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El derecho de acrecer tiene carácter de subsidiariedad, pues no procede en los

casos de sustitución, ni cuando opera el derecho de transmisión o el de


representación.

Artículo 1137 C.C.- “El derecho de acrecer tiene lugar en las herencias y legados.”

Requisitos para que proceda el derecho de acrecer.

Para que proceda el derecho de acrecer, será necesario que concurran los
siguientes requisitos:

a) Que hayan sido nombrados en forma conjunta, dos o más asignatarios de


una misma cosa; o que los destinatarios de la herencia intestada sean dos
o más herederos. Si faltara alguno (s) de los asignatarios a la muerte del
causante, el (los) asignatario (s) que subsista (n), acrecerá (n) a la porción
de él (los) asignatario (s) premuerto (s), incrementándose así su herencia
o legado (1129 C.C.). Si hubiere un solo heredero o legatario, no cabe el
acrecimiento, pues se tendrá que abrir la sucesión intestada o, en su caso,
procedería la sustitución.

b) Que los asignatarios sean llamados sin designación de partes o cuotas.


Así, hay acrecimiento cuando son llamados a suceder proindiviso o por
partes iguales, dos o más asignatarios. No habrá, pues, acrecimiento,
cuando se designa herederos de cosas determinadas, ni cuando se
señalan cuotas exclusivas para cada heredero. Por ejemplo: si Felipe deja
todos sus bienes a sus tres hijos y, al morir, falta alguno de los tres; los dos
que sobreviven acrecen en la parte del hijo premuerto; pero si deja una
tercera parte de una finca a uno de sus hijos y el resto a los otros dos; si el
heredero de la tercera parte muere antes que el testador, los otros dos no
acrecerán en dicha tercera parte; ésta corresponderá a los herederos ab
intestato, o a algún sustituto, en su caso (1130 C.C.).

c) El llamado a dos o más herederos o legatarios debe hacerse en forma


conjunta, sin importar si se hace en una sola cláusula o en cláusulas
separadas del mismo testamento. No habrá acrecimiento si se hace en dos
instrumentos diferentes, pues en este caso, el instrumento posterior
revocará parcial o totalmente al anterior, a menos que no existan
contradicciones entre uno y otro (1131 C.C.).

d) Que falte alguno de los coherederos o colegatarios, ya sea porque haya


muerto antes que el testador, o que haya sido incapaz o indigno para

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suceder, que haya repudiado legalmente su herencia o legado, o cuando
no llegue a cumplir la condición suspensiva de la que depende su herencia
o legado.

Artículo 1129 C.C.- “Hecha una asignación o destinado un mismo objeto a dos o
más asignatarios, la porción de uno de ellos, que por falta de este se junta a las
porciones de los otros se dice acrecer a ellas.”

Artículo 1130 C.C.- “El derecho de acrecer no tendrá lugar entre los asignatarios
de distintas partes o cuotas en que el testador haya dividido el objeto asignado:
cada parte o cuota se considerará en tal caso como un objeto separado y no habrá
derecho de acrecer sino entre los consignatarios de una misma parte o cuota.
Si se asigna un objeto a dos o más personas por iguales partes, habrá derecho de
acrecer.”

Artículo 1131 C.C.- “Habrá derecho de acrecer, sea que se llame a los
consignatarios en una misma cláusula o en cláusulas separadas de un instrumento
testamentario.

Si el llamamiento se hace en dos instrumentos distintos, el llamamiento anterior


se presumirá revocado en toda la parte que no le fuere común con el llamamiento
posterior.”

Coasignatarios conjuntos.

Los coasignatarios conjuntos se tendrán como una sola persona; si éstos concurren con
otros coasignatarios, éstos sólo podrán acrecer a la parte de los conjuntos si todos ellos
llegaran a faltar; pero si sólo faltare alguno de los que conforman el conjunto, acrecerán
los que subsistan de dicho conjunto.

Artículo 1132 C.C.- “Los consignatarios conjuntos se reputarán por una sola persona para
concurrir con otros consignatarios; y la persona colectiva formada por los primeros, no se
entenderá faltar, sino cuando todos estos faltaren.

Se entenderán por conjuntos los consignatarios asociados por una expresión copulativa,
como Pedro y Juan, o comprendidos en una denominación colectiva, como los hijos de
Pedro.”

Repudio al derecho de acrecer.

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Tanto el heredero como el legatario, gozan del derecho para aceptar o repudiar la herencia
o el legado; aunque no se puede aceptar una parte y repudiar otra; sin embargo, el
heredero o el legatario pueden, legítimamente, aceptar la herencia o el legado y repudiar
lo que pueden adquirir vía acrecimiento, pues este tiene carácter de accesorio; pero no
pueden aceptar el acrecimiento y repudiar la herencia o el legado, pues para gozar del
derecho de acrecer, será necesario aceptar la herencia o el legado.

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Artículo 1133 C.C.- “El consignatario podrá conservar su propia porción y repudiar la que
se le defiere por acrecimiento; pero no podrá repudiar la primera y aceptar la segunda.”

El acrecimiento y los gravámenes.

En general, la porción que acrece acarrea todos los gravámenes que afecten la porción
del coasignatario que falta, excepto aquéllos que dependan de una calidad o aptitud
personal de dicho coasignatario.

Artículo 1134 C.C.- “La porción que acrece lleva todos sus gravámenes consigo, excepto
los que suponen una calidad o aptitud personal del consignatario que falta.”

El acrecimiento y el derecho de transmisión.

Si un coasignatario fallece con posterioridad a la apertura de la sucesión, no puede decirse


que falte, por lo que no tendrá lugar el derecho a acrecer. En este caso el fallecimiento
dará el derecho a transmitir a sus herederos la asignación vía derecho de transmisión. El
derecho de transmisión excluye al derecho de acrecer.

Artículo 1135 C.C.- “El derecho de transmisión establecido por el Artículo 936, excluye el
derecho de acrecer.”

Regla especial.

Los coasignatarios de usufructo, de uso, de habitación, o de una pensión


periódica, conservarán su derecho de acrecer, y mientras gocen de dichos
derechos, ninguno de ellos se extinguirá mientras exista alguno de los
coasignatarios.

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Artículo 1136 C.C.- “Los consignatarios de usufructo, de uso, de habitación o de una
pensión periódica, conserva el derecho de acrecer, mientras gozan de dicho usufructo,
uso, habitación o pensión; y ninguno de estos derechos se extingue hasta que falta el
ultimo consignatario.”

Prohibición del acrecimiento.

El derecho de acrecer requiere por último que el causante no lo haya prohibido.


Descartado el derecho de acrecer, la porción del asignatario que falta corresponderá a los
herederos abintestato del causante.

Artículo 1138 C.C.- “El testador podrá en todo caso prohibir el acrecimiento.”

De las sustituciones

Se le denomina sustituciones al llamamiento que hace el testador a un segundo


heredero o a un segundo legatario, para el caso de que el primero no tenga efecto,
ya sea porque llegue a faltar, o porque por alguna razón no pueda, o no quiera,
aceptar la herencia o el legado.

Clasificación.

La doctrina reconoce dos clases principales de sustituciones hereditarias: la vulgar


o subsidiaria y la fideicomisaria; y, también otras dos no menos importantes: la
pupilar y la ejemplar.

La sustitución vulgar o subsidiaria, tiene lugar cuando el testador nombra a otro


asignatario para que adquiera la herencia, o el legado, para que pueda suceder
en lugar del nombrado originalmente, en el supuesto caso de que el instituido
anteriormente, llegue a falta por alguna causa legal, como la muerte, la
incapacidad o la indignidad.

La sustitución fideicomisaria, que consiste en el llamamiento que el testador hace


a una persona llamada fideicomisario, para que, al cumplirse alguna condición, se
haga único y absoluto dueño, de una asignación testamentaria que otra persona
tiene en propiedad fiduciaria.

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La sustitución pupilar es aquella en la que el testador nombra a un descendiente
impúber como su heredero y a la vez, nombra a otra persona para que le sustituya
en sus derechos hereditarios si el impúber llegare a fallecer antes de llegar a la
pubertad.

La sustitución cuasi pupilar o ejemplar, que es aquella en la que un padre de


familia instituye como su heredero a un descendiente suyo que es demente o
incapacitado, para que una persona lo remplace en el supuesto caso de que
llegara a fallecer sin haber recuperado la razón.

De estas cuatro formas de sustitución, nuestro Código Civil sólo acepta la


sustitución vulgar, subsidiaria o defectiva.

Artículo 1139 C.C.- “La substitución vulgar es la única permitida.

La substitución vulgar es aquella en que se nombra un asignatario para que ocupe


el lugar de otro que no acepte, o que, antes de deferírsele la asignación, llegue a
faltar por fallecimiento o por otra causa que extinga su derecho eventual.

No se entiende faltar el signatario que una vez aceptó, salvo que se invalide la
aceptación.”

Requisitos.

Estos requisitos sólo se refieren a la sustitución vulgar; se contraen a los


siguientes:

1º) Tiene que estar expresamente consignada en un testamento, pues no cabe en


la sucesión intestada. Tampoco puede ser presumida.

2º) Tiene que faltar el asignatario que va a ser sustituido. Se entiende que éste
falta cuando muere antes que el testador, pues no se le ha deferido la herencia o
el legado; también cuando ha repudiado la asignación testamentaria, o cuando ha
sido declarado incapaz o indigno; por último, cuando haya sido llamado bajo
condición suspensiva y no cumpla la condición.

Está claro que cuando hay sustituto, no cabe el derecho de transmisión; por
ejemplo: si Felipe instituye como heredero a Roberto, y dispone que en el caso de
faltar Roberto nombra sustituto a Emilio si llega a faltar antes que él muera; se
entenderá también que llega a faltar si, aun muriendo Roberto después del

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testador, ha repudiado la herencia o ha sido declarado incapaz o indigno; por tal
razón, Emilio será el sustituto, pues no puede transmitir lo que nunca tuvo.

Artículo 1140 C.C.- “La substitución que se hiciere expresamente para alguno de
los casos en que pueda faltar el asignatario, se entenderá hecha para cualquiera
de los otros en que llegare a faltar, salvo que el testador haya expresado voluntad
contraria.”

Grados de la sustitución.

La sustitución admite varios grados; así:

a) Cuando se nombra un sustituto, otro sustituto al primer sustituto, otro al


segundo sustituto y así sucesivamente.

b) También puede ser sustituido un heredero o legatario por varios sustitutos,


o varios herederos por un solo sustituto. Por ejemplo: si falta mi heredero
Felipe, será sustituido por sus primos Antonio y María; o, si mis herederos
son Juan y Luis, y llega a faltar alguno de ellos, será sustituido por Pedro.

c) Finalmente, también pueden sustituirse recíprocamente tres o más


asignatarios de tal modo que, si llegase a faltar alguno de ellos, será
sustituido por los dos que subsistan, en la proporción de sus propias
porciones hereditarias.

Artículo 1141 C.C.- “La substitución puede ser de varios grados, como cuando se
nombra un substituto al asignatario directo, y otro al primer substituto.”

Artículo 1142 C.C.- “Se puede sustituir uno a muchos y muchos a uno.”

Artículo 1143 C.C.- “Si se substituyen recíprocamente tres o más asignatarios y


falta uno de ellos, la porción de éste se dividirá entre los otros a prorrata de los
valores de sus respectivas asignaciones.”

Relación entre la sustitución, la transmisión y el acrecimiento.

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Partimos de la premisa prescrita en los artículos 1135 y 1146 C.C., que establecen:
el derecho de transmisión excluye al derecho de acrecer y al derecho de
sustitución (más bien: el derecho de transmisión y el de sustitución se excluyen
recíprocamente) y, el derecho de sustitución excluye al de acrecimiento.

El derecho de transmisión funciona cuando un heredero muere después de morir


el testador habiendo aceptado la herencia o cuando no se ha pronunciado sobre
su aceptación; en cambio, la sustitución funciona cuando el asignatario muere
antes del testador, o cuando aun muriendo después, ha repudiado la herencia, o
ha sido declarado incapaz o indigno de aceptar la herencia.

La sustitución excluye al acrecimiento porque esta última surge de una disposición


legal que se aplica en una situación especial; pero la sustitución nace como
consecuencia de la voluntad expresa del testador, que debe siempre prevalecer
porque de ella depende la sucesión testamentaria.

Artículo 1144 C.C.- “El substituto de un substituto que llega a faltar, se entiende
llamado en los mismos casos y con las mismas cargas que éste, sin perjuicio de
lo que el testador haya ordenado a este respecto.”

Artículo 1145 C.C.- “Si el asignatario fuere descendiente legítimo del testador, los
descendientes legítimos del asignatario no por eso se entenderán substituidos a
éste, salvo que el testador haya expresado voluntad contraria.”

Artículo 1146 C.C.- “El derecho de transmisión excluye al de substitución, y el de


substitución al de acrecimiento.”

5.- DE LAS ASIGNACIONES FORZOSAS.

Las asignaciones forzosas están definidas en nuestra ley como aquellas que el
testador está obligado hacer a ciertas personas y que, de conformidad con el
artículo 1147 C.C., se suplen cuando este no las ha hecho en el testamento, o
cuando excluye, expresamente en sus disposiciones testamentarias, a dichas
personas. Esta norma establece que son asignaciones forzosas los alimentos que
se deben por ley, y la porción conyugal.

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Estas asignaciones se deben tanto en la sucesión testamentaria, como en la
intestada. Ya el artículo 938 C.C. nos había señalado que, de la masa hereditaria
(acervo de la herencia), había que deducir ciertas cargas y obligaciones que tenía
el difunto, en especial, las deudas hereditarias, los alimentos forzosos y la porción
conyugal, para entonces poder distribuir la herencia entre sus sucesores.

Cuando la sucesión es intestada, la ley obliga al Juez a separar estas


asignaciones antes de poner a los herederos en posesión efectiva de la herencia;
pero en la sucesión testamentaria el testador (a), por omisión o mediante
declaración expresa de voluntad, puede haber excluido, --o pretendido excluir--, a
sus acreedores, a las personas a que estaba obligado a proporcionar alimentos, o
al cónyuge sobreviviente, de sus respectivos derechos. Por eso la ley menciona
la necesidad de suplirlos.

Art. 1147 C.C.- “Asignaciones forzosas son las que el testador está obligado hacer,
y que se suplen cuando no las ha hecho, aun con perjuicio de sus disposiciones
testamentarias expresa.

Son asignaciones forzosas:

1.° Los alimentos que se deben por ley a ciertas personas; y,

2.° La porción conyugal.”

De las asignaciones alimenticias.

Estas asignaciones comprenden los alimentos que, en vida, el ahora difunto


estaba obligado a proporcionar. De aquí que, más que una asignación forzosa, es
una obligación que transmite a sus herederos universales; es decir, los alimentos
constituyen una deuda hereditaria que grava el acervo de la herencia. Sin
embargo, sin eludir la existencia de la obligación, el testador puede haber
trasladado esta obligación a alguno, o algunos, de sus herederos; y, en el caso de
insolvencia del obligado, los demás herederos estarán subsidiariamente obligados
a suplirlos.

Del mismo modo, en el supuesto caso de que la masa hereditaria sea tan efímera
de modo que nadie se declara heredero, ya el Código de Familia determina
quiénes serán los llamados a pagarlos.

Los alimentos están regulados por los artículos del 207 (A hasta la G) al 226-A del
Código de Familia.

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Sabemos que el derecho a pedir alimentos es intransmisible, pero sí es
transmisible la obligación de pagarlos, pero, a diferencia de las deudas
hereditarias que deja el causante, que pueden, o no, ser reclamadas por sus
acreedores, los alimentos, esto es: todo lo que sea indispensable para el
desarrollo integral de una persona, como ser el sustento, habitación, vestido,
asistencia médica, formación integral y educación o instrucción, al tenor del
artículo 207-A del Código de Familia, son irrenunciables.

Reza el artículo 209 del Código de Familia: “El derecho a pedir alimentos no puede
transmitirse por causa de muerte, ni enajenarse o cederse de modo alguno ni
renunciarse.”

Artículo 1148 C.C. “Los alimentos que el difunto ha debido por la ley a ciertas
personas gravan la masa hereditaria, menos cuando el testador haya impuesto
esa obligación a uno o más partícipes de la sucesión.”

Siendo que los alimentos forzosos son irrenunciables, una vez que se han
separado de la masa hereditaria para ser pagados, se constituyen en un derecho
adquirido del alimentario, de modo que no se le puede obligar a devolverlos,
aunque las deudas y cargas ordinarias del difunto graven considerablemente la
masa hereditaria. Los asignatarios de alimentos forzosos no son legatarios, por
tanto, no tienen la responsabilidad subsidiaria que tienen estos, para contribuir con
los herederos al pago de tales deudas y cargas. Sí cabe esta posibilidad en cuanto
a los alimentos futuros, en cuanto estos sean desproporcionados en relación con
el patrimonio que corresponde a los herederos.

El Código de Familia (CF) establece un orden de prelación respecto a las


personas a quienes se debe alimentos; art. 211 CF: “Se deben alimentos:

a) Al cónyuge y a los descendientes consanguíneos (as) y la mujer grávida del


hijo (a) que está por nacer;

2) Al hijo (a) discapacitado aun cuando fuere mayor de edad; …”

Artículo 1149 C.C. “Los asignatarios de alimentos no están obligados a devolución


alguna en razón de las deudas o cargas que gravaren el patrimonio del difunto;
pero podrán rebajarse los alimentos futuros que parezcan desproporcionados a la
cuantía del patrimonio efectivo.”

De la porción conyugal.

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Tal y como atañe a los alimentos, la porción conyugal es, también, una asignación
forzosa que grava el patrimonio del causante asignándole la cuarta parte del
patrimonio al cónyuge, o al conviviente en unión de hecho legitimada, que le
sobrevive, en los casos en que este no cuente con lo necesario para tener una
subsistencia congrua o satisfactoria.

Del mismo modo, al terminar el matrimonio con la muerte de uno de los cónyuges
o de los convivientes, se deberá aplicar esta norma sin perjuicio de la voluntad de
la ley o del testador, pues podría suceder que el sobreviviente adquiera la calidad
de heredero (a) universal o de cuota, adquiriendo la personalidad del difunto,
teniendo que responder por las deudas y obligaciones ordinarias del difunto,
incluyendo el pago de los alimentos forzosos y de otros legados.

Artículo 979 C.C. “La testamentificación es libre.

No hay más asignaciones forzosas que los alimentos debidos por ley a ciertas
personas y la porción conyugal.”

Artículo 1150 C.C. “El cónyuge sobreviviente que carece de lo necesario para su congrua
subsistencia tiene derecho, en calidad de porción conyugal, a la cuarta parte de los bienes
del cónyuge premuerto.”

Clases de porción conyugal.

Hay dos clase de porción conyugal: la íntegra y la complementaria.

Será íntegra: cuando el cónyuge, o conviviente, sobreviviente tiene derecho a recibir la


cuarta parte del patrimonio dejado en calidad de herencia por el causante, antes de
separar lo que corresponda a los herederos y a los legatarios. A estos se refiere el artículo
1150 C.C. y el 1155 C.C., lo que significa: que tendrá derecho a la porción conyugal íntegra
cuando carezca de bienes o, también cuando renuncia a los bienes y derechos
hereditarios que le puedan pertenecer, optando por la porción conyugal; pero perdería su
derecho a la porción conyugal, si prefiriera optar por dichos bienes y derechos.

Será complementaria cuando, teniendo en su haber propio algunos bienes, solo reclama
los necesarios para completar el total de su porción conyugal. Dentro de estos bienes
quedarán incluidos los que puedan corresponderle conforme al régimen económico de su
matrimonio. Así, en el caso de la comunidad de bienes o de la sociedad ganancial, el
cónyuge o conviviente sobreviviente podrá agregar estos bienes hasta completar la cuarta
parte de su porción conyugal, o renunciar a ellos integrándolos al acervo de la herencia,
a efecto de poder reclamar su porción conyugal íntegra.

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Resumiendo, previo a la decisión del cónyuge o conviviente sobreviviente, se deberá
proceder a la liquidación de la comunidad de bienes o de las sociedad ganancial; luego,
el interesado podrá decidir, entre optar por la porción conyugal, renunciando a los bienes
que le correspondan; por las gananciales; o por las gananciales más la porción conyugal
complementaria, cuando el cónyuge sobreviviente tenga bienes, pero no de tanto valor
como la porción conyugal.

Artículo 1154 C.C. “Si el cónyuge sobreviviente tuviera bienes, pero no de tanto valor como
los de la porción conyugal, solo tendrá derecho al complemento, a título de porción
conyugal.
Se imputará por tanto a la porción conyugal, todo lo que el cónyuge sobreviviente tuviere
derecho a percibir a cualquier otro título en la sucesión del difunto, inclusa su mitad de
gananciales, en su caso, si no lo renunciare.”

Artículo 1155 C.C. “El cónyuge sobreviviente podrá, a su arbitrio, retener lo que posea
o se le deba, renunciando la porción conyugal, o pedir ésta, abandonando sus otros
bienes y derechos.”

Artículo 1156 C.C. “El cónyuge a quien por cuenta de su porción conyugal haya cabido
a título universal alguna parte en la sucesión del difunto, será responsable a prorrata
de esta parte, como los herederos en sus respectivas cuotas.

Si se imputare a dicha porción la mitad de gananciales, subsistirá en esta la


responsabilidad especial que le es propia.

En lo demás, que el viudo o viuda perciba a título de porción conyugal, solo tendrá la
responsabilidad subsidiaria de los legatarios.”

Impedimentos para adquirirla.

El cónyuge o conviviente sobreviviente no tendrá derecho a adquirir la porción conyugal:

a) Cuando tenga bienes suficientes para una congrua subsistencia;

b) Cuando haya abandonado injustamente a su cónyuge o compañero (a), excepto


que se le haya unido, al menos, treinta (30) días antes de su muerte;

c) Cuando ha sido el culpable de separación legal de cuerpos decretada


judicialmente;

d) Si es incapaz o indigno de suceder al difunto.

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En el nuevo orden sucesoral comprendido en el artículo 960 C.C., ya no existe posibilidad
alguna de que el cónyuge o compañero (a) sobreviviente, concurra con otro u otros
herederos en calidad de herederos universales, pues el cónyuge pasó a ser heredero, en
el supuesto caso de no haber descendientes. Tampoco existe la posibilidad de porción
conyugal si no tuvo ese derecho al momento de morir el causante, pues es un derecho
que no puede adquirir a posteriori; y si tuvo ese derecho. No lo podrá perder por adquirir
otros bienes con posterioridad a la muerte del causante.

Artículo 1151 C.C. “El derecho a la porción conyugal se entenderá existir al tiempo del
fallecimiento del otro cónyuge, y no caducará en todo o parte por la adquisición de bienes
que posteriormente hiciere el cónyuge sobreviviente.”

Artículo 1152 C.C.” No tendrán derecho a la porción conyugal:

1.- El cónyuge sobreviviente que sin justa causa hubiese abandonado a su consorte, y
que, por lo menos, treinta (30) días antes del fallecimiento no se hubiere unido a él.

2.- El cónyuge que por su hecho o culpa hubiese dado motivo a la separación de cuerpos.”

Artículo 1153 C.C. “El cónyuge sobreviviente que al tiempo de fallecer el otro cónyuge no
tuvo derecho a porción conyugal, no lo adquirirá después por el hecho de caer en
pobreza.”

6.- DE LA REVOCACIÓN Y REFORMA DEL TESTAMENTO.

La revocación.

Una de las características que se desprenden del concepto de testamento, es la de ser


esencialmente revocable. La revocación es un acto jurídico que deja sin efecto un acto
anterior por la mera voluntad del otorgante. En este caso, el acto anterior, es el testamento
otorgado válidamente por el testador que, por las razones que estime pertinentes, prefiere
que no produzca efectos jurídicos a su muerte.

La facultad de revocar el testamento es de orden público, irrenunciable, aun cuando el


testador disponga en su texto, que no lo reformará ni revocará por causa o motivo alguno,
sin perjuicio de los testamentos menos solemnes o privilegiados que caducan de pleno
derecho con el solo devenir del tiempo.

Un testamento puede resultar ineficaz y, por ende, no producir efectos jurídicos, cuando
ha sido otorgado con irregularidades o sin la concurrencia de alguno (s) de los requisitos
esenciales para su validez, o cuando sus disposiciones testamentarias no sean

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realizables; son estas insuficiencias las que le impiden acceder a la vida jurídica, son
anulables o nulos. En el caso de la revocación se hace referencia a un testamento válido
que, por la expresa voluntad del testador, lo deja sin efectos.

Esta institución fue tomada, por nuestro legislador, del derecho francés, a través del
Código Civil Chileno, solo que descartó la posibilidad de que la revocación se efectuara
mediante escritura pública. Quizá por esa razón no fue incluida esta facultad en el Código
del Notariado, a pesar de tratarse de un asunto no contencioso.

Artículo 982 C.C. “Todas las disposiciones testamentarias son esencialmente revocables,
aunque el testador exprese en el testamento la determinación de no revocarlas. Las
cláusulas derogatorias de sus disposiciones futuras se tendrán por no escritas, aunque se
confirmen con juramento.

Si en un testamento anterior se hubiere ordenado que no valga su revocación si no se


hiciere con ciertas palabras o señales, se mirara esta disposición como no escrita.”

Sus formalidades.

La revocación puede ser expresa o tácita, total o parcial. Solo el testador tiene la facultad
de revocarlo.

La revocación es expresa cuando el testador dispone, en forma clara y contundente, en


el acto de otorgamiento de un nuevo testamento, sea solemne o menos solemne, que deja
sin valor ni efecto el testamento que ha otorgado anteriormente. Sin embargo, cuando la
revocación fue verificada mediante un testamento menos solemne o privilegiado, no
surtirá efectos jurídicos si dicho testamento llega a caducar por disposición de la ley; en
tal caso, el testamento anterior subsistirá. Pero si el testamento que revoca uno anterior
resulta también revocado por un nuevo testamento, no por eso recobra vida jurídica el
testamento anterior, excepto en el caso de que así lo determine el testador en ese nuevo
testamento. Pero si el nuevo testamento es declarado ineficaz por algún defecto de forma,
dejará subsistente el testamento anterior.

Artículo 1157 C.C. “El testamento que ha sido otorgado válidamente, no puede invalidarse
sino por la revocación hecha por el testador.

Sin embargo, los testamentos menos solemnes caducan sin necesidad de revocación en
los casos previstos por la ley.

La revocación puede ser total o parcial.”

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Artículo 1158 C.C. “El testamento solemne puede ser revocado expresamente en todo
o parte, por un testamento solemne o privilegiado.

Pero la revocación que se hiciere en un testamento privilegiado caducará con el


testamento que la contiene y subsistirá el anterior.”

Artículo 1159 C.C. “Si el testamento que revoca un testamento anterior es revocado a su
vez, no revive por esta revocación el primer testamento, a menos que el testador
manifieste voluntad contraria.”

La revocación es tácita, cuando el testamento posteriormente otorgado, contiene


disposiciones parcial o totalmente incompatibles con el testamento otorgado
anteriormente. Por ejemplo, si en el testamento anterior se instituye como heredero
universal a Teófimo López y, en el testamento posterior esa misma declaración se hace a
favor de Áfrico Pérez, este testamento revoca totalmente el anterior porque la
incompatibilidad es evidente; podrá ser tácita y parcial. Si en el nuevo testamento dispone
que una tercera parte de sus bienes, derechos y obligaciones se la deja a Priscila Baca,
Teófimo sólo recibirá dos terceras partes ya que, en forma tácita, le fue revocada un tercio
de la herencia. Subsistirán, pues, las disposiciones que no resulten contrarias a las
contenidas en el testamento posterior.

Si un testamento ha sido declarado nulo por algún defecto de forma, no podría subsistir si
el testador, en un nuevo testamento, no reproduce las disposiciones que pretende ratificar.

Por excepción, la revocación expresa o tácita no deja sin efecto la declaratoria de


reconocimiento; ni siquiera la nulidad del testamento dejaría sin efecto tal declaración.

Artículo 1160 C.C. “Un testamento no se revoca tácitamente en todas sus partes por la
existencia de otro u otros posteriores.

Los testamentos posteriores que expresamente no revoquen los anteriores, dejarán


subsistentes en estos las disposiciones que no sean incompatibles con las posteriores o
contrarias a ellas.”

Artículo 1161 C.C. “Revocado un testamento, ninguna de las declaraciones o


disposiciones contenidas en él, tendrá efecto alguno, ni aun para pruebas que alguien
quiera aducir en juicio contra el testador.”

Artículo 1162 C.C. “El testador no puede confirmar sin reproducir las disposiciones
contenidas en un testamento nulo por su forma, aunque el acto esté revestido de todas
las formalidades requeridas para la validez de los testamentos.”

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Artículo 1163.C.C. “Si el testamento posterior es declarado nulo por vicio de forma, el
anterior subsiste. Pero si las nuevas disposiciones contenidas en el testamento posterior
fallasen por razón de incapacidad de los herederos o legatarios, o llegasen a caducar por
cualquier causa, valdrá siempre la revocación del primer testamento causada por la
existencia del segundo.

Artículo 110.C.C. “Pueden ser reconocidos por sus padres, todos los hijos habidos fuera
de matrimonio o de la unión de hecho. Dicho reconocimiento puede hacerse: Al asentarse
la correspondiente partida de nacimiento en el Registro Civil; por Escritura Pública o por
acto testamentario.”

La revocación en el testamento cerrado.

Constituye una forma de revocación tácita total el hecho de que un testamento cerrado se
encuentre alterado, roto o cancelado, en casa del testador, pues se presume que él ha
sido el autor de tales alteraciones, presunción que admite prueba en contrario; lo mismo
si se encontrare roto o cancelado en casa del testador, pues se presumirá que él lo rompió
o canceló, salvo prueba en contrario; y si por caso fortuito o fuerza mayor resultare
totalmente destruido, todas sus disposiciones quedarán sin efecto, no admitiéndose
prueba en contrario. En este último caso se deberá proceder conforme a las reglas de la
sucesión intestada.

Artículo 1164 C.C. “Cuando un testamento cerrado se encontrare roto o cancelado en


la casa del testador, se presume que ha sido roto o cancelado por él, mientras no se
pruebe lo contrario.”

Artículo 1165 C.C. “La rotura hecha por el testador de la cubierta de su testamento
cerrado, produce la revocación del testamento, aunque éste quede íntegro”.

Artículo 1166 C.C. “Si el testamento cerrado hubiese sido enteramente destruido por un
caso fortuito o por fuerza mayor, los herederos instituidos o legatarios no serán admitidos
a probar las disposiciones que el testamento contenía, y se procederá según las reglas
de la sucesión intestada.”

132
Reforma del testamento.

Cuando analizamos el tema e la revocación señalamos que esta podía ser expresa o
tácita, total o parcial. En este punto puntualizamos cómo, un testamento posterior, podía
contener disposiciones incompatibles, parcial o totalmente, con el testamento anterior, lo
que significa una forma de revocación, pero, al mismo tiempo, acontece una reforma
parcial o total del testamento original. Sin duda alguna, hay reforma o modificación; pero
no similar a la que nos ocupará a continuación.

En el caso que nos ocupa, la reforma también tiene como finalidad una modificación
perseguida por los asignatarios forzosos del causante que no fueron reconocidos como
tales por el testador; en otras palabras: fueron obviados o menoscabados sus legítimos
derechos; solo que esta modificación tendrá que ser invocada judicialmente por los
afectados mediante una acción: la acción de reforma del testamento.

Conforme a lo expuesto, la acción de reforma del testamento sólo la pueden incoar: el


cónyuge o compañero (a) de hogar superviviente a quien se le ha desconocido o reducido
su porción conyugal; o, el acreedor legítimo alimentario privado o menoscabado en sus
derechos alimentarios por el testador. Esta acción puede intentarse en contra de la (s)
persona (s) que ha (n) sido declarada (s) como heredero (s) o, en su caso, contra el o los
legatarios, en su caso; el cónyuge o compañero (a), para que se le pague o complemente
su porción conyugal; al acreedor alimentario, para que se le paguen o complementes sus
alimentos.

Esta acción prescribe a los cuatro (4) años contados a partir de que los interesados
tuvieren conocimiento del testamento, esto es, cuando el juez reconoce el testamento y
declara como herederos a quien o quienes corresponda.

Artículo 1167 C.C. “El cónyuge sobreviviente tendrá acción de reforma del testamento
para la satisfacción o integración de su porción conyugal.

También tendrán acción de reforma del testamento las personas a quienes el testador
estaba obligado a suministrar alimentos según la ley, y no lo hizo o lo verifico en cantidad
insuficiente.”

Artículo 1168 C.C. “La acción de reforma de que habla este Capítulo, no podrá entablarse
sino después de la muerte del testador; y prescribe en cuatro (4) años, contados desde el
día en que los interesados tuvieron conocimiento del testamento.”

133
7.- DE LA APERTURA DE LA SUCESIÓN Y DE SU ACEPTACIÓN, REPUDIACIÓN E
INVENTARIO.

Reglas generales.

La sucesión de una persona, según el artículo 934 C.C., se abre desde el momento en
que acaece su muerte. Este es el hecho que desencadena todo un complejo proceso que
culmina con la declaratoria de heredero (s) en virtud de una sentencia judicial. Este
proceso se inicia con la solicitud de declartoria de heredero (s) presentada, ante el tribunal
competente, por medio de un profesional del Derecho, acompañando el respectivo
testamento y el Certificado de Defunción, entre otros requisitos complementarios.

Naturalmente, al llamamiento que hace la ley a los herederos para que acepten o repudien
la herencia (delación), no precisa de la inmediata acción de estos haciendo la solicitud
judicial, pues tendrán que prepararse adecuadamente para ese evento. En ese ínterin, los
bienes que constituyen la masa hereditaria quedarán totalmente expuestos a serios
peligros: riesgos naturales, pérdida, sustracción, ocultación, acciones de terceros, etc., en
perjuicio de los herederos y legatarios. De aquí que, nuestra ley, determine ciertas
medidas preventivas de seguridad con el objeto de no se susciten tales eventualidades.

Medidas preventivas de seguridad.

Estas medidas preventivas de seguridad podrán ser solicitadas por los interesados según
lo sean necesario; no son obligatorias. Dos tienen carácter provisional, como la guarda y
aposición de sellos y la declaratoria de herencia yacente; y, una carácter permanente: el
beneficio de inventario.

Guarda y aposición de sellos.

Esta medida habrá que solicitarla judicialmente por él o los interesados, que acrediten
serlo, con la intención de que los bienes y derechos que constituyen el acervo de la
herencia sean protegidos y preservados, quedando a salvo de los peligros materiales que
pudiesen dañarlos o alterarlos en perjuicio de él, o los, herederos. Podrá practicarse de
oficio, en los casos de herederos ausentes, menores o discapacitados, o cuando el Juez
o el Ministerio Público lo crea necesario. Este procedimiento es de jurisdicción voluntaria,
--no contenciosa--, por lo que se tramita conforme a la normativa comprendida en el
Código de Procedimiento Civiles (artículos del 1019 al 1023).

Las normas que regulan la guarda y aposición de sellos fueron tomadas del Código Civil
Chileno; en ellas se ilustra sobre las formas en que se puede ejecutar, y si bien se contrae
al aseguramiento de muebles y papeles de la sucesión, no priva de autoridad al Juez para

134
que pueda implementar medidas que tiendan asegurar bienes inmuebles y derechos que
forman parte de la masa hereditaria a proteger, así como la utilización de herramientas o
aparatos modernos que resulten más eficaces.

Nuestra ley también regula el procedimiento a seguir, cuando los bienes de la sucesión
no se encuentren en la misma jurisdicción del juzgado que conoce de ella. Asimismo, en
lo referente a las costas de la guarda se procederá según lo disponga el testador o, en su
defecto, gravará el acervo de la herencia.

Artículo 1169 C.C. “Desde el momento de abrirse una sucesión, todo el que tenga
interés en ella o se presuma que pueda tenerlo, podrá pedir que los muebles y papeles
de la sucesión se guarden bajo llave y sello, hasta que se proceda al inventario
solemne de los bienes y efectos hereditarios.

No se guardarán bajo llave y sello los muebles domésticos de uso cotidiano, pero se
formará lista de ellos.

La guarda y aposición de sellos deberá hacerse por el Juez con las formalidades
legales.

El Juez practicara de oficio inmediatamente las diligencias que quedan prevenidas, si


los herederos estuviesen ausentes o fueren menores, dementes o desconocidos.”

Artículo 1170 C.C. “Si los bienes de la sucesión estuvieren en diversos lugares, el
Juez que hubiere abierto la sucesión dirigirá, a instancia de cualquiera de los
herederos o acreedores, o de oficio, en los casos del artículo anterior, párrafo cuarto,
despachos o exhortos a los jueces de los lugares en que se encontraren los bienes,
para que por su parte procedan a la guarda y aposición de sellos, hasta el
correspondiente inventario en su caso.”

Artículo 1171 C.C. “El costo de la guarda y aposición de sellos y de los inventarios
gravará los bienes todos de la sucesión, a menos que el testador disponga
expresamente otra cosa.”

Aceptación y repudiación de la herencia.

Ya mencionamos que, al morir el causante, simultáneamente se abre la sucesión, esto es:


por causa de su muerte, el momento en que comienza a producir efectos jurídicos la
sucesión, pues cobra vigencia la persona(s) del heredero (s) que le sustituirá adquiriendo
sus bienes, derechos y obligaciones. En virtud de la delación, la ley llama a los herederos

135
ab intestato o a los testamentarios, para que acepten o repudien la herencia; pero, como
lo prescribe el artículo 935 C.C., cuando la asignación testamentaria es condicional, la
delación queda en suspenso mientras no acaece la condición, pero si ésta ocurre, se
entenderá que la delación se hizo, retroactivamente, desde el momento en que murió el
testador. Pero aun siendo condicional la asignación testamentaria, sí podrá ser repudiada
por la persona a quien se le ha deferido.

Será entonces necesario que él o los destinatarios de la herencia se pronuncien sobre su


aceptación, o no, de la herencia, en el entendido de que no tiene (n) obligación alguna de
tal pronunciamiento; el consentimiento será pues ineludible para que haya aceptación, o
repudio, de la herencia. Sin embargo, la aceptación de la herencia o del legado se torna
obligatoria, cuando el heredero se encuentre en la minoría de edad, o cuando se trate de
un absolutamente incapaz.

Cuando la delación y deferimiento de la herencia han sido concretados, pero los


asignatarios no se han pronunciado aceptando o repudiando la herencia, ésta no podrá
ser adquirida, quedando en calidad de herencia yacente (hereditas iacens). Más adelante
nos referiremos a esta institución. Asimismo, nuestro código también establece que aun
cuando un heredero muere sin haber aceptado la herencia, puede transmitir a sus propios
herederos el derecho para aceptarla o repudiarla.

Artículo 1172 C.C. “Todo asignatario puede aceptar o repudiar libremente.

Exceptúanse las personas que no tuvieren la libre administración de sus bienes, las cuales
no podrán aceptar, sino por medio o con el consentimiento de sus representantes legales.
Se les prohíbe aceptar por sí solas, aun con beneficio de inventario.”

Artículo 1173 C.C. “No se puede aceptar asignación alguna, sino después que se ha
deferido.

Pero después de la muerte de la persona cuya sucesión se trata, se podrá repudiar toda
asignación, aunque sea condicional y esté pendiente la condición.”

Una vez que se ha aceptado la herencia, el plazo que tiene el heredero para solicitar la
declaratoria de heredero es de treinta años, contados a parir de la muerte del causante;
así lo determina el artículo 941 C.C. Pero si por alguna razón un tercero fue declarado
heredero mediante sentencia firme registrada en el Instituto de la Propiedad, el término se
reduce a diez años, contados a partir de dicha sentencia.

Pero, eventualmente, terceras personas con intereses sobre la masa hereditaria podrán
pedir judicialmente que se requiera al heredero para que solicite su declaratoria,
aceptando o repudiando la herencia; en este caso, una vez se le haya notificado la
demanda, tendrá cuarenta días para hacer dicha solicitud. Este plazo podrá ser
prorrogado discrecionalmente por el Juez cuando exista justa causa, por ejemplo, la
ausencia del heredero, pero no podrá ser mayor de seis meses. Dentro de este plazo,
llamado por la doctrina plazo para deliberar, el asignatario podrá inspeccionar los objetos,
cuentas o documentos de la sucesión, así como intentar medidas o providencias
conservativas para protección de éstos. En el caso de que incurra en mora, no aceptando

136
o repudiando la herencia durante dicho plazo, se presumirá que la ha repudiado, salvo
prueba en contrario.

Artículo 1179 C.C “Todo asignatario será obligado, en virtud de demanda de cualquier
persona interesada en ello, a declarar si acepta o repudia; y hará esta declaración
dentro de los cuarenta (40) días subsiguientes al de la demanda.

En caso de ausencia del asignatario o de estar situados los bienes en lugares


distantes o de otro grave motivo, podrá el Juez prorrogar este plazo; pero nunca por
más de seis (6) meses.

Durante este plazo tendrá todo asignatario la facultad de inspeccionar el objeto


asignado; podrá implorar las providencias conservativas que le conciernan, y no será
obligado al pago de ninguna deuda hereditaria o testamentaria; pero podrá serlo el
curador de la herencia yaciente en su caso.

El heredero durante el plazo podrá también inspeccionar las cuentas y papeles de la


sucesión.

Si el asignatario ausente no compareciere por si o por legítimo representante en


tiempo oportuno, se le nombrará curador de bienes que le represente, y acepte por él
con beneficio de inventario.”

Artículo 1180 C.C. “El asignatario constituido en mora de declarar si acepta o repudia,
se entenderá que repudia.”

Irrevocabilidad de la aceptación o repudiación.

La aceptación o repudiación de la herencia tiene el carácter de irrevocable, por lo que ya


no podrá arrepentirse de haberlo hecho; sin embargo, la ley fija las siguientes
excepciones:

a) Cuando el relativamente incapaz acepta la herencia sin autorización de su


representante legal, o cuando éste la repudia sin autorización judicial.

b) Cuando el consentimiento esté viciado de dolo o violencia.

c) Cuando se ha aceptado o repudiado la herencia ignorando la existencia de un


testamento posterior incompatible parcial o totalmente con el anterior. Devolverá
todo lo recibido conforme a la herencia que había aceptado, sin perjuicio de los
frutos consumidos de buena fe.

d) Cuando el heredero ha repudiado la herencia en perjuicio de sus acreedores. En


este caso, estos acreedores podrán pedir judicialmente que se revoque la
repudiación en cuanto a lo necesario para honrar sus créditos.

137
Artículo 1181 C.C. “La aceptación y la repudiación, una vez hechas, son irrevocables y no
pueden ser impugnadas, sino en los casos de dolo o violencia.”

Artículo 1182 C.C. “El heredero puede revocar la aceptación o la repudiación, por un
testamento desconocido al tiempo de hacerla, se altere la calidad o la cantidad de la
herencia.”

Artículo 1183 C.C. “En caso del artículo anterior, si el heredero revoca la aceptación,
devolverá todo lo que hubiere percibido de la herencia, observándose respecto de los
frutos las reglas relativas a los poseedores de buena fe.”

Artículo 1184 C.C. Los que no tienen la libre administración de sus bienes no pueden
repudiar una asignación a título universal, ni una asignación de bienes raíces, o de bienes
muebles, sin autorización judicial con conocimiento de causa.”

Artículo 1185 C.C. “Si el heredero repudia la herencia en perjuicio de sus propios
acreedores, podrán éstos pedir al Juez que los autorice para aceptarla en nombre de
aquél.

La aceptación sólo aprovechará a los acreedores en cuanto baste a cubrir el importe de


sus créditos. El exceso, si lo hubiere, no pertenecerá en ningún caso al renunciante, sino
que se adjudicará a las personas a quien corresponda, según las reglas establecidas en
este Código.”

Efecto retroactivo de la aceptación y repudiación.

Que tengan efecto retroactivo significa que, aunque por lógica, el heredero (s) o legatario
(s) se pronuncien aceptando o repudiando la herencia y/o el legado algún tiempo después
de la muerte del causante, se entenderá que simultáneamente aconteció al momento de
su delación y deferimiento. Claro está que, si la ha repudiado, jamás ha sido heredero o
legatario, por lo que no podrá operar el derecho de transmisión en favor de sus propios
herederos, pues nadie puede disponer de lo que nunca ha tenido.

Cuando la ley hace referencia a los legados genéricos o de especies trata de establecer
que, la retroactividad, también se aplica a ese tipo de bienes cuando son parte del acervo
hereditario con la diferencia, respecto a las cosas ciertas y determinadas cuyos frutos ya
pertenecen al heredero o al legatario desde la muerte del causante, de que los frutos sólo
le (s) pertenecerá (n) desde que se le (s) pone (n) en posesión efectiva de la herencia o
legado, o desde que el heredero (s) o legatario (s) obligado (s) obligados a pagarlos,
incurren en mora.

138
Artículo 1186 C.C. “Los efectos de la aceptación o repudiación de una herencia, se
retrotraen al momento en que esta haya sido deferida.

Otro tanto se aplica a los legados de especies.”

Artículo 1248 C.C. “Los frutos percibidos después de la muerte del testador y durante la
indivisión, se dividirán del modo siguiente:

1. …

2. Los legatarios de cantidades o géneros no tendrán derecho a ningunos frutos


sino desde el momento en que la persona obligada a prestar dichas cantidades o
géneros se hubiere constituido en mora; y este abono de frutos se hará a costa
del heredero o legatario moroso.

3. …

4. …”

8.- REGLAS PARTICULARES RELATIVAS A LA HERENCIA.

La herencia yacente.

Repetidamente hemos señalado que, desde que el causante muere, se produce el


llamado para que sea aceptada o repudiada, y que ese acto es voluntario por parte del
heredero (s) o legatario (s). Son treinta largos años los que tienen los herederos para
declarar que aceptan o repudian la herencia. Si nadie reclamara la herencia, ésta estaría
en yacencia durante todo ese tiempo: situación que la ley no puede permitir cuando
perjudica a terceras personas; pero, por corto que sea el tiempo en que se mantenga esta
situación, la herencia será yacente, en un estado de latencia porque aún no existe un
titular, por lo menos transitoriamente, es decir: mientras no se declare judicialmente quién
(es) el adjudicatario de la herencia.

La herencia yacente es un espacio de tiempo que va, desde la apertura de la sucesión, a


la declaración judicial de heredero (s) que constituye el momento en que se adquiere la
herencia. Pero ¿qué sucedería si, por alguna razón, --que existan más obligaciones que
créditos, por ejemplo--, ninguno de los herederos pide judicialmente que se le declare
heredero?

Nuestra ley se ocupa de este asunto cuando establece que, si pasan quince días después
de la delación y deferimiento de la sucesión, esto es, de su apertura, y no se presenta
persona alguna aceptando la herencia o, aún haciéndolo, no comprueba su calidad de
heredero el Juez del último domicilio del causante, a petición de parte interesada, como
el cónyuge sobreviviente, un pariente del difunto, o un acreedor, por ejemplo, o de oficio,
podrá declarar la herencia yacente nombrando un curador que represente la sucesión.
Esta sentencia deberá publicarse en “La Gaceta”.

139
El curador tendrá las mismas facultades que un coheredero proindiviso que ha aceptado
la herencia, previo beneficio de inventario, de administrar la totalidad de la masa
hereditaria mientras los demás coherederos no se hayan pronunciado sobre su
aceptación, pero el curador no estará obligado a rendir caución por su gestión, a menos
que lo disponga el Juez por causa justificada. Las facultades del curador se contraen a
ejercer las actividades necesarias para la custodia, conservación, cobro de los créditos y
pago de las obligaciones del difunto (546 C.V.).

Si los herederos proindiviso no lograren ponerse de acuerdo, en cuanto a la administración


de los bienes heredados, podrán solicitar al Juez para que, en su defecto, nombre al
administrador. La curaduría de la herencia yacente cesa por la aceptación de la herencia,
o por el agotamiento o inversión de la totalidad de los bienes. (550 C.C.),

Artículo 1187.C.C. “Si dentro de quince días de abrirse la sucesión no se hubiere


aceptado la herencia o una cuota de ella, el Juez, a instancia del cónyuge
sobreviviente, o de cualquiera de los parientes o dependientes del difunto, o de otra
persona interesada en ello o de oficio, declarará yacente la herencia; se insertará esta
declaración en el periódico oficial y del departamento, si lo hubiere, y en carteles que
se fijarán en tres (3) de los parajes más frecuentados del lugar; y se procederá al
nombramiento de curador de la herencia yacente.

Si hubiere dos o más herederos y aceptare uno de ellos, tendrá la administración de


todos los bienes hereditarios proindiviso, previo inventario solemne; y aceptando
sucesivamente sus coherederos y suscribiendo el inventario, tomarán parte en la
administración.

Mientras no hayan aceptado todos, las facultades del heredero o herederos que
administren serán las mismas de los curadores de la herencia yacente, pero no serán
obligados a prestar caución, salvo que haya motivo de temer que bajo su
administración peligren los bienes, al prudente arbitrio del Juez.

En el caso de que los herederos no puedan avenirse en la administración de la


herencia, nombrarán un administrador responsable que tome a su cargo los bienes; y
si aun en este nombramiento no pudiere avenirse, lo hará en Juez en subsidio.”

Aceptación de la herencia.

Según nuestro Código Civil, la aceptación de la herencia puede ser expresa o tácita.
La expresa puede hacerse por cualquier medio escrito, --o tecnológico, de
conformidad con nuestro Código Procesal Civil--, a través del cual el heredero declare
que acepta la herencia. Si bien no se precisan solemnidades especiales para este
acto, la ley sí le da la importancia que tiene, habida cuenta de que tiene carácter de
irrevocable; y si no la hace cuidadosamente, puede contraer la obligación de honrar
las deudas del causante aun con el sacrificio de su propio patrimonio pues, como
sabemos, el heredero se subroga en los derechos y obligaciones del difunto porque
sustituye su personalidad.

140
La aceptación tácita de la herencia produce los mismos efectos que la expresa, y tiene
efecto cuando el heredero realiza actos que hacen presumir su aceptación, pues sólo
teniendo la calidad de heredero los podría realizar; pero los actos de conservación o
de administrador no determinan la aceptación de la herencia, a menos que se hayan
realizado en calidad de heredero.

De manera ilustrativa deben considerarse como actos de aceptación tácita: cuando el


heredero enajena, a cualquier título, parte o el total de sus derechos hereditarios;
también cuando el heredero renuncia parcial o totalmente a su cuota hereditaria en
favor de alguno (s) de los coherederos, sin perjuicio del derecho de acrecimiento; o
cuando se asume la posición procesal del difundo tanto en su calidad e demandante,
como de demandado; o al asumir la gestión de negocios que pertenecían al causante.

Artículo 1188 C.C. “La aceptación de una herencia puede ser expresa o tácita. Es
expresa cuando se toma el título de heredero, y es tácita cuando el heredero ejecuta
un acto que supone necesariamente su intención de aceptar, y que no hubiera tenido
derecho de ejecutar, sino en su calidad de su heredero.”

Artículo 1189 C.C. “Se entiende que alguien toma el título de heredero, cuando lo hace
en escritura pública o privada, obligándose como tal heredero, o en un acto de
tramitación judicial.”

Artículo 1190 C.C. “Los actos puramente conservativos, los de inspección y


administración provisional urgente, no son actos que suponen por sí solos la
aceptación.”

Artículo 1191 C.C. “La enajenación de cualquier efecto hereditario, aun para objetos
de administración urgente, es acto de heredero, si no ha sido autorizada por el Juez a
petición del heredero, protestando este que no es su ánimo obligarse en calidad de
tal.”

El beneficio de inventario.

El beneficio de inventario es un instrumento del que pueden valerse los herederos, para
limitar su responsabilidad, en el pago de las deudas del causante, al patrimonio que dejó
el testador en su testamento o, en su defecto, al que dejó ab intestato.

Se trata de un beneficio que protege el patrimonio de los herederos, sin embargo, la ley
exige que, para acogerse al mismo, tendrán que solicitarlo judicialmente. La masa de
bienes y derechos que comprende la herencia será lo único que quedará comprometido
para honrar las deudas del difunto, mas no el patrimonio de los herederos. Recordemos
que éstos reciben globalmente el total de los benes, derechos y obligaciones que
pertenecían al causante, o una cuota de ellos, al momento de aceptar la herencia, lo que

141
significa que los herederos tienen la obligación de pagarlas totalmente, involucrando su
propio patrimonio, si la masa hereditaria resultara insuficiente. El beneficio de inventario
le permite evitar tal sacrificio.

Artículo 1192 C.C. “El que hace acto de heredero sin previo inventario solemne,
sucede en todas las obligaciones transmisibles del difunto a prorrata de su cuota
hereditaria, aunque le impongan un gravamen que exceda al valor de los bienes que
hereda.

Habiendo precedido inventario solemne, gozará del beneficio de inventario.”

Artículo 1193 C.C. “El que a instancia de un acreedor hereditario o testamentario ha


sido judicialmente declarado heredero, o condenado como tal, se entenderá serlo
respecto de los demás acreedores, sin necesidad de nuevo juicio.

La misma regla se aplica a la declaración judicial de haber aceptado pura y


simplemente o con beneficio de inventario.”

Plazo para aceptar la herencia con beneficio de inventario.

Cabe señalar que el testador no puede prohibir el beneficio de inventario. Ni siquiera los
propios herederos lo podrían evitar, cuando y alguno de ellos se acoge a este al momento
de aceptar la herencia. Aceptar la herencia con beneficio de inventario es responsabilidad
única de los herederos: o la aceptan con beneficio de inventario, o sin beneficio de
inventario; pero perderá este derecho si, antes de su aceptación, ha realizado actos de
heredero.

En otras legislaciones se admite que los albaceas o ejecutores testamentarios, --personas


a quien el testador encarga el cumplimiento de su voluntad --, pueden promover este
beneficio cuando el testador le ha otorgado esa facultad en el mismo testamento. En
Honduras está prohibido el nombramiento de albaceas, a la vez que prescribe que los
ejecutores testamentarios son representantes de los herederos, a diferencia de los
albaceas que representan al testador.

La ley no establece un plazo para acogerse al beneficio de inventario; pero claramente


ordena que debe hacerse previo decreto judicial, y que se deberá comparecer ante Notario
para que dé fe de su confección. Nada le prohíbe pedir el beneficio de inventario aun antes
de aceptar o repudiar la herencia, o al momento de su aceptación al hacer su petición de
declaratoria de heredero ante el juzgado competente.

El juez ordenará la confección de inventario, o aprobará, si procede, el que le ha sido


presentado. De los artículos 1056 al 1064 del Código de Procedimientos Civiles se
establecen las reglas para la confección de inventario solemne. También el Código del
Notariado, en sus artículos 56 y 59, numeral 9), faculta al Notario para levantar inventario
solemne, pero siempre bajo la égida del Código de Procedimientos Civiles por tratarse de
un proceso de jurisdicción voluntaria.
.

142
Artículo 1194 C.C. “El beneficio de inventario consiste en no hacer a los herederos
que aceptan, responsables de las obligaciones hereditarias y testamentarias, sino
hasta concurrencia del valor total de los bienes que han heredado.”

Artículo 1195 C.C. “Si de muchos coherederos los unos quieren aceptar con beneficio
de inventario y los otros no, todos ellos serán obligados a aceptar con beneficio de
inventario.”

Artículo 1196 CC. “El testador no podrá prohibir a un heredero el aceptar con beneficio
de inventario”.

Artículo 1198 C.C. “Todo heredero conserva la facultad de aceptar con beneficio de
inventario mientras no haya hecho acto de heredero.”

Artículo 1199 C.C. “En la confección del inventario se observará lo que en el Código
Procesal Civil se prescribe para los inventarios solemnes.”

Si bien la responsabilidad de la facción o levantamiento del inventario es


responsabilidad de los herederos, terceros interesados tienen el derecho de asistir al
acto e, incluso, de impugnarlo en el caso de no estar de acuerdo con él. Tienen
derecho a asistir: el curador de la herencia yacente, los presuntos herederos o
legatarios, el cónyuge o conviviente sobreviviente, los socios de empresas
mercantiles, y cualquiera acreedor que acredite su (s) derecho (s).

Artículo 1201 C.C. “Tendrán derecho de asistir al inventario, el curador de la herencia


yacente, los herederos presuntos testamentarios o ab intestado, el cónyuge sobreviviente,
los legatarios, los socios de comercio y todo acreedor hereditario que presente el título de
su crédito.

Todas estas personas tendrán derecho de reclamar contra el inventario en lo que les
pareciere inexacto.”

Casos especiales.

Queda claro que acogerse, o no, al beneficio de inventario, depende exclusivamente


de la voluntad de él, o los herederos. Sin embargo, la ley fija algunas excepciones
que obligan a los herederos a la facción de inventario:

a) Cuando un coheredero ha aceptado con beneficio de inventario, los demás


coherederos se tienen que acoger a él.

143
b) Las corporaciones y establecimientos públicos.

c) Las personas que carecen de capacidad de ejercicio (incapaces).

d) Sobre los bienes de una sociedad mercantil, cuando el causante haya


declarado en la escritura social, que transmite a sus herederos sus partes
sociales o sus acciones.

Artículo 1197 C.C. “Las herencias deferidas a las corporaciones y establecimientos


públicos, se aceptarán precisamente con beneficio de inventario.

Se aceptarán de la misma manera las herencias que recaigan en personas que no puedan
aceptar o repudiar sino por el ministerio o con la autorización de otras.

No cumpliéndose con lo dispuesto en este artículo, las personas naturales o jurídicas


representadas, no serán obligadas por las deudas y cargas de la sucesión sino hasta
concurrencia de lo que existiere de la herencia al tiempo de la demanda o se probare haberse
empleado efectivamente en beneficio de ellas.”

Artículo 1200 C.C. “Si el difunto, ha tenido parte en una sociedad, y por una cláusula del
contrato ha estipulado que la sociedad continúe con sus herederos después de su muerte,
no por eso en el inventario que haya de hacerse dejarán de ser comprendidos los bienes
sociales, sin perjuicio de que los asociados sigan administrándolos hasta la expiración de
la sociedad, y sin que por ello se les exija caución alguna.”

Efectos del beneficio de inventario.

Ya ha quedado establecido el efecto principal del beneficio de inventario: limitar la


obligación del pago de las deudas del difunto, por parte de los herederos, al patrimonio
que comprende la masa hereditaria. Pero nuestro código también se refiere a otros
efectos, como los siguientes:

a) El heredero beneficiario deberá agregar al inventario de la herencia, la relación y


tasación del valor de los bienes que se originan de los que corresponden a los
bienes de ésta.

b) El beneficiario también será responsable de todos los créditos, como si los hubiese
cobrado, sin perjuicio de aquellos que no haya cobrado sin su culpa.

c) La separación de las deudas y créditos de la herencia, de las deudas y créditos


del heredero beneficiario. No habrá confusión de derechos.

d) El beneficiario responde hasta por la culpa leve, de la conservación de las especies


o cuerpos ciertos que se deban, además de los legados, como las que el causante
había recibido en concepto de prenda, de arrendamiento, o en depósito, por

144
ejemplo. Asimismo, responderá de los demás bienes de la sucesión, o de su valor,
aun en el caso de que se hubiesen perdido por caso fortuito o fuerza mayor.

e) El beneficiario podrá oponerlo como excepción a los acreedores que pretendan


cobrar sus créditos con bienes que no pertenecen al inventario, debiendo probar
tal circunstancia.

Artículo 1203 C.C. “El que acepte con beneficio de inventario se hace responsable, no
solo del valor de los bienes que entonces efectivamente reciba, sino de aquellos que
posteriormente sobrevengan a la herencia sobre que recaiga el inventario.

Se agregará la relación y tasación de estos bienes al inventario existentes con las mismas
formalidades que para hacerlo se observaron.”

Artículo 1204 C.C. “Se hará, asimismo, responsable de todos los créditos como si lo
hubiese efectivamente cobrado; sin perjuicio de que, para su descargo en el tiempo
debido, justifique lo que sin culpa suya haya dejado de cobrar, poniendo a la disposición
de los interesados las acciones y títulos insolutos.”

Artículo 1205 C.C. “Las deudas y créditos del heredero beneficiario no se confunden con
las deudas y créditos de la sucesión.”

Artículo 1206 C.C. “El heredero beneficiario será responsable hasta por la culpa leve de
la conservación de las especies o cuerpos ciertos que se deban.

Es de su cargo el peligro de los otros bienes de la sucesión, y solo será responsable de


los valores en que hubieren sido tasados.”

Artículo 1209 C.C. “El heredero beneficiario que opusiere a una demanda la excepción de
estar ya consumidos en el pago de deudas y cargas los bienes hereditarios o la porción
de ellos que le hubiere cabido, deberá probarlo, presentando a los demandantes una
cuenta exacta y en lo posible documentada de todas las inversiones que haya hecho.”

Extinción de la responsabilidad del heredero beneficiario.

Si el beneficiario (s), previa rendición de cuentas abandona los bienes de la sucesión a


favor de los acreedores del difunto, se extinguirá su responsabilidad una vez que éstos le
aprueben las cuentas.

Asimismo, cuando se hubieren agotado los bienes de la herencia en el pago de las deudas
del difunto o, por lo menos, las que correspondía pagar al beneficiario, éste deberá pedir
al juez que cite a los acreedores para que se impongan de la rendición de cuentas que les
presenta y, si están conformes con ellas, las aprobarán quedando el beneficiario libre de
toda responsabilidad; en el caso de controversia, el juez decidirá lo pertinente.

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Artículo 1207C.C. “El heredero beneficiario podrá en todo tiempo exonerarse de sus
obligaciones, abandonando a los acreedores los bienes de la sucesión que deba entregar
en especies y el saldo que reste de los otros, y obteniendo de ellos o del Juez la
aprobación de la cuenta que de su administración deberá presentarles.”

Artículo 1208 C.C. “Consumidos los bienes de la sucesión, o la parte que de ellos hubiere
cabido al heredero beneficiario, en el pago de las deudas y cargas, deberá el Juez, a
petición del heredero beneficiario, citar por edictos a los acreedores hereditarios y
testamentarios que no hayan sido cubiertos, para que reciban de dicho heredero la cuenta
exacta y en lo posible documentada de todas las inversiones que haya hecho; y aprobada
la cuenta por ellos, o en caso de discordia por el Juez, el heredero beneficiario será
declarado libre en toda responsabilidad ulterior.”

9.- LA PETICIÓN DE HERENCIA Y OTRAS ACCIONES DEL HEREDERO.

Todas las normas relativas a este tema, --que nada tiene que ver con la solicitud para la
declaratoria de heredero--, fueron copiadas textualmente del Código Civil Chileno, excepto
el artículo 1215 C.C. que cambia el plazo para la petición y el de la prescripción.

Conceptualmente, la petición de herencia (hereditatis petitio) comprende una acción


judicial que faculta a los herederos, para demandar a los actuales poseedores de los
bienes hereditarios, o a quienes se ha declarado injustamente como tales, para que se les
reconozcan los derechos sobre los bienes del difunto; la demanda tiene como objetivo
principal, el reclamo de la totalidad del patrimonio que legítimamente le pertenece al
heredero, evitándole tener que accionar individualmente contra cada uno de los
eventuales poseedores. Así, pues, el juez deberá decidir si, el actual poseedor de los
bienes hereditarios es el verdadero titular de la herencia, o no y, de no serlo, deberá
restituir al verdadero heredero, los bienes de la herencia.

De conformidad con el artículo 1210 C.C., la pueden también intentar las personas que
adquieren la herencia vía derecho de transmisión, por el derecho de representación, el
donatario de una donación revocable, e, incluso, el cesionario, pues son personas que
pueden probar que tienen derecho a la herencia. La acción que cualquiera de ellos pueda
promover, tiene el carácter de real, pues su objetivo es que se le otorguen los derechos
reales que como herederos les corresponden.

Con la demanda va implícito el derecho a reivindicar los bienes hereditarios que están en
posesión de terceros que pretenden ser sus dueños, incluyendo aquellos sobre los cuales
el causante era un mero tenedor, ya sea como depositario, arrendatario, comodatario o
acreedor prendario, por ejemplo.

Esta acción también comprende todos los incrementos que, casual o fortuitamente, haya
afectado al patrimonio hereditario, por ejemplo, la adquisición de un lote de terreno que
se agregó al terreno original, o la adquisición de bienes por accesión.

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Artículo 1210 C.C. “El que probare su derecho a una herencia, ocupada por otra
persona en calidad de heredero, tendrá acción para que se le adjudique la herencia y
se la restituyan las cosas hereditarias, tanto corporales como incorporales, y aun
aquellas de que el difunto era mero tenedor, como depositario, comodatario,
prendario, arrendatario, etc., y que no hubieren vuelto legítimamente a sus dueños.”

Artículo 1211C.C. “Se extiende la misma acción no solo a las cosas que al tiempo de
la muerte pertenecían al difunto, sino a los aumentos que posteriormente haya tenido
la herencia.”

Señalamos que, en la petición de herencia puede incluirse la reivindicación de los


bienes hereditarios; siendo una acción patrimonial, es también potestativa, pues
dependerá del actor intentarla. En lo que respecta a los frutos y resarcimiento de
mejoras, se aplicarán las mismas reglas de la acción reivindicatoria contenidas en los
artículos 869 al 872 C.C. Pero la acción reivindicatoria puede intentarse contra los
poseedores de bienes muebles o inmuebles, o de derechos reales que correspondan
al legítimo propietario, pero no para reivindicar el derecho real de herencia que solo
podrá reclamarse a través de la acción de petición de herencia.

Artículo 870 C.C. “Pueden reivindicarse como el dominio, los otros derechos reales;
excepto el derecho hereditario que produce la acción llamada petición de herencia.”

Artículo 872 C.C. “La acción reivindicatoria o de dominio corresponde al que tiene la
propiedad plena o nuda de la cosa.”

Artículo 1212 C.C. “A la restitución de los frutos y al abono de mejoras en la petición de


herencia, se aplicarán las mismas reglas que en la acción reivindicatoria.”

Características de la acción de petición de herencia.

Podemos resumir estas característica así:

a) Es una acción real, pues pretende el derecho real de herencia.

b) Solo la pueden promover los herederos, sus representantes legales o todo el que
tenga derecho a la herencia.

c) Puede demandarse a los poseedores ilegítimos de la herencia, o a quienes hayan


sido declarados como tales, injustamente.

d) Su objetivo principal es obtener la declaración de legítimo heredero, y la restitución


de los bienes hereditarios, indemnizaciones e incrementos.

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Poseedores de buena fe.

Poseer de buena o mala fe, es un aspecto para tomar en cuenta al momento de incoar la
acción de petición herencia, o la acción reivindicatoria, en su caso. Recordemos que es
potestad del que tiene derecho a la herencia incluir en la petición e herencia la
reivindicación de los bienes hereditarios, pero no siempre será así, pues alguno (s) de
esos bienes no estén siendo poseídos por el demandado.

La ley establece como regla general la prohibición de promover acciones de nulidad


relativa contra terceros poseedores de buena fe; pero sí puede promoverse la acción
reivindicatoria, aun contra terceros de buena fe, cuando existan bienes reivindicables que
pertenezcan a la herencia, pero solo podrá reclamarse de éstos lo que estrictamente le
corresponda al demandante, o lo que pueda convertir en más rico al tercero. Pero si el
tercero ha adquirido de mala fe, que habrá que probársela, podrá reclamar todo lo que le
permita quedar totalmente indemne.

Artículo 1601C.C. “Las acciones rescisorias no podrán hacerse efectivas contra


terceros poseedores de buena fe, sino en los casos expresamente señalados por la
ley.”

Artículo 1214 C.C. “El heredero podrá también hacer uso de la acción reivindicatoria sobre
cosas hereditarias reivindicables, que hayan pasado a terceros, y no hayan sido prescritas
por ellos.

Si prefiere usar de esta acción, conservará, sin embargo, su derecho para que el que
ocupo de mala fe la herencia le complete lo que por el recurso contra terceros poseedores
no hubiere podido obtener y le deje enteramente indemne; y tendrá igual derecho contra
el que ocupo de buena fe la herencia, en cuanto por el artículo precedente se hallare
obligado.”

La prescripción de la acción de petición.

La ley establece un plazo para que, la (s) persona (s) que tiene (n) derecho a la herencia,
ejerzan la acción de petición de herencia, para que el juez lo declare como legítimo
heredero y reivindique los bienes hereditarios de quienes están poseyéndolos. Si no se
ejerce la acción dentro de los veinte años perderá su derecho de petición por prescripción
extintiva y, el poseedor, o poseedores, adquirirán legítimamente los bienes de la herencia.

Pero si la herencia fue adquirida mediante sentencia judicial por un tercero que carece del
derecho para adquirirla, convirtiéndose en un heredero putativo, la acción de petición de
herencia prescribirá a los diez años, contados a partir de que quede firme la sentencia que
lo declara heredero, consecuentemente, el heredero putativo se convertirá en el legítimo
heredero.

Suceden casos bastante frecuentes de prescripción adquisitiva; por ejemplo, si el


causante deja tres hijos y, uno de ellos, se queda viviendo en una casa que dejó al morir,
y ninguno de ellos ejerció la acción de petición de herencia dentro del plazo de veinte

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años, prescribiendo ésta, el poseedor de la casa la adquirirá por prescripción adquisitiva,
a pesar de que no han transcurrido los treinta años para pedir la declaratoria de herederos.
Pero si ese hijo estuviere poseyendo la casa porque un juez lo declaró heredero mediante
decreto judicial, sus hermanos sólo tendrán diez años para promover la acción de petición
de herencia; no haciéndolo, significaría la prescripción de su derecho de petición,
adquiriendo los bienes hereditarios el heredero putativo por prescripción adquisitiva del
dominio sobre ellos, pues la sentencia le sirve como justo título.

No debemos confundir la acción de petición de herencia con la acción reivindicatoria; la


primera es la que puede intentar el legítimo heredero contra el poseedor o poseedores de
los bienes hereditarios; la segunda, es la que puede promover el legítimo heredero contra
terceros adquirentes, --por ejemplo, compradores--, de bienes de la herencia
reivindicables.

Artículo 1215C.C. “El derecho de petición de herencia expira en veinte (20) años, pero el
heredero putativo, en el caso del párrafo final del Artículo 721, podrá oponer a esta acción la
prescripción de diez (10) años, contados como para la adquisición del dominio.”

10.- EJECUTORES TESTAMENTARIOS.

En otras legislaciones latinoamericanas, los ejecutores testamentarios se identifican con


los albaceas; en la nuestra, los ejecutores son los mismos herederos, o sus
representantes legales, quienes tienen la misión de ejecutar las disposiciones del testador.
Lejos de identificar a éstos con los albaceas, puntualmente prohíbe el albaceato.

En los casos de que la herencia sea proindivisa, todos los herederos, o sus representantes
legales, serán conjuntamente responsables de la administración de los bienes, derechos
y obligaciones de la herencia mientras subsista la proindivisión. Y, en el supuesto caso de
que se susciten problemas entre ellos, podrán nombrar un administrador; y si tampoco se
poner de acuerdo en su nombramiento, será el juez quien lo nombre, como lo manda el
artículo 1187 C.C.

Además de solicitar judicialmente la declaratoria de herederos, éstos, o sus


representantes legales, en su caso, mandarán a publicar en el diario oficial “La Gaceta” y
en un periódico de la localidad la notificación de su declaratoria a efecto de que los
acreedores del difunto y terceros interesados puedan ejercer sus derechos. La omisión de
estas diligencias hace responsables a los herederos o a sus representantes legales, de
cuantos daños y perjuicios puedan ocasionar a los acreedores.

Artículo 1216 C.C. “Los herederos o sus representantes legales son los ejecutores de
las disposiciones del testador. Se prohíbe el nombramiento de albaceas.”

Artículo 1217 C.C. “Habiendo dos (2) o más herederos, todos ellos, o sus
representantes legales, obrarán de consuno durante la proindivisión de la herencia.

En caso de discordia, se observará lo prevenido en el párrafo cuarto del Artículo 1187.”

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