Civil Sentencia Juicio No. 09332 2015 09928

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 28

168839516-DFE

Juicio No. 09332­2015­09928

JUEZ PONENTE: DR. WILMAN GABRIEL TERAN CARRILLO, JUEZ NACIONAL (E)
(PONENTE)

AUTOR/A: DR. WILMAN GABRIEL TERAN CARRILLO

CORTE NACIONAL DE JUSTICIA. ­ SALA ESPECIALIZADA DE LO CIVIL Y


MERCANTÍL DE LA CORTE NACIONAL DE JUSTICIA. Quito, jueves 3 de febrero del 2022,
las 15h43. El Tribunal de la Sala Especializada de lo Civil y Mercantil de la Corte Nacional de
Justicia; integrado por los señores Jueces Nacionales: doctor Roberto Himler Guzmán Castañeda,
doctor David Isaías Jacho Chicaiza y doctor Wilman Gabriel Terán Carrillo (Juez Nacional Ponente);
Magistrados que fueron electos conforme a procedimientos preestablecidos, regidos por los principios
de participación, transparencia y control social, como ejes cimentadores del Estado Ecuatoriano, que
habiendo sido designados y posesionados por el Consejo de la Judicatura; y, al ser encargados en los
respectivos despachos acorde a las facultades de la Corte Nacional de Justicia, más el sorteo de ley
realizado, por el cual ha correspondido conocer esta causa; acorde a sus facultades establecidas en la
Constitución y en la Ley, en respeto al circuito jurídico estatuido en el orden de los estándares de
Derechos Humanos, de aplicación constitucional y de rigurosidad jurídica de manera armónica y
sincrónica para bien decidir, notifican por escrito la siguiente decisión:

I. ANTECEDENTES
1.­ La decisión impugnada: Es la Resolución dictada por la Sala Especializada de lo Civil de
la Corte Provincial de Justicia del Guayas, de 18 de enero del 2019, dentro de la causa civil
seguida por Oscar Antonio García Martínez, en contra de Rosa Walkidia Burbano Sánchez,
Martha América Gallo Alarcón, Luis Baldemar Molina Morales y Walter Ramón Velasco
Alvarado, en el juicio Ordinario de Nulidad de Instrumento Público.
1.1.­ Proceso que la indicada Sala, lo conoció en virtud del Recurso de Apelación interpuesto
por la parte accionada, contra la Sentencia dictada por el Juzgador de la Unidad Judicial de lo
Civil con sede en el Cantón Guayaquil, de fecha 11 de diciembre del 2017, en la que, declara
con lugar la demanda por consiguiente la nulidad absoluta de la escritura pública celebrada el
28 de mayo de 2014, ante el Notario Tercero del Cantón Durán, que se dice celebrada entre la
señora Martha América Gallo Alarcón en calidad de apoderada del señor Olmedo Bodero
Bodero como vendedora y los señores Rosa Walkidia Burbano Sánchez y Luis Baldemar
Molina Morales, como compradores.

Firmado por
Firmado por HIMMLER Firmado por
WILMAN GABRIEL ROBERTO DAVID ISAIAS
TERAN CARRILLO GUZMAN JACHO CHICAIZA
C=EC CASTAÑEDA C=EC
L=QUITO C=EC L=QUITO
CI L=QUITO CI
1714429675 CI 0502022148
1706381975
1.2.­ Satisfecho el trámite de dicho Recurso de Apelación, la Sala Especializada de lo Civil de
la Corte Provincial de Justicia del Guayas, en lo medular decide aceptar el recurso de
apelación, revocar la sentencia subida en grado y emitir sentencia desestimaatoria declarando
sin lugar la demanda de nulidad de escritura pública.
2.­ La parte recurrente: Notificada la sentencia en cuestión, la parte accionante interpone
Recurso de Casación, convirtiéndose de esta manera en el sujeto impulsor del medio
impugnatorio casacional.
3.­ Causales Admitidas en el Recurso de Casación: Al recibirse el planteamiento
casacional, por sorteo, es conocido por el respectivo Conjuez Nacional, en el presente caso el
entonces Conjuez Dr. Roger Cusme Macías, que, mediante Auto de 24 de enero del 2019,
luego del estudio formal de los escritos fundamentados de Casación, ha admitido el recurso
interpuesto por la parte accionante por las causales primera, segunda, tercera y quinta del
artículo 3 de la Ley de Casación.
4.­ Fundamentación Casacional declarado admisible: En lo medular, acusando de
infraccionados el artículo 92 del Código Orgánico General de Procesos, artículos 82, 75, 76,
424, 425 y 426 de la Constitución; alega que en el apartado 5.1, del fallo acusado, se haría
constar que de la sentencia del a­quo, interpone recurso de apelación uno de los demandados
– esto es – el Notario Tercero del Cantón Durán, quien lo habría fundamentado sin que la
contraparte se adhiera, lo cual ignoraría que el hoy recurrente se adhirió a esa impugnación y
que la habría contestado fundamentada, aspecto que lo dejaría en indefensión al no considerar
su adhesión, pudiéndolo dejar incluso sin oportunidad de plantear casación. Para el numeral
5.2 de la sentencia recurrida, se dice que es obligación del actor probar los hechos que ha
propuesto afirmativamente y en el término de prueba dispuesto por el a­quo, habría
reproducido a su favor la Partida de defunción del poderdante y la escritura de compraventa
en la que se usa el poder más el Certificado del Registro de la Propiedad; apareciendo que el
poderdante habría fallecido el 2 de febrero de 2014, antes del 23 de mayo de 2014, fecha en
que se otorgaría la escritura de compraventa cuya nulidad se demanda, pues la vendedora,
habría abusado de ese poder, sin que el Notario codemandado, solicite la razón de vigencia de
ese instrumento, pese a haber pasado más de dos años desde su otorgamiento, por lo que se
estaría atentando contra el patrimonio que le correspondería al hoy recurrente; con ello se
fraguaría este ilícito y conforme al artículo 1699 del Código Civil, se debía declarar la
nulidad, al ser público y notorio que el poder habría terminado con la muerte del otorgante.
Las partes demandadas, comparecieron a juicio, señalaron domicilio judicial y designaron
defensor técnico sin excepcionarse, ni asistir a la audiencia ni presentar prueba alguna; más
uno de los demandados (el Notario), interpone Recurso de Apelación, diciendo que se ha
incumplido el artículo 180 del Código de Procedimiento Civil, es decir por falsedad de
instrumento público, cuando se demandó la nulidad absoluta de escritura pública, que
implicaría la nulidad del acto por carecer de los presupuestos del artículo 1461 del Código
Civil, pues para que una persona se obligue para con otra, debe ser legalmente capaz,
consentir en tal acto o declaración sin adolecer de vicio, recayendo sobre un objeto y causa
lícita. La demandada que actúa como mandataria, al 23 de mayo de 2014, que celebra la
escritura de compraventa, no tenía tal capacidad legal, por conocer del fallecimiento de su
mandante, engañando al Notario, lo cual generaría el delito de fraude procesal. La
mandataria, no habría podido consentir ese acto, ya que al morir su mandante, habría
desaparecido la capacidad legal y adolecería de vicio, al consentir ilícitamente, así como su
objeto, al ser vano, al no existir nada por destinarse un consentimiento invalidado por la ley;
que si hubiese tenido capacidad legal para decidir sobre la causa lícita y un objeto lícito, se
hubiese demostrado en el proceso, lo cual es imposible al inexistir, por lo que la venta
anómala por quien carecía de esa capacidad, no tendría ningún valor. El ad­quem, habla de
diferenciar entre el contrato y la escritura pública, cuando el artículo 26 de la Ley Notarial,
estatuye que la escritura pública, es el documento matriz que contiene los actos y contratos o
negocio jurídico otorgados ante Notario, quien los autoriza e incorpora al protocolo. En el
supuesto de que la escritura fuese válida, el acto no lo es, por lo que debe declararse nulo
acorde al artículo 2461 del Código Civil, al incumplirse los presupuestos legales, debiendo el
juzgador suplir cualquier omisión en derecho de las partes a virtud del artículo 280 del
Código de Procedimiento Civil.
5.­ Efectivización del principio de contradicción: De la revisión del cuaderno de casación,
desprende a fojas 12 a 13 vuelta, aparece la contestación al recurso admitido, por parte de uno
de los demandados el Notario Tercero del Cantón Durán, que en lo esencial dice que el hoy
recurrente demanda la nulidad absoluta de la escritura pública de compra venta, autorizada el
28 de mayo de 2014, celebrada entre la señora América Gallo Alarcón como apoderada de
Olmedo Bodero Bodero como vendedor y Rosa Walkiden Burbano y Luís Baldemar Molina
como compradores, fundamentándose en los artículos 2067.5 y 1699 del Código Civil y 179
del Código de Procedimiento Civil; sin que se pueda confundir lo que es la nulidad de la
escritura con la del contrato, por ser figuras jurídicas distintas. Cuando se demanda la nulidad
de escritura pública, conforme a los artículos 1697 y 1698 del Código Civil atinentes a la
nulidad de los actos o contratos, quien juzgue no puede declarar la nulidad del contrato por
tratarse de nulidad de escritura. El apartado Quinto del fallo acusado señala que entre la
acción de nulidad de escritura pública y la del acto o contrato, hay notable diferencia, las
causas de nulidad de escritura pública se señalan taxativamente en la Ley Notarial y acorde al
artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, los instrumentos públicos descritos en el
artículo 165, son nulos al inobservarse las solemnidades prescritas en la ley; el artículo 1699
del Código Civil, atiende a la nulidad de un acto o contrato; en fase probatoria, se reproduce
la escritura de compraventa, otorgada ante el Notario Público, el 28 de mayo de 2014,
advirtiéndose que esta ha cumplido con las exigencias de forma del artículo 169 del Código
de Procedimiento Civil; de lo que se advierte que en esta escritura se han cumplido los
requisitos esenciales de un instrumento público, pese a ello, la jueza a­quo, declara con lugar
la demanda y la nulidad absoluta de dicha escritura pública. Por lo que, interpuso su recurso
de apelación, al cual, el accionante no se adhiere, asume conocimiento el ad­quem, que en su
ratio decidendi, acepta la apelación y revoca la sentencia subida en grado, declarando sin
lugar la demanda, considerando que el proceso no adolece de nulidad, que el actor no se
adhiere a la apelación, por lo al no pedirse prueba en segunda instancia, se resuelve la causa
en mérito de lo actuado, se valora pruebas aplicando en conjunto conforme la sana crítica, se
aplica de forma debida la normativa, por lo que considera que se debe desestimar la casación.
III CONSIDERANDOS

6.­ La Ley del tiempo rige el acto (pro témpore regit actum): Los hechos del problema
jurídico demandado que estructuran este proceso, han sido demandados con anterioridad al 22
de mayo de 2015, fecha a partir de la cual entró en rigor el Código Orgánico General de
Procesos. Por lo que, al iniciar con esa temporalidad la acción civil, atendiendo a la Primera
Disposición Transitoria del Código Orgánico General de Procesos, que dispone que los
procesos que se encuentren en trámite a la fecha de vigencia de este Código, continuarán
sustanciándose hasta su conclusión conforme la normativa vigente al momento de su inicio;
por lo que, se aplican normas distinguiendo tiempos para concordar las leyes (distingue
témpora et concordabis jura), en concordancia con las vigentes – en lo aplicable prima in
tempore prima in iure (primero en tiempo, primero en derecho), cumpliendo así el principio
de temporalidad. Por ende, al caso sub judice, le son aplicables las disposiciones de los
cuerpos jurídicos, que acorde al espíritu de la norma, le sean asimilables en virtud de la
temporalidad de lo demandado.
7.­ Jurisdicción y Competencia: Según el artículo 76 numerales 1, 3, 7 letra k; artículos 167,
172, 178.1 y 184 numeral 1 de la Constitución de la República; artículo 7, en concordancia
con los artículos 141, 183 numeral 4, 184, 190 numeral 1 del Código Orgánico de la Función
Judicial; por mandato del artículo 1 de la Ley de Casación, y por efectos de la Resolución 03­
2021 de la Corte Nacional de Justicia; los suscritos Magistrados de esta Sala Especializada de
lo Civil y Mercantil de la Corte Nacional de Justicia, poseen jurisdicción y competencia para
conocer las impugnaciones casacionales, ventilarlas y decidir en razón de la materia, tiempo,
lugar, grado y personas (in rationae, materiae, témporis, loci, gradus y personae).
8.­ Validez procesal: El artículo 76 de la Constitución de la República, impone la obligación
de asegurar el debido proceso, que se concreta en respetar, observar y aplicar los principios,
derechos y garantías constitucionales, entre las que se encuentra el derecho a la defensa, que
comporta, no ser privado de tal ejercicio, en ninguna etapa o grado del proceso. Del mismo
modo, en atención a lo dispuesto en los numerales 1 y 2 del artículo 130 del Código Orgánico
de la Función Judicial; es facultad jurisdiccional esencial, cuidar que se respeten los derechos
y garantías de las partes, lo cual, del estudio de las tablas procesales en el ámbito casacional,
no se observa trasgresión de tales derechos y garantías, ni violado solemnidad sustancial o
existencia de nulidad a declarar; el trámite es válido, están cumplidos los principios rectores
de derechos y garantías constitucionales y de estándares internacionales de Derechos
Humanos y Administración de Justicia, por lo que se declara su validez.
DELIMITACIÓN DEL JUICIO DE LEGALIDAD DE LA SENTENCIA
(Delimitación del Recurso de Casación)
9.­ Función del Recurso de Casación: La casación, desde su función sistémica, su misión
principal, está en vigilar, la aplicación de la ley, con un rol nomofiláctico; es decir, la de
aplicar la ley y protegerla, para erigir la vigencia del circuito armónico de la norma y los
derechos; lo cual implica, que los fines de la casación, se encaminan a revisar que la ley
dictada por el soberano, se respete en la sentencia, ya que el recurso de casación no tiene
destino particular aplicable a hechos del caso en concreto de forma exclusiva; sino, que tiene
el carácter de extraordinario, por su esencia limitada en sus propias causales; así pues,
esquemáticamente, la casación, se alinea en un control de precedentes, la vigilancia de la
correcta aplicación de la ley, por una vía de unificación de criterios, el examen de la
observancia de la ley sustantiva, según la naturaleza de cada causal de casación.
10.­ Contenido de las causales invocadas, admitidas en fase previa de admisibilidad:
Como quedó establecido, en el párrafo 3 de esta sentencia, en concreto las causales invocadas
y admitidas para vía casacional, son la primera, segunda, tercera y la quinta del artículo 3, de
la Ley de Casación, cuyo contenido es:
“1ra. Aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación de normas de
derecho, incluyendo los precedentes jurisprudenciales obligatorios, en la sentencia o auto,
que hayan sido determinantes de su parte dispositiva;
2da. Aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación de normas procesales,
cuando hayan viciado el proceso de nulidad insanable o provocado indefensión, siempre que
hubieren influido en la decisión de la causa y que la respectiva nulidad no hubiere quedado
convalidada legalmente;

3ra. Aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación de los preceptos


jurídicos aplicables a la valoración de la prueba, siempre que hayan conducido a una
equivocada aplicación o a la no aplicación de normas de derecho en la sentencia o auto; (…)
5ta. Cuando la sentencia o auto no contuvieren los requisitos exigidos por la Ley o en su
parte dispositiva se adoptan decisiones contradictorias o incompatibles”
10.1.­ La causal primera de casación, es relativa a los errores in iudicando, se produce por
violación directa normas de derecho sustantivo o de los precedentes jurisprudenciales
obligatorios, ya sea por aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación,
doctrinariamente se ha llamado a esta causal como vicio de juzgamiento. La falta de
aplicación, indebida aplicación o errónea interpretación responden a conceptos propios de
infracción disimiles entre sí, de allí la necesidad de diferenciarlos al formular el cargo,
radicando la aplicación indebida en un yerro de selección de norma, en la cual el juzgador
elige una norma no aplicable para la solución del problema jurídico, dejando de esta manera
de aplicar la acertada para solucionar la cuestión; la falta de aplicación, en lo esencial es un
vicio donde el juzgador omite la selección y aplicación de la norma jurídica encaminada a
solucionar el problema jurídico; por último, la errónea interpretación es un yerro, en el cual,
si bien el juzgador selecciona la norma adecuada para la solución del problema jurídico, se
aleja del espíritu de su esencia dándole un sentido y significación distinta a la que se
encuentra destinada la norma para dar la solución al conflicto jurídico.
10.2.­ La causal segunda, vigila la validez del proceso ante la posible vulneración de
solemnidades sustanciales y del debido proceso, cuya inobservancia lo invalida e inutiliza la
emisión de la sentencia. Para su procedencia, el error procesal debe ser de tal magnitud que
influya en la decisión de la causa no habiendo quedado convalidada legalmente1.
En cuanto a los vicios de esta causal ― indebida aplicaci ón, falta de aplicación o errónea
interpretación― responden a conceptos propios de infracci ón disimiles entre sí, de allí la
necesidad de diferenciarlos al formular el cargo, radicando la aplicación indebida en un yerro
de selección de norma, en la cual el juzgador elige una norma no aplicable para la solución
del problema jurídico, dejando de esta manera de aplicar la acertada para solucionar la
cuestión; por su parte la falta de aplicación, en lo esencial es un vicio donde el juzgador omite
la selección y aplicación de la norma jurídica encaminada a solucionar el problema jurídico;
por último, la errónea interpretación es un yerro, donde si bien el juzgador selecciona la
norma adecuada para la solución del problema jurídico, se aleja del espíritu de su esencia
dándole un sentido y significación distinta a la que se encuentra destinada la norma para dar
la solución al conflicto jurídico.
11.3.­ Por su parte, la causal tercera se produce por violación directa de las normas procesales
que regulan la valoración de los instrumentos probatorios y por tal vulnera de manera
indirecta normas sustanciales, normas que deben indicarse en la formulación del cargo;
concomitantemente con la determinación del medio de prueba en que se produjo la infracción
y la explicación razonada del nexo de causalidad entre ambas infracciones.
10.2.­ La causal quinta, atiende a vicios in procedendo, y regula a supuestos diferenciados: (i)
La falta de requisitos de forma y de fondo en la sentencia previstos en la ley; (ii) La adopción
de decisiones contradictorias o incompatibles en su parte dispositiva que hagan inejecutable
la resolución recurrida; y, (iii) La ausencia de motivación en la resolución (aun cuando la
motivación constituye requisito de todo fallo, por tanto, es deber del recurrente especificar la
forma del vicio, cuándo se produjo, y en el caso de la falta de motivación, por qué la
sentencia falla al formar el silogismo, por qué sus premisas no se corresponden con su

1 “Cuando se base en la segunda causal, el recurrente debe señalar lo siguiente: a) la norma o


normas procesales que se estiman infringidas; b) uno de los tres modos de infracción - igual que en
la primera causal de aplicación indebida o falta de aplicación o errónea interpretación- c) la forma
como el proceso ha sido viciado de nulidad insanable por la infracción acusada; d) el por qué se ha
provocado la indefensión si así fuera; e) la forma como la nulidad insanable o la indefensión ha
influido en la decisión de la causa; y f) la razón por la cual la nulidad (no) ha quedado legalmente
convalidada; porque en los casos de falta de aplicación y de aplicación indebida, deben indicarse
todas las normas que se estimen violadas”. (Manuel Tama, El recurso de Casación en la
Jurisprudencia Nacional, Edilex. Editores- Lima mayo-2011 Pág. 187)
conclusión o, por qué no existe un correcto ejercicio de subsunción de los hechos al derecho
aplicable a la causa.
V. JUICIO DE LEGALIDAD DE LA SENTENCIA

11.­ La acusación se constriñe en que dentro del fallo acusado, se hace constar que solo uno de los
demandados apeló sin que existencia adhesión de la contraparte, pese a haberse adherido; ello, le
generaría indefensión y lo limitaría incluso para invocar casación; que en el fallo se afirma que es
obligación del actor probar los hechos propuestos afirmativamente; aquello lo habría hecho ante el a­
quo, al reproducir la Partida de defunción del poderdante, la escritura de compraventa donde se usa tal
poder y el Certificado del Registro de la Propiedad; denotándose que el poderdante fallece el 2 de
febrero de 2014, antes del 23 de mayo de ese año, en que se celebra la escritura cuya nulidad se
demanda, donde la vendedora, abusa de ese poder, sin que el Notario pida la certificación de su
vigencia, atentándose así al patrimonio del hoy recurrente, que acorde al artículo 1699 del Código
Civil, debe declararse la nulidad, pues el poder termina con la muerte del otorgante. Los demandados,
comparecieron, señalaron domicilio judicial y designaron defensor sin excepcionarse, ni asistir a la
audiencia, ni pedir prueba alguna; más solo el Notario apela, alegando la falsedad de instrumento
público, cuando lo demandado es la nulidad absoluta de escritura pública, implicando la nulidad del
acto, por carencia de los presupuestos legales, pues para que alguien se obligue, éste debe ser capaz,
consentir el acto o declaración sin adolecer de vicio, persiguiendo un objeto y causa lícita. La
demandada que actúa como mandataria, al 23 de mayo de 2014, celebrando la escritura de
compraventa, carecía de tal capacidad, por haber fallecido su mandante, siendo entonces inexistente el
consentimiento de ese acto, ya que con la muerte desaparece la capacidad legal y adolecería de vicio,
al ser ilícito el consentimiento, como su objeto; si hubiese tenido capacidad para decidir sobre una
causa y objeto lícito, resulta imposible demostrarlo, denotando la falta de valor del acto escriturario,
que si bien el ad­quem, anota la diferencia entre contrato y escritura pública, el artículo 26 de la Ley
Notarial, estatuye que escritura pública, es el documento matriz que contiene los actos y contratos o
negocio jurídico otorgados ante Notario, quien los autoriza e incorpora al protocolo; si la escritura
fuese válida, el acto resulta nulo y debe así declararse conforme al artículo 2461 del Código Civil, al
incumplirse los presupuestos legales, siendo suplible cualquier omisión en derecho por efecto del
artículo 280 del Código de Procedimiento Civil.

12.­ Problema jurídico a resolver: De la abstracción realizada, surge la siguiente interrogante ¿Será
válida la compraventa realizada después del fallecimiento del mandante?; se resolverá la interrogante
planteada, en los siguientes párrafos:

¿Será válida la compraventa realizada después del fallecimiento del mandante?


13.­ Sobre el contrato de compraventa: A la luz del artículo 1732 del Código Civil, “…es un
contrato en que una de las partes se obliga a dar una cosa, y la otra a pagarla en dinero. El que
contrae la obligación de dar la cosa se llama vendedor, y el que contrae la de pagar el dinero,
comprador. El dinero que el comprador se obliga a dar por la cosa vendida se llama precio”. Es una
convención afianzada en la voluntad de los contratantes como expresión libre de su consentimiento –
esto implica – un factor básico, concerniente a la existencia de los contratantes para que vierta esa
libertad de manifestación de su voluntad; aspecto por el cual, sólo gracias a esa conciencia lograda por
el conocer de las personas, es que el acto contractual asume una fuerza de valor obligatorio para
materializar el intercambio entre las partes (cosa por precio); sólo así y con el conocimiento del acto
hay libre voluntad en el consentir; por ello es que la existencia marca un presupuesto primordial para
la manifestación de voluntad entre vivos – con lo cual – la compraventa adquiere la relevancia de
pacto principal y fuerza auto suficiente, sin requerir de otro instrumento para efectivizar el
intercambio y revelar un sentido contra – prestacional, equivalente y bilateral, para obligar
recíprocamente a los pactantes. Tres requisitos integran a esta clase de contratos 2; el primer requisito
de carácter personal, se constituye por las partes: vendedor y comprador (cuya existencia ha de ser
conocida), quienes deben ser existentes y por ende con plena capacidad, cualidad no solo dada por la
facultad absoluta o relativa para consentir 3 que de manera general es indispensable en todo contrato,
con las excepciones dadas en la ley; siendo por excelencia un acto entre vivos. El segundo
presupuesto es formal; se avizora en las solemnidades que dotan de validez al contrato; así, en bienes
raíces, para ser perfecta la compraventa, requiere de escritura pública debidamente inscrita (artículo
1740 ibid.). El tercer elemento es el real, que atiende al bien que se enajena y al precio que se paga; la
enajenación pretendida en relación a la cosa, no debe ser prohibida por la ley (artículo 1749 ibid.);
siendo un contrato oneroso, la contraprestación debe ser verdadera, por lo general en dinero, que
represente al precio fijado por los contratantes (artículo 1747 ibid.), suma que debe equivaler al valor
de lo que se adquiere. En el caso in examine, el inamovible cuadro fáctico de la sentencia acusada se
tiene que el propio texto conclusivo del apartado 6.4 del fallo consta que: “…el accionante expresa
que el señor… falleció el 2 de febrero de 2014, que la compraventa se dio el 28 de mayo de 2014, y
que al haber fallecido éste en dicha fecha qued[ó] invalidado un poder especial que en vida había
otorgado a la Sra.… siendo nula dicha escritura de compraventa, de lo que se colige que el
accionante no distingue que una cosa es la nulidad del instrumento llamado escritura pública
(continente); y, otra muy distinta es, la nulidad del contrato (contenido); a la primera, debe
ampararse en la normas precisadas en la Ley Notarial y en el Código de Procedimiento Civil; y, para

2 Grisel Galiano Maritan, Los contratos en el Código Civil de Ecuador, Editorial Reus, Madrid.
3 El Código Civil en su artículo 1463 establece que son absolutamente incapaces los dementes, los impúberes y
la persona sorda (sic) que no pueda darse a entender de manera verbal, por escrito o por lengua de señas. Sus
actos no surten ni aún obligaciones naturales, y no admiten caución. Son también incapaces los menores adultos,
los que se hallan en interdicción de administrar sus bienes, y las personas jurídicas
la segunda, o sea, para la nulidad del contrato, en las normas determinadas en el Código Civil;
luego, el temperamento y naturaleza entre una y otra, o si se quiere, entre el continente (escritura
pública) y el contenido (contrato de compraventa), son disimiles, antagónicas, así, la primera, se
refiere a las formas del instrumento; mientras que la segunda, al fondo mismo de la relación
sustantiva habida entre vendedor y comprador; más, no pueden postularse de forma conjunta, o al
mismo tiempo, la nulidad de la escritura y la nulidad del contrato que ella contiene, debe hacérsela
en subsidio, pues, puede resultar que la escritura contenga la formas señaladas en la ley, no así el
contrato…”. En definitiva se tiene que por medio de una demanda de nulidad, se ha puesto en
conocimiento del sistema judicial que se ha celebrado una compraventa por medio de un poder
especial, conferido con anterioridad y que a la fecha de celebración de la compraventa el poderdante
habría estado fallecido.

14.­ Sobre la disposición de bienes del fallecido: A virtud del artículo 64 del Código Civil, “La
persona termina con la muerte”, a partir de este evento se activa una serie estructurada de
instituciones jurídicas; así el artículo 997 del Código en uso, señala que: “La sucesión en los bienes de
una persona se abre al momento de su muerte…”; y, se sucede a una persona difunta a título universal
o singular, en los términos del artículo 993 del Código invocado (causante es el que ha muerto y
heredero es el que sucede a la persona fallecida). Se puede sintetizar diciéndose que existen tres tipos
de sucesiones: la voluntaria, la forzosa y la legal “…la voluntaria se produce cuando es la voluntad
del causante [como en el caso del testamento]… la legal tiene lugar… cuando la voluntad del
causante no ha determinado en absoluto cual será el destino, a su muerte, de las relaciones
patrimoniales de las que es titular, o tal determinación ha resultado nula [o también cuando la
voluntad no ha sido por la totalidad de sus bienes]… La sucesión… forzosa es un fenómeno que
puede coexistir con cualquiera de las dos anteriores, en función de que existen legitimarios o
herederos forzosos, cualidad que puede concurrir en los propios herederos testamentarios o
legales…”.4 En definitiva, producida la muerte de una persona, “…su patrimonio queda sin titular, es
decir, se opera la vacancia. Su patrimonio ya no le pertenece porque sería absurdo considerar que
sea titular de un derecho quien ya no es persona…”5 y es allí, en que la herencia se reputa abierta,
desde el momento de producirse el óbito del causante, siendo el momento desde el que se encuentra
presta a ser deferida, en la medida en que alguien puede hacer suya la sucesión, por un llamamiento a
su favor que realiza la ley. Las disposiciones de voluntad que trascienden luego de la muerte se
regulan en las instituciones que abrigan las disposiciones del libro Tercero del Código Civil, de tal
suerte que las únicas disposiciones de voluntad que trascienden la muerte quedan aseguradas por

4 Bercovitz, Rodrigo, “Comentarios al Código Civil”, Tomo V, Pág. 6666, Editorial Tirant Lo Blanch,
Valencia – España, 2013
5 Guillermo Bossano “Manual de Derecho Sucesorio”, Editorial Universitaria, Pág. 49, Editorial
universitaria, Quito – Ecuador.
mandato de la ley; y dentro de esas instituciones, no se encuentra el mandato o el poder general, el
cual, a falta de voluntad del poder dante de darlo por terminado, termina con la muerte del poderdante,
causando la fungibilidad de la voluntad; en el presente caso, se tiene que en vida el poderdante ha
conferido un poder a favor de una tercera persona con el cual entre otras cuestiones podía a su nombre
vender sus bienes; más la mandante al tiempo en que el poderdante se encontraba fallecido, haciendo
uso de ese poder, ha dispuesto enajenando sus bienes y la nulidad de esa escritura pública de
compraventa, es lo que se ha demandado.

15.­ Sobre la nulidad: En términos amplios significa “Falto de valor y fuerza para obligar o tener
efecto, por ser contrario a las leyes, o por carecer de las solemnidades que se requieren en la
sustancia o en el modo.”, así lo define la Real Academia de la Lengua Española. Desde la perspectiva
jurídica, hay varios tipos de nulidades y ópticas desde las que se la enfoca, por ejemplo: a) nulidades
constitucionales como la prevista en el artículo 76.7.l, de la Constitución (falta de motivación), b)
nulidades procesales, cuando se falta a alguna solemnidad sustancial o se incurre en algún vicio
procedimental; y, c) nulidades de los negocios jurídicos, que pueden incoarse tanto como acción o
excepción y dentro de estas, se encuentran las nulidades absolutas y relativas. Para comprender este
último tópico (ya que el pleito in examine, está orientado a la nulidad de un acto jurídico), recurriendo
a la teoría de la nulidad de los contratos, se tiene que “La nulidad y anulabilidad son las categorías
típicas de la invalidez del negocio jurídico, expresivas de los que se ha denominado “ineficacia
estructural”, por cuanto su ineficacia deriva de defectos, vicios en la formación o celebración del
negocio (imperfección inicial), en contraposición con la llamada ineficacia funcional, que supone un
negocio regularmente formado que contribuye a obtener un resultado contrario a Derecho”6. Esto por
cuanto la nulidad y la anulabilidad aplicables a contratos y escrituras públicas de compraventa de
inmuebles son los conceptos que más suelen confundirse en el derecho civil al ser usados con
considerable imprecisión. La nulidad, surge cuando la convención se celebra violando una prohibición
legal siendo entonces la sanción de pleno derecho. Es relevante destacar que la nulidad, radical o de
pleno derecho, es la imperfección del contrato que le impide producir efectos que le son propios,
como suscita en el caso sub judice, al haberse celebrado el acto jurídico sin las solemnidades previstas
para el caso de disposición de bienes de personas fallecidas. Visto el artículo 1698, inciso primero del
Código Civil, que dice: “La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida
por la omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos
o contratos, en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que
los ejecutan o acuerdan, son nulidades absolutas”; esta absolutez, es radical y de pleno derecho dicha
nulidad. En la especie, se tiene que en el segundo apartado 6.4, del fallo acusado, reza: “…es

6 Beltrán, Carmen, “La nulidad de los contratos”, Editorial Tirant Lo Blanch, Valencia España, 2009,
pág. 21
necesario determinar cuál es la pretensión… de la demanda, y… de ésta se observa que dice… (…)
Solicito… que DECLARE LA NULIDAD ABSOLUTA DE LA ESCRITURA DE COMPRAVENTA de…
28 de mayo de 2014, por haberse utilizado un Poder Especial sin valor alguno por parte de la
apoderada… poder que NULITA LA ESCRITURA DE COMPRAVENTA…”… se advierte sin
esfuerzo… que la pretensión del accionante es la declaratoria de nulidad absoluta de la escritura
pública; sin embargo, en los fundamentos de hecho de la demanda… expresa que el señor Olmedo
Bodero… falleció el 2 de febrero de 2014, que la compraventa se dio el 28 de mayo de 2014, y que al
haber fallecido éste en dicha fecha qued[ó] invalidado un poder especial que en vida había otorgado
a la Sra. Martha… Gallo… siendo nula dicha escritura de compraventa, de lo que se colige que el
accionante no distingue que una cosa es la nulidad del instrumento llamado escritura pública
(continente); y, otra muy distinta es, la nulidad del contrato (contenido)…”. De esto se tiene que
conforme al artículo 1699 del Código Civil, indistintamente de lo que se haya o no demandado, “La
nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el juez, aún sin petición de parte, cuando aparece de
manifiesto en el acto o contrato; puede alegarse por todo el que tenga interés en ello, excepto el que
ha ejecutado el acto o celebrado el contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba; y
no puede sanearse por la ratificación de las partes, ni por un lapso que no pase de quince años”. En
el presente caso, el demandante, no ha ejecutado el contrato de compraventa y al demandar expresa su
interés que tiene sobre la cosa demandada, siendo irrefutable que existe una absoluta ausencia de
consentimiento dado por la inexistencia de la persona, decayendo en causa ilícita.

16.­ Objeto y causa en los contratos.­ En la especie, aparece de manera irremediable como dice el
fallo recurrido que “…el señor Olmedo Bodero… falleció el 2 de febrero de 2014, que la
compraventa se dio el 28 de mayo de 2014, y que al haber fallecido éste en dicha fecha qued[ó]
invalidado un poder especial que en vida había otorgado a la Sra. Martha… Gallo…”, lo cual denota
que existe causa ilícita, en el contrato y que está siendo puesto en conocimiento del juzgador, quien
acorde al artículo 1699 del Código Civil, tal nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el juez,
aún sin petición de parte, al aparecer de manifiesto en el acto o contrato, sin poderse sanear por la
ratificación de las partes, ni por un lapso que no pase de quince años; así que, para un mejor
entendimiento, corresponde dilucidar entre objeto y causa del contrato. Conforme al artículo 1476 del
Código Civil, toda declaración de voluntad debe tener por objeto una o más cosas que se trata de dar,
hacer o no hacer y, según el artículo 1483 no puede haber obligación sin una causa real y lícita, siendo
“causa” la razón que induce al acto o contrato. La doctrina sostiene que la causa “… no es otra cosa
que el motivo determinante de la obligación… Pero las soluciones del derecho positivo representan
una transacción entre las exigencias de la seguridad y las exigencias de la moralidad en la
conclusión del contrato”7, no obstante, por lo variados y diversos que pueden ser los motivos y la
7 Boffi Boggero, Luis M.. 1973. Tratado de las obligaciones. 2. Buenos Aires: Astrea.
imposibilidad de conocerlos la mayor parte de las veces, es conducente buscar en los elementos
materiales del contrato la razón de ser de la obligación. Señala el Código Civil, que hay objeto ilícito
en la enajenación (i) de las cosas que no están en el comercio, (ii) de los derechos o privilegios que no
pueden transferirse a otra persona, (iii) de las cosas embargadas por decreto judicial, a menos que el
juez lo autorice o el acreedor consienta en ello 8, así como también (iv) en las deudas contraídas en
juegos de azar, (v) en la venta de libros cuya circulación está prohibida por autoridad competente, de
láminas, pinturas, estatuas, telecomunicaciones, audiovisuales obscenos, y de impresos condenados
como abusivos de la libertad de opinión y expresión; y, (vi) generalmente, en todo contrato prohibido
por las leyes.9 Mientras que, hay causa ilícita en aquellos actos o contratos prohibidos por ley,
contrarios a las buenas costumbres o al orden público, en este sentido, ejemplifica el artículo 1483
que, cuando se promete dar algo en pago de una deuda que no existe, ese acto carece de causa y, la
promesa de dar algo en recompensa de un delito o de un hecho inmoral, tiene en cambio, causa ilícita.
En ese contexto y para mejor ilustración de que la diferencia entre el objeto y la causa, conviene
recurrir a la Teorías de la causa Final y de la causa Impulsiva, la primera también denominada Teoría
Clásica, mira a la causa como el propósito directo e inmediato por el que los contratantes se obligan, y
que varía dependiendo del tipo de contrato que se celebra 10, por ejemplo en el caso de la compraventa
cuya nulidad se revisa, la causa final es la entrega del inmueble a cambio del precio. Mientras, que
con respecto a la Teoría de la Causa Impulsiva, la causa se debe examinar a través de las razones
subjetivas e intrínsecas que llevaron a los contratantes a celebrar el contrato 11, en el caso, la causa
impulsiva del contrato fue sin duda perjudicar a los herederos del occiso o a los poseedores del bien,
aprovechándose del poder otorgado a la demandada. La distinción entre causa final y causa
impulsiva, sirve para efectuar la disquisición entre objeto y causa lícita, no en vano el artículo 1461
del Código Civil determina como esencialidad de todo acto o declaración de voluntad por un lado que
recaiga sobre un objeto lícito y por otro, que tenga una causa lícita. La exigencia de recaer en objeto
licito es lo que doctrinariamente se conoce como causa final, puesto que el objeto del contrato es la
prestación, esto es, la cosa que se da, el hecho o la abstención a la que alguien se obliga12; mientras
que la causa impulsiva es equivalente a la causa licita, recordemos que la propia norma civil la
concibe como aquel motivo que induce al acto o contrato, es decir aquellos móviles que impulsaron
el contrato y que suelen identificarse fuera de aquel. La ilicitud de la causa supone la concurrencia de

8 Artículo 1480 del Código Civil.


9 Artículo 1482 del Código Civil.
10 Oscar A. Del Brutto, El concepto de Causa del Contrato en el Código Civil de Bello: la experiencia
ecuatoriana, Revista de derecho Iuris Dictio. 2018

11 Ibídem.
12 Vodanovic, A. (1998). Tratado de Derecho Civil. Partes preliminar y general. Santiago: Editorial

Jurídica de Chile.
causa, pero resulta viciada por oponerse a las leyes o a la moral en su conjunto, cualesquiera que sean
los medios empleados para lograr tal finalidad, “elevándose el móvil a la categoría de causa en
sentido jurídico, ya que aquél imprime a la voluntad la dirección finalista ilícita y reprobable del
convenio, descansando a su vez la ilicitud de la causa en la finalidad negocial inmoral o ilegal común
a todas las partes”13. De la explicación ut supra, se tiene, que en el caso el contrato recae sobre objeto
lícito, en vista de que el fin próximo del contrato fue recibir una contraprestación económica a cambio
de un bien lícito, pero carece de causa licita, dado que lo que impulsó o motivó el contrato fue
despojar de la tenencia de otro sobre la cosa a sabiendas de que el poderdante ya se encontraba
muerto.

16.1.­ El artículo 1483 del Código Civil, cuyo texto literal dispone: “No puede haber obligación sin
una causa real y lícita; pero no es necesario expresarla. La pura liberalidad o beneficencia es causa
suficiente. Se entiende por causa el motivo que induce al acto o contrato; y por causa ilícita la
prohibida por ley, o contraria a las buenas costumbres o al orden público…” Al revisar la sentencia
impugnada, se desprende que no se aprecia dentro de la sentencia el sentido natural y obvio,
atendiendo a su espíritu del contrato de compraventa celebrado con un poder cuyo poderdante a esa
fecha ya se encontraba muerto. Por tanto, haciendo un ejercicio lógico, si la norma prevé que la causa
ilícita es aquella contraria a las buenas costumbres, como a la moral, resulta que la conducta de la
demandada Martha Gallo, fue contraria a la moral y buenas costumbres. Amén de esto, la causa de un
contrato es el interés jurídico que induce a las partes a contratar, interés que es distinto e
independiente del motivo utilitario o subjetivo que hayan podido tener en cuenta al momento de
celebrar el contrato, debiendo entenderse por tanto que, “…en los contratos bilaterales la causa para
una de las partes constituye la obligación contraída por la otra.”14 Según el artículo 2067.5 del
Código Civil, el mandato termina con la muerte del mandante; y la causa ilícita recae en el proceder
malicioso de la demandada que, a sabiendas de la muerte de su poderdante, no tuvo reparo en realizar,
la compraventa del bien.

17.­ De la motivación: La motivación al ser una garantía esencial, cuyo objeto es dar a
conocer las razones, factores y causas – premisas fácticas – que dan lugar a la decisión de
determinada autoridad a la cual la justifica, sirviéndose de las premisas normativas en que se
funda. Su desarrollo requiere de argumentos suficientes, claros y adecuados a la decisión, de
manera que sea congruente en sus afirmaciones y negaciones a partir del contraste y
valoración razonable de los hechos, el acervo probatorio y el marco jurídico aplicable a la

13 Sentencia 83/2009, de 19 de febrero de 2009. Tribunal Supremo de España - Sala Primera de lo


Civil.
14 Somarriva U, Manuel. Las obligaciones y los contratos ante la Jurisprudencia. Editorial
Nascimiento. Santiago-Chile. 1939. P. 148
situación controvertida. La importancia de esta garantía va más allá del proceso y las partes,
a quienes les permite entender el motivo de la resolución; la motivación se dirige, además, en
un sentido democrático que permite el control social de los órganos del Estado, es decir que
se constituye en un parámetro de fiscalización; por aquello es que tiene doble función, una de
carácter “endoprocesal” y otra “extraprocesal”15. La obligación de motivar las resoluciones
de los poderes públicos, entre ellos los fallos judiciales, se funda en el artículo 76.7.l de la
Constitución, que ordena: “En todo proceso en el que se determinen derechos y obligaciones
de cualquier orden, se asegurará el derecho al debido proceso que incluirá las siguientes
garantías básicas:(…) l) Las resoluciones de los poderes públicos deberán ser motivadas.
No habrá motivación si en la resolución no se enuncian las normas o principios jurídicos en
que se funda y no se explica la pertinencia de su aplicación a los antecedentes de hecho. Los
actos administrativos, resoluciones o fallos que no se encuentren debidamente motivados se
considerarán nulos. Las servidoras o servidores responsables serán sancionados”; derecho
que se instrumenta con el artículo 130.4 del Código Orgánico de la Función Judicial,
disposición de las que se desprenden obligaciones judiciales mínimas a la hora de motivar: a)
Enunciación de las normas o principios en que se funda; y, b) explicación de la pertinencia
de su aplicación a los antecedentes de hecho. Su omisión o cumplimento parcial genera dos
escenarios cuya consecuencia en ambos casos es en materia casacional su sanción, por medio
de la corrección motivacional como lo establece el artículo 16 de la ley de Casación, así se
tiene que “…1. La insuficiencia de motivación, cuando se incumplen alguno de los criterios
que nacen de la propia Constitución como son la enunciación de las normas y la explicación
de la pertinencia de su aplicación al caso concreto; y 2. La inexistencia de motivación,
siendo esta una ausencia completa de argumentación de la decisión. En tal sentido, la
inexistencia constituye una insuficiencia radical que impide tener un argumento mínimo
necesario para considerar motivada una sentencia”16. La motivación se puede soslayar por
distintas circunstancias,17 que se encuentran relacionadas entre sí, en ese sentido se citan: a)
Inexistencia de motivación o motivación aparente: ausencia de elementos mínimos que
15 Chaumet, Mario, Argumentación, claves aplicables en un derecho complejo, Editorial ASTREA
SRL, Buenos Aires. 2017, Pág. 345

16 Esta Corta Nacional de Justicia, coincide con lo expresado por la Corte Constitucional del
Ecuador. Sentencia N°. 1320-13-EP/20, párr. 39.
17 Guzmán, Leandro, Derecho a una sentencia motivada, Editorial ASTREA SRL, Buenos Aires.
2014, Págs. 150 y 151.
sustenten el fallo; b) Falta de razonamiento Interno y externo: incoherencia conclusiva e
incomprensibilidad narrativa o del lenguaje; c) Motivación Insuficiente: esta circunstancia
media entre la inexistencia y la completa motivación, el estándar argumentativo para ser
suficiente debe dar visos mínimos de que sustenten la apreciación; d) motivación
incongruente: resolución de las pretensiones inobservando los términos de la traba de la litis;
y, e) Deficiencia en el juicio de valor: enunciación de criterios desacertados e injustificados.
17.1.­ El casacionista aduce el vicio motivacional de la sentencia, fruto de la carente
motivación del fallo enervado, en lo que atañe a su verdadero reclamo de nulidad por haberse
otorgado con el uso de un poder que al tiempo de la compraventa, su poderdante ya se
encontraba fallecido, que como se ha estudiado en los párrafos 15, 16 y 16.1 de la presente
sentencia, procrea la nulidad absoluta, que a la luz del artículo 1699 del Código Civil, “La
nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el juez, aún sin petición de parte, cuando
aparece de manifiesto en el acto o contrato; puede alegarse por todo el que tenga interés en
ello, excepto el que ha ejecutado el acto o celebrado el contrato, sabiendo o debiendo saber
el vicio que lo invalidaba; y no puede sanearse por la ratificación de las partes, ni por un
lapso que no pase de quince años”. En la causa in examine, estudiada la sentencia, se
evidencia que: * En el Considerando Primero, se fija la jurisdicción y competencia con la que
actúa el Ad­quem. * Dentro del Considerando Segundo, en lo puntual se declara la validez
procesal; * Prosiguiendo en el Considerando Tercero, se narra los puntos de la demanda
puestos a conocimiento del juzgador indicando en su texto medular lo siguiente: “…El Sr.
Oscar… García… comparece… y manifiesta en… su demanda… y aclaratoria…: a) Que
adjunta un original del certificado de defunción del señor Olmedo Bodero… fallecido el 2 de
febrero de 2014. b) Que acompaña copia certificada de la escritura pública de compraventa
celebrada entre Olmedo Bodero… representado con poder especial otorgado a favor de la
Sra. Martha… Gallo… como vendedor y los Sres. Rosa… Burbano… y Luis… Molina…
como compradores, celebrada ante el… Notario III de Durán, con fecha 28 de mayo de 2014
e inscrita en el Registro de la Propiedad… el 11 de septiembre de 2014. c) Que el Sr.
Olmedo Bodero… fue propietario del inmueble materia de dicha escritura de compraventa
compuesto de… área total de 263.69 m2. d) Que con los documentos que adjunta, demuestra
que dicha escritura pública de compraventa está viciada de nulidad absoluta, ya que el
poder especial que consta en dicha compraventa otorgada por el difunto Olmedo Bodero…
a favor de Martha… Gallo… con fecha 2 de marzo de 2012 ante el Notario XXX de
Guayaquil, dejó de tener sus efectos legales de acuerdo al numeral 5 del Art. 2067 del
Código Civil y al Art. 169 del [CPC]… con tales antecedentes y fundamentado en los Arts.
2067, numeral 5, y 1699 del Código Civil y 179 del [CPC], acude a demandar en juicio
ordinario la nulidad absoluta de escritura pública celebrada entre los demandados…”. * Al
proseguir en el Considerando Cuarto, se reseña que ha comparecido el demandado Dr.
Walter Velasco “…sin proponer excepciones… Además… los demás demandados Martha…
Gallo…, Rosa… Burbano…, Luis… Molina… no han comparecido a pesar de la citación
practicada por la prensa, por lo que ambos casos, la falta de contestación se entiende como
negativa pura y simple de los fundamentos de hecho y de derecho de la demanda… Queda
así trabada la Litis…”; es decir que la traba se encuentra entre la afirmación de la nulidad
requerida y la negativa de la existencia de dicha nulidad. * Luego en el Considerando Quinto,
se narra en el sub apartado 5.1, que “…la sentencia de la jueza a quo… declara con lugar la
demanda, frente a lo cual, el… Notario III de Durán… interpone recurso de apelación,
habiendo fundamentado su recurso, sin que la contraparte se haya adherido y no existiendo
del expediente de segunda instancia que se haya pedido prueba alguna, razón por la cual se
resuelve la causa en mérito a los autos desarrollados en primer nivel…”, es decir para la
revisión de apelación, el juzgador advierte que lo hará en mérito de los autos; luego de esta
afirmación, en el punto 5.2, el Ad­quem, advierte de forma normativa y doctrinaria, un texto
que se constriñe a la obligación del actor probar los hechos propuestos afirmativamente y que
niega el demandado quien también debe probar su negativa o afirmación explícita o implícita
del hecho, el derecho o calidad de lo litigado; radicando así la obligación de las partes de
probar sus afirmaciones alegadas, excepto lo que según la ley se presume; a la luz del
principio dispositivo, debe quien juzgue resolver según lo fijado por las partes como objeto
del proceso y en mérito de las pruebas pedidas, permitidas, ordenadas y actuadas según la
Ley, erigiéndose la tutela judicial efectiva, imparcial y expedita de sus derechos e intereses,
garantía que el juzgador debe darle vigor ante un asunto que llegue a su conocimiento,
resolviendo las pretensiones y excepciones de los litigantes, con el principio de verdad
procesal, por el que se ha de resolver sólo los elementos probatorios aportados por las partes;
acota que, la carga de la prueba no supone ningún derecho del adversario, es un imperativo
del propio interés del litigante; es una circunstancia de riesgo consistente en que quien no
prueba los hechos que ha de probar, pierde el pleito, puede quitarse esa carga, acreditando la
verdad de los hechos que la ley señala, sin crearse un derecho del adversario; valoración de la
prueba debe apreciarse en conjunto, según las reglas de la sana crítica, entendida como la
aplicación de las reglas del leal saber y entender con la valoración de la lógica y experiencia
del juzgador; operación intelectual del juez, destinada a la correcta apreciación del resultado
de las pruebas judiciales, hacha con sinceridad y buena fe, por la lógica interpretativa y el
común sentir, al combinar criterios lógicos y de experiencia aplicados por el juzgador; siendo
un método de apreciación de la prueba, donde el juez la valora según la lógica, las máximas
de la experiencia y los conocimientos que científicamente la afianzan, integrados por una
parte con los principios fundamentales del intelecto humano, pilares de todo conocimiento
racional e instrumento de certeza, en el camino hacia la verdad lógica y ontológica, más las
reglas empíricas de la máxima de experiencias. * Luego de esto, en el Considerando Sexto,
se desarrollan las conclusiones fácticas en seis sub apartados, así en el punto 6.1, consta que
al revisar “…los fundamentos de hecho de la demanda y su pretensión, se puede colegir que
el accionante persigue la nulidad absoluta de la escritura pública de compraventa celebrada
por los señores Olmedo Bodero… representado con poder especial a favor de la Sra.
Martha… Gallo… como vendedor y los Sres. Rosa… Burbano… y Luis… Molina… como
compradores, celebrada ante el… Notario III de Durán, [el] 28 de mayo de 2014 e inscrita
en el Registro de la Propiedad… el 11 de septiembre de 2014 que ha acompañado el actor a
su demanda… con relación a la venta del inmueble detallado en el considerando tercero del
presente fallo, siendo… la única pretensión… en el libelo inicial y en su escrito aclaratorio
de… demanda…”. Después en el punto 6.2, se afirma que “…El recurrente, demandado
Notario III de Durán, en la fundamentación de su recurso… señala que el accionante ha
demandado la nulidad absoluta de la escritura pública invocando normas del Código Civil,
es decir… normas relativas a la nulidad del acto o contrato. Que no se ha aplicado… el Art.
180 del [CPC] pidiendo la nulidad del proceso por violación del trámite, debiendo este
Tribunal iniciar su análisis respecto a los cargos señalados en su recurso y la demanda
propuesta…”; es decir que se marca el límite de estudio en dos cuestiones, por un lado lo
alegado en el recurso de apelación (nulidad procesal) y lo demandando (nulidad radical).
Luego, en el apartado 6.3, aparece que se indica que sobre “…la nulidad por violación del
trámite… en el considerando segundo se ha determinado que no existe nulidad que
declarar… la pretensión persigue la nulidad de la escritura pública más no la falsedad del
mismo, por… tanto, no cabe la aplicación de dicha norma procesal. El hecho de que el
accionante haya alegado dicha norma, los jueces debemos suplir las omisiones de las partes
que hagan respecto de determinada norma de derecho; por tanto, no cabe nulidad procesal
por violación del trámite conforme se ha alegado…”; por lo tanto el ad­quem deja fincado
que al juzgador le compete suplir la omisión de derecho. De allí existen dos apartados donde
se reitera el numeral 6.4; en el primer apartado, reza el presupuesto del artículo 273 del
Código de Procedimiento Civil, atinente a que la sentencia debe decidir únicamente los
puntos sobre que se trabó la litis y los incidentes originados durante el juicio, que hubieren
podido reservarse, sin causar gravamen a las partes, para resolverlos allí, atendiendo así al
principio de congruencia que obliga al juzgador en su sentencia a resolver las pretensiones
deducidas oportunamente; en el apartado 6.4 que se reitera en la sentencia estudiada, se
reseña que se apunta la pretensión del demandante que advierte el defecto de que el señor
Olmedo Bodero falleció el 2 de febrero de 2014, que la compraventa se dio el 28 de mayo de
2014, y que al haber fallecido éste en dicha fecha quedó invalidado un poder especial que en
vida había otorgado a la demandada Martha Gallo; de allí, especifica que el demandante ha
confundido entre lo que es la nulidad de la escritura pública y la nulidad del acto o contrato,
soportándose en una ilación de fallos, atinentes a esta distinción. Por último en el apartado
6.6, se concluye que “…el accionante… dirige su pretensión claramente a la nulidad de la
escritura pública siendo esa la delimitación en que el proceso debe seguirse, sustanciarse y
resolverse toda vez que no se observa… reforma alguna de su pretensión, sino que más
bien… reafirma en su escrito aclaratorio, ni tampoco de los fundamentos de hecho de su
demanda donde dan cuenta de la nulidad del acto jurídico de compraventa realizado por los
demandados, al cual inclusive se ha dejado expresado que adolece de nulidad absoluta. En
este punto, los jueces no podemos suplir, enmendar o corregir los errores que las partes
incurran al elaborar… la demanda debiendo haber conexión directa entre los fundamentos
de hecho y la pretensión… de los antecedentes de hecho se narran posibles hechos
efectuados en el acto de la compraventa y, en la pretensión se exige en cambio, la nulidad de
la escritura pública no habiéndose indicado peor aún probado que el instrumento público
del cual su nulidad se requiere incumpla con las disposiciones que prevé tanto la Ley
Notarial, Código Civil y Código de Procedimiento Civil. Los jueces estamos en la obligación
de suplir las omisiones de derecho que las partes puedan incurrir al acceder al órgano
jurisdiccional pero estamos prohibidos de suplir los antecedentes fácticos propositivos y la
pretensión de la demanda, no siendo necesario otro análisis de fondo…”. * En el
Considerando Séptimo, se resuelve “…aceptar el recurso de apelación, revocar la sentencia
subida en grado y, consecuentemente, emitir sentencia desestimatoria declarando sin lugar
la demanda de nulidad de escritura pública…”.
18.­ Aspectos con déficit motivacional de la sentencia: Dentro del Considerando Tercero y
Cuarto se coloca la traba de la litis, indicando que el demandante adjunta y expone: “…a) …
un original del certificado de defunción del señor Olmedo Bodero… fallecido el 2 de febrero
de 2014. b) …copia certificada de la escritura… de compraventa celebrada entre Olmedo
Bodero… representado con poder especial otorgado a favor de la Sra. Martha… Gallo…
como vendedor y los Sres. Rosa… Burbano… y Luis… Molina… como compradores,
celebrada ante el… Notario III de Durán, [el] 28 de mayo de 2014 e inscrita en el Registro
de la Propiedad… el 11 de septiembre de 2014. c) Que el Sr. Olmedo Bodero… fue
propietario del inmueble materia de dicha escritura de compraventa compuesto de… área
total de 263.69 m2. d) …con los documentos que adjunta, demuestra que dicha escritura
pública de compraventa está viciada de nulidad absoluta, ya que el poder especial que
consta en dicha compraventa otorgada por el difunto Olmedo Bodero… a favor de Martha…
Gallo… con fecha 2 de marzo de 2012 ante el Notario XXX de Guayaquil, dejó de tener sus
efectos legales de acuerdo al numeral 5 del Art. 2067 del Código Civil y al Art. 169 del
[CPC]… con tales antecedentes y fundamentado en los Arts. 2067, numeral 5, y 1699 del
Código Civil y 179 del [CPC], acude a demandar en juicio ordinario la nulidad absoluta de
escritura pública celebrada entre los demandados…”; y por la falta de excepciones y
contestación a la demanda, se sacramentó la “…negativa pura y simple de los fundamentos
de hecho y de derecho de la demanda… Queda así trabada la Litis…”; luego en el
Considerando Quinto, apartado 5.1, el juzgador declara que “…resuelve la causa en mérito a
los autos desarrollados en primer nivel…”; para el punto 5.2, enfatizarse la obligación del
actor de probar los hechos propuestos afirmativamente y que niega el demandado quien
también debe probar su negativa o afirmación explícita o implícita del hecho, el derecho o
calidad de lo litigado, indicando que la carga probatoria no supone algún derecho del
adversario, es un imperativo del propio interés del litigante y que tal acreditación de la
verdad de los hechos señalada en la ley señala, no crea un derecho del adversario – con esto –
en el punto 6.1, se reitera que “…los fundamentos de hecho de la demanda y su pretensión…
el accionante persigue la nulidad absoluta de la escritura pública de compraventa celebrada
por los señores Olmedo Bodero… representado con poder especial a favor de la Sra.
Martha… Gallo… como vendedor y los Sres. Rosa… Burbano… y Luis… Molina… como
compradores, celebrada ante el… Notario III de Durán, [el] 28 de mayo de 2014 e inscrita
en el Registro de la Propiedad… el 11 de septiembre de 2014 que ha acompañado el actor a
su demanda… con relación a la venta del inmueble detallado…”, dejando sin anotar que el 2
de febrero de 2014, el poderdante ha fallecido; de allí en el punto 6.2, el Notario apelante,
alega que “…el accionante ha demandado la nulidad absoluta de la escritura pública
invocando normas del Código Civil, es decir… relativas a la nulidad del acto o contrato.
Que no se ha aplicado… el Art. 180 del [CPC] pidiendo la nulidad del proceso por
violación del trámite, debiendo este Tribunal iniciar su análisis respecto a los cargos
señalados en su recurso y la demanda propuesta…”; entonces la apelación se enfocó en una
nulidad procesal por presunta violación de trámite obviando el fondo, como lo anota el ad­
quem, en el punto 6.3, indicando que: “…no existe nulidad que declarar… la pretensión
persigue la nulidad de la escritura pública más no la falsedad del mismo… no cabe la
aplicación de dicha norma procesal. El hecho de que el accionante haya alegado dicha
norma, los jueces debemos suplir las omisiones de las partes que hagan respecto de
determinada norma… por tanto, no cabe nulidad procesal por violación del trámite…”; es
decir deja el ad­quem fincado que al juzgador le compete suplir la omisión de derecho; de allí
que en el primer sub apartado 6.4, es pertinente la invocación del artículo 273 del Código de
Procedimiento Civil, que dispone: “La sentencia deberá decidir únicamente los puntos sobre
que se trabó la litis y los incidentes que, originados durante el juicio, hubieren podido
reservarse, sin causar gravamen a las partes, para resolverlos en ella”, lo debe concordar
con el artículo 274 del cuerpo legal invocado, que dispone: “En las sentencias y… autos se
decidirán con claridad los puntos… materia de la resolución, fundándose en la ley y en los
méritos del proceso; a falta de ley, en precedentes jurisprudenciales obligatorios, y en los
principios de justicia universal”, siendo acorde al principio de congruencia, obligación del
juzgador resolver las pretensiones y lo que la ley le ordene al juzgador disponer, es así que
atendiendo la congruencia es que el artículo 1699 del Código Civil invocado por el
demandante en su demanda, cuyo texto reza: “La nulidad absoluta puede y debe ser
declarada por el juez, aún sin petición de parte, cuando aparece de manifiesto en el acto o
contrato; puede alegarse por todo el que tenga interés en ello, excepto el que ha ejecutado el
acto o celebrado el contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba; y no
puede sanearse por la ratificación de las partes, ni por un lapso que no pase de quince
años”; por lo que ante una nulidad evidente aún y sin petición de parte el juzgador debe de
declararla, sin que pueda sanearse ni por el transcurso del tiempo. Pese a ello, en el segundo
apartado 6.4 del fallo acusado, se apunta parte de la pretensión del demandante donde éste
advierte el defecto de que el señor Olmedo Bodero falleció el 2 de febrero de 2014 y la
compraventa es del 28 de mayo de 2014, por lo que al estar fallecido el poderdante el poder
especial carecía de valor jurídico, pero se dedica esta parte del fallo a especificar la confusión
del demandante entre lo que es la nulidad de escritura pública y la nulidad del acto o
contrato, dejando de lado lo ya afirmado en el apartado 6.3, que refiere que “…los jueces
debemos suplir las omisiones de las partes que hagan respecto de determinada norma de
derecho…” y que de forma indistinta se haya o no pedido la nulidad como lo dicta el artículo
1699 del Código Civil; por lo que el contenido del apartado 6.6, resulta limitado y deja de
lado la integralidad normativa al concluir que “…el accionante… dirige su pretensión… a la
nulidad de la escritura pública siendo esa la delimitación en que el proceso debe seguirse,
sustanciarse y resolverse toda vez que no se observa… reforma alguna de su pretensión,
sino que más bien… reafirma en su escrito aclaratorio, ni tampoco de los fundamentos de
hecho de su demanda donde dan cuenta de la nulidad del acto jurídico de compraventa
realizado por los demandados, al cual inclusive se ha dejado expresado que adolece de
nulidad absoluta…”. Pues esta premisa es incompatible con el contenido del mentado
artículo 1699 del Código Civil que ordena que la nulidad absoluta “…puede y debe ser
declarada por el juez…”, más “…aún sin petición de parte…”, siempre y “…cuando
aparece de manifiesto en el acto o contrato…”, pudiendo alegarla “…todo el que tenga
interés en ello…” como sucede en el presente caso, ya que no es quien “…ha ejecutado el
acto o celebrado el contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba…”, sin
que pueda “…sanearse por la ratificación de las partes, ni por un lapso que no pase de
quince años…”, es una facultad dispuesta en la ley, sin que ello implique el juzgador se
encuentre supliendo o enmendando el error del demandante, lo cual es una apreciación
distorsionada del Ad­quem, ya que se está indicando que la nulidad del fondo del asunto
radica por haberse hecho el negocio jurídico con un poder de una persona ya fallecida, aquí
se tiene que se pone en conocimiento del jugador el defecto, por lo que la afirmación del
punto 6.6 del fallo, donde se alude que debió “…haber conexión directa entre los
fundamentos de hecho y la pretensión… de los antecedentes de hecho se narran posibles
hechos efectuados en el acto de la compraventa y, en la pretensión se exige en cambio, la
nulidad de la escritura pública no habiéndose indicado peor aún probado que el instrumento
público del cual su nulidad se requiere incumpla con las disposiciones que prevé tanto la
Ley Notarial, Código Civil y Código de Procedimiento Civil…” aquí se han indicado las
disposiciones del Código Civil y Código de Procedimiento Civil, cuando se establece que se
funda la pretensión en fundamentado en el artículo 2067.5 del Código Civil que dispone: “El
mandato termina: (…) 5. Por la muerte del mandante o del mandatario; (…)”, artículo 1699
del Código Civil, ya referido y artículo 179 del Código de Procedimiento Civil, que establece
que “La nulidad o falsedad manifiesta de un instrumento lo invalida, sin necesidad de
prueba”; por lo que al haber el soporte de la premisa menor consistente en que se usó un
poder especial para vender una propiedad que a la fecha del instrumento ya se encontraba
muerto el poderdante, por lo que como prosigue el apartado 6.6 se afirma que “…Los jueces
estamos en la obligación de suplir las omisiones de derecho que las partes puedan incurrir
al acceder al órgano jurisdiccional pero estamos prohibidos de suplir los antecedentes
fácticos propositivos y la pretensión de la demanda…”; que si bien ello es verdad, el artículo
1699 del Código Civil, determina que al ser manifiesta la nulidad esta debe ser declarada aún
sin petición de parte, debiendo el juzgador suplir cualquier omisión de derecho. Con esta
cuestión, resulta incompatible la parte resolutiva del Considerando Séptimo, donde se
resuelve “…aceptar el recurso de apelación, revocar la sentencia subida en grado y,
consecuentemente, emitir sentencia desestimatoria declarando sin lugar la demanda de
nulidad de escritura pública…”, cuando en el punto 6.2, consta que el único apelante, alega
que “…el accionante ha demandado la nulidad absoluta de la escritura pública invocando
normas del Código Civil, es decir… normas relativas a la nulidad del acto o contrato. Que
no se ha aplicado… el Art. 180 del [CPC] pidiendo la nulidad del proceso por violación del
trámite, debiendo este Tribunal iniciar su análisis respecto a los cargos señalados en su
recurso y la demanda propuesta…”; por ello es que el ad­quem, en el punto 6.3, dice que:
“…no existe nulidad que declarar… la pretensión persigue la nulidad de la escritura
pública más no la falsedad del mismo, por… tanto, no cabe la aplicación de dicha norma
procesal. El hecho de que el accionante haya alegado dicha norma, los jueces debemos
suplir las omisiones de las partes que hagan respecto de determinada norma de derecho;
por tanto, no cabe nulidad procesal por violación del trámite conforme se ha alegado…”; en
consecuencia resulta incompatible que se decida aceptar el recurso de apelación.
19.­ La debida motivación: es una obligación y al mismo tiempo un derecho fundamental,
es un punto esencial del Estado Constitucional de derechos y justicia en el marco de lo social
como pilar fundamental de la democracia; en todo sentido, coadyuva a garantizar la
efectividad interconectada de otros derechos de los justiciables e incluso principios
fundamentales que rigen la actividad jurisdiccional, para controlar que la misma, no sea
arbitraria ni abusiva del poder; o mejor dicho, parafraseando a la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, la debida motivación es un elemento esencial para descartar cualquier
indicio de arbitrariedad en la autoridad, para suministrar las razones que tiene y otorgar
credibilidad a las decisiones en el marco de una sociedad democrática; 18 una sentencia
“debidamente motivada”, debe reunir: “…requisitos mínimos, atendiendo a su naturaleza y
finalidades: a) concreción; b) suficiencia; c) claridad; d) coherencia; y, e) congruencia (…)
la motivación en derecho tendrá que dejar constancia de los criterios seguidos en materia de
interpretación, explicando el porqué de subsumir la acción contemplada en una determinada
previsión legal…”.19 Un fallo es Concreto, suficiente y claro, cuando en lo atinente a lo
sustancial de la causa, a la necesidad de abarcar los hechos y el derecho y que sea
comprensible al auditorio social, es decir, que no sea obscura, lo cual carece el fallo, pues por
un lado refleja el conocimiento de que se ha practicado una compraventa ante Notario
Público utilizando un poder a cuya fecha el poderdante ya se encontraba fallecido, existiendo
obligación jurídica de declarar la nulidad dispuesta en el artículo 1699 del Código Civil, aún
sin petición de parte. En respecto a la coherencia y congruencia, estos presupuestos que no
son sino los principios lógicos que guían el razonamiento correcto, siendo como lo son,
requisitos transversales que afectan a los otros requisitos, la sustentación del Ad­quem, deja
de guiar a lo debidamente derivado o deducido, con la utilización de las máximas de la
correcta utilización de la ley, la experiencia, la psicología y la fuerza del convencimiento,
dejando de resolver lo adecuado en la sentencia; pues la propuesta de apelación era
concerniente a una nulidad procesal, la cual primero la desecha el ad­quem y luego de ello,
acepta la apelación y revoca la sentencia subida en grado, cuando en apartados antes, el
juzgador distrae su centro de obligación al indicar que por una cuestión de forma es que no
acepta lo pretendida, dejando de ser coherente y por ende reluciendo lo incongruente, es
decir, que sus afirmaciones carecen de una correlación armónica adecuada, inequívoca,
dando lugar a dudas sobre las conclusiones a las que llega siendo contradictorias, reflejando
que sus conclusiones son discordantes a los elementos que le dotan del convencimiento,
derivadas de aspectos insuficientes para lograr la subsunción del derecho al hecho. En esa
18 Sentencia de 1 de julio de 2011, caso Chocrón Chocrón vs. Venezuela, párr. 118
19 Corte Constitucional, sentencia No. 035-12-SEP-CC, caso No. 3-0338-10-E
línea, este Tribunal encuentra que procede el cargo por la causal quinta del artículo 3 de la
Ley de Casación por infracción de la garantía de motivación de la sentencia. Corresponde
entonces, a la luz del artículo 16 ibídem, determinar lo que en derecho corresponde, a partir
de las consideraciones expuestas a lo largo de esta resolución:
20.­ Sentencia de mérito: conforme el análisis efectuado, este Tribunal reitera que al
detectarse de manera evidente la falta de alguno de los presupuestos esenciales del acto o
declaración de voluntad, este se invalida de pleno derecho, precautelándose el interés general
sobre el particular, pues el acto solo puede surtir efectos jurídicos cuando es válido y legal,20
de lo contrario, según el artículo 1699 del Código Civil 21, se le quita radicalmente valor
implicando su retroacción e imposibilidad de saneamiento, procediendo la declaración
nulidad absoluta de oficio o a petición de parte.
20.1.­ En el sub judice, de los medios de prueba actuados por las partes procesales, son
hechos probados los siguientes: 1) Que con fecha 2 de marzo del 2012, señor Olmedo Bodero
Bodero, comparece ante notario público para otorgar poder especial a favor de la señora
Martha América Gallo Alarcon, para que a nombre y representación del poderdante, proceda
a vender el inmueble ubicado en las calle Gómez Bendón entre Babahoyo y Lizardo García
en la ciudad de Guayaquil; 2) Que el 2 de febrero del 2014, fallece el poderdante señor
Olmedo Bodero Bodero; 3) Que con fecha 28 de mayo del 2014, comparecen a celebrar
contrato de compraventa del inmueble previamente descrito, por una parte y como
apoderada del vendedor, la señora Martha América Gallo Alarcón y como compradora la
señora Rosa Walkidia Burbano Sánchez. Corroborándose que en efecto a la fecha de la
celebración del contrato objetado, el poderdante había fallecido y por tanto operado la
terminación del mandato del artículo 2067.5 del Código Civil, por la muerte del mandante.
Procede en ese sentido, sancionar el contrato con la nulidad absoluta que es máxima condena
por faltarle los elementos de consentimiento y causa lícita para su validez.
Razón para decidir (Ratio decidendi)

21.­ Para ser válido un contrato, debe tener objeto y causa lícita. Causa es la razón de la “obligación”,
que entraña la justa transacción entre las exigencias de seguridad y moralidad al ejecutar el pacto. El
20 Parraguez Luis, Régimen jurídico del contrato, Editora Jurídica Cevallos, Quito, 2021. Pág. 586
21 Artículo 1699 del Código Civil.- La nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el juez, aún
sin petición de parte, cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato; puede alegarse por todo el
que tenga interés en ello, excepto el que ha ejecutado el acto o celebrado el contrato, sabiendo o
debiendo saber el vicio que lo invalidaba; y no puede sanearse por la ratificación de las partes, ni por
un lapso que no pase de quince años.
objeto, atiende a lo material del contrato. El objeto es el designio y propósito directo e inmediato que
crea la obligación según el tipo de contrato, así en la compraventa la causa final es entregar el
inmueble a cambio del precio. La causa, es la razón subjetiva e intrínseca impulsora del contrato, así,
si se pretende perjudicar a otro con el contrato, hay causa ilícita. La distinción entre objeto y causa,
determina la esencialidad de los actos o declaraciones de voluntad, para su licitud, tanto en el objeto
que es la prestación o cosa que se da, el hecho o abstención obligada, como en la causa que es el móvil
que induce al acto o contrato y yace fuera de éste. La ilicitud de la causa contiene su concurrencia
viciada al contrariar las leyes o a la moral, cuál fuese el medio usado para su fin, se eleva al móvil a la
categoría de causa, al direccionar la voluntad ilícita y reprobable del contrato, por el fin inmoral o
ilegal. Un contrato tiene objeto lícito, con el fin próximo del pacto de recibir una contraprestación a
cambio de un bien o servicio lícito; y carece de causa lícita, cuando el impulso o motivo contractual es
perjudicar ilícitamente a otro, como al vender con un poder concedido por una persona que a la fecha
del pacto ha fallecido. Jamás hay obligación sin causa real y lícita, sin ser necesario que se la exprese;
la sola liberalidad o beneficencia es causa suficiente, pero es ilícita la prohibida por ley o contraria a
las buenas costumbres o al orden público.

VI. DECISIÓN

22. Por lo tanto, ejerciendo la facultad casacional esta Sala Especializada de lo Civil y
Mercantil de la Corte Nacional de Justicia, ADMINISTRANDO JUSTICIA, EN NOMBRE
DEL PUEBLO SOBERANO DEL ECUADOR, Y POR AUTORIDAD DE LA
CONSTITUCIÓN Y LAS LEYES DE LA REPÚBLICA, decide:
22.1.­ Aceptar parcialmente el recurso de casación interpuesto por la causal quinta del
artículo 3 de la Ley de Casación y casar la sentencia dictada por el Tribunal de la Sala
Especializada de lo Civil de la Corte Provincial de Justicia del Guayas, de 18 de enero del
2019.
22.2.­ Dictar sentencia de mérito de conformidad con lo dispuesto en el artículo 16 de la Ley
de Casación y declarar la nulidad absoluta del contrato de compraventa celebrado el 28 de
mayo de 2014, entre la señora Martha América Gallo Alarcón en calidad de apoderada del
señor Olmedo Bodero Bodero como vendedora y los señores Rosa Walkidia Burbano
Sánchez como compradora; contenido en la escritura pública celebrada ante el Notario
Tercero del Cantón Durán, a través del cual se da en venta real y perpetua enajenación, el
bien inmueble motivo del juicio de nulidad detallado en el literal 20 de la parte resolutiva de
este fallo. Ordenar al Registrador de la Propiedad del Cantón Guayaquil, la cancelación de la
inscripción de la referida escritura que contiene el contrato nulo.
22.3.­ Por no haberse rendido caución no existe nada que devolver.
22.4.­ Devuélvase los expedientes de instancia para la ejecución de la sentencia, con la razón de
ejecutoría de esta resolución y los demás requisitos de estilo, para los fines de ley.­ Notifíquese y
cúmplase.­

DR. WILMAN GABRIEL TERAN CARRILLO

JUEZ NACIONAL (E) (PONENTE)

DR. ROBERTO GUZMAN CASTAÑEDA

JUEZ NACIONAL (E)


DR. DAVID ISAIAS JACHO CHICAIZA

JUEZ NACIONAL (E)

También podría gustarte