Resumen Derecho Mercantil

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INTRODUCCIÓN:

La presente investigación trata sobre la evolución histórica del Derecho Mercantil, tanto a nivel global
como su historia y evolución en Guatemala.
El conocimiento de la evolución histórica y conceptual del Derecho mercantil es la manera más
adecuada para llegar al concepto actual de la disciplina, tanto de manera global como el derecho
mercantil guatemalteco propiamente dicho. Dicha observación no se debe limitar a la realidad actual,
que por la falta de la perspectiva correcta se puede llevar a resultados erróneos, sino que se deben
analizar las diferentes realidades económicas históricas y los diferentes conceptos del Derecho
mercantil y el Derecho Mercantil guatemalteco de cada época en concreto, para tener así los
instrumentos adecuados para llegar al vigente concepto, que es nuestro objetivo.
El estudio de esta evolución permitirá poner de manifiesto que el Derecho mercantil surge en el bajo
medioevo, y se va afirmando en el tiempo como un Derecho privado con substantividad propia
respecto al común. No obstante, nos parece conveniente, aunque sea de manera sucinta, hacer
referencia a los antecedentes del Derecho mercantil en la antigüedad y en concreto a si hubo un
Derecho mercantil en el Derecho romano.
OBJETIVOS GENERALES:
1. Llegar al análisis objetivo de las diferentes etapas económico históricas y conceptuales del
Derecho mercantil en sus diferentes épocas y de sus diferentes cuerpos legales históricos que
regularon la materia de manera global.
2. Analizar históricamente la materia mercantil y su avance conceptual y legislativo en Guatemala
y la influencia de las legislaciones internacionales históricas y actuales.
OBJETIVOS ESPECIFICOS:
1. Analizar las etapas histórico-económicas a nivel global del derecho mercantil
2. Establecer los diferentes conceptos históricos de la materia.
3. Conocer los diferentes cuerpos legales que regularon históricamente el derecho mercantil.
4. Especificar el avance del derecho mercantil guatemalteco y su concepto.
5. Identificar la legislación mercantil guatemalteca, su evolución y la codificación que rige la
materia actualmente.
EL DERECHO MERCANTIL Y SU EVOLUCIÓN HISTÓRICA: ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL
DERECHO MERCANTIL:
RESEÑA HISTÓRICA DEL DERECHO MERCANTIL.
Al evolucionar la organización social, la actividad económica del hombre también se transformó,
conforme se dio la progresiva división del trabajo, todo ello condicionó las relaciones sociales que
posteriormente dieron origen al derecho mercantil.
Apareció el mercader, que sin tomar parte directa en el proceso de la producción, hace circular los
objetos producidos llevándolos del productor al consumidor.
La historia del derecho mercantil está vinculada a la historia del comercio; pues esta actividad ha dado
origen a una disciplina jurídica especial, la que corresponde al derecho mercantil como destacada
rama del derecho privado, con sustantividad propia.
La elaboración del Derecho Mercantil actual es la consecuencia de un proceso histórico cuyos
antecedentes son muy remotos. La observación de ese pasado permite identificar instituciones, figuras
y nociones que serán luego incorporadas a lo que más tarde se llamará Derecho Mercantil.
Tiempos Primitivos: Edad que se extiende desde la aparición del hombre sobre la tierra hasta el
momento -variable según los pueblos- en que aparece la escritura.
TRUEQUE: En un estadio determinado de la organización social de los tiempos prehistóricos, los
intercambios entre los individuos y entre los grupos son susceptibles de generar una «profesión»: el
trueque simple pasa a ser un trueque para obtener beneficios de otros trueques.
CARAVANAS: En distintas regiones de la tierra aparecen, además, las caravanas de los mercaderes,
los mercados y las instituciones rudimentarias para regular las relaciones generadas por los
intercambios.

Edad Antigua:
En la antigüedad florecieron culturas como la de los egipcios, fenicios, los persas, los chinos;
pero fueron los griegos quienes desarrollaron el comercio por la vía marítima, incluyendo
figuras como el préstamo en la gruesa ventura, que consistía en que un sujeto hacía un
préstamo a otro, condicionando el pago a que el navío partiera y regresara sin haberle ocurrido
un siniestro; también se dio la echazón, que es el antecedente de la avería gruesa; la
denominada ley rodia regía el comercio marítimo. En Roma no se dio un derecho mercantil, al
respecto el Doctor Villegas Lara señala: “En Roma no existió la división tradicional del derecho
privado. No se dio un derecho mercantil en forma autónoma. El jus civile era un universo para
toda relación de orden privado.”
Pueblos muy antiguos se sabe que tuvieron leyes escritas referentes al comercio, pero los documentos
no han llegado hasta nuestros días. Es muy poco lo que se sabe del derecho de las primeras dinastías
egipcias, por ejemplo, y prácticamente no se conoce nada del derecho comercial fenicio, a pesar de
haber sido éste un pueblo famoso por sus expediciones marítimas y por sus colonias de mercaderes
esparcidas en el Mediterráneo.
Los otros pueblos que se ubicaron en el arco fértil que va desde el Nilo hasta el Golfo Pérsico
(sumerios, asirios, persas) nos han dejado pocos vestigios de su extraordinaria civilización. Una
excepción está constituida por Babilonia, cuyo Código de Hammurabi es considerado el más antiguo
de los textos legales extensos conocidos. En ese documento descubierto en 1902 y el cual se remonta
a unos 2.000 años antes de Cristo, aparecen normas sobre contratos de préstamo, depósito, venta,
arrendamiento, sociedad, comisión, transporte, navegación fluvial, entregas de dinero, construcción
naval, abordajes, etc.
En la Antigüedad se habló mucho de las leyes rodias. El derecho de la isla de Rodas era acatado
generalmente en las relaciones marítimas, hasta tal punto que se atribuye al emperador Antonino
haber afirmado que él gobernaba en la tierra y las leyes rodias en el mar. La institución de la echazón
(lex rhodia, de origen fenicio) fue incorporada al derecho griego y al romano y a través de éste pasó al
derecho actual.
Casi todos los documentos sobre el comercio de la Antigüedad se refieren al comercio marítimo, al
cual se atribuye haber dado lugar a las primeras instituciones jurídicas mercantiles, a pesar de que fue
precedido en el tiempo por el comercio terrestre.
De especial relevancia para los pueblos americanos son los descubrimientos relacionados con las
civilizaciones precolombinas de México y Perú: del primero, se sabe que en el antiguo México
formaban los mercaderes caravanas en la más grande escala; que los aztecas poseyeron un
considerable número de leyes, dadas, sobre todo, por el rey Netzhualcoyotl de Tezcuco; que
dispusieron de un código llamado Libro de oro; y que los comerciantes tenían una deidad protectora,
Yacateuctli, cuyo templo se alzaba en el Tochtepec. En el Perú, bajo el imperio de los incas, todo
estaba en manos del Estado, por lo cual no había actividad mercantil libre y sólo algunas personas
tenían derecho a comerciar en la costa con algunos objetos (Rehme).
a. Grecia:
Grecia fue el centro comercial del Mediterráneo durante varios siglos, especialmente a partir del siglo
VI antes de Jesucristo. Aunque el Derecho Griego fue principalmente consuetudinario, una parte del
mismo fue recogido en textos escritos. Sin embargo, no se han preservado ni descubierto leyes
especialmente destinadas al comercio o literatura jurídica, con excepción de alegatos forenses
contenidos en discursos (Demóstenes, Isócrates) y algunos contratos privados.
Las instituciones jurídicas mercantiles más importantes utilizadas por los griegos, según los
documentos hallados, se refieren a la lex rhodia y al nauticum foenus. La figura del nauticum foenus en
Grecia (Atenas) tenía ya los rasgos fundamentales que conocemos hoy: es una operación de préstamo
de dinero para una expedición marítima, cuya devolución está sujeta al feliz arribo de la nave. Esta es
la razón por la cual se le llama préstamo a la gruesa ventura. El riesgo enorme del prestamista, el cual
se expone a perder todo o parte de su capital, explica la retribución significativa que recibe (pretium
pericoli). Es hoy en día un contrato en desuso. Los Bancos tuvieron en Grecia mucha importancia, así
como también las sociedades. Hasta se registra la existencia de una Bolsa para el comercio de
exportación. Por último, parece que existía una jurisdicción comercial especial con jueces mercaderes.
No obstante, la opinión más generalizada es que no existía una división entre el ius civile (como
Derecho privado y público) y el Derecho Mercantil.
b. Roma:
Los romanos recibieron la tradición cultural griega y la incorporaron a sus instituciones. Siendo
grandes navegantes, integraron la lex rhodia y el nauticum foenus al elenco de sus prácticas marítimas
y se ocuparon de regularlos adecuadamente. El nauticum foenus normativamente perfeccionado por
los romanos es el que recogen los Códigos de Comercio contemporáneos.
Algunas fórmulas jurídicas que pueden considerarse de naturaleza mercantil existieron en Roma: la
actio exercitoria, dirigida a forzar al armador de la nave (exercitor navis) a cumplir las obligaciones
asumidas por el capitán del buque (magister navis); la actio institoria, por la cual se podía reclamar al
dueño de una operación mercantil la satisfacción de las obligaciones contraídas por quien la había
manejado (institor); la actio recepticia, otorgada contra el capitán, para obtener la indemnización de los
deterioros o pérdidas del equipaje de los pasajeros; la receptum argentariorum, pacto que obligaba al
banquero a efectuar pagos por cuenta de su cliente; la actio tributaria, dirigida contra quien había
recibido los provechos de una negociación, para que soportara las cargas. Una institución de enorme
importancia para el desarrollo del comercio es creación de los banqueros romanos: la contabilidad.
Una figura de gran utilidad para el comercio -la sociedad- fue reglamentada por los romanos y a la
misma se le dio rasgos contractuales que han persistido hasta fecha reciente.
Se ha dicho que los romanos miraban con menosprecio al comercio y que esa es la razón para no
haber intentado construir un cuerpo de leyes aparte para el mismo.
La razón más comúnmente aceptada para explicar la ausencia de un Derecho Mercantil al lado del ius
civile y del ius gentium es que los romanos habían elaborado un Derecho Civil universal y flexible, con
una técnica muy perfecta que permitía al pretor ampliar su aplicación, con procedimientos judiciales
ágiles, todo lo cual hizo innecesario pensar en un derecho y en una jurisdicción para el comercio y
para los comerciantes y en la necesidad de efectuar distinciones entre actos civiles y actos
mercantiles. Se señala, además, la preferencia de los romanos por la abstracción y la generalización,
lo cual permitía disponer de normas jurídicas dentro de las cuales cabían perfectamente las
peculiaridades de la praxis mercantil. Rocco ha reconocido la aptitud del derecho romano para
satisfacer las exigencias del tráfico mercantil, al mismo tiempo que ha señalado la ausencia de normas
destinadas a regular exclusivamente relaciones comerciales, hasta tal punto que los romanos carecen
de una palabra técnica para nombrar el «comercio», pues la palabra commercium indicaba la
participación intervivos en un acto jurídico; la palabra negotiatio, el ejercicio de una industria
cualquiera; y el vocablo mercatura, el tráfico de mercancías en el sentido más restringido. El ilustre
autor italiano agrega dos observaciones importantes para ayudar a la comprensión del fenómeno de la
ausencia de un derecho propio para el comercio en Roma:
1. la economía fundada en la esclavitud, merced a la cual el comercio era ejercido por esclavos,
originaba entre el amo y su siervo relaciones de hecho, no relaciones jurídicas;

2. las relaciones con pueblos comerciantes (griegos, asiáticos, egipcios) dieron lugar a la
aplicación del ius gentium, con normas aptas para regular las situaciones.
Algunos historiadores modernos consideran que en la sociedad romana no existían las condiciones
que permitirían más tarde (en los siglos XI y XII) el surgimiento del Derecho Mercantil. Tanto el
comercio como el artesanado eran actividades subordinadas al cultivo de la tierra, base de la
economía romana. Los comerciantes, social y políticamente marginados, no constituían «una clase
capaz de representar un papel político autónomo» (Galgano). Para otros historiadores y juristas, es
falso que no existieran instituciones mercantiles en Roma. Existían, pero la separación del conjunto de
normas que constituían la disciplina no llegó a producirse porque el derecho mercantil no siguió
desenvolviéndose en las condiciones en que nació, es decir, como un derecho internacional del
mercado;
[ ... 1 y no continuó porque el Derecho del mercado se transformó en un derecho privado
interno a consecuencia del desenvolvimiento político y de las conquistas de Roma. En efecto,
en el momento mismo en que su comercio se desarrollaba, Roma conquistaba los países con
los cuales tenía relaciones comerciales. [Tesis de Paul Huvelin, seguida por Girón Tena,
Bercovitz y Benito.]

Edad Media:
Nace la burguesía en las villas y pueblos, la importancia de la burguesía no radica en los
bienes territoriales, sino en la riqueza monetaria que produce el tráfico comercial, por el
estímulo que la monarquía le da a los comerciantes en su función; de esa cuenta los
comerciantes se organizaron en corporaciones, las que se regían por estatutos que contenían
reglas de derecho que regulaban el comercio, además los derechos y obligaciones de los
comerciantes. Esta etapa aporta entre otros la letra de cambio, las sociedades mercantiles, el
contrato de seguro, así como el inicio del registro mercantil. Pero lo más importante es que el
derecho mercantil toma toda su autonomía del derecho civil, a este respecto el Doctor Villegas
Lara indica: “El derecho mercantil principiará a caminar por sus propios medios tratando de
estructurar una doctrina plasmada en leyes capaces de regir un fenómeno tan cambiante como
el tráfico mercantil. Todo lo que se haya hecho a partir de esa época por esta materia se debe,
pues a las necesidades reales de la nueva clase comerciante.”
A raíz de la caída del imperio romano de occidente (año 476 después de Jesucristo) a manos de los
bárbaros, se produjo una grave situación de inseguridad social que trajo como consecuencia una
severa disminución de los intercambios comerciales.
En una etapa posterior, la vida de los pobladores se fue organizando, poco a poco, alrededor de las
ciudades, en condiciones sociales y políticas muy distintas a las que habían prevalecido en la época
del imperio. A falta de existencia de una autoridad central, con poder suficiente para dictar normas de
carácter general, la autoridad era ejercida por funcionarios locales: las personas dedicadas al mismo
oficio se agrupaban en organizaciones para la defensa de sus intereses comunes. Uno de esos
gremios -el más influyente en la vida y en el gobierno de la ciudad- era el gremio de los comerciantes;
la nobleza consideraba indigno dedicarse a la actividad comercial; en las ciudades existía un mercado
y al mismo asistían, generalmente, personas provenientes de otras partes, dando lugar al
establecimiento o celebración de las «ferias», las cuales requerían normas simples y ágiles para
negocios celebrados por personas que se encontraban ocasionalmente y luego se dispersaban. Es el
«derecho de las ferias», dirigido a asegurar la rapidez y seguridad de las transacciones y a resolver los
litigios inmediatamente, en la propia «feria» (de este derecho formó parte importante la actividad de
cambio de monedas y la de bancos -en el cual destacaron judíos y lombardos- y las «ferias» sirvieron
de vehículo para popularizar el uso de la letra de cambio).
Con la organización de las ciudades se fue formando un derecho nuevo, calificado como «nuevo
derecho urbano», cuyos textos más antiguos se remontan al año 1056 (en Génova). «La fuente más
importante entre las de esta clase es el Constitutum usus de Pisa, redactado hacia 116 1 » (Rehme).
En Mílán se expide, en 1216, el Liber consuetudinum:
Los derechos de las ciudades contenían predominantemente normas de derecho
administrativo, procesal y penal. Pero también encontramos en ellos Derecho Mercantil
privado [...],
Elaborado con el auxilio de los comerciantes. En una etapa posterior, los mercaderes mismos,
agrupados en las corporaciones, promulgaron su propio derecho por separado, pero compilaciones
generales no aparecen sino a finales del siglo XIII y a comienzos del XIV (Rehme). La corporación de
los comerciantes, al frente de la cual estaban los cónsules (jueces) y un Consejo elegido por todos los
asociados, compilaban las reglas que se habían aplicado para asegurar el cumplimiento de las
transacciones y dirimir los conflictos entre los agremiados, en textos llamados estatutos, de donde
proviene la expresión de «derecho estatutario» aplicado a las normas de las corporaciones. Por ello,
se ha dicho que el Derecho Mercantil de la Edad Media -el ius mercatorum- fue italiano, aunque
tuvieron gran importancia como estatutos el Consulado del Mar, de Barcelona (España), el cual rigió
en la cuenca mediterránea; los Rooles de Olerón, aplicados en el Golfo de Vizcaya; las Leyes de
Wisby (Mar Báltico) y las Actas de la Liga Hanseática (Mar del Norte). Más tarde aparecería Le Guidon
de la Mer (Rouen), especialmente significativo para el seguro marítimo. Sobre la materia específica de
la jurisdicción consular tuvo gran fama la Tabula Amaffitana, de Arnalfi (siglos XIII y XIV). El libro más
consultado y seguido de la época fue obra de un italiano (De mercatura seu mercatore tractatus de
Benvenuto Stracca).
Es un hecho generalmente admitido que el Derecho Mercantil surge como ordenamiento especial en la
época medieval. Un derecho especial para la actividad de una clase de ciudadanos: los comerciantes.
La especialidad de la actividad de estos sujetos y las crecientes exigencias impuestas por su
explotación profesional no se satisfacían adecuadamente con las fórmulas elementales de la ley civil.
El Derecho Comercial de la Edad Media surge como el derecho autónomo de una profesión, la
profesión de comerciante. La ausencia de una autoridad central y de instituciones adecuadas para
mantener la unidad del derecho privado, permite que los comerciantes creen su propio derecho. Los
comerciantes no acuden al derecho romano, que sí había tenido carácter universal y disponía de
fórmulas apropiadas para la solución de las situaciones, porque el derecho romano era mal conocido y
ya no existían las instituciones que hubieran podido permitir su aplicación.
El Derecho Mercantil medieval no es el derecho de un Estado ni de una ciudad, sino el derecho
uniforme de una clase social, elaborado por personas con la misma mentalidad, por encima de los
linderos estrechos de las ciudades y al margen de los distintos ordenamientos jurídicos, lo cual le da
carácter de «derecho internacional» (Solá Cañizares). Nuevo ius gentium lo llamó Benvenuto Stracca.
Se refiere Galgano a esta situación así: «El ius mercatorum, por tanto, nace como un derecho creado
directamente por la clase mercantil, sin mediación de la sociedad política; nace como un derecho
impuesto en nombre de una clase, y no en nombre de la comunidad en su conjunto. Se impone a los
eclesiásticos, a los nobles, a los extranjeros; el presupuesto de su aplicación es el hecho de haber
entablado relación con un comerciante».

Edad Moderna:
En esta época son de gran trascendencia las prestaciones de expansión de los dominios que
tenían España, Inglaterra, Francia, Holanda, Italia; que además buscaban nuevas rutas para
nuevos mercados, es así como se da el descubrimiento de América. El derecho mercantil
continúa conservando su carácter de ser un derecho para los comerciantes. En 1807 en
Francia, Napoleón Bonaparte, promulga un Código para el Comercio, y el derecho mercantil
deja de ser exclusivo para los comerciantes y se convierte en un derecho que rige las
relaciones que se dan en el comercio no importando que los sujetos sean o no comerciantes;
es así como se da la denominada etapa objetiva del derecho mercantil. En este aspecto el Dr.
Villegas Lara indica: “La revolución industrial, los inventos importantes en la ciencia, exigieron
esa objetivación que durante largo período inspiró a códigos en el mundo entero.”
La Edad Moderna, cuyo inicio se hace coincidir con la toma de Constantinopla por los turcos (1453),
con el descubrimiento de América (1492) o con el comienzo de la Reforma (1517), es una época de
acontecimientos extraordinarios.
La creación y consolidación de los Estados nacionales, con el fortalecimiento de la autoridad de los
soberanos, trae aparejada la decadencia de los gremios de mercaderes.
El poder nacional, centralizado, reasume su papel de crear normas jurídicas y elimina,
progresivamente, las funciones públicas que cumplían las corporaciones. Este fenómeno ha sido
descrito así por Galgano:
El Derecho Mercantil experimenta una doble transformación: era derecho de clase y se
convierte en derecho del Estado, era derecho universal y se convierte en derecho
nacional. Sus fuentes son las leyes del Estado vigentes en los límites nacionales,
distintas, por tanto, de un Estado a otro
En materia económica, en la Edad Moderna se asiste a una separación entre Economía y Moral. Las
teorías económicas son juzgadas no por su orientación ética sino por su utilidad práctica. Las
principales teorías que se suceden en esta era son el mercantilismo y el fisiocratismo.
El mercantilismo se basa en los siguientes postulados:
1. La política nacional sustituye a la de las ciudades;
2. todos los esfuerzos deben estar dirigidos al crecimiento de la riqueza y al fortalecimiento de las
fuerzas de las cuales depende esta riqueza;
3. debe aumentarse las exportaciones y disminuirse las importaciones;
4. la gente debe ser estimulada a comprar los productos nacionales, porque si no «el oro se va al
extranjero; y el oro es el nervio del Estado»;
5. «el oro engendra el comercio y el comercio engendra el oro» (Thomas Mun); «si hay oro en el país,
el deseo de ganancia lo hace circular y en esta circulación el Tesoro Real encuentra su parte»
(Colbert).

El físiocratismo, por su parte, desplazó el centro de gravedad de la economía hacía la agricultura y


constituyó una reacción contra la tutela que el Estado pretendía ejercer sobre la economía. Para los
fisiócratas (escuela liberal):
1. la voluntad absoluta de los reyes choca con la acción de las leyes naturales que actúan sobre la
economía, así como actúan sobre la vida social;
2. el individuo debe someterse también a las leyes naturales y puede perseguir un interés propio,
mientras éste no dañe el interés de sus semejantes.

El único límite de la acción individual está constituido por las «leyes naturales». Por lo mismo, la
agricultura es la única actividad que responde al «orden natural de las cosas», crea nuevos valores, es
verdaderamente productiva. El comercio y la industria, que únicamente transportan o transforman las
materias agrícolas, son actividades estériles e improductivas.

La cuestión religiosa, con el advenimiento de la Reforma, influyó también en el desarrollo económico.


Se menciona con frecuencia que los pioneros de la iniciativa privada, en Inglaterra, en Alemania y en
los Países Bajos, fueron los calvinistas. De acuerdo con su fe, el trabajo lo ejecutan en honor de Dios,
absteniéndose del goce de las ganancias y reinvirtiendo continuamente los beneficios en la empresa.
El éxito económico era signo visible de la predestinación, según sus creencias.

En el orden cultural, la expansión del renacimiento produce un desplazamiento de la preocupación del


hombre, el cual ya no se ocupa preponderantemente de la salvación de su alma, como sí lo hacía el
hombre de la Edad Media, sino del disfrute físico y espiritual del mundo, de la belleza y de los bienes.

En lo que respecta a la realidad estrictamente jurídica, es evidente la incapacidad del Derecho común
vigente en los primeros siglos de la Edad Media para satisfacer aquellas necesidades, lo que
determinó el nacimiento de un ordenamiento especial para el comercio. Posteriormente, las
necesidades económicas complejas, conjuntamente con la realidad política, determinaron una
evolución del incipiente ordenamiento especial.

a. Ordenanzas de Colbert: “Ordonnances du Commerce"


Dentro del contexto de la monarquía absoluta se produce la promulgación, en Francia, de las
Ordenanzas de Colbert, sobre comercio terrestre (1673) y sobre comercio marítimo (1681), que
sistematiza unitariamente el Derecho mercantil, que se declara aplicable en todo el territorio nacional
francés. Unificación que se realiza antes de la de Derecho común, el cual se mantiene fragmentado
hasta la promulgación del Código Civil.
Si la monarquía absoluta es mercantilista en esa época, la burguesía es, sin embargo, fisiócrata; si la
primera es intervencionista la segunda se lanza ya hacia el liberalismo. Cuando Colbert, ministro de
Luis XIV, preguntó a los hombres de negocios: «¿qué podía hacerse en su favor?», se dice que
respondieron con la frase, convertida luego en lema de la escuela económica del siglo XVIII: laissez
faire, laissez passer. Los hombres de negocios franceses rechazaban los favores de un Estado que
parecía, a sus ojos, portador de los intereses de una clase antagónica a la suya, y desconfiaban de
aquél (Galgano).
Un rasgo importantísimo de la Ordenanza -llamada también Código Savary en honor de su principal
redactor, el comerciante Jacques Savary-fue el de que por primera vez el poder central se atribuía la
facultad de regular el comercio. No será sino un siglo más tarde que el Estado francés reclamará las
mismas potestades en materia civil (Ripert).

b. Ordenanzas de Bilbao:
Las Ordenanzas de Bilbao en su edición de 1737, vigentes hasta la promulgación del Código de
Comercio de 1829, «han sido las de mayor significación dentro del Derecho mercantil español»
(Sánchez Calero). Trasladadas a Hispanoamérica, estuvieron en vigencia en muchos países, entre
ellos Venezuela, hasta la adopción del Código de Comercio, lo cual significó que aún derogadas en
España regían en las antiguas provincias de ultramar.
En definitiva, la jurisdicción mercantil deja de ser una emanación espontánea de la autonomía
corporativa para convertirse en manifestación del poder estatal, aun cuando, en algunos casos,
continúe ejercida por los comerciantes.

1.5. Edad Contemporánea:


El derecho como totalidad refleja los intereses y los conflictos de las diferentes clases sociales;
pero si en alguna rama no es difícil detectar ese reflejo es el derecho mercantil. Esta rama del
derecho está vinculada con el sistema capitalista en nuestros días, lo que debe significar en
última instancia es hacer realidad la prevalencia del interés social sobre el particular de manera
que el comercio realizado por los hombres y mujeres contribuya al progreso social. En este
aspecto el derecho mercantil ha evolucionado de tal manera que actualmente estudia en forma
muy profunda distintas instituciones y para dejar claro este punto citamos al Dr. Villegas Lara,
quien se pronuncia de la siguiente manera: “En la actualidad el derecho mercantil estudia la
actividad profesional del comerciante, los medios que facilitan la circulación de las mercancías,
los bienes o cosas mercantiles, (empresa, títulos de crédito, mercancías) las reglas de
comercio nacional e internacional, la propiedad industrial, los procedimientos para reclamar la
solución de un conflicto de intereses; en fin su contenido amplio proveniente de actividades
sujetas a constante cambio hacen que este derecho sea uno de los más nutridos en
experiencias que muchas veces rebasan la previsión del legislador.”
El triunfo de la Revolución Francesa (1789) coincide con la divulgación y aceptación de las teorías
económicas naturalistas, especialmente las de Adam Smith (1723-1790), conforme a las cuales al
Estado sólo le compete garantizar la libertad al ciudadano, ya que el orden económico racional y
beneficioso para todos se logra en forma natural. Adam Smith, a quien se considera el fundador de la
Economía, llamó la atención sobre el trabajo y sostuvo que es éste y no la tierra ni el dinero la fuente
básica de la riqueza de un país.
Smith y Ricardo pertenecen a la llamada Escuela Clásica, la cual echó las bases de la corriente
llamada liberalismo, conforme a la cual, a nivel interno cada quien se dedica a la actividad que
considera más apta según sus capacidades, y a nivel externo se traduce en el librecambismo, es decir,
en la circulación de las mercancías de un país a otro, sin trabas de ninguna naturaleza.
En un sistema en el cual reine una perfecta libertad de cambios, cada país aplica en forma natural su
capital y su capacidad de producción en el género de empresas en que este capital y esta capacidad
encuentran el empleo más ventajoso.
Bentham, filósofo inglés, afirmaba: “La felicidad del hombre se altera en la medida misma en que su
libertad se ve limitada”.
El liberalismo se introdujo en el comercio y la industria, al mismo tiempo que se producía el
hundimiento de la sociedad feudal con la abolición de las corporaciones. Poco a poco, sus teorías
sirvieron para la estructuración del capitalismo como régimen económico. El capitalismo es definido
hoy como:
“...un sistema de organización económica caracterizado por la propiedad privada de los medios de
producción y distribución (tales como la tierra, empresas, ferrocarriles, etc.) y su puesta en marcha
para obtener un beneficio, bajo condiciones predominantemente competitivas.” [Spencer].
Los elementos básicos del capitalismo son:
1. la propiedad privada;
2. el interés personal («la mano invisible», Adam Smith);
3. el individualismo económico («laissez faire»), entendido hoy como libertad de actuación sometida a
restricciones impuestas por la sociedad para su protección y para el bienestar general;
4. competencia o mercados libres, entendido como un mercado libre de monopolios y de prácticas de
cartel;
5. el sistema de precios: la oferta y demanda de bienes y servicios determinará los precios de éstos.
a. Código de Comercio Francés:
La época de las modernas codificaciones se inició con los códigos napoleónicos: el Código Civil (1804)
y el Código de Comercio (1807).
En contraste con el cuidado que se había tenido en la elaboración del Código Civil, los trabajos del
Código de Comercio fueron apresurados y existe consenso entre los comentaristas franceses y
extranjeros para calificarlo como un texto defectuoso o imperfecto. Debe tenerse en cuenta, sin
embargo, que este código «no era más que una copia de las dos grandes Ordenanzas de Luis XIV
sobre el comercio terrestre y el marítimo» (Ripert).
La nota más resaltante del Código de Comercio francés de 1807, el cual inicia una nueva etapa en la
evolución histórica de la legislación mercantil, es que deja de ser un derecho predominantemente
destinado a regular el tráfico de los comerciantes, para convertirse en el derecho regulador de
determinados actos (actos objetivos de comercio), derecho al cual se someten los participantes en el
acto, sea cual fuere la condición profesional de quien lo realiza.
La transformación del Derecho Mercantil operada por el Código de Comercio francés y el paso de un
sistema subjetivo a un sistema objetivo no ocurrió por capricho. La Revolución Francesa había
suprimido todos los privilegios (Ley Chapelier) y, en consecuencia, no podían dictarse leyes dirigidas a
regular la actividad de una «clase». Sin embargo, habiéndose proclamado la libertad de comercio y
habiendo triunfado la tesis económica de los fisiócratas conforme a la cual la libertad económica era el
presupuesto del progreso social, se impuso la necesidad de legislar sobre los intercambios
comerciales. La solución que se encontró fue la de regular el objeto (el comercio) en lugar de regular el
sujeto (el comerciante). Inmediatamente, la moda codificadora francesa se extendió por toda Europa y
luego será seguida, prácticamente, en el mundo entero.
Los códigos que se inspiran en el Código de Comercio francés (español de 1829, alemán de 1861 e
italiano de 1865) partiendo de la separación que el Código francés había hecho entre actos de
comercio y comerciantes, fundamentaron el Derecho Mercantil sobre el acto objetivo de comercio, aun
cuando reconocieron la existencia de actos mercantiles simplemente por la participación de un
comerciante en el acto.
b. Código de Comercio Español:
El primer Código de Comercio de España, de 1829, obra de Don Pedro Sainz de Andino, fue el
producto de la directa inspiración del Código de Comercio francés. Se dictaron con posterioridad
disposiciones complementarias y modificatorias tan numerosas, que se dificultaba la aplicación del
texto. Por ello, entre otras razones, se promulgó un nuevo Código en 1885.
Los códigos españoles tienen una orientación objetiva. El Código de 1885 prescinde de la
enumeración de los actos objetivos de comercio y sigue un procedimiento de referencia y analogía
para identificarlos (Langle): «Serán reputados actos de comercio los comprendidos en este Código y
cualesquiera otros de naturaleza análoga».
Esta fórmula, considerada flexible por los proyectistas, ha recibido críticas de casi todos los
mercantilistas españoles, por su indeterminación. Alguien admitió el defecto del Código, agregando
que casi todos los códigos extranjeros lo eran, por la dificultad de sentar un criterio dogmático allí
donde no han concurrido más que razones históricas y circunstancias de oportunidad y utilidad
(Langle).
c. Código de Comercio Portugués:
El 18 de septiembre de 1833 el Regente Don Pedro promulgó el Código comercial portugués. Según
su redactor, José Ferreira Borges, las fuentes tenidas en cuenta para su elaboración fueron los
códigos de Francia, España, Prusia y Flandes, así como el proyecto italiano y el derecho de Inglaterra,
Escocia, Rusia y Alemania. Los críticos afirman que: “aun cuando el autor tuviera a la vista todos estos
elementos, sólo se nota la influencia del código francés, y muy especialmente la del español, al que
sigue visiblemente.” [Blanco Constans.]
En 1888 fue promulgado un nuevo Código, el cual comenzó a regir el l' de enero de 1889. Ha sido
considerado una obra originalísima, con un carácter verdaderamente nacional.
d. Código de Comercio Italiano:
Una vez constituido el Reino de Italia como consecuencia de la unificación de varios reinos y
provincias, se dictó el Código de Comercio de 1865 (comenzó a regir el 1° de enero de 1866). Es el
llamado Código Albertino, por estar basado en otro adoptado para Cerdeña bajo el reinado de Carlos
Alberto con fecha 30 de diciembre de 1842, al cual también se le denominaba Codice di Commercío
Albertino.
Su fuente principal es el Código de Comercio francés, el cual, por otra parte, había sido puesto en
vigor en Italia por el propio Napoleón.
En 1869 el Diputado Mancini propuso la reforma del texto de 1865, habiéndose adoptado un nuevo
código en 1882, para comenzar a regir a partir del 1° de enero de 1883. El documento legal está
precedido de una relación del Ministro Zanardelli, por lo cual al código de 1882 se le conoce también
como Código Zanardelli.
El Código de Comercio italiano de 1882 fue el primero que proclamó la comercialidad de los bienes
inmuebles, cuestión que dividía a la doctrina, y se hizo famoso por su claridad, precisión y sabiduría
(Blanco Constans). Ejerció una influencia importante en la adopción de los Códigos de Comercio
venezolanos de 1904 y de 1916.
Junto con el Código de Comercio francés, el Código de Comercio Alemán de 1861 y los códigos
españoles, el Código de Comercio italiano forma el conjunto de textos que acentúan el carácter
objetivo de la disciplina mercantil.
e. Código de Comercio Alemán:
El primer Código de Comercio alemán, de 1861, tuvo la misma orientación objetiva iniciada por el
Código de Comercio francés.
El Código de Comercio Alemán de 1900 regresa a la concepción subjetiva y profesional del Derecho
Mercantil, a través de la eliminación del acto de comercio absoluto, es decir, de los que se consideran
como tales con independencia de la cualidad de su autor. Vuelven a ser actos de comercio sólo los
que ejecuta el comerciante: Actos de comercio son todos los actos de un comerciante que pertenezcan
a la explotación de su industria mercantil (artículo 343).
El sistema adoptado por el Código de Comercio alemán de 1900 fue duramente criticado por la
doctrina, especialmente por Vivante, pero voces muy autorizadas aplaudieron el regreso del Derecho
Mercantil a su origen, replanteándose la polémica entre las tesis objetiva y subjetiva para regular
legislativamente la materia mercantil.
Reseña histórica del derecho mercantil guatemalteco:
Guatemala en la época de la colonia, regía su sistema jurídico por la legislación española; entre las
leyes que regían y que contenían normas que reflejarían la actividad comercial, se encontraban la
recopilación de leyes de indias, las leyes de castilla, las siete partidas y las ordenanzas de Bilbao.
En la época de la independencia política de Centro América, la legislación española sigue teniendo
vigencia y es el Doctor Mariano Gálvez, a la sazón Presidente de la República, que trató de modificar
las leyes, pero cometiendo el error de adoptar los llamados Códigos de Livingston que eran leyes para
el Estado de Louisiana, Estados Unidos del norte de América; que comprendían normas distintas al
comercio, pero como es de suponer, eran dedicadas a una cultura diferente a la nuestra, por lo que fue
un fracaso.
En el gobierno conservador de Rafael Carrera, no evolucionan nuestras leyes en lo que a materia
mercantil se refiere, adoptando la legislación española, utilizando las leyes del toro y la novísima
recopilación. En el año de 1877, se promulgan nuevos Códigos en Guatemala, siendo estos, el Código
Fiscal, Código Civil y Código de Comercio que contenía una ley especial de enjuiciamiento mercantil.
En el año de 1942, se promulga un nuevo Código de Comercio, Decreto número 2946 del Presidente
de la República. El veintiocho de enero de 1970, se promulga nuestro actual Código de Comercio,
Decreto 2-70, del Congreso de la República; el Dr. Villegas Lara, señala al respecto: “El que pretende
ser instrumento moderno, adaptado a las nuevas necesidades de tráfico comercial en Guatemala,
tanto en el aspecto nacional como internacional”.

Blibliografía:
1. ASCARELLI, Tulio. Derecho Mercantil. México: Ed. Porrúa.
2. BROSETA PONT, Manuel. Manual de Derecho Mercantil. Madrid, España: Ed. Tecnos, S.A.
3. VILLEGAS LARA, René Arturo. Derecho mercantil guatemalteco. Sexta Edición, Guatemala:
Ed. Universitaria.
4. VARGAS VA SEROT, Carlos. La Evolución Histórica del Derecho Mercantil y su Concepto.
Prof. Titular de Derecho Mercantil, Universidad de Almería.
5. BURGOS VILLASMIL, José Ramón: Los sistemas sobre los cuales se ha estructurado el
Derecho Mercantil. Jornadas de Derecho Mercantil. Universidad Católica Andrés Bello.
6. GALGANO, Francesco: Historia del Derecho Mercantil; Editorial Laia, Barcelona.
7. Código de Comercio. Decreto número 2-70.

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