Amigos Por El Viento. La Mejor Luna Liliana Bodoc
Amigos Por El Viento. La Mejor Luna Liliana Bodoc
Amigos Por El Viento. La Mejor Luna Liliana Bodoc
por el viento
liliana boDoc
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puesta un remera ridícula y un pantalón que le quedaba corto. –Sí, es ese.
Enseguida, apareció mamá. Estaba tan linda como si no se –¿Y también susurra...?
hubiese arreglado. Así le pasaba a ella. Y el azul le quedaba muy –Mi viento susurraba –dijo Juanjo–. Pero no entendí lo que decía.
bien a sus cejas espesas. –Yo tampoco entendí. –Los dos vientos se mezclaron en mi
–Podrían ir a escuchar música a tu habitación –sugirió la mujer cabeza.
que cumplía años, desesperada por la falta de aire. Y es que yo Pasó un silencio.
me lo había tragado todo para matar por asfixia a los
–Un viento tan fuerte que movió los edificios –dijo él–. Y eso
invitados. que los edificios tienen raíces...
Cumplí sin quejarme. El horrible chico me siguió en
Pasó una respiración.
silencio. Me senté en una cama. Él se sentó en la otra. Sin
–A mí se me ensuciaron los ojos –dije.
dudas, ya esta- ría decidiendo que el dormitorio pronto sería de
Pasaron dos.
su propiedad. Y que yo dormiría en el canasto, junto a la gata.
–A mí también.
No puse música porque no tenía nada que festejar. Aquel era
–¿Tu papá cerró las ventanas? –pregunté.
un día triste para mí. No me pareció justo, y decidí que
–Sí.
también él debía sufrir. Entonces, busqué una espina y la puse
–Mi mamá también.
entre signos de preguntas:
–¿Por qué lo habrán hecho? –Juanjo parecía asustado.
–¿Cuánto hace que se murió tu mamá?
–Debe haber sido para que algo quedara en su sitio.
Juanjo abrió grandes los ojos para disimular algo.
A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arra-
–Cuatro años –contestó.
sa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso todo
Pero mi rabia no se conformó con eso:
peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por
–¿Y cómo fue? –volví a preguntar.
ejemplo. O las costumbres cotidianas.
Esta vez, entrecerró los ojos.
–Si querés vamos a
Yo esperaba oir cualquier respuesta, menos la que llegó desde
comer cocadas –le dije.
su voz cortada.
Porque Juanjo y yo
–Fue..., fue como un viento –dijo.
teníamos un viento en común. Y
Agaché la cabeza, y dejé salir el aire que tenía guardado.
quizás ya era tiempo de abrir las
Juanjo estaba hablando del viento, ¿sería el mismo que pasó
ventanas.
por mi vida?
–¿Es un viento que llega de repente y se mete en todos
lados?
–pregunté.
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La mejor luna
vio el nuevo cuadro que Pedro había pintado, Juan tuvo una idea.
Y aunque se trataba de una luna ni tan grande ni tan redonda,
color de agua con azúcar, podía alcanzar para convencer a Melina
P
de que un pedacito de mar y una luna quieta se habían
edro es amigo de Juan. Juan es amigo de Melina. Melina mudado al departamento de enfrente.
es amiga de la luna.
Por eso, cuando la luna empieza a perder su redondez, los ojos Juan cruzó la calle, subió siete pisos en ascensor y llamó a
alargados de Melina hierven de lágrimas, su tazón de leche se la puerta de su amigo. Pedro salió a recibirlo con una mano
pone viejo en un rincón, y no hay caricias que la alegren. verde y otra amarilla. Juan y Pedro hablaron durante largo rato y,
Días después, cuando la luna desaparece por completo, al fin, se pusieron de acuerdo. Iban a colgar el enorme cuadro en
Melina sube a los techos y allí se queda, esperando que la luna el balcón del séptimo piso para que, desde los techos de
regrese al cielo como aparecen los barcos en el horizonte. enfrente, Melina creyera que la luna estaba siempre en el cielo.
Eso sí, tendrían que colgarlo al inicio de la noche y descolgarlo
Melina es la gata de Juan. Juan es amigo de Pedro. Pedro es el al amanecer.
dueño de la luna.
La luna de Pedro no es tan grande ni tan redonda, tiene color Pedro es un pintor muy viejo. Juan es un niño muy niño. La
de agua con azúcar y sonríe sin boca. Y es así porque Pedro la luna del cuadro no es tan redonda ni tan grande. Y Melina, la
pintó a su gusto en un enorme cuadro nocturno, mitad mar, gata, no es tan sonsa como para creer que una luna pintada es
mitad cielo. la luna verdadera.
Apenas vio el cuadro colgado en el balcón de enfrente, Melina
Pedro, el pintor de cuadros, pasa noches enteras en su balcón. supo que esa no era la verdadera luna del verdadero cielo.
Y desde allí puede ver la tristeza de Melina cuando no hay También supo que ese mar, aunque era muy lindo, no tenía peces.
luna. Gata manchada de negro que anda sola por los techos. Entonces, la gata inclinó la cabeza para pensar qué debía hacer.
¿Les dije que Melina es la gata de Juan? ¿Les dije que Juan
se pone triste con la tristeza de Melina? ¿Qué debo hacer?, pensó Melina para un lado.
¿Qué debo hacer?, pensó Melina para el otro.
Juan se pone muy triste cuando Melina se pierde en el extraño "La luna está lejos y Juan está cerca. Juan es capaz de recono-
mundo de los techos, esperando el regreso de la luna. Y siempre cerme entre mil gatas manchadas de negro. Para la luna, en cam-
está buscando la manera de ayudar a su amiga. Por eso, bio, yo debo ser una gata parecida a todas en un techo parecido a
apenas todos. Y aunque la luna del pintor Pedro no es tan grande ni tan
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Liliana Bodoc
Comencemos por un asunto muy senci- para que fuésemos felices. Y lo logró.
redonda es la luna que me dio el amor" llo pero, sin el cual, nada de lo Me casé a los diecinueve años. Pero
Melina es amiga del Juan. Juan es amigo de Pedro. Pedro es siguien- te hubiese podido suceder: antes de eso, debo decir, había dejado
amigo de los colores. nací en la provincia de Santa Fe, en el mis estudios secundarios. Los completé
Juan creyó que un cuadro podía reemplazar al verdadero cielo. año 1958. Cuando tenía seis años, mi apenas nacido Galileo, mi primer hijo. Y
Porque para eso están los niños, para soñar sin miedo. familia se trasladó a Mendoza. Allí mi luego cursé la Licenciatura en
padre traba- jó en una enorme fábrica Literaturas Modernas en la Facultad de
Melina dejó de andar triste en las noches sin luna, porque para
de cemento rodeada de unas pocas Filosofía y Letras de la Universidad
eso tenía la luna del amor. casas y de muchas montañas de Nacional de Cuyo. Para entonces ya
piedra y cal. había nacido Romina, mi segunda hija.
En aquel sitio, la siesta resultaba, para No voy a decir que fue fácil. Pero fue
Y Pedro sigue pintando cielos muy grandes, porque para eso están los colores: para acercar lo que está lejos.
los niños, una penosa obligación. Todos, posible.
de una forma o de otra, buscábamos Años después ejercí la docencia dando
pasajes, puertas, o cualquier clase de clases de Literatura Española y
abertura que nos permitiese escapar de Argentina. Recién a la edad de cuarenta
esas dos horas silenciosas en que los años me senté a escribir mi primer libro:
adultos, los gatos y los fantasmas dor- “Los días del venado”. La primera
mían. Yo la encontré en los libros. Ésa parte de una trilogía de épica fantástica
fue la puerta secreta que me llevó a otros que se editó en el año 2000.
tiempos y lugares. Desde entonces, no he dejado de
Cuando tenía siete años, murió mi escri- bir. Tampoco he dejado de
madre. Recuerdo la tarde de viento agradecer la posibilidad de trabajar en
calu- roso porque, según yo imaginé, lo que amo. Y mucho menos he dejado
era él quien se la había llevado. de pensar un mundo donde leer y soñar
Desde entonces, mis tres hermanos y no sea un pri- vilegio. Sino algo así
yo hicimos y deshicimos de tal modo como el pan de cada día.
que nuestra casa debe haber parecido
una pista de circo. Sin embargo, mi padre ¿Querés leer más de esta autora?
se esforzó
Los días del venado, Los días de la Sombra y Los días del fuego; Memorias Impuras. Los
Padres”; Diciembre Súper Álbum; Sucedió en Colores, cuentos para niños;Reyes y
Pájaros; La mejor luna; El mapa imposible; Amigos por el viento.
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