Día 20 de 33 Quiero Que Seas Un Buen Discípulo
Día 20 de 33 Quiero Que Seas Un Buen Discípulo
Día 20 de 33 Quiero Que Seas Un Buen Discípulo
He visto a Ana leer con admiración y temor las letras de oro y rojas brillantes de la escritura,
y su gozo fue tan grande que pareció rejuvenecer cuando se levantó para dirigirse a Jerusalén.
He visto, en el momento en que el ángel se acercó a ella, un resplandor bajo el corazón de
Ana, y allí, un vaso iluminado. No puedo explicarlo de otro modo sino diciendo:
Había allí como una cuna, un tabernáculo cerrado que ahora se abría para recibir algo
santísimo. No puedo expresar cómo he visto esto maravillosamente. Lo vi como si fuera la
cuna de toda la humanidad renacida y redimida;
lo vi como un vaso sagrado abierto, al cual se le quita el velo.
Reconocí esto con toda naturalidad. Este conocimiento era a la vez natural y celestial.
4.- MEDITACIÓN DEL DÍA
Día 20
“QUIERO QUE SEAS UN BUEN DISCÍPULO”
Habla el Inmaculado Corazón de María:
Hijo, cómo dejarte solo si fuiste el motivo para que Jesús muriera en una cruz, para que se
hiciese mártir del calvario y pagara con su vida la deuda que un día contrajiste por el pecado.
Cómo no hablarte al corazón, si necesitas de los consejos de una buena madre, aún eres
pequeño, necesitas que te tome de mis manos virginales y te muestre el camino que te lleva
al cielo.
Cómo no preparar mis lecciones de amor ahora que de tus ojos se han corrido cortinas de
oscuridad y puedes ver; ahora que tu corazón se ha sensibilizado a mis palabras y quieres
consagrarte a mi inmaculado corazón.
Sé que no buscas ningún rango en mi ejército victorioso, eres humilde, eres sencillo y te
alegrarás con tan sólo ser mi soldado raso.
Cómo no pedirte un cambio en tu vida, cuando tantas almas se han condenado por no haber
vivido el evangelio, por no haber llevado vida sacramental, por no haberse acogido a la
misericordia divina.
Cómo no hablarte del cielo, del purgatorio del infierno.
Busca en el catecismo de la iglesia; necesitas adoctrinarte, necesitas formarte como un buen
discípulo para que no seas engañado, para que no seas arrastrado por filosofías llamativas y
extrañas.
Cómo no hablarte de la misericordia del Señor, si su corazón es un océano infinito de amor y
de ternura para contigo y para con todos los impíos y pecadores.
Jesús te espera para abrazarte.
Jesús te espera para quitar el barro del pecado que aún llevas adherido en tu corazón.
Jesús te espera para transfigurar todo tu ser y despertar en ti ávidos deseos de alcanzar la
virtud y la santidad.
Hijo mío sé dócil a mis consejos; si en este instante mis palabras provocan en tu corazón
dolor, arrepentimiento por haber ofendido a mi hijo Jesús, busca a un sacerdote, confiesa tus
pecados, purifica tu alma y haz el firme propósito de alcanzar la conversión de corazón.
CONSÁGRATE A MI INMACULADO CORAZÓN, medita en mis lecciones de amor, aléjate de
las cosas del mundo; porque fácilmente te puedes perder, fácilmente puede llegar a ti un lobo
disfrazado con piel de cordero y destrozarte sin compasión, por eso ora y mantente vigilante.
CONSÁGRATE A MI INMACULADO CORAZÓN y junto con San Miguel Arcángel derrota a
satanás y a sus secuaces; el bien siempre prevalecerá sobre el mal.
HABLA EL ALMA:
Madre celestial, prende fuego de amor en mi corazón para que haga cenizas mis
maldades e iniquidad, deseo adquirir el brillo de mi alma, porque el pecado
opacó la luz divina, que suele regalar el Señor a las almas inocentes.
En este día hago el propósito de caminar por los caminos angostos que me llevan
al cielo; lucharé con tesón, para alcanzar la salvación de mi alma y recibir el
premio que se me tiene prometido.
En este día, hazme sentir repugnancia por el pecado y horror por las penas del
infierno.
En este día cumpliré con lo que me pides; el catecismo de la Iglesia católica será
libro de estudio, porque es necesario informarme para ser un buen discípulo.
Haz que los rayos de luz que brotan de tu seno maternal irradien en mi interior
y transformen todo mi ser.
EN CADA MISTERIO:
- OH MARÍA, NOS CONSAGRAMOS A TU CORAZÓN
INMACULADO, PARA QUE NOS CONSAGRES AL CORAZÓN DE
TU DIVINO HIJO