que me vería el próximo miércoles.
Me concentré en mirar hacia afuera que mirar como Diego tonteaba con
su ex novia. Bah, que haga lo que quiera total, no somos nada. Me
concentré en los vehículos que había en el estacionamiento y un auto
llamó mi atención que ya la había visto muchas veces, era un Audi que
era de...él, saqué mi celular y tomé una foto. Me levanté rápidamente,
tenía que sacarle una foto de la matrícula, pero cuando llegué al
estacionamiento ya se había ido.
Volví a la sala pensativa. ¿Estás segura de que es él? —Me digo a mí
misma. Me estaré volviendo loca o me estoy sugestionando por el estrés
que me está causando Nicolás.
Sentí la mirada de Diego sobre mí, pero ignoré que siga tonteando con
su exnovia. ¡Imbécil!—Grité en mi mente.
Orgyilkos E.R:
Observo como la chica se acerca donde está estacionado mi vehículo y
sonrió, porque muy pronto será otra chica más muerta. Me observo en
el espejo del retrovisor, paso mi mano por el pelo negro. Tamborileo
mis dedos contra el manubrio, mientras veo como la chica de pelo
castaño mira ambos lados para cruzar.
Tranquila, que solo te quedan un par de horas con vida —Sonrió con
maldad.
En ese momento la puerta se abre y la chica me saluda con una enorme
sonrisa. La observo fijamente antes de inclinarme hacia ella y le doy un
suave beso en sus labios. Ella pasa sus manos alrededor de mi cuello
profundizando el beso, pero me aparto.
—Tranquila, linda—le susurro dándole un beso—. No le dijiste a nadie
sobre nosotros todavía, ¿verdad?
—No—pongo un mechón detrás de su oreja y observo sus ojos azules
que me recuerdan tanto a ella—. Mis padres piensan que voy a estar en
la casa de mis amigas y mis amigas piensan que tenía hora en el doctor
con mis padres.
Sonrió de lado y acarició la esquina de su labio inferior.
—Lo vamos a pasar muy bien. Te lo prometo bonita.
Me pongo en marcha, pero de repente un movimiento me hace girar la
cabeza y veo como ella está buscando algo.
Me quedo un segundo observando cómo mira su celular y luego mira
todos los vehículos que hay en el estacionamiento de su universidad.
Una sonrisa aparece en mi rostro, porque primero te voy a destruir
psicológicamente y después ella misma me suplicará que la mate
porque me llevaré todo de ella.
La haré cargo de cada asesinato, porque ella ha sido mi musa para
matar a jóvenes chicas que tenían toda una vida, pero tuvieron la
desgracia de desparecerse a ella—pienso para mí mismo—. Ella no lo
podrá aguantar, lo sé, la conozco demasiado bien.
Me giro hacia mi lado y veo como la chica me va contando cosas sobre
su familia y amigos, me uno a la conversación, aunque no me importa
porque como dije en un par de horas estará muerta.

******
Cuando llegamos a la casa, Ella se baja emocionada y camina
rápidamente hacia la entrada. La observé desde el auto y tomo una
palanca que escondo cuando me estoy acercando a ella.

—Me gustas mucho—me dice cuando llego a su lado. Le entregó la llave


para que abra la puerta.
Suelto una pequeña sonrisa y mi mano acaricia su cuello.
—¿Yo te gusto? No deberías enamorarte de un monstruo—declaró
levantando la palanca que chocó contra su cabeza donde cayó en el
suelo. Miré la palanca y había un claro rastro de sangre.
Mis manos toman las piernas de la chica, comienzo a rástrala por el
suelo y la levanto. Bajó al sótano con ella y la dejó acostada en el
colchón que tengo en el sótano. Tomó un mechón de su pelo castaño y
lo acercó a la nariz, huele a jazmín.
Cuando Alíen Morales vuelve en sí, tiene una mirada nublada e intenta
llevarse una mano por la cabeza, supongo que le duele la cabeza. Doy
una calada a mi cigarro mientras observo sus movimientos.
Ella trata de mover un brazo, pero no lo logra. Observo cómo aprieta los
párpados para intentar recuperar la nitidez.
Ella abre los ojos de nuevo y observa a su alrededor asustada. Intenta
mover las piernas, pero descubre que también están amarradas.
Ella intenta gritar, pero el pedazo de cinta adhesiva no lo deja. Sus ojos
rápidamente se empañan y gruesas lágrimas comienzan a caer. Doy una
última calada antes de ponerme de pie y acércame a ella.
Me acerco a ella y abre los ojos aterrorizados. Suelto una risa y tomó
con fuerza su barbilla.
—Jamás debiste salir con un desconocido que te topaste en la biblioteca
—me agache para estar a su altura.
Mis manos comenzaron a subir por sus muslos y ella grita, pero no
entiendo qué está diciendo. Ella solo llora y comienza a intentar
soltarse, pero es evidente que no lo logrará.
—Es una lección que tienes que aprender bonita—apartó su pelo hacia
atrás—. Nunca confíes en una cara bonita o ningún extraño porque hay
gente realmente mala afuera que se aprovechan de chicas buenas como
tú.
Ella abre de par en par los ojos y emite un gemido indistinto.
—No te esfuerces por tratar de suplicar, no logro entenderte—digo
burlonamente.
Me coloco detrás de su espalda. Ella trata de girar la cabeza para vigilar
mis movimientos.
—Esta será tu última noche y sabes que es lo peor para ti, además de
morir—susurre en su oído—. Es que ni tus padres ni amigos saben que
estás conmigo, porque decidiste protegerme a mí que, a tu misma vida,
solo porque te gustaba.
Ella comienza a patalear y a llorar lo que me hace reír aún más. Me
pongo frente a ella y pongo mis manos en su cuello. Ella intenta soltar
sus manos, pero es evidente que no lo logrará.
—Mientras más miedo tienes, para mi es mayor el placer.

******
Observó como la luz abandona los ojos de la chica. Tomó rápidamente
el cadáver de la chica y lo subo al vehículo y lo dejó en la maletera del
auto. Me subo al asiento del copiloto y prendo el vehículo, comienzo a
manejar hacia mi destino.

Una hora después ató cuerdas con rocas en cada extremidad de la chica.
Empujó el cadáver de la chica y observó cómo se iba hundiendo en el
agua. Vamos a ver mi querida Mariel si vas a poder sacar alguna pista o
rastro sobre este asesinato.
Prendo otro cigarro y observó que no había nadie en el bosque. Doy la
media vuelta y comienzo a caminar tranquilamente por el bosque que
ya me lo sé cómo la palma de mi mano.
Mariel:
Respiré profundo antes de enfrentarme a mis compañeros donde iba a
estar Luis como siempre molestando e intentando desmerecer mi
trabajo. Abrí la puerta y todos mis compañeros y compañeras estaban
esperando instrucciones de cómo se iba a avanzar la investigación.
Me apoyó en el escritor y todos se quedaron callados. Harry me sonrió
de lado y solté un suspiro, estoy agotada solo dormí dos horas, he
estado revisando más de dos semanas de grabaciones de video para ver
si encontraba algún auto sospechoso y cuando estaba a punto de tirar la
toalla encontré un auto sospechoso y sin matrícula.
—Como saben, estamos en frente de un asesino serial y me temo que
somos novatos aun en estos casos—varios comenzaron a murmurar—.
El peor asesino que hemos tenido ha sido Manuel Delgado que solo se
pudo comprobar siete asesinatos de los cuarenta y ocho asesinatos.
⋙ En donde ahora tenemos un asesino que es bastante astuto como
todos estos asesinos seriales y que hasta el momento solo ha matado
cuatro mujeres de una edad de 18-19 años. Mire, seré honesta en decir
esto, tenemos que ser rápidos o pronto serán más chicas, que pueden
ser nuestras sobrinas, ahijadas o hijas—me quedé un momento callada.
—La investigación no ha dado muchos frutos, pero ya tenemos un
modelo de vehículo sospechoso, un Alfa Romeo rojo, sin matrícula.
González necesito que traigas los documentos de este modelo de auto
que hay en todo Barcelona y después iremos haciendo descartes de la
gente, cualquiera que tenga antecedentes ya sea de robo, delitos
sexuales o pornografía pasa a hacer sospechoso e iremos cada uno a
verificar la coartada y revisaremos los expedientes.
¿Quedó claro? Tenemos que ser rápidos, cada segundo está contando
para salvar la vida.
Me pasé una mano en la cara y me mordí el labio inferior antes de decir
lo último:
⋙ En unos días llegará el perfil psicológico que hizo el FBI detallado
de cómo es nuestro posible asesino, pero me temo que ahora estamos a
oscuras y tendremos que actuar lo más rápido descartando
sospechosos con el vehículo, les pido que seamos los más rápido
posible en esto y que sea nuestra prioridad en este momento.
Todos asintieron y comenzaron a salir de la habitación excepto Luis,
quien se me acercó con una sonrisa burlona.
—Conmovedoras palabras, Mariel, disfruta tanto como pueda de tu
cargo—mire su reloj y luego me lo apunto—. El tiempo pasa y los jefes
quieren respuesta a cosas que no estás dando.
—Oficial Soto—digo molesta—. Le ordeno que vaya a ayudar a sus
compañeros a buscar el vehículo sospechoso y deje de estar haciendo
comentarios así.
Pasé por su lado, pero él me tomó de la muñeca. Abrí los ojos.
—Muy pronto recuperaré mi cargo de jefe, Mariel —declaró burlón —.
Las mujeres no son tan buenas en estos casos.
Me solté de su agarre y salí rápidamente de la oficina de reuniones
entrando en mi despacho para comenzar a buscar al sospechoso de ese
auto. Puse mis manos en mi cabeza porque estaba cansada ya que Luis
siempre estaba haciendo menos por ser mujer y mi paciencia se estaba
agotando en cualquier momento le iba a pegar un combo en su rostro.
Chicas y chicos un aviso importante ya subida la nueva historia
que se llama Insuperable Efímero y mañana se sube otro capítulo
de mi nueva historia:
Gracias a Universo De Wattpad por apoyarme tanto <3
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo
llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 58
Estuve evitando a Diego durante esta semana ya que me sentía algo
paranoica al ver ese auto y al no obtener noticias de Nicolás me estaba
alterando, es como si se lo hubiera tragado la tierra y nadie lo ha visto.
He hablado tan poco con Mariel y sé que está derrotada con este caso
porque me llamó un día a las cuatro de la mañana llorando. Se me
rompió el corazón escucharla decir que ya no quería ver más cuerpo de
chicas.
Sabía que ella la estaba pasando realmente mal con el caso de asesino
serial, pero también sé que tiene cuatro sospechosos y Harry ha estado
igual apoyando a Mariel, es por esa razón que no quise seguir
insistiendo en el caso de Nicolás.
Tres días antes:
El señor me mira con curiosidad mientras me entregaba las llaves de la
moto que arrendé por unas horas. Firmé el contrato donde me hacía
cargo por algún daño que tenga la moto o algún rayón...etc.
Salí rápidamente y me monté en la moto. Me llevé la mano a la espalda
y me acomodé mejor, el cuchillo esta vez no iba a ir indefensa. Encendí
la moto y miré por última vez la dirección del GPS, esa cabaña era el
lugar perfecto para esconderse.
Cuando llegué me bajé con cuidado y observé a mi alrededor que
parecía que nadie había venido en meses a este lugar, lo que me dejaba
en claro que no estaba aquí. Pero de todas formas caminé hacia la
cabaña. Saqué unos guantes y un alambre que introduje en la cerradura
de la puerta y comencé a maniobrar el alambre para que abra la puerta
hasta que escuche el clic.
—Bingo—murmuré con una sonrisa de orgullo.
Abrí con cuidado la puerta y estaba totalmente oscura, prendí mi
linterna y entré en la cabaña que estaba completamente vacía, caminé
por toda la caballa y no había nada, pasé mi dedo por un mueble y
había mucho polvo, diría que nadie ha estado aquí en tres meses o dos.
Me pasé una mano por la cara porque no tenía nada oficialmente, a
Nicolás se lo tragó la tierra y es casi imposible que saliera del país.
Golpeé la mesa y solté un grito.
—¿En dónde mierda te estás escondiendo? —Hable conmigo misma.
Negué con la cabeza y cerré la puerta de la cabaña.
Me subí a la moto y tomé de nuevo rumbo hacia Barcelona antes de que
llegaran los gemelos a mi departamento que esta semana se había ido a
quedar a dormir conmigo según ellos para protegerme.
Cuando llegué al portal de mi edificio sentí un escalofrío porque sentía
que tenía una mirada sobre mí. Observé a mi alrededor y me di cuenta
de que estaba estacionado el auto de Simón, quien me hacía señas con
su dedo que me acercara.
Cuando subí al auto él golpeaba su dedo contra el volante, me acerqué a
él y le di un beso en la mejilla y pasé una mano por su pelo rubio que lo
tenía más largo de lo usual.
—¿Cómo estás bonita? —Preguntó con una sonrisa.
Lo miré de reojo y observé como Diego entraba con Cameron y Carlos al
edificio, ambos venían con unas cervezas y atrás venía Alejandra,
Barbara y otra chica que no conocía.
Fruncí el ceño. No molestaba son sus amigos y confiaba en Diego,
aunque sentía poco celos de ver a Barbara.
—Preocupada por todo lo que está pasando y sobre todo por Mariel, no
está llevando nada bien...Y fui hoy día a una cabaña que tenía Nicolás.
—¡Que! Anastasia dime que no fuiste tú sola—me observó con mucha
intensidad e incluso dirá que molesto—. No hagas esa mierda de ir tú
sola, te estás exponiendo y más con todo lo que está pasando ¡Qué te
ocurre!
—Era una sospecha, además no estaba y no me grites, Simón.
—Lo siento, pero lo que hiciste fue muy peligro que hubiera pasado si
él hubiera estado ahí, no te das cuenta de que te pusiste en peligro tú
misma.
—¡Si lo sé! Pero no quiero involucrar a más gente en esto—digo
enojada.
Nos quedamos callados por varios minutos y mi celular comenzó a
sonar, se trataba de una llamada de Diego y la ignoré.
—¿Podemos subir a tu departamento? —pregunto.
—Claro.
Nos bajamos de su auto y comenzamos a caminar hacia dentro del
edificio. Entramos en absoluto silencio en ascensor. Lo miré de reojo y
me di cuenta de que estaba más flaco y tenía enormes ojeras debajo de
sus ojos.
—¿Todo bien? —Pregunte preocupada y tomando su mano.
Se pasó una mano por la cara y negué con la cabeza.
—He estado teniendo muchas pesadillas con Nicolás—apretó sus labios
en una fina línea—. En realidad, son recuerdos de nuestra
infancia...supongo que los olvide, pero ahora se repiten una y otra vez
todas las noches.
Entramos en mi departamento, no había señal de los gemelos y por
ahora lo prefería así. Nos sentamos en el sillón y puse toda la atención
en mi amigo que me necesitaba.
—¿Quieres hablar sobre eso?
—Es que no lo recuerdo bien...Tengo vagos recuerdos sobre esos
momentos. Tú sabes que entre mi hermano y yo jamás hubo buena
relación—asentí con mi cabeza porque era verdad que ambos se
detestaban...bueno era más Nicolás en cambio Simón lo ignoraba—.
Recuerdo que cuando tenía siete años y él solamente cinco años...Mi
madre nos hacía dormir juntos la siesta...recuerdo que una de esas
tantas tardes desperté de repente y vi que estaba rodeado de cuchillos
que apuntaban hacia mí y él tenía una enorme sonrisa como si
disfrutara de asustarme porque si me asusté ver todos esos cuchillos
apuntando hacia a mí, se paró y saliendo, corriendo de la habitación.
—Eso es horrible, ¿tu madre lo sabe?
—Claro que sí. La llamé y mi madre miró con horror, pero en mi mente
pensaba que quería jugar quizás los piratas o que se yo..., solo éramos
unos niños. Hubo otro incidente un día cuando estaba llegando del
colegio y él había prendido fuego a mi cama...Recuerdo que grité
porque se comenzó a incendiar el cubrecama...Mi padre pudo apagarlo.
No entendía muchas de estas cosas hasta que a los siete u ocho años lo
llevaron con un especialista.
—¡Tu hermano es psicópata!
—Lo sé, pero porque ahora estoy reviendo esto...Supongo que en el
fondo mi hermano siempre me ha odiado...Jamás nos hemos abrazado o
hemos conversado, después de estos incidentes él se volvió más
solitario y en la escuela era conocido como el chico guapo, callado y
misterioso.
—Y tú, el más popular fiestero, rebelde y mujeriego del colegio. Ambos
son guapos, pero son tan diferentes que realmente no tienen nada en
común.
—Eso creo...No lo sé, han sido noches de mierda donde he estado
reviviendo estos recuerdos una y otra vez. ¿Crees que fui un mal
hermano?
—No lo sé Simón, ustedes jamás unieron lazos, son unos desconocidos
entre ustedes que vivían en el mismo techo—
declaró.
—Tal vez tuve que haber intentado acercarme más a él, pero cuando le
pedía algo él simplemente me decía que no y me cerraba la puerta en la
cara. Yo por dentro decía <<Hijo de puta>>
—No es tu culpa, eres buena persona—digo apoyando mi cabeza en su
hombro y él me abraza—. No te tortures Simón, a veces las personas
toman malos caminos, pero ellos son los que toman esas decisiones.
—¡Ah, deja de hacer esto!
—¿Qué cosa? —Levante la mirada y nuestras miradas chocaron.
—Deja de enamórame con tus palabras y tus gestos que no te das
cuenta—dice con una sonrisa—. Me enamoras cada día más y ni
siquiera sé cómo parar esto porque tus sentimientos son para alguien
más. Soy un puto egoísta con Diego, pero quiero que me ames a mí de
una buena vez a mí y no a él.
—Simón—comencé a decir.
—¡Es la verdad, siempre te la digo! Quiero que me ames a mi—tomó mi
mano y la llevó a su corazón—. Pero soy paciente y no tengo apuro,
nuestra historia está solamente en pausa.
—Eres mi amigo y no puedes decirme esto—le reclamé.
—Soy tu amigo y por eso te soy sincero...No puedo ocultarte lo que
siento porque es algo que se me escapa de las manos. Lo sé si estas
palabras te las hubiera dicho años atrás cuando te tenía, pero no me
atrevía por cobarde.
—¡Para Simón! No crucemos las palabras del amor y de años atrás
porque eso es pasado para mí y ahí se quedará.
Presente:
Sentí que alguien golpeaba mi puerta. Revolví por última vez las
verduras y caminé rápidamente a la puerta. La persona que estaba en la
puerta me miraba con una enorme sonrisa.
—Hola bella—me tomó de la cintura y me dio un suave beso en los
labios—. Estamos jugando a algo, ¿o qué? —
Pregunto con diversión.
—No que yo sepa.
Tomó mi pelo y lo tiró hacia atrás. Una sonrisa traviesa estaba
apareciendo en su rostro que me hacía querer huir
porque había pasado una semana sin sexo, en parte era porque ambos
teníamos planes y los gemelos se fueron ayer a su departamento.
—¿Segura? Porque te has estado escondiendo de mí y no entiendo la
razón—se inclinó su boca roza con mi oreja en donde me hizo
estremecer con ese breve contacto—. O tal vez sí, es por Bárbara
porque nos has visto juntos.
Fruncí el ceño de inmediato al escuchar su nombre.
—¡No! Confío en ti, pero si me da algo de celos, pero muy poco.
Soltó una risa muy sensual y tomó con fuerza mi cintura, podía sentir a
su amigo muy despierto. Diego comenzó a caminar hacia la mesa y me
tomó de la cintura, me dejó en la mesa y se colocó entre medio de mis
piernas.
—No sientas celos, mi Anastasia—me susurro y su nariz acarició mi
mejilla—. Te amo a ti. Eres tú la chica que me enamora cada día más, la
que tiene el poder de volverme un gilipollas enamorado porque cuando
estoy contigo, el resto del puto mundo se puede ir a la mierda.
—Poéticamente hermoso—lo abrazó con fuerza—. Es normal sentir
celos pero que nunca se vuelvan tóxicos.
—Exacto—él me mira de reojo—. No hueles a quemado.
—¡Mierda! —Me separo rápidamente de él y corro hacia la cocina, veo
que se quemaron las cebollas, pero las otras verduras siguen intactas.
Escuché que se acercaba sus pasos y sus manos rodearon mi cintura y
apoyó su barbilla en mi hombro.
—¿Todo bien con tus verduras?
—Rescatable—digo apagando la cocina.
Comenzó a darme pequeños besos en el cuello y moví mi cuello hacia
un lado para tener más acceso. Su mano se coló dentro de mi polerón y
comenzó a acariciar mi estómago.
—Diego—jadeo.
—Ah, como extrañaba hacerte jadear mi nombre—su otra mano se coló
dentro de mi buzo y aprieto mis muslos donde su mano quedó atrapada
—. Traviesa, abre las piernas para mí—dice con una voz ronca que me
hace reír.
—¿Qué te pasa hoy? Estás en modo dios del sexo—bromeo.
—Solo quiero satisfacer a mi chica. Abre tus piernas y relájate—dice
con un tono burlón.
Abrí un poco las piernas y comenzó a tocarme por encima de las bragas
en círculos haciendo que me moje rápidamente. Mi boca estaba seca y
pegó su boca con la mía. Solté un gemido porque metió un dedo dentro
de mi sexo y luego otro, comenzó con un ritmo primero lento y suave,
pero luego los sacaba rápidamente haciéndome jadear y susurrar su
nombre.
—Córrete para mí—me susurro mordiendo la oreja.
Cerré los párpados con fuerza y grité su nombre. Apoyé mis manos en
la cocina para tratar de recuperar la respiración. Me giré para mirar y
se estaba llevando los dedos a la boca.
—¡Diego! —Exclame entre sorprendida y excitada.
—Eres deliciosa—me dio un largo beso en la mejilla—. Muy pronto
serás el postre para mí.
—En estos momentos Anastasia no será bañada en chocolate para tu
pervertida mente, estoy fuera del menú.
Él hizo un puchero sacando bien su labio inferior.
—Oh, es una lástima porque pronto lo estarás—dice guiñándome el ojo
y sacando dos platos, comenzó a echar las verduras salteadas en los
platos—. Creo que deberías ir al baño, me encargo yo de servir.
Niego con la cabeza y subo rápidamente a darme una ducha porque es
incómodo estar así. Cuando bajo Diego ya tiene todo listo y me da un
beso en la frente y corre la silla para mí. Alzó una ceja hacia él porque
está siendo muy detallista y...sexy.
—¿Por qué me has estado evitando Anastasia? —Pregunto curioso.
—No te he estado evitando, sabes que los gemelos se quedaron esta
semana aquí y bueno tenemos que fingir...además que el miércoles me
junté con Simón—digo a medias.
—¿Con Simón? —Preguntó frunciendo el ceño—. Ese día te estaba
llamando para que subiera a compartir con nosotros, pero me cortaste.
—Perdón, es que estábamos hablando de algo serio—digo golpeando el
tenedor contra el plato.
—Seguro que sí, sobre de cómo tiene que escogerlo a él, ¿verdad?
Imbécil no soy Anastasia, él está profundamente enamorado de ti y no
va a parar hasta obtenerte.
—Lo mismo digo de Barbara—tome su mano—. No tienes motivos para
desconfiar de mí, te amo Diego.
—Y yo a ti—me responde con una sonrisa y lanzándome un beso en el
aire.
Comimos entre bromas sobre las locuras que hicimos en las noches con
los gemelos donde ambos me dejaron que les pintara las uñas y los
maquillara. Diego se moría de la risa y mientras lo observaba estaba
completamente enamorada de este hombre.
Nos sentamos en el sillón y nos tapamos con una mata, pusimos It para
pasar el rato. Él me abrazaba fuertemente y mi mano acarició su
barbilla.
—Tengo miedo—declaró por fin—. Sé que muchas veces no soy la
persona más comunicativa sobre mis miedos. No es fácil para mí confiar
en la gente, no es fácil para mí sentirme segura en lugar o poder
llamarlo hogar...cuando sé que en cualquier momento tendré que
escapar.
Bajo el volumen de la televisión y se concentró en mí.
—¿Cuántas veces has escapado de él?
Hice una mueca.
—Me faltan dedos en las manos para decirte. Ese día en la bodega
conocí a otro Nicolás más violento y con menos empatía por las
personas...Vi a un verdadero monstruo. Es increíble ver como una
persona que antes amaba y confiaba terminó convertida en eso.
Diego frunció aún más el ceño.
—¿Qué tanto lo amabas?
—Seré sincera y lo amaba, pero porque era mi primera relación que iba
en serio y estaba tan ilusionado por experimentar lo que tanto leía. No
puedo decir que fue mi primer amor porque ese sería Simón—suelta un
bufido que me hace reír—. No seas celoso, eso solo fue una tontería, era
una chica que no sabía en juego que me estaba metiendo con Simón,
para él fui una de sus tantas chicas desechables en ese momento.
Él abrió los ojos con sorpresa.
—Aja...Si fui una estúpida por entrar en ese juego con Simón...Cuando te
conocí eras tan parecido a él y te odié por eso...no te aguantaba porque
recordaba cómo solo fui una más de las chicas de Simón. Diego: Yo
estaba derretida por
Simón, pero él era un verdadero cabrón. Cuando estábamos saliendo
por así decirlo, yo misma lo vi cómo se llevaba a otra chica al camarín
para tener sexo y yo lo escuché.
Negué con la cabeza porque fui una estúpida.
—Sí, fui una estúpida—él negó con la cabeza—. Quiero mucho a Simón,
pero me hizo sentir tan poca cosa cuando estuve con él que no volvería
a caer por él, sé que ha cambiado pero nuestra historia ya pasó.
—Eso me hace sentir mejor—dice Diego con una sonrisa tímida—.
Perdón por haber sido un cerdo contigo al principio, Anastasia.
—Diego, no tengo nada que perdonarte porque me has enseñado un
amor puro y me siento segura entre tus brazos, por fin puedo decir que
tus brazos son mi hogar.
—¡Cursi! —exclamó riéndose y abrazándome con fuerza—. Te amo
tanto Anastasia que siento que me estoy muriendo de amor por ti.
—¡Doblemente cursi! —Bromeo, le di un suave beso.
—¿Cómo fue tu relación con Nicolás?
Hice una mueca y entrelacé mi mano con la suya.
—Fue tranquila y no fue tóxica. Nicolás era muy distinto a Simón.
Siempre fue callado y casi no tenía amigos, era un chico silencioso y
misterioso...hasta que yo rompí con ese muro. Nuestra relación era
como cualquier otra. Él se escapaba y subía por el árbol que daba a la
ventana de mi habitación, hablamos de muchas cosas profundas. Era
linda hasta que él comenzó a alejarse...cada día veía que se cerraba más
en él mismo, muchas veces me dijo que tenía demonios dentro de que
me alejara de él y ahora sé que son ciertos esos demonios.
Nos quedamos callados por unos segundos.
—¿Crees que fui estúpida al no darme cuenta de que él estaba
cambiando de esa forma?
—¡Que no! Fue él quien hizo eso...no fuiste tonta en ningún sentido
Anastasia, me entiendes...Hay muchas personas malas en este mundo
que no tiene límite para lograr su objetivo.
Lo abracé con fuerza y apoyé mi barbilla en su pecho.
—No quiero sonar muy cliché diciéndote esto, pero ahora que estoy
contigo me doy cuenta de que era diferente tipo de amor—Sus dedos
peinan mi pelo—. Contigo el amor se siente puro y seguro, Diego,
gracias por enseñarme lo que es un amor verdadero. Contigo todo se
siente real.
⋙ ¿Sabes cómo me doy cuenta? Porque yo por ti daría mi vida sin
pensarlo. Me entregué a ti porque te amaba y cuando supe que Nicolás
estaba detrás de ti o de Alejandra no lo dudé en un segundo en dejarlo
todo por ustedes, eres una de las personas que más amo en este mundo,
Diego. Tu amor me ha sanado, sacaste a mi corazón de ese oscuro lugar
donde solo había venganza, odio y rencor.
—¡Dios mío, eso fue poéticamente hermoso! —Tomo mi cara entre sus
manos—. Nuestro amor es sanador porque tú también sacaste a mi
corazón de un lugar donde no existían sentimientos y era un lugar muy
solitario, hasta que llegaste tú.
—Como siempre estamos siendo cursi y cliché.
—Eres la única con la que podría ser así.

******
Despertar con él siempre será lo mejor aun cuando intentó alejarlo de
mí y él vuelve a darme aún más besos. Tomo mi

almohada y le pego con ella para que me deje dormir.


—Anastasia, despierta.
Abrí los ojos y vi que estaba sentado, al lado suyo había una bandeja
llena de comida. ¿Acaso tenía al mejor chico del mundo?
Probablemente. Pero aun así volví a cerrar los párpados.
—Mi chica es muy dormilona—solté un gruñido.
Me refregué el ojo y me senté en la cama. Se sentó al frente mío y me
pasó un vaso de jugo.
—Me di cuenta de algo: Hemos estado juntos por un tiempo, pero
nunca te he preguntado cuando esta se cumple años—hace una mueca.
Niego con la cabeza, porque sé que él sabe que día estoy de cumple
años, Alejandra me contó que un día, Diego le había preguntado y ella le
dijo. Vale que también pregunte por su cumpleaños que es 08 de
diciembre.
—Mi cumpleaños es: 15 de octubre, cumplo veinte años, soy
vegetariana hace cinco años, amo leer, mi color favorito es azul y negro.
Soy boxeadora desde que tengo 15 años y comenzó por mi hermano
que lo hizo para enseñar a defenderme de los chicos, según por qué
muchos chicos iban a andar detrás mío.
⋙ Bueno comencé a en las peleas ilegales ese mismo año con mi
hermano que estaba protegiéndome. Mis padres son los mejores, aun
con todo lo que pasó entre nosotros—digo en un susurro—. Fue difícil
volver a buscarlo porque pensé que me odiaban, pero no siempre
puedo ser la chica valiente, a veces necesito esconderme con mis
padres y sentir que todo estará bien. Mi madre es una empresaria
exitosa en campañas de publicidad y mi padre es excelente ingeniero,
ambos son exitosos y a pesar de eso siempre recibimos mucho amor.
Doy un trago a mi juego y miro a Diego que me escucha atentamente.
— Mi padre siempre nos ha enseñado a luchar por lo que queríamos, él
sabía de nuestras peleas ilegales—suelto un suspiro—. Una noche nos
tocaba pelear a los dos y nosotros nos escapábamos por mi ventana, él
nos vio salir por ahí y nos siguió... se enteró de la peor forma—no
puedo evitar reír—. Cuando la pelea terminó, mi padre entró enojado y
furioso gritándonos lo peligroso que era esto. Pasó como diez minutos
echándonos la bronca, yo estaba muy asustada jamás, vi a mi padre así
y mi hermano estaba pálido, pero después él nos abrazó y dijo que
estaba orgulloso de nosotros...Y dijo que esto iba a quedar entre
nosotros tres, que mamá jamás debería enterarse y hasta el día de hoy
es nuestro secreto.
Me quedo callada porque siento que he hablado mucho. Él me pasa un
pan con tomate.
—Bueno, es tu turno.
—Mi cumpleaños es: 08 de diciembre y cumplo veinte años al igual que
tú, bonita. No soy vegetariano, pero le he tomado un gusto a dejar la
carne y todo gracias a ti—me llevé una mano al pecho y batí mis
pestañas para él. Soltó una risa—Mis familia era increíble, pero eso ya
lo sabes.
⋙ Tengo a mis abuelos que viven aquí en Barcelona que son los padres
de mi madre, son los mejores y me consciente mucho ya que soy su
único nieto que quedó vivo—su sonrisa se borra lentamente—. Cuando
pasó eso estuve un tiempo con ellos, pero no duré mucho, quería ser
independiente, así que me mudé a este departamento aún cuando no
sabía cocinar ni huevo. Volví derrotado unos días con ellos y le pedí a
mi abuelita que me enseñara a cocinar.
Tome su mano y sonrió.
— Siempre me gustó mucho el boxeo y entrenaba con mi padre desde
que tenía once años, me metí a las peleas desde los doce años y amé ese
deporte, aunque ahora ya no lo hago con tanta frecuencia. Desde que
tengo memoria quise ser doctor porque mi padre lo era y ahora me
siento orgulloso de estar estudiando lo mismo que tanto le hacía feliz.
¿sabes? Como que eso me hace sentir más cercano a él, puede sonar
estúpido—antes de que él siguiera lo
interrumpí.
—No lo es.
—A pesar de que mis abuelos me cuestionaron mucho, me gusta poder
ayudar a la gente y es algo que me apasiona.
Solté un suspiro. "Es perfecto"—me digo a mí misma.
—Te amo—susurro.
—Yo también me amo—me guiño el ojo y puse los ojos en blanco. —
¡Tontita! Ya sabes cuál es mi respuesta, déjame alargarme un poco a mí
mismo—dice alzando la barbilla.
—¡Imbécil!
Acerque mi boca a la suya, necesita besarlo. Diego se quedó quieto,
chupé primero su labio inferior y luego mordí su labio inferior con
fuerza. Él soltó un gemido. Mi lengua entra en su boca y disfruto de él.
Me responde con ganas el beso y pone sus manos en mi cadera y me
pone encima de su regazo.
No puedo evitar que mis manos se cuelen por debajo de su polera y
toque su duro y bien formado torso. Sube sus manos y se cuelan debajo
de mi polera. Sus manos se detienen por encima de mi sujetador,
aprieta un poco mis pechos. No puedo evitar soltar un gemido.
—Vamos a enloquecer juntos, ¿vale?—susurra sobre mi boca y vuelve a
besarme.
Tomó el dobladillo de la polera de Diego y me separó de él para poder
quitarle la polera. Él de un gruñido se la quita.
Me acerco de nuevo a él y le doy un beso fugaz. Mis labios impactan en
su cuello, empiezo dando pequeños besos por todo su cuello, antes de
succionar e intentar dejarle un chupón.
—Anastasia—, dice Diego excitado. —¡Dios mío! Para.
É
Me separo de él y muevo mis caderas. Él pone los ojos en blanco y pone
sus manos en mi cadera, ambos empezamos a frotarnos buscando el
placer. No puedo evitar jadear.
—Joder, tu ropa es malditamente estorbosa Anastasia, ¿quieres que te
la quite? —Dice con una sonrisa.
Yo asiento. Él me saca la polera y sus manos acarician mis pechos, los
masajea y aprieta. No puedo evitar decir su nombre. Me gira y mi
espalda toca el colchón.
—Eres bellísima, Anastasia—me besa la mejilla.
Sus manos van hacia mi pantalón de pijama, empieza a bajar
lentamente mi pantalón. Dejándome solo en ropa interior. Él se acuesta
al lado mío.
Nuestra mirada se encuentra y ambas se desean. Su mano empieza a
descender por mi estómago y se detiene en el inicio de mi ropa interior.
Toma un poco de aire, antes de meter su mano dentro de mi braga.
Mete uno de sus dedos dentro de mi sexo.
—Diego—, suelto con la respiración entre cortada.
Él mueve su dedo dentro de mi interior estimulando mi punto de deseo.
Se inclina y me besa con pasión, nuestras lenguas chocan una con la
otra en una batalla sensual. Suelto un gruñido cuando mete otro dedo
dentro de mí.
—Eres perfecta — me susurra —. Esta lista para mí.
Él lleva mi mano hacia su paquete y lo noto duro y excitado. Se para de
la cama y a una velocidad muy rápida se saca el pantalón de pijama y el
bóxer. Se pone con rapidez el condón. Me quita lentamente la braga. Se
pone encima mío con cuidado, empieza a besar la parte interna de mis
muslos y no puedo evitar que todo mi cuerpo vibre por sus caricias. Él
vuelve a introducir dos dedos dentro de mi interior.
—Por favor, Diego—le suplico.
—¿Qué quieres, Anastasia? —Me pregunta con una sonrisa.
Me muerdo el labio inferior. ¡Dios esto es demasiado para mí! Mi
espalda se arquea, estoy a punto de llegar al punto de deseo.
—Te quiero a ti—le respondo con voz ronca.
Se acerca hacia mí y me da un beso frenético que nos vuelve locos a los
dos, nos consume en deseo. Diego empuja su erección y puedo sentir
como poco a poco entra en mí. Cierro los ojos con fuerza.
Él empuja un poco más y se detiene nuevamente. Le acarició su mejilla
y cerró sus ojos.
—Me encanta estar dentro de ti.
Yo le muerdo su oreja y pongo mis manos en su trasero y lo empujo más
dentro. Cierro los ojos y puedo sentir por completo Diego. Empiezo a
mover mis caderas, él sale y entra en mi primero lento y cada
embestida entra un poco más rápido.
Uno..., dos..., cuatro..., diez...veces o más entra en mí. El placer que siento
es extremo mientras ambos nos dejamos llevar por el deseo y por el
amor. Él se mueve jadeante sobre mí, sus embestidas cada vez son más
rápidas.
—Mírame Anastasia—abro los ojos y me enfoco en él—. Te amo, lo
hago con locura y desesperación.
Me muerdo el labio inferior, cuando vuelve a entrar en mí. Se acerca y
me besa profundamente, hundo mis uñas en su espalda con fuerza.
—Anastasia..., voy a correrme—dice entrecortada.
Lo miro en su frente a una leve capa de sudor. Mi espalda se arquea y
llegó al clímax, Diego entra una última vez antes de llegar a su orgasmo.
Él cae con cuidado sobre mí y sale de mi interior lentamente. Se saca el
condón y lo bota en el papelero.
Cierro los ojos, aun intentando despertar del trance en que estoy. Siento
como Diego me tapa con una manta, me abraza fuertemente.
—El mejor sexo mañanero hasta ahora—me susurra.
Me giró hacia él y apoyó mi cabeza en su pecho, acarició su barbilla.
Siento un leve rastro de barba.
—¡Imbécil!
Él se acerca a mí y me besa fugazmente.
—¡Dios! —exclamó. Lo miré de reojo y él me sonrió de lado—puedes
creer que ya te deseo de nuevo.
******
La rubia me volvió a abrazar mientras cantaba las canciones de High
School Musical, la observé y cantaba emocionada la última canción
que era breakin free, puso su mano que estaba en un puño fingiendo
que era un micrófono. Tomé su mano y me uní a ella haciendo el dueto
y pronto nos encontrábamos cantando breakin free.

No podía parar de sonreír porque estas películas eran una de nuestras


favoritas de Disney donde muchas veces cuando éramos chicas yo
molestaba a la rubia diciendo que era Sharpey y yo Gabriela.
Toma mi mano para que me pare y ambas comenzamos a saltar en mi
cama y cantar con emoción hasta que la canción terminó abrazándonos
y sonriendo.
—Necesitábamos una tarde de chica ¿Vamos por la segunda?
—¡Dios, estamos viejas! —Digo haciendo un puchero—. Aún puedo
recordar cuando pasábamos cantando estas canciones y pensábamos
que eran así la secundaria donde todos cantábamos—no puedo evitar
reír, porque éramos tan ingenuas a la edad de siete años.
Ella me dio un beso en la mejilla y comenzó a hacerme una trenza.
—Toda una vida juntas te das cuenta de que ya llevamos más de quince
años siendo mejores amigas, jamás te dejaré ir, ¿lo sabes?
—Y esos quince años han sido los mejores, eres mi hermana.
—Hermanas de distintos padres, pero somos hermanas. Te amo tontita
aun cuando me alejaste por un tiempo—ella toma una liga y la pone en
mi pelo—. Fuiste muy cruel...No sabía que pensar, pensé que estaba
haciendo algo mal.
—Te estaba protegiendo de la única manera que se me ocurrió—tomé
su mano y sus ojos se cristalizaron—. Te amo, eres una pieza
fundamental en mi vida y sin ti, yo me muero...Son tantos años juntas
que de verdad yo no me perdonaría que algo te pasara—declaró.
—Te amo y yo también me muero si algo te pasa...Cuando te encontré
ese día en el suelo, sentí que mi corazón para de latir por verte así,
Anastasia—nos quedamos callada—. ¿Sabes algo? Hace casi cuatro
meses puedo jurar que te vi una vez en el parque, ¿eras tú?
La abrace fuertemente y bese su mejilla.
—Jamás te dejaría sola...Te dejé verme para que supieras que estaba
bien y que estaba más cerca de ti de lo que tú pensabas.
—¿Cuándo crees que esto termine? —Pregunta preocupada. Solté un
suspiro y negué con la cabeza—. Me siento incómoda de tener alguien
cuidándome, pero no tanto porque es muy guapo, el policía es muy sexy
—Sonrió—, pero no se lo digas a Cameron porque se pone celoso—ella
suspira—. Pero está muy ardiente—ella se abanica con la mano.
Lo que me hace reír aún más, es una descarada y loca que no le importa
decir las cosas a la cara, estoy segura de que si el policía le hablara
estoy segura de que le diría que es muy sexy.
—Sigues siendo una descarada—le di un golpe.
—Si no estuviera tan enamorada de Cameron se lo diría a la cara y
también que me puede bailar sexy cuando quiera
—me guiña un ojo.
Cuatro horas después Alejandra dormía profundamente a mi lado. Fui
al baño y casi me da algo ver mi cabello lleno de distintas trenzas que
me hizo Alejandra. ¡Paciencia, señor, todo se trata de tener paciencia! —
Exclamé a mí misma mientras comienzo a desarmarme la trenza—
Sigues siendo una descarada—le di un golpe.
Dato: Mañana subiré un nuevo capítulo de Insuperable Efímero <3
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo
llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 59
Orgyilkos E.R.R:
Pasó una mano por mi pelo colorín y sonrió con el resultado, me pongo
los lentes de sol. Observó cómo la pareja se estaciona en un mirador
donde está prácticamente oscuro. Sonrió con maldad y cargó la pistola.
Ajusto mi gorra de policía y tamborileo los dedos por la emoción de
matar de nuevo. Me encanta matar porque tengo la posesión, control y
puedo tener la violencia que quiero. Jamás pensé que se iba a volver
adictivo, matar al principio fue curiosidad y por experimentar, pero
ahora me deja hambriento e insatisfecho, pero también me deja con la
creencia irracional de que la próxima vez que mate quedaré satisfecho.
O la próxima quedaré satisfecho. O la próxima vez, pero al final es un
placer indescriptible tener el control y el poder de decidir si ella vive o
no.
Me bajo del vehículo y camino hacia el auto de la pareja, me acerco y
golpeo la ventanilla con la linterna. El chico abre los ojos cuando sacó
mi arma y la apuntó directamente a su frente, apretó el gatillo en donde
rompe el cristal e impacta directamente con la frente del chico,
muriendo en el instante.
Escuchó los gritos de la chica y rodeó rápidamente el auto y abro la
puerta. Sacó a la chica y le pegó con el mango de la pistola una y otra
vez hasta quedar inconsciente. Tomó rápidamente el cuerpo de la chica
y la dejó en el maletero.
Tomo sus manos y la esposó.
Sacó la gasolina y roció el auto cuando estaba empapado, encendió un
fósforo y lo dejó en el vehículo y comenzó a aprenderse rápidamente.
Meto mis manos en mi bolsillo y sonrió mientras se quema el auto.
Me sacó los guantes y me subí en el coche dejando atrás el auto. Acelero
y pongo algo de música para relajarme.
Cuando estoy llegando a la cabaña la chica comienza a llorar y a pegar
el maletero, creo que alguien despertó y justo a tiempo. Apago el auto y
me bajo del auto.
Abro el maletero y la chica me mira asustada.
—Bienvenida a tu última noche—sonreí con maldad y acaricio sus
mejillas, ella llora sin parar.
—Déjame ir—me gritó.
Mi mano chocó su mejilla y me miro asustada. Una sonrisa apareció al
ver cómo sus ojos azules me miraban con horror.
—Te aseguro que esto solo inicio, porque te soltaré, claro, pero cuando
estés muerta—declare, tomándola del brazo y ella se cayó al piso—.
Párate—orden.
Ella negó con su cabeza y comenzó a gatear intentando escapar, lo que
me hizo enojar. Me acerqué y tomé un mechón de su pelo, comencé a
rástrala a la casa, la tiré del brazo y ella me miró con horror como si
fuera el peor
demonio y tal vez lo era.
—Déjame no te hecho nada, por favor—la lágrimas gruesas caían por
su mejilla.
Tome un mechón de su pelo castaño largo y aspire su aroma.
—Vas a morir—dije con la voz ronca excitado por este momento que
tanto había deseado que llegara.
La empujé para que caminara al sótano y no paraba de decir que la
dejara tranquila. Cuando llegó al inicio de la escalera se quedó un
momento quieta hasta que le di un empujón y tomé una pala que tenía
en la esquina. Ella no se movió y suelto un gruñido, apretó el mango de
la pala y la levantó en el aire con furia que chocó con el cráneo de la
chica haciendo que ella cayera por las escaleras abajo.
Bajé tranquilamente por las escalera. Me agaché y tomé el pulso de la
chica que seguía viva, pero estaba inconsciente. La tomé de los pies y la
rastreé al colchón donde aún tenía el cadáver de la chica que mate hace
unos días, pero ya estaba en un avanzado estado de descomposición.
Empujé el cadáver de la chica y comencé a amarrar a mi nueva víctima.
—Descansa por ahora—acaricie la mejilla de la chica.
Me puse los guantes y tomé el cadáver de la chica, comencé a subir las
escaleras. Miré al cadáver de la chica y una sonrisa cruzó mi cara
porque no debió hacer autostop...Uno nunca sabe quién es realmente la
persona que está conduciendo y la pobre tuvo la mala suerte de toparse
conmigo. Caminé hacia el bosque, tarareando una canción ya que esta
iba a ser una noche de diversión. Cuando estuve conforme tiré el
cadáver y regresé tranquilamente a mi cabaña.

******
Sacó un cigarro y observó su cuerpo desnudo. Miro que su pecho está
sangrando por mi mordida. Me llevo el cigarro a la boca y le doy una
calada, ella se remueve sin parar sobre el colchón.

—Eres un enfermo.
Me agaché para estar a su altura y chasqué mi lengua.
—No soy un animal, no estoy loco y no tengo doble personalidad.
Mírame—tome con fuerza su barbilla y ella me miró con verdadero
miedo—. Soy un persona normal y corriente que puede engañar a todo
el puto mundo, si quiero.
—Estás enfermo, por favor déjame ir...te lo suplico que no se lo diré a
nadie—me suplica con la voz rota.
Suelto el humo y apago el cigarro en su cuerpo, ella aúlla de dolor y
suelto una carcajada. Me pongo los guantes y me subo arriba de ella. La
chica se remueve y comienza a patalear, pero es imposible porque se lo
impiden las cuerdas.
—Te dejaría ir, pero me temo que me excito aún más de matarte y ver
como la luz se va de tus ojos. No llores hermosa que nadie te salvara ni
tu novio o tu familia—solté una carcajada—. Se me olvidaba que tu
novio está muerto ya.
Ella niega con su cabeza y pongo los ojos en blanco. Pongo mis manos
alrededor de su cuello y comienzo de a poco hacer presión, ella
comienza a debatirse con fuerza, gimiendo, apretó más su cuello. Ella
me mira con horror e intenta soltar sus manos, pero es imposible. De
sus ojos escapan lágrimas amargas porque sabe que va a morir en unos
segundos. Aprieto con más fuerza su cuello y, ya casi no pelea en sus
pulmones, debe quedar poco oxígeno.
Siento como su cuerpo se relaja de repente, en el instante mismo en que
la vida abandona su cuerpo porque exhala el último suspiro y sus ojos
se cierran. Me separo lentamente y observo el cadáver de la chica.

******
Observo como mi hermano cruza la calle para entrar en el
supermercado y se pasa una mano por su cabello rubio.

Tamborileo los dedos en el manubrio mientras espero que salga.


Debería matarlo o dejarlo vivir para ver como él sufre cuando mate a
nuestra Anastasia—pienso.
Me agacho en ese momento porque veo como mi hermano se reúne con
un policía quien le da un abrazo amigable.
Siempre ha sido tan bueno "el hijo ejemplar de la familia y el ángel
guardián de Anastasia", pero esta vez no la podrás salvar porque la
mataré, así como ella acabó con mis negocios y a mi hermano dejaré
que sufra su muerte en vida que sea miserable porque nunca la va a
obtener de nuevo. Arrancó con fuerza el vehículo y miró cómo él se ríe
con su amigo policía.
Mariel:
Miré de nuevo las fotos de las chicas que habían sido asesinadas y no
tenía nada, el asesino era demasiado inteligente, prácticamente no
dejaba pista y hace tres meses atrás se encontraron también otros
cuatro cuerpos en Madrid. Miré de nuevo las fotos de las chicas, tenía
ojos azules o verdes, pelo largo con la raya al medio, eran de piel blanca
y estatura entre un 1.65 a 1.70.
El pánico crece aun cuando se ha decretado el toque de queda han
desaparecido cuatro chicas y un chico en cual no se tiene rastro. Al
principio se puso en duda la última desaparición porque era una pareja,
pero cuando vi la foto de la chica sabía que no lo era porque tenía las
mismas características que tenía las víctimas que hemos encontrado. A
pesar de que teníamos cuatro sospechosos se fueron a la mierda
porque el ADN que encontramos no coincidía con los sospechosos así
que de nuevo estamos en la nada.
Me acerqué al mural donde están las fotos de todas las víctimas. Todas
habían tenido el mismo destino, fueron abusadas sexualmente y
torturadas antes de que el asesino las estrangularás con sus manos e
incluso el asesino había vuelto varias veces a la escena del crimen
borrando cada pista, pero también había vuelto para practicar
necrófilas.
En ese momento Harry entró a mi oficina y me dejó un documento. Lo
miré y él sonrió dulcemente:
—Lo ha mandado la oficina del FBI, el perfil psicológico del asesino Lo
tomé con rapidez y comencé a leer con cuidado:
Varón blanco entre 23-29 años; delgado, de aspecto normal. Su casa
debe estar muy ordenada y limpia, seguramente habrá pruebas del
crimen en ella en su pieza o sótano. Historia de enfermedad mental,
consumo de drogas y alcohol.
Será social tanto como con mujeres y hombres, probablemente pase
mucho tiempo afuera de su casa. Desempleado o estudiante de
universidad. Si convive con alguien serán sus padres o abuelos, pero es
poco probable. Probablemente sea un sujeto encantador y apuesto y se
podrá acercar con mucha confianza a las víctimas.
Se lo entregó Harry, quien lo leyó rápidamente. Me pare y me acerque a
las fotos de las víctimas, todas las chicas eran muy guapas y apuesta,
debe tener entre 23 a 26 años el asesino, posiblemente sea
universitario ya que todas las chicas que desaparecieron iban a la
universidad, las víctimas tienen la mayoría entre 18-20 años.
—¿Qué opinas, Mariel?
Me giré para mirar a Harry y de nuevo a las fotos.
—Que tenemos un asesino muy inteligente y que será difícil de
encontrarlo podría ser cualquiera, Harry, aunque...
—Me cago en la mierda, justo cuando estamos con el caso de Nicolás
pasa esto hace ya un mes que está libre y Anastasia tiene miedo...
Antes de que terminara de hablar interrumpí, jamás dejaría de lado
Anastasia en poco tiempo que la conocí. Me encariñé con ella. Sé que no
es ético de mi parte, pero tiene esa chispa que tenía mi hermanita y es
mirada dulce...Es una locura, pero le he tomado mucho cariño y no
quiero que nada malo le pase a ella.
—No la dejaremos sola...También he estado pensando en qué lugar se
puede estar escondiendo Nicolás, pero todos los testigos que hemos ido
a interrogar son testimonios que nos llevan a nada.
Él se levantó y se acercó a mí.
—Por ahora ella está bien y la tenemos vigilada las veinticuatro horas,
lo encontraremos.
En ese momento entró Rick y su cara lo decía todo: "se ha encontrado
otro cuerpo".
—¿Dónde? —Le pregunté tomando mi chaqueta y mi pistola.
—En el mismo parque al parecer se ha vuelto el lugar favorito del
sujeto.
—Mierda—dijo Harry.
Tomé todo lo que necesitaba para ir a otra escena del crimen. Salimos
rápidamente de la estación de policía. Cuando me subí al coche de
Harry me miró de reojo.
—Este asesino es más inteligente de lo que creíamos, es casi un
fantasma que no deja rastro—él me miró un segundo
—. El ADN que se pudo conseguir tuvo que ser completado, lo que no es
100% fiable. Estoy cansada y no quiero más esto—declare.
—Ya verás que lo resolvemos juntos—dice tiernamente.
Harry me miró y tomó mi mano, le dio una suave caricia, entrelace mi
mano con la suya y me miró asombrado. Me acerqué a él y le di un beso
en sus labios.
—Se que te gustó Harry—sus mejillas se tiñeron de rojo y me reí
porque se veía tierno—. A mí también, pero pensé que serias más
rápido.
Él tomó mi cara entre sus manos y me dio un suave beso en los labios.
Su nariz acarició la mía.
—Me gustas mucho, pero a la vez me intimidas...Eres mi jefa y no sabía
qué esperar de ti. Eres increíble Mariel.
—No es momento de ser cursi, Harry después hablaremos de nuestros
sentimientos, ahora tenemos trabajo—digo con una sonrisa.
Saqué varios papeles y comencé a revisar a las mujeres que estaban
desaparecidas y que tuvieran los rasgos de las otras víctimas.

******
Cuando llegamos a la escena vi que varios de mis compañeros ya
estaban en el lugar, antes de que entrara Luis me cortó la pasada. Lo
fulmine con la mirada.

—Alto cariño, será mejor que nos dejes el trabajo a los hombres—
sonrió egocéntricamente—. Tal vez te puedas traumar con lo que verás.
Solté un gruñido, ya estaba cansada de este imbécil.
—Muévete de una vez, cariño—él me dejó pasar y lo miré de nuevo—.
Que no se te olvide que soy la jefa y no es mi culpa que haga el trabajo
mejor que tú, por algo te cambiaron. Madura hombre.
Cuando me acerqué más vi el cuerpo de la chica desnudo, me puse los
guantes y Harry comenzó a sacar fotos. En ese momento se acercó
Gonzalo.
—¿Cómo lo encontraron? —pregunte.
—Estaba flotando, supongo que el asesino le puso roca para que se
hundiera...Un señor lo encontró—me señaló
Gonzalo al hombre que debía tener entre unos 65-70 años.
—La víctima fue estrangulada—me agaché y observé sus uñas, algunas
estaban quebradas—. La víctima peleó así que de seguro que el asesino
debe tener algunos rasguños. Muy inteligente el asesino al tirar el
cuerpo de la víctima al agua borró todo posible rastro de evidencia.
Harry asintió y se acercó a examinar el cuerpo de la chica. Tenía el
cabello castaño oscuro y largo casi hasta la cintura, debía medir un 1.68
de altura y color de piel blanca.
—Creo que la mató hace casi 6 o 9 días. No sabría decir con exactitud el
día porque el agua aceleró el proceso de descomposición del cuerpo.
—Mierda—solté un gruñido—. Es muy inteligente.
Me agaché a revisar el cuerpo y presentaba una clara evidencia de que
la habían forzado a tener relaciones sexuales por los moretones que
presentaba en el inicio de los muslos. Revise de nuevo sus uñas para
tratar de encontrar sangre o piel del asesino. Bingo: Encontré un poco
de piel en sus uñas con un poco de sangre seca, la puse en una bolsa
para después mandar analizar. Revisé su pelo y encontré una pequeña
fibra de color negro, la metí en otra bolsa.
Estuvimos casi tres horas revisando la escena en busca de cualquier
otra pista, pero no había mucho como he dicho, el asesino es realmente
bueno y no deja casi ninguna pista, aun así, teníamos que esperar a la
autopsia del cuerpo para ver si encontraba ADN en el cuerpo, pero lo
dudo el asesino sabía que el agua borraría cada evidencia además
llevaba seis o nueve días en el agua.
—Adelante—dije cuando alguien tocó mi puerta.
La puerta se abrió y entró Luis con una enorme sonrisa, me cruce de
brazo ¿Qué mierda quería este imbécil ahora?
—¿Qué quieres? —Pregunte molesta.
—Solo te vengo a decir esto linda más te vale que avances en casos o si
no te pueden bajar de rango, la gente quiere respuesta y está metiendo
presión así que veremos cuanto más te queda como jefa.
—Sal de mi oficina, ahora Luis—apreté los labios.
Él me guiñó el ojo y cerró la puerta. Solté un suspiro, antes ya era difícil
ser policía y ahora era casi imposible y más con Luis que no perdía el
tiempo de fastidiar mis casos.
Harry entró a mi oficina con la foto y el nombre de la chica, la víctima
número cinco. Se llamaba Marisol, tenía 19 años y estudiaba danza, era
una chica muy guapa. Observé a Harry quien miraba las fotos de las
chicas y luego a mí.
—Tengo un sospechoso—dijo de repente. Levante mi cabeza y lo
observe. Me hizo una señal de que me acercara a él y lo hice. En su
mano tenía una foto de Anastasia—. No te recuerda alguien estas chicas
o no les encuentras un parecido a Anastasia.
Abrí los ojos y negué con la cabeza, era imposible. Harry puso la foto de
Anastasia al lado de las otras víctimas. Solté un grito de horror porque
muchas de ellas tenían pequeñas similitudes o características con
Anastasia. Como en el pelo, en la forma que lo llevan, en tono de piel, en
los ojos e incluso en la sonrisa...
—Es solo una intuición, pero Nicolás encaja muy bien con el perfil que
mandó el FBI, pero eso sería una locura y todo el mundo lo está
buscando.
Lo observé y Harry era un hombre muy astuto e inteligente, así que
sabía que tenía más para sospechar de Nicolás.
—¿Tienes más razones para creer que es él? —pregunte.
—No, solo está por ahora. —Negó con la cabeza—. Y no lo descarto
hasta que lo tengamos bajo prisión.
—Esto le hará más daños a Anastasia...hay que evitar decírselo, ella ya
tiene demasiado y sé el dolor que esto le va a causar.
Él asintió y me abrazó con fuerza.
—Le he tomado mucho cariño a Anastasia, es como mi pequeña
hermanita—susurró.
—Es imposible no quererla—me respondió con una sonrisa—. Lo
lograremos, Mariel, lo detendremos.
Revisé de nuevo el perfil psicológico que había enviado y cada vez
sentía que Nicolás encajaba más en ese perfil: era guapo, encantador,
carismático cuando se lo proponía y manipulador...ha tenido
enfermedades mentales cuando era pequeño..., pero no tenemos
ninguna prueba o algo sólido de que él fuera el asesino.
—Puede ser él..., pero no tenemos pruebas y sin prueba que lo vincule a
los crímenes, saldrá fácilmente y tengo miedo...Nicolás parece más un
modelo que un asesino, probablemente la gente nos va a cuestionar
realmente si es él porque vamos, Nicolás tiene cara de ángel.
Me masajeo la sien. Harry se agachó a mi lado.
—Tenemos que ser más rápido, hay que atraparlo ya. Anastasia se
altera más si sabe que él es responsable de esto...es que miro las fotos
de esas chicas y encuentro muchos rasgos que tiene Anastasia y tú y yo
sabemos que los asesinos seriales siempre tienen una rabia hacia una
mujer.
Se quedó callado un momento y puso un mechón detrás de mí pelo.
⋙ Si es Nicolás...creo que paga toda la rabia en esas chicas porque
Anastasia no le tiene miedo al menos que tenga alguien que ama
Anastasia, además Anastasia sabe defenderse y las otras chicas no para
él debe ser juego excitante tener alguien que le tenga miedo.
—Pero..., Harry—mis ojos se llenaron de lágrimas—. Si el asesino fuera
Nicolás, yo creo que está experimentado con esa chica para cuando
tenga realmente Anastasia, cada vez está más violento y si solo está
practicando hasta que...
—Niego con la cabeza.
—Tal vez, pero esto le va a hacer un daño irreparable a Anastasia.
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—Llama a Simón—él frunció el ceño—. Es hora de que nos cuente un
poco más de Nicolás sobre su infancia, no lo crees. Dile que traiga todos
los documentos que tengas sobre su hermano ahora.
Harry se levantó y marcó el número de Simón, escuché como ellos
hablaban y Simón aceptó de inmediato en ayudarnos y dijo que estaba
en veinte minutos en la estación. Releí el perfil y cada vez me parecía
que Nicolás encajaba en el perfil.
Cuando entró Simón por la puerta nos sonrió y dejó el informe en mis
manos, comencé a leer y me di cuenta de que Nicolás tenía trastorno de
la personalidad antisocial desde los ocho años que se lo detectaron.
Observe como Simón y Harry bromeaban, hasta que él observó el
mural. Se levantó rápidamente y tomó la foto de Anastasia.
—¿Qué mierda es esto? Porque está la foto de Anastasia y que tiene que
ver el enfermo de mi hermano... aquí—gritó con la voz rota.
—¡Cálmate, Simón! Tu hermano es por ahora el principal sospechoso—
él negó con la cabeza y una lágrima cayó por su mejilla.
—Se que mi hermano es un monstruo, pero... —Cerró los párpados y
respiro profundamente.
—Amigo, tu hermano es un psicópata muy peligroso... Observa a las
chicas y dime si no se parece a Anastasia, vamos Simón dímelo.
Él observó atentamente las fotos y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Harry lo abrazó con fuerza.
—Esto va a destrozar Anastasia... —dijo con la voz ronca.
—Simón—, lo llamé y se sentó de nuevo en el asiento frente al mío—.
Relátame todos los recuerdos que puedas de Nicolás: comportamientos
raros que no sean normales en un niño.
Me observó un segundo antes de relamerse el labio inferior y se limpió
las manos en el pantalón.
—Cuando Nicolás tenía cinco años, estábamos durmiendo juntos...de
repente me desperté y estaba rodeado de cuchillos que apuntaban
hacia mí...Él estaba mirándome con una enorme sonrisa y después salió.
Creo que ese es el primero. El otro fue un día que estaba llegando del
colegio y Nicolás ya tenía seis años...Cuando entré en mi habitación, él
estaba incendiando el cubrecama—anoté todo y me di cuenta de que
Nicolás también era pirómano...uno de los rasgos más comunes entre
los psicópatas—. Y cuando tenía siete años él estranguló a nuestro
gato...Mis padres en ese momento lo llevaron psicólogo.
⋙ Es todo los incidentes que recuerdo al menos yo...
—Gracias, Simón es de mucha más ayuda y me temo decirte que tu
hermano encaja a la perfección con el perfil.
—Por favor atrápalo...No quiero que lastime a Anastasia, me muero si a
ella le pasa algo—tomo mi mano.
—Lo atraparemos—digo intentando sonreír—. Harry..., tenemos que
atraparlo ahora antes de que siga matando.
Bueno era muy lógico que el psicópata era Nicolás ya que en cada
capítulo iba dejando pista, pero también
aproveche la oportunidad de confundirlos con Simón...porque a
muchos no le cae bien, pero Simón es bueno.
No me maten, pero creo que mas de 90% pensaba que el psicópata
era Simón, lamento decirlo que estaban
realmente equivocados. La historia entre Nicolás y Simón es
realmente turbia entre ellos dos. Ademas Nicolás
es mas listo de lo que creen por eso le ha sido tan fácil burlarse de la
policía, ademas que si regresan
capítulos anterior estoy relatándo verdaderos comportamientos de
un psicópata. Lo próximo capítulos se
viene mas fuerte ya que solo van quedan 8 o 9 nueve capítulos para
que termine.
Recuerden que me he inspirado en verdaderos psicópatas reales e
intentado hacer lo mas real posible.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo
llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 60
Alejandra me estaba asfixiando con su abrazo de oso, tenía mucha calor.
Abrí los ojos y vi que nuestras narices se rozaban, estábamos muy
juntas, de seguro que piensa que soy su amado Cameron, tiré de su pelo
y lo primero que dijo fue:
—Quiero mi beso, Cameron.
Puse los ojos en blanco e intenté separarme, pero ella me abrazó más
fuerte tanto que sentía que me quitaba el aliento, vale no tanto, pero si
me estaba abrazando fuerte.
—Cameron, mi beso—ella hizo un puchero en el labio.
—Claro rubia, ¿con lengua o sin lengua? —Le tiré de nuevo el pelo y
ahora abrió los ojos asustada y yo me reí.
—Anastasia—, chillo.
—Alejandra—, imito su grito agudo —. Puedo recuperar mi cuerpo —
tenía su pierna arriba de mis piernas y su brazo me agarra de mi cuello.
Ella se soltó y estiré mi cuerpo, me dolía toda la espalda. Ahora
recuerdo que siempre dormía mal con Alejandra, pobre Cameron.
—Tu pelo está fatal—dijo con una sonrisa divertida. No contesté
porque solo me había desarmado la mitad de la trenza y las otras
seguían ahí y ahora sumándole los enredos matutinos de mi pelo.
Entré a mi baño y comencé a desenredarme las trenzas y luego tomar
una refrescante ducha. Paciencia, dios dame paciencia, por favor—me
digo a mí misma, cuando no puedo desenredarme una maldita trenza.
Miró a Alejandra que estaba cubierta de harina por toda la cara y el
pelo. Ella me mira enojada y toma un puñado de harina y doy paso
hacia atrás porque sé cuáles son sus intenciones. Sonríe con maldad
hacia mí, levanta su mano y tira la harina que vuela por mi cocina y me
llega en toda la cara.
Niego con la cabeza, me acabo de bañar...me acerco a ella y tomó otro
puñado de harina y ella igual comenzamos la guerra de harina.
—Déjame, Anastasia—se ríe Alejandra cuanto tomó otro puñado de
harina y se lo embarró por todo el pelo. Ambas reímos hasta que
escuchamos que tocan el timbre, nos quedamos quietas.
Caminamos hacia la puerta y yo asomo la cabeza afuera y veo a
Cameron y Diego, ambos con una enorme sonrisa.
Abro por completo la puerta y ambos chicos nos evalúan.
—Pero... ¿qué les pasó? —Pregunta Cameron.
—Fue ella—decimos a la vez y apuntando con Alejandra, haciendo que
los chicos se rían.
—No, tú comenzaste—dice Alejandra con un puchero en sus labios—.
Yo quería hacer hot cakes hasta que tu tiraste harina.
Yo suelto una risa porque fue mi culpa, no puedo evitarlo, estaba tan
concertada haciendo la mezcla que no se dio cuenta de mis intenciones.
Cameron se acerca a ella y le da un beso, mientras Diego y yo nos
quedamos quietos.
Se acerca disimuladamente y me quita un poco de harina en mi cara y
me da un beso en la mejilla.
—Buenos días, Anastasia—me sonrojo y me tomo el tiempo de
escanearlo, anda con un pantalón de mezclilla, una polera de manga
larga gris y con un gorro del mismo color de su polera dejando algunos
mechones de pelo asomarse.
—Hola, Diego.
Cameron y Alejandra se aclaran la garganta, nos observan con
curiosidad y diversión como diciendo: "Van a volver y
muy pronto" Yo niego con la cabeza y camino de vuelta a la cocina.
Suelto un grito porque todo está cubierto de harina.
—No te quejes ahora que fue tu culpa—me da un pequeño golpe para
que entre. Me acerco a donde está la harina y la miro fijamente. En eso
entra Cameron y Diego.
Alejandra me mira a mí y luego a la harina y yo sonrió. Tomó un puñado
de harina y me acercó lentamente a Diego y le tiró la harina, veo como
también le llega a Cameron. Nosotras comenzamos a retroceder y
tomamos otro puñado de harina.
Diego el primero que se acerca a nosotras con sus manos llenas de
harina, me tira las dos a mí y yo tomo su polera y se la embarro por
toda la cara. Alejandra suelta un grito cuando Cameron le tira todo el
paquete de harina.
Mi amiga queda completamente blanca. Cameron suelta una risa y ella
lo fulmina con la mirada hasta que él la abraza y la besa tiernamente en
los labios.
—Me muero por besarte—me susurra Diego. Lo observo y me rio
porque tiene la cara llena de harina.
—Voy a buscar la escoba y la pala para limpiar este desastre. Primero
que nada, sacúdanse todo lo posible la harina
—digo saliendo de la habitación. Abro la pequeña habitación donde
guardo las cosas de limpieza y siento como alguien me empuja y cierra
la puerta.
—Momento para mi beso—dice Diego, antes de poder reaccionar su
boca ya cubre la mía, mis manos se afirman en su hombro y sus brazos
rodean mi cintura, el beso dura poco porque tenemos que fingir frente a
todos.
Le pasó la pala y tomó la escoba, ambos salimos del cuarto. Cuando
llego veo que Alejandra ya no está tan cubierta por harina.
Una hora después, por fin estamos desayunando...Observó Alejandra
que su pelo está entre blanco y rubio, sonrió porque hace tiempo que
no estábamos así, me arrepiento de haber sido tan mala con ella, tal vez
la solución siempre fue haberle dicho la verdad, pero en ese momento
no sabía qué hacer, tenía miedo y aun lo sigo teniendo... ¿sabes lo que es
sentirse culpable por la muerte de tu hermano? Muchos dirán que no,
pero yo si todos estos años siempre lo he sentido así, porque lo soy...él
murió por mi culpa y cuál fue el problema que él siempre estuvo para
mí y yo para él al igual que Alejandra.
Tengo terror de despertar un día y no verla conmigo, terror que me la
quite como mi hermana, mi mejor amiga y mi compañera de todas mis
locuras. Es mi terror más grande que Nicolás lastime o la mate a golpes
como mi hermano, vivo con ese terror de perderla. Jamás he querido
arriesgar las vidas de las personas que amo y eso duele.
—¿Te encuentras bien? —Pregunta la rubia. Yo asiento.
Ella resopla cuando cae un poco de harina y yo suelto una risa. La rubia
me fulmina con la mirada y no puedo evitar reírme aún más fuerte
cuando otro poco de harina cae de su pelo.

******
Miro como Cameron y Alejandra entran en el edificio mientras yo y
Diego, estamos estacionados esperando a que vuelvan. Toma mi
mano.

—¿Duermes conmigo?
Yo asentí una y otra vez haciendo que él me sonreía, me encantaba
verlo sonreír.
—Tengo pensado para esta noche películas, palomitas, panes
vegetarianos, besos y...—Se inclina hacia mí—. Mucho sexo ardiente, tú
y yo juntos en donde nuestro cuerpo se pierda en placer.
Trago duro y me da un suave beso. Miro de reojo y veo que está
saliendo de nuevo Alejandra y Cameron. Observó a
Diego, quien está mirando al frente y tamborilea sus dedos contra el
manubrio.
—Tienes buenas ideas.
—Disculpa me conoces soy Diego, yo siempre tengo buenas ideas—me
guiña el ojo y la puerta se abre.
—Tengo hambre—dice la rubia con un puchero me giro hacia atrás y la
imito.
—Yo también ¿vamos a comer? —Me giro hacia Diego con la rubia que
asoma su cabeza—tenemos hambre.
—¿Qué dices, Cameron? ¿Vamos a almorzar? —Todos nos giramos
hacia Cameron haciendo puchero, él pone los ojos en blanco.
—Vamos a comer y ahora dejen de mírame así todos, por favor—nos
quedamos unos segundos más mirándolo y Cameron bufó.
—Llorón—bromea Diego.
—Tu conduces, amor de mi vida—le guiño el ojo a Diego.
Ambos se miraron, se rieron, yo miré a Alejandra e hizo un gesto con la
mano. Diego se puso en marcha a un restaurante de sushi ya que todos
votaron que querían sushi menos yo.
Entramos al restaurante muy lindo con decoración japonesa y de color
verde oscuro, nos dirigimos a la mesa de fondo.
Me fije que no había silla, eran dos bancas y al centro la mesa. Me senté
en el lado de la ventana y Diego a mi lado.
Cameron y Alejandra fueron a pedir nuestra orden, los seguí con la
mirada a Alejandra se veía tan feliz con Cameron, creo que mi amiga
pudo encontrar a su chico ideal.
Diego enrolla un mechón de mi pelo en su dedo y me observa fijamente.
—Te amo, Anastasia.
,
—Yo también me amo, es imposible no amarme.
Se rió y puso su mano en mi pierna, mi respiración se alteró.
—Te amo, Diego, pero eso ya lo sabes, ¿verdad?
—Entonces...Nos amamos, ¿verdad? —Sonrió de lado haciendo que se
marcaran los hoyuelos.
—Nos amamos—respondo.
Nos quedamos callados, mirando fijamente hasta que sentimos que
Alejandra y Cameron tosen. Lo miro y tiene una sonrisa burlona. Ellos
toman asiento frente a nosotros.
—¿Cuándo van a volver? —Pregunta Cameron después de un rato en
silencio.
Yo me aclaro la garganta y desvío la mirada hacia la calle.
—Tengo hambre—dice Diego evadiendo totalmente la pregunta.
Alejandra aclara su garganta y comienza a hablar sobre temas de la
universidad y sobre la pelea que tuvimos de harina y todos nos reímos.
Después de comer Diego decidió hacer una pequeña reunión en su
departamento, llegaron todos sus amigos, claro Bárbara se coló en esos
amigos y los gemelos. Yo bajé un momento a mi departamento y me
acosté un momento porque estaba agotada últimamente, estaba
reviviendo pesadillas y no me gusta porque eso ya lo superé...Cada vez
siento más angustia y porque los juicios ya comenzaron.
Cuando entré en el departamento observé que no estaba Diego ni
Alejandra, fruncí el ceño porque era raro. Me senté al lado de Dylan,
quien estaba bromeando con Cameron y con Carlos.
Media hora después aún no aparecía Diego con Alejandra. Qué raro, me
pare y fui a tomar un vaso de agua a la cocina. Me pasé una mano por la
cara porque hasta cuando dura esta pesadilla de Nicolás en qué
momento seré libre.
La puerta se abrió y entró Diego. Lo observé y notaba que estaba un
poco molesto.
—¿Qué pasó, mi bella? —Sentí como me abrazaba fuertemente y
apoyaba su cabeza en mi hombro.
—Estoy cansada—declaró con un suspiro.
—Pensé que en la noche íbamos a tener nuestra fiesta privada—dice
dándome un beso en el cuello.
—No a eso bobo—me reí y me giré para mirarlo—. Quiero dejar de
fingir.
Me miró un segundo antes de inclinarse y besarme en los labios, mis
manos se fueron al cuello, me acerqué aún más a él. No perdió el tiempo
de profundizar el beso.
—¿Estás segura?
—Sí, pero solo con nuestros amigos...ya me cansé de fingir con ellos.
—Sabes que por mi parte no hay problemas, yo ya lo hubiera dicho,
pero me aterraba que te enojaras conmigo y que te fueras—confesó—.
No te vayas de mi lado Anastasia, eres mi luz. Siempre te protegeré,
confía en mí.
—No me iré Diego, jamás me hubiera ido de tu lado—digo besando su
mejilla.
Entrelacé mi mano con la suya y ambos salimos hacia la sala de estar
donde estaba los demás. Alejandra me sonrió con orgullo. Diego me
atrajo a su regazo.
—¿Volvieron a estar juntos? —Preguntó Carlos.
Lo miré y recuerdo que lo vi al principio del año, se había ido de
intercambio por unos meses y ahora estaba de vuelta.
Observé a Bárbara quien me estaba fulminando con la mirada y le
devolví la mirada de seguro que mi mirada decía
<<es mío y solo mío>>.
—¡Oh, vamos, era demasiado obvio, acaso nos ven cara de estúpido! Al
menos a mí no me engañaron porque soy espectacular—dice Dylan
dando un trago a su cerveza y lo empujé.
—¡Cállate baboso! —Me reí.
—Bueno, parece que al final todos lo sabían—dice Diego dándome
pequeñas caricias en la pierna—. Pero quede claro que vuelve a ser mi
chica, quedó claro, Carlos.
Miré un segundo a Carlos y luego a Diego, quien lo estaba fulminando
con la mirada. Cameron soltó una risa y chasqueó su lengua antes de
hablar.
—Te quedo claro porque recalco la palabra de mi chica como todo un
tóxico—bromea y no puede evitar reír.
—¡Hey hermano! Era broma lo de invitarla a salir—levantó sus manos
en alto—. Solo dije que era hermosa, Anastasia.
—Claro, crees que soy un imbécil, ¿o qué? Se que babeas por Anastasia
desde el día que la conociste, no me vengas a mí con el puto cuento
ese...porque antes éramos unidos.
Me aclaré la garganta y Dylan me atrajo a su pecho, me abrazó con
fuerza. Diego me sonrió por un momento antes de tomarse la cerveza
de un trago.
—Eso fue un golpe bajo—todos nos quedamos callados—. Si la
encuentro hermosa ¡y que! Quise salir con ella sí, me gustaba tal vez,
pero sé que estás enamorada de ella Diego, no me metería en su
relación—dice Carlos.
Pero qué mierda está pasando aquí, apenas crucé palabras con él y fue
el primer día de clase, después solo lo veía en grupo de Diego, hasta que
ya no lo vi...con suerte me acordaba de su nombre.
—¡Vamos Carlos! No seas cínico conmigo. Yo te vi como estabas
apostando plata con Jorge para ver quien tenía sexo primero con ella,
solo para joderme a mí porque sabías que me gustaba—Diego se paró y
de dos pasos ya lo tenía agarrado de la camiseta.
—¡Solo fue una broma para molestarte!
—¡Me crees estúpido! No me trago tus putas palabras imbécil, lo hacía
para joderme porque sabía que me traía loco, un amigo nunca haría eso
—intenté acercarme, pero Cameron negó con su cabeza—. Pídele
perdón a Anastasia, por hacer algo tan bajo como apostar por ella, esa
mierda no se hace y menos con las mujeres—grita Diego enojado.
Jamás lo había visto así.
Diego lo arrastra prácticamente y lo pone frente a mí, le da un golpe en
la cara, antes de abrazarme con fuerza.
—Pídele perdón ahora—bramó molesto.
Abrí los ojos porque vamos apenas podía entender lo que estaba
pasando y eso que no había tomado ni una gota de alcohol. Él se aclaró
la garganta y tiró de la manga de su polerón.
—Lo siento Anastasia por haber apostado con otro chico sobre quién
era el primero en acostarse contigo.
—Eso jamás hubiera pasado—digo aún perdida.
—Yo... lo siento mucho.
—¡Mientes, Carlos! Porque sé que volviste a retomar la apuesta con el
imbécil de Jorge, crees que no lo sé apenas llegaste y empezaste a
preguntar por Anastasia—me soltó y lo tomó de nuevo con la polera—.
Crees que soy imbécil, sé que hablas a mis espaldas y de cómo te
alegrabas de que ya no tuviéramos juntos porque, según tú, eres mejor
que yo.
—¡Eso es mentira! —Exclamo molesto.
—¡Mentira! —Grita enfadado—. Pero si tú con Bárbara tenía un plan
antes de venir aquí. De cómo quería drogar Anastasia para llevártela a
su departamento—Brama enfado.
Mete la mano en un bolsillo y saca un pequeño paquete.
—Diego, por favor—comienzo a decir.
Pero él se gira molesto y con la mirada me ordena que me calle. En ese
momento Alejandra toma de brazo a Barbara y me sorprende cuando le
pega una cachetada y la toma con fuerza del brazo.
—¡Y tú! —Grita Diego molesto—. Pensé que eras mi puta amiga, pero
veo que no. ¡¿Qué mierda te pasa?! ¡Me querías drogar para abusar de
mí!
—¡Diego! —Ella comienza a llorar.
Los gemelos me abrazan con fuerza y Jonathan literalmente se pone
como un escudo frente a mí. Veo como Diego se pasa una mano por el
pelo, un claro gesto de que va a perder el control en cualquier
momento, la vena de su cuello se marca.
—¿Creo que a tu novio le va a explotar esa vena en el cuello? Hasta
palpita sola—me susurra Dylan.
En otro momento me hubiera reído, pero la verdad es que estaba
perdida y apenas podía entender la situación. Me solté del agarre de los
gemelos y me acerqué a Bárbara y mi mano chocó su mejilla porque
nadie iba a drogar a mi chico y abusar después de él.
—Perra maldita, solo pensé que estabas despechada, pero querías
abusar de mi novio para hacerme creer que me fui infiel y que terminé
con él, ¿verdad? —La tomó de pelo—. Te mataré ahora, perra.
Diego me agarró de la cintura y negó con la cabeza. Alejandra comenzó
a revisar en dónde sacó otra bolsita de polvo y se lo pasó a Diego, quien
apretó con fuerza las bolsitas.
—Lárguense de mi puta casa ahora antes que yo y mi chica los
matemos al golpe a los dos—me abrazó con fuerza y me dio un beso en
el pelo—. No me esperaba esto de ti, Barbara, tantos años de amistad
los rompiste por tu despecho. Cuando siempre estuve para apoyarte en
todo.
—¡Diego por favor, escúchame! Yo soy la chica con la que deberías estar,
no ella... —antes de que terminara ya tenía mi mano atravesando su
mejilla.
—Váyanse los dos ahora, antes de que pierda el puto control y para la
otra vez sé más inteligente y no te encierres en mi baño cuando mi
mejor amiga estaba en mi pieza acompañándote afuera y tu adentro
hablando sobre tu plan.
¡Lárguense de una puta vez! —Grito Diego furioso.
Ambos se fueron rápidamente y Alejandra nos abrazó con fuerza, la
miré asombrada porque bueno era sus amigos y me sorprendió que le
pegara a Bárbara y la expusiera así. Normalmente Alejandra es sensata,
casi siempre.
—Gracias Alejandra por avisarme.
Diego se sentó y me atrajo a su regazo, me miró preocupado. Traté de
sonreír porque sabía que él no me quería preocupar con estos dramas,
pero no quiero pensar en que hubiera pasado si hubiera funcionado el
plan de Barbara.
—Ustedes son mis mejores amigos y cuando la escuché en el baño de
Diego hablar sobre esto me enojé mucho.
Anastasia eres mi hermana y siempre te protegeré al igual que a ti,
Diego.
—¡Ohh, abrazo! —exclamó Dylan cortando el momento de tensión—.
Que espectáculo, aunque me falto las palomitas.
—¡Dylan! —Exclame con una risa.
—Creo que deberíamos dejarlos solos para que ellos hablen con más
calma—dice Cameron tomando de la cintura a la rubia—. Hasta yo
necesito similar que uno de nuestros amigos, te iba a traicionar de esa
forma.
—Ya ves—es todo lo que dice Diego.
—Bueno, los dejamos descansar—dice Javier dándome un beso en la
frente y una palmada en el hombro de Diego—.
Nunca te lo he dicho, pero eres el chico perfecto para nuestra Anastasia.
—¡Y todo gracias a mí!—Exclama Dylan subiendo y bajando las cejas.
No se me olvida que él fue el chismoso que le fue a contar todo a Diego
sobre mis sentimientos. Pongo los ojos en blanco y le doy un golpe en la
frente.
—¡Fuiste chismoso! Me encerró y le contó todo a Diego en la fiesta de
Alejandra—todos se ríen—. A mí no me parece gracioso, mi trasero se
estaba congelando mientras Dylan contaba todo como el chismo que es.
—Tú me amas y ahora tienes sexo todos los días, no me agradezca—
bromea—. Tienes que darle más duro, Diego, porque lo de antipática
aún no se le pasa.
—¡Dylan!
—¡Solo aclaro un hecho! —Grita cuando está saliendo del
departamento.
Cuando nos quedamos solos. Él me abrazó con fuerza y comenzó a
darme pequeños besos en el cuello, tomé su barbilla para que me
mirara. Sus ojos brillaban por mí y lo amaba profundamente a este
hombre.
—¿Estás bien? Lo siento, no quería preocuparte aún más con esta
mierda de adolescente, cuando tú ya tienes otros problemas.
Fruncí el ceño porque no me parecía ningún problema de adolescente
porque prácticamente su plan era drogarnos
ambos para aprovecharse de nosotros y hacernos creer quizá que cosa.
—Diego, Bárbara estuvo a punto de abusar de ti... Sé que era tu amiga,
pero lo que hizo es horrible y seré sincera jamás me agradó, notaba que
estaba encaprichada contigo.
—Lo sé, en cierta parte quise hacer la vista gorda porque siempre
estuvo para mí y yo para ella. Admito que fui cabrón con ella porque
tonteaba con ella y más cuando tú te fuiste. Admito mi error, pero yo le
pedí perdón y mi disculpa fue sincera..., pero jamás pensé que iba a
intentar drogarnos.
Pasé una mano por las hebras de su pelo que era tan suave. Él me
apretó más contra su pecho y soltó un enorme suspiro.
—Quiero matarla a golpes—declaró enojada.
Soltó una risa y enrolló un mechón de mi pelo en su dedo. Me observó
con una enorme sonrisa picarona.
—Me pongo cachondo que seas tan ruda y a la vez sexy. —Pongo los
ojos en blanco y le doy un suave beso—. Bella, eres la única mujer que
quiero en mi vida. Soy tuyo para siempre.
Solté una risa y me incliné aún más cerca de él. Comencé a darle
pequeños besos en su cuello y él soltó un suspiro.
Su mano se coló dentro de mi polera y comenzó a hacer pequeñas
caricias en mi estómago.
—Cuidado con lo que dices—le susurró, tirando el pelo. Soltó una risa
—. Eso es peligroso.
—Tú eres un peligro para mí y mi corazón, pero también era la única
que me haces sentir vivo de nuevo y también muy cachondo.
—Poético—susurró contra sus labios antes de besarlo.
—Que mierda de fiesta, ¿sabes? A Carlos siempre le gustaste, siempre
estaba diciendo que era la chica más linda que había visto—frunció el
ceño y una pequeña arruga apareció en su frente—. Pero nunca juega
limpio con las mujeres. Lo bueno es que tus ojos ya eran solo para mí.
—Diego, con suerte me acuerdo de haber cruzado dos palabras con ese
sujeto, él no puede significar menos en mi vida. Además, que solo tenía
los ojos en ti porque estabas en todas partes y no me dejabas en paz.
—Lo aceptas, aceptas que tus ojos solo son para mí e incluso cuando
me odiabas—sonrió con orgullo y agarró mi pelo y lo apartó hacia atrás
—. En donde estuviste todo este tiempo Anastasia.
Me quedé mirándolo fijamente.
—Luchando por mi vida—declaró con sinceridad.
—Te admiro tanto y quisiera poder aliviar de alguna forma tus miedos,
Anastasia—negué con la cabeza porque no podía hacer nada—. ¿Vamos
a bañarnos?
—Claro—susurró besando su cuello y cambiando el tema.
Él me toma en brazos y comienza a subir las escaleras mientras mis
manos siguen acariciando su pelo. Suelto un suspiro porque estoy
perdida en qué momento me enamoré tanto de Diego, en qué momento
caí tanto por él.
Diego cierra la puerta tras él de una patada, me coloca sobre el mármol
que hay entre las dos pilas del lavabo.
Todavía tengo el vestido arremangado alrededor de la cintura.
Mientras se acerca a mí, empieza a sacarse la polera. Contempló cómo
se aproxima, con la boca relajada y los ojos entornados. Al pensar en lo
que está a punto de suceder, el estómago me arde y mis muslos se
tensan.
No puedo resistirme a recorrer con uno de mis dedos el centro de su
torso duro y perfecto. Él mira hacia abajo observando mis movimientos.
Coloca las manos a ambos lados de mi cadera y se abre paso entre mis
muslos.
Cuando me mira, las comisuras de sus labios esbozan una sonrisa y le
brillan los ojos con amor.
—¿Lista para nuestra noche de pasión?
—Mmm..., a veces eres muy romántico, pero en otras apestas Diego.
—Tú tampoco eres muy chistosa. Tiras los peores chistes, Anastasia —
contesta atrayendo mi mirada hacia sus hermosos labios.
Mi dedo asciende por su pecho y su garganta hasta descansar sobre su
labio inferior. Él abre la boca y me muerde de manera juguetona. Sonrió
y continuó subiéndolo hasta acariciarle el cabello negro que amo tanto.
—Me gusta este vestido. —Recorre la parte delantera de mi cuerpo con
la mirada.
—Gracias. No soy mucho de usar vestido.
—Lo sé, pero es un espectáculo verte en uno. Aunque igual me gusta
verte en pantalones porque tiene un trasero espectacular. —Dice
mientras tira de mi vestido.
—Pervertido —rebato. La anticipación me está matando.
—¿Te lo quitamos? —Arquea una ceja y sus labios empiezan a curvarse.
Sonrío.
—Si quieres—me encojo de hombros.
—¿O te lo dejamos puesto Anastasia? —Esboza una amplia sonrisa al
tiempo que levanta las manos.
Me derrito sobre el mármol del lavabo. Desliza las manos por mi
espalda.
—Aunque, bien pensado, yo ya sé qué se esconde bajo este bonito
vestido. —Levanta las manos, agarra la cremallera y, mientras empieza
a bajarla lentamente, me susurra al oído—: Y es mucho mejor que
cualquier prenda que lleves puesta —respiro con dificultad. Muerdo mi
labio inferior—. Creo que será mejor que nos deshagamos de él —
concluye al final.
Me levanta del mueble, me deja en el suelo, me quita el vestido y lo deja
caer también. Lo aparta a un lado con el pie sin quitarme los ojos de
encima. Frunzo el ceño porque son uno de los pocos vestidos que hay
en mi ropero y es uno de mis favoritos.
—Me gusta ese vestido.
Se encoge de hombros y vuelve a subirme al lavabo y a colocarse entre
mis muslos. Presiona su cuerpo contra el mío y me agarra del trasero
para atraerme hacia él, hasta que estamos bien pegados. Balancea la
cadera sin dejar de mirarme.
Las palpitaciones de mi sexo rozan lo doloroso y creo que voy a perder
la cabeza si continúa haciendo sólo eso.
Quiero pedirle que se apure y que deje esta tortura de una buena vez.
Me pasa las manos por detrás y me desabrocha el sujetador. Deslizar los
tirantes por mis brazos y lo lanza por detrás de él. Me inclino hacia
atrás y me apoyo sobre las manos.
Mirándome a los ojos, levanta una mano y coloca la palma justo debajo
de mi garganta.
—Siento los fuertes latidos de tu corazón —afirma en voz baja—. Te
pongo muy nerviosa aun después de todo el tiempo que hemos estado
juntos.
Desliza la palma entre mis pechos hasta llegar a mi estómago mientras
me observa. Me quedo callada. Estoy ansiosa sobre lo que va a ocurrir.
—Eres demasiado bella para mis ojos —dice con rotundidad—. Voy a
quedarme contigo para siempre.
Arqueó la espalda y le acercó más mi pecho. Él sonríe y baja la boca
para chuparme un pezón con fuerza. Cuando sube una mano para
masajearme el otro pecho, emito un gemido y echó la cabeza atrás. Por
el amor de Dios. Su erección esta dura como el acero y me aprieta entre
las piernas obligándome a trazar círculos con la cadera para calmar el
deseo que siento. Suspiro de placer.
Desliza la mano entre mis muslos hasta dar con el borde de mis bragas.
Uno de sus dedos traspasa la barrera y acaricia ligeramente la punta de
mi sexo. ¡Me muero!
—¡Dios! —Gritó al tiempo que me incorporó, lo agarró de los hombros
y le clavó las uñas.
—Dios no, me llamo Diego —bromea antes de pegar sus labios contra
los míos y hundir dos dedos dentro de mí.
Mis músculos se aferran a él mientras los mete y los saca. Creo que voy
a morir, literalmente, de placer, siempre será así con él. Siento como se
acerca mi orgasmo y sé que va a hacerme estallar. Me agarro a sus
hombros con fuerza y gimo en su boca mientras él continúa con su
asalto.
—Córrete —me susurra, mientras aplica más presión sobre mi sexo.
Grito su nombre cuando llego a mi clímax. Le liberó la boca y dejó caer
la cabeza hacia atrás. Lanzó un grito. Diego me agarra la cabeza y me la
inclina hacia adelante para besarme con fuerza y atrapar mis últimos
gritos. Estoy completamente extasiada, jadeando, temblando y sin
fuerzas.
Su beso se relaja y su presión disminuye; me devuelve poco a poco a la
realidad mientras posa tiernos besos por toda mi cara caliente y
mojada. Noto que me aparta un mechón de pelo de la cara y abro los
ojos. Al hacerlo me encuentro con su mirada llena de deseo y pasión.
Me planta un beso en los labios.
Yo suspiro.
—Esto recién comienza —dice mientras extrae los dedos de mi cuerpo.
—Hummm... —murmuró. No tengo fuerzas para hablar.
Arrastra los dedos por mi labio inferior y se inclina sobre mí. Me
observa de cerca y me pasa la lengua por la boca.
Sus ojos penetran en mi interior mientras nos miramos en silencio. Mis
manos le agarran la cara y acaricio la mejilla.
Este hombre es bello, intenso y apasionado. Y podría romperme el
corazón, así como sé que yo a él me aterra que alguien le haga daño por
mi culpa...No podría y vivo con ese terror aun cuando finjo con todo el
mundo.
Él sonríe levemente y se vuelve para besarme la palma de la mano antes
de volver a fijar la vista en mí, vuelve a apoderarse de mi boca con
ansia. Lo atacó con la misma fuerza. Le meto la lengua en la boca y
empiezo a jugar con la suya. Diego me rodea la cintura, libera mis
labios, me levanta del mármol y me sostiene sobre él mientras con la
otra mano busca mis bragas y las baja por mis piernas hasta que llegan
al suelo. Vuelve a colocarme sobre el mueble, me quita los zapatillas y
los deja caer sobre el suelo.
Podría quedarme aquí sentada mirándolo embobada eternamente<<es
jodidamente perfecto>>.
—Puedes parar de ser tan perfecto, me mareas —digo con una sonrisa.
Él sonríe con picardía, se inclina hacia adelante, se apoya en el mueble y
me besa los labios con mucha ternura.
Alcanzó sus pantalones y empiezo a quitarle el cinturón. Lo desabrocho
con rapidez.
Él retrocede con una ceja enarcada.
—¿Tienes apuro, bella?
«¿Eh?»
—Puede—respondo vacilante.
Añado el cinturón al montón de ropa del suelo y deslizó la mano entre
sus firmes y estrechas caderas y la cintura de sus pantalones. Tiro de él
hacia mí para tenerlo lo más cerca posible.
—Relájate Anastasia, tenemos toda la noche para nosotros—una
sonrisa picarona aparece en sus labios—. Soy adictivo cuando me
pruebas ya no quieres soltarme más.
Con los ojos fijos en los suyos, empiezo a desabrocharle el botón del
pantalón y mis nudillos rozan su sólida erección provocándole una
sacudida. Cierra los ojos con fuerza. Le bajó la cremallera lentamente,
deslizó la mano por dentro de su bóxer. Se estremece y levanta la
mirada hacia el techo.
Los músculos de su pecho se contraen y se relajan y no puedo evitar
inclinarme hacia adelante y pasarle la lengua por el centro del pecho.
—Te amo. En serio que eres la chica de mi sueño.
—Eso ya lo sé. Te amo tontito. —Murmuró contra su piel mientras
dibujo círculos con la lengua alrededor de su pezón y sacó la mano de
su bóxer. Agarró el elástico y los hago descender por su perfecta cadera.
Su erección se libera como un resorte.
Retrocede, se quita las zapatillas y los calcetines y aparta los pantalones
y el bóxer de sus tobillos. Mi atención se centra en sus muslos fuertes y
definidos.
Me inclino lentamente hacia adelante y empiezo a acariciarle la cabeza
con el pulgar mientras observa cómo lo explora mi mano. Cuando le
envuelvo la base con la mano, vacilante, veo que el contacto hace que se
estremezca.
—Joder —jadea.
Y entonces me toma los labios y la boca con brusquedad mientras yo
empiezo a acariciar su erección a un ritmo lento y constante,
aumentando la velocidad cuando siento que su boca se aprieta cada vez
más contra la mía. Su mano se oculta entre mis piernas y con un leve
roce de su pulgar sobre mi sexo.
Dejó escapar un gemido en su boca. Él me muerde el labio.
—¿Estás lista? —Me pregunta con urgencia.
Asiento con mi cabeza, porque mi capacidad de hablar me ha
abandonado.
Despega la mano de entre mis muslos y me aparta de su palpitante
excitación, colocándose un condón con rapidez.
Con un movimiento, me coloca las manos en el trasero, me levanta y me
penetra con su ansiosa prolongación.
—Eres increíble Anastasia, mírame—abro los ojos—. Sientes nuestra
química, ¿verdad?—jadea.
—Claro que la siento Diego.
Lo rodeo con las piernas mientras grito de placer. Sé que ni siquiera ha
llegado a metérmela entera. Me muevo un poco y me apoyo contra la
pared. Él apoya su frente en la mía. Deslizó las manos por su espalda
empapada de sudor mientras él permanece quieto unos instantes.
Jadea y se retira de mi cuerpo muy despacio para volver a entrar a un
ritmo pausado y constante. Esta vez se adentra más en mí y su inmenso
tamaño hace que la cabeza me dé vueltas como siempre cuando
tenemos sexo.
Empiezo a besarlo lentamente, arqueó la espalda y alzó los pechos
contra su pecho. Entonces empujó hacia adelante, haciendo más
profunda la conexión.
—¿Rápido o lento?—pregunta un susurro sin aliento.
—Rápido.
Tras mi respuesta, empieza a salir y a entrar en mí con más fuerza. Yo
suspiro y muevo las caderas hacia adelante para aceptarlo mientras él
gruñe y repite sus rápidas embestidas una y otra y otra vez.
—Soy tuyo Anastasia —suspira mientras se hunde deliciosamente en
mí—. Y tú eres mía.
Con un movimiento rápido, se retira y entra del todo. Yo grito. Lo agarró
de los hombros mientras aumentaban las embestidas, se estrella contra
mí. Aúllo de placer cuando reclama mis labios y me mete la lengua en la
boca con avidez mientras nuestros cuerpos, empapados de sudor,
colisionan y resbalan. Estoy a punto de estallar en mil pedazos. Siento
como se acerca mi orgasmo, está a la vuelta de la esquina.
—¿Vas a correrte? —Jadea en mi boca.
—¡Sí! —Exclamó, y le clavó los dientes en el labio inferior.
Él se queja. Sé que le he hecho daño, pero estoy fuera de control.
—Espérame un segundo —me dice embistiéndome con más fuerza.
Grito y me agarro a él desesperadamente en un intento de retrasar el
orgasmo, pero no funciona, es imposible. Trato de pensar en cualquier
cosa que me distraiga. No puedo más. Después de tres ataques más,
dice:
—¡Ahora, Anastasia!
Y estalló, echó la cabeza hacia atrás y gritó su nombre mientras también
estalla en su orgasmo. Él me agarra hasta que nuestros cuerpos quedan
totalmente pegados y hunde el rostro en mi garganta.
—¡Mierdaaaa! —dice contra mi cuello.
El largo gemido de satisfacción que escapa de mis labios expresa a la
perfección cómo me siento ahora mismo. Estoy totalmente satisfecha.
Él ralentiza las arremetidas para que ambos comencemos a descender
de nuestras maravillosas nubes y yo lo retengo con fuerza. Mis
músculos internos se contraen a su alrededor mientras él traza círculos
suaves con la cadera.
—Mírame —me ordena suavemente. Inclinó la cabeza para mirarlo y
suspiró de felicidad mientras él analiza mis ojos.
Vuelve a mover la cadera y me planta un beso en la punta de la nariz—.
Preciosa.
—Vamos a bañarnos.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo
llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
p yq g
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 61
En ese momento sonó el celular de Diego. Se agachó y lo buscó entre
sus pantalones y supe de inmediato que era Carlos o Barbara porque
comenzó a apretar el teléfono y contestó bruscamente la llamada:
—¿Qué mierda quieres? —Bramo enojado. Se quedó unos segundos
escuchando. Su ceño se frunció aún más—.
Carlos: Como pudiste eras mi puto amigo y querías drogar a mi chica—
gritó enojado.
Me acerqué a él con cuidado, pero comenzó a caminar hacia la puerta y
la cerró de un portazo. Me mordí el labio inferior con fuerza porque
esto no iba a terminar bien y me quedé quieta para que pudieran
hablar.
Pasaron varios minutos en los que me quedé en el baño nerviosa.
Asomé mi cabeza y vi que no estaba en la habitación. Salí al pasillo y vi
que estaba dando vueltas de un lado llevándose las manos a la cabeza. Y
lo entendí a Diego, realmente le dolió lo que le hizo Carlos.
—Diego—, lo llamó.
Se giró y vi que sus hombros estaban caídos, su mirada estaba triste y lo
abracé con fuerza para que supiera que estaba conmigo.
—¿Quieres hablarlo? —Pregunte separándome de Diego.
Tomó mi cara entre sus manos y negó con la cabeza. Me dolía porque
estaba sufriendo mucho porque sus ojos no tenían ese brillo.
p q j
—No—dijo cortante y tomando mi mano.
Comenzamos a caminar de nuevo al baño. Diego abrió el grifo de la
ducha y comenzó a regular el agua. Me quedé mirándole porque no
sabía qué hacer. Él se dio la vuelta e intentó sonreír.
—Diego...
—Déjalo Anastasia, por hoy y mañana no quiero hablarlo porque me
cuesta hasta mi—tiró de mi mano y puso una mano en mi cintura—. Me
duele jodidamente, me duele como me traicionaron.
Puse mis manos alrededor de su cuello y hundió su cara en mi cuello.
—Este fin de semana solo seremos nosotros dos, bella—me dio un beso
en los labios. No estaba segura si era mejor plan y como si me leyera la
mente —responde—: Estoy bien, Anastasia mientras esté contigo todo
parece sentirse bien.
⋙Ahora mueve tu culo directo a la ducha—me da una pequeña
palmada y sonríe tiernamente.
Cuando terminamos de ducharnos, él me envolvió en una toalla y me
dio un beso antes de ponerse una toalla alrededor de su cintura. Sacó
otra y comenzó a secarme el pelo con cuidado. Lo miré de reojo. Estaba
preocupada por Diego, aun cuando me sonreía sabía que estaba muy
dolido por dentro. Acarició mi barbilla.
—Eres perfecta—me susurro, mordiendo la oreja y solté un gemido—.
Seguimos con la fiesta.
Me giré y estampé mis labios contra los suyos con fuerza, me apretó con
fuerza a su pecho y mi mano se posó en duro pecho, comencé a bajar
lentamente. Se separó de mí, sus ojos tenían un brillo travieso y pasó la
lengua por su labio inferior.
Se separa y me toma rápidamente. Oigo que la puerta golpea la pared
cuando la abre de una patada y entramos en su dormitorio. Me baja del
hombro sin ningún esfuerzo y me deja con cuidado en la cama. Lo
primero que percibo es que
huele divinamente. Huele a él.
No tengo tiempo de recuperarme del todo cuando ya está entre mis
piernas. Su erección presiona mi entrada y me agarra de las muñecas
con las manos a ambos lados de la cabeza. Sus brazos, completamente
estirados, sostienen la parte superior de su cuerpo. Joder, qué rápido
anda hoy.
El resbaladizo extremo de su erección estimula la puerta de mi cuerpo y
el corazón se me empieza a acelerar en el pecho mientras me concentro
en sus ojos, que, por encima de los míos, me miran con una mezcla de
amor y pasión.
—¡Preparada para la segunda ronda! —ruge. Rasgando otro condón y
se lo coloca a una velocidad sorprendente y se acaricia por unos
segundos antes de darme pequeños besos en el cuello.
Mueve las caderas y se hunde en mí por completo, presionándome
hasta un punto increíble. La penetración nos hace gritar a los dos. Lo
tengo muy dentro, y mis músculos se aferran a cada milímetro de su
miembro. Se mantiene quieto durante unos segundos, mirándome
fijamente.
Está claro que nunca me sacio de él. Cuando se recompone, me mira y
empieza a retirarse lentamente para cargar de nuevo con un fuerte
gruñido. Yo echo la cabeza atrás con un grito.
—¡Mírame! —Susurra con voz ronca.
Vuelvo a posar la mirada en la suya mientras él se adentra en mí. Jadeo.
—¿Sabes lo importante que eres en mi vida?—pregunta.
¿Qué si lo es? Claro que lo sé...porque como he dicho daría mi vida por
él para que Diego siempre esté afuera de mi pasado. Muevo las caderas
e intento que me roce. Estoy excitadísima.
Él me mira, expectante.
—Contéstame, bella—me suplica.
—Si lo sé, Diego —exhalo.
En su rostro se dibuja una sonrisa traviesa. Entonces carga con más
fuerza y velocidad.
—¡Lo eres todo para mí! —susurra. Yo cierro los ojos porque el placer
me está matando.
Él entra y sale de mi interior a un ritmo y con una fuerza enorme. Es
increíble. Nuestros cuerpos sudorosos chocan y me falta el aliento.
Intento controlar la presión que se acumula entre mis muslos. Le rodeó
la cintura con las piernas y levantó las caderas para dejar que me
penetre aún más profundamente. Mi orgasmo se aproxima aún más. Las
oleadas de placer que me provocan sus persistentes embestidas me
acercan al clímax.
—Mierda, Anastasia, ¿estás bien? —Dice entre jadeos
Me suelta las muñecas.
—¡No pares! —Le suplicó y levantó las manos hacia sus bíceps. Clavo
las uñas en ellos para intentar agarrarme.
Él dice mi nombre y entra con más fuerza. Echó la cabeza hacia atrás,
desesperada.
—Eres increíble Anastasia—me susurra.
Vuelvo a enderezar la cabeza y nuestras miradas se cruzan de nuevo.
Tiene las pupilas dilatadas hasta tal punto que apenas se ve el café de
sus ojos. Frunce el ceño y gotas de sudor le resbalan por las sienes.
Deslizó una mano hasta su nuca, le agarró del pelo y tiró de él hacia mí
hasta que nuestros labios chocan y nuestras lenguas danzan; mientras,
él continúa con sus movimientos.
No puedo aguantarlo más.
—Diego, estoy llegando... —Jadeo contra sus labios. Me aferro a él con
tanta fuerza que se me duermen las puntas de los dedos.
—Córrete para mí—gruñe con los dientes apretados. Me entra con
fuerza unas cuantas veces más, hasta que casi pierdo el sentido, antes
de gritar—: ¡Anastasia!
Y lo libero todo: la tensión acumulada entre las piernas.
—¡Dios mío! —Exclama mientras empuja con fuerza una última vez
antes de dejarse caer sobre mí.
Entra una última vez en mi interior, me derrumbo a su lado y cierro los
ojos, exhausta. Él se apoya sobre los antebrazos, sin aliento y mientras
se retira poco a poco, penetrando unas cuantas veces más con
embestidas largas.
Mis músculos se contraen cuando sale dentro de mí.
Me toma en peso, retira el cubrecamas y me mete dentro de la cama. Me
abraza con fuerza y mi mano acaricia su barbilla. Una sonrisa aparece
en su precioso rostro.
—Te dejé agotada, ¿verdad?
<<Pues si>> Apenas puedo abrir los ojos. Asiento con mi cabeza y él
toma mi mano, comienza a darle un beso a mis dedos antes de besarme
en un beso perezoso y tierno.
—Duerme, mi bella.
—Eres el mejor—susurró abrazándolo con fuerza.
—¡Calla! Que me lo creo—bromea acariciando mi mejilla—. Duerme
Ángel sexy.
Asentí con mi cabeza. Sentí como me atraía más a su pecho antes de
caer profundamente dormida entre sus brazos.

******
Estiré mi mano y sentí como alguien caminaba de un lado a otro. Abrí
un ojo y me di cuenta de que estaba recién aclarado. Observe al final
de la cama donde Diego se estaba abrochando las zapatillas. Mire su
reloj y son las cinco de la mañana.

—¿Qué haces, Diego? —Pregunte con la voz ronca.


Se sentó a mi lado y apartó el pelo rebelde de mi cara.
—Voy a entrenar a esta hora, voy siempre.
<<¡¿Cómo?!>> Siempre, recién me doy cuenta ahora de todo el tiempo
que llevamos juntos. Me miró con diversión y acaricio mi mejilla.
—Tienes el sueño algo profundo y nunca te dabas cuenta—miró un
segundo a su reloj y luego a mi—. Tengo que irme, volveré. ¿Oye
Cameron quiere que almorcemos juntos?
—Está bien. Nos vemos, cuídate... —Susurré volviendo a cerrar los ojos
y caer en sueño. Porque quien en su sano juicio entrena a las cinco de la
mañana, yo no podría.
Una hora después entró Diego directo al baño y sentí como corría el
agua. Cerré los ojos tratando de volver a dormirme y me acurruqué
mejor en la cama que estaba calentita, después de diez minutos sentí
como la cama se hundía y Diego me atrajo a su pecho y apoyé mi cabeza
en su pecho, me relajé aún más con sus caricias en mi pelo.
—Te amo—me susurro.

******
Me removí una y otra vez por los besos que me estaba dando Diego en
el cuello y su erección se apretó contra mi trasero que me hizo abrir
un ojo y miré recelosa a Diego, porque no puede dejar dormir otras
veinte horas más.

—Anastasia despierta son las doce—suelto un bufido y me tapo aún


más con el cubrecamas—. Los chicos ya están abajo.
—¿Qué chicos? —Murmuro aun entre dormida y acomodándome mejor
en la cama.
Suelta un bufido y escucho que comienza a murmurar cosas que no
puedo entender. Me refriego el ojo y asomo la cabeza. Me topo con unos
ojos café que me miran con diversión.
—¡Arriba!
—Ya voy—digo, estirándome. Me duele todo el jodido cuerpo.
—¿Te duele algo? —Pregunta con diversión y mordiendo su labio
inferior.
Ignoro esa pregunta y me levanto con cuidado donde siento un tirón en
mis piernas. Me vuelvo a sentar. Diego me mira con diversión, tomó una
almohada y se la tiró en la cara.
—¡Hey, tú querías rápido y duro! Te di dos alternativas y escogiste la
más... —me observó con aire malvado—.
Salvaje, no me mires a mí. Si me dices que quieres rápido, te lo daré y
será muy duro.
—¡Diego! —exclamó.
—Soy sincero. Te llevo en brazos—me toma y me lleva hasta el baño.
Comienzo a sacarme la ropa y escucho un silbido—. Mejor me voy antes
que te rompa—dice guiñándome un ojo.
q p g j
—¡Cerdo!
Cuando salgo del baño observé que Diego está acostado y a su lado
tiene ropa mía, de seguro fue a buscar a mi departamento. Me pongo
rápidamente mi ropa interior y después la falda y una polera de Diego,
le hago un nudo para que no me quede tan larga y me pongo las
zapatillas blancas.
—Eres preciosa—tira de mi mano y me sienta en su regazo—. Te queda
mejor a ti mis poleras que a mí, ¿Te encuentras mejor? —Dice
acariciando mi pierna.
Se me seca la boca y asiento con mi cabeza.
—Salgamos de aquí antes que desnude y te vuelva hacer rápido y duro
—me da un beso en la mejilla.
—¡Pervertido!

******
Me siento al lado de la ventana mientras observo como Diego y
Cameron van a pedir nuestra comida. Alejandra está emocionada de
cómo se alegra de que volvamos a estar juntos y que fui mala amiga
por ocultarlo.

—No seas exagerada, fue una decisión que tomamos los dos—trato de
explicárselo—. Tenía miedo, aún lo tengo.
—¡Ese hijo de putas de Nicolás! —Exclama enojada—. En fin, estoy feliz
de que vuelvas a estar de nuevo con Diego y dejen esa farsa.
Me estiré un poco porque los músculos me dolían mucho aún, pero no
me arrepiento de lo que pasó ayer. Él mismo me dio opciones y escogí la
más salvaje porque casi siempre Diego es tierno cuando lo hacemos,
pero aquí vi otra fase de él que me gusta.
—¿Una noche movida? —Pregunta la rubia subiendo y bajando las
cejas.
—Algo—digo sin interés y jugando con el salero.
—Yo veo que te destrozo amiga, te cuesta hasta caminar—se mofa con
una sonrisa.
No puedo evitar que mis mejillas se tiñan con un leve rubor porque me
dejó más que destrozada con la primera ronda y en la segunda acabó
conmigo apenas me estaba recuperando.
—Sabe cómo moverse...Me dejó hecha mierda, Alejandra: ¡Ay dios! —
Me tapo la cara porque la rubia comienza a reírse. —¡Calla!
Miro de reojo a los chicos quienes nos miran curioso y Diego me guiña
el ojo, vuelve a concentrarse en Cameron quien lo abraza con fuerza y lo
despeina.
—Me lo imaginaba. Te trae loca Anastasia, jamás te había visto así y ni
siquiera por Simón que con él sufriste mucho
—ella hace una cara de asco y da pequeños toques con su dedo—.
Jamás me gustó Simón, más por lo mujeriego que es y sigue siéndolo.
—Ya lo sé Ale, pero era una adolescente. Simón ha cambiado mucho,
pero yo ya aprendí la lección con él.
—En serio que lo odiaba—suelta un gruñido—. Me dolía verte llorar
por un chico que era un puto y literalmente lo era hasta sé acostó con
una profesora—ella pone los ojos en blanco.
—¿Eso era rumor? —pregunto.
—Claro que no, era realmente de verdad. Acaso pones en duda lo guapo
y coqueto que era Simón—me susurra.
<<¡¿Qué?!>>Sabía que Simón era mujeriego en la adolescencia y que
andaba con demasiadas chicas e incluida yo, pero con una
profesora...este chico sí que tenía las hormonas revueltas.
—Podemos dejar de hablar sobre eso—Ella miró de reojo a los chicos y
ya sabía que el tema iba a sacar el de Carlos, pero negué con la cabeza
—. Diego está muy dolido. Tampoco lo dejan tranquilo, ha estado
recibiendo llamadas de Barbara y Carlos.
—Esos malditos traidores—dice molesta—. Diego quería matarlos y me
imagino cómo se siente. Carlos y Cameron eran los mejores
amigos...bueno, obviamente se distanciaron cuando Carlos se fue de
intercambio por su carrera, pero estos rumores ya se escuchaban desde
antes. Creo que simplemente Diego hizo oído sordo—ella muerde su
labio antes de continuar—. Muchas veces había rumores de lo que
andaba diciendo Carlos de Diego, pero él siempre lo negaba y bueno
Diego le creía.
⋙En fin Diego siempre defendió a Carlos en peleas y que le hiciera
esto fue muy bajo—Asentí con la cabeza—
¿Cómo has estado realmente? Empezaron los juicios.
Me rasco el cuello y ella observa ese gesto porque sabe que cuando lo
hago es porque estoy muy preocupada o alterada. Ella me tomó la mano
y me pasó una mano por la cara. Observo de reojo y puedo ver al oficial
que siempre me sigue.
—Preocupada, pero también con la esperanza de que lo encontraran
por ahora, no he visto nada raro a mi alrededor
¿y tú?
Ella me da unas suaves caricias en mi mano tratando de tranquilizarme.
—Nada todo normal, además de policía sexy—suspiró dramáticamente.
—¡Descarada! —Ella se encoge de hombros como si no le importara. La
verdad es que el policía de Ale es muy guapo, debe tener entre unos
veinticinco años. Es todo un bombón—. Es guapo—confieso.
—Lo ves, es un bombón—suelta una risa y me uno a ella. Miramos
hacia fuera y vemos que nos está observando.
—¿Quién es un bombón? —Pregunta Cameron.
Mi amiga se pone blanca, el color parece abandonar su cara y mira a
Cameron quien tiene una ceja alzada esperando una respuesta. Diego se
sienta a mi lado y me pasa mi hamburguesa vegetariana con papas
fritas.
—Tú por supuesto amor—responde Alejandra con una voz aguda
donde la delata.
—Aja—dice Cameron, poco convencido y mirando afuera. Todos
seguimos la mirada y vemos al policía sexy pasándose una mano por el
pelo mientras está hablando. Cameron mira a Alejandra quien mira
hacia todas partes y me pega una patada por debajo.
—Oye, eso me dolió. No me metas a mi—le tiró una papa.
Ella me saca la lengua y se gira para mirar a Cameron quien no muestra
ninguna expresión y Diego me observa con curiosidad, asoma la cabeza
y después me mira con una sonrisa.
—¿Estás mirando a otro chico? —Pregunto dándole una mordida a su
hamburguesa. Apoyé mi barbilla en mi mano.
—No, mis ojos solo son para ti amor—bromeo.
—¡Mala! Me fuiste infiel en tus pensamientos—dice ofendido,
llevándose una mano al corazón y haciendo puchero.
—¡Dramático! Fue Alejandra. —La acusó y veo que Cameron está
riendo con la rubia.
El almuerzo transcurrió tranquilo entre bromas con Cameron y
Alejandra ya que al parecer Cameron se dio cuenta que mi amiga
encontraba sexy al policía, pero eran celos tiernos. Diego por otra parte
está insaciable tocando mi pierna y subiendo más de la cuenta.
—¿Quieres parar? —Le susurré dándole una palmada a su mano
porque estaba peligrosamente cerca del inicio de mi muslo.
—Chsss—me susurro subiendo aún más su mano y metiéndola dentro
de mi falda. Cerré con fuerza las piernas—.
Abre las piernas, Anastasia—me pidió con voz ronca.
Mi boca se seca y aguante la respiración. Mire a la parejita feliz
comiendo y charlando. Me giré para mirar a Diego, quien estaba con
una sonrisa picarona y sus ojos brillaban con travesura. Negué con la
cabeza varias veces.
—Abre las piernas—susurró de nuevo dándome un beso en el cuello.
Negué con la cabeza y le di una palmada y sacó su mano.
Me giré para mirarlo y lo tenía casi encima de mí, se inclinó un poco, me
dio un suave beso. Pagó la cuenta y se paró de la mesa.
—Nosotros nos vamos—dice apurado.
Levanté una ceja.
—¿En serio no lo sabía? —Preguntó divertida.
Los tres miramos como Diego estiró su mano hacia mí y la dejó
suspendida en el aire. Cameron soltó una risa y rodeó con su brazo a mi
amiga. Me quedé unos segundos mirando su mano y con su mirada veía
que me estaba insistiendo de que nos fuéramos de aquí de una buena
vez.
—¿Amigo estás caliente y excitado por tu chica? —Preguntó con una
enorme sonrisa.
Diego soltó un bufido y movió su mano y la tomó. Me despedí de
Alejandra que no paraba de hacer chistes de que me iba a destrozar
Diego con lo urgido que estaba y Cameron también.
—Que la pasen bien y amigo tranquilízate que Anastasia es flaca y la
puedes romper... —Antes de que terminara
Diego le dio una palmada en su cabeza.
Diego prácticamente me sacó arrastras y por poco no me sube el mismo
a su todoterreno. Se subió al asiento del conductor y me abrochó el
cinturón. Tomé su cara entre mis manos para que se calmara.
—¿Qué pasa? —Pregunté con diversión porque vamos, no era normal
en él.
—Te deseo mucho Anastasia, siempre es así contigo. Jamás me podré
cansar de ti, eres mi perdición en todos los sentidos—me besó con
cuidado y puso una mano en mi mejilla, cerré los ojos al sentir su tacto
—. Lo siento bella, pero no quiero compartir por hoy.
—Pff... lo hubieras pensado antes porque estaba muy cómoda entre tus
sábanas—le recordé porque no me quería levantar y prácticamente me
obligó a levantarme.
—Mi error, señorita, perdón—bromea, acariciando mi pierna. Levanté
una ceja y tomé su cara, puse una mano en su frente. Me observó con
diversión.
—Está caliente Diego. Te encuentras bien—le pegué un codazo.
Él encendió el todoterreno y comenzó a manejar para el departamento,
fui mirando las calles hasta que sentí que pegó un frenazo. Lo observé
sorprendida. Él cambió de rumbo y se estacionó en una farmacia.
—Se me acabaron los condones, ahora vuelvo—dice dándome un beso.
Me bajé a tomar un poco de aire, pero me arrepentí porque sentía una
mirada sobre mí. Observé a mi alrededor y vi al policía que me estaba
observando, pero negué con la cabeza porque no era él ya que me había
acostumbrado a tenerlo siempre detrás de mí. Esta mirada hacía que
me pusieran los pelos de punta y escalofríos recorrían mi espalda.
Nicolás R:
Miro como ella está mirando a todas partes y frunce el ceño.
Tamborileo los dedos contra el volante y sonrió porque pronto la
mataré lentamente, ella misma me suplicará que la mate. Observo a la
distancia como hay un policía vigilando los pasos de mi chica.
<<Anastasia, Anastasia eres tan hermosa, pero eres una maldita perra.
Me arruinaste mis negocios y es algo que nunca debiste hacer porque
despertaste al verdadero monstruo que hay en mi >> Observo cómo ella
se sube al auto y cargó la pistola y veo cómo aparece su príncipe.
Apuntó al chico, pero él se sube rápidamente a su todoterreno y sale del
estacionamiento. "Así que me estaba mintiendo Anastasia". Eres una
maldita perra. Salgo tranquilamente del estacionamiento. Los sigo a
una distancia prudente y veo como entra en su edificio.
Aceleró porque observo que el policía está detrás de mí y cambio de
rumbo porque por ahora la dejaré tranquila solo le quedan unas
semanas antes de que la mate. La amo, pero necesito matarla y
saciarme de su cuerpo hasta cansarme de ella. Necesito acabar con ella
de una vez por todas y debí haberla matado ese día en el galpón, matar
a Simón, Alejandra y a su amado chico de una puta vez.
Debí haber matado a sus abuelos cuando la amenacé hace unos años
atrás, pero también sé que Anastasia es fuerte y tengo que destruir lo
poco que queda de ella de una buena vez y que no se pueda volver a
parar. Tantas oportunidades para matarla, pero me divertía verla sufrir
una y otra vez. Amaba verla destruida para que fuera miserable. Pero
esta vez se acabaron los juegos, la mataré y disfrutaré matando.
Anastasia:
Cuando entramos al departamento de Diego me tomó en peso y subió
las escaleras en dos. Solté una risa y negué con la cabeza. Me dejó de pie
solamente cuando estuve al lado de su cama y tiró la tira de condones a
un lado.
—Menos mal que te acordaste porque si condón no hay fiesta—bromeo
con una sonrisa y tomando su cara.
—¿Acaso no quieres tener hijos conmigo? —Puso una mano en mi
vientre y me tensó—. ¿Acaso no te quieres casar conmigo?
—Diego... Recién vamos a cumplir veinte años, no quiero tener hijos
hasta que tenga treinta años y casarme no me gusta, no necesito de una
hoja de papel. Además, que no, no me veo capaz, que hago yo con un
niño cuando apenas me puedo cuidar yo—él frunció el ceño al escuchar
mis palabras.
—Lo sé, es solo una pregunta para el futuro—dio una suave caricia en
mi vientre y le di una palmada porque ponía nerviosa que hiciera eso.
No quiero, me niego, jamás me había planteado tener un hijo, no es uno
de mis sueños o proyecto en la vida. Por ahora no ni de chiste—. Me
gustaría verte embarazada de nuestros hijos.
Toqué su frente porque estaba delirando. No tengo planeado tener hijos
tan jóvenes, no ni de puta broma, apenas puedo cuidarme yo que haría
con un niño.
—¡Estás delirando, eso no va a pasar! Diego: ¿Estás bien? —Preguntó
con curiosidad.
—Muy bien...me siento enamorado de ti y solo de ti, quiero un futuro
contigo Anastasia ya te lo dije: Eres la única mujer que quiero en mi
vida—murmuró besando lentamente y puso sus manos en mi trasero,
se acercó más a mí.
—¿Estás bien? —Le vuelvo a preguntar y él pone los ojos en blanco.
Él toma el dobladillo de su polera y me la saca rápidamente. Sus manos
bajan por mi cintura hasta llegar al inicio de mi falda y baja lentamente
la cremallera junto con mis bragas dejándome completamente desnuda
a excepción de mi sujetador.
—Desnúdame Anastasia con tus magnificas manos—me susurró
dándome un beso en el cuello. Lo miro y sus ojos estaban dilatados, en
sus pantalones se veía una campaña enorme.
Tomé el dobladillo de su polera azul y fui subiendo lentamente
admirando su perfecto y marcado torso. Él levantó sus brazos y se la
quitó por encima. Puse mis manos en su cintura y lo atraje hacia mí. Mi
mano rápidamente desabrochó el botón de sus pantalones blancos y
comencé a bajarlos lentamente. Le di un golpecito en su tobillo para
que se lo sacara y me sonrió burlón.
Se acercó rápidamente y me besó tiernamente, sus manos tocaron mis
pechos donde los masajeo por encima del sujetador para luego
desabrocharlos. Las copas se aflojaron. Me separe y me quite el
sujetador.
Diego me aprieta contra su pecho y siento el fuerte impacto de su
dureza contra mi ingle. Empiezo a excitarme de nuevo. La necesidad de
tenerlo dentro me obliga a interrumpir nuestro beso y a tirar de su
bóxer hasta que caen por sus piernas. Aparta una mano de mi culo para
ayudarse y pronto su bóxer revela una tremenda erección. Diego toma
un condón y rasga con sus dientes el paquete y lo desliza por su
miembro.
Él me agarra de la cintura y me aprieta contra su cuerpo agitado.
—Rodéame la cintura con los muslos —murmura contra mi cuello
mientras lo chupa y lo muerde.
Yo obedezco y envuelvo su cuerpo ansioso con las piernas cuando me
levanta y su excitación roza mi entrada hinchada obligándome a lanzar
un grito de desesperación.
—Diego —, jadeo.
Pega sus labios contra los míos y gime cuando nuestras lenguas se
funden en una danza de pasión. Le acaricio con la mano la mejilla
mientras me sujeta con un brazo alrededor de la cintura y nos conduce
a ambos hacia la cama.
Inmediatamente, me empotra contra el colchón. Pega una mano contra
el colchón por encima de mi cabeza mientras me devora la boca.
—Esto va a ser intenso, Anastasia—me advierte—. Puedes gritar.
Enloquécete bella.
¡Jesús ayúdame! Estoy ardiendo. Me agarro a su espalda y noto que
retrocede, preparado para penetrarme. Relajo los muslos para darle
espacio. Aparta la mano del colchón y se guía hacia mi sexo. Me mira a
los ojos cuando la cabeza de su erección entra en mí y tiemblo.
—Tú y yo —dice, y me busca los labios y me besa con ansia—. Somos
perfectos juntos —y con un fuerte movimiento de caderas, embiste
hacia arriba y me llena hasta el fondo. Con un rugido, apoya la mano de
nuevo en el colchón junto a mi cabeza.
—¡Jesús! —grito.
—No, Anastasia, soy yo tu sexy chico—masculla entre potentes
arremetidas que me empotran más y más contra el colchón—. Te gusta,
¿verdad?
Le clavó las uñas en la piel. Estoy muy intenso y estoy perdiendo la
batalla.
—Anastasia...
—¿Qué? —Dejó caer la cabeza hacia atrás, jadeando y loca de placer,
mientras cada embestida me empuja más hacia un éxtasis absoluto.
Siento sus labios sobre mi garganta expuesta, que se deslizan sobre mi
piel.
—Me encanta follarte —gruñe contra mi cuello sin interrumpir su
ritmo intenso—. ¿Sabes que eres el amor de mi vida?
—Dice acompañando cada palabra con un empujón.
—¡Lo sé Diego, tú también lo eres! —Murmuró ante sus arremetidas de
castigo contra mi cuerpo.
Sentir cómo se mueve dentro de mí, y sentir cómo tiembla con la
intensidad del movimiento de nuestros cuerpos unidos. Jadea e inclina
la cabeza para reclamar mis labios. Es un beso con significado, y me
derrito en él porque lo amo mucho. Gime en mi boca mientras le sujeto
la cara y absorbo la pasión que emana de cada uno de los poros de su
piel.
Él sigue embistiendo con rapidez e insistencia. Cierro con fuerza los
muslos alrededor de sus caderas estrechas y todos los músculos de mi
cuerpo se contraen esperando la descarga que se avecina. Él vibra y
farfulla palabras sin sentido contra mi boca.
—¡Joder!
—¡Diego, por favor! —exclamó.
Esto comienza a rozar lo insoportable. No sé qué hacer. Es demasiado.
Entonces levanta la cabeza y me mira con las pupilas dilatadas.
—¿Más fuerte, Anastasia?
¿Qué es posible? Mierda, va a partirme por la mitad.
—Contéstame.
—¡Sí! —chillo.
Emite un gruñido y acelera sus embestidas con determinación, a un
ritmo que no creía posible. Aprieto los muslos interno. Él gime varias
veces.
—¡Diego! —Digo estallo en mi propio placer.
El intenso gruñido que escapa de sus labios indica que él me acompaña;
se mantiene dentro de mí, hasta el fondo, y su cuerpo tiembla contra el
mío. Jadea mi nombre hasta estallar en su propio orgasmo. Apoyó la
cabeza sobre su hombro. Mi corazón late a un ritmo frenético.
—Eres increíble, nena. Anastasia me traes loco—sale de mi interior y le
hace un nudo al condón, lo bota en el
basurero—. Hoy no quiero compartir con nadie más.
Me da un beso en la frente y pasa un brazo por mi cintura donde me
acerca su pecho.
—Me vas a matar Diego—susurro. Beso su pecho que sube y baja por la
agitada respiración.
—¿Seguro que no te quieres casar conmigo ahora? —Preguntó con una
enorme sonrisa.
Su mano acariciaba mi espalda desnuda y apoyé mi barbilla en su
pecho. Lo observé fijamente y me mordí varias veces en el labio inferior.
—¿Por qué te quieres casar conmigo? —Rebato con otra pregunta
nerviosa.
Diego lleva insistiendo con esta pregunta desde hace más de un mes y
la verdad es que siempre pensé que era en broma, no me gusta el
matrimonio, no es algo en mis planes, somos aún jóvenes para pensar
en matrimonios e hijos, es una locura. Ni siquiera sabemos si vamos a
estar juntos a final de año.
—Porque te amo y quiero pasar el resto de mi vida contigo—fruncí el
ceño y añade—: Sé que somos jóvenes y que el amor es un grito
desesperado en la vida, pero mírame, Anastasia—lo miré fijamente—.
Lo que tú y yo tenemos pocas veces se ve y muchas veces la gente se
pasa la vida buscándolo y nosotros lo encontramos.
—Pero Diego, somos jóvenes y aún no sabemos nada. Llévatelo con
calma, sé que eres nuevo, pero no me voy a casar tan joven y menos
tener hijos. Lo siento, pero tengo sueños y metas en donde estás tú,
pero solo tú como mi novio.
—Lo sé Anastasia... —me dio un beso en la frente—. Te esperaré todo el
tiempo que tu necesites.
—Eres el mejor novio cursi, sexy y ardiente del mundo.
—Lo sé—dice conorgullo y abrazándome con fuerza
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo
llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 62
Sentí como sonaba la maldita alarma, me removí de un lado a otro y
estiré mi mano intentando alcanzar el ruido
insoportable. Me estiré un poco y caí en un pecho firme y solté un
gruñido al escuchar que volvía a sonar.
Me estiré un poco más y ¡oh, oh, oh! Sentí que algo se movió ahí abajo y
que poco a poco va creciendo. Escuche su risa y después como para la
odiosa alarma. Su mano comenzó a bajar lentamente por la curva de mi
cadera.
—Te amo—fue lo primero que dijo.
Abrí los ojos y tenía una enorme sonrisa en sus labios. Me removí y
solté un largo suspiro antes de levantarme de la cama. Entré en el baño
e hice todas mis necesidades. Cuando salí del baño Diego me tomó de la
cintura y me dio un beso en la frente y entró en el baño.
—Diego—, lo llamó—. Te puedo sacar otra polera.
Asomó su cabeza por la puerta y asintió con su cabeza. Me acerqué a él
y le di un breve beso.
—Ya te lo dije: a ti te queda mejor que a mí—acaricié su barbilla—. Me
baño y preparamos el desayuno.
—Me gusta esa idea.
Camino hacia su clóset donde tomo una polera blanca y le hago un
nudo. Pasó una mano por su chaqueta negra y la sacó. Me pongo mis
pantalones de mezclilla y la chaqueta de Diego. En ese momento la
puerta se abre y Diego sale solo con una toalla alrededor de su cintura.
—Que espectáculo eres Anastasia—dice con una enorme sonrisa.
—Te has mirado a ti—se me seca la boca y me giro para no mirarlo
porque es una tentación muy grande—. Voy abajo antes de que te quite
esa toalla.
Tomo mi mochila y mi celular, salgo rápidamente de la habitación y bajo
de en dos los escalones. Paro de caminar solo cuando estoy en la cocina.
Suelto un suspiro y apoyo mis manos en la encimera.
—Cobarde—doy un salto al sentir sus manos en mi cadera—. Lo
dejamos para después, ahora te alimentaré—dice dándome un beso en
la mejilla.
Me giró y lo evaluó como va vestido que es una camiseta negra que se le
paga a todos sus músculos con una chaqueta blanca y pantalones
negros. Se ve increíblemente sexy y pongo una mano en mi boca para
no babear.
Él se acerca a mí y pone su pulgar en la esquina de mi labio, hace un
pequeño movimiento. Suelto un suspiro y él sonríe con orgullo, sabe
que me tiene derretida por él.
—Listo, tenías algo de baba por mí. Sé que me veo sexy, pero contrólate
mujer, yo creo que me veo mucho mejor sin ropa ¿no lo crees? —Dice
con aire malvado. Sus ojos brillan divertidos.
Doy un paso atrás, pero él da dos pasos hacia mí, vuelvo a retroceder
cuatro pasos y él da seis pasos hacia mí donde me acorrala contra la
encimera. Pega su cuerpo con el mío. Diego se muerde el labio inferior.
Sus manos comienzan a bajar hasta llegar a mi trasero y me levanta con
facilidad y me deja en la encimera.
Da unos pequeños toques en mi muslo para que abra las piernas y no lo
dudo. Él se coloca entremedio. Me mira con travesura y se relame el
labio.
—¿Seguro que quieres ir a la universidad? —Pregunta con una sonrisa
malvada.
—Tengo un examen importante—le recuerdo.
Suelta el suspiro más fingido que he escuchado y hace un puchero. Un
mechón cayó en su frente y lo apartó con mi mano.
—Diego, no ínsitas.
Él levanta sus manos en forma de derrota.
—Estoy bromeando bella, quiero que te vaya bien y des lo mejor de ti
en ese examen. Quiero verte patear traseros—
bromea—. En la tarde festejamos, ahora te alimentaré.
—¡Tú me encantas! —Exclamó con una sonrisa y dándole un beso.
—Yo soy una persona encantadora Anastasia—dice muy lentamente
marcando cada una de las palabras con su voz ronca.

******
Diego estacionó su todoterreno en el estacionamiento de la
universidad. Él soltó un enorme suspiro. Lo miré y vi que estaba
observando a Carlos y a Barbara, sus hombros estaban caídos y caí en
cuenta que esos supuestos amigos de Diego habían sido importantes
para él.

—¿Quieres hablarlo Diego? Desahógate conmigo—tomé su mano y me


miró de reojo.
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—Me duele porque eran mis amigos...Siento que me apuñalaron por la
espalda—se muerde varias veces el labio inferior—. Jamás pensé que
Carlos pensara eso de mi o que me odiara. Bueno Barbara sabía lo que
sentía por mí, pero pensé que había quedado claro que solo eran
amigos.
—Diego...yo
—No sé te ocurra decir que es tu culpa porque no lo es. Anastasia,
escúchame tú no tienes la culpa ¿vale? —Acarició mi mejilla—. Me
duele y en estos momentos no quiero estar aquí. Sé que a Carlos le
gustaba de esa vez que hablaron, el problema fue que a mí también...yo
lo amenace para que se alejara de ti.
—¿Cómo?
—Si lo amenace al igual que a Jorge ¿Te acuerdas de esa vez que se
sentó un chico a tu lado? —Me quedo pensando unos minutos. Y
recuerdo que era el chico que con la mirada quería desnudarme. Diego
me acaricia la mejilla. Yo asiento con la cabeza—. También los amenace
para que no se acerquen a ti o te dijeran unas palabras.
Trato de asimilar las palabras que acaba de decir Diego, por esa razón
ningún otro chico se acercaba a mi ¿acaso amenazo a todo el puto
mundo? La respuesta la tengo clara cuando se muerde de nuevo el labio
inferior y agacha la mirada.
—Diego... —digo enojada—. ¿Por qué?
—Porque te quería para mí—dice con sinceridad—. Por favor no te
enojes, sé que me veo como un tóxico, pero jamás había sentido lo que
tú me haces sentir, así que tenía miedo de que no te fijaras en mí.
Escúchame, Carlos, es simpático y amigable, te causó una buena
apariencia al contrario de mí.
—Eso...Diego—tartamudeo porque no sé qué decir.
—Por favor, Anastasia, escúchame: Ya te lo he dicho antes; mis
sentimientos contigo crecieron demasiado rápido que apenas podía
entenderlo...tuve miedo, simplemente miedo, pero solo lo hice una vez.
Después ya no lo hice más hasta que Alejandra escuchó toda la
conversación del plan que tenía Carlos y Barbara para separarnos.
—Dime más... —digo enojada.
—Si no funcionaba lo de las drogas...Carlos iba a comenzar a acercar a
tus amigos y luego a ti. Y Barbara se iba a pegar más a mi porque ella
sabe que tú no la aguantas—miro de reojo—. Me costó entender todo lo
que me dijo Alejandra, si no hubiera sido por Ale creme que a Carlos le
hubiera hecho una nueva cara. Me mantuvo encerrado casi veinte
minutos en la pieza, calmándome para que no cometiera una locura.
Soy una persona muy impulsiva, Anastasia, pero eso lo estoy
cambiando.
—¿Por qué me lo ocultaste Diego?
—Tenía miedo, Anastasia, tengo miedo de cargarla contigo—tomo mi
mano con cuidado—. Eres lo único real que he tenido en estos últimos
años. Eres la única con la que me siento completo de nuevo—me da un
fugaz beso en los labios—. Aun sigo teniendo miedo, Anastasia, no
quiero perderte. Me aterra volver a despertar solo como hace unos
meses atrás.
Lo observo fijamente porque no sé si abrazarlo o enojarme con él. Él
mira de reojo a sus supuestos amigos y me doy cuenta de que
realmente lo está pasando mal, no sé qué sentiría si Alejandra dijera
esas cosas sobre mí.
—Te amo Diego—susurre—. Admito que estoy algo enojada, pero
tampoco le voy a dar mucha importancia porque en ese momento está
enfocada en otras cosas que tal vez, ni yo misma me di cuenta de lo que
estaba pasando a mi alrededor, porque estaba pensando en otras cosas.
Además, que tú acaparaste casi todo mi tiempo—me quedo callada
unos segundos y añadido—: la verdad es que me cuesta asimilar todo
de lo que está pasando hasta mí y sé que te duele Diego.
—Me duele en estos momentos, no quiero estar aquí y verlos, porque
solo veo nuestros recuerdos de fiestas y momentos—apoya su frente
contra la mía—. A veces me pregunto desde cuando Carlos sentía este
odio por mí...jamás me he metido con alguna de sus chicas, nunca lo
traicioné y lo extrañé mucho cuando se fue de intercambio, pero solo
volvió para intentar lograr lo que no puedo al principio—susurra las
últimas palabras y lo abrazó con fuerza.
Sé lo importante que son sus amigos, a Cameron lo ve como su hermano
y de seguro que a Carlos también. Nunca compartí tanto con él porque
en ese momento no quería estar cerca de Diego y su grupo, pero
siempre que los veía juntos se estaba riendo o abrazando. Él soltó un
enorme suspiro y abrió la puerta donde vi como Barbara y Carlos se
acercaban rápidamente a él.
—Aléjense de mí—escucho que grita.
<<Mierda>> Me bajo rápidamente del coche y rodeo el todoterreno. Me
acercó a Diego y tomó su mano.
—Diego, solo era una broma—dice Carlos con una mueca.
—Una broma—dice Diego enojado y apretando su puño. Tomó su otra
mano y lo tiró hacia mí para que no peleen—.
Aléjate de mí ahora. Te quería, eras uno de mis hermanos, pero veo que
tú siempre me estaba apuñalando por la espalda. Y a ti no se te ocurra
hablarme—apunta a Bárbara, quien comienza a llorar.
Pongo los ojos en blanco. <<Esta chica es más dramática y falsa>>
—Diego, ella te hará daño—dice Barbara llorando.
Me pongo delante de Diego para protegerlo de estos imbéciles porque
me duele que le hagan daño. Él no se merece que estos imbéciles lo
traicionaran así y se lo tome como una simple broma.
—¡Cállate tú! —Apartó la mano de Bárbara del brazo de Diego—. ¡
Váyanse los dos de aquí ahora! Porque soy yo la que no me haré
responsable de mis actos.
—¡Tú no te metas! —Brama Carlos acercándose a mí amenazante.
—Es mi novio al que estás molestando y si lo molesta o le hace daño me
pongo violenta así que vete de aquí , antes que yo misma te parta la
puta cara por intentar drogarme y para dañar a mi novio.
—¡Lárgate de una puta vez que no ves que me estoy conteniendo
imbécil! —exclama Diego—. Si no te pego es porque fuiste alguien
importante para mí, pero ya no. —Carlos da otro paso hacia nosotros.
Empujo a Carlos quien me mira furioso. Carlos toma la mano de
Barbara y se alejan. Son tan para cual. Me giro para mirar a Diego, él
sigue la mirada a dos de sus ex amigos y me abraza con fuerza.
—¡Mi chica ruda y sexy! No hacía falta que me defendieras Anastasia,
pero no te voy a negar que me pones caliente, verte ser tan ruda—me
da un beso en la frente.
—¡A ti todo te pone caliente! —Le susurro mordiendo su oreja.
—Todo a lo que se refiere a ti y solamente a ti. Vamos antes que te meta
dentro de mi todoterreno y te lo haga rápido y duro—bromea.
—¡Diego! —Exclamó entre risas. Me alegro de que esté de mejor ánimo
y que no le dé la importancia para que lo siga afectando. Porque eso no
se les hace a los amigos. Siempre digo que uno nunca termina de
conocer a las personas o su verdadera cara.
Nos separamos en los pasillos porque él tenía otro ramo. Entre mi
salón. Me senté en primer puesto y el profesor comenzó a dar las
instrucciones de la prueba, mientras la iba entregando. La miré y estaba
sencilla.

******
Mariel:

Harry salió de mi despacho. Me pasé la mano por el pelo. Cuando llegó


la llamada supe que habíamos fracasado de nuevo. Podía ser cualquiera
de las cinco personas que teníamos desaparecidas.
Me llevé el teléfono a la oreja y me pareció que aquel pedazo de plástico
pesaba cien kilos.
—Muñoz—digo esperando las malas noticias. Escuché lo que le decía y
me quedo quieta.
—¿Dónde? —pregunto. Hacen otra pausa. —Está bien, llegamos
enseguida.
Harry reapareció y escondió el rostro entre las manos. Porque esto se
está haciendo imposible, es como si fuera un puto fantasma que sabe
evadir a cada puto policía de Barcelona.
El cansancio parecía haber desaparecido en un instante; teníamos que
atraparlo rápido aun cuando estábamos la mayoría haciendo turnos de
catorce horas. Mire a Harry con la mandíbula apretada; los ojos, un
poco enrojecidos.
Porque esto me estaba acabando por dentro.
—Tenemos un cadáver, Harry, en un mirador. Está quemado el auto, es
el chico que desapareció con su novia. Lo cual me hace pensar que
ahora Nicolás está comenzando a seguir a sus víctimas y le dará lo
mismo si están acompañadas o no, matara a la persona que se
interponga. Está cometiendo crímenes desordenados y organizados.
Es un maldito peligro.
—¿Estás segura de que es Nicolás?
Chasqué mi lengua y asentí. Mire la foto de la chica y la del chico. La
chica encajaba perfectamente en el perfil de las víctimas.
—Sí, vamos de una vez a la escena.
—Jefa, aquí está el caf... —Entra Morelli, deja el café.
—Lo siento, han encontrado otro cadáver. ¡Deprisa! Avisa a los demás
para que controlen a los malditos parásitos de la televisión.
Él asiente y salimos rápidamente de mi despacho con Harry. Bajamos
en un ascensor. Salimos al subterráneo y nos subimos al coche, todavía
no había cerrado la puerta cuando el vehículo ya arrancaba.
Cuando llegamos al mirador ya estaban los malditos parásitos de los
periodistas y apenas podía controlarlos mis compañeros. Nos bajamos
rápidamente y comenzamos a esquivar los periodistas.
Me acerqué rápidamente a la escena y el auto estaba quemado. Me
acerqué más aún y vi que el cadáver del chico
estaba sentado. Me puse los guantes de látex. Observé atentamente la
escena y vi que había sangre en el asiento y también en el manubrio.
Apreté los puños hasta que los nudillos me quedaron blancos.
—¡Hostia! ¡Hostia! ¡Hostia! — exclamó Gonzales, como si ese acceso de
ira pudiera de algún modo cambiar el horror que contemplaba.
—Es él, maldita sea—masculló enojada.
Harry asintió y vi que la mayoría estábamos cansados y cada vez
perdíamos la esperanza en atraparlo. Es que no entiendo cómo puede
evadir a toda la puta policía.
—¿Quién lo ha encontrado? —pregunte.
—He sido yo, comisaría. O, mejor dicho, he sido el primero en llegar—
dice un hombre de unos treinta años—. Paré un momento para estirar
las piernas y me encontré... —asentí con mi cabeza.
—¿Nadie ha tocado nada? —Pregunté a mis compañeros y todos
negaron con sus cabezas.
—No, no he dejado que se acercara nadie. Esperábamos que llegaran
ustedes—dice Luisana. Le sonrió y rodeó la escena. Me agacho porque
hay un rastro de líquido.
Lo toco y es gasolina. Me levanto y observo de nuevo el cadáver del
chico.
—¿No hay rastro de la chica? —pregunto.
—Nada. Solo el cadáver del chico. La muerte fue un disparo. —Me
agaché, tomé un casquillo de calibre 22 y lo metí dentro de una bolsa.
—El asesino tiene una pistola de calibre 22—dije a mis compañeros
quienes miraron el casquillo.
Sacaron fotos de las escenas y revisamos bien las escenas por fuera
antes de abrir el auto. Tomamos cada cosa que pudiera servir de
evidencia e intentamos encontrar alguna huella, pero nada. Usaba
guantes, usaba malditos guantes.
Me acerqué a la puerta e intenté abrirla, pero estaba trancada. Harry
hizo más fuerza y la cerradura saltó.
Entró en el vehículo y observó el cadáver. Un escalofrío recorrió mi
cuerpo al quedar al frente del cuerpo. Tomé su barbilla y una bala había
perforado su frente causando una muerte al instante. Comencé a buscar
pista, algo tenía que ver en esta maldita escena.
El doctor forense llegó y sacaron el cuerpo. Lo pusieron en la camilla y
el doctor José comenzó a examinarlo con cuidado aun cuando ya todos
sabíamos la causa. El novio solo fue una víctima sin importancia para el
asesino y su presa era la chica.
—Al joven lo mataron a sangre fría con un solo disparo en la frente que
causó la muerte en un segundo y luego intentaron quemar el carro para
borrar evidencia del crimen—lo pusieron dentro de una bolsa y vi
cómo lo sacaban para hacer una autopsia más a fondo.
⋙ A simple vista no veo que podamos sacar mucha más evidencia
oficial Muños —dice el doctor José—, sacándose los guantes de látex.
—Me imaginaba—murmuró ya cansada.
—No te desanimes muchacha lo vas a atrapar, ten fe por algo eres la jefa
—me anima.
Mire a mi alrededor buscando alguna cámara de tránsito o algo que
pudiera ayudarnos. Me acerqué a Harry quien estaba hablando con
Gonzalo.
—¿Hay alguna cámara de tránsito por esta carretera?
—Tendría que averiguar, jefa—dice Gonzalo.
Le sonrió.
—Por favor, averigua—él se alejó de nosotros y Harry puso una mano
en mi hombro.
—Lo vamos a atrapar tarde o temprano—me anima.
—Prefiero que sea lo antes posible antes de que mate a más gente,
Harry.
Volvimos a la comisaría derrotados y caminé hacia la oficina de
González, quien estaba en su computador. Me acerqué a él.
—¿Me puedes ayudar en algo? —Pregunté amablemente y él asintió.
Me acerque a su computador y le ordene que descargara una foto de
Nicolás. —Puedes cambiarle el corte de pelo, el color y hacer distintos
bocetos. Con cabello largo, de colores y con distintos tipos de barba.
—¿Es el sospechoso principal?
Asentí con mi cabeza.
—Es principal sospechoso, aún no tenemos nada que lo incrimine o lo
relacione con las muertes. ¿Podrías hacer lo que te pedí, por favor?
—A la orden jefa—me sonrió amablemente.
—Gracias.
Salí de la habitación y me encerré en mi despacho a pensar. Me mordí el
labio inferior. Comencé a releer el informe que tenía de Nicolás y todos
los otros posibles sospechosos. Aún no tenemos la certeza de que sea él.
Y más con el último crimen donde mató con una pistola, normalmente
los asesinos en serie siempre usan el mismo método.
Miré de nuevo la foto de Nicolás y me parecía un chico tan guapo, no
entiendo como pude estar haciendo esto. Como paso del amor al
obsesión y de ahí a matar. Lo peor de esto es que si es Nicolás el juicio
va a ser un circo mediático, Nicolás llamará la atención de inmediato
por su belleza y lo guapo.
Anastasia:
Diego estacionó su todoterreno frente a la pizzería. Me acerqué a él y le
suave beso en sus labios. Me bajé del vehículo, pero me arrepentí. La
piel se me erizó y sentí una mirada sobre mí. Tragué duro, miré a todas
partes, pero no vi a nadie sospechoso.
<<Me estoy volviendo loca y paranoica>> Observo al policía quien me
hace un gesto con su cabeza. Entró rápidamente al local y me acercó a la
caja donde pagó mi pizza que ya habíamos reservado.
Cuando subo de nuevo al todoterreno sigo en alerta. Miro hacia todas
partes y doy un salto cuando siento la mano de Diego en mi rodilla. Me
mira preocupado.
—¿Qué ocurre? —Pone su mano en mi mejilla y me acaricia
suavemente.
—Eh, nada...yo solo estaba pensando—miro de nuevo hacia todas
partes y él levanta una ceja. Sabe que estoy mintiendo, pero es que ni yo
sé si alguien me está siguiendo o me estoy poniendo paranoica. —Por
favor, vámonos.
Él asiente y arranca el vehículo. Miro por el espejo esperando ver algo
extraño, pero no solo veo el auto de policía que nos viene siguiendo y
los otros autos siguen su curso.
Cuando entramos en su departamento puedo soltar el aire que me
estoy conteniendo. Caminamos juntos hacia su cocina. Diego va
tarareando una canción de Taylor Swift y no sé si grabarlo o reírme de
él.
Él corta la pizza y deja un trozo en mi plato y luego en el suyo. Suelto
una risa cuando cambia la canción a una de Bruno Mars. Él me mira con
diversión y me tomó de la cintura haciendo que nuestros pechos se
junten.
—¿Te he alegrado? —Pregunta mordiendo mi oreja—. Estabas algo
preocupada en el coche.
—Solo estoy siendo paranoica de seguro que no es nada—trato de
sonreír. —¿Comemos? Creo que el examen mató mis neuronas por hoy
—bromeo.
—Mi tontita. Vamos—salimos de la cocina y nos sentamos en su
enorme mesón. Deja los vasos y el jugo de naranja
—. ¿Estaba muy complicado el examen? —Pregunta con diversión.
Le doy una mordida al trozo de pizza bajo la atenta mirada de Diego.
Masticó rápidamente antes de responder su pregunta.
—Algo. Alguna que otra pregunta estaba complicada.
—Te va a ir bien. Eres una nerd—se burla.
Suelto un bufido porque él sí que es un nerd tiene casi todos los ramos
promedio perfecto.
—Mira quien lo dice—le doy un empujón, pero él toma mi mano y se la
lleva a su boca y chupa uno de mis dedos antes de morderlo. Suelto un
gemido. —¡Dios dame fuerza! —Exclamó dramáticamente.
—Fuerza necesitarás después—Se inclina y me da un suave beso—.
Anastasia—me llama. Levantó la mirada y masticó la pizza. —Quiero
presentarte a mis abuelos ¿puedes mañana?
Asiento con mi cabeza.
—¿A qué hora sales de clase? Salgo a la una de la tarde.
Hago una mueca.
—Salgo a las dos y media, pero vete tu primero. Me pasas la dirección y
listo.
Me mira fijamente. Estoy segura de que su cerebro está trabajando a
mil por segundo encajando las piezas. Él niega con la cabeza y acerca
más su silla a la mía.
—Te espero, Anastasia, no tengo problema, me quedaré con Cameron
¿vale? —suelto un suspiro y asiento—. Mi abuelita se muere por
conocerte y compartir con la chica que se ha robado mi corazón, ya que
ella se siente reemplazada.
Me muerdo el labio inferior, espero que no me tenga mala antes de
conocerme. Levantó la mirada y veo que me está tomando el pelo con
las últimas palabras.
—Te amará Anastasia al igual que yo. Tú puedes robar el corazón de
cualquier persona, claro cuando no eres antipática.
Pongo los ojos en blanco.
—¡Ja, ja, ja! —Es todo lo que digo.
—El sarcasmo no es lo tuyo, Anastasia—me guiña un ojo y toma su
trozo de pizza y le da una mordida—. Deja de fruncir el ceño—él me
imita y no puedo evitar mi sonrisa—. Te ves más bonita si me sonríes.
—¿Está seguro de que me quieres presentar a tus abuelos? —Preguntó
nerviosa. Me remuevo en la silla.
—Si no tengo duda Anastasia y mis abuelos se mueren por conocerte,
¿me vas a presentar a tus padres?
Me quedo callada, sé que mis padres lo van a amar. Mi madre va a caer
por Diego, siempre ha sido una mujer muy
dulce y simpatía, pero en cambio mi papá sé que le va a caer bien, pero
también sé que va a molestar e intimidar a Diego.
—Sí, pero tengo miedo de la reacción de mi padre.
Diego abre los ojos y yo sonrió por dentro. Ahora es quien está
incómodo y se remueve en su silla, toma su vaso de jugo.
—Mi padre es algo protector porque soy su princesa guerra, y nunca le
ha gustado verme con chicos. Y es raro porque cada chico que le
presentaba a mi padre después ellos nunca me hablaron—me encojo de
hombros. Miro de reojo a Diego, quien me está mirando atentamente—.
Supongo que temen por su integridad.
Él está callado y aprieta sus labios en una fina línea.
—No dejare que nadie nos separe, Anastasia, ni tu padre, aun cuando
mi integridad corra peligro—dice muy seguro.
Mis manos rodean su cuello y me siento en su regazo.
—Es broma, tontito—su cuerpo se relaja y no puedo evitar reírme—,
pero mi padre sí hace amenazas, pero son bromas, Diego, relájate. Mi
madre te va a amar.
—De eso estoy seguro—dice con orgullo—. Y...a tu padre puedo
intentar decirle que es bello a ver si también cae bajo mis encantos.
No puedo evitarlo y comencé a reírme porque ya me imagino a Diego
diciendo eso a mi padre y de seguro lo echa de la casa. Él se une a mí y
me abraza con fuerza.
—¡Dios! No te dejaré ir nunca—le susurro aun tratando de
recuperarme.
—¿Me lo prometes? —Dice apartando el pelo de mi cara y acariciando
mi mejilla.
—Te lo prometo. —Lo beso cerrando la promesa, no quiero soltarlo
jamás porque cómo podría soltarlo a este chico en mi vida me podría
volver a encontrar alguien como él.
Terminamos de almorzar y jugamos un poco a las cartas revelando
secretos, Diego no perdió la oportunidad de preguntar sobre la historia
de Simón y mía. Yo también le pregunté la suya con Barbara y no puedo
creer que ellos se conocían hace cuatro años. Después vimos un poco
los Simpson. He intentado olvidar esa alerta que he sentido desde ayer.

******
Me quito las zapatillas por el camino para que, al llegar arriba,
tardemos menos en librarnos de la ropa. Abre la puerta del
dormitorio principal y camino a donde está la cama.

—Levanta los brazos —dice con ternura. Hago lo que me dice y él me


sacó su polera. —Eres bellísima.
Me desabrocha el botón de mi pantalón y lo deja caer al suelo. Me
vuelvo para verle la cara. Tiene la boca relajada y los ojos
entrecerrados. Acerca la mano y, despacio, me baja una copa del
sujetador rozando el pezón con los nudillos.
El corazón se me dispara en el pecho.
Está cariñoso. Se lleva las manos a la espalda, agarra su camiseta y se la
quita por la cabeza. Está en tan buena forma que cada vez que veo su
cuerpo jadeo. Cada vez está mejor.
—Vamos a celebrar porque vas a tener una buena nota.
No me toca, se limita a quedarse ahí, delante de mí, quitándose las
zapatillas. Mentalmente le suplicó que se diera prisa. Muerdo el labio
inferior y paso el pie de una lado a otro inquieta.
—Eso espero... —le digo.
—Estás ansiosa por lo que te espera. —Está serio y pensativo. No sé
cómo tomármelo—. ¿Quieres que comience ya nuestra fiesta privada?
<<Ay, Dios.>>
—Sí —jadeo.
—Ven aquí.
Doy un paso adelante, le pongo las manos en el pecho duro y levanto la
cabeza para buscar su mirada. Pasamos unos instantes en silencio,
contemplándolos, antes de que sus labios tomen los míos y me
catapulten al instante. Gimo y traslado las manos hacia su pelo. Me
agarro a él cuando me levanta y me apoya contra su cuerpo. Nuestras
lenguas enredadas se acarician despacio.
Me lleva a la cama, se tumba encima de mí. Abandona mi boca y se
sienta. Saca un condón de su pantalón. Me deja acalorada y jadeante.
Me mira y veo los engranajes de su maravillosa mente trabajando a
toda máquina. Quiero saber qué está pensando.
—Podría quedarme aquí sentado todo el día viendo y escuchando tus
jadeos y como te revuelves con mis caricias.
Eres un espectáculo maravilloso de ver bella, jamás me cansare. —
Murmura mientras juega con mi pecho.
Después baja la otra copa y le dedica a éste las mismas atenciones que
al primero. Se me endurecen los pezones.
Los pellizca y estira con los dedos, atento a sus movimientos. Me está
volviendo loca. Tiene los labios húmedos, la boca entreabierta.
—No te muevas. —Se levanta de la cama y, ya de paso, me quita las
bragas.
Gimoteo un poco al dejar de sentir su peso sobre mí. Lo veo
desabrocharse la bragueta de los vaqueros, bajárselos y quitárselos de
un puntapié, sin prisa. Luego se saca el bóxer, rasga el condón y lo
desliza por su miembro. Aprieto las piernas con fuerza para controlar
mis deseos por él.
Vuelve a la cama, me abre las piernas y me pasa la lengua directamente
por el centro del sexo.
—¡Dios, Dios, Dios! —Me cubro la cara con las palmas de las manos y
me clavo los dientes en ellas cuando me mete la lengua, la saca y traza
lentamente mi circunferencia con ella antes de volver a meterla. Creo
que voy a desmayarme.
—Eres mi dulce postre Anastasia—dice con una sonrisa malvada.
Empiezo a rotar las caderas siguiendo su ritmo, en busca de más
fricción. Me presiona el vientre con la palma de la mano para evitar que
me arquee debajo de él.
Levanta la boca y envía una corriente de aire fresco por mi piel antes de
volver a su inexorable patrón de tortuoso placer. Cuando comenzó a
mover la cabeza de un lado a otro e intentó cogerlo del pelo, aumenta la
presión y explotó a su alrededor, levantando las caderas en un acto
reflejo y exhalando un jadeo. Cierra la boca sobre mi sexo y succiona
literalmente cada pulsación que sale de mí. Arqueó la espalda todo lo
que da de sí, muerta por el placer.
Diego gime de pura satisfacción.
—Hummm, eres sabrosa Anastasia, te pondré más seguido en mi menú
personal.
No puedo ni hablar. Me quedé muda porque Diego se transforma en la
cama, es obvio que ha tenido mucha experiencia con diferentes mujeres
y yo solo he tenido muy pocas.
Mi pobre corazón empieza a calmarse y yo le paso los dedos por el pelo
mientras disfruto de las atenciones de su boca, que me besa con
ternura, me muerde y me chupa la cara interior de los muslos.
Oigo su risa y traza un camino ascendente de besos por mi cuerpo hasta
que encuentra mis labios. Aprieta sus labios
suaves contra los míos sin dejar de mirarme. Le pongo los brazos sobre
los hombros y acepto su peso cuando entierra la cara en mi cuello. Su
excitación es tremenda y palpita contra mi muslo.
—Me enamoras hasta más no poder, bella —susurra en mi cuello.
Levanta las caderas introduciéndose despacio en mí, con un gemido. Yo
también gimo y aprieto todos y cada uno de mis músculos a su
alrededor.
Me busca la pierna y desliza el brazo bajo mi rodilla. Tira de ella para
colocársela encima del hombro y luego apoya la parte superior del
torso en los antebrazos. Lentamente, se retira y vuelve a entrar
mientras me mira fijamente.
—Diego —, susurro con los dedos enredados en su pelo.
Vuelve a salir y a continuación empuja con un gemido.
—¿Te gusta?
Gimo al recibir otra embestida deliciosa y profunda.
—Si —susurro.
Me mira.
—Te necesito. —Parece abatido, y eso me deja fuera de juego—. Te
necesito de verdad, Anastasia por el resto de mi vida.
Vuelve a sumergirse en mí, lo que provoca un gemido mutuo. Aprieto
sus hombros con fuerza, aunque me aseguro de sostenerle la mirada.
—Bésame, joder. —Lo miro, dividida. Entra y sale de mí sin prisa, a un
ritmo de ensueño que hace que la exquisita presión vuelva a
acumularse gradualmente. No puedo controlarlo—. Bésame, por favor.
Acercó su cara a la mía y lo beso, mientras él se hunde en mí y vuelve a
salir rotando las caderas. La tensión comienza a crecer en mi cuerpo y
empiezo a temblar al borde de la liberación, estoy a punto de llegar a mi
clímax. Se me escapa el aire en jadeos cortos y punzantes, pero intento
controlar mi orgasmo.
—Aún no —me advierte con dulzura, y aprieta con fuerza en su
embestida.
¿Cómo lo sabe? Me concentro todo lo que puedo, pero estoy fallando
como siempre. Le clavó los dedos en la espalda, una señal sin palabras
de que estoy al borde de mi clímax. Gruñe, me muerde el labio y empuja
hacia adelante.
—Juntos —masculla contra mi boca.
Asiento y aumenta la intensidad de sus arremetidas para acercarnos a
ambos al nuestro orgasmo. Mantiene el control de sus embestidas.
Donde entra y sale de mí con un ritmo que nos vuelve loco a los dos
deseo.
—Ya casi estoy, bella —gime.
—¡Diego! —Lo llamó por su nombre.
—Aguanta, aguanta un poco —dice con suavidad, y me la clava una vez
más ejecutando una rotación tan profunda con las caderas que me
resulta deliciosamente dolorosa. Se adentra en mí cuanto puede.
Los dos gritamos.
—Córrete para mí.
Sale y vuelve a entrar más fuerte. Me libero. Noto que palpita y tiembla
dentro de mí mientras ambos llegamos a nuestro clímax. Jadeamos
juntos. Mis músculos se estremecen en torno a su pene palpitante y el
corazón me late con fuerza en el pecho.
Lo beso con adoración mientras se relaja, aún con mi pierna por encima
del hombro y apretándose contra mí, soltando todo lo que tiene,
gimiendo de placer puro.
Diego sale dentro de mí y le hace un nudo al condón. Lo bota a la
basura. Tomo mis bragas y me pongo su polera. Me tiro de nuevo en la
cama y él se pone su bóxer. Me abraza fuertemente.
—¿A qué edad perdiste la virginidad? —Preguntó curiosa.
Él alza una ceja y aparta el pelo rebelde de mi cara. Se queda unos
segundos callados.
—A los trece años—me miró fijamente—. Y de ahí no pare de
acostarme con diferentes chicas.
—Ahh y...¿Te gustaba?
Él suelta una risa y niega con su cabeza.
—Claro, Anastasia. Me gustaba, pero no es lo mismo que contigo. Lo de
nosotros es otro nivel, porque contigo tengo muchos sentimientos y lo
otro era diversión y nada más que diversión para olvidar el momento—
dice mordiéndose el labio inferior.
—¿Algo más? —Pregunta con una sonrisa.
—¿Has tenido trío o has participado en orgías? —Preguntó con
diversión.
Diego se atraganta con su saliva y sus ojos se abren como platos. Me
muerdo el labio para no reírme. Tampoco es para tanto, tengo
curiosidad.
—Solo tengo curiosidad.
—Si he hecho un trío y no he participado en orgías, muchas personas—
suelto una risa—. Ahh, no. No, no sé qué pensamiento estás teniendo en
tu mente, pero nunca te voy a compartir Anastasia.
—Diego..., yo no quiero eso, solo tenía curiosidad.
—Mi chica es curiosa, ¿no te pones celosa de que tenga un pasado así?
Pienso un momento, un poco de celos sí, pero es su pasado y ahí es
donde debe quedar, al igual que mío tampoco fui una santa con Simón y
Nicolás con ambos hice cosas como tocarnos.
—Algo, pero es tu pasado Diego. Yo también lo tengo, lo que me
importa es el presente y nada más.
—Concuerdo, mi bella—dice dándome un beso en la mejilla—. Mis
abuelitos se van a enamorar de ti—me asegura con una sonrisa.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el sexto mes de cuarentena y el lunes vuelvo a clases
online viva :(
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 63
—Anastasia... —Su susurro me despierta. Intento volverme, pero no
consigo moverme—. Bella.
Abro los ojos y me encuentro con sus brillantes ojos cafés.
—¿Qué? —Digo tapándome la cara con las manos, porque no me deja
dormir tranquila. Suelto un suspiro. Él apoya su cabeza en mi hombro.
—Estás despierta. —Se apoya sobre los antebrazos y restriega su
entrepierna contra la mía para mostrarme su estado actual—. ¿Lo
hacemos? —Pregunta con una sonrisa tierna y pasando su mano por el
pelo.
Muerdo mi labio inferior para no reírme de él. Es jodidamente tierno y
ardiente.
—Con condón —exhalo. Miro hacia abajo y veo que su amigo ya está
cubierto por un condón. Alzó la ceja hacia él y se limita a encogerse de
hombros.
—Hecho, mi Anastasia —Su mano desciende por mi cadera hasta mi
abertura y extiende mi caliente humedad sofocando un grito de
satisfacción—. ¿Estabas soñando conmigo? Sé que soy el chico de tu
sueños —Pregunta seguro, volviendo a apoyar la mano sobre el colchón
y retrocediendo.
—Puede ser. —Me hago la dura, pero entonces se hunde en mí y mis
intentos de hacerme la indiferente desaparecen al instante—. Ahhh —
gimo.
Levantó los brazos y enroscó los dedos alrededor de su cuello. Su
deliciosa plenitud en mi interior me lleva a lugares más allá del placer,
tal y como Diego había prometido. Sí que estaba soñando con él.
Siempre me fascinará este chico, pero lo más importante es que estoy
absoluta, dolorosa y perdidamente enamorada de él. Nuestros cuerpos
deslizándose rítmicamente superan los límites del placer.
Me mira con total devoción, alimentando mis sentimientos cada vez
más con cada golpe de sus caderas. Estoy ardiendo, exhalando jadeos
en su rostro mientras mis palmas se humedecen por el sudor que
empapa su nuca.
—Me muero por besarte —murmura hundiéndose profundamente
mientras intenta controlar su agitada respiración.
—¡Bésame! —lo reto.
Frunce el ceño.
—Me muero de ganas, pero no quiero apartar los ojos de tu rostro.
Necesito verte la cara. — Aprieto mis músculos internos por acto reflejo
y lo siento latir lenta y constantemente. —Joder, Anastasia, la
perfección no es nada comparada contigo.
Quiero contradecirlo, pero tengo toda mi concentración puesta en
igualar el meticuloso ritmo de sus caderas. Sus embestidas son firmes y
precisas, y sus retiradas lentas y controladas. Las cosquillas que siento
en el estómago se preparan para descender algo más, para erupcionar y
volverme loca con sensaciones incontenibles. Mi corazón también
estalla.
De repente, me estoy moviendo, me incorpora y me coloca sobre su
regazo mientras él se pone de rodillas y me guía
arriba y abajo.
—Tienes la medida justa para mí —gruñe, y cierra los ojos lentamente
—. Lo único en mi vida que ha sido perfecto de verdad eres tú.
A través de mi estado de dicha, intento comprender qué significa eso. Sé
que Diego ha estado solo mucho tiempo, escondiéndose del mundo por
miedo a ser dañado de nuevo.
Me siento hipnotizada cuando me aparto y lo miro a los ojos,
aferrándome a su pelo y moviéndome exactamente como él me indica.
El poder que emana siendo tan tierno es increíble, y su velocidad y
contención me hacen perder la razón.
Jadea y une nuestras frentes.
—Te ves jodidamente sexy en esa posición —repone. Baja los labios
hasta los míos y nos besamos con fervor.
Nuestras lenguas chocan y se enroscan mientras yo asciendo y
desciendo continuamente. Esta posición es muy íntima y me deja
expuesta al estar arriba de él.—. Eres demasiado especial, Anastasia.
—Tú también.
—¡Calla que me lo creo! —Encorva las caderas un poco, provocando un
grito de ambos—. ¡Joder Anastasia,! —
Exclama, levantando el trasero de los talones y arrodillándose mientras
me sostiene contra él sin ningún esfuerzo.
Dejó caer la cabeza hacia atrás mientras me agarró a su espalda y me
aferro con los tobillos para conseguir un poco más de estabilidad.
Suelto un jadeo, esto es muy intenso.
—No me prives de tu rostro, Anastasia.
La cabeza me pesa y gira a su libre albedrío conforme la presión se
acumula y bulle. Voy a estallar.
—Me voy a correr.
—Por favor, Anastasia, deja que te vea —dice con una suave embestida
—. Por favor. —Me suplica.
Me obligo a cumplir su ruego, reuniendo la poca energía que me queda
para agarrarme de su cuello para ayudarme.
Grito.
—Túmbate hacia atrás, por favor.
—¿Qué? —Grito, cerrando los ojos y sintiendo cómo mis músculos se
contraen persistentemente. Ya no puedo controlarlo más.
—Túmbate hacia atrás, por favor—repite.
Apoya la mano en mis lumbares y deja que me recueste contra ella para
bajarme hasta que la parte superior de mi espalda toca el colchón y la
parte inferior de mi cuerpo se mantiene aferrada a su cuerpo
arrodillado
— ¿Estás cómoda, ahora?
—Sí —jadeo arqueando la espalda.
—Bien, mi bella —gruñe. La expresión de su rostro me indica que él
también está cerca del orgasmo. Su estómago se endurece como señal
del aumento de tensión.
—¿Estás lista, Anastasia?
—¡Sí!
—Joder, yo también. Siempre lo estaré para ti.
Sus caderas parecen cobrar voluntad propia. De repente, me percute
con violencia y la delicadeza anterior
desaparece. Está temblando, intentando controlarse. Me estoy
corriendo.
—¡Diego! —Gritó su nombre.
Da un nuevo golpe de caderas y nos lleva a los dos al límite. A
continuación, deja escapar un bramido contenido y yo un grito
sofocado. Clava los dedos en mi piel mientras se hunde un poco más en
mí, temblando, sacudiéndose y jadeando. Estoy agotada,
completamente inservible, me cuesta incluso mantener los ojos
clavados en el rostro húmedo posterior al clímax de Diego.
Recibo con ganas su peso cuando se deja caer sobre mí, manteniendo
los ojos cerrados, pero compensando el hecho de no verlo al sentirlo
por todas partes. Está empapado en sudor, jadeando contra mi pelo, y
es la sensación más increíble y profunda del mundo.
—¿Qué te pareció nuestro sexo soñoliento? —Susurra besando mi
hombro.
—Caliente y ardiente—bromeo—¿Qué hora es?
—Son las siete de la mañana. Perdona por despertarte, pero te tenía
muchas ganas.
Levanta su cabeza y me regala una hermosa sonrisa de niño bueno. Le
pego con la almohada. Él suelta una risa.
—No te vi quejarte, Anastasia.
—Me tengo que bañar, estoy toda sudorosa—intento moverme, pero él
me abraza con más fuerza y pasa su lengua por mi mejilla—. ¡Diego! —
Exclamó sorprendida.
—Me gusta que estés sucia y sudorosa—bromea.
—Muy gracioso. Me das permiso.
Se mueve hacia el lado y yo tomó rápidamente una toalla, ropa y todo lo
que necesito para meterme a la ducha. Abro el grifo y comienzo a
regular el agua. Muerdo mi labio inferior porque hoy es día que
conoceré a los abuelos de Diego.
Estoy aterrada por dentro.

******
Diego me mira mientras me tomó la pastilla y me toca la frente. Suelto
un suspiro. No me siento bien y los dolores menstruales comenzaron
hace media hora que me bajó la regla, por suerte esta vez solo vino
solo con dolores.

—¿Seguro que quieres ir a la universidad? Estás un poco pálida.


—Diego, no te preocupes más, ya me tomé la patilla y, además las llevo
en mi mochila. —Le doy un beso en sus labios—. Vamos.
Tomó su mano y caminamos a la puerta. Lo miro de reojo y me está
mirando preocupado. <¡Exagerado!>> —exclamó para mí misma. Diego
aprieta el botón del ascensor y nos metemos dentro.
—¿Seguro que quieres ir? —Vuelve a preguntar.
Suelto una risa y me acerco a él.
—Estoy bien ¡Por el amor de Dios, Diego, que no es la primera vez que
me baja la menstruación! —Exclamó entre risas—. Estaré bien, además
que tenemos una cita importante con tus abuelitos.
—Pero Anastasia, tu salud esta primero—ruedo los ojos.
—¡Exagerado! Relájate, Diego—lo empujo de broma—. Mírame ya estoy
bien y tengo color, las pastillas funcionan.
—Valee—dice no muy convencido.
Entramos en su todoterreno y busco una canción mientras Diego sale
del subterráneo. Suelta una risa y me uno a él al escuchar la canción
que está sonando en la radio, es la misma canción que estaba cantando
de Taylor Swift. Miro por la ventanilla mientras la gente pasa de un lado
a otro por la enorme ciudad de Barcelona.
Cuando llegamos a la universidad me bajo de un salto de su todoterreno
y caminamos juntos por los pasillos. Me paro en la puerta de mi salón.
—Te espero—toma un mechón de mi pelo—. Estaré en el
estacionamiento pensando en lo que sucedió esta mañana.
p q
Niego con la cabeza.
—Nos vemos. —Me acerco y le doy un suave beso.

******
El día pasa con tranquilidad entrando en clase y en clase. Suelto un
suspiro. Miro la biblioteca buscando el libro de marketing que
necesito para el trabajo y me acerco a la estantería, pero un escalofrío
hace que me quede quieta, mi piel se eriza y miro detrás de mí, pero
no veo a nadie sospechoso. Solo alumnos haciendo trabajos o en salas
de estudio con sus amigos.

Tomo el libro que necesito y me acerco al caballero que está en la


recepción. Le entrego mi pase de la universidad al hombre y me da la
fecha en la cual tengo que devolver el libro. Apenas escucho sus
palabras porque me siento observada. Salgo rápidamente de la
biblioteca y entro en el baño de mujeres para intentar tranquilizarme.
<<¡Solo es mi imaginación!>> —exclamó para mí misma. Mojo mi cara,
pero la sensación no se va. Siento que la puerta se abre y escucho como
alguien se aclara la garganta.
Abro los ojos y lo veo a través del espejo. Cierro los ojos con
fuerza...pensando que son imaginaciones mías. Cuando los abro veo que
se acerca más a mí y tiene una enorme sonrisa malvada. Aprieto con
fuerza el lavamanos.
Me quedo quieta porque ya no me sorprende. Han sido tan veces la que
me ha hecho esto que ya no me sorprende, pero esta vez noto que tiene
otra aurora más malvada y casi no lo reconocí, tiene su pelo negro e
incluso tiene la barba del mismo color.
—Tan rebelde, mi chica. —Es lo primero que dice.
Muerdo mi labio inferior con fuerza. Me giro para mirarlo.
—¿Qué haces aquí, Nicolás? Déjame en paz. Estás acabado y más te vale
no hacer nada porque hay gente afuera y no dudare en patearte la cara
si te acercas a mí—digo amenazante.
Camina hacia mí y se quita los lentes. Toma mi barbilla con fuerza y me
observa fijamente. Trago duro al tenerlo de nuevo frente a mí.
—Te has recuperado bien. Tu cara sigue siendo tan hermosa—me
acaricia la mejilla y me remuevo con asco.
—No gracias a ti—escupo con odio—. Porque me torturas así, Nicolás.
Ya basta con este juego...deja destrozarme de una buena vez, déjame
tranquila. ¿Por qué me haces esto?
Se quedó callado mirándome por unos largos segundos. Nicolás se
acercó más a mi acorralándome. Miro de reojo la puerta. Se aclara la
garganta.
—Porque te amo, Anastasia. Eres igual que yo, una asesina que no te
das cuenta de que tu lugar es conmigo. —Tomó mi muñeca con fuerza.
—Te amaba, Nicolás hasta que me destrozaste ¿Qué ganaste con este
juego enfermo? ¿Qué ganaste con venderme y matar a mi hermano?
Dímelo imbécil de mierda.
—¿Quieres saberlo, preciosa? Ahora vas a entender de lo peligroso que
soy y que conmigo no se juega, Anastasia: Quería poder y respecto... y tú
no querías darme sexo, quería dinero, drogas. Quería matar a gente y
torturarlas porque tengo estos pensamientos desde que tenía siete
años... —sus manos se fueron a su pelo y en su mirada no había nada.
Era una mirada vacía de una persona que no podía sentir empatía por
nadie, que solo éramos objetos para él.
Me solté de su agarre y un escalofrío recorrió mi cuerpo porque sabía
que tenía que huir. Había algo muy distinto en Nicolás, algo que
realmente daba miedo.
—No sabes lo que es tener estos pensamientos desde chico, no sabes lo
que es excitarse pensando en matar a otra persona. No sabes cómo se
siente matar a otra persona por asfixiarla y sentir que tiene el control
sobre otra persona...no sabes el golpe de adrenalina que es eso. —Se
quedó callado. Abrí los ojos como plato al escuchar su confesión. <<¡Es
un puto enfermo!>>—. No sabes lo que es tener demonios en tu interior
que te dicen que maten. Tú no sabes nada.
Di un paso hacia atrás, porque tenía miedo, estaba loco.
⋙ Tú no sabes lo que es sentir rechazo continuo de tu familia o
amigo...o del puto rechazo de la sociedad. Desde chico que he sido un
niño retraído, nunca tuve un amigo desde pequeño, me hacían a un lado
como una peste y en la adolescencia prometí que cambiaría todo.
Entrené y me metí en las peleas ilegales, pero de qué sirvió si mi
hermano siempre ha sido el mejor. Yo siempre viví en la puta oscuridad.
En mi adolescencia me volví adicto a la pornografía con tintes sádicos,
me gustaba mirar asesinatos de mujeres...tienes ideas de lo peligroso
que soy ahora ¿verdad?
Él se acercó a mí y me quedé quieta porque estaba paralizada, es
horrible lo que me acaba de contar cómo es que su familia jamás vio
esto o alguna señal e incluso yo. Como puede fingir también y engañar a
todo el mundo.
—Sabes porque te escogí a ti—me quedé callada—. Porque eres la
única mujer que no me tiene miedo y es un reto para mí. Un reto muy
excitante, no eres como todas las otras.
—¿Has matado a mujeres? —Porque de repente en mi mente
aparecieron las últimas noticias que han estado saliendo de chicas
desaparecidas y después encuentran su cuerpo sin vida.
Me observa fijamente y su mano acaricia mi mejilla. Doy un salto, pero
me mantengo quieta, no quiero provocarlo porque ahora está tranquilo
y creo que también estoy paralizada de terror. Siento que mis pies se
clavaron en el piso.
—Veo que estás enterada de las noticias. Solo a diez mujeres las he
violado y torturado porque me gusta y, me da un placer increíble matar
—lo dijo tan calmado. Solté un grito de terror—. Escucha esto,
Anastasia, eres mía y aunque tú creas que me venciste eso no es cierto,
cariño. No tienes ni idea aún de lo que soy capaz de hacer aún. Ves este
reloj
—tomó mi cara con fuerza y puso al frente su reloj—. El reloj tiene
manecillas donde el tiempo corre y tú volverás a mí.
—No volveré a ti, antes muerta: ¿me escuchas?
—Solo dos palabras, Anastasia: Alejandra Navarro.
—<<No. No, no, no puede ser>>—me digo a mí misma—. Su objetivo
estaba claro y era Alejandra.
Se alejó de mí y vi cómo se ponía de nuevo sus lentes, me quedé quieta
en mi lugar, sentía que no me podía mover.
Nicolás apuntó su reloj y dijo:
—Tic toc, tic toc, Anastasia: el tiempo corre, tiene tus días contados—él
se rio sádicamente y su risa retumbó en mis oídos que me hizo
abrazarme a mí misma—. Tic toc, tic toc. Cuando nos volvamos a ver,
uno de los dos va a morir, Anastasia y no seré yo querida. Ya me
quitaste demasiado y por mucho que te amo no dejo que nadie me quite
lo que es mío. Jamás debiste hacer eso porque despertaste al verdadero
demonio que tengo dentro de mí.
Se acercó rápidamente a mí y tomó con fuerza mi cuello, me azotó
contra la pared. Sentí miedo e intenté soltarme, pero él pegó su cuerpo
más al mío y comenzó a restregar su erección contra mí. Me dio ganas
de vomitar y él apretó más mi cuello haciendo que me costara respirar.
⋙ Estoy deseando que llegue ese día, ¿Sabes? Alejandra es muy guapa
e igual me puedo divertir un poco con ella, mientras espero que te unas
a mi fiesta privada y ¿sabes algo? Me pone cachondo pensando en cómo
puedo torturarte y luego matarte ¿es lo que quieres? Pronto se hará
realidad. Es el ultimo aviso cuando nos volvamos a ver tu morirás
Anastasia.
Me soltó y vi como salió del baño. Me pasé una mano por el cuello y mis
ojos se humedecieron. Me deslicé por la pared y tomé con fuerza mi
pelo, quería arrancármelo de la cabeza. Nicolás era el asesino serial y
todo por nuestra culpa... No, no, no. No es mi culpa...solo intenté
detenerlo y fue para peor. Ahora sé que la vida de Alejandra y la mía
corren peligro por un puto psicópata.
¿Por qué? Joder, lo único que hice fue amarlo y darle mi amor. Solo
quería una historia de amor, solo quería sentir lo que era enamorarse,
pero fue lo peor que puede hacer. Mi teléfono comienza a sonar y veo
que es Diego.
Me limpio las lágrimas y mis manos tiemblan cuando contestó la llama.
Trago duro antes de hablar:
—Hola—susurro con la voz ronca.
—Mi Anastasia ¿en dónde estás?
Me limpio las lágrimas y me rasco el cuello.
—Estoy en el baño. En cinco minutos estoy contigo.
Me paro rápidamente y me lavo de nuevo la cara. Sonríe, sonríe
Anastasia que hoy día conoces a los abuelitos de Diego, y después te
enfocas en Nicolás. Salgo del baño y marco el número de la rubia,
necesito protegerla. Necesito que venga a vivir conmigo durante este
tiempo.
—Hola rubia bonita—me aclaró la garganta—¿Te quiero pedir un
enorme favor? —Dije antes de que ella me dijera hola.
—Hola mi chica sexy, ¿Qué favor? ¿Estás bien? Noto tu voz algo ronca.
—Puedes ir a quedarte un mes a mi departamento, por favor Ale.
Apreté los labios en una fina línea. Alejandra se queda callada unos
segundos y yo muerdo el labio inferior nerviosa.
—Claro, ¿sucede algo, Anastasia?
—Te lo cuento después. ¿Estás con Cameron? —Le pregunto. Salgo de
la universidad y camino hacia el estacionamiento.
—¡Si! —Exclama con emoción—. Mañana llevaré mi ropa y me cuentas.
Nos vemos mi chica sexy que ahora Cameron quiere un poco de acción
—bromea.
—¡Qué asco rubia! —exclamó.
—Ahora te hace la santa—se burla—. Nos vemos, te amo y dale saludos
a tu sexy novio.
Camino inquieta al todoterreno de Diego y no puedo parar de mirar a
todas partes porque se me están vigilando.
Como puedo entrar a la universidad. Cuando me acerco veo que Diego
está recostado contra el capot de su todoterreno. Levanta la cabeza y su
ceño se frunce.
Da dos pasos a mí y levanta mi barbilla con cuidado.
—¿Qué pasa, Anastasia? ¿Te sientes mal? —Toca mi frente y me mira
intensamente. No puedo evitar comenzar a sollozar de nuevo. Me
abraza con fuerza. —Anastasia, por favor dime qué pasa ¿Qué te
ocurre? No llores, por favor.
—Diego, estoy bien algo sensible—achicó sus ojos y me observó largo
segundo. Salta la vista que no me ha creído,
por ahora no le diré nada —ya cuando volvamos de la visita le contaré
—. Te lo contaré Diego, pero después que vayamos a ver a tus abuelitos
sé que es algo importante para ti.
—¿Prométemelo? Me prometes que me contarás lo que te ocurre
después.
Yo asiento con mi cabeza y me limpia las lágrimas.
—Me puedes llevar después con Harry y Mariel—susurro.
Diego abre los ojos. Puedo sentir como su hermosa cabecita comienza a
trabajar deprisa para unir las partes. Me mira unos largos minutos
antes de tomar mi mano y llevarme la puerta del copiloto.
Me pone el cinturón con cuidado y toma mi barbilla.
—Anastasia—, dice con voz gruesa y seria—. Sé que algo te pasó. Estoy
seguro de que te llegó un mensaje de Nicolás o lo viste.
Desvió la mirada y él suelta un gruñido.
—¿Qué te dijo? —Brama enojada. No lo miro, porque no quiero
preocuparlo, lo menos que quiero hacer es preocupar a la gente que
amo con mi demonio del pasado. Toma mi barbilla con fuerza y me
obliga a míralo—. Contéstame de una puta vez.
Lo miré con los ojos abiertos porque Diego jamás me había hablado así
tan enojado y furioso ni siquiera cuando nos conocimos. Me quedo
callada y él se da cuenta que cometió un error porque niega con su
cabeza y apoya su cabeza en mis piernas.
—Perdóname Anastasia, joder, perdóname—acaricio su pelo y me mira
de reojo—. Tengo miedo de que algo te pase.
—Nada malo va a sucederme Diego, sé defenderme muy bien—le
sonrió. Él toma mis manos—. No dejes que esto arruine la visita que
tenemos con tus abuelos, por favor te lo contaré después, te lo prometo.
Él asiente con su cabeza y me da un largo beso en la frente.
—Siempre estaré contigo Anastasia.
—¡Cusí! —Exclamó con una sonrisa.
Pone los ojos en blanco y cierra la puerta con cuidado. Veo como el
rodea su todoterreno y se sube al asiento del conductor. Me muerdo las
uñas porque las palabras de Nicolás siguen resonando en mi cabeza:
<<Cuando nos volvamos a ver de nuevo uno de los dos va a morir,
Anastasia y no seré yo querida>> Tiene razón uno de los dos va a morir
y sé que tengo todas las de perder, lo acepto si es así como va a acabar
mi vida, pero no me iré antes de dar la batalla y llevarme a ese demonio
conmigo. Pensaba antes de conocer a Diego y de volver a sentir y amar
locamente alguien.
Tarde o temprano mi pesadilla iba a acabar eso lo sabía bien, pero nadie
dijo que iba a acabar con un final feliz.
Nicolás me ha matado tantas veces que ya es una costumbre entre
nosotros. Él me destrozaba y yo huía, estaba tranquila y cuando volvía a
sonreír, él volvía a aparecer para destrozarme de nuevo y así fue
durante estos dos años.
Diego puso su mano en mi rodilla y sonrió. El problema es que ahora
tengo un motivo aún más grande para pelear con más fuerza, quiero ser
libre y poder darle lo que tanto Diego quiere: un final junto a él. No me
dejaré vencer tan fácil, ahora soy más fuerte que nunca. Tengo sueños y
metas con una persona que deseo que se cumplan. Será el fin para
Nicolás, no para mí o eso espero.
Diego para el coche y veo que se ha estacionado en una pequeña casa
blanca. Se acerca y me da un suave beso en los labios.
—¿Estás lista? —Pregunta con una sonrisa.
Entrelazo nuestras manos y me da un suave apretón.
—Si.
Él se baja del todoterreno y yo abro la puerta. Me reúno con él en la
entrada de la casa de sus abuelos. La puerta se abre antes de que Diego
toque el timbre. Miro a la mujer de adulta quien me sonríe
cariñosamente.
—Dieguito: esta es tu hermosa novia—la abuela de Diego toma mi
mano y me abraza fuertemente y le devuelvo el abrazo—. Eres muy
hermosa con razón mi chico anda tan enamorado, me llamo Rosa, pero
puedes decirme abuela.
—¡Abuela! —exclama Diego y dándole un beso en la mejilla—. Te
extrañe.
La abuela le da una suave palmadita en la mejilla antes de despeinarlo.
Suelto un suspiro porque es una imagen tan tierna. Le da un beso en su
mejilla.
—Te dije abuelita que mi chica era la más guapa—me sonrojo y niego
con la cabeza.
—Toda la razón. Pero pasa querida—Diego tira de mi mano para que
entre en la casa y seguimos a la abuela que debe tener unos 60 a 65
años, es muy joven y tiene mucho rasgo que también tiene Diego.
Cuando entramos al comedor está sentado el abuelo de Diego, quien lo
abraza con cariño. Se hace un lado y el señor me sonríe antes de darme
un beso en la mejilla.
—Muy guapa tu chica, Dieguito—me muerdo el labio inferior para no
reírme de su apodo tan tierno—. Un gusto Anastasia, yo soy Carlos el
mejor abuelo que pudo tener Dieguito.
—Eso no lo pongas en duda—bromea Diego.
La abuela de Diego entra con el almuerzo que resulta que es verduras
salteadas con salsa de soya y puré. Miro de reojo a Diego, quien se
encoge de hombros. Comenzamos el almuerzo con varias bromas entre
los abuelos. Ellos me preguntan varias cosas sobre mí y de nuestra
relación y respondía tranquila a pesar de mi encuentro con Nicolás.
Los abuelos de Diego son un amor de personas y se nota que le han
dado todo el amor que han podido a su único nieto. Diego se veía feliz y
se dejaba regalonear por ellos, a pesar de que han perdido mucho, han
sabido mantenerse unidos y fuerte una de las cosas que más admiro de
Diego.
Ayudo a lavar la loza con Diego, quien no pierde la oportunidad de
molestarme tocándome cuando sabe que no podemos tener relaciones
sexuales durante cinco días. Aun cuando él dijo que no le importaba,
pero me niego a tener relaciones sexuales estando en mi periodo.
—Ven, mi dulce niña—me susurró Diego, besándome el cuello.
Puse los ojos en blanco y lo aparté. Lo estaba haciendo a propósito el
imbécil. Tomó mi mano y me guió hacia un pasillo donde abrió la puerta
y me dio un empujón juguetón para que entrara.
Nos quedamos totalmente a oscuras, caminé un poco y él cerró la
puerta. Sus brazos me abrazaron la cintura y apoyó su cabeza en mi
hombro. Lo miré de reojo, aún en la oscuridad sabía que me estaba
sonriendo .
—Bienvenida a mi cuarto—estira la mano y aprieta el botón de la luz.
Parpadeo varias veces para acostumbrarme.
Observo el cuarto tiene una cama de una plaza y varios posters pegado
de diferentes películas, la pieza es de color blanco. Diego me empuja
con cuidado a la cama y me hace tumbarme en ella.
Se sube encima de mí y se coloca entremedio de mis piernas. Lo
observo atentamente en sus movimientos.
—Te amo—me susurro, apenas puedo escucharlo.
—Te amo Diego Rivero.
Levantó su cabeza de mi estómago y me sonrió dulcemente. Se acercó a
mí y me dio un largo beso donde se tomó su tiempo con el beso. Fue un
beso tierno y perezoso.
Apoyó su frente contra la mía.
—Me encanta estar así contigo, mi bella—me dio un beso en la nariz,
para luego besarme en la mejilla. Su nariz rozó con la mía y me derretí
con esa caricia tan tierna—. Eres tan dulce y pura.
—¡Aja!
Él soltó una risa por mi respuesta.
—Me gusta saborearte—dice con voz ronca y besándome en el cuello.
Cierro los ojos con fuerza—. Y tu cuerpo ama mis caricias, pero por
ahora la fiesta tiene que esperar cinco largos y odiosos días.
—Mala suerte.
—Entonces... —se mordió el labio inferior varias veces—. No vamos a
tener sexo durante cinco días—asentí con mi cabeza y soltó un grito
ahogado—. Nada de nada ¿estás segura, Anastasia?
—Muy segura...no me siento cómoda—confieso.
—Y yo respeto tu decisión sobre tu cuerpo y jamás te obligaría a hacer
algo que te haga sentir incómoda.
—¡Que caballero!! —Bromeo con una sonrisa y dándole un beso en sus
labios—. Mi príncipe mitad ángel y mitad diablo.
—¿Tienes lo mejor de dos mundos o no?
Se echa a reír y me aparta el mechón rebelde que se viene a mi cara.
Coge mis mejillas entre sus manos y me colma de besos con sus labios
de malvavisco. Acepto su beso, sigo su ritmo perezoso, me empapo en la
emoción que mana de todo su ser. Siento sus manos tibias por todas
partes, acariciándome y sintiéndome. Sonrió contra sus labios y apartó
sus manos traviesas.
Él hace un puchero.
—No me dejarás tocar tu cuerpo aun con ropa—niego con la cabeza y
suelta otro grito sofocado haciéndome reír—, pero Anastasia como me
vas a privar de tocar tu cuerpo.
—No seas llorón—paso mi mano por su pelo.
—Eres mala—dice triste y sacando aún más su labio inferior—, pero te
amo. Tiene mi corazón en tus manos Anastasia, no lo olvides.
Pongo los ojos en blanco y tomo su cara entre mis manos antes de que
me dé cuenta su boca está en la mía, abriéndose paso con delicadeza
con la lengua mientras gime cuando el beso se vuelve más voraz y
derrota por completo mis palabras anteriores porque su mano toca mi
pecho y le da un suave apretón que me hace soltar otro gemido.
—No creo que podamos resistirnos a estar cinco días sin sexo. Somos
jodidamente perfectos estando juntos, nuestra química es única,
Anastasia.
—Me resistiré tanto como pueda—alzó mi barbilla con orgullo.
—Eso lo veremos—me guiña el ojo.
En ese momento sentimos que alguien toca la puerta de Diego. Nos
separamos rápidamente.
—Permiso—dice la abuela entrando en la habitación. Ella viene con
postre en su mano.
Me levanto y la ayudo con los platos. Ella me sonríe con cariño y le
devuelvo la sonrisa a esta hermosa mujer.
—Cómanselo y después siguen con sus hormonas revueltas. No crean
que no los he visto en mi cocina—bromea.
Mis mejillas se sonrojan y ella me guiña un ojo.
—¡Abuela! —Exclama Diego indignado.
—¡Ahh Dieguito, no te hagas el inocente conmigo! —Ella tira un
mechón de su pelo y él la abraza con fuerza—. Está muy guapo, mi niño.
—Soy el más guapo—dice con orgullo—. Y tú eres la abuela más guapa.
—Exacto—le responde ella.
Es en serio que ella le enseñó todo sobre la vanidad a Diego. Suelto una
risa porque son tiernos, ahora sé que Diego tiene a mucha gente que lo
p q , q g g q
ama y es porque Diego se muestra tal y como es, no como al principio,
jamás pensé que él fuera así...de hecho sigue sorprendiéndome.
—Cómaselo—repite ella antes de cerrar la puerta.
Diego tira de mi mano y me sienta en su regazo.
—Te amo mi abuelita—dice Digo. Me muerdo el labio inferior porque
no sé si podré resistirme a cinco días—. La enamoraste tanto como a
mí.
—Es imposible no amarme—bromeo. Me da un beso en la nariz—.
Diego, no quiero irme de aquí.
Me abraza con más fuerza tanto que me remuevo un poco para que me
suelte un poco.
—No podemos ser cobardes, Anastasia, tenemos que enfrentar lo que
hay afuera—toma mi barbilla. Lo miro con intensidad porque sé que
tiene razón. Tengo que ser muy fuerte para lo que se viene—. Te
apoyaré, mi bella, no te dejaré sola en esta pelea porque ya no hay un
solo tú o yo, ahora hay un nosotros.
Me quedé callada asimilando sus palabras que me infundía seguridad y
confianza, pero sabía que la guerra entre él y yo donde uno de los dos
iba a morir y sé que tengo muchas de perder, se ha burlado de cada uno
de los policías y puedo llegar a mi sin ningún problema.
—Lo sé, Diego—es todo lo que digo.
Tengo miedo, pero no seré una cobarde y lucharé hasta el final para
proteger a Alejandra, a mis amigos y mi familia.
No dejaré que la historia se repita de nuevo con mi hermano. Esta vez
solo seremos Nicolás y yo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido
últimamente en estos meses de cuarentena? Bueno, yo voy por el
sexto mes de cuarentena. Como he dicho el vuelto ha clase y los
viernes salgo a la siete de la tarde por lo que tendré que cambiar
el día ¿que día le gustaría que subiera los nuevos capítulo?
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 64
Cuando íbamos camino a la comisaría, marque el número de Harry. Me
removí incómodo, escuchando el sonido de la llamada entrante. Cuando
contestó supe que me iban a echar la bronca de la vida:
—Hola—contestó enojado, escuchaba como tecleaba sin parar en su
computador.
Me muerdo el labio inferior. Porque he sido una irresponsable, no debí
esperar hasta ahora para decirle a Harry que Nicolás prácticamente me
había amenazado de muerte en el baño y no tengo ni idea tampoco
como entró a la universidad tan fácil.
—Harry, yo...No te enojes conmigo, pero vi a Nicolás—escuché como se
cae algo. Miré mi celular porque estaba callado.
—¿A qué hora? ¿En qué parte? ¿Te hizo daño Anastasia? —Me
bombardeó de preguntas y su tono lo delataba —
estaba furioso—. ¡Mierda! Contesta, Anastasia.
Me hundí en el asiento. Diego puso una mano en mi pierna y me dio una
suave caricia.
—Hace casi cuatro horas en el baño de la universidad—declaré,
mordiendo mi labio inferior con fuerza—. No sé cómo puedo entrar a la
universidad, nadie entra sin el pase del estudiante Harry, además, como
esquivo al policía.
—¡Dios Anastasia! ¿Por qué no viniste antes? Te necesito ahora—sentí
como azotaba la puerta—. ¿En dónde estás?
Te voy a buscar.
—Voy para allá con Diego.
Hablamos otro poco más y me retó por no haber venido antes y sobre
las consecuencias de mis actos y de lo peligroso que es Nicolás. Cada
palabra que soltaba Harry me daba cuenta de que fui una tonta porque
Nicolás pudo secuestrarme o matar, y nadie se hubiera dado cuenta.
Cuando llegamos a la comisaría Diego me abrazó fuerte para transmitir
confianza. Miré a la puerta y estaba Harry cruzado con el ceño fruncido.
Hizo un gesto con su mano para que nos acercáramos. Cuando llegamos
a él, entró en la comisaría y lo seguimos por un pasillo, los agentes
caminaban de un lado a otro.
Harry abrió la puerta para que entráramos en su despacho. Caminó
rápidamente a su escritorio y Diego se sentó al lado mío.
—¿Vas a seguirme retando? —pregunte.
Lo miré y vi que estaba apretando demasiado el lápiz. Apoyó sus codos
en la mesa y me miró fijamente.
—Te das cuenta de que debiste avisarme cuando ocurrió, ¿verdad? No
te das cuenta de lo irresponsable que fuiste Anastasia, que no recuerdas
que casi te mata al golpe y ahora... —se quedó callado y lo supe, ellos ya
sabían que Nicolás era el asesino.
Harry miró a Diego y luego a mí. Le supliqué con la mirada que no le
dijera nada. Él suelta un gruñido y se pasa la mano por el pelo.
—¡Estoy muy enojado contigo! —Me apunto con su dedo y me hundí un
poco más en el sillón—. Diego te importaría salir un momento, necesito
tomar su declaración a solas.
Diego lo fulminó con la mirada y yo apreté su mano.
—Estaré bien, Diego, por favor—le di un beso en la mejilla.
—Vale, te espero afuera—me dio un beso en los labios y escuché como
Harry tosía—. Y tú no le grites a mi novia o te partiré la cara—amenazó
Harry.
Lo seguí con la mirada hasta que salió de la puerta. Harry se aclaró la
garganta y tomó una grabadora y su libreta.
—Tomaré tu declaración—me dice con una breve sonrisa.
Comencé a contarle todo de cómo fue nuestro encuentro las palabras
que me dijo y también aún no podían entender cómo podía mezclarse
con tanta facilidad entre la gente o más bien en la sociedad. Harry abrió
los ojos cuando llegó a la parte que Nicolás me confesaba sus crímenes.
—¿Qué me ocultas, Harry? Porque no te veo muy sorprendido con lo
que te acabo de contar.
Me miró fijamente antes de sacar unos documentos que los dejó frente
a mí. Observe a los papeles y luego a él.
Comencé a hojearlos y Harry prosiguió:
—Nosotros al principio no sabíamos mucho sobre los negocios que
tenía Nicolás. Nosotros lo teníamos como sospechoso de haber matado
a dos mujeres en Madrid—Apreté los labios—. Hace seis meses
aparecieron dos cuerpos de unas mujeres que habían sido vistas por
última vez con Nicolás. Es nuestro principal sospechoso, pero nunca se
pudo demostrar que él fue el culpable, así que cerró el caso, pero
ahora... —antes de terminar de hablar, lo interrumpí.
—Todo está muy claro, ¿verdad? Ustedes ya sabían que era un
peligro...ya sabían que era un psicópata asesino.
Se rascó la cabeza, antes de pararse y sentarse a mi lado.
—No, en realidad solo sabíamos que tenía rasgos de un psicópata. 1 de
cada 100 personas son psicópatas en este mundo, muchas personas
viven en la ignorancia de que poseen un cerebro de un psicópata, pero
no por eso tiene el impulso de matar, violar y torturar a personas.
Muchos tienen familia, trabajos y llevan una vida completamente
normal, claro tiene menos empatías que las demás personas y tal vez su
entorno se da cuenta que hay algo raro en su personalidad, pero no por
eso lo convierte en una mala persona. No todos los psicópatas son
asesinos como nos ha hecho creer la televisión o las películas. Todo
depende del entorno y de la infancia que tienen de niños o niñas Se
muerde el labio antes de continuar:
⋙ Muchos de los estudios que se han hecho a los psicópatas asesinos
tiene algo en común que son: enfermedades mentales o daño cerebral
que les impiden reaccionar con claridad y también los abusos sexuales
que sufren en su infancia, ellos se alimentan de esa ira es como una
q
bomba para ellos que unos años explota. Muchos de ellos presentan un
vínculo entre una horrible infancia llena de abusos sexuales, violencia
intrafamiliar y crímenes horribles que los marcaron. Muchos de ellos
nunca se los contaron a su familia de los abusos sexuales porque
probablemente su padre es borracho alcohólico o drogadicto que le
pega a su mamá o tal vez porque puede ser alguien de la familia quien
esté cometiendo el abuso.
Me quedé callada pensando en sus palabras, pero la infancia de Nicolás
no había sido tormentosa al menos que nunca se lo dijera a sus padres.
—¿Acaso tú crees que Nicolás fue abusado por alguien? No lo creo: los
padres de Simón se desviven por darle amor a sus hijos.
Harry guardó los papeles y se encogió de hombros.
—No lo sé Anastasia, pero también hay la excepción como Ted Bundy,
Gary Ridgway, no había historial de enfermedad mental, ningún
diagnóstico clínico de daños cerebrales. Tuvo una infancia poco
corriente, pero no se sabe que sufriera abusos. Su madre lo amaba. Hay
ciertas características muy marcadas de los psicópatas que puedo ver
entre Nicolas y Ted Bundy que ambos son carismáticos, son
encantadores que pueden atraer a las mujeres, manipuladores, se les da
muy bien las palabras para embaucar a la gente. Son egocéntricos, son
presuntuosos y son insensibles. Ellos son la excepción, Anastasia,
decidieron cumplir sus fantasías más horribles matando a mujeres
guapas y jóvenes.
¡Dios mío! Creo que estoy en shock, tengo ganas de vomitar. Nos
quedamos callados analizando toda la información que me había dicho
Harry que era mucha para procesar.
—Simón, lo sabe sobre los asesinatos, ¿verdad?
—Si, está destrozado por dentro, Anastasia. Quisimos ocultarlo para
que no sufriera más, fue una decisión que nos pidió Simón y Mariel.
—¿Por qué?
—En ese momento consideramos que era lo mejor, Simón estaba
destrozado y no quería preocuparte más. Él lo hizo para protegerte y lo
sabes, haría cualquier cosa para mantenerte lo más alejada de esto.
—Lo sé, no hace falta que me lo diga.
—Pondré a más agentes a vigilarte, muy pronto acabará. Voy a ser
sincero porque ni Simón y Mariel querían que lo supiera, pero es
peligroso, muy peligroso, es demasiado inteligente y astuto que
prácticamente no deja prueba—Vi como en sus ojos había
preocupación.
—¡Dios mío!—una lágrima cae por mi mejilla—. Me cuesta creer que
hubo un tiempo que lo amé y ahora siento tanto asco por él.
—Este trabajo me ha hecho ver lo cruel que somos los seres humanos y
a veces siento que pierdo la fe en la humanidad. Pero sé que también
hay gente increíble afuera como Simón que me hace admirar por ser
tan leal con sus valores y hacer lo correcto.
—Él es increíble, es tan bueno—muerdo mi labio inferior—. En cambio,
Nicolás es el demonio.
—Anastasia, tienes que ir a Madrid a dar tu testimonio a finales de
septiembre es el 28 y Simón también tiene que ir—
me entregó un sobre y lo tomé con fuerza—. Todo saldrá bien, confía en
mí y lo detendremos. Apenas lo vea llámame y no te vuelvas a quedar
sola con él porque cada vez se está volviendo más violento y no perderá
la oportunidad de secuestrarte. ¿Promete que no harás una locura?
—Lo...prometo—digo nerviosa—. Confío en ustedes y gracias por ser
mi amigo Harry,
—Hago mi trabajo, Anastasia—me abrazo fuertemente—. Puedes
pasarte unos días por aquí, te quiero mostrar algo.
—Está bien—me levanté de la silla con un nudo en la garganta, él se dio
cuenta y antes de salir dijo:
—No dejare que te haga daño, lo vamos a atrapar—cerré los ojos un
momento—. Por favor, Anastasia, la próxima vez me llamas de
inmediato ¿vale?
Yo asentí con mi cabeza y salí de su oficina. Diego me miraba
preocupado porque tenía leve arruga en su frente. Abrió sus brazos
para mí y no dude ni un segundo en abrazarlo.
—¿Todo bien? —Pregunto separándose un poco de mí.
—Más seguridad, además, de la bronca que me ha hecho Harry, pero
tiene razón Diego fui una irresponsable
¿podemos irnos?
—Claro, nena—tiro de mi mano para que saliéramos de la estación.
Miré de reojo la puerta de Harry y vi que nos estaba observando con
una enorme sonrisa y se despidió con la mano.

******
Pasaron cinco días en los que prácticamente apenas pude sonreír.
Sentía que tenía un nudo en mi estómago, apenas había pasado
tiempo con Diego, simplemente me aislé de nuevo. Las palabras de
Nicolás se repetían una y otra vez más con las pesadillas en donde
Alejandra siempre me despertaba en las noches y me abrazaba con
fuerza.

Era como antes, como hace dos años atrás, solo que esta vez mis
pesadillas eran peores con Nicolás. Alejandra prácticamente no se
despegaba de mí y se lo agradecía. Necesitaba tenerla a mi lado para
saber que ella estaba bien y que nada le estaba pasando.
—¿Está enojada con Diego? —Preguntó Alejandra, mientras cocinaba la
saña vegetariana. Negué con mi cabeza—.
Me alegro, los invité a la cena y a Cameron también.
—Vale—traté de sonreír, pero creo que me salió una mueca.
Ella dejó el paño en la encimera y negó con su cabeza. Se acercó a mí y
puede ver que estaba preocupada por mí, que de nuevo me estaba
consumiendo por dentro, Alejandra me había visto en mi peor etapa y
fue la persona que más me apoyó para salir adelante.
—¿Qué te pasa realmente? —Pregunto seria y cruzando de brazos—.
Prácticamente no comes, apenas hablas con nosotros y el pobre de
Diego está sufriendo con tu comportamiento.
Sentí un nudo en mi estómago y desvié la mirada.
—Solo estoy cansada. No he dormido bien cada vez que cierro los ojos
veo a Nicolás y yo...no quiero dormir, no quiero revivir esos recuerdos.
Ya no quiero más—confesé.
—¡ Anastasia, no llores, por favor! —Ella limpió rápidamente las
lágrimas que caían por mi mejilla—. Todo va a estar bien, porque no te
acuestas unos minutos en sillón, mientras termino aquí—ella me guió a
mi sillón y me acosté con cuidado. Alejandra me tapó y me dio un beso
en la frente—. No te preocupes, estaré contigo ¿vale?
—Vale, rubia bonita—ella comenzó a acariciarme el pelo para que me
relajara. Sonreí porque siempre lo hacía antes cuando tenía pesadillas
—. Me cuentas una historia—susurré con los párpados cada vez más
pesados.
—Claro.
La rubia comenzó a contarme una historia de amor, pero apenas la
escuché cuando me quedé profundamente dormida, apenas había
dormido en estos cinco días y mi ánimo había caído mucho. No sé
cuánto tiempo pasó, pero desperté por unos besos y unas caricias. Me
acerqué y pude sentir el olor de Diego, que tanto me encantaba de él.
—Mi bella—me susurró, besando mi cuello y luego mis labios.
Abrí los ojos.
—Hola—dije con la voz ronca.
Me senté y me di cuenta de que estaba en mi cama. Diego, peina mi pelo
con sus dedos.
—Te extraño mucho Anastasia ¿Qué te ocurre?
—No me he sentido bien...Las pesadillas han vuelto y prácticamente no
he dormido bien en cinco días, Diego.
Perdóname, por favor, solo que es duro volver a revivir esas pesadillas
—solo que ahora mucho peores que antes.
Me tomó de la cintura y me sentó en su regazo. Su mano acarició mi
mejilla con cuidado, me miraba intensamente y me derretí por él,
porque siempre estaba ahí conmigo aun cuando le causé mucho daño,
pero pensé que estaba
haciendo lo correcto con él para mantenerlo lejos de mí aun cuando por
dentro nos estábamos destrozando. Fui egoísta con él y conmigo
misma, pero muchas veces uno toma decisiones que piensa que son
correctas en ese momento.
Tuve miedo, mucho miedo de como pudiera reaccionar Diego a mi
pasado y más cuando lo estaba exponiendo, no era fácil confiar en las
personas y más cuando mis padres en sus momentos estuvieron tan
cegados por el odio que me echaron y me dejaron sola cuando más los
necesitaba. Sé que estaba dolido por la muerte de mi hermano, pero yo
también lo necesitaba más que nunca.
—No te rindas Anastasia, no te apagues por favor. —Me dio un suave
beso y tomó mis manos—. Eres fuerte mi bella, la mujer más fuerte que
he conocido en mi vida y sé que podrás salir adelante, no dejes que ese
demonio gane.
—Yo no he dicho que me estoy rindiendo cariño. Solo han sido noches
duras, pero ya que tengo a mi novio sexy aquí, todo se siente mejor a tu
lado.
Soltó una risa al escuchar mis palabras y me apego a su pecho duro y
fuerte.
—¿Cómo puedo ayudar a mi novia a sentirse mejor? —Subió y bajó las
cejas. Sus labios se curvaron en una sensual sonrisa que me hizo
sonrojar.
—De muchas maneras—le susurré, besando su cuello. Sus dedos se
clavaron en mi cadera y sentí como crecía su erección en sus
pantalones.
Mis manos se colaron dentro de su polera y toque ese perfecto y duro
abdomen que traía loca a muchas chicas de la universidad y yo no era la
excepción. Diego era todo un monumento digno de ver cuando
caminaba o cuando sonreía con sus amigos.
—¡Joder con ustedes, pueden mantener sus manos quietas! —exclamó
Alejandra, poniendo sus manos en la cintura
—. Manos quietas por ahora y bajen a cenar ahora.
Observamos como Alejandra cerraba la puerta y él solo una carcajada
profunda. Lo miré maravillada como varios mechones negros caían en
su frente y sus manos subían y bajaban por mis muslos, mando
pequeñas corrientes por todo mi cuerpo.
—¡Eso es imposible mantener mis manos lejos de ti!
Me separé de él y me senté en la esquina de la cama. Mis ojos
recorrieron una vez más ese cuerpo glorioso y sonreír porque tenía una
enorme erección que se notaba claramente.
—Tendrás que encargarte de tu amigo antes de bajar a comer—le
susurré, lamiendo y succionando su cuello con fuerza. Diego jadeó
fuerte. Y toque su erección por encima del pantalón con fuerza—. Esta
dura y lista para jugar —lo provoque.
—¡Dios, Anastasia! —Jadeo y quito mi mano de su erección —. Me estás
provocando para que sea un animal contigo.
¿Quieres que te folle duro y rápido?
Lo miré con una sonrisa inocente y apoyó de nuevo mi mano en el inicio
de su pantalón y abrí rápidamente su pantalón, mi mano se deslizó por
dentro de su bóxer y tomó con fuerza su pene. Diego soltó un gemido.
Me acerque a él y lo bese con fuerza.
Moví mi mano de arriba y abajo, apreté un poco más su pene que estaba
duro y sentí como Alejandra nos llamaba de nuevo y saqué mi mano.
Diego me miró sorprendido. Su respiración estaba agitada, su pecho
subía y bajaba rápidamente.
—Lo dejamos para después, mi chico ardiente —besé su mejilla y me
levanté de la cama. Caminé a la salida y vi que Diego me estaba
fulminando con la mirada.
—Eres la peor, me calientas y me dejas a la mitad de mi orgasmo. —
bromea.
—¡Alejandra! —Fue todo lo que dije antes de escuchar otro grito de la
rubia.
—En este momento la odió —se levantó y, se acomodó su erección y
pasó una mano por su pelo y se acercó a mí.
Me tomó de la cintura con fuerza y me besó lentamente, pero yo me
separé porque jamás íbamos a salir de mi habitación si nos seguíamos
besándonos. Bajamos juntos al comedor y nos sentamos. Saludé a
Cameron y la rubia comenzó a repartir la lasaña.
La cena transcurrió tranquilamente, Diego y yo lavamos los platos, ya
que Alejandra había cocinado. Ahora me toca lavar los platos. De cierta
forma me sentía más segura teniendo a Alejandra, Cameron y Diego en
mi departamento.

******
Cuando estábamos acostado Diego acariciaba mi pelo mientras estaba
leyendo un libro de medicina. Se veía tan guapo con solo un pijama, el
pelo despeinado y el libro, se me caía la baba por esta imagen tan
sexy.

Tome mi celular y le saque una foto que iba a ser mi nuevo fondo de mi
novio sexy y ardiente. Él me miró de reojo y sonrió, sacó otra foto y
puso los ojos en blanco, volviendo a concentrarse en su lectura.
—Deja de tomarme fotos, cariño —le saque otra foto y con flash —.
¡Anastasia! —exclamó Diego.
Solté una risa.
—Enojón. Te ves sexy en esa posición y estás de muerte —lo abracé con
fuerza y escondí mi cabeza en su cuello.
Diego dejó su libro en la mesita de noche y me abrazó más fuerte.
Aspiré su aroma que tanto amaba su perfume de menta. Observó cómo
se sentaba sobre los talones, solo anda con la parte de debajo de su
pijama y por la forma que cae sé que no lleva nada debajo.
—Necesito hacerlo. Seis días sin sexo contigo se han convertido en una
verdadera tortura—susurra apretándome la mano y tirando de mí
hasta que estoy sentada.
Coge el bajo de mi camiseta y tira de él hasta que me la quita por
encima de la cabeza. Me besa el pecho y una caricia suave con la lengua
llega describiendo círculos hasta mi garganta. Estoy deseándolo. Se
aparta.
—Me gusta cómo te queda el encaje, te ves más sexy —dice en voz baja
mientras me quita el sujetador.
—¡Aja! —Digo con calma mientras me besa el cuello y se abre camino
hacia mi oreja.
—Te necesito, necesito volver a sentirte—susurra, cuando encuentra mi
boca y hunde la lengua en mí.
—Diego, ¡Oh mierda! —Exclamó fuerte.
Me agarra por el trasero y me recuesta en la cama, sellando nuestras
bocas por el camino. Su lengua, caliente y húmeda, se desliza entre mis
labios y da vueltas lentamente por toda mi boca.
Su respiración es lenta y profunda. Una oleada de cosquilleos viaja por
mi cuerpo con cada caricia, y mi respiración se vuelve superficial e
irregular. Joder, extrañaba estar con él de esta forma.
Me agarro a sus hombros y siento que todas las preocupaciones de esta
semana desaparecen bajo sus caricias.
Como las malas noches de estos últimos días se van cuando estoy con
Diego, además que él estuvo lleno de pruebas esta semana y necesitaba
concentrarse.
Gimoteo cuando aparta los labios y se sienta sobre los talones antes de
quitarme los pantalones de pijama y llevarse las bragas con ellos.
—Eres bellísima y jamás me cansaré de mirarte—dice mirándome.
—¡Mi dieguito cursi!
—Lo soy y soy todo tuyo y de nadie más.
No puedo resistirme más. Clavó los dedos en la goma de su pijama y lo
besó con más fuerza mientras se los bajó por las caderas. Deja escapar
un largo gemido y vuelve a tumbarme en la cama, lo que hace que tenga
que soltar el pijama, así que pongo un pie en el elástico y estiro la
pierna para bajarlos del todo. Toma un condón y lo rasga, lo desliza
suavemente por su miembro que está duro y listo.
Está medio acostado sobre mí, con su cuerpo duro y reclama mi boca,
apretándose con más fuerza contra mí.
Enroscó los dedos en su pelo.
Separa nuestras bocas y entierra la cara en mi pelo mientras me coge
del sexo y asciende con la palma de la mano al centro de mi cuerpo,
pasa despacio por mi estómago y, poco a poco, la mueve entre mis
pechos para terminar en mi cuello.
—Te he echado de menos, Anastasia —susurra contra mi cuello—. Te
he echado mucho de menos estos días.
—Yo también te he echado de menos.
Se mueve para que mis muslos lo acunen y pronto noto la cabeza de su
pene que se roza contra mi sexo. No puedo evitar jadear. Se apoya en los
brazos y me observa con mucha intensidad que me quita el aliento.
Nuestras miradas se funden y dicen más de lo que las palabras podrían
expresar nunca.
Cojo su bello rostro entre mis manos.
—Te amo—me susurra cuando lo miro a los ojos.
La emoción inunda todo mi ser. Le pasó el pulgar por los labios
húmedos y lo deslizó en el interior de su boca. Lo sacó despacio y lo
dejó en el borde de su labio inferior. Le da un beso en la punta y me
sonríe mientras levanta las caderas, sin dejar de mirarme, y mi pelvis se
recoloca para recibirlo.
Suspiro de puro placer, cuando despacio, sin prisa, se desliza dentro de
mí. Cierro los ojos y lo cojo de la nuca cuando me llena del todo. Se
queda quieto, palpitando y latiendo en mi interior. Lo siento tan grande.
Su respiración cambia de inmediato y pasa a ser rápida y brusca.
—Mírame —me exige entre jadeo y jadeo. Me fuerzo a abrir los ojos y
gimo un poco cuando lo noto moverse dentro de mí—. Eres tan
exquisita Anastasia, ¡Dios me encanta estar dentro de ti! — Susurra con
la voz quebrada.
Se mueve en círculos dentro de mí y, de inmediato, ambos soltamos un
gemido. Se sale y luego vuelve a meterse más adentro, más hacia arriba.
Se me escapa un gemido.
—¡Jesús! —Toma unas cuantas bocanadas profundas—. Extrañe
hacerte jadear y gritar mi nombre. Quiero que grites mi nombre
Anastasia — Empuja más hondo y se mueve con firmeza. Una gota de
sudor le cruza la frente.
Mis músculos internos empiezan a tener espasmos, a temblar y a
abrirse camino paso a paso hacia el epicentro de mis terminaciones
nerviosas. Se me tensan las piernas.
—Diego —Jadeo, echando la cabeza hacia atrás de desesperación,
mental y física.
—Eso es Anastasia —Otro embate, pleno y duro, y abro los ojos. —¡Te
amo! —Dice y enfatiza las palabras con una retirada lenta y un ataque
rápido y duro de sus caderas.
—¡Te amo Diego Rivero!—grito las palabras que me ha sacado a golpes.
Deja de moverse por completo, nuestras respiraciones rápidas y
frenéticas, y me sujeta las muñecas a cada lado de la cabeza. Me mira.
—¡Oh bella, eres tan cursi! Amo que grites cuanto me amas, mientras te
hago el amor, lento y profundo —dice en voz
baja, meciéndose con suavidad dentro de mí y capturando mis labios en
un beso lento y sensual, cargado de significado.
Mis manos vuelan a su espalda, donde resbalan en su piel mojada.
Despacio, sin prisa, entra y sale de mí, me empuja hacia una euforia
total mientras yo me aferro a su espalda todo lo fuerte que soy capaz.
Me derrito. La consistencia de sus embestidas, profundas y controladas,
hace que tiemble y me tense, y mi sexo se convulsiona y se aferra a su
miembro con cada penetración. El velo de sudor en su frente se hace
más denso por la concentración, y me indica que él también está al
borde del orgasmo. Levantó un poco las caderas en una entrada y gimió
cuando me llena a más no poder. La sensación de su ritmo hace que
quiera cerrar los ojos con fuerza, pero no puedo apartarlos de los suyos.
—Juntos —dice. Su aliento cálido me cubre la cara.
—Sí —jadeo, y noto cómo se expande y palpita preparando su descarga.
—Cielos, Anastasia. —Una bocanada de aire escapa de entre sus labios
y su cuerpo se tensa, pero no aparta los ojos de los míos.
Mi espalda se arquea en un acto reflejo cuando la espiral de placer llega
al clímax y me envía temblando a un huracán de sensaciones
incontrolables. Grito de desesperación y de placer, con el cuerpo
tembloroso entre sus brazos.
Lanza un profundo gemido y tenso todos los músculos de mi sexo para
abrazarlo, se introduce dentro de mí, largo y duro, y se mantiene ahí;
mis músculos obligan a su erección palpitante a continuar con sus
constricciones lentas mientras se vacía.
—Eres increíble Anastasia, me alegro tanto de haber luchado por ti, aun
cuando era insoportable conmigo. Me costó mucho para que me dejaras
entrar a tu vida, Anastasia. —Sale dentro de mí y le hace un nudo al
condón y lo bota en el basurero.
—Solo me hice la interesante y la chica mala —me burlo.
—Vamos a dormir, mi bella. —Dice, me acurruqué en su pecho. Rezaba
que no tuviera otra pesadilla, quería poder dormir por lo menos esta
noche tranquila entre los brazos de Diego, estaba cansada ya de las
pesadillas con Nicolás.
—Tengo miedo, no quiero tener pesadilla—confesé con miedo.
Me observó fijamente y acaricio mi mejilla con cuidado. Mis ojos se
empañaron, apenas lo podía ver.
—No me moveré de tu lado Anastasia, te apoyaré como tú siempre lo
haces conmigo. Recuerda que ahora hay un nosotros.
Sonreí.
—¡Cursi!
—Eso no es ser cursi, para ti todo lo que digo es cursi—puso los ojos en
blanco.
Tomó mi cara entre sus manos y me besó profundamente, apoyó mis
manos en sus hombros y saboreó el beso de Diego, que era más
delicado y cuidadoso. Estaba lleno de sentimientos de amor y me
derretí un poco más por él. Su lengua juega con la mía y se separó
solamente cuando estábamos sin aire. Apoyó su frente contra la mía.
— Ahora te revelaré uno de mis pensamiento más profundo de mi
mente, Anastasia: Muchas veces me pregunto: ¿Si realmente te amo con
el corazón o con la mente? Y siempre llego a la misma respuesta que es:
con los pies; de otro modo no puedo explicar porque siempre regreso a
ti. Lo eres todo para mí.
—Diego...
—Siempre regreso a ti Anastasia, mis pies son más rápidos que mi
propio corazón y mi mente. Te he entregado mi corazón desde el
primer día que te vi. Mis pensamientos son tuyos, créeme cuando te
digo que solo te veo a ti.
—¡Oh dios mío! —Exclame sin palabras. Sentí de nuevo ese nudo en mi
estómago y me tragué mi miedo, tenía que ser fuerte, más que nunca
por Diego—. Eres mi sexy romeo. Gracias por siempre hacerme sentir
segura a tu lado y esta vez te superaste—hice un puchero—. Ojalá lo
hubiera grabado.
—Trato siempre de superarme—me dice en un susurro, besándome
suavemente—. Duerme mi Anastasia. —Dice, peinado mi largo pelo
castaño.

******
Nicolas R:
Introducí el alambre en la cerradura de la puerta y hago presión. Sonreí
cuando la puerta se abrió. Miro a mi alrededor para asegurarme que
nadie me está viendo, el pasillo está solitario. Entró con cuidado al
departamento, está tranquilo y oscuro.
Sacó la palanca y las cuerdas, caminó con cuidado por el pasillo y entró
en la primera puerta de un dormitorio vacío con una cama matrimonial.
Salgo con cuidado y entro a la siguiente habitación, y veo a la chica
durmiendo tranquilamente, me acerco con cuidado a su cama. Observó
su largo pelo castaño y como tapa la mitad de su cara.
Miró al otro lado a su novio.
Sacó mi pistola y caminó un poco a su lado, apoyó la pistola contra su
frente y sus ojos se abren con horror y antes de que pueda gritar apretó
el gatillo, matándolo en el instante. La chica comienza a gritar al ver a
su novio muerto y la mitad de la sangre le ha caído a su rostro y a su
pijama. Apretó mi palanca y corro detrás de ella quien está saliendo de
la habitación. La agarró de su largo pelo y le pegó con la palanca en su
cabeza.
Ella cayó al piso y me acercó a su cuerpo, ató sus manos con la cuerda y
la tomó con cuidado. Cuando llego a mi coche dejó el cuerpo de la chica
en el maletero y me subo rápidamente en auto. Miro la hora son las
cuatro de la mañana, perfecta hora para atacar.

******
Cuando la chica vuelve en sí, tiene una mirada perdida e intenta
llevarse una mano por la cabeza, pero ella se da cuenta que está atada
y rápidamente sus ojos se abren con horror. Doy una calada a mi
cigarro mientras observo sus movimientos y disfruto como ella
comienza a llorar. Una lástima para ella. Le quedan unas horas de vida.

Ella trata de mover sus brazos, pero no lo logra. Los nudos están muy
bien apretados. Intenta mover las piernas, pero descubre que también
están amarradas. Se nota que todavía no recupera bien la conciencia
porque aún no se da cuenta de que tiene una cinta adhesiva y que ahoga
sus gritos.
Ella intenta gritar, pero solo se escuchan murmuró. Sus ojos
rápidamente se empañan y gruesas lágrimas comienzan a caer. Doy otra
calada a mi cigarro y miro con diversión como la chica está aterrada e
intenta soltarse moviendo sus manos o piernas para ver si se suelta las
cuerdas.
Me acerco a ella y abre los ojos aterrorizados. Me agacho para estar a su
altura y suelto el humo en su cara. Tiene la mitad de su cara cubierta de
la sangre de su novio.
—No te esfuerces, no gastes tu energía en intentar soltarte bonita—
acaricie sus mejillas y ella se remueve en la silla.
Levanté mi mano y chocó con su mejilla—. Maldita zorra, vas a morir,
pero, antes disfrutare matándote, ¡escúchate! —
Exclamé furioso.
Apreté mis puños con fuerza y la miré con verdadero odio. Deseo
matarla a golpes, pero me contuve porque me gustaba matarla
lentamente y hacerla sufrir. Para ella solo estaba iniciando su peor
pesadilla. Muy pronto estaría Anastasia en esa silla, suplicando para
que la mate.Solo falta unos días para tener todo listo para volver a
tenerla a mi lado,ella piensa que me van a detener los policías, primero
la mato a ella antes de que me atrapen
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Ya estamos en la recta
final solo quedan 6 capítulos y cada vez se acerca mas el final.
Vamos a llorar todos cuando llegue :(
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 65
Cuando desperté Diego no estaba en la cama y tampoco estaba en el
departamento o eso me había dicho Alejandra cuando le pregunté. Lo
llamé, pero no me contestaba el teléfono y no había dado señal de vida
en toda la mañana, pero cuando estaba almorzando dijo que estaba en
su departamento estudiando.
No quise molestarlo, pero tampoco quería seguir viendo el espectáculo
que tenía Alejandra con Cameron. Les tiré una palomita para que se
callaran y me dejaran ver la película, pero ellos me ignoraron. Mi
celular sonó y vi que era una llamada de Diego. Me levanté del sillón y
contesté la llamada:
—Hola, mi chico ardiente.
—Mi bella ¿Cómo estás? Me has extrañado porque yo sí—dice contento.
Entro en mi habitación y me acuesto en la cama.
—Solo un poquito ¿Qué estás haciendo? —Preguntó con curiosidad.
—¡Que feo, Anastasia! Solo me extrañas un poco, a veces pienso que
solo me quieres para tener sexo alucínate—
bromea.
—¡Calla! —exclamó riendo—. Me atrapaste Diego, solo te uso para mi
placer sexual.
—Me alegro en ese caso ¿puedes venir a mi departamento? —pregunta.
—¿Ahora?
—Si, por favor—nos quedamos callados—. Necesito de tus besos para
motivarme a estudiar y tal vez algo más.
—¿Algo más? —Pregunto, mordiendo mi labio inferior.
—No te hagas la inocente, Anastasia. Sube, por favor—cortó la llamada.
Suelto un bufido y me acerco al clóset y miro mi ropa, soy pésima para
vestirme, casi siempre tomo lo mismo porque me da flojera buscar más
ropa. Tomó unos pantalones azules, unas zapatillas blancas y una
camiseta roja. Me visto rápidamente, me lavo los dientes y me hago una
cola.
Me despido de la parejita que está acurrucada en el sillón y subo las
escaleras hasta llegar al departamento de Diego, y me doy cuenta de
que la puerta está entreabierta. La empujo y veo que choca con un libro,
lo tomo y tiene pegada una nota.
Cameron una vez preguntó ¿Por qué insistía tanto contigo?
Mi respuesta fue porque estaba seguro de que eras la chica de mi vida
Anastasia. Siempre lo supe aun cuando fui un imbécil contigo.
Encuéntrame, Anastasia, cada libro que tomes son libros que marcaron
mi vida.
Sigue el rastro de los libros.
Miré el libro y sonreír, no me imaginaba leyendo a Diego el diario de
una pasión. Abrí el libro y vi que tenía escrito algo:
Puedo ser lo que quieras. Solo dime lo que quieres y lo seré por ti Mis ojos
se llenaron de lágrimas porque Diego me dijo algo parecido cuando me
quedé por primera vez en su apartamento. En ese momento lo
detestaba, pero ahora sé que siempre lucho por mi aun cuando yo no
quería nada con él. Cerré la puerta y me adentré en el departamento,
caminé un poco y había otro libro en el suelo con un girasol: Podría
decirte tantas cosas Anastasia....
Pero si te fijas en la forma que te miro, te toco, te beso, ya deberías
saberlo todo.
Búscame, Anastasia, estoy solo aquí. Tu chico cursi y sexy está esperando
por su novia.
Miré el libro con emoción y me limpié las lágrimas que caían por mi
mejilla. Solté una risa porque el libro era Querido John, me va a matar
de amor y dudo que haya mejor forma de morir.
Abrí el libro y acaricié las palabras escritas en la primera página: Hoy,
estás aquí conmigo.
Caminé un poco buscando más libros y vi que había uno al inicio de la
escalera. Tomé el libro y solté un suspiro al ver que tenía otra nota
pegada:
Míranos, Anastasia,
Llevamos tiempo así, juntos y me siento completo contigo. Ninguno de los
dos creíamos en la felicidad, ¿no lo ves?
La felicidad también es un lugar.
Somos nosotros.
Nosotros juntos.
Solté un suspiro ¡Dios, esto es demasiado! ¿Qué hice para merecer a
este hermoso hombre? Levanté la nota y tenía que reconocer que Diego
tenía un excelente gusto en los libros y amaba con mi vida las ventajas
de ser invisible. Abrí rápidamente el libro y sonreír al ver que había una
frase de libro: Y en ese momento, te juro que éramos infinitos. Cada
momento que hemos vivido Anastasia ha sido infinito.
Tu chico cursi le dio el último toque, ¡Lo sé, soy genial!
Suelto una risa porque me lo imagino escribiendo con una enorme
sonrisa de orgullo por su pequeño toque que lo hace aún más especial
para mí. Miré la escalera y me di cuenta de que a la mitad había una
rosa blanca, me acerqué y la tomé. Cuando llegué al segundo piso, no
había más libros, caminé por el pasillo, pero nada. Entre en la
habitación de Diego y el centro había otro libro:
Aún no me encuentras Anastasia ¿Creo que estás llegando muy tarde?
Pero te revelaré un secreto que jamás te dije antes: para mí, tú siempre
llegas tarde a cualquier lugar, porque siempre querré que llegues antes a
mí, para verte y admirarte.
Miré el libro y mi corazón dio saltitos por dentro porque era el último
libro de la saga de Hush Hush. Lo abrí con emoción a ver qué frase
había puesto y puse los ojos en blanco:
Me desvestiré para impresionarte.
Me senté en la cama y dejé los cuatro libros, el girasol y la rosa ¿En
dónde estás? Me mordí el labio, pensando en qué lugar podía estar,
miré los libros y lo supe, tomé con fuerza mis libros y bajé
prácticamente corriendo las escaleras. Me acerqué a la puerta y vi que
había otra nota en el suelo.
Me podría enamorar una y otra vez de ti,
Sin cansarme de los sentimientos que tú despiertas en mí,
El amor nos vuelve amables, alegres, optimistas
Y todo eso hiciste por mí, y vale jodidamente la pena enamorarnos.
Abrí la puerta y vi que estaba con un traje y sus brazos abiertos. No
pude evitarlo y comencé a llorar. Diego se acercó a mí y me abrazó
fuertemente, escondí mi cara en su pecho, pero él tomo mi barbilla con
sus dedos. Limpio con cuidado mis lágrimas y pego su boca contra la
mía, fue un beso con mucho amor. Mis manos rodearon su cuello y lo
pegué más a mí.
Él se separó y pegó su frente contra la mía.
—Tus besos y tus caricias son asesinos para mí ¿Lo sabias, Anastasia?
Cada beso y caricia tiene un impacto en mí, más del que tú te puedes
imaginar.
—No, ¿Por qué dices eso?—Frunzo el ceño y él acaricia mi labio.
—Porque cada uno de tus besos y caricias mata a mis demonios y a los
malos recuerdos de mi pasado que me torturan. Te amo Anastasia,
jamás lo dudes.
Mis ojos se inundaron de nuevo, apenas podía verlo y él me abrazó con
fuerza. ¡Me estoy muriendo lentamente! Es la cosa más perfecta y
hermosa que alguien me ha hecho. Jamás podré superar a Diego, como
se supera a alguien como él.
—Te gustó mi sorpresa, mi bella—me susurró, entrelazó nuestras
manos y me hizo girar quedando frente a mí una pequeña mesa con
velas. En la mesa había más libros—. He notado que has estado un poco
triste, así que decidí darte esos libros que impactaron de alguna forma
mi vida, así como tú.
—Diego..., cáusate el mayor impacto que ha tenido mi vida—susurré
con la voz rota.
—Probablemente los libros que te di ya los has leído mil veces, pero
quiero dártelos porque subrayé cada frase en la cual me he sentido
identificado—me guió a la mesa y corrió la silla para que me sentara.
Él se agachó para estar a mi altura y me miró con mucha intensidad.
Amaba a este hombre más que a mi vida, cada momento que hemos
vivido nos ha cambiado. Hemos avanzado juntos, hemos aprendido a
amar, a sanar, a confiar y a estar siempre juntos. Al principio tenía
miedo de comenzar una relación con él, pensaba que iba a ser tóxica y
que
iba a terminar con un corazón roto, pero Diego me dejó callada
demostrándome como es él realmente en verdad.
—Me podría enamorar una y otra vez de ti, sin cansarme de los
sentimientos que tú despiertas en mí, el amor nos vuelve amables,
alegres, optimistas y todo eso hiciste por mí, y vale jodidamente la pena
enamorarnos, Anastasia—
me dice acariciando la mejilla y mis ojos de nuevo se llenaron de
lágrimas.
Porque era distinto a leerlo que escucharlo pronunciar esas palabras
con su voz ronca en donde sus ojos brillaban con emoción y amor por
mí. Diego, limpio las lágrimas con su pulgar. No podía dejar de llorar
porque ha sido algo hermoso ver como abría sus sentimientos y dejaba
libros con flores por todo su departamento. Para una chica lectora como
yo, era un sueño.
—¿Quieres ser mi novia, Anastasia? —Preguntó con una enorme
sonrisa. Apreté aún más los libros que me había dado Diego contra mi
pecho. Me quedé callada porque no tenía palabra, esta sorpresa fue
para pedirme ser su novia oficialmente.
Me miró con expectativas y tomó su mano.
—Sería una estúpida que dijera que no, Diego. Claro que sí, te amo
mucho, eres lo mejor que me ha pasado en mi vida—me acerqué a él y
le di un breve beso en sus labios—. Eres el desastre más hermoso que
me pudo tocar en mi vida, tú me haces sentir paz.
Me sonrió de lado y me besó con dulzura, mis manos rodearon su cuello
y mordí mi labio inferior con fuerza, él soltó un gemido que quedó
callado por mi boca. Puso su mano en mi cintura, clavando sus dedos en
mi cadera. Su tacto me hacía perder la razón y pronto el beso comenzó
a tomar fuerza. Nos separamos cuando nos falta el aire.
—Cuando te dije que podías venir aquí y llevarte todos los libros que
quieras hablaba en serio, Anastasia. Todos estos libros son tuyos, son
nuestros—mire la enorme biblioteca de Diego y luego a él—. Tener esta
enorme biblioteca estoy seguro de que me hizo ganar puntos.
Sonreí y pasé mi mano por su pelo, las hebras de su pelo se escapaban
de mis dedos. Acarició sus mejillas y cerró sus ojos.
—Tal vez, no lo negaré—bromeo.
—Quédate aquí, traeré la cena—se levantó y vi como salía por la puerta.
Miré la mesa y vi que había muchos libros de Nicolas Sparks, sonreír,
creo que ya sé de dónde se inspira Diego.
Él entró y dejó fresas y chocolate en la mesa y se sentó frente a mí. Él se
pasó una mano por el pelo y mis ojos hicieron repaso por ese traje que
andaba todo de negro: ¡Madre mía, se ve realmente bueno! Nunca lo
había visto con traje y estaba de muerte.
—¿Te gusta mucho Nicolas Sparks? —Pregunte con una enorme
sonrisa. Diego ladeo su cabeza y varios mechones cayeron en su frente.
—Claro, es uno de los mejores escritores de nuestra época—tomo una
fresa y lleno de chocolate. Arrastró su silla al lado mío y mordí la fresa.
Sus ojos miraba con diversión y me dio un beso en la esquina de mi
labio—. Eres deliciosa y con chocolate aún más.
Me sonrojé y tomé una fresa y la bañé en chocolate.
—Así que Nicolas Sparks es tu inspiración para ser un chico tan cursi—
alce una ceja hacia él, mientras él mordía mi fresa.
Diego mastico lentamente antes de contestarme:
—Supongo—una sonrisa comenzó a aparecer en sus labios y negué con
mi cabeza, me saqué la lotería de eso, no había duda. Era una chica con
mucha suerte.
—¿Qué te hizo cambiar de actitud? —Pregunte con curiosidad.
Él tomó otra fresa y la bañó de nuevo en chocolate. La mordí y solté un
suspiro porque estaba exquisito. Se inclinó hacia mí y chupó mi labio
inferior, me quedé quieta.
—Me gustabas, Anastasia, te lo dije el primer día, tu belleza me cautivó,
pero en ese momento era un imbécil, pero supongo que fue cuando tu
linda mano me golpeó la cara. Supe que no iba a conseguir nada si
seguía actuando así contigo... —se quedó callado unos minutos—.
Simplemente te mostré al verdadero Diego.
—¿Por qué yo?
—Porque cuando te vi fuiste como una luz para mi oscuridad, pero
también me di cuenta de que tenías un alma torturada y dañada y dos
almas dañadas se reconoce—confiesa, acariciándome la mejilla con su
dedo.
—Yo te amo en serio que lo hago—él suelta una risa y toma otra fresa y
repite la operación y la lleva a mis labios. La muerdo y mastico
lentamente bajo su atenta mirada.
—Me alegro de escucharlo—dijo con orgullo y acariciando mi labio
inferior, sus ojos brillaban tanto por mí y de seguro que los míos decían:
te amo—. Tengo que decirte que solo tú sacas al Diego cursi.
—Me alegro de escuchar eso—respondí con sus palabras. Me senté en
su regazo y mis manos rodearon su cuello—.
Porque eres mío y no te dejaré nunca.
—Coincido contigo—sus manos bajaron hasta llegar a mi trasero—.
Ahora te voy a hacer enloquecer. ¿Quieres que lo haga, Anastasia?
Mi boca se seca y yo asiento. Me hace levantarme de su regazo y él
también se levanta de la silla, camina al escritorio y saca unas mantas y
la estira en el suelo, camina a donde esta los sillones y saca los cojines
tirándolo con las mantas. Se acerca lentamente hasta llegar a mí.
Diego comienza a darme besos en mis hombros, su lengua deslizándose
hacia mi nuca. El vello de todo el cuerpo se me eriza y arqueo la espalda
en respuesta a la caricia ardiente. Es como una tortura, últimamente
cuando tenemos relaciones sexuales.
—Eres bella —sus labios vibran contra mi cuerpo y me provoca
escalofríos. Lleva la boca de vuelta a mi oído—. Te amo.
Echó la cabeza hacia atrás, sobre su hombro, de cara a su cuello. Se
agacha un poco para poder besarme en los labios, lleva las manos a la
parte de delante de mí camiseta y comienza a sacármela lentamente.
—¿Te la quitamos? —pregunta. Asiento, y sus ojos brillan de deseo
mientras me besa con delicadeza y amor.
Nuestras lenguas se entrelazan sin esfuerzo y me apoyo en él para no
caerme. Estoy disfrutando de su dulzura y de su ternura. Sus manos
encuentran mis pechos y me pellizca los pezones a través del encaje del
sujetador hasta dejarlos erguidos.
—¿Ves lo que me haces, Anastasia? —Aprieta las caderas contra mi
trasero y me demuestra exactamente lo que le hago antes de darme un
casto beso en los labios—. Soy completamente tuyo.
Baja las copas de mi sujetador dejando expuestos mis pechos y me pasa
las palmas de las manos por la punta de los pezones. Y su mano
desciende hasta llegar al inicio de mi pantalón, desabrocha el botón y
me baja rápidamente el pantalón.
—Tu piel es tan suave —me susurra al oído, deslizando las manos por
mi cuerpo, directo a donde se unen mis muslos. Las rodillas me
tiemblan cuando su mano toma mi sexo por encima de mi ropa interior.
Mis caderas se mueven hacia adelante, contra su mano, en busca de más
fricción. —¿Te gusta Anastasia? Porque tu cuerpo reacciona muy bien a
mis caricias.
—Diego...me gusta —jadeo, y luego gimo cuando me pega a su
entrepierna.
—¿Estás mojada por mí?
—Sí—susurro.
Pasa los pulgares por debajo del elástico de mis bragas. Él comienza a
bajar lentamente mis bragas dando pequeños besos por mis muslos.
Jadeo. Levanto mis pies para sacar las bragas.
Sus dedos cambian de posición y su mano me envuelve la cintura.
—¿Qué quieres que te haga, Anastasia? —Me susurra, besándome el
cuello.
El corazón se me acelera y no me ayuda a controlar la respiración.
Quiero esa mano en mí. Le apartó un brazo del cuello y cojo su mano. La
guío despacio hacia el interior de mi muslo y aplano la palma contra mi
cuerpo, con mi mano sobre la suya.
Empiezo a aplicar presión sobre su mano y a arrastrarla hasta que la
palma se desliza sobre mi sexo. Trago saliva y muevo las caderas.
Chocan contra su erección, le arrancan un gemido. Necesito que me
bese. Vuelvo la cara hacia él, que adivina lo que quiero al instante y
cubre mi boca con la suya.
Muerdo con suavidad su labio inferior y tiro para que se deslice poco a
poco entre mis dientes. Me mira fijamente mientras sigo moviendo su
mano arriba y abajo en una caricia lenta e interminable.
—No te corras —me advierte con un susurro.
De inmediato retiró la mano y se la llevó a la boca. Me mira fijamente
mientras empieza a lamerse la palma y los dedos. Dios santo, esta
imagen es demasiado erótica. Me desabrocha el sujetador y me vuelvo.
Me aparta el pelo de la cara
—Vamos a delirar juntos, mi bella novia.
Alzó la vista hacia sus hermosos ojos cafés.
—No voy a dejarte nunca, Diego. Me saqué la lotería contigo.
—¿Me lo prometes? —Me besa suavemente en los labios.
—Te lo prometo.
Le cojo una muñeca y le quito los gemelos de la camisa, luego hago lo
mismo con la otra y se la quito por los hombros.
Deja los brazos a los lados y ladea la cabeza, mirando cómo le bajó la
bragueta. Mis manos se deslizan por sus caderas, bajo su bóxer, y le
quitó a la vez los pantalones.
Su erección, larga y gruesa, aparece entre sus piernas. Provoca toda
clase de deseos en mí y no me ayuda que sus abdominales se tensan
bajo mis caricias cuando mis manos ascienden por su torso,
maravilladas ante su belleza.
—No puedo esperar más. Necesito estar dentro de ti. —Termina de
quitarse los pantalones y saca un condón de la mesa, lo rasga y se lo
pone con cuidado.
Se toca un poco antes de acercarse a mí. Me levanto del suelo y le rodeo
la cintura con las piernas. Parpadeo cuando su pene me roza en lo más
íntimo mientras me lleva contra la pared.
—Otra vez con el truco de la pared, Diego—puse los ojos en blanco y él
soltó una risa.
—Te dije que te podía hacer muchas cosas contra la pared. ¡Dios mío, te
deseo mucho!
Me empuja contra la pared y siento su erección caliente y resbaladiza
presionando contra mi sexo y entrando en mí sólo un poco. Respira con
fuerza y deja caer la cabeza en mi cuello mientras se prepara para
invadirme. Muevo las
caderas y desciendo sobre él. Me la meto entera.
—Me vas a matar —gime mientras se queda quieto dentro de mí.
Quiero sacudir las caderas y provocar algún movimiento, pero, por
cómo tiembla y palpita en mi interior, sé que se está conteniendo para
hacerlo delicado. Me quedo quieta y le acaricio el pelo negro mientras
coge fuerzas. El corazón le late con tanta fuerza que casi puedo oírlo. Lo
amo y mucho cada palabra que me ha escrito me ha hecho amarlo
mucho más.
—¿Te ha gustado mi sorpresa? —Pone la cara a la altura de la mía.
—Sí, me ha encantado—digo, al tiempo que enroscó los dedos
alrededor de su cuello y aprieto las caderas.
Retira las manos de mi espalda y las apoya contra la pared. Poco a poco,
recobra el aliento y luego arremete contra mí con una exhalación. Gimo.
Su asalto ardiente y palpitante hace que cambie las manos de lugar y le
clave las uñas en la espalda con fuerza.
Apoya la frente en la mía y empieza a entrar y a salir de mí. Suspiro con
cada estocada mientras él prosigue a un ritmo constante. Joder, es
perfecto. Me vuelvo loca. Empiezo a resbalar sobre su piel húmeda,
nuestros alientos se mezclan en los escasos milímetros que hay entre
nuestras bocas.
—Bésame, Anastasia —susurra con la voz ronca, pegó los labios a los
suyos en busca de su lengua.
Siento cómo un grito cobra forma en mi garganta cuando se echa hacia
atrás, me embiste y me desliza pared arriba.
Aprieto los muslos en su cintura con más fuerza para subir más y luego
me dejo caer sobre él.
—Cada caricia y beso son una cura para mí—me susurra.
Me embiste de nuevo, una y otra vez, empujándome pared arriba,
mientras yo me trago mis pequeños gritos y él me besa hasta dejarme
sin respiración.
—La felicidad también es un lugar —Me embiste de nuevo—. Somos
nosotros, aquí y ahora—me susurra, besándome el cuello.
—Eres perfecto...—Estoy disfrutando.
—Vamos a enloquecer esta noche—dice al tiempo que se hunde más
profundamente en mi interior.
—¡Diego! —Ya no aguanto más. Los movimientos suaves y calmados se
están desvaneciendo. Ahora son estocadas firmes y más agresivas.
Joder, estoy sudando la gota gorda. Clavo las uñas sin miramientos en su
espalda.
—¡Joder! —exclama —. Vas a correrte.
—¡Sí! —Gritó con fuerza.
No aguanto más. Me ataca con una energía feroz y explotó. Las espirales
de placer llegan a mi como una tormenta. Le clavo más las uñas y le
muerdo el labio sin piedad.
Dejó caer la frente sobre su piel sudada y salada, allá donde el cuello se
funde con el hombro, y echó la cabeza a un lado mientras tiemblo sin
control contra su cuerpo.
—¡Anastasia! —Grita mientras se retira y se adentra en mí, vuelve a
salir despacio y a entrar en mí con fuerza.
Llega a su clímax y varias oleadas de contracciones se extienden por mi
cuerpo, alargando mi clímax. Gime, luego deja que nos deslicemos hasta
el suelo y cae de espaldas, agotado y sudoroso. Me incorporo como
puedo y me subo encima de él. Apoyo las manos en su pecho suave y
me restriego contra sus caderas.
Diego lleva los brazos por encima de la cabeza y observó que su
respiración se va apaciguando a la vez que la mía.
—¿En qué piensas?
—En lo mucho que te amo, gracias por esta sorpresa. Tengo al mejor
novio cursi y ardiente del mundo —Le digo la verdad.
Las comisuras de sus labios ascienden en una sonrisa y una mirada de
satisfacción ilumina su bello rostro. Es perfecto, así como es no necesita
que cambie nada, lo amo tal como es. Siento tanta paz cuando estoy con
él, aun cuando sé que afuera está creciendo una enorme tormenta que
pronto va a estallar, a veces quisiera realmente quedarme encerrada
con él para siempre y que nadie nos moleste, pero sé que eso sería
cobarde y yo jamás lo he sido.
No me esconderé de Nicolás cuando me tenga que enfrentar a él, lo haré
y lucharé por mi vida, porque ahora tengo un motivo, una razón para
luchar por mi vida. He vuelto a amar con locura, he vuelto a vivir y a
sentirme completa. Y lo más importante, he vuelto a sonreír y he
aprendido poco a poco a perdonarme.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Ya estamos en la recta
final solo quedan 5 capítulos y cada vez se acerca mas el final.
Vamos a llorar todos cuando llegue :(
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 66
Me removí de mi cama una y otra vez, me refregué el ojo y vi que alguien
estaba tocando mi ventana. Me acerqué lentamente y sonreí al ver la
persona que estaba al otro lado de la ventana. Me mostró su hermosa
sonrisa y abrí la ventana. Él entró con gran facilidad y tomó mi cabeza
con cuidado y me besó con ternura, mis labios se movieron al compás de
los suyos.
Él mordió con fuerza mi labio inferior antes de soltarlo. Se pasó una
mano por su pelo rubio y me sonrió.
—Te ves bonita—tomó mi mano y le dio una suave caricia.
—Estaba durmiendo, solo lo dice porque me amas—me observó con sus
hermosos ojos azules y puso una mano en mi mejilla.
—Eres bonita, créeme cuando te lo digo—me dio un suave beso y me
atrajo a su pecho y no dudé en esconder mi cabeza en su cuello.
Lo amaba, amó a este chico tan callado y misterioso al contrario de su
hermano, que era más mujeriego. Nicolás acarició suavemente mi cuello
mientras me contaba cosas sin importancia de su día.
—Te amo, Anastasia—me susurró, besándome mi cuello.
Me separé de él, para míralo fijamente.
—Dime que me amas—me pidió con una dulce sonrisa.
—Te amo, Nicolás.
—¿Así? —Preguntó con una sonrisa enorme.
Puso sus manos en mi hombro y me empujó con cuidado hasta que mi
espalda tocó mi colchón y se subió arriba de mí. Acarició mi mejilla con
cuidado y fue bajando hasta la altura de mi cuello.
—No deberías amarme, Anastasia—me dio un suave beso en la mejilla y
su nariz acarició la mía—. Tengo muchos demonios y voces que me
atormentan.
Tomé su muñeca y lo miré fijamente, porque siempre me decía esas
palabras, no tenía sentido Nicolás, era tierno, cariñoso, cuidadoso y
amable, no entiendo qué demonios puede tener en su interior.
—Te amo—volví a repetir.
—¿Segura? —Preguntó serio. Puso su otra mano en el cuello y con una
sonrisa malvada —comenzó a aparecer en sus labios—. No deberías
amar a un monstruo como yo.
Nicolás comenzó a apretar mi cuello con fuerza, puse mis manos en sus
brazos intentando rasguñarlo y comencé a patalear, intenté gritar, pero
cada vez me costaba más respirar, rasguñé su cara que comenzó a
sangrar, pero aun así no se detenía.
Sentí que alguien me movía sin parar y desperté de un salto con una
mano en mi cuello. Le pegué un combo a esa persona y me caí de la
cama, podía escuchar como esa persona soltaba un gruñido. Comencé a
retroceder hasta que tocó la pared y me masajeó el cuello. La luz se
encendió y parpadeó varias veces para acostumbrarme.
Diego se levantó y se masajeaba la mejilla derecha. Mordí mi labio
inferior con fuerza y me limpié las lágrimas que caían sin control.
Odiaba estas pesadillas porque se siente tan real.
Se agachó y tiró de mi mano para que me sentara en su regazo.
—Ya paso—me peina el cabello. En ese momento se abrió la puerta y
entró la rubia—. Tuvo una pesadilla, tranquila, Ale, me encargo yo.
Alejandra se acercó a mí y apenas la podía ver a través de mis ojos. Una
lágrima recorrió su mejilla. Sé que siente mi dolor, fue ella la que ha
presenciado estas pesadillas hace dos años atrás y ahora
recientemente. Me dio un suave beso en la frente y se fue.
Diego me llevó hasta la cama y me abrazó con fuerza. Apoyé mi cabeza
en su pecho desnudo y su brazo rodeó con fuerza mi cintura. Solté un
suspiro y lo miré de reojo.
Él me estaba observando fijamente y su pulgar limpió una lágrima
solitaria.
—No llores mi bella, ya pasó ¿Qué puedo hacer para que te sientas
mejor? —Pregunto preocupado.
Estire mi mano y acaricie su mejilla en donde le había pegado.
—Puedes decirme algo cursi, por favor—hice un puchero.
Me dio un suave beso y su nariz acarició mi mejilla y luego mi nariz. Me
dio un beso largo en la mejilla y entrelazó nuestras manos.
—A ver, a ver que puedo decirle a mi hermosa novia—me susurro,
aparto el pelo de mi cara.
—Ilumíname con tu don de ser cursi—bromeo.
Se quedó unos minutos en silencio mirando al techo. Yo lo observaba
atentamente en sus gestos, cómo se mordía su labio inferior y una
pequeña arruga que aparecía en su frente.
—Tu llegaste a mi vida así de golpe, y yo estaba tan distraído en mi
mundo de gilipollas, que me enamoré del susto.
Sonreír y me abraza con fuerza.
—Tu fuiste como un tornado en mi mundo, Anastasia—me observo tan
fijamente, sus ojos brillaban con emoción—.
Creo que en serio me enamoré del susto porque provocaste tantas
emociones que no sabía cómo controlarlas, me volví insistente, cursi,
apasionado y feliz, muchas emociones que antes no sentía.
—Cambie tu mundo, ¿verdad?
—Sí — respondió sin dudar —, pero no me arrepiento porque me
devolviste a la vida, Anastasia.
—Ambos volvimos—dije bostezando.
Él sonrió dulcemente y me acarició el cabello con cuidado, amaba sus
caricias. Diego comenzó a tararear una canción en el oído para que me
relajara y su nariz me acariciaba mi mejilla.
—Duerme mi bella, estaré aquí siempre.
—Lo siento, no quise golpearte—digo con la voz ronca.
—No te preocupes por mí, ya pasó. Ahora a dormir—me susurró, volvió
a tararear una canción y sus dedos peinaban mi pelo.

******
Cuando desperté Diego no estaba en la cama. Me estiré y me levanté,
caminé como un zombi al baño, una vez adentro hice todas mis
necesidades. Cuando salí del baño Diego estaba sentado en la cama
con una bandeja llena de comida. Me apoyó en la pared y lo observé
unos segundos en silencio.

Nuestras miradas chocaron y él hizo una señal para que me acercara.


Mis pies caminaron lentamente hacia él. Diego soltó un bufido y estiró
su mano que rozaron con mis dedos y tiró de mi mano para que me
sentara en su regazo.
—Te amo—dijo, besando mi cuello.
—Primero que nada, buenos días, mi chico cursi y ardiente —bromeo,
acariciando su mejilla. Observó ese punto porque fue donde mi mano le
pegó, y por suerte no le quedó moretón o algo—. Te amo—respondí.
—Me alegro de escucharlo—dice con su voz ronca. Diego pone un pan
en mis manos y me pesa un jugo—. Ahora, come—me ordena con una
enorme sonrisa.
Achiqué mis ojos, porque hoy día estaba muy mandón.
—Comeré cuando quiera, no me des órdenes—digo fingiendo estar
molesta.
Él se encogió de hombros y le dio una mordida a su pan, lo masticó
lentamente y se pasó la lengua quitando las pequeñas migas del pan en
su labio inferior. Sus ojos brillaron con diversión, me estaba
provocando.
Me aclaré la garganta y me removí, pero fue un grave error porque
podía sentir como su amigo crecía bajo la tela de su pijama. Sus dedos
me agarraron fuertemente de la cintura. Alcé la mirada y vi que estaba
mordiendo de nuevo su pan.
Intenté soltarme de su agarre y Diego alzó una ceja porque mi trasero
se topaba sin parar con erección. Suelto un bufido. Tomo mi pan y le
doy una mordida. Diego sonríe y acaricia mi mejilla.
—No te pongas tan rebelde Anastasia, y deja de mover tu bonito culo
contra mi erección porque me estás calentando y mucho—declara sin
vergüenza, casi hace que me atragante con una miga de pan. Me aclaro
la garganta y tomo un poco de mi jugo—. No te hagas la inocente,
Anastasia, porque te encanta que te folle ya sea suave o duro.
Me atraganté con el jugo y lo escupí adentro. Abrí los ojos y alcé mi
mirada hacia él. Diego me observó un segundo antes de estallar en una
carcajada fuerte y su frente cayó en mi hombro.
—¡Tu cara Anastasia! —Exclamó entre risas y yo me cruce de brazo—.
No te enojes conmigo, Anastasia.
Me dio un suave beso en el hombro y me abrazó más fuerte.
—Termina de desayunar Anastasia—me dice con una enorme sonrisa
—. Y después te follo, tú decides de qué forma rápido y duro o suave y
lento. —Dice sin descaro.
Me solté de su agarre y lo miro molesta.
—¡No quiero ninguna de las dos cosas! Tengo cosas que hacer, además
de follar contigo. No soy puro sexo, Diego—
camine hacia el clóset y saque mi ropa interior, buzo una polera y un
polerón ancho verde. Una hora tenía que ir a entrenar.
Cuando me di la vuelta topé con el pecho de Diego. Él puso una mano en
mi barbilla para que lo mirara, pero me solté y pasé por su lado. Sé que
tal vez este exagerando, pero es lo que siento ahora todo es sexo y no
me quejo, pero quiero hacer otras cosas con él.
Me saqué la ropa y me metí dentro de la ducha. La puerta del baño se
abrió y vi que Diego me observaba con los brazos cruzados y se sentaba
en la tapa del baño. Cuando terminé Diego, me paso dos toallas, me
cubrí una con el cuerpo y otra con el pelo.
Cuando iba a salir él se interpuso en mi camino. Fruncí el ceño, estaba
molesta tal vez, pero no quería pelear con él, no me gustaba casi nunca
peleamos, pero tenía esa espina en mi interior que últimamente solo
teníamos sexo y me gustaba, pero tampoco quiero que nuestra relación
gire en torno a eso. Bah, estoy hecha un lío, me levanté con el pie
izquierdo.
—Como puedes pensar eso de mí, Anastasia—dice con la voz rota—. Te
amo Anastasia, me gusta tener sexo contigo porque es algo mágico y
podemos expresarnos mejor o al menos yo.
—Yo...
—Lo siento, no quiero que pienses eso, Anastasia, sabes que te amo
porque lo pones en duda en ti—acaricio mi mejilla con su pulgar—.
Dime lo que quieras y lo haré por ti.
Uy...me sentía falta, creo que actué mal, vale, me está pasando la factura
las pesadillas y el miedo, es solo que anoche se sintió tan real la
pesadilla, podía sentir como me estaba estrangulando Nicolás.
—Lo siento, Diego, es solo que...
—No te calles nada y dime Anastasia, soy tu novio.
—Bueno que últimamente solo es sexo y sexo, ya no hacemos tantas
cosas juntos con otras personas o con Alejandra y Cameron—confesé.
Él soltó un suspiro.
—Es que tampoco podemos exponernos tanto Anastasia—tira de mi
mano y me acerca a su torso—. Sé que estás preocupada y no estás bien
ayer presencié tu pesadilla Anastasia y no fue agradable verte
retorcerte y gritar en la cama.
Una lágrima solitaria recorrió su mejilla y se la limpió.
—Fue horrible ¿Qué estabas soñando? —Preguntó preocupado.
—Con Nicolás...que me mataba—confesé con honestidad—. Intenté
pelear,pero me ganó y yo... lo sentí tan real que me dio miedo
Me abrazó con fuerza.
—No digas esa mierda, Anastasia—dijo enojado, acariciando mi
espalda desnuda. Me levanta y me lleva de nuevo a mi habitación. Nos
sentamos en la cama y Diego me sigue abrazando con cuidado y
besando mi frente—. Jamás digas es mierda, no va a pasar ¿vale?
No lo miré, no podía hacer esa promesa que ni yo misma sabía si podía
cumplir, porque Nicolás tenía una obsesión conmigo y sé que nada lo va
a detener hasta matarme de una buena vez.
—Vale—dije en voz baja que apenas se escuchó.
—Te apetece un día de películas entre nosotros dos—propone con una
dulce sonrisa. Asiento con mi cabeza y le doy un beso suave en sus
labios. Él se queda quieto un momento, pero se recupera rápidamente y
toma el control del beso, pero lo corta rápidamente.
Me pongo de pie y comienzo a vestirme bajo la atenta mirada de Diego.
—Diego, amo el sexo contigo y no quiero que te sientas mal...fue
estúpido lo que dije—digo arrepentida.
—Lo sé, Anastasia. A ti te encanta tanto como a mí y no dejaremos de
hacerlo, pero si es cierto que últimamente eso es lo que más hacemos—
se estiró hacia atrás dejando a la vista su perfecto torso duro.
Me miro con un brillo malvado en sus ojos diciendo <<Soy una bomba
del sexo, Anastasia.>>Puse los ojos en blanco y terminé de vestirme.

******
Cuando salí de los camerinos Diego me estaba esperando apoyado. Me
miró y negó con la cabeza porque vamos, me había bañado antes y
tuve que volver a hacerlo, pero en ese momento no pensé, además que
solo me había lavado el cuerpo y ahora si me había lavado el pelo.
—Ni una palabra, señor comedia—dije, cuando me acerqué a él.
—Vez que tienes que pensar bien las cosas cuando estas molesta y no
hacer cosas impulsivas. Te bañaste dos veces hoy. —Tomó mi mano y
comenzamos a caminar a la salida del gimnasio. Me despedí de Ricky
que estaba entrando de nuevo.
Me subí al todoterreno de Diego y me abrochó el cinturón de seguridad.
Sonreí porque aún puedo recordar cuando me metió a la fuerza en su
todoterreno en ese día de lluvia, en ese momento lo
odiaba...simplemente porque me recordaba a Simón y estuvo mal,
jamás debí compararlo porque Diego es superior, no es que Simón sea
malo, pero sufrí mucho con él, fue mi primer amor y fue intenso y
horrible para mí.
—Siguiente parada: compra comida chatarra para nuestra tarde de
películas—dice con emoción y dirigiéndose a algún supermercado.
Una vez en el supermercado Diego, echaba mucha comida chatarra a un
montón. ¡Dios mío, con eso subo todo lo que baje en el entrenamiento!
Extraño pelear, pero no puedo hacerlo por ahora sería exponerme
demasiado. Diego caminó
por otro pasillo y echó varios condones.
Alce una ceja.
—Sexo seguro siempre con nuestro amigo condón, no queremos tener a
mini Diego o a mini Anastasia, aun—bromea.
Puse los ojos en blanco.
—Eso no pasará... —suelto con brusquedad.
—Vale, solo bromeo, no te pongas tan a la defensiva mujer, ¡paciencia
todo se trata de tener paciencia infinita! —Se masajea las sien y yo me
río. Él me fulmina con la mirada—. Desde el inicio tengo paciencia para
tu comportamiento rebelde.
Le doy un empujón y se tambalea un poco.
—Tú tampoco eres un ángel, acosador. No es no y te lo decía una y otra
vez. Te entraba por aquí—apuntó su oreja derecha—, y te salía por aquí
—apuntó a su otra oreja. Él se ríe.
—Me amas, no lo niegues—avanza por el pasillo—. Yo solo luché por ti,
contra todo el mundo e incluso contra ti.
—Poéticamente hermoso—digo con sarcasmo.
Cuando llegamos a la caja un chico de pelo colorín me sonríe y me mira
de arriba y abajo. Diego suelta un gruñido y comienza a poner las cosas
en la barra. El chico que atiende me mira de reojo.
Diego termina de poner las cosas y me atrae a su pecho y me masajea el
cuello. Está celoso y da mucha risa, porque al pobre chico lo tiene
intimidado y me siento mal. Me giro para mirar a Diego, pero tiene una
pequeña sonrisa en sus labios.
El chico le dice cuanto es y le pasó la mitad del dinero, porque yo
también voy a comer. Diego frunce el ceño y yo igual, al final termina
accediendo. Una vez en mi dormitorio pongo rápidamente la película
porque Alejandra y Cameron están teniendo su propia diversión en su
habitación.
—¡Dios mío! Qué vergüenza—me acerco a Diego, que está comiendo
una barra de chocolate. Él está tranquilo y no parece sentir vergüenza
al escuchar a nuestro amigo tener sexo, a mí tampoco, pero Alejandra
es ruidosa.
—¡Oh si, Cameron dame más duro! —Grita Diego intentando imitar la
voz de Alejandra y golpeando la pared—. ¡Dame más, bebe! ¡Oh sí, qué
bien te mueves! —Imita Alejandra.
No puedo evitarlo y estalló en una carcajada: ¡Dios que vergüenza!
Alejandra va a matar a Diego. Lo miro y tiene una sonrisa en los labios y
golpea de nuevo la pared.
—¡Intentamos ver una película! —Grita Diego.
Sentimos otro golpe del otro lado de la pared.
—¡Y nosotros intentamos tener sexo, así que cállate imbécil! —Le
responde Cameron.
Diego se encoge de hombros y toma el control para subir todo el
volumen de la televisión. Da una palmaditas y me acerco más a él, me
rodea con su brazo pegándome su pecho.
—Lo intente—dice con una sonrisa juguetona.
—De la peor forma.
—Lo intenté—repetí. Me da un beso, un breve beso y ponemos atención
a la película de a dos metros de ti. Voy a llorar, estoy segura de eso, el
libro ya me rompió el corazón y ver a mi amado Cole Sprouse no ayuda
para nada.
Pasamos toda la tarde viendo películas y comiendo comida chatarra e
incluso se unieron Cameron y Alejandra.
Nuestra tarde de películas mi amiga estaba risueña y sonrojada, lo que
significa que Cameron sí sabe moverse en la cama.
Llega la noche y Diego está acostado en la cama solo con bóxer, se ve
increíblemente sexy con su pelo revuelto, acaba de salir de la ducha y
creo que está en plan de provocarme. No estoy segura de poder
resistirme a sus poderes.
—¿Me deseas? —Pregunta con aire malvado.
—Ya sabes que si—dejo caer los brazos a mi lado.
—¿Quieres tener sexo? ¿Quieres que te lo haga lento y suave Anastasia?
—Su mirada me traspasa con mucha intensidad.
No puedo evitarlo, pero me sonrojo y él sonríe abiertamente. Sabe que
voy a caer en cualquier segundo. Muerdo mi labio inferior.
—Ven aquí—me hace una señal para que me acerque y lo hago.
Cuando llegó a su lado Diego se sienta en la esquina y me quita la polera
y el pantalón lentamente, mientras lo miro, adorando su pelo revuelto,
desgreñado.
Desaparece de mi vista durante los breves instantes en los que me quita
la polera y éste me tapa la cara. Lo deja caer al suelo de manera
despreocupada y alarga los brazos por detrás de mi espalda para
desabrocharme el sujetador.
Luego desliza los tirantes y lo deja caer. Me agarra con delicadeza de las
caderas y se inclina hacia adelante para pegar los labios a mi vientre.
Bajo los brazos y empiezo a acariciar sus hombros, ansiosa por tenerlo
desnudo del todo y por sentirlo en su totalidad, y me lo concede,
separando las manos de mi cuerpo de una en una para permitir que le
quite lo que le queda de ropa, pero sin despegar la boca de mi estómago
y mordisqueando ociosamente mi cadera.
—Tienes una piel exquisita, Anastasia. —Su voz es grave—. Toda tú
eres exquisita.
Hundo las manos en su pelo y miro la parte trasera de su cabeza
mientras él se entretiene ahora en mi ombligo. Como siempre, lo hace
de manera lenta, suave y precisa, consiguiendo que mi cuerpo vibre y
obligándome a cerrar los ojos como si estuviera soñando. <<Me
encanta, Diego>> En serio dije que últimamente giraba en torno al sexo,
tal vez, pero Diego tiene razón, es una buena forma de expresar
nuestros sentimientos.
Siento sus manos por todas partes, apretándome el trasero,
ascendiendo delicadamente por mi columna y descendiendo de nuevo
hasta la parte trasera de mis muslos.
Noto cómo sus pulgares se cuelan por el elástico de mis bragas y tiran
de ellas hacia abajo hasta que las tengo a la altura de las rodillas. Al
bajar la cabeza y abrir los ojos, lo encuentro mirándome. Sus ojos arden
de deseo.
—¿Y si cierro la puerta con llave y nos quedamos aquí para siempre? —
Sugiere con un leve susurro, animándome a mover una pierna cada vez
para que pueda quitarme las bragas—. Olvídate de lo que hay al otro
lado de esa puerta y quédate aquí conmigo.
Vuelvo a mi posición arrodillada y apoyo el culo en los talones.
—Tal vez.
Tuerce los labios y alarga la mano para pasarme el pulgar por el pezón.
—Tal vez —musita, centrando la atención en trazar círculos con el
pulgar alrededor de la oscura areola que rodea mi pezón erecto—. Te
amo.
Creo perder la razón cuando sonríe en mi pecho y levanta sus ojos cafés
para mirarme.
—Te amo, Diego —Alarga los brazos y tira de mí hacia abajo hasta que
estamos nariz con nariz. No puedo evitar la sonrisita que se dibuja en
mi rostro
— Nunca me cansaré de ti, Anastasia.
—Coincido. —Mi sonrisa se intensifica.
— ¿Vamos a hacerlo?—preguntó inocentemente mientras me
incorporó, separó las piernas y me colocó sobre su regazo.

É
Él me ayuda, guiando mis piernas alrededor de su espalda antes de
sostenerme del trasero con las palmas y tirar de mí.
—Creo que tengo el deber de hacerlo y satisfacer a mi chica —Me da un
beso en los labios—. Y yo siempre cumplo con mi deber, Anastasia
Evans.
—Bien —exhalo, y me pego a sus labios y cruzo los dedos de mis manos
por detrás de su cuello.
—Mmm —suspira, apoya la espalda contra la cabecera, conmigo en su
regazo. Se inclina sobre la mesilla de noche y abre el cajón superior.
Saca un preservativo y me lo da.
—Pónmelo tú, Anastasia—me susurra, besando mi cuello.
Me detesto a mí misma porque me he quedado rígida. No tengo ni la
menor idea de cómo se colocan a pesar de que ya llevamos mucho
tiempo teniendo relaciones sexuales. Jamás me lo había pedido hasta
ahora y tampoco me daba curiosidad siendo honesta.
—Da igual, hazlo tú, Diego—digo, intentando que mi miedo parezca
desinterés.
—Pero quiero que lo hagas tú. —Me empuja para que me aparte un
poco, expone su rígida longitud y se la sostiene verticalmente antes de
pasarme el condón—. Cógelo. Vamos Anastasia, no te va a morder.
Lo miro y él asiente para infundirme seguridad, de modo que alargo la
mano y lo cojo.
—Sácalo —ordena—. Apóyalo en la punta y ve desenrollándolo hacia
abajo con delicadeza—es evidente que vaciló al rasgar con cuidado el
envoltorio y extraer el condón, jugueteando con él entre los dedos. Sigo
sus instrucciones al pie de la letra. Apoyo el aro en la gruesa cabeza de
su erección. —Pellizca la punta —exhala mientras me observa
atentamente.
Deslizó el preservativo por su miembro hasta que ya no da más de sí.
Listo. Sonrió con mi trabajo.
—No tiene ningún misterio. Lo ves, Anastasia.—Sonríe al ver mi cara de
concentración y vuelve a colocarme sobre su regazo, tan hacia adelante
que puede levantar las rodillas un poco por detrás de mí.
Me insta a incorporarme y acercar su erección a mi abertura. Ambos
jadeamos conforme desciendo de nuevo. Me veo sumida al instante en
un éxtasis absoluto, contengo el aliento y me agarro de sus hombros.
Gimoteo mientras él da sacudidas dentro de mí.
Yo estoy arriba, y sé que sólo habrá movimiento cuando yo lo permita,
pero todavía no puedo moverme. Me siento completamente llena, pero
entonces estira las piernas y se hunde todavía más en mi interior.
—¡Joder, Diego! —Exclamó, y estiró los brazos rígidos contra él, con la
barbilla pegada a mi pecho.
—Tú tienes el control, Anastasia—susurra—. ¡Joder!—Meneo las
caderas para demostrarlo.
Unas abrasadoras oleadas de placer me invaden, la fricción roza mi
punto más sensible justo en el sitio adecuado.
Meneó de nuevo las caderas, trazando círculos con ellas.
—Me encanta—jadea.
Relajó los brazos y me agarró a su rostro, cogiéndole las mejillas entre
las palmas mientras muevo las caderas una y otra vez. Me impulsó
hacia adelante, pegamos nuestras frentes y la pasión de nuestras
miradas se enfrenta.
—Esto debe de ser el cielo, eres mi ángel—susurra—. No tiene otra
explicación. Pellízcame, por favor—bromea en sus últimas palabras.
Pongo los ojos en blanco e ignoro esas últimas palabras.
Asciendo y desciendo aferrándome a él con firmeza. La presión que
siento mientras él me llena me hace perder la razón y me traslada a
placenteros lugares con él. Ése es el efecto que tiene en mí y, a juzgar
por los gemidos que escapan de sus labios, yo tengo el mismo en él.
Estamos hechos el uno para el otro.
Me aparto sin dejar de moverme y de apretarlo con mis músculos para
ver su rostro. Tiene el pelo alborotado.
Húmedos mechones cubren su frente. Me encanta. Me observa con los
labios ligeramente entreabiertos y las sienes empapadas.
—¿En qué estás pensando? —Me pregunta desplazando las manos a
mis muslos—. Dime en qué piensas.
—Estoy pensando que te ves ardiente —Los músculos de mi sexo se
aferran firmemente a todo su miembro.
Actúo de manera calculadora, pero estoy totalmente desinhibida.
Entorna los ojos y hace un leve puchero, y entonces el muy cabrón
empuja hacia arriba. Suelto un gemido.
—Silencio, mi bella.
—No hagas eso—gruño.
Se me empieza a nublar la mente, pero sigo moviéndome sin parar. El
exquisito calor que se extiende por cada milímetro de mi piel me
anuncia que ya llega mi orgasmo.
—Te va a escuchar Cameron y Alejandra. —Desplaza la mano a mi pelo,
me lo peina con los dedos y encuentra mi nuca bajo los mechones
húmedos.
—¡Calla! —Exclamó con una sonrisa—suelto otro gemido, cuando entró
de nuevo en él, cada vez siento más cerca mi clímax y sé que también
está apunto por cómo pene crece más en mi interior.
—¿Vas a correrte, Anastasia?
—¡Sí! Por favor. ¿Tú estás listo?—suplico apretando las piernas contra
sus costados.
—Joder, siempre estoy listo para ti, Anastasia, no lo dudes—Se
incorpora y va directo a mi cuello, atacándolo con la boca, besándolo y
mordiéndolo—. Déjate llevar.
Y lo hago. Todos mis músculos se contraen. Grito. Echó la cabeza atrás,
dejándola relajada libremente mientras tiemblo a su alrededor.
—¡Joder! —Grita, sorprendiéndome, incluso a pesar de mi estado de
arrobamiento—. Anastasia, noto tus contracciones como me aprietas el
pene.
Guía mi cuerpo extasiado hacia él. Soy incapaz de responder, excepto
por los músculos que continúan aferrándose a Diego dentro de mí con
avaricia. Alcanza el orgasmo con un sonoro gruñido y un incontrolado
movimiento de caderas.
Yo me limito a dejarlo hacer, confiando en que me sostenga.
—No tienes ni idea de lo que me haces sentir, Anastasia. No tienes ni
idea, creo que jamás lo vas a comprender. Deja que te vea la cara. —Me
ayuda a levantar la cabeza, pero no la mantengo erguida mucho tiempo.
Mi pecho se desploma hacia adelante y lo obliga a apoyarse de nuevo
contra la cabecera de la cama.
—Te amo—le susurro, besando su pecho.
Mariel:
Me pare y caminé por la pequeña sala, no tenía ni idea porque esta
miserable persona quería hablar solo conmigo, tuve que viajar de
Barcelona a Madrid para escuchar que tenía que decirme esta persona
asquerosa. La puerta se abrió y entró el que fue alguna vez uno de los
hombres más poderosos de Madrid. Le sacaron las esposas y me
dejaron sola con él.
Me senté en la silla y me miró de arriba y abajo detenidamente. Lo
fulminó con la mirada y sacó una caja de cigarro y encendedor. Él toma
uno y lo enciende.
—Eres guapa—es lo primero que dice.
—No me gané este puesto por ser guapa, para qué querías hablar
conmigo—contestó con frialdad.
—He escuchado sobre los asesinatos y que hay un asesino en serie muy
inteligente en Barcelona—le da una calada su cigarro—. Sé quién es esa
persona, pero a cambio quiero un tracto.
Solté una risa y negué con la cabeza. Me he matado estos dos días
averiguando más sobre la vida de Nicolás hasta que encontré la clave de
porqué Nicolás era como es ahora porque está lleno de ira y solo quiere
matar, porque él sufrió abusos sexuales a los dieciséis años y estoy
mirando a la persona que lo abusó sexualmente, bueno uno de los siete
personas que abusaron de él.
—Cállate—dije enojada. Este sujeto era un maldito pedófilo de lo peor,
jamás defenderé a Nicolás y sobre los horribles crímenes que ha está
cometiendo, pero lo tenía a manos atadas cuando era un niño—. Tu
abusaste sexualmente de Nicolás cuando no pudiste abusar de su novia.
Sé que tenía una deuda enorme debido a sus vicios a las drogas. Tú ya
sabía que sufría de enfermedades mentales y que con la droga él callaba
a sus demonios porque no sabía qué hacer.
Hice una pausa antes de continuar.
—Un día lo seguiste para que pagara sus deudas y supongo que lo viste
con su novia y poco a poco comenzaste a obsesionarte con su noviade
de él y lo empezaste a meter a tu turbio mundo hasta que lo convertiste
en alguien asqueroso como tú. Pero el plan no te resultó muy bien con
Anastasia y ella escapó, pero aun, así como Nicolás, era guapo, decidiste
abusar de él junto con los otros asquerosos que estaba ahí durante toda
la noche.
Abrió sus ojos y le dio otra calada a su cigarro.
—¡Que lista! —Exclamó sarcásticamente.
—Y aun así no lo dejaste en paz, lo convertiste en tu chico especial para
traer a chicas inocentes para poder después traficar con ella y
venderlas o meterla a la prostitución. Tú fuiste el culpable de que
Nicolás se convirtiera en ese monstruo. Te lo juro que jamás saldrá de
esta puta prisión. Bienvenido a tu nuevo hogar y una cosa a los demás
presos no le gusta la gente que comete abuso sexual, creo que lo pagan
con la misma moneda.
—Nicolás no es tan inocente, ya ha matado antes y nosotros teníamos
que hacer control del daño.
Lo miré por encima de mi hombro.
—Eso ya lo sé, pero tú tienes una gran responsabilidad y espero que te
hagan lo mismo que tú has hecho durante tantos años jóvenes
inocentes para que sepas lo que se siente.

******
Cuando llegué a Barcelona fui directamente a mi despacho para
revisar si teníamos alguna información nueva, los asesinatos parecen
haber terminado o solo estaba más tranquilo Nicolás. Cuando llegué
estaba Harry sentado. Me acerqué a mi puesto.

—Abusaron de Nicolás cuando tenía dieciséis años, ni siquiera lo negó


—me senté y me masajeó el cuello—. ¡Qué asco de persona! Nicolás
siente toda esa ira hacia Anastasia porque como no pudieron abusar de
ella, abusaron de él y ella acabó también con sus negocios. Su reinado
cayó sin esa gente, Nicolás no es nadie.
—No lo puedo creer, pero Nicolás siguió trabajando con ellos.
—Porque de seguro lo grabaron y lo tenía atado, además que le sacaron
provecho a su belleza convirtiéndolo en su chico especial y también era
un niño fácil de manipular más con todos sus problemas—le explicó.
—Por cierto, Mariel, esta mañana encontraron el cuerpo de un joven
muerto de un disparo en su cabeza, el chico no andaba en buenos
pasos, ya sabe drogas, aún no se sabe mucho y el caso fue asignado a
Luis — puso los ojos en blanco —. Ha estado calmado la cosa, no crees.
—Demasiado.
Me levanto y tomo plano de las hectáreas del parque nacional. Lo estiro
en mi mesa, miro el primer punto que fue donde se encontró los tres
primeros cuerpos y después el otro punto donde se encontró el cuerpo
de la chica. El agua había 15 kilómetros de distancia, el asesino había
escogido este parque porque era uno de los más grandes y tenía varias
hectáreas de bosque y lagos.
—¿Quiere ir a hacer trekking? —Le preguntó Harry.
Él frunce el ceño y mira también el mapa.
—¿Quieres volver a ir? ¿Por qué?
—Puede que haya más cuerpo ahí, son 15 kilómetros en donde puedo
tirar otro cuerpo y no nos hemos dado cuenta—
le di una palmada en su pecho—. Vamos, Harry.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Ya estamos en la recta
final solo quedan 5 o 6 capítulos y cada vez se acerca mas el final y
también cada vez se me hacen mas largo los capítulos así que tuve
que dividir los capítulos.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, ya casi llegamos 1
millon de lecturas.
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 67
Me picaban los ojos y me despedí del doctor, cuando salí de la
habitación Diego estaba leyendo el libro París era una fiesta de
Hemingway. Me quedo quieta mirando la escena que tengo frente a mí,
lo amo mucho. Él levanta la vista de su libro y se levanta rápidamente
de la silla.
—¿Cómo te fue, Anastasia? —Preguntó preocupado.
Suelto un suspiro enorme.
Acabo de estar una hora reviendo mis pesadillas que al principio
comienzan como un recuerdo mío y de Nicolás, hasta que él comienza a
estrangularme y se transforma en mi pesadilla. Diego me aconsejó que
volviera al psicólogo y me recomendó al que fue él hace unos años atrás
para ayudarlo con su pesadilla.
—Doloroso—digo, abrazándolo con fuerza.
Él suspira y me besa la frente.
—Estoy bien Diego, solo es difícil revivir tus pesadillas cuando quieres
olvidarlas—miré mi teléfono y tenía que reunirme con Harry, Mariel y
Simón—. Me puedes llevar a la comisaría, por favor.
—Claro, ¿van a hablar sobre los juicios? —Pregunta, toma mi mano y
me guía a la salida.
—Si, es la próxima semana y es el último juicio para conocer su
sentencia, por lo que sé, Simón y yo y otros cinco jóvenes testificamos
en su contra—explicó.
Me subo en su todoterreno y Diego como siempre me abrocha el
cinturón de seguridad. Pone su mano en mi rodilla y le da una suave
caricia. Él suspira y lo miro.
—¿Estas segura que quieres dar tu testimonio? —Preguntó
preocupado.
—Sí, hemos luchado mucho por esto. Además, que podrás conocer a
mis padres, mi madre te amará y mi padre...no lo sé—acarició su
barbilla.
—Me los ganaré Anastasia, no creo que tu padre sea tan terrible.
—Mmm...lo hace más que nada para molestar, tranquilo sé que en el
fondo le vas a caer bien.—Lo animo.
Diego asiente y me da un suave beso en los labios, acariciando mi
pierna. Se aleja y corre rápidamente a la puerta del conductor y se
dirige a la estación de policía. Lo miré y sentía curiosidad si él seguía
teniendo pesadilla con el accidente.
Solté un enorme suspiro y él me miró de reojo. Comencé a jugar con
mis dedos, podía sentir su mirada en mí.
—¿Ya no tienes pesadillas? —pregunto.
Diego para en un semáforo que está en rojo y puso su mano en mi
rodilla. Levanté mi mirada y sus ojos café me miraban con mucha
intensidad, se pasó una mano por el pelo, un claro gesto que no le
gustaba hablar sobre este tema y lo entiendo, pero tenía curiosidad.
—No son pesadillas en sí...yo solo puedo ver los faros del camión y
luego siento que caigo un vacío y despierto asustado. No sé si realmente
son pesadillas en sí, muchas veces solo siento que caigo y despierto—se
muerde el labio inferior—. Antes revivía todas las noches el accidente.
Él mira al frente y toma una bocanada de aire antes de continuar:
—Amaba a mis padres y a mis mellizos con mi vida, eran mi luz—
sonríe—. Mi padre era italiano que se enamoró de una loca española
que puso su mundo de cabeza. Mi madre era una verdadera loca y llena
de vida que simplemente enamoró a mi padre con su bella locura—
suelta una risa—. Siempre se amaron, realmente mi padre amaba a mi
madre e incluso era bastante cursi mi padre, supongo que lo heredé de
él. Fue mi mejor ejemplo—me mira de reojo—,
era mi ejemplo en todo, siempre supe que cuando conociera a la chica
que pusiera mi mundo de cabeza sería la indicada.
Una sonrisa enorme apareció en mi rostro y me miró de reojo. Sus ojos
brillaban por mí.
⋙Te revelaré otro secreto—dobló a la izquierda y se detuvo en una
parte—. La razón de porque te digo bella es porque mi padre se lo decía
a mi madre, era un amor limpio y romántico como el de nosotros
Anastasia, jamás puse en duda que tú eras esa chica. Yo sé que tú eres
mi chica e incluso cuando intenté odiarte, mi corazón siempre lo supo y
entendí que tenía que dejar de fingir.
Me derrito de amor por este chico, es perfecto, como se supone que lo
deje ir cuando yo también siento lo mismo, con Diego todo es tan fácil,
tenemos sexo alucínate, me entiende, me ama locamente y me hace
sentir especial todos los días con sus palabras.
—Diego...
—Solo tú me conoces realmente—acaricio mi mejilla—. Te amo
Anastasia.
—¡Dios mío, me vas a matar de amor! —Exclamó dramáticamente.
—¡Calla, Anastasia! —exclama riendo—. Tú tienes la culpa de sacar a
un Diego enamorado y cursi, me tiene desde el primer momento que
chocaron nuestras miradas.
Muerdo mi labio inferior.
—Tengo que controlarme con lo de ser tan cursi...—Murmura para sí
mismo y no puedo evitarlo, estalló en una carcajada.
—No tienes que cambiar nada Diego, te amo como eres y amo que seas
tan cursi, es algo que me vuelve loca—
confieso con una sonrisa.
Él puso los ojos en blanco y continuó con el camino a la comisaría por el
camino. Diego me iba contando cosas sobre su carrera que tenía que
comenzar con las prácticas en los hospitales y yo me morí por dentro
porque Diego vestido como médico puede ser un espectáculo hermoso
de admirar.

******
Harry me abrazó fuertemente y me invitó a entrar a otra oficina. Miré
un segundo a Mariel y comencé a caminar rápidamente hacia ella y
me abrazó con fuerza, aunque no nos hemos visto casi nada, ella
siempre me estaba hablando y preguntando cómo estaba o si sentía
algo raro a mi alrededor. También sabía que estaba destrozada por
este caso.
Cuando nos separamos ,Harry tomó asiento a lado de mí y me miró
fijamente al igual que Mariel.
—¿Qué pasa? Porque están tan serios
—Solo estamos esperando a Simón, tenemos que preparar tu
testimonio para el juicio de la próxima semana—Mariel daba pequeños
toques con su lápiz—. Tenemos seis testimonios en total—comenta
Harry.
—¿Cómo has estado? —Preguntó Mariel.
—Bien, no he salido mucho para ser sincera—informo y ellos asienten
con su cabeza.
Me remuevo en la silla porque algo me oculta, me mira fijamente que
me hace sentir muy incómoda. El ambiente está muy tenso tanto que
podría cortarlo con una tijera.
—¿Te gustaría tener una tarde chica? Es mi tarde libre —pregunta
Mariel con una sonrisa tensa.
Harry la mira y ella asiente. Esto no me está gustando, ni un poco, algo
me ocultan y no están siendo sinceros
conmigo, lo noto por la tensión que hay en el despacho de Mariel. Antes
de que pueda seguir pensando algo más, la puerta se abre y entra
Simón con una enorme sonrisa y abraza Harry y luego me da un beso
en la frente.
—¿Cómo estás bonita? —Preguntó Simón, abrazándome.
—Bien—respondo cortante y soltándome de su abrazo—. ¿Y tú?
—Mejor, ahora que te veo.
Mariel tose y toma mi mano, salvándome de la situación incómoda. Ella
sabe que estoy con Diego y bueno, supongo que noto lo incómoda que
me hace sentir Simón con su confianza y que al parecer no sabes
aceptar un no.
En ese momento entró un hombre con un traje y un maletín. Harry hizo
las presentaciones, era el abogado que estaba tomando el caso y así
pasamos toda la mañana hablando y hablando sobre lo que teníamos
que decir y repasando la pregunta que nos podrían hacer los abogados
de la defensa de los asquerosos hombres.
Simón estaciona su auto frente a mi edificio, lo miro, estaba muy
pensativo, pero yo tenía una pregunta en mi mente que no dejaba de
rondar en mi cabeza una y otra vez porque se supone que éramos un
equipo.
—¿Por qué me lo ocultaste?
—Sobre los posibles asesinatos, porque ni yo me lo creía Anastasia,
nunca nos hemos llevado bien, es más, nos odiamos, siempre tuvimos
esta rivalidad, pero era porque Nicolás era envidioso, pero aun así es mi
pequeño hermano, ha matado a varias mujeres. ¿Cómo quieres que me
sienta? No me lo creo hasta yo, simplemente no quise preocuparte más.
—Tus padres nunca vieron las señales o algo raro en él cuando era
pequeño.
Él me miró y asintió.
—Claro que sí. Cuando tenía ocho años, mató un gato, al principio
pensaron que fue sin querer, pero luego un día mi madre llegó conmigo
del colegio y vio que mi hermano estaba torturando a otro gato y las
alarmas en mis padres se prendieron—Suelta un suspiro y se relame el
labio inferior—. Lo llevaron a un psicólogo que dijo que tenía un
trastorno esquizotípico de la personalidad, que normalmente aparece
en los niños que no pueden empatizar, estuvo en terapia por dos años y
el doctor lo dio de alta, ya que dejó de hacer esas cosas, al menos a la
vista de nosotros.
>>Supongo que cuando estuvo contigo, realmente se enamoró y pudo
esconder su demonio, pero se topó con la gente equivocada y creo que
fue inevitable—su labio tiembla y se pasa una mano por la cara.
—¿Tus padres saben lo de los asesinatos? —Preguntó alarmada.
—Tuve que decírselo todo...y fue la cosa más dolorosa que he hecho,
Anastasia, observar cómo a mis padres se le rompía su corazón y se
destruyen frente a mí, ha sido lo peor. —Cierra sus ojos un momento y
añade—: mi madre llora todo el día y está pendiente de las noticias y mi
padre se ha cerrado ensimismo echándose la culpa por haber criado un
monstruo.
Nos quedamos en silencio unos largos minutos.
⋙Mis padres van a testificar encontra de Nicolás cuando lo atrapen,
supongo que para intentar de traer un poco de paz a la familia de esas
chicas. Muchos dicen que es de admirar lo que van a hacer mis padres y
otros dicen que no pueden entender como le dan la espalda a su propio
hijo.
Tomo su mano porque mi amigo está destrozado en estos momentos y
me necesita.
—La gente siempre va a hablar lo que quiera y siempre te va a juzgar,
aunque hagan las cosas correctas y tus padres son fuertes y de admirar
para hacer eso, no cualquier persona lo haría, muchos padres lo
negarían, pero tus padres son unos guerreros—digo con sinceridad.
—Están destrozados, Anastasia, mi madre llora todo el día y mi padre
está todo el día pensativo, pero quieren hacer lo correcto y ellos dijeron
que no podía perdonar lo que hizo porque él sabía lo que estaba
haciendo y él sabía lo que era bueno o malo en esta vida.
—Te admiro tanto Simón.
—Siempre te protegeré Anastasia, fue mi culpa todo esto—me quedo
callada—. Porque si no hubiera sido un patán contigo, nunca hubieras
conocido a mi hermano, bueno, no de la forma en que estuvieron juntos
—se pasó una mano por la cara—. Todo es mi culpa, si tan solo hubiera
sido un buen chico contigo estoy seguro de que seguiríamos juntos, tu
hermano seguiría con vida Anastasia y nada de lo que está pasando
estaría pasando.
Nos quedamos en silencio.
—Simón, no es tu culpa, tomamos nuestras propias decisiones, yo tomé
las mías, tú tomaste la tuya y Nicolás igual—
le recuerdo—. Éramos jóvenes, tú solo quería disfrutar de la sexualidad.
Supongo que yo quería vivir un romance como los que leía en los libros,
éramos jóvenes, cometimos errores, pero aprendimos, bueno excepto
Nicolás.
Apoyó su frente contra el manubrio y comenzó a sollozar, me acerqué a
él y lo abracé fuertemente.
—Me salvaste Simón, cuando iba a ser violada por siete hombres,
arriesgaste tu vida e incluso lo has hecho muchas veces e intentaste
ayudar a mi hermano—tome su barbilla y limpie sus lágrimas—. Eres
mi ángel y siempre estaré agradecida por todo lo que has hecho por mí.
—Siempre me tendrás, Anastasia, esperaré por ti.
—Simón, no vivas en nuestros recuerdos, ve y busca a una chica que te
mire como tú me miras a mí, no es justo, quiero corresponder a tus
sentimientos, pero los míos ya están ocupados.
Besé su mejilla y él me abrazó con fuerza.
—Como dije antes: siempre me tendrá a mí.
—Basta Simón, volví con Diego—confesé. Apretó sus labios en una fina
línea—. Lo siento Simón, pero Diego es correcto, lo sé.
—¿Cómo lo sabes, Anastasia? —Pregunta molesto.
—Porque si Diego me pide que me case mañana con él, lo haría sin
pensarlo un segundo Simón, daría mi vida por él.
Lo amo como nunca he amado a nadie.
Simón sé que quedó callado, podía ver cómo su mente estaba
trabajando para sacar cualquier excusa, pero esta vez estaba dejando
las cosas claras. Él solo me miró y yo suspiré.
—Eres mi amigo Simón, te quiero un montón, pero te mereces una
chica que te ame con locura y con pasión.
Él negó con su cabeza, pero mira que es cabezón, en fin, tampoco podía
hacer algo por mi parte, estaba más que claro y todo dependía de él,
pero de mi parte solo iba a tener una linda amistad.
—Siempre esperaré por ti—me susurro con la voz rota.
—Espero que lo piense bien Simón—me bajé del vehículo y Mariel
estaba apoyada en la pared. Cuando me acerqué, ella estaba mirando
como el auto se marchaba y después lo seguía un auto de policía.
—Desde aquí puede ver cómo le rompiste el corazón—bromea.
Solté una bocanada de aire. Eso me hacía sentir falta, sé que lo hice,
pero es que tengo que ser sincera, Simón simplemente no acepta un no
de mi parte, está empeñado en una vieja historia que para mí fue
divertida y a la vez dolorosa, tal vez, él tiene otra perspectiva de cómo
fue, pero para mí fue de lo peor, nunca me había sentido tan poca
cosa estando en esa relación y eso que solo fueron 3 meses.
Cuando entramos en mi departamento dejé a Mariel en la cocina
pidiendo pizza y comida china y yo subí a mi habitación. El
departamento estaba a solas, Alejandra, Cameron y Diego estaban en la
universidad. Cuando entré en mi habitación supe que algo no andaba
bien, alguien había estado aquí.
Miré a todas partes y solté un grito. Negué con la cabeza y miré esa roza
azul que estaba en el centro de mi cama.
¡Dios mío, Nicolas estuvo aquí! Solo una persona en mi vida me ha
regalado rosas azules. La tomé con fuerza y las espinas se me clavaron
en la mano, aún puedo recordar cómo fue la primera vez que me regaló
una rosa: Hace 4 años atrás:
Salí del colegio junto a Alejandra, quien me está dando los motivos de
porque tengo que dejar a Simón y que solo me ve como una chica más
de su grupo. Yo suelto un suspiro, porque tampoco le conté que me besé
con su hermano y desde que pasó eso lo he estado evitando a Simón y
Nicolás, dos chicos rubios que me estaba volviendo loca.
Estaba en un verdadero triángulo amoroso que ni yo misma sabía cómo
me había metido. Apenas escuchaba lo que me decía Alejandra. Paré en
seco y miré el asqueroso espectáculo que veían mis ojos, Simón estaba
rodeado de tres chicas y sus amigos. Simón tenía una mano en el
trasero de una chica y la otra sujetaba la cintura a otra chica.
Me picaron los ojos y tenía ganas de llorar, pero no lo iba a hacer.
Alejandra se calló y soltó un gruñido.
—Lo odio es un playboy de mierda, en serio quieres ser una más.
Respétate un poco más Anastasia—me giré para mírala y se calló.
—Déjalo Ale—dije amablemente, mientras me alejaba.
—¡Mierda Anastasia, la he cagado, pero te mereces algo mejor y lo
sabes! Te está destruyendo, déjalo por favor. —
Ella me abrazó con fuerza y asentí.
Tenía razón, tenía que valorarme un poco más. Yo valía mucho más que
ser otra más del montón y Simón no se merecía ni un segundo de mi
tiempo. Me senté en una banca y me despedí de la rubia.
En mi campo de visión apareció el chico más misterioso del colegio y
venía directo hacia mí. Miré a Nicolás con recelo y me mostró una
perfecta sonrisa blanca que podía quitar el aliento a cualquier chica, es

É
guapo, vale, es muy guapo y misterioso. Él inclinó su cabeza y tenía una
de sus manos detrás de la espalda.
—Hola Darling—me dio un suave beso en la mejilla y se sentó a mi lado.
Me quedé mirándolo, esperé un segundo, acaba de llamarme Darling
que es adorada.
—Hola, Nicolás—susurré, miré al frente y vi como Simón se besaba con
otra chica.
—Aún sufres por el imbécil de mi hermano, creo que te mereces alguien
mejor—dice con recelo.
—En eso tiene razón, termine con su juego—digo decidida.
Me giro para mirarlo y veo que en su mano sostiene una rosa azul, él
tiene una hermosa sonrisa y toma mi mano con cuidado dando una
pequeña caricia. Me quedo sin aliento.
—¿Quieres salir conmigo, Anastasia? Me gustas mucho y no he dejado
de pensar en nuestro beso.
—Nicolás..., yo—comienzo a decir confundida hasta que alguien tose
ruidosamente, ambos levantamos la mirada y vemos a Simón, quien
sigue agarrando a una chica del último año.
—¿Qué haces tú con mi chica? —Le reclama Simón a Nicolás.
Suelto una risa y me levanto para encararlo, es un capullo a lo grande y
tiene unas pelotas enormes al venir a reclamarme algo y más a decir
que soy su chica. ¡Dios es un imbécil que mierda le vi! Pensé que sería
entretenido y
alocado, pero solo me he sentido poca cosa a su lado viéndolo con más
chicas que tienen más pechos y culo que yo y mucho más guapa.
Nicolás se levanta de la banca y le da un empujón a su hermano.
—No es tu chica y le estaba pidiendo una cita seria, solo nosotros dos.
Ella se merece mucho más de lo que tú le das
—dice con voz ruda—. Déjala en paz.
Simón suelta un gruñido y toma de mi brazo con cuidado y me aleja de
Nicolás, pero sin soltar a la otra chica que era mucho más guapa que yo.
Me sentía como una mierda.
—Vamos a tener una fiesta, ¿te vienes? —Pregunta con una sonrisa y
apretando más la cintura de la chica y ella pasa su mano por su pecho.
Me crucé de brazo y negué con la cabeza. Mi paciencia tiene un puto
límite y Alejandra tenía razón: merezco algo mejor, así que Simón se
puede meter su fiesta por donde le caiga.
—No—digo enojada—. Se acabó.
Él le susurra algo a la chica y ella se aleja lentamente de nosotros. Alzó
una ceja.
—¿Estás segura? —Pregunta con ironía. —Piénsalo muy bien
Anastasia, no volveré a ti. Tú sabes que yo no busco a las chicas que
terminan conmigo.
Solté una risa ¡Es un imbécil! Como puede ser tan imbécil y ciega, es en
serio que el amor te ciega hasta que alguien te echa las cosas en la cara
como Alejandra o Nicolás que comienza a ver en qué parte estás
fallando.
—Más segura de lo que he estado en toda mi vida, Simón. Se acabó, no
quiero ser más una de tus chicas y no te acerques más a mí.
Él soltó una risa y se acercó peligrosamente a mí, me quedé quieta en
mi lugar. Puso sus manos en mis hombros y comenzó a bajar
lentamente, haciendo que mi respiración se entrecortara.
—¿Seguro que no quieres sentir mi tacto de nuevo y mis besos?—me
susurro con voz ronca.
Lo miré con verdadero odio y me solté de su agarre con brusquedad.
—Puedes dárselo a otras chicas, porque yo ya no seré nunca más de tus
muñecas, ni de ti y de nadie más, nunca. Me entendiste imbécil. —Le di
un empujón y caminé hacia Nicolás, quien me ofreció una rosa.
—Te ves linda cuando estás enojada—dice Nicolás—. Me gusta
Anastasia, y no estoy jugando a nada contigo
¿aceptas salir conmigo?
Tomé la rosa y asentí con una sonrisa.
Presente:
Mariel me quitó la rosa y me arrastró prácticamente al baño, la puso en
lavamanos limpiando la sangre. Siento que me habla, pero no puedo
responder. Ella me hace sentarme en la taza del baño y me limpia la
mano.
—¿Qué te pasa, Anastasia? —Pregunta preocupada.
—Nicolás...esa rosa, solo él me daba rosas azules—mis ojos se llenan de
lágrimas y apenas la puedo ver. Mariel se pone de pie y saca su pistola
rápidamente.
—¡Mierda! Quédate aquí y echa llave al baño cuando salga de aquí—me
ordena. Revisa la ducha y cierra la puerta.
Pongo seguro, es mejor no llevarle la contraria a Mariel, la verdad es
que me intimida mucho.
Pasan varios minutos y Mariel me dice que salga. Me abrazo con fuerza
y escondo mi cara en su cuello, lloro todo lo
que puedo en sus brazos que me resultan reconfortantes en estos
momentos. Pasamos una hora acostados, ella acaricia mi pelo e intenta
subirme el ánimo contándome anécdotas de su infancia.
—Vas a tener que poner más seguridad, Anastasia, voy a llamar a
alguien para que la ponga ¿te parece?
—Claro.
Ella se levanta y contesta su teléfono, camina de un lado a otro dando
órdenes a la persona del otro lado de su teléfono.<< Despierta
Anastasia>> Te estás comportando como una verdadera niña, reacciona
de una buena vez y deja de lamentarte—me digo a mí misma.

******
Cuando llegaron los chicos estaban instalando nuevas cerraduras.
Diego se acercó a mi preocupado y me abrazó con fuerza. Acaricié su
espalda para que se relajara, estaba bien y solo fue una amenaza.

—¿Qué mierda pasa? —Preguntó preocupado.


—Nicolás—susurro.
—¿Lo viste o qué pasó? —Aparta el pelo de mi cara.
—Me dejó una rosa en la cama. Está muy cerca de mí, Diego—digo
preocupado.
—Listo—dice el cerrajero. Me pasa las nuevas llaves y explica el nuevo
sistema de cómo es uno de los más seguros y bla, bla...apenas puedo
seguirles el ritmo a sus palabras.
La noche llegó y tuve mucho miedo de que algo pasara, prácticamente
dormí con un ojo abierto y el otro cerrado, apenas dormí y me removí
en la cama de un lado a otro y Diego lo notó porque puso su mano en mi
cintura y me atrajo a su pecho.
Me levanté como un zombi y caminé directamente a la ducha, sentía
una presión dentro de mí. Tomé una larga ducha intentando relajarme y
después hice todas mis necesidades. Diego me dio un beso y se metió
dentro del baño. Solté un suspiro apenas habíamos hablado. Me vestí
toda de negro, no tenía ánimo de combinar mi ropa o pensar si se iba a
ver bien, creo que también reflejaba mi estado de ánimo.
Unas manos me abrazaron de la cintura y me apego a su pecho.
—Te amo—me susurro, mordiendo mi oreja.
Me giré entre su abrazo para míralo y aparte su pelo húmedo de la
frente y le di un suave beso.
—Te amo, mi chico ardiente y cursi—le digo, acariciando su mejilla.
—Como amo escucharlo jamás me cansaré de esas palabras—sacó unos
pantalones, bóxer y una camiseta blanca, comenzó a vestirse—. ¿Estás
mejor? —Preguntó preocupado.
Me pongo de puntilla y busco mi navaja, necesito protección ahora que
sé que Nicolás estaba cerca de mí, lo necesitaba. Estiró un poco más mi
mano y tocó algo duro. Bingo me la guardó rápidamente en mis
pantalones.
—Si—me acerqué a él y le di un enorme beso, nuestras lenguas se
juntaron y Diego apretó su erección matutina contra mí que me hizo
jadear. Nos separamos porque teníamos universidad—. Siempre estás
caliente.
—Contigo cada segundo—responde, pasando una mano por el pelo—.
Vamos, me muero de hambre, de comida y también de sexo, pero eso
será para la noche—me guiña un ojo.
******
El día transcurre lentamente y camino por los pasillos de la
universidad, pero de repente mi piel se eriza y los pelos se

me ponen de punta. Miro a mi alrededor y no veo nada, sé que está ahí,


pero en qué parte y cómo puede pasar desaparecido. Camino un poco y
doblo por la izquierda, una mano tira de mí y me pega contra una
pared. Abro los ojos y veo a Nicolás con una enorme sonrisa malvada y
siento como me clava un cuchillo en mi estómago.
—Quédate quieta y se buena niña—me susurra. Yo asiento una y otra
vez—. Saldremos de aquí y te subirás a mi auto, no armarás un
escándalo porque si lo haces te mato frente a todo el puto mundo,
¿Entendiste?
Asentí con mi cabeza y él se volvió a poner la capucha, pasó una mano
por mi cintura y sentía como se me clava en mi estómago. Respiré
profundamente, necesitaba pensar y ver como salía de esta con vida.
Salimos de la universidad rápidamente y me apunto a donde tenía
aparcado su coche.
—Te gustó mi rosa, fue como los viejos tiempos, ¿verdad? —Me dio un
beso en la mejilla—. Tranquila Anastasia, que aún no empieza la fiesta y
tu cuerpo ya está temblando.
—Nicolás...
—Cállate o te mato, Anastasia, te juro que he deseado que llegara este
día. Te tortura, te violare y luego te matare lentamente y después
descuartizare tu lindo cuerpo o lo conservare, aún no lo tengo claro que
haré con tu lindo cuerpo cuando este sin vida—me susurro, dándome
un beso en el cuello.
Un sudor frío recorría mi espalda, estaba enfermo, un jodido enfermo
de mierda. Miré a todas partes intentado hacer algo, pero él lo notó y
presionó aún más su cuchilla en mi estómago y sentí como la punta de
la cuchilla penetra un poco mi piel. Solté un gemido de dolor.
—Sigue caminando Anastasia—me apretó el brazo.
Tragué duro y apreté mis manos en puños. Cuando llegamos a su coche
él abrió la puerta y me agarró con fuerza la muñeca.
—¡Súbete al puto coche, ahora! —Exclamó enojado.
Lo miré un segundo y vi que había guardado la cuchilla, no lo pensé dos
veces y levanté mi rodilla impactando con sus partes nobles, él se dobló
y comenzó a gruñir. Comencé a correr, pero él me agarró y mi puño
impactó con su cara y cayó al piso, no lo pensé otra vez y le pegué una
patada en su estómago que hizo que se doblara y comencé a correr a la
universidad. Mire el auto e intente memorizar la matrícula, cuando
estuve en la entrada hablé con el equipo de seguridad quien avisó a la
policía. Mis ojos me picaban y quería llorar. Estuvo muy cerca, joder.
Apenas podía respira aun podía sentí la navaja clavada en mi piel.
Veinte minutos después Harry tomaba mi declaración y Diego me
abraza con fuerza. Sabía que esto estaba a punto de acabar y me salvé
por muy poco cómo es posible que dejé entrar a la gente, así como así
en la universidad se supone que por algo tenemos un pase.
Harry me ordenó que me fuera a mi departamento al igual que
Alejandra y Cameron, todos accedimos sin objeción alguna, sabíamos
que era peligroso y de hecho ninguno de ellos sabía que Nicolás era el
asesino en serie. Durante el camino Diego me estuvo abrazando y
tarareando canciones para relajarme, pero no lo podía hacerlo, estaba
muy tensa. ¡Dios mío! Todo fue tan rápido que ni siquiera entiendo
cómo me puede escapar de él, pero sé que esto aún no llega a su fin.
Cuando llegamos a mi cuarto Diego me dejó en la cama y levantó la
polera porque tenía pequeñas gotitas de sangre y me dolía un poco el
estómago. Él me limpió y me curó, yo lloraba en silencio. Cuando
termino me abrazó con fuerza.
—¡Anastasia, lo siento tanto debería haber estado contigo! —Me besa la
mejilla y seca mis lágrimas—. Soy un imbécil.
—Diego, no, no, estaba en un examen y tenemos diferentes ventanas—
digo con sinceridad—. No es tu culpa, lo importante es que puede
escapar, estoy aquí y cremé que le di una buena paliza.
Su cuerpo se tensa y yo acaricio su espalda para que se relaje. Nicolás
nunca me ha podido ganar en las peleas, soy
más rápida que él, por eso él usa armas o las personas que amo para
tenerme acorralada o si no lo derrotaría como hoy.
—Casi te pierdo Anastasia: ¡Dios...no, no, no! —Comienza a decir una y
otra vez Diego. Yo lo abrazo con más fuerza y le doy besos por su cara
para que se relaje. Siempre he sabido defenderme y esta no sería una
excepción. Nicolás era inteligente, pero a la vez muy lento.
—Diego, tranquilo, estoy contigo—lo reconfortó.
—Lo siento Anastasia, debería estar calmándote y no preocuparte más,
pero eres lo más importante que tengo en mi vida—dijo en un susurro
—. Lo eres todo para mí y si... —niega la cabeza—. Eso no va a pasar—
dice para sí mismo.
—Nada me va a pasar—digo con una sonrisa forzada.
Me mira y frunce el ceño. Salta la vista que no me había creído, pero
bueno es que nunca podremos asegurar nuestro futuro, así es la vida,
no podemos dar nada seguro. Muchas personas se van de nuestra vida
muy temprano o repentinamente, pero todos en algún momento
moriremos, es lo único que tenemos seguro y eso duele mucho, muchas
veces queremos que las personas que amamos sean infinitas en nuestra
vida. Me encantaría que Diego fuera infinito, que nada le pasara por él
sufrirá todo lo que Nicolás me dijo con tal de que él esté a salvo. Daría
mi vida sin pensarlo al igual que la rubia, mis padres, mis amigos y mis
abuelos. Aún puedo recordar como hace dos años atrás Nicolás me
amenazó con matar a mis abuelos, había estado tranquila con ellos
durante seis meses y cuando lo volví a ver fue lo peor y entendí que
tenía que alejar a todo el mundo de mí, porque realmente tenía un
demonio detrás de mí.
Nicolás nunca me va a dejar en paz hasta que uno de los dos muera o
vaya a la cárcel.
—Te amo Anastasia—me susurró Diego con voz ronca.
Sonreí esas palabras realmente me daban vida para luchar por mi vida,
para no ser una débil en estos momentos, necesitaba recordar que la
vida podía ser maravillosa cuando encuentras a la persona correcta y sé
que Diego lo es.
—Te amo Diego Rivero—dije besando sus labios.
Nicolás:
Miro por el espejo retrovisor como un policía me hace una señal que me
parara a un lado. ¡Maldita, perra! Tomó la pistola y la guardó
rápidamente. Me bajo del vehículo y veo que la policía anota mi
matrícula.
Miro a mi alrededor y no hay casi nadie por aquí. El policía termina de
anotar la matrícula falsa y se acerca a mí con su libreta. Lo miró y
sonrió.
—Dígame oficial—me cruzo de brazos.
—Necesito sus papeles y su carnet de conducir. Estamos buscando a
una persona, así que le pido que coopere y quítese los lentes de sol y la
gorra—dice.
Le entregó una falsa documentación y los papeles del auto. Él los toma y
comienza a hablar con alguien más, mientras ve los papeles me vuelve a
ordenar que me quite el gorro y los lentes. Lo hago y él abre los ojos,
pero antes de que pueda hacer algo le entierro la navaja en la garganta.
El policía cayó al suelo y sacó mi pistola, le disparó en la frente
acabando con su vida. Tomó su cuerpo y caminó un poco y lo tiró por
un barranco. Me subo en auto de policía y lo dejo a la orilla y lo empujo
donde cae en el barranco. Me subo rápidamente en mi auto y acelero.
No dejaré que nadie me atrape antes de matarla, tengo que matarla de
una buena vez y hoy día estuve a punto, pero esa maldita perra se me
escapó.
Cuando llego a mi casa me bajo y limpio mi navaja de la sangre del
estúpido policía. Son unos ineptos los policías.
Entró en el sótano y observo con una sonrisa burlona como la chica me
mira con verdadero horror.
Me agacho para estar a tu altura.
—Tu peor error fue subirte en un auto de un desconocido. Bienvenida a
tu último día—digo con odio. Voy a desquitarme con ella y hacerle
pasar un verdadero infierno por ser una estúpida.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Ya estamos en la recta
final solo quedan 5 capítulos y cada vez se acerca mas el final y
también cada vez se me hacen mas largo los capítulos así que tuve
que dividir los capítulos.
Muchas gracias por tanto apoyo, ya llegamos a 1 millón de lecturas
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 68
Entre mi departamento y apoyé mi espalda contra la puerta, me pasé
una mano por la cara. Estoy tan cansada de esta situación que en estos
días me han seguido tres policías, literalmente tengo más seguridad
que Kyle Jenner. Una mierda todo esta situación. Y lo más gracioso es
que Nicolás es un maestro de disfraz que puede andar por cualquier
parte sin que lo atrapen, supongo que es porque se ve más como un
ángel y tú realmente te cuestionas, si él es capaz de cometer esos
crímenes.
Guardo los documentos en mi mochila, hoy día estuve entregando y
dejando algunos documentos importantes para mí. Necesitaba tener
todo en orden por si algo me llegara a pasar. Camino por el pasillo hasta
llegar a mi salón.
¡Dios mío! ¿Cuándo será el día en que lo van a atrapar? Me parece
incluso estúpido que no lo puedan atrapar. Joder, es que no entiendo. Lo
peor es que el caso se está haciendo mundialmente conocido que en
España tiene una asesino serial y que no pueden atraparlo así que
enviaron a un agente del FBI para ayudar.
La situación ha llegado al punto crítico e incluso quiere que allá pena de
muerte por los horribles asesinatos, la gente pide justicia por sus hijas.
Me duele el corazón porque sé que Nicolás no va a parar hasta matarme
y es muy inteligente, Nicolás tiene un cerebro brillante y es muy astuto,
por eso tampoco puedo culpar en lo lento que han sido los policías en
encontrar pista, porque hasta nosotros mismo con Simón, nos costó
encontrar pistas, es demasiado inteligente y revisa más de 10 veces las
escenas de sus crímenes. Literalmente es imposible.
Camino a mi cocina, pero me detengo porque encuentro a Diego en mi
cocina cantando una canción de Ed Sheeran.
Lo miro y siento un nudo en mi garganta, lo he sentido desde ese
encuentro con Nicolás, no he dormido bien, apenas he comido y lo peor
es que apenas he podido cruzar palabra con Diego y no porque estemos
peleados, sino porque simplemente me ha dado una ansiedad terrible.
En fondo de mí, sé que tal vez no podré cumplir la promesa de Diego y
duele, porque lo amo tanto y sé que me
prometí luchar por mi vida para darle ese final que tanto quiere Diego.
Lo que me aterra de Nicolás es que yo no sería su primera víctima, ni su
segunda, Nicolás es un experto matando mujeres y por lo que vi, creo
que lo disfruta es como un juego para él donde no le importa nada más
que su propio placer para él las mujeres somos basura. Me limpie una
lágrima que recorrió mi mejilla, lo tenía aceptado, había una gran
probabilidad que muriera y una mínima que saliera viva, pero sé que si
lo hago jamás volveré a hacer la misma.
¡Mierda! No quiero ser otra de sus víctimas es que ni siquiera me he
puesto a pensar que es lo que les hace a esas chicas. ¡Pero joder, no me
dejaré vencer tan fácil y pelearé hasta el final por mi vida!
Respire profundo antes de acercarme lentamente donde se encontraba
Diego cantando la canción one de Ed Sheeran.
—¡Mi bella, llegó!—Exclamó. Se giró y me dio un beso fugaz en mis
labios.
—Invadiendo mi cocina, Diego— me sonrió mostrándome su perfecta
sonrisa y sus manos fueron bajando hasta llegar a mi trasero—. Y
manoseándome ¿terminaste de tocar mi trasero? —Levanté una ceja.
—Aún no—dijo riéndose.
—Pervertido—lo pinché de broma.
Di un paso atrás y él me imita. Comienza a caminar hacia mí de una
forma lenta y peligrosa. Sus ojos tenían un brillo juguetón y su sonrisa
era pecadora. Solté un pequeño suspiro, era tan guapo. Mi chico cursi y
ardiente, es perfecto jodidamente perfecto haría cualquier cosa por él.
Di un salto cuando sentí que tope con la encimera y Diego ladeo su
cabeza. Puso sus manos en mi cintura y me alzo con facilidad y me
sentó en la encimera, se puso entremedio de mis piernas.
—¿Qué te ocurre? —Preguntó preocupado, acariciando mi mejilla.
—He tenido malos pensamientos, pero que crees ahora que tengo a mi
chico cursi y ardiente, me siento mejor y esos pensamientos se van.
—Me alegro. —Frunció el ceño—. He estado algo preocupado por ti, así
que he decidido hacerte un pastel de chocolate.
Solté una risa y pasé mis brazos alrededor de su cuello.
—¿Gracias?
—Joder, me encanta verte sonreír, nunca borres esa sonrisa para mí,
¿entendido?
Sonreí aún más y él me dio un suave beso, pero su expresión cambió
rápidamente. Sentí como el ambiente comenzaba a cambiar entre
nosotros. Sé que hemos estado algo distantes. Diego igual ha estado
pensativo. Han pasado casi 4 días y no hemos tenido sexo, tampoco
hemos hablado tanto y hemos estado casi siempre con mis amigos.
—Anastasia, ¿te gustaría que te diga una frase cursi? —Preguntó con
una sonrisa traviesa y a la vez tierna donde se le marcan los hoyuelos.
—¿Tienes una para mí? —Preguntó curiosa y una sonrisa apareció en
mis labios.
Él asintió.
—Sé que mi forma de querer es brutal y sin frenos que amortigüen lo
que siento por ti. No sé si es la correcta o no, pero es la única que
conozco y que he aprendido contigo. Amo amarte como no tienes ni
idea.
—Te falto salvaje—bromeó con una sonrisa en mis labios.
—Ja, ja, ja mira cómo me río. Muy graciosa. ¿Te gusta como es mi amor
por ti?
—Diego, eres perfecto, jamás, dudes de ti mismo, eres una persona
maravillosa. Eres el sueño de cualquier chica.
—¿Lo soy? —Pregunta con una sonrisa.
—Aja.
—Pensé que antes era el sueño de cualquier chica, ya sabes era
mujeriego, fiestero, boxeador y todo un tóxico
¿acaso no es lo que quiere últimamente las chicas?—bromea.
—¡Qué imbécil! —Suelto una carcajada—. Prefiero a mi chico cursi y
ardiente, eres el mejor. Ademas que no me gustan los chicos tóxicos.
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—Bah, y yo que pensaba hacerte un cuarto rojo para jugar entre tú y yo.
Y cumplir todas mis fantasías sexuales egoístamente y sumergirte en un
mundo de perversiones con juguetes sexuales.
—¡¿Qué?! —Exclamé riéndome.
—Ya sabes tenemos que hacerle honor a tu nombre, ¡Anastasia!—
Bromea.
No puede evitarlo y estalle una carcajada. ¡Ay mi dios! Está ya
delirando. Él se une a mí y me abraza con fuerza.
Entierra su cara en mi pelo y comienza a darme suaves besos en cuello.
—Me alegro de que vuelvas a sonreír con mis estupideces—toma mi
cara en sus manos—. Siempre sonreí Anastasia.
Para mí siempre hazlo. —Me ordena.
—Estas algo mando—digo con una sonrisa.
—Tal vez—susurra.
Sus manos acariciaban mis muslos y entrecerré mis ojos con
desconfianza.
—Diego—, susurre—. ¿Acaso quieres cumplir otra fantasía de tener
sexo en la cocina? —Pregunté de broma.
Él me sonrió de lado mostrando sus hoyuelos. Era una sonrisa
arrebatadora que podía quitar el aliento a cualquier chica y él lo sabía
muy bien. Solté un suspiro.
—¿Estás leyendo mi mente?—Preguntó con la voz ronca y asentí con mi
cabeza—. Me has pillado. Es una fantasía que tengo hace tiempo y creo
que hoy se hará realidad—dice muy seguro de sí mismo.
—Diego, la cocina...—antes de que terminara la frase me beso y
comenzó a desabrochar mi chaqueta y a sacarla lentamente.
Su lengua juega con la mía y su mano no pierde el tiempo se va a mi
pecho donde los masajea por encima de mi polera. No pierdo el tiempo
y tomó el dobladillo de su polera y comienzo a subirla, dejando a la
vista ese perfecto y musculoso torso. Él levanta sus brazos y se la saco.
Diego apoya sus manos en la encimera y me besa con fuerza
arrancándome un gemido de sorpresa, lo necesito más cerca. Mis
piernas lo rodean con fuerza y lo atraigo más a mí. Su pelvis choca con
mi sexo y ambos suspiramos. Pone sus manos en mi trasero y me pegó
aún más a su erección. Puedo sentirlo duro y como va creciendo dentro
de su pantalón.
Diego comienza a abrir lentamente mi blusa y me empuja un poco para
que me acueste en la encimera. Abre mi camisa y va dejando pequeños
besos en mí estómago hasta llegar a las copas de mi sujetador que baja
un poco para dejar mis senos al descubierto.
—Tiene unos pechos perfectos—murmura con una sonrisa.
—Aja.
Suelta una risa antes de llevárselo a la boca y chuparlo con fuerza, su
lengua pasa alrededor de mi pezón y lo tira haciéndome jadear. Su otra
mano se une a la fiesta en mi otro seno. Mi cuerpo comienza a temblar
por las cosas magníficas que le está haciendo a mi cuerpo.
—Eres la chica de mi vida, Anastasia. —murmura, dándome pequeños
besos caliente en mi cuello.
Un nudo se instaló en mi garganta y no puede evitar que se me
empañara los ojos, porque ya no sabía cuánto tiempo me quedaría de
vida con el demonio que tenía detrás de mí. Tenía el tiempo contado y
tenía que ser más rápida cuando me enfrentara a él.
Miro a Diego y sonreí. Él era uno de mis mayores motivos para luchar,
mis padres eran mi mayor motivo, no quiero que sufra otra perdida. Mi
padre no lo soportaría. Tengo muchos motivos para luchas más cuando
ahora mi vida vuelve a llenarse de color.
—Te amo, Diego—cerré los ojos y respiré profundo antes de volver a
mirarlo. —No lo olvides nunca, ¿vale?
Tomo mi cara entre sus manos y me observó fijamente.
—Te amo tanto Anastasia—me susurro con la voz ronca.
Vuelve a besarme y empuja de nuevo mi espalda hasta que estoy de
nuevo recostada en la encimera y su mano desabrocha mi sujetador. Y
me lo quita lentamente y después las zapatillas.
Suelto un suspiro de desesperación, lo está haciendo a propósito. Él
suelta una risa, lo que me indica que se lo está pasando bomba con su
juego de seducción. Me quito las dos zapatillas y sus manos fueron
subiendo de a poco por mis piernas haciendo que mi respiración se
altera aún más.
Tira de la cintura de mi pantalón y con su otra mano desabrocha el
botón y baja el cierre. Lo miro y tiene una enorme sonrisa. Niego con la
cabeza, amo verlo tan contento. Comienza a bajar mi pantalón y me da
un golpecito para que levante la cadera y poder retirar el pantalón.
—Con una sola mano me puedes desvestir—alzó una ceja—. Tengo que
contarlo como otra de tus innumerables talentos tuyos—bromeo.
Soltó una risa y apoyó su frente en mi hombro. Me giré para mirarlo y
me guiño un ojo, antes de volver darme un beso donde fue un beso más
tierno y se tomó su tiempo antes de separarse de mí y tira de mi
pantalón para que saliera.
—Muy sexy, Anastasia—se mordió el labio inferior y me miró
detenidamente. Se acercó a mí y mis piernas rodearon su cintura
acercándolo más a mí.
Mi mano bajó lentamente por sus duros abdominales, bajo la atenta
mirada de él quien me sonreía divertido hasta que llegue al inicio de su
pantalón y desabroche el botón y mi otra mano fue hacia el bolsillo de
atrás y saque su billetera.
Se la puse en su mano y él rápidamente extrajo un condón y lo dejó a un
lado.
Soltó un gruñido, cuando mi mano llegó a su dura erección y comencé a
tocarla por encima del bóxer, que hizo que él soltara un gemido. Lo
observe tenía los ojos cerrados y comencé a bajar su bóxer dejando
libre su erección. La tomé y mi mano comenzó a subir y bajar
lentamente. Diego soltaba pequeños suspiros de placer.
—¡Dios, Anastasia! Me encanta, pero no quiero correrme aún.
Toma el condón y lo abre rápidamente, se lo pone con mucha destreza y
su mano toma su pene y comienza a subir y abajar. Miró fijamente ese
movimiento y él suelta una risa.
—¿Disfrutando de lo que ves? —Pregunta con aire malvado.
Mis ojos dejaron de mirar su pene y lo observó a los ojos, sus ojos
brillan con maldad y una sonrisa pícara se va
extendiendo por su hermoso rostro. Está en modo juguetón y me gusta.
Ambos vamos a enloquecer.
Se acercó a mí y me dio un suave beso y su mano se coló dentro de mis
bragas y metió dos dedos de golpe haciéndome gritar su nombre. Él
solo se río. Diego me mira fijamente, mientras sus dedos entran y salen
dentro de mí, estimulando mi punto de placer. Acerco mi boca a la suya
quien me recibe con gusto, sus dedos hacen círculos en mi interior y su
otra mano baja para tocar el punto exacto de mi sexo que me hace
jadear y mi cuerpo tiembla.
—Estás húmeda, muy húmeda, ¿quieres que empiece ya? —Me susurra,
besándome el cuello.
Yo asentí. Y fue todo la respuesta que necesito bajo lentamente mis
bragas y me tomo de la cintura acercándome a él, su pene rozo contra
mi vagina e hizo varias veces este movimiento rozándome una y otra
vez con su pene, haciéndome jadear.
—¿Te gusta, Anastasia? —Me susurró, chupándome el cuello.
—Lo estás haciendo a propósito—le reclamo con un puchero.
—¿Quieres tenerme dentro de ti, ahora? —Preguntó con una sonrisa
burlona y volviendo a rozar su pene con mi vagina. Ambos jadeamos.
Él sigue con su juego de rozar nuestros sexo, haciéndome jadear y
desearlo aún más. Diego me da una palmada en el trasero y doy un
brinco.
—Respóndeme, bella.
—Si, joder—grito desesperada.
—Cuidado con ese lenguaje. Tus órdenes son cumplidas—dice con una
enorme sonrisa.
Da un empujón y se desliza dentro de mí lentamente. No puedo evitarlo,
pero suelto un gemido y él me atrae más a su pecho, hundiéndose
completamente dentro de mí. Diego gruñe y pequeñas gotas de sudor
recorre su sien.
—Me encanta, Anastasia.
—¡Dios!
Él niega con la cabeza y se queda quieto por unos segundos, antes de
salir dentro de mí y volver a entrar en mí con fuerza. Sus manos me
agarran firmemente de la cintura para que no me mueva tanto, mis
piernas rodean su cintura y lo apretó más a mí. Él me mira fijamente
cuando comienza con sus movimientos que son lentos, pero duros. Él
entra y sale dentro de mí, lentamente moviendo sus caderas en círculos.
—Me estoy muriendo de amor por ti, Anastasia, y no hay mejor
sentimiento que eso—declaró antes de besarme donde no perdió el
tiempo y metió su lengua dentro y el beso cada vez comenzó a subir
temperatura, así como los movimientos de Diego.
Clavo sus dedos en mi cintura y comenzó a meter y sacar cada vez más
rápido donde hacía que ambos soltamos gemidos. Mis piernas lo
apretaron aún más fuerte cortando cualquier espacio entre nosotros. Él
me levantó con gran facilidad y caminó un poco hacia el refrigerador
donde apoyo mi espalda. Sus manos marcaron el ritmo y cada vez
entraba más rápido y fuerte. Me está haciendo ver la estrellas y cada
vez siento que el orgasmo se acerca a mí.
—Por favor, Diego más...no pares—jadeo.
Él comenzó a mover su pelvis cada vez más rápido, aceleró aún más su
movimiento haciendo que mi espalda chocara con el refrigerador, no
puedo evitarlo, pero solté un gemido fuerte y comencé a llamarlo por su
nombre una y otra vez haciendo que se riera. Entró cada vez más rápido
donde solo hizo que mi orgasmo fuera más largo hasta que él soltó un
gruñido y explotara en su propio orgasmo. Se deslizó hacia abajo y nos
quedamos sentados en la cocina.
Apartó el pelo de mi cara y comenzó a darme pequeños besos por toda
la cara haciéndome reír.
—¿Estás viva? —Preguntó con una sonrisa.
—Calla—dije riéndome.
—¿Cómo estuvo?
—¡Fue espantoso! —Bromeo.
—¡Muy espantoso, pensé que jamás iba a llegar a mi orgasmo! —Me
levanté y caminé hacia donde se encontraba mi ropa interior y me la
puse rápidamente y le arrojé su bóxer.
—Vamos a bañarnos, me siento sucia.
—Me gusta más así, sucia, bella—me guiñó el ojo.

******
Diego se fue hace unos minutos a su departamento y volvería en
seguida. Mariel dijo que necesitaba pasar un rato conmigo y que venía
con mucha comida para engordar y ver películas. Acepte de inmediato
su invitación para ver cómo estaba.

Abrace con fuerza Mariel y la deje entrar en mi departamento.


Caminamos a mi cuarto hablando sobre cualquier tema, supongo que
ninguna de las dos queríamos tocar el tema de Nicolás. Entramos en mi
cuarto y ella sacó palomitas, galletas y chocolate. Levanté una ceja.
—Necesito algo que me haga pasar las penas—ella abrió una barrita de
chocolate y le dio una mordida—. ¡Dios Anastasia! Puedes creer que
mañana llega el agente de FBI.
—Eso será una ayuda ¿o no?
—¡Que no! Es un novato... Tiene solo un año de experiencia, así que será
un grano en culo...otro hombre con que lidiar. Pero, en fin, no quiero
hablar más de mi trabajo.
—Me parece bien. —juegue con mis manos—. ¿Oye Mariel?
—Dime, linda.
—Estoy nerviosa—confieso nerviosa.
—¿Por el juicio? —Pregunta con curiosidad y yo asiento con mi cabeza
—. Todo saldrá bien Anastasia, te lo prometo, vamos a ganar y esos
bastardos van a ir a la cárcel. Solo faltan dos días ¿te vas a quedar en la
casa de tus padres?
—Si—solté un suspiro enorme y me acosté en la cama—. Diego va a
conocer a mis padres y me da algo de miedo...Mmm mi padre es algo
sobreprotector.
Ella suelta una risa y me tira una barrita de chocolate. La tomó y la
abro, me llevo un pedazo de chocolate a la boca.
Miro a Mariel y tiene las ojeras muy marcada.
—La verdad, es que estoy agotada no he dormido casi nada—su mirada
decae y tomo su mano—. Estas últimas semanas han sido un infierno y
me están presionando de arriba para que resuelva los casos, pero no es
tan fácil, Nicolás es muy listo, es como un fantasma. Además de que Luis
se pasa molestándome—soltó un gruñido.
Prendí la televisión y le pregunté ¿Quién era ese tal Luis? Ella soltó un
bufido de molestia. La miré de reojo, mientras tomaba el control y
volvía sentarme en la cama.
—Era mi jefe antes—me giré para observarla—. Es un buen policía,
pero es un machista de mierda que... en fin resolví más casos
importantes que él y a mí me ascendieron de jefa y a él lo bajaron de
grado cosa que al no le gusto y ahora me hace la vida imposible en la
oficina en cada caso o escena está molestándome.
—¡Qué imbécil! Porque no le pegues un puñetazo y compruebas si así
se le quita lo imbécil—le guiño el ojo y ella suelta una carcajada.
—Me gustaría hacerlo, pero soy la jefa y tengo que dar el "ejemplo".
Además, que Luis es muy bueno y no puedo despedirlo, así como así —
hace comillas con sus dedos cuando dice la palabra ejemplo. Pongo la
película y apago la luz.
⋙Me gusta Harry—me giro para mirarla y ella me sonríe de lado—.
Hace tiempo que me gusta, pero él no se atrevía así que di el paso yo.
—Mmm...creo que lo intimidas al pobre chico—ella se lleva una mano al
corazón y puso cara de indignada—. Bueno, intimidas a mucha gente
hasta mí—confieso divertida.
—Puede ser...—dice pensativa.
—Y...ya, ¿tuvieron sexo ardiente? —Pregunto de broma. Ella se
atraganta con un pedazo de chocolate y comienza a toser. Le pasó un
vaso con agua—. Yo solo digo que son un buen equipo como policía y
tiene buena química así que me imagino que en la cama igual.
Mariel abre los ojos y yo suelto una risa por su cara tan dramática.
—¡¿Qué?! Es sexo mujer... Diego es increíble. Mi primera vez fue con él y
es adictivo. Estoy segura de que con Harry será igual para ti.
—Aún no tenemos sexo, pero vamos el chico se ve potente—bromea
Mariel—. Diego es un bombón, tiene la cara tallada por los mismos
ángeles, buena elección.
Solté una risa.
—Al principio me caía mal, pero era porque era playboy de mierda de la
universidad y no lo aguantaba. Intenté alejarlo muchas veces de mí,
pero él no se dio por vencido hasta que me atrapo—sonrió, con ese
recuerdo y esos tiempos—.
Lo amo de una forma que hasta me enferma.
—Que romántica sobre todo esa última frase—me dio un empujón.
—Es la verdad, Diego me enferma con su amor de una buena forma
hace que sea cursi y romántica. Por él daría mi vida sin pensarlo un
segundo—agaché mi mirada—. Es por esa razón que tengo miedo, me
da miedo perderlo... no tenerlo a mi lado.
—Te pego fuerte el amor, pequeña. Me alegro Anastasia esa son las
relaciones que valen la pena luchar.
Estuvimos toda la tarde hablando sobre cualquier tema y la verdad es
que no pusimos atención a la película y es porque ambas ya sabíamos el
diálogo de las películas. Ella me contó muchas más cosas sobre su
familia y de su trabajo que me hacía admirar aún más a esta mujer.
Cuando Mariel se fue se topó con Diego, Cameron y Alejandra que
estaban en la sala de estar viendo película y tomando cervezas. Ella los
saludó cortés e inevitablemente se hizo un silencio. Como dije antes
Mariel intimidaba mucho cuando pasaba.
Cuando volví donde estaba los chicos, me senté en el regazo de Diego
quien me abrazó con fuerza y hundió su cara en mi pelo. Mi cuerpo se
relajó y estaba agotada con nuestra pequeña mañana de sexo.
—Anastasia—, me llamo Diego.
—Dime.
Me separo para verlo bien y él está jugando con un mechón de mi pelo.
Evita mírame y sé que está nervioso, mañana viajamos a ver mis padres
y Diego se va a quedar en mi casa y mi papá ya lo amenazó duramente
la llamada.
—Tu padre va a matarme—comenta con tono burlón y acariciando mi
pelo.
—¿Por qué? Si aún no sabes si le vas a caer bien y mi padre solo quiere
recalcar su posición.
—Okey. Al menos tu madre me amara porque soy guapo—dice muy
seguro de sí mismo y dándome un beso en los labios.
Alejandra y Cameron se levanta, ya que ella también van a viajar
mañana para acompañarme y también para ver sus padres, ya que ellos
siempre viene a verla y ahora Cameron conocerá donde vive Alejandra,
así como Diego va a entrar en mi pasado, va a conocer mi casa y
también será perseguido por mi padre a cada esquina de la casa porque
cuando tiene una misión mi padre la cumple.
—Nosotros nos vamos a acostar—se despide Cameron—. ¿Qué te pasa
Dieguito? Le temes a tu suegro—Bromea.
Diego se quita rápidamente la zapatilla y se la tira en la cara a Cameron,
pero él se agacha evitando que le caiga en su bonita cara de muñeco.
Alejandra me mira y sonrió, a veces Cameron y Diego parecen un
verdadero matrimonio.
—¡Imbécil! —Murmura Diego enojado.
—Diego, relájate necesita tener sexo con tu guapa novia ¿no es así
Anastasia? —Bromea Cameron.
—Alejandra dile a tu novio que se calle antes que yo le rompa la cara.
Mi vida sexual es problema mío—le guiño un ojo a Cameron.
Quien pone los ojos en blanco y Diego se ríe, abrazándome más fuerte.
—Ves por eso amo a mi novia. Ella me defiende de ti—le saca la lengua
como niño pequeño a Cameron.
—Llorón—le responde Cameron.
Alejandra toma la mano de Cameron y se lo lleva al segundo piso
dejándonos solos. Él acaricia mi mejilla y yo sonrió, sé que está
nervioso porque unas horas va a conocer a mis padres y mi madre está
ansiosa y mi padre no tanto, ya que para él siempre seré la niña de sus
ojos e incluso con Nicolás jamás lo admitió en la casa, según él había
algo que no le gustaba y que no confiaba en él. Y bueno tenía razón, los
padres siempre tienen razón aun cuando uno intente llevarle la
contraria.
—Estoy nervioso—confesó Diego.
Solté una pequeña carcajada y tomé su cara entre mis manos apretando
sus mejillas. Diego puso sus manos en mi cintura.
—Mi papá te va amara solo le gusta molestar—puse los ojos en blanco
—. No lo tomes todo tan literal, vamos a dormir.
—dije parándome de su regazo.

*******
Diego se removía incómodo en el asiento del taxi y solté una risa
porque nunca lo había visto tan nervioso. En cualquier momento
saltaría del taxi y eso me da mucha risa y no puedo evitar tener una
risa burlona. Él me mira de reojo y suelta un bufido.

Tome su mano y me la apretó con fuerza.


—Relájate Diego, te defenderé de mi padre—le di un beso en la mejilla
—. Eres mi hombre favorito, pero no se lo digas a mi padre porque te
mata—me burlo de él.
—Me alegro hacerte reír aun cuando estoy que me tiró del coche—me
abrazó y me acurruque en su regazo.
—¡Diego! —me reí.
Miré por la ventana y vi que habíamos llegado a mi casa. Diego le pagó
al taxista y nos bajamos del coche. Intenté tomar mi bolso, pero Diego
se lo puso en su hombro y me dio la mano. Observe mi casa y tire de la
mano de Diego, quería ver luego a mis padres.
Toque la puerta con fuerza, espere unos segundo antes de que la puerta
se abriera y apareciera mi padre. Salté a sus brazos y él me rodeó con
su brazo.
—Mi niña está aquí—me dio un beso en la frente y no puedo evitar
comenzar a sollozar. Los extrañaba tanto y me duele no poder viajar
tanto para estar con ellos—. Ya mi pequeña guerrera.
—Lo siento papá—me separé de él—. Te extrañé mucho y hola.
Mi padre me sonrió y acarició mi mejilla con cariño, pero desvió su
mirada a Diego quien tenía una sonrisa y tomó su mano. Mi padre
siguió ese movimiento y frunció aún más el ceño. ¡Ay dios mío! —Pensé
para mí misma.
—Papá este es mi novio Diego—mi padre le estrechó la mano con
fuerza a Diego—. Y Diego, él es mi padre. ¿Y
mamá? —Pregunté con curiosidad.
Mi padre no respondió y seguía fulminado con la mirada a Diego. ¡Dios
lo va a espantar! Lo miré y tenía una mirada amenazante y Diego
acarició mi mano. Negué con la cabeza y le di un pequeño empujón a mi
padre.
—¿Y mamá? —Pregunté de nuevo.
—Adentro, pasa mi pequeña y joven.
Entramos y caminamos por el pasillo hasta que llegamos a la cocina
donde mi madre estaba cantando y cocinado. Mi padre le dio un suave
beso en los labios y le dijo algo al oído, ella se dio vuelta con rapidez y
camino rápidamente a donde estaba con Diego.
—Mi bella hija llegó y con su guapo novio—me abrazó con fuerza y le
dio un beso a Diego—. Tu chico es muy guapo Anastasia, ¿no lo crees
amor? —Le pregunto a mi padre.
Mi padre levantó la mirada y puso los ojos en blanco.
—Mi hija no debería tener novios—fue todo lo que dijo antes de volver
a picar las verduras.
—Está celoso porque ya no es tu hombre favorito—me guiñó el ojo.
Dejamos nuestras cosas en nuestras respectivas habitaciones, ya que
teníamos que dormir en cuartos separados por órdenes de mi padre y
no fue fácil sentirme cómoda con Diego porque mi padre nos seguía por
los pasillos de la casa.
Nos sentamos a almorzar y fue algo incómodo, ya que solo hablamos mi
madre y yo y a veces Diego, pero mi padre pasó todo el almuerzo
mirando a Diego. Será un largo fin de semana, espero que se relaje mi
padre o si no literalmente Diego saldrá corriendo.
******
Mariel:

Estaba revisando la extraña carta que había llegado a la estación de


policía. Miraba los libros de simbología, pero nada jamás había visto
algo así estaba escrito en criptografía. Parece que a Nicolás le gustaba
jugar con nuestra mente. Mire mi reloj y eran la diez de la mañana en
unos minutos llegaría el agente del FBI.
Mire de nuevo la carta y ciertos símbolos lo podía reconocer y estoy
segura de que no era la primera vez que veía algo así, pero no puedo
recordar dónde había visto algo parecido. Eres estupendo cerebro—me
digo para mí misma.
Alguien tocó la puerta y respondí que pasé. Levanté la mirada y vi un
hombre de pelo negro con traje y un maletín con una enorme sonrisa,
debía tener uno 28 años. Era guapo, lo miré de arriba y abajo antes de
pararme de mi silla y
acercarme a él.
—El agente del FBI—respondió Sally —. ¿Quieren café? —Preguntó ella
amablemente.
—Si por favor—respondí—. Mariel Muñoz—me presento con una
sonrisa y estrechando su mano con firmeza.
—Jess Brown. Disculpe me gustaría un café cargado sin azúcar—le pide
a Sally. Lo miré y me di cuenta de que este hombre tenía experiencia,
pensé que iba a mandar alguien más joven, pero me siento más aliviada.
Señale la silla para que tome asiento y camine a mi escritorio, me senté
en la silla mirando al atractivo gringo. No era tan guapo como Harry,
pero no estaba mal.
—Dígame señor Brown nos podrá ayudar con este caso—dije con cierta
ironía.
—Puedo ayudarle mucho, a nosotros nos entrena para estos casos
como sabe Estados Unidos ha tenido muchos asesinos seriales por lo
que tenemos bastante experiencia. Muéstreme lo que tiene y la podre
ayudar—Sonrió abiertamente y muy seguro de sí mismo.
Le entregué una carpeta y rápidamente comenzó a hojearlo. Lo miré
con interés y esperando que me dirá su análisis o algo por estilo. Miré la
hoja y fruncí el ceño cada vez que miraba esos símbolos más familiares
se me hacían.
—Un asesino brillante—murmura Jess—. Se podría decir que casi ha
cometido los crímenes perfectos. ¿Tiene algún sospechoso?
—Por supuesto, solo que tenemos muy poco que lo involucre con los
asesinatos y es ese él, tiene un cerebro brillante
—le entregue un informe de Nicolás y lo hojeo rápidamente.
—¡¿Es él?! —Preguntó con asombro y asentí con mi cabeza. Negó con
su cabeza y esa era la reacción que esperaba.
Nicolás no parecía un monstruo—, pero si este chico parece más un
modelo o un cantante. ¡Es increíble!—Respondió mirando bien la foto
de Nicolás.
—No todas las personas que tiene linda cara o se vean dulces por fuera
tiene buenas intenciones, a veces son la misma maldad o unos
verdaderos monstruos—le recordé.
Porque en Estados Unidos muchos asesinos seriales eran padres, hijos,
amigos y todo decían que era personas buenas que no matarían a nadie
cuando en realidad era la maldad en persona.
Cada asesino serial nos muestra lo peor del ser humano y lo lejos que
puede llegar una persona para satisfacer sus deseos y sus fantasías
oscuras y retorcidas. En efecto, un psicópata no puede sentir empatía
por otra persona, porque no puede conectar sus emociones, no se pone
en lugar de las otras personas.
—Puedo preguntarte algo—digo a Jess, quien levanta la cabeza para
mirarme—. ¿Has estudiado criptografía?
—Claro, es algo que tenemos que saber ¿Por qué?
—Llego esto de parte de Nicolás y está en criptografía, sus símbolos se
me hacen muy conocidos, pero no recuerdo donde los he visto en este
momento.
Le entregué la hoja y la vio, su cara se puso blanca y apretó con fuerza
sus labios. Miro la hoja y después me miro a mí y de nuevo a la hoja. Me
removí incómoda en la silla y se aclaró la garganta.
—¿Te lo enviaron a ti? —Preguntó con curiosidad, y volvió a mirar la
hoja.
Asentí con la cabeza.
Él abrió rápidamente la maleta y sacó una hoja y la dejó en mi mesa.
Miré fijamente la hoja y me quedé quieta mirando esa hoja y el pequeño
trozo donde habían revelado el mensaje y era una de las cartas más
famosas dentro del mundo de la policía. Esto tiene que ser una puta
broma.
ME GUSTA MATAR GENTE PORQUE ES MUCHO MÁS DIVERTIDO QUE
MATAR ANIMALES SALVAJES EN EL
BOSQUE, PORQUE EL HOMBRE ES EL ANIMAL MÁS PELIGROSO DE
TODOS. MATAR ALGO ES LA EXPERIENCIA MÁS EXCITANTE. ES AÚN
MEJOR QUE ACOSTARSE CON UNA CHICA. Y LA MEJOR PARTE ES
QUE CUANDO ME MUERA VOY A RENACER EN EL PARAÍSO Y TODOS LOS
QUE HE MATADO SERÁN MIS
SÚBDITOS. NO DARÉ MI NOMBRE PORQUE USTEDES TRATARÁN DE
RETRASAR O DETENER MI RECOLECCIÓN DE SÚBDITOS PARA MI VIDA
EN EL MÁS ALLÁ.
—¡Mierda! —Exclamé asombrada—. El asesino del zodiaco con razón
se me hacía tan conocida sus simbologías.
Esto es una broma, ¿verdad?
—Me temo que tu asesino serial admiraba a uno de los mejores
asesinos seriales de la historia y donde hasta el día de hoy nunca se
supo quién fue el asesino del zodiaco, quien mató a siete persona a
sangre fría y sin ningún remordimiento como verás en su carta. Has
escuchado decir que todo los asesinatos tiene un margen de error o
deja algo suelto, pues aquí en estos 7 asesinatos fueron por así decirlo
el crimen perfecto. El asesino del zodiaco fue y sigue siendo el misterio
más grande para la policía y los agentes del FBI.
>>Aunque no lo creas hasta día de hoy se seguí investigando las otras
cartas del asesino del zodiaco y veo que tu asesino serial tenía a un
ídolo y por lo que veo usó la misma simbología solo que lo ajusto a su
mensaje.
Lo miré con los ojos abiertos y tomó un lápiz de mi escritorio. Me
levanté y me senté a lado de él para ver como él descifraba el mensaje.
Miraba varias veces el mensaje original. Pasó más de media hora donde
estaba descifrando el mensaje y repasaba los últimos crímenes que se
habían cometido. Porque si Nicolás admiraba a este asesino serial
estábamos en graves problemas porque este asesino no solo mataba a
sangre fría, sino que también usaba diferentes armas para matar como
pistola y cuchillos.
—Lo tengo.
Me paso la hoja y después la otra. Observe con curiosidad los símbolos
antes de mirar la nota y un escalofrío recorrió mi espalda, era evidente
que Nicolás se había inspirado en el asesino del zodiaco para escribir
sus mensajes, no sé cuál me daba más miedo el primero o segundo
mensaje.
ME GUSTA MATAR A MUJERES INOCENTE E INGENUAS PORQUE ES
MUCHO MÁS DIVERTIDO QUE MATAR
ANIMALES, PORQUE EL HOMBRE ES ANIMAL MÁS PELIGROSO DE
TODOS. MATAR A UNA MUJER ES LA EXPERIENCIA MÁS EXCITANTE ES
AÚN MEJOR QUE ACOSTARSE CON ELLAS PORQUE AQUÍ PUEDO
TORTURALAS, CASTIGARLAS Y VIOLARLAS. NO DARÉ MI NOMBRE
PORQUE USTEDES TRATARÁN DE
RETRASAR O DETENER MI COLECCIÓN DE JUGUETES.
—¡Joder! —Exclamó aterrada. Él siguió mirando las fotos de las
víctimas y soltó un enorme suspiro. Esto se estaba complicando mucho
y cada vez Nicolás perdía más la cabeza o se ponía cada vez más
peligroso.
—Todo sus víctimas era tan jóvenes y guapas, pero muy parecidas entre
sí, el típico patrón que usa los asesino en serie, aunque aquí puedo ver
que tenemos un asesino serie que es organizado y a la vez
desorganizado. Muchos de sus crímenes son planeados. De seguro él ya
tiene plan de cómo va a seducir sus víctimas, muy probablemente este
día y noches siguiendo sus pasos y en otro veo que lo hizo por impulso
lo cuales son donde dejó pequeños errores, pero son pequeñas
evidencias casi invisibles.
—Lo sé. Te llevaré a las escenas tal vez tú veas que algo que a nosotros
nos pasó.
Él se levantó de la silla y me abrió la puerta educadamente. Salimos de
mi oficina en camino me topé con Harry quien frunció el ceño al ver a
mi compañero y puse una mano en su brazo para que no se imaginara
cosas que no son.
q
—El agente de FBI—susurré y él asintió con su cabeza.
Seguí mi camino con el agente del FBI pisándome los talones y
tomamos el ascensor hasta el subterráneo. Me subí en el vehículo y
solté un largo suspiro. Definitivamente Nicolás era toda una caja de
sorpresa.
—Lo atraparemos.
—Eso espero porque si no seguirá matando hasta que él mismo se
detenga.
Jess soltó una risa ronca y negó con la cabeza.
—Eso casi nunca pasa son como máquinas para matar, es casi
imposible que ellos paren o se entreguen. Vamos guapa a trabajar.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Bueno no subí en dos semanas
porque no estaba bien físicamente y mentalmente, pero ya estoy aquí con
capítulo super largo. Quede claro que siempre aviso todo por mis redes
sociales es por que siempre estoy avisando por allí.
Muchas gracias por tanto apoyo, ya llegamos a 1 millón de lecturas No se
le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la historia sus
comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos Un abrazo gigante de
oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 69
Miro el reflejo en el espejo y suelto un enorme suspiro, las manos me
sudan y me aliso chaqueta negra. Miro a través del espejo como Diego
se acerca y me abraza con fuerza. Apoya su barbilla en mi hombro
derecho.
—¿Estás bien?
—Solo algo nerviosa por dar mi declaración y te extrañé anoche —
sonreí y él también me devolvió la sonrisa.
—Yo también, pero temo por mí intrigada. Tu padre me intimida —me
giro y paso mis brazos alrededor de su cuello y él pone sus manos en mi
cadera.
En ese momento alguien se aclara la garganta, y Diego se separa
rápidamente de mí. Mi padre está apoyando en el marco de la puerta y
mira de arriba y abajo a Diego. ¡Por el amor de Dios! —Miro al techo.
Definitivamente mi padre va a asustar a Diego.
—Joven las manos donde pueda verla—le dice mi padre fulminado con
la mirada a Diego.
—¡Papá! —Exclamó molesta.
—Estás bajo mi techo, por lo tanto, mis reglas —se acerca a mí y pone
sus manos en mis hombros—. Cuando yo vaya a tu departamento tú me
dices tus reglas, pero... —mueve su mano al aire y sonrió—. Esta es mi
casa por lo tanto aquí
pongo yo mis reglas.
—Lo pillo—digo con una sonrisa y abrazándolo con fuerza—. Te
tomaré la palabra, pero deja de asustar a mi novio—
le reclamó con una pequeña sonrisa.
Lo miró fijamente y él a mí. Una pequeña sonrisa aparece en sus labios
lo que me hace saber que se lo está pasando bomba molestando e
intimidando a Diego. Miro de reojo a Diego, quien tiene una mirada
tierna y sus ojos brillan.
Mi padre se acerca a Diego y le da una suave palmada en la espalda.
—Aún te sigo observando, mantén las manos lejos cuando yo esté
presente y todo será mejor entre nosotros dos—
dice con voz ronca y saliendo de la habitación.
—¡Dios mío! —Exclamó frustrada. Me giro y tomo la mano de Diego—.
¿Promete que no saldrás corriendo?
Él sonrió con una sonrisa tierna y acaricio mi mejilla.
—Tu padre tiene que matarme entonces porque, joder, no te podría
dejar nunca. Quedó claro. —dice acariciando mi mejilla y yo asiento con
una sonrisa.
******
Mi padre me limpiaba las lágrimas que caían por mi mejilla acabo de
relatar de nuevo como esos siete hombres intentaron abusar de mí. Y
ahora estoy escuchando otros testimonios de chicas que prostituían a
grandes millonarios.

Sentía tanto asco de ver estás personas. Mariel me miraba preocupada,


pero se mantuvo en su puesto sentada al igual que Harry y otro hombre
que me imagino que es del FBI.
El juicio fue avanzando hasta que los jueces salieron para tomar la
decisión. Miró a Simón quien estaba también con sus padres. Diego
jugaba con los dedos de mi mano y me hacía suave caricia.
—Ya mi niña—me tranquilizaba mi padre—. Eres mi guerra, jamás lo
olvides.
Lo abrazo más fuerte y mi madre tomó con más fuerza mi mano. Mariel
y Harry mostraron todas las pruebas y volvieron a dar sus argumentos
de porque eran un peligro para la sociedad porque deberían darle la
pena máxima.
Miro hacia atrás y vi a Alejandra preocupada. Trato de sonreír, pero no
puedo. Los minutos pasaron y no podía despegar la mirada de la puerta
por donde se habían ido los jueces. Pasaron casi 40 minutos para que se
retomará el juicio. Escucho como comienza a releer los cargos y por fin
rompo a llorar cuando le da la pena máxima sin poder libertad
provisional o apelar por su libertad. Sentía que por fin se hizo justicia
por la muerte de mi hermano, por fin se hizo justicia por todos los
niños que fueron abusados sexualmente, traficado por estás asquerosas
personas y quien sabe que más hicieron.
Miro de reojo a una de las chicas que había sido víctima de esta red de
trata de personas y que declaró. Me dolió mucho escuchar su
testimonio porque Nicolás la había engañado con sus mentiras. Ella
creía que eran novios hasta que un día, Nicolás la drogó y la encadenó
en un sótano. Me duele joder, porque a mí me hizo lo mismo. Siempre
era el mismo método para engañar a chica y chicos jóvenes.
Simón se acercó a mí y me abrazó con fuerza.
—Lo logramos—escuchamos que decía Harry. Me separe de Simón y
abrace a Mariel porque hizo un trabajo impecable con Harry. Solo me
hacía admirarla aún más.
—Falta un poco linda— me susurro Mariel, dando un beso en la mejilla.
Yo asentí y ella limpió las lágrimas que recorrían mi mejilla
—Eres fuerte Anastasia—Me dijo Harry, abrazándome y saludando a
Diego y a mis padres.
—Lo logramos, somos el mejor equipo—murmuró Simón—. Solo
queda...
—Nicolás—susurro con voz rota.
—Lo atraparemos, todos ellos van a caer, te lo prometo—me abrazo
Mariel.
Yo asentí con mi cabeza y me despedí de Harry, Mariel y Simón. Miré de
reojo y vi que el agente del FBI no le quitaba la mirada a Mariel. Harry
lo veía molesto e incluso podía escucharlo apretar sus dientes. ¡Madre
mía! Harry está celoso con el agente del FBI, no está mal, pero Harry es
mucho más guapo. Él me miró y yo sonreí e incliné mi cabeza hacia al
agente y soltó un gruñido. Una sonrisa apareció en mi rostro.
Alejandra y Cameron me abrazaron y después sus padres. Me dijeron
que era una guerrera por luchar tanto. Mi padre tomó mi mano y nos
guio fuera de la corte.

*****
Subí a mi cuarto y me encerré quería estar sola unos minutos. Pasaron
varios minutos, donde solo miro el techo de mi habitación y sentía
como podía respirar con más tranquilidad, pero seguía teniendo un
nudo en mi garganta. Sentí como se abría lentamente la puerta de mi
habitación y entró mi padre.

—Alejandra y Cameron ya se van—yo asentí—. Diego está con tu


mamá.
Sonreí, porque puso los ojos en blanco. Él se sentó en mi cama y me
abrazó fuertemente.
—Te amo hija, has sufrido tanto y te dejamos un tiempo sola..., siento
que hemos sido malos padres porque en vez de apoyarte te dejamos
sola.
—Papá eso lo dejamos atrás, los entiendo en ese momento porque ni yo
misma me podía perdonar y aún me cuesta hacerlo—susurro con la voz
rota.
Él frunció el ceño en donde se le hicieron pequeñas arrugas en sus ojos.
—No hija, estábamos mal, descargamos la ira contra ti, pero tú también
eres una víctima de ese enfermo, pero tú nunca tuviste la culpa de nada
—tomo mi barbilla—. No tienes la culpa de nada, ¿vale?
—Vale, te amo papá.—Me dio un beso en la frente.
—Te amo, mi guerrera. Te dejo descansar y te envió a ese chico aquí—
soltó un bufido que me hizo reír.
—¡Papá! En fondo te gusta Diego, deja de intimidarlo. Lo asusta—le
reclamó.
Soltó un suspiro, pero tenía una sonrisa en sus labios, lo estaba
haciendo a propósito.
—Mi casa, mis reglas, pequeña—se levantó de mi cama—. Le diré que
suba porque mi hija merece ser feliz y parece que él tiene la felicidad de
mi hija en estos momentos.
Fruncí el ceño antes sus palabras.
—Diego me hace feliz, pero mi felicidad jamás dependerá de un
hombre, papá. Lo aprendí hace dos años que no necesito tener alguien a
mi lado para ser feliz, Diego simplemente le da más color a mi felicidad
y por fin siento que estoy volviendo a ser yo, que recupero mi vida y es
porque he luchado para volver a sonreír.
—Eso es lo quería escuchar—dice, acariciando mi mejilla.
Cerró la puerta y me senté en el marco de la ventana. Miro hacia afuera
y el día estaba nublado. En ese momento la puerta se abrió y entró
Diego quien sonrió de nuevo al ver color de mi pieza que era un rosa
pastel.
—Te ves aún más bella—negó con la cabeza—. ¡Dios estoy tan
enamorado de ti, que simplemente te veo más bella a cada segundo!
Sonreí.
—Tu papá me intimida mucho, tiene el mismo carácter que tú, solo que
al no le puedo decir que es bello. —Bromeo con una sonrisa traviesa en
sus labios.
No pudo evitarlo, pero suelto una carcajada porque mi mente se ha
imaginado esa escena y de seguro mi padre le rompería la cara. Aunque
me cueste admitirlo mi padre es guapo, Alejandra babia cuando era
chica.
—A mi papá le gusta hacer eso contigo, pero en fondo le caes bien—
digo con una sonrisa burlona.
Diego abrió sus brazos y no dudó en abrazarlo con fuerza donde
escondí mi cara en su pecho. Él me acaricia el pelo.
No puede evitarlo comencé a llorar porque mi hermano tuvo justicia y
también yo... porque ellos querían hacer conmigo quizá que cosa. Fue
difícil tener que ver de nuevo sus caras y supongo que para las otras
chicas también.
—Saca todo lo que tiene ahí adentro Anastasia, no te dejaré caer—me
susurra, besando la frente.
Me separé de él y me secó las lágrimas que recorrían mis mejillas.
—Jamás me dejaré caer Diego, por más que la vida me lastime no me
rendiré. No necesito de ningún hombre en mi vida para que me salve, lo
puedo hacer sola como siempre lo he hecho.
Apoyó su frente contra la mía y cerró sus ojos.
—Anastasia eres más fuerte, más que muchos hombres juntos. No
necesitas de nadie, eso siempre lo he sabido. Yo solo quiero ser tu
compañero de vida para estar contigo y apoyarte como siempre lo
hemos hecho. Eres fuerte, muy fuerte, yo no sé qué hubiera hecho en tu
lugar. Me has protegido..., te alejaste para que mi vida no corriera
peligro, te sacrificaste por nuestro amor para que yo siguiera a salvo...
Se quedó un momento callado y remojo su labio inferior.
—Me has protegido de una persona que me quería hacer daño y yo no
lo sabía. Y yo también fui un imbécil a lastimarte y aun así me
perdonaste. Te debo dar las gracias por tanto mi bella, gracias por
amarme de esta forma tan incondicional. Gracias por traer luz a mi vida
de nuevo, mi bella—terminó de decir, acariciando mi mejilla con
dulzura.
Mi mano acarició su barbilla y sentí un leve rastro de barba, nuestras
narices se rozaron y junté mis labios con los suyos donde mis manos
rodearon su cuello y lo acerqué aún más de mí. Mi espalda tocó el
colchón y él separó mis piernas colocándose entremedio.
—Tú también has sido un ángel para mi Diego, un cursi y ardiente
Ángel, gracias por estar aquí conmigo apoyándome.
Él sonrió antes de besarme suavemente en los labios, puso una mano en
mi mejilla y mis manos se fueron su pelo.
Mordí su labio inferior con fuerza haciendo que soltara un pequeño
gemido quedo callado por el beso. Su otra mano se aferró a mi cintura
donde levantó un poco mi blusa. Ambos nos separamos cuando
estábamos sin aliento.
—Es mal momento para decirte que te deseo y quiero hacer cosas
sucias contigo, ¿verdad? —Me susurro con voz ronca y un poco agitada
por el beso.
Me sonrojo y mi mano se coló dentro de su camisa.
—No. No, no tu padre me intimida mucho, Anastasia. Lo siento, pero
siento que con su mirada me manda amenazas y temo por mí intrigada
físicamente. ¡Me da miedo!
Lo miro un segundo antes de reírme de él y me siguió abrazándome
más fuerte. En ese momento sentimos los pasos de mis padres, nos
quedamos callados unos segundos.
—Vamos Alex, no esté tan celoso es el novio de tu hija. Ya es mayor de
edad, deja a ese pobre chico tranquilo—dice mi madre con su voz
tierna.
Escuchamos como mi padre soltaba un gruñido. Diego abrió los ojos y
me miró un segundo y después a la puerta.
¡Mierda! Si esa puerta se abre Diego y yo estaríamos en una posición
muy comprometedora.
—Es mi casa, mis reglas y no me gustan que tenga la puerta cerrada.
¡Esa puerta siempre tiene que estar abierta mientras ese chico esté ahí!
—Exclamó—. Mi pequeña...
Sentí la risa de mi madre y como se acercaban más a mi puerta, nos
separamos rápidamente. Vi cómo giraba el picaporte de la puerta, pero
se detuvo.
—También es mi casa y tengo mis reglas, déjalos tener intimidad, ¿vale?
No seas celosito, bebe enojón.
Miro a Diego quien estaba con una sonrisa en sus labios. Me llevé un
dedo en la boca para que hiciera silencio.
—Vale, vale, veo que se ganó tu corazón ese chico. Lo dejo en paz, si
vamos también nuestra pieza—me puse roja
¡Dios, no! Se quedaron callados y después sentí la puerta cerrarse.
—Tus padres siguen locos el uno por el otro, me gusta eso—susurra
Diego.
Tomo su mano y abro la ventana de mi cuarto. ¡Ni loca me quedo aquí
escuchando a mi padre manteniendo relaciones sexuales!
—Acompáñame a ver a mi hermano, por favor—tiró de la mano y él
miró el árbol y después a mí.
—¿Por qué no podemos utilizar las puertas como personas normales?
Me acerco a él y sonrió ampliamente.
—No sé si te has dado cuenta Diego, pero soy rarita—le confieso con un
tono burlón.
Él suelta una risa y me da un suave beso en los labios. Sus ojos brillan
de emoción. Es demasiado guapo. Diego en fondo es una persona
positiva y tierna, todo se lo toma con calma o al menos lo que se refiere
a nuestras pequeñas peleas.
—En eso concuerdo contigo, tu cabecita tiene una locura preciosa y
eres algo rarita, pero eso te hace ser única para mis ojos.
—Cursi, cursi—digo con una sonrisa, dándole un empujón con mi
hombro—. Ahora, vamos.
Camine por la rama y baje con cuidado por las ramas hasta que mis pies
tocaron el suelo. Miro a Diego, él emitió mis movimientos. Tomo su
mano y caminamos en silencio por la calle de Madrid hasta que
llegamos al cementerio.
Compro flores y Diego también.
Caminamos por el sendero hasta llegar a la tumba de mi hermano. Dejo
las flores y limpio las hojas que habían caído y saque las flores
marchita. Me quedo unos segundos mirando su tumba. Él se sentó
conmigo en el suelo y me atrajo a su pecho.
—Lo siento tanto hermano. No debiste morir así fue injusto que te
quitaran la vida. Tenía tanto porque vivir, perdóname, por favor—me
limpie las lágrimas que caen por mi mejilla. Diego acariciaba mi pelo
con cuidado—. Te amo tanto y joder, te extraño tanto—digo con la voz
rota—. Hoy día por fin, se te hizo justicia por tu muerte espero que me
puedas perdonar y descansar en paz. Te prometo que Nicolás va a caer.
Perdóname —se me corta la voz y comienzo a sollozar.
Diego me aprieta contra su pecho y deja que saque todo lo que tenga
que sacar. Abrazo con más fuerza a Diego y nos quedamos por unos
minutos hasta que nos fuimos del cementerio. Cuando llegamos a la
casa mis padres estaban cocinando.
—Regresaron—dijo mi madre con una sonrisa.
La miro andaba con pantalón negro y una blusa éramos casi iguales
solo que ella tenía los ojos verdes y yo azul. Mi padre le robó un beso. Y
pongo los ojos en blanco.
—¿En dónde estaban? —Preguntó serio. Miró fijamente a Diego y sentí
como me apretaba un poco la mano.
—Fui a ver a mi hermano —solté un suspiro y me acerqué a ellos. Mi
padre cortaba zanahorias mientras observaba fijamente a Diego—.
¡Papá basta, asustas a mi novio!
Función el ceño. Tiro las zanahorias la sartén donde había más
verduras. Mi madre se puso al lado de Diego.
—Mi pequeña aún no debería tener novio—comenzó a revolver las
verduras.
Apreté los labios con fuerza.
—Déjalo hija. Está celoso siempre lo ha sido. Alex, ya hablamos sobre
eso. —Mi padre negó con la cabeza y mi madre se acercó a él. Yo miro a
Diego quien estaba callado, pero aun así me sonreía—. Míralos, Alex, se
aman, así me miras a mí y yo estoy feliz de que mi hija vuelva a sonreír.
—Está bien, pero dame otro beso entonces.
Antes de que se volvieran amoroso, tome la mano de Diego y lo llevo
hacia otra habitación donde se encontraba la biblioteca. Cerré con
pestillo la puerta.
—¡Dios, mío! Mi padre está siendo un pesado —puse los ojos en blanco
y me senté en el escritorio. Él se acercó a mí con una enorme sonrisa.
—Me encanta ver a tus padres tan enamorados es algo que poco se ve
en matrimonio —tomó mi dedo anular y lo acaricio. Trague duro,
levante la mirada hacia él—. Quiero eso contigo Anastasia, quiero
amarte toda mi vida como un loco, quiero verte cada segundo de mi
vida y que siempre seas mi luz.
Toque su frente.
—¡Estás delirando! Yo creo que te afectó las miradas de mi padre—
bromeo.
—No es broma, Anastasia. Tú y yo estamos hechos para estar juntos,
encajamos a la perfección. Nuestro amor es puro y no creo que me
vuelva a enamorar de alguien más, mis ojos son tuyos.
—Oh, aquí está mi chico cursi y ardiente—lo atraje hacia a mí para
darle un beso hasta que sentí que mi padre tocaba la puerta de la
biblioteca. Solté un gruñido lo que hizo que Diego soltara una risa —.
¡Dame paciencia, señor!
—Abre esa puerta, pequeña. Mis reglas son claras puertas abiertas
cuando esté con ese chico.
Caminé hacia la puerta y mi padre estaba cruzado de brazos, pero tenía
una sonrisa divertida.
—Solo pido puertas abiertas y nada de pestillo, pequeña, ¿vale?
—Me dejarás entonces de perseguir por la casa, si cumplo con esa regla
—levante una ceja.
Mi padre me mira y me desafía con la mirada. Yo también lo miro
desafiante. Somos iguales en ese aspecto.
—Si, ahora quiero tener una charla con el joven —tomo la mano de
Diego y negué con la cabeza—. Seré bueno, hija.
Me guiñó un ojo y entró en la biblioteca. Diego me miró un momento
antes de entrar en la habitación y cerrar la puerta.
¡Ayúdame, señor! — Me paso una mano por la cara y camino hacia la
cocina en donde está mi madre cocinando.
Me acerque a ella y la abrace fuertemente, tengo que admitir que
extrañaba estar con mis padres y sentirme segura de nuevo con ellos.
—Mi papá está asustando a mi novio. Mamá dile algo —hice un puchero
y ella soltó una carcajada y vertió las
verduras en zapallo italiano.
—Eso es muy cierto, pero sé que en fondo lo hace para molestarte —
ella dejó a un lado la sartén y tomó mi cara entre sus manos —. Estás
hermosa hija. Estoy tan orgullosa de ti, eres una mujer tan fuerte.
Sus ojos se empañaron y una lágrima rodó por su mejilla, la atrapo con
mi dedo.
—No llores, mamá. Tuve los mejores ejemplos en esta vida para ser
fuerte —besé su mejilla y comencé a ayudarla con los platos.

******
La cena fue tranquila donde hablamos sobre diferentes temas. Y mi
padre no perdía la oportunidad de intimidar a Diego, pero por suerte,
mi mamá lo retaba. Me sentía feliz porque extrañaba mucho a mis
padres y su carisma, supongo que ellos aprendieron a vivir ya con la
muerte de mi hermano, aunque sé que les duele mucho, pero hoy día
se hizo justicia por fin podía descansar.

Miro el techo de mi habitación y miró de reojo la puerta que se


encuentra abierta. Diego está en la habitación de los invitados que está
al lado mi cuarto. Miro hacia la ventana, es raro estar de nuevo en mi
habitación, pero me siento a salvo es como si estuviera en una burbuja
y sé que la rubia está con su familia a salvo.
Sentí que alguien tocaba la ventana de mi pieza, me removí y abrí los
ojos. Vi una silueta en mi ventana que tocaba la ventana de nuevo. Me
acerqué y sonreí a ver a Nicolás.
Abrí la ventana y él entró, tomó mi cara entre sus manos, me besó
lentamente. Sonríe y lo atraje más cerca de mí, nuestras lenguas se
juntaron y él mordió mi labio inferior. Nos separamos lentamente.
—Te gusto mi entrada triunfal—susurro antes de besar mi cuello. Yo
asentí y mi mano acarició su rostro en donde tenía un leve moretón en su
mejilla—. ¿Me amas Anastasia?
Solté una risa y me senté ahorcajada en su regazo y mi mano acaricio su
pelo rubio. Sus ojos brillaban por mí, solté un suspiro era tan guapo.
—Te amo, Nicolás—le susurro.
—No deberías amarme, Anastasia... Tengo demonios dentro de mí que me
atormentan cada noche y día. Eres tan buena y pura.
—Sé que nunca me harías daño, cariño.
Comenzó a besarme y mi espalda tocó el colchón. Nicolás dejó de besarme
y puso sus manos en mi cuello comenzó a apretar con fuerza. Abrí los ojos
asustada e intenté separarlo, pero sentía que cada vez me costaba más
respirar.
—¡Aún sigues amándome Anastasia! Porque esto es lo que me gusta
hacer con las mujeres.
Desperté de golpe y toqué mi cuello aún podía sentir sus manos sobre
mí. Miro la hora son las dos de la mañana. Miré la ventana y vi una
sombra en el árbol. ¡Mierda! Me refregué bien el ojo, podría jura que
había una persona en ese árbol, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Me
levanto rápidamente y camino a la habitación donde estaba Diego.
Cerré la puerta con cuidado y metí rápidamente en la cama. Él se
removió un poco y acarició su barbilla.
—Anastasia—susurro con ronca—. ¿Qué pasa?
—Perdón, es solo que tuve otra pesadilla. No sé por qué me está
pasando esto de nuevo—se me entrecortaba la voz
—. Había dejado atrás las pesadillas.
—Todo va a estar bien, estoy segura de que es por el estrés de estos
últimos meses, bella.
Me abrazó con fuerza y me dio un beso en la frente.
—Déjame ser tu príncipe en tus sueños, ¿vale?
—Vale—sonreí aun cuando él no me podía ver.
—Tu padre me va a matar cuando vea la puerta cerrada y que tú no
estás en tu cuarto—Soltó un gemido lo que me hizo reír—. Silencio, mi
bella.
—Eres un tonto, pero eres mío—susurro antes de darle un suave beso
en los labios.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien. No se le
olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para
mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y
positivos .Un abrazo gigante de oso No se le olvide seguirme en las redes
sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 70
¡Advertencia!
Antes de comience este capítulo tengo que advertir que contiene
pensamientos reales de psicópatas y también se hablan temas delicado
como el canibalismo y créame lo he suavizado un monto, no hay ninguna
escena explicita o algo por estilo solo se habla del tema, pero lo pongo
como advertencia ya que es un tema fuerte. Ya que como he dicho Nicolás
esta inspirado en los mayores psicópatas del mundo y en que mas se
pueden sentir presente en libro es Ted Bundy , Richar Ramirez, Jeffrey
Dahmer , Edmund Kemper y entre otro mas. También quise hacerlo lo
mas realista posible y no romantizar a estos sujetos y mostrarlo como son
realmente, mostrando la verdadera cara de estas personas, si es que se le
puede llamar persona. Si me pregunta cual es motivo de porque esta
persona cometen estos delito aun no lo entiendo y eso que he investigado
a mas 56 psicópatas. Son gente enferma, unos verdaderos monstruos.
Nicolás
Si alguien me pregunta cuál es mi mayor fantasía en este momento
respondería sin dudarlo el asesinato masivo: un grupo selecto de
mujeres de pelo castaño y ojos de colores a quienes puedo reunir en
una misma habitación, matarlas y hacer el amor de una manera
apasionada y salvaje con sus cadáveres. Quitarles la vida a ellas, para
luego tomar posesión de todo cuanto les pertenecía. Todo sería mío.
Todo.
Desde chico recuerdo tener estas fantasías. Siempre supe que no era
normal, cuando fui creciendo estas fantasías se hicieron aún más reales
aun cuando intenté callar esos pensamientos. Me enamoré, claro, de
ella. Ella era mi luz de cierta forma hizo que esos demonios se
mantuvieran encerrados por un momento. El amor que ella me dio fue
sincero y...yo intente también amarla a mi manera, pero esa fantasía
desde pequeño...siempre estuvieron presente.
Quería matar, quería saber que era matar y cuando lo probé fue la
adicción más grande que pude sentir, no solo es placer que siento, es la
adrenalina de ese momento saber que eres como un dios porque tiene
el control de la vida de otro ser humano.
Y después estaba la parte más peligrosa deshacerse del cuerpo y no
dejar ninguna pista o que nunca encuentren el cadáver. Sin cuerpo no
hay delito, ¿verdad? La mayoría de gente piensa que somos personas
solitarias, pero al contrario no mezclamos con gran facilidad.
Me lave las manos y mire el agua como se teñía de color rojo. Otra chica
que mato y disfruté cada segundo, que estuve descuartizando su cuerpo
para sentir más placer. Siempre tengo este sentimiento dentro de mí, de
que si mato a otra mujer quedaré satisfecho, o a la siguiente, o la
siguiente, pero nunca es suficiente, solo crece aún más esa hambre de
matar.
Tengo que matarla, estoy seguro de que si la hubiera matado hace dos
años atrás, no hubiera matado a todas esas chicas inocentes, ¿o sí?
Cuando la tenga en mis manos, disfrutaré matándola lentamente, la
torturaré, la destrozaré para que ella no se pueda defender de mí. La
romperé por dentro, le quitaré todo. Ella me amo y yo a ella, pero mi
ambición me gano, yo quería ser rico, tener varias mujeres donde
pudiera hacer con ellas lo que quisiera a cambio tuve que vender a la
única mujer que me amo y no tuve el remordimiento en hacerlo. Según
en la clase psicología eso es falta de empatía. No me podía poner en
lugar de Anastasia y yo solo disfruto verla sufrir, amo verla destruida,
atormentada y con miedo. En un momento me llevé todo de ella, la dejé
viva, pero sin nada por dentro.
Ella era la responsable de todo lo malo que me ha ocurrido antes de que
pasara yo estaba en la universidad era uno de los mejores alumnos de
psicología, tenía una novia que hasta el día de hoy me apoya a pesar de
lo que dicen en las noticias. Ella me cree a mí, ya que le gusta ser sumisa
y no tiene pensamientos propios. ¿La amo? Tal vez, y solo de pensar en
perderla, me mata. Amo Anastasia también. Ellas son las dos mujeres
que amo, solo que Anastasia siempre ha sido rebelde y en cambio
Amber siempre ha sido tímida, callada y fácil de manipular para mí. Ella
es perfecta para mí.
Tenía otra vida que era la que más me gusta que era engañar a chicas
dulces, ingenuas que me creían su príncipe azul. Era muy fácil
engañarla, ya que la mayoría venía de familias distorsionadas que solo
querían escapar o drogarse y yo les ofrecía eso, las engañaba con dulces
palabras y caían como estúpidas.
Me sequé las manos y salí del baño. Cuando llegué a bajo vi el cuerpo
descuartizado de la chica y comencé a meterlo en diferentes bolsas de
basura.
Tire las bolsas en medio del bosque como basura. Saque de mi bolsillo y
acaricie la pulsera que le robe a esa probé chica. Un recuerdo para mí,
un recuerdo que siempre quedaría en mi memoria. Miro por última vez
dónde están las bolsas y sonrió con satisfacción.

******
Miró el edificio y sonreí cuando la vi. Era tan bella y ella sería la clave.
Observe que había dos policías que la vigilaban, eran jóvenes,
bastante fácil de atacar de sorpresa. Ella se apartó el pelo rubio de la
cara y le dio un suave beso en los labios a un chico y se fueron en el
auto.

Me quedé quieto unos segundo, antes de arrancar el coche y seguí el


mismo rumbo que tenían los policías, cuando se detuvieron, mi sonrisa
se agrandó aún más. Ya que estaba viviendo en el mismo edificio, típico
de ella intentado salvar la vida de su mejor amiga y familiares.
Me quede unas horas afuera y vi que no iba a tener más suerte, pero ya
tenía su rutina, era bastante predecible y no sería nada difícil atraparla.
Mariel
Mire a Amber, y no tenía palabras para descubrir mi estado, decir que
estaba asombrada sería poco. Apreté los labios en una fina línea. La
chica estaba completamente enamorada de Nicolás. Mire a Jess quien
está anotando todo.
Amber era muy parecida a Anastasia físicamente, pero era tímida,
callada e ingenua.
—Están mintiendo—volvió a repetir por cuarta vez.
Jess se aclaró la garganta y levantó la mirada de la libreta.
—¿Nunca te hizo daño de ninguna forma? —Preguntó con calma.
La chica apretó sus manos y negó con la cabeza una y otra vez. Solté un
suspiro.
—¿Estás segura? —Insistí de nuevo.
—No, él es dulce, cariñoso, amable y tierno...creo que se está
equivocado de persona y él solo huyo por eso, pero va a volver—
respondió con una sonrisa.
Jess me miró fijamente y apreté de nuevo los labios. Es oficial, esta chica
está ciega o la tiene muy bien manipulada Nicolás. Ella dio un sorbo a
su café y sus padres se acercaron a nosotros.
—Creo que ya ha tenido suficiente nuestra hija. Yo le creo Nicolás, es un
chico inteligente, amable y cariñoso con nuestra hija—aseguró su
madre.
Nos levantamos del sillón porque no íbamos a sacar nada de aquí, era
tiempo perdido para nosotros. Nos despedimos de los padres y de
Amber. Me quede pensado, Amber era tan parecida Anastasia, la chica
perfecta para él, ya que no quería ver la realidad al igual que sus padres,
estaban completamente cegados.
Suelto un suspiro porque aún teníamos trabajo que hacer aquí en
Madrid, teníamos que evaluar los restos de varios cadáveres que se han
encontrado en un bosque a las afueras de Madrid y nuestro principal
sospechoso es Nicolás, pero es casi imposible sacar algo porque son
solo huesos y tampoco tenemos algo que vincule a Nicolás a estos
crímenes solamente la apariencia de las chicas. Es el mismo patrón.
Chicas entre 18 a 22 años, pelo castaño, ojos de colores. Esto es una
mierda.
Apreté los labios cuando comenzaron a repetir los nombres de las
chicas desaparecidas en total son siete chicas que estaban
desaparecidas.
—Sabe cómo manipular a la gente y muy bien, tampoco me sorprende
alumno sobresaliente de psicología—murmuró Jess.
—Si, esa chica...creo que estaba ciega.
—Está en estado de negación porque de seguro que Nicolás realmente
es cariñoso, amable y tierno con ella.
Recuerda que los psicópatas siempre van a tener una doble vida. Solo
tenemos que mirar a todos los psicópatas de la historia del mundo,
muchos de ellos eran padres, hijos, amigos y frente a su alrededor era
una excelente persona atenta, cariñosa, amable y simpática, pero por
dentro había un verdadero monstruo.
—Lo sé, es solo que se me hace raro, ya que está en todas las noticias
que es principal sospechoso y que se encontró ADN en dos víctimas, y
aun así lo defiende. Déjame decirte que eso no es normal.
Mire a Jess y él miraba ambos lados antes de doblar a la derecha.
—Está en estado de negación hasta que Nicolás no confiese de su
propia boca que él ha sido el asesino no creo que nos crean—solté un
enorme suspiro—. Esto es muy frustrante, lo entiendo.
—Estoy agotada—confesé.
—Es válido. La gente cree que es muy fácil atrapar a estas personas,
pero no lo es, pueden pasar años matando y nosotros sin tener pistas,
muchas veces son gente que no tiene antecedentes como Nicolás. La
gente que va a pensar cuando tengamos por ejemplo a dos sospechoso
uno que tiene cargos de abuso sexual y en otro tenemos un carismático
estudiante psicología que es guapo, cariñoso, amable. La gente se va a
tirar obviamente a la persona que ya tiene cargos y nosotros igual es
lógico, siempre es así.
—En eso tiene razón, yo pensaría igual.
—Todo el mundo, Mariel, pensaría eso—detuvo el auto en semáforo
que estaba rojo—. La gente quiere creer que la persona que cometió
esos horribles asesinatos sean igual, una persona repugnante, pero en
cambio es todo lo contrario e incluso atacan a la policía diciendo que
tiene a la persona equivocada, porque ellos tenía imagen limpia de esa
persona.
No dije nada más y estuvimos en silencio durante todo el camino hasta
que llegamos a la estación de Madrid. Me bajé con Jess y caminé
directamente a la sala donde se realizaban las autopsias. Cuando entre
vi que estaba mi hermano con el doctor.
—¿Algo? —Pregunto, poniéndome los guantes de látex.
—No mucho.
Mi hermano me hizo una señal y me acerqué y vi los restos del cadáver
que era puro hueso y el cráneo. Lo miré y vi que tenía roto el hueso
parietal. El doctor tomó el cráneo.
—El golpe que recibió en la cabeza la mató en un segundo. Le rompió el
hueso parietal, fue con un objeto...pudo ser con un bate o una palanca.
También están casi todos los huesos, pero faltan huesos y me temo que
no hay más pista.
Asentí con mi cabeza. Lo sabía, sabía que no podríamos encontrar más
pistas...era imposible y tampoco podríamos tener algún ADN de nuevo
estábamos en cero en estos casos.
Salí de la habitación con Jess y mi hermano. Entramos en la oficina y
nos sentamos en los sillones frente al escritorio.
—No sacaron nada con la chica, ¿verdad? —Preguntó mi hermano.
—Nada prácticamente lo tiene en un altar—contesté con ironía—. Es
un experto, debe estar partiéndose de la risa porque tiene a toda la
policía española buscándolo y aun si puede seguir matando y
secuestrando a chicas ¡Mierda!
—Que esperabas Mariel, es un puto genio—me grito mi hermano—. Y
se mezcla muy bien entre nosotros.
—¡Una mierda! — Exclamo enojada—. Lo atraparé, joder, lo atraparé y
pagará por cada chica que ha matado ¡Te lo prometo!
Azote la puerta cuando salí de la oficina, tenía que volver a Barcelona y
nuestros vuelos sale en dos horas más. Lo atraparé aun cuando sea la
última cosa que haga en esta vida. Tarde o temprano caerá y disfrutaré
cuando lo tenga frente a mí, lo haré pagar por cada vida que se robó a
chicas inocentes que tenían toda una vida por adelante que no
merecían ese final, nadie lo merecía.

*****
Mire la hora y son seis de la mañana prácticamente no he dormido
nada, solo las tres horas de viaje. Mire la última vez el mapa y revise
los puntos en donde habían desaparecido algunas de las chicas y en
algunos puntos estaba muy cerca entre ellos. Tenía policías
encubiertos vigilando esas parte las 24 horas del día, pero aun si
cambia siempre de lugar.
Tome la libreta donde estaban las declaraciones de las últimas personas
que habían visto a las víctimas y era casi siempre lo mismo: la chica
salía de la universidad, caminaba por las calles y después nada,
desaparecen en el aire.
Todas eran amables, risueña, guapa, responsable y buena hijas.
—¿Deberías descansar? —Levanté la mirada y vi a Harry apoyado
contra el marco de la puerta.
—No...puedo de todas formas, aun cuando lo intente.
Él cerró la puerta y se acercó a mí. Lo miré fijamente y su mano se
estiró para tocar mi mejilla, cerré los ojos al sentir su contacto.
—Tienes que descansar, Mariel.
Él apoyó su frente contra la mía. Solté un suspiro. Quería descansar,
pero no lo podía hacer hasta que lo atrapemos...pienso en todas esas
chicas jóvenes que tenían toda una vida por vivir, pero estuvieron en
lugar y en momento equivocado, ya que un monstruo le quitó esa
oportunidad de seguir con su vida. Me ponía en lugar de su familia, de
sus padres, amigos y hermanos en cómo lo estaban pasando. Querían
justicia y aun no se los he podido dar.
—Tengo mucho trabajo, Harry, no puedo hacer eso. Cuando esto acabe
lo haré, pero ahora necesito seguir.
Intenté separarme, pero él tomó mi cara entre sus manos. Lo miré
fijamente y él se acercó y me dio un suave beso.
Me quedé quieta por un segundo, pero pronto reaccioné y apreté con
fuerza su polera, su lengua acarició la mía y solté un gemido. Mierda
había pasado tanto tiempo sin sexo.
Harry tiró de mi mano e hizo que me levantara. Volvió a besarme y su
mano me agarró con fuerza la cadera y me apego a su pecho donde
pude sentir como su erección crecía a través del pantalón. ¡Mierda! Se
siente grande.
Él interrumpe el beso y me mira con lujuria, comienza a quitarme
lentamente la chaqueta y la tira al suelo. Miro la puerta y él lo nota.
—La cerré con llave, no hay nadie solo nosotros—me susurra,
besándome el cuello.
Me pasa un brazo por la espalda sin dejar de caminar y me lleva
firmemente apretada contra su pecho. Le pasó los dedos por la mata de
pelo suave y despeinado y frunzo el ceño cuando deja atrás mi
escritorio.
—¿Adónde vamos?
—Al sofá—dice, y me besa con fuerza—. Será más cómodo para
nosotros.
Me lleva al sofá. Me suelta y empieza a desabrocharme la blusa. A sus
dedos les cuesta encontrar los diminutos botones, y se concentra tanto
que aparece una pequeña arruga en su frente y solo pasa cuando está
concentrado. Le quitó el cinturón y le bajó la bragueta.
Luego me centro en su camisa, en su perfecta camisa blanca que lo hace
ver tan sexy. La desabotono lentamente hasta que su delicioso y cálido
pecho está bajo las palmas de mis manos. Con el pulgar, trazó círculos
sobre sus pezones y él suelta el último botón de mi camisa antes de
pasar a los pantalones.
—¡Dios tus manos! Joder—musita entre besos mientras sus manos
buscan el cierre de mi pantalón. Sus manos encuentra con facilidad el
cierre de mis pantalones me los baja y me levanta del suelo para que
pueda quitarme los zapatos.
—Eres mi hermosa pelirroja, Mariel, eres tan guapa—susurra con voz
ronca, mientras me quita la blusa—. Joder, te he deseado tanto.
Sonrío para mis adentros. Yo también lo he deseado durante mucho
tiempo, necesito esto, aunque sea poco ético de nuestra parte, necesito
sentirlo.
Harry da un paso atrás y se quita los zapatos, los calcetines, los
pantalones y la camisa abierta sin dejar de recorrer mi cuerpo con la
mirada. Yo también lo admiro y su cuerpo es pecado puro con
abdominales perfecto y su bóxer negro que muestra que tiene un gran
pene. Se me moja la boca.
—Disfrutas lo que ves —dice con orgullo y luego se baja el bóxer.
Su pene salta libre y ¡madre mía! Es grande y debe medir unos 21 cm.
Quiero arrodillarme y saborear su pene en mi boca, pero las
apremiantes punzadas de mi entrepierna reclaman mi atención.
Me desabrocho el sujetador y lo dejó caer al suelo, y en un segundo
tengo su cuerpo sobre el mío y su aliento en la cara. Desliza un dedo
bajo el elástico de mi ropa interior y me roza el sexo.
Echó la cabeza sobre su pecho y le clavó las uñas en los brazos para no
caerme por las descargas eléctricas que provocan sus caricias.
—Estás mojada —dice con la voz muy grave y ronca, despacio, mientras
su dedo dibuja círculos y aplica presión cuando llega a la punta de mi
sexo—. ¿Me deseas, Mariel?
Quiere que responda a la pregunta.
—Joder, si —jadeo.
El gruñido de satisfacción que escapa de su boca vibra y casi hace que
me corra. Joder, ha pasado tanto tiempo sin sexo que estoy ardiendo en
estos momentos y más con Harry.
Levantó la cabeza y su boca cubre la mía y le exige que se abra mientras
me baja las bragas. Dejó escapar un pequeño gemido. Su sabor es
adictivo y correspondo a cada lametón, a cada caricia, hasta que se
aparta.
Se arrodilla delante de mí, apoyó las manos sobre sus hombros y me
baja las bragas por las piernas. Levantó el pie y luego repitió la misma
operación en el otro. Me coge de las caderas y yo respondo con un
gemido de sorpresa.
Se despega de mis labios, me clava la mirada y sus ojos verdes me
miran con mucho deseo y me imagino que mi mirada es igual que la
suya.
—Estás muy mojada, Mariel—vuelve a repetir y su boca toma la mía
con ganas. Me acaricia el trasero con las palmas de las manos y
desciende por mis caderas. Tira de mi pierna por debajo de la rodilla
para que rodee con ella su cintura. Se aparta. Me deja respirar—.
¿Quieres que te folle? —Pregunta, mientras su mirada busca la mía.
—Sabes que sí —susurro.
—Dilo. Necesito oírtelo decir.
—Fóllame, Harry —digo con una sonrisa, y le beso los labios carnosos y
húmedos y le rodeo el cuello con los brazos.
Luego doy un pequeño salto y me agarro con las piernas a su cintura.
Lo miró fijamente a sus preciosos ojos verdes mientras él se coloca en
la entrada a mi cuerpo. Permanece un segundo ahí, luchando por no
sumergirse de pleno en mí.
—¿Tomas pastilla? —Pregunta.
—Sí. —Contestó rápidamente.
Se introduce lentamente en mí con un movimiento paciente, y nuestra
unión nos corta la respiración a ambos. Me abraza mientras
recuperamos el aliento, se acerca al sillón y me recuesta en el sofá, sin
separarse de mí para que permanezcamos unidos.
—Joder, se siente tan bien estar dentro de ti. —Se retira despacio y
vuelve a entrar, suave y firme, marcando la pauta, de lo que está por
llegar. Me está matando con su lenta tortura, pero de una buena forma.
Continúa con sus estocadas lentas y contenidas, y yo llevo mis manos a
su espalda, dibujando figuras asimétricas sobre su piel firme. Me besó
en los labios. Me concentro en absorberlo y él sigue entrando y
saliendo, moviendo las caderas en círculos y acercándome al clímax.
Nuestras miradas se funden, ardientes. Su paciencia y su fuerza de
voluntad para mantener este ritmo tan sensual, está haciendo que me
vuelva loca de placer. Sabe hacer el amor como nadie. Le cojo la cara
con las manos para que no baje la mirada y su cuerpo vibra y tiembla
sobre mí. Palpita en mi interior e, instintivamente, mis músculos se
contraen alrededor de él. Se le acelera la respiración.
—Dios, Mariel, se siente tan bien. —Gime hundiéndose y clavándose
entero en mí. Las caricias precisas con las que
colma mi pared anterior hacen que me muera de ganas de levantar las
caderas y capturar el orgasmo que se aproxima.
—No puedo aguantar más. Esto es muy intenso—gimo.
—Córrete para mí, estoy casi listo—dice tragando saliva, y tenso los
muslos cuando me penetra de nuevo, esta vez menos controlado.
Respira aceleradamente y apoya la frente en la mía mientras recupera
el control con otra deliciosa embestida.
—Ya estoy, Harry —gimoteo al sentir que mi autocontrol desaparece.
Con un grito estalló en mi orgasmo. Acelera el ritmo para que saltemos
juntos al abismo.
—¡Dios! —Grita con una última penetración, apretándose con fuerza
contra mi sexo antes de desplomarse sobre mí y unirse a mi estado de
semiinconsciencia. Su erección salta y palpita cuando se corre dentro
de mí.
—Jodeeeeeeer —masculló en voz baja con los ojos cerrados, satisfecha
y relajada.
Harry me atrajo a su pecho y enrollo un mechón de su pelo. Lo miro y él
me sonrió de lado.
—Me encanta tu pelo pelirrojo, te hace aún más sexy, Mariel.
—Lo sé—digo con orgullo.
Me levanto y comienzo a vestirme bajo la atenta mirada de Harry que
sigue desnudo y es un espectáculo exquisito. Me da ganas de volver a
repetir, pero pronto llegarán las demás personas y tenemos que volver
a la realidad.
—Voy al baño, necesito limpiarme—digo con una sonrisa. Él me guiña
el ojo y yo salgo de mi despacho.

*******
Jess paró el vehículo y vimos que ya estaba toda la prensa, se había
encontrado otro cuerpo. Harry me abrió la puerta y los tres
apartamos como pudimos a los periodistas y nos internamos en
bosque. Cuando llegamos a la escena del crimen, me tapé rápidamente
la boca para no vomitar. El olor a muerte y a descomposición nos
envolvió a los tres.

Respire muchas veces para que se fuera las arcadas, cuando lo controle,
me acerque al médico José. Me puse rápidamente los guantes de látex y
comencé a sacar las fotos, el cuerpo presenta un estado avanzado de
descomposición diría que entre 3 a 4 semanas, pero lo que más me
impactó fue que le falta parte del cuerpo le falta un pecho y también
parte del muslo. ¡Mierda! Quiero pensar que no es lo que yo creo.
Tomamos cualquier cosa y de nuevo encontramos la marca de un
zapato. Lo sacamos con cuidado para después hacer un modelo. Harry
buscaba quién podía ser la posible víctima.
—¿Su veredicto? —Le pregunté al doctor José.
Él nos miró fijamente a los tres y se relamió los labios antes de hablar.
—La chica tiene un estado avanzado descomposición, murió hace 4
semanas, pero también le falta parte de cuerpo que es el seno derecho y
la parte del muslo izquierdo y el corte fue perfecto, por lo tanto, el
asesino fue el que cortó esa parte en específico, no sé con qué propósito
lo habrá hecho.
—Probablemente esté practicando canibalismo—soltó Jess.
Lo miro y apreté los labios. Yo también tenía esa sospecha, pero, joder
esto era otro nivel de lo asqueroso y repúgnate como puede..., no es que
solo de imaginarlo siento ganas de vomitar. No puedo evitarlo, pero mi
estómago está revuelto.
—¿Por qué alguien haría eso? —Preguntó Harry molesto y mirando a
Jess.
—Para mayor placer—fue todo lo que dijo antes de continuar revisando
la escena.
Observe cómo levanta el cuerpo de la chica y Harry me entregó una
hoja. La miré y era la chica que se llamaba Javiera tenía 18 años,
estudiante de enfermería desapareció aproximadamente hace 4
semanas.
—Le haré una autopsia más detallada para ver si encontramos algo más
y también el ADN. Te llamaré cuando tenga informe completo.
—Gracias—dije.
Me acerqué a Jess y él soltó un suspiro de frustración.
—Es una práctica sexual perversa lo que está haciendo y muchas veces
los psicópatas que hacen eso creen que comiendo una parte de sus
víctimas pasan a formar parte de ellos.
—Esto es asqueroso, está cruzando todos los límites—dije asqueada,
solo de pensar...que asco ¡dios, no! Es uno de los actos más asquerosos
que he escuchado y hasta ahora he tenido que ver, pero para nuestro
amigo del FBI era pan comido por lo que veo—. ¿Cómo lo sabes?
—Jeffrey Dahmer—me miró fijamente—. Ted Bundy y la lista sigue y
sigue, casi la mayoría le da curiosidad y creo que aquí podemos ver
como Nicolás está buscando más placer en prácticas sexuales perversas
y no creo que vaya a parar.
—Eso ya lo sé, Jess.
—Tienes que dar otra alerta.
—Es lo mejor, Mariel, esto está escalando a puntos que no creíamos—
me dijo Harry preocupado.
—Pero también está llegando el fin—dice Jess y me entregó una colilla
de cigarro—. Cada vez está siendo más descuidado y cometiendo más
errores, por lo tanto, caerá antes de lo que crees.
—Eso espero, ahora vamos que tenemos que dar un nuevo aviso.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Espero que este bien. Si se
que estuve desaparecida casi 3 semana, pero la universidad he
estado llena de pruebas y trabajos. No se le olvide votar si le gusta
la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy importantes
para mi, espero que tenga una muy buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un abrazo gigante de
oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
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Capítulo 71
Diego
Sonrió cuando veo que ella iba a entrar a su salón para dar su último
examen de esta semana. Ella me guiña el ojo y
pongo los ojos en blanco. Apenas nos hemos visto esta semana, ya que
ambos tuvimos una semana llena de exámenes. Ella estuvo acompañada
de Alejandra y yo de Cameron.
Me acerco a ella y la tomó de la cintura. Ella me miró con una enorme
sonrisa y apartó su largo pelo. Me gusta como tiene pelo, es algo que me
vuelve loco.
—Hola, mi bella novia—Digo con una sonrisa y agachándome para
estar a su altura.
—Hola, mi chico cursi y ardiente—sonrió por su apodo, me gusta. Sé
que soy bastante cursi con Anastasia, pero no puedo evitarlo,
simplemente me sale ese lado con ella—. Quiero boxear—dice con un
puchero.
Apoyo mi frente contra la suya y la aprieto aún más contra mi pecho.
—¿Quieres que te preste mi linda cara para boxear? —pregunto con
diversión.
Ella arruga un poco su nariz y se muerde el labio inferior. Me mira... me
sigue mirando y suelta una risa. Me encanta verla sonreír.
—Creo que eres masoquista porque mi golpe fue el que te enamoro.
Hago una mueca fingida y ella me mira divertida. La atraigo más a mí y
le doy un suave beso en sus labios. Siento como alguien tose, nos
separamos y veo a Cameron con Alejandra. Anastasia observa como una
señora entra a su sala, me da un beso y entra en su salón. No puedo
evitarlo y la sigo con la mirada.
—¡Dios mío, Diego! —exclama Cameron.
—¡¿Qué?! —exclamó con una sonrisa.
—Límpiate la baba, colega—me da un empujón y se lo devuelvo. Ambos
comenzamos a caminar a la cafetería, ya que terminamos los exámenes
por esta semana y la única que queda es Anastasia.
Nos sentamos en una mesa apartada y veo de reojo a Bárbara con
Carlos, los miro con asco y veo como ella se limpia una lágrima <<Que
patética es Bárbara>> Me arrepiento tanto haberme acostado con ella y
de que fuera mi novia
¡Qué horror! —pienso para mí mismo. En mi defensa estaba
despechado y bueno no estaba en mi mejor momento.
—¡Qué zorra es Bárbara! —dice Alejandra.
Suelto una carcajada y me apartó un mechón de la frente. Miro hacia mi
lado y veo a Amber, quien me guiña un ojo y yo pongo los ojos en
blanco. Soy un hombre casado.
—¡Alejandra! —le reclama Cameron.
Sonrió. Cameron siempre ha sido el más pacífico en nuestro grupo, no
le gustan los conflictos de ninguna forma. Los chicos se levantan para
pedir nuestro almuerzo y me quedo solo. Miro mi teléfono y no tengo
ningún mensaje de Anastasia, la extraño. Hemos estado una semana
separados, aunque tampoco es que necesitemos estar pegado todo el
tiempo, pero ya la extraño y quiero besarla y dormir con ella.
Siento como alguien arrastra una silla, miro a mi lado y veo a Amber. La
observo y anda con un top que no deja nada la imaginación y una
minifalda. Miró de nuevo mi teléfono, no quiero hablar con ella. Me
acosté con ella, claro, tampoco soy un santo.
—Hola, Diego.
—Hola—digo con un largo suspiro.
Ella pone una mano en mi brazo y yo miro ese toque y lo apartó con
rapidez. Ella no se rinde y vuelve a poner la mano ahora en mi pierna, la
apartó de nuevo y la miró molesto.
—¿Qué pasa Diego? Ya no quieres jugar conmigo—dice con voz de niña
regañada.
—Sabes que tengo novia, Amber, así que déjame en paz—digo enojado.
Ella lo vuelve a intentar y tomó su muñeca.
Ella me mira con mirada juguetona y se relame el labio inferior. Joder,
no me la pienso volver a follar en mi puta vida
—. Vete de aquí antes que me ponga violento.
Ella se acerca a mí y yo me alejo.
—Me gusta que seas violento, Diego—me ronronea.
Intento pararme, pero se aferra a mi cuello. Esta chica parece pulpo,
tomó sus muñecas y la separó como puedo de mí, pero ella no se rinde,
pero que mierda le pasa.
—Déjame en paz, que no va a volver a pasar nada entre nosotros—le
digo furioso.
—¡Te has vuelto aburrido! —me suelta.
La empujo y ella cae sentada en la silla, salgo de la cafetería y camino
hacia el salón donde está dando el examen Anastasia. Cuando llego veo
que ella está guardando algo en su mochila y me acerco lentamente y
pongo mis manos en su cintura y suelto:
—Buuh—ella se gira y detengo su mano. Suelto una risa y ella me mira
entre enojada y molesta—. Tranquila fiera que soy yo.
—¡Eres un gilipollas! —exclama enojada y tirándome su estuche en la
cabeza.
—¡Auush! Eso duele—digo con una mueca.
Ella se sienta y se pasa una mano por la cara. Me agacho para estar a su
altura y apartó su pelo de la cara. Necesito que me mire, sé que está
preocupada y que tiene miedo, joder, hasta yo le tengo miedo a Nicolás
es más peligroso de lo que pensé. La abrazó con fuerza y ella intenta
alejarse, pero yo me aferro a ella y al final, se rinde y me abraza.
—Te amo—le susurro, dándole pequeños besos por su cuello. Ella
suspira y no tomó como su cuerpo se va relajando con mis caricias—.
Perdóname, no fue divertido, lo siento.
—Diego, soy una bruta casi te pego—ella suelta una pequeña risa—.
Casi arruino tu cara de ángel.
—Un golpe no me haría daño—susurro.
De repente alguien me agarra del brazo y me hace tambalear. Anastasia
abre los ojos y yo miro a la persona que me agarro del brazo y veo que
es Amber, pero que le pasa a esta chica.
—Vamos, Diego, no te enojes—dice haciendo puchero.
Miro a Anastasia quien está frunciendo el ceño. Me mira y luego mira a
Amber, ¡Mierda! Me suelto de su agarre, pero ella vuelve al ataque como
un maldito pulpo con sus brazos. Tomo sus muñecas y ella me sonríe.
—¡Me gusta que seas difícil!
Anastasia se aclara la garganta y yo me giro para mirarla y busco su
ayuda, pero ella está tranquila sonriendo. ¡Oh, genial! Me va a dejar solo
lidiar con ella ¡Qué buena novia!
—Déjame ya, joder Amber, vete a joder alguien más que no te volveré a
tocar. Tía búscate a otro chico que te aguante, que no ves que tengo
novia.
—¡Oh, vamos, Diego! Podemos hacer un trío como la otra vez.
—¡Hey, guapa! —dice Anastasia. Amber la mira y ella se pone de pie y
se aparta su larga melena y pasa su brazo por la cintura, me apega a ella
—. Deja de molestar a mi novio.
Amber frunce el ceño y se cruza de brazos.
—Te sientes muy segura con él, ¿verdad? —pregunta Amber con aire
malvado.
—¿Celosa? —rebate Anastasia con una sonrisa de orgullo. Yo pongo los
en blanco y la tomó de la cintura, me agacho para estar a su altura.
—Vámonos, bella, no vale la pena gastar saliva con esa chica—le
susurró, dándole un beso en la mejilla y ella asiente.
Damos media vuelta y comenzamos a caminar a la cafetería, pero un
grito hace que no giremos. Por el rabillo veo como Amber nos sigue y
Anastasia, se gira molesta y yo intento que siga caminando.
—No es tan santo como piensa, guapa, y yo no confiaría tanto en él, tal
vez, te ha puesto el gorro con alguien más—
aprieto los puños y me giró molesto. Me acerco a ella y comienza a
retroceder.
Anastasia tira mi mano, pero me suelto. Me harto esta chica, jamás le he
puesto los cuernos Anastasia y ni siquiera se me pasaría por la cabeza,
pero claro como no logró seducirme ahora quiere hacerme ver como el
malo. Una cosa que siempre he aprendido de Amber es que es muy
caprichosa, si no consigue lo que quiere, manipula a la gente.
—¡Cállate, maldita sea! Jamás le he sido infiel, Anastasia y eso lo sabes,
compórtate como una adulta. Tan desesperada estas para que te follen
¿eh?, dímelo joder, te dije que no así que vete de aquí antes de que
pierda mi paciencia.
Ella abre la boca, pero la cierra y se va lentamente. Suelto un gruñido y
me giro a dónde está Anastasia y veo que mira sorprendida. ¡Mierda!
No quiero que piense que le fui infiel, eso jamás pasaría.
—Nunca te he sido infiel—es lo primero que digo, cuando tomo su
mano y ella frunce el ceño y me mira fijamente.
—Diego...
—¡Anastasia, sabes que yo jamás haría eso! —exclamo molesto. Ella me
mira... Tiene que creerme, ella me conoce y si vale, tenía fama de
mujeriego y no lo niego, me acosté con muchas chicas, pero cuando la
conocí a ella me detuve, bueno...solo con Bárbara, pero fue cuando
terminamos y no sabía nada de ella.
Ella me sigue mirando y siento como van pasando los segundo y ella
sigue sin decir nada. Me pasó una mano por el pelo y ella suelta una risa
y se cuelga mi cuello.
—¡Lo sé, Diego! sé que nunca me harías eso —dice, besando mi cuello y
yo la abrazo con más fuerza.
Anastasia es mi mundo, gracias a ella volví a sonreír y puede volver
amar. Si admito que antes era mujeriego, pero nunca me cerré a la
oportunidad de tener una novia y Anastasia, simplemente me
sorprendió y supe que ella sería la indicada para mí, y tenía
jodidamente razón.

******
Casi escupo mi bebida, mire a Dylan quien tenía una sonrisa inocente,
amaba ese sujeto, era raro, pero eso lo hacía encantador. Mire
Anastasia y luego a Cameron.

—¡Eres tan raro, Dylan! —exclamó Anastasia.


—¿Solo quiero algunos detalles de cómo es su vida sexual? —Miro
Anastasia y ella hizo una mueca. Todos volvimos a mirar a Dylan—.
Amorcín eres una egoísta, yo siempre te he contado todo e incluso si me
pongo condón o no, solo quiero detalles de si va a haber un futuro
Dieguito o Anastasia.
No pude evitarlo, pero escupí mi bebida dentro del vaso y comencé a
toser. Anastasia le tiró un zapato en la cabeza y la sala estalló en
carcajadas. Lo miré y se estaba refregando la cabeza donde le había
caído el zapato.
—¡Joder, que te calles que no me quiero imaginar tu pene y menos el de
Diego! —exclamó Javier.
—¡Tan sensible, que eres hermanito, es sexo! Que tiene de malo. No se
hagan los santos porque todos son unas
putas perras que han follado sin parar—nos apunta a todos los
hombres.
—¡Dylan! —exclama Anastasia, muerta de la risa. Acaricio sus muslos y
apartó su hermoso pelo castaño y comienzo a jugar con su pelo
haciendo una trenza pequeña.
—¿A veces me cuestiono tu sexualidad? —pregunta Jonathan. Dylan se
gira hacia él y le sonríe—. Porque me mira, perra.
—Yo soy él que siempre doy, cariño, recuerda nuestras noches, perra
envidiosa—Anastasia suelta una risa y yo también. Estos chicos son
increíblemente raros, pero increíbles y aman a mi chica.
—Tú jamás vas a tener mi trasero—se burla Jonathan, dándole un trago
a su cerveza.
Nos reunimos un momento para celebrar que se terminó otra semana
más de exámenes y también para subirle un poco el ánimo, Anastasia,
sé que está preocupada por todo. Las pesadillas la tiene cada 4 veces a
la semana a pesar de que va a terapia. Quise hacer esta pequeña
reunión con sus amigos para que sonría y Dylan vaya que lo consigue.
—Gracias por esta sorpresa—me susurra ella, besando mi cuello.
—Recuerda Anastasia: siempre sonríe para mí, ¿vale?
—Puedo abrazar a Anastasia, ¿o no? —pregunta con una sonrisa Dylan.
Yo me encojo de hombros y le doy un beso en la sien antes de que Dylan
literalmente me la roba de mi regazo. Él me saca la lengua y pongo los
ojos en blanco.
Miro como Dylan le dice cosas en oído a Anastasia y ella se muerde el
labio inferior para no reír y después Javier la abraza con fuerza y
después Jonathan. Sonrió. No me da celos porque ellos son como
hermanos y siempre me lo han demostrado. Jonathan se roba a
Alejandra y Cameron se acerca a mí.
—Somos dos estúpidos enamorados—me dice antes de chocar su vaso
con el mío.
—Yo ya perdí esa batalla la primera vez que la vi—murmuró con una
pequeña sonrisa en mis labios.
—Lo sé amigo, se te cae la baba por ella, pero solo pensé que sería otro
capricho—él hace una mueca—. Lamento haberte amenazado para que
te alejara de ella, pero no sabía cuáles eran tus intenciones y Alejandra
estaba nerviosa.
—Normal—digo encogiéndome de hombres. Jamás he negado que fui
un mujeriego. Tenía mis noches y tardes locas, pero eso no significa que
no quiera una relación estable, yo solo esperaba a la chica correcta—.
Siempre tuve mala reputación, pero ya no. No tienes ni idea lo feliz que
soy ahora, gracias a ella he podido volver a ser yo. Deje esa ira a un lado
para volver a sonreír y ser cursi.
—Yo soy feliz por ti, te lo mereces.
Pasamos más de media hora hablando entre nosotros hasta que
Alejandra vuelve con Cameron y mi bella novia vuelve a mí. Anastasia
me muestra su enorme sonrisa y me da un suave beso. Alejandra y
Cameron llegan con palomitas, papas fritas y maní para comer durante
la película. Anastasia se acomoda en mi regazo y escogimos ver una
película de comedia que es: ¿y dónde están las rubias?

******
Miro la hora son las once de la noche y Dylan abraza con fuerza
Anastasia. Somos los únicos que quedamos en la sala de estar,
Alejandra y Cameron se fueron a acostar, según ellos a dormir, pero a
mí no me engaña.

—Recuerda siempre con condón, que aún soy demasiado joven y sexy
para ser tío—dice Dylan, acariciando el vientre de Anastasia. Ella pone
cara de terror y le da una palmada a su mano—. Nos vemos guapa, te
amo ¿y tú me amas?
—Siempre, amorcín—dice Anastasia.
—Adiós, Diego.
—Adiós—le devuelvo la sonrisa y ella cierra la puerta.
Me acerco a ella y pongo mis manos por encima de su cabeza quedando
atrapada. Ella se gira y toma mi polera y me acerca aún más a su pecho,
pone una pierna en mi cintura y suelto un gruñido.
¡Mierda! Ya estoy caliente y quiero hacerla gritar mi nombre, una
semana sin sexo es una tortura. La beso con pasión y nuestras lenguas
se entrelazan, su mano baja y toca mi erección por encima de mi
pantalón.
—Te deseo, Diego—me susurró, besando mi cuello y dejando besos
calientes. Cierro los ojos y disfruto de sus caricias. Sabe cómo volverme
loco. No espero más y me aprieto aún más para que me sienta. Muevo
mi cadera y ella jadea.
—¿Quieres que te folle? ¿Qué sea duro y salvaje? —le pregunto con una
sonrisa de orgullo.
Ella enrolla sus piernas en mi cadera y se cuelga en mi cuello, comienzo
a caminar hacia su habitación. Sé que no ha contestado mi pregunta,
pero no hace falta, ambos lo deseamos.
Abro de una patada la puerta y la dejó en la cama, cierro la puerta con
pestillo. Me acerco a ella y la beso con posesión, necesito esto ahora.
Ella me mira y comienza a desvestirse lentamente, yo la observo como
cada prenda cae al suelo y comienzo a desvestirme rápidamente.
Desarmó la cama y la tomó y la dejó con cuidado en la cama.
Me coloco encima de su cuerpo para poder mirarla directamente a los
ojos. Mi cuerpo se ajusta al de ella y lo cubro al mismo tiempo que las
sábanas se quedan arrugadas en mi cadera.
Anastasia abrió sus muslos y me acomode mejor entremedio de su
pierna para que pudiera sentir mi enorme erección, solo con ella podía
estar tan caliente.
—Te extrañé, mucho tiempo sin estar contigo—susurro, besando su
cuello.
—Exagerado, que fue una semana. En serio y después dicen que las
mujeres somos exageradas y dramática—dice con una enorme sonrisa
y yo la callo besando sus carnosos labios.
Alargó mi mano por debajo de la almohada y sacó un condón. Ella me
observa, y yo sonrío. Rasgue el paquete con mis dientes y me coloco
rápidamente el condón en mi dura erección. Tomó la mano de Anastasia
y la guió a mi pene, ella comenzó a mover su mano de arriba y abajo,
haciéndome gemir su nombre. Es mi diosa.
g
La tumbé de nuevo en la cama y me coloqué rápidamente encima de
ella, abrí sus piernas y mis dedos acarician su clítoris y ella suelta un
gemido. Metí un dedo dentro de su sexo y luego otro y los moví en
círculo. Ella abrió la boca y la besó con fuerza. Ella me recibió con gusto
y nuestras lenguas se enredaron. Sigue estimulando su clítoris con mis
dedos y estaba muy húmeda.
Tomé mi pene y la guie a la entrada de su vagina, rocé mi pene contra su
sexo una y otra vez para que se mojara aún más y ella jadeó con fuerza,
di un empujón y me introduje es su interior por completo. Anastasia,
rasguño mi espalda y beso mi cuello. Me detuve un momento y la miré
directamente a los ojos. Ella tenía los labios entreabiertos y su mirada
era de placer.
—Salvaje, mañana tendré tu marca por toda mi espalda—digo con una
sonrisa burlona. Me salgo y vuelvo a entrar con fuerza.
Ella abre los ojos y tiró de su labio inferior donde chupo con fuerza
antes de besarla, me salgo y vuelvo a entrar con fuerza y muevo mi
cadera. Ella suelta un gemido.
—¡Mierda, eres tan sexy! —exclama muerta de placer.
—¿Rápido o lento? Tú escoges, Anastasia—digo besándola suavemente
en los labios.
Ella me mira por un momento.
—Lento al principio y rápido al final y que sea salvaje—dice, dándome
una palmada en el trasero. Suelto una risa, amo esta mujer, estaría
perdido sin ella para siempre, la necesito mucho en mi vida.
Me retiré lentamente y volví a hundirme en ella con delicadeza tal como
me había pedido. Anastasia alargó los brazos para rodearme el cuello y
me atrajo más hacia ella para besarme en los labios. Me encanta cuando
ella toma la iniciativa del beso.
—Me encanta follarte—le susurro, y me vuelo enterrar en ella con
fuerza y sus manos me aprieta el trasero para entrar más adentro.
Ella suelta una risa y me sorprende cuando suelta las siguientes
palabras:
—Cállate y bésame —murmura contra mi boca.
Sonrió.
—Estás mandona hoy, pero eso sí puedo hacerlo, bella.
Me callo cuando nuestras lenguas se entrelazaron y colisionaron,
enredándose hasta que a Anastasia le faltaba el aliento y comenzó a
jadear. Solté un leve gemido en la garganta y pasé los brazos por debajo
del cuerpo de Anastasia para poder tenerla más pegada a mí.
Ella arqueó aún más las caderas con fluidez, mientras yo deslizo mi
pene dentro y fuera de ella hasta que Anastasia estuvo más que
mareada de placer. ¡Mierda! estoy muy cerca de mi orgasmo siento
como mi pene crece aún más.
Entre aún más fuerte dentro de ella y no había ninguna parte de ella
que yo no estuviera tocando de alguna manera.
Su cuerpo estaba pegado al mío, Anastasia podía sentir cada una de mis
sacudidas, cada vez que mis músculos se tensaban.
—¡Quiero que me sientas bien adentro! —le susurré, mordiendo su
oreja y ella soltó un pequeño jadeo.
Comencé a dejar un reguero de besos por su mandíbula y luego por el
cuello, seguí bajando hasta llegar a su pecho donde chupé y mordí su
pezón con fuerza haciendo que elevará su pelvis.
—Estás tan caliente por dentro, me encanta estar dentro de ti—digo,
chupando su pecho derecho.
Ella se excita más con mis palabras porque sentí como apretó sus
músculos internos, apretando aún más mi pene.
¡Mierda, no me falta mucho! La tomé de la cintura y la senté en mi
regazo
—¡Quiero que me montes, Anastasia! —le ordenó, dándole una nalgada
en su culo.
Anastasia comenzó a subir y a bajar lentamente por mi pene y sus
movimientos eran lento, pero profundo haciendo que mi pene se
metería aún más. Me acerqué a ella y la besa. Mordí su mandíbula y la
mira fijamente, ella tomó controlo y comenzó a mover sus caderas en
círculo haciéndonos a ambos jadear, ella es perfecta.
—Sigue así, Anastasia, me vuelves loco—digo animándola, y
acariciando su trasero. Ella pone los ojos en blanco y la beso. Sé que
está cerca, lo noto en sus contracciones.
La detengo y la giró de nuevo para que esté en la cama. Y vuelvo a
penetrarla de inmediato. Anastasia me abrazó y me acercó más a ella.
Se colgó de mí, mientras, me enterraba en su interior con mayor
profundidad y con más fuerza.
La miro y tiene la mirada llena de placer y lujuria.
—Bella, mírame.
Ella abrió los ojos y me miró fijamente, había placer en su expresión y
una mirada de ternura.
—Te amo, mi chico cursi y ardiente.
Sonreír.
—Bésame—le supliqué.
—Diego... —dijo mi nombre divertida, era estúpido, yo podía besarla
siempre que quisiera. La besó con fuerza, con posesividad. Anastasia se
estremeció y arqueó su cuerpo.
—¿Cuán cerca estás?
—Casi estoy —susurro Anastasia.
—Dime lo que necesitas para llegar.
—Tú —dijo—. Solo tú.
Mis ojos brillaron y apreté la mandíbula. Y la volví a besar otra vez con
más fuerza y con más hasta que ella estuvo respirando mi aire y yo el de
ella. Sentí como Anastasia estaba cada vez más cerca de su orgasmo y
sentí como apretó mi pene con sexo y se mordió el labio inferior con
fuerza y grito mi nombre.
—Ah, Anastasia —solté un gemido—. Estoy cerca, muy cerca.
Comencé a moverme más rápido y con más fuerza. Sentía como mi
control desaparecía y sentía como su orgasmo se alargaba debido a mis
penetraciones, sentí que le venía el segundo orgasmo Anastasia y me
moví con más fuerza y puse una mano en cintura para que no se
moviera tanto. Se la metí una, dos, cinco hasta diez veces hasta que por
fin solté un gruñido y me corrí dentro del condón, caí sobre ella con
cuidado. Nuestros cuerpos estaban sudados.
Anastasia pasa sus dedos por mi húmedo pelo y recuesto mi cabeza en
su pecho y lo acaricio con mi nariz. Ella es la única mujer que siempre
amaré.
—Dime una de tus frases cursi—me pide con voz ronca.
—¿Te gusta que sea cursi?
Ella soltó una risa y me enamoré aún más... me quedé mirándola como
su nariz se arrugaba un poco y se veía aún más bella. Acaricié su mejilla
y ella se quedó callada un momento esperando mi frase.
—La segunda mejor cosa que puedes hacer con tus labios es sonreír. Y
la primera es besarme, bella—le digo antes de besarla lentamente,
nuestras lenguas danzaron lentamente en un baile sensual y pongo una
mano en su cadera—.
Te amo, siempre sonríe y siempre bésame, Anastasia.
—Por ti siempre, mi chico cursi y ardiente—dice acariciando la mejilla.

*****
Los días pasaban rápidamente y aún no había noticias sobre Nicolás y
tampoco se había encontrado más cuerpo o desaparecido más chicas.
La policía sigue dando aviso de que las mujeres tengan preocupación
y que por favor no salgan tan tarde. En la universidad hay más
seguridad y puedo notar como cada día que pasa Anastasia se está
apagando más y que ahora sus pesadillas son más fuertes.

La miro y está leyendo un libro, pero sus hombros están caídos. Dejo mi
computador de lado y me acerco a ella.
—Anastasia, quiero que todo salga bien, que vuelvas a reír en voz alta,
que el universo te escuche, que cada sueño que tienes se te cumpla.
Quiero verte ganar. No te rindas, por favor sonríe para mí.
Ella me miró y se abrazó a sus rodillas, anoche tuvo una terrible
pesadilla donde apenas pudo dormir, lo sentí porque se movía a cada
rato, aun cuando la abracé la sentí inquieta.
—Te amo, por favor no te rindas.
—No lo haré Diego, lo prometo—dijo con una pequeña sonrisa. La
abracé con fuerza y ella escondió su cara en mi cuello.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Espero que este bien. Si se
que estuve desaparecida casi 3 semana, pero la universidad he
estado llena de pruebas y trabajos. No se le olvide votar si le gusta
la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy importantes
para mi, espero que tenga una muy buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un abrazo gigante de
oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 72
Diego me miraba de reojo, mientras miraba la ventana. Solté un suspiro,
estaba cansada, ya que todas las pesadillas, habían consumido mi
energía. Mis párpados me pesan cada vez que pestañeo, aun cuando
intenté tomar pastillas para dormir, soñaba igual con Nicolás y era peor,
ya que lanzaba golpes y patadas a Diego, así que preferí dejarlas.
Sentí su mano en mi rodilla y lo mire e intente sonríe.
—Anastasia, quiero que todo salga bien, que vuelvas a reír en voz alta,
que el universo te escuche, que cada sueño que tienes se te cumpla.
Quiero verte ganar. No te rindas, por favor sonríe para mí.
Lo miro y abrazo mis rodillas. Estoy cansada, esto no es vida la que
estoy llevando. ¡No! ¡No, no podía dejarme vencer! Tenía que comenzar
a entrenar y de hecho le había pedido ayuda a Mariel y en unas horas
más iba a pasar a buscarme.
—Te amo, por favor no te rindas—me suplico Diego.
—No lo haré Diego, lo prometo—le aseguré.
Estire mis manos que rodearon su cuello, él me alzó y mis piernas
rodearon su cadera. Camino directamente a la cama y acarició mi pelo.
Me miró con preocupación.
—Diego, estaré bien. Hoy día comienzo de nuevo a entrenar y estoy
segura de que eso me despejara un poco de todo.
—Eso espero. Estoy preocupado, Anastasia, no quiero que hagas una
locura. ¿Dime que esto de entrenar es para despejarte y no para ir a
enfrentarte tú a Nicolás? —Preguntó preocupado.
Me mordí el labio inferior, porque en cierta parte era para despejarme,
pero también para sentirme más segura conmigo misma cuando me
enfrentara con él. Diego me pellizco la cadera.
—Es para sentirme más segura.
Él achicó sus ojos y negó con la cabeza, no estaba de acuerdo, pero
tampoco me lo podía prohibir. Es algo que prometimos que nunca nos
prohibiríamos cosas, ambos somos bastante grandes y cada uno toma
las decisiones de
su vida. Mi teléfono comenzó a sonar. Me levanté del regazo de Diego y
tomo mi celular.
—Hola, guapa.
—Hola, Mariel—dije con una sonrisa—. ¿Cómo estás?
Sentí que alguien gritó su nombre y ella respondió y se alejó un poco de
ruido, ya que parecía que estaba en un gimnasio o algo por estilo y sentí
que cerró la puerta.
—Ahora sí, reservé una parte del gimnasio para nosotras—me mordí el
labio inferior—. Espero que estés preparada Anastasia, te enseñaré de
todo, será duro y cansador y ten en cuenta que no tendré piedad, ¿vale?
—Vale, me vas a patear el trasero, ¿verdad?
—Más o menos, nos vemos en un rato, paso a recogerte en dos horas
más.
—Nos vemos y gracias, Mariel, sé que no deberías hacerlo, pero esto me
hace sentir más segura.
Ella se calló un momento antes de responder.
—No es ético de mi parte, pero te ayudaré, Ana. Adiós, tengo una
reunión importante.
Ella colgó la llamada y Diego me abrazó con fuerza. Cerré los ojos,
necesitaba aprender a desarmar a alguien, necesitaba saber defensa
personal. Amo boxear y siempre he sabido defenderme bien, pero no sé
bien como desarma alguien que tiene una pistola o cuchillo y sé que
Mariel me lo va a enseñar. Tengo que ser fuerte y sé que Nicolás es un
cobarde que sin armas no es nada.
Me di la vuelta para mirar a Diego y antes de que pudiera darme bien la
vuelta, él me besó con fuerza, metiendo su lengua dentro de mi boca
con posesión y me apretó con más fuerza y una de su mano acariciaba
mi mejilla. Nuestras lenguas se enredaron en una pequeña batalla
sensual. Nos separamos por falta de aire y me di cuenta de que Diego
tenía los ojos rojos.
—¿Qué pasa Diego?
Él miró hacia a otra parte y tomó con fuerza su mentón para que me
mire. Una lágrima solitaria recorría su mejilla y la atrapé con mi pulgar.
—Eres mi mundo Anastasia. Siento que te estás escapando de mis
dedos y no sé cómo evitarlo—me susurró con la voz rota.
—Diego—, susurre. Yo no quiero rendirme, no quiero dejarme vencer
por alguien más cuando por fin he vuelto a sonreír. He estado algo
llorona y decaída, claro, soy humana y también tengo miedo, pero ya se
acabó. Necesito volver a pelear por mi vida como siempre lo he hecho
—. Eso no va a pasar, Diego. La vida es una perra, pero no me dejaré
vencer, así como nunca lo he hecho.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo, Diego, recuerda que nos casaremos cuando tengamos
treinta años, antes ni loca—bromeo y le doy un pequeño empujón.
Diego suelta una risa y me da un beso fugaz en los labios. Sus manos
comienzan a bajar y yo las tomo para que se detenga. Él alza una ceja y
me mira con una sonrisa traviesa.
—Tengo la regla, me quedan dos días hasta entonces, tiene que guardar
a tu amigo dentro del pantalón y tus manos quietas, ya que son muy
buenas para calentarme.
Él suelta una carcajada y baja rápidamente una mano hacia mis muslos
y hace presión en mi sexo haciéndome jadear.
—Mis manos saben tus puntos débiles—susurró, mordiendo mi oreja
—. A ti te encanta que te meta mis dedos largos
ahí—ronronea.
¡Madre mía! Me separo rápidamente de él porque sé lo que quiere hacer
calentarme y yo no me siento cómoda teniendo relaciones sexuales con
la menstruación, algunas personas las mantiene, pero yo me niego es
algo que no me gusta y Diego siempre lo ha respectado.
En ese momento la puerta se abre y entra Alejandra. Ella mira un
momento a Diego y luego a mí. Niega con la cabeza y veo que trae un
pastel.
—Por favor, Diego, quita la mano...de... ¡Eres asqueroso! —Tartamudea
ella. Diego se separa y me da un beso en la mejilla antes de entrar al
baño—. Se te va a desgastar la mano, puto—se burla Alejandra.
Diego se para un momento y le muestra el dedo del medio antes de
cerrar la puerta.
—¡Alejandra, toca la puerta antes de entrar! —Exclamó algo sonrojada.
—¡¿Qué?! Pero si me dijiste que andabas con regla, qué sabía yo...que
los iba a encontrar... —Ella niega la cabeza como intentando borrar ese
recuerdo y sonrió—. En fin, hice un pastel.
—¡Vas a hacerme engordar! —Le reclamo con una sonría. Ella me
insulta y dice que estoy muy flaca antes de azotar la puerta molesta—.
¡Oye, pero no te enojes! —Grito para que me escuche.
En ese momento Diego sale de la puerta del baño y veo que su erección
ya no está. Pongo los ojos en blanco.
"Hombres" Diego se seca el pelo con la toalla y se acerca a mí. Me alejo
rápidamente y él da dos pasos a mí.
—No me la jale Anastasia, solo fue agua helada—dice poniendo los ojos
en blanco.
—Me da lo mismo eso, no quiero que me toques porque yo no puedo
hacer nada, ¡imbécil! —Digo tirándole una almohada a la cabeza que
cae en el suelo, porque él la esquiva.
—¡Salvaje! —Exclama con una sonrisa.
Salgo de la habitación y llegó a la cocina en dónde está Alejandra y
Cameron comiendo pastel. Me siento a lado de mi rubia y ella me
entrega una porción y deja otra para Diego.
Doy una mordida y casi suelto gemido de lo rico que está el pastel, miro
a Alejandra quien me mira con una sonrisa y esperando una respuesta.
Doy una trago a mi agua antes de responder:
—¡Deliciosos! Deberías haber estudiado gastronomía.
—Eso mismo le digo yo—concuerda conmigo Cameron. La rubia pone
los ojos en blanco y en ese momento siento un beso en mi mejilla y sé
que es Diego—. Amigo, tienes que probar el pastel que hizo Alejandra,
creo que alguien te está haciendo competencia.
Diego suelta un bufido y lo prueba de mala gana. Alejandra le saca una
lengua y todos miramos como Diego mastica lentamente el pedazo que
se llevó la boca y le da un sorbo al agua antes de tragarlo y se queda
mirando fijamente el pastel antes de mirar a Alejandra. Yo suelto un
bufido. Siempre es lo mismo con él, le gusta ser siempre el mejor
cocinero y en estas semanas se han peleado por el puesto entre Diego y
Alejandra haciéndonos engordar a mí y a Cameron.
Cameron me mira y yo pongo los ojos en blanco y me llevo otro trozo de
pastel a la boca.
—¿Qué tal? —Pregunta Alejandra, ya que Diego parece que no quiere
dar una respuesta.
—Nada mal—es todo lo que dice antes de seguir comiendo.
Alejandra me mira y luego mira a Cameron buscando nuestra ayuda.
Niego con la cabeza, me cansé, no me quiero meterme en sus dramas de
cocina y veo que Cameron igual.
—¡Aprende a perder, Diego! —Se burla Alejandra de Diego.
¡Dios, estás ahí, ayúdame, por favor! —Exclamó en mi mente y mirando
el techo como si realmente alguien me pudiera salvar de estos dos.
Suelto una risa al escuchar el gruñido de Diego y aquí vamos de nuevo...

******
Suelto un gemido de dolor cuando Harry me tira de nuevo al suelo y
Mariel me grita que soy muy lenta. Harry se aleja y juega con un
cuchillo. Mariel se acerca a mí y me da una botella de agua. Me secó el
sudor y miro como Harry se pasea por mi alrededor como si fuera su
presa y tiene una sonrisa burlona que quiero destrozar.

—Muy lenta, Anastasia.


—Pensé que pelearía contigo, no con ese muro de persona—digo
señalando Harry quien suelta una carcajada.
—Es para que esté más preparada. Mira te lo demostraré una vez más,
nunca te hagas menos, yo soy más baja que Harry y aun así puedo darle
una paliza, presta atención a lo que yo hago, ¿vale?
Asiento y me retiro a una esquina. Observó como Harry se acerca
rápidamente a Mariel y ella pone su pie izquierdo firme en piso, según
lo que explicaba ese el pie no dominante es con que menos tiene reflejo
y ponen el pie derecho un poco delante que es el pie domínate porque
es con que normalmente lanza patadas. Observo bien su posición y veo
como pone sus manos frente su cara con los codos hacia adentro. Ella
mantiene sus dedos doblados sin llegar a transformarlo en un puño.
Harry corre hacia ella, veo cómo se va acercando y cuando está una
distancia bastante cerca, pero no la necesaria para amenazarla levanta
su pierna y le pega en todas las parte noveles haciendo que Harry se
doble y caiga al suelo.
Ella rápidamente le arranca el cuchillo y se sube encima de él.
—Ves no es tan difícil.
Harry se levanta rápidamente, ya que trae protección en la parte de
abajo. Asiento con mi cabeza y me acerco de nuevo. Cierro los ojos y
respiro profundamente, necesito concentrarme. Harry me rodea y juega
con ese cuchillo que pone hasta nerviosa.
—¿Estás lista, Ana? —Pregunta con una sonrisa burlona.
¡Lo mató! Me ha estado pateando el trasero toda la tarde, pero ya me
cansé de que se burle y que Mariel me diga que estoy lenta, aprendí
también como a desarmar con arma de fuego y ahora solo falta el
cuchillo. Imito la posición que hizo Mariel y cuando abro los ojos veo
que Harry de nuevo me azota contra el piso.
—¡Deja de pensar en lo que sea que estés pensando! Ya estaría muerta
si fuera, Nicolás —me reta Mariel.
Harry suelta una risa y lo empujo para que se pare de mí. Se levanta y
me ofrece su mano. Me seco las gotas de sudor de la cara con la toalla y
le doy el último sorbo. Mariel se acerca a mí y veo que está furiosa.
—Concéntrate, solo fíjate en los putos movimientos de tu agresor y
nada más ¡La última vez! —Me ordena.
Harry me guiña un ojo y hace girar su cuchillo en su mano. Lo odio en
estos momentos, lo odio quisiera romperle su linda cara contra el piso,
pero no puedo porque es defensa personal y no boxeo.
—¡Concéntrate, Anastasia!
Asiento en mi cabeza. Me pongo rápidamente en mi posición y Harry
corre hacia mí, cuando veo que está a una distancia necesaria levanto
mi pierna derecha y le pegó con toda mis fuerzas en la parte noveles
haciendo que caiga, corro y tomo rápidamente el cuchillo.
—¡Bien! —Exclama Mariel—. Buen trabajo, por fin Anastasia, me
estaban saliendo canas verdes, vete a tomar una ducha es tarde son las
seis.
******
Abro la puerta de mi pieza y suelto un gemido al ver a Diego, solo está
en bóxer blanco y con su computador en su regazo. Extraño estar con él,
pero no puedo. Suelto el bolso y apenas llegó a la cama y me tiro en la
cama.
Diego suelta una risa y acaricia mi espalda. Suelto un suspiro de alivio
por sus masajes, tengo la espalda dolorida, cada músculo me arde y
nunca antes me habían dado una paliza tan grande en un
entrenamiento como ahora.
—¿Fue muy agotador? —Preguntó, dándome un beso en el cuello.
Intento abrir los párpados, pero es imposible, mis energías se acabaron
cuando le di esa patada a Harry en sus partes noveles, apenas me pude
bañar y caminar hasta mi cuarto.
—Demasiado, Harry me dio una paliza.
Él frunce el ceño.
—Pensé que entrenarías con Mariel, no con Harry—murmura con un
tono de voz algo serio y molesto.
—Yo también, pero Mariel estaba como instructora, siento que fue
mejor porque Harry me mostró toda su fuerza y me siento más segura
así, ya que no hubiera sido lo mismo con Mariel, aunque ella también
tiene mucha fuerza.
—Está bien, yo te apoyo en todo Anastasia—murmuro, abrazándome
con fuerza—. ¿Tienes sueño?
Asiento con mi cabeza y él me da un beso en pelo antes de volver a
hablarme:
—Duerme mi princesa guerrera, te cuidaré—. Es todo lo que escuché
antes de que mis ojos se cierren y me quedé frita. Definitivamente el
entrenamiento me saco todas las energías que tenía en mi cuerpo y solo
quiero dormir.

******
Me tapo la cara con la mano cuando siento que alguien abre la cortina.
Me giro a un lado y siento esa risa, esa risa que amo, pero que ahora
quiero que se calle y me deje seguir durmiendo. Siento como el
colchón se hunde por su peso y su mano acaricia mi mejilla.

—Despierta, mi bella, hora de almorzar has dormido más de doce


horas.
¡Doce horas, madre mía! Abro los ojos y me siento en la cama, pero
suelto un gemido. ¡Jesús, bendito! Me estiro y me duele cada puto
músculos. Diego me acaricia la pierna.
—Me duele todo. —Hago un puchero con mi labio.
Diego me abraza con cuidado y apoyo mi cabeza en su duro pecho.
Aspiro su olor y me encanta su perfume de menta.
Él acaricia mi pelo.
—¿Qué te parece si hoy vemos películas tú y yo? —Propone con una
sonrisa arrebatadora.
—Sí, no quiero hacer nada más por hoy y mañana, aunque no me
arrepiento, aprendí mucho ayer, aunque Mariel quedó algo estresada
conmigo.
—Me alegro, dormiste bien, ¿verdad? —pregunta, acariciando mi labio
inferior.
Abro los ojos y me doy cuenta de que no tuve ninguna pesadilla. Diego
me mira y piensa lo mismo que tengo que comenzar a quemar más
energía para estar totalmente agotada y así poder dormir tranquila.
Suspiro, porque hace tiempo que no dormía tan bien.
—Sí, nada de pesadilla—digo con emoción.
—Saldremos a entrenar juntos para que quedes algo agotada y después
tenemos sexo increíble de seguro que con
esas dos cosas te quito las energías de tu cuerpo—me propone con una
sonrisa engreída en su cara.
—Tentador—digo.
—Lo sé, tengo ideas geniales, ¿verdad? —comenta él con una mueca
sarcástica.
Suelto una risa y acaricio su barbilla que tiene un leve rastro de barba.
Él cierra los ojos con mis caricias.
—Te amo, Diego, pronto acabará todo.
—Te diré una de mis frase cursi, Anastasia, pero esta tiene un doble
sentido—contesta adoptando un aire misterioso en su tono de voz y
mis ojos brillan por escuchar algo cursi de él.
—Mi chico curis y ardiente—murmuro con una sonrisa enorme.
—Voy a desnudarte por dentro Anastasia y después empezaré a
desvestirte por fuera y eso lo hare una y otra vez, cada prenda que te
pongas te la quitare.
—Diego—suelto una risa enorme porque si ya entiendo su doble
sentido. La primera se que es desnudar mi corazon y mis sentimientos
y la segunda es cada noche tendremos sexo.
Tengo que ser fuerte porque sé que todo pronto acabara y ahora me
siento lista para todo o eso espero, ya no quiero seguir sintiéndome
insegura o débil, jamás lo he sido tengo que dar la cara y pelear. Ahora
que aprendí un poco más defensa personal, me siento más segura. Le di
un suave beso en los labios—
— Eres el mejor novio, Diego, gracias por siempre entenderme,
amarme de esta forma tan linda y bella, gracias por siempre hacerme
reír y hacerme sentir segura a tu lado.
—Somos un equipo, mi bella—me susurró antes de besarme.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Espero que este bien. No
se le olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy importantes
para mi, espero que tenga una muy buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un abrazo gigante de
oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 73
Diego me dio un beso en la frente antes de irse a jugar con sus amigos al
basquetbol, mis ojos lo siguieron hasta que entró en la cancha, se dio la
vuelta y me lanzó un beso y fingí que lo atrapaba con mi mano. Observe
a mi alrededor como estaban unos metros más atrás los policías porque
ahora ya entraba dentro de la universidad. Lo que me tenía muy
incómoda porque no tenía privacidad para nada ahora.
Observe que Barbara se acercaba dónde estaba y desvié la mirada
porque no quiero dramas y tampoco quería pelear con ella porque sé
que le ganaría. Ella se sentó en la esquina de la banca y miró a Diego
quien tenía el balón en sus
manos.
—Diego realmente te ama —murmuró Bárbara con un tono triste en su
voz.
La miré de reojo y asentí con mi cabeza.
—Yo también lo amo profundamente y me cegué tanto por ese amor
que estuve a punto de cometer una locura —dice con la voz
entrecortada y vi que se estaba limpiando una lágrima —. Sabes, pensé
que sería como todas las películas o libros donde al final tu mejor
amigo también se enamora de ti, pero no, Diego solo me tenía para
pasar un buen rato
—suelta un enorme suspiro.
⋙Lo amaba demasiado tanto para escuchar todo lo que él quisiera
contarme. Tú no tienes una idea como sentía cada vez que me contaba
con que chica se enrolló, mi corazón se rompía, Anastasia. Y cuando
llegaste tú, él se quedó enamorado al instante de ti. Nunca lo había visto
tan interesado como lo estaba contigo y cuando escuche que te llamaba
bella, lo vi todo rojo porque él siempre me contó que cuando conociera
a la chica indicada le diría un apodo, nunca me lo dijo cuál, pero cuando
escuche como te llamaba lo supe. Yo me cegué porque sentía que yo
merecía ser esa chica por todo los años que estuve ahí para él e incluso
cuando tú te fuiste yo estuve para él —susurró con voz rota y miró a la
cancha donde Diego tenía el ceño fruncido.
—Bárbara yo no lo busque, te lo puedo asegurar.
—Te creo Anastasia. Diego fue él que te persiguió y te insistió, a veces
puede ser muy convincente. Yo solo quería pedirte perdón por todo,
jamás debí intentar interponerme entre ustedes o haber intentado
drogar a Diego —la miré fijamente porque no sabía si esto era real o
mentira —. El amor realmente te ciega y estoy yendo al psicólogo para
volver a sentirme segura conmigo misma.
—Bárbara..., no sé qué decirte, no te culpo por estar enamorada de
Diego o algo por estilo, pero creo que no debiste forzar las cosas entre
ustedes porque eso iba a acabar mal. Y aún eres joven, eres una chica
guapa y lista, y si Diego no supo ver eso en ti de forma amorosa pues él
se lo pierde, Bárbara. Mira no te puedo perdonar de inmediato por lo
que intentaste hacer a Diego porque eso estuvo realmente mal y si no te
pusimos una denuncia fue porque Diego realmente te apreciaba como
amiga.
Ella asiente con su cabeza y se limpió las lágrimas que caían por su
mejilla. Sacó de mi mochila un pañuelo desechable y se lo entregó. La
observé fijamente porque ni siquiera la odiaba, entiendo que el amor te
ciega e incluso se puede volver una obsesión muy peligrosa, pero lo
bueno es que estaba yendo a terapia para sanar.
—Eres una buena persona Anastasia, y Diego se ganó el cielo contigo —
murmuró, levantándose de la banca. Observó cómo mira de reojo a
Diego quien viene caminando donde estamos y luego me mira de nuevo
—. Lo siento —susurra antes de irse rápidamente.
Diego la fulmina con la mirada y toma mi barbilla con cuidado pasando
su pulgar por mis labios y mi respiración se altera al sentir ese sutil
toque.
—¿Qué te dijo?
—Me pido perdón por todo, Diego...yo no entiendo por qué estaba
cambiada, pero la vi destrozada.
Él se agachó para estar a mi altura, su mano acarició mi rostro, se veía
muy guapo con su pelo algo húmedo y su camiseta de tira que dejaba a
la vista sus musculosos brazos. Lo miré de nuevo y tenía una pequeña
sonrisa pretenciosa en sus labios.
—Lo sé, sé que me veo sexy, pero concéntrate ¿qué te dijo? —dice con
un tono que se vuelve un poco duro.
—Me contó sobre tu historia de amistad de como estuvo siempre
enamorada de ti y me pidió perdón por lo que intentó hacernos,
tampoco fue tanto lo que hablamos —le explico, acariciando sus brazos
de arriba y abajo y puedo notar como se estremece por mis caricias.
—Ah, vale, que hago lo que quiera mientras se mantenga lejos de ti y de
mí está todo bien. Ella murió en el momento que intento drogarme para
poder abusar de mí —murmura cortante y molesto.
Asiento con mi cabeza porque entiendo mucho lo que intento hacer
Bárbara y Carlos no tiene nombre y yo tampoco creo que la pueda
perdonar en ese sentido, pero siempre es bueno pedir perdón para
sanar con uno mismo y me alegro de que se dé cuenta de su error.
—Te ves sexy con esta minifalda de cuero y una polera negra, te hace
ver como mi chica mala y me calientas, Anastasia, y me dan ganas
decirte muchas guarradas en este momento —me susurra con voz sexy
y dándome pequeños besos en el cuello.
Suelto un pequeño gemido y él suelta una risa, su mano comienza a
bajar lentamente por mi cuello, por mi brazo hasta que llega a mi
cadera donde me da un breve apretón y la deja por encima de mi falda,
comienza a dibujar círculos invisibles que hace que toda mi piel arda
¡Es una maldita adicción sus caricias!
—¿Estás caliente, Anastasia? —Pregunta con tono meloso y metiendo
su mano por debajo de mi falda y trago duro.
—Diego..., alguien te puede ver—le reprocho, pero no sueno
convincente porque él saca su lengua como niño pequeño y suelto un
gemido cuando sus dedos hacen presión en mi sexo sobre la tela de mi
braga—. Diego.
—Responde a mi pregunta—ronronea, besando mi cuello y me
estremezco entera porque si, joder, estoy caliente y no puedo evitarlo
con sus malditas caricias y susurrando palabras caliente.
—Si, pero Diego para con esta tortura—digo con la voz entrecortada y
suelto un suspiro de alivio cuando retira su mano dentro de mi falda.
Él mira un momento a su alrededor y yo apoyo mi cabeza en su hombro,
es el peor me excita y me deja así, sé que lo hace para distraerme de
todo lo que está pasando porque las semanas pasan y no hay noticias
de Nicolás y sospechosamente ha parado de matar porque hace más de
un mes que no se han encontrado cuerpos y tampoco han desaparecido
más mujeres, es como si estuviéramos en una calma que me pone aún
más en alerta.
—Será mejor irnos al departamento—me dice con un tono burlón y me
roba un beso en los labios y apartó mi pelo tirando hacia atrás—. Para
que pueda atender las necesidades de mi chica, no quiero que ella
piense mal de mí.
<<Es un egocéntrico y un imbécil>>—digo mentalmente. Diego
entrelaza mi mano con la suya y nos topamos con la otra parejita
ruidosa de nuestro departamento. Alejandra dejó de besar a Cameron y
se subió prácticamente encima de mí donde casi nos caímos, pero Diego
me afirmó con fuerza.
—Alejandra me estabas babeando el cuello—digo con hilo de voz
porque me está asfixiando con sus manos en mi cuello y sus piernas
están alrededor de mi cintura, es un koala—. ¡Dios mío!
—Te amo—me susurro, dándome un sonoro beso en la mejilla y
comenzó a soltarse poco a poco y miro de reojo a los chicos que nos
miraban con curiosidad.
—¡Hey chicas! Acaso quiere montárselo ustedes solas y no nos quiere
dejar mirar—ironiza Diego pavoneándose, mientras se sitúa detrás de
mí.
Alejandra sonríe con descaro a Diego y le da un puñetazo de broma en
su pecho y él finge que le duele y deja caer prácticamente todo su peso
sobre mí. Miro a Cameron y está poniendo los ojos en blanco.
—Eres un maldito, pervertido—dice Alejandra provocando a Diego—.
No te hagas el loco porque sé que nos escucha mientras Cameron y yo
tenemos sexo.
Diego acaricia mi pelo con cuidado, pero tiene una sonrisa burlona en
sus labios dispuesto a seguir provocando a Alejandra, vamos a ver
Alejandra es bastante ruidosa y Diego solo lo hace para molestarlos, es
una locura mi departamento.
—Bueno, Alejandra, tú no eres precisamente una monja de clausura —
se burla Diego.
Cameron se echa a reír, y eso no le hace ni pizca de gracia a Alejandra,
que le clava si puño en el estómago a modo de respuesta y de que no
opine nada sobre esta rivalidad estúpida que se ha creado entre ellos.
—Pero puedes estar tranquila: nos hemos perdido siempre de todo el
espectáculo visual y solo hemos escuchado debido a que tú gritas,
monjita—explica muy serio Diego, como si fuera un crítico profesional
de cine, pero le dura poco porque una sonrisa perversa sale a relucir en
sus labios.
Yo empujo a Diego para que nos vayamos luego de la universidad y ellos
se miran antes de estallar en una carcajada, Alejandra abraza con
fuerza a Diego y Cameron toma mi brazo.
—Vámonos, Anastasia porque si no nos movemos ellos no lo harán—
asentí con mi cabeza y comenzamos a caminar a la salida y sentí como
venía corriendo detrás de nosotros.
Diego me tomo de la cintura y me levanto del piso dándome varias
vueltas antes de caminar con paso firme a su todoterreno. Abrió la
puerta con una absurda reverencia para mí y puso una mano en mi
cabeza para que no me pegara con el marco de la puerta. Diego se
inclinó hacia mí y me dio un breve beso fugaz en mis labios antes de
abrocharme el cinturón.
—Así estarás quieta y te comportarás como una niña buena—me sonríe
con gesto juguetón en sus labios.
Suelto un bufido por sus palabras.
—¡Imbécil! —le digo, atrapando su labio inferior donde lo muerdo un
poco y él suelta un pequeño gemido de dolor—.
Vámonos luego por favor que esos policías me pone nerviosa.
—¡Aja! De seguro que en tu pervertida mente ya me tienes esposado en
la cama e indefenso, comienzo a temer por mí y por tu apetito sexual—
se burla, bajando su frente hasta tocar la mía.
Me remuevo ruborizada y echó un vistazo alrededor.
—¡Diego! No eres gracioso.
—¡Al menos podrías negarlo! —Exclama con una sonrisa juguetona y
acaricia mis muslos con cuidado—. Te juro que, si no estuviera esos
policías aquí, ya te hubieras corrido en mis dedos y después te follaría
con fuerza, pero será para otra.
Lo miro perpleja porque este chico sigue sorprendiéndome como
puede ser a veces tan cursi y después un dios sexo, me sorprende.
Diego suelta una pequeña carcajada..
—¡Ya no quiero tener tanta seguridad! Me hacen sentir incómoda—
Exclamó con sinceridad.
Ambos giramos nuestra cabeza hacia donde se encuentran los policías
que no están observando fijamente y él asiente con su cabeza porque sé
que es por mi seguridad, pero es algo incómodo no poder tener
nuestros momentos juntos tranquilos.
—Tienes que aguantar, Anastasia es por tu seguridad—me dice con un
tono totalmente serio y asiento con mi cabeza
—. Te amo, bella ¿quieres casarte conmigo?
—No—respondo con una sonrisa burlona.
—Eso es un sí—dice con un tono de voz excesivamente contento y pasa
por alto mi verdadera respuesta—. Nos casamos entonces en una
semana—asiente con su cabeza y yo niego con la cabeza.

*******
Entro en mi departamento, pero paró en seco porque siento algo raro,
no sé cómo describirlo, pero es como si alguien

hubiera estado aquí. Me rasco el cuello y Diego acaricia mi brazo con


cuidado.
—¿Qué ocurre? —pregunta alarmado.
—Llama a los policías Diego, por favor—digo cerrando de nuevo el
departamento y Alejandra me abraza con cuidado, mientras Diego
p y j , g
habla con los oficiales. ¡Dios sé que él estuvo hoy aquí! Es una intuición
y no estaré segura hasta que los policías registren el departamento.
Pasan dos minutos y entran los dos policías a mi departamento, todos
nos quedamos afuera esperando que sea seguro tal vez, estoy siendo
algo paranoica y yo misma hubiera entrado si hubiera estado sola, pero
están conmigo las personas que amo y me niego a exponerlos a esto.
Diego me da besos en la coronilla de mi pelo para intentar
tranquilizarme, pero no puedo porque pasan los minutos y aún no salen
los policías e incluso me estoy poniendo nerviosa por ellos.
Miró de nuevo la puerta y por fin se abre la puerta donde salen los dos
policías y se acercan a nosotros.
—Está libre—dice el policía que se llama Javier.
Suelto un suspiro de alivio. Los policías hablan poco más y asiento a
todo lo que me dice que van a estar pendiente y que van a revisar las
cámaras para saber si alguien realmente entró en departamento cosas
que lo agradezco, tal vez estoy algo paranoica, pero prefiero ser
precavida.
Cuando entramos en departamento voy directamente a la cama, no
quiero nada más, pero paró de inmediato porque siento que hay cosas
que están fuera de lugar. Miro a mi alrededor y veo que la foto que
tengo mía y de mi hermano en la mesita de noche, no está en la misma
posición. Entro en mi closet y veo que el cajón de la ropa interior está
entre abierto y recuerdo que no lo deje así ¡Mierda estuvo aquí! Me
pongo de puntilla y estiro mi mano buscando mi cuchilla y no está
donde la tenía escondida. Siento como toco un papel, lo agarro y cuando
doy la vuelta.
Suelto un grito horror.
—No puede ser, no, no—gritó con horror, al ver un cuerpo decapitado
en un sótano, suelto la foto como si me quemara y me abrazó con fuerza
¡Dios, dios, eso tiene que ser mentira!
Miró de nuevo a abajo y veo que tiene algo escrito, me agacho y puede
ver que ha sido él: Te extraño, Anastasia ¿y tú?
Pronto estarás aquí conmigo....
Te amo, pero tengo que matarte, eres la culpable de todo
Lo malo que me ha pasado en estos últimos años y mereces morir.
Niego con la cabeza y me limpio las lágrimas que caen por mi mejilla.
Volteo la foto y veo que Nicolás se está masturbando, viendo el cadáver
de la chica, cierro los ojos con fuerza y me limpio las lágrimas con rabia
¡Maldito enfermo!
—Anastasia, ¿qué haces aquí? —pregunta Diego con tono de voz
preocupado y escondo la foto dentro de mi pantalón.
—Yo necesitaba pensar un poco—me giro y trato de sonreír, pero me
sale más una mueca—. Ahora bajo a comer.
Diego me mira de arriba a abajo antes de acercarse a mí con cuidado.
—¿Por qué llorabas?
—Diego, esto me está pasando factura no sé cuánto tiempo planeo
seguir así, estoy cansada de tener a personas siguiéndome, estoy
cansada de ver lado positivo o pensar que lo van a atrapar cuando cada
vez veo que es menos
probable.
Él frunció el ceño ante mis palabras.
—Anastasia, están haciendo todo lo posible para atraparlo, pero no es
tan fácil y ten algo de fe, sé que lo estás viendo todo oscuro, pero por
favor hazlo por ti y tu futuro, por nosotros. Yo tengo fe que en cualquier
momento lo van a atrapar, Anastasia.
Miré los pies de mis zapatillas y asentí con mi cabeza. Diego me atrajo a
su pecho y lo abracé con fuerza, necesitaba tenerlo cerca de mí y tenía
razón estaba siendo muy dura con Mariel y Harry. <<Piensa positivo,
Anastasia>>—me dije mentalmente.
Nicolás:
Aprieto mis manos en puño y la vuelvo a soltar lentamente, miro como
la mamá y la hija camina hacia su casa y me fijo que la niña tiene un aire
a mi inocente Anastasia, me recuerda tanto cuando me topé por
primera vez con ella en colegio ¡Dios necesito matarla pronto!
Arranco mi coche y giró mi cabeza hacia el edificio donde vive
Anastasia, espero que le gusten los regalos que le he dejado, acarició
unas bragas que le robe de su cajón y pongo bien mi gorra de policía.
<<Queda muy poco para matarla solo unos días antes de que ella esté
muerta>>—pienso y me pongo los lentes de sol y mezcló en tráfico de
Barcelona.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien, yo
estoy bien y bueno decidí subir este capítulo que es algo mas corto
ya que preferí separa la otra parte de Mariel, Nicolás y de Diego
que la tendrá el viernes y si me quedo en wattpad, gracias por
tanto apoyo y esté capítulo puede que tenga errores ya que recién
lo termine de escribir.
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos .Un
abrazo gigante de oso
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estoy avisando cuando subiré capítulo y
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Capítulo 74
Diego
Abrí la puerta y vi a Harry y Mariel con sus gestos serios en sus caras
que no demostraban ninguna expresión, los hice pasar y Anastasia fue a
su encuentro donde los llevo al segundo. Me quedo mirándolos como
subían la escalera, sé que algo me está ocultando Anastasia.
Entre en la cocina y me serví un vaso de agua, estaba molesto porque
siento que Anastasia está con un enorme muro invisible que no sé cómo
romper y siento que cada segundo que pasa se hace más grande entre
nosotros. Me siento en el taburete y juego con mi vaso de un lado a otro,
me estoy cansado de tener paciencia para todo, la amo, y entiendo su
dolor y lo que está sufriendo, pero no me parece justo que esté tan
misteriosa conmigo, se supone que somos una pareja.
Suelto un bufido y apoyo mi cabeza en mi mano, siento como se abre la
puerta y veo que es Anastasia. Ella me mira preocupada y suelto otro
bufido porque sinceramente no estoy de humor para hablar con ella.
Me levanto de la silla y pasó por su lado, pero ella me agarra el brazo
con cuidado.
—No, Anastasia, no estoy de humor para hablar contigo—me suelto su
agarre con brusquedad y ella da un paso hacia atrás.
—¿Estás enojado conmigo?
—Sí, estoy cansado de que me oculte cosas es...que, ya no doy más,
sabes entiendo tu miedo, joder, claro que lo entiendo, pero me tienes
que apartar de esa forma de tu lado—murmuro enojado y ella se queda
callada—. Anastasia, te amo mucho, pero a veces el amor no lo puede
con todo y menos si no hay sinceridad entre nosotros—suelto cabreado
y salgo de la habitación antes de que pueda decir algo.
En el camino me cruzo con Cameron y niego con la cabeza no es un
buen momento para mí y no me apetece hablar con nadie porque siento
que explotaré en cualquier momento y no quiero desquitarme con
nadie.
Entre en la habitación de Anastasia y vi que Harry y Mariel se estaban
yendo ya, me hice a un lado y cerré la puerta de un golpe. Me saqué la
polera, los pantalones y camino a la ducha porque necesitaba relajarme.
Me saqué el bóxer y abrí el grifo de la ducha, comprobé la temperatura
antes de entrar y vi que se abría la puerta y era Anastasia.
—Que no me puedo duchar tranquilo—bramo molesto y ella cierra
rápidamente la puerta.
Memojo el pelo y cierro los ojos con fuerza porque tengo tan rabia, no
entiendoqué hice mal, siempre he sido sincero con ella y aun así se
empeña en guarda sus secretos conmigo y alejarme de su vida, al
principio entendía sus miedos y espere, espere una y otra vez hasta que
me lo contara, pero es algo que poco a poco me va desgastando hasta
que ya no puedo más...Siento que estoy yo solo en esta relación.
Cuando salgo de la ducha Anastasia está sentada en posición de indio y
me mira con los ojos bien abiertos, cruzó la habitación hasta el closet
donde me pongo mi pijama y camino a lado derecho de mi cama donde
me acuesto.
—Diego—, me llama Anastasia con tono de preocupación.
—No es momento, Anastasia—respondo aún enojado y mirando el
techo puedo sentir como ella se mueve y siento que está cerca de mí,
puedo sentir su perfume. Le doy la espalda y ella suelta un bufido.
—Vale, me voy entonces—murmura enojada.
Veo como entra en su armario saca unas mantas y cojines antes de
cerrar la puerta ¡Joder, eres un imbécil! —me digo a mismo. Me pasó
una mano en la cara y miro el reloj son las once de la noche, pero
tampoco voy a buscarla aún no me siento lista para mirarla a los ojos.

*******
Termino de hacer las lagartijas, miro la hora y son las dos de la noche
y Anastasia ni siquiera ha vuelto a la cama. Me secó el sudor de mi
cuello con una toalla y miró de reojo la puerta, no puedo dormir, lo
intenté, pero no puedo. Odio pelear con ella, siento que me estoy
comportando como un maldito gilipollas, me pongo la toalla
alrededor del cuello y abro la puerta, el pasillo está completamente
oscuro.

Cuando llego a bajo veo que Anastasia está acostada en el sillón


mirando la ciudad, me acerco con cuidado y puedo escuchar pequeños
sollozos que provienen de ella y mi corazón se parte aún más. ¡Soy un
puto imbécil! —peleo
conmigo mismo. Me acerco a ella con cuidado y ella cuando me ve se da
la vuelta.
Suelto un suspiro y me meto con cuidado al sofá y la agarro de la
cintura. Siento como su pecho sube y baja rápidamente. Paso mi brazo
por debajo de su cintura y la atraigo a mi pecho, pero ella se remueve
con fuerza.
—Déjame Diego, ahora soy yo la que no quiero—me contesta enojada.
—Perdóname, Anastasia, soy un imbécil y lo sabes—le susurró a su
oído y ella ni corta ni perezosa me pega un codazo que me tira al suelo.
Suelto un gemido de dolor porque a veces Anastasia se pasa con su
fuerza. Ella me mira de reojo, pero ni se acerca a ayudarme, pongo una
mano en la parte que me pego y comienzo a retorcerme para que se
acerque a mí. Si, Anastasia es bastante bruta muchas veces, pero es algo
que amo de ella.
Anastasia me mira por un segundo antes de acercarse a mí y yo la
agarro rápidamente de su pequeña cintura y ruedo por el piso para
mantenerla abajo de mi cuerpo. Ella me mira sorprendida y no puedo
evitar esbozar una sonrisa traviesa, ella intenta empujarme, pero caigo
como peso muerto sobre ella y nuestras narices se rozan.
—Te amo tanto—le susurro completamente serio y ella niega con su
cabeza—. Perdóname por ser un gilipollas contigo, no fue la forma.
—Diego si no te quise mostrar lo que me dejó Nicolás es porque era
asqueroso y, además, es una prueba importante para Mariel, yo no
quería verlo...fue horrible lo que vi—dice con la voz rota y sus ojos se
llenan de lágrimas haciéndome sentir aún peor—. Perdóname, Diego,
pero no quería que tú la vieras también, nadie merece ver eso.
La abrazó con fuerza y ella rompe a llorar e intentó calmarla tarareando
canciones en su oído y dejo que saque todo lo que siente porque sé que
no es fácil para Anastasia lleva años huyendo de Nicolás siento como a
poco él se está llevando la alegría de ella, quisiera que por fin fuera
libre, nunca me imaginé que Anastasia cargará con un pasado tan
doloroso y es algo que muchas mujeres sufren, no sé qué tiene en la
cabeza algunos hombres cuando se obsesiona con algunas chicas,
prácticamente la acorralan y le quitan su tranquilidad.
La siento en mi regazo y apoyo mi espalda contra el sillón, mi mano
sube y baja por su espalda intentando tranquilizar, ella se aferra a mi
cuello con fuerza y le doy varios besos en la sien para que se calme.
—Bella, por favor no llores, estoy contigo y gracias por explicármelo,
pero no me escondas las cosas porque me hace sentir mal—le explico,
secando las lágrimas caen por su mejilla—. No quiero sonar cruel, pero
no te ves tan bonita llorando y con los mocos colgando de tu nariz—
bromeo con ella, porque joder se ve hermosa incluso así con sus
mejillas un poco rojas.
Anastasia se pasa la mano por su nariz y me sonríe un poco.
—Eso es, jamás dejé de sonreír para mí—le recuerdo acariciando su
mejilla y sus labios se separa un poco donde no pierdo tiempo y la beso
con brusquedad.
Ella se queda paralizada por un segundo antes de corresponder mi
beso, nuestras lenguas se tocan por un segundo antes de enredarse.
La abrazó con fuerza, siempre la voy a amar Anastasia es mi primer
amor y quiero que sea el único, espere demasiado tiempo por ella y
nunca la dejaré ir porque sé que estamos hechos el uno para el otro.
Nos separamos cuando ambos necesitamos aire y Anastasia apoya su
cabeza en mi pecho donde su mano comienza a subir y a bajar por mi
pecho.
—¿Cásate conmigo, Anastasia? —digo con tono de voz completamente
serio.
Ella levanta su cabeza para mirarme y una pequeña sonrisa aparece en
sus labios que me vuelve loco, joder, es preciosa.
—No—responde sin vacilar, y me llevo una mano al corazón porque ya
le he pedido como cinco veces que nos casemos y en todas me ha
rechazado.
Suelto un bufido y su sonrisa se agranda aún más.
—¿Cásate conmigo? —ínsito de nuevo, y ahora soy yo el que esboza una
pequeña sonrisa.
—No—repitió con seguridad—. No me casaré a los veinte años Diego,
soy muy joven al igual que tú.
—Bueno a la décima será la vencida, como dice el dicho nunca te rindas
—digo con un tono de voz orgullo y ella suelta una pequeña sonrisa y
mis brazos rodean su cintura —. Te amo, bella, jamás me cansaré de
decírtelo una y otra vez, espero que no te aburras de escucharlo.
—Mi chico cursi y ardiente—susurra Anastasia, acaricia mi mejilla
donde cierro los ojos porque su tacto me afecta más de lo que quisiera
admitir, solo ella puede alterarme con ese pequeño tacto, siento como
poco a poco mi amigo va despertando y joder, no puedo controlarlo
cuando la deseo tanto, es como si nunca tuviera suficiente de ella—.
¡Pervertido! —Exclama con una enorme sonrisa y se baja de mi regazo.
—No me culpes a mí, es mi amigo que se despierta cada vez que tú me
tocas, Anastasia, jamás tendré suficiente de ti
—comentó con una pequeña sonrisa traviesa en mis labios—. Siempre
te voy a desear—murmuró con la voz ronca antes de lanzarme sobre
ella.
—¡Diego! —Exclama Anastasia cuando ya la tengo debajo de mi cuerpo
y su pierna se enreda en mi cintura.
Ambos nos miramos y nos deseamos con la mirada, sus pupilas están
dilatadas y sus labios entreabiertos. Muevo mi cadera para que me
sienta y ella suelta un pequeño gemido y eleva su pelvis para sentirme
mejor.
—Vamos a la cama—le susurró, dándole pequeños besos calientes en
su cuello—. No queremos tener público—le advierto con tono burlón
porque en cualquier momento pueden bajar Cameron o Alejandra y
descubrirnos.
Anastasia pone su palma en mi pecho donde sube y baja, tentándome a
seguir aquí en el piso y suelto una risa ronca.
Ella juega con el elástico de mi delgado pijama, miro como su mano
comienza a meterse dentro y la miro de nuevo, ella se está remojando el
labio inferior ¡Mierda, joder, estoy como un toro! —pienso. Soy un
pervertido, pero quisiera azotar Anastasia contra esa pared y follarla
sin compasión y después practicar sexo oral en la mesa, para que sea mi
delicioso postre.
—No me digas que te da miedo, Diego—me provoca con ese tono de
voz dulce que me hace ponerme aún más duro y más cuando me agarra
el pene y comienza a masturbarme lentamente.
Suelto un pequeño gemido de placer y apoyo mi frente contra la suya.
—Anastasia—, le advierto con la voz entrecortada.
—Estaré calladita—. Me asegura con una pequeña sonrisa traviesa en
sus labios y suelto un gemido cuando aprieta mi pene, ¡Joder, está bien!
—me digo a mí mismo.
Y pongo mi boca contra la de ella, besándola con fiereza, con la lengua
metida hasta el fondo de la boca de Anastasia.
Ella suelta un gemido de placer que es callado por mi boca.
No puedo resistirme y la alzó donde camino hacia la pared y la aprieto
con fuerza a la pared, ella eleva su espalda para amortiguar el golpe y
comienzo a mover mis caderas para que sienta lo duro que estoy. La
tomó por la nuca con mi mano y la obligó a permanecer quieta. Con un
gemido, ella aferra mis hombros con sus pequeñas manos y me aprieta
contra su pecho. Sus ojos llenos de pasión me deslumbran.
—¡Calladita, Anastasia! Porque si Alejandra y Cameron bajan será tu
culpa—gruñó, y comienzo a quitar su pijama.
******
Nicolás

Estaciono mi auto en una esquina aparte del resto de autos donde está
algo oscuro y espero pacientemente, miro el reloj y son las 12:58 de la
mañana. Observó cómo muchos chicos comienzan a entrar y salir. Miro
el reloj y veo que ya debería estar llegando la chica que dejó su auto al
lado mío.
Sonrió cuando la veo acercarse a su auto, anda con pantalones negros
pitillos y un polerón ancho azul y su pelo recogido en una coleta.
Aprieto mis manos alrededor del manubrio y me bajo del auto con un
montón de libros, observo que está casi vacío el estacionamiento y en
donde estamos está algo oscuro, ya que es final del estacionamiento.
La chica viene con la vista pegada en su celular que no se da cuenta
cuando mis libros caen al piso con su celular.
Ella me miró por varios segundos y vi como hizo un pequeño recorrido
por mi cuerpo con su mirada ¡Es una zorra, como todas las otras que
caen por una cara bonita! —Sonreí y sentí que ella soltó un pequeño
suspiro.
—¡Perdóname, por favor! —me dijo rápidamente agachándose y yo
también, tome su teléfono y se lo entregue. Ella me sonrió y puso un
mechón en su pelo—. Discúlpame, por favor—ella me entrega mis
libros y los tomo acariciando levemente su mano.
—Discúlpame tú a mí—le sonrió de lado donde se marcan mis hoyuelos
y la chica se queda embobada mirándome—.
¿Cómo te llamas, guapa?
—Samantha y ¿tú? —preguntó con una dulce sonrisa.
Mi sonrisa se agrandó y ambos nos levantamos mirándonos fijamente,
miré sobre su hombro y no había nadie.
—Paul—conteste con una sonrisa encantadora y escucho que la chica
suspira. La tengo donde quiero—pienso para mí mismo con una
enorme sonrisa malvada. — ¿Te gustaría ir a tomar un café, ahora? Digo
para conocernos y olvidar este horrible comienzo—le propongo con
una sonrisa de lado.
Ella levanta la mirada y miro sus ojos de color verde, ella asintió varias
veces y tomo su mano para guiarla a mi coche negro.
—Espera un poco tengo que sacar algo—le digo con una sonrisa y le
guiño el ojo.
Ella asiente con su cabeza y se pone a mirar alrededor. Abro la puerta
de mi coche y sacó con cuidado una palanca y la escondo en mi espalda,
me acerco lentamente por detrás y aprieto con fuerza la palanca.
—Conozco una cafetería cerca de la universidad—escuché que decía la
chica.
Levante la palanca y golpee con fuerza contra su cabeza donde cayó al
piso inconscientemente. La tomé entre mis brazos y abrí rápidamente
el maletero donde tomé cinta adhesiva y se la puse en la boca y amarro
sus manos con fuerza.
Acaricie su mejilla y tiene una piel realmente suave.
—¡Todas son unas estúpidas que caen por una cara bonita! —sonreí
con maldad antes de cerrar el maletero y entrar en mi auto y salir del
estacionamiento estudiantil.

******
Mariel

Mire a todas las víctimas y en total teníamos seis cuerpos de chicas y


tres de hombres y aún estaba desaparecida cinco chicas que no
teníamos rastro de ella o de sus cuerpos. Solté un suspiro las chicas que
habían desaparecido encajaban perfectamente en las víctimas de
Nicolás. Este es un psicópata realmente peligroso, ya que Nicolás mata
a hombres y a mujeres.
Siempre era el mismo método, a los hombres lo mataban de un disparo
de pistola o con cuchillo y a las mujeres las torturaba, abusaba de ella
sexualmente y siempre condón porque no a se ha podido encontrar
ningún rastro de semen e incluso cuando practica necrofilia lo hace con
condón.
Miro la hora son las doce de la noche, observo la foto que Nicolás le dejo
Anastasia y siento asco, es horrible lo que está haciendo, cada vez está
buscando nuevas formas de obtener placer. En ese momento se abre la
puerta y entra Harry con Jess, ellos toman asiento en la silla frente a mi
escritorio y Harry deslizó un papel frente a mí.
Lo tomé y me di cuenta de que era un calendario que empieza en mes
agosto hasta ahora que es mes noviembre.
Alce una ceja hacia ellos porque no entendía qué era lo que ellos
querían que vieran.
—Cada dos semanas desaparecen las chicas, Mariel ósea que cada dos
semanas Nicolás sale a cazar nuevas víctimas por así decirlo, mira—me
entrego otra hoja con las denuncias de desaparición y vi que era cierto.
—Es realmente inteligente—declara Jess—. Es una mezcla entre Ted
Bundy y Richard Ramírez, este chico ha investigado sobre asesinos
seriales y si no me equivoco ha tomado nota de los errores que en su
momento tuvieron los asesino seriales para él no cometerlo con sus
víctimas, se burla de nosotros—dice, acariciando su barbilla—.
Realmente es bueno matando imagino que durante esa dos semanas él
sigue practicando necrofilia con sus víctimas hasta que el cuerpo ya no
puede más por la descomposición y busca a otra víctima, aunque en
este mes, solo ha desaparecido una sola chica al principio de este mes y
parece que ahora se ha detenido.
Me pasó una mano por la cara porque desde agosto hasta noviembre
estamos trabajando 14 horas diarias intentando encontrarlo, incluso
tenemos policías encubiertos en todo los puntos que han desaparecido
las chicas y también donde se han encontrado los cuerpos, pero
siempre está cambiando de lugar y Barcelona es enorme con una
población de casi dos millones de personas es como buscar una aguja
en pajar a pesar de que tomamos todas las medidas, es inteligente, se va
a lugares donde casi no hay cámaras.
—Quiero decir que esto recién está comenzado—dice Jess con un tono
completamente serio—. Estos asesinos seriales pueden estar años
matando, al menos que cometan errores y créanme que tarde o
temprano lo cometerá, pero te puedo asegurar que hasta que no lo
cometa dudo que lo atrapemos.
En ese momento la puerta se abre y entra Luis con los ojos llorosos y
mira un momento el mural de víctimas antes de romper a llorar. Me
levanto rápidamente dónde está él y veo que tiene una foto de su hija
universitaria.
—¿Qué ocurre, oficial soto?
—Mi hija...ha desaparecido y no contesta su teléfono—dice con la voz
rota y me pasa la foto de ella y me paralizo porque la hija de Luis tiene
el pelo castaño, piel blanca con ojos verdes como muchas de las chicas
que han desaparecido—. No contesta el teléfono y llame a todas sus
amigas y nadie sabe nada, en la universidad tampoco sabe nada, por
favor, Mariel, ayúdame—me suplica con la voz rota y asiento con mi
cabeza.
—Por supuesto, vamos ahora a la universidad, quédate un momento
aquí—me asomó por la puerta y veo que varios están atendiendo
llamas del posible paradero de Nicolás o de los avistamientos—. ¡Hey,
escuchen! Tenemos un caso ahora en la universidad Pompeu Fabra ya
saben lo que tiene que hacer, vamos muévanse—les ordenó.
En ese momento salen Harry, Luis y Jess y corremos rápidamente al
estacionamiento donde nos subimos con rapidez antes de que cierre la
puerta, Harry acelera con su coche. Durante el camino Luis siguió
intentando llamar a su hija, llame a Gonzalo para que nos consiguiera el
permiso de registrar la universidad y las cámaras de todo el campus y
estacionamiento.
Cuando llegamos al estacionamiento había muy pocos autos, Luis corrió
hacia un auto plomo que lo identificó como el de su hija y se subió en él
buscando pista con Harry. Mire a mi alrededor y me di cuenta de que en
este punto no había cámara y mire abajo y había pequeñas gotas de
sangre que también estaba en la puerta de atrás ¡Mierda, joder!
—pensé para mí misma.
—Encontré sangre—murmuró, colocándome los guantes de látex, me
fijo que está seca, aplico un poco de agua
destilada y pasó rápidamente un palillo de algodón sobre la puerta y lo
insertó rápidamente en el tubo de ensayo que contiene el reactivo y
luego lo pongo en una bolsa de plástico.
Me fijo que ahí un poco de tierra en suelo un poco más allá, escuchó los
llantos de Luis y se me rompe el corazón porque ningún padre quiere
esto para su hija, sobrina, amigos, nadie lo quiere vivir y no puedo
imaginar el dolor que está sintiendo en este momento Luis. Acaricio la
tierra y frunzo el ceño.
—¿Tierra? —pregunta con interés Jess y guardo un poco para
analizarla porque no es muy común la tierra en una ciudad que es
prácticamente en donde casi toda las calles son de cemento—. Muy
poco común—afirma.
—Jefa debería venir a ver lo que encontramos en las cámaras—asiento
con mi cabeza y veo que Luis corre con desesperación dónde está
Gonzalo, será una larga noche, pero quiero tener la fe de que ella no es
una de las víctimas de Nicolás y tenemos que encontrarla rápido cada
segundo cuenta para ella.
Observamos como un vehículo negro se estaciona a la ocho de la
mañana en el estacionamiento, y luego sale exactamente a la una de la
tarde tiene las ventanas polarizadas y con una matrícula falsa, y que se
ganó estratégicamente en ese lugar porque las cámaras no alcanza a
grabar ese ángulo. Suelto un gruñido y comienzo a ordenar el registro
de todas las cámaras de la zona.
Pasamos toda la noche mirando horas y horas de cámaras y por fin
logro ver el auto que buscamos y vemos que va en dirección al sur y
después siguen avanzando donde las cámaras lo multaron por exceso
de velocidad hasta que lo perdemos. ¡Mierda! miro la muestra de tierra
y la llevó a que la analicen porque esta tierra tiene un leve subtono
como anaranjado y eso puede ser una pista de donde esta o donde se
oculta y así estaríamos más cerca de atraparlo, miro la hora son las
cuatro de la mañana, prometo que lo atraparé, aunque sea lo último que
haga en esta vida y va a pagar por cada crimen que ha cometido, nadie
en esta vida tiene el derecho de decidir quien vive y quién no, nadie lo
tiene y menos un enfermo psicópata.
Lo juro por mi familia que Nicolás tiene sus días contados, me da lo
mismo tener que mandar helicópteros por el alrededor de Barcelona,
buscando su maldito escondite, solonecesito que me confirme lo de la
tierra para saber en dónde se estáescondiendo ese maldito psicópata.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien. No
se le olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy importantes
para mi, espero que tenga una muy buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un abrazo gigante de
oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 75
—Anastasia—, me advierte con la voz entrecortada.
—Estaré calladita—. Le aseguro con una pequeña sonrisa traviesa en
mis labios y suelta un gemido cuando aprieto su pene.
Diego pega su boca contra la mía, besándome con fiereza, con la lengua
metida hasta el fondo. Suelto un pequeño
gemido de placer que es callado por la boca de Diego.
Diego me alza y camina a la pared donde me aprieta con fuerza, elevo
mi espalda para amortiguar el golpe y comienza a mover sus caderas
donde lo siento duro. Me toma por la nuca con su mano y me obliga a
permanecer quieta. Suelto un gemido y me aferro a sus hombros y lo
aprieto contra mi pecho para que no quede ningún espacio libre entre
nosotros.
—¡Calladita, Anastasia! Porque si Alejandra y Cameron bajan será tu
culpa—gruñe, y comienzo a quitar mi pijama.
Levanto mis brazos y saca rápidamente mi polera que la tira al suelo, su
mirada me recorre con intensidad que me pone nerviosa. Lo miro y
tiene el pelo negro desordenado y su pijama deja poco a la imaginación
porque se nota que no tiene bóxer por la forma tan sensual que cae su
pijama en sus caderas.
—¡Mi diosa! —susurra Diego con un tono juguetón
Acerca las manos a mi espalda, me desabrocha el sujetador y me lo
quita. Se inclina y le da un beso a cada pezón. No puedo evitar que se
me pongan duras al instante con ese breve roce de sus labios. Lo miro y
veo que tiene una sonrisa traviesa.
—Tienes una piel tan suave y hermosa—susurra, acariciando mi seno
derecho con las yemas de sus dedos que me hace estremecer por
completo.
Diego se agachó un poco a la altura de mi ombligo y comenzó a dar
pequeños besos en mi vientre que me hizo cerrar los ojos porque lo
deseo mucho. Solté un gemido cuando tomó uno de mis pechos en su
mano comenzó a masajearla y apretarla.
—¡Dios! —susurro con la voz entrecortada y aprieto mis piernas con
fuerza.
Diego acaricia mi cintura y pegó su boca en mi pecho derecho donde
comenzó a chupar con fuerza para luego pasar su lengua alrededor de
mi pezón. Me muerdo el labio inferior con fuerza para no gritar, cuando
su diente atrapa mi pezón y le da un pequeño tirón.
—Shhh, silencio o tendré que amordazarte, Anastasia—me advierte con
un tono juguetón.
—Diego...
Como respuesta de que me quede callada me da una pequeña palmada
en mi trasero y suelto un pequeño gemido donde él suelta una pequeña
risa traviesa. <<"Es un engreído">> Las yemas de sus dedos comienzan
a subir lentamente por mi vientre, pasan por mis pechos y mi cuerpo se
estremece por esas pequeñas caricias que me tiene excitada y caliente.
Diego me besa la nariz con suavidad y se vuelve a postrar de rodillas
delante de mí. Me sujeta las caderas con sus enormes manos y
comienza a bajar mi pijama junto con mis bragas dejándome
completamente desnuda. Me pongo tensa y él me da un pequeño
pellizco en la cadera y levantó un pie para que me saque el pijama junto
con las bragas y procedo hacer lo mismo con el otro pies.
Bajo la mirada y lo veo ahí, arrodillado, con la frente apoyada en mi
regazo, sumerjo los dedos en su pelo negro. Le doy un tirón bastante
fuerte y él suelta una pequeña risa.
—¡Bruta! —susurra, dándome otra palmada fuerte en el culo.
—¡Ay! —Exclamó.
Me besa el ombligo y sus manos se posan en mi trasero donde me
acerca aún más y comienza a tocar mi culo con fuerza. Lo observo y veo
que se relame el labio inferior y me guiña el ojo de forma juguetona y
traviesa, que me hace temblar porque sé lo que va a hacer y estoy
ansiosa de que suceda.
—¡Estás húmeda, Anastasia! —comenta con un tono de voz sensual y
sus yemas acaricia levemente mi clítoris.
Justo cuando estoy a punto de responder, entierra el rostro entre mis
muslos y se me doblan las piernas y por suerte tengo la pared atrás.
—¡Hummm...! —Echó la cabeza hacia atrás y me agarró con más fuerza
su pelo.
Lo miro por un segundo y saca la lengua de forma traviesa y me da un
rápido lametón en mi vagina, que bloquea todos mis sentidos. Él me
agarra de las caderas y me hace dar un fuerte respingo, cuando pega su
boca en mi vagina
¡Jesús, Virgen y Dios! —Exclamó. Me muerdo la mano para no gritar con
fuerza.
Siento su lengua caliente y entrenada trazando círculos en mi sexo, tiro
con fuerza del pelo de Diego porque me está matando con su lengua y
no puedo evitar gritar cuando mete un dedo dentro de mi sexo y su
lengua acaricia mi clítoris. Su dedo hace movimientos precisos y lentos
en círculo que me hacen temblar.
—¡Eres deliciosa! Silencio, Anastasia, te voy a amordazar para que te
quede calladita porque si no lo haces muy pronto tendremos público—
me advierte con una sonrisa malvada.
Diego me aprieta con fuerza el trasero y me alza sin ningún problema,
mis piernas rodearon su cintura y veo que camina hacia la mesa y
suelto un pequeño gemido cuando mi trasero desnudo toca la fría mesa.
—¿Está helada la mesa? —pregunta con un gesto de diversión en sus
labios y se coloca entremedio de mis piernas y mete rápidamente un
dedo dentro de mi vagina—. Pues aquí está muy calentito—bromea con
una sonrisa picarona.
—No eres mi persona favorita en estos momentos.
Diego hace un puchero y aumenta la presión de su dedo dentro de mi
sexo y mi cadera se mueve buscando más placer. Diego se sienta en la
silla y toma mis dos piernas y me jala más hacia a él donde pone mis
piernas en sus hombros.
—Te ves realmente apetitosa así, Anastasia—ronronea Diego, besando
las partes internas de mi muslo.
Me muerdo el labio inferior con fuerza para no gritar porque Diego me
está matando lentamente de placer. Él vuelve a pegar su boca contra mi
vagina y mete dos dedos dentro sexo y me estremezco entera porque su
lengua y sus dedos hacen maravilla, que cada segundo que pasa me está
llevando a mi orgasmo. La presión que se concentra en mi entrepierna
me obliga a contener la respiración; el corazón se me sale por la
garganta.
g g
—Tienes un sabor delicioso. Dime que estás cerca, Anastasia porque
estás muy húmeda.
—¡Estoy cerca! —jadeó sin aliento. Joder, ¡estoy muy cerca!
Suelto un grito fuerte cuando su pulgar a acariciar mi clítoris y después
lo atrapa sus dientes y después lo suelta despacio. Muerdo con fuerza
mi labio tanto que siento un leve rastro de sangre. Ensancha mi
abertura con los dedos trazando círculos y empujando, mientras me
masajea el clítoris y me lame los labios sensibles con la lengua. Es una
placentera tortura a la que estaría sometida toda la vida, de no ser por
esa creciente presión que exige liberarse.
—¡Córrete, Anastasia! —me ordena con una voz sensual.
Abro la boca para gritar, pero Diego me besó con brusquedad y su
lengua me penetra con fuerza en mi boca. Aprieto mis piernas con
fuerza atrapando la mano de Diego y echó la cabeza hacia atrás cuando
llego a mi orgasmo. Él retira su mano de mi vagina y veo como chupa
los dedos de su mano.
—¡Deliciosa! —Exclama con una sonrisa pretenciosa y se acerca a mí—.
Aún no hemos acabado quédate aquí, voy a buscar condones porque si
nuestro amigo no hay fiesta.
Asiento con mi cabeza porque apenas me puedo mover y cierro los ojos
por un momento porque me dejó satisfecha con el orgasmo. Me tapo la
cara con la mano y pienso en lo loco que ha sido este año donde me
volví a enamorar de un chico increíblemente cursi y a la vez ardiente.
Diego puede ser chico más tierno y compresivo, pero en el sexo vaya
que se desata con sus fantasías sexuales, es como ver a otro Diego
juguetón, travieso y sensual.
Siento sus pisadas cerca y levantó la cabeza y veo que viene con una tira
de condones y con una corbata, no puedo evitar reírme acaso me va a
amordazar y va a hacer como un mini Cristian Grey.
—¿Para qué es la corbata? —preguntó con curiosidad y Diego sonreía
con aire malvado hacia mí.
—Porque te voy a follar Anastasia—murmura, acercándose a mí y sus
manos suben y bajan por mis muslos—. Y lo haré salvajemente y tú vas
a gritar mucho así que para ser precavido te voy a amordazar.
—Diego..., yo—comienzo a tartamudear porque no me gusta nada eso,
lo sé, sé que él jamás me haría daño, pero no me pone para nada eso
más con lo que yo viví dos años atrás donde me esposaron y me
amordazaron para intentar abusar de mí—. No, por favor eso no.
Diego me mira un segundo antes de abrazarme con fuerza y yo lo
abrazo con fuerza porque no me mola nada eso de amarrar a alguien y
mucho me dirán es que como no confías en tu pareja, pero eso me trae
malos recuerdos y no puedo.
—No me gusta eso y no quiero Diego, amo tener sexo contigo, pero esto
no va conmigo y menos con lo que viví hace dos años.
Él me acaricia mi mejilla y asiente con su cabeza.
—¡Joder, es que soy un puto imbécil! En qué mierda estaba pensando—
murmuró molesto y tiró al suelo la corbata.
—¡Oye, amorcín! —lo llamó con el apodo cariñoso que me dice Dylan—.
No lo sabías Diego, pero ahora sí y entiendes mi punto de eso se trata
una relación de ser sincero en todo y eso no me pone cachonda Diego,
pero... —enrollo mis piernas en su cadera y lo atraigo hacia mí—, pero
tú sí que me pones cachonda con tan solo una mirada y una sonrisa.
—¡Anastasia, eres una pervertida!
—¡Como tú! —rebato con una sonrisa juguetona y tiro de labio inferior
de Diego y mi mano se dirigió a su entrepierna donde lo acaricie por
encima del pijama y lo sentía duro y grande—. Fóllame, Diego, por favor
—le susurro con voz melosa.
—Hummm..., te follaré—dice, y me besa la barbilla suavemente—, voy a
follarte en la pared. —Me baja el mentón para que mi cara quede frente
a la suya y me besa en los labios—. ¿Vale?
—Vale —accedo.
Diego mira hacia su pijama y captó su indirecta y le deslizó la mano por
la cintura. Le acarició el vello con el dorso de la mano y la pasó por
encima de su erección. Lo miro a los ojos y veo que me mira con lujuria.
Cuando me acerco más a él, aprovecha la oportunidad para apoyar la
frente en la mía y me regala ese aliento fresco que lo caracteriza. Me
aferro a su piel, le pasó las manos por la parte trasera de su pijama y
acarició con las palmas su extraordinario culo.
—Me encanta esto —susurro mientras le masajeo las nalgas y
mordisqueo su oreja.

É
Él mueve la frente contra la mía.
—Es todo tuyo, Anastasia.
Sonrío, arrastró las manos hacia la parte delantera de su cuerpo y le
agarró la gruesa y palpitante excitación por la base.
—Y me encanta esto—acarició su pene por encima del pijama y él
suelta un gruñido y me reclama los labios.
Me toma la boca con posesión y me obliga a soltar su erección y a volver
a agarrarme de su trasero. Me aprieta contra
su pecho y siento el fuerte impacto de su dureza contra mi ingle.
Empiezo a excitarme de nuevo. La necesidad de tenerlo dentro me
obliga a interrumpir nuestro beso y a tirar de su pijama hasta que caen
por sus piernas largas y esbeltas.
Aparta una mano de mi culo para ayudarse y pronto su pijama revela
una tremenda erección que me señala. Una pequeña gota de humedad
que le moja la punta me indica que está caliente y listo para la acción. Y
así es. Pronto me agarra de la cintura y me aprieta contra su cuerpo.
Diego toma la tira de condón y rasga el papel donde saca el condón y
tomo su pene donde lo masturbo por unos segundos antes de que él lo
cubra con el condón.
—Rodéame la cintura con los muslos —gruñe contra mi cuello
mientras lo chupa y lo muerde.
Yo obedezco sin vacilar y envuelvo su cuerpo ansioso con las piernas
cuando me levanta y su excitación roza mi entrada de mi vagina y suelto
un gemido de placer por sentirlo de nuevo dentro de mí.
—Dios —jadeo.
Pega sus labios contra los míos y gime cuando nuestras lenguas se
funden en una danza. Diego me sujeta con un brazo alrededor de la
cintura y nos conduce a ambos hacia la pared. Inmediatamente, me
empotra contra la pared con fuerza. Pega una mano contra la pared por
encima de mi cabeza mientras me devora la boca.
—Esto va a ser intenso, Anastasia—me advierte—. Bésame cuando
quieras gritar
¡Que Dios me ayude! Estoy ardiendo. Me agarro a su espalda y noto que
retrocede, preparado para penetrarme.
Relajo los muslos para darle espacio. Aparta la mano de la pared y se
guía hacia mi abertura. Me mira a los ojos cuando la cabeza de su pene
entra en mí, y tiemblo por completo.
— No nos peleemos más. —Y con un fuerte movimiento de caderas,
embiste hacia arriba y me llena hasta el fondo.
Diego apoya la mano de nuevo en la pared junto a mi cabeza.
—¡Jesús! —grito.
Diego acaricia mi mejilla y tiene un brillo travieso y una pequeña
sonrisa se curva en su labio.
—Mi chica bella parece quiere tener un trío porque menciona mucho el
nombre Jesús, acaso me tengo que poner celoso—bromea con una
sonrisa malvada y vuelve a mover sus caderas, embiste con mayor
profundidad—.
Contéstame—me ordena, dándome una palmada en culo.
Lo miró por un segundo antes de besarlo y le clavó las uñas en la piel
para intentar agarrarme, pero Diego se mueve con violencia, sus
movimientos son rápidos y profundos.
—Te gusta, ¿verdad? —masculla entre potentes arremetidas que me
empotran más y más contra la pared.
Dejó caer la cabeza hacia atrás, jadeando y loca de placer, mientras cada
embestida me empuja más hacia mi clímax.
Siento sus labios sobre mi garganta, que se deslizan en llamas sobre mi
piel.
—Anastasia...
—¿Qué? —preguntó con la voz agitada.
—Respóndeme —gruñe contra mi cuello sin interrumpir su ritmo
intenso y rápido que me está matando de placer.
—Sí... —Diego ruge y entra con un fuerte empujón donde dejó caer la
cabeza hacia atrás y me pego contra la muralla
—. ¡Auch, mierda!
Me refriego la cabeza y él quitó mi mano y puso su mano donde le da un
pequeño masaje al mismo tiempo que sigue moviéndose con fuerza,
p q j p q g ,
acerco su rostro al mío y lo beso con pasión porque hace tiempo que no
estábamos así.
Siento cómo se mueve dentro de mí, y cómo tiembla con la intensidad
del movimiento de nuestros cuerpos unidos,
hace que tenga muchas emociones. Diego jadea e inclina la cabeza para
reclamar mis labios.
Es un beso con significado, y me derrito en él. Gime en mi boca
mientras le sujeto la cara y absorbo la pasión que emana de cada uno
de los poros de su piel. Él sigue embistiendo con rapidez e intensidad.
Cierro con fuerza los muslos alrededor de sus caderas estrechas y todos
los músculos de mi cuerpo se contraen esperando la descarga que se
avecina.
Él vibra y farfulla palabras sin sentido contra mi boca.
—¡Mierda, Anastasia podría estar una vida así contigo!
—¡Diego, por favor!—exclamó.
Suelto un gemido, cuando vuelve a penetrarme, no sé qué hacer. Es
demasiado. Diego me besa el cuello y mi mano acaricia su pelo. Levanta
la cabeza y me mira, con las pupilas dilatadas.
—Ronda final, mi bella ¿quieres más fuerte? —pregunta con una
sonrisa burlona y me da un breve beso en los labios.
<<¿Qué? Joder, va a partirme por la mitad.>> —me digo mentalmente.
—Contéstame, mi bella chica.
—¡Sí! —le contestó.
Diego suelta una pequeña risa y las yemas de sus dedos acarician mi
vientre que va bajando lentamente. Suelta un gruñido antes de acelerar
sus embestidas con determinación, a un ritmo que no creía posible.
Aprieto los muslos internos y él suelta un pequeño gemido, pero al
hacerlo aumenta la fricción y, el placer.
Siento como mi clímax se está acercando y tomó entre mis manos su
hermoso rostro y lo besó con fuerza para acallar mi orgasmo, muerdo
con fuerza su labio inferior.
—¡Diego! —murmuró cuando llegó a mi orgasmo.
El intenso gruñido que escapa de sus labios indica que él me acompaña;
se mantiene dentro de mí, hasta el fondo, y su cuerpo enorme tiembla
contra el mío. Apoyo la cabeza sobre su hombro. Mi corazón late a un
ritmo frenético.
«¡Madre mía!» Me sostiene con un brazo, con la cara enterrada en mi
cuello y apoyando el antebrazo en la pared.
—Joder —resuella.
Suspiro. Eso ha sido intenso, me tiembla hasta el cerebro, y sé que no
seré capaz de ponerme de pie ahora y mañana.
Diego me abraza y se gira, ahora él apoya su espalda en la pared y se
deja caer lentamente por la pared.
Me sienta a horcajadas sobre su regazo en el suelo de la sala de estar.
Tengo la cara pegada a su pecho y aún siento sus palpitaciones dentro
de mí. Estoy exhausta. Espero que no tenga prisa, porque no pienso
moverme de aquí en un rato. Cierro los ojos y me relajo pegada a su
magnífico cuerpo.
—Mi diosa—dice con dulzura mientras me acaricia la espalda con las
dos manos.

******
Sentí una mano acariciando mi mejilla y me removí un poco porque
quiero seguir durmiendo, por favor. Escucho esa risa que me hace tan
feliz, pero ahora lo quiero ahorcar porque no me puede dejar dormir.
Siento sus dedos en mi estómago y comienza a hacer pequeños
círculos. Me moví un poco para alejarme de él, pero me agarra de la
cintura y me atrae a su pecho.

—Te amo—me susurro con la voz ronca.


Intenté alejarme de nuevo, pero él me puso encima de su pecho y solté
un gruñido porque quería seguir durmiendo.
Abro los ojos y me llevo una mano a la boca para tapar mi bostezo.
Diego acaricia mi mejilla y me muestra su perfecta
sonrisa, se ve increíblemente sexy.
—Te odio—le respondo.
Apoyo mi cabeza en su duro torso y cierro los ojos de nuevo porque
tengo sueño y me siento adolorida como si hubiera hecho ejercicio todo
el día y bueno ayer con Diego lo hicimos tres veces más y me siento
cansada más físicamente. Él suelta una carcajada.
—¡Tú me amas! —Exclama con un tono demasiado alegre para mí en
estos momentos, ruedo por la cama y tomo mi almohada y me la pongo
en la cara—. Mi chica bella es una dormilona.
—¡Oh, cállate! —le pego con la almohada y me la quita, se pone encima
de mí. Su nariz acaricia la mía y lo observó con recelo porque quiero
dormir, y sí, sé que soy una floja en ese sentido, pero es que amo dormir
—. No eres mi persona favorita ahora, Diego.
—Claro, que lo soy. Tú me amas con locura, Anastasia—afirma con un
tono pretencioso y me da un beso fugaz antes de levantarse y caminar
al baño, observo su trasero y es pecado puro—. Deja de mirarme el
trasero.
Suelto un pequeño suspiro y me siento en la cama e intentó despertar,
miro de reojo el reloj y me doy cuenta de que son las doce de la
mañana. ¡Mierda! Es tarde. Corro hacia el baño y chocó con el torso
duro de Diego que casi me tira al suelo, pero él me sujeta de la cintura.
—¿Qué pasa? —pregunta con diversión.
—Me perdí de las clases y ¡Dios, tenía un examen! —Diego me mira con
diversión y siento como Alejandra recién sale de su habitación con
Cameron riéndose—. ¿Qué día es hoy?
— Es sábado, Anastasia, no hay clases, ¿en qué estabas pensando?—se
burla y acaricia mi trasero desnudo—. Creo que alguien aún está
durmiendo, aunque me encanta verte solo con mi polera.
Su mano se cuela dentro su polera y acaricia mi sexo con sus dedos
haciéndome jadear y apoyo mi frente en su pecho desnudo. ¡Dios, no
puedo con este chico! Me va a matar de placer.
—Diego...
—Primero vamos a comer algo y después te sigo dando placer, ¿te
parece? —comenta con una sonrisa deslumbrante y asiento con mi
cabeza porque nadie rechazaría esta propuesta tan tendedora.
*****
Alejandra saca un poco de mis palomitas y yo le robo su chocolate,
miro la pantalla y veo como Harry sale seleccionado para participar
en cáliz de fuego. Diego me abraza y juega con un mechón de pelo.

—¡Ay, mi pobre Harry! No merece que Ron lo mire así, quiero pegarle—
Exclama la rubia molesta y yo suelto una risa porque si Ron en esta
película se pasa mucho con Harry.
—¡Descarada! Al menos podrías disimular que estás babeando por otro
chico—le reclama Cameron de broma.
Alejandra se sienta en su regazo y le da un enorme beso en la boca a
Cameron. Diego hace sonido de arcadas y le pegó un codazo donde
suelta un fingido gemido de dolor y lo miró de reojo y veo que está
haciendo un puchero.
Suelto una risa y escucho que Alejandra suelta un gemido.
—Monjita vete a tu habitación por favor—le reclama Diego y le tira un
cojín en la cabeza que hace que la parejita se separe—. Vayan a follar a
la habitación y respeten nuestro cuarto.
Alejandra lo fulmina con la mirada.
—Es el cuarto de mi mejor amiga.
—¡¿Y?! Ella es mi novia y duermo con ella—le recrimina Diego con un
tono de broma y le saca la lengua—. Además, que no quiero ver cómo le
metes tu lengua en la boca a mi mejor amigo, monjita—se burla.
Alejandra abre los ojos furiosa y le tira un cojín a Diego, donde él lo
atrapa y me lo pone detrás de mi cabeza. Diego acaricia suavemente mi
mejilla antes de darme un beso fugaz.
—¡Dios mío, Diego! Te perdimos para siempre—Exclama Cameron
llevándose una mano al corazón—. Menos mal que mantienes tu boca
cerrada porque si no llenarías de baba a la pobre Anastasia—lo pincha.
Suelto una carcajada.
—¡Oh déjame en paz! Tú caíste primero.
—¡Oh, maduren niños! Cállense por favor y veamos la película—le
reclamo y me llevo un puñado de palomitas a la boca.
Diego aparta mi pelo hacia un lado y me da un suave beso en mi cuello.
—Creo que te deje más que claro que no soy ningún niño, Anastasia—.
Me recuerda con una sonrisa burlona y su mano comienza a subir y
bajar por mi brazo mándame pequeños temblores en mi cuerpo.
—Lo sé, Diego eso me lo dejaste muy claro.
—Entonces en la noche repetimos—dice con un tono picarón y
dándome un beso en la sien antes de poner atención a una de sus
películas favoritas.
Lo observo y es perfecto en todo los sentidos para mí, me encanta cada
faceta que tiene Diego y sobre todo amo que sea comprensivo, dulce y
atento. Y nos entendemos tan bien, obviamente tenemos nuestras
diferencias y nos enojamos, pero siempre lo solucionamos.
Tomo su mano y juego con los dedos de su mano porque tengo tantos
motivos para seguir luchando por mi vida. A veces me parece increíble
como Nicolás cambió tanto. Cuando tenía quince años tenía una
estúpida fantasía con Nicolás, ya que él era un chico misterioso y
callado y guapo de la escuela tal como muchos de los libros que leía con
emoción. Cuando él me contaba que tenía demonios dentro de él, pensé
que eran pesadillas o que no se entendía con su familia, jamás pensé
que sus demonios serían voces que le dicen que tenía que matar. Niego
con la cabeza porque no vale la pena seguir torturándome con eso, solo
quiero que lo atrapen de una buena vez para volver a ser libre por fin.
Diego entrelazó nuestras manos y sonreí porque amo a este chico con
toda mi alma y sé que tengo que luchar por mi felicidad por mi
hermano y mis padres que siempre han dicho que soy una guerrera y
quiero serlo, quiero ser una guerrera y volver a salir tranquila a la calle
sin tener que preocuparme si alguien me está siguiendo y observando.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien.
Bueno ya que muchos querían los detalles aquí están y bueno
tengo al que decir y es que tal vez aun falte para el fina, ya que lo
tengo escrito, pero necesito de otros capítulos para que el final
tenga sentido...es difícil de explicar, pero les avisare siempre
cuando suba nuevo capítulo.
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos .Un
abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 76
Hola, hola criaturitas feliz día de san Valentín adelantado lo subo hoy
porque mañana voy a donde mi abuelita y es horrible la señal, espero que
les guste. Este es mas tranquilo debido a San Valentín, pero ya la otra
semana comenzamos fuerte.
Estire mi mano buscando a Diego, pero no estaba en la cama. Abrí los
ojos y me di cuenta de que estaba sola en mi dormitorio y que no había
rastro de Diego. Me estiré un poco y busqué mi celular donde vi que son
las doce de la mañana, vale era una floja y supongo que Diego me dejó
dormir un poco más.
Me quedé mirando la pared pensando si debía acostarme de nuevo o
levantarme y en estos momentos mi cuerpo estaba escogiendo la
primera opción, tenía tanto sueño en mi cuerpo y a veces creo que es
peor dormir más porque uno tiene más sueño. Revisé mi celular y vi
que tenía un mensaje de Diego.
<Diego a las 11:33 a.m.>
"He salido esta mañana con Cameron y es probable que no esté tampoco
en la tarde y tranquila vamos con policías.
Te amo"
Escribí una respuesta rápida para él.
<Anastasia a las 12:10 a.m.>
"Recién desperté y está bien. Te amo, mi chico cursi y ardiente"
Me estiré hacia atrás y volví hacer un ovillo en la cama, me niego a
abandonarla y ahora que Diego no está aquí puedo disfrutar un poco
y q g q p p
más mi cama. Cerré los ojos por un segundo para intentar volver a
dormir, pero sentí que mi puerta se abría y luego un cuerpo cayó
encima de mí.
—No seas floja, Anastasia, ¡despierta! —Sentí que movía Alejandra y
agarro una de mis piernas donde me tiro al suelo y ahora sí que estaba
despierta al 100%, eso dolió ¡joder mi culo!
—¡Auch! —Exclamó molesta—. Solo quiero dormir, porque no me dejan
dormir—eleve mis manos hacia arriba como si estuviera haciendo una
plegaria.
Alejandra explotó en una risa y le tiré un cojín en la cabeza. A veces me
pregunto cuándo será el día en el que me dejaran dormir veinticuatro
horas. Me levanto del suelo y me siento en la cama.
—¡Levántate y ponte guapa! —Ella tira de mi brazo y me arrastra hacia
mi closet donde se pone a mirar mi ropa—.
Necesitas arreglarte un poco Anastasia, eres hermosa, pero una
arregladita más no te hará daño.
Alejandra comienza a revisar mis vestidos sacando varios vestidos y
poniéndolo frente a mí, primero con el negro y ella niega con la cabeza
y yo me tapo un bostezo porque no entiendo que está pasando aquí.
Ella rebusca un poco más y saca un vestido rojo que es apretado y a mí
no me gusta tanto. Hago una mueca. Ella lo pone frente a mí y asiente
con su cabeza y me saca del closet donde deja el vestido en la cama.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con interés, y la veo salir con un
sujetador y bragas rojas de encaje—. Oye eso es algo privado—me
burlo de ella.
Alejandra me entrega unas toallas y apunta con su cabeza al baño, vale
sé que estoy horrible, pero tampoco apesto.
Alejandra me da varios empujones para que camine al baño, pero que
está pasando aquí. Me afirmo con ambas
manos del marco de la puerta para que no siga, ella insiste y me empuja
adentro, pero me mantengo firme.
—¿Qué te pasa?
—Tú solo báñate. Que yo te pondré guapa, vale, no hagas preguntas por
qué no te puedo responder y confía en mí que te pondré aún más guapa
—me da último empujón y entramos la dos dentro del baño—. Ahora
báñate, ya es tarde.
Ella sale cerrando la puerta y veo que mi pelo está enredado y con friz
¡Genial, jamás me dejarán dormir! Sí, soy una dormilona y jamás lo he
negado. Camino hacia la ducha y abro el grifo comienzo a regular la
temperatura del agua, primero helada, luego hirviendo hasta que
encuentro la adecuada para mí.

******
Alejandra aplicó un poco de labial rojo y me pasó una mano por el
pelo que tenía pequeños rulos al final. Solté un suspiro porque ya
llevamos casi una hora arreglándome, nunca he sido una chica que se
pinte tanto. Mi rutina es fácil: corrector de ojeras, un poco de rímel y
un brillo en los labios y, tal vez, algo de iluminador, pero no puedo
hacerme el delineado lo intentado, pero mi pulso es atroz y terminó
con una raya en toda mi cara. Admiro a las mujeres que pueden
hacerlo tan fácilmente.

—¡Diablos, Ana, te ves sexy a morir hasta mí me dan ganas de follarte!


—Exclama con una sonrisa.
Suelto una risa porque Alejandra es preciosa con cualquier estilo de
ropa incluso en estos momentos se veía guapa con un buzón algo ancho
y una polera blanca de Cameron, es hermosa y Cameron tiene suerte de
tenerla, ambos hacen una pareja tan goals sacada de Tumblr o
Pinterest.
—Ya. Aun no entiendo el motivo por el cual estoy vestida así y arreglada
así—muevo mi mano y señalo al ajustado vestido rojo con tacones
negro—. Es necesario que lleve taco porque no puedo ponerme mis
convers—hago un puchero con mis labios porque ya me duele los pies y
eso que no he caminado nada.
La rubia suelta un bufido y me tira un mechón de pelo.
—No, ese vestido no queda bien con convers, además que con los
tacones se te ven unas piernas fabulosas que tienes que lucir—me
aconseja, haciendo las últimas ondas en mi pelo—. Sabes que soy
partidaria de las zapatillas con vestido, pero hay algunos vestidos que
no pueden ir con zapatillas.
Suelto un bufido.
—Bueno si me caigo de culo por andar con tacos espero quede en tu
conciencia—le advierto en tono de burla y ella tira de nuevo de mi pelo
—. ¡Auch! Me vas a dejar sin pelo.
—¡Llorona! —me saca la lengua como niña pequeña y sonrió—. Ya
estás lista, mujer sexy.
Me levanto y respiro profundo, cuando doy mi primer paso se me dobla
el pie, Alejandra me sujeta del brazo. No, me niego a usar esta arma
mortal. Miro a la rubia y se está mordiendo el labio inferior para no
reírse de mí.
—¡No, no puedo! Me los sacaré... —comienzo a decir y Alejandra me da
un pequeño pellizco en el brazo—. ¡Oye!
Estás muy agresiva conmigo, ¿Qué te sucede?
Ella pone los ojos en blanco.
—Eres un gran dolor en culo cuando quieres serlo Anastasia, ahora
camina un poco y verás cómo te acostumbras—
me da un pequeño empujón y comienzo a caminar dentro de mi
habitación primero lento y luego un poco más rápido
—. No está difícil ahora, ¿verdad? —dice con voz pretenciosa y
cruzándose de brazos.
Me acerco al espejo y casi me caigo de culo porque me veo algo más
mayor y el vestido se me apega perfectamente al cuerpo, normal si es
como una segunda piel. No me gusta la ropa tan apretada, es bonita,
pero duro como cuatro horas y después necesito ponerme algo más
suelto. Miro de reojo a la rubia y veo que está escribiendo en su celular.
—Vamos, Anastasia—dice con un tono de voz excesivamente contento y
tomando mi mano—. Te ves muy guapa, dejarás loca a Diego.
Frunzo el ceño y ella se tapa la boca con la mano porque si acaba de
soltar algo que creo que no debería haber dicho, pero tampoco hay que
ser un genio para saber que todo esto es obra de mi chico cursi y
ardiente.
—Ya lo sospechaba—comentó con una sonrisa y dándole un abrazo—.
No te preocupes, tengo que subir al departamento de él, ¿verdad?
Alejandra asiente con su cabeza y justo en ese momento tocan la
puerta. Cuando abro la puerta me encuentro con Simón. Él abre los ojos
al verme y sus ojos me hacen un largo repaso por mi cuerpo que me
pone hasta nerviosa e incómoda. Me aclaro la garganta y veo como su
nuez sube por su cuello.
—Simón—, lo llamó y me miró de nuevo a los ojos—. ¿Cómo...Estas? —
comienzo a tartamudear porque no lo había visto en un mes completo y
tampoco respondía a mis llamadas.
—Te ves preciosa—susurra con voz ronca y se pasa una mano por el
pelo—. Puedo hablar contigo a solas—dice, mirando sobre mi hombro
donde se encuentra Alejandra.
Alejandra niega con la cabeza y apunta con su cabeza hacia la puerta
para que sigamos avanzando, pero tomó su brazo y la llevó a una
esquina porque estoy preocupada por Simón no ha contestado mis
llamadas y mis mensajes hace más de un mes y necesito hablar con él.
—Por favor, necesito hablar con él.
—Pero Anastasia, Diego... —ella mira un momento dónde está Simón y
luego me mira de nuevo y asiente con su cabeza—. Estaré en mi cuarto.
Ella camina hacia la escalera y la veo desaparecer. Simón cierra la
puerta y se acerca a mí con pasos lentos y me mira de una forma que
me hace sentir algo incómoda.
—¿En dónde has estado? —preguntó algo molesta porque llegué a
pensar lo peor, pero si no fuera por Harry que me ha dicho que está
bien y a salvo, me hubiera vuelto loca—. Estuve preocupada por ti,
porque no contestabas mis llamadas y mis mensajes.
Simón me toma de las muñecas y me da un abrazo, pero yo me alejo, no
le perdono por preocuparme de esta forma.
Tengo muchas preguntas y necesito respuesta de parte de él.
—Por favor, Anastasia, necesito abrazarte en estos momentos, sé que
quieres respuesta, pero ahora no puedo, solo abrázame—dice con la
voz rota y me atrae de nuevo a su pecho—. No quise preocuparte más
Anastasia.
—Simón...¿Cómo has estado? ¿Dónde has estado? —insisto de nuevo
porque sé que algo tuvo que pasar para que se alejara tanto de mí.
—Estaba con mis padres en Madrid, necesitaba estar ahí para ellos y
apoyarlos por todo lo que está sucediendo con Nicolás, necesitaba
tiempo para pensar todo lo que ha pasado contigo—comenta,
acariciando mi espalda y me separo de él—. Te amo Anastasia, pero eso
ya lo sabes, siempre estoy pensado en lo que fuimos. Fuimos eso que no
se cuenta, ni se admite, pero no se olvida y lo de nosotros sigue
presente aún.
Abro los ojos y doy varios pasos hacia atrás con cuidado de no caerme
porque ya estoy cansada de estos es como un disco rayado, lo quiero
como amigo, ya aprendí la lección con él y cuando terminé con él fue
definitivo.
—No de nuevo con ese tema—murmuró cansada ya por el tema.
Simón da un paso hacia mí y yo doy dos atrás porque quiero mantener
una distancia prudente entre nosotros.
—Anastasia, tú estás soltera porque no me das otra oportunidad, yo te
amo y sé que puedo hacerte feliz... —en ese momento veo como Diego
camina rápidamente dónde estamos y veo que está enojado.
—Ella es mi novia—gruñe molesto y le da un empujón con su hombro
cuando pasa por su lado y me acaricia la mejilla
—. Mira estoy cansado de esto, jamás le he prohibido algo Anastasia
porque la amo y quiero que ella sea feliz, pero creo que te estás
pasando un poco de la raya con insistir tanto con ese tema.
⋙Se que eres importante para Anastasia, pero tampoco te permito
que la presiones y menos en un tema donde me están pasando a llevar.
Anastasia es mi novia hace más cuatro meses decidimos esconderla
debido a tu loco hermano, pero ya me has cansado, así que te pido
amablemente que no la vuelvas a presionar o saques de nuevo ese
tema. Porque estamos juntos—termina de hablar y fulminado con la
mirada a Simón.
Diego me tomó del brazo y me guía a una esquina.
—Te dejo para que te despidas de él y subas a mi departamento. Tengo
una sorpresa para ti, mi bella. Te ves realmente espectacular y estoy
deseando quitarte ya ese vestido—susurra con voz ronca, acariciando
mi mejilla y me da un beso en la frente antes de caminar hacia la salida.
Simón tiene apretada su mandíbula y me pongo un mechón detrás de
mi oreja.
—Nunca terminaste con él, siempre has estado con él—murmura
enojado y suelta un bufido.
—Simón terminé con él cuando me fui tres meses, pero cuando tuve ese
encuentro con Nicolás decidimos los dos esconder nuestra relación
Simón, se lo oculté a todo el mundo e incluso Alejandra. Lo amo Simón.
Y jamás te he alentado a seguir con tus sentimientos hacia mí, te he
dicho que busques tu felicidad con otra chica—tomo su mano y fija la
vista dónde está mi mano—. Eres una persona increíble y sé qué harías
feliz a cualquier chica. Solo que conmigo ya pasó nuestro momento.
Él me mira de nuevo a los ojos y asiente con su cabeza.
—Te quiero Simón y te debo la vida más de una vez, pero no puedo
corresponder tus sentimientos porque amo a Diego—terminó por decir
en un susurro.
Simón me abraza con fuerza y apoyo mi frente en su hombro.
—Lo intentaré Anastasia, intentaré sacarte de mi corazón, pero no será
fácil y por ahora sigo teniendo la fe entre nosotros.
—¡Simón! —Exclamó sorprendida y niego con la cabeza—. Tengo que
irme, Simón.
Él asiente con su cabeza y ambos caminamos hacia la salida donde nos
topamos con Cameron quien frunce levemente el ceño, pero se
recupera y saluda alegremente a Simón y me dice que Diego me está
esperando en su departamento y asiento con mi cabeza.
Me despido con Simón en el ascensor y el policía se adentra conmigo
dentro del ascensor y subo al piso de Diego algo nerviosa porque no
tengo ni idea qué sorpresa tiene para mí. Ahora que recuerdo Diego
venía con un traje de dos pieza que era completamente negro.
Cuando llegó a la puerta veo que está entre abierta y miró al policía que
tiene la edad aproximadamente de mi papá.
Siento un déjà vu porque así estaba la puerta cuando me hizo la
primera sorpresa, empujo la puerta y veo que hay pétalos rojo y blanco
donde hay un libro en suelo.
<<Me va a matar de amor>>—me digo a misma.
Tomó el libro y casi me muero cuando veo que es orgullo y prejuicio,
abro el libro y veo que tiene una pequeña carta con la letra de Diego.
No soy un hombre de muchas cartas, y no tendré la misma habilidad que
tiene el señor Darcy con sus palabras tan auténticas para declarar su
amor hacia Elizabeth, pero si de algo tengo en común con el señor Darcy
son los sentimientos, mi bella. Mis sentimientos no pueden contenerse.
Permita usted que le manifieste cuan ardientemente la
admiro y la amo.
Doy la vuelta a la carta pequeña y veo que tiene otra parte escrita por
Diego: Somos pocos los que tenemos suficiente valentía para
enamorarnos del todo si la otra parte no nos anima. Muchas veces quise
rendirme porque sentía mucha indiferencia de tu parte, pero también
muchas veces tú misma me dabas esperanza a las que me aferraba con
valentía para luchar por ti, Anastasia. Me has hechizado en cuerpo y
alma.
¡Dios este chico es perfecto! Que hice para tener un novio tan tierno y
cursi, me limpio las lágrimas que caen por mi mejilla y abrazo el libro y
sigo el rastro de rosa roja y blanca que llegan a una mesita de café
donde hay un girasol con otro libro y suelto una risa porque es Romeo y
Julieta. Muerdo mi labio inferior porque los libros de la sorpresa
anterior eran libros actuales y ahora está con los libros clásicos.
¿Delicado el amor? No, es duro, es áspero y agresivo, es punzante como el
espino. El amor no es siempre es fácil y tú y yo sabemos que nos hemos
tropezado y ha sido duro, con los altos y bajos, pero nos hemos mantenido
juntos luchando.
Doy la vuelta la carta y paso mis dedos por las palabras que están
escritas en la pequeña carta de Diego: Las personas en nuestra vida
hacen impactos y quiero que tú entiendas que impactó cáusate en mi
Anastasia. Cuando te vi me enamoré como un loco por ti y tú sonreíste
porque lo sabías.
Me levanté del sillón y tomé el libro de Romeo y Julieta y el girasol y
seguí el rastro de pétalos que me llevan hacia la escalera y vi había una
pequeña carta en el suelo.
Esta es la segunda parte de mi sorpresa, pero con mis libros favoritos
clásicos y también es para pedirte, perdón porque me comporté como un
gilipollas ayer, Anastasia, pero ya queda poco para encontrar a tu
ardiente y cursi novio.
Bienvenida a la segunda parte de tu sorpresa, mi bella.
Comienzo a subir las escaleras y veo que hay otro libro con una rosa
blanca. Lo tomo y frunzo el ceño porque jamás he leído este libro, sin
embargo, sé que es uno de los mejores libros clásicos que es Jane Eyre.
Abro el libro y saco la pequeña carta de Diego.
Amo cada átomo de tu carne como si fueran los míos propios..., Anastasia.
Te quiero en el dolor y la enfermedad.
Giro la carta y suelto una risa porque no pierde la oportunidad:
Todo mi corazón es tuyo, Anastasia; te pertenece, y se quedará contigo
para siempre. Por cierto, mi bella ¿quieres casarte conmigo? Serías algo
cruel rechazándome con esas palabras tan hermosas que te he escrito, mi
bella.
¿Aún no me encuentras Anastasia? Estás llegando muy tarde, por favor
encuéntrame pronto.
Hago un puchero y comienzo a subir las escaleras rápidamente porque
vamos quiero verlo porque está con traje y sé que se ve ardiente. Suelto
un gemido cuando se me dobla el pie ¡Odio los tacos, los voy a botar
después de esto! —
exclamó molesta y entró en la habitación de Diego que se ve tan vacía
porque Diego ha estado la mayoría del tiempo durmiendo conmigo.
Enciendo la luz y casi me caigo, porque veo que Diego está parado
dándome la espalada y con las manos metidas en los bolsillos de su
pantalón negro.
Él me mira por encima de su hombro con una jovial sonrisa que ilumina
por completo el dormitorio.
—En estos días he pensado que nunca terminaré de enamórame de ti,
Anastasia. Siento que es mi respuesta más sensata a la que he llegado
hasta ahora y no me cabe duda de que es cierto—dijo con una pequeña
sonrisa en sus labios, y acercándose a mí.
Diego me miraba con mucho amor y esperanza en sus ojos, yo apenas lo
podía ver a través de mis lágrimas. Es oficial morir por amor, pero creo
que no hay mejor forma de morir.
—Haberte encontrado mientras yo no buscaba nada en ese momento,
fue lo más lindo que me pudo pasar—me da un
breve beso en los labios y seca varias lágrimas que escapan sin control
en mis ojos—. Joder, bella, si tú supieras lo que siento cada vez que te
veo, me mirarías más.
—Diego... —susurre con la voz entrecortada.
—Te ves...increíble, eres mi diosa, y estoy dispuesto arrodillarme por ti
en estos momentos—susurra con voz sensual y acariciando mi espalda
desnuda—. Quiero arrancarte ese vestido para follarte o follarte con el
vestido aún no lo tengo claro, mi bella.
Suelto una enorme risa porque vamos a ver, primero me dice las cosas
más cursi y después suelta palabras calientes, no puedo con su ritmo.
Paso mis brazos alrededor de su cuello y le doy un suave beso.
—Me encanta verte sonreír—él toma los libros y los deja con cuidado
sobre su cama y saca un pequeño pañuelo—, pero aún no acaba aquí la
sorpresa, mi chica rarita, ¿me permites?
Asiento con mi cabeza y me doy lentamente la vuelta y siento como su
mano se posa en mi cadera. Suelta un pequeño suspiro y su nariz
acaricia mi cuello.
—Eres tan bonita, me encantas—susurra con voz ronca y dándome
pequeños besos calientes—. ¿Tienes hambre? —
pregunta con un tono juguetón que no se pasa el doble sentido y menos
cuando presionó su erección contra mi culo.
—Mucha—respondo con la voz entrecorta y Diego mueve sus caderas,
me toma con fuerza de la cintura.
Comienza a empujarme contra la pared donde quedó aplastada, apoyo
mi mejilla en la fría pared y siento como Diego se agacha, sus manos
comienza a subir lentamente por mis piernas y ahogó un grito cuando
siento sus manos en mi trasero donde lo masajea por unos segundo
antes de bajar lentamente mis bragas.
—Mmm...son de color rojo, me encanta, pero te quiero sin bragas,
Anastasia—dice, mordiendo mi oreja y siento sus dedos acaricia los
labios internos de mi vagina—. Te estás poniendo humedad.
Suelto un pequeño gemido cuando mete un dedo en mi interior y lo
mueve en círculos. ¡Dios mío! Echó la cabeza hacia atrás apoyándola en
su hombro y me da un beso con pasión donde siento que me roba el
aire, su lengua se adentra en el fondo de mi boca y nos separamos
cuando estamos sin aliento.
Diego retira el dedo de mi interior y se lo lleva a la boca donde lo chupa.
Suelto un suspiro porque esa imagen es demasiado erótica.
—Tengo que controlarme porque tengo más sorpresas para ti—dice
poniendo un pañuelo en mis ojos y haciendo un pequeño nudo en mi
cabeza—. ¿Ves algo?
—Mmm...no, todo está negro, Diego me voy a caer con estos tacos ya me
he doblado el pie cuatro veces después de esto los tiraré de la azotea
para abajo—comento en tono de burla y él suelta una risa antes de
levantarme en brazo.
Mis manos rodean su cuello y él roza su nariz contra la mía.
—Te amo—me susurro con voz sensual.
—Mmm...Estas en modo dios cursi y a la vez dios del sexo, Diego—me
burlo de él y me da una palmada en trasero—.
¡Auch!
Diego me pone en su hombro y siento como abre una puerta y me deja
con cuidado en suelo. Siento como camina un poco y yo juego con mis
manos porque no daré un paso con estos tacos y ojos vendados. Diego
me agarra de la cintura y acaricia mi mejilla antes de soltar la venda de
mis ojos.
—¡Sorpresa mi bella por los cuatro meses que llevamos juntos! Serían
en realidad siete meses que estamos juntos—
me da un beso en la frente y se aparta donde veo que hay una pequeña
mesa con velas rodeada de pétalos rosas roja y blanca y aun lado hay
una pequeña cama en suelo con varios cojines en suelo.
—Es precioso, Diego, ¿por qué has hecho esto?
—Porque fui un imbécil contigo y porque te hice llorar, Anastasia, y no
me gusto. Lo siento tanto bella, muchas veces soy un gilipollas.
Él toma mi mano y caminamos hacia la mesa donde veo que hay un
balde hielera con una champagne y una rosa blanca en el centro. Diego
retira mi silla y me siento con cuidado.
—Espera aquí—asiento con mi cabeza y miró la enorme biblioteca de
Diego se ha vuelto el lugar preferido para hacer las sorpresas y me
encanta es un lugar mágico, jamás pensé que alguien me haría algo así,
pero ya son dos veces—.
Espero que te guste ratatouille.
Diego lo dejó en centro y sirvió con cuidado un poco en mi plato. Tenía
un olor exquisito y se veía realmente bueno.
Pinché un trozo con varias verduras y me lo llevé a la boca y casi suelto
un gemido porque estaba realmente bueno tanto como se ve en la
película.
—¿Te ha gustado?—pregunta con una pequeña sonrisa y llevándose un
bocado a su boca.
—Creo que al final sí me casaré contigo, si me cocinas todos los días
este plato—digo de broma.
Él soltó una risa y tomó mi mano.
—No sería un problema para mí—me asegura con una sonrisa burlona
en sus carnosos labios.
Durante el almuerzo hablamos sobre ya las últimas pruebas para
aprobar el año y me sentía entusiasmada porque ya estoy a un paso de
terminar mi primer año de universidad y me siento aliviada poder
terminar el año, a pesar de todo lo que ha ocurrido lo estoy logrando y
me siento orgullosa por no dejar que el miedo me gane.
Miro a Diego y está revisando su teléfono, pero de repente siento que
comienza a sonar Thinking out loud de Ed Sheeran. Diego se levanta de
su silla y estira su mano hacia mí.
—¿Bailas conmigo, Anastasia?
Asiento con mi cabeza y me levanto con cuidado de la silla porque no se
me olvida que estoy sin bragas. Diego me agarra de la cintura y me
sonrió con esa jovial sonrisa donde se le marca sus hoyuelos, es
perfecto. Comenzamos a bailar lentamente y apoyo mi cabeza en su
hombro porque incluso con tacos Diego es más alto que yo, pero no por
mucho.
Diego me hace girar e inclinar mi espalda hacia atrás donde me da un
breve beso antes de volver a traer a su pecho y comienza a cantar la
canción de Ed Sheeran.
Darling I will be loving you till we're seventy
And baby my heart could still feel as hard at twenty three
And I'm thinking about how
People fall in love in mysterious ways
Maybe just the touch of a hand
Well me I fall in love with you every single day
And I just want to tell you I am.
Querida, estaré amándote hasta que tengamos 70 años,
y cariño, mi corazón podrá todavía sentir como a los 23,
y estoy pensando en cómo
la gente se enamora de formas misteriosas,
quizás solo el roce de una mano,
bueno, en mi caso, yo me enamoro de ti cada día,
y solo quería decirte que lo estoy (enamorado).
Cuando la canción terminó seguimos abrazados apenas nos movíamos
y sentía como su mano acariciaba mi pelo.
Diego se separó un poco de mí y me beso lentamente, puso una mano
en mi mejilla y la otra estaba en su espalda subiendo y bajando,
mandando pequeños escalofríos en mi cuerpo.
—Te deseo, pero eso no es un secreto para ti—me agarra del trasero y
me alza con facilidad y mis piernas rodean su cadera, y Diego subió mi
vestido dejando mi trasero expuesto—. Te follaré con ese vestido rojo y
será rápido para luego hacerte el amor.
Diego saca un condón de su bolsillo y alzó una ceja hacia él, pero él ya
está bajando la bragueta de su pantalón y rasgó el condón con mis
dedos, se lo entregó a Diego quien se lo puso rápidamente y se
masturba lentamente.
—Espero que estés lista, mi bella—asiento con mi cabeza y roza su
pene contra mi vagina que me hace soltar un gemido cuando comienza
a deslizarse en mi interior—. Será rápido y duro, afírmate en mí.
Me agarro en sus hombros y él me toma de trasero donde me acerca
más a él y comienza a entrar en mi dónde se sale casi todo por
completo y luego vuelve a enterrarse por completo. Cierro los ojos
porque esto está siendo muy intenso. Diego me da pequeños besos
calientes en mi cuello y baja un tirante de mi vestido y chupa con
desesperación mi pecho.
Suelto varios gemidos.
—¿Te gusta?
—Joder, claro que si—contestó, agarrando su pelo con fuerza.
Diego me alza y comienza un mete y saca cada vez más rápido, pasó una
mano por su mejilla y le doy un beso con pasión. Suelto un gemido
fuerte que me hace echar la cabeza hacia atrás porque su dedo acaricia
mi clítoris y sus movimientos cada vez son más brusco. Diego suelta un
gruñido.
Comienza a caminar hacia su escritorio donde se sienta y con la mirada
me dice que ahora soy yo la que tengo el control de la situación.
Comienzo a subir y a bajar lentamente porque en esta posición se
siente más grande, Diego masajea mis pechos con sus manos, pero
Diego no está de acuerdo con el ritmo de mis movimientos porque me
tomó del trasero y comienza más rápido, pero quitó sus manos porque
yo soy la que tengo control.
—Quieto, yo tengo el control—le digo con una sonrisa burlona y
volviendo a meterme su pene con fuerza donde ambos jadeamos y lo
besó con fuerza.
—Te amo, te lo juro que lo hago—me susurró, dándome un beso en
cuello y yo suelto un gemido cuando encuentro el ritmo adecuado que
nos hace suspirar a los dos.
Diego chupa mi pezón derecho y muevo las caderas en círculo para
sentir aún más placer. Siento como mi orgasmo está llegando y también
Diego porque siento como su pene palmita más dentro de mi interior.
Apoyo mi frente en mi hombro y Diego no aguanta más y pone sus
manos en mi trasero comienza un movimiento más rápido para llegar
pronto nuestros orgasmos.
—¿Estás cerca, Anastasia?
—Si—digo, mordiendo mi labio inferior porque siento que cada vez son
más rápido y siento que entre una, dos, tres hasta diez veces en mí.
Cierro los ojos con fuerza y gritó su nombre una y otra vez cuando llego
a mi orgasmo.
Diego me alza y me empotra con la pared donde acelera aún más sus
movimientos y eso provoca que mi orgasmo se alargue aún más. Joder,
esto es muy intenso. Da pequeños besos en mi cuello y suelta un
gruñido cuando llega su propio orgasmo, pero sigue entrando dentro de
mí unas cuantas veces más antes de salir dentro de mí.
—Mi diosa—susurra con voz ronca y abrazándome con fuerza—. El
sexo contigo es increíble y también muy ardiente.
—Te amo, mi chico cursi y ardiente.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien. No se le
olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para
mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y
positivos .Un abrazo gigante de oso No se le olvide seguirme en las redes
sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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Capítulo 77
Mariel
Miro a mi alrededor y apenas puedo escuchar lo que está diciendo
Harry porque ya había pasado una semana desde que desapareció la
hija de Luis y aún no hemos encontrado nada. Hemos movido todo para
encontrarla y así con cada víctima que ha desaparecido, pero siempre
es lo mismo, no encontramos nada absolutamente nada, simplemente
desaparecen en el aire. Observó como los equipos de rescate se van,
dejando la búsqueda. Son las diez de la noche y ya no se puede seguir
buscando porque es peligroso porque hay ríos y barrancos que son
peligrosos.
Observo como Luis llora y se me rompe corazón porque a pesar de que
fue un imbécil conmigo, entiendo su dolor y la impotencia que siente de
no poder proteger a su familia, más con los medios de comunicación
que nos han llamado incompetente. No solo nos han insultado en
nuestro trabajo, sino que han relevado pistas como las pisadas que
teníamos en varias escenas del crimen, alguien filtró que marca era la
zapatilla y el número, una pista que ahora no sirve en absoluto porque
asesino ya se desasió de la evidencia.
Eso nos deja en nada, sentía tanta rabia cuando vi que se había filtrado
esa pista era una de la más importante. Me alejé un momento del grupo.
Había mucha presión de que teníamos que encontrarlo departe de todo
el mundo, teníamos que detener a ese demente ahora, pero
como...Hemos hecho todo lo que posible. Trabajamos 17 horas todos los
días hace más de cinco meses.
Estoy enojada, conmigo misma porque me siento incompetente con mi
trabajo. Estaba perdida. No sabía qué hacer en estos momentos, todo el
mundo corría peligro por ese monstruo. Nicolás va a matar a sangre fría
a cuanta gente se le ponga enfrente.
—Mariel—, me llamo Harry y me apoyó por un momento en un árbol
porque estoy cansada—. ¿Dónde estás?
Sentí como sus pisadas se acercaban más a mí, pero yo no me moví.
Estaba derrotada y me sentía culpable porque no estaba cumpliendo
con mi misión que era proteger a los ciudadanos de este país.
—¡Hey, aquí estás! —dice Harry preocupado y tocando mi hombro con
cuidado.
Levante la mirada y me tope con sus verdes ojos que me encantaba.
—¿Estás bien? —pregunta alarmado, acariciando mi mejilla con
cuidado.
Cerré los ojos y disfruté por unos segundos esa caricia que tanto
necesitaba en estos momentos. Ser policía no es
fácil, casi no tienes vida social y debes tener la mente fría al momento
de ver las escenas de crímenes, en este trabajo no se puede ser blando
porque no vas a durar, es así de simple, este trabajo no es para débiles.
Me he enfrentado a toda clase de asesinos, violadores y locos, he
escuchado cada mentira y cada vez más loca para tratar de no ir a la
cárcel o no asumir su culpa.
—No. No, no estoy bien Harry. Estoy cansada, pero no puedo rendirme
ahora...tengo que viajar ahora a Madrid—
comencé a caminar, pero Harry me agarró del brazo—. ¿Qué sucede?
—Tienes que dormir, no has dormido nada y no has descansado un solo
día Mariel, no puedes seguir así—me recrimina con un tono de voz
preocupado.
Negué con la cabeza y me solté de su agarre.
—No tengo tiempo para descansar. No entiendes que cada minuto o
segundo una vida corre peligro, todo el mundo corre peligro ahora,
nadie está a salvo. — Le recuerdo con una sonrisa triste.
Porque hace pocos días se vinculó otro caso donde Nicolás había
entrado en un departamento y había disparado al hombre mientras
dormía y luego secuestró a la chica. Nadie está a salvo ahora,
absolutamente nadie.
—Tienes que hacerlo, vete a dormir, ahora—me advierte Harry con un
tono amenazador y tomando mi brazo—.
Necesitas dormir para trabajar mejor. Te llevaré a tu departamento.
No dije nada más porque la verdad es que estaba algo enojada y es por
la falta de sueño, me estaba comenzado poner irritable y creo que no
era sano trabajar 17 horas, pero es que no podía parar, necesitaba
atraparlo todo el mundo me estaba presionado y me sentía una inútil al
ver todas la noticias diciendo que la policía española no estaba
haciendo bien su trabajo tratándonos de incompetentes en nuestro
trabajo, pero no era fácil, joder, ellos no sabían lo que era estar en este
lado. Muchos de nuestros oficiales han tenido pesadillas o se han
refugiado en alcohol, no es fácil ver cuerpos de jóvenes que podrían ser
nuestras hijas, hermanas o sobrinas, muchos piensan que la policía
somos de piedra, pero no lo somos nos afecta y cada uno lo lleva como
puede.

*****
Me senté en mi cama y comencé a sacarme las botas, pero justo en ese
momento sonó el teléfono y lo saqué de mi chaqueta. Mire la pantalla
y era de la estación de policía.

—¿Qué paso?
—Tenemos otra escena del crimen, jefa—respondió Gonzalo y apreté el
celular con fuerza—, pero no es Barcelona, es en Costa Brava ocurrió
hace tres horas. Puede que sea nuestro asesino porque la forma en la
que cometió el crimen es muy parecida a la escena que tuvimos en el
departamento.
Me levanté de la cama tomando la llave, miré el reloj y eran las doce de
la noche, otra noche sin dormir. Harry tomó las llaves de mi coche y
ambos comenzamos a caminar a la salida de mi departamento.
—Voy de camino. Llama a Jess, por favor—corte la llamada y entramos
en el ascensor—. Será una larga noche Harry.
Tenemos que ir a Costa Brava, ahora es ahí la escena del crimen.
—¡Dios mío! —Susurro, pasándose una mano por la cara—. Este sujeto
es la personificación de la maldad.
Apoye mi espalda en el ascensor y lo mire fijamente, tenía unas ojeras
muy marcadas al igual que yo, ninguno de los policías ha podido dormir
bien durante meses y eso nos está afectando.
—Será mejor darnos prisa—le aseguro con una pequeña sonrisa y
ambos corrimos a mi auto porque no teníamos tiempo que perder.

*******
Miré de reojo a Harry quien iba concentrado en la carretera y apoyé
mi brazo en la ventanilla. Es increíble como esto

se ha vuelto un verdadero acertijo para nosotros y para el asesino un


verdadero reto de burlar a la policía. Es como un fantasma nadie lo ve y
actúa en la noche y en el día. Un verdadero fantasma y se mezcla con
tanta facilidad entre nosotros.
—A veces pienso que estamos cazando a una persona—soltó de
repente Harry y asentí con mi cabeza, porque en efecto estos meses
hemos estado cazando a un humano.
—Es lo que estamos haciendo, cazando a una persona. Creo que
tenemos que pensar como individuo que no tiene lógica, tenemos que
intentar entender su mente—respondo con una mueca y nos quedamos
callados porque ambos sabíamos que esto se está poniendo cada vez
más peligroso.
Nicolás no solamente es sospechoso de crímenes en Barcelona, también
lo es en Madrid y ahora en Costa Brava cosas que cuando lo atrapemos
se tendrá que hacer diferentes juicios y en cada ciudad respectiva, será
un caos mediático más de lo que ya es en estos momentos.
Cuando llegamos a la dirección la casa ya estaba llena de policías y vi
que ya había llegado Jess quien se acercó a nosotros y me abrió la
puerta. Caminamos rápidamente pasando la cinta policial. Me acerqué a
la policía y le mostré mi placa y me dejó pasar dentro de la casa.
Federico el jefe de la policía Costa Brava se acercó a mí y me estrechó la
mano.
—Me alegro de que hayas podido venir agente Muños, síganos por favor
—asentí con mi cabeza y ambos caminamos por un pasillo donde
entramos en un cuarto y cerré los ojos por un momento—. El asesino
mató al esposo y al hijo, además abusó sexualmente de la esposa y
secuestro a la hija.
Me mostró una foto y no me sorprendí en absoluto cuando vi las
facciones de la hija pelo largo castaño con raya al medio, los ojos de
color café claro y tendría uno 19 a 22 años caía en el patrón de las
víctimas de Nicolás.
—Fue una verdadera masacre—sigue comentado Federico. Mire el
cuerpo del hombre que estaba durmiendo aun, pero alrededor de su
cabeza tenía charco de sangre y la mujer está con los ojos abiertos con
una mirada de horror—.
Y dejó un símbolo en la habitación de la chica, sígueme.
Caminamos por el pasillo y entramos en una habitación de color rosa
donde en la pared había un enorme dibujo con sangre de un
pentagrama y la frase de ¡Viva satán! Esto es nuevo. Jess acarició mi
hombro y me hizo una seña para que saliera un momento y me disculpe
un segundo.
—Es un individuo enfermo, Mariel, esto que hizo aquí es una verdadera
masacre con una familia. Además, dejó un pentagrama que no sabemos
qué significado tiene para el asesino o si está imitando a Richard
Ramírez o Mason—
Observó como Harry tomaba foto de la escena del crimen—. Ahora
nadie está salvo en sus casas va a comenzar a acechar en la noche y el
asesino se sintió muy cómodo en la casa.
—¿Cómo? —pregunté algo perdida con lo último que dijo.
—Si, el asesino se sentía cómodo aquí porque dejó una bebida a medio
tomar y no hay huellas, usaba guantes. Como siempre un paso adelante
y que crees también limpio bien su saliva, es muy inteligente no se le
escapa nada—soltó un gruñido Jess.
p g J
—Se está burlando de nosotros para él es un juego—murmuró enojada
y acercándome de nuevo a Federico porque necesitaba más
información.
—Bueno Muñoz ¿tiene algún patrón parecido a sus escenas de
crímenes?—preguntó Federico viendo cómo trabajan los médicos
forenses—. Porque puede que haya dos asesinos sueltos.
Hice una mueca porque la verdad es que esto no era el patrón que sigue
Nicolás para nada, pero si tenía la similitud con la chica secuestrada,
pero sinceramente no era el patrón típico de Nicolás y no estaba segura
porque está escenas de crimen es como si fuera obra de otro asesino y
puede ser.
—No, sinceramente no es como los casos que tenemos en Barcelona,
pero la hija tiene el mismo patrón de las víctimas ¿usted qué cree?
—Estoy confundido, pero hasta que no tengamos las pistas no podemos
sacar nada. Hasta el momento tengo esta hipótesis de cómo fue que
atacó el asesino. El individuo abrió la ventana entró silenciosamente,
primero fue al cuarto de la hija donde la ató y la amordazó—
caminamos por el pasillo y entramos en el dormitorio del hijo—.
Después amordazo a hijo y le disparó en la cabeza de seguro estaba
usando una pistola PSS para no hacer ruido—mostró un casquillo de
balas en una bolsa plástica—. Salió de la habitación y disparó al esposo,
luego atacó brutalmente a la mujer donde abusó sexualmente y luego la
estranguló con el cable de la lámpara y salió por la puerta con hija—
termino de comentar con una mueca.
Pasamos varias horas revisando toda la escena del crimen tomando foto
y tratando de encontrar huellas, pero como me dijo Jess estaba usando
guantes y cuando abuso de la mujer usó condón para no dejar ADN en
el cuerpo de la víctima, todo estaba limpio de él.
Nos hospedamos en un hotel cercano para poder dormir algo antes de
volver a Barcelona, estaba cansada era las ocho de la mañana y no había
dormido nada en 24 horas. Me acosté en la cama y observé como Harry
salía del baño con una pequeña toalla alrededor de su cintura y con otra
secando su pelo.
Solté suspiro, es guapo y sexy, pero sinceramente estoy tan cansada que
ni siquiera puedo pensar en estos momentos en sexo.
—¿Qué piensas Mariel?
—Siento que son dos asesinó diferentes ambos sabemos que Nicolás no
mata a toda una familia, pero la chica cae en patrón de Nicolás, no
descarto nada, pero esto se sale del patrón de Nicolás y eso me
preocupa más porque ahora puede atacar a cualquiera y eso significa
que nadie va a estar a salvo durante la noche. Nadie absolutamente
nadie.
Siento que puede ser una distracción para hacernos creer que tenemos
dos asesinos—muerdo mi labio inferior con fuerza—. No sé qué pensar,
Harry.
—Concuerdo contigo, Mariel. La escena del crimen que vimos hoy fue
una masacre y no se parece al patrón marcado que tiene Nicolás, pero
no olvidemos que estos individuos son locos—se sentó en la cama y se
puso un bóxer blanco
—. Es un acertijo.
Apoyé mi cabeza en la almohada y cerré los ojos porque mis párpados
ya se cerraban solos y necesitaba dormir por lo menos dos horas. Sentí
como Harry me atraía a su pecho y me peinaba mi pelo.
—Duerme preciosa—me susurro con la voz ronca y apagando la
lámpara.

******
Me bajo de mi auto y evitó a toda costa los periodistas, pero se me
hace imposible y veo a Lorena Soto periodista de 24 horas. Suelto un
suspiro, cuando me pregunta por el crimen que ocurrió en Costa
Brava.

—¿Es cierto que encontraron la misma huella de zapato en la casa


donde la familia fue asesinada en Costa Brava?
Pongo cara de póker y trato de sonreír.
—No, eso no es cierto. Son dos casos por separados a los que tenemos
aquí Barcelona y solo fui dar mi opinión sobre la escena—respondí
tranquilamente y caminado hacia la entrada de la estación de policía—.
Discúlpeme, pero tengo trabajo qué hacer.
Abrí la puerta de la estación y de inmediato llegó a mi lado mi
secretaria Sally me entró una carta que no tenía remitente solo el
destinatario que era para mí. Lo tomé y camino rápidamente a mi
despacho porque tenía trabajo que hacer. Tome los pasajes de avión en
dos horas más tenía que ir a Madrid a ver de nuevo Eduardo, no sé qué
es lo que quiere de mí, pero según él tenía información importante de
Nicolás y no puedo no ir porque ese enfermo era el jefe de Nicolás.
Abrí la carta y apreté los labios con fuerza.
Todos somos malvados de una forma u otra. Nadie es un santo en esta
vida.
Están cansados y frustrados, ¿verdad?
Un consejo mi querida Mariel: Para atrapar a un asesino serial Se
necesita un error del asesino o un golpe de suerte de la policía, ¿verdad?
Eso es lo que necesitan ahora.
Es eso o necesitan entrar en la mente de un asesino serial.
Están actuando muy lento. Tic, tac, tic, tac, el tiempo sigue corriendo al
igual que crece mi colección de juguetes.
No me entienden. Tal y como suponía, no son capaces de hacerlo, nadie
puede hacerlo. Yo estoy más allá de su experiencia.
Estoy más allá del bien y del mal.
Me pase una mano por la cara porque está jugando con nosotros cómo
puede existir gente así, como puede existir a gente que le guste matar a
otro ser humano, el mundo cada vez va peor y pierdo cada día la fe en la
humanidad por personas así de enferma.
Me levanté de mi silla y caminé a donde teníamos toda la evidencia
hasta ahora de los crímenes, teníamos la réplica de la mordida que se
encontró en varios cuerpos para cuando lo atrapemos podamos hacer
una comparación con los dientes del asesino y también teníamos la
réplica de la zapatilla que se encontró en varias escenas del crimen era
una zapatilla Adidas de la talla 39, teníamos pequeñas fibras negras que
son de la alfombra de coche y teníamos los casquillos del arma.
En ese momento la puerta de mi despacho se abrió y entraron varios
policías y Harry tomó el control del televisor y lo puso en canal 24
horas donde estaba la alcaldesa de Costa Brava dando una rueda de
prensa.
"Su atención, por favor para una breve declaración. Por favor, observen
bien este retrato—comenzó la alcaldesa, sosteniendo el retrato del
sospechoso que era muy similar a Nicolás. Apreté los labios con fuerza
y escuché varios murmullos de mis compañeros—. Esta persona entró
en la casa durante la noche para matar a la familia Quezada, pero
también es sospechoso en otros crímenes en Barcelona. Esta situación
es muy grave, hay una recompensa de $10.000 euros por cualquier
información que conduzca a su arresto y condena. Según el análisis de
balística, el arma que mató al señor y a su hijo Quezada en Lloret de
Mar el día de ayer usó las mismas municiones con la que mató a otra
persona más en el sur de Barcelona."
Apreté los labios con fuerza y mis puños porque estaba revelando
información importante apenas puedo escuchar lo que dice por qué
acaba de revelar que habíamos conectado los casos por el patrón de
mujeres, la balística y el calibre del arma. No. No, no podía creer, jamás
se tenía que revelar esa información tan importante y que solo sabe el
asesino, estábamos acabados.
—Mariel—se acercó a mi Harry con cuidado porque estábamos
acabados ahora el asesino se va a deshacer de todo.
—Esa mujer acaba de cometer el peor error. Esto se está acabando las
pocas pistas que teníamos ahora el asesino lo sabe, Harry—digo furiosa
y saliendo de mi despacho porque necesitaba aire —. ¡Maldición! Putos
políticos de mierda
—comencé a maldecir una y otra vez.
Mi secretaria se acercó a mí con un café cargado.
—Gracias Sally, ponme en contacto con el jefe de policía de Costa Brava,
ahora mismo—murmure aún molesta por lo que acaba de pasar—. Jess
puedes venir a mi oficina.
Él asintió con su cabeza y me sigo a mi despacho.
—En una hora más tenemos que ir a Madrid para hablar con Eduardo—
él alzó la ceja—. Él era un político uno de los más poderosos dentro de
España, pero hace unos meses fue encontrado culpable por tráfico de
persona y red prostitución de menores de edad. Un pedófilo y Nicolás
era su diamante para engañar a todas las mujeres y chicos, pero
también es parte de los jóvenes que han sido abusados por él y por los
otros seis políticos.
Le entregó su pasaje y en ese momento entra Harry le entregó el suyo
porque vamos a ir los tres a esa reunión.
—No dejaremos caer y tenemos que sacarle la más información posible
a este sujeto, ¿Entendido? Además, que tenemos localizada una cabaña
en bosque a las afuera de Madrid. El dueño es Nicolás así que
tendremos acción muchachos ¿Están listos?—pregunté apoyando mis
manos en el escritorio y ellos asintieron con su cabeza—.
Entonces tenemos que irnos ahora.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien. No se le
olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para
mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y
positivos .Un abrazo gigante de oso No se le olvide seguirme en las redes
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Capítulo 78
Diego
Miraba de reojo a Anastasia que estaba concentrada estudiando sus
apuntes ya estábamos acabando el año y me parecía loco lo mucho que
este año cambió para mí. Estoy completamente enamorado de una
chica que me deslumbró en cuanto la vi, sabía que era rara, pero no en
sentido malo si no en el bueno donde te sorprende con sus acciones y
Anastasia, es hermosa, claro, pero también es inteligente, ingeniosa y
sobre todo me entiende en mi pasado doloroso.
Me quedé mirando la esquina donde recuerdo que la tome del brazo y
Alejandra nos miraba con desconfianza hacia a mí, porque ella de
seguro vio mi interés hacia Anastasia. Sonreí porque aún puedo
recordar nuestra conversación e imaginarnos ahí hablando:
—¿Qué es esto? —preguntó ella con una ligera mueca en sus labios.
Sonreí
—Mi número. Botaste el anterior, guárdalo por favor y recuerda ponerme
como "el amor de tu vida" —bromee con una sonrisa traviesa en mis
labios.
Nos miramos por varios segundos fijamente, no sé qué estaría pensando
ella, pero yo solo quería besarla para saber si era real lo que estaba
sintiendo o no.
—Tengo que irme, nos vemos y ni una sola palabra a tus amigos y menos
Alejandra—me suplico con esa dulce voz de ángel.
Sonreí con ese recuerdo porque parece que fue ayer, a veces pienso que
es un sueño. Muchas veces cuando estoy haciendo el amor con
Anastasia, necesito que ella me mire para saber que ella es real, que
está conmigo. Escuché su risa solo en ese momento salí de mis
pensamientos. Mire a mi lado y vi que estaba solo, busque a Anastasia
con la mirada y vi que estaba sentada con su vista clavada en mí, pero
Cameron le hablaba.
Cuando me acerque a ella me hinque para estar a su altura y ella
acarició mi mejilla.
—¿Estás bien? Estuviste como tres minutos parado solo ahí pensado—
dice con un tono dulce, pero que no pasa desapercibido el tono de
burla.
—De seguro estaba babeando por ti, Anastasia, es algo que le suele
pasar cada momento—me da un empujón Cameron que me hace
tambalear, pero ella me agarra del brazo y evita que caiga—. Bueno,
parejita enamorada me voy a dar un examen.
Nos quedamos mirando fijamente y ella sonríe con dulce sonrisa, toma
mi brazo con más fuerza.
—Gracias por no dejarme caer—le susurro, y ella pasa sus brazos
alrededor de mi cuello.
—Jamás te dejaré caer, Diego—dice con voz ronca, y dándome un beso
suave en los labios.
Apoyo mis manos en sus piernas y dejé que ella guíe el beso, es un beso
lento y pausado. Anastasia apoya su mano en mi mejilla y me acaricia
con cuidado haciéndome estremecer como el primer día que la bese,
con ella todo ha sido muy fuerte tanto que no sabía controlar mis
emociones y no sabía lo que estaba sintiendo e incluso llegue actuar
intenso con ella, pero no lo sabía, nunca me había enamorado y no
sabía cómo era.
«Nunca quise un amor a medias, rasgado, partido a la mitad, siempre
quise que alguien me ame por completo como lo hace Anastasia. He
luchado y sufrido tanto por mi pasado, que joder, me merezco algo
entero, intenso, indestructible.
A veces me digo a mí mismo que me controle con los sentimientos, pero
es imposible, me gusta amarla»—pienso para mí mismo y este
pensamiento lo tengo cada día.
Ella apoya su frente contra la mía.
—Tengo que irme a dar un examen—dice con la voz aún agitada por el
beso y pongo un mechón detrás de su oreja.
—Yo también, vamos bella.
Me pongo de pie y ella entrelaza nuestras manos y comenzamos a
caminar por los pasillos de la universidad, veo a muchos de mis amigos
y los saludo con la mano primero voy a dejar a Anastasia a su sala antes
de volver a la mía.
—¿Qué quieres hacer después? —le preguntó Anastasia.
—Bueno quiero dormir ha sido noches y noches desvelándome así que
quiero dormir hasta el otro día—comenta con una pequeña sonrisa,
revisando sus apuntes sin parar.
Suelto una risa porque si algo he aprendido de Anastasia es que ama
dormir y es muy, pero muy dormilona y cuesta mucho para que suelte
la cama siempre soy yo el que la tiene que despertar.
—Suerte con eso—le susurro sobre su oído con voz sensual—. Porque
mis manos tienen otro plan que consiste en no tener ropa. Solo tú y yo.
Voy a amarte esta noche Anastasia, de mil formas lo haré con palabras y
caricias.
Me alejé un poco de ella y vi que tenía sus mejillas teñidas de un leve
color rojo por mis palabras.
—¡Diego! —Exclama ella sonrojada y tapando sus mejillas con la mano.
—Eres bellísima—le recuerdo y le robo un beso.
Ella pone los ojos en blanco y mira por encima de mi hombro, veo como
se acerca su profesora que me hace una pequeña evaluación y luego
mira a Anastasia. Ella se pone en puntitas y me da un fugaz beso antes
de entrar en la
sala.
Entro en mi salón y me siento con Juan quien choca su puño con el mío
y saludo a Marcos, es extraño no tener a Cameron a mi lado, pero él
decidió que su pasión era ser psicólogo al principio de este año y lo
entiendo Cameron es uno de los hombres más pacíficos que he
conocido quien siempre te ayuda y te alienta hacer mejor persona.
—Últimos exámenes, Dieguito—me molesta Juan, abrazándome—. ¡Por
fin veré a mi novia!— Exclama con emoción Juan.
Sonrió porque un maldito imbécil enamorado, pero enamorado a nivel
que yo aún no he llegado. Su novia estudia en Irlanda y va cada mes a
visitarla o ella viene, es increíble ver como su amor ha seguido. Conocí a
Glenda, antes estudiaba aquí, pero le ofrecieron una beca universitaria
en una de las mejores universidades de Irlanda y Juan fue el primero en
apoyarla en sus sueños aun cuando ella estaba dudando porque no lo
quería dejar, pero Juan se negó a que ella dejara ir esa oportunidad y
fue él mismo quien le hizo la maleta. Si obviamente estuvo triste, pero
después lograron funcionar.
—¿Se quedará todo el verano España? —Preguntó con una sonrisa
burlona en mis labios y él me dio un empujón.
—Sí, tenemos que juntarnos Glenda los extraña mucho, además dice
que tiene que ver con sus propios ojos a tu novia
—se burla de mí. Él se pasa una mano por su pelo colorín—. Ella no
cree que hayas dejado de ser puto—suelta lo último con una enorme
carcajada.
—¡Ja, ja, ja! Que graciosa es tu novia—contestó, poniendo los ojos en
blanco—. Y no soy un puto—me defiendo.
Juan me mira por un segundo antes de volver a reírse, bueno admito
que antes me acostaba con diferentes chicas, pero nunca me sentí
totalmente cómodo con ellas y con Anastasia simplemente pasó.
Juan se calla cuando entra nuestro profesor y comienza a dar las
instrucciones de nuestro último examen y lo importante que es esta
última nota para poder cursar el ramo y como tenemos que comenzar a
buscar práctica en los hospitales. Sonrió porque es algo que ya quiero
hacer tal como lo hacía mi padre para él ser médico era una de sus
grandes pasiones y yo quiero eso para mí y de cierta forma sentirlo
cerca de mí.
*******
Dylan abrazaba Anastasia y Javier también la abrazó con fuerza.
Jonathan me paso una cerveza y la tomé, casi no he cruzado palabra
con él porque en un momento llegué a pensar que era su novio. Aún
puedo recordar ese día cuando estaba en el departamento de
Alejandra y vi que ella salía de su habitación y mis pies caminaron
hacia ella antes de que mi mente lo procesara. Recuerdo que hablé
con ella, pero mi humor se fue cuando vi que un chico la tomaba de la
cintura con fuerza y la pego a su pecho, y ella no hacía nada por
alejarse de él.

Pensé toda esa noche que ella ya tenía novio y que ya no tendría la
oportunidad de acercarme a ella, y claro mi boca no se pudo contener
que al otro día tuve que preguntarle de una forma discreta si acaso ese
chico era su novio.
Ella me miró con odio en ese momento porque la había seguido hasta
una banca y soltó incluso molesta esa palabra:
—Jonathan no es mi novio, Diego, es mi mejor amigo...desde...no le sé hace
diez años.
Le di un sorbo a mi cerveza y la miré porque esa respuesta volvió a
darme toda la esperanza que necesitaba para luchar por ella. Miro a
Cameron quien está cocinando con la rubia.
—Bueno amorcín, ¿Cómo está tu novia Marcela? —pregunta Dylan a
Jonathan quien se atraganta con su cerveza—.
¡Dios ya le está afectando! —Bromea con Anastasia, y ella suelta una
pequeña risa.
—No es mi novia y ya acabo ¿por qué lo preguntas? —Pregunta con
desconfianza y mira fijamente a Dylan Yo observo a Dylan como una
sonrisa burlesca va apareciendo el rostro angelical de Dylan, que de
ángel no tiene nada y Javier comienza a sacar su billetera. Jonathan
suelta un bufido y le tira un cojín a Dylan quien lo esquiva.
—Ya no seguiré teniendo fe en ti, Jonathan—bufo Javier, depositando
un billete en la mano de Dylan.
—Es un puto, no se le va a quitar nunca hermanito ya deberías
aprender de todas las veces que hemos apostado.
Sigue apostando por él que te quedarás sin dinero—se burla Dylan con
una sonrisa juguetona en sus labios.
—¡Eres un cabrón! Deja de apostarme—dice molesto con Jonathan.
—A ti no te duran las relaciones porque me amas a mí y soy el amor de
tu vida y en fondo lo sabes—dice Dylan, lanzándole un beso a Jonathan
—. Nadie te va a amar como yo, amorcín.
Nos quedamos callados antes de que la sala estallara en carcajadas
porque a veces se pasa Dylan, pero todos sabemos que ellos dos se ven
con hermanos. Jonathan niega con la cabeza.
—Por supuesto, amorcín eres el único en mi vida, las demás chicas solo
son algo pasajero por eso siempre vuelvo a ti
—contesta Jonathan guiñándole un ojo a Dylan.
Él se lleva una mano al corazón y hace un puchero. Suelto una risa
porque los amigos de Anastasia son raros en buen sentido de que, si
está triste ellos siempre te van a alegrar con sus bromas, sobre todo
Dylan quien tiene una mente bastante rara.
—Lo sé porque soy grandioso y eso tú lo sabes—le guiña un ojo—. Ves
Anastasia, tú te lo perdiste y yo Jonathan si pudo ver lo fabuloso que
soy por eso soy el número uno es su corazón.
—¡Hey! —Exclame.
—No te ofendas Diego, solo le estoy recordando Anastasia lo que se
perdió—dijo con un tono burlón y abrazándola.
—¡Pobre de mí! Fui tan ciega ahora mismo término con mi chico cursi y
ardiente por ti, ¿vale? —dice Anastasia con tono de burla y mirándome
con una sonrisa dulce.
Pongo los ojos en blanco. Anastasia se levantó y se acercó a mí, yo la
tome de la mano y la senté en mi regazo, rodeé su cintura con mi brazo
y le saque la lengua Dylan quien me sonríe.
—Lo siento, Dylan, pero ella me ama a mí, soy su chico cursi y ardiente
—digo con una enorme sonrisa, y la estrechó aún más contra mí.
Anastasia pasa una mano por mi cara y despeina mi pelo. Hago una
pequeña mueca y ella me sonríe con esa sonrisa picarona que me
derrite poco a poco por ella. En serio que la amo y lo mejor es que me
gusta amarla de esta forma tan pura como ella se merece.
—Te amo—le susurro mordiendo su oreja—. Tienes el pelo más largo
—comentó algo distraído acariciando su largo pelo que ya comienza a
llegarle al trasero.
—Si—suspira y apoya su cabeza en mi hombro—. Se está volviendo
algo molesto para mí, pero a la vez me gusta.
—Tú te ves bonita con cualquier cosa—le aseguro, y acarició con
cuidado su cuello.
¡Mierda! Ya la de deseo y si han pasado dos semanas que siempre es su
ritual, yo me dé vuelvo a mi departamento con Cameron y Anastasia y
Alejandra se quedan aquí porque según ella somos una distracción para
estudiar. A mi da igual porque siempre sé que volveré con ella tarde o
temprano siempre vuelvo a ella.
—Adulador—bromea ella.
—¡Oh claro que soy un adulador! Y te puedo adular de muchas formas
sobre todo esta noche—insinuó con voz aterciopelada.
—¡Diego! —Exclama en un susurro, y yo suelto una risa.
Anastasia se queda sentada en mi regazo con su cabeza apoyada en mi
hombro y charló animadamente con Jonathan
como digo antes no había cruzado más de dos palabras con él y es
gracioso tanto como los gemelos, pero sé que él es el más calmado del
equipo. Me cuenta que está estudiando mecánica, que ama las motos y
que por ahora no quiere ninguna relación seria. Yo bromeo con él y
Anastasia diciendo que antes pensaba que era novio y hace una mueca,
pero no dice más e incluso evade el tema.
—¡Oh, se quedó dormida! —Exclama Alejandra y apunta Anastasia.
La miro y veo que tiene los ojos cerrados y pequeños suspiro escapan
de sus labios que chocan contra mi cuello.
Sonrió, es preciosa. Tiro de su falda y la levantó con cuidado para que
nadie pueda ver nada y me dirijo a las escaleras, sé que está cansada
porque ayer me mandó un mensaje a las cinco de la mañana lo cual solo
durmió como dos horas o tres horas como mucho.
Entró en su cuarto y le dejó con cuidado en la cama. Me siento a su lado
y apartó su largo pelo de la cara y acarició sus suaves piernas.
—¿Anastasia? —la llamó en un susurro ronco, y acaricio su cara.
—Mmm—dice entre dormida.
Sonrió y la tapó con una manta para que no tenga frío. Me quedé varios
segundos mirándola como un bobo enamorado.
—¿Anastasia? —la vuelvo a llamar, y ella arruga un poco su nariz, pero
no contesta—. Te amo, mi bella.
Regreso abajo con los demás y me siento a lado Dylan quien me ofrece
un brownie que hizo la rubia y lo tomo.
Pasamos varias horas charlando y conversando sobre distintas cosas
como los exámenes y que vamos a hacer en las vacaciones, pero todos
sabemos que corremos peligro mientras Nicolás esté suelto y aún es
más incómodo con todo esos policías persiguiéndonos de un lado a
otro.

*****
En cuanto cierro la puerta, dibujó una enorme sonrisa y busco
Anastasia. Está tendida de espaldas en la cama, todavía con la falda y
sus típicas vans puestas. Su cabello largo castaño se extiende por el
edredón de color crema.

—¿Anastasia? —la llamó en un susurro, pero ella no se mueve ni tan


solo un poco.
Pruebo a besarla por detrás de la oreja y a deslizar una mano por su
vientre muy despacio, sin resultado alguno, está profundamente
dormida. De repente, suelta un suspiro y se gira al lado contrario. Está
consumida por el agotamiento.
¡Joder! Está tan bella y solo puedo comportarme como un cabrón
excitado.
Me pasó una mano por la cara mientras la contemplo con un
sentimiento de frustración. Quiero respetarla, pero resulta muy difícil
más cuando ya lleva tres horas durmiendo y yo tenía otros planes.
Suelto un suspiro y sin hacer ruido me levanto de la cama y me siento
en el borde de la cama, junto a sus pies.
Me pasó una mano por el pelo y al final suelto un suspiro, comienzo a
sacar sus zapatillas «¡Oh, no, mierda! No ha sido buena idea, en
absoluto ha sido pésima idea para mi amigo de allí abajo»—me digo al
ver sus largas piernas.
Resoplo, «Eres un maldito pervertido». Me alejo de la cama y tiré de la
colcha para taparla sin apenas mirarla. Aléjate de ahí ahora, no seas un
cabrón.
—Joder, mierda, joder—mascullo, dando vuelta en la habitación y me
siento en un sillón que tiene Anastasia y me llevo la mano a la cabeza—.
Vete a bañar—me ordeno a mí mismo para dejar de tener estos
pensamientos pervertidos.
Me meto en la ducha, pero cuando salgo únicamente vestido con el
bóxer negro encima y la encuentro tan pacíficamente durmiendo, me
pongo peor ya han pasado cuatro horas y sé que Anastasia podría
dormir hasta mañana. La miró fijamente y sigue durmiendo. Siento un
calambre en la entrepierna.
Suelto un bufido y camino varias veces alrededor de la cama, pensando
en cómo puedo despertarla, pero al final niego con la cabeza tengo que
dejarla descansar. Enciendo el televisor y busco al entretenido que ver y
j y q y
la dejó en los Simpson, subo el volumen con el mando. A continuación,
me acerco a Anastasia.
—¿Anastasia? —la llamo aguantándome una sonrisa burlona—. ¿Ya
estás despierta? Por favor, despierta.
Como era de esperar no responde, y su respiración suena aún más
profunda. Inquieto, recorro de nuevo la habitación de un lado a otro
pensando en que puedo hacer mientras ella duerme y ocupar la mente
en otra cosa que no sea Anastasia desnuda debajo de mi cuerpo
gimiendo. Hago unas flexiones en suelo durante varios minutos, pero
aun si no logro calmarme. Decido seguir haciendo la invertida en medio
del cuarto para relajarme y mantener mi concentración en la postura.
—¿Qué estás haciendo, Diego? —Escuchó la voz ronca de Anastasia.
Pierdo el equilibrio al instante de oír su voz ronca y caigo al piso.
¡Mierda! Apenas noto que Anastasia salta de la cama y va corriendo
hacia mí. Me quedo quieto y cuando veo que se está agachando tiró de
su mano y rodamos por el piso.
Anastasia queda en suelo y yo encima, con mi rodilla presionado la cara
interna de sus muslos.
—¡Oh, mi cabeza, Diego eso dolió! —se queja.
Anastasia suelta un pequeño gemido y bajó la vista. No se me escapa
ningún detalle mientras le doy un exhaustivo examen de ella. Su falda se
ha subido hasta prácticamente la cintura y su polera hasta el inicio de
su pecho. La versión de Anastasia agitada y desordenada me gusta aún
más.
—Anastasia... —masculló con la voz ahogada por el deseo que tengo en
estos momentos. Las palabras suenan en mis labios más como un
gruñido—. ¿Estás bien?
—Diego estoy bien, ¿y tú? —responde ella igual de excitada, por la
forma en la que está examinado también mi cuerpo.
Y esa mirada tan intensa hace que esté completamente devastado por
ella.
—Bien—confirmó con la voz aun agitada.
—¿Por qué estabas haciendo la invertida Diego? Has estado a punto de
quebrarte el cuello—me regaña preocupada, y estira su mano para
acariciar su cuello.
Chasqueo la lengua con un falso dolor y le dedicó una sonrisa fugaz y
muy masculina.
—Eso no es justo, Anastasia —le reprocho, y acerco mi cara hasta la
suya—. Y lo sabes, te has quedado dormida durante más de cuatro
horas.
Ella se pone rígida, pero hace ningún movimiento de escapar, como si
estuviera dispuesta a continuar con mis planes que tenía a modo de
disculpa por lo ocurrido.
—Lo siento. No fue mi intención distraerte, pero apenas abrí los ojos te
vi ahí parado en tus dos manos en medio de la habitación fue algo raro
de ver—dice con una expresión preocupada.
—Te perdono, amorcín—. Ruedo hacia un lado del suelo y le ofrezco
una mano para que se pueda incorporar, pero segundo se levanta, de
pronto escucho el sonido de su risa—. ¿Te estás riendo de mí?
—Lo siento—se disculpa de nuevo entre carcajadas—, pero eso ha sido
tan...
No la dejó acabar de hablar. Tiro de su brazo hacia mí, inclino la cabeza
y pongo mi boca contra la de ella, besándola con fiereza, con la lengua
metida hasta el fondo de la boca de Anastasia. Ella forcejea al principio,
aunque solo durante un momento. No puedo resistirme y la alzó en
volandas hasta la cama sin dejar de penetrarla con mi lengua.
Quiero devorarla con toda mi boca, de los pies a la cabeza. Explorar
palmo a palmo cada parte de su cuerpo. La tomó
por la nuca con mi mano y la obligó a permanecer quieta. Con un
gemido, ella aferra mis hombros con manos y me aprieta contra su
pecho. Sus ojos están llenos de pasión.
—Falda afuera —gruño, y comienzo a quitársela.
Ella empieza a reírse de nuevo.
—Te ves algo ansioso, Diego—se burla, tras lo que acaricia los músculos
de mis tensos brazos.
«No tienes ni puta idea, Anastasia»—pienso para mí mismo y solo
sonrió para ella. Me quedo sin aire. No puedo concentrarme en nada
más; no puedo apartar mi vista de ella me tiene para siempre.
—¿No has tenido suficiente de mí? —pregunta con la voz ronca.
—Jamás tendré suficiente de ti, Anastasia, te deseo cada segundo—le
aseguro con una sonrisa provocativa.
Me adueño de sus nalgas y las aprieto duro contra mi entrepierna. Ella
suelta un pequeño gemido y me devuelve una mirada llena de deseo.
Comienzo a sacar su polera y solo queda en ropa interior de encaje de
negra.
—Te deseo—digo perdido. Envuelvo sus muñecas con las manos a la
altura de su cara y me inclino.
El estallido que se produce cuando mis labios se unen de nuevo con los
suyos solo podemos oírlo los dos. Nadie más puede entender nuestras
sensaciones, nadie puede intentar comprenderlas. Solo estamos
nosotros dos juntos y este deseo que cada día crece aún más por ella
como si no tuviera límite.

******
Observó de reojo a Anastasia y sigue durmiendo, está enredadas en
las sábanas de su cama y se ve hermosa. Abro el armario donde
guardamos nuestro trabajo o libros de la universidad, necesito los
papeles de práctica así que saco todas las carpetas que encuentro y
me siento en el piso.

Comienzo a mirar distintas carpetas hasta que una llama mi atención y


reviso los papeles que son de juicio o varios juicios. Frunzo el ceño
porque no puede ser. Miro a Anastasia y veo que ella está mirando
fijamente la carpeta.
—¿Qué es esto? —pregunto preocupado, y tomó con fuerza la carpeta y
sigo mirando los documentos.
Anastasia se viste rápidamente y se acerca con preocupación hacia mí.
—¿De dónde...sacaste eso? —pregunta nerviosa.
Miró de nuevo los papeles y son todas órdenes de alejamiento hacia
Nicolás en diferentes ciudades Sevilla, Madrid, Bilbao, Córdoba. Ella me
mira un segundo antes de quitarme la carpeta de la mano.
—¿Anastasia? —la llamo con cuidado—. Nicolás te ha estado acosando
casi tres años aun cuando él tenía orden de alejamiento, ¿por qué no
llamaste a la policía?
Ella levanta la mirada y lágrimas caen por sus mejillas.
—Claro que llame una y otra vez durante los meses que Nicolás me
perseguía, pero siempre me decían la misma respuesta: Señorita está a
más de veinte metro en un lugar público, tal vez solo fue casualidad y
mientras no rompa la distancia de un metro no podemos hacer nada—
ella se limpia las lágrimas y aprieta con fuerza la carpeta—. Los llamé
cada vez que lo veía, pero solo me hicieron sentir que estaba
exagerando. Prácticamente me estaban diciendo que mientras él no me
matara no harían nada por mí.
Apreté mis puños porque si las órdenes de alejamiento son una mierda
casi nunca hacen nada por las personas que la tiene. Anastasia se sentó
en la cama y abrazó sus piernas. Me agaché para estar a su altura y
limpiar las lágrimas.
—Me acosaba durante dos meses completo donde lo veía en cada
esquina o a veces me asomaba en la ventana y ahí estaba en la otra calle
solo observando fijamente—limpio sus lágrimas—. Sus acosos siempre
era intenso, pero solo
duraban un mes o dos...a él le encantaba ese juego de torturarme
mentalmente.
Toma una bocanada de aire antes de continuar:
»Hubo un tiempo donde viví con mis abuelos de parte materna en
Bilbao donde nací y solo habían pasado quinto meses de lo de mi
hermano aún seguía afectada por todo...Y ya lleva dos meses en terapia
hasta que comenzó a acosarme, al principio pensé que era una
coincidencia, pero no lo era lo veía cada momento cuando salía de la
casa de mi abuela y comencé a tener más miedo y más, hasta que ya no
salía de la casa de mi abuela, pero un día todo empeoro.
—Anastasia, si no quieres hablar porque te trae malos recuerdos no lo
hagas, amor—digo con ternura, y secando las lágrimas.
—Recuerdo que eran las dos de la mañana y sentí un ruido en las
escaleras. Nicolás ya lleva dos meses acosándome sin parar y ya tenía
mucho miedo casi no salía para nada y solo lloraba en mi cuarto. Esa
noche Nicolás entró en mi habitación...No sé cómo lo hizo, pero entró
en la casa—pongo mi mano en su mejilla—. Entró en mi cuarto y
arrastró la silla que tenía en mi cuarto despertándome, cuando lo vi fue
como ver a mi demonio. Nicolás sacó un arma y me apuntó y estuvo por
más de tres horas apuntándome...yo solo recuerdo que lloraba y él
sonreía con maldad.
Cerré los ojos porque es un enfermo que mierda le pasa para tortura así
a una persona por más de tres horas.
» Cuando se fue se acercó a mí y me dio un beso en la frente. Entendí
que ese solo sería el inicio a su macabro juego donde quería llevarme a
la locura y casi lo consigue más de una vez me quise suicidar por estos
juegos—termina de hablar con la voz ronca y sus mejillas sonrojadas.
—Anastasia—, la llamó.
—Pero soy más fuerte que él, y decidí luchar por mi vida y también por
mi hermano. Tengo fe que lo van a atrapar por fin y que esto va a
acabar. Quiero creer que así va a hacer, Diego.
—Pronto va a acabar Anastasia, y todo esto va a hacer una pesadilla—le
doy un beso fugaz—. Eres el amor de mi vida, mi bella.
Una pequeña sonrisa aparece en sus labios deslumbrándome por
completo.
—Te amo mi chico cursi y ardiente.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien. He estado
perdida con esta historia porque últimamente no me sentido tan
motivada a seguir a pesar que queda poco y por eso importante que
comente y voten para saber si le gusta. .Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 79
Mariel
Revisa las cámaras de seguridad de la universidad donde había
desaparecido la hija de Luis ya habían pasado casi un mes sin ninguna
pista, ni siquiera se había encontrado un cuerpo. Simplemente ha
desaparecido y eso para todos ha sido una esperanza al igual que las
demás jóvenes desaparecidas, pero yo ya temía lo peor. La mayoría de
las chicas eran responsables y tenían obligaciones como la universidad.
Miro Harry quien está revisando unos documentos y suena en ese
momento el teléfono.
—Estación de policías de Barcelona ¿Cuál es la emergencia? —
Respondo con la voz algo ronca.
—Si, señorita soy yo de nuevo—fruncí el ceño y Harry me miró
fijamente—. Tengo pruebas contra mi esposo que él es el asesino serial,
por favor les pido que vengan de nuevo a mi casa para que ustedes
mismo lo vean.
Solté un suspiro.
—Muy bien quédese ahí estaremos en veinte minutos, ¿se encuentra
sola? —pregunté, cargando mi pistola.
—Si, mi esposo está trabajando, pero señorita le digo que yo misma
participé en varios casos de esas jóvenes que están desaparecidas y
tengo prueba sobre todo de la última víctima que encontraron tres días
atrás, por favor ya no puedo con esta culpa—se quedó callada un
momento—. Lo espero aquí.
La línea se cortó y miré fijamente a Harry.
—La señora Gutiérrez de nuevo dice que tiene pruebas que vinculan a
su marido con los casos de las desapariciones de las jóvenes—Harry
tomó su chaqueta y salimos de mi oficina—. Vamos a ver las pruebas
que tiene, también dijo que tenía prueba sobre el último cuerpo que se
encontró hace tres días.
Harry me entregó la autopsia de la última chica que fue encontrada
había sido abusada sexualmente, tenía una cuerda alrededor de su
cuello y tenía la ropa rasgada y su pantalón no tenía el cierre lo habían
cortado con un cuchillo. La causa de la muerte: estrangulamiento. La
chica era Maire Sepúlveda, solo tenía dieciocho años.
—Esta señora nos está haciendo perder el tiempo—murmuró molesto
Harry, pero negué con la cabeza porque debíamos tener la mente
abierta. Me cuesta creer que aún no atrape a Nicolás con la vigilancia
que tenemos. Y si no es Nicolás el asesino—. Esa mujer está mintiendo,
Mariel.
Entramos en coche y se puso rápidamente en marcha. Yo tampoco
entendida porque insistía tanto con echarle la culpa a su marido.
—Solamente vamos a ver qué pruebas tiene y si se vincula con el último
caso—me queda callada un momento—. Y si no nos hemos equivocado
Harry, que pasa si Nicolás no es realmente el asesino serial porque te lo
juro que no entiendo cómo es que no lo hemos atrapado aún. Qué pasa
si es otra persona que mata por la noche y sigue teniendo una vida
completamente normal. Hemos gastado todo nuestros recursos en
Nicolás y que pasa si no es él, que otra persona, puede ser cualquier
persona.
Harry frunció el ceño.
—Puede ser Harry, y eso lo sabes bien— apoyé mi cabeza en mi
ventanilla—. No encontramos nada cuando fuimos a esa cabaña dos
semanas atrás, nada que lo vincula los crímenes de Madrid, nada. Esa
cabaña era el lugar perfecto para cometer un crimen y aun así no
encontramos nada.
Ambos nos quedamos callados porque él sabe que tengo razón y si para
mi Nicolás es el principal sospechoso, no nos podemos encerrar en un
solo sospechoso, ya no más y esta señora nos está llamando hace días,
primero fueron otros compañeros y luego fuimos nosotros, pero ella no
tenía prueba solo una versión que nos dejó algo incrédulos.
Pasamos durante el resto del camino callado de seguro ambos íbamos
metidos en nuestro pensamiento y joder, es que siento que estoy
perdida y están frustrante no poder meter en esa mente para saber que
está pensado, cuál va a ser su siguiente movimiento.
Harry estaciono su vehículo frente a una pequeña casa en un tranquilo
barrio de Barcelona.
—Bueno hagamos esto.
Salimos del coche y caminamos por el pequeño jardín verde que estaba
muy bien cuidado. Harry tocó la puerta y la señora Gutiérrez nos abrió
la puerta.
—Señora Gutiérrez—saludó Harry de forma profesional y con la voz
ronca y gruesa—. Estamos aquí para ver las pruebas que tiene.
—Sí, pasen por favor.
Ella se hizo a un lado y entramos a su pequeña casa, seguimos a la
señora Gutiérrez donde tenía una cuerda cortada, un cierre de un
pantalón de mezclilla y una mochila morada. Mire a Harry y él me miró
de reojo antes de poner la vista fija en la posible evidencia. Mordí mi
labio inferior porque en la escena del crimen al pantalón habían
p q p
cortado el cierre y eso era confidencial nadie más lo sabía, además de la
policía y el asesino. Me puse los guantes de látex con rapidez y tomé la
cuerda para examinar, es muy parecida a la que se encontró en el
cuerpo de la chica.
Harry comenzó a meter las pruebas en diferentes bolsas. Mire a la
señora Gutiérrez y ella venía con muchos recortes diarios.
—Esto tenía mi esposo en una carpeta. Señorita le estoy diciendo que
mi esposo el asesino serial, mire la pruebas y esto—dejo los recortes de
periódicos. Me acerqué a ellos y era todo sobre las desapariciones de
las jóvenes o cuando se encontraban los cuerpos. Un escalofrío recorrió
mi cuerpo—. Puedo ayudarlos, yo...ya no puedo con esta culpa.
Harry me miró por un segundo antes de comenzar a guardar los
recortes de los periódicos en una bolsa de plástico para la evidencia.
Saque una esposa porque esta señora tenía pruebas que nadie más
sabía esa información sobre que le faltaba el cierre en pantalón solo
sabíamos la policía y el asesino es una información que nadie sabe
hasta ahora y estos recortes es como si fuera un trofeo para el esposo
de esta mujer.
La señora me miró y puso las manos detrás de su espalda.
—Tiene derecho a guardar silencio o todo lo que diga podrá ser usado
como prueba en su contra. Tiene derecho a consultar a un abogado
antes de hablar con la policía y a tener un abogado presente durante el
interrogatorio o más adelante. Si no puede pagar un abogado, el
tribunal le asignará uno antes del interrogatorio si así lo desea. Si
decide responder preguntas sin un abogado presente, tendrá el derecho
de dejar de contestar en cualquier momento hasta que hable con un
abogado—termine de decir, ajustando las esposa en su muñeca.
—Cooperaré en todo lo que necesitan—volvió a repetir la señora
Gutiérrez, mientras salimos de su casa.
Durante el camino la señora Gutiérrez se mostró bastante callada
porque ahora tenía cargos de ser cómplice de un asesino, pero había
algo que dentro de mí no encajaba. Algo me decía que ella estaba
mintiendo.
Cuando entramos en la comisaría Harry la guio a la sala de
interrogatorio y Luis se acercó a mí.
—¿Qué sucede, Muñoz? Porque Harry viene con esa señora esposada—
le hice una señal para que me siguiera a la sala donde evalúan las
pruebas que teníamos en caso—. Tiene evidencia.
—Esa señora—me quede callada porque sus ojos comenzaron a
empañarse por su hija, él tenía la fe de que estaba bien que volvería—.
Ella dice que su esposo es el asesino serial y no solamente eso, entregó
pruebas de último caso como una cuerda muy parecida a la que
encontramos en el cadáver de la chica, recortes de periódico de todas
las desapariciones y cuando han sido encontrados, una mochila y una
nota. Ahora necesito que comprueben las pruebas.
—Tengo que hablar yo mismo con esa señora—me pide Luis,
limpiándose las lágrimas con la mano. Me acerqué a él
—. Estaré bien, Mariel, necesito ser yo quien la interrogue.
Solté un suspiro.
—Está bien que sea con Harry, yo estaré en esto. Necesito comprobar la
cuerda y la mochila—dije con un tono de voz
preocupada.
Él asintió con su cabeza y comenzó a caminar hacia la sala de
interrogatorio. Solté un largo suspiro porque algo no me encajaba, pero
esta señora tenía pruebas contundente que tenía que ser examinadas a
fondo para poder ver si era verídicas o falsa porque en estos meses
muchas mujeres han llamado culpando a sus parejas de que ellos son
los asesino serie y al final era una mentira.

******
Me acerqué a mis compañeros quienes estaba observando el
interrogatorio de la señora Gutiérrez Catalina, la señora contaba todo
de como ella misma fue la que estranguló a la víctima con la cuerda
debido a que su esposo la amenazó.

Apreté mis labios en una fina línea cuando ella seguía relatando todo.
Caminé hacia la puerta y entré en interrogatorio con cuidado, Harry me
miró de reojo y yo me acerqué lentamente apoyándome en la pared. Me
quede quieta escuchando como decía que su pareja era violenta con ella
pegándole y amenazándola con matarla todos los días. Saque un
pañuelo desechable y se lo entregue para que se limpiara.
—Señorita Gutiérrez, las pruebas que entregó coinciden con las que se
encontraron en la escena del crimen—ella abrió los ojos—. En estos
momentos usted pasa a estar detenida por cómplice. Ahora mismo a su
marido lo están arrestando.
La sala se quedó en silencio y me remojé el labio antes de hablar. Apoyé
mis dos manos en la mesa para quedar frente a la señora Gutiérrez
quien me miraba algo asustada.
—Nos va a guiar donde fue que tu esposo abusó sexualmente de ella y
luego donde dejaron su cadáver—ordené con voz firme. Ella asintió con
la cabeza y Harry la volvió a esposar—. Vamos.
Salimos de la sala de interrogatorio con varios policías más para mayor
seguridad y poder investigar bien la escena del crimen, aún no puedo
creer que la cuerda que entrego es igual a la que se encontró en cadáver
y la tela también encajaba. Ahora solo quedaba ver si ella podía decir la
ubicación exacta de donde se encontró el cuerpo que tampoco ha sido
revelado para mayor seguridad.
Entramos en coche y fui dándole indicaciones a mi compañero por el
teléfono para que mantuviera todo en orden para que no estuvieran los
periodistas en la escena. Mire de reojo a la señora Gutiérrez quien
comenzó a darle las indicaciones de donde se había encontrado el
cuerpo. Harry se puso en marcha donde le indicaba y todos íbamos
nervios.
Harry se detuvo en la universidad donde estudiaba. Apreté mis labios y
todos estábamos callados excepto la señora Gutiérrez quien comenzó a
relatar lo que sucedió.
—Ella estaba aquí en esta esquina haciendo autostop y mi esposo bajó
la ventanilla donde se ofreció a llevarla, ella lo dudo un momento, pero
mi esposo puede ser muy convincente, además que ella también confió
en mí porque estaba su esposa así que subió—se quedó callada unos
segundos antes de continuar—. Cuando se subió Maire nos indicó que
iba a su casa quedaba muy cerca del parque nacional de Montesey así
que dijimos que la podíamos acercar.
Harry comenzó a manejar hacia el parque Montesey que era donde
efectivamente se había encontrado el cuerpo de la joven estudiante
Maire. Durante el camino nos mantuvimos en silencio hasta que
llegamos al parque donde Harry fue manejando más lento hasta que
ella dijo que aquí fue donde dejaron el cuerpo.
Nos bajamos del coche y efectivamente aquí fue donde se encontró el
cuerpo. Harry puso una mano en mi hombro y ambos lo sabíamos nos
habíamos equivocado con Nicolás, es imposible que el fuera el asesino
serial, pero aún sigue siendo buscado por el intento de asesinato hacia
Anastasia y por cargo de prostituir a menores.
—Nos esquivamos Harry— susurré con la voz rota porque fuimos tan
ciego y nos enfocamos solamente en Nicolás—.
Tenemos que ponernos en marcha pronto. Quiero a ese sujeto en la
cárcel ahora.

******
—Yo no cometí ese crimen y menos los otros crímenes. Escúcheme
por favor mi esposa se está inventado toda la historia—dijo por sexta
vez y Luis se acercó con las revistas de policías que encontramos y
con su computador que tenía pornografía de chicas que se parecían
mucho a las chicas que desaparecieron e incluso pornografía infantil.
Se quedó callado—. ¿De dónde sacaron eso?

—Escúcheme señor Gutiérrez tenemos pruebas que lo vincula con el


último cuerpo que fue encontrado. Le repetiré de nuevo ¿dónde se
encontraba usted el día 2 de noviembre a las ocho de la noche? —
pregunte molesta.
—Le dije que estaba con mi esposa, está mintiendo todo—frunció el
ceño y se pasó una mano por el pelo—. Puedo hacer la prueba de
bolígrafo para que me crean.
—Muy bien señor Gutiérrez preparemos todo para hacerle la prueba de
polígrafo—me levanté de la silla y lo dejé hablando con su abogado—.
Preparen la prueba del bolígrafo.
Marcela asintió con la cabeza y caminó a mi despacho para ver qué
estaba pasando en las noticias que ya se habían enterado de que
teníamos a dos personas en la cárcel por el crimen de Maire. Prendí la
televisión y como asumí está pasando de nuevo la noticia de que por fin
había alguien en las rejas.
Me puse los guantes y comencé a revisar las cuerdas era iguales de la
misma calidad y tejido En ese momento la puerta se abrió y entró Harry
con dos café.
—Ten bonita, es increíble que él pueda ser el asesino serial. Me siento
mal, Mariel nos enfocamos tanto en Nicolás que olvidamos que había
más de dos millones de personas que podía ser sospechoso—le di un
trago a mi café—, pero me alegro de que por fin se esté acabando esto y
podamos por fin atrapar a Nicolás después de esto.
Me acerque a mi mesa y tome la hoja con preguntas para entregárselo a
Marcela quien estaba preparando la prueba del polígrafo. Pienso en la
prueba de la pisada, la de pistola, pero eso ya no sirve el asesino debió
deshacerse ya de esa pruebas, si yo fuera un asesino y viera eso en las
noticias también lo haría. Esa prueba ya no sirve y tenemos que
concentrarnos con lo que tenemos ahora.
Entramos en la sala de interrogatorio donde estaba instalando las
últimas cosas y le entregue la hoja Marcela quien asintió con la cabeza.
Entre en cuarto donde todos observamos como inicia la prueba de
polígrafo. Durante toda la prueba estuve atenta a cada palabra que salía
de la boca de señor Gutiérrez y Harry me tomo la mano de forma
discreta para que me relajara, pero no podía, algo dentro de mí me dice
que Nicolás es asesino, pero las pruebas que tenemos pone al señor
Gutiérrez como el principal sospechoso, además con los cargos de
pornografía infantil.
Pasaron veinte minutos más y por fin Marcela entró en la habitación
con los resultados de si había pasado o no la prueba.
—¿Pasó la prueba de polígrafo o no? — pregunté con un tono de voz
preocupada.
—No, obtuvo la mayoría malas, está mintiendo—nos entregó la hoja y
había fallado en quince preguntas de veinte—.
Ese hombre esconde algo y tiene un aura peligrosa, me sentí incómoda
todo el tiempo que estuve allí adentro.
Harry apoyó su mano en mi hombro y me hizo una suave caricia para
que me tranquilizara.
—Bueno tenemos que ponernos en marcha para que comience lo antes
posible el juicio y tenemos que volver a ir a su casa para registrar cada
esquina de esa casa—dije antes de salir de la sala y caminar a mi
despacho.
—Mariel, pero ¿y Nicolás? Qué pasa con la foto que nos entregó
Anastasia—me recuerda Harry.
—Harry, esa foto está editada no era real, yo también lo creía, pero un
experto me dijo que era un montaje. Nicolás lo hizo solo para asustar
más Anastasia, para que sepa que él siempre estará detrás de ella. No
me rendiré con Nicolás lo atraparé tarde o temprano, pero ahora
concentrémonos en esto.

******
Anastasia

Diego me abraza con fuerza mientras veíamos Harry Potter y la orden


del fénix, estábamos en pijama rodeado de comida chatarra del
McDonald 's porque ninguno de los dos tenía ánimos de cocinar era
viernes de hacer flojo.
—Te amo, mi bella—me susurró con voz ronca, y besando mi cuello—.
¿Te acuerdas la primera vez que vimos Harry Potter?
Asentí con mi cabeza y tomé una papas con mayonesa.
—En ese momento yo ya estaba loco por ti—lo miré de reojo, y Diego
me mostró su sonrisa jovial que hacía que le marcaran esos hoyuelos
perfectos—. Yo solo quería besarte para saber si era real lo que estaba
sintiendo contigo.
Solté una risa y apoyé mi cabeza en su hombro. Diego acarició mi nariz
con la suya, este era el paraíso para mí, no había mejor lugar que los
brazos de mi amado chico cursi y ardiente.
—Mmm...¿por qué no me besas ahora para comprobar si lo que sientes
por mí es real o no? —lo reto con una pequeña sonrisa.
Él suelta una risa ronca y varios mechones de pelo negro cae en su
frente lo que me hace suspirar. Están guapo y sexy que me vuelve loca
de amor y lujuria, vamos que el sexo con él es salvaje, duro y otras veces
tierno y romántico, pero me gusta más cuando Diego es salvaje en la
cama.
Diego me tomó de la cintura y me sentó en su regazo.
—¿En qué estás pensado mi bella? Porque tus mejillas se han tornado
un poco rojas—comentó con un tono burlón.
Me llevé las manos a mi mejilla—. Está teniendo pensamientos
pervertidos, ¿verdad?
—¡No! — chillé.
Diego ladeó su cabeza y me observaba fijamente no sé qué estaba
pensando, pero juro que en ese momento me enamoré aún más de él.
¡Dios mío! Soy una estúpida enamorada y pensar que yo solo quería
una amistada con él y si no hubiera sido por Diego creo que hasta día
de hoy estaría negado mi amor por él.
Diego me dio un pequeño pellizco en mi cadera y me abrazó con fuerza.
—¿Estás teniendo pensamientos calientes, húmedos y sin ropa entre
nosotros dos? —preguntó con un tono presuntuoso y metiendo la mano
en mi polera—. ¿Quieres que te folle, ¿verdad?
Suelto un pequeño gemido cuando aprieta mi pezón y me da un
pequeño beso en el cuello. Niego con la cabeza porque no puedo estoy
con mi amada regla.
—Tengo la regla, Diego—le recuerdo, y le doy un manotazo a su mano.
—A mí no me importaría—lo fulmino con la mirada. Él sonríe de forma
inocente—, pero como soy un caballero y porque te respeto jamás te
obligaría algo que sé que no te sientes cómoda.
En ese momento entra Alejandra con Cameron quienes se quedan
quieto un momento antes de darse la vuelta. Diego quita la mano
dentro de mi polera. Alejandra niega con su cabeza.
—Joder, mantenga esas manos quietas—nos recrimina y se cruza de
brazo. Diego suelta un bufido y le tira una almohada quien la detiene
Cameron—. ¡Eres un cerdo Diego!
Diego imita a Alejandra y se cruza de brazo tal como se encuentra
Alejandra ¡Dios otra vez no! Cameron me mira un momento, y niega con
su cabeza antes que Diego y la rubia estallen en una carcajada.
—Alejandra por favor toca la puerta cuando entres en mi habitación—
le recuerdo con una sonrisa burlona—. Después no te quejes de lo que
puedas ver.
—¡Si! Después no te quejes monjita o acaso siente curiosidad de ver lo
que hacen los adultos en la cama, monjita—se burla Diego una risa
malvada que saca a relucir ese lado playboy que tiene en su interior.
Alejandra le para el dedo medio y se sienta en mi cama.
—¡Cállate puto barato! —Exclamó molesta Alejandra.
—¡Oh, por favor cállense los dos! —Exclamé molesta porque estas mini
peleas son de todo los días—. ¿Qué ocurre, rubia?
—Bueno tiene que poner las noticias porque creo que atraparon al
asesino serial—abrí los ojos porque eso significa que atraparon a
Nicolás. Alejandra tomó el control donde efectivamente estaba dando el
anuncio que tenía a un sospechoso entre rejas, pero no era Nicolás—.
¡Por fin lo atraparon! —Exclamó rubia.
Mis ojos se empañaron porque no entendía nada, nada Nicolás es el
asesino serial, él mismo me lo confesó y no entiendo por qué está
detenido ese caballero. No, no, no podía ser. Jamás lo van a atrapar,
siempre va a estar ahí para atormentar.
—Bella—Escuché que me llamaba Diego, pero no podía despegar mi
vista de las declaraciones que estaban dando Harry porque me sentía
de cierta forma traicionada, pensé que ellos lo atraparían—. Anastasia,
¿estás bien?
Diego tomó con cuidado mi cara entre su mano, pero apenas lo podía
ver por las lágrimas. Quiero ser libre, por favor, solo quiero eso. Quiero
que me deje en paz que ya pare con este juego macabro porque siento
que ya no doy más, siento como a poco me voy apagando más.
Diego me tomó de la cintura me abraza con fuerza, apenas escucho lo
que le dice Alejandra y siento su mano acariciando mi pelo.
—¿Qué pasa, mi bella? Por favor háblame—me ruega Diego con la voz
rota y me sorbo la nariz—. Por favor no llores, recuerda que siempre
tiene que sonreír para mí.
—Diego... —dije con la voz rota y contenido el hipo que me acaba de
dar. Diego limpia mis lágrimas con su pulgar y tenía una pequeña
arruga en su frente—. No entiendo nada por qué aún no pueden atrapar
a Nicolás siento que jamás podré ser libre que siempre será una sombra
en mi vida, jamás podré salir tranquila a calle porque siempre tendré
miedo de que él esté ahí en la sombra acechándome en su juego
enfermo.
Diego me dio un beso en la frente y me entrego mi jugo.
—Bebe un poco para que se te pase un poco el hipo, mi bella—él abrió
la botella y le di un pequeño trago—. Sé que tienes miedo, pero Mariel
tiene que hacer su trabajo si atraparon a ese sujeto es porque él debe
ser el asesino serial y por fin eso va a terminar Anastasia y ahora se
podrá concentrar en Nicolás.
Me limpié la nariz con la manga de la polera de Diego y él ni siquiera
hizo una mueca.
—Sí, es solo que quiero ser libre Diego—declare con la voz rota porque
es lo que más anhelaba en estos momentos
—. Solo quiero una vida tranquila.
Diego puso sus brazos alrededor de mi cintura y me abrazó con fuerza
pegando a su duro pecho y sus dedos comenzaron a peinar mi largo
cabello que es algo que me tranquiliza y Diego lo sabe.
—No te dejaré caer sola jamás en esta vida, Anastasia—me prometió y
me dio un beso en la sien—. Si caemos lo haremos juntos y nos
volveremos a poner de pie como siempre lo hemos hecho juntos y por
separado.
Mi corazón dio un salto de amor por esas palabras tan dulces. Lo miré y
me di cuenta lo afortunada que soy de tenerlo en mi vida, no solo me
apoya, sino que me ama de una forma tan pura y sincera que aterra,
pero a la vez te emocionas por dejarte llevar y dejarte amar.
—Te amo mi chico cursi y ardiente—le susurro sobre sus labios.
—Te amo mi chica rara—me dio un beso fugaz y Diego se acostó
conmigo, apoyé mi cabeza en su duro pecho—.
Duerme un poco mi bella, te protegeré de todo lo que te lastime en tus
sueños.
Me dolía los ojos porque de seguro que aún tenía los ojos hinchados es
que me siento frustrada porque siento que nunca me podré librar de
Nicolás aun cuando intento pensar pensativo de que un día de esto lo
van a atrapar, pero muchas veces lo veo negro porque la policía me fallo
tantas veces antes que me cuesta confiar en ellos a pesar de que Mariel
y Harry los considero mis amigos.
Me removí de mi cama una y otra vez, me refregué el ojo y vi que alguien
estaba tocando mi ventana. Me acerqué lentamente a la ventana para
abrir la ventana y él entró con una mochila negra. Tomo mi nuca y se
acercó a mí para darme un suave beso en los labios, puse mis manos
alrededor de su cuello para atraerlo más a mí, necesitaba más de él.

É
Él mordió con fuerza mi labio inferior antes de soltarlo. Y apoyó su frente
contra la mía.
—Eres tan bonita, Anastasia—dijo acariciando mi mejilla con cuidado.
—Y tú eres mi chico misterioso.
—Entonces somos un buen equipo. Tú eres la chica popular y yo soy tu
chico misterioso tal como pasa en tus libros,
¿verdad? —Preguntó con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Aja—respondo con diversión y él soltó una risa.
—Te amo, Anastasia—me susurró sobre los labios.
Me separé de él, para mirarlo fijamente.
—Dime que me amas—me pidió con una dulce sonrisa.
—Te amo, Nicolás.
—¿Así? —Preguntó con una sonrisa enorme.
Puso sus manos en mi hombro y me empujó con cuidado hasta que mi
espalda tocó mi colchón y se subió arriba de mí. Acarició mi mejilla con
cuidado y fue bajando hasta la altura de mi cuello.
—No deberías amarme, Anastasia—me dio un suave beso en la mejilla y
su nariz acarició la mía—. Tengo muchos demonios y voces que me
atormentan. En fondo soy una persona peligrosa.
Tomé su muñeca y lo miré fijamente, porque siempre me decía esas
palabras, no tenía sentido para mí.
—Te amo—volví a repetir.
—¿Segura? —Preguntó serio. Puso su otra mano en el cuello y con una
sonrisa malvada —comenzó a aparecer en sus labios—. No deberías
amar a un monstruo como yo.
Nicolás comenzó a apretar mi cuello con fuerza, puse mis manos en sus
brazos intentando rasguñarlo y comencé a patalear, intenté gritar, pero
no podía hablar porque me faltaba cada vez más el aire y veía cómo sus
pupilas se agrandan cada vez más.
Sentí que alguien me movía sin parar y me removí hasta que caí al piso,
puse una mano en mi cuello porque sentía su mano aun en mi cuello
estrangulándome. Diego me abrazó con fuerza y rompí a llorar porque
estas pesadillas se siente tan real, tan real porque siempre se mezcla
con lo que antes era un lindo recuerdo a lo que es hoy en día Nicolás.
—Saca todo lo que tienes dentro de ti, Anastasia, no te dejes nada
dentro. Estaré aquí hasta que ya no te queden lágrimas por derramar—
me susurro, besando mi frente.
—Sentía tan real, Diego, tan real—confieso, limpiándome las lágrimas.
Diego toma mi barbilla con cuidado y limpia mis lágrimas con cuidado.
Lo amo tanto por tenerme esta paciencia infinita por apoyarme de esta
forma en la que muchas otras personas se verían saturado por estar a
mi lado. Dos años atrás me veía a mí misma como un amuleto de mala
suerte que solo trae desgracia y me daba tanto miedo que Nicolás
lastimara a las personas que amo porque no lo podría soportar, me
muero si les pasa algo a la gente que amo por mi culpa.
—Tranquila mi bella, recuerda que siempre voy a estar contigo—me da
un suave beso en los labios antes de levantarme del suelo y llevarme de
nuevo a la cama—. Te parece si vemos la pantera rosa para relajarnos
con unos ricos chocolates—propone con una tierna sonrisa.
Asentí con mi cabeza y veo como él comienza a buscar en YouTube los
capítulos de la pantera rosa que son unos dibujos animados muy
antiguos, pero son una parte linda de mi infancia. Diego me entrega una
barra de chocolate y me atrae a su pecho.
—Gracias por ser mi luz Diego, en mi oscuridad y por sostener mi mano
con fuerza para no caer.
—Siempre seré tu luz Anastasia, así como tú la mía—susurró,
besándome en los labios.
*******
Nicolás
Sonreí con malvada cuando vi que había ha restado a dos personas por
los crímenes que cometí. Que estúpida es la policía, esto era una ventaja
para mí y para mi plan. Observe una foto de ella y la acaricie, era tan
bonita y perfecta.
—Ya queda poco mi Anastasia, para que vuelvas a ser mía. Tranquila
pequeña que esta vez vas a acabar muerta.
Apagué la televisión y caminé hacia mi sótano donde tenía un nuevo
colchón, unas esposas, una pequeña televisión y libros para mi preciosa
chica. Tenía lista su nueva habitación por la cual estaría solo unas horas
porque de aquí ella solo va a salir muerta.
Tome una hoja de cuaderno y me ajuste bien los guantes de cuero para
escribir la nota a mi querida Mariel.
Yo maté a Maire Sepúlveda la golpeé hasta la muerte la viole y me
encantó, y si estoy enfermó y me divierto. Esas personas que tiene
arrestada asumieron la culpa y yo estoy libre para seguir matando a mi
gusto. Les debo dar las gracias a ellos porque gracias a esas inocentes
personas podré matar a más mujeres.
Sonreí, pero me guardé la nota porque no la iba a enviar hasta que maté
Anastasia. Necesito matarla, ya porque ella lo merece, ella arruinó mi
puta vida, arruinó nuestro hermoso juego, merecía morir. Me quito todo
y yo le voy a quitar su vida de la peor forma la torturaré
psicológicamente y después abusaré de ella para luego matarla. Solo
quedan dos días para iniciar con mi plan.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien. Bueno
llegamos al ultimo capítulo para entrar en final de esta historia, y ya
somo dos millones de lecturas, muchas gracias por tanto apoyo,
probablemente suba un especial por los dos millones de lectura. Recuden
comentar y votar ya que esto me motiva mucho.
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del punto de Diego
Mire de reojo a Cameron quien estaba esperando que la luz del
semáforo cambiara a verde. Estaba resultando bastante pesado hoy
porque íbamos a conocer a la mejor amiga de la rubia y ya me tenía
cansado de escuchar que me alejara de ella. Cameron dobló por la
izquierda y freno con fuerza cuando un auto estaba esperando en la
mitad de la calle.
—¡Muévete, hijo de puta!—Exclamó molesto Cameron, tocando la
bocina del auto.
Lo miré con una sonrisa divertida porque era muy raro ver a Cameron
molesto. Cerré el libro y me giré para mirarlo con diversión.
—Diablos Cameron, acabas de insultar a alguien—me burlé con
diversión y soltó un bufido que hizo que varios mechones rebeldes
cayeran en su frente—. Este día se pone interesante para mí.
—Joder, Diego, aléjate de la amiga de Alejandra—me advirtió de nuevo
con un tono de voz enojado y acelerando su auto.
—Ya van dos insultos en menos de... —mire mi teléfono y él me dio un
empujón—. En menos de 50 segundos un nuevo récord para ti y ahora
me agredes físicamente, ¿Por qué estás tan agresivo hoy? Creo que
estás algo urgido por tener sexo con tu sexy rubia—me burle con una
risa juguetona.
Camero tomo mi libro y me pego en la cabeza con él.
—¡Eso dolió! —Exclame, le quitó el libro.
—Solo aléjate de ella—me amenazó de nuevo Cameron y ahora yo le
pegue con el libro porque ya me estaba aburriendo con este tema, por
favor es solo una chica más de la universidad—. ¡Imbécil!
—Cameron, es una chica más en la universidad por favor, no voy a
saltar encima de ella—puse los ojos en blanco y me pasé al puesto de
atrás—. ¿Tú ya la conoces? — pregunté, mirando por la ventanilla.
—Si, Alejandra se ha juntado muchas veces el año pasado con ella.
Anastasia fue la chica que casi te atropella esa vez que salías tú y
Bárbara de la universidad—me recuerda Cameron con diversión.
Fruncí el ceño porque apenas le puse atención a ese momento: Solo le
dije que tuviera cuidado y me fui con Bárbara a mi todo terreno. Así que
la amiga de Alejandra anda en moto que interesante, pero sigo
repitiendo que solo es una chica más que formará parte de nuestra
universidad.
—Bueno iré a buscar a Alejandra, ¿Quieres ir? —Preguntó Cameron con
una pequeña sonrisa y negué con la cabeza porque quería seguir
leyendo—. Diego a veces parece un nerd leyendo.
Lo miré y le volví a pegar con el libro en la cabeza. Él soltó un gemido
de dolor.
—También es una buena arma para pegarte amigo mío—me burlé con
diversión y él puso los ojos en blanco.
Cameron cerró la puerta y vi como entraba corriendo al edificio de
Alejandra. El chico está algo desperado por sexo que ahora hasta estaba
corriendo para ir a tener algo rápido en su pieza. Saque el marcado del
libro y retome la lectura es algo que me gusta desde pequeño y a pesar
de que doy la imagen de chico malo, no lo soy. La gente siempre va a
creer una imagen de ti por cómo te ves físicamente y no por como eres
realmente.
Mire mi teléfono y ya íbamos algo tarde, pero que estaban haciendo allí
adentro, mire por la ventanilla y vi que se abrió
la puerta del edificio donde Cameron sostenía la puerta para que saliera
Alejandra y su amiga. Cameron agarró del brazo a Alejandra y
comenzaron a besarse.
¡Dios santo estos chicos! —pensé para mí mismo. Me fijé en la otra
chica quien estaba de espalda y me dejaba a la vista un espectacular
trasero redondito y de seguro duro, tenía el pelo largo castaño que casi
le llega a la cintura. Todo se veía muy bien desde atrás ahora quería
verle la cara.
Me acerqué un poco más a la ventanilla y vi que ella venía algo molesta
al auto de Cameron. Me volví a sentar en mi lugar y guarde mi libro de
Romeo y Julieta, saque otro de medicina. La chica entró en auto y su
fragancia llenó por completo el auto, era de vainilla mezclado con un
aire sexy. La miré de reojo y no podía ver su cara porque su pelo estaba
como una cortina tapando su cara y cada una de sus facciones.
Solté un pequeño bufido y me concentré en la lectura de mi libro, sentí
una mirada sobre mí que me estaba observando fijamente. Miré de
reojo a la chica y casi me desmayo por su belleza. La chica tiene las
pestañas largas y gruesas, unos labios carnosos y sus ojos azules son
los más hermoso que he visto en mi vida.
Ella me mira también por unos segundos y juro que en ese momento
entró una hermosa luz que se posó en ella.
Negué con la cabeza y alcé una ceja hacia ella porque estaba intenté ver
el nombre de mi libro. «Es curiosa»—pensé para mí mismo. Y muy
guapa, joder, que se me ha puesto dura con esa pequeña mirada.
Ella desvía la mirada y mira por la ventanilla donde vemos a Cameron y
Alejandra besándose apasionadamente. Ella suelta un pequeño suspiro
y saca su celular. Intento volver a retomar la lectura, pero no puedo
dejar de mirarla y ella está intentando volver a mirar el nombre de mi
libro.
—No creo que te guste este libro —digo con una sonrisa burlona en mis
labios—. Es tu primer año de universidad,
¿verdad?
Ella ni siquiera me mira cuando responde:
—Tal vez. Y sí, es mi primer año de universidad—. Se encoge de
hombros.
Ella me ignora porque se pone a mirar su teléfono, pero yo no me rindo
porque esta chica me trae una paz que no sentía hace años y es raro
porque apenas la conozco hace unos minutos.
—Me lo imaginaba. ¿Eres amiga de Alejandra?—preguntó con una
sonrisa de curiosidad porque ahora lo único quería en estos momentos
era conocerla.
Ella miró unos segundos a la parejita de mis mejores amigos y luego me
miró por unos segundos en silencio. Me quede perdido en sus
asombrosos ojos azules, son de un azul extraordinario y su belleza me
estaba quitando el aliento, también me estaba poniendo cachondo de
imaginarla desnuda sentada en mi regazo y mis manos tocando su piel.
—Si—dijo tratando de ser amable, pero me di cuenta de que estaba
tratando de cortar la conversación.
Fruncí el ceño porque esta chica no me estaba dando bola, y eso no me
gusta mucho, normalmente siempre son las chicas que me sacan
conversaciones para llamar mi atención. La miré y se estaba poniendo
un mechón detrás de su oreja.
—¿No quieres hablar conmigo? —Pregunte con un tono burlón.
—Soy una chica de pocas palabras—fue todo lo que ella me dijo y se
concentró en su celular.
Solté una pequeña carcajada porque esta chica tenía un aura que me
estaba encantando.
—¡Interesante! Entonces eres de las chicas misteriosas que guardan
secretos y tiene esa aura oscura a su alrededor
—comente con una sonrisa traviesa. Ella me miró fijamente y cerré mi
libro para concentrarme en ella—. Eres de esas chicas que le gusta
estar sola porque la vida ya le ha hecho mucho daño, ¿verdad?
Sonreí porque la chica me miraba sorprendida y justo cuando ella me
iba a responder las puertas de adelante se abren y entra la parejita de
mis mejores amigos enamorados.
—Hola, Diego—dice Alejandra con emoción. Me pasé una mano por el
pelo—. ¿Cómo estás?
—Hola, guapa, muy bien y tú—. Le respondo con una sonrisa jovial y
Alejandra me guiña el ojo.
Cameron soltó una carcajada al escuchar mis palabras porque siempre
estamos bromeando. Observé por el rabillo de mi ojo derecho y vi que
bella estaba revisando su teléfono. Un momento acabó decirle el apodo
que mi padre le decía a mi mamá a ella. Me quedé varios segundos
mirándola y mientras más la miro más bella la encuentro.
—Diego, por última vez, no quiero que le digas así a mi novia— dice
Cameron de broma y pegándome una pequeña palmada en la cabeza.
No puedo evitar hacer un gesto burlón.
—No es mi culpa que las chicas no se resistan a mí—respondo en tono
de burla y siento su mirada sobre mí—. Veo que este año hay muchas
chicas guapas—suelto de repente.
Nuestra mirada choca por unos segundos donde ambos nos estamos
mirando fijamente en una especie de competencia que sinceramente
me da miedo como su belleza me está hechizando, al final le guiño un
ojo y ella frunce el ceño. Anastasia niega con su cabeza.
De cierta forma ese gesto me enoja un poco y me molesta que no me
preste atención o que ni siquiera me mire.
—Alejandra, tengo una duda—digo de forma irónica—. ¿Es cierto que
tu amiga es una chica de pocas palabras?
Alejandra la mira con cierta diversión y Anastasia le guiña el ojo en
forma de respuesta. Pongo los ojos en blanco
—Algo así, no es nada contra ti—dice la rubia, y me dedicó una
pequeña sonrisa juguetona en sus labios—. Le cuesta demasiado
confiar en la gente y bueno Diego, tú eres muy confiado con la gente.
Alejandra me miró con una pequeña mirada de advertencia que hizo
que mi sonrisa creciera aún más y ella lo noto.
—¡Interesante! —Exclame con mucha emoción.
—¡Hey, chico! —Me llama un ángel—. ¿Sabes que sigo aquí? Puedo
responder tus preguntas, claro, cuando te conozca porque ahora no y la
razón es porque tú has visto lo loco que está la gente, ahora—comenta
con cierto aire burlón en su tono de voz que me está volviendo loco.
Me acerco un poco a ella.
—Eso es una invitación a salir y a pasar tiempo juntos—sonrió con aire
malvado y ella suelta una risa. Me inclino hacia ella, pero ella se aleja de
mí—. Yo también puedo ser un chico de pocas palabras—suelto sin
descaro esas palabras que tenían doble sentido.
Ella se muerde el labio inferior y juro por dios que ese pequeño gesto
tan sexy fue directo a mi pene.
—Lo tomaré en cuenta—declaró ella con un tono burlón que no pasó
desapercibido para mí y eso alimentó mis ansias para conocerla.
—Espero que no lo piense tanto, nena, porque una cosa mala en mí es
que soy algo intenso y no me gusta esperar tanto. Soy un chico que le
gusta correr en vez de caminar—dije con sinceridad.
Ella me miró y una sonrisa burlesca apareció en mis labios.
—¡Interesante! También eres bastante confiado con la gente extraña—
murmuró.
—Algo— comenté con diversión—. Sobre todo con chicas guapas y
misteriosas, son así por decirlo un desafío—la
miró fijamente sin despegar la vista de sus hermosos ojos azules.
—Eso en muchos idiomas se puede considerar acoso, ¿lo sabes? —
responde con una dulce sonrisa.
No puede evitarlo y suelto una carcajada, ella me miró por un segundo
y yo la observaba con mucha diversión porque definitivamente esta
chica tenía algo que me encantaba. Ella me seguía observando de una
forma que me ponía nervioso porque sentía que su mirada me estaba
quemando.
Alcé una ceja hacia ella y desvió la mirada rápidamente cuando la
descubro con su pequeño escaneo hacia mí.
Durante el camino la fui mirando de reojo, pero ella no volvió a
mirarme cosa que me hacía sentir frustrado.
Nos bajamos del auto de Cameron y comenzamos a caminar a la
entrada de la universidad donde íbamos hablando sobre la fiesta que
quiere dar Alejandra en su departamento. Mire por el rabillo de mi ojo y
ella iba en absoluto silencio escuchando lo que iba diciendo Alejandra.
—Diego—, grita Amber, corriendo hacia mí—. Te extrañé tanto en estas
vacaciones.
Ella se lanza en mis brazos y antes de que pueda decirle algo me besa
con fuerza, pero no me negué y le seguí el juego, además, Amber era
una guapa chica con la que me encantaba follar durante mi año
universitario y era de las pocas chicas que solo quería sexo y nada más.
—Hola, Amber, como siempre tan guapa, pero si me disculpas tengo
que ir a clase—ella hizo un pequeño puchero y aparte su pelo hacia un
lado—. Te llamo después—le guiño el ojo.
Camino por los pasillos de la universidad y en camino fui saludando a
varios amigos que me encontraba en el pasillo.
Entre en mi aula y mis ojos recorrieron la sala buscando un puesto
vacío, pero me fije en una guapa chica que estaba sacando sus
cuadernos de la mochila. Camine hacia ella antes de ser consciente de lo
que estaba haciendo.
—Menuda coincidencia, bella—suelto de repente el apodo que mi
padre le decía a mi madre, pero ¿Qué mierda? —
pienso para mí mismo.
Ella me mira por unos segundos en silencio y sonrió.
—Que genial tengamos esta clase juntos—digo lo primero que se me
viene a la mente porque aún estoy procesando que le dije «bella» nunca
antes se lo había dicho a alguien, siempre he sabido que es un apodo
muy especial para mí.
—¡Qué alegría! Mi corazón da saltos de emoción—dice con una falsa
emoción—. Te gusta hablar con los extraños,
¿verdad? —apoya su codo en la mesa y me mira fijamente tanto que me
pone algo nervioso.
—Sí, quiero decir es la forma en la que se conoce a las personas—Ella
alzó una ceja y sacó a relucir mi sonrisa burlona—. Me refiero a que en
nuestra vida siempre llegan personas nuevas, ¿verdad? —Ella asiente
con su cabeza y fue un gesto muy tierno, pero « ¿qué está pasando? » —
vuelvo a repetir para mí mismo, desde cuando pienso que un gesto es
tierno.
Suelto una risa para callar mis pensamientos.
—Entonces para conocer a esa persona tengo que hablar con ella para
saber cómo es su carácter, sus gustos, al menos es la forma tradicional
—termino de decir con cierto aire burlesco en mis palabras.
—¿Tiene dos formas para conocer a la gente? —Pregunta con
curiosidad.
«Bingo» Anastasia es muy curiosa y eso es una ventaja.
—Claro, la segunda es sin ropa y mis manos explorando su cuerpo—
ella apretó sus labios en una fina línea—. Uno puede conocer a la
persona a través del sexo y sin necesidad de palabras—comento con
diversión, pero creo que a ella no le ha gustado.
Pero me mira unos segundos antes de soltar una pequeña risa que me
vuelve loco, es preciosa. Tal vez ahora
entiendo un poco las amenazas de Alejandra de que no me fijara en ella,
pero ahora sé que va a ser imposible alejarme de ella porque me gusta y
quiero conocerla. Anastasia tiene algo que me trae una paz y una luz
que hace tiempo no sentía.
—Valee—dice algo incómoda por mis palabras, lo que me causa gracia.
Me paso la mano por el pelo para tratar de controlar esos mechones
rebeldes que siempre caen mi frente.
—Supongo que sí te ofrezco estas dos ofertas tú no tomarás ninguna de
las dos ofertas, ¿verdad?
—Exacto—Ella mira alrededor y yo igual, veo que Tamara me está
mirando y le guiño un ojo.
Nos quedamos en silencio y saco mi libro de Romeo y Julieta. Ella me
miró sorprendida con la boca ligeramente abierta, pero se repuso de
inmediato cuando vio que la estaba mirando.
—¿Te gusta Shakespeare? —preguntó, abriendo la página en la que
estaba leyendo.
—No tanto Diego, difiero en muchos puntos de vista con él—comentó
con una pequeña sonrisa.
Sonrió, pero no aparto mi vista del libro porque aunque me gustaría
seguir viéndola también amo leer, siento su mirada sobre mí y la miró
por el rabillo de mi ojo.
—Eres bellísima. ¿Te gustaría salir con este extraño? — Pregunté aun
leyendo el libro.
—No—respondió de inmediato.
Solté un largo suspiro porque sabía que diría esa respuesta, cambie la
página de mi libro, pero aun así la seguí mirando. ¡Dios es tan bella!
Realmente me ha quitado el aliento.
—Tenía que intentarlo—digo con un suspiro de frustración porque algo
me dice que no será tan fácil pasar tiempo con ella.
Seguí leyendo y sentí como abre algo y después como comienza a
golpear la mesa. La miro porque el ruido me estaba molestando mi
lectura. Me aclaré la garganta un poco antes de hablar.
—Puedes dejar de hacer ese ruido—le pido amablemente.
Ella me muestra una risa juguetona y me ignora, sigue golpeando con
más fuerza el lápiz contra la mesa de seguro que quiere molestarme
con el ruido lo veo en cómo sus ojos brillan de emoción.
—¡Dios, solo quiero leer un poco! —exclamó molesto por el ruido ya del
lápiz.
—¡Y yo solo quiero golpear mi lápiz contra mi mesa! —responde seria.
Fruncí el ceño porque se lo pedí amablemente una vez, ella volvió jugar
con su lápiz. Intenté seguir leyendo por varios minutos, pero ese sonido
me estaba causando un toc y no podía concentrarme en mi libro. Estiro
mi mano y le arrancó el lápiz de su mano.
Ella me fulmina con la mirada y sonrió con aire malvado para ella.
—Devuélveme el lápiz— me pide amablemente.
Suelto un bufido.
—¡No! —Exclamo molesto—. Te lo pedí amablemente y no quisiste
parar y ahora te aguantas, muñeca.
Ella abre los ojos sorprendida y un pequeño rubor comienza a aparecer
en sus mejillas, y se ve aún más sexy estando molesta, de repente sentí
unas manos sobre mis hombros. Me volteo a ver quién es y es mi amada
Tamara.
—Hola, Támara, tan guapa como siempre.
Elle me sonrió de forma traviesa y puso una mano en su cadera. Le doy
rápido recorrido de cómo anda vestida con una sexy falda y una polera
negra. Tamara se sienta en mis piernas y comienzo acariciar sus suaves
piernas, ella pone sus manos alrededor de mi cuello. Y siento que mi
bella compañera suelta un suspiro. Dejó su lápiz en mi mesa y veo como
ella lo agarra de inmediato.
—Disculpa, pero te puedes salir de ese puesto— dice Tamara de forma
arrogante.
Ella sonríe de oreja a oreja. ¡Ay, dios! —pienso para mí mismo.
— ¡Mmm...déjame pensarlo! —Dice Anastasia, pasándose una mano por
su largo pelo castaño que se ve tan suave—.
Después de meditarlo unos segundos ya sabes analizando las ventajas y
desventajas de porque tendría que irme del puesto donde yo llegue
primero. Mi respuesta es un no—Miro a Tamara y veo que está bastante
molesta e incluso su cara se torna algo roja—. Mira guapa, puedes
llevarte a este chico que fue él quien se sentó aquí. A mí no me metan es
sus asuntos poliamoroso.
⋙ Me harías un favor llevándotelo, por favor—juntó sus manos en
forma de súplica.
Me aclaré la garganta y ella me guiñó el ojo de forma traviesa. ¡Dios, lo
está haciendo a propósito! —Exclamó molesto para mí mismo.
—Primero que nada, bonita ¿Quién crees que eres tú? ¡Y, además, sabes
quién es él!—Exclamó indignada Tamara.
Mire de reojo Anastasia y se estaba mordiendo el labio inferior para no
reírse y de cierta forma me estaba causando gracia la situación. La
gente de la universidad tiene una imagen de mi muy equivocada para
las chicas soy el chico malo que solo quiere sexo y nada más y para los
chicos soy la apuesta asegurada para el boxeo.
—Por favor, chica, me da exactamente igual quienes son ustedes dos—
dice ella encogiéndose de hombros—. Solo quiero que me dejen sola y
tranquila en este puesto y listo—dice limpiándose la uña—. Hay
muchos más puestos desocupados, guapa —Anastasia le guiña el ojo a
Tamara y ella se pone roja.
¡¿Cómo?! Acaso Anastasia es lesbiana, no me molesta las chicas que lo
son siempre las he apoyado, pero algo dentro de mí no me gusta que
ella lo sea. Tamara se levanta de mi regazo y vuelve a su asiento.
Me aclaro la garganta porque me acaba de arruinar mi fiesta.
—Me acabas de arruinar la fiesta —murmuró molesto—. Disculpa, pero
eres algo desagradable—suelto lo último enojado.
Ella me miró con diversión, pero yo no estaba enojado. Ella estalla en
una carcajada y niego la cabeza porque estoy enojado con ella porque le
coqueteo a Tamara y ella se sonrojó, me molesta que tal vez ella sea
lesbiana, pero ¿por qué? Siempre he apoyado a la comunidad, pero no
me gusta la idea de que ella lo sea.
— ¿Por qué eres desagradable? —Volví a preguntar.
Ella se mordió el labio inferior para aguantarse la risa y me molesto
esta actitud tan rebelde en estos momentos.
—Soy como soy—Soltó con diversión y yo sonreí con maldad hacia ella
—. ¿Acaso tienes celos de mí?
—Oh, excelente respuesta como que el dinero es dinero. Creo que tú
tienes celos de la otra chica, estoy seguro de que quieres estar en mis
piernas y que mis manos recorran tu piel—la provocó con un gesto
torcido de satisfacción.
—Claro, muero de celos.
—Cobarde—le susurro en donde mi boca toca ligeramente la piel de su
oreja y da un pequeño salto—. Tu cuerpo dice otra cosa.
—Nah, mi cuerpo se aleja de ti porque me estás acosando, estás en mi
espacio personal—declara con seguridad.
Ella mueve las manos marcando cuál es su espacio personal y yo suelto
una carcajada donde varios mechones rebeldes caen en mi frente, me
paso la mano por el pelo despeándolo más. Anastasia observa a su
alrededor y luego vuelve a fijar su vista en mí.
—Me quedó claro cuál es tu espacio personal y lo he respetado hasta
ahora, pero me acabas de arruinar la fiesta, Anastasia—me acerqué a
ella de forma amenazadora y nuestras narices se rozaron—. Y puede
que me guste romper tu espacio personal, nena.
—¡No soy tu nena y quita tus manos de mi espalda! —Dice enojada, y
retiro lentamente mis manos de su espalda porque está furiosa—. No
me toques de nuevo o te lo juro que no respondo.
Ella respira varias veces para lograr calmarse y me siento mal porque
tal vez fui muy cabrón con ella y no lo merecía.
—Vale, lo siento. ¡Mierda! Me pase, pero no me gusta que me arruine
mis fiestas—digo chasqueando mi lengua y añado—: Será mejor que
me vaya, ya que alguien espanto a una de mis chicas.
Comencé a guardar mis cosas y mi libro de Romeo y Julieta de cierta
forma me sentía culpable, pero a la vez estaba molesto con ella porque
me sentía muy atraído hacia ella de una forma muy intensa y la segundo
es que me acaba de arruinar mi fiesta con Tamara, además le coqueteó
y Tamara cayo en sus encantos tal como lo estaba haciendo yo.
—Le mandas saludo a tu chica—dice con una sonrisa juguetona, y
guardó el último libro en mi mochila.
Suelto un bufido y me inclino hacia ella.
—Se lo diré cuando me la esté follando—le susurro con voz ronca.
Anastasia se quedó en absoluto silencio y luego negó la cabeza. No
puede evitar darle un pequeño golpe en su hombro que me hizo sentir
como un verdadero cabrón, normalmente no soy así, pero esa chica me
está enfermando y molestando por alguna razón y a la vez quería estar
a su lado. Me senté a lado de Tamara quien me dio un suave beso en los
labios.
— Buenos días, alumnos, la clase comenzará ahora, así que guarden
silencio por favor — dice el profesor de historia.
Durante la clase estuve tonteando con Tamara, besándola, pero aun así
mis ojos siempre iban a parar a la bella y dulce chica que tomaba nota a
todo lo que el profesor estaba diciendo. Intente varias veces
concéntrame en el profesor o en Tamara, pero no podía y no entendía
por qué Anastasia me deslumbra tanto con su belleza que no es nada
del otro mundo, muchas chicas son guapas o más que ella, pero
Anastasia tenía algo que estaba capturando toda mi atención.
Arranqué una hoja y comencé a escribir rápidamente una nota para mi
bella. La dejé con cuidado en la mesa. Ella levantó la mirada y nuestras
miradas chocaron, sentí de nuevo esa paz, ¿pero qué me está pasando?
Desvió rápidamente la mirada de ella.
Escucho como ella suelta un pequeño bufido que me hace sonreír y veo
que desdobla mi nota pasan varios segundos donde ella lo está leyendo
y luego la rompe en varios pedazos. Me llevo la mano al corazón y hago
un puchero que le saca una breve sonrisa.
El timbre al fin sonó y guardé todas mis cosas en mi mochila. Observé
como Anastasia salía rápidamente de la sala, la seguí. Tomó con cuidado
su brazo y ella se dio la media vuelta algo molesta.
— ¿Qué quieres?
—Eso fue feo, acabas de romper mi corazón y también mi declaración
—me inclino hacia ella, pero Anastasia retrocede—. Tranquila
Anastasia, no romperé tu espacio personal. Ven, te llevaré a donde nos
juntamos con los demás para que no seas una rara—me rio—. Claro
que sería una rara muy bella—digo mordiendo el labio inferior varias
veces.
Ella me mira molesta, y me meto las manos dentro de los bolsillos de mi
pantalón. Anastasia arruga un poco su nariz antes de contestar:
—Vaya no mentías con lo de ser intenso, ¿verdad? —sonrió de lado y
varios mechones cayeron en mi frente—. No te preocupes por mi soy
nueva, pero puedo encontrar a mi amiga.
—Será más rápido si vas conmigo—me ofrezco porque necesito pasar
más tiempo con ella para saber que me sucede con ella. Sacó un
pequeño papel y se lo entregó—. Mi número.
—Okey—murmuró desconcertada.
—Es por si te pierdes y necesitas a un guapo guía que te guíe por la
universidad— pongo mis manos en su hombro y ella asiente con su
cabeza de una forma muy tierna—. Y me puedes guardar como: "el
amor de tu vida" en tu celular—
digo con una sonrisa traviesa y hago comillas con mis dedos.
—No lo sabía, pero interesante dato para mí—dice con mucho
sarcasmo y golpeando mi hombro—. Solo que yo no tengo citas, no creo
en el amor y tampoco me gusta conocer a gente nueva.
Me quede quieto por unos segundos como que no cree en el amor, eso
es muy fuerte e incluso para mí.
—Eres rara—suelto de repente y me dan ganas de morderme la lengua
porque es rara, pero en buen sentido.
Ella se encoge de hombros sin darle mucha importancia a mis palabras
y de cierta forma me trae un alivio porque no quiero que piense que la
estoy insultando.
—Lo soy—responde guardando mi número en su bolsillo de su
pantalón.
—¿Te gusta la soledad? —preguntó con curiosidad.
Sonrió.
—Me gusta perderme, así que supongo que sí. A la gente le da miedo
estar sola en esta vida, yo creo que es algo fascinante. Me tengo que ir—
dice, y da media vuelta antes de que pueda decir algo.
—Adiós, chica rara—le digo con una sonrisa, cuando ya veo que está
algo lejos de mí.
¡Dios! Es chica es bellísima, inteligente y fascinante y solo significa una
cosa para mí que estoy en grave peligro de caer en hechizo de Anastasia
o peor que rompa mi corazón, Alejandra tenía razón tengo que alejarme
de ella porque único que saldría lastimado aquí seré yo, pero a la vez
quiero conocerla porque algo dentro de mí me dice que es la indicada
para mí y eso suena loco porque solo la conocí hace unas horas.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien. Bueno aquí
esta especial de 1 millón de lecturas y aun falta especial de dos millones
de lecturas que por ahora no se cuando lo subiré, pero será pronto porque
ahora estoy en periodo de exámenes.
Espero que les guste mucho y no se les olvide votar y comentar si les gusta
lo que escribo porque esto motiva mucho a los escritores
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Solté un suspiro de cansancio porque a pesar de que tenía pruebas con
el hombre que atraparon la semana pasada en muchas otras pruebas él
no coincidía como en las mordidas en las víctimas, pero aun así la gente
está tan cegada y la policía estaba tan desesperada de echarle la culpa
alguien que el hombre está recibiendo toda la ira de España.
Incluso Mariel la han destituido de su cargo, lo cual la tiene con el
corazón roto porque ella amaba ese puesto, pero ella sigue creyendo
que el culpable es Nicolás mostrando todo lo que lo vincula, pero aun
así no le creen y la hicieron a un lado en su investigación. Estoy
preocupada porque yo le creo, más porque el mismo Nicolás me lo
confesó y le creo, algo que siempre le ha aplaudido a Nicolás es que es
sincero siempre me ha dicho la verdad.
En estos días me he sentido más alterada de la costumbre es como si
sintiera que algo malo se aproximaba, pero todos han bajado la guardia
incluso quitaron algunos policías ahora solo tenemos dos. Siento que se
acerca algo malo, y nadie parece darse cuenta Diego, Cameron y
Alejandra han bajado la guardia porque creen que el asesino es el
hombre.
Me siento en puesto vacío esperando la llegada mi chico cursi y
ardiente es de las pocas clases que compartimos este año y el próximo
ya no coincidiremos en ninguna. Mire de reojo la puerta esperando ver
a mi sexy novio, pero entra varios compañeros antes de que aparezca,
pero no viene solo, una chica de pelo rubio lo acompaña y le hace ojitos
a mi novio.
Diego apenas escucha lo que le está diciendo la chica. Él me busca con
la mirada y cuando me encuentra sus ojos se achican y me muestra su
jovial sonrisa para mí. Es tan guapo y sexy. Se disculpa con la chica y
camina rápidamente en donde me encuentro.
—¡Mi bella! —Exclama con demasiada emoción, lo que me hace sonreír
porque este chico vestido completamente de negro con el brazo tatuado
en lado izquierdo tiene toda la pinta de ser un chico malo, pero es
tierno y cursi que incluso me llega enferma con su amor.
Observó como aún varias chicas suspiran por él, pero Diego solo tiene
ojos para mí. A veces me parece de locos que él se haya fijado en mí.
Repase rápidamente como anda vestido con sus típicos pantalones
negro roto en las rodillas y una camiseta simple negra.
—¡Mi chico cursi y ardiente! —Respondo de vuelta.
Diego se sienta a mi lado y toma mi mano.
—¿Cómo estás? —Pregunta con preocupación.
Sé que está preocupado por mí, más porque ayer fue a dormir con sus
abuelos y yo me quede con la rubia y Cameron, pero aun así apenas
puede pegar un ojo anoche porque siento algo dentro de mí que esto es
solo inicio de una pesadilla y la siento muy cerca aun cuando todos han
bajado la guardia, sigo teniendo miedo de Nicolás y a la vez estaba
cansada de esperar que él haga su movimiento de una buena vez.
Aun así tengo la fe de que Mariel atrape a Nicolás por los otros cargos
donde ella aún sigue llevando la investigación, es por esa razón que
estoy fingiendo con todo el mundo de que estoy bien, a pesar de que
por dentro estoy muerta de miedo y contando los días, horas, minutos y
segundo para que esto termine.
—Sentada—contesté de forma irónica.
Él alza una ceja hacia mí a la falta de respuesta.
—Hablo de tu estado de ánimo, Anastasia. ¿Tuviste pesadilla anoche?
—Él juega con los dedos de mi mano.
Suelto un suspiro dramáticamente y apoyo mi cabeza en mi mano.
—Enamorada—respondo con una sonrisa burlona en mis labios.
Diego me mira desconcertado.
—¿Cómo? —pregunta alzando una ceja hacia mí.
—Me preguntaste sobre mi estado de ánimo los cuales son: feliz, triste,
enojado...—antes que terminara de hablar me interrumpió.
—Eso ya lo sé bella—una pequeña sonrisa burlona apareció—. ¿Estás
enamorada? ¿De quién? —Me sigue en el juego.
—De un estúpido que no para de preguntar cosas—comento con un
tono irónico y muerdo mi labio para aguantar mi risa.
Porque aún en mis días malos él siempre me está haciendo feliz, Diego
dice que soy su luz, pero para mí también lo es con sus chistes malos,
palabras cursis y su amor me alegra. Él dice que volvió a sonreír por mí,
y también lo hizo por mí, ambos hemos avanzado juntos.
Diego tomó mi cara entre sus manos y su pulgar acarició mi mejilla.
—¿Él estúpido pregunto soy yo? —Preguntó con cierta diversión en su
voz.
—Sigues preguntando cosas Diego, estás lento hoy día—respondo, él
negó con su cabeza.
Se inclinó y me beso lentamente, primero chupo mi labio inferior antes
de morderlo para luego profundizar el beso que fue lento y delicado, se
tomó su tiempo y sus dedos acariciaba mi mejilla haciendo todo aún
más tierno. ¡Dios, estoy tan enamorada! Ambos nos separamos por la
falta de aire. Lo miré tenía las pupilas dilatadas.
Diego comenzó a darme pequeños besos en el cuello que me hizo soltar
un pequeño gemido.
—Te extraño—susurro con la voz ronca.
—Estoy aquí—pongo mi mano en su pecho.
—No me refiero a eso, extraño estar sin ropa contigo en una cama
haciendo cosas locas con tu cuerpo, bella—me recuerda que ya
llevamos casi dos semanas sin sexo por diferentes motivos, la primera
fue que estuve con la regla y después ambos estábamos sumergidos con
las últimas pruebas de la universidad así que no hemos tenido tiempo.
Sonrió con diversión.
—¿Es una propuesta para tener sexo caliente? —Pregunté de broma.
Sus labios comenzaron a subir por mi cuello hasta llegar a mi mejilla
donde me dejó un largo beso, y su nariz acarició la mía.
—Si y te falto decir también sexo duro y caliente—me susurro con voz
ronca, haciendo que mi cuerpo se estremeciera.
Solté una risa, pero negué con la cabeza.
—Estamos en la universidad Diego—le recordé con una pequeña
sonrisa y posó su mano en mi cadera.
Él ladeó un poco su cabeza y una sonrisa traviesa comenzó a aparecer
en ese bello rostro, lo que me hacía saber que estaba teniendo una loca
idea.
—Bueno están los camerinos o el baño, ¿te animas, Anastasia?
—¡Diego!—, Exclame sorprendida—. Creo que nos escucharán las
personas que entran al baño—le susurro al oído.
Comenzó a darme pequeños besos en cuello y puso su mano en mi
muslo en donde comenzó a subir y a bajar
haciendo que mi temperatura suba. ¡Esto es una locura! Por dios
realmente estoy pensado si debemos tener sexo en los baños de la
universidad.
—Eso sería el problema contigo, porque tú no puedes controlar tus
gemidos cuando entro y salgo de ti—declaró en un tono burlón.
Solté un gemido pequeño cuando me pellizco la pierna.
—¿Qué te pasa a ti? A caso tu misión de hoy día es ponerme caliente o
¿Qué? —Pregunte sorprendida.
—No solo quiero que sientas como estoy yo—me guiño el ojo—. Yo
tengo erecciones con tan solo mírate y ver cómo muerdes tu labio
inferior. No me parece justo que siempre sea yo el que sufra por tener a
mi amigo ansioso por ti—se inclina hacia mí—. Ahora los dos estamos
calientes y cachondos. Un empate.
Pestañeo varias veces hacía porque eso me ha dejado incrédula ahora
resulta que es mi culpa que siempre ande caliente como si no me
pasara. Suelto un bufido y él suelta una pequeña carcajada antes de
robarme un beso.
Siento como cierra la puerta y Diego se separa rápidamente de mí.
Durante la clase nos felicitaron por haber pasado la mayoría el ramo y
también nos dio la típica charla de como pasamos el primer año
estábamos listos para soportar los años que durará nuestra carrera.
Diego fingió roncar, ya que él iba en segundo año, pero no había tomado
estos ramos y estuvo durante toda la clase intentando tocar más de lo
debido.
—¡Diego! —Exclamé en un susurro.
—¡Aburrida! —Me saca la lengua y siento como su mano va subiendo
por mi muslo hasta llegar al inicio. Trago duro y miró al profesor que
sigue hablando—. Me gusta esta falda—comenta con tanta calma y le
pego una palmada cuando sus dedos hacen presión en mi sexo.
—¡Manos quietas! —Le ordenó, pero él solamente ve con una tierna
sonrisa de niño bueno—. Basta, Diego.
—¡Cobarde! Solo quiero regalarte un orgasmo y así me lo pagas
retándome—se lleva una mano al corazón y hace un puchero
Negué con la cabeza y resto de la clase fue entre bromas y Diego intentó
meterme mano para molestarme, quería matarlo, pero a la vez quería
besarlo. Durante el día estuve en diferentes clases hasta que por fin
terminamos este día.
Me acerqué a la rubia quien estaba hablando con Cameron y le di un
beso en su mejilla. Ella me miró sorprendida y luego me rodeó con su
brazo.
—¿Cómo estás mi rubia bonita? —Pregunte con una sonrisa.
Alejandra abrió los ojos e hizo una pequeña mueca y sus ojos
decayeron. ¡Mierda! Mi hermano siempre le decía rubia bonita, siempre
quise que ellos tuvieran algo, ya que Alejandra babea por mi hermano y
sé que en fondo a Alex también le gustaba...A veces me pregunto si Alex
estuviera aquí...¿ellos dos estarían juntos? Pero luego pienso que ella es
feliz con Cameron.
—Bien—dijo algo incómoda. La miré fijamente y ella lo noto, y forzó
una sonrisa—. Me quedaré hoy con Cameron en su departamento ahora
que estoy más calmado, necesito que me des un respiro, Anastasia.
Hice una mueca porque no me parecía una buena idea en absoluto. El
dolor de mi pecho comenzó a crecer.
—Alejandra... —Comencé a decir, pero ella me interrumpió.
—Nada malo va a pasarme, Anastasia. Además, tengo a ese guapo
policía que me persigue a todas partes—me recuerda e inclina su
cabeza donde se encuentran los policías vigilándonos.
—No me parece buena idea—intentó de nuevo porque tengo un mal
presentimiento hace días y esto no me gusta.
Ella soltó un bufido.
—Solo será una noche Anastasia, necesitamos algo de privacidad—dijo
algo molesta y di un paso atrás porque eso dolió—. ¡Mierda! No quise
decir eso, solo queremos algo de privacidad, ¿lo entiendes?
Asentí con mi cabeza y Diego me abrazó con fuerza.
—Te amo, rubia, no quiero que te sientas asfixiada por mí—le susurro y
ella me abraza con fuerza—. Pásalo bien con tu guapo chico.
—Sé que lo hace porque me cuidas, pero necesitamos esto por esta
tarde y noche. Y también te amo.
Asentí con mi cabeza, ellos se despidieron de nosotros. Observe cómo el
policía se subía al auto para seguirlo, pero esta presión que sentía en
pecho no se iba en cambio aumentaba. Diego tomó mi mano y me guio a
su todoterreno para que nos fuéramos también.
Durante el camino me sentía extraña y él lo noto porque comenzó a
cantar una canción de los Guns N'Roses la tonada es tranquila y Diego
comenzó a silbar tal como lo hacía el cantante.
Shed a tear 'cause I'm missin' you
I'm still alright to smile
Girl, I think about you every day now
Was a time when I wasn't sure
But you set my mind at ease
There is no doubt
You're in my heart now
Vertí una lágrima porque te estoy extrañando
Aún estoy bien para sonreír
Chica, ahora pienso en ti todos los días
Hubo un tiempo cuando yo no estaba seguro
Pero pusiste mi mente a gusto
No hay dudas
Tú estás en mi corazón ahora
Sonreí. Diego paro en un semáforo que estaba rojo y tomó mi barbilla
entre sus dedos y siguió cantando con emoción: Said, woman, take it
slow
It'll work itself out fine
All we need is just a little patience
Said, sugar, make it slow
And we come together fine
All we need is just a little patience
(patience)
Mm, yeah
Dije, mujer, tómalo con calma
Funcionará bien por si solo
Todo lo que necesitamos es un poco de paciencia
Dije, cariño, hazlo lento
Y nosotros llegamos bien juntos
Todo lo que necesitamos es un poco de paciencia
(Paciencia)
Mm, si
La canción avanzó y Diego la siguió cantando con esa voz tan sensual y
ronca que me estaba volviendo loca. No es la
primera vez que lo escucho cantar, aún recuerdo que la primera vez que
cantó para mí fue la canción easier de 5
Seconds of Summer y ahora está patiencie de los Guns N'Roses.
—¿Te gusto? Esa fue patiencie de los Guns N'Roses es una de mis
canciones favorita. Me trae paz cuando la escucho al igual que tú, mi
bella—comenta con verdadera emoción, y doblando a la izquierda.
—¡Cursi!
Él puso los ojos en blanco y dobló a la derecha para ingresar al
subterráneo de nuestro edificio. Cerré la puerta de mi departamento y
Diego entró en mi cocina aun tarareando la canción de los Guns
N'Roses. En ese momento me entró una llamada, mire un momento a
Diego, quien me estaba observando con curiosidad.
—¿Quién está llamando? —Pregunta con diversión—. Haré un pastel de
chocolate.
—Es Simón—contesté con sinceridad—. No me tardaré en bajar, ¿vale?
—Vale—respondió con cierto recelo que me hizo sonreír porque estaba
celoso—. No me mires así, no estoy celoso, bella.
—Ajá—contesté aguantándome la risa.
—¡Que no lo estoy! —Exclamó con tono de burla y se acercó a mí—.
Porque tú me amas a mí.
—Tiene lógica. Vuelvo enseguida, ¿vale? No me extrañes mucho—me
burlo de él antes de comenzar a subir la escalera.
—Yo siempre te estoy extrañando bella—responde con un grito.
Contesté la llamada de Simón, pero colgó. Lo llamé de vuelta y mordí mi
labio inferior con fuerza, sonó uno, dos hasta tres timbres antes de que
él contestara el teléfono:
—Anastasia—dijo mi nombre con suspiro—. ¿En dónde estás?
—En mi casa, ¿por qué? ¿Has visto las noticias? —pregunté, cerrando la
puerta de mi habitación—. No entiendo, tú sabes muy bien que Nicolás
es el asesino, ¿verdad?
Él soltó un gruñido con unas palabras incoherente que no logre
escuchar bien y sentí que arrastraba una silla.
—Anastasia no salgas de tu departamento y no dejes que Alejandra lo
haga, las medidas han bajado porque los policías solo quieren culpar a
alguien luego y ese sujeto que tiene en las rejas calza mejor que mi
hermano. A Mariel la removieron porque ella seguía diciendo que no
encajaba las otras pruebas que tiene como la mordida que se le
encontraron a las víctimas—él soltó un suspiro—. Y... Anastasia, tú te
has fijado en cómo son físicamente las chicas que han desaparecido, no
te suena familiar.
Fruncí el ceño porque la verdad me he alejado de eso no quería saber
nada, si estaba pendiente de cuantas chicas había desaparecido cada
día, claro que he visto algunas fotos, pero nunca me he fijado tanto en
ellas.
—Si, pero no me he fijado tanto en ellas, ¿Por qué? —Pregunte
preocupada porque no me estaba gustando nada la conversión—. ¿Qué
tenía esas chicas? Porque tú hermanos las mato, ¿qué tenía ella para
que él se fijara en ellas?—
pregunte con la voz rota.
Simón soltó un suspiro antes de contestar:
—Anastasia, yo... —Se quedó unos segundo callado antes de continuar
—. Será mejor que no lo sepas por tu bien.
Me limpié una lágrima que rodaban en mi mejilla y negué con la cabeza
porque necesitaba saber la razón de una vez, estaba cansada del
misterio entre Harry, Mariel y Simón, se supone que yo también soy
parte del grupo, pero últimamente me esconde toda la información.
—Simón, eres mi amigo y estoy cansada de que me mientas. Por
primera vez te pido que me cuentes el motivo de una jodida vez,
¡Dímelo! Por favor—Le supliqué entre molesta y enojada.
—Anastasia, créeme es mejor que no lo sepas es lo mejor para ti—solté
una maldición y comencé a presionarlo hasta que se quedó callado
unos segundo antes de añadir—: Porque todas esas chicas se parecen a
ti, Anastasia, todas tiene algo similar a ti—dijo con la voz rota.
Apenas puede procesar sus palabras porque no podía ser cierto eso,
¿verdad? Todas esas chicas murieron por mi culpa ¡Dios no! Me llevé
una mano a la boca porque tenía ganas de vomitar sentía tanto asco por
mí, yo maté a esas chicas solo porque tenía similitudes a mí, yo las
condenes. ¡Dios mío! Esto es mi culpa... Yo debí haber muerto y no esas
chicas que tenían toda una vida por delante.
Sentí que Simón me llamaba, pero no podía respirar sentía como mi
vida se estaba cayendo a pedazos. No es justo.
Yo debí morir. Me miré de reojo en el espejo y me di asco a mí misma.
Me llevé una mano a la boca y corrí al baño a vomitar todo porque hace
esto hasta cuando me va a torturar así, apenas llegue a lavamanos
cuando expulse todo lo que tenía mi estómago.
Cuando pare de vomitar, me mire de reojo en espejo y me di asco a
misma. Yo era la culpable de que esas chicas estuvieran muertas y solo
porque tenía algo parecido a mí, era mi culpa y me odie. Me acerqué al
espejo y le pegué un puñetazo donde se clisó, varios pedazos de vidrio
se incrustaron en mi mano.
Me destrozo, lo logró—rompo a llorar antes de abrazarme con fuerza
porque no me mata ya. Sentí como alguien abría la puerta del baño y
después me abraza por la cintura sabía que era Diego, pero no podía
respirar y apenas podía verlo a través de mis lágrimas.
—¿Qué hiciste Anastasia? —Siento me pregunta más cosas, pero no lo
escuchó porque sigo pensando en cada chica que Nicolás mato por mi
p q g p q p
culpa, y de nuevo siento ganas de vomitar... Porque yo las condene...yo
las mate—.
Responde por favor.
Siento como limpia mis manos y retira los pedazos de vidrio, apenas
siento dolor porque siento que ya morir, me siento asqueada. Siento
que pasan varios minutos y Diego me cura la mano izquierda con
cuidado y luego me toma entre sus brazos, me saca del baño.
Diego acaricia mis mejillas intentando limpiar mis lágrimas y me
abrazo a mí misma.
—Anastasia háblame por favor—me rogó con la voz rota y, tomó mi
barbilla con cuidado—. ¿Qué ocurre? Háblame por favor, estoy aquí
para escucharte y apoyarte, mi bella.
—Soy mala, Diego—susurro con ronca y me paso la manga de mi
polerón por mi nariz—. Aléjate de mí porque solo sé causar daño y aún
puedes salvarte de mí.
Él niega con la cabeza y toma mi cara entre sus manos para que lo mire
fijamente. Diego me da un beso, pero no me muevo y él insiste
chupando mi labio inferior para luego besarme de nuevo, pero no hago
nada porque no puedo.
Nicolás me ha destrozado por completo.
—Por favor—me ruega. Niego con la cabeza y él suelta un gruñido—.
Por favor no te rindas Anastasia, cuéntame que paso, por favor.
—Soy una asesina—confesé con la voz rota y me llevé la mano a la boca
porque tenía ganas de vomitar de nuevo.
Lo miro y veo que está llorando, sus manos tomaron mi rostro y niega
con la cabeza una y otra vez.
—No, lo eres. Tú no eres la responsable de nada Anastasia, tú no tienes
la culpa de nada de lo que ha hecho Nicolás, tú solo eres una víctima—
dice con la voz rota, acariciando mi mejilla—. Tú eres buena, eres
bondadosa, amable, tierna y apasionada, no eres mala. Solo has sufrido
mucho, Anastasia, pero no eres mala. Lo entiendes, ¿verdad?
Negué con la cabeza.
—Escúchame Anastasia, tú no eres mala, eres buena y pura, tienes
mucha bondad dentro de ti, eres una de las mejores personas que han
conocido en mi vida. Tú no tienes por qué sentirte responsable sobre lo
que hace Nicolás, cada persona toma su propias decisiones, él es malo,
no tú. Ahora quiero que me mires—lo mire fijamente—. Y
muéstrame una hermosa sonrisa para mí, por favor.
Intento sonreír, pero no puedo. Diego no me obliga de nuevo a sonreír
para él porque no puedo por ahora. Diego me abrazó con fuerza, y
comenzó a tararear una canción.
How deep is your love?
How deep is your love?
How deep is your love?
I really mean to learn
Because we're living in a world of fools
Breaking us down when they all should let us be
We belong to you and me.
¿Cómo de profundo es tu amor?
¿Cómo de profundo es tu amor?
¿Cómo de profundo es tu amor?
De verdad quiero saberlo,
porque vivimos en un mundo de tontos,
que nos destruyen cuando deberían dejarnos vivir en paz.
Nos pertenecemos el uno al otro
No puedo evitar sonreír un poco porque esa canción suena mucho a lo
que nos está pasando porque no dejan vivir en paz. Alzó mi barbilla y
veo que me está observando con mucha atención y con una pequeña
sonrisa que me contagia.
—Eso es bella sonríe para mí—me dice acariciando mi mejilla.
—¿Cómo se llama la canción? —Pregunte con una pequeña sonrisa y
pasó sus dedos por mi pelo.
—How Deep is your love de Been Grees, no puedo creer que nunca la
escucharas cuando es un clásico—dice un poco ofendido lo que me
hace reír.
—No escucho música antigua.
—Tú te la pierdes—se burla y me atrae a su pecho—. ¿Qué fue lo que
pasó? Anastasia quebraste el espejo y dañaste tu mano izquierda. Me
preocupé jodidamente cuando te vi llorando con tu mano llena de
sangre.
»¿Quieres hablarlo conmigo? —Pregunto una vez más, pero negué con
la cabeza aún no estaba lista—. Quieres un poco de pastel de chocolate
—me ofreció con una pequeña sonrisa.
Solté un suspiro.
—Eres mejor novio, en serio, Diego—le di un suave beso.
—Lo sé, bella, soy un novio increíble por eso no tienes que dejarme ir
nunca.

******
Pasamos las horas viendo películas, la mano izquierda me dolía, pero
era soportable. Diego no me insistió más sobre el tema, pero aun
cuando intente relajarme o concéntrame en las películas no podía
sentía esta presión en mi pecho crecía y me ponía aún más inquieta
no tener a la rubia y Cameron en el departamento.

Le mande un rápido mensaje a la rubia para saber cómo andaba todo,


pero tampoco quería asfixiarla, quiero que ella tenga su privacidad con
su pareja.
—¿Te duele la mano? —Toma mi mano y le da pequeños besos—. Mi
abuela quiere volver a verte y que pasemos unos días en su casa
cocinando y viendo fotos mías de pequeño.
—Dieguito—, lo llamé por el apodo tan tierno que le dice su abuela—.
Me encantaría, tus abuelos son geniales, sobre todo tu abuela.
Él suelta una risa y juega con los dedos de mi mano.
—Mi abuela te amo y quedó maravilla... Creo que se enamoró de ti al
igual que yo—solté una risa—. Amo escucharte reír, bella, quiero tu
felicidad para mí es muy importante que sea feliz porque cuando estas
tristes yo también lo estoy y cuando tú sufre también lo hago porque no
quiero que te sigan lastimando y me siento impotente al saber que no
puedo hacer nada para aliviar tu dolor.
Me senté en su regazo y aparté varios mechones de su pelo. Él me
abrazó con fuerza y me apegó aún más a su pecho.
—Yo no quiero que tú sufras Diego.
En ese momento sentimos que alguien estaba azotando mi puerta y
comenzó a gritar mi nombre. Diego me miró unos segundos antes de
que ambos bajáramos las escaleras cuando estuvimos cerca de la
puerta pude distinguir que la persona que gritaba era Cameron. Abrí la
puerta con rapidez y estaba sangrando, pero no estaba Alejandra y lo
supe...Nicolás se llevó a Alejandra.
—No, por favor, no dime que no es lo que creo—rompí a llorar en esos
momentos y sentí los brazos de Diego tomando de la cintura, pero me
suelto de su agarre—. ¡No!—gritó.
Me acerqué a Cameron quien estaba llorando en el suelo.
—¿Cómo pasó? ¿Cómo pudo ocurrir? —grité desesperada—. Habla
Cameron—le exige desesperada porque tenía los minutos contando.
Diego comenzó a curar a Cameron y tomó su mano para que supiera
que estaba con él y poder escuchar cómo sucedieron las cosas aun
cuando quería zarandearlo y gritarle, pero él no tenía la culpa y
Cameron es un pan de dios.
—Nosotros bajamos a comprar con el policía, pero antes de que
saliéramos del edificio algo me golpeó la cabeza dejándome
inconsciente... Cuando desperté me acerque al auto del policía...él
estaba muerto y desnudo...creo que Nicolás le robo la ropa por eso fue
fácil para él acceder a mi edificio nadie entrar sin invitación... Yo—
rompió a llorar y lo abracé con fuerza.
Llame Harry para que viniera rápidamente a mi departamento. Observé
como Diego abrazaba a Cameron con fuerza y subí las escaleras para
rescatar mi antiguo teléfono donde tenía el número de Nicolás. Entre en
mi closet y busqué en mis maletas y por fin lo encontré.
—¡Mierda no tiene bacteria! —Exclamó molesta cuando dice el teléfono
que no tiene bacteria.
q
Tome mi cargador y lo enchufe rápidamente. En ese momento entró
Mariel, quien me abrazó con fuerza y escondí mi cara en su pecho, en
donde comencé a llorar porque mi rubia bonita estaba en las manos de
ese desgraciado.
—Por favor, dime que es mentira Mariel—le susurre. Ella limpió mis
lágrimas y negó con la cabeza. Solté un grito y siento como me abraza
con fuerza—. Tengo que ir yo, él me quiere a mí.
—Tú no harás eso—dice Harry entrando en mi closet junto a Diego,
Simón y Cameron. Él comienza a sacar su computadora y toma mi
teléfono en donde le inserta algo—Chip de rastreo, Nicolás se pondrá
en contacto contigo así que rastreamos su llamada para atraparlo.
Dame tu teléfono Simón.
Simón estiró su mano con su celular y se lo entregó. Me acerqué a
Cameron quien me abrazó fuertemente.
—Yo no puedo vivir sin ella—me susurro con la voz rota—. Es el amor
de mi vida, Anastasia. Dime que ella estará
bien, por favor—me suplica.
—Te lo prometo Cameron, no dejaré que nadie le haga daño.
Pasaron las horas y Nicolás nunca llamó. Diego llevó a Cameron a una
de las habitaciones y Mariel no ha soltado el teléfono. Me secó las
lágrimas y subo mi cuarto. Saco mi teléfono antiguo y marco su número,
suena hasta el tercer timbrazo hasta que escucho su respiración a
través de la línea.
—Anastasia—, susurra mi nombre. Me quedé paralizada, pero
reaccionó rápidamente este momento tarde o temprano iba a llegar—.
Estaba esperando tu llamado ¿me has extrañado? Ah porque yo sí, eso
lo puedes ver en mis actos.
Trague duro antes de contestar y me limpie las lágrimas porque tengo
que concentrarme para que la rubia salga sana de ese lugar.
—¿En dónde estás? No le hagas nada, Nicolás ¿Qué quieres?
—Me gusta escuchar esas palabras saliendo de tu boca. Tu vida por la
de ella. Un trato justo creó yo, ella no es mi objetivo, lo eres tú. Yo que tú
no lo pienso tanto total si la mato solo será una más—dijo con
verdadera maldad que me hizo temblar de miedo.
—No le hagas nada. Está bien, lo haré que tengo que hacer—escuché
con atención sus intrusiones antes de colgar la llamada y rápidamente
comencé a buscar lo que me dijo que había dejado en mi departamento.
Me encerré en el baño y comencé a llorar no por mi vida, sino porque
no sabía si era verdad su promesa de que dejara a Alejandra a salvo.
Sentí como la puerta se abría y entraba Diego, me abraza con fuerza.
—Siento que me estoy muriendo Diego, sabía que no tenía que
dejarla...es mi culpa si algo le pasa... —antes de que terminara de hablar
él me interrumpió.
—Confía Anastasia. Harry y Mariel se fueron porque tenía una pista,
por favor confía en ellos—me suplico tomando mis manos.
Me acerqué a él y le di un beso porque tal vez, no volvería a ver Diego.
Me dolía no poder cumplir con su promesa, pero en fondo de mí sabía
que no volvería de ese encuentro, lo tenía aceptado de hace semanas,
pero eso no significa que no pelearé hasta el final.
—Te amo Diego, jamás lo olvides ¿vale? —Susurre con la voz rota—.
Eres lo mejor que me ha pasado en estos meses, Diego me has
enseñado tantas cosas y tantos valores, amar de esta forma tan pura y
bonita. Te amo mucho.
Él frunció el ceño y luego abrió los ojos con terror. Me abrazó con fuerza
y sentí como clava sus dedos en mi cintura.
—No hagas una locura, no me dejes, Anastasia.
—Diego—, susurre.
—No me dejes por favor, te necesito eres la luz en mi vida. Deja que
Harry y Mariel hagan su trabajo...no te arriesgues por favor—me
suplicó con la voz rota.
Limpié varias lágrimas que caí por sus mejillas.
—Diego, ya no queda más de mí...Me odio mírame— tomé su cara entre
mis manos—Mírame, Nicolás mato a todas esas mujeres pensando en
mí, eran chicas jóvenes que tenía todo un futuro por delante y él se las
llevó por tener rasgo parecido a mí dudo que pueda sanarme. Ya no
queda nada más en mí.
—No eres culpable de nada. Eres mi luz Anastasia—me beso con
fuerza, pero me quede quieta—. Me prometiste que nos íbamos a casar
a los treinta años. Me lo prometiste que no ibas a ser una locura—
limpie las lágrimas que caían por sus mejillas—. Eres el aire que respiro
Anastasia, si te pierdo me voy a perder a mí mismo, no me dejes te
necesito.
—Diego—, susurre con la voz rota.
En ese momento alguien tocó la puerta y vi a Simón quien nos miraba
fijamente con los ojos rojos.
—Han encontrado otro cuerpo en un parque.
Nos levantamos rápidamente y bajó a ver la televisión en donde
veíamos como Mariel y Harry entraba en la escena.
Me abracé a misma, no podían hacer nada Nicolás era más rápido que la
policía y no podía depender de ellos tenía que seguir el plan y lo haría,
haría lo que hiciera falta para salvar a Alejandra. Nicolás era muy
inteligente y no sabía cómo lo hacía, pero iba diez pasos más adelante
que la policía.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien, se supone
que ayer iba subir el final, pero la señal de mi compañía decidió
desaparecer y llego como las 8 de la noche y estaba super mala y no me
dejaba subir los capítulos así que tuve que subirlo hoy. Bueno ya estamos
en final en una hora mas se sube el segundo de los tres capítulos.
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 81 (Penúltimo)
Mire el reloj marcaban las dos de la mañana, estaba aterrada por lo que
acabo de hacer, pero estaba siguiendo las instrucciones de Nicolás
porque él sabe que estoy vigilada, nada de teléfono. Limpié las lágrimas
que caían por mis mejillas y me acerqué a Diego quien estaba
profundamente dormido o drogado. Me siento horrible haberlo
drogado, pero fueron las instrucciones y no solamente fue a él también
a Simón, Cameron y al policía que se quedó vigilando.
Guarde el cuchillo en mi espalda y unas horquillas en mi pelo. Acepte ir
a ese lugar, pero eso no significa que no lucharé con uñas y dientes para
salir de ahí. Me acerqué a él y le di un beso en su frente.
—Te amo Diego sin duda eres lo mejor que me ha pasado—acaricie su
mano en donde él se removió—. Lo siento, pero tengo que salvar a
Alejandra, perdóname por drogarte Diego, pero... Ella no merece eso y
ninguna de esas chicas lo merecen.
Solté un suspiro enorme y me limpié una lágrima que recorría mi
mejilla. «Tengo que ser fuerte y valiente»—me digo a mí misma
Salgo con cuidado de mi departamento y presiono el botón del
ascensor. Cuando llego al sótano veo que hay un policía, pero está
mirando su teléfono. Me agacho y comienzo a caminar lentamente hacia
la salida en donde me pongo un gorro para no me reconozca.
Corrí hacia una esquina y tomé un taxi en donde le pido que me lleve a
un alquiler de coches de veinticuatro horas. Me subo a al auto y respiro
profundo siento como cuchillo hace presión en mi espalda. Apoyo mi
cabeza contra el
manubrio, tenía que controlarme y ser fría.
—No es el momento de ser débil Anastasia—me recuerdo a mí misma
—. Te salvaré Alejandra, solo espera unos minutos, sigue luchando por
favor.
Encendí el coche y me dirigí a esa maldita cabaña. Todo el camino
estuve nerviosa y tuve que parar dos veces para vomitar, sentía tanto
asco hacia Nicolás y de lo que era capaz de hacer y también me sentía
asqueada por mí misma porque yo fui la que condenó a esas chicas, yo
las mate. No puedo...más, él sabía que esto me mataría...no lo voy a
resistir por muchas terapias, no podré verme de nuevo sin sentir asco
de mi apariencia.
—Otra vez no—Detengo el vehículo y salgo rápidamente para vomitar o
más bien para dar arcadas, ya no tenía nada en mi estómago solo agua
—. Tienes que ser fuerte Anastasia, esta vez solamente es Nicolás y tú—
me doy ánimo a misma.
Me volví a subir al auto y me limpié el sudor que recorría mi frente. Me
sentía muy mal, y la mano izquierda me está jodiendo, pero tengo que
ser fuerte. Volví a encender el vehículo y retomé el camino hacia la
cabaña de terror. Doble a la izquierda en donde tomé un camino de
tierra y los árboles empezaron a parecer dándole un toque aún más
tenebroso. Me bajé donde Nicolás me dijo en la llamada y seguí
caminado a pie.
Mire a mi alrededor y estaba oscuro y tenebroso. «Realmente era mi
película de terror»—me dije a mi misma. Caminé un poco más por el
camino hasta que una pequeña y acogedora cabaña de madera apareció
a mi vista.
—Eres puntual—dice Nicolás fumando un cigarro tranquilamente.
Me limpié las manos en pantalón porque estaba algo sudada, cuanto
estuve más cerca solté un grito de horror porque su camiseta estaba
llena de sangre y me tapé la boca para no vomitar. Cerré los ojos
esperando que esto fuera solo una pesadilla.
—Acércate Anastasia, no te haré nada por ahora—dice con una voz
calmada—. ¡Dije que te acerques! —Me gritó.
Tragué duro y me acerqué cada vez más a él, pero me daba tanto miedo,
tenía frente a mi peor pesadilla. Nicolás sonrió de lado como cuando
estábamos juntos y me dio un escalofrío y di un paso atrás.
—Quieta Anastasia—dice dándole otra calada a su cigarro.
—¿En dónde está Alejandra? —Pregunte abrazándome a mí misma.
Nicolás tiró al suelo el cigarro y dio tres pasos así a mí en donde me
tomo del cuello y me azotó contra un árbol. Solté un gemido de dolor
porque fue tan rápido, su mano comenzó a acariciar mi mejilla.
—Ella ya está a salvo con un pequeño regalo para tus amigos los
policías—apretó más mi cuello y vi como sus pupilas comenzaron a
dilatarse. Esto realmente lo excita, maltratar a mujeres—Tu vida a
cambio de la de tu amiga. ¡Que novele de tu parte Anastasia! —Exclamó
en tono de burla.
Nicolás apretó más mi cuello y comenzó a darme besos en cuello, podía
sentir el olor a sangre seca que hacía que se me revolviera aún más el
estómago. Nicolás tomó con fuerza mi rostro para que lo mirara, y
limpio una lágrima que rodaba por mi mejilla.
—Eres tan buena, Anastasia. El mundo necesita más personas como tú,
necesita a más gente que esté dispuesta a dar su vida por las personas
que aman sin interés como tú lo haces. —él apretó más mi cuello e
intenté separarlo, pero él rio como un maniático—. Pero este mundo es
cruel Anastasia, créeme hay mucha más persona como yo allá afuera
haciendo su vida normal, oculto. Uno de cada diez niños nace siendo un
monstruo.
»Los asesinos somos sus hijos, somos esposos, amigos, estamos en
todas partes y el mundo no se da cuenta de que estamos con ellos.
Él apretó aún más mi cuello, sentí como mis pies dejaban de tocar la
tierra y aumentaba la presión, comencé a toser y
a rasguñar sus brazos para que me soltara porque no podía respirar.
Nicolás me dio un beso en los labios antes de soltarme para caer al piso.
Tome grandes respiraciones de aire e intente levantarme, pero él me
agarró del pelo e hizo que lo mirara.
—Tengo una duda mi chica bonita, ¿Por qué te sacrificaste por ella? La
gente muere todo el tiempo, ¿qué significa una persona menos en esta
tierra? Si al final ella va a morir igual en algún momento de su vida. La
muerte llega tarde o temprano.
No dije nada por qué es evidente que no sirve explicarle el dolor que se
siente cuando pierdes alguien cercano a ti, él nunca lo va a entender lo
que es amar alguien tanto que darías tu vida a cambio de que ella esté
bien, él nunca lo va a entender por qué es un psicópata que no puede
sentir amor por alguien ni siquiera por su propio hermano. Nicolás no
es capaz de ponerse en tu lugar y sentir tus sentimientos.
—¡Responde maldita puta! —Me pego una patada que me hizo doblar y
ponerme en posición fetal para protegerme—.
Eres tan débil Anastasia, ya no eres nadie. Sabía que te mataría con la
muerte de tu hermano. Mmm...es gracioso porque tu hermano me
amenazó incontables veces a espalda de ti y me tenía cansado de sus
amenazas diciendo que tú eras mejor que yo.
Nicolás tira de mí para ponerme en pie y toso un poco intentó
recuperar el aire.
—Porque la amo—conteste en un susurro—. Yo la amo porque es como
mi hermana y daría mi vida por ella así de simple Nicolás, pero tú
nunca sabrás lo que es amar a alguien porque eres un monstruo
incapaz de tener empatía por otras personas y me das pena. Todas esas
personas que has matado valían más que tú porque eran buenas y
amadas, en cambio tú—lo mire con asco y él apretó aún más sus puños
—. Eres un ser despreciable con una cara bonita.
Esquive su puñetazo y lanzó un golpe que va directo a su mejilla. Sonrió
porque ahora solo somos los dos y si muero lo haré sabiendo que peleé
por mi vida. Me acerco a él dispuesto a pegarle otro puñetazo, pero me
detengo cuando saca una pistola.
—¡Quieta maldita puta! O te lo juro que te mato y nunca fallo—dice
tranquilamente y carga la pistola.
Mi respiración es agitada mientras alzo la vista a mi demonio personal.
Mi cuerpo tiembla por completo porque tengo que tratar de calmarlo y
hacer tiempo para salir de aquí como pueda.
—Ahora será una niña buena y vas a comportarte, Anastasia una más y
te lo juro que no dudaré en dispararte. Ahora entrarás en esa puta casa
que tengo una sorpresa para ti—me tomo de la muñeca y me apego a su
pecho—. Porque no estamos solos, tenemos una pequeña visita.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y me solté su agarre e intenté correr,
pero me apretó con más fuerza y suelto un gemido de dolor cuando su
mano golpeó mi mejilla derecha.
—No, no, mi bonita. Tenemos muchos asuntos pendientes entre tú y yo
—me agarró del cuello y pegó su frente contra la mía—. No me hagas
enojar más de lo que estoy Anastasia, no voy a dejarte ir. Vas a morir.
Ese era tracto, la vida de Alejandra por la tuya, yo lo cumplí ahora
pórtate bien y tal vez si lo haces tú muerte no va a ser dolorosa.
Asentí con mi cabeza y comienzo a derramar lágrimas sintiendo su
mano ascender de mi espalda hasta mi cabello donde tira de él y me
guía a la cabaña del terror ¿Cuántas chicas cruzaron esa puerta viva y
luego ya no? Ahora era mi turno.
Cuando entramos en la cabaña, me imagine las peores paredes llenas de
sangre, basura, ratas, pero no, todo estaba impecable y limpio. Me
arrastró hacia una habitación donde abrió la puerta y me aferro al
marco del pasillo porque no quiero entrar ahí. Él suelta una risa y me
pega una cachetada y me empuja hasta que caigo al suelo.
—Te estás portando muy mal y me estoy enojando cada vez más
Anastasia, pero no creas que me desquitaré contigo.
No, no, no, tú eres fuerte y puedes aguantar una paliza, pero creo que
ella no lo soportaría—sonríe con maldad hacia
el fondo de la habitación.
Mi cuero cabelludo me pica y comienzo a llorar al pensar que puede ser
Alejandra herida y que al final nos mate a las dos. Giro mi cabeza y mi
corazón se parte aún más porque no es Alejandra en el fondo de la
habitación, ahí una niña con pelo castaño largo, abrazando a un
peluche.
—No me hagas enojar más—me susurra con voz amenazadora y me
levanta del suelo— ¡A que es bonita! —Exclama.
La niña que debe tener unos diez años abraza aún más su peluche ¡Dios
yo la condene a esto!
—Se parece mucho a ti. Es como verte a los diez años—dice acariciando
mi mejilla y rompo a llorar porque esto es mi culpa, ella está aquí por
mi culpa—. La pequeña iba tranquilamente a su escuela, pero se topó
con alguien malo, muy malo—dice con voz infantil, pero burlón.
La niña comienza a llorar con más fuerza y Nicolás me suelta para
acercarse a ella, pero me interpongo porque no dejaré que la toco, no
mientras esté yo que haga conmigo lo que quiera.
—¡No la toques!
Me miro molesto y me pego un puñetazo donde caigo al suelo y
comienzo a arrastrarme por el suelo, pero él vuelve a pegarme una
patada con fuerza que me corta la respiración por varios segundos.
Escucho como la niña comienza a gritar que ¡No la toque! Miré de reojo
y vi que Nicolás estaba acariciando su mejilla.
Me levanté rápidamente porque tenía que protegerla. Nicolás rodó los
antes de bloquear mi golpe, pero tomé su mano y lancé un puñetazo
con mi mano izquierda que me dolió por los cortes. Él se soltó un
gemido y lanzó otro puñetazo, pero lo bloqueo, tomó mis manos y las
apretó con fuerza haciéndome gritar de dolor. Me pego un codazo, pero
aun así no me moví y seguí protegiendo a la niña quien abraza una
pierna mía en busca de protección.
—Quítate Anastasia, quiero hablar con la niña—negué con la cabeza y
sentí como la niña abrazaba más mi pierna—.
¡Quítate de ahí ahora, es mi juguete! —Grito furioso como si fuera una
bestia.
En ese momento sentí tanta rabia que no sé cómo me solté de su agarre,
pero apreté con fuerza mi puño y lancé un golpe de nuevo en su nariz
donde comenzó a salir un breve rastro de sangre. Se pasó una mano por
la nariz cuando vio que estaba sangrando me miró de una forma que
realmente me dio miedo. En su mirada había puro odio. La niña seguía
llorando y pongo una mano en su hombro para protegerla aún más.
¿Qué fue lo que le hizo? —preguntaba para mí misma.
—Mi paciencia se agotó, maldita zorra de mierda—A empujones y
prácticamente me arrastra por la habitación hasta sacarme de ahí y me
p p y
da un fuerte bofetada que me hace caer al suelo. El ardor es intenso,
pero puedo soportar pero aun así las lágrimas escapan por mis mejillas.
Él se agacha para estar a mi altura y me observa con una sonrisa de
sádico. ¡Él la está pasando bomba! —Exclamó de forma irónica en mi
mente. Las venas de su cuello se marcan, está furioso, pero valió la pena
mientras su ira está dirigida a mí y no toque a esa inocente niña.
—Sigues siendo una maldita fiera, pero tranquila mi bonita que sé muy
bien cómo tratar a las chicas como tú.
Tomó en un puño mi pelo y me alzo para que me pusiera de pie, me
agarró con fuerza y tiró de mí para que bajara las escaleras. Prendió la
luz cuando estuvimos abajo y me tape los ojos porque había... había un
cuerpo de una chica en suelo y desnudo. El sótano olía mal y me llevé
las manos a la boca para no vomitar.
—Ups se me olvido de que tenía alguien—camina hacia donde se
encuentra el cuerpo desnudo de la chica, me acerco un poco para ver si
está viva, pero tiene los ojos abiertos con una mirada de horror. Suelto
un grito y cierro los ojos con fuerza, esto no es real, no es real—.
Llegaste tarde para salvarla, Anastasia. Otra muerte sobre ti.
Rompí a llorar y sentí asco como las manos de Nicolás recorrían el
cuerpo de la chica porque ella no merecía eso. Sé que no hay manera
que escape de aquí, no hay suficiente tiempo para mí, pero puedo salvar
a esa niña inocente.
Tengo que sacarla como sea de aquí.
—Era bonita, al igual que tú y tenía solo 18 años. No te sientes mal
contigo misma, al saber que todas las chicas que he matado son porque
me recuerdan a ti—apenas puedo verlo a través de mis lágrimas. Él se
acerca y me da pequeños golpes en la frente—. Tú las mataste
Anastasia, es tu culpa que yo matara a todas esas chicas porque te
extrañaba.
Acaricia mi mejilla con cuidado y limpia las lágrimas que ruedan por mi
mejilla. Me quedo quieta porque tiene razón yo las mate, las condenó al
igual que mi hermano.
—Te amo Anastasia, pero tú nunca lo hiciste solo te gustaba lo que yo
representaba para ti, una fantasía de los libros románticos que tanto
amas. Me crees estúpido ¿o qué? Era tu experimento favorito, ¿verdad?
—Dice dándome golpes en la frente y niego con la cabeza—. Eres una
estúpida, siempre quisiste ver bondad en mí, pero te cuento un secreto,
bonita, la gente es mala y no va a tener piedad contigo. La vida es cruel,
abre los ojos Anastasia, yo no era bueno y nunca lo fui.
Me zarandeo los hombros y cerré los ojos con fuerza.
—Nunca fui bueno, pero tú... Lo intente, intente ser bueno por ti, pero
sabes que pasan con las personas que están siempre enojados y llena
de iras que explotan, fueron años y años de esconder estos
pensamientos sobre matar—me acorraló contra la pared y sentí su
reparación en mi oído—. Tú fuiste mi musa para matar a cada una de
esas chicas porque te amo.
Siento que hablamos de personas diferentes, yo nunca vi alguna señal
de alerta con Nicolás hasta ese día que me vendió para pagar sus
deudas en ese momento conocí al verdadero Nicolás o una parte y
después fueron los meses de acoso hacia mí. Yo lo amé y fui feliz el
tiempo con él porque yo veía bondad en él, pero todo fue una fachada.
—No te sientas mal Anastasia, no me pudiste sanar con tu amor porque
yo no tengo arreglo, sé que soy un monstruo, pero así nací. Desde
pequeño que quería matar a las personas incluso los intente con mi
familia—se burla con diversión—. Pero me descubrió mi papá, y yo
como un niño inocente dije que solo quería cortar una caja, pero en
realidad quería ver la sangre de un humano.
Pestañee varias veces hacia él y tomó mi rostro entre sus manos.
—Te das cuenta lo jodido que estoy—asentí con mi cabeza y me mostró
una sonrisa malvada—. Y ahora tengo aquí conmigo, pero aunque
quisiera tener para mí...no puedo...tengo que matarte porque tú fuiste la
que me jodiste todo con mi puto hermano—dice cada palabra con ira.
—Por favor, Nicolás. Esto no está bien y puedes detenerte ahora.
Porque no te entregas por las buenas.
Él suelta una risa y tira de su cabello, su rostro se va tornando algo rojo
mientras aprieta sus manos en puños. Está lleno de ira y enojo. En
cualquier momento vuelve a tocarme.
—Vas a acabar igual que todas las putas que maté, Anastasia—me
empujó hacia al colchón donde me caí—. Esta noche no las vas a olvidar
nunca porque será tu última noche.
—¡Eres un puto enfermo de mierda! —Grito sin poder controlarme, si
él va a matarme no puedo solo dejarlo fácil, voy a luchar y lo más
importante proteger y sacar a esa niña de aquí.
Me pongo de pie rápidamente y no me muevo porque sé que si lo hago
me va a atrapar con rapidez. Nicolás bufa molesto y saca una cuchilla,
me apunta con ella y trago duro.
—Te amo Anastasia, pero tú no y prefiero matarte que verte con otro
chico—una lágrima cayo por mi mejilla y la limpie rápidamente—. Pero
eso no significa que no disfrutaré de ti, antes de que te mate y después
voy a ir por esa niña tan dulce.
—Nicolás déjala ir, es una niña...por favor—le supliqué con la voz rota.
—Acaso vas a tomar su lugar y te vas a quedar quieta cuando quiera
tocar tu cuerpo—puso sus manos en mi cintura y comenzó a bajarlas,
pero las detuve. Sus ojos brillaron con chispa de maldad y negó con la
cabeza—. Ves tú no te vas a rendir tan fácil a ti tengo que torturar, pero
ella está sola indefensa muy fácil del dominar.
Es un monstruo nació o la vida lo trató mal y se fue alimento año tras
año de ira y rabia sobre las críticas o comparaciones que siempre le
hacían a Nicolás con su hermano. La vida es una mierda, pero Nicolás
simplemente fue un cobarde que dejó de luchar para caer en sus
demonios.
—¡Es una niña, Nicolás! Debe tener entre 9 o 10 años, déjala ir—le
supliqué con la voz rota—. Por favor, déjala a ella y te prometo que no
lucharé por mi vida.
Negó con su cabeza con diversión y puso su mano en mi cadera donde
levanto mi polera y comenzó a subir por mi estómago, pero agarre con
fuerza su muñeca y le pegó un puñetazo, lo empuje con fuerza e intenté
escapar, pero de repente sentí un golpe en mi cabeza que me hizo caer.
Me llevé la mano a mi cabeza y vi que tenía un leve rastro de sangre
antes de perder el conocimiento.

*******
Cuando desperté vi a Nicolás limpiando unos cuchillos e intenté
pararme, pero mi mano izquierda estaba esposada.

¡Dios, otra vez así! Negué con la cabeza porque me estaba torturando.
Tire de la esposa el ruido de la cadena llamó la atención de Nicolás
quien me sonrió.
Se acercó a mí y me acarició la mejilla. Su mano acarició mi pierna y
cerré los ojos al sentir su tacto. Soltó una risa y comenzó a besarme el
cuello en donde solté un grito de horror y apretó con fuerza mi mano
derecha dejando inmóvil.
—No, por favor—le supliqué—. No lo hagas—comencé a llorar porque
esto ya lo viví antes.
—¡Ya cállate! Joder—su mano se alza y me abofetea con fuerza—. Eres
igual que todas, ellas se quejaban y suplicaban como si eso las fuera a
salvar—. Lo observé era realmente hermoso con sus ojos azules, tenía
una cara de niño bueno y aun así era ángel de la muerte—. Todas ellas
eran ingenuas y enamoradas del chico atractivo y amable son todas tan
estúpidas que apenas ven una cara bonita se vuelven locas.
Toma mi rostro y me da un beso donde me remuevo sin parar, me pega
un puñetazo en mi estómago.
»Todas esas chicas creían que iban a tener una historia de amor con un
chico guapo, eran tan inocentes y estúpidas.
Incluso fue divertido ver cómo suplicaba por su vida—su mano subió
hacia mi pecho en donde puso sus manos en mis pechos y los apretó.
No podía evitarlo, pero comencé a llorar e intenté soltarme, pero la
esposa me lo impedía.
Sacó un teléfono desechable en donde marcó un número, puso mi dedo
en mis labios. Tire de nuevo de la cadena y él apretó mis muñecas para
que no me moviera e hiciera ruido.
—Será mejor que te comportes bien en esta llamada porque voy a
avisar en donde puede encontrar a tú adora Alejandra, compórtate
porque si no corto la llamada y tu amiga morirá ahogada—Asentí con
mi cabeza porque ella tenía que estar bien y a salvo es lo que me
mantiene con vida por ahora.
»Hola, querido hermanito, me has extrañado—dice con un tono burlón.
Abrí los ojos y negué con la cabeza. Él tapó su celular con la mano—.
¡Quédate tranquila porque solo le quedan 30 minutos! Compórtate
como una niña buena.

*******
Diego:

Sentía que alguien me movía y gritaba mi nombre cuando pude abrir


los ojos vi a Simón zarandeándome de los hombros. Me solté de su
agarre y me llevé una mano en la cabeza porque apenas podía ver y no
me sentía mejor que alguien me sacudiera sin parar como si fuera un
peluche.
—Diego, ¿estás bien? —Me paso una botella de agua y le di un sorbo.
Me giré para mirar a Anastasia, pero no estaba
¿Qué mierda? Me levanté y me tambaleé un poco.
Simón me afirmó e hizo que me volviera a sentar. Cameron entró y negó
con la cabeza. Me costaba entender lo que estaba pasando, recuerdo
que estaba con Anastasia y ella me paso un vaso con jugo...luego
estábamos acostados abrazándonos, pero cada vez me costaba estar
más enfocado en ella ¿Anastasia me drogo? ¿Por qué?
Observé a Simón quien se llevó las manos al pelo y comenzó a llorar y lo
supe ella nos drogó a todos para poder ir a donde estaba Nicolás.
Cameron me abrazó con fuerza y me derrumbo.
—Ella ya no quería seguir luchando— tomé con fuerza su polera—. Ella
se odia a sí misma por culpa de ese enfermo.
—Diego—, me abrazó con más fuerza—. Ella estará bien, Anastasia no
se daría por vencida, así como así, ella tiene un plan estoy seguro de
que ella no se dejará vencer.
—¿Por qué? ¿Por qué me drogo? ¿Por qué no piensa en mí? Yo no puedo
vivir sin ella. Es mi luz. Cameron tenía mi futuro con ella y mi presente,
ella es la que tiene mi corazón.
Me tiré el pelo y me pare lentamente en ese momento entró Harry con
Mariel y negaron con la cabeza.
—Arrendó un vehículo sin GPS así que no tenemos nada, le perdimos el
rastro Anastasia—dijo Harry molesto y tirando de su pelo.
Mariel se acercó a mí y me abrazó con fuerza me quedé quieto, pero
comencé a llorar porque Nicolás era el asesino serial quien estaba
matando a chicas y no el hombre que tenía aún prisión. Cuando bajé
con Anastasia y vio las noticias de la chica que fue encontrada muerta
de la misma forma que la otras chicas que han muerto vi como ella se
rompió por completo, su mirada se apagó por completo, apenas
conversaba conmigo.
En ese momento Mariel me abraza con fuerza y me aferré a ella porque
me hacía esto Anastasia, porque me dejó de nuevo.
—Por favor, encuéntrala...No puedo perderla—le susurré a Mariel.
—La encontraré—me prometió.
En ese momento sonó el teléfono de Simón. Él sacó su celular y miro
Harry todos bajamos rápidamente a la sala en donde me senté a lado de
Harry quien le dio una señal a Simón para contestar la llamada.
—Hola, querido hermanito, me has extrañado—dice con un tono burlón
y apreté con fuerza mis puños porque lo iba a matar—. He escuchado
que tienes nuevos amigos contigo, en fin, solo te llamo para decirte que
Anastasia está conmigo y está viva si te lo preguntas, aunque no por
mucho tiempo.
—¡Hijo de puta!—apreté mis manos en puños y vi como Harry tecleaba
sin parar sus dedos en la computadora.
—Déjala ir Nicolás—dijo Simón y se limpió las manos por el pantalón.
Él soltó una risa que hasta mí me dio escalofrío
—. Entrégate deja de hacer tanto daño, Nicolás hazlo por mis padres.
Nicolás soltó un bufido al escuchar las palabras de su hermano.
—Si, claro que la dejaré ir, pero muerta. Sé que tú la amas y también su
amado príncipe Diego y yo también la amo, pero ella es mía y cómo es
mía hago lo que quiera. Es una maldita puta—cerré los ojos con fuerza
porque lo voy a matar—. Además que ese fue el trato entre Anastasia y
yo ¿no te lo contó? —pregunta con tono de burla y alardeando.
—Déjala ir, Nicolás, por favor—le suplicó de nuevo Simón.
Harry hizo un movimiento para que Simón le siguiera hablando y no
cortara la llamada. Observe como Harry está rastreando la llamada y
Mariel estaba organizando las patrullas de policía.
—No, no, no hermanito. Ella hizo un trato conmigo la vida de Alejandra
por ella, ese es motivo de mi llamada—
chasquea su lengua.
—¿De qué hablas? Suelta ahora si te entregas y coperas podrían hacer
un acuerdo para que no sea tan dura tu condena, Nicolás. —Trato de
convencerlo Simón.
Se quedó callado por unos segundo antes de que él volviera hablar:
—Tú crees que soy estúpido. Tus amigos los policías han sido unos
imbéciles son estúpidos. Me burlé de toda la policía de puta España. Sé
que estás con Mariel acércate bonita, vamos a acercarte y saluda—
Mariel apretó sus labios en una final línea y saludo a Nicolás—. Te
revelaré un secreto, Mariel: Ustedes y la sociedad quieren creer que
pueden identificar a las personas malvadas, o a las personas malas o
dañinas, pero eso no es factible. Dejen de creer que hay estereotipos
para identificarnos podría ser cualquiera incluso unos de tus policías, el
vecino, tú mismo padre, tu esposo o tú mismo hijos.
Todos nos quedamos callados en ese momento y Mariel negó con la
cabeza varias veces porque en eso Nicolás tenía razón.
—Dejen de creer que saben cómo soy porque no tiene una puta idea—
se quedó callado unos segundo y vi como Harry se le quedó pegado el
maldito computador. ¡Tenía que ser una puta broma!— Te revelaré otro
secreto de una chica que buscan creo que se llamaba Yasna la que se
parecía mucho Anastasia encontrar su cuerpo en tres partes por
distintas partes del parque.
—¡Suelta Anastasia!—gritó alterado. Se quedó callado unos segundos
antes de contestar:
—Claro, cuando esté muerta, tal vez te envié algo de ella por correo—se
burló de mí—. Tengo que colgar tengo a dos chicas muy guapas que
están esperando por mí y una la estoy viendo. Vamos bonita no seas
tímida—todos escuchamos como Anastasia decía: ¡No una y otra vez!
Mi corazón se partió, comencé a llorar y Cameron me abrazó con fuerza
—. Ah por cierto, Alejandra está en una maleta a una cuadra del
departamento, tranquilo no soy tan malo y tiene agujeros para que
pueda respira
Harry logró por fin la computadora se despegó, me acerque a Mariel,
pero estaba igual que Harry aún no podían rastrear el celular me tire de
pelo. ¡Esto tiene que ser una puta de broma!—digo furioso.
»Una vida a cambio de otra vida es fue el precio para tener ahora
Anastasia—corto la llamada.
Harry ordenó a los policías que fueran a buscar a Alejandra. Cameron
se levantó y fue corriendo con los policías.
Mariel golpeó la mesa y gritó: «¡Mierda!»
—¡Mierda! No puede rastrearlo por completo, pero sé dónde está más o
menos—dice Harry. Mostrando un bosque a la fuera de Barcelona a
unos 40 minutos de aquí—. ¿Estamos listos? —Le pregunto a Mariel,
quien sonrió y asintió con su cabeza.
—Todo listo e incluso el helicóptero necesita las instrucciones para
despegar—Mariel volvió a llamar y comenzó a dar instrucciones al
helicóptero que no entendía en código que estaban hablando de Charlie
Tango.
Harry me dio unas palmadas en la espalda.
—Lo vamos a atrapar y ella estará bien, ¿vale?
Ellos guardaron sus computadoras rápidamente y Harry dio la orden a
los otros policías. Comenzamos a caminar a la salida y sentí una mano
en mi hombro, me giré y vi que Simón me sonreía.
—Anastasia, es fuerte y una guerrera sé que luchará hasta el final—
asentí con mi cabeza—. Ella es más fuerte que mi hermano.
Observe cómo Mariel y Harry cargaban sus pistolas. Trague duro
porque esto se iba a poner feo. Cuando llegamos al
ascensor vi a la rubia abrazando a Cameron. Ella me miró y rompió a
llorar abrazándome con fuerza.
—¿En dónde está? —Se separó de mí y sus ojos se abrieron con terror
porque ya lo sabía—¡No, no, no, no! —
Exclamó en negación y Cameron la abrazó con fuerza.
Harry se aclaró la garganta.
—Ustedes quédense aquí—nos ordenó Harry, entrando en el ascensor,
pero yo metí con rapidez al igual que Alejandra y Cameron—. O pueden
venir—soltó enojado.
Fruncí el ceño e intenté tranquilizar mi respiración para mantener la
calma porque ellos son los expertos y necesito estar tranquilo para no
hacer una locura como yo mismo ir a matarlo.
—Van a ir, pero se quedarán en coche y no intente ser héroes en este
caso porque cualquier error o imprudencia le podría costar la vida a
Anastasia y a la otra chica que tiene ahí adentro, ¿Quedó claro? —
Pregunto Mariel fulminado con la mirada y asentí con mi cabeza.
—Por favor, tráela de vuelta...yo la amo, me salvó la vida—susurro
Alejandra, tomando la mano de Mariel. Alejandra tenía la cara hinchada
y un pequeño corte en su labio, pero estaba sana y salva—. Por favor,
ella tiene que estar bien..., yo me muero si le pasa algo—rompió a llorar.
—La sacaremos de ahí, confía en nosotros. ¡Ahora muévanse! —
Corrimos hacia el auto de Harry y antes de que Cameron y Mariel
cerraran la puerta él ya estaba acelerando.
Mariel comenzó a dar órdenes y se escuchaba como alguien le
respondía, teníamos los minutos contados y encontrarlo en el bosque
iba a ser difícil, pero por suerte teníamos el helicóptero quien ya estaba
sobrevolando los cielos de Barcelona.

******
Anastasia:

Solté un grito de horror cuando dejó de moverse encima de mí, ya no


me quedaban lágrimas de tanto que había llorado. Se corrió encima de
mí y me tragué mi vómito, porque si lo hacía se iba a enfadar de nuevo.
Sus manos soltaron mi cuello y se separó de mí en donde limpio su
corrida de mi ropa.
—Agradece de que no te viole aún, así que deja de llorar de una puta
vez—Soltó la cadena y me empujó hacia donde tenía el cuerpo sin vida
de la chica—. Tengo que usarlo bien antes de desecharla.
Puse una mano en mi boca porque sentía tan asco de la escena que vi
como Nicolás violaba el cuerpo de la chica que estaba muerta para
después venir a mí tocar mi cuerpo antes de correrse encima de mí.
—Deja de llorar, hija de puta—su mano se alza y me pega un puñetazo
con fuerza que me hace golpear con el piso.
Sentí el sabor de mi sangre en mi boca. Nicolás tiró de mi esposa y me
arrastro por el piso hasta la escalera—.
Levántate y sube las escaleras.
Subí las escaleras a empujones de Nicolás y abrió la puerta de la
habitación donde estaba la pequeña, caminó hasta llegar a la cama y me
esposo. Me dio un beso y me removí hasta que me dejó tranquila.
—Tengo que irme a deshacer de un cuerpo, ahora vuelvo—comenta
con un tono burlón y acariciando mi mejilla—.
Cuando vuelva será tu turno—susurro sobre mi oído y me dio un beso
en la frente.
Cerró la puerta con llave y tiró de la esposa con fuerza. La niña me mira
con sus enormes ojos azules, se parecía tanto a mí y me dio más rabia
por lo asqueroso que era Nicolás. La niña se acerca a mí, tenía los ojos
hinchados y abraza con fuerza su peluche.
Me senté en la cama y saqué una horquilla que tenía escondida en mi
pelo.
—¿Cómo te llamas bonita? —Pregunte.
Ella me miró con sus grandes ojos azules y se sentó a mi lado
abrazando aún más su peluche como si ese peluche pudiera protegerla
de Nicolás. Abrí la horquilla y le quité la punta de plástico y la escupí.
Enderece el metal y lo separe de los dos lados y quedo un pedazo de
alambre recto. Doble la punta de horquilla con fuerza intentó hacer una
llave para poder abrir las esposas, espero que aun recuerde hacerla.
—Mi nombre es Nicole. Quiero ver a mis papás—dice en un susurro
volviendo a llorar.
Mi corazón se rompe al verla como abraza a su peluche. Coloqué la
punta en el ojo de la cerradura y doble el metal hacia atrás para hacer la
forma de una llave. Doble la llave hacia atrás para hacer el ángulo de 90
grados y luego torcí la llave en diferentes direcciones de la cerradura
hasta que escuché el clic. Me giré hacia ella quien me miró sorprendida
cómo me había liberado.
—Nicole, lindo nombre yo me llamo Anastasia—y limpie las lágrimas
que corrían por su mejilla—. Te sacaré de aquí,
¿vale? No será difícil ¿viste cómo me solté? —le pregunté con una
sonrisa y ella asintió con su cabeza—. Te prometo que saldremos de
aquí juntas y que tus padres estarán contigo.
Ella asiente con su cabeza.
—Tengo miedo de él. Me secuestró cuando iba de camino a mi colegio y
me tocó por todas partes—cerré los ojos con rabia. ¡Era un monstruo!
—. Parece un ángel, pero es malo muy malo. Solo quiero volver con mis
papás, por favor.
La niña me abrazo comenzó a llorar en mis brazos traté de
tranquilizarla porque la sacaría de aquí, aunque fuera lo último que
hiciera tal vez, no tuve la oportunidad de salvar la vida de esas chicas,
pero no dejaría que Nicolás le hiciera daño a ella más porque es una
niña y ninguna niña merece sufría algún abuso sexual a esa edad.
Mire la ventana, tenía que romperla, pero si lo hacía vendría Nicolás la
única solución es que ella escape y yo me quede peleando con él
mientras ella escapa. En ese momento la puerta se abrió y la niña se
puso detrás de mí.
—Veo que alguien se apegó a ti y te soltaste. Por eso eres la mejor, tan
bonita, sexy e inteligente—. Acarició mi mejilla y tomó un mechón de
mi pelo en donde acerco a su nariz y aspiro el olor de mi pelo—. Eres
tan dulce, Ana y pronto te probaré.
Me quede quieta porque tenía miedo ahora veía realmente lo que era
capaz de hacer Nicolás y era el demonio en persona en donde mataba a
mujeres y no sentía remordimiento hacerlo para él era tan común como
ir a comprar y jugar con juguete.
—Me tienes miedo, ahora Anastasia—me tomo de la cintura con fuerza
y ni siquiera me quise soltar—. Te da miedo el verdadero Nicolás.
Tomó mi muñeca y me jalo hacia afuera en donde cerró la puerta. Abrió
de nuevo la puerta del sótano en donde se ha convertido en mi infierno.
Apoye mis manos en el marco de la puerta del sótano. Mi cuero
cabelludo pica y arde, tira más fuerte de mi cabello arrancándome un
grito.
—No por favor, Nicolás—imploro una y otra vez, pero él solo se ríe de
mí y mi suplicas.
Me soltó y me miró unos segundos en donde por un segundo puede ver
esa mirada del chico que en su momento me enamoró, pero solo fue un
destello. Una sonrisa malvada apareció en su rostro, levantó su mano en
un puño y me golpeó con fuerza donde caí.
Esquivo el siguiente puño y se subió encima de mí.
—¡Quédate quieta! No me obligues a encadenarte para luego ir por esa
niña y lo haré frente a tus ojos... —se calla abruptamente y las alerta de
su nariz se inflan parece que está a punto de explotar—. Yo... —se calla
y se levanta encima de mí y toma mi mano con cuidado, pero yo me
alejo con miedo porque no sé qué cambio es este puede ser una trampa.
—Nicolás...
Él me observa por unos segundos desconcertado y no veo venir el
fuerte golpe del dorso de su mano con mi boca.
Saboreo la sangre mientras cae por la comisura de mi boca y jadeo de
dolor antes de gritar cuando toma mi mano izquierda y aprieta mis
heridas de la mano.
Me jala hasta abajo donde tomas las cadenas. Negué con la cabeza
porque no de nuevo sabía lo que se venía, iba a abusar de mí. Pero no lo
dejaré, eso no va a pasar y menos va a tocar esa niña.
No más.
Ya basta, no más víctimas inocentes.
No puedo permitirlo de nuevo y menos con una niña inocente que solo iba
a clase.
Ya basta del abuso sexual hacia la mujer.
Se acercó e intento pegarme, pero bloqueó su golpe, me cansé estaba ya
cansada que me pegara, ya le di oportunidad de que matara, pero
Nicolás también me dio una motivación por la cual seguir luchando que
era esa niña.
Me empujo contra la pared y me corrí hacia un lado esquivando el
golpe.
—Eres una maldita perra—me agarró del pelo y le pegué un codazo en
su estómago en donde cayó al suelo. Tome su cara entre mis manos y le
pegue un puñetazo en donde cayó al suelo y le pegue una patada una y
otra vez.
Me senté encima de él y comencé a pegarle puñetazo una y otra vez, no
podía detenerme y mis nudillos estaban cubiertos de sangre.
—¡Jódete maldito imbécil!—Grite con ira.
Apenas podía verlo por las lágrimas. Sentí que tomaba mi tobillo y tiró
haciendo que me cayera. Solté un grito, cuando él se subió encima de mí
y bloqueé su golpe con mi brazo. Pero su otra mano me agarró con
fuerza mi cuello.
—Te voy a violar Anastasia y luego te mataré e iré por esa puta niña
para hacer lo que se me dé la gana con ella.
Rasguñe su brazo e intenté tomar algo que pudiera usar para pegarle
para que me soltara. Puse una mano en sus manos para detenerlo,
sentía como me costaba respirar y hacía más presiono. Estiro mi mano
buscando algo y toco algo duro, lo agarró con fuerza y golpeó su cabeza
donde cayó a mi lado.
Presionó una mano en mi cuello y tomó varias bocanadas de aire. Le
pegué otra vez con la piedra en la cabeza, comencé a correr hacia la
escalera. Nicole se acercó a mí y miró hacia la puerta.
—Aléjate bonita, nos vamos de aquí ahora. —rompí la ventana con el
codo y ella cerró los ojos. Le pegué una pata los trozos quedaban aún en
la ventana. —Escúchame Nicole, vas a tener que ser valiente ¿Me lo
prometes?
Ella asintió con su cabeza y limpié las lágrimas que caen por su mejilla.
La gire hacia la venta y le apunte derecho.
—Tienes que correr derecho y encontrarás la carretera, ¿vale? No pares
de correr en ningún momento. Tienes que ser valiente, Nicole.
—¿No vas a venir?—Preguntó en un susurro. Negué con la cabeza
porque tenía que quedarme aquí para pelear con él—. No quiero ir sola.
—Yo tengo que quedarme aquí para detenerlo y así tú puedas escapar,
pero te prometo que estaré bien—le aseguré con una pequeña sonrisa
—. Eres valiente, Nicole. ¿Estas lista?
En ese momento la puerta se abrió y sentí como Nicolás jalaba mi pelo
y me arrastraba hacia el sótano en donde me pego en la cabeza con algo
y perdí la conciencia.
Capítulo 82 (Final)
Diego
Miré el reloj y ya habían pasado treinta minutos y aún faltaban 30
minutos para llegar. Mariel y Harry no paraban de dar órdenes, el
helicóptero ya estaba volando por encima del bosque.
—Encontramos dos cuerpos—avisaron a través walkie-talkie. Mariel lo
tomó con fuerza—. Está a unos 50 metros muy cerca de la carretera.
Mariel y Harry se miraron un segundo antes de que ella contestara:
—Entendido. Tenemos que comprobar si son las supervivientes que
estamos buscando—comentó Mariel.
Alejandra tomó mi mano con fuerza y negué con la cabeza porque me
niego que sea ella y otra víctima de ese enfermo ¡Dios mío! Porque
acepte ese maldito vaso de jugo, si no me hubiera tomado ese jugo ella
aún estaría conmigo porque nunca piensa en ella porque siempre pone
a otras personas antes que a ella. Sé que salvó Alejandra y amo a mi
mejor amiga, pero se pudo haber hecho de otra forma.
—¡No ella no puede ser! — grité con fuerza, apenas podía verlos.
Alejandra me abrazó con fuerza. —. Ella no me puedo haber dejado. Eso
es una puta mentira—digo golpeando el asiento y Cameron me abraza
con fuerza.
—Es imposible—dijo Simón con la voz rota. Puso una mano en mi
hombro—. Es muy poco tiempo desde la llamada, ella seguía con
vida...no creo... —se le cortó la voz y abrazó con más fuerza a Alejandra.
Mariel me fulminó con la mirada.
—No creo que sea Anastasia, pero tenemos que ir a ver para estar
seguro—ella negó con la cabeza y señaló un lugar donde Harry se
estacionó—. Volveremos en seguida quédense aquí.
Harry y Mariel bajaron del coche y vi como desaparecía por el bosque.
No puede ser ella, no puede ser—decía una y otra vez a mí mismo. Me
separe de Alejandra y me baje del coche, tenía que comprobarlo con
mis propios ojos que no era ella. Anastasia tiene que estar bien, por
favor.
—Diego—, sentí el grito de Cameron con Alejandra.
Apenas podía ver por donde era el camino y me limpié las lágrimas
rápidamente. Hasta que vi al grupo de policía, no pude avanzar mucho
porque uno me detuvo el paso. Mire a Mariel quien estaba revisando a
las chicas.
—¡Dime que no es ella, por favor!—grité desesperado.
Mariel ordenó algo a los policías y todos ellos asintieron. Harry y Mariel
vinieron rápidamente hacia mí, ella tomó mi mano y me dio un apretón.
Comenzaron a correr rápidamente. Cuando nos subimos al auto Harry
aceleró rápidamente tomando rumbo de nuevo por la carretera.
—¿Qué pasa? — grité furioso—. Dime que no es ella por favor—grité
con la voz entrecortada y limpiando las lágrimas porque siento que me
muero en estos momentos donde nadie responde mi pregunta.
Mariel tomó mi mano y negó con la cabeza.
—No es Anastasia. Tenía un estado avanzado descomposición y ahora
los demás policías se quedaron revisando el área en busca de pistas y
pruebas. Harry acelera este puto coche ahora. Tenemos que darnos
prisa cada segundo que pasa Anastasia y la otra chica corren peligro—
comentó Mariel, mientras tomo walkie-talkie y dio nuevas órdenes para
que mandaran otro helicóptero para buscar más cuerpo.
Trague duro y tire de mi pelo porque sentía que esto era una puta
pesadilla, joder, hace seis horas atrás estábamos juntos abrazado
viendo una película y ahora la estábamos salvando de exnovio un
psicópata asesino serial que está obsesionado con ella.
—Faltan unos diez minutos—comentó Harry acelerando aún más el
vehículo.
En ese momento sonó el walkie-talkie:
—Encontramos en donde se esconde el sospechoso está a unos 25
kilómetros y estamos viendo el auto que arrendó la víctima—Mariel
soltó un suspiro y Alejandra me abrazó con más fuerza—. El vehículo se
encuentra a 3 kilómetros de distancia de una pequeña cabaña.
—Gracias agentes Navarro—comentó Mariel a través walkie-talkie—.
Estás atrapado Nicolás.
Ella comenzó a dar órdenes de posiciones a los policías para entrar a
esa casa y poder rescatar a las personas. Sé que son buenas noticias,
pero aun así no estaría tranquilo hasta que la tuviera en mis brazos.
—No abran fuego, lo quiero vivo a Nicolás—dice a través de walkie-
talkie—. Esas chicas merecen justicia al igual que la familia y se la
daremos.

******
Anastasia:

Abrí los ojos y me llevé una mano a la cabeza porque me estaba


doliendo mucho, miré a mi alrededor y me di cuenta de que aún estaba
en sótano. Me levanté con cuidado y me di cuenta de que no estaba
Nicolás en ninguna parte, pero sentí gritos arriba.
—¡Nicole!
Subí corriendo las escaleras e intente abrir la puerta, pero tenía una
llave, golpeé la puerta y escuche que pedía mi ayuda. ¡Hijo de puta! —
apreté mis manos con odio porque me noqueó para poder abusar de
ella. Pegue una patada con fuerza, pero no abrió. Me alejé un poco y
volvió a pegar una patada a la puerta que se abrió.
Entre en la habitación tome del cuello Nicolás y lo quite encima de
Nicole. Cerré los ojos porque ya me tenía cansada y una ira se apoderó
de mí. Es ahora nunca para salvar a Nicole. Comencé a apretar mi brazo
alrededor de su cuello e hice presión con fuerza, él me pegó un codazo
en la costilla en donde me hizo soltarlo porque me dolía todo el
estómago debido a los golpes anteriores.
—¡Anastasia!—gritó Nicole.
Cuando Nicolás se abalanzó hacia mí e hizo que me cayera con él.
—Maldita puta mierda, estoy cansado de ti ni siquiera vale la pena que
te toque—Le pegue un puñetazo en la nariz y sentí como sonó, se llevó
la mano a la nariz y tomó su cara entre mis manos antes de pegarle un
cabezazo con fuerza
—. ¡Eres hija de puta!
Me levanté y le pegué una patada con fuerza, se puso en posición fetal.
Lo tomé del pelo y le pegué otro combo en la nariz. Nicolás aulló de
dolor. Me acerqué a Nicole para ver si estaba bien y no encontré ningún
daño o abuso.
—Nos vamos—le susurré.
Sentí como Nicolás me agarraba del cuello y me azotaba contra el piso
en ese momento sentí el cuchillo en mi espalda. No podía moverme y
sentía que me costaba respirar, él estaba sudando mucho, pero de
repente suelta sus manos de mi cuello. Él soltó un grito y lo empujé vi
como Nicole le había clavado un pequeño vidrio en su espalda.
Pero él se lo sacó y se acercó a nosotras acorralándonos, puse detrás de
mí a Nicole y apreté mi cuchillo con la mano porque este era su fin.
—Son todas las mujeres unas malditas perras—grito fuera de sí.
Lanzó su puño y bloqueó con mi brazo saqué el cuchillo, se lo enterré
en pecho con fuerza. Mis manos temblaron...
Jamás había apuñalado a alguien en mi vida. Sentí un sollozo, me gire
hacia Nicole y la tome con fuerza en donde ella enredó su mano
alrededor mi cuello.
—El único monstruo eres tú—lo empujé del cuchillo enterrándoselo
con más fuerza y cayó al suelo.
No me quedé a ver si seguía vivo o muerto, corrí hacia la salida de esta
maldita casa y Nicole escondió su cara en mi cuello, escuché sus
pequeños sollozo se me rompió corazón porque tampoco pude cumplir
la promesa de que él no la iba a tocar. Corrí lo más rápido que podía por
el camino, pero Nicole pesaba un poco y se me hacía más difícil llegar al
auto.
Mire hacia atrás, pero no veía bien si él venía detrás de nosotras. Abrace
con más fuerza a Nicole para que no se caiga. Solté un suspiro cuando
pude ver el coche, ya casi llegamos.
—Ya casi llegamos, preciosa—digo con la voz agitada.
Subí rápidamente a Nicole al auto y corrí hacia la puerta del conductor,
pero cuando estaba entrando al coche escuché el grito de Nicole y vi
que la puerta estaba abierta. Me giré y vi que Nicolás me apuntaba con
un arma y tenía abrazando a Nicole.
—¡Anastasia!—Gritó ella con la voz rota y lágrimas gruesas se deslizaba
por sus mejillas.
Intenté acercarme, pero escuché un disparo que me aturdió los oídos
unos segundos después sentí un dolor en mi hombro y miré y vi que
comenzaba a salir sangre de mi hombro. Mordí mi labio porque el dolor
me estaba quemando y ardía, pero era soportable. Observe a Nicolás
quien me estaba apuntado con la pistola en la cabeza.
—Quieta Anastasia, porque el otro va directo a tu cabeza.
Mis ojos se empañaron porque me dolía el brazo, pero me dolía no
poder ayudar a la niña. Jamás me podré recuperar de todo esto. Al final
lo consiguió me destruyo de la peor forma me daba asco mí misma, no
quería ver mi reflejo porque siempre recordaré lo que vivió Nicole, lo
que viví yo y esas chicas por culpa de un enfermo que sé obsesiono
conmigo hasta el punto de comenzar a matar mujeres que se parecían a
mí para vengarse de mí.
—¡Te amo Anastasia, pero tengo que matar!—Grita de rabia que lo
hacía ver aún más loco—. Prefiero matarte que verte feliz con alguien
más... Eres mi creación por lo tanto eres mía y ahora...
Antes de que terminara de hablar escuchamos se acercaban los autos
de policías. Nicolás rápidamente me tomó del cuello y me apuntó con la
pistola. Reconocí ese auto que llegaba es el de Harry en ese momento
las puertas del conductor y del copiloto se abrieron, salieron Harry y
Mariel apuntando a Nicolás, más auto de policías comenzaron a rodear
a Nicolás.
Nicole tomó mi mano y la tomó con fuerza. Nicolás apretó más su
pistola contra mi cabeza. Todos estábamos quietos hasta que se
abrieron las puertas de atrás y vi como salía Diego, Alejandra, Simón y
Cameron.
—¡Anastasia!—gritó Diego llorando.
Mis ojos se empañaron al verlo y ver a la rubia a salvo. Ella estaba
llorando mientras gritaba que me soltaran. Estaba tranquila de que ella
estuviera sana y salvo. Observe a Simón quien estaba llorando y
sostenido a Diego. Le di una dulce sonrisa por todo lo que había hecho
por mí, por salvarme de su hermano tantas veces, por no rendirse en
atrapar a su hermano y sobre todo por ser el mejor compañero de
investigación.
—Suéltalas ahora Nicolás, estás rodeado—grito Mariel, apuntando su
arma hacia Nicolás.
Él me apego más su pecho y negó con la cabeza. Sentí como aspiraba mi
pelo y me daba un beso en donde me removí con asco una y otra vez.
—No se acerquen o la mato ¡Me escucharon las mato a las dos! —grito
apuntando más el arma contra mi cabeza.
—Suéltalas ahora, no tienes escapatoria, Nicolás—gritó Harry
acercándose lentamente.
Mire Harry y nuestros ojos contaron, apunte a la niña que tenía Nicolás
para qué la salvará porque ella es la que importaba salvar en estos
momentos.
—Quieto un paso más y la mató. Sabes que soy capaz—apuntó Simón
—. No dejaré que este contigo, pedazo de mierda.
Mire a Simón quien estaba abrazando a Diego. Alejandra me miraba con
los ojos abiertos y moví mi boca diciendo que la amaba, ella negó con la
cabeza. En ese momento vi como Nicole se soltó y comenzó a correr
hacia Harry. En ese segundo vi como Nicolás apuntaba hacia Nicole, le
pegue un codazo y corrí hacia Nicole en donde la abrace para
protegerla y sentí el sonido de dos disparos.
Abracé con fuerza a Nicole y sentí un dolor perforando mi estómago y
otro en mi hombro. Toqué mi estómago y sentí una húmeda en mi
polera como expandía con rapidez, solté un gemido de dolor. Abrace
con fuerza Nicole para protegerla. Pasaron unos segundos antes de que
Mariel abriera fuego hacia Nicolás y vi como ella corrió hacia él.
Me separé de Nicole y la observé que ella estaba sana y salvo. Ella abrió
los ojos asustada y observó con mi estómago, miré y vi que salía mucha
sangre de mi estómago. Hice una mueca y me llevé una mano para
taparlo.
—Promete que será valiente—le dije en un susurro con voz ronca.
—¡Anastasia!—Grito alarmada y vi como lágrimas gruesas caían por su
mejilla, apenas la podía ver porque dolía como el infierno el dolor y no
podía enfocar ya mi vista hacia ella.
En ese momento vi como Diego se tiró al suelo y me abraza un
momento antes de rasgar su polera y pasó una tira de su polera en
donde lo apretó en mi estómago. Solté un gemido de dolor, cada vez me
costaba más respirar y enfocar mi vista hacia él.
—Perdóname, bella..., necesito para la hemorragia— tomé su mano
para que se detuviera porque ya no servía nada
—. No me mire así, no me puedes dejar...me lo prometiste, tenemos
mucho porque vivir juntos—comenzó a darme beso por toda la cara.
La rubia tomó mi mano y rompió a llorar, escuché que me decía: «No lo
podía dejar». Simón me decía: «Que tenía que ser fuerte que la
ambulancia estaba cerca». Los observé y sonreí porque al final se
habían convertido en una persona tan importante para mí y sé que ellos
estarán bien sin mí que podrán hacer una vida por fin tranquilamente.
—Te amo Diego, fuiste lo más hermoso que la vida me dio—le susurre
con la voz ronca. Él negó con su cabeza y presiono de nuevo. Tome la
mano de mi rubia bonita—. Te amo Alejandra, cuida por mí a mis
padres y Diego sé fuerte sin mí, por favor.
Sentí como ella gritó: «¡No!» Pero apenas podía mantener los ojos
abiertos y me costaba respirar. Tenía aceptado que este era mi final,
hace tiempo que lo supe, pero aun así quería seguir luchando..., pero ya
era mi momento de irme y lo tenía aceptado. Al menos puede salvar a
Nicole que no merecía sufrir. Respire profundo antes de cerrar los ojos,
por fin podía descansar, por fin soy libre de Nicolás.

*******
Diego:

Harry dobló por un camino a la izquierda de tierra y Mariel iba


hablando con los otros policías en ese momento se escuchó un disparo.
Harry aceleró y observamos que Anastasia estaba al frente de Nicolás
quien le apuntaba con la pistola, pero al sentir la sirena la tomó
rápidamente del cuello.
Harry y Mariel se bajaron del auto apuntado a Nicolás apenas podía ver
como el amor de mi vida estaba con un
enfermo quien le estaba apuntando con su arma. Me baje del auto y
grite su nombre en donde intente ir, pero Simón me tomó de los brazos
impidiéndome ir hacia ella.
Observé que Anastasia no estaba sola una niña agarraba su mano la
niña se parecía mucho Anastasia con su pelo largo castaño y de color
piel blanca...es una niña debe tener entre nueve a diez años. «¡Ese
enfermo!»
—Suéltalas ahora Nicolás, estás rodeado—grito Mariel.
Nicolás apegó más Anastasia a su pecho y negó con la cabeza. Observe
como enterraba su nariz en el pelo de Anastasia y luego le daba un beso
en donde ella se removía con asco. «¡Lo voy a matar!» Me removí para
soltarme, pero Simón me tenía bien agarrado de los brazos y me
contuve porque si hacía una locura todo podía acabar muy mal.
—No se acerquen o la mato ¡Me escucharon las mato a las dos! —grito
apuntando de nuevo hacia Anastasia.
—Suéltalas ahora, no tienes escapatoria, Nicolás—gritó Harry
acercándose con cuidado solo alcanzó a dar cinco pasos antes de que
volviera hablar Nicolás.
—Quieto un paso más y la mató. Sabes que soy capaz—apuntó Simón—
No dejaré que este contigo, pedazo de mierda.
Todo sucedió tan rápido que vi como la niña se soltó y comenzó a
correr en donde estaba Harry, Anastasia abrió los ojos y le pegó un
codazo. Ella corrió a proteger a la niña. Observe como Nicolás apuntaba
Anastasia y disparó dos veces seguidas. Ella hizo una mueca antes de
abrazar con fuerza a la niña para protegerla. «¡No, no, no, esto no es
real, es una pesadilla!»
—¡No! —grité cayendo al suelo porque la estaba perdiendo. En ese
momento escuché más disparos y sentí cómo sonaba la ambulancia más
cerca. Me solté del agarre de Simón para ir con ella.
Corrí hacia donde estaba ella y caí al suelo en donde me raje la polera e
hice una venda, la mire y tenía dos balas en sus hombros y una había
perforado su estómago. Mis ojos se empañaron porque no podía
perderla, ella no me podía dejar sola. Ella no podía hacer eso, nosotros
nos íbamos a casar tenía mi vida planeada con ella.
La observe tenía una cara de dolor cuando hice un nudo en la herida
necesitaba detener la hemorragia para que dejara de perder tanta
sangre.
—Perdóname, bella..., necesito para la hemorragia—le susurré, apenas
la podía ver a través de mis lágrimas. Ella tomó mi mano y vi en sus ojos
como ella se quería ir, ya no quería luchar. Comencé a llorar porque no
lo iba a aceptar
—. No me mires así, no me puedes dejar...me lo prometiste, tenemos
mucho porque vivir juntos—comencé a darle besos por toda la cara.
En ese momento llegaron los demás. Alejandra tomó su mano y escuchó
a Simón decir que la ambulancia estaba llegando ya, pero ella nos
sonrió y la abrace con más fuerza porque se está rindiendo.
—Te amo Diego, fuiste lo más hermoso que la vida me dio—me
susurro. Negué con la cabeza y presiono de nuevo.
Tomó la mano de Alejandra—. Te amo Alejandra, cuida por mí a mis
padres y Diego sé fuerte sin mí, por favor—
susurro antes de cerrar sus ojos.
Mariel nos pidió que dejáramos pasar a los paramédicos en donde
levantaron rápidamente el cuerpo de Anastasia y le pusieron oxígeno.
La subieron a la ambulancia y me subí con ellos. En el camino
estuvieron controlando la hemorragia, pero estaba perdiendo mucha
sangre y tenía que sacar la bala ya.
Cuando llegamos al hospital había perdido mucha sangre. Entraron
rápidamente en donde me quede afuera porque no podía entrar a la
sala de emergencia aun cuando intente dos veces en ese momento llegó
Mariel, Harry, Alejandra, Cameron y Simón. Alejandra me abrazó
fuertemente. Sentía un déjà vu de nuevo estando aquí con ellos y
viendo como el amor de mi vida luchaba por su vida, pero esta vez era
peor mucho peor.
p p
—Tengo que avisar a sus padres—le dice Mariel a Alejandra, ella
asiente con su cabeza.
Mariel se alejó y en ese momento llegó Dylan quien me abrazó con
fuerza con su hermano y Jonathan.
—Otra vez, ella aquí—me susurró, antes de abrazarme con fuerza.
—Saldrá adelante Anastasia es más fuerte de lo que creen—dice
Alejandra limpiándose las lágrimas.
En ese momento llegó la niña con sus padres quienes se acercaron a
nosotros preocupados.
—¿Anastasia? —Preguntó la niña con curiosidad.
Todos nos quedamos callados porque la niña tenía rasgo parecido a
Anastasia y todos caímos en cuenta en lo enfermo que estaba Nicolás y
en la enorme obsesión que tenía hacia Anastasia buscando a mujeres y
a niña que se parecieran a ella.
—Ella está siendo atendida por médicos—le dijo su mamá. Ella frunció
el ceño, pero volvió a preguntar por ella—.
Esperamos a que termine y la podrás ver ¿vale?
Mariel se acercó a ellos en donde tenía que esperar los exámenes para
ver si Nicolás la había abusado de ella o no.
La niña comenzó a llorar de nuevo al escuchar el nombre de esa basura.
Harry se sentó a lado de Simón quien lloraba sin parar. Me senté en el
suelo porque otra vez estaba en la sala de emergencia, pero esta vez era
mucho peor y todos los sabíamos. La bala había perforado su estómago
dañando de seguro varios órganos importantes.
—No puedes dejarme Anastasia, tú misma me prometiste que no me
dejarías caer y que nos casaremos a los 30
años, no puede fallarme en esas promesas, por favor—susurre con la
voz rota y limpiando mi nariz con la manga de mi polera.
Cameron me abrazó con fuerza y me aferré a él con fuerza porque esto
es injusto justo cuando ella estaba feliz por haber terminado el año
universitario ocurre esto y lo peor es que ella intentó siempre
protegernos a todos. Ella dio la vida por nosotros y nosotros nunca
entendimos bien ese afán de protegernos de Nicolás, pero es porque
ella conocía a ese monstruo.
—Ella es fuerte, Diego, va a salir adelante—me aseguro Cameron.
Pasaron horas en donde no se sabía nada de Anastasia y cada minuto
que pasaba sentía que me estaba arrancando el corazón a pequeños
pedazos. Sabía que había una gran probabilidad que Anastasia no
superara esa operación y la otra es que podía quedar con secuelas.
Abrace con más fuerza Alejandra quien nos estaba dando ánimo a todos
de que ella iba a estar bien.

******
Habían pasado diez horas desde que estábamos aquí y aún no
sabíamos nada, pero en un momento entraron más paramédicos en la
habitación y entendí que Anastasia no estaba soportando la operación
y que en cualquier segundo se podría ir de mi lado.

—Eres una guerrera, no olvides, Anastasia—susurro, mirando la puerta


esperando que saliera pronto los doctores y no dieran noticias sobre
cómo estaba.
En ese momento entraron corriendo los padres de Anastasia quien
abrazaron Alejandra y la mamá de Anastasia me abrazó con fuerza en
donde me derrumbe con ella porque aún no teníamos noticias eso solo
mostraba una cosa que la operación está siendo complicada y ya había
pasado diez horas donde nadie decía nada de cómo estaba ella desde
que entraron con Anastasia a emergencia. El padre de Anastasia me
miró y me abrazó con fuerza.
Pasamos en completo silencio y los padres de Anastasia lloraban
abrazados. Mire Alejandra quien estaba con los gemelos, Jonathan y
Cameron. En ese momento sentí que alguien me llamaba levanté la vista
y vi como llegaban mis
abuelos, ¿Pero cómo? Yo no los llamas. Mire a Cameron quien me
sonrió. Mi abuelita me abrazó con fuerza y mi abuelo se sentó a lado
mío.
En ese momento salió el doctor en donde todos nos acercamos
rápidamente.
—La señorita Evans está en un estado crítico las 48 horas van a ser
cruciales para ver cómo soportó la operación, la bala perforó el
estómago dañando los vasos sanguíneos en donde tuvimos que
reemplazar el aneurisma aórtico. La paciente a la mitad de la operación
tuvo dos pre infarto que pudimos controlar. Pero la paciente entró en
un coma. Lo siento mucho, pero no sabemos si va a pasar estas horas.
Es grave, lo siento mucho, podrán pasar un rato para verla y despedirse
de ella. El panorama no es bueno... —no escuche nada más porque no
podía, la iba a perder tal como me paso con mi familia y me quedaré de
nuevo perdido sin ella.
Sentía rabia en estos momentos.
Te quiero abrazar, pero no puedo.
Te entregué mi corazón, y ahora lo estoy perdiendo porque te estás yendo
de mi vida.
Te puedo perder, te estoy perdiendo ahora mismo y no puedo hacer nada
para salvarte.
Los papás de Anastasia se derrumbaron y mi abuelita me abrazó con
fuerza en donde me sentía de nuevo como un niño pequeño y solo tenía
mis abuelos... Negué con la cabeza porque me negaba a pensar que la
iba a perder. Ella es una guerrera y sé que va a salir de aquí. «Tienes que
despertar Anastasia, por favor tienes que hacerlo para que estemos
juntos y le demuestre al mundo de que eres una guerrera».
—Abuelita, mi novia está ahí... —susurré con la voz entrecortada, mi
abuelita me limpio las lágrimas e intenté pensar positivo como lo
estaba haciendo Alejandra. Ahora todo dependía de Anastasia, era ella
quien tenía que luchar... Los doctores no podían hacer nada—. La estoy
perdiendo.
—Ella es fuerte mi Dieguito, saldrá de esto tienes que ser positivo y no
ser negativo. Cuando entres ahí, háblale, cuéntale tus metas, sueños y
planes que tienes con ella. Tienes que motivarla a luchar por su vida—
me dio un beso en la mejilla.
Asentí con mi cabeza porque cuando entrara a verla le diría mis frases
más cursis para ella para que siga luchando por todo lo que le queda
por vivir, ella no puede irse aún, me niego a eso.
—Pueden irse a quedar conmigo un tiempo, no quiero estar solo—le
supliqué con la voz rota.
—No te dejaremos solo—me abrazó mi abuelito con fuerza, y escondí
mi cara en su pecho.

******
Entre en la habitación de cuidado intensivo donde se encontraba ella,
ya habían pasado 34 horas y estaba estable, pero aún corría mucho
peligro. Entre con cuidado a la habitación estaba rodeada de
máquinas. Tome su mano con cuidado y tenía varios moretones y
cortes en su cara, pero aun así se veía bella.

—Hola, mi bella— susurré, acariciando su mano—. Te amo, lo sabes,


¿verdad? Claro que lo sabes y sé que tú me amas con la misma locura
que lo hago contigo porque estamos destinados a estar juntos y tú lo
sabes.
La observé y seguía respirando a través del ventilador porque tampoco
podía hacerlo por ella misma. Me limpié las lágrimas que se deslizaba
por mi mejilla.
—No puedes dejarnos aquí porque tú me hiciste una promesa que
nosotros nos íbamos a casar cuando tuviéramos 30
años, pero tienes que luchar para salir adelante. Cuando despierte nos
casaremos al otro día—hice una pequeña pausa—. Tienes que luchar
por tu vida, por favor.
Acaricie con cuidado su dedo porque no quería hacerle ningún daño.
Solté un gemido de dolor porque me dolía verla en esa cama luchando
entre la vida y muerte o ver como cada persona que ama entra a decirle
palabras de aliento y
también a despedirse de ella porque es posible que no pase las 48
horas.
—Todos han entrado aquí para darte palabras de amor porque tiene a
mucha gente que te ama Anastasia e incluso hay una pequeña que te ve
como una heroína. Eres tan valiente, joder, eres una guerrera—la miro
fijamente, esperando que tal vez hiciera algo, pero se mantuvo quieta—.
La primera vez que te vi, supe que era la chica para mí, en mi mente ya
te decía el apodo de mi padre y después se volvió costumbre porque
sabía que tu era la indicada.
»Solamente tú sabes sacar a este Diego cursi que suspira por ti a cada
segundo—sonrió un momento—. Tengo aún tantas frases cursis para
recitarte al oído y aún me faltan millones de besos y caricias que darte,
aún nos falta mucha historia por recorrer juntos. Solo tú tienes esa
habilidad de alterar mi corazón, sin siquiera tocarme, Anastasia.
Apoye mi frente en la cama y acaricie la palma de su mano. Esto tiene
que ser una pesadilla donde aún no puedo despertar porque todo me
parece irreal como tu vida puede cambiar en un segundo. Estoy
destrozado porque no sé cómo puedo sanar su dolor y siento
impotencia por no haber hecho más.
—Nunca olvides que la felicidad es un lugar. Somos nosotros. Nosotros
juntos— susurré besando con cuidado su frente—. En unos días
comenzaré con mis prácticas en un hospital y también mis abuelos se
van a mudar conmigo por un tiempo porque no quiero estar solo—
murmure—. No quiero estar solo de nuevo y volver a perderme en mi
mismo y te prometí que sería fuerte porque sé que este no es fin de
nuestra historia como te lo dije antes tenemos mucha historia aún que
vivir.
»Ambos nos prometimos no dejarnos caer porque ambos nos cuidamos
el uno al otro porque ya estamos demasiado jodidos, pero de cierta
forma estábamos sanados juntos y por separado.
En ese momento entró la enfermera para decirme que la visita ya había
terminado. Me levanté y le di un beso en la frente con mucho cuidado
porque no quiero lastimarla más.
—Te amo, mi bella, por favor lucha por tu vida no te rindas aún—le doy
otro beso en la frente y me limpio las lágrimas que salen sin control.
Salgo de la habitación y caminó hacia los asientos donde me siento a
lado de mi abuelita quien me acaricia mi pelo como cuando era
pequeño y estaba triste porque mi mamá no me quería llevar al parque
porque tenía que cuidar a los mellizos.
—Ella saldrá adelante Dieguito, debes tener pensamiento positivo
como su amiga que les está dando ánimos a todos.
Tienes que ser positivo por ella—asentí con mi cabeza.
—Lo intento abuelita, pero siento que me estoy muriendo ahora mismo.
Siento que están rompiendo mi corazón a pedazos pequeños a cada
segundo que ella no abres sus ojos—cierro los ojos con fuerza y ella me
abraza con fuerza
—. Duele mucho.
—Lo sé, mi niño. El amor duele más cuando tenemos alguien en un
estado grave de salud, pero debes tener fe—me dio un beso en la
mejilla—. Debemos tener toda la fe del mundo ahora Diego y ser
paciente, tenemos que esperar ahora. Ahora ella es la que tiene que
luchar por su vida.
Asentí con mi cabeza, pero pensé para mí mismo ¿Cómo decir adiós a la
persona que da sentido a tu vida? No puedo... Yo nunca podré
despedirme de ella porque ella ya forma parte de mí. Anastasia causó
un impacto en mi vida que nadie jamás va a poder borrar su huella en
mi corazón.

******
3 meses después:

Baje corriendo las escaleras de mi departamento porque ya iba algo


atrasado para mi tercer año de universidad. Entre en la cocina y sentí
un rico aroma a pan tostado, sonreí a ver mi abuelita tarareando una
canción mientras hacía un pan con huevo para mí. Me acerqué a ella y le
di un beso en su mejilla.
—Hola, hermosa mujer.
—Vas tarde a tu primer día de universidad—me regaño mi abuelita y
me entrego mi pan—. Serás mejor que te apures.
—Eres la mejor abuelita— murmuré—. Además que ya sabes que la
puntualidad no es lo mío y menos en la universidad—bromee con ella.
Puso los ojos en blanco y me apuntó con cuchara de madera.
—Será mejor que salgas de esta cocina en cinco segundo o te pegaré
con esta cuchara—me regañó con una sonrisa.
—No me regañes abuelita, se supone que tienes que darme mucho
amor y no regaños—me acerco a ella y la abrazó de nuevo—. Adiós,
mujer hermosa.
Tome las llaves de mi todoterreno y salí de mi departamento donde
presione el botón para llamar al ascensor. Me quedé unos segundo
quieto esperando a que ella apreciara, pero no lo hizo. Negué con la
cabeza. Y entré en el ascensor ya habían pasado tres meses desde que
Anastasia no está a mi lado. Tres meses en donde he tenido que ser
fuerte por ella porque se lo prometí y siempre cumplía mis promesas
aun cuando me estuviera muriendo por dentro.
Tres meses que me han dolido cada día al despertarme sin ella a mi
lado. Tres meses en donde mi departamento se ha vuelto mi propia
torturar personal donde puedo recordar cada detalle o momento que
vivimos juntos ahí. Duele mucho porque no la he dejado de amar
ningún día, al contrario mi amor por ella crece aún más y me hace ser
más fuerte.
En todo este tiempo he mantenido mi cabeza ocupada con las prácticas
del hospital que fue sanador en cierta parte para mí y no caer en el
alcohol cosa que a ella no le gustaría ver como arruino mi vida. Sé que
ahora ella está orgullosa de mí y de cómo he llevado todo esto, no ha
sido fácil y muchas veces me he sentido perdido por no tenerla a mi
lado, pero siempre recuerdo sus palabras y la promesa que le prometí.
Las noches son más largas y los días se hacen eternos al no tenerla a mi
lado, pero mi corazón poco a poco está sanado. Respiro hondo,
aspirando el fresco aire del verano. A pesar de que Barcelona no ha
cambiado nada, yo si lo he hecho soy ahora una mejor persona gracias a
ella.
Aspiró de nuevo el aire antes de subir a mi todoterreno.
—Nuestro amor es como las ráfagas de viento, no puedo verlo, pero
puedo sentirlo.
Anastasia hizo un impacto en mi vida que nadie nunca podrá borrar en
mi corazón y en mi mente. Ella me ayudó a sanar mis demonios y me
demostró que no tenía por qué fingir ser otra persona que no era. Me
enseño amar de una forma pura y honesta donde me regalo los mejores
momentos llenos de risa, bromas y mucho sexo donde nos
demostrábamos lo locos que estábamos el uno por el otro.
Camino por los pasillos de la universidad y veo como se acerca la rubia
con Cameron. Comenzamos a caminar hablando sobre cómo fueron las
prácticas, ya durante el verano apenas los puede ver el hospital me
tenía muy ocupado y lo agradecía porque me mantenía cuerdo y amaba
poder ayudar a las personas.
—Hoy pasaré a ver a los padres de Anastasia—comentó Alejandra, y
una lágrima se deslizó por su mejilla.
—Yo pasaré después de ir al hospital—murmuró, y ella asiente con su
cabeza. Ambos hemos ido a ver constantemente a los padres de
Anastasia para apoyarlos porque ellos están devastados con todo lo que
está pasando.
—Nos vemos después de clase—me despido de Cameron y Alejandra.
Entro en mi salón para iniciar un nuevo año que fue muy diferente al
del año pasado en donde conocí al amor de mi vida y ahora ella no
estaba conmigo. Me siento a lado de Juan quien me da un abrazo
enorme y saludo Marcos quien
choca su puño conmigo.
—¿Cómo estás, Diego? —Preguntó alegremente.
—Bien, supongo—dije encogiéndome de hombros—. Es difícil y cuesta
asimilar todo lo que me ha sucedido estos tres meses, pero estoy mejor.
—El tiempo todo lo cura, Diego. Eres fuerte, amigo mío y eres bueno, de
ahora en adelante estoy seguro de que vienen cosas increíbles para tu
vida, te lo aseguro como tu genial amigo que soy—comentó con tono de
diversión que me saco una sonrisa—. Eso es sonríe, Diego.
—¡Oh cállate! —lo golpeé con un libro en la cabeza.
Caminé por los pasillos del hospital observando que los pacientes que
todo estuviera correcto junto con mi tutor de las prácticas quien me iba
guiando al siguiente paciente donde lo reviso y dijo que estaba correcto
con sus medicinas. Así transcurrió toda la tarde hasta que tuve un
pequeño descanso para mí.
Camine por un pasillo y luego doble a la derecha donde me pare frente
a una puerta. Me limpié las manos en mi bata antes de entrar en la
habitación donde se encontraba ella.
—Bella—susurro con la voz rota.
Anastasia sobrevivió a las 48 horas donde salió de terapia intensiva,
pero estaba un profundo coma que hasta el día de hoy no ha
despertado. Cada día he estado aquí alentándola a despertar diciéndole
todas las frases cursis que se ha pasado por mi cabeza, le he contado
sobre lo que está pasando afuera mientras ella se recupera.
Me acerco a ella y le doy un suave beso en su frente.
—¿Cómo estás? Sabía que eres mi paciente favorita en este hospital—
sonreí—. Por favor, Anastasia, abres esos hermosos ojos azules que me
enamoraron cuando te vi por primera vez.
La observé fijamente y tomé su mano. Hace tres meses que se
encuentra en esta habitación sin hacer ningún movimiento y los
doctores dijeron que ella se estaba recuperando bien, pero ahora solo
depende de ella por así decirlo. Hace tres meses que vengo todas las
tarde a estar con ella donde le he dicho cuanto la amo hasta me he
enojado con ella por no abrir los ojos para mí.
—Hace un tiempo te cante una de mis canciones favoritas de los Guns
N'Roses, ¿lo recuerdas, mi bella? —comente acariciando su mano—.
Creo que decía algo así:
Shed a tear cause I'm missing you
I'm still alright to smile
Girl I think bout you every day now
Was a time when I wasn't sure but you
Set my mind at ease
There is no doubt you're in my heart now
Said woman take it slow and it'll work itself out fine
All we need is just a little patience
Said sugar make it slow and we'll come together fine
All we need is just a little patience
(Patience)
Seguí cantando la canción porque necesitaba tener paciencia y fe por
ella porque sabía que tarde o temprano ella volvería a mí. Ella volviera
abrir sus ojos para mí y yo estaría con ella.
—¿Te cuento otro secreto, bella? —la observe y su respiración es
tranquila y pacífica—. No hubo trucos.
Simplemente, nuestros ojos coincidieron el momento perfecto de ese
primer día de clase.
Acaricie su mejilla con cuidado y a veces creo que incluso soy un poco
ingenuo por esperar que ella abra sus ojos al escuchar mi voz. Ahora es
ella la que tiene que luchar por su vida. A veces me aterra pensar que
tal vez ella nunca abra los ojos de nuevo, pero como dije antes nuestra
historia recién está comenzando aún nos queda un largo camino por
recorrer y esto solo es un bache en nuestro camino.
—Te esperare todo el tiempo que necesites para volver a mí, bella—
susurro, besando su mano—. Tómatelo con calma, amor, siempre estaré
a tu lado y no te dejaré caer jamás.
Fin.
Nota de la autora: ¡ Dios creo que aun estoy llorando! Pero este es fin de
Hermosa Rendición para entrar al segundo libro de esta saga. Bueno
muchas gracias cada lectora que amado esta historia y me ha dado su
apoyo y también estoy super nerviosa de como ustedes van tomar el final
porque es el primer libro que lo termino y esto bastante nerviosa, aun
falta el epilogo que lo subiré un rato después. Pero si ahora tendremos
que esperar un mes para saber que va sucede con Anastasia.
Este final estuvo llena de emociones, llore mucho escribiéndolo y mas por
la crueldad de Nicolás que muchos saben esta inspirado en psicópatas
reales y para mi fue algo horrible como estos psicópatas trataban a las
personas, fue un final como dije anteriormente donde da paso para un
nuevo capítulo a la historia de Diego y Anastasia que aun no se sabe si
ella despertara..., pero lo sabrán pronto.
Muchas gracias por tanto apoyo que le han dado a esta historia, los amo
mucho.
No se les olvide seguirme en mis redes sociales para hablar por allá:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Epílogo
Entró en la siguiente aula donde veo a Javiera quien me sonríe y señala
el puesto vacío a su lado. Sonrió y caminó hacia ella porque me agrada,
en estos últimos meses nos hemos vuelto más cercanos y admito que es
una chica muy guapa e inteligente.
Juan me da un breve empujón y pone su brazo en mi hombro.
—¿Te vas a sentar con la chica guapa? —Preguntó Juan con una sonrisa
burlesca en sus labios.
Me pasó una mano por mi pelo.
—Si, ¿Acaso te estás poniendo celoso, amor? —Bromeo.
—No, porque eres un puto entonces solo te uso para mi placer. Una
noche es todo lo que siempre vamos a tener tú y yo—se burla y me
guiña el ojo antes de sentarse a lado de Marco.
Camino hacia Javiera quien está escribiendo en su teléfono. Me acerco y
le doy un beso en la mejilla y saco mis cuadernos.
—Hola, novio falso—me saluda ella con tierna sonrisa.
—Hola, hermosa, ¿cómo estás?
—Bien—ella frunce el ceño y fulmina a Juan quien está haciendo la
forma de corazón con su mano—. ¿Tus amigos creen que tú y yo
tenemos algo? —pregunta con curiosidad.
Suelto un suspiro porque en estos tres meses nos hemos vuelto más
unidos que antes, ya que muchas veces nos sentábamos juntos en clase,
pero no ha pasado nunca entre nosotros y Juan asegura que yo le gusto,
pero no lo creo ella jamás me ha coqueteado o se me ha insinuado. Y
además jamás podría mirar a otra chica, yo aún sigo esperando
Anastasia.
—Si—presionó un dedo en el tabique de mi nariz.
Ella suelta una risa y me da una fuerte palmada en el brazo.
—No me lo tomes a mal, pero no eres mi estilo para una pareja—ella
hace una pequeña mueca y luego sonríe—. Eres un gran amigo y tal vez
es hora de que sea sincera contigo.
La miró fijamente y ella tomó un mechón de su pelo.
—Tengo novia Diego, una jodidamente hermosa y sexy novia llamada
Rebeca—ella apoya su cabeza en su mano y me mira fijamente—. No te
lo estaba ocultando o no creas que aún sigo en closet porque no es
así...es solo que antes no te conocía tanto y bueno amigo tú tienes toda
la pinta de ser un chico malo y tal vez, solo tal vez pensé que no me
aceptarías como soy. —Termino de decir con una pequeña sonrisa—,
pero eres una increíble persona y ahora lo sé.
—Jamás te juzgaría por tus preferencias sexuales, Javiera, siempre he
apoyado a la comunidad porque el amor es amor y eso es lo importante.
Entiendo tu punto de vista, pero que me vista de negro no significa que
sea el chico malo
—suelto un pequeño bufido—. Eres mi amiga y agradezco tu sinceridad
porque me has apoyado mucho.
Ella toma mi mano.
—Estoy segura de que ella va a despertar, Diego, eres un ángel y
ustedes se merece ser feliz y además que tu novia es super sexy—
suelto un pequeño gruñido—. No seas celoso, es la verdad. Las cosas
como son, Diego.
Suelto una risa porque tiene razón Anastasia es una chica tan bella y
sexy que tan solo con mirarla me puedo volver a enamorar una y otra
vez de ella. La extraño tanto. Han pasado ya tres meses desde que está
en coma y cada día siento que se me hace más eterno. A veces pierdo la
fe en que ella va a despertar.
—Debes tener fe, Diego, no te rindas. Esto es solo un pequeño obstáculo
para ustedes, pero estoy segura de que ella va a despertar y que van a
volver a estar juntos—le da un breve apretón a mi mano—. El amor no
es fácil muchas veces es doloroso y cruel al igual que la vida, pero eso
nos hace ser más fuertes y tú lo eres Diego.
—Espero que tengas razón, Javiera—murmuró con una sonrisa.
—Tu negativa me deprime amigo—rueda los ojos—. ¡Ay dios mío!
Recién es lunes y ya quiero que sea viernes para ir a ver a mi novia.
Abro una barra de cereal y le doy un pequeño mordisco. La observé con
diversión porque ella es de Madrid y sé que ella está aquí porque le
salió una beca para estudiar medicina y no creo que nadie desperdicie
esta oportunidad más cuando medicina es una de las carreras más
caras del mundo.
—¿Y en dónde vive tu novia? —preguntó con interés.
Sus ojos brillan con emoción y se ve que está enamorada de su hermosa
y sexy novia según sus palabras no la mía.
La observó con curiosidad y me imagino que ambas debe haber
rompido varios corazones, ya que repito Javiera es hermosa y una de las
chicas más guapa de la carrera y varios de mis amigos tienen esta
fascinación por ella.
—Madrid donde vivo también, pero lo hice por la beca—hace un
pequeño puchero—. Me gustaría haber estudiado en Madrid, pero no
era la mejor opción para mí, además que esta universidad es mi sueño
desde niña así que solamente la veo algunos fines de semana.
—Si, lo entiendo. Ella te apoya, ¿verdad? —Preguntó con curiosidad.
—Aja, ella misma me animó porque al principio me iba a matricular en
otra universidad donde también me había aceptado, pero Rebeca dijo
que si no venía a esta universidad iba a terminar conmigo—Ella sonríe
—. Amigo puedes creer como me puse yo literalmente lo hacía para
estar juntas y ella me sale con esa amenaza.
Solté una risa.
—Ya veo que ella es la que manda—me burlo.
—Es una mujer con carácter—se muerde el labio inferior—. Además
que Kaira también me amenazó con que dejaría de ser mi amiga así que
prácticamente no me dejaron opción.
En ese momento entró profesor iniciando nuestro tercer año de
universidad y comenzando a explicar lo típico del primer día de
universidad en qué consiste cada unidad y por supuesto cuando
porcentaje tendrá cada evolución. Tomo nota de lo más importante y el
otro tiempo habló otro poco con Javiera quien me hace reír.

*****
Toqué la puerta con algo de fuerza porque habíamos quedado en
juntarnos en la casa de Anastasia con Alejandra y Cameron y ellos ya
se encontraban adentro. En estos últimos meses hemos apoyado a los
padres de Anastasia, ellos se mudaron de forma definitiva.

La puerta se abrió y casi suelto un suspiro a ver los ojos de la madre


Anastasia. Eran casi iguales que los de ella y eso dolía aún más. Marcela
me dio una pequeña sonrisa antes de abrazarme con fuerza y le devolví
el abrazo.
—Pasa Diego, esta es tu casa también—dice ella, cerrando la puerta
detrás de mí.
Tuve que tragar duro para que no me viniera millones de recuerdos de
mí y Anastasia en su departamento y apreté mis puños porque nunca
era fácil venir aquí, absolutamente todo me recordaba a ella, su sonrisa,
su puchero, su aroma, su forma de amarme e incluso nuestros
momentos íntimos. Negué con la cabeza. Y seguí a Marcela hasta la sala
de estar en donde se encontraba ya Alejandra, Cameron y Alex el padre
de Anastasia. Me acerque al padre Anastasia y lo salude, pero no obtuve
respuesta como en los últimos meses. Alex prácticamente apenas
comía, hablaba y dormía. Todos los días pasaba sumido en su dolor y
tristeza, se pasaba viendo una foto de sus hijos, quedó ese hombre que
sonría y me intimidaba cuando fui a su casa. Ahora en su cara solo
había expresión dolor y tristeza.
Me acerqué a Alejandra y le di un abrazo con fuerza, podía sentirla más
delgada, ella no estaba llevando para nada bien lo de Anastasia, como
todos, pero comienzo a sospechar que Alejandra no está comiendo
nada. Está demasiado flaca, su pelo está sin brillo y sus ojos pasan gran
parte rojos e irritados. Sé que Cameron la está apoyando, pero veo que
mi amigo también está destrozado por Alejandra.
—¿Estás comiendo? —Le pregunté directamente a Alejandra.
Ella desvió mi mirada y se hizo hacia un lado para que saludara a
Cameron. Él se acercó y me dio un fuerte abrazo.
—Estoy preocupado por Ale—le susurré.
—Estoy haciendo lo posible para que vuelva a comer—él suelta un
suspiro—. Hace unos días la escuché vomitando y al principio negó que
estuviera haciendo eso, pero a mí no me engaña. Alejandra se estaba
provocando el vómito y mañana comienza la terapia con una psicóloga
para curarla pronto.
Abrí los ojos sorprendidos.
—Le tuve que dar a elegir y tal vez, fui un poco cabrón, pero le dije que
si no pedía ayuda médica profesional hasta aquí llegamos—solté un
pequeño silbido—. Créeme fue mi última opción para que reaccionara y
por fin lo logré.
Jamás la dejaría sola, pero necesito que ella vuelva en sí y que esté
mejor cuando Anastasia está despierta. Hace dos
días que está comiendo como antes y poco a poco veo que tiene más
color en su cara.
Nos sentamos en el sillón y la madre Anastasia le sirvió una sopa a
Alejandra quien estaba comiendo muy lentamente, pero lo hacía.
—¿Como estas tú? Te noto algo ojeroso, Diego y más delegado—
comentó Cameron aun mirándome.
Puse los ojos en blanco.
—Lo llevo tan bien como puedo, Cameron, trato de ser fuerte por ella y
para cuando Anastasia despierte me vea fuerte y no débil—dije un
susurro.
La madre de Anastasia nos invitó a comer algo y nos dirigimos a la
mesa, pero Alex no se movió y se quedó sentado en el sillón observando
la foto de sus hijos y una pequeña lágrima rodó por su mejilla.
—Vete a sentar, Diego, hablaré un momento con él—me pidió la madre
de Anastasia.
Asentí con mi cabeza y caminé hacia el comedor, pero podía escuchar el
llanto del padre de Anastasia y las palabras de aliento que le daba
Marcela a su esposo. «Tienes que luchar Anastasia, tienes que despertar
aún tiene mucho por lo cual luchar»— digo una oración en mi mente.

*****
Entre en mi cuarto y me quedé varios minutos mirando mi cama
recordando nuestros momentos aún podía imaginarla en mi cama en
posición fetal durmiendo profundamente. Cada día pierdo más la fe
que ella vuelva a despertar o que no quede con graves secuelas, eso es
algo que el doctor ya nos advirtió hace un dos meses atrás y que
Anastasia está incluso más vulnerable a enfermarse.

Sentía tanta rabia por dentro porque Anastasia no merecía estar así,
ella merecía ser feliz, pero la vida es una mierda y daña siempre a las
personas buenas al contrario de Nicolás que él sigue vivo y ahora es
toda una estrella, es increíble como una cara bonita llama tanto la
atención ya sea de los medios e incluso tiene un club de fans y lo
compara diciendo que es nuevo Ted Bundy de nuestra época. Es
increíble cómo los medios le pusieron el apodo de ángel de la muerte
por su belleza. Yo no puedo creer como medios o en programas hablan
más sobre la belleza y como él no parecía un asesino. No he escuchado
ni una sola mención sobre lo que hizo Anastasia o sobre los víctimas o
sobre cómo están las familias de las víctimas al contrario se han
dedicado a repasar la vida Nicolás.
Me acosté un momento y acaricié su lado por un momento aún podía
verla a ella acariciando mi cara y diciendo que soy su: «Chico cursi y
ardiente y que ama mucho» Me pican los ojos y siento esta presión en
pecho que la tengo desde que ella se fue de mi lado. Solo soy fuerte por
ella porque le hice una promesa y jamás rompo mi promesa aun cuando
muchos días no quiero hacer otra cosa que quedarme en la cama
reviviendo nuestros recuerdos.
Cierro los ojos por un momento porque no quiero llorar de nuevo,
duele demasiado cada segundo siento que me estoy muriendo sin ella y
sin mi familia..., pero tampoco puedo ser egoísta con mis abuelitos o
incluso conmigo mismo, aún tengo una vida por delante, pero duele
tanto ver a la persona que amas en una cama y no poder hacer nada
para que ella esté bien de nuevo. El doctor nos sigue pidiendo que le
hablemos de que la traigamos de nuevo a nosotros, pero no funciona.
A veces pienso que ella ya no quiere seguir luchando por su vida y más
por sus últimas palabras que me dijo cuando la abracé llena de sangre y
yo estaba intentando detener la hemorragia de su bala. Esas palabras
me persiguen durante el día y noche porque fue como el adiós de ella:
—Te amo Diego, fuiste lo más hermoso que la vida me dio—me susurro
con la voz ronca.
Me limpió rápidamente las lágrimas antes de tomar mis llaves porque
tenía que verla ahora mismo aun cuando ella estuviera durmiendo,
necesitaba verla por tan solo cinco segundos para controlar un poco mi
corazón y mantener la fe que ella va a despertar.
Salía de mi habitación y casi choco con mi abuelita quien venía con una
pila de ropa mía. La ayudó a sujetar la ropa para que no se le caiga y le
doy un beso en su mejilla.
—¿A dónde vas Dieguito? —Pregunto preocupada mi abuela y me
limpie una lágrima solitaria. Ella soltó un suspiro—.
No vuelvas a tarde, mi niño y dale mis saludos a tu novia.
Me acerqué a ella y le di un abrazo con fuerza porque me ha ayudado
tener a mis abuelos conmigo y no sentirme solo en este enorme
departamento que antes era donde vivíamos mi familia. Al principio
dolía mucho estar aquí porque todo me recordaba a mi familia e incluso
pensé en venderlo porque se hacía casi imposible estar aquí, pero
cuando fui al psicólogo me aconsejo que lo viera de otra forma que
dejara ese odio y rabia que sentía y que me concentre en esos bonitos
recuerdos que tenía con mi familia.
Y eso hice. Mi madre amaba cocinar y ahora yo también lo amo y cada
vez que cocino lo hago con cariño, amor y positivo, es como si me
sintiera más cerca de ella al igual que ser doctor como mi padre. Ahora
cada vez que hablo de mis padres lo hago con alegría y cariño
recordando los buenos momentos al igual que de mis pequeños
terremotos de mellizos.
Camino por el salón y veo a mi abuelo tomando su café y leyendo su
típico diario. Él levanta la mirada cuando me ve y sonríe con cariño, sé
que están preocupados mis abuelos por mí, pero he sido fuerte por ella
y mis abuelitos.
—¿Vas a salir, Dieguito?
Sonrió porque desde que tengo uso de razón que mis abuelos me dicen
ese apodo y no me molesta porque lo he escuchado siempre aun
cuando eso me pueda traer ciertas burlas de ella.
—Sí, voy a ir unos minutos al hospital.
—Ve con cuidado—dice con una pequeña sonrisa, y volviendo a leer en
su periódico—. ¿Diego? —me llama mi abuelo.
Me giro para mirarlo y veo que él se pone de pie acercándose en donde
me encuentro y pone su mano en mi hombro.
—Eres fuerte y tu chica aún más fuerte ya verás cómo esta pesadilla
acabará—él suelta un suspiro y su voz tiembla un poco con sus
siguientes palabras—. Te pareces tanto a mi hijo. Tu padre estaría tan
orgulloso del excelente hombre en quien te has convertido. Nunca
olvides cuanto te amaba tus padres aun cuando las personas que
amamos nos dejan ellos siguen aquí—pone su mano en mi corazón—.
Ellos viven dentro de nosotros.
Trago duro porque sé que tiene razón, pero eso significa que duela cada
día. Hubo un tiempo en que estuve tan enojado que por un momento se
pasó por la cabeza matar al estúpido borracho que se cruzó en el
camino. Lo quería muerto por haber matado a mis padres y mis
hermanitos, estaba lleno de ira y rencor tanto que mis abuelos tuvieron
que llevarme al psicólogo para controlar esos sentimientos que me
estaban destruyendo y no solamente a mí sino a mis abuelos.
Y ahora sentía otro dolor dentro de mí al ver Anastasia. Me estaba
costando sudor y esfuerzo no sacar a relucir mi verdadero estado de
ánimo. Lo mantenía al margen. Oculto para no preocupar más a mis
abuelos, así que peleaba conmigo mismo y luchaba con uñas, dientes y
afiladas garras que me desgarraban por dentro para mantener el dolor
al margen de la gente. Tenía que ser fuerte por ella y ser positivo o
tratar la mayor del tiempo en serlo.
Volví a despedirme de mi abuelo antes de salir de mi departamento y
poner de camino al hospital porque necesitaba verla aunque fuera solo
por cinco minutos. La extraño tanto, pasé de verla casi todos los días a
verla a veces dos minutos.
Me subo a mi todoterreno y suelto un largo suspiro antes de encender
mi auto y ponerme de camino al hospital.
Tanteó en las emisoras de radio buscando algo que apagar este silencio
y la deje en donde estaba tocando una canción Aerosmith bastante
triste su letra estaba llena de dolor y por un momento quise cambiarla,
pero su letra me estaba tocando el corazón.
La letra era tan dolorosa y a la vez te hacía tener fe de que al final los
momentos malos se irán y que pronto verás la luz. Solté un suspiro
porque eso era lo quería que al menos Anastasia me diera una señal de
que ella estará bien, que saldrá adelante. Solo necesitaba una maldita
señal para saber que estaríamos bien. Seguí escuchando la canción y
cada letra sentía que se me estaba encajando en mi corazón. Tanto que
tuve que agarrar con fuerza el volante y detenerme a un lado de la calle
porque apenas podía ver la carretera. Cada palabra que cantaba
Aerosmith se me estaba clavando en mi pecho y dolía demasiado
porque ahora lo estaba viendo todo negro, pero esta canción me estaba
dando esperanza y fe.
Di varias vueltas en parking buscando estacionamiento. Estaba algo
lleno el estacionamiento, pero puede encontrar uno por fin quedaba
algo lejos, pero es lo que había. Miré mi reloj y eran las siete de la tarde.
Apoye mi cabeza en el manubrio y respire muchas veces antes de salir
del auto para caminar hacia al hospital.
Me miré de reojo en el espejo y no me reconocí...Mi mirada de nuevo
estaba apagada y estaba algo más delgado
¿Esa era yo? ¿En qué momento había perdido el color de la piel hasta
ser piel de un vampiro? ¿Cuándo se me habían instalado esas ojeras
negras debajo de los ojos?
Negué con la cabeza porque sé que podría estar aún peor, mucho peor.
Quite la llave del contacto y la guarde en mi bolsillo. Me pasé una mano
por el pelo y abrí la puerta de mi coche, comencé a caminar a la entrada
del hospital donde antes realicé mis prácticas. Salude a varias
enfermeras y doctores que veía en los pasillos con lo cual me llevo muy
bien.
Caminé de largo y fui directo a su habitación 205. La suya. Mis pies
andaba de manera automática ya por los pasillos, ya que me conocía de
memoria el camino a su habitación. Me quedé quieto unos segundo
frente a la puerta blanca.
Tome una enorme bocanada de aire mientras apretaba el frío pomo
entre la mano y lo gire lentamente.
Cierro los ojos por un momento y respiró profundamente. Trato de
sonreír y abro por completo la puerta doy varios pasos y el olor
antiséptico propio del hospital comienza a invadir mis fosas nasales.
Observo un momento el cuarto y luego la miro a ella quien está
tumbada en la cama, con un pequeño rayo de luz que se posa en su
hermosa cara.
Cerré la puerta con cuidado y caminé lentamente a su encuentro.
Acaricie su cara, humedecí mis labios y, retirando con mucho cuidado
un poco el tubo que llevaba adheridos a la boca, la bese con delicadeza
y cuidado. Volví a dejar el tubo como estaba y tomé su mano con
cuidado y notaba como su piel estaba un poco más seca, pero aún
seguía siendo suave. Tomé un mechón de su pelo y me di cuenta de que
lo tenía ahora más largo.
—Hola, mi bella.
Anastasia no reaccionó y no la culpó por ello. Hacía casi cuatro meses
que no respondía a los estímulos. Exactamente desde que había
entrado en coma después de su cirugía. Acaricie su mano y mire de
reojo su habitación que durante este tiempo todos nos hemos dedicado
a transformarla para que el día que ella despierte se sienta como si
estuviera en su casa. Le he traído varios de sus libros favoritos, flores,
peluches y he escrito varias cartas dejando entre las páginas de sus
libros. No quiero que ella esté en un lugar extraño, triste y frío como
son las habitaciones del hospital.
—¿Cómo estás? —Preguntó apretando su mano esperando que tal vez
tuviera algún estímulo en su mano—. Por favor bella, despierta ya. Te
extraño mucho. Abre esos hermosos ojos que tiene para mí, por favor.
Acaricie su mejilla, pero no sucedió nada. Solo se escuchaba las
máquinas funcionando y el sonido de la manilla de reloj que avanza
marcado los minutos. Trague duro porque tenía ganas de llorar de
impotencia de no poder hacer nada para que ella despertara de una
buena vez. Tenía ganas de incluso zarandearla para ver si así
reaccionaba y me pegaba un puñetazo.
Lo abracé, inspiré profundamente su aroma a vainilla y cerré los ojos
para tener unos segundos de paz antes de tener que irme porque no
eran horas de visitas. Comencé a relatar de nuevo como comenzó
nuestra historia otra vez en un espiral hasta quedarme sin saliva. La
razón por la que repetía nuestra historia lo hacía para que, estuviera
donde estuviera, la escuchase y se diera cuenta de que la sigo
esperando. Que sigo con ella. Que estoy aquí.
Y también otro motivo, y es que mientras le hablaba de cómo nos
enamoramos de la forma menos típica y para mi llena de dolor de
cabeza por su terquedad, nuestro amor seguía siendo real.
En ese momento se abrió la puerta y entró el doctor José quien puso sus
dedos en tabique de la nariz, un claro gesto de que estaba molesto por
entrar en horario que no eran de visita. Se acercó lentamente a mí y
puso su mano en mi hombro.
Lo miré de reojo y seguí acariciando la mano de Anastasia.
—Hola, doctor José ¿Quieres retarme? —Pregunté con una pequeña
sonrisa.
Él soltó una larga bocanada de aire y acercó otra silla para sentarse a mi
lado.
—Debería hacerlo, Diego. Tienes que dejar entrar en horario que no
son de visitas, es peligroso para ella, no hace falta que repita los
peligros que ella corre—me regaño un poco.
—Sé los riegos doctor, pero necesitaba verla y sabes que me cuido que
jamás la pondría en peligro. Estoy sano.
¿Tienes alguna novedad? —Pregunté con esperanza y jugando con los
dedos de su mano.
—No, Todo ha seguido igual desde que cayó en coma—él se masajeó las
sienes—, pero en serio Diego, tiene que dejar de entrar en horario que
no sean de visita ya lo hemos hablado de que no puedes hacer antes sí
porque estabas haciendo las prácticas aquí pero ya no...
Apenas lo estaba escuchando lo que decía por qué tenía mi vista
concertada en el bello rostro de Anastasia, y mis dedos seguían jugando
con los suyos. Miré de reojo al doctor José y veía que seguía dándome el
discurso, pero de repente sentí un pequeño movimiento entre mis
dedos, fue un roce tan suave y ligero, pero lo sentí. ¡Anastasia movió su
mano! Ella me está escuchando de donde sea que esté en estos
momentos.
—Ha movido la mano—dije un pequeño susurro—. ¡Anastasia ha
movido sus dedos! —Exclame en voz alta.
El doctor José se levantó de inmediato y comenzó a examinar Anastasia.
Yo miraba atento a todo lo que hacía y volví a tomar la mano para ver si
me volvía a apretar y comencé a hablarle para que reconociera mi voz,
pero no sucedió nada más en los siguientes minutos que el doctor
estaba examinándola.
Él se guarda la linterna y me mira fijamente.
—Creo que fue solo un pequeño estímulo, pero no ha despertado, Diego
—puso una mano en mi hombro y le dio una suave apretón—. Lo
siento. Pero no te rindas Diego, tómalo con una señal y sigue
hablándole para que ella vuelva con nosotros.
Asentí con mi cabeza y acaricié su mejilla.
—Te daré 10 minutos más, pero después te quiero fuera de esta
habitación, ¿entendido? —preguntó con una pequeña sonrisa.
—Gracias—dije un susurro ronco.
—Solo diez minutos—apuntó a su reloj y caminó hacia la puerta—. Y no
tienes que darme las gracias, Diego, fuiste unos de mis mejores
alumnos de prácticas es por eso por lo que confió en ti.
Observe como la puerta se cerraba antes de volver a concentrarme en
Anastasia y volví a jugar con sus dedos esperando que los moviera de
nuevo.
—Por favor, Anastasia, abre tus ojos—me quede unos segundo en
silencio—. Por favor recuerda que ya llevamos tiempo así, juntos, y me
siento completo contigo y solamente contigo. Ninguno de los dos
creíamos en la felicidad, ¿no lo ves? La felicidad también es un lugar.
Somos nosotros. Nosotros juntos— recité de nuevo esas palabras tan
especiales para mí que cada día se las recitaba.
Pero ella no respondió. ¿Tan complicado era que dos ojos se abriesen?
No pedía nada más que un sencillo gesto que el ser humano realiza
diariamente. Solo quería ver cómo sus párpados se movían de nuevo, y
sus pestañas aleteaban y el azul de sus iris saludándome de nuevo para
volver a enamorarme de esos bellos ojos que tanta paz me traía.
Hasta que eso sucediese tengo que conformarme con las fotografías que
inundaban mi teléfono y mi pieza, alegrándome con esas sonrisas que
me devolvía el teléfono y el papel en lugar de presenciarla en directo.
—¿Te cuento un secreto, mi bella? —no respondió, pero casi puede
escuchar sus palabras: ¿Tengo que fingir que me interesa? —. Aun
cuando tú estás en esta cama, nuestro amor sigue siendo fuerte y real.
En estos momentos no puedo besarte y no puedo acariciarte, pero
nuestro amor sigue siendo tan fuerte y más que antes. No me daré
vencido hoy día has movido tus dedos, pero se que muy pronto
despertaras.
»Y por ahora nuestro amor es como las ráfagas de viento, no puedo
verlo, pero puedo sentirlo y escucharlo y lo siento más fuerte que
nunca. Te esperaré todo el tiempo que necesites, mi bella. Te esperé por
tanto tiempo que no molesta espérate de nuevo, mi bella.
Sigue hablando con ella, narrando nuestra primera cita cuando la lleve
a la biblioteca municipal de Barcelona sobre como yo estaba
emocionado porque ella había aceptado pasar tiempo juntos.
Contándole como me sentí esa tarde con ella y sobre la paz que me ha
traído siempre y luego narre de esa vez que la obligue a subir a mi
todoterreno bajo la lluvia y como nos quedamos despierto juntos
viendo el amanecer y como yo ya estaba enamorada de ella.
Acaricié su cara por última vez porque se estaba acabando el tiempo,
humedezco mis labios y, retirando de nuevo y con mucho cuidado un
poco el tubo que llevaba adheridos a la boca.
Presioné con fuerza mis labios contra los de Anastasia.
—Abre los ojos, por favor—supliqué sobre su boca con la voz rota, pero
no lo hizo—. Te amo, bella, jamás lo olvides.
Te esperaré todo el tiempo que necesites. Sigo aquí. Contigo ahora y
siempre.
Fin del primer libro
Nota de la autora: ¡Aquí está el epílogo! se que muchos quieren que
Anastasia despierte, pero soy escritora igual me gusta un poco el drama.
Pero ya en agosto subiré la segunda parte de Hermosa Rendición. Bueno
epílogo siento que conocieron un poco más el pasado de Diego, como está
llevando lo de Anastasia.
Pero como dice la canción Amazing de Aerosmith los malos momentos
existen, pero no siempre son para siempre y tarde o temprano Cameron,
Alejandra, Diego y los padre de Anastasia se repondrán de este mal
momento nada dura para siempre aun cuando lo veamos todo negro. Y
por cierto solo las que han leído insuperable efímero saben quien es
Javiera quizás en algún momento Diego conozca Kaira y Asher.
Este no es el final de esta historia, aún queda mucho y en el segundo libro
lo siguió narrando nuestro amado Diego. Si tengo que decir que tiene
muchas emociones este epílogo aun cuando pensé no escribir uno porque
la idea era final abierto, pero ustedes lo insistieron mucho y se los di
porque los amo.
Ah, si, pronto subiré el especial de dos millón donde ganó el capítulo 46
donde Anastasia pierde la virginidad, pero será narrado del punto de
vista de Diego.
Muchas gracias por tanto apoyo que le han dado a esta historia, los amo
mucho.
No se les olvide seguirme en mis redes sociales para hablar por allá:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero.
Aviso Importante
Hola criaturitas ya está disponible la segunda parte de Hermosa
Rendición. Pueden encontrar el prólogo y otra parte más de la historia y
pronto tendrá un nuevo capítulo les dejo la foto de portada para que
vayan a darle amor Y también tenemos la segunda sorpresa que es la
historia de Alejandra y Cameron, ahora recuerden que la historia de
Alejandra va antes que la de Diego y Anastasia, les prometo que se van
enamorar de Cameron y de otro personaje más. Así que vayan a darle
amor a ambas historias y por supuesto que en ambas historia tendra
+18
Especial de 4 millones de lecturas cap. 46 y 47
Nota de la autora: Bueno lo prometido es deuda a pesar que me demore
un monto porque este especial era para los dos millones, pero bueno aquí
esta y es largo porque se mezcla un poco el capituló 45, 46 y 47 para que
entienda también su punto de vista como fue cuando estuvo con
Anastasia la primera vez y este especial lo votaron ustedes misma así que
disfrútenlo y no lloren porque esta algo corta vena.
Azote con fuerza la puerta de mi dormitorio y me tire en la cama
porque no entendía nada de lo que estaba pasando Anastasia, quiero
entenderla y apoyarla, pero cada vez que intento acercarme a ella se
aleja de mí como si fuera una maldita plaga. Y esto me duele mucho su
rechazo, no obstante sé que algo me está ocultando lo puede sentir hoy
cuando nos quedamos solo en salón y aún puedo recordar la
conversación y nuestro beso, sé que ella aún me quiere.
Me pasó una mano por la cara y recordando nuestra conversación en
salón que ha sido la más larga que hemos tenido desde que llegó de
nuevo Barcelona:
Tome un mechón de su largo pelo castaño y ella soltó un pequeño
suspiro al observar mi gesto. Me aclaré la garganta antes de hablar:
—Te sigo queriendo Anastasia y con mayor intensidad y eso duele. Siento
que mi corazón me traiciona porque yo debería odiarte, pero no puedo
cómo podría odiarte.
Solté un pequeño suspiro de frustración porque sé que me he comportado
mal con ella desde que ella llegó, pero no sabía cómo actuar durante 3
meses me dejo sin ninguna explicación de su parte. Me sentía muy mal
conmigo mismo porque no sabía qué error había cometido para que ella
me dejara de esa forma tan brusca y con una nota que no me decía nada.
—Solo tengo que mirarte para saber que jamás podría odiarte aun
cuando yo mismo lo quise creer—terminó de hablar.
Ella abre sus ojos con sorpresa.
—Es que yo...—niega con su cabeza—. No puedo—susurra con voz rota.
Ella se levantó de mi regazo y tomó sus cosas. Me quedé quieto
observando atentamente sus movimientos porque no quería presionarla
más. Ella comenzó a caminar a la salida, pero se detuvo unos segundo
antes de regresar donde estaba yo.
Ella toma mi cara entre sus manos y me da un fugaz beso que me deja
sorprendido.
—Diego—, susurro—. ¿Qué pasaría si te digo que no me quería ir? ¿Qué
pasaría si te digo que yo no me quería ir de tu lado? Tal vez fue por
motivos mayores que no puedo decirte.
Me levanté de la silla y me acerqué a ella porque quería abrazarla con
fuerza y repetirle una y otra vez que: «Estaría con ella y que no la dejaría
caer, que si caemos nos levantaremos juntos como pareja.»
—Te perdonaría, Anastasia me tienes aquí —me acercó a ella—. Me tiene
aquí ahora como siempre Anastasia.
Nos quedamos callados por unos segundo y di un paso hacia ella en
donde la punta de nuestras zapatillas chocó.
—Eso suena bonito, ¿verdad? —Susurro con voz rota, y sus ojos se
empañaron.
Trague duro porque no me gustaba como estaba Anastasia en estos
momentos, no es que no estuviera guapa porque Anastasia es bonita
hasta cuando llora con su nariz roja, no, estaba más pálida con más
ojeras e incluso había perdido unos 4 o 6 kilos.
Ella se giró para huir de mí, pero la tomó de la mano y se quedó quieta en
el lugar.
—¿Quién te está haciendo daño? —Pregunté con un tono de voz algo
enojado.
Ella me miró por encima del hombro.
—No es a mí directamente, me lo hacen de otra forma Diego, y me hacen
más daño que cualquier otra cosa y no puedo ser egoísta—dijo con hilo
en la voz.
Desvié la mirada y me mordí el labio porque sabía que no me contaría
nada. Anastasia siempre ha sido tan misteriosa con su pasado y lo poco
que se dé su pasado fue porque prácticamente la presione para que
hablara, sin embargo, no quiero que este sea el caso, quiero que ella me lo
cuente, que me tenga confianza así como yo a ella.
—Supongo que no me lo contarás, ¿verdad? —afirmé lo que yo ya sabía.
Ella abrió aún más los ojos, pero desvió rápidamente su mirada.
—Supongo que me conoce bien después de todo. —Se acerca a mí y
acaricia mi mejilla. Cerré los ojos por unos segundo sintiendo su tacto—.
Lo solucionaré Diego, solo necesito tiempo.
Ella se alejó rápidamente de mí como si fuera una verdadera plaga. Me
senté en la silla y me tapé la cara con las manos porque no sabía qué
hacer con Anastasia, no sé cuánto tiempo poder seguir aguantando su
rechazo y que no confié en mí para ayudarla.
—Pero tal vez yo me cansé de esperarte, Anastasia—susurré con la voz
rota.
Niego con la cabeza porque ya no sabía más que hacer para que ella me
dejara entrar en su vida, para que ella confiara en mí y pudiera
compartir sus problemas conmigo para así ayudarla a encontrar una
solución a sus problemas o detener a la persona que le está haciendo
daño.
Tomo mi teléfono y le mando un pequeño mensaje a Cameron para que
venga un rato a mi departamento porque si no hago algo ahora lo más
seguro es que baje al departamento de Anastasia y quiero que ella me
busque para hablar.
<Cameron a las 21:01 p.m.>
"Voy para allá amor de mi vida, yo sé que me extraña bebe"
Suelto una pequeña risa porque Cameron siempre me molesta con
diferentes apodos cariñosos, es un imbécil, pero no sé qué haría sin él
porque ha estado tanto tiempo conmigo y es un hermano para mí.
<Diego a las 21:02 p.m.>
"Aquí te espero amor de mi vida, trae una pizza"
Miré la pantalla de mi celular porque Cameron estaba escribiendo y
solté una risa al ver una imagen de él tirándome un beso y con la
descripción que decía: «Te traeré todo lo que me pidas amor de mi vida,
si me das un beso con lengua, pero no se lo digas a mi palomita.»

******
Cameron le dio una mordida a su pizza mientras me miraba fijamente
y alce una ceja hacia él porque no entendía sus miradas hacia mí. Le di
un sorbo a mi bebida y miré de reojo a Cameron que me seguía
mirando con una pequeña risa traviesa.

—¿Por qué me miras tanto?


Él soltó una risa y se limpió la boca con una servilleta.
—Aún no me has dado mi beso y es con lengua—dice con un tono de
voz juguetona y comencé a toser porque me ahogué con una pequeña
miga de la masa de pizza—. No este nervioso, amor de mi vida.
Él puso una mano en mi espalda y dio varias palmadas con fuerza
porque no podía parar de toser.
—¡Diego, joder, respira! —Exclama Cameron asustado, lo que me hace
soltar una pequeña carcajada mientras sigo tosiendo—. ¡No te rías,
imbécil! Que tu bella cara se está poniendo roja.
Él me pasa un vaso de agua y le doy pequeños sorbos porque tengo la
garganta algo irritada y la expresión de asustado de Cameron no me
ayuda mucho. Lo miro de reojo y suelta un pequeño suspiro.
—¡Maldita miga! Siento que me arde la garganta—me aclaro la
garganta porque siento que tengo la voz más ronca—.
No digas tantas tonterías porque para la otra me moriré ahogado, amor
de mi vida—le guiño el ojo de forma juguetona.
Él apoyó su brazo en la mesa y tomó su vaso.
—Agradece que te saque una sonrisa porque desde que llegó Anastasia
está con ceño fruncido, que no te queda mal, pero prefiero verte reír.
Me pase una mano por el pelo y mire mi teléfono ya son las once de la
noche y no tengo ningún mensaje de ella.
Quisiera decir que me duele, pero ya me acostumbré a su rechazo en
estas semanas.
—No me siento cómodo teniéndola tan cerca. Es más difícil todo, antes
al menos estaba lejos, pero ahora está tres pisos más debajo de mí, me
la encuentro en el ascensor, en la universidad y en todas partes, no es
fácil para mí fingir que estoy bien cuando no lo estoy.
Él hizo una pequeña mueca.
—Bueno Diego tú tampoco has sido un caballero con ella, es normal
que se aleje de ti—solté un bufido molesto—. No te enojes, solo te digo
la verdad. Un día la tratas mal, le dice que odias verla aquí y al otro día
eres simpático y carismático con ella es que ni tú mismo te aclaras.
Estiro mis piernas y juego con los hilos suelto que tiene mi pantalón en
mi rodilla porque sé que tiene razón Cameron, ni yo mismo me aclaro
con mis palabras es solo que al principio sentí tanto odio al verla de
nuevo que me cegué por el odio, pero ahora sé que alguien le está
haciendo daño y no sé cómo acercarme para ayudarla.
—Estoy lastimado, Cameron. ¿Para ti es fácil confiar en mí? — pregunté
con la voz ronca.
Él asintió con su cabeza.
—Eres una de las personas en las que más confió, Diego.
Me pasó una mano por la cara.
—Pues ella no confía en mí, y yo no sé cómo puede funcionar una
relación si no hay confianza. Siempre fui honesto
con ella desde inicio, pero ella no lo fue—muerdo mi labio inferior—.
Le conté todos mis miedos y sobre qué le sucedió a mi familia, pero ella
nada, ni siquiera sé cómo se llaman sus padres o qué fue lo tan grave
que le ocurrió en el pasado.
Cameron soltó un silbido con mis palabras.
» A veces siento que me enamore de una ilusión y que solo idealice a
Anastasia. Y eso me está matando aún más porque no quiero tener esos
pensamientos sobre ella, sé que es buena a pesar de que ella diga lo
contrario.
—¿Anastasia dice que es mala persona? —pregunta Cameron
asombrado.
—Si, y no entiendo por qué ella tiene esa imagen tan mala de ella
misma. Anastasia es dulce, carismática, bondadosa, pero también tiene
un muro en donde puede explotar con facilidad y puede ser realmente
fría y cruel al momento de mencionar su pasado.
Me encojo de hombros porque es la verdad. Mi teléfono vibró, pero es
un mensaje de Bárbara.
—¿Es Anastasia? —Preguntó Cameron con curiosidad.
Niego con la cabeza y elimino el mensaje que mando Bárbara ya le pedí
perdón por todo lo que le hice, porque ella no se merecía lo que le hice,
pero ella no me quiere soltar y sigue insistiendo que lo nuestro puede
funcionar, pero es imposible. No se puede forzar a una persona a amar a
alguien y no quiero seguir lastimándola porque ella es una chica genial
que merece ser feliz.
—No, es Bárbara que quiere venir al departamento para hablar.
Cameron soltó otro silbido con mis palabras.
—Te dije que Barbara sería un gran problema para ti, esa chica está
obsesionada contigo y de tu linda cara de ángel—
se mofa de mí—. Es mejor que tomes distancia de ella.
—Eso ya lo sé—solté un suspiro—. ¿Veamos una película o tu palomita
no te deja? —Preguntó con un tono de voz burlón.
Él me tira un cojín en la cara que esquivo.
—Solo me deja hasta las doce de la noche—me guiña el ojo y comienza
a buscar en Netflix—. Siempre estaré aquí para apoyarte, eres mi
hermano Diego.
Sonreí.
—Te quiero gilipollas.
—¡Oh, que tierno! También te quiero amor de mi vida.

******
Solté un suspiro de cansancio porque lo único quería era llegar luego a
mi casa para poder dormir. Mire a mi izquierda y los mellizos estaban
durmiendo.

—¿Cuánto faltaba para llegar? —Le pregunto a mi padre.


Mi padre me sonrió.
—Solo faltan 10 minutos como máximo, hijo, ya pronto llegaremos a la
casa.
Solté un gruñido porque me venía diciendo eso veinte minutos atrás y ya
son casi las tres de la mañana.
—¿Seguro papá? —insistí.
Él me sonrió y asintió con su cabeza:
—Sí, es una promesa hijo.
En ese momento mi padre giró el coche por una curva cerrada donde no
había mucha visibilidad, pero de repente algo nos iluminó dejando casi
cegado por el resplandor. Solo fue un segundo para entender que un
camión iba a impactar con el coche.
—¡Papá! —Exclamé asustado.
Di un pequeño salto y sentí algo húmedo en mi rostro, llevé mis manos
a mis mejillas y estaba llorando. Odio recordar ese momento en mis
sueños de todas las palabras que puede cruzar en ese momento con mi
padre fueron de cuando íbamos a llegar a la casa, puede haberle dicho
que lo amaba o que no sé apurar tanto, pero estuvimos en el momento
equivocado y en lugar incorrecto.
—Nunca voy a entender porque ustedes se fueron y yo me quede aquí
solo—susurre con la voz rota.
Me senté en el sillón y tomé mi celular donde apenas podía enfocar la
pantalla a través de mis lágrimas. Necesitaba estar con ella de nuevo
aunque sea por esta noche, no quiero estar solo por esta noche. Tomé
mis llaves y mi teléfono y salí de mi departamento porque necesitaba
estar con alguien.
Toqué con fuerza la puerta de Anastasia una y otra vez, pero nadie me
abría la puerta e intenté llamarla, pero tampoco y ya llevaba más de 3
minutos tocando con fuerza. Toque con fuerza de nuevo, pero nadie
abrió.
—Abre la puerta, por favor—susurré con la voz rota y apoyando mi
frente contra la puerta.
Espere unos segundo antes de sentarme en el piso y me tape la cara con
la mano. «Odio revivir una y otra vez el accidente en mis sueños»—digo
para mí mismo. En ese momento la puerta se abrió y caí para atrás.
—Diego—, susurro ella y se agachó en donde estaba.
—Anastasia, perdón por despertarte, pero te necesito... —Digo con la
voz rota.
Ella tomó mi mano y me ayudó a levantarme del suelo. No pude evitar
que mis ojos recorrieran su espectacular cuerpo que solo estaba con
una licra y un polerón ancho. Ella me guio al sillón.
—¿Por qué sigues vestida? —Pregunte en un susurro. Ella miró su
bolso y luego puso sus ojos en mí—. Fuiste a pelear, ¿verdad?
—Creo que estás muy observador hoy.
Ella se sentó en el sillón y yo también he intenté acercarme más a ella,
pero como siempre en estos últimos días se intentó alejar de mí, pero la
tome de la mano y tire de ella para que se sienta en mi regazo.
—Puedes abrazarme, por favor—se me rompió de nuevo la voz porque
necesitaba un abrazo en estos momentos.
Ella se mordió el labio inferior antes de acercarse a mí. Anastasia se
subió a mi regazo y me abrazó con fuerza y escondió su cabeza en mi
pecho, su mano acarició mi pelo.
Solté un suspiro al volver a tenerla en mis brazos. Pasamos una hora en
esta posición y pude sentir como mi respiración se estaba volviendo
más tranquila.
—Diego—, me llamó mi bella y levanté mi cabeza para observarla —.
Tengo sueño.
—No quiero estar solo... —confesé en un susurro.
—No te voy a dejar solo, Diego, ven vamos—dijo levantándose de mi
regazo y tomando mi mano con fuerza.
Subimos las escaleras y ella abrió la puerta de su pieza, nos quedamos a
oscuras solo entraban algunos rayos de la
luna. Pase por su lado y me quite la polera y ella soltó un pequeño
suspiro que me hizo sonreír. Me metí en su cama y le hice una señal
para que ella se acercara a mí.
Anastasia soltó otro pequeño suspiro inconscientemente y comenzó a
quitarse las zapatillas y el polerón. Solté un pequeño gemido porque se
quedó solo con la licra y con sostén deportivos. Ella se metió a la cama y
me quedé quieto porque no quiero tener una erección y asustarla.
Nos quedamos varios segundos en un tenso silencio y no puedo
controlar mis manos que se posan en su cintura. Nos miramos
fijamente hasta que ella rompe el contacto mirando al techo. La abrace
con fuerza y apoye mi cabeza en su pecho.
Ella suelta una pequeña bocanada de aire.
—No estoy con Bárbara, terminamos, solo estaba hablando con ella y
pidiéndole perdón, jamás quise lastimarla, pero ella insistió en que
estuviéramos juntos—confesé en un susurro.
Ella se apartó de mí y se sentó en la cama en posición de indio.
—Diego, porque no le das una oportunidad.
Fruncí el ceño al escuchar esas estúpidas palabras.
—Te das cuenta de lo que estás diciendo—solté un gruñido—. No
quiero estar con ella ¿Qué es lo que te preocupa?
—insistí de nuevo.
Ella bajó la mirada y me crucé de brazos porque ahora es momento
para que ella por fin sea sincera conmigo y me cuente qué es lo que está
pasando hace casi más de cuatro meses, pero los segundos pasaban y
ella no contestaba y sentía rabia porque estoy seguro de que a su novio
actual si le cuenta sus secretos.
—Claro, claro, se me olvidaba que tienes novio—puse mi mano en su
barbilla para que me mirara—. ¿Qué diría tu querido novio, si él supiera
que te besaste conmigo y que ahora estoy contigo en tu cama? ¿Qué
crees que diría Anastasia? —Pregunté enojado.
Ella me miro molesta.
—¿Me estás amenazando? —Preguntó enojada
—No, solo estoy diciendo un hecho— la tomé con fuerza de la cintura
—. Te gusta correr peligro, te gusta la adrenalina, ¿verdad Anastasia? —
Susurre con voz ronca, mientras mis manos acarician su cadera.
Ella cerró sus ojos y mis manos siguieron subiendo hasta sus pechos
que solo estaban cubiertos por una ligera tela.
Roce sus pezones con las yemas de mis dedos para luego apretarlos que
hizo que soltara un gemido que llegó directo a mi erección que creció
más.
Sonreí de forma juguetona y me acerqué más a ella para comenzar a
darle pequeños besos calientes en su cuello.
Ella soltó un jadeo. Cerró con fuerza sus ojos y la tomó con fuerza de
sus caderas y la senté en mi regazo para que pudiera sentir mi dura
erección. Que cada segundo crecía más y más.
—Puedes sentirme, ¿verdad? —Susurré en su oído y comencé a mover
su cadera hacia adelante y atrás, frotando nuestro sexo para crear el
roce perfecto—. ¿Te gusta esto?
Ella me miro por un segundo antes de juntar sus labios contra lo mío y
la abracé con más fuerza, mis manos se colaron dentro de su licra y
presioné su sexo por encima de sus bragas y pude sentir una leve
humedad.
—Estás mojada solo por mí, bella—chupé su labio inferior antes de
morderlo con fuerza y ella soltó un pequeño gemido.
Quité mis manos dentro de su licra y tomé su cara con mis manos, la
besé profundamente como si no la volviera a
besar nunca más, nuestras lenguas danzaron juntas y ella me tomó con
fuerza del cuello.
—Eres mía—susurró sobre mi boca, volviéndome a besarme con más
fuerza.
Nunca se lo he dicho antes Anastasia porque es algo bastante
cavernícola y siempre he respetado sus decisiones y es una mujer libre,
pero ella tiene mi corazón desde el primer momento en que la vi se lo
entregue y aún lo tiene en sus manos aun cuando yo no tenga su
corazón en estos momentos, necesito sentir que aún sigue conmigo.
Mis manos se fueron sus pechos y comencé a masajear sus suaves tetas.
Su mano tiró de mi cabello con fuerza que me hizo soltar un pequeño
jadeo. En ese momento una música comenzó a retumbar la pieza de
Anastasia y deje de besarla, tome su celular en donde leí el nombre de
Simón. Fruncí el ceño y le entregué el celular para que pudiera
contestar.
La observó fijamente porque me duele ser ahora un secreto para ella,
cuando antes yo tomaba su mano frente a todos los de la universidad y
ahora es otro chico que toma su mano.
Ella contesta la llamada y desvío la mirada.
—Simón—, dice en un susurro.
No escucho lo que le responde su novio y con cada segundo que pasa
me doy cuenta de que no estamos haciendo lo correcto, ella tiene un
novio y yo sigo enamorado de una chica que no confía en mí. Además,
que ahora tiene a otro chico que le cuenta sus problemas y yo ahora soy
un sucio secreto.
Ella se levantó de la cama y la tomó de la mano para que no me deje.
Ella mira mi mano y se queda quieta.
—Simón: ¿Estás borracho? —Pregunto preocupada.
Ella escucha con atención la respuesta que le da el chico a través de
teléfono y me muerdo el labio inferior con fuerza, sé que debería tomar
mis cosas e irme a mi departamento y tratar de olvidarla, pero es difícil
dejar ir a la persona que amas aun cuando ella no te ama de la misma
forma porque para ella fue fácil dejarme solo por tres meses.
Ella suelta un suspiro y se pasa una mano por la cara.
—Simón debería ir a dormir, ¿en dónde estás?
Trato de no seguir escuchando su conversación porque sinceramente
me hace sentir mal como si fuera un intruso tanto en la relación como
en la vida Anastasia. Ella sigue hablando por unos minutos más y hasta
se ríe de lo que le está diciendo.
Ella se sigue riendo y yo me siento utilizado en estos momentos.
—Solo acuéstate, adiós—dice ella terminado con la conversación.
Me repongo como puedo y oculto todos los sentimientos que siento en
estos momentos es por eso cuando ella me mira de nuevo sonrió de
forma traviesa y le hago señales para que se acerque a mí. Ella caminó
despacio a la cama y tiró de su mano para que se sentara de nuevo en
mi regazo.
Apartó su pelo de la cara y acarició el contorno de su barbilla.
—Te quiero, ¿lo sabías? —Susurro con voz ronca—. No tienes ni una
idea de cuánto te deseo y odio hacerlo de la forma en que lo hago
porque me condena más a ti, te pienso cada segundo y no me
arrepiento de volver hacía a ti porque como te lo dije una vez Anastasia:
estar contigo jamás se ha sentido mal, al contrario, se siente bien y eso
me gusta—confesé mis sentimientos de nuevo.
Ella me miró fijamente y esperé que me dijera sus sentimientos que me
diera una esperanza de confianza hacia mí, pero no lo hizo. Y eso
rompió un poco más mi corazón esa noche.
—Diego—, susurro, y sus manos se fueron a mi pecho al descubierto—.
Recuerda que sin sentimientos.
Tome su muñeca y me quedé quieta mirándolo porque eso me dolió,
pero entiendo que fue la primera frase que nos dijimos antes de besarla
y en estos momentos me gustaría no tener sentimientos tan fuertes por
ella.
—Te estás quemando en este juego Anastasia—susurro con voz grave y
ella soltó un suspiro antes de girarla y ponerme encima de ella—. Te
gusta la adrenalina y el peligro. Corramos juntos ese peligro y la
adrenalina que tanto te gusta, bella.
Tome su pierna y la puse en mi cadera y presione mi erección contra su
sexo que hizo que soltara un gemido fuerte.
Sonreí traviesamente porque a pesar de que ella no me dijera sus
sentimientos su cuerpo seguía respondiéndome bien a mis caricias. Mi
boca cubrió la suya porque necesitaba besarla para saber que esto es
real.
—Sin sentimientos, Anastasia—susurré sobre su boca.
Nuestras miradas se encontraron y pude ver como sus ojos brillaban
por mí y su respiración es un caos por mis besos.
—Diego te deseo...Quiero hacerlo—murmuró, casi en un susurro.
Me quedé quieto mirando sus ojos y ese brillo especial que tenía en
estos momentos porque es una decisión importante para ella. Mi boca
cubrió la suya en un beso lento y lleno de amor, mi mano se posó en su
mejilla donde la acaricie para que se relajara y pensara bien en lo que
me acaba de decir.
Me separo un poco de ella y apoyo mi frente contra la suya.
—Quiero que seas el primero.
Acaricio su mejilla con cuidado y muerdo mi labio inferior porque ya es
la segunda vez que me lo pide, pero no sé si sea lo correcto y menos en
cómo está nuestra relación. No es que no quiera, claro que sí, pero
supongo que no de esta forma.
—¿Estás segura? Porque si lo hacemos ya no ha vuelto atrás, piénsalo
bien, por favor, Anastasia—le explico.
Ella me da un fugaz beso en los labios antes de hablar.
—Quiero que seas tú, Diego — insistió de nuevo y acariciando mi
mejilla—. No lo pienses tanto.
Suelto un suspiro, «¿Por qué me haces esto, bella?» —me preguntaba a
mí mismo y no podía encontrar la respuesta.
—No lo sé Anastasia, ¿estás segura?
Ella me dio un pequeño empujón para que me sentara y se sentó en mi
regazo. Anastasia asintió con su cabeza. Solté un suspiro porque no
sabía qué hacer en estos momentos y tenerla en mi regazo tan hermosa
como siempre no me ayudaba a mi erección. Mire un momento al techo
y luego a ella. La amaba, de eso estaba seguro y sé que ella aún me
seguía queriendo.
Sus manos acariciaron mi torso y esas caricias suaves con sus dedos
hacía que mi deseo por ella creciera aún más, tomé su muñeca. Ambos
nos miramos un segundo antes de que presione mi boca contra la suya.
La hice girar y su espalda tocó el colchón y me puse entremedio de sus
piernas.
Volvió a poner una de sus piernas alrededor mi cadera y empuje mi
pelvis contra su sexo. Ella cerró los ojos con fuerza y soltaba pequeños
suspiros de placer con estos movimientos. Me detuve y me senté en mis
talones y admiré el increíble cuerpo que tiene Anastasia. Mis dedos se
fueron al borde del inicio de su licra donde comencé a bajarlas con
cuidado y ella se levantó un poco para que fuera más fácil. Las tiré al
suelo y volví a besarla lentamente para que no estuviera nerviosa.
Sus manos se fueron a mi pelo que tiró con fuerza haciendo me jadear.
Le di un corto beso antes de darle pequeños besos húmedos por su
rostro mientras mi mano baja lentamente hasta llegar a sus bragas
negras donde acaricié su
sexo por encima de esa delgada tela.
—Diego... —susurro con la voz entrecortada.
Solté una pequeña risa y acaricié su estómago un segundo para que no
tuviera miedo antes de meter mi mano dentro de sus bragas y metí con
cuidado un dedo donde su espalda se levantó y clavó sus uñas en mi
espalda.
—Te amo—susurré muy bajo que apenas pude escuchar yo mismo.
Moví mi dedo en círculos y uní un segundo cuando sentí que estaba
más húmeda. Mire Anastasia tenía los ojos cerrados y se estaba
mordiendo su labio con fuerza para no gritar.
Sus manos rodearon mi cuello y me beso con algo de torpeza y nervios.
Me separé de ella por un segundo y mi nariz acarició la suya antes de
volver a besarla con más calma y sin prisa porque no quería presionarla
y quería que se sintiera segura conmigo. Anastasia me dio pequeños
besos en el cuello y luego chupo con fuerza haciéndome jadear y cerrar
los ojos con fuerza. Acelere los movimientos con mis dedos en su sexo
para llegar a su orgasmo y podía sentir como su clímax estaba cerca
porque está cada vez más húmeda.
—Córrete para mi bella—le ordené, mordiendo su labio inferior con
fuerza y ella soltó un largo gemido que mojo mis dedos.
Ella cerró los ojos mientras aún estaba en su clímax y bajó con cuidado
sus bragas dejándola solo con sostén deportivo.
—Fuera bragas, aún podemos detenernos, Anastasia—le recordé una
vez más.
Negó con su cabeza y no pude evitar evaluar el cuerpo de Anastasia, es
tan hermosa y bella, pero ella desvió la mirada y sus manos estaban en
forma de puño por lo cual no estaba cómoda. Puse mi mano en su
mejilla y acaricié con cuidado para que no le diera vergüenza su
desnudez. Ella me dio una pequeña sonrisa y se la devolví, «¡Dios, estoy
tan enamorado de ella!» —pensé.
Me levanté un momento de la cama para buscar mi pantalón y extraje
mi billetera donde tenía un condón guardado.
Me senté en la cama y lo observé para ver si estaba en buen estado lo
último que quería ahora es dejar embarazada Anastasia en su primera
relación sexual y comprobé que no estaba vencido y que estaba todo en
orden.
Sentí su mirada en mí y la miré por encima de mi hombro con una
deslumbrante sonrisa para ella.
—Eres bellísima.
Tome la tela de su sostén y se lo quite con cuidado, ella levantó los
brazos y quedó completamente desnuda para mis ojos y es mayor
espectáculo que he visto en mi vida. Solté un gemido ronco porque
tiene un cuerpo espectacular para mí. Me levanté algo nervioso y me
quité rápidamente mi bóxer dejando libre mi dura erección. Tome el
condón y lo abrí con mis dedos rápidamente, lo deslice por mi pene
bajo la mirada de Anastasia.
Me subí encima de ella y acaricié un poco mi miembro, ella soltó un
pequeño gemido que me hizo poner más caliente de lo que estaba ya y
me dolía estar de esta forma. Me puse entre medio de sus piernas y
rocé mi pene contra su vagina donde ella soltó pequeños jadeos.
La besé, pero fue el beso más torpe que me ha dado Anastasia ahora y
es porque estaba nerviosa, podía sentir su cuerpo temblar bajo el mío.
—Bella, tranquila soy yo. Mírame—murmuré, acariciando su mejilla.
Ella puso sus manos en mis hombros.
—Sigo esperando por ti, bella. —le di un suave beso—. Sigo
queriéndote, mis sentimientos por ti son más fuertes que antes, ¿lo
sabes?
Asintió con su cabeza para responder mi pregunta. Tome mi pene y lo
roce contra su sexo y ella jadeó. Le di pequeños besos en el cuello para
que se relajara y mi otra mano acarició su pecho derecho donde lo
apreté un poco y posé mis labios en su otro pezón donde lo chupe para
luego pasar mi lengua alrededor de su sensible pezón.
Llevé mi mano de nuevo a su vagina en donde introduje dos dedos en
su interior para comenzar a estimular de nuevo su punto de deseo y
ella mueve sus caderas buscando más placer con mis dedos. Ella
susurra mi nombre varias veces mientras se deshace en mis caricias. Sé
que estoy siendo cuidadoso, pero quiero que ella disfrute este momento
aun cuando no estemos juntos, le haré el amor como si nunca nos
hubiéramos separado, como si nuestros corazones no estuvieran rotos.
—¿Estás lista, Anastasia? —Preguntó con la voz ronca.
Ella apoyó sus codos en la cama y se acerca a mí, nos miramos un
segundo antes de que ella me dé un beso en el cuello que me hace
estremecer por completo.
—Lo estoy, Diego—susurro con la voz entrecortada.
Acaricie su nariz con la mía para luego trasladarse a su mejilla y
posterior a su mentón. Presionó sus labios suavemente sobre los suyos
para besarla con suavidad y lentitud para demostrarle que aún la sigo
queriendo a pesar de las malas palabras que le dije cuando la volví a ver
y que ahora me arrepiento.
Lleva su mano a mi cuello para que me acerque más a ella y la beso con
más fuerza y mis dedos se presiona con fuerza en su cadera, vuelvo
hacer presión en su sexo y ella suelta un gemido que queda callado por
el beso.
Tomo mi miembro para presionar y logró meter la cabeza en donde ella
suelta un pequeño grito que me hace detener y le doy pequeños besos
por toda su cara para que se relaje y esperó varios segundos antes de
volver a empujar un poco más.
Ella cierra los ojos con fuerza. Joder para mí es puto paraíso, pero no
quiero verla sufrir así que me aclaro la garganta para hablar.
—¿Quieres que me salga? —Pregunto jadeando. Y siento que pequeñas
gotas de sudor recorren mi frente y también la suya. Niega con su
cabeza—. Joder bella, te va a doler un poco. Dime si te duele y me
detengo ¿vale?
—Vale—susurra.
Empuje lentamente hasta que siento que toque con himen en donde
tuve que presionar con un poco de fuerza para romper esa pequeña tela
y ella soltó un grito en donde me detuve y la bese con ternura porque ya
había pasado lo peor. Bese sus mejillas y limpie algunas lágrimas que
caían por su mejilla.
Me quedé varios minutos quietos porque no la quería lastimar y ella me
sonrió de forma dulce y tierna que me hacía suspirar por ella. Después
de unos minutos más fue la misma Anastasia quien comenzó a mover
sus caderas buscando más placer y empujé otro poco más para poder
entrar por completo en ella.
Me quede quieto de nuevo para que ella se acostumbra a tenerme por
completo dentro de ella y le di besos por toda su cara y acaricie su
cintura con mis dedos. Cierro los ojos un momento disfrutando la
sensación de estar adentro de ella y voy sintiendo como ella poco a
poco va relajando su cuerpo. Ella mueve de nuevo las caderas y retiro
lentamente mi verga para luego volver a hundirme en ella.
Suelta varios suspiros y sus uñas se clavan con fuerza en mi espalda.
—Jodidamente, es mejor que todas mis fantasías—gimo agarrándome
de sus caderas.
Muevo mis caderas de forma lenta para que ella disfrute un poco, sé
que la primera vez para las mujeres es más dolorosa que placentera,
pero quiero que por lo menos ella disfrute un poco y no quiero
lastimarla. Ella suelta varios gemidos de placer y dándome pequeños
besos calientes en mi cuello.
—¿Te gusta Anastasia? —Preguntó con voz agitada.
—Me gusta, Diego—dice, mordiendo mi oreja haciendo que gruña y
tome con más fuerza mis caderas.
—¿Puedo moverme más rápido?
Anastasia de nuevo asiente con su cabeza y comienzo a mover mis
caderas más rápido, pero a la vez trato de no ser muy salvaje para no
lastimarla. Ella suelta varios jadeos y mis movimientos de caderas son
cada vez más rápidos y provocadores para ambos, ya que ella mueve
sus caderas en busca de más placer.
Tomó una de su pierna y la enredó en mi cadera en donde los
movimientos resurgen con mayor fuerza, prendiendo llamas de placer
que aumentan de tamaño cada vez y es una de las mejores sensaciones
de mi vida. Me siento en puto paraíso con Anastasia.
Ella grita mi nombre y suelta varias palabras incoherentes de su boca
debido a que está llegando a su segundo orgasmo de esta noche. Suelto
un gemido y la besó con fuerza y toco sus pechos, su mano se enreda en
mi pelo donde tira con fuerza de él.
Ella besa mi cuello con fuerza, intentando dejar una marca que no me
molesta a mí y acelero mis movimientos porque estoy al límite de mi
orgasmo siento como mi pene está más duro.
—Voy a correrme, bella—gruñó, embistiéndola con mayor fuerza.
—No pares, por favor—me susurra con voz ronca.
Bajo mi mano y acaricio su clítoris con mis dedos para que ella pueda
llegar a su orgasmo. Ella jadea aún más fuerte y después grita mi
nombre en donde cierra sus ojos y sus manos caen a su lado como
muertas.
Enrollo su otra pierna y acelero mis movimientos para poder acabar,
uno, dos, tres hasta seis veces, entro en ella y suelto un grito ronco
cuando explotó en el interior del condón vaciándome por completo. Mi
cuerpo cae encima de ella, pero apoyo mis codos en el colchón para no
aplastarla.
Ella acaricia mi pelo que debe estar algo húmedo y acarició su
estómago haciendo pequeños dibujos en su estómago.
«Te amo, Anastasia»— dije para mí mismo.
Me retire con cuidado de ella y me saque el condón, le hago un nudo
para botarlo al pequeño basurero que tiene en su mesita de noche. Ella
tomó mi polera y se la puso tapando su espectacular cuerpo para mis
ojos. Y yo hago lo mismo con mi bóxer.
Me vuelve a acostar a su lado y la abrazó con fuerza como si no quisiera
dejarla ir de nuevo y de hecho eso es lo que quería, no quiero dejarla ir,
pero ya no somos los mismos de tres meses atrás.
Mi corazón está dolido, aún no está roto, pero no sé si podrá aguantar
mucho más para romperse.
—Gracias por dejarme ser el primero—susurró con voz ronca.
—Fuiste el correcto—murmura, tapándonos con el cubrecamas y ella
apoya su cabeza en mi pecho.
Suelto un suspiro porque esta noche ha sido una montaña rusa de
emociones para mí y que aun no entiendo como logre estar en este
punto con ella, cuando ella tiene un novio y acaba de perder su
virginidad conmigo. Yo la sigo amando y sigo esperando por ella, para
que ella me demuestre que tiene confianza en mí, pero cada segundo
que pasa sin ella decir algo es una apuñalada a mi corazón.
Y es que me pregunto ¿Qué es lo que tiene ese chico para que ella confíe
tanto en él? ¿Por qué no puede confiar en mí? No puedo evitar hacer
esas comparaciones entre su novio y yo y eso me duele tanto tener
ahora esa inseguridad en mí, no ser lo suficientemente bueno para ella.
*******
Sentí que estaba en un lugar muy cálido y también una mano acaricia
mi pelo una y otra vez que hacía que me relajara mucho más en lugar
que estaba, pero pronto sentí que alguien me movía una y otra vez.
—Diego... —, murmuró una voz.
—Mmm...no quiero—murmuré.
Escondí mi cabeza para no despertar porque realmente estaba cansado
y aún tenía mucho sueño.
—Despierta, por favor—dice esa voz que parece ángel, moviendo mi
hombro con un poco más de fuerza.
Levante mi cabeza y pestañeó varias veces para tratar de enfocar mi
vista en ella. Anastasia estaba mirándome fijamente y me pasé una
mano en el ojo para tratar despertar bien.
—Buenos días—digo con una sonrisa que poco a poco la borro de mi
cara por la expresión que tiene ella.
—Tienes que irte—susurró con voz rota.
Ella sigue mirando un punto fijo detrás de mí y eso me está molestando
aún más porque ahora a luz de día ella se está arrepintiendo de lo que
pasó anoche justo era lo que yo no quería. Apreté la mandíbula con
fuerza porque no quiero ser un imbécil con ella y me separo lentamente
de ella.
—Te arrepientes, ¿verdad Anastasia? —Le pregunto con un tono de voz
algo brusco y molesto que no puedo evitar.
Ella se sentó a la orilla de la cama bien lejos de mí. Otra vez se aleja de
mí como si fuera una puta plaga, «¿Por qué hace eso conmigo?» —me
enojó aún más.
—No me arrepiento—dice casi un susurro y jugando con sus manos—,
pero...
—¡Pero! ¿Qué? —Alzó mi voz porque le pregunté una y otra vez si
estaba segura de dar ese paso tan importante para cualquier mujer y
ahora me hace sentir mal.
Ella se quedó quieta mirándome y yo apreté mis manos en forma de
puño porque estaba intentando calmarme y no explotar como un
imbécil con ella, pero no me lo está poniendo fácil.
—Die...go—, susurro.
—Anastasia ¿Qué es lo que te pasa? Huyes de mí como si fuera una
jodida plaga. Porque me haces esto no te das cuenta de que me
lastimas. ¡Maldita sea! —Grite y poniéndome los pantalones porque no
me decía nada y ya estaba llegando a mi puto límite.
» ¿Qué mierda te he hecho yo? ¿Por qué eres tan cruel conmigo? ¿Por
qué juegas así conmigo? —me tiró el pelo y caminé hacia donde estaba
ella —. Contéstame, Anastasia.
Sus ojos se empañaron y me hizo sentir peor porque ya veo que se está
arrepintiendo de lo que pasó anoche, es que fui un imbécil no debí
haber venido. Soy un imbécil, que está lastimado y dañado por la chica
que está frente de mí y me hace sentir peor verla llorar frente a mis ojos
y ser yo el causante de esas lágrimas. Me pasó una mano por la cara
porque tal vez debí haberle preguntado más veces si ella estaba segura
de dar ese paso y no haber caído por ella.
Ella niega con la cabeza.
—Diego, cálmate por favor, yo tengo al... —Comenzó a tartamudear.
Eso hizo que me molestara aún más porque no podía decirme nada
coherente en estos momentos. De verdad que ya no quiero seguir con
esto por mucho que me duela, ella tiene un novio y yo no sirvo para ser
sucio secreto de ninguna chica. Me limpié una lágrima solitaria que
recorría mi mejilla.
—Cállate Anastasia, solo cállate cómo puedes usarme así. Te quería a
pesar de tus secretos y tu pasado te quería, joder —solté una risa seca
—. Siempre te vi como la indicada, pero ahora te miro y...No lo eres, solo
eres una más que pasa por mi cama.
Ella dio un paso atrás y cierro los ojos con fuerza porque no quería
decir eso, pero yo también me siento lastimado y usado más cuando sé
que tiene su novio donde lo verá en un rato más. Es feo sentirse usado
por la persona que amas, es feo darte cuenta de que siempre fuiste tú el
sincero de la relación y él que estaba dispuesto a darle todo a esa
persona que no es capaz de compartir contigo sus miedos o secretos. Se
supone que la relación es de dos personas y no solo de una. Yo ya no
puedo seguir con sus mentiras y secretos cuando todo lo quería era
sinceridad y amor.
—Eres cruel, Anastasia y siento pena por mí mismo por tener estos
sentimientos hacia ti que no te mereces en absoluto. Te di mi corazón.
¡Joder qué imbécil soy! — tomé una pausa antes de continuar—: ¿Sabes
algo? Cuando te fuiste por estos tres meses en el fondo de mi corazón
sabía que volverías conmigo, pero ahora que te miro—la observó
detenidamente y añado—. Me pregunto si esos dos meses que
estuvimos juntos fueron reales o solo fue espejismo.
Tome su barbilla para que me mirara fijamente porque ya no iba a dar
marcha atrás con mis palabras. Anastasia rompió mi corazón, ese
corazón que se lo entregue sin objeción y con amor a ella.
» Te odio Anastasia y me da pena tu querido novio que se nota que te
ama y tú no. Eres cruel con nosotros. No seré más tu diversión como tu
misma dijiste: olvídate de mí.
Ella pestañeó varias veces para controlar sus lágrimas y la suelto
porque no quiero estar más cerca de ella.
—Eres una mala persona y, ¿sabes? Tú misma me lo dijiste muchas
veces que no me acercara a ti, pero yo...
Simplemente no quise escucharte y ahora me arrepiento. Espero que
estés contenta porque ahora te puedo asegurar que me rompiste aún
más mi corazón.
Tiro de mi pelo con fuerza porque siento que me está apuñalando en
este momento mi corazón que todo lo que vivimos ha sido una mentira,
una ilusión que yo misma me cree de ella. Ahora entiendo cuando ella
me advertía una y otra vez que me alejara de ella, pero no le hice caso,
me lance como un tonto enamorado por ella.
—Diego..., yo—intento hablar de nuevo elevando la voz.
—Te entregué a mi corazón para que lo cuidaras y lo único que hiciste
fue destruirlo. Lo tomaste con tus manos y lo destruiste con fuerza
arrasando todos mis sentimientos que tantos años intenté evitar ser
lastimado.
Caminé hacia la mesita en donde tomé mis llaves y mi celular. La miré
de reojo y estaba usando mi polera, pero no se la quitaría. Que la quede
ella y a mí que me deje en paz para tratar de sanar mi corazón.
—Diego, es que me están amena...—Intentó hablar, pero yo ya no la
quería escuchar porque cada palabra incoherente que salía de su boca
me lastimaba aún más de lo que ya estaba en estos momentos.
—No quiero escuchar nada más de ti, Anastasia—levanté mis manos—.
Ya me cansé, me cansé de ti, de tus secretos y misterio, me cansé de
todo esto—moví mis manos entre nosotros—. Te odio ¡Por Dios te odio!
Pasé por su lado porque tenía que alejarme de ella como lo debí haber
hecho desde el primer momento en que la vi y es que yo mismo metí en
esta situación, no la puedo culpar porque yo fui el que insistió una y
otra vez, yo fui imbécil que se enamoró de una ilusión que no existe.
—Por favor, Diego, escúchame—susurro con voz rota.
La mire por encima de mi hombro y azote la puerta para cerrarla. No
quiero escucharla más, le di muchas oportunidades para que ella fuera
sincera conmigo y no lo hizo hasta que yo me canse de esta mierda.
Entre en mi departamento y me pase una mano por la cara porque a
pesar de todas palabras que le dije Anastasia ni
yo mismo me las creo ahora y creo que nunca lo haré, solo lo hice para
lastimarla para que sienta un poco de mi dolor.
Me deslizo hasta el suelo y observé las fotos que aún conservo en mi
celular donde ella sale sonriendo mientras camina por la plaza de
Barcelona.
—A pesar de todo el daño que nos hemos causado, siempre te seguiré
amando, bella. Y en estos momentos no somos buenos el uno para el
otro como sí lo éramos tres meses atrás—susurró con voz rota y
observando su foto en donde todo era mejor y más fácil para nosotros.
Bueno gracias a todas las persona que han apoyado tanto esta historia de
Diego y Anastasia y espero que les hay gustado el especial de 4 millones
de lectura y de verdad que los amo mucho y estaremos hoy día hablando
en mi Instagram sobre el especial.
No se les olvide seguirme en mis redes sociales para hablar por allá:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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Kapitel: 87Font size: 18
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Hermosa Rendición
Autor: Vanesa Osorio
Veröffentlicht: 2021
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del punto de
Diego
Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Capítulo 81 (Penúltimo)
Capítulo 82 (Final)
Epílogo
Aviso Importante
Especial de 4 millones de lecturas cap. 46 y 47

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