Amigos Por El Viento. La Mejor Luna Liliana Bodoc

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Amigos

por el viento
liliana boDoc

“Amigos por el viento” de Liliana Bodoc


© “Amigos por el viento”, 2008, Alfaguara
A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y
arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso todo
peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo.
O las costumbres cotidianas.
“La mejor luna” de Liliana Bodoc
© “La mejor luna”, 2007, Ed. Norma Cuando la vida se comporta de ese modo, se nos ensucian
los ojos con los que vemos. Es decir, los verdaderos ojos. A
Ilustraciones: Paula Salvatierra nuestro lado, pasan papeles escritos con una letra que creemos
Diseño de tapa y colección: Plan Lectura 2008
reconocer. El cielo se mueve más rápido que las horas. Y lo peor
Colección: “Escritores en escuelas”
es que nadie sabe si, alguna vez, regresará la calma.
Así ocurrió el día que papá se fue de casa. La vida se nos trans-
formó en viento casi sin dar aviso. Recuerdo la puerta que se
cerró detrás de su sombra y sus valijas. También puedo recordar la
ropa reseca sacudiéndose al sol mientras mamá cerraba las
ventanas para que, adentro y adentro, algo quedara en su
sitio.
Ministerio de Educación
Secretaría de Educación
Unidad de Programas Especiales –Le dije a Ricardo que viniera con su hijo. ¿Qué te parece?
Plan Lectura 2008 –Me parece bien –mentí.
Pizzurno 935. (C1020ACA) Ciudad de Buenos Aires. Mamá dejó de pulir la bandeja, y me miró:
Tel: (011) 4129-1075/1127
–No me lo estás diciendo muy convencida...
[email protected] - www.me.gov.ar/planlectura
–Yo no tengo que estar convencida.
República Argentina, 2008 –¿Y eso qué significa? –preguntó la mujer que más preguntas
me hizo a lo largo de mi vida.
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Me vi obligada a levantar los ojos del libro: –¿Qué te vas a poner? –le pregunté en un supremo esfuerzo
–Significa que es tu cumpleaños, y no el mío –respondí. de amor.
La gata salió de su canasto, y fue a enredarse entre las –El vestido azul.
piernas de mamá. Mamá salió de la cocina, la gata regresó a su canasto. Y yo me
Que mamá tuviera novio era casi insoportable. Pero que quedé sola para imaginar lo que me esperaba.
ese novio tuviera un hijo era una verdadera amenaza. Otra Seguramente, ese horrible Juanjo iba a devorar las cocadas. Y
vez, un peligro rondaba mi vida. Otra vez había viento en el los pedacitos de merengue se quedarían pegados en los
horizonte. costados de su boca. También era seguro que iba a dejar sucio
–Se van a entender bien –dijo mamá–. Juanjo tiene tu edad. el jabón cuando se lavara las manos. Iba a hablar de su perro con
La gata, único ser que entendía mi desolación, saltó sobre mis el único propósito de desmerecer a mi gata.
rodillas. Gracias, gatita buena. Pude verlo transitando por mi casa con los cordones de las
Habían pasado varios años desde aquel viento que se llevó zapatillas desatados, tratando de anticipar la manera de quedarse
a papá. En casa ya estaban reparados los daños. Los huecos de con mi dormitorio. Pero, más que ninguna otra cosa, me aterró la
la biblioteca fueron ocupados con nuevos libros. Y hacía mucho certeza de que sería uno de esos chicos que, en vez de hablar,
que yo no encontraba gotas de llanto escondidas en los jarrones, hacen ruidos: frenadas de autos, golpes en el estómago, sirenas
disi- muladas como estalactitas en el congelador. Disfrazadas de de bomberos, ametralladoras y explosiones.
peda- citos de cristal. “Se me acaba de romper una copa”, –¡Mamá! –grité pegada a la puerta del baño.
inventaba mamá que, con tal de ocultarme su tristeza, era –¿Qué pasa? –me respondió desde la ducha.
capaz de esas y otras asombrosas hechicerías. –¿Cómo se llaman esa palabras que parecen ruidos?
Ya no había huellas de viento ni de llantos. Y justo cuando El agua caía apenas tibia, mamá intentaba comprender mi pre-
empezábamos a reírnos con ganas y a pasear juntas en bicicleta, gunta, la gata dormía y yo esperaba.
aparecía un tal Ricardo y todo volvía a peligrar. –¿Palabras que parecen ruidos?–repitió.
Mamá sacó las cocadas del horno. Antes del viento, ella las –Sí. –Y aclaré– Pum, Plaf, Ugg...
hacía cada domingo. Después pareció tomarle rencor a la receta
¡Ring!
porque se molestaba con la sola mención del asunto. Ahora, el tal
–Por favor –dijo mamá–, están llamando.
Ricardo y su Juanjo habían conseguido que volviera a
No tuve más remedio que abrir la puerta.
hacerlas. Algo que yo no pude conseguir.
–¡Hola! –dijeron las rosas que traía Ricardo.
–Me voy a arreglar un poco –dijo mamá mirándose las
–¡Hola! –dijo Ricardo asomado detrás de las rosas.
manos–. Lo único que falta es que lleguen y me encuentren hecha
Yo miré a su hijo sin piedad. Como lo había imaginado, traía
un desastre.

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puesta un remera ridícula y un pantalón que le quedaba corto. –Sí, es ese.
Enseguida, apareció mamá. Estaba tan linda como si no se –¿Y también susurra...?
hubiese arreglado. Así le pasaba a ella. Y el azul le quedaba muy –Mi viento susurraba –dijo Juanjo–. Pero no entendí lo que decía.
bien a sus cejas espesas. –Yo tampoco entendí. –Los dos vientos se mezclaron en mi
–Podrían ir a escuchar música a tu habitación –sugirió la mujer cabeza.
que cumplía años, desesperada por la falta de aire. Y es que yo Pasó un silencio.
me lo había tragado todo para matar por asfixia a los
–Un viento tan fuerte que movió los edificios –dijo él–. Y eso
invitados. que los edificios tienen raíces...
Cumplí sin quejarme. El horrible chico me siguió en
Pasó una respiración.
silencio. Me senté en una cama. Él se sentó en la otra. Sin
–A mí se me ensuciaron los ojos –dije.
dudas, ya esta- ría decidiendo que el dormitorio pronto sería de
Pasaron dos.
su propiedad. Y que yo dormiría en el canasto, junto a la gata.
–A mí también.
No puse música porque no tenía nada que festejar. Aquel era
–¿Tu papá cerró las ventanas? –pregunté.
un día triste para mí. No me pareció justo, y decidí que
–Sí.
también él debía sufrir. Entonces, busqué una espina y la puse
–Mi mamá también.
entre signos de preguntas:
–¿Por qué lo habrán hecho? –Juanjo parecía asustado.
–¿Cuánto hace que se murió tu mamá?
–Debe haber sido para que algo quedara en su sitio.
Juanjo abrió grandes los ojos para disimular algo.
A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arra-
–Cuatro años –contestó.
sa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso todo
Pero mi rabia no se conformó con eso:
peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por
–¿Y cómo fue? –volví a preguntar.
ejemplo. O las costumbres cotidianas.
Esta vez, entrecerró los ojos.
–Si querés vamos a
Yo esperaba oir cualquier respuesta, menos la que llegó desde
comer cocadas –le dije.
su voz cortada.
Porque Juanjo y yo
–Fue..., fue como un viento –dijo.
teníamos un viento en común. Y
Agaché la cabeza, y dejé salir el aire que tenía guardado.
quizás ya era tiempo de abrir las
Juanjo estaba hablando del viento, ¿sería el mismo que pasó
ventanas.
por mi vida?
–¿Es un viento que llega de repente y se mete en todos
lados?
–pregunté.
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La mejor luna
vio el nuevo cuadro que Pedro había pintado, Juan tuvo una idea.
Y aunque se trataba de una luna ni tan grande ni tan redonda,
color de agua con azúcar, podía alcanzar para convencer a Melina

P
de que un pedacito de mar y una luna quieta se habían
edro es amigo de Juan. Juan es amigo de Melina. Melina mudado al departamento de enfrente.
es amiga de la luna.
Por eso, cuando la luna empieza a perder su redondez, los ojos Juan cruzó la calle, subió siete pisos en ascensor y llamó a
alargados de Melina hierven de lágrimas, su tazón de leche se la puerta de su amigo. Pedro salió a recibirlo con una mano
pone viejo en un rincón, y no hay caricias que la alegren. verde y otra amarilla. Juan y Pedro hablaron durante largo rato y,
Días después, cuando la luna desaparece por completo, al fin, se pusieron de acuerdo. Iban a colgar el enorme cuadro en
Melina sube a los techos y allí se queda, esperando que la luna el balcón del séptimo piso para que, desde los techos de
regrese al cielo como aparecen los barcos en el horizonte. enfrente, Melina creyera que la luna estaba siempre en el cielo.
Eso sí, tendrían que colgarlo al inicio de la noche y descolgarlo
Melina es la gata de Juan. Juan es amigo de Pedro. Pedro es el al amanecer.
dueño de la luna.
La luna de Pedro no es tan grande ni tan redonda, tiene color Pedro es un pintor muy viejo. Juan es un niño muy niño. La
de agua con azúcar y sonríe sin boca. Y es así porque Pedro la luna del cuadro no es tan redonda ni tan grande. Y Melina, la
pintó a su gusto en un enorme cuadro nocturno, mitad mar, gata, no es tan sonsa como para creer que una luna pintada es
mitad cielo. la luna verdadera.
Apenas vio el cuadro colgado en el balcón de enfrente, Melina
Pedro, el pintor de cuadros, pasa noches enteras en su balcón. supo que esa no era la verdadera luna del verdadero cielo.
Y desde allí puede ver la tristeza de Melina cuando no hay También supo que ese mar, aunque era muy lindo, no tenía peces.
luna. Gata manchada de negro que anda sola por los techos. Entonces, la gata inclinó la cabeza para pensar qué debía hacer.
¿Les dije que Melina es la gata de Juan? ¿Les dije que Juan
se pone triste con la tristeza de Melina? ¿Qué debo hacer?, pensó Melina para un lado.
¿Qué debo hacer?, pensó Melina para el otro.
Juan se pone muy triste cuando Melina se pierde en el extraño "La luna está lejos y Juan está cerca. Juan es capaz de recono-
mundo de los techos, esperando el regreso de la luna. Y siempre cerme entre mil gatas manchadas de negro. Para la luna, en cam-
está buscando la manera de ayudar a su amiga. Por eso, bio, yo debo ser una gata parecida a todas en un techo parecido a
apenas todos. Y aunque la luna del pintor Pedro no es tan grande ni tan

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Liliana Bodoc
Comencemos por un asunto muy senci- para que fuésemos felices. Y lo logró.
redonda es la luna que me dio el amor" llo pero, sin el cual, nada de lo Me casé a los diecinueve años. Pero
Melina es amiga del Juan. Juan es amigo de Pedro. Pedro es siguien- te hubiese podido suceder: antes de eso, debo decir, había dejado
amigo de los colores. nací en la provincia de Santa Fe, en el mis estudios secundarios. Los completé
Juan creyó que un cuadro podía reemplazar al verdadero cielo. año 1958. Cuando tenía seis años, mi apenas nacido Galileo, mi primer hijo. Y
Porque para eso están los niños, para soñar sin miedo. familia se trasladó a Mendoza. Allí mi luego cursé la Licenciatura en
padre traba- jó en una enorme fábrica Literaturas Modernas en la Facultad de
Melina dejó de andar triste en las noches sin luna, porque para
de cemento rodeada de unas pocas Filosofía y Letras de la Universidad
eso tenía la luna del amor. casas y de muchas montañas de Nacional de Cuyo. Para entonces ya
piedra y cal. había nacido Romina, mi segunda hija.
En aquel sitio, la siesta resultaba, para No voy a decir que fue fácil. Pero fue
Y Pedro sigue pintando cielos muy grandes, porque para eso están los colores: para acercar lo que está lejos.
los niños, una penosa obligación. Todos, posible.
de una forma o de otra, buscábamos Años después ejercí la docencia dando
pasajes, puertas, o cualquier clase de clases de Literatura Española y
abertura que nos permitiese escapar de Argentina. Recién a la edad de cuarenta
esas dos horas silenciosas en que los años me senté a escribir mi primer libro:
adultos, los gatos y los fantasmas dor- “Los días del venado”. La primera
mían. Yo la encontré en los libros. Ésa parte de una trilogía de épica fantástica
fue la puerta secreta que me llevó a otros que se editó en el año 2000.
tiempos y lugares. Desde entonces, no he dejado de
Cuando tenía siete años, murió mi escri- bir. Tampoco he dejado de
madre. Recuerdo la tarde de viento agradecer la posibilidad de trabajar en
calu- roso porque, según yo imaginé, lo que amo. Y mucho menos he dejado
era él quien se la había llevado. de pensar un mundo donde leer y soñar
Desde entonces, mis tres hermanos y no sea un pri- vilegio. Sino algo así
yo hicimos y deshicimos de tal modo como el pan de cada día.
que nuestra casa debe haber parecido
una pista de circo. Sin embargo, mi padre ¿Querés leer más de esta autora?
se esforzó
Los días del venado, Los días de la Sombra y Los días del fuego; Memorias Impuras. Los
Padres”; Diciembre Súper Álbum; Sucedió en Colores, cuentos para niños;Reyes y
Pájaros; La mejor luna; El mapa imposible; Amigos por el viento.

¿Querés saber más de esta autora?


http://lamadredelosconfines.blogspot.com/

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Ejemplar de distribución gratuita. Prohibida su venta.

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