3 Nuestra Piedra de Los Soles

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14

Nuestra piedra de los Soles

viernes 12 de diciembre de 2003


Quizás el patrimonio más valioso que poseemos los actuales mexicanos sea
la huei cuauhxicalli 'gran jícara del águila', erróneamente llamada calendario
azteca, donde nuestros abuelos tenochcas nos legaron su cosmopercepción
de una manera precisa y rigurosa. Este monumento estuvo ubicado en la
tzacuali que fue destruida por los invasores españoles para allí construir la
"iglesia mayor de México", actualmente conocida como catedral
metropolitana de la ciudad de México.
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

En el presente la huei cuauhxicalli 'gran jícara del águila' está convertida


en una pieza de museo, ya que ocupa "el lugar de honor" en la sala mexica
del Museo Nacional de Antropología e Historia. La vemos como simple
"atractivo turístico", desconocemos su contenido científico. En esa piedra de
3.57 metros de diámetro se resume la sabiduría nahua. Se requiere del
nahuatlahtolli 'hablar armonizante' para acercarse al contenido cosmogónico
registrado allí por los tenochcas.

Para empezar se requiere tener presente el concepto Omeyocan 'espacio


dual, tiempo dual', concepto que en castellano puede ser llamado «dualidad
espacio tiempo». Con limitaciones, este concepto puede hacerse equivaler
al concepto griego Kosmos 'cosmos', el espacio donde existe el conjunto
ordenado llamado universo, y con el concepto sánscrito Parabrahman 'lo
supremo y eternamente inmanifestado, que antecede a todo lo
manifestado', la 'causa sin causa del universo'.

Vale recordar que el Omeyocan 'espacio dual, tiempo dual' es donde se


manifiesta Ometeötl 'fuerza armonizante dual', «gran fuerza
electromagnética univercia» que hace 9,000 millones de años brotó con un
gran estruendo y un gran calor luminoso. Esta totalidad universal fue llamada
Brahma por los arios, en sánscrito, que es 'el impersonal, supremo e
incognoscible principio del universo, de cuya esencia todo emana y a la cual
todo vuelve, y que es incorpóreo, inmaterial, innato, eterno, sin principio ni
fin'.
Esta totalidad univeral es la que genera todo lo que percibimos en el
espacio y en el tiempo, todos los fenómenos que presenciamos en cada
momento son una manifestación de esta gran totalidad. Nosotros mismos,
los seres humanos, somos manifestación de Ometeötl 'pupila doble, fuerza
armonizante doble', desde que somos un cigoto: desde ese preciso momento
en que ya ocurrió la unión del espermatozoide y del óvulo que nos dieron
existencia independiente.

Esta identidad permanente nos da una pertenencia electromagnética con


todo lo que existe. Muchos seres humanos de todos los lugares de la Tierra,
desde muy antiguo, nos hemos tratado de explicar la fenomenología de la
cual nos descubrimos ser parte, descubrir nuestra verdad esencial, nuestra
identidad propia en la gran inmensidad que percibimos inasible para un ser
2
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

humano: en espacio y en tiempo. Algunos pueblos se han ubicado separados


de la totalidad, otros se reconocen parte de ella.

Ometeötl
Es más, en la actualidad muchos seres humanos comparten la creencia
de que un ser extra cósmico, una entidad aparte de todo lo que existe, fue
quien generó la gran inmensidad de la cual todos somos parte. Ellos llaman
creador a tal entidad, a la cual identifican con un ser humano. De haber sido
así, habría sido un humano todopoderoso quien habría generado todo
aquello que existe. Claramente, aquí se puede ver que un tal "creador"
resulta pertenecer al conjunto de cosas que no existen.

Habría que remontarse hasta el apogeo del pensar egipcio para encontrar
el origen de este pensamiento irreal, para esta explicación de "cuento de
hadas" que trata de explicar nuestra realidad cósmica. En efecto, los egipcios
fueron quienes imaginaron que los humanos teníamos una vida después de
la muerte, en donde nuestro cuerpo perdía materia hasta pesar menos que

3
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

una pluma. Actualmente se ha visto que no es para tanto, ya que se afirma


que al momento morir nuestro peso se hace de 21 gramos.

Los antiguos egipcios afirmaban que, al momento de morir, las "almas",


bah en egipcio, eran sometidas a un juicio que consistía en pesar el alma del
difunto en una balanza de dos platillos, en el otro platillo se colocaba una
pluma, de la cual no se conoce el tamaño, ni el peso; si la bah 'alma' pesaba
más que la pluma era devorada por Anubis, si pesaba menos que esa pluma,
adquiría derecho para mantenerse "con vida".

En el presente, en buena medida gracias a los descubrimientos de los


investigadores europeos llamados científicos, se puede ver lo fantasioso del
pensamiento religioso, de este pensar de "cuento de hadas". El «pensar
laico», nacido en tiempos de la Revolución Francesa, se vuelve cada vez más
vigente, tomando el lugar del pensar religioso católico apostólico romano,
pero también del pensar religioso judío y del pensar religioso musulmán.
Cada vez más, el «pensar laico» toma su lugar.

La Revolución Francesa de hace 200 años fue el primer intento europeo


de hacer de la unión con nuestros semejantes el camino de salvación. Su
lema, vale la pena recordarlo, era «libertad, igualdad, fraternidad». Los
revolucionarios franceses plantearon primeramente la separación entre los
asuntos religiosos y los asuntos ciudadanos, la llamada «laicidad». De allí
llegó a México la «enseñanza laica». Este camino enmarca la
independencia de pensamiento de cada ser humano.

Los que aún "creen en Dios" generalmente son hablantes de alguna


lengua indoeuropea: como es el caso de los mexicanos. Quienes comparten
dicha creencia afirman que "no se mueve la hoja del árbol sin la voluntad de
Dios". Esta "creencia" implicaría que nada de lo que existe actúa motu
proprio 'por propio movimiento', ya que afirman que todo lo que existe "es
movido" por "Dios", nombre usado por católicos apostólicos romanos y por
otros cristianos, por judíos, por musulmanes, et cetera.

Desde hace más de 200 años esta "creencia en Dios" empezó a dejar de
ser importante. En efecto, con la aparición del pensar europeo llamado
científico las creencias han dejado de tener fuerza, cada vez más los
4
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

humanos buscamos la autoridad de la evidencia para aceptar la existencia de


algo. Entre más se generaliza el conocimiento cósmico menos credibilidad
existe para el dios de las religiones. Este proceso hace que cada vez más
humanos generen una creencia en ellos mismos.

Esta situación incluye a los mexicanos del presente. La enseñanza que se


imparte en las escuelas oficiales es apegada a la ciencia, lo cual corresponde
la «enseñanza laica» que se establece en la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos. El clero mexicano se ha opuesto a este mandato
constitucional, no obstante esto la «enseñanza laica» es el modelo seguido
aun en las escuelas llamadas confesionales, las particulares. Lo anterior
ocurre ya a partir de la enseñanza básica.

Por eso, quienes han cursado la enseñanza primaria ya cuentan con un


«pensar laico» respetable, mismo que se refuerza al cursar la escuela
secundaria y al cursar la escuela preparatoria. Quienes estudian alguna
carrera universitaria amplian su «formación laica». Esto origina muchos
conflictos de identidad en quienes van muy más allá de sus estudios
primarios. Afortunadamente, los mexicanos contamos con una herencia
autóctona que se generó sin imaginar a un "dios todopoderoso".

Para comprender nuestro pensar autóctono se puede echar mano del


pensar europeo llamado científico. Aquí se requiere referirse principalmente
a la parte de la Ciencia llamada Física, aunque también la Química y la
Astronomía resultan importantes para entendernos. La Biología, la
Bioquímica y la Fisicoquímica resultan complementarias para ubicar la
identidad cósmica de los humanos, misma que está representada en la huei
cuauhxicalli 'gran jícara del águila'.

Para proceder ordenadamente, cabe ubicar el nombre de la realidad total


que somos, misma que en lengua nahua se llama Ometeötl 'pupila doble,
fuerza armonizante dual', misma que corresponde a lo que los europeos
llaman Universo. Primeramente, esta totalidad es una «fuerza
electromagnética univercia», es decir, es una totalidad de naturaleza
«electromagnética», nombre cada vez más frecuente en los trabajos de los
"científicos", por esto cabe ubicar la electriciad y el magnetismo.

5
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

Hay que tener claro que la «ELECTRICIDAD» es la 'identidad primera de todo


aquello que se manifiesta en la dualidad espacio tiempo que, junto con el
magnetismo, generan todos los fenómenos del Universo' y que «MAGNETISMO»
puede ser expresado como 'fuerza cósmica de atracción y repulsión que
actúa sobre todo aquello que existe en el Universo para que cada fractal se
estabilice en armonía con su identidad propia durante su ciclo en proceso'.
Aquí, «FRACTAL» es 'fracción reciprocante del Universo'.

Identidad cosmica humana


A diferencia de la "creencia" de quienes hablan alguna lengua
indoeuropea, cada «fractal» actúa de manera autónoma, motu proprio 'por
propio movimiento', no necesitan de que un "ser extracósmico" les ordene
qué hacer. Esto es válido para todos los «fractales» que integran el
universo: desde los quanta hasta las galaxias. Cada uno de nosotros es un
«fractal» que actúa motu proprio 'por propio movimiento', es decir,
ejerciendo nuestro propio libre albedrío.

Este libre albedrío es el correspondiente a nuestra identidad


electromagnética: el ADN. Cada molécula de ADN de las 100 billones que
forman nuestro cuerpo es un «fractal»: actúa motu proprio 'por propio
movimiento'. A su vez cada uno de los 40,000 «genes» que integran una
6
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

molécula de ADN también es un «fractal», es decir, cada «gen» ejerce su


libre albedrío. Cada «átomo de carbono» que forma un «gen» es a su vez un
«fractal», también actúa motu proprio 'por propio movimiento'.

Esto aplica para los grandes «fractales»: la electricidad y el magnetismo.


Ambos actúan motu proprio 'por propio movimiento'. La «electricidad» se
manifiesta siempre de manera dual: electricidad positiva y electricidad
negativa. El «magnetismo» también se manifiesta de manera dual: como
fuerza de atracción y como fuerza de repulsión. Los elementos primeros de lo
que existe, los protones y los electrones, manifiestan los unos carga eléctrica
positiva y los otros carga eléctrica negativa.

Fractales dadores de vida: agua,viento,tierra y fuego


Este contexto puede ser planteado en castellano gracias al pensar
europeo llamado científico. Esta autonomía de comportamiento nos hace
responsables, cada uno de su propio comportamiento. Nadie externo nos
puede marcar un comportamiento particular. El libre albedrío es
consecuencia de nuestra «identidad propia». Existe una «identidad dual»

7
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

esencial para cada uno de nosotros, por así decirlo, nuestro «yo individuo» y
nuestro «yo cosmos».

Esta «identidad dual» está expresada en la piedra circular de 3.57 metros


de diámetro que es llamada huei cuauhxicalli 'gran jícara del águila'. Allí se
encuentra representado el huel chicahuac cueponcayotl 'bien fuerte
reventamiento' en la parte exterior del círculo, la parte más antigua de la
imagen representada, es decir es la que corresponde a Huehueteotl 'fuerza
armonizante antigua', uno de los dos nombres que se dan al fuego en tanto
fuerza cósmica.

“Gran Estruendo”
El otro nombre de fuego en tanto fuerza cósmica es Xiuhtecuhtli Tletl
'fuego protector de hierba'. Esto puede ser confirmado de diferentes
maneras. La más directa procede de la tradición oral de los pueblos
nahuahablantes. En el estado de Morelos, los ancianos explican el origen de
todo lo existente afirmando que fue como cuando se arroja un grano de maíz
sobre un comal caliente: primero se calienta y finalmente revienta para
formar eso que se conoce como palomita de maíz.

Esto es avalado por las ceremonias durante Anáhuac del Quinto Sol en las
cuales se empleaban collares de palomitas de maíz: panquetzaliztli y toxcatl
principalmente. Asimismo por la adivinanza resguardada por Sahagún, misma
que a la letra dice: za zan tlein o xoxouhqui xicaltzintli momochitl ontemi?
'qué es eso que es una jícara llena de collares de palomitas de maíz',
respuesta: aca quittaz tozazaniltzin tlaca nenca ilhuicatl 'alguno verá que
nuestra adivinanza es una menera juguetona de decir cielo'

En la parte inferior del círculo aparecen dos cabezas de saurio, ambas


corresponden al «fuego cósmico» representado en el códice Borbónico. La
de la izquierda aparece como una de las dos figuras centrales de la página
veinte, trecenario ze tochtli 'uno conejo', la de la derecha aparece como una

8
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

de las dos figuras centrales de la página nueve, trecenario ze cohuatl 'uno


serpiente'. Ambas figuras muestran el pectoral que identifica a Xiuhtecuihtli
Tletl 'fuego protector de hierba'.

El momento del gran estruendo se marca como el choque de dos


imágenes de tecpatl 'pedernal'. Como es bien sabido, el choque de
pedernales genera fuego, fenómeno natural muy utilizado para generar
fuego. Estos pedernales salen en forma de lengua de dos rostros humanos
que a su vez salen de las cabezas de saurio cuyos rostros están frente a
frente en la parte inferior del gran círculo de 3.57 metros de diámetro. Los
rostros humanos parecen mirarse mutuamente.

Tonacatecuhtli-Tonacazihuatl
El rostro de la derecha posee una diadema en la frente, orejeras y
nariguera, similares a las que aparecen en el rostro ubicado en el centro del
gran círculo. El rostro humano de la izquierda aprece sólo con orejeras. Esto
hace pensar que el rostro humano de la izquierda es masculino y que el
rostro humano de la derecha es femenino. En este caso es lógico pensar que
se trata de Tonacatecuihtli 'protector de abundancia' y de Tonacazihuatl
'mujer de abundancia'.

De ser cierta esta suposición, la figura que llena el círculo central tiene
que ser la tierra, que mira hacia arriba, es decir, que mira hacia el sol. Para
que exista abundancia, tonacayotl en nahua, es necesario el trabajo
complementario del sol y de la tierra, además de la lluvia y el aire. Esto
plantea la necesidad de una representación tri dimensional. La parte
superior no estaría explícita sino implícita. La imagen humana que aparece
en el círculo del centro también posee «lengua de pedernal».

9
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

Entre ambos círculos, el externo y el central, existe un anillo formado con


las imágenes de los veinte ilhuitl 'retorno día noche' que forman el metztli
'mes tolteca'. La primera figura, zipactli 'iguana', aparece arriba a la
izquierda, "mirando" hacia xöchitl 'flor', la cual termina el ciclo de cada
metztli 'mes tolteca'. Llama la atención que cada figura pareciera estar
mirando a su antecesora en la secuencia de paso del tiempo. Esto parece
atender al concepto nahua del tiempo. Cabe abundar.

Tlaltecuhtli- “protector de la tierra”


El Omeyocan 'espacio dual, tiempo dual' es dual: cahuitl 'tiempo' y
tlacahuililli 'espacio'. La palabra nahua cahuitl 'tiempo' se entiende como: in
icotonca Omeyocan in ipanpa möchi miqui, möchi cahui, inic yancuican
yelohuaz, inic yancuican nemohuaz 'la fracción de la dualidad espacio tiempo
por la cual todo muere, todo abandona, para volver a existir, para volver a
permanecer'. Este concepto nahua no tiene equivalente en el pensamiento
indoeuropeo, ni aun entre los arios.

El término nahua tlacahuililli 'espacio', es entendido como in icotonca


Omeyocan in canin ahmo onca tlamantli yezeh iihtetzinco hueli quizeliliz
tlamantli 'la fracción de la dualidad espacio tiempo donde no hay cosas pero
su interior puede recibir cosas'. Aquí se puede ver que ambos conceptos
proceden de un mismo verbo: cahua 'abandonar [algo]' y cahui 'abandonar
[uno a sí mismo]'. Así, cahuitl 'tiempo' significa en literalmente en castellano
"abandono", "dejamiento".

Esto esclarece la "mirada" de cada ilhuitl 'retorno día noche' hacia su


antecesor. Cada nuevo día nosotros somos nuevos, hijos de lo que fuimos el
día anterior. Lo que hoy somos es padre, o madre, de lo que seremos
10
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

mañana, que será nuestro propio hijo, o nuestra propia hija, según sea el
caso. Al conocer el metabolismo humano, es fácil comprender este
dejamiento de lo que somos para volver a ser. Cada día morimos para
volver a existir, para volver a re nacer.

Tlaltipac-Ilhuicatl, la tierra-el cielo


Este círculo de veinte ilhuitl 'retorno día noche' está conectado con el
círculo del huel chicahuac cueponcayotl 'bien fuerte reventamiento' por
medio de cuatro figuras que recuerda una "A", a mayúscula, estilizada, sin
rasgo horizontal, o bien una "V", v mayúscula, o bien una bocina partida a la
mitad. La posición de las cuatro figuras es: arriba, izquierda, abajo, derecha.
Este signo aparece en los códices como signo del año, entreverado con una
"O", o mayúscula, en posición horizontal.

Esta representación parece indicar que la cuenta de los veinte ilhuitl


'retorno día noche" es la conexión entre el huel chicahuac cueponcayotl 'bien
11
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

fuerte reventamiento' y nosotros. Asimismo, parace ser la representación


de la conexión entre el origen de lo existente y los cinco «soles» de la cuenta
tolteca del tiempo, que aparecen representados entre el círculo de veinte
ilhuitl 'retorno día noche' y el círculo central donde aparece representada
Tonacazihuatl 'mujer abundancia', la Tierra.

Xihuitl “año”-Cahuitl “tiempo”


La imagen mayor corresponde al nombre del quinto «sol» tolteca, de
nombre nahui olin 'cuatro movida', en los cuatro «rectángulos» que forman
la figura de olin 'movida', que también aparece en la posición 17 en el círculo
de los veinte ilhuitl 'retorno día noche'. Hasta el momento no existe acuerdo
en el orden de representación de los «soles», a la izquierda se lee: ze ehecatl
'uno viento', ze quiyahuitl 'uno lluvia', ze atl 'uno agua', ze ozelotl 'uno
ocelote'. También suelen iniciar en ze ozelotl 'uno ocelote'.

Leyendo de acuerdo a la lectura de la figura nahui olin 'cuatro movida'


que hacen los danzantes que se autonombran guerreros, que pueden ser
vistos en el zócalo de la ciudad de México, como «firma» antes y después de
cada danza, es posible otra secuencia de los «soles». La «firma» se hace
cruzando los pies dos veces. Así, la secuencia sería: ze ehecatl 'uno viento',
ze atl 'uno agua', ze ozelotl 'uno ocelote' ze quiyahuitl 'uno lluvia'. Con esta
lectura se puede ubicar mejor la secuencia histórica.

En efecto, en el primer «sol», nahui ehecatl 'cuatro viento', se habría


generado el maíz, como polinización entre el teozintli 'maiz difunto' con la
graminea llamada setaria, por polinización natural gracias al viento. El
segundo sol, nahui atl 'cuatro agua', correspondería a los primeros
asentamientos humanos en lugar donde hay agua, y también tölin 'tule', de
allí en nombre de ciudad, tollan 'entre tules' y el gentilicio toltecatl 'de entre
tules', correspondiente al moderno «ciudadano».
12
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

El tercer «sol», nahui ozelotl 'cuatro ocelote', correspondería a la época


de los huehue toltecah 'antiguos toltecas', actualmente llamados "olmecas".
El cuarto «sol», nahui quiyahuitl 'cuatro lluvia', correspondería al
florecimiento de los toltecas de Teotihuacan 'donde se poseen difuntos',
'donde se poseen pupilas', de los mayas, de los zapotecas y de los totonacas.
Estos pueblos están unidos por «la lluvia» cuyo nombre tiene equivalencia:
Tlaloc en nahua, Chac en maya, Cosijo en zapoteca y Tajín en totonaca.

Seis Soles de Anahuac


El quinto «sol», sin lugar a dudas, perteneció a los mexihtin 'mexis',
quienes durante 260 años, cinco xiuhmolpilli 'atado de 52 años' viajaron
alrededor del Valle de Tenochtitlan 'entre tuna de piedra' para descubrir en
la sabiduría ancestral tolteca el camino para cumplir grandiosamente su
responsabilidad histórica, misma que plantearon en la huei cuauhxicalli 'gran
jícara del sol', que fue el centro del vivir de los tenochcas, de allí el tamaño
descomunal del monumento.

13
E L F U E G O A N T I G U O , E L G R A N E S T R U E N D O Tlacatzin Stivalet

Quienes ya vivimos el sexto «sol» tolteca, que inició en el primer ilhuitl


nahui cuauhtli 'retorno cuatro águila' de este sexto «sol», mismo que ocurrió
en el metztli toxcatl 'mes de aligeramiento' en el xihuitl ze tecpatl 'año uno
pedernal', que coincidió con el amanecer del miercoles 14 de junio del año
2000 europeo, tenemos la responsabilidad de leer minuciosamente esta
herencia de nuestro quinto «sol» tolteca, para integrarnos al devenir de
nuestros ancestros olmecas, teotihuacanos y mexis.

Cada uno de nosotros tiene que hacer su propia lectura, entender la


cuenta tolteca del tiempo, vivirla cada nuevo día. Esta tarea es personal. Para
ello es necesario atender al llamado del señor Cuauhtémoc: Ca
totlacuiloliztzin ihuan totlamatiliztzin ma mopixquili 'cuidar que nuestra
escritura y nuestra sabiduría cosechen', ipanpa inemiloliztzin in
totlazohtlalnantzin Anahuac: ¡ze tonaltzintli moyetzinotiyesqueh! 'por su
perduración de nuestra amada madre tierra Anáhuac: un sol radiante se
dignarán ser'.

14

También podría gustarte