Sucesos-Y-Relatos - Roberto-Flores (2015)
Sucesos-Y-Relatos - Roberto-Flores (2015)
Sucesos-Y-Relatos - Roberto-Flores (2015)
Y RELATO
SUCESOS Y RELATO
de narraciones se revela estratégica, pues permite tender puentes
disciplinarios entre la lingüística y la semiótica, así como dar
un fundamento fenomenológico y cognoscitivo a los conceptos
aquí presentados. El aspecto, encargado de la duración interna
de los sucesos, es presentado, en especial, como el responsable del
avance de las narraciones: la riqueza de efectos de sentido que
aporta a los relatos es puesta aquí en relieve y utilizada para dar
cuenta de la diversidad de maneras de contar la historia.
`Ìi`ÊÜÌ ÊÌ iÊ`iÊÛiÀÃÊvÊ
vÝÊ*ÀÊ* Ê `ÌÀÊ
/ÊÀiÛiÊÌ ÃÊÌVi]ÊÛÃÌ\Ê
ÜÜÜ°Vi°VÉÕV° Ì
SUCESOS Y RELATO
—hacia una semiótica aspectual—
SUCESOS Y RELATO
—hacia una semiótica aspectual—
Roberto Flores O.
México, 2015
Primera edición: diciembre 2015
ISBN: 978-607-8446-18-6
9 AGRADECIMIENTOS
11 APERTURA
21 PARTE I: Sucesos
23 I. Continuidad y relato
51 II. Segmentación y clausura
77 III. Secuencialidad y presuposición
263 CIERRE
281 BIBLIOGRAFÍA
AGRADECIMIENTOS
9
Roberto Flores O.
diera: semestre tras semestre hemos discutido muchas de las ideas planteadas
aquí. Espero haber estado a la altura de su aguda inteligencia.
Pero, ante todo, agradezco a Ce su amor durante los largos días en que,
retraído del mundo y concentrado en la pantalla, respondía con monosílabos
a su dulce compañía. A ella dedico este libro.
10
APERTURA
11
Roberto Flores O.
12
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Apertura
13
Roberto Flores O.
14
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Apertura
15
Roberto Flores O.
16
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Apertura
17
Roberto Flores O.
18
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Apertura
19
Roberto Flores O.
20
PARTE I
SUCESOS
21
PRIMER CAPÍTULO
CONTINUIDAD Y RELATO
1. INTRODUCCIÓN
23
Roberto Flores O.
24
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
2. SUCESOS
25
Roberto Flores O.
mente a las tres nociones (aunque, eventualmente, se utilicen fact y fait como denominación del
hecho), pero en español es posible utilizar los tres términos distintos ya mencionados.
2. Además de Temps et récit, ya citado en la nota anterior, es preciso revisar la obra de P.
Ricoeur, desde Histoire et vérité (1964), hasta Mémoire, histoire, oubli (2000), pasando por La
métaphore vive (1975) para demarcar los eventos en tanto ocurridos, conocidos y narrados.
3. Al respecto considérese la posición de E. O’Gorman sobre el sentido de la historiografía
como lectura de fuentes históricas, comentado en R. Flores (1994).
26
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
27
Roberto Flores O.
esto resulta imposible en la práctica, puesto que supondría tener acceso a todas esas consecuen-
cias. A esto se añade la dificultad suplementaria que, tanto causas como consecuencias, tendrían
que ser interpretadas unívocamente.
28
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
29
Roberto Flores O.
tos señeros que dan forma al conocimiento de la historia, lo que permite otra
distinción de términos y conceptos. Los acontecimientos como conocimiento
no son dados por los hechos efectivamente acaecidos, sino por la información
de esos hechos que le llega a los historiadores a través de las fuentes documen-
tales y de los restos materiales que estudian disciplinas como la arqueología.
En ese sentido, la historiografía no se presenta como un conocimiento directo
de los hechos, sino como una confrontación de sucesivas narraciones e inter-
pretaciones, a través de la lectura e interpretación de las fuentes. De modo que
el conocimiento de los acontecimientos es una tarea constructiva que se hace
a partir del lenguaje.6
De la distinción entre las tres nociones de evento se derivan dos ordena-
mientos: en uno, el conocimiento de un acontecimiento es antecedente de
su narración como suceso —serie identificada como (H)AS—; en el otro, la
narración de un suceso es la fuente del conocimiento —serie (H)SA—. En
ambos casos el hecho real es considerado un presupuesto inaccesible directa-
mente tanto al conocimiento como a la narración: no hay referencia directa a
él y, por ello, es puesto entre paréntesis. El hecho acaecido es el presupuesto
del conocimiento histórico, puesto que ese conocimiento, para que sea con-
siderado conocimiento de la historia, supone que ocurrieron los hechos. El
conocimiento de los hechos sólo se expresa discursivamente; luego entonces el
hecho es también el presupuesto de la narración de sucesos.
Además de las distinciones anteriores, es preciso reconocer algunas rela-
ciones entre el análisis semiótico del discurso histórico y la historiografía. En
cuanto a las relaciones entre el suceso narrado y el hecho, es necesario partir
de una definición intuitiva: un hecho es aquello que acaece, para el caso, las
acciones del hombre a través del tiempo; a partir de él es posible obtener la
definición de la historiografía como narración verdadera de los hechos del
pasado. Bajo esta definición pudiera pensarse que el discurso histórico es la
imagen de un hecho o un conjunto de hechos ocurridos en un pasado, pero
esta imagen carece de un referente que permita su verificación o su fidelidad.
Otra alternativa es considerarlo como una imitación de su acontecer dinámico
en la temporalidad. Con ello se otorga un estatuto ontológico tanto al hecho
como a su devenir en el tiempo y parece concederse la posibilidad de emitir un
30
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
7. La traducción de todas las citas son mías, salvo que la referencia bibliográfica remita a
una edición en español.
31
Roberto Flores O.
3. CONTINUIDAD
32
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
diversos, como aquellos pintores que aplican una base de color en el fondo de
su obra. Otra posibilidad es la de suponer una serie de puntos yuxtapuestos
cuyo ritmo y orden nos hacen postular su posible continuación infinita. Otro
continuo es el que reconocemos al dividir una extensión en partes cada vez
de menores dimensiones y al imaginar que se procede así de manera infinita.
Sin pretender ser exhaustivos, es posible mencionar por último un continuo
concebido como movimiento, como un recorrido ininterrumpido. ¿Bajo cuál
de estas imágenes serán concebidos los encadenamientos de sucesos que cons-
tituyen un relato?
De una manera que sólo aparentemente es similar a los hechos del mun-
do, cada suceso es singular dentro de su universo discursivo: esto quiere decir
que se encuentra localizado de manera precisa en el tiempo y el espacio del
discurso y que, por ello, no podría retornar (Rose is a rose is a rose). Sin em-
bargo, la propiedad que aquí será considerada como primordial de este tipo
de discurso no es la posición que ocupa dentro de un flujo narrativo, sino
una propiedad inherente que permite el paso de un suceso a otro por encima
de sus diferencias. El discurso es entonces concebido como la permanencia
temática de una identidad. Esta propiedad es esencialmente temporal, pero se
trata del tiempo que se inscribe en los sucesos de manera primordial y sólo in-
directamente del tiempo sobre el que se inscriben los sucesos: tiempo interno
al suceso y no el que se plantea en su exterioridad. Sin embargo, no se tratará
de evadir el problema postulando un hipotético sema de continuidad (o su
opuesto) en el interior de una unidad semántica preexistente, sino de examinar
qué es lo que sucede entre dos unidades semánticas que son reconocidas como
sucesos cuando es supuesta una continuidad entre ambas.
No se trata entonces de abordar, sin más, la continuidad en matemáticas,
o el viejo pero aún vigente problema de la continuidad física desde sus orí-
genes en Heráclito, sino de considerarla como un efecto de sentido estricto,
es decir, una propiedad rigurosamente semántica del discurso. El campo de
reflexión se restringe así al de la continuidad entre sucesos y se hace caso omiso
de otras formas de continuidad en el lenguaje, como pueden ser en fonología,
en la polisemia, en escalas semánticas o argumentativas, etc., aunque induda-
blemente sean fenómenos interrelacionados. Se corre, pues, voluntariamente,
el riesgo de restringir en exceso el campo, pero con el fin de ceñir con la mayor
precisión posible los fundamentos de una semiótica de los sucesos: de la conti-
nuidad entre sucesos el énfasis estará puesto en el segundo término. Pero no se
33
Roberto Flores O.
piense, por ello, que la cuestión es simple, basta con considerar algunas de las
temáticas inevitablemente involucradas:
• continuidad y tiempo.
• continuidad e intervalo.
• continuidad y acción.
• continuidad y transformación.
• continuidad y objeto.
Para E. Husserl (1964), tanto el espacio pre-fenoménico como la con-
ciencia interna del tiempo descansan en la intuición originaria del continuo.
¿Cómo formalizar ese continuo? Son dificultades de su intuición y de la intui-
ción del tiempo como un continuo, su no composicionalidad. Por otra parte,
la continuidad supone proporcionalidad: en una función continua la magni-
tud del output es siempre proporcional a la magnitud del input. La continui-
dad de un proceso indica que todo intervalo, sin importar que tan pequeño
sea, siempre contiene un intervalo de menor extensión.
¿Cómo distinguir el suceso del objeto que afecta? Aquí hay un principio
de reflexión: el objeto es susceptible de retornar múltiples veces involucrado
en distintos sucesos y relacionándose con otros objetos cada vez de manera
diferente. En cambio, el suceso no parece cumplir esta condición: su identidad
proviene no solamente de su tenor interno, sino también de la estabilidad de
relaciones que tiene con respecto a otros sucesos. Pero esas relaciones pueden
ser de carácter local o global: si un suceso determinado fuera caracterizado por
la totalidad de relaciones en las que virtualmente podría entrar, entonces ad-
quiriría una identidad específica que operaría en detrimento de su capacidad
de ser clasificado, puesto que cada uno de ellos ocuparía un lugar único en el
devenir. Por su parte, los objetos poseen algunas determinaciones espacio-tem-
porales que únicamente se asocian a los sucesos en los que intervienen: afirmar
que un asiento en el cine está libre y otro está ocupado equivale a enunciar
dos determinaciones distintas de objetos que, por lo demás, son considerados
similares: esta diferencia es la que propone A. J. Greimas (1976 [1966]) entre
un significado invariante y uno que es producto del contexto; para abordar
unitariamente ambos tipos de significado, debe considerarse que un objeto es
un punto de fijación de cualidades atribuidas por los enunciados y no como
una “cosa” del mundo. De ahí su carácter discreto, que no es tanto una propie-
dad en sí misma, sino un contraste que surge al comparar distintos contextos
enunciativos.
34
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
Es posible considerar semióticamente los dos ordenamientos entre las tres no-
ciones: en el primero, los relatos se apoyan en la existencia de conocimientos;
en el segundo, los conocimientos se apoyan en la existencia de relatos.
Por una parte se cuenta con la serie (H)AS, que es la manera en que usual-
mente es concebida la gestación de un texto historiográfico: el relato histórico
y su contenido semántico, los sucesos narrados, surgen de los acontecimientos
que el historiador reconoce y a los que les asigna el valor de conocimientos. El
conocimiento es conocimiento de lo acaecido en la realidad. El acopio de da-
tos sobre los hechos históricos, su selección y evaluación tienen como objetivo
final producir un relato histórico, una narración de sucesos. De modo que el
conocimiento personal del historiador, que obtiene al considerar el saber ya
acumulado, al seleccionarlo, compararlo y evaluarlo, es el paso intermedio
previo a la escritura de su visión singular de la historia. Por su parte, el hecho
sirve de postulado de origen, de fundamento del conocimiento y del relato
35
Roberto Flores O.
36
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
37
Roberto Flores O.
lenguaje, hacia las futuras narraciones que darán cuerpo al recuerdo. Debido a
esto, no sólo será lo memorable e inteligible del hecho, sino también lo enun-
ciable de la historia, la condición de toda enunciación o narración de sucesos.
Quizá parezca que se otorga más atención al acontecimiento como signo
que al suceso, pero ello se debe a que el primero gira alrededor del segundo
para enmarcarlo y definir negativamente sus fronteras. Este gesto estructural
inscribe a la narración de sucesos en el seno del conocimiento histórico e in-
troduce en éste una diferencia: A’ > S > A”, siendo A’ diferente de A”: no es
lo mismo el conocimiento como fundamento cognoscitivo del discurso que
como su interpretación. El suceso narrado inscrito en un relato histórico es
el pivote del conocimiento histórico en su carácter no sólo de lenguaje sino
también de monumento o, mejor dicho, de resto del pasado —recuérdese que
toda narración es también un hecho de lenguaje—, no del pasado del cual
hace el relato (el hecho histórico), sino del pasado constituido por su propia
enunciación. Tanto para el acontecimiento como para el hecho, el suceso es
una estructura transicional, el “en medio” de A, pero también de H, el fin de
la memoria.9 Por ello es que el suceso debe ser, pues, concebido como una
estructura diferenciadora y creadora del sentido; su papel como mediador para
el conocimiento histórico permite justificar el fundamento semiótico de la
historiografía. Por esa razón, en lo que queda de este apartado se desplegará
este fundamento al mostrar el modo en que la narración de sucesos es asumida
como conocimiento por parte de la enunciación.
9. Para E. O’Gorman (1949), la historia existe para ser narrada (ver también R. Flores,
1994).
38
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
“Al año siguiente, que fué a la entrada del diez y ocho, vieron asomar por la mar,
la flota en que vino el Marqués del Valle, D. Fernando Cortés, con sus compa-
ñeros, de cuya nueva se turbó mucho Motezuma, y consultando con los suyos,
dijeron todos que sin falta era venido su antiguo y gran señor Quetzalcoatl.”
Los sucesos se ordenan unos con respecto a otros mediante relaciones ló-
gicas de antecedente y consecuente que constituyen la relación de presuposición
definida como una relación de dependencia unilateral entre sucesos (ver más
adelante, el tercer capítulo). Al establecerse entre sucesos, sin que otro elemen-
to intervenga, esta relación de dependencia pertenece a la segundidad y hace
de cada suceso un índice de su ordenamiento secuencial. Así, en el relato que
10. Este apartado asume cierta familiaridad con los conceptos básicos de la semiótica de
Ch. S. Peirce, en especial con las 10 categorías del signo. El lector que desee introducirse al tema
encontrará una buena introducción en R. Marty (en línea). Que sea aquí dispensada una presen-
tación que necesariamente se extendería a lo largo de varias cuartillas.
39
Roberto Flores O.
Argumento
333
Símbolo dicente
332
40
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
sirve de ejemplo, para tener una opinión sobre la llegada de los españoles, éstos
tuvieron que haber llegado y ser notados previamente: un suceso no tendría
sentido sin sus antecedentes ni sus consecuentes.11
La descripción de la secuencialidad de un relato exige la definición de esta
relación, independientemente de su aplicación a un caso singular; se requiere,
pues, de un legisigno icónico (311, en la nomenclatura de Ch. S. Peirce: figura
1 y figura 2) que expresa la cualidad que se desea poner en relieve y que se pos-
tula como regla o ley. Con ayuda de ese signo se toma un par de sucesos cual-
quiera, para el que se postula una relación diádica que se expresará mediante
un diagrama parcial concreto que corresponde a un sinsigno icónico remático
(211) y, más específicamente, un icono-diagrama, puesto que desde esta pers-
pectiva los sucesos considerados sólo interesan como entidades relacionales.
Ese signo permite que un suceso remita al otro en virtud de la relación de
presuposición que los une, la cual refleja una conexión causal o aspectual de los
sucesos, que corresponde a un sinsigno indicial remático (221). Este último
signo manifiesta el orden presuposicional del conjunto del relato, que es un
sinsigno indicial dicente (222). El recorrido permite reconocer el entramado
de dependencias que afectan a todos los sucesos de un relato desde un orden
local hasta un orden global, desde un par de sucesos hasta la totalidad de suce-
sos que componen un relato.
El relato tiene una existencia semiótica propia que se manifiesta en su
estructura relacional interna. Pero ese relato es atribuido a un acto de enuncia-
ción que lo produce. La estructura enunciativa de un relato permite abordar la
relación que mantiene el sujeto responsable de la enunciación (el enunciador)
con el enunciado producido. No se trata del autor, individuo que factualmente
se encuentra en el origen del relato considerado, sino de la imagen que del
enunciador se produce desde el relato. La imagen es susceptible de corres-
ponder a un individuo que se manifiesta en el relato mediante el pronombre
singular en primera persona; en ese caso estamos frente a un Yo enunciador,
signo del autor José de Acosta, que asume la responsabilidad de lo dicho:
“Yo digo que Cortés conquistó Tenochtitlan”. Con ello, el enunciador asume
41
Roberto Flores O.
Cualisigno
111
Se dice
Símbolo remático
331
Yo digo
Legisigno indicial remático
321
Eso es o existe
Sinsigno indicial remático
221
42
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
43
Roberto Flores O.
44
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
Conocimiento
Argumento
333
Disciplina
Símbolo dicente
332
Relato singular
Símbolo remático
331
suceso. Esa relación a veces es presentada por el historiador como una relación
temporal entre un suceso anterior y otro posterior y, en otros casos, como una
relación de orden causal, en la medida en que un suceso determinado sea pre-
sentado discursivamente como la causa de otro suceso. Sin embargo, tanto la
relación temporal como la causal12 derivan del reconocimiento de la relación
lógica de dependencia subyacente que se establece entre un suceso antecedente
y otro suceso que es considerado su consecuente.
Sólo al reconocer las relaciones lógicas entre sucesos es posible decir que
un suceso primero adquiere su importancia y su relevancia. Pero el suceso
narrado es también un suceso interpretado, es decir, un suceso juzgado en su
pertinencia histórica, con respecto a la asunción de verdad desde el simulacro
de enunciación (figura 3), pero también con respecto a su inscripción en un
ámbito disciplinario (figura 4). Por ello debe considerarse que ese suceso no
sólo adquiere su sentido por la relación con su consecuente, sino también por
12. De hecho, existe un cuarto ordenamiento que corresponde al orden de mención de los
sucesos en el relato, que responde al valor explicativo y argumentativo del texto histórico.
45
Roberto Flores O.
46
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
Por supuesto que un relativista quisiera poder decir que todas las narraciones son
significantes en ese sentido, en la medida que todos los historiadores se rigen por
una especie de propósito moral y por un intento pragmático; esto sirve para deter-
minar la clase de cosas que escriben, la manera en que lo escriben y los eventos que
consideran relevantes. Sea esto verdad o no, persiste el hecho de que es posible
concebir narraciones que no: al menos, Ranke sostuvo que no tenía un motivo
ulterior, que él estaba interesado en decir lo que realmente sucedió y, por lo tanto,
que escribía narraciones llanas (A. C. Danto, 1965: 133. Itálicas en el original).
47
Roberto Flores O.
48
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Primer capítulo. Continuidad y relato
49
SEGUNDO CAPÍTULO
SEGMENTACIÓN Y CLAUSURA
1. INTRODUCCIÓN
51
Roberto Flores O.
13. En este sentido, corpus sería un texto o un fragmento de texto constituido con vistas al
análisis, mientras que el texto es tal por sí mismo independiente de cualquier análisis.
52
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
53
Roberto Flores O.
DISJUNCIONES
Nivel narrativo Nivel discursivo Textualización
Demarcadores
Conectores lógicos &ULWHULRVJUiÀFRV
temporales
D. espaciales Disjunciones tópicas ...
D. actoriales Recurrencias
...
54
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
55
Roberto Flores O.
esta manera, habrá segmentos cuya unidad es débil frente a otros dotados de
una fuerte cohesión textual. Es posible correlacionar esta diferencia, por un
lado, con la relativa autonomía semántica de las secuencias así reconocidas: la
posibilidad de que esas unidades sean totalmente dependientes del relato en-
globante o que sean susceptibles de ser consideradas como un microrrelato. El
grado máximo de diferenciación se produce cuando las marcas aíslan un relato
completamente autónomo de su entorno discursivo. Sin embargo, es preciso
recordar que la segmentación no prejuzga acerca del contenido semántico de
las secuencias y de los relatos: un segmento es candidato a ser considerado
como una secuencia narrativa. Cuando las marcas encuadran la totalidad de
un relato —es decir, cuando se reconocen sus fronteras extremas—, se hablará
de la demarcación, mientras que las marcas al interior de un relato indican la
existencia de secuencias constitutivas del relato y se hablará de segmentación.
Es posible, también, que las marcas pertenezcan a la propia unidad (mar-
cación interna) o que la delimitación sea operada indirectamente por la pre-
sencia de marcas pertenecientes a unidades adyacentes (marcación externa):
en un ordenamiento lineal, el final de un segmento marcaría la posibilidad del
inicio de otro y, correlativamente, el inicio de un segmento señalaría el final
del segmento anterior. Además, las marcas de segmentación se acumulan, de
manera que la frontera es señalada con mayor fuerza; en tal caso, la contun-
dencia y claridad del cierre descansa en una suma y no en la naturaleza de la
marca. La acumulación de marcas ofrece varias posibilidades de segmentación:
• La secuencia o relato posee marcas tanto de inicio como de fin, sus
fronteras son inequívocas y la unidad textual demarcada posee auto-
nomía y completud semánticas.
• La secuencia no posee marcas de inicio o de fin y constituye un relato
abierto, aunque se encuentre demarcado por secuencias adyacentes.
• La secuencia posee una frontera inicial, señalada mediante marcas in-
ternas o externas, pero no posee frontera final y, por ello, no culmina.
• La secuencia no posee frontera inicial pero sí posee marcas internas o
externas de su final.
Estas consideraciones serán de gran importancia en el momento en que se
aborde el orden de los relatos en función de las secuencias de sus sucesos cons-
titutivos, pues permitirá establecer una caracterización aspectual de los relatos.
56
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
En el seno de la teoría del lenguaje son dos los lugares donde se ha ubicado la
noción de discurso; en ambos, la definición se ha dado a través de operaciones
de delimitación que, para el caso, han sido llamadas clausura del discurso,
generando con ello cierta confusión. Al discurso se le ha ubicado dentro de la
jerarquía de metalenguajes que conforman la teoría del lenguaje (L. Hjelmslev,
1976 [1963]: 167-173) en el primer y en el segundo nivel: elucidar esta doble
inscripción es de vital importancia para su definición.14 Ubicar el concepto en
el lenguaje metodológico (metalenguaje de segundo nivel) equivale a hacer
de él el nombre del objeto de estudio. Significa convertirlo en la meta de la
acción analítica, aquello a lo que se enfrenta el analista, su ob-jectum. En pocas
palabras significa, desde una perspectiva fenomenológica, construir un objeto
al momento de designarlo. Sin embargo, el acto de designación por el que el
concepto adquiere su sentido es a todas luces insuficiente. Esto es porque el
sentido así obtenido no es un sentido pleno. Por el momento, la designación
fundadora señala un lugar vacío, una mera virtualidad de sentido. La desig-
nación circunscribe un espacio cuyas fronteras no son fijadas por el espacio
mismo, sino por los espacios adyacentes en un proceso de demarcación exter-
na. De suerte que, conformándose con este primer intento de definición, el
discurso aparece como el resultado de una doble negación, como lo que no-no
es discurso. El discurso parecería ser, entonces, pura negatividad: un resto, un
desbordamiento no contemplado por otras disciplinas, un espacio de exclu-
sión y no un espacio positivamente definido.
Al respecto, cabe detenerse en la concepción semiótica de la negación,
aunque sea únicamente para evitar confusiones. Se ha sugerido definir esta
negación como una oposición privativa, dándole un estatuto lógico. Sin em-
bargo, como el mismo A. J. Greimas señala (en M. Arrivé y J. C. Coquet,
1987: 301-330), se presentan dificultades insuperables como es la de entender
qué significa un término contradictorio producto de la operación de nega-
ción: ¿qué significa, por ejemplo, el término no-vida? Desde la perspectiva
lógica este término sería equivalente a todo, a cualquier cosa que no fuera
vida, lo cual tiene la gran desventaja de hacer extensiva la categoría vida vs.
muerte a todo el universo: un mueble, un instrumento, una piedra podrían ser
14. Una precisión semejante, pero referida al signo, se encuentra en K. Heger, 1974: 2-3.
57
Roberto Flores O.
15. Es el sentido que A. J. Greimas y J. Fontanille (1994 [1991]: 40) dan a la noción de
sommation, de difícil y engañosa traducción: “delimitar una zona, sommer un sitio, es decir,
negar lo que ese sitio no es”. Es preciso recordar que sommer tiene en francés tres acepciones:
“conminar”, “sumar”, “dominar u ocupar una cumbre”. La semiótica tensiva de C. Zilberberg
ha explotado el sentido de conminación (consulta directa al autor), pero es preciso indicar que
la cita de A. J. Greimas y J. Fontanille define el término como la negación del no-lugar. El sus-
tantivo somme, una de sus acepciones, lo hace equivalente a síntesis o resumen, términos que
dan la idea de una agrupación en un lugar determinado, lo que supone una operación de triaje,
mediante la cual la delimitación opera por el rechazo de todo aquello que no posee el atributo
rector de la operación.
58
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
59
Roberto Flores O.
recurrencias léxicas o por reducción del texto a frases básicas: esta construcción
supone, pues, un vínculo entre forma lingüística y contenido semántico. En
contraste, el deductivista se ve obligado a preguntarse sobre el valor intrínseco
de la marca y sobre su doble poder de representación que le permite tanto pre-
sentarse a sí misma como unidad del plano de la expresión, como representar
un hito en el contenido semántico del texto.
Lejos de poseer una función sígnica simple, donde se asociaría una unidad
del plano de la expresión a una unidad del plano del contenido, la marca con
la que se reconocen los límites del discurso, además de su propio valor, posee
una función en la cual una unidad de la expresión se asocia, no a una unidad
del contenido, sino a la articulación misma de las unidades del discurso. Es
decir, una marca tal como la aparición de un nuevo actor en el relato no sólo
es un signo de sí mismo, sino el indicio de que la unidad del texto se compone
de al menos dos secuencias. Es este el papel de la marca que es preciso que
cuestionar pero, antes, es necesario explorar el modo en que se relacionan las
clausuras metodológica y descriptiva de los discursos, examinando su lugar en
el proceso analítico.
4. EL RECORRIDO ANALÍTICO
16. La hipótesis de A. J. Greimas (en M. Arrivé y J. C. Coquet, 1987) es que las estructuras
narrativas son las que, por su importancia, determinan la segmentación más adecuada del texto.
60
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
CLAUSURAS
METODOLÓGICA DESCRIPTIVA
Designación Segmentación
ANTERIOR
Unidad discursiva hipotética Secuencias provisionales
Estructuración Articulación
POSTERIOR
Discurso como totalidad Secuencias narrativas
17. Respecto de este cuadrado es preciso consultar los siguientes artículos: A. J. Greimas
y E. Landowski, “Analyse sémiotique d’un discours juridique” (en A. J.Greimas, 1976); J. C.
Coquet, “L’École de Paris” (que es la introducción a J. C. Coquet (ed.), 1982: 5-64). También
es posible consultar con provecho un texto temprano de A. J. Greimas, “Comment définir les
indéfinis?” (1963: reimpreso en A. J. Greimas, 2000).
61
Roberto Flores O.
Designación Articulación
Metodológica anterior Descriptiva posterior
Estructuración Segmentación
Metodológica posterior Descriptiva anterior
62
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
63
Roberto Flores O.
64
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
Secuencia (Sc) 1
La primera vez que parecieron navíos en la costa desta Nueva España,
los capitanes de Motecuzoma, que se llamaban calpisques, que estaban
cerca de la costa, luego fueron a ver qué era aquello que venía, que
nunca habían visto navíos, uno de los cuales fue el calpisque de Cuex-
técatl que se llamaba Pínotl. Llevó consigo otros calpisques: uno que
se llamaba Yaotzin, que residía en el pueblo de Mictlancuauhtla, y otro
que se llamaba Teocinyócatl, que residía en el pueblo de Teocinyócatl,
y otro que se llamaba Cuitlalpítoc; éste no era calpixqui, sino criado
de uno destos calpisques y principalejo; y otro principalejo que se lla-
maba Téntlil. Estos cinco fueron a ver qué cosa era aquello, y llevaban
algunas cosas para venderlos, so color de ver qué cosa era aquélla. Y
lleváronlos algunas mantas ricas que sólo Motecuzoma las usaba; nin-
guno otro tenía licencia de usarlas.
Sc 2
Entraron en unas canoas y fueron a los navíos. Dixeron entre sí: “Esta-
mos aquí en guarda desta costa. Conviene que sepamos de cierto qué es
esto para que llevemos la nueva cierta a Motecuzoma.” Entraron luego
en las canoas y comenzaron a remar hacia los navíos.
Sc 3
Y como llegaron junto a los navíos y vieron a los españoles, besaron
todas las pruas de las canoas en señal de adoración. Pensaron que era el
dios Quetzalcóatl que volvía,
Sc 4
al cual estaban y están esperando, según parece en la historia deste dios.
Sc 5
Luego los españoles los hablaron. Dixeron: “¿Quién sois vosotros?
¿Dónde venís? ¿De dónde sois?” Respondiéronlos los que iban en las
canoas: “Hemos venido de México.” Dixéronles los españoles: “Si es
verdad que sois mexicanos, decidnos ¿cómo se llama el señor de Mé-
xico?” Ellos les respondieron: “Señores nuestros, llámase Motecuzoma
el señor de México.”
65
Roberto Flores O.
Sc 6
Y luego les presentaron todo lo que llevaban. De aquellas mantas ri-
cas que llevaban, unas se llamaban xiuhtlalpilli; otras, tecomayo; otras,
xahualcuauhyo; otras, ecacozcayo;18 otras, tolecyo o amalacayo; otras, tez-
capucyo. Todas estas maneras de mantas las presentaron al que iba por
principal en aquellos navíos,
Sc 7 incrustada
que según dicen era Grijalva,
retorno a la Sc 6
y los españoles dieron a los indios cuentas de vidrio, unas verdes y otras
amarillas.
Sc 8
Y los indios, como las vieron, maravilláronse mucho, y hubiéronlas en
mucho.
Sc 9
Y despidiéronse de los indios, diciendo: “Ya nos volvemos a Castilla, y
presto volveremos, y iremos a México.”
Sc 10
Los indios se volvieron a tierra. Y luego se partieron para México,...
18. En la columna del texto en náhuatl dice coacozcayo (nota de los editores de la crónica).
66
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
67
Roberto Flores O.
68
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
19. Con el afán de ser precisos es de notar que el texto no menciona que los indios hayan
subido al barco, simplemente indica que, llegados junto al barco, comenzó el intercambio de
palabras: esta precisión no afecta el análisis en la medida en que el contraste pertinente es el que
se establece entre el espacio del trayecto y el espacio de llegada.
69
Roberto Flores O.
españoles. Sin embargo, más allá de que las secuencias aquí analizadas se inser-
tan en el contexto general del capítulo y de la obra, subsiste el hecho de que,
en el marco de estas secuencias, son los indios los que van y los españoles los
que regresan: lo que indica un cambio en el enfoque de las acciones, que pasa
de los indios a los españoles. Este cambio representa una ruptura del sistema
de expectativas. En efecto, a lo largo del fragmento se vio cómo la iniciativa de
las acciones pasa de los indios a los españoles: los primeros observan la llegada
de los segundos, pero son los españoles quienes interrogan a los indios y quie-
nes anuncian su retorno a Castilla. De este modo, es posible considerar que
la primera derrota es crucial, en la medida en que no tiene como antecedente
necesario al desplazamiento y, en cambio, sí es imprescindible para definir
los papeles durante el intercambio verbal (el cual es un verdadero interroga-
torio en el que los españoles preguntan y los indios responden) y el estado
de maravilla que caracteriza a los indios cuando reciben los presentes. Esa
primera derrota instaura un estado cognoscitivo y pasional de sumisión, cuya
permanencia —señalada como un suceso abierto, sin fronteras— afectará las
relaciones entre los dos actores.
6. SEGMENTACIÓN Y ENUNCIACIÓN
70
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
71
Roberto Flores O.
20. En gramática, los irrealis son determinados “modos” verbales con los que se indica
que la acción señalada por el verbo no ha sido realizada, tales como el subjuntivo, el optativo,
el condicional, etc. Aquí se habla de una noción más amplia de irrealis que no se restringe a
determinados modos sino que incluye toda acción introducida por un verbo de contenido inde-
pendiente de tiempo o del modo verbal. De hecho lo que estrictamente es calificado de irrealis
no es el verbo introducido sino el universo semántico así creado.
72
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
73
Roberto Flores O.
21. Hay que recordar que A. J. Greimas y J. Courtés (1982 [1979]: 230) entienden por
isotopía “un conjunto redundante de categorías semánticas que hace posible la lectura uniforme
del relato como resultado de las lecturas parciales de sus enunciados y de la resolución de sus
ambigüedades, que es guiada por la búsqueda de una lectura única”.
74
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Segundo capítulo. Segmentación y clausura
75
TERCER CAPÍTULO
SECUENCIALIDAD Y PRESUPOSICIÓN
77
Roberto Flores O.
Visto desde una perspectiva fenomenológica todo relato es, en primera instancia,
una multiplicidad, potencialmente infinita, de sucesos puestos en situación sin
más ordenamiento que el de las posibles trayectorias de sus aconteceres (M. Ariza,
2003: 176).
Y añade:
78
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
79
Roberto Flores O.
(S u O) ==> (S n O)
23. Aunque es preciso mencionar las recientes propuestas de E. Landowski (2005) de for-
mas alternativas de organización narrativa reconocidas a partir del concepto de interacción, tales
como el ajuste, el azar, la manipulación estratégica.
80
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
81
Roberto Flores O.
82
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
De esta manera “resulta que los ‘objetos’ del realismo ingenuo son tan
sólo, desde nuestro punto de vista, intersecciones de grupos de tales depen-
dencias” (idem). Sean dependencias paradigmáticas (relaciones sustitutivas) o
sintagmáticas (sucesiones), estas relaciones se establecen entre dos términos,
constantes o variables. La dependencia entre dos constantes es una interde-
pendencia, la que se establece entre una constante y una variable es una de-
terminación y aquella entre dos variables es una constelación. Para el caso de
la secuencialidad de los relatos, en primera instancia, interesa reconocer las
determinaciones que se establecen en el eje sintagmático: L. Hjelmslev llama a
estas relaciones de dependencia unilateral sintagmática selecciones y A. J. Gre-
imas, presuposiciones.
En el terreno descriptivo, es posible reconocer las relaciones de presupo-
sición en el relato al considerar los sucesos presentes en el relato a partir de
su manifestación lingüística. Una condición de este reconocimiento es que
83
Roberto Flores O.
Al año siguiente, que fué a la entrada del diez y ocho, vieron asomar por la mar,
la flota en que vino el Marqués del Valle, D. Fernando Cortés, con sus compa-
ñeros, de cuya nueva se turbó mucho Motezuma, y consultando con los suyos,
dijeron todos que sin falta era venido su antiguo y gran señor Quetzalcoatl, que
él había dicho volvería, y que así venía de la parte de Oriente, adonde se había
ido. Hubo entre aquellos indios una opinión que un gran príncipe les había en
tiempos pasados dejado y prometido que volvería, de cuyo fundamento se dirá en
otra parte. En fin, enviaron cinco embajadores principales, con presentes ricos, a
darles la bienvenida, diciéndoles que ellos sabían que su gran señor Quetzalcoatl
venía allí, y que su siervo Motezuma le enviaba a visitar, teniéndose por siervo
suyo. (J. de Acosta, 1979 [1590]: 364)
Los sucesos del enunciado que tienen como protagonistas a los mexicanos
y los españoles están marcados en negritas. En cambio, los sucesos que per-
tenecen a otro nivel enunciativo están en itálicas y no pertenecen al mismo
orden presuposicional. Por último, los verbos subrayados son introducidos por
verbos de contenido y se encuentran en modo irrealis, por lo que su existencia
narrativa tiene un carácter virtual. Nótese que en tres casos (haber dejado,
haber prometido y volver) los sucesos así expresados al mismo tiempo que per-
tenecen a otro nivel enunciativo, son el contenido del suceso haber opinión,
por lo que están en irrealis. El suceso haber opinión es ambiguo, en la medida
84
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
85
Roberto Flores O.
25. La lectura de un relato también es susceptible de realizarse siguiendo el eje de los con-
secuentes, es decir, yendo del inicio al final lógico del relato. Esta lectura da lugar a un modelo
de análisis que fue antaño planteado por C. Bremond (1966) bajo el título de La lógica de los
posibles narrativos. En dicho modelo, cada suceso tiene el estatuto de consecuente posible de un
antecedente. La perspectiva aquí adoptada busca conciliar ambas orientaciones de lectura, que
llamo lectura presuposicional y lectura composicional, pero haciendo que la segunda derive de
la primera: desde una perspectiva analítica, es preciso leer desde el final para remontar al inicio,
antes de leer de inicio a fin: esta subordinación de un orden de lectura al otro es ciertamente an-
ticlimático, se pierde el suspenso y el factor sorpresa, pero se gana en legibilidad y comprensión.
86
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
(de la parte con el todo): uno de los verbos sería un componente, fase, parte o
aspecto del otro, por ejemplo en ir a-llegar.
En la presuposición léxica los dos verbos tienen una existencia autóno-
ma, lo cual quiere decir que, dado el verbo presuponente, el presupuesto es
necesario, pero que el verbo presupuesto no necesariamente conduce al presu-
ponente: es posible que un auto se descomponga sin que jamás sea reparado,
pero si un auto es reparado es que está descompuesto. El siguiente esquema
representa este tipo de relación léxica, en el que la relación de presuposición
está expresada en términos de relaciones lógicas que conllevan una modaliza-
ción: si se toma el consecuente como el dato constatado, como en el caso de
reparar, entonces el antecedente, estar descompuesto, es lógicamente necesario.
87
Roberto Flores O.
88
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
89
Roberto Flores O.
Venir
Ver
asomar
[Informar]
Turbarse
Haber
Consultar opinión
Decir
[ser Quetzalcóatl]
Enviar
[a decirles]
26. Para preservar la fidelidad con respecto a texto, es conveniente poner entre corchetes
90
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
todos aquellos datos encatalizados o que son objeto de una modificación con respecto a la ma-
nifestación textual.
27. La estructura presuposicional en Y muestra así su afinidad con tres formas del deve-
nir aquí reconocidas: primero, un devenir estricto que es propio de las permanencias y de las
dinámicas imperfectivas, que dan cuenta de un mundo narrado tendiente a la estabilidad, a las
evoluciones graduales y no al cambio; segundo, un sobrevenir mediante el que un suceso irrumpe
en el campo de presencia textual y modifica abruptamente un estado de cosas previo; tercero, un
advenir mediante el que los sucesos ingresan gradualmente al campo de presencia, al anunciar
su llegada.
91
Roberto Flores O.
92
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
Venir
Ver
Traer
asomar
Informar
Turbarse
Haber
Consultar opinión
Decir
[ser Quetzalcóatl]
Enviar
Saber
[a decirles]
Entender
93
Roberto Flores O.
Entendieron los españoles este mensaje por medio de Marina, india, que traían
consigo, que sabía la lengua mexicana.
Son tres los sucesos contenidos en esta cita y que se integran al árbol de
presuposiciones ya presentado: entender, traer, saber. La articulación de estos
sucesos crea tres nuevas estructuras que corresponden a dos estructuras en Y y
una en Y invertida: en primer lugar la confluencia entre saber y traer y, luego,
una segunda confluencia entre la primera y enviar [a decirles], ambas coinciden
en el nodo entender. La bifurcación se produce a partir del nodo venir, que da
lugar a dos ramas que se inician con los nodos ver asomar y traer.
En resumen, para obtener este diagrama, es preciso proceder a dos ope-
raciones de reducción del dato a unidades pertinentes de análisis. En primer
lugar, la segmentación del relato en sus secuencias constitutivas. Esta opera-
ción es necesaria porque la complejidad de los relatos, por más pequeños que
sean, y el nivel de detalle del análisis exigen que se trabaje sobre unidades de
discurso que sean manejables de manera práctica. No se toma en cuenta la
segmentación del texto en oraciones porque se trata de unidades lingüísticas
heterogéneas delimitadas mediante criterios sintácticos y semánticos: aquí se
atiende exclusivamente al criterio semántico. Los criterios semánticos de de-
limitación responden a los criterios aristotélicos de unidad de la secuencia
dramática: unidad de tiempo, espacio y acción. De modo que una secuencia se
delimita por la permanencia de un actor o de un grupo de actores, un espacio
y tiempo determinados.
En segundo lugar, la extracción de sucesos. Los sucesos que son conside-
rados son aquellos que afectan o caen bajo la responsabilidad de los protago-
nistas de la historia. Lo anterior significa que el acto de proferir el discurso, el
acto de enunciación —que incluye tanto actos de observación como de inter-
pretación— es considerado independientemente de los sucesos narrados: son
sucesos, pero ajenos a los sucesos históricos que el discurso dice que sucedie-
ron. A los sucesos en los que interviene el enunciador se les llama enunciación
enunciada. A los sucesos en donde intervienen los actores protagonistas los
llamamos, de manera un poco redundante pero explícita, enunciado enun-
ciado. De modo que el análisis de la secuencialidad se restringe al análisis del
enunciado enunciado, aunque es posible un análisis paralelo de la enunciación
enunciada y de sus vínculos con el primero.
Una vez efectuadas ambas reducciones —a las secuencias elegidas y a los
94
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
sucesos extraídos— es posible utilizar las preguntas con las que se identifican
las relaciones de presuposición.
5. EL ORDEN DE LA LECTURA
95
Roberto Flores O.
28. Lo lamentable es que las más de las veces generalice y se asuma como absoluta esta
ruptura de linealidad, que es característica de unidades textuales de cierta magnitud y dotadas de
completud semántica, tales como oraciones, párrafos y unidades mayores, pero que no rompen
con la linealidad inherente a la escritura. ¡Mucho menos romperá con la linealidad del lenguaje
mismo!
96
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
29. En fenomenología, retención y protensión son las dos orientaciones, hacia el pasado o
hacia el futuro, de la intencionalidad. Los actos de conciencia no son puntuales, sino temporales,
pues el ahora posee una duración mínima que le permite vincularse con los demás instantes, en el
fluir del tiempo. Estas dos orientaciones han sido principalmente reconocidas en fenómenos de
percepción (E. Husserl, 1964; M. Merleau-Ponty, 1945; F. Varela, 2000), sin embargo, en semió-
tica, se les examina en hechos de lenguaje. Ambas orientaciones aparecen en fenómenos como
las rimas y las aliteraciones, al igual que en las gradaciones, las repeticiones y las amplificaciones,
por citar figuras retóricas. También aparecen en la armonía vocálica, en predicaciones concesivas
o en categorías aspectuales, como el iterativo.
97
Roberto Flores O.
98
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
pero sin entrar en las formalizaciones, el paso de una representación del texto
en términos de pertenencia, a la representación como parte de un todo se
plantea como una reformulación del ordenamiento de sucesos como nodos de
un árbol a su ordenamiento en un retículo. En términos de L. Hjelmslev, este
tránsito corresponde al paso del proceso al sistema: los sucesos ordenados pre-
suposicionalmente en el sintagma (>) pasan a ser considerados como esquemas
narrativos ordenados mediante presuposiciones paradigmáticas (»). De este
modo, la primera secuencia en I del ejemplo se compone de cuatro sucesos
ordenados presuposicionalmente:
99
Roberto Flores O.
son relaciones de presuposición unilateral, en las que los sucesos son condicio-
nes necesarias para la constitución de los macrosucesos; sin embargo, a dife-
rencia de la secuencialidad, esas dependencias son de carácter paradigmático y
no sintagmático.30 En palabras de M. Ariza (2009: 39), se dirá figurativamente
que, si bien, como miembro, un suceso se inserta en un conjunto, en cambio,
como parte, ese suceso estará envuelto en el macrosuceso englobante.
El macrosuceso que se constituye a partir de la composición de suce-
sos tiene una doble naturaleza, cuya diferencia será crucial para el análisis.
Desde una perspectiva holística, el macrosuceso será considerado como un
suceso más del relato, cuyas propiedades semánticas no serán distintas a las
de cualquier otro suceso. En cambio, en relación a sus partes componentes,
ese macrosuceso manifiesta una forma esquemática que tiene la capacidad de
presentar sintéticamente a la totalidad de sus partes al tiempo que muestra
ostensiblemente su carácter de unidad semántica por derecho propio. Esta
segunda capacidad supone que las partes componentes son susceptibles de
ser consideradas como un análisis de la totalidad: los sucesos son el resultado
del análisis del macrosuceso total del cual forman parte. Sin embargo, ese
análisis no agota las potencialidades semánticas de las partes, puesto que un
suceso es susceptible de entrar a formar parte una multitud de macrosucesos
alternativos, de tal manera que existe un déficit de sentido que caracteriza al
macrosuceso con respecto a sus partes. Es por ello que el macrosuceso, además
de ser un suceso por derecho propio, tendrá una representación esquemática
con respecto a sus partes.
El ordenamiento mereológico de los sucesos permite su representación
mediante un retículo, grafo cerrado, frente al grafo abierto constituido me-
diante relaciones de pertenencia a un conjunto. Esto significa que, a nivel del
sistema, si bien el nodo ab termino del grafo es un esquema narrativo que co-
rresponde al macrosuceso englobante, su nodo ad originem es el suceso vacío.
La razón es que no hay un suceso que componga un suceso elemental: a nivel
del proceso, el suceso vacío, fundante, da cuenta de la imposibilidad, factual
o lógica, de rastrear la existencia de un suceso elemental (o base) a través de
un proceso de regresión infinita. Sin la postulación teórica de la existencia de
30. Habría que considerar una tercera relación de presuposición que sería de naturaleza
categorial y que daría cuenta de la preexistencia lógica del eje semántico y la categoría por encima
de los términos que la constituyen: en tal caso el macrosuceso sería categorialmente el presupues-
to de los términos de su manifestación.
100
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Tercer capítulo. Secuencialidad y presuposición
un suceso vacío, los relatos serían sacos sin fondo sin punto de detención que
funde la trama desde un punto de vista analítico. El siguiente retículo (figura
9) muestra la primera de las estructuras en I contenidas en el fragmento utili-
zado de ejemplo.
/Información/
101
Roberto Flores O.
102
PARTE II
ASPECTO
103
CUARTO CAPÍTULO
TIPOS DE SUCESO
1. INTRODUCCIÓN
105
Roberto Flores O.
106
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
te, común a las distintas lenguas. En ese sentido, los rasgos semánticos puestos
en relieve tendrán su correspondiente noémico o conceptual (K. Heger, 1974:
168). El hecho de que la descripción de estos tipos apele a rasgos que podemos
encontrar en otros ámbitos de la lengua, como es la distinción entre nombres
de masa y contables o en el significado de los tiempos verbales (por ejemplo,
el uso del presente para expresar una cualidad permanente y, por ende, un
estado: la tierra gira; C. Fuchs, 1991: 11) aboga en favor de una constitución
de la tipología como un modelo hipotético que permita clasificar predicados
lingüísticos a partir de criterios aspectuales homogéneos.
Para la comprensión de lo aquí expresado se da por sentado la definición
del concepto de suceso como un contenido semántico, el análisis presuposi-
cional de los relatos y el papel central de la aspectualidad en la constitución
de una forma específica de secuencialidad narrativa al lado de la causalidad.
2. TIPOS DE SUCESO
107
Roberto Flores O.
33. Dado que este fundamento es muchas veces mencionado y pocas veces leído, conviene
citar in extenso: “Como todas las acciones que tienen un término no constituyen ellas mismas un
fin, sino que tienden a un fin, como el fin de la demacración que es el enflaquecimiento; tales
acciones como la demacración son ciertamente movimientos, pero no son el fin del movimiento.
Estos hechos no pueden considerarse como actos, como actos completos, porque no constituyen
un fin, sino solamente tienden a un fin y al acto. Se puede ver, concebir, pensar y haber visto,
concebido, pensado; pero no se puede aprender y haber aprendido la misma cosa, curar y haber
sido curado; se puede vivir bien y haber vivido bien, ser dichoso y haber sido dichoso todo a la
vez; sin esto sería preciso que hubiera puntos de detenida en la vida, como puede suceder con la
demacración; pero jamás se ha verificado esto: se vive y se ha vivido. De estos diferentes modos
llamaremos a los unos movimientos, a los otros actos, porque todo movimiento es incompleto,
como la demacración, el estudio, la marcha, la construcción; y los diferentes modos incompletos.
No se puede dar un paso y haberle dado al mismo tiempo, construir y haber construido, devenir
y haber devenido, imprimir o recibir un movimiento y haberle recibido. El motor difiere del ser
en movimiento; pero el mismo ser, por el contrario, puede al mismo tiempo ver y haber visto,
pensar y haber pensado: estos últimos hechos son los que yo llamo actos; los otros no son más
que movimientos. Estos ejemplos, o cualquier otro del mismo género, bastan para probar clara-
mente qué es el acto y cuál es su naturaleza” (Aristóteles, 1999 [1875], libro IX, § 6).
34. Se trata de eventos porque la distinción se aplica directamente a los hechos mismos y
no a un modo referirse a ellos.
35. Los párrafos siguientes se apoyan en L. Jansen (2003).
108
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
Estados
Saber (estados de conocimiento)
Tener coraje (emociones)
Estar mareado (estados de los cuerpos)
Estar en Francia (localización)
109
Roberto Flores O.
Actividades ___________________
Pintar
Empujar carritos del súper
Pasear
Ejecuciones |_______________|
Leer una novela
Construir una casa
Logros Ļ
Reconocer a alguien
Detenerse
Alcanzar el tren.
3. RASGOS SEMÁNTICOS
110
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
Rasgo
compartido
rasgo rasgo
1 no 1
contraste contraste
1 1
Rasgo
compartido
rasgo rasgo
1 no 1
contraste contraste
1 1
rasgo rasgo
2 no 2
contraste contraste
2 2
rasgo rasgo
3 no 3
contraste contraste
3 3
111
Roberto Flores O.
112
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
Tipo de
eventualidad
ESTADO no-estado
Extendido Momentáneo
Aconteceres Culminaciones
happenings
113
Roberto Flores O.
Predicados
Situaciones
verbales
No cambio Cambio
Eventos Procesos
performances activities
,QGHÀQLGR 'HÀQLGR (actividades)
Sucesos Desarrollos
Singular Complejo
puntuales accomplishments
achievements
tivos con el fin de elegir el modelo más sencillo y abarcador: en suma, deriva
del principio de empirismo (L. Hjelmslev, 1980 [1943]: 22-23 y 1985: 88).
Dada la amplia influencia que ha tenido sobre el tema, conviene citar la
caracterización que hace A. Mourelatos (1978: 416) de los cuatro tipos de
suceso:
114
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
poral y no sólo a un único momento, por ejemplo, Jones wrote the letter over the
lunch break (Jones escribió la carta durante su almuerzo). Más aún, las ejecuciones
no son ‘homogéneas’.
Con respecto a los estados, es crucial reconocer que también existe la po-
sibilidad de incluir los estados iniciales y finales, en contraste con los estados
permanentes, que se definirían mediante un cierre final o inicial, la duración y
la homogeneidad. También es posible incluir el semelfactivo (C. Smith, 1991:
28-33), que se definiría mediante los rasgos de apertura, no duración y homo-
geneidad.36
Si se considera el conjunto de rasgos propuestos y no solamente los privi-
legiados aquí, es posible ver que algunos de ellos son claramente redundantes:
la transformación da origen a un suceso heterogéneo, ya que dota al suceso de
una estructura interna. Otros sólo son rasgos caracterizantes, más no diferen-
ciales: como ya fue mencionado, bastan tres contrastes para obtener los cuatro
tipos, de modo que todo rasgo elemental suplementario, es decir, todo ras-
go que no sea posible reducirlo a otro rasgo, será considerado caracterizante.
Como se planteará más adelante (apartado 5), los rasgos retenidos se vinculan
mediante relaciones de dependencia: el rasgo puntual presupone el de cierre, la
heterogeneidad presupone duración y así sucesivamente. En cambio, algunas
36. Además que el carácter puntual de los ejemplos aducidos parece cuestionable, el se-
melfactivo (toser, brincar), introduce cuestiones del orden de la cuantificación, por lo que sería
conveniente remitirlo a los modos de ocurrencia de sucesos y no a la presente tipología.
115
Roberto Flores O.
4. USOS
116
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
117
Roberto Flores O.
con respecto a los demás sucesos. Por su parte las ejecuciones tienen una ca-
racterización parcial positiva. Veremos que logros y actividades, por un lado,
y ejecuciones y estados, por el otro, admiten interpretaciones alternativas de
una misma construcción (en tanto tiempo), mientras que otra construcción
(durante tanto tiempo) proporciona interpretaciones alternativas a estados y
actividades frente a ejecuciones y logros. De manera general, mientras más
localizado esté el contraste, mayor es el número de rasgos involucrados; esto es
debido a que los tipos de suceso puestos así a prueba son más específicos. En
ese sentido, el contraste más complejo es el que opone uno a uno los sucesos:
esto es lo que sucede entre logros y estados, que difieren en cada uno de sus
rasgos. En cambio, el contraste de dos conjuntos de sucesos involucra un me-
nor número de rasgos, ya sea uno sólo o dos, cuando más: actividades y estados
difieren de los logros y las ejecuciones por ser abiertos y no ser el asiento de
una transformación.
En algunas ocasiones los contrastes en grupo se articulan de tal manera
que es posible identificarlos conjuntamente mediante una denominación elo-
cuente. Así, se verá, por ejemplo, que la homogeneidad no constituye un rasgo
elemental, sino que es el resultado de la articulación de tres de ellos. En otras
ocasiones, la agrupación y la denominación correspondientes incluyen rasgos
ajenos a la aspectualidad. Esto sucede específicamente en el caso de la agen-
tividad que, aquí, es reducida a la dinamicidad, pero que obviamente no se
restringe a ella, pues requiere la caracterización del papel temático de agente.
Sin embargo, tal caracterización escapa a la teoría del suceso y se traslada a la
teoría de la acción. En efecto, si bien toda acción es un suceso, no todo suceso
es una acción: esta última es más específica y exige la intervención de rasgos
suplementarios, ajenos a una caracterización escueta de los sucesos, por ello no
serán tomados en cuenta aquí.
I) En primer lugar, ni los logros (1a), ni los estados (1b) admiten una
construcción en progresivo, pero por razones divergentes. Los logros excluyen
tal construcción por no ser durativos, mientras que los estados lo hacen por no
ser dinámicos (el rasgo estático quizá deba ser caracterizado como no-dinámi-
co, en el seno de una oposición privativa). Como se aprecia aquí, una prueba
por exclusión no permite la identificación unitaria y positiva de un rasgo: el
contraste no autoriza a agrupar estados y logros bajo un mismo rubro, lo que
sugiere que ambos tipos de suceso se encuentran diferentemente categoriza-
118
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
II) Los logros (2) poseen otra caracterización específica por exclusión,
pues no se les encuentra en construcciones que indican la interrupción de un
proceso. La razón es evidente: para que un suceso sea interrumpido, debe ser
durativo, rasgo del que los logros adolecen. Cuando los logros entran en cons-
trucciones de sentido habitual o iterativo entonces sí admiten interrupción,
pero esto se debe a un efecto de composición, en la medida en que un conjun-
to de logros idénticos o comparables constituye una actividad.
119
Roberto Flores O.
5 Factitivo
a. *Juan convenció a María de estar sentada.
b. Juan convenció a María de estarse quieta.
Con respecto a los ejemplos, basta con decir, por el momento, que hay
enunciados factitivos de sentido persuasivo,40 que aparentemente buscan la
realización de un estado —que alguien se esté quieto, como en (5b)—, sien-
do que lo pretendido es una abstención en la acción (y abstenerse es actuar).
Para concluir con la agentividad, es preciso mencionar el caso de los procesos
naturales, que no involucran un agente. En ese caso el rasgo actualizado es,
directamente, el de dinamicidad.
Un caso específico es el de los estados permanentes que no son compa-
tibles con el habitual (6) o el iterativo. Estas construcciones no permiten la
predicación de la existencia continua y vigencia ilimitada propia de los estados
permanentes, porque remiten a sucesos con heterogeneidad interna, es decir,
dotados de transformación y cierre.
40. Son enunciados del tipo lograr cognoscitivamente que alguien haga algo (hacer-hacer).
120
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
a ser bueno (7b) o llegar a saber algo (7c), pero no a ser rojo, a menos que se
entendiera como una exhortación a cambiar de tono cromático: ¡enrojece!
7 a. * ¡Sé rojo!
b. ¡Sé bueno!
c. ¡Sábetelo!
III) Las ejecuciones tienen una caracterización positiva por ser télicas, es
decir, son transformaciones, cerradas y durativas. En ellas, el complemento en
tanto tiempo indica la duración de una transformación que se realiza gradual-
mente, en donde el objeto se ve afectado progresivamente (8).42 De hecho,
esta gradualidad permite una realización parcial del suceso, como en (9). En
cambio, en el caso de los logros (10), el mismo complemento remite al plazo
previo para que sobrevenga el cambio de estado, el cual se realiza abruptamen-
41. Por supuesto que estos deseos son muy distintos de aquellos estados compulsivos que
interesan a los psicólogos y psicoanalistas.
42. Por su parte, el complemento durante tanto tiempo no indica que la actividad haya sido
completada: Juan leyó el libro durante tres días (actividad).
121
Roberto Flores O.
122
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
Pero,
18 Juan está dormido implica se la pasa durmiendo (nótese que esto sólo es
válido para estados que requieren su actualización constante y deliberada
y no estados permanentes, que son involuntarios).
Por otra parte, las actividades (20a) también contrastan con las ejecucio-
nes (20b) en construcciones con indicación de duración temporal:
123
Roberto Flores O.
Para entender, desde el análisis narrativo, por qué las actividades sólo con-
trastan con las ejecuciones con respecto a su homogeneidad, es preciso referir-
se a dos de los modos de existencia que la semiótica reconoce: actualización y
realización. La existencia actualizada de un suceso es una existencia en curso,
que torna posible su culminación: corresponde al ámbito de los verbos mo-
dales del poder (-hacer) y saber (-hacer). En contraste, la existencia realizada
o realización, corresponde ya sea al estado que se instaura después de que se
obtiene el resultado que la ejecución del suceso buscaba (un estado o un ser)
o después de que se efectúa cabalmente el propio suceso (un hacer o un pro-
ceso), lo que ocurre desde el primer momento de su ejecución. De modo que
la realización se manifiesta de dos maneras distintas: una, como instauración
de un estado final y, otra, como la realización plena del suceso (es decir, sin
menoscabo de su propia naturaleza). En consecuencia, una ejecución es sus-
ceptible de ser presentada como una actividad, pero no así la situación inversa:
como ya se dijo, hay actividades que corresponden a la realización en curso
de una ejecución (El niño ya camina), pero también a la realización reiterada
de un mismo tipo de ejecución (Juan pinta casas para sobrevivir) y hay unas
terceras que no pueden ser remitidas a una o varias ejecuciones (Las galaxias se
alejan unas de otras).
Para la semiótica narrativa, que articula su gramática en torno a la relación
intencional entre sujeto y objeto, ambos modos de realización (del hacer o del
estado) corresponden a la conjunción con sendos objetos: el objeto de hacer
para las actividades y el objeto de estado para las ejecuciones. De modo que la
realización de una actividad se logra por la conjunción del sujeto agente con
la actividad misma, tomada como un objeto de hacer (se camina al caminar),
mientras que una ejecución se realiza cuando se instaura un estado final de
conjunción con un objeto de estado (se construye plenamente una vez que lo
construido llega a la existencia).
Corolario: la distinción anterior parece sugerir que los logros se alinean
del lado de las actividades por el hecho de que se cumplen a plenitud en el
instante mismo en que son realizados, lo que es correcto, salvo por la diferen-
cia crucial de que la construcción en progresivo sólo la admiten los sucesos
durativos y dinámicos. De modo que las actividades contrastan con las ejecu-
ciones por el hecho de que la referencia a ellas se hace en su calidad de objetos
de hacer y no desde un estado resultante; también contrastan con los estados
porque éstos no son dinámicos y con los logros porque éstos no son durativos.
124
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
125
Roberto Flores O.
Cuadro 4. 'HÀQLFLyQFRPSRQHQFLDOGHORVWLSRVGHVXFHVR
Homoge- Culmina-
Cambio Duración Dinámico
neidad ción
Estado - + - + -
Actividad - + + + -
Ejecución + + + - +
Logro + - + (?) - (?) +
126
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
127
Roberto Flores O.
Serie 1:
Se prueba que existe presuposición entre A (el presupuesto) y B (el presupo-
nente): A -> B.
Se excluye la relación con el presupuesto contrario: noA -> B.
Se excluye la presuposición inversa: A -> noB.
Se excluye la relación con presuponente y presupuesto contrarios: noA -> noB.
Serie 2:
Se prueba la relación inversa: B -> A.
Se excluye la relación con el presuponente contrario: noB -> A.
Se excluye el inverso del presupuesto contrario: B -> noA.
Se excluye el inverso del presuponente y presupuesto contrarios: noB -> noA.
A -> B B -> A
A es el presupuesto de B B es el presupuesto de A
No A es el presupuesto de B B es el presupuesto de no A
A es el presupuesto de no B no B es el presupuesto de A
No A es el presupuesto de no B no B es el presupuesto de no A
128
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
Du -> T
Si hay transformación, entonces tiene que ser durativo: no.
Si no es durativo, entonces puede haber transformación: sí.
No hay presuposición entre ambos rasgos, pues de lo contrario, habría
que responder positivamente a la primera y negar la segunda.
noDu -> T
Si hay transformación, entonces tiene que ser puntual: no.
Si no es puntual, entonces puede haber transformación: sí.
Du -> noT
Si no hay transformación, entonces tiene que ser durativo: sí.
Si no es durativo, entonces puede no haber transformación: no.
Por ello hay presuposición.
T -> Du
Si es durativo, entonces tiene que haber transformación: no.
Si no hay transformación, entonces puede ser durativo: sí.
noT -> Du
Si es durativo, entonces tiene que no haber transformación: no.
Si no hay permanencia, entonces podría ser durativo: sí.
T -> noDu
Si es puntual, entonces tiene que haber transformación: sí.
Si no hay transformación, entonces puede ser puntual: no.
Por lo tanto, sí hay presuposición entre ambos rasgos.
129
Roberto Flores O.
Ejecuciones y logros
1 Dy -> T
Si hay transformación, entonces tiene que ser dinámico.
Pero no es el caso que, si no es dinámico, pueda haber transformación.
Remite a las ejecuciones y los logros.
2 T -> C
Si es cerrado, entonces tiene que haber transformación.
Pero no ocurre que si no hay transformación, pueda ser cerrado.
Remite a las ejecuciones y los logros.
3 C -> T
Si hay transformación, tiene que ser cerrado.
Pero no es posible que haya transformación si no es cerrado.
Remite a las ejecuciones y los logros.
4 C -> noDu
Si no es durativo, tiene que ser cerrado.
Es imposible que si es abierto, sea puntual.
Es exclusiva de los logros.
5 Dy -> C
Si es cerrado, entonces tiene que ser dinámico.
Pero no ocurre que, si no es dinámico, entonces pueda ser cerrado.
Remite a las ejecuciones y los logros.
130
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
6 T -> noDu
Si es puntual, entonces tiene que haber transformación.
Pero si no hay transformación, entonces no puede ser puntual.
Es exclusiva de los logros.
7 Dy -> noDu
Si es puntual, entonces tiene que ser dinámico.
Pero si no es dinámico, no es el caso de que pueda ser puntual.
Es exclusiva de los logros.
Estados y actividades
8 Du -> A
Si el suceso es abierto, entonces tiene que ser durativo.
Pero no es el caso que, si no es durativo, pueda ser abierto.
Remite a actividades y estados.
9 A -> noT
Si no hay transformación, tiene que ser abierto: las permanencias duran
indefinidamente.
Pero no es posible que, si es cerrado, haya permanencia.
Remite a actividades y estados.
10 noT -> A
Si es abierto, tiene que haber permanencia.
Pero si hay transformación, no puede ser abierto.
Remite a actividades y estados.
12 Du -> noT
Si no hay transformación, tiene que ser durativo.
Pero si es puntual, no puede haber permanencia.
Remite a actividades y estados.
131
Roberto Flores O.
13 Du -> Stat
Si es estático entonces tiene que ser durativo.
Pero si no es durativo, entonces no puede ser estático.
Es exclusiva de los estados.
14 A -> Stat
Si es estático, tiene que ser abierto.
Pero si es cerrado, no puede ser estático.
Es exclusiva de los estados.
Los resultados de las pruebas realizadas para cada uno de los tipos con-
siderados conducen a reconocer que los rasgos presentan dos ordenamientos
distintos, presentados mediante dos árboles de presuposiciones (figura 12),
que corresponden respectivamente a los logros y los estados. Esto significa que
la tipología no es unitaria sino dual.
Dinámico Durativo
Transformación No transformación
Cerrado Abierto
No durativo Estático
132
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cuarto capítulo. Tipos de suceso
133
QUINTO CAPÍTULO
SINTAGMÁTICA ASPECTUAL
1. INTRODUCCIÓN
135
Roberto Flores O.
ja, es preciso reconocer que incluyen a los logros como uno de sus componen-
tes, en especial el logro final en el que culminan. Con respecto a estados y ac-
tividades, es posible decir que las actividades derivan de estados, en la medida
en que sea posible considerarlas como una puesta en práctica. Por último, los
estados mantienen una relación limítrofe con las ejecuciones en la medida en
que la transformación de estados, la sustitución de un estado por otro, se lleva
a cabo, la más de las veces, mediante una ejecución. De manera que un estado
puede ser visto como la condición antecedente o consecuente de una ejecu-
ción, pero no forma propiamente parte de ella, aunque es posible decir que
ambos tipos de suceso conforman una unidad sintagmática: diremos, pues,
que una ejecución implica estados iniciales y finales.
Si bien en la manifestación textual los sucesos se yuxtaponen linealmente,
en la estructura subyacente los sucesos se ordenan secuencialmente, al inte-
grarse unos con otros; el orden secuencial hace que algunos sucesos se agrupen
en fases de suceso, mientras que otros se articulan causativamente. Con ello,
los sucesos adquieren nuevas determinaciones aspectuales, al tiempo que son
susceptibles de verse resemantizados (ver el capítulo 8).
El orden de los sucesos y su inclusión en macrosucesos permite entender
el modo en que se produce la secuencialidad en los relatos y, a partir de ahí, el
sentido de progresión narrativa. Para dar cuenta del tránsito de la secuenciali-
dad a la progresión es preciso abordarlo en tres momentos distintos: primero, a
través del reconocimiento del vínculo narrativo entre tipos distintos de suceso,
lo que se hará desde los efectos de sentido de interrupción e inauguración de
estados; segundo, mediante la identificación de fases en un suceso, en especial
las fases incoativa y terminativa, pero reconociendo el carácter problemático
de la fase mediana; por último, con el examen de los efectos de sentido que
derivan de los modos en que los sucesos ocurren, especialmente por efecto de
su reiteración. Todos estos efectos condicionan los sentidos de inicio y final de
relato, característicos de la progresión narrativa.
2. EL ORDEN SECUENCIAL
136
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Quinto capítulo. Sintagmática aspectual
Una cita de A. Kenny (1963: 182-183) permite establecer el modo en que los
tipos de suceso se acoplan a las estructuras narrativas:
Los estados, las performancias y las actividades con frecuencia se relacionan mu-
tuamente de la siguiente manera. Muchos de los estados obtenidos mediante per-
formancias son capacidades; y muchas actividades son la puesta en práctica de las
capacidades así adquiridas.45
Actividad
Actividad
45. Dado que el término performancia también se emplea en semiótica narrativa, pero con
un sentido distinto, en este capítulo se designará como performancia1 al concepto en A. Kenny
y como performancia2 al de la semiótica. En caso necesario, cuando no sea preciso diferenciar
los términos homónimos, se emplearán versalitas. El término estado también ofrece un sentido
137
Roberto Flores O.
Ei ==> Ef
Transformación
PERFORMANCIA Estado inicial (VWDGRÀQDO
aspectual y narrativo, por lo que se empleará una notación análoga, además de que una
mención explícita, el contexto o un calificativo oportuno permitirá evitar la ambigüedad.
46. Es posible encontrar una exposición más extensa y didáctica de este modelo de análisis
en G. Latella (1985) y J. Courtés (1983 [1976]).
138
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Quinto capítulo. Sintagmática aspectual
139
Roberto Flores O.
47. Estas fórmulas finalizan pero no clausuran el relato: tienen como característica esencial
la de permanecer en el nivel del enunciado, sin operar un embrague o retorno a la instancia de
enunciación, como sí ocurre con el igualmente clásico “y colorín, colorado, este cuento se ha
acabado”.
140
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Quinto capítulo. Sintagmática aspectual
48. Es necesario precisar que no se requiere contar con un logro explícito para demarcar un
estado, basta con un suceso cualquiera que interrumpa la permanencia del estado, para producir
una discontinuidad significativa susceptible de manifestarse como un logro.
141
Roberto Flores O.
142
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Quinto capítulo. Sintagmática aspectual
143
Roberto Flores O.
Una condición necesaria para concebir un relato como una secuencia de suce-
sos es la de suponer una situación inicial destinada a persistir indefinidamen-
te. Esa situación corresponde a lo que aquí ha sido llamado stasis y debe ser
entendida como una permanencia, como la presencia de lo que esencialmente
será caracterizado como un suceso de tipo imperfectivo que da un contenido
al devenir y no únicamente como un estado juntivo destinado a ser trans-
formado. Indudablemente las nociones de stasis y de estado juntivo son muy
cercanas, sin embargo, el propósito de estas líneas es reflexionar acerca de las
condiciones por las que un suceso durativo, pero sin fronteras, permite el sur-
gimiento de un relato y no en los antecedentes y consecuentes de la noción
de transformación. Una stasis se manifiesta mediante actividades o estados,
es decir, mediante sucesos durativamente abiertos. En ese sentido, es posible
decir que un suceso del tipo estado permanente caracteriza al devenir,49 pero
también es posible incluir aquí a la actividad, pues lo que está en juego no es
el rasgo de dinamicidad sino la imperfectividad. Cualquiera que sea la forma
evenemencial en que se manifiesta la stasis, debe quedar claro que la presencia
de este suceso no está condicionada por ningún otro suceso:
]estado[50
Si, por ventura, se hiciera presente otro suceso, por ejemplo, otro estado,
la relación entre ambos sería de coexistencia, uno se situaría al lado del otro,
sin deberle nada de su constitución interna. Esa circunstancia, obviamente
ficticia, no abre por sí misma la posibilidad de proponer un vínculo causal,
temporal o lógico. Como se trata de una situación imposible (de ahí que deba
ser señalada con *), al constatar la presencia de dos estados contiguos, es pre-
ciso suponer la existencia de sucesos intermedios que establezcan el vínculo
entre ellos:
*]Estado[ // ]Estado[
144
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Quinto capítulo. Sintagmática aspectual
145
Roberto Flores O.
146
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Quinto capítulo. Sintagmática aspectual
51.Al menos en la mayoría de sus usos, los que son distintos del sentido de aparecer —salió
bien en la foto— como señalan (P. Cadiot, F. Lebas e Y. M. Visetti, 2004), con respecto a su
equivalente en francés (sortir).
147
Roberto Flores O.
148
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Quinto capítulo. Sintagmática aspectual
149
Roberto Flores O.
150
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Quinto capítulo. Sintagmática aspectual
Dado que la serie de logros es abierta y cada uno de los sucesos incluidos
es dinámico, la formulación es equivalente a la siguiente:
151
Roberto Flores O.
55. Sin embargo, la expresión es eminentemente ambigua, pues lo mismo puede ser tradu-
cido como ‘por herencia’, que ‘perteneciente a un género’, ‘en la familia’, ‘de acuerdo a un mismo
tema’. La dificultad reside en la concepción griega de género, cuyo sentido primero era familia
o filiación, pero que pasó a ser entendido como clase y, de ahí, fue susceptible de corresponder
a tema.
152
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Quinto capítulo. Sintagmática aspectual
153
Roberto Flores O.
154
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Quinto capítulo. Sintagmática aspectual
ajenos el uno al otro, los estados y los logros, sean iniciales o finales, única-
mente son susceptibles de demarcarse los unos a los otros, pero no son capaces
de articularse secuencialmente. A partir del estado, A. Kenny afirma que es
posible entender la actividad como el ejercicio de una capacidad representada
por un estado inicial: de modo que ese estado da lugar a la actividad. A su vez,
las actividades se concretan en ejecuciones específicas. Por su parte, el logro
final señala la culminación de una ejecución y le da estructura a la propia eje-
cución, que de otra manera sólo podría ser considerada como una actividad
sin finalidad. Así, una actividad depende del estado que la torna posible y una
ejecución existe en virtud del logro en que culmina, al tiempo que se presenta
como la realización específica de una actividad.
Dentro de la secuencialidad, el tránsito fundamental parece ser el del esta-
do inicial en la actividad. Un estado que termina sin dar lugar a una actividad
sólo apela al logro que señala una interrupción sorpresiva y sin consecuencia
del estado. Una actividad puede ocurrir, pero sin relación con un estado ante-
cedente, en cuyo caso esa actividad es una dinámica sin finalidad. Para que la
actividad tenga un sentido debe culminar y tornarse en una ejecución: es el lo-
gro final el que se presenta como el principio de organización que hace de una
actividad una ejecución. De manera que una ejecución es susceptible de ser
caracterizada como la confluencia productiva de una actividad y de un logro:
155
SEXTO CAPÍTULO
FASES DE SUCESO
1. INTRODUCCIÓN
157
Roberto Flores O.
2. EL OBSERVADOR
158
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Sexto capítulo. Fases de suceso
159
Roberto Flores O.
3. 1 El espacio vectorial
160
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Sexto capítulo. Fases de suceso
]]
b
ingresivo
d [ ] egresivo
d [[
b
[ inceptivo
c [ mediano
a ] ]
conclusivo
c
161
Roberto Flores O.
162
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Sexto capítulo. Fases de suceso
Este valor aspectual contrasta con otras formas de la fase incoativa de los
sucesos, como el inceptivo y la inminencia, en donde no hay culminación que
se confunda con el inicio.
163
Roberto Flores O.
3 a. Llegar al destino.
b. Dirigirse al final.
c. Hundirse en el olvido.
164
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Sexto capítulo. Fases de suceso
Es posible que ese suceso futuro, en los hechos, sea irreal y esté fuera de
alcance; la realización del primer acto con el que se pretende lograr que ocurra
le da un sentido a la totalidad y ese sentido repercute en el primer acto y lo
señala como su fase inicial. Tampoco importa si algún imprevisto ocurre que
torna imposible la realización, el acto inicial sigue teniendo un sentido. Ese
inicio se encuentra, por decirlo así, preñado de un final en potencia y sólo
existe en virtud de él. La asignación de sentido es recíproca: el suceso inicial y
la meta final adquieren solidariamente existencia semiótica.
Ocurre entonces que el suceso inicial, que es pragmático (no se olvide que
estamos en el terreno del lenguaje y no de los hechos), adquiere un sentido
incoativo con respecto a un suceso final, de naturaleza cognoscitiva. Pero tam-
bién es posible que, al situarse un observador al final del proceso en su con-
junto, el suceso presentado narrativamente como un inicio lo sea con respecto
a un final presentado como ya realizado. A lo que estas diferencias apuntan es
que, eventualmente, es posible que la descripción de un mismo suceso narrado
sea distinta dependiendo de si es virtual o realizado y de si forma parte de un
suceso englobante virtual o ya realizado. Esta posibilidad apunta hacia la inte-
gración de los efectos de suspenso y sorpresa al análisis aspectual.
Independientemente de A. C. Danto y varios años antes que él, E.
O’Gorman (2006: [1958]), en su estudio magistral La invención de Améri-
ca, mostró las consecuencias que ha tenido el desfase entre el acontecimiento
cognoscitivo virtual y el suceso pragmático realizado para la historiografía del
Descubrimiento de América. Para este autor, puesto que, en sus cartas, Colón
narra un suceso ajeno totalmente a la idea de descubrimiento, llamar Descu-
brimiento a la proeza de Colón no remite a lo que se sabe documentalmente
que aconteció, sino a una idea acerca de lo que se sabe que aconteció, Situa-
dos en la serie (H)AS, el suceso aparece como un arribo terminativo, como la
culminación de un proyecto de navegación a Asia siguiendo la ruta del oeste:
el acontecimiento cognoscitivo preexiste al suceso pragmático. En cambio,
cuando los historiadores posteriores al tiempo de Colón examinan el suceso,
lo sitúan en una serie (H)SA —el suceso pragmático ocurre antes de su identifi-
cación cognoscitiva— y, con ello, operan una resemantización del suceso que,
así, deja de ser un suceso narrado por el Navegante y pasa a ser un aconteci-
miento conocido, una idea, la idea del Descubrimiento. Esa idea es presentada
como la fase inicial del proceso de conquista y colonización de América, como
165
Roberto Flores O.
Existen dos condiciones bajo las que es posible reconocer fases de una eje-
cución. La primera manera consiste en reconocer que ese suceso posee una
estructura compleja, formada por la integración secuencial de sucesos subor-
dinados. Cada uno de esos sucesos posee entonces una identidad propia que
le permite formar parte del todo pero que lo separa de los sucesos contiguos.
Esto significa que la estructura global del complejo recurre a fronteras discretas
en las que cada suceso aporta sus propios demarcadores. El carácter discreto
de la magnitud contrasta con el carácter arbitrario de las discontinuidades
establecidas por el observador en la segunda manera que veremos de reconocer
fases en un suceso.
La posibilidad de identificar un suceso componente de un macrosuceso
como su parte inicial o final se plantea a partir del conocimiento que el ob-
servador tenga del suceso en su conjunto, es decir, de su competencia o inteli-
gencia narrativa. El observador deja de ser simplemente quien asigna fronteras
arbitrarias para pasar a ser un intérprete susceptible de convocar modelos de
inteligibilidad de los sucesos, formas esquemáticas y estereotipadas del aconte-
cer, y de contrastarlas con sucesos singulares.
Pudiera pensarse que ese observador-intérprete se limita a convocar un
objeto cognoscitivo genérico y a seleccionar un suceso constatado para con-
frontarlos y llegar a una conclusión. Pero la historiografía nos muestra que,
166
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Sexto capítulo. Fases de suceso
167
Roberto Flores O.
168
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Sexto capítulo. Fases de suceso
conclusión logro
/// // ] [
ejecución estado
culminación logro
/// // ] [
ejecución estado
169
Roberto Flores O.
logro incepción
] [ /// //
estado ejecución
170
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Sexto capítulo. Fases de suceso
Una diferencia se plantea entre etapas y fases de un suceso. Las fases se ubican
en el intervalo, aunque su identidad depende de la del conjunto; poseen, ade-
más, un valor promotor de la realización del suceso en su totalidad. Como su
etimología muestra, las fases (del griego ijıȚȢ, manifestación) corresponden a
las distintas apariencias del suceso entero, sugieren la idea de que el suceso es
una entidad multiforme que se manifiesta de distintas maneras, pero que no
necesariamente posee una morfología diferencial. En cambio, las etapas exigen
que el suceso en su conjunto posea una estructura mereológica: las etapas de
un viaje, por ejemplo, corresponden al itinerario seguido; además de su ubica-
ción en el intervalo, las etapas tienen una caracterización suplementaria, una
identidad autónoma.
Las fases poseen características distintivas e, incluso, pueden tener un
carácter discreto, pero no presentan una total autonomía, pues en tal caso
serían sucesos distintos y no conformarían un único suceso sino sucesos dis-
tintos unidos por otro tipo de vínculo, como son los temporales, causales o,
171
Roberto Flores O.
172
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Sexto capítulo. Fases de suceso
173
Roberto Flores O.
174
SÉPTIMO CAPÍTULO
MODOS DE OCURRENCIA
1. INTRODUCCIÓN
175
Roberto Flores O.
2. VARIEDAD DE OCURRENCIAS
176
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
177
Roberto Flores O.
biblioteca, al igual que el público asistente a una película, son entidades colec-
tivas de fronteras difusas, pues se componen de un número indeterminado de
entidades individuales; igualmente, se aprecia el carácter difuso de la sal, que
sólo se diferencia de otras entidades como materia, mientras que en la casa no
ocurre lo mismo, pues ésta sí tiene una existencia singular y diferencial. Esta
manera de caracterizar los atributos figurativos de los objetos opera también
en los sucesos y permite diferenciar los modos de ocurrencia, empezando con
el iterativo.
Para R. Martin (1971: 51) existe un iterativo estricto (1) que indica la
repetición de un suceso, en donde cada ocurrencia es susceptible de bastarse
a sí misma.
2 Brincotea.
3 Juan bebe.
178
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
por razones familiares; es posible también que los viajes se realicen por diver-
sos medios de transporte, que tengan duraciones y destinos diversos, etc. El
conjunto es circunstancial y, en ningún caso, debe ser considerado, por ejem-
plo, como un hábito. Lo notorio del caso es que el iterativo no sólo exige la
multiplicación de un suceso, sino que requiere agrupar un conjunto de sucesos
en una misma categoría, independientemente de sus diferencias, elaborando
incluso los criterios de su inclusión. Esta tarea la realiza el observador, pues
él es responsable de su aprehensión como un todo, mediante la selección y
comparación de atributos de los sucesos convocados para integrar el itera-
tivo: esas dos operaciones forman parte de un quehacer taxonómico (A. J.
Greimas y J. Courtés, 1982 [1979]: 401), perteneciente a su vez a un hacer
interpretativo. La selección de rasgos no significa la exclusión de todos sus
atributos individualizantes, pues la agrupación operada no consiste en una
fusión e indiferenciación de los sucesos; cada suceso es identificado mediante
características propias que le proporcionan su propia singularidad (figura 19:
el cuadrado indica existencia autónoma y la línea continua su identidad singu-
lar), al tiempo que es presentado como elemento de un conjunto. En cambio,
la totalidad que así se constituye tiene poca individualidad (línea punteada) y
falta de cohesión (elipse), pues los criterios que la definen son escasos y sujetos
a la ponderación del observador. Las oblicuas entre los cuadrados indican que
no hay un vínculo causal o de propiciación entre los sucesos, aunque podría
haberse empleado un signo de más para señalar que están vinculados mediante
una secuencialidad aditiva. Es preciso concebir la composición de esta totali-
dad como la constitución de un macrosuceso, a partir de sucesos parciales, sin
restringirla a un simple efecto de cuantificación.
viaje1 // viajen
179
Roberto Flores O.
brincoteo
brinco1 brincon
En el habitual, los sucesos que se repiten son similares entre ellos, si bien
no son absolutamente idénticos. Al afirmar, como en (3), Juan bebe, se afirma
que Juan es el agente de varios actos de beber (sin efectuar un juicio moral
que corresponde al vicio de beber y no a la acción de carácter habitual): cada
59. En (R. Flores, 1999b), se presenta un ejemplo narrativo de sucesos que se realizan
secuencialmente, pero que componen laxamente un macrosuceso: se trata del relato que hace
fray Diego Durán (1967 [1581]) de la salida de Chicomoztoc por parte de seis tribus nahuas. La
secuencialidad aditiva de cinco de las seis salidas sucesivas las integra como partes de un multi-
plicativo, pero deja en suspenso la caracterización de la salida de la primera tribu, que constituye
un suceso singular, distinto de los demás.
180
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
habitual
beber1 ≈ bebern
181
Roberto Flores O.
que se ejecuten las partes: el suceso englobante es una actividad que se realiza,
aunque no culmine ninguna de las ejecuciones que la componen (6).
distributivo
compra1 + compran
7 Juan es alcohólico.
ser alcohólico
182
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
183
Roberto Flores O.
leído; en cambio si Juan lee todo lo que cae frente a él, se considera que Juan es
un ávido lector, pero no que sabe todo o que conoce de todo. En el primer caso
la integración es fuerte y en el segundo es débil.
2.1 Habitual
Es preciso abundar un poco más en torno al habitual, sobre todo por su cer-
canía con el genérico. La idea de un suceso habitual se asocia con la multi-
plicación de sus ocurrencias, pero debe reconocerse que la simple repetición
no basta para producir ese efecto de sentido. En una primera aproximación,
el adjetivo habitual señala la realización de una acción de manera constante
a lo largo del tiempo y que es objeto de una simple constatación, como en el
ejemplo (8).
184
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
en inglés, used to). En cambio, el presente se utiliza en el caso del habitual que
remite a sucesos todavía vigentes, como en (8). Sólo en este caso la habituali-
dad depende de la espera y no de la facticidad.
El habitual esperado surge a partir de un juicio del observador, quien a
partir de ocurrencias anteriores se familiariza con ellas. Exactamente cuántas
repeticiones se requieren para considerar una realización habitual es una cues-
tión irrelevante, pues su instauración no depende de la consistencia del suceso,
como de la disposición del observador. Este actante integra las ocurrencias en
el inventario de lo ya conocido y utiliza ese conocimiento para identificar nue-
vos acaecimientos: la habitualidad permite reducir la novedad y permanecer
en el ámbito de aquello a lo que ya está uno acostumbrado. El carácter habi-
tual de un suceso es producto de un juicio sobre los sucesos, tanto como de un
proceso de adaptación del sujeto cognoscitivo al mundo. El observador cons-
truye un objeto cognoscitivo, un suceso desligado de cualquier circunstancia
de realización y, a partir de él, reduce la singularidad de las ocurrencias fácticas.
El hábito surge exclusivamente del habitual de expectativa: se trata de
un juicio sobre el ser, y no simplemente sobre el hacer del sujeto. No se trata,
empero, de un juicio sobre cualquier estado, pues el reconocimiento del hábi-
to descansa en la constatación de múltiples (y habituales) realizaciones de un
hacer: lo que el observador juzga es el sincretismo entre un sujeto de hacer y
uno del ser; la repetición del hacer es considerada como el medio para juzgar
la identidad del sujeto que realiza la acción. Si el habitual descansa en una
generalización basada en la multiplicidad de realizaciones, el hábito lo hace en
la indicialidad, que consiste en tomar la acción como un síntoma.
Un breve comentario acerca del semelfactivo, en su contraste con el itera-
tivo, antes de pasar a considerar el intensivo: mientras que el iterativo indica
la multiplicidad, el semelfactivo remite a una ocurrencia singular, aquello que
se produce por única vez; con ello basta para obtener una existencia semán-
tica plena, no tiene por qué suponer que lo realizado ocurra brevemente y,
mucho menos, que la brevedad signifique instantaneidad. Como ya se vio
con respecto a los logros, el rasgo puntual identifica usos en los que no caben
complementos, tales como en tanto tiempo, durante tanto tiempo o el empleo
del progresivo. De manera que es preciso reservar el término de semelfacti-
vo, y su denominación alternativa como singulativo, para la realización única
independiente de la duración intrínseca. La idea de singularidad es un juicio
tan complejo como la de hábito: G. Genette (1972: 78), por ejemplo, usa el
185
Roberto Flores O.
Estos verbos, teniendo saltillo en su primera sílaba, unas veces significan inten-
sión en el afecto, connotando variedad de actos, nacidos de tal afecto; V. g. a:huia
es, tener uno contento; y el frecuentativo a?ahuia, significa tener uno grande
gozo, o contento: pa:qui significa estar uno contento y pa?pa:qui, tener uno mu-
cha alegría.
Otros verbos frecuentativos hay, que doblan su primera sílaba, con acento largo
en la primera: como de choca, llorar, es su frecuentativo cho:choca, llorar repetidas
veces, o con frecuencia. Y aunque es difícil distinguir estos frecuentativos de sílaba
larga, de los otros, que tienen saltillo; con todo lo más común es significar estos
de sílaba larga, frecuencia, o repetición ordenada, y con cordura; cuando los otros
con saltillo, denotan menos tiento, y orden en la frecuencia de sus actos. V. g.
Nicte?tequi in tlaxcalli; es corto así como qujiera o destrozo el pan; pero nicte:tequi
in tlaxcalli; es lo rebano, y con cuidado lo corto, o divido. Así también, nicnotza
in nopiltzin, es, llamo a mi hijo: nicno:notza, es, le doy consejos; Y nicno?notza,
es, platico con él.
186
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
187
Roberto Flores O.
16 nite:tequi ‘rebano’.
17 nite?tequi ‘destrozo’.
La presencia del saltillo o de la vocal larga, si bien ofrece una cierta re-
gularidad en su empleo, no aclara por completo el problema. Cabría señalar
que no todos los autores reconocen la vocal larga en el náhuatl clásico, por
lo que es difícil sacar conclusiones al respecto. Sin embargo, lo que sí parece
asegurado es el papel del saltillo en la marcación del intensivo. Al respecto,
cabe señalar que J. R. Andrews (1976: 229) incluye una tercera forma de redu-
plicación con vocal corta y sentido frecuentativo pero, como él mismo señala,
“esta forma es menos usada que las anteriores”. Fray Alonso de Molina (1977
[1571]) no indica ni la vocal larga, ni el saltillo pero, a partir del semantismo
del verbo que proporciona en sus definiciones, sería posible considerar al ver-
bo reflexivo ninotlatolcuecuepa, ‘decir ahora uno y luego decir otro, trastocan-
do las palabras’, como un claro ejemplo de intensivo, mientras que las formas
reflexivas y transitiva de tlatolnanamiqui, ‘dar o tomar consejo a otros’, lo son
del frecuentativo.
Es aquí donde se impone el recurso a la descomposición sémica, a partir
del significado de los ítems léxicos sujetos a análisis. Los efectos de sentido
frecuentativo e intensivo son productos diferenciales del contexto, introduci-
dos mediante las distintas formas de reduplicación. Ambos efectos responden
a coerciones ejercidas por los semas nucleares de los verbos, como sucede en
ninotlatolcuecuepa, en donde el semantismo de cuepa, ‘voltear, dar la vuelta,
regresar’, induce una interpretación frecuentativa: cada giro corresponde a una
ejecución distinta. De manera general, es posible hacer la hipótesis de que la
composición de un iterativo a partir de sucesos abiertos (estados o actividades)
sólo puede dar lugar a un macrosuceso también abierto (como en el genérico);
188
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
suceso1
+ suceso2
+ ... + suceson
189
Roberto Flores O.
tantos objetos o sujetos como acciones existen. En ese caso, la forma composi-
cional del frecuentativo es secuencial y su vínculo es presuposicional.
suceso1
> suceso2
> ... > suceson
190
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
Modo de
Todo Parte Composición
ocurrencia
Iterativo /~D+~I/ /D+I/ Contraste
Multiplicativo /D+I/ /~D+~I/ Secuencialidad
Habitual /D+~I/ /~D+I/ Equivalencia parcial
Distributivo /D+~I/ /D+I/ Adición
Genérico /D+I/ /~D+~I/ Asimilación
Intensivo /~D+~I/ /D+I/ Adición
Frecuentativo /D+I/ /D+~I/ Secuencialidad
191
Roberto Flores O.
60. Pudiera ser sorprendente la caracterización de xochitl como un genérico, pero esa de-
nominación encuentra su justificación en que estrictamente tomado no admite plural, y que la
forma reduplicada se presenta asociada con un sufijo abstracto –yo con el que se obtiene una
colectividad que no corresponde a una multiplicidad de entidades discretas, sino a una entidad
adjetivada, carente del rasgo de individuación: la traducción al español del xo?xochiyo (V. Peralta,
1991) corresponde más a ‘(cosa) floreada’ que al plural ‘flores’.
192
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
(no siempre) llegar a Cortázar” de Juan Villoro (en línea) es posible ver un
ejemplo de asignación alternativa de identidad aspectual a un mismo suceso.
193
Roberto Flores O.
Los adolescentes creen realizar una performancia que se revela ser una
ilusión: mientras conservan su creencia, no son conscientes de la ilusión, por
lo que ésta permanece en secreto. Al revelarse la verdad se pone en claro la
falsedad y se reconoce, por fin, el carácter inane de la recitación (falsación).
Al seguir el curso de los sucesos, el narrador termina por reconocer que la
“virtuosa” ejecución, consistente en recitar a Cortázar, se vio adulterada por los
adolescentes: esa transformación veridictoria, que opera sobre el ser y no sobre
el parecer, consiste en tomar un objeto cognoscitivo verdadero y desnaturali-
zarlo, para tornarlo ilusorio: los protagonistas no ejecutan la recitación desea-
da (correspondiente a la posición de verdad) frente a las chilenas que los escu-
chan: lo que llevan a cabo es una actividad “fanática y autista” (adulteración de
su empresa). Sin embargo, desde su propia perspectiva, a ellos la actividad les
parece una ejecución (producción de la ilusión). La distancia temporal es un
operador veridictorio que permite al narrador reconocer la evidencia y aceptar
el rechazo de las chilenas —“me parece obvio y merecido”—. La aceptación
del rechazo es producto de una revelación múltiple, pero ordenada: primero
se revela la ejecución como un no-ser, lo que fundamenta su carácter ilusorio,
luego se revela la verdadera naturaleza de la ejecución como una actividad. Al
final queda claro la desnaturalización a la que los adolescentes habían someti-
do la obra de Cortázar: de ser “cuentos enteros” (ser y parecer), ésta había sido
convertida en “frases sueltas” (no ser pero parecer).
El proceso de adulteración de la proeza es gradual: el tránsito hacia la
desnaturalización pasa por tres etapas, correspondientes a los actos de leer, me-
morizar y recitar. El punto de partida es un suceso implícito, singular, semel-
factivo, cuya realización afecta a un objeto igualmente singular: leer un texto
específico en una única ocasión. El punto de partida hubiera podido dar lugar
194
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
61. Nótese, sin embargo, que los sucesos singulares del frecuentativo son discretos pero no
integrales. En cambio, la recitación de la obra supondría la reproducción de un cierto número
de textos discretos e integrales. La diferencia reside en el grado de individuación de los sucesos
componentes.
195
Roberto Flores O.
196
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
197
Roberto Flores O.
consistencia “material” (en un sentido que será precisado más adelante), que
determina sus capacidades de interacción con objetos adyacentes y sus diná-
micas internas.
Para reconocer la homogeneidad se requiere definir una escala impues-
ta en relación con las proporciones del cuerpo humano: la composición de
los objetos de grandes dimensiones tiende a ser inaccesible, en cambio, los
componentes de objetos pequeños son susceptibles de individuación. Los
cuantificadores dan acceso a la composición de magnitudes homogéneas: por
ejemplo, granos de arena frente a un montón de arena. Igualmente, se requiere
tomar en cuenta un cierto grado de esquematicidad: algunos términos gené-
ricos son considerados homogéneos en la medida en que no distinguen entre
las especies que incluyen: por ejemplo, la palabra platería, en el sentido de un
conjunto de objetos, hechos de plata, principalmente para el servicio de mesa,
como en platería barroca.
Cuando no está dotada de fronteras propias, la magnitud es susceptible
de variar en su extensión (duración en el caso de los sucesos), desde una ex-
pansión hasta una contracción que pudiera ser considerada infinita, pero que
depende de las condiciones sensibles de captación de la magnitud: por ejem-
plo, no es posible contraer infinitamente la extensión de la magnitud agua y
seguirla considerando como tal; la escala mínima de esa materia está dada por
el cuantificador gota de. En cuanto a los genéricos, la magnitud mueble exige
ciertas dimensiones de las especies en ella incluidas. Nótese que, en este segun-
do caso, la expansión y contracción no están dadas por una cierta cuantifica-
ción de la extensión del genérico mueble, sino por las dimensiones de aquello
que será considerado un mueble. En tal caso, el sustantivo se encuentra en el
límite de lo que es posible considerar como nombre de masa.
La distinción entre nombres de masa y nombres contables tiene consecuen-
cias en cuanto a las posibilidades de pluralización y otros efectos de sentido cer-
canos. Es asumido que los nombres de masa no admiten pluralización, es decir,
no son replicables y, en cambio, son susceptibles de expansión y contracción.
Es posible mencionar aquí distinciones cercanas entre compacto, denso y
discreto, que A. Culioli (1999: 14) ha establecido como categorías de la teoría
de las operaciones enunciativas. Para este autor, se trata de formas distintas
de sopesar cualitativa y cuantitativamente la construcción de la referencia: se
identifica a un individuo mediante su denominación o se le clasifica a partir
198
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
199
Roberto Flores O.
estados que componen un estado son análogos a las entidades designadas por
el nombre. Establece, también, las siguientes incompatibilidades:
Estos rasgos son comparables con los rasgos aquí propuestos para los tipos
de suceso. La frontera designa el cierre del suceso y la heterogeneidad designa
la existencia de transformación: ambos determinan la replicabilidad o la capa-
cidad de que el suceso o el objeto sea expandido o contraído.
Un paso más en la vinculación entre las distinciones aspectuales y su ana-
logía con la distinción entre nombres de masa y contables, así como en el
vínculo entre el análisis lingüístico y el narrativo, lo constituye el artículo de
Françoise Bastide, “Le traitement de la matière” (1987), considerado ahora un
clásico de la semiótica. La tesis central es que, en análisis narrativo, la cons-
trucción de los objetos de valor, dotados de rasgos figurativos identificados
en lengua natural como atributos de “la materia”,62 es obra de un conjunto
pequeño de operaciones elementales, constitutivo de una sintaxis figurativa.
El examen de un corpus de recetas de cocina, entendidas como descripciones
detalladas de la fabricación de objetos de valor (F. Bastide, 1987: 8), pero
también de procedimientos químicos y de producción de objetos industriales,
muestra dichas operaciones elementales y las transformaciones figurativas que
ellas producen.
Las operaciones involucradas son recurrentes, de gran generalidad y sus-
ceptibles de ser manifestadas de diversas maneras. La propuesta de F. Bastide
consiste en establecer un vínculo entre las variaciones figurativas de operacio-
nes de manipulación de la materia con un nivel abstracto en donde se postulan
invariantes de esas operaciones. Parte de una cita de Jean D’Alambert en su
62. La cuestión es mucho más amplia de lo que esta formulación deja entrever pues atañe
a la cuestión de la iconicidad, es decir, la atribución de una apariencia icónica o figurativa a los
objetos de valor. Un punto a tomar en cuenta es que, a diferencia del referencialismo en semán-
tica, la semiótica considera que el iconismo es cuestión de la construcción del parecido con el
referente y no de un reconocimiento del valor icónico de una representación. La semiótica se da
como tarea mostrar de qué manera se produce el efecto de similitud en las representaciones y
no concede de antemano lo que intenta comprender; hace del referente un problema semiótico.
200
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
Essai sur les Éléments de Philosophie (en J. D’Alembert, 1821: 142), en donde
el enciclopedista atribuye tres propiedades esenciales a los cuerpos físicos: im-
penetrabilidad, extensión y bordes. Un cuerpo impenetrable supone extensión
y bordes. Reducido al mínimo, un cuerpo es una extensión bidimensional
delimitada por fronteras. Ese cuerpo admite transformaciones que, narrativa-
mente, son representadas como cambios de estado.
Las transformaciones básicas que dan lugar a las operaciones elementales
son las siguientes:
1. amorfo <==> estructurado,
2. discreto <==> compacto,
3. expandido <==> concentrado,
4. simple <==> compuesto.
Estos atributos figurativos básicos asociados a la materia remiten única-
mente a los rasgos aspectuales de la apertura o cierre y de la transformación
o no transformación. Como ya se dijo, la expansión y concentración excluye
la atribución de fronteras al objeto. Finalmente, la complejidad o simplicidad
del objeto está asociado a la existencia de una transformación o no y a la he-
terogeneidad y homogeneidad reconocidas por R. Langacker: el vínculo no es
biunívoco, pues si bien la simplicidad excluye la heterogeneidad y, por ende,
la transformación, no todos los sucesos que involucran un cambio de estado
serán complejos (si se considera la posibilidad de llamar “simple” a una trans-
formación única de un estado).
Es posible pasar de cada uno de los estados considerados a su contrario,
mediante sendas operaciones. El paso de amorfo a estructurado es una estruc-
turación y el inverso una desestructuración. Las operaciones inversas entre
discreto y compacto son apertura y cierre: esto se debe a que los estados en
oposición se refieren a grados de cohesión de la materia: una materia compac-
ta es más cohesionada que una discreta. El tránsito entre estados expandidos
y concentrados se da mediante operaciones del mismo nombre. Finalmente,
un estado simple es resultado de una operación de triaje, mientras que uno
compuesto, lo es de una operación de mezcla. Las operaciones se encuentran
ordenadas presuposicionalmente (para su presentación, aquí se toma única-
mente una de las dos operaciones en relación de oposición, comenzando por
el término presupuesto):
201
Roberto Flores O.
El texto elegido para mostrar las categorías semánticas que se ponen en juego
en la aspectualidad de los objetos es un fragmento de Fotografía junto a un tu-
lipán, de J. C. Becerra (2000:249), que M. I. Filinich analizó, con otros fines,
en su libro Descripción (2003:20-23):63
Los objetos aparecen con rasgos figurativos que van cambiando a lo largo
del texto. Son tres los objetos en evolución: el puente, los olores y la voz de la tía.
A lo largo del texto se distribuyen cuatro menciones al puente que dan
cuenta de las transformaciones que sufre ese objeto cuando se tiende entre los
columpios del jardín y la alacena, donde se guardan los dulces:
• … tendíase un puente sólo visible en la voz de mi tía.
• … aquel puente que operaba como el único acceso a la alacena desde
los columpios.
• … aquel puente que sólo era visible hasta que la anciana le colocaba
la última piedra:
• Entonces el puente aparecía por completo…
Una primera transformación es de orden cognoscitivo y perceptual y va de
la invisibilidad del puente a su visibilidad, mientras que la segunda es pragmá-
tica y aparece como un proceso de construcción. Por otro lado, este objeto es
63. Este apartado presenta de manera sintética los resultados de un análisis publicado en
(R. Flores, 2007).
202
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
203
Roberto Flores O.
jardín); el puente es estructurado y los olores son amorfos, aunque con cua-
lidades distintivas. Por último, el puente tiene un valor inerte, mientras que
los olores se encuentran en movimiento: la percepción del puente se produce
de un sólo golpe, aunque su construcción es progresiva, mientras que la de los
olores es acumulativa.
Por su parte, la voz aparece mencionada en varios momentos del frag-
mento y sus propiedades cambian a lo largo de él. Esta característica permite
contrastarla con la construcción progresiva del puente.
• … tendíase un puente sólo visible en la voz de mi tía.
• … esta voz, valiéndose de su charla pintoresca…
• Frases, giros, entonaciones no eran para mí sino diversos fragmentos
constructivos…
• ...la frase con que nos gritaba a sus sobrinos…
La voz es presentada inicialmente como un nombre de masa, dotado de
los rasgos no-entero y discreto, pues no posee una extensión precisa, ni es
pluralizable, pero, en cambio, tiene un valor distintivo, es la voz de la tía. Esa
voz tiene igualmente un valor omnidireccional que contrasta con la dirección
específica del puente y los olores. Aunque distintiva, la voz de la tía apare-
ce en un primer momento como una voz amorfa, pues sus cualidades son
exclusivamente sonoras y no remiten a un contenido: esa cualidad única se
ve transformada más adelante al convertirse en una multiplicidad de “frases,
giros, entonaciones”: se produce así una transformación del nombre de masa
en uno contable.
La transformación es gradual: su primera etapa sustituye la omnidirec-
cionalidad por una multidireccionalidad, pues la charla pintoresca de la tía se
dirige a los padres y a “algunas otras visitas”: esa primera fase se ve asociada a
la aparición de la imperfectividad, pues al ser llamada “charla”, la voz se pre-
senta como una actividad. Con la siguiente mención aparece la multiplicidad
y se avanza en el proceso de estructuración de la voz: en ese momento todavía
no se construye una totalidad estructurada, pues sólo tiene el carácter de una
colección de entidades, dotadas individualmente del rasgo discreto y, colecti-
vamente, del rasgo diverso. Cabe también mencionar que la voz convertida en
charla y, luego, en frases y giros todavía no es una palabra dotada de sentido.
La transformación culmina en el momento en que la voz, como mera cualidad
auditiva, y la charla, actividad sin fin, deviene en “la frase con que nos gritaba
a sus sobrinos”, entidad discreta, singular, estructurada, unidireccional y ce-
204
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Séptimo capítulo. Modos de ocurrencia
rrada. Esa frase adquiere todo su sentido, pues autoriza a los sobrinos a buscar
los dulces anhelados.
Cabe mencionar que la transformación progresiva de la voz se articula con
el proceso de construcción del puente: es la voz la que construye el puente y es
también la voz la que, de golpe, por último, lo hace aparecer. La multiplicidad
de las frases se transfigura en los elementos constructivos del puente, fragmen-
tos indiferenciados y no estructurados, que se ordenan en el momento final,
cuando la última frase, la que autoriza, culmina la construcción del puente.
Con este último señalamiento queda claro que el fragmento de J. C. Becerra se
articula mediante un juego denso de correspondencias que se establecen me-
diante un proceso textual, literalmente constructivo. En este proceso, los obje-
tos no poseen atributos inmutables y predefinidos, como el realismo ingenuo
quisiera suponer; las cualidades figurativas son progresivamente convocadas,
sin que se tenga que suponer la preexistencia de un mundo.
Al cabo de este recorrido, los modos de ocurrencia de los sucesos han dado
lugar a que se presenten los modos de presencia de los objetos. Ambos, sucesos
y objetos, responden al mismo conjunto de valores semánticos situados bajo
el dominio de la aspectualidad. El examen de la variedad de iterativos ha mos-
trado la importancia que es preciso otorgar a los procesos de individualización
y de totalización mediante los cuales se constituyen magnitudes semióticas
dotadas de fronteras y de una identidad diferencial. El recurso a ejemplos de
la lengua náhuatl ha indicado, por otra parte, que la integración de partes
en un todo es responsable de efectos de sentido que no se dejan describir
simplemente mediante operaciones de adición, sino que conllevan procesos
de resemantización radical. Aparece así una imagen fluctuante e inestable del
mundo concebido a través del lenguaje: ese mundo evocado está en constante
construcción y transformación y escapa, afortunadamente, a los imperativos y
las limitantes de la iconicidad y la referencia.
205
PARTE III
RELATO
207
OCTAVO CAPÍTULO
INTERACCIONES ASPECTUALES
1. INTRODUCCIÓN
209
Roberto Flores O.
210
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Octavo capítulo. Interacciones Aspectuales
211
Roberto Flores O.
212
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Octavo capítulo. Interacciones Aspectuales
213
Roberto Flores O.
214
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Octavo capítulo. Interacciones Aspectuales
ejecución estado
/// //
215
Roberto Flores O.
3. REASPECTUALIZACIONES
216
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Octavo capítulo. Interacciones Aspectuales
Unidades no autónomas
Com- {tipos virtuales}
Comer Valor estativo (nominal)
&RPLGR Valor estativo (estado resultativo)
&RPLHQGR Actividad (progresivo)
Unidades autónomas
Come una manzana Ejecución o actividad (valor aspectual de
base)
Come manzana Actividad habitual o genérica
Come una manzana en (MHFXFLyQHVSHFtÀFDRDFWLYLGDG
GRVPLQXWRV característica de un individuo
Come una manzana $FWLYLGDGHVSHFtÀFD
GXUDQWHGRVPLQXWRV
&RUUHGXUDQWHGRV Actividad dotada externamente de una
minutos duración acotada
&RUUHHQGRVPLQXWRV Actividad dotada externamente de un
momento de desencadenamiento
/OHJDURQGXUDQWHGRV Actividad iterativa constituida por un
minutos conjunto de logros
0LWHOHYLVLyQVHPXULyGRV Estado insertado en un periodo acotado
horas
217
Roberto Flores O.
65. Hubiera sido posible presentar este caso a partir del rasgo abierto, que es solidario del
rasgo no transformación, y presentar más adelante el caso de la transformación a partir del rasgo
solidario cerrado.
218
Cuadro 10. Posibilidades de transformación de los tipos de suceso.
no transformación no transformación
219
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
duración
Ejecuciones dinámico cerrado duración
cerrado transformación
transformación
Logros dinámico cerrado no duración
transformación
cerrado
no duración
transformación
no durativo
Cuadro 11. Resemantizaciones aspectuales por tipo de suceso.
220
Inicial Actividad Ejecución Logro Estado
mismo claro que los cambios que involucran tres rasgos remiten a cambios de
sólo dos rasgos, los cuales se refieren al cambio de un logro en una actividad y
de un estado en una ejecución. Por último, la transformación de un estado en
un logro y viceversa involucra únicamente tres cambios de rasgos y no cuatro.
Los cambios que son efectivamente simples y que no involucran covaria-
ción de rasgos se realizan al interior de un sólo árbol de presuposición; todos
los cambios restantes incluyen covariación y operan el paso al otro árbol de
presuposiciones. Dicho de una manera quizá más significativa, las transforma-
ciones no operan entre rasgos que se encuentran en los extremos de los árboles
(presuponentes pero no presupuestos o presupuestos pero no presuponentes)
sin involucrar rasgos medianos (a la vez, presupuestos y presuponentes). Es
decir, los cambios que, por un lado, involucran exclusivamente los rasgos
durativo y estático o dinámico y, por el otro, los que involucran los rasgos
dinámico y durativo o no durativo son imposibles. El cuadro 11 muestra las
resemantizaciones ordenadas por rasgo.
Sin pretender agotar el inventario de recursos, es posible presentar algu-
nos ejemplos conspicuos de las resemantizaciones presentadas en la tabla, con
mención a algunas de sus repercusiones en las fases de suceso y sus modos de
ocurrencia.
Abierto a cerrado
Cerrado a abierto
221
Roberto Flores O.
De durativo a puntual
Dinámico a estático
222
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Octavo capítulo. Interacciones Aspectuales
Estático a dinámico
4. EL PROGRESIVO
223
Roberto Flores O.
224
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Octavo capítulo. Interacciones Aspectuales
225
Roberto Flores O.
5. SOBREASPECTUALIZACIÓN
226
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Octavo capítulo. Interacciones Aspectuales
tro de un espacio dotado de fronteras que sólo en ocasiones pueden ser fran-
queadas, la permanencia del suceso en el interior del espacio corresponderá a
lo que aquí se ha denominado como una stasis, mientras que el franqueamien-
to de la frontera será una transición, que corresponde a la noción de cambio
de estado y da lugar al establecimiento de una nueva stasis situada fuera del
espacio de origen. Toda transición es por naturaleza irreversible, mientras que
la stasis es considerada reversible.
16 Reversible e irreversible
a. Juan cree que la tierra es cuadrada (situación al interior de un espa-
cio de creencia).
b. Juan duda que la tierra sea cuadrada (abandono del espacio de
creencia).
227
Roberto Flores O.
No comprar Comprar
el auto el auto
228
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Octavo capítulo. Interacciones Aspectuales
Morir No morir
229
Roberto Flores O.
66. En (R. Flores, 2000) he sostenido la tesis de que la morfología temporal del español
no significa primariamente tiempo sino que es el vehículo de sentidos aspectuales y modales;
una tesis similar, pero universalizada, es defendida por algunos especialistas en la tipología de las
lenguas (D. Creissels, 1995: 171).
230
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Octavo capítulo. Interacciones Aspectuales
En el muy conocido dicho de Julio César —Veni. Vidi. Vici.— es posible en-
contrar un ejemplo de interacciones aspectuales que son el fundamento de un
relato, aunque sea extremadamente breve. En él coinciden de manera notoria
tres niveles de integración de unidades lingüísticas: el léxico, el oracional y el
narrativo, pues las tres palabras que lo componen corresponden también a sen-
das oraciones e, incluso, a tres secuencias narrativas. De esta manera, es posible
utilizar este caso para examinar el modo en que los valores aspectuales de cada
nivel se suman a los demás niveles para producir un efecto de sentido global.67
Los verbos se encuentran en la primera persona del pretérito perfecto,
tiempo con el que se indica que las acciones se han realizado plenamente y
que son presentadas desde su cumplimiento sin consideración del proceso que
condujo al final, en ese sentido su valor es puntual.
Veni es un verbo de desplazamiento que es presentado desde el lugar de
destino, por lo que adquiere un sentido terminativo. Sin embargo, dentro de
la serie, se encuentra situado en posición inicial, por lo que corresponde a
una fase incoativa. El carácter puntual es, por otra parte, compatible con esa
posición.
Vidi comparte el valor aspectual perfectivo. Como suceso es susceptible
de ser considerado durativo, pero al ser presentado desde su completud, re-
cibe un valor puntual. Sorprende entonces que ese suceso sea presentado en
posición mediana, que corresponde típicamente a ejecuciones. Esa posición
tiende a atribuirle el rasgo durativo, por lo que el predominio del valor opues-
to sólo se justifica dado el carácter lacónico del parte de guerra, que busca en
la brevedad del relato mostrar icónicamente la rapidez de la victoria: sólo de
esta manera ese suceso es susceptible de ser situado, paradójicamente, en la
posición media correspondiente a un durativo.
Por último, vici es el único suceso en el que su valor aspectual inherente
coincide con su posición en la serie: se trata de un suceso puntual que se ob-
tiene como resultado de la culminación de una ejecución. Es un suceso que
ya desde su sentido léxico introduce un valor terminativo, lo que coincide
con su posición final. Por su sentido y su posición, tiene además la virtud de
67.Este apartado presenta un resumen de un estudio más amplio publicado en (R. Flores,
2009).
231
Roberto Flores O.
Es posible plantear otros casos que atañen a una semiótica antropológica, pues
más que referirse a acciones relatadas, remiten a acciones rituales. Así, por
ejemplo, una pelea de gallos se compone mediante las distintas fases por la
que esta actividad pasa, desde la preparación de los gallos, su pesaje, su examen
por parte de los posibles apostadores, el “pique” con el que se les encrespa,
su vuelo al centro del palenque y, por último, el combate mediante el cual
se definirá un vencedor. Estas fases, someramente presentadas y que admiten
muchas instancias intermedias, permiten definir una expectativa, no sólo para
quien conoce esta práctica cultural, sino como parte de una conocimiento de
“sentido común”. Así, el hecho de lanzar los gallos previamente encrespados al
palenque, supone el cumplimiento de expectativas como son las de que los ga-
llos vuelen y caigan en el centro del redondel. Otras expectativas dependen del
conocimiento del ritual, como es la serie que es posible reconocer en el mismo
232
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Octavo capítulo. Interacciones Aspectuales
233
Roberto Flores O.
234
NOVENO CAPÍTULO
PROGRESIÓN NARRATIVA
1. INTRODUCCIÓN
235
Roberto Flores O.
236
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
(1450b) Dejamos además por bien asentado que la tragedia es imitación de una
acción entera y perfecta y con una cierta magnitud, porque una cosa puede ser
entera y no tener, con todo, magnitud. Está y es entero lo que tenga principio,
medio y final; siendo principio aquello que no tenga que seguir necesariamente a
otra cosa, mientras que otras tengan que seguirla a él o para hacerse o para ser; y
fin, por el contrario, lo que por naturaleza tiene que seguir a otro, sea necesaria-
mente o las más de las veces, mas a él no le siga ya ninguno; y medio, lo que sigue
a otro y es seguido por otro.
237
Roberto Flores O.
238
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
Es preciso superar la simple analogía entre relato y suceso, incluso aunque este
sea un macrosuceso, así como tampoco podría haber analogía entre el relato
y la palabra o la oración. Esto equivale a plantear el contraste radical entre
secuencialidad y progresión narrativa, una diferencia que excluye toda solu-
ción de continuidad entre ambos conceptos, una divergencia entre ambos que
deriva del carácter local o global de las magnitudes semióticas involucradas en
uno y otro concepto. No basta con considerar que la convergencia de sucesos
define su orientación hacia un final, pues es posible coincidir con P. Ricoeur,
quien afirma que la inteligibilidad gobierna la secuencialidad. De manera que
es preciso determinar el principio que rige la comprensión de las series de
sucesos como relatos.
Cuando se adopta la perspectiva jerárquica de la programación narrativa,
el tránsito del suceso al relato se torna evidente. Si el relato se define como una
transformación de estados, al igual que la definición de esos sucesos que son
las ejecuciones, y si un relato está compuesto por un conjunto jerarquizado de
ejecuciones, entonces la conclusión natural es que el relato es una ejecución
máxima. De manera que la pregunta no es si hay una identificación entre el
suceso y el relato, sino si el hecho de ser ambos transformaciones de estado es
suficiente para dar cuenta de la naturaleza propia del relato. De ser la respuesta
afirmativa, entonces la secuencialidad narrativa —el hecho de seguir cada uno
de los sucesos en su realización— sería suficiente para captar el desarrollo del
relato: en tal caso no habría nada en la progresión narrativa que escapara a la
sucesión de sucesos: el relato tendría la misma estructura que sus componentes
básicos. Pero la premisa de esta concepción es que el relato está construido
alrededor de un suceso central, responsable de la transformación narrativa y,
239
Roberto Flores O.
Quiero dar fin a esta historia de Indias con declarar la admirable traza con que
Dios dispuso y preparó la entrada del Evangelio en ellas, que es mucho de consi-
derar para alabar y engrandecer el saber y bondad del Creador.
Y porque de aquí en adelante me obligan a hacer otro tratado de las cosas pasadas,
desde este punto hasta estos infelices y desdichados tiempo, y de las calamidades
que esta riquísima, fertilísima y opulentísima tierra y la ciudad de México han pa-
sado y decaído desde aquellos tiempos acá, y la caída de su grandeza y excelencia,
con pérdida de tanta nobleza de que estaba poblada y acompañada y de la miseria
y pobreza a que ha venido, concluiré con este tratado, a honra y gloria...
240
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
El Marqués de Villa Manrique gobernó cuatro años, en su tiempo ovo muy gran-
des negocios, que de algunos dellos trataremos en suma.
Por su parte, las últimas palabras del relato de fray B. de Sahagún (1988:
862) plantean una integración de la Conquista a la visión indígena del mundo:
241
Roberto Flores O.
242
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
textos. Este apartado no es, sin embargo, el lugar apropiado para llevar a cabo
tal tarea, aunque es posible apuntar algunas direcciones de investigación, sobre
todo en lo que atañe a la unidad narrativa de la historia así contada.
Las reflexiones siguientes tienen como objeto la versión que da Sahagún
del texto en náhuatl: buscan mostrar el modo específico en que, ahí, se pro-
duce el vínculo entre secuencialidad y progresión narrativas, a partir de la
constatación hecha por J. Lockhart (1993) de que en el Libro 12 no existe
una progresión narrativa hacia un final, como sucede en la historiografía oc-
cidental, sino que la historia se compone de episodios (del griego epeisódion
‘intermedio, parentético, adventicio’), débilmente concatenados y, por lo tan-
to, prescindibles —aunque poseen una completud interna, culminan en sí
mismos, son independientes de otros contenidos y susceptibles de ser leídos
como microrrelatos independientes—. Al ser reunidos en conjuntos más am-
plios esos episodios no se encadenan para formar un relato.
Un aspecto notable del Libro Doce del Códice Florentino es su carácter visual y
episódico; aunque secuencial, la historia está constituida en gran medida median-
te una serie de instantáneas de escenas individuales (J. Lockhart, 1993: 7).
243
Roberto Flores O.
244
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
las acequias para poder incursionar y los mexicanos las abrían de noche, pasa a
contar la incursión de un bergantín en el barrio de Atlicueyan, luego refiere el
enojo de los de Cuitlahuac cuando, equivocadamente, pensaron que su señor
había sido asesinado por los mexicanos —lo que da lugar a un diálogo refe-
rido en estilo directo—, finalmente relata en primera persona una incursión
española en Tlatelolco. Es evidente el carácter vívido de ese relato, así como
su excesiva fragmentación, lo que se marca mediante el empleo reiterado del
introductor “otra vez”. En unas cuantas líneas lo vemos pasar de un tema a
otro, así como de un estilo indirecto a uno directo y de la tercera a la primera
persona: estas súbitas transiciones se acompañan de profusos detalles carto-
gráficos y de referencias a las acciones de individuos específicos, identificados
mediante sus nombres y sus rangos militares, y no simplemente a acciones
atribuidas genéricamente a cualquiera de los bandos, como sucede en la pri-
mera secuencia del capítulo.
Ejemplos como éste plantean la necesidad de un sentido global del relato
que rebase la simple adición del significado específico de cada una de sus par-
tes, como preconiza una cierta idea de la composicionalidad cuando es llevada
al ámbito del discurso. El texto de Sahagún es un ejemplo de relato que no
responde en todo momento a un relato orientado hacia el final, como sucede
dentro de la historia providencialista habitual en la época, así como también
escapa a cualquier otra configuración totalizante; su armadura laxa requiere ser
caracterizada sin detrimento de su calidad de relato.
Si regresamos un instante a J. Lockhart vemos que él señala tres rasgos
de esta peculiar historia: su carácter episódico, visual y acumulativo (aunque
secuencial, la historia está constituida en gran medida mediante una serie de ins-
tantáneas de escenas individuales). Acabamos de comentar e ilustrar aquí el
carácter episódico. En cuanto al carácter “visual” de las escenas contadas, éste
remite al hecho de que, si bien el relato es de la Conquista de Tlatelolco y
Tenochtitlan y tiene como protagonistas principales a los mexicanos y a los
españoles, lo que aparentemente favorecería un relato destinado a mostrar los
grandes momentos de esa empresa, en múltiples capítulos el relato se detiene a
referir acciones a cargo de individuos específicos que no hacen avanzar el rela-
to, sino que se insertan en el texto como episodios aislados. De esta manera, se
obtiene un relato vívido, que ofrece múltiples detalles a la imaginación, como
son los nombres y cargos de los protagonistas del episodio, sus exclamaciones,
atributos notables y vestimentas, etc. Esto se da con mayor énfasis en el texto
245
Roberto Flores O.
246
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
247
Roberto Flores O.
248
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
249
Roberto Flores O.
ción evaluadora del enunciador, que es “lo que transforma una simple crónica
de sucesos en un relato” (S. Fleischmann, 1990: 144) y la que señala “hacia
dónde se dirige el narrador” (W. Labov, 1972: 366). Se trata de lo que en
semiótica narrativa es identificado como embragues enunciativos, es decir, el
modo como la instancia de enunciación se hace presente en el enunciado. Las
evaluaciones se encuentran tanto en intervenciones explícitas de un narrador,
sea éste intra o extradiegético, como también en todo elemento que califique
el contenido de los sucesos, por lo que podría decirse, por ejemplo, que cual-
quier adjetivo puede ser manifestación de esta función en la medida en que
no sea atribuido a un personaje en especial. Por ejemplo en (4), frase tomada
de un cuento popular, es posible preguntarse quién califica al asno de “pobre”,
en contraste con (5), en donde el calificativo “agradable” de la voz del mismo
asno es claramente obra suya:
250
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
251
Roberto Flores O.
El analista del discurso encontrará que no le dice mucho una investigación que
concluye con que un ‘relato’ se compone de un escenario más un tema, más una
intriga, más una resolución.
252
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
5. PROGRESIÓN Y TEMPO
253
Roberto Flores O.
Tal como mostró Lévi-Strauss, en su polémica con Sartre [se refiere a El Pensa-
miento Salvaje], una cronología numera una velocidad, un ritmo, una textura;
una cronología es una red de malla variable; parece deseable distinguir ahí tam-
bién entre la forma científica encomendada a la historiografía y la forma semiótica
encomendada a la historia como disciplina interpretativa: efectivamente, no todas
las anterioridades son significativas: son interrogativas si se determina que los dos
eventos retenidos pertenecen a la misma temporalidad.
254
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
De entre los diversos usos del adverbio ya en español, los sentidos temporales
prospectivos (ya vamos a comer, ya comerá) permiten entender mejor el sentido
de progresión de los sucesos. No se trata de hacer del adverbio en español
un término de un metalenguaje o de generalizar un uso específico a todas las
demás lenguas, sino de mostrar el modo en que el adverbio interviene en la
producción de efectos de sentido relevantes para la progresión narrativa.
N. Delbecque y R. Maldonado (2011) afirman que el adverbio no tiene
68. Lo que C. Zilberberg (en dos ocasiones: 1994/1995: 184 y 2004: 15) expresa
mediante una cita de los Cahiers de Paul Valéry (1973: 1290):
Notion des retards.
Ce qui est (déjà) n’est pas (encore) – voici la Surprise.
Ce qui n’est pas (encore) est (déjà) – voilà l’attente.
Idea de los retrasos.
Lo que (ya) es (todavía) no es – he ahí la Sorpresa.
Lo que (todavía) no es (ya) es – he ahí la espera.
255
Roberto Flores O.
1 Ya terminé, sea que efectivamente haya acabado (a) o que falte muy
poco tiempo para que lo haga (b).
2 Ya salen los alumnos: (a) están por salir o (b) están saliendo en este
momento.
3 Ya nos fuimos: (a) ya no están o (b) la salida es inminente.
4 Ya se lo llevó el tren.
5 Ya mero acabo la tarea. No me apresures.
256
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
MODALIZACIÓN
ADQUISICIÓN DE
JUICIO > COMPARACIÓN > > EPISTÉMICA Y
UN NUEVO SABER
ALÉTICA
257
Roberto Flores O.
69. El adverbio indica un instante sin duración con el que se delimita un intervalo peque-
ño de tiempo, pero no puntual, correspondiente a las fases iniciales y finales del suceso.
258
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
259
Roberto Flores O.
12 Ya terminaré.
13 El niño duerme.
14 El niño está durmiendo.
15 Ya llegará el momento.
260
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Noveno capítulo. Progresión narrativa
sigue la situación sino que se inmiscuye en él. El efecto resultante, con respecto
al suceso, es que ese futuro señala la inminencia de la realización.
16 Ya va a venir (próximamente).
Ya + Futuro indica un suceso conclusivo y una situación aislada o condi-
cionada en su realización (16). Se asocia al futuro anterior (17) para indicar el
orden secuencial entre dos sucesos que compondrán así una situación futura.
Al inicio de este apartado se indicaron dos ejemplos (1) y (3), con valor
de presente y de pasado, respectivamente, pero susceptibles también de una
lectura prospectiva, en donde se anticipa la culminación. Es el momento ahora
de reflexionar sobre esa prospección y mencionar que si bien se apunta hacia
una culminación futura, aquello que es modificado es el estado presente, pues
al ser la culminación ineludible, nada cambia en el curso de las cosas excepto
el acto cognoscitivo de anticipación: el resultado futuro sigue siendo el mismo,
sólo se transforma el conocimiento que se tiene en el presente de la situación
global.
Los enunciados con ya prospectivo70 tienen en germen atributos que se
encuentran plenamente desplegados en el discurso profético y que, toda pro-
porción guardada, es posible utilizar como punto de contraste. Tal como su-
cede con las profecías, este tipo de enunciado obtiene su poder no sólo de la
capacidad de prever el futuro (lo que puede llegar a ser una revelación), sino de
actualizarlo verbalmente en el ahora (el anuncio). En (14) la anticipación se ve
acompañada con un acto de autoridad que parece conminar su actualización
fáctica: es el valor movilizador de la profecía (y, en algunos casos, amenazante)
que también se encuentra en la predicación con ya, aunque de manera muy
atenuada. Ya lo verás, es un enunciado altamente persuasivo, pues no sólo es
una invitación a constatar que la situación predicha se habrá verificado en el
futuro (nótese el futuro perfecto), sino que para convencer apela a la contun-
dencia de los hechos. Su fuerza anticipatoria pretende tener una eficacia en el
70. Nótese que, en su reflexión sobre el tempo narrativo, C. Zilberberg privilegia el sen-
tido retrospectivo del adverbio ya, es decir, retencivo, por encima de su sentido prospectivo y
protensivo.
261
Roberto Flores O.
Proyección cognoscitiva
de metas
Realización física
262
CIERRE
1. INTRODUCCIÓN
263
Roberto Flores O.
264
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cierre
265
Roberto Flores O.
71. C. Lévi-Strauss encuentra que estas estructuras son análogas a las del mito, con la salve-
dad de que éstas últimas son de carácter esencialmente semántico (nota preliminar a R. Jakobson
y C. Lévi-Strauss, 1962: 5).
266
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cierre
2. SENTIDOS DE FINAL
267
Roberto Flores O.
268
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cierre
269
Roberto Flores O.
gica invade el dominio reservado a las divinidades, pues crea mundos cuya
única venialidad descansa en una justificación: se trata de simples ficciones. El
historiador se escuda también en su propia excusa, pues él no es el responsable
de aquello que narra, sino la Historia: disfrazado de amanuense, el historiador
esconde su labor creativa.
Un defecto de los finales es que tienden a apresurarse o, por el contrario,
se hacen desear. En todo caso no llegan en su justo momento ni en su propio
lugar. De esta consideración es fácil transitar hacia la idea de que el relato
posee una predestinación y de que el narrador no hace sino seguir un designio
que le es ajeno y al cual debe obedecer diligentemente. Pero hay que evitar
toda idea de fatalismo, pues no habría manera de mostrar el origen de ese
propósito y sería presuntuoso suponer la existencia de una mente maestra. Las
tramas sólo llegan a su final por la consistencia interna de lo que narran, por
la extensión acordada a su despliegue y por intervención enunciativa y no de
entidades ajenas a la pareja enunciado-enunciación.
Es preciso regresar al final que sobreviene cuando ocurre algo imprevisto
que modifica la situación previa y la replantea en términos totalmente nove-
dosos, para añadir algunas precisiones. Ese suceso tiene la posibilidad de ser
considerado como consecuencia —cierto, sorpresiva— de la situación anterior
y, en ese caso, como el final y como inauguración de una nueva circunstancia:
como la muerte del Archiduque de Austria, que marca el inicio de la Primera
Guerra Mundial. La consecuencia es susceptible de ser valorada en intensidad:
de esta manera es posible llegar a un extremo que es considerado como un
punto de krisis en el que aquello que se alcanza es considerado excesivo (hay
una medida y un juicio de justeza). Esto sucede en el caso de los deportes,
justamente llamados extremos, aunque no haya ahí idea de final, pero también
en la valoración ética de las acciones, cuando se llega a un extremo. Sucede
también con el clima, juzgado extremoso, pero en el sentido de oscilar entre un
borde y otro de una escala acotada de medida. La intensidad de torna entonces
dependiente de una extensión que la mide. En estos casos también es preciso
tomar en cuenta la sustancia de lo narrado, además de la forma que adopta.
Algo cesa, ya sea por virtud propia o por intervención ajena: lo que per-
mite establecer el juego verbal de los pronominales, como sucede entre detener
y detenerse, cumplir y cumplirse (no hay fecha que no se cumpla, ni plazo que
no se venza). Cuando la cesación es producto de una intervención externa,
ésta opera obedeciendo a un designio o bien de manera arbitraria o accidental.
270
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cierre
271
Roberto Flores O.
TODO NADA
Aún falta todo Ya no queda nada
Inicio Completud
ALGO NINGUNO
Todavía queda algo No falta ninguno
Incompletud Abarcamiento
272
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cierre
273
Roberto Flores O.
274
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cierre
275
Roberto Flores O.
276
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cierre
final de los tiempos. En ese sentido toda historia es inacabada (aunque haya
quien anuncie su final).
El final que se alcanza, sea cual sea, está también sujeto a un juicio veri-
dictorio: por lo que es susceptible de desdoblamiento entre el final visto en
manifestación (el plano del parecer) y en inmanencia (el plano de lo que el
relato dice ser). Este desdoblamiento posible permite interpretaciones y de-
mostraciones de lo que realmente estaba en juego en los conflictos históricos
y, de manera crucial, permite establecer finales en donde el sarcasmo y la ironía
rigen la presentación de los hechos: H. White (1973) ha hecho de la historia
satírica uno de los modos fundamentales de la retórica de la historia. Estos
modos de finalizar la historia requieren un peculiar estado de ánimo, en el que
se disocia el contenido de los sucesos de su modo de presentación: escisión que
sólo es posible desde el momento en que la narración deja de ser considerada
de modo solemne como la única narración posible y se empieza a jugar con
la noción de punto de vista. La sátira (trama en la que el azar y el accidente
predominan en los asuntos humanos), la ironía (tropo que pone en duda la
posibilidad misma de encadenar los sucesos) y el sarcasmo (forma de ironía
que pone en evidencia la ambivalencia de las apariencias y el desdoblamiento
veridictorio de los relatos: burla que descalifica, crueldad que hiere) son hijas
del relativismo en la explicación histórica, perspectiva que parece ajena al siglo
XVI, toda vez que parece contraponerse a la necesidad de relatar fielmente los
designios divinos.
En algún momento hay que decirlo: afirmar la centralidad del relato en
historiografía, abogar por la historia narrativa, no significa renunciar al cono-
cimiento o interpretación (como gusten) de la historia ni sostener la falsedad
de todo relato, de cualquier relato, sino reconocer las condiciones bajo las que
éste se elabora. La experiencia de la historia que aquí interesa no son los hechos
factuales de los que el autor y el lector son protagonistas, sino aquella de la
que el propio texto da fe; una experiencia que se muestra en el modo en que
concluye la historia y que incluye tanto los finales formales como los escato-
lógicos, sean apocalípticos, providencialistas, cíclicos u otras formas en que se
anuncia y se manifiesta el final, como sucede con los presagios de la Conquista
y la espera anhelante del fin del mundo de la que dan prueba los frailes mile-
naristas. Se trata de plantear la manera en que la instancia de la enunciación
experimenta el propio relato y la conduce a darle final: no es un borne que
deba ser alcanzado, un finisterre, abismo que desemboca en la nada, sino un
277
Roberto Flores O.
proceso, un cierre corredizo que no señala, sino que realiza la clausura y que es
preciso ejecutar a todo lo largo del relato.
En algunos casos, el sentimiento de final corresponde al de una resolución
que es alcanzada: una secuencia de sucesos o una supuesta secuencia es inter-
pretada a la luz de una consecuencia que no es explicitada, pero sí inferida. Es
decir, se produce un sentimiento de conexión entre sucesos que no es de tipo
secuencial, sino analógico o de un vínculo de predeterminación, de compartir
un destino similar (como en los relatos de vidas paralelas), en donde un suceso
hace eco a otro. Se produce entonces una respuesta emotiva que corresponde
al reconocimiento, por ejemplo, de una predestinación o de que bajo la cone-
xión supuesta entre ambos sucesos subyace una moraleja que logra redondear
la historia. Una analogía permite comprender mejor este proceso: los psicólo-
gos clínicos hacen mucho énfasis en ofrecer a los pacientes la posibilidad de
terminar el proceso terapéutico, al proporcionarles los medios para efectuar un
cierre en determinados episodios de sus historias de vida. Ese proceso descansa
en la intervención del psicólogo como un actor externo que proporciona, no
el cierre mismo, sino una retroalimentación que propicia las inferencias que el
paciente requiere realizar y que le permiten llegar a una resolución emotiva. Se
trata de una actividad cognoscitiva de carácter interpretativo pero cuya eficacia
reside en la dimensión pasional, la que se despliega mediante un acto ritual.
Estos procesos involucran a un paciente esencialmente activo, sujeto de su
propia experiencia, y contrastan con aquellos tratamientos médicos en los que
el paciente es, justamente, “paciente”, pues sufre pasivamente la intervención
terapéutica.73
El sentido del final se ve así dotado de una dimensión subjetiva y partici-
pativa y deja de ser únicamente un atributo estructural de los relatos: no hay,
pues, un sentido de un final, sino una finalización, una ritualización que signi-
fica al final como final; una invitación, nueva propuesta de contrato que sitúa
al enunciatario como protagonista de una nueva empresa, la que le obliga a
elevarse a la altura del relato para asumir su propia identidad en el contexto de
278
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Cierre
279
BIBLIOGRAFÍA
Acosta, Joseph de
1979 Historia natural y moral de Indias (1590), México,
Fondo de Cultura Económica.
Alvarado Tezozómoc, Fernando
1992 Crónica Mexicáyotl (1609), México, unam.
Andrews, J. Richard
1976 Introduction to Classical Nahuatl, Austin, Universi-
ty of Texas Press.
Aristóteles
1999 Metafísica, libro IX (1875), Biblioteca Cervan-
tes Virtual, trad. Patricio de Azcárate [ref. de 12
de septiembre de 2010]. Disponible en Web:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveO-
bras/12260620880115953087846/.
1946 Poética, México, unam, trad. Juan David García
Bacca [ref. de 3 de agosto de 2010]. Disponible
en Web: <http://www.traduccionliteraria.org/
biblib/A/A105.htm>.
Ariza, Miguel
2003 “Hacia una formalización de la presuposición na-
281
Roberto Flores O.
282
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Bibliografía
283
Roberto Flores O.
Coquet, Jean-Claude
1991 “Temps ou aspect? Le problème du devenir”, en Jacques Fontanille,
Le discours aspectualisé, Limoges-Amsterdam-Filadelfia, Pulim-Ben-
jamins, pp. 195-214.
1997 La quête du sens, París, PUF.
Coseriu, Eugenio
1996 El sistema verbal románico, México, SigloXXI.
Courtés, Joseph
1983 Introducción a la semiótica narrativa y discursiva (1976), Buenos Ai-
res, Hachette-Universidad.
Creissels, Denis
1995 Éléments de syntaxe général, París, PUF.
Culioli, Antoine
1999 Pour une linguistique de l’énonciation: Domaine notionnel, París, Edi-
tions Ophrys.
Danto, Arthur C.
1965 Analytical Philosophy of History, Cambridge, Cambridge University
Press.
D’Alembert, Jean
1821 Oeuvres de D’Alembert, vol. 1, París, Belin.
Déhouve, Danièle
2010 Relatos de pecados en la evangelización de los indios de México (Siglos
XVI-XVIII). México, ciesas/cemca.
Delbecque, Nicole y Maldonado, Ricardo
2011 “Spanish ya: A Conceptual Pragmatic Anchor”, Journal of Pragmatics,
núm. 43, Amsterdam, Elsevier, pp: 73–98.
Desclés, Jean-Pierre
1996 “Du temps linguistique comme idéalisation d’un temps phénomé-
nal”, Intellectica, núm. 23, París, msh, pp. 159-192.
1991 “Archétypes cognitifs et types de procès”, en Catherine Fuchs, Les
typologies de procès, París, Kliencksieck, pp. 171-196.
Desclés, Jean-Pierre y Guentcheva, Zlatka
1997 “Aspects et modalités d’action”, Études cognitives, núm. 2, Varsovia,
Slawistyczny Ośrodek Wydawniczy, pp. 145-173.
Diguer, Louis
1993 Schéma narratif et individualité, París, puf.
284
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Bibliografía
Diódoro Sículo
1935 Library of History, vol. II, Libros 2.35-4.58, Cambridge, ma, Har-
vard University Press. Trad. de C. H. Olfather [ref. de 7 de noviem-
bre de 2005]. Disponible en Web: http://www.theoi.com/Text/Dio-
dorusSiculus4A.html.
Dowty, David
1979 Word Meaning and Montague Grammar, Dordrecht, Reidel.
1986 “The Effects of Aspectual Class on the Temporal Structure of Dis-
course: Semantics or Pragmatics?”, Linguistics and Philosophy, vol. 9,
núm. 1, Berlín, Springer, pp. 37-61.
Drews, Robert
1963 “Ephorus and History Written Kata Genos”, American Journal of Phi-
lology, vol. 84, núm. 3, Baltimore, John Hopkins University Press,
pp. 244-255.
Dubois, Jean
1978 “Avant-propos”, Langages, núm. 52, París, Larousse, pp. 3-4.
Durán, fray Diego
1967 Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme (1581),
vol. 2, México, Editorial Porrúa.
Espasa Calpe
2005 Diccionario de la lengua española. [ref. de 27 de agosto de 2000].
Disponible en Web: http://www.wordreference.com/definicion/.
Filinich, Ma. Isabel
2003 Descripción, Buenos Aires, Eudeba.
Filip, Hana
1999 Aspect, Eventuality Types, and Nominal Reference, Londres, Routledge.
Fleischmann, Suzanne
1990 Tense and Narrativity, Austin, University of Texas Press.
Flores, Roberto
1994 “Historiar y comentar: análisis semiótico de un discurso histórico”,
Historia y Grafía, núm. 2, México, Universidad Iberoamericana, pp.
111-124.
1999a “La aspectualidad entre lingüística y semiótica”, en Oscar Quezada
Macchiavelo (ed.), Fronteras de la semiótica, Lima, Universidad de
Lima-Fondo de Cultura Económica, pp. 49-73.
1999b “Aspecto y orden en la secuencialidad narrativa del discurso históri-
co”, Escritos, núms.19-20, Puebla: uap, 153-171 pp.
285
Roberto Flores O.
286
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Bibliografía
287
Roberto Flores O.
288
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Bibliografía
289
Roberto Flores O.
Mortley, Raoul
1996 The Idea of Universal History from Hellenistic Philosophy to Early
Christian Historiography, Lewiston, ny, Edwin Mellen Press.
Mourelatos, Alexander
1978 “Events, Processes, and States”, Linguistics and Philosophy, núm. 2,
Dordrecht, Reidel, pp. 415-434.
Muños Camargo, Diego
1972 Historia de Tlaxcala (1591; facsimilar de la edición de 1892), Guada-
lajara, Edmundo Aviña Levy editor.
O’Gorman, Edmundo
1949 Navegaciones colombinas, México, SEP.
2006 La invención de América (1958), México, Fondo de Cultura Econó-
mica.
Peirce, Charles S.
1997 “Casos degenerados”, Escritos filosóficos (1903), Zamora, El Colegio
de Michoacán, pp. 293-302.
2006 “Nomenclatura y divisiones de las relaciones triádicas, hasta donde
están determinadas” (1903), [ref. de 6 de junio de 2007], Univer-
sidad de Navarra. Disponible en Web: http:// http://www.unav.es/
gep/RelacionesTriadicas.html.
Perec, Georges
1978 La Vie, mode d’emploi., París, Hachette.
Peralta, Valentín
1991 “La reduplicación en el náhuatl de Tezcoco y sus funciones sociales”,
Amerindia, núm. 16, París, celia, pp. 63-78.
Petitot, Jean
1995 “Approche morphodynamique de l’iconicité des stemmas”, en
Françoise Madray-Lesigne y Jeannine Richard-Zapella (eds.), Lucien
Tesnière aujourd’hui, Lovaina, Editions Peeters, pp.105-112.
Polibio de Megalópolis
2000 Historia universal bajo la República Romana, tomo II, ediciones El
Aleph [ref. de 7 de mayo de 2007]. Disponible en Web: http://www.
elaleph.com.
Propp, Vladimir
2008 Morfología del cuento ruso (1928), México, Colofón.
290
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Bibliografía
DRAE
s/f Diccionario de la lengua española (22a. edición), Madrid, Real Aca-
demia Española [ref. de 27 de agosto de 2000]. Disponible en Web:
http://buscon.rae.es/draeI/.
Rastier, François
2001 Sémantique et recherches cognitives (1991; 2a. edición, aumentada).
París, puf.
2003 “Rhétorique et interprétation: des questions épistémologiques aux
descriptions”, ponencia presentada en el 2º Congreso Internacional de
Retórica en México, México, UNAM, 22 de abril.
2005 “Discours et texte”, Texto! [ref. de 28 de mayo de 2010]. Disponible
en Web: http://www.revue-texto.net/Reperes/Themes/Rastier_Dis-
cours.html.
2006 “La traduction: interprétation et genèse du sens”, en Marianne Lede-
rer y Fortunato Israël (eds.), Le sens en traduction, París: Minard, pp.
37-50.
Rayner, Keith
1998 “Eye Movements in Reading and Information Processing: 20 Years
of Research”. Psychological Bulletin, vol. 124, núm. 3, American
Psychological Association, pp. 372-422.
Reichler, Erik D., Rayner, Keith y Pollatsek, Alexander
2003 “The E-Z Reader Model of Eye Movement Control in Reading:
Comparisons to Other Models”, Behavioral and Brain Sciences, vol.
26, núm. 4, Cambridge, Cambridge University Press, pp. 445-476.
Ricoeur, Paul
1964 Histoire et vérité, París, Seuil.
1975 La métaphore vive, París, Seuil.
1980 “Pour une théorie du discours narratif ”, en Dorian Tiffeneau, La
narrativité, París, CNRS.
1983-85 Temps et Récit, 3 vols., París, Seuil.
2000 Mémoire, histoire, oubli, París, Seuil.
Robbe-Grillet, Alain
1957 La Jalousie, París, Minuit.
Ryle, Gilbert
1949 The Concept of Mind, Chicago, University of Chicago Press.
Sadoulet, Pierre
2005 “Convocation du devenir, éclat du survenir et tension dramatique
291
Roberto Flores O.
292
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—
Bibliografía
Villoro, Juan
s/f “Instrucciones para (no siempre) llegar a Cortázar” [ref. de 17 de
septiembre de 2005]. Disponible en Web: www.ejournal.unam.mx/
uni/004/UNI00403.pdf.
Visetti, Yves-Marie
2004 “Le continu en sémantique: une question de formes”, Texto! [ref. de
11 de julio de 2005]. Disponible en Web: http://www.revue-texto.
net/Inedits/Visetti/Visetti_Continu.html.
Vlach, Frank
1981 “The Semantics of the Progressive.”, en Philip J. Tedeschi, Philip J. y
Anne Zaenen (eds.) Syntax and Semantics vol. 14; Tense and Aspect,.
Nueva York, Academic Press. pp. 271-292
Von Wright, G. Henrik
1965 Norma y acción, Madrid, Tecnos.
Wagner, Laura
1997 “Aspectual Shifting in the Perfect and the Progressive”, University of
Pennsylvania Working Papers in Linguistics, vol. 4, núm. 2, Filadelfia,
Penn Linguistics Club, pp. 261-272.
White, Hayden
1980 “The Value of Narrativity in the Representation of Reality”. Critical
Inquiry, vol. 7, núm. 1, Chicago, University of Chicago Press, pp.
5-27
Zilberberg, Claude
1994-95 “Observaciones sobre la profundidad del tiempo”, Morphé, núm.
11, Puebla, uap.
2002 “Précis de grammaire tensive”, Tangence, núm. 70, Rimouski, Tan-
gence éditeur, pp. 111-143.
2004 “Éloge de la concession” [ref. de 8 de marzo de 2011]. Disponible en
Web: www.claudezilberberg.net/download/downset.htm>.
2006 Éléments de grammaire tensive, Limoges, Pulim.
293
SUCESOS Y RELATO —HACIA UNA SEMIÓTICA ASPECTUAL—.
Se imprimió en diciembre de 2015 en los talleres de Ediciones del Lirio S.A. de C.V.,
ubicados en Azucenas 10, col. San Juan Xalpa, del. Iztapalapa, C.P. 09850, Ciudad
de México. Se compuso en tipos Adobe Garamond Pro de 16, 10.5, 10 y 9
puntos y Century Gotic de 9 y 8 puntos, se imprimió en papel
Bond ahuesado de 90 g. La corrección estuvo a cargo de Carlos Iván
Lingán Pérez. La formación, de Patricia Reyes.
Cuidó la edición el Departamento de Publicaciones de la enah.