26701504
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ISSN: 0188-7742
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Universidad Autónoma Metropolitana Unidad
Xochimilco
México
Introducción
En los últimos años del siglo pasado, o quizá en las dos más recientes décadas,
tanto en la literatura como en los foros de discusión académica y en los discurs
políticos dos temas se delinearon como dominantes: el del fin de la Guerra Fría
el de la constitución –o drástica manifestación– de la globalización. Finalmente
ambos, por amalgamiento histórico, se presentaron de tal manera que se llegaro
a confundir en uno solo. Sin embargo, el primero, desde mi muy particular
perspectiva, se subsume en el segundo, puesto que el desarrollo de los procesos
que tendían a la formación de la política global se producen en el contexto del
capitalismo desde que se delinean los rasgos principales de su crisis en la décad
de los setenta, la cual lo obliga a su readaptación, de suerte que el agotamiento
del modelo del “socialismo real” se empata, a finales de la siguiente década, co
esa situación, por lo que sus seguidores nacionales, al abandonarlo, se vieron
arrastrados por el torrente de la economía de “libre mercado” que poco se pare
a la del siglo XIX y que, por el contrario, tenía una connotación histórica muy
particular en la globalización.
Una de la primeras cuestiones que saltan al abordar este tema en cualquiera de
tres foros antes enunciados, es la de la visión maniquea que divide a la socieda
entre aquéllos que no sólo la aceptan sino que la perciben como la oportunidad
más atractiva y prometedora que se le pueda presentar al mundo en el momento
actual (“globalifílicos”) y quienes, en el extremo opuesto, la visualizan como u
Más sobre el debate acerca de la globalización
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etapas que están contenidas en ciclos de largo, medio y corto plazo, en los
cuales se producen fenómenos, procesos y hechos históricos producto de la
acción de los sujetos, actores o agentes que los conducen a través de estructura
instituciones o instrumentos, los cuales están racionalizados de acuerdo con su
intereses y/o necesidades en un momento histórico determinado. La versatilida
con que se manifiestan, las máscaras con que se ocultan, la complejidad de
interrelacionamiento de los sujetos, procesos y estructuras producto de la
multiplicidad de combinaciones que pueden armar, tienden a nublar la visión p
percibirlos en sus connotaciones más esenciales y, por lo tanto, a explicarlos.
Para facilitar el análisis, parto de la diferenciación de tres grandes etapas del
desarrollo del capitalismo a fin de llegar a demostrar que la globalización sí ex
y que tiene un conjunto de características que la diferencian de las etapas que l
precedieron pero que la hicieron posible. La precisión de esas etapas radicará e
nuestra capacidad de distinguir entre mundialización, internacionalización y
globalización, como momentos específicos en la evolución del capitalismo, y q
lo que las distancia básicamente radica en la manera en que se produce el ciclo
acumulación y reproducción del capital. De ahí que rechacemos la idea de que
mundialización caracteriza a todo el larguísimo historial del capitalismo, de
donde se pretende derivar la conclusión de que la globalización ni es nueva ni
tiene que recibir esta denominación. En este sentido, nos apoyamos en la idea d
Antonio Truyol y Serra, quien señala que de ninguna manera “debemos incurri
en el error metódico de confundir la parte con el todo, una fase evolutiva con la
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totalidad del fenómeno”, de tal suerte que las etapas previas a la conformaci
de la globalización pueden “parecerse” o contener algunos de sus elementos, p
están armadas o construidas sobre base, cualitativamente distintas, lo que nos
obliga a reconocerlas como diferentes aunque inseparables pues, históricament
una ha conducido a la otra.
La mundialización
La internacionalización
bancos; mientras que los del este (Prusia y Rusia) regresaron a las prácticas
feudales.
Pero no hay que olvidar que entre esa fecha y la primera mitad del siglo XIX e
fenómeno es exclusivamente europeo, y no es sino con las independencias de l
colonias americanas cuando rebasa sus fronteras continentales y empieza su
reproducción por todo el mundo. Para finalizar su plena internacionalización, e
la segunda mitad del mismo siglo se produce una serie de transformaciones que
darán cuenta de una novedosa forma de reproducción del capitalismo: la
revolución del mercado mediante ya no sólo el intercambio de mercancías y de
bienes, sino la inversión de capitales. Consiguientemente, se produce una
rearticulación de la división internacional del trabajo. Todo ello se desarrolla e
medio de conflictos y pugnas que preparan el escenario para la historia del sigl
XX.
Lo que se subraya como elemento cualitativo que determina a esta etapa del
desarrollo del capitalismo es que la reproducción de la riqueza, del capital, se
asienta básicamente en la actividades de carácter secundario; es decir, es la
industrialización la que le imprime su novedosa naturaleza a la sociedad que
sigue siendo capitalista pero que funciona de otra manera.
Digamos que en este periodo se produce una ampliación extensiva de la socied
internacional, caracterizada por el incremento en el número de participantes de
pleno derecho una vez que logran superar la barrera impuesta por su
reconocimiento como estados, el cual les es otorgado por los miembros
preexistentes. Como dijo Jacques Hutzinger, en este contexto histórico se cons
una tendencia hacia la universalización del Estado-nación, la cual plasma con
mayor fuerza que nunca antes la “fragmentación permanente de la humanidad
[4]
sociedades distintas y rivales, y el desarrollo continuo del sistema estatal”.
Es decir que dos hechos distintivos de esta etapa son, por una parte, la
multiplicación numérica de los participantes o actores de la sociedad
internacional, extendidos por todo el mundo como producto, primero, de la
incorporación de América, pero poco después por importantes regiones de Asia
África; y, por la otra, que la manera organizativa de los nuevos actores también
la del Estado-nación, y es precisamente esta institución la que es reconocida
como el actor prioritario de las relaciones internacionales, hecho con el cual
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[5]
· en el Congreso de Viena participan un total de 23 estados, la
totalidad de los cuales son europeos, quizá por ello sólo tratan asuntos
europeos;
· a la Primera Conferencia para la Paz de La Haya, en 1899,
concurrieron, 28 estados, entre los que sólo había dos americanos (Esta
Unidos y México);
· en la Segunda Conferencia para la Paz, de 1907, se sumaron 44
estados, pero aquí ya encontramos 18 americanos y tres asiáticos (Japón
Persia y Siam);
· los miembros originarios de la Sociedad de Naciones, es decir
aquéllos que firmaron el Tratado de Versalles, fueron 32, de los cuales
eran europeos, 13 americanos, cinco asiáticos, dos africanos y dos de
Oceanía, claro que a éstos deben sumarse por lo menos otros 72 que se
adhirieron después;
· en la Conferencia de San Francisco, de donde surgió la ONU,
fueron 50 los países firmantes de la Carta constitutiva de esta organizac
internacional, la cual cuenta a la fecha con 189 miembros de todo el
mundo, organizados bajo la figura del Estado-nación a pesar de que su
forma de gobierno pueda ser muy variada.
La globalización
Los drásticos cambios, ya evidentes con toda su fuerza cuando el mundo está a
punto de entrar en el tercer milenio, conmocionan a la sociedad y, de manera
destacada a las ciencias sociales. El fuerte golpe que éstas reciben se explica po
dos razones: 1) porque es en la sociedad (tanto en la nacional como en la
internacional), que es el objeto de estudio de estas ciencias, donde se reciben la
consecuencias del comportamiento de la naturaleza (cambio climático,
desertificación, desastres naturales, en fin, todos los problemas del medio
ambiente que hoy nos preocupan tanto), pero que no sólo son producto de la
evolución misma, espontánea, de la naturaleza sino de la acumulación y contin
manipulación que de ella ha hecho y hace el hombre (la sociedad); y 2) porque
en la misma sociedad en donde impactan los cambios de la ciencia y la tecnolo
que, nuevamente, ella realiza, aunque una vez producidos la asombren y, en
ocasiones, hasta la horroricen (transformación genética –que, por otra parte, ha
sido la obsesión de científicos y de literatos, por lo que extraña la admiración q
genera ahora que se hace posible–, clonación, comunicación a distancia vía
electrónica, con sus aspectos positivos en la información, la educación y la
cultura, y con sus aspectos negativos).
Así , en la frontera del siglo XX y el XXI nos encontramos con que el mundo h
cambiado con respecto a toda su historia anterior, aunque lo que se percibe de
manera más contundente es con respecto a la historia reciente de los últimos 55
años que estuvieron marcados por la Guerra Fría. Durante la década de los
noventa la identificación de esta nueva sociedad se realiza a través de la
denominación de “posguerra fría”, pero este nombre alude al periodo de corto
Más sobre el debate acerca de la globalización
plazo que recién se cerraba lo que da una visión de alcance limitado. Por ello a
mismo tiempo que se empieza a recurrir a la figura de era “posindustrial” (la cu
me parece más adecuada porque alude al cierre de un periodo del capitalismo e
el cual la base de la economía se encuentra apostada en la producción industria
la manera en que se trabaja, se produce y se intercambia) va a incidir
profundamente en la organización de la sociedad, tanto en un sentido político
como en uno social. Las crisis que acompañan a este fin de una era capitalista s
producen con gran fuerza en el curso de la década de los setenta y se prolongan
con diferentes connotaciones hasta el cierre del siglo XX y del tercer milenio:
crisis del petróleo, monetaria, de hegemonías, de la deuda externa, de valores,
etcétera.
La incertidumbre que generan los cambios, tanto por su naturaleza como por la
velocidad con que se van sucediendo, conduce a cuestionamientos propios
prácticamente de toda la actividad reflexiva del hombre y de la sociedad: en las
ciencias como en las artes, en la cultura como en la ética. Y la discusión que se
abre da cauce a dos corrientes (la posmodernidad y la globalización) que, aunq
se abocan a problemáticas aparentemente distintas, en realidad están
interconectadas y forman parte de la misma necesidad de encontrar respuestas
las interrogantes que, como hidra de mil cabezas, se multiplican cada vez que s
corta (o se responde) a una.
En el debate sobre la confrontación entre modernidad (en proceso de superació
y posmodernidad (como pensamiento que tiende a sustituir a aquélla), la pregu
inicial es “¿Estamos en verdad más allá de la era moderna, realmente de una
época (digamos) posindustrial?” Las respuestas se buscan desde los ámbitos m
diversos: la arquitectura, la escultura, el discurso feminista, la sociología, las
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comunicaciones y muchos más. Pero aunque la discusión que se ha generad
alrededor de este relevante tema en las ciencias sociales ha sido de gran riquez
interés, no es nuestro objetivo detenernos en él sino precisamente en la otra
corriente, es decir, la que se refiere a la globalización.
Como ya se señaló, en esta nueva etapa de desarrollo del capitalismo se recono
que la característica más destacada que marca al mundo es la globalización.
Aunque aún hay mucha discusión respecto a la conceptualización, se puede dec
que una de sus determinaciones esenciales es que la producción, comercializac
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Estado.
Asimismo, se reconoce que este novedoso proceso provoca la tendencia a
polarizar a la sociedad y a la economía; en un extremo se ubican los ganadores
absolutos y en el otro los que sólo aportan pero no reciben ganancia alguna. La
lógica que se impone es la del mercado y ahí es donde se definen las posicione
oportunidades para acceder a las redes de comunicación o de trabajo, a los estil
de vida y a la seguridad de las identidades culturales: “Más que homogeneizar
condición humana, la anulación tecnológica de las distancias tempo/espaciales
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tienden a polarizarlas”. Y esto se percibe tanto en los ámbitos global como e
los regionales y en el local. “La extendida noción de ‘globalización’ alude
simultáneamente a la homogeneidad de las fuerzas globalizantes y a la
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heterogeneidad de sus expresiones y efectos”.
Ian Clark señala, respecto al tema de la presencia del Estado en la globalizació
que “los estados, al mismo tiempo, actúan para mitigar los efectos de la
globalización y, aunque disparejamente, se reconstituyen a sí mismos para
adecuarse al nuevo mundo que ellos han ayudado a crear. La globalización es l
que los estados han hecho de ella, pero también tienen que pagar el precio. Ta
dinámica política, con su potencial de retiro y reversa, es altamente impredecib
en sus manifestaciones futuras. Lo cual es válido para la visible volatilidad den
de los estados individuales como dentro de grupos de estados, tales como los q
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son visualizados como los ‘perdedores’ en el Sur”.
El mismo autor continúa su análisis, muy en la línea de lo que han sido las
preocupaciones centrales de las corrientes tradicionales de la disciplina
(mainstream), y señala que si bien la globalización contiene un alto grado de
heterogeneidad en su esencia social, esto sólo es posible en el contexto de la
universalización de las relaciones de poder. Y reconoce asimismo que el
problema se deriva de la ausencia de un control que se imponga sobre las
tendencias desordenadas del mismo proceso. De hecho, su principal conclusión
que el Estado ha sido incapaz de imponer cierto orden en las tendencias
polarizantes de la globalización, pero que ésta, como las relaciones
internacionales que le preceden, es susceptible de ser guiada por la política.
Este planteamiento nos conduce a reflexionar sobre un factor incidente que no
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Por esas razones, entre otras, resulta muy dudoso que el Estado esté realmente
entrando a una etapa de obsolescencia y que la globalización lo conduzca a un
empequeñecimiento al reducirle los espacios de actuación y restarle las tareas q
sólo él puede cumplir. De ahí que el planteamiento de los autores sea impecabl
“Aun cuando en el proceso de globalización capitalista el Estado ha visto
limitadas varias de sus atribuciones y facultades tradicionales, es previsible que
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interesante anotar que, de acuerdo con Robert H. Jackson, hay una serie de
condiciones que enmarcan obligatoriamente la comprensión de las relaciones
internacionales en un contexto de globalización, entre las cuales, las más
destacadas son las siguientes:
Me parece que, para cerrar estas reflexiones que pretenden contribuir al debate
sobre la globalización, las precisiones de Jackson permiten esquematizar algun
de los problemas que hoy más preocupan a los estudiosos de las relaciones
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