Vincent Van Gogh
Vincent Van Gogh
Vincent Van Gogh
Postimpresionismo
Vincent Van Gogh nació el 30 de marzo de 1853 en Zundert (Países Bajos) y fue hijo de un
pastor protestante. Durante su infancia sufrió por haber sido el sustituto de un hermano que
nació muerto justo el mismo día, pero un año antes que él, y al que también habían llamado
Vincent. Fue un niño solitario y asistió a la escuela de manera muy irregular hasta que la
abandonó definitivamente a los quince años. De adolescente desarrolló un carácter muy
difícil y una personalidad cambiante e inestable. Años más tarde, Van Gogh comentaría
sobre su juventud: "Mi juventud fue triste, fría y estéril".
Primeras obras
En 1869 empezó a trabajar como aprendiz en Goupil & Co. (más tarde Boussod &
Valadon), una importante compañía internacional de comercio de arte de La Haya de la que
su tío, también llamado Vincent, fue socio. A Van Gogh le gustaba el trabajo ya que se
sentía atraído por el arte. Le gustaban los pintores holandeses del siglo XVII como
Rembrandt y los paisajistas franceses como Millet. Su carácter arisco hizo que fuera
trasladado a Bruselas y posteriormente a Londres, donde tuvo su primera crisis al
enamorarse de la hija de los dueños de la pensión donde se alojaba, Úrsula Loger, quien
rechazó su proposición de matrimonio. Acabó siendo despedido en 1876 tras un traslado a
París.
Con el tiempo, su religiosidad se había ido agudizando y decidió seguir los pasos de su
padre e ingresar en la escuela evangélica tras no ser admitido en la Facultad de Teología
protestante de Ámsterdam. Van Gogh ingresó en un centro protestante de Bruselas y en
1879 fue enviado como misionero evangelista a Wasmes, en la región minera de Borinage
(Bélgica). Fue una época trascendental en la vida de Vincent. Se dedicó por completo al
cuidado de los mineros, despreocupándose de la ropa, de la comida y de los asuntos
terrenales. De ese período es Los campesinos comiendo patatas, una de sus obras más
célebres. Finalmente, en 1880 regresó agotado a casa de sus padres y decidió dedicarse a la
pintura.
Van Gogh impregnó sus obras de una oscura personalidad fruto de su carácter. Quería
pintar gente trabajando y reflejar con un absoluto realismo la vida cotidiana de los más
desfavorecidos. Como punto de partida se fijó en los pintores realistas franceses, como
Millet. También tuvo un claro referente en Rembrandt en cuanto al color. A partir de
entonces usará gamas de tonos más oscuros e iluminará escasamente los ambientes. Un
ejemplo de esta época es su obra El tejedor.
Vida en París
Tras enamorarse de su prima Kate, Van Gogh abandonó la casa de sus padres y se trasladó a
París con su hermano Theo, donde pudo ver la obra de los impresionistas y conocer a
Toulouse-Lautrec y Paul Gauguin. En esa época Van Gogh experimentó con el
neoimpresionismo, estilo que había conocido a través del pintor Paul Signac, y se decantó
por el paisaje y el retrato empleando colores puros y pinceladas de pequeños toques que
recuerdan al puntillismo, una técnica que consiste en componer una obra mediante el uso de
puntos diminutos.
En 1887, durante su estancia en Arlés, en el sur de Francia, Van Gogh realizó un gran
número de obras: autorretratos, paisajes, pinturas de flores como Los girasoles o La terraza
de café en la Place du Forum, en las que logrará superar las limitaciones cromáticas de los
impresionistas y sus composiciones estarán dominadas básicamente por dos tonos: el azul y
el amarillo. En su intensa correspondencia con su hermano Theo, al que siempre consideró
su único amigo, le ofrece una explicación sobre su obra El dormitorio en Arlés: "Esta vez
se trata únicamente de mi habitación; sólo que aquí el color ha de serlo todo, y su
simplificación, que da una mayor grandiosidad a las cosas, pretende evocar el descanso o el
sueño en general. En una palabra, al mirar el cuadro debería reposar la mente, o más bien la
imaginación".
A instancias de Theo, Paul Gauguin se instaló junto a Van Gogh en la "casa amarilla" (así
llamada por el color de sus paredes) en octubre de 1888. La relación entre Van Gogh y
Gauguin se fue haciendo más y más difícil debido al fuerte carácter de ambos. En el
transcurso de una discusión, Van Gogh llegó a atacar a Gauguin con una navaja de afeitar;
luego, al parecer, arrepentido de aquel ataque de ira, se cortó el lóbulo de la oreja para
expiar su culpa y se lo hizo llegar a Gauguin, quien, lejos de conmoverse ante aquella
muestra, lo tildó de loco peligroso con el que no tenía ninguna intención de convivir. De
este confuso lance (pues existen otras versiones del mismo) dan fe dos célebres
autorretratos del pintor con una oreja vendada; en el segundo de ellos, Autorretrato con la
oreja cortada y pipa, de 1889, aparece fumando melancólicamente su pipa, ensimismado y
sombrío.
Durante los últimos treinta meses de su vida, Van Gogh llegó a realizar quinientas obras y
en sus últimos 69 días firmó hasta 79 cuadros. El 22 de febrero de 1890, Van Gogh sufrió
una nueva crisis calificada por él "como el punto de partida de uno de los episodios más
tristes en una vida ya plagada de tristes acontecimientos".
El crítico de arte Robert Hughes escribió que, entre mayo de 1889 y mayo 1890, Van Gogh
"tuvo arrebatos de desesperación y alucinación que le impedían trabajar, y entre ellos,
meses en los que pudo hacerlo y lo hizo marcado por el éxtasis de un extremo visionario".
Sin embargo, su depresión empeoró y, según la versión oficial, el 29 de julio de 1890, a la
edad de treinta y siete años, mientras paseaba por el campo, se disparó en el pecho con un
revólver. No se dio cuenta de que su herida era mortal y volvió a la pensión Ravoux, donde
murió en su cama dos días después en brazos de su hermano Theo.
En su lecho de muerte se encontró una carta en la que venía escrito: "Yo arriesgué mi vida
por mi obra, y mi razón destruida a medias".
Ambos autores presentaron varias pruebas que, según ellos, refutaban el suicidio: la
supuesta nota de suicidio que se encontró entre las ropas del artista no era tal, sino que se
trataba del borrador de una carta dirigida a su hermano Theo. Otra prueba que sustentaba su
teoría es que el artista había pedido una enorme cantidad de pinturas tan sólo dos días antes
de morir, lo que no tendría mucho sentido si tenía planeado quitarse la vida.
Además consideraron que las heridas mortales que presentaba el cuerpo de Van Gogh no
eran del todo coherentes con la historia oficial de su muerte. El primer disparo fue en el
abdomen (no es habitual que un suicida se dispare en el abdomen). Otro hecho que
encontraron extraño es que el cuerpo agonizante fue hallado a casi un kilómetro del lugar
donde recibió el primer disparo (¿puede un hombre agonizante recorrer esa distancia?). El
segundo disparo fue en el pecho, aunque no llegó a tocar órganos vitales. Y, para rematar el
misterio, al parecer nunca se encontró el arma (aunque recientemente se ha subastado en
París un arma que supuestamente es la pistola que acabó con la vida del artista).
Lo cierto es que Van Gogh fue un hombre solitario y depresivo durante buena parte de su
vida. Sus tendencias autodestructivas y su carácter introvertido le llevarían al borde de la
locura en las últimas etapas de su vida, sufrió siempre de depresiones e incluso intentó
suicidarse varias veces. Es cierto que se cortó la dichosa oreja (el lóbulo en realidad), que
contrajo una sífilis que dañó todavía más su cerebro, que se comía su pintura con plomo,
que bebía absenta hasta quedar inconsciente, que sus relaciones sociales y sentimentales
fueron desastrosas, que olía fatal, que fue un mantenido por su hermano Theo, que fue
internado en psiquiátricos y que acabó pegándose un tiro en el pecho. Su único y verdadero
amigo fue su hermano Theo a quien contaba todos sus problemas. El artista holandés no
solo es uno de los pintores más famosos del mundo, sino que también se le considera
cofundador del postimpresionismo y padre del arte moderno. Decidió ser pintor cuando
tenía 27 años y siempre quiso reflejar su vida en las obras que pintaba. Su carrera pictórica
está marcada por los lugares donde vivió y trabajó y los sentimientos que jamás lo
abandonaron. Pero sería muy simplista afirmar que su particular estilo (colores chillones,
pinceladas bruscas…) se debe a su estado piscológico. En realidad Van Gogh pintaba de esa
forma porque ese era su estilo, un estilo lúcida y conscientemente adquirido. Loco o
cuerdo, sus cuadros eran relativamente independientes de su psique.