Apuntes de Cateo Nuevo Sistema 2
Apuntes de Cateo Nuevo Sistema 2
Apuntes de Cateo Nuevo Sistema 2
ARTICULO 142.- Se impondrá de seis meses a seis años de prisión y de diez a cincuenta días de
multa, al que se apodere de una cosa ajena mueble, sin derecho y sin consentimiento de la
persona que pueda disponer de ella conforme a la Ley
ARTÍCULO 145-Bis.- Se impondrá de seis a dieciocho años de prisión y de treinta a ciento cincuenta
días de multa, si el robo se realiza:
ARTICULO 146.- Para los efectos de este Código, el delito de robo se tendrá por consumado desde
que el autor tenga la cosa robada, aunque lo abandone o lo priven de ella.
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
III
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
SEGUNDO. Trámite ante la Suprema Corte. El presidente
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, mediante
auto de veintinueve de junio de dos mil once, ordenó
formar y registrar el expediente relativo a la denuncia de
contradicción de tesis bajo el número 293/2011.
Asimismo, solicitó al presidente del Primer Tribunal
Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del
Décimo Primer Circuito para que, de no existir
impedimento legal alguno, informara a este Alto Tribunal
si ********** tenía reconocida personalidad en el juicio de
amparo directo 1060/2008 y, en caso de que así fuera,
remitiera los autos originales del mencionado juicio de
amparo directo o copia certificada de la resolución
dictada en el mismo, así como la información en soporte
electrónico que contuviera la sentencia emitida en el
referido juicio de amparo directo para que se estuviera en
posibilidad de integrar la posible contradicción de tesis.
Por auto de cuatro de agosto de dos mil once, el
presidente de este Alto Tribunal tuvo por recibidos los
autos originales del citado amparo directo, así como el
soporte electrónico que contiene la resolución.
Asimismo, ordenó girar oficio al presidente del Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito
para que remitiera los expedientes relativos a los
amparos directos concernientes a su índice o copia
certificada de las resoluciones dictadas en los mismos,
así como el soporte electrónico que contuviera dichas
sentencias.
Posteriormente, por acuerdo de quince de agosto de dos
mil once, el presidente de esta Suprema Corte de Justicia
de la Nación tuvo por recibidas las copias certificadas de
las ejecutorias dictadas en los amparos directos
344/2008, 623/2008 y 706/2010 requeridas al Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito,
por lo que consideró debidamente integrado el
expediente en que se actúa y ordenó dar a conocer dicho
acuerdo al procurador general de la República para que
en el plazo de treinta días emitiera el pedimento
correspondiente.
Mediante proveído de veintidós de agosto de dos mil
once, el presidente de este Alto Tribunal ordenó turnar el
asunto al Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea y enviar
los autos a la Sala de su adscripción.
IV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
TERCERO. Trámite ante la Primera Sala. El presidente de
la Primera Sala, por auto de veintinueve de agosto de dos
mil once, tuvo por recibidos los autos; determinó que
dicha Sala se avocara al conocimiento del asunto y
devolvió los autos al Ministro Arturo Zaldívar Lelo de
Larrea a fin de que elaborara el proyecto de resolución
correspondiente.
Mediante certificación de primero de septiembre del
mismo año, el secretario de Acuerdos de la Primera Sala
señaló que el plazo concedido al procurador para
exponer su parecer respecto a este conflicto transcurriría
del diecinueve de agosto al cuatro de octubre de dos mil
once.
Por oficio número DGC/DCC/1131/2011 presentado ante
esta Suprema Corte el veintitrés de septiembre de dos mil
once, el agente del Ministerio Público de la Federación,
designado por el director general de Constitucionalidad
de la Procuraduría General de la República, sostuvo su
pedimento en el sentido de que la contradicción de tesis
denunciada es inexistente.
CUARTO. Envío del asunto al Pleno de la Suprema Corte.
Por acuerdo de veintiséis de enero de dos mil doce, la
Primera Sala determinó enviar el asunto al Tribunal Pleno
dada la trascendencia del tema de que se trata, por lo que
a través de proveído de treinta y uno de enero de dos mil
doce, el Ministro presidente acordó su radicación en
Pleno.
CONSIDERANDO:
PRIMERO. Competencia. El Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación es competente para conocer y
resolver la presente denuncia de contradicción de tesis,
de conformidad con lo dispuesto por los artículos 107,
fracción XIII, de la Constitución y 226, fracción II, de la
Ley de Amparo publicada en el Diario Oficial de la
Federación el dos de abril de dos mil trece, en relación
con la fracción VII del punto segundo del Acuerdo
General Plenario Número 5/2013, en virtud de que se trata
de una denuncia de contradicción suscitada entre
criterios de Tribunales Colegiados de Circuito de distinto
circuito, en un tema que, por su trascendencia, debe ser
conocido por el Tribunal Pleno.(5)
V
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
SEGUNDO. Legitimación. La denuncia de contradicción
de tesis proviene de parte legítima de conformidad con lo
previsto por los artículos 107, fracción XIII, constitucional
y 227, fracción II, de la Ley de Amparo, toda vez que fue
formulada por el autorizado de quien fue parte en el juicio
de amparo directo 1060/2008, asunto del que resultaron
dos de los criterios en contradicción.
TERCERO. Criterios denunciados. En el presente
considerando se dará cuenta de los criterios de los
Tribunales Colegiados que pudieran ser contradictorios:
I. Sentencias dictadas por el Séptimo Tribunal Colegiado
en Materia Civil del Primer Circuito en los amparos
directos 344/2008 y 623/2008
En virtud de que ambas sentencias derivan de la misma
cadena procesal, a continuación se exponen los hechos
que dieron lugar al juicio natural, el íter procesal que
comprende el dictado de las dos sentencias de amparo y
las consideraciones esgrimidas por el Tribunal Colegiado
en dichas resoluciones:
1. Hechos del caso e íter procesal
********** demandó de la Procuraduría General de la
República, la Agencia Federal de Investigación, Interpol
México y la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal, entre otras cosas, el pago del daño moral, el
daño material y los perjuicios ocasionados por dichas
autoridades con motivo de su detención, deportación y
cancelación de su visa estadounidense, al haberlo
confundido con una persona que tenía orden de
aprehensión en su contra. El veintitrés de noviembre de
dos mil siete, el Juez de origen condenó de manera
solidaria a las codemandadas.
En contra de dicha sentencia, las codemandadas
interpusieron recurso de apelación, mismo que fue
resuelto en el toca 178/2008 por la Séptima Sala Civil del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal,
mediante sentencia de diez de marzo de dos mil ocho en
la que se les absolvió de todas las prestaciones
reclamadas.
VI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Inconforme con la anterior resolución, el actor presentó
demanda de amparo directo, radicada con el número
344/2008 por el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Primer Circuito. El diez de julio de dos mil ocho,
el Tribunal Colegiado concedió el amparo al quejoso para
el efecto de que la Sala responsable dejara insubsistente
el acto reclamado y en su lugar dictara una nueva
sentencia.
En cumplimiento a la ejecutoria de amparo, la Sala
responsable emitió sentencia el siete de agosto de dos
mil ocho en el sentido de confirmar la sentencia de
primer grado y condenar a las apelantes al pago de las
costas en ambas instancias.
En contra de dicha determinación, las tercero
perjudicadas promovieron juicio de amparo directo,
mismo que quedó radicado nuevamente ante el Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito
con el número 623/2008. El veintitrés de octubre de dos
mil ocho, el Tribunal Colegiado negó el amparo con
apoyo en las consideraciones que se señalarán en el
apartado siguiente:
2. Argumentación de las sentencias
a) Amparo directo 344/2008
Con apoyo en la tesis de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación de rubro: "TRATADOS INTERNACIONALES. SE
UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS
LEYES FEDERALES Y EN UN SEGUNDO PLANO
RESPECTO DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.",(6) puede
decirse que los tratados internacionales forman parte de
la Ley Suprema de la Unión en un plano jerárquico
superior al de las leyes federales e inferior a la
Constitución.
VII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Los tratados internacionales en materia de derechos
humanos suscritos por el Estado Mexicano pueden ser
invocados para analizar los casos en que se aleguen
violaciones a los derechos humanos, pues los mismos
pertenecen a nuestro sistema jurídico y existe un
compromiso internacional del Estado para hacer
efectivos los derechos humanos reconocidos en los
mismos. Esta consideración encuentra sustento en el
principio de que las leyes se hicieron para servir al
hombre, por lo que es posible llevar a cabo todas las
acciones necesarias para restituir o resarcir a las
personas en el goce de sus derechos.
b) Amparo directo 623/2008
Los tratados internacionales suscritos por México
obligan a todas las autoridades a llevar a cabo los actos
necesarios para cumplir con las obligaciones asumidas
en la implementación de las medidas que hagan efectivos
los derechos humanos previstos en los mismos. De igual
manera, como dichos tratados forman parte de la Ley
Suprema de la Unión, se debe aplicar de manera
obligatoria el principio pro persona, mismo que establece
que la interpretación jurídica siempre debe buscar el
mayor beneficio para la persona. Estas consideraciones
se apoyan en las tesis de rubros: "PRINCIPIO PRO
HOMINE. SU APLICACIÓN ES OBLIGATORIA." y
"PRINCIPIO PRO HOMINE. SU APLICACIÓN."
Las decisiones de la Corte Interamericana, misma que
cuenta con competencia contenciosa, sirven como
criterios orientadores para la interpretación y
cumplimiento de las disposiciones protectoras de los
derechos humanos.
3. Criterios derivados de las sentencias
a) Amparo directo 344/2008
VIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
"DERECHOS HUMANOS, LOS TRATADOS
INTERNACIONALES SUSCRITOS POR MÉXICO SOBRE
LOS. ES POSIBLE INVOCARLOS EN EL JUICIO DE
AMPARO AL ANALIZAR LAS VIOLACIONES A LAS
GARANTÍAS INDIVIDUALES QUE IMPLIQUEN LA DE
AQUÉLLOS. Los artículos 1o., 133, 103, fracción I, y 107
de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, establecen respectivamente: que todo
individuo gozará de las garantías que ella otorga; que las
leyes del Congreso de la Unión, que emanen de ella, y los
tratados acordes a la misma, serán la Ley Suprema de
toda la Unión; que los tribunales de la Federación
resolverán toda controversia que se suscite por leyes o
actos de la autoridad que violen las garantías
individuales; y, las bases, los procedimientos y las
formas para la tramitación del juicio de amparo. Por su
parte, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ubicó a
los tratados internacionales por encima de las leyes
federales y por debajo de la Constitución, según la tesis
del rubro: ‘TRATADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN
JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS LEYES
FEDERALES Y EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO DE
LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.’ (IUS 192867). De ahí que
si en el amparo es posible conocer de actos o leyes
violatorios de garantías individuales establecidas
constitucionalmente, también pueden analizarse los
actos y leyes contrarios a los tratados internacionales
suscritos por México, por formar parte de la Ley Suprema
de toda la Unión en el nivel que los ubicó la Corte. Por lo
tanto, pueden ser invocados, al resolver sobre la
violación de garantías individuales que involucren la de
los derechos humanos reconocidos en los tratados
internacionales suscritos por México."
b) Amparo directo 623/2008
IX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
"JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL. SU UTILIDAD
ORIENTADORA EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.
Una vez incorporados a la Ley Suprema de toda la Unión
los tratados internacionales suscritos por México, en
materia de derechos humanos, y dado el reconocimiento
de la competencia contenciosa de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, es posible invocar
la jurisprudencia de dicho tribunal internacional como
criterio orientador cuando se trate de la interpretación y
cumplimiento de las disposiciones protectoras de los
derechos humanos."
II. Sentencia dictada por el Primer Tribunal Colegiado en
Materias Administrativas y de Trabajo del Décimo Primer
Circuito en el amparo directo 1060/2008
A continuación se exponen los hechos que dieron lugar
al juicio natural, el íter procesal seguido hasta la
sentencia de amparo y las consideraciones esgrimidas
por el Tribunal Colegiado en esta última:
1. Hechos del caso e íter procesal
********** presentó demanda de nulidad ante el Tribunal de
Justicia Administrativa de Michoacán: en contra de las
siguientes actos y autoridades: (i) la Dirección de
Seguridad Pública y Tránsito del Estado de Michoacán
por la imposición de una multa de treinta pesos y la
detención arbitraria, así como el registro de la detención
en la lista de los arrestados que se lleva en barandilla; (ii)
la Secretaría de Finanzas y Administración del Estado de
Michoacán por el cobro de la multa citada; y, (iii) el
gobernador del Estado de Michoacán por la omisión de
expedir reglamentos relativos a garantizar la observancia
de los artículos 7 y 8 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en los procedimientos
administrativos sancionadores.
X
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
El Magistrado instructor de la segunda ponencia del
Tribunal de Justicia Administrativa de Michoacán
determinó que en el caso concreto se actualizaba la
causal de improcedencia prevista en el artículo 2,
segundo párrafo, en relación con el 205, fracción X, del
Código de Justicia Administrativa del Estado de
Michoacán, ya que los actos impugnados tenían su
origen en actos de seguridad pública que, por tanto,
estaban excluidos de regulación en el citado código y, en
consecuencia, de la competencia del tribunal.
En contra de la anterior resolución, el actor interpuso
recurso de reconsideración ante la citada Sala, la que
confirmó el acuerdo impugnado. Inconforme, **********
presentó demanda de amparo directo.
2. Argumentación de la sentencia
Cuando un tratado internacional ha sido ratificado por el
Estado Mexicano, existe la obligación de adaptarlo al
derecho interno mediante un procedimiento especial. Así,
una vez realizado este procedimiento, lo pactado en el
tratado queda automáticamente incorporado al derecho
interno mexicano. En esta línea, cuando se trate de un
conflicto que verse sobre derechos humanos, los
tratados suscritos por el Estado Mexicano que los
regulan, deben ubicarse propiamente a nivel de la
Constitución, porque dichos instrumentos
internacionales deben concebirse como una extensión de
lo previsto por ella respecto a los derechos
fundamentales.
Las autoridades mexicanas quedan vinculadas a invocar
la jurisprudencia de los tribunales internacionales
cuando se trate de la interpretación y cumplimiento de las
disposiciones protectoras de los derechos humanos, en
virtud de que el Estado en su conjunto asumió un
compromiso internacional al ratificar el tratado
internacional y de que el mismo ha sido incorporado a la
Ley Suprema de la Unión.
XI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Al respecto, se comparte la tesis aislada del Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito de
rubro: "JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL. SU
UTILIDAD ORIENTADORA EN MATERIA DE DERECHOS
HUMANOS.". Así, dado que México aceptó la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, también reconoció
la interpretación que de dicha convención realiza la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, de tal manera que
todos los tribunales del Estado Mexicano quedan
obligados a aplicar los tratados internacionales y la
jurisprudencia emitida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, entre otros organismos, lo que
conlleva a sustentar que deben realizar un control difuso
de convencionalidad al resolver los asuntos sometidos a
su competencia.
El principio pro homine es un criterio hermenéutico que
coincide con el rasgo fundamental de los derechos
humanos y que implica que debe acudirse a la norma
más amplia o a la interpretación más extensiva cuando se
trata de derechos protegidos y, por el contrario, a la
norma o a la interpretación más restringida, cuando se
trata de establecer límites a su ejercicio.
La doctrina ha establecido dos tipos de control de
convencionalidad: en sede internacional y en sede
interna. Ambos implican el examen de confrontación
normativo (material) del derecho interno con la norma
internacional, alrededor de unos hechos -acción u
omisión- internacionalmente ilícitos. Así, el juicio de
convencionalidad puede realizarse respecto de la acción
o de la omisión del legislador.
3. Criterios derivados de la sentencia
XII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
"TRATADOS INTERNACIONALES. CUANDO LOS
CONFLICTOS SE SUSCITEN EN RELACIÓN CON
DERECHOS HUMANOS, DEBEN UBICARSE A NIVEL DE
LA CONSTITUCIÓN. Los tratados o convenciones
suscritos por el Estado Mexicano relativos a derechos
humanos, deben ubicarse a nivel de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, porque dichos
instrumentos internacionales se conciben como una
extensión de lo previsto en esa Ley Fundamental
respecto a los derechos humanos, en tanto que
constituyen la razón y el objeto de las instituciones. Por
lo que los principios que conforman el derecho subjetivo
público, deben adecuarse a las diversas finalidades de
los medios de defensa que prevé la propia Constitución y
de acuerdo con su artículo 133 las autoridades
mexicanas deben respetarlos, por lo que bajo ninguna
circunstancia pueden ser ignorados por ellos al actuar de
acuerdo a su ámbito competencial."
"CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN SEDE INTERNA.
LOS TRIBUNALES MEXICANOS ESTÁN OBLIGADOS A
EJERCERLO. Tratándose de los derechos humanos,
lostribunales del Estado Mexicano como no deben
limitarse a aplicar sólo las leyes locales, sino también la
Constitución, los tratados o convenciones
internacionales conforme a la jurisprudencia emitida por
cualesquiera de los tribunales internacionales que
realicen la interpretación de los tratados, pactos,
convenciones o acuerdos celebrados por México; lo cual
obliga a ejercer el control de convencionalidad entre las
normas jurídicas internas y las supranacionales, porque
éste implica acatar y aplicar en su ámbito competencial,
incluyendo las legislativas, medidas de cualquier orden
para asegurar el respeto de los derechos y garantías, a
través de políticas y leyes que los garanticen."
CUARTO. Análisis de los criterios denunciados. Para
poder determinar si existe una contradicción de tesis
debe verificarse lo siguiente: (a) que los órganos
contendientes sostengan tesis contradictorias,
debiéndose entender por tesis el criterio adoptado con
arbitrio judicial y a través de argumentaciones lógico-
jurídicas para justificar una determinada resolución; y, (b)
que los criterios sean discrepantes sobre un mismo
punto de derecho, independientemente de que las
cuestiones fácticas que lo originan no sean iguales.(7)
XIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
De acuerdo a lo anterior, el Tribunal Pleno de esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que en
el caso existe la contradicción de tesis denunciada, de
conformidad con las consideraciones que se exponen a
continuación:
Los Tribunales Colegiados contendientes analizaron en
los diversos amparos directos sometidos a su
consideración, los siguientes puntos jurídicos: (1) la
posición jerárquica de los tratados internacionales en
materia de derechos humanos en relación con la
Constitución; (2) el carácter de la jurisprudencia en
materia de derechos humanos emitida por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos; y, (3) el control de
convencionalidad.
En relación con el punto (1), el Séptimo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito sostuvo en
el amparo directo 344/2008 que dichos tratados se
encuentran por encima de las leyes federales y por
debajo de la Constitución. Si bien en dicha resolución
manifestó compartir la tesis emitida por el Tribunal Pleno
de esta Suprema Corte, de rubro: "TRATADOS
INTERNACIONALES. SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE
POR ENCIMA DE LAS LEYES FEDERALES Y EN UN
SEGUNDO PLANO RESPECTO DE LA CONSTITUCIÓN
FEDERAL.", sólo lo hizo para utilizar ese criterio como
premisa de las consideraciones que posteriormente
esgrimió para sustentar su posición en el sentido de que
los tratados internacionales en materia de derechos
humanos se ubican jerárquicamente por debajo de la
Constitución, tema que no había sido expresamente
abordado por esta Suprema Corte.
Por otro lado, el Primer Tribunal Colegiado en Materias
Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer Circuito
señaló en el amparo directo 1060/2008 que "cuando se
trate de un conflicto que verse sobre derechos humanos,
los tratados o convenciones internacionales suscritos
por el Estado Mexicano deben ubicarse propiamente a
nivel de la Constitución". En esta línea, emitió la tesis de
rubro: "TRATADOS INTERNACIONALES. CUANDO LOS
CONFLICTOS SE SUSCITEN EN RELACIÓN CON
DERECHOS HUMANOS, DEBEN UBICARSE A NIVEL DE
LA CONSTITUCIÓN."
XIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
De lo anterior se desprende que ambos tribunales se
pronunciaron respecto a la posición jerárquica de los
tratados internacionales en materia de derechos
humanos en relación con la Constitución, siendo que el
Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito sostuvo que los mismos se ubican debajo de la
Constitución, mientras que el Primer Tribunal Colegiado
en Materias Administrativa y de Trabajo del Décimo
Primer Circuito consideró que están al mismo nivel.
En relación con el punto (2), referente al carácter de la
jurisprudencia en materia de derechos humanos emitida
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el
amparo directo 623/2008 el Séptimo Tribunal Colegiado
en Materia Civil del Primer Circuito argumentó que es
posible invocar la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos como criterio
orientador cuando se trate de la interpretación y
cumplimiento de disposiciones protectoras de los
derechos humanos. En consecuencia, este criterio fue
recogido en la tesis aislada de rubro: "JURISPRUDENCIA
INTERNACIONAL. SU UTILIDAD ORIENTADORA EN
MATERIA DE DERECHOS HUMANOS."
Al respecto, si bien el Primer Tribunal Colegiado en
Materias Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer
Circuito señaló compartir esa tesis aislada del Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al
mismo tiempo esgrimió consideraciones acerca de que la
jurisprudencia internacional en materia de derechos
humanos es obligatoria, pues entendió el "carácter
orientador" de la misma de diversa forma.
XV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En efecto, dicho tribunal señaló: "que las autoridades del
Estado Mexicano tienen la ineludible obligación de
observar y aplicar en su ámbito competencial interno -
además de las legislativas- medidas de cualquier otro
orden para asegurar el respeto de los derechos y
garantías, no sólo de la Constitución y de sus normativas
internas sino también de las convenciones
internacionales de las que México es parte y de las
interpretaciones que de sus cláusulas llevaron a cabo los
organismos internacionales". Así, de las afirmaciones
anteriores es posible advertir que el Primer Tribunal
Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del
Décimo Primer Circuito considera a la jurisprudencia
internacional en materia de derechos humanos como un
criterio obligatorio, el cual debe ser aplicado por todas
las autoridades con funciones materialmente
jurisdiccionales.
En tal sentido, es posible señalar que el Séptimo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito consideró a
la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos como un criterio orientador, mientras que el
Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y
de Trabajo del Décimo Primer Circuito le otorgó a los
precedentes de dicho tribunal y a los de cualquier otro
organismo internacional de derechos humanos un
carácter obligatorio. No obstante, la contradicción de
criterios debe limitarse a establecer el carácter de la
jurisprudencia emitida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, ya que el Séptimo Tribunal
Colegiado no se pronunció respecto al valor de los
precedentes emitidos por otros organismos
internacionales.
XVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Finalmente, en el tema del control de convencionalidad
identificado en el punto (3), el Primer Tribunal Colegiado
en Materias Administrativa y de Trabajo del Décimo
Primer Circuito abundó respecto al deber que tienen
todas las autoridades de cumplir y hacer cumplir los
tratados internacionales en materia de derechos
humanos suscritos por México, por lo que de acuerdo a
dichas consideraciones, los tribunales del Estado
Mexicano no deben limitarse a aplicar sólo las leyes
locales, sino también los tratados o convenciones
internacionales, lo cual obliga a ejercer el control de
convencionalidad entre las normas jurídicas internas y
las contenidas en tratados internacionales.
Por su parte, el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Primer Circuito, al resolver el amparo directo
344/2008, únicamente se pronunció respecto a la
posibilidad de plantear a través del juicio de amparo
violaciones a los derechos contenidos en los tratados
internacionales suscritos por México, por lo que al igual
que el Primer Tribunal Colegiado en Materias
Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer Circuito
sostuvo la necesidad de que los tribunales federales
ejerzan el denominado control de convencionalidad, sin
pronunciarse sobre si dicho control debe ser difuso, esto
es, si todos los tribunales del Estado Mexicano deben
ejercer el control de convencionalidad entre las normas
jurídicas internas y las de origen internacional. De hecho,
puede inferirse que su pronunciamiento se refiere a los
órganos de control concentrado.
Así, ambos tribunales sostuvieron la pertinencia del
control de convencionalidad en sede interna, el Primer
Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de
Trabajo del Décimo Primer Circuito señaló que éste debe
ser ejercido por todas las autoridades jurisdiccionales,
mientras que el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Primer Circuito sólo analizó si es posible
plantear violaciones a los derechos humanos contenidos
en tratados internacionales a través del juicio de amparo.
En consecuencia, no existe un punto de toque entre las
consideraciones sustentadas por ambos tribunales
respecto al tema del control de convencionalidad.
XVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
De acuerdo con las consideraciones anteriores, puede
llegarse a la conclusión de que sí existe la contradicción
de tesis denunciada y que la litis de la misma consiste en
determinar dos cuestiones: (i) la posición jerárquica de
los tratados internacionales en materia de derechos
humanos en relación con la Constitución; y, (ii) el
carácter de la jurisprudencia en materia de derechos
humanos emitida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos.
Al respecto, cabe hacer un par de precisiones: Por un
lado, si bien en el expediente varios 912/2010 se
esgrimieron diversas consideraciones acerca de la
obligatoriedad de las sentencias condenatorias al Estado
Mexicano de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, tal decisión no constituye jurisprudencia por lo
que sigue siendo relevante resolver tal cuestión. Y por
otro lado, en dicha resolución no se resolvió el tema de la
jerarquía de los tratados en materia de derechos
humanos. Consecuentemente, el estudio del presente
asunto permitirá la construcción de criterios
jurisprudenciales con respecto al carácter orientador u
obligatorio de la jurisprudencia emitida por la Corte
Interamericana y permitirá realizar pronunciamientos
novedosos respecto a la jerarquía de los tratados
internacionales en materia de derechos humanos.
Por último, este Tribunal Pleno no pasa por alto el hecho
de que los casos que motivaron la presente contradicción
de tesis fueron resueltos por los Tribunales Colegiados
aplicando el marco constitucional que se encontraba
vigente antes de que se aprobaran las reformas
constitucionales en materia de derechos humanos y
juicio de amparo de junio de dos mil once. En este
sentido, si bien los criterios en pugna no se establecieron
tomando en cuenta los trascendentales cambios
normativos que introdujeron las citadas reformas
constitucionales, al incidir la materia de la presente
contradicción en un tema directamente vinculado con las
protección de los derechos humanos reconocidos por la
Constitución, el Pleno de esta Suprema Corte estima
pertinente resolverla a partir del marco constitucional
vigente, contribuyendo así a generar un criterio que
abone a la seguridad jurídica en un tema de especial
trascendencia para todas las personas.
XVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Además, lo anterior es concordante con la jurisprudencia
del Pleno en el sentido de que sólo los preceptos
constitucionales pueden regir el pasado, por lo que al
versar la presente contradicción de tesis sobre la
jerarquía constitucional de los tratados internacionales
en materia de derechos humanos y no sobre un tema de
mera legalidad, resulta procedente emplear el nuevo
marco constitucional para resolverla. Resulta aplicable la
jurisprudencia del Pleno de rubro: "RETROACTIVIDAD
DE LA LEY, PRECEPTOS CONSTITUCIONALES NO SON
IMPUGNABLES POR.",(8) así como la tesis aislada de la
Cuarta Sala de este Alto Tribunal de rubro:
"RETROACTIVIDAD DE LOS PRECEPTOS QUE FIGURAN
EN LA CONSTITUCIÓN."(9)
QUINTO. Estudio de fondo. Debe prevalecer con carácter
de jurisprudencia lo sustentado por el Pleno de esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación, de acuerdo con
las consideraciones que se exponen en este
considerando. Como se desprende del considerando
anterior, la presente contradicción versa sobre dos
cuestiones jurídicas distintas, por lo cual, este Tribunal
Pleno abordará los estudios correspondientes en dos
apartados independientes, para efectos de aportar mayor
claridad en la exposición.
I. La posición jerárquica de los tratados internacionales
en materia de derechos humanos en relación con la
Constitución
XIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Para resolver este punto de la presente contradicción, en
primer lugar se hará una reconstrucción de los criterios
que este Tribunal Pleno ha emitido en torno al tema de la
jerarquía de tratados internacionales en el orden jurídico
nacional, para posteriormente explicar las razones por
las cuales el enfoque tradicional del problema en
términos de la "jerarquía de fuentes" es insatisfactorio
para resolver la cuestión sometida a consideración de
esta Suprema Corte, que tiene que ver más bien con la
pregunta de cómo se relacionan las "normas de derechos
humanos" contenidas en tratados internacionales con la
Constitución. Finalmente, se desarrollará un nuevo
enfoque que dé cuenta del contenido de las reformas
constitucionales publicadas en el Diario Oficial de la
Federación los días seis y diez de junio de dos mil once,
en aras de otorgar una mayor y más efectiva tutela a los
derechos humanos reconocidos por el artículo 1o.
constitucional.
1. Criterios jurisprudenciales sobre la jerarquía normativa
de los tratados internacionales
Tanto doctrinal como jurisprudencialmente existe un
acuerdo respecto a que, entre otras cuestiones, el
artículo 133 de la Constitución reconoce el principio de
supremacía constitucional. Adicionalmente, esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido
históricamente que la primera parte del artículo en
comento también determina el lugar que los tratados
internacionales ocupan dentro del sistema de fuentes del
orden jurídico mexicano. El texto del precepto
constitucional en comento es el siguiente:
"Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso
de la Unión que emanen de ella y todos los tratados que
estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se
celebren por el presidente de la República, con
aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la
Unión. ..."
XX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Como se muestra a continuación, la doctrina
jurisprudencial de esta Suprema Corte sobre el sistema
de fuentes, derivada de la interpretación del artículo 133,
no ha gozado de estabilidad. En el caso específico de los
tratados internacionales, los criterios del Tribunal Pleno
en torno a su jerarquía en el orden jurídico mexicano han
experimentado una gran evolución.
Un primer pronunciamiento tuvo lugar en mil novecientos
noventa y dos, con motivo de la resolución dictada en el
amparo en revisión 2069/91. En dicha ocasión, la
Suprema Corte de Justicia de la Nación colocó a los
tratados internacionales en el mismo nivel que las leyes
federales, señalando que ambos cuerpos normativos
ocupan un rango inmediatamente inferior a la
Constitución y que, en consecuencia, uno no puede ser
empleado como parámetro de validez o regularidad del
otro. Con base en los razonamientos anteriores, se
aprobó la tesis aislada de rubro: "LEYES FEDERALES Y
TRATADOS INTERNACIONALES. TIENEN LA MISMA
JERARQUÍA NORMATIVA."(10)
El segundo pronunciamiento dentro de esta línea
jurisprudencial ocurrió con motivo del estudio del
amparo en revisión 1475/98. En dicho asunto, el Tribunal
Pleno estableció que los tratados internacionales que
estén de acuerdo con la Constitución, por cumplir con los
requisitos formales y materiales para tal efecto,(11) se
ubican jerárquicamente por encima de las leyes federales
y locales. Este pronunciamiento dio lugar a la emisión de
la tesis aislada de rubro: "TRATADOS
INTERNACIONALES. SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE
POR ENCIMA DE LAS LEYES FEDERALES Y EN UN
SEGUNDO PLANO RESPECTO DE LA CONSTITUCIÓN
FEDERAL.", lo que implicó la interrupción del precedente
antes mencionado.
XXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Finalmente, un tercer pronunciamiento se emitió con
motivo de la resolución del amparo en revisión 120/2002,
dentro del cual el Tribunal Pleno sostuvo en síntesis lo
siguiente: (i) la existencia de un orden jurídico superior,
de carácter nacional, integrado por la Constitución, los
tratados internacionales y las leyes generales; (ii) la
supremacía de los tratados internacionales frente a las
leyes generales, federales y locales; y, (iii) la existencia
de una visión internacionalista de la Constitución, por lo
que de acuerdo a la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados, el Estado Mexicano no puede
invocar su derecho interno como excusa para el
incumplimiento de las obligaciones contraídas frente a
otros actores internacionales,(12) pues todo tratado en
vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de
buena fe.(13) De lo anterior derivó la tesis de rubro:
"TRATADOS INTERNACIONALES. SON PARTE
INTEGRANTE DE LA LEY SUPREMA DE LA UNIÓN Y SE
UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS
LEYES GENERALES, FEDERALES Y LOCALES.
INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 133
CONSTITUCIONAL."(14)
El precedente antes descrito constituye el último criterio
del Tribunal Pleno respecto a la jerarquía de los tratados
internacionales en el orden jurídico nacional.(15) En este
sentido, la doctrina jurisprudencial vigente de esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que el
artículo 133 constitucional contiene diversas normas,
dentro de las cuales destacan la que constituye el
postulado principal del principio de supremacía
constitucional y la que sienta los parámetros bajo los
cuales se ha construido la jerarquía normativa del
ordenamiento jurídico mexicano.
Lo antes expuesto evidencia que, para este Alto Tribunal,
del artículo 133 constitucional se desprende una noción
de jerarquía formal de las normas que integran el sistema
de fuentes, según la cual los tratados internacionales se
encuentran jerárquicamente por debajo de la
Constitución y por encima del resto de normas jurídicas
que forman parte del entramado normativo mexicano.
2. Las limitaciones del "criterio jerárquico"
XXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Una vez expuesto lo anterior, es pertinente recordar que
la presente contradicción de criterios problematiza la
respuesta que esta Suprema Corte ha dado a la cuestión
de la jerarquía de los tratados internacionales, al
cuestionar si la misma resulta aplicable a "los tratados de
derechos humanos". Para este Tribunal Pleno, la doctrina
jurisprudencial desarrollada en torno a la jerarquía de los
tratados internacionales resulta insatisfactoria por dos
cuestiones: una relacionada con los alcances de los
precedentes que sostienen dicha doctrina; y otra
vinculada con la necesidad de adoptar un nuevo enfoque
para responder el problema aducido, dando cuenta del
nuevo contenido del artículo 1o. constitucional.
En cuanto a los alcances de los precedentes, las dos
sentencias que dieron origen a las tesis que constituyen
el fundamento de la actual jerarquía de los tratados
internacionales, matizaron los criterios sostenidos en
ellas, de tal manera que dichas conclusiones no
necesariamente fueran aplicables a los "tratados de
derechos humanos". Al respecto, resulta revelador que
en ambas sentencias se contempló la posibilidad de que
los derechos humanos de fuente internacional pudieran
convertirse incluso en una extensión misma de la
Constitución.
En esa línea, en la sentencia del primer precedente del
Tribunal Pleno en el que señaló la superioridad de los
tratados internacionales frente a las leyes federales y
locales, el amparo en revisión 1475/98,(16) se argumentó
que si las normas de derechos humanos previstas en
tratados internacionales amplían los derechos
fundamentales, podría considerarse que están al mismo
nivel de la Constitución:
XXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
"Puede darse el caso de convenios internacionales que
amplíen las garantías individuales o sociales y que por no
estar dentro de las normas constitucionales no podrían
ser aplicadas a nuestro derecho. En este caso conviene
analizar las características de la norma internacional que
se pretende aplicar y en función de ella atender a la
finalidad de las disposiciones constitucionales de que se
trata. En el ejemplo, es evidente que siel tratado obliga a
ampliar la esfera de libertades de los gobernados o
compromete al Estado a realizar determinadas acciones
en beneficio de grupos humanos tradicionalmente
débiles, deben considerarse como constitucionales."
Posteriormente, en la sentencia del amparo en revisión
120/2002(17) se sostuvo lo siguiente:
"... esta Suprema Corte no se ha pronunciado respecto a
la jerarquía de aquellos tratados internacionales cuyo
contenido esté referido a derechos humanos, caso en el
cual, pudiera aceptarse que la jerarquía de éstos
corresponda a la de la Constitución Federal misma, al
concebirse dichos instrumentos internacionales como
una extensión de lo previsto por ésta."
De lo anterior se desprende que ambos precedentes
marcan límites claros respecto al alcance que el criterio
de jerarquía puede llegar a tener al momento de aplicarse
a normas de derechos humanos reconocidos en tratados
internacionales. No obstante, la integración de dichas
normas al nivel constitucional se apunta como una
conclusión con la que ninguna de las dos sentencias se
compromete del todo, aunque bien podría entenderse que
esa era su intención. En esta línea, resulta de especial
relevancia la presente contradicción, pues los criterios
emitidos por el Primer Tribunal Colegiado en Materias
Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer Circuito y
el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito plantean la necesidad de emitir un criterio que
atienda con claridad la distinción expuesta en las líneas
precedentes.
XXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Hasta aquí resulta evidente que esta Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha desarrollado un claro enfoque
según el cual del artículo 133 constitucional se
desprende, como una consecuencia del principio de
supremacía constitucional, que los tratados
internacionales se encuentran en el nivel inmediatamente
inferior a la Constitución. Ahora bien, como se sostuvo
anteriormente, el criterio de jerarquía resulta
insatisfactorio para dar cuenta de lo ocurrido con las
normas de derechos humanos previstas en tratados
internacionales, por lo que es necesario apuntar que esta
problemática ha adquirido una nueva dimensión a raíz de
las reformas constitucionales publicadas en el Diario
Oficial de la Federación los días seis y diez de junio de
dos mil once, las cuales modificaron el primer párrafo del
artículo 1o. constitucional.
De una simple lectura del precepto se desprende
claramente que el ordenamiento jurídico mexicano
reconoce los derechos humanos provenientes de dos
fuentes: la Constitución y los tratados internacionales de
los que el Estado Mexicano sea parte.(18) En este punto
es necesario realizar dos precisiones conceptuales:
La primera se encuentra dirigida a destacar que la
Constitución incluye dentro de su catálogo a las "normas
de derechos humanos" reconocidas en tratados
internacionales, mas no al resto de normas
comprendidas en dichos instrumentos internacionales.
Aunque puede parecer una cuestión menor, lo cierto es
que se trata de una distinción de gran importancia. En
este sentido, es posible afirmar que a la luz del nuevo
Texto Constitucional la distinción entre "tratados
internacionales de derechos humanos" y "tratados
internacionales" no es determinante para resolver la
presente contradicción.
XXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Es cierto que tradicionalmente se han distinguido los
tratados internacionales en materia de derechos
humanos, cuyo objeto es precisamente el desarrollo de
los derechos humanos y sus garantías,(19) de otros
tratados internacionales, como pueden ser aquellos en
materia de libre comercio o de doble tributación. No
obstante, el párrafo primero del artículo 1o.
constitucional parte del reconocimiento de los derechos
humanos previstos tanto en la Constitución como en
tratados internacionales de los cuales el Estado
Mexicano sea parte, sin hacer referencia a la materia u
objeto de los instrumentos internacionales respectivos.
Lo anterior implica que inclusive pueden ser
incorporados al catálogo de derechos humanos previstos
en la Constitución aquellos previstos en tratados
internacionales que no sean considerados "de derechos
humanos", tal y como ocurre con el ejemplo
paradigmático del derecho a la notificación, contacto y
asistencia consular contenido en la Convención de Viena
sobre Relaciones Consulares.(20) En este sentido,
aunque dicho tratado internacional no constituya un
"tratado de derechos humanos", ello no ha sido un
obstáculo para concluir que el citado derecho
efectivamente sea considerado un derecho humano.
Así, hablar de "tratados internacionales de derechos
humanos" termina por dejar fuera a los derechos
reconocidos en otro tipo de instrumentos
internacionales, a la vez que incluye otras normas
previstas en dichos cuerpos normativos que no
necesariamente se encuentran relacionadas con
derechos humanos, tal y como puede ocurrir con las
disposiciones relativas a la firma y ratificación del
instrumento respectivo. Es por ello, que este Tribunal
Pleno interpreta el contenido del artículo 1o.
constitucional en el sentido de que el conjunto normativo
previsto en dicho precepto se compone por "normas de
derechos humanos", cuya fuente de reconocimiento
puede ser la Constitución o un tratado internacional
ratificado por México con independencia de la materia de
éste.
XXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Lo anterior da paso a una segunda cuestión. Antes de la
reforma constitucional, habría sido posible estudiar la
dicotomía de "tratados internacionales de derechos
humanos" y "tratados internacionales" en general a la luz
del enfoque de jerarquía normativa construido a partir de
la interpretación del artículo 133 constitucional. Sin
embargo, no puede soslayarse que la reforma al artículo
1o. constitucional no se acompañó con una enmienda al
artículo 133, lo cual conduce a este Tribunal Pleno a
concluir que la razón de dicha omisión atiende a lo
insatisfactorio que sería abordar con base en un criterio
de jerarquía formal la problemática surgida por la
existencia de dos fuentes primigenias de reconocimiento
de los derechos humanos.
Si se parte de la premisa de que ya existía un catálogo
constitucional de derechos humanos, lo relevante de la
reforma constitucional para efectos del presente estudio
consiste en que incorpora los derechos humanos
reconocidos en tratados internacionales a ese mismo
catálogo. En este sentido, a partir de que los tratados
internacionales forman parte del ordenamiento jurídico
mexicano, resulta irrelevante la fuente u origen de un
derecho humano, ya sea la Constitución o un instrumento
internacional, toda vez que el artículo 1o. constitucional
pone énfasis exclusivamente en su integración al
catálogo constitucional.
De acuerdo con las consideraciones precedentes, la
nueva conformación del catálogo de derechos humanos
no puede ser estudiada en términos de jerarquía, pues la
reforma constitucional modificó el artículo 1o.
precisamente para integrar un catálogo de derechos y no
para distinguir o jerarquizar esas normas en atención a la
fuente de la que provienen. Esta conclusión se refuerza si
se considera que el artículo 1o. constitucional, además
de determinar las fuentes de reconocimiento de los
derechos humanos, incorpora criterios hermenéuticos
para la solución de posibles antinomias frente a la
posible duplicidad en la regulación de un derecho
humano.
XXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Como se desarrollará posteriormente, este artículo
reconoce un conjunto normativo -compuesto únicamente
por derechos humanos- que escapa a la regulación de la
jerarquía de las fuentes prevista en el artículo 133
constitucional y cuyas normas de aplicación fueron
específicamente diseñadas para la interpretación y
aplicación de derechos humanos.
Lo antes expuesto conduce a este Tribunal Pleno a
apuntar, como una conclusión preliminar, que los
derechos humanos reconocidos en los tratados
internacionales y en la Constitución no se relacionan
entre sí en términos jerárquicos. En consecuencia, el
enfoque tradicional de la jerarquía de los tratados
internacionales no constituye una herramienta
satisfactoria para determinar el lugar que ocupan en el
ordenamiento mexicano los derechos humanos
reconocidos en dichos instrumentos normativos. En
estos términos, a continuación se desarrollarán las
implicaciones que la reforma constitucional ha
significado para este nuevo conjunto normativo de rango
constitucional, reparando específicamente en la
construcción del principio de supremacía constitucional
y en la forma en la que deben relacionarse los derechos
humanos reconocidos en ambas fuentes normativas:
3. El principio de supremacía constitucional a la luz del
nuevo marco constitucional
XXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
La problemática antes enunciada conduce a este Tribunal
Pleno a replantear el concepto de supremacía
constitucional para dar cuenta de su operatividad a la luz
de las reformas constitucionales, y en especial del nuevo
artículo 1o., con motivo del surgimiento de un nuevo
parámetro de control de regularidad constitucional, cuya
construcción ya ha sido adelantada por esta Suprema
Corte de Justicia de la Nación en algunos
pronunciamientos. Para el desarrollo de esta
reinterpretación, esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación: (A) hará un breve análisis de la reforma
constitucional antes mencionada para explicar el
sustento normativo del nuevo parámetro de control de
regularidad constitucional; (B) destacará las principales
consideraciones derivadas del expediente varios
912/2010, como precedentes ineludible sobre este tema;
y, (C) determinará los alcances del principio de
supremacía constitucional a la luz de las consideraciones
precedentes.
A. La reforma constitucional en materia de derechos
humanos
Las reformas constitucionales publicadas en el Diario
Oficial de la Federación el seis y el diez de junio de dos
mil once significaron la introducción de un nuevo
paradigma constitucional en México. Este cambio
trascendental exige a todos los operadores jurídicos y en
especial a este Alto Tribunal un minucioso análisis del
nuevo Texto Constitucional, para determinar sus
alcances y reinterpretar aquellas figuras e instituciones
que resulten incompatibles o que puedan obstaculizar la
aplicación y el desarrollo de este nuevo modelo.
Al respecto, es de gran importancia que las nuevas
figuras incorporadas en la Constitución se estudien con
un enfoque de derechos humanos y con interpretaciones
propias del nuevo paradigma constitucional, buscando
así el efecto útil de la reforma, con el afán de optimizar y
potencializar las reformas constitucionales sin perder de
vista su objetivo principal: la tutela efectiva de los
derechos humanos de las personas.(21)
XXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En este sentido, una de las principales aportaciones de la
reforma constitucional es la creación de un conjunto de
normas de derechos humanos, cuya fuente puede ser,
indistintamente, la Constitución o un tratado
internacional. Así, este conjunto integra el nuevo
parámetro de control de regularidad o validez de las
normas del ordenamiento jurídico mexicano. Para
justificar esta afirmación, a continuación se desarrollará
una interpretación literal de los primeros tres párrafos del
artículo 1o. constitucional, la cual se complementará con
una interpretación sistemática(22) del vigente Texto
Constitucional y con una interpretación que atienda a
esclarecer cuál era la intención y finalidad del Poder
Reformador al aprobar las citadas reformas.(23) En aras
de una mayor claridad expositiva, a continuación se
transcriben los primeros tres párrafos del artículo 1o.
constitucional:
"Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las
personas gozarán de los derechos humanos reconocidos
en esta Constitución y en los tratados internacionales de
los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las
garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá
restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las
condiciones que esta Constitución establece.
"Las normas relativas a los derechos humanos se
interpretarán de conformidad con esta Constitución y con
los tratados internacionales de la materia favoreciendo
en todo tiempo a las personas la protección más amplia.
"Todas las autoridades, en el ámbito de sus
competencias, tienen la obligación de promover, respetar,
proteger y garantizar los derechos humanos de
conformidad con los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En
consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar,
sancionar y reparar las violaciones a los derechos
humanos, en los términos que establezca la ley."
XXX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Partiendo de la necesidad de colocar a la persona como
el eje en torno al cual se articula la reforma en materia de
derechos humanos, el primer párrafo del artículo 1o.
constitucional establece que todas las personas gozarán
de los derechos humanos reconocidos por la
Constitución y los tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte. En este sentido, el
reconocimiento de estos derechos encuentra
justificación en los principios de autonomía,
inviolabilidad y dignidad de todas las personas.(24) Por lo
tanto, desde la Constitución se reconocen derechos
humanos cuya finalidad última consiste en posibilitar que
todas las personas desarrollen su propio plan de vida.
Asimismo, ese párrafo señala que las personas también
gozan de las garantías previstas en ambos
ordenamientos, lo cual conlleva la posibilidad de
distinguir entre garantías internas y externas,
dependiendo del origen de los mecanismos que se
encuentren a disposición de las personas para exigir la
tutela de sus derechos humanos.
Por otra parte, el segundo párrafo contiene dos
herramientas interpretativas cuya aplicación resulta
obligatoria en la interpretación de las normas de derecho
humanos. La primera establece que todas las normas de
derechos humanos deberán interpretarse de conformidad
con la Constitución y con los tratados internacionales de
derechos humanos. Sin pretender agotar los alcances de
lo que tradicionalmente se ha entendido como
"interpretación conforme", basta decir que dicha
herramienta obliga a los operadores jurídicos que se
enfrenten a la necesidad de interpretar una norma de
derechos humanos -incluyendo las previstas en la propia
Constitución- a considerar en dicha interpretación al
catálogo de derechos humanos que ahora reconoce el
Texto Constitucional. Esta obligación busca reforzar el
principio desarrollado en el primer párrafo, en el sentido
de que los derechos humanos, con independencia de su
fuente normativa, forman parte de un mismo catálogo o
conjunto normativo.
XXXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
La segunda herramienta interpretativa es la que la
doctrina y la jurisprudencia han identificado como el
principio pro persona, el cual obliga a que la
interpretación de los derechos humanos se desarrolle
favoreciendo en todo tiempo la protección más amplia.
Este principio constituye un criterio hermenéutico propio
de la interpretación de los derechos humanos que busca,
principalmente, resolver los casos de duda que puedan
enfrentar los operadores jurídicos frente a la eventual
multiplicidad de normas -e interpretaciones disponibles
de las mismas- que resulten aplicables respecto de un
mismo derecho. En este sentido, adoptando como
premisa la inviabilidad de resolver este tipo de
situaciones con apoyo en los criterios tradicionales de
interpretación y resolución de antinomias, el Poder
Reformador(25) otorgó rango constitucional al principio
pro persona como elemento armonizador y dinámico para
la interpretación y aplicación de normas de derechos
humanos.
Finalmente, el tercer párrafo del artículo 1o.
constitucional constituye el fundamento constitucional
de los siguientes elementos: (i) los principios objetivos
de los derechos humanos: universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad; (ii) las
obligaciones genéricas de las autoridades estatales para
la tutela de los derechos humanos: respeto, protección,
promoción y garantía; y, (iii) las obligaciones específicas
que forman parte de la obligación genérica de garantía:
prevenir, investigar, sancionar y reparar.
XXXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Si bien el análisis de cada uno de los principios y
obligaciones previstos en dicho precepto excede la
finalidad del presente estudio, una correcta interpretación
del contenido y función del catálogo de derechos
humanos previsto en el artículo 1o. constitucional
comporta la necesidad de destacar que el párrafo tercero
de dicho numeral prevé como principios objetivos
rectores de los derechos humanos los de
interdependencia e indivisibilidad. Según el principio
constitucional de interdependencia, los derechos
humanos establecen relaciones recíprocas entre ellos, de
modo que en la gran mayoría de los casos la satisfacción
de un derecho es lo que hace posible el disfrute de otros.
Por otra parte, el principio constitucional de
indivisibilidad de los derechos humanos parte de la
integralidad de la persona y la necesidad de satisfacer
todos sus derechos, lo que excluye la posibilidad de
establecer jerarquías en abstracto entre los mismos.
De acuerdo con lo anterior, de la literalidad de los
primeros tres párrafos del artículo 1o. constitucional se
desprende lo siguiente: (i) los derechos humanos
reconocidos en la Constitución y en los tratados de los
cuales México sea parte integran un mismo conjunto o
catálogo de derechos; (ii) la existencia de dicho catálogo
tiene por origen la Constitución misma; (iii) dicho
catálogo debe utilizarse para la interpretación de
cualquier norma relativa a los derechos humanos; y, (iv)
las relaciones entre los derechos humanos que integran
este conjunto deben resolverse partiendo de la
interdependencia y la indivisibilidad de los derechos
humanos -lo que excluye la jerarquía entre unos y otros-,
así como del principio pro persona, entendido como
herramienta armonizadora y dinámica que permite la
funcionalidad del catálogo constitucional de derechos
humanos.
XXXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Ahora bien, en virtud de que cada uno de los preceptos
contenidos en la Constitución forma parte de un sistema
constitucional, al interpretarlos debe partirse de
reconocer, como principio general, que el sentido que se
les atribuya debe ser congruente con lo establecido en
las diversas disposiciones constitucionales que integran
ese sistema.(26) En este sentido, este Pleno considera
que el texto del artículo 1o. constitucional no puede ser
interpretado de forma aislada y sin considerar los demás
artículos constitucionales. No obstante, es pertinente
aclarar que la interpretación sistemática que se realiza a
continuación únicamente toma en consideración las
disposiciones constitucionales que guardan relación con
la ampliación del catálogo de derechos humanos
reconocidos en la Constitución y con su inclusión dentro
del ámbito material de protección del juicio de amparo.
Como expresamente se estableció en el artículo 1o.
constitucional, en México todas las personas son
titulares tanto de los derechos humanos reconocidos en
la Constitución como de los previstos en los tratados
internacionales que sean ratificados por el Estado
Mexicano, lo que significa que, con motivo de la reforma
constitucional, los derechos humanos reconocidos en
tratados internacionales se han integrado expresamente
a nuestro ordenamiento jurídico interno, para ampliar el
catálogo constitucional de derechos humanos, en el
entendido de que, derivado de la parte final del primer
párrafo del propio artículo 1o. constitucional, cuando en
la Constitución haya una restricción expresa al ejercicio
de los derechos humanos, se deberá estar a lo que indica
la norma constitucional.
En forma paralela -pero indudablemente vinculada-, la
reforma constitucional de amparo amplió expresamente
la procedencia del juicio de amparo, para reconocerla en
aquellos casos en los cuales se hubiesen violado
derechos humanos establecidos en tratados
internacionales, con independencia de su reconocimiento
en la Constitución. Lo anterior se desprende del texto de
la actual redacción de la fracción I del artículo 103
constitucional:
"Artículo 103. Los tribunales de laFederación resolverán
toda controversia que se suscite:
XXXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
"I. Por normas generales, actos u omisiones de la
autoridad que violen los derechos humanos reconocidos
y las garantías otorgadas para su protección por esta
Constitución, así como por los tratados internacionales
de los que el Estado Mexicano sea parte."
Así, la literalidad de la propia disposición también
permite concluir que el artículo 1o. constitucional amplió
el catálogo de derechos humanos previsto materialmente
en la Constitución para comprender también aquellos
reconocidos en tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte. Al respecto, este Tribunal
Pleno considera que esas conclusiones preliminares se
refuerzan si se compara este primer sentido o alcance
normativo del artículo 1o. constitucional con el texto de
otros artículos constitucionales, especialmente los
reformados en junio de dos mil once. Dentro de la
reforma constitucional en materia de derechos humanos
se introdujeron dos modificaciones adicionales que
resultan especialmente significativas para entender la
conformación del nuevo parámetro de regularidad
constitucional, a saber, las modificaciones a los artículos
15 y 105, fracción II, inciso g), de la Constitución:
"Artículo 15. No se autoriza la celebración de tratados
para la extradición de reos políticos, ni para la de
aquellos delincuentes del orden común que hayan tenido
en el país donde cometieron el delito, la condición de
esclavos; ni de convenios o tratados en virtud de los que
se alteren los derechos humanos reconocidos por esta
Constitución y en los tratados internacionales de los que
el Estado Mexicano sea parte."
"Artículo 105. La Suprema Corte de Justicia de la Nación
conocerá, en los términos que señale la ley
reglamentaria, de los asuntos siguientes:
"...
"II. De las acciones de inconstitucionalidad que tengan
por objeto plantear la posible contradicción entre una
norma de carácter general y esta Constitución.
"Las acciones de inconstitucionalidad podrán ejercitarse,
dentro de los treinta días naturales siguientes a la fecha
de publicación de la norma, por:
XXXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
"...
"g) La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en
contra de leyes de carácter federal, estatal y del Distrito
Federal, así como de tratados internacionales celebrados
por el Ejecutivo Federal y aprobados por el Senado de la
República, que vulneren los derechos humanos
consagrados en esta Constitución y en los tratados
internacionales de los que México sea parte. Asimismo,
los organismos de protección de los derechos humanos
equivalentes en los Estados de la República, en contra de
leyes expedidas por las Legislaturas Locales y la
Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, en
contra de leyes emitidas por la Asamblea Legislativa del
Distrito Federal."
Antes de la multicitada reforma, el artículo 15
constitucional prohibía la celebración de tratados
internacionales que permitieran la alteración -entendida
como afectación- de los derechos humanos establecidos
en la Constitución. A partir de la reforma constitucional,
tampoco se autoriza la celebración de tratados
internacionales que alteren los derechos humanos
reconocidos en tratados internacionales.
Por otra parte, el artículo 105, fracción II, inciso g),
constitucional reconocía legitimación a la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos para promover
acciones de inconstitucionalidad en contra de leyes y de
tratados internacionales por la violación a derechos
humanos consagrados en la Constitución. El cambio que
introdujo la reforma constitucional consiste en ahora
también se admite la procedencia de este tipo de
acciones en contra de leyes y tratados que vulneren los
derechos humanos reconocidos en tratados
internacionales.
XXXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En esta línea, partiendo de la base de que las reformas
constitucionales no alteraron el régimen constitucional
de los tratados internacionales en general -con
independencia de su materia-, resulta indefectible
concluir que lo único que se modificó fue el régimen
constitucional de las normas internacionales de derechos
humanos, las cuales se integraron al parámetro de
control de regularidad cuya fuente es la propia
Constitución. Sólo así se puede explicar que tanto el
artículo 15 como el artículo 105, fracción II, inciso g),
permitan la posibilidad de efectuar un control de la
validez de tratados internacionales adoptando como
parámetro para dicho estudio a los derechos humanos
reconocidos en otros tratados internacionales.
En efecto, los dos artículos en comento permiten que la
validez de los tratados internacionales se determine por
su conformidad o no contravención con ciertas normas
que integran, en ese sentido, un parámetro de control de
su regularidad normativa. A partir de la reforma
constitucional, las normas jurídicas que integran dicho
parámetro de control son los derechos humanos
reconocidos en la Constitución y en los tratados
internacionales de los que México sea parte.
Esto implica que la validez material de un tratado
internacional pueda estudiarse adoptando como
parámetro de control a los derechos humanos
reconocidos en otro tratado internacional. Por
consiguiente, resulta evidente que una interpretación
sistemática de los artículos reformados conduce a la
ineludible conclusión de que existen normas
internacionales que, por reconocer derechos humanos,
adquieren un papel o rol preponderante dentro de
nuestro ordenamiento jurídico, al convertirse en parte
integrante del parámetro de control de regularidad
conforme al cual se estudia la validez del resto de las
normas jurídicas que conforman el ordenamiento jurídico
mexicano. Sólo así puede entenderse que la Constitución
permita el control de la regularidad de tratados
internacionales con base en normas cuyo origen
normativo son otros tratados internacionales.
XXXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Ahora bien, adicionalmente a la interpretación gramatical
y sistemática, este Pleno considera que si se analiza cuál
fue la intención y finalidad del Poder Reformador al
aprobar la reforma en comento también se llega a la
conclusión de que las normas de derechos humanos, con
independencia de su fuente, constituyen un parámetro de
regularidad constitucional que sirve para dar coherencia
y unidad al ordenamiento jurídico en casos de antinomias
o lagunas normativas.
En esta línea, de diversos dictámenes de las Comisiones
de ambas Cámaras del Congreso de la Unión que
participaron en el proceso de reforma, en tanto
expresiones de la voluntad del Poder Reformador de la
Constitución, se puede apreciar que las modificaciones
de seis y diez de junio de dos mil once tuvieron la
intención de reconocer el carácter constitucional de
todas las normas de derechos humanos, sin importar que
su fuente sea la propia Constitución o los tratados
internacionales, a efecto de que los operadores jurídicos
las utilicen para interpretar el sistema normativo
mexicano, erigiéndose, así como parámetro de control de
regularidad constitucional.
En el dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos
Constitucionales y de Derechos Humanos de la Cámara
de Diputados del veintitrés de abril de dos mil nueve, se
establece que el Poder Reformador buscaba aprovechar
la oportunidad histórica "para otorgar a los derechos
humanos un lugar preferente en la Constitución", de
manera que no existiese "distinción entre los derechos
humanos reconocidos en la Constitución y los derechos
reconocidos por el Estado Mexicano vía los tratados
internacionales".(27)
Por su parte, en el dictamen del siete de abril de dos mil
diez de las Comisiones Unidas de Puntos
Constitucionales y de Estudios Legislativos del Senado
de la República, con opinión de la Comisión Especial de
Reforma del Estado, sostuvieron que emitían dictamen
favorable "para que se apruebe la reforma a los artículos
1o., 3o., 15, 18, 29, 33, 89, 97, 102 y 105 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y se eleven a
rango constitucional los derechos humanos con lo que
se amplía su reconocimiento y protección en nuestro
país"(28) (énfasis añadido)
XXXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En este orden de ideas, en dicho documento se afirmó
que de aprobarse la enmienda se establecería un amplio
reconocimiento a los derechos humanos "dándoles
carácter constitucional a todos, con lo que deben
considerarse incluidos, tanto los que se encuentran
expresamente reconocidos en el Texto Constitucional,
como los consagrados en los tratados internacionales de
los que México sea parte" (énfasis añadido). Así, dentro
de las consideraciones del dictamen para llegar a esa
conclusión, encontramos que se afirmó que el cambio de
denominación del capítulo I del título primero de la
Constitución resultaba plausible "atendiendo a que se
incorporan y elevan a rango constitucional los derechos
humanos" (énfasis añadido).
Una vez establecido por el Poder Reformador que no
existe distinción entre los derechos humanos en atención
a su fuente, éste también reconoció que los derechos
humanos en su conjunto constituyen un parámetro de
control de regularidad constitucional. En este sentido,
por ejemplo, en el dictamen del quince de diciembre de
dos mil diez de las Comisiones Unidas de Puntos
Constitucionales y de Derechos Humanos de la Cámara
de Diputados, se sostiene que "al momento de interpretar
las normas relativas a los derechos humanos, no
solamente será la Constitución su único referente, sino
que además, deberá acudirse a lo establecido en los
tratados internacionales".(29) De esta forma, como se
afirma en el dictamen del veintitrés de marzo de dos mil
once de dichas comisiones de la Cámara de Diputados,
"cualquier persona puede hacer exigible y justiciable de
manera directa todo el catálogo de derechos hasta ahora
reconocidos."(30)
XXXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Como se afirma también en el dictamen del ocho de
marzo de dos mil once de las Comisiones Unidas de
Puntos Constitucionales y de Estudios Legislativos del
Senado de la República, con opinión de la Comisión
Especial de Reforma del Estado, no sólo los derechos
humanos contenidos en "tratados internacionales de
derechos humanos" constituyen ese parámetro de
control de regularidad constitucional, sino todos aquellos
derechos humanos contenidos en los tratados
internacionales, toda vez que "puede darse el caso de
que se reconozca y garantice algún derecho fundamental
en instrumentos internacionales que no estén referidos
específicamente a normar derechos humanos, con lo cual
la protección de los derechos ... se ampliaría".(31)
Por otro lado, del procedimiento legislativo que concluyó
con la reforma constitucional al juicio de amparo del seis
de julio de dos mil once, también se desprende la
conclusión de que los derechos humanos contenidos en
tratados internacionales obligan a todas las autoridades
dentro del sistema jurídico mexicano, por lo que
constituyen, junto con los derechos humanos
constitucionales, parámetros de control de regularidad
constitucional, los cuales son justiciables a través del
amparo independientemente de que su fuente sea un
tratado internacional.
En efecto, en el dictamen del diez de diciembre de dos mil
nueve de las Comisiones Unidas de Puntos
Constitucionales y Estudios Legislativos de la Cámara de
Senadores se estableció que "a pesar de que existe una
norma constitucional que avala la justiciabilidad de los
derechos conferidos por los tratados internacionales
suscritos por nuestro país, resulta de la mayor
importancia dejar claro en nuestra Ley Fundamental que
en materia de derechos humanos existen los
mecanismos para hacer valer una violación al texto de
dichos instrumentos internacionales". Por ello, "dada la
necesidad de constituir al juicio de amparo en un medio
más eficiente de control de las actuaciones de las
autoridades, (se pretende) ampliar el marco de protección
de ese proceso extendiendo la materia de control".(32)
XL
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En ese mismo dictamen se concluyó que "uno de los
cambios más importantes que se proponen en la
iniciativa guarda relación con el objeto de protección del
juicio de amparo, el cual en sus orígenes estaba limitado
a las garantías individuales y que hoy pretenden ampliar
también a la protección de los derechos fundamentales
contenidas en instrumentos internacionales ratificados
por el Estado Mexicano", de forma que "habrá una
ampliación de los contenidos normativos a los cuales
deberán sujetarse y estar subordinadas las autoridades
públicas".(33) En el mismo sentido, la Comisión de
Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados en
su dictamen del siete de diciembre de dos mil diez fue
muy clara al concluir categóricamente que "se incorporan
los instrumentos internacionales de derechos humanos
como parámetro directo de protección del individuo".(34)
Así, de un análisis del procedimiento legislativo se
desprenden las siguientes conclusiones en relación con
la intención y finalidad del Constituyente al aprobar las
reformas en comento: (i) se buscaba que los derechos
humanos, independientemente de que su fuente sea la
Constitución o los tratados internacionales, conformaran
un solo catálogo de rango constitucional; (ii) se pretendió
que el conjunto de los derechos humanos vincule a los
órganos jurisdiccionales a interpretar no sólo las propias
normas sobre la materia, sino toda norma o acto de
autoridad dentro del ordenamiento jurídico mexicano,
erigiéndose como parámetro de control de regularidad
constitucional; y, (iii) se sostuvo que no sólo las normas
contenidas en los tratados internacionales de derechos
humanos constituyen ese parámetro de regularidad
constitucional, sino toda norma de derechos humanos,
independientemente de que su fuente sea la
Constitución, un tratado internacional de derechos
humanos o un tratado internacional que aunque no se
repute de derecho humanos proteja algún derecho de
esta clase.
B. El expediente varios 912/2010
XLI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Al resolver el expediente varios 912/2010,(35) este
Tribunal Pleno estableció que el artículo 1o.
constitucional debe leerse e interpretarse de manera
conjunta con lo que dispone el artículo 133 de la
Constitución, de forma que los Jueces prefieran "los
derechos humanos contenidos en la Constitución y en
los Tratados Internacionales, aun a pesar de las
disposiciones en contrario establecidas en cualquier
norma inferior" (párrafos 28 y 29).
Siguiendo esa misma línea, en dicho precedente se
sostuvo que "el parámetro de análisis de este tipo de
control (constitucional y convencional) que deberán
ejercer todos los Jueces del país, se integra" por los
siguientes parámetros: (i) los derechos humanos
contenidos en la Constitución y en los tratados
internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte;
(ii) la jurisprudencia del Poder Judicial de la Federación;
y, (iii) los criterios vinculantes de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos y los criterios orientadores de la
jurisprudencia y precedentes de dicho tribunal
internacional (párrafo 21).
Así, se concluyó que los Jueces nacionales "deben
inicialmente observar los derechos humanos
establecidos en la Constitución Mexicana y en los
tratados internacionales de los que el Estado Mexicano
sea parte, así como los criterios emitidos por el Poder
Judicial de la Federación al interpretarlos y acudir a los
criterios interpretativos de la Corte Interamericana para
evaluar si existe alguno que resulte más favorecedor y
procure una protección más amplia del derecho que se
pretende proteger" (párrafo 31).
En este sentido, este precedente, posterior a la reforma
de junio de dos mil once, está en la línea de la
interpretación gramatical, sistemática y originalista antes
desarrollada.
C. Alcances del principio de supremacía constitucional
XLII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Como se ha venido señalando a lo largo de la presente
sentencia, las normas de derechos humanos constituyen
el parámetro de regularidad constitucional que deben
atender todas las autoridades del Estado Mexicano, en el
sentido de que los actos que emitan con motivo de su
función deben ser coherentes con el contenido de esas
normas.
Así, la trascendencia del cambio de paradigma
constitucional antes descrito conlleva la necesidad de
replantear parcialmente el principio de supremacía
constitucional, con base en los nuevos enfoques
introducidos por las reformas constitucionales de junio
de dos mil once. En efecto, tradicionalmente se ha
entendido que el principio de supremacía constitucional
comporta el encumbramiento de la Constitución como
norma fundamental del ordenamiento jurídico mexicano,
lo que a su vez implica, entre otras cosas, que el resto de
las normas jurídicas deben ser acordes a la misma, tanto
en un sentido formal como material.
Si bien este entendimiento no ha cambiado, lo que sí ha
evolucionado a raíz de las reformas constitucionales en
comento es la configuración del conjunto de normas
jurídicas respecto de las cuales puede predicarse dicha
supremacía dentro de nuestro ordenamiento jurídico.
Esta transformación se explica por la ampliación del
catálogo de derechos humanos previsto dentro de
nuestra Constitución, el cual evidentemente puede
calificarse como parte del conjunto normativo que goza
de esta supremacía constitucional. En este sentido, para
este Tribunal Pleno defender los derechos humanos es
defender la propia Constitución.
XLIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Como se ha expuesto anteriormente, el catálogo de
derechos humanos comprende tanto los que se
encuentran expresamente reconocidos en la Constitución
como aquellos contemplados en los tratados
internacionales ratificados por el Estado Mexicano. En
este orden de ideas, la supremacía constitucional se
predica de todos los derechos humanos incorporados al
ordenamiento mexicano, en tanto forman parte de un
mismo catálogo o conjunto normativo. Esta conclusión
se refuerza con el mandato expreso del Poder
Reformador de permitir que los derechos humanos de
fuente internacional puedan ser empleados como
parámetro de validez del resto de las normas jurídicas del
ordenamiento jurídico mexicano, dentro de las cuales se
incluyeron expresamente los propios instrumentos
internacionales.
No obstante, la afirmación antes expuesta exige dar
respuesta a la siguiente interrogante: ¿cómo es posible
que una norma, cuya existencia y validez depende de la
Constitución, establezca junto con normas
constitucionales, el parámetro de control de la validez de
todas las demás normas del ordenamiento jurídico?
La respuesta a esta interrogante requiere la disociación
de dos momentos: (i) la incorporación de un tratado
internacional al orden jurídico que tiene lugar a partir del
cumplimiento de los requisitos formales de validez, los
cuales se refieren fundamentalmente a la celebración del
tratado internacional por el presidente de la República y
su ratificación por el Senado; y, (ii) una vez incorporado
al sistema jurídico, las satisfacción de los requisitos
materiales de validez, que consisten básicamente en la
conformidad del tratado con la Constitución, en el
sentido general de que el contenido del instrumento
internacional no contraríe las normas constitucionales y
específicamente que no afecte los derechos humanos
previstos en la propia Constitución y en otros tratados
internacionales.
XLIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Estos dos momentos pueden reconducirse a la distinción
entre dos dimensiones de la regularidad normativa
propias de todo Estado constitucional: por un lado, lo
que sería la "vigencia" o "existencia" de las normas, que
hace referencia a la forma de los actos normativos y que
es una propiedad que depende de la correspondencia
con las normas formales sobre su producción; y por otro
lado, la "validez material" o "validez propiamente dicha"
que depende de la coherencia con las normas
sustanciales sobre su producción.(36)
En esta línea, los requisitos de existencia o vigencia de
los tratados internacionales están contemplados en los
artículos 89,(37) 76(38) y 133 constitucionales. Como ya
se señaló, estos preceptos establecen que los tratados
internacionales deben ser firmados por el presidente de
la República en su calidad de jefe del Estado Mexicano y
aprobados por el Senado. Por otraparte, los requisitos de
validez material se contemplan en los artículos 133 y 15
constitucionales. Estos artículos exigen,
respectivamente, que los contenidos de los tratados
internacionales "estén de acuerdo" con los contenidos
en el Texto Constitucional y que no "alteren" los
derechos humanos previstos en la propia Constitución y
en otros tratados internacionales. Así, mientras el
incumplimiento de los requisitos de forma conduciría a
concluir que un tratado internacional no es derecho
vigente en México, la no satisfacción de los requisitos
materiales obligaría a declarar su invalidez.
XLV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Corresponde ahora determinar cuáles son estos
requisitos materiales de validez que deben cumplir los
tratados internacionales incorporados (o que se vayan a
incorporar) al sistema jurídico mexicano. Mientras el
artículo 133 constitucional impone a todos los tratados
internacionales el requisito material de no contravenir o
estar de acuerdo con las normas constitucionales, el
artículo 15 constitucional contiene otro requisito de
validez material de naturaleza especial, cuyo
cumplimiento se exige únicamente respecto a los
tratados internacionales que contengan normas de
derechos humanos. La especialidad de este requisito
radica en que sólo permite -autoriza- la celebración de
tratados internacionales, cuyo contenido no menoscabe
el catálogo constitucional de derechos humanos, que
comprende tanto a los de fuente constitucional como
internacional, prohibición que coincide plenamente con el
principio de progresividad -y su corolario de no
regresividad- de los derechos humanos, reconocido en el
tercer párrafo del artículo 1o. constitucional.
En otras palabras, la conformidad de las normas
internacionales de derechos humanos con la
Constitución, para efectos de su incorporación al
ordenamiento jurídico interno se debe analizar bajo la
regla especial del artículo 15 constitucional, entendida
con los principios pro persona, de interpretación
conforme y progresividad previstos en el artículo 1o.
constitucional, los cuales permiten el reconocimiento de
nuevos derechos humanos, siempre y cuando esto no se
traduzca en un detrimento al contenido y alcance de los
derechos previamente reconocidos e integrantes del
parámetro de control de regularidad constitucional.
XLVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
De acuerdo con lo anterior, puede decirse que el requisito
previsto en el artículo 133 constitucional refuerza la
interpretación de que los tratados internacionales se
encuentran en una posición jerárquica inferior a la
Constitución, mientras que el requisito previsto en el
artículo 15 constitucional garantiza que, con
independencia de la jerarquía normativa del instrumento
que las reconozca, las normas internacionales de
derechos humanos, y no el tratado en su conjunto, se
integren al parámetro de regularidad contenido en el
artículo 1o. constitucional. Así, las normas
internacionales de derechos humanos que cumplan con
el requisito material previsto en el artículo 15, pasarán a
formar parte del catálogo constitucional de derechos
humanos, desvinculándose del tratado internacional que
es su fuente y, por lo tanto, de su jerarquía normativa,
para gozar, en consecuencia, de supremacía
constitucional en los términos previamente definidos.
Ahora bien, todas las consideraciones antes apuntadas
permiten concluir a este Tribunal Pleno que las normas
de derechos humanos contenidas en tratados
internacionales y en la Constitución no se relacionan
entre sí en términos jerárquicos. En efecto, una vez que
un tratado es incorporado al orden jurídico, las normas
de derechos humanos que éste contenga se integran al
catálogo de derechos que funciona como un parámetro
de regularidad constitucional, de tal suerte que dichas
normas no pueden contravenir el principio de supremacía
constitucional precisamente porque forman parte del
conjunto normativo respecto del cual se predica la
supremacía.
XLVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En esta línea, en caso de que tanto normas
constitucionales como normas internacionales se
refieran a un mismo derecho, éstas se articularán de
manera que se prefieran aquellas cuyo contenido proteja
de manera más favorable a su titular atendiendo para ello
al principio pro persona. Por otro lado, ante el escenario
de que un derecho humano contenido en un tratado
internacional del que México sea parte no esté previsto
en una norma constitucional, la propia Constitución en su
artículo 1o. contempla la posibilidad de que su contenido
se incorpore al conjunto de derechos que gozarán todas
las personas y que tendrán que respetar y garantizar
todas las autoridades y, conforme a los cuales, deberán
interpretarse los actos jurídicos tanto de autoridades
como de particulares a efecto de que sean armónicos y
coherentes con dichos contenidos fundamentales.
Si bien todos los tratados internacionales deben
ajustarse a los procedimientos de incorporación
previstos en el ordenamiento jurídico a efecto de
determinar su existencia, en el caso de que contengan
normas de derechos humanos éstas pasan a formar parte
del parámetro de control de la regularidad constitucional
al que este Pleno se ha referido a lo largo de esta
sentencia.
Recapitulando lo dicho hasta ahora, es importante
reiterar que las relaciones entre los derechos humanos
que integran el nuevo parámetro de control de
regularidad deben desarrollarse en forma armónica, sin
introducir criterios de jerarquía entre las mismas. Este
criterio se refuerza con la interpretación literal,
sistemática y originalista de las reformas
constitucionales de seis y diez de junio de dos mil once,
las cuales fueron contundentes en cuanto a la necesidad
de comprender a las normas que integran el catálogo de
derechos humanos como un conjunto homogéneo que
opera como un parámetro de regularidad del resto de las
normas y actos jurídicos.
Ahora bien, como ya se señaló, derivado de la parte final
del primer párrafo del artículo 1o. constitucional, el Pleno
de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación entiende
que cuando en la Constitución haya una restricción
expresa al ejercicio de los derechos humanos, se deberá
estar a lo que indica la norma constitucional.
XLVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Finalmente, como se desprende de la resolución del
expediente varios 912/2010 y de las sentencias que han
desarrollado los criterios derivados de dicho asunto, este
Alto Tribunal ha sido consistente en reconocer la
posibilidad de que las autoridades jurisdiccionales
realicen un control de regularidad, ya sea concentrado o
difuso dependiendo de las atribuciones de cada órgano y
de la vía en la que se tramite el asunto, para lo cual
pueden emplear parámetros de constitucionalidad o de
convencionalidad.
Al respecto, es importante recordar que, como ha sido
exhaustivamente expuesto, las fuentes normativas que
dan lugar a los dos parámetros de control son las normas
de derechos humanos previstas en la Constitución y en
los tratados internacionales de los cuales el Estado
Mexicano es parte. Consecuentemente, ambos
parámetros de control forman parte del mismo conjunto
normativo y, por tanto, integran el aludido parámetro de
control de regularidad, de modo que hablar de
constitucionalidad o convencionalidad implica hacer
referencia al mismo parámetro de regularidad o validez,
aunque para efectos meramente didácticos pueda
diferenciarse entre el origen de la norma empleada para
desarrollar el estudio de validez respectivo.
Por lo demás, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos se ha pronunciado en sentido similar, al
establecer que "la pretensión de oponer el deber de los
tribunales internos de realizar el control de
constitucionalidad al control de convencionalidad que
ejerce la Corte, es en realidad un falso dilema, pues una
vez que el Estado ha ratificado el tratado internacional y
reconocido la competencia de sus órganos de control,
precisamente a través de sus mecanismos
constitucionales, aquéllos pasan a conformar su
ordenamiento jurídico. De tal manera, el control de
constitucionalidad implica necesariamente un control de
convencionalidad, ejercidos de forma complementaria".
(39) (énfasis añadido)
II. El valor de la jurisprudencia emitida por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos
XLIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
El segundo punto de contradicción suscitado por los
criterios emitidos por los Tribunales Colegiados consiste
en determinar si los criterios interpretativos contenidos
en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos son orientadores u obligatorios para
los Jueces nacionales. Al respecto, es pertinente
destacar que con motivo de la resolución dictada en el
expediente varios 912/2010, esta Suprema Corte de
Justicia de la Nación emitió la tesis aislada P. LXV/2011
(9a.), cuyo rubro es: "SENTENCIAS EMITIDAS POR LA
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.
SON VINCULANTES EN SUS TÉRMINOS CUANDO EL
ESTADO MEXICANO FUE PARTE EN EL LITIGIO.".(40) En
dicho criterio se determinó que las sentencias emitidas
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos son
vinculantes para el Estado Mexicano por ser cosa
juzgada, lo cual resulta igualmente aplicable a los
criterios interpretativos contenidos en las mismas.
Asimismo, se agregó lo siguiente:
"Esta Suprema Corte no es competente para analizar,
revisar, calificar o decidir si una sentencia dictada por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, esto es, en
sede internacional, es correcta o incorrecta, o si la misma
se excede en relación a las normas que rigen su materia
y proceso. Esta sede de jurisdicción nacional no puede
hacer ningún pronunciamiento que cuestione la validez
de lo resuelto por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, ya que para el Estado Mexicano dichas
sentencias constituyen, como ya dijimos, cosa juzgada y,
por ende, lo único procedente es acatar y reconocer la
totalidad de la sentencia en sus términos." (párrafo17).
En la misma línea, el Tribunal Pleno emitió un criterio en
el que refrendó la vinculatoriedad de las sentencias
emitidas por la Corte Interamericana en casos en los que
el Estado Mexicano haya sido parte.(41)
Antes de iniciar con el desarrollo de estas nuevas
reflexiones, es importante distinguir entre la
obligatoriedad de la jurisprudencia del Poder Judicial de
la Federación de la vinculatoriedad de los precedentes de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
L
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
De acuerdo con la Constitución y la Ley de Amparo, la
jurisprudencia del Poder Judicial de la Federación es
obligatoria cuando cumple con los requisitos de
integración previstos en dichos ordenamientos:
reiteración, contradicción o sustitución.(42) En este
sentido, dicha obligatoriedad no se predica respecto de
los criterios identificados como "tesis aisladas", cuya
aplicación no es obligatoria por no haber cumplido con
los requisitos formales para ello.
A diferencia de lo anterior, la jurisprudencia
interamericana se integra en un sistema de precedentes,
(43) según el cual todos los criterios interpretativos
contenidos en una resolución dictada por la Corte
Interamericana con motivo de un asunto de naturaleza
contenciosa gozan de fuerza vinculante, sin necesidad de
que se siga un procedimiento formal distinto. En este
sentido, cada pronunciamiento del tribunal
interamericano se integra a la doctrina jurisprudencial
interamericana, cuya fuerza vinculante debe entenderse
en clave de progresividad, es decir, como un estándar
mínimo que debe ser recibido por los Estados que hayan
reconocido la competencia contenciosa de la Corte
Interamericana para ser aplicados directamente, en forma
armónica con la jurisprudencia nacional, o para ser
desarrollados o ampliados mediante jurisprudencia que
resulte más favorecedora para las personas.
Ahora bien, como resultado de nuevas reflexiones y con
motivo de la nueva integración de este Tribunal Pleno,
debe considerarse que esta fuerza vinculante de los
criterios interpretativos contenidos en sentencias
interamericanas debe extenderse a aquellas dictadas en
casos en los que el Estado Mexicano no haya sido parte,
según se expone a continuación:
LI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Por un lado, debe considerarse que la jurisprudencia de
la Corte Interamericana constituye una extensión de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos. Esta
idea puede clarificarse si se parte de la diferencia que
puede trazarse desde el punto de vista conceptual entre
lo que es una "disposición" y una "norma".(44) De
acuerdo con esta distinción, la disposición alude al texto
de un determinado ordenamiento (un artículo, una
fracción, etcétera), mientras que la norma hace referencia
al significado que se le atribuye a ese texto. En este caso,
la "disposición" sería el texto de la Convención
Americana, mientras que las "normas" serían los
distintos significados que la Corte Interamericana
atribuye al texto convencional a través de su
jurisprudencia, incluyendo aquellos dictados en los
casos en los que el Estado Mexicano no haya sido parte.
Por otro lado, conforme al artículo 1o. constitucional,
todos los derechos humanos reconocidos en la
Constitución y en los tratados internacionales ratificados
por el Estado Mexicano forman parte de un mismo
catálogo que conforma el parámetro de control de
regularidad del ordenamiento jurídico mexicano. En
consecuencia, los criterios que emita la Corte
Interamericana en sus resoluciones, como intérprete
último de la Convención Americana en el ámbito
internacional, son vinculantes para todos los órganos
jurisdiccionales del país.
Adicionalmente, es pertinente aclarar que tanto la
Suprema Corte de Justicia de la Nación como el resto de
las Cortes Supremas de los Estados de las Américas que
han reconocido la competencia contenciosa de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos deben mantener
un diálogo jurisprudencial constante con el tribunal
internacional, puesto que ambos tienen la misma
finalidad: la protección de los derechos humanos. Es en
este sentido que las relaciones entre esta Suprema Corte
y la Corte Interamericana deben entenderse en términos
de cooperación y colaboración.
LII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En este orden de ideas, la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, aun entendida
como vinculante para los operadores jurídicos
mexicanos, no pretende ni puede sustituir a la
jurisprudencia nacional ni debe ser aplicada en forma
acrítica. Por el contrario, la aplicación de la
jurisprudencia del tribunal interamericano debe hacerse
en clave de colaboración y no de contradicción con la
jurisprudencia nacional, de modo que los
pronunciamientos que eventualmente impliquen una
diferencia de criterio respecto a los alcances que pueda
llegar a tener un derecho en específico deberán ser
resueltos, en términos de lo apuntado en el apartado
anterior, con base en el principio pro persona.
En efecto, conforme al artículo 1o. constitucional, cuando
se susciten conflictos respecto a cómo interpretar un
derecho humano en específico, los operadores jurídicos
deberán atender, en cumplimiento al principio pro
persona, a las interpretaciones que resulten más amplias
o menos restrictivas para los derechos de las personas.
Esta operación podrá concluir con el favorecimiento de
un criterio del Poder Judicial de la Federación o de uno
emitido por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, pero cualquiera que sea el criterio aplicado, el
resultado debe atender a la mejor protección de los
derechos humanos de las personas.
Es en ese sentido que resulta evidente que la
jurisprudencia interamericana es vinculante para los
Jueces nacionales cuando resulte más favorable, como
lo ordena el principio pro persona contenido en el
artículo 1o. constitucional, toda vez que ésta sienta las
bases para una interpretación mínima respecto a un
derecho en particular.
LIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Así, no debe entenderse el carácter vinculante de los
criterios interamericanos en un sentido fuerte, es decir,
como un lineamiento que constriña a los Jueces internos
a resolver aplicando indefectiblemente el estándar
sentado por la Corte Interamericana, pasando por alto,
incluso, los precedentes del Poder Judicial de la
Federación. Por el contrario, esta obligatoriedad debe
entenderse como una vinculación a los operadores
jurídicos internos a observar en sus resoluciones un
estándar mínimo, que bien podría ser el interamericano o
el nacional, dependiendo cuál sea el más favorable a las
personas. En todo caso, lo importante será que la
inaplicación de un criterio jurisprudencial, nacional o
interamericano, se justifique atendiendo a la aplicación
de otro que resulte más favorecedor a la persona.
Aquí resulta de la mayor importancia introducir una
aclaración. La vinculación a los precedentes de la Corte
Interamericana emitidos en casos en los que el Estado
Mexicano ha sido parte no necesariamente es igual a la
emitida en aquéllos donde no lo ha sido. La razón de esto
es evidente: cuando la Corte Interamericana de Derechos
Humanos dicta una sentencia, aunque aplica su
jurisprudencia histórica para determinar el contenido de
derechos humanos que se encuentran previstos en un
mismo instrumento internacional obligatorio para todos
los Estados parte del mismo, lo hace analizando
conductas específicas observadas por agentes estatales
de un Estado, en razón de un contexto fáctico específico
y atendiendo a las particularidades del ordenamiento
jurídico respectivo.
LIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Así las cosas, cuando se trate de la aplicación de un
criterio emitido por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en un caso en el que el Estado Mexicano no ha
sido parte, los operadores jurídicos se encuentran
obligados a analizar si el precedente resulta aplicable al
ordenamiento jurídico mexicano. Este paso previo no
dependerá de que la conducta ordenada como debida por
la Corte Interamericana sea compatible con la conducta,
acto jurídico o norma analizada, sino con el hecho de que
el marco normativo analizado, el contexto fáctico y las
particularidades del caso sean análogas y, por tanto,
idóneas para la aplicación del precedente interamericano.
Lo mismo ocurre a nivel interno cuando un criterio
jurisprudencial emitido, por ejemplo, con base en la
legislación de un Estado se utiliza para resolver un caso
nacido al amparo de una legislación similar de otro
Estado. En estos casos, el operador jurídico deberá
analizar si las razones que motivaron el pronunciamiento
son las mismas, para entonces poder determinar si el
criterio jurisprudencial interamericano es aplicable.
La conclusión antes expuesta se refuerza si tomamos en
consideración que la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos se ha ido
construyendo como una especie de línea evolutiva
formada por sentencias que se encuentran
interconectadas. Así, la determinación del contenido de
los derechos humanos reconocidos en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos ha tenido como
base la construcción de estándares que resultan
aplicables en todos los Estados de las Américas.
Es importante destacar que las consideraciones antes
expuestas se ven reforzadas por la concepción que la
propia Corte Interamericana de Derechos Humanos tiene
respecto del control de convencionalidad y la manera en
la que su jurisprudencia vincula a los órganos
jurisdiccionales internos de los Estados. Al respecto, vale
la pena citar in extenso un pronunciamiento reciente de
dicho tribunal internacional:
LV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
"67. De tal manera, es posible observar dos
manifestaciones distintas de esa obligación de los
Estados de ejercer el control de convencionalidad,
dependiendo de si la sentencia ha sido dictada en un
caso en el cual el Estado ha sido parte o no. Lo anterior
debido a que a que la norma convencional interpretada y
aplicada adquiere distinta vinculación dependiendo si el
Estado fue parte material o no en el proceso
internacional.
"68. En relación con la primera manifestación, cuando
existe una sentencia internacional dictada con carácter
de cosa juzgada respecto de un Estado que ha sido parte
en el caso sometido a la jurisdicción de la Corte
Interamericana, todos sus órganos, incluidos sus Jueces
y órganos vinculados a la administración de justicia,
también estánsometidos al tratado y a la sentencia de
este tribunal, lo cual les obliga a velar para que los
efectos de las disposiciones de la Convención y,
consecuentemente, las decisiones de la Corte
Interamericana, no se vean mermados por la aplicación
de normas contrarias a su objeto y fin o por decisiones
judiciales o administrativas que hagan ilusorio el
cumplimiento total o parcial de la sentencia. Es decir, en
este supuesto, se está en presencia de cosa juzgada
internacional, en razón de lo cual el Estado está obligado
a cumplir y aplicar la sentencia. En esta situación se
encuentra el Estado de Uruguay respecto de la sentencia
dictada en el Caso Gelman. Por ello, precisamente porque
el control de convencionalidad es una institución que
sirve como instrumento para aplicar el derecho
internacional, en el presente caso que existe cosa
juzgada se trata simplemente de emplearlo para dar
cumplimiento en su integridad y de buena fe a lo
ordenado en la sentencia dictada por la Corte en el caso
concreto, por lo que sería incongruente utilizar esa
herramienta como justificación para dejar de cumplir con
la misma, de conformidad con lo señalado anteriormente
(supra considerandos 60 a 65).
LVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
"69. Respecto de la segunda manifestación del control de
convencionalidad, en situaciones y casos en que el
Estado concernido no ha sido parte en el proceso
internacional en que fue establecida determinada
jurisprudencia, por el solo hecho de ser parte en la
Convención Americana, todas sus autoridades públicas y
todos sus órganos, incluidas las instancias
democráticas,(45) Jueces y demás órganos vinculados a
la administración de justicia en todos los niveles, están
obligados por el tratado, por lo cual deben ejercer, en el
marco de sus respectivas competencias y de las
regulaciones procesales correspondientes, un control de
convencionalidad tanto en la emisión y aplicación de
normas, en cuanto a su validez y compatibilidad con la
Convención, como en la determinación, juzgamiento y
resolución de situaciones particulares y casos concretos,
teniendo en cuenta el propio tratado y, según
corresponda, los precedentes o lineamientos
jurisprudenciales de la Corte Interamericana.
"70. La Corte estima pertinente precisar que la
concepción del llamado control de convencionalidad
tiene íntima relación con el ‘principio de
complementariedad’, en virtud del cual la responsabilidad
estatal bajo la Convención sólo puede ser exigida a nivel
internacional después de que el Estado haya tenido la
oportunidad de declarar la violación y reparar el daño
ocasionado por sus propios medios. Este principio de
complementariedad (también llamado ‘de subsidiariedad’)
informa transversalmente el Sistema Interamericano de
Derechos Humanos, el cual es, tal como lo expresa el
preámbulo de la misma Convención Americana,
‘coadyuvante o complementario de la (protección) que
ofrece el derecho interno de los Estados Americanos’. De
tal manera, el Estado ‘es el principal garante de los
derechos humanos de la personas, de manera que, si se
produce un acto violatorio de dichos derechos, es el
propio Estado quien tiene el deber de resolver el asunto a
nivel interno y, (en su caso) reparar, antes de tener que
responder ante instancias internacionales como el
Sistema Interamericano, lo cual deriva del carácter
subsidiario que reviste el proceso internacional frente a
los sistemas nacionales de garantías de los derechos
humanos.’
LVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
"71. Lo anterior significa que, como consecuencia de la
eficacia jurídica de la Convención Americana en todos los
Estados parte en la misma, se ha generado un control
dinámico y complementario de las obligaciones
convencionales de los Estados de respetar y garantizar
derechos humanos, conjuntamente entre las autoridades
internas y las instancias internacionales (en forma
complementaria), de modo que los criterios de decisión
puedan ser conformados y adecuados entre sí. Así, la
jurisprudencia de la Corte muestra casos en que se
retoman decisiones de tribunales internos para
fundamentar y conceptualizar la violación de la
Convención en el caso específico. ...
"72. ... Así adquiere sentido el mecanismo convencional,
el cual obliga a todos los Jueces y órganos judiciales a
prevenir potenciales violaciones a derechos humanos,
las cuales deben solucionarse a nivel interno teniendo en
cuenta las interpretaciones de la Corte Interamericana y,
sólo en caso contrario, pueden ser considerados por
ésta, en cuyo supuesto ejercerá un control
complementario de convencionalidad."(46)
Este proceder ha sido paradigmático en el quehacer
jurisprudencial interamericano, pues no debe olvidarse
que las sentencias de la Corte Interamericana, en
términos del propio tribunal internacional, tienen un
doble carácter, a saber, tutelar y preventivo. Así, la
función tutelar de una sentencia se cumple por el hecho
de que ésta pretende resolver un caso específico con
base en la determinación de medidas de reparación a
cargo del Estado condenado, las cuales buscarán
desaparecer los efectos de una violación a derechos
humanos. Por otra parte, la función preventiva se
desprende «de» los precedentes contenidos en las
sentencias, los cuales, además de resolver un asunto
específico, pretenden sentar un estándar mínimo que
resulte aplicable para casos futuros y respecto de otros
Estados formalmente ajenos a la controversia que dio
lugar a la emisión de la sentencia.
LVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Por todo lo anterior, se concluye que los criterios
emanados de la jurisprudencia emitida por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos resultan
vinculantes para los Jueces nacionales con
independencia de que el Estado Mexicano haya sido
parte en el litigio, toda vez que dotan de contenido a los
derechos humanos establecidos en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos. No obstante, la
aplicación de dicha jurisprudencia deberá hacerse en
términos de colaboración y no contradicción con la
jurisprudencia nacional, atendiendo en todo momento al
principio pro persona. En este sentido, la fuerza
vinculante de la jurisprudencia de la Corte Interamericana
se desprende del propio mandato constitucional
establecido en el artículo 1o. constitucional, pues el
principio pro persona obliga a los Jueces nacionales a
resolver atendiendo a la interpretación más favorable a la
persona.
Por consiguiente, este carácter vinculante de la
jurisprudencia interamericana exige a los operadores
jurídicos mexicanos lo siguiente: (i) cuando el criterio se
haya emitido en un caso en el que el Estado Mexicano no
haya sido parte, la aplicabilidad del precedente al caso
específico debe determinarse con base en la verificación
de la existencia de las mismas razones que motivaron el
pronunciamiento; (ii) en todos los casos en que sea
posible, debe armonizarse la jurisprudencia
interamericana con la nacional; y, (iii) de ser imposible la
armonización, debe aplicarse el criterio que resulte más
favorecedor para la protección de los derechos humanos
de las personas.
SEXTO. Criterios obligatorios. De acuerdo con lo anterior,
deben prevalecer con carácter de jurisprudencia los
criterios establecidos por este Tribunal Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación en los siguientes
términos:
LIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
DERECHOS HUMANOS CONTENIDOS EN LA
CONSTITUCIÓN Y EN LOS TRATADOS
INTERNACIONALES. CONSTITUYEN EL PARÁMETRO DE
CONTROL DE REGULARIDAD CONSTITUCIONAL, PERO
CUANDO EN LA CONSTITUCIÓN HAYA UNA
RESTRICCIÓN EXPRESA AL EJERCICIO DE AQUÉLLOS,
SE DEBE ESTAR A LO QUE ESTABLECE EL TEXTO
CONSTITUCIONAL. El primer párrafo del artículo 1o.
constitucional reconoce un conjunto de derechos
humanos cuyas fuentes son la Constitución y los
tratados internacionales de los cuales el Estado
Mexicano sea parte. De la interpretación literal,
sistemática y originalista del contenido de las reformas
constitucionales de seis y diez de junio de dos mil once,
se desprende que las normas de derechos humanos,
independientemente de su fuente, no se relacionan en
términos jerárquicos, entendiendo que, derivado de la
parte final del primer párrafo del citado artículo 1o.,
cuando en la Constitución haya una restricción expresa
al ejercicio de los derechos humanos, se deberá estar a
lo que indica la norma constitucional, ya que el principio
que le brinda supremacía comporta el encumbramiento
de la Constitución como norma fundamental del orden
jurídico mexicano, lo que a su vez implica que el resto de
las normas jurídicas deben ser acordes con la misma,
tanto en un sentido formal como material, circunstancia
que no ha cambiado; lo que sí ha evolucionado a raíz de
las reformas constitucionales en comento es la
configuración del conjunto de normas jurídicas respecto
de las cuales puede predicarse dicha supremacía en el
orden jurídico mexicano. Esta transformación se explica
por la ampliación del catálogo de derechos humanos
previsto dentro de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, el cual evidentemente puede
calificarse como parte del conjunto normativo que goza
de esta supremacía constitucional. En este sentido, los
derechos humanos, en su conjunto, constituyen el
parámetro de control de regularidad constitucional,
conforme al cual debe analizarse la validez de las normas
y actos que forman parte del orden jurídico mexicano.
LX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
JURISPRUDENCIA EMITIDA POR LA CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. ES
VINCULANTE PARA LOS JUECES MEXICANOS SIEMPRE
QUE SEA MÁS FAVORABLE A LA PERSONA. Los criterios
jurisprudenciales de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, con independencia de que el Estado Mexicano
haya sido parte en el litigio ante dicho tribunal, resultan
vinculantes para los Jueces nacionales al constituir una
extensión de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, toda vez que en dichos criterios se determina
el contenido de los derechos humanos establecidos en
ese tratado. La fuerza vinculante de la jurisprudencia
interamericana se desprende del propio mandato
establecido en el artículo 1o. constitucional, pues el
principio pro persona obliga a los Jueces nacionales a
resolver cada caso atendiendo a la interpretación más
favorable a la persona. En cumplimiento de este mandato
constitucional, los operadores jurídicos deben atender a
lo siguiente: (i) cuando el criterio se haya emitido en un
caso en el que el Estado Mexicano no haya sido parte, la
aplicabilidad del precedente al caso específico debe
determinarse con base en la verificación de la existencia
de las mismas razones que motivaron el
pronunciamiento; (ii) en todos los casos en que sea
posible, debe armonizarse la jurisprudencia
interamericana con la nacional; y (iii) de ser imposible la
armonización, debe aplicarse el criterio que resulte más
favorecedor para la protección de los derechos humanos.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO. Sí existe contradicción de tesis entre las
sustentadas por el Primer Tribunal Colegiado en Materias
Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer Circuito y
el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito, en términos del considerando cuarto de esta
resolución.
SEGUNDO. Deben prevalecer con carácter de
jurisprudencia, los criterios sustentados por este Tribunal
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en
los términos precisados en el último considerando de
esta resolución.
LXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
TERCERO. Dése publicidad a las tesis jurisprudenciales
que se sustentan en la presente resolución, en términos
del artículo 195 de la Ley de Amparo.
Notifíquese; remítanse las tesis jurisprudenciales que se
establecen a la Coordinación de Compilación y
Sistematización de Tesis para su publicación en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, y
háganse del conocimiento de las Salas de esta Suprema
Corte, de los Tribunales Colegiados de Circuito y
Juzgados de Distrito, en acatamiento a lo previsto en el
artículo 195 de la Ley de Amparo; y, en su oportunidad,
archívese el expediente.
Así lo resolvió el Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación:
En relación con el punto resolutivo primero:
Se aprobó por unanimidad de once votos de los señores
Ministros: Aguirre Anguiano, Cossío Díaz, Luna Ramos,
Franco González Salas, Zaldívar Lelo de Larrea, Pardo
Rebolledo, Aguilar Morales, Valls Hernández, Sánchez
Cordero de García Villegas, Ortiz Mayagoitia y presidente
Silva Meza (los señores Ministros: Aguirre Anguiano y
Ortiz Mayagoitia integraron el Pleno en la sesión
celebrada el doce de marzo de dos mil doce).
En relación con el punto resolutivo segundo:
LXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Por mayoría de diez votos de los señores Ministros:
Gutiérrez Ortiz Mena, quien se reservó el derecho a
formular un voto concurrente; Luna Ramos, quien se
manifestó a favor de las consideraciones relacionadas
con la prevalencia de la Constitución y se apartó del
resto; Franco González Salas, quien indicó que formularía
un voto concurrente; Zaldívar Lelo de Larrea, quien
manifestó que haría un voto aclaratorio y concurrente
para explicar el consenso al que se llegó y el sentido de
su voto a pesar de que en los límites tuvo un criterio
distinto; Pardo Rebolledo, quien se reservó el derecho de
formular voto concurrente; Aguilar Morales, con reservas
respecto de las consideraciones y, en su caso, realizaría
un voto concurrente; Valls Hernández, reservándose el
derecho de hacer un voto concurrente; Sánchez Cordero
de García Villegas, reservándose su derecho a voto
concurrente en relación con los límites; Pérez Dayán,
quien se manifestó a favor del reconocimiento de la
prevalencia constitucional y presidente Silva Meza, quien
reservó su derecho de formular voto concurrente para
aclarar su posición de entendimiento constitucional del
texto propuesto y, a reserva de ver el engrose, aclararía u
opinaría sobre las supresiones que se pretenden hacer,
sin variar su posición en el sentido, se aprobó la
determinación consistente en que debe prevalecer, con
carácter de jurisprudencia, el criterio sostenido por el
Tribunal Pleno en el sentido de que las normas
contenidas en tratados internacionales de los que el
Estado Mexicano sea parte que reconocen derechos
humanos tienen la misma fuerza normativa que las
normas contenidas en la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos que reconocen esas
prerrogativas fundamentales y que cuando en la
Constitución haya una restricción expresa al ejercicio de
los derechos humanos, se deberá estar a lo que indica el
Texto Constitucional. El señor Ministro Cossío Díaz votó
en contra y se reservó el derecho de formular voto
particular.
LXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Por mayoría de seis votos de los señores Ministros:
Gutiérrez Ortiz Mena, Cossío Díaz, Zaldívar Lelo de
Larrea, Valls Hernández, Sánchez Cordero de García
Villegas y presidente Silva Meza, se aprobó la
determinación consistente en que debe prevalecer, con
carácter de jurisprudencia, el criterio sostenido por el
Tribunal Pleno en el sentido de que la jurisprudencia
emitida por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos es vinculante para los Jueces mexicanos
siempre que sea más favorable a la persona. Los señores
Ministros: Luna Ramos, Franco González Salas, Pardo
Rebolledo, Aguilar Morales, quien reconoció que las
sentencias que condenan al Estado Mexicano sí son
vinculantes, y Pérez Dayán votaron en contra.
En relación con el punto resolutivo tercero:
Se aprobó por unanimidad de once votos de los señores
Ministros: Gutiérrez Ortiz Mena, Cossío Díaz, Luna
Ramos, Franco González Salas, Zaldívar Lelo de Larrea,
Pardo Rebolledo, Aguilar Morales, Valls Hernández,
Sánchez Cordero de García Villegas, Pérez Dayán y
presidente Silva Meza.
La siguiente votación no se refleja en puntos resolutivos:
Por unanimidad de once votos de los señores Ministros:
Gutiérrez Ortiz Mena, Cossío Díaz, Luna Ramos, Franco
González Salas, Zaldívar Lelo de Larrea, Pardo Rebolledo,
Aguilar Morales, Valls Hernández, Sánchez Cordero de
García Villegas, Pérez Dayán y presidente Silva Meza, se
aprobó la determinación relativa a que en la presente
contradicción de tesis no ha quedado sin materia.
El señor Ministro presidente Juan N. Silva Meza dejó a
salvo el derecho de los señores Ministros para que
formulen los votos que estimen pertinentes y declaró que
el asunto se resolvió en los términos precisados.
LXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En la sesión privada extraordinaria celebrada el cinco de
diciembre de dos mil trece el texto del engrose del
apartado I "La posición jerárquica de los tratados
internacionales en materia de derechos humanos en
relación con la Constitución" del considerando quinto de
la sentencia dictada en la contradicción de tesis 293/2011
se aprobó por unanimidad de diez votos de los señores
Ministros Gutiérrez Ortiz Mena, Luna Ramos, con
salvedades, Franco González Salas, Zaldívar Lelo de
Larrea, Pardo Rebolledo, Aguilar Morales, con
salvedades, Valls Hernández, Sánchez Cordero de García
Villegas, Pérez Dayán y presidente Silva Meza con la
modificación aceptada por el señor Ministro ponente
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, consistente en agregar
una diversa indicación en el sentido de que cuando en la
Constitución haya una restricción expresa al ejercicio de
los derechos humanos, se deberá estar a lo que indica el
Texto Constitucional. El señor Ministro Cossío Díaz no
participó en esta votación al haber votado en contra de la
propuesta modificada del considerando quinto apartado I
en la sesión pública del tres de septiembre de dos mil
trece.
Asimismo se aprobó por unanimidad de once votos de
los señores Ministros: Gutiérrez Ortiz Mena, Cossío Díaz,
Luna Ramos, Franco González Salas, Zaldívar Lelo de
Larrea, Pardo Rebolledo, Aguilar Morales, Valls
Hernández, Sánchez Cordero de García Villegas, Pérez
Dayán y presidente Silva Meza, el texto de las
consideraciones del apartado II "El valor de la
jurisprudencia emitida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos" del considerando quinto del
engrose de la presente contradicción de tesis.
El señor Ministro presidente Juan N. Silva Meza declaró
que el texto de las consideraciones de fondo del engrose
de la sentencia emitida en la contradicción de tesis
293/2011 quedó aprobado en los términos antes
precisados.
En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II,
13, 14 y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a
la Información Pública Gubernamental, en esta versión
pública se suprime la información considerada
legalmente como reservada o confidencial que encuadra
en esos supuestos normativos.
LXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
________________
1. Novena Época. Registro: 164509. Instancia: Primer
Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de
Trabajo del Décimo Primer Circuito. Tesis aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta.
Localización: Tomo XXXI, mayo de 2010, materia común,
tesis XI.1o.A.T.45 K, página 2079.
2. Novena Época. Registro: 164611. Instancia: Primer
Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de
Trabajo del Décimo Primer Circuito. Tesis aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta.
Localización: Tomo XXXI, mayo de 2010, materia común,
tesis XI.1o.A.T.47 K, página 1932.
3. Novena Época. Registro: 169108. Instancia: Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito.
Tesis aislada. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Localización: Tomo XXVIII,
agosto de 2008, materia común, tesis I.7o.C.46 K, página
1083.
4. Novena Época. Registro: 168312. Instancia: Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito.
Tesis aislada. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Localización: Tomo XXVIII,
diciembre de 2008, materia común, tesis I.7o.C.51 K,
página 1052.
LXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
5. Al respecto, véase la tesis de rubro: "CONTRADICCIÓN
DE TESIS ENTRE TRIBUNALES COLEGIADOS DE
DIFERENTE CIRCUITO. CORRESPONDE CONOCER DE
ELLAS A LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 107,
FRACCIÓN XIII, PÁRRAFO SEGUNDO, DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS, REFORMADO MEDIANTE DECRETO
PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN
EL 6 DE JUNIO DE2011)." [Décima Época. Registro:
2001866. Instancia: Primera Sala. Tesis aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Libro
XIII, Tomo 2, octubre de 2012, materia común, tesis 1a.
CXCIII/2012 (10a.), página 1196] (sic).
6. Novena Época. Registro: 192867. Instancia: Pleno.
Tesis aislada. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Localización: Tomo X, noviembre
de 1999, materia constitucional, tesis P. LXXVII/99, página
46.
7. "CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS
SALAS DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN O LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE
CIRCUITO ADOPTAN EN SUS SENTENCIAS CRITERIOS
JURÍDICOS DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO
DE DERECHO, INDEPENDIENTEMENTE DE QUE LAS
CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO RODEAN NO SEAN
EXACTAMENTE IGUALES." (Novena Época. Registro:
164120. Instancia: Pleno. Tesis jurisprudencial. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta.
Localización: Tomo XXXII, agosto de 2010, materia
común, tesis P./J. 72/2010, página 7)
8. Quinta Época. Registro: 900446. Instancia: Pleno.
Jurisprudencia. Fuente: Apéndice 1917-2000, Tomo I,
materia constitucional, tesis 446, página 515.
9. Quinta Época. Registro: 383313. Instancia: Cuarta Sala.
Tesis aislada. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación. Localización: Tomo XLIII, materia
constitucional, página 665.
10. Octava Época. Registro: 205596. Instancia: Pleno.
Tesis aislada. Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación. Localización: Núm. 60, diciembre de 1992,
materia constitucional, tesis P. C/92, página 27.
LXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
11. Sobre cuáles son dichos requisitos constitucionales
de incorporación, esta Suprema Corte sostuvo que: "es
menester que satisfagan dos requisitos formales y uno
de fondo: los primeros hacen consistir en que el tratado
esté o sea celebrado por el presidente de la República y
que sea aprobado por el Senado. El requisito de fondo
consiste en la adecuación de la convención internacional
con el texto de la propia Ley Fundamental".
12. Suscrita por México el veintitrés de mayo de mil
novecientos sesenta y nueve y aprobada por el Senado el
veintinueve de diciembre de mil novecientos setenta y
dos, publicada originalmente en el Diario Oficial de la
Federación el catorce de febrero de mil novecientos
setenta y cinco y, en su última versión, el veintiocho de
abril de mil novecientos ochenta y ocho.
"Artículo 27. ... 1. Un Estado parte en un tratado no podrá
invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento del tratado. ..."
13. "Artículo 26. Pacta sunt servanda. Todo tratado en
vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de
buena fe."
14. Novena Época. Registro: 172650. Instancia: Pleno.
Tesis aislada. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Localización: Tomo XXV, abril de
2007, materia constitucional, tesis P. IX/2007, página 6.
Este criterio no contó alcanzó (sic) la votación requerida
para integrar jurisprudencia.
15. Este Tribunal Pleno no soslaya la existencia de otros
pronunciamientos que tangencialmente abordan temas
relacionados con el tema que ahora se esboza, sin
embargo, no se citan por no constituir criterios que
hayan modificado la línea jurisprudencial descrita.
16. Resuelto por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación por unanimidad de diez votos, mediante
sentencia de once de mayo de mil novecientos noventa y
nueve, ponencia del Ministro Humberto Román Palacios,
foja 60.
LXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
17. Resuelto por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación por mayoría de seis votos, mediante
sentencia de trece de febrero de dos mil siete, ponencia
del Ministro Sergio Salvador Aguirre Anguiano, fojas 170
y 171.
18. Así lo ha reconocido la Primera Sala de este Alto
Tribunal en la jurisprudencia de rubro: "PRINCIPIO PRO
PERSONA. CRITERIO DE SELECCIÓN DE LA NORMA DE
DERECHO FUNDAMENTAL APLICABLE." [Décima Época.
Registro: 2002000. Instancia: Primera Sala.
Jurisprudencia. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Libro XIII, octubre de 2012, Tomo
2, materia constitucional, tesis 1a./J. 107/2012 (10a.),
página 799].
19. Adicionalmente, es pertinente apuntar que cuando los
Estados suscriben un tratado en materia de derechos
humanos se comprometen no sólo frente a la comunidad
internacional, sino frente a los individuos bajo su
jurisdicción.
En este sentido, la Corte Internacional de Justicia se
pronunció respecto de la Convención para la Prevención
y Represión del Delito de Genocidio en el siguiente
sentido: "En tal convención los Estados contratantes no
tienen intereses propios, tienen solamente, todos y cada
uno de ellos, un interés común, que es el de preservar los
fines superiores que son la razón de ser de la
convención. En consecuencia, en una convención de
este tipo no puede hablarse de ventajas o desventajas
individuales de los Estados, ni de mantener un equilibrio
contractual exacto entre derechos y deberes. La
consideración de los fines superiores de la convención
es, en virtud de la voluntad común de las partes, el
fundamento y la medida de todas las disposiciones.". CIJ,
Reservas a la Convención sobre el Genocidio, opinión
consultiva, Recueil 1951, p. 23.
LXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En términos análogos se pronunció la Corte
Interamericana de Derechos Humanos al señalar que "...
los tratados modernos sobre derechos humanos, en
general, y, en particular, la Convención Americana, no
son tratados multilaterales de tipo tradicional, concluidos
en función de un intercambio recíproco de derechos, para
el beneficio mutuo de los Estados contratantes. Su objeto
y fin son la protección de los derechos fundamentales de
los seres humanos, independientemente de su
nacionalidad, tanto frente a su propio Estado como frente
a los otros Estados contratantes. Al aprobar estos
tratados sobre derechos humanos, los Estados se
someten a un orden legal dentro del cual ellos, por el bien
común, asumen varias obligaciones, no en relación con
otros Estados, sino hacia los individuos bajo su
jurisdicción.". Corte IDH, El efecto de las reservas sobre
la entrada en vigencia de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos. Opinión consultiva OC-2/82 del 24 de
septiembre de 1982. Serie A No. 2, párr. 29.
Finalmente, la Corte Europea de Derechos Humanos
destacó, en el Caso Soering, que: "... al interpretar el
Convenio Europeo de Derechos Humanos debe tenerse
en cuenta su carácter específico de tratado que
instrumenta una garantía colectiva para el respeto de los
derechos humanos y libertades fundamentales.". CEDH.
Caso Soering vs. Reino Unido. Demanda No. 14038/88, 7
de julio de 1989, párr. 87.
20. Suscrita por México el siete de octubre de mil
novecientos sesenta y tres y aprobada por el Senado el
veinticuatro de diciembre de mil novecientos setenta y
cuatro, publicada originalmente en el Diario Oficial de la
Federación el veinte de febrero de mil novecientos
setenta y cinco y, en su última versión, el once de
septiembre de mil novecientos sesenta y ocho.
21. Por el contrario, la aplicación y estudio de las
reformas constitucionales con base en herramientas
interpretativas y figuras propias del viejo paradigma
constitucional podrían tener el efecto de hacer nugatoria
la reforma.
LXX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
22. Este Pleno ha considerado que "en virtud de que cada
uno de los preceptos contenidos en la Constitución
forma parte de un sistema constitucional, al interpretarlos
debe partirse por reconocer, como principio general, que
el sentido que se les atribuya debe ser congruente con lo
establecido en las diversas disposiciones
constitucionales que integran ese sistema, lo que se
justifica por el hecho de que todos ellos se erigen en el
parámetro de validez al tenor del cual se desarrolla el
orden jurídico nacional". Véase la tesis aislada de este
Pleno de rubro: "INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL.
AL FIJAR EL ALCANCE DE UN DETERMINADO
PRECEPTO DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS DEBE ATENDERSE A
LOS PRINCIPIOS ESTABLECIDOS EN ELLA, ARRIBANDO
A UNA CONCLUSIÓN CONGRUENTE Y SISTEMÁTICA."
(Novena Época. Registro: 175912. Instancia: Pleno. Tesis
aislada. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. Tomo XXIII, febrero de 2006, materia
constitucional, tesis P. XII/2006, página 25).
LXXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
23. Este Pleno ha determinado que "el propio artículo 14
de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos autoriza, frente a la insuficiencia u oscuridad
de la letra de la ley, utilizar mecanismos de interpretación
jurídica. Al desentrañar el sentido y alcance de un
mandato constitucional deben privilegiarse aquellos que
permitan conocer los valores o instituciones que se
quisieron salvaguardar por el Constituyente o el Poder
Revisor. Así, el método genético-teleológico permite, al
analizar la exposición de motivos de determinada
iniciativa de reforma constitucional, los dictámenes de
las comisiones del Congreso de la Unión y el propio
debate, descubrir las causas que generaron determinada
enmienda al Código Político, así como la finalidad de su
inclusión, lo que constituye un método que puede
utilizarse al analizar un artículo de la Constitución, ya que
en ella se cristalizan los más altos principios y valores de
la vida democrática y republicana reconocidos en
nuestro sistema jurídico. Véase la tesis aislada de este
Pleno de rubro: "INTERPRETACIÓN DE LA
CONSTITUCIÓN. ANTE LA OSCURIDAD O INSUFICIENCIA
DE SU LETRA DEBE ACUDIRSE A LOS MECANISMOS
QUE PERMITAN CONOCER LOS VALORES O
INSTITUCIONES QUE SE PRETENDIERON
SALVAGUARDAR POR EL CONSTITUYENTE O EL PODER
REVISOR." (Novena Época. Registro: 196537. Instancia:
Pleno. Tesis aislada. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Localización: Tomo VII, abril de
1998, materia constitucional, tesis P. XXVIII/98, página
117).
24. Nino, Carlos Santiago. Ética y Derechos Humanos. Un
ensayo de fundamentación, 2a. ed., Buenos Aires, Astrea,
1989, págs. 199-304.
25. Al respecto, véase la tesis aislada de rubro: "PODER
REFORMADOR DE LA CONSTITUCIÓN. EL
PROCEDIMIENTO REFORMATORIO RELATIVO EMANADO
DE ESTE ÓRGANO CON FACULTADES LIMITADAS, ES
SUSCEPTIBLE DE CONTROL CONSTITUCIONAL."
(Novena Época. Registro: 165713. Instancia: Pleno. Tesis
aislada. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. Localización: Tomo XXX, diciembre de 2009,
materia constitucional, tesis P. LXXV/2009, página 14).
LXXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
26. Al respecto, véase la tesis aislada de este Pleno, de
rubro: "INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL. AL FIJAR
EL ALCANCE DE UN DETERMINADO PRECEPTO DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS DEBE ATENDERSE A LOS PRINCIPIOS
ESTABLECIDOS EN ELLA, ARRIBANDO A UNA
CONCLUSIÓN CONGRUENTE Y SISTEMÁTICA." (Novena
Época. Registro: 175912. Instancia: Pleno. Tesis aislada.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta.
Localización: Tomo XXIII, febrero de 2006, materia
constitucional, tesis P. XII/2006, página 25).
27. Gaceta Parlamentaria, año XII, número 2743-XVI, 23 de
abril de 2009.
28. Gaceta del Senado, números 19 y 20, 7 y 8 de abril de
2009.
29. Gaceta Parlamentaria, año XIV, número 3162-IV, 15 de
diciembre de 2010.
30. Gaceta del Senado, número 3226-VII, 23 de marzo de
2011.
31. Gaceta del Senado, número 223, 8 de marzo de 2011.
32. Gaceta del Senado, número 68, 10 de diciembre de
2009.
33. Gaceta del Senado, número 68, 10 de diciembre de
2009.
34. Gaceta Parlamentaria, número 3156-IX, año XIV, 7 de
diciembre de 2010.
35. Resuelto por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, mediante resolución de catorce de julio de
dos mil once, bajo la ponencia de la Ministra Margarita
Beatriz Luna Ramos (encargado del engrose: Ministro
José Ramón Cossío Díaz).
36. Ferrajoli, Luigi, Derechos y garantías. La ley del más
débil, Madrid, Trotta, 1999, págs. 15-36.
37. "Artículo 89. Las facultades y obligaciones del
presidente, son las siguientes:
"...
LXXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
"X. Dirigir la política exterior y celebrar tratados
internacionales, así como terminar, denunciar, suspender,
modificar, enmendar, retirar reservas y formular
declaraciones interpretativas sobre los mismos,
sometiéndolos a la aprobación del Senado. En la
conducción de tal política, el titular del Poder Ejecutivo
observará los siguientes principios normativos: la
autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la
solución pacífica de controversias; la proscripción de la
amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones
internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la
cooperación internacional para el desarrollo; el respeto,
la protección y promoción de los derechos humanos y la
lucha por la paz y la seguridad internacionales;"
38. "Artículo 76. Son facultades exclusivas del Senado:
"I. ...
"Además, aprobar los tratados internacionales y
convenciones diplomáticas que el Ejecutivo Federal
suscriba, así como su decisión de terminar, denunciar,
suspender, modificar, enmendar, retirar reservas y
formular declaraciones interpretativas sobre los
mismos."
39. Corte IDH. Caso Gelman Vs. Uruguay. Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 20 de marzo de
2013, párrs. 69 a 72, 87 y 88.
40. Décima Época. Registro: 160482. Instancia: Pleno.
Tesis aislada. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. Localización: Libro III, diciembre
de 2011, Tomo 1, materia constitucional, tesis P. LXV/2011
(9a.), pág. 556.
41. "SENTENCIAS EMITIDAS POR LA CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS EN
ASUNTOS DONDE EL ESTADO MEXICANO FUE PARTE.
PARA QUE SUS CRITERIOS TENGAN CARÁCTER
VINCULANTE NO REQUIEREN SER REITERADOS."
[Décima Época. Registro: 2003156. Instancia: Pleno. Tesis
aislada. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. Localización: Libro XVIII, Tomo 1, marzo de 2013,
materia constitucional, tesis P. III/2013 (10a.), página 368]
LXXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
42. En este sentido, el artículo 215 de la Ley de Amparo
establece que: "La jurisprudencia se establece por
reiteración de criterios, por contradicción de tesis y por
sustitución.". Por otra parte, el artículo 94 constitucional
establece que: "La ley fijará los términos en que sea
obligatoria la jurisprudencia que establezcan los
Tribunales del Poder Judicial de la Federación y los
Plenos de Circuito sobre la interpretación de la
Constitución y normas generales, así como los requisitos
para su interrupción y sustitución.". Finalmente, las
fracciones II y XIII del artículo 107 constitucional hacen
referencia a la formación de jurisprudencia por
reiteración y contradicción.
43. Cabe señalar que la propia Corte Interamericana
denomina sus criterios interpretativos de la Convención
Americana como "jurisprudencia". Al respecto, véase por
ejemplo: Corte IDH Caso Radilla Pacheco Vs. México.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2009. Serie C,
No. 209, párrs. 65, 67, 93, 110, 116, 139, 180, 274, 339, 340,
346, 347-a, 360, 371 y 374.
44. Se trata de una importante distinción bastante
extendida tanto en la teoría del derecho, como en la
dogmática constitucional y la jurisprudencia
constitucional comparada. Por todos, véase Pozzolo,
Susana, y Escudero, Rafael (eds.), Disposición vs.
Norma, Lima, Palestra, 2011; y Díaz Revorio, Francisco
Javier, Las sentencias interpretativas del Tribunal
Constitucional, Valladolid, Lexnova, 2001, páginas 35-37.
LXXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
45. Al respecto, la Corte Interamericana señaló en el Caso
Gelman lo siguiente: "La legitimación democrática de
determinados hechos o actos en una sociedad está
limitada por las normas y obligaciones internacionales de
protección de los derechos humanos reconocidos en
tratados como la Convención Americana, de modo que la
existencia de un verdadero régimen democrático está
determinada por sus características tanto formales como
sustanciales, por lo que, particularmente en casos de
graves violaciones a las normas del derecho
internacional de los derechos, la protección de los
derechos humanos constituye un límite infranqueable a la
regla de mayorías, es decir, a la esfera de lo ‘susceptible
de ser decidido’ por parte de las mayorías en instancias
democráticas, en las cuales también debe primar un
control de convencionalidad, que es función y tarea de
cualquier autoridad pública y no sólo del Poder Judicial.
En este sentido, la Suprema Corte de Justicia ha ejercido,
en el Caso Nibia Sabalsagara y Curutchet, un adecuado
control de convencionalidad respecto de la Ley de
Caducidad, al establecer, inter alia, que ‘el límite de la
decisión de la mayoría reside, esencialmente, en dos
cosas: la tutela de los derechos fundamentales (los
primeros, entre todos, son el derecho a la vida y a la
libertad personal, y no hay voluntad de la mayoría, ni
interés general ni bien común o público en aras de los
cuales puedan ser sacrificados) y la sujeción de los
poderes públicos a la ley’. Otros tribunales nacionales se
han ido también a los límites de la democracia en relación
con la protección de derechos fundamentales". Corte
IDEH, Caso Gelman Vs. Uruguay, fondo y reparaciones,
sentencia de 24 de febrero de 2011, Serie C, No. 221, párr.
239.
46. Corte IDH. Caso Gelman Vs. Uruguay. Supervisión de
Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 20 de marzo de
2013, párrs. 69 a 72, 87 y 88.
LXXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Esta ejecutoria se publicó el viernes 25 de abril de 2014 a
las 09:32 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.
LXXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
LXXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
LXXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
“PRINCIPIO IN DUBIO PRO REO. ESTÁ PREVISTO
IMPLÍCITAMENTE EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE
LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. El Tribunal en
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
sostenido que de los artículos 14, párrafo segundo; 16,
párrafo primero; 19, párrafo primero; 21, párrafo primero,
y 102, apartado A, segundo párrafo, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos deriva el
principio de presunción de inocencia, y de esta
inferencia, relacionada con los artículos 17, segundo
párrafo, y 23 del citado ordenamiento, se concluye la
existencia del principio in dubio pro reo, el cual goza de
jerarquía constitucional. En ese tenor, conforme al
principio constitucional de presunción de inocencia,
cuando se imputa al justiciable la comisión de un delito,
éste no tiene la carga probatoria respecto de su
inocencia, pues es el Estado quien debe probar los
elementos constitutivos del delito y la responsabilidad
del imputado. Ahora bien, el artículo 17, segundo párrafo,
constitucional previene que la justicia que imparte el
Estado debe ser completa, entendiéndose por tal la
obligación de los tribunales de resolver todas las
cuestiones sometidas a su conocimiento, sin que les sea
lícito dejar de pronunciarse sobre alguna. Por su parte, el
referido artículo 23, in fine, proscribe la absolución de la
instancia, es decir, absolver temporalmente al reo en una
causa criminal cuando los elementos probatorios
aportados por la parte acusadora durante el juicio no
resultan suficientes para acreditar su culpabilidad; por lo
que la absolución debe ser permanente y no provisoria,
además de que el propio artículo 23 previene que no es
lícito juzgar dos veces a alguien por el mismo delito
(principio de non bis in idem). En este orden, si en un
juicio penal el Estado no logra demostrar la
responsabilidad criminal, el juzgador está obligado a
dictar una sentencia en la que se ocupe de todas las
cuestiones planteadas (artículo 17, segundo párrafo), y
como ante la insuficiencia probatoria le está vedado
postergar la resolución definitiva absolviendo de la
instancia -esto es, suspendiendo el juicio hasta un mejor
momento-, necesariamente tendrá que absolver al
procesado, para que una vez precluidos los términos
legales de impugnación o agotados los recursos
procedentes, tal decisión adquiera la calidad de cosa
juzgada (artículo 23).”
LXXX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
LXXXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Crea incertidumbre jurídica y vulnera el derecho humano
a la seguridad jurídica contenido en el arábigo 14 de la
Carta Fundamental, el artículo 521, fracción I, de la Ley
Federal del Trabajo, al establecer que cualquier
promoción puede interrumpir el término de dos años a
que hace referencia el diverso ordinal 519, fracción III, de
la Ley Federal del Trabajo, e inutilizar el término
perentorio y convirtiéndolo en un plazo abierto,
indefinido y perpetuo para que el actor ejecute el laudo.
También se crea incertidumbre jurídica y trasgrede el
numeral 14 de la Constitución Federal, pues omite
establecer de manera clara cuáles son los actos positivos
que deben generar certeza en la intención y voluntad del
actor en ejecutar de manera real y efectiva el laudo que
tiene a su favor, ya que basta la sola presentación de
cualquier promoción para que se interrumpa la
prescripción.
Una persona fue infraccionada por un inspector de transito en Monterrey, quien asentó el hecho en la correspondiente acta o boleta, la cual fue entregada al automovilista, que inconforme promovió juicio de amparo
indirecto quejándose de la falta de fundamentación y motivación del acto.
El juez de Distrito que conoció del asunto admitió la demanda y, en aplicación de lo dispuesto en el último párrafo del artículo 117 de la Ley de Amparo en vigor, precisó que tratándose de actos materialmente
administrativos, cuando en la demanda se aduzca falta o insuficiencia de fundamentación y motivación, en su informe justificado la autoridad deberá completar en esos aspectos el acto reclamado.
En respuesta, el quejoso interpuso recurso de queja, en el cual hizo valer diversos agravios encaminados, en esencia, a demostrar que el último párrafo del artículo 117 de la Ley de Amparo es contrario a los derechos
humanos, a la seguridad jurídica y a la tutela judicial efectiva, al otorgar a la autoridad administrativa la posibilidad de modificar el acto, el cual posee la característica de firmeza, ya que surte efecto desde el momento de
su emisión y no requiere de una confirmación jurisdiccional.
Los magistrados José Carlos Rodríguez Navarro (presidente y ponente) y Hugo Alejandro Bermúdez Manrique, así como el licenciado Edmundo Raúl González Villaumé, secretario en funciones de magistrado de
Circuito, al resolver por mayoría de votos estimaron que “…si bien el principio de legalidad, apreciado en su mayor amplitud, como una garantía primigenia del derecho a la seguridad jurídica… da cabida al principio
de interdicción de la arbitrariedad, también conlleva a que éste opere a través de una actividad de control, en el caso jurisdiccional …” (p. 62).
En ese sentido, la regla general que se afirma en el penúltimo párrafo del artículo 117 de la Ley de Amparo “… constituye un principio de inmutabilidad del acto reclamado, el cual… [también contiene] una disposición
excepcional… pues exclusivamente tratándose de actos materialmente administrativos, la autoridad sí deberá complementar la fundamentación y motivación del acto en el informe justificado.”, lo cual no opera en forma
aislada “…pues el legislador adoptó a su vez dos disposiciones complementarias a fin de que… no obre en detrimento de los derechos de la parte quejosa…” (p. 64).
La disposición excepcional contenida en el párrafo final del artículo 117, no es opuesta al contenido del artículo 16 constitucional, ni autoriza de modo general el incumplimiento de los requisitos previstos en la norma
suprema como garantías del derecho a la seguridad jurídica, toda vez que el alcance de dicho precepto “ …se encuentra claramente acotado en relación con los juicios de amparo en que se reclaman actos materialmente
administrativos… lo que en sí mismo no es inconstitucional, pues no se permite la existencia de actos carentes de fundamento legal y motivos de hecho adecuados a la norma, sino en todo caso, se exige que esos aspectos
queden acreditados en el curso del procedimiento e innegablemente si esto no ocurre, sobrevendrá la declaración de inconstitucionalidad del acto.” (p. 70).
Al respecto el tribunal señaló que “…el dispositivo en comento asegura por un lado la funcionalidad del juicio de amparo como garantía jurisdiccional de verificación de que la actuación de molestia materialmente
administrativa, sea acorde con las previsiones constitucionales contenidas en el artículo 16 constitucional como garantías del derecho a la seguridad jurídica y, en función de esto, se genera para el gobernado un
principio de certidumbre para la composición de su defensa, además de que se asegura el equilibro entre las partes y se excluye la indefensión y la improcedencia como actos denegatorios de justicia, respetándose en el
otro extremo, la presunción de legalidad de la que goza el acto reclamado” (p. 72).
Por otro lado, determinaron que “…el contenido del párrafo final del artículo 117 de la Ley de Amparo, está en clara consonancia con el derecho a la tutela judicial efectiva reconocido en los artículos 17 constitucional
y 8 y 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos, pues si… se anticipa la verificación del cumplimiento de los requisitos constitucionales de fundamentación y motivación y concomitantemente, en función de
la complementación del acto en cuanto a esos aspectos, se da al quejoso la oportunidad de perfeccionar su defensa, garantizando que en la sentencia se efectúe un análisis integral del acto, tanto en sus aspectos
formales como sustantivos, con ello se logra por principio inmediatez en la reparación de las violaciones que por ser fuente de inseguridad jurídica, impedían al quejoso ejercer una defensa adecuada y por otro lado se
asegura el estudio y restauración de las violaciones sustantivas que llegasen a existir” (p. 84 y 85).
En consecuencia, el tribunal resolvió declarar infundado el recurso de queja, toda vez que el artículo controvertido inclusive “… anticipa al dictado de la sentencia la verificación de respeto a los requisitos
constitucionales de fundamentación y motivación, como garantías instrumentales del derecho a la seguridad jurídica y a su vez conducen a garantizar al gobernado la aptitud de defenderse y tiene como primer alcance
el superar un estado de incertidumbre denunciado por el quejoso en su demanda, de suerte que si la autoridad complementa dichos aspectos, se anticipa un efecto restauratorio de la violación a un derecho humano y se
logra que el quejoso conozca dentro del procedimiento de amparo con mayor precisión la naturaleza del acto, pudiendo perfeccionar su defensa ante el acto dado su conocimiento integral, con la consecuencia adicional
de que en la sentencia se efectúe un análisis del acto tanto por sus vicios formales como por los sustantivos, tornando al juicio un procedimiento más eficiente y económico, sin que se excluya la posibilidad de obtener un
fallo favorable.” (p. 91 y 92).
Amparo directo 551/2005. Jorge Luis Almaral Mendívil. 20 de octubre de 2005. Unanimidad de
votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretario: Raúl Alfaro Telpalo.
Amparo en revisión 220/93. Enrique Crisóstomo Rosado y otro. 7 de julio de 1993. Unanimidad de
votos. Ponente: Alfonso Manuel Patiño Vallejo. Secretario: Francisco Fong Hernández
LXXXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Uno de los derechos mayormente tutelados por la Constitución y los Tratados Internacionales en
materia de Derechos Humanos lo son; el Derecho a la Vida y a la Libertad, en razón de que
constituyen dos Valores los cuales sustentan nuestra cultura, nuestra libertad, y es por ello que los
nuestro movimiento Nacional lo fue la lucha por la independencia, con la cual miles de mexicanos
se liberaron de las cadenas opresoras del Gobierno opresor, exponiendo inclusive su vida por el
sueño de alcanzar su Libertad.
Asimismo, el derecho sustantivo de los beneficios está relacionado estrechamente con el derecho
humano a la libertad personal, lo que hace más importante la transcendencia en su protección, no
como una cuestión adjetiva, sino sustantiva, que permite realizar los postulados constitucionales
de reinserción social, y la mínima afectación a la libertad personal, que derivan de los artículos 18
y 19 constitucionales.
En este orden de ideas los beneficios relativos a la Libertad Anticipada se encuentran establecidos
en el artículo 141 de la Ley Nacional de Ejecución Penal, precepto de ley que en su contenido
expone;
Para conceder la medida de libertad anticipada la persona sentenciada deberá además contar con
los siguientes requisitos:
II. Que no exista un riesgo objetivo y razonable en su externamiento para la víctima u ofendido, los
testigos que depusieron en su contra y para la sociedad;
LXXXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
IV. Haber cumplido con el Plan de Actividades al día de la solicitud;
VI. No estar sujeto a otro proceso penal del fuero común o federal por delito que amerite prisión
preventiva oficiosa, y
VII. Que hayan cumplido el setenta por ciento de la pena impuesta en los delitos dolosos o la
mitad de la pena tratándose de delitos culposos.
Conclusión
Analizado lo anterior se aprecia, que en virtud de que el derecho sustantivo de los beneficios a la
Libertad Anticipada se relaciona estrechamente con el derecho humano a la libertad personal,
toda persona que considere que le asiste tendrá derecho a presentar dicha solicitud la cual deberá
estudiarse de forma pormenorizada y resuelta por el Juez de Ejecución a la mayor brevedad
posible, para salvaguardar el derecho humano a la libertad, bajo la figura jurídica de
la Libertad Anticipada
NOTA: en el fallo de la Sala 1 de Casacion Penal de la Provincia de Buenos Aires que se transcribe a
continuacion, se declaró la inconstitucionalidad del art 14 del Codigo Penal.
FALLO COMPLETO.
En la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Sede de la Sala I del Tribunal de Casación Penal
(Cf. Rc. 1805 de la S.C.J.B.A.), el ocho de mayo de dos mil trece se reúnen en Acuerdo Ordinario los
señores jueces doctores Benjamín Ramón Sal Llargués y Daniel Carral (art. 451 del Código Procesal
Penal) con la presidencia del primero de los nombrados, a los efectos de resolver la Causa N°
56.249 caratulada "M. M., J. A. s/ Recurso de Casación", conforme al siguiente orden de votación:
CARRAL - SAL LLARGUES.
ANTECEDENTES
LXXXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En lo que interesa destacar, la Sala I de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de Mar del
Plata revocó la resolución dictada que declaró la inconstitucionalidad del art. 14 del Código Penal e
hizo lugar a la libertad condicional de J. M. M.
Contra dicha sentencia vino en casación la parte interesada (fs. 76/92), postulando -en lo
sustancial- la inconstitucionalidad del art. 14 del Código Penal.
La Sra. Fiscal ante esta instancia postuló la improcedencia del recurso (fs. 99/101).
Así, el Tribunal se encuentra en condiciones de resolver, decidiendo plantear y votar las siguientes
CUESTIONES
I.- Tal como en otras oportunidades en las que me he aproximado a conflictos de orden
convencional, también en esta ocasión entiendo necesario adelantar que en el análisis no se me
pasa por alto aquella magna y consabida jurisprudencia de nuestro más alto Tribunal Nacional, en
cuanto sostiene que la declaración de inconstitucionalidad de una norma es una materia en la que
rige un criterio restrictivo, por significar la ultima ratio del orden jurídico (Fallos 331:2799), al
tiempo que advirtió sobre el riesgo de trastocar el sentido republicano de nuestro sistema de
gobierno, recomendando, en consecuencia, asumir suma prudencia a la hora de evaluar la posible
inconstitucionalidad de una ley (Fallos:14:425; 105:22; 112:63; 182:317).
De este modo, cabe interpretar que todo intento tendiente a deslegitimar la validez constitucional
de una norma impone a quien lo pretende el deber de demostrar con claridad de qué manera la
ley que se cuestiona contraría la Constitución Nacional y cuál sería el perjuicio efectivamente
irrogado (Fallos:332:5).
En tal contexto, debo reconocer a partir de los argumentos introducidos por la Defensa Oficial,
que dan sustento al denunciado agravio irreparable que habría producido lo resuelto por el a quo,
las razones que dan apoyo a una causa federal suficiente en la pretensión por la que se persigue se
declare la inconstitucionalidad del artículo 14 del Código Penal, importa se analice el control de
constitucionalidad y en definitiva de "convencionalidad" de la norma bajo examen.
Llego a este punto luego de verificar que, a diferencia de otras situaciones donde también se ha
sometido al tamiz constitucional una norma del sistema penal frente a conflictos en el ámbito de
su aplicación (vgr. artículo 41 bis del C.P.) resultando innecesario expedirse por un juicio adverso a
su constitucionalidad y, en cambio, sí fijar un criterio de interpretación que la resguarde, la letra
LXXXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
de la regla del artículo 14 del Código Penal es tan cerrada que no permite en este caso acudir a lo
que se denomina sentencia manipulativa aditiva, que "es la que añade algo a un texto legal para
tornarlo compatible con la constitución" (Néstor P. SAGÜES, Derecho Procesal Constitucional.
Logros y Obstáculos, Ad-Hoc, Buenos Aires, cap. V., 2006, 73 a 76).
Es entonces que adelanto mi disenso con el criterio seguido por los Señores Camaristas y, en
consecuencia, con norte en las recomendaciones antes expuestas, entiendo que cuando una regla
infringe, como en el presente caso procuro fundamentar, principios fundacionales cuya tutela es
deber del poder estatal, su declaración de inconstitucionalidad se impone como una obligación
para los órganos que ejercen la actividad jurisdiccional, sin que ello pueda ser interpretado como
una indebida intromisión en las facultades reconocidas al resto de los poderes que conforman
nuestro Estado de Derecho.
Sentado lo expuesto, considero que lo normado en el artículo 14 del Código Penal resulta
contrario a los postulados que demarcan nuestra Constitución Nacional y los Tratados
Internacionales que comparten su rango supralegal.
Lo adelantado encuentra sustento en lo estatuido por los artículos 1, 14, 16, 18, 19, 22, 28, 31, 33,
43, 75 y 121 de la Constitución Nacional; 1, 2, 3, 10, 11, 15, 20, 25, 26, 30, 45, 56, 57 y 171 de la
Constitución de la provincia de Buenos Aires; 1, 5.6, 8, 24, 25 y 29 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos; 10.3 del Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos; 1 y 2 de la
ley 24.660; y 1, 4 y 5 de la ley 12.256.
II.- Para una mejor intelección del caso concreto, corresponde efectuar un breve repaso de las
circunstancias específicas que rodean al cumplimiento de pena de J. A. M. M.
La presente incidencia se inicia por petición del interno procurando se le conceda la libertad
condicional.
Puede verse así que el causante no registra sanciones disciplinarias, a la vez que ostenta una
conducta muy buena (7) y un concepto "bueno".
LXXXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Tal es la entidad de los informes anejados por las autoridades penitenciarias, que el magistrado de
primera instancia declaró la inconstitucionalidad del art. 14 del Código Penal y le otorgó la libertad
condicional al causante.
No obstante, tras ello, los Sres. Camaristas que intervinieron en la sustanciación del recurso de
apelación, modificaron lo resuelto y ratificaron la constitucionalidad de la norma en crisis,
argumentando -en lo sustancial- sobre la base de la finalidad de su sanción, trayendo a colación
para ello los antecedentes parlamentarios que motivaran la imposición de esta pauta objetiva de
restricción anticipada.
III.- Es necesario para una correcta exégesis de la norma cuestionada, partir en el análisis
considerando el contenido de los principios constitucionales que legitiman la operatividad y
existencia de nuestro ordenamiento jurídico en materia penal y procesal penal, toda vez que se
reconocen como pilares fundamentales sobre los cuales se construye el debido proceso y la
legitimación de la actividad punitiva estatal.
Ello se relaciona con el hecho de que en materia penal coexisten determinados principios que
garantizan los derechos de los sujetos que mediante sus acciones llevan a cabo conductas
antinormativas, y operan, al mismo tiempo, como limitadores de la respuesta coercitiva que el
Estado, preferentemente de modo proporcional, le reserva a cada individuo que no ajuste su
accionar al sentido de la norma, esto es, mediante la aplicación de una pena (cf. artículo 5 del
código de fondo).
En este marco resulta necesario recalcar que el principio de legalidad limita, repudiando el
ejercicio arbitrario del derecho penal, el alcance del reproche estatal, al tiempo que asegura al
LXXXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
conglomerado social la sujeción del Estado a la ley y, junto al de culpabilidad, imponen al poder
legislativo la obligación de sancionar disposiciones que se caractericen por su razonabilidad y su
sentido de justicia.
Por lo dicho, debiera primar un concepto donde el contenido de las resoluciones emitidas en el
marco de la aplicación del derecho represivo se encuentra limitado por el deber que recae sobre
los magistrados de ponderar las consecuencias que derivarán de la imposición de una condena
que dispone la privación de la libertad del sujeto, toda vez que los medios que se utilicen para
obtener el bien común que persigue el Estado deben caracterizarse por la proporcionalidad y la
razonabilidad que exige el grado de culpabilidad atribuida al agente, evitando así toda vulneración
de los derechos fundamentales que lo amparan.
Ahora bien, aplicando los lineamientosd generales tratados en los párrafos precedentes al caso
que se analiza, se aprecia que la norma del artículo 14 del Código Penal encuentra fundamento en
los enunciados de la teoría de la pena reconocida como especial negativa, que pretende dirigirse a
la "(...) persona criminalizada no para mejorarla sino para neutralizar los efectos de su inferioridad,
a costa de un mal (...) que es un bien para el cuerpo social (...), [apelando con tal finalidad] a la
neutralización y eliminación [del individuo] y lesiona el concepto de la persona, en contra de los
principios emanados del artículo 1° de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) y
artículo 1° de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH, toda vez que se impone la
preeminencia de los intereses del cuerpo social por sobre las garantías del condenado,
respondiendo, de este modo, "(...) a una visión corporativa y organicista de la sociedad, que es el
verdadero objeto de atención, pues las personas son meras células que, cuando son defectuosas y
no pueden corregirse, deben eliminarse. La característica del poder punitivo dentro de esta
corriente es su reducción a la coacción directa administrativa: no hay diferencia entre ésta y la
pena, pues ambas buscan neutralizar un peligro actual (...)" (Eugenio Raúl ZAFFARONI-
ALAGIASLOKAR, Derecho Penal, Parte General, Buenos Aires, Ediar, segunda edición, 2003, 64).
Lo dicho no puede ser defendido frente a lo establecido por los principios de dignidad humana y
bien común, pues las normas creadas por el Parlamento no pueden trastocar ni vulnerar las
garantías que nuestra Ley Fundamental, y aquellas leyes que reglamentan su ejercicio de modo
legítimo, reconocen a cada individuo.
XC
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
de una mejor integración, e incluso despojando de razones en las cuales motivarse durante su
encierro para un mejor desarrollo personal.
Zaffaroni, en A. 577. XLV, Recurso de Hecho, Álvarez Ordóñez, Rafael Luis s/ causa Nro.10.154,
rta.5 de Febrero de 2013) Por tanto, si los arts. 5.6 y 29 de la CADH y el art.10.3 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), integrantes del Bloque Federal Constitucional
(BFC) confluyen en la manda que dispone que la pena privativa de libertad debe tener por objeto
la reincorporación social del condenado, tal objetivo no puede enfrentarse a un escollo inicial e
insalvable que condicione de antemano la futura evolución de la persona detenida y la prive de
obtener la posibilidad de un reintegro anticipado a la sociedad antes del vencimiento de la pena,
aun cuando su esfuerzo personal y el logro de objetivos así lo recomienden.
Las normas que dan vida al derecho penal tienen un sentido, y es por tal motivo que deben ser
interpretadas en armonía con el resto del sistema legal que se caracterice por ser racional,
igualitario y conteste con los postulados constitucionales.
No puede dejarse de lado en este análisis que la reforma introducida por la ley 23057 a la regla del
art.52 y su interrelación con el art.53 y 14 del C. Penal, por cuanto allí se autoriza la libertad
condicional en casos de multireincidencia o de reincidencia calificada, situación que a primera
vista contrasta con la de aquél que se encuentra en una situación de reincidencia simple.
Se trata entonces de desconocer que llegado el momento en que el sujeto podría obtener la
libertad condicional u otra salida anticipada existe la posibilidad de que haya evolucionado hacia
una integración social sin conflictos, situación que admite "en algún puntouna aproximación
científica a su corroboración a través de las evaluaciones de carácter interdisciplinario que postula
el régimen penitenciario.
XCI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En consecuencia, entiendo que lo establecido en el artículo 14 del Código Penal contradice todas
las disposiciones que se vienen comentando, violenta el principio de resocialización que debe
caracterizar al régimen del cumplimiento de la pena, infringe los postulados que demarcan los
principios de legalidad y culpabilidad, lesiona el principio de proporcionalidad, perdiendo
legitimidad -por tratarse de un supuesto de derecho penal de autor- toda vez que coarta "ex ante"
las mayores posibilidades disponibles desde el Estado para una mejor integración social a quienes
hayan sido declarados reincidentes, con total prescindencia de la evolución personal, nivel de
integración corroborable y esfuerzo de resocialización del autor.
Con igual criterio se ha expedido la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal en las Causas N°
13.401 caratulada "A., P. E. s/ Recurso de Casación", resuelta el 8 de mayo de 2012 y Causa N°
16.270 caratulada "S., W. R. s/ Recurso de Casación", resuelta el 23 de noviembre de 2012;
indicando que "...interesa destacar que los principios que influyen en la construcción de la ilicitud
penal -como ser, por caso, el de culpabilidad- no buscan fundar la responsabilidad penal de una
persona, sino que cumplen una función limitadora del poder penal (cfr. Binder, Alberto M.
"Introducción al Derecho Penal", Ad Hoc, Buenos Aires, 2004, pág. 240) ... El juego armónico de los
artículos 18 y 19 de la CN, determinan que sólo las ?acciones? pueden ser sometidas a
juzgamiento por parte del poder del Estado. Así pues, se consagra un derecho penal de ?acto? que
importa abandonar toda noción de derecho penal de autor (...) En ese sentido, se ha dicho que ?si
la ley penal sólo puede válidamente seleccionar acciones (art. 19 de la Constitución nacional) y la
pena sólo debe fundarse en lo que previamente establece la ley (art. 18 de la Constitución
Nacional), la reprochabilidad y la aplicación de la pena al autor sólo adquieren legitimidad como
respuesta a la realización del acto que la ley contempla y carecen de toda legitimidad si aparecen
como derivación aunque sea parcial, de algo distinto, por ejemplo: de la personalidad, del carácter
o de la peligrosidad del individuo? (Magariños, Mario H. "Reincidencia y Constitución Nacional -el
resabio de un modelo peligroso de derecho penal-", Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal,
Año 3, nº 7, pág. 97) " En consecuencia, por mandato expreso de la Constitución Nacional, las
normas penales sólo pueden tener como objeto conductas y no sujetos, derivándose de allí el
principio de culpabilidad por el acto (...) Los conceptos limitadores de ?hecho? y ?acción? que
establece la Constitución Nacional, implican el abandono de una noción ?moralista? de Estado y la
consagración de un modelo de proceso liberal en el cual el poder punitivo sólo puede juzgar actos
externos del hombre (...) En efecto, el Estado únicamente puede castigar la acción humana que
produce efectos en el exterior (es decir, en el marco de una interacción conflictiva) y sólo en los
límites estrictos del valor que esa acción tenga dentro del marco de interacción. El castigo no
puede referirse a otra cosa que no sea la estricta punición del hecho.? (Binder, Alberto, op.cit. pág.
117).
Con atención a los postulados que aquí se reafirman no puede escapar al análisis de la temática
que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que "...la valoración de la
peligrosidad del agente implica la apreciación del juzgador acerca de las probabilidades de que el
imputado cometa hechos delictuosos en el futuro, es decir, agrega a la imputación por los hechos
realizados, la previsión de hechos futuros que probablemente ocurrirán. Con esta base se
despliega la función penal del Estado. En fin de cuentas, se sancionaría al individuo "con pena de
muerte inclusive- no con apoyo en lo que ha hecho, sino en lo que es. Sobra ponderar las
implicaciones, que son evidentes, de este retorno al pasado absolutamente inaceptable desde la
perspectiva de los derechos humanos..." (CIDH, Serie C nº 126 caso "Fermín Ramírez contra
Guatemala", sentencia del 20 de junio de 2005, párrafo 95).
Dichos extremos, incluso, resultan afines con la doctrina sentada por la Corte Suprema al declarar
la inconstitucionalidad de la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado para los
XCII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
multireincidentes prevista en el artículo 52 del CP. En dicha oportunidad, se adujo que "...ni
nuestra tradición legislativa, que remonta a Tejedor y su clara inspiración en Feuerbach, ni nuestra
Constitución (...) admiten que en nuestro derecho penal se teorice la enemistad al derecho como
exclusión de la dignidad de la persona y del consiguiente merecimiento de la pareja dignidad de la
pena a quien comete un delito, cualquiera sea el nombre con el que se pretenda ocultar la
respetable denominación de pena y cualquiera sea el pretexto -peligrosidad no existente o
presunta u otro- con el que se quiera ocultar una declaración de enemistad jurídica con exclusión
de las garantías y derechos que corresponden a todos los habitantes de la Nación.." ("Gramajo",
Fallos 329:3680, del 5 de septiembre de 2006, considerando 27).
El derecho penal también tiene una misión con sentido social, y es allí donde sus más elementales
principios asoman como la barrera infranqueable de la Política Criminal; no se trata sólo de una
expectativa de estabilizar la convivencia general, sino que, particularmente en la etapa de
ejecución, es donde el Estado debe amalgamar el ejercicio del poder punitivo con la
transformación a partir de la política social.
Cuando la regulación normativa lleva a contradicciones tan serias como las que se corroboran en
este caso, donde coinciden en lo beneficioso de que el penado M. M. avance hacia el goce de una
libertad condicional que le permitirá seguramente afianzar su integración y consolidar su proyecto
de futuro, y en esto curiosamente están de acuerdo -en beneficio del penado- las autoridades
penitenciarias y la argumentación jurisdiccional de primera instancia, aunque luego la alzada con
celoso apego a la ley vigente, se amparó en un obstáculo formal y objetivo para rechazar el
merecido progreso, y esto así, no parece estar a tono con la tan perseguida prevención especial
positiva que se pregona desde las Cortes que llevan adelante el control de convencionalidad.
IV.- Como corolario de lo señalado, no puedo dejar de efectuar una serie de consideraciones que
guardan relación con las premisas que deben orientar el reingreso de los condenados a la vida en
sociedad.
Preliminarmente, interesa recordar que el artículo 5.6 de la CADH establece que "las penas
privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los
condenados." En análogo sentido, el artículo 10.3 del PIDCyP prevé que "el régimen penitenciario
consistirá en un tratamiento cuya finalidad esencial será la reforma y la readaptación social de los
penados...".
De igual modo, la Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos adoptada en el Primer
Congreso de la Naciones Unidas sobre la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente,
establece la conveniencia de adoptar los medios necesarios para asegurar al recluso un retorno
progresivo a la vida en sociedad (art. 60.2).
Así pues, el artículo 1º de la Ley Nacional de Ejecución establece que su finalidad es lograr que la
persona adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley procurando su adecuada
reinserción social. Es decir, la ley toma como fin de la ejecución de la pena -y no de la pena- el
"ideal resocializador" (Salt, Marcos G.:
XCIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Comentarios a la nueva ley de ejecución de la pena privativa de libertad en Nueva Doctrina Penal
1996/B, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1996, p.611 y ss.).
Este principio merece ser considerado como "...la obligación que tiene el Estado de proporcionar
al condenado, dentro del marco del encierro carcelario, las condiciones necesaria para el
desarrollo adecuado para que favorezca su integración a la vida social al recuperar la libertad..."
(Salt, Marcos G.: Los derechos fundamentales de los reclusos en Argentina, en Rivera Beiras-Salt,
"Los derechos fundamentales de los reclusos. España y Argentina", Editores Del Puerto, Buenos
Aires, 1999, p. 177. En el mismo sentido, Mir Puig, Santiago:
¿Qué queda en pie de la resocialización? en "El derecho penal en el Estado social y democrático de
derecho", Barcelona, 1994, p. 147).
Es así que el ideal resocializador pone en cabeza del Estado la obligación de brindar un trato
idóneo al imputado mientras dure el encierro carcelario, de forma tal que toda medida que lleve
adelante, debe estar orientada a su cumplimiento de la manera más favorable para quien sufre la
pena y sin perder de vista el fin que la orienta.
Ahora bien, a partir de la propia literalidad de la normativa antes reseñada, el fin resocializador de
la ejecución de la pena es aplicable a los condenados, sin que el texto de los Tratados que
conforman el bloque constitucional indique ningún tipo de diferenciación en cuanto a su carácter
de primarios o reincidentes. Así pues, allí donde la norma de orden superior no ha efectuado
distinciones, no corresponde que las leyes de inferior jerarquía lo hagan, como es del caso verificar
a través de las previsiones del artículo 14 del Código Penal al establecer un status inferior para los
reincidentes.
En efecto, la limitación de la precitada norma excluye a los reincidentes del régimen progresivo del
cumplimiento de la pena (al impedir que accedan a la libertad condicional) y, consecuentemente
lesiona el fin resocializador que reconocen las normas con jerarquía constitucional en juego.
Puntualmente, en relación con aquella previsión se ha dicho que "...la distinción no posee ninguna
justificación, pues implica aceptar que el Estado no tiene la obligación de favorecer la reinserción
social del reincidente, algo que, desde el punto de vista constitucional no puede tener ningún
asidero. La Norma Fundamental no admite diferencias en cuanto a la finalidad de la ejecución
penal que debe alcanzar tanto al primario como al reincidente. Así, la negativa al acceso de la
libertad condicional por reincidencia no resulta una limitación que se apoye en la actividad
desarrollada por el condenado durante el cumplimiento de su pena y recorta, sin argumento
válido alguno, las posibilidades de una mejor y adecuada reinserción a través de un período de
libertad antes del agotamiento de la pena..." (Alderete Lobo, Rubén A. "La libertad condicional en
el Código Penal Argentino", Lexis Nexis, Buenos Aires, 2007, pág. 179).
Asimismo, "...el impedimento para obtener la libertad condicional en el caso de los reincidentes
(art. 14) y la posibilidad de que el Estado los pueda someter a una pena de reclusión
indeterminada (art. 52) atenta contra el cumplimiento del régimen progresivo de cumplimiento de
la pena que es consecuencia inevitable de los fines de reinserción social que la sanción penal debe
XCIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
tener y que se encuentran reconocidos constitucionalmente.." (Buigo, Marcelo R., "La reincidencia
y la imposibilidad de su vigencia en un Estado Constitucional de derecho" en AA.VV. "Cuestiones
Penales. Homenaje al profesor doctor Esteban J.A. Righi", Ad Hoc, Buenos Aires, 2012, pág. 162).
De este modo, la regla que marca el artículo 14 del digesto sustantivo, importa una palmaria
restricción para el amplio ejercicio de los derechos que hacen al fin resocializador de la ejecución
de la pena, todo lo cual determina una lesión a normas de orden superior (arts. 18, 75, inc. 22, 5.6,
CADH y 10.3, PIDCyP).
Por demás, sobre el punto, el Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, doctor Fayt,
puso de manifiesto que corresponde "(...) garantizar el cumplimiento de las normas
constitucionales y los tratados internacionales respecto de los condenados, criterio que no es más
que un corolario de aquellos principios que procuran garantizar que el ingreso a una prisión, en tal
calidad, no despoje al hombre de la protección de las leyes y, en primer lugar, de la Constitución
Nacional (...)" (CS, "Romero Cacharane, Hugo A. s/ ejecución penal", 2003/03/09, Fallos:327:388,
La Ley 2004-C, 691 - La Ley 2004-D, 147).
Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos, adoptadas en el Primer Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento, han sido claras respecto a cuál es el
alcance que debe asignársele al sistema progresivo.
Así, el artículo 60 inciso segundo sostiene: "Es conveniente que, antes del término de la ejecución
de una pena o medida, se adopten los medios necesarios para asegurar al recluso un retorno
progresivo a la vida en sociedad (...) o mediante una liberación condicional (...)".
En el ámbito de nuestra provincia, la ley 12.256 hace especial hincapié, en su artículo 4°, en el
hecho de que "el fin último de la presente ley es la adecuada reinserción social de los procesados y
condenados a través de la asistencia o tratamiento y control".
Con idéntico sentido su artículo 5° ordena que "la asistencia y/o tratamiento estarán dirigidos al
fortalecimiento de la dignidad humana y el estímulo de actitudes solidarias inherentes a su
condición de ser social, a partir de la satisfacción de sus necesidades y del desarrollo de sus
potencialidades individuales".
XCV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Por ello los jueces de ejecución penal tienen por obligación inmediata de proteger y garantizar el
goce de los derechos y de las garantías que el ordenamiento jurídico le reconoce a todo ciudadano
que, sometido al debido proceso penal, ha sido objeto de una sanción punitiva (artículo 125 de la
ley 11.922).
En algún punto, situaciones como las que aquí se encuentran bajo examen son asimilables a los
conflictos que se presentan cuando entran en contradicción los criterios de prevención general y
prevención especial en la determinación judicial de la pena.
Al respecto se ha predicado que ante situaciones de esta naturaleza debe otorgarse primacía a la
orientación que permita delimitar la sanción punitiva desde la prevención especial.
(Cfr. Roxin,Claus, Derecho Penal, Parte General, Tomo I, Ed.Civitas, traducción de la 2da. Edición;
pág.97 y sgtes) En consecuencia, cuando de lo que se trata es del examen en la etapa propia de la
ejecución de la pena, las necesidades preventivos especiales pasan a un primer plano y debe
primar sobre los alcances preventivos generales, que, de cualquier manera tampoco se verán
seriamente debilitados. Si la persona ha alcanzado en la ejecución de la pena el grado de
solidaridad e integración social que fuera puesto en expectativa para su reingreso a la sociedad
libre, habiendo cumplido además los requisitos objetivos temporales, no tiene sentido amparar
una restricción a su progreso desde una limitación previa basada con exclusividad en su condición
de reincidente, por cuanto también se corre el serio riesgo de deslegitimar el proceso de
integración y desmotivar al penado en su superación.
V.- En razón de las consideraciones expuestas, propongo al Acuerdo hacer lugar al recurso; casar la
resolución dictada por la Sala I de la Cámara de Apelación y Garantías del Departamento Judicial
Mar del Plata; declarar la inconstitucionalidad del artículo 14 del Código Penal, en cuanto dispone
que la libertad condicional no se concederá a los reincidentes; y mantener la libertad condicional
dictada por el Sr. Juez de Ejecución Penal N° 2 de Mar del Plata - Necochea, bajo las mismas
condiciones en que fuera otorgada oportunamente (artículos 1, 14, 16, 18, 19, 22, 28, 31, 33, 43,
75 y 121 de la Constitución Nacional; 1, 2, 3, 10, 11, 15, 20, 25, 26, 30, 45, 56, 57 y 171 de la
Constitución de la provincia de Buenos Aires; 1, 5.6, 8, 24, 25 y 29 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos; 10.3 del Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos; 1 y 2 de la
ley 24.660; 1, 4 y 5 de la ley 12.256; y 448, 450, 462, 530 y 531 del Código Procesal Penal); y a esta
cuestión VOTO POR LA AFIRMATIVA.
Creo que las razones que se acercan para execrar el artículo del Código Penal en trato que se
exhibe como el efecto más deletéreo de la declaración de reincidencia, institución respecto de la
XCVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
que me he pronunciado declarándola refractaria a la Constitución Nacional por violación
especialmente de la prohibición del "ne bis in eadem", permitirán adoptar este temperamento.
Empero, al votar el plenario de este cuerpo relativo al problema de discernir cuál es el sentido que
ha de darse a la voz "cumplimiento parcial de encierro en carácter de pena firme", he quedado en
soledad respecto de esa declaración.
Esto me lleva a adherir al voto del distinguido colega de Sala que es un modo de ir paulatinamente
cercando, por decirlo de algún modo, la subsistencia de esa rémora del positivismo más extremo
que ingresara a nuestro Código Penal con la expresa inspiración de Ferri y de Garófalo a los que
remite Rodolfo Moreno (h) en su obra "El Código Penal y sus antecedentes, Ed. Tomassi, Bs. As.,
1923.
SENTENCIA
XCVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
II.- CASAR la resolución dictada por la Sala I de la Cámara de Apelación y Garantías del
Departamento Judicial Mar del Plata y DECLARAR LA INCONSTITUCIONALIDAD del artículo 14 del
Código Penal, en cuanto dispone que la libertad condicional no se concederá a los reincidentes.
M. M., dictada por el Sr. Juez de Ejecución Penal N° 2 de Mar del Plata - Necochea, bajo las mismas
condiciones en que fuera otorgada oportunamente.
Rigen los artículos 1, 14, 16, 18, 19, 22, 28, 31, 33, 43, 75 y 121 de la Constitución Nacional; 1, 2, 3,
10, 11, 15, 20, 25, 26, 30, 45, 56, 57 y 171 de la Constitución de la provincia de Buenos Aires; 1,
5.6, 8, 24, 25 y 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; 10.3 del Pacto
internacional de Derechos Civiles y Políticos; 1 y 2 de la ley 24.660; 1, 4 y 5 de la ley 12.256; y 448,
450, 462, 530 y 531 del Código Procesal Penal.
Artículo 18. Sólo por delito que merezca pena privativa de libertad habrá lugar a prisión
preventiva. El sitio de ésta será distinto del que se destinare para la extinción de las penas y
estarán completamente separados.
El sistema penitenciario se organizará sobre la base del respeto a los derechos humanos, del
trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el deporte como medios para lograr
la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los
beneficios que para él prevé la ley. Las mujeres compurgarán sus penas en lugares separados de
los destinados a los hombres para tal efecto
A propuesta del Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación resolvió, en sesión de 30 de marzo de 2016, el amparo en revisión 1003/2015,
en el cual determinó la inconstitucionalidad de la fracción II del artículo 84 del Código Penal
Federal, ya que, tratándose de la libertad preparatoria, viol 2 A propuesta de la Ministra Norma
Lucía Piña Hernández, en sesión de 30 de marzo de 2016, la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, al resolver la controversia constitucional 30/2014, promovida por el
Municipio de Ánimas Trujano, Estado de Oaxaca, determinó la invalidez de la retención de
recursos federales por parte del Poder Ejecutivo de dicha entidad federativa, al citado municipio.
El municipio en cuestión demandó la retención de las participaciones federales que le
correspondía recibir para los meses de enero a marzo de 2014, bajo el argumento de que se le
dejó en estado de indefensión, ya que tal situación se realizó sin base legal alguna que autorice
dicha retención y sin seguimiento de un procedimiento en el que se garantice su derecho de
defensa. La Primera Sala determinó, con voto en contra del Ministro José Ramón Cossío Díaz, que
el hecho de que el municipio actor transite por un período de inestabilidad política no extingue la
obligación de transferir recursos con la inmediatez y agilidad señaladas en la Ley de Coordinación
Fiscal. En este sentido, asiste razón al citado municipio cuando alega que existió una retención
injustificada de los recursos federales, pues el Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca no realizó de
manera completa las transferencias de recursos que por concepto de aportaciones y
participaciones federales le correspondía recibir, vulnerando el principio de libre hacienda
municipal, así como el de integridad de los recursos federales destinados a los municipios. Razón
por la cual, la Primera Sala ordenó al Poder Ejecutivo de la entidad federativa en cuestión, pagar al
municipio actor, en un plazo de quince días hábiles contados a partir de que le sea notificada la
sentencia, las cantidades retenidas incluyendo el pago de intereses que se hayan generado con
XCVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
motivo de las mismas. 3 En sesión de 30 de marzo de 2016, la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación resolvió la solicitud de ejercicio de la facultad de atracción 416/2015, cuya
propuesta de resolución formuló el Ministro José Ramón Cossío Díaz y, por mayoría de votos, se
decidió la atracción del caso, cuyos antecedentes son los siguientes. Una menor de edad se
encontraba en recuperación en un hospital, derivado de una intervención por un coágulo
sanguíneo en la región occipital derecha del cerebro. Derivado de lo que parece ser una mala
praxis en la atención médica en la recuperación de la cirugía —ello no ha sido todavía
determinado—, a la menor se le afectó y empeoró su condición al grado de sufrir un paro
cardiorrespiratorio que le produjo una hipoxia cerebral y como consecuencia, un daño en el
cerebro que le ocasionó una condición de cuadriplejia, ello se originó por hechos llevados a cabo el
29 de enero de 1998. Derivado de estos hechos, la madre de la menor presentó una querella el 26
de abril de 1999, por lo que ese mismo día se ordenó dar inicio a la averiguación previa.
Posteriormente, y tras el desahogo de diversas actuaciones, mediante resolución del 3 de enero
de 2006, el Ministerio Público decretó no ejercer la acción penal. Lo anterior motivó que la madre
de la afectada promoviera recursos ordinarios y juicios de amparo en contra de esta
determinación, por lo que el 14 de febrero de 2008, se resolvió revocar la resolución de no
ejercicio de la acción penal y devolver el expediente al agente del Ministerio Público.
Posteriormente, y una vez que se consignó la averiguación, se emitió una orden de aprehensión,
únicamente, en contra de la enfermera que atendió a la menor en el momento de los hechos, por
los delitos de lesiones culposas, responsabilidad médica, técnica y administrativa, y uso de
documento falso. Ante esta situación, la enfermera solicitó al Juez natural la prescripción de la
acción penal, por el tiempo que había transcurrido. El referido Juez determinó que no había
prescrito la acción. A partir de lo anterior, la enfermera promovió un juicio de amparo, el cual se
concedió por el Juez de Distrito al considerar que efectivamente estaba prescrita la acción. La
madre de la afectada interpuso un recurso de revisión y el Tribunal Colegiado que conoció del
asunto, solicitó a esta Suprema Corte de Justicia se atrajera el caso. La importancia y trascendencia
del asunto radica en que, al conocer del fondo, la Primera Sala deberá pronunciarse en relación a
si fue adecuado que el Juez de Distrito concediera el amparo porque operaba la prescripción aun
cuando, como lo sostiene el Tribunal Colegiado, se presentó una actuación irregular por parte del
Ministerio Público que generó una prolongación inusual en la etapa de la averiguación previa.
XCIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
CI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
CVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
El suscrito concurrió en defensa de mis derechos al debido proceso, a mi derecho de defensa al no haberse admitido a trámite el INCIDENTE
DE LIBERTAD POR DESVANECIMIENTO DE DATOS formulado por el suscrito a la responsable C. Juez de Control del Distrito Judicial de
Tlalnepantla en el Estado de México emitió el siguiente acuerdo en la carpeta Administrativa XXX/2014, derivado de los datos surgidos
durante la etapa de investigación complementaria y con los cuales se acredita la inocencia indiscutible del suscrito los cuales pedí vía
Incidente fueran analizados por el Juez de Control en la carpeta XXXX2/2014 a efecto de determinar que los datos que sirvieron de
vinculación durante la etapa de investigación complementaria se había desvanecido y la violación a mis derechos humanos que podría
representar prolongar mi privación de libertad o ante la falta de ética y de principios de honestidad del Misterio Publico sujetarme a una
ilegal acusación que me llevaría a un innecesario Juicio Oral, sustentado en elementos que se desvanecieron durante la etapa de
investigación complementaria, omitiendo primeramente el Juez de Control y hoy el Aquo Juez Décimo Cuarto de Distrito en su resolución
que se impugna derivada del Juicio de Garantías XXX/2014 omitió cumplir con su obligación de garantizar los Derechos Humanos del
suscrito y de aplicar el Control convencional y constitucional al que nuestra Ley Suprema lo obliga y con ello violando y trasgrediendo los
principios y derechos Internacionales consagrados en los artículos 1, 2, 3, 7, 8 y 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
adoptada y ratificada por nuestro país, así como los artículos 3, 9, 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
Amparo directo 436/2012. Gabriela Salazar González. 16 de mayo de 2013. Unanimidad de votos. Ponente: José Carlos Rodríguez
Navarro. Secretario: Eucario Adame Pérez.
Amparo directo 225/2013. 15 de agosto de 2013. Unanimidad de votos. Ponente: José Carlos Rodríguez Navarro. Secretaria: Griselda
Tejada Vielma.
Contradicción de tesis 259/2011. Entre las sustentadas por el Primer y Segundo Tribunales Colegiados, ambos del Trigésimo Circuito. 30
de noviembre de 2011. Mayoría de tres votos. Disidentes: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia y José Ramón Cossío Díaz. Ponente: Jorge Mario
Pardo Rebolledo. Secretario: Jesús Antonio Sepúlveda Castro.
Tesis de jurisprudencia 18/2012 (10a.). Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha dieciocho de enero de dos
mil doce.
Nota: Por ejecutoria del 15 de enero de 2014, la Segunda Sala declaró sin materia la contradicción de tesis 263/2013 derivada de la
denuncia de la que fue objeto el criterio contenido en esta tesis.
SEGUNDO:
FUENTE DE AGRAVIO: Lo constituye la violatoria resolución de fecha 19 de noviembre de 2014 emitida en el Juicio de garantías con
número de expediente 1209/2014 tramitada en el Juzgado Décimo Cuarto de Distrito en el Estado de México.
DISPOSICIONES NORMATIVAS VIOLADAS. Se viola en mi perjuicio lo establecido por los artículos 1, 16, 20 y 133 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos y 24, 26 y 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de fecha 23 de mayo de 1969
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 14 de febrero de 1975, artículos 1,2, 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos adoptada en San José de Costa Rica, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 07 de mayo de 1981, artículos 2, 3, 9 y 14
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 22 de junio de 1981.la libertad por
CVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
desvanecimiento de datos está pensada por el legislador para que una persona sujeta a un procedimiento penal pueda recobrar su libertad
antes del dictado de una sentencia definitiva, porque no tiene sentido que pase por todo el proceso, cuando ya desaparecieron los medios de
prueba con que se contaba para mantenerlo en ese estado.
EXPRESIÓN DE AGRAVIO:
La libertad por desvanecimiento de datos está pensada por el legislador para que una persona sujeta a un procedimiento penal pueda
recobrar su libertad antes del dictado de una sentencia definitiva, porque no tiene sentido que pase por todo el proceso, cuando ya
desaparecieron los medios de prueba con que se contaba para mantenerlo en ese estado, siendo que por el contrario a como lo afirma el Juez
de Control y sostenido en su violatoria resolución por el Aquo Juez Décimo Cuarto de Distrito del Estado de México en la resolución que hoy
se impugna, LA FIGURA DEL INCIDENTE SE ENCUENTRA CONTEMPLADA EN EL ACTUAL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES PARA EL
ESTADO DE MÉXICO vigente para el Sistema Acusatorio, Adversarial y Oral en el Estado de México, basta observar el contenido del artículo
2 del Código Adjetivo de la entidad que enuncia lo siguiente:
Artículo 2. A fin de garantizar el respeto a los principios procesales contenidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
en los tratados Internacionales celebrados y en este código, el proceso penal será de tipo acusatorio, Adversarial y oral:
a) Acusatorio en tanto quien sostenga la acusación tendrá la carga de determinar el hecho típico, y probar los hechos que acrediten la
responsabilidad penal de las personas, sin que los tribunales puedan asumir ni rebasar los términos de la acusación, preservándose en
todo momento la distinción entre las funciones propias de la acusación, de la defensa y del juez o tribunal de juicio oral.
b) Adversarial en tanto implica una contienda entre partes en situación de igualdad procesal sometidas a la jurisdicción.
c) Oral en tanto las pretensiones, argumentaciones y pruebas en el desarrollo del proceso se deben plantear, introducir y desahogar en
forma oral ante el juez o tribunal, bajo los principios de inmediación y contradicción, sin perjuicio de que la legislación pueda establecer
casos en que los incidentes, recursos y cualquier otras solicitudes de trámite se formulen por escrito o por cualquier
Por otra parte no existe criterio ni jurisprudencia que refiere la improcedencia de los Incidentes en el Sistema Acusatorio, Adversarial y
Oral por los contrarios nuestros Máximos Tribunales han emitido los siguientes criterios, donde establecen la naturaleza objeto y finalidad
del Incidente de Desvanecimiento de Datos, criterios que no han sido superados por contradicción o perdido vigencia:
Tesis: XXIV.1 P
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Novena Época 192392
Tribunales Colegiados de Circuito
Tomo XI, Febrero de 2000 Pag. 1077
Tesis Aislada(Penal)
LIBERTAD POR DESVANECIMIENTO DE DATOS. PARA QUE PROCEDA ESTE INCIDENTE, DEBE PLANTEARSE EN EL PERIODO DE
INSTRUCCIÓN (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE NAYARIT). El artículo 355 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de Nayarit,
establece que la libertad por desvanecimiento de datos procede en los siguientes casos: "I. Cuando durante la instrucción se desvanezcan
plenamente los datos que sirvieron para demostrar la existencia del cuerpo del delito; y II. Cuando en cualquier periodo de la instrucción
aparezcan desvanecidos los elementos demostrativos que sirvieron de apoyo a la presunta responsabilidad del procesado.". De lo
transcrito, se desprende que, para que resulte legalmente factible y oportuno el trámite del incidente de libertad por desvanecimiento de
datos, debe, necesariamente, plantearse en el periodo de instrucción, pues en las dos hipótesis de referencia, se establece la etapa
procesal precisa en la que puede decretarse la libertad cuando se desvanezcan los datos relativos a la comprobación del cuerpo del
delito, o de la probable responsabilidad del indiciado y en ambos casos, resulta coincidente que sea "durante la instrucción" y "en
cualquier periodo de la instrucción". Lo anterior cobra relevancia si se tiene presente que el artículo 1o. del propio ordenamiento legal,
dispone que el procedimiento penal tiene cinco periodos, a saber: el de averiguación previa, el constitucional, el de instrucción, el de
juicio, y el de ejecución. Por lo que hace al de instrucción, se comprenden las diligencias practicadas por los tribunales con el fin de
averiguar la existencia de los delitos, las circunstancias en que se hubiesen cometido, y establecer la responsabilidad o irresponsabilidad
del inculpado; en el periodo de juicio, el Ministerio Público precisa la acusación y el acusado su defensa, concluyendo con la sentencia
definitiva dictada por el Juez de la causa; de donde se desprende que el legislador ordinario, al precisar las etapas del procedimiento
penal, en el artículo 355 previamente invocado, también limitó la oportunidad para que fuera planteado el incidente de libertad por
desvanecimiento de datos, para que se promueva precisamente hasta antes de que se decrete cerrada la instrucción, pues para ello
distinguió los periodos del proceso, dándoles una autonomía a cada uno de ellos.
Amparo en revisión 170/99. 27 de octubre de 1999. Unanimidad de votos. Ponente: Víctor Jáuregui Quintero. Secretaria: María Soledad
Ambrosio Ramos
TERCERO.-
FUENTE DE AGRAVIO: Lo constituye la violatoria resolución de fecha 19 de noviembre de 2014 emitida en el Juicio de garantías con
número de expediente 1209/2014 tramitada en el Juzgado Décimo Cuarto de Distrito en el Estado de México.
DISPOSICIONES NORMATIVAS VIOLADAS. Se viola en mi perjuicio lo establecido por los artículos 1, 16, 20 y 133 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos y 24, 26 y 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de fecha 23 de mayo de 1969
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 14 de febrero de 1975, artículos 1,2, 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos adoptada en San José de Costa Rica, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 07 de mayo de 1981, artículos 2, 3, 9 y 14
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 22 de junio de 1981.la libertad por
desvanecimiento de datos está pensada por el legislador para que una persona sujeta a un procedimiento penal pueda recobrar su libertad
antes del dictado de una sentencia definitiva, porque no tiene sentido que pase por todo el proceso, cuando ya desaparecieron los medios de
prueba con que se contaba para mantenerlo en ese estado.
EXPRESION DE AGRAVIO
Lo cierto es que en el proceso penal mixto y el acusatorio y oral requieren para su articulación de la investigación preliminar del hecho
respecto del cual se solicitará la aplicación de la ley, en el proceso penal mixto, la averiguación previa es la fase en la que se recopilan los
elementos de prueba que permiten sostener la existencia del cuerpo del delito y la probable responsabilidad del imputado, por lo que la tarea
investigadora debe ser más estricta. En cambio, en el sistema procesal penal acusatorio y oral, la integración de la carpeta de investigación
no requiere de una tarea investigadora reforzada, pues sólo debe contener elementos suficientes para justificar, racionalmente, que el
imputado sea presentado ante el Juez de Garantía. Así, la diferencia sustancial en lo que respecta a los elementos que debe contener una
averiguación previa, en relación con los datos de prueba contenidos en una carpeta de investigación, consistente en el nivel de
reforzamiento de los elementos probatorios arrojados para establecer las razones que permiten presumir la existencia de un hecho delictivo,
en ambos casos para garantizar los principios de Inocencia y evitar una reclusión prolongada e innecesaria cuando los elementos o datos
que sustentaron una imputación, consignación y vinculación se desvanezcan y garantizar los derechos humanos del gobernado al que se le
pretende llevar a una acusación y a proceso o Juicio Oral, el legislador en la ley adjetiva contempla la figura del Incidente, no
necesariamente nombrado específicamente pues es sabido que estos obedecen a cuestiones que van surgiendo durante la vía principal y
deben ser resueltos a priori con antelación a una Sentencia Definitiva, sin que exista en el sistema acusatorio el impedimento de
tramitación de Incidentes y menos aquellos que tienen como finalidad la defensa del gobernado pues se le estaría negando su derecho
mismo de defensa cuestión que un sistema garantista como el nuestro no puede ni debe ocurrir, por lo que la finalidad del amparo
promovido no era que se decretara una libertad por los desvanecimiento de datos, ni siquiera entrar al estudio de estos pues tan solo que al
no existir impedimento legal (Lo que no está prohibido está permitido) el Juez de Control diera trámite y entrara al estudio del Incidente de
desvanecimiento de datos que ilegalmente desecho bajo argumentos subjetivos y que fueron confirmados de manera incongruentes por el
Aquo Juez Décimo Cuarto de Distrito en el Estado de México en la sentencia de amparo que hoy se recurre. Peor aún que como se desprende
de la simple lectura de la resolución recurrida el Aquo en la foja 21 de la Sentencia donde califica los argumentos del Incidente de
Desvanecimiento de Datos promovido por el suscrito al considerarlo insuficiente cuestión que lo hacen tendencioso y resolver cuestiones
mayores a las que conforman el Acto Reclamado.
SUPLENCIA DE LA QUEJA.
Por último solicito a este Tribunal Federal que con fundamento en la Legislación en Materia de Amparo, se supla la deficiencia de la queja
planteada a favor de quejoso, por los defectos y deficiencias que pudiera tener el presente recurso.
CVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Por lo antes expuesto, a Usted CC. Magistrados, atentamente les pido se sirva:
PRIMERO.-Tenerme por presentado en los términos del presente escrito, promoviendo RECURSO DE REVISIÓN en contra de la resolución de
fecha 19 de noviembre de 2014 emitida en el Juicio de Amparo Indirecto XXX/2014, tramitado en el Juzgado Décimo Cuarto de Distrito en
el Estado de México publicada el día 21 de noviembre de 2014.
SEGUNDO.- Tener por hechas las anteriores manifestaciones para los efectos legales a que haya lugar dar trámite al Recurso de Revisión y
en su momento emitir la resolución que en derecho corresponda.
Por cuestión de método, se proceden a analizar, en primer término, los agravios hechos valer por la representante del quejoso, donde
se alega la inconstitucionalidad del artículo 190 del Código Penal del Estado de Aguascalientes que prevé el delito de vagancia y
malvivencia, dado que de ser fundados dichos argumentos, ello traería como consecuencia la concesión del amparo por lo que
respecta a dicha inconstitucionalidad y sería ocioso el estudio de los argumentos expuestos por la autoridad responsable respecto de
la legalidad en la concesión del amparo en relación con dicho delito.
Son ineficaces en parte los agravios hechos valer por la autorizada del quejoso y esencialmente fundados en otra, suplidos en
deficiencia de la queja en términos de la fracción II del artículo 76 bis de la Ley de Amparo, suficientes para modificar la
resolución constitucional recurrida.
En principio, debe decirse que son inoperantes los argumentos donde la recurrente aduce que la Juez de Distrito al interpretar los
artículos 5o., 31, fracción IV y 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanosvioló en perjuicio de su
representado las garantías de seguridad jurídica, de igualdad, y de debida motivación y fundamentación previstas en los
artículos 14 y 16 constitucionales.
Lo anterior es así, dado que el Juez de Distrito al actuar como Juez de amparo, la función jurisdiccional que ejerce es la de control
constitucional a través de la cual analiza si existió o no violación a las garantías individuales del quejoso, dado que su finalidad
específica y legal es la de tutelar garantías individuales contra transgresiones en que puedan incurrir las autoridades señaladas
como responsables, por lo que no pueden violar a su vez garantías individuales ni precepto alguno de nuestra Carta Magna, por ser
precisamente esa la materia de su actividad jurisdiccional y, en todo caso, únicamente podría infringir disposiciones de la Ley de
Amparo que es la que regula su función, ya que de no estimarse así, se desnaturalizaría el juicio de amparo, el cual constituye el
único medio para reclamar actos contrarios a la Constitución, mas no el recurso de revisión, como en la especie lo aduce la
autorizada del quejoso.
De ahí que resulten inoperantes los argumentos tendientes a poner de manifiesto que el Juez de Distrito que conoció del juicio de
amparo, violó en perjuicio de su representado las garantías de seguridad jurídica, de igualdad, y de debida motivación y
fundamentación previstas en los artículos 14 y 16 constitucionales.
Funda lo anterior la jurisprudencia número 2/97, aprobada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la
contradicción de tesis 14/94, publicada en las páginas 28 y 29, T.V., Materia Común, del A. al Semanario Judicial de la Federación
1917-2000, cuyos rubro y texto son:
AGRAVIOS INOPERANTES. LO SON LOS QUE SOSTIENEN QUE LOS JUZGADORES DE AMPARO VIOLAN GARANTÍAS INDIVIDUALES, SOLAMENTE EN
ESE ASPECTO. Históricamente las garantías individuales se han reputado como aquellos elementos jurídicos que se traducen en medios de salvaguarda de las
prerrogativas fundamentales que el ser humano debe tener para el cabal desenvolvimiento de su personalidad frente al poder público. Son derechos públicos
subjetivos consignados en favor de todo habitante de la República que dan a sus titulares la potestad de exigirlos jurídicamente a través de la verdadera garantía de
los derechos públicos fundamentales del hombre que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos consigna, esto es, la acción constitucional de amparo.
Los Jueces de Distrito, al conocer de los distintos juicios de amparo de su competencia, y no de procesos federales, ejercen la función de control constitucional y, en
ese caso, dictan determinaciones de cumplimiento obligatorio y obran para hacer cumplir esas determinaciones, según su propio criterio y bajo su propia
responsabilidad, por la investidura que les da la ley por lo que, a juicio de las partes, pueden infringir derechos subjetivos públicos de los gobernados. Ahora bien,
aun y cuando en contra de sus decisiones procede el recurso de revisión, éste no es un medio de control constitucional autónomo, a través del cual pueda analizarse
la violación a garantías individuales, sino que es un procedimiento de segunda instancia que tiende a asegurar un óptimo ejercicio de la función judicial, a través del
cual, el tribunal de alzada, con amplias facultades, incluso de sustitución, vuelve a analizar los motivos y fundamentos que el Juez de Distrito tomó en cuenta para
emitir su fallo, limitándose a los agravios expuestos. Luego, a través del recurso de revisión, técnicamente, no deben analizarse los agravios consistentes en que el
Juez de Distrito violó garantías individuales al conocer de un juicio de amparo, por la naturaleza del medio de defensa y por la función de control constitucional que el
a quo desempeña ya que, si así se hiciera, se trataría extralógicamente al Juez del conocimiento como otra autoridad responsable y se desnaturalizaría la única vía
establecida para elevar las reclamaciones de inconstitucionalidad de actos, que es el juicio de amparo; es decir, se ejercería un control constitucional sobre otro
control constitucional.
En cambio, son sustancialmente fundados, mejorados en suplencia de la queja en términos del artículo 76 bis, fracción II, de la Ley
de Amparo, los agravios vertidos en relación con que el artículo 190 del Código Penal del Estado de Aguascalientes, que prevé el
delito de vagancia y malvivencia, viola en perjuicio del quejoso las garantías de libertad, igualdad y seguridad jurídica contenidas en
los artículos 1o., 14, 16 y 23 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Precisa indicar que aun cuando en sus conceptos de violación o en sus agravios el recurrente no hubiera señalado que se
transgredieron sus garantías individuales que consagran los cuatro artículos de la Constitución referidos, lo cierto es que, en la
especie, procede la suplencia de la deficiencia de la queja en favor del promovente del amparo, de conformidad con lo dispuesto por
el artículo 76 bis, fracción II, de la Ley de Amparo, por tratarse de la materia penal y por ser el quejoso la parte reo en la causa
criminal de donde deriva el acto reclamado, ya que dichos precepto y fracción no hacen distingo alguno de si la suplencia de la queja
sólo opera en cuestiones de legalidad o inconstitucionalidad, bastando para esta última que la ley constituya el acto reclamado y que
se designe como autoridad responsable al órgano legislativo que expidió la ley atacada de inconstitucional, requisitos que se colman
en el presente juicio y que obligan a este órgano colegiado a estudiar incluso cuestiones novedosas que advierta de oficio respecto
de la inconstitucionalidad que se delató del artículo 190 del Código Penal del Estado de Aguascalientes.
Funda lo anterior la tesis P. CLXVI/2000, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en la
página 45, Tomo XII, octubre de 2000, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, de rubro y texto
siguientes:
SUPLENCIA DE LA DEFICIENCIA DE LA QUEJA EN MATERIA PENAL. OPERA EN LOS RECURSOS DE REVISIÓN COMPETENCIA DE LA SUPREMA CORTE
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, AUN CUANDO LOS AGRAVIOS QUE LOS SUSTENTAN, REFERIDOS A LA CONSTITUCIONALIDAD DE UNA LEY, SEAN
NOVEDOSOS RESPECTO DE LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN AUSENTES EN LA DEMANDA ORIGINAL. Si
CIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
ARTICULO 204.- Al que con ánimo de lucro después de la ejecución de un delito y sin haber
participado en éste adquiera, reciba u oculte el producto de aquél, a sabiendas de esta
circunstancia, o al que ayude a otro para los mismos fines, se le aplicará prisión de 6 meses a 3
años y de 15 a 90 días multa.
ARTICULO 205.- Al que hubiese adquirido u ocultado el producto del delito sin conocimiento de su
ilegítima procedencia, por no poner el cuidado necesario para asegurarse de que la persona de
quien lo recibió tenía derecho para disponer de aquél, se le aplicará hasta la mitad de las penas
señaladas en el Artículo anterior. (DEROGADO SEGUNDO PARRAFO, P.O. 4 DE JUNIO DE 1992)
ARTICULO 206.- En los casos de los delitos previstos por este Título, no se aplicará pena alguna si el
agente restituye el objeto del delito y paga los daños y perjuicios, o no siendo posible la restitución
cubre su valor y los daños y perjuicios, antes de que la autoridad investigadora tome conocimiento
del ilícito, cuando sea la primera vez que delinque y el delito no se hubiere cometido con violencia.
Hace más de un año, el Juez Cuarto de Distrito de Procesos Penales del Estado de Jalisco concedió a Fonseca -por su senilidad, múltiples enfermedades y dictamen que asegura que ya
no es peligroso para la sociedad- la medida de seguridad de confinamiento, que consiste “en la obligación de residir en determinado lugar y no salir de él”.
Para gozar de este beneficio, la legislación señala que “el Ejecutivo hará la designación del lugar, conciliando las exigencias de la tranquilidad pública con la salud y las necesidades
del condenado”. Sin embargo, es fecha que las autoridades administrativas no autorizan el sitio definitivo para que “Don Neto” salga del Centro Federal de Readaptación Social
Número 2 en Puente Grande, Jalisco.
A través de su defensa, la familia de Ernesto Fonseca proporcionó un domicilio en la Ciudad de México para que autoridades ministeriales y posteriormente las judiciales lo aprueben.
Ya se le practicaron diversas pruebas periciales al inmueble para garantizar su seguridad y prevenir un eventual ataque o alguna fuga del narcotraficante, pero al asunto le siguen dando
largas.
Ante esta situación, los abogados de “Don Neto” promovieron el amparo que ya fue concedido para los siguientes efectos: que dentro de un máximo de 30 días, el Juez Cuarto de
Distrito de Procesos Penales del Estado de Jalisco “realice todas y cada una de las gestiones que estén a su alcance, haciendo uso de los medios legales impuestos en la ley aplicable, a
efecto de que se ordenen y desahoguen las pruebas que se estimen necesarias para la debida resolución referente a la idoneidad (o no) del domicilio propuesto por la defensa donde se
deberá llevar a cabo la medida de confinamiento otorgada”.
Inconforme por la resolución, el Agente del Ministerio Público de la Federación interpuso el recurso de revisión. El propio quejoso interpuso el recurso revisión adhesiva, pues pensaba
se le concedería una protección más amplia que resolvería el fondo del asunto.
Luego de dos meses de estudio, el Tribunal Colegiado que conoció de la impugnación, determinó confirmar el fallo, resumiendo que “las medidas de seguridad deben tramitarse y
resolverse en un plazo razonable, conforme al derecho humano de acceso a la impartición de justicia tutelado por el Artículo 17 Constitucional”.
PRONÓSTICO PESIMISTA
Al mismo tiempo que se realiza el trámite para que se cumpla con el confinamiento otorgado, el equipo legal de Fonseca Carrillo ha interpuesto incidentes y amparos para que se le
conceda un beneficio penitenciario por parte de un Juzgado especializado en ejecución de sentencias en la Ciudad de México.
Familiares del sinaloense, que analizan la posibilidad de llevar a cabo una rueda de prensa para dar a conocer la situación de “Don Neto”, han manifestado que el interno del penal de
máxima seguridad “Occidente” padece al menos 18 enfermedades delicadas y temen que el tiempo de la burocracia judicial y administrativa no les permita disfrutar la compañía de su
pariente con vida.
En dictámenes realizados durante los últimos años al capo, peritos médicos han asentado un pronóstico “muy malo para la función y la vida, de continuar las condiciones imperantes en
el lugar de su senectud (sic); la ausencia de medicamentos propios para evitar que siga deteriorándose su ya de por sí muy precario estado de salud física y mental; la ausencia de
alimentación propia para persona en condiciones críticas como la del sujeto aquí evaluado”.
A la fecha, el hombre que saltó a la fama junto a su socio, sobrino y compadre, Rafael Caro Quintero, por el caso Camarena, ha compurgado 31 años de prisión, de los 40 impuestos en
la mayor de las diversas sentencias que ha recibido por homicidios, secuestro, delitos contra la salud y asociación delictuosa, entre otros.
Del contenido de los artículos 1, 2, 3, 4, 5, 9, 10, 30, 107 a 115, 117, fracción I, 122 y 131 a 135 de la Ley Nacional de Ejecución
Penal, se advierte que el procedimiento de ejecución penal contiene un mecanismo de control denominado peticiones
administrativas, a través del cual las personas privadas de su libertad pueden reclamar, sin mayores formalismos, ante la autoridad
penitenciaria o el Juez respectivo, las omisiones inherentes a sus condiciones de internamiento que vulneran sus derechos. Ahora
bien, este mecanismo de control constituye un verdadero procedimiento conformado de diversas etapas, pues inicia con la
presentación de una petición formulada por los internos ante la autoridad penitenciaria correspondiente, en donde pueden ofrecer
pruebas o que la autoridad las recabe de oficio; en el caso de que el acto sea urgente puede ser suspendido de oficio y de inmediato
por un Juez, o bien, que éste ordene las acciones positivas necesarias para que cese, en caso de constituir una omisión; asimismo,
se prevé la posibilidad de que las decisiones adoptadas por la autoridad penitenciaria relacionadas con la petición sean impugnadas
a través de los recursos correspondientes. En esa virtud, el citado mecanismo de control previsto en la Ley Nacional de Ejecución
Penal constituye un medio de defensa sencillo, rápido y eficaz por medio del cual la persona privada de su libertad, puede reclamar
omisiones inherentes a sus condiciones de internamiento, por lo que antes de acudir al juicio de amparo indirecto, debe agotar dicho
mecanismo y los medios de impugnación previstos en su contra por la ley referida. Por lo que, si el interno promueve la acción
constitucional contra las omisiones inherentes a sus condiciones de internamiento, sin que previamente hubiera agotado el citado
mecanismo de control, actualizará la causa de improcedencia del juicio prevista en el artículo 61, fracción XX, de la Ley de Amparo,
en atención al principio de definitividad.
PRECEDENTES:
Contradicción de tesis 57/2018. Entre las sustentadas por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, el
Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito, el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo
CX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Circuito y el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Décimo Sexto Circuito. 17 de octubre de 2018. La votación se dividió en
dos partes: mayoría de cuatro votos por la competencia. Disidente: J.R.C.D.. Mayoría de tres votos en cuanto al fondo, de los
Ministros J.R.C.D., J.M.P.R. y A.G.O.M.. Disidentes: A.Z.L. de L. y N.L.P.H., quien reservó su derecho para formular voto particular.
Ponente: J.R.C.D.. Secretaria: A.M.Z.B..
Criterios contendientes:
El emitido por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, al resolver los amparos en revisión 257/2017 y
304/2017, en los que consideró que era procedente el juicio de amparo indirecto, a pesar de que los quejosos, antes de acudir al
juicio de amparo, no agotaron el procedimiento previsto en la Ley Nacional de Ejecución Penal para reclamar omisiones inherentes a
sus condiciones de internamiento, pues ni siquiera presentaron la petición administrativa ante la autoridad correspondiente.
El emitido por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito, al resolver el amparo en revisión 170/2017, en el
que consideró que era improcedente el juicio de amparo indirecto, porque los quejosos antes de acudir al amparo debieron iniciar el
procedimiento establecido en la Ley Nacional de Ejecución Penal, el cual da inicio con la petición correspondiente, pues los actos
reclamados constituyen omisiones inherentes a sus condiciones de internamiento, por lo que determinó que se actualizada la causa
de improcedencia prevista en el artículo 61, fracción XII, en relación con los diversos 5o., fracción I y 6o., todos de la Ley de
Amparo.
El emitido por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Décimo Sexto Circuito, al resolver el amparo en revisión 809/2016 en
el que consideró que era improcedente el juicio de amparo indirecto, porque los quejosos antes de acudir al amparo debieron iniciar
el procedimiento establecido en la Ley Nacional de Ejecución Penal, el cual da inicio con la petición correspondiente, pues los actos
reclamados constituyen omisiones inherentes a sus condiciones de internamiento, por lo que determinó que se actualizada la causa
de improcedencia prevista en el artículo 61, fracción XVIII de la Ley de Amparo.
Tesis de jurisprudencia 79/2018. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión privada del veintiocho de noviembre de
dos mil dieciocho.
Nota: De la sentencia que recayó al amparo en revisión 809/2016, resuelto por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del
Décimo Sexto Circuito, derivaron las tesis aisladas XVI.1o.P.16 P (10a.), XVI.1o.P.13 P (10a.), XVI.1o.P.15 P (10a.), XVI.1o.P.14 P
(10a.) y XVI.1o.P.12 P (10a.), de títulos y subtítulos: “IMPROCEDENCIA DEL JUICIO DE AMPARO EN MATERIA PENAL. NO SE
ACTUALIZA LA HIPÓTESIS PREVISTA EN LA FRACCIÓN XX DEL ARTÍCULO 61 DE LA LEY DE LA MATERIA, SI SE RECLAMAN HECHOS,
ACTOS U OMISIONES RESPECTO DE LAS CONDICIONES DE INTERNAMIENTO EN UN CENTRO DE RECLUSIÓN.”, “PETICIÓN
ADMINISTRATIVA ANTE LA AUTORIDAD PENITENCIARIA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 107 DE LA LEY NACIONAL DE EJECUCIÓN
PENAL. CONSTITUYE UN MEDIO DE DEFENSA JUDICIALIZADO.”, “PETICIÓN ADMINISTRATIVA ANTE LA AUTORIDAD PENITENCIARIA
PREVISTA EN EL ARTÍCULO 107 DE LA LEY NACIONAL DE EJECUCIÓN PENAL. DEBE AGOTARSE PREVIO A ACUDIR AL JUICIO DE
AMPARO, CUANDO SE RECLAMEN HECHOS, ACTOS U OMISIONES RESPECTO DE LAS CONDICIONES DE INTERNAMIENTO EN UN
CENTRO DE RECLUSIÓN.”, “PETICIÓN ADMINISTRATIVA ANTE LA AUTORIDAD PENITENCIARIA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 107 DE
LA LEY NACIONAL DE EJECUCIÓN PENAL. ES EL MEDIO DE IMPUGNACIÓN IDÓNEO PARA IMPUGNAR HECHOS, ACTOS U OMISIONES
RESPECTO DE LAS CONDICIONES DE INTERNAMIENTO EN UN CENTRO DE RECLUSIÓN.” y “PROCEDIMIENTO DE EJECUCIÓN PENAL.
SU COMPRENSIÓN CONFORME AL NUEVO PARADIGMA CONSTITUCIONAL EN LA MATERIA.”, publicadas en el Semanario Judicial de
la Federación del viernes 26 de enero de 2018 y en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 50, Tomo
IV, enero de 2018, páginas 2170, 2212, 2213, 2214 y 2216, respectivamente.
Esta tesis se publicó el viernes 07 de diciembre de 2018 a las 10:19 horas en el Semanario Judicial de la Federación y, por ende, se
considera de aplicación obligatoria a partir del lunes 10 de diciembre de 2018, para los efectos previstos en el punto séptimo del
Acuerdo General Plenario 19/2013
ADR 3623/2014
Y reitera que, al tratarse de un derecho fundamental, es indiscutible que los tribunales de amparo
también se encuentran obligados a protegerlo en el caso de que su contenido no haya sido
respetado por los tribunales de instancia. Enseguida, la Sala procede al análisis del principio a
partir de sus precedentes: amparo en revisión 349/2012, donde se determinó que el principio de
presunción de inocencia, en sede penal, tiene tres vertientes: a) como regla probatoria:
La Sala repasa los precedentes tanto del amparo en revisión 349/2012, como del amparo directo
4380/2013, donde se explicó que el primer requisito que deben cumplir los medios probatorios
para poder vencer la presunción de inocencia entendida como estándar de prueba es que puedan
calificarse como pruebas de cargo y que “sólo puede considerarse prueba de cargo aquella
encaminada a acreditar directa o indirectamente los hechos relevantes en un proceso penal: la
existencia del delito y/o la responsabilidad penal del procesado”, lo que implica que “para
determinar si una prueba de cargo es directa o indirecta hay que atender a la relación entre el
objeto del medio probatorio y los hechos a probar en el proceso penal”. b) como estándar de
prueba: Apoyada en el amparo en revisión 349/2012, la Sala explica que en esta vertiente, la
presunción de inocencia “puede entenderse como una norma que ordena a los jueces la
absolución de los inculpados cuando durante el proceso no se han aportado pruebas de cargo
suficientes para acreditar la existencia del delito y la responsabilidad de la persona”, de tal manera
que deben “distinguirse dos aspectos implícitos en esta vertiente de la presunción de inocencia: (i)
lo que es el estándar propiamente dicho: las condiciones que tiene que satisfacer la prueba de
cargo para considerar que es suficiente para condenar; y (ii) la regla de carga de la prueba,
entendida en este contexto como la norma que establece a cuál de las partes debe perjudicar
procesalmente el hecho de que no se satisfaga el estándar de prueba. La Sala reitera los
precedentes de los amparo directo en revisión 715/2010, el amparo en revisión 466/2011, el
amparo en revisión 349/2012, el amparo directo 78/2012 y el amparo directo 21/2012 en que se
dijo que para poder considerar que hay prueba de cargo suficiente para enervar la presunción de
inocencia, el juez debe cerciorarse de que las pruebas de cargo desvirtúen la hipótesis de
inocencia efectivamente alegada por la defensa en el juicio (ver el apartado anterior) y, al mismo
tiempo, en el caso de que existan, debe descartarse que las pruebas de descargo o contraindicios
den lugar a una duda razonable sobre la hipótesis de culpabilidad sustentada por la parte
acusadora.
Con respecto a ello, la Sala explica que la suficiencia de las pruebas de cargo sólo se puede
establecer en confrontación con las pruebas de descargo, de tal manera que estas últimas
“pueden dar lugar a una duda razonable tanto en el caso de que cuestionen la fiabilidad de las
pruebas de cargo, como en el supuesto en que la hipótesis de inocencia efectivamente alegada
por la defensa esté corroborada por esos elementos exculpatorios”.
Es decir, puede actualizarse una duda razonable en los casos en los que la defensa del acusado no
propone propiamente una hipótesis de inocencia, sino una versión de los hechos que sólo es
incompatible con algunos aspectos del relato de la acusación. Además de que se destaca que la
duda debe surgir del análisis de las pruebas disponibles y “debe entenderse como la existencia de
incertidumbre racional sobre la verdad de la hipótesis de la acusación” y no como una convicción
íntima o un estado mental del juzgador. El derecho a la presunción de inocencia en su vertiente de
estándar de prueba exige contar con un alto nivel de confirmación de la hipótesis de la acusación
para poder declararla suficientemente probada: la culpabilidad del imputado debe probarse más
allá de toda duda razonable.
La Sala explica que la obligación que impone el derecho a la presunción de inocencia a un tribunal
de amparo consiste en verificar si a la luz del material probatorio disponible, el tribunal de
instancia tenía que haber dudado de la culpabilidad del acusado, al existir evidencia que permita
justificar la existencia de una incertidumbre racional sobre la verdad de la hipótesis de la
acusación, ya sea porque ésta no se encuentre suficientemente confirmada o porque la hipótesis
de inocencia planteada por la defensa esté corroborada.
CXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En este sentido, se explica que la duda razonable puede presentarse al menos en dos situaciones
relacionadas con la existencia de pruebas de descargo: (i) cuando las pruebas de descargo
confirman la hipótesis de la defensa (ya sea de inocencia o que simplemente plantee una
diferencia de grado con la hipótesis de la acusación) puede surgir una duda razonable al estar
probada una hipótesis total o parcialmente incompatible con la hipótesis de la acusación; y (ii)
también puede surgir una duda razonable cuando las pruebas de descargo cuestionan la
credibilidad o el peso o la fuerza probatoria de las pruebas de cargo que sustentan la hipótesis de
la acusación a tal punto que se genere una incertidumbre racional sobre la verdad de ésta.
En este sentido, concluye la Sala que la manera en la que opera el estándar de prueba tiene como
presupuesto necesario dos premisas básicas en relación con el conocimiento de los hechos en el
proceso penal: (i) La conclusión probatoria en relación con la existencia de un delito y/o la
responsabilidad de una persona sólo puede establecerse con cierto grado de probabilidad (no hay
nunca certeza absoluta); (ii) el proceso penal constituye un mecanismo institucional que tiene
como objetivo la averiguación de la verdad, donde normalmente están en competencia dos
versiones sobre los hechos jurídicamente relevantes: la hipótesis de la acusación y la hipótesis de
la defensa.
La Sala no realiza un análisis sobre la tercera vertiente del principio de presunción de inocencia: c)
como regla de trato procesal, por considerar que no era necesario en el caso. En el caso, la
Primera Sala considera que la detención fue ilegal pues no se cumplieron con los extremos
constitucionales que debe cumplir una detención por parte de la autoridad. También, considera
que resultan contrarios a la doctrina de la Sala los argumentos esgrimidos por el Tribunal
Colegiado para avalar que la Sala responsable restara valor probatorio a algunas pruebas de
descargo pues no hay nada censurable al hecho de que las pruebas de descargo tiendan a apoyar
la versión de los hechos que mantiene la defensa. Con respecto al derecho a la no
autoincriminación y el derecho a interrogar a los testigos de cargo, la Sala concluye que el
Colegiado omitió su análisis. La Sala revoca la sentencia y devuelve al Tribunal Colegiado para
efectos.
CXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
El ministro ponente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea precisó que la prueba de ADN “incide en el derecho a la
dignidad, a la intimidad y a la integridad física, pues puede extraerse información genética del individuo, perfiles o
rasgos biológicos que el sujeto no quiera hacer públicos”.
Dicha prueba también “proporciona información como perfiles o rasgos biológicos que el testigo en cuestión no
pretende hacer del conocimiento de otras personas”, puntualizó el ministro en la sesión pública de este jueves.
El precepto invalidado establecía que “cualquier persona que acuda como testigo a los procesos por esos delitos
de manera compulsiva deberá entregar al Estado una muestra de su material genético, lo que permite acceso sus
datos más íntimos”, refirió.
Reconoció que el objetivo del Congreso de Nuevo León era comprobar la identidad de los testigos a través de la
realización de una prueba genética antes de comparecer en algún juicio, aunque en la práctica obligaba a todos
los comparecientes a llevar cabo dicho procedimiento
CXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Este viernes 10 de febrero 2017 fue publicado en el
Semanario Judicial de la Federación la tesis
XXVII.3o.30 P (10a.), con número de registro 2013660,
cuyo rubro es “MEDIDAS CAUTELARES EN MATERIA
PENAL. CONFORME AL ARTÍCULO QUINTO
TRANSITORIO DEL DECRETO POR EL QUE SE
REFORMAN, ADICIONAN Y DEROGAN DIVERSAS
DISPOSICIONES, ENTRE OTROS, DEL CÓDIGO
NACIONAL DE PROCEDIMIENTOS PENALES,
PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA
FEDERACIÓN EL 17 DE JUNIO DE 2016, LOS
ARTÍCULOS 153 A 171 Y 176 A 182 DE DICHO
CÓDIGO, QUE REGULAN LO RELATIVO A LA
IMPOSICIÓN Y SUPERVISIÓN DE AQUÉLLAS,
PUEDEN APLICARSE AL SISTEMA DE JUSTICIA
PENAL TRADICIONAL”
La resolución que da origen a la citada tesis aislada, fue
emitida por Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo
Séptimo Circuito con sede en Cancún, Quintana Roo,
en el recurso de revisión 320/2016.
El asunto de fondo se originó bajo los efectos del
sistema penal tradicional, tramitándose en primera
instancia en el Juzgado Segundo Penal de Primera
Instancia del Distrito Judicial de Chetumal, Quintana
Roo. Dicho juzgador libró una orden de aprehensión por
la probable responsabilidad del inculpado -quejoso en el
amparo- en la comisión del delito de violación, el cual es
considerado como delito grave en el artículo 100 del
Código de Procedimientos Penales para el Estado de
Quintana Roo.
Posteriormente, el juez del proceso dictó auto de formal
prisión en contra del inculpado como probable
responsable en la comisión del delito de violación.
Seguido el trámite del proceso, dictó sentencia
absolutoria en favor del inculpado, ordenando su
absoluta e inmediata libertad.
CXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Contra la sentencia absolutoria, la parte agraviada
interpuso el recurso de apelación, del cual conoció la
Tercera Sala Especializada en Materia Penal del
Tribunal Superior de Justicia del Estado de Quintana
Roo, quien al resolver advirtió diversas violaciones al
procedimiento y ordenó al juez de primera instancia
declarar insubsistente la sentencia apelada y reponer el
procedimiento. En cumplimiento a ello el juez de
primera instancia ordenó la reaprehensión del
procesado y ordenó la suspensión del procedimiento.
Asi, el juez de distrito que conoció del juicio de amparo
indirecto, se avocó al estudio de la orden de
reaprehensión y negó el amparo y protección de la
justicia federal al quejoso, quien interpuso el recurso de
revisión y del cual conoció el Tercer Tribunal Colegiado
del Vigésimo Séptimo Circuito.
En un primer momento, el tribunal colegiado calificó de
inoperantes los agravios formulados por el quejoso, sin
embargo, en suplencia de la queja el tribunal advirtió
que era aplicable, de manera retroactiva a favor de
quejoso, el artículo quinto transitorio del decreto por el
que se reforman, adicionan y derogan diversas
disposiciones, entre otros, del Código Nacional de
procedimientos penales, publicado en el diario oficial de
la federación el 17 de junio de 2016, respecto del cual
determinó que debía ser aplicado en beneficio del
indiciado con miras a proteger el derecho humano de la
libertad personal, como es que pueda gozar del
derecho de una medida cautelar diversa a la prisión
preventiva, dado que había rebasado el tiempo máximo
de dos años de prisión preventiva que prevé la
constitución, en su artículo 20, apartado B, fracción IX
en relación con el artículo 165 del Código Nacional de
Procedimientos Penales.
CXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En la resolución se hace un estudio de la prisión
preventiva, del marco constitucional de esa figura, asi
como los criterios sostenidos por la Suprema Corte de
Justicia de la Nación y la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, para finalmente arribar al análisis
del artículo quinto transitorio del Código Nacional de
Procedimientos Penales sobre el cual versa la tesis
aislada comentada.
El tribunal concluye que el constituyente permanente
nunca restringió la aplicación de las medidas cautelares
previstas en el Código Nacional de Procedimientos
Penales, para ser aplicadas a procedimientos del
sistema tradicional, ya que por el contrario, con el
artículo quinto transitorio en comento, el legislador
pretendió dar derechos a los inculpados acorde con el
principio de presunción de inocencia que ha llevado al
derecho penal moderno a imponer como regla general,
que toda persona sometida a proceso penal debe ser
juzgada en libertad y que es sólo por vía de excepción
que se puede privar al procesado de la libertad.
También sostiene que el artículo quinto transitorio
cumple el principio de progresividad de los derechos
humanos tutelado en el artículo 1o. de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, que exige a
todas las autoridades del Estado Mexicano, en el
ámbito de su competencia, incrementar el grado de
tutela en la promoción, respeto, protección y garantía de
los derechos humanos y también les impide, en virtud
de su expresión de no regresividad, adoptar medidas
que sin plena justificación constitucional disminuyan el
nivel de la protección a los derechos humanos de
quienes se someten al orden jurídico del Estado
mexicano.
CXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
De esa forma, y en virtud que el inculpado había estado
en prisión preventiva por más de dos años, el tribunal
colegiado determinó que debía cesar dicha figura
jurídica y gozar de su libertad mientras sigue su
procedimiento. Y aunque la prisión preventiva de oficio,
es una restricción constitucional expresa en el artículo
19, el mismo constituyente permanente estableció en el
artículo 20, apartado B, fracción IX de la constitución,
que dicha medida cautelar tiene el plazo máximo de dos
años; caso en el cual, debe gozar de su libertad.
De esa forma, fue revocada la sentencia dictada por el
juez de distrito, y se concedió el amparo para que, entre
otras cosas, en audiencia, previa petición del indiciado
de la aplicación del artículo quinto transitorio del decreto
por el que se reforman, adicional y derogan diversas
disposiciones del Código Nacional de Procedimientos
Penales publicado en el Diario Oficial de la Federación
el diecisiete de junio de dos mil dieciséis, el juez de la
causa determinara el cese de la prisión preventiva por
haber transcurrido el plazo máximo constitucional de
dos años que se tiene para tal efecto.
Enseguida les comparto la versión publica de la
sentencia de donde deriva la tesis XXVII.3o.30 P (10a.),
que se ha señalado anteriormente
Afirmó que, en términos del artículo 8.h, de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, el derecho a recurrir un fallo implica que la resolución impugnada sea revisada en los
ámbitos del hecho, del derecho y de la pena.
El quejoso también consideró que el artículo 495 del Código de Procedimientos Penales de
Puebla19 es inconvencional “puesto que no es un recurso pleno ni corresponde al derecho
contenido en el artículo 8 del instrumento internacional citado”.
CXXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
El quejoso adujo que la decisión de la responsable limitó los principios de defensa, audiencia
y debido proceso, los cuales debían prevalecer por encima de las normas procesales.
También valoró incorrectamente las declaraciones de los sujetos pasivos del delito.
La autoridad responsable pasó por alto que el reconocimiento realizado por las víctimas a
través de una fotografía, se realizó sin cumplir el procedimiento de ley, pues no fue ordenado
por el Ministerio Púbico y los testigos no describieron al quejoso ni manifestaron que pudieran
reconocerlo.
Al respecto, el quejoso agregó que los afectados debieron realizar el reconocimiento por
separado, que indebidamente se les mostró solo la imagen del quejoso y que no se realizó un
registro de la diligencia.
Con base en ello, estimó que la prueba fue obtenida con violación al principio de presunción
de inocencia y que debió ser excluida.
El problema que surge en casos como el presente tiene que ver de modo preponderante con
una violación al debido proceso. El alegato normalmente se estructura en el sentido de que la
persona inculpada se ha quedado sin oportunidad de defensa, es decir, sin la posibilidad de
contradecir las pruebas de cargo en igualdad de armas que su acusador, porque su
reconocimiento tiene origen en una identificación por fotografías que ha sido inducida
En el amparo en revisión 338/2012, la Sala fue clara en señalar que la muestra de fotografías
será constitucional, siempre que cumpla con las formalidades dentro de la averiguación previa
por el Ministerio Público y no se induzca de forma alguna a las terceras personas a reconocer a
alguien. Dicha inducción puede darse si la muestra de una fotografía se hace de manera
aislada, es decir, si únicamente se muestra una fotografía y no se hace junto con un grupo de
otras fotografías.
72. Diversos estudios científicos en torno al proceso de memoria demuestran que el ser
humano no es capaz de captar una imagen perfecta o infalible de los acontecimientos
apreciados. Lo que un individuo de hecho percibe puede ser gravemente influenciado, por una
parte, por un conjunto de factores como el entorno social, cultural, los prejuicios, el estado de
CXXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
ánimo del observador o el transcurso del tiempo y, por otra parte, por otros factores que
inciden en la fiabilidad de la percepción visual y que, consecuentemente, impactan en la
integridad del proceso de memoria.
73. La memoria es falible y maleable. Por ello, aun presumiendo la buena fe de la víctima o
del testigo en la identificación fotográfica, lo cierto es que un acto de reconocimiento debe
realizarse con precauciones que hagan justicia al complejo proceso de percepción y asimilación
de información que supone recuperar una memoria vivida en condiciones extremas.
74. Como ha reconocido la Suprema Corte de Estados Unidos, lo que un testigo normalmente
debe declarar versa sobre un encuentro con un desconocido en circunstancias de emergencia y
estrés emocional. Su remembranza sobre ese encuentro puede distorsionarse fácilmente por
las circunstancias del caso o incluso por las acciones de la policía.
75. Así, cuando el tribunal de juicio oral tiene conocimiento de que el testimonio de la
víctima en parte descansa en la identificación por fotografías que realizó en la fase de
investigación del delito, su debe es verificar que el mismo no provenga de una inducción
indebida. Con ese fin, el tribunal debe analizar la totalidad de la circunstancias para determinar
si (i) la muestra fue innecesariamente sugestiva y (ii) si la muestra tenía elementos que la
hicieran propensa a generar una identificación equivocada.
76. Para evaluar el primer punto se deben analizar las circunstancias que rodearon a la
identificación (la urgencia, la posibilidad de otras formas más directas, menos manipulables, de
identificación) y, por ejemplo, si existían elementos que permitieran suponer que el acto se vio
indebidamente por prejuicios o estereotipos infundados.
77. En el segundo punto, el tribunal debe evaluar las condiciones de la imagen exhibida, es
decir, qué factores de la misma la hacen confiable como una forma de identificación respecto a
la persona que perpetró el delito. Para ponderar esta circunstancia, el tribunal debe analizar si
de acuerdo con la narrativa defendida por la acusación y sujeta a verificación en el juicio, el
testigo/víctima pudo ver directamente a la persona que la habría perpetrado el hecho, por
cuánto tiempo y en qué condiciones.
78. También se debe ponderar si el testigo o la víctima aportaron datos sobre el aspecto de
la persona por reconocer antes de identificarla a través de una imagen fotográfica. Se debe
valorar la calidad de la imagen misma y el tiempo transcurrido entre su obtención y la muestra.
Si no se cuenta con la imagen, se debe analizar qué recuerdan los testigos sobre la misma y
con base en eso identificar si se está ante una identificación equivocada, misma persona puede
generar una inducción casi insuperable.
80. Finalmente, al evaluar la totalidad de circunstancias del caso, el tribunal de juicio oral
debe ponderar qué tanto de esa identificación tuvo un impacto determinante en el
reconocimiento de la persona incriminada. En esa reflexión, debe interiorizar la importancia de
que las suspicacias queden despejadas, porque cualquier error en la identificación podría
generar la condena de un inocente y eso es precisamente lo que el debido proceso busca
evitar.
Además, tampoco debe olvidarse que la alteración de la memoria derivada de una inducción
indebida es propensa a permanecer en el tiempo y, de este modo, viciar formas ulteriores de
reconocimiento. Todo esto depende, nuevamente, de las particularidades únicas de cada caso.
El primero simplemente pasó por alto la posibilidad de que hubiera una inducción, siendo
que esa debe ser la primera preocupación ante la sola evidencia de que el reconocimiento
presencial (en audiencia de juicio oral) está precedido por fotografías exhibidas al margen de
las actuaciones que integran el proceso formalmente establecido. Es decir, el tribunal de juicio
oral no advirtió un problema cuando debió advertirlo, en términos de los criterios que esta Sala
ha publicado sobre la materia.
CXXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
82. Por su parte, el tribunal colegiado realizó una interpretación errónea sobre el estándar
constitucional aplicable para juzgar la validez de un reconocimiento por fotografías. Como se ha
reseñado, el tribunal colegiado señaló que la exhibición de más de una imagen fotográfica de
diversas personas semejantes a la inculpada solo es necesaria cuando ella está ausente o
cuando no se puede localizar. Esta Sala desconoce las premisas de interpretación constitucional
que llevaron al tribunal colegiado a afirmar esta conclusión de manera categórica. Sin embargo,
no encontramos en el texto constitucional alguna disposición que pareciera darle razón.
83. Por el contrario, el estándar constitucional aplicable para asegurar la justicia del proceso
─es decir, para velar por la posibilidad de defensa en igualdad de armas─ indica que la
exhibición de más de una fotografía es prácticamente un requisito necesario para despejar
dudas sobre la espontaneidad de un reconocimiento en audiencia de ley.
84. Además, las autoridades judiciales mencionadas no debieron pasar por alto el argumento
del quejoso en el sentido de que la fotografía que fue exhibida a las víctimas del delito reflejaba
una imagen de él significativamente distinta a la que ellos habrían podido percibir durante el
robo. Según se tuvo por acreditado, el quejoso fue herido con arma de fuego por los propios
policías aprehensores al grado de merecer hospitalización urgente y la fotografía tomada
habría sido tomada en ese estado físico.
85. De este modo, las autoridades judiciales debieron mostrar mayor preocupación frente a
la posibilidad de una inducción indebida, apta para permanecer en el tiempo y alterar un
recuerdo, y de este modo analizar si en todo caso era posible atribuir fiabilidad, espontaneidad
e independencia a la identificación hecha en la audiencia de debate.
89. Por todo lo anterior, esta Sala concluye que los agravios del quejoso son parcialmente
fundados, en parte suplidos en la deficiencia de la queja
1.
2.
3.
La ausencia de estos elementos, concluye la CNDH, impide que la norma cumpla con los
requisitos de legalidad, certeza y seguridad jurídica que exige la Constitución, además, la
medida carece de proporcionalidad, pues si bien persigue un fin legítimo, transgrede los
derechos de certeza, seguridad jurídica, legalidad y privacidad.
Resolución
Los días 9, 13, 14 y 16 de enero de 2014, el Tribunal Pleno de la SCJN analizó la propuesta
que presentó la Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos.
Con independencia de que una vez localizado el equipo y quien hace uso del mismo, sean
necesarias otras medidas como la intervención de comunicaciones o el cateo, las que en
su caso, deberán satisfacer los requisitos constitucionales y legales.
CXXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Por otro lado, en la penúltima sesión del Pleno, la Ministra Luna Ramos propuso una
modificación al proyecto, para lograr conjuntar las argumentaciones de validez, ya que se
dividían en constitucionalidad con una interpretación conforme y validez simple; para ello
se circuló una propuesta de engrose en el sentido de que, aun reconociendo que una
eventual o posible restricción a la vida privada de las personas, la facultad que se confiere
al ministerio público para la geolocalización de un equipo móvil de comunicación, es
razonable y proporcional con el fin constitucionalmente legítimo que se pretende y por lo
cual se encuentra plenamente justificada.
Después de casi cuatro sesiones, la Suprema Corte finalizó la discusión en torno a la acción de
inconstitucionalidad 32/2012 interpuesta por la CNDH en contra de diversas disposiciones que facultan a la
Procuraduría General de la República a requerir a las concesionarias la geolocalización, en tiempo real, de
equipos de comunicación móvil. Esto con el propósito de investtigar ciertos delitos sin la necesidad de obtener
una autorización de un juez u otro mecanismo de control para inhibir los riesgos de abuso
En los medios de comunicación se ha difundido, sin más, que con una mayoría de ocho votos contra tres,
la Corte ha validado las normas impugnadas y se ha atribuido a esa mayoría diversos argumentos esgrimidos
en favor de la geolocalización de celulares sin controles, principalmente expresados por la ministra Luna
Ramos, encargada de elaborar el proyecto de sentencia
CXXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
De igual manera, Sánchez Cordero refutó la noción de que al
permitir que concesionarias accedan a datos de localización para
la prestación del servicio, las personas pierdan la expectativa de
privacidad respecto de esos datos para ser utilizados por el
Estado en labores de vigilancia al señalar que: “Las personas no
compran celulares para ser rastreados por terceros o por la
policía sino compran celulares para comunicarse”.
CXXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
de constitucionalidad es básicamente el interés legítimo que
persigue la medida y la gravedad de los delitos para los cuáles
puede resultar útil la geolocalización de celulares. Consideraron
suficiente que se limite en la ley el uso de la medida para ciertos
delitos y que se contemple el castigo para el uso indebido de la
medida. No obstante, rechazaron la posibilidad de requerir el
control judicial previo pues consideraron que este es
supuestamente incompatible con la necesidad de inmediatez para
la efectividad de la geolocalización.
Análisis final
CXXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
A pesar de que una mayoría consideró que la geolocalización en
tiempo real de equipos de comunicación móvil constituye una
interferencia en el derecho a la privacidad de los usuarios y que
una mayoría reconoció los riesgos de abuso no mitigados por las
disposiciones que establecen esta medida de vigilancia
encubierta, las disposiciones fueron validadas, en gran medida,
sobre la base de argumentos falaces y técnicamente
equivocados.
CXXX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Esta decisión no parece fijar parámetros claros que orienten al
legislador en la regulación de medidas de vigilancia encubierta.
Lo anterior cobra especial relevancia dado que las disposiciones
impugnadas previsiblemente dejarán de tener vigencia en el
futuro reciente, pues serán sustituidas por la legislación
secundaria derivada de la reforma constitucional en materia de
telecomunicaciones, así como por el Código Nacional de
Procedimientos Penales. El cual ya fue aprobado por el Senado y
que además contiene una disposición sobre geolocalización de
celulares que contiene, incluso, menos salvaguardas que la
disposición vigente, pues no contempla la limitación de su uso
para ciertos tipos de delitos graves.
CXXXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Durante la tramitación de un juicio ordinario civil de divorcio necesario llevado a cabo en el Estado
de México, el cónyuge demandante ofreció como prueba grabaciones de llamadas telefónicas
sostenidas por la demandada con amistades, así como las pruebas periciales en fonética y
fonografía realizadas sobre dichas grabaciones. Posteriormente, en un incidente de tachas de
testigos llevado a cabo durante la tramitación del juicio natural, el Juez que conoció del asunto
rechazó admitir al demandante las citadas pruebas bajo el argumento de que la intención procesal
probatoria del demandante no encuadraba dentro de la finalidad del incidente de tachas, pues se
trataba de pruebas no idóneas para el fin legal que ese incidente persigue. En contra de ese fallo,
el demandante interpuso recurso de apelación el cual fue resuelto a su favor por la Sala Regional
de lo familiar que conoció del asunto, por lo que se ordenó al Juez de primera instancia admitir a
trámite las pruebas relacionadas con las grabaciones mencionadas, así como el perfeccionamiento
de otras. Ante esta resolución, la demandada solicitó el amparo y protección de la justicia federal
ante un Juzgado de Distrito en el Estado de México, y señaló como autoridades responsables a los
Magistrados de la Sala de lo familiar y al Juez de primera instancia; de los primeros reclamó la
sentencia en la que ordenaron la admisión y desahogo de pruebas pues la parte quejosa estimó
que ésta violaba en su perjuicio las garantías consagradas en los artículos 14 y 16 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos mientras que del segundo reclamó el
cumplimiento de dicha resolución
El Juez de Distrito desechó la demanda de garantías pues consideró que la resolución reclamada,
que ordenaba el perfeccionamiento de pruebas ofrecidas en el juicio de divorcio necesario, no
constituía un acto que produjera una violación que pudiera ser irreparable para la quejosa, pues
CXXXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
sus efectos eran meramente formales y desaparecían si el afectado obtenía una sentencia
favorable. Por lo anterior, la impetrante de garantías interpuso recurso de revisión del cual
conoció el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito, mismo que
determinó revocar la resolución recurrida y admitir a trámite la demanda de amparo. Entre sus
consideraciones el Tribunal destacó que escuchar las conversaciones grabadas en contra de la ley
procesal aplicable, podría ocasionar daños de imposible reparación a la quejosa y se infringiría de
forma directa el derecho al respeto a la intimidad y privacidad de las personas, en términos del
párrafo noveno del artículo 16 de la Constitución Federal; por lo anterior, estimó que los motivos
de inconformidad aducidos por la quejosa resultaban fundados. De esta forma, el Juzgado de
Distrito en el Estado de México debió admitir a trámite la demanda de amparo referida y el diez de
diciembre de mil novecientos noventa y ocho, dictó sentencia en la cual determinó que se habían
violado en perjuicio de la quejosa las garantías previstas por los artículos 14 y 16 de la Constitución
Federal, pues se pretendía admitir la reproducción de grabaciones telefónicas como medio de
prueba al aplicar de manera errónea los artículos 373 y 374 del Código de Procedimientos Civiles
del Estado de México y dejar de aplicar los artículos 267 y 275 del mismo ordenamiento. El
juzgador estimó que los conceptos de violación hechos valer por la quejosa eran fundamentados,
pues la diligencia de prueba consistente en la reproducción de grabaciones provenientes de una
conversación telefónica sostenida entre una testigo y la parte demandada, para efectos del
reconocimiento de su contenido, no puede ser considerada como una prueba de las permitidas
por la ley, toda vez que la grabación de una conversación
Durante la sesión pública celebrada el día once de octubre de dos mil, se resolvió el amparo en
revisión 2/2000 en la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Los señores
Ministros integrantes de la Sala analizaron, entre otros temas, el relativo a las circunstancias en las
que la ley permite la intervención telefónica, el derecho a la privacidad como garantía individual y
las consecuencias de la ilicitud constitucional. En ese orden de ideas, se realizó un estudio de la
exposición de motivos de la reforma al artículo 16 de la Constitución Federal publicada en fecha
tres de julio de mil novecientos noventa y seis, la cual formaba parte de la Iniciativa Presidencial
CXXXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
sobre la Procuración e Impartición de Justicia de ese año. En aquella ocasión, se propuso añadir
figuras jurídicas que no existían en el sistema jurídico del país, como lo fue la posibilidad de
intervenir medios privados de comunicación, entre los que figuran las conversaciones telefónicas y
otros. En el documento citado se puso de manifiesto que la finalidad de la reforma, por medio de
la cual se adicionaron los párrafos noveno y décimo del precepto constitucional en comento, fue la
de mejorar la capacidad del Estado en la lucha contra la delincuencia organizada, la cual fue
considerada como uno de los principales problemas de México y de la comunidad mundial en
general, en virtud de que habían modernizado sus tácticas de operación, equipos y armas; por ello,
se hizo patente la necesidad de modernizar los elementos del Estado para combatir este grave
problema. Además, se añadió que en la exposición de motivos en comento se hizo alusión al grave
flagelo que implica la extrema violencia generada por la delincuencia organizada y que afecta la
vida de miles de personas, atenta contra los principios básicos de la vida en común y la esencia
misma del Estado; situación que genera descomposición social e inestabilidad política y constituye
una amenaza para la estabilidad de los países.
En el documento señalado se advierte que la adición de los párrafos noveno y décimo del artículo
16 de nuestro Máximo Ordenamiento tuvo la finalidad de otorgar un fundamento a la adopción de
nuevas estrategias que permitieran la investigación del crimen organizado por parte de los
órganos policíacos, y dentro de dichas estrategias se encontraba la intervención de medios
privados de comunicación; no obstante, se tomaron medidas para evitar la vulneración de las
garantías constitucionales como lo es el derecho a la intimidad o a la vida privada, por lo que se
condicionó dicha intervención a la autorización de una autoridad judicial federal, previa solicitud
de autoridad competente que cumpla con la fundamentación, motivación y especificación de
ciertos requisitos, además de que previó la prohibición de las autorizaciones correspondientes en
determinadas materias y circunstancias, tal como en la materia civil. Cabe mencionar que la
reacción de la sociedad en general a esta propuesta de reforma, fue de cautela y duda respecto de
su constitucionalidad, pues aun cuando se trataba de una estrategia en contra del crimen, se
estimó que la garantía constitucional de intimidad y de privacidad de las conversaciones privadas
podía ser transgredida. Las voces que se alzaron en defensa de esta medida justificaron su
implementación con el señalamiento de que la intervención de comunicaciones privadas sólo
podría ser autorizada siempre que se cumpliera con los requisitos de fundamentación y
motivación que debe tener todo acto de autoridad, además de la prohibición expresa para
autorizar dicha intervención en determinadas materias y circunstancias. En la resolución del
asunto los señores Ministros señalaron que la garantía de privacidad de los gobernados se
encontraba consagrada en los párrafos noveno y décimo del artículo 16 de la Constitución Federal,
añadidos mediante la reforma citada, y que hacen referencia a las comunicaciones privadas. En el
primero de los párrafos citados se establece que las comunicaciones privadas son inviolables, por
lo que cualquier acto que tienda a transgredir la libertad y privacía de éstas será sancionado de
conformidad con la ley; sólo laautoridad judicial federal tiene la facultad de autorizar la
intervención de comunicaciones privadas, previa solicitud por parte de la autoridad facultada por
ley o del Ministerio Público correspondiente, siempre que ésta se encuentre fundada y motivada,
especifique de que tipo de intervención se trata, quienes serán sujetos de la misma y su duración.
Además, señala que en las materias electoral, fiscal, mercantil, civil, laboral y administrativa, no se
otorgarán autorizaciones para intervenir comunicaciones privadas. En el segundo párrafo se
establece que las intervenciones autorizadas deberán someterse a los requisitos y límites previstos
en la ley, y los resultados de las intervenciones que no cumplan con lo anterior, carecerán de todo
valor probatorio. De conformidad con lo anterior, en la resolución se estableció que los requisitos
necesarios para que pueda otorgarse la autorización necesaria para intervenir comunicaciones
privadas son: A.La única autoridad que puede autorizar la intervención de una comunicación
privada es la judicial. B.El Ministerio Público de la Federación o el Procurador de Justicia de una
entidad federativa son las únicas autoridades facultadas para solicitar a la autoridad judicial la
autorización para intervenir una comunicación privada. C.La solicitud debe estar fundada y
motivada. D.En la solicitud se debe precisar el tipo de intervención, las personas objeto de ésta y
su duración. E.No se otorgarán autorizaciones para intervenir comunicaciones privadas en las
CXXXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
materias electoral, fiscal, mercantil, civil, laboral o administrativa, además de aquellas sostenidas
entre un detenido y su defensor. De igual forma, la Segunda Sala analizó la cuestión relativa a si el
derecho a la privacidad de las comunicaciones como garantía constitucional para el ciudadano sólo
puede ser transgredido por una autoridad o lo puede ser también por particulares.
Para determinar lo anterior, fue necesario dilucidar si los particulares pueden cometer un ilícito
constitucional, para lo cual se debe desentrañar el sentido de la norma constitucional a fin de
establecer si de esta se desprenden principios universales dirigidos tanto a las autoridades como a
los particulares. Los señores Ministros integrantes de la Segunda Sala concluyeron que los deberes
previstos por la Constitución Federal obligan tanto a las autoridades como a los particulares, pues
tanto unos como otros pueden constituirse como sujetos activos en la comisión de un ilícito
previsto por el Máximo Ordenamiento. En ese sentido, se concluyó que cuando un particular
realiza la intervención de una comunicación privada, incurre en una ilicitud constitucional, pues el
párrafo noveno del artículo 16 de la Norma fundamental establece como un principio universal
que las comunicaciones privadas son inviolables, lo que implica que ni la autoridad ni los
particulares tienen la prerrogativa para intervenir una comunicación, salvo en los casos y
condiciones que determina la norma citada. Por otro lado, la Segunda Sala estimó que la grabación
realizada por el recurrente transgredió la norma constitucional, en virtud de que se obtuvo al
intervenir una comunicación privada y sin que se actualizara alguno de los casos y requisitos
señalados por la propia Constitución Federal; en consecuencia, se hizo el señalamiento de que la
citada grabación no debía ser admitida y valorada como prueba por la autoridad. Añadió que al
haberse obtenido la grabación en una clara infracción a lo establecido por la Norma Fundamental
del país, debe rechazarse como medio de prueba por ser contraria a derecho, tal como lo
establecen los artículos 267 y 275 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de México. En el
primero de los preceptos mencionados se menciona que el juzgador puede valerse de cualquier
persona, sea parte en el juicio o tercero extraño a este, y de cualquier documento, ya sea que
pertenezca a alguna de las partes o aun tercero, con la limitante de que las pruebas sean
admitidas y valoradas por la autoridad.
Por otra parte, el segundo de los artículos mencionados establece que las pruebas que ofrezcan las
partes serán recibidas siempre que sean permitidas por la ley. Así, el Presidente de la Segunda Sala
en turno, el señor Ministro Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, consultó si el asunto había sido
suficientemente discutido, y acto seguido solicitó que se sometiera a votación, cuyo resultado fue
de unanimidad a favor del proyecto de los señores Ministros Juan Díaz Romero, Mariano Azuela
Güitrón, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, y Presidente Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Estuvo
ausente el señor Ministro José Vicente Aguinaco Alemán, previo aviso a la Presidencia. En los
puntos resolutivos del presente asunto se determinó confirmar la sentencia recurrida y otorgar el
amparo y protección de la Justicia Federal a la quejosa en contra de la sentencia emitida por la
Primera Sala Regional Familiar de Toluca del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México
dictada el cinco de junio de mil novecientos noventa y ocho. De este asunto, se generaron las
siguientes tesis aisladas: COMUNICACIONES PRIVADAS. LAS PRUEBAS OFRECIDAS DENTRO DE UN
JUICIO CIVIL, OBTENIDAS POR UN GOBERNADO SIN RESPETAR LA INVIOLABILIDAD DE AQUÉLLAS,
CONSTITUYEN UN ILÍCITO CONSTITUCIONAL, POR LO QUE RESULTAN CONTRARIAS A DERECHO Y
NO DEBEN ADMITIRSE POR EL JUZGADOR CORRESPONDIENTE. En esta tesis se establece que las
comunicaciones privadas son inviolables de conformidad con lo establecido por el artículo 16,
párrafo noveno, de la Constitución Federal, el cual establece que corresponde a la autoridad
judicial federal, a petición de la autoridad federal facultada por la ley o del titular del Ministerio
Público de la entidad federativa que corresponda, autorizar la intervención de cualquier
comunicación privada, siempre que la petición se haga por escrito, y en ésta se funden y motiven
las causas legales de la solicitud, se indique el tipo de intervención, los sujetos de la misma y su
duración
Asimismo, la tesis en comento señala que las autorizaciones citadas no pueden ser otorgadas
cuando se trata de las materias electoral, fiscal, mercantil, civil, laboral o administrativa, ni en el
caso de las comunicaciones que sostenga el detenido con su defensor. En relación al párrafo
CXXXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
décimo del artículo constitucional en mención, señala que las intervenciones autorizadas deben
atender a los requisitos y límites que prevén las leyes, y los efectos de las intervenciones que no
cumplan con éstos, carecerán de valor como prueba. En la tesis se estima que la intención del
Poder Revisor de la Constitución fue la de establecer la inviolabilidad de las comunicaciones
privadas como un derecho fundamental, así como la obligación de las autoridades y de los
gobernados de respetar dicha prerrogativa; de esta forma, en caso de que un gobernado realice la
intervención de una comunicación privada sin consentimiento expreso de los que la sostienen, se
actualizará un ilícito constitucional. De esta forma, si durante la tramitación de un juicio civil una
de las partes ofrece como prueba la grabación de una comunicación privada que no fue obtenida
legalmente, tal prueba debe ser considerada contraria a derecho y rechazarse su admisión por el
juzgador que conozca del asunto, pues de lo contrario se convalidaría un hecho que en sí mismo es
ilícito. El rubro de la segunda tesis es el siguiente:
En esta tesis aislada se establece que el Máximo Ordenamiento del país contiene preceptos
dirigidos a los gobernados, a los que impone ciertas obligaciones. De esta forma, al imponer el
Poder Revisor de la Constitución Federal en el párrafo noveno del artículo 16 del Máximo
Ordenamiento que las comunicaciones privadas son inviolables, estableció con ello la prohibición
tanto para las autoridades como para los particulares de intervenir dichas comunicaciones, salvo
en los casos y condiciones que establece el propio precepto. De esta forma, se determinó que la
violación a este mandato por parte de los gobernados implica la comisión de un ilícito
constitucional. Es así que la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que
las comunicaciones privadas protegidas en el artículo 16 de la Constitución Federal, deben estar a
salvo tanto de la intervención tanto de las autoridades como de los particulares. El Máximo órgano
jurisdiccional determinó que del párrafo noveno del artículo 16 de la Constitución General de la
República, se desprende que las "comunicaciones privadas son inviolables", por lo que resulta
inconcluso que estableció como derecho fundamental que ni la autoridad ni los gobernados
pueden intervenir una comunicación, salvo en los casos y bajo las condiciones que respecto a las
autoridades establece el propio numeral y, por tanto, la infracción de los gobernados a tal deber
conlleva la comisión de un ilícito constitucional, con independencia de los efectos que provoque o
del medio de defensa que se prevea para su resarcimiento, en términos de la legislación ordinaria
correspondiente.
CXXXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
CXXXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Registro Núm. 41031; Décima Época; Primera Sala; Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta
Voto concurrente que formula el señor Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo en la contradicción de
tesis 194/2012.
1. Antecedentes
En sesión de diez de octubre de dos mil doce, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, por unanimidad de votos de sus integrantes, resolvió la contradicción de tesis 194/2012,
suscitada entre el Segundo Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Décimo
Séptimo Circuito y el Cuarto Tribunal Colegiado del Décimo Octavo Circuito.
Antinomia jurídica en la cual, el punto de derecho a dilucidar se fijó bajo la siguiente interrogante:
2. Propuesta de la Sala
A fin de resolver el precitado tópico jurídico, la Primera Sala de este Alto Tribunal emitió el
siguiente criterio:
CXXXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
que son fruto de la evolución tecnológica deben protegerse por el derecho fundamental a su
inviolabilidad, como sucede con el teléfono móvil en el que se guarda información clasificada como
privada por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; de ahí que el ámbito de
protección del derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones privadas se extiende a los datos
almacenados en tal dispositivo, ya sea en forma de texto, audio, imagen o video. Por lo anterior, no
existe razón para restringir ese derecho a cualquier persona por la sola circunstancia de haber sido
detenida y estar sujeta a investigación por la posible comisión de un delito, de manera que si la
autoridad encargada de la investigación, al detenerla, advierte que trae consigo un teléfono móvil,
está facultada para decretar su aseguramiento y solicitar a la autoridad judicial la intervención de
las comunicaciones privadas conforme al citado artículo 16 constitucional; sin embargo, si se realiza
esa actividad sin autorización judicial, cualquier prueba que se extraiga, o bien, la que derive de
ésta, será considerada como ilícita y no tendrá valor jurídico alguno.
En primer lugar, reitero mi conformidad para con el criterio adoptado por los integrantes de la
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya que estimo correcta la solución
jurídica esgrimida en la sentencia que resolvió la presente contradicción de tesis. Sin embargo,
respetuosamente considero que en el presente asunto, era necesario que el Máximo Tribunal del
País de igual manera hubiera incorporado en su estudio el análisis de un importante tópico relativo
a la hipótesis de la "autorización del dueño del celular" a fin de aportar la información contenida en
el mismo, ya sea a la autoridad investigadora, o bien a la judicial. Lo anterior, con base en las
razones jurídicas que expongo a continuación:
Así, tal como acertadamente se plasmó en la sentencia constitucional aprobada -la cual es materia
del presente Voto Concurrente-, todas las formas existentes de comunicación y, por tanto, aquellas
que sean fruto de la evolución tecnológica, deben quedar protegidas por el derecho fundamental a
su inviolabilidad, desde luego, incluida la información contenida en un teléfono móvil. De ahí que
dicho ámbito de protección necesariamente deba extenderse a los datos almacenados en ese
dispositivo, ya sea en forma de texto, audio, imagen o video.
Luego, es evidente que no existe razón jurídica para restringir ese derecho fundamental a una
persona por el solo hecho de estar detenida y sujeta a investigación por la posible comisión de un
delito. En ese supuesto, lógico es que la autoridad ministerial pueda decretar el aseguramiento
sobre dicho dispositivo móvil de comunicación, pero no por ese solo hecho, está facultada para
revisar el contenido del mismo, para lo cual necesariamente deberá contar con autorización de la
autoridad judicial a fin de intervenir/obtener dichas comunicaciones privadas. De manera que si esa
actividad se realiza sin que exista autorización judicial, la misma será considerada como ilícita y no
tendrá valor jurídico alguno.
Sin embargo, el Ministro firmante del presente Voto Concurrente, estima que en el caso concreto,
dada la trascendencia del tópico in examine, era necesario que la Sala analizara de manera integral
CXXXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
y exhaustiva la aplicabilidad de una de las excepciones constitucionalmente previstas para la
protección de las comunicaciones privadas, vinculada directamente con la "autorización del dueño
del celular" a fin de aportar la información contenida en el mismo, ya sea a la autoridad
investigadora o judicial.
En efecto, no debemos olvidar que conforme a un moderno constitucionalismo mexicano, este Alto
Tribunal ha precisado que no existen derechos absolutos o irrestrictos, lo cual, aplica perfectamente
en materia de protección a las comunicaciones privadas, ya que por disposición expresa del propio
artículo 16 constitucional, dicha inviolabilidad -reitero, como regla general- es siempre relativa, toda
vez que al respecto existen dos importantes excepciones, a saber:
"Las comunicaciones privadas son inviolables. La ley sancionará penalmente cualquier acto que
atente contra la libertad y privacía de las mismas, excepto cuando sean aportadas de forma
voluntaria por alguno de los particulares que participen en ellas. El Juez valorará el alcance de
éstas, siempre y cuando contengan información relacionada con la comisión de un delito. En ningún
caso se admitirán comunicaciones que violen el deber de confidencialidad que establezca la ley."
Luego, de la simple lectura de dicho precepto fundamental, claramente puede advertirse que en
tratándose de "información relacionada con la comisión de un delito", el propio legislador
Constituyente autorizó a que el particular que participó/intervino en dicha comunicación, pueda
aportarla ante la autoridad ministerial o judicial, sin que esta pueda tildarse de ilegal al no haber
sido precedida de una orden judicial expresa.
Dicha previsión especial constitucional -entendida como una válida excepción al principio general de
"inviolabilidad de las comunicaciones"- incluso, se encuentra plasmada en nuestro ordenamiento
CXL
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
adjetivo penal, específicamente en el artículo 278 Bis del Código Federal de Procedimientos Penales
(reformado el veintitrés de enero de dos mil nueve), que textualmente establece:
"Artículo 278 Bis. Las comunicaciones entre particulares podrán ser aportadas voluntariamente a la
averiguación previa o al proceso penal, cuando hayan sido obtenidas directamente por alguno de
los participantes en la misma.
"El tribunal recibirá las grabaciones o video filmaciones presentadas como prueba por las partes y
las agregará al expediente.
"Las comunicaciones que obtenga alguno de los participantes con el apoyo de la autoridad, también
podrán ser aportadas a la averiguación o al proceso, siempre que conste de manera fehaciente la
solicitud previa de apoyo del particular a la autoridad. De ser necesario, la prueba se perfeccionará
con las testimoniales o periciales conducentes.
"En ningún caso el Ministerio Público o el Juez admitirán comunicaciones que violen el deber de
confidencialidad que establezca la ley, ni la autoridad prestará el apoyo a que se refiere el párrafo
anterior cuando se viole dicho deber.
"Carecen de todo valor las comunicaciones que sean obtenidas y aportadas en contravención a las
disposiciones señaladas en este código."
De esta forma, respetuosamente considero que en el caso concreto, era necesario que este Alto
Tribunal se hubiera hecho cargo del estudio en torno al supuesto de cuando un particular que
intervino en la comunicación privada relacionada con un delito, decide aportarla "voluntariamente"
ante la autoridad ministerial o judicial, a fin de dilucidar si la misma, conforme al texto de la propia
Constitución, así como de la normativa penal secundaria, puede estimarse o no afectada de nulidad
o ilicitud al no haber sido precedida de una autorización judicial expresa para dicho efecto. Sobre el
particular, estimo que dicha hipótesis normativa sí era aplicable al caso sometido a la potestad
decidora de esta Sala, ya que si el propio inculpado "de manera voluntaria" decidiera aportar la
información resguardada en su celular, se reitera, ya sea a la autoridad ministerial o judicial, la
misma detentaría eficacia probatoria en sus términos, siempre y cuando se encuentre vinculada con
la probable comisión de un ilícito.
CXLI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Estimo que la anterior consideración, por analogía, encuentra sustento en los siguientes criterios
interpretativos sustentados por este Alto Tribunal:
"Amparo directo en revisión 1621/2010. 15 de junio de 2011. Cinco votos. Ponente: Arturo Zaldívar
Lelo de Larrea. Secretario: Javier Mijangos y González."
"Amparo en revisión 481/2008. 10 de septiembre de 2008. Cinco votos. Ponente: Juan N. Silva
Meza. Secretario: Jaime Flores Cruz."
Consecuentemente, sólo a través de la realización de dicho estudio amplio y exhaustivo, era posible
empatar el espíritu garantista imbuido en nuestro Texto Constitucional, con las propias previsiones
(excepciones) que en materia de política criminal el legislador Constituyente insertó en la Carta
Magna para eficientar el combate al delito y de esta forma evitar la impunidad. Motivos los
anteriores que me han llevado a formular el presente Voto Concurrente.
CXLII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Nota: Las tesis aisiladas citadas en este voto, aparecen publicadas con las claves 1a. CLIV/2011 y
1a. XCV/2008 en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXIV,
agosto de 2011, página 220 y Tomo XXVIII, octubre de 2008, página 414, respectivamente.
Amparo en revisión 481/2008. 10 de septiembre de 2008. Cinco votos; José de Jesús Gudiño
Pelayo reservó su derecho para formular voto concurrente. Ponente: Juan N. Silva Meza.
Secretario: Jaime Flores Cruz.
Amparo directo en revisión 1621/2010. 15 de junio de 2011. Cinco votos. Ponente: Arturo Zaldívar
Lelo de Larrea.Secretario: Javier Mijangos y González.
Amparo directo en revisión 2934/2011. Inmobiliaria Eduardo, S.A. de C.V. 13 de junio de 2012.
Cinco votos. Ponente: Jorge Mario Pardo Rebolledo. Secretaria: Mercedes Verónica Sánchez
Miguez.
Tesis de jurisprudencia 5/2013 (9a.). Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión
privada de trece de marzo de dos mil trece
CXLIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
El derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones del art. 18.3 C.E. ha sido reconocido también
en el art. 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 10.12.1948, aprobada por la
Resolución 217 (III).El art. 8 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y
las Libertades Fundamentales (C.E.D.H.), firmado en Roma el 04.11.1950 proclama el derecho al
respeto a la vida privada y familiar así como el art. 17 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos de 16.12.1966, aprobado por la Resolución 2200 (XXI) (B.O.E. nº 103, 30 de abril de
1977).
El hecho de que ninguno de los textos internacionales suscritos por España antes citados no hiciera
mención alguna a las comunicaciones telefónicas, no ha sido ningún obstáculo para que la
jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (T.E.D.H.), haya sostenido de forma
unánime que dicho tipo de comunicaciones debían ser incluidas como una variante del derecho a la
intimidad y al secreto de las comunicaciones.
CXLIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
por el derecho fundamental. Este elemento distingue claramente al derecho a la inviolabilidad de
las comunicaciones de otros derechos fundamentales, como es el de la intimidad. En este último
caso, para considerar que se ha consumado su violación, resulta absolutamente necesario acudir
al contenido de aquello de lo que se predica su pertenencia al ámbito íntimo o privado. En
definitiva, lo que se encuentra prohibido por el artículo 16 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, en su párrafo decimosegundo, es la intercepción o el conocimiento
antijurídico de una comunicación ajena. La violación de este derecho se consuma en el momento
en que se escucha, se graba, se almacena, se lee o se registra -sin el consentimiento de los
interlocutores o sin autorización judicial-, una comunicación ajena, con independencia de que, con
posterioridad, se difunda el contenido de la conversación interceptada. Amparo directo en
revisión 1621/2010. 15 de junio de 2011. Cinco votos. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
Secretario: Javier Mijangos y González.
La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que la protección
del derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones privadas se extiende a la información
almacenada en el teléfono móvil, aunque fuera asegurado a una persona detenida por la posible
comisión de un delito.
Los ministros resolvieron en sesión pública la contradicción de tesis 194/2012, suscitada entre dos
tribunales que estaban en desacuerdo respecto a si constituye o no violación a la intervención de
comunicaciones privadas, el que la autoridad ministerial o los agentes a su mando revisen,
extraigan o utilicen los datos de estos aparatos.
En este caso consideró protegidos los archivos electrónicos almacenados en formas de texto,
audio, imagen o video en el teléfono celular que pueda traer consigo el aprehendido.
A propuesta del ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, la sala resolvió que en términos del Artículo 16
constitucional, para intervenir una comunicación privada se requiere autorización de la autoridad
judicial federal.
Por ello todas las formas de comunicación y las que sean fruto de la evolución tecnológica están
protegidas por el derecho fundamental a su inviolabilidad.
En ese sentido explicó que el teléfono móvil guarda información que ha sido clasificada como
privada y, por lo mismo, su ámbito de protección se extiende a los datos almacenados en ese
dispositivo, ya sea en forma de texto, audio, imagen o video.
Los ministros señalaron que no existe razón para restringir ese derecho a cualquier persona que
haya sido detenida y que esté sujeta a investigación por la posible comisión de un delito.
En este caso, de no hacerlo, cualquier prueba que se extraiga, o bien, la que derive de ésta será
considerada como ilícita y no tendrá valor jurídico alguno
CXLV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Tema relevante:
El autor analiza los presupuestos materiales para la validez de la prueba indiciaria y su relevancia para la argumentación en
juicio de la pretensión penal, con referencia al criterio jurisprudencial fijado por la Corte Suprema sobre el particular. Señala
que no obstante ser la prueba indiciaria de naturaleza indirecta, requiere tener una motivación judicial respecto de su
certeza (como indicio) y de la inferencia lógica derivada de ella.
I.-ASPECTOS GENERALES
Es innegable que la prueba se convierte en un aspecto fundamental del Derecho porque deviene en su conexión con la
realidad, por ello, las consecuencias jurídicas no pueden derivarse de inferencias etéreas o ligeras, ya que de ser así
estaríamos frente a una narración ficticia. La valoración que debe asumir todo magistrado es de estricta objetividad y sin
cargas emocionales que perturben su inferencia lógico-jurídica y generen un comportamiento inicuo de su parte. Serra
Domínguez, al abordar la función del indicio en el proceso penal, clasifica a la prueba en: directa, indirecta, indiciaria o
circunstancial, variando su apreciación según su proximidad al tema probadum. En ese orden de ideas consideramos que si
bien es cierto que un solo indicio no prueba, una pluralidad concordante si resulta concluyente, de tal forma que si como
existen indicios de cargos, los cuales tienden a probar la culpabilidad, aparecen los indicios de descargo o contraindicios,
que están dirigidos a disculpar al individuo sospechoso o probar su inocencia, debiendo observar la prevalencia de los
derechos fundamentales de la persona humana y de ser el caso aplicar lo más favorable al procesado bajo el principio
constitucional del indubio pro reo. Para tal efecto, el enlace entre el hecho-base y el hecho-consecuencia debe ser preciso y
directo, fruto de una deducción, no de una mera suposición o lo que es lo mismo: que la inferencia sea correcta y no
arbitraria y que el mencionado enlace sea racional, coherente y sujeto a las reglas de la lógica y la experiencia. [1] Para tal
efecto, la Corte Suprema de Justicia de la Republica, en Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanentes y
Transitorias, mediante Acuerdo Plenario N° 1-2006/ESV-22, con fecha 13 de octubre del 2006 dispone que la Ejecutoria
Suprema dictada en el Recurso de Nulidad N° 1912-2005 de fecha 6 de setiembre del 2005, ha señalado los presupuestos
materiales de la prueba indiciaria necesarios para enervar la presunción de inocencia, constituyéndose en precedente de
obligatorio cumplimiento por los magistrados de todas las instancias judiciales cualquiera sea su especialidad.
Frente al reconocimiento jurisdiccional, tanto la prueba directa como la indiciaria, ambas en el mismo nivel, son aptas para
formar convicción judicial y están sujetas a la objetividad y seguridad de la fuente de prueba. Algunos detractores de la
prueba indiciaria sostienen que esta no muestra seguridad y deviene en riesgosa ya que se encuentra rodeado de un rango
de subjetivismo. Por ello, resulta más seguro acreditar un hecho a partir de una constatación objetiva auxiliada por datos
científicos y aportes periciales contundentes que dar por probado en merito a una declaración testimonial, la cual está sujeta
a valoración de la credibilidad.
Como ha señalado SAN Martin Castro[3]: “Cuando estamos ante la ausencia de prueba directa, es decir, (cuando) se
carece de prueba idónea capaz de destruir la presunción de inocencia, acudimos a la prueba por indicios (clase de prueba o
modalidad de la actividad probatoria), entiéndase que al indicio se llega a través de un medio de prueba (v. gr.:
testimoniales, peritajes, inspecciones judiciales y oros) con los cuales se acredita la realidad del hecho base concreto,
permitiendo a su vez realizar una inferencia determinada. Entiéndase a la inferencia como la estación de depuración de la
prueba.
En tal sentido, la prueba indiciaria no es un medio de prueba, sino un mecanismo intelectivo para la prueba. En ese orden
de ideas, la actividad intelectual del juzgador respecto a la valoración de la prueba y la carga de la prueba debe estar
presidida por las reglas de la lógica y de la experiencia, debiendo contar para ello con el apoyo de un afirmación base o
indicio, el cual debe estar totalmente acreditado”.
CXLVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
máxime si la Constitución Política del Perú [4] y la Convención Americana sobre Derechos Humanos[5], impone al Juez la
obligación de explicar el razonamiento lógico-factico-jurídico en el que sustenta su decisión final condenando o absolviendo
al procesado, debiendo para ello, respetar en todo momento el derecho a la presunción de inocencia y el derecho a la
contraprueba que le asiste al procesado.
En tal sentido, la prueba indiciaria se convierte en una herramienta trascendental para el juzgador, cuando los hechos
juzgados no pueden ser probados por elementos de prueba directos o por las pruebas sustentadas en conocimientos
técnicos o científicos.
En consecuencia, la prueba indiciaria (prueba indirecta) se edifica sobre la base de una inferencia lógica, donde los
determinados hechos indirectos que se dan por probados se enlazan a un conclusión univoca y necesaria que acredita
algún aspecto del objeto material del proceso penal. En ese orden de ideas se desprende que el establecimiento de
responsabilidad penal del procesado, mediante una prueba indiciaria trasciende a tres ámbitos de los derechos
fundamentales de la persona, los cuales no pueden ser desconocidos, esto es: a) el derecho a la presunción de inocencia;
b) el derecho al control y a la producción de la prueba; c) la motivación de las resoluciones judiciales.
Por lo tanto, la Corte Suprema de Justicia de la Republica, en pleno jurisdiccional de las Salas Penales Permanentes y
Transitorias, mediante Acuerdo Plenario N° 1-2006/ESV-22, con fecha 13 de octubre del 2006 dispone que la ejecutoria
Suprema dictada en el Recurso de Nulidad N° 1912-2005 de fecha 6 de setiembre del 2005, ha señalado los presupuestos
materiales de la prueba indiciaria necesarios para enervar la presunción de inocencia, constituyéndose en precedente de
obligatorio cumplimiento por los magistrados de todas las instancias judiciales cualquiera sea su especialidad.
La R. N. N° 1912-2005-Piura, con fecha 6 de setiembre del dos mil cinco, expedida por la Sala Penal Permanente, en su
considerando cuarto (precedente vinculante) señala: “(…) la Sala sentenciadora sustento la condena en una evaluación de
la prueba indiciaria, sin embargo, como se advierte de lo expuesto precedentemente, no respeto los requisitos materiales
legitimadores, única manera que permite enervar el derecho a la presunción de inocencia, que sobre el particular, por
ejemplo, se tiene lo expuesto por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en doctrina que se comparte, que la prueba
por indicios no se opone a esa institución(asuntos Pahm Hoang contra Francia, sentencia del veinticinco de setiembre de
mil novecientos noventa y dos, y TELFNER contra Austria, sentencia del veinte de marzo del dos mil uno); que , en efecto,
materialmente, los requisitos que han de cumplirse están en función tanto al indicio, en sí mismo, como a la deducción o
inferencia, respecto de los cuales ha de tenerse el cuidado debido, en tanto que lo característico de esta prueba es que su
objeto no es directamente el hecho constitutivo del delito, tal y como está regulado en la ley penal, sino otro hecho
intermedio que permite llegar al primero por medio de un razonamiento basado en el nexo causal y lógico existente entre los
hechos probados y los que se tratan de probar; que respecto al indicio: (a) este-hecho base- ha de estar plenamente
probado-por los diversos medios de prueba que autoriza la ley, pues de lo contrario sería una mera sospecha sin sustento
real alguno; (b) deben ser plurales, o excepcionalmente únicos, pero de una singular fuerza acreditativa; (c) también
concomitantes al hecho que se trata de probar-los indicios deben ser periféricos respecto al dato factico a probar, y desde
luego no todos lo son, y (d) deben estar interrelacionados, cuando sean varios. De modo que se refuercen entre si y que no
excluyan el hecho consecuencia-no solo se trata de suministrar indicios, sino que estén imbricados entre sí; que, es de
acotar que no todos los indicios tienen el mismo valor, pues en función a la mayor o menor posibilidad de alternativas
diversas de la configuración de los hechos-,ello está en función al nivel de aproximación respecto al dato factico a probar-
pueden clasificarse en débiles y fuertes, en que los primeros únicamente tienen un valor acompañante y dependiente de los
indicios fuertes, y solos no tienen fuerza suficiente para excluir la posibilidad de que los hechos hayan ocurrido de otra
manera-esa es, por ejemplo, la doctrina legal sentada por el Tribunal Supremo Español en la sentencia del veinticinco de
octubre de mil novecientos noventa y nueve que aquí se suscribe-; que, en lo atinente a la inducción o inferencia, es
necesario que sea razonable, esto es que responda plenamente a las reglas de la lógica y de la experiencia de suerte que
de los indicios surja el hecho consecuencia y que entre ambos exista un enlace preciso y directo”.
Con esta decisión, queda establecido materialmente, que los requisitos de la prueba indiciaria están en función tanto al
indicio en sí mismo como a la deducción o inferencia, respecto de los cuales ha de tenerse el cuidado debido, en tanto que
la característica de esta prueba es que su objeto no es directamente el hecho constitutivo del delito, tal y como está
regulado en la ley penal, sino otro hecho intermedio que permite llegar al primero por medio de un razonamiento basado en
el nexo causal y lógico existente entre los hechos probados y los que se tratan de probar; desprendiéndose que, respecto al
indicio:
a) este-hecho base-ha de estar plenamente probado, pues de lo contrario sería una mera sospecha sin sustento real
alguno;
b) deben ser plurales, o excepcionalmente únicos pero de una singular fuerza acreditativa;
c) también concomitantes al hecho que se trata de probar, y desde luego no todos lo son; y
d) deben estar interrelacionados, cuando sean varios, de modo que se refuercen entre si y que no excluyan el hecho
consecuencia.
CXLVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
IV. LA PRUEBA INDICIARIA Y LA INFERENCIA
Ahora bien, estando a la posibilidad de acudir a la prueba por indicios [6], se recomienda examinar las circunstancias de
todo el evento delictivo de manera escrupulosa, en consecuencia, se tiene en consideración que la prueba indiciaria
acredita ciertos hechos base (indicios) que como ya se ha señalado no son propiamente constitutivos del delito.
Esto permite colegir el hecho imputado y la participación de los acusados, empleando para ello un razonamiento sobre la
base del nexo causal y lógico que debe existir entre los hechos probados y los que se tratan de probar. Este juicio de
inferencia parte de los indicios, buscando llegar a la conclusión que se requiere acreditar, debiendo tener en cuenta que los
indicios no acreditan en forma directa el objeto final de la prueba, sino un hecho intermedio. Es así que debe tenerse en
consideración que los indicios, son hechos plenamente probados y no simples probabilidades, por lo cual los indicios deben
estar, preferentemente, acreditados con prueba directa, por lo tanto, es deber del magistrado expresar cuales son los
hechos-base-o indicios en que apoya el juicio de inferencia, así como el razonamiento a través del cual, partiendo de los
indicios, llego a la convicción sobre la existencia del delito y la responsabilidad penal de los acusados.
Dentro del análisis de la prueba indiciaria, se debe observar que aparecen los indicios de cargo, es decir, son los que
poseen un contenido indiscutiblemente acusatorio, de tal manera que corresponde al juzgador el deber de comprobar se
está ante una verdadera prueba por indicios de cargo o incriminatoria del acusado, o si se trata de datos de los que solo se
desprenden sospechas o conjeturas que no constituyen base suficiente para inferir razonablemente la culpabilidad y la
responsabilidad penal de los acusados.
Si bien es cierto la ejecutoria suprema vinculante R.N. N° 1912-2005 ha consagrado que los indicios pueden ser: plurales
(varios) y excepcionalmente, uno solo (con especial aptitud acreditativa) también deben ser periféricos con el hecho que se
quiere acreditar, requiriéndose para esto su aptitud para interrelacionarse, reforzándose entre sí. En consecuencia, los
indicios deben ser valorados de forma conjunta, no pudiendo ser desvirtuados por los contraindicios o indicios de signo
contrario. Para ello, el juicio de inferencia desarrollado por el juzgador debe observar: razonabilidad, solidez, logicidad y
cohesión.
Entiéndase que la estructura argumental utilizada por el juzgador, debe estar ajustada a pautas razonables y fundadas en la
lógica y la utilización de criterios de común experiencia. De esta manera los hechos-base, debidamente acreditados deben
poder fluir, como conclusión natural, arrojando el hecho que se trata de demostrar. En el otro extremo nos encontramos con
indicios acreditados, sin embargo, no logran arribar a la consecuencia que se quiere probar, debido a la insuficiencia o
debilidad de los indicios. Por otro lado, es menester tener en cuenta que el juzgador al poner en marcha la inferencia, puede
desembocar en diversas conclusiones alternativas sin estar probadas en razón de lo excesivamente abierto o impreciso de
dicho razonamiento, lo cual no es concluyente, mostrándose incapaz de convencer objetivamente con su razonabilidad y
estando frente a la falta de causalidad, racionalidad, coherencia y correlación entre los indicios declarados probados y las
conclusiones alcanzadas por el juzgador.
Es innegable que la prueba indiciaria por su naturaleza tiene un mayor rango de subjetivismo en si valoración, por lo tanto,
el juzgador en se argumentación debe expresar las razones de porque considera que esta ante una verdadera prueba de
cargo indiciaria, expresando los criterios racionales que han guiado la valoración de los indicios y explicitar el procedimiento
de inferencia mediante el cual, partiendo de unos hechos constitutivos del delito, llego a considerar probada la imputación
penal. Entonces, el juzgador debe motivar la correlación existente entre los indicios probados y la conclusión obtenida.
Así, una de las garantías que asiste a las partes del proceso es la de presentar los medios probatorios necesarios que
posibiliten la creación de convicción en el juzgador sobre la veracidad de sus argumentos. Sin embargo, como todo derecho
fundamental, el derecho a la prueba también está sujeto a restricciones o limitaciones, derivadas tanto de la necesidad de
que sean armonizados con otros derechos o bienes constitucionales- limites extrínsecos-, como de la propia naturaleza del
derecho en cuestión-limites intrínsecos”.
En ese orden de ideas se aprecia que el reconocimiento del derecho a la prueba en la normatividad es restringido y se lo
relaciona casi exclusivamente con la presunción de inocencia. Por ello normalmente aparece bajo la fórmula siguiente: “la
persona se considera inocente mientras no se haya declarado judicialmente su responsabilidad”.
Este es el enunciado utilizado en el artículo 2, inciso 24, acápite e, de la constitución, que reproduce lo estipulado por el
articulo XXVI de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, y, en cierta forma, lo prescrito en los
CXLVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
artículos 11, inciso 1, de la Declaración Universal de Derechos de Derechos Humanos; 14, inciso 2, del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, y 8, inciso 2, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Tal como se anota
en los fallos expedidos por el Tribunal Constitucional el derecho a la prueba lleva aparejada la posibilidad de postular,
dentro de los límites y alcance que la Constitución y las leyes reconocen, los medios probatorios pertinentes para justificar
los argumentos que el justiciable esgrime a su favor.
Por ello, no se puede negar la existencia del derecho fundamental a la prueba que constituye en la producción por parte de
los justiciables de la prueba relacionada con los hechos que configuran su pretensión o su defensa. Según esta dimensión
subjetiva del derecho a la prueba, las partes o un tercero legitimado en un proceso o procedimiento tienen el derecho de
producir la prueba necesaria con la finalidad de acreditar los hechos que configuran su pretensión o defensa. Atendiendo al
doble carácter de los derechos fundamentales en general y del derecho a la prueba en particular, este , en su dimensión
objetiva, comporta también el deber del juez de la causa de solicitar, actuar y dar el mérito jurídico que corresponda a los
medios de prueba en la sentencia.
En la medida en que el objetivo principal del proceso penal es el acercamiento a la verdad judicial, los jueces deben motivar
razonada y objetivamente el valor jurídico probatorio en la sentencia. Esto es así porque el proceso penal no solo constituye
un instrumento que debe garantizar los derechos fundamentales de los procesados, sino también debe hacer efectiva la
responsabilidad jurídico-penal de las personas que sean halladas culpables dentro de un proceso penal[7]”.
a) Veracidad objetiva; según la cual la prueba exhibida en el proceso debe dar un reflejo
exacto de lo acontecido en la realidad; asimismo, prima facie, es requisito que la
trayectoria de la prueba sea susceptible de ser controlada por las partes que intervienen
en el proceso, lo que no supone desconocer que es al juez, finalmente, a quien le
corresponde decidir razonablemente la admisión, exclusión o limitación de los medios de
prueba; de esta manera, se puede adquirir certeza de la idoneidad del elemento
probatorio, pues este se ajustara a la verdad de lo ocurrido y no habrá sido susceptible de
manipulación;
La STC N° 04831-2005-HC/TC (Caso Rubén Silvio Curse Castro) señala que el derecho
fundamental a la prueba tiene protección constitucional, en la medida en que se trata de
un contenido implícito 139, inciso 3, de la Constitución. En tal sentido, una de las
garantías que asisten a las partes del proceso es la de presentar los medios necesarios
que posibiliten crear convicción en el juzgador sobre la veracidad de sus argumentos.
Sin embargo, advierte que como todo derecho fundamental, el derecho a la prueba
también está sujeto a restricciones o limitaciones, derivadas tanto de la necesidad de que
seas armonizados con otros derechos o bienes constitucionales- limites extrínsecos,
como de la propia naturaleza del derecho en cuestión –limite intrínsecos.
VI.-CONCLUSIONES
Al amparo del precedente vinculatorio, y tomando como ejemplo cualquier causa penal sumaria o sujeta al contradictorio, se
puede concluir que en aquellos casos donde no se ha desvirtuado fehacientemente la presunción de inocencia, y, por
ende, no está acreditada la responsabilidad penal de los acusados respecto al ilícito imputado, resulta necesario el análisis
de las pruebas aportadas en el proceso, máxime si solo se tiene la mera sindicación de que los acusados pudieron haber
sido los autores del ilícito penal.
A partir de esas referencias, débiles en sí mismas, estimar que atentaron contra el bien jurídico tutelado por el Derecho
Penal-indicio de móvil delictivo-sin, mayores datos periféricos adicionales-y debidamente enlazados-en orden a su
presencia u oportunidad física para la comisión del delito, a la oportunidad material para hacerlo, a una actitud sospechosa
o conducta posterior, y a una mala justificación-que no han sido acreditadas-, entonces, resultan , evidentemente,
insuficientes para concluir que los acusados fueron autores de un ilícito penal. Por lo tanto, al existir duda razonable es de
aplicación el principio constitucional del in dubio pro reo
CL
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
caso de una nueva apelación, la última palabra la tendría la Suprema Corte
Advertido de que su opinión podría considerarse como un voto por adelantado en este asunto concreto —que
lo invalidaría para pronunciarse sobre el mismo—, el ministro Castro aceptó hablar a partir de la jurisprudencia
de la Corte sobre la prueba presuncional, que data de la década de los treinta
“No conozco el asunto de la sentencia de Raúl Salinas en particular, no tengo ningún interés en conocerlo y
quizás jamás lo llegue a conocer Yo respeto la ley, y ésta nos dice que no debemos pronunciarnos sobre un
tema que podría ingresar a la Corte en el futuro”, aclara
Especialista en la materia penal —le fue asignada la tarea de investigar la matanza de Aguas Blancas en
1995, que concluyó imputando responsabilidad al gobernador Rubén Figueroa—, Castro dice que los medios
de información han estado abordando el tema con algunas confusiones
Expone:
“Se ha estado hablando equivocadamente de la prueba circunstancial, y esa es una tecnología ajena a
nuestro derecho mexicano y a todo el derecho europeo que existe entre nosotros Es un término sacado del
derecho anglosajón
“Nosotros tenemos como tradición la prueba presuncional, que es considerada como la reina de las pruebas
Antes lo fue la confesional y se decía para justificar: qué mejor demostración que la declaración espontánea
de quien cometió el delito Pero cuando llegó la tortura, la presión moral, y todos los organismos
internacionales de derechos humanos comenzaron a impulsar la creación de leyes especiales, la confesional
dejó de ser la reina de las pruebas
“Y contra lo que se suponía, hubo muchas dudas sobre la efectividad de la prueba confesional Llegó inclusive
a establecerse que si la confesional no está ligada con alguna otra prueba, entonces no era prueba Aunque
alguien declare: ‘Yo cometí el delito’, siempre habrá la duda de si lo hace por tortura o por presión moral
—¿Qué tan común es que los juicios por homicidio calificado sean resueltos mediante la prueba
presuncional?
—Sin temor a equivocarme podría afirmar que, excepto en el esclarecimiento clásico, cuando el responsable
espontáneamente se declara culpable, prácticamente en todos los procesos relacionados con homicidios
calificados —independientemente de si la condena es chica, mediana o grande— ocurre que el juzgador se va
por la prueba “circunstancial”
Duda razonable
La más reciente jurisprudencia sobre el tema reconoce que la prueba “circunstancial” es apta tanto para
absolver como para condenar a un presunto homicida:
La prueba circunstancial se funda en la demostración de los indicios que por su íntima relación llevan al
juzgador a la certeza de un hecho que desconoce; esto es, que mediante un proceso de orden intelectivo,
establece una relación entre lo que conoce (indicios) y lo que desconoce (la verdad histórica buscada en el
proceso), y ello le basta para absolver o condenar y, en su caso, para aplicar las penas en la medida que
señala la ley
La jurisprudencia parte del contenido del artículo 286 del Código de Procedimientos Penales, que
textualmente dice:
“Los tribunales, según la naturaleza de los hechos y del enlace lógico y natural más o menos necesario que
existe entre la verdad conocida y la que se busca, apreciarán en conciencia el valor de los indicios hasta
poder considerarlos como prueba plena”
Esto significa —precisa la jurisprudencia— que para que la prueba circunstancial pueda tener pleno valor
acreditativo, deben existir una serie de indicios que de manera lógica permitan inferir la comisión del evento
delictivo Sentado lo anterior, es conveniente formular la siguiente reflexión: Hay casos en que si bien existen
ciertos indicios que pudieran presumir la comisión de un delito, en contrapartida, existen otros que pudieran
demostrar que el delito no se perpetró
Esta situación puede provocar una duda razonable sobre la realización del hecho delictivo Ahora bien, existen
tanto una serie de indicios que no favorecen al acusado, como otros que le benefician, y unos y otros tienen
más o menos el mismo valor convictivo (por lo que), resulta evidente que no puede integrarse la prueba
circunstancial para considerar demostrada en forma plena la materialidad del ilícito Lo anterior es axiomático:
si hay duda sobre la comisión de un ilícito, es obvio que no puede estimarse plenamente probado el tipo
delictivo
El ministro Juan Silva Meza, también integrante de la Primera Sala, considera que la prueba “circunstancial”
se basa en el valor incriminatorio de los indicios y tiene, como punto de partida, hechos y circunstancias
probados, “de los cuales se trata de desprender su relación con el hecho inquirido, ya una incógnita por
determinar, ya una hipótesis por verificar”
Para integrar la prueba “circunstancial” —agrega— debe recurrirse a dos reglas fundamentales: “Que se
encuentren probados los hechos de los cuales se derivan las presunciones, y que exista un enlace natural
más o menos necesario entre la verdad conocida y la que se busca; tal enlace debe ser objetivo y no
puramente subjetivo, es decir, debe ponerse de manifiesto para que sea digno de aceptarse por quien lo
examina con recto criterio
“En consecuencia, cuando los hechos básicos carecen de la calidad de certeza, de evidencia, de ellos no
puede derivarse consecuencia alguna que conduzca a descubrir la verdad que se busca
CLI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
“El desafío probatorio imponía una prueba directa o indiciaria que asociara cada una de los hechos de los que se
derivaron los distintos focos incendiarios a una acción del acusado. Y es aquí donde la racionalidad de la valoración
probatoria, pese al esfuerzo argumental de los Jueces de instancia, quiebra. Es cierto que la legitimidad de la prueba
indiciaria está fuera de cualquier duda cuando se trata de afirmar su idoneidad para debilitar la presunción
constitucional de inocencia. De hecho, el incendio propagado en el domicilio del recurrente está atribuido a éste a partir
de una construcción valorativa que toma la prueba indiciaria como punto de partida.
El recelo respecto de la prueba indiciaria no es de ahora. Los aforismos plus valet quod in veritate est quam quod in
opinione o probatio vincit praesumptionem, son la mejor muestra de la preocupación histórica por fijar garantías
adicionales que disminuyan el riesgo inherente a la proclamación de unos hechos probados a partir de una mera
articulación lógica de indicios. Y es que por indicio hemos de entender todo rastro, vestigio, huella, circunstancia y, en
general, todo hecho conocido, o mejor dicho, debidamente comprobado, susceptible de llevarnos, por vía de inferencia, al
conocimiento de otro hecho desconocido. Precisamente por ello, se ha dicho que más que una prueba estaríamos en
presencia de un sistema o mecanismo intelectual para la fijación de los hechos, ciertamente relacionado con la prueba,
pero que no se configura propiamente como un verdadero medio de prueba.
En cualquier caso, como queda dicho, la prueba indiciaria supone un proceso intelectual complejo que reconstruye un
hecho concreto a partir de una recolección de indicios. Se trata, al fin y al cabo, de partir de la constatación de unos
hechos mediatos para concluir otros inmediatos. Y como quiera que cuando se pone en marcha la cadena lógica, nos
adentramos en el terreno de las incertidumbres, la necesidad de un plus argumentativo se justifica por sí sola. El juicio
histórico y la fundamentación jurídica han de expresar, con reforzada técnica narrativa, la hilazón lógica de los indicios
sobre los que se construye la condena. El proceso deductivo ha de quedar plasmado en toda su extensión, permitiendo así
un control de la racionalidad del hilo discursivo mediante el que el órgano jurisdiccional afirma la condena. Ha de
quedar al descubierto el juicio de inferencia como actividad intelectual que sirve de enlace a un hecho acreditado y su
consecuencia lógica (cfr. SSTS 587/2014, 18 de julio ; 947/2007, 12 de noviembre y STS 456/2008, 8 de julio , entre
otras).
Como precisa la STC 111/2008, 22 de septiembre , la jurisprudencia constitucional, desde la STC 174/1985, de 17 de
diciembre , insiste en que a falta de prueba directa de cargo también la prueba indiciaria puede sustentar un
pronunciamiento condenatorio, sin menoscabo del derecho a la presunción de inocencia, siempre que se cumplan los
siguientes requisitos:
2) los hechos constitutivos del delito deben deducirse precisamente de estos hechos bases completamente probados;
3) para que se pueda controlar la razonabilidad de la inferencia es preciso, en primer lugar, que el órgano judicial
exteriorice los hechos que están acreditados, o indicios, y sobre todo que explique el razonamiento o engarce lógico entre
los hechos base y los hechos consecuencia;
4) y, finalmente, que este razonamiento esté asentado en las reglas del criterio humano o en las reglas de la experiencia
común o, en palabras de las SSTC 169/1989, de 16 de octubre (F. 2), «en una comprensión razonable de la realidad
normalmente vivida y apreciada conforme a los criterios colectivos vigentes» ( SSTC 220/1998, de 16 de noviembre, F.
4 ; 124/2001, de 4 de junio, F. 12 ; 300/2005, de 21 de noviembre , F. 3).
(…)
Sin embargo, para proclamar probada la acción de cualquier delito -los imputados, en el presente caso, son
especialmente graves-, no basta con una explicación intuitiva, con ofrecer un razonamiento que aúne los distintos
episodios delictivos y les confiera una justificación unitaria. Esta Sala puede verse también asaltada por la misma
perplejidad que produce la falta de lógica del comportamiento del acusado. Puede llegar a sospechar que los distintos
incendios fueron originados por la misma mano. Incluso puede vislumbrar que algunos de los puntos oscuros que ofrece
el relato de hechos probados proclamado en la instancia se explicarían mejor enlazando la secuencia de los cuatro
incendios en idéntico móvil. Sin embargo, nuestra coincidencia en esa percepción sería una coincidencia puramente
olfativa, ligada a presentimientos o vaticinios alejados de las exigencias constitucionales impuestas para la apreciación
probatoria. La valoración de la prueba indiciaria, cuando se trata de atribuir la autoría de cuatro delitos distintos a una
misma persona, no puede construirse a partir de un encadenamiento deductivo artificial que proyecte las evidencias
probatorias del último de los delitos hacia los cometidos con anterioridad. Cuando se afirma un móvil de resentimiento
que pudiera explicar lo inexplicable, no basta con referirse a un “… cierto clima de crispación entre los vecinos, por lo
demás en general bien avenidos”. Y cuando se proclama la autoría de tres incendios, el órgano jurisdiccional decisorio
no puede ver debilitada la presunción constitucional de inocencia por la aparición de una póliza de seguros en el patio
del edificio o por una pregunta dirigida a un anticuario acerca de las posibilidades de restauración de uno de los espejos
que se vio dañado.
CLII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Hemos dicho en otros precedentes que el Tribunal de instancia ha de construir el juicio de autoría con arreglo a un
discurso argumental lógico, coherente, expresivo del grado de certeza exigido para fundamentar cualquier condena en
el ámbito de la jurisdicción criminal. Y en la imputación jurisdiccional de un hecho criminal no valen, desde luego, las
intuiciones valorativas ni la proclamación de presentimientos percibidos como reales. Lo contrario supondría alejar el
proceso penal y, de modo especial, las técnicas de valoración probatoria, de su verdadero fundamento racional. En
definitiva, la afirmación del juicio de autoría no puede hacerse depender de una persuasión interior, de una convicción
marcadamente subjetiva y, como tal, ajena al contenido objetivo de las pruebas. Esta Sala sólo puede avalarun modelo
racional de conocimiento y valoración probatoria en el que no tienen cabida las proclamaciones puramente intuitivas
y, como tales, basadas en percepciones íntimas no enlazadas con el resultado objetivo de la actividad probatoria
desplegada por las partes (cfr., entre otras muchas, SSTS 24/2015, 21 de enero ; 444/2011, 4 de mayo ; 249/2008, 11 de
mayo ; 905/2013, 3 de diciembre y 231/2008, 28 de abril ).
CLIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Que haya un enlace preciso y directo, según las reglas del criterio
indicios, que é stos sean perifé ricos respecto del dato fá ctico a probar, pues
esto supone:
de aquella
CLV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
CLVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
También denominada indirecta, circunstancial o por indicios, es la prueba
hechos con los efectos del mismo, con una pica para destrozar cristales y
sentencia condenatoria.
cometido el crimen.
Otro ejemplo
exista una causa razonada para que el cuchillo se encuentre ahí, pero la
delito es palmaria.
hechos (indicios) que no son los constitutivos de delito, pero de los que se
CLVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
La eficacia de la prueba indiciaria reside en dos elementos:
suficiente probar que el suelo estaba mojado (que puede deberse a otras
causas), pero si además se prueba que era un día nublado, que la gente
CLVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Nadie podrá ser condenado, sino cuando el Tribunal que lo juzgue adquiera la
convicción más allá de toda duda razonable, de que el acusado es responsable de
la comisión del hecho por el que siguió el juicio. La duda siempre favorece al
acusado.
No se podrá condenar a una persona con el sólo mérito de su propia
declaración.
CLIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
CLX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Desde este enfoque, se suele diferenciar entre una
inmediación general, que sólo exige la presencia judicial
en las actuaciones que se desarrollan en el proceso, y
la inmediación en sentido estricto que requiere que sea
precisamente el juez que dicta la sentencia el que haya
estado presente en las actuaciones judiciales. Los dos
tipos de inmediación responden a dos finalidades que
permite calificar a este principio como una auténtica
garantía procesal.
La primera, presencia judicial, responde al propósito de
garantizar el correcto desarrollo de las actuaciones: el
juez, al estar presente en la audiencia, supervisa que se
hagan efectivos, por ejemplo, los derechos de defensa,
de igualdad de armas, el principio de audiencia, es
decir, aporta al proceso la confianza de que se
desarrolla con las garantías procesales necesarias para
que no sea vulnerado el derecho fundamental a un juicio
justo y, eventualmente, el derecho a la tutela judicial
efectiva de las partes.
La segunda finalidad, específica de la
inmediación estricto sensu, es la de situar al órgano
judicial en las mejores condiciones de conocer el objeto
del proceso: la ausencia de intermediarios que puedan
distorsionar, voluntaria o involuntariamente lo
transmitido, aporta al juzgador una posición óptima para
ponderar todos los elementos y valorar correctamente,
sobre todo en un sistema de libre valoración de la
prueba, donde la inmediación juega un papel esencial al
permitir las reglas de la sana crítica, sin influencias de
intermediarios[1].
Se afirma que la trascendencia de este principio sólo se
manifiesta en un régimen de valoración libre de la
prueba, pues en el sistema de prueba tasada es el
legislador el que apriorísticamente establece el valor
que el tribunal debe asignar a cada uno de los medios
de prueba, de modo que esa apreciación en nada se ve
alterada por el hecho de que el juez mantenga o no un
contacto directo con las partes y las pruebas de la litis.
CLXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
La situación es diametralmente opuesta cuando la
inmediación opera dentro de un esquema de libre
valoración de la prueba, pues en este caso la
implementación del principio no sólo facilita la obtención
de un óptimo resultado en la apreciación, sino que
desempeña un papel central para el correcto
funcionamiento del modelo[2]. En este sentido, si se
establece un sistema de prueba libre, necesariamente
debe garantizarse la vigencia y respeto del principio de
inmediación, ya que su observancia es condición
imprescindible para llevar a cabo una apreciación
acertada de la evidencia del proceso.
En atención a los sujetos, la inmediación envuelve a tres
polos distintos: a) al órgano judicial, b) a las partes y c) a
la opinión pública. En lo que atañe al primero, el
principio de inmediación está llamado sobre todo a
eliminar cualquier tipo de interferencia entre el tribunal y
la fuente de prueba.
La inmediación también abarca a las partes por su
estrecha conexión con el principio de contradicción
(donde la inmediación es su presupuesto) y porque las
facultades que los códigos procesales suelen asignar a
las partes se ejercen mediante una relación directa con
los elementos de prueba. En este sentido, las
manifestaciones de la inmediación son aquellas en
virtud de las cuales el juez o tribunal recibe personal y
directamente de las partes sus argumentos de hecho y
de derecho.
CLXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Desde este enfoque, la inmediación concede a las
partes la ocasión de comunicar oralmente al tribunal sus
puntos de vista, en una audiencia determinada o en la
misma en que se ventila toda la causa, con el propósito
de que el juez o tribunal se compenetre más
acabadamente del sentido y alcance de los argumentos
y pretensiones; las partes pueden en su presencia
confrontar sus razones y a veces ajustarlas; se obtiene
mayor celeridad por medio de indicaciones o preguntas
que, en ciertos casos, puede formularse señalando a las
partes las oscuridades, vacíos o contradicciones de sus
planteamientos o explicaciones; se supriman o abrevien
algunos puntos controvertidos por tener un alcance
distinto del que suponían las partes en su enfoque
unilateral. Todo ello es posible esperar de este contacto
entre partes y juez o tribunal en comunicación oral e
inmediata.
Asimismo, hay un nexo entre la inmediación y la opinión
pública en cuanto aquella posibilita un control eficaz de
la ciudadanía sobre la administración de justicia. En
relación con la prueba judicial, concretamente, la
publicidad se presenta como consecuencia de la
contradicción e igualdad de oportunidades.
La inmediación permite que las partes conozcan las
pruebas que han sido propuestas por la contraria y
desde la perspectiva del público, la vigencia de la
publicidad permite a los terceros interesados tener
conocimiento directo de las evidencias que se hagan
valer en el juicio, observar las declaraciones, ver las
fotografías y el material audiovisual, presenciar las
cuestiones que se susciten en torno a su procedencia y
veracidad, esto es, conocer el razonamiento que el
tribunal manifieste en relación con esta prueba y las
conclusiones que gracias a ella ha construido y que le
sirven para fundar su sentencia, cumpliendo de esta
forma con lo que se ha denominado el “carácter social
del convencimiento judicial”[3]. En resumen, el principio
de publicidad dota de transparencia al componente
probatorio del juicio jurisdiccional, sometiéndolo a un
mayor escrutinio público.
CLXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Ahora bien, la inmediación en su estricta dimensión
judicial, comprende tres facetas:
A. La percepción directa y personal de loselementos
probatorios útiles para la decisión
En este punto la doctrina sostiene que si bien la
inmediación es deseable por cuanto hace a las
alegaciones de las partes, ello no esen todo
caso imprescindible. Sostienen que aún es posible
concebir un sistema eficaz si se establece que las
exposiciones y pretensiones de los litigantes se
formulen por escrito o a través de otros intermediarios
que las comuniquen al tribunal. Las distintas
oportunidades que se pueden conceder a las partes
para dar a conocer sus razones y refutar las del
adversario, han de permitir en cierto modo que el debate
quede claramente planteado.
Lo que no puede admitirse sin deterioro de la eficacia
del proceso, es que se ignore la inmediación en la
recepción de las pruebas personales.
Los hechos y actos jurídicos cuando originan un
proceso, son objeto de afirmación por parte de aquellos
individuos a quienes afectan. Pero como el juez es
ajeno a esos hechos sobre los cuales debe
pronunciarse, no puede, lógicamente pasar por las
simples afirmaciones de las partes, sino que debe
disponer de medios para verificar la exactitud de esas
proposiciones. Es menester comprobar la verdad o
falsedad de esas afirmaciones con el objeto de formar
su convicción al respecto.
De manera que, los jueces en sus sentencias deben
aplicar el derecho declarando el que debe imperar en el
caso sometido a su consideración. Pero las normas de
derecho en que las partes apoyan sus pretensiones, se
refieren a situaciones o supuestos de hecho, cuya
existencia real es la condición que la norma exige para
que sea aplicable la consecuencia jurídica que ella
misma prevé.
CLXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Los que acuden a los estrados de la justicia, como
actores o demandados, como Ministerio Público o
acusado, invocan en su favor los efectos de una norma
jurídica que les otorgaría la pretensión alegada. Para
ello, es necesario acreditar la exactitud de tales
afirmaciones, es decir, será indispensable provocar en
el juez la convicción de que los hechos contenidos en la
afirmación han ocurrido del modo que en ella se
sostiene. Se han de probar las proposiciones para que
el juez aplique el derecho que es su consecuencia. De
este modo, en su sentido procesal, la prueba es –en
consecuencia– un medio de verificación de las
proposiciones que las partes formulan en el juicio[4].
Tiende a formar en el ánimo del juez un estado de
certeza respecto de la realidad de un hecho
controvertido.
En ese sentido, si la prueba está dirigida al juez para
formar “su” convencimiento, no es posible concebir que
él no intervenga personalmente en la realización de las
audiencias que procuran precisamente mostrar la
veracidad de los hechos que “él” deberá determinar si
se acreditaron o no.
Así, con la vigencia de este principio se pretende acotar
las distancias que originalmente separan a los
intervinientes del proceso, de modo que sea posible la
existencia de una comunicación directa entre ellos. Este
contacto se produce gracias a que en la estructura del
procedimiento se encuentra vigente el principio de
oralidad y, por ende, también el de inmediación, los
cuales tienen como pilar fundamental el desarrollo de
audiencias y son precisamente estas instancias las que
permiten que el juez se vincule sin intermediarios con
todos los intervinientes, recibiendo de primera fuente,
sin “la indecisa penumbra de las impresiones de otra
persona”[5], la información concerniente al caso, las
alegaciones y peticiones de las partes y, por supuesto,
el contenido de todas y cada una de las pruebas que se
incorporen válidamente al proceso, conociendo de
forma detallada, profunda y de primera mano los
matices que dan forma al litigio que debe resolver.
CLXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En esta dinámica de audiencias, específicamente en
cuanto a la pruebade los hechos, la expresión oral
permite una mayor claridad y riqueza pues se
acompaña de una serie de elementos que habilitan para
transmitir y recepcionar de mejor manera el mensaje
que se quiere entregar, como el tono de voz, la fuerza
expresiva, la prontitud de la respuesta. Un sector de la
doctrina proclama que todos estos datos pueden ser de
gran utilidad a la hora de valorar la información y llevar a
cabo una reconstrucción más cercana de los hechos
analizados, pues proporciona las condiciones óptimas
para apreciar la sinceridad o credibilidad del dicho de un
declarante[6].
Expresamente se apunta que al juez le bastaría con
mantener un contacto directo con el resto de los
intervinientes del proceso para adquirir un conocimiento
suficiente de los hechos de la causa, lo que se
manifiesta de forma más nítida respecto de las prueba
personales: declaración de partes, testigos y peritos. Así,
le alcanzaría con atenerse a lo visto y oído durante el
desarrollo de las declaraciones para poder decidir
acerca de la credibilidad de las personas que han
rendido su testimonio, pues de acuerdo con esta
postura, la inmediación lo habilita para percibir
informaciónno sólo de contenido verbal de la
declaración, sino también mediante lo manifestado por
el declarante a través de su lenguaje no verbal y
paraverbal, a los que el juez de la causa tiene un
acceso privilegiado por su asistencia al acto en que se
produce la prueba.
CLXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Lo anterior quiere decir que el juez podrá constatar una
serie de elementos que acompañan a las palabras del
declarante y que se vinculan, entre otros, con el manejo
del tono, volumen o cadencia de la voz, pausas,
titubeos, disposición del cuerpo, dirección de la mirada,
muecas o sonrojo (componentes paralingüísticos). El
punto central de esta corriente radica en que serán
estos elementos, conocidos por el juez gracias a su
inmediación con la prueba, los que facultarán para
formarse una imagen completa del contenido y exactitud
de lo expuesto, y de esa manera, adoptar una decisión
suficientemente fundada acerca de si el declarante dice
la verdad o no[7].
Por consiguiente, será la observación de los gestos, la
actitud, la disposición y la seguridad mostrada por el
testigo, parte o perito al contestar las interrogantes que
se le formulen, lo que sitúa al juez o tribunal de primera
instancia en una posición única para decidir acerca de la
credibilidad y el valor probatorio de esa evidencia[8].
En ese sentido, se subraya la utilidad de los actos y
comportamientos que acompañan a la declaración para
poder determinar la veracidad del testigo y la veracidad
de lo que él ha narrado[9], gracias a que la inmediación
dota al tribunal del potencial para apreciar los matices
psicológicos de las pruebas de declaración de
personas[10].
En suma, el principio de inmediación da lugar a la
percepción y ponderación de todo un conjunto de
elementos paralingüísticos que permitirán al juez
formarse una impresión clara sobre las pruebas y
establecer con acierto la credibilidad del declarante[11].
En cambio, otro sector de la doctrina, controvierte la
utilidad descrita de la inmediación en el proceso de
valoración de la prueba, básicamente porque
consideran que pone en peligro la presencia de la
racionalidad del proceso, pues aseguran que al juez no
le basta con apreciar si el declarante se sonroja, titubea
o se pone más nervioso de lo común al hablar, para
saber con certeza si miente o dice la verdad.
CLXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Entender que las impresiones que el juez obtiene
gracias a la inmediación son suficientes per separa
formarse una convicción correcta acerca de la veracidad
de las pruebas no son aceptadas, pues aseguran que
nadie tiene la capacidad de saber si su interlocutor le
habla o no con la verdad con sólo observar sus gestos o
la intensidad de sus palabras.
De manera que pretender que el juez realice una labor
de psicoanalista a partir del material no verbal y
paraverbal que surge a raíz de la producción de la
prueba, iría en contra de todas las investigaciones y
conocimientos desarrollados por la psicología del
testimonio[12]. De hecho, los mismos estudios han
revelado las complejidades que presentan los juicios de
memoria no sólo descartan la obtención de certeza en
cuanto a la veracidad o falsedad de las declaraciones
presentadas por otros, sino que incluso dejan en
evidencia las enormes dificultades que tienen los
propios sujetos para determinar si sus relatos se
corresponden o no con la forma en que realmente
sucedieron los acontecimientos, dado que el recuerdo
se ve afectado por una serie de factores que lo borran o
modifican.
De acuerdo con esta corriente, si se aceptara que las
mencionadas percepciones sólo son adquiridas por el
juez o tribunal de primera instancia, entonces también
tendría que aceptarse que podría fijar los hechos y
adoptar una decisión basada en criterios absolutamente
subjetivos e incontrolables. Directriz que impediría la
auténtica revisión de la sentencia por parte del superior
jerárquico mediante la vía de los recursos, ya que al no
haber participado en los actos en que se desahogó la
prueba, carecería de elementos para examinar la
corrección de la sentencia[13].
CLXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Sostienen que la posición privilegiada del juez que ha
gozado de la inmediación termina por generar un juicio
cimentado sobre una valoración de la prueba que se ha
realizado mediante criterios que no pueden justificarse
objetiva ni racionalmente, porque precisamente son
fruto de un ejercicio subjetivo e intuitivo, una forma de
percepción extrasensorial que termina por convertir
al privilegio de la inmediación en una vía de escape al
deber de motivar[14].
Con todo, esta vertiente doctrinal no desconoce que la
vigencia del principio de inmediación genera una serie
de beneficios al proceso, aunque enfatiza que si bien
estas ventajas deben ser destacadas y fomentadas, no
se debe caer en excesos y asignarle a la inmediación
ciertos atributos que no le son propias o exigirle más de
lo que efectivamente puede dar. En este sentido, opinan
que es claro que el vínculo directo entre el juez, las
partes y los declarantes permite generar un dialogo de
suyo pertinente, útil y ágil, por ejemplo, para que en el
acto de la diligencia se soliciten aclaraciones o
complementaciones que permitan esclarecer puntos
oscuros o eliminar ambigüedades de la declaración, así
como también admitir o rechazar las preguntas que se
formulan al declarante y velar por el respeto de sus
derechos[15].
Concluyen en que la inmediación no es un método para
que el tribunal valore la prueba o alcance su
convencimiento, sino que se trata de una técnica de
formación de la prueba, es decir, el modo en que debe
incorporarse la prueba al proceso y que permite extraer
toda la información relevante que de ella se
desprende[16].
B. La inmutabilidad del juez (la identificación física del juez
que asiste a la formación de la prueba y el juez que emite la
sentencia)
De lo hasta aquí expuesto, es posible establecer que el
principio de inmediación siempre exige una
comunicación directa y personal entre los sujetos y el
objeto del proceso, lo cual constituye el núcleo duro de
la inmediación.
CLXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Sin embargo, la doctrina y la legislación han estimado
que si bien en ciertas situaciones basta con asegurar
una relación directa de las partes con el juez, en otras,
es preciso que la persona que desempeña el papel de
juzgador sea la mismadurante todoel proceso. Desde
esta perspectiva, ciertos autores se han pronunciado en
el sentido de entender que este principio se manifiesta
con dos distintas intensidades en el proceso: una amplia
y otra estricta.
En su alcance amplio la inmediación reclama que las
actuaciones procesales se desarrollen con la presencia
judicial, de modo que basta con que, por ejemplo, el
testigo declare ante el juez para que la inmediación se
entienda cumplida, pues el principio en esta vertiente
tiene como objetivos garantizar la corrección formal del
proceso y velar por el debido respeto de los derechos
de las partes.
En su sentido estricto, el principio de inmediación
demanda que la sentencia sea dictada por el mismo
juez o tribunal que ha presenciado la práctica de las
pruebas, ya que el contacto directo que ha tenido con
este material lo ubica en una situación idónea para fallar
el caso[17]. Desde esta vertiente, la exigencia de la
identidad física del sentenciador no sólo se ha limitado a
los momentos de práctica probatoria y pronunciamiento
de la sentencia, pues se afirma que también es
deseable que esa identidad se mantenga durante todo el
proceso, ya que esto permitirá que el juez se forme una
idea lo más certera posible acerca del contenido y de la
veracidad del acervo probatorio[18].
En esta vertiente se exige que el mismo juez ha de
intervenir en forma permanente desde el comienzo de la
causa hasta que se dicte sentencia, pues en el instante
en que se produce un cambio del juez, todos los actos
que se llevaron a cabo de forma oral pasan a ser
escritos para el reemplazante y las actuaciones
realizadas con inmediación pierden dicho carácter, con
lo que se priva al proceso de todos los efectos positivos
de este principio[19].
CLXX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En este punto, un sector de la doctrina afirma que lo
más sensato para obtener una sentencia razonada y
motivada, es que todo procedimiento recoja la versión
estricta del principio de inmediación, siempre que ello no
signifique llevarlo hasta un extremo tal que obstaculice
la tramitación del proceso[20].
C. La actividad probatoria del proceso debe desarrollarse en
el menor tiempo posible y sin interrupciones
Desde este enfoque, el principio de inmediación impone
una inmediata discusión y fallo de la causa, es decir,
apenas producida la prueba, sin dar margen de demora
o postergación alguna, debe exigirse que se formulen
los alegatos de las partes ante el juez o tribunal y, a su
vez, apenas ocurrida la discusión de la causa,
clausurado el debate, debe dictarse el fallo
correspondiente.
De este modo se pretende asegurar las ventajas de la
inmediación en el desarrollo de la causa y recepción de
las pruebas, ya que el beneficio obtenido por la
intervención directa y personal del juez o tribunal se
debilitaría gradualmente si se admitiera que los alegatos
se postergan o si luego de terminada la discusión aquél
dejara transcurrir largo tiempo sin pronunciar la
sentencia, que debe reflejar lo más fielmente posible el
conocimiento y las impresiones adquiridas por los
jueces durante la vista de la causa.
Este aspecto del principio de la inmediación, en
realidad, no es sino una de las condiciones de su
eficacia. En efecto, de nada –o de muy poco– valdría
que el propio juez escuche a las partes o participe de
sus discusiones aclarando el sentido de la controversia,
reciba la declaración del acusado o los testigos, se
pidan explicaciones a los peritos, etcétera, si dichos
actos los realiza en momentos aislados, distantes en
mucho tiempo unos de otros, interferidos por cuestiones
incidentales, y todo ello a tiempo lejano del instante en
que se abocará a razonar y pronunciar su fallo.
CLXXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En tal caso, las impresiones oportunamente recibidas,
las aclaraciones arduamente logradas, para muy poco
servirían, ya que por entonces unas vivencias se
habrían desvinculados de las otras y todas ellas
quedarían, si no olvidadas por completo, al menos
esfumadas o deformadas con pérdida de su sentido
unitario y verdadero. Es por ello que en postulaciones
doctrinales se afirma que la oralidad, la concentración y
la inmediación van indisolublemente unidas.
2) La inmediación en la jurisprudencia de otros países
El principio de inmediación en la jurisprudencia de otras
latitudes tampoco ha sido uniforme, es decir, se le
asignan distintos matices como enseguida se mostrará.
Corte Suprema de Justicia de la Nación (Argentina). Sentencia 1757-2005
CLXXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
El Tribunal Oral en lo Criminal N1 5 de la Capital
Federal condenó a una persona a la pena de cinco años
de prisión, por su responsabilidad penal en la comisión
del delito Robo calificado con uso de armas (arts. 29 inc.
31, 45 y 166, inc. 21 del Código Penal).
La defensa interpuso recurso de casación, sin embargo
fue rechazado con el argumento de que era
improcedente la vía del recurso que pretendía analizar
la modificación de calificativa atribuida al delito
(cuestiones de hecho). Lo que provocó la presentación
de la queja ante la Cámara Nacional de Casación Penal,
pero corrió con la misma suerte. La defensa se
inconformó a través del recurso extraordinario, cuya
denegación motivó el recurso de queja, con el
argumento de que se afectó el derecho a recurrir el fallo
ante juez o tribunal superior.
La Corte Suprema de Argentina señaló que de una
interceptación sistemática tanto de la Constitución como
de diversos preceptos de la Convención Americana se
exige la revisión de todo aquello que no esté
exclusivamente reservado a quienes hayan estado
presentes como jueces en el juicio oral. Asimismo,
señaló que:
CLXXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
“la interpretación del quosobre el recurso de casación,
restringe indebidamente su alcance, toda vez que
excluye el tratamiento de agravios relativos a la validez
de la construcción de la sentencia del tribunal oral. En
este sentido, pude decirse que no existía obstáculo
alguno para que la Cámara de Casación tratara los
agravios expuestos por el recurrente, pues el respeto por
el principio de inmediación no impedía examinar el
razonamiento lógico y la valoración de la prueba expresado
en la sentencia, a fin de evaluar la presencia del tipo
objetivo “arma” como agravante, así como los
argumentos relativos a la consumación.
Consecuentemente, la interpretación del alcance de la
materia revisable por vía del recurso de casación, se
contrapone a la garantía constitucional de revisión del
fallo condenatorio, y la consiguiente interpretación del
art. 456 del Código Procesal Penal de la Nación, que en
forma alguna obsta a aquella revisión. Por ello, se hace
lugar a la queja, se declarar procedente el recurso
extraordinario, y se deja sin efecto la resolución
recurrida”.
Tribunal Constitucional de Chile. Sentencia 1432-09
CLXXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
El Tribunal Oral en lo Penal de Los Andes condenó por
el delito de parricidio frustrado a una persona por
golpear y herir gravemente a su concubina. Ante la
imposibilidad de recurrir la sentencia anterior, dado que
existe precepto legal que señala que las sentencias
dictadas por un tribunal de juicio oral son inapelables, el
sentenciado acudió al Tribunal Constitucional de Chile a
través del recurso de inaplicabilidad de diversos
artículos del Código Procesal Penal y del Código Penal,
aduciendo que se afecta su derecho a recurrir el fallo
ante juez o tribunal superior.
En lo que interesa, se recurrieron los artículos 364 y 372
a 387 del Código Procesal Penal, cuyo contenido
disponen que las resoluciones dictadas por un tribunal
oral en lo penal son inapelables y regulan el recurso de
nulidad, ello por infringir el derecho al debido proceso en
su vertiente de acceso al recurso.
El Tribunal Constitucional de Chile rechazó el
requerimiento formulado, con fundamento en los
siguientes motivos: “[…] En el sistema procesal antiguo,
la apelación se justificaba en el hecho de que el tribunal
de alzada era verdaderamente independiente del
acusador, es decir, del juez de primera instancia. Tal
fundamento desaparece hoy en día, pues la
independencia de ambas funciones está asegurada
desde la primera etapa del proceso”. Segundo, “no tiene
sentido tener un tribunal colegiado en primera instancia
para luego duplicar el juicio en la Corte o fallar en base
a actas, perdiendo la inmediación necesaria que debe
tener el tribunal…”.
CLXXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
A lo que agregó que: “los principios de inmediación y
oralidad impiden que se pueda “hacer de nuevo” el
juicio… Para concluir que “la oralidad del procedimiento
requiere que el tribunal que conoce el juicio tenga el
máximo poder de decisión. Si, en vez de darle el poder
de decisión final, salvo excepciones, al tribunal que
asiste al juicio oral, se le otorga a otro tribunal, que
conocerá de la causa por la vía de la lectura del
expediente, se estaría poniendo el centro del debate en
la lectura del expediente y no en el juicio oral. No sólo
se pondría el énfasis en la lectura del expediente, sino
que se terminaría privilegiando la opinión del tribunal
menos informado por sobre la opinión del tribunal más
informado”.
Tercero, “se privilegió el control horizontal por sobre el
jerárquico. Se confió en que el establecimiento de un
tribunal colegiado otorga las garantías de independencia
y control que, bajo el sistema antiguo, entregaba el
conocimiento de la apelación por el Tribunal de Alzada”
[STC Rol N° 1432/2009, c°21° a 23°].
Tribunal Constitucional Español. STC 167/2002, de 18 de septiembre de 2002
CLXXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
El ocho de mayo de dos mil ocho, se sometió a la
instancia del Tribunal Constitucional Español, el recurso
de amparo 2060/98, instaurado por don Jaime Jesús
Serrano García y don José García Benítez, contra la
sentencia condenatoria dictada en el recurso de
apelación que derivó del procedimiento penal abreviado
seguido en su contra por el delito contra la propiedad
intelectual, por la grabación ilícita de “musicasete”, en el
que inicialmente se les declaró absueltos.
El recurso de amparo se presentó, entre otras razones,
con el fin de determinar si el derecho fundamental a un
proceso con todas las garantías lleva implícito que al
acusado no le sea impuesta una condena cuando ha
sido absuelto en primera instancia, como consecuencia
de la valoración de pruebas realizada en segunda
instancia sin la vigencia del principio de inmediación.
El Tribunal Constitucional Español consideró que resultó
vulnerado el derecho alegado, al haber procedido el
órgano de apelación a revisar y corregir la valoración y
ponderación que el Juzgado de lo Penal había
efectuado respecto de las declaraciones de los
recurrentes en amparo, sin respetar el principio de
inmediación.
Consideró que en ese caso, el órgano de apelación
debía conocer tanto de las cuestiones de hecho, como
de Derecho, planteadas en la apelación, ya que se
pronunciaría en concreto sobre la culpabilidad o
inocencia de los demandantes de amparo, absueltos en
primera instancia del delito que se les imputaba.
Es decir, el Tribunal Constitucional considera que el
órgano de apelación debía oír personalmente a los
acusados, previo a valorar y ponderar las declaraciones
incriminatorias prestadas por éstos ante la policía y
ratificadas ante el Juez de Instrucción, y las
declaraciones exculpatorias que realizaron en el acto
del juicio; luego, dependiendo de la valoración y
ponderación de tales declaraciones emitir la condena o
absolución.
Al respecto, en el texto de la resolución se aprecia:
CLXXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
“(…) Ateniéndonos a las circunstancias del caso actual,
y en línea con la jurisprudencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos que ha quedado expuesta antes en
sus líneas esenciales, debe prosperar la queja de los
recurrentes, pues se debe considerar que ha resultado
vulnerado el derecho a un proceso con todas las
garantías, al haber procedido la Audiencia Provincial a
revisar y corregir la valoración y ponderación que el
Juzgado de lo Penal había efectuado de las
declaraciones de los recurrentes en amparo, sin
respetar los principios de inmediación y contradicción.
El recurso de apelación en el procedimiento penal
abreviado, tal y como aparece configurado en nuestro
ordenamiento, otorga plenas facultades o plena
jurisdicción al Tribunal ad quem para resolver cuantas
cuestiones se planteen, sean de hecho o de Derecho.
Su carácter, reiteradamente proclamado por este
Tribunal, de novum iudicium, con el llamado efecto
devolutivo, conlleva que el Juzgador ad quem asuma la
plena jurisdicción sobre el caso, en idéntica situación
que el Juez a quo, no sólo por lo que respecta a la
subsunción de los hechos en la norma, sino también
para la determinación de tales hechos a través de la
valoración de la prueba, pudiendo revisar y corregir la
ponderación llevada a cabo por el Juez a quo (por
todas, SSTC 172/1997, de 14 de octubre, FJ 4;
120/1999, de 28 de junio, FFJJ 3 y 5; ATC 220/1999, de
20 de septiembre). Pero en el ejercicio de las facultades
que el art. 795 Lecrim otorga al Tribunal ad quem deben
respetarse en todo caso las garantías constitucionales
establecidas en el art. 24.2 CE.
CLXXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
De acuerdo con la descrita configuración del recurso de
apelación la Audiencia Provincial debía conocer en el
caso ahora considerado tanto de las cuestiones de
hecho, como de Derecho, planteadas en la apelación, y
pronunciarse en concreto sobre la culpabilidad o
inocencia de los demandantes de amparo, absueltos en
primera instancia del delito que se les imputaba,
quienes en el acto del juicio habían negado que
hubieran cometido los hechos de los que se les
acusaba. Además en este caso, dada la prohibición
constitucional de valorar como pruebas de cargo, como
ya se ha dejado constancia en el fundamento jurídico,
las diligencias de entrada y registro practicadas en el
local de la entidad mercantil de uno de los demandantes
de amparo y en el domicilio del otro y la pericial llevada
a cabo respecto al material intervenido con ocasión de
dichos registros, la Audiencia Provincial, al pronunciarse
sobre la culpabilidad o inocencia de los recurrentes en
amparo, debía valorar y ponderar las declaraciones
incriminatorias prestadas por éstos ante la policía y
ratificadas ante el Juez de Instrucción, y las
declaraciones exculpatorias que realizaron en el acto
del juicio, dependiendo de la valoración y ponderación
de tales declaraciones la condena o absolución de los
demandantes de amparo. En tales circunstancias es
evidente que, de acuerdo con los criterios antes
reseñados, el respeto a los principios de inmediación y
contradicción, que forman parte del derecho a un
proceso con todas las garantías, exigía que el Tribunal
de apelación hubiera oído personalmente a los
demandantes de amparo, en orden a llevar a cabo
aquella valoración y ponderación. (…)”.
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Sentencia Almenara Álvarez c. España
CLXXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
El catorce de marzo de dos mil ocho, Doña África
Almenara Álvarez (de nacionalidad española), presentó
demanda contra el Reino de España, en virtud de que
por carecer de contenido constitucional, fue inadmitido
el recurso de amparo que promovió contra la sentencia
dictada por el órgano de apelación que anuló la
determinación que absolvió a la demandante en primera
instancia y la condenó a una pena de prisión por el
delito de alzamiento de bienes.
El órgano de apelación revocó la sentencia impugnada
después de haber modificado parcialmente los hechos
declarados probados por el juzgador penal de primera
instancia; asimismo, consideró, sin oír personalmente a
la demandante ni a los testigos que habían declarado
ante el juez penal, que las trasmisiones patrimoniales
efectuadas por la demandante a sus familiares eran
ficticias y tenían por objetivo provocar su insolvencia y
perjudicar así a los acreedores.
La demanda presentada ante el Tribunal Europeo tenía
como objetivo definir si el órgano de apelación debió
ordenar una vista pública para que a la demandante se
le interrogará sobre su verdadera intención de vender
los inmuebles por los que fue acusada del delito, pues a
su parecer se le condenó sin haber sido oída en
persona.
Ante esas circunstancias, el Tribunal Europeo constató
la vulneración del derecho de la demandante a un
proceso equitativo por la ausencia de una audiencia
pública ante la jurisdicción de apelación, y afirmó que
esa audiencia pública es necesaria cuando se efectúa
una nueva valoración de los hechos considerados
probados en primera instancia y se reconsideran,
situándose más allá de los aspectos estrictamente
jurídicos.
Finalmente, estableció que habrá que decidir conforme
a las circunstancias de cada caso, si la jurisdicción de
apelación ha procedido a una nueva valoración de los
hechos y, de constatar esta circunstancia, estimó
necesaria llevar a cabo la audiencia pública antes de
dictar una sentencia sobre la culpabilidad del acusado.
CLXXX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
El TEDH literalmente señaló:
“(…) En este caso, el Tribunal observa en primer lugar,
que no se discute que la demandante, que fue absuelta
en primera instancia, haya sido condenada por la
Audiencia Provincial de Barcelona sin haber sido oída
en persona.
(…) 43. En suma, habrá esencialmente que decidir, a la
luz de las circunstancias particulares de cada caso, si la
jurisdicción encargada de pronunciarse en apelación ha
procedido a una nueva valoración de los elementos de
hecho (ver también Spînu c. Rumania, sentencia del 29
de abril de 2008, § 55).
44. En este caso, el Juzgado de lo Penal no 2 de
Sabadell juzgó sobre la base de numerosos elementos
probatorios a saber, por una parte, varios documentos,
entre ellos el informe de tasación del inmueble vendido,
el acta notarial, así como los justificantes de los pagos a
los obreros que realizaron las obras, a Hacienda y a los
proveedores. Por otra, durante el juicio oral el Juez
interrogó, además de a la acusada, a una amiga de ésta
y a su psicóloga. Estas declaraciones fueron tenidas en
cuenta por el Juez para fundamentar su propia
convicción. A la luz de estos elementos y tras la
celebración de una vista pública, el Juez concluyó que
la demandante no tenía intención de alzarse con sus
bienes, requisito indispensable del delito de alzamiento
de bienes del que estaba acusada.
45. Por su lado, la Audiencia Provincial de Barcelona
tenía la posibilidad, en tanto que instancia de apelación,
de dictar una nueva sentencia sobre el fondo, lo cual
hizo el 30 de octubre de 2006. Podía confirmar la
absolución de la demandante o declararla culpable,
después de haber valorado la cuestión de la
culpabilidad o inocencia de la interesada.
CLXXXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
46. La Audiencia revocó la sentencia impugnada.
Después de haber modificado parcialmente los hechos
declarados probados por el Juzgado de lo penal,
consideró, sin oír personalmente ni a la demandante ni
a los testigos que habían declarado ante el Juez de lo
Penal, que las transmisiones patrimoniales efectuadas
por la demandante a miembros de su familia eran
ficticias y tenían por objetivo provocar su insolvencia y
perjudicar así a los acreedores. Además, la Audiencia
examinó el conjunto de pruebas de carácter documental
ya valoradas por el juez a quo (derivadas de los pagos
efectuados por la demandante, acta notarial) y señaló
que en el momento de la venta del solar, la deuda
contra la demandante era completamente exigible y
conocida por ésta. Así, la Audiencia Provincial concluyó
que concurrían los elementos previstos en el artículo
257 del Código Penal constitutivos del delito de
alzamiento de bienes.
47. Es obligado constatar que, a diferencia del
asunto Bazo González precitado, en este caso la
Audiencia Provincial no se limita a una nueva valoración
de los elementos de naturaleza puramente jurídica, sino
que se ha pronunciado sobre una cuestión de hecho, a
saber, la intencionalidad de la demandante en el
momento de vender algunos de sus bienes
inmobiliarios, modificando así los hechos declarados
probados por el Juzgado de primera instancia. En
opinión del Tribunal, tal examen implica, por sus
características, tomar posición sobre hechos decisivos
para la determinación de la culpabilidad de la
demandante (ver la sentencia Igual Coll ya citada, § 35).
CLXXXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
48. En efecto, el Tribunal constata que la Audiencia
Provincial no solo ha tenido en cuenta el elemento
objetivo del delito, en este caso la existenciade acciones
de disposición patrimonial como tales, sino que también
ha examinado las intenciones y el comportamiento de la
demandante y se ha pronunciado sobre la existencia de
una voluntad fraudulenta por su parte, así como sobre el
carácter no demostrado de la crisis sentimental entre la
demandante y su compañero. Además, la Audiencia
llegó incluso a considerar que los miembros de la familia
beneficiarios de las transmisiones estaban también al
corriente del carácter ficticio de las cesiones. Para el
Tribunal, difícilmente puede considerarse que tal
examen únicamente se refiera a cuestiones de derecho.
En efecto, implica, por sus características, tomar
posición sobre hechos decisivos para la determinación
de la culpabilidad de la interesada.
49. Las cuestiones tratadas eran esencialmente de
naturaleza factual, el Tribunal considera que la condena
de la demandante en apelación por la Audiencia
Provincial tras un cambio en la valoración de elementos
tales como sus intenciones y su comportamiento, que
han sido decisivos para la declaración de culpabilidad,
sin que la demandante haya tenido la ocasión de ser
oída personalmente y de impugnarlos mediante un
examen contradictorio durante una audiencia pública, no
es conforme a las exigencias de un proceso equitativo
como garantiza el artículo 6 § 1 del Convenio.(…)”.
3) Componentes del principio de inmediación en el Nuevo
Sistema de Justicia Penal y las consecuencias a su
infracción en la etapa de juicio oral
CLXXXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Las referencias doctrinales y jurisprudenciales de
distintos tribunales nos proporcionan un panorama
general sobre los diferentes matices que pueden
asignarse al principio de inmediación, la relevancia que
la doctrina, por un lado, reconoce y, por otro, debate,
sobre su utilidad en la fase probatoria del juicio,
específicamente en relación con las pruebas
personales; la necesidad de garantizar que el juez que
interviene en la producción probatoria sea el que dicte la
sentencia y, en otros casos, exigiéndose incluso que
sea el mismo juez quien conozcan desde el inicio de la
causa penal hasta dictar sentencia; así como la
aplicación del principio en segunda instancia, donde en
algunos países se requiere repetir la prueba cuando se
pretende reexaminar los hechos analizados por el juez
de primer grado en aras de respetar la inmediación y
otros principios como la contradicción y la publicidad.
Ante el panorama descrito, es necesario cuestionarse lo
siguiente: ¿cuáles deben ser los componentes que den
forma al principio de inmediación en nuestro nuevo
sistema de justicia penal? Y sobre todo, ¿a qué
referentes debemos acudir para realizar esa
interpretación?
A juicio de esta Primera Sala, para establecer los
componentes del principio de inmediación es necesario
tener en cuenta las razones y propósitos que el Poder
Constituyente registró en el proceso de reforma
constitucional, en el que plasmó las necesidadesque
pretende solventar con la instauración del procedimiento
penal acusatorio, adversarial y oral.
Con la reforma constitucional publicada en el Diario
Oficial de la Federación el dieciséis de junio de dos mil
ocho, nació un nuevo sistema de justicia penal, se
modernizó el procedimiento al establecer que será
acusatorio y oral, orientado por los principios de
publicidad, contradicción, concentración, continuidad e
inmediación; constituye un cambio de paradigma que
obligó a replantear por completo la totalidad de
elementos que definen la manera en que se administra
justicia en este ámbito.
CLXXXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Por cuanto al principio de inmediación se refiere, el
artículo 20, apartado A, fracción II de la Constitución
Federal en vigor, dispone:
“20.El proceso penal será acusatorio y oral. Se regirá
por los principios de publicidad, contradicción,
concentración, continuidad e inmediación.
A. De los principios generales:
[…]
II.Toda audiencia se desarrollará en presencia del juez,
sin que pueda delegar en ninguna persona el desahogo
y la valoración de las pruebas, la cual deberá realizarse
de manera libre y lógica;
En el dictamen de primera lectura, de la Cámara de
Senadores de trece de diciembre de dos mil siete, se
expuso lo siguiente:
“…
Consideraciones
[…]
En este sentido, cabe acotar que ningún sistema de
justicia es totalmente puro, pues debe ser acorde con las
exigencias de las sociedades de cada país. En el caso de la
propuesta que se plantea, se pretende implantar un
sistema acusatorio respetando sus fundamentales
principios y características, y adaptado al mismo tiempo
a las necesidades inminentes de nuestro país de
combatir eficientemente los altos índices de
delincuencia que aquejan a la ciudadanía y a la
naturaleza de nuestras instituciones, permitiendo con
ello su consolidación de manera gradual a la cultura y
tradición jurídica mexicana.
[…] El hecho de que las diligencias generalmente se
consignen por escrito, se ha traducido, en la mayoría de
los casos, en opacidad a la vista de los ciudadanos, toda
vez que el juez no está presente en la mayoría de las
audiencias, pues delega frecuentemente sus funciones a
auxiliares. Un muestreo representativo del CIDE en las
cárceles de Morelos, DF y el estado de México, en
2006, revela que el 80 por ciento de los imputados
nunca habló con el juez.
[…]
CLXXXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Estructura del artículo 20
La creación del proceso acusatorio exige la
reestructuración del artículo 20 para dar cabida a los
principios del debido proceso legal. Con el objeto de
concentrar al máximo las reglas que disciplinan este tipo
de procesos se decidió estructurar el artículo en tres
apartados.
El apartado A comprende el diseño y las reglas
generales del proceso penal en sus distintas fases,
investigación sometida a control judicial, etapa de
preparación de juicio oral, audiencias que requieren
contradicción y juicio. Los apartados B y C prevén,
respectivamente, los derechos de la persona imputada,
y los de la víctima u ofendido.
Apartado A. Principios del proceso
[…]
La fracción II de este apartado establece los principios
de inmediación y de libre valoración de la prueba.
El principio de inmediación presupone que todos los
elementos de pruebaque son vertidos en un proceso y que
servirán para la toma de decisiones preliminares en el
proceso y la determinación de la responsabilidad penal
de una persona, sean presenciados sin mediaciones o
intermediarios por el juez en una audiencia, de modo tal
que éste esté en aptitud de determinar, previa una
valoración libre de la prueba ofrecida, la decisión en
cuestión.Este método eleva enormemente la calidad de la
información con la que se toma la decisión, toda vez que
además de permitir un contacto directo con la fuente de
prueba, la resolución se adopta después de escuchar a las
dos partes.
[…]”.
A partir del referente invocado, por las razones que se
expondrá enseguida, el principio de inmediación se
integra con los siguientes componentes:
i)Requiere la necesaria presencia del juez en el desarrollo de
la audiencia.
CLXXXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En los procesos orales, el mecanismo institucional que
permite a los jueces tomar decisiones es la realización
de una audiencia, en donde las partes pueden –cara a
cara– presentar sus argumentos de manera verbal, la
evidencia que apoya su decisión y controvertir lo que la
contra parte afirma. En la tradición procesal
anglosajona, por ejemplo, esta idea puede parecer
sencilla y evidente, pero constituye una revolución para
el funcionamiento del nuevo sistema de justicia penal,
ya que las nociones de que el juez debe estar presente
en la audiencia y que en ella debe resolver el asunto,
aunque de cierta forma están previstas en los códigos
procesales del sistema penal tradicional, en realidad no
operaban.
De manera que con la redacción de la fracción II, del
apartado A del artículo 20 de la Constitución Federal, el
principio de inmediación asegura la presencia del juez
en las actuaciones judiciales, al establecer que “Toda
audiencia se desarrollará en presencia del juez”, con lo
cual pretende evitar una de las prácticas más comunes
que llevaron al agotamiento del procedimiento penal
mixto o tradicional, en el que la mayoría de las
audiencias no son dirigidas físicamente por el juez, sino
que su realización se delega al secretario del juzgado.
Y, en esa misma proporción, también se delega el
desahogo y la valoración de las pruebas. En esta
vertiente, el principio de inmediación tiene como
objetivos garantizar la corrección formal del proceso y
velar por el debido respeto de los derechos de las
partes.
ii) Exige la percepción directa y personal de loselementos
probatorios útiles para la decisión.
CLXXXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Como pudo constatarse, para el poder reformador de la
constitución, el principio de inmediación “presupone que
todos los elementos de prueba que son vertidos en un
proceso y que servirán para la toma
de decisionespreliminares en el proceso y la
determinación de la responsabilidad penal de una
persona, sean presenciadossin mediaciones o
intermediarios por el juez en una audiencia, de modo tal
que esté en aptitud de determinar, previa una valoración
libre de la prueba ofrecida, la decisiónen cuestión”.
Dicho propósito adopta las nociones del principio de
inmediación en su sentido estricto, lo que implica
reconocer que en la etapa de juicio es donde cobra
plena aplicación, pues el contacto directo que el juez
tiene con los sujetos y el objeto del proceso, lo colocan
en las mejores condiciones posibles para percibir –sin
intermediarios– toda la información que surja de las
pruebaspersonales, esto es, de aquellas que para su
desahogo requieren de la declaración que en juicio rinda
el sujeto de prueba, como la testimonial, la pericial o la
declaración del acusado.
Lo anterior quiere decir que en la producción de las
pruebas personales, la presencia del juez en la
audiencia le proporciona las condiciones óptimas para
percibir una serie de elementos que acompañan a las
palabras del declarante, esto es, componentes
paralingüísticos como el manejo del tono, volumen o
cadencia de la voz, pausas, titubeos, disposición del
cuerpo, dirección de la mirada, muecas, sonrojo,
etcétera. De manera que el juez gracias a su
inmediación con la prueba, le permitirá formarse una
imagen completa del contenido y exactitud de lo
expuesto, para luego de motivar su valor y alcance
probatorio decidala cuestión esencial del asunto: si el
delito quedó o no demostrado.
De ahí que, en esta vertiente, el principio de inmediación
se configura como una herramienta metodológica de
formación de la prueba, es decir, el modo en que debe
incorporarse la prueba al proceso y que permite al juez
percibir toda la información que de ella se desprende.
CLXXXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En ese sentido, no debe confundirse la inmediación con
la corrección en la motivación sobre la valoración y
alcance demostrativo de la prueba personal, es decir, es
necesario distinguir la herramienta metodológica de
formación de la prueba del manejo que realiza el juez
con la información que como resultado arroja la prueba.
En la valoración de la prueba es posible advertir tres
estadios diferentes, a saber: a)constatar que lo aportado
al juicio como prueba reúne las condiciones para
catalogarse como prueba válida; b)de ser realmente una
prueba válida, determinar el valor que probatoriamente
le corresponde; y c) después de determinar su valor
probatorio, establecer su alcance demostrativo: para
qué sirve.
De esos tres estadios, el principio de inmediación rige
para el primero, dado que atañe a la fase de producción
de la prueba, donde la presencia del juez en la
audiencia de juicio oral lo coloca en las mejores
condiciones posibles para percibir –sin intermediarios–
toda la información que surja de las pruebas personales.
En cambio, para los dos siguientes estadios la
inmediación es un presupuesto, que se traduce en la
exigencia de que el juez que intervino en la producción
de la prueba sea el mismo que asigne su valor y
alcance demostrativo, pero la corrección en la
motivación que al respecto emita el juez o tribunal
correspondiente no se verifica a través de la
inmediación, sino de la observancia a las reglas que
rigen el sistema de libre valoración de la prueba.
iii) Para la eficacia del principio de inmediación se requiere
que el juez que interviene en la producción de las pruebas
personales debe ser el que emita el fallo del asunto, en el
menor tiempo posible.
Desde este enfoque, el principio de inmediación
demanda que la sentencia sea dictada por el mismo
juez o tribunal que ha presenciado la práctica de las
pruebas, ya que el contacto personal y directo con el
material probatorio lo ubica en una situación idónea
para fallar el caso.
CLXXXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Asimismo, impone una inmediata discusión y fallo de la
causa, es decir, apenas producida la prueba, sin dar
margen de demora o postergación alguna, debe exigirse
que se formulen los alegatos de las partes ante el juez o
tribunal y, a su vez, apenas ocurrida la discusión de la
causa, clausurado el debate, debe dictarse el fallo
correspondiente.
De este modo, se aseguran las ventajas de la
inmediación en el desarrollo de la causa y recepción de
las pruebas, ya que el beneficio obtenido por la
intervención directa y personal del juez o tribunal se
debilitaría gradualmente si admitiera un cambio del juez,
pues privaría al proceso de todos los efectos positivos
de este principio.
De igual forma si se permitiera que los alegatos se
postergan o si luego de terminada la discusión, el juez
dejara transcurrir largo tiempo sin pronunciar la
sentencia, que debe reflejar lo más fielmente posible el
conocimiento y las impresiones adquiridas por los
jueces durante la vista de la causa, de muy poco valdría
que el propio juez escuche a las partes o participe de
sus discusiones aclarando el sentido de la controversia,
reciba la confesión, la declaración de los testigos, pida
explicaciones a los peritos, etcétera, si dichos actos los
realiza en momentos aislados, distantes en mucho
tiempo unos de otros, interferidos por cuestiones
incidentales, y todo ello a tiempo lejano del instante en
que se abocara a razonar y pronunciar su fallo.
CXC
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
A este enfoque de inmediación responde la redacción
del artículo 382 del Código de Procedimientos Penales
para el Estado de México, al indicar que: “Terminado el
debate, el juez o tribunal procederá a emitir sentencia, y
sólo en casos excepcionales expresando el motivo,
podrá aplazar su pronunciamiento, suspendiendo la
audiencia hasta por tres días”. De igual forma, el Código
Nacional de Procedimientos Penales actualmente en
vigor en todo el país, en su artículo 400 dispone que:
“Inmediatamente después de concluido el debate, el
Tribunal de enjuiciamiento ordenará un receso para
deliberar en forma privada, continua y aislada, hasta
emitir el fallo correspondiente. La deliberación no podrá
exceder de veinticuatro horas ni suspenderse, salvo en
caso de enfermedad grave del Juez o miembro del
Tribunal. En este caso, la suspensión de la deliberación
no podrá ampliarse por más de diez días hábiles, luego
de los cuales se deberá reemplazar al Juez o
integrantes del Tribunal y realizar el juicio nuevamente”.
Por otro lado, en necesario indicar que para nuestro
sistema de justicia penal, el principio de inmediación no
puede llegar al extremo de exigir que el juez que emita
la sentencia debe ser el que conozca de la causa penal
desde su inicio, porque en este sentido el poder
reformador privilegió el objetivo de garantizar la
imparcialidad judicial y evitar que los jueces que
intervienen en las etapas preliminares conozcan del
juicio oral, por los siguientes motivos:
“Para los efectos de garantizar la imparcialidad judicial y
evitar que los jueces se contaminen con información
que no haya sido desahogada en el juicio, se prevé que
éste se desarrolle ante un juez o tribunal distinto al que
haya conocido del caso previamente, en la fracción IV.
Se trata de la separación de los órganos de jurisdicción
de la primera instancia.
CXCI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Una vez que se ha cerrado la investigación y se ha
formulado una acusación, el juez de control que dicta el
auto de vinculación y la resolución de apertura a juicio,
deja de ser competente para conocer del juicio. La idea
con esta previsión es que el juez o el tribunal del juicio
no tenga sino el auto de apertura en el que se indique
cuál es la acusación y la prueba que será desahogada
en el juicio y que el órgano de decisión escuchará por
primera vez”[21].
iv) El principio de inmediación constituye un componente
del debido proceso y su infracción en la audiencia de juicio
oral irremediablemente conduce a la reposición del
procedimiento.
Por lo que respecta a los procedimientos judiciales, la
Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
sostenido que el debido proceso se define como el
conjunto de actos de diversas características que tienen
la finalidad de asegurar, tanto como sea posible, la
solución justa de una controversia. Asimismo, ha
señalado, que uno de los fines fundamentales del
proceso es la protección de los derechos de los
individuos[22].
En el procedimiento penal, la verificación de los hechos
que las partes sostienen, lleva consigo una serie de
exigencias que son indiscutibles, entre las que se
encuentra el principio de inmediación, al constituir la
herramienta metodológica de formación de la prueba, es
decir, el modo en que debe incorporarse la prueba al
proceso y que permite al juez percibir toda la
información que de ella se desprende.
CXCII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En ese sentido, la observancia del principio de
inmediación se encuentra íntimamente conectado con el
principio de presunción de inocencia, en su vertiente de
regla probatoria, pues en la medida en que se garantice
no sólo el contacto directo que el juez debe tener con
los sujetos y el objeto del proceso, para que perciba –sin
intermediarios– toda la información que surja de las
pruebas personales, sino que también se asegure que el
juez que interviene en la producción probatoria sea el
que emita el fallo del asunto, se condiciona la existencia
de prueba de cargo válida, en los términos sustentados
por esta Primera Sala en la Jurisprudencia 1a./J.
25/2014 (10a.), que dice:
“PRESUNCIÓN DE INOCENCIA COMO REGLA
PROBATORIA. La presunción de inocencia es un
derecho que puede calificarse de “poliédrico”, en el
sentido de que tiene múltiples manifestaciones o
vertientes relacionadas con garantías encaminadas a
regular distintos aspectos del proceso penal. Una de
esas vertientes se manifiesta como “regla probatoria”,
en la medida en que este derecho establece las
características que deben reunir los medios de prueba y
quién debe aportarlos para poder considerar que existe
prueba de cargo válida y destruir así el estatus de
inocente que tiene todo procesado”[23].
De ahí que la infracción al principio de inmediación en la
etapa de juicio oral, constituye una falta grave a las
reglas del debido proceso, razón por la cual,
irremediablemente conduce a la reposición del
procedimiento, esto es, a que se repita la audiencia de
juicio, porque sin inmediación la sentencia condenatoria
que se emita carece de fiabilidad, en tanto que no se
habrá garantizado la debida formación de la prueba y,
por ende, no habrá bases para considerar que el juez
dispuso de pruebas de cargo válidas para sentenciar.
CXCIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Derivado del anterior análisis la Primara Sala concluyó
que si el juez que dictó la sentencia no es el que
percibió de manera directa y personal el resultado de las
pruebas personales, es dable concluir que se vulneró el
principio de inmediación y, por consiguiente, el principio
de presunción de inocencia, en la medida en que no
existen garantías de que el juez haya contado con
pruebas de cargo válidas para emitir su sentencia de
condena.
De ahí que la infracción de los principios de inmediación
y presunción de inocencia en la etapa de juicio oral,
constituye una falta grave a las reglas del debido
proceso, razón por la cual, irremediablemente conduce
a la reposición del procedimiento, esto es, a que se
repita la audiencia de juicio.
En ese sentido, la Primera Sala consideró desacertada
la afirmación que en el amparo directo sostuvo el
Tribunal Colegiado del conocimiento, al señalar que la
repetición del juicio en este caso redundaría únicamente
en un injustificado retraso de la solución del asunto, por
lo que tras un ejercicio de ponderación, el principio de
inmediación debe sufrir una excepción y hacer
prevalecer el derecho humano a una justicia pronta y
expedita, que tutela el artículo 17 constitucional.
Por lo tanto, es equivocada la consideracion del Tribunal
Colegiado porque el derecho fundamental de justicia
pronta y expedita es una pretensión que no debe
obtenerse a toda costa y por cualquier medio, sino con
pleno respeto a los derechos fundamentales y principios
que rigen al procedimiento penal, porque sólo de esa
manera podrá generar una sentencia respetuosa de las
reglas del debido proceso.
A continuación comparto las versiones publicas de las
cinco ejecutorias que dieron origen a las tesis
jurisprudenciales
CXCIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
“ACTOS VICIADOS, FRUTOS DE. Si un acto o diligencia de la autoridad está viciado y resulta
inconstitucional, todos los actos derivados de él, o que se apoyen en él, o que en alguna forma
estén condicionados por él, resultan también inconstitucionales por su origen, y los tribunales no
deben darles valor legal, ya que de hacerlo, por una parte alentarían prácticas viciosas, cuyos
frutos serían aprovechables por quienes las realizan y, por otra parte, los tribunales se harían en
alguna forma partícipes de tal conducta irregular, al otorgar a tales actos valor legal”
CXCV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
POSICIÓN DEL MINISTRO JOSÉ RAMÓN COSSÍO EN EL AMPARO DIRECTO 59/2014 “CASO NEW’S
DIVINE”.
Proyecto. En la consulta se propone conceder el amparo de forma lisa y llana. En esencia, porque
se considera que la sentencia reclamada vulnera los derechos de los quejosos, en virtud de que la
Sala responsable incurrió en un error de apreciación de las pruebas y, en vía de consecuencia, de
los hechos.
De ahí que a partir de realizar una nueva reconstrucción de éstos, podía concluirse que no se
acredita el nexo causal entre la conducta desplegada por los quejosos y el resultado que se les
atribuyó. Opinión.
No comparto las consideraciones y sentido de la propuesta, por las razones que a continuación
expongo: La primera razón es porque considero que es incorrecta la forma en la cual se abordaron
los hechos del caso que se analiza, puesto que se realizan una serie de afirmaciones en torno a una
reconstrucción de los sucesos que son parte de la conclusión. Con ello se dejan de examinar a
detalle todas las pruebas de cargo y descargo que tomó en consideración la Sala responsable para
emitir su sentencia y que obran en la causa, con lo cual se incumple con los estándares de
legalidad y exhaustividad que ha impuesto esta Primera Sala
CXCVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
través de la investigación y el juzgamiento”3 , lo cual en mi opinión jurídica lleva inmerso que las
mismas conozcan las razones del por qué esta Primera Sala desestimó el acervo probatorio que la
responsable tomó en consideración para concluir de manera diversa y por qué ahora se afirma que
las pruebas de cargo son insuficientes para condenar a una parte de los sujetos que inicialmente
fueron señalados y sentenciados como responsable de los hechos que nos ocupan.
La segunda razón por la que no comparto la propuesta deriva de que, contrario a lo sostenido en
el proyecto sometido a consulta, estimo que a partir del examen exhaustivo de todos los medios
de prueba que no fueron considerados en la misma, llego a la convicción de que los hechos que
tuvo por ciertos la Sala responsable fueron correctamente determinados y, consecuentemente,
que es legal que haya tenido por demostrada la plena responsabilidad penal de los quejosos en la
comisión de los delitos que les fueron imputados. Para demostrar la afirmación anterior, considero
importante destacar los puntos esenciales de la acusación del Ministerio Público; de los hechos
que tuvo por ciertos la Sala responsable y conforme a los cuales confirmó las condenas contra los
ahora quejosos; y, finalmente, lo que se propone en el proyecto sometido a consulta. La
representación social acusó a los ahora quejosos, en la parte relativa a la responsabilidad penal,
esencialmente, por lo siguiente: Que actuaron con culpa consciente en términos de lo establecido
en el artículo 18 del Código Penal para el Distrito Federal, pues a pesar de que los sujetos activos
presenciaron la forma en que los jóvenes forzaron la puerta para salir, lo que provocó que algunos
cayeron al piso siendo aplastados, confiaron en que no se producirían las fatales consecuencias, en
virtud de la violación de un deber de cuidado que objetivamente les era necesario observar. Los
policías en lugar de replegarse y auxiliar a los jóvenes, que se aglutinaran para salir, decidieron,
ante la orden dada, formar una valla humana para impedir la salida de quienes pretendían hacerlo,
con la finalidad de preservar éstos en las instalaciones hasta en tanto estuvieran en la posibilidad
de desalojarlos en los camiones que se habían solicitado para tal efecto. Con ello privilegiaron la
detención de los jóvenes. Que para impedir la salida, se ordenó a los policías que conformaban la
valla que imposibilitara la salida, por lo que formaron una barrera humana de contención, en lugar
de auxiliar a los jóvenes que intentaban salir, violando así el deber de cuidado que objetivamente
era necesario observar, a pesar de que de conformidad con el artículo 17 de la Ley de Seguridad
Pública del Distrito Federal, los elementos de seguridad deberán actuar dentro del orden jurídico,
respetar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen,
así como actuar con la decisión necesario y sin demora en la protección en la integridad física de
CXCVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
las personas y sus bienes9 . Por su parte, de un examen conjunto de la sentencia reclamada, se
aprecia que la Sala responsable en relación a la citada responsabilidad sostuvo, lo siguiente: Que
los ahora quejosos son penalmente responsables de los delitos en cuestión, porque una vez que
informaron la orden de suspender el evento que nos ocupa, se indicó que los jóvenes desalojaran
el lugar, por lo que empezaron a salir por la puerta principal, encaminándolos los policías que
formaban la valla, hasta los camiones de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal y
de la Red de Transporte Público (RTP) que para tal efecto habían dispuesto. Al no disponerse de
más camiones para que fuesen trasladados los jóvenes, se dio la orden de cerrar la puerta, lo que
provocó que algunos, entre ellos menores de edad, quedaran aglutinadas, pues estaban a punto
de salir en el túnel descendente. Por el tumulto, algunos forzaron una puerta que está a un lado
de la inicialmente abierta, por lo que al abrirse ésta se escuchó un fuerte estruendo, por lo que
algunos de los jóvenes cayeron al piso, lo cual provocó que otros, que venían detrás y que también
se disponían a salir, los pisaran y aplastaran. Mientras las personas que aún se encontraban en el
túnel de acceso intentaban salir, los ahora quejosos, junto con otros, a la orden de sus
superiores, ejercieron presión sobre la puerta principal [estaban en la valla para que los jóvenes
fueran trasladados], colocándose frente al tumulto, por lo que formaron una contención que
consistía en ejercer presión hacia adentro de la discoteca y así evitar que salieran las personas que
estaban dentro, lo cual duró de tres a cinco minutos aproximadamente [en algunos puntos del
acto reclamado se precisa que fueron cinco minutos]. Dicha circunstancia, sumada a las otras
[error de ejecución y planeación del operativo, así como cierre de puertas para que no se fueran
los jóvenes y así lograr detenerlos] provocó una mayor aglomeración de las personas, quienes se
agruparon en el breve espacio del que disponían, lo cual provocó que murieron algunos de ellos y
otros resultaran lesionados. Que los sentenciados incurrieron en una violación a un deber de
cuidado que objetivamente les era necesario observar concurriendo para la producción de los
resultados que eran previsibles, pues se les representó la posibilidad de que se produjeran
alteraciones en las personas que estaban aglomeradas, precisamente derivado tanto de sus
conductas [muro de contención] como del resto, aun así, a pesar de la situación, confiaron en que
no se produciría. Que si para el individuo promedio les es previsible que al ejercerse fuerza
contra las personas, éstas pueden resultar heridas debido al choque de dos impulsos, con mayoría
de razón en un caso como éste, en donde la aglomeración de las personas que querían salir era
visible, tan es así, que por ello se formó el muro de contención para evitar su salida, por lo que era
para ellos –los ahora quejosos- en su carácter de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública
del Distrito Federal, les era aún más evidente la posibilidad de producir alteraciones en la salud de
quienes intentaban salir, y a pesar de ello, privilegiaron la orden de sus superiores, es decir,
continuar con el muro de contención y así lograr que los jóvenes fuesen detenidos; en lugar de
salvaguardar la integridad física de éstos, ante la situación que se presentó en esos momentos.
Con motivo de ello, la Sala consideró que se acreditó la responsabilidad penal de los quejosos en
la comisión de los delitos que le fueron imputados, a saber, homicidio (12) y lesiones culposas (7),
en su carácter de autores materiales en términos de los artículos 123 y 130, 16 fracción I y 18
párrafo segundo, 22 fracción I, todos de Código Penal para el Distrito Federal10 . Finalmente, la
Sala consideró que no se actualizaba a su favor la causa de justificación relativa a que actuaron en
cumplimiento de un deber, consistente en la “obligación de obedecer órdenes superiores”, porque
tal orden no debieron acatarla, pues por encima de ésta, se encuentra la protección de la vida e
integridad de las personas. Por otro lado, en el proyecto sometido a discusión se concluye que la
sentencia reclamada vulnera los derechos de los quejosos, porque la Sala pasó
por alto que no se encuentra acreditada la responsabilidad penal de ellos, esencialmente, por lo
siguiente: Porque el Ministerio Público no presentó evidencia suficiente para demostrar, más allá
de toda duda razonable, la existencia de un nexo causal entre la conducta desplegada por los
quejosos, a saber, la formación de un muro de contención en torno al acceso de la Discoteca-Bar
“New’s Divine” y el resultado material imputado, es decir, la muerte de doce personas y las
lesiones sufridas por otros siete individuos. Que fue a partir del cierre de la puerta principal que
CXCIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
se comenzaron a aglomerar las personas y, previo a que los elementos de la Secretaría de
Seguridad Pública del Distrito Federal formara la contención por la que les fue imputado el
resultado típico, pues estas personas estuvieron comprimidas por un periodo de
aproximadamente 10 minutos en un espacio sumamente reducido y si el aire necesario para
respirar, derivado de la gran cantidad de personas ahí enclaustradas y agravado por la orden de
apagar los ventiladores. Que resulta evidente que no existe plena certeza de que la acción de
controlar la salida de los jóvenes realizada una vez abierta la sección derecha de la puerta
principal, fuera la causa directa de que doce persona perdieran la vida y otras tantas resultaran
lesionadas, puesto que, se dice, aún sufrimiento esta conducta, existe una alta probabilidad de
que los resultados típicos ya se hubieren ocasionado. Que es insostenible la versión de la Sala de
apelación, en el sentido de que el muro de contención se formó debido a la ausencia de camiones
para retener a los jóvenes una vez que abandonaron el establecimiento, en tanto que se
encuentra demostrado que en el lugar se encontraban un camión de la línea RTP prácticamente
vacío, ya que las declaraciones de los policías preventivos coinciden al señalar que el objetivo de
dicha contención era la de controlar la salida de los jóvenes para evitar que se causaran daños a
las personas que estaban en el suelo; y que para concluir de esa forma debía atenderse a las
declaraciones de los policías para comprender su razón de actuar. Que la mayoría de los policías
no tenían conocimiento siquiera de a dónde se dirigirían o qué funciones realizaron, mucho
menos cuestiones de suma importancia como la cantidad de personas que se encontraban dentro
del establecimiento o la estructura interna del inmueble.
Que los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública que conformaron el muro de contención,
no generaron con su actuar un riesgo jurídicamente desaprobado o inadmitido socialmente, en
tanto que su conducta se encuadró en el cumplimiento de un deber de cuidado consistente en la
protección de la integridad física de las personas que se encontraban en el suelo y que eran
pisoteadas por la multitud de la personas que venían detrás. Como lo adelanté, respetuosamente
no comparto las consideraciones del proyecto, pues el estudio conjunto de las pruebas que obran
en la causa penal, cuyo examen, se insiste, no se realizó de una forma detallada en la proyecto
sometido a consulta, me permitió concluir que sí está acreditada la responsabilidad penal de los
quejosos en la comisión de los delitos que le fueron imputados, a saber, homicidio (12) y lesiones
culposas (7), en su carácter de autores materiales en términos destacados por la Sala responsable,
puesto que, adverso a los sostenido en el proyecto, la valla o muro de contención formada por los
policías preventivos no fue para controlar la salida de los jóvenes y evitar que fueran lesionadas las
personas que estaban en el suelo, sino para impedir que salieran del establecimiento y asegurar
que fueran detenidos, por lo que tal situación sumada a otros factores, propiciaron en su conjunto
tales consecuencias. Ahora bien, es verdad que el actuar de los ahora quejosos, por sí solo, no fue
la causa del fatal resultado; sin embargo, su actuar imprudente al formar un muro de contención
en la entrada de la puerta que en dimensiones era pequeña y con ello evitar la salida de los
jóvenes, sumado al resto de las situaciones que se presentaron, entre ellas, la mala planeación del
operativo, el cierre de puertas y el privilegiar la detención de los jóvenes por encima de su
integridad, sí contribuyó al fatal desenlace, pues ante el caos y gritos de los jóvenes pidiendo
ayuda e insistiendo en que les permitieran la salida, es evidente que sí les era plenamente
previsible a los policías que formaron el muro de contención, que tal resultado podría producirse
[lesión a la integridad física de las personas], por lo que en mi opinión jurídica sí deben responder
penalmente por tales delitos en los términos indicados en el acto reclamado.
Lo anterior, reitero, se corrobora con las pruebas existentes en la causa penal, entre otras, destaco
por su importancia11 , las declaraciones siguientes: a) De las víctimas del delito que sufrieron
lesiones, a saber, **********, **********, **********, **********, ********** y **********,
de las cuales se aprecia lo que sucedió adentro del bar, a saber, que alguien cerró las puertas
[policías sin decir exactamente quién] y que desde adentro las personas gritaban que los dejaran
salir y que cuando al fin lo lograron, algunos policías que formaron la valla inicial los maltrataron e
incluso se negaron a auxiliares. b) **********, de cuya versión se obtiene que él observó los
CC
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
hechos desde afuera, debido a que una vez que se enteró del operativo acudió a la discoteca en
cuestión, con la cámara fotográfica propiedad de la jefatura delegacional en donde laboraba,
percatándose del forcejeo entre los jóvenes, así como de la lucha de fuerzas entre éstos y los
policías. En efecto, tal ateste refirió que él escuchó, se insiste, desde afuera, que los jóvenes
gritaban que los dejaran salir, mientras algunos policías decían que aguantaran y otros “EMPUJEN,
EMPUJEN”, impidiéndole la salida a los jóvenes. Que luego escuchó cuando los policías gritaban
"TRAIGAN EL OTRO CAMIÓN EL OTRO CAMIÓN" y cuando los jóvenes que se encontraban en el
interior de la discoteca, en el primer piso frente a las ventanas que dan a la calle, rompieron
algunos cristales, mientras les gritaban a los policías que se encontraban afuera en la banqueta,
que los dejaran salir e, incluso, adujo, que escuchó cuando éstos gritaron en varias ocasiones "HAY
UN DESMAYADO, HAY UN DESMAYADO, HAY UN DESMAYADO", y después de ello se percató de la
orden que les dieron a los policías de replegarse y que fue hasta entonces que éstos se hicieron
tres a cuatro pasos hacia atrás, sin dejar de hacer la valla, pero ahora formando una hilera del lado
derecho de la puerta, por lo que luego auxiliaron a algunos jóvenes y a otros los subieron a los
autobuses de “RTP”. c) **********, quien, en esencia, declaró que trabaja en la delegación
política Gustavo A. Madero en el área denominada Subdirección Jurídica con el cargo de
Subdirector y que una vez que se trasladó al lugar de los hechos, observó que había dos filas en
forma de valla de policías uniformados, afuera de la discoteca en cuestión, de aproximadamente
diez policías de cada lado. Que luego entró al bar, pero ante la situación de caos, optó por salirse
de éste, percatándose que la gente no podía salir, y que cada vez se amontonaban más, sin saber
qué les impedía salir, por lo que escuchó gritos, los cuales duraron alrededor de veinte minutos y
luego se percató que de pronto todos salieron como en estampida. d) **********, quien refirió,
en esencia, que un funcionario ordenó a su hermano que pararan la música del lugar, por lo que
hermano Alfredo Maya Ortiz siguió la orden e informó por micrófono a los jóvenes que se
procedería a desalojar el lugar por órdenes de la Delegación, por lo que las personas empezaron a
salirse, por las escaleras que dan a la entrada principal del establecimiento en cuestión. Luego,
escuchó una voz masculina que indicó que no se les impidiera la salida a las personas, por lo que
los policías que se encontraban en las escaleras de acceso al lugar cerraron la puerta impidiendo la
salida de los jóvenes, lo cual provocó que el tumulto de gente se compactara en las escaleras,
tratando de salir del lugar. e) **********, quien declaró que era menor de edad y estaba en la
discoteca acompañado del hermano de una amiga, quedándose de ver con otros amigos. Que al
estar en la esquina del lugar, se percató de las dos filas de policías que se formó para que pasaran
los jóvenes que iban de la puerta de la discoteca hacía la subida del camión, a donde éstos eran
llevados. Que al llenarse el camión, se percató cuando los policías cerraron la puerta de salida, por
lo que una vez que colocaron un camión de “RTP”, volvieron a abrir la puerta de la disco y a sacar a
jóvenes. Luego, refirió, los policías cerraron la puerta de entrada de la disco, pero esta vez con más
fuerza, con lo cual no permitieron salir a nadie, pero que él desconocía por qué, ya que solo
escuchaba los gritos de los chavos que pedían ayuda y decían "que hacía mucho calor, puta madre
ayúdenme" y aún así, dijo, los policías cerraron la puerta empujando el interior, aproximadamente
entre diez o quince policías, los cuales se amontonaron sobre la puerta para evitar que los jóvenes
salieran. Que uno de los policías les decía a los otros “con fuerza, con fuerza, no dejen que salgan y
junto a él estaba otro, el cual por su radio estaba llamando”, sin saber para qué. Posteriormente,
dijo, se abrió la puerta y la gente que estaba adelante, por dentro de la disco, comenzó a caer al
piso y estas personas se veían mal e incluso moradas, por lo que al caer, los mismos policías que
estaban tapando la entrada de la disco comenzaron a jalar a los chavos que se caían y aventarlos
hacía un lado de la puerta como costales. f) **********, sostuvo, en esencia, que es camarógrafo
y que al acudir a la discoteca realizó diversas tomas del lugar, y que al estar dentro de la discoteca,
se percató que no había orden en la salida de los jóvenes, por lo que en el espacio de las escaleras,
había varias personas apretadas y visiblemente angustiados, algunas de las cuales golpeaban la
lámina. g) **********, quien declaró, en síntesis, que cuando se disponía a pagar la entrada en el
lugar junto con otros amigos, se percató que había jóvenes que se encontraban dentro de la
discoteca y que luego vio que llegaron cinco camionetas de las Ram, tipo Pick up, de Seguridad
Pública (de las grises con azul, de las llamadas “perreras”), así como que llegó un camión como de
pasajeros, de color gris con azul. Observó, dijo, el momento en el cual unos policías entraron al
CCI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
lugar, y otros se quedaron afuera revisando la puerta, así como cuando algunos de ellos cerraron
la puerta del “New’s Divine”, sin que dejaran salir a nadie durante un lapso aproximado de 10 diez
minutos. h) **********, quien esencialmente sostuvo que estaba dentro de la discoteca junto con
un amigo, cuando inició el operativo, por lo que decidieron retirarse del lugar. Que cuando bajaron
las escaleras, empezaron a empujarse los asistentes de la discoteca, por lo que él quedó atrapado
entre multitud, pero logró llegar a la puerta principal, solo que la mitad de su cuerpo en el interior
y la otra parte en el exterior. Al observar que estaba atorado, se acercaron siete elementos de la
policía preventiva para ayudarlo a salir, pero al no lograrlo, escuchó cuando gritaron que arrojaran
un gas12, sin observar qué fue lo que lanzaron, y que una vez que lo sacaron, los policías
intentaron asegurarlo para subirlo a un camión color blanco, solo que que él se los impidió. i)
**********quien la estar fuera del lugar de los hechos, observó cuando los policías cerraron la
puerta del “News Divine”, sin dejar salir a nadie. Que la puerta permaneció cerrada
aproximadamente 10 minutos, percatándose que una vez que se abrió la puerta, venían los
policías con los chavos que se encontraban adentro los cuales los empezaron a meter al camión.
Pues bien, del examen de tales declaraciones y el resto del material probatorio, se obtienen datos
o indicios que al adminicularlos en su conjunto unos con otros, me permitieron concluir que la
valla de contención formada por los policías preventivos en la entrada de la puerta, adverso a lo
sostenido en el proyecto, tuvo una finalidad, y no fue controlar la salida de los jóvenes para evitar
que fueran lesionadas las personas que estaban en el suelo, sino impedir que se salieran del
establecimiento y con ello asegurarse de que fuesen detenidos para luego trasladarlos a los
camiones. Tan es así, que el propio ********** (declarante en el inciso h) refirió que una vez que
logró salir con la ayuda de los policías, luego intentaron detenerlo solo que él se los impidió, e
incluso, las personas que estaban fuera del lugar, coincidieron en señalar que los estaban
subiendo a los camiones y **********, a cuya versión la Sala responsable le otorgó valor
preponderante, sin que, se insiste, en el proyecto se explique por qué ello fue incorrecto, sostuvo
que escuchó el forcejeo entre los policías y jóvenes para evitar que éstos se saliera, así como los
gritos de que aguantaran, que empujaran y que trajeran más camiones, lo cual en la parte esencial
fue corroborado por **********, quien adujo que los policías empujaban hacía adentro, ante la
indicación de que nos los dejaran salir, a pesar de los gritos de ayuda. Por lo que si bien los citados
policías los auxiliaron como se indica en el proyecto, es evidente que ello aconteció después y ante
la orden de repliegue, no antes, como se intenta sostener en la consulta, pues primero los
contuvieron y los empujaron hacía adentro, provocando una lucha de fuerzas ante una situación
que era a todas luces un riesgo para la integridad física de quienes estaban aglomerados, y que fue
hasta la orden de repliegue, que los auxiliaron, a pesar, reitero, de los gritos de ayuda y la
aglomeración que era evidente en la puerta, cuya dimensión era demasiado estrecha, por lo que el
muro o valla de contención formado por los policías en la entrada, sí evitó la salida de los jóvenes,
propiciando una mayor aglomeración y caos, de ahí que opine que ellos sí contribuyeron con su
conducta al fatal resultado, el cual les fue previsible y aun así acataron las ordenes de sus
superiores, privilegiando esto, por encima de la integridad de quienes estaban dentro del local.
Por ello, conforme al anterior análisis, desde mi punto de vista, es posible advertir que los
quejosos, en su calidad de miembros de una corporación policial, optaron acatar la orden y
detener a los jóvenes, frente al deber de protección de la vida e integridad física de éstos, pues
intervinieron en la contención de su salida, a pesar de que era notable la compresión en que se
encontraban aquéllos y previsible que se ocasionara un daño a su integridad corporal, y a pesar de
ello intervinieron en la citada valla de contención. De hecho, se insiste, los quejosos esperaron
hasta que se recibió la orden de replegarse para desbloquear el acceso del establecimiento, a
pesar de que desde el interior les gritaban a los policías que les permitieran salir y que, incluso, ya
había una persona desmayada. Lo que denota que si no hubiera recibido la orden de repliego, los
quejosos no lo hubieran hecho a pesar de que era objetivamente previsible que las personas
podrían resultar lastimadas, como así aconteció y algunas de ellas perdieron la vida. En efecto,
considero que está demostrada plenamente la atribución de responsabilidad penal de los quejosos
al acreditarse que incurrieron en una conducta que sumadas con otras contribuyó a los resultados
materiales reprochables por las normas penales, a pesar de tener el deber jurídico de evitarlo;
pues tenían la calidad de garantes de protección de los bienes jurídicos afectados, consistentes en
CCII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
la vida e integridad física de las víctimas, al desempeñarse como servidores públicos, integrante de
un órgano del Estado, encargado de la seguridad pública; en virtud de que al intervenir como
policías en el operativo implementado para realizar una verificación administrativa al negocio
denominado Discoteca Bar “New’s Divine”, el 20 de junio de 2008, tenía el deber de cuidar y
salvaguardar a las personas que estaban en el interior del establecimiento en cuestión. Sin
embargo, dejaron de observar el deber de cuidado al que objetivamente estaban obligada, a pesar
de que los resultados le eran objetivamente previsibles; pues formaron parte del grupo de policías
que tuvo intervención en la contención de los jóvenes que estaban en el establecimiento y que
evitaron que éstos salieran, a pesar de que era evidente, por las condiciones del lugar, que dichas
personas estaban comprimidas, por eso les gritaban a los policías que les permitieran salir porque
había personas afectadas. Lo cual hace patente la atribución del resultado ilícito al actuar de los
quejosos. Con motivo de ello, considero que fue correcto que la Sala estimara que no se actualizó
a favor de los quejosos la causa de justificación relativa a que actuaron en cumplimiento de un
deber, pues en términos de los artículos 2°, fracción II y 17 de la Ley de Seguridad Pública del
Distrito Federal, así como los numerales 3°, fracción I y 27, fracción I, de la Ley Orgánica de la
Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal13, los quejosos no tenían obligación alguna de
acatar la citada orden
CCIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
militar] pueda sustraerse al cumplimiento de la orden superior, pues las órdenes violatorias de
derechos humanos no deben ser ejecutadas bajo ninguna circunstancia y, en caso de serlo, no
pueden ser alegadas como eximentes de responsabilidad15, por lo que, si en este caso, como se
dice en el proyecto, durante el operativo se estaban cometiendo violaciones a los derechos
humanos de las personas que estaban en la citada discoteca, muchos de ellos menores de edad, y
la situación de riesgo en la que se encontraban era evidente cuando formaron el muro de
contención, es inconcuso que por esas razones, la obediencia a la que hacen alusión, no los
excluye en mi opinión de responsabilidad alguna.
La tercera razón porque en la consulta no se satisface el motivo para el cual se atrajo el asunto en
la parte relativa a establecer las condiciones claras de la cadena de mando, no solo como un deber
de cumplimiento, sino también con el modo en que: a) debieron respetarse los derechos
humanos; b) debieron acatarse o no las ordenes; y, c) debieron darse efectos al actuante o a la
falta de él. En efecto, una de las razones primordiales por las cuales esta Primera Sala atrajo este
caso, fue porque consideró que existen una serie de soluciones para establecer la atribución de
responsabilidades de los sujetos que participan en cierto grado en la comisión de un ilícito,
dependiendo de su autoría o participación en los hechos, inclusive para los casos en que ciertos
sujetos no ejecutan los actos de manera directa y personal, sino que hacen uso de terceros para
ello, lo cual se estimó que era aún más complejo cuando se está ante una organización jerárquica,
con una cadena específica de mando dentro de un operativo de la policía en el que se emiten
órdenes diversas, como sucedió en el asunto que nos ocupa. Así, con motivo de lo anterior y por
unanimidad de votos, esta Primera Sala consideró que era necesario establecer el criterio general
a seguir para determinar el margen de atribución de responsabilidades en las diversas jerarquías
dentro de la cadena de mandos, conforme a la participación que se tiene dentro de la organización
de un operativo policial oficial; sin embargo, tal aspecto tampoco fue examinado en el proyecto
sometido a consulta.
CCIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
esta defensa y una vez que se han desahogado las pruebas ofrecidas durante el mismo, ocurro
ante usted a presentar los siguientes alegatos respecto a los datos que arroja la averiguación
previa así como las diligencias practicadas durante el plazo antes señalad , al efecto en ejercicio
del derecho de la defensa manifiesto:
ALEGATOS
3. La imputación del Policía Federal remitente, es una simple afirmación que no esta soportada por
otros medios de prueba que hagan verosímil la afirmación de que BERTIN JARQUIN SALINAS haya
portado el arma que refiere y mucho menos en los términos que señala. Estas declaraciones
carecen también de absoluto valor probatorio de conformidad con el Artículo 279 en correlación
con el 287 y el 289 del Código Federal de Procedimientos Penales, que a la letra dicen
ARTICULO 279
LA AUTORIDAD JUDICIAL CALIFICARA EL VALOR DE LA CONFESION, TOMANDO EN CUENTA LOS
REQUISITOS PREVISTOS EN EL ARTICULO 287 Y RAZONANDO SU DETERMINACION, SEGUN LO
DISPUESTO EN EL ARTICULO 290.
ARTICULO 287
LA CONFESION ANTE EL MINISTERIO PUBLICO Y ANTE EL JUEZ DEBERA REUNIR LOS SIGUIENTES
REQUISITOS:
I.-QUE SEA HECHA POR PERSONA NO MENOR DE DIECIOCHO AÑOS, EN SU CONTRA, CON PLENO
CONOCIMIENTO, Y SIN COACCION, NI VIOLENCIA FISICA O MORAL;
II.- QUE SEA HECHA ANTE EL MINISTERIO PUBLICO O EL TRIBUNAL DE LA CAUSA, CON LA
ASISTENCIA DE SU DEFENSOR O PERSONA DE SU CONFIANZA, Y QUE EL INCULPADO ESTE
DEBIDAMENTE INFORMADO DEL PROCEDIMIENTO Y DEL PROCESO;
III.-QUE SEA DE HECHO PROPIO; Y
IV.-QUE NO EXISTAN DATOS QUE, A JUICIO DEL JUEZ O TRIBUNAL, LA HAGAN INVEROSIMIL.
NO PODRA CONSIGNARSE A NINGUNA PERSONA SI EXISTE COMO UNICA PRUEBA LA CONFESION.
LA POLICIA JUDICIAL PODRA RENDIR INFORMES PERO NO OBTENER CONFESIONES; SI LO HACE
ESTAS CARECERAN DE TODO VALOR PROBATORIO.
LAS DILIGENCIAS PRACTICADAS POR AGENTES DE LA POLICIA JUDICIAL FEDERAL O LOCAL,
TENDRAN VALOR DE TESTIMONIOS QUE DEBERAN COMPLEMENTARSE CON OTRAS DILIGENCIAS
DE PRUEBA QUE PRACTIQUE EL MINISTERIO PUBLICO, PARA ATENDERSE EN EL ACTO DE LA
CONSIGNACION, PERO EN NINGUN CASO SE PODRAN TOMAR COMO CONFESION LO ASENTADO
EN AQUELLAS.
ARTICULO 289
PARA APRECIAR LA DECLARACION DE UN TESTIGO EL TRIBUNAL TENDRA EN CONSIDERACION:
I.-QUE POR SU EDAD, CAPACIDAD E INSTRUCCION, TENGA EL CRITERIO NECESARIO PARA JUZGAR
DEL ACTO;
II.-QUE POR SU PROBIDAD, LA INDEPENDENCIA DE SU POSICION Y ANTECEDENTES PERSONALES,
TENGA COMPLETA IMPARCIALIDAD;
CCV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
III.-QUE EL HECHO DE QUE SE TRATE SEA SUSCEPTIBLE DE CONOCERSE POR MEDIO DE LOS
SENTIDOS, Y QUE EL TESTIGO LO CONOZCA POR SI MISMO Y NO POR INDUCCIONES NI
REFERENCIAS DE OTRO;
IV.-QUE LA DECLARACION SEA CLARA Y PRECISA, SIN DUDAS NI RETICENCIAS, YA SOBRE LA
SUSTANCIA DEL HECHO, YA SOBRE SUS CIRCUNSTANCIAS ESENCIALES; Y
V.-QUE EL TESTIGO NO HAYA SIDO OBLIGADO POR FUERZA O MIEDO, NI IMPULSADO POR
ENGAÑO, ERROR O SOBORNO. EL APREMIO JUDICIAL NO SE REPUTARA FUERZA.
4. Las declaraciones de los Policías Federales quienes dicen haber realizado el aseguramiento de
mi representado entre otras personas, ninguna luz o dato arrojan respecto de su probable
responsabilidad, puesto que en cuanto al ilícito de privación ilegal de la libertad, ni siquiera de
oídas son testigos y por lo que hace a la portación de arma sin licencia, es fantasiosa la narración
que al respecto señalan como más adelante se precisará.
6. Por su parte el BERTIN JARQUIN SALINAS, ha negado ante este tribunal, por así ser la realidad,
las falsas, vengativas e inconsistentes imputaciones que se han hecho en su contra. Por lo que
deben considerarse las reacciones de BERTIN JARQUIN SALINAS durante las etapas
procedimentales transcurridas hasta este momento y que se precisan más adelante.
b. Los testimonios del señor __________________, no constituyen datos bastantes para hacer
probable la responsabilidad de __________________________, por las mismas razones apuntadas
en el inciso que antecede y por las que a continuación se señalan.
CCVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Se trata de una llamada telefónica, es decir se recibió mediante un aparato de telefonía celular el
cual no garantiza de ninguna manera la nitidez auditiva de una voz que se emite por ese medio,
para ello se requiere de un análisis técnico y científico que garantice, si a caso, hasta en un
noventa por cuento el origen y nitidez de la voz, así como a la persona que corresponde dicha voz.
En el caso que nos ocupa, el testigo secuestrado así como el negociador, afirman que se trato de
una persona del sexo masculino, condición que resulta ilógico afirmarla ya que no mencionan en
ninguna de las partes de sus declaraciones y ampliaciones, haber tenido a la vista a la persona
durante dichas llamadas, lo que hace suponer que los testigos ______________________,
“supone” o “asume” el sexo de la persona, o lo que es peor, fueron influidos por la Policía Federal
al señalarle a los detenidos CALIFICANDOLOS como secuestradores, incitándolos de esa manera, a
adquirir un sentimiento de venganza con un sector social que fue etiquetado por dicha
corporación; aunado a lo anterior, he de señalar que hoy en día existen profesionales de la
imitación y de la falacia en lo que a voces se refiere, esto es, si el testigo, como lo señala en su
ampliación de declaración ante este Tribunal, no realizaron grabaciones de voz y tampoco sometió
a un estudio minuciosa la voz de ________________, para estar en condiciones de asegurar que se
tratara de la misma voz, resulta insuficiente su afirmación por sí sola ya que no existir otro medio
de prueba que haga verosímil las afirmaciones de dichos testigo, pues se trata de testimonios con
independencia ya que las llamadas las recibió mediante un aparato telefónico el cual puso a su
oído sin que nadie mas estuviera escuchando y reforzar de alguna manera fehaciente lo que
afirma cada testigo, y por lo que hace a lo manifestado por el testigo ________________, es
menester recordar que escucho diversas voses durante su cautiverio y bajo las condiciones que
apunta, lo que hace ilógico la manera tan precisa en que asegura la participación de cada uno de
los hoy indiciados entre los que se encuentra mi representado ____________________ razones
por las cuales esta defensa considera que no se encuentran reunidos los elementos de ninguna
conducta que deba reprocharse a mi representado.
1o. Ninguna hay, pues los pretendidos indicios que relata el Ministerio Público Federal, nada valen,
ni individualmente ni conjugándolos. Esto, porque es bien sabido que la presuncional requiere el
establecimiento individual de indicios y si los indicios son dudosos, no puede haber resultado
lógico válido.
En efecto, la duda impera sobre las únicas aportaciones que la Representación Social Federal hace
mediante la indagatoria que propone a este H, Tribunal, esto en razón de que, por una parte solo
al testigo secuestrado identifica a __________________ como uno de los que participaron en el
ilícito, bajo las inconsistencias de su declaración, es decir, quince segundos contra cinco millones
ciento ochenta y cuatro mil segundos que transcurrieron para proporcionar una identificación tan
precisa como la que hace sobre mi representado _________________________ y a una distancia
de siete metros contra veinte centímetros, resulta ILOGICA.
Por una parte, el reconocimiento, lo hizo a través de la cámara de gacel ya que describen que de
esa manera, mediante una rejilla que se encuentra bajo un cristal es como penetra la vos de
aquellos que se encuentran en el otro extremo del citado cristal y que estos se encuentra a veinte
centímetros de distancia, esto es incongruente ya que seria imposible tener a nueve sujetos a una
misma distancia (vente centímetros) además de haber sido influenciados como ya se señalo
comenzando por haberlos tenido de frete con el calificativo de delincuentes, y de un una
información que aun no ha sido corroborada.
CCVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Así pues, es de denotar la estrategia planteada primeramente por los elementos de la Agencia
Federal de Investigaciones ó Policias Federales
________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________
_____ así como por la Representación Social Federal al poner a disposición de esta última y
arraigar a _________________________ a quien privaron de su libertad mediante ese
procedimiento con la única y evidente intención de maquilar una responsabilidad en los hechos
que integraban una investigación a la que, seguramente no habían dado cumplimiento, razón por
la cual, como aseguran otros coprocesados, buscaron a quien responsabilizar por el ilícito y si a los
procesados les ejercen presión física o moral, o ambas para firmar una declaración, no es difícil
imaginar que a las victimas del delito también las haga victimas de las intimidaciones y presiones
físicas y morales para afirmas que determinada persona actuó de la misma manera.
Lo anterior es posible ya que como quedo asentado en autos, diversos elementos de la AFI, fueron
detenidos por delitos contra la salud tan solo dos semanas después de poner a disposición a los
coprocesados de la presente causa entre los que se encuentra mi representado
_______________________________________ y si bien, el Ministerio Publico de la Federación es
una institución de buena fe, en el caso que nos ocupa reflejo todo lo contrario como se advierte de
las actuaciones, a pasado a ultimo término esa condición y en su lugar a fungido, incluso en este
plazo constitucional, como INQUISIDOR olvidando totalmente su naturaleza jurídica.
ARTICULO 366
CCVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
AL QUE PRIVE DE LA LIBERTAD A OTRO SE LE APLICARA:
(NO SE ENCUENTRA ACREDITADO QUE BERTIN JARQUIN SALINAS HAYA PRIVADO DE LA LIVERTAD
A PERSONA ALGUNA YA QUE EXISTE UNICAMENTE EL DICHOI AISLADO DEL TESTIGO
SECUESTRADO QUIEN AFIRMA QUE LO VIO POR QUINCE SEGUNDOS DURANTE SU PLAGIO Y
POSTERIORMENTE SOLO ESCUCHO VOSES QUE ASEGURA ES LA DE ÉL DESPUES DE DOS MESES DE
TRANSCURRIDOS LOS HECHOS)
I. DE QUINCE A CUARENTA AÑOS DE PRISION Y DE QUINIENTOS A DOS MIL DIAS MULTA, SI LA
PRIVACION DE LA LIBERTAD SE EFECTUA CON EL PROPOSITO DE:
A) OBTENER RESCATE; (NO SE ENCUENTRA ACREDITADO QUE _________________________ HAYA
PEDIDO RESCATE POR PERSONA ALGUNA, MAXIME QUE LA PERSONA QUE HACE UN
SEÑALAMIENTO DE OIDAS, DECLARA QUE YA ESTABA ESTABA BAJO PRESION CUANDO
ESCUCHABA BOSES Y EL SEGUNDO DE ESTOS HACE UN RECONOCIMIENTO ILOGICO, INADECUADO
Y REPROBABLE )
POR LO QUE RESPECTA ALA DELINCUENCIA ORGANIZADA:
ESTA TAMPOCO SE ENCUENTRA ACREDITADA YA QUE A LAS ÚNICAS PERSONAS QUE CONOCE
BERTIN JARQUIN ES A SUS HERMANOS USIEL Y JORGE ALBERTO POR RAZÓN DE PARENTESCO Y
QUEDO DEMOSTRADO EN AUTOS QUE INCLUSO HABITAN EN LIGARES DIFERENTES, ASÍ MISMO DE
LAS ACTUACIONES SE ADVIERTE QUE SUS PROPIOS HERMANOS NO HACEN NINGUNA REFERENCIA
A QUE HAYAN TENIDO ALGÚN ACUERDO PREVIO CON ESTE PARA COMETER ALGÚN DELITO, ASÍ
COMO TAMPOCO LOS DEMÁS COPROCESADOS.
Finalmente, esta defensa solicita sea considerado mi representado como una persona que nunca
ha cometido delito alguno, como podrá corroborarse mediante las vías oficiales idóneas para ello.
Desde este punto de vista tampoco puede integrarse conforme a la falsa denuncia, los hechos
tipificados y de decretar una formal prisión o sujeción a proceso, se Violarían Garantías
Individuales consagradas en los Artículos 14 y 16 de nuestra Carta Magna.
TESTIGO SINGULAR.
La declaración de un testigo singular tiene valor de indicio.
Amparo directo 184/95. Fernando Moro Tamariz. 21 de junio de 1995. Unanimidad de votos.
Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Humberto Schettino Reyna.
Amparo directo 420/96. Rutilo Ramírez González. 28 de agosto de 1996. Unanimidad de votos.
Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Humberto Schettino Reyna.
Amparo directo 471/96. Martín Rangel Jiménez. 11 de septiembre de 1996. Unanimidad de votos.
Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Humberto Schettino Reyna.
Amparo en revisión 586/97. Teodoro Jesús Herrera Valencia. 16 de octubre de 1997. Unanimidad
de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: José Zapata Huesca.
Véase: Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen XXXIX, Segunda Parte, página
110, tesis de rubro: "TESTIGO SINGULAR.".
TESTIGO SINGULAR.
A fin de que el testimonio de un testigo singular pueda apoyar la emisión de una orden de
aprehensión, de un auto de formal prisión o de una sentencia condenatoria, es necesario que su
dicho sea verosímil, por lo que el juzgador debe tomar en cuenta las características del delito, la
forma de su realización, las particularidades que revista tanto el testigo como su declaración y
CCX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
que, además, el dicho de éste se encuentre adminiculado con otras pruebas que constituyan un
dato bastante para demostrar la responsabilidad del inculpado.
TESTIGO SINGULAR.
El dicho de un testigo singular es insuficiente, por sí solo, para fundar una sentencia condenatoria.
Amparo directo 245/89. Melesio Garrido Téllez. 22 de noviembre de 1989. Unanimidad de votos.
Ponente: Arnoldo Nájera Virgen. Secretario: Nelson Loranca Ventura.
Amparo directo 58/90. Adrián González Cortés. 28 de marzo de 1990. Unanimidad de votos.
Ponente: José Galván Rojas. Secretario: Vicente Martínez Sánchez.
Amparo directo 213/94. Eduardo Reyes Justo. 1o. de febrero de 1995. Unanimidad de votos.
Ponente: Humberto Cabrera Vázquez. Secretario: Enrique Baigts Muñoz.
Amparo directo 131/95. Octavio Augusto Curro Castillo. 3 de mayo de 1995. Unanimidad de votos.
Ponente: María Eugenia Estela Martínez Cardiel. Secretario: Enrique Baigts Muñoz.
Amparo directo 386/95. Liborio Pérez Montiel. 22 de noviembre de 1995. Unanimidad de votos.
Ponente: Clementina Ramírez Moguel Goyzueta. Secretario: Gonzalo Carrera Molina.
TESTIGO ÚNICO. REQUISITOS QUE DEBE REUNIR PARA FUNDAR UNA SENTENCIA CONDENATORIA.
Por regla general, en el procedimiento penal una sentencia condenatoria no puede sustentarse en
el dicho de un solo testigo. Sin embargo, para que el testimonio de la única persona que presenció
los hechos ilícitos soporte una sentencia condenatoria, es menester que el mismo ofrezca garantía
de conocimiento y veracidad tal que sea capaz de convencer con su dicho, bien sea por la evidente
razón de haber conocido los hechos o por determinadas circunstancias personales que lo
conviertan en un testigo insospechable de parcialidad. Por lo que el juzgador, a efecto de
determinar si la manifestación del testigo único reúne tales características deberá atender a la
forma en que se desarrollaron los hechos, a las circunstancias de su realización, a las
particularidades que revista tanto el testigo como su declaración y, además, a que lo testificado
por éste se encuentre adminiculado con el resto de las pruebas indirectas que determinen
fehacientemente la responsabilidad penal que se le atribuye al sentenciado. De donde se sigue
que si de autos se advierte que por la hora y forma de comisión del hecho delictivo, éste se realizó
en presencia de un solo testigo; que no se advierte que trate de perjudicar al quejoso; y, además,
que su manifestación se encuentre adminiculada con el resto de las pruebas existentes en el
sumario, por tanto, es evidente que el testimonio de éste adquiere valor preponderante y, por
ende, es suficiente para fincar responsabilidad penal al quejoso en la comisión del delito que se le
reprocha.
Amparo directo 71/2003. 21 de mayo de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Arteaga
Álvarez. Secretario: Juan Manuel Morán Rodríguez.
Solo para el caso en que no sean considerados los elementos y razonamientos antes mencionados,
mediante los cuales se solicita la absolución de mi representado ___________________, solicito
sean considerados los siguientes criterios que al respecto son aplicables dadas las dudas técnicas,
jurídicas y lógicas que imperan en el señalamiento que se hace respecto del mencionado
______________________-:
Octava Epoca
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL CUARTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: XII, Noviembre de 1993
Página: 343
DUDA ABSOLUTORIA. El tribunal de amparo carece de facultades para dilucidar en forma directa
sobre el estado de duda absolutoria alegada por el quejoso, pues dicha cuestión atañe
exclusivamente al tribunal de instancia común. Por tanto, si éste considera en su sentencia que los
elementos incriminatorios que se alzan en contra del imputado son aptos y suficientes para fundar
el juicio de reproche, advirtiéndose que dichos medios de convicción fueron debidamente
analizados y valorados; entonces, tal circunstancia elimina la posibilidad de estimar que la
responsable se encontrara en un estado de hesitación respecto a si el acusado cometió o no los
delitos que se le imputan y consecuentemente, no tenía por qué pronunciar el pretendido fallo
absolutorio apoyándose en un inexistente estado de duda.
Amparo directo 424/93.- Amado García García.- 8 de septiembre de 1993.- Unanimidad de votos.-
Ponente: Arturo Barocio Villalobos.- Secretario: Carlos Rafael Domínguez Avilán.
Octava Epoca
Instancia: TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEPTIMO CIRCUITO.
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 75, Marzo de 1994
Tesis: VII. P. J/37
Página: 63
DUDA ABSOLUTORIA. ALCANCE DEL PRINCIPIO IN DUBIO PRO REO. El aforismo "in dubio pro reo"
no tiene más alcance que el consistente en que en ausencia de prueba plena debe absolverse al
acusado.
Amparo en revisión 135/93. Abel de Jesús Flores Machado. 10 de agosto de 1993. Unanimidad de
votos. Ponente: Luis Alfonso Pérez y Pérez. Secretario: Lucio Marín Rodríguez.
Amparo directo 340/93. José Jiménez Islas. 19 de agosto de 1993. Unanimidad de votos. Ponente:
Gilberto González Bozziere. Secretaria: Juana Martha López Quiroz.
Amparo directo 331/93. Gilberto Sánchez Mendoza y otro. 7 de octubre de 1993. Unanimidad de
votos. Ponente: Gilberto González Bozziere. Secretaria: Mercedes Cabrera Pinzón.
Amparo directo 531/93. Alfredo Cázares Calderón. 8 de diciembre de 1993. Unanimidad de votos.
Ponente: Luis Alfonso Pérez y Pérez. Secretaria: Leticia López Vives.
Amparo en revisión 415/93. César Ortega Ramírez. 13 de enero de 1994. Unanimidad de votos.
Ponente: Gilberto González Bozziere. Secretaria: Aída García Franco.
Novena Epoca
Instancia: TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: III, Abril de 1996
Tesis: VI.3o.18 P
Página: 440
Amparo directo 638/95. José Manuel Aguilar García. 20 de marzo de 1996. Mayoría de votos.
Ponente: Jaime Manuel Marroquín Zaleta. Disidente: Olivia Heiras de Mancisidor. Secretario:
Othón Manuel Ríos Flores.
CCXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
CCXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Con estos cuatro documentos descritos con anterioridad en primer lugar estoy demostrando con
los mismos de que mi detención fue el día 12 de julio del año 2000 que con ellos se demuestra que
la P. J. Teresa Hernández Valdivia se ha conducido con falsedad al rendir su declaración ministerial
y así mismo el careo constitucional con el acusado, pues es claro que ella miente cuando afirma
que identifico mi voz al pedirme los datos el día 12 de junio del 2000, eso es evidente, pues ni
pudo haberme entrevistado ya que yo no estaba detenido en esa fecha y por consecuencia en sus
CCXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
intervenciones en esta causa penal ha estado burlándose deliberadamente de la autoridad judicial,
como ha quedado establecido.
Por otro lado con estos documentos a los que hago referencia, también se acredita que la
procuraduría del estado de Guanajuato representada por el M. P. que integro la indagatoria
1038/99 no solamente fabrico los elementos falsos para involucrarme sino que también me
torturaron, la fe que hace el M. P. de las lesiones, así como el dictamen medico legista, no dejan
lugar a dudas de que fui objeto de una brutal tortura ,en donde se me pedía que aceptara que yo
era el actor material del secuestro de Rosa Emma Quintero Félix, sucedido en Durango y esposa de
Manuel Beltrán, quien es quien esta financiando al M. P. y a los testigos falsos que se prestaron
con el para incriminarme y así poder deshacerse de mi y enviarme a prisión a través de
corruptelas, lo cual ha conseguido pues tan es así que me encuentro privado de mi libertad.
Por otro lado el testimonio de Teresa Hernández Valdivia no tiene ningún valor probatorio con
forme a derecho, pues de acuerdo al articulo 277 del C. P. P. Gto. El testimonio de dicha policía no
puede considerarse valido pues en dicho numeral en lo que interesa dice lo siguiente:
I.- Que por su edad, capacidad e instrucción tenga el criterio necesario para juzgar del acto;
III.- Que el hecho de que se trate sea susceptible de conocerse por medio de los sentidos, y que el
testigo lo conozca por sí mismo y no por inducciones ni referencias de otro;
IV.- Que la declaración sea clara y precisa, sin dudas ni reticencias, ya sobre la sustancia del hecho,
ya sobre sus circunstancias esenciales; y
V.- Que el testigo no haya sido obligado por fuerza o miedo, ni impulsado por engaño, error o
soborno. El apremio judicial no se reputará fuerza.
Por otro lado el testimonio de un policía que realiza una investigación de un ilícito no es
jurídicamente admisible, puesto que al declarar un policía en contra de una persona, se convierte
en juez y parte, puesto que por un lado hace el papel de investigador y por otro lado el de testigo
de cargo, situación que no le esta permitida por la ley, y peor aun y muy grave además es que
como quedo demostrado en el transcurso de este capitulo numero dos. La P. J. en todo momento
se ha conducido con falsedad, sea prestado con particulares para declarar en contra de una
persona que en este caso resulte ser yo, situación que se debe analizar con plena objetividad e
independencia por su señoría a la hora de dictar sentencia en esta causa penal, puesto que de
conformidad con el articulo 289 del C. F. P. P. Fracción V el testimonio de la P. J. no tiene ningún
valor probatorio conforme a derecho, articulo que trascribo para un mayor entendimiento, así
mismo como dije anteriormente el testimonio de un policía que hace investigaciones no le esta
permitido jurídicamente convertirse en un testigo de cargo como lo hizo la C. Ma. Teresa
Hernández Valdivia según su propio dicho, y para darle certeza jurídica a lo aquí planteado me
permito transcribir la siguiente tesis de jurisprudencia, en la cual se establece claramente que no
le esta permitido a un policía jurídicamente hacer declaraciones dentro de una averiguación previa
que se supone esta investigando.
Articulo 289 C. F. P. P.
“Para apreciar la declaración de un testigo el tribunal tendrá en consideración:
V. Que el testigo no haya sido obligado por fuerza o miedo, ni impulsado por engaño, error o
CCXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
soborno. El apremio judicial no se reputará fuerza.”
Y para darle certeza jurídica, me permito transcribir las siguientes tesis de jurisprudencias.
A los dichos de los policías que declararon como testigos de cargo, les faltan los requisitos
fundamentales de credibilidad, tales como probidad, independencia e imparcialidad, si no fueron
producidos espontáneamente, sino por temor a su jefe inmediato, circunstancia bastante por sí
sola para descalificar la prueba, conforme a las fracciones II y V, del artículo 289 del Código Federal
de Procedimientos Penales, y declararla inmerecedora de servir como base a una condena.
1a.
Amparo penal directo 4842/54. Por acuerdo de la Primera Sala, de fecha 8 de junio de 1953, no se
menciona el nombre del promovente. 6 de junio de 1955. Unanimidad de cinco votos. Ponente:
Genaro Ruiz de Chávez.
Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Quinta Epoca. Tomo CXXIV.
Pág. 765. Tesis Aislada.
Cuando los agentes policíacos declaran como testigos de cargo, y tanto de sus declaraciones como
de los datos que se derivan de otras pruebas rendidas, se viene al conocimiento de que actuaron
con ostensible violación de la ley y que sus declaraciones pugnan con la lógica de los hechos y con
los demás elementos referidos, deben desestimarse sus testimonios, aceptando las demás
pruebas, de acuerdo con el valor que se les atribuya previo análisis que se haga de acuerdo con las
normas legales.
1a.
Amparo directo 4295/61. José Cruz Macías Pérez y Bartolo Flores Martínez. 15 de febrero de 1963.
5 votos. Ponente: Angel González de la Vega.
Instancia: Primera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Sexta Epoca. Volumen LXVIII,
Segunda Parte. Pág. 13. Tesis Aislada.
Carece de valor el dicho de los testigos de oídas, a quienes no les constan personalmente los
hechos.
CCXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEPTIMO CIRCUITO.
747
Octava Epoca:
Amparo en revisión 537/88. Juez Primero de Primera Instancia de Poza Rica, Veracruz. 31 de mayo
de 1989. Unanimidad de votos.
Amparo directo 1971/89. Pedro Rodríguez Reyes. 21 de febrero de 1990. Unanimidad de votos.
Amparo directo 1875/89. María Elena Rodríguez Trujillo. 24 de octubre de 1990. Unanimidad de
votos.
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Apéndice de 1995, Octava Epoca. Tomo II,
Parte TCC. Pág. 480. Tesis de Jurisprudencia.
b)Manifestar que la ahora sentenciada “confesó” ante ella el haber tomado diversas cantidades de
dinero.
Es fácil apreciar que el llamado “recuento” realizado unilateralmente por una “testigo” aunque sea
ratificada, sigue siendo un documento privado y cuando mas, una testimonial rendida sin las
formalidades legales, máxime, cuando con esa “testimonial” se pretenden acreditar indebidamente
dos hechos ajenos a la naturaleza de la prueba testimonial:
Uno de ellos; el monto del pasivo imputado a la suscrita y que se desprende del “recuento” realizado
por la testigo es materia de una prueba pericial contable no de un “recuento”. Cabiendo mencionar
que la prueba de “recuento”, regulada por el artículo 931 de la Ley Federal del Trabajo no existe en
materia penal en el estado de _________ Lo que se requiere para acreditar la preexistencia y falta
posterior de numerario, es el arqueo contable con carácter de pericial en materia contable, ofrecida y
desahogada en términos del artículo 214 del Código de Procedimientos Penales de__________,
prueba documental que simplemente nunca se realizó, y que por ser prueba de cargo correspondía
ofrecer y perfeccionar al Ministerio Público,
Nótese que el Juez, indebidamente sustituye al órgano acusador e incluso lo rebasa cuando se ve
claramente que la denuncia habla vagamente de una cantidad “aproximadamente” de $___________
pesos 00/100 M. N.- y, sin mediar prueba laguna de esa u otras cantidades, la sentencia establece
como EXACTAMNTE $_____________ -t__________ pesos 00/100 M. N.- el monto del supuesto
delito, cuando en realidad, no existió ilícito alguno, ni por esa, ni por cantidad alguna.
Es pertinente mencionar, respecto de esta misma testimonial, donde se afirma haber escuchado la
“confesión” de la suscrita que la “recepción” de una “confesión” no es materia de “testimonial”, sino
que las confesiones, para ser verídicas y valederas, deben producirse, conforme a los artículos 197 y
198 del Código de Procedimientos Penales de Tamaulipas ante el órgano público actuante puesto que
el dicho de la testigo de haber “escuchado” dicha manifestación en lugar de PRESENCIADO el hecho
del supuesto apoderamiento la convierte en testigo de oídas
TESTIGOS DE OIDAS. VALOR DE LOS. Carece de valor el dicho de los testigos de oídas, a quienes no
les constan personalmente los hechos.
No. Registro: 221,598 Jurisprudencia Materia(s): Común Octava Época Instancia: Tribunales
Colegiados de Circuito Fuente: Semanario Judicial de la Federación Tomo: VIII, Octubre de 1991
Tesis: VII.1o. J/14 Página: 119
CCXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEPTIMO CIRCUITO.
Amparo en revisión 537/88. Hugo Hermoso Mendizabal. 31 de mayo de 1989. Unanimidad de votos.
Ponente: Eliel E. Fitta García. Secretario: Antonio Zúñiga Luna.
Amparo directo 1365/89. Hermilo Guzmán Velázquez. 14 de febrero de 1990. Unanimidad de votos.
Ponente: Eliel E. Fitta García. Secretario: Pedro Pablo Hernández Lobato.
Amparo directo 1971/89. Pedro Rodríguez Reyes. 21 de febrero de 1990. Unanimidad de votos.
Ponente: Eliel E. Fitta García. Secretaria: Nilvia Josefina Flota Ocampo.
Amparo directo 1875/89. María Elena Rodríguez Trujillo. 24 de octubre de 1990. Unanimidad de votos.
Ponente: Eliel E. Fitta García. Secretario: Pedro Pablo Hernández Lobato.
Amparo en revisión 189/89. Honorio López Carmona. 28 de agosto de 1991. Unanimidad de votos
TESTIGO DE OÍDAS. Por testigo de oídas debe entenderse a aquel que no conoce por sí mismo los
hechos sobre los que depone, sino que es informado de ellos por una tercera persona, en cambio
testigo presencial es aquel que declara respecto de hechos que percibió, habiendo sido su fuente
de información directa y personal.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo IV, octubre de 1996, página
478, Tribunales Colegiados de Circuito, tesis VI.2o. J/69; véase ejecutoria en el Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo IV, octubre de 1996, página 423.Apéndice
1917-2000, Tomo II, Materia Penal, Jurisprudencia, Tribunales Colegiados de Circuito, página 605,
tesis 722
TESTIGOS DE OÍDAS. VALOR DE LOS. Carece de valor el dicho de los testigos de oídas, a quienes no
les constan personalmente los hechos.
Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo VIII, octubre de 1991, página 119,
Tribunales Colegiados de Circuito, tesis VII.1o. J/14.Apéndice 1917-2000, Tomo II, Materia Penal,
Jurisprudencia, Tribunales Colegiados de Circuito, página 613, tesis 732.
La primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que para acreditar en un juicio la
declaración un testigo de oídas éste debe ser comprobable con otros indicios que se presenten en la causa; además
Al resolver una contradicción de tesis entre dos tribunales colegiados, la primera sala concluyó que la declaración de
testigos de oídas "carece de eficacia probatoria", cuando no se cumple el requisito de que el testigo conozca el
Con este criterio, el máximo tribunal aprobó la tesis jurídica 81/2006, la cual se refiere a las declaración
testimoniales que aportan datos relevantes para el proceso penal, pero distingue entre las que son conocidas de
Este criterio, que tendrá aplicación a nivel de fuero federal y común, tiene como antecedente el caso de una mujer
que denunció al abuelo de su hija por haberla violado; la menor le había comentado a su mamá los hechos, pero el
CCXXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
juez de la causa no tomó en cuenta el testimonio de la madre porque era testigo de oídas, es decir, no le constaron
CCXXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
CCXXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Dos colegiados (Segundo del Noveno Circuito y Tercero del Décimo Segundo)
sostienen, además, que ni el parte informativo ni ninguna prueba derivada, tales
como el aseguramiento de bienes, declaraciones de testigos, fe ministerial,
periciales, gozan de valor probatorio.
Uno de los colegiados (el Primero del Vigésimo Tercer Circuito), sin embargo,
sostiene que aun y cuando un cateo se practique ilegalmente y el parte informativo
carezca, por tanto, de valor probatorio, sí tienen valor probatorio la declaración
ministerial ratificada con posterioridad ante la autoridad judicial o la inspección de
los bienes asegurados durante el cateo y la pericial practicada sobre ellos.
CCXXIV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
los instrumentos del delito y las cosas objeto de él y, además, señala que las
autoridades competentes inmediatamente asegurarán los bienes que pudieran ser
materia del decomiso; sin embargo, para que esto sea posible es necesario que
tales bienes se encuentren comprendidos en los supuestos de dicho numeral, pero
cuando de las constancias de autos se advierta que el propietario del inmueble
asegurado es extraño a la averiguación previa por instruirse ésta en contra de
terceras personas y tampoco se han encontrado en el inmueble objetos del delito,
aun existiendo orden de cateo, el aseguramiento es ilegal si la parte quejosa no
tiene relación con los ilícitos atribuidos a quienes se sigue la averiguación, y así es
procedente conceder el amparo contra dicha medida.
CCXXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
es del siguiente tenor: "… En toda orden de cateo, que sólo la
autoridad judicial podrá expedir, a solicitud del Ministerio Público,
se expresará el lugar que ha de inspeccionarse, la persona o
personas que hayan de aprehenderse y los objetos que se buscan,
a lo que únicamente debe limitarse la diligencia, levantándose al
concluirla, un acta circunstanciada, en presencia de dos testigos
propuestos por el ocupante del lugar cateado o en su ausencia o
negativa, por la autoridad que practique la diligencia….". Como
resulta fácil advertir, la nueva disposición constitucional eliminó el
requisito de que la solicitud de la orden de cateo, y por ende, la
resolución misma, sea por escrito. En efecto, la autoridad
legislativa justificó la eliminación del requisito de mérito, de la
siguiente manera6 : "… Una de las preocupaciones actuales es la
celeridad en la orden de cateo, que ordinariamente se ha
tramitado mediante el tradicional procedimiento escrito, y que en
ocasiones demora en demasía las acciones del Ministerio Público,
con el consecuente riesgo de desaparición, alteración o
destrucción de las evidencias buscadas. Por lo que con el objetivo
de dar pauta a una regla especial que permita la solicitud de
dichas órdenes y su resolución por cualquier medio, dejando
siempre registro de las comunicaciones, la minuta de mérito
propone suprimir la obligación específica de que ese
procedimiento sea por escrito, lo cual, vinculado a otros cambios,
como la creación de jueces específicos para la atención pronta y
expedita de los pedimentos de las citadas medidas cautelares y
otras mencionadas, posibilitará que el Ministerio Público le
formule la petición y el juez le responda de manera inmediata, si
es en sentido afirmativo, el agente de la representación social
proceda de inmediato a ejecutar la medida, sin perjuicio de que el
documento respaldo de la autorización pueda enviarse al mismo
tiempo o de forma diferida para constancia. 6 Véase:
http://www.senado.gob.mx/gace.php?
sesion=2007/12/13/1&documento=74. Fecha de recuperación, 30
de enero de 2008. 4 Adicionalmente, al establecerse que las
audiencias judiciales deben regirse por los principios del sistema
acusatorio, deberán ser de carácter oral y es factible que la
legislación procesal precise el procedimiento para esto. Por lo que
estas comisiones unidas estiman conveniente suprimir la regla
especial de que las órdenes de cateo deban solicitarse por escrito,
habida cuenta de que con la asignación de jueces de control que
CCXXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
realicen los Poderes Judiciales, los cuales estarán abocados a la
inmediata resolución de los pedimentos de mérito, se visualiza
que pueda ser en forma oral, en beneficio de la eficacia de las
autoridades en la materia…". (El subrayado es propio). Es decir, la
motivación de la supresión de la formalidad escrita en la solicitud
y resolución de la orden de cateo, se basa fundamentalmente en
el peligro en la demora, y si bien deberá quedar constancia de la
solicitud 2. Cuando no se encuentre a nadie, ello se hará constar
en el acta y se hará uso de la fuerza pública para ingresar. 3. Al
terminar se cuidará que los lugares queden cerrados y de no ser
ello posible inmediatamente, se asegurará que otras personas no
ingresen en el lugar, hasta lograrlo. 4. Practicado el registro, en el
acta se consignará el resultado, con expresión de las vicisitudes
del acto y de toda circunstancia útil para la investigación. 5. La
diligencia se practicará procurando afectar lo menos posible la
intimidad de las personas. 6. El acta será firmada por los
concurrentes y se requerirá la presencia de dos testigos hábiles no
vinculados con la policía; no obstante, si alguno de los
intervinientes no la firma, así se hará constar.". Luego, es patente
que la Constitución ya no exige la formalidad escrita para entrar al
domicilio a catear y de la exposición de motivos del Congreso de la
Unión, se observa incluso que el documento de respaldo en donde
conste la resolución del cateo, podrá ser entregada de forma
diferida (al Ministerio Público), solamente para dejar constancia
de ello. Así, independientemente de que estemos de acuerdo o no
con esa disposición constitucional, debemos acatarla, en atención
al artículo 135 de la Carta Magna. Mención aparte amerita el
artículo 255, en donde se proyectan "otras inspecciones", en el
siguiente tenor: "Artículo 255. Otras inspecciones 1. Podrá
determinarse el ingreso a un lugar cerrado cuando: a) Por
incendio, inundación u otra causa semejante, se encuentre
amenazada la vida, integridad física o seguridad de los habitantes
o la propiedad. b) Se denuncia que personas extrañas han sido
vistas mientras se introducen en un local, con indicios manifiestos
de que pretenden cometer un delito. c) Se introduzca en un local
algún imputado de delito grave a quien se persiga para su
aprehensión. d) Voces provenientes de un lugar habitado, sus
dependencias o casa de negocio, anuncien que allí se está
cometiendo un delito o pidan socorro. 2. Los motivos que
determinaron el ingreso constarán detalladamente en el acta.". 6
CCXXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Ello nos genera una profunda preocupación, puesto que, con
excepción del inciso a) –el cual estimamos adecuado-, tales
intromisiones al domicilio, son ajenas a la autorización judicial
previa, lo que implica la "reencarnación", de una de las propuestas
de reforma al artículo 16 constitucional que no fue aprobada por
el órgano legislativo. En efecto, se incluía en el artículo 16 la
facultad de las organizaciones policíacas para "ingresar sin orden
judicial a un domicilio cuando exista una amenaza actual o
inminente a la vida o a la integridad corporal de las personas, así
como en el caso de flagrancia cuando se esté persiguiendo
materialmente al inculpado, en los términos del párrafo cuarto de
este artículo, debiendo informar de inmediato a la autoridad
competente.". Con lo anterior, se pretendía que dicha atribución
quedara excluida del control judicial, pues solamente se
informaría de inmediato a la autoridad competente, sin
especificar cuál era ésta; o sea, se quería incluir la facultad de
entrar primero al domicilio con el pretexto de una amenaza o de
flagrancia y luego de rendir un informe (con esa ligereza). Tal
disposición atentaba con el espíritu de un Estado democrático, y
por ello, no se aprobó. Ahora, con la redacción del artículo citado
en último término, se pretende validar lo que no se consiguió en
el Congreso de la Unión, sin considerar siquiera el aviso inmediato
a la "autoridad competente". Cierto es, que la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, al emitir la jurisprudencia
1a./J. 21/20077 , razonó que: "… Tratándose de flagrante delito,
con fundamento en que la demora puede hacer ilusoria la
investigación del delito y la aplicación de las penas, la autoridad
policial no requiere necesariamente orden de cateo para
introducirse en el domicilio particular en el que se está ejecutando
el delito, ya que en ese caso, el propio artículo 16 constitucional
señala expresamente una excepción al respecto al permitir a
cualquier particular, y con mayor razón a la autoridad, detener al
indiciado, además de que el Estado -como garante de los bienes
de la sociedad- debe actuar de inmediato en casos de flagrancia;
por lo que en esas condiciones, los medios de 7 INTROMISIÓN DE
LA AUTORIDAD EN UN DOMICILIO SIN ORDEN JUDICIAL. EFICACIA
DE LAS ACTUACIONES REALIZADAS Y DE LAS PRUEBAS OBTENIDAS,
CUANDO ES MOTIVADA POR LA COMISIÓN DE UN DELITO EN
FLAGRANCIA. Novena Época Instancia: Primera Sala Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXVI, Agosto de
CCXXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
2007 Página: 224 Jurisprudencia Materia(s): Penal. 7 prueba
obtenidos como consecuencia de la intromisión de la autoridad a
un domicilio sin contar con orden de cateo, motivada por la
comisión de un delito en flagrancia, tienen eficacia probatoria, ya
que al tratarse de hipótesis distintas, a efecto de determinar su
valor probatorio, no se aplican las mismas reglas que tratándose
de un cateo precedido por una investigación ministerial…". Como
se observa y, contrariamente a lo que se aducía en la exposición
de motivos8 , la jurisprudencia de mérito, NO SE ENCUENTRA
VALIDANDO LA INTROMISIÓN AL DOMICILIO SIN ORDEN DE
AUTORIDAD JUDICIAL, sino que hace referencia al valor que, en su
caso, pudiese llegar a tener el cúmulo probatorio obtenido con
motivo de esa irrupción de la autoridad policial, siempre
supeditado al control judicial, acotando que "… tratándose del
allanamiento de un domicilio por parte de la autoridad policial en
caso de flagrancia, ésta debe contar con datos ciertos o válidos
que motiven la intromisión al domicilio sin orden de cateo, los
cuales deben aportarse en el proceso en caso de consignarse la
averiguación correspondiente a 8 ".. La minuta objeto del
presente dictamen, señala acertadamente que uno de los
reclamos más sentidos de la sociedad se presenta cuando las
autoridades policiales no siempre son oportunas en el auxilio a las
víctimas del delito, especialmente cuando éstas se ven violentadas
en la intimidad de su domicilio. Tradicionalmente se ha tutelado el
derecho a la privacidad domiciliaría, incluso por encima de
garantías como el derecho a la vida, que ciertamente tienen una
jerarquía superior. Este criterio generó que por años, los policías
no ingresaran a un domicilio salvo que tuviesen orden judicial o en
su defecto la autorización expresa del poseedor de la vivienda, a
efecto de no arriesgarse a incurrir en infracciones y delitos, pero
tal omisión incrementó la impunidad y la sensación de
incapacidad de los cuerpos de seguridad. Internacionalmente,
incluso países latinoamericanos que han adoptado legislaciones
reconocidas como protectoras de los derechos fundamentales,
como Chile y Costa Rica, entre otras, autorizan que en casos de
flagrancia la policía pueda accesar a un inmueble para hacer cesar
el delito, para detener al imputado o para auxiliar a las víctimas o
habitantes, de esta manera México sentaría las bases no sólo para
alcanzar, sino para adelantarse en materia de justicia respecto de
los países referidos. En el caso de México, en sesión de fecha 7 de
CCXXX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
febrero de 2007, fue aprobada por la Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, la tesis de jurisprudencia 21/2007
de rubro "INTROMISIÓN DE LA AUTORIDAD EN UN DOMICILIO SIN
ORDEN JUDICIAL. EFICACIA DE LAS ACTUACIONES REALIZADAS Y
DE LAS PRUEBAS OBTENIDAS, CUANDO ES MOTIVADA POR LA
COMISIÓN DE UN DELITO EN FLAGRANCIA.", para determinar que
en casos de delito flagrante y cuando la demora en el acceso a la
vivienda ponga en riesgo o incremente el mismo, respecto de
bienes jurídicos de mayor jerarquía, es procedente que aún sin
consentimiento de los poseedores, la policía ingrese al domicilio,
sin orden judicial, en razón de que se debe privilegiar el interés
general de hacer cesar la comisión de delitos de los que la
autoridad tenga conocimiento, desde luego que sancionándose
severamente cualquier exceso, por las vías administrativa y penal.
Debemos resaltar que aún cuando existe dicha jurisprudencia, la
mayoría de la población y los propios policías la desconocen,
motivo por el cual a fin de mejorar aspectos de la seguridad
pública, pero sobre todo para impulsar la protección efectiva de
los habitantes del país, debe clarificarse ese tema, que es de suma
utilidad no sólo en casos de violencia intrafamiliar, sino en todo
tipo de delitos violentos, incluso en delitos graves y de
delincuencia organizada, que de improviso los conoce la policía y
existe peligro en la demora de su intervención. Como medida para
evitar abusos por parte de los policías en el ejercicio de esta
atribución, parte importante de la reforma constitucional da
prioridad a la profesionalización de los cuerpos de seguridad
pública de los tres órdenes de gobierno a fin de que en los hechos
actúen de acuerdo a las necesidades y retos que implica su
función siempre en apego irrestricto a los derechos humanos. En
virtud de lo anterior, la minuta en estudio estima adecuado
incorporar la permisión para que en caso de delito flagrante la
policía pueda ingresar sin orden judicial, al domicilio de alguna
persona, cuando exista información o conocimiento de una
amenaza actual o inminente a la vida o a la integridad corporal de
las personas, así como en caso de flagrancia cuando se esté
persiguiendo materialmente al inculpado en el momento que esté
cometiendo un delito o inmediatamente después de haberlo
cometido, poniéndolo sin demora a disposición de la autoridad
más cercana y ésta con la misma prontitud, a la del Ministerio
Público." 8 efecto de que el Juez tenga elementos que le permitan
CCXXXI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
llegar a la convicción de que efectivamente se trató de flagrancia,
pues de no acreditarse tal situación, las pruebas recabadas
durante dicha intromisión, carecen de eficacia probatoria…".
Dilucidado lo anterior, el artículo en comento se encuentra
validando una franca violación de la privacía de los hogares y otros
sitios de carácter privado, pues pretende legitimar a la policía para
que, con base en la simple sospecha, se entrometa al domicilio del
ciudadano. No olvidemos que la lucha por los derechos
fundamentales (en el caso, la intimidad, representada en la
inviolabilidad del domicilio) ha sido desde antaño, y los primeros
reconocimientos de tales prerrogativas, fueron prácticamente
arrancados de los soberanos absolutos. Así, el consentir que ese
aspecto de la intimidad del ciudadano, sea vulnerado por la policía
sin intervención del poder judicial, sería un retroceso y una
pérdida irreparable del ya de por sí exiguo, patrimonio jurídico
con el que los individuos cuentan frente a la autoridad. Además,
en un ejercicio de derecho comparado, en España, si bien es cierto
que uno de los límites a la inviolabilidad del domicilio lo es la
flagrancia, no menos veraz resulta que aquél se encuentra
acotado a una especie determinada de delitos –no en la amplitud
que el proyecto contempla (delitos graves9 )-, puesto que la Ley
Orgánica de Seguridad Ciudadana10, en su artículo 21.2
(declarado por cierto, inconstitucional por el Supremo Tribunal
Constitucional11), dispone que: "… será causa legítima para la
entrada y registro en domicilio por flagrante delito el
conocimiento fundado por parte de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad que les lleve a la constancia de que se está cometiendo
o se acaba de cometer alguno de los delitos que en materia de
drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, que
castiga el Código Penal, siempre que la urgente intervención de
los agentes sea necesaria para impedir la consumación del delito,
la huida del delincuente o la desaparición de los efectos o
instrumentos del delito…". Aunado a todo ello, la exclusión del
control judicial y la subordinación de los órganos policíacos y del
Ministerio Público al Poder Ejecutivo hace patente que dichas
facultades sean mal utilizadas, en perjuicio de los ciudadanos. 9
Puesto que existen delitos con esa calificativa, que no
necesariamente la ameritan, como es el caso de del delito de
comercio ilícito de bebidas alcohólicas en su modalidad de venta o
distribución, previsto por el artículo 245, primer párrafo, del
CCXXXII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Código Penal de Yucatán. 10 Véase: Rebollo Delgado, Lucrecio, Op.
cit., página 296. 11 Sentencia 341/1993, de 18 de noviembre de
1993. 9 En efecto, siempre y en todo caso, los Jueces han de
ponderar las circunstancias del hecho, pues actúan como
"garantes de la inviolabilidad del domicilio", verificando la
apariencia de legalidad del acto y la necesidad de entrar en aquél
para su ejecución12 . Además, es preciso que los órganos de
investigación adopten otros procedimientos estrictamente lícitos
para el buen despacho de sus atribuciones. Empero, esta cautela
no bastará. Hay que añadir, siempre, la competencia y probidad
de los investigadores que quieran cumplir celosamente la
encomienda que les confía la ley, y que puedan y sepan hacerlo.
Para esto es indispensable un riguroso y perseverante sistema de
selección, capacitación y supervisión13 .
SÍNTESIS
CCXXXIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
AUTORIDADES RESPONSABLES: Juzgado Segundo de
Distrito de Procesos Penales Federales en el Distrito Federal y
otras.
EL PROYECTO PROPONE:
En las consideraciones:
CCXXXV
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Con motivo que tal circunstancia, no hace que se considere
inválida el acta, bajo el argumento de que no fueron requeridos
para nombrar testigos, pues realizando un juicio de
proporcionalidad sobre la medida del cateo practicada se deduce
que al indicarles la autoridad ministerial quien autorizó el cateo y
qué era lo buscado es permisible concluir que al acceder a fungir
como testigos fue porque les hicieron saber tal derecho.
CCXXXVI
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
CCXXXVII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
tiene como finalidad hacer constar que estuvieron presentes
durante el desarrollo del cateo y que éste se realizó en los
términos que se indican en el acta referida, por lo que el hecho de
que el ocupante la suscriba en calidad de testigo instrumental no
redunda en un acto incriminatorio en su persona, en tanto que se
trata del ejercicio del mencionado derecho y del cumplimiento del
requisito constitucional aludido.
CCXXXVIII
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
CCXXXIX
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
de dos testigos propuestos por el ocupante del
lugar cateado o en su ausencia o negativa, por la
autoridad que practique la diligencia”.
CCXL
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
QUEJOSOS: **********.
V I S T O S; y,
R E S U L T A N D O:
AUTORIDADES RESPONSABLES:
ACTOS RECLAMADOS:
2
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
3
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
4
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
5
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
6
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
7
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
8
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
9
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
10
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
11
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
12
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
13
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
14
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
15
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
16
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
17
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
18
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
19
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
20
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
21
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
22
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
23
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
24
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
25
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
26
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
27
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
28
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
29
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
30
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
31
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
32
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
33
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
34
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
35
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
36
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
37
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
38
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
39
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
40
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
41
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
42
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
43
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
44
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
45
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
46
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
C O N S I D E R A N D O:
Novena Época
Instancia: Pleno
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta
Tomo: XI, marzo de 2000
Tesis: P. XVIII/2000
Página: 85
47
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
48
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
49
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
50
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
51
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Novena Época
Instancia: Pleno
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta
Tomo: XIII, abril de 2001
Tesis: P./J. 45/2001
Página: 203
52
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
53
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
54
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
55
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
56
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
57
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
58
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
59
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
60
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
61
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
62
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
63
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
64
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
65
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
66
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
67
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
68
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
69
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
70
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
71
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
72
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
73
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
74
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
75
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
76
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
77
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
78
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
79
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
80
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
81
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
82
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
83
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
84
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
85
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
86
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
87
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
88
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
89
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
90
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
91
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
92
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
PONENTE
SECRETARIO DE ACUERDOS
DE LA PRIMERA SALA
JFC/pbg.
93
VOTO PARTICULAR QUE FORMULA EL MINISTRO JOSÉ DE
JESÚS GUDIÑO PELAYO EN EL AMPARO EN REVISIÓN
1031/2009.
2
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
3
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
MINISTRO
SECRETARIO DE ACUERDOS
DE LA PRIMERA SALA
4
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
5
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
16 constitucional en virtud de que se tuvo por válida una diligencia de
cateo en la que el ocupante o propietario del inmueble objeto de la
diligencia intervino a la vez en calidad de testigo.
6
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
En cuanto a la litis planteada por el quejoso, la Sala resolvió que
resulta jurídicamente factible que el propietario del inmueble objeto de
cateo se autonombre testigo de los hechos consignados en el acta
respectiva. Los artículos 16 constitucional y 61 del Código Federal de
Procedimientos Penales no prevén prohibición expresa en este
sentido.
7
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
8
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
autonombró como testigo– surge la siguiente pregunta: ¿En qué
posición se encuentra para ejercer una debida defensa que le permita
impugnar lo asentado en un acto que firmó con su puño y letra?
9
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
constituyen el contenido del acta. Por ello, en caso de que el testigo
quisiera disentir con lo asentado en el acta tendría que negarse a
firmar con la intención de ejercer su defensa desde ese instante (aun
cuando ello implica que su defensor no está presente). De otra forma,
el ocupante del lugar eventualmente se vería imposibilitado a ejercer
tal defensa; ello, al haber consentido que lo expuesto en el acta es
cierto.
10
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
practicada, se deduce que la autoridad ministerial, al indicarles quien
autorizó el cateo y qué era lo buscado, es permisible concluir que el
acceder a fungir como testigos fue porque les hicieron saber tal
derecho”:
11
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
Es por todo lo anterior que respetuosamente no se coincide con
el razonamiento de la Sala y con el criterio que prevaleció.
________________________________
Ministro José Ramón Cossío Díaz.
_______________________
Lic. Heriberto Pérez Reyes
Secretario de Acuerdos de la Primera Sala.
12
AMPARO EN REVISIÓN 1031/2009.
13