Xólotl, El Gemelo Monstruoso de Quetzalcóatl, Representado Como Un Sujeto Deforme de Pies Torcidos en Un Fresco

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 6

XVI

XOLOTL CONTRA QUETZALCOATL

Cien mil guerreros de escolta.- Quetzalcóatl contra


Quetzalcóatl.- Incapaces de ser traidores.- La pirámide mayor
del mundo.- Anomalías en Cholula.- Españoles muertos.- Cortés
"defiende" a Motecuhzoma.- Más fuerte que sí mismo.

ILUSTRACION
(Libro negro, página 121)

Xólotl,el gemelo monstruoso de Quetzalcóatl, representado como un sujeto deforme de pies torcidos en un fresco
teotihuacano.

Pese a que después de la alianza de los


totonacas, de Tlaxcala y Huejotzingo y de Ixtlilxóchitl de
Texcoco, Cortés ya nada tenía de débil, y por mucho que todos los
indios estuviesen pasmados ante la reciedumbre de los teules,
ninguno consideraba posible conquistar Tenochtitlan. El jefe de la
escolta totonaca, que ya había convivido con ellos lo suficiente
para comprender que eran "hombres y no dioses", se lo expresó así
a Cortés, aclarando que no se lo manisfestaba por cobardía, pues
estaba pronto a morir, sino simple y sencillamente porque así eran
las cosas:

"Señor, no te fatigues en pensar en pasar adelante de


aquí, porque yo siendo mancebo fuí a México, y soy
experimentado en las guerras, e conozco de vos y de
vuestros compañeros que sois hombres y no dioses, e que
tenéis hambre y sed y os cansáis como hombres; e hágote
saber que pasando esta provincia hay tanta gente, que
peleando contigo cien mil hombres ahora, y muertos o
vencidos estos, vendrán luego otros tantos, e así podrán
remudarse o morir por mucho tiempo de cien mil en cien
mil hombres, e tú e los tuyos, ya que séais invencibles,
moriréis de cansados de pelear, e yo no tengo más que
decir de que miréis en esto que he dicho, e si
determinéis de morir, yo iré con vos." (1)

Los mismos tlaxcaltecas, que sí los creían


aún "teules", también trataron muy en serio de convencerlo: Por
mucho que hubieran sido ellos mismos derrotados, conquistar
Tenochtitlan les parecía una locura hasta para Quetzalcóatl. Sus
recomendaciones no caían en el vacío, pues muchos, por no decir
todos los españoles, en el fondo también temblaban al pensarlo
(2); pero Cortés decidió ir, e ir por Cholula, como se lo pedía
Motecuhzoma y se lo desaconsejaban sus nuevos aliados. Es más,
"les dijo que sería bueno tratar paces entre ellos y los mexicanos
para que tuviesen amistad y trajesen sal y algodón y otras
mercaderías" (3), aunque sólo logró demostrarnos que nuestras
rencillas eran ya desde entonces tan enconadas como las que siglos
más tarde habrían de llevarnos a recurrir a otro "Quetzalcóatl"
blanco y barbado, Maximiliano de Habsburgo, antes que aceptar
diálogos con nuestros hermanos de sangre; y aun hoy su respuesta
bien podría hacerla suya cualquier partido minoritario hablando
del PRI: "que eran por demás las paces, y que su enemistad tienen
siempre en sus corazones arraigadas, y que son tales los mexicanos
que, so color de las paces, les harán mayores traiciones, porque
1 ?
.- TAPIA Andrés de: Relación sobre la Conquista de México, en
YAÑEZ Agustín: Crónicas de la Conquista de México, U.N.A.M.,
Biblioteca del Estudiante Universitario, México 1939, pp. 67-8.
2
.- ".. hubo en el real muchas pláticas de desconformidad, porque decían unos soldados que era cosa muy
?

temerosa irnos a meter en tan fuerte ciudad siendo nosotros tan pocos, y decían de los grandes poderes de Montezuma.
Y el capitán Cortés respondía que ya no podíamos hacer otra cosa, porque siempre nuestra demanda y apellido fue ver
a Montezuma.." DIAZ DEL C., Historia Verdadera.., cap. 79, p. 137.

3
.- DIAZ DEL C., Historia Veradera.., cap. 79, p. 138.
?
jamás mantienen verdad en cosa ninguna que prometen.." (4).

Nada menos que 100 000 guerreros lo


escoltaron al partir, aunque los más se volvieron sin entrar a la
ciudad, su tradicional enemiga, que tampoco los quiso recibir (5).
Ahí Cortés se haría famoso por una terrible matanza, "la matanza
de Cholula". Lo que pasó nunca lo sabremos exactamente, pues las
fuentes se contradicen: los españoles afirman y los indios niegan
la traición que la motivó. Lo cierto es que a los españoles no les
cupo la menor duda de que ellos la hubieran sufrido de no haberse
adelantado a perpetrarla, y es también verdad que eso es lo que
mejor embona con las ideas de Motecuhzoma, de quien sí fue la
iniciativa y la insistencia de llevarlos allá.

En base a eso podemos conjeturar que él, a


fuer de profesional de las complicadas teogonías indias, había ido
siguiendo con infinito cuidado todas las fases del retorno de
Quetzalcóatl. Muchas cosas no cuadraban, pero, después de haberlo
visto desafiar -¡Y vencer!- nada menos que a Tláloc y a
Xiuhtecutli, no podía ya albergar duda alguna de su nuevo e
inaudito poderío, llegando a una conclusión análoga a la de los
tlaxcaltecas de que eran invencibles de día y débiles de noche:
había resuelto que era un Quetzalcóatl si nó distinto sí muy
diferente de su antecesor, quizá no otro que su gemelo Xólotl, su
malévolo otro-yo que, por alguna razón desconocida, habia
adquirido esa fuerza tan descomunal que ningún dios mexicano podía
ya contrarestarla. Ningún dios... salvo él mismo: podría
conseguir, pues, vencerlo si lograba enfrentar a Quetzalcóatl
contra el propio Quetzalcóatl, como que "para que la cuña apriete
ha de ser del propio palo". La idea era buena; pero no fácil. Para
actuarla decidió una estrategia insólita: atacar por sorpresa.
Pero la sorpresa iba a fallar, pues los indios sencillamente no
sabían ser traidores...

Cholula era la ciudad de Quetzalcóatl por


excelencia, y la "Ciudad Santa" del Anáhuac: "Certifico a vuestra
alteza -asegura Cortés- que yo conté desde una mezquita
cuatrocientos treinta y tantas torres en la dicha ciudad, y todas
son de mezquitas." (6). Su templo era el máximo tlachihualtépetl,
("monte hecho a mano", "monte artificial"), de todo México, (Y en
4
.- Loc. cit.
?

5
.- Bernal Díaz dice que en el capítulo 81 que el número final de los tlaxcaltecas que los acompañaron hasta
?

México fue de mil, pero en esto su excelente memoria es poco de fiar, pues en su original tacha y corrige
continuamente los miles.

6
.- CORTES: Cartas.., 2a. Carta-Relación, p. 45.
?
volumen, no en altura, lo sigue siendo, no sólo de Mexico, sino
del mundo); si en algún sitio podía, pues, Quetzalcóatl ser
invencible, era precisamente allí.

Instalados en Cholula, los españoles en


seguida notaron muchas anomalías: no se les atendía apenas, se
veían preparativos de guerra en azoteas y calles, y mil alarmantes
advertencias les llegaban a través de Marina y de los
tlaxcaltecas, entre otras que el Quetzalcóatl local había sido
"tonificado" con el sacrificio de 10 niños para aplastarlos a
ellos, que grandes ejércitos de mexicas se hallaban al acecho en
las afueras. Cortés, además, recibió allí una malísima noticia:

Cuauhpopoca, Señor de Nautla, en la costa,


había llamado a cuentas a los totonacas, y estos recurrido a Juan
de Escalante, gobernador de la flamante villa española de la Vera
Cruz. Se había armado una batalla, en la que los totonacas
corrieron como liebres, y, aunque los españoles llevaron la mejor
parte gracias a caballos y artillería, el mismo Escalante y varios
soldados quedaron muertos, y otro cayó preso vivo y fue expedido
al instante a Tenochtitlan, aunque allá sólo llegó su cabeza, ya
que murió en el camino a causa de sus heridas. Cortés, no
queriendo desmoralizar a sus ya aterrados soldados, no dijo ni
media palabra, pero su angustia aumentó, llevándolo a decidir un
buen escarmiento atacando primero... y no iba a dolerle mucho
traicionar una sospechosa hospitalidad a quien había empezado
traicionando a Velázquez.

Esta política, que trataría de repetir


Alvarado en Tenochtitlan, jamás la hubiera aprobado ni Mahoma, que
expresamente la reprueba (7), pero sí que la hubiera aplaudido
Maquiavelo, quien no menos expresamente aconseja "vencer por la
fuerza o por el fraude" (8) y considera que "son precisamente los
príncipes que han hecho menos caso de la fe jurada, envuelto a los
demás con sus astucia y reído de los que han confiado a su
lealtad, los únicos que han realizado grandes empresas [...] un
príncipe prudente no debe observar la fe jurada cuando semejante
observancia vaya en contra de sus intereses y cuando hayan
desaparecido las razones que le hicieron prometer." (9).

7
.-
?
"Combatid en la senda de Dios contra los que os hagan la guerra,pero no cometáis injusticia atacándolos
primero, pues Dios no ama a los injustos." (Sura 2, 186).

8
.- MAQUIAVELO Nicolás: EL PRINCIPE, traducción de Ricardo Díaz Reyna, Editora de Periódicos S.C.L., 3a.
?

Edición, México 1978, cap. 7, p. 66.

9
.- Ibidem, cap. 18, pp. 131-2.
?
Convocó, pues, a los principales cholultecas
y, enfrente de los infaltables embajadores de Motecuhzoma, les
echó en cara su traición. Ellos le aseguraron lo que tanto él
temía: que actuaban por órdenes de Motecuhzoma; pero su
maquiavélica genialidad halló la salida perfecta, volviéndose a
los embajadores y soltándoles:

"Estos malvados, para disculpar su delito, os


culpan a vosotros y a vuestro rey en la traición; pero
ni os imagino capaces de semejante maldad, ni es creíble
que el gran monarca Moctezuma observase conmigo una
conducta tan irregular [..] Estad pues, seguros de que
haré respetar vuestras personas en el castigo que se va
a ejecutar. Hoy han de perecer a nuestra mano estos
traidores y ha de ser asolada su ciudad. Pongo al cielo
y a la tierra por testigos de que su perfidia es la que
arma nuestros brazos para una venganza tan contraria a
nuestra inclinación!" (10).

Los interpelados, cuidadosamente vigilados


"porque no se fuesen sin licencia y porque no supiese Montezuma
que nosotros sabíamos que él era quien lo había mandado hacer"
(11), tuvieron que asistir impotentes a la carnicería y al saqueo,
y luego todavía que tragarse que Cortés les concediera, magnánimo,
que "toda aquella ciudad merecia ser asolada, que teniendo respeto
a su señor Montezuma, cuyos vasallos son los perdona, y que de ahí
en adelante sean buenos, y que no les acontezca otra cosa como la
pasada, que morirán por ello." ( 12). Desde luego que todo concluyó
renovando la inevitable jura de vasallaje de los cholultecas y de
todos los vecinos, y el aumento de la ya inmensa fama de
invencible del nuevo Quetzalcóatl, tan poderoso y fuerte que ni el
antiguo, en su propia sede, había podido con él, amén que los
aliados tlaxcaltecas empezaron a percibir las ventajas de su
compadrazgo, pues "quedaron de esta vez ricos, así de oro y mantas
y algodón y sal y esclavos" (13), inaugurando además el singular
fuero -gloriosamente vigente- de la política mexicana, según el
cual quien saquea, mata y roba no sólo puede contar con perfecta
impunidad si lo hace al amparo de un poderoso, sino hasta sentirse
acreedor a la gratitud y "amistad" de sus víctimas: "y demás de
10
.- CLAVIJERO Francisco Javier S.J.: Historia Antigua de México, (1a. edición italiana en Cesena 1780).
?

Editorial Porrúa, Col. "Sepan Cuantos.." no. 29, 5a. Edición, México 1976, libro 8, no. 237, p. 326.

11
s .- DIAZ DEL C.: Historia Verdadera.., cap. 83, p. 146.
?

12
.- Ibidem, p. 149.
?

13
.- Ibidem, p. 149.
?
esto, Cortés los hizo amigos con los de Cholula..." (14).

14
.- Loc. cit.
?

También podría gustarte