Bodoc - Amigos Por El Viento - Doble Pagina

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Amigos por el viento

Liliana Bodoc

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Amigos por el viento 17

A veces la vida es como un viento


que desordena y destruye todas las cosas.
Un viento que nubla los ojos y sacude todo,
hasta las cosas que tienen raíz.
Por ejemplo, los edificios y las costumbres.
Cuando eso pasa, el tiempo se mueve lento.
Y lo peor es que nadie sabe si la calma regresará.

Eso pasó cuando papá se fue de casa.


Todavía recuerdo cuando la puerta se cerró
detrás de él y sus valijas.
Afuera, la ropa se sacudía reseca por el sol.
Adentro, mamá cerraba las ventanas
para que ese viento no destruyera todo.

■i
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Después de muchos años, las cosas se ordenaron.


Pusimos libros en la biblioteca
donde antes estaban los libros de papá.
Mamá dejó de llorar
y de inventar excusas para ocultar su tristeza.

Y justo cuando empezábamos a reírnos con ganas


y a pasear juntas en bicicleta, aparecía un tal Ricardo.
Entonces, todo volvía a peligrar.

Un día, mientras mamá pulía una bandeja, me anunció:

-Le dije a Ricardo que viniera con su hijo Juanjo.


¿Qué te parece?

Ricardo era su novio.


Me parecía insoportable que mamá tuviera novio.
Pero me parecía más insoportable que él tuviera un hijo.
Sentía que estaba en peligro,
que podría venir un viento fuerte otra vez.
Pero preferí mentir:

-Me parece bien.


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Mamá dejó de pulir y me miró: Ahora, el tal Ricardo y su Juanjo habían conseguido
que volviera a hacer las cocadas.
-No lo decís muy convencida ¡Qué rabia! Yo no lo había logrado.

-Yo no tengo que estar convencida —dije—. -Me voy a arreglar un poco -dijo mamá
Es tu cumpleaños, no el mío. mirándose las manos-.
A ver si llegan y me encuentren hecha un desastre.
La gata salió de su canasto
y fue enredarse entre las piernas de mamá. Hice un gran esfuerzo de amor y le pregunté:

-Se van a entender bien -dijo mamá- -¿Qué te vas a poner?


Juanjo tiene tu edad.
-El vestido azul.
Entonces la gata,
que era la única que entendía mi angustia, Mamá salió de la cocina y la gata regresó a su canasto.
Yo me quedé sola para imaginar lo que me esperaba.
saltó sobre mis rodillas.
"Gracias, gatita buena”-pensé. Ese horrible Juanjo iba a devorar2 las cocadas
y los pedacitos de merengue quedarían pegados
Mamá sacó las cocadas1 del horno. en los costados de su boca.
Antes del viento, ella las hacía cada domingo. También era seguro que dejaría el jabón sucio
Pero después, parece que le traían malos recuerdos. cuando se lavara las manos.

2. Devorar es comer con desesperación.


1. Las cocadas son un dulce que se hace con coco rallado y leche.
Se cocinan en el horno.
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Él iba a hablar de su perro para desmerecer3 a mi gata.


Me lo imaginé con los cordones de las zapatillas desatados.
Y seguro querría quedarse con mi dormitorio.
Pero lo peor es que sería uno de esos chicos
que hacen ruidos con la boca como frenadas de autos,
sirenas de bomberos, ametralladoras y explosiones.

-¡Mamá! -grité pegada a la puerta del baño.

-¿Qué pasa? -me respondió desde la ducha.

-¿Cómo se llaman esas palabras que parecen ruidos?


Plum, Plaf, Ugg.

¡Ring! Sonó el timbre.

-¡Por favor -dijo mamá-, están llamando!

No tuve más remedio que abrir la puerta.


Allí estaban Ricardo y Juanjo.

3. Desmerecer es hacer que algo o alguien


parezca peor o menos importante.
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-¡Hola! -dijo Ricardo con un ramo de rosas en la mano. Entonces, busqué una pregunta para lastimarlo:

Yo miraba a su hijo: era como me lo había imaginado. -¿Cuánto hace que tu mamá se murió?
Traía una remera ridicula4 y un pantalón que le quedaba corto.
Enseguida, apareció mamá. Juanjo abrió los ojos grandes,
¡Estaba tan linda con su vestido azul y sus cejas espesas5! para fingir6 que la pregunta no le molestaba.

-Podrían ir a escuchar música a tu habitación -dijo ella -Cuatro años -contestó.


un poco incómoda.
Yo insistí para incomodarlo:
Le hice caso sin quejarme.
El chico horrible me siguió en silencio. -¿Y cómo fue?
Yo me senté en una cama.
Él se sentó en la otra. Esta vez, cerró apenas sus ojos.
Seguro que pensaba en quedarse con mi dormitorio. Yo esperaba oír cualquier respuesta,
Yo tendría que dormir en el canasto, junto a la gata. pero me sorprendió con su voz triste.
No puse música porque no tenía nada que festejar.
Aquel era un día triste para mí -Fue... fue como un viento -dijo.
y decidí que él también debía sufrir.

4. Una cosa ridicula es una cosa que causa risa o burla. 6. Fingir es esconder un sentimiento.
5. Las cejas son espesas cuando tienen muchos pelos,
uno al lado de otro.
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Agaché la cabeza, y dejé salir un suspiro. -A mí también -dijo él.


¡Juanjo estaba hablando del viento!
¿Sería el mismo viento que pasó por mi vida? -¿Tu papá cerró las ventanas? -le pregunté.

-¿Es un viento que llega de repente -Sí.


y se mete en todos lados? -le pregunté.
-Mi mamá también.
-Sí, es ese.
Juanjo parecía asustado.
-¿Y también dice algo que no podés entender?
-¿Por qué lo habrán hecho? -me preguntó.
-Si -dijo Juanjo.
-Debe ser para que el viento no entrara
Mi viento y su viento se mezclaron en mi cabeza. y destruyera las cosas que estaban adentro.

Hubo un silencio y él agregó: Juanjo y yo descubrimos


que habíamos atravesado el mismo viento.
-Un viento tan fuerte que movió los edificios. Pero ya había pasado.
Y eso que los edificios tienen raíz.
-Si querés, vamos a comer cocadas -le dije.
Luego hubo una respiración y yo dije:
Tal vez era tiempo de abrir las ventanas
-A mí se me nublaron los ojos. porque adentro las cosas no corrían peligro.

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