Hermosa Rendición - Vanesa Osorio
Hermosa Rendición - Vanesa Osorio
Hermosa Rendición - Vanesa Osorio
Hermosa Rendición
Autor: Vanesa Osorio
Veröffentlicht: 2021
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del punto de Diego
Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Capítulo 81 (Penúltimo)
Capítulo 82 (Final)
Epílogo
Aviso Importante
Especial de 4 millones de lecturas cap. 46 y 47
Hermosa Rendición
Autor: Vanesa Osorio
Veröffentlicht: 2021
[COMPLETA] A veces dejar el pasado atrás no es tan fácil como uno
piensa. Y escapar de los sentimientos no es tan fácil, menos cuando te
topas con alguien carismático, tierno y atractivo que te hará caer en un
espiral de deseo y placer, pero tienes que ir con cuidado y estar atenta
porque tarde o temprano el pasado te alcanza y eso puede ser tu peor
pesadilla. ADVERTENCIA: Esta historia contiene escenas gráficas de
sexualidad y otras temáticas adultas.
Prólogo
Dobló bruscamente en una calle y se estacionó. Nos miramos fijamente,
desafiándonos con la mirada.
—Yo no le di esperanza e ilusiones. Ella sabía que la estaba usando
porque no podía sacarte de mi cabeza. Ella sabía que estaba sintiendo
cosas por ti, ella lo sabía—dijo con un tono de voz molesto. Estiró su
mano donde me acarició con suavidad mi mejilla—. Ella sabía que
quería estar contigo, pero tú no me dabas esperanza y aun no
entiendo...
que somos—movió las manos entre nosotros y soltó un enorme suspiro
—. Me confundes, Anastasia.
—¿Qué quieres de mí? —pregunte con curiosidad.
—Lo quiero todo de ti, mi bella—me dio una tierna sonrisa—. Quiero
que seas mi novia, mi chica, mi mejor amiga y más—apoyó su frente
contra la mía y cerró los ojos por un momento—. He caído por ti. Me
rindo, eres mi «hermosa rendición».
Nuestras narices se rozaron y su pulgar acariciaba mi mejilla con
ternura.
—¡Joder, bella! Traté de resistirme a ti y ser solo amigos como me lo
pediste, pero no pude. Simplemente caí por ti.
Supongo que caí por ti porque fuiste la chica que me desafiaba con tus
palabras y actitud.
Él me dio una sonrisa traviesa y puso un mechón detrás de mi oreja.
—¡Mierda! Eres tan bella que me fascina verte cada segundo del día —
Tomó mi mano y la guio en donde estaba su corazón—. Ya me tienes,
bella, ya tienes mi corazón.
Pestañee varias veces para poder seguirle el ritmo de sus palabras. Mi
corazón dio un brinco de emoción al escuchar las palabras de Diego,
pero otra parte de mí tenía miedo de nuevo a sufrir por amor. Tenía
miedo por él, no quería que corriera peligro. Por ahora no puedo estar
con él porque yo ya perdí a una persona que era importante para mí y
no quiero que nadie más pierda la vida por intentar salvarme a mí.
Capítulo 1
—Vamos Anastasia ¿Por qué estás tardando tanto en el baño? —
Escucho los gritos de Alejandra—. Vamos a llegar tarde a la
universidad.
Salgo del baño, camino a mi cama y tomo mi mochila. Entró al cuarto de
estar donde está Alejandra y su novio hablando.
—Ya estoy lista, no era necesario tanto grito.
— ¡Claro que sí! —Exclamó molesta mi mejor amiga— vamos que ya
estamos atrasados— suelto un suspiro y camino a la puerta—. Amor,
hoy día te ves muy guapo.
Yo ruedo los ojos al escuchar sus palabras que le dice mi mejor amiga a
su guapo novio. Cameron, uno de los chicos más guapos de la
universidad, está saliendo con mi mejor amiga, se conocieron el año
pasado en su primer año de universidad y de ese momento están
juntos, mi mejor amiga babea literalmente por él.
Me subo al auto de Cameron y me fijo que ahí un chico que está leyendo
un libro. Lo miro y está totalmente vestido de negro. Me fijo que en el
brazo izquierdo lo tiene tapado de tatuajes, pero en el derecho no hay
ninguno y tiene el pelo negro. El chico sigue leyendo y no puedo evitar
É
intentar leer el título del libro. Él me mira de reojo y alza una ceja en mi
dirección y vuelve a concentrarse en su libro que creo que es de
medicina.
Miro por la ventanilla y veo como Alejandra le da besos a Cameron, no
que estaban tan apurados.
Suelto un suspiro. Saco mi celular y me pongo a revisar Instagram.
Siento un carraspeo del chico de negro. Me vuelvo a mirar y veo que
tiene una sonrisa deslumbrante.
—No creo que te guste este libro — me dice aún con su sonrisa —. Es tu
primer año de universidad, ¿verdad?
—Tal vez. Y sí, es mi primer año de universidad—. Me encojo de
hombros, lo ignoro y vuelvo a mirar mi celular.
—Me lo imaginaba. ¿Eres amiga de Alejandra?—preguntó con una
sonrisa de curiosidad.
Mire un segundo a la parejita que estaba afuera antes de mirar de
nuevo al extraño. De seguro que era otro chico popular o eso fue lo que
me dio a entender Alejandra ayer que ella y sus amigos conocían toda la
universidad.
—Si—digo tratando de ser amable, pero tratando de cortar la
conversación.
Supongo que él lo notó porque me frunció el ceño. Normalmente
cuando tú quieres seguir con la conversación le preguntas ¿y tú de
dónde eres? O ¿Cómo estás? Chorradas por estilo.
—¿No quieres hablar conmigo? —Pregunta con un tono burlón.
—Soy una chica de pocas palabras—fue todo lo que dije y me concentré
en mi celular.
—¡Interesante! Entonces eres de las chicas misteriosas que guardan
secretos y tiene esa aura oscura a su alrededor
—comenta con una sonrisa traviesa. Lo miré fijamente y él cerró su
libro—. Eres de esas chicas que le gusta estar sola porque la vida ya le
ha hecho mucho daño, ¿verdad?
Justo cuando le iba a responder al chico. Las puertas de adelante se
abrieron y entro la parejita enamorada que ya me tenía enferma con su
amor, prácticamente me arrojaba corazones imaginarios al rostro.
<<Estos chicos se comen con los ojos>>
—Hola, Diego—dice la rubia con emoción. Desvió la mirada del chico y
me fijo en Alejandra—. ¿Cómo estás?
—Hola, guapa, muy bien y tú—. Le responde el chico de negro con una
enorme sonrisa perfecta y blanca en donde se le marca aún más sus
hoyuelos.
Cameron soltó una carcajada al escuchar a su amigo. Miré mi celular y
aún no tenía respuesta de los gemelos o de Jonathan, de seguro se
quedaron dormidos los tres imbéciles.
—Diego, por última vez, no quiero que le digas así a mi novia— dice
Cameron de broma.
—No es mi culpa que las chicas no se resistan a mí—lo mire con
diversión porque fue patética esa respuesta, pero me la callo para mí
misma—. Veo que este año hay muchas chicas guapas.
Él me guiñó el ojo y fruncí el ceño porque de repente....Me recordó a esa
persona <<Vamos Anastasia, tú me gustas, eres mi favorita entre todas
las otras>> Negué con la cabeza porque fui una estúpida por caer por él.
—Alejandra, tengo una duda—dice el chico—. ¿Es cierto que tu amiga
es una chica de pocas palabras?
Miro a Alejandra con diversión y ella me guiña un ojo en respuesta.
—Algo así, no es nada contra ti—Ella le sonríe a Diego y luego me tira
un beso—. Le cuesta demasiado confiar en la gente y bueno Diego, tú
eres muy confiado con la gente.
—¡Interesante!—vuelve a repetir.
—¡Hey, chico! —Lo llamo—. ¿Sabes que sigo aquí? Puedo responder tus
preguntas, claro, cuando te conozca porque ahora no y la razón es
porque tú has visto lo loco que está la gente, ahora.
—Eso es una invitación a salir y a pasar tiempo juntos—sonríe con aire
malvado y no puedo evitar soltar una risa. Él se inclina hacia mí y yo me
alejo un poco de él—. Yo también puedo ser un chico de pocas palabras.
—Lo tomaré en cuenta—declaró en un tono burlón que no le pasa
desapercibido para él.
—Espero que no lo piense tanto, nena, porque una cosa mala en mí es
que soy algo intenso y no me gusta esperar tanto. Soy un chico que le
gusta correr en vez de caminar—dice con confianza.
Lo miro y una sonrisa traviesa aparece en sus labios.
—¡Interesante! También eres bastante confiado con la gente extraña—
murmuró.
—Algo—murmura—. Sobre todo, con chicas guapas y misteriosas, son
así por decirlo un desafío—me mira intensamente.
—Eso en muchos idiomas se puede considerar acoso, ¿lo sabes?
El chico soltó una carcajada. Lo miré por un momento y me estaba
observando divertido por toda la situación. Lo estudié de mejor forma y
me fijé que este chico realmente era guapo, pero se nota a lo lejos que
es un mujeriego. Por la forma en la que la camiseta se adhiere a su
músculo me doy cuenta de que entrena algún deporte o solo va al
gimnasio, es guapo como el infierno, pero es un terreno que yo ya probé
y uno siempre termina con el corazón roto.
Por fin, llegamos a la universidad y me bajo del auto de Cameron.
Camino al lado de Alejandra y ella habla animadamente con su novio y
con Diego. No me uní a la conversación porque no entendía de quién
iban hablando.
—Diego—, grita una chica de pelo rubio—. Te extrañé tanto en estas
vacaciones.
La chica de minifalda negra y una polera rosada, se lanza a los brazos de
Diego y él, encantado, empieza a devorarle la boca. Puse cara de asco
porque vi un poco de lengua y no quería ver eso.
—Voy a clase, bonita. No quiero seguir observando este espectáculo—
bromeo.
Ella suelta una carcajada y me abraza con fuerza.
—Intenta sonreír, pero dame una sonrisa verdadera.
Negué con la cabeza y ella frunció el ceño.
—Solo intenta volver a ser feliz. No toda la gente es mala Ana, no
pierdas la oportunidad de conocer a nuevas personas.
—Alejandra—, digo un poco molesta, porque ese terreno es peligroso
para mí.
Jamás volveré a ser esa persona que fui en el pasado, jamás aun cuando
intento seguir. Esa herida siempre seguirá ahí. Recordando que uno
nunca termina de confiar en la gente aun cuando tú crees conocerla. Sé
que a ella no le gusta mi actitud porque sabe que estoy fingiendo cada
sonrisa e intentó engañarme a mí misma que son reales aun cuando en
el fondo estoy siendo miserable, pero la vida me enseña que mientras
mejor seas tú con la gente, algunas personas te tratan peor o abusan de
esa amabilidad en ti.
Miro el mapa de la universidad para ver donde se encuentra mi salón.
Suelto un suspiro de alivio cuando encuentro mi sala porque me
equivoqué dos veces entrando en los salones. Me siento en el primer
asiento disponible que observé.
Saco mi cuaderno y mis lápices. Cuando giro mi cabeza, me encuentro
con Diego sentado al lado mío.
—Menuda coincidencia, bella—me dice contento—. Que genial
tengamos esta clase juntos—él sonrió deslumbrante con ese carisma
que tenía para quedar bien con todo el mundo.
—¡Qué alegría! Mi corazón da saltos de emoción—digo con una falsa
emoción—. Te gusta hablar con los extraños,
¿verdad?
—Sí, quiero decir es la forma en la que se conoce a las personas—alce
una ceja y una sonrisa burlona apareció en sus labios—. Me refiero a
que en nuestra vida siempre llegan personas nuevas, ¿verdad? —Yo
asiento y él suelta una risa—. Entonces para conocer a esa persona
tengo que hablar con ella para saber cómo es su carácter, sus gustos...al
menos es la forma tradicional.
—¿Tiene dos formas para conocer a la gente?
—Claro, la segunda es sin ropa y mis manos explorando su cuerpo—
apreté mis labios en una fina línea.
<<Mujeriego>>—pienso para mí misma—. Uno puede conocer a la
persona a través del sexo y sin necesidad de palabras.
Solté una risa, pero de dónde ha salido este chico acaso estoy soñando
porque yo no me lo creo aún, es mujeriego, simpático, guapo y eso
significa que hay que mantenerlo a 20 metros de distancia.
—Valee—digo algo incómoda.
Él suelta una risa y varios mechones de pelo cayeron en su frente.
—Supongo que sí te ofrezco estas dos ofertas...tú no tomarás ninguna
de las dos ofertas, ¿verdad?
—Exacto—miro a mi alrededor y veo que varias chicas lo están
mirando fijamente. ¡Oh, vamos! Solo es un hombre—
pienso para mí misma.
Nos quedamos un silencio incómodo y él sacó otro libro de
Shakespeare. Me quedé sorprendida y él me miraba de reojo y desvié la
mirada porque tampoco quería seguir mirándolo.
—¿Te gusta Shakespeare? —pregunta.
Me giro para mirarlo y él está ya concentrado en la lectura.
—No tanto Diego, difiero en muchos puntos de vista con él—comento
con una sonrisa.
Él sonríe, pero sigue leyendo su libro. Vale, es muy guapo, pero es
mujeriego y ya pasé antes por ese terreno y me prometí que jamás
volvería a caer de nuevo por eso.
—Eres bellísima—me mira de reojo—. ¿Te gustaría salir con este
extraño?
—No—respondo de inmediato.
Suelta un largo suspiro y cambia la página del libro. Me pregunto cómo
puede leer y hablar al mismo tiempo. Yo necesito estar en silencio o
escuchando música.
—Tenía que intentarlo—es todo lo que dice.
Saqué mi lápiz y empecé a golpearlo contra la mesa. Y sentí su mirada
sobre mí, estoy segura de que le está molestando el ruido y por un
momento quise golpearlo con más fuerza. Diego se aclaró la garganta
antes de hablar.
—Puedes dejar de hacer ese ruido—me pide con una sonrisa.
Sonrió divertida, lo sabía. Lo ignoro y sigo golpeando el lápiz contra la
mesa, la verdad es que solo quiero molestarlo un poco.
—¡Dios, solo quiero leer un poco! —exclama.
—¡Y yo solo quiero golpear mi lápiz contra mi mesa! —respondo seria,
pero por dentro me quiero morir de la risa.
Él frunció el ceño y yo volví a jugar con mi lápiz. Pasaron unos minutos
en silencio y de repente me arrancó el lápiz de mi mano. Lo fulmino con
la mirada. Él tenía una sonrisa triunfadora y estiró su mano hacia
arriba.
—Devuélveme el lápiz— Digo amablemente.
—¡No! —Exclamo molesto—. Te lo pedí amablemente y no quisiste
parar y ahora te aguantas, muñeca.
Justo cuando iba a responder, una chica pasó sus manos por los
hombros de Diego. Él se voltea a ver quién es.
—Hola, Támara, tan guapa como siempre—dice Diego.
Ella sonríe y pone su mano en su cadera. La miro como anda vestida
con una minifalda y una polera negra. La chica se sienta en las piernas
de Diego, y él empieza a tocar los muslos de la chica quien está feliz de
la atención que tiene.
Suelto un suspiro y veo que Diego deja mi lápiz en su mesa y se lo quitó
de inmediato.
—Disculpa, pero te puedes salir de ese puesto— me dice la señorita de
minifalda. Sonrió de oreja a oreja.
— ¡Mmm...déjame pensarlo! —Me paso la mano por mi largo cabello
castaño y miró de nuevo a la chica—. Después de meditarlo unos
segundos ya sabes analizando las ventajas y desventajas de porque
tendría que irme del puesto donde yo llegue primero. Mi respuesta es
un no—Ella dejó de sonreír y su cara se puso un poco roja—. Mira
guapa, puedes llevarte a este chico que fue él quien se sentó aquí. A mí
no me metan es sus asuntos poliamoroso.
⋙ Me harías un favor llevándotelo, por favor—junto mis manos en
forma de súplica.
Diego se aclara la garganta y yo le guiño un ojo.
—Primero que nada, bonita ¿Quién crees que eres tú? ¡Y, además, sabes
quién es él!—exclamó indignada como si hubiera cometido el peor de
los crímenes.
Me mordí el labio para aguantar la risa y no reírme en su cara por en la
forma que me lo dijo: <<¡Dios me lo estoy pasando en grande!>>Me
digo mentalmente.
—Por favor, chica, me da exactamente igual quienes son ustedes dos—
le digo encogiéndome de hombros—. Solo quiero que me dejen sola y
tranquila en este puesto y listo—digo limpiándome una uña—. Hay
muchos más puestos desocupados, guapa —Le guiñé el ojo a la chica y
ella se ruboriza.
Veo como la chica pasa al lado mío, camina a su asiento. Siento un
carraspeo, me vuelvo y veo al chico de tatuajes mirándome serio.
—Me acabas de arruinar la fiesta —murmura—. Disculpa, pero eres
algo desagradable—dice enojado.
Lo miré y estaba realmente enojado, pero eso solo hizo que estallara en
una carcajada porque acaso no le gusta que les quiten a sus chicas.
Nunca he andado con una chica, pero tampoco me niego a la idea.
— ¿Por qué eres desagradable? —Me volvió a preguntar.
Me mordí el labio inferior para aguantarme la risa y no volver a reírme
de su cara de estúpido.
—Soy como soy—me encojo de hombros y sonrió—. ¿Acaso tienes
celos de mí?
—Oh, excelente respuesta como que el dinero es dinero. Creo que tú
tienes celos de la otra chica, estoy seguro de que quieres estar en mis
piernas y que mis manos recorran tu piel—me provoca con un gesto
torcido de satisfacción.
—Claro, muero de celos—digo aburrida ya por el tema.
—Cobarde—me susurra en donde su boca toca ligeramente la piel de
mi oreja y me hace dar un pequeño salto—. Tu cuerpo dice otra cosa.
—Nah, mi cuerpo se aleja de ti porque me estás acosando, estás en mi
espacio personal.
Muevo mis manos marcando cuál es mi espacio personal y él suelta una
carcajada donde varios mechones caen a su frente dándole un toque
sexy. Observó a mi alrededor como varias chicas suspiran por él.
—Me quedó claro cuál es tu espacio personal y lo he respetado hasta
ahora, pero me acabas de arruinar la fiesta, Anastasia—se acercó aún
más y nuestras narices se rozaron—. Y puede que me guste romper tu
espacio personal, nena.
—¡No soy tu nena y quita tus manos de mi espalda! —Digo enojada
porque rompió los límites de mi paciencia con ese toque—. No me
toques de nuevo o te lo juro que no respondo—digo furiosa.
Él me suelta poco a poco y respiró varias veces para lograr calmarme
porque me da lo mismo sus palabras, pero otra cosa distinta es que me
toquen, es un punto delicado y más si es un extraño. No me gusta que
me toquen.
—Vale, lo siento. ¡Mierda! Me pase, pero no me gusta que me arruine
mis fiestas—él chasquea su lengua y añade—: Será mejor que me vaya,
ya que alguien espanto a una de mis chicas.
Fruncí el ceño antes sus palabras eso fue tan asqueroso, pero me lo
guardé para mí misma, no me sorprende lo que me acaba de decir. Es lo
típico de los chicos guapos y es una de las razones por la que me
mantengo lejos y eso tenía que hacer con este chico.
—Le mandas saludo a tu chica—digo con una sonrisa y veo como
guarda su libro en la mochila y suelta un bufido.
—Se lo diré cuando me la esté follando—me susurra.
<<Puerco>>—digo mentalmente. Me quedé callada y negué con la
cabeza. Él me dio un breve golpe en mi hombro, supongo que sí se
molestó. Bahh, no me importa, para mi es mejor mantener a todo
mundo lejos de mí. Justo en ese momento entró el profesor al salón.
— Buenos días, alumnos, la clase comenzará ahora, así que guarden
silencio por favor — dice el profesor de historia.
Empiezo a tomar apuntes de todo lo que dice el profesor, pero sentía la
mirada de Diego sobre mí, mientras besaba a la chica y veía como
muchas chicas suspiraban por él, pero ¡madre mía! Que no ven que es
mujeriego que le gusta romper el corazón a las chicas...yo no entiendo a
la sociedad. En serio la gente sigue cayendo por una cara bonita. Me
removí incómoda en mi silla y me llegó un papel. Levanté la mirada y vi
que era de Diego.
Desdoblé el papel y solté un bufido a leer lo que había escrito en papel:
No estés celosa, Anastasia. Tú también puedes jugar conmigo y
divertirnos juntos sin ropa y conocernos mejor. Por cierto, eres la chica
más bella que he visto. Me has robado mis ojos con tu belleza.
Arrugué el papel y después lo partí en mil pedacitos, bajo la atenta
mirada de Diego quien se llevó la mano al corazón como si le hubiera
dolido y puse los ojos en blanco. Asqueroso, repugnante y mujeriego—
lo insultó en mi mente.
El timbre al fin sonó y guardé todas mis cosas en mi mochila. Salí del
salón y siento una mano que agarraba mi brazo.
Me doy vuelta y veo a Diego sonriéndome.
— ¿Qué quieres?
—Eso fue feo, acabas de romper mi corazón y también mi declaración
—se inclina hacia a mí y retrocedo—. Tranquila Anastasia, no romperé
tu espacio personal. Ven, te llevaré a donde nos juntamos con los demás
para que no seas una rara—suelta una risa—. Claro que sería una rara
muy bella—dice mordiéndose el labio inferior.
¡Dios ayúdame! —Pienso para mí misma. Este día recién comienza y ya
veo que va a seguir mejorando con mi compañero que es uno de los
mejores amigos de Ale que es mi mejor amiga, perfecto, es perfecto.
Ella es nuestra Anastasia es la personaje principal y en ella me
inspirado en esta historia, espero que le guste
este nuevo proyecto y que me apoyen como en la otra historia.
No se le olvide seguirme en wattpad y en mis redes sociales, en
donde siempre aviso cuando subiré capítulos
y doy pequeños adelanto:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 2
—Vaya no mentías con lo de ser intenso, ¿verdad? —sonrió de lado y
varios mechones cayeron en su frente—. No te preocupes por mi soy
nueva, pero puedo encontrar a mi amiga.
—Será más rápido si vas conmigo—me ofrece. Mete su mano en uno de
los bolsillos y saca un papel, me lo entrega
—. Mi número.
—Okey—murmuró.
—Es por si te pierdes y necesitas a un guapo guía que te guíe por la
universidad—él pone sus manos en mi hombro y asiento con sus
palabras—. Y me puedes guardar como: "el amor de tu vida" en tu
celular—dice con una sonrisa traviesa y haciendo comillas con sus
dedos.
—No lo sabía, pero interesante dato para mí—digo con sarcasmo y
golpeando su hombro de broma—. Solo que yo no tengo citas, no creo
en el amor y tampoco me gusta conocer a gente nueva.
—Eres rara.
Me encojo de hombros. Eso ya lo sé, antes era alegre, ahora solo siguió
con mi vida, ya sabes estudiar para tener una carrera y ser alguien en
esta vida, ya que ahora si no tienes un título profesional, no eres nadie,
según en la sociedad en la que estamos.
—Lo soy—le respondo guardando su número en un bolsillo de mi
pantalón.
—¿Te gusta la soledad? —Levantó la cabeza para mirarlo y él me miró
con mucha intensidad.
—Me gusta perderme, así que supongo que sí. A la gente le da miedo
estar sola en esta vida, yo creo que es algo fascinante. Me tengo que ir—
doy media vuelta y comienzo a caminar por el pasillo.
—Adiós, chica rara.
Lo miró por encima de mi hombro y niego con la cabeza. Sacó el papel y
lo boto a un basurero y sacó el mapa. Veo el plano y veo pasar a Diego
con otra chica, <<mujeriego, mujeriego>>—canto para mí misma. Dios
se parece tanto a...niego con la cabeza.
Me siento en una banca alejada de las demás personas y comienzo a
leer los documentos que me envió Luis sobre todo lo que pasó dos años
atrás. Suelto un suspiro enorme. Ya han pasado dos años. Dos años que
me gustaría borrar para siempre. No ha sido fácil para mí y menos
volver a recuperarme. He tenido que ir a terapia y más terapia en
distintas ciudades de España. Espero poder terminar este año aquí y no
salir corriendo de nuevo.
En ese momento me entra una llamada de Dylan:
—¿En dónde están? —pregunto, y miro a los lados y veo pasar a los
jóvenes y a los profesores de un lado a otro.
—Hola, amorcín, yo estoy bien ¿y tú? Oh, Dylan, yo también estoy bien,
por cierto ¿en dónde están? —suelto una risa al escuchar su monólogo
—. Oh, mi amorcín, nos quedamos dormidos y supongo que ya has
espantado a la mitad de la universidad y ahora está sola, ¿verdad?
Suelto un bufido. Me conoce tan bien, pero si ellos estuvieran aquí no
estaría sola y tampoco me entusiasma unirme al grupo de Alejandra.
Siento que no voy a encajar en ese grupo de populares. Yo no soy así y
tampoco lo necesito o me interesa es por eso por lo que estoy sola en
esta banca.
—Más o menos—respondo.
—Amorcín, sé sociable—suelto un bufido y él suelta una risa—. ¿Por
qué no estás con Alejandra?
—No lo sé, no me siento cómoda con sus amigos, no son por así decirlo
mi estilo de amigos—le explico a Dylan. Él suelta una risa—. Además,
me gusta estar sola.
—A nadie le gusta estar sola, bueno a ti. Me tengo que ir, amorcín,
mañana nos vemos y únete a los demás, no seas rara en tu primer día
de clase—suelto un bufido por sus palabras y me despido de él.
Sigo revisando mis mensajes y veo que me acaba de llegar uno de
Alejandra, lo abro rápidamente:
<Alejandra a las 10:21 a.m.>
"¿Dónde estás? Ven, estamos en el patio principal."
<Anastasia a las 10:22 a.m.>
"Voy para allá"
Camino por los pasillos de la universidad y por fin, llego al patio
principal. Me quedé mirando un segundo a la gente e intentó ubicar a la
rubia. Camino un poco y veo como Alejandra agita su mano para llamar
mi atención. Aquí vamos—
me animó a mí misma.
—Anastasia, por aquí—escucho que me llama Alejandra.
Me acerco al grupo y me siento a lado de la rubia y de Diego quien está
hablando con una chica pelirroja. Él me mira de reojo y una sonrisa
aparece en sus labios. Alejandra me abraza con fuerza.
—Chicos y chicas, ella es mi mejor amiga, Anastasia. Ella es María, —
dice señalándome a la chica de pelo corto y rubio, anda vestida con un
short y una polera de tiritas blancas. — Y ella es Bárbara —. Me fijo en
la otra chica de pelo crespo, colorín, de ojos azules, anda con un vestido
morado. — Ellos son Cristian y Carlos. — Miro a los chicos son los dos
rubios, uno tiene los ojos verdes y el otro gris.
Saludos a todo por general y Alejandra comienza a hablar con Cameron
y María sobre la fiesta que yo ni entiendo y tampoco me interesa
mucho. Ya sabía yo que no iba a encajar aquí y supongo que ya perdí la
práctica de hacer amigos, he pasado demasiado tiempo sola. Siento una
mirada sobre mí, levanto la mirada y veo a Diego mirando fijamente con
una sonrisa traviesa.
—¿Estás incómoda? —pregunta, jugando con su teléfono. Hago una
mueca y él suelta una risa—. No quiero sonar mal, pero mis amigos no
parecen tu estilo de amigos.
—No. No, no lo son—respondo con sinceridad.
—Eres demasiado callada para mi gusto—achica sus ojos como
intentando evaluar mis movimientos o pensamientos.
—Ya te lo dije antes soy una chica de pocas palabras—le recuerdo mis
palabras.
Miro mi teléfono y le respondo el mensaje de Roció. Diego se aclara la
garganta y me giro para mirarlo.
—Eres un enigma como un acertijo que hay que ir de poco a poco
descifrando para saber tu verdad o tu pasado. Lo puedo intuir—apreté
los labios y siguió jugando con su celular en las manos—. Normalmente,
no conozco a chicas así.
—Eres algo confiando, no crees.
Él suelta una risa que hace que llame la atención de todo el grupo y
sobre todo la de Alejandra, Cameron y Bárbara.
Alejandra me abraza con fuerza y fulmina con la mirada a Diego. Él
niega con la cabeza, comienza a hablar con Bárbara y Alejandra vuelve a
centrarse en su conversación con sus amigos y yo miro el cielo. A pesar
de que llevo años siendo amiga de Alejandra muchas veces no tenemos
nada en común como, por ejemplo, los amigos y sé que no lo hace en
mala, ya que ella tampoco se integra mucho con los gemelos, Jonathan y
sobre todo con Roció.
—Hola, linda, un gusto en conocerte, te habían dicho lo hermosa que
eres—me dice una voz.
Levantó la mirada y veo que es uno de los amigos de Diego. Creo que se
llamaba Carlos, no estoy segura.
—Hola.
—Alto ahí, Carlos —miró a Alejandra frunciendo el ceño —. A mi amiga
la dejas tranquila, vete a buscar a otra..., además ni siquiera lo intente
con ella, porque si alguien la lastima se verá conmigo.
Me quede callada porque Alejandra siempre hacía lo mismo desde mis
últimas dos relaciones que no salieron bien.
Una me hizo sentir una verdadera mierda y la otra casi morí, quedé
viva, pero toda esa felicidad se perdió en mí.
—Es mejor intentarlo a quedarse con la incertidumbre—bromea él. Me
mira un segundo y me guiña el ojo.
No puedo evitarlo y suelto una carcajada. Siento carraspeo a mi lado.
Miro a mi lado y me topo con la mirada fija de Diego, se acerca a mí y su
boca de nuevo roza levemente mi oído.
—No es tan bueno como aparenta, Anastasia—. Siento escalofríos en
todo el cuerpo, por su aliento en mi oreja —.
¿Quieres salir conmigo, extraña? —Pregunta de nuevo
—No, tengo planes para la tarde—respondo.
Suelta un fingido suspiro y apoya su barbilla en la mano y me observa
atentamente y toma un mechón de mi pelo castaño. Lo miro
sorprendida y lo pone detrás de mí oreja.
—No quieres salir conmigo, ¿verdad? —negué con la cabeza y él soltó
una pequeña risa—. Eres complicada, apenas me hablas y son muy
pocas palabras para entenderte y tampoco quieres salir conmigo—se
mordió varias veces el labio inferior antes continuar—, pero no me
rendiré. Tarde temprano te conoceré.
—Deberías hacerlo—murmuró por lo bajo.
En ese momento se sienta una chica de pelo corto negro con algunos
mechones azules y ojos café. Ella toma el brazo de Diego y él se aparta
con rapidez de su agarre como si le quemara.
—Hola, Diego— dice la chica—. Te extraño mucho—hace un puchero
con sus labios y desvió la mirada porque la situación es incómoda.
—Hola, Catalina—dice Diego, sin mirarla y jugando con su celular en
sus manos. —He...Estado ocupado.
—Cuando volveremos a vernos—insiste la chica.
Tomó un mechón de mi pelo y comienzo a jugar con él. Alejandra me
mira y sonríe. Se inclina hacia mí y pasa su brazo por mis hombros.
—¿Lo estás pasando bien?
—Oh sí, claro, siempre pasa lo mismo con ese chico—susurro, para que
solo ella me pueda escuchar. Ella mira la escena que tenemos a lado y
pone los ojos en blanco.
—Si, Diego es muy conocido por sus aventuras. Él solo quiere
divertirse, supongo, nunca lo he visto en una relación seria y nada por
estilo—Ambas miramos de reojo la escena donde Diego sigue hablando
con la chica, pero se le puede ver que está algo molesto—. Por lo
general él siempre deja las cosas claras.
—Ah vale... —respondo. Miro mi celular y ¡mierda! Voy tarde a otra
clase, comienzo a levantarme, pero algo me detiene cuando escucho las
palabras de Diego.
—Nunca más, mira linda, yo no quiero una relación. Ahora lárgate. No
te volveré a follar nunca más, eres una puta loca—dice Diego en un tono
seco.
—¡Eres un imbécil!—dice la chica parándose y llevándose su poco
orgullo. La veo alejarse a pasos rápidos por el patio.
—¿Acaso no te gustó tener relaciones sexuales con ella? —pregunta
uno de los amigos de Diego.
—Es un asco en la cama, ni sabe moverse—responde Diego y todos se
ríen en su grupo.
Miro a Diego y aprieto mis manos en puños. ¡Odio a los tipos como él,
cuál es su problema, no tiene ningún derecho a hacer ese tipo de
comentarios sobre la intimidad de las mujeres y menos burlarse!—
Exclamo molesta para mí misma.
—¡Eres un imbécil!—suelto de repente. Todos en el grupo guardaron
silencio o más bien todo el patio se quedó en absoluto silencio—. Quien
te crees que eres tú para reírte de ella y compartir su intimidad con los
demás y más encima burlarse de eso. Eres un poco hombre y un cerdo
por hacer eso.
Él soltó una carcajada fuerte y apreté más mis manos, porque yo no le
veía la gracia en decir eso y más que sus amigos se rían y le aplaudan.
Es horrible, pensé que aquí en la universidad sería diferente a como lo
es en secundaria,
pero me equivoqué.
—Me han dicho cosas mucho peores, así que tienes que esforzarte un
poco más. —Responde con chulería—.
Además, muñeca, yo no la obligue a que se acostara conmigo. Ella sola
se tiró a mis brazos y simplemente no me gusto y punto.
Lo fulminé con la mirada y él achicó sus ojos esperando mi respuesta.
—Eres un gilipollas, es que ni siquiera te das cuenta de lo horrible que
fueron tus palabras...¡Imbécil!
Diego apretó la mandíbula y vi cómo se le empezaba a marcar las venas
de su cuello y se levantó del suelo y se puso frente a mí. Apreté mis
manos con fuerza e intenté contar del uno a diez.
—Anastasia, no lo hagas—Alejandra me mira fijamente. Respiro varias
veces para intentar controlarme —. No vale la pena.
Comencé a caminar hacia atrás porque si no me iba esto se iba a poner
realmente feo para mí. Que horrible cometario ha dicho y más que lo
comparta con sus amigos, es horrible porque es algo íntimo. Hombres,
solo les importa el sexo y sexo—negué con la cabeza y caminé
rápidamente a mi salón.
—¡Esto no se quedará así!—soltó un grito Diego.
Me volví y le mostré mi dedo medio a ese imbécil engreído, ese chico
era raro porque podía ser inteligente e ingenioso, pero a la vez era
mujeriego y se nota, ya que le gustaba ir comentando sus conquistas
con sus amigos.
Llego a mi salón y caminé al último puesto.
Miro la ventana, siento como alguien se sienta al lado mío.
—Anastasia—, escucho la voz de un Diego totalmente furioso y enojado
—. ¿Podemos hablar como personas civilizadas?
Me encogí de hombros y miré de nuevo a la ventana. La verdad es que
me molesta que hagan esos comentarios así, es nuestra intimidad y no
me parece gracioso que después todo el mundo se pasa eso de ti, es
horrible.
—Por favor— insistió.
Lo miré y me topé con sus ojos café, le devolví la mirada por unos
segundos antes de hablar con él.
—Tú dirás de qué quiere hablar conmigo.
—Escúchame bien, lo que hiciste en el patio...—Antes de que terminara
de hablar lo interrumpí.
—Lo que tú dijiste fue muy bajo y feo, entiendo tu punto de vista de
nada serio con las chicas y que se lo dejas claro, pero que después tú te
burles y haga ese tiempo de comentario de que es un asco en la cama y
que no se sabe moverse, es horrible y más que tus amigos se burlen.
—Mira chica rara, yo opino de mis experiencias lo que yo quiera y no
tengo por qué sentirme mal. Fui sincero con lo que dije y punto. ¿Y
acaso sabes quién soy? Si quiero, puedo hacerte la puta vida imposible
aquí en la universidad.
"¡¿Quién mierda se cree este chico?!" — Pensé. No tiene ni idea
tampoco de quien mierda soy yo.
—Me valeee—sonreí—. Sé perfectamente quién eres —Exclamé—,
también sé que eres uno de los más populares de la universidad y que
todo el mundo te tiene respeto porque eres un buen boxeador. Déjame
decirte Diego que no me impresiona en lo absoluto y no tengo miedo...
—Lo miré y él achicó sus ojos—. Si era eso todo lo que me ibas a decir,
me valeee.
Él levantó sus manos en lo alto y soltó un suspiro
—Mira tal vez, fue de mal gusto mi comentario y tal vez tenga razón,
pero ya lo dije y punto. No quiero que nos
llevemos mal porque nosotros nos veremos casi todo los días, Alejandra
es mi mejor amiga y está con mi mejor amigo así que será mejor llevar
la fiesta en paz entre nosotros dos.
—En esto tiene razón, nos veremos mucho, pero es mejor que no
hablemos ya me di cuenta de que tenemos diferente formas de pensar y
es mejor para los dos.
Él no dijo nada más y yo tampoco, esperé que entrara el profesor a clase
para después poder irme al departamento.
Mire como nuestro compañero iban entrando y muchos saludaron a
Diego y también varias chicas se acercaron a él, pero al parecer no
estaba de humor ya que era cortante con ellas.
Lo miré de reojo y vi que me estaba mirando fijamente, pero yo desvié
la mirada. El profesor entró y comenzó la clase.
Tome apunte de todo lo que el profesor decía y en la mitad de la clase
Diego deslizó un papel en mi mesa. Lo miré, pero tenía la cabeza
apoyada en la mesa y estaba durmiendo o fingía que lo hacía.
Desdoblé el pedazo de papel y miré de reojo a Diego quien tenía una
sonrisa en sus labios, pero mantenía sus ojos cerrados.
No te enojes conmigo,
No quiero que no llevemos mal y sé que parezco un mujeriego y no lo
niego, Y me porté mal y lo siento, ¿me perdonas?
Negué con la cabeza y me concentré en la clase y en tomar apuntes
sobre lo que decía el profesor. Cuando la clase terminó, guardé
rápidamente mis cosas y salí del salón, sentía que alguien venía detrás
de mí. Cuando me di la vuelta choque con el torso duro de Diego que
casi me bota, pero me agarro del brazo.
—Tendré que poner una orden de alejamiento—él suelta una risa y
aparta el pelo de mi cara—. No te perdono y te quería decir que me
dejes de seguir.
—No te estoy siguiendo Anastasia, camino hacia afuera y esto es un
espacio público así que esto no sería acoso—me responde con una
sonrisa malvada.
Me doy la media vuelta y caminó rápidamente afuera de la universidad,
miró por encima de mi hombro y veo que Diego viene detrás de mí y me
sonríe. Suelto un suspiro y me detengo en el semáforo, espero que la luz
cambie para poder cruzar.
—Aún sigue siendo sitio público—lo miro y no me sorprende que esté a
mi lado—. Tenemos que dejarnos de vernos así—frunzo el ceño y me
sonríe de lado mostrando sus hoyuelos.
—Ya—comienzo a caminar rápidamente y veo como Diego choca contra
personas y sonrió. Esquivo a caballero y sacó un mapa de Barcelona,
miró a la calle y luego a mapa.
—Eres rápida, ¿por qué no usa GPS? En serio sigue usando mapa en
papel—suelto un bufido antes sus palabras.
—Uso un mapa de papel porque es más práctico y pequeño y nadie
puede robarme mi teléfono, son trucos que he aprendido.
Él se pasó una mano por la barbilla y sus ojos brillaron con diversión.
Alzó una ceja y se pasó una mano por el pelo.
—Si quieres te llevo a tu departamento—se ofrece.
Niego con la cabeza.
—Gracias, pero voy a otra parte—miró de nuevo el mapa y veo que
tengo que ir para la izquierda—. Adiós, Diego.
—Espera un poco, Anastasia, es peligroso que andes sola en una ciudad
que apenas conoces—murmura con preocupación.
Sonrió.
—No te preocupes Diego, me gusta perderme y nada me pasará, pero si
eso pasa te llamo a ti "amor de mi vida" —
digo lo último haciendo comillas con mis dedos.
—Eres la chica más rara con la que me he topado.
—Lo tomaré como un halago—me llevo una mano al corazón y doy
media vuelta para comenzar a caminar a mi destino. Diego se despide
de un grito y niego con la cabeza.
Cuando llego a mi destino veo que está Luis esperándome. Me acerco a
él y me abraza con fuerza. Entramos dentro de GYM en donde me
inscribo para comenzar a entrenar con Ricky según Luis es uno de los
mejores entrenadores de boxeo de Barcelona.
—Planearé pronto tu pelea—dice Luis mirándome de reojo. Observo el
semáforo cambia de color y pasa a verde.
—Gracias por seguir conmigo.
—Siempre, Anastasia—toma mi mano y le da un apretón.
Sonrió, tengo a los mejores amigos y a pesar de que a Luis lo veo poco
sé que siempre puedo contar con él gracias a Luis estoy empezando a
recolectar información y pruebas sobre lo que sucedió dos años atrás y
por fin podré darle un cierre.
Rafael Miller es Diego es en la persona que me inspire.
Espero que le este gustando esta nueva historia, no se les olvide
votar y cometar si le esta gustando y
comparti con sus amigo y familia <3
No se le olvide seguirme en wattpad y en mis redes sociales, en
donde siempre aviso cuando subiré capítulos
y doy pequeños adelanto:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 3
Me remuevo en mi cama y me tapo la cabeza con la almohada, estiro la
mano e intento tocar mi estúpido teléfono y no lo encuentro. Suelto un
bufido. Abro los ojos y apagó la alarma, me refriego bien el ojo y me
siento en la cama. Me quedo mirando a la pared y caigo en cuenta de
que Alejandra no está en el departamento porque ayer se quedó donde
Cameron.
Suelto un bostezo y miro la hora de mi celular y me levanto
rápidamente ¡Mierda! Son las ocho. Me meto rápidamente al baño y me
desvisto en cinco segundos, abro el grifo de la ducha ni siquiera
compruebo la temperatura del agua.
Salgo temblando de la ducha estaba helada el agua. Tomo lo primero
que veo de mi armario pantalones negro, una polera negra y mis
convers negra. Hoy día es de negro. Me pasó una mano por mi pelo y
guardo mis llaves en mi mochila. Camino la cocina y tomo una manzana.
Miro la hora y solo quedan 15 minutos para que empiece las clases.
Cuando salgo de mi edición veo que está Diego afuera recargado en su
todoterreno y con teléfono en su oreja. Él corta la llamada y frunce el
ceño. Como si me sintiera levanta la mirada y me observa con una
deslumbrante sonrisa.
—Hola, chica rara.
É
Me saco la manzana de la boca y mastico lentamente antes de hablar. Él
se acerca a mí y me hace un breve repaso con su mirada. Pongo los ojos
en blanco y suelta una risa.
—Negro completamente de negro—dice con fascinación.
—Fue lo primero que encontré—respondo. Lo miro y está casi igual
solo que lleva una camisa de cuadro roja y negra arremangada hasta los
codos dejando a la vista algunos tatuajes—. No están aquí, me voy llego
tarde.
Comienzo alejarme de él, pero me agarra del brazo y siento como una
corriente recorre mi cuerpo. Me suelto de su agarre rápidamente y él se
pone en frente mío e inclina su cabeza donde está su todoterreno.
—Te llevo—le doy una mordida a mi manzana bajo la atenta mirada de
Diego y niego con la cabeza—. Además de rara, eres terca. Si vas en el
metro estará lleno y te costará tomar un andén vacío y llegará casi
cuarenta minutos tarde.
—Vale, pero quiero que sepas que aún estoy pensando en sacar una
orden de alejamiento para ti—bromeo.
Diego se gira y niega con la cabeza y se detiene delante de mí.
—No lo creo, porque en el fondo de ti, sé que te gusto y a mí también
me gusta tu actitud—suelto una risa. Por favor, está loco si piensa que
me gusta un mujeriego—. Nos vamos.
Asiento con mi cabeza y me subo al todoterreno. Durante la mitad del
camino Diego tarareaba diferentes canciones que ponía en la radio.
Tuve contenerme la ganas de reír y concéntrame en mirar por la
ventanilla.
—¿Eres de Madrid? Al igual que Alejandra.
—Sí.
—Pero Alejandra ya va en su segundo año y tú vas recién primero...¿Por
qué?
Lo miré de reojo y juego con mis dedos. Si me he tardado un año en
empezar la universidad y no es porque no quisiera, pero tuve que
trabajar e intentar apelar para que me dieran una beca, ya que no era
fácil. Mis padres tienen una buena economía, pero aun así para ellos yo
ya morí, así que tuve que valerme por mí misma y buscar trabajos y
ahorrar para poder ingresar al fin en la universidad con la beca.
—Larga historia y algo aburrida—digo quitándole importancia al tema
—. No tiene importancia.
—Ahh, vale. He descubierto algo sobre ti y eres una mala mentirosa y
no deberías tocarte el pelo porque eso te delata es un tic que tienes—
me suelto el pelo y lo observó. Tiene una sonrisa de orgullo—. Soy algo
observador, chica rara y aunque no me des mucha información sobre ti,
puedo ir aprendiendo de ti en tus gestos.
—¿Acaso eres psicólogo? —preguntó con ironía.
—No, pero me gusta observar a la gente. Muchas veces los gestos
corporales dicen mucho más que las palabras, ya que muchas veces tú
dices algo con tus palabras y tu cuerpo otra cosa muy diferente.
—¡Interesante! Eres una caja de sorpresa, ¿verdad? —pregunto, miro a
la ventanilla de nuevo.
—Puede ser... —se queda callado unos segundos—. Casi nadie me
conoce realmente, solo aparento ser alguien a la vista de todos.
Frunzo el ceño antes sus palabras.
—Eso es patético, no deberías esconder quién eres realmente—me
encojo de hombros—. Eres igual que todo el mundo. Solo quieres
encajar en un grupo porque les aterra estar solo.
—¿Y qué me dices de ti?
—Yo no hago eso, tengo amigos que me conocen como soy realmente—
él me mira un segundo antes de mirar la carretera—. Alejandra sabe
todo de mí y me ama y yo igual. Además, que yo no he fingido contigo
en ningún momento
¿o sí?
—No, por eso eres rara, pero en el buen sentido, es admirable como te
apegas a tu verdadera identidad. Pensé que cuando te uniera a nuestro
grupo intentarías encajar o de hablar con nosotros, pero solo te
quedaste ahí, callada e incómoda.
—Es porque no son mi estilo de amigos—recalco mi punto y se ríe.
El viaje continuó en silencio. Me bajé del vehículo y miré mi horario
para saber cuál era la sala. Sentí como él estaba detrás de mí.
Diego sopla aire en mi cuello y me giré para mirarlo.
—Te toca en mí mismo salón, vamos—paso adelante mío y guarde mi
horario. Lo seguí lentamente y él miró de vez en cuando asegurándose
que lo seguía. Entramos al salón y se sentó con una chica y yo en un
puesto vacío a lado de la ventana.
Mire por la ventana y me pregunto si en algún momento poder
detenerlo, podré hacer justicia a mi hermano. No tengo casi nada sobre
él. Comencé a escribir los ejercidos y a desarrollarlos. Odio matemática.
Cuando termine Diego estaba sentado al lado mío.
—Esa chica parecía pulpo intentado tocarme—confiesa Diego.
—Y me lo cuentas...¿por qué?... —pregunte con curiosidad y jugando
con un pedazo de papel.
—Porque me caes bien—dice antes de volver a leer su libro. Yo suelto
un suspiro y espero que el profesor de por fin terminada la clase. Mire
de reojo como la chica me estaba fulminando con la mirada—.
Tranquila, no te hará daño—
me asegura él.
Suelto una risa. Será mejor que esa chica no intente hacer algo porque
ella es la que saldrá lastimada y herida.
Además de que por fin hoy día tengo primer entrenamiento y estoy
emocionada de volver a las peleas ilegales para poder seguir juntando
plata.
—Muy bien alumnos la clase termino, nos vemos la siguiente clase y
traigan calculadora, por favor—se despide el profesor y guardó
rápidamente mis cosas.
Me levanto de la silla, pero veo que Diego está bloqueando mi salida con
su silla, doy un pequeño golpe en su hombro y levanta su mirada con
una sonrisa. A este chico le gusta sonreír para todas las mujeres, me
imagino que es así como la mayoría cae por él.
—Disculpa, pero quiero salir y no puedo—le explico. Muevo mis manos
en dirección a su silla que me bloquea la salida.
—Puedes pasar por encima de mi regazo, nena, prometo no tocarte—
suelto un bufido y tomó su silla con fuerza y la empujo moviéndolo.
Diego me mira sorprendido—. Tienes fuerza.
—Digamos que sé defenderme muy bien de chicos que intentan pasar
de listo o que sean gilipollas. Adiós.
Salgo del salón y me encuentro con mis gemelos favoritos. Dylan me
abraza con fuerza y me levanta del suelo haciéndome girar varias veces.
Me suelta solo cuando ya estoy algo mareada y Javier me agarra del
brazo y tira de mí hacia su torso.
—Hola, pequeña—me da un beso Javier, y no puedo evitar de nuevo
abrazarlo. No los he visto hace más de seis meses y por fin, estoy con
ellos de nuevo—. Estás más guapa.
—¡Amorcín! Está tan guapa y grande—me abraza por atrás y apoya su
barbilla en mi hombro. Sonrió. Siguen iguales,
aunque tiene su pelo un poco más largo, pero siguen tan guapos como
siempre—. Vamos a comer algo.
Asiento con mi cabeza y siento una mirada sobre mí, miró por encima
de mi hombro y veo que Diego me está mirando con una sonrisa y luego
vuelve a fijar su vista en la chica pelirroja...creo que se llamaba Bárbara.
Caminamos directamente a la cafetería para pedir algo.
******
Nos sentamos en pasto y Dylan abre un paquete de papas fritas y yo
saco otra manzana. Javier suelta risa. Siento como me están mirando
estos dos imbéciles. Alzó una ceja hacia ellos y ellos simplemente
desviaron la mirada.
—¿Solo eso vas a comer? —pregunta Dylan, comiendo otra papa frita.
Yo asiento con mi cabeza—. Estás demasiado flaca, Anastasia—me
regaña como padre.
—Ya comí mi desayuno en clase porque soy rebelde—bromeo.
—Y...¿Alejandra en donde esta? —pregunta Javier, mirando en
diferentes partes del patio y también comienzo a buscarla, pero no la
encuentro.
—Debe estar con sus amigos o con su novio ayer tuvo una noche
supongo movida porque no llego.
Dylan se atraganta con una papa frita y comienza a toser. Suelto una
risa y le entregó una botella de agua. Nunca me lo ha confesado, pero sé
que la rubia era su amor platónico de Dylan cuando éramos más
pequeños, pero supongo que ahora solo quedo como un lindo recuerdo.
—¡¿Qué te pasó?! Acaso Alejandra aun es tu amor platónico.
Me tira la botella y la detengo con mi mano, la abro y le doy un trago.
Dylan niega con la cabeza.
—Eso ya fue—dice sin emoción.
—Aja—digo sarcásticamente.
******
Paso el día entrando en diferentes clases y entró en la penúltima clase
del día. Me siento en el último asiento a lado de la ventana y siento
como alguien arrastra la silla a mi lado. No le doy importancia y siguió
mirando afuera, quiero que termine luego este día para poder ir a
entrenar.
******
Después de dos horas de estar entrenado camino tranquilamente a mi
departamento. Lo primero que quiero hacer es darme un baño y
ponerme hielo en los nudillos me quedó un poco sensible, por pegarle
al saco de boxeo. Abro la puerta y me doy cuenta de que están todos
los amigos de Alejandra.
—Hola—saludos a todos.
Todos me miran como si me hubiera salido otra cabeza y me doy cuenta
de que solo ando con calza, sostén deportivo y un chaleco. Dejó mi
bolso en el suelo y entró en la cocina y sacó hielo.
Cuando salgo de la cocina, me encuentro a todos tomando cerveza.
— ¿Qué mierda te pasó, Anastasia? —Pregunta alarmada Alejandra.
—Nada—recojo mi bolso y Alejandra se acerca a mí, toma mi mano y la
examina.
—Dime por favor que no peleaste con alguien en la calle.
Solté una risa y le di un empujón. Es una exagerada, no la culpo
Alejandra siempre se ha portado como mi hermana mayor y ella fue la
única que me apoyó, que no me dejo caer, gracias a ella pude salir
adelante.
— ¡Ya me conoces! Me peleé con dos tíos y los mandé al hospital—
bromeo con ella y añado—: Fue en el entrenamiento, nada grave—la
tranquilizo y ella suelta un suspiro.
—Me vas a matar de un infarto en estos días—ella niega con la cabeza y
tomó el bolso de suelo.
—¡Exagerada!
Entré a mi pieza y le puse seguro por si acaso y entre en baño para
darme una ducha. Una vez lista y algo arreglada, salgo de la habitación
y me encuentro con Diego y Bárbara besándose en el sofá. Mire en
donde se encontraba Alejandra y Cameron están igual y los demás
seguían tomando.
Justo cuando iba a entrar a la cocina tocaron la puerta. Solté un bufido,
porque de seguro eran más amigos de Alejandra que venía a tomar.
—Abre tú, Anastasia—grita Alejandra.
Puse los ojos en blanco y caminé hacia la puerta. Cuando abrí la puerta,
estaban mis dos imbéciles favoritos. Dylan y Javier me sonreían. Son
iguales literalmente iguales a los gemelos solo se les puede diferenciar
por su personalidad.
Dylan era bastante especial y carismático, en cambio Javier es más
callado y misterioso.
—Mira a quien encontramos aquí, a una hermosa chica—broma con
Javier.
— ¿Qué están haciendo aquí? —Pregunte con curiosidad. No tenía
planeado que vinieran hoy y si lo hicieron es porque ellos tienen
noticias sobre una posible pelea ilegal.
—Hola, Anastasia, sí, nosotros también te extrañamos mucho—dice
Dylan con sarcasmo.
Puse los ojos en blanco. Estos dos chicos nunca van a cambiar, desde
pequeños que siempre han sido iguales como lo son hoy en día y
supongo que por eso los amo.
—Podemos pasar o no vas a tener aquí todo el rato— bromeó Javier
con una sonrisa de oreja a oreja.
—Claro.
Me hice a un lado y los dos gemelos entraron y se toparon con el mismo
espectáculo que yo. Todos se estaban besando. Menuda orgía tenía
estos chicos aquí. Hice una mueca.
—Menuda orgía que tiene aquí—dijo Dylan burlón. Y todos se
separaron, Alejandra sonrió de oreja a oreja al verlos.
—Creo que faltamos nosotros y si hacemos un trío ¿Qué me dices
Amorcín?—Me miraron un momento los gemelos con su hermosa
sonrisa.<<Son imbéciles>> —. Me dije a mi misma, pero aun así me
estaba aguantando la risa.
—Puaj, que asco tío—hice una mueca, pero una sonrisa se extendió en
mis labios, porque ellos estaban haciendo puchero—. Nunca van a
cambiar.
—Algún día vas a caer, Amorcín y verás lo que es bueno —bromea
Dylan, guiñándome un ojo.
Me apoyé en la pared y me fijé que Diego me miraba fijamente. Sonríe
de oreja a oreja y empezó a besar el cuello de Bárbara y aparte la
mirada. <<Mujeriego, mujeriego>>—canto de nuevo por mí mismo.
—Hola, Dylan y Javier, siguen siendo tan guapos como siempre—dice
Alejandra, abrazando con fuerza a los gemelos.
—Ya ves, cada día más guapo y sexy—dice Dylan.
—Sí, pero por cada pelea que das te van quedando menos neuronas en
tu diminuto cerebro—lo pinché.
Dylan soltó una falsa carcajada.
—Mira quien lo dice—Dylan me tomó de la cintura—. Cada día te ves
más guapa, pero más insoportable—bromea.
Me separé de Dylan y abrí la puerta de mi habitación para que
tuviéramos más privacidad y tampoco quería que Alejandra escuchara
que iba a volver a las peleas, ya que como he dicho Ale se ha
preocupado mucho por mí y no quiere que nada malo me pase.
—Me halagan con su visita...entonces ya tiene una fecha para mi pelea.
Luis ya se lo dijo, ¿verdad?
—Anastasia, le ganarás en un segundo, ya te has enfrentado a ella es
Rebeca—dijo Javier.
Me encogí de hombros. Era pan comido, entonces.
—Nada de qué preocuparme. —Dylan comenzó a tomar varios libros de
mi biblioteca. Me levanté y le quité los libros
—. Hoy día está de tocón ¿verdad?
Él sonrió un momento antes de volver a tomar otras cosas de mi
biblioteca. Me encogí de hombros y dejé que siguiera tocando mis
cosas. Es un niño pequeño.
—¿Saben algo de Jonathan? — pregunté. No lo había visto hace más de
seis meses y no aprecio ni hoy y tampoco ayer. Estaba preocupada, ya
que lo extraño mucho.
—Sí, viene en camino —Javier se frotó las manos y me sonrió—.
Nosotros tenemos una fiesta, ¿Te vienes? —Me pregunto.
Negué con la cabeza, no tenía ánimos de ir a una fiesta y de compartir
con otras personas o tener que fingir una sonrisa frente al mundo. Deje
eso hace mucho tiempo y, además, tampoco quiero exponerme tanto.
—Vamos nena, será divertido—insistió Dylan.
—Será para otra vez—solté un suspiro—. Quiero estar a solas con
Jonathan.
—Vale...Vale, ya veo que lo prefieres a él y a nosotros siempre nos dejas
de lado—Dylan se llevó su mano al corazón y me mordí el labio para
aguantar la risa.
—Te dejamos entonces, nos vemos mañana en la universidad—Javier
se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla y también Dylan.
Salimos los tres abrazados. Nos quedamos en frente de la puerta
principal, ellos miraron un momento a una chica que pasó y luego a mí.
Negué con la cabeza.
—Son unos mujeriegos—les reproché.
—¡Hey déjanos, somos grandes ya!—dijeron los dos al mismo tiempo.
Los chicos caminaron hacia el ascensor en donde Dylan comenzó a
hablar con la chica que también estaba esperando el ascensor. ¡Siempre
serán iguales! —cierro la puerta. Alejandra me miró y me guiñó el ojo.
Entre en mi habitación y tomé un libro de mi biblioteca, me senté en la
cama y me miré de reojo en el espejo y no reconocí a la chica que me
devolvía la mirada, esa chica con la mirada fría y apagada. Cerré el libro
porque ahora no tenía ánimos de leer, estoy un bloqueo de lector
porque simplemente no me sentí animada de leer.
Negué con la cabeza y me tiré para atrás y cerré los ojos. Pasaron unos
minutos u horas, no estoy muy clara en qué momento me quedé
dormida, pero siento unos dedos por mi mejilla.
—Despierta, Anastasia—abrir los ojos y me topé con unos ojos
marrones. Me refregué el ojo y vi a Jonathan con una enorme sonrisa.
— ¿Cómo entraste aquí? —Pregunto aún dormida.
—Por la puerta—dice burlón.
—Ja, ja, ja muy chistoso — me pare de la cama y me di cuenta de que
era de noche —. ¿Qué quieres hacer? —Le pregunté.
—Salgamos a caminar.
Lo miré y andaba con pantalones negros y un polerón haciendo que se
viera muy guapo.
—Vale.
Salimos de la habitación y vi que Alejandra estaba muy ebria, miré a sus
amigos y todo estaba igual. En ese momento justo salió Diego del baño
y se paró frente mío.
—¡Hey chica rara! ¿Aún sigues enojada conmigo?—preguntó Diego con
un tono bastante alegre, ya que se notaba que llevaba unas cuantas
cervezas encima.
—Hola y si—conteste rápidamente.
—No te enojes conmigo, bella, mejor ven a compartir una cerveza
conmigo—él agitó su cerveza que tenía en su mano.
—Tengo otros planes y no es emborracharse, por cierto—dije con una
sonrisa. Intenté pasar, pero él me bloqueó.
<<Respira Anastasia, Respira>> Me repetía en mi mente.
—Ya veo—Sentí que Jonathan, puso su mano en mi cintura y me atrajo
así él—. ¿Quién es él? Es tu novio —Dijo burlón. Diego miró por un
momento a Jonathan, antes de volver a fijar su vista en mí—. Pensaba
que no creías en el amor y en las relaciones.
—Vamos, Anastasia—Dijo Jonathan molesto. No le contesté a Diego y
caminé con Jonathan, afuera de mi departamento.
Hola guapuras y guapos ¿como están? espero que le este gustando
esta historia y que apoyen mucho en este
proyecto y espero que le guste e intentado de crear el personaje de
Anastasia como una mujer super ruda e
independiente con mucho carácter.
Si le esta gustando nos se les olvide votar estaré leyendo su
comentarios y comparta esta historia con mas
personas:
No se les olvide en segurime en wattpad y en mis redes sociales:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 4
Llegó a la universidad justo a tiempo. Entro en mi salón y observó los
puestos vacíos y veo que el único queda es uno detrás de Diego. Camino
por el salón y siento como él me mira de reojo y me siento. Diego se gira
y veo que tiene un papel entre sus dedos y lo desliza en mi mesa.
—¿Qué es esto? —pregunto intrigada.
Él me ignora y comienza a conversar con la chica que tiene a lado. No
entiendo yo a este chico. Observó el papel y lo tomo. Odio ser curiosa,
es mi debilidad. Abro el papel y es una nota escrita por él: Todos somos
el destino de alguien.
Suelto una risa, está loco, cada día me sorprende más. Doy vuelta la
nota buscando algo más, pero no hay nada. La dobló y la guardo en mi
cuaderno. Sacó un lápiz de mi mesa y comienzo a golpearlo contra mi
mesa. Diego se levanta y pasa detrás de la chica, se sienta a mi lado.
—¿Crees en el destino? —pregunta de repente. Miro a la ventana y
niego con la cabeza, es de locos creer en eso, cada persona crea su
destino con sus acciones—. Eres una chica rara, no crees en el amor ni
el destino.
—Soy realista, Diego. El amor es lindo y bonito al inicio, pero después
ya no y ni siquiera sabes realmente quién es tu pareja. Y nosotros
creamos nuestro destino, es así de simple.
—No estoy de acuerdo con tus pensamientos. Te observo y veo que
estás jodida por dentro, supongo, que la vida ya te hizo bastante daño y
ya no crees en nada—suelta de repente.
Lo miro de reojo y no digo nada más porque tiene razón, estoy jodida
por dentro y mi vida es un caos. Solo sé causar daño o poner en riesgo a
las personas que amo y no es justo que ellos sufran por mí. Muchas
veces he querido retroceder el tiempo..., pero eso no se puede.
—El mundo es cruel y cada persona tiene su pasado doloroso, Diego—
digo, jugando con el lápiz en la mesa—. Lo importante es que te vuelvas
a levantar y sigas adelante, si te quedas en suelo lamentándote no
sacarás nada. Cada persona tiene su propia batalla interna.
—Exacto—Diego metió una mano debajo de mi silla y arrastró más
cerca de él—. Me gusta como piensas, ¿salgamos juntos? No pienses
mal, tal vez salir a caminar un poco por las calles.
—Diego...
Él pasó su dedo por mi frente e intentó separarme de él, pero me
aprieta más contra su pecho. Diego me observa con cautela como si en
cualquier momento le fuera a pegar y más le vale que me deje ir pronto.
—Solo para hablar, Anastasia, no intentaré nada de nada contigo—
suelta un suspiro y desvió la mirada un segundo antes de volver a fijar
sus ojos en mí—. Siento que contigo puedo hablar de muchas
cosas...que no lo sé... —intenta explicarme.
—No soy tu amiga Diego, y no te conozco y no me lo tomes a mal, pero
yo no quiero ser tu amiga y por favor, suéltame—me sincero y él me
suelta lentamente.
—Solo a caminar—dice haciendo un puchero—. Al menos, claro, que a
tu novio le moleste que tu tengas un amigo tan guapo y sexy.
Suelto un bufido.
—Jonathan no es mi novio, Diego, es mi mejor amigo desde...no lo sé
hace diez años—le aclaro ese punto—. Es mejor que dejemos de
hablarnos.
—No estoy de acuerdo tampoco con eso—se cruza de brazo y mira al
frente—. Yo creo que tiene miedo de que yo te guste es así de simple—
me desafía con sus palabras.
—Puedes pensar lo que quieras.
—Créeme que lo estoy pensado—murmura—. Eres desagradable y con
razón no tienes más amigos.
—Soy desagradable por no querer ser tu puta amiga, estás actuando
como niño pequeño, madura Diego.
Diego se muerde el labio inferior. Él puso su mano en mi mejilla y
empezó a acariciarme en donde no puede evitar que mi pulso se altere.
Me alejé con rapidez. ¿Qué mierda es lo que quiere?
—Sé que lo puedes sentir lo que pasa cada vez que te toco—me susurra
—. Yo lo siento y me molesta que te niegues y actúes como una niña
pequeña diciendo esas estupideces.
—¡Estás loco! —Exclamó tomando mi mochila, pero me agarra las
muñecas—. Suéltame..., Joder. —comienzo a forcejear con él y consigo
soltarme—. No te acerques a mí, no sé qué mierda te estás imaginando,
pero estás mal. Me conoces desde hace tres días, Diego.
—¡¿Y qué?! Solo quiero ser tu amigo para conocerte, pero eres
testaruda y desagradable conmigo—murmura enojado.
Tomo mi mochila y salgo rápidamente del salón. Estás como una cabra,
que le pasa a ese chico...es intenso a morir y yo no quiero nada con
nadie. Camino por el patio y me siento en una banca. Necesito respirar,
ese chico parece sacado de una película donde cree que, por estar tres
días con él, ya me voy a enamorar de él porque es guapo. Es una locura.
Sacó el libro de mochila y comenzó a hojearlo.
—Anastasia—, escucho que me llama.
¡Dios santo! —me digo a mí misma. Es oficial este chico se obsesión o
no entiendo qué le pasa. Me levanto de la banca, pero él se pone en
frente de mí y toma mis manos con cuidado. Observó ese gesto y siento
como mi respiración se va alterando a medida que va subiendo sus
manos por mis brazos. Desvió la mirada, es una locura.
—Lo sientes, ¿verdad? Tiene el pulso alterado y se han entreabierto tus
labios podría besarte, Anastasia—me susurra con voz ronca y me
separó con brusquedad.
—Yo no siento nada—intento pasar, pero me bloquea el paso y pone sus
manos en mis hombros—. Creo que estás delirando, Diego.
—Puede ser, yo...joder, parezco un loco, ¿verdad? —pregunta,
llevándose las manos en la cabeza y asiento con mi cabeza e incluso me
da algo de miedo—. Mierda, lo siento, es solo que algo me pasó contigo
cuando te vi—dice, sentándose en la banca y me siento a su lado.
—No sé qué es lo que siente Diego, pero me asustas un poco—le
confieso con una sonrisa—. Está bien, salgamos a caminar en plan
amigo y así dejas de dar miedo—estiro mi mano y él la aprieta y de
nuevo siento esa corriente que me hace temblar—, pero nada de citas o
pasarte de la raya. Simplemente deja que sucedan las cosas no insistas
tanto.
Te veo a la salida—digo, y le doy un beso en la mejilla.
Tomé mi mochila y me alejé de Diego miró por encima de mi hombro y
tiene una enorme sonrisa. Entré a la biblioteca en donde le escribí a mis
amigos para ver si habían venido a la universidad y por suerte vinieron.
Caminé por los pasillos y me topé con el grupo de Diego. Él me tomó
con cuidado de brazo. Alejandra nos miró de reojo y puso los ojos en
blanco. Él se inclinó hacia mí y me entregó otro papel.
—¿Qué es esto? —pregunte.
—Mi número. Botaste el anterior, guárdalo por favor y recuerda
ponerme como "el amor de tu vida" —bromea.
—Tengo que irme, nos vemos y ni una sola palabra a tus amigos y
menos Alejandra—le suplico—. Ella es algo sobreprotectora y no creo
que tenga tanta confianza con tu reputación.
—Creo que me quedaré contigo—me guiña un ojo y se va. Me quedo en
el medio pasillo mirando como se va, qué significa eso...¡Y a ti que te
importa! —me reclamo a mí misma.
—Hola guapa—dijeron los gemelos. Di un salto cuando sentí la mano
de Dylan en mi cintura.
—Hey, menos mal que llegaron a tiempo. Vamos a buscar a Jonathan—
les propuse. Caminamos de nuevo por los pasillos y en el camino nos
topamos con Jonathan, Roberto y su novia Rocío.
—Que muchachos y muchacha más guapa veo aquí—digo sonriendo.
Ellos se acercaron y me saludaron. Me acerqué a otra de mis mejores
amigas, Rocío, aunque le queda poco aquí en España porque se iba de
intercambio con su novio. Comenzamos a caminar hacia el pasto.
— ¿Cómo estás, Anastasia? —Pregunta Rocío. Me encogí de brazos.
—Bien supongo que bien.
Nos sentamos en el pasto y al lado de nosotros estaba el grupo de
Diego. Miré por un momento y vi que Alejandra nos fulminaba con la
mirada.
—¿Cómo van las cosas con Alejandra? —Preguntó con curiosidad.
—Bien, adaptándome a vivir con ella y también con su novio, pero bien
—señalé a Diego y ella asintió—. Además, me caen bien sus amigos,
pero ya sabes que no son mi estilo—le explico.
—Ya sus amigos populares, antes no le importaba eso a Alejandra, pero
supongo que es por su novio. Me sigue cayendo mal, Anastasia, ten
cuidado—me recordó Rocío.
Hice una mueca. Es horrible escuchar como dos de tus mejores amigas
son enemigas, aunque no siempre fue así, nunca entendí qué pasó entre
ellas, ya que hace dos años éramos las tres mejores amigas y después se
odiaron. No entiendo cómo cambiaron tanto y ninguna de las dos me
cuenta que fue lo que pasó. Ambas me dicen lo mismo que tenga
cuidado de ellas. ¡Es una mierda! —peleo conmigo misma.
—Jamás me vas a contar qué pasó entre ustedes dos, ¿verdad? —Ella
negó con la cabeza y solté un suspiro.
Nos quedamos calladas y Dylan como siempre se robó el show entre
nosotros, sentí una mirada y giré para observar y vi que era Diego
quien me estaba sonriendo y apuntaba a su reloj. Tal vez, no fue lo
correcto salir con él.
—Hay tantas amigas que son una mierda y nunca saben cuándo te
apuñalan por la espalda—gritó Alejandra. La miré y negué con la
cabeza, sabía que no era para mí.
Rocío se paró rápidamente y caminó a gran velocidad en donde estaba
Ale. La alcancé y le tomé su mano. Porque vamos, éramos bastante
grandes para esta clase de espectáculo y es estúpido, ya no son unas
niñas.
—No lo hagas, por favor—le dije.
—Me tiene harta..., es una maldita—se soltó de mí y llegó a donde
estaba Alejandra—. Dímelo a la cara estúpida.
Rocío se abalanzó sobre Alejandra, me puse entre ambas para
detenerlas. No entendía nada como las cosas pueden cambiar tanto y lo
que más me molesta es que ninguna de las dos me quiere decir la
verdad y soy yo la que me hace sentir entre la espada y la pared con sus
peleas de niñas.
— ¿Quieres que te lo diga a la cara? —Miré a Alejandra y negué con la
cabeza—. Nunca te consideré mi amiga, si no fuera por Anastasia, jamás
me hubiera juntado contigo.
—Joder, cállense las dos de una puta vez— grité furiosa. Ambas me
miraron—. Rocío vuelve con Roberto—ella iba a hablar, pero la fulminó
con la mira y asintió.
Me giré para mirar a Alejandra, su mirada seguía los pasos de Roció.
Diego estaba al lado mío y Cameron estaba detrás de Alejandra.
— ¿Qué te pasó con Rocío? —Le pregunté de una vez por todas—. ¿Cuál
fue el motivo por el cual le dejaste hablar?
Y quiero la verdad—insistí de nuevo.
—Es una mala amiga, Anastasia. Sabes que te amo y tolero que tú seas
su amiga, pero ten cuidado con ella.
Negué con la cabeza y me pasé la mano por el pelo. Estaba ya cansada
de esto porque no se pueden llevar bien como antes o simplemente
ignorarse. No entiendo el punto de hacer un escándalo y más enfrente
mío.
—Porque no pueden llevarse bien o al menos no se tiren mierda frente
mío, ambas son mis amigas y sabes que me duele que estén así.
—No la tolero—repitió enojada y cruzándose de brazo.
Solté un suspiro de cansancio.
—Está bien—digo derrotada—. Puedes hacer lo que quieras, Ale, es tu
vida, no la mía.
Ella tomó sus cosas y se fue con todos sus amigos, menos Diego que
seguía a mi lado. Lo miré y él sonrió coquetamente. Me senté en el
pasto y él me imitó. Arranque algunos pastos y él se mantuvo callado
por unos segundo antes de hablar:
—No estés triste Anastasia—me susurro y tomó un mechón de mi pelo
que lo puso detrás de mí oreja—. No vale la pena que dejes de sonreír.
—No es fácil para mí. Ella son mis mejores amigas y me duele que se
estén tirando mierda de un lado a otro y más cuando estoy presente.
Duele— susurré.
—Me lo imagino, Anastasia, pero sonríe porque tendrás una hermosa
caminata con un guapo chico y también es muy sexy—bromea,
guiñándome el ojo.
Solté una risa.
—Aja.
Me levanté del suelo y Diego me observaba fijamente tanto que me
hacía sentir algo incómoda. Él se dio cuenta y desvió la mirada. Este
chico no es típico chico malo, ya sabes...de eso que son malhumorados,
misteriosos y tóxicos.
Diego es mujeriego, claro, pero era más tierno, más alegre, tranquilo y
bastante hablador.
—Bueno...tengo que ir a clases, nos vemos en la entrada—le recuerdo y
sacó un papel de mi bolsillo y se lo entregó
—. Es mi número, chico insistente.
Di la media vuelta y sentí que gritaba mi nombre. Me giré para mirarlo
y tenía el papel entre sus dedos.
—Te guardaré como el "amor de mi vida" —me grito y solté una risa
antes de dar la vuelta y caminar por el pasillo para mi siguiente clase.
******
Me apoyé contra el muro y espere que saliera Diego, mire mi celular y
vi que tenía un mensaje de Luis que estaba preparando todo para
volver a las peleas, pero que debíamos tener cuidado porque esto me
podría exponer de nuevo a él.
Sentí que alguien me tapaba los ojos y pude sentir su perfume que ya
en pocos días lo reconocía. Diego me dio un beso en la mejilla antes de
ponerse frente a mí. Parpadeó varias veces para volver a enfocar y vi a
un ángel sexy con tatuaje. Este chico era un peligro para mí.
—Hola, chica rara—dice con una sonrisa deslumbrante.
—¡Imbécil! —murmuró—. Nos vamos, no quiero que Alejandra se dé
cuenta.
Diego soltó un grito ahogado y se llevó una mano al corazón y apoyó
una mano en el muro e hizo un puchero.
—¡Soy tu sucio secreto! —Exclama dramáticamente. No pude evitarlo,
pero comencé a reír con ganas, que chico más dramático. Puedo ver
porque tantas chicas deliran por él.
—Puede— murmuré.
—¡Puede! —repitió él con una sonrisa traviesa—. Vamos te llevaré a un
lugar que te encantara, confía en mí.
—Sorpréndeme—digo, siguiéndolo a donde está estacionado su
todoterreno. Me miró por encima de su hombro.
—Te sorprenderé, bella.
p ,
Me abre la puerta para que me suba con una reverencia exagerada y
niego con la cabeza. Es ridículo, pero tierno a la
vez. Diego enciende rápidamente su auto y se pone de camino a quién
sabe dónde...Mire por la ventanilla y podía sentir su mirada sobre mí.
Pasamos veinte minutos antes de estacionar su auto en un
estacionamiento público.
—Llegamos, espero que te guste.
Nos bajamos del auto y Diego me ofrece su mano, pero yo niego y él
suelta risa, comienza a caminar y lo sigo hasta que se para frente a un
enorme edificio. Miró el edificio y es bastante antiguo, comenzamos a
subir las escaleras y cuando atravesamos las enormes puertas de
madera. Solté un grito ahogado y me agarro de la cintura.
—Bienvenida a la biblioteca municipal de Barcelona—me da otro beso
en la mejilla y me remuevo para separarme de él. Mire y había tantos
libros y era enorme—. ¿Te gusta? —pregunta.
Me quedé mirando un largo rato la biblioteca y caminé un poco... para
ver más un poco más y era increíble. Debe haber millones y millones de
libros, es un paraíso.
—¿Te gusta? —vuelve a preguntar Diego.
—Claro que sí, Diego, es hermoso—declaró.
—Me alegro, ven—tomó mi mano y comenzó a llevarme por diferentes
pasillos donde solo había estantes con libros y más libros, estaba
babeando literalmente. Me llevé una mano a la boca solo para
comprobar—. ¿Cuál es tu estilo favorito de género?
Nos quedamos mirando fijamente y estaba preocupada por mí misma,
estaba corriendo peligro con este chico. Es como si fuera una mezcla de
diferentes libros literarios de Nicolas Sparks y, además de carismático,
tierno, guapo también le gusta leer libros.
—¿Por qué me miras así?
—De qué libro te escapaste—suelto de repente—. ¿Eres real? No se
supone que eres un chico malo que rompe los corazones de las chicas,
no se supone que tendrías que ser tóxico, de mal humor y fiestero. En
cambio, eres tierno, simpático, carismático y te gusta leer. Es una
locura.
—Tienes una idea muy equivocada de mí. Ven, vamos a sentarnos para
hablar—Diego me guía a unos sillones y nos sentamos rodeados de
estantes de libros—. Eres la chica más bella que mis ojos han visto.
—Eso ha sonado bastante cursi, creo que leer tanto libro ya te ha
afectado—le doy un golpe en su hombro. En ese momento entró una
llamada de Alejandra—. ¡Mierda! Es Alejandra.
—Empiezo a creer que de verdad soy tu sucio secreto para tu mejor
amiga que de paso es la mía—se cruza brazos y contesto la llamada:
—¿En dónde estás? —pregunta como la mamá gallina que es. Suelto
una risa y Diego suelta bufido.
—Estoy en la biblioteca ¿por qué?
—No estás con Diego, ¿verdad? —insiste. Frunzo el ceño y él se levanta,
camina a la estantería de los libros dejando a la vista su marcada
espalda y su trasero—. Anastasia—insiste.
—No, porque estaría con él—juego con mi pelo, por suerte ella no
puede verme para ver cómo miento.
—Lo estamos buscando y nadie lo ha visto y hoy día los vi hablando
muy cerca—comenta y añade—: Mira Diego es mi mejor amigo
Anastasia, pero no me gusta ni un pelo que él se acerque a ti. Por su
reputación, es mujeriego y tú ya pásate por eso y Diego es muy parecido
a cierta persona que no mencionaré, no quiero que tú salgas de nuevo
lastimada.
Diego suelta un gruñido y su ceño se va frunciendo aún más por las
palabras de Alejandra.
—Te quiero bien lejos de él, Anastasia, lo digo en serio—me advierte.
Me quedo callada porque sé que tiene razón, pero una mujer también
puede ser amiga de un hombre y eso estábamos intentando—. Mira
conozco a Diego y desde que te conoció supe que sería un desafío para
él y, además, que lo he visto mírate demasiado. Mira, en fin, solo aléjate
de él. Nos vemos después y cenamos juntas—me corta. Me quedo
mirando el teléfono que modales tiene esta mujer a veces.
—Tendré que hablar con ella—me dice Diego con un tono molesto—.
Yo acepto que tengo mala reputación, pero, joder, Cameron igual la
tenía y, jamás se lo estoy restregando a la cara a Alejandra.
—Yo...la verdad es que no entendí nada, solo que me alejara de ti
porque ella piensa que estamos juntos en plan romántico—digo con
asco la última palabra—. Cuando solo intentamos pasar tiempo juntos
como amigos.
Diego hace la forma de un corazón con sus manos y luego lo rompe.
—Eso dolió, jamás me habían enviado a la temida zona de amistad—
susurra y desliza un libro. Lo miro y veo que es Romeo y Julieta, alzó
una ceja hacia él—. ¿Lo has leído alguna vez?
—No.
—Dale una oportunidad—saca de su bolsillo su teléfono y pone los ojos
en blanco—. Cameron—se lleva el teléfono a su oreja y suelta un
suspiro antes de hablar—. No. No, no está conmigo—se queda callado
unos segundos antes de volver a hablar—. Mira Cameron yo nunca me
he metido en tu relación y si fuera el caso de que yo estuviera con ella
es nuestro problema...Solo digo que no estoy jugando a nada—aprieta
sus labios en una fina línea—. Ella es distinta así de simple y adiós.
Nos quedamos en un silencio incómodo y él se vuelve a sentar a lado
mío.
—En estos momentos odio tener la reputación de mujeriego. Nos es
justo que Alejandra te diga eso de mí y ahora Cameron, ninguno de los
dos tiene ese derecho.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste, tengo que
disculparme por la tardanza, pero había tenido
un bloqueo con esta historia, y ademas queria tenerla un poco
avanzada y ver si iba salir y puedo decir que es
mi favorita e difrutado un montón escribirla
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤ y subiré todo los
sábados capítulos en esta historia, asi que
estar muy atentos
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy haciendo encuestas de cuando quiere
que suban capítulos y mucho mas...
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo fraces de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 5
Ya habían pasado casi dos semanas desde que había entrado en la
universidad. Mi relación con Alejandra iba también como antes de
separarme de ella y mi relación con Diego iba bien ambos nos hemos
seguido viendo a escondida de Alejandra y Cameron en plan de amigos,
ya que, aunque tenía que admitir que Diego es guapo. Sigo con mi
pensamiento de que no quiero una relación y nada con el amor. Y él
parecía respetarlo, pero ya no se juntaba con casi ninguna chica solo
Alejandra y conmigo.
—Adiós, Ricky—me despedí de mi entrenador.
Salí del gimnasio y una corriente de viento hizo que me abrazara a mí
misma, el verano se estaba quedando atrás y daba inicio al otoño. Sentí
que empezaba a caer pequeñas gotitas de agua del cielo —<<lo que me
faltaba>>—. Me digo mentalmente. Caminé más rápido, pero la lluvia
me alcanzó y aún me falta caminar mucho para llegar a mi
departamento.
Caminé más rápido, pero la lluvia parecía un aguacero y estaba
empapada. Un todoterreno negro se paró al lado mío, lo ignoré y
caminé más rápido. El todoterreno me seguía lentamente. Miré de reojo
y comencé a caminar más rápido...doble una esquina y me sigo
<<mierda, no, no puede ser él>> La puerta del conductor se abrió.
Y salió la figura de un chico vestido todo negro, retrocedí hacia atrás y
el chico me agarró del brazo, se sacó la capucha y me di cuenta de que
era Diego. ¡Mierda! Pensé que era él.
—¡Joder! —le di un empujón a Diego—. Pensé que era otra persona,
Diego, que susto me has dado, imbécil—digo enojada. Y le pegó en el
pecho <<casi me da un infarto>> Diego tomó mis muñecas y me aprieta
más contra el muro.
—Perdona, bella, iba de camino a tu departamento y te vi. Sube al
coche, por favor—Me aparta el pelo mojado de la cara y mire a todas
partes. Respiraba con dificultada, joder, odio esto—. Anastasia, ¿qué
ocurre?
—Yo...no puedo, prefiero seguir caminando—tartamudeo.
—Porque eres tan cabezota a veces, Anastasia. Joder, me vuelves loco—
él se acercó más a mí y puso su mano en mi mejilla—. Estás helada y
puedes enfermarte grave, sube por favor.
Negué con la cabeza y él se acercó más a mí
—Eres consciente que la tormenta va empeorando, mira ya se están
inundando las calles de agua—miré a la calle y era cierto—. Por favor
solo trato de ayudarte.
—No me falta tanto Diego, además, mojaré tu coche y puedo correr
rápido para llegar a mi departamento.
Soltó una risa fingida y me observo molesto. Lo estaba sacando de sus
casillas al parecer, pero necesitaba llegar a mi departamento y
comprobar que esa persona estuviera lo más lejos de mí.
—Déjame ir, Diego. —Estábamos tan cerca que nuestras narices se
podrían rozar.
—Te caerás y te lastimaras antes de que llegues a tu departamento—él
miró un momento al cielo y volvió a fijar su vista en mí—. Sube al coche,
no te lo volveré a pedir, por favor.
—No en estos momentos no necesito de tu ayuda, Diego, entiéndelo.
—No. No, no es tu respuesta, solo déjame llevarte y punto. Te lo diré
por última vez, sube al coche Anastasia.—negué con la cabeza y él soltó
un gruñido molesto—. Es tu última respuesta—asentí con mi cabeza—.
Pues entonces no me dejas más opción.
Lo que pasó en ese momento fue tan rápido y es que de un momento a
otro tocaba el suelo y ahora está en el hombro de Diego. Me sentó en su
coche y me puso el cinturón de seguridad. Corrió a la puerta del
conductor y se metió
adentro.
Me desabroché el cinturón y antes de que pudiera abrir la puerta
aceleró su todoterreno y se puso en marcha.
—Déjame bajar Diego.
Él no me miró, tenía la vista fija en la carretera. Vi que la calle de mi
departamento está inundada de agua. Diego empezó a refunfuñar y a
decir cosas en voz baja. Dobló a la izquierda y se alejó de mi
departamento.
—Déjame bajar—repetí.
Puso el seguro y volvió a fijar la visita en la carretera. Me callé, ya que
sabía que estaba concentrado. Me quité el pelo de la cara y miré por la
ventanilla y veía que cada vez estaba empeorando más la lluvia. Diego
entró en un subterráneo y estacionó su todoterreno.
—Tendrás que quedarte hoy día en mi departamento. —Dice lo más
calmado del mundo.
— ¡No, ni loca! —Exclame.
—Vamos, Anastasia, somos amigos y tu calle está inundada no se puede
entrar, ven —. Él se bajó del todoterreno. Me quedé sentada adentro.
Él me abrió la puerta y me dio su mano para bajar, pero yo la rechacé.
Diego caminó hacia el ascensor, esperamos en un silencio incomodo y
aparte un mechón de mi cara, las puerta se abrieron y ambos entramos
en el ascensor. Un escalofrío frío recorrió mi cuerpo y me abracé a mí
misma para transmitir un poco de calor. Se acercó a mí y puso su mano
en mi mejilla, me quedé quieta mirándolo.
—Estás muy helada, puedes darte un baño, te prestaré ropa y te haré
una sopa para que entres en calor.
Me quede callada...en estos momentos me gustaría estar sola. Las
puertas del ascensor se abrieron, me dejaron ver un pasillo café claro
muy lujoso con alguna mesilla de noche con lámpara y flores. Se paró
en una puerta y la abrió.
—Ohh...—Fue lo único que salió de mi boca.
El departamento Diego era enorme y su salón era todo blanco, con
también algunas mesitas de noche con lámparas.
Pasó por mi lado y se metió a su cocina. Me acerqué a los ventanales
enormes y pude observar Barcelona, era una vista increíble.
Sentí ruido atrás mío y vi que Diego estaba sacando unas ollas. Miré
más detenidamente su departamento y vi que tenía un piano en medio
y tenía dos enormes sillones, uno negro y otro blanco. Al otro lado tenía
un comedor que era una mesa excesivamente grande para una sola
persona y al lado derecho había una escalera.
Diego se acercó a mí y me pasó su polerón. Negué con la cabeza.
—Póntelo por mientras.
Solté un suspiro y lo tomé, me saqué mi polerón delgado del deporte y
me puse su polerón. Diego volvió a posar su mano en mi mejilla y me
miró fijamente.
—Ya estás mejor. Ven, te mostraré la habitación para que puedas
bañarte y cambiarte.
Subimos la escalera en completo en silencio y sus paredes eran todas
blancas. Se paró en la puerta y entramos a una habitación oscura. Solo
se escuchaba la lluvia caer.
—Espero que no estés tramando nada Don Juan —bromeo con él.
—Muy graciosa, Anastasia —puso los ojos en blanco y luego me
observó detenidamente y mire mi ropa estaba goteando —. Tendré que
secar mi suelo porque una chica rebelde no quiso subir de inmediato mi
coche y no solo mojo el asiento de mi todoterreno ahora lo hace por
todo mi departamento.
—Ups...
—Si, ups, Anastasia —negó con su cabeza y dejo mi bolso en el suelo.
Me quedé quieta porque quería causar más daño. Diego frunció el ceño
y tomó mi mano —. Puedes caminar Anastasia, no me enojo.
—Eres tan raro, Diego —solté de repente —. Sigo pensando que está
tramando algo.
—No soy como tú crees que yo soy, Anastasia, no te dejes llevar por los
comentarios de la gente—camino a la puerta y me miró un momento—.
Te traeré ropa, espera un momento aquí.
Me quedé en silencio y abrí la cortina. Era una habitación con un color
crema, tenía una enorme cama como si fuera de hotel, una cómoda y
dos pequeños sillones al lado de la ventana. Me senté en uno y esperé
que Diego volviera.
—Te traje una polera, un buzo...Y también un bóxer—se rascó el cuello
y me mordí el labio para no reírme de él, se veía tierno estando
nervioso—. Voy a dejar aquí la ropa y también te traje dos toallas...Oye
si quieres puedes lavar tu ropa.
Me levanté y saqué lo más importante de mi bolso, los guantes de
boxeo, los examiné y no estaban mojados. Diego se paró al lado mío y
miraba fijamente los guantes.
— ¿Tú haces boxeo? —Preguntó atónito.
—Sí.
Diego sonrió con emoción.
—Podríamos boxear juntos en la tarde —propuso con una sonrisa.
—¿Seguro? Es que recién estoy comenzando —le digo insegura. Diego
tomó mis guantes y se acercó a mí —. No estoy tan segura.
—Oh, tranquila, rarita, te dejaré que me ganes —se burla y tiene esa
sonrisa malvada en sus labios.
—Valeee —digo mordiendo mi labio inferior para no reírme.
—Después de comer, no te eches para atrás, Anastasia —toma un
mechón de mi pelo y lo pone detrás de la oreja —.
Seré un buen maestro. Te dejo para que te bañes.
Caminó hacia la puerta y cuando estaba girando el picaporte de la
puerta. Dije las siguientes palabras:
—Diego, muchas gracias. En serio, gracias.
Él sonrió coquetamente y salió por la puerta. Tomé las cosas y metí al
baño para darme una relajante ducha, antes de bajar a comer con Diego
y luego ir a entrenar.
******
Bajé la escalera y entré al salón en donde vi a un Diego sumido en lo
que estaba cocinado. Me acerqué a él. Dios, eso huele muy bien. Él me
miró de reojo y siguió revolviendo las verduras en la sartén.
*****
Diego me dio un breve empujón para que entrara en el GYM de su
edificio. Observó que no hay nada en GYM
******
Me desperté de golpe, abrí los ojos y vi que estaba en el cuarto que me
había pasado Diego. Me refregué el ojo para despertarme bien. Miré la
hora en mi celular y eran las tres de la mañana. Escuché una melodía
que sonaba en el piso de abajo.
Me levanté y caminé con mucho cuidado, con cada paso que daba, podía
escuchar con más claridad las notas de un piano y de una melodía triste
y vacía. Llegué a los pies de la escalera y vi a Diego tocando el piano,
por un momento me recordé a una escena de Cincuenta sombras de
Grey.
Diego dejó de tocar, tomó un libro que había en el sillón y un vaso de
agua. Volví a subir los escalones, pero cuando iba en tercero escuché su
voz.
— ¿Qué estás haciendo?
—Venía a buscar un vaso de agua...Lo siento Diego, no quise
interrumpir tu lectura.
Se paró del sillón y camino a la cocina, me trajo un vaso de agua. Lo
miré y tenía los ojos rojos como si hubiera estado llorando.
— ¿Te encuentras bien? — Pregunté preocupada.
—Si perfectamente, vete acostar—intentó sonreír, pero no lo logró. Lo
seguí mirando y él desvió la mirada. —Vuelve a la cama—repitió.
Me di la vuelta y empecé a subir la escalera. Cuando estaba en el último
escalón. Miré de nuevo a Diego y lo vi apoyado en el piano. Caminó
donde estaba su libro y lo arrojó por la habitación y rompió el vaso.
Corrí hacia abajo y me puse enfrente de él.
—Diego, cálmate por favor ¿Qué te sucede?
—Necesito estar solo, Anastasia. No es un buen momento para mí y
necesito estar solo, por favor vete.
—¡Estás loco! No te dejaré solo..., Diego—tomé su cara entre mis manos
y su pecho subía y bajaba con rapidez—.
Mírame, Diego, no estás solo—le susurro y acaricio su mejilla.
Él frunció el ceño, pero poco a poco se va calmando.
—Eres tan bonita y tiene algo de baba—bromea y limpia la orilla de mi
labio. Suelto una risa y le aprieto sus mejillas—.
Perdona por ponerme algo bruscos hace unos segundos.
—Mmm...disculpa aceptada, ¿qué te sucede?
Se encogió de hombros y camino al sofá, me senté a su lado y apoyé mi
mano en su pierna. Él notó eso y miró fijamente donde estaba mi mano
y puso su mano encima.
—No podía dormir—se mordió el labio inferior y tomó las mantas que
estaban aún en suelo y acomodo el sofá con la vista al ventanal—.
Levántate un poco.
Me levanté y Diego apretó una cosa en el sillón que se abrió y se
transformó en un sofá-cama. Me volví a sentar y me tapé con una manta
y él me imitó...ambos mirábamos el oscuro paisaje de la ciudad.
—¿Tienes frío? —preguntó en un susurro. Negué con la cabeza y me
acerqué a él—. Te puedo abrazar— antes de que contestara él me
abrazó con fuerza y apoyó mi cabeza en su hombro—. Gracias por
acompañarme en esta noche.
—Es un placer.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y domingos
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 7
Sentí que alguien me acariciaba la mejilla, me removí un poco, pero no
quería abrir los ojos aún. Escuché que alguien estaba diciendo mi
nombre. Me tapé con la almohada porque no se calla la maldita voz.
—Despierta Anastasia, el desayuno está listo—decía esa voz a la
distancia, pero cada vez se escuchaba más fuerte.
Solté un gruñido y estiré mi mano, pero esa persona tomó mi mano.
—Quiero seguir durmiendo— murmuré aún dormida e intentando
soltarme.
Alguien me quitó la almohada de mi cabeza y me la tiró en mi cabeza.
Abrí los ojos y vi a Diego sonriéndome inocentemente. Se sentó en la
cama y me observó unos segundos antes de hablar. Me refregué el ojo
para intentar despertar, un momento... Se supone que estaba
durmiendo en sofá en qué momento... Miré a Diego y me puse una
mano en mi boca para tapar el bostezo.
—Está listo el desayuno— él miró a los pies de la cama y luego a mí—.
Te traje más ropa, por si quieres irte a bañar antes de bajar o como tú
quieras.
Me refregué de nuevo el ojo para intentar despertar, tenía mucho sueño
y me costaba seguirle el ritmo de sus palabras. Asentí y me levanté de la
cama. Caminamos los dos en silencio, supongo que ninguno quería
tocar el tema de lo que pasó anoche. Llegamos al final de la escalera y
estaba limpio, no había pedazos de vidrio o del libro que voló por la
habitación.
Seguí a Diego a la mesa donde tenía todo listo. Me senté en mi silla y
tenía un pan con lechuga, tomate y una hamburguesa de soya. Diego
tomó un sorbo de café y me miraba fijamente.
—¿Tienes mucho sueño? Gracias por acompañarme y también
perdóname por mantenerte despierta y ocupada hasta tan tarde—no
puede evitarlo, pero comencé a sonrojarme y soltó una risa—. Tienes
una mente pervertida, Anastasia.
—¡¿Yo?! — Exclamó asombrada—. Eres tú él que habla en doble sentido
y tonta no soy y lo entiendo—. Me defiendo y él suelta una risa ronca.
—Fantástica y muy inteligente, pero no tonta y jamás en tu vida digas
que eres tonta por qué no lo eres. — Me dedicó una breve, pero intensa
mirada que me pone la piel de gallina.
—La lluvia no quiere parar—hago un puchero y le doy una mordida a
mi pan.
Diego da un sorbo a su café y mira al enorme ventanal donde varias
gotas de lluvia salpican con fuerza y después me observa con mucha
intensidad como si quisiera decirme algo con la mirada que yo no
entienda y es probable porque aún tengo mucho sueño.
—Me gusta la lluvia en cierta forma me trae paz y ahora tengo una
bonita compañera que es fantástica e inteligente con la que puedo
hablar.
—Tienes que parar de hacer eso... —comienzo a divagar.
—¿Por qué Anastasia? Puede ser porque en el fondo de ti sabes que yo
te gusto y que te siente a gusto conmigo. Que no soy la persona que tú
creíste en su momento.
—Diego...
—¡¿Qué?!! Yo no hago nada—dice con voz de niño regañado que me
hace sonreír. No puedo evitarlo tiene ese carisma tan... raro—. Es mi
belleza y mi carisma que te estás conquistando—se golpea la frente
dramáticamente y niega con la cabeza—. Perdona, deberás que somos
amigos—mueve las manos entre nosotros—, y eso no hacen los amigos,
aunque yo no te puedo ver como mi amiga.
—¡Diego! —exclamó entre carcajadas—. ¡Dios ayúdame! Solo somos
amigos y nada más.
—¡¿Qué dices?! —exclama él levantándose de la silla y caminando a la
cocina—. No te escucho, pero claro que podemos ser algo más que
amigo—grita con un tono de diversión y niego con la cabeza. Este chico
me va a sacar canas verdes—pienso para mi misa.
Él volvió después de unos minutos con jugo de naranja y mantuvo esa
risa burlona para mí. A Diego le gustaba burlarse de mí o sacarme de
las casillas. Di un trago a mi jugo y ya me sentía incómoda.
—Me siento acosada en estos momentos.
—Tranquila, no te voy a secuestrar y tampoco estoy loco para hacerlo.
Solo estoy mirando el ventanal que me estás tapando con tu bonita cara
así que tampoco te creas tanto, Anastasia—Sonríe con aire malvado y
me da un breve empujón para que me mueva y yo se lo devuelvo con
fuerza—. ¡Eres una bruta!
—¡Jódete!
—¡Con esa boca comes pan! —niega con la cabeza y se acerca a mí—.
Dime algo Anastasia, saco tu lado rebelde.
—¡No, soy así con mis amigos! —le contestó con sinceridad aún no me
ha visto realmente en confianza. Sonrió y él se echó para atrás—. ¿Qué
tiene que hacer una mujer para que se acueste contigo?
Diego se ahogó y comenzó a toser una y otra vez y le acerqué un vaso
de jugo y le dio un largo trago y mantuvo la mirada fijamente a mí. Me
aparté el pelo de la cara y lo miré intensamente esperando una
respuesta.
—Me tiene que gustar la chica para estar con esa chica, tampoco me
acuesto con todo lo que se mueve. Tengo varias amigas en ese sentido
¿por qué?
—Nada, solo tenía curiosidad ¿cada cuánto?
—Eso depende de mi cuerpo, Anastasia y de lo caliente que ande—
bromea con una sonrisa—. Bueno, voy a lavar la loza—comienza a
llevar los platos y también llevo mis platos. —No hace falta que lo
hagas, puedo yo.
—Orgulloso—módulo con mis labios y él niega con la cabeza—. Te
ayudo pesado—le doy un pequeño golpe en el hombro y camino a la
cocina.
*******
Unas horas después ya estaba bañada, cambiada y relajada leyendo un
maravilloso desastre. Cuando sentí las pisadas de Diego que
avanzaron a su cuarto, sentí como cerró la puerta. La luz se había
cortado casi dos horas y decidimos irnos a acostar, pero no podía
dormir.
******
Dos horas más tarde llegó a mi departamento, cuando entro veo que
todo el mundo está aquí y siguen tomando.
******
Me desperté a las cinco de la mañana. Me vestí con rapidez y metí un
poco de ropa en mi bolso, una vez lista, salí de mi edificio y llamé a un
taxi. Dos horas después me encontraba embarcando en mi vuelo hacia
Madrid.
******
Abro la puerta del departamento y mi bolso se me cae en la muñeca,
suelto un gemido de dolor porque me quedo un moretón en la
muñeca por el sujeto.
******
Entré en la universidad corriendo y chocando con media universidad,
pero por fin, llegué a mi salón. Cuando entré al salón aún estaba vacío.
Joder, siempre pienso que llego tarde cuando aún nadie ha llegado al
salón—puse los ojos en blanco. Caminé al último asiento y me
derrumbé en la silla. Sacó un libro y me puse a leer, pasaron unos
minutos y Diego me dio un beso en la mejilla.
—Hola, mi bella.
Lo miré y no puedo evitar mis ojos, le hicieron un rápido repaso, vestía
con pantalones rotos en la rodilla de color negro y una camiseta blanca.
—¡Hey! —Él chasqueó sus dedos frente a mi cara—. Sé que soy sexy,
pero controla tus ojos—una sonrisa malvada apareció en sus labios.
Negué con la cabeza y volví a poner atención a mi libro. Él arrastró su
silla más cerca de la mía.
—Te ves bonita leyendo, tus ojos brillan con pasión—. Lo mire de reojo
y tiene una mirada traviesa que hace que sus ojos brillen aún más y una
enorme sonrisa perfecta donde se le marca los hoyuelos—. Por cierto,
¿cómo estás?
—Estoy bien ¿y tú? —levantó la mirada de mi libro para mirarlo.
Él se acercó tan rápido a mí que solo sentí el impacto de sus labios en
mi mejilla que duró más de la cuenta.
—Diego—, digo sorprendida.
Él soltó una carcajada y se acercó más a mí tanto que podía sentir su
respiración en mi cuello.
—Te voy a conquistar Anastasia, te voy a sorprender todos los días—Él
me sonrió de lado donde se le marcaron sus hoyuelos—. Te besaré
siempre que pueda—Dijo con una enorme sonrisa.
Puse los ojos en blanco. No tiene remedio, este chico —me digo a mí
mismo. Retomé mi lectura, pero me fue imposible. Él me miraba
fijamente, lo miré de reojo y tenía su cabeza apoyada en su mano.
—¿Por qué me miras tanto? —Digo molesta.
—¿Eh? —Exclamó perdido.
—¿Por qué miras así? —repetí, mordiendo mi labio inferior para no
reírme.
—Eres agradable a la vista.
—Imbécil—bromeo.
Él sonrió aún más y arrastró mi silla más cerca a la de él. Lo miré con
curiosidad, pero él seguía con una sonrisa de bobo que siempre termina
de alguna forma contagiándome.
—Diego...
—Anastasia—, dijo imitando mi tono de voz.
Cerré los ojos y conté del uno hasta el diez, me masajeó la sien, estaba a
punto de perder el control con Diego y es que este chico tampoco me lo
ponía fácil, es como si buscara provocarme.
—¿Te sucede algo? —Pregunto inocentemente y jugando con un mecho
de mi pelo entre sus dedos.
—No, nada—Respiré de nuevo y me derrumbé en la silla. Presionó un
dedo en el tabique de mi nariz.
—¿Quieres golpear mi lindo rostro? —Preguntó con un tono burlón y
asentí con mi cabeza—. Agresiva, deberías besarme mejor—comentó
con diversión.
Entrecerré los ojos y conté uno hasta el cien "¡Dios mío! Ayúdame, por
favor" El profesor entró y por fin, empezó la clase. Él me sonrió toda la
p yp , p
clase y alguien debería darme un premio por aguantarlo tanto.
—Así que te cambias hoy—lo miré y jugaba con un bolígrafo. Yo asentí
—. ¿Quieres que te ayude con las maletas?
—No gracias—rechace su oferta.
Él hizo un puchero.
—¿Por qué no?
—Me ayudarán los gemelos—digo sin interés y volviendo a
concentrarme en mis apuntes.
Apoyó su cabeza en su mano y me miró fijamente. Empecé a anotar lo
que el profesor habla, pero él me observa tan fijamente que me ponía
nerviosa.
—¿Por qué huyes de mí?
—No huyo de ti—murmuré bajando la voz.
—Claro que sí—me rebatió con una sonrisa.
—¡Claro que no! No eres el centro de mi universo, Diego.
Él se golpeó el pecho como si mis palabras lo hubieran lastimado.
—¡Oh, vamos, Anastasia! —Exclamó fuerte con una sonrisa, nuestros
compañeros nos miraban de reojo—. No me estás poniendo fácil lo de
conquistarte, ¿verdad?
—¿Quieres callarte?—Digo enojada.
Miré mis apuntes, pero ya me había perdido y quedé atrasada. Tire el
lápiz y mire al susodicho que hizo que me perdiera en mis anotaciones.
—No—dijo con una sonrisa de bobo—. Sabes, creo que estás siendo
algo aburrida en estos momentos.
—Solo contigo.
Miré hacia la ventana y sentí como Diego, arrastraba su silla más cerca
de la mía en donde sentí como nuestras piernas se rozaron y él tomaba
mi mano.
—No te creo.
Lo miré por un segundo antes de sonreír.
—No tengo porqué demostrártelo—lo provocó con una pequeña
sonrisa.
—Deberías relajarte un poco. No te voy a hacer nada que tú no quieras
Anastasia, pensé que eso ya había quedado claro—tomó un mechón de
pelo y lo enrolló en el dedo—. No te besaré al menos que tú lo hagas
primero y estás a la defensiva en estos momentos.
—Lo tomaré en cuenta y no estoy a la defensiva—me crucé de brazos.
Él levantó una ceja y miró mis brazos que lo tenía cruzado, podía ver
como una sonrisa burlona aparecía en sus labios porque me estaba
contradiciendo con los gestos de mi cuerpo y Diego lo sabía.
Me miró por unos largos minutos antes de inclinarse hacia mí y
besarme de nuevo en la mejilla. Abrí los ojos y él soltó una carcajada
que hizo que toda la clase nos mirara fijamente e incluso el profesor.
—Joven Rivero, puede dejar de besar a su compañera—me hundí más
en la silla. Diego me observa fijamente—.
Guarde los besos para después.
El profesor volvió a explicar, pero nuestro compañero seguía mirando,
los fulminó con la mirada y poco a poco dejaron de mirar. Miré a Diego,
y estaba recostado en su silla.
—Diego—, maldije entre dientes.
—No te enojes.
—Déjame en paz.
Saqué mi celular y le escribí un mensaje a Dylan. Él se inclinó y vio la
pantalla de mi celular.
—¿Quién es Dylan?
—¿Qué haces ahora? Me espías—digo entrecerrando los ojos.
—Tengo curiosidad por saber con quién hablas. Si quieres, puedes
mirar los míos—comenta sin interés.
Sacó su celular y se puso a jugar con él. Lo miré y tenía una sonrisa
pícara que hizo que clavara la vista en la pantalla de mi celular.
—No soy una fisgona, pero gracias.
—De nada.
Lo miré de reojo. Él seguía sonriéndome con esa estúpida sonrisa
parecía tonto y no puedo evitar que me haga gracia.
Apenas había empezado a curvar los labios en una sonrisa, cuando él
soltó un:
—¡Ja!
Lo miré y tenía una sonrisa triunfal.
—Te he hecho sonreír, no te puedes enojar conmigo, Anastasia—me
guiñó un ojo.
Por fin, salimos de clase y en la puerta estaba esperándome los gemelos
y Jonathan. Me acerqué a ellos y le di un beso en la mejilla a cada uno.
—Mi pequeña es tan grande—decía Dylan de broma, fingiendo
limpiarse las lágrimas—. Te vas a vivir sola.
No puedo evitar reírme, son unos imbéciles.
—Oh, no, por favor, aquí tenemos al Dylan dramático—dijo Javier
poniendo los ojos en blanco.
—Déjame perra, envidiosa—bromea Dylan.
—Tú serás perra—rebatió Javier con una sonrisa.
—No sean niñas—dijo Jonathan.
—Cállate perra—dijeron los gemelos al mismo tiempo.
Sentí unos pasos y escuché su risa. Los gemelos seguían peleando entre
sí y tirándose bromas.
—Tus amigos son raros—me susurró Diego en la oreja. Di un salto, lo
que hizo que se riera aún más fuerte de mí.
Lo miré de reojo, pero él se estaba ya alejando. Imbécil es un imbécil—
me digo a mí misma.
—No decías lo mismo Jonathan antes que me cambiaras por las chicas
—bromea Dylan.
—Caminé señoritas—bromeo—. Ustedes me hacen pasar vergüenza.
Dylan se detuvo y abrió la boca, se llevó una mano al pecho y me miró
como si hubiera cometido el mayor de mis crímenes.
—¡Te avergonzamos! —Exclamó con dramatismo—. Perdóname por ser
una persona tan genial y auténtica, amorcín
—él entrecerró sus ojos y me miró fijamente—, eres una perra en todas
sus letras.
—No sea exagerado, cariño—me acerqué a él y lo abracé con fuerza—.
Sabes que te amo.
—Lo sé, soy una persona encantadora, es imposible que no me amen—
bromea.
—Eres un puto—aclaró Jonathan con una sonrisa.
—Ya me pedirás que te folle y duro, amorcín—rebatió Dylan con una
sonrisa. Jonathan puso cara de asco y no pude controlar mi risa.
—Si, seguro—respondió asqueado.
—¡Oh por favor! —Exclame—. Vayan a un motel— tomé el brazo de
Javier, quien estaba aburrido viendo su celular.
—Amorcín, te puedes unir—propone de broma.
Fruncí el ceño y negó con la cabeza.
—Eres asqueroso, no voy a ser un trío con ustedes—puse los ojos en
blanco y Dylan me rodeó con su brazo y me dio un beso en la mejilla
—Tú te lo pierdes.
—Eres un puto hermanito—Javier achicó sus ojos y miró a su reflejo.
Son iguales y lo único que cambian son sus personalidades.
—Tú también lo eres, hermanito querido, solo porque te hace el
calladito, te crees el jodido santo Javier—Dylan Bufo
—. Eres igual o más puto que yo.
Javier se encoge de hombros, porque ambos tienen arrastre con las
chicas, solo que Javier siempre ha sido el callado, el que hay que
sorprenderlo para que él tome en cuenta. En cambio, Dylan es un
hablador, una vez que entra en confianza un poco, ya no se calla nunca
más.
—¡Y tú! —Me apuntó Dylan, me llevé una mano al pecho—. Terminarás
sola, vieja y amargada porque ya nadie te aguanta—bromea.
—Mejor sola que mal acompañada—digo con una sonrisa burlona.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Otra costa el próximo 03 de diciembre estoy de cumple año y subire
un capitulo y en mi Instagram subiré un
adelanto del siguiente capitulo para celebrar con usted ❤
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 20
Entró en el que era mi nuevo hogar con los gemelos, lo increíble de esta
situación es que también venía Diego, pero no porque lo invitáramos,
sino que vivo en su mismo edificio. El destino me está jugando una mala
pasada, es como si de alguna manera quisiéramos que estuviéramos
juntos.
—Tus padres se gastaron una pasta—dice Jonathan.
Miro el departamento y es de color verde claro y todos los muebles son
blanco y negro dando un toque de elegancia al departamento. Dejo mis
maletas en el suelo y miro el ventanal en donde puedo observar todo
Barcelona. ¡Me encanta la vista!
—Joder con tu nuevo departamento—dice los gemelos juntos. Suelto
una risa. Amo cuando hablan al mismo tiempo.
—Es demasiado caro—hago una mueca. Mis padres tienen plata y
ambos son exitosos en sus trabajos, pero no me gusta que gasten su
dinero en mí, siempre me ha gustado luchar por lo que quiero.
—Mierda, tenemos que irnos —dice Javier—. Segura, Anastasia que no
quieres ir a la fiesta.
—No—rechazo su oferta de nuevo.
Los gemelos y Jonathan se despiden de mí dándome un enorme abrazo
y beso. Ellos cierran la puerta y nos quedamos solos. Observó a Diego,
quien está mirando con curiosidad el departamento, aunque se parece
mucho al de él, solo que el mío es un poco más pequeño que el suyo.
—Increíble—comenta.
—No te sorprendas tanto, se parece mucho al tuyo—digo con una
sonrisa y sentándome en el sillón.
Él camina donde estoy y se sienta a mi lado.
—Me parece increíble como el puto de destino, quiere que tú y yo
estemos juntos—dice con una sonrisa picarona.
Suelto una carcajada. Lo miro y sigue con su estúpida sonrisa que
siempre me termina de contagiar .
—Eres bellísima—me guiñó el ojo.
No puedo evitarlo, pero comienzo a sonrojarme por sus palabras, pero
que me está pasando—me dije a mi misma. Me puse de pie, pero Diego
tiró de mi mano e hizo que me sentara en su regazo.
—¿Podemos intentarlo?
Lo observé con una sonrisa y pasó mis manos alrededor del cuello de
Diego. Me incliné hacia él.
—De momento amigos, no lo fuerces, Diego.
Sonrió contento con mi respuesta y su nariz acarició la mía, fue una
caricia tan dulce.
—Mmm..., ¿Solo amigos? —Preguntó con una sonrisa traviesa.
—Por ahora. —respondo con una sonrisa traviesa.
Me levanté de su regazo y miró alrededor mío ¡Amaba mi nuevo
departamento y la vista era espectacular!
—Tienes una irresistible sonrisa, Anastasia. —Se paró del sillón y se
puso al frente mío en donde puso un mechón detrás de mí oreja—. No
dejes nunca de sonreír.
Caminé en donde estaban mis cosas y tomé dos maletas. Él me ayudó
con las demás maletas y empezamos a subir la escalera que daba al
segundo piso. Era grande, no tanto como el departamento de Diego,
solo había dos habitaciones. Caminé hacia el fondo y abrí la puerta que
era de un color rosa pálido.
Dejé mis cosas ahí, está es mi pieza que mis padres la habían decorado.
Tenía un escritorio, un librero, un clóset, una cómoda y una enorme
cama. Dejé mis cosas en el suelo.
—Todo tu estilo—sonrió burlón.
— ¡Oye! —Exclamé—. Me gusta este rosa, además fueron mis padres
quienes decoraron el departamento. Tengo hambre, pidamos pizza. —
Él asintió y sacó su celular.
—Llamaré a la pizzería. ¿Pizza vegetariana? Verdad
Yo asentí con una enorme sonrisa.
******
Después de una hora estamos comiendo pizza, sentados en el suelo de
mi sala de estar. La pizza estaba deliciosa.
*******
Me levanté y me puse unos pantalones negro-rotos, una polera de
tiritas verde y convers negra. Cuando estaba saliendo de mi
departamento, me topé con Diego que estaba vestido todo negro e
incluido su gorro.
—Hola —se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.
—Hola, guapo ¿Qué haces aquí? —Preguntó con curiosidad.
—Me ofrecí a llevarte hoy—Diego ladea la cabeza, examina la expresión
de sorpresa en mi rostro y luego sonríe divertido.
—¡Eres imposible!
—Eso a ti te encanta—sonríe con ironía y con un tono juguetón que va
a hacer que me vuelva loca.
Bajamos al subterráneo en donde nos subimos a su todoterreno.
Cuando llegamos a la universidad. Sus amigos lo
estaban esperando, Alejandra me sonríe y levantaba sus cejas de arriba
y abajo. Puse los ojos en blanco.
—Nos vemos Diego. Gracias por traerme.
—¿Por qué te vas? —Él tomó mi barbilla y sube el pulgar deslizándolo
lentamente hasta mi labio inferior donde lo acaricia y hace que se me
corte la respiracio.
Miré de reojo y todos sus amigos nos miraban fijamente.
—Tengo cosas que hacer, Diego —contesto con una sonrisa inocente—.
Adiós.
Me separé de él, pero él tiró de mi mano y me dio un suave beso en los
labios. Abrí los ojos y él tenía una sonrisa triunfadora. Negué con la
cabeza.
—¿Ahora me puedo ir? —pregunto de broma.
—Ahora sí te puedo dejarte ir. Piensa en mí porque yo lo haré—esboza
una sonrisa burlona y dio pequeños toques en su sien.
Solté un suspiro, no me lo ponía fácil, este chico está haciendo que me
enamore de él con su sonrisa. Me alejé de él y caminé rápidamente a
donde estaba los gemelos, Jonathan y Roció.
—Hola, hermosa—dijo Jonathan, mientras me daba un beso en la
mejilla—. ¿Listas para hoy?
—Hoy es el día, pequeña—gritó Dylan.
Javier puso los ojos en blanco.
—Tenemos que esperar—caminamos a una esquina y vimos como el
grupo de Diego pasaba por nuestro lado. Él me miró y me guiñó un ojo.
Cuando vi desaparecer el grupo de Diego, solté un suspiro. Mire a los
gemelos y ellos se llevaron a Rocío. Me subí al coche de Jonathan y le di
la dirección de a dónde teníamos que ir.
—¿Seguro que quieres ir? —Pregunto preocupado.
—Si—digo segura. Tomé mi celular y lo apagué porque no quería
interrupciones.
Jonathan asintió y puso en marcha su auto. Dos horas después
estábamos escondidos mirando una bodega abandonada. Observe con
cuidado y a lo lejos había dos coches estacionados.
—Quédate aquí. —Le dije a Jonathan.
—¡¿Qué?! No, te acompaño—dijo molesto.
Me acerqué a él y le di un beso en su mejilla.
—Quédate aquí, no haré nada, por favor. —Él soltó un gruñido, pero
asintió con su cabeza.
Me acerqué a la bodega y entré por la puerta de emergencia. Estaba
todo oscuro así que me apoyé en la pared para guiarme. Escuché unas
voces y era el mismo hombre que me amenazó en Madrid, se escuchaba
a lo lejos. Me quedé quieta aquí, no quería exponerme más y si alguien
llegaba podía escapar fácilmente.
—Ella peleará esta noche—escuche a lo lejos—. Tienes que convencerla
para que vuelva a nosotros.
Intenté escuchar la otra voz, pero no pude escuchar, hablaba muy
despacio y tampoco me iba a arriesgar que me descubrieran.
—Es a las nueve, ella tiene que volver.
No escuché que le respondía la otra persona. Me mordí el labio inferior
con fuerza.
—Tenemos una deuda que cobra con ella. Anastasia es de nosotros.
Solo tráela de vuelta, me da lo mismo como sea
—respondió enojado.
p j
Sentí unos pasos que venía de donde estaba. Mi corazón se alteró, me
quedé quieta, pero lo sentía más cerca y empecé a caminar lentamente
a la salida. Cuando pude salir, corrí en donde estaba Jonathan
esperándome. Tomé su mano y corrimos a su auto, teníamos que irnos
ya.
Cuando estaba en su coche y rumbo de nuevo a la universidad, puede
respirar tranquila. Jonathan me miraba con curiosidad.
—¿Qué descubriste? —Preguntó, por fin.
—No mucho, sentí unos pasos que venían hacia mí y me fui. —Mire por
la ventanilla.
—¿Alguien te vio, Anastasia? —Pregunto preocupado.
—No..., creo que nadie me vio. Me fui antes de que me vieran.
—Esto se está poniendo peligroso, Anastasia.
Lo miro por un segundo, antes de volver a mirar por la ventanilla. No
dije nada porque la verdad es que estaba jugando con fuego, pero yo sé
lo que ellos querían de mí y no lo voy a permitir.
Cuando llegamos a la universidad faltan dos minutos para entrar a la
otra clase. Jonathan me miraba de reojo. Me detuve y le tomé la mano.
—Jonathan, me está poniendo nerviosa, por favor para—le dije con una
sonrisa.
—No quiero que te pase algo malo. Ya has sufrido mucho Anastasia, por
favor.
—Nada me pasará, te lo prometo—le sonreí.
Él me abrazó fuertemente y escondí mi cara en su pecho. Sé que está
preocupado porque él sabe lo que pasó hace dos años atrás con los
gemelos. Ellos saben todo lo que sufrí y aún sigo sufriendo todos los
días porque tengo un demonio detrás de mí que siempre está
volviendo.
—Te quiero, Anastasia—dijo en un susurro —. Eres como mi
hermanita, no quiero que te sigan lastimando.
Justo cuando iba a responder, alguien tosió. Mire y era Diego quien nos
miraba fijamente. Miró a Jonathan por un segundo y le di un apretón en
su mano.
—Nos vemos después—dijo Jonathan, dándome un beso en la frente.
Mire a Diego, quien ahora estaba mirando su celular. Pase por su lado y
camine hacia el salón, me senté en último puesto y miro por la ventana.
Recordar la vaga conversación que escuché en la bodega <<tienes que
convencerla de que vuelva a nosotros>> <<A las nueve>> —. Todo
encajaba con mi pelea y el sujeto de Madrid.
—¿En dónde estabas? —Di un salto en mi silla. Mire que estaba Diego
con una sonrisa.
—Por ahí—digo sin interés —. ¿Acaso me extrañaste? —Pregunto de
broma.
—Por supuesto. Cada segundo desde que nos separamos. —bromea.
Soltó una risa y le pegó un puño en su hombro de juego.
—Imbécil.
—Bellísima—rebatió con voz ronca—. ¿Estás nerviosa?
Puse una mano en mi pecho e hice una mueca, como si su palabra me
hubiera ofendido.
—¡Yo! —Exclamó ofendida—. Jamás, guapo—alzó la barbilla.
Él se rió y me dio un beso fugaz. Puse los ojos en blanco por su beso.
Hasta el momento con Diego, no nos hemos dado besos verdaderos,
solo han sido toques con nuestros labios.
—Ya lo veremos, estaré ahí gritando en primera fila tu nombre y
apoyándote a todo pulmón. —no puede evitar reírme de él.
La clase me la pasé riendo con él, tirando bromas de aquí y allá. Yo lo
miraba, me di cuenta de que caí, que de nuevo estaba cayendo por
amor. Diego, al final, si pudo meterse en mi corazón << ¡Dios mío, me
gusta, Diego!>> —fruncí el ceño, en qué momento caí a los encantos de
Diego.
— ¿Por qué me miras tanto Anastasia? — pregunta con una chispa
especial en sus pupilas.
—Eres agradable a la vista—digo intentando imitar su tono de voz.
—Lo soy—dijo con arrogancia—. Disfrútame, nena. Soy un espectáculo
hermoso de ver—baja su mano por su torso, recalcando que tiene un
cuerpo de infarto para la vista de las mujeres.
Me reí de él, esperé un segundo que acaba de llamar <<Nena>>. Negué
con la cabeza.
—Qué vanidoso eres tú.
—Si nadie me lo dice, me tengo que dar ánimos a mí mismo y recordar
que soy guapo. —<<Claro, claro de seguro nadie le dice que es guapo>>
—. Tengo mucho amor propio.
Las horas se me pasaron volando en la universidad, estuve con
Alejandra, quien insistió en ir a la pelea de esta noche con Cameron, no
tuve más remedio que pasarle la dirección para que me dejara
tranquila. Diego estuvo conmigo todo el tiempo y sus amigos tiraron
bromas sobre nosotros de como antes nos odiábamos y ahora parecía
que había algo entre nosotros dos.
Él me abrazó todo el día y no podía evitar sentirme segura en sus
brazos. Estaba desarrollando sentimientos rápidos por este chico y eso
me aterraba porque sé que me estoy relajando, cuando no debería
hacer eso, pero es algo que no puedo controlar.
Cuando salí de la universidad, Diego me tomó de la mano y me guió en
donde estaba su todoterreno. Miré de reojo y ahí estaba Barbara
fulminado con la mirada.
Me abrió la puerta de su todoterreno y me ayudó a subir. Él rodeó su
todo terreno y subió al asiento del conductor.
Barbara me fulmina con la mirada que me hacía sentir incómoda.
—Diego, ¿alguien te está buscando? —Apunte en donde estaba Barbara,
que nos miraba fijamente.
Él la miró y frunció el ceño, ambos se miraron fijamente. Se nota que
tiene un pasado. Vale, yo sabía que ellos se acostaban, yo misma los vi
besándose y metiéndose manos al principio del año, pero, aunque para
él fue una diversión, para Barbará no lo fue.
Él soltó un suspiro y apoyó su cabeza en el volante, puse mi mano en su
hombro.
—Diego, ¿qué ocurre? —pregunto.
—Esa chica me tiene cansado e intentando ser cortés y educado con
ella, pero no entiende que no quiero estar con ella—me mira un
segundo, antes de mirar a Barbara—. Anastasia, quiero estar contigo,
pero ella me está acosando y no sé cómo decirle que me deje tranquilo.
Mire por última vez Barbara. Él prendió su todoterreno y se puso en
marcha a nuestro edificio.
—Tienes que darle espacio, Diego, ella está enamorada de ti—juego con
un mechón de mi pelo—. Lo siento, pero tengo que decirte que fuiste un
imbécil con ella—lo apuntó con mi dedo—. Tú sabías que ella estaba
enamorada de ti y la usaste para satisfacer tus necesidades, ahora no te
hagas la víctima, porque tú le diste esperanza e ilusiones—
digo enojada por toda la situación con Bárbara.
Dobló bruscamente en una calle y se estacionó. Nos miramos fijamente,
retándonos con la mirada.
—Yo no le di esperanza e ilusiones, ella sabía que la estaba
usando...Porque no podía sacarte de mi cabeza. Ella sabía que estaba
sintiendo cosas por ti, ella lo sabía—dijo molesto. Me acarició la mejilla
tiernamente—. Ella sabía que quería estar contigo, pero tú no me dabas
esperanza y aun no entiendo... que somos—movió las manos entre
nosotros—. Me confundes, Anastasia.
—¿Qué quieres de mí? —pregunto.
—Lo quiero todo de ti, mi bella. Quiero que seas: mi novia, mi chica, mi
mejor amiga, todo eso y más. He caído por ti.
Me rindo, eres mi hermosa rendición.
Se acercó a mí y nuestras narices se rozaron.
—Joder, traté de resistirme a ti, En serio que lo intenté a pesar de que
solo me quieres como amigo, pero no puedo,
¿cómo podría ser tu amigo? Cuando eres la chica que me desafiabas con
tus palabras, actitud y que sacas un lado cursi en mí. Joder, me fascinas
Anastasia. —Tomó mi mano y la guió en donde estaba su corazón—. Ya
me tienes, ya tienes mi corazón.
Pestañee varias veces para poder seguirle el ritmo de sus palabras. Mi
corazón dio brinco de emoción al escuchar las palabras de Diego, pero
otra parte de mí tenía miedo de volver a sufrir por amor. Tenía miedo
por él, no quería que corriera peligro, por ahora no podía estar con él.
Yo ya perdí una persona que era importante para mí y no quiero que
nadie nunca más alguien pierda la vida por intentar salvarme a mí.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subire capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 22
Se acercó a mí y cerró los ojos esperando el beso, pero yo le di un beso
en la mejilla. No puedo, no puedo ser egoísta con otras personas y me
duele el corazón en estos momentos.
—No puedo, fue un error, Diego—mire hacia la ventanilla—, no puedo
ofrecerte amor—lo mire de reojo—. Eres bueno y tienes lindos
sentimientos y solo significa una cosa para mí, que tengo que alejarme
de ti.
Me observó perplejo, no entendía porque cambia de opinión tan rápido,
pero no puedo ahora que mis demonios se estaban haciendo presente
en mi vida. No quería que nadie se contaminara de ellos, y menos Diego.
Él no merecía que yo le trajera más problemas a su vida...Yo era un
jodido problema.
—Me confundes, Anastasia, acabo de decirte que me gustas y mucho.
Eres la chica de mi sueño—dice molesto—.
Estábamos bien, hace unos segundos, pero ¿ahora qué te pasa? —
pregunta molesto.
Lo miro por un segundo y en sus ojos lideraban un verdadera batalla de
mantener la calma o explotar contra mí.
—No quiero una relación, Diego—concluí.
—¿Por qué? —insistió.
—Ya te dije que me está pidiendo amor, cuando yo huyo. Lo siento, pero
no quise darte ilusiones, Diego, pensé que solo estábamos tonteando.
Él se tiró el pelo y me apuntó con un dedo.
—Eres cruel, yo pensaba que era cruel, pero tú me ilusionaste—él miró
un momento al frente antes de mírame de nuevo—. Te abrí mi corazón
a la única chica que me ha gustado lo suficiente para pedirle que fuera
mi novia. Está es la razón por la que no me interesaban las chicas de
forma seria. Me has roto el corazón, Anastasia—me miró con verdadero
odio, pero se recuperó porque una sonrisa apareció en su rostro—,
pero no te preocupes por mí. Fui un imbécil a cambiar por ti.
Lo miró fijamente, nunca le pedí que cambiara por mí. Sé que estoy
haciendo lo correcto, será lo mejor para ambos, mantener la distancia
como siempre tuvo que ser.
Él prendió su todoterreno y retomó el camino.
—No quiero estar más cerca de ti—dice con voz hostil.
Yo asentí, nos quedamos en un silencio incómodo.
—No es nada personal Diego, pero hueles a amor y a buenos
sentimientos y no puedo.
—Cállate de una buena vez, Anastasia—Lo mire y me encuentro con el
rostro furioso de Diego.
Me quedé callada, no tenía más que hablar. Él estacionó su todoterreno
en el subterráneo. Salí rápidamente dirigiéndome al ascensor y él entró
conmigo.
El ascensor llegó a mi planta de mi departamento. Miré de reojo a Diego
y estaba apoyado en la pared, escribiendo un mensaje en su celular.
Cuando entro a mi departamento, solté un suspiro.
—Que desastre de persona eres Anastasia—hable conmigo misma.
Negué con la cabeza y le escribí un mensaje a los gemelos para que
pasaran a buscar para ir a la pelea.
******
Entre en el auto de los gemelos y los salude con una sonrisa. Saludé a
Jonathan que venía por primera vez con los gemelos.
—¿Qué pasa con tu auto? —Le pregunto a Jonathan.
—Estaba follando conmigo, ¿verdad, amor? —Bromea Dylan.
—Cállate perra—le contestó Jonathan—. No quise conducir—me
explica con una pequeña sonrisa y guiñándome el ojo.
—Que feo que me niegues—dijo ofendido Dylan.
Me reí, son unos imbéciles a lo grande.
—Silencio, los dos son un par de putos, andaban follando como perras
en celos—dice Javier, mirándome a través de un retrovisor. No puedo
evitar reírme de nuevo.
—Puto será tú, hermanito—siguió Dylan—. Solo me tienes envidia,
porque soy el más guapo.
Puse los ojos en blanco: ¡Dios mío! Necesito tener más amigas mujeres.
El viaje siguió con sus bromas tontas para ver cuál era más puto:
<<¡Jesús ayúdame!>> Llegamos al edificio abandonado en donde vi a
Alejandra, Cameron, Diego y Bárbara. Me acerqué a ellos con los
gemelos aun peleando.
—Solo está envidioso de nosotros, verdad amor —bromea Dylan,
abrazando a Jonathan.
—Perra—dijo Javier.
—Tú serás una perra envidiosa—rebatió Dylan. Alejandra se puso a reír
y negó con la cabeza.
Me giro y los miro fijamente, porque me tenía ya cansada de escucharlo,
era gracioso, pero a veces se pasan.
—Ustedes tres son putos—bromeo—. Cállense, por favor. Me duele la
cabeza tanto escuchar la palabra puta o perra.
Negué con la cabeza y entramos por la salida de emergencia. Entró en el
cuarto que Luis dijo que era para mí. Tiro mi bolso al suelo y me senté
en la silla. Sentí un escalofrío en todo mi cuerpo, tenía que estar en
alerta, sabía que algo iba a pasar y lo podía sentir.
—¿Te encuentras bien? —Me dijo Jonathan preocupado.
Lo miró fijamente y asentí. Mire de reojo como los gemelos hablan con
Alejandra y Cameron. Diego estaba tonteando con Barbara, puse los
ojos en blanco, al parecer volvía a ser el mismo Diego de siempre.
La puerta se abrió y sabía que era Luis, no levanté la mirada. Jonathan
se puso de pie y el cuarto se quedó en silencio. Levanté la mirada y abrí
los ojos como plato y me paré rápidamente.
—Hola amor—dijo Nicolás con una sonrisa. Me quedé quieta,
mirándolo fijamente. Estaba vestido todo negro excepto sus zapatillas
que eran blanca y su gorro.
—Eres un hijo de puta—dijo Jonathan antes de abalanzarse sobre
Nicolás. Ambos cayeron al suelo y se empezaron a golpear. Los gemelos
tomaron a Jonathan y los separaron rápidamente.
—Aún sigues babeando por mi chica—dijo con su perfecta sonrisa.
Él me sonrió de lado y comenzó a caminar en donde estaba yo. Me
quedé paralizada en mi lugar y mi cuerpo comenzó a temblar porque
imágenes de esa noche se vinieron a mi mente y sentí como la rabia
crecía dentro de mí. Alejandra se interpuso con Cameron.
—Hola Alejandra, sigues tan bella—mostró su mejor sonrisa.
—Aléjate de mi amiga o te juro que no respondo—gritó Alejandra.
Diego me tomó del brazo y me miró fijamente.
Negué con la cabeza y me solté de su agarre.
—Déjeme a solas con él.
Él sonrió con arrogancia y se acercó a mí, pero yo me alejé. Jonathan
tiró de mi brazo y todos se juntaron conmigo.
—No te dejaré con ese hijo de puta, te volviste loca.
—Sé lo que hago, salgan ahora todos—digo enojada. Diego pasó por mi
lado con Barbara —. Sé cuidarme, Alejandra, vete de aquí, ahora—ella
negó con la cabeza—. Vete, por favor.
—Estaremos afuera—dijo Jonathan llevándose a Alejandra y Cameron.
La puerta se cerró y miró a Nicolás, quien jugaba con su celular.
—¿Qué mierda quieres?
É
Él se levantó de la silla y caminó a donde estaba. Me evaluó
detenidamente de arriba y abajo, un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Sentía asco, quería vomitar en estos momentos.
—Eres tan hermosa, joder—Se acercó rápidamente a mí y tomó un
mechón de mi pelo. Me aleje de él con asco.
—No me toques o te juro que no respondo—digo cabreada—. ¿Qué
mierda quieres? —repetí.
—Te quiero a ti — dijo calmado y con su sonrisa perfecta, esa sonrisa
que en un tiempo me quitaba el aliento —. El día que te vi...En Madrid
supe que seguías siendo el amor de mi vida.
Apreté mis manos en puños tanto que me dolía, como mierda puede
decirme esto, después de todo lo que me hizo a mí o a mi hermano. Lo
fulminé con la mirada, me acerqué a él con odio y él retrocedió.
—Vete de aquí, ahora—grité fuera de mí—. Te amaba, ¡Por Dios te
amaba! —Lance un puño a la puerta y solo escuche como se clisó la
madera—, pero me traicionaste de la peor forma para tu beneficio y
ahora me dice que aún me amas, eres un psicópata. Solo me quieres
como tu bonito trofeo, ¿verdad? ¿Quieres que volvamos a nuestro juego
enfermizo en donde tú disfrutas con mi dolor? verdad—Grite con rabia.
Tomé con fuerza el picaporte de la puerta y abrí la puerta. Haciendo
que Nicolás se cayera para atrás. Me agaché donde estaba él.
—Acabaré contigo como acabaste con mi vida—digo enojada y
tomándolo de la camiseta y parándolo con una fuerza que no sabía de
dónde venía. Lo empujé a la pared—. Si te acercas a mí una vez, no seré
tan cordial contigo.
Jonathan me agarró de la cintura y tomó mi mano.
—Suéltame Jonathan, lo voy a matar—grité con fuerza. Los gemelos me
miraron e intentaron controlarme hablándome. Mire a Nicolás quien
apunta a su reloj. Solté un gruñido—. Acabaré contigo, pedazo de
mierda.
—Volverás a mí Anastasia, eres igual a mí—Nicolás me guiñó el ojo
antes de irse—. Suerte, mi hermosa boxeadora, aunque tú para mí ya
eres mi campeona—me miró por última vez antes de irse por el oscuro
pasillo.
Cerré los ojos con fuerza y respiré seguidamente, antes amaba que me
dijera esa palabra y ahora me daban asco escucharlas. Nicolás sabía
dónde atacar para hacerme daño y logro. Jonathan me llevó de nuevo
dentro de la habitación. Me senté en la silla.
—Cariño, eso tuvo que doler—silbó Dylan y me señaló la puerta—. Tu
mano, ¿está bien?
Fruncí el ceño y me miró la mano, mis nudillos estaban sangrando.
Jonathan me puso papel higiénico para que me limpiara.
—¿Qué mierda hacía ese imbécil? —Gritó Alejandra.
—Tú qué crees—me levanté y saqué de mi bolso una banda que la puse
alrededor de mis nudillos—. A recordarme que soy una mierda de
persona—susurro.
La puerta se abrió y entró Luis con una sonrisa y frotándose las manos
en claro gesto de emoción.
—Cariño, todo está listo. ¿Preparada? —Sonrió Luis.
—¿Segura? —Me preguntó Alejandra.
Caminé hacia donde estaba Luis y asentí. Él me rodeó con su brazo y me
guió a donde se encontraba la gente para verla pelea.
—No hay tiempo que perder—dijo.
Luis se separó de mí y caminó hacia el círculo de personas. Alejandra
me abrazó fuertemente. Escuché como Luis hacía las presentaciones de
mi rival, la gente gritó aún más fuerte. Luis empezó a presentarme a mí
y la gente gritaba mi nombre.
—Suerte—me dio un beso Alejandra.
Respire profundamente y puede ver a Nicolás en una esquina con una
sonrisa. Negué con la cabeza.
Caminé tranquilamente en donde la gente me abrió paso y se cerraron
detrás de mí bloqueando el paso. La chica se puso frente a mí y se
acercó a mí. Yo sonrió arrogantemente y vi como su sonrisa se iba
perdiendo. Luis hizo sonar la sirena. La chica hizo su primera jugada
que la esquivó con rapidez, no se rindió e intentó de nuevo que también
la esquive. La miró y sonrió con arrogancia, ya estaba harta de está
mierda, lancé mi primer puño contra la nariz y retrocedió, volví a
golpearla rápidamente que hizo que retrocediera varios pasos atrás.
Sacudí mi mano, me dolía, pero el dolor era soportable, lancé otro golpe
que golpeó su mejilla directamente. La chica me miró con odio e intentó
pegarme, pero lo esquivé con facilidad, la chica era muy lenta y
predecible. Me aburrí, quería acabar luego. Me acerque a ella y golpee a
la chica una y otra vez. Me desquité con la pobre chica, saqué toda mi
rabia. La chica cogió impulso y volvió a por mí, pero ya estaba agotada y
no tenía fuerza, ya empezaba a lanzar puñetazos al aire y sin ninguna
dirección.
Me acerqué una vez más y le golpeé la nariz. Mi paciencia se había
acabado desde el encuentro con Nicolás. Golpe una vez más y un ruido
sordo indicó que la chica estaba en el suelo. Hubo un momento de
silencio y luego la gente estalló. Luis arrojó la bandera blanca.
La gente me felicitaba, pero no estaba de humor y salí rápidamente con
Luis, quien me entregó mi dinero. No vi a mis amigos y caminé directo a
la sala y me senté en la silla y pasé mi mano por mi pelo. Estaba agotada
mental y físicamente. La puerta se abre y entra Alejandra, camina
directamente en donde estoy y me abraza fuerte.
—Quédate conmigo, por favor—digo con la voz rota.
—Siempre.
—Vámonos de aquí—le pedí. Ella asintió, me tomó de la mano. Me
despedí de todos y me subí al auto de Cameron.
Alejandra me acariciaba el pelo y apoyé mi cabeza en su hombro.
—Duerme, te protegeré siempre—me susurro.
Mis párpados se relajaron y pronto se hicieron más pesados. Sentí que
alguien me sacaba del auto. Abrí los párpados un poco y vi que era
Diego quien me dejaba en la cama y me daba un beso en la frente. Cerré
mis ojos de nuevo.
Sentí la voz de Cameron y Diego a lo lejos y después como el colchón se
hundía y me abrazaba.
—Te amo amiga—escuché que decía Alejandra.
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen como le ha ido
últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones. Perdón por la demora pero esta semana estado
editando y haciendo un poco de cambios y
también este marte conocí a Shawn Mendes y les juro por dios que
es mas guapo en persona y canta aun mas
hermoso en vivo y directo
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 23
Alguien me acariciaba la mejilla y sentía mucho calor. Me desperté y
grité del susto, él puso una mano en mi cadera afirmándome para que
no me cayera. Puse mi mano en mi corazón ¡Dios casi me da algo!
—¡Estás loco! —Exclamé, por fin, cuando puedo hablar—. ¿Qué hace
aquí? ¿En dónde está Alejandra?
—Se fue. Me pidió que te cuidara—se separó de mí.
—Estoy bien, puedes irte. —Me acosté de nuevo en el colchón y miré mi
mano seguía algo morada.
Me pasé la mano por la cara. Qué vida de mierda tengo—hablo conmigo
misma. Él se sienta a mi lado y me mira de arriba y abajo.
—¿No te ibas a alejar de mí?—pregunté con tristeza.
Me observo un segundo antes de que una mueca apareciera en su
hermoso rostro. Negó con la cabeza un momento.
—Tengo que alejarme de ti—sus ojos estaban triste—. Me voy.
Lo miré por un segundo antes de que él saliera de la habitación. Me
senté en la cama y me refregué el ojo para intentar despertar. Salí de mi
habitación y caminé hacia mi cocina en donde me topé con Diego. Me
apoyé en la pared y me aclaré la garganta para llamar su atención.
—¿Qué haces, Diego? —pregunte con curiosidad.
Diego me pasó una taza que contenía café. La tomé con fuerza donde
me comenzó a quemar. Odiaba tener que ser
cruel con la gente, pero era la única forma que tenía para alejarlos de mí
y no exponerlos a nada de mi pasado.
—Ahora no me hablas—le digo en voz alta.
Él se detuvo un momento y me miró por encima de su hombre, tenía el
ceño fruncido y la mirada estaba apagada, tenía más ojeras de lo usual.
—No, necesito alejarme de ti—murmura molesto.
—En eso estamos de acuerdo por primera vez—. Apreté mis labios en
una fina línea.
Me gire y camine de nuevo a la cocina. Me senté en la silla y miré mi
celular, tenía dos mensajes de Jonathan. Sentía un nudo en mi corazón
en estos momentos.
—Solo eso tienes para decirme.— Dice con un tono enojado y di un
salto en la silla.
Levanté la mi mirada y tenia su abrazo apoyado en la encimera con sus
brazos cruzado.
—Sí—levanté una ceja—. Solo mantengamos las distancias.
—Te das cuenta de que vienes diciendo eso, desde el día que nos
conocimos, pero ambos sabemos que no podemos mantener la
distancia, pero esta vez, me alejaré de ti porque espero que recapacites.
Lo miré con los ojos abiertos, no necesitaba recapacitar, solo necesitaba
que se alejara de mí, que no me siga confundiendo o que siga
metiéndose en mi vida. Diego caminó a la salida, segundos después
sentí como la puerta se cerró.
—Recapacité mis cojones, Diego.
*******
Toqué la puerta del departamento de Alejandra, esperé unos
segundos y la puerta se abrió. Miré a la persona que me estaba fruncía
el ceño.
—Hola, Anastasia y Dylan—dice Diego con un tono alegre, pero sus ojos
decían otra cosas me miraba molesto.
Pasé por su lado y el departamento de Alejandra estaba lleno de gente,
muchos son compañeros de mis clases, pero a otro no los conocía.
—Menuda fiesta, corazón—dijo Dylan con una sonrisa. Me acerqué a
Alejandra, Cameron, Bárbara, Diego y sus otros amigos.
—Viniste—dice Alejandra con emoción.
—Vine—digo imitando su voz.
Saludé a todos sus amigos, estuve un rato compartiendo con ellos,
Dylan como siempre era rey de la fiesta con sus encantos y sus chistes.
—Amorcín, acompáñeme a fumar—me sonrió Dylan.
—No puedes ir solo, acaso te vas a perder—levante una ceja.
Dylan juntó sus manos en forma de súplica y antes de contestar ya me
estaba arrastrando a fuera de la terraza en donde solo estábamos los
dos afuera. Me senté en el piso y Dylan me imitó.
Mire hacia adentro y Diego me observa fijamente. Dylan sacó un porro
de marihuana, lo miré de reojo y negué con la cabeza.
—Necesito relajarme un poquitín amorcín—me reí —. ¿Qué te ocurre?
—Nada, estoy bien. Solo pienso que soy un desastre de persona—negué
con la cabeza.
Él soltó una carcajada antes de darle una calada a su porro. Hice una
mueca de asco.
—Como tu amigo de años tengo el derecho de decírtelo, eres un
desastre de persona—me dio un empujón.
—Pero, aun así, no puedes vivir sin mí—batí mis pestañas para él.
—Ese chico..., Diego—apuntó a Diego, quien frunció el ceño porque se
dio cuenta que mi amigo lo apuntaba con el dedo. Tome su mano y se la
baje.
—¡Dylan! —Exclamé—. Que se dio cuenta, no puedes disimular un
poco.
—No—soltó una risa—. Yo necesito brillar y si voy a hablar de alguien
más, mínimo que se dé cuenta—bromea.
Lo miré con los ojos abiertos. Es oficial mi amigo, perdió un tornillo y
creo que fue el último que tenía en ese pequeño cerebro.
—Tu ego es increíble—pongo los ojos en blanco y miro al cielo.
—Trato siempre de superarme, sabes que es mi meta de todos los días
—lo miré de reojo y me guiño el ojo, no puedo evitar no reírme de este
enfermo—, pero cambiando de tema, algo no tan espectacular como
yo... —Estallé en una carcajada—. ¡Oye tonta!—tiró un mechón de mi
pelo—. Déjame hablar, ese chico Diego se le nota que quiere algo más
contigo y sabes que, me pregunto muchas cosas....
—¿Tú piensas? —Preguntó con sarcasmo.
Él me miró y me soltó el humo en la cara.
—Joder, Dylan.
—¿Te gusta, Diego? ¿Quieres algo más con él? Como tu amigo te digo
que hacen una bonita, pero entre tú y yo...—
Susurró más despacio. Me rodeó con su brazo y me atrajo más a su
pecho—. Tú y yo haríamos una mejor pareja—se burló.
Lo miré por unos segundos antes de soltar un:
—¡Ja, ja, ja!
—Responde amorcín, no seas tímida—bromea.
Miré a Diego que estaba sentado mirando fijamente.
—Puede—respondí encogiéndome de hombros.
—¡Solo puede! —Exclamó emocionado.
Fruncí el ceño ante su emoción.
—Estás loco, me voy adentro—me levanté, pero él me agarró de la
mano y me sentó de nuevo —. ¡Hey imbécil que me acabo de levantar!
Dylan me sacó la lengua y se paró rápidamente. Entró en la habitación y
puso el seguro. Abrí los ojos cuando lo vi caminar a pasos decididos a
Diego.<< Lo voy a matar es un maldito chismoso>>—digo en voz alta,
aunque nadie puede escucharme.
Dylan habla animadamente con Diego, empecé a golpear la ventana
para que me dejara entrar, pero nadie me escucha con la música.
Di un paso atrás al ver que Diego se dirigía hacia donde estaba yo. Él se
agachó un momento donde estaba Alejandra
y comenzaron a hablar. Él se levantó y cerró las cortinas del ventanal.
<<¡Oh grandioso, mi culo se está congelando aquí!>>—Dije en voz alta.
Me senté en el suelo, en algún momento Dylan tiene que volver... Yo
misma lo voy a matar. En ese momento la ventana se abrió. Me levanté y
caminé deprisa, pero me topé con Diego.
—Está cerrado—dijo con voz gruesa. Levanté la mirada y fruncí el ceño.
—Quiero irme.
—No podrás escapar de mí. Estamos tú y yo—susurra roncamente para
que nadie más pueda escuchar y me toma de la cintura—. Hablemos,
Anastasia.
—Diego..., tengo frío y quiero irme. Además, creo que tú y yo no
tenemos nada que hablar, te recuerdo que te ibas a alejar de mí—le
recordé.
Me miró por un segundo antes de abrazarme fuertemente e ignoró mis
palabras. Me quedé quieta.
—¿Qué estás...haciendo? —Digo con la voz entrecortada.
—Te abrazo, no quiero que te enfermes, pero necesitamos hablar—dice
con un tono sugerente, hipnótico y se separa un poco de mí—. Primero
que nada, ya te lo he dicho como mil veces que, aunque intentemos
mantener la distancia no funciona, nosotros no podemos controlar eso.
Míranos, Anastasia, volvimos a estar juntos en una fiesta de Alejandra.
Me quedé callada mirándolo.
—Y, en segundo lugar, iba a mantener mi promesa de alejarme de ti,
pero tu amigo llegó hablando de cosas de que sientes algo por mí... Así
que te preguntaré algo, Anastasia y quiero que seas sincera.
Achique mis ojos y lo mire atentamente. Él se mordió en su labio
inferior.
—¿Te gusto, Anastasia?
Puse mis manos en los brazos de Diego. Miré un momento por la
ventana, pero las cortinas me tapaban.
—Lo voy a matar. Ese imbécil, me traicionó—solté molesta.
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara de nuevo.
—¿Te gusto? —repitió con voz ronca que casi me hace soltar un
pequeños gemido.
Se inclinó más hacia mí y lo miró fijamente. Solté un suspiro, vale, me
gusta. Diego me tenía cautiva y no quería negarme a volver a sentir
amor por alguien, merecía abrirme de nuevo al amor, pero tengo terror
que mis demonios alcancen a Diego y lo lastimen, pero tampoco quería
luchar con lo que sentía por él, ya no más estaba actuando como una
estúpida con alguien que no lo merecía.
Me mordí el labio inferior y lo miré fijamente, era perfecto, no podía
seguir luchando, ya no podía aparentar más lo que sentía por él, pero
también iba a proteger a Diego de mis demonios, no dejaré que nadie lo
toque jamás, lucharía aún más por él, para que jamás se entere de mi
pasado, y que ahora seamos solo nosotros dos.
—Puede—murmure.
—Puede— dice con esa jovial sonrisa que utiliza siempre que necesita
ser arrebatadoramente encantador y salirse con la suya.
—No quiero tener sentimientos, Diego—. Él soltó una risa antes de
pasar un dedo por mis labios.
—Yo tampoco quiero tener sentimientos, Anastasia y menos por ti.
Porque eres la chica que me va a romper el
corazón. Mi mente me dice que me aleje de ti lo antes posible, pero
estos estúpidos sentimientos me dicen:<<no te alejes de ella.>> —dice
con voz ronca, y a continuación me levanta rudamente hacia arriba de
modo que mis piernas se enrollan alrededor de su cintura y me apoya
contra la muralla.
—Podemos intentar entonces no tener sentimientos, Diego—digo con
una sonrisa traviesa y recorro su labio con mis dedos.
—Me parece una estupenda idea. Tú no quieres sentimiento y yo
tampoco— murmura inclinándose sobre mí y quedándose
dolorosamente cerca de mi boca sin llegar a rozarla—. Te odio.
—El sentimiento es mutuo—digo con una sonrisa contra sus labios.
Ahhhhh!!!! Perdón por ser tan mala y dejarlo de nuevo con intriga,
pero les tengo mucha sorpresa en esta
historia y solo quiero decir que ya esta muy avanzada y que estoy
muy emocionada y espero también que no
me maten.
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen como le ha ido
últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 24
É
Él tomó mi cara entre sus manos y me besó con una brusquedad
deliciosa que le agregaba mucho fuego. Agarro con fuerza los brazos de
Diego, respondiendo el beso con la misma furia de deseo que
sentíamos. Él bajó sus manos hasta mi cadera. Su lengua invadió mi
boca que me hizo soltar un gemido. Chupó mi labio inferior antes de
morderlo.
Puse mis manos alrededor de su cuello y lo atraje de nuevo hacia a mí
donde lo besé con rabia por todo lo que este chico me hacía sentir, no
quería tener sentimientos por este chico. No quería volver a caer por
alguien, pero aun así estaba cayendo y volviendo a sentir.
—Anastasia—, susurra con voz aterciopelada, recorriendo mi mejilla
con sus labios carnosos, desatando fuego en las zonas más sensibles.
Volvió a atacar besándome, nuestras lenguas danzaron juntas en un
baile de odio, pasión y deseo. Se separo de mí
solo para darme pequeños besos en mi cuello.
—Mi bella—me susurró con una voz ronca y sexy, que hizo que todo mi
cuerpo se estremeciera—. Salgamos de aquí.
Yo asentí y entrelazó nuestras manos, antes de tocar tres veces el
ventanal en donde Alejandra asomó su cabeza y solté la mano de Diego.
—¿Todo bien? —preguntó con un tono de diversión.
Miré hacia otra parte porque tal vez ella nos vio. Diego puso una mano
en mi cintura y asintió con su cabeza, su expresión era indescifrable.
—Si todo bien, mi querida Ale, como siempre ha sido honor venir a tu
departamento, pero nosotros nos vamos, le daré un aventón a bella,
¿verdad? —Mire Alejandra que tenía una sonrisa.
Él me pellizcó en la cadera que me hizo dar un brinco.
—Si, yo...Tengo frío y estoy cansada—me acerqué a Alejandra y le di un
beso en la mejilla—. Nos vemos, mañana guapa.
—Tienes que contarme todo—ella me dio un abrazo antes de dejarme
entrar, me despedí de todos y me dirijo con pasos decidido a Dylan,
quien está coqueteando con una chica.
Le di un golpe en el hombro que hizo que se volviera lentamente hacia
mí. Él me sonrió ampliamente y metió sus manos en los bolsillos de su
pantalón.
—Adiós imbécil—me acerqué a él—. Me las vas a pagar—lo amanece
en un susurro para que solo él me escuchara, pero solo hizo que Dylan
soltara una risa.
—Ya me agradecerás esta noche—él se acercó a mí—. Espero que tenga
una noche movidita—Él levantó las cejas de arriba y abajo.
—Imbécil.
Diego puso una mano en mi cintura y se despidió de Dylan. Lo miré,
tenía una sonrisa picarona y volvió a subir a bajar sus cejas. Le pare mi
dedo del medio, es un chismo.
Entramos en ascensor, él jugaba con mis dedos, lo miré de reojo. Solté
un suspiro al míralo, es perfecto el imbécil. Él soltó una risa y tiró de mi
mano dejándome en frente de él.
—Me gustas mucho—antes de que pueda responder, noto como Diego
tira de la manga de mi chaqueta, obligándome a caminar ridículamente
rápido hacia el hasta que choco contra su pecho.
Me quedo quieta y él me hace girar donde mi espalda toca su pecho,
Diego desliza una mano debajo de mi camiseta, acaricia mi vientre
plano y va subiendo hasta llegar muy cerca de mi pechos. Aguanto la
respiración
—Me vuelves loco, Anastasia, jamás había sentido esto, se que suena
cliché, pero es verdad—murmura con voz ronca y dándome un
pequeño beso en cuello que hace que mi cuerpo arda por dentro.
El ascensor abrió las puertas y caminamos rápidamente a su
todoterreno, ambos teníamos mucho deseo por dentro.
*******
Entramos al departamento de Diego, quien me acorraló contra la
pared. Él pasó sus dedos por mi cuello haciendo que mi respiración se
enloqueciera.
É
Negué con la cabeza. Él sonrió y empezó a repartir pequeños besos en
mi cuello que me hicieron cerrar los ojos con
fuerza y soltar suspiros entrecortados Con la punta de su nariz traza un
recorrido desde el mi cuello hasta mi cabello e inspira profundamente,
produciéndome un sensual estremecimiento. Me miró un segundo
como si no pudiera creer que estuviera con él.
Pegó su boca a la mía y su lengua se introdujo con fuerza. Puse mis
manos en su pecho y toqué su firme torso. Se apegó más a mí y se frotó
contra mí, podía sentirlo duro contra mí. Puso sus manos en mis muslos
y me levantó, mis piernas rodearon su cadera.
Él caminó conmigo hasta que se sentó en un sofá. Me separé de él
lentamente intentando controlar mi respiración.
Mire sus labios estaban hinchados, pase mi dedo por sus labios.
—Eres preciosa—me acercó más a él—. ¿Eres real? ¿Estás aquí o solo
estoy soñando con una erección? —Pregunto con su jovial sonrisa
descarada.
—Diego—, me reí.—. ¿Acaso has tenido fantasías sexuales conmigo?
Él puso sus manos en mi cintura e hizo que me moviera hacia adelante
y atrás creando fricción perfecta entre nuestros cuerpos. Solté un
gemido.
—Anastasia—, me dio un beso fugaz—. Tú eres mi jodida fantasía. Te
deseo en todas las posturas que mi pervertida mente ha podido
imaginarte—soltó sin descaro.
—Pervertido—digo antes de besarlo—, pero...Tengo algo que
confesarte.
Se detuvo y me miró fijamente, me acerqué más a él. Mi sonrojo se
agrandó por como él me estaba mirando.
—Dime Anastasia: ¿Por qué te has sonrojado tanto? —Pregunto
integrado.
Lo mire fijamente y juegue con mechones negros que caían en su frente.
Solté un suspiro. Porque era hermoso.
—Soy virgen—murmuré en voz baja.
Lo miré fijamente, esperando que estallara en una risa o que dijera algo
estúpido, pero solo se quedó callado por unos minutos.
—Virgen, ¿eh? —Sonrió ampliamente—. No lo hubiera pensado, ya
sabes por qué hace un momento te frotabas contra mí y sin piedad,
cariño—dice burlón.
—Tampoco soy una santa, Diego—lo miré por un momento y mi mano
subía y bajaba por su pecho—. Solo llegué a ya sabes a
masturbaciones...y un poco más con mis otras parejas, pero nunca lo he
hecho.
Soltó un gruñido y echó su cabeza hacia atrás por unos segundos antes
de mirarme fijamente.
—¡Dios mío! —Exclamó excitado.
—No estoy lista aún—digo con seriedad. Porque si no me había
entregado a Nicolás que lo ame con todo mi corazón, no me sentía muy
segura en hacerlo con él.
—Te esperaré todo el tiempo, no soy tan pervertido, Anastasia —
bromea con una sonrisa coqueta —. ¿Duermes conmigo? —Dijo
jugando con mechones de mi pelo.
—¿Solo dormir? —pregunte. Él asintió, me acerqué a su oído —. ¿O
podemos divertimos un rato? —propongo, tirando de su lóbulo que
hizo que soltara un gemido.
—Jodidamente quiero hacer muchas cosas sucias contigo.
Me acerqué a él y estampé mis labios contra los suyos y moviendo de
nuevo mis caderas creando las fricciones perfectas en nuestro cuerpo
con cada roce. Me mordió el labio y soltó unas palabras incoherentes.
—Joder—Soltó Diego, mirando fijamente, sus dedos se clavaron en mi
cadera, me mordí mi labio—. ¡Dios, Anastasia!
—dijo excitado.
Me levanto con facilidad y empezó a caminar a su habitación. Mis
manos se fueron a suave pelo en donde las hebras de su cabello se me
escapaban dentro de mis dedos.
—¿Te gusta mi pelo? —Pregunto con diversión, mientras me dio un
beso fugaz.
—Es suave—digo, pasando aún mi mano por su pelo.
Entró en la habitación y prendió la luz. Me acostó con cuidado y se puso
arriba mío, me miró con lujuria de arriba y abajo. Me levanté y lo atraje
a mí.
—No pienses tanto, Diego.
—No pienso, solo te observo que, por fin, estás en mi cama—dijo con
voz entrecortada—. Joder, te deseo tanto y estoy tratando de no
comportarme como un animal contigo, Anastasia.
Me reí de Diego, me acerqué a él.
—Eres lindo, no tengas miedo Diego. Santa no soy—le guiñe el ojo. Me
saqué la chaqueta y después la polera todo bajo la atenta mirada de él.
Él tragó saliva, mi mano tomó el dobladillo de la polera y se la saqué
lentamente con su ayuda. Sonrió y me dio un pequeño empujón para
que me acostara. Él abrió mis piernas y se puso en medio de ella.
—Perfecta—susurro—. Serás mi jodida perdición Anastasia, ya caí por
ti—dijo antes de besarme profundamente. Sus manos acariciaron mis
pechos por encima del sujetador y no pude evitar que mi respiración se
hiciera un desastre soltando un gemido.
Se separó de mí y fue repartiendo besos por todo mi cuerpo, sus manos
exploraban mi cintura. Él desabrochó mi sujetador y lo sacó con
cuidado. Miré a Diego, estaba hipnotizado mirando mis pechos:
"hombres".
—Tienes unos pechos perfectos—dijo con una sonrisa traviesa y
guiñándome un ojo.
Se puso a hacer cosas especulares en mi cuerpo, amasando mi pecho
izquierdo y besando mi pecho derecho.
Empecé a decir cosas incoherentes. Solté varios gemidos que no podía
controlar, este chico no solo sacaba lo peor y lo mejor de mí, le hacía
cosas increíbles a mi cuerpo.
Volvió hacia mí y me besó con amor, fue lento y cuidadoso. Su mano
siguió bajando hasta llegar al inicio de mi pantalón y con habilidad
increíble desabrochó el botón y su mano se coló dentro de mi sexo y
tocó el punto exacto que hizo que soltara un fuerte gemido.
É
Él introdujo un dedo dentro de mi sexo y me mordí en el labio inferior
con fuerza, sabía cómo enloquecer a una chica.
—Die...go—, digo con voz entrecortada.
—Eres bellísima— metió otro dedo con cuidado y moviéndolo en
círculo —. ¿Te hago daño? —Pregunto mirándome.
—Está perfecto..., Diego—digo mordiéndome el labio. Él chupó mi
pezón y aceleró sus movimientos. ¡Dios mío! Mi espalda se arqueó y
todo mi cuerpo se tensó soltando un fuerte gemido.
Cerré los ojos e intenté calmar mi respiración una y otra vez. Abrí los
ojos y vi a Diego mirándome con deseo.
—Tu turno guapo—Lo empujé hacia atrás y me senté encima de él.
Miré fijamente por el chico que sin querer estaba desarrollando
sentimientos fuertes.
—Soy tuyo, Anastasia—él me acarició la mejilla.
Pasé mis manos por su torso duro y bien marcado. Me mordí en el labio
inferior. Mi mano llegó al inicio de su pantalón y lo desabroche. Miré a
Diego quien me ayudó a bajar su pantalón y bóxer.
—Es grande—digo con una sonrisa.
Soltó una risa y me guiñó el ojo. Basta de juegos—susurré, mi mano
rodeó su pene y empecé a subir y a bajar primero lento con cuidado. Él
gruñó y puso los ojos en blanco.
—¡Eres una diosa! —Me detuve a mirarlo. Él abrió los ojos, se acercó a
mí y me besó con fuerza, mi mano volvió a retomar su movimiento un
poco más rápido —. No..., pares.
Me separé de él y le di pequeños besos en su cuello y pequeñas gotas de
sudor que recorría por su torso y cuello, mi mano aceleró. Soltó un
gruñido y se corrió en mi mano. Me levanté y me fui a limpiar al baño.
Cuando volvió él ya estaba cambiado y traía otro bóxer. Diego se acercó
a mí y puso sus manos en mi hombros empujando hacia atrás, di varios
pasos hasta que tope con el colchón. Lo mire y tenía una mirada de
deseo.
—Acuéstate, aún no hemos acabado.
Me acosté en la cama y él se volvió a subir encima de mí y me beso con
lujuria, nuestras lenguas se enredaron y estaba ebria del sabor de Diego
en mi paladar, enredo mis dedos entre su pelo y lo acercó aún más
contra mi cuerpo.
Siento como pellizca uno de mis pechos hasta dejarlo erguido y
necesitado. .
—Anastasia, tengo que probarte —dice con voz gutural haciendo
descender su caricia hasta la abertura de mis pantalones.
—Dios...
Estoy temblorosa y excitada. De pronto, sus dientes se aferran a mi
clavícula y gimo de placer.
—¡Oh, joder! ¡Mierda, Diego!
—¿Acabas de decir «joder y mierda»? —me suelta divertido con mi
reacción, marcando con su aliento la piel que ya ha dejado enrojecida.
—Es culpa tuya y de tus habilidades sexuales —le acusó, ruborizada
ante su gran alarde de arrogancia.
Como toda respuesta, agarra mi sexo a través de la delga tela de mis
bragas y empuja sus dedos hacia el interior, provocándome.
Suelto un extraño resoplido y parpadeo varias veces porque estoy
demasiado excitada. <<¡Me va a matar de placer, joder!>> Aprieto los
muslos con fuerza, incapaz de pronunciar ninguna palabra coherente,
mientras clavo las uñas en los brazos de Diego.
—Dime que sí —me tienta, repitiendo el movimiento y absorbiendo mi
grito en su boca.
—¡Mierda, si! —Exclamó gritando.
Diego pone una expresión seria de repente.
—No vamos a llegar más lejos de donde tú quieras, Anastasia, lo digo en
serio voy a esperar que tu estés preparada y estés segura de que quiere
hacerlo realmente conmigo.
Asiento con mi cabeza y Diego vuelve a besarme apasionadamente. Al
poco, su boca desciende hasta mi mandíbula besándome de forma
deliciosa, y luego va bajando poco a poco hasta alcanzar con delicadeza
la cima de mis pechos.
É
Él vuelve a lamer y estira uno de mis pechos a la vez que masajea el
otro, repartiendo un cosquilleo que me hace ronronear. Pero no se
detiene ahí; sus caricias avanzan tocando toda mi piel y luego,
inesperadamente, hunde dos dedos bajo mis sexo, estimulando el punto
exacto que me hace enloquecer y gritar su nombre de nuevo.
Todo el cuerpo me vuelve arde; nunca me había sentido así. Exhaló un
gemido de intenso placer. De pronto, Diego detiene sus caricias y vuelve
a besarme en los labios.
Su mano comienza a bajar hasta llegar a mi cadera, noto como se aparta
lentamente y toma posición entre mis piernas levantándome un tobillo
hasta la altura de su rostro. Sus dientes lo rozan incitándome y al vez
produciéndome una descarga eléctrica en todo mi cuerpo.
—Quédate quieta, bella—me advierte con deseo.
Apenas logro entender lo que me dice estoy perdida en el placer, pero sí
lo suficiente para agarrarme al cubrecama..
Noto como va subiendo suavemente arrasando con la sensibilidad que
me queda, marcando primero la cara interna de uno de mis muslos y
luego el otro dándole pequeños besos que hace que mi respiración se
corte por el deseo.
De repente, vuelve a pararse, me saca la lengua, burlón, y se sitúa de
modo que su cabeza acaba frente a mi ombligo.
Me guiña el ojo de forma juguetón hunde la boca entre los labios de mi
sexo, mientras yo rodeo su espalda con mis piernas.
—¡Jesús! —exclamó perdida en placer.
Una oleada de intenso placer sacude mi cuerpo cuando la punta de su
lengua toca mi clítoris. Las sensaciones son incluso más intensas que la
tuvimos hace diez minutos atrás y Diego comienza a pasar lengua por
mi sexo haciéndome delirar una y otra vez, mierda tiene experiencia...
No duraré mucho debido a mi otro orgasmo.
Empujo la nuca de Diego, atrayéndola hacia mí sexo, y él me complace
haciéndome vibrar con cada toque. <<Me muero, muero>> me digo,
conteniendo el aire y cerrando los ojos.
Exhalo un tremendo suspiro mientras alcanzó otro orgasmo en menos
de diez minutos. Ahora mismo, mi cuerpo es una gelatina y no puedo
hacer nada más que suspira.
Una sonrisa aparece en mi cara.
—¿Anastasia? —me llama suavemente Diego.
—¿Uhm...?
Oigo una carcajada, es un imbécil le gusta presumir sus habilidades de
sexo oral.
—Estás preciosa —dice poniéndose a mi altura y depositando un nuevo
beso cálido y tierno sobre mi boca que me tranquiliza de inmediato—.
A dormir, mi Anastasia.
Me abrazó con fuerza y solté un suspiro que hizo que él soltara una risa
ronca. Nos miramos fijamente y pasó un dedo por mi labio inferior.
—Pensé que me odiabas—dijo en un susurro.
—Aún te odio—bromeo—, pero también me gustas—él soltó una risa
ronca y varios mechones de rebelde pelo cayeron en la frente—. Tengo
un amor y odio, que no sé si va ganando el amor o el odio ¿Por qué lado
debería irme?
—Achicó los ojos y lo miró con una sonrisa.
Él me da un beso suave.
—Yo opino que... —Se pasa una mano por la barbilla—. Que tú deberías
amarme locamente. Soy una persona muy ardiente y sexy para que tú
no me ames—me guiña el ojo de forma juguetón.
Solté una risa y acaricié su mejilla.
—Yo creo que me voy por el odio—me di la vuelta dramáticamente y
me tapé hasta arriba con el cubrecamas—.
Gracias por los orgasmos, guapo, pero no creo que se repita.
Me abrazó por atrás y comenzó a besarme el cuello dejando un
pequeño rastro debesos y haciendo que mi cuerpo se estremeciera por
completo.
—Solo me quieres para tu placer.
Lo mire de reojo y levante las manos.
—Me has pillado—digo con una sonrisa de boba. Él soltó una carcajada.
—Te pones tontita conmigo, ¿eh? —Me mordió el lóbulo de la oreja y
solté un pequeño gemido—. Adoro ese sonido y quiero escucharlo más
seguido—declaró con voz ronca.
—Mira quien lo dice—bufe.
—Yo no me pongo tontito como tú—puso su dedo en mi nariz—. Al
contrario, me pongo más ardiente, sexy y más guapo—dice con orgullo.
Lleve mi mano al pecho y lo empuje.
—¡Dios mío! Déjame respirar que tu ego se está robando todo el aire—
bromeo.
Él sonrió y volvió a abrazarme.
—Tenías razón.
—¿Eh? —Pregunté distraída porque estaba mirando sus labios.
—Eres divertida y tontita—me miró fijamente y me besó con amor, en
este beso se tomó su tiempo y fue cariñoso, acariciándome la mejilla,
mis manos recorrieron su torso marcado.
Ahhhh ¡Que emoción! Por fin tiene el beso que tanto quería y algo
más :0
Esta lindo Diego ¿Quien le gustaría tener un novio como a Diego?
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen como le ha ido
últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 25
Alguien repartía besos por toda mi cara. Me removí un poco y pestañeé
varias veces para despertar. Fruncí el ceño al ver que estaba en una
cama desconocida. Una caricia en mi estómago me hizo girar mi cabeza
y vi a Diego con una sonrisa. Solté un suspiro y se veía guapo recién
despertado. Me levanté rápidamente al baño, hice mis necesidades y me
lavé los dientes. Corrí hacia la cama y me tiré.
Solté una risa como una tonta. Me miró sorprendido al verme tan feliz.
Normal, tú siempre estás a la defensiva con la gente—me dije a mí
misma.
Él se acercó a mí y me dio un largo beso, mis manos se pusieron
juguetonas con su pelo, bajé mi otra mano por su torso duro. Me
levantó con facilidad e hizo que quedara arriba de él. Tomé su cara
entre mis manos, chupé su labio inferior y luego lo mordí con fuerza, mi
lengua se adentró en su boca. Se apoyó con sus codos para mantener la
posición.
—Buenos días, mi bella—susurró contra mis labios.
Me separé de él y me quedé mirando fijamente sus ojos, estaban
dilatados por mí. Acaricie su mejilla.
—Buenos días, guapo—sonreí.
Me acosté en la cama de nuevo porque la cama estaba calentita y no me
quería levantar. Él me atrajo a su pecho.
—¿Quieres que te cuente un secreto? —Levanté mi cabeza y sonreí de
lado.
—Tengo que interesarme, ¿verdad? — Me miró con una enorme sonrisa
recordando esa noche que estuvimos juntos en la discoteca bailando
hasta las tres de la mañana.
—Te ves jodidamente preciosa en mi cama. Durmiendo conmigo, eres
un sueño hecho realidad—confiesa en susurro ronco, mientras una
sonrisa perversamente contagiosa aparece en su bello rostro.
—¿Cuánto tiempo me has deseado? —pregunte divertida.
—Desde el primer día que te vi—él se ríe y su mano comienza a subir
mi polera—. Desde ese día te empecé a desear, pensaba que solo eras
una chica más, que tenía que usar mi encanto hacia a ti y que luego me
ibas a arrogar que te follara una y otra vez—él frunce el ceño y pone un
mechón detrás de mí—. Me equivoqué, porque mírame caí por ti. Y
no me arrepiento ni por un segundo, Anastasia, eres fantástica,
divertida, inteligente y bella. Ya te lo he dicho mucho, pero eres la chica
de mi sueño y no te podía dejar escapar.
Yo asentí continuamente lo que hizo que Diego riera.
—Interesante, quisiera decir lo mismo Diego, pero al principio me
dabas algo de miedo por lo insistente que eras, pero admito que soy
una persona terca y me costó admitir a mí misma que me gustabas,
imagínate contigo—le confieso con sinceridad—, pero me gustas, Diego
y mucho.
Él soltó un suspiro, empecé a jugar con mis dedos porque quería
intentar al menos ser un poco sincera con él sobre mi pasado.
—Diego, yo amé... profundamente alguien—Él frunció el ceño y yo me
senté en la cama cruzando las piernas—. Lo amé tanto que me cegó. Él
me traicionó de una forma horrible, me destruyó en un segundo..., es
por esa razón que me aterra el amor.
Él tiró de mi mano e hizo que me sentara en su regazo y me abrazó
fuertemente, escondí mi cabeza en su cuello. Sus
manos acariciaban mi espalda trasmitiéndome seguridad.
—Y ahora él disfruta con mi dolor... —susurre con la voz rota.
Me separó lentamente y pestañeó varias veces para no llorar. Cada vez
que hablaba sobre mi ex novio se me hacía un nudo en la garganta, no
porque aún siguiera enamorada de él al contrario lo odio y a la vez
tengo mucho miedo de él.
—Yo antes era feliz, Diego, No siempre estuve a la defensiva con todo el
mundo—miró a la pared—. Antes amaba mi vida, pero ahora, yo solo
sigo adelante—dije con una triste sonrisa.
É
Él limpió una lágrima solitaria con su pulgar y me miró con mucha
intensidad, se mordió el labio inferior varias veces antes de hablar.
—Mi familia murió—susurró con voz rota. Tenía los ojos cerrados y su
pecho subía y bajaba rápidamente—. Fui el único que sobrevivió,
murieron a las tres de la mañana.
Me acerqué a él y lo abracé fuertemente, no sabía que decir, me dolía
escuchar que toda su familia había muerto, eso explica porque él jamás
habla de ella y porque jamás la he visto, pero por cuánto tiempo ha
estado solo. De seguro que tiene más familia ¿no?
—Estamos rotos, Anastasia—dijo en voz muy baja que apenas lo
escuché. Lo abrazo más fuerte y él me dio un beso en el cuello—. Pero
contigo me siento completo—dice pronunciado con gravedad estas
palabras.
Tragué duro con su declaración, no quería asustarme con sus palabras y
no debía hacerlo, quería volver a sentir ¿o no? No sé, ni yo misma me
entendía, tenía un lío en mi cabeza en estos momentos.
—Sin sentimientos, Diego—le susurré besando su cuello.
—Sin sentimientos Anastasia—repitió con tono sexy que casi me hace
desmayar. Él estampó sus labios contra los míos, él giró mi espalda
tocando el colchón y quedó entre medio de mis piernas, él acarició mis
muslos. —¿Me romperás el corazón Anastasia?
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—Soy un desastre de persona Diego, no me hagas esa pregunta—desvié
la mirada, pero él me tomó la barbilla.
—¿Me romperás el corazón?
—No quiero hacerlo Diego—me acarició la mejilla con la nariz—. ¿Me
destruirás?
Él repartió besos en toda mi cara.
—Todo lo contrario, Anastasia , quiero cuidarte—me susurro contra mi
boca.
—Eres tierno—me burlé de él. Puso los ojos en blanco, antes de
estampar sus labios contra los míos, presionó su erección contra mí, lo
que me hizo que soltara un gemido.
—No soy tierno, bella. En estos momentos quiero ser puto salvaje con
tu cuerpo—dijo con voz sexy, que hizo que mordiera el labio con fuerza
porque sus palabras surtían un efecto en mi cuerpo.
—Mmm...Me parece que si lo eres—rebatí con una sonrisa burlona.
Me mostró su perfecta sonrisa, no me puede contener y mis manos
tomaron su cara y le di un beso en donde nuestras lenguas se juntaron
y se enredaron, puso una mano en mi cadera y presionó con fuerza sus
dedos. Sus besos cambiaron de rumbo y comenzaron a besar mi mejilla
para ir bajando hacia mi cuello, haciéndome soltar varios suspiros
entrecortados.
Apoyó su frente contra la mía y no podía ver nada más que no fuera sus
hermosos ojos café en donde no me había
fijado, pero los tenía más claro.
—Mmm...No sé si tengo que preocuparme por cómo me estás mirando
en estos momentos, Anastasia—comenta con tono burlón y esa sonrisa
traviesa en sus labios que cada vez que la miro me incita a tener
pensamientos impuros.
—¿Cómo se supone que te estoy mirando?
—Como si me quisieras comer a besos, pero también como si quisieras
pegarme un puñetazo—sonreí inocentemente y batí mis pestañas
coquetamente.
Me llevé una mano a mi pecho y puse cara de indigna lo que hizo que él
soltara una pequeña carcajada.
—¡Yo no podría pegarte! —Exclamó dramáticamente.
—Mmm...Ya lo has hecho, cariño—empezó a besar mi cuello lentamente
—. Prefiero que me comas a beso, si no te molesta claramente—dice
arrogante y sin perder el gesto de división que asoma en un extremo de
su boca.
Me lleve una mano a mi barbilla y me quede callada unos segundos. Él
levantó una ceja y yo seguía callada haciendo más dramático el
momento.
—Creo que me voy... por la de pegarte un puñetazo. ¿Te parece guapo?
—bromeé.
Me observo un segundo antes de soltar una carcajada, no puede
evitarlo y me uní a él, varios mechones de su pelo cayeron en mi frente
haciéndome cosquillas.
—Siempre me llevarás la contraria, ¿verdad?—sonreí burlonamente y
asentí—. O sea que si te digo que eres hermosa. Tú me dices que eres...
—Que soy bellísima y que soy la chica de tus sueños—sonrió
inocentemente hacia él.
Sonrió de lado en donde se le marcaron sus hoyuelos. Él muy imbécil
tenía esa sonrisa encantadora que hacía suspirar a las chicas.
—Me das un beso.
—Nah... Aún no me siento del todo convencida de tus habilidades de
besar, guapo. Creo que tienes que esforzarte más—murmuro y tiro un
mechón de su pelo—.Tienes que persuadirme un poco más, amorcín.
Inclinó su cabeza de lado y se quedó callado unos segundos, pasó su
mano por debajo de mi espalda y me acarició la mejilla tiernamente.
Nos miramos fijamente y sonreí burlonamente hacia él.
Sonrió antes de besarme. Primero mordisqueo mi labio inferior, lo
delineo con su lengua para luego chuparlo antes que comience a
besarlo. Me quedo quieta por un momento, pero el beso no tarda en
ponerse más caliente, mis manos van a su pelo, el beso pasa a ser un
beso lento y profundo a más caliente.
Su lengua acaricia la mía, siento sus manos en mi trasero y me toma con
una fuerza increíble en donde ahora estoy sentada en su regazo, me
muerde con fuerza mi labio inferior y suelto un gemido que es callado
por su beso. Nos separamos solo cuando necesitamos urgentemente
aire.
—Fue lo suficiente persuasivo para ti, bella—respondió burlón.
—Mmm..., no lo sé—digo pensativa.
Él me tocó el trasero y solté un gemido.
—Mientes muy mal—se apoya en la cabecera de la cama y lleva sus
manos detrás de su cabeza en una posición muy casual.
—Te había dicho antes que tienes una sonrisa irresistible para mí—me
observó—. Me fascina ver tu sonrisa, es algo
fascinante de ver para mí y me da tranquilidad.
Pestañeé varias veces, es en serio, aun no me creo que antes nunca
tuviera una novia, si sabe decir las palabras correctas para ser un buen
novio. No entiendo porque él finge con todo el mundo algo que no es
realmente.
—¿Seguro que eres Diego? —pregunto asombrada.
Él puso los ojos en blanco, pero una sonrisa se dibujó en sus labios.
—Este soy yo. El verdadero Diego—soltó un suspiro—. Contigo jamás
he fingido quien soy.
—Diego... —, susurré antes de que él volviera a besarme.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en
estos ultimos días de año?
Feliz año nuevo hermosa personitas espero que el año que venga
sea mucho mejor y que cumpla muchas de
sus metas para el próximo año y nada quiero decirle que tengo
muchas sorpresas en la historia y poco a poco
van a ir conociendo mas a Anastasia y Diego...solo puedo adelantar
que van a amar mas a Diego.
Nos vemos en el Próximo año:
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 26
Nota de la autora: Atención a mis personitas hermosas: hoy día van a
conocer un poco de la historia entre Simón y Anastasia. Solo quiero decir
de que ahora en adelante Simón será uno de los personajes que más van a
aparecer. Y
poco a poco van ir conociendo el horrible pasado de Anastasia.
Caminé lentamente en donde se encontraba Diego cocinado, lo abracé
por la cintura y apoyé mi cabeza en su espalda. Él tomó mis manos y se
giró para quedar frente a mí.
—Tus manos andan muy traviesas, Anastasia—se burla
maliciosamente, ladeando la cabeza.
Solté un bufido, lo que hizo que él se riera de mí, al parecer le gustaba
burlarse de mí, así como a mí de él. Me gustaba esa actitud, pero él no
tiene porqué saber eso.
—Tengo que irme Diego, después de almorzar
—En serio, te voy a extrañar—dice haciendo un puchero y sacando bien
su labio inferior—. ¿Vendrás está noche?
Yo asentí con mi cabeza.
—Llegaré como la una de la noche—digo encogiéndome de hombros.
No creo que pueda desocuparme antes tenía que hacerlo bien y no
necesitaba estar nerviosa.
—¿Por qué tan tarde? —Preguntó con curiosidad.
—Tengo cosas que hacer, nada importante con los gemelos—mentí un
poquito.
—Vale—dijo poco desconfiando. Me puse de puntilla para estar más a
su altura y robarle un beso.
—Mmm...Huele delicioso. —Digo para tratar de cambiar de tema. Ya
que no quería que él sospechara algo y de todas formas Diego era mi
presente, no merecía verse involucrado con mi pasado.
—Te dejaré aún más loquita por mí, cuando pruebes mi comida—
contesta presuntuoso. Pestañee varias veces para volver a ponerle
É
atención. Él revolvió las verduras salteadas y echó un poco más de
orégano.
El almuerzo estaba muy rico, zapallo italiano relleno de verduras, me
devoré el plato en minutos. ¡Dios mío! Diego tiene un talento increíble
para la cocina. Ayude a levantar la mesa y lavar los platos entre bromas
con él.
—Adiós guapo. Te veo en un rato más.
Me tomó de la cintura y no perdió el tiempo besando con fuerza y
pasión donde hacía cosas locas con mi respiración en estos momentos.
Mis manos rodearon su cuello y lo atraje más a mí, lo necesitaba más
cerca. Cuando estuvimos jadeando por la falta de aire nos separamos no
sin antes morder su labio inferior.
—Adiós, Anastasia. —Me dio un beso en la frente antes de cerrar la
puerta de su departamento.
Entré en mi departamento y subí rápidamente a mi cuarto. Tomé las
cosas necesarias para irme a bañar. Una vez lista revisé todo lo que
necesitaba que era: dinero, celular y mis llaves del departamento. Miré
por última vez la dirección a donde tenía que ir y solté un suspiro de
cansancio, porque me tomaría una hora en llegar.
Tomé un taxi y le escribí un mensaje a Javier. Mordí mi labio inferior,
estaba nerviosa por lo que estaba a punto de hacer. ¡Es una locura,
Anastasia! Estaba jugando con fuego, pero era lo que tenía que hacer. El
juego ya comenzó—
me digo a mí misma.
Mi celular vibró y sabía que era un mensaje de Javier, así que lo abrí
rápidamente:
<Javier a las 15:30 p.m.>
"Estoy en camino, nos vemos"
<Anastasia a las 15:31 p.m.>
"Nos vemos"
Le pagué al taxi y me bajé. Miré a todas partes, pero no vi a nadie.
Caminé hacia el galpón abandonado donde se iba a presentar Simón.
Entré con cuidado, me apoyé en la pared para guiarme. Joder, tengo que
ir con cuidado. Está todo muy oscuro—me digo a mí misma.
Sentí unas voces en el cuarto de fondo, me acerqué lo más que pude y
me agaché. Puse una mano en mi pecho y mi corazón latía muy rápido.
—Querido hermanito, todavía sigues enamorada de mi chica—escuche
la voz arrogante de Nicolás.
—Ella nunca debió fijarse en ti—escuché lo que decía Simón. Fruncí el
ceño —. Yo puse mis ojos en ella—gritó.
—Eres patético y un mal hermanito. Te enamoraste de la chica de tu
pequeño hermanito—se rió Nicolás.
Apreté mis puños. Lo odiaba, en qué momento me enamoré de esa
persona.
—¡Tú fuiste! —Exclamó enfadado Simón—. Yo la conocí primero y
estábamos bien juntos. Tú te metiste entre nosotros con tus encantos, la
engañaste..., eres un...Hijo de puta—sentí como algunas cosas se
cayeron.
—Ella es mía, imbécil—escuché lo que decía Nicolás agitado.
—No es tuya y menos como la traicionaste. Ella te odia...—Sentí un
golpe en la puerta y di un salto. Me levanté, pero me quedé quieta —.
Aléjate de ella o te lo juro que....
—¿O que hermanito? Dilo—. Dijo burlón Nicolás. Siempre tan
arrogante.
—Te mato, no dejaré que la vuelvas a lastimar y menos para tus cosas
sucias. Ahora lárgate—gritó Simón.
La puerta se empezó a abrir, me llevé una mano al pecho <<mierda,
mierda>>. Caminé rápido y abrí otra pieza que estaba oscura Escuché
los pasos de Nicolás y sentí como azotó la puerta por la que había
entrado. Salí del cuarto y miré hacia la puerta en donde se encontraba
Simón.
Soy una estúpida—me dije a mi misma, cuando ya estaba girando la
manilla y me adentro en la habitación. Simón se encontraba sentado en
una silla, su pelo rubio estaba en punta y estaba vestido de blanco.
—Lárgate de una puta vez, antes de que te mate...—Dijo sin levantar la
vista. Me apoyé en la puerta. Lo miré por unos minutos y recordé que
antes éramos amigos y algo más, lo conocí donde entrenábamos.
—Me vas a pegar porque creo que te ganaría.
Simón levantó la cabeza y me miró de arriba y abajo lentamente.
Levanté una ceja hacia él.
—Sorprendido, ¿eh?
—Tú nunca dejas de sorprender—Me dijo con una sonrisa de lado.
Caminé por la habitación, no tenía gran cosa, solo era una vieja pieza
donde uno esperaba que empezaran las peleas.
—Soy una caja de regalos—digo con sarcasmo—. ¿Me amabas? —
Pregunte mirándole fijamente.
—Anastasia...Yo— se pasó una mano por su pelo despeinándolo aún
más.
—¿Me amabas? —Repetí fría.
—Sí—dijo con seguridad y me miró fijamente—. Yo nunca te he
olvidado, fue amor a primera vista cuando te vi ese día entrenado en el
gimnasio.
—Que cursi, Simón—solté un bufido. —¿Por qué nunca me lo dijiste? —
Preguntó con curiosidad.
—Porque te enamoraste de mi hermano. Tus ojos solo eran para él—
comento con un tono serio y me quede callada un segundo.
Me senté en la silla que tenía al lado de él. Nos quedamos callados por
unos segundos antes de que yo contestara:
—Las personas no elegimos de quien nos enamoramos, Simón.
—Supongo, pero todos los días me pregunto algo...—murmura. Lo miré
de reojo—. ¿Qué hubiera pasado si me hubieras elegido a mí?
Hice una mueca, porque ahora daría cualquier cosa por no haber
conocido a Nicolás y Simón. Mire el techo unos
segundos. Jamás me plantee esa pregunta hasta ahora que hubiera
pasado si solo hubiera seguido con Simón en ese momento.
—No lo sé, supongo que no sería mi vida un caos.
—Perdóname Anastasia, yo...Ese día intenté llegar a ti, solo pude
sacarte de ahí y llevarte a un hospital. Tu hermano confió en mí, pero yo
no puede... —Se rompió su voz y desvió la mirada.
No puedo evitar que una lágrima solitaria escape de mi ojo. <<Duele,
cada vez que hablo de mi hermano. Siento que no puedo respirar cada
vez que abro esa herida>>
—No llores—me limpio las lágrimas que sin darme cuenta estaba
derramando—. No pude ayudarlo, mi hermano después me puso una
trampa y yo...—Él gruñe molesto recordando de seguro ese momento.
—No te culpes Simón, tu hermano está enfermo y gracias por
ayudarme...Creo que nunca te lo dije, pero gracias, Simón. No te lo dije
antes porque verte me dolía cada vez que lo intente...no podía—digo
con sinceridad.
—Yo te entiendo, Anastasia. Para mí también fue difícil, intenté volver a
verte, pero desapareciste. —Soltó un suspiro enorme—. Te juro que
odio a mi hermano, odio lo que te hizo—murmura con tono de rabia y
de odio en su voz.
—Supongo que tenemos algo en común.
—Tú y yo sabemos que tenemos más cosas en común, Anastasia—me
recordó con un pequeña sonrisa traviesa en sus labios.
—No lo creo, cambié. —Desvíe la mirada.
—No tanto, aún sigues aquí conmigo.
Simón se inclinó hacia mí y yo me paré rápidamente de la silla. Hora de
irse Anastasia—me digo a mí misma.
—Simón—, dije molesta.
—No me volverás a dar otra oportunidad, ¿verdad?
—No puedo...Tu eres hermano de...—antes de que termine de hablar. Él
se levantó de su silla y se acercó a mí.
—No soy como él—puso una mano en mi barbilla. Yo puse los ojos en
blanco—. Sabes que conmigo todo sería mejor.
Solté una risa amarga.
—Sé que no eres como tu hermano, pero tu hermano acabó con mi vida
y sigue doliendo en mi corazón y cuando te miro... solo puedo pensar en
esa noche. Fuiste mi ángel y te lo agradezco, pero duele verte—me solté
de su agarre y caminé a la puerta.
É
Él me tomó del brazo con cuidado y me giró hacia él.
—EntoncesAnastasia, ¿Qué haces aquí? Contéstame—murmura
enojado.
—No tengo por qué contestar—me solté de su agarre.
—¿Qué haces aquí? —Simón se me acercó más a mí. —Si tanto te duele
mírame ¿Qué haces aquí? Porque estás aquí...Deja de confundirme,
Anastasia.
—No es mi intención Simón, lo que hago aquí es de mi incumbencia.
—También la mía, que no entiendes que mi hermano está obsesionado
contigo y que quiere...—Él se detuvo, me miró por un segundo.
—Continua—le pedí—. ¿Qué quiere Nicolás?
—Nada... aléjate de él, Anastasia.
—No me lo vas a decir—digo molesta.
—Solo aléjate de él. Sabes cómo es Nicolás, no se detendrá hasta que
vuelva a tenerte—gruño de rabia. Él se acercó de nuevo a mí y me
acorraló contra la pared—. No permitiré que te ponga una mano
encima. No mientras esté yo.
Puse los ojos en blanco.
—No necesito guardaespaldas para protegerme—digo enojada y
dándole un empujón—. Acabaré con él.
—Es peligroso Anastasia—me advierte con un tono de voz de
preocupación.
—No le tengo miedo, Simón.
Pasé por un lado y me dirigí a la puerta. Simón me agarró la mano y me
entregó un papel.
—Mi número, puedo ayudarte como siempre Anastasia.
—Gracias, nos estamos viendo—abrí la puerta y miré de reojo a Simón
—. Suerte.
Salí del galpón abandonado, miré a todas partes y caminé rápidamente
en donde se encontraba Javier. Me subí a su coche.
—Me encanta como se ve el color negro en ti—me dijo Javier con una
sonrisa.
—Digo lo mismo—él prendió su auto—. Necesito que vayamos a donde
está Nicolás.
Javier prendió su GPS y arrancó el auto. Lo miré de reojo y lo vi
concentrado, manejado y me parece increíble que entre Javier y Dylan
sean tan diferentes. Dylan es descarado, coqueto y divertido y Javier
tiene esa aura de chico misterioso de pocas palabras y aunque también
es coqueto cuando una chica llama su atención.
—Sé que soy hermoso, pero no babes por mí—me guiño el ojo y negué
con la cabeza—. ¿Nerviosa? —Preguntó, doblando por una calle.
—Nah...No le tengo miedo, me conoces, soy Anastasia Evans—bromeo.
—¿Por qué te demoraste tanto ahí adentro? —Preguntó curioso Javier
—. Nicolás se fue como hace una hora.
—Fui a hablar con Simón—solté un suspiro y empecé a contarle todo a
Javier de lo que había hablado con Simón ahí adentro con lujo de
detalles de todo lo que pasó ahí dentro porque con los gemelos y
Jonathan era completamente sincera, no había secretos.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en
estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
q j f g q
Capítulo 27
Mire al frente donde se encuentra la discoteca. Reviso la hora y son las
diez de la noche, veo como cada vez hay más gente llegando a la
discoteca. Suelto un suspiro. << Se fuerte Anastasia, esto recién está
comenzando>>—. Me animé a mí misma. Observo de nuevo la discoteca
en donde se encuentra Nicolás.
—¿Lista, amor? —Preguntó Javier.
Yo asentí. Nos bajamos del auto y caminamos a la entrada de la
discoteca . Javier se acercó al guardia y le dijo algo al oído y nos dejaron
entrar. Miré de reojo a Javier y me guiñó el ojo. Nos movimos como
pudimos por la discoteca hasta que llegamos a la barra y pedimos
nuestro refresco.
—Lo sé, soy increíble, baby—me gritó por encima de la música. Solté
una risa y miré a todas partes, pero no vi a Nicolás.
Me mordí el labio inferior con fuerza, no pensé que hubiera tanta gente
en esta discoteca. Javier me tocó el hombre y me apuntó donde estaba
una escalera y ahí lo vi. Nicolas estaba hablando con el señor que me
amenazó en Madrid.
—Ahí está el pedazo de mierda.
—No podré acércame—digo preocupada. Él miró hacia todas partes y
se fijó en una chica de pelo rubio que le llegaba hasta la cintura y
andaba con vestido plateado con lentejuelas.
—Claro que sí, tendremos una infiltrada—me guiñó el ojo. Lo vi
caminar con seguridad en donde estaba la chica.
Miré a Javier como sacaba todas sus armas para coquetear con la chica,
que cayó fácilmente por los encantos de Javier. Él le susurró algo al
oído. Ella asentía y me miró por un segundo, antes de mirar hacia
arriba. Ella volvió asentir y luego pasó su brazo por el cuello de Javier y
se empezaron a dar un beso. Aparte la vista y finge unas arcadas.
Él se acercó con la chica donde estaba yo tomando mi Coca-Cola. Ella
me miró y sonrió.
—Anastasia, ella es Casandra—me presento Javier—Casandra, ella es
mi pequeña hermanita y ves ese tipo de arriba
—apuntó a Nicolas y Casandra asintió—. Necesito que le coquetees y te
quede lo máximo posible escuchando, es para saber si ha engañado a
mi hermanita y me cuentas todo con lujo y detalle—dijo Javier con una
sonrisa coqueta que hace desmayar a cualquier mujer.
—No te preocupes, trataré de escuchar todo lo que pueda—me gritó
por sobre la música.
—Muchas gracias.
La chica subió muy coqueta y empezó a hablar con Nicolás donde él le
hizo un lado para que se sentara. Típico de Nicolás, un hombre fácil de
llevarte a la cama. Tomé el último sorbo de mi Coca-Cola.
—Vamos a bailar. —Javier me tomó de la mano y me guió a la pista
baile.
Bailamos una, tres hasta diez canciones. Javier como siempre era un
excelente compañero de baile. Nos acercamos a la barra y pedimos
otros refrescos. Observamos que venía Casandra con una sonrisa.
Ella se acercó a mí y empezó a contarme todo lo que había hablado el
señor y Nicolás con lujo de detalles, cuando acabó sonreí y le di las
gracias. Javier le susurró algo a su oído y se la llevó a la pista de baile
donde bailaron y se besaron. Cuando la pista terminó Javier le dio un
último beso, antes de caminar a la salida.
Una vez de camino por fin a mi departamento, recosté mi cabeza en la
ventanilla. Javier estaba concentrado
manejando, pero de repente comencé a reírme porque recordé como
Javier había coqueteado con Casandra.
—Tienes una habilidad increíble para que las mujeres hagan todo por ti
—me reí—. Eres como un don Juan.
—A las mujeres le gustan los hombres confiado—él se encogió de
hombros—. Yo soy todo eso y más—me guiño el ojo y no pude evitar no
reírme.
—No sé qué haría sin ustedes.
—Nos amas Anastasia. Tú te morirías sin nosotros pequeña.
Me bajó del auto de Javier y entró en el ascensor. Observo mi celular
son las dos de la mañana. Ups, muy tarde Anastasia—me digo
mentalmente. Camino un poco insegura al departamento de Diego. Tocó
una vez y la puerta se abre lentamente dejando a un Diego sin polera,
mostrando su perfecto torso con sus tatuajes en su brazo izquierdo.
É
Él tira de mí y me aprisiona contra su puerta. Lo miro por unos
segundos antes de besarlo con fuerza y rabia porque me estaba dando
cuenta que me encanta Diego y no quería eso, pero ya era bastante
tarde parar mis sentimientos.
—Te extrañe—me susurra con voz ronca.
Me acercó de nuevo a él y pegó mi boca otra vez con la suya porque
necesitaba más de él. Él me alza y mis piernas, rodea su cadera y
empieza a subir la escalera. Cuando llegamos a su cuarto él se sienta
conmigo. Mis manos curiosas empiezan a tocar su duro torso.
—Diego—, sonrió contra su boca—. Estoy cansada.
—Yo igual. Solo te estaba esperando, pero mañana tú y yo todo el día en
mi cama haciendo travesuras—me dice con un tono picaron.
—Me parece una excelente idea—le guiño el ojo.
Me levanta y me deja en el suelo, me quita la chaqueta. Me entrega una
de sus camisetas. Camino rápidamente al baño, me cambio mi ropa por
la polera de Diego y me lavo los dientes. Cuando estoy lista, salgo del
baño y me dirigió directamente a la cama.
Apoyo mi cabeza en su pecho y cierro los ojos porque en verdad estoy
agotada.
—¿Me contarás algún día tus secretos y tus miedos? —Pregunto en un
susurro.
—No es fácil para mí hablar sobre mis miedos y secretos, duele
hablarlo en voz alta porque me hace abrir esa herida que intento cerrar,
algún día te lo contaré Diego, pero por ahora no y lo prefiero así. No
quiero que sufras.
—Eso fue devastador y me hace pensar que has sufrido aún más de lo
que puedo ver en tus ojos—hace una pausa y me toma la barbilla. Él no
se resiste y traza con su pulgar una línea en mi mentón y añade—, pero
también me hace pensar que eres peligrosa.
—¿Crees que soy peligrosa? —Pregunté atónita.
—Sí—susurra sobre mi piel y me estremezco completa.
—Te dije que te alejaras de mí Diego. Que estar conmigo se iba a sentir
mal—digo con hilillo de voz.
—Yo te dije que contigo se sentía bien...Para mi eres peligrosa, pero en
el sentido que tengo miedo de que rompas mi corazón. Jamás me había
interesado tanto por una mujer como lo estoy contigo. Entiéndeme,
Anastasia, mi corazón se destruyó cuando mi familia murió.
—Diego—, susurré con tristeza—. Yo también tengo miedo, pero no
quiero pensar enel futuro o el pasado. Solo importa el presente Diego—
tome su cara entre mismanos—. Prometo cuidar tu corazón.
—Eres cursi bella. Yo te protegeré, confía en mí—presume en tono
risueño.
—Soy peligrosa—vuelvo a insistir y su cara enseguida se ensombrece.
—No lo eres, entiende eso. Eres una mujer que ha sufrido mucho, pero
eso no te hace peligrosa.
—Tú no sabes nada—digo con un tono molesto e incluso arrogante que
no pasa desapercibido para Diego porque está evaluando mi reacción.
—Déjame entonces conocer más de ti—él puso su mano en mi corazón,
me quedé quieta—. Y menos de tu cuerpo, por favor—me susurra muy
cerca de la oreja.
Me giré y me tapé hasta arriba con el cubrecamas, no quería hablar más
con él o de seguro iba a explotar y terminaría peleando con él. Se acercó
más a mí y me abrazó por detrás.
—Solo inténtalo, Anastasia—me quedé callada. Él soltó un suspiro de
cansancio—. Buenas noches, bella.
*******
Sentí como alguien caminaba de un lado a otro, me removí un poco y
sentí que alguien arrastró una silla. Me senté en la cama y pestañeé
varias veces para poder ver mejor en la oscuridad. Miré en donde él
tenía un escritorio y lo vi sentado con sus manos en la cabeza y sus
hombros caídos.
É
al sentir nuestras lenguas tocarse y enredarse una y otra vez. Él inclinó
un poco su cabeza para que el beso fuera más profundo.
—Tal vez deberíamos volver a dormir—propuse.
Él asintió con su cabeza. Tome su mano y nos acostamos en silencio. Se
acercó más a mí y me abrazó con fuerza. Mi mano acarició su mejilla.
—Tengo miedo—susurro con voz rota.
—Estoy contigo. No te dejaré caer en estos momentos.
—No quiero volver a tener esa pesadilla por esta noche...—se apretó
más a mi cuerpo.
—No tengas miedo, Diego. Duerme, te protegeré, estoy contigo—digo
besando su mejilla.
No me contestó, pero puso su cabeza en mi pecho y me abrazó aún más
fuerte, mis manos empezaron a acariciar su pelo y pronto la respiración
de él se hizo más profunda, lo que me indicaba que se quedó dormido.
Miré hacia abajo y mordí el labio inferior, se veía como un ángel
durmiendo.
—Aún te sigo odiando, pero solo porque estás haciendo que mi corazón
cada día se vuelva más loco por ti—susurré besando su mejilla—. No
puedo evitar tener sentimientos fuertes hacia ti, mientras más te
conozco más caigo por ti, Diego.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en
estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
p y , p
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 28
Mi mano acarició la mejilla de Diego, él se removió un poco y arrugó un
poco su nariz. Solté un suspiro, se veía tan guapo y sexy por la mañana
con su pelo revuelto y su torso marcado a la vista. Mi mano se dirigió a
su brazo tatuado
tenía una flor, tigre y varios pequeños tatuajes que rodean los más
grandes.
Él me abraza más fuerte. Paso mi mano por su mejilla acariciando el
inicio de una leve barba que hace que se vea aún más guapo como un
modelo Calvin Klein. Siento como él empieza a hacer una caricia en mi
estómago.
—Buenos días, bella—lo miró, pero sigue teniendo los ojos cerrados. De
repente él se levanta y se estira haciendo que sus abdominales se le
marcaran aún más.
Me pasó una mano por mi barbilla solo para comprobar que no estaba
babeando. Diego me miró con curiosidad y después soltó una risa y me
dio un beso en la frente, solté un suspiro al sentir sus labios, fue un
gesto tan tierno, solo que mi mente tenía otro tipo de
pensamiento...más sucios.
Él camina al baño y no puede evitar que mis ojos se posaran en su
trasero.
—Deja de mirarme el trasero, cariño— Él me observa con su rudo gesto
de <<lo sé, lo sé, soy guapo y ardiente>> a través de una jovial sonrisa
que lo vuelve arrebatadoramente encantador Me sonrojé y me acosté
en la cama. Miro el techo pensando que ya llevaba dos días con él, me
sentía de nuevo feliz, relajada y no estaba tan a la defensiva todo el
tiempo. Diego logró romper mi muro de estar a la defensiva. También
me di cuenta de que no me quería separar de él y tenía razón: lo de
nosotros fue inevitable y solo fue cosa de semanas para que lo de
nosotros explotara y se convirtiera en una hermosa rendición.
Sentí las pisadas de él y como el colchón se hundió por su peso. Me
tomó de la cintura y me acercó más a él. Miré esos ojos cafés y nuestras
narices se rozaron. Él pegó su boca contra la mía, solté un pequeño
gemido y su lengua no perdió el tiempo adentrándose dentro de mi
boca y jugando con mi lengua.
yj g g
Me separé lentamente y acaricié su mejilla.
—Ya te había dicho que estoy fascinado por ti.
—Como mil veces—pestañee coquetamente hacia él.
Me abrazó con fuerza.
—Amo que seas tan vanidosa—se ríe. —. Tengo una idea Anastasia.
—¿Qué idea? —Pregunté con desconfianza y alcé una ceja hacia él.
—Vamos a entrenar juntos, tengo que ir al gimnasio en una hora.
Levanté una ceja y apoyé mis codos en su pecho.
—¿Quieres que te patee el trasero? —bromeo con un tono juguetón y
acarició su mejilla con cuidado.
—No, mi Anastasia— se acercó a mí—, pero tus manos pueden hacer
otras cosas mejores—me susurro con tono meloso y diría que algo
ardiente. Me mordí el labio inferior con fuerza, cuando sentí que su
mano se coló dentro de su camiseta—. Como por ejemplo que me
desnudé lentamente.
—Pervertido.
—Tu amas que sea un pervertido contigo, Anastasia—me dice Diego
con un pícaro guiño y tocó mi seno derecho que me hizo dar un
pequeño salto.
—Estás loco—puse los ojos en blanco.
******
Golpeó el saco de boxeo por última vez y caminó a la banca. Miró de
reojo a Diego, quien está entrenando con su entrenador en el ring de
pelea. Doy un sorbo a mi agua y tomo mis cosas y camino a las duchas.
Cuando salgo de las duchas me encuentro con él, quien camina a los
camerinos.
—Espérame aquí bella, no me demoro nada—me dio un beso en la
mejilla y entró en las duchas. Me siento en la banca y veo que se acerca
el entrenador de Diego con una sonrisa.
—Eres muy buena—dijo con una sonrisa. Lo miré más detalladamente
y era un hombre entre los cincuenta años, era bastante musculoso,
medía alrededor de unos 1.80 metros y tenía el pelo negro.
—Gracias—sonríe amablemente.
—Sabes, me gustaría verte más seguido por aquí con Diego—Me guiño
el ojo.
—Lo siento, creo que será solo por esta vez—le explicó con una sonrisa
amable, porque si el entrenador de Diego es muy bueno por lo que
estuve observando, pero estaba cómoda con Ricky.
—Tú solo piénsalo qué te puedo entrenar muy bien—me entregó su
tarjeta y la tome por educación y se alejó de mí.
Negué con la cabeza y le mandé un mensaje a Ricky, mi entrenador,
diciendo que el lunes iba a entrenar. Mire cómo la gente entrenaba y
había muchos jóvenes novatos. Volví a poner la atención en mi celular
cuando veo que tengo un nuevo mensaje.
<De Dylan a las 10:32 a.m.>
"Hoy día tengo fiesta, Amorcín, ¿vienes?
Pd: Serías una pésima amiga si no vienes.
<Anastasia a las 10:33 a.m.>
"Cariño, tú siempre tienes fiesta"
Pd: Seguro que eres hombre porque eres muy dramático.
<De Dylan a las 11:34 a.m.>
"Mira que eres buena para evadir el tema. Tú solo contéstame: ¡Sí,
Amorcín!
Pd: Seré feliz y te dejaré tranquila para que sigas follándote a Diego,
aunque me esté engañando Amorcín.
No puedo evitar que una sonrisa aparezca en mi cara, tengo a los
mejores amigos que siempre están ahí y sobre todo Dylan.
< De Anastasia a las 11:36 a.m. >
"Está bien. Iré a tu fiesta y así me dejarás en paz."
Pd: Yo no te engaño.
Levanté la mirada y observé a mi alrededor y él aún no salía de la ducha
y muchos chicos entraban al gimnasio.
Observé al entrenador quien le estaba enseñando a un chico que se veía
que era nuevo. Mi celular volvió a vibrar.
< De Dylan a las 10:45 am>
"Ya sabía yo que no me fallarías. Empieza a las diez de la noche, ven
sensual y sexy, Amorcín.
Pd: Te amo, Amorcín.
Sonrió al ver su mensaje y siento un carraspeo.
—Eres bellísima y aún más cuando sonríes—Levantó la mirada y veo a
Diego con una sonrisa traviesa. Me levanto de
la banca y me acerco a él.
—Tú eres guapo—me pongo de puntitas y mis manos rodean su cuello.
—No solamente soy guapo—me tomó de la cintura—. Soy
increíblemente ardiente, sexy y un gran cocinero—susurró roncamente
para que nadie más pueda escucharle.
Puse los ojos en blanco.
—Claro, claro muchachote, deberás que tienes innumerables y
variadísimos encantos, que tonta de mí, se me estaba olvidando que
eres como un chocolate andante en las calles y que todo el mundo te
quiere comer—digo burlonamente y pegándole un pequeño empujón
en su hombro.
Me sonrió con su arrebatadora sonrisa y me dio un pequeño pellizco en
la cadera y luego una palmada en mi trasero.
—¡Oye! —Exclamó atónita y se encogió de hombros como si nada
hubiera pasado porque continuo con el tema:
—Es que yo soy un bombón, todos me aman, no es mi culpa ser tan
ardiente y caliente—dice presuntuoso y con esa habitual sonrisa
traviesa en sus labios que me contagia y hace que yo también sonría
por sus tonteras.
p
—¡Dios mío! No puedo con tu ego...—me llevo una mano en el cuello y
finjo que me está faltando el aire y lo empujo un poco y finjo que
comienzo a dar bocanadas de aire.
Él pone los ojos en blanco, pero aun así parece una pequeña sonrisa que
le curva la esquina de su labio.
—¡Dramática! —. Se inclinó y me dio un breve beso.
******
Tiré mi bolso a una esquina de mi habitación. Sonreí al ver a Diego en
una habitación tan rosada, se veía fuera de lugar con sus pantalones-
rotos y una polera blanca y su pelo revuelto. Me acerqué a él y le di un
empujón que hizo que retrocediera y se topará con mi cama.
******
Entré a mi pieza con un enorme plato lleno de palomitas y bebida
para ver la siguiente película después de que habíamos peleado poco
a poco las cosas se calmaron y decidimos ver películas ya que no
queríamos salir tampoco.
******
Diego dibuja círculos en mi estómago. Bajé mi libro y lo miré por un
momento. Él me sonrió dulcemente.
—Tienes una piel tan suave—susurro sobre mi piel y respiración se
entrecorto, trague duro.
—¿Estás coqueteando conmigo?
—Mmm... —Murmuró. Se acercó a mí y me dio un suave beso en los
labios—. Puede ser.
Sonrió y dejé mi libro de lado y me concentré en el hermoso hombre
que tenía en frente de mí.
—¿Qué planes tienes para hoy? —Pregunte con curiosidad.
Se estiró para atrás y apoyó su cabeza en la marquesa de la cama y puso
sus brazos detrás de la cabeza y me miró con intensidad.
—¿Quieres una respuesta sincera? —Preguntó con diversión. Asentí
con mi cabeza—. Pues tenía pensado que solo seamos tú y yo en tu
cama — tomó mi mano y tiró de mí e hizo que me sentara en su regazo.
Tomó un mechón de mi cabello —. Y que hagamos muchas travesuras.
—Pervertido.
Sonrió burlonamente y puso una mano detrás de mi cabeza. Me acerqué
más a él, puse mis manos en su pecho.
—Y a ti te encanta.
Lo observé con los ojos entrecerrados y escuché como soltaba una
pequeña risa antes de presionar su boca sobre la mía.
Empieza a mover sus labios y mis manos curiosas tocan su duro torso
de arriba y abajo. Él adentra su lengua dentro de la mía y el beso cada
vez va subiendo más de intensidad. Él no pierde el tiempo y sus manos
se cuelan debajo de su camiseta y comienza a subir lentamente hasta
llegar a su destino. Aprieta mis pechos. Suelto un pequeño gemido.
Se separa lentamente y por fin puedo tomar un poco de aire. Él cambia
de dirección y comienza a repartir pequeños besos en mi cuello. Cierro
los ojos con fuerza.
«Contrólate Anastasia, no enloquezca porque si lo haces tendrá más
alto su ego»—digo mentalmente.
Él suelta una risa y pone una mano en mi barbilla.
—¡Oh, claro que vas a enloquecer Anastasia! —Exclama con una sonrisa
de superioridad—. Además, yo he escuchado tus gemidos y creo que es
mi sonido favorito.
—Eres un imbécil, se supone que eso era para mí misma—digo con un
puchero.
Me hace girar y mi espalda toca el suave colchón. Él me mira con
diversión y toma el dobladillo de mi polera y me la saca con cuidado.
—Tendrás que controlar más tus pensamientos y no decirlo en voz alta
—él pone sus manos en mis pechos y le da un apretón y comienza a
masajear mis pechos hasta que están duro y necesitado y Diego se lleva
un pecho a la boca y lo otro lo pelliza y masajea, no puedo controlarlo y
suelto un gemido—. Me encanta ese sonido, eres ardiente.
Él se inclinó y me besó de nuevo, puse mis manos en sus hombros. La
mano de Diego fue bajando hasta llegar al inicio de mis bragas. El me
empezó a dar un beso por toda la cara y tomo aire antes de meter su
mano dentro de mis bragas y sus dedos comienza a explorar mi sexo y
mete dos dedos en mi vagina.
Me mira fijamente con una sonrisa, mientras con destreza su mano se
mantiene acariciándome y sus dedos mantienen un ritmo lento que
hace que poco a poco mi vista se nuble por el placer que me está
proporcionando.
Muerdo mi labio inferior y repito su nombre una y otra vez.
—Eres bellísima—me susurra antes de mordisquear mi oreja—.
Córrete en mis dedos, Anastasia.
Diego me vuelve a besar y agrega otro dedo que comienza a estimular
mi clítoris haciendo que me moje aún más y que sea más rápido el
orgasmo. Se separa y comienza a darme pequeños besos calientes en mi
cuello y sigue bajando hasta que llega a mis pechos y se mete uno en la
boca donde succiona con fuerza y el otro lo masajea con la mano libre.
Me retuerzo en la cama y lo llamó varias veces por su nombre.
—¡Eso es Anastasia, grita mi nombre! —dice con la voz agitada y
acelerando cada vez su mete y saca de mi sexo.
Cierro los ojos con fuerza porque siento mi orgasmo a la vuelta de la
esquina y siento que caigo en un lugar lleno de placer. Enredo mis
manos en su cabello obligándolo a bajar su cabeza para que me bese.
Cierro los ojos con fuerza mientras alcanzo mi cumbre de placer, me
estremezco mientras jadeo.
É
j
Él me sonrió burlonamente y me dio un beso en la mejilla.
******
Él toma mi mano mientras caminamos por las calles de Barcelona sin
ningún destino. Lo miro de reojo y se ve tan
É
Él toma mi cara entre sus manos antes de besar profundamente, mis
manos se enredan en su pelo y lo atraigo más hacia mí. Chupa mi labio
inferior antes de morderlo y adentra su lengua en mi boca en donde
nuestras lenguas danzan en un baile.
Me separo de él por un poco de aire y me da un beso en frente. Me
quedo quieta ante su gesto tan tierno, he aprendido que él es un chico
tan tierno por dentro que no es nada como yo lo conocí. Lo observo y sé
que me está mostrando al verdadero Diego, que no se está escondiendo.
—Tienes esa mirada de tontita que solo la pones cuando me miras a mí
—dice burlonamente.
Pongo los ojos en blanco y sonrió de lado.
—Claro, claro.
—Enojona, admítelo que conmigo te pones tontita y que no puedes
evitarlo —lo miro de reojo—. No me hagas un puchero, que te ves muy
tierna.
Él pone su dedo en mis labios y lo muerdo con fuerza. Él lo retira
rápidamente y me mira fijamente.
—Salvaje—bromea—. Pero vamos a admítelo—insistió como un niño
pequeño haciendo un puchero.
Lo miré divertida.
—¿Qué tengo que admitir? —Digo pensativa y poniendo mi mano en la
barbilla.
Él achicó sus ojos y me dio un suave beso en los labios.
—Quiero que digas esto—él se aclaró la garganta y se mordió el labio
para aguantar la risa—. Yo, Anastasia Evans, admito que Diego Rivero
tiene un poder para hacer que me ponga tontita cuando estoy a su
alrededor porque él es un hombre demasiado caliente, ardiente y sexy.
Abrí los ojos y no pude evitarlo y me empecé a reír. Se cruzó de brazo y
fingió estar enojado.
—¡Estás loco! —Exclamó entre risas. Sonrió de lado y me tiró un
mechón de pelo.
—Dilo y te juro que no te molesto más.
Negué con la cabeza y me levanté de la banca.
—No diré eso, ahí te quedas bombón—digo con una sonrisa. Me di la
vuelta y comencé a caminar. Lo miré de reojo y seguía sentado con una
sonrisa.
Crucé la calle y sentí como él gritaba mi nombre. Apenas pude
reaccionar cuando él tomó mi mano y comenzó a correr conmigo. Me
apretó con fuerza la mano y esquivamos a la gente.
—Con sentimientos, Anastasia—gritó fuerte, mientras aún corríamos.
La gente nos miraba con una sonrisa y otros con una mueca. Bah qué
sabe la gente de nuestra historia.
Diego dejó de correr y me tomó de la cintura. Puse una mano en mi
pecho e intenté controlar mi respiración. Tenía una enorme sonrisa y se
pasó una mano por el pelo alborotado aún más.
—¡Estás loco! —Digo por fin, cuando puedo recuperar un poco el aire y
mi respiración volvía a tranquilizarse.
—Tú me tienes así— se acercó más a mí y me tomó firmemente de la
cintura—. No pares de hacerlo, porque me haces feliz, bella—el miro
como la gente pasaba por nuestro lado —. Tú jodidamente me hace feliz
—gritó de nuevo.
Sonreí como una niña y me puse de puntitas. Mis manos rodearon su
cuello y paso su mano por mi cintura.
—Promete que no vas a volver a esconder al verdadero Diego—él me
sonrió de lado—. El mundo merece conocerte, Diego.
—Aún no me siento listo para mostrar mi verdadero yo, por ahora solo
contigo Anastasia—me susurró antes de darme un beso pequeño en los
labios.
—Estaré contigo, no lo dudes.
—Mmm..., me gusta cómo suena eso.
Me acerco aún más y le doy un corto beso. Tomo su mano y de nuevo
comenzamos a correr, no puedo evitar, pero comienzo a reír con él.
Definitivamente Diego me hace increíblemente feliz y él merece la pena,
merece la pena luchar por él y cuidarlo.
No sé en qué momento exacto habría caído por los encantos del chico
que alguna vez consideré como un imbécil, no sé cómo al final él se
pudo meter en mi corazón. No tengo una explicación simplemente me
cautivó conocer al verdadero Diego y estoy segura de que pronto podré
decir que caí profundamente enamorada de él, porque mis
sentimientos crecen muy rápido y no me arrepiento.
Ahhhh!!!! Hoy día llegamos 100.000 mil lecturas y subí una foto a mi
instagram agradeciendo su enorme apoyo
aun no me lo creo que en dos meses llegáramos cuando hace dos
meses atrás estaba diciendo que llegamos
50.000 mil lecturas.. muchas gracias por su apoyo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 31
Entramos a un pequeño restaurante vegetariano. Él se sentó a mi lado y
me rodeó con su brazo, me acerqué a él y le di un beso en su barbilla.
—¿Qué me recomiendas comer? —preguntó.
—Te parece una lasaña, es muy rica—digo mirando el menú, lo observé
de reojo y él asintió.
La mesera se acercó y miró fijamente a Diego. Negué con la cabeza y él
sonrió burlonamente al ver mi expresión.
—Buenas tardes. Ya saben lo que van a pedir—dijo con una sonrisa
coqueta a Diego.
La miré fijamente, era una chica de unos veintitrés años o veinticinco de
pelo rubio corto, ojos café y morena, era linda la chica. Él me miró por
un momento antes de pedir. La chica pestañeó varias veces hacia él y
puso un mechón de pelo detrás de la oreja. "Será creído, el imbécil"—
dije mentalmente y observando la escena La chica se alejó con una
enorme sonrisa. Lo observé de reojo y negué con la cabeza porque
sabía que lo estaba haciendo a propósito. Él quería verme celosa, pero
no lo va a conseguir.
—¿Te ocurre algo? — Diego exhibe una enorme y pícara sonrisa,
encantado por la pregunta que me acaba de hacer.
—No, solo tengo hambre—murmuro.
Apoye mi cabeza en mi mano, mire a la ventana y observe cómo la gente
pasaba. Él estiró su mano, tomó un mechón de mi pelo y comenzó a
enrollarlo en su dedo.
—Eres tierna cuando estás celosa—me provoca.
—No lo estoy—digo tratando de sonreír lo que hizo que agrandara su
sonrisa—. Eres muy predecible, cariño.
Me abrazó con fuerza y me dio un beso en el pelo donde soltó una
pequeña carcajada haciéndome cosquillas. Cerré los ojos por un
momento.
—Claro, claro, voy a fingir demencia solo porque me gustas mucho.
La camarera se acercó de nuevo y dejó nuestras bebidas y volvió a
hacerle ojitos antes de irse.
—Anastasia: te puedo preguntar algo.
—Claro—digo distraída jugando con el salero que había en la mesa.
—¿Por qué nunca hablas de tus padres o de tu familia?
—Mmm...No sé nunca me lo habías preguntado—lo observé y entrelazo
mi mano con la suya. —Mis padres son de Madrid, son increíbles para
mí, son los mejores padres que pude pedir y mi hermano... —Solté un
suspiro y cerré los ojos—. Fue el mejor hermano que pude pedir para
mí. Era más que eso para mí, era mi mejor amigo, mi entrenador y mi
compañero de aventura. Fue el mejor, él me enseñó todo lo que sé en las
peleas. Era el mejor de Madrid en las
peleas y juntos éramos imparable. Era el mejor—digo con una sonrisa.
Él me sonrió de lado.
—Se ve que fue una persona increíble—me acarició el pelo—. Tienes
una admiración por él y tus ojos brillan cuando hablas de él.
—Lo admiro mucho y siempre estoy pensando en él, aunque él no esté
conmigo...Yo puedo sentirlo conmigo cada día, sé que suena estúpido lo
que digo, pero... —Antes de que termine de hablar él me interrumpe.
—No es estúpido lo que dice Anastasia. Yo también lo siento con mi
familia. Mi familia también era increíble, mis padres estaban tan
enamorados y mis mellizos eran hermosos—él hace una mueca—. Yo
era el mayor de mis hermanitos. Mis mellizos pequeños ahora tendrían
doce años. Ellos eran un terremoto juntos, los amaba a esas bestias—él
se queda callado un momento antes de negar con la cabeza—. Pienso
cada día en mi familia. No hay un solo día que no me acuerde de mi
madre, padre o de mis mellizos favoritos.
Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla y lo abracé fuertemente.
—Diego, me duele verte así—digo en un susurro porque es la verdad.
No quiero imaginarme el dolor que siente él porque, joder, perdió a
toda su familia. Yo no sé qué haría sin mis padres, pero en cambio él
pudo salir adelante—.
Eres la persona más fuerte que he conocido en mi vida. Eres tan bueno.
—Tampoco te pases, solo he aprendido a vivir con el dolor al igual que
tú.
—Supongo que ambos hemos podido con el dolor—digo en un susurro.
Puso una mano en mi barbilla y me miró fijamente, en sus labios
apareció una hermosa sonrisa.
—Aún no se me olvida que estás celosa—bromea tratando de cambiar
de tema.
—No eres mi persona favorita en estos momentos—bromeo. Él se
inclinó y me dio un suave beso.
Miré hacia al frente y vi como la mesera se acerca a nuestra mesa con la
lasaña, ella solo tiene ojos para Diego. Estoy segura de que ni noto mi
presencia...La muy cínica. Ella dejó la lasaña y nuestros platos.
—Si necesitas cualquier cosa, me avisas—dijo coquetamente a Diego.
Lo observé y él frunció el ceño.
—Gracias—dice un poco molesto. Yo solté una pequeña carcajada. La
mesera me miró y abrió los ojos—. No quieres nada más, amor—dice
marcando bien la palabra amor.
Miré a la camarera quien estaba comenzando a sonrojar. Me aclaré la
garganta.
—Solo una cosa que no mires tanto a mi novio, porque se puede
desgastar porque lo miras como si te lo fueras a comer—bromeo.
La chica se puso más roja y él se mordió el labio inferior para
aguantarse la risa.
—Oh, perdona...Yo pensé que eran amigos—dijo avergonzada la
camarera.
Sonreí y me encogí de hombros.
—Nah... Normal, aun no entiendo cómo lo soporto con lo imbécil que es
—bromeo. La chica se rio y Diego tosió molesto.
—Bueno perdón y provecho—dijo antes de irse rápidamente.
Miré a Diego con una sonrisa, puse mis manos en sus mejillas y se la
apreté. Él hizo cara de dolor y solté sus mejillas
que tenían un leve tono rojo.
—No hagas eso Anastasia, me duele—dice refregándose sus mejillas.
Sonreí inocentemente hacia él.
—Llorón—le saque la lengua y tome un pedazo de lasaña.
El almuerzo transcurrió normal y entre bromas con Diego como
siempre, aunque al frente de nosotros había un par de chicas que
literalmente se estaban comiendo a Diego con la mirada y por supuesto
que él lo notó, es como un imán para las mujeres. Supongo que él ya
está acostumbrado a que las mujeres se lo devoren con la mirada.
Cuando terminamos de comer él entrelazó nuestras manos y
caminamos de nuevo por la calle de Barcelona, mirando los edificios
que son increíblemente alto. Me encanta Barcelona.
Caminamos por las calles sin rumbo alguno hasta que a Diego le sonó
su teléfono y contestó la llamada, nos pusimos al lado de una heladería.
Él habla con Cameron y sonreía cada rato y se tiran bromas muy malas
que solo me hacían reír de lo estúpidos que eran esos dos juntos y
dicen que mis amigos son raros.
—Vale cariño, nos vemos en el departamento de Alejandra—solté una
risa y él me guiño el ojo—. Si vamos a ir, mira que te pones enojón
hombre, relájate... —Diego soltó una risa y negó con la cabeza. Cortó la
llamada y guardó su celular.
—¿Quieres ir al departamento de Alejandra? Porque hay fiesta.
—Claro—digo divertida aun por la llamada—. Además, creo que a
Cameron le dará un infarto si no te ve ahí en unos minutos.
—Él simplemente no puede vivir sin mí, soy el hombre de su vida—
bromea. Tomó mi mano e hizo parar a un taxi.
*******
Llegamos al departamento de Alejandra. Diego tocó la puerta tres
veces antes de que la puerta se abriera y viéramos a Cameron con una
cerveza en su mano. Él abrazó a Diego y me dio un enorme beso en la
mejilla.
Él entrelazó mi mano con la suya y todos nos miraban con una sonrisa.
Alejandra corrió en donde estaba y me abrazó con fuerza.
—¡Jesús mío! Déjame respirar—bromeo, porque me tenía firmemente
agarrada del cuello.
—Perdón, pero te extraño, amor—me guiñó el ojo. Solté una risa y
negué con la cabeza. Caminamos los cuatros y nos sentamos en un
sillón en donde saludamos a los demás, por suerte no estaba Bárbara
porque no quiero una de sus escenas.
Él me ofreció cerveza, pero negué con la cabeza, tomó una Coca-Cola y
acepté. Abrí la bebida y le di un sorbo. Lo miré de reojo.
—¿Qué pasa, Diego?
—Te admiro en silencio porque eres bellísima y no tengo palabras para
describir como tú me haces sentir y sé que si lo intentara no podría
porque me haría un lío con mis propias palabras y mis pensamientos—
declaró en un susurro.
Me quedé callada y apreté mis labios porque no sabía si besarlo o
reírme por lo cursi que me salió este chico. Él se pasó una mano por el
pelo con un claro gesto de nerviosismo.
—Te estás ablandando muchachote.
—Soy sincero contigo.
Mis manos las puse en las mejillas de Diego y cerró los ojos. Acaricié su
barbilla y podía sentir como tenía un leve rastro de barba.
—Te contaré un secreto: la vida se ve realmente hermosa cuando tú
sonríes Diego, no dejes jamás de sonreír para mí.
Me sonrió de lado mostrándome su perfecta sonrisa.
—Nos estamos volviendo cada vez más cursi con el transcurrir de los
días que pasamos juntos—musita sobre mi oreja con su tono de burla
que ya me acostumbrado a él porque así es Diego le gusta bromear a
pesar de tener un pasado doloroso.
Hice un gesto con la mano quitándole importancia, lo que hizo que él
soltara una carcajada.
—No sé de qué hablas, yo no soy cursi—traté de fingir demencia. Lo
que hizo que él soltara una enorme carcajada y me abrazara.
La fiesta transcurrió tranquilamente, aunque después igual llegó
Bárbara con un nuevo chico con el que estuvo besándolo. Diego hacía
cara de asco porque era obvio que ella quería sacarle celos a Diego, lo
que me hacía aún más gracia la situación.
Él tomó mi mano y me sacó a bailar una improvisada pista que había en
una parte de la sala de estar en donde estaba Alejandra y Cameron
bailando. En donde comenzó la nueva canción de Ariana Grande
Boyfriend. Alejandra gritó y se acercó más a Cameron.
Me acerqué a él y mis manos rodearon su cuello. Sonrió de lado y me
miraba fijamente con deseo. No puede evitar, pero empecé a cantar la
canción:
I'm a motherfuckin' train wreck
I don't wanna be too much
But I don't wanna miss your touch
And you don't seem to give a fuck
I don't wanna keep you waiting
But I do just what I have to do
And I might not be the one for you
But you ain't allowed to have no boo
'Cause I know we be so complicated
But we be so smitten, it's crazy
I can't have what I want, but neither can you
Soy un maldito desastre
No quiero ser demasiado
Pero no quiero perder tus caricias
Y parece que no te importa una mierda
No quiero hacerte esperar
Pero simplemente hago lo que tengo que hacer
Y no puedo ser tu elegida
Pero no vas a encontrar ningún amor
Porque sé que somos muy complicados
Pero estamos tan enamorados, es una locura
No puedo tener lo que quiero, pero tú tampoco
La canción terminó y me dio un beso antes de volver a sentarnos en los
sillones. Él me miraba de reojo.
—Para mí tú eres mi novia, lo sabes ¿verdad? —Soltó de repente.
—Lo sé, no necesito que me lo pidas porque ahora quien hace eso—
solté una risa—. Para mí ya eres mi novio.
—Eso me quedó claro cuando se lo dijiste a la mesera porque estabas
celosa—me recordó.
—Quiero decir que de nuevo no eres mi persona favorita en estos
momentos—lo pinché.
Tomó un mechón de mi pelo y se acercó a mí y acarició su nariz con la
mía. Me quedé quieta mirándolo.
—Otra vez te pusiste tontita—se acercó tan rápido que apenas sentí el
beso. Hice un puchero porque no era justo para mí.
—¡Solo eso vas a darme un aburrido y corto beso! —exclamé indignada.
—Mmm..., por ahora—me susurro con su voz ronca.
—Jodete—digo con una sonrisa.
—Ya te lo he dicho antes que me pones terriblemente caliente que seas
tan ruda—soltó sin descaro.
Solté una risa y en ese momento Alejandra y Cameron se sentaron a
nuestro lado y comenzamos a conversar y a tirar bromas.
******
Diego jugaba con un mechón de mi pelo mientras veíamos eclipse y
soltaba pequeños suspiros de aburrimiento.
Observe como Bella besaba a Jacob, a los triángulos amoroso que sería
la película sin ellos.
—¡Dios! Si tanta gana le tiene al lobo y al vampiro porque no hace un
trío así de simple—se burla Diego.
—Diego, a lo mejor ella no quiere, no a todas las personas le gusta
hacer trio.
Lo miré por un segundo y ahí estaba apareciendo esa sonrisa burlona,
negué con la cabeza antes de volver a mirar la pantalla.
—Puede que tengas razón y tú, Anastasia ¿Te gustaría montártelo con
una tía? Para mí no supondría ningún problema para mí si yo estuviese
invitado — bromea Diego con una mirada lasciva y cierto aire
arrogante.
Me remuevo nerviosa y golpeó su hombro. Él apenas se inmuta.
Únicamente sonríe de manera ambigua.
—¡Diego! Me daría igual si fuera con un hombre o una mujer, pero a ti
te gustaría con un chico. ¿Todavía seguirías queriendo hacer un trío? —
lo provocó—. ¿De verdad te parecería bien? —bromeo.
Observó el duro e inflexible perfil de Diego.
—Mi bella ¿eso es lo que te gustaría? ¿Otro tipo en tu boca mientras yo
me meto mis dedos dentro de ti? Está jugando fuerte, nena.
—No es eso lo que quería decir, Diego.
—Perfecto, porque no estoy entendiendo el punto de esta conversación,
al final quieres tener un trío, ¿o no? —vuelve a provocarme con una
mirada presuntuosa.
Aprieto la mandíbula con impotencia.
—Eres exasperante —replicó furiosa.
—Bella ¿tantas ganas tienes de estar con otro u otra? —contraataca
Diego con una sonrisa burlona.
La sangre me hierve. Se está ganando un golpe en su rostro, niego con la
cabeza y masajeó la sien.
—Diego ¿vas a seguir con ese tema?
—Lo cierto es que no, pero ¿qué puedo hacer si tú quieres continuar
con ello?
—Vamos a aclarar algo, guapo, si quiero hacer un trío ya sea con una
mujer o con otro hombre te lo voy a informar, pero ahora puedes dejar
ese tema. Me refiero que no a toda la gente le mola la idea de hacer trio,
pero como eres hombre...
De pronto, Diego aplasta su boca contra la mía, impidiendo que pueda
decir nada más. Por puro instinto de supervivencia me agarro a su
camiseta para no caer hacia atrás y despacio me dejo caer por el
placentero movimiento de su escurridiza lengua. Diego asume el
control del beso y acomoda sus labios sobre los míos con una exigencia
feroz. La caricia se vuelve ardiente y caliente.
Diego hace que mi espalda retroceda hasta que topó el sofá sin dejar de
besar, pero siento como ese simple beso va subiendo la temperatura en
nuestro cuerpo. La forma en que sus labios me rozan se filtra en mi piel
como un suspiro, una promesa, una necesidad irrefrenable.
Soy solo yo y él es todo lo que me sostiene en su regazo. Me doy la
vuelta todo lo que puedo y deslizo mi mano sobre sus tatuajes por su
brazo izquierdo. Diego suelta un gruñido y de pronto me abraza con
más fuerza. Mis pechos se estrujan contra su torso firme y duro. Él se
queda muy quieto de repente y se separa con dolor mientras yo inspiro
temblorosa.
—¿Pasa algo? —logro vocalizar.
—Nada —gruñe.
—Entonces, ¿por qué te has detenido? —inquiero intrigada.
—Porque estoy pensando en cómo te puedo dar placer —suelta Diego a
modo de explicación y baja la vista mi boca.
Al igual que él, me fijo también en la suya con frustración—. Y ya tengo
una idea, te va a gustar—me susurra con voz melosa.
Me sitúo de espaldas y respiro hondo antes de hablar.
—Claro, se me olvidad que eres el dios en sexo.
Noto que él contiene el aire un instante.
—Jamás he dicho eso, es una estupidez —pone los ojos en blanco.
—¿Quieres probar o no? Confía en mí Anastasia—ronronea muy
próximo a mi oído.
—Vale—murmuró—. ¿Qué es lo que tienes en mente?
Diego pellizca mi trasero y doy un respingo. Antes de que pueda decir
algo, me aparta el pelo hacia un lado y lame con sensualidad la curva
del lado derecho de mi cuello. A la vez, me desabotona los pantalones y
baja muy despacio la cremallera.
—Mi bella —gime con rudeza —. Vamos a hacer algo interesante para
ambos.
Desliza mis vaqueros junto con mis bragas rosas por mis muslos con
movimientos lentos y suaves. Un doloroso y placentero pinchazo se
extiende por mi sexo al imaginar lo que vendrá después. Ya no puedo
esperar.
Estoy a punto de decir algo más, pero Diego me hace callar con un
pequeño soplo de aire y me besa en el centro de la espalda, y un sutil
escalofrío se extiende por mi espina dorsal.
—Eres bonita—continúa susurrando—, inteligente, amable, graciosa y
fuerte, muy fuerte, Anastasia, tienes que saberlo—concluye tomando mi
mano y guiándola hacia el lugar exacto por donde el fuego me consume
—. Quiero ver cómo te tocas.
—¿Quieres que me masturbe? —pregunto sorprendida—. Es algo un
poco más privado, Diego, y no sé... —comienzo a tartamudear.
—Voy a estar junto a ti, tranquila, es algo que ya hemos hecho juntos,
pero quiero ver como lo haces tú.
—Vale—digo con confianza.
—Espera un poco mi bella, te ayudare—me asegura con la voz ronca.
Diego conduce en círculos sensuales dos de mis dedos sobre mi sexo y
muerdo mi labio cuando mis dedos se meten dentro de mi sexo. Cierro
los ojos y me relajo apoyando la cabeza en su hombro y siento como un
dedo Diego juega con mi clítoris y su otra mano masajea mi pecho
derecho.
¡Madre mía! —pienso para mí misma. Aceleró los movimientos como a
mí me gusta y Diego comienza murmura palabras calientes que hace
que me excite, vamos no soy una santa yo misma me he dado placer,
pero hacerlo con Diego le da un toque más caliente. Me estresa cuando
las mujeres niegan que se masturban, uno tiene que hacerlo para
conocer tu cuerpo y también para saber lo que a ti te gusta y poder
comentar con tus parejas así de simple.
—Así, mi bella. Estás haciéndolo bien. ¿Cómo te sientes? —gruñe Diego
con la voz rota y agitada. Noto que está duro como una roca y me clavó
los dientes en el labio inferior. Suelto demasiado alto un inteligible
ruidillo, y él libera una risita vanidosa. —Con calma, mi Anastasia, o
tendremos público muy pronto por nuestros vecinos—me advierte
Diego con ternura sobre mi cabello sin detenerse—. Lo último que
queremos es que venga a tocar la puerta y nos quiten este momento tan
íntimo, ¿verdad? —dice burlón.
—Diego, no bromees en un momento así. Yo...—cierro los ojos porque
siento como su dedo hace presión en mi clítoris y mete un dedo dentro
de mi sexo.
Él toma mi boca y la llena poderosamente con la suya. Mis caderas se
sincronizan con los movimientos de mi mano y muerdo el labio con
fuerza de Diego porque siento como un hormigueo asciende dentro de
mí, lo que me hace saber que estoy llegando a mi orgasmo.
La cara interna de mis muslos está perlada de sudor y me siento
caliente. Miro de reojo a Diego y veo que retira su dedo dentro de mi
sexo y se lo lleva a la boca... ¡Puff, dios bendito! Esa imagen es
demasiado.
—¿Estas apunto?
Asiento con mi cabeza y las manos de Diego comienza a deslizarse por
mi cuello, bajando por mi pecho donde los masajea unos segundos
antes de continuar descendiendo por mi estomago hasta llegar mi sexo
donde mete un dedo y comienza a moverlo en círculos retiro mis dedos
y dejo que él siga. Aprieto mis muslos con fuerza atrapando su mano.
—¡Diego me corro! —gritó con fuerza y él suelta una carcajada ronca
antes de besarme con cuidado.
—¿Te ha gustado? —pregunta, asiento con mi cabeza y me da un breve
beso—. Dime cuáles son tus fantasías Anastasia, y te prometo que te las
cumpliré—me ronronean en mi cuello.
Es hermosa nuestra Anastasia aquí les dejo un gif de ella:
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 32
Sentí como sonaba la alarma, pero me tapé con una almohada. No
quería ir a clase, quería seguir durmiendo. Sentí que alguien me quitaba
la almohada e hice un puchero porque la única persona que podría ser
era Diego. Él comenzó a darme besos por toda la cara, era una buena
forma de despertar, pero aún no quería despertar, le di un empujón y
me tapé hasta arriba con el cubrecama. Sentí como se reía de mí y me
arrancaba el cubrecama.
—Despierta bella, no me hagas tirarte agua—me amenazó—. Me voy a
bañar y cuando salga quiero ver tu lindo culo fuera de esa cama.
—¡Dios cállate! —Exclame molesta y volviendo a tapar. Sentí como
acariciaba la mejilla.
—Hablo en serio muy en serio—dijo, antes de darme un beso en la cara.
Escuché como caminaba y cerraba la puerta del baño. "¡Por fin! Cinco
minutos más no me harán daño" —me dije a mi misma.
******
Él me arrastraba por los pasillos de la universidad. Lo miré e iba
enojado porque esos cinco minutos se convirtieron en media hora que
pasé de largo. Entramos al salón y nos sentamos en los últimos
puestos, miré de reojo a Diego, quien miraba fijamente al profesor.
******
Me acerco con mucho cuidado en donde se encuentra cocinado Diego
solo con sus pantalones de pijama. Mis manos rodean su cadera y
sube por su torso bien marcado. Apoyó mi cabeza en su espalda y
pudo sentirlo como se ríe.
******
Gotas de sudor recorren mi cara y mi espalda mientras le pego una y
otra vez al saco de boxeo y sacaba toda la rabia que tenía dentro. No
tenía ni idea cuánto tiempo llevaba así, pero no quería parar, sentía
tanta rabia con Diego que aún no podía creer que me siguiera.
******
La gente gritaba mi nombre y caminé con seguridad en donde estaba
el muro de personas. Diego me dio un suave beso antes de separarme
de él, pero algo llamó mi atención: en una esquina se encontraba un
sujeto que se parecía mucho a Nicolás o eso creo que era él. El hombre
estaba cruzado de brazos y me observa detenidamente. Mi corazón se
aceleró y sentía la boca seca. Luis se acercó y me dio un suave
empujón que me hizo reaccionar.
******
Llegamos a la barra de la discoteca en donde se encuentran Alejandra,
Cameron, Bárbara y un chico que estaba acompañado a Barbara.
Saludé a todos y Barbara me fulminó con la mirada cuando Diego me
dio un beso en la mejilla.
É
Él soltó una carcajada que hizo que mi cuerpo se estremeciera. Respire
profundo y me centre en odio y nada más que en odio que sentía por
esa escoria que tenía en frente de mí. No dejaré que él gane nunca más.
Lo hizo a propósito, jugó con mi mente e hizo que me pusiera paranoica
y nerviosa.
—Hola amor ¿Me extrañaste? —Aflojó su agarre de mi cuello y me
acarició la mejilla. —Eres tan hermosa. Joder como me pones con solo
mírate.
Cerré los ojos con fuerza. Él se acercó a mí y me besó con fuerza, pero
yo no abrí la boca y me removí una y otra vez.
Sentí náuseas y quería vomitar. Él soltó un gruñido que sonó más como
un animal que como una persona.
—Suéltame, pedazo de mierda—digo enojada.
Él sonrió burlonamente y negó con su cabeza.
—¿Tienes miedo, cariño? ¿Sabes algo? Tu cara de miedo me recuerda
en esa noche: en donde estabas así también y con más hombres
rodeándote, intentando violarte en una habitación oscura. Por fin, la
increíble Anastasia había caído, la peleadora más grande de Madrid
había caído junto con su hermano, su reinado había caído por su
querido novio: ósea yo.
—Eres un hijo de puta—grité con rabia. Como puede ser tan cruel, más
encima fue él quien...Cerré los ojos.
—Cariño, tienes que entender que fueron negocios que me hicieron
ganar mucho dinero, aunque como siempre mi querido hermano
salvándote. Simón el santo, siempre siendo tu ángel guardián, ¿verdad,
Anastasia? Porque gracias a mi santo hermano no alcanzaron a tocarte.
Considérate afortunada porque fuiste la primera y fui lento, pero ahora
créeme que no. —Responde con una sonrisa malvada como puede ser
tan malo, yo lo amaba y me traicionó.
—Eres una mierda—tomé con fuerza su mano y se la apreté. Él soltó un
gemido de dolor. Solo podía pensar en cómo había sido traicionado por
él.
Pero él no le tomó importancia y dijo con arrogancia las siguientes
palabras:
—Estás jugando con fuego, cariño. Ah, mi querida Anastasia siempre
estás intentando sacar lo peor de mí, ¿verdad?
Nicolás me agarró del cuello y apretó un poco. Lo miré con odio y
sonreí con maldad a este juego, podemos jugar los dos. Quiere que sea
su pesadilla pues lo seré ahora.
—Te duele, verme de nuevo feliz, ¿verdad? —Puse una mano en mi
barbilla y apretó mi cuello un poco más, pero no quise mostrarle alguna
reacción de mi parte y fingí que no me costaba cada vez más respirar—.
Te duele que sea más fuerte y que ya no me afecte tus trucos de mierda,
¿verdad?
Se apretó más a mi cuerpo y sonrió maliciosamente. Apreté mis manos
en puños con fuerza.
—Tú eres mía y de nadie más. Joder—se acercó demasiado a mí.
Vi mi oportunidad para escapar de él y levanté mi pierna y le di una
fuerte patada en sus partes noveles, él se dobló y cayó al suelo. Me
agaché para estar a su altura. Lo tomé de su polera y lo levanté con una
fuerza impresionante y lo azoté con fuerza contra la pared. Lo agarré
del cuello tal como me tenía a mí y apreté con fuerza su cuello.
Joder, tenía tanta rabia de verlo aquí. Quiero matarlo ahora mismo—me
dije a mí misma—. Podía hacerlo y estoy segura de que le haría un bien
a este mundo al no tener a una escoria de persona—me repetía a mí
misma.
Respiraba con dificultad al tenerlo al frente de mí y hacía que perdiera
control sobre mí. Era la persona que más odiaba y también mi demonio
como podía odiarlo tanto y a la vez tener tanto miedo. Saqué mi
conclusión de que el odio siempre gana al miedo.
—Vas a caer Nicolás. Vas a pagar por todo lo que has hecho—él sonrió
burlonamente y no pude contenerme y le pegué un puñetazo en su cara
que hizo que se le borrara su sonrisa—. Mírame, pedazo de mierda no
te tengo miedo porque ya me destruiste ¡mírame joder! —Gritó
enojada. —Tú creaste a esta nueva Anastasia y te debo dar las gracias,
me has hecho más fuerte y no le tengo miedo a nada.
Me acerqué más a él y apreté más su cuello. Sería tan fácil apretar un
poco más su cuello y ver como él deja de respirar. Observa cómo exhala
el último respiro, podía controlar su reparación y verlo como a poco sus
ojos se apagaban, pero no, yo no jugaba así de sucio.
—Sería tan fácil acabar contigo—sonríe con maldad—. Como tú
acabaste con mi vida y la de mi hermano, solo tengo que ejercer un
poco más de presión y ver cómo poco a poco dejas de respirar, imbécil
—apreté un poco más su cuello.
Nicolás soltó una risa y se relamió los labios.
—Cariño: ambos sabemos que no eres capaz de hacerlo—nos miramos
fijamente—. No tienes las agallas de matarme, cariño—dijo con burla.
Apreté más su cuello y Nicolás tomó mi brazo e intento que lo soltara.
Sonreí con maldad hacia él y puse mis dos manos en su cuello y se la
apreté con más fuerza. Nicolás comenzó a toser porque no podía
respirar.
—Ahora no eres tan fuerte, verdad, no eres nadie sin tu gente que te
proteja la espalda, ¿verdad? Porque mírame—
me observó con odio y mi dedo acarició su mejilla—. Puedo matarte
ahora y crees que el mundo no te va a extrañar, Nicolás has hecho tanto
daño a tantas chicas inocentes que no merecían eso.
Traté de respirar varias veces para intentar calmarme y no cometer una
locura como la que estaba cruzando en este momento por mi cabeza.
Tenía que controlarme y no dejarme llevar por el odio y cometer un
error.
—No mereces la pena—murmure. Negué con la cabeza y solté su cuello
—. Pero recuerda bien mis palabras: Nicolás, acabaré tu vida.
Nicolás empezó a toser y a la vez reír fuertemente lo que lo hacía ver
como psicópata y me dio miedo. Cerré los ojos, mi mano se cerró en un
puño y chocó con su mandíbula que lo hizo caer al piso. Nicolás abrió
los ojos y un pequeño rastro de sangre salía de su labio.
—Recuerda estas palabras: No descansaré hasta que vea tu vida
acabada y no es por nada, pero si yo fuera tú me
tendrías miedo porque no sabes de lo que soy capaz de hacer ahora, esa
Anastasia inocente llena de vida murió. Y
agradece que siga teniendo moral porque si no te hubiera matado aquí
y creo que el mundo se hubiera librado de una escoria—me agaché y lo
tomé del pelo—. Un día me dijiste: que era tu ángel, pero ahora tu ángel
se convirtió en tu demonio personal.
Él me observó atentamente y sonreír con maldad hacia él.
—No eres el único que puede jugar en las sombras.
Camino rápidamente donde estaban los demás, pero no estaban ahí.
Solo estaba el acompañante de Barbara. Tenía un mal presentimiento,
me acerqué al acompañante de Bárbara y lo miró atentamente. Tomé
mi pequeño bolso.
—¿En dónde están los demás? —pregunto nerviosa y mirando mi
celular porque tenía los segundos contados para salir de aquí.
Él apuntó a la pista de baile. Yo asentí y caminé con pasos rápidos y
mirando a todas partes, tenía los minutos contados antes que llegara
Nicolás con su gente. Quería sacar a todos de aquí, pero no sabía si
podría llegar a ellos antes de que me atrapen. Cuando llegué me
acerqué a Alejandra, Cameron, Diego y Bárbara los vi feliz bailando. Él
estaba muy pegado bailando con Barbara.
Pestañeé varias veces para no llorar y miré hacia todas partes. Pude ver
como Nicolás habla con cuatro hombres en el segundo piso. Él se acercó
a la barandilla y comenzó a mirar a la pista. Tragué duro y mi boca se
secó. Sentí su risa y miré a Bárbara como pasaba sus manos por el
cuello de Diego.
Me dolió jodidamente, me dolió, pero tampoco iba a caer en este juego
si él quiere ser infiel, cosa de él y no la mía, es su decisión. Miro de reojo
a Nicolás y vi que estaba ahora hablando con el señor que me amenazó
en Madrid. Ellos me estaban buscando. Me toqué el pecho y miré por
última vez a Diego bailando con Barbara y me di cuenta de que
necesitaba esto. Necesitaba una chica sin un pasado turbio y lleno de
secretos, necesitaba tener una chica que le fuera honesta en todo y que
no le mintiera. Tenía que dejarlo ir y no seguir exponiéndolo algo
peligroso, él ya había sufrido mucho y no merecía más caos en su vida.
Yo era la personificación del caos y desastre. No era justo para él.
Miro de nuevo a Nicolás que aún me busca entre la gente. ¡Mierda
Anastasia, tienes que salir ahora! —Me dije a mí misma, me mordí el
labio inferior, no iba a salir de esta, sin que me viera, me iban a atrapar.
Empecé a caminar rápidamente a la salida y vi como Nicolás me apuntó
en donde estaba y los cuatro hombres empezaron a correr en donde
estaba yo. Me toqué el pecho y empecé a empujar a la gente. Miré de
reojo y estaba cada vez más cerca y miré a Nicolás quien habla con él,
señor de Madrid y estaba bebiendo y chocando sus copas.
Pedazo de mierda—murmure en voz baja.
Siento como alguien me agarra del brazo y levanto mi mano lista para
golpearlo, pero veo que es Simón y él prácticamente me arrastra a fuera
de la discoteca. Me sube a su auto y acelera rápidamente.
—Joder Anastasia, ¿estás loca? —Grito Simón.
Pestañeó varias veces hacia él. Simón apretaba fuertemente el volante
tanto que sus nudillos estaban blancos por la fuerza.
—Supongo que si—trate de bromear, intentando relajar el ambiente.
Me miró por un segundo, antes de volver a concentrarse en la carretera.
Observe que nos estábamos alejando de Barcelona. Levanté una ceja,
cuando él dobló por un camino de tierra y comenzaron a aparecer más
árboles por el camino.
—Simón—, lo llamé, pero él me ignoró—. ¿A dónde vamos? Me vas a
matar aquí.
Simón me sonrió de lado y negó con la cabeza. Miré al frente y vi una
pequeña casa de madera en medio de un pequeño bosque. Se bajó de su
auto y me abrió la puerta.
Cuando bajé del auto, me tomó de la barbilla y me miró fijamente como
buscando algún daño en mi cara, tomó mis manos y examinó mis
brazos. Cuando estuvo conforme con su escaneo me soltó.
Él suspiró y se pasó la mano por el pelo.
—Simón—, digo en un susurro—. Gracias por rescatarme.
—Ya te lo dije Anastasia, te protegeré de mi hermano—él empezó a
caminar a la casa y me hizo señales para que lo siguiera.
Él abrió la puerta y me dejó entrar primero y después cerró la puerta
dejándonos a oscuras. Me giré en donde se encontraba Simón y se
acercó aún más a mí.
—Simón: ¿Por qué me trajiste aquí? —pregunto con curiosidad.
Me acarició la mejilla, pero yo di un paso atrás, por mucho que
molestara ver a Diego bailando con Barbara, no iba caer en ese juego
estúpido de pensar mal de mi pareja, yo confió en Diego. Di varios
pasos hacia atrás poniendo una distancia porque, aunque me cueste
admitirlo los encantos de Simón son peligroso para mí.
—Te traje para ponerte a salvo, Anastasia—comento con una pequeña
sonrisa.
É
Él se alejó y prendió la luz. Pestañeé varias veces para intentar
acostumbrarme de nuevo a la luz. Miré a mi alrededor, era una casa
muy linda, tenía una chimenea y sillones blancos en la sala de estar. Él
caminó un poco y entró en una pequeña cocina en donde también
estaba la mesa.
Me senté en la silla y vi como Simón se movía de un lado a otro sacando
cosas para cocinar. Dejó varias verduras y unas hamburguesas de soyas.
Levantó una ceja hacia él, Simón soltó una carcajada.
—Vale, me has pillado—él levantó las manos y sonrió de lado—. Si me
gustaron las hamburguesas de soyas, solo quería hacerte rabiar un
poco, desde ese día que siempre las compro.
Me reí y negué con la cabeza. Recuerdo como ese día Simón me invitó a
comer y se quedó sorprendido cuando le dije que sí, pero que tenía que
ser un lugar vegetariano. Cuando llegamos al restaurante, Simón me
dejó ordenar y ordené unas hamburguesas de soyas con lechuga,
tomate, queso vegano. Simón estuvo diciendo todo el rato que fue la
peor hamburguesa que había comido, solo para hacerme enojar.
—Sabía que me estabas mintiendo—sonreí.
—Solo quería molestarte un poco—Él se rió y varios mechones cayeron
en su frente. Él se dio vuelta y empezó a cocinar hamburguesas.
Dos horas después me reía con Simón recordando lo malo que éramos
en la pista de hielo y todas las veces que nos caímos en dos minutos.
Recuerdo que ese día fue uno de los mejores que pasé con Simón
—Éramos terribles, no aguantabas ni siquiera un minuto de pie
Anastasia y encima me llevas a mí para que yo también me cayera
contigo.
Hice un gesto con la mano quitándole importancia.
—Solo quería que amortiguaras mis caídas—brome.
Él sonrió y se acercó a mí.
—¿Qué nos pasó Anastasia? —Preguntó con un tono completamente
serio.
—La vida, eso pasó, Simón.
—No entiendo nada, porque solo recuerdo que éramos tú y yo y buenos
momentos juntos y tú sabes que entre nosotros hubo más que amistad,
Anastasia pude sentirlo cuando nos besábamos.
Que les pareció el capitulo de hoy van entendiendo un poco del
pasado de Anastasia ¿cuénteme que es lo que
creen que pasara?
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 35
—Simón—, digo enojada. Porque les gusta a los hombres recordar
tanto las cosas, porque simplemente no pueden olvidar lo que pasamos
juntos hace casi cuatro años.
—Estábamos bien juntos y después mi hermano...—Él apretó sus
manos en puños.
—Solo paso, me enamoré de Nicolás—solté enojada—. No tengo otra
explicación, jamás quise hacerte daño y solo estábamos tonteando
Simón, no era nada serio.
—¡Nada serio! —Exclamó molesto—. Para mí, si era serio.
—No seas cínico, Simón. Te vi muchas veces coqueteando con chicas y
besándote frente a mí e incluso cuando te las llevas al camerino para
tener sexo con ellas, cuando estábamos tonteando... —Cerré los ojos y
lo miré fijamente—.
Nicolás simplemente estuvo ahí para mí y no me andaba refregándome
sus conquistas en la cara como tú ¿lo recuerdas?
Él se tiró el pelo y se dejó caer en el sillón.
—Fui un imbécil, te tuve por unos meses ¿verdad?
—Simón, lo de nosotros fue entretenido, fácil y sin complicaciones, pero
sí en cierta forma me tuviste, pero eso cambió hace tiempo. Ambos
éramos muy jóvenes.
—Lo sé, que imbécil fui. Te perdí y ahora me doy cuenta de lo que perdí.
Solté una risa y negué con la cabeza.
—Tampoco es para tanto, solo fue diversión.
Simón me sonrió de lado y se acercó a mí, pero yo me alejé de él. Quería
irme, tenía muchas cosas que pensar y
tenía miedo. Nicolás estaba tan cerca de mí que puedo sentir que estaba
respirando sobre mi cuello. Me rasco el cuello, necesito atraparlo
pronto.
—Será mejor que me lleves de nuevo a la ciudad. —Digo con un
pequeña sonrisa.
Me levanto del sillón y Simón me miro por unos segundos antes de
asentir con su cabeza.
******
Simón estacionó su auto a una cuadra de mi departamento, ni loca le
daba mi verdadera dirección, me despedí de él y esperé que se fuera .
Cuando llegué vi que estaba Diego, Cameron y Alejandra
esperándome.
******
Miro mi celular y veo que Diego sale de la tienda con una botella de
licor. Observó cómo se tambalea un poco, pero se afirma en Bárbara y
en Cameron. Niego con la cabeza y es que lo noto mal, es obvio que va
borracho y apenas puede caminar bien. Alejandra camina detrás de
ellos y ella también ha perdido algo de peso.
Niego con la cabeza y los sigo a una distancia prudente por el otro lado
de la calle. Veo que se sienta a fondo de la plaza en pasto, yo me siento a
lo lejos en una banca. Diego abre la botella y le da un largo trago, esto
no era lo que yo quería. Me duele que esté recurriendo al alcohol.
Cameron le arrebata la botella a Diego y la guarda en su mochila.
Ellos comienzan a discutir tanto que Diego le pega un empujón a
Cameron y entre Barbara y Alejandra se interpone entre ellos. Me
masajeó la sien, yo no quería esto, Diego no debería estar tomando y
peleando con su mejor amigo...odio no poder ir y tomar su mano, pero
no puedo. Me acomodo mejor la gorra y me pongo los lentes de sol y
doy una vuelta por la plaza asegurando de que Nicolás no esté cerca de
ellos.
Cuando doy la tercera vuelta y no veo rastro de Nicolás me vuelvo a
sentar en la banca y veo como ya está más calmado el ambiente. Diego
trata de sonreír con lo que le habla a los demás, pero él se separa y se
aleja un poco de lo demás. Observo que se lleva su teléfono a la oreja, en
ese momento siento vibrar mi antiguo celular. Observó que es una
llamada éntrate de Diego y la cortó. Necesito que te olvides de mí—
hablo conmigo mismo.
Él frunce el ceño y se lleva de nuevo el celular a la oreja y otra vez
comienza a vibrar mi celular, dejo que suene y pasa cinco minutos
llamándome hasta que Bárbara lo viene a buscar y él se vuelve a sentar
con los demás. Me limpio una lágrima que recorre mi mejilla.
—Perdón Diego, no quise hacerte daño o alejarte de mí, pero la vida es
una perra injusta y aunque no pueda tomar tu mano o estar ahí cerca
de ti. Sigo aquí a la distancia y mientras yo esté aquí, nadie puede
herirte—murmuré en un susurro.
Miré la hora y tenía que irme. Me levanté de banca por suerte, el metro
estaba cruzando la plaza. Camine lentamente en donde están ellos y
agache un poco los lentes de sol y mire fijamente a Alejandra quien
abrió los ojos al verme. Me coloqué de nuevo los lentes de sol y caminé
de prisa mezclándome con la gente que entraba en el metro. Tal vez fui
una tonta al dejar que me viera Alejandra, pero ella necesitaba saber
que estoy bien y que sigo con vida, que nada malo me ha pasado. Que
siempre estaré ahí protegiéndola, que jamás la dejaría sola.
Entré en el bar, me senté en la mesa más alejada y observé a los
gemelos y a Jonathan como estaba hablando con tres chicas. Puse los
ojos en blanco y observé hacia la calle en busca de algún rastro de
Nicolás, pero tampoco. Lo que sí vi fue el agente que estaba estacionado
afuera del bar.
Escuché la risa de Dylan y cómo ellos brindaban con las chicas y
después cómo tiraban bromas entre ellos. Esos tres nunca van a
cambiar—me digo a mí misma. Hago un puchero porque me muero por
ir a abrazarlos, pero no puedo, ni siquiera debería estar aquí.
Se supone que tendría que estar en Sevilla, tranquila en mi
departamento, pero no puedo como podría estar ahí tranquila cuando
puse en peligro a toda la gente que amo de nuevo, él siempre ha sabido
cual es mi punto débil.
Él simplemente no me mata porque le gusta torturarme con la gente
que amo, le gusta ver como yo sufro en vida para sentirse más
poderoso, Nicolás es así y conocí esa parte sádica de él, cuando pasó lo
de esa noche.
Saqué mi celular y vi que me tenía que ir ya porque mi vuelo salía en
una hora. Fue un viaje corto, pero necesario para mí, necesitaba ver que
ellos estaban bien y que seguían con su vida y aunque con los gemelos y
Jonathan seguía teniendo contacto con ellos con Alejandra y Diego, no
para ellos simplemente me fui de una noche a otra. Rompí el corazón de
ellos y sé que ambos la están pasando mal, pero es necesario.
Salí del bar e hice contacto visual con el agente, quien negó con su
cabeza. Me aleja rápidamente de ahí. Bah, me da lo mismo si estoy
rompiendo las reglas, no me iba a quedar escondida en un
departamento, esperando que ellos hagan su trabajo cuando yo
también soy bastante inteligente y astuta. No necesito estar encerrado
en un departamento esperando a que las cosas se resuelvan
mágicamente, porque la vida no era así y yo no me iba a quedar con los
brazos cruzados esperando, tengo mi propio plan y pruebas.
Esto solo es el comienzo y lo voy a hacer con la policía o sola, pero
acabaré con Nicolás de una vez por todas. —Me digo a mí misma.
Miro de reojo a la gente quien está hablando por teléfono de seguro que
le aviso a Simón de que estoy aquí rompiendo las reglas. Que se jodan—
murmuró.
Simón, Simón, Simón, cumpliste tu palabra de proteger a mis amigos y
me has puesto segura de nuevo. Suelto un suspiro, porque me ha estado
llamando todos los días preguntándome: ¿Cómo estoy? Tanto física
como mentalmente, supongo que tiene algo de miedo que haga alguna
locura. Tengo mucho que agradecerle por estar apoyándome en mi
etapa más oscura o la más solitaria...o algo por estilo.
******
Tres días después:
******
Me meto a mi portal de estudiante y comienzo con las clases. Entrego
todos mis trabajos y también pongo al tanto a mis profesores que
unos días más me reincorporo en la universidad para ir
personalmente a las clases.
******
Me senté como siempre en el último puesto y muchos de mis
compañeros me miraban como si hubieran visto a un fantasma, vale,
desaparecí por tres meses, pero tampoco es para tanto. Saqué mi libro
de adiós a las armas y me concentré en la lectura. Unos minutos
después el salón estaba lleno de mis compañeros. Sentí su risa y la voz
de Barbara. Me agaché en la silla y me concentré en mi lectura.
—Buenos días alumnos—dijo el profesor Roberto cansado y
presionado su dedo en el tabique de la nariz y añade—.
Tengo sus informes aquí y se lo entregaré, algunos estuvieron muy
buenos, pero otros muy malos...En fin, comenzaré a llamarlos y se van
acercando.
Miré de reojo en donde se encontraba Diego que estaba besando a
Barbara. Me mordí el labio con fuerza, eso dolió, jodidamente dolió,
pero tenía que mantener mi cabeza en alto y ser fuerte. Tengo que
concentrarme en el odio hacia Nicolás y en atraparlo. No puedo ser
débil por el amor ahora es lo menos que me importante había vuelto
para recuperar mi libertad de una vez por todas y acabar con Nicolás
solo quería volver a ser libre.
Al menos aún no se daba cuenta de que había llegado. El profesor
comenzó a llamar a mis compañeros que iban en pareja ya que el
informe era de a dos, pero yo estaba sola en Sevilla.
—Por favor que venga la señorita: Anastasia Evans—dijo el profesor
fuerte. Me levanté de mi asiento y sentía todas las miradas sobre mí y
susurrando cosas sobre mí, puse los ojos en blanco. Me acerqué al
profesor —quien me sonreía con orgullo—. Excelente trabajo, veo que
nuestro programa online funciona muy bien y por supuesto bienvenida
de nuevo.
—Gracias profesor—sonreí con emoción.
Tomé el informe y vi que mi nota era de diez. Caminé de nuevo hacia mi
puesto y me senté. Me concentré de nuevo en la lectura, pero sentí una
mirada sobre mí, levanté mi vista y me topé con la mirada de Diego,
quien me mira fijamente con el ceño fruncido.
Tengo muchos sentimientos por él, y tengo que actuar como si no me
importara una mierda... porque estoy jodidamente asustada de que le
hagan daño y duele tener que verlo a la distancia y con alguien más. —
susurro.
Respiré profundo y volví a concentrarme en la lectura
El profesor empezó a pasar materia y tomó apunte a todo lo que decía,
amaba la clase de literatura y es raro, pero hasta extrañaba venir a
clase. La clase terminó y guardé todas mis cosas. Salí rápidamente de
ahí, no quería toparme con Diego y tampoco con Barbara. Sonreí al ver
a Dylan esperándome afuera de mi salón.
—Está muy cariñosa amorcín—bromeo.
y
Caminamos juntos en donde estaba Rocío y los demás. Me senté al lado
de Rocío y empezamos a ponernos al corriente y tirábamos bromas con
los demás. Podía sentir las miradas de varias personas sobre mí.
El día transcurrió relativamente normal, aunque muchas personas me
miraban como si fuera un fantasma, evité a toda costa toparme con
Diego. Me apoyé en la pared, esperando a Simón y veo al grupo de
Alejandra acercarse a mí.
—Anastasia—grita Alejandra con emoción, prácticamente se arroja
encima de mí—¡Estás aquí!
—Sigo viva—respondo con ironía.
Camero se acerca y me abraza fuertemente.
—¿En dónde carajo estabas? Pensé que te habían matado—bromea.
Abrí los ojos y miré a Alejandra, quien estaba fulminado con la mirada a
Cameron.
—Por ahí—digo encogiéndome de hombros—. Viviendo la vida loca, ya
sabes drogas, fiesta y mucho más—bromé.
Diego se acercó a mí, me miró fijamente antes de darme un beso en la
mejilla que duró mucho tiempo para mi gusto, no puedo evitarlo, pero
mi respiración se alteró.
—Hola Anastasia—dijo con su voz ronca. Lo miré fijamente y estaba
con Barbara tomado de la mano.
—Hola Diego, hola, Barbara—digo con una sonrisa. Miré mi celular y
aún no tenía respuesta de Simón.
—Tienes el pelo muy largo, me gusta, te ves aún más hermosa—dice
Alejandra con una sonrisa.
Pasé una mano por mi pelo y puse un mechón detrás de mi oreja.
—Gracias hermosa. Tú estás muy guapa—le guiñe el ojo a Ale.
Ella tiró de mi brazo e hizo que nos alejáramos de los demás y se acercó
más a mí.
—¿Cómo estás? —Pregunta seria.
—Estoy bien, rubia. Aunque me siento un poco rara—murmuré para
nosotros—. Soy como un fantasma y todos me miran raro. Eso me hace
y y
sentir fatal—bromeo.
Alejandra me abrazó fuerte.
—Todo estará bien— sonríe como una tonta.
De repente sentí como alguien me agarraba de la cintura, me solté
rápidamente de su agarre y mi mano quedó suspendida en el aire.
—Tranquila Anastasia—dijo Simón con una sonrisa. Alejandra soltó un
grito ahogado—. Hola Alejandra, mucho tiempo sin verte.
Me acerqué a Simón y lo abracé era increíble pero incluso extrañé a
Simón y más que nada me ha demostrado que no es como su hermano y
que de verdad me está ayudando. Gracias a él tengo más pruebas. Él se
quedó quieto, pero después me abrazó con más fuerza.
—Te extrañe—me susurro. Me separé de él y lo miré fijamente—.
¿Estás lista? —Preguntó con una sonrisa.
—Si.
—Estás cambiado, Simón—dijo Alejandra. Ella me miró por un
momento y después a él.
—Igual que tu Ale. Todos hemos cambiado mucho y dejamos de ser
adolescentes.
Él tomó mi mano y me alejó de los demás.
—¿Cómo estás Anastasia? —pregunto.
—Te miento si te digo que bien, pero estoy cansada, Simón. Siento que
no puedo ser sincera con nadie, en fin, tampoco quiero ser tan
dramática—bromeo con él.
Él me observa fijamente y pone un mechón de mi pelo detrás de la
oreja.
—Anastasia, mírame—negué con la cabeza y agaché la cabeza. Él tomó
mi barbilla e hizo que lo mira—. Conmigo nunca has tenido que fingir.
Estuve ahí y vi lo que estaba haciendo mi hermano, no tienes que fingir
conmigo, si quieres llorar hazlo, quieres golpearme hazlo, quieres gritar
hazlo, pero no finjas conmigo. Yo conozco a la verdadera Anastasia, eres
increíble y sigo aquí contigo.
—Simón—, susurro.
É
Él me acarició la mejilla y miré de reojo como Diego entrecerró sus ojos
hacia nosotros. Lo ignoré y me concentré en Simón.
—Siempre me tendrás a mi—tomó mi mano y la llevó hacia su corazón
—. Estaré esperando por ti.
Me rasqué el cuello, no sabía qué decirle. Él era muy guapo como un
modelo con sus ojos claros que era muy profundo que con solo mirarte
podías perderte.
—Es que yo...no estoy lista, aunque todavía siento cosas por...—Él miró
sobre mí y estoy seguro de que miraba a Diego.
—Por él—dice con amargura.
—Simón—, digo molesta—. No quiero estar con alguien seriamente.
Me crucé de brazos y vi como en sus labios aprecia una sonrisa que
significaba muchas cosas: era esa sonrisa que me dio cuando me besó
por primera vez, cuando me propuso conocernos como algo más que
amigos.
—¿Quieres diversión y sin compromiso? —Pregunto tomando de la
cintura—. Puedo darte eso. Anastasia, no sería la primera vez que
cruzamos esa línea.
Apoye mis manos en su pecho e intente alejarme.
—Siento que te vas a quemar en este juego.
—Puede que tú también, mi querida Anastasia. Solo volvamos al pasado
y recuerda todo lo divertido que fue estar juntos sin complicaciones:
solo besos, caricias y diversión.
Me separé de él y caminé por el lado de Diego, quien estaba besando a
Barbara, repito por segunda vez eso dolió, pero no agaché la mirada,
tenía que ser fuerte.
Llegué donde estaba la rubia y me despedí de ella y de Cameron. Simón
llegó a donde estaba y se despidió también.
Él tomó mi mano y me guió a su auto. Cuando estuvimos adentro nos
quedamos en silencio. Yo miraba como Diego sonreía con Barbara y ella
besaba su cuello. Cerré los ojos y traté de contar del uno al diez.
—Solo intentemos, si no sale bien..., seguiremos siendo amigos—
propuso. Tomé su cara entre mis manos y lo observé fijamente.
—No quiero lastimarte...No puedo, te lo juro que, si no lo quisiera tanto,
te besaría, pero no quiero hacerte sufrir Simón.
Me dejé caer en el asiento y tomo mi mano.
—Al menos puedo conquistar, ¿verdad?
Sonreí.
—Inténtalo—digo burlonamente.
Él entró en mi departamento con la pizza en la mano y soltó un silbido a
ver mi enorme departamento. Le di un empujón para que entrara de
una buena vez. Sonrió y dejó la pizza en la encimera.
Me senté en la encimera y me observó detenidamente. Negó con la
cabeza. Sonreí como dije ya antes con Simón, siempre se sintió todo
muy fácil o fue porque con él experimenté muchas cosas, primer beso,
mi primero en tocar mis partes íntimas...todo fue muy fácil y no se
sentía mal.
Comenzó a abrir mis muebles buscando los platos y se dio la vuelta
poniendo sus manos en sus caderas.
—Me vas a decir en donde tienes los platos—me apuntó con un dedo.
Pestañeé inocentemente hacia él y me encogí de hombros—. Me lo vas a
decir Anastasia, ¿o no?.
Él se acercó a mí y acarició mis piernas. Tragué duro y ahora era él
quien sonreía.
—Puedo darte una pista.
—Mmm..., está bien, te escucho fuerte y claro.
Puse mis manos en su cuello y lo atraje muy cerca de mí en donde él
soltó un gemido mezclado con tos.
—Estaba muy cerca... están en los muebles del lado derecho. Creo que
fue una enorme pista. —Le susurré en su odio antes de mordérselo. Él
soltó otro gemido ronco y me reí.
—Eres tan jodidamente sexy... que me haces perder la cordura—me
susurro. Su nariz acarició la mía y me dio un beso en la comisura de mi
labio. Él tomó unos platos. Él me ayudó a bajar y llevó la pizza hacia la
sala de estar.
É
Él sirvió una porción en mi plato y comenzamos a reír con sus malos
chistes y con nuestro recuerdo de cuando éramos jóvenes. Cuando comí
el segundo trozo de pizza, él me miraba fijamente.
—¿Cómo te enamoraste de mi hermano? —Preguntó con curiosidad e
intriga.
—Vale...Recuerdas ese día que peleamos en tu casa en esa fiesta que
diste y yo estaba enojada contigo, porque me estaba enamorando de ti,
pero tú no estabas ni ahí conmigo, solo me veías como tu capricho,
Simón—él iba a hablar, pero yo puse mi dedo en sus labios para que se
callara y me dejara continuar—. Me dolió ver cómo te enrollaste con
dos chicas frente a mi porque yo ingenuamente era exclusiva para ti.
Aunque sé cuáles fueron nuestras reglas. En fin, subí molesta al
segundo piso y caminé una y otra vez por el pasillo hasta que sentí la
mirada de alguien.
Cerré los ojos y tomé un enorme suspiro.
—Ahí lo vi, estaba con una sonrisa tierna y con su pelo despeinado y sin
polera. Me quedé quieta mirándolo porque lo encontré hermoso,
porque era rubio, de piel blanca, ojos azules claros y torso muy
marcado. Recuerdo que me pregunto ¿Qué haces aquí tan sola,
hermosa? Y le conté que había peleado contigo y dijo: Mi hermano es
un imbécil, tú eres demasiado para él, se ve que eres una chica
asombrosa.
Tome un trago de agua antes de continuar:
—Ese día me quedé toda la tarde y hasta al amanecer hablando, me
pareció tan sorprendente que es chico guapo, solo tenía ojos para mí y
me hizo sentir muy especial. Ese día me pidió mi número y me
acompañó hasta mi casa en donde nos besamos y de ahí comenzó
nuestra historia, me enamoré de ese Nicolás divertido, exótico que le
veía el lado positivo a la vida y no de este demonio—terminé con una
sonrisa triste.
Miré de reojo a Simón y él estaba callado.
—Así que por eso cambiaste de un día para otro conmigo—él hizo una
mueca—. Hasta que te vi un día besándolo, supe que te había perdido.
Sentía tanto celos de mi hermano, porque ahora tenía él y tú solo tenías
ojos para él.
Tengo otra pregunta: ¿Por qué te alejabas siempre que te trataba de
hablar?
Lo miré por un segundo antes de contestar:
—Porque Nicolás sabía que había algo entre nosotros y él jamás me lo
prohibió, solo que lo hice por mí. Tú me confundes, Simón. Contigo
experimenté muchas cosas fuertes y no me hacía bien estar cerca de ti.
—Él sonrió un poco y apoyó mi cabeza en mi mano—. Alguna otra
pregunta.
—Si aquí va: ¿te enamoraste de mí? —Él emitió mi pose y me miró
fijamente.
—No, pero sentí muchas cosas fuertes hacia ti...Mmm, yo diría que
estuve a punto si no hubiera sido por Nicolás, probablemente hubiera
caído por ti.
—Eso duele jodidamente mi corazón, ahora.
Nos quedamos callados y él estiró su mano y me acarició la mejilla.
—Hemos crecido Anastasia, yo no soy un adolescente con las hormonas
revueltas y tú no eres esa chica de mirada dulce e inocente. Ambos
hemos cambiado para bien, te miro y solo puedo ver a una mujer
hermosa, guerrera, fuerte y sexy que puede volver loco a cualquier
hombre. Anastasia eres un espectáculo hermoso de ver.
Achique mis ojos hacia él.
—¿Estás coqueteando conmigo? Verdad —bromeé.
Sonrió de lado y se pasó la mano por el pelo en donde varios mechones
rubios cayeron en su frente.
—Un poco—murmuró con sonrisa.
Negué con la cabeza y apoyé mi cabeza en el sillón. Miré el techo y él se
inclinó hacia mí. Lo miré con ceja alzada.
—¿Qué haces?
—Te observo de qué ángulo te puedes verte menos bonita, pero es
imposible eres hermosa en todos los ángulos, como es eso jodidamente
posible—se queja.
Solté un bufido y lo empujé.
—Estás enfermo—me reí de su cara de indignación. Tenía sus manos en
su cadera en una posición bastante femenina. Él se unió a mí y así
pasamos toda la tarde riendo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos
que coperar todos para que se pueda
para...recuerden que el viernes, subo otro capítulo mas largo que
este.... en donde se viene bueno...Tal vez el
jueves suba un spoiler a mi instagram.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 40
Mire la hora de mi celular eran las siete de la mañana, me sorprende
estar despierta a esta hora, siempre he sido algo dormilona, pero la
noche fue horrible y volvieron las pesadillas de esa noche que pensé
que había quedado en el pasado.
Me estiro en la cama y tomo mi ropa y toallas para darme un buen baño,
ya que me acaba de llegar un mensaje de Simón diciendo:
< Simón a las 6:59 a.m.>
"Lo siento, pero mi amigo no puede en la tarde, pero puedo un rato en la
mañana, te quiere tomar declaración.
Pd: Dime que está despierta"
Le dije que sí podía y me dijo que un rato más me pasaría a buscar. Me
visto rápidamente, porque me demoré más de la cuenta en la ducha. Me
pongo mis pantalones blancos, una polera negra que me llega hasta el
ombligo y una casaca de cuero negro. Me hago el delineado en los ojos y
rímel, no es mi mejor cara y las ojeras me delatan por lo que trato de
cubrir con corrector de ojeras.
Miro a la hora y son las 7:50 <<Mierda, mierda>> tomo mi mochila y
corro hacia el ascensor y las puertas se abre, mi sonrisa se borra
cuando veo a Diego besando a Barbara. Cierro los ojos profundamente y
los saludos cortésmente, en ese momento me entra una llamada de
Simón:
—Ya me desperté. Voy bajando, soy puntual—digo poniendo los ojos en
blanco. Siento que refunfuña y me rio.
—Llamaba para comprobar que tu lindo trasero estaba fuera de la
cama, mi amigo va camino hacia allá. Otra cosa—
soltó un suspiro largo—. Mi amigo es un poco coqueto, espero que no
caigas en sus encantos—dice molesto.
—Oh genial, otro baboso como tú—bromeo. Se queda callado y puedo
jurar que tiene el ceño fruncido—. No pongas cara de enojado, no caeré
por él. Adiós Simón.
Salgo del ascensor y veo a un sujeto apoyando en una moto de policía
con una enorme sonrisa. Me quedo quieta
haciendo que Diego choque conmigo al igual que Barbara. El tipo es
enorme, debe medir casi dos metros, es moreno, con ojos verdes y pelo
con ondas, muy guapo.
—Anastasia Evans, ¿verdad? —Yo asiento—. Vamos, tenemos que irnos,
tengo solo un momento.
—¿Conoces a este tipo Anastasia? —Pregunta esa voz que tanto
extraño, me giro para mirar a Diego.
—No, pero tengo...—Antes de que termine de hablar, él me interrumpe.
—Una mierda, no te vas a ir con él—abrí los ojos y vi que Bárbara me
fulmina con la mirada.
—Perdón, hago lo que quiera con mi vida, no le tengo que dar jodidas
explicaciones a nadie—digo enojada.
—Puedo llevarte yo—rebatió también enojado, como si su novia no
existiera.
Me quedé mirando a Diego fijamente y él a mí, pude sentir como ambos
seguíamos teniendo esa química o como éramos al principio cuando
peleábamos por todo, pero él tiene novia y yo me tengo que mantener
alejada de él. Di un paso hacia atrás.
—No. Me voy con él—miré al policía ardiente vestido todo negro que
miraba la escena.
Diego le susurró algo a Bárbara , me miro con una mirada de muerte y
luego caminó hacia su auto. Él me tomó de la muñeca y yo traté de
soltarme, sentí unos pasos que se acercaban.
—¿Este chico te está molestando? —Preguntó el policía. Negué con la
cabeza.
—Me puedes dar unos minutos a solas con él—miró al policía y él
asiente. Diego me lleva hacia una esquina y yo me suelto su agarre —.
¿Qué quieres?
—Una explicación, eso es lo que quiero, una maldita explicación de lo
que haces de nuevo aquí—me dijo enojado.
—Voy a clases, tengo un departamento aquí y yo vivo aquí, Diego.
Se tiró el pelo y negó con la cabeza, miró hacia el fondo en donde
Bárbara nos miraba atentamente.
—Tú sabes bien a lo que me refiero, quiero una maldita explicación.
—No hay mucho, me fui y punto, supéralo—mentí con las primeras
palabras que se me vinieron a la mente, porque no me dejaba pensar
teniéndolo tan cerca—. Adiós, Diego, vete con tu novia—digo con un
tono de asco que no le pasó desapercibido porque dijo:
—Exacto, me voy con mi novia que no me miente, que me quiere y que
no esconde nada de su pasado como otras. —
Di un paso hacia atrás. Él pasó por mi lado dándome un empujón.
<<Eso dolió, dolió>> —me digo a mí misma. Lo veo como se sube a su
todoterreno y le da un beso en los labios. Mis ojos se empañan y respiro
otra vez antes de acercarme al policía.
—Anastasia Evans—, dice con voz gruesa—. Me llamo Harry Oviedo, un
gusto. Soy uno de los agentes que lleva el caso de Nicolás.
Yo asentí y vi como el todoterreno salía del estacionamiento, volví a
concentrarme en Harry, quien se subía a la moto y me ofrecía su mano.
—Perdóname por lo que te voy a decir, pero eres hermosa. Ahora veo
porque mi amigo anda babeando contigo, eres hermosa.
Puse los ojos en blanco haciendo que él suelte una risa ronca.
—Simón me dijo que eras algo complicada, ¿sabes?
—Y a me dijo que eras un playboy disfrazado de policía—rebatí.
Me subí a su moto y tomo mis brazos, pero yo me solté y me afirmé de
la parte de atrás.
—¿Tienes novio Anastasia? —Se giró para mirarme con una enorme
sonrisa que lo hacía ver aún más guapo.
—No.
—Que interesante dato—pasó una mano por su barbilla—. Te invito a
desayunar, en donde podemos hablar con más tranquilidad.
Abrí los ojos con sorpresa y él prendió su moto.
—No deberías ser profesional.
—Debería—escucho lo que dice antes de arrancar con la moto y salir
del subterráneo del edificio.
******
Él se estaciona en una cafetería y se baja de la moto. Me ofrece su
mano, pero yo la rechazo. Harry se rio y camino con seguridad hacia
dentro de la cafetería. Nos sentamos en una mesa y pone sus codos en
la mesa y me mira fijamente.
******
Estábamos comiendo mientras vigilábamos, esperando que saliera de
su casa, faltaba una hora aún para su pelea. Él estaba callado, supongo
que es porque ambos estamos nerviosos de lo que podamos
encontrar ahí adentro.
******
Caminé hacia el estacionamiento y me senté en una banca esperando
a Simón, de reojo vi como Diego estaba con Bárbara, pero él me estaba
mirando y se estaba acercando a Cameron con Alejandra, saludé a mi
amiga a lo lejos. En ese momento Simón se bajó de su auto y venía con
un gorro blanco y todo negro dejando caer algunos mechones de su
pelo rubio.
******
Sentí como alguien azotaba mi puerta y una y otra vez, me removí, me
giré y caí al piso. Abrí los ojos y vi nada más que mi lindo piso de
cerámica, me di cuenta de que estaba en mi sala de estar.
<<¡Mierda!>> —exclame.
Refregándome mis brazos, sentí de nuevo los golpes, pero ahora eran
más fuertes. Tomé mi celular y eran las tres y dos minutos de la
mañana, me acerqué lentamente a la puerta. Los golpes cesaron y la
abrí lentamente y vi alguien apoyado en mi puerta, abrí la puerta y la
figura cayó para atrás. Me acerqué lista para pegarle, pero me di cuenta
de que era Diego.
—Diego—, digo un susurro y acercándome a él.
—Anastasia, perdón por despertarte, pero te necesito... —Dice con la
voz rota.
Me acerqué a él y lo tomé de la mano haciendo que se parara. Diego me
miró de arriba y abajo. Tome su mano y lo guíe de nuevo al sillón.
—¿Por qué sigues vestida? —Preguntó en un susurro. Miró mi bolso y
luego a mi—. Fuiste a pelear, ¿verdad?
—Creo que eres muy observador hoy.
Me senté en el sillón y él me imitó, se acercó demasiado a mí e intenté
alejarme, pero me tomó de la mano y tiró de mí.
—Puedes abrazarme, por favor—se le rompió de nuevo la voz. Me
mordí en el labio inferior y me acerqué a él, me subí en su regazo y lo
abracé fuertemente. Escondió su cabeza en mi pecho y mi mano le
acarició su pelo.
Pasamos una hora en esta posición y podía sentir como la respiración
de Diego se estaba volviendo más tranquila, por mucho que me gustara
estar así con él teníamos que ir a una cama.
—Diego—, lo llamó y levantó la cabeza —. Tengo sueño—dije en un
susurro.
—No quiero estar solo...
—No te voy a dejar solo, Diego, ven vamos—digo levantándome y
tomándolo de la mano. Subimos las escaleras y abrí mi pieza, nos
quedamos a oscuras solo entraban algunos rayos de la luna. Pasó por
mi lado y se quitó la polera, haciendo que soltara un suspiro, él me miró
de reojo y sonrió.
Se metió a mi cama y me hizo una señal para que me acercara, me quité
las zapatillas y el polerón y me quedé con
calza y sostén deportivos y me metí a mi cama.
Me tomó de la cintura y me miró fijamente, yo desvié la mirada y miré
al techo. Me abrazó fuertemente y apoyó su cabeza en mi pecho.
—No estoy con Bárbara, terminamos, solo estábamos hablando con ella
y pidiéndole perdón, jamás quise lastimarla, pero ella insistió en que
estuviéramos juntos—me senté en la cama y él me imitó.
—Diego, porque no le das una oportunidad.
Frunció su ceño.
—Te das cuenta de lo que estás diciendo—soltó un gruñido—. No
quiero estar con ella ¿Qué es lo que te preocupa?
Bajé la mirada hacia mis manos y me mordí en el labio inferior.
—Claro, claro, se me olvidaba que tienes novio—puso su mano en mi
barbilla e hizo que lo mirara—. ¿Qué diría tu querido novio, si él
supiera que te besaste conmigo y que ahora estoy contigo en tu cama?
¿Qué crees que diría Anastasia?
—¿Me estás amenazando? —Preguntó enojada
—No, solo estoy diciendo un hecho— me tomó de la cintura con fuerza
—. Te gusta correr peligro, te gusta la adrenalina ¿verdad Anastasia? —
Susurro sexymente mientras sus manos acariciaban mis caderas.
Subió sus manos y llegó hasta mis pechos, los apretó y me hizo soltar
un gemido. Lo miré y él sonrió con orgullo, se acercó a mí y comenzó a
besarme el cuello.
Cerré los ojos con fuerza. Él me tomó firmemente y me puso encima de
su regazo y pude sentirlo duro.
—Puedes sentirme, ¿verdad? —Tomó mis caderas con fuerza y
comenzó a mover hacia adelante y atrás frotando nuestros cuerpos—.
¿Te gusta esto? —Me susurró con voz ronca.
Yo lo miré fijamente y no puedo contenerme y lo besé, él me apretó más
su cuerpo y sus manos se colaron entre mis calzas y me acarició por
encima de mis bragas.
—Estás mojada solo por mí, bella—chupó mi labio inferior antes de
morderlo con fuerza y yo solté un pequeño gemido. Quitó sus manos
dentro de mis calzas y me tomó la cara con las manos y me besó
profundamente, nuestras lenguas danzaron juntas y yo tomé con fuerza
de su cuello, no quería dejarlo ir por esta noche.
—Eres mía—susurró sobre mi boca, volviéndome a besarme con más
fuerza. Sus manos se fueron hacia mis pechos comenzó a masajear, mi
mano tiró de su cabello con fuerza. Él soltó un gruñido.
De repente mi celular comienza a sonar, Diego deja de besarme y toma
mi celular, su cara pasa de estar relajada a enojada, me pasa mi celular y
veo que es Simón.
Me mira fijamente y niega con la cabeza. Contesto la llamada porque
primero: Simón jamás me había llamado tan tarde como ahora y
segundo: me preocupa que Nicolás le haga algo también a él.
—Simón—, digo en un susurro. Escucho su respiración a través de la
línea.
—Anastasia... —Dice con la voz agitada—. Porque no puedo sacarte de
mi cabeza, me pregunto todos los días porque no te puedo olvidar, pero
luego recuerdo lo que vivimos y boom me doy cuenta de que no podría
olvidarte jamás.
Me levanto de la cama y él me tomó de la mano.
—Simón: ¿Estás borracho?
—Tal vez, un poco, es solo que no puedo seguir fingiendo que solo
quiero ser tu amigo, porque no podemos intentarlo
tú y yo, eso suena jodidamente hermoso ¿verdad?
Suelto un suspiro y me paso la mano por mi cara.
—Simón debería ir a dormir, ¿en dónde estás?
—En mi casa, solo y borracho con el corazón roto por ti—dice de
broma.
Me muerdo el labio inferior porque sé que está haciendo un puchero
como niño chico, como siempre lo hacía cuando quería conseguir algo
conmigo, suelto una risa.
—Solo acuéstate y mañana nos juntamos.
—Mmm....valeee—dice marcando bien la letra "e" —. Me darás un beso
al menos ¿verdad? —bromea.
—Solo acuéstate, adiós.
Corto la llamada y veo que Diego está acostado con una sonrisa
picarona y me hace señas para que me acerque a él.
Camino despacio a mi cama y tira de mi mano y me hace sentarme
encima de su regazo.
Nos miramos fijamente y puedo ver la batalla que lideran sus ojos entre
amor y odio, yo lo miro con la misma fuerza.
—Te quiero, ¿lo sabías? —Me susurra con su voz sexy—. No tienes ni
una idea de cuanto te deseo y odio hacerlo de la forma en que lo hago
porque me condena más a ti, te pienso cada segundo y no me
arrepiento de volver hacia a ti porque como te lo dije una vez Anastasia:
estar contigo jamás se ha sentido mal, al contrario, se siente bien y eso
me gusta.
Lo miré fijamente y por dentro de mi corazón, dio un salto de felicidad,
pero joder odio, no poder estar con él, odio no poder tomar su mano
frente a todo el mundo o besarlo o incluso decir que creo que estoy muy
enamorada de él y que tenía razón en decir que tenía ese efecto en mí
de ponerme tontita cuando estoy con él.
—Diego—, susurré mis manos, se fueron a su pecho, subieron y bajaron
lentamente—. Recuerda que sin sentimientos.
Tomó mi muñeca y me quedé quieta mirándolo.
—Te estás quemando en este juego Anastasia—él me giró y mi espalda
tocó el colchón—. Te gusta la adrenalina y el peligro, bella. Corramos
juntos ese peligro y la adrenalina que tanto te gusta bella.
Tomó mi pierna e hizo que rodeara su cadera y presionó su erección
contra mí que hizo que soltara un gemido fuerte.
Él sonrió traviesamente y su boca cubrió la mía.
—Sin sentimientos, Anastasia—susurró, antes de tirar el lóbulo de mi
oreja que me hizo cerrar los ojos con fuerza y tratar de poner un poco
de control en mi respiración que en estos momentos era un desastre.
—Diego te deseo...Quiero hacerlo—murmuró.
Me observa fijamente y me besa con calma, me acaricia la mejilla. Se
separa un poco de mí.
—Quiero que seas el primero.
—¿Estás segura? Porque si lo hacemos ya no ha vuelto atrás, piénsalo
bien, por favor, Anastasia.
—Quiero que sea tu Diego — insistí porque estaba segura de mis
sentimientos hacia él —. No lo piense tanto.
—No lo sé Anastasia, ¿estás segura? —repitió. Me subí en su regazo y
asentí. Me miró un momento hacia el techo y luego a mí. Vi como sus
ojos lideraban una batalla.
Mis manos acariciaron su torso y me agarró la muñeca. Nos miramos
por un segundo antes de que él presiona su
boca contra la mía. Me hizo girar y mi espalda tocó el colchón y se puso
entremedio de mis piernas.
Tomó una de mis piernas y rodeó su cadera empujó su pelvis y pude
sentir lo duro contra mí. Cerré mis ojos porque de verdad íbamos a
hacerlo y no me arrepiento. Amo a Diego aun cuando por ahora tengo
que renunciar a él.
Se detuvo y se sentó, me observó y sus manos comenzaron a bajar mis
calzas. Las tiró al suelo y volvió a besarme con cariño. Mis manos como
siempre se fueron a su pelo y se lo tiré con fuerza. Se separó y comenzó
a darme pequeños besos por toda la cara. Su mano fue descendiendo
hasta llegar a mis bragas y me acarició por encima.
—Diego...
Él se rió y su mano se metió dentro de mis bragas, no perdió el tiempo y
metió dos dedos dentro de mi sexo y los movió en círculo haciendo que
mi respiración fuera un desastre y dijera su nombre una y otra vez.
Mis manos rodearon su cuello y lo besé, necesitaba distraerme y no
estar tan nerviosa. Se dio cuenta y me besó con más calma, fue un beso
lleno de amor que me dolió porque ambos nos seguíamos queriendo.
Me separé de él y chupé su cuello con fuerza. Aceleró sus movimientos
con los dedos y podía sentir como se acercaba mi orgasmo.
—Córrete para mi bella—mordisqueo mi labio y solté un profundo
gemido.
No perdió tiempo y me besó por un segundo y fue bajando lentamente
mis bragas dejándome solo con sostén deportivo.
—Fuera bragas, aún podemos detenernos, Anastasia.
Negué con la cabeza, no quise responder, estaba muy nerviosa, nunca
nadie me había visto tan desnuda como Diego que no perdió la
oportunidad de evaluarme detenidamente y por un momento pensé en
taparme.
Se paró un segundo y buscó en su pantalón su billetera en donde
extrajo un condón y volvió a sentarse a mi lado. Me miró fijamente y me
acarició la mejilla.
—Eres bellísima.
Tomó la tela de mi sostén y comenzó a quitármelo. Levante los brazos y
quede desnuda, completamente desnuda. Él soltó un gemido y se
mordió el labio. Él se sacó rápidamente el bóxer y rompió el envoltorio
del condón, se lo puso con rapidez.
Se subió encima de mí, se acarició un poco su miembro y no puede
evitar soltar un gemido. Me observo por unos segundos antes de
ponerse entre medios de mis piernas, pude sentir como se rozó contra
mi sexo y lo sentí tan duro y grande que comenzó a entrarme el pánico.
Comenzó a besarme, pero no podía seguirle el ritmo, mi mente solo
pensaba: <<Que eso iba a doler y mucho>>.
—Bella, tranquila soy yo. Mírame
Nos observamos y me acarició la mejilla.
—Sigo esperando por ti, bella. —Me dio un suave beso—. Sigo
queriéndote, mis sentimientos por ti son más fuertes que antes, ¿lo
sabes?
Yo asentí, no podía encontrar mi voz, tenía la garganta muy seca. Se
rozó contra mí, era una sensación extraña.
Comenzó a darme pequeños besos en el cuello y su mano acarició mi
pecho derecho donde apretó un poco y su boca chupó mi otro pezón.
Cerré los ojos con fuerza porque de nuevo estaba comenzando a
relajarme y a excitarme. No puedo evitarlo, un leve mareo hace que se
tambaleen todos mis sentimientos cuando noto que de nuevo mueve
sus dedos dentro de mi sexo y que empieza a estimular con círculos
suaves. Estaba siendo muy cuidadoso haciendo que me retuerza de
placer, soltando pequeños gemidos de placer que no puedo controlar.
No puedo evitarlo, lo llamó varias veces por su nombre, consumida por
las olas de placer que me está proporcionando Diego con sus dedos.
Sabe cómo volverme loca.
—¿Estás lista, Anastasia? —Pregunta con voz ronca.
Me apoyo en mis codos y paso mi lengua por su cuello haciendo que él
se estremezca.
—Lo estoy, Diego.
Baja su rostro al mío y con su nariz acaricia la mía para luego
trasladarse a mi mejilla y posterior a ello hacia mi mentón. Pasa una
pierna a través de la mía. Luego presiona sus labios suavemente sobre
los míos para besarme con suavidad y lentitud.
Llevo mi mano a su cuello para acercarlo más mientras abro mi boca
esperando que profundice el beso, lo cual hace y pronto el beso pasa de
ser lento a rápido. Vuelve a presionar a su miembro contra mi sexo y
muerdo su labio.
Noto como su miembro vuelve a ser presiono y se mete despacio en mi
interior, produciéndome una punzada de dolor y soltando un pequeño
grito que hace que Diego se detenga y comience a darme pequeños
besos por toda la cara. El vuelve a empujar un poco más. Cierro mis ojos
con fuerza.
—¿Quieres que me salga? —Dice jadeando. Pequeñas gotas de sudor
recorren su frente. Niego con la cabeza—.
Joder bella, te va a doler un poco. Dime si te duele y me detengo ¿vale?
—Vale—susurro.
Él empujó de nuevo y gritó. Se detuvo y me besó con ternura para
intentar aliviar el dolor. Joder esto duele, no pensé que perder la
virginidad fuera tan doloroso.
Se quedó unos minutos quietos y cuando me puede acostumbrar a
tener la mitad de su miembro adentro yo misma moví mi cadera y él
entró por completo en mí.
Nos quedamos varios minutos quietos porque duele y demasiado,
Diego me da besos por toda la cara y me acaricia la cintura. Cierro los
ojos, lo siento caliente y grande, pero poco a poco me voy relajando.
Tampoco voy a decir que es lo más cómodo y que la sensación de
tenerlo en mi es placentera porque no. Por instinto balanceo mis
caderas pidiendo que se mueva para aliviar un poco el dolor.
—Jodidamente es mejor que todas mis fantasías—gime agarrándome
de las caderas.
Comienza a mover su cadera primero lento haciendo que suelte varios
gemidos y haciendo que el dolor se calme un poco, aunque sigue siendo
incómodo tener algo dentro de ti por primera vez.
—¿Te gusta Anastasia? —Pregunta agitada.
—Me gusta Diego—muerdo su oreja haciendo que gruña y tome con
más fuerza mis caderas.
—¿Puedo moverme más rápido?
Yo asiento y comienza a moverse más rápido, hostigando ese punto de
deseo entre mis muslos con expresión de suma concentración en su
rostro. Los movimientos cada vez se hacen más rápidos y provocadores.
Toma una de mi pierna y la enreda en su cadera y los movimientos
resurgen con mayor fuerza, prendiendo llamas de placer que aumentan
de tamaño como un mar impetuoso que me arrasa desde las puntas de
mis pies y me sacude entera.
Haciendo que grite su nombre y soltando palabras incoherentes. Cada
vez son más rápidos y las gotas de sudor recorren nuestro cuerpo. Me
vuelve a besar y mis manos se enredan en su cuello atrayéndolo más
hacia mí. Me separo de él y beso su cuello con fuerza, intentado dejar
una marca.
—Voy a correrme, bella—gruñe él, embistiendo con mayor fuerza.
—No pares, por favor
Baja su mano y acaricia mi sexo con sus dedos haciendo que esté a
punto de llegar al orgasmo y me vuelva loca. En ese momento, una ola
de inmenso placer se alza por todo mi cuerpo sacudiéndome y
empujándome a arquear la pelvis, hasta dejarme sumida en un estado
de embragues total.
Enrolla mi otra pierna y acelera su movimiento uno, dos, tres hasta seis
veces, entra en mi hasta llegar a su propio placer. Su cuerpo cae encima
de mí y no logra aplastarme. Diego me acaricia el pecho con su nariz.
Estoy consumida y derretida aún por el placer. No puedo más. Sin duda
este es uno de mis mejores momentos.
É
Él se retira con cuidado y le hace un nudo al condón y lo bota en mi
pequeño basurero que tengo al lado de mi mesita de noche. Tomo la
polera de Diego y me la pongo. Observó cómo él toma su bóxer y se lo
vuelve a poner.
Se vuelve a acostar a mi lado y me abraza fuertemente.
—Gracias por dejarme ser el primero.
—Fuiste el correcto—murmuró tapándome con un cubrecamas y
apoyando mi cabeza en su pecho.
Él suelta un suspiro y me quedo callada porque mañana se romperá la
burbuja en la que estamos y volveremos a tomar caminos separados.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las 200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su mensajes me
hacen tan feliz y aun queda mucho de esta
historia
Como se darán cuenta esta semana tendrá dos capítulos para que
alegra su tarde, noche o día...Bueno
capítulo de hoy fue algo bueno...hace calor, espero que lo difruten
mucho y comente... su teorías.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 47
Me desperté con mucho calor y sentí como alguien respiraba en mi
cuello. Miré hacia mi lado y encontré a Diego profundamente
durmiendo. Su brazo reposaba sobre mi estómago. Solté un suspiro y
los recuerdos de lo que pasó hace unas horas rápidamente vinieron a
mi mente. Diego, sobre mí entrando una y otra vez, negué con la cabeza,
había cometido una locura.
Pero tampoco me arrepentía porque estaba enamorada, pero tenía
miedo de la reacción de Diego cuando le dijera que tenía que irse
porque no se me olvida de que Nicolás estaba vigilando a Diego y tengo
terror. Sé que estoy siendo cobarde en estos momentos, pero no puedo
por ahora y tengo miedo de que al despertar Diego de verdad me odie y
que después no quiera saber nada más de mí.
Solté un gruñido y me tapé la cara con la mano, tenía ganas de llorar, de
gritar y de golpear a Nicolás una y otra vez, faltaba poco para acabar
con esto, pero Diego aún no estaba preparado al igual que Alejandra ni
yo misma estaba preparada para lo que se venía. Diego se removió un
poco y su pierna se puso algo cariñosa. Sentí como crecía algo ahí abajo.
Hora de despertar al bello durmiente.
—Diego... —, murmuré tratando de moverme.
—Mmm...no quiero—susurro. Escondiendo su cabeza en mi pecho.
—Despierta, por favor—digo moviendo su hombro.
Levantó su cabeza y me miró confundido. Miré un punto detrás de él, no
quería romper su corazón porque lo que pasó anoche fue algo especial
para nosotros, ambos pudimos sentir lo mucho que aún nos queremos
y eso duele, me quema el corazón.
—Buenos días—dice con una sonrisa que poco a poco se borra a ver mi
cara.
—Tienes que irte—susurró. Sigo mirando un punto fijo detrás de Diego.
Aprieta su mandíbula y se separa lentamente de mí.
—Te arrepientes, ¿verdad Anastasia? —Lo miro y luce impotente;
aprieta aún más su mandíbula y su expresión es feroz. Trago duro y me
siento en la orilla de mi cama.
—No me arrepiento—digo con sinceridad—, pero—antes de que
termine de hablar, él me interrumpe.
—¡Pero! ¿qué? —Alzó la voz. Me quedé quieta mirando porque apretó
sus manos con fuerza.
—Die...go—, susurre.
—Anastasia ¿Qué es lo que te pasa? Huyes de mí como si fuera una
jodida plaga. Porque me haces esto no te das cuenta de que me
lastimas. ¡Maldita sea! —Grito y poniéndose los pantalones.
⋙ ¿Qué mierda te he hecho yo? ¿Por qué eres tan cruel conmigo? ¿Por
qué juegas así conmigo? —Se tiró el pelo y caminó hacia donde estaba
yo —. Contéstame, Anastasia.
Mis ojos se empañaron y apenas podía verlo. Me duele tener que hacer
esto y no quiero, no quiero romper su corazón porque me duele
lastimarlo porque me duele a mi aun cuando el dolor que le causó es
por mi culpa, ya estaba cansada de tener que ocultar la verdad, me
cansé de esto... Niego con la cabeza.
—Diego, cálmate por favor, yo tengo al... —Comencé a tartamudear, que
solo hizo que se enojara aún más porque soltó un gruñido y una
lágrima, recorrió su mejilla y se limpió rápidamente.
—Cállate Anastasia, solo cállate cómo puedes usarme así. Te quería a
pesar de tus secretos y tu pasado te quería, joder —él soltó una risa
seca—. Siempre te vi como la indicada, pero ahora te miro y...No lo eres,
solo eres una más que pasa por mi cama.
Di un paso hacia atrás y me abracé a mí misma, porque eso me dolió.
—Eres cruel, Anastasia y siento pena por mí mismo por tener estos
sentimientos hacia ti que no te mereces en absoluto. Te di mi corazón,
joder qué imbécil soy. ¿Sabes algo? Cuando te fuiste por estos tres
meses en el fondo de mi corazón sabía que volverías conmigo, pero
ahora que te miro—me observó detenidamente y no me gustó para
nada en la forma que me miro—. Me pregunto si esos dos meses que
estuvimos juntos fueron reales o solo fue
espejismo.
Tomo mi barbilla entre sus dedos.
⋙ Te odio Anastasia y me da pena tu querido novio que se nota que te
ama y tu no. Eres cruel con nosotros. No seré más tu diversión, como tu
misma dijiste: olvídate de mí.
Tragué duro y pestañeé varias veces para no llorar. Pero mis ojos se
empañaron y apenas podía verlo.
—Eres una mala persona y, ¿sabes? Tú misma me lo advertiste muchas
veces que no me acercara a ti, pero yo...Simplemente no quise
escucharte y ahora me arrepiento. Espero que estés contenta porque
ahora te puedo asegurar que me rompiste aún más mi corazón.
—Diego..., yo—intenté hablar de nuevo elevando la voz.
Se tiró el pelo y sus ojos estaban rojos. Estaba cegado por el dolor y yo
no podía hablar.
—Te entregué a mi corazón para que lo cuidaras y lo único que hiciste
fue destruirlo. Lo tomaste con tus manos y lo destruiste con fuerza
arrasando todos mis sentimientos que tantos años intenté evitar ser
lastimado.
Negué con la cabeza porque me estaba matando lentamente con sus
palabras y quería decirle la verdad, pero no me quería escuchar y yo no
podía encontrar mi voz.
—Diego, es que me están amena...—Intenté explicar, pero, antes de que
terminara de hablar, él explotó.
—No quiero escuchar nada más de ti, Anastasia—levantó sus manos—.
Ya me cansé, me cansé de ti, de tus secretos y misterio, me cansé de
todo esto—movió sus manos entre nosotros y me di cuenta de que se
cansó de mí, se aburrió de mí—. Te odio ¡Por Dios te odio!
—Por favor, Diego, escúchame—me miró un segundo antes de azotar la
puerta con fuerza.
Me abracé a mí misma y no puedo evitar llorar, se acabó con él. Me odia
él de verdad me odia. Como pudo irse todo a la mierda en qué momento
mi vida se volvió en esto.
Quería decirle que me estaba amenazando, pero cuando lo intenté ya
fue tarde, él me odia y sé que Diego se va a volver a cegar en rencor.
Tengo miedo y siento que nadie puede entender lo que siento cuando
Nicolás me amenaza con la gente que yo amo como Alejandra o
Diego...solo de pensar que Nicolás está cerca me mata, porque sé que no
va a tener piedad con ellos y como puedo ser egoísta con la gente que
amo...Nicolás debería hacerme daño directamente a mí, pero no lo hace
y lo paga con la gente que amo porque él vio que era mi punto más
débil y vio lo que podía hacer conmigo.
Él vio como yo misma morí cuando solo tenía dieciséis años, él mató a
mi hermano entre siete hombres más y sé que fue mi culpa, yo lo maté
aun cuando ni siquiera sabía que él iba a venir o como fui tan estúpida
para caer en esa trampa, fui tan estúpida...fui una imbécil como no me
di cuenta y por eso prefiero mantener a la gente alejada de mí porque
mientras más lejos estén de mí, ellos están a salvo de mí y de mi pasado.
Me acosté en mi cama y me abracé a mí misma y lloré todo lo que tenía
que llorar. Lloré por mi hermano, lloré por lo que pudimos ser con
Diego y espero que en algún momento él me pueda perdonar y sepa
porque lo hice.
******
—Me vas a decir: ¿Qué pasó entre tú y Diego? Ahora mismo—dijo
Alejandra preocupada. La miré de reojo.
—Nada.
—¿Crees que me voy a creer eso? Cuando Diego llamó a Cameron
alterado y se escuchaba cosas rompiéndose y cuando llegamos Diego
tenía su departamento destruido y no paraba de decir que te odiaba.
Cerré los ojos para no volver a llorar y Alejandra se acercó a mí y me
abrazó. Me aferré a su abrazo como siempre lo hemos hecho cuando
teníamos problemas.
—No quise lastimarlo—suelto. Alejandra me mira atentamente y
mueve su mano para que continúe hablando—. No puedo estar con él,
porque Nicolás sabe de su existencia y....ese día que me fui, él me vio
bailando con Diego...todo se complicó con Nicolás
Alejandra me limpió las lágrimas, ni siquiera me había dado cuenta de
que había comenzado a llorar en silencio.
—Pero Nicolás es parte del pasado ¿Por qué sigue apareciendo en tu
vida? ¿Por qué ahora vuelve a tu vida? No entiendo esa obsesión que
tiene contigo.
Agaché mi mirada y jugué con mis dedos.
—No lo sé ¿Quién sabe? —La miré de reojo—. Solo sé que tiene una
meta muy clara y es hacerme daño ¿Por qué?
No tengo idea. —Achicó sus ojos.
Ella sabe que escondo mucho más, pero tampoco me presiona porque
es un tema delicado para mí.
—Tú sabes que yo jamás te presiono para que tú me cuentes tus cosas y
que te respeto porque te amo. Somos mejores amigas desde pff... desde
los seis o siete años casi una vida juntas. Somos hermanas de distintas
familias, pero siempre hemos estado juntas.
⋙ Pero hace dos años atrás cambiaste de un día a otro, te volviste fría
e indiferente que parecía que no le importaba nada y entiendo tu dolor
porque perdiste a tu hermano y también terminaste con Nicolás que
llevan dos años juntos.
Fueron muchos golpes en ese momento Anastasia era todavía una
adolescente que no sabías aún nada de la vida y más con lo de tu
familia...te fuiste a vivir un tiempo con tus abuelos y después te
escapaste y llegaste aquí a escondidas de tus padres.
Ella limpia las lágrimas que no puedo controlar. La veo borrosa porque
puedo recordar todo lo que pasó hace dos años escapando de Nicolás
nunca un lugar fijo porque siempre estaba ahí en las sombras.
—No puedo pensar que te estás escapando. ¿Por qué te escondes
realmente? Te lo juro que me falta dedos en mi mano por los lugares
que has estado estos dos años y ahora hace poco te fuiste de nuevo y
dejándome una nota que decía:
"Necesito irme por un momento, necesito respirar.
Volveré cuando me sienta lista de nuevo, pero por ahora no puedo estar
aquí.
Te amo hermana y no te preocupes por mi estaré bien".
—No me escondo de nadie...Sólo siento que me sofoco estar en el
mismo lugar—respondo en susurro.
Ella tomó mi cara entre sus manos y achicó sus ojos mirando fijamente.
Ella sabía que le estaba mintiendo, me conoce demasiado bien y ella
sabe cuándo estoy mintiendo. Pero ella es tan buena amiga que no me
presiona.
—Te has vuelto una muy buena mentirosa, mi querida Anastasia, pero
conmigo no, cariño tú no querías irte de aquí, Anastasia por favor tú
eras feliz con Diego, se te veía en tus ojos de nuevo, estaba llena de vida
y no te arrastraba por la vida esperando que un camión te atropella.
¿Crees que me voy a creer tu mentira? Por favor, Anastasia hazlo mejor.
Me quedé quieta mirándola y ella levantó una ceja.
—No quiero hablar más de ese día o de los dos años o de lo que hice
hace tres meses, eso queda en pasado y punto.
¿Por qué a todo el jodido mundo le gusta recordar? —Digo enojada.
—Vale...No te presionaré más, tú crees que yo no sospecho nada, pero te
dejaré por ahora porque te amo.
Ella me abrazó fuertemente y escondí mi cara en su pecho.
—Ahora me vas a decir ¿Por qué Diego está como un completo loco?
¿Qué le hiciste?
Me separé de ella y me volví a acostar. No quería tocar de nuevo el tema
de Diego, sobre todo porque no podía olvidar su expresión en el
momento que rompí su corazón y me dijo todas las palabras que sentía
sobre mí.
—Rompí su corazón—susurró.
Alejandra me mira con curiosidad.
—Eso es evidente, pero ¿Por qué?
—Porque soy una chica mala—trató de bromear, aunque no era el
momento para hacerlo.
—Ja, ja, ja que graciosa Anastasia ahora eres comediante—Ella tiró un
mechón de mi pelo—. Vamos, dímelo.
—No quería hacerlo...te lo juro, pero él quería algo serio y yo no...tuve
suficiente del amor hace dos años atrás. Diego es un chico bueno que
merece alguien mejor que yo. No soy suficientemente buena para él, sé
que ahora está dolido y me odia, pero es lo mejor.
Alejandra abrió la boca y la volvió a cerrar una y otra vez, hasta que se
aclaró la garganta y tomó mi mano.
—Eso no es cierto. Tú eres la indicada y no digas nunca que tú no eres
suficiente para alguien porque eres una chica increíble y estoy segura
de que si hablas con Diego... —Negué con la cabeza—. ¡Mira que eres
cabezota cuando quieres serlo! Eres una cínica, Anastasia estoy segura
de que tú también sientes que Diego es tu chico ideal.
—No dejarás de molestar, ¿verdad? —Me tapé hasta arriba con un
cubrecamas, pero ella me destapó.
—Eres consistente que ahora en adelante te verás como una persona
insípida y te estarás arrastrando otra vez por la vida—la fulminó con la
mirada porque está siendo una pesada.
—No soy una persona insípida, Alejandra.
******
Intenté hablar con Diego por lo menos intentar explicarle algo, pero
simplemente se alejaba o me ignoraba, lo intenté durante cuatro días,
pero él simplemente no me quería escuchar y yo tampoco lo voy a
obligar a que me escuche, ya estaba cansada de esto.
É
—No puede evitarlo—susurró—. Él recogió su teléfono, esperemos que
funcione.
—No debiste pegarle, eso no era parte del plan.
—No me puede contener. Es un hombre miserable, como puede hacerte
tanto daño, lo siento, pero esa persona no es mi hermano para mí, él
murió hace tiempo.
Nos quedamos callados, observando la pelea, la bocina suena
declarando ganador a Diego. Sonrió un poco y observó como Cameron
llegaba rápidamente a su lado.
Miro donde se encuentra Nicolás y veo que sale rápidamente por la
salida, suelto un suspiro mientras más lejos esté de Diego o de
Alejandra mejor. Saco rápidamente mi celular y abro la aplicación de
rastreo.
—¿Funciono? —Pregunto abrazándome. Esperé que cargara y
efectivamente había funcionado nuestro plan. Apoyó su cabeza en mi
hombro y observó mi pantalla—. Bien, ahora podremos observar cada
uno de sus pasos.
—Gracias por ayudarme—me solté de su abrazo y le di un beso en su
mejilla.
—Estamos juntos, bonita—me tomó de nuevo de la cintura—. Somos el
mejor equipo ¿verdad?
Ambos levantamos nuestro puño y lo juntamos. Sonríe como una
estúpida por sus gestos.
—Gracias por ser mi amigo.
—¿Amigo? —Se llevó una mano al pecho, como si mis palabras le
hubieran dolido—. Eso duele, sabes bonita, no seas tan directa de
mandarme a la zona de amigos, al menos puedes ser más sutil con mi
pobre corazón—Bromea.
Solté una risa y negué con la cabeza. Miré la pantalla de mi celular y
Nicolás estaba afuera. Fruncí el ceño, pensé que se había ido.
—Aún sigue aquí—dije.
Tomó mi celular y miró fijamente la pantalla. Él soltó un gruñido y tomó
mi mano y caminamos a la salida de emergencia y escuché la risa de
Cameron y Alejandra. Solté un suspiro. Desearía poder estar ahí
adentro con Diego.
Salimos del edificio abandonado donde mucha gente salía sin parar. Él
me apretó aún más la mano y caminamos con cuidado a su auto de él
que se encontraba estacionado a una distancia prudente de él de
Nicolás y Diego.
Cuando estuvimos adentro me llevé la mano al pecho y observamos a
Nicolás pasaron unos veinte minutos y salieron Cameron, Diego y
Alejandra. Los observé y vi como ellos se despidieron de Diego.
Subieron a sus respectivos carros.
Alejandra y Cameron salieron primero y le tocaron la bocina a Diego. Él
arrancó al minuto después y salió del estacionamiento y se puso en
marcha. Nicolás prendió su auto y comenzó a seguir a Diego.
Solté un grito ahogado y me llevé mi mano al corazón, Simón prendió su
auto y siguió a Nicolás. Me mordí el labio inferior con fuerza.
Saqué mi celular y busqué su número, me quedé mirando la pantalla y
se empañaron mis ojos. —Perdóname, perdóname, Diego—me digo a
mí misma. Él me miró de reojo y yo solo me concentré en el auto de
Diego.
Una hora después llegó Diego al edificio, se bajó tranquilamente
acompañado de una chica. Nicolás se estacionó por unos minutos y
después se fue. Simón me abrazó con fuerza.
—Tienes que decirle—Me aconsejo y añade—: tiene que saber quién es
al menos.
—Yo lo...Quiero, pero esto se escapó de mis manos, tenemos que
atraparlo pronto—dije alterada.
Hizo una mueca y soltó un largo suspiro.
—Las pruebas ya están entregadas, solo hay que esperar y aún falta
más, debemos tener más Anastasia—negué con la cabeza varias veces.
—¡No! —Negué con la cabeza, él tomó mi cara entre sus manos y secó
las lágrimas que no podía contener—¡Ya no quiero más!
—Tranquila, bonita, por favor, estamos haciendo todo lo que podemos
—se acercó a mí —. Tienes que contarle, ve y habla con él, ya sabe
Alejandra de Nicolás y que no tiene que confiar en él, pero Diego no
sabe nada.
—Me odia—dije con la voz rota.
—Inténtalo, vamos—se inclinó más hacia mí y me dio un beso en la
frente.
—Lo intentaré—dije en un susurro y bajando de su auto.
******
Me quedé observando su puerta por veinte minutos, que mierda le iba
a decir. <<Hola Diego, quiero contarte que mi exnovio ya sabe que él
es un psicópata y está obsesionado conmigo y que intenta hacerme
daño a través de ti.>> Eso sonaba pésimo.
******
Desperté un poco mejor de ánimo, entre en el ascensor y mi humor se
fue de inmediato, vi como Diego besa a la chica de noche, él me miró y
sonrió con maldad, eso dolió. Negué con la cabeza y miré mi celular,
Nicolás se encontraba aún lejos de mí. Cuando llegamos al
estacionamiento vi a Simón apoyado en su coche.
É
Él me tomó con fuerza de los brazos que me hizo soltar un gemido de
dolor de lo fuerte que me apretaba. Roberto me miró con diversión y se
tomó su tiempo mirando mi cuerpo y me dio ganas de vomitar.
Roberto se acerca a mí e intenta acariciar la mejilla, pero yo muevo mi
cabeza y le pegó un cabezazo, él cae al suelo.
Nicolás apretó más los brazos.
—Eres una fiera, Anastasia.
—Creo que necesita que alguien la domestique, eso se hace con la fiera
— dice Roberto parándose del suelo haciendo presión un pañuelo en la
frente donde le salía sangre por el cabezazo —. Eres demasiado bonita,
pero era una maldita zorra.
Roberto levanta la mano y siento ardor en mi mejilla derecha por su
cachetada. Nicolás comienza a darme besos en el cuello. Cierro los ojos
con fuerza. —¡No, no, por favor! —Me digo a mí misma
—Abre tus ojos, amor esto recién comienza.
—No me toques, por favor—Roberto tomó mi cara e hizo que mirara a
Nicolás quien me besó e intentó meterme su lengua. Negué una y otra
vez. Él me miró con enojo.
—Me das asco Nicolás—dije con odio y le escupí en la cara. Ellos se
miraron y solo sentí el golpe de otra cachetada en mi mejilla.
Me removí y me pude soltar del agarre de Nicolás quien me miró
sorprendido y tomó su cara entre mis manos y le pegué un cabezazo
que lo dejó en el piso. Roberto me tomó el brazo, pero le di un codazo
en su estómago que hizo que se doblara y le pegué un puñetazo.
—Eres una perra—tiró de mi pelo Nicolás que hizo que me cayera en el
suelo. Él no dudó en pegarme una patada en el estómago que hizo que
me quitara el aliento.
—Creo que alguien necesita aprender una lección el día de hoy—dice
Roberto con maldad. Volvió a golpearme en la cara y cerré los ojos. Me
moví hacia un lado esquivando el puñetazo y lancé una patada a
Roberto.
Nicolas tiró de mis pies y se subió encima de mí y me amarró las manos
con una cuerda que no sabía que tenía. Me apretó con fuerza y comenzó
a golpearme. No pude controlar mis lágrimas. Se detuvo un momento.
Me agarró del pelo, hizo que lo mirara.
—Hoy día aprenderás una valiosa lección: la primera es: no me pongas
chip de rastreo en mi puto celular y la segunda es: no juegues conmigo,
porque esto no es nada con lo que te puedo hacer, puedo hacerte sufrir
mucho más.
Levantó su mano en un puño y me pegó fuertemente que hizo que me
pegara contra el piso, podía saborear mi sangre saliendo de mi labio.
Sentí una patada en mi estómago y grité de dolor, no podía controlar
mis lágrimas, ellos volvieron a atacar pegándome una y otra vez, hasta
que sentí que ya no podía respirar bien, cada patada que me daba en el
estómago me costaba más respirar, mis manos estaban sangrando por
intentar detener sus patadas, aunque no podía ya que las tenía
amarradas.
Podía sentir que este era mi fin, no podía ni siquiera pelear, me
engañaron como siempre, después de todo sigo siendo una ingenua,
Nicolás como siempre puedo engañarme para atraparme.
—Déjame, por favor—suplique. Ya no podía ver bien por lo hinchado
que tenía los ojos. Los golpes se detuvieron y tosí sangre. Podía
saborear mi sangre en mi garganta.
Él tomó mi cara y apenas podía verlo, él sonrió con maldad.
—Te dejaré vivir, porque esto aún no acaba—escuché lo que me decía
—. Eres mía y si te mato ahora, no será tan entretenido este juego como
es que tenemos ahora.
Ellos salieron de la habitación y esperé unos minutos para poder
ponerme de pie. No podía ver bien y mis manos no paraban de sangrar.
Me dolía mucho la cabeza y veía todo borroso. Cuando llegué a la salida
vi un auto, pero no podía respirar bien, me faltaba el aire y comencé a
toser sangre. Traté de enfocar mi vista, pero no podía verlo todo
borroso, me falta el aire. Me refregué la cabeza donde vi que me salía
más sangre y no podía más, no tenía fuerza.
Caminé un poco y vi cómo se acercaba otro auto y caí al suelo. Mis ojos
se cerraron, solo quería descansar, solo quería eso.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 50
Alejandra:
Cameron me abraza y Diego estaba hablando con otra chica. No puedo
creer que Anastasia se fuera, quizás a donde, cuando tiene un exnovio
loco buscándola que intenta hacerle daño. Me separé de Cameron y me
limpié las lágrimas.
Miré mi celular y vi que Anastasia llevaba ahí ya treinta minutos.
En ese momento mi corazón se alteró más y supe que mi amiga estaba
en peligro. Corrí donde Simón se estaba bajando de su auto ¿qué coño
hace aquí? Se supone que tenía que juntarse en otra parte con
Anastasia.
—¿Qué mierda haces aquí? —Grité fuera de mí.
Simón me miró y frunció el ceño.
—Viene a buscar Anastasia.
—Se supone que ella está contigo—le mostré mi celular y Simón me lo
arrebató—¡Por Dios! —grité.
Cameron me abrazó por la cintura, pero me soltó su agarre. Sabía que
algo malo estaba pasando, lo podía sentir en el momento que ella subió
a ese maldito taxi.
—¿Por qué está ella ahí? —tartamudeo
—Por ti, imbécil, ¿de quién es ese lugar? —Se calló y se metió
rápidamente en el auto, pero yo golpeé su coche y grité—: ¡Es de tu
jodido hermano! Si algo le pasa será tu maldita culpa—grite.
Tomé a Cameron de la polera y él abrió los ojos de seguro parecía una
loca.
—Conduce de una jodida vez, es maldito auto—Cameron se subió a su
auto y me acerqué a Diego y lo tomé con fuerza de su maldita polera—.
Tu vienes con nosotros, te guste o no te guste. Sube a ese puto auto
¡Ahora! —Gritó descontrolada.
Diego me miró con los ojos abiertos como si no me reconociera. Pues
que se joda el imbécil, lo tomé con más fuerza y él asintió y yo corrí a
subirme al auto.
—Cameron, acelera este puto coche ahora, Anastasia está en peligro—
gritó como una loca. Cameron derrapó y salió muy rápido en su coche.
—¿Qué está ocurriendo? —Preguntó Diego confundido. Me limpio las
lágrimas.
—Anastasia..., ella está en peligro...
—¿Por qué piensas eso? —Pregunto alterado.
—Se iba a juntar con Simón y llegó al estacionamiento. Joder Camero
acelera más el puto coche.
Cameron conducido veloz e incluso vi que pasó a Simón. Sentía un nudo
en mi pecho, apenas podía respirar, sentía en mi corazón que Anastasia
corría peligro, lloré todo lo que puede por el camino, recé una y otra vez
para que ella estuviera bien y que solo fuera cosas mías, que cuando
llegáramos nos iba a decir que estábamos exagerando y tiraría una de
sus malas bromas.
Cuando estábamos llegando al lugar veo a Anastasia caminar, pero muy
lento y veo cómo de repente se desmaya y cae al suelo.
—Anastasia—, gritó. Abrí la puerta antes de que Cameron pudiera
frenar. <<Mierda, Alejandra.>> Escuché que me decía él. Corrí donde
estaba el cuerpo de mi amiga. Tomó su cabeza y observó que estaba
sangrando—¿Qué te han hecho?
Diego se tira al suelo y toca la cara de Anastasia, donde se raja la polera
y hace presiones en la cabeza de Anastasia para tratar de parar la
sangre. No puedo ver bien y siento que Diego me está gritando, pero yo
no reacciono hasta que llega Simón y la comienza a soltar las manos
que las tenía amarrada con unas cuerdas. Ellos comienzan a pelear y yo
tomo la cara de amiga donde apenas la puedo reconocer.
Cameron comienza a gritarles a los dos. Diego se limpia las lágrimas,
presiona alrededor de la cabeza Anastasia una especie de venda, pero
con su polera y luego la toma en sus brazos. Cameron me levanta del
suelo, siento que me está gritando, pero no escucho nada y apenas lo
veo. Él me levanta y me sienta en copiloto y arranca el auto.
—Cameron, acelera más, está perdiendo mucha sangre—grita Diego.
Me giró y tomó la mano de mi amiga que está llena de sangre. —
Necesito otro paño para parar la sangre. Tranquila, bella—él besó su
frente.
Simón le pasó su polerón y observó como Diego presionó de nuevo su
cabeza. No podía parar de llorar, porque lo sabía, presentía que algo
malo le iba a pasar, sentía que ella corría peligro.
—No puedes dejarme Anastasia ahora. Si te mueres yo me muero
contigo ¡Escuchaste! —Grito con la voz cortada.
Diego le habla a Anastasia. Escuché que le decía que la amaba una y
otra vez y que lo perdonara.
Simón lloraba y hablaba con alguien por teléfono, no lo entendía bien,
sentí como me apretaba la mano. Bajé la mirada y Anastasia me
apretaba la mano.
—Diego—, susurró Anastasia, me limpié las lágrimas, porque seguía
con nosotros. Diego le habla y le toma el pulso a Anastasia.
—Te amo, Anastasia. Todo estará bien, casi llegamos, por favor sigue
mirándome ¿vale? No cierres los ojos, por favor
—dijo con voz desgarradora.
Cameron estacionó el auto en la entrada del hospital y me bajé
corriendo. Entré y hablé con una enferma y rápidamente sacaron una
camilla. Se acercaron y pusieron con cuidado Anastasia y la llevaron con
cuidado dentro del hospital. Los seguí, hasta que llegaron a una
habitación y no me dejaron entrar.
Diego se sentó en el piso y escondió su cabeza. Cameron me llevó al
asiento que estaba ahí. Me tomó de la barbilla y me secó las lágrimas,
pero me paré e intenté mirar por la puerta, necesitaba estar a su lado,
no quería separarme de ella.
Sentí como Cameron me abrazaba e intentaba llevarme de nuevo a los
asientos, pero yo no quería y comencé a gritar que me dejara. Él me
abrazó con cuidado, pero yo lo empujé.
—Déjame Cameron—grite llorando—. Quiero verla, por favor necesito
verla. Siento que me está matando ahora mismo—él vuelve a
abrazarme, pero yo me remuevo hasta que caigo en el piso y comienzo
a llorar porque no puedo perderla; es mi hermana y siento que me
muero.
Él me abrazó con fuerza y escondí mi cara en su pecho. En ese momento
llegó Harry con más policía donde se acercaron a Simón, quien estaba
llorando en una silla.
Ellos comenzaron a pelear y escuché como decía que había sido Nicolás,
cosa que yo ya sospechaba era la única persona que le quería hacer
daño a ella. En ese momento llegaron los gemelos y Jonathan.
—¡¿Qué le pasó a mi amorcín?! Dígame qué mierda pasó—gritó Dylan.
Harry se acercó a ellos y le habló hasta que sentí el grito de ellos. Me
solté del abrazo de Cameron y fui a donde mis amigos me abrazaron
con fuerza y lloramos por nuestra Anastasia.
—Dime que ella estará bien—gritaba Dylan con la voz rota. —Ella no
me puede dejar. No. No, no puede—Javier abrazó a su hermano y ambos
comenzaron a llorar.
Jonathan soltó un grito y comenzó a golpear la pared del hospital, tomó
su mano y lo abrazó fuertemente.
—Ella va a estar bien, Anastasia es fuerte. Joder es mi pequeña
hermanita—lloraba en mi brazo Jonathan.
Yo asentí. Tenía que estar bien, sé que ella no se daría por vencida
jamás. Los cuatro nos abrazamos y nos sentamos juntos. Mire como
Cameron abrazaba a Diego, estaba cubierto de su sangre.
Me limpio las lágrimas porque sé que mi amiga estará bien y tiene que
estarlo porque ella es la mujer más valiente. Me pare y me acerqué a
Simón que estaba hablando con Harry y él estaba escribiendo en una
libreta.
—Tu hermano fue quien le hizo esto, porque lo voy a matar—digo con
los dientes apretados.
Él se levanta de la silla y mira un momento a Harry y luego a mí. Él se
aclara la garganta y se limpia las lágrimas que rueda por sus mejillas.
—Tú no vas a cometer esa locura—me limpio las lágrimas que caen por
mis mejillas. Simón extrae el teléfono de Anastasia y se lo entrega a
Harry—. No tienes idea de lo peligroso que es mi hermano.
Harry guarda el teléfono dentro de una bolsa de plástico y se lo guarda
dentro de su chaqueta y se dirige a hablar con los otros policías.
—Voy a matar a tu hermano Simón—dice Diego.
—Ustedes no harán nada porque si hacen alguna locura, pondrá en
riesgo todo lo que hemos trabajado junto con Harry y Anastasia—se
limpió una lágrima—. No sean estúpidos y manténganse al margen por
ella, por favor.
Doy un paso hacia atrás que es lo que están escondiendo entre ellos,
porque no podemos saber.
—Nicolás fue quien le hizo eso a Anastasia y te quedarás con los brazos
cruzados. ¿Creí que la amabas? —Dije alterada. Él respiró
profundamente.
—Me haré cargo yo y Harry sobre el tema de mi hermano. Él va a pagar
por cada uno de sus crímenes que ha hecho con todas esas mujeres.
—¿Qué crímenes? —dice Diego con la voz rota —. Dime donde vive tu
hermano que lo voy a matar ahora mismo, te guste o no
—Ya basta. —dice Harry —. No tienes que dar más explicaciones,
Anastasia no quiere que ellos lo sepan y respeten eso por ella.
Manténgase lejos de esta situación, háganlo por ella.
Cameron me tomó de la cintura, pero yo me solté y volví a abrazar a los
gemelos con Jonathan donde nos quedamos los cuatro esperando que
nuestra amiga estuviera bien. Me limpié las lágrimas recordando
nuestros recuerdos y sobre todo cómo fue que comenzó nuestra
amistad.
13 años antes:
Sentía como Amanda se reía de mí con las niñas, sobre mis trenzas o
sobre mi ropa. Me hundí en la silla porque era la única niña que no
tenía ninguna amiga.
En ese momento alguien me tiró varias pelotas de papel y todo el curso
se rió de mí, tenía ganas de llorar, no entendía porque las demás se rían
tanto de mí. En ese momento entró la profesora con una niña a su lado.
Me fijé que era una niña de pelo castaño con ojos azules.
—Buenos días, alumnos. Tenemos una nueva compañera ¿quieres
presentarte? —dijo la profesora.
La niña con una enorme sonrisa asintió.
—Me llamo Anastasia Evans, vivía antes en Bilbao, pero mi padre con
mi madre puso sus negocios en Madrid, tengo un hermano y eso es todo
—ella sonrió. Escuche cómo murmuraba Amanda con sus amigas sobre
Anastasia.
Yo miré un momento a la profesora y después a mi cuaderno, sentí
como la profesora se acercaba con la niña. Ella se sentó a mi lado y yo
agaché más la vista, no quería que la nueva niña me molestara como las
demás niñas de la clase.
—¿Cómo te llamas? —Levanté la mirada y me topé con sus ojos azules
como los míos y una enorme sonrisa—. Yo me llamo Anastasia.
Ella estiró su mano, dude en estrechar su mano. Ella dio un suave, pero
seguro apretón de manos.
—Me-e llamo Alejandra Navarro—tartamudeo porque no quiero que
ella me moleste. Ya no quiero que se sigan burlando de mí.
—¿Quieres ser mi amiga para siempre? —dice Anastasia. Yo asiento.
Me siento emocionada porque, por fin, voy a tener una amiga. Ella
escribió nuestro nombre juntos y abajo puso BFF y me explicó que era
inglés pero que significa mejores amigas para siempre.
—Seremos grandes amigas.
La clase terminó y ambas salimos hasta que llegó Amanda dando un
empujón que hace que me caiga y ellas comienza a burlarse de mí hasta
que siento la voz de Anastasia defendiéndome. Me intento poner de pie,
pero Mariel me empuja de nuevo haciendo que de nuevo caiga.
—¿Por qué la empujas? —Escucho que dice Anastasia enojada. Ella se
acerca a Mariel y le da un empujón y Mariel igual, pero Anastasia la
toma del brazo y se los pellizca haciendo que ella grite —. No lo vuelvas
a hacer o te va a ir peor—todas ellas asienten y se van.
Anastasia me ofrece su mano y me ayuda a pararme. Ella me sonríe.
—Ya no te molestarán más las niñas estúpidas—dice abrazándome y yo
a ella porque por fin tenía una amiga y ya no estaba sola.
Presente:
Sonrió con ese recuerdo porque quien diría que esa promesa de niña de
seis años se mantendría hasta el día de hoy.
Me duele mi corazón y siento que estoy siendo quemada al no tener
noticia de ella. Dylan me acaricia el pelo. Limpio una lágrima que rueda
por mi mejilla.
—¿Cuántas horas han pasado? —Me aclaro la garganta porque la tengo
seca y ronca.
—Dos horas, dos jodidas horas y nada—dice Javier.
Cameron me observa y yo me levanto de mi asiento y camino hacia él
que está con Diego. Abrazo a Diego porque sé que hizo todo lo que
estuvo en sus manos para controlar la hemorragia o la sangre, debe
haber sido difícil para él pensar con la cabeza fría viendo Anastasia así.
—Serás el mejor doctor, Diego—le susurro—. Ella estará bien, jamás
nos dejaría.
Su cuerpo comienza a temblar en mis brazos y lo abrazó con más fuerza
porque yo vi como Diego cayó en el alcohol
los tres meses que desapareció Anastasia. Como el primer mes fue
todos los días a la universidad borracho tanto que los profesores lo
echaban de la clase y el segundo mes Cameron tuvo que intervenir e
irse a vivir con él para que comiera algo.
—Yo la quiero tanto y he sido un imbécil, me dejé llevar por el odio y el
rencor que sentía hacia ella.
—Ambos se han hecho daño, pero Anastasia te quiere.
Cameron me atrajo hacia su regazo y me abrazó fuertemente, escondí
mi cara en su cuello y comencé a llorar de nuevo porque se estaba
demorando demasiado, porque nadie no decía nada. Harry caminaba de
un lado a otro hablando por teléfono al igual que Simón.
Solté un suspiro porque odio a Nicolás, pero a Simón no podía se nota
que ama a mi amiga y que están juntos para detener a Nicolás con
Harry. ¿Qué tanto es lo que ocultan?
Cameron habla con Diego, pero no quería escuchar, quería
desconectarme hasta que saliera el doctor y me dijera que ella estaría
bien, porque lo va a estar mi corazón me lo dice, ella tiene tanto porque
luchar.
Hace dos años atrás Anastasia cambió tanto y fue tan cruel conmigo.
Ella jamás lo había sido conmigo, comenzó a alejarse de mí y hacer
totalmente fría conmigo y no entidad porque hacía eso, pero ahora
puedo comprender que fue por culpa de Nicolás. Sé que algo muy grave
pasó esa noche en que murió el hermano de Anastasia. Jamás me dijo
cómo lo mataron, pero ahora sospecho que tuvo que estar involucrado
Nicolás al igual que sus cambios constantes de ciudades. Ahora sé que
Anastasia huía de él porque siempre andaba detrás de ella.
Hace dos años me arrebataron la alegría de Anastasia. Recuerdo el
primer mes que se quedó en mi casa, era fría conmigo y apenas comía...,
lo más duro eran las noches cuando la escuchaba gritar en la noche y
cuando entraba al cuarto de invitado, la veía en el suelo en posición
fetal, llorando y lanzando golpes al aire. Todas las noches era lo mismo,
pero siempre me quedaba cada una de esa noche a acompañarla y
abrazarla, jamás quise presionarla a que me contara lo que realmente
ocurrió.
Hasta el tercer mes que veía como mi amiga se estaba muriendo en vida
frente a mis ojos y tuve que obligarla a que fuera psicólogo porque no
podía seguir viéndola así, como ella simplemente se apagaba frente a
mí. No podía ver cómo la estaba perdiendo, ese día la acompañé como
siempre tomando nuestras manos en los tiempos difíciles. Mis padres
adoran Anastasia y ellos también estaban preocupados tanto que
intentaron hablar con los padres de Anastasia, pero ellos estaban
cegados por el odio y rencor de haber perdido Alex su hijo que echaron
de la casa, Anastasia. Pero ella jamás estuvo sola porque me tenía a mí y
a mis padres que la aman como si fuera su hija, por eso mis padres no
dudaron en recibirla. Creo que fue la etapa más dura para nosotras en
donde pusimos realmente a prueba nuestra amistad y sobrevivió como
siempre en los buenos momentos y en los malos.
Aunque ella se pudo recuperar, jamás volví a ver ese brillo en sus ojos.
Creo que ella solo avanzó, pero jamás dejó de sufrir por dentro. Sé que
hace mucho tiempo fingió las sonrisas, era demasiado obvio para mí,
porque cuando ella es feliz de verdad tiene ese brillo en sus ojos como
cuando estaba con Diego, tenía ese brillo de felicidad. No como cuando
volvió podía ver de nuevo como ella se estaba apagando poco a poco,
aun cuando ella sonreía, yo lo podía ver.
Ahora entiendo que Nicolás es culpable de que mi amiga está ahí ahora
y es culpable de que ella cambiara hace dos años atrás. Siempre he
sabido que mentía diciéndome que había terminado por una
infidelidad, no me encajaba y después cuando me dijo que Nicolás la
estaba buscando de nuevo, no tenía sentido, tarde o temprano sabré la
verdad aun cuando ella no quiera.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo y yo también llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso y el viernes tendrán otro
capítulo...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 51
Diego:
Me senté en el suelo esperando que se abriera esa maldita puerta y
saliera el doctor y diera noticias de mi Anastasia.
¡Jesús! Fui un imbécil con ella hoy día y todos los días desde que llegó
de nuevo a mi vida.
Ya han pasado tres horas y nada de nada. Miro de reojo como Cameron
abraza a Alejandra que tiene los ojos rojos y no ha parado de llorar. Me
limpio las lágrimas con el polerón que me entregó Cameron ya que mi
polera estaba destrozada. Espero haber actuado rápido al parar la
hemorragia ¿Qué clase de persona le hace eso a Anastasia?
Apoyo mi cabeza en la pared y cierro los ojos. He sido un capullo con
ella y sé que no me va a perdonar jamás, pero el odio me cegó. Joder, me
dolía verla a mi lado, tan bella como siempre. Me lastimaba verla
porque solo recordaba lo mucho que me lastimó no volver a verla,
cuando yo desperté esa mañana donde ella desapareció y mi vida se fue
a la mierda de nuevo.
3 meses antes:
Estiré mi mano en busca de Anastasia, pero no la encontré. Me removí
hacia el otro lado buscando su cuerpo, pero no estaba. Abrí los ojos y vi
que no había nadie en la habitación. Me levanté de la cama y la busco
dentro del baño, pero no la encuentro. Me pongo mi ropa y salgo
descalzo, la busco en la cocina, en la sala de estar, pero nada. Vuelvo
arriba y abro la habitación vacía que tiene, pero nada. Me acerco donde
dejé mi celular y veo que hay una hoja arriba de mi celular, la abro y veo
que está escrita por ella:
Te quiero Diego.
Me tengo que ir, pero lo hago porque quiero.
Por favor, no me busque.
Olvídate de mí. Gracias por tantos bellos momentos.
Niego con la cabeza, esto es una mentira. Camino hacia el clóset y no
veo su ropa, no veo nada de ella. Niego con la cabeza y marcó su
número, pero me arrojo una y otra vez al buzón de voz. Me siento
dentro de su clóset y observó que quedó un polerón escondido en un
cajón, lo tomo con fuerza porque ella no me dejaría, así como así
¿verdad? Me niego a creer que ella se fue. Tal vez sea una broma de ella,
eso tiene que ser.
Siento el grito de Alejandra y camino rápidamente, me la encuentro en
el pasillo. Tiene los ojos rojos y tiene una nota en su mano.
—Dime que está contigo ahí adentro, por favor—me ruega Alejandra.
No alcanzo a responder cuando ella está dentro de la pieza buscándola.
Yo la tomo del brazo—. Se fue, ella me volvió a dejar sola ¿Por qué? —
grita.
—Eso es mentira, Alejandra. Estoy seguro de que nos está jugando una
broma.
—Entiende Diego, se fue, no es la primera vez que desaparece así ¿Que
no lo ves? Sus putas cosas no están. Ella me dejó de nuevo—Comienza a
llorar.
Me tiro el pelo y niego con la cabeza otra vez.
—Ella no se fue, estoy seguro de que volverá. ¡Deja de mentirme! —Le
gritó. Cameron me pide que me tranquilice.
Alejandra llama Anastasia varias veces, pero todos escuchamos cómo le
envía el buzón de voz.
Nos quedamos dos horas esperando hasta que Alejandra se va llorando
con Cameron y yo me quedo aquí, esperando porque me niego a creer
que se fue sin mi ¿ella no me haría eso? Abrazo su polerón que tiene su
aroma y la noche cayó sin ninguna respuesta de ella a mis llamadas.
—Anastasia, sigo esperándote, por favor ya basta con la broma, creo
que se acabó lo gracioso, por favor vuelve—le digo cuando vuelve a
llevarme al buzón.
Llevaba dos semanas dentro de su departamento y no quería salir de
ahí porque la seguía esperando a que ella volviera o me diera alguna
pista. Sentí que alguien tocaba la puerta y bajé corriendo las escaleras,
sabía que ella volvería. Cuando abrí la puerta, mi sonrisa se borró
porque era Cameron.
—Pensé que... —Antes que termine de hablar, él entra al departamento.
—Lo sé, pensaste que era ella, amigo se fue ¿lo entiendes? —Negué con
la cabeza y caminé de nuevo hacia la escalera—. Diego se fue, tienes
que salir de aquí, por favor.
É
Él tomó mi hombro, pero yo negué con la cabeza.
—Ella no me dejaría. Ella me quiere y jamás me lastimaría así. Ella no
se fue, sé que ella volverá a mí.
Cameron me abrazó con fuerza y mis ojos se empañaron.
—Ella no me dejaría así porque ella sabe que me destruirá, porque
siento que me está matando ahora mismo—digo separándome de él.
—Tal vez, tuvo sus motivos para irse...—Intentó defenderla, pero mi
rabia estaba llegando, porque me estaba dando cuenta que de verdad
ella se fue y no pensó en mí.
—Cameron: Vete, quiero estar solo—digo enojado. Él negó con la
cabeza—. Vete ahora—grité.
Mi amigo me dio un empujón y yo a él.
—No te dejaré solo ahora que me necesita. —Una lágrima recorrió mi
mejilla y Cameron hizo una mueca— Ella se fue, Diego, pero estoy
seguro de que tuvo sus motivos...
—Cállate maldita sea, déjame solo.
Negó con su cabeza, pero dio media vuelta y salió del departamento de
Anastasia. Volví acostarme en su cama y aún tenía su aroma en sus
sábanas, cerré los ojos e imaginé que seguía conmigo. Tienes que
volver, Anastasia—me digo a mí mismo.
Pasaron dos días más y no tenía ninguna respuesta cuando volví a
marcar su número. Esperé unos segundos para dejar un mensaje:
—Te sigo esperando aquí Anastasia, por favor. Ya han pasado dos
semanas que me dejaste y te necesito..., ¿Qué hice mal? Por favor. Solo
quiero una respuesta—le suplico y corto el mensaje.
Miré un momento su cuarto antes de tomar su polerón que es lo único
que me quedó de ella y cerré su departamento.
Entré a mi departamento, caminé hacia mi cocina y tomé una botella de
tequila. Necesita olvidarla por esta noche.
Dos meses después:
Doy un trago más a mi botella y veo como pasa una pareja tomada de la
mano, la mujer me mira con mala cara. Miró de nuevo hacia la puerta de
Anastasia y seguía cerrada. No apareció aquí hace un mes y medio por
aquí. Pero no quiero moverme de aquí a un borracho, la sigo esperando,
pero siento como mis esperanzas se van perdiendo y el odio va
tomando lugar en mi corazón ¡No entiendo qué hice mal! ¿Por qué me
dejó, así como así? Tal vez, le está asfixiando con mi amor. Miré la hora
en mi celular y ya eran las dos de la mañana. Me paro lentamente para
tomar el ascensor porque es otro día que no aparece.
Me removí en mi cama y sentí el ruido de las botellas vacías en mi cama.
Mi cabeza dolía y no me ayudaba en nada que alguien tocara mi maldita
puerta. Me tambaleé y bajé aún borracho. Cuando abrí la puerta estaba
Cameron con una maleta.
—Te ves asqueroso—fue lo primero que dijo—. Has perdido quizá seis
kilos.
—Déjame en paz—digo azotando la puerta y caminando hacia mi
cocina, sacó otra botella de alcohol, no alcanzó a dar un trago cuando
Cameron me arrebata la botella y bota su contenido en lavaplatos—
¿Qué mierda haces?
—Ayudarte, eso es lo que hago—boto la botella a la basura—. No dejaré
que mi amigo caiga en alcohol, enfréntalo como un hombre Diego y no
como un cobarde. Joder tío, todo el mes pasado borracho.
—Déjame en paz, es mi puta vida y hago lo que quiera—tomé otra
botella y él me la volvió a quitar, le di un empujón y él a mí donde me
tambaleé y me caí.
—Mírate Diego, no eres capaz de mantenerte en pie—me ofreció su
mano y negué con la cabeza—. Anastasia se fue y ¡qué! Por eso vas a
arruinar tu puta vida en el alcohol.
—Lo hago porque necesito olvidarla—gritó poniéndome apenas de pie
—. Necesito que salga de aquí—me golpeo el pecho con fuerza.
—No es la forma.
Lo fulminó con la mirada y él se llevó su maleta a una de las
habitaciones y después vacío todo el alcohol que había en mi
departamento. Esas semanas Cameron fue un verdadero dolor de culo,
pero admito que me hizo bien tener alguien a mi lado para apoyarme,
puede comenzar a salir de la casa estando de nuevo sobrio y volver a
sonreír. Y
aunque la sigo extrañando cada jodido día e intento odiarla con todas
mis fuerzas, sigue estando aquí, pero poco a poco he aprendido a vivir
g q p p p p
con ese dolor que al principio creí morir por no tenerla a mi lado, mi
corazón está volviendo a sanar. Ahora solo me queda seguir adelante.
Un mes después:
Barbara me hacía una escena de celos con una camarera que solo me
sonrió. Camine rápidamente detrás de ella pidiendo que se
tranquilizara otra vez con esta misma escena, siempre es lo mismo con
ella cada vez que la invito a salir, es lo mismo.
Ella no me habla, seguía enojada caminando donde estaba mi coche.
—¿Qué mierda te pasa? —Le dije molesto. —Esa chica solo sonrió.
—Sí, porque quería que te la follaras en el baño Diego, deja de hacerte
el inocente.
Me quedé mirando como el viento hacía que volara su pelo pelirrojo, lo
admito este mes. Comencé a acostarme de nuevo con Bárbara y a
besarla frente a nuestros amigos haciendo más real nuestro aún cuando
yo sabía que lo hacía para olvidarla. Cameron me decía que estaba
cometiendo un error y que nuestra relación iba por mal camino.
—Barbara te controla mucho amigo, te estás asfixiando ya verás cuando
un día vas a explotar con ella y le harás un verdadero daño a la que tú
decías que era tu amiga—él se fue acostar enojado a la pieza de
invitado.
Pero no le hice caso y ahora me daba cuenta de que tenía razón, no la
quería como a ella. No era lo mismo, podía ver como esta relación era
tóxica y aun así le pedí que fuera mi novia. Pensé que estaba haciendo
lo correcto, pero desde que ella se fue todo me sale mal.
—No es así Bárbara, hace esta escena de celos cada vez que salimos
juntos. Me estoy cansando.
—Porque tengo mis motivos—dice haciendo con puchero. Suelto un
enorme suspiro y me pasó una mano por el pelo tratando de
controlarme. Puse un mechón de pelo detrás de su oreja.
—Eres mi novia, te lo pedí a ti, ¿verdad?
Ella asiente y luego pega su cuerpo al mío, mordisquea mi oreja y su
mano baja hasta mi entrepierna donde la acaricio por encima de mi
pantalón como siempre después de cada pelea. El sexo era la solución.
Cuando llegamos a mi departamento se lo hice con fuerza haciendo que
ella gritara mi nombre una y otra vez.
Me pasó una mano por la cara y veo como ella duerme tranquila entre
mis sabanas y yo me pregunto ¿en dónde estás Anastasia? Porque
sigues aquí aun cuando te odio.
Ese mes pude decir que volvía a ser yo y que poco a poco podía volver a
tomar las riendas de mi vida. Barbara muchas veces me seguía sacando
en cara Anastasia y parecía como una sombra entre nosotros, aunque
pensado para ella, todas las chicas eran un problema. Entendí que
Bárbara es demasiado insegura y eso estaba haciendo que mi paciencia
se acabara, pero tampoco quería terminar con ella ¿por costumbre o
porque no quería sentirme solo de nuevo? —Me preguntaba a mí
mismo.
Al día siguiente:
Entré con Bárbara a la sala y nos sentamos juntos. Ella tomó mi cuello y
pegó su boca con la mía y comencé a besarla, pero me separé de ella
porque entraba el profesor.
—Buenos días alumnos—dijo el profesor Roberto cansado y
presionado su dedo en el tabique de la nariz y añade—.
Tengo sus informes aquí y se lo entregaré, algunos estuvieron muy
buenos, pero otros muy malos...En fin, comenzaré a llamarlos y se van
acercando.
Nos tocó a mí con Bárbara donde nos sacamos una buena nota.
Volvimos a nuestro puesto y seguimos hablando de cualquier cosa. Ella
se reía sin parar hasta que escuche lo siguiente:
—Por favor que venga la señorita: Anastasia Evans—dijo el profesor
fuerte.
Me giré y la vi, mi corazón se aceleró y vi como todos nuestros
compañeros la miraron embobado porque parecía un ángel con su pelo
que lo tenía mucho más largo hasta la cintura. Sentía que no podía
respirar al verla, ella sonreía al profesor y sentía que hasta el profesor
estaba embobado con la belleza de Anastasia, ella giró y caminó segura
a su puesto. Tomó su libro, se concentró, no podía apartar mi vista de
ella tanto que ella levantó la vista y me observó con una pequeña
sonrisa hasta que Barbara tomó mi brazo y salí del hechizo de
Anastasia.
Barbara comenzó una pelea sobre la llegada de Anastasia, yo la intenté
calmar diciendo que nada iba a cambiar entre nosotros, pero ella no me
creía y en el fondo de mi yo tampoco. Si no fuera porque estaba lleno de
odio hacia ella o por Barbara me hubiera parado y lo hubiera besado
frente a todo el mundo, pero ese era el Diego soñador y feliz que se
había acabado cuando ella se fue.
Presente:
Cierro mis ojos porque me está doliendo ver como no hay noticias de
mi Anastasia, porque se demoran tanto con ella
¿Qué está pasando? No quiero ser negativo, quiero creer que ella va a
estar bien. Intenté hacer todo lo que sabía para controlar su
hemorragia, pero no podía pensar claro viendo como la chica que
amaba estaba llena de sangre y golpeada.
Me levanto del suelo, necesito salir de aquí, siento como las paredes se
están cerrando y porque no puedo perderla a ella no. Siempre he
odiado los hospitales cuando tengo alguien importante, por esa noche
que perdí a mi familia.
Cuando estuve interno en él y ahora estaba el amor de mi vida ahí
adentro.
Mis abuelos me cuestionaron mucho por estudiar medicina, pero
quería hacerlo, quería sentir a mi papá más cerca y me apasiona, pero
en estos momentos siento que no puedo estar aquí.
Cameron se acerca a mí y me abraza fuertemente. Él sabe sobre mi
pasado y lo mucho que me cuesta estar aquí cuando veo alguien que
quiero.
—Tranquilo, amigo. Anastasia es la chica más fuerte que hemos
conocido.
Me separo de él y asiento.
—No entiendo. ¿Por qué se han demorado tanto? Siento que me agobio
y siento que estoy perdiendo la fe.
—No vayas por ahí, Diego. —Cameron me llevó de nuevo a sentarme en
otra silla—. Se positivo amigo.
—Me he comportado como un imbécil este mes con ella echándole en
cara cada cosa, desquité toda mi rabia con ella, porque no podía aceptar
que la seguía amando y ganó más mi orgullo que ir a hablar con ella
tranquilamente—él suelta un suspiro y me da una palmada en la
espalda—. Ella intentó decirme algo hoy y ayer igual, no le hice caso y le
dije que se fuera a la mierda. Soy una persona horrible.
—No lo eres Diego, solo estaba cegado tú mismo, lo dijiste...Ambos se
han hecho daño, tú con tus acciones y ella tal vez, por no ser sincera,
pero se quieren.
—Yo la amo, siempre la he amado, solo que nunca se lo dije porque me
aterraba que ella saliera huyendo cuando se lo dijera. Siempre he
sabido que ella es la indica tanto que me podría casar con ella mañana
mismo, Cameron.
Hundo los dedos en mi pelo, porque es verdad. Cuando ella recién le
comenzaba a gustar, yo ya la quería, cuando ella me estaba queriendo,
yo ya la amaba y veía una vida con ella. Es de locos, pero jamás he
sentido algo igual con una chica como lo hice con Anastasia.
—Lo sé amigo, se te caía la baba cuando la veías y cuando estaban
juntos se entendían también.
—¿Por qué alguien la lastimaría así?
—Por lo que se, era su exnovio y está obsesionado con Anastasia desde
hace tiempo—miró de reojo Alejandra—. Me lo contó hace unos días
Alejandra, te acuerdas de que llegó un día al departamento de Alejandra
—yo asiento porque lo recuerdo—. Alejandra quedó muy preocupada y
ahí me lo contó.
—Lo voy a matar, te lo juro.
—No vas a hacer nada Diego. Piensa con claridad que a ella no le
gustaría ¿vale? Ella te necesita en estos momentos, primero que nada,
ambos se tienen que perdonar y ser sincero—me dio la palmada en la
cabeza—Tu eres un imbécil, besándote con cualquier chica. Estoy
seguro de que le hice creer a Anastasia que te la follaste, ¿verdad?
—Yo asentí y hundí mis manos en mi pelo—. Espero que sea honesto
con ella.
Yo asentí porque tenía razón y tenía que estar con Anastasia aun
cuando tal vez ella no me quiera aquí con ella, pero estaría ahí, no le
dejaré de nuevo. En ese momento por fin se abre la puerta y sale el
doctor, todos nos acercamos a él, pero Harry le pide un momento y
habla con él. Nos quedamos todos quietos y vemos como Harry sigue
anotando cosas en su libreta.
Pasan minutos y por fin el doctor se puede acercar a nosotros.
—Familiares de Anastasia Evans.
—Somos sus amigos, somos los que la trajimos aquí—dice Cameron—.
¿Cómo está?
El doctor suspira y nos mira fijamente.
—Señorita Evans está estable, sufrió muchos golpes en su estómago, lo
que provocó una hemorragia que fue difícil de controlar, pero ya está
controlada por suerte. No se quebró ninguna costilla y tuvo una
pequeña contusión en su cabeza debido a un golpe muy fuerte —el
doctor nos miró fijamente—. Necesitar estar en reposo absoluto por
dos semanas y venir dos veces más para revisión.
—¿Podemos pasar a verla? —pregunto.
—Solo una persona, ella está despertando, pero está bajo los sedantes.
—Todos asentimos. Cuando se fue puede respirar con tranquilidad y
Cameron me abrazó.
Alejandra me mira y asintió con mi cabeza. La veo entrar en la
habitación y me quedo afuera esperando que sea mi turno. Pasan los
minutos y Alejandra sale con los ojos rojos, pero está sonriendo. En ese
momento entra Dylan.
Ella se acerca a mí y me abraza con fuerza.
—¿Cómo está? —Preguntó con desesperación.
—Ella estaba toda lastimada, pero aún así ella estaba sonriendo—
Cameron abrazó a Alejandra—. Hasta tiró una de sus malas bromas
sobre volverse adicta a los sedantes. —Ella soltó una carcajada.
Alejandra fue a hablar con los demás y me siento a esperar mi turno.
Veo como entra uno a uno de sus amigos e incluso entra Simón y
después Harry donde ahí se demora más de una hora. Cuando sale
Harry se acerca a Simón y hablan. Se despiden de Alejandra y promete
traer información pronto. Observó como Simón no quiere irse, pero
Harry prácticamente lo arrastra.
¿Qué ocultan estos tres? —murmuró. El doctor aparece y dice que
alguien se puede quedar a cuidarla y me ofrezco como voluntario.
Alejandra hace un puchero, sé que ella quería, pero yo aún no la he
visto y las visitas ya terminaron.
—¿Estás seguro Diego? —Me pregunta por tercera vez Alejandra.
—Alejandra, necesito verla además quién mejor que yo que la cuide,
estoy estudiando para ser doctor y sé todo lo que ella pueda necesitar
durante la noche—ella asiente. Me despido de todos y Cameron dice
que pasará a atraer ropa limpia.
Mis manos tiemblan cuando giro el picaporte y entro en la habitación
totalmente blanca y solo escucho el sonido de las máquinas. Cierro los
ojos cuando la veo con los ojos cerrados. Me acerco y veo que tiene
varios moretones en las mejillas, un corte en su labio y tiene moretones
en sus ojos, sus manos están vendas. Me imagino que su estómago debe
estar igual.
Arrastré la silla haciendo que abra los ojos, me mira con sorpresa. Tomó
sus manos con cuidado.
—Hola.
—Diego—, susurra con voz ronca—. ¿Qué haces aquí?
—Me quedaré a cuidarte, todos estuvieron de acuerdo que era lo mejor,
ya que estoy estudiando medicina, bella.
—Pensé que me odiabas—una lágrima rodó por su mejilla, la limpié
con mi pulgar.
—¿En serio piensas eso de mí? —Ella asintió—. Jamás podría odiarte
aun cuando yo mismo lo quise creer, Anastasia.
Solo estaba cegado por el rencor, pero jamás he dudado mi amor hacia
ti. ¿Me crees?
—Yo...ya no sé qué es verdad o mentira en ti.
Nos quedamos callados por un momento. Tomo su mano, pero ella se
suelta de mi agarre, me duele su rechazo, pero entiendo su dolor.
—No me acosté con ninguna de esas chicas. —Ella me observó de reojo
—. Solo lo hice para lastimarte porque estaba dolido y me sentía tan
mal que no pensé en nada más que en lastimarte.
Una lágrima recorre su mejilla.
—Lo siento tanto, Anastasia. Soy un imbécil, un estúpido y un tonto que
no pensé en el daño que te estaba causando Anastasia, por favor... —
susurré.
Ella no me miró, se quedó mirando hacia al frente y me quedé en
silencio porque soy un imbécil que solo la hizo sufrir aún más. Pasaron
varios minutos donde estuvimos callados.
—Por favor, perdóname... Yo no sé qué hacer para que me perdones...
Ella soltó un suspiro. La miré y tenía los ojos cerrados.
—Menos mal que soy fuerte Diego.
Fue todo lo que dijo. Esta mujer era muy fuerte y solo me hacía
admirarla aún más y amarla más de lo que ya lo hacía.
Los minutos pasaban y no hablamos de nada hasta que rompí el
silencio:
—Te quiero Anastasia cuando te entregaste a mí, yo creía que
volveríamos, que todo sería como antes sentirte de nuevo en mis brazos
esa noche fue lo mejor y no lo digo solo por el sexo, sino porque de
verdad me sentía en casa contigo. Me crees si te digo que estuve dos
semanas en tu departamento, esperándote aún tengo tu polerón que se
te quedo.
Ella abre los ojos y niega con la cabeza.
—De todas formas, no podemos estar juntos aun cuando yo quiera,
Diego.
—¿Por qué no podemos estar juntos? Sé que he sido un imbécil, pero te
quiero Anastasia. Solo estaba enojado contigo porque nada ni una sola
llamada cuando te fuiste. Perdóname, he sido un capullo contigo esta
semana y todo este mes..., lo siento tanto, pero estaba cegado por la ira,
perdóname, por favor.
⋙ Anastasia, verte como te encontramos me hizo darme cuenta de que
no puedo vivir sin ti, casi te pierdo, perdóname...Puedo cambiar mis
errores, solo dime ¿Qué tengo que cambiar para que vuelvas a mí?
Ella comenzó a llorar y yo le limpié su lágrima porque no quería verla
sufrir más.
—No has hecho nada Diego. Jamás me hubiera alejado de ti, yo no me
quería ir, pero tuve que hacerlo.
—¡¿Cómo?! ¿Qué dices? —Preguntó con la voz rota.
Sentí como lágrimas rodaban por mi mejilla, porque fui un imbécil que
solo me aferré al dolor y al rencor. Cuando solo tenía que prestar
atención en sus gestos y en sus palabras para saber que ella no estaba
bien y que alguien le estaba haciendo daño.
Apoyé mi cabeza en su cama y comencé a llorar, soy un imbécil. Como
puede hacerle aún más daño Anastasia. Como me puede convertir en
alguien tan tóxico que con hacerla sufrir me besé con cualquier chica.
Mi madre estaría decepcionada en estos momentos de mí y me sentía
asqueado conmigo mismo.
—Jamás te hubiera dejado Diego. No hiciste nada malo, todo lo
contrario, tú me haces feliz, pero... Tengo un demonio detrás mío que
me está matando—susurro. Ella tenía los ojos rojos y estiró su mano
para limpiar mis lágrimas
—Per-dóname, Anastasia. —Le suplico de nuevo por qué no me cansaré
de pedirle perdón—. Fui un egoísta contigo...
me volví loco por el odio que no me di cuenta del daño que te estaba
causando. Sabía que algo estaba pasando contigo, pero soy un
imbécil...Ese día en el salón lo supe, pero me enojé contigo porque me
sentí usado esa noche, me cegué completamente...
⋙ Me convertí en alguien tóxico, en alguien que solo le importaba en
sí mismo. Yo mismo me doy asco Anastasia. No quiero ni verme, porque
te lastimé cuando prometí no hacerlo. Soy lo peor, no te merezco jamás,
te merecí porque eres tan buena, eres bellísima en todos los sentidos.
—Digo limpiándome las lágrimas.
Ella estiró su mano y le dio un suave apretón a mi mano. Me limpié las
lágrimas. Ella no dijo nada y me dolía su silencio, pero la entendía y le
hice daño aún más. Tenía miedo de perderla para siempre porque yo si
fuera ella no me perdonaría. Pasamos unos minutos en silencio hasta
que ella se relamió los labios y aclaró su garganta.
—Me dolió verte besar con otras chicas y escuchar tus palabras, pero es
algo que puedo soportar porque ya nada me sorprende Diego. Hace
tiempo que me rompieron mis ilusiones. Me destruyeron cuando solo
soñaba con tener una historia de amor como leía en los libros que me
devoraba todos los días. —La miré y tenía los ojos cerrados, pero aun
así ella estaba llorando. Limpie sus lágrimas—. Tengo a mi propio
demonio personal torturándome y llevándose lo poco que me queda de
mí. —Ella abrió los ojos y estiró su mano para secar mis lágrimas—.
Solo quiero dejar de condenar a las personas que amo. Lo siento Diego,
también te hice daño con mi silencio.
—Tu demonio es Nicolás—pronunció su nombre y su cuerpo tiembla,
sus ojos se cierran con fuerza y yo acaricio su mejilla—. Fue él ¿verdad?
Él que te hizo esto.
No me respondió, se quedó callada mirando el techo, hasta que dijo las
siguientes palabras que me confirmaba que había sido él porque estaba
evitando el tema:
—Tengo sueño Diego, los sedantes están haciendo efecto—me susurro
con una sonrisa.
Ella cierra los ojos y yo me quedo quieta mirándola como su respiración
se hacía más tranquila hasta que cayó en un sueño profundo. Sabía que
algo me estaba ocultando vale, su ex novio está obsesionado con ella y
con hacerle daño, pero en qué parte del juego entro yo. Me pasé una
mano por la cara ¿Qué te está haciendo ese sujeto? Porque está tan
obsesionado con ella. La miré y es hermosa, aun con sus golpes, era
preciosa. Era mi ángel, como decía Patch.
Tenía que saber más, esta vez no me podía evitar más y tampoco la iba
a dejar ir tan fácil. Luché mucho por ella para que ella me entregara su
corazón. Así que lucharé con mayor intensidad por ella que antes.
Cameron tocó la puerta y me entregó una mochila, almohada, una
manta y comida, le agradecí porque sería una larga noche.
Cuando estaba cambiado y un poco más limpio me cubrí con la manta.
Miré a la chica que amaba como dormía esa noche. No pegué el ojo.
Tenía miedo de que algo le pasara así que me mantuve despierto
acariciando su pelo.
—Te amo Anastasia—le susurré dándole un beso suave en sus labios.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo. Casi llegamos a 300 k en wattpad,
gracia por tanto apoyo.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 52
Diego:
Habían pasado cinco días y Anastasia ya se recupera rápidamente. Di
un sorbo a mi café porque no he dormido nada bien en estos últimos
cinco días y mis ojeras me delataban. Mire de reojo a Cameron que me
está mirando fijamente.
—¿Tengo algo en mi cara o es que mi belleza te quita el aliento? —
bromeo.
—¡Ja, ja, ja! Que chistoso eres. Me preocupas, no te has movido de aquí
además de irte a bañarte, pero te ves horrible con esas ojeras.
Miro de reojo cómo salen Harry, Simón y una chica que también es
policía que han venido todos los días a ver Anastasia. En ese momento
entra Alejandra, los gemelos y Jonathan. Cameron me invita a comer
algo, pero yo niego con la cabeza, no me quiero mover de aquí. Pasa una
hora y Cameron me trae una pizza vegetariana pensando también en
Anastasia.
—Dale un poco a Anastasia, que de seguro que se muere por comer algo
mejor que la comida del hospital—deja la pizza en mi pierna.
—Gracias—. Lo digo con sinceridad, pero no por la pizza. Porque
Cameron ha sido un pilar importante en mi vida y siempre ha estado
ahí para mí desde que tenía doce años que somos amigos.
—Eres mi hermano, siempre estaré para cuidarte, pequeño—me
despeina el pelo. Suelto una risa, solo porque me gana por meses.
En ese momento entró la enferma a la habitación de Anastasia diciendo
que la visita se acabó. Me despido de todos y tomo mi mochila con la
pizza. Entró a la habitación y saludó a la enfermera que ya me reconoce.
Anastasia me saluda, pero continúa bromeando con la enfermera.
—Te dejo en buenas manos, bonita.
La enfermera me sonrió y dejé mi mochila en el suelo. Me acerqué a
donde estaba la cama.
—¿Cómo estás?
—Me duele aún el estómago y la cabeza, pero soportable — no me mira
y suelto un suspiro —. ¿Por qué sigues aquí?
—Porque te quiero—digo tomando su mano, pero ella se suelta—.
Anastasia, hasta cuando vas a evitar hablar conmigo.
Desde hace cinco días que cuando entro a la habitación ella se hace la
dormida y no me habla. Entiendo que fui un imbécil, un gilipollas, pero
no sabía nada. Jamás la hubiera tratado así.
—Yo...No puedo estar contigo Diego, olvídate de mí, por favor.
—Dime, vamos, dime tus motivos reales Anastasia, porque sé que aún
nos seguimos queriendo. Vamos, dime tus motivos.
—No puedo yo... —Antes de que terminara. Volví a presionar hasta que
comenzamos a discutir porque necesitaba entender toda esta maldita
situación para ayudarla. Y entender en qué parte del juego entro yo—.
Porque si estás conmigo, corre tu vida en peligro Diego—dice llorando
—. Que no lo entiendes.
Me quedé callado. Una rabia se estaba apoderando de mí. <<Maldito
imbécil>> —pensé. Ella se alejó de mí para que él no me hiciera daño.
Tome su cara entre mis manos donde limpie sus lágrimas y espere que
se calme.
—Entiende Diego que no quiero que él te lastime, es más peligroso de
lo que todos piensan... es peor de lo que yo creía, aléjate de mí.
Mi corazón se rompió en ese momento porque en estos días mi mente
no dejó de pensar en que él tenía la culpa de que nosotros no
estuviéramos juntos, él la lastima con la gente que ama Anastasia.
Ahora entiendo todo y me duele jodidamente, me duele porque he sido
un imbécil todo este tiempo cuando ella me estaba cuidando. Ese es el
motivo porque ella se alejó de mí y siento que mi corazón sangra, pero
yo no quiero que esté lejos de mi...Yo la necesito conmigo. Ambos nos
necesitamos y es por eso por lo que digo las siguientes palabras:
—Nada me pasará Anastasia...No me pidas que esté lejos de ti, por
favor. Cuando sé que aún me quieres ¿Por qué aún me quieres?
Ella asintió con su cabeza. Solté un suspiro de alivio al ver su gesto.
Tiene que haber otra forma, no dejaría a Anastasia sola de nuevo.
—Puedo ayudarte Anastasia, también tengo contacto que lo pueden
buscar y...—Ella me interrumpió.
—No te metas Diego. Esta es mi pelea con mi pasado y tú no perteneces
ahí, no te metas por favor, me lo prometes.
Niego con la cabeza, porque no puedo prometer que no me voy a meter
en esto y menos con ese imbécil que le hizo esto a ella.
—Aléjate de mí, entonces, no me busque Diego. Vete ahora—apuntó la
puerta con su dedo.
—Finjamos—dije con lo primero que se me cruzó por la mente—.
Fijamos que no estamos juntos con todo el mundo, en la universidad,
con nuestros amigos; fijamos que no estamos juntos, pero no me alejes
de nuevo de tu vida, Anastasia—digo desesperado.
No la dejaré sola en estos momentos cuando ella me necesita y por fin
voy comprendiendo sus motivos.
—¿Qué dices, Diego? —Pregunta desconcertada.
Me tiró del pelo.
—Finjamos que no estamos juntos hasta que todo esto termine.
Anastasia: Yo ya no puedo estar más días sin ti...Tú no sabes cómo te he
extrañado cada noche. Como mi corazón sangraba al no verte cada día.
⋙ Ya no puedo estar más lejos de ti ¡Mírame, soy un asco de persona
ahora!—Me agacho y tomo su mano con cuidado—. No me quiero ni ver
porque le hice daño al amor de mi vida y esa persona eres tú. Bella eres
el amor de mi vida, mi corazón es tuyo, mis pensamientos tienen
nombre y apellido que es Anastasia Evans, mis ojos siempre están
pendientes de ti y mis pies siempre te seguirán donde tu vayas
buscándote para amarte con locura.
—Diego... —, Susurro volviendo a llorar.
—Por favor, Anastasia, siempre he sabido que eres mi chica ideal que
no podría tener tanta química con otra chica que no fuera tú. —Ella me
miraba atentamente y yo tomé su cara entre mis manos.
Nos quedamos callados unos segundos hasta que ella rompe el silencio:
—Te has vuelto aún más loco—me sonríe.
Me quedo mirándola por largos minutos y ella comienza a peinar su
largo pelo con cuidado. Suelto un enorme suspiro y ella me sonríe.
—Anastasia—, la llamó.
—Dime.
—¿Cásate conmigo? Mañana mismo si quiere nos casamos para que
veas que te amo y que siempre he sabido que eres la correcta en mi
vida. Cuando yo comencé a gustarte, yo ya había caminado veinte pasos
hacia ti, porque yo ya te quería y cuando tú me querías, yo ya te amaba
siempre he ido muy rápido porque contigo todo se sentía correcto—
sus ojos se abrieron, pero luego soltó una risa.
—¿Qué te parece si fingimos? —Me pregunto y yo asentí—. Tal vez,
después nos casamos.
—Entonces... —Comencé a decir y Anastasia se rió de mí. Tomo mi
mano y me acerco más a ella. Nuestras narices se rozaron y puse mi
mano en su mejilla con cuidado.
—Tengo miedo Diego. Pero me está matando seguir lejos de ti —la
observé a los ojos, amaba como sus ojos brillaban por mí—. Si vamos a
fingir, me tienes que prometer que no te vas a involucrar en mi pasado,
te lo contaré todo, pero dame mi espacio.
—Te lo prometo Anastasia, te amo ¿lo sabías?
—Pensé que me odiabas ¿en serio?
—Estaba cegado por el odio—tomé su mano y la llevé a mi corazón que
latía rápidamente por ella.
Nos quedamos mirando hasta que ella se rio y juntó nuestros labios
haciéndome que soltara un gemido de alivio, fue un beso tierno y lento
porque no quería lastimar su labio. Nos separamos y apoyé mi frente
contra lo suyo.
—Entonces ¿Quieres casarte conmigo en un futuro?
—¡Diego! —Exclamó riéndose, pero no me estaba riendo porque mi
propuesta iba muy en serio, ella se quedó callada y abrió los ojos —.
¿Hablas en serio?
Yo asentí y le di un suave beso en sus labios.
—Muy en serio... Piénsalo, tenemos todo el tiempo aun, pero va en
serio.
Ella apretó los labios en claro gesto de que quería reírse de mí, pero
negó con la cabeza. Miró hacia donde estaba la mochila, seguí su mirada
y vi que observa la pizza.
—¿Quieres un poco?
—Por favor, quiero algo engordador y lleno de caloría como un trozo de
pizza que me haga olvidar el sabor de la comida del hospital—solté una
risa con sus palabras.
Me pare y tome la caja de pizza. En estos momentos pensaba hacerle un
monumento a Cameron. Le pasé un trozo y cuando dio un bocado, soltó
un suspiro. La miré y me di cuenta de que extrañaba tanto tenerla cerca
mía.
—Gracias.
—¿Cuándo te dan el alta? —pregunto. Aunque ya sabía que se lo daban
en dos días más y que tenía que estar en reposo absoluto.
—En dos días, por fin el doctor me ha dicho que me he recuperado
rápido. Soy una muy buena paciente.
Yo me ríe porque era verdad, Anastasia a pesar de haber sufrido tanto
seguía sonriendo e incluso cuando fui un imbécil con ella.
—Alejandra se ofreció a cuidarme al igual que Simón—fruncí el ceño
cuando escuché su nombre, pero ella siguió hablando—. Dije que
quería estar sola y que si quieren podrían venir en el día a verme.
—¿Tienes algo con Simón? —Pregunto en un susurro.
—Nos besamos dos o tres veces, Diego, y tengo sentimientos por él,
pero no es lo mismo que contigo. Te quiero a ti.
Y aunque puede haberme acostado con Simón o ser su novia, no lo hice
porque eres tú quien tiene mi corazón—
terminó encogiéndose de hombros y haciendo que yo sonría de oreja a
oreja.
—¿Y Harry?
—Harry, gran policía y amigo, tiene un corazón bueno y me ha ayudado
mucho. Me siento más segura teniendo su ayuda. ¿Algo más?
Negué con la cabeza y comimos la pizza en silencio, apoyé mi cabeza en
su pierna y cerré los ojos hasta que escuché que hablaba de nuevo.
—Si—susurro.
—¿Qué sí? —Levanté mi cabeza para verla aun en la oscuridad como
ella sonreía.
—Si, quiero casarme contigo en un futuro Diego—ella se me sonrió de
lado—. Cuando tengamos treinta años—
bromeo.
Negué con la cabeza y volví a apoyar mi cabeza en su pierna y me quedé
quieto viendo como la respiración se hacía más lenta hasta que ella
rompió el silencio:
—Tenía miedo, aún sigo teniendo miedo, supongo que la razón por la
que no te lo dije era porque tenía miedo, quisiera algo impulsivo
Diego..., tenía terror que cuando te lo contara fuera a buscarlo por un
impulso. O que me odiaras por ponerte en peligro, tenía miedo de tu
reacción, Diego, porque cuando se lo conté a mis padres me insultaron,
me echaron de la casa—limpió sus lágrimas rápidamente—. Me dejaron
sola cuando tenía dieciséis años, estaba sola completamente sola por
eso cuando me conociste era desagradable y fría con la gente porque
mientras menos conocía menos poder tenía sobre mi Nicolás. Cuando
veo a Nicolás siento tanto odio, pero a la vez miedo y me vuelvo a sentir
una niña que no sabe nada. Cuando lo veo solo puedo revivir ese
recuerdo—susurra.
Me acerqué a ella y acaricié mi nariz con la suya, no quería verla llorar
más. ¡Dios mío, amo tanto a esta mujer! —Me digo a mí mismo. Me
protegió de tantas formas que yo no me di cuenta.
—Eres mi ángel, Anastasia—ella sonrió—. Eres mi ángel guardián, me
conoces bien Anastasia y sé que soy muy impulsivo...Quiero matarlo
ahora mismo.
Ella negó con la cabeza y apretó mi mano.
—No. No, no, por favor.
—No lo haré, te lo prometí, bella.
Apoyé mi cabeza contra la suya y la miré a los ojos. A esos ojos azules
que tanto me cautivaron cuando la vi por primera vez, aun cuando sus
ojos tiraban dagas de odio hacia mí.
—No te dejaré nunca sola, bella. Quiero apoyarte siempre, quiero ser tu
compañero como lo fuimos hace tres meses atrás.
—Nos entendíamos bien.
Nos quedamos callados unos minutos. Pasos mis dedos por su pelo para
que se relaje. Necesita descansar y no estar bajo estrés o preocuparse y
me encargaré de eso.
—Tienes que dormir, bella. Te protegeré ¿vale?
Ella asiente y estira sus labios donde le doy un suave beso en los labios.
Observó cómo su reparación se va haciendo más lenta hasta que cae en
un sueño profundo.
—Te amo Anastasia: eres el amor de mi vida—suelto un suspiro y me
paso una mano por el pelo.
Suelto una pequeña risa porque jamás pensé que sería el chico cursi de
la relación, jamás pensé enamorarme así de algo, pero con ella todo fue
tan rápido que no me di cuenta cuando ya estaba declarando mi amor
hacia ella y ella mandándome al carajo con mis sentimientos. Tuve que
luchar mucho para que ella me dejara entrar a su vida y cuando lo logré
ella me fascinó simplemente caí de rodilla ante el amor porque no
quería parar de sentir, así que solo me dejé llevar por ella y caí como un
imbécil enamorado.
La amo tanto que a veces la llego a odiar por cómo me hace sentir y es
tan fácil culparte, Anastasia porque no debí fijar mis ojos en la chica
que me retó, me insultó y me humilló, pero no puede porque ella me
atrapó antes de que me diera cuenta—me digo a mí mismo. Estoy
condenado por esta mujer. Debería arrodillarme ahora mismo por ella y
pedirle que se case conmigo porque estamos destinados a estar juntos.
Este capítulo va dedicado a una lectora que siempre me ha estado
apoyando y comentando en instagram, gracias linda por tanto apoyo
JhennyDelgadoMuoz y a ustedes. Nos leemos en instagram criaturitas
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que
coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo. Casi llegamos a 300 k en wattpad,
gracia por tanto apoyo.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 53
Alejandra revisa todo en mi departamento antes de irse. Solté un
suspiro, estaba siendo una pesada, aunque se quedó más tranquila
cuando le dije que si necesitaba algo llamaría a Diego, quien está en su
departamento.
Por fin estaba en mi casa, aunque me dolía aún todo mi cuerpo cuando
me movía y no podía caminar tanto. Me sentía feliz y por fin estaba en
mi cama que la sentía tan cómoda ahora.
—Me llamas si necesitas algo, ¿estás segura de que no quieres que me
quede? —Insistió de nuevo. Mire mi reloj eran las once de la noche.
Cameron me sonrió de lado y tomó de la cintura de mi amiga.
—¡Vete por el amor de Dios! Mírame mujer, estoy acostada y lista para
soñar contigo—le guiñe un ojo y ella rio—.
Deja de preocuparte tanto. Estaré bien y cualquier cosa le avisaré a
Diego.
Ella frunció el ceño.
—Pensé que lo solucionarían.
—Lo de nosotros terminó — dije fría —, pero quedamos como amigos.
Oye Alejandra, mañana vendrán los gemelos a verme.
Ella se acercó a mí y me tapó aún más con el cubrecamas. Puse los ojos
en blanco y le di una palmada en la mano.
—Te amo, estúpida—dice con una sonrisa la rubia.
—Yo también. Ahora déjame, por favor—suplique. —Adiós Cameron.
—Duerme bien. Cualquier cosa nos llama y estaremos aquí en un
momento ¿vale?
—Ya lo sé papá y mamá. Dejen de ser tan pesados.
Ellos se rieron y cerraron mi puerta, pasaron unos minutos cuando
escuché que cerraba la puerta principal. Me senté en la cama y tomé el
libro de Emma de Jane Austen y comencé a leerlo. Pasaron varios
minutos, hasta que sentí que la puerta de mi habitación se abría.
Bajé la vista de mi libro y vi a Diego vestido todo de blanco.
—Hola, bella—se acercó a mí y se sentó al lado mío.
—Hola. Mmm..., pensé que estabas durmiendo—digo con una sonrisa.
—No, estaba esperando que se fueran Alejandra con Cameron, aunque
no me gusta mentirles a mis amigos.
Fruncí el ceño.
—Lo sé, tampoco me gusta, pero es la única forma que veo al menos por
ahora Diego.
—Lo sé y más cuando yo te lo propuse — su dedo acarició mi mejilla —.
Me das un beso—susurro.
Mi mano rodeó su cuello y lo acercó más cerca de mí. Observé sus ojos y
lo tenía cerrado, no dudé más y estampé mis labios contra los suyos
donde él soltó un suspiro. Mi mano se puso en su mejilla y no perdió el
tiempo adentro, su lengua dentro de mi boca con una brusquedad
deliciosa que me hizo perder el sentido mientras el beso seguía y se
ponía cada vez más caliente.
Separó un poco de mí y comenzó a darme pequeños besos por la mejilla
para trasladarse a mi cuello para luego volver a presionar sus labios
contra los míos.
—¿Te duele algo Anastasia?
Negué con la cabeza. Estaba cansada de que me hicieran esa pregunta.
Alejandra me lo pregunta cada cinco minutos
¿Te duele algo Anastasia? ¿Quieres que te llevemos al médico? Me dejo
agotada y prácticamente no me moví de la cama para no ponerla más
paranoica de lo que ya estaba.
—¿Quieres hablar sobre ese día?
Desvié mi mirada porque sabía que tarde o temprano Diego tocaría el
tema. Solté un suspiro.
—¿Qué es lo que quieres saber? —Pregunte un susurro.
—Todo de ti, por favor. ¿Qué te hizo tu ex novio Anastasia? Cuéntame,
necesito entenderte—me senté con cuidado y apoyé mi cabeza en la
marquesa—. Por favor.
—Estábamos de aniversario, cumplíamos dos años de relación...Yo
pensé que iba a hacer una noche especial. Ese día Nicolás me había
hecho muchas sorpresas donde me regaló un vestido para esa noche—
él tomó mi mano—. Me vestí con el vestido y me arreglé bonita para él
porque en ese momento era tan ingenua y enamorada de la vida, Diego,
pero normal tenía dieciséis años y era una adolescente que aún no
sabía lo cruel que podía ser la vida. Él pasó a buscarme y recuerdo que
paramos un momento en un parque en donde brindamos y él me
drogó..., no me di cuenta en ese momento, no sentí nada raro tampoco,
además confiaba tanto en él en esos momentos que lo hubiera seguido
a cualquier parte.
Miré un momento a techo antes de mirar a Diego, quien está apretando
su mandíbula, pero aun así me acariciaba la mano transmitiendo
confianza. Cerré los ojos.
—Pensé que sería una noche inolvidable y vaya que lo fue, supero todo.
Recuerdo que llegamos a una bodega...Me pareció extraño, pero
también cada vez me costaba más estar orientada y no entendía nada:
"solo había tomado un poco de alcohol". Recuerdo que le dije: —¿Qué
hacíamos aquí? —Y él me dijo: —Será un momento Ana, tengo que
arreglar algo para la pelea de mañana, te prometo que serán unos
segundos—sentí el pulgar de Diego en mi mejilla.
Me llevé una mano en mi mejilla y estaba llorando—. Él estiró su mano
y entrelazó mi mano con la suya porque lo amaba y confiaba en él.
⋙ Cuando entramos todo estaba oscuro y cada vez me sentía más
mareada, le dije a Nicolás, pero él siguió caminando hasta que entró en
una habitación donde vi a siete figuras hablando. —Respiro
profundamente antes de continuar—. "Bienvenida a tu sorpresa,
amor"—me susurró Nicolás con un tono que jamás le había escuchado
—. Yo no entendía nada y vi como esas figuras se acercaban más a mí y
comenzaron a tocar mi cuerpo y a decirme cosas asquerosas. Yo
retrocedí y escuché como Nicolás llamaba a mi hermano y escuché por
primera vez su risa malvada, no entendía bien. La droga cada vez hacía
más su efecto y los hombres comenzaron a tocarme cuando intenté
pelear.
Pero no me podía orientar hasta que una mano me azotó contra la
pared y encadenado mis manos. Esa persona era mi novio—mi voz se
cortó y me llevé una mano a la boca.
Porque sigue doliendo en cómo esa persona me rompió entera. Me
mato, mato esa Anastasia feliz y sin preocupaciones, ahora solo queda
esta Anastasia que desconfía de la gente.
—Recuerdo que me quedé unos minutos sola con él me hablaba, pero
no lograba entender porque apenas podía entender lo que estaba
pasando...La droga cada vez estaba haciendo más efecto y veía todo
borroso y...después ellos volvieron a entrar y comenzaron a tocarme.
Tenía tanto miedo y solo pensaba en lo estúpida que fui...
—No lo fuiste, no digas esas tonterías, Anastasia, él es enfermo que te
lastimó de la peor forma ¿Quién mierda hace eso?
Me abracé a mí misma y Diego me miró preocupado.
—Recuerdo que mi hermano entró y...Nicolás le pegó con una silla
donde prácticamente lo dejó en el suelo y se le abalanzaron estos
sujetos...Yo recuerdo que tiraba de las cadenas una y otra vez porque lo
estaban matando frente a mis ojos—Diego me abrazó con fuerza—. Me
hice daño en las muñecas, pero no importó. Hasta que vi como Nicolás
le pegó una patada donde los ojos de mi hermano se cerraron y lo perdí
para siempre. Lo perdí por el hombre que creí que era el amor de mi
vida. Ellos salieron unos minutos y me quedé a solas con el cuerpo de
mi hermano, me estiré como puede para intentar abrazarlo...No
recuerdo mucho, apenas podía ver por las lágrimas y cada vez me
pesaba más el cuerpo y solo alcancé a ver a Simón antes de perder la
conciencia.
⋙ Desperté en el hospital y vi a unos policías que estaban
interrogando a Simón y después me tomaron la declaración... Después
llegaron mis padres e intenté explicarle lo que había pasado, pero me
echaron la culpa y me echaron de mi casa. Me dejaron sola y los
entiendo porque ni yo misma me podía ver. Cuando declaramos a los
policías no nos creyeron y fue porque Nicolás había comprado a los
policías y jueces con esas otras personas. Yo me alejé de Simón y lo dejé
solo...Él siguió investigando a su hermano hasta el día de hoy.
Me quedé callada unos minutos y Diego me abraza con cuidado
acariciándome el pelo.
—Dejé solo a Simón investigando la muerte de mi hermano...Le debo
tanto.—Se sentí como se tensó Diego—.
Gracias a él siento que estoy viendo una esperanza. Es por esta razón
que hemos sido tan cuidadoso y cauteloso con las pruebas que
tenemos, no queremos cometer los errores de hace dos años, porque
ellos tienen millones y todo el mundo tiene su precio.
Diego me dio besos por toda la cara y me limpió la nariz con la manga
de mi pijama. Me separé de Diego y lo miré fijamente. Sus ojos estaban
rojos y una lágrima rodó por su mejilla. No me quería callar en estos
momentos, tenía que sacar todo lo que tenía.
—En ese momento perdí mi vida. Mi hermano estaba muerto, mi
novio..., mi novio, ese chico que yo me había enamorado de él, me
traicionó de la peor forma solo para que él tuviera poder y ni siquiera lo
vi venir—me pasé una mano por la cara—. Ese día también morí, quedé
viva sí, pero estaba muerta por dentro...Mis padres estaban destrozados
tanto que me echaron de la casa..., me echaron la culpa y tenía razón en
decirme esas palabras.
É
Él niega con la cabeza. Me limpio las lágrimas rápidamente. Odio llorar
cuando recuerdo esto porque me hace sentir débil y perdedora.
⋙ Yo traje a nuestra vida a Nicolás, yo destruí a mi familia por
enamórame de alguien que solo me usó para tener poder, mientras yo
lo estaba dando todo por él—él intentó acercarse a mí, pero negué con
la cabeza—. Cuando pasó todo esto me prometí que no volvería a amar
a nadie, pero mírame ahora.
No puedo detenerme ahora de hablar, necesito que él comprenda más
sobre mí y no quiero seguir ocultando cosas sobre mi pasado.
—Te odio Diego. No debía volver a sentir amor por alguien, Te dio
porque haces que no pueda controlar mis sentimientos hacia ti, te odio
por todo lo que me haces sentir con un solo beso, te odio Diego. Hace
dos años me prometí no volver a enamorarme de nadie y había
cumplido mi promesa hasta que me topé contigo. Rompiste cada uno de
mis muros que había creado para protegerme del amor y no sé si
quererte más u odiarte.
Me quedo callada mirando a Diego que estaba observando con atención
y se acerca rápidamente. Presiona sus labios con los míos acortando
toda la distancia que nos separaba. No me arrepiento de haberme
enamorado de Diego aun cuando hace tiempo juré que no volvería a
caer en el amor y es que no pensé toparme con alguien como Diego que
no solo me ha demostrado la increíble persona que es, sino que me ha
demostrado un amor puro y limpio.
—Ambos perdimos en el juego de amor, Anastasia—susurra contra mis
labios y dándome un suave beso—. Eres la mujer más increíble que he
conocido Anastasia, eres tan buena y pura. Gracias por contarme algo
que tanto te cuesta y puedo entender tu pasado que has sufrido tanto
que hasta mí me duele porque te lastimaron, lastimaron al amor de mi
vida—su nariz acarició mi mejilla y mordisqueó mi oreja—. Yo te amo
Anastasia, me enamoré de ti, cuando tú me quería matar con la mirada.
Me fascinaba aun cuando intentabas alejarme. Tal vez no conozca a la
Anastasia risueña del pasado, pero conozco a esta Anastasia que es más
increíble porque eres fuerte. A pesar de todo sigues sonriendo,
¿Cásate conmigo? Por favor—susurro.
—Estás loco—murmuró. —Podemos cambiar de tema, por favor. No
quiero seguir recordando algo que tanto daño me hace.
Diego se levanta y se quita la polera, mis ojos rápidamente lo observan
como se desviste. Él me guiña el ojo y me lanza su polera. La atrapó con
mi mano y se la tiró en la cabeza.
Él suelta una risa.
—Me das un abrazo, bella.
No lo dudo ni un segundo y lo abrazo fuertemente donde su calor
corporal me abraza de inmediato.
—Verte en el hospital fue lo más difícil que he tenido que afrontar
ahora.
—Diego...
—Mi madre alcanzó a llegar con vida al hospital y estuvo dos días en
emergencia. Cuando recuperé la conciencia yo...
Recibí la peor noticia de mi vida al saber que mi padre y mis mellizos
habían muerto al instante en el choque y que mi madre aún estaba viva,
pero que estaba muy grave. Cuando entré a verla estaba llena de
máquina y ni siquiera podía respirar por sí sola. Usaba el respirador.
Solo puede tomar su mano que se sentía fría y puede decirle que la
amaba y darle un beso antes que ella entre en un ataque cardiaco
donde la perdí. Los doctores entraron a la habitación para evitarlo, pero
no se pudo, simplemente su corazón no aguantó y dejó de latir y me
dejó solo...
Le limpio las lágrimas que caen por sus mejillas. Me quedé callada
porque me dolía escucharlo, ambos tenemos un pasado doloroso que
no hemos podido cerrar.
—Cuando te vi ahí, fue como revivir ese recuerdo porque estabas ahí
luchando por tu vida y no se comparaba con el dolor que sentí cuando
te fuiste a verte llena de sangre e inconsciente. Sentí que te estaban
arrancando de mis manos Anastasia y no podía hacer nada — su voz se
rompe y me abraza más fuerte.
—Diego, no llores...Estoy aquí contigo...
—Si, pero pudiste haberme dejado como lo hizo mi familia y de nuevo
estaría solo—mi corazón se rompió en ese momento al escuchar sus
palabras. Tome su cara entre mis manos y limpie sus lágrimas.
—No pienses de esa forma Diego, tienes a mucha gente que te quiere.
—Si lo sé, tengo mis abuelos, mis amigos, pero me faltarías tú que vas a
ser mi futura esposa—murmura.
Yo sonrío.
—¡Diego! Ya basta con eso.
—¿Qué? Solo aclaro un hecho que va a pasar. —Me guiño el ojo
haciéndome reír.
Pasamos unos minutos en completo silencio hasta que rompí el silencio
y comencé a hablar sobre cualquier tema y veía que Diego estaba solo
diciendo sí o no. Levanté mi cabeza y tenía los ojos cerrados, lo llamé
por su nombre y abrió los ojos de golpe.
—Bella amo escucharte, pero esta es la primera noche que duermo en
una cama y no en una silla y el sueño me está diciendo "Hola, Diego" —
mueve su mano en un saludo y no puedo evitar reír. Me da un beso en el
pelo—. Te amo, bella, pero necesito descansar y mañana me sigues
contando todo.
—Buenas noches—susurré.
Supongo que hoy día fueron demasiadas emociones desatapadas y
muchos sentimientos encontrados por parte de ambos y yo también
estaba exhausta, mi cuerpo me dolía.
Apoyé mi cabeza en su pecho y escuché cómo su respiración se hacía
cada vez más profunda y no tardé en sentir también mis párpados
pesados y poco a poco caí en el sueño.
******
Sentí como alguien caminaba un poco y se detenía, eran pasos lentos.
Abrí los ojos y la oscuridad reinaba en mi habitación, no podía ver
nada. Me refregué el ojo para tratar de despertar. Miré a mi lado y no
estaba Diego.
******
—Eres asqueroso, Dylan—digo haciendo una mueca—. Que no me
cuentes como te follaste a una chica.
******
Sentí unos labios sobre los míos y como alguien me acariciaba la
mejilla. Pestañeé varias veces y abrí los ojos encontrando con unos
ojos cafés que me devolvía la mirada.
******
Me salgo dentro de ella, quien llora sin parar. Pongo los ojos en blanco,
me visto rápidamente y me acerco a ella. La jalo del pelo y cae al suelo.
Ella llora y me suplica que la deje tranquila. Me subo rápidamente
encima de ella y mis manos rodearon su cuello. Ella se dio cuenta
rápidamente de lo que iba a pasar, patea instintivamente y comienza a
******
Diego:
******
Salgo del baño sintiéndome peor, los calambres llegaron junto con los
vómitos y con la espectacular y amada regla.
******
Jonathan tocaba la bocina una y otra vez mientras peleaba con otro
conductor que se nos atravesó en el camino.
******
Cuando llegamos a la casa, Ella se baja emocionada y camina
rápidamente hacia la entrada. La observé desde el auto y tomo una
palanca que escondo cuando me estoy acercando a ella.
******
Observó como la luz abandona los ojos de la chica. Tomó rápidamente
el cadáver de la chica y lo subo al vehículo y lo dejó en la maletera del
auto. Me subo al asiento del copiloto y prendo el vehículo, comienzo a
manejar hacia mi destino.
Una hora después ató cuerdas con rocas en cada extremidad de la chica.
Empujó el cadáver de la chica y observó cómo se iba hundiendo en el
agua. Vamos a ver mi querida Mariel si vas a poder sacar alguna pista o
rastro sobre este asesinato.
Prendo otro cigarro y observó que no había nadie en el bosque. Doy la
media vuelta y comienzo a caminar tranquilamente por el bosque que
ya me lo sé cómo la palma de mi mano.
Mariel:
Respiré profundo antes de enfrentarme a mis compañeros donde iba a
estar Luis como siempre molestando e intentando desmerecer mi
trabajo. Abrí la puerta y todos mis compañeros y compañeras estaban
esperando instrucciones de cómo se iba a avanzar la investigación.
Me apoyó en el escritor y todos se quedaron callados. Harry me sonrió
de lado y solté un suspiro, estoy agotada solo dormí dos horas, he
estado revisando más de dos semanas de grabaciones de video para ver
si encontraba algún auto sospechoso y cuando estaba a punto de tirar la
toalla encontré un auto sospechoso y sin matrícula.
—Como saben, estamos en frente de un asesino serial y me temo que
somos novatos aun en estos casos—varios comenzaron a murmurar—.
El peor asesino que hemos tenido ha sido Manuel Delgado que solo se
pudo comprobar siete asesinatos de los cuarenta y ocho asesinatos.
⋙ En donde ahora tenemos un asesino que es bastante astuto como
todos estos asesinos seriales y que hasta el momento solo ha matado
cuatro mujeres de una edad de 18-19 años. Mire, seré honesta en decir
esto, tenemos que ser rápidos o pronto serán más chicas, que pueden
ser nuestras sobrinas, ahijadas o hijas—me quedé un momento callada.
—La investigación no ha dado muchos frutos, pero ya tenemos un
modelo de vehículo sospechoso, un Alfa Romeo rojo, sin matrícula.
González necesito que traigas los documentos de este modelo de auto
que hay en todo Barcelona y después iremos haciendo descartes de la
gente, cualquiera que tenga antecedentes ya sea de robo, delitos
sexuales o pornografía pasa a hacer sospechoso e iremos cada uno a
verificar la coartada y revisaremos los expedientes.
¿Quedó claro? Tenemos que ser rápidos, cada segundo está contando
para salvar la vida.
Me pasé una mano en la cara y me mordí el labio inferior antes de decir
lo último:
⋙ En unos días llegará el perfil psicológico que hizo el FBI detallado
de cómo es nuestro posible asesino, pero me temo que ahora estamos a
oscuras y tendremos que actuar lo más rápido descartando
sospechosos con el vehículo, les pido que seamos los más rápido
posible en esto y que sea nuestra prioridad en este momento.
Todos asintieron y comenzaron a salir de la habitación excepto Luis,
quien se me acercó con una sonrisa burlona.
—Conmovedoras palabras, Mariel, disfruta tanto como pueda de tu
cargo—mire su reloj y luego me lo apunto—. El tiempo pasa y los jefes
quieren respuesta a cosas que no estás dando.
—Oficial Soto—digo molesta—. Le ordeno que vaya a ayudar a sus
compañeros a buscar el vehículo sospechoso y deje de estar haciendo
comentarios así.
Pasé por su lado, pero él me tomó de la muñeca. Abrí los ojos.
—Muy pronto recuperaré mi cargo de jefe, Mariel —declaró burlón —.
Las mujeres no son tan buenas en estos casos.
Me solté de su agarre y salí rápidamente de la oficina de reuniones
entrando en mi despacho para comenzar a buscar al sospechoso de ese
auto. Puse mis manos en mi cabeza porque estaba cansada ya que Luis
siempre estaba haciendo menos por ser mujer y mi paciencia se estaba
agotando en cualquier momento le iba a pegar un combo en su rostro.
Chicas y chicos un aviso importante ya subida la nueva historia
que se llama Insuperable Efímero y mañana se sube otro capítulo
de mi nueva historia:
Gracias a Universo De Wattpad por apoyarme tanto <3
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo
llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 58
Estuve evitando a Diego durante esta semana ya que me sentía algo
paranoica al ver ese auto y al no obtener noticias de Nicolás me estaba
alterando, es como si se lo hubiera tragado la tierra y nadie lo ha visto.
He hablado tan poco con Mariel y sé que está derrotada con este caso
porque me llamó un día a las cuatro de la mañana llorando. Se me
rompió el corazón escucharla decir que ya no quería ver más cuerpo de
chicas.
Sabía que ella la estaba pasando realmente mal con el caso de asesino
serial, pero también sé que tiene cuatro sospechosos y Harry ha estado
igual apoyando a Mariel, es por esa razón que no quise seguir
insistiendo en el caso de Nicolás.
Tres días antes:
El señor me mira con curiosidad mientras me entregaba las llaves de la
moto que arrendé por unas horas. Firmé el contrato donde me hacía
cargo por algún daño que tenga la moto o algún rayón...etc.
Salí rápidamente y me monté en la moto. Me llevé la mano a la espalda
y me acomodé mejor, el cuchillo esta vez no iba a ir indefensa. Encendí
la moto y miré por última vez la dirección del GPS, esa cabaña era el
lugar perfecto para esconderse.
Cuando llegué me bajé con cuidado y observé a mi alrededor que
parecía que nadie había venido en meses a este lugar, lo que me dejaba
en claro que no estaba aquí. Pero de todas formas caminé hacia la
cabaña. Saqué unos guantes y un alambre que introduje en la cerradura
de la puerta y comencé a maniobrar el alambre para que abra la puerta
hasta que escuche el clic.
—Bingo—murmuré con una sonrisa de orgullo.
Abrí con cuidado la puerta y estaba totalmente oscura, prendí mi
linterna y entré en la cabaña que estaba completamente vacía, caminé
por toda la caballa y no había nada, pasé mi dedo por un mueble y
había mucho polvo, diría que nadie ha estado aquí en tres meses o dos.
Me pasé una mano por la cara porque no tenía nada oficialmente, a
Nicolás se lo tragó la tierra y es casi imposible que saliera del país.
Golpeé la mesa y solté un grito.
—¿En dónde mierda te estás escondiendo? —Hable conmigo misma.
Negué con la cabeza y cerré la puerta de la cabaña.
Me subí a la moto y tomé de nuevo rumbo hacia Barcelona antes de que
llegaran los gemelos a mi departamento que esta semana se había ido a
quedar a dormir conmigo según ellos para protegerme.
Cuando llegué al portal de mi edificio sentí un escalofrío porque sentía
que tenía una mirada sobre mí. Observé a mi alrededor y me di cuenta
de que estaba estacionado el auto de Simón, quien me hacía señas con
su dedo que me acercara.
Cuando subí al auto él golpeaba su dedo contra el volante, me acerqué a
él y le di un beso en la mejilla y pasé una mano por su pelo rubio que lo
tenía más largo de lo usual.
—¿Cómo estás bonita? —Preguntó con una sonrisa.
Lo miré de reojo y observé como Diego entraba con Cameron y Carlos al
edificio, ambos venían con unas cervezas y atrás venía Alejandra,
Barbara y otra chica que no conocía.
Fruncí el ceño. No molestaba son sus amigos y confiaba en Diego,
aunque sentía poco celos de ver a Barbara.
—Preocupada por todo lo que está pasando y sobre todo por Mariel, no
está llevando nada bien...Y fui hoy día a una cabaña que tenía Nicolás.
—¡Que! Anastasia dime que no fuiste tú sola—me observó con mucha
intensidad e incluso dirá que molesto—. No hagas esa mierda de ir tú
sola, te estás exponiendo y más con todo lo que está pasando ¡Qué te
ocurre!
—Era una sospecha, además no estaba y no me grites, Simón.
—Lo siento, pero lo que hiciste fue muy peligro que hubiera pasado si
él hubiera estado ahí, no te das cuenta de que te pusiste en peligro tú
misma.
—¡Si lo sé! Pero no quiero involucrar a más gente en esto—digo
enojada.
Nos quedamos callados por varios minutos y mi celular comenzó a
sonar, se trataba de una llamada de Diego y la ignoré.
—¿Podemos subir a tu departamento? —pregunto.
—Claro.
Nos bajamos de su auto y comenzamos a caminar hacia dentro del
edificio. Entramos en absoluto silencio en ascensor. Lo miré de reojo y
me di cuenta de que estaba más flaco y tenía enormes ojeras debajo de
sus ojos.
—¿Todo bien? —Pregunte preocupada y tomando su mano.
Se pasó una mano por la cara y negué con la cabeza.
—He estado teniendo muchas pesadillas con Nicolás—apretó sus labios
en una fina línea—. En realidad, son recuerdos de nuestra
infancia...supongo que los olvide, pero ahora se repiten una y otra vez
todas las noches.
Entramos en mi departamento, no había señal de los gemelos y por
ahora lo prefería así. Nos sentamos en el sillón y puse toda la atención
en mi amigo que me necesitaba.
—¿Quieres hablar sobre eso?
—Es que no lo recuerdo bien...Tengo vagos recuerdos sobre esos
momentos. Tú sabes que entre mi hermano y yo jamás hubo buena
relación—asentí con mi cabeza porque era verdad que ambos se
detestaban...bueno era más Nicolás en cambio Simón lo ignoraba—.
Recuerdo que cuando tenía siete años y él solamente cinco años...Mi
madre nos hacía dormir juntos la siesta...recuerdo que una de esas
tantas tardes desperté de repente y vi que estaba rodeado de cuchillos
que apuntaban hacia mí y él tenía una enorme sonrisa como si
disfrutara de asustarme porque si me asusté ver todos esos cuchillos
apuntando hacia a mí, se paró y saliendo, corriendo de la habitación.
—Eso es horrible, ¿tu madre lo sabe?
—Claro que sí. La llamé y mi madre miró con horror, pero en mi mente
pensaba que quería jugar quizás los piratas o que se yo..., solo éramos
unos niños. Hubo otro incidente un día cuando estaba llegando del
colegio y él había prendido fuego a mi cama...Recuerdo que grité
porque se comenzó a incendiar el cubrecama...Mi padre pudo apagarlo.
No entendía muchas de estas cosas hasta que a los siete u ocho años lo
llevaron con un especialista.
—¡Tu hermano es psicópata!
—Lo sé, pero porque ahora estoy reviendo esto...Supongo que en el
fondo mi hermano siempre me ha odiado...Jamás nos hemos abrazado o
hemos conversado, después de estos incidentes él se volvió más
solitario y en la escuela era conocido como el chico guapo, callado y
misterioso.
—Y tú, el más popular fiestero, rebelde y mujeriego del colegio. Ambos
son guapos, pero son tan diferentes que realmente no tienen nada en
común.
—Eso creo...No lo sé, han sido noches de mierda donde he estado
reviviendo estos recuerdos una y otra vez. ¿Crees que fui un mal
hermano?
—No lo sé Simón, ustedes jamás unieron lazos, son unos desconocidos
entre ustedes que vivían en el mismo techo—
declaró.
—Tal vez tuve que haber intentado acercarme más a él, pero cuando le
pedía algo él simplemente me decía que no y me cerraba la puerta en la
cara. Yo por dentro decía <<Hijo de puta>>
—No es tu culpa, eres buena persona—digo apoyando mi cabeza en su
hombro y él me abraza—. No te tortures Simón, a veces las personas
toman malos caminos, pero ellos son los que toman esas decisiones.
—¡Ah, deja de hacer esto!
—¿Qué cosa? —Levante la mirada y nuestras miradas chocaron.
—Deja de enamórame con tus palabras y tus gestos que no te das
cuenta—dice con una sonrisa—. Me enamoras cada día más y ni
siquiera sé cómo parar esto porque tus sentimientos son para alguien
más. Soy un puto egoísta con Diego, pero quiero que me ames a mí de
una buena vez a mí y no a él.
—Simón—comencé a decir.
—¡Es la verdad, siempre te la digo! Quiero que me ames a mi—tomó mi
mano y la llevó a su corazón—. Pero soy paciente y no tengo apuro,
nuestra historia está solamente en pausa.
—Eres mi amigo y no puedes decirme esto—le reclamé.
—Soy tu amigo y por eso te soy sincero...No puedo ocultarte lo que
siento porque es algo que se me escapa de las manos. Lo sé si estas
palabras te las hubiera dicho años atrás cuando te tenía, pero no me
atrevía por cobarde.
—¡Para Simón! No crucemos las palabras del amor y de años atrás
porque eso es pasado para mí y ahí se quedará.
Presente:
Sentí que alguien golpeaba mi puerta. Revolví por última vez las
verduras y caminé rápidamente a la puerta. La persona que estaba en la
puerta me miraba con una enorme sonrisa.
—Hola bella—me tomó de la cintura y me dio un suave beso en los
labios—. Estamos jugando a algo, ¿o qué? —
Pregunto con diversión.
—No que yo sepa.
Tomó mi pelo y lo tiró hacia atrás. Una sonrisa traviesa estaba
apareciendo en su rostro que me hacía querer huir
porque había pasado una semana sin sexo, en parte era porque ambos
teníamos planes y los gemelos se fueron ayer a su departamento.
—¿Segura? Porque te has estado escondiendo de mí y no entiendo la
razón—se inclinó su boca roza con mi oreja en donde me hizo
estremecer con ese breve contacto—. O tal vez sí, es por Bárbara
porque nos has visto juntos.
Fruncí el ceño de inmediato al escuchar su nombre.
—¡No! Confío en ti, pero si me da algo de celos, pero muy poco.
Soltó una risa muy sensual y tomó con fuerza mi cintura, podía sentir a
su amigo muy despierto. Diego comenzó a caminar hacia la mesa y me
tomó de la cintura, me dejó en la mesa y se colocó entre medio de mis
piernas.
—No sientas celos, mi Anastasia—me susurro y su nariz acarició mi
mejilla—. Te amo a ti. Eres tú la chica que me enamora cada día más, la
que tiene el poder de volverme un gilipollas enamorado porque cuando
estoy contigo, el resto del puto mundo se puede ir a la mierda.
—Poéticamente hermoso—lo abrazó con fuerza—. Es normal sentir
celos pero que nunca se vuelvan tóxicos.
—Exacto—él me mira de reojo—. No hueles a quemado.
—¡Mierda! —Me separo rápidamente de él y corro hacia la cocina, veo
que se quemaron las cebollas, pero las otras verduras siguen intactas.
Escuché que se acercaba sus pasos y sus manos rodearon mi cintura y
apoyó su barbilla en mi hombro.
—¿Todo bien con tus verduras?
—Rescatable—digo apagando la cocina.
Comenzó a darme pequeños besos en el cuello y moví mi cuello hacia
un lado para tener más acceso. Su mano se coló dentro de mi polerón y
comenzó a acariciar mi estómago.
—Diego—jadeo.
—Ah, como extrañaba hacerte jadear mi nombre—su otra mano se coló
dentro de mi buzo y aprieto mis muslos donde su mano quedó atrapada
—. Traviesa, abre las piernas para mí—dice con una voz ronca que me
hace reír.
—¿Qué te pasa hoy? Estás en modo dios del sexo—bromeo.
—Solo quiero satisfacer a mi chica. Abre tus piernas y relájate—dice
con un tono burlón.
Abrí un poco las piernas y comenzó a tocarme por encima de las bragas
en círculos haciendo que me moje rápidamente. Mi boca estaba seca y
pegó su boca con la mía. Solté un gemido porque metió un dedo dentro
de mi sexo y luego otro, comenzó con un ritmo primero lento y suave,
pero luego los sacaba rápidamente haciéndome jadear y susurrar su
nombre.
—Córrete para mí—me susurro mordiendo la oreja.
Cerré los párpados con fuerza y grité su nombre. Apoyé mis manos en
la cocina para tratar de recuperar la respiración. Me giré para mirar y
se estaba llevando los dedos a la boca.
—¡Diego! —Exclame entre sorprendida y excitada.
—Eres deliciosa—me dio un largo beso en la mejilla—. Muy pronto
serás el postre para mí.
—En estos momentos Anastasia no será bañada en chocolate para tu
pervertida mente, estoy fuera del menú.
Él hizo un puchero sacando bien su labio inferior.
—Oh, es una lástima porque pronto lo estarás—dice guiñándome el ojo
y sacando dos platos, comenzó a echar las verduras salteadas en los
platos—. Creo que deberías ir al baño, me encargo yo de servir.
Niego con la cabeza y subo rápidamente a darme una ducha porque es
incómodo estar así. Cuando bajo Diego ya tiene todo listo y me da un
beso en la frente y corre la silla para mí. Alzó una ceja hacia él porque
está siendo muy detallista y...sexy.
—¿Por qué me has estado evitando Anastasia? —Pregunto curioso.
—No te he estado evitando, sabes que los gemelos se quedaron esta
semana aquí y bueno tenemos que fingir...además que el miércoles me
junté con Simón—digo a medias.
—¿Con Simón? —Preguntó frunciendo el ceño—. Ese día te estaba
llamando para que subiera a compartir con nosotros, pero me cortaste.
—Perdón, es que estábamos hablando de algo serio—digo golpeando el
tenedor contra el plato.
—Seguro que sí, sobre de cómo tiene que escogerlo a él, ¿verdad?
Imbécil no soy Anastasia, él está profundamente enamorado de ti y no
va a parar hasta obtenerte.
—Lo mismo digo de Barbara—tome su mano—. No tienes motivos para
desconfiar de mí, te amo Diego.
—Y yo a ti—me responde con una sonrisa y lanzándome un beso en el
aire.
Comimos entre bromas sobre las locuras que hicimos en las noches con
los gemelos donde ambos me dejaron que les pintara las uñas y los
maquillara. Diego se moría de la risa y mientras lo observaba estaba
completamente enamorada de este hombre.
Nos sentamos en el sillón y nos tapamos con una mata, pusimos It para
pasar el rato. Él me abrazaba fuertemente y mi mano acarició su
barbilla.
—Tengo miedo—declaró por fin—. Sé que muchas veces no soy la
persona más comunicativa sobre mis miedos. No es fácil para mí confiar
en la gente, no es fácil para mí sentirme segura en lugar o poder
llamarlo hogar...cuando sé que en cualquier momento tendré que
escapar.
Bajo el volumen de la televisión y se concentró en mí.
—¿Cuántas veces has escapado de él?
Hice una mueca.
—Me faltan dedos en las manos para decirte. Ese día en la bodega
conocí a otro Nicolás más violento y con menos empatía por las
personas...Vi a un verdadero monstruo. Es increíble ver como una
persona que antes amaba y confiaba terminó convertida en eso.
Diego frunció aún más el ceño.
—¿Qué tanto lo amabas?
—Seré sincera y lo amaba, pero porque era mi primera relación que iba
en serio y estaba tan ilusionado por experimentar lo que tanto leía. No
puedo decir que fue mi primer amor porque ese sería Simón—suelta un
bufido que me hace reír—. No seas celoso, eso solo fue una tontería, era
una chica que no sabía en juego que me estaba metiendo con Simón,
para él fui una de sus tantas chicas desechables en ese momento.
Él abrió los ojos con sorpresa.
—Aja...Si fui una estúpida por entrar en ese juego con Simón...Cuando te
conocí eras tan parecido a él y te odié por eso...no te aguantaba porque
recordaba cómo solo fui una más de las chicas de Simón. Diego: Yo
estaba derretida por
Simón, pero él era un verdadero cabrón. Cuando estábamos saliendo
por así decirlo, yo misma lo vi cómo se llevaba a otra chica al camarín
para tener sexo y yo lo escuché.
Negué con la cabeza porque fui una estúpida.
—Sí, fui una estúpida—él negó con la cabeza—. Quiero mucho a Simón,
pero me hizo sentir tan poca cosa cuando estuve con él que no volvería
a caer por él, sé que ha cambiado pero nuestra historia ya pasó.
—Eso me hace sentir mejor—dice Diego con una sonrisa tímida—.
Perdón por haber sido un cerdo contigo al principio, Anastasia.
—Diego, no tengo nada que perdonarte porque me has enseñado un
amor puro y me siento segura entre tus brazos, por fin puedo decir que
tus brazos son mi hogar.
—¡Cursi! —exclamó riéndose y abrazándome con fuerza—. Te amo
tanto Anastasia que siento que me estoy muriendo de amor por ti.
—¡Doblemente cursi! —Bromeo, le di un suave beso.
—¿Cómo fue tu relación con Nicolás?
Hice una mueca y entrelacé mi mano con la suya.
—Fue tranquila y no fue tóxica. Nicolás era muy distinto a Simón.
Siempre fue callado y casi no tenía amigos, era un chico silencioso y
misterioso...hasta que yo rompí con ese muro. Nuestra relación era
como cualquier otra. Él se escapaba y subía por el árbol que daba a la
ventana de mi habitación, hablamos de muchas cosas profundas. Era
linda hasta que él comenzó a alejarse...cada día veía que se cerraba más
en él mismo, muchas veces me dijo que tenía demonios dentro de que
me alejara de él y ahora sé que son ciertos esos demonios.
Nos quedamos callados por unos segundos.
—¿Crees que fui estúpida al no darme cuenta de que él estaba
cambiando de esa forma?
—¡Que no! Fue él quien hizo eso...no fuiste tonta en ningún sentido
Anastasia, me entiendes...Hay muchas personas malas en este mundo
que no tiene límite para lograr su objetivo.
Lo abracé con fuerza y apoyé mi barbilla en su pecho.
—No quiero sonar muy cliché diciéndote esto, pero ahora que estoy
contigo me doy cuenta de que era diferente tipo de amor—Sus dedos
peinan mi pelo—. Contigo el amor se siente puro y seguro, Diego,
gracias por enseñarme lo que es un amor verdadero. Contigo todo se
siente real.
⋙ ¿Sabes cómo me doy cuenta? Porque yo por ti daría mi vida sin
pensarlo. Me entregué a ti porque te amaba y cuando supe que Nicolás
estaba detrás de ti o de Alejandra no lo dudé en un segundo en dejarlo
todo por ustedes, eres una de las personas que más amo en este mundo,
Diego. Tu amor me ha sanado, sacaste a mi corazón de ese oscuro lugar
donde solo había venganza, odio y rencor.
—¡Dios mío, eso fue poéticamente hermoso! —Tomo mi cara entre sus
manos—. Nuestro amor es sanador porque tú también sacaste a mi
corazón de un lugar donde no existían sentimientos y era un lugar muy
solitario, hasta que llegaste tú.
—Como siempre estamos siendo cursi y cliché.
—Eres la única con la que podría ser así.
******
Despertar con él siempre será lo mejor aun cuando intentó alejarlo de
mí y él vuelve a darme aún más besos. Tomo mi
******
Sacó un cigarro y observó su cuerpo desnudo. Miro que su pecho está
sangrando por mi mordida. Me llevo el cigarro a la boca y le doy una
calada, ella se remueve sin parar sobre el colchón.
—Eres un enfermo.
Me agaché para estar a su altura y chasqué mi lengua.
—No soy un animal, no estoy loco y no tengo doble personalidad.
Mírame—tome con fuerza su barbilla y ella me miró con verdadero
miedo—. Soy un persona normal y corriente que puede engañar a todo
el puto mundo, si quiero.
—Estás enfermo, por favor déjame ir...te lo suplico que no se lo diré a
nadie—me suplica con la voz rota.
Suelto el humo y apago el cigarro en su cuerpo, ella aúlla de dolor y
suelto una carcajada. Me pongo los guantes y me subo arriba de ella. La
chica se remueve y comienza a patalear, pero es imposible porque se lo
impiden las cuerdas.
—Te dejaría ir, pero me temo que me excito aún más de matarte y ver
como la luz se va de tus ojos. No llores hermosa que nadie te salvara ni
tu novio o tu familia—solté una carcajada—. Se me olvidaba que tu
novio está muerto ya.
Ella niega con su cabeza y pongo los ojos en blanco. Pongo mis manos
alrededor de su cuello y comienzo de a poco hacer presión, ella
comienza a debatirse con fuerza, gimiendo, apretó más su cuello. Ella
me mira con horror e intenta soltar sus manos, pero es imposible. De
sus ojos escapan lágrimas amargas porque sabe que va a morir en unos
segundos. Aprieto con más fuerza su cuello y, ya casi no pelea en sus
pulmones, debe quedar poco oxígeno.
Siento como su cuerpo se relaja de repente, en el instante mismo en que
la vida abandona su cuerpo porque exhala el último suspiro y sus ojos
se cierran. Me separo lentamente y observo el cadáver de la chica.
******
Observo como mi hermano cruza la calle para entrar en el
supermercado y se pasa una mano por su cabello rubio.
******
Cuando llegamos a la escena vi que varios de mis compañeros ya
estaban en el lugar, antes de que entrara Luis me cortó la pasada. Lo
fulmine con la mirada.
—Alto cariño, será mejor que nos dejes el trabajo a los hombres—
sonrió egocéntricamente—. Tal vez te puedas traumar con lo que verás.
Solté un gruñido, ya estaba cansada de este imbécil.
—Muévete de una vez, cariño—él me dejó pasar y lo miré de nuevo—.
Que no se te olvide que soy la jefa y no es mi culpa que haga el trabajo
mejor que tú, por algo te cambiaron. Madura hombre.
Cuando me acerqué más vi el cuerpo de la chica desnudo, me puse los
guantes y Harry comenzó a sacar fotos. En ese momento se acercó
Gonzalo.
—¿Cómo lo encontraron? —pregunte.
—Estaba flotando, supongo que el asesino le puso roca para que se
hundiera...Un señor lo encontró—me señaló
Gonzalo al hombre que debía tener entre unos 65-70 años.
—La víctima fue estrangulada—me agaché y observé sus uñas, algunas
estaban quebradas—. La víctima peleó así que de seguro que el asesino
debe tener algunos rasguños. Muy inteligente el asesino al tirar el
cuerpo de la víctima al agua borró todo posible rastro de evidencia.
Harry asintió y se acercó a examinar el cuerpo de la chica. Tenía el
cabello castaño oscuro y largo casi hasta la cintura, debía medir un 1.68
de altura y color de piel blanca.
—Creo que la mató hace casi 6 o 9 días. No sabría decir con exactitud el
día porque el agua aceleró el proceso de descomposición del cuerpo.
—Mierda—solté un gruñido—. Es muy inteligente.
Me agaché a revisar el cuerpo y presentaba una clara evidencia de que
la habían forzado a tener relaciones sexuales por los moretones que
presentaba en el inicio de los muslos. Revise de nuevo sus uñas para
tratar de encontrar sangre o piel del asesino. Bingo: Encontré un poco
de piel en sus uñas con un poco de sangre seca, la puse en una bolsa
para después mandar analizar. Revisé su pelo y encontré una pequeña
fibra de color negro, la metí en otra bolsa.
Estuvimos casi tres horas revisando la escena en busca de cualquier
otra pista, pero no había mucho como he dicho, el asesino es realmente
bueno y no deja casi ninguna pista, aun así, teníamos que esperar a la
autopsia del cuerpo para ver si encontraba ADN en el cuerpo, pero lo
dudo el asesino sabía que el agua borraría cada evidencia además
llevaba seis o nueve días en el agua.
—Adelante—dije cuando alguien tocó mi puerta.
La puerta se abrió y entró Luis con una enorme sonrisa, me cruce de
brazo ¿Qué mierda quería este imbécil ahora?
—¿Qué quieres? —Pregunte molesta.
—Solo te vengo a decir esto linda más te vale que avances en casos o si
no te pueden bajar de rango, la gente quiere respuesta y está metiendo
presión así que veremos cuanto más te queda como jefa.
—Sal de mi oficina, ahora Luis—apreté los labios.
Él me guiñó el ojo y cerró la puerta. Solté un suspiro, antes ya era difícil
ser policía y ahora era casi imposible y más con Luis que no perdía el
tiempo de fastidiar mis casos.
Harry entró a mi oficina con la foto y el nombre de la chica, la víctima
número cinco. Se llamaba Marisol, tenía 19 años y estudiaba danza, era
una chica muy guapa. Observé a Harry quien miraba las fotos de las
chicas y luego a mí.
—Tengo un sospechoso—dijo de repente. Levante mi cabeza y lo
observe. Me hizo una señal de que me acercara a él y lo hice. En su
mano tenía una foto de Anastasia—. No te recuerda alguien estas chicas
o no les encuentras un parecido a Anastasia.
Abrí los ojos y negué con la cabeza, era imposible. Harry puso la foto de
Anastasia al lado de las otras víctimas. Solté un grito de horror porque
muchas de ellas tenían pequeñas similitudes o características con
Anastasia. Como en el pelo, en la forma que lo llevan, en tono de piel, en
los ojos e incluso en la sonrisa...
—Es solo una intuición, pero Nicolás encaja muy bien con el perfil que
mandó el FBI, pero eso sería una locura y todo el mundo lo está
buscando.
Lo observé y Harry era un hombre muy astuto e inteligente, así que
sabía que tenía más para sospechar de Nicolás.
—¿Tienes más razones para creer que es él? —pregunte.
—No, solo está por ahora. —Negó con la cabeza—. Y no lo descarto
hasta que lo tengamos bajo prisión.
—Esto le hará más daños a Anastasia...hay que evitar decírselo, ella ya
tiene demasiado y sé el dolor que esto le va a causar.
Él asintió y me abrazó con fuerza.
—Le he tomado mucho cariño a Anastasia, es como mi pequeña
hermanita—susurró.
—Es imposible no quererla—me respondió con una sonrisa—. Lo
lograremos, Mariel, lo detendremos.
Revisé de nuevo el perfil psicológico que había enviado y cada vez
sentía que Nicolás encajaba más en ese perfil: era guapo, encantador,
carismático cuando se lo proponía y manipulador...ha tenido
enfermedades mentales cuando era pequeño..., pero no tenemos
ninguna prueba o algo sólido de que él fuera el asesino.
—Puede ser él..., pero no tenemos pruebas y sin prueba que lo vincule a
los crímenes, saldrá fácilmente y tengo miedo...Nicolás parece más un
modelo que un asesino, probablemente la gente nos va a cuestionar
realmente si es él porque vamos, Nicolás tiene cara de ángel.
Me masajeo la sien. Harry se agachó a mi lado.
—Tenemos que ser más rápido, hay que atraparlo ya. Anastasia se
altera más si sabe que él es responsable de esto...es que miro las fotos
de esas chicas y encuentro muchos rasgos que tiene Anastasia y tú y yo
sabemos que los asesinos seriales siempre tienen una rabia hacia una
mujer.
Se quedó callado un momento y puso un mechón detrás de mí pelo.
⋙ Si es Nicolás...creo que paga toda la rabia en esas chicas porque
Anastasia no le tiene miedo al menos que tenga alguien que ama
Anastasia, además Anastasia sabe defenderse y las otras chicas no para
él debe ser juego excitante tener alguien que le tenga miedo.
—Pero..., Harry—mis ojos se llenaron de lágrimas—. Si el asesino fuera
Nicolás, yo creo que está experimentado con esa chica para cuando
tenga realmente Anastasia, cada vez está más violento y si solo está
practicando hasta que...
—Niego con la cabeza.
—Tal vez, pero esto le va a hacer un daño irreparable a Anastasia.
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—Llama a Simón—él frunció el ceño—. Es hora de que nos cuente un
poco más de Nicolás sobre su infancia, no lo crees. Dile que traiga todos
los documentos que tengas sobre su hermano ahora.
Harry se levantó y marcó el número de Simón, escuché como ellos
hablaban y Simón aceptó de inmediato en ayudarnos y dijo que estaba
en veinte minutos en la estación. Releí el perfil y cada vez me parecía
que Nicolás encajaba en el perfil.
Cuando entró Simón por la puerta nos sonrió y dejó el informe en mis
manos, comencé a leer y me di cuenta de que Nicolás tenía trastorno de
la personalidad antisocial desde los ocho años que se lo detectaron.
Observe como Simón y Harry bromeaban, hasta que él observó el
mural. Se levantó rápidamente y tomó la foto de Anastasia.
—¿Qué mierda es esto? Porque está la foto de Anastasia y que tiene que
ver el enfermo de mi hermano... aquí—gritó con la voz rota.
—¡Cálmate, Simón! Tu hermano es por ahora el principal sospechoso—
él negó con la cabeza y una lágrima cayó por su mejilla.
—Se que mi hermano es un monstruo, pero... —Cerró los párpados y
respiro profundamente.
—Amigo, tu hermano es un psicópata muy peligroso... Observa a las
chicas y dime si no se parece a Anastasia, vamos Simón dímelo.
Él observó atentamente las fotos y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Harry lo abrazó con fuerza.
—Esto va a destrozar Anastasia... —dijo con la voz ronca.
—Simón—, lo llamé y se sentó de nuevo en el asiento frente al mío—.
Relátame todos los recuerdos que puedas de Nicolás: comportamientos
raros que no sean normales en un niño.
Me observó un segundo antes de relamerse el labio inferior y se limpió
las manos en el pantalón.
—Cuando Nicolás tenía cinco años, estábamos durmiendo juntos...de
repente me desperté y estaba rodeado de cuchillos que apuntaban
hacia mí...Él estaba mirándome con una enorme sonrisa y después salió.
Creo que ese es el primero. El otro fue un día que estaba llegando del
colegio y Nicolás ya tenía seis años...Cuando entré en mi habitación, él
estaba incendiando el cubrecama—anoté todo y me di cuenta de que
Nicolás también era pirómano...uno de los rasgos más comunes entre
los psicópatas—. Y cuando tenía siete años él estranguló a nuestro
gato...Mis padres en ese momento lo llevaron psicólogo.
⋙ Es todo los incidentes que recuerdo al menos yo...
—Gracias, Simón es de mucha más ayuda y me temo decirte que tu
hermano encaja a la perfección con el perfil.
—Por favor atrápalo...No quiero que lastime a Anastasia, me muero si a
ella le pasa algo—tomo mi mano.
—Lo atraparemos—digo intentando sonreír—. Harry..., tenemos que
atraparlo ahora antes de que siga matando.
Bueno era muy lógico que el psicópata era Nicolás ya que en cada
capítulo iba dejando pista, pero también
aproveche la oportunidad de confundirlos con Simón...porque a
muchos no le cae bien, pero Simón es bueno.
No me maten, pero creo que mas de 90% pensaba que el psicópata
era Simón, lamento decirlo que estaban
realmente equivocados. La historia entre Nicolás y Simón es
realmente turbia entre ellos dos. Ademas Nicolás
es mas listo de lo que creen por eso le ha sido tan fácil burlarse de la
policía, ademas que si regresan
capítulos anterior estoy relatándo verdaderos comportamientos de
un psicópata. Lo próximo capítulos se
viene mas fuerte ya que solo van quedan 8 o 9 nueve capítulos para
que termine.
Recuerden que me he inspirado en verdaderos psicópatas reales e
intentado hacer lo mas real posible.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo
llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 60
Alejandra me estaba asfixiando con su abrazo de oso, tenía mucha calor.
Abrí los ojos y vi que nuestras narices se rozaban, estábamos muy
juntas, de seguro que piensa que soy su amado Cameron, tiré de su pelo
y lo primero que dijo fue:
—Quiero mi beso, Cameron.
Puse los ojos en blanco e intenté separarme, pero ella me abrazó más
fuerte tanto que sentía que me quitaba el aliento, vale no tanto, pero si
me estaba abrazando fuerte.
—Cameron, mi beso—ella hizo un puchero en el labio.
—Claro rubia, ¿con lengua o sin lengua? —Le tiré de nuevo el pelo y
ahora abrió los ojos asustada y yo me reí.
—Anastasia—, chillo.
—Alejandra—, imito su grito agudo —. Puedo recuperar mi cuerpo —
tenía su pierna arriba de mis piernas y su brazo me agarra de mi cuello.
Ella se soltó y estiré mi cuerpo, me dolía toda la espalda. Ahora
recuerdo que siempre dormía mal con Alejandra, pobre Cameron.
—Tu pelo está fatal—dijo con una sonrisa divertida. No contesté
porque solo me había desarmado la mitad de la trenza y las otras
seguían ahí y ahora sumándole los enredos matutinos de mi pelo.
Entré a mi baño y comencé a desenredarme las trenzas y luego tomar
una refrescante ducha. Paciencia, dios dame paciencia, por favor—me
digo a mí misma, cuando no puedo desenredarme una maldita trenza.
Miró a Alejandra que estaba cubierta de harina por toda la cara y el
pelo. Ella me mira enojada y toma un puñado de harina y doy paso
hacia atrás porque sé cuáles son sus intenciones. Sonríe con maldad
hacia mí, levanta su mano y tira la harina que vuela por mi cocina y me
llega en toda la cara.
Niego con la cabeza, me acabo de bañar...me acerco a ella y tomó otro
puñado de harina y ella igual comenzamos la guerra de harina.
—Déjame, Anastasia—se ríe Alejandra cuanto tomó otro puñado de
harina y se lo embarró por todo el pelo. Ambas reímos hasta que
escuchamos que tocan el timbre, nos quedamos quietas.
Caminamos hacia la puerta y yo asomo la cabeza afuera y veo a
Cameron y Diego, ambos con una enorme sonrisa.
Abro por completo la puerta y ambos chicos nos evalúan.
—Pero... ¿qué les pasó? —Pregunta Cameron.
—Fue ella—decimos a la vez y apuntando con Alejandra, haciendo que
los chicos se rían.
—No, tú comenzaste—dice Alejandra con un puchero en sus labios—.
Yo quería hacer hot cakes hasta que tu tiraste harina.
Yo suelto una risa porque fue mi culpa, no puedo evitarlo, estaba tan
concertada haciendo la mezcla que no se dio cuenta de mis intenciones.
Cameron se acerca a ella y le da un beso, mientras Diego y yo nos
quedamos quietos.
Se acerca disimuladamente y me quita un poco de harina en mi cara y
me da un beso en la mejilla.
—Buenos días, Anastasia—me sonrojo y me tomo el tiempo de
escanearlo, anda con un pantalón de mezclilla, una polera de manga
larga gris y con un gorro del mismo color de su polera dejando algunos
mechones de pelo asomarse.
—Hola, Diego.
Cameron y Alejandra se aclaran la garganta, nos observan con
curiosidad y diversión como diciendo: "Van a volver y
muy pronto" Yo niego con la cabeza y camino de vuelta a la cocina.
Suelto un grito porque todo está cubierto de harina.
—No te quejes ahora que fue tu culpa—me da un pequeño golpe para
que entre. Me acerco a donde está la harina y la miro fijamente. En eso
entra Cameron y Diego.
Alejandra me mira a mí y luego a la harina y yo sonrió. Tomó un puñado
de harina y me acercó lentamente a Diego y le tiró la harina, veo como
también le llega a Cameron. Nosotras comenzamos a retroceder y
tomamos otro puñado de harina.
Diego el primero que se acerca a nosotras con sus manos llenas de
harina, me tira las dos a mí y yo tomo su polera y se la embarro por
toda la cara. Alejandra suelta un grito cuando Cameron le tira todo el
paquete de harina.
Mi amiga queda completamente blanca. Cameron suelta una risa y ella
lo fulmina con la mirada hasta que él la abraza y la besa tiernamente en
los labios.
—Me muero por besarte—me susurra Diego. Lo observo y me rio
porque tiene la cara llena de harina.
—Voy a buscar la escoba y la pala para limpiar este desastre. Primero
que nada, sacúdanse todo lo posible la harina
—digo saliendo de la habitación. Abro la pequeña habitación donde
guardo las cosas de limpieza y siento como alguien me empuja y cierra
la puerta.
—Momento para mi beso—dice Diego, antes de poder reaccionar su
boca ya cubre la mía, mis manos se afirman en su hombro y sus brazos
rodean mi cintura, el beso dura poco porque tenemos que fingir frente a
todos.
Le pasó la pala y tomó la escoba, ambos salimos del cuarto. Cuando
llego veo que Alejandra ya no está tan cubierta por harina.
Una hora después, por fin estamos desayunando...Observó Alejandra
que su pelo está entre blanco y rubio, sonrió porque hace tiempo que
no estábamos así, me arrepiento de haber sido tan mala con ella, tal vez
la solución siempre fue haberle dicho la verdad, pero en ese momento
no sabía qué hacer, tenía miedo y aun lo sigo teniendo... ¿sabes lo que es
sentirse culpable por la muerte de tu hermano? Muchos dirán que no,
pero yo si todos estos años siempre lo he sentido así, porque lo soy...él
murió por mi culpa y cuál fue el problema que él siempre estuvo para
mí y yo para él al igual que Alejandra.
Tengo terror de despertar un día y no verla conmigo, terror que me la
quite como mi hermana, mi mejor amiga y mi compañera de todas mis
locuras. Es mi terror más grande que Nicolás lastime o la mate a golpes
como mi hermano, vivo con ese terror de perderla. Jamás he querido
arriesgar las vidas de las personas que amo y eso duele.
—¿Te encuentras bien? —Pregunta la rubia. Yo asiento.
Ella resopla cuando cae un poco de harina y yo suelto una risa. La rubia
me fulmina con la mirada y no puedo evitar reírme aún más fuerte
cuando otro poco de harina cae de su pelo.
******
Miro como Cameron y Alejandra entran en el edificio mientras yo y
Diego, estamos estacionados esperando a que vuelvan. Toma mi
mano.
—¿Duermes conmigo?
Yo asentí una y otra vez haciendo que él me sonreía, me encantaba
verlo sonreír.
—Tengo pensado para esta noche películas, palomitas, panes
vegetarianos, besos y...—Se inclina hacia mí—. Mucho sexo ardiente, tú
y yo juntos en donde nuestro cuerpo se pierda en placer.
Trago duro y me da un suave beso. Miro de reojo y veo que está
saliendo de nuevo Alejandra y Cameron. Observó a
Diego, quien está mirando al frente y tamborilea sus dedos contra el
manubrio.
—Tienes buenas ideas.
—Disculpa me conoces soy Diego, yo siempre tengo buenas ideas—me
guiña el ojo y la puerta se abre.
—Tengo hambre—dice la rubia con un puchero me giro hacia atrás y la
imito.
—Yo también ¿vamos a comer? —Me giro hacia Diego con la rubia que
asoma su cabeza—tenemos hambre.
—¿Qué dices, Cameron? ¿Vamos a almorzar? —Todos nos giramos
hacia Cameron haciendo puchero, él pone los ojos en blanco.
—Vamos a comer y ahora dejen de mírame así todos, por favor—nos
quedamos unos segundos más mirándolo y Cameron bufó.
—Llorón—bromea Diego.
—Tu conduces, amor de mi vida—le guiño el ojo a Diego.
Ambos se miraron, se rieron, yo miré a Alejandra e hizo un gesto con la
mano. Diego se puso en marcha a un restaurante de sushi ya que todos
votaron que querían sushi menos yo.
Entramos al restaurante muy lindo con decoración japonesa y de color
verde oscuro, nos dirigimos a la mesa de fondo.
Me fije que no había silla, eran dos bancas y al centro la mesa. Me senté
en el lado de la ventana y Diego a mi lado.
Cameron y Alejandra fueron a pedir nuestra orden, los seguí con la
mirada a Alejandra se veía tan feliz con Cameron, creo que mi amiga
pudo encontrar a su chico ideal.
Diego enrolla un mechón de mi pelo en su dedo y me observa fijamente.
—Te amo, Anastasia.
,
—Yo también me amo, es imposible no amarme.
Se rió y puso su mano en mi pierna, mi respiración se alteró.
—Te amo, Diego, pero eso ya lo sabes, ¿verdad?
—Entonces...Nos amamos, ¿verdad? —Sonrió de lado haciendo que se
marcaran los hoyuelos.
—Nos amamos—respondo.
Nos quedamos callados, mirando fijamente hasta que sentimos que
Alejandra y Cameron tosen. Lo miro y tiene una sonrisa burlona. Ellos
toman asiento frente a nosotros.
—¿Cuándo van a volver? —Pregunta Cameron después de un rato en
silencio.
Yo me aclaro la garganta y desvío la mirada hacia la calle.
—Tengo hambre—dice Diego evadiendo totalmente la pregunta.
Alejandra aclara su garganta y comienza a hablar sobre temas de la
universidad y sobre la pelea que tuvimos de harina y todos nos reímos.
Después de comer Diego decidió hacer una pequeña reunión en su
departamento, llegaron todos sus amigos, claro Bárbara se coló en esos
amigos y los gemelos. Yo bajé un momento a mi departamento y me
acosté un momento porque estaba agotada últimamente, estaba
reviviendo pesadillas y no me gusta porque eso ya lo superé...Cada vez
siento más angustia y porque los juicios ya comenzaron.
Cuando entré en el departamento observé que no estaba Diego ni
Alejandra, fruncí el ceño porque era raro. Me senté al lado de Dylan,
quien estaba bromeando con Cameron y con Carlos.
Media hora después aún no aparecía Diego con Alejandra. Qué raro, me
pare y fui a tomar un vaso de agua a la cocina. Me pasé una mano por la
cara porque hasta cuando dura esta pesadilla de Nicolás en qué
momento seré libre.
La puerta se abrió y entró Diego. Lo observé y notaba que estaba un
poco molesto.
—¿Qué pasó, mi bella? —Sentí como me abrazaba fuertemente y
apoyaba su cabeza en mi hombro.
—Estoy cansada—declaró con un suspiro.
—Pensé que en la noche íbamos a tener nuestra fiesta privada—dice
dándome un beso en el cuello.
—No a eso bobo—me reí y me giré para mirarlo—. Quiero dejar de
fingir.
Me miró un segundo antes de inclinarse y besarme en los labios, mis
manos se fueron al cuello, me acerqué aún más a él. No perdió el tiempo
de profundizar el beso.
—¿Estás segura?
—Sí, pero solo con nuestros amigos...ya me cansé de fingir con ellos.
—Sabes que por mi parte no hay problemas, yo ya lo hubiera dicho,
pero me aterraba que te enojaras conmigo y que te fueras—confesó—.
No te vayas de mi lado Anastasia, eres mi luz. Siempre te protegeré,
confía en mí.
—No me iré Diego, jamás me hubiera ido de tu lado—digo besando su
mejilla.
Entrelacé mi mano con la suya y ambos salimos hacia la sala de estar
donde estaba los demás. Alejandra me sonrió con orgullo. Diego me
atrajo a su regazo.
—¿Volvieron a estar juntos? —Preguntó Carlos.
Lo miré y recuerdo que lo vi al principio del año, se había ido de
intercambio por unos meses y ahora estaba de vuelta.
Observé a Bárbara quien me estaba fulminando con la mirada y le
devolví la mirada de seguro que mi mirada decía
<<es mío y solo mío>>.
—¡Oh, vamos, era demasiado obvio, acaso nos ven cara de estúpido! Al
menos a mí no me engañaron porque soy espectacular—dice Dylan
dando un trago a su cerveza y lo empujé.
—¡Cállate baboso! —Me reí.
—Bueno, parece que al final todos lo sabían—dice Diego dándome
pequeñas caricias en la pierna—. Pero quede claro que vuelve a ser mi
chica, quedó claro, Carlos.
Miré un segundo a Carlos y luego a Diego, quien lo estaba fulminando
con la mirada. Cameron soltó una risa y chasqueó su lengua antes de
hablar.
—Te quedo claro porque recalco la palabra de mi chica como todo un
tóxico—bromea y no puede evitar reír.
—¡Hey hermano! Era broma lo de invitarla a salir—levantó sus manos
en alto—. Solo dije que era hermosa, Anastasia.
—Claro, crees que soy un imbécil, ¿o qué? Se que babeas por Anastasia
desde el día que la conociste, no me vengas a mí con el puto cuento
ese...porque antes éramos unidos.
Me aclaré la garganta y Dylan me atrajo a su pecho, me abrazó con
fuerza. Diego me sonrió por un momento antes de tomarse la cerveza
de un trago.
—Eso fue un golpe bajo—todos nos quedamos callados—. Si la
encuentro hermosa ¡y que! Quise salir con ella sí, me gustaba tal vez,
pero sé que estás enamorada de ella Diego, no me metería en su
relación—dice Carlos.
Pero qué mierda está pasando aquí, apenas crucé palabras con él y fue
el primer día de clase, después solo lo veía en grupo de Diego, hasta que
ya no lo vi...con suerte me acordaba de su nombre.
—¡Vamos Carlos! No seas cínico conmigo. Yo te vi como estabas
apostando plata con Jorge para ver quien tenía sexo primero con ella,
solo para joderme a mí porque sabías que me gustaba—Diego se paró y
de dos pasos ya lo tenía agarrado de la camiseta.
—¡Solo fue una broma para molestarte!
—¡Me crees estúpido! No me trago tus putas palabras imbécil, lo hacía
para joderme porque sabía que me traía loco, un amigo nunca haría eso
—intenté acercarme, pero Cameron negó con su cabeza—. Pídele
perdón a Anastasia, por hacer algo tan bajo como apostar por ella, esa
mierda no se hace y menos con las mujeres—grita Diego enojado.
Jamás lo había visto así.
Diego lo arrastra prácticamente y lo pone frente a mí, le da un golpe en
la cara, antes de abrazarme con fuerza.
—Pídele perdón ahora—bramó molesto.
Abrí los ojos porque vamos apenas podía entender lo que estaba
pasando y eso que no había tomado ni una gota de alcohol. Él se aclaró
la garganta y tiró de la manga de su polerón.
—Lo siento Anastasia por haber apostado con otro chico sobre quién
era el primero en acostarse contigo.
—Eso jamás hubiera pasado—digo aún perdida.
—Yo... lo siento mucho.
—¡Mientes, Carlos! Porque sé que volviste a retomar la apuesta con el
imbécil de Jorge, crees que no lo sé apenas llegaste y empezaste a
preguntar por Anastasia—me soltó y lo tomó de nuevo con la polera—.
Crees que soy imbécil, sé que hablas a mis espaldas y de cómo te
alegrabas de que ya no tuviéramos juntos porque, según tú, eres mejor
que yo.
—¡Eso es mentira! —Exclamo molesto.
—¡Mentira! —Grita enfadado—. Pero si tú con Bárbara tenía un plan
antes de venir aquí. De cómo quería drogar Anastasia para llevártela a
su departamento—Brama enfado.
Mete la mano en un bolsillo y saca un pequeño paquete.
—Diego, por favor—comienzo a decir.
Pero él se gira molesto y con la mirada me ordena que me calle. En ese
momento Alejandra toma de brazo a Barbara y me sorprende cuando le
pega una cachetada y la toma con fuerza del brazo.
—¡Y tú! —Grita Diego molesto—. Pensé que eras mi puta amiga, pero
veo que no. ¡¿Qué mierda te pasa?! ¡Me querías drogar para abusar de
mí!
—¡Diego! —Ella comienza a llorar.
Los gemelos me abrazan con fuerza y Jonathan literalmente se pone
como un escudo frente a mí. Veo como Diego se pasa una mano por el
pelo, un claro gesto de que va a perder el control en cualquier
momento, la vena de su cuello se marca.
—¿Creo que a tu novio le va a explotar esa vena en el cuello? Hasta
palpita sola—me susurra Dylan.
En otro momento me hubiera reído, pero la verdad es que estaba
perdida y apenas podía entender la situación. Me solté del agarre de los
gemelos y me acerqué a Bárbara y mi mano chocó su mejilla porque
nadie iba a drogar a mi chico y abusar después de él.
—Perra maldita, solo pensé que estabas despechada, pero querías
abusar de mi novio para hacerme creer que me fui infiel y que terminé
con él, ¿verdad? —La tomó de pelo—. Te mataré ahora, perra.
Diego me agarró de la cintura y negó con la cabeza. Alejandra comenzó
a revisar en dónde sacó otra bolsita de polvo y se lo pasó a Diego, quien
apretó con fuerza las bolsitas.
—Lárguense de mi puta casa ahora antes que yo y mi chica los
matemos al golpe a los dos—me abrazó con fuerza y me dio un beso en
el pelo—. No me esperaba esto de ti, Barbara, tantos años de amistad
los rompiste por tu despecho. Cuando siempre estuve para apoyarte en
todo.
—¡Diego por favor, escúchame! Yo soy la chica con la que deberías estar,
no ella... —antes de que terminara ya tenía mi mano atravesando su
mejilla.
—Váyanse los dos ahora, antes de que pierda el puto control y para la
otra vez sé más inteligente y no te encierres en mi baño cuando mi
mejor amiga estaba en mi pieza acompañándote afuera y tu adentro
hablando sobre tu plan.
¡Lárguense de una puta vez! —Grito Diego furioso.
Ambos se fueron rápidamente y Alejandra nos abrazó con fuerza, la
miré asombrada porque bueno era sus amigos y me sorprendió que le
pegara a Bárbara y la expusiera así. Normalmente Alejandra es sensata,
casi siempre.
—Gracias Alejandra por avisarme.
Diego se sentó y me atrajo a su regazo, me miró preocupado. Traté de
sonreír porque sabía que él no me quería preocupar con estos dramas,
pero no quiero pensar en que hubiera pasado si hubiera funcionado el
plan de Barbara.
—Ustedes son mis mejores amigos y cuando la escuché en el baño de
Diego hablar sobre esto me enojé mucho.
Anastasia eres mi hermana y siempre te protegeré al igual que a ti,
Diego.
—¡Ohh, abrazo! —exclamó Dylan cortando el momento de tensión—.
Que espectáculo, aunque me falto las palomitas.
—¡Dylan! —Exclame con una risa.
—Creo que deberíamos dejarlos solos para que ellos hablen con más
calma—dice Cameron tomando de la cintura a la rubia—. Hasta yo
necesito similar que uno de nuestros amigos, te iba a traicionar de esa
forma.
—Ya ves—es todo lo que dice Diego.
—Bueno, los dejamos descansar—dice Javier dándome un beso en la
frente y una palmada en el hombro de Diego—.
Nunca te lo he dicho, pero eres el chico perfecto para nuestra Anastasia.
—¡Y todo gracias a mí!—Exclama Dylan subiendo y bajando las cejas.
No se me olvida que él fue el chismoso que le fue a contar todo a Diego
sobre mis sentimientos. Pongo los ojos en blanco y le doy un golpe en la
frente.
—¡Fuiste chismoso! Me encerró y le contó todo a Diego en la fiesta de
Alejandra—todos se ríen—. A mí no me parece gracioso, mi trasero se
estaba congelando mientras Dylan contaba todo como el chismo que es.
—Tú me amas y ahora tienes sexo todos los días, no me agradezca—
bromea—. Tienes que darle más duro, Diego, porque lo de antipática
aún no se le pasa.
—¡Dylan!
—¡Solo aclaro un hecho! —Grita cuando está saliendo del
departamento.
Cuando nos quedamos solos. Él me abrazó con fuerza y comenzó a
darme pequeños besos en el cuello, tomé su barbilla para que me
mirara. Sus ojos brillaban por mí y lo amaba profundamente a este
hombre.
—¿Estás bien? Lo siento, no quería preocuparte aún más con esta
mierda de adolescente, cuando tú ya tienes otros problemas.
Fruncí el ceño porque no me parecía ningún problema de adolescente
porque prácticamente su plan era drogarnos
ambos para aprovecharse de nosotros y hacernos creer quizá que cosa.
—Diego, Bárbara estuvo a punto de abusar de ti... Sé que era tu amiga,
pero lo que hizo es horrible y seré sincera jamás me agradó, notaba que
estaba encaprichada contigo.
—Lo sé, en cierta parte quise hacer la vista gorda porque siempre
estuvo para mí y yo para ella. Admito que fui cabrón con ella porque
tonteaba con ella y más cuando tú te fuiste. Admito mi error, pero yo le
pedí perdón y mi disculpa fue sincera..., pero jamás pensé que iba a
intentar drogarnos.
Pasé una mano por las hebras de su pelo que era tan suave. Él me
apretó más contra su pecho y soltó un enorme suspiro.
—Quiero matarla a golpes—declaró enojada.
Soltó una risa y enrolló un mechón de mi pelo en su dedo. Me observó
con una enorme sonrisa picarona.
—Me pongo cachondo que seas tan ruda y a la vez sexy. —Pongo los
ojos en blanco y le doy un suave beso—. Bella, eres la única mujer que
quiero en mi vida. Soy tuyo para siempre.
Solté una risa y me incliné aún más cerca de él. Comencé a darle
pequeños besos en su cuello y él soltó un suspiro.
Su mano se coló dentro de mi polera y comenzó a hacer pequeñas
caricias en mi estómago.
—Cuidado con lo que dices—le susurró, tirando el pelo. Soltó una risa
—. Eso es peligroso.
—Tú eres un peligro para mí y mi corazón, pero también era la única
que me haces sentir vivo de nuevo y también muy cachondo.
—Poético—susurró contra sus labios antes de besarlo.
—Que mierda de fiesta, ¿sabes? A Carlos siempre le gustaste, siempre
estaba diciendo que era la chica más linda que había visto—frunció el
ceño y una pequeña arruga apareció en su frente—. Pero nunca juega
limpio con las mujeres. Lo bueno es que tus ojos ya eran solo para mí.
—Diego, con suerte me acuerdo de haber cruzado dos palabras con ese
sujeto, él no puede significar menos en mi vida. Además, que solo tenía
los ojos en ti porque estabas en todas partes y no me dejabas en paz.
—Lo aceptas, aceptas que tus ojos solo son para mí e incluso cuando
me odiabas—sonrió con orgullo y agarró mi pelo y lo apartó hacia atrás
—. En donde estuviste todo este tiempo Anastasia.
Me quedé mirándolo fijamente.
—Luchando por mi vida—declaró con sinceridad.
—Te admiro tanto y quisiera poder aliviar de alguna forma tus miedos,
Anastasia—negué con la cabeza porque no podía hacer nada—. ¿Vamos
a bañarnos?
—Claro—susurró besando su cuello y cambiando el tema.
Él me toma en brazos y comienza a subir las escaleras mientras mis
manos siguen acariciando su pelo. Suelto un suspiro porque estoy
perdida en qué momento me enamoré tanto de Diego, en qué momento
caí tanto por él.
Diego cierra la puerta tras él de una patada, me coloca sobre el mármol
que hay entre las dos pilas del lavabo.
Todavía tengo el vestido arremangado alrededor de la cintura.
Mientras se acerca a mí, empieza a sacarse la polera. Contempló cómo
se aproxima, con la boca relajada y los ojos entornados. Al pensar en lo
que está a punto de suceder, el estómago me arde y mis muslos se
tensan.
No puedo resistirme a recorrer con uno de mis dedos el centro de su
torso duro y perfecto. Él mira hacia abajo observando mis movimientos.
Coloca las manos a ambos lados de mi cadera y se abre paso entre mis
muslos.
Cuando me mira, las comisuras de sus labios esbozan una sonrisa y le
brillan los ojos con amor.
—¿Lista para nuestra noche de pasión?
—Mmm..., a veces eres muy romántico, pero en otras apestas Diego.
—Tú tampoco eres muy chistosa. Tiras los peores chistes, Anastasia —
contesta atrayendo mi mirada hacia sus hermosos labios.
Mi dedo asciende por su pecho y su garganta hasta descansar sobre su
labio inferior. Él abre la boca y me muerde de manera juguetona. Sonrió
y continuó subiéndolo hasta acariciarle el cabello negro que amo tanto.
—Me gusta este vestido. —Recorre la parte delantera de mi cuerpo con
la mirada.
—Gracias. No soy mucho de usar vestido.
—Lo sé, pero es un espectáculo verte en uno. Aunque igual me gusta
verte en pantalones porque tiene un trasero espectacular. —Dice
mientras tira de mi vestido.
—Pervertido —rebato. La anticipación me está matando.
—¿Te lo quitamos? —Arquea una ceja y sus labios empiezan a curvarse.
Sonrío.
—Si quieres—me encojo de hombros.
—¿O te lo dejamos puesto Anastasia? —Esboza una amplia sonrisa al
tiempo que levanta las manos.
Me derrito sobre el mármol del lavabo. Desliza las manos por mi
espalda.
—Aunque, bien pensado, yo ya sé qué se esconde bajo este bonito
vestido. —Levanta las manos, agarra la cremallera y, mientras empieza
a bajarla lentamente, me susurra al oído—: Y es mucho mejor que
cualquier prenda que lleves puesta —respiro con dificultad. Muerdo mi
labio inferior—. Creo que será mejor que nos deshagamos de él —
concluye al final.
Me levanta del mueble, me deja en el suelo, me quita el vestido y lo deja
caer también. Lo aparta a un lado con el pie sin quitarme los ojos de
encima. Frunzo el ceño porque son uno de los pocos vestidos que hay
en mi ropero y es uno de mis favoritos.
—Me gusta ese vestido.
Se encoge de hombros y vuelve a subirme al lavabo y a colocarse entre
mis muslos. Presiona su cuerpo contra el mío y me agarra del trasero
para atraerme hacia él, hasta que estamos bien pegados. Balancea la
cadera sin dejar de mirarme.
Las palpitaciones de mi sexo rozan lo doloroso y creo que voy a perder
la cabeza si continúa haciendo sólo eso.
Quiero pedirle que se apure y que deje esta tortura de una buena vez.
Me pasa las manos por detrás y me desabrocha el sujetador. Deslizar los
tirantes por mis brazos y lo lanza por detrás de él. Me inclino hacia
atrás y me apoyo sobre las manos.
Mirándome a los ojos, levanta una mano y coloca la palma justo debajo
de mi garganta.
—Siento los fuertes latidos de tu corazón —afirma en voz baja—. Te
pongo muy nerviosa aun después de todo el tiempo que hemos estado
juntos.
Desliza la palma entre mis pechos hasta llegar a mi estómago mientras
me observa. Me quedo callada. Estoy ansiosa sobre lo que va a ocurrir.
—Eres demasiado bella para mis ojos —dice con rotundidad—. Voy a
quedarme contigo para siempre.
Arqueó la espalda y le acercó más mi pecho. Él sonríe y baja la boca
para chuparme un pezón con fuerza. Cuando sube una mano para
masajearme el otro pecho, emito un gemido y echó la cabeza atrás. Por
el amor de Dios. Su erección esta dura como el acero y me aprieta entre
las piernas obligándome a trazar círculos con la cadera para calmar el
deseo que siento. Suspiro de placer.
Desliza la mano entre mis muslos hasta dar con el borde de mis bragas.
Uno de sus dedos traspasa la barrera y acaricia ligeramente la punta de
mi sexo. ¡Me muero!
—¡Dios! —Gritó al tiempo que me incorporó, lo agarró de los hombros
y le clavó las uñas.
—Dios no, me llamo Diego —bromea antes de pegar sus labios contra
los míos y hundir dos dedos dentro de mí.
Mis músculos se aferran a él mientras los mete y los saca. Creo que voy
a morir, literalmente, de placer, siempre será así con él. Siento como se
acerca mi orgasmo y sé que va a hacerme estallar. Me agarro a sus
hombros con fuerza y gimo en su boca mientras él continúa con su
asalto.
—Córrete —me susurra, mientras aplica más presión sobre mi sexo.
Grito su nombre cuando llego a mi clímax. Le liberó la boca y dejó caer
la cabeza hacia atrás. Lanzó un grito. Diego me agarra la cabeza y me la
inclina hacia adelante para besarme con fuerza y atrapar mis últimos
gritos. Estoy completamente extasiada, jadeando, temblando y sin
fuerzas.
Su beso se relaja y su presión disminuye; me devuelve poco a poco a la
realidad mientras posa tiernos besos por toda mi cara caliente y
mojada. Noto que me aparta un mechón de pelo de la cara y abro los
ojos. Al hacerlo me encuentro con su mirada llena de deseo y pasión.
Me planta un beso en los labios.
Yo suspiro.
—Esto recién comienza —dice mientras extrae los dedos de mi cuerpo.
—Hummm... —murmuró. No tengo fuerzas para hablar.
Arrastra los dedos por mi labio inferior y se inclina sobre mí. Me
observa de cerca y me pasa la lengua por la boca.
Sus ojos penetran en mi interior mientras nos miramos en silencio. Mis
manos le agarran la cara y acaricio la mejilla.
Este hombre es bello, intenso y apasionado. Y podría romperme el
corazón, así como sé que yo a él me aterra que alguien le haga daño por
mi culpa...No podría y vivo con ese terror aun cuando finjo con todo el
mundo.
Él sonríe levemente y se vuelve para besarme la palma de la mano antes
de volver a fijar la vista en mí, vuelve a apoderarse de mi boca con
ansia. Lo atacó con la misma fuerza. Le meto la lengua en la boca y
empiezo a jugar con la suya. Diego me rodea la cintura, libera mis
labios, me levanta del mármol y me sostiene sobre él mientras con la
otra mano busca mis bragas y las baja por mis piernas hasta que llegan
al suelo. Vuelve a colocarme sobre el mueble, me quita los zapatillas y
los deja caer sobre el suelo.
Podría quedarme aquí sentada mirándolo embobada eternamente<<es
jodidamente perfecto>>.
—Puedes parar de ser tan perfecto, me mareas —digo con una sonrisa.
Él sonríe con picardía, se inclina hacia adelante, se apoya en el mueble y
me besa los labios con mucha ternura.
Alcanzó sus pantalones y empiezo a quitarle el cinturón. Lo desabrocho
con rapidez.
Él retrocede con una ceja enarcada.
—¿Tienes apuro, bella?
«¿Eh?»
—Puede—respondo vacilante.
Añado el cinturón al montón de ropa del suelo y deslizó la mano entre
sus firmes y estrechas caderas y la cintura de sus pantalones. Tiro de él
hacia mí para tenerlo lo más cerca posible.
—Relájate Anastasia, tenemos toda la noche para nosotros—una
sonrisa picarona aparece en sus labios—. Soy adictivo cuando me
pruebas ya no quieres soltarme más.
Con los ojos fijos en los suyos, empiezo a desabrocharle el botón del
pantalón y mis nudillos rozan su sólida erección provocándole una
sacudida. Cierra los ojos con fuerza. Le bajó la cremallera lentamente,
deslizó la mano por dentro de su bóxer. Se estremece y levanta la
mirada hacia el techo.
Los músculos de su pecho se contraen y se relajan y no puedo evitar
inclinarme hacia adelante y pasarle la lengua por el centro del pecho.
—Te amo. En serio que eres la chica de mi sueño.
—Eso ya lo sé. Te amo tontito. —Murmuró contra su piel mientras
dibujo círculos con la lengua alrededor de su pezón y sacó la mano de
su bóxer. Agarró el elástico y los hago descender por su perfecta cadera.
Su erección se libera como un resorte.
Retrocede, se quita las zapatillas y los calcetines y aparta los pantalones
y el bóxer de sus tobillos. Mi atención se centra en sus muslos fuertes y
definidos.
Me inclino lentamente hacia adelante y empiezo a acariciarle la cabeza
con el pulgar mientras observa cómo lo explora mi mano. Cuando le
envuelvo la base con la mano, vacilante, veo que el contacto hace que se
estremezca.
—Joder —jadea.
Y entonces me toma los labios y la boca con brusquedad mientras yo
empiezo a acariciar su erección a un ritmo lento y constante,
aumentando la velocidad cuando siento que su boca se aprieta cada vez
más contra la mía. Su mano se oculta entre mis piernas y con un leve
roce de su pulgar sobre mi sexo.
Dejó escapar un gemido en su boca. Él me muerde el labio.
—¿Estás lista? —Me pregunta con urgencia.
Asiento con mi cabeza, porque mi capacidad de hablar me ha
abandonado.
Despega la mano de entre mis muslos y me aparta de su palpitante
excitación, colocándose un condón con rapidez.
Con un movimiento, me coloca las manos en el trasero, me levanta y me
penetra con su ansiosa prolongación.
—Eres increíble Anastasia, mírame—abro los ojos—. Sientes nuestra
química, ¿verdad?—jadea.
—Claro que la siento Diego.
Lo rodeo con las piernas mientras grito de placer. Sé que ni siquiera ha
llegado a metérmela entera. Me muevo un poco y me apoyo contra la
pared. Él apoya su frente en la mía. Deslizó las manos por su espalda
empapada de sudor mientras él permanece quieto unos instantes.
Jadea y se retira de mi cuerpo muy despacio para volver a entrar a un
ritmo pausado y constante. Esta vez se adentra más en mí y su inmenso
tamaño hace que la cabeza me dé vueltas como siempre cuando
tenemos sexo.
Empiezo a besarlo lentamente, arqueó la espalda y alzó los pechos
contra su pecho. Entonces empujó hacia adelante, haciendo más
profunda la conexión.
—¿Rápido o lento?—pregunta un susurro sin aliento.
—Rápido.
Tras mi respuesta, empieza a salir y a entrar en mí con más fuerza. Yo
suspiro y muevo las caderas hacia adelante para aceptarlo mientras él
gruñe y repite sus rápidas embestidas una y otra y otra vez.
—Soy tuyo Anastasia —suspira mientras se hunde deliciosamente en
mí—. Y tú eres mía.
Con un movimiento rápido, se retira y entra del todo. Yo grito. Lo agarró
de los hombros mientras aumentaban las embestidas, se estrella contra
mí. Aúllo de placer cuando reclama mis labios y me mete la lengua en la
boca con avidez mientras nuestros cuerpos, empapados de sudor,
colisionan y resbalan. Estoy a punto de estallar en mil pedazos. Siento
como se acerca mi orgasmo, está a la vuelta de la esquina.
—¿Vas a correrte? —Jadea en mi boca.
—¡Sí! —Exclamó, y le clavó los dientes en el labio inferior.
Él se queja. Sé que le he hecho daño, pero estoy fuera de control.
—Espérame un segundo —me dice embistiéndome con más fuerza.
Grito y me agarro a él desesperadamente en un intento de retrasar el
orgasmo, pero no funciona, es imposible. Trato de pensar en cualquier
cosa que me distraiga. No puedo más. Después de tres ataques más,
dice:
—¡Ahora, Anastasia!
Y estalló, echó la cabeza hacia atrás y gritó su nombre mientras también
estalla en su orgasmo. Él me agarra hasta que nuestros cuerpos quedan
totalmente pegados y hunde el rostro en mi garganta.
—¡Mierdaaaa! —dice contra mi cuello.
El largo gemido de satisfacción que escapa de mis labios expresa a la
perfección cómo me siento ahora mismo. Estoy totalmente satisfecha.
Él ralentiza las arremetidas para que ambos comencemos a descender
de nuestras maravillosas nubes y yo lo retengo con fuerza. Mis
músculos internos se contraen a su alrededor mientras él traza círculos
suaves con la cadera.
—Mírame —me ordena suavemente. Inclinó la cabeza para mirarlo y
suspiró de felicidad mientras él analiza mis ojos.
Vuelve a mover la cadera y me planta un beso en la punta de la nariz—.
Preciosa.
—Vamos a bañarnos.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo
llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
p yq g
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 61
En ese momento sonó el celular de Diego. Se agachó y lo buscó entre
sus pantalones y supe de inmediato que era Carlos o Barbara porque
comenzó a apretar el teléfono y contestó bruscamente la llamada:
—¿Qué mierda quieres? —Bramo enojado. Se quedó unos segundos
escuchando. Su ceño se frunció aún más—.
Carlos: Como pudiste eras mi puto amigo y querías drogar a mi chica—
gritó enojado.
Me acerqué a él con cuidado, pero comenzó a caminar hacia la puerta y
la cerró de un portazo. Me mordí el labio inferior con fuerza porque
esto no iba a terminar bien y me quedé quieta para que pudieran
hablar.
Pasaron varios minutos en los que me quedé en el baño nerviosa.
Asomé mi cabeza y vi que no estaba en la habitación. Salí al pasillo y vi
que estaba dando vueltas de un lado llevándose las manos a la cabeza. Y
lo entendí a Diego, realmente le dolió lo que le hizo Carlos.
—Diego—, lo llamó.
Se giró y vi que sus hombros estaban caídos, su mirada estaba triste y lo
abracé con fuerza para que supiera que estaba conmigo.
—¿Quieres hablarlo? —Pregunte separándome de Diego.
Tomó mi cara entre sus manos y negó con la cabeza. Me dolía porque
estaba sufriendo mucho porque sus ojos no tenían ese brillo.
p q j
—No—dijo cortante y tomando mi mano.
Comenzamos a caminar de nuevo al baño. Diego abrió el grifo de la
ducha y comenzó a regular el agua. Me quedé mirándole porque no
sabía qué hacer. Él se dio la vuelta e intentó sonreír.
—Diego...
—Déjalo Anastasia, por hoy y mañana no quiero hablarlo porque me
cuesta hasta mi—tiró de mi mano y puso una mano en mi cintura—. Me
duele jodidamente, me duele como me traicionaron.
Puse mis manos alrededor de su cuello y hundió su cara en mi cuello.
—Este fin de semana solo seremos nosotros dos, bella—me dio un beso
en los labios. No estaba segura si era mejor plan y como si me leyera la
mente —responde—: Estoy bien, Anastasia mientras esté contigo todo
parece sentirse bien.
⋙Ahora mueve tu culo directo a la ducha—me da una pequeña
palmada y sonríe tiernamente.
Cuando terminamos de ducharnos, él me envolvió en una toalla y me
dio un beso antes de ponerse una toalla alrededor de su cintura. Sacó
otra y comenzó a secarme el pelo con cuidado. Lo miré de reojo. Estaba
preocupada por Diego, aun cuando me sonreía sabía que estaba muy
dolido por dentro. Acarició mi barbilla.
—Eres perfecta—me susurro, mordiendo la oreja y solté un gemido—.
Seguimos con la fiesta.
Me giré y estampé mis labios contra los suyos con fuerza, me apretó con
fuerza a su pecho y mi mano se posó en duro pecho, comencé a bajar
lentamente. Se separó de mí, sus ojos tenían un brillo travieso y pasó la
lengua por su labio inferior.
Se separa y me toma rápidamente. Oigo que la puerta golpea la pared
cuando la abre de una patada y entramos en su dormitorio. Me baja del
hombro sin ningún esfuerzo y me deja con cuidado en la cama. Lo
primero que percibo es que
huele divinamente. Huele a él.
No tengo tiempo de recuperarme del todo cuando ya está entre mis
piernas. Su erección presiona mi entrada y me agarra de las muñecas
con las manos a ambos lados de la cabeza. Sus brazos, completamente
estirados, sostienen la parte superior de su cuerpo. Joder, qué rápido
anda hoy.
El resbaladizo extremo de su erección estimula la puerta de mi cuerpo y
el corazón se me empieza a acelerar en el pecho mientras me concentro
en sus ojos, que, por encima de los míos, me miran con una mezcla de
amor y pasión.
—¡Preparada para la segunda ronda! —ruge. Rasgando otro condón y
se lo coloca a una velocidad sorprendente y se acaricia por unos
segundos antes de darme pequeños besos en el cuello.
Mueve las caderas y se hunde en mí por completo, presionándome
hasta un punto increíble. La penetración nos hace gritar a los dos. Lo
tengo muy dentro, y mis músculos se aferran a cada milímetro de su
miembro. Se mantiene quieto durante unos segundos, mirándome
fijamente.
Está claro que nunca me sacio de él. Cuando se recompone, me mira y
empieza a retirarse lentamente para cargar de nuevo con un fuerte
gruñido. Yo echo la cabeza atrás con un grito.
—¡Mírame! —Susurra con voz ronca.
Vuelvo a posar la mirada en la suya mientras él se adentra en mí. Jadeo.
—¿Sabes lo importante que eres en mi vida?—pregunta.
¿Qué si lo es? Claro que lo sé...porque como he dicho daría mi vida por
él para que Diego siempre esté afuera de mi pasado. Muevo las caderas
e intento que me roce. Estoy excitadísima.
Él me mira, expectante.
—Contéstame, bella—me suplica.
—Si lo sé, Diego —exhalo.
En su rostro se dibuja una sonrisa traviesa. Entonces carga con más
fuerza y velocidad.
—¡Lo eres todo para mí! —susurra. Yo cierro los ojos porque el placer
me está matando.
Él entra y sale de mi interior a un ritmo y con una fuerza enorme. Es
increíble. Nuestros cuerpos sudorosos chocan y me falta el aliento.
Intento controlar la presión que se acumula entre mis muslos. Le rodeó
la cintura con las piernas y levantó las caderas para dejar que me
penetre aún más profundamente. Mi orgasmo se aproxima aún más. Las
oleadas de placer que me provocan sus persistentes embestidas me
acercan al clímax.
—Mierda, Anastasia, ¿estás bien? —Dice entre jadeos
Me suelta las muñecas.
—¡No pares! —Le suplicó y levantó las manos hacia sus bíceps. Clavo
las uñas en ellos para intentar agarrarme.
Él dice mi nombre y entra con más fuerza. Echó la cabeza hacia atrás,
desesperada.
—Eres increíble Anastasia—me susurra.
Vuelvo a enderezar la cabeza y nuestras miradas se cruzan de nuevo.
Tiene las pupilas dilatadas hasta tal punto que apenas se ve el café de
sus ojos. Frunce el ceño y gotas de sudor le resbalan por las sienes.
Deslizó una mano hasta su nuca, le agarró del pelo y tiró de él hacia mí
hasta que nuestros labios chocan y nuestras lenguas danzan; mientras,
él continúa con sus movimientos.
No puedo aguantarlo más.
—Diego, estoy llegando... —Jadeo contra sus labios. Me aferro a él con
tanta fuerza que se me duermen las puntas de los dedos.
—Córrete para mí—gruñe con los dientes apretados. Me entra con
fuerza unas cuantas veces más, hasta que casi pierdo el sentido, antes
de gritar—: ¡Anastasia!
Y lo libero todo: la tensión acumulada entre las piernas.
—¡Dios mío! —Exclama mientras empuja con fuerza una última vez
antes de dejarse caer sobre mí.
Entra una última vez en mi interior, me derrumbo a su lado y cierro los
ojos, exhausta. Él se apoya sobre los antebrazos, sin aliento y mientras
se retira poco a poco, penetrando unas cuantas veces más con
embestidas largas.
Mis músculos se contraen cuando sale dentro de mí.
Me toma en peso, retira el cubrecamas y me mete dentro de la cama. Me
abraza con fuerza y mi mano acaricia su barbilla. Una sonrisa aparece
en su precioso rostro.
—Te dejé agotada, ¿verdad?
<<Pues si>> Apenas puedo abrir los ojos. Asiento con mi cabeza y él
toma mi mano, comienza a darle un beso a mis dedos antes de besarme
en un beso perezoso y tierno.
—Duerme, mi bella.
—Eres el mejor—susurró abrazándolo con fuerza.
—¡Calla! Que me lo creo—bromea acariciando mi mejilla—. Duerme
Ángel sexy.
Asentí con mi cabeza. Sentí como me atraía más a su pecho antes de
caer profundamente dormida entre sus brazos.
******
Estiré mi mano y sentí como alguien caminaba de un lado a otro. Abrí
un ojo y me di cuenta de que estaba recién aclarado. Observe al final
de la cama donde Diego se estaba abrochando las zapatillas. Mire su
reloj y son las cinco de la mañana.
******
Me removí una y otra vez por los besos que me estaba dando Diego en
el cuello y su erección se apretó contra mi trasero que me hizo abrir
un ojo y miré recelosa a Diego, porque no puede dejar dormir otras
veinte horas más.
******
Me siento al lado de la ventana mientras observo como Diego y
Cameron van a pedir nuestra comida. Alejandra está emocionada de
cómo se alegra de que volvamos a estar juntos y que fui mala amiga
por ocultarlo.
—No seas exagerada, fue una decisión que tomamos los dos—trato de
explicárselo—. Tenía miedo, aún lo tengo.
—¡Ese hijo de putas de Nicolás! —Exclama enojada—. En fin, estoy feliz
de que vuelvas a estar de nuevo con Diego y dejen esa farsa.
Me estiré un poco porque los músculos me dolían mucho aún, pero no
me arrepiento de lo que pasó ayer. Él mismo me dio opciones y escogí la
más salvaje porque casi siempre Diego es tierno cuando lo hacemos,
pero aquí vi otra fase de él que me gusta.
—¿Una noche movida? —Pregunta la rubia subiendo y bajando las
cejas.
—Algo—digo sin interés y jugando con el salero.
—Yo veo que te destrozo amiga, te cuesta hasta caminar—se mofa con
una sonrisa.
No puedo evitar que mis mejillas se tiñan con un leve rubor porque me
dejó más que destrozada con la primera ronda y en la segunda acabó
conmigo apenas me estaba recuperando.
—Sabe cómo moverse...Me dejó hecha mierda, Alejandra: ¡Ay dios! —
Me tapo la cara porque la rubia comienza a reírse. —¡Calla!
Miro de reojo a los chicos quienes nos miran curioso y Diego me guiña
el ojo, vuelve a concentrarse en Cameron quien lo abraza con fuerza y lo
despeina.
—Me lo imaginaba. Te trae loca Anastasia, jamás te había visto así y ni
siquiera por Simón que con él sufriste mucho
—ella hace una cara de asco y da pequeños toques con su dedo—.
Jamás me gustó Simón, más por lo mujeriego que es y sigue siéndolo.
—Ya lo sé Ale, pero era una adolescente. Simón ha cambiado mucho,
pero yo ya aprendí la lección con él.
—En serio que lo odiaba—suelta un gruñido—. Me dolía verte llorar
por un chico que era un puto y literalmente lo era hasta sé acostó con
una profesora—ella pone los ojos en blanco.
—¿Eso era rumor? —pregunto.
—Claro que no, era realmente de verdad. Acaso pones en duda lo guapo
y coqueto que era Simón—me susurra.
<<¡¿Qué?!>>Sabía que Simón era mujeriego en la adolescencia y que
andaba con demasiadas chicas e incluida yo, pero con una
profesora...este chico sí que tenía las hormonas revueltas.
—Podemos dejar de hablar sobre eso—Ella miró de reojo a los chicos y
ya sabía que el tema iba a sacar el de Carlos, pero negué con la cabeza
—. Diego está muy dolido. Tampoco lo dejan tranquilo, ha estado
recibiendo llamadas de Barbara y Carlos.
—Esos malditos traidores—dice molesta—. Diego quería matarlos y me
imagino cómo se siente. Carlos y Cameron eran los mejores
amigos...bueno, obviamente se distanciaron cuando Carlos se fue de
intercambio por su carrera, pero estos rumores ya se escuchaban desde
antes. Creo que simplemente Diego hizo oído sordo—ella muerde su
labio antes de continuar—. Muchas veces había rumores de lo que
andaba diciendo Carlos de Diego, pero él siempre lo negaba y bueno
Diego le creía.
⋙En fin Diego siempre defendió a Carlos en peleas y que le hiciera
esto fue muy bajo—Asentí con la cabeza—
¿Cómo has estado realmente? Empezaron los juicios.
Me rasco el cuello y ella observa ese gesto porque sabe que cuando lo
hago es porque estoy muy preocupada o alterada. Ella me tomó la mano
y me pasó una mano por la cara. Observo de reojo y puedo ver al oficial
que siempre me sigue.
—Preocupada, pero también con la esperanza de que lo encontraran
por ahora, no he visto nada raro a mi alrededor
¿y tú?
Ella me da unas suaves caricias en mi mano tratando de tranquilizarme.
—Nada todo normal, además de policía sexy—suspiró dramáticamente.
—¡Descarada! —Ella se encoge de hombros como si no le importara. La
verdad es que el policía de Ale es muy guapo, debe tener entre unos
veinticinco años. Es todo un bombón—. Es guapo—confieso.
—Lo ves, es un bombón—suelta una risa y me uno a ella. Miramos
hacia fuera y vemos que nos está observando.
—¿Quién es un bombón? —Pregunta Cameron.
Mi amiga se pone blanca, el color parece abandonar su cara y mira a
Cameron quien tiene una ceja alzada esperando una respuesta. Diego se
sienta a mi lado y me pasa mi hamburguesa vegetariana con papas
fritas.
—Tú por supuesto amor—responde Alejandra con una voz aguda
donde la delata.
—Aja—dice Cameron, poco convencido y mirando afuera. Todos
seguimos la mirada y vemos al policía sexy pasándose una mano por el
pelo mientras está hablando. Cameron mira a Alejandra quien mira
hacia todas partes y me pega una patada por debajo.
—Oye, eso me dolió. No me metas a mi—le tiró una papa.
Ella me saca la lengua y se gira para mirar a Cameron quien no muestra
ninguna expresión y Diego me observa con curiosidad, asoma la cabeza
y después me mira con una sonrisa.
—¿Estás mirando a otro chico? —Pregunto dándole una mordida a su
hamburguesa. Apoyé mi barbilla en mi mano.
—No, mis ojos solo son para ti amor—bromeo.
—¡Mala! Me fuiste infiel en tus pensamientos—dice ofendido,
llevándose una mano al corazón y haciendo puchero.
—¡Dramático! Fue Alejandra. —La acusó y veo que Cameron está
riendo con la rubia.
El almuerzo transcurrió tranquilo entre bromas con Cameron y
Alejandra ya que al parecer Cameron se dio cuenta que mi amiga
encontraba sexy al policía, pero eran celos tiernos. Diego por otra parte
está insaciable tocando mi pierna y subiendo más de la cuenta.
—¿Quieres parar? —Le susurré dándole una palmada a su mano
porque estaba peligrosamente cerca del inicio de mi muslo.
—Chsss—me susurro subiendo aún más su mano y metiéndola dentro
de mi falda. Cerré con fuerza las piernas—.
Abre las piernas, Anastasia—me pidió con voz ronca.
Mi boca se seca y aguante la respiración. Mire a la parejita feliz
comiendo y charlando. Me giré para mirar a Diego, quien estaba con
una sonrisa picarona y sus ojos brillaban con travesura. Negué con la
cabeza varias veces.
—Abre las piernas—susurró de nuevo dándome un beso en el cuello.
Negué con la cabeza y le di una palmada y sacó su mano.
Me giré para mirarlo y lo tenía casi encima de mí, se inclinó un poco, me
dio un suave beso. Pagó la cuenta y se paró de la mesa.
—Nosotros nos vamos—dice apurado.
Levanté una ceja.
—¿En serio no lo sabía? —Preguntó divertida.
Los tres miramos como Diego estiró su mano hacia mí y la dejó
suspendida en el aire. Cameron soltó una risa y rodeó con su brazo a mi
amiga. Me quedé unos segundos mirando su mano y con su mirada veía
que me estaba insistiendo de que nos fuéramos de aquí de una buena
vez.
—¿Amigo estás caliente y excitado por tu chica? —Preguntó con una
enorme sonrisa.
Diego soltó un bufido y movió su mano y la tomó. Me despedí de
Alejandra que no paraba de hacer chistes de que me iba a destrozar
Diego con lo urgido que estaba y Cameron también.
—Que la pasen bien y amigo tranquilízate que Anastasia es flaca y la
puedes romper... —Antes de que terminara
Diego le dio una palmada en su cabeza.
Diego prácticamente me sacó arrastras y por poco no me sube el mismo
a su todoterreno. Se subió al asiento del conductor y me abrochó el
cinturón. Tomé su cara entre mis manos para que se calmara.
—¿Qué pasa? —Pregunté con diversión porque vamos, no era normal
en él.
—Te deseo mucho Anastasia, siempre es así contigo. Jamás me podré
cansar de ti, eres mi perdición en todos los sentidos—me besó con
cuidado y puso una mano en mi mejilla, cerré los ojos al sentir su tacto
—. Lo siento bella, pero no quiero compartir por hoy.
—Pff... lo hubieras pensado antes porque estaba muy cómoda entre tus
sábanas—le recordé porque no me quería levantar y prácticamente me
obligó a levantarme.
—Mi error, señorita, perdón—bromea, acariciando mi pierna. Levanté
una ceja y tomé su cara, puse una mano en su frente. Me observó con
diversión.
—Está caliente Diego. Te encuentras bien—le pegué un codazo.
Él encendió el todoterreno y comenzó a manejar para el departamento,
fui mirando las calles hasta que sentí que pegó un frenazo. Lo observé
sorprendida. Él cambió de rumbo y se estacionó en una farmacia.
—Se me acabaron los condones, ahora vuelvo—dice dándome un beso.
Me bajé a tomar un poco de aire, pero me arrepentí porque sentía una
mirada sobre mí. Observé a mi alrededor y vi al policía que me estaba
observando, pero negué con la cabeza porque no era él ya que me había
acostumbrado a tenerlo siempre detrás de mí. Esta mirada hacía que
me pusieran los pelos de punta y escalofríos recorrían mi espalda.
Nicolás R:
Miro como ella está mirando a todas partes y frunce el ceño.
Tamborileo los dedos contra el volante y sonrió porque pronto la
mataré lentamente, ella misma me suplicará que la mate. Observo a la
distancia como hay un policía vigilando los pasos de mi chica.
<<Anastasia, Anastasia eres tan hermosa, pero eres una maldita perra.
Me arruinaste mis negocios y es algo que nunca debiste hacer porque
despertaste al verdadero monstruo que hay en mi >> Observo cómo ella
se sube al auto y cargó la pistola y veo cómo aparece su príncipe.
Apuntó al chico, pero él se sube rápidamente a su todoterreno y sale del
estacionamiento. "Así que me estaba mintiendo Anastasia". Eres una
maldita perra. Salgo tranquilamente del estacionamiento. Los sigo a
una distancia prudente y veo como entra en su edificio.
Aceleró porque observo que el policía está detrás de mí y cambio de
rumbo porque por ahora la dejaré tranquila solo le quedan unas
semanas antes de que la mate. La amo, pero necesito matarla y
saciarme de su cuerpo hasta cansarme de ella. Necesito acabar con ella
de una vez por todas y debí haberla matado ese día en el galpón, matar
a Simón, Alejandra y a su amado chico de una puta vez.
Debí haber matado a sus abuelos cuando la amenacé hace unos años
atrás, pero también sé que Anastasia es fuerte y tengo que destruir lo
poco que queda de ella de una buena vez y que no se pueda volver a
parar. Tantas oportunidades para matarla, pero me divertía verla sufrir
una y otra vez. Amaba verla destruida para que fuera miserable. Pero
esta vez se acabaron los juegos, la mataré y disfrutaré matando.
Anastasia:
Cuando entramos al departamento de Diego me tomó en peso y subió
las escaleras en dos. Solté una risa y negué con la cabeza. Me dejó de pie
solamente cuando estuve al lado de su cama y tiró la tira de condones a
un lado.
—Menos mal que te acordaste porque si condón no hay fiesta—bromeo
con una sonrisa y tomando su cara.
—¿Acaso no quieres tener hijos conmigo? —Puso una mano en mi
vientre y me tensó—. ¿Acaso no te quieres casar conmigo?
—Diego... Recién vamos a cumplir veinte años, no quiero tener hijos
hasta que tenga treinta años y casarme no me gusta, no necesito de una
hoja de papel. Además, que no, no me veo capaz, que hago yo con un
niño cuando apenas me puedo cuidar yo—él frunció el ceño al escuchar
mis palabras.
—Lo sé, es solo una pregunta para el futuro—dio una suave caricia en
mi vientre y le di una palmada porque ponía nerviosa que hiciera eso.
No quiero, me niego, jamás me había planteado tener un hijo, no es uno
de mis sueños o proyecto en la vida. Por ahora no ni de chiste—. Me
gustaría verte embarazada de nuestros hijos.
Toqué su frente porque estaba delirando. No tengo planeado tener hijos
tan jóvenes, no ni de puta broma, apenas puedo cuidarme yo que haría
con un niño.
—¡Estás delirando, eso no va a pasar! Diego: ¿Estás bien? —Preguntó
con curiosidad.
—Muy bien...me siento enamorado de ti y solo de ti, quiero un futuro
contigo Anastasia ya te lo dije: Eres la única mujer que quiero en mi
vida—murmuró besando lentamente y puso sus manos en mi trasero,
se acercó más a mí.
—¿Estás bien? —Le vuelvo a preguntar y él pone los ojos en blanco.
Él toma el dobladillo de su polera y me la saca rápidamente. Sus manos
bajan por mi cintura hasta llegar al inicio de mi falda y baja lentamente
la cremallera junto con mis bragas dejándome completamente desnuda
a excepción de mi sujetador.
—Desnúdame Anastasia con tus magnificas manos—me susurró
dándome un beso en el cuello. Lo miro y sus ojos estaban dilatados, en
sus pantalones se veía una campaña enorme.
Tomé el dobladillo de su polera azul y fui subiendo lentamente
admirando su perfecto y marcado torso. Él levantó sus brazos y se la
quitó por encima. Puse mis manos en su cintura y lo atraje hacia mí. Mi
mano rápidamente desabrochó el botón de sus pantalones blancos y
comencé a bajarlos lentamente. Le di un golpecito en su tobillo para
que se lo sacara y me sonrió burlón.
Se acercó rápidamente y me besó tiernamente, sus manos tocaron mis
pechos donde los masajeo por encima del sujetador para luego
desabrocharlos. Las copas se aflojaron. Me separe y me quite el
sujetador.
Diego me aprieta contra su pecho y siento el fuerte impacto de su
dureza contra mi ingle. Empiezo a excitarme de nuevo. La necesidad de
tenerlo dentro me obliga a interrumpir nuestro beso y a tirar de su
bóxer hasta que caen por sus piernas. Aparta una mano de mi culo para
ayudarse y pronto su bóxer revela una tremenda erección. Diego toma
un condón y rasga con sus dientes el paquete y lo desliza por su
miembro.
Él me agarra de la cintura y me aprieta contra su cuerpo agitado.
—Rodéame la cintura con los muslos —murmura contra mi cuello
mientras lo chupa y lo muerde.
Yo obedezco y envuelvo su cuerpo ansioso con las piernas cuando me
levanta y su excitación roza mi entrada hinchada obligándome a lanzar
un grito de desesperación.
—Diego —, jadeo.
Pega sus labios contra los míos y gime cuando nuestras lenguas se
funden en una danza de pasión. Le acaricio con la mano la mejilla
mientras me sujeta con un brazo alrededor de la cintura y nos conduce
a ambos hacia la cama.
Inmediatamente, me empotra contra el colchón. Pega una mano contra
el colchón por encima de mi cabeza mientras me devora la boca.
—Esto va a ser intenso, Anastasia—me advierte—. Puedes gritar.
Enloquécete bella.
¡Jesús ayúdame! Estoy ardiendo. Me agarro a su espalda y noto que
retrocede, preparado para penetrarme. Relajo los muslos para darle
espacio. Aparta la mano del colchón y se guía hacia mi sexo. Me mira a
los ojos cuando la cabeza de su erección entra en mí y tiemblo.
—Tú y yo —dice, y me busca los labios y me besa con ansia—. Somos
perfectos juntos —y con un fuerte movimiento de caderas, embiste
hacia arriba y me llena hasta el fondo. Con un rugido, apoya la mano de
nuevo en el colchón junto a mi cabeza.
—¡Jesús! —grito.
—No, Anastasia, soy yo tu sexy chico—masculla entre potentes
arremetidas que me empotran más y más contra el colchón—. Te gusta,
¿verdad?
Le clavó las uñas en la piel. Estoy muy intenso y estoy perdiendo la
batalla.
—Anastasia...
—¿Qué? —Dejó caer la cabeza hacia atrás, jadeando y loca de placer,
mientras cada embestida me empuja más hacia un éxtasis absoluto.
Siento sus labios sobre mi garganta expuesta, que se deslizan sobre mi
piel.
—Me encanta follarte —gruñe contra mi cuello sin interrumpir su
ritmo intenso—. ¿Sabes que eres el amor de mi vida?
—Dice acompañando cada palabra con un empujón.
—¡Lo sé Diego, tú también lo eres! —Murmuró ante sus arremetidas de
castigo contra mi cuerpo.
Sentir cómo se mueve dentro de mí, y sentir cómo tiembla con la
intensidad del movimiento de nuestros cuerpos unidos. Jadea e inclina
la cabeza para reclamar mis labios. Es un beso con significado, y me
derrito en él porque lo amo mucho. Gime en mi boca mientras le sujeto
la cara y absorbo la pasión que emana de cada uno de los poros de su
piel.
Él sigue embistiendo con rapidez e insistencia. Cierro con fuerza los
muslos alrededor de sus caderas estrechas y todos los músculos de mi
cuerpo se contraen esperando la descarga que se avecina. Él vibra y
farfulla palabras sin sentido contra mi boca.
—¡Joder!
—¡Diego, por favor! —exclamó.
Esto comienza a rozar lo insoportable. No sé qué hacer. Es demasiado.
Entonces levanta la cabeza y me mira con las pupilas dilatadas.
—¿Más fuerte, Anastasia?
¿Qué es posible? Mierda, va a partirme por la mitad.
—Contéstame.
—¡Sí! —chillo.
Emite un gruñido y acelera sus embestidas con determinación, a un
ritmo que no creía posible. Aprieto los muslos interno. Él gime varias
veces.
—¡Diego! —Digo estallo en mi propio placer.
El intenso gruñido que escapa de sus labios indica que él me acompaña;
se mantiene dentro de mí, hasta el fondo, y su cuerpo tiembla contra el
mío. Jadea mi nombre hasta estallar en su propio orgasmo. Apoyó la
cabeza sobre su hombro. Mi corazón late a un ritmo frenético.
—Eres increíble, nena. Anastasia me traes loco—sale de mi interior y le
hace un nudo al condón, lo bota en el
basurero—. Hoy no quiero compartir con nadie más.
Me da un beso en la frente y pasa un brazo por mi cintura donde me
acerca su pecho.
—Me vas a matar Diego—susurro. Beso su pecho que sube y baja por la
agitada respiración.
—¿Seguro que no te quieres casar conmigo ahora? —Preguntó con una
enorme sonrisa.
Su mano acariciaba mi espalda desnuda y apoyé mi barbilla en su
pecho. Lo observé fijamente y me mordí varias veces en el labio inferior.
—¿Por qué te quieres casar conmigo? —Rebato con otra pregunta
nerviosa.
Diego lleva insistiendo con esta pregunta desde hace más de un mes y
la verdad es que siempre pensé que era en broma, no me gusta el
matrimonio, no es algo en mis planes, somos aún jóvenes para pensar
en matrimonios e hijos, es una locura. Ni siquiera sabemos si vamos a
estar juntos a final de año.
—Porque te amo y quiero pasar el resto de mi vida contigo—fruncí el
ceño y añade—: Sé que somos jóvenes y que el amor es un grito
desesperado en la vida, pero mírame, Anastasia—lo miré fijamente—.
Lo que tú y yo tenemos pocas veces se ve y muchas veces la gente se
pasa la vida buscándolo y nosotros lo encontramos.
—Pero Diego, somos jóvenes y aún no sabemos nada. Llévatelo con
calma, sé que eres nuevo, pero no me voy a casar tan joven y menos
tener hijos. Lo siento, pero tengo sueños y metas en donde estás tú,
pero solo tú como mi novio.
—Lo sé Anastasia... —me dio un beso en la frente—. Te esperaré todo el
tiempo que tu necesites.
—Eres el mejor novio cursi, sexy y ardiente del mundo.
—Lo sé—dice conorgullo y abrazándome con fuerza
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y ustedes como lo
llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 62
Sentí como sonaba la maldita alarma, me removí de un lado a otro y
estiré mi mano intentando alcanzar el ruido
insoportable. Me estiré un poco y caí en un pecho firme y solté un
gruñido al escuchar que volvía a sonar.
Me estiré un poco más y ¡oh, oh, oh! Sentí que algo se movió ahí abajo y
que poco a poco va creciendo. Escuche su risa y después como para la
odiosa alarma. Su mano comenzó a bajar lentamente por la curva de mi
cadera.
—Te amo—fue lo primero que dijo.
Abrí los ojos y tenía una enorme sonrisa en sus labios. Me removí y
solté un largo suspiro antes de levantarme de la cama. Entré en el baño
e hice todas mis necesidades. Cuando salí del baño Diego me tomó de la
cintura y me dio un beso en la frente y entró en el baño.
—Diego—, lo llamó—. Te puedo sacar otra polera.
Asomó su cabeza por la puerta y asintió con su cabeza. Me acerqué a él
y le di un breve beso.
—Ya te lo dije: a ti te queda mejor que a mí—acaricié su barbilla—. Me
baño y preparamos el desayuno.
—Me gusta esa idea.
Camino hacia su clóset donde tomo una polera blanca y le hago un
nudo. Pasó una mano por su chaqueta negra y la sacó. Me pongo mis
pantalones de mezclilla y la chaqueta de Diego. En ese momento la
puerta se abre y Diego sale solo con una toalla alrededor de su cintura.
—Que espectáculo eres Anastasia—dice con una enorme sonrisa.
—Te has mirado a ti—se me seca la boca y me giro para no mirarlo
porque es una tentación muy grande—. Voy abajo antes de que te quite
esa toalla.
Tomo mi mochila y mi celular, salgo rápidamente de la habitación y bajo
de en dos los escalones. Paro de caminar solo cuando estoy en la cocina.
Suelto un suspiro y apoyo mis manos en la encimera.
—Cobarde—doy un salto al sentir sus manos en mi cadera—. Lo
dejamos para después, ahora te alimentaré—dice dándome un beso en
la mejilla.
Me giró y lo evaluó como va vestido que es una camiseta negra que se le
paga a todos sus músculos con una chaqueta blanca y pantalones
negros. Se ve increíblemente sexy y pongo una mano en mi boca para
no babear.
Él se acerca a mí y pone su pulgar en la esquina de mi labio, hace un
pequeño movimiento. Suelto un suspiro y él sonríe con orgullo, sabe
que me tiene derretida por él.
—Listo, tenías algo de baba por mí. Sé que me veo sexy, pero contrólate
mujer, yo creo que me veo mucho mejor sin ropa ¿no lo crees? —Dice
con aire malvado. Sus ojos brillan divertidos.
Doy un paso atrás, pero él da dos pasos hacia mí, vuelvo a retroceder
cuatro pasos y él da seis pasos hacia mí donde me acorrala contra la
encimera. Pega su cuerpo con el mío. Diego se muerde el labio inferior.
Sus manos comienzan a bajar hasta llegar a mi trasero y me levanta con
facilidad y me deja en la encimera.
Da unos pequeños toques en mi muslo para que abra las piernas y no lo
dudo. Él se coloca entremedio. Me mira con travesura y se relame el
labio.
—¿Seguro que quieres ir a la universidad? —Pregunta con una sonrisa
malvada.
—Tengo un examen importante—le recuerdo.
Suelta el suspiro más fingido que he escuchado y hace un puchero. Un
mechón cayó en su frente y lo apartó con mi mano.
—Diego, no ínsitas.
Él levanta sus manos en forma de derrota.
—Estoy bromeando bella, quiero que te vaya bien y des lo mejor de ti
en ese examen. Quiero verte patear traseros—
bromea—. En la tarde festejamos, ahora te alimentaré.
—¡Tú me encantas! —Exclamó con una sonrisa y dándole un beso.
—Yo soy una persona encantadora Anastasia—dice muy lentamente
marcando cada una de las palabras con su voz ronca.
******
Diego estacionó su todoterreno en el estacionamiento de la
universidad. Él soltó un enorme suspiro. Lo miré y vi que estaba
observando a Carlos y a Barbara, sus hombros estaban caídos y caí en
cuenta que esos supuestos amigos de Diego habían sido importantes
para él.
******
Mariel:
******
Me quito las zapatillas por el camino para que, al llegar arriba,
tardemos menos en librarnos de la ropa. Abre la puerta del
dormitorio principal y camino a donde está la cama.
******
Diego me mira mientras me tomó la pastilla y me toca la frente. Suelto
un suspiro. No me siento bien y los dolores menstruales comenzaron
hace media hora que me bajó la regla, por suerte esta vez solo vino
solo con dolores.
******
El día pasa con tranquilidad entrando en clase y en clase. Suelto un
suspiro. Miro la biblioteca buscando el libro de marketing que
necesito para el trabajo y me acerco a la estantería, pero un escalofrío
hace que me quede quieta, mi piel se eriza y miro detrás de mí, pero
no veo a nadie sospechoso. Solo alumnos haciendo trabajos o en salas
de estudio con sus amigos.
******
Pasaron cinco días en los que prácticamente apenas pude sonreír.
Sentía que tenía un nudo en mi estómago, apenas había pasado
tiempo con Diego, simplemente me aislé de nuevo. Las palabras de
Nicolás se repetían una y otra vez más con las pesadillas en donde
Alejandra siempre me despertaba en las noches y me abrazaba con
fuerza.
Era como antes, como hace dos años atrás, solo que esta vez mis
pesadillas eran peores con Nicolás. Alejandra prácticamente no se
despegaba de mí y se lo agradecía. Necesitaba tenerla a mi lado para
saber que ella estaba bien y que nada le estaba pasando.
—¿Está enojada con Diego? —Preguntó Alejandra, mientras cocinaba la
saña vegetariana. Negué con mi cabeza—.
Me alegro, los invité a la cena y a Cameron también.
—Vale—traté de sonreír, pero creo que me salió una mueca.
Ella dejó el paño en la encimera y negó con su cabeza. Se acercó a mí y
puede ver que estaba preocupada por mí, que de nuevo me estaba
consumiendo por dentro, Alejandra me había visto en mi peor etapa y
fue la persona que más me apoyó para salir adelante.
—¿Qué te pasa realmente? —Pregunto seria y cruzando de brazos—.
Prácticamente no comes, apenas hablas con nosotros y el pobre de
Diego está sufriendo con tu comportamiento.
Sentí un nudo en mi estómago y desvié la mirada.
—Solo estoy cansada. No he dormido bien cada vez que cierro los ojos
veo a Nicolás y yo...no quiero dormir, no quiero revivir esos recuerdos.
Ya no quiero más—confesé.
—¡ Anastasia, no llores, por favor! —Ella limpió rápidamente las
lágrimas que caían por mi mejilla—. Todo va a estar bien, porque no te
acuestas unos minutos en sillón, mientras termino aquí—ella me guió a
mi sillón y me acosté con cuidado. Alejandra me tapó y me dio un beso
en la frente—. No te preocupes, estaré contigo ¿vale?
—Vale, rubia bonita—ella comenzó a acariciarme el pelo para que me
relajara. Sonreí porque siempre lo hacía antes cuando tenía pesadillas
—. Me cuentas una historia—susurré con los párpados cada vez más
pesados.
—Claro.
La rubia comenzó a contarme una historia de amor, pero apenas la
escuché cuando me quedé profundamente dormida, apenas había
dormido en estos cinco días y mi ánimo había caído mucho. No sé
cuánto tiempo pasó, pero desperté por unos besos y unas caricias. Me
acerqué y pude sentir el olor de Diego, que tanto me encantaba de él.
—Mi bella—me susurró, besando mi cuello y luego mis labios.
Abrí los ojos.
—Hola—dije con la voz ronca.
Me senté y me di cuenta de que estaba en mi cama. Diego, peina mi pelo
con sus dedos.
—Te extraño mucho Anastasia ¿Qué te ocurre?
—No me he sentido bien...Las pesadillas han vuelto y prácticamente no
he dormido bien en cinco días, Diego.
Perdóname, por favor, solo que es duro volver a revivir esas pesadillas
—solo que ahora mucho peores que antes.
Me tomó de la cintura y me sentó en su regazo. Su mano acarició mi
mejilla con cuidado, me miraba intensamente y me derretí por él,
porque siempre estaba ahí conmigo aun cuando le causé mucho daño,
pero pensé que estaba
haciendo lo correcto con él para mantenerlo lejos de mí aun cuando por
dentro nos estábamos destrozando. Fui egoísta con él y conmigo
misma, pero muchas veces uno toma decisiones que piensa que son
correctas en ese momento.
Tuve miedo, mucho miedo de como pudiera reaccionar Diego a mi
pasado y más cuando lo estaba exponiendo, no era fácil confiar en las
personas y más cuando mis padres en sus momentos estuvieron tan
cegados por el odio que me echaron y me dejaron sola cuando más los
necesitaba. Sé que estaba dolido por la muerte de mi hermano, pero yo
también lo necesitaba más que nunca.
—No te rindas Anastasia, no te apagues por favor. —Me dio un suave
beso y tomó mis manos—. Eres fuerte mi bella, la mujer más fuerte que
he conocido en mi vida y sé que podrás salir adelante, no dejes que ese
demonio gane.
—Yo no he dicho que me estoy rindiendo cariño. Solo han sido noches
duras, pero ya que tengo a mi novio sexy aquí, todo se siente mejor a tu
lado.
Soltó una risa al escuchar mis palabras y me apego a su pecho duro y
fuerte.
—¿Cómo puedo ayudar a mi novia a sentirse mejor? —Subió y bajó las
cejas. Sus labios se curvaron en una sensual sonrisa que me hizo
sonrojar.
—De muchas maneras—le susurré, besando su cuello. Sus dedos se
clavaron en mi cadera y sentí como crecía su erección en sus
pantalones.
Mis manos se colaron dentro de su polera y toque ese perfecto y duro
abdomen que traía loca a muchas chicas de la universidad y yo no era la
excepción. Diego era todo un monumento digno de ver cuando
caminaba o cuando sonreía con sus amigos.
—¡Joder con ustedes, pueden mantener sus manos quietas! —exclamó
Alejandra, poniendo sus manos en la cintura
—. Manos quietas por ahora y bajen a cenar ahora.
Observamos como Alejandra cerraba la puerta y él solo una carcajada
profunda. Lo miré maravillada como varios mechones negros caían en
su frente y sus manos subían y bajaban por mis muslos, mando
pequeñas corrientes por todo mi cuerpo.
—¡Eso es imposible mantener mis manos lejos de ti!
Me separé de él y me senté en la esquina de la cama. Mis ojos
recorrieron una vez más ese cuerpo glorioso y sonreír porque tenía una
enorme erección que se notaba claramente.
—Tendrás que encargarte de tu amigo antes de bajar a comer—le
susurré, lamiendo y succionando su cuello con fuerza. Diego jadeó
fuerte. Y toque su erección por encima del pantalón con fuerza—. Esta
dura y lista para jugar —lo provoque.
—¡Dios, Anastasia! —Jadeo y quito mi mano de su erección —. Me estás
provocando para que sea un animal contigo.
¿Quieres que te folle duro y rápido?
Lo miré con una sonrisa inocente y apoyó de nuevo mi mano en el inicio
de su pantalón y abrí rápidamente su pantalón, mi mano se deslizó por
dentro de su bóxer y tomó con fuerza su pene. Diego soltó un gemido.
Me acerque a él y lo bese con fuerza.
Moví mi mano de arriba y abajo, apreté un poco más su pene que estaba
duro y sentí como Alejandra nos llamaba de nuevo y saqué mi mano.
Diego me miró sorprendido. Su respiración estaba agitada, su pecho
subía y bajaba rápidamente.
—Lo dejamos para después, mi chico ardiente —besé su mejilla y me
levanté de la cama. Caminé a la salida y vi que Diego me estaba
fulminando con la mirada.
—Eres la peor, me calientas y me dejas a la mitad de mi orgasmo. —
bromea.
—¡Alejandra! —Fue todo lo que dije antes de escuchar otro grito de la
rubia.
—En este momento la odió —se levantó y, se acomodó su erección y
pasó una mano por su pelo y se acercó a mí.
Me tomó de la cintura con fuerza y me besó lentamente, pero yo me
separé porque jamás íbamos a salir de mi habitación si nos seguíamos
besándonos. Bajamos juntos al comedor y nos sentamos. Saludé a
Cameron y la rubia comenzó a repartir la lasaña.
La cena transcurrió tranquilamente, Diego y yo lavamos los platos, ya
que Alejandra había cocinado. Ahora me toca lavar los platos. De cierta
forma me sentía más segura teniendo a Alejandra, Cameron y Diego en
mi departamento.
******
Cuando estábamos acostado Diego acariciaba mi pelo mientras estaba
leyendo un libro de medicina. Se veía tan guapo con solo un pijama, el
pelo despeinado y el libro, se me caía la baba por esta imagen tan
sexy.
Tome mi celular y le saque una foto que iba a ser mi nuevo fondo de mi
novio sexy y ardiente. Él me miró de reojo y sonrió, sacó otra foto y
puso los ojos en blanco, volviendo a concentrarse en su lectura.
—Deja de tomarme fotos, cariño —le saque otra foto y con flash —.
¡Anastasia! —exclamó Diego.
Solté una risa.
—Enojón. Te ves sexy en esa posición y estás de muerte —lo abracé con
fuerza y escondí mi cabeza en su cuello.
Diego dejó su libro en la mesita de noche y me abrazó más fuerte.
Aspiré su aroma que tanto amaba su perfume de menta. Observó cómo
se sentaba sobre los talones, solo anda con la parte de debajo de su
pijama y por la forma que cae sé que no lleva nada debajo.
—Necesito hacerlo. Seis días sin sexo contigo se han convertido en una
verdadera tortura—susurra apretándome la mano y tirando de mí
hasta que estoy sentada.
Coge el bajo de mi camiseta y tira de él hasta que me la quita por
encima de la cabeza. Me besa el pecho y una caricia suave con la lengua
llega describiendo círculos hasta mi garganta. Estoy deseándolo. Se
aparta.
—Me gusta cómo te queda el encaje, te ves más sexy —dice en voz baja
mientras me quita el sujetador.
—¡Aja! —Digo con calma mientras me besa el cuello y se abre camino
hacia mi oreja.
—Te necesito, necesito volver a sentirte—susurra, cuando encuentra mi
boca y hunde la lengua en mí.
—Diego, ¡Oh mierda! —Exclamó fuerte.
Me agarra por el trasero y me recuesta en la cama, sellando nuestras
bocas por el camino. Su lengua, caliente y húmeda, se desliza entre mis
labios y da vueltas lentamente por toda mi boca.
Su respiración es lenta y profunda. Una oleada de cosquilleos viaja por
mi cuerpo con cada caricia, y mi respiración se vuelve superficial e
irregular. Joder, extrañaba estar con él de esta forma.
Me agarro a sus hombros y siento que todas las preocupaciones de esta
semana desaparecen bajo sus caricias.
Como las malas noches de estos últimos días se van cuando estoy con
Diego, además que él estuvo lleno de pruebas esta semana y necesitaba
concentrarse.
Gimoteo cuando aparta los labios y se sienta sobre los talones antes de
quitarme los pantalones de pijama y llevarse las bragas con ellos.
—Eres bellísima y jamás me cansaré de mirarte—dice mirándome.
—¡Mi dieguito cursi!
—Lo soy y soy todo tuyo y de nadie más.
No puedo resistirme más. Clavó los dedos en la goma de su pijama y lo
besó con más fuerza mientras se los bajó por las caderas. Deja escapar
un largo gemido y vuelve a tumbarme en la cama, lo que hace que tenga
que soltar el pijama, así que pongo un pie en el elástico y estiro la
pierna para bajarlos del todo. Toma un condón y lo rasga, lo desliza
suavemente por su miembro que está duro y listo.
Está medio acostado sobre mí, con su cuerpo duro y reclama mi boca,
apretándose con más fuerza contra mí.
Enroscó los dedos en su pelo.
Separa nuestras bocas y entierra la cara en mi pelo mientras me coge
del sexo y asciende con la palma de la mano al centro de mi cuerpo,
pasa despacio por mi estómago y, poco a poco, la mueve entre mis
pechos para terminar en mi cuello.
—Te he echado de menos, Anastasia —susurra contra mi cuello—. Te
he echado mucho de menos estos días.
—Yo también te he echado de menos.
Se mueve para que mis muslos lo acunen y pronto noto la cabeza de su
pene que se roza contra mi sexo. No puedo evitar jadear. Se apoya en los
brazos y me observa con mucha intensidad que me quita el aliento.
Nuestras miradas se funden y dicen más de lo que las palabras podrían
expresar nunca.
Cojo su bello rostro entre mis manos.
—Te amo—me susurra cuando lo miro a los ojos.
La emoción inunda todo mi ser. Le pasó el pulgar por los labios
húmedos y lo deslizó en el interior de su boca. Lo sacó despacio y lo
dejó en el borde de su labio inferior. Le da un beso en la punta y me
sonríe mientras levanta las caderas, sin dejar de mirarme, y mi pelvis se
recoloca para recibirlo.
Suspiro de puro placer, cuando despacio, sin prisa, se desliza dentro de
mí. Cierro los ojos y lo cojo de la nuca cuando me llena del todo. Se
queda quieto, palpitando y latiendo en mi interior. Lo siento tan grande.
Su respiración cambia de inmediato y pasa a ser rápida y brusca.
—Mírame —me exige entre jadeo y jadeo. Me fuerzo a abrir los ojos y
gimo un poco cuando lo noto moverse dentro de mí—. Eres tan
exquisita Anastasia, ¡Dios me encanta estar dentro de ti! — Susurra con
la voz quebrada.
Se mueve en círculos dentro de mí y, de inmediato, ambos soltamos un
gemido. Se sale y luego vuelve a meterse más adentro, más hacia arriba.
Se me escapa un gemido.
—¡Jesús! —Toma unas cuantas bocanadas profundas—. Extrañe
hacerte jadear y gritar mi nombre. Quiero que grites mi nombre
Anastasia — Empuja más hondo y se mueve con firmeza. Una gota de
sudor le cruza la frente.
Mis músculos internos empiezan a tener espasmos, a temblar y a
abrirse camino paso a paso hacia el epicentro de mis terminaciones
nerviosas. Se me tensan las piernas.
—Diego —Jadeo, echando la cabeza hacia atrás de desesperación,
mental y física.
—Eso es Anastasia —Otro embate, pleno y duro, y abro los ojos. —¡Te
amo! —Dice y enfatiza las palabras con una retirada lenta y un ataque
rápido y duro de sus caderas.
—¡Te amo Diego Rivero!—grito las palabras que me ha sacado a golpes.
Deja de moverse por completo, nuestras respiraciones rápidas y
frenéticas, y me sujeta las muñecas a cada lado de la cabeza. Me mira.
—¡Oh bella, eres tan cursi! Amo que grites cuanto me amas, mientras te
hago el amor, lento y profundo —dice en voz
baja, meciéndose con suavidad dentro de mí y capturando mis labios en
un beso lento y sensual, cargado de significado.
Mis manos vuelan a su espalda, donde resbalan en su piel mojada.
Despacio, sin prisa, entra y sale de mí, me empuja hacia una euforia
total mientras yo me aferro a su espalda todo lo fuerte que soy capaz.
Me derrito. La consistencia de sus embestidas, profundas y controladas,
hace que tiemble y me tense, y mi sexo se convulsiona y se aferra a su
miembro con cada penetración. El velo de sudor en su frente se hace
más denso por la concentración, y me indica que él también está al
borde del orgasmo. Levantó un poco las caderas en una entrada y gimió
cuando me llena a más no poder. La sensación de su ritmo hace que
quiera cerrar los ojos con fuerza, pero no puedo apartarlos de los suyos.
—Juntos —dice. Su aliento cálido me cubre la cara.
—Sí —jadeo, y noto cómo se expande y palpita preparando su descarga.
—Cielos, Anastasia. —Una bocanada de aire escapa de entre sus labios
y su cuerpo se tensa, pero no aparta los ojos de los míos.
Mi espalda se arquea en un acto reflejo cuando la espiral de placer llega
al clímax y me envía temblando a un huracán de sensaciones
incontrolables. Grito de desesperación y de placer, con el cuerpo
tembloroso entre sus brazos.
Lanza un profundo gemido y tenso todos los músculos de mi sexo para
abrazarlo, se introduce dentro de mí, largo y duro, y se mantiene ahí;
mis músculos obligan a su erección palpitante a continuar con sus
constricciones lentas mientras se vacía.
—Eres increíble Anastasia, me alegro tanto de haber luchado por ti, aun
cuando era insoportable conmigo. Me costó mucho para que me dejaras
entrar a tu vida, Anastasia. —Sale dentro de mí y le hace un nudo al
condón y lo bota en el basurero.
—Solo me hice la interesante y la chica mala —me burlo.
—Vamos a dormir, mi bella. —Dice, me acurruqué en su pecho. Rezaba
que no tuviera otra pesadilla, quería poder dormir por lo menos esta
noche tranquila entre los brazos de Diego, estaba cansada ya de las
pesadillas con Nicolás.
—Tengo miedo, no quiero tener pesadilla—confesé con miedo.
Me observó fijamente y acaricio mi mejilla con cuidado. Mis ojos se
empañaron, apenas lo podía ver.
—No me moveré de tu lado Anastasia, te apoyaré como tú siempre lo
haces conmigo. Recuerda que ahora hay un nosotros.
Sonreí.
—¡Cursi!
—Eso no es ser cursi, para ti todo lo que digo es cursi—puso los ojos en
blanco.
Tomó mi cara entre sus manos y me besó profundamente, apoyó mis
manos en sus hombros y saboreó el beso de Diego, que era más
delicado y cuidadoso. Estaba lleno de sentimientos de amor y me
derretí un poco más por él. Su lengua juega con la mía y se separó
solamente cuando estábamos sin aire. Apoyó su frente contra la mía.
— Ahora te revelaré uno de mis pensamiento más profundo de mi
mente, Anastasia: Muchas veces me pregunto: ¿Si realmente te amo con
el corazón o con la mente? Y siempre llego a la misma respuesta que es:
con los pies; de otro modo no puedo explicar porque siempre regreso a
ti. Lo eres todo para mí.
—Diego...
—Siempre regreso a ti Anastasia, mis pies son más rápidos que mi
propio corazón y mi mente. Te he entregado mi corazón desde el
primer día que te vi. Mis pensamientos son tuyos, créeme cuando te
digo que solo te veo a ti.
—¡Oh dios mío! —Exclame sin palabras. Sentí de nuevo ese nudo en mi
estómago y me tragué mi miedo, tenía que ser fuerte, más que nunca
por Diego—. Eres mi sexy romeo. Gracias por siempre hacerme sentir
segura a tu lado y esta vez te superaste—hice un puchero—. Ojalá lo
hubiera grabado.
—Trato siempre de superarme—me dice en un susurro, besándome
suavemente—. Duerme mi Anastasia. —Dice, peinado mi largo pelo
castaño.
******
Nicolas R:
Introducí el alambre en la cerradura de la puerta y hago presión. Sonreí
cuando la puerta se abrió. Miro a mi alrededor para asegurarme que
nadie me está viendo, el pasillo está solitario. Entró con cuidado al
departamento, está tranquilo y oscuro.
Sacó la palanca y las cuerdas, caminó con cuidado por el pasillo y entró
en la primera puerta de un dormitorio vacío con una cama matrimonial.
Salgo con cuidado y entro a la siguiente habitación, y veo a la chica
durmiendo tranquilamente, me acerco con cuidado a su cama. Observó
su largo pelo castaño y como tapa la mitad de su cara.
Miró al otro lado a su novio.
Sacó mi pistola y caminó un poco a su lado, apoyó la pistola contra su
frente y sus ojos se abren con horror y antes de que pueda gritar apretó
el gatillo, matándolo en el instante. La chica comienza a gritar al ver a
su novio muerto y la mitad de la sangre le ha caído a su rostro y a su
pijama. Apretó mi palanca y corro detrás de ella quien está saliendo de
la habitación. La agarró de su largo pelo y le pegó con la palanca en su
cabeza.
Ella cayó al piso y me acercó a su cuerpo, ató sus manos con la cuerda y
la tomó con cuidado. Cuando llego a mi coche dejó el cuerpo de la chica
en el maletero y me subo rápidamente en auto. Miro la hora son las
cuatro de la mañana, perfecta hora para atacar.
******
Cuando la chica vuelve en sí, tiene una mirada perdida e intenta
llevarse una mano por la cabeza, pero ella se da cuenta que está atada
y rápidamente sus ojos se abren con horror. Doy una calada a mi
cigarro mientras observo sus movimientos y disfruto como ella
comienza a llorar. Una lástima para ella. Le quedan unas horas de vida.
Ella trata de mover sus brazos, pero no lo logra. Los nudos están muy
bien apretados. Intenta mover las piernas, pero descubre que también
están amarradas. Se nota que todavía no recupera bien la conciencia
porque aún no se da cuenta de que tiene una cinta adhesiva y que ahoga
sus gritos.
Ella intenta gritar, pero solo se escuchan murmuró. Sus ojos
rápidamente se empañan y gruesas lágrimas comienzan a caer. Doy otra
calada a mi cigarro y miro con diversión como la chica está aterrada e
intenta soltarse moviendo sus manos o piernas para ver si se suelta las
cuerdas.
Me acerco a ella y abre los ojos aterrorizados. Me agacho para estar a su
altura y suelto el humo en su cara. Tiene la mitad de su cara cubierta de
la sangre de su novio.
—No te esfuerces, no gastes tu energía en intentar soltarte bonita—
acaricie sus mejillas y ella se remueve en la silla.
Levanté mi mano y chocó con su mejilla—. Maldita zorra, vas a morir,
pero, antes disfrutare matándote, ¡escúchate! —
Exclamé furioso.
Apreté mis puños con fuerza y la miré con verdadero odio. Deseo
matarla a golpes, pero me contuve porque me gustaba matarla
lentamente y hacerla sufrir. Para ella solo estaba iniciando su peor
pesadilla. Muy pronto estaría Anastasia en esa silla, suplicando para
que la mate.Solo falta unos días para tener todo listo para volver a
tenerla a mi lado,ella piensa que me van a detener los policías, primero
la mato a ella antes de que me atrapen
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Ya estamos en la recta
final solo quedan 6 capítulos y cada vez se acerca mas el final.
Vamos a llorar todos cuando llegue :(
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 65
Cuando desperté Diego no estaba en la cama y tampoco estaba en el
departamento o eso me había dicho Alejandra cuando le pregunté. Lo
llamé, pero no me contestaba el teléfono y no había dado señal de vida
en toda la mañana, pero cuando estaba almorzando dijo que estaba en
su departamento estudiando.
No quise molestarlo, pero tampoco quería seguir viendo el espectáculo
que tenía Alejandra con Cameron. Les tiré una palomita para que se
callaran y me dejaran ver la película, pero ellos me ignoraron. Mi
celular sonó y vi que era una llamada de Diego. Me levanté del sillón y
contesté la llamada:
—Hola, mi chico ardiente.
—Mi bella ¿Cómo estás? Me has extrañado porque yo sí—dice contento.
Entro en mi habitación y me acuesto en la cama.
—Solo un poquito ¿Qué estás haciendo? —Preguntó con curiosidad.
—¡Que feo, Anastasia! Solo me extrañas un poco, a veces pienso que
solo me quieres para tener sexo alucínate—
bromea.
—¡Calla! —exclamó riendo—. Me atrapaste Diego, solo te uso para mi
placer sexual.
—Me alegro en ese caso ¿puedes venir a mi departamento? —pregunta.
—¿Ahora?
—Si, por favor—nos quedamos callados—. Necesito de tus besos para
motivarme a estudiar y tal vez algo más.
—¿Algo más? —Pregunto, mordiendo mi labio inferior.
—No te hagas la inocente, Anastasia. Sube, por favor—cortó la llamada.
Suelto un bufido y me acerco al clóset y miro mi ropa, soy pésima para
vestirme, casi siempre tomo lo mismo porque me da flojera buscar más
ropa. Tomó unos pantalones azules, unas zapatillas blancas y una
camiseta roja. Me visto rápidamente, me lavo los dientes y me hago una
cola.
Me despido de la parejita que está acurrucada en el sillón y subo las
escaleras hasta llegar al departamento de Diego, y me doy cuenta de
que la puerta está entreabierta. La empujo y veo que choca con un libro,
lo tomo y tiene pegada una nota.
Cameron una vez preguntó ¿Por qué insistía tanto contigo?
Mi respuesta fue porque estaba seguro de que eras la chica de mi vida
Anastasia. Siempre lo supe aun cuando fui un imbécil contigo.
Encuéntrame, Anastasia, cada libro que tomes son libros que marcaron
mi vida.
Sigue el rastro de los libros.
Miré el libro y sonreír, no me imaginaba leyendo a Diego el diario de
una pasión. Abrí el libro y vi que tenía escrito algo:
Puedo ser lo que quieras. Solo dime lo que quieres y lo seré por ti Mis ojos
se llenaron de lágrimas porque Diego me dijo algo parecido cuando me
quedé por primera vez en su apartamento. En ese momento lo
detestaba, pero ahora sé que siempre lucho por mi aun cuando yo no
quería nada con él. Cerré la puerta y me adentré en el departamento,
caminé un poco y había otro libro en el suelo con un girasol: Podría
decirte tantas cosas Anastasia....
Pero si te fijas en la forma que te miro, te toco, te beso, ya deberías
saberlo todo.
Búscame, Anastasia, estoy solo aquí. Tu chico cursi y sexy está esperando
por su novia.
Miré el libro con emoción y me limpié las lágrimas que caían por mi
mejilla. Solté una risa porque el libro era Querido John, me va a matar
de amor y dudo que haya mejor forma de morir.
Abrí el libro y acaricié las palabras escritas en la primera página: Hoy,
estás aquí conmigo.
Caminé un poco buscando más libros y vi que había uno al inicio de la
escalera. Tomé el libro y solté un suspiro al ver que tenía otra nota
pegada:
Míranos, Anastasia,
Llevamos tiempo así, juntos y me siento completo contigo. Ninguno de los
dos creíamos en la felicidad, ¿no lo ves?
La felicidad también es un lugar.
Somos nosotros.
Nosotros juntos.
Solté un suspiro ¡Dios, esto es demasiado! ¿Qué hice para merecer a
este hermoso hombre? Levanté la nota y tenía que reconocer que Diego
tenía un excelente gusto en los libros y amaba con mi vida las ventajas
de ser invisible. Abrí rápidamente el libro y sonreír al ver que había una
frase de libro: Y en ese momento, te juro que éramos infinitos. Cada
momento que hemos vivido Anastasia ha sido infinito.
Tu chico cursi le dio el último toque, ¡Lo sé, soy genial!
Suelto una risa porque me lo imagino escribiendo con una enorme
sonrisa de orgullo por su pequeño toque que lo hace aún más especial
para mí. Miré la escalera y me di cuenta de que a la mitad había una
rosa blanca, me acerqué y la tomé. Cuando llegué al segundo piso, no
había más libros, caminé por el pasillo, pero nada. Entre en la
habitación de Diego y el centro había otro libro:
Aún no me encuentras Anastasia ¿Creo que estás llegando muy tarde?
Pero te revelaré un secreto que jamás te dije antes: para mí, tú siempre
llegas tarde a cualquier lugar, porque siempre querré que llegues antes a
mí, para verte y admirarte.
Miré el libro y mi corazón dio saltitos por dentro porque era el último
libro de la saga de Hush Hush. Lo abrí con emoción a ver qué frase
había puesto y puse los ojos en blanco:
Me desvestiré para impresionarte.
Me senté en la cama y dejé los cuatro libros, el girasol y la rosa ¿En
dónde estás? Me mordí el labio, pensando en qué lugar podía estar,
miré los libros y lo supe, tomé con fuerza mis libros y bajé
prácticamente corriendo las escaleras. Me acerqué a la puerta y vi que
había otra nota en el suelo.
Me podría enamorar una y otra vez de ti,
Sin cansarme de los sentimientos que tú despiertas en mí,
El amor nos vuelve amables, alegres, optimistas
Y todo eso hiciste por mí, y vale jodidamente la pena enamorarnos.
Abrí la puerta y vi que estaba con un traje y sus brazos abiertos. No
pude evitarlo y comencé a llorar. Diego se acercó a mí y me abrazó
fuertemente, escondí mi cara en su pecho, pero él tomo mi barbilla con
sus dedos. Limpio con cuidado mis lágrimas y pego su boca contra la
mía, fue un beso con mucho amor. Mis manos rodearon su cuello y lo
pegué más a mí.
Él se separó y pegó su frente contra la mía.
—Tus besos y tus caricias son asesinos para mí ¿Lo sabias, Anastasia?
Cada beso y caricia tiene un impacto en mí, más del que tú te puedes
imaginar.
—No, ¿Por qué dices eso?—Frunzo el ceño y él acaricia mi labio.
—Porque cada uno de tus besos y caricias mata a mis demonios y a los
malos recuerdos de mi pasado que me torturan. Te amo Anastasia,
jamás lo dudes.
Mis ojos se inundaron de nuevo, apenas podía verlo y él me abrazó con
fuerza. ¡Me estoy muriendo lentamente! Es la cosa más perfecta y
hermosa que alguien me ha hecho. Jamás podré superar a Diego, como
se supera a alguien como él.
—Te gustó mi sorpresa, mi bella—me susurró, entrelazó nuestras
manos y me hizo girar quedando frente a mí una pequeña mesa con
velas. En la mesa había más libros—. He notado que has estado un poco
triste, así que decidí darte esos libros que impactaron de alguna forma
mi vida, así como tú.
—Diego..., cáusate el mayor impacto que ha tenido mi vida—susurré
con la voz rota.
—Probablemente los libros que te di ya los has leído mil veces, pero
quiero dártelos porque subrayé cada frase en la cual me he sentido
identificado—me guió a la mesa y corrió la silla para que me sentara.
Él se agachó para estar a mi altura y me miró con mucha intensidad.
Amaba a este hombre más que a mi vida, cada momento que hemos
vivido nos ha cambiado. Hemos avanzado juntos, hemos aprendido a
amar, a sanar, a confiar y a estar siempre juntos. Al principio tenía
miedo de comenzar una relación con él, pensaba que iba a ser tóxica y
que
iba a terminar con un corazón roto, pero Diego me dejó callada
demostrándome como es él realmente en verdad.
—Me podría enamorar una y otra vez de ti, sin cansarme de los
sentimientos que tú despiertas en mí, el amor nos vuelve amables,
alegres, optimistas y todo eso hiciste por mí, y vale jodidamente la pena
enamorarnos, Anastasia—
me dice acariciando la mejilla y mis ojos de nuevo se llenaron de
lágrimas.
Porque era distinto a leerlo que escucharlo pronunciar esas palabras
con su voz ronca en donde sus ojos brillaban con emoción y amor por
mí. Diego, limpio las lágrimas con su pulgar. No podía dejar de llorar
porque ha sido algo hermoso ver como abría sus sentimientos y dejaba
libros con flores por todo su departamento. Para una chica lectora como
yo, era un sueño.
—¿Quieres ser mi novia, Anastasia? —Preguntó con una enorme
sonrisa. Apreté aún más los libros que me había dado Diego contra mi
pecho. Me quedé callada porque no tenía palabra, esta sorpresa fue
para pedirme ser su novia oficialmente.
Me miró con expectativas y tomó su mano.
—Sería una estúpida que dijera que no, Diego. Claro que sí, te amo
mucho, eres lo mejor que me ha pasado en mi vida—me acerqué a él y
le di un breve beso en sus labios—. Eres el desastre más hermoso que
me pudo tocar en mi vida, tú me haces sentir paz.
Me sonrió de lado y me besó con dulzura, mis manos rodearon su cuello
y mordí mi labio inferior con fuerza, él soltó un gemido que quedó
callado por mi boca. Puso su mano en mi cintura, clavando sus dedos en
mi cadera. Su tacto me hacía perder la razón y pronto el beso comenzó
a tomar fuerza. Nos separamos cuando nos falta el aire.
—Cuando te dije que podías venir aquí y llevarte todos los libros que
quieras hablaba en serio, Anastasia. Todos estos libros son tuyos, son
nuestros—mire la enorme biblioteca de Diego y luego a él—. Tener esta
enorme biblioteca estoy seguro de que me hizo ganar puntos.
Sonreí y pasé mi mano por su pelo, las hebras de su pelo se escapaban
de mis dedos. Acarició sus mejillas y cerró sus ojos.
—Tal vez, no lo negaré—bromeo.
—Quédate aquí, traeré la cena—se levantó y vi como salía por la puerta.
Miré la mesa y vi que había muchos libros de Nicolas Sparks, sonreír,
creo que ya sé de dónde se inspira Diego.
Él entró y dejó fresas y chocolate en la mesa y se sentó frente a mí. Él se
pasó una mano por el pelo y mis ojos hicieron repaso por ese traje que
andaba todo de negro: ¡Madre mía, se ve realmente bueno! Nunca lo
había visto con traje y estaba de muerte.
—¿Te gusta mucho Nicolas Sparks? —Pregunte con una enorme
sonrisa. Diego ladeo su cabeza y varios mechones cayeron en su frente.
—Claro, es uno de los mejores escritores de nuestra época—tomo una
fresa y lleno de chocolate. Arrastró su silla al lado mío y mordí la fresa.
Sus ojos miraba con diversión y me dio un beso en la esquina de mi
labio—. Eres deliciosa y con chocolate aún más.
Me sonrojé y tomé una fresa y la bañé en chocolate.
—Así que Nicolas Sparks es tu inspiración para ser un chico tan cursi—
alce una ceja hacia él, mientras él mordía mi fresa.
Diego mastico lentamente antes de contestarme:
—Supongo—una sonrisa comenzó a aparecer en sus labios y negué con
mi cabeza, me saqué la lotería de eso, no había duda. Era una chica con
mucha suerte.
—¿Qué te hizo cambiar de actitud? —Pregunte con curiosidad.
Él tomó otra fresa y la bañó de nuevo en chocolate. La mordí y solté un
suspiro porque estaba exquisito. Se inclinó hacia mí y chupó mi labio
inferior, me quedé quieta.
—Me gustabas, Anastasia, te lo dije el primer día, tu belleza me cautivó,
pero en ese momento era un imbécil, pero supongo que fue cuando tu
linda mano me golpeó la cara. Supe que no iba a conseguir nada si
seguía actuando así contigo... —se quedó callado unos minutos—.
Simplemente te mostré al verdadero Diego.
—¿Por qué yo?
—Porque cuando te vi fuiste como una luz para mi oscuridad, pero
también me di cuenta de que tenías un alma torturada y dañada y dos
almas dañadas se reconoce—confiesa, acariciándome la mejilla con su
dedo.
—Yo te amo en serio que lo hago—él suelta una risa y toma otra fresa y
repite la operación y la lleva a mis labios. La muerdo y mastico
lentamente bajo su atenta mirada.
—Me alegro de escucharlo—dijo con orgullo y acariciando mi labio
inferior, sus ojos brillaban tanto por mí y de seguro que los míos decían:
te amo—. Tengo que decirte que solo tú sacas al Diego cursi.
—Me alegro de escuchar eso—respondí con sus palabras. Me senté en
su regazo y mis manos rodearon su cuello—.
Porque eres mío y no te dejaré nunca.
—Coincido contigo—sus manos bajaron hasta llegar a mi trasero—.
Ahora te voy a hacer enloquecer. ¿Quieres que lo haga, Anastasia?
Mi boca se seca y yo asiento. Me hace levantarme de su regazo y él
también se levanta de la silla, camina al escritorio y saca unas mantas y
la estira en el suelo, camina a donde esta los sillones y saca los cojines
tirándolo con las mantas. Se acerca lentamente hasta llegar a mí.
Diego comienza a darme besos en mis hombros, su lengua deslizándose
hacia mi nuca. El vello de todo el cuerpo se me eriza y arqueo la espalda
en respuesta a la caricia ardiente. Es como una tortura, últimamente
cuando tenemos relaciones sexuales.
—Eres bella —sus labios vibran contra mi cuerpo y me provoca
escalofríos. Lleva la boca de vuelta a mi oído—. Te amo.
Echó la cabeza hacia atrás, sobre su hombro, de cara a su cuello. Se
agacha un poco para poder besarme en los labios, lleva las manos a la
parte de delante de mí camiseta y comienza a sacármela lentamente.
—¿Te la quitamos? —pregunta. Asiento, y sus ojos brillan de deseo
mientras me besa con delicadeza y amor.
Nuestras lenguas se entrelazan sin esfuerzo y me apoyo en él para no
caerme. Estoy disfrutando de su dulzura y de su ternura. Sus manos
encuentran mis pechos y me pellizca los pezones a través del encaje del
sujetador hasta dejarlos erguidos.
—¿Ves lo que me haces, Anastasia? —Aprieta las caderas contra mi
trasero y me demuestra exactamente lo que le hago antes de darme un
casto beso en los labios—. Soy completamente tuyo.
Baja las copas de mi sujetador dejando expuestos mis pechos y me pasa
las palmas de las manos por la punta de los pezones. Y su mano
desciende hasta llegar al inicio de mi pantalón, desabrocha el botón y
me baja rápidamente el pantalón.
—Tu piel es tan suave —me susurra al oído, deslizando las manos por
mi cuerpo, directo a donde se unen mis muslos. Las rodillas me
tiemblan cuando su mano toma mi sexo por encima de mi ropa interior.
Mis caderas se mueven hacia adelante, contra su mano, en busca de más
fricción. —¿Te gusta Anastasia? Porque tu cuerpo reacciona muy bien a
mis caricias.
—Diego...me gusta —jadeo, y luego gimo cuando me pega a su
entrepierna.
—¿Estás mojada por mí?
—Sí—susurro.
Pasa los pulgares por debajo del elástico de mis bragas. Él comienza a
bajar lentamente mis bragas dando pequeños besos por mis muslos.
Jadeo. Levanto mis pies para sacar las bragas.
Sus dedos cambian de posición y su mano me envuelve la cintura.
—¿Qué quieres que te haga, Anastasia? —Me susurra, besándome el
cuello.
El corazón se me acelera y no me ayuda a controlar la respiración.
Quiero esa mano en mí. Le apartó un brazo del cuello y cojo su mano. La
guío despacio hacia el interior de mi muslo y aplano la palma contra mi
cuerpo, con mi mano sobre la suya.
Empiezo a aplicar presión sobre su mano y a arrastrarla hasta que la
palma se desliza sobre mi sexo. Trago saliva y muevo las caderas.
Chocan contra su erección, le arrancan un gemido. Necesito que me
bese. Vuelvo la cara hacia él, que adivina lo que quiero al instante y
cubre mi boca con la suya.
Muerdo con suavidad su labio inferior y tiro para que se deslice poco a
poco entre mis dientes. Me mira fijamente mientras sigo moviendo su
mano arriba y abajo en una caricia lenta e interminable.
—No te corras —me advierte con un susurro.
De inmediato retiró la mano y se la llevó a la boca. Me mira fijamente
mientras empieza a lamerse la palma y los dedos. Dios santo, esta
imagen es demasiado erótica. Me desabrocha el sujetador y me vuelvo.
Me aparta el pelo de la cara
—Vamos a delirar juntos, mi bella novia.
Alzó la vista hacia sus hermosos ojos cafés.
—No voy a dejarte nunca, Diego. Me saqué la lotería contigo.
—¿Me lo prometes? —Me besa suavemente en los labios.
—Te lo prometo.
Le cojo una muñeca y le quito los gemelos de la camisa, luego hago lo
mismo con la otra y se la quito por los hombros.
Deja los brazos a los lados y ladea la cabeza, mirando cómo le bajó la
bragueta. Mis manos se deslizan por sus caderas, bajo su bóxer, y le
quitó a la vez los pantalones.
Su erección, larga y gruesa, aparece entre sus piernas. Provoca toda
clase de deseos en mí y no me ayuda que sus abdominales se tensan
bajo mis caricias cuando mis manos ascienden por su torso,
maravilladas ante su belleza.
—No puedo esperar más. Necesito estar dentro de ti. —Termina de
quitarse los pantalones y saca un condón de la mesa, lo rasga y se lo
pone con cuidado.
Se toca un poco antes de acercarse a mí. Me levanto del suelo y le rodeo
la cintura con las piernas. Parpadeo cuando su pene me roza en lo más
íntimo mientras me lleva contra la pared.
—Otra vez con el truco de la pared, Diego—puse los ojos en blanco y él
soltó una risa.
—Te dije que te podía hacer muchas cosas contra la pared. ¡Dios mío, te
deseo mucho!
Me empuja contra la pared y siento su erección caliente y resbaladiza
presionando contra mi sexo y entrando en mí sólo un poco. Respira con
fuerza y deja caer la cabeza en mi cuello mientras se prepara para
invadirme. Muevo las
caderas y desciendo sobre él. Me la meto entera.
—Me vas a matar —gime mientras se queda quieto dentro de mí.
Quiero sacudir las caderas y provocar algún movimiento, pero, por
cómo tiembla y palpita en mi interior, sé que se está conteniendo para
hacerlo delicado. Me quedo quieta y le acaricio el pelo negro mientras
coge fuerzas. El corazón le late con tanta fuerza que casi puedo oírlo. Lo
amo y mucho cada palabra que me ha escrito me ha hecho amarlo
mucho más.
—¿Te ha gustado mi sorpresa? —Pone la cara a la altura de la mía.
—Sí, me ha encantado—digo, al tiempo que enroscó los dedos
alrededor de su cuello y aprieto las caderas.
Retira las manos de mi espalda y las apoya contra la pared. Poco a poco,
recobra el aliento y luego arremete contra mí con una exhalación. Gimo.
Su asalto ardiente y palpitante hace que cambie las manos de lugar y le
clave las uñas en la espalda con fuerza.
Apoya la frente en la mía y empieza a entrar y a salir de mí. Suspiro con
cada estocada mientras él prosigue a un ritmo constante. Joder, es
perfecto. Me vuelvo loca. Empiezo a resbalar sobre su piel húmeda,
nuestros alientos se mezclan en los escasos milímetros que hay entre
nuestras bocas.
—Bésame, Anastasia —susurra con la voz ronca, pegó los labios a los
suyos en busca de su lengua.
Siento cómo un grito cobra forma en mi garganta cuando se echa hacia
atrás, me embiste y me desliza pared arriba.
Aprieto los muslos en su cintura con más fuerza para subir más y luego
me dejo caer sobre él.
—Cada caricia y beso son una cura para mí—me susurra.
Me embiste de nuevo, una y otra vez, empujándome pared arriba,
mientras yo me trago mis pequeños gritos y él me besa hasta dejarme
sin respiración.
—La felicidad también es un lugar —Me embiste de nuevo—. Somos
nosotros, aquí y ahora—me susurra, besándome el cuello.
—Eres perfecto...—Estoy disfrutando.
—Vamos a enloquecer esta noche—dice al tiempo que se hunde más
profundamente en mi interior.
—¡Diego! —Ya no aguanto más. Los movimientos suaves y calmados se
están desvaneciendo. Ahora son estocadas firmes y más agresivas.
Joder, estoy sudando la gota gorda. Clavo las uñas sin miramientos en su
espalda.
—¡Joder! —exclama —. Vas a correrte.
—¡Sí! —Gritó con fuerza.
No aguanto más. Me ataca con una energía feroz y explotó. Las espirales
de placer llegan a mi como una tormenta. Le clavo más las uñas y le
muerdo el labio sin piedad.
Dejó caer la frente sobre su piel sudada y salada, allá donde el cuello se
funde con el hombro, y echó la cabeza a un lado mientras tiemblo sin
control contra su cuerpo.
—¡Anastasia! —Grita mientras se retira y se adentra en mí, vuelve a
salir despacio y a entrar en mí con fuerza.
Llega a su clímax y varias oleadas de contracciones se extienden por mi
cuerpo, alargando mi clímax. Gime, luego deja que nos deslicemos hasta
el suelo y cae de espaldas, agotado y sudoroso. Me incorporo como
puedo y me subo encima de él. Apoyo las manos en su pecho suave y
me restriego contra sus caderas.
Diego lleva los brazos por encima de la cabeza y observó que su
respiración se va apaciguando a la vez que la mía.
—¿En qué piensas?
—En lo mucho que te amo, gracias por esta sorpresa. Tengo al mejor
novio cursi y ardiente del mundo —Le digo la verdad.
Las comisuras de sus labios ascienden en una sonrisa y una mirada de
satisfacción ilumina su bello rostro. Es perfecto, así como es no necesita
que cambie nada, lo amo tal como es. Siento tanta paz cuando estoy con
él, aun cuando sé que afuera está creciendo una enorme tormenta que
pronto va a estallar, a veces quisiera realmente quedarme encerrada
con él para siempre y que nadie nos moleste, pero sé que eso sería
cobarde y yo jamás lo he sido.
No me esconderé de Nicolás cuando me tenga que enfrentar a él, lo haré
y lucharé por mi vida, porque ahora tengo un motivo, una razón para
luchar por mi vida. He vuelto a amar con locura, he vuelto a vivir y a
sentirme completa. Y lo más importante, he vuelto a sonreír y he
aprendido poco a poco a perdonarme.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Ya estamos en la recta
final solo quedan 5 capítulos y cada vez se acerca mas el final.
Vamos a llorar todos cuando llegue :(
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día
con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este nuevo
capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 66
Me removí de mi cama una y otra vez, me refregué el ojo y vi que alguien
estaba tocando mi ventana. Me acerqué lentamente y sonreí al ver la
persona que estaba al otro lado de la ventana. Me mostró su hermosa
sonrisa y abrí la ventana. Él entró con gran facilidad y tomó mi cabeza
con cuidado y me besó con ternura, mis labios se movieron al compás de
los suyos.
Él mordió con fuerza mi labio inferior antes de soltarlo. Se pasó una
mano por su pelo rubio y me sonrió.
—Te ves bonita—tomó mi mano y le dio una suave caricia.
—Estaba durmiendo, solo lo dice porque me amas—me observó con sus
hermosos ojos azules y puso una mano en mi mejilla.
—Eres bonita, créeme cuando te lo digo—me dio un suave beso y me
atrajo a su pecho y no dudé en esconder mi cabeza en su cuello.
Lo amaba, amó a este chico tan callado y misterioso al contrario de su
hermano, que era más mujeriego. Nicolás acarició suavemente mi cuello
mientras me contaba cosas sin importancia de su día.
—Te amo, Anastasia—me susurró, besándome mi cuello.
Me separé de él, para míralo fijamente.
—Dime que me amas—me pidió con una dulce sonrisa.
—Te amo, Nicolás.
—¿Así? —Preguntó con una sonrisa enorme.
Puso sus manos en mi hombro y me empujó con cuidado hasta que mi
espalda tocó mi colchón y se subió arriba de mí. Acarició mi mejilla con
cuidado y fue bajando hasta la altura de mi cuello.
—No deberías amarme, Anastasia—me dio un suave beso en la mejilla y
su nariz acarició la mía—. Tengo muchos demonios y voces que me
atormentan.
Tomé su muñeca y lo miré fijamente, porque siempre me decía esas
palabras, no tenía sentido Nicolás, era tierno, cariñoso, cuidadoso y
amable, no entiendo qué demonios puede tener en su interior.
—Te amo—volví a repetir.
—¿Segura? —Preguntó serio. Puso su otra mano en el cuello y con una
sonrisa malvada —comenzó a aparecer en sus labios—. No deberías
amar a un monstruo como yo.
Nicolás comenzó a apretar mi cuello con fuerza, puse mis manos en sus
brazos intentando rasguñarlo y comencé a patalear, intenté gritar, pero
cada vez me costaba más respirar, rasguñé su cara que comenzó a
sangrar, pero aun así no se detenía.
Sentí que alguien me movía sin parar y desperté de un salto con una
mano en mi cuello. Le pegué un combo a esa persona y me caí de la
cama, podía escuchar como esa persona soltaba un gruñido. Comencé a
retroceder hasta que tocó la pared y me masajeó el cuello. La luz se
encendió y parpadeó varias veces para acostumbrarme.
Diego se levantó y se masajeaba la mejilla derecha. Mordí mi labio
inferior con fuerza y me limpié las lágrimas que caían sin control.
Odiaba estas pesadillas porque se siente tan real.
Se agachó y tiró de mi mano para que me sentara en su regazo.
—Ya paso—me peina el cabello. En ese momento se abrió la puerta y
entró la rubia—. Tuvo una pesadilla, tranquila, Ale, me encargo yo.
Alejandra se acercó a mí y apenas la podía ver a través de mis ojos. Una
lágrima recorrió su mejilla. Sé que siente mi dolor, fue ella la que ha
presenciado estas pesadillas hace dos años atrás y ahora
recientemente. Me dio un suave beso en la frente y se fue.
Diego me llevó hasta la cama y me abrazó con fuerza. Apoyé mi cabeza
en su pecho desnudo y su brazo rodeó con fuerza mi cintura. Solté un
suspiro y lo miré de reojo.
Él me estaba observando fijamente y su pulgar limpió una lágrima
solitaria.
—No llores mi bella, ya pasó ¿Qué puedo hacer para que te sientas
mejor? —Pregunto preocupado.
Estire mi mano y acaricie su mejilla en donde le había pegado.
—Puedes decirme algo cursi, por favor—hice un puchero.
Me dio un suave beso y su nariz acarició mi mejilla y luego mi nariz. Me
dio un beso largo en la mejilla y entrelazó nuestras manos.
—A ver, a ver que puedo decirle a mi hermosa novia—me susurro,
aparto el pelo de mi cara.
—Ilumíname con tu don de ser cursi—bromeo.
Se quedó unos minutos en silencio mirando al techo. Yo lo observaba
atentamente en sus gestos, cómo se mordía su labio inferior y una
pequeña arruga que aparecía en su frente.
—Tu llegaste a mi vida así de golpe, y yo estaba tan distraído en mi
mundo de gilipollas, que me enamoré del susto.
Sonreír y me abraza con fuerza.
—Tu fuiste como un tornado en mi mundo, Anastasia—me observo tan
fijamente, sus ojos brillaban con emoción—.
Creo que en serio me enamoré del susto porque provocaste tantas
emociones que no sabía cómo controlarlas, me volví insistente, cursi,
apasionado y feliz, muchas emociones que antes no sentía.
—Cambie tu mundo, ¿verdad?
—Sí — respondió sin dudar —, pero no me arrepiento porque me
devolviste a la vida, Anastasia.
—Ambos volvimos—dije bostezando.
Él sonrió dulcemente y me acarició el cabello con cuidado, amaba sus
caricias. Diego comenzó a tararear una canción en el oído para que me
relajara y su nariz me acariciaba mi mejilla.
—Duerme mi bella, estaré aquí siempre.
—Lo siento, no quise golpearte—digo con la voz ronca.
—No te preocupes por mí, ya pasó. Ahora a dormir—me susurró, volvió
a tararear una canción y sus dedos peinaban mi pelo.
******
Cuando desperté Diego no estaba en la cama. Me estiré y me levanté,
caminé como un zombi al baño, una vez adentro hice todas mis
necesidades. Cuando salí del baño Diego estaba sentado en la cama
con una bandeja llena de comida. Me apoyó en la pared y lo observé
unos segundos en silencio.
******
Cuando salí de los camerinos Diego me estaba esperando apoyado. Me
miró y negó con la cabeza porque vamos, me había bañado antes y
tuve que volver a hacerlo, pero en ese momento no pensé, además que
solo me había lavado el cuerpo y ahora si me había lavado el pelo.
—Ni una palabra, señor comedia—dije, cuando me acerqué a él.
—Vez que tienes que pensar bien las cosas cuando estas molesta y no
hacer cosas impulsivas. Te bañaste dos veces hoy. —Tomó mi mano y
comenzamos a caminar a la salida del gimnasio. Me despedí de Ricky
que estaba entrando de nuevo.
Me subí al todoterreno de Diego y me abrochó el cinturón de seguridad.
Sonreí porque aún puedo recordar cuando me metió a la fuerza en su
todoterreno en ese día de lluvia, en ese momento lo
odiaba...simplemente porque me recordaba a Simón y estuvo mal,
jamás debí compararlo porque Diego es superior, no es que Simón sea
malo, pero sufrí mucho con él, fue mi primer amor y fue intenso y
horrible para mí.
—Siguiente parada: compra comida chatarra para nuestra tarde de
películas—dice con emoción y dirigiéndose a algún supermercado.
Una vez en el supermercado Diego, echaba mucha comida chatarra a un
montón. ¡Dios mío, con eso subo todo lo que baje en el entrenamiento!
Extraño pelear, pero no puedo hacerlo por ahora sería exponerme
demasiado. Diego caminó
por otro pasillo y echó varios condones.
Alce una ceja.
—Sexo seguro siempre con nuestro amigo condón, no queremos tener a
mini Diego o a mini Anastasia, aun—bromea.
Puse los ojos en blanco.
—Eso no pasará... —suelto con brusquedad.
—Vale, solo bromeo, no te pongas tan a la defensiva mujer, ¡paciencia
todo se trata de tener paciencia infinita! —Se masajea las sien y yo me
río. Él me fulmina con la mirada—. Desde el inicio tengo paciencia para
tu comportamiento rebelde.
Le doy un empujón y se tambalea un poco.
—Tú tampoco eres un ángel, acosador. No es no y te lo decía una y otra
vez. Te entraba por aquí—apuntó su oreja derecha—, y te salía por aquí
—apuntó a su otra oreja. Él se ríe.
—Me amas, no lo niegues—avanza por el pasillo—. Yo solo luché por ti,
contra todo el mundo e incluso contra ti.
—Poéticamente hermoso—digo con sarcasmo.
Cuando llegamos a la caja un chico de pelo colorín me sonríe y me mira
de arriba y abajo. Diego suelta un gruñido y comienza a poner las cosas
en la barra. El chico que atiende me mira de reojo.
Diego termina de poner las cosas y me atrae a su pecho y me masajea el
cuello. Está celoso y da mucha risa, porque al pobre chico lo tiene
intimidado y me siento mal. Me giro para mirar a Diego, pero tiene una
pequeña sonrisa en sus labios.
El chico le dice cuanto es y le pasó la mitad del dinero, porque yo
también voy a comer. Diego frunce el ceño y yo igual, al final termina
accediendo. Una vez en mi dormitorio pongo rápidamente la película
porque Alejandra y Cameron están teniendo su propia diversión en su
habitación.
—¡Dios mío! Qué vergüenza—me acerco a Diego, que está comiendo
una barra de chocolate. Él está tranquilo y no parece sentir vergüenza
al escuchar a nuestro amigo tener sexo, a mí tampoco, pero Alejandra
es ruidosa.
—¡Oh si, Cameron dame más duro! —Grita Diego intentando imitar la
voz de Alejandra y golpeando la pared—. ¡Dame más, bebe! ¡Oh sí, qué
bien te mueves! —Imita Alejandra.
No puedo evitarlo y estalló en una carcajada: ¡Dios que vergüenza!
Alejandra va a matar a Diego. Lo miro y tiene una sonrisa en los labios y
golpea de nuevo la pared.
—¡Intentamos ver una película! —Grita Diego.
Sentimos otro golpe del otro lado de la pared.
—¡Y nosotros intentamos tener sexo, así que cállate imbécil! —Le
responde Cameron.
Diego se encoge de hombros y toma el control para subir todo el
volumen de la televisión. Da una palmaditas y me acerco más a él, me
rodea con su brazo pegándome su pecho.
—Lo intente—dice con una sonrisa juguetona.
—De la peor forma.
—Lo intenté—repetí. Me da un beso, un breve beso y ponemos atención
a la película de a dos metros de ti. Voy a llorar, estoy segura de eso, el
libro ya me rompió el corazón y ver a mi amado Cole Sprouse no ayuda
para nada.
Pasamos toda la tarde viendo películas y comiendo comida chatarra e
incluso se unieron Cameron y Alejandra.
Nuestra tarde de películas mi amiga estaba risueña y sonrojada, lo que
significa que Cameron sí sabe moverse en la cama.
Llega la noche y Diego está acostado en la cama solo con bóxer, se ve
increíblemente sexy con su pelo revuelto, acaba de salir de la ducha y
creo que está en plan de provocarme. No estoy segura de poder
resistirme a sus poderes.
—¿Me deseas? —Pregunta con aire malvado.
—Ya sabes que si—dejo caer los brazos a mi lado.
—¿Quieres tener sexo? ¿Quieres que te lo haga lento y suave Anastasia?
—Su mirada me traspasa con mucha intensidad.
No puedo evitarlo, pero me sonrojo y él sonríe abiertamente. Sabe que
voy a caer en cualquier segundo. Muerdo mi labio inferior.
—Ven aquí—me hace una señal para que me acerque y lo hago.
Cuando llegó a su lado Diego se sienta en la esquina y me quita la polera
y el pantalón lentamente, mientras lo miro, adorando su pelo revuelto,
desgreñado.
Desaparece de mi vista durante los breves instantes en los que me quita
la polera y éste me tapa la cara. Lo deja caer al suelo de manera
despreocupada y alarga los brazos por detrás de mi espalda para
desabrocharme el sujetador.
Luego desliza los tirantes y lo deja caer. Me agarra con delicadeza de las
caderas y se inclina hacia adelante para pegar los labios a mi vientre.
Bajo los brazos y empiezo a acariciar sus hombros, ansiosa por tenerlo
desnudo del todo y por sentirlo en su totalidad, y me lo concede,
separando las manos de mi cuerpo de una en una para permitir que le
quite lo que le queda de ropa, pero sin despegar la boca de mi estómago
y mordisqueando ociosamente mi cadera.
—Tienes una piel exquisita, Anastasia. —Su voz es grave—. Toda tú
eres exquisita.
Hundo las manos en su pelo y miro la parte trasera de su cabeza
mientras él se entretiene ahora en mi ombligo. Como siempre, lo hace
de manera lenta, suave y precisa, consiguiendo que mi cuerpo vibre y
obligándome a cerrar los ojos como si estuviera soñando. <<Me
encanta, Diego>> En serio dije que últimamente giraba en torno al sexo,
tal vez, pero Diego tiene razón, es una buena forma de expresar
nuestros sentimientos.
Siento sus manos por todas partes, apretándome el trasero,
ascendiendo delicadamente por mi columna y descendiendo de nuevo
hasta la parte trasera de mis muslos.
Noto cómo sus pulgares se cuelan por el elástico de mis bragas y tiran
de ellas hacia abajo hasta que las tengo a la altura de las rodillas. Al
bajar la cabeza y abrir los ojos, lo encuentro mirándome. Sus ojos arden
de deseo.
—¿Y si cierro la puerta con llave y nos quedamos aquí para siempre? —
Sugiere con un leve susurro, animándome a mover una pierna cada vez
para que pueda quitarme las bragas—. Olvídate de lo que hay al otro
lado de esa puerta y quédate aquí conmigo.
Vuelvo a mi posición arrodillada y apoyo el culo en los talones.
—Tal vez.
Tuerce los labios y alarga la mano para pasarme el pulgar por el pezón.
—Tal vez —musita, centrando la atención en trazar círculos con el
pulgar alrededor de la oscura areola que rodea mi pezón erecto—. Te
amo.
Creo perder la razón cuando sonríe en mi pecho y levanta sus ojos cafés
para mirarme.
—Te amo, Diego —Alarga los brazos y tira de mí hacia abajo hasta que
estamos nariz con nariz. No puedo evitar la sonrisita que se dibuja en
mi rostro
— Nunca me cansaré de ti, Anastasia.
—Coincido. —Mi sonrisa se intensifica.
— ¿Vamos a hacerlo?—preguntó inocentemente mientras me
incorporó, separó las piernas y me colocó sobre su regazo.
É
Él me ayuda, guiando mis piernas alrededor de su espalda antes de
sostenerme del trasero con las palmas y tirar de mí.
—Creo que tengo el deber de hacerlo y satisfacer a mi chica —Me da un
beso en los labios—. Y yo siempre cumplo con mi deber, Anastasia
Evans.
—Bien —exhalo, y me pego a sus labios y cruzo los dedos de mis manos
por detrás de su cuello.
—Mmm —suspira, apoya la espalda contra la cabecera, conmigo en su
regazo. Se inclina sobre la mesilla de noche y abre el cajón superior.
Saca un preservativo y me lo da.
—Pónmelo tú, Anastasia—me susurra, besando mi cuello.
Me detesto a mí misma porque me he quedado rígida. No tengo ni la
menor idea de cómo se colocan a pesar de que ya llevamos mucho
tiempo teniendo relaciones sexuales. Jamás me lo había pedido hasta
ahora y tampoco me daba curiosidad siendo honesta.
—Da igual, hazlo tú, Diego—digo, intentando que mi miedo parezca
desinterés.
—Pero quiero que lo hagas tú. —Me empuja para que me aparte un
poco, expone su rígida longitud y se la sostiene verticalmente antes de
pasarme el condón—. Cógelo. Vamos Anastasia, no te va a morder.
Lo miro y él asiente para infundirme seguridad, de modo que alargo la
mano y lo cojo.
—Sácalo —ordena—. Apóyalo en la punta y ve desenrollándolo hacia
abajo con delicadeza—es evidente que vaciló al rasgar con cuidado el
envoltorio y extraer el condón, jugueteando con él entre los dedos. Sigo
sus instrucciones al pie de la letra. Apoyo el aro en la gruesa cabeza de
su erección. —Pellizca la punta —exhala mientras me observa
atentamente.
Deslizó el preservativo por su miembro hasta que ya no da más de sí.
Listo. Sonrió con mi trabajo.
—No tiene ningún misterio. Lo ves, Anastasia.—Sonríe al ver mi cara de
concentración y vuelve a colocarme sobre su regazo, tan hacia adelante
que puede levantar las rodillas un poco por detrás de mí.
Me insta a incorporarme y acercar su erección a mi abertura. Ambos
jadeamos conforme desciendo de nuevo. Me veo sumida al instante en
un éxtasis absoluto, contengo el aliento y me agarro de sus hombros.
Gimoteo mientras él da sacudidas dentro de mí.
Yo estoy arriba, y sé que sólo habrá movimiento cuando yo lo permita,
pero todavía no puedo moverme. Me siento completamente llena, pero
entonces estira las piernas y se hunde todavía más en mi interior.
—¡Joder, Diego! —Exclamó, y estiró los brazos rígidos contra él, con la
barbilla pegada a mi pecho.
—Tú tienes el control, Anastasia—susurra—. ¡Joder!—Meneo las
caderas para demostrarlo.
Unas abrasadoras oleadas de placer me invaden, la fricción roza mi
punto más sensible justo en el sitio adecuado.
Meneó de nuevo las caderas, trazando círculos con ellas.
—Me encanta—jadea.
Relajó los brazos y me agarró a su rostro, cogiéndole las mejillas entre
las palmas mientras muevo las caderas una y otra vez. Me impulsó
hacia adelante, pegamos nuestras frentes y la pasión de nuestras
miradas se enfrenta.
—Esto debe de ser el cielo, eres mi ángel—susurra—. No tiene otra
explicación. Pellízcame, por favor—bromea en sus últimas palabras.
Pongo los ojos en blanco e ignoro esas últimas palabras.
Asciendo y desciendo aferrándome a él con firmeza. La presión que
siento mientras él me llena me hace perder la razón y me traslada a
placenteros lugares con él. Ése es el efecto que tiene en mí y, a juzgar
por los gemidos que escapan de sus labios, yo tengo el mismo en él.
Estamos hechos el uno para el otro.
Me aparto sin dejar de moverme y de apretarlo con mis músculos para
ver su rostro. Tiene el pelo alborotado.
Húmedos mechones cubren su frente. Me encanta. Me observa con los
labios ligeramente entreabiertos y las sienes empapadas.
—¿En qué estás pensando? —Me pregunta desplazando las manos a
mis muslos—. Dime en qué piensas.
—Estoy pensando que te ves ardiente —Los músculos de mi sexo se
aferran firmemente a todo su miembro.
Actúo de manera calculadora, pero estoy totalmente desinhibida.
Entorna los ojos y hace un leve puchero, y entonces el muy cabrón
empuja hacia arriba. Suelto un gemido.
—Silencio, mi bella.
—No hagas eso—gruño.
Se me empieza a nublar la mente, pero sigo moviéndome sin parar. El
exquisito calor que se extiende por cada milímetro de mi piel me
anuncia que ya llega mi orgasmo.
—Te va a escuchar Cameron y Alejandra. —Desplaza la mano a mi pelo,
me lo peina con los dedos y encuentra mi nuca bajo los mechones
húmedos.
—¡Calla! —Exclamó con una sonrisa—suelto otro gemido, cuando entró
de nuevo en él, cada vez siento más cerca mi clímax y sé que también
está apunto por cómo pene crece más en mi interior.
—¿Vas a correrte, Anastasia?
—¡Sí! Por favor. ¿Tú estás listo?—suplico apretando las piernas contra
sus costados.
—Joder, siempre estoy listo para ti, Anastasia, no lo dudes—Se
incorpora y va directo a mi cuello, atacándolo con la boca, besándolo y
mordiéndolo—. Déjate llevar.
Y lo hago. Todos mis músculos se contraen. Grito. Echó la cabeza atrás,
dejándola relajada libremente mientras tiemblo a su alrededor.
—¡Joder! —Grita, sorprendiéndome, incluso a pesar de mi estado de
arrobamiento—. Anastasia, noto tus contracciones como me aprietas el
pene.
Guía mi cuerpo extasiado hacia él. Soy incapaz de responder, excepto
por los músculos que continúan aferrándose a Diego dentro de mí con
avaricia. Alcanza el orgasmo con un sonoro gruñido y un incontrolado
movimiento de caderas.
Yo me limito a dejarlo hacer, confiando en que me sostenga.
—No tienes ni idea de lo que me haces sentir, Anastasia. No tienes ni
idea, creo que jamás lo vas a comprender. Deja que te vea la cara. —Me
ayuda a levantar la cabeza, pero no la mantengo erguida mucho tiempo.
Mi pecho se desploma hacia adelante y lo obliga a apoyarse de nuevo
contra la cabecera de la cama.
—Te amo—le susurro, besando su pecho.
Mariel:
Me pare y caminé por la pequeña sala, no tenía ni idea porque esta
miserable persona quería hablar solo conmigo, tuve que viajar de
Barcelona a Madrid para escuchar que tenía que decirme esta persona
asquerosa. La puerta se abrió y entró el que fue alguna vez uno de los
hombres más poderosos de Madrid. Le sacaron las esposas y me
dejaron sola con él.
Me senté en la silla y me miró de arriba y abajo detenidamente. Lo
fulminó con la mirada y sacó una caja de cigarro y encendedor. Él toma
uno y lo enciende.
—Eres guapa—es lo primero que dice.
—No me gané este puesto por ser guapa, para qué querías hablar
conmigo—contestó con frialdad.
—He escuchado sobre los asesinatos y que hay un asesino en serie muy
inteligente en Barcelona—le da una calada su cigarro—. Sé quién es esa
persona, pero a cambio quiero un tracto.
Solté una risa y negué con la cabeza. Me he matado estos dos días
averiguando más sobre la vida de Nicolás hasta que encontré la clave de
porqué Nicolás era como es ahora porque está lleno de ira y solo quiere
matar, porque él sufrió abusos sexuales a los dieciséis años y estoy
mirando a la persona que lo abusó sexualmente, bueno uno de los siete
personas que abusaron de él.
—Cállate—dije enojada. Este sujeto era un maldito pedófilo de lo peor,
jamás defenderé a Nicolás y sobre los horribles crímenes que ha está
cometiendo, pero lo tenía a manos atadas cuando era un niño—. Tu
abusaste sexualmente de Nicolás cuando no pudiste abusar de su novia.
Sé que tenía una deuda enorme debido a sus vicios a las drogas. Tú ya
sabía que sufría de enfermedades mentales y que con la droga él callaba
a sus demonios porque no sabía qué hacer.
Hice una pausa antes de continuar.
—Un día lo seguiste para que pagara sus deudas y supongo que lo viste
con su novia y poco a poco comenzaste a obsesionarte con su noviade
de él y lo empezaste a meter a tu turbio mundo hasta que lo convertiste
en alguien asqueroso como tú. Pero el plan no te resultó muy bien con
Anastasia y ella escapó, pero aun, así como Nicolás, era guapo, decidiste
abusar de él junto con los otros asquerosos que estaba ahí durante toda
la noche.
Abrió sus ojos y le dio otra calada a su cigarro.
—¡Que lista! —Exclamó sarcásticamente.
—Y aun así no lo dejaste en paz, lo convertiste en tu chico especial para
traer a chicas inocentes para poder después traficar con ella y
venderlas o meterla a la prostitución. Tú fuiste el culpable de que
Nicolás se convirtiera en ese monstruo. Te lo juro que jamás saldrá de
esta puta prisión. Bienvenido a tu nuevo hogar y una cosa a los demás
presos no le gusta la gente que comete abuso sexual, creo que lo pagan
con la misma moneda.
—Nicolás no es tan inocente, ya ha matado antes y nosotros teníamos
que hacer control del daño.
Lo miré por encima de mi hombro.
—Eso ya lo sé, pero tú tienes una gran responsabilidad y espero que te
hagan lo mismo que tú has hecho durante tantos años jóvenes
inocentes para que sepas lo que se siente.
******
Cuando llegué a Barcelona fui directamente a mi despacho para
revisar si teníamos alguna información nueva, los asesinatos parecen
haber terminado o solo estaba más tranquilo Nicolás. Cuando llegué
estaba Harry sentado. Me acerqué a mi puesto.
******
Harry me abrazó fuertemente y me invitó a entrar a otra oficina. Miré
un segundo a Mariel y comencé a caminar rápidamente hacia ella y
me abrazó con fuerza, aunque no nos hemos visto casi nada, ella
siempre me estaba hablando y preguntando cómo estaba o si sentía
algo raro a mi alrededor. También sabía que estaba destrozada por
este caso.
Cuando nos separamos ,Harry tomó asiento a lado de mí y me miró
fijamente al igual que Mariel.
—¿Qué pasa? Porque están tan serios
—Solo estamos esperando a Simón, tenemos que preparar tu
testimonio para el juicio de la próxima semana—Mariel daba pequeños
toques con su lápiz—. Tenemos seis testimonios en total—comenta
Harry.
—¿Cómo has estado? —Preguntó Mariel.
—Bien, no he salido mucho para ser sincera—informo y ellos asienten
con su cabeza.
Me remuevo en la silla porque algo me oculta, me mira fijamente que
me hace sentir muy incómoda. El ambiente está muy tenso tanto que
podría cortarlo con una tijera.
—¿Te gustaría tener una tarde chica? Es mi tarde libre —pregunta
Mariel con una sonrisa tensa.
Harry la mira y ella asiente. Esto no me está gustando, ni un poco, algo
me ocultan y no están siendo sinceros
conmigo, lo noto por la tensión que hay en el despacho de Mariel. Antes
de que pueda seguir pensando algo más, la puerta se abre y entra
Simón con una enorme sonrisa y abraza Harry y luego me da un beso
en la frente.
—¿Cómo estás bonita? —Preguntó Simón, abrazándome.
—Bien—respondo cortante y soltándome de su abrazo—. ¿Y tú?
—Mejor, ahora que te veo.
Mariel tose y toma mi mano, salvándome de la situación incómoda. Ella
sabe que estoy con Diego y bueno, supongo que noto lo incómoda que
me hace sentir Simón con su confianza y que al parecer no sabes
aceptar un no.
En ese momento entró un hombre con un traje y un maletín. Harry hizo
las presentaciones, era el abogado que estaba tomando el caso y así
pasamos toda la mañana hablando y hablando sobre lo que teníamos
que decir y repasando la pregunta que nos podrían hacer los abogados
de la defensa de los asquerosos hombres.
Simón estaciona su auto frente a mi edificio, lo miro, estaba muy
pensativo, pero yo tenía una pregunta en mi mente que no dejaba de
rondar en mi cabeza una y otra vez porque se supone que éramos un
equipo.
—¿Por qué me lo ocultaste?
—Sobre los posibles asesinatos, porque ni yo me lo creía Anastasia,
nunca nos hemos llevado bien, es más, nos odiamos, siempre tuvimos
esta rivalidad, pero era porque Nicolás era envidioso, pero aun así es mi
pequeño hermano, ha matado a varias mujeres. ¿Cómo quieres que me
sienta? No me lo creo hasta yo, simplemente no quise preocuparte más.
—Tus padres nunca vieron las señales o algo raro en él cuando era
pequeño.
Él me miró y asintió.
—Claro que sí. Cuando tenía ocho años, mató un gato, al principio
pensaron que fue sin querer, pero luego un día mi madre llegó conmigo
del colegio y vio que mi hermano estaba torturando a otro gato y las
alarmas en mis padres se prendieron—Suelta un suspiro y se relame el
labio inferior—. Lo llevaron a un psicólogo que dijo que tenía un
trastorno esquizotípico de la personalidad, que normalmente aparece
en los niños que no pueden empatizar, estuvo en terapia por dos años y
el doctor lo dio de alta, ya que dejó de hacer esas cosas, al menos a la
vista de nosotros.
>>Supongo que cuando estuvo contigo, realmente se enamoró y pudo
esconder su demonio, pero se topó con la gente equivocada y creo que
fue inevitable—su labio tiembla y se pasa una mano por la cara.
—¿Tus padres saben lo de los asesinatos? —Preguntó alarmada.
—Tuve que decírselo todo...y fue la cosa más dolorosa que he hecho,
Anastasia, observar cómo a mis padres se le rompía su corazón y se
destruyen frente a mí, ha sido lo peor. —Cierra sus ojos un momento y
añade—: mi madre llora todo el día y está pendiente de las noticias y mi
padre se ha cerrado ensimismo echándose la culpa por haber criado un
monstruo.
Nos quedamos en silencio unos largos minutos.
⋙Mis padres van a testificar encontra de Nicolás cuando lo atrapen,
supongo que para intentar de traer un poco de paz a la familia de esas
chicas. Muchos dicen que es de admirar lo que van a hacer mis padres y
otros dicen que no pueden entender como le dan la espalda a su propio
hijo.
Tomo su mano porque mi amigo está destrozado en estos momentos y
me necesita.
—La gente siempre va a hablar lo que quiera y siempre te va a juzgar,
aunque hagan las cosas correctas y tus padres son fuertes y de admirar
para hacer eso, no cualquier persona lo haría, muchos padres lo
negarían, pero tus padres son unos guerreros—digo con sinceridad.
—Están destrozados, Anastasia, mi madre llora todo el día y mi padre
está todo el día pensativo, pero quieren hacer lo correcto y ellos dijeron
que no podía perdonar lo que hizo porque él sabía lo que estaba
haciendo y él sabía lo que era bueno o malo en esta vida.
—Te admiro tanto Simón.
—Siempre te protegeré Anastasia, fue mi culpa todo esto—me quedo
callada—. Porque si no hubiera sido un patán contigo, nunca hubieras
conocido a mi hermano, bueno, no de la forma en que estuvieron juntos
—se pasó una mano por la cara—. Todo es mi culpa, si tan solo hubiera
sido un buen chico contigo estoy seguro de que seguiríamos juntos, tu
hermano seguiría con vida Anastasia y nada de lo que está pasando
estaría pasando.
Nos quedamos en silencio.
—Simón, no es tu culpa, tomamos nuestras propias decisiones, yo tomé
las mías, tú tomaste la tuya y Nicolás igual—
le recuerdo—. Éramos jóvenes, tú solo quería disfrutar de la sexualidad.
Supongo que yo quería vivir un romance como los que leía en los libros,
éramos jóvenes, cometimos errores, pero aprendimos, bueno excepto
Nicolás.
Apoyó su frente contra el manubrio y comenzó a sollozar, me acerqué a
él y lo abracé fuertemente.
—Me salvaste Simón, cuando iba a ser violada por siete hombres,
arriesgaste tu vida e incluso lo has hecho muchas veces e intentaste
ayudar a mi hermano—tome su barbilla y limpie sus lágrimas—. Eres
mi ángel y siempre estaré agradecida por todo lo que has hecho por mí.
—Siempre me tendrás, Anastasia, esperaré por ti.
—Simón, no vivas en nuestros recuerdos, ve y busca a una chica que te
mire como tú me miras a mí, no es justo, quiero corresponder a tus
sentimientos, pero los míos ya están ocupados.
Besé su mejilla y él me abrazó con fuerza.
—Como dije antes: siempre me tendrá a mí.
—Basta Simón, volví con Diego—confesé. Apretó sus labios en una fina
línea—. Lo siento Simón, pero Diego es correcto, lo sé.
—¿Cómo lo sabes, Anastasia? —Pregunta molesto.
—Porque si Diego me pide que me case mañana con él, lo haría sin
pensarlo un segundo Simón, daría mi vida por él.
Lo amo como nunca he amado a nadie.
Simón sé que quedó callado, podía ver cómo su mente estaba
trabajando para sacar cualquier excusa, pero esta vez estaba dejando
las cosas claras. Él solo me miró y yo suspiré.
—Eres mi amigo Simón, te quiero un montón, pero te mereces una
chica que te ame con locura y con pasión.
Él negó con su cabeza, pero mira que es cabezón, en fin, tampoco podía
hacer algo por mi parte, estaba más que claro y todo dependía de él,
pero de mi parte solo iba a tener una linda amistad.
—Siempre esperaré por ti—me susurro con la voz rota.
—Espero que lo piense bien Simón—me bajé del vehículo y Mariel
estaba apoyada en la pared. Cuando me acerqué, ella estaba mirando
como el auto se marchaba y después lo seguía un auto de policía.
—Desde aquí puede ver cómo le rompiste el corazón—bromea.
Solté una bocanada de aire. Eso me hacía sentir falta, sé que lo hice,
pero es que tengo que ser sincera, Simón simplemente no acepta un no
de mi parte, está empeñado en una vieja historia que para mí fue
divertida y a la vez dolorosa, tal vez, él tiene otra perspectiva de cómo
fue, pero para mí fue de lo peor, nunca me había sentido tan poca
cosa estando en esa relación y eso que solo fueron 3 meses.
Cuando entramos en mi departamento dejé a Mariel en la cocina
pidiendo pizza y comida china y yo subí a mi habitación. El
departamento estaba a solas, Alejandra, Cameron y Diego estaban en la
universidad. Cuando entré en mi habitación supe que algo no andaba
bien, alguien había estado aquí.
Miré a todas partes y solté un grito. Negué con la cabeza y miré esa roza
azul que estaba en el centro de mi cama.
¡Dios mío, Nicolas estuvo aquí! Solo una persona en mi vida me ha
regalado rosas azules. La tomé con fuerza y las espinas se me clavaron
en la mano, aún puedo recordar cómo fue la primera vez que me regaló
una rosa: Hace 4 años atrás:
Salí del colegio junto a Alejandra, quien me está dando los motivos de
porque tengo que dejar a Simón y que solo me ve como una chica más
de su grupo. Yo suelto un suspiro, porque tampoco le conté que me besé
con su hermano y desde que pasó eso lo he estado evitando a Simón y
Nicolás, dos chicos rubios que me estaba volviendo loca.
Estaba en un verdadero triángulo amoroso que ni yo misma sabía cómo
me había metido. Apenas escuchaba lo que me decía Alejandra. Paré en
seco y miré el asqueroso espectáculo que veían mis ojos, Simón estaba
rodeado de tres chicas y sus amigos. Simón tenía una mano en el
trasero de una chica y la otra sujetaba la cintura a otra chica.
Me picaron los ojos y tenía ganas de llorar, pero no lo iba a hacer.
Alejandra se calló y soltó un gruñido.
—Lo odio es un playboy de mierda, en serio quieres ser una más.
Respétate un poco más Anastasia—me giré para mírala y se calló.
—Déjalo Ale—dije amablemente, mientras me alejaba.
—¡Mierda Anastasia, la he cagado, pero te mereces algo mejor y lo
sabes! Te está destruyendo, déjalo por favor. —
Ella me abrazó con fuerza y asentí.
Tenía razón, tenía que valorarme un poco más. Yo valía mucho más que
ser otra más del montón y Simón no se merecía ni un segundo de mi
tiempo. Me senté en una banca y me despedí de la rubia.
En mi campo de visión apareció el chico más misterioso del colegio y
venía directo hacia mí. Miré a Nicolás con recelo y me mostró una
perfecta sonrisa blanca que podía quitar el aliento a cualquier chica, es
É
guapo, vale, es muy guapo y misterioso. Él inclinó su cabeza y tenía una
de sus manos detrás de la espalda.
—Hola Darling—me dio un suave beso en la mejilla y se sentó a mi lado.
Me quedé mirándolo, esperé un segundo, acaba de llamarme Darling
que es adorada.
—Hola, Nicolás—susurré, miré al frente y vi como Simón se besaba con
otra chica.
—Aún sufres por el imbécil de mi hermano, creo que te mereces alguien
mejor—dice con recelo.
—En eso tiene razón, termine con su juego—digo decidida.
Me giro para mirarlo y veo que en su mano sostiene una rosa azul, él
tiene una hermosa sonrisa y toma mi mano con cuidado dando una
pequeña caricia. Me quedo sin aliento.
—¿Quieres salir conmigo, Anastasia? Me gustas mucho y no he dejado
de pensar en nuestro beso.
—Nicolás..., yo—comienzo a decir confundida hasta que alguien tose
ruidosamente, ambos levantamos la mirada y vemos a Simón, quien
sigue agarrando a una chica del último año.
—¿Qué haces tú con mi chica? —Le reclama Simón a Nicolás.
Suelto una risa y me levanto para encararlo, es un capullo a lo grande y
tiene unas pelotas enormes al venir a reclamarme algo y más a decir
que soy su chica. ¡Dios es un imbécil que mierda le vi! Pensé que sería
entretenido y
alocado, pero solo me he sentido poca cosa a su lado viéndolo con más
chicas que tienen más pechos y culo que yo y mucho más guapa.
Nicolás se levanta de la banca y le da un empujón a su hermano.
—No es tu chica y le estaba pidiendo una cita seria, solo nosotros dos.
Ella se merece mucho más de lo que tú le das
—dice con voz ruda—. Déjala en paz.
Simón suelta un gruñido y toma de mi brazo con cuidado y me aleja de
Nicolás, pero sin soltar a la otra chica que era mucho más guapa que yo.
Me sentía como una mierda.
—Vamos a tener una fiesta, ¿te vienes? —Pregunta con una sonrisa y
apretando más la cintura de la chica y ella pasa su mano por su pecho.
Me crucé de brazo y negué con la cabeza. Mi paciencia tiene un puto
límite y Alejandra tenía razón: merezco algo mejor, así que Simón se
puede meter su fiesta por donde le caiga.
—No—digo enojada—. Se acabó.
Él le susurra algo a la chica y ella se aleja lentamente de nosotros. Alzó
una ceja.
—¿Estás segura? —Pregunta con ironía. —Piénsalo muy bien
Anastasia, no volveré a ti. Tú sabes que yo no busco a las chicas que
terminan conmigo.
Solté una risa ¡Es un imbécil! Como puede ser tan imbécil y ciega, es en
serio que el amor te ciega hasta que alguien te echa las cosas en la cara
como Alejandra o Nicolás que comienza a ver en qué parte estás
fallando.
—Más segura de lo que he estado en toda mi vida, Simón. Se acabó, no
quiero ser más una de tus chicas y no te acerques más a mí.
Él soltó una risa y se acercó peligrosamente a mí, me quedé quieta en
mi lugar. Puso sus manos en mis hombros y comenzó a bajar
lentamente, haciendo que mi respiración se entrecortara.
—¿Seguro que no quieres sentir mi tacto de nuevo y mis besos?—me
susurro con voz ronca.
Lo miré con verdadero odio y me solté de su agarre con brusquedad.
—Puedes dárselo a otras chicas, porque yo ya no seré nunca más de tus
muñecas, ni de ti y de nadie más, nunca. Me entendiste imbécil. —Le di
un empujón y caminé hacia Nicolás, quien me ofreció una rosa.
—Te ves linda cuando estás enojada—dice Nicolás—. Me gusta
Anastasia, y no estoy jugando a nada contigo
¿aceptas salir conmigo?
Tomé la rosa y asentí con una sonrisa.
Presente:
Mariel me quitó la rosa y me arrastró prácticamente al baño, la puso en
lavamanos limpiando la sangre. Siento que me habla, pero no puedo
responder. Ella me hace sentarme en la taza del baño y me limpia la
mano.
—¿Qué te pasa, Anastasia? —Pregunta preocupada.
—Nicolás...esa rosa, solo él me daba rosas azules—mis ojos se llenan de
lágrimas y apenas la puedo ver. Mariel se pone de pie y saca su pistola
rápidamente.
—¡Mierda! Quédate aquí y echa llave al baño cuando salga de aquí—me
ordena. Revisa la ducha y cierra la puerta.
Pongo seguro, es mejor no llevarle la contraria a Mariel, la verdad es
que me intimida mucho.
Pasan varios minutos y Mariel me dice que salga. Me abrazo con fuerza
y escondo mi cara en su cuello, lloro todo lo
que puedo en sus brazos que me resultan reconfortantes en estos
momentos. Pasamos una hora acostados, ella acaricia mi pelo e intenta
subirme el ánimo contándome anécdotas de su infancia.
—Vas a tener que poner más seguridad, Anastasia, voy a llamar a
alguien para que la ponga ¿te parece?
—Claro.
Ella se levanta y contesta su teléfono, camina de un lado a otro dando
órdenes a la persona del otro lado de su teléfono.<< Despierta
Anastasia>> Te estás comportando como una verdadera niña, reacciona
de una buena vez y deja de lamentarte—me digo a mí misma.
******
Cuando llegaron los chicos estaban instalando nuevas cerraduras.
Diego se acercó a mi preocupado y me abrazó con fuerza. Acaricié su
espalda para que se relajara, estaba bien y solo fue una amenaza.
******
Diego se fue hace unos minutos a su departamento y volvería en
seguida. Mariel dijo que necesitaba pasar un rato conmigo y que venía
con mucha comida para engordar y ver películas. Acepte de inmediato
su invitación para ver cómo estaba.
*******
Diego se removía incómodo en el asiento del taxi y solté una risa
porque nunca lo había visto tan nervioso. En cualquier momento
saltaría del taxi y eso me da mucha risa y no puedo evitar tener una
risa burlona. Él me mira de reojo y suelta un bufido.
*****
Subí a mi cuarto y me encerré quería estar sola unos minutos. Pasaron
varios minutos, donde solo miro el techo de mi habitación y sentía
como podía respirar con más tranquilidad, pero seguía teniendo un
nudo en mi garganta. Sentí como se abría lentamente la puerta de mi
habitación y entró mi padre.
******
La cena fue tranquila donde hablamos sobre diferentes temas. Y mi
padre no perdía la oportunidad de intimidar a Diego, pero por suerte,
mi mamá lo retaba. Me sentía feliz porque extrañaba mucho a mis
padres y su carisma, supongo que ellos aprendieron a vivir ya con la
muerte de mi hermano, aunque sé que les duele mucho, pero hoy día
se hizo justicia por fin podía descansar.
******
Miró el edificio y sonreí cuando la vi. Era tan bella y ella sería la clave.
Observe que había dos policías que la vigilaban, eran jóvenes,
bastante fácil de atacar de sorpresa. Ella se apartó el pelo rubio de la
cara y le dio un suave beso en los labios a un chico y se fueron en el
auto.
*****
Mire la hora y son seis de la mañana prácticamente no he dormido
nada, solo las tres horas de viaje. Mire la última vez el mapa y revise
los puntos en donde habían desaparecido algunas de las chicas y en
algunos puntos estaba muy cerca entre ellos. Tenía policías
encubiertos vigilando esas parte las 24 horas del día, pero aun si
cambia siempre de lugar.
Tome la libreta donde estaban las declaraciones de las últimas personas
que habían visto a las víctimas y era casi siempre lo mismo: la chica
salía de la universidad, caminaba por las calles y después nada,
desaparecen en el aire.
Todas eran amables, risueña, guapa, responsable y buena hijas.
—¿Deberías descansar? —Levanté la mirada y vi a Harry apoyado
contra el marco de la puerta.
—No...puedo de todas formas, aun cuando lo intente.
Él cerró la puerta y se acercó a mí. Lo miré fijamente y su mano se
estiró para tocar mi mejilla, cerré los ojos al sentir su contacto.
—Tienes que descansar, Mariel.
Él apoyó su frente contra la mía. Solté un suspiro. Quería descansar,
pero no lo podía hacer hasta que lo atrapemos...pienso en todas esas
chicas jóvenes que tenían toda una vida por vivir, pero estuvieron en
lugar y en momento equivocado, ya que un monstruo le quitó esa
oportunidad de seguir con su vida. Me ponía en lugar de su familia, de
sus padres, amigos y hermanos en cómo lo estaban pasando. Querían
justicia y aun no se los he podido dar.
—Tengo mucho trabajo, Harry, no puedo hacer eso. Cuando esto acabe
lo haré, pero ahora necesito seguir.
Intenté separarme, pero él tomó mi cara entre sus manos. Lo miré
fijamente y él se acercó y me dio un suave beso.
Me quedé quieta por un segundo, pero pronto reaccioné y apreté con
fuerza su polera, su lengua acarició la mía y solté un gemido. Mierda
había pasado tanto tiempo sin sexo.
Harry tiró de mi mano e hizo que me levantara. Volvió a besarme y su
mano me agarró con fuerza la cadera y me apego a su pecho donde
pude sentir como su erección crecía a través del pantalón. ¡Mierda! Se
siente grande.
Él interrumpe el beso y me mira con lujuria, comienza a quitarme
lentamente la chaqueta y la tira al suelo. Miro la puerta y él lo nota.
—La cerré con llave, no hay nadie solo nosotros—me susurra,
besándome el cuello.
Me pasa un brazo por la espalda sin dejar de caminar y me lleva
firmemente apretada contra su pecho. Le pasó los dedos por la mata de
pelo suave y despeinado y frunzo el ceño cuando deja atrás mi
escritorio.
—¿Adónde vamos?
—Al sofá—dice, y me besa con fuerza—. Será más cómodo para
nosotros.
Me lleva al sofá. Me suelta y empieza a desabrocharme la blusa. A sus
dedos les cuesta encontrar los diminutos botones, y se concentra tanto
que aparece una pequeña arruga en su frente y solo pasa cuando está
concentrado. Le quitó el cinturón y le bajó la bragueta.
Luego me centro en su camisa, en su perfecta camisa blanca que lo hace
ver tan sexy. La desabotono lentamente hasta que su delicioso y cálido
pecho está bajo las palmas de mis manos. Con el pulgar, trazó círculos
sobre sus pezones y él suelta el último botón de mi camisa antes de
pasar a los pantalones.
—¡Dios tus manos! Joder—musita entre besos mientras sus manos
buscan el cierre de mi pantalón. Sus manos encuentra con facilidad el
cierre de mis pantalones me los baja y me levanta del suelo para que
pueda quitarme los zapatos.
—Eres mi hermosa pelirroja, Mariel, eres tan guapa—susurra con voz
ronca, mientras me quita la blusa—. Joder, te he deseado tanto.
Sonrío para mis adentros. Yo también lo he deseado durante mucho
tiempo, necesito esto, aunque sea poco ético de nuestra parte, necesito
sentirlo.
Harry da un paso atrás y se quita los zapatos, los calcetines, los
pantalones y la camisa abierta sin dejar de recorrer mi cuerpo con la
mirada. Yo también lo admiro y su cuerpo es pecado puro con
abdominales perfecto y su bóxer negro que muestra que tiene un gran
pene. Se me moja la boca.
—Disfrutas lo que ves —dice con orgullo y luego se baja el bóxer.
Su pene salta libre y ¡madre mía! Es grande y debe medir unos 21 cm.
Quiero arrodillarme y saborear su pene en mi boca, pero las
apremiantes punzadas de mi entrepierna reclaman mi atención.
Me desabrocho el sujetador y lo dejó caer al suelo, y en un segundo
tengo su cuerpo sobre el mío y su aliento en la cara. Desliza un dedo
bajo el elástico de mi ropa interior y me roza el sexo.
Echó la cabeza sobre su pecho y le clavó las uñas en los brazos para no
caerme por las descargas eléctricas que provocan sus caricias.
—Estás mojada —dice con la voz muy grave y ronca, despacio, mientras
su dedo dibuja círculos y aplica presión cuando llega a la punta de mi
sexo—. ¿Me deseas, Mariel?
Quiere que responda a la pregunta.
—Joder, si —jadeo.
El gruñido de satisfacción que escapa de su boca vibra y casi hace que
me corra. Joder, ha pasado tanto tiempo sin sexo que estoy ardiendo en
estos momentos y más con Harry.
Levantó la cabeza y su boca cubre la mía y le exige que se abra mientras
me baja las bragas. Dejó escapar un pequeño gemido. Su sabor es
adictivo y correspondo a cada lametón, a cada caricia, hasta que se
aparta.
Se arrodilla delante de mí, apoyó las manos sobre sus hombros y me
baja las bragas por las piernas. Levantó el pie y luego repitió la misma
operación en el otro. Me coge de las caderas y yo respondo con un
gemido de sorpresa.
Se despega de mis labios, me clava la mirada y sus ojos verdes me
miran con mucho deseo y me imagino que mi mirada es igual que la
suya.
—Estás muy mojada, Mariel—vuelve a repetir y su boca toma la mía
con ganas. Me acaricia el trasero con las palmas de las manos y
desciende por mis caderas. Tira de mi pierna por debajo de la rodilla
para que rodee con ella su cintura. Se aparta. Me deja respirar—.
¿Quieres que te folle? —Pregunta, mientras su mirada busca la mía.
—Sabes que sí —susurro.
—Dilo. Necesito oírtelo decir.
—Fóllame, Harry —digo con una sonrisa, y le beso los labios carnosos y
húmedos y le rodeo el cuello con los brazos.
Luego doy un pequeño salto y me agarro con las piernas a su cintura.
Lo miró fijamente a sus preciosos ojos verdes mientras él se coloca en
la entrada a mi cuerpo. Permanece un segundo ahí, luchando por no
sumergirse de pleno en mí.
—¿Tomas pastilla? —Pregunta.
—Sí. —Contestó rápidamente.
Se introduce lentamente en mí con un movimiento paciente, y nuestra
unión nos corta la respiración a ambos. Me abraza mientras
recuperamos el aliento, se acerca al sillón y me recuesta en el sofá, sin
separarse de mí para que permanezcamos unidos.
—Joder, se siente tan bien estar dentro de ti. —Se retira despacio y
vuelve a entrar, suave y firme, marcando la pauta, de lo que está por
llegar. Me está matando con su lenta tortura, pero de una buena forma.
Continúa con sus estocadas lentas y contenidas, y yo llevo mis manos a
su espalda, dibujando figuras asimétricas sobre su piel firme. Me besó
en los labios. Me concentro en absorberlo y él sigue entrando y
saliendo, moviendo las caderas en círculos y acercándome al clímax.
Nuestras miradas se funden, ardientes. Su paciencia y su fuerza de
voluntad para mantener este ritmo tan sensual, está haciendo que me
vuelva loca de placer. Sabe hacer el amor como nadie. Le cojo la cara
con las manos para que no baje la mirada y su cuerpo vibra y tiembla
sobre mí. Palpita en mi interior e, instintivamente, mis músculos se
contraen alrededor de él. Se le acelera la respiración.
—Dios, Mariel, se siente tan bien. —Gime hundiéndose y clavándose
entero en mí. Las caricias precisas con las que
colma mi pared anterior hacen que me muera de ganas de levantar las
caderas y capturar el orgasmo que se aproxima.
—No puedo aguantar más. Esto es muy intenso—gimo.
—Córrete para mí, estoy casi listo—dice tragando saliva, y tenso los
muslos cuando me penetra de nuevo, esta vez menos controlado.
Respira aceleradamente y apoya la frente en la mía mientras recupera
el control con otra deliciosa embestida.
—Ya estoy, Harry —gimoteo al sentir que mi autocontrol desaparece.
Con un grito estalló en mi orgasmo. Acelera el ritmo para que saltemos
juntos al abismo.
—¡Dios! —Grita con una última penetración, apretándose con fuerza
contra mi sexo antes de desplomarse sobre mí y unirse a mi estado de
semiinconsciencia. Su erección salta y palpita cuando se corre dentro
de mí.
—Jodeeeeeeer —masculló en voz baja con los ojos cerrados, satisfecha
y relajada.
Harry me atrajo a su pecho y enrollo un mechón de su pelo. Lo miro y él
me sonrió de lado.
—Me encanta tu pelo pelirrojo, te hace aún más sexy, Mariel.
—Lo sé—digo con orgullo.
Me levanto y comienzo a vestirme bajo la atenta mirada de Harry que
sigue desnudo y es un espectáculo exquisito. Me da ganas de volver a
repetir, pero pronto llegarán las demás personas y tenemos que volver
a la realidad.
—Voy al baño, necesito limpiarme—digo con una sonrisa. Él me guiña
el ojo y yo salgo de mi despacho.
*******
Jess paró el vehículo y vimos que ya estaba toda la prensa, se había
encontrado otro cuerpo. Harry me abrió la puerta y los tres
apartamos como pudimos a los periodistas y nos internamos en
bosque. Cuando llegamos a la escena del crimen, me tapé rápidamente
la boca para no vomitar. El olor a muerte y a descomposición nos
envolvió a los tres.
Respire muchas veces para que se fuera las arcadas, cuando lo controle,
me acerque al médico José. Me puse rápidamente los guantes de látex y
comencé a sacar las fotos, el cuerpo presenta un estado avanzado de
descomposición diría que entre 3 a 4 semanas, pero lo que más me
impactó fue que le falta parte del cuerpo le falta un pecho y también
parte del muslo. ¡Mierda! Quiero pensar que no es lo que yo creo.
Tomamos cualquier cosa y de nuevo encontramos la marca de un
zapato. Lo sacamos con cuidado para después hacer un modelo. Harry
buscaba quién podía ser la posible víctima.
—¿Su veredicto? —Le pregunté al doctor José.
Él nos miró fijamente a los tres y se relamió los labios antes de hablar.
—La chica tiene un estado avanzado descomposición, murió hace 4
semanas, pero también le falta parte de cuerpo que es el seno derecho y
la parte del muslo izquierdo y el corte fue perfecto, por lo tanto, el
asesino fue el que cortó esa parte en específico, no sé con qué propósito
lo habrá hecho.
—Probablemente esté practicando canibalismo—soltó Jess.
Lo miro y apreté los labios. Yo también tenía esa sospecha, pero, joder
esto era otro nivel de lo asqueroso y repúgnate como puede..., no es que
solo de imaginarlo siento ganas de vomitar. No puedo evitarlo, pero mi
estómago está revuelto.
—¿Por qué alguien haría eso? —Preguntó Harry molesto y mirando a
Jess.
—Para mayor placer—fue todo lo que dijo antes de continuar revisando
la escena.
Observe cómo levanta el cuerpo de la chica y Harry me entregó una
hoja. La miré y era la chica que se llamaba Javiera tenía 18 años,
estudiante de enfermería desapareció aproximadamente hace 4
semanas.
—Le haré una autopsia más detallada para ver si encontramos algo más
y también el ADN. Te llamaré cuando tenga informe completo.
—Gracias—dije.
Me acerqué a Jess y él soltó un suspiro de frustración.
—Es una práctica sexual perversa lo que está haciendo y muchas veces
los psicópatas que hacen eso creen que comiendo una parte de sus
víctimas pasan a formar parte de ellos.
—Esto es asqueroso, está cruzando todos los límites—dije asqueada,
solo de pensar...que asco ¡dios, no! Es uno de los actos más asquerosos
que he escuchado y hasta ahora he tenido que ver, pero para nuestro
amigo del FBI era pan comido por lo que veo—. ¿Cómo lo sabes?
—Jeffrey Dahmer—me miró fijamente—. Ted Bundy y la lista sigue y
sigue, casi la mayoría le da curiosidad y creo que aquí podemos ver
como Nicolás está buscando más placer en prácticas sexuales perversas
y no creo que vaya a parar.
—Eso ya lo sé, Jess.
—Tienes que dar otra alerta.
—Es lo mejor, Mariel, esto está escalando a puntos que no creíamos—
me dijo Harry preocupado.
—Pero también está llegando el fin—dice Jess y me entregó una colilla
de cigarro—. Cada vez está siendo más descuidado y cometiendo más
errores, por lo tanto, caerá antes de lo que crees.
—Eso espero, ahora vamos que tenemos que dar un nuevo aviso.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Espero que este bien. Si se
que estuve desaparecida casi 3 semana, pero la universidad he
estado llena de pruebas y trabajos. No se le olvide votar si le gusta
la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy importantes
para mi, espero que tenga una muy buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un abrazo gigante de
oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 71
Diego
Sonrió cuando veo que ella iba a entrar a su salón para dar su último
examen de esta semana. Ella me guiña el ojo y
pongo los ojos en blanco. Apenas nos hemos visto esta semana, ya que
ambos tuvimos una semana llena de exámenes. Ella estuvo acompañada
de Alejandra y yo de Cameron.
Me acerco a ella y la tomó de la cintura. Ella me miró con una enorme
sonrisa y apartó su largo pelo. Me gusta como tiene pelo, es algo que me
vuelve loco.
—Hola, mi bella novia—Digo con una sonrisa y agachándome para
estar a su altura.
—Hola, mi chico cursi y ardiente—sonrió por su apodo, me gusta. Sé
que soy bastante cursi con Anastasia, pero no puedo evitarlo,
simplemente me sale ese lado con ella—. Quiero boxear—dice con un
puchero.
Apoyo mi frente contra la suya y la aprieto aún más contra mi pecho.
—¿Quieres que te preste mi linda cara para boxear? —pregunto con
diversión.
Ella arruga un poco su nariz y se muerde el labio inferior. Me mira... me
sigue mirando y suelta una risa. Me encanta verla sonreír.
—Creo que eres masoquista porque mi golpe fue el que te enamoro.
Hago una mueca fingida y ella me mira divertida. La atraigo más a mí y
le doy un suave beso en sus labios. Siento como alguien tose, nos
separamos y veo a Cameron con Alejandra. Anastasia observa como una
señora entra a su sala, me da un beso y entra en su salón. No puedo
evitarlo y la sigo con la mirada.
—¡Dios mío, Diego! —exclama Cameron.
—¡¿Qué?! —exclamó con una sonrisa.
—Límpiate la baba, colega—me da un empujón y se lo devuelvo. Ambos
comenzamos a caminar a la cafetería, ya que terminamos los exámenes
por esta semana y la única que queda es Anastasia.
Nos sentamos en una mesa apartada y veo de reojo a Bárbara con
Carlos, los miro con asco y veo como ella se limpia una lágrima <<Que
patética es Bárbara>> Me arrepiento tanto haberme acostado con ella y
de que fuera mi novia
¡Qué horror! —pienso para mí mismo. En mi defensa estaba
despechado y bueno no estaba en mi mejor momento.
—¡Qué zorra es Bárbara! —dice Alejandra.
Suelto una carcajada y me apartó un mechón de la frente. Miro hacia mi
lado y veo a Amber, quien me guiña un ojo y yo pongo los ojos en
blanco. Soy un hombre casado.
—¡Alejandra! —le reclama Cameron.
Sonrió. Cameron siempre ha sido el más pacífico en nuestro grupo, no
le gustan los conflictos de ninguna forma. Los chicos se levantan para
pedir nuestro almuerzo y me quedo solo. Miro mi teléfono y no tengo
ningún mensaje de Anastasia, la extraño. Hemos estado una semana
separados, aunque tampoco es que necesitemos estar pegado todo el
tiempo, pero ya la extraño y quiero besarla y dormir con ella.
Siento como alguien arrastra una silla, miro a mi lado y veo a Amber. La
observo y anda con un top que no deja nada la imaginación y una
minifalda. Miró de nuevo mi teléfono, no quiero hablar con ella. Me
acosté con ella, claro, tampoco soy un santo.
—Hola, Diego.
—Hola—digo con un largo suspiro.
Ella pone una mano en mi brazo y yo miro ese toque y lo apartó con
rapidez. Ella no se rinde y vuelve a poner la mano ahora en mi pierna, la
apartó de nuevo y la miró molesto.
—¿Qué pasa Diego? Ya no quieres jugar conmigo—dice con voz de niña
regañada.
—Sabes que tengo novia, Amber, así que déjame en paz—digo enojado.
Ella lo vuelve a intentar y tomó su muñeca.
Ella me mira con mirada juguetona y se relame el labio inferior. Joder,
no me la pienso volver a follar en mi puta vida
—. Vete de aquí antes que me ponga violento.
Ella se acerca a mí y yo me alejo.
—Me gusta que seas violento, Diego—me ronronea.
Intento pararme, pero se aferra a mi cuello. Esta chica parece pulpo,
tomó sus muñecas y la separó como puedo de mí, pero ella no se rinde,
pero que mierda le pasa.
—Déjame en paz, que no va a volver a pasar nada entre nosotros—le
digo furioso.
—¡Te has vuelto aburrido! —me suelta.
La empujo y ella cae sentada en la silla, salgo de la cafetería y camino
hacia el salón donde está dando el examen Anastasia. Cuando llego veo
que ella está guardando algo en su mochila y me acerco lentamente y
pongo mis manos en su cintura y suelto:
—Buuh—ella se gira y detengo su mano. Suelto una risa y ella me mira
entre enojada y molesta—. Tranquila fiera que soy yo.
—¡Eres un gilipollas! —exclama enojada y tirándome su estuche en la
cabeza.
—¡Auush! Eso duele—digo con una mueca.
Ella se sienta y se pasa una mano por la cara. Me agacho para estar a su
altura y apartó su pelo de la cara. Necesito que me mire, sé que está
preocupada y que tiene miedo, joder, hasta yo le tengo miedo a Nicolás
es más peligroso de lo que pensé. La abrazó con fuerza y ella intenta
alejarse, pero yo me aferro a ella y al final, se rinde y me abraza.
—Te amo—le susurro, dándole pequeños besos por su cuello. Ella
suspira y no tomó como su cuerpo se va relajando con mis caricias—.
Perdóname, no fue divertido, lo siento.
—Diego, soy una bruta casi te pego—ella suelta una pequeña risa—.
Casi arruino tu cara de ángel.
—Un golpe no me haría daño—susurro.
De repente alguien me agarra del brazo y me hace tambalear. Anastasia
abre los ojos y yo miro a la persona que me agarro del brazo y veo que
es Amber, pero que le pasa a esta chica.
—Vamos, Diego, no te enojes—dice haciendo puchero.
Miro a Anastasia quien está frunciendo el ceño. Me mira y luego mira a
Amber, ¡Mierda! Me suelto de su agarre, pero ella vuelve al ataque como
un maldito pulpo con sus brazos. Tomo sus muñecas y ella me sonríe.
—¡Me gusta que seas difícil!
Anastasia se aclara la garganta y yo me giro para mirarla y busco su
ayuda, pero ella está tranquila sonriendo. ¡Oh, genial! Me va a dejar solo
lidiar con ella ¡Qué buena novia!
—Déjame ya, joder Amber, vete a joder alguien más que no te volveré a
tocar. Tía búscate a otro chico que te aguante, que no ves que tengo
novia.
—¡Oh, vamos, Diego! Podemos hacer un trío como la otra vez.
—¡Hey, guapa! —dice Anastasia. Amber la mira y ella se pone de pie y
se aparta su larga melena y pasa su brazo por la cintura, me apega a ella
—. Deja de molestar a mi novio.
Amber frunce el ceño y se cruza de brazos.
—Te sientes muy segura con él, ¿verdad? —pregunta Amber con aire
malvado.
—¿Celosa? —rebate Anastasia con una sonrisa de orgullo. Yo pongo los
en blanco y la tomó de la cintura, me agacho para estar a su altura.
—Vámonos, bella, no vale la pena gastar saliva con esa chica—le
susurró, dándole un beso en la mejilla y ella asiente.
Damos media vuelta y comenzamos a caminar a la cafetería, pero un
grito hace que no giremos. Por el rabillo veo como Amber nos sigue y
Anastasia, se gira molesta y yo intento que siga caminando.
—No es tan santo como piensa, guapa, y yo no confiaría tanto en él, tal
vez, te ha puesto el gorro con alguien más—
aprieto los puños y me giró molesto. Me acerco a ella y comienza a
retroceder.
Anastasia tira mi mano, pero me suelto. Me harto esta chica, jamás le he
puesto los cuernos Anastasia y ni siquiera se me pasaría por la cabeza,
pero claro como no logró seducirme ahora quiere hacerme ver como el
malo. Una cosa que siempre he aprendido de Amber es que es muy
caprichosa, si no consigue lo que quiere, manipula a la gente.
—¡Cállate, maldita sea! Jamás le he sido infiel, Anastasia y eso lo sabes,
compórtate como una adulta. Tan desesperada estas para que te follen
¿eh?, dímelo joder, te dije que no así que vete de aquí antes de que
pierda mi paciencia.
Ella abre la boca, pero la cierra y se va lentamente. Suelto un gruñido y
me giro a dónde está Anastasia y veo que mira sorprendida. ¡Mierda!
No quiero que piense que le fui infiel, eso jamás pasaría.
—Nunca te he sido infiel—es lo primero que digo, cuando tomo su
mano y ella frunce el ceño y me mira fijamente.
—Diego...
—¡Anastasia, sabes que yo jamás haría eso! —exclamo molesto. Ella me
mira... Tiene que creerme, ella me conoce y si vale, tenía fama de
mujeriego y no lo niego, me acosté con muchas chicas, pero cuando la
conocí a ella me detuve, bueno...solo con Bárbara, pero fue cuando
terminamos y no sabía nada de ella.
Ella me sigue mirando y siento como van pasando los segundo y ella
sigue sin decir nada. Me pasó una mano por el pelo y ella suelta una risa
y se cuelga mi cuello.
—¡Lo sé, Diego! sé que nunca me harías eso —dice, besando mi cuello y
yo la abrazo con más fuerza.
Anastasia es mi mundo, gracias a ella volví a sonreír y puede volver
amar. Si admito que antes era mujeriego, pero nunca me cerré a la
oportunidad de tener una novia y Anastasia, simplemente me
sorprendió y supe que ella sería la indicada para mí, y tenía
jodidamente razón.
******
Casi escupo mi bebida, mire a Dylan quien tenía una sonrisa inocente,
amaba ese sujeto, era raro, pero eso lo hacía encantador. Mire
Anastasia y luego a Cameron.
******
Miro la hora son las once de la noche y Dylan abraza con fuerza
Anastasia. Somos los únicos que quedamos en la sala de estar,
Alejandra y Cameron se fueron a acostar, según ellos a dormir, pero a
mí no me engaña.
—Recuerda siempre con condón, que aún soy demasiado joven y sexy
para ser tío—dice Dylan, acariciando el vientre de Anastasia. Ella pone
cara de terror y le da una palmada a su mano—. Nos vemos guapa, te
amo ¿y tú me amas?
—Siempre, amorcín—dice Anastasia.
—Adiós, Diego.
—Adiós—le devuelvo la sonrisa y ella cierra la puerta.
Me acerco a ella y pongo mis manos por encima de su cabeza quedando
atrapada. Ella se gira y toma mi polera y me acerca aún más a su pecho,
pone una pierna en mi cintura y suelto un gruñido.
¡Mierda! Ya estoy caliente y quiero hacerla gritar mi nombre, una
semana sin sexo es una tortura. La beso con pasión y nuestras lenguas
se entrelazan, su mano baja y toca mi erección por encima de mi
pantalón.
—Te deseo, Diego—me susurró, besando mi cuello y dejando besos
calientes. Cierro los ojos y disfruto de sus caricias. Sabe cómo volverme
loco. No espero más y me aprieto aún más para que me sienta. Muevo
mi cadera y ella jadea.
—¿Quieres que te folle? ¿Qué sea duro y salvaje? —le pregunto con una
sonrisa de orgullo.
Ella enrolla sus piernas en mi cadera y se cuelga en mi cuello, comienzo
a caminar hacia su habitación. Sé que no ha contestado mi pregunta,
pero no hace falta, ambos lo deseamos.
Abro de una patada la puerta y la dejó en la cama, cierro la puerta con
pestillo. Me acerco a ella y la beso con posesión, necesito esto ahora.
Ella me mira y comienza a desvestirse lentamente, yo la observo como
cada prenda cae al suelo y comienzo a desvestirme rápidamente.
Desarmó la cama y la tomó y la dejó con cuidado en la cama.
Me coloco encima de su cuerpo para poder mirarla directamente a los
ojos. Mi cuerpo se ajusta al de ella y lo cubro al mismo tiempo que las
sábanas se quedan arrugadas en mi cadera.
Anastasia abrió sus muslos y me acomode mejor entremedio de su
pierna para que pudiera sentir mi enorme erección, solo con ella podía
estar tan caliente.
—Te extrañé, mucho tiempo sin estar contigo—susurro, besando su
cuello.
—Exagerado, que fue una semana. En serio y después dicen que las
mujeres somos exageradas y dramática—dice con una enorme sonrisa
y yo la callo besando sus carnosos labios.
Alargó mi mano por debajo de la almohada y sacó un condón. Ella me
observa, y yo sonrío. Rasgue el paquete con mis dientes y me coloco
rápidamente el condón en mi dura erección. Tomó la mano de Anastasia
y la guió a mi pene, ella comenzó a mover su mano de arriba y abajo,
haciéndome gemir su nombre. Es mi diosa.
g
La tumbé de nuevo en la cama y me coloqué rápidamente encima de
ella, abrí sus piernas y mis dedos acarician su clítoris y ella suelta un
gemido. Metí un dedo dentro de su sexo y luego otro y los moví en
círculo. Ella abrió la boca y la besó con fuerza. Ella me recibió con gusto
y nuestras lenguas se enredaron. Sigue estimulando su clítoris con mis
dedos y estaba muy húmeda.
Tomé mi pene y la guie a la entrada de su vagina, rocé mi pene contra su
sexo una y otra vez para que se mojara aún más y ella jadeó con fuerza,
di un empujón y me introduje es su interior por completo. Anastasia,
rasguño mi espalda y beso mi cuello. Me detuve un momento y la miré
directamente a los ojos. Ella tenía los labios entreabiertos y su mirada
era de placer.
—Salvaje, mañana tendré tu marca por toda mi espalda—digo con una
sonrisa burlona. Me salgo y vuelvo a entrar con fuerza.
Ella abre los ojos y tiró de su labio inferior donde chupo con fuerza
antes de besarla, me salgo y vuelvo a entrar con fuerza y muevo mi
cadera. Ella suelta un gemido.
—¡Mierda, eres tan sexy! —exclama muerta de placer.
—¿Rápido o lento? Tú escoges, Anastasia—digo besándola suavemente
en los labios.
Ella me mira por un momento.
—Lento al principio y rápido al final y que sea salvaje—dice, dándome
una palmada en el trasero. Suelto una risa, amo esta mujer, estaría
perdido sin ella para siempre, la necesito mucho en mi vida.
Me retiré lentamente y volví a hundirme en ella con delicadeza tal como
me había pedido. Anastasia alargó los brazos para rodearme el cuello y
me atrajo más hacia ella para besarme en los labios. Me encanta cuando
ella toma la iniciativa del beso.
—Me encanta follarte—le susurro, y me vuelo enterrar en ella con
fuerza y sus manos me aprieta el trasero para entrar más adentro.
Ella suelta una risa y me sorprende cuando suelta las siguientes
palabras:
—Cállate y bésame —murmura contra mi boca.
Sonrió.
—Estás mandona hoy, pero eso sí puedo hacerlo, bella.
Me callo cuando nuestras lenguas se entrelazaron y colisionaron,
enredándose hasta que a Anastasia le faltaba el aliento y comenzó a
jadear. Solté un leve gemido en la garganta y pasé los brazos por debajo
del cuerpo de Anastasia para poder tenerla más pegada a mí.
Ella arqueó aún más las caderas con fluidez, mientras yo deslizo mi
pene dentro y fuera de ella hasta que Anastasia estuvo más que
mareada de placer. ¡Mierda! estoy muy cerca de mi orgasmo siento
como mi pene crece aún más.
Entre aún más fuerte dentro de ella y no había ninguna parte de ella
que yo no estuviera tocando de alguna manera.
Su cuerpo estaba pegado al mío, Anastasia podía sentir cada una de mis
sacudidas, cada vez que mis músculos se tensaban.
—¡Quiero que me sientas bien adentro! —le susurré, mordiendo su
oreja y ella soltó un pequeño jadeo.
Comencé a dejar un reguero de besos por su mandíbula y luego por el
cuello, seguí bajando hasta llegar a su pecho donde chupé y mordí su
pezón con fuerza haciendo que elevará su pelvis.
—Estás tan caliente por dentro, me encanta estar dentro de ti—digo,
chupando su pecho derecho.
Ella se excita más con mis palabras porque sentí como apretó sus
músculos internos, apretando aún más mi pene.
¡Mierda, no me falta mucho! La tomé de la cintura y la senté en mi
regazo
—¡Quiero que me montes, Anastasia! —le ordenó, dándole una nalgada
en su culo.
Anastasia comenzó a subir y a bajar lentamente por mi pene y sus
movimientos eran lento, pero profundo haciendo que mi pene se
metería aún más. Me acerqué a ella y la besa. Mordí su mandíbula y la
mira fijamente, ella tomó controlo y comenzó a mover sus caderas en
círculo haciéndonos a ambos jadear, ella es perfecta.
—Sigue así, Anastasia, me vuelves loco—digo animándola, y
acariciando su trasero. Ella pone los ojos en blanco y la beso. Sé que
está cerca, lo noto en sus contracciones.
La detengo y la giró de nuevo para que esté en la cama. Y vuelvo a
penetrarla de inmediato. Anastasia me abrazó y me acercó más a ella.
Se colgó de mí, mientras, me enterraba en su interior con mayor
profundidad y con más fuerza.
La miro y tiene la mirada llena de placer y lujuria.
—Bella, mírame.
Ella abrió los ojos y me miró fijamente, había placer en su expresión y
una mirada de ternura.
—Te amo, mi chico cursi y ardiente.
Sonreír.
—Bésame—le supliqué.
—Diego... —dijo mi nombre divertida, era estúpido, yo podía besarla
siempre que quisiera. La besó con fuerza, con posesividad. Anastasia se
estremeció y arqueó su cuerpo.
—¿Cuán cerca estás?
—Casi estoy —susurro Anastasia.
—Dime lo que necesitas para llegar.
—Tú —dijo—. Solo tú.
Mis ojos brillaron y apreté la mandíbula. Y la volví a besar otra vez con
más fuerza y con más hasta que ella estuvo respirando mi aire y yo el de
ella. Sentí como Anastasia estaba cada vez más cerca de su orgasmo y
sentí como apretó mi pene con sexo y se mordió el labio inferior con
fuerza y grito mi nombre.
—Ah, Anastasia —solté un gemido—. Estoy cerca, muy cerca.
Comencé a moverme más rápido y con más fuerza. Sentía como mi
control desaparecía y sentía como su orgasmo se alargaba debido a mis
penetraciones, sentí que le venía el segundo orgasmo Anastasia y me
moví con más fuerza y puse una mano en cintura para que no se
moviera tanto. Se la metí una, dos, cinco hasta diez veces hasta que por
fin solté un gruñido y me corrí dentro del condón, caí sobre ella con
cuidado. Nuestros cuerpos estaban sudados.
Anastasia pasa sus dedos por mi húmedo pelo y recuesto mi cabeza en
su pecho y lo acaricio con mi nariz. Ella es la única mujer que siempre
amaré.
—Dime una de tus frases cursi—me pide con voz ronca.
—¿Te gusta que sea cursi?
Ella soltó una risa y me enamoré aún más... me quedé mirándola como
su nariz se arrugaba un poco y se veía aún más bella. Acaricié su mejilla
y ella se quedó callada un momento esperando mi frase.
—La segunda mejor cosa que puedes hacer con tus labios es sonreír. Y
la primera es besarme, bella—le digo antes de besarla lentamente,
nuestras lenguas danzaron lentamente en un baile sensual y pongo una
mano en su cadera—.
Te amo, siempre sonríe y siempre bésame, Anastasia.
—Por ti siempre, mi chico cursi y ardiente—dice acariciando la mejilla.
*****
Los días pasaban rápidamente y aún no había noticias sobre Nicolás y
tampoco se había encontrado más cuerpo o desaparecido más chicas.
La policía sigue dando aviso de que las mujeres tengan preocupación
y que por favor no salgan tan tarde. En la universidad hay más
seguridad y puedo notar como cada día que pasa Anastasia se está
apagando más y que ahora sus pesadillas son más fuertes.
La miro y está leyendo un libro, pero sus hombros están caídos. Dejo mi
computador de lado y me acerco a ella.
—Anastasia, quiero que todo salga bien, que vuelvas a reír en voz alta,
que el universo te escuche, que cada sueño que tienes se te cumpla.
Quiero verte ganar. No te rindas, por favor sonríe para mí.
Ella me miró y se abrazó a sus rodillas, anoche tuvo una terrible
pesadilla donde apenas pudo dormir, lo sentí porque se movía a cada
rato, aun cuando la abracé la sentí inquieta.
—Te amo, por favor no te rindas.
—No lo haré Diego, lo prometo—dijo con una pequeña sonrisa. La
abracé con fuerza y ella escondió su cara en mi cuello.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Espero que este bien. Si se
que estuve desaparecida casi 3 semana, pero la universidad he
estado llena de pruebas y trabajos. No se le olvide votar si le gusta
la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy importantes
para mi, espero que tenga una muy buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un abrazo gigante de
oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 72
Diego me miraba de reojo, mientras miraba la ventana. Solté un suspiro,
estaba cansada, ya que todas las pesadillas, habían consumido mi
energía. Mis párpados me pesan cada vez que pestañeo, aun cuando
intenté tomar pastillas para dormir, soñaba igual con Nicolás y era peor,
ya que lanzaba golpes y patadas a Diego, así que preferí dejarlas.
Sentí su mano en mi rodilla y lo mire e intente sonríe.
—Anastasia, quiero que todo salga bien, que vuelvas a reír en voz alta,
que el universo te escuche, que cada sueño que tienes se te cumpla.
Quiero verte ganar. No te rindas, por favor sonríe para mí.
Lo miro y abrazo mis rodillas. Estoy cansada, esto no es vida la que
estoy llevando. ¡No! ¡No, no podía dejarme vencer! Tenía que comenzar
a entrenar y de hecho le había pedido ayuda a Mariel y en unas horas
más iba a pasar a buscarme.
—Te amo, por favor no te rindas—me suplico Diego.
—No lo haré Diego, lo prometo—le aseguré.
Estire mis manos que rodearon su cuello, él me alzó y mis piernas
rodearon su cadera. Camino directamente a la cama y acarició mi pelo.
Me miró con preocupación.
—Diego, estaré bien. Hoy día comienzo de nuevo a entrenar y estoy
segura de que eso me despejara un poco de todo.
—Eso espero. Estoy preocupado, Anastasia, no quiero que hagas una
locura. ¿Dime que esto de entrenar es para despejarte y no para ir a
enfrentarte tú a Nicolás? —Preguntó preocupado.
Me mordí el labio inferior, porque en cierta parte era para despejarme,
pero también para sentirme más segura conmigo misma cuando me
enfrentara con él. Diego me pellizco la cadera.
—Es para sentirme más segura.
Él achicó sus ojos y negó con la cabeza, no estaba de acuerdo, pero
tampoco me lo podía prohibir. Es algo que prometimos que nunca nos
prohibiríamos cosas, ambos somos bastante grandes y cada uno toma
las decisiones de
su vida. Mi teléfono comenzó a sonar. Me levanté del regazo de Diego y
tomo mi celular.
—Hola, guapa.
—Hola, Mariel—dije con una sonrisa—. ¿Cómo estás?
Sentí que alguien gritó su nombre y ella respondió y se alejó un poco de
ruido, ya que parecía que estaba en un gimnasio o algo por estilo y sentí
que cerró la puerta.
—Ahora sí, reservé una parte del gimnasio para nosotras—me mordí el
labio inferior—. Espero que estés preparada Anastasia, te enseñaré de
todo, será duro y cansador y ten en cuenta que no tendré piedad, ¿vale?
—Vale, me vas a patear el trasero, ¿verdad?
—Más o menos, nos vemos en un rato, paso a recogerte en dos horas
más.
—Nos vemos y gracias, Mariel, sé que no deberías hacerlo, pero esto me
hace sentir más segura.
Ella se calló un momento antes de responder.
—No es ético de mi parte, pero te ayudaré, Ana. Adiós, tengo una
reunión importante.
Ella colgó la llamada y Diego me abrazó con fuerza. Cerré los ojos,
necesitaba aprender a desarmar a alguien, necesitaba saber defensa
personal. Amo boxear y siempre he sabido defenderme bien, pero no sé
bien como desarma alguien que tiene una pistola o cuchillo y sé que
Mariel me lo va a enseñar. Tengo que ser fuerte y sé que Nicolás es un
cobarde que sin armas no es nada.
Me di la vuelta para mirar a Diego y antes de que pudiera darme bien la
vuelta, él me besó con fuerza, metiendo su lengua dentro de mi boca
con posesión y me apretó con más fuerza y una de su mano acariciaba
mi mejilla. Nuestras lenguas se enredaron en una pequeña batalla
sensual. Nos separamos por falta de aire y me di cuenta de que Diego
tenía los ojos rojos.
—¿Qué pasa Diego?
Él miró hacia a otra parte y tomó con fuerza su mentón para que me
mire. Una lágrima solitaria recorría su mejilla y la atrapé con mi pulgar.
—Eres mi mundo Anastasia. Siento que te estás escapando de mis
dedos y no sé cómo evitarlo—me susurró con la voz rota.
—Diego—, susurre. Yo no quiero rendirme, no quiero dejarme vencer
por alguien más cuando por fin he vuelto a sonreír. He estado algo
llorona y decaída, claro, soy humana y también tengo miedo, pero ya se
acabó. Necesito volver a pelear por mi vida como siempre lo he hecho
—. Eso no va a pasar, Diego. La vida es una perra, pero no me dejaré
vencer, así como nunca lo he hecho.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo, Diego, recuerda que nos casaremos cuando tengamos
treinta años, antes ni loca—bromeo y le doy un pequeño empujón.
Diego suelta una risa y me da un beso fugaz en los labios. Sus manos
comienzan a bajar y yo las tomo para que se detenga. Él alza una ceja y
me mira con una sonrisa traviesa.
—Tengo la regla, me quedan dos días hasta entonces, tiene que guardar
a tu amigo dentro del pantalón y tus manos quietas, ya que son muy
buenas para calentarme.
Él suelta una carcajada y baja rápidamente una mano hacia mis muslos
y hace presión en mi sexo haciéndome jadear.
—Mis manos saben tus puntos débiles—susurró, mordiendo mi oreja
—. A ti te encanta que te meta mis dedos largos
ahí—ronronea.
¡Madre mía! Me separo rápidamente de él porque sé lo que quiere hacer
calentarme y yo no me siento cómoda teniendo relaciones sexuales con
la menstruación, algunas personas las mantiene, pero yo me niego es
algo que no me gusta y Diego siempre lo ha respectado.
En ese momento la puerta se abre y entra Alejandra. Ella mira un
momento a Diego y luego a mí. Niega con la cabeza y veo que trae un
pastel.
—Por favor, Diego, quita la mano...de... ¡Eres asqueroso! —Tartamudea
ella. Diego se separa y me da un beso en la mejilla antes de entrar al
baño—. Se te va a desgastar la mano, puto—se burla Alejandra.
Diego se para un momento y le muestra el dedo del medio antes de
cerrar la puerta.
—¡Alejandra, toca la puerta antes de entrar! —Exclamó algo sonrojada.
—¡¿Qué?! Pero si me dijiste que andabas con regla, qué sabía yo...que
los iba a encontrar... —Ella niega la cabeza como intentando borrar ese
recuerdo y sonrió—. En fin, hice un pastel.
—¡Vas a hacerme engordar! —Le reclamo con una sonría. Ella me
insulta y dice que estoy muy flaca antes de azotar la puerta molesta—.
¡Oye, pero no te enojes! —Grito para que me escuche.
En ese momento Diego sale de la puerta del baño y veo que su erección
ya no está. Pongo los ojos en blanco.
"Hombres" Diego se seca el pelo con la toalla y se acerca a mí. Me alejo
rápidamente y él da dos pasos a mí.
—No me la jale Anastasia, solo fue agua helada—dice poniendo los ojos
en blanco.
—Me da lo mismo eso, no quiero que me toques porque yo no puedo
hacer nada, ¡imbécil! —Digo tirándole una almohada a la cabeza que
cae en el suelo, porque él la esquiva.
—¡Salvaje! —Exclama con una sonrisa.
Salgo de la habitación y llegó a la cocina en dónde está Alejandra y
Cameron comiendo pastel. Me siento a lado de mi rubia y ella me
entrega una porción y deja otra para Diego.
Doy una mordida y casi suelto gemido de lo rico que está el pastel, miro
a Alejandra quien me mira con una sonrisa y esperando una respuesta.
Doy una trago a mi agua antes de responder:
—¡Deliciosos! Deberías haber estudiado gastronomía.
—Eso mismo le digo yo—concuerda conmigo Cameron. La rubia pone
los ojos en blanco y en ese momento siento un beso en mi mejilla y sé
que es Diego—. Amigo, tienes que probar el pastel que hizo Alejandra,
creo que alguien te está haciendo competencia.
Diego suelta un bufido y lo prueba de mala gana. Alejandra le saca una
lengua y todos miramos como Diego mastica lentamente el pedazo que
se llevó la boca y le da un sorbo al agua antes de tragarlo y se queda
mirando fijamente el pastel antes de mirar a Alejandra. Yo suelto un
bufido. Siempre es lo mismo con él, le gusta ser siempre el mejor
cocinero y en estas semanas se han peleado por el puesto entre Diego y
Alejandra haciéndonos engordar a mí y a Cameron.
Cameron me mira y yo pongo los ojos en blanco y me llevo otro trozo de
pastel a la boca.
—¿Qué tal? —Pregunta Alejandra, ya que Diego parece que no quiere
dar una respuesta.
—Nada mal—es todo lo que dice antes de seguir comiendo.
Alejandra me mira y luego mira a Cameron buscando nuestra ayuda.
Niego con la cabeza, me cansé, no me quiero meterme en sus dramas de
cocina y veo que Cameron igual.
—¡Aprende a perder, Diego! —Se burla Alejandra de Diego.
¡Dios, estás ahí, ayúdame, por favor! —Exclamó en mi mente y mirando
el techo como si realmente alguien me pudiera salvar de estos dos.
Suelto una risa al escuchar el gruñido de Diego y aquí vamos de nuevo...
******
Suelto un gemido de dolor cuando Harry me tira de nuevo al suelo y
Mariel me grita que soy muy lenta. Harry se aleja y juega con un
cuchillo. Mariel se acerca a mí y me da una botella de agua. Me secó el
sudor y miro como Harry se pasea por mi alrededor como si fuera su
presa y tiene una sonrisa burlona que quiero destrozar.
******
Me tapo la cara con la mano cuando siento que alguien abre la cortina.
Me giro a un lado y siento esa risa, esa risa que amo, pero que ahora
quiero que se calle y me deje seguir durmiendo. Siento como el
colchón se hunde por su peso y su mano acaricia mi mejilla.
*******
Entro en mi departamento, pero paró en seco porque siento algo raro,
no sé cómo describirlo, pero es como si alguien
*******
Termino de hacer las lagartijas, miro la hora y son las dos de la noche
y Anastasia ni siquiera ha vuelto a la cama. Me secó el sudor de mi
cuello con una toalla y miró de reojo la puerta, no puedo dormir, lo
intenté, pero no puedo. Odio pelear con ella, siento que me estoy
comportando como un maldito gilipollas, me pongo la toalla
alrededor del cuello y abro la puerta, el pasillo está completamente
oscuro.
Estaciono mi auto en una esquina aparte del resto de autos donde está
algo oscuro y espero pacientemente, miro el reloj y son las 12:58 de la
mañana. Observó cómo muchos chicos comienzan a entrar y salir. Miro
el reloj y veo que ya debería estar llegando la chica que dejó su auto al
lado mío.
Sonrió cuando la veo acercarse a su auto, anda con pantalones negros
pitillos y un polerón ancho azul y su pelo recogido en una coleta.
Aprieto mis manos alrededor del manubrio y me bajo del auto con un
montón de libros, observo que está casi vacío el estacionamiento y en
donde estamos está algo oscuro, ya que es final del estacionamiento.
La chica viene con la vista pegada en su celular que no se da cuenta
cuando mis libros caen al piso con su celular.
Ella me miró por varios segundos y vi como hizo un pequeño recorrido
por mi cuerpo con su mirada ¡Es una zorra, como todas las otras que
caen por una cara bonita! —Sonreí y sentí que ella soltó un pequeño
suspiro.
—¡Perdóname, por favor! —me dijo rápidamente agachándose y yo
también, tome su teléfono y se lo entregue. Ella me sonrió y puso un
mechón en su pelo—. Discúlpame, por favor—ella me entrega mis
libros y los tomo acariciando levemente su mano.
—Discúlpame tú a mí—le sonrió de lado donde se marcan mis hoyuelos
y la chica se queda embobada mirándome—.
¿Cómo te llamas, guapa?
—Samantha y ¿tú? —preguntó con una dulce sonrisa.
Mi sonrisa se agrandó y ambos nos levantamos mirándonos fijamente,
miré sobre su hombro y no había nadie.
—Paul—conteste con una sonrisa encantadora y escucho que la chica
suspira. La tengo donde quiero—pienso para mí mismo con una
enorme sonrisa malvada. — ¿Te gustaría ir a tomar un café, ahora? Digo
para conocernos y olvidar este horrible comienzo—le propongo con
una sonrisa de lado.
Ella levanta la mirada y miro sus ojos de color verde, ella asintió varias
veces y tomo su mano para guiarla a mi coche negro.
—Espera un poco tengo que sacar algo—le digo con una sonrisa y le
guiño el ojo.
Ella asiente con su cabeza y se pone a mirar alrededor. Abro la puerta
de mi coche y sacó con cuidado una palanca y la escondo en mi espalda,
me acerco lentamente por detrás y aprieto con fuerza la palanca.
—Conozco una cafetería cerca de la universidad—escuché que decía la
chica.
Levante la palanca y golpee con fuerza contra su cabeza donde cayó al
piso inconscientemente. La tomé entre mis brazos y abrí rápidamente
el maletero donde tomé cinta adhesiva y se la puse en la boca y amarro
sus manos con fuerza.
Acaricie su mejilla y tiene una piel realmente suave.
—¡Todas son unas estúpidas que caen por una cara bonita! —sonreí
con maldad antes de cerrar el maletero y entrar en mi auto y salir del
estacionamiento estudiantil.
******
Mariel
É
Él mueve la frente contra la mía.
—Es todo tuyo, Anastasia.
Sonrío, arrastró las manos hacia la parte delantera de su cuerpo y le
agarró la gruesa y palpitante excitación por la base.
—Y me encanta esto—acarició su pene por encima del pijama y él
suelta un gruñido y me reclama los labios.
Me toma la boca con posesión y me obliga a soltar su erección y a volver
a agarrarme de su trasero. Me aprieta contra
su pecho y siento el fuerte impacto de su dureza contra mi ingle.
Empiezo a excitarme de nuevo. La necesidad de tenerlo dentro me
obliga a interrumpir nuestro beso y a tirar de su pijama hasta que caen
por sus piernas largas y esbeltas.
Aparta una mano de mi culo para ayudarse y pronto su pijama revela
una tremenda erección que me señala. Una pequeña gota de humedad
que le moja la punta me indica que está caliente y listo para la acción. Y
así es. Pronto me agarra de la cintura y me aprieta contra su cuerpo.
Diego toma la tira de condón y rasga el papel donde saca el condón y
tomo su pene donde lo masturbo por unos segundos antes de que él lo
cubra con el condón.
—Rodéame la cintura con los muslos —gruñe contra mi cuello
mientras lo chupa y lo muerde.
Yo obedezco sin vacilar y envuelvo su cuerpo ansioso con las piernas
cuando me levanta y su excitación roza mi entrada de mi vagina y suelto
un gemido de placer por sentirlo de nuevo dentro de mí.
—Dios —jadeo.
Pega sus labios contra los míos y gime cuando nuestras lenguas se
funden en una danza. Diego me sujeta con un brazo alrededor de la
cintura y nos conduce a ambos hacia la pared. Inmediatamente, me
empotra contra la pared con fuerza. Pega una mano contra la pared por
encima de mi cabeza mientras me devora la boca.
—Esto va a ser intenso, Anastasia—me advierte—. Bésame cuando
quieras gritar
¡Que Dios me ayude! Estoy ardiendo. Me agarro a su espalda y noto que
retrocede, preparado para penetrarme.
Relajo los muslos para darle espacio. Aparta la mano de la pared y se
guía hacia mi abertura. Me mira a los ojos cuando la cabeza de su pene
entra en mí, y tiemblo por completo.
— No nos peleemos más. —Y con un fuerte movimiento de caderas,
embiste hacia arriba y me llena hasta el fondo.
Diego apoya la mano de nuevo en la pared junto a mi cabeza.
—¡Jesús! —grito.
Diego acaricia mi mejilla y tiene un brillo travieso y una pequeña
sonrisa se curva en su labio.
—Mi chica bella parece quiere tener un trío porque menciona mucho el
nombre Jesús, acaso me tengo que poner celoso—bromea con una
sonrisa malvada y vuelve a mover sus caderas, embiste con mayor
profundidad—.
Contéstame—me ordena, dándome una palmada en culo.
Lo miró por un segundo antes de besarlo y le clavó las uñas en la piel
para intentar agarrarme, pero Diego se mueve con violencia, sus
movimientos son rápidos y profundos.
—Te gusta, ¿verdad? —masculla entre potentes arremetidas que me
empotran más y más contra la pared.
Dejó caer la cabeza hacia atrás, jadeando y loca de placer, mientras cada
embestida me empuja más hacia mi clímax.
Siento sus labios sobre mi garganta, que se deslizan en llamas sobre mi
piel.
—Anastasia...
—¿Qué? —preguntó con la voz agitada.
—Respóndeme —gruñe contra mi cuello sin interrumpir su ritmo
intenso y rápido que me está matando de placer.
—Sí... —Diego ruge y entra con un fuerte empujón donde dejó caer la
cabeza hacia atrás y me pego contra la muralla
—. ¡Auch, mierda!
Me refriego la cabeza y él quitó mi mano y puso su mano donde le da un
pequeño masaje al mismo tiempo que sigue moviéndose con fuerza,
p q j p q g ,
acerco su rostro al mío y lo beso con pasión porque hace tiempo que no
estábamos así.
Siento cómo se mueve dentro de mí, y cómo tiembla con la intensidad
del movimiento de nuestros cuerpos unidos,
hace que tenga muchas emociones. Diego jadea e inclina la cabeza para
reclamar mis labios.
Es un beso con significado, y me derrito en él. Gime en mi boca
mientras le sujeto la cara y absorbo la pasión que emana de cada uno
de los poros de su piel. Él sigue embistiendo con rapidez e intensidad.
Cierro con fuerza los muslos alrededor de sus caderas estrechas y todos
los músculos de mi cuerpo se contraen esperando la descarga que se
avecina.
Él vibra y farfulla palabras sin sentido contra mi boca.
—¡Mierda, Anastasia podría estar una vida así contigo!
—¡Diego, por favor!—exclamó.
Suelto un gemido, cuando vuelve a penetrarme, no sé qué hacer. Es
demasiado. Diego me besa el cuello y mi mano acaricia su pelo. Levanta
la cabeza y me mira, con las pupilas dilatadas.
—Ronda final, mi bella ¿quieres más fuerte? —pregunta con una
sonrisa burlona y me da un breve beso en los labios.
<<¿Qué? Joder, va a partirme por la mitad.>> —me digo mentalmente.
—Contéstame, mi bella chica.
—¡Sí! —le contestó.
Diego suelta una pequeña risa y las yemas de sus dedos acarician mi
vientre que va bajando lentamente. Suelta un gruñido antes de acelerar
sus embestidas con determinación, a un ritmo que no creía posible.
Aprieto los muslos internos y él suelta un pequeño gemido, pero al
hacerlo aumenta la fricción y, el placer.
Siento como mi clímax se está acercando y tomó entre mis manos su
hermoso rostro y lo besó con fuerza para acallar mi orgasmo, muerdo
con fuerza su labio inferior.
—¡Diego! —murmuró cuando llegó a mi orgasmo.
El intenso gruñido que escapa de sus labios indica que él me acompaña;
se mantiene dentro de mí, hasta el fondo, y su cuerpo enorme tiembla
contra el mío. Apoyo la cabeza sobre su hombro. Mi corazón late a un
ritmo frenético.
«¡Madre mía!» Me sostiene con un brazo, con la cara enterrada en mi
cuello y apoyando el antebrazo en la pared.
—Joder —resuella.
Suspiro. Eso ha sido intenso, me tiembla hasta el cerebro, y sé que no
seré capaz de ponerme de pie ahora y mañana.
Diego me abraza y se gira, ahora él apoya su espalda en la pared y se
deja caer lentamente por la pared.
Me sienta a horcajadas sobre su regazo en el suelo de la sala de estar.
Tengo la cara pegada a su pecho y aún siento sus palpitaciones dentro
de mí. Estoy exhausta. Espero que no tenga prisa, porque no pienso
moverme de aquí en un rato. Cierro los ojos y me relajo pegada a su
magnífico cuerpo.
—Mi diosa—dice con dulzura mientras me acaricia la espalda con las
dos manos.
******
Sentí una mano acariciando mi mejilla y me removí un poco porque
quiero seguir durmiendo, por favor. Escucho esa risa que me hace tan
feliz, pero ahora lo quiero ahorcar porque no me puede dejar dormir.
Siento sus dedos en mi estómago y comienza a hacer pequeños
círculos. Me moví un poco para alejarme de él, pero me agarra de la
cintura y me atrae a su pecho.
—¡Ay, mi pobre Harry! No merece que Ron lo mire así, quiero pegarle—
Exclama la rubia molesta y yo suelto una risa porque si Ron en esta
película se pasa mucho con Harry.
—¡Descarada! Al menos podrías disimular que estás babeando por otro
chico—le reclama Cameron de broma.
Alejandra se sienta en su regazo y le da un enorme beso en la boca a
Cameron. Diego hace sonido de arcadas y le pegó un codazo donde
suelta un fingido gemido de dolor y lo miró de reojo y veo que está
haciendo un puchero.
Suelto una risa y escucho que Alejandra suelta un gemido.
—Monjita vete a tu habitación por favor—le reclama Diego y le tira un
cojín en la cabeza que hace que la parejita se separe—. Vayan a follar a
la habitación y respeten nuestro cuarto.
Alejandra lo fulmina con la mirada.
—Es el cuarto de mi mejor amiga.
—¡¿Y?! Ella es mi novia y duermo con ella—le recrimina Diego con un
tono de broma y le saca la lengua—. Además, que no quiero ver cómo le
metes tu lengua en la boca a mi mejor amigo, monjita—se burla.
Alejandra abre los ojos furiosa y le tira un cojín a Diego, donde él lo
atrapa y me lo pone detrás de mi cabeza. Diego acaricia suavemente mi
mejilla antes de darme un beso fugaz.
—¡Dios mío, Diego! Te perdimos para siempre—Exclama Cameron
llevándose una mano al corazón—. Menos mal que mantienes tu boca
cerrada porque si no llenarías de baba a la pobre Anastasia—lo pincha.
Suelto una carcajada.
—¡Oh déjame en paz! Tú caíste primero.
—¡Oh, maduren niños! Cállense por favor y veamos la película—le
reclamo y me llevo un puñado de palomitas a la boca.
Diego aparta mi pelo hacia un lado y me da un suave beso en mi cuello.
—Creo que te deje más que claro que no soy ningún niño, Anastasia—.
Me recuerda con una sonrisa burlona y su mano comienza a subir y
bajar por mi brazo mándame pequeños temblores en mi cuerpo.
—Lo sé, Diego eso me lo dejaste muy claro.
—Entonces en la noche repetimos—dice con un tono picarón y
dándome un beso en la sien antes de poner atención a una de sus
películas favoritas.
Lo observo y es perfecto en todo los sentidos para mí, me encanta cada
faceta que tiene Diego y sobre todo amo que sea comprensivo, dulce y
atento. Y nos entendemos tan bien, obviamente tenemos nuestras
diferencias y nos enojamos, pero siempre lo solucionamos.
Tomo su mano y juego con los dedos de su mano porque tengo tantos
motivos para seguir luchando por mi vida. A veces me parece increíble
como Nicolás cambió tanto. Cuando tenía quince años tenía una
estúpida fantasía con Nicolás, ya que él era un chico misterioso y
callado y guapo de la escuela tal como muchos de los libros que leía con
emoción. Cuando él me contaba que tenía demonios dentro de él, pensé
que eran pesadillas o que no se entendía con su familia, jamás pensé
que sus demonios serían voces que le dicen que tenía que matar. Niego
con la cabeza porque no vale la pena seguir torturándome con eso, solo
quiero que lo atrapen de una buena vez para volver a ser libre por fin.
Diego entrelazó nuestras manos y sonreí porque amo a este chico con
toda mi alma y sé que tengo que luchar por mi felicidad por mi
hermano y mis padres que siempre han dicho que soy una guerrera y
quiero serlo, quiero ser una guerrera y volver a salir tranquila a la calle
sin tener que preocuparme si alguien me está siguiendo y observando.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien.
Bueno ya que muchos querían los detalles aquí están y bueno
tengo al que decir y es que tal vez aun falte para el fina, ya que lo
tengo escrito, pero necesito de otros capítulos para que el final
tenga sentido...es difícil de explicar, pero les avisare siempre
cuando suba nuevo capítulo.
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y
que siempre sean feliz y positivos .Un
abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre
estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 76
Hola, hola criaturitas feliz día de san Valentín adelantado lo subo hoy
porque mañana voy a donde mi abuelita y es horrible la señal, espero que
les guste. Este es mas tranquilo debido a San Valentín, pero ya la otra
semana comenzamos fuerte.
Estire mi mano buscando a Diego, pero no estaba en la cama. Abrí los
ojos y me di cuenta de que estaba sola en mi dormitorio y que no había
rastro de Diego. Me estiré un poco y busqué mi celular donde vi que son
las doce de la mañana, vale era una floja y supongo que Diego me dejó
dormir un poco más.
Me quedé mirando la pared pensando si debía acostarme de nuevo o
levantarme y en estos momentos mi cuerpo estaba escogiendo la
primera opción, tenía tanto sueño en mi cuerpo y a veces creo que es
peor dormir más porque uno tiene más sueño. Revisé mi celular y vi
que tenía un mensaje de Diego.
<Diego a las 11:33 a.m.>
"He salido esta mañana con Cameron y es probable que no esté tampoco
en la tarde y tranquila vamos con policías.
Te amo"
Escribí una respuesta rápida para él.
<Anastasia a las 12:10 a.m.>
"Recién desperté y está bien. Te amo, mi chico cursi y ardiente"
Me estiré hacia atrás y volví hacer un ovillo en la cama, me niego a
abandonarla y ahora que Diego no está aquí puedo disfrutar un poco
y q g q p p
más mi cama. Cerré los ojos por un segundo para intentar volver a
dormir, pero sentí que mi puerta se abría y luego un cuerpo cayó
encima de mí.
—No seas floja, Anastasia, ¡despierta! —Sentí que movía Alejandra y
agarro una de mis piernas donde me tiro al suelo y ahora sí que estaba
despierta al 100%, eso dolió ¡joder mi culo!
—¡Auch! —Exclamó molesta—. Solo quiero dormir, porque no me dejan
dormir—eleve mis manos hacia arriba como si estuviera haciendo una
plegaria.
Alejandra explotó en una risa y le tiré un cojín en la cabeza. A veces me
pregunto cuándo será el día en el que me dejaran dormir veinticuatro
horas. Me levanto del suelo y me siento en la cama.
—¡Levántate y ponte guapa! —Ella tira de mi brazo y me arrastra hacia
mi closet donde se pone a mirar mi ropa—.
Necesitas arreglarte un poco Anastasia, eres hermosa, pero una
arregladita más no te hará daño.
Alejandra comienza a revisar mis vestidos sacando varios vestidos y
poniéndolo frente a mí, primero con el negro y ella niega con la cabeza
y yo me tapo un bostezo porque no entiendo que está pasando aquí.
Ella rebusca un poco más y saca un vestido rojo que es apretado y a mí
no me gusta tanto. Hago una mueca. Ella lo pone frente a mí y asiente
con su cabeza y me saca del closet donde deja el vestido en la cama.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con interés, y la veo salir con un
sujetador y bragas rojas de encaje—. Oye eso es algo privado—me
burlo de ella.
Alejandra me entrega unas toallas y apunta con su cabeza al baño, vale
sé que estoy horrible, pero tampoco apesto.
Alejandra me da varios empujones para que camine al baño, pero que
está pasando aquí. Me afirmo con ambas
manos del marco de la puerta para que no siga, ella insiste y me empuja
adentro, pero me mantengo firme.
—¿Qué te pasa?
—Tú solo báñate. Que yo te pondré guapa, vale, no hagas preguntas por
qué no te puedo responder y confía en mí que te pondré aún más guapa
—me da último empujón y entramos la dos dentro del baño—. Ahora
báñate, ya es tarde.
Ella sale cerrando la puerta y veo que mi pelo está enredado y con friz
¡Genial, jamás me dejarán dormir! Sí, soy una dormilona y jamás lo he
negado. Camino hacia la ducha y abro el grifo comienzo a regular la
temperatura del agua, primero helada, luego hirviendo hasta que
encuentro la adecuada para mí.
******
Alejandra aplicó un poco de labial rojo y me pasó una mano por el
pelo que tenía pequeños rulos al final. Solté un suspiro porque ya
llevamos casi una hora arreglándome, nunca he sido una chica que se
pinte tanto. Mi rutina es fácil: corrector de ojeras, un poco de rímel y
un brillo en los labios y, tal vez, algo de iluminador, pero no puedo
hacerme el delineado lo intentado, pero mi pulso es atroz y terminó
con una raya en toda mi cara. Admiro a las mujeres que pueden
hacerlo tan fácilmente.
*****
Me senté en mi cama y comencé a sacarme las botas, pero justo en ese
momento sonó el teléfono y lo saqué de mi chaqueta. Mire la pantalla
y era de la estación de policía.
—¿Qué paso?
—Tenemos otra escena del crimen, jefa—respondió Gonzalo y apreté el
celular con fuerza—, pero no es Barcelona, es en Costa Brava ocurrió
hace tres horas. Puede que sea nuestro asesino porque la forma en la
que cometió el crimen es muy parecida a la escena que tuvimos en el
departamento.
Me levanté de la cama tomando la llave, miré el reloj y eran las doce de
la noche, otra noche sin dormir. Harry tomó las llaves de mi coche y
ambos comenzamos a caminar a la salida de mi departamento.
—Voy de camino. Llama a Jess, por favor—corte la llamada y entramos
en el ascensor—. Será una larga noche Harry.
Tenemos que ir a Costa Brava, ahora es ahí la escena del crimen.
—¡Dios mío! —Susurro, pasándose una mano por la cara—. Este sujeto
es la personificación de la maldad.
Apoye mi espalda en el ascensor y lo mire fijamente, tenía unas ojeras
muy marcadas al igual que yo, ninguno de los policías ha podido dormir
bien durante meses y eso nos está afectando.
—Será mejor darnos prisa—le aseguro con una pequeña sonrisa y
ambos corrimos a mi auto porque no teníamos tiempo que perder.
*******
Miré de reojo a Harry quien iba concentrado en la carretera y apoyé
mi brazo en la ventanilla. Es increíble como esto
******
Me bajo de mi auto y evitó a toda costa los periodistas, pero se me
hace imposible y veo a Lorena Soto periodista de 24 horas. Suelto un
suspiro, cuando me pregunta por el crimen que ocurrió en Costa
Brava.
Pensé toda esa noche que ella ya tenía novio y que ya no tendría la
oportunidad de acercarme a ella, y claro mi boca no se pudo contener
que al otro día tuve que preguntarle de una forma discreta si acaso ese
chico era su novio.
Ella me miró con odio en ese momento porque la había seguido hasta
una banca y soltó incluso molesta esa palabra:
—Jonathan no es mi novio, Diego, es mi mejor amigo...desde...no le sé hace
diez años.
Le di un sorbo a mi cerveza y la miré porque esa respuesta volvió a
darme toda la esperanza que necesitaba para luchar por ella. Miro a
Cameron quien está cocinando con la rubia.
—Bueno amorcín, ¿Cómo está tu novia Marcela? —pregunta Dylan a
Jonathan quien se atraganta con su cerveza—.
¡Dios ya le está afectando! —Bromea con Anastasia, y ella suelta una
pequeña risa.
—No es mi novia y ya acabo ¿por qué lo preguntas? —Pregunta con
desconfianza y mira fijamente a Dylan Yo observo a Dylan como una
sonrisa burlesca va apareciendo el rostro angelical de Dylan, que de
ángel no tiene nada y Javier comienza a sacar su billetera. Jonathan
suelta un bufido y le tira un cojín a Dylan quien lo esquiva.
—Ya no seguiré teniendo fe en ti, Jonathan—bufo Javier, depositando
un billete en la mano de Dylan.
—Es un puto, no se le va a quitar nunca hermanito ya deberías
aprender de todas las veces que hemos apostado.
Sigue apostando por él que te quedarás sin dinero—se burla Dylan con
una sonrisa juguetona en sus labios.
—¡Eres un cabrón! Deja de apostarme—dice molesto con Jonathan.
—A ti no te duran las relaciones porque me amas a mí y soy el amor de
tu vida y en fondo lo sabes—dice Dylan, lanzándole un beso a Jonathan
—. Nadie te va a amar como yo, amorcín.
Nos quedamos callados antes de que la sala estallara en carcajadas
porque a veces se pasa Dylan, pero todos sabemos que ellos dos se ven
con hermanos. Jonathan niega con la cabeza.
—Por supuesto, amorcín eres el único en mi vida, las demás chicas solo
son algo pasajero por eso siempre vuelvo a ti
—contesta Jonathan guiñándole un ojo a Dylan.
Él se lleva una mano al corazón y hace un puchero. Suelto una risa
porque los amigos de Anastasia son raros en buen sentido de que, si
está triste ellos siempre te van a alegrar con sus bromas, sobre todo
Dylan quien tiene una mente bastante rara.
—Lo sé porque soy grandioso y eso tú lo sabes—le guiña un ojo—. Ves
Anastasia, tú te lo perdiste y yo Jonathan si pudo ver lo fabuloso que
soy por eso soy el número uno es su corazón.
—¡Hey! —Exclame.
—No te ofendas Diego, solo le estoy recordando Anastasia lo que se
perdió—dijo con un tono burlón y abrazándola.
—¡Pobre de mí! Fui tan ciega ahora mismo término con mi chico cursi y
ardiente por ti, ¿vale? —dice Anastasia con tono de burla y mirándome
con una sonrisa dulce.
Pongo los ojos en blanco. Anastasia se levantó y se acercó a mí, yo la
tome de la mano y la senté en mi regazo, rodeé su cintura con mi brazo
y le saque la lengua Dylan quien me sonríe.
—Lo siento, Dylan, pero ella me ama a mí, soy su chico cursi y ardiente
—digo con una enorme sonrisa, y la estrechó aún más contra mí.
Anastasia pasa una mano por mi cara y despeina mi pelo. Hago una
pequeña mueca y ella me sonríe con esa sonrisa picarona que me
derrite poco a poco por ella. En serio que la amo y lo mejor es que me
gusta amarla de esta forma tan pura como ella se merece.
—Te amo—le susurro mordiendo su oreja—. Tienes el pelo más largo
—comentó algo distraído acariciando su largo pelo que ya comienza a
llegarle al trasero.
—Si—suspira y apoya su cabeza en mi hombro—. Se está volviendo
algo molesto para mí, pero a la vez me gusta.
—Tú te ves bonita con cualquier cosa—le aseguro, y acarició con
cuidado su cuello.
¡Mierda! Ya la de deseo y si han pasado dos semanas que siempre es su
ritual, yo me dé vuelvo a mi departamento con Cameron y Anastasia y
Alejandra se quedan aquí porque según ella somos una distracción para
estudiar. A mi da igual porque siempre sé que volveré con ella tarde o
temprano siempre vuelvo a ella.
—Adulador—bromea ella.
—¡Oh claro que soy un adulador! Y te puedo adular de muchas formas
sobre todo esta noche—insinuó con voz aterciopelada.
—¡Diego! —Exclama en un susurro, y yo suelto una risa.
Anastasia se queda sentada en mi regazo con su cabeza apoyada en mi
hombro y charló animadamente con Jonathan
como digo antes no había cruzado más de dos palabras con él y es
gracioso tanto como los gemelos, pero sé que él es el más calmado del
equipo. Me cuenta que está estudiando mecánica, que ama las motos y
que por ahora no quiere ninguna relación seria. Yo bromeo con él y
Anastasia diciendo que antes pensaba que era novio y hace una mueca,
pero no dice más e incluso evade el tema.
—¡Oh, se quedó dormida! —Exclama Alejandra y apunta Anastasia.
La miro y veo que tiene los ojos cerrados y pequeños suspiro escapan
de sus labios que chocan contra mi cuello.
Sonrió, es preciosa. Tiro de su falda y la levantó con cuidado para que
nadie pueda ver nada y me dirijo a las escaleras, sé que está cansada
porque ayer me mandó un mensaje a las cinco de la mañana lo cual solo
durmió como dos horas o tres horas como mucho.
Entró en su cuarto y le dejó con cuidado en la cama. Me siento a su lado
y apartó su largo pelo de la cara y acarició sus suaves piernas.
—¿Anastasia? —la llamó en un susurro ronco, y acaricio su cara.
—Mmm—dice entre dormida.
Sonrió y la tapó con una manta para que no tenga frío. Me quedé varios
segundos mirándola como un bobo enamorado.
—¿Anastasia? —la vuelvo a llamar, y ella arruga un poco su nariz, pero
no contesta—. Te amo, mi bella.
Regreso abajo con los demás y me siento a lado Dylan quien me ofrece
un brownie que hizo la rubia y lo tomo.
Pasamos varias horas charlando y conversando sobre distintas cosas
como los exámenes y que vamos a hacer en las vacaciones, pero todos
sabemos que corremos peligro mientras Nicolás esté suelto y aún es
más incómodo con todo esos policías persiguiéndonos de un lado a
otro.
*****
En cuanto cierro la puerta, dibujó una enorme sonrisa y busco
Anastasia. Está tendida de espaldas en la cama, todavía con la falda y
sus típicas vans puestas. Su cabello largo castaño se extiende por el
edredón de color crema.
******
Observó de reojo a Anastasia y sigue durmiendo, está enredadas en
las sábanas de su cama y se ve hermosa. Abro el armario donde
guardamos nuestro trabajo o libros de la universidad, necesito los
papeles de práctica así que saco todas las carpetas que encuentro y
me siento en el piso.
******
Me acerqué a mis compañeros quienes estaba observando el
interrogatorio de la señora Gutiérrez Catalina, la señora contaba todo
de como ella misma fue la que estranguló a la víctima con la cuerda
debido a que su esposo la amenazó.
Apreté mis labios en una fina línea cuando ella seguía relatando todo.
Caminé hacia la puerta y entré en interrogatorio con cuidado, Harry me
miró de reojo y yo me acerqué lentamente apoyándome en la pared. Me
quede quieta escuchando como decía que su pareja era violenta con ella
pegándole y amenazándola con matarla todos los días. Saque un
pañuelo desechable y se lo entregue para que se limpiara.
—Señorita Gutiérrez, las pruebas que entregó coinciden con las que se
encontraron en la escena del crimen—ella abrió los ojos—. En estos
momentos usted pasa a estar detenida por cómplice. Ahora mismo a su
marido lo están arrestando.
La sala se quedó en silencio y me remojé el labio antes de hablar. Apoyé
mis dos manos en la mesa para quedar frente a la señora Gutiérrez
quien me miraba algo asustada.
—Nos va a guiar donde fue que tu esposo abusó sexualmente de ella y
luego donde dejaron su cadáver—ordené con voz firme. Ella asintió con
la cabeza y Harry la volvió a esposar—. Vamos.
Salimos de la sala de interrogatorio con varios policías más para mayor
seguridad y poder investigar bien la escena del crimen, aún no puedo
creer que la cuerda que entrego es igual a la que se encontró en cadáver
y la tela también encajaba. Ahora solo quedaba ver si ella podía decir la
ubicación exacta de donde se encontró el cuerpo que tampoco ha sido
revelado para mayor seguridad.
Entramos en coche y fui dándole indicaciones a mi compañero por el
teléfono para que mantuviera todo en orden para que no estuvieran los
periodistas en la escena. Mire de reojo a la señora Gutiérrez quien
comenzó a darle las indicaciones de donde se había encontrado el
cuerpo. Harry se puso en marcha donde le indicaba y todos íbamos
nervios.
Harry se detuvo en la universidad donde estudiaba. Apreté mis labios y
todos estábamos callados excepto la señora Gutiérrez quien comenzó a
relatar lo que sucedió.
—Ella estaba aquí en esta esquina haciendo autostop y mi esposo bajó
la ventanilla donde se ofreció a llevarla, ella lo dudo un momento, pero
mi esposo puede ser muy convincente, además que ella también confió
en mí porque estaba su esposa así que subió—se quedó callada unos
segundos antes de continuar—. Cuando se subió Maire nos indicó que
iba a su casa quedaba muy cerca del parque nacional de Montesey así
que dijimos que la podíamos acercar.
Harry comenzó a manejar hacia el parque Montesey que era donde
efectivamente se había encontrado el cuerpo de la joven estudiante
Maire. Durante el camino nos mantuvimos en silencio hasta que
llegamos al parque donde Harry fue manejando más lento hasta que
ella dijo que aquí fue donde dejaron el cuerpo.
Nos bajamos del coche y efectivamente aquí fue donde se encontró el
cuerpo. Harry puso una mano en mi hombro y ambos lo sabíamos nos
habíamos equivocado con Nicolás, es imposible que el fuera el asesino
serial, pero aún sigue siendo buscado por el intento de asesinato hacia
Anastasia y por cargo de prostituir a menores.
—Nos esquivamos Harry— susurré con la voz rota porque fuimos tan
ciego y nos enfocamos solamente en Nicolás—.
Tenemos que ponernos en marcha pronto. Quiero a ese sujeto en la
cárcel ahora.
******
—Yo no cometí ese crimen y menos los otros crímenes. Escúcheme
por favor mi esposa se está inventado toda la historia—dijo por sexta
vez y Luis se acercó con las revistas de policías que encontramos y
con su computador que tenía pornografía de chicas que se parecían
mucho a las chicas que desaparecieron e incluso pornografía infantil.
Se quedó callado—. ¿De dónde sacaron eso?
******
Anastasia
É
Él mordió con fuerza mi labio inferior antes de soltarlo. Y apoyó su frente
contra la mía.
—Eres tan bonita, Anastasia—dijo acariciando mi mejilla con cuidado.
—Y tú eres mi chico misterioso.
—Entonces somos un buen equipo. Tú eres la chica popular y yo soy tu
chico misterioso tal como pasa en tus libros,
¿verdad? —Preguntó con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Aja—respondo con diversión y él soltó una risa.
—Te amo, Anastasia—me susurró sobre los labios.
Me separé de él, para mirarlo fijamente.
—Dime que me amas—me pidió con una dulce sonrisa.
—Te amo, Nicolás.
—¿Así? —Preguntó con una sonrisa enorme.
Puso sus manos en mi hombro y me empujó con cuidado hasta que mi
espalda tocó mi colchón y se subió arriba de mí. Acarició mi mejilla con
cuidado y fue bajando hasta la altura de mi cuello.
—No deberías amarme, Anastasia—me dio un suave beso en la mejilla y
su nariz acarició la mía—. Tengo muchos demonios y voces que me
atormentan. En fondo soy una persona peligrosa.
Tomé su muñeca y lo miré fijamente, porque siempre me decía esas
palabras, no tenía sentido para mí.
—Te amo—volví a repetir.
—¿Segura? —Preguntó serio. Puso su otra mano en el cuello y con una
sonrisa malvada —comenzó a aparecer en sus labios—. No deberías
amar a un monstruo como yo.
Nicolás comenzó a apretar mi cuello con fuerza, puse mis manos en sus
brazos intentando rasguñarlo y comencé a patalear, intenté gritar, pero
no podía hablar porque me faltaba cada vez más el aire y veía cómo sus
pupilas se agrandan cada vez más.
Sentí que alguien me movía sin parar y me removí hasta que caí al piso,
puse una mano en mi cuello porque sentía su mano aun en mi cuello
estrangulándome. Diego me abrazó con fuerza y rompí a llorar porque
estas pesadillas se siente tan real, tan real porque siempre se mezcla
con lo que antes era un lindo recuerdo a lo que es hoy en día Nicolás.
—Saca todo lo que tienes dentro de ti, Anastasia, no te dejes nada
dentro. Estaré aquí hasta que ya no te queden lágrimas por derramar—
me susurro, besando mi frente.
—Sentía tan real, Diego, tan real—confieso, limpiándome las lágrimas.
Diego toma mi barbilla con cuidado y limpia mis lágrimas con cuidado.
Lo amo tanto por tenerme esta paciencia infinita por apoyarme de esta
forma en la que muchas otras personas se verían saturado por estar a
mi lado. Dos años atrás me veía a mí misma como un amuleto de mala
suerte que solo trae desgracia y me daba tanto miedo que Nicolás
lastimara a las personas que amo porque no lo podría soportar, me
muero si les pasa algo a la gente que amo por mi culpa.
—Tranquila mi bella, recuerda que siempre voy a estar contigo—me da
un suave beso en los labios antes de levantarme del suelo y llevarme de
nuevo a la cama—. Te parece si vemos la pantera rosa para relajarnos
con unos ricos chocolates—propone con una tierna sonrisa.
Asentí con mi cabeza y veo como él comienza a buscar en YouTube los
capítulos de la pantera rosa que son unos dibujos animados muy
antiguos, pero son una parte linda de mi infancia. Diego me entrega una
barra de chocolate y me atrae a su pecho.
—Gracias por ser mi luz Diego, en mi oscuridad y por sostener mi mano
con fuerza para no caer.
—Siempre seré tu luz Anastasia, así como tú la mía—susurró,
besándome en los labios.
*******
Nicolás
Sonreí con malvada cuando vi que había ha restado a dos personas por
los crímenes que cometí. Que estúpida es la policía, esto era una ventaja
para mí y para mi plan. Observe una foto de ella y la acaricie, era tan
bonita y perfecta.
—Ya queda poco mi Anastasia, para que vuelvas a ser mía. Tranquila
pequeña que esta vez vas a acabar muerta.
Apagué la televisión y caminé hacia mi sótano donde tenía un nuevo
colchón, unas esposas, una pequeña televisión y libros para mi preciosa
chica. Tenía lista su nueva habitación por la cual estaría solo unas horas
porque de aquí ella solo va a salir muerta.
Tome una hoja de cuaderno y me ajuste bien los guantes de cuero para
escribir la nota a mi querida Mariel.
Yo maté a Maire Sepúlveda la golpeé hasta la muerte la viole y me
encantó, y si estoy enfermó y me divierto. Esas personas que tiene
arrestada asumieron la culpa y yo estoy libre para seguir matando a mi
gusto. Les debo dar las gracias a ellos porque gracias a esas inocentes
personas podré matar a más mujeres.
Sonreí, pero me guardé la nota porque no la iba a enviar hasta que maté
Anastasia. Necesito matarla, ya porque ella lo merece, ella arruinó mi
puta vida, arruinó nuestro hermoso juego, merecía morir. Me quito todo
y yo le voy a quitar su vida de la peor forma la torturaré
psicológicamente y después abusaré de ella para luego matarla. Solo
quedan dos días para iniciar con mi plan.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien. Bueno
llegamos al ultimo capítulo para entrar en final de esta historia, y ya
somo dos millones de lecturas, muchas gracias por tanto apoyo,
probablemente suba un especial por los dos millones de lectura. Recuden
comentar y votar ya que esto me motiva mucho.
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del punto de Diego
Mire de reojo a Cameron quien estaba esperando que la luz del
semáforo cambiara a verde. Estaba resultando bastante pesado hoy
porque íbamos a conocer a la mejor amiga de la rubia y ya me tenía
cansado de escuchar que me alejara de ella. Cameron dobló por la
izquierda y freno con fuerza cuando un auto estaba esperando en la
mitad de la calle.
—¡Muévete, hijo de puta!—Exclamó molesto Cameron, tocando la
bocina del auto.
Lo miré con una sonrisa divertida porque era muy raro ver a Cameron
molesto. Cerré el libro y me giré para mirarlo con diversión.
—Diablos Cameron, acabas de insultar a alguien—me burlé con
diversión y soltó un bufido que hizo que varios mechones rebeldes
cayeran en su frente—. Este día se pone interesante para mí.
—Joder, Diego, aléjate de la amiga de Alejandra—me advirtió de nuevo
con un tono de voz enojado y acelerando su auto.
—Ya van dos insultos en menos de... —mire mi teléfono y él me dio un
empujón—. En menos de 50 segundos un nuevo récord para ti y ahora
me agredes físicamente, ¿Por qué estás tan agresivo hoy? Creo que
estás algo urgido por tener sexo con tu sexy rubia—me burle con una
risa juguetona.
Camero tomo mi libro y me pego en la cabeza con él.
—¡Eso dolió! —Exclame, le quitó el libro.
—Solo aléjate de ella—me amenazó de nuevo Cameron y ahora yo le
pegue con el libro porque ya me estaba aburriendo con este tema, por
favor es solo una chica más de la universidad—. ¡Imbécil!
—Cameron, es una chica más en la universidad por favor, no voy a
saltar encima de ella—puse los ojos en blanco y me pasé al puesto de
atrás—. ¿Tú ya la conoces? — pregunté, mirando por la ventanilla.
—Si, Alejandra se ha juntado muchas veces el año pasado con ella.
Anastasia fue la chica que casi te atropella esa vez que salías tú y
Bárbara de la universidad—me recuerda Cameron con diversión.
Fruncí el ceño porque apenas le puse atención a ese momento: Solo le
dije que tuviera cuidado y me fui con Bárbara a mi todo terreno. Así que
la amiga de Alejandra anda en moto que interesante, pero sigo
repitiendo que solo es una chica más que formará parte de nuestra
universidad.
—Bueno iré a buscar a Alejandra, ¿Quieres ir? —Preguntó Cameron con
una pequeña sonrisa y negué con la cabeza porque quería seguir
leyendo—. Diego a veces parece un nerd leyendo.
Lo miré y le volví a pegar con el libro en la cabeza. Él soltó un gemido
de dolor.
—También es una buena arma para pegarte amigo mío—me burlé con
diversión y él puso los ojos en blanco.
Cameron cerró la puerta y vi como entraba corriendo al edificio de
Alejandra. El chico está algo desperado por sexo que ahora hasta estaba
corriendo para ir a tener algo rápido en su pieza. Saque el marcado del
libro y retome la lectura es algo que me gusta desde pequeño y a pesar
de que doy la imagen de chico malo, no lo soy. La gente siempre va a
creer una imagen de ti por cómo te ves físicamente y no por como eres
realmente.
Mire mi teléfono y ya íbamos algo tarde, pero que estaban haciendo allí
adentro, mire por la ventanilla y vi que se abrió
la puerta del edificio donde Cameron sostenía la puerta para que saliera
Alejandra y su amiga. Cameron agarró del brazo a Alejandra y
comenzaron a besarse.
¡Dios santo estos chicos! —pensé para mí mismo. Me fijé en la otra
chica quien estaba de espalda y me dejaba a la vista un espectacular
trasero redondito y de seguro duro, tenía el pelo largo castaño que casi
le llega a la cintura. Todo se veía muy bien desde atrás ahora quería
verle la cara.
Me acerqué un poco más a la ventanilla y vi que ella venía algo molesta
al auto de Cameron. Me volví a sentar en mi lugar y guarde mi libro de
Romeo y Julieta, saque otro de medicina. La chica entró en auto y su
fragancia llenó por completo el auto, era de vainilla mezclado con un
aire sexy. La miré de reojo y no podía ver su cara porque su pelo estaba
como una cortina tapando su cara y cada una de sus facciones.
Solté un pequeño bufido y me concentré en la lectura de mi libro, sentí
una mirada sobre mí que me estaba observando fijamente. Miré de
reojo a la chica y casi me desmayo por su belleza. La chica tiene las
pestañas largas y gruesas, unos labios carnosos y sus ojos azules son
los más hermoso que he visto en mi vida.
Ella me mira también por unos segundos y juro que en ese momento
entró una hermosa luz que se posó en ella.
Negué con la cabeza y alcé una ceja hacia ella porque estaba intenté ver
el nombre de mi libro. «Es curiosa»—pensé para mí mismo. Y muy
guapa, joder, que se me ha puesto dura con esa pequeña mirada.
Ella desvía la mirada y mira por la ventanilla donde vemos a Cameron y
Alejandra besándose apasionadamente. Ella suelta un pequeño suspiro
y saca su celular. Intento volver a retomar la lectura, pero no puedo
dejar de mirarla y ella está intentando volver a mirar el nombre de mi
libro.
—No creo que te guste este libro —digo con una sonrisa burlona en mis
labios—. Es tu primer año de universidad,
¿verdad?
Ella ni siquiera me mira cuando responde:
—Tal vez. Y sí, es mi primer año de universidad—. Se encoge de
hombros.
Ella me ignora porque se pone a mirar su teléfono, pero yo no me rindo
porque esta chica me trae una paz que no sentía hace años y es raro
porque apenas la conozco hace unos minutos.
—Me lo imaginaba. ¿Eres amiga de Alejandra?—preguntó con una
sonrisa de curiosidad porque ahora lo único quería en estos momentos
era conocerla.
Ella miró unos segundos a la parejita de mis mejores amigos y luego me
miró por unos segundos en silencio. Me quede perdido en sus
asombrosos ojos azules, son de un azul extraordinario y su belleza me
estaba quitando el aliento, también me estaba poniendo cachondo de
imaginarla desnuda sentada en mi regazo y mis manos tocando su piel.
—Si—dijo tratando de ser amable, pero me di cuenta de que estaba
tratando de cortar la conversación.
Fruncí el ceño porque esta chica no me estaba dando bola, y eso no me
gusta mucho, normalmente siempre son las chicas que me sacan
conversaciones para llamar mi atención. La miré y se estaba poniendo
un mechón detrás de su oreja.
—¿No quieres hablar conmigo? —Pregunte con un tono burlón.
—Soy una chica de pocas palabras—fue todo lo que ella me dijo y se
concentró en su celular.
Solté una pequeña carcajada porque esta chica tenía un aura que me
estaba encantando.
—¡Interesante! Entonces eres de las chicas misteriosas que guardan
secretos y tiene esa aura oscura a su alrededor
—comente con una sonrisa traviesa. Ella me miró fijamente y cerré mi
libro para concentrarme en ella—. Eres de esas chicas que le gusta
estar sola porque la vida ya le ha hecho mucho daño, ¿verdad?
Sonreí porque la chica me miraba sorprendida y justo cuando ella me
iba a responder las puertas de adelante se abren y entra la parejita de
mis mejores amigos enamorados.
—Hola, Diego—dice Alejandra con emoción. Me pasé una mano por el
pelo—. ¿Cómo estás?
—Hola, guapa, muy bien y tú—. Le respondo con una sonrisa jovial y
Alejandra me guiña el ojo.
Cameron soltó una carcajada al escuchar mis palabras porque siempre
estamos bromeando. Observé por el rabillo de mi ojo derecho y vi que
bella estaba revisando su teléfono. Un momento acabó decirle el apodo
que mi padre le decía a mi mamá a ella. Me quedé varios segundos
mirándola y mientras más la miro más bella la encuentro.
—Diego, por última vez, no quiero que le digas así a mi novia— dice
Cameron de broma y pegándome una pequeña palmada en la cabeza.
No puedo evitar hacer un gesto burlón.
—No es mi culpa que las chicas no se resistan a mí—respondo en tono
de burla y siento su mirada sobre mí—. Veo que este año hay muchas
chicas guapas—suelto de repente.
Nuestra mirada choca por unos segundos donde ambos nos estamos
mirando fijamente en una especie de competencia que sinceramente
me da miedo como su belleza me está hechizando, al final le guiño un
ojo y ella frunce el ceño. Anastasia niega con su cabeza.
De cierta forma ese gesto me enoja un poco y me molesta que no me
preste atención o que ni siquiera me mire.
—Alejandra, tengo una duda—digo de forma irónica—. ¿Es cierto que
tu amiga es una chica de pocas palabras?
Alejandra la mira con cierta diversión y Anastasia le guiña el ojo en
forma de respuesta. Pongo los ojos en blanco
—Algo así, no es nada contra ti—dice la rubia, y me dedicó una
pequeña sonrisa juguetona en sus labios—. Le cuesta demasiado
confiar en la gente y bueno Diego, tú eres muy confiado con la gente.
Alejandra me miró con una pequeña mirada de advertencia que hizo
que mi sonrisa creciera aún más y ella lo noto.
—¡Interesante! —Exclame con mucha emoción.
—¡Hey, chico! —Me llama un ángel—. ¿Sabes que sigo aquí? Puedo
responder tus preguntas, claro, cuando te conozca porque ahora no y la
razón es porque tú has visto lo loco que está la gente, ahora—comenta
con cierto aire burlón en su tono de voz que me está volviendo loco.
Me acerco un poco a ella.
—Eso es una invitación a salir y a pasar tiempo juntos—sonrió con aire
malvado y ella suelta una risa. Me inclino hacia ella, pero ella se aleja de
mí—. Yo también puedo ser un chico de pocas palabras—suelto sin
descaro esas palabras que tenían doble sentido.
Ella se muerde el labio inferior y juro por dios que ese pequeño gesto
tan sexy fue directo a mi pene.
—Lo tomaré en cuenta—declaró ella con un tono burlón que no pasó
desapercibido para mí y eso alimentó mis ansias para conocerla.
—Espero que no lo piense tanto, nena, porque una cosa mala en mí es
que soy algo intenso y no me gusta esperar tanto. Soy un chico que le
gusta correr en vez de caminar—dije con sinceridad.
Ella me miró y una sonrisa burlesca apareció en mis labios.
—¡Interesante! También eres bastante confiado con la gente extraña—
murmuró.
—Algo— comenté con diversión—. Sobre todo con chicas guapas y
misteriosas, son así por decirlo un desafío—la
miró fijamente sin despegar la vista de sus hermosos ojos azules.
—Eso en muchos idiomas se puede considerar acoso, ¿lo sabes? —
responde con una dulce sonrisa.
No puede evitarlo y suelto una carcajada, ella me miró por un segundo
y yo la observaba con mucha diversión porque definitivamente esta
chica tenía algo que me encantaba. Ella me seguía observando de una
forma que me ponía nervioso porque sentía que su mirada me estaba
quemando.
Alcé una ceja hacia ella y desvió la mirada rápidamente cuando la
descubro con su pequeño escaneo hacia mí.
Durante el camino la fui mirando de reojo, pero ella no volvió a
mirarme cosa que me hacía sentir frustrado.
Nos bajamos del auto de Cameron y comenzamos a caminar a la
entrada de la universidad donde íbamos hablando sobre la fiesta que
quiere dar Alejandra en su departamento. Mire por el rabillo de mi ojo y
ella iba en absoluto silencio escuchando lo que iba diciendo Alejandra.
—Diego—, grita Amber, corriendo hacia mí—. Te extrañé tanto en estas
vacaciones.
Ella se lanza en mis brazos y antes de que pueda decirle algo me besa
con fuerza, pero no me negué y le seguí el juego, además, Amber era
una guapa chica con la que me encantaba follar durante mi año
universitario y era de las pocas chicas que solo quería sexo y nada más.
—Hola, Amber, como siempre tan guapa, pero si me disculpas tengo
que ir a clase—ella hizo un pequeño puchero y aparte su pelo hacia un
lado—. Te llamo después—le guiño el ojo.
Camino por los pasillos de la universidad y en camino fui saludando a
varios amigos que me encontraba en el pasillo.
Entre en mi aula y mis ojos recorrieron la sala buscando un puesto
vacío, pero me fije en una guapa chica que estaba sacando sus
cuadernos de la mochila. Camine hacia ella antes de ser consciente de lo
que estaba haciendo.
—Menuda coincidencia, bella—suelto de repente el apodo que mi
padre le decía a mi madre, pero ¿Qué mierda? —
pienso para mí mismo.
Ella me mira por unos segundos en silencio y sonrió.
—Que genial tengamos esta clase juntos—digo lo primero que se me
viene a la mente porque aún estoy procesando que le dije «bella» nunca
antes se lo había dicho a alguien, siempre he sabido que es un apodo
muy especial para mí.
—¡Qué alegría! Mi corazón da saltos de emoción—dice con una falsa
emoción—. Te gusta hablar con los extraños,
¿verdad? —apoya su codo en la mesa y me mira fijamente tanto que me
pone algo nervioso.
—Sí, quiero decir es la forma en la que se conoce a las personas—Ella
alzó una ceja y sacó a relucir mi sonrisa burlona—. Me refiero a que en
nuestra vida siempre llegan personas nuevas, ¿verdad? —Ella asiente
con su cabeza y fue un gesto muy tierno, pero « ¿qué está pasando? » —
vuelvo a repetir para mí mismo, desde cuando pienso que un gesto es
tierno.
Suelto una risa para callar mis pensamientos.
—Entonces para conocer a esa persona tengo que hablar con ella para
saber cómo es su carácter, sus gustos, al menos es la forma tradicional
—termino de decir con cierto aire burlesco en mis palabras.
—¿Tiene dos formas para conocer a la gente? —Pregunta con
curiosidad.
«Bingo» Anastasia es muy curiosa y eso es una ventaja.
—Claro, la segunda es sin ropa y mis manos explorando su cuerpo—
ella apretó sus labios en una fina línea—. Uno puede conocer a la
persona a través del sexo y sin necesidad de palabras—comento con
diversión, pero creo que a ella no le ha gustado.
Pero me mira unos segundos antes de soltar una pequeña risa que me
vuelve loco, es preciosa. Tal vez ahora
entiendo un poco las amenazas de Alejandra de que no me fijara en ella,
pero ahora sé que va a ser imposible alejarme de ella porque me gusta y
quiero conocerla. Anastasia tiene algo que me trae una paz y una luz
que hace tiempo no sentía.
—Valee—dice algo incómoda por mis palabras, lo que me causa gracia.
Me paso la mano por el pelo para tratar de controlar esos mechones
rebeldes que siempre caen mi frente.
—Supongo que sí te ofrezco estas dos ofertas tú no tomarás ninguna de
las dos ofertas, ¿verdad?
—Exacto—Ella mira alrededor y yo igual, veo que Tamara me está
mirando y le guiño un ojo.
Nos quedamos en silencio y saco mi libro de Romeo y Julieta. Ella me
miró sorprendida con la boca ligeramente abierta, pero se repuso de
inmediato cuando vio que la estaba mirando.
—¿Te gusta Shakespeare? —preguntó, abriendo la página en la que
estaba leyendo.
—No tanto Diego, difiero en muchos puntos de vista con él—comentó
con una pequeña sonrisa.
Sonrió, pero no aparto mi vista del libro porque aunque me gustaría
seguir viéndola también amo leer, siento su mirada sobre mí y la miró
por el rabillo de mi ojo.
—Eres bellísima. ¿Te gustaría salir con este extraño? — Pregunté aun
leyendo el libro.
—No—respondió de inmediato.
Solté un largo suspiro porque sabía que diría esa respuesta, cambie la
página de mi libro, pero aun así la seguí mirando. ¡Dios es tan bella!
Realmente me ha quitado el aliento.
—Tenía que intentarlo—digo con un suspiro de frustración porque algo
me dice que no será tan fácil pasar tiempo con ella.
Seguí leyendo y sentí como abre algo y después como comienza a
golpear la mesa. La miro porque el ruido me estaba molestando mi
lectura. Me aclaré la garganta un poco antes de hablar.
—Puedes dejar de hacer ese ruido—le pido amablemente.
Ella me muestra una risa juguetona y me ignora, sigue golpeando con
más fuerza el lápiz contra la mesa de seguro que quiere molestarme
con el ruido lo veo en cómo sus ojos brillan de emoción.
—¡Dios, solo quiero leer un poco! —exclamó molesto por el ruido ya del
lápiz.
—¡Y yo solo quiero golpear mi lápiz contra mi mesa! —responde seria.
Fruncí el ceño porque se lo pedí amablemente una vez, ella volvió jugar
con su lápiz. Intenté seguir leyendo por varios minutos, pero ese sonido
me estaba causando un toc y no podía concentrarme en mi libro. Estiro
mi mano y le arrancó el lápiz de su mano.
Ella me fulmina con la mirada y sonrió con aire malvado para ella.
—Devuélveme el lápiz— me pide amablemente.
Suelto un bufido.
—¡No! —Exclamo molesto—. Te lo pedí amablemente y no quisiste
parar y ahora te aguantas, muñeca.
Ella abre los ojos sorprendida y un pequeño rubor comienza a aparecer
en sus mejillas, y se ve aún más sexy estando molesta, de repente sentí
unas manos sobre mis hombros. Me volteo a ver quién es y es mi amada
Tamara.
—Hola, Támara, tan guapa como siempre.
Elle me sonrió de forma traviesa y puso una mano en su cadera. Le doy
rápido recorrido de cómo anda vestida con una sexy falda y una polera
negra. Tamara se sienta en mis piernas y comienzo acariciar sus suaves
piernas, ella pone sus manos alrededor de mi cuello. Y siento que mi
bella compañera suelta un suspiro. Dejó su lápiz en mi mesa y veo como
ella lo agarra de inmediato.
—Disculpa, pero te puedes salir de ese puesto— dice Tamara de forma
arrogante.
Ella sonríe de oreja a oreja. ¡Ay, dios! —pienso para mí mismo.
— ¡Mmm...déjame pensarlo! —Dice Anastasia, pasándose una mano por
su largo pelo castaño que se ve tan suave—.
Después de meditarlo unos segundos ya sabes analizando las ventajas y
desventajas de porque tendría que irme del puesto donde yo llegue
primero. Mi respuesta es un no—Miro a Tamara y veo que está bastante
molesta e incluso su cara se torna algo roja—. Mira guapa, puedes
llevarte a este chico que fue él quien se sentó aquí. A mí no me metan es
sus asuntos poliamoroso.
⋙ Me harías un favor llevándotelo, por favor—juntó sus manos en
forma de súplica.
Me aclaré la garganta y ella me guiñó el ojo de forma traviesa. ¡Dios, lo
está haciendo a propósito! —Exclamó molesto para mí mismo.
—Primero que nada, bonita ¿Quién crees que eres tú? ¡Y, además, sabes
quién es él!—Exclamó indignada Tamara.
Mire de reojo Anastasia y se estaba mordiendo el labio inferior para no
reírse y de cierta forma me estaba causando gracia la situación. La
gente de la universidad tiene una imagen de mi muy equivocada para
las chicas soy el chico malo que solo quiere sexo y nada más y para los
chicos soy la apuesta asegurada para el boxeo.
—Por favor, chica, me da exactamente igual quienes son ustedes dos—
dice ella encogiéndose de hombros—. Solo quiero que me dejen sola y
tranquila en este puesto y listo—dice limpiándose la uña—. Hay
muchos más puestos desocupados, guapa —Anastasia le guiña el ojo a
Tamara y ella se pone roja.
¡¿Cómo?! Acaso Anastasia es lesbiana, no me molesta las chicas que lo
son siempre las he apoyado, pero algo dentro de mí no me gusta que
ella lo sea. Tamara se levanta de mi regazo y vuelve a su asiento.
Me aclaro la garganta porque me acaba de arruinar mi fiesta.
—Me acabas de arruinar la fiesta —murmuró molesto—. Disculpa, pero
eres algo desagradable—suelto lo último enojado.
Ella me miró con diversión, pero yo no estaba enojado. Ella estalla en
una carcajada y niego la cabeza porque estoy enojado con ella porque le
coqueteo a Tamara y ella se sonrojó, me molesta que tal vez ella sea
lesbiana, pero ¿por qué? Siempre he apoyado a la comunidad, pero no
me gusta la idea de que ella lo sea.
— ¿Por qué eres desagradable? —Volví a preguntar.
Ella se mordió el labio inferior para aguantarse la risa y me molesto
esta actitud tan rebelde en estos momentos.
—Soy como soy—Soltó con diversión y yo sonreí con maldad hacia ella
—. ¿Acaso tienes celos de mí?
—Oh, excelente respuesta como que el dinero es dinero. Creo que tú
tienes celos de la otra chica, estoy seguro de que quieres estar en mis
piernas y que mis manos recorran tu piel—la provocó con un gesto
torcido de satisfacción.
—Claro, muero de celos.
—Cobarde—le susurro en donde mi boca toca ligeramente la piel de su
oreja y da un pequeño salto—. Tu cuerpo dice otra cosa.
—Nah, mi cuerpo se aleja de ti porque me estás acosando, estás en mi
espacio personal—declara con seguridad.
Ella mueve las manos marcando cuál es su espacio personal y yo suelto
una carcajada donde varios mechones rebeldes caen en mi frente, me
paso la mano por el pelo despeándolo más. Anastasia observa a su
alrededor y luego vuelve a fijar su vista en mí.
—Me quedó claro cuál es tu espacio personal y lo he respetado hasta
ahora, pero me acabas de arruinar la fiesta, Anastasia—me acerqué a
ella de forma amenazadora y nuestras narices se rozaron—. Y puede
que me guste romper tu espacio personal, nena.
—¡No soy tu nena y quita tus manos de mi espalda! —Dice enojada, y
retiro lentamente mis manos de su espalda porque está furiosa—. No
me toques de nuevo o te lo juro que no respondo.
Ella respira varias veces para lograr calmarse y me siento mal porque
tal vez fui muy cabrón con ella y no lo merecía.
—Vale, lo siento. ¡Mierda! Me pase, pero no me gusta que me arruine
mis fiestas—digo chasqueando mi lengua y añado—: Será mejor que
me vaya, ya que alguien espanto a una de mis chicas.
Comencé a guardar mis cosas y mi libro de Romeo y Julieta de cierta
forma me sentía culpable, pero a la vez estaba molesto con ella porque
me sentía muy atraído hacia ella de una forma muy intensa y la segundo
es que me acaba de arruinar mi fiesta con Tamara, además le coqueteó
y Tamara cayo en sus encantos tal como lo estaba haciendo yo.
—Le mandas saludo a tu chica—dice con una sonrisa juguetona, y
guardó el último libro en mi mochila.
Suelto un bufido y me inclino hacia ella.
—Se lo diré cuando me la esté follando—le susurro con voz ronca.
Anastasia se quedó en absoluto silencio y luego negó la cabeza. No
puede evitar darle un pequeño golpe en su hombro que me hizo sentir
como un verdadero cabrón, normalmente no soy así, pero esa chica me
está enfermando y molestando por alguna razón y a la vez quería estar
a su lado. Me senté a lado de Tamara quien me dio un suave beso en los
labios.
— Buenos días, alumnos, la clase comenzará ahora, así que guarden
silencio por favor — dice el profesor de historia.
Durante la clase estuve tonteando con Tamara, besándola, pero aun así
mis ojos siempre iban a parar a la bella y dulce chica que tomaba nota a
todo lo que el profesor estaba diciendo. Intente varias veces
concéntrame en el profesor o en Tamara, pero no podía y no entendía
por qué Anastasia me deslumbra tanto con su belleza que no es nada
del otro mundo, muchas chicas son guapas o más que ella, pero
Anastasia tenía algo que estaba capturando toda mi atención.
Arranqué una hoja y comencé a escribir rápidamente una nota para mi
bella. La dejé con cuidado en la mesa. Ella levantó la mirada y nuestras
miradas chocaron, sentí de nuevo esa paz, ¿pero qué me está pasando?
Desvió rápidamente la mirada de ella.
Escucho como ella suelta un pequeño bufido que me hace sonreír y veo
que desdobla mi nota pasan varios segundos donde ella lo está leyendo
y luego la rompe en varios pedazos. Me llevo la mano al corazón y hago
un puchero que le saca una breve sonrisa.
El timbre al fin sonó y guardé todas mis cosas en mi mochila. Observé
como Anastasia salía rápidamente de la sala, la seguí. Tomó con cuidado
su brazo y ella se dio la media vuelta algo molesta.
— ¿Qué quieres?
—Eso fue feo, acabas de romper mi corazón y también mi declaración
—me inclino hacia ella, pero Anastasia retrocede—. Tranquila
Anastasia, no romperé tu espacio personal. Ven, te llevaré a donde nos
juntamos con los demás para que no seas una rara—me rio—. Claro
que sería una rara muy bella—digo mordiendo el labio inferior varias
veces.
Ella me mira molesta, y me meto las manos dentro de los bolsillos de mi
pantalón. Anastasia arruga un poco su nariz antes de contestar:
—Vaya no mentías con lo de ser intenso, ¿verdad? —sonrió de lado y
varios mechones cayeron en mi frente—. No te preocupes por mi soy
nueva, pero puedo encontrar a mi amiga.
—Será más rápido si vas conmigo—me ofrezco porque necesito pasar
más tiempo con ella para saber que me sucede con ella. Sacó un
pequeño papel y se lo entregó—. Mi número.
—Okey—murmuró desconcertada.
—Es por si te pierdes y necesitas a un guapo guía que te guíe por la
universidad— pongo mis manos en su hombro y ella asiente con su
cabeza de una forma muy tierna—. Y me puedes guardar como: "el
amor de tu vida" en tu celular—
digo con una sonrisa traviesa y hago comillas con mis dedos.
—No lo sabía, pero interesante dato para mí—dice con mucho
sarcasmo y golpeando mi hombro—. Solo que yo no tengo citas, no creo
en el amor y tampoco me gusta conocer a gente nueva.
Me quede quieto por unos segundos como que no cree en el amor, eso
es muy fuerte e incluso para mí.
—Eres rara—suelto de repente y me dan ganas de morderme la lengua
porque es rara, pero en buen sentido.
Ella se encoge de hombros sin darle mucha importancia a mis palabras
y de cierta forma me trae un alivio porque no quiero que piense que la
estoy insultando.
—Lo soy—responde guardando mi número en su bolsillo de su
pantalón.
—¿Te gusta la soledad? —preguntó con curiosidad.
Sonrió.
—Me gusta perderme, así que supongo que sí. A la gente le da miedo
estar sola en esta vida, yo creo que es algo fascinante. Me tengo que ir—
dice, y da media vuelta antes de que pueda decir algo.
—Adiós, chica rara—le digo con una sonrisa, cuando ya veo que está
algo lejos de mí.
¡Dios! Es chica es bellísima, inteligente y fascinante y solo significa una
cosa para mí que estoy en grave peligro de caer en hechizo de Anastasia
o peor que rompa mi corazón, Alejandra tenía razón tengo que alejarme
de ella porque único que saldría lastimado aquí seré yo, pero a la vez
quiero conocerla porque algo dentro de mí me dice que es la indicada
para mí y eso suena loco porque solo la conocí hace unas horas.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien. Bueno aquí
esta especial de 1 millón de lecturas y aun falta especial de dos millones
de lecturas que por ahora no se cuando lo subiré, pero será pronto porque
ahora estoy en periodo de exámenes.
Espero que les guste mucho y no se les olvide votar y comentar si les gusta
lo que escribo porque esto motiva mucho a los escritores
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Solté un suspiro de cansancio porque a pesar de que tenía pruebas con
el hombre que atraparon la semana pasada en muchas otras pruebas él
no coincidía como en las mordidas en las víctimas, pero aun así la gente
está tan cegada y la policía estaba tan desesperada de echarle la culpa
alguien que el hombre está recibiendo toda la ira de España.
Incluso Mariel la han destituido de su cargo, lo cual la tiene con el
corazón roto porque ella amaba ese puesto, pero ella sigue creyendo
que el culpable es Nicolás mostrando todo lo que lo vincula, pero aun
así no le creen y la hicieron a un lado en su investigación. Estoy
preocupada porque yo le creo, más porque el mismo Nicolás me lo
confesó y le creo, algo que siempre le ha aplaudido a Nicolás es que es
sincero siempre me ha dicho la verdad.
En estos días me he sentido más alterada de la costumbre es como si
sintiera que algo malo se aproximaba, pero todos han bajado la guardia
incluso quitaron algunos policías ahora solo tenemos dos. Siento que se
acerca algo malo, y nadie parece darse cuenta Diego, Cameron y
Alejandra han bajado la guardia porque creen que el asesino es el
hombre.
Me siento en puesto vacío esperando la llegada mi chico cursi y
ardiente es de las pocas clases que compartimos este año y el próximo
ya no coincidiremos en ninguna. Mire de reojo la puerta esperando ver
a mi sexy novio, pero entra varios compañeros antes de que aparezca,
pero no viene solo, una chica de pelo rubio lo acompaña y le hace ojitos
a mi novio.
Diego apenas escucha lo que le está diciendo la chica. Él me busca con
la mirada y cuando me encuentra sus ojos se achican y me muestra su
jovial sonrisa para mí. Es tan guapo y sexy. Se disculpa con la chica y
camina rápidamente en donde me encuentro.
—¡Mi bella! —Exclama con demasiada emoción, lo que me hace sonreír
porque este chico vestido completamente de negro con el brazo tatuado
en lado izquierdo tiene toda la pinta de ser un chico malo, pero es
tierno y cursi que incluso me llega enferma con su amor.
Observó como aún varias chicas suspiran por él, pero Diego solo tiene
ojos para mí. A veces me parece de locos que él se haya fijado en mí.
Repase rápidamente como anda vestido con sus típicos pantalones
negro roto en las rodillas y una camiseta simple negra.
—¡Mi chico cursi y ardiente! —Respondo de vuelta.
Diego se sienta a mi lado y toma mi mano.
—¿Cómo estás? —Pregunta con preocupación.
Sé que está preocupado por mí, más porque ayer fue a dormir con sus
abuelos y yo me quede con la rubia y Cameron, pero aun así apenas
puede pegar un ojo anoche porque siento algo dentro de mí que esto es
solo inicio de una pesadilla y la siento muy cerca aun cuando todos han
bajado la guardia, sigo teniendo miedo de Nicolás y a la vez estaba
cansada de esperar que él haga su movimiento de una buena vez.
Aun así tengo la fe de que Mariel atrape a Nicolás por los otros cargos
donde ella aún sigue llevando la investigación, es por esa razón que
estoy fingiendo con todo el mundo de que estoy bien, a pesar de que
por dentro estoy muerta de miedo y contando los días, horas, minutos y
segundo para que esto termine.
—Sentada—contesté de forma irónica.
Él alza una ceja hacia mí a la falta de respuesta.
—Hablo de tu estado de ánimo, Anastasia. ¿Tuviste pesadilla anoche?
—Él juega con los dedos de mi mano.
Suelto un suspiro dramáticamente y apoyo mi cabeza en mi mano.
—Enamorada—respondo con una sonrisa burlona en mis labios.
Diego me mira desconcertado.
—¿Cómo? —pregunta alzando una ceja hacia mí.
—Me preguntaste sobre mi estado de ánimo los cuales son: feliz, triste,
enojado...—antes que terminara de hablar me interrumpió.
—Eso ya lo sé bella—una pequeña sonrisa burlona apareció—. ¿Estás
enamorada? ¿De quién? —Me sigue en el juego.
—De un estúpido que no para de preguntar cosas—comento con un
tono irónico y muerdo mi labio para aguantar mi risa.
Porque aún en mis días malos él siempre me está haciendo feliz, Diego
dice que soy su luz, pero para mí también lo es con sus chistes malos,
palabras cursis y su amor me alegra. Él dice que volvió a sonreír por mí,
y también lo hizo por mí, ambos hemos avanzado juntos.
Diego tomó mi cara entre sus manos y su pulgar acarició mi mejilla.
—¿Él estúpido pregunto soy yo? —Preguntó con cierta diversión en su
voz.
—Sigues preguntando cosas Diego, estás lento hoy día—respondo, él
negó con su cabeza.
Se inclinó y me beso lentamente, primero chupo mi labio inferior antes
de morderlo para luego profundizar el beso que fue lento y delicado, se
tomó su tiempo y sus dedos acariciaba mi mejilla haciendo todo aún
más tierno. ¡Dios, estoy tan enamorada! Ambos nos separamos por la
falta de aire. Lo miré tenía las pupilas dilatadas.
Diego comenzó a darme pequeños besos en el cuello que me hizo soltar
un pequeño gemido.
—Te extraño—susurro con la voz ronca.
—Estoy aquí—pongo mi mano en su pecho.
—No me refiero a eso, extraño estar sin ropa contigo en una cama
haciendo cosas locas con tu cuerpo, bella—me recuerda que ya
llevamos casi dos semanas sin sexo por diferentes motivos, la primera
fue que estuve con la regla y después ambos estábamos sumergidos con
las últimas pruebas de la universidad así que no hemos tenido tiempo.
Sonrió con diversión.
—¿Es una propuesta para tener sexo caliente? —Pregunté de broma.
Sus labios comenzaron a subir por mi cuello hasta llegar a mi mejilla
donde me dejó un largo beso, y su nariz acarició la mía.
—Si y te falto decir también sexo duro y caliente—me susurro con voz
ronca, haciendo que mi cuerpo se estremeciera.
Solté una risa, pero negué con la cabeza.
—Estamos en la universidad Diego—le recordé con una pequeña
sonrisa y posó su mano en mi cadera.
Él ladeó un poco su cabeza y una sonrisa traviesa comenzó a aparecer
en ese bello rostro, lo que me hacía saber que estaba teniendo una loca
idea.
—Bueno están los camerinos o el baño, ¿te animas, Anastasia?
—¡Diego!—, Exclame sorprendida—. Creo que nos escucharán las
personas que entran al baño—le susurro al oído.
Comenzó a darme pequeños besos en cuello y puso su mano en mi
muslo en donde comenzó a subir y a bajar
haciendo que mi temperatura suba. ¡Esto es una locura! Por dios
realmente estoy pensado si debemos tener sexo en los baños de la
universidad.
—Eso sería el problema contigo, porque tú no puedes controlar tus
gemidos cuando entro y salgo de ti—declaró en un tono burlón.
Solté un gemido pequeño cuando me pellizco la pierna.
—¿Qué te pasa a ti? A caso tu misión de hoy día es ponerme caliente o
¿Qué? —Pregunte sorprendida.
—No solo quiero que sientas como estoy yo—me guiño el ojo—. Yo
tengo erecciones con tan solo mírate y ver cómo muerdes tu labio
inferior. No me parece justo que siempre sea yo el que sufra por tener a
mi amigo ansioso por ti—se inclina hacia mí—. Ahora los dos estamos
calientes y cachondos. Un empate.
Pestañeo varias veces hacía porque eso me ha dejado incrédula ahora
resulta que es mi culpa que siempre ande caliente como si no me
pasara. Suelto un bufido y él suelta una pequeña carcajada antes de
robarme un beso.
Siento como cierra la puerta y Diego se separa rápidamente de mí.
Durante la clase nos felicitaron por haber pasado la mayoría el ramo y
también nos dio la típica charla de como pasamos el primer año
estábamos listos para soportar los años que durará nuestra carrera.
Diego fingió roncar, ya que él iba en segundo año, pero no había tomado
estos ramos y estuvo durante toda la clase intentando tocar más de lo
debido.
—¡Diego! —Exclamé en un susurro.
—¡Aburrida! —Me saca la lengua y siento como su mano va subiendo
por mi muslo hasta llegar al inicio. Trago duro y miró al profesor que
sigue hablando—. Me gusta esta falda—comenta con tanta calma y le
pego una palmada cuando sus dedos hacen presión en mi sexo.
—¡Manos quietas! —Le ordenó, pero él solamente ve con una tierna
sonrisa de niño bueno—. Basta, Diego.
—¡Cobarde! Solo quiero regalarte un orgasmo y así me lo pagas
retándome—se lleva una mano al corazón y hace un puchero
Negué con la cabeza y resto de la clase fue entre bromas y Diego intentó
meterme mano para molestarme, quería matarlo, pero a la vez quería
besarlo. Durante el día estuve en diferentes clases hasta que por fin
terminamos este día.
Me acerqué a la rubia quien estaba hablando con Cameron y le di un
beso en su mejilla. Ella me miró sorprendida y luego me rodeó con su
brazo.
—¿Cómo estás mi rubia bonita? —Pregunte con una sonrisa.
Alejandra abrió los ojos e hizo una pequeña mueca y sus ojos
decayeron. ¡Mierda! Mi hermano siempre le decía rubia bonita, siempre
quise que ellos tuvieran algo, ya que Alejandra babea por mi hermano y
sé que en fondo a Alex también le gustaba...A veces me pregunto si Alex
estuviera aquí...¿ellos dos estarían juntos? Pero luego pienso que ella es
feliz con Cameron.
—Bien—dijo algo incómoda. La miré fijamente y ella lo noto, y forzó
una sonrisa—. Me quedaré hoy con Cameron en su departamento ahora
que estoy más calmado, necesito que me des un respiro, Anastasia.
Hice una mueca porque no me parecía una buena idea en absoluto. El
dolor de mi pecho comenzó a crecer.
—Alejandra... —Comencé a decir, pero ella me interrumpió.
—Nada malo va a pasarme, Anastasia. Además, tengo a ese guapo
policía que me persigue a todas partes—me recuerda e inclina su
cabeza donde se encuentran los policías vigilándonos.
—No me parece buena idea—intentó de nuevo porque tengo un mal
presentimiento hace días y esto no me gusta.
Ella soltó un bufido.
—Solo será una noche Anastasia, necesitamos algo de privacidad—dijo
algo molesta y di un paso atrás porque eso dolió—. ¡Mierda! No quise
decir eso, solo queremos algo de privacidad, ¿lo entiendes?
Asentí con mi cabeza y Diego me abrazó con fuerza.
—Te amo, rubia, no quiero que te sientas asfixiada por mí—le susurro y
ella me abraza con fuerza—. Pásalo bien con tu guapo chico.
—Sé que lo hace porque me cuidas, pero necesitamos esto por esta
tarde y noche. Y también te amo.
Asentí con mi cabeza, ellos se despidieron de nosotros. Observe cómo el
policía se subía al auto para seguirlo, pero esta presión que sentía en
pecho no se iba en cambio aumentaba. Diego tomó mi mano y me guio a
su todoterreno para que nos fuéramos también.
Durante el camino me sentía extraña y él lo noto porque comenzó a
cantar una canción de los Guns N'Roses la tonada es tranquila y Diego
comenzó a silbar tal como lo hacía el cantante.
Shed a tear 'cause I'm missin' you
I'm still alright to smile
Girl, I think about you every day now
Was a time when I wasn't sure
But you set my mind at ease
There is no doubt
You're in my heart now
Vertí una lágrima porque te estoy extrañando
Aún estoy bien para sonreír
Chica, ahora pienso en ti todos los días
Hubo un tiempo cuando yo no estaba seguro
Pero pusiste mi mente a gusto
No hay dudas
Tú estás en mi corazón ahora
Sonreí. Diego paro en un semáforo que estaba rojo y tomó mi barbilla
entre sus dedos y siguió cantando con emoción: Said, woman, take it
slow
It'll work itself out fine
All we need is just a little patience
Said, sugar, make it slow
And we come together fine
All we need is just a little patience
(patience)
Mm, yeah
Dije, mujer, tómalo con calma
Funcionará bien por si solo
Todo lo que necesitamos es un poco de paciencia
Dije, cariño, hazlo lento
Y nosotros llegamos bien juntos
Todo lo que necesitamos es un poco de paciencia
(Paciencia)
Mm, si
La canción avanzó y Diego la siguió cantando con esa voz tan sensual y
ronca que me estaba volviendo loca. No es la
primera vez que lo escucho cantar, aún recuerdo que la primera vez que
cantó para mí fue la canción easier de 5
Seconds of Summer y ahora está patiencie de los Guns N'Roses.
—¿Te gusto? Esa fue patiencie de los Guns N'Roses es una de mis
canciones favorita. Me trae paz cuando la escucho al igual que tú, mi
bella—comenta con verdadera emoción, y doblando a la izquierda.
—¡Cursi!
Él puso los ojos en blanco y dobló a la derecha para ingresar al
subterráneo de nuestro edificio. Cerré la puerta de mi departamento y
Diego entró en mi cocina aun tarareando la canción de los Guns
N'Roses. En ese momento me entró una llamada, mire un momento a
Diego, quien me estaba observando con curiosidad.
—¿Quién está llamando? —Pregunta con diversión—. Haré un pastel de
chocolate.
—Es Simón—contesté con sinceridad—. No me tardaré en bajar, ¿vale?
—Vale—respondió con cierto recelo que me hizo sonreír porque estaba
celoso—. No me mires así, no estoy celoso, bella.
—Ajá—contesté aguantándome la risa.
—¡Que no lo estoy! —Exclamó con tono de burla y se acercó a mí—.
Porque tú me amas a mí.
—Tiene lógica. Vuelvo enseguida, ¿vale? No me extrañes mucho—me
burlo de él antes de comenzar a subir la escalera.
—Yo siempre te estoy extrañando bella—responde con un grito.
Contesté la llamada de Simón, pero colgó. Lo llamé de vuelta y mordí mi
labio inferior con fuerza, sonó uno, dos hasta tres timbres antes de que
él contestara el teléfono:
—Anastasia—dijo mi nombre con suspiro—. ¿En dónde estás?
—En mi casa, ¿por qué? ¿Has visto las noticias? —pregunté, cerrando la
puerta de mi habitación—. No entiendo, tú sabes muy bien que Nicolás
es el asesino, ¿verdad?
Él soltó un gruñido con unas palabras incoherente que no logre
escuchar bien y sentí que arrastraba una silla.
—Anastasia no salgas de tu departamento y no dejes que Alejandra lo
haga, las medidas han bajado porque los policías solo quieren culpar a
alguien luego y ese sujeto que tiene en las rejas calza mejor que mi
hermano. A Mariel la removieron porque ella seguía diciendo que no
encajaba las otras pruebas que tiene como la mordida que se le
encontraron a las víctimas—él soltó un suspiro—. Y... Anastasia, tú te
has fijado en cómo son físicamente las chicas que han desaparecido, no
te suena familiar.
Fruncí el ceño porque la verdad me he alejado de eso no quería saber
nada, si estaba pendiente de cuantas chicas había desaparecido cada
día, claro que he visto algunas fotos, pero nunca me he fijado tanto en
ellas.
—Si, pero no me he fijado tanto en ellas, ¿Por qué? —Pregunte
preocupada porque no me estaba gustando nada la conversión—. ¿Qué
tenía esas chicas? Porque tú hermanos las mato, ¿qué tenía ella para
que él se fijara en ellas?—
pregunte con la voz rota.
Simón soltó un suspiro antes de contestar:
—Anastasia, yo... —Se quedó unos segundo callado antes de continuar
—. Será mejor que no lo sepas por tu bien.
Me limpié una lágrima que rodaban en mi mejilla y negué con la cabeza
porque necesitaba saber la razón de una vez, estaba cansada del
misterio entre Harry, Mariel y Simón, se supone que yo también soy
parte del grupo, pero últimamente me esconde toda la información.
—Simón, eres mi amigo y estoy cansada de que me mientas. Por
primera vez te pido que me cuentes el motivo de una jodida vez,
¡Dímelo! Por favor—Le supliqué entre molesta y enojada.
—Anastasia, créeme es mejor que no lo sepas es lo mejor para ti—solté
una maldición y comencé a presionarlo hasta que se quedó callado
unos segundo antes de añadir—: Porque todas esas chicas se parecen a
ti, Anastasia, todas tiene algo similar a ti—dijo con la voz rota.
Apenas puede procesar sus palabras porque no podía ser cierto eso,
¿verdad? Todas esas chicas murieron por mi culpa ¡Dios no! Me llevé
una mano a la boca porque tenía ganas de vomitar sentía tanto asco por
mí, yo maté a esas chicas solo porque tenía similitudes a mí, yo las
condenes. ¡Dios mío! Esto es mi culpa... Yo debí haber muerto y no esas
chicas que tenían toda una vida por delante.
Sentí que Simón me llamaba, pero no podía respirar sentía como mi
vida se estaba cayendo a pedazos. No es justo.
Yo debí morir. Me miré de reojo en el espejo y me di asco a mí misma.
Me llevé una mano a la boca y corrí al baño a vomitar todo porque hace
esto hasta cuando me va a torturar así, apenas llegue a lavamanos
cuando expulse todo lo que tenía mi estómago.
Cuando pare de vomitar, me mire de reojo en espejo y me di asco a
misma. Yo era la culpable de que esas chicas estuvieran muertas y solo
porque tenía algo parecido a mí, era mi culpa y me odie. Me acerqué al
espejo y le pegué un puñetazo donde se clisó, varios pedazos de vidrio
se incrustaron en mi mano.
Me destrozo, lo logró—rompo a llorar antes de abrazarme con fuerza
porque no me mata ya. Sentí como alguien abría la puerta del baño y
después me abraza por la cintura sabía que era Diego, pero no podía
respirar y apenas podía verlo a través de mis lágrimas.
—¿Qué hiciste Anastasia? —Siento me pregunta más cosas, pero no lo
escuchó porque sigo pensando en cada chica que Nicolás mato por mi
p q g p q p
culpa, y de nuevo siento ganas de vomitar... Porque yo las condene...yo
las mate—.
Responde por favor.
Siento como limpia mis manos y retira los pedazos de vidrio, apenas
siento dolor porque siento que ya morir, me siento asqueada. Siento
que pasan varios minutos y Diego me cura la mano izquierda con
cuidado y luego me toma entre sus brazos, me saca del baño.
Diego acaricia mis mejillas intentando limpiar mis lágrimas y me
abrazo a mí misma.
—Anastasia háblame por favor—me rogó con la voz rota y, tomó mi
barbilla con cuidado—. ¿Qué ocurre? Háblame por favor, estoy aquí
para escucharte y apoyarte, mi bella.
—Soy mala, Diego—susurro con ronca y me paso la manga de mi
polerón por mi nariz—. Aléjate de mí porque solo sé causar daño y aún
puedes salvarte de mí.
Él niega con la cabeza y toma mi cara entre sus manos para que lo mire
fijamente. Diego me da un beso, pero no me muevo y él insiste
chupando mi labio inferior para luego besarme de nuevo, pero no hago
nada porque no puedo.
Nicolás me ha destrozado por completo.
—Por favor—me ruega. Niego con la cabeza y él suelta un gruñido—.
Por favor no te rindas Anastasia, cuéntame que paso, por favor.
—Soy una asesina—confesé con la voz rota y me llevé la mano a la boca
porque tenía ganas de vomitar de nuevo.
Lo miro y veo que está llorando, sus manos tomaron mi rostro y niega
con la cabeza una y otra vez.
—No, lo eres. Tú no eres la responsable de nada Anastasia, tú no tienes
la culpa de nada de lo que ha hecho Nicolás, tú solo eres una víctima—
dice con la voz rota, acariciando mi mejilla—. Tú eres buena, eres
bondadosa, amable, tierna y apasionada, no eres mala. Solo has sufrido
mucho, Anastasia, pero no eres mala. Lo entiendes, ¿verdad?
Negué con la cabeza.
—Escúchame Anastasia, tú no eres mala, eres buena y pura, tienes
mucha bondad dentro de ti, eres una de las mejores personas que han
conocido en mi vida. Tú no tienes por qué sentirte responsable sobre lo
que hace Nicolás, cada persona toma su propias decisiones, él es malo,
no tú. Ahora quiero que me mires—lo mire fijamente—. Y
muéstrame una hermosa sonrisa para mí, por favor.
Intento sonreír, pero no puedo. Diego no me obliga de nuevo a sonreír
para él porque no puedo por ahora. Diego me abrazó con fuerza, y
comenzó a tararear una canción.
How deep is your love?
How deep is your love?
How deep is your love?
I really mean to learn
Because we're living in a world of fools
Breaking us down when they all should let us be
We belong to you and me.
¿Cómo de profundo es tu amor?
¿Cómo de profundo es tu amor?
¿Cómo de profundo es tu amor?
De verdad quiero saberlo,
porque vivimos en un mundo de tontos,
que nos destruyen cuando deberían dejarnos vivir en paz.
Nos pertenecemos el uno al otro
No puedo evitar sonreír un poco porque esa canción suena mucho a lo
que nos está pasando porque no dejan vivir en paz. Alzó mi barbilla y
veo que me está observando con mucha atención y con una pequeña
sonrisa que me contagia.
—Eso es bella sonríe para mí—me dice acariciando mi mejilla.
—¿Cómo se llama la canción? —Pregunte con una pequeña sonrisa y
pasó sus dedos por mi pelo.
—How Deep is your love de Been Grees, no puedo creer que nunca la
escucharas cuando es un clásico—dice un poco ofendido lo que me
hace reír.
—No escucho música antigua.
—Tú te la pierdes—se burla y me atrae a su pecho—. ¿Qué fue lo que
pasó? Anastasia quebraste el espejo y dañaste tu mano izquierda. Me
preocupé jodidamente cuando te vi llorando con tu mano llena de
sangre.
»¿Quieres hablarlo conmigo? —Pregunto una vez más, pero negué con
la cabeza aún no estaba lista—. Quieres un poco de pastel de chocolate
—me ofreció con una pequeña sonrisa.
Solté un suspiro.
—Eres mejor novio, en serio, Diego—le di un suave beso.
—Lo sé, bella, soy un novio increíble por eso no tienes que dejarme ir
nunca.
******
Pasamos las horas viendo películas, la mano izquierda me dolía, pero
era soportable. Diego no me insistió más sobre el tema, pero aun
cuando intente relajarme o concéntrame en las películas no podía
sentía esta presión en mi pecho crecía y me ponía aún más inquieta
no tener a la rubia y Cameron en el departamento.
*******
Cuando desperté vi a Nicolás limpiando unos cuchillos e intenté
pararme, pero mi mano izquierda estaba esposada.
¡Dios, otra vez así! Negué con la cabeza porque me estaba torturando.
Tire de la esposa el ruido de la cadena llamó la atención de Nicolás
quien me sonrió.
Se acercó a mí y me acarició la mejilla. Su mano acarició mi pierna y
cerré los ojos al sentir su tacto. Soltó una risa y comenzó a besarme el
cuello en donde solté un grito de horror y apretó con fuerza mi mano
derecha dejando inmóvil.
—No, por favor—le supliqué—. No lo hagas—comencé a llorar porque
esto ya lo viví antes.
—¡Ya cállate! Joder—su mano se alza y me abofetea con fuerza—. Eres
igual que todas, ellas se quejaban y suplicaban como si eso las fuera a
salvar—. Lo observé era realmente hermoso con sus ojos azules, tenía
una cara de niño bueno y aun así era ángel de la muerte—. Todas ellas
eran ingenuas y enamoradas del chico atractivo y amable son todas tan
estúpidas que apenas ven una cara bonita se vuelven locas.
Toma mi rostro y me da un beso donde me remuevo sin parar, me pega
un puñetazo en mi estómago.
»Todas esas chicas creían que iban a tener una historia de amor con un
chico guapo, eran tan inocentes y estúpidas.
Incluso fue divertido ver cómo suplicaba por su vida—su mano subió
hacia mi pecho en donde puso sus manos en mis pechos y los apretó.
No podía evitarlo, pero comencé a llorar e intenté soltarme, pero la
esposa me lo impedía.
Sacó un teléfono desechable en donde marcó un número, puso mi dedo
en mis labios. Tire de nuevo de la cadena y él apretó mis muñecas para
que no me moviera e hiciera ruido.
—Será mejor que te comportes bien en esta llamada porque voy a
avisar en donde puede encontrar a tú adora Alejandra, compórtate
porque si no corto la llamada y tu amiga morirá ahogada—Asentí con
mi cabeza porque ella tenía que estar bien y a salvo es lo que me
mantiene con vida por ahora.
»Hola, querido hermanito, me has extrañado—dice con un tono burlón.
Abrí los ojos y negué con la cabeza. Él tapó su celular con la mano—.
¡Quédate tranquila porque solo le quedan 30 minutos! Compórtate
como una niña buena.
*******
Diego:
******
Anastasia:
******
Anastasia:
*******
Diego:
******
Habían pasado diez horas desde que estábamos aquí y aún no
sabíamos nada, pero en un momento entraron más paramédicos en la
habitación y entendí que Anastasia no estaba soportando la operación
y que en cualquier segundo se podría ir de mi lado.
******
Entre en la habitación de cuidado intensivo donde se encontraba ella,
ya habían pasado 34 horas y estaba estable, pero aún corría mucho
peligro. Entre con cuidado a la habitación estaba rodeada de
máquinas. Tome su mano con cuidado y tenía varios moretones y
cortes en su cara, pero aun así se veía bella.
******
3 meses después:
*****
Toqué la puerta con algo de fuerza porque habíamos quedado en
juntarnos en la casa de Anastasia con Alejandra y Cameron y ellos ya
se encontraban adentro. En estos últimos meses hemos apoyado a los
padres de Anastasia, ellos se mudaron de forma definitiva.
*****
Entre en mi cuarto y me quedé varios minutos mirando mi cama
recordando nuestros momentos aún podía imaginarla en mi cama en
posición fetal durmiendo profundamente. Cada día pierdo más la fe
que ella vuelva a despertar o que no quede con graves secuelas, eso es
algo que el doctor ya nos advirtió hace un dos meses atrás y que
Anastasia está incluso más vulnerable a enfermarse.
Sentía tanta rabia por dentro porque Anastasia no merecía estar así,
ella merecía ser feliz, pero la vida es una mierda y daña siempre a las
personas buenas al contrario de Nicolás que él sigue vivo y ahora es
toda una estrella, es increíble como una cara bonita llama tanto la
atención ya sea de los medios e incluso tiene un club de fans y lo
compara diciendo que es nuevo Ted Bundy de nuestra época. Es
increíble cómo los medios le pusieron el apodo de ángel de la muerte
por su belleza. Yo no puedo creer como medios o en programas hablan
más sobre la belleza y como él no parecía un asesino. No he escuchado
ni una sola mención sobre lo que hizo Anastasia o sobre los víctimas o
sobre cómo están las familias de las víctimas al contrario se han
dedicado a repasar la vida Nicolás.
Me acosté un momento y acaricié su lado por un momento aún podía
verla a ella acariciando mi cara y diciendo que soy su: «Chico cursi y
ardiente y que ama mucho» Me pican los ojos y siento esta presión en
pecho que la tengo desde que ella se fue de mi lado. Solo soy fuerte por
ella porque le hice una promesa y jamás rompo mi promesa aun cuando
muchos días no quiero hacer otra cosa que quedarme en la cama
reviviendo nuestros recuerdos.
Cierro los ojos por un momento porque no quiero llorar de nuevo,
duele demasiado cada segundo siento que me estoy muriendo sin ella y
sin mi familia..., pero tampoco puedo ser egoísta con mis abuelitos o
incluso conmigo mismo, aún tengo una vida por delante, pero duele
tanto ver a la persona que amas en una cama y no poder hacer nada
para que ella esté bien de nuevo. El doctor nos sigue pidiendo que le
hablemos de que la traigamos de nuevo a nosotros, pero no funciona.
A veces pienso que ella ya no quiere seguir luchando por su vida y más
por sus últimas palabras que me dijo cuando la abracé llena de sangre y
yo estaba intentando detener la hemorragia de su bala. Esas palabras
me persiguen durante el día y noche porque fue como el adiós de ella:
—Te amo Diego, fuiste lo más hermoso que la vida me dio—me susurro
con la voz ronca.
Me limpió rápidamente las lágrimas antes de tomar mis llaves porque
tenía que verla ahora mismo aun cuando ella estuviera durmiendo,
necesitaba verla por tan solo cinco segundos para controlar un poco mi
corazón y mantener la fe que ella va a despertar.
Salía de mi habitación y casi choco con mi abuelita quien venía con una
pila de ropa mía. La ayudó a sujetar la ropa para que no se le caiga y le
doy un beso en su mejilla.
—¿A dónde vas Dieguito? —Pregunto preocupada mi abuela y me
limpie una lágrima solitaria. Ella soltó un suspiro—.
No vuelvas a tarde, mi niño y dale mis saludos a tu novia.
Me acerqué a ella y le di un abrazo con fuerza porque me ha ayudado
tener a mis abuelos conmigo y no sentirme solo en este enorme
departamento que antes era donde vivíamos mi familia. Al principio
dolía mucho estar aquí porque todo me recordaba a mi familia e incluso
pensé en venderlo porque se hacía casi imposible estar aquí, pero
cuando fui al psicólogo me aconsejo que lo viera de otra forma que
dejara ese odio y rabia que sentía y que me concentre en esos bonitos
recuerdos que tenía con mi familia.
Y eso hice. Mi madre amaba cocinar y ahora yo también lo amo y cada
vez que cocino lo hago con cariño, amor y positivo, es como si me
sintiera más cerca de ella al igual que ser doctor como mi padre. Ahora
cada vez que hablo de mis padres lo hago con alegría y cariño
recordando los buenos momentos al igual que de mis pequeños
terremotos de mellizos.
Camino por el salón y veo a mi abuelo tomando su café y leyendo su
típico diario. Él levanta la mirada cuando me ve y sonríe con cariño, sé
que están preocupados mis abuelos por mí, pero he sido fuerte por ella
y mis abuelitos.
—¿Vas a salir, Dieguito?
Sonrió porque desde que tengo uso de razón que mis abuelos me dicen
ese apodo y no me molesta porque lo he escuchado siempre aun
cuando eso me pueda traer ciertas burlas de ella.
—Sí, voy a ir unos minutos al hospital.
—Ve con cuidado—dice con una pequeña sonrisa, y volviendo a leer en
su periódico—. ¿Diego? —me llama mi abuelo.
Me giro para mirarlo y veo que él se pone de pie acercándose en donde
me encuentro y pone su mano en mi hombro.
—Eres fuerte y tu chica aún más fuerte ya verás cómo esta pesadilla
acabará—él suelta un suspiro y su voz tiembla un poco con sus
siguientes palabras—. Te pareces tanto a mi hijo. Tu padre estaría tan
orgulloso del excelente hombre en quien te has convertido. Nunca
olvides cuanto te amaba tus padres aun cuando las personas que
amamos nos dejan ellos siguen aquí—pone su mano en mi corazón—.
Ellos viven dentro de nosotros.
Trago duro porque sé que tiene razón, pero eso significa que duela cada
día. Hubo un tiempo en que estuve tan enojado que por un momento se
pasó por la cabeza matar al estúpido borracho que se cruzó en el
camino. Lo quería muerto por haber matado a mis padres y mis
hermanitos, estaba lleno de ira y rencor tanto que mis abuelos tuvieron
que llevarme al psicólogo para controlar esos sentimientos que me
estaban destruyendo y no solamente a mí sino a mis abuelos.
Y ahora sentía otro dolor dentro de mí al ver Anastasia. Me estaba
costando sudor y esfuerzo no sacar a relucir mi verdadero estado de
ánimo. Lo mantenía al margen. Oculto para no preocupar más a mis
abuelos, así que peleaba conmigo mismo y luchaba con uñas, dientes y
afiladas garras que me desgarraban por dentro para mantener el dolor
al margen de la gente. Tenía que ser fuerte por ella y ser positivo o
tratar la mayor del tiempo en serlo.
Volví a despedirme de mi abuelo antes de salir de mi departamento y
poner de camino al hospital porque necesitaba verla aunque fuera solo
por cinco minutos. La extraño tanto, pasé de verla casi todos los días a
verla a veces dos minutos.
Me subo a mi todoterreno y suelto un largo suspiro antes de encender
mi auto y ponerme de camino al hospital.
Tanteó en las emisoras de radio buscando algo que apagar este silencio
y la deje en donde estaba tocando una canción Aerosmith bastante
triste su letra estaba llena de dolor y por un momento quise cambiarla,
pero su letra me estaba tocando el corazón.
La letra era tan dolorosa y a la vez te hacía tener fe de que al final los
momentos malos se irán y que pronto verás la luz. Solté un suspiro
porque eso era lo quería que al menos Anastasia me diera una señal de
que ella estará bien, que saldrá adelante. Solo necesitaba una maldita
señal para saber que estaríamos bien. Seguí escuchando la canción y
cada letra sentía que se me estaba encajando en mi corazón. Tanto que
tuve que agarrar con fuerza el volante y detenerme a un lado de la calle
porque apenas podía ver la carretera. Cada palabra que cantaba
Aerosmith se me estaba clavando en mi pecho y dolía demasiado
porque ahora lo estaba viendo todo negro, pero esta canción me estaba
dando esperanza y fe.
Di varias vueltas en parking buscando estacionamiento. Estaba algo
lleno el estacionamiento, pero puede encontrar uno por fin quedaba
algo lejos, pero es lo que había. Miré mi reloj y eran las siete de la tarde.
Apoye mi cabeza en el manubrio y respire muchas veces antes de salir
del auto para caminar hacia al hospital.
Me miré de reojo en el espejo y no me reconocí...Mi mirada de nuevo
estaba apagada y estaba algo más delgado
¿Esa era yo? ¿En qué momento había perdido el color de la piel hasta
ser piel de un vampiro? ¿Cuándo se me habían instalado esas ojeras
negras debajo de los ojos?
Negué con la cabeza porque sé que podría estar aún peor, mucho peor.
Quite la llave del contacto y la guarde en mi bolsillo. Me pasé una mano
por el pelo y abrí la puerta de mi coche, comencé a caminar a la entrada
del hospital donde antes realicé mis prácticas. Salude a varias
enfermeras y doctores que veía en los pasillos con lo cual me llevo muy
bien.
Caminé de largo y fui directo a su habitación 205. La suya. Mis pies
andaba de manera automática ya por los pasillos, ya que me conocía de
memoria el camino a su habitación. Me quedé quieto unos segundo
frente a la puerta blanca.
Tome una enorme bocanada de aire mientras apretaba el frío pomo
entre la mano y lo gire lentamente.
Cierro los ojos por un momento y respiró profundamente. Trato de
sonreír y abro por completo la puerta doy varios pasos y el olor
antiséptico propio del hospital comienza a invadir mis fosas nasales.
Observo un momento el cuarto y luego la miro a ella quien está
tumbada en la cama, con un pequeño rayo de luz que se posa en su
hermosa cara.
Cerré la puerta con cuidado y caminé lentamente a su encuentro.
Acaricie su cara, humedecí mis labios y, retirando con mucho cuidado
un poco el tubo que llevaba adheridos a la boca, la bese con delicadeza
y cuidado. Volví a dejar el tubo como estaba y tomé su mano con
cuidado y notaba como su piel estaba un poco más seca, pero aún
seguía siendo suave. Tomé un mechón de su pelo y me di cuenta de que
lo tenía ahora más largo.
—Hola, mi bella.
Anastasia no reaccionó y no la culpó por ello. Hacía casi cuatro meses
que no respondía a los estímulos. Exactamente desde que había
entrado en coma después de su cirugía. Acaricie su mano y mire de
reojo su habitación que durante este tiempo todos nos hemos dedicado
a transformarla para que el día que ella despierte se sienta como si
estuviera en su casa. Le he traído varios de sus libros favoritos, flores,
peluches y he escrito varias cartas dejando entre las páginas de sus
libros. No quiero que ella esté en un lugar extraño, triste y frío como
son las habitaciones del hospital.
—¿Cómo estás? —Preguntó apretando su mano esperando que tal vez
tuviera algún estímulo en su mano—. Por favor bella, despierta ya. Te
extraño mucho. Abre esos hermosos ojos que tiene para mí, por favor.
Acaricie su mejilla, pero no sucedió nada. Solo se escuchaba las
máquinas funcionando y el sonido de la manilla de reloj que avanza
marcado los minutos. Trague duro porque tenía ganas de llorar de
impotencia de no poder hacer nada para que ella despertara de una
buena vez. Tenía ganas de incluso zarandearla para ver si así
reaccionaba y me pegaba un puñetazo.
Lo abracé, inspiré profundamente su aroma a vainilla y cerré los ojos
para tener unos segundos de paz antes de tener que irme porque no
eran horas de visitas. Comencé a relatar de nuevo como comenzó
nuestra historia otra vez en un espiral hasta quedarme sin saliva. La
razón por la que repetía nuestra historia lo hacía para que, estuviera
donde estuviera, la escuchase y se diera cuenta de que la sigo
esperando. Que sigo con ella. Que estoy aquí.
Y también otro motivo, y es que mientras le hablaba de cómo nos
enamoramos de la forma menos típica y para mi llena de dolor de
cabeza por su terquedad, nuestro amor seguía siendo real.
En ese momento se abrió la puerta y entró el doctor José quien puso sus
dedos en tabique de la nariz, un claro gesto de que estaba molesto por
entrar en horario que no eran de visita. Se acercó lentamente a mí y
puso su mano en mi hombro.
Lo miré de reojo y seguí acariciando la mano de Anastasia.
—Hola, doctor José ¿Quieres retarme? —Pregunté con una pequeña
sonrisa.
Él soltó una larga bocanada de aire y acercó otra silla para sentarse a mi
lado.
—Debería hacerlo, Diego. Tienes que dejar entrar en horario que no
son de visitas, es peligroso para ella, no hace falta que repita los
peligros que ella corre—me regaño un poco.
—Sé los riegos doctor, pero necesitaba verla y sabes que me cuido que
jamás la pondría en peligro. Estoy sano.
¿Tienes alguna novedad? —Pregunté con esperanza y jugando con los
dedos de su mano.
—No, Todo ha seguido igual desde que cayó en coma—él se masajeó las
sienes—, pero en serio Diego, tiene que dejar de entrar en horario que
no sean de visita ya lo hemos hablado de que no puedes hacer antes sí
porque estabas haciendo las prácticas aquí pero ya no...
Apenas lo estaba escuchando lo que decía por qué tenía mi vista
concertada en el bello rostro de Anastasia, y mis dedos seguían jugando
con los suyos. Miré de reojo al doctor José y veía que seguía dándome el
discurso, pero de repente sentí un pequeño movimiento entre mis
dedos, fue un roce tan suave y ligero, pero lo sentí. ¡Anastasia movió su
mano! Ella me está escuchando de donde sea que esté en estos
momentos.
—Ha movido la mano—dije un pequeño susurro—. ¡Anastasia ha
movido sus dedos! —Exclame en voz alta.
El doctor José se levantó de inmediato y comenzó a examinar Anastasia.
Yo miraba atento a todo lo que hacía y volví a tomar la mano para ver si
me volvía a apretar y comencé a hablarle para que reconociera mi voz,
pero no sucedió nada más en los siguientes minutos que el doctor
estaba examinándola.
Él se guarda la linterna y me mira fijamente.
—Creo que fue solo un pequeño estímulo, pero no ha despertado, Diego
—puso una mano en mi hombro y le dio una suave apretón—. Lo
siento. Pero no te rindas Diego, tómalo con una señal y sigue
hablándole para que ella vuelva con nosotros.
Asentí con mi cabeza y acaricié su mejilla.
—Te daré 10 minutos más, pero después te quiero fuera de esta
habitación, ¿entendido? —preguntó con una pequeña sonrisa.
—Gracias—dije un susurro ronco.
—Solo diez minutos—apuntó a su reloj y caminó hacia la puerta—. Y no
tienes que darme las gracias, Diego, fuiste unos de mis mejores
alumnos de prácticas es por eso por lo que confió en ti.
Observe como la puerta se cerraba antes de volver a concentrarme en
Anastasia y volví a jugar con sus dedos esperando que los moviera de
nuevo.
—Por favor, Anastasia, abre tus ojos—me quede unos segundo en
silencio—. Por favor recuerda que ya llevamos tiempo así, juntos, y me
siento completo contigo y solamente contigo. Ninguno de los dos
creíamos en la felicidad, ¿no lo ves? La felicidad también es un lugar.
Somos nosotros. Nosotros juntos— recité de nuevo esas palabras tan
especiales para mí que cada día se las recitaba.
Pero ella no respondió. ¿Tan complicado era que dos ojos se abriesen?
No pedía nada más que un sencillo gesto que el ser humano realiza
diariamente. Solo quería ver cómo sus párpados se movían de nuevo, y
sus pestañas aleteaban y el azul de sus iris saludándome de nuevo para
volver a enamorarme de esos bellos ojos que tanta paz me traía.
Hasta que eso sucediese tengo que conformarme con las fotografías que
inundaban mi teléfono y mi pieza, alegrándome con esas sonrisas que
me devolvía el teléfono y el papel en lugar de presenciarla en directo.
—¿Te cuento un secreto, mi bella? —no respondió, pero casi puede
escuchar sus palabras: ¿Tengo que fingir que me interesa? —. Aun
cuando tú estás en esta cama, nuestro amor sigue siendo fuerte y real.
En estos momentos no puedo besarte y no puedo acariciarte, pero
nuestro amor sigue siendo tan fuerte y más que antes. No me daré
vencido hoy día has movido tus dedos, pero se que muy pronto
despertaras.
»Y por ahora nuestro amor es como las ráfagas de viento, no puedo
verlo, pero puedo sentirlo y escucharlo y lo siento más fuerte que
nunca. Te esperaré todo el tiempo que necesites, mi bella. Te esperé por
tanto tiempo que no molesta espérate de nuevo, mi bella.
Sigue hablando con ella, narrando nuestra primera cita cuando la lleve
a la biblioteca municipal de Barcelona sobre como yo estaba
emocionado porque ella había aceptado pasar tiempo juntos.
Contándole como me sentí esa tarde con ella y sobre la paz que me ha
traído siempre y luego narre de esa vez que la obligue a subir a mi
todoterreno bajo la lluvia y como nos quedamos despierto juntos
viendo el amanecer y como yo ya estaba enamorada de ella.
Acaricié su cara por última vez porque se estaba acabando el tiempo,
humedezco mis labios y, retirando de nuevo y con mucho cuidado un
poco el tubo que llevaba adheridos a la boca.
Presioné con fuerza mis labios contra los de Anastasia.
—Abre los ojos, por favor—supliqué sobre su boca con la voz rota, pero
no lo hizo—. Te amo, bella, jamás lo olvides.
Te esperaré todo el tiempo que necesites. Sigo aquí. Contigo ahora y
siempre.
Fin del primer libro
Nota de la autora: ¡Aquí está el epílogo! se que muchos quieren que
Anastasia despierte, pero soy escritora igual me gusta un poco el drama.
Pero ya en agosto subiré la segunda parte de Hermosa Rendición. Bueno
epílogo siento que conocieron un poco más el pasado de Diego, como está
llevando lo de Anastasia.
Pero como dice la canción Amazing de Aerosmith los malos momentos
existen, pero no siempre son para siempre y tarde o temprano Cameron,
Alejandra, Diego y los padre de Anastasia se repondrán de este mal
momento nada dura para siempre aun cuando lo veamos todo negro. Y
por cierto solo las que han leído insuperable efímero saben quien es
Javiera quizás en algún momento Diego conozca Kaira y Asher.
Este no es el final de esta historia, aún queda mucho y en el segundo libro
lo siguió narrando nuestro amado Diego. Si tengo que decir que tiene
muchas emociones este epílogo aun cuando pensé no escribir uno porque
la idea era final abierto, pero ustedes lo insistieron mucho y se los di
porque los amo.
Ah, si, pronto subiré el especial de dos millón donde ganó el capítulo 46
donde Anastasia pierde la virginidad, pero será narrado del punto de
vista de Diego.
Muchas gracias por tanto apoyo que le han dado a esta historia, los amo
mucho.
No se les olvide seguirme en mis redes sociales para hablar por allá:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero.
Aviso Importante
Hola criaturitas ya está disponible la segunda parte de Hermosa
Rendición. Pueden encontrar el prólogo y otra parte más de la historia y
pronto tendrá un nuevo capítulo les dejo la foto de portada para que
vayan a darle amor Y también tenemos la segunda sorpresa que es la
historia de Alejandra y Cameron, ahora recuerden que la historia de
Alejandra va antes que la de Diego y Anastasia, les prometo que se van
enamorar de Cameron y de otro personaje más. Así que vayan a darle
amor a ambas historias y por supuesto que en ambas historia tendra
+18
Especial de 4 millones de lecturas cap. 46 y 47
Nota de la autora: Bueno lo prometido es deuda a pesar que me demore
un monto porque este especial era para los dos millones, pero bueno aquí
esta y es largo porque se mezcla un poco el capituló 45, 46 y 47 para que
entienda también su punto de vista como fue cuando estuvo con
Anastasia la primera vez y este especial lo votaron ustedes misma así que
disfrútenlo y no lloren porque esta algo corta vena.
Azote con fuerza la puerta de mi dormitorio y me tire en la cama
porque no entendía nada de lo que estaba pasando Anastasia, quiero
entenderla y apoyarla, pero cada vez que intento acercarme a ella se
aleja de mí como si fuera una maldita plaga. Y esto me duele mucho su
rechazo, no obstante sé que algo me está ocultando lo puede sentir hoy
cuando nos quedamos solo en salón y aún puedo recordar la
conversación y nuestro beso, sé que ella aún me quiere.
Me pasó una mano por la cara y recordando nuestra conversación en
salón que ha sido la más larga que hemos tenido desde que llegó de
nuevo Barcelona:
Tome un mechón de su largo pelo castaño y ella soltó un pequeño
suspiro al observar mi gesto. Me aclaré la garganta antes de hablar:
—Te sigo queriendo Anastasia y con mayor intensidad y eso duele. Siento
que mi corazón me traiciona porque yo debería odiarte, pero no puedo
cómo podría odiarte.
Solté un pequeño suspiro de frustración porque sé que me he comportado
mal con ella desde que ella llegó, pero no sabía cómo actuar durante 3
meses me dejo sin ninguna explicación de su parte. Me sentía muy mal
conmigo mismo porque no sabía qué error había cometido para que ella
me dejara de esa forma tan brusca y con una nota que no me decía nada.
—Solo tengo que mirarte para saber que jamás podría odiarte aun
cuando yo mismo lo quise creer—terminó de hablar.
Ella abre sus ojos con sorpresa.
—Es que yo...—niega con su cabeza—. No puedo—susurra con voz rota.
Ella se levantó de mi regazo y tomó sus cosas. Me quedé quieto
observando atentamente sus movimientos porque no quería presionarla
más. Ella comenzó a caminar a la salida, pero se detuvo unos segundo
antes de regresar donde estaba yo.
Ella toma mi cara entre sus manos y me da un fugaz beso que me deja
sorprendido.
—Diego—, susurro—. ¿Qué pasaría si te digo que no me quería ir? ¿Qué
pasaría si te digo que yo no me quería ir de tu lado? Tal vez fue por
motivos mayores que no puedo decirte.
Me levanté de la silla y me acerqué a ella porque quería abrazarla con
fuerza y repetirle una y otra vez que: «Estaría con ella y que no la dejaría
caer, que si caemos nos levantaremos juntos como pareja.»
—Te perdonaría, Anastasia me tienes aquí —me acercó a ella—. Me tiene
aquí ahora como siempre Anastasia.
Nos quedamos callados por unos segundo y di un paso hacia ella en
donde la punta de nuestras zapatillas chocó.
—Eso suena bonito, ¿verdad? —Susurro con voz rota, y sus ojos se
empañaron.
Trague duro porque no me gustaba como estaba Anastasia en estos
momentos, no es que no estuviera guapa porque Anastasia es bonita
hasta cuando llora con su nariz roja, no, estaba más pálida con más
ojeras e incluso había perdido unos 4 o 6 kilos.
Ella se giró para huir de mí, pero la tomó de la mano y se quedó quieta en
el lugar.
—¿Quién te está haciendo daño? —Pregunté con un tono de voz algo
enojado.
Ella me miró por encima del hombro.
—No es a mí directamente, me lo hacen de otra forma Diego, y me hacen
más daño que cualquier otra cosa y no puedo ser egoísta—dijo con hilo
en la voz.
Desvié la mirada y me mordí el labio porque sabía que no me contaría
nada. Anastasia siempre ha sido tan misteriosa con su pasado y lo poco
que se dé su pasado fue porque prácticamente la presione para que
hablara, sin embargo, no quiero que este sea el caso, quiero que ella me lo
cuente, que me tenga confianza así como yo a ella.
—Supongo que no me lo contarás, ¿verdad? —afirmé lo que yo ya sabía.
Ella abrió aún más los ojos, pero desvió rápidamente su mirada.
—Supongo que me conoce bien después de todo. —Se acerca a mí y
acaricia mi mejilla. Cerré los ojos por unos segundo sintiendo su tacto—.
Lo solucionaré Diego, solo necesito tiempo.
Ella se alejó rápidamente de mí como si fuera una verdadera plaga. Me
senté en la silla y me tapé la cara con las manos porque no sabía qué
hacer con Anastasia, no sé cuánto tiempo poder seguir aguantando su
rechazo y que no confié en mí para ayudarla.
—Pero tal vez yo me cansé de esperarte, Anastasia—susurré con la voz
rota.
Niego con la cabeza porque ya no sabía más que hacer para que ella me
dejara entrar en su vida, para que ella confiara en mí y pudiera
compartir sus problemas conmigo para así ayudarla a encontrar una
solución a sus problemas o detener a la persona que le está haciendo
daño.
Tomo mi teléfono y le mando un pequeño mensaje a Cameron para que
venga un rato a mi departamento porque si no hago algo ahora lo más
seguro es que baje al departamento de Anastasia y quiero que ella me
busque para hablar.
<Cameron a las 21:01 p.m.>
"Voy para allá amor de mi vida, yo sé que me extraña bebe"
Suelto una pequeña risa porque Cameron siempre me molesta con
diferentes apodos cariñosos, es un imbécil, pero no sé qué haría sin él
porque ha estado tanto tiempo conmigo y es un hermano para mí.
<Diego a las 21:02 p.m.>
"Aquí te espero amor de mi vida, trae una pizza"
Miré la pantalla de mi celular porque Cameron estaba escribiendo y
solté una risa al ver una imagen de él tirándome un beso y con la
descripción que decía: «Te traeré todo lo que me pidas amor de mi vida,
si me das un beso con lengua, pero no se lo digas a mi palomita.»
******
Cameron le dio una mordida a su pizza mientras me miraba fijamente
y alce una ceja hacia él porque no entendía sus miradas hacia mí. Le di
un sorbo a mi bebida y miré de reojo a Cameron que me seguía
mirando con una pequeña risa traviesa.
******
Solté un suspiro de cansancio porque lo único quería era llegar luego a
mi casa para poder dormir. Mire a mi izquierda y los mellizos estaban
durmiendo.