Apuntes
Apuntes
Apuntes
Grado en Matemáticas
Universidad de Murcia
Curso 2015–16
Índice general
2. Teorı́a fundamental 17
Lección 3. Existencia y unicidad de soluciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
3.1. Reducción fundamental a una ecuación integral . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
3.2. El teorema de Picard: existencia y unicidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
3.3. Familias equicontinuas y el teorema de Ascoli-Arzelá . . . . . . . . . . . . . . 24
3.4. El teorema de Peano: existencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Lección 4. Prolongación de soluciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
4.1. Primer problema: unicidad local y global . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
4.2. Segundo problema: existencia de soluciones maximales . . . . . . . . . . . . . 34
4.3. Tercer problema: comportamiento de las soluciones maximales . . . . . . . . . 36
Lección 5. Dependencia de las soluciones respecto a condiciones iniciales y parámetros 38
5.1. Continuidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
5.2. Lema de Gronwall y lipschitzianidad respecto a condiciones iniciales . . . . . 42
5.3. Diferenciabilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
1
Capı́tulo 1
Se trata pues de una ecuación diferencial autónoma, definida por una función lineal de la
variable dependiente x = (x1 , x2 , . . . , xn ). Al final del capı́tulo se estudiarán otras ecuacio-
nes relacionadas: sistemas de ecuaciones no homogéneos y ecuaciones de orden superior en
dimensión uno.
Los coeficientes aij son números reales, aunque en ocasiones los podremos considerar com-
plejos; en este segundo caso estaremos considerando una ecuación en Cn , cuyas soluciones son
funciones de una variable real (usualmente denotada por t) a valores en Cn . En realidad la
teorı́a de las ecuaciones lineales con coeficientes constantes es la misma tanto si se consideran
la ecuaciones en Rn como en Cn . Además considerando las partes real e imaginaria de las
soluciones en el caso complejo se obtendrá un sistema lineal con coeficientes constantes real
en dimensión 2n. En general, pues, no se hará distinción entre los casos real y complejo, salvo
en las ocasiones en que sea preciso trabajar en uno de ellos; éste será el caso, por ejemplo,
cuando consideremos los valores y vectores propios de las matrices asociadas. El cuerpo K
denotará en adelante a R o C.
Considerando la matriz A = (aij ) la ecuación (1) puede reescribirse en la forma
ẋ = Ax (2)
ẋ = T x (3)
siendo T ∈ L(Kn ), si bien la distinción entre operadores y matrices no será mantenida conti-
nuamente y escribiremos usualmente la ecuación en la forma (2), asumiendo que se conoce en
qué base de Kn está representada.
El ejemplo más sencillo de ecuación lineal con coeficientes constantes es el que se obtiene
en dimensión uno:
ẋ = ax
2
con a, x ∈ R. Sabemos que la única solución que verifica la condición de Cauchy x(t0 ) = x0
viene dada por x(t) = ea(t−t0 ) x0 .
Un ejemplo en dimensión n que puede ser estudiado directamente a partir del anterior es
el de la ecuación ✭✭desacoplada✮✮:
ẋ1 = λ1 x1
ẋ2 = λ2 x2
(4)
···
ẋn = λn xn
Si se busca la solución con condición inicial x(t0 ) = x0 , con x0 = (x01 , . . . , x0n ) es fácil
mostrar que esta solución es única y viene dada por xi (t) = eλi (t−t0 ) x0i , para i = 1, 2, . . . , n.
En forma matricial la ecuación anterior se escribe como ẋ = Ax, siendo A = diag{λ1 , . . . , λn }
la matriz diagonal con coeficientes λi . De igual forma la solución se puede ver como:
x(t) = eA(t−t0 ) x0 ,
Puesto que el nuevo problema de Cauchy puede ser resuelto en la forma anterior, obtendrı́amos
la solución en la forma
x(t) = eA(t−t0 ) x0 ,
3
Lección 1. La solución general
La idea básica para definir la exponencial de un operador lineal es la de utilizar la gene-
ralización de la definición de la exponencial real como serie de potencias. Si z ∈ K sabemos
que
∞
X zn
ez =
n!
n=0
donde la serie de potencias tiene radio infinito. Por tanto la serie es absolutamente convergente
en todo K y converge absoluta y uniformemente en cada conjunto |z| ≤ r. Lo esencial aquı́ es
tener un álgebra normada y completa (álgebra de Banach), una estructura que se realiza en
el espacio vectorial de los operadores lineales sobre Kn .
Es fácil comprobar que ||T || tiene efectivamente las propiedades de una norma, y que se
verifica:
||T x|| n
||T || = máx{||T x|| : ||x|| ≤ 1} = sup : x ∈ K , x 6= 0 .
||x||
La norma definida se denomina la norma del máximo sobre la bola unidad. Se trata de una
norma particularmente cómoda para algunas operaciones en L(Kn ), si bien, dado que L(Kn )
es un espacio vectorial de dimensión n2 , todas las normas en él definidas son equivalentes.
Si ||x|| ≤ 1 obtenemos ||ST (x)|| ≤ ||S|| ||T ||, de donde se concluye la desigualdad buscada
tomando el máximo de ||ST (x)|| sobre los vectores de norma menor o igual que 1.
||T x − T0 x0 || ≤ ||T (x − x0 )|| + ||(T − T0 )x0 || ≤ ||T || ||x − x0 || + ||T − T0 || ||x0 ||.
4
De forma análoga, la continuidad de la composición es consecuencia de la parte 2 del
mismo lema. Para probarlo basta considerar la norma del máximo en el producto cartesiano
||(S, T )|| = máx{||S||, ||T ||} y utilizar las desigualdades:
Teorema 1.3 Sea (X, || · ||) un espacio de Banach. Toda serie absolutamente convergente en
X es convergente.
para probar que la sucesión de las sumas parciales de la serie es de Cauchy y, por la completitud,
es convergente.
es absolutamente convergente.
k k
Demostración. Sea α = ||T || ∈ R. Entonces por el Lema 1.1 se tiene: Tk! ≤ αk! . Por
tanto el criterio de Weierstrass permite concluir que la serie converge absolutamente.
5
Utilizaremos cualquiera de las dos notaciones exp(T ) o eT indistintamente.
es decir: eT ≤ e||T || .
El siguiente resultado establece la convergencia del producto de Cauchy de dos series
absolutamente convergentes:
Ahora debemos demostrar que la suma de la serie de los zn es el producto de las sumas de
las series de xnPe yn .
Sean αn = nk=0 xk , βn = nk=0 yk y γn = nk=0 zk . Puesto que en toda álgebra normada
P P
la aplicación producto (x, y) xy es continua se tiene que:
∞
! ∞ !
X X
lı́m αn βn = xk yk
n→∞
k=0 k=0
Ahora probaremos que ||γ2n − αn βn || converge a cero. Para ello, en primer lugar acotamos
mediante la desigualdad triangular en la igualdad (5) y tenemos en cuenta que:
∞ 2n
!
X X X
||xj || ||yk || ≤ ||xj || ||yk ||
j≤n j=0 k=n+1
n+1≤k≤2n
j+k≤2n
P2n
De la hipótesis de convergencia absoluta se tiene que lı́mn→∞ k=n+1 ||yk || = 0, por tanto
X
lı́m ||xj || ||yk || = 0.
n→∞
j≤n
n+1≤k≤2n
j+k≤2n
6
De forma análoga
2n ∞
!
X X X
||xj || ||yk || ≤ ||xj || ||yk ||
k≤n j=n+1 k=0
n+1≤j≤2n
j+k≤2n
de donde se deduce X
lı́m ||xj || ||yk || = 0.
n→∞
k≤n
n+1≤j≤2n
j+k≤2n
Como consecuencia del teorema anterior se obtiene una de las propiedades fundamentales
de la exponencial de un operador, la primera en el siguiente resultado.
1. Si ST = T S entonces eS+T = eS eT = eT eS
−1
2. e−T = eT , en particular eT es inversible para todo T ∈ L(Kn )
−1
3. eP T P = P eT P −1
Entonces:
∞ ∞ k j k−j ∞ k
X (S + T )k X X k S T X X j
S T k−j
eS+T = = =
k! j k! j! (k − j)!
k=0 k=0 j=0 k=0 j=0
Ası́ eS+T se obtiene como la serie producto de Cauchy de las series de eS y eT y el teorema
1.5 nos asegura que la suma de dicha serie es igual al producto (composición) de las sumas de
ambas series, que es el resultado buscado.
Puesto que S + T = T + S se tiene eS eT = eT eS .
La parte 2 se obtiene de la anterior tomando S = −T y teniendo en cuenta la igualdad
evidente e0 = Id (Id es el operador identidad).
La parte 3 es consecuencia de las igualdades evidentes: P (S + T )P −1 = P SP −1 + P T P −1
y (P T P −1 )k = P T k P −1 , de las que se deduce
n n
!
X Tk X (P T P −1 )k
P P −1 =
k! k!
k=0 k=0
7
La parte 4 es consecuencia inmediata de (T1 ⊕ T2 ⊕ · · · ⊕ Tp )k = T1k ⊕ T2k ⊕ · · · ⊕ Tpk .
Finalmente, si T x = λx entonces:
n n n
!
T
X Tk X T kx X λk x
e x = lı́m x = lı́m = lı́m = eλ x
n→∞ k! n→∞ k! n→∞ k!
k=0 k=0 k=0
Observación.
El apartado 3 nos asegura que a la hora de calcular eT podemos hacerlo a través de una
representación matricial de T , ya que si A es la matriz de T en una cierta base entonces
la matriz eA representa a eT en la misma base.
Cuando representamos los operadores involucrados mediante una matriz, una vez fijada
una base, el apartado 4 se traduce en:
exp(diag{A1 , A2 , . . . , Ap }) = diag{eA1 , eA2 , . . . , eAp }
donde los Ai son matrices cuadradas de dimensión arbitraria.
de donde:
∞
X hk−1 T k
≤ |h| ||T ||2 e|h| ||T ||
k!
k=2
y el miembro de la derecha en esta última desigualdad converge a cero cuando h tiende a cero.
Además etT T = T etT ya que T conmuta con cada término de la serie de etT .
8
Teorema 1.8 Sean T ∈ L(Kn ), t0 ∈ R y x0 ∈ Kn entonces el problema de Cauchy
ẋ = T x
(6)
x(t0 ) = x0
tiene una única solución x(t), definida en todo R y dada por:
x(t) = e(t−t0 )T x0
ya que
||Sx|| ||S|| ||x||
≤ ≤ máx{||S||, ||x||}.
||(S, x)|| ||(S, x)||
Por otra parte la aplicación evaluación en x, ex : L(Kn ) −→ Kn dada por ex (T ) = T x es
lineal, por lo que su diferencial, en todo punto, es igual a ella misma.
Demostración del Teorema 1.8. Probaremos primero que x(t) = e(t−t0 )T x0 es solu-
ción del problema de Cauchy. Por un lado verifica la condición inicial, ya que x(t0 ) = e0T x0 =
Id(x0 ) = x0 . Por otro lado, según indica la observación anterior, la linealidad de ex0 implica
que:
dx d (t−t0 )T
(t) = e x0 = T e(t−t0 )T x0
dt dt
lo que prueba que es solución de la ecuación diferencial.
Para probar la unicidad de la solución, supongamos que y(t) es una solución arbitraria del
problema de Cauchy (6) y definamos z(t) = e−(t−t0 )T y(t). Entonces, como consecuencia de la
observación anterior, tenemos:
dz d −(t−t0 )T dy
(t) = e y(t) + e−(t−t0 )T (t) = −T e−(t−t0 )T y(t) + e−(t−t0 )T T y(t) = 0
dt dt dt
Ası́ pues z(t) es constante y, puesto que z(t0 ) = e0T y(t0 ) = x0 , se tiene z(t) = x0 , es decir,
y(t) = e(t−t0 )T x0
9
Teorema 1.9 Dados dos operadores lineales A y B sobre Rn , los sistemas ẋ = Ax y ẋ = Bx
son linealmente conjugados si y sólo si A y B son semejantes, es decir, si y sólo si existe un
operador C ∈ L(Rn ) inversible tal que CA = BC.
Demostración. Sea h(x) = Cx, con C ∈ L(Rn ) inversible, una conjugación lineal entre
el sistema ẋ = Ax y ẋ = Bx. Puesto que los respectivos flujos de estos dos sistemas son
ϕ(t, x) = etA x y ψ(t, x) = etB x, tenemos:
CAetA x = BetB Cx
CetA x = etB Cx
y evaluando en t = 0
dh(x)Ax = Bh(x)
que es válida para todo x ∈ Rn (esto es también un caso particular del lema 2.40).
Supongamos ahora (como un primer caso) que h(0) = 0.
Dado y ∈ Rn con kyk = 1 y λ un número real positivo, la igualdad anterior, aplicada en el
punto λy se puede escribir en la forma:
h(λy)
dh(λy)Ay = B .
λ
Tomando ahora el lı́mite cuando λ tiende a 0 (por la derecha), se tiene:
dh(0)Ay = Bdh(0)y
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donde hemos utilizado que dh es continua y que, por definición de diferencial, tenemos:
Obtenemos pues que dh(0) es un isomorfismo lineal que conjuga los dos sistemas.
En el caso h(0) = p 6= 0, debemos tener que p es punto singular de ẋ = Bx, pues es imagen
por h del punto singular 0. Esto lo podemos comprobar directamente (si queremos):
Tenemos entonces que kp ◦ h es un C 1 -difeomorfismo que conjuga los dos sistemas y que lleva
el 0 al 0, por lo que estamos en el primero de los casos, ya resuelto.
Definición 3 Un sistema lineal ẋ = Ax se dice que es hiperbólico si la parte real de todos los
valores propios de A es no nula.
Si ẋ = Ax es hiperbólico se llama ı́ndice de estabilidad del sistema al número de valores
propios de parte real negativa, contados con su multiplicidad.
α < Re λ < β
para todo x ∈ Kn .
11
Recordemos que dada una base B = {v1 , . . . , vn }, definimos el producto escalar asociado,
n
Pn si x, yK se escriben como combinación lineal de los vectores de B:
en laPforma siguiente:
n
x = i=1 xi vi , y = i=1 yi vi , entonces
n
X
<x, y>B := x i yi
i=1
√
y la norma euclı́dea asociada, se define como kxkB := <x, x>B .
Obtengamos una consecuencia inmediata de este lema. Con las hipótesis del mismo (α <
Re λ < β) sea x(t) una solución de ẋ = Ax y sean x1 (t), . . . , xn (t) sus coordenadas en la base
B del lema. Entonces:
n
!1/2 Pn
d d X 2 xi (t)ẋi (t)
kx(t)kB = xi (t) = Pi=1 1/2
dt dt n
x2 (t)
i=1 i=1 i
o bien,
d <x, ẋ>B <x, Ax>B
kxkB = =
dt kxkB kxkB
Entonces, utilizando (7) obtenemos
1 d d
α≤ kxkB = logkxkB ≤ β
kxkB dt dt
kx(t)kB
αt ≤ log ≤ βt
kx(0)kB
o bien,
eαt kx(0)kB ≤ kx(t)kB ≤ eβt kx(0)kB , ∀t > 0. (8)
De forma análoga, integrando entre t < 0 y 0, obtenemos:
Obsérvese que los apartados (1) y (2) significan que en un atractor no sólo todas las órbitas
tienden al origen cuando t tiende a +∞, sino que tienden hacia dicho punto a velocidad
exponencial.
Demostración.
(3)⇒(2) es consecuencia de la equivalencia de normas en Kn .
12
(2)⇒(1) puesto que (2) implica que todas las soluciones tienden a 0 cuando t tiende a +∞
y esto ya sabemos que es una caracterización de los atractores.
(1)⇒(3) es consecuencia de los cálculos anteriores al teorema: si Re λ < 0 para todo valor
propio λ de A, existen α, β > 0 tales que −α < Re λ < −β < 0 para todo valor propio λ, y
entonces (8) contiene la afirmación (3), tomando b = −β.
(4)⇒(1) ya que, siendo ẋ = −x un atractor, todas sus soluciones tienden a 0 con t tendiendo
a +∞; pero la conjugación topológica traslada dicha propiedad a las soluciones de ẋ = Ax.
(1)⇒(4) es la parte difı́cil e interesante.
Como antes, sabemos que existen α, β > 0 tales que −α < Re λ < −β < 0 para todo valor
propio λ de A, y entonces (8) y (9) nos dicen que:
Denotemos en adelante q(t, x) := ketA xkB . Las desigualdades anteriores implican que para
cada x ∈ Kn , x 6= 0 si t recorre todo R, entonces q(t, x) también recorre todo R.
Además, en los mismos cálculos anteriores al teorema, se ha obtenido la desigualdad:
1 d tA
ke xkB ≤ −β < 0
ketA xkB dt
b
h(x)
x tx x
x t xA t xA
b
b
e e
b
C1 C1
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Ahora, h es inyectiva. En efecto, si h(x) = h(y), considerando la B-norma de este punto, se
obtiene etx = ety , luego tx = ty , pero entonces etx etx A x = ety ety A y = etx etx A y implica x = y.
Ahora demostremos que h : Kn \ {0} −→ Kn \ {0} es sobreyectiva obteniendo su inversa.
y
Para y ∈ Kn \ {0}, sea s(y) = logkykB y sea y0 = kyk B
. Sea ahora x = e−s(y)A y0 , entonces
tx = s(y). En efecto: es(y)A x = es(y)A e−s(y)A y0 = y0 ∈ C1 . Por tanto:
Ası́,
y
h−1 (y) = e− logkykB A
kykB
que es también C ∞ sobre Kn \ {0}.
Probemos ahora que h es continua en 0.
Puesto que kh(x)kB = etx , tenemos:
si tx < 0, de (9) tenemos ketx A kB = 1 ≤ e−αtx kxkB y, como antes, kh(x)kB = etx ≤
1/α
kxkB (en realidad el caso tx < 0 es el único que hay que considerar, pues para kxkB
suficientemente pequeño, necesariamente se tiene tx < 0).
En cualquier caso: kh(x)kB = etx ≤ kxkrB , para cierto r > 0, luego h es continua en 0.
Restringiendo h a cualquier bola cerrada B(0, r), por ser continua y biyectiva
es un homeomorfismo.
Sólo nos falta probar que h conjuga los dos sistemas y esto, a pesar de lo engorroso del
cálculo, es evidente si se piensa geométricamente.
En todo caso, debemos demostrar que h(etA x) = e−t h(x) para todo t y todo x. Es obvio
para x = 0.
Ahora, sea y = etA x. Entonces ty = tx −t; en efecto: ke(tx −t)A etA xkB = ketx A e−tA etA xkB =
ke x A xkB = 1.
t
Entonces: h(y) = h(etA x) = ety ety A y = etx −t e(tx −t)A etA x = etx −t etx A x = e−t (etx etx A x) =
−t
e h(x).
Ahora nos ocupamos de los sistemas hiperbólicos: el primer resultado nos muestra que
todo sistema hiperbólico es suma directa de un atractor y una fuente.
14
Teorema 1.14 Sea A ∈ L(Kn ) tal que todos sus valores propios son de parte real no nula (es
decir, el flujo lineal etA x es hiperbólico). Entonces existe una descomposición de Kn :
Kn = E s ⊕ E u
invariante por el flujo, tal que el flujo inducido sobre E s es un sumidero y el inducido sobre
E u es una fuente. La descomposición es única.
ẋ1 = A1 x1 x1 ∈ Ks
ẋ2 = A2 x2 x2 ∈ Kn−s
donde los valores propios de A1 tienen parte real negativa y los de A2 parte real positiva.
Los apartados (3) y (4) anteriores se obtienen de (1) y (2) aplicados a −t y a x̄ = etA x.
Dos pequeños lemas más y estaremos preparados.
Lema 1.17 Sea ẋ = Ax un sistema hiperbólico. Entonces x ∈ E s si y sólo si etA x está acotado
para t ≥ 0 y x ∈ E u si y sólo si etA x está acotado para t ≤ 0.
15
Demostración. Sea x = xs + xu con xs ∈ E s y xu ∈ E u ; tenemos etA x = etA xs + etA xu
y entonces, utilizando el corolario anterior, si t ≥ 0:
Lema 1.18 Sean ẋ1 = A1 x1 , ẋ1 = B1 x1 dos sistemas en Kn1 topológicamente comjugados y
ẋ2 = A2 x2 , ẋ2 = B2 x2 dos sistemas en Kn2 topológicamente conjugados. Entonces los sistemas
en Kn1 ⊕ Kn2
ẋ1 = A1 x1 ẋ1 = B1 x1
ẋ2 = A2 x2 ẋ2 = B2 x2
son toplógicamente conjugados.
Para la demostración basta considerar la aplicación h : Kn1 ⊕ Kn2 −→ Kn1 ⊕ Kn2 dada por
h = h1 + h2 siendo h1 y h2 las respectivas conjugaciones.
Teorema 1.19 Dos sistemas lineales hiperbólicos son topológicamente conjugados si y sólo si
tienen el mismo ı́ndice de estabilidad.
16
Capı́tulo 2
Teorı́a fundamental
17
siendo f una función definida en un abierto Ω de R × Rn que, en general, supondremos al
menos continua. Sea ϕ(t) una solución del problema (1), que supondremos definida en un
cierto intervalo I = [t0 − δ, t0 + δ].
Entonces ϕ̇(t) = f (t, ϕ(t)), por lo que ϕ̇ es continua y, ası́, integrable Riemann. Obtenemos
entonces: Z t
ϕ(t) = x0 + f (s, ϕ(s)) ds ∀t ∈ I
t0
Obsérvese que la integral anterior es una integral vectorial, definida de la forma siguiente:
si g = (g1 , g2 , . . . , gn ) es una función definida en R a valores en Rn , definimos:
Z b Z b Z b Z b
g(t) dt = g1 (t) dt, g2 (t) dt, . . . , gn (t) dt
a a a a
Con esta definición es sencillo comprobar que se verifican las siguientes propiedades:
Rb Rb
1. a g(t) dt ≤ a ||g(t)|| dt (si suponemos que a < b entonces los valores absolutos del
miembro de la derecha no son necesarios).
Rb
2. a g(t) dt ≤ ||g||∞ |b − a|, suponiendo que g es acotada y ||g||∞ = sup{||g(t)|| : t ∈
[a, b]}.
3. Otras propiedades de la integral de Riemann (por ejemplo, la aditividad respecto al
intervalo) son también inmediatas.
Quizás sea conveniente demostrar aquı́ la propiedad 1 en el caso de la norma euclı́dea (para
otras normas en Rn la desigualdad es inmediata):
Demostraci
Rb ón de laR propiedad 1 para la norma euclı́dea. Supongamos a < b.
b
Sean zi = a gi (t) dt y z = a g(t) dt. Entonces:
n n
Z b Z b X !
X
2
||z|| = zi gi (t) dt = zi gi (t) dt
i=1 a a i=1
y, por tanto:
Z b
||z|| ≤ ||g(t)|| dt
a
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3.2. El teorema de Picard: existencia y unicidad
La primera estrategia para demostrar la existencia de soluciones de la ecuación integral
(2) será la del denominado método de las aproximaciones sucesivas. El método consiste en
comenzar con una función arbitraria ξ0 (que podemos tomar como la función constantemente
igual a x0 , la condición inicial) y definir la sucesión de funciones:
Z t
ξn (t) = x0 + f (s, ξn−1 (s)) ds
t0
O, dicho de otro modo, ξn = T (ξn−1 ), siendo T el operador integral que hace corresponder a
la función ξ la nueva función:
Z t
T ξ(t) = x0 + f (s, ξ(s)) ds
t0
Bajo ciertas condiciones para la función f se mostrará que el operador T , o alguno de sus
iterados, definido en un cierto espacio de funciones continuas con la distancia del supremo, es
contractivo, es decir, lipschitziano con constante de Lipschitz menor que 1. Como consecuencia
se obtendrá un único punto fijo de T , como lı́mite de la sucesión de iteradas {ξn }. Dicho punto
fijo no es otra cosa que una solución de la ecuación integral (2) y, por tanto, del problema de
Cauchy (1).
Ejemplo. Supongamos que f tiene derivada parcial respecto a su segunda variable (es decir
respecto a cada coordenada de ella) y denotemos por D2 f la matriz jacobiana correspondiente,
es decir,
∂f ∂(f1 , f2 , . . . , fn )
D2 f (t, x) = (t, y) = (t, y1 , y2 , . . . , yn )
∂y ∂(y1 , y2 , . . . , yn )
Supongamos que ||D2 f || está acotada en Ω y que para cada t ∈ π1 (Ω) := {s : ∃x ∈ Rn , (s, x) ∈ Ω},
el conjunto Ωt = {x ∈ Rn : (t, x) ∈ Ω} es convexo, entonces f es lipschitziana en Ω respecto a
su segunda variable.
En efecto, según el teorema de los incrementos finitos (en Rn ):
||f (t, x) − f (t, y)|| ≤ sup ||D2 f (t, θx + (1 − θ)y)|| ||x − y|| ≤ k||x − y||
0≤θ≤1
Ejemplo. Sea Ω abierto. Tras el ejemplo anterior se tiene que si f es continua y posee derivada
parcial continua respecto a la segunda variable entonces es localmente lipschitziana respecto
a la segunda variable, ya que cualquier punto de Ω posee un entorno compacto de la forma
[a, b] × B contenido en Ω, siendo B una bola cerrada, por tanto convexa.
El siguiente resultado es bien conocido, a pesar de ello incluimos una demostración.
19
Teorema 2.2 (de Banach de la aplicación contractiva o del punto fijo) Sea (X, d) un
espacio métrico completo y F : X −→ X una aplicación contractiva, es decir, para la que existe
k ∈ R, con 0 < k < 1 tal que
lı́m F n (x) = p
n→∞
que es absurdo.
Sea ahora x ∈ X arbitrario y definamos la sucesión x0 = F 0 (x) = x y xn = F n (x) =
F (F n−1 (x)). Entonces vamos a demostrar que {xn } es una sucesión de Cauchy. En primer
lugar, para n, r ∈ N arbitrarios, se tiene:
Pero además
r−1 r−1
!
X X
2 r−1 i
d(xr , x) ≤ d(xi+1 , xi ) ≤(1 + k + k + · · · + k )d(x, x1 ) = k d(x, F (x)) ≤
i=0 i=0
1
≤ d(x, F (x))
1−k
Por tanto
kn
d(xn+r , xn ) ≤
d(x, F (x)),
1−k
lo que prueba que la sucesión es de Cauchy, ya que lı́mn→∞ k n = 0.
Puesto que el espacio métrico (X, d) es completo la sucesión {xn } es convergente; sea p ∈ X
su lı́mite. Entonces, puesto que F por ser contractiva es continua, se tiene:
F (p) = F lı́m xn = lı́m F (xn ) = lı́m xn+1 = p
n→∞ n→∞ n→∞
El siguiente resultado es una pequeña variación del teorema anterior y nos será útil en la
demostración del teorema de Picard.
Corolario 2.3 Sea (X, d) un espacio métrico completo. Sea F : X −→ X continua y tal que
para algún m ∈ N la aplicación F m es contractiva. Entonces F posee un único punto fijo que
es atractor de F .
Demostración. Puesto que la iterada m-ésima F m es contractiva, posee un único punto
fijo que es atractor de F m . Llamémosle p.
Dado n ∈ N sean q, l ∈ N tales que n = mq + l y 0 ≤ l < m (división euclı́dea). Puesto que
p es atractor de F m , se verifica lı́mq→∞ [F m ]q (y) = p, para todo y ∈ X. En particular esto es
cierto para los valores y = F l (x), siendo x ∈ X arbitrario y 0 ≤ l < m. Ahora puesto que n
tiende a ∞ si y sólo si q tiende a ∞ y
F n (x) = [F m ]q F l (x)
20
se tiene lı́mn→∞ F n (x) = p.
Puesto que F es continua y p un atractor de F se sigue, como en el teorema anterior, que
p es un punto fijo de F .
Observaciones.
1. La norma en Rn , respecto a la cual viene definida la bola B(x0 , b), es arbitraria. Nor-
malmente utilizaremos en R × Rn la norma definida por: ||(t, x)|| = máx{|t|, ||x||}.
2. La “extraña” elección del radio del intervalo de definición α = mı́n{a, b/M } es totalmente
natural. Por un lado α ≤ a es necesario para que la ecuación tenga sentido. Por otro lado
la condición α ≤ b/M viene dictada por el hecho de que si x(t) es una solución sobre
[t0 , t0 + α], se tiene ||ẋ(t)|| = ||f (t, x(t))|| ≤ M , lo que implica, por el teorema de los
incrementos finitos, que ||x(t) − x0 || ≤ M |t − t0 | y esta cantidad es inferior a b, condición
necesaria para que la gráfica de x(t) esté en K, si y sólo si |t − t0 | ≤ b/M . Todo ello no
significa, sin embargo, que la solución no pueda estar definida más allá, tan sólo que con
las condiciones del teorema éste es el intervalo en el que podemos asegurar la existencia
de la solución.
Demostración del teorema de Picard. Sea X = C [t0 − α, t0 + α], B(x0 , b) el espa-
cio de las funciones continuas de [t0 −α, t0 +α] en la bola cerrada B(x0 , b) ⊂ Rn . Consideremos
en X la distancia d∞ asociada a la convergencia uniforme:
Entonces (X, d∞ ) es un espacio métrico completo. Para cada ϕ ∈ X definimos T (ϕ) mediante:
Z t
T (ϕ)(t) = x0 + f (s, ϕ(s)) ds
t0
21
Para ello consideremos ϕ1 , ϕ2 ∈ X. Denotemos por k la constante de Lipschitz de f .
Tenemos:
Z t Z t
||T (ϕ1 )(t) − T (ϕ2 )(t)|| = f (s, ϕ1 (s)) ds − f (s, ϕ2 (s)) ds ≤
t0 t0
Z t
≤ ||f (s, ϕ1 (s)) − f (s, ϕ2 (s))|| ds ≤
t0
Z t
≤k ||ϕ1 (s) − ϕ2 (s)|| ds ≤ k|t − t0 |d∞ (ϕ1 , ϕ2 )
t0
tiene una única solución x(t), definida en [t0 − α, t0 + α] y cuya gráfica está contenida en
V (t0 , x0 ).
22
Demostración. Sea U un entorno compacto de (t0 , x0 ) y tal que f sea lipschitziana
respecto a la segunda variable sobre U . Sea M = sup(t,x)∈U ||f (t, x)|| y sea α suficientemente
pequeño para que tomando V (t0 , x0 ) = [t0 − α, x0 + α] × B(x0 , b), con b = αM , se verifique
V (t0 , x0 ) ⊂ U . En esta situación basta aplicar el teorema de Picard (teorema 2.4) en V (t0 , x0 ).
Demostración. Sigue exactamente los mismos pasos que el teorema 2.4, considerando,
en este caso, el operador integral T sobre el espacio normado X = C([a, b], Rn ) con la norma de
la convergencia uniforme ||ϕ||∞ = sup{||ϕ(t)|| : t ∈ [a, b]}, que es también completo (espacio
de Banach).
Obsérvese que la misma idea seguida en este corolario puede ser aplicada en el contexto
del teorema global de Picard, de forma que es posible obtener un teorema de existencia global
y unicidad sobre cualquier banda I × Rn (¡ejercicio!).
23
3.3. Familias equicontinuas y el teorema de Ascoli-Arzelá
El objetivo de este apartado es la introducción de la noción de familia equicontinua de
funciones y la demostración del teorema de Ascoli-Arzelá que caracteriza los compactos en
espacios de funciones continuas con la topologı́a de la convergencia uniforme. Esto es útil
para garantizar la existencia de subsucesiones de funciones uniformemente convergentes. El
teorema de Ascoli-Arzelá, aunque en un contexto algo más restringido del que se presenta aquı́,
será la herramienta fundamental para la demostración del teorema de Peano de existencia de
soluciones de ecuaciones diferenciales.
Sean (E, d) y (F, d′ ) espacios métricos. Sea C(E, F ) el espacio de funciones continuas de
E en F . Sea BC(E, F ) el espacio de funciones continuas y acotadas de E en F . Si (E, d) es
compacto se tiene naturalmente BC(E, F ) = C(E, F ).
Sobre BC(E, F ) definimos la distancia de la convergencia uniforme:
Si (F, d′ ) es completo entonces (BC(E, F ), d∞ ) es completo. En el caso de que (F, || · ||) sea un
espacio de Banach, la distancia d∞ está asociada a la norma || · ||∞ y
(BC(E, F ), || · ||∞ )
es un espacio de Banach.
Recordemos las nociones de convergencia puntual y uniforme:
Definición 3 Sea {fn } una sucesión de funciones en C(E, F ) y f : E −→ F .
Se dice que {fn } converge (puntualmente) a f si:
Recuérdese que el lı́mite uniforme de una sucesión de funciones continuas es una función
continua.
24
F es equicontinua en E:
Ejemplo.
1. Cualquier familia finita de funciones continuas es equicontinua.
Lema 2.8 Sea {fn } una sucesión de funciones en BC(E, F ) equicontinua en x0 y que converge
puntualmente a una función f . Entonces f es continua en x0 .
Demostración. Dado ε > 0 existe δ > 0 tal que si d(x, x0 ) < δ entonces d′ (fn (x), fn (x0 )) <
ε para todo n ∈ N. Tomando lı́mites en n, se tiene:
Ası́ f es continua en x0 .
Lema 2.9 Sea {fn } ⊂ BC(E, F ) una sucesión equicontinua que converge puntualmente a f .
Entonces {fn } ∪ {f } es también equicontinua.
25
Lema 2.10 Sea (F, d′ ) completo y {fn } ⊂ BC(E, F ) equicontinua. Sea D ⊂ E, denso en E y
tal que para cada x ∈ D la sucesión {fn (x)} es convergente. Entonces {fn } converge en todo
punto de E.
Demostración. Puesto que (F, d′ ) es completo basta verificar que para cada x ∈ E la
sucesión {fn (x)} es de Cauchy. Sea pues x ∈ E arbitrario. La equicontinuidad de la sucesión
{fn } en x nos da:
ε
∀ε > 0 ∃δ > 0 ∀y ∈ E d(y, x) < δ ⇒ d′ (fn (y), fn (x)) < ∀n ∈ N
3
Puesto que D es denso, dado δ > 0 existe y ∈ D con d(y, x) < δ y puesto que {fn (y)} converge
tenemos:
ε
∃n0 ∈ N ∀m, n ∈ N m, n ≥ n0 ⇒ d′ (fm (y), fn (y)) <
3
Entonces, dado ε > 0, existe n0 ∈ N tal que si m, n ≥ n0 se verifica
ε
d′ (fm (x), fn (x)) ≤ d′ (fm (x), fm (y)) + d′ (fm (y), fn (y)) + d′ (fn (y), fn (x)) < 3
3
es decir, {fn (x)} es de Cauchy.
Como consecuencia del lema 2.8 la función lı́mite de {fn } en el lema anterior es continua.
Lema 2.11 Sea (E, d) compacto y {fn } ⊂ C(E, F ) una sucesión equicontinua. Entonces {fn }
converge puntualmente si y sólo si converge uniformemente.
26
Demostración. Sea S = {s1 , s2 , . . . , sn , . . . }.
Puesto que {fn (s1 )} es relativamente compacto, existe una subsucesión {f1n (s1 )} conver-
gente.
Ahora {f1n (s2 )} ⊂ {fn (s2 )}, por tanto {f1n (s2 )} es también relativamente compacto,
ası́ existe una subsucesión {f2n (s2 )} convergente. Pero {f2n (s1 )} es también subsucesión de
{f1n (s1 )}, luego {f2n (s1 )} es convergente.
Procediendo análogamente, por inducción, obtendremos para cada k ∈ N una subsucesión
{fkn } de {fn } tal que:
Consideremos ahora la diagonal del diagrama, es decir, la sucesión {fnn }n∈N . Entonces para
cada k ∈ N, {fnn }n∈N es, excepto en un número finito de términos, una subsucesión de
{fkn }n∈N . Ası́, para cada k ∈ N, {fnn (sk )} es convergente, puesto que lo es {fkn (sk )}.
1. F es equicontinua.
Demostración.
“⇒” Supongamos que F es relativamente compacto en (C(E, F ), d∞ ). Probaremos en primer
lugar que F es equicontinuo, por lo que F ⊂ F también lo será.
Sea ε > 0, para cada f ∈ F consideremos la bola B(f, ε/3) = {g ∈ C(E, F ) : d∞ (g, f ) < ε/3}.
Este conjunto de bolas, para f variando en F, forma un recubrimiento de F, puesto que éste
es compacto, existe un subrecubrimiento finito, es decir, existen f1 , f2 , . . . , fr ∈ F tales que
r
[
F⊂ B(fi , ε/3)
i=1
27
La parte 2 es inmediata ya que, para cualquier x ∈ E, la aplicación evaluación en x:
ex : (C(E, F ), d∞ ) −→ (F, d′ )
f f (x)
es continua, por tanto la imagen F(x) = ex (F) del compacto F es compacta. Ası́ F(x) ⊂ F(x)
es relativamente compacto.
“⇐” Suponemos ahora que se verifican las condiciones 1 y 2. Para probar que F es relativamen-
te compacto en el espacio métrico (C(E, F ), d∞ ) basta verificar que toda sucesión {fn } ⊂ F
posee una subsucesión uniformemente convergente. Consideremos pues una tal sucesión {fn }.
Puesto que (E, d) es compacto existe S ⊂ E numerable y denso (es decir, (E, d) es se-
parable). Puesto que {fn (s)}n∈N ⊂ F(s) y éste es relativamente compacto, también lo es
{fn (s)}n∈N . Siendo S numerable, por el lema del proceso diagonal de Cantor, existe una sub-
sucesión {fnk } que converge en todo punto de S. Por el lema 2.10 la subsucesión converge
puntualmente sobre todo E y, por el lema 2.11, converge uniformemente.
28
Puesto que K es compacto y f continua, f es uniformemente continua sobre K y ası́ existe
δε > 0 tal que para todo (t, x) ∈ K y todo (t′ , x′ ) ∈ K se tiene
Sea t0 < t1 < · · · < tN = t0 + α una partición de [t0 , t0 + α] tal que ti+1 − ti < mı́n{δε , δε /M },
para i = 0, 1, . . . , N − 1. Vamos a construir la solución ε-aproximada sucesivamente sobre los
intervalos [ti , ti+1 ].
Para t ∈ [t0 , t1 ] definimos ϕ como la recta que pasa por (t0 , x0 ) y tiene pendiente f (t0 , x0 ),
es decir:
ϕ(t) = x0 + (t − t0 )f (t0 , x0 ), ∀t ∈ [t0 , t1 ]
Sea x1 = ϕ(t1 ). Sobre [t1 , t2 ] se define como la recta que pasa por (t1 , x1 ) y tiene pendiente
f (t1 , x1 ), es decir:
ϕ(t) = x1 + (t − t1 )f (t1 , x1 ), ∀t ∈ [t1 , t2 ]
Ası́ se continua el proceso de forma inductiva: una vez definida hasta tk , sea xk = ϕ(tk );
entonces definimos:
ϕ(t) = xk + (t − tk )f (tk , xk ), ∀t ∈ [tk , tk+1 ]
y esto hasta k = N − 1, es decir hasta alcanzar tN = t0 + α.
Ahora verificaremos que la función ası́ definida verifica todas las propiedades del enunciado.
En primer lugar es evidente que verifica la condición ϕ(t0 ) = x0 y que es afı́n a trozos
(poligonal).
Probemos ahora que es lipschitziana con constante de Lipschitz M . Sean t, t′ ∈ [t0 , t0 + α]
y sean i, k tales que t′ ∈ [ti , ti+1 ], t ∈ [tk , tk+1 ]. Si i = k se verifica trivialmente:
||ϕ(t)−ϕ(t′ )|| = ||xk +(t−tk )f (tk , xk )−xk −(t′ −tk )f (tk , xk )|| = ||f (tk , xk )(t−t′ )|| ≤ M |t−t′ |
Si i < k, entonces:
Como consecuencia de la propiedad anterior se obtiene que ϕ ([t0 , t0 + α]) ⊂ B(x0 , b), en
efecto:
||ϕ(t) − x0 || ≤ M |t − t0 | ≤ M α ≤ b
Finalmente, ϕ es una solución ε-aproximada: para todo t ∈ (ti , ti+1 ) se tiene
Obsérvese que el método empleado es constructivo. De hecho ésta es la idea para el más
sencillo de los métodos de aproximación numérica a las soluciones de ecuaciones diferenciales:
el denominado método de las poligonales de Euler. El teorema siguiente mostrará que bajo
condiciones débiles sobre f existe una sucesión de poligonales de Euler que converge a una
solución del problema de Cauchy en cuestión.
29
Teorema 2.15 (Peano)
Sea K = [t0 − a, t0 + a] × B(x0 , b) ⊂ R × Rn y f : K −→ Rn continua. Sea M = supK ||f ||.
Entonces existe al menos una solución del problema de Cauchy
ẋ = f (t, x)
x(t0 ) = x0
Demostración. Sea {εn } una sucesión de números reales positivos, decreciente y conver-
gente a cero (por ejemplo εn = 1/n). Para cada n ∈ N, sea ϕn una solución εn -aproximada
de ẋ = f (t, x), verificando todas las propiedades de la proposición 2.14. Consideremos el
conjunto {ϕn : n ∈ N} en C [t0 − α, t0 + α], B(x0 , b) . Probaremos, mediante el teorema de
Ascoli-Arzelá, que dicho conjunto es relativamente compacto respecto a la distancia de la
convergencia uniforme.
En primer lugar las funciones ϕn son todas lipschitzianas, con la misma constante de
Lipschitz M , por tanto, el conjunto {ϕn }n∈N es equicontinuo.
Por otro lado, puesto que todas las ϕn tienen su imagen en B(x0 , b) es evidente que el
conjunto {ϕn (t) : n ∈ N} es relativamente compacto, para cada t (de hecho la sucesión {ϕn }
está uniformemente acotada).
Como consecuencia del teorema de Ascoli-Arzelá el conjunto {ϕn : n ∈ N} es relativamente
compacto y, por tanto, existe una subsucesión {ϕnk }k uniformemente convergente a una fun-
ción continua ϕ. Vamos a probar que esta función lı́mite es solución del problema de Cauchy.
Para ello probaremos que verifica la ecuación integral equivalente (2).
Para cada n ∈ N definimos la función:
||∆n (t)|| ≤ εn
para todo n ∈ N y todo t ∈ [t0 − α, t0 + α], ya que ϕn es εn -aproximada. Ası́ {∆n } converge
uniformemente a cero. Por otro lado puesto que {ϕnk } converge uniformemente a ϕ y f es
uniformemente continua se tiene que {f (t, ϕnk (t))}k converge uniformemente a f (t, ϕ(t)).
Ahora las ∆n son integrables Riemann y se verifica:
Z t
ϕn (t) = x0 + (f (s, ϕn (s)) − ∆n (s)) ds
t0
para todo n y todo t (obsérvese que f (s, ϕn (s)) − ∆n (s) es igual a ϕ′n (s) salvo en un número
finito de puntos).
Entonces tomando lı́mite en la igualdad anterior, considerando los ı́ndices nk en lugar de
todos los n, cuando k tiende a infinito, se obtiene
Z t
ϕ(t) = x0 + f (s, ϕ(s)) ds
t0
ya que, debido a la convergencia uniforme del integrando, se puede pasar al lı́mite bajo el
signo integral.
30
Corolario 2.16 ( versión local del teorema de Peano en un abierto)
Sea Ω ⊂ R × Rn abierto y f : Ω −→ Rn continua. Entonces para todo (t0 , x0 ) ∈ Ω existe un
entorno V (t0 , x0 ) = [t0 − α, x0 + α] × B(x0 , b), contenido en Ω, tal que el problema de Cauchy
ẋ = f (t, x)
x(t0 ) = x0
tiene al menos una solución x(t), definida en [t0 − α, x0 + α] y cuya gráfica está contenida en
V (t0 , x0 ).
La demostración es inmediata a partir del teorema 2.15, basta considerar un entorno de tipo
cilı́ndrico (como K en el teorema 2.15) centrado en cada punto de Ω y contenido en el propio
Ω (como se procedió en la demostración del corolario 2.5).
Como en el caso del teorema de Picard, existe una versión global del teorema de Peano
que requiere la acotación de f como hipótesis adicional.
La demostración sigue los pasos del teorema 2.15. La única consideración, evidente por
otro lado, que merece ser mencionada es que la construcción de la solución ε-aproximada,
en este caso, se puede realizar exactamente de la misma forma sobre todo el intervalo [a, b].
La lipschitzianidad (uniforme) de las soluciones aproximantes obtenidas la proporciona la
hipótesis de acotación de f , hipótesis necesaria ya que [a, b] × Rn no es compacto. Los detalles
de esta demostración deberı́an ser completados, sin embargo se propondrá como ejercicio una
demostración alternativa a través de un método de aproximación más sofisticado que el de
Euler: el método de Tonnelli (1925).
El siguiente corolario será de gran interés técnico en el momento de estudiar la prolongabi-
lidad de soluciones (en la siguiente lección). Lo destacable de su conclusión es que se obtiene
una misma longitud (radio) del intervalo de existencia para todo un conjunto de soluciones
determinadas por condiciones iniciales en una cierta región.
En el corolario se maneja la noción de distancia entre dos conjuntos. Recordemos breve-
mente la definición de esta distancia y algunas propiedades. En un espacio métrico (X, d),
dado x ∈ X y B ⊂ X definimos:
d(x, B) = ı́nf{d(x, y) : y ∈ B}
d(A, B) = ı́nf{d(x, B) : x ∈ A}
31
Corolario 2.18 (longitud uniforme del intervalo de existencia)
Sea Ω ⊂ R × Rn abierto y f : Ω −→ Rn continua. Sea Ω0 ⊂ Ω tal que f está acotada sobre Ω0
y sea C ⊂ Ω0 tal que d(C, Ω \ Ω0 ) > 0. Entonces existe α > 0 (dependiente únicamente de la
cota de f , de Ω0 y de C) tal que para todo (t0 , x0 ) ∈ C el problema de Cauchy
ẋ = f (t, x)
x(t0 ) = x0
Naturalmente la misma conclusión del corolario vale en el contexto del teorema de Picard,
aunque no haremos uso directo de ello.
La siguiente observación describe una situación particular, en la que el corolario se aplica
y que será la que se nos plantee más tarde.
◦
Observación. Si suponemos Ω0 y C compactos tales que C ⊂ Ω0 entonces se verifican las
hipótesis del corolario. En efecto, ||f || está acotada en Ω0 , por ser éste compacto y f continua.
Además se verifica d(C, Ω \ Ω0 ) > 0. En efecto, si fuera d(C, Ω \ Ω0 ) = 0, para cada n ∈ N
existirı́a xn ∈ C tal que d(xn , Ω \ Ω0 ) < 1/n. Puesto que C es compacto existe una subsucesión
◦
{xnk } de {xn } convergente a un x ∈ C. Entonces d(x, Ω \ Ω0 ) = 0 es decir x ∈ Ω \ Ω0 = Ω \ Ω0 ,
◦
que es absurdo, pues C ⊂ Ω0 .
32
unicidad local implica la unicidad global? La respuesta veremos que es afirmativa si hay
unicidad local para cualquier problema de Cauchy.
2. Dada una solución x(t) definida en un cierto intervalo I ⊂ R, ¿existe un intervalo J, con
I ( J, y una solución y(t), definida en J, tal que y restringida a I, coincide con x? En
tal caso se dice que x : I −→ Rn es prolongable.
Cuando una solución no es prolongable se dice que es maximal. Aquı́ demostraremos que,
siempre en un abierto Ω, una solución prolongable puede ser prolongada (o extendida)
a una solución maximal definida sobre un intervalo abierto.
3. ¿Cómo reconocer una solución maximal? O, de otra forma, ¿qué propiedad caracterı́stica
poseen las soluciones maximales? Veremos que la respuesta es, sin entrar aquı́ en detalles,
que una solución maximal se aproxima a la frontera del abierto donde está definida la
ecuación tanto como se desee.
Teorema 2.19 Sea Ω ⊂ R × Rn abierto. Supóngase que para cada (t0 , x0 ) ∈ Ω existe un
intervalo I(t0 , x0 ), entorno de t0 , y tal que el problema de Cauchy
ẋ = f (t, x)
x(t0 ) = x0
Por hipótesis existe una única solución de dicho problema en el intervalo I(s, z), que es entorno
de s. Puesto que x e y son ambas soluciones de dicho problema, ambas deben coincidir en
I(s, z). Ası́
◦
\
s ∈ I(s, z) ∩ (Ix ∩ Iy ) ⊂ J
33
4.2. Segundo problema: existencia de soluciones maximales
Para comprender bien la situación que se expone a continuación conviene hacer una obser-
vación que, en todo caso, es trivial: las soluciones cuya existencia viene dada por los teorema
de Picard o Peano locales están definidas en un intervalo cerrado (al que hemos denotado
por [t0 − α, t0 + α]). Si nos situamos en el contexto de las versiones locales, es decir, sobre
un abierto Ω, la gráfica de una tal solución, gráf(x, [t0 − α, t0 + α]), está contenida en Ω y
podemos considerar la ecuación con cualquiera de las condiciones iniciales en los extremos, es
decir, con (t0 + α, x(t0 + α)) o (t0 − α, x(t0 − α)). Para dichos problemas de Cauchy existen
soluciones: la solución inicial x y estas nuevas pueden ser “pegadas” para producir una nueva
solución que prolonga a x. Este es el contenido del siguiente lema.
En general, a partir de ahora, consideraremos la situación (prolongación) a la derecha
del intervalo. En cada caso se tendrá en cuenta, implı́citamente, la situación análoga por la
izquierda.
Entonces es evidente que y(t) es una extensión de x(t) al intervalo [t0 , t1 + δ]. Además y es
continua, derivable en [t0 , t1 ) y en (t1 , t1 + δ]. Pero en ambos intervalos se verifica ẏ(t) =
f (t, y(t)), por tanto, por la continuidad de f , se tiene:
lı́m ẏ(t) = lı́m f (t, y(t)) = f (t1 , z1 ) = lı́m f (t, y(t)) = lı́m ẏ(t)
t→t−
1 t→t−
1 t→t+
1 t→t+
1
En estas condiciones y(t) es derivable en t1 con derivada ẏ(t1 ) = f (t1 , y(t1 )) y, por tanto, y(t)
es solución de la ecuación diferencial en todo el intervalo [t0 , t1 + δ] (una función derivable en
un intervalo (a, b) salvo en un punto interior ξ, continua y cuya derivada tiene lı́mite en ξ es
derivable también en ξ con derivada igual al lı́mite de la derivada en dicho punto).
Observe que se ha demostrado que: dadas dos soluciones x1 , x2 definidas en [a1 , b1 ] y [b1 , b2 ]
respectivamente y tales que x1 (b1 ) = x2 (b1 ) pueden ser ✭✭pegadas✮✮, para obtener una solución
en [a1 , b2 ].
En el siguiente resultado, que resuelve el segundo problema de la prolongación, necesita-
remos el siguiente hecho: cualquier abierto Ω de un espacio euclı́deo Rm se puede escribir en
la forma
[∞
Ω= En
n=1
donde los conjuntos En son abiertos, relativamente compactos y En ⊂ En+1 . De hecho los
abiertos En pueden ser descritos explı́citamente: si Ω = Rm entonces En = B(0, n), en caso
contrario,
1
En = y ∈ Ω : ||y|| < n, d(y, ∂Ω) > .
n
34
Teorema 2.21 (existencia de soluciones maximales)
Sea Ω ⊂ R × Rn abierto y f : Ω −→ Rn continua. Sea y una solución de ẏ = f (t, y) definida
en un intervalo cerrado. Entonces y es prolongable a una solución maximal definida sobre un
intervalo abierto.
Observaciones.
2. Si para una condición inicial existen varias soluciones, cada una de ellas puede ser pro-
longada a una maximal. Cada una de estas prolongaciones maximales está definida, en
general, sobre un intervalo que depende de la solución que prolonga; es decir, es distinto
para cada una de las soluciones maximales.
35
3. Después de las soluciones a los dos primeros problemas concluimos: si hay unicidad local
(para todo problema de Cauchy) existe una única solución maximal para cada problema
de Cauchy.
y0 = lı́m y(t)
t→δ −
Si además f (δ, y0 ) está definido o puede ser definido de forma que f sea continua en (δ, y0 )
entonces y(t) se prolonga al intervalo [a, δ] y, sobre dicho intervalo, es de clase C 1 y es solución
de la ecuación ẏ = f (t, y).
36
Para demostrarlo, razonemos por reducción al absurdo. Supongamos, pues, que para un cierto
n ≥ nε el conjunto
T = {t ∈ [tn , δ) : ||y(t) − y(tn )|| ≥ Mε (δ − tn )}
es no vacı́o. Sea entonces t1 = ı́nf T .
Por la continuidad de y(t) se tiene ||y(t1 ) − y(tn )|| = Mε (δ − tn ), por lo que t1 > tn .
Entonces:
ε ε ε
∀t ∈ (tn , t1 ), ||y(t) − y0 || ≤ ||y(t) − y(tn )|| + ||y(tn ) − y0 || ≤ Mε (δ − tn ) + < + = ε
2 2 2
Es decir, para todo t ∈ (tn , t1 ) se verifica (t, y(t)) ∈ Uε ∩ Ω, por lo que ||ẏ(t)|| ≤ Mε . Entonces
por lo que y(t) es derivable en [a, δ] y es, en dicho intervalo, solución de la ecuación diferencial.
Observaciones.
1. La conclusión del teorema 2.23 no implica que la solución maximal x(t) tenga lı́mite
cuando t tiende a ω+ u ω− . He aquı́ un ejemplo: sea x(t) = sen 1t , definida en (0, +∞),
es solución de ẏ = f (t, y), siendo
1 1
f (t, y) = − 2
cos
t t
f definida en (0, +∞) × R. Obsérvese que no existe lı́mt→0+ x(t).
37
2. Sin embargo, si f es acotada en Ω y ω+ (resp. ω− ) es finito, entonces sı́ existe el
lı́mt→ω− x(t) (resp. lı́mt→ω+ x(t)). En efecto, si M es una cota de ||f ||, podemos uti-
+ −
lizar el criterio de convergencia de Cauchy: para s, t ∈ (ω− , ω+ )
Z t
||x(t) − x(s)|| = f (u, x(u)) du ≤ M |t − s|
s
que supondremos ya maximal (observe que la unicidad no es una consecuencia de las hipótesis
sobre la función f ).
Denotaremos por x(t; t0 , x0 ) a dicha solución y por I(t0 , x0 ) = (ω− (t0 , x0 ), ω+ (t0 , x0 )) su
intervalo (maximal) de definición. Se trata de estudiar las propiedades de regularidad de la
función x(t; t0 , x0 ) respecto a las variables (t0 , x0 ) ∈ Ω.
Problema 2. Dependencia respecto a parámetros.
Sea Ω ⊂ R×Rn ×Rp abierto y f : Ω −→ Rn continua. Consideremos la familia de problemas
de Cauchy dependientes del parámetro λ ∈ Rp :
ẋ = f (t, x, λ)
(Pλ )
x(t0 ) = x0
Supongamos que para cada (t0 , x0 , λ) ∈ Ω, el problema (Pλ ) posee una única solución maximal
x(t; t0 , x0 , λ) definida en I(t0 , x0 , λ) = (ω− (t0 , x0 , λ), ω+ (t0 , x0 , λ)).
Se trata de estudiar las propiedades de regularidad de la función x(t; t0 , x0 , λ) respecto a
la variable λ o, más generalmente, respecto a (t0 , x0 , λ) ∈ Ω.
En realidad ambos problemas son equivalentes.
En efecto: supongamos que queremos estudiar la dependencia de x(t; t0 , x0 , λ), solución de
(Pλ ) respecto a las tres últimas variables. Este estudio se puede reducir a uno en el que no
aparecen parámetros. Para ello consideremos el problema
ẏ = F (t, y)
(P̃ )
y(t0 ) = y0
38
donde y = (x, λ) ∈ Rn × Rp , y0 = (x0 , λ0 ), F (t, y) = (f (t, x, λ), 0).
Entonces x(t; t0 , x0 , λ0 ) es solución de (Pλ0 ) si y sólo si y(t; t0 , y0 ) = (x(t; t0 , x0 , λ0 ), λ0 ) es
solución de (P̃ ).
Ası́, y es continua, diferenciable, etc. respecto a (t0 , y0 ) si y sólo si x lo es respecto a
(t0 , x0 , λ). Es decir, un problema de dependencia respecto a condiciones iniciales y parámetros
se ha transformado en uno de dependencia sólo respecto a condiciones iniciales.
Recı́procamente: supongamos que queremos estudiar la dependencia de x(t; t0 , x0 ), solución
del problema (P ), respecto a (t0 , x0 ).
Consideremos el cambio de variable:
T = t − t0 ; y = x − x0
5.1. Continuidad
Dado Ω ⊂ R × Rn × Rp abierto y f : Ω −→ Rn consideremos el problema
ẋ = f (t, x, λ)
(Pλ )
x(t0 ) = x0
tiene una única solución maximal x = x(t; t0 , x0 , λ) definida en (ω− (t0 , x0 , λ), ω+ (t0 , x0 , λ)).
Entonces el conjunto
n o
D = (t, t0 , x0 , λ) : (t0 , x0 , λ) ∈ Ω, t ∈ (ω− (t0 , x0 , λ), ω+ (t0 , x0 , λ))
es abierto y x : D −→ Rn es continua.
39
Para la demostración de este resultado nos apoyaremos en dos lemas, el segundo de los
cuales es prácticamente el mismo teorema enunciado en términos de sucesiones.
Lema 2.25 Sean (E, d) compacto y (F, d′ ) completo. Sea ϕn : E −→ F una sucesión de fun-
ciones continuas relativamente compacta (respecto a la topologı́a de la convergencia uniforme)
y tal que cualquier subsucesión {ϕnk } uniformemente convergente converge al mismo lı́mite
ϕ. Entonces la propia sucesión {ϕn } converge uniformemente a ϕ.
posee una única solución maximal ϕn definida sobre el intervalo In = (ω− (n), ω+ (n)).
Sea [a, b] ⊂ I0 = (ω− (0), ω+ (0)), con t0 ∈ [a, b].
Entonces existe n0 = n0 (a, b) ∈ N tal que para todo n > n0 se verifica [a, b] ⊂ In y ϕn |
[a,b]
converge uniformemente a ϕ0 |
[a,b]
Demostración. La gráfica de ϕ0 | , es decir, gráf(ϕ0 , [a, b]) = {(t, ϕ0 (t)) : t ∈ [a, b]} es
[a,b]
◦
un compacto contenido en Ω. Entonces existe un compacto C ⊂ Ω, con gráf(ϕ0 , [a, b]) ⊂ C .
◦
De forma análoga existe un compacto Ω0 ⊂ Ω tal que C ⊂ Ω0 . Por hipótesis {fn } converge
uniformemente a f0 sobre Ω0 . Entonces las funciones fn están uniformemente acotadas sobre
Ω0 ; denotemos por M a una cota superior, es decir:
Utilizando entonces el corolario 2.18 (de longitud uniforme del intervalo de existencia) tenemos
que existe α > 0 tal que para todo (s0 , ξ0 ) ∈ C y todo n ≥ 0 existe una única solución del
problema
ẋ = fn (t, x)
x(s0 ) = ξ0
definida en [s0 − α, s0 + α] y cuya gráfica está contenida en Ω0 .
Sea ε = α/3. Existe n1 ∈ N tal que si n > n1 entonces (tn , xn ) ∈ C y |tn −t0 | < ε. Entonces
para n > n1 , ϕn está definida en [t0 − ε, t0 + ε], ya que ϕn está definida en [tn − α, tn + α], y
este intervalo contiene a [t0 − ε, tn0 + ε]. o
Sea Iε = [t0 −ε, t0 +ε] y F = ϕn | : n > n1 . Vamos a probar que F verifica las hipótesis
Iε
del lema anterior.
En primer lugar, la gráfica de ϕn está contenida en el compacto Ω0 , para n > n1 , por tanto
F es uniformemente acotada.
40
Además, para n > n1 se tiene:
41
compacto [τ − δ, τ + δ] está contenido en (ω− (tn , xn ), ω+ (tn , xn )) para n mayor que un cierto
n0 .
Ası́ pues tenemos que existe V entorno de (t0 , x0 ) tal que [τ −δ, τ +δ] ⊂ (ω− (t1 , x1 ), ω+ (t1 , x1 )),
para todo (t1 , x1 ) ∈ V , es decir, [τ − δ, τ + δ] × V ⊂ D, y puesto que [τ − δ, τ + δ] × V es un
entorno de (τ, t0 , x0 ) en R × Ω tenemos que D es abierto.
Ahora debemos demostrar que x : D −→ Ω es continua, para lo que procederemos por
sucesiones. Sea (τn , tn , xn ) ∈ D convergente a (τ, t0 , x0 ) ∈ D, debemos verificar que
Pero esto es una consecuencia inmediata de la proposición anterior: tenemos ϕn (t) = x(t; tn , xn ),
ϕ0 (t) = x(t; t0 , x0 ) soluciones respectivas de (Pn ) y (P0 ) (con las notaciones de la proposición).
Entonces dado δ > 0 tal que [τ − δ, τ + δ] ⊂ (ω− (t0 , x0 ), ω+ (t0 , x0 )), existe n0 tal que si n > n0
entonces [τ − δ, τ + δ] ⊂ (ω− (tn , xn ), ω+ (tn , xn )) y ϕn (t) converge a ϕ0 (t) uniformemente en
[τ − δ, τ + δ]. Puesto que existe n1 , que podemos suponer mayor que n0 , tal que si n > n1
entonces τn ∈ [τ − δ, τ + δ], obtenemos que (6) es cierta.
Se trata entonces de una desigualdad diferencial “de variables separables”, fácilmente integra-
ble. En efecto, como ω(t) > 0, ponemos:
ω ′ (t)
≤ v(t)
ω(t)
e integrando entre a y t ∈ [a, b] arbitrario, obtenemos:
Z t ′ Z t
ω (s) ω(t)
ds = log ≤ v(s) ds
a ω(s) ω(a) a
42
de donde Z t
ω(t) ≤ α exp v(s) ds
a
Pero, por hipótesis, u(t) ≤ ω(t), de donde se obtiene la desigualdad buscada.
Si α = 0, ponemos Z t
u(t) ≤ ε + u(s)v(s) ds
a
para ε > 0 arbitrario. Por el caso anterior:
Z t
u(t) ≤ ε exp v(s) ds
a
5.3. Diferenciabilidad
El objetivo fundamental de esta sección es el siguiente resultado del que se deducirán otros
acerca de la dependencia diferenciable (o, más generalmente de clase C r ) de las soluciones
respecto a condiciones iniciales y parámetros.
Utilizaremos las siguientes notaciones: para x0 ∈ Rn , xk0 será la k-ésima coordenada de x0
(respecto a la base canónica) y ek el k-ésimo vector de la base canónica. Para una función
f (t, x, y, z), con (t, x, y, z) ∈ Ω ⊂ R × Rn × Rm × Rp a valores en Rq , la matriz jacobiana de f
respecto a la variable x se denotará indistintamente por D2 f o por ∂f ∂x , es decir:
∂f1 ∂f1 ∂f1
∂x1 ∂x2
··· ∂xn
∂f .. .. ..
D2 f (t, x, y, z) = (t, x, y, z) = (t, x, y, z)
∂x . . .
∂fq ∂fq ∂fq
∂x1 ∂x2
··· ∂xn
Análogamente, D3 f (t, x, y, z) = ∂f ∂y (t, x, y, z), etc. Con las notaciones anteriores, tenemos,
pues:
∂f
(t, x, y, z) = D3 f (t, x, y, z)ej
∂y j
43
Teorema 2.29 (Nicoletti (1895), Picard (1896), Bendixson (1896), Peano (1897))
∂x
(t; t0 , x0 , λ) = D3 x(t; t0 , x0 , λ)ek
∂xk0
44
Observaciones.
1. La hipótesis de diferenciabilidad sobre f significa que existen las derivadas ∂fj /∂xk ,
para todo j, k ∈ {1, 2, . . . , n} y son continuas en todas las variables. Ası́ mismo la propia
función f es continua en todas sus variables.
2. La ecuación (7) se denomina ecuación variacional correspondiente a la solución x(·; t0 , x0 , λ).
Se trata de una ecuación lineal homogénea que, en general, no es de coeficientes cons-
tantes. Obsérvese que la matriz J(t) que define esta ecuación variacional depende úni-
camente de t y de la solución fijada x(·; t0 , x0 , λ) (el parámetro λ) se considera fijo.
La utilidad de la ecuación variacional puede ser comprendida en la forma siguiente.
Supongamos que para valores particulares de la condición inicial (t0 , x0 ) (supongamos
ahora que no hay parámetro λ) conocemos muy bien la solución de la ecuación con
dichas condiciones iniciales (por ejemplo, porque la sabemos integrar explı́citamente).
Si somos capaces de obtener información sobre las soluciones de la ecuación variacional
asociada a dicha ecuación (quizás, de nuevo, porque la podemos integrar), entonces
tenemos información de las derivadas parciales de x respecto a la condición inicial. Esto
nos permite, mediante el desarrollo de Taylor al orden uno:
n
∂xi
(t; t0 , x0 )(xj1 − xj0 ) + o(||x1 − x0 ||),
X
xi (t; t0 , x1 ) = xi (t; t0 , x0 ) + j
i = 1, 2, . . . , n
j=0 ∂x0
aproximar las soluciones de la ecuación inicial que verifican condiciones iniciales próximas
a x0 , de las que no conocı́amos nada inicialmente.
3. La ecuación variacional, a pesar de su apariencia complicada, es totalmente natural. En
efecto vamos a ver cómo puede obtenerse por simple derivación.
Para simplificar la notación, llamemos ψ(t, x0 ) = x(t; t0 , x0 , λ). En coordenadas ponga-
mos ψ = (ψ1 , ψ2 , . . . , ψn ) y f = (f1 , f2 , . . . , fn ). Entonces:
ψi′ (t, x0 ) = fi (t, ψ(t, x0 ), λ) ∀i ∈ {1, 2, . . . , n}
donde ψi′ es la derivada respecto a t, la variable independiente.
Si suponemos la conclusión del teorema, que la solución es derivable respecto a x0 ,
derivamos respecto a xk0 en la igualdad anterior, y tenemos:
n
∂ψi′ X ∂fi ∂ψj
k
(t, x 0 ) = j
(t, ψ(t, x0 ), λ) k (t, x0 ) ∀i ∈ {1, 2, . . . , n}, ∀k ∈ {1, 2, . . . , n}
∂x0 ∂x ∂x0
j=1
45
Para la demostración del teorema de diferenciabilidad recurriremos al siguiente lema, que
representa un sustituto del teorema de los incrementos finitos cuando trabajamos en varias
variables, que, como sabemos, no es cierto. Se trata pues de un resultado de interés mucho
más general.
fˆ : (a, b) × Ω × Ω −→ L(Rn )
46
Según el lema de Hadamard, existe fˆ tal que1 :
d(yh − y0 )
(t) = f (t, yh (t)) − f (t, y0 (t)) = fˆ(t, y0 (t), yh (t)) (yh (t) − y0 (t))
dt
Denotemos:
yh (t) − y0 (t)
zh (t) =
h
Entonces:
1ˆ
zh′ (t) = f (t, y0 (t), yh (t)) (yh (t) − y0 (t)) = fˆ(t, yh (t), y0 (t))zh (t)
h
yh (t0 ) − y0 (t0 ) (x0 + hek ) − x0
zh (t0 ) = = = ek
h h
Esto significa que zh (t) es solución del problema de Cauchy lineal:
ż = J(t, h)z
(8)
z(t0 ) = ek
||yh (s) − y0 (t)|| ≤ ||yh (s) − y0 (s)|| + ||y0 (s) − y0 (t)|| < ε
Es decir: gráf(yh , [t−ε1 , t+ε1 ]) ⊂ [t−ε1 , t+ε1 ]×B(y0 (t), ε) y gráf(y0 , [t−ε1 , t+ε1 ]) ⊂ [t−ε1 , t+ε1 ]×B(y0 (t), ε).
En este producto podemos aplicar el lema de Hadamard, restringiendo pues los valores de h.
47
Corolario 2.31 (diferenciabilidad respecto a parámetros)
Sea Ω un abierto de R × Rn × Rp y sea f : Ω −→ Rn continua y de clase C 1 respecto a la
segunda y tercera variables en Ω (es decir, existen y son continuas D2 f y D3 f ).
Entonces, la solución x(t; t0 , x0 , λ) del problema
ẋ = f (t, x, λ)
(Pλ )
x(t0 ) = x0
es única y admite derivada parcial continua con respecto a λ en todo D.
Además, para cada j ∈ {1, 2, . . . , p} y cada (t, t0 , x0 , λ0 ) ∈ D la función
∂x
(t; t0 , x0 , λ0 ) = D4 x(t; t0 , x0 , λ0 )ej
∂λj
es solución del problema lineal
ẏ = J(t)y + bj (t)
(9)
y(t0 ) = 0
donde
J(t) := J(t, t0 , x0 , λ0 ) = D2 f (t, x(t; t0 , x0 , λ), λ)
y
∂f
bj (t) = D3 f (t, x(t; t0 , x0 , λ), λ)ej = (t, x(t; t0 , x0 , λ), λ)
∂λj
Demostración. Consideremos el problema:
ẋ = f (t, x, λ)
λ̇ = 0 (10)
x(t0 ) = x0 , λ(t0 ) = λ0
Ahora,
∂y ∂x
= , ej
∂y0n+j ∂λj
∂y
Según el teorema de diferenciabilidad (t; t0 , y0 ) es solución del problema:
∂y0n+j
ż = D2 F (t, y(t; t0 , y0 ))z
z(t0 ) = en+j
48
Reescribiendo la ecuación diferencial anterior en términos de x y λ, tenemos:
! ∂f ∂f !
∂x ∂x
d ∂λ j ∂x ∂λ ∂λ j
=
dt ej ej
0 0
Es decir:
d ∂x ∂f ∂x ∂f
j
= j
+ ej
dt ∂λ ∂x ∂λ ∂λ
En cuanto a la condición inicial, z(t0 ) = en+j se traduce en:
∂x
(t0 ; t0 , x0 , λ0 ) = 0
∂λj
ya que las primeras n coordenadas de z(t0 ) son nulas.
tiene una única solución x(t; t0 , x0 , λ, µ) que es de clase C 1 respecto a (t, x0 , λ). Además las
derivadas D1 D3 x y D1 D4 x existen y son continuas.
Demostración. Para cada µ fijo, las derivadas D3 x y D4 x existen por los teoremas
anteriores. Son continuas por ser, respectivamente, soluciones de las siguientes ecuaciones
lineales con segundo miembro continuo (por tanto con la propiedad de unicidad):
tiene una única solución x(t; t0 , x0 , λ, µ) definida sobre D que admite derivadas parciales con-
tinuas de la forma:
∂ i+α1 +···+αn +β1 +···+βp x
∂ti (∂x10 )α1 · · · (∂xn0 )αn (∂λ1 )β1 · · · (∂λp )βp
P P
con i ∈ {0, 1} y αi + βj ≤ m.
49
m − 1, respecto a x0 , y éstas tienen derivadas continuas respecto a t. Esto prueba el teorema
para βj = 0.
Consideremos ahora
ż = J(t, t0 , x0 , λ, µ)z + bj (t, t0 , x0 , λ, µ)
z(t0 ) = 0
50
Appendix
ẋ = f (x). (12)
Cuando el campo de vectors f genera un flujo global es claro (ejercicio) que la aplicación
Φ : R → {ϕt }t∈R dada por Φ(t) = ϕt da un homomorfismo de grupos entre R visto como grupo
aditivo abeliano con la suma y {ϕt }t∈R visto como grupo con la composición de funciones como
operación interna.
Podemos dar una condición suficiente para garantizar que, al menos cuando Ω = Rn , el flujo
asociado a un campo de vectores sea un flujo global. Enunciamos esta condición de suficiencia
abajo; antes reescribimos en este contexto de sistemas autónomos el teorema 2.23 (queda como
ejercicio para elector el refrescar aquel resultado y el de cerciorarse que el siguiente resultado
es, en efecto, una adaptación ad hoc del mismo).
51
Demostración. Supongamos, por reducción al absurdo, que por ejemplo es ωx < ∞.
Consideremos el compacto K = B[x, cωx ] (la bola euclı́dea cerrada en Rn de centro x y radio
cωx ). Entonces, para cada t ∈ [0, ωx )
Z t
kx − ϕt (x)k = f (ϕs (x))ds < ct < cωx ;
0
Retrato de fases
Sea f : Ω → Rn un campo de vectores de clase C k , k ≥ 1, en un abierto Ω ⊂ Rn y ϕ el su
flujo asociado. Para cada p ∈ Ω, la función ϕp : Ip → Ω, con Ip = (ω− (p), ω+ (p)), es la única
solución maximal del problema de Cauchy
ẋ = f (x)
x(0) = p
. Dado cualquier intervalo J ⊂ I decimos que el conjunto ϕp (J) es una semiórbita de O(p). Dos
casos particulares de semiórbitas a los que apelaremos con frecuencias son la semiórbita positiva
de f por el punto p y la semiórbita negativa de f por el punto p definidas, respectivamente,
como:
La propiedad de grupo que tiene φ como flujo implica, en el lenguaje de las órbitas, que
dadas cualesquiera dos órbitas o bien éstas son disjuntas o bien éstas coinciden. Como por
cada punto pasa una órbitas, tenemos una descomposición de Ω como una unión disjunta de
de órbitas: el conjunto Ω junto a esa descomposición en órbitas recibe el nombre de retrato de
fases de f .
Diremos que p ∈ Ω es un punto estacionario o de equilibrio (respectivamente un punto
regular ) de f si f (p) = 0 (respectivamente f (p) 6= 0). Notemos que si p es un punto estacionario
de f , entonces ϕp (t) = p para cada t ∈ Ip ; es decir, γp = {p}. Luego, para cada p ∈ Ω o bien
p es un punto estacionario y la órbita γp se reduce al punto p o bien γp no contiene ningún
punto de equilibrio de f . En el primero de los casos diremos que γp es una órbita degenerada;
en el segundo diremos que γp es una órbita no degenerada o regular.
Podemos clasificar las órbitas generadas por un campo de vectores en tres grandes grupos:
órbitas estacionarias (consistentes en un único punto singular del flujo), órbitas periódicas y
órbitas que son imagen inyectivas de R. Antes de enunciar formalmente este hecho, presentamos
un par de resultados auxiliares que usamos para probar esta propiedad.
Lema 2.37 Todo subgrupo aditivo no trivial de R es o bien denso o bien de la forma C = pZ
para algún p > 0.
52
m ∈ N la diferencia ym = cm − cm+1 está en C ∩ [0, +∞) y por ende debe ser ym = 0 o
ym ≥ p; ahora bien, la convergencia de (cn )n implica la convergencia de (ym )m a cero. En
otras palabras, o bien p = 0 o bien para n suficientemente grande debe ser cn = p ∈ C + .
Si p > 0, tenemos C = pZ. En efecto, si x ∈ C r pZ y k es la parte entera de x/p,
entonces x − kp serı́a un punto de C (por ser C subgrupo aditivo y x y p elementos de C) con
0 < x − kp < p contradiciendo la definición de p como ı́nfimo de C ∩ R+ .
Si p = 0, para cada ε > 0 podemos escoger, sin más que aplicar la definición de ı́nfimo,
un real positivo xε ∈ C, con 0 < xε < ε. Para cualquier x ∈ R podemos considerar entonces
k la parte entera de x/xε y se sigue que x está en el intervalo (kxε , (k + 1)xε ) que tiene a dos
puntos de C por extremos y longitud xε < ε. En otras palabras, C es denso.
b) Ix = R y ϕx es constante;
c) Ix = R y ϕx es periódica (es decir, existe τ > 0 tal que ϕx (t) = ϕx (t + τ ) para cada t ∈ R
y ϕx (t1 ) 6= ϕx (t2 ) si |t1 − t2 | < τ ).
Según el lema anterior es o bien C = pZ para algún p > 0 (y entonces ϕ es una órbita periódica
de periodo p) o bien C = R (y entonces ϕ es constante).
53
Observación 2.2 Sea x ∈ Ω y un punto no estacionario. O bien ϕx es una función inyectiva
o bien ϕx es periódica de cierto periodo p (en cuyo caso Ix = R). Llamemos J = Ix en el
primero de los casos anteriores y J = [0, p) en el segundo. En cualquiera de los casos ϕx |J es
una función inyectiva y γx = ϕx (Ix ) = ϕx (J). Si L ⊂ R es un intervalo abierto y g : L → γx
una biyección continua, entonces g −1 ◦ ϕx |Ix es una función estrictamente monótona. Cuando
g −1 ◦ ϕx |J es estrictamente creciente decimos que la parametrización g conserva la orientación
de la órbita γx .
Ejemplo. Consideremos una campo de vectores continuo f : R → R con un número finito
de puntos estacionarios a1 < a2 < · · · < ak . Si añadimos a0 = −∞ y ak+1 = ∞, el retrato
de fases de ẋ = f (x) consta de k + 1 órbitas regulares (los k + 1 intervalos (ai , ai+1 ) para
i = 0, 1, . . . , k+1) y k órbitas degeneradas (los k conjuntos unipuntuales {ai } para i = 1, . . . , k).
Ejemplo. Consideremos el sistema plano
ẋ = x
ẏ = −y.
1 0
Si llamamos A = , sabemos que la solución general viene dada por (x(t), y(t))t = etA c
0 −1
t
t 2 tA e 0
con c = (c1 , c2 ) un vector constante en R y e = . Es decir, el flujo asociado es
0 e−t
el dado por la función ϕ : R × R2 → R2 dado por ϕ(t, (a, b)) = (et a, et b). El único punto
estacionario es el origen.
Consideremos también el sistema plano
ẋ = x
ẏ = −y + x3 .
Es un ejercicio simple comprar que en este caso el flujo asociado es el dado por la función
ψ : R × R2 → R2 dado por ψ(t, (a, b)) = (aet , (b − a3 /4)et + a3 /4e3t ).
Si tomamos el homeomorfismo h : R2 → R2 dado por h(x, y) = (x, y − x3 /4) observamos
que para cada t ∈ R y cada a, b ∈ R es h(ϕ(t, (a, b))) = ψ(t, h(a, b)). Este homeomorfismo lleva
por tanto órbitas a órbitas conservando la orientación (véase la observación anterior).
54
Estas dos relaciones definidas en la colección de todos los campos de vectores sobre abiertos
de Rn definen sendas relaciones de equivalencia. Evidentemente cualesquiera dos campos que
son C r -conjugados, con r ≥ 0, son en particular C r -equivalentes.
Toda C r -equivalencia lleva puntos singulares (respectivamente trayectorias periódicas) de
un campo en puntos singulares (respectivamente trayectorias periódicas) del otro campo.
Cuando la C r -equivalencia es de hecho una C r -conjugación, las parametrizaciones de las órbi-
tas como curvas integrales se conservan y en particular el periodo de una trayectoria periódica
del primer campo coincide con el periodo de la trayectoria asociada por la conjugación en el
segundo.
55
Observación 2.5 Este resultado viene a decir que una C r conjucación no es más que un
cambio de cambio de variable entre campos de vectores. En efecto, con la notación del enun-
ciado del lema 2.40, si en la ecuación ẋ = f1 (x) hacemos el cambio de variable y = h(x)
tenemos que
ẏ = dh(x)ẋ = dh(x)f (x) = dh(h−1 (y))f1 (h−1 (y)) = f2 (y).
Con el estudio que hicimos en los capı́tulos pasados, ya contamos con una clasificación de
los sistemas lineales con coeficientes constantes en clases de equivalencia de conjugación C 1 y
topológica. Esta misma clasificación es irrealizable sin embargo en el caso de los sistemas no
lineales: éstos tienen un comportamiento muy variado en todo el espacio de fases. Se puede
llegar sin embargo a una clasificación local en el sentido de caracterizar completamente las
clases de equivalencia topológica en entornos de puntos singulares aislados y las clases de equi-
valencia por conjugación de entornos de puntos regulares. Abordaremos aquı́ la clasificación
en entornos de puntos regulares; por su parte, la clasificación en entornos de puntos singulares
aislados es sin embargo mucho más compleja y queda fuera de las posibilidades y pretensiones
de este curso (el lector interesado puede consultar [1, Section 1.9]).
En el entorno de un punto regular hay una única clase de conjugación. El objetivo principal
de lo que resta de sección es precisar esta afirmación enunciando y demostrando el teorema de
enderezamiento de órbitas o de flujo tubular.
Necesitamos antes introducir la noción de transversalidad. Sean f : Ω → Rn un campo
de vectores de clase C r , 1 ≤ r ≤ ω, en un abierto Ω ⊂ Rn y A un abierto en Rn−1 . Una
aplicación s : A → Ω de clase C s , s ≥ 0, se dice que es una sección transversal local de
f (de clase C s ) si para todo a ∈ A, dsa (Rn−1 ) y f (s(a)) generan todo el espacio Rn (i. e.
dsa (Rn−1 ) ⊕ hf (s(a))i = Rn ). Si, en estas condiciones, s es además un embebimiento decimos
que su imagen Σ = s(A), equipada con la topologı́a inducida, es una sección transversal de f .
Por cualquier punto regular pasa una transversal local. Formalizamos esto en el siguiente
lema.
Lema 2.41 Sean f : Ω → Rn un campo de vectores de clase C r , 1 ≤ r ≤ ∞, en un abier-
to Ω ⊂ Rn y p ∈ Ω un punto regular (i. e. f (p) 6= 0). Sean v1 , . . . , vn−1 ∈ Rn tales que
{v1 , . . . , vn−1 , f (p)} forma una base de Rn y B(0, δ) la bola euclidea de Rn−1 con centro el
origen y radio δ > 0. Entonces,Ppara δ suficientemente pequeño, la función s : B(0, δ) → Ω
n−1
dada por s(x1 , . . . , xn−1 ) = p + i=1 xi vi está bien definida y es una sección transversal local
de f y además es de hecho un embebimiento (Σ = s(B(0, δ)) es una sección transversal).
Demostración. Vista como función de Rn−1 en Rn , s es claramente una función C ω (es
una función afı́n) cuya matriz jacobiana en cada a ∈ Rn−1 es justamente la matriz real de
orden n × n − 1 que tiene a las componentes del vector vi como las entradas de su i-ésima
columna. Nótese por tanto que dsa (Rn−1 ) = hv1 , . . . , vn−1 i donde por la última expresión
entendemos el subespacio de Rn generado por los vectores v1 , . . . , vn−1 .
Según las hipótesis hv1 , . . . , vn−1 i ⊕ hf (p)i = Rn . Como s(0) = p, la continuidad de
la función determinante nos permite escoger un δ > 0 suficientemente pequeño tal que
hv1 , . . . , vn−1 i⊕hf (s(a))i = Rn para cada a ∈ B(0, δ). Sin perdida de generalidad, tomando un
δ más pequeño de ser necesario, suponemos también que s(B(0, δ)) ⊂ Ω. Queda ası́ garantizado
que s, como en el enunciado, es una sección transversal local para f en p.
Además s es claramente un embebimiento con lo que, por definición, su imagen Σ =
s(B(0, δ)) es una sección transversal.
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Teorema 2.42 (Flujo tubular) Sean Ω ⊂ Rn un abierto, f : Ω → Rn un campo de vectores
de clase C r , 1 ≤ r ≤ ω, y p un punto regular de f . Sean A un abierto en Rn−1 conteniendo
al origen y s : A → Ω una embebimiento que es sección transversal local de f de clase C r con
s(0) = p ∈ Σ = s(A). Entonces existen un entono abierto V de p en Ω y un difeomorfismo
h : V → (−ε, ε) × B de clase C r , donde ε > 0 y B es una bola abierta en Rn−1 centrada en el
origen tal que:
a) h(Σ ∩ V ) = {0} × B;
∂F ∂
(0, 0) = ϕ(t, s(0)) = f (ϕ(0, s(0))) = f (p);
∂t ∂t t=0
y para cada j = 1, . . . , n − 1
∂F ∂ ∂
(0, 0) = F (0, s(u)) = ϕ(0, s(u))
∂uj ∂uj u=0 ∂uj u=0
∂ ∂
= s(u) = s(0).
∂uj u=0 ∂u j
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h(V ∩ (Vp ∩ Σ)) = ((−ε, ε) × B) ∩ h(Σ ∩ Vp ) ⊂ ((−ε, ε) × B) ∩ ({0} × A) = {0} × B. Por otro
lado, para cada b ∈ B si tiene que F (0, b) = ϕ(0, s(b)) = s(b) ∈ Σ luego {0} × B ⊂ h(Σ ∩ V ).
Queda establecida la igualdad h(Σ ∩ V ) = {0} × B.
Por último, del lema 2.40 se sigue inmediatamente que h−1 da una conjugación del campo
Y con el campo f |V ; o lo que es lo mismo, que h conjuga a f |V con Y . En efecto, para cualquier
(t, u) ∈ (−ε, ε) × B se tiene que
∂
dh−1 (t,u) (g(t, u)) = dF(t,u) (1, 0, . . . , 0) = F (t, u)
∂t
= f (ϕ(t, s(u))) = f (F (t, u)) = f (h−1 (t, u)).
Observación 2.8 Para cualquier ε > 0 y cualquier bola abierta B ⊂ Rn−1 de centro el ori-
gen y radio δ > 0, el campo de vectores g̃ : (−ε, ε) × B → Rn dado por g̃(x, y1 , . . . , yn−1 ) =
(1, 0, . . . , 0) es trivialmente C r -conjugado, para cualquier 0 ≤ r ≤ ω, con el campo de vec-
tores g : Cε → Rn dado por g(x, y1 , . . . , yn−1 ) = (1, 0, . . . , 0) y definido en el abierto Cε =
(−ε, ε) × B(0, 1) con B(0, 1) siendo la bola unidad abierta de Rn−1 ; en efecto, basta tomar
como conjugación el C r difeomorfismo H : (−ε, ε) × B → Cε dado por H(t, y1 , . . . , yn−1 ) =
(t, y1 /δ, . . . , yn−1 /δ).
Como la composición de conjugaciones es ella misma una conjugación, dado un punto
regular p del campo f y una sección transversal Σ como en el enunciado del teorema anterior,
siempre podemos suponer que el entorno V es tal que existe un difeomorfismo de clase C r ,
h : V → Cε , que conjuga el campo f |V con el campo g y tal que λ : B(0, 1) → V dado por
λ(y) = h−1 (0, y) es una sección transversal local con λ(0) = p y h({0} × B(0, 1)) = Σ ∩ V .
Más aún, en este escenario es claro que para cada τ ∈ (−ε, ε), si llamamos λτ (y) = h−1 (τ, y)
entonces λτ (B(0, 1)) es una sección transversal con λτ (0) = ϕp (τ ); además, ϕτ (λ(B(0, 1))) =
λτ (B(0, 1)).
En este contexto, decimos que el par (V, h) es una caja de flujo de f (asociada al punto p
y a la sección transversal Σ).
Sea (V, h) es una caja de flujo para f , U ⊂ Rn−1 un abierto y r : U → B(0, 1) una
sección transversal local al campo g en Cε y llamemos Σ′ = r(U ). Si denotamos por ψ al flujo
asociado a g en Cε (i. e. ψ(t, s, y1 , . . . , yn−1 ) = (t + s, y1 , . . . , yn−1 ) para cualquier s ∈ (−ε, ε),
(y1 , . . . , yn−1 ) ∈ B(0, 1) y t ∈ (−ε − s, ε − s)), entonces es evidente que para cada t ∈ (−ε, ε)
es Σ′t = ψt (Σ′ ) (respectivamente Σ′′t = h−1 (Σ′t )) una sección transversal de g (respectivamente
de f |V ).
a) τ (V ∩ Σ) = {0};
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b) Para cada q ∈ V la curva integral ϕq (t) de f |V está definida y es biyectiva sobre Jq =
(−ε + τ (q), ε + τ (q));
c) Para cada q ∈ V se tiene que ξ(q) = ϕ(τ (q), q) = ϕq (τ (q)) es el único punto donde
{ϕq (t) : t ∈ Iq } corta a Σ. En particular, q ∈ Σ ∩ V si y sólo si τ (q) = 0;
Observación 2.9 Se deja como ejercicio comprobar los detalles de la prueba anterior; en
concreto, es interesante aclarar el significado de la sobreyectividad a la que se apela en el
último de los apartados.
HINT: Puede ser una buena idea intentar probar primero esas propiedades para el flujo
rectificado asociado a esa caja de flujo (V, h).
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Bibliografı́a
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