CCS Modulo 1 - 2024

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Conocimiento y Ciencias de la Salud - UNAJ

Módulo 1 – 2024
Clases 1 a 3

Recomendaciones generales

Identificá las palabras que no conozcas y averiguá su significado


Subrayá la o las ideas principales del texto
Realizá anotaciones marginales que te sirvan de guía de lectura

Clase 1: El conocimiento como práctica social. Aproximaciones a


las distintas formas de conocer
En esta clase problematizaremos al conocimiento situándolo como una práctica humana y social.
Reconoceremos que hay diferentes tipos de conocimientos y caracterizaremos al conocimiento
natural como indispensable para la vida.

Los objetivos de la clase son:


• Comprender que el conocimiento es una práctica social;
• Comprender el carácter problemático del conocimiento;
• Entender el conocimiento como un resultado de un proceso;
• Reconocer las diferentes aproximaciones a los objetos de interés;
• Incorporar la noción de distintos tipos de conocimiento;
• Caracterizar el conocimiento natural.

Guía de lectura
- ¿Por qué sostiene el texto que el conocimiento es una práctica social?
- ¿Cuál es la idea habitual, presente en nuestro sentido común, sobre el
conocimiento?
- ¿Por qué se considera que existe un problema alrededor de lo es el conocer?
- ¿Qué quiere decir el texto cuando afirma que “el conocimiento humano supone así
una enorme carga de desconocimiento que pesa en cada acto de conocer”?
- ¿Qué significa que el conocimiento es un proceso?
- ¿Cómo se definen al sujeto y al objeto de conocimiento? ¿Qué vínculo se establece entre
ellos?
- ¿Por qué dice que los seres humanos tenemos muchas maneras distintas de
aproximarnos a nuestros objetos de interés?
- ¿Qué sostiene el texto en relación al status del conocimiento científico?
- ¿Qué es el conocimiento natural? ¿Cómo se adquiere y cuáles son sus características?
- ¿Cuál es la relación entre el conocimiento natural y el conocimiento científico?

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Lectura obligatoria clase 1
El conocimiento como práctica social. Aproximaciones a las distintas formas de conocer

Introducción

Queremos empezar a pensar qué cosa es el conocimiento o los conocimientos en general y el


conocimiento científico en particular, haciendo una primera definición: todo conocimiento es una
práctica social, o mejor dicho los conocimientos son emergentes de un conjunto de prácticas
sociales.

¿Por qué decimos ésto? Porque a menudo se concibe a los distintos conocimientos como si fuesen
el producto de una acción individual de un sujeto pasivo que refleja en su mente como en un espejo
el mundo exterior, sin otra mediación más que la mera acción de observar lo que nos rodea. Esta
idea supone que los seres humanos somos fundamentalmente personas aisladas y que, además,
podemos reflejar el "afuera” de modo más o menos adecuado.

Quizás ésta sea la manera cotidiana en que pensamos acerca de nosotres mismos, así como
solemos estar convencides de que cada persona puede elegir de modo absolutamente libre qué ver,
qué leer, qué pensar o qué escuchar.

Es cierto que en nuestra vida cotidiana, en el trabajo, en los estudios o en la constante interacción
social, adquirimos y utilizamos una inmensa cantidad de conocimientos, tan variados como el
universo mismo: sabemos de qué color es el perro de nuestro vecino y reconocemos el semblante
de la persona que amamos, aprendemos cuántos electrones orbitan en un átomo de helio o la fecha
en que fue fundada nuestra ciudad. El conocimiento se nos presenta como algo casi natural, que
vamos alcanzando con mayor o menor esfuerzo a lo largo de nuestra vida, que habitualmente
aceptamos sin discusión, especialmente cuando lo adquirimos en la escuela o a través de medios
escritos de comunicación.

En algunas ocasiones percibimos que las cosas no son tan simples, que hay afirmaciones discutibles
o sencillamente falsas. Encontramos que, en una conversación cualquiera o en una polémica
determinada, hay aseveraciones que tienen diverso valor, que son más o menos confiables que otras
y que dicho valor depende -en buena medida- del modo en que se ha llegado hasta ellas. Esto puede
ocurrir, por ejemplo, cuando descubrimos que una persona relata hechos que no ha tenido ocasión
de comprobar o cuando comprendemos que se han sacado inadvertidamente conclusiones erradas,
ya sea por haberse confundido los términos de un problema o por basarse en datos incompletos,
aproximados o directamente equivocados.

Si reflexionamos sobre estos casos, encontraremos que es posible hacerse una pregunta, una
pregunta tal que cambia por completo nuestra actitud ante los conocimientos que tenemos: ¿cómo
sabemos esto o aquello?; ¿en qué nos basamos para afirmar o para aceptar la afirmación de otros?;
¿cómo sostener que algo es verdad, si no hemos podido comprobarlo directa y personalmente? Y
más todavía, aún cuando nuestros sentidos parezcan indicarnos claramente una respuesta,
¿podremos estar seguros de lo que vemos, oímos y sentimos? Por que el Sol parece girar alrededor
de nuestro planeta, y sabemos que eso no es cierto; la materia presenta un exterior inerte, y sin
embargo está cargada de una tremenda energía, y así podríamos seguir, casi hasta el infinito.

Al llegar a este punto podemos entonces vislumbrar que existe un problema alrededor de lo que es
el conocer, el saber algo acerca de los objetos que nos rodean o de nosotros mismos. Y este
problema radica fundamentalmente en que los seres humanos utilizan, para desarrollar su vida y

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realizar sus actividades, un conjunto amplio de conocimientos pero, por otra parte, la verdad no se
muestra directa y llanamente a nuestra percepción, debe ser buscada, encontrada por medio de un
trabajo indagatorio sobre los mismos objetos que intentamos conocer.

Surge entonces una cuestión que es preciso resaltar: no debemos confundir una afirmación respecto
a un hecho o a un objeto, con el proceso mediante el cual se ha obtenido el conocimiento cuyo
resultado es dicha afirmación. En otras palabras, aquello que dice un/a profesor/a o que dice un libro
o un periódico - digamos, por ejemplo, que la economía de un país crece a un ritmo del 4% anual-
es una afirmación que, cierta o falsa, nosotres podemos recordar y utilizar; es, por tanto, un
conocimiento, que recibimos si se quiere de un modo pasivo, y que incorporamos y relacionamos
con otros que poseemos de antemano. Pero resulta evidente que alguien, una o más personas son
los responsables de esa afirmación; alguien, de algún modo, en algún momento, ha estudiado la
economía a la que nos referimos y ha determinado por algún medio que su crecimiento anual es del
4% y no del 3% o del 5%. ¿Cómo lo ha hecho?, ¿de qué recursos se ha valido para saberlo? Éste
es el punto que nos interesa destacar. Cuando comenzamos a preocuparnos acerca del modo en
que se ha adquirido un conocimiento, o cuando intentamos encontrar un conocimiento nuevo, se nos
presentan cuestiones de variada índole, muchas de las cuales integran el campo de estudio de la
metodología.

El conocimiento como proceso y como emergente de la práctica social

Pero, si decimos que el proceso de elaboración de conocimientos importa, ¿cómo es ese proceso?
¿Puede una persona por sí misma construir conocimientos sobre el mundo? Siempre detrás de la
construcción o elaboración de los conocimientos se reconoce un proceso social y colectivo, como
decíamos en el inicio de la clase. La producción de conocimientos no es una actividad individual, por
más tentadora que resulte la fábula del náufrago perdido en una isla desarrollando actividades para
sobrevivir. Aún en ese contexto, el náufrago pone en juego una serie de conocimientos adquiridos
en el marco de su experiencia de vida, hace uso de nociones y prácticas culturales incorporadas a
lo largo de su vida social. Es por eso que decimos que no parece cierto que los seres humanos
seamos ante todo individuos aislados, átomos que más tarde se unen para constituir eso que
solemos llamar "sociedad”. Antes bien, lo fundante es la relación social y sólo en ella el sujeto
individual se constituye como tal.

Las personas llegamos al mundo en una sociedad y comunidad que está inserta en una compleja
red de relaciones con otros familiares y no familiares. Ese entramado relacional supone una historia
y unos códigos culturales, que contemporáneamente suelen ser caracterizados como "orden
simbólico”. El orden simbólico implica normas, modos de hacer y no hacer, códigos, costumbres,
mitos, creencias, tipos de instituciones, entre otros aspectos de la cultura humana. La cultura
además, se transforma históricamente y es variada y diversa aún en un mismo momento histórico.
Así, un hombre del Amazonas, una mujer musulmana o una joven habitante de Buenos Aires tienen,
en un mismo tiempo cronológico, visiones y códigos diversos. Todas esas concepciones son
producto de historias diferentes; cada una de ellas solo puede ser entendida en el interior de su
cultura y ninguna puede ser juzgada con los parámetros de otra. Esto discute con la idea que
sostienen algunas personas que creen que hay países "civilizados” o "pueblos adelantados” y otros
que serían "retrasados” o "bárbaros”. La única barbarie consiste en imponer al otro nuestras propias
normas culturales.

Decimos esto para tratar de introducir la idea sencillamente expresada por Joan Manuel Serrat en
una hermosa canción, en la cual se reconoce que venimos al mundo con una carga de lenguaje,
dioses y creencias que no hemos elegido, sino que directamente nos encontramos con ella. En otras
palabras; que somos a partir del conjunto de relaciones en las que estamos insertos. Somos a partir
de identificarnos con nuestros semejantes y nos convertimos en seres humanos cuando, introducidos
en nuestra cultura, incorporamos sus códigos.

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Ahora bien, ¿qué se quiere decir cuando se afirma que los seres humanos emergemos de relaciones
sociales? ¿Qué significa "relación social”? Se trata de relaciones entre seres humanos y relaciones
de los seres humanos con las cosas. Una relación social es siempre una articulación entre seres
humanos, pero las personas para vivir requerimos satisfacer una serie de necesidades. Para
satisfacer estas necesidades necesitamos de las cosas, de la naturaleza y del trabajo que las
transforma y permite, a través de su actividad colectiva, construir bienes y todo aquello que sirve a
las necesidades generales a lo largo de la historia.

Las personas parecen haber estado siempre preocupadas por entender y desentrañar el mundo que
las rodea, por penetrar en sus conexiones y en sus leyes, por atisbar hacia el futuro, descubriendo
las relaciones y el posible sentido de las cosas que existen a su alrededor. No podemos aquí discutir
por qué ocurre esto, ni resumir tampoco las varias teorizaciones que existen al respecto. Puede
resultar útil, sin embargo, intentar una breve digresión.

Desde que la especie humana empezó a crear cultura, es decir, a modificar y remodelar el ambiente
que la rodeaba para sobrevivir y desarrollarse, fue necesario también que comprendiera la naturaleza
y las mutaciones de los objetos que constituían su entorno. Tareas que a nuestros ojos resultan tan
simples como edificar una vivienda precaria, domesticar animales o trabajar la tierra, sólo pudieron
ser emprendidas a la luz de infinitas y cuidadosas observaciones de todo tipo; el ciclo de los días y
las noches, el de las estaciones del año, la reproducción de animales y vegetales, el estudio del clima
y de las tierras y el conocimiento elemental de la geografía fueron indudablemente, preocupaciones
vitales para nuestros remotos antecesores, por cuanto de esta sabiduría dependía su misma
supervivencia.

El conocer, entonces, surgió indisolublemente ligado a la práctica vital y al trabajo de las personas,
como un instrumento insustituible en su relación con un medio ambiente que procuraban poner a su
servicio. Pero, según las más antiguas narraciones que poseemos, el pensamiento de esas lejanas
épocas no se circunscribió exclusivamente al conocimiento instrumental, aplicable directamente al
mejoramiento de las condiciones materiales. Junto con éste apareció simultáneamente la inquietud
por comprender el sentido general del cosmos y de la vida. La toma de conciencia del ser humano
frente a su propia muerte originó una peculiar angustia frente al propio destino, ante lo desconocido,
lo que no se puede abarcar y entender. De allí surgieron los primeros intentos de elaborar
explicaciones globales de toda la naturaleza y con ello el fundamento, primero de la magia, de las
explicaciones religiosas más tarde, y de los sistemas filosóficos en un período posterior.

Si nos detenemos a estudiar algunos de los libros sagrados de la antigüedad, y hasta los mitos de
los pueblos ágrafos o las obras de los primeros filósofos, veremos, en todos los casos, que en ellos
aparecen sintéticamente, pero sin un orden riguroso, tanto razonamientos lúcidos y profundos como
observaciones prácticas y empíricas, sentimientos y anhelos junto con intuiciones, a veces geniales
y otras veces profundamente desacertadas. Todas estas construcciones del intelecto -donde se
vuelcan la pasión y el sentimiento de quienes las construyeron- pueden verse como parte de un
amplio proceso de adquisición de conocimientos que muestra lo dificultoso que resulta la
aproximación a la verdad: en la historia del pensamiento nunca ha sucedido que alguien haya de
pronto alcanzado la verdad pura y completa sin antes pasar por el error; muy por el contrario, el
análisis de muchos casos nos daría la prueba de que siempre, de algún modo, se obtienen primero
conocimientos falaces, ilusiones e impresiones engañosas, antes de poder ejercer sobre ellos la
crítica que luego permite elaborar conocimientos más satisfactorios.

Tenemos hasta aquí que somos seres en relación con otros seres, y que esa relación está medida
por nuestro trato con las cosas; que esas relaciones tienen una historia y una complejidad de la cual
no podemos tener jamás un conocimiento acabado y que, sin embargo, pesa en nosotres. Somos
entonces seres sociales que incorporamos nuestra cultura en prácticas que no son necesariamente
armoniosas sino que suponen relaciones de poder, pero de las cuales y de cuya historia jamás
tenemos plena conciencia. El conocimiento humano supone así una enorme carga de
desconocimiento que pesa en cada acto de conocer.

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Lo anterior implica decir que el conocimiento llega a nosotres como un proceso, no como un acto
único donde se pasa de una vez de la ignorancia a la verdad; y es un proceso no sólo desde el punto
de vista histórico que hemos mencionado aquí, sino también en lo que respecta a cada caso
particular, a cada descubrimiento, teoría o hipótesis que se elabora.

Sujeto y objeto de conocimiento: la relación cognoscitiva

Todo proceso de conocimiento puede concebirse como una relación, de singular complejidad, entre
dos elementos: sujeto y objeto. Para comenzar diremos que entendemos por sujeto a la persona
(o grupo de personas) que adquiere o elabora el conocimiento. El conocimiento es siempre
conocimiento para alguien, pensado por alguien, en la conciencia de alguien. Por eso no podemos
imaginar un conocimiento sin sujeto, sin que sea percibido por una determinada conciencia. Pero, de
la misma manera, podemos decir que el conocimiento es siempre conocimiento de algo, de alguna
cosa, ya se trate de un ente abstracto-ideal (como un número o una proposición lógica), de un
fenómeno material (caída de una manzana, fractura de un hueso) o aún de la misma conciencia. En
todos los casos, a aquello que es conocido se lo denomina objeto de conocimiento.

La relación que se articula entre ambos términos es dinámica y variable: lo primero, porque no se
establece de una vez y para siempre, sino a través de sucesivas aproximaciones; lo segundo, porque
resulta diferente según la actitud del sujeto que pretende conocer y el objeto de interés.

¿Un conocimiento o muchos tipos de conocimiento?

Si reconocemos que el conocimiento es un emergente de prácticas sociales, tiene una carga histórica
y es el resultado de un proceso, podemos inferir que mucho de lo que hoy damos como conocimiento
"verdadero” o "indubitable” no lo haya sido siempre. Además, nos permite pensar que, en función a
como se establezca la relación entre los sujetos y el objeto y las formas de acercamiento, hay
distintas maneras de conocer que dan como resultado, distintos tipos de conocimientos pues existe
una diferencia entre el pensamiento racional y las emociones, las intuiciones y otros elementos no
racionales del discurso. Los sistemas religiosos y filosóficos, el pensamiento mágico, el conocimiento
científico y otras creaciones culturales de las personas son entonces formas de conocer, de
acercarnos, de comprender, de hablar sobre el mundo que nos rodea.

¿Qué significa decir esto? Centralmente que los seres humanos somos seres complejos, dotados de
una capacidad de raciocinio pero también de una poderosa afectividad, y por lo tanto tenemos
muchas maneras distintas de aproximarnos a los objetos que nos interesan. Ante una cadena
montañosa, por ejemplo, podemos dejarnos llevar por nuestros sentimientos y maravillarnos frente a
la majestuosidad del paisaje, o bien podemos tratar de estudiar su composición mineral y sus
relaciones con las zonas vecinas; o hasta incluso abrazarnos a una emoción definida que nos haga
ver en lo que tenemos ante nosotres la obra de Dios o de un destino especial, o también podemos
detenernos a evaluar sus posibilidades de aprovechamiento material, contemplándose como un
recurso para nuestros fines. El producto de cualquiera de estas actitudes será, en todos los casos,
algún tipo de conocimiento. Porque un buen poema puede decirnos tanto acerca del amor o de la
soledad como un completo estudio psicológico, y una novela puede mostrarnos aspectos de una
cultura, un pueblo o un momento histórico tan bien como el mejor estudio sociológico. No se trata de
desvalorizar el pensamiento científico, ni de poner a competir entre sí diversos modos de
conocimiento. Precisamente lo que queremos destacar es lo contrario: que hay diversas
aproximaciones igualmente legítimas hacia un mismo objeto, y que lo que dice el poema no es toda
la verdad, pero es algo que no puede decir la psicología porque se trata de una percepción de
naturaleza diferente, que se refiere a lo que podemos conocer por el sentimiento o la emoción, no
por medio de la razón.

Con esto buscamos demostrar que el conocimiento científico, del que nos vamos a ocupar en detalle
en nuestras próximas clases, es una forma posible de conocer entre otras formas posibles. Es un
tipo de conocimiento que atiende a una aproximación racional hacia el objeto de interés, que debería
fundamentar sus afirmaciones y que debería evitar sustancializar los procesos para producir un
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conocimiento fiable, pero no por eso el único o el único capaz de proporcionar respuestas para
nuestros interrogantes. Es importante, a nuestro juicio, distinguir nítidamente entre estas diversas
aproximaciones para procurar que ningún tipo de conocimiento pueda considerarse como el único
legítimo y para evitar que un vano afán de totalidad haga de la ciencia una oscura mezcla de deseos
y de afirmaciones racionales. Porque, cuando el campo del razonamiento es invadido por la pasión
o la emoción, éste se debilita, lo mismo que le sucede a la intuición religiosa o estética cuando
pretende asumir un valor de saber racional que no pueden, por su misma definición, llegar a poseer.

El conocimiento natural como emergente de la práctica social y base de otras formas de


conocer

Nos detendremos un momento en caracterizar un tipo de conocimiento en particular: el conocimiento


habitualmente llamado natural, no porque su base sea biológica, sino porque lo tenemos
“naturalizado”, lo hemos adquirido de forma espontánea e informal, y del mismo modo lo usamos y
nos resulta útil y funcional para el desenvolvimiento cotidiano. Este conocimiento es imprescindible
para la supervivencia humana y se constituye sobre prácticas muy básicas que pasan a formar el
“sentido común”. En gran medida se basa y está marcado en la experiencia personal, por tanto es
único y variable; y el lenguaje habitual (no formalizado) es su vía de expresión y de transmisión. En
el ámbito físico, por ejemplo, permite organizar el espacio, con sus relaciones de equilibrio, formas,
pesos y volúmenes. Aprendemos a calcular distancias, movimientos, velocidades y a conocer
nuestro cuerpo y nuestro entorno. En el ámbito social, sabemos interpretar a nuestros semejantes,
compartimos actividades con otras personas en múltiples situaciones, como en lo familiar y lo laboral
y nos constituimos en seres humanos en esa compleja trama de afectos e informaciones que nos
dan identidad y pertenencia. Sabemos distribuir nuestras actividades en el tiempo y lograr una
relativa eficacia en los objetivos de la vida cotidiana personal y social.

Ese entramado de conocimientos espontáneos constituye la base de todo otro tipo de


conocimiento, son nuestras experiencias básicas a partir de las cuáles adquirimos habilidades,
pensamos, inferimos, comparamos, formulamos preguntas, establecemos regularidades,
hipotetizamos y valoramos. Al mismo tiempo el conocimiento natural se nutre y se enriquece de los
otros conocimientos. Se trata de una dimensión muy rica de la experiencia humana que se adquiere
informalmente y está modelada por nuestras disposiciones biológicas y por el orden social y cultural.
El conocimiento natural o de sentido común permite una enorme economía de pensamiento y
esfuerzo, pero es también sustento de prejuicios e ideologías, generando estereotipos y expectativas
difíciles de abandonar cuando la realidad demanda una revisión crítica de nuestras creencias y la
búsqueda de conocimientos mejor fundados. Hay una serie de distorsiones sistemáticas en nuestras
creencias ordinarias tales como relacionar causalmente dos fenómenos por el mero hecho de que
se suceden en el tiempo, confundir el lenguaje con la realidad, y cometer la falacia naturalista que
no discrimina lo que es de lo que debe ser. En este sentido el conocimiento natural es rígido.

Hasta aquí marcamos que hay diferentes aproximaciones a los objetos de interés y, por tanto,
distintos tipos de conocimiento. Resta explorar el tipo de relación que puede establecerse entre ellos.
En cuanto a la integración del conocimiento científico con el natural, hay distintos modos de
concebirla: algunos sostienen la completa continuidad entre una y otra forma de conocer, otros en
cambio marcan radicales diferencias. Una tercera mirada permite reconocer coincidencias y
continuidades entre ellos. En un famoso texto de Eddington en defensa de la radical diferencia entre
conocimiento natural y científico se hace referencia a dos mesas, una es la mesa sólida y dura de
nuestro conocimiento natural, la otra es un enjambre formado por cargas eléctricas en movimiento y
amplios espacios vacíos. ¿Cuál de las dos mesas es la real?, se pregunta Eddington y sostiene que
sin dudas es la mesa científica. Pero Hempel responde a esta dicotomía diciendo que la mesa
científica pretende en última instancia dar cuenta de la mesa de nuestra experiencia natural. No hay
en definitiva dos mesas, sino un intento de explicar a través de un modelo científico la mesa de
nuestra experiencia natural.

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En síntesis, en este texto hemos analizado la noción de “conocimiento” para recuperar algunas de
sus dimensiones centrales. Pudimos establecer al conocimiento como producción humana y
emergente de las relaciones sociales; remarcamos el carácter indispensable del conocimiento para
la vida; establecimos la dimensión procesual y dinámica de la producción de conocimientos y
reconocimos la existencia de diferentes aproximaciones a los objetos de interés. En el próximo texto
nos detendremos en el contexto de surgimiento de la ciencia moderna y exploraremos las
características particulares del conocimiento científico.

Bibliografía

Gianella, Alicia (1995). Introducción a la epistemología y a la metodología de la ciencia. La Plata,


Editorial de la U.N.L.P.

Murillo, Susana (2012). “Introducción: El conocimiento científico como práctica social”. En Prácticas
científicas y procesos sociales. Buenos Aires: Biblos.

Sabino, Carlos (1996). “Capítulo 1: El conocimiento científico”. En El proceso de investigación.


Buenos Aires: Editorial Lumen/ Humanitas.

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Conocimiento y Ciencias de la Salud - UNAJ
Módulo 1 - 2023
Clase 2: Un tipo muy particular de conocimiento: el surgimiento de
la ciencia moderna y las características del conocimiento científico
En esta clase vamos a trabajar el contexto de surgimiento de la ciencia moderna y las características
particulares del conocimiento científico que lo hacen diferente a otros tipos de conocimiento.

Los objetivos de la clase son:


• Identificar el conocimiento científico como un tipo particular de conocimiento;
• Comprender el carácter histórico de las producciones científicas;
• Entender las características principales de los conocimientos en la antigüedad, la edad
media y la modernidad;
• Comprender el proceso de secularización;
• Comprender el contexto de surgimiento de las ciencias modernas;
• Establecer la pretensión de objetividad como característica de la ciencia;
• Identificar la racionalidad, sistematicidad, generalidad, falibilidad como características del
conocimiento científico

Guía de lectura
- ¿Por qué el texto afirma que “no es posible identificar en la historia el inicio de la ciencia”? ¿Qué
sostiene al respecto?
- ¿Cuál era el lugar de la magia en el pensamiento de la antigüedad?
- ¿Qué rol cumplió la observación en la construcción de conocimientos en la antigüedad?
- ¿Por qué se conceptualizó durante mucho tiempo a la edad media como una “edad
oscura”?
- ¿Qué características principales menciona el texto sobre la sociedad feudal propia de la edad
media?
- ¿Qué rol cumplió la religión y la Iglesia durante la edad media?
- ¿Cuándo se identifica el inicio de la modernidad?
- ¿A qué se refiere el texto cuando explica el abandono de la perspectiva teocéntrica propia de la
edad media y el surgimiento de la perspectiva antropocéntrica de la modernidad? ¿cómo se
vincula con el proceso de secularización?
- ¿Cómo impactaron los cambios sociales y económicos en la producción de conocimientos
científicos en la modernidad?
- ¿Por qué el texto señala que el desarrollo de las ciencias modernas estuvo asociado a la
necesidad de dominar el mundo natural y de expandir el capitalismo?
- ¿Qué implica sostener que la ciencia es una actividad humana?
- ¿Por qué decimos que la ciencia no puede ser individual?
- ¿Por qué es importante la precisión en las definiciones para la ciencia?
- ¿Qué significa que la ciencia es “crítica” y cómo esta característica permite diferenciarla de
otros tipos de conocimiento?
- ¿Qué es la objetividad? ¿y la subjetividad?
- Identifique el “problema de la objetividad”
- ¿Qué significa que el conocimiento científico sea objetivo?
- ¿por qué la racionalidad permite diferenciar a la ciencia de otros tipos de conocimiento?
- ¿A que se refiere con sistematicidad y generalidad como características de la ciencia?
- ¿Qué relación se establece entre la falibilidad (como característica de la ciencia) y la noción de
verdad absoluta?

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- ¿De qué forma se conjugan conceptos, teorías, datos e hipótesis en la producción de
conocimiento? ¿Qué significa sostener que la ciencia es “metódica”? ¿Hay una sola forma de
producir conocimiento científico?

Lectura obligatoria clase 2


Un tipo muy particular de conocimiento: el surgimiento de la ciencia moderna y las
características del conocimiento científico

Introducción

Tal como hemos visto, según la forma en que se establece la aproximación a los objetos de interés
por parte del sujeto (recordemos que con este término no solo nos referimos a una persona) podemos
distinguir la configuración de distintos tipos de conocimientos. Es así que identificamos al
conocimiento natural y podemos diferenciarlo, por ejemplo, de un conocimiento de tipo religioso (en
el que prima el dogma y la fé como base de su saber), de un conocimiento artístico (marcado por la
subjetividad y la emoción) y de un tipo muy particular de saber: el conocimiento científico (marcado
por una aproximación racional a los objetos de conocimiento).

Tomamos como punto de partida que el conocer es vital para los seres humanos y ha estado presente
en toda la historia de la humanidad. Sin embargo debemos traer a consideración que las formas
sociales en que se organiza conocimiento y su predominio en una época deben ser analizadas y no
dadas por supuestas o naturalizadas. En este sentido, en las próximas páginas les proponemos
historizar el surgimiento de la “ciencia moderna” y explorar las principales características del
conocimiento científico.

El conocimiento en la historia: el contexto de surgimiento de la ciencia moderna

Lo primero que debemos señalar es que muy a pesar de algunos deseos, no es posible identificar
en la historia el inicio de la ciencia. Básicamente porque la ciencia no tiene un principio definido, y
los historiadores -como el Conejo Blanco del cuento de Alicia en el País de las Maravillas-, deben
elegir su propio punto inicial. No siempre hay consensos en ello, centralmente porque ninguno parece
ser el ideal.

Una de las posibilidades es decidirse por 1687, cuando Newton publicó su gran obra sobre mecánica
y gravedad. Pero eso significaría dejar fuera a nombres tan célebres como Galileo Galilei, William
Harvey y Johannes Kepler. La opción de fecha más habitual es 1543, cuando Nicolás Copérnico
sugirió que el Sol, y no la Tierra, ocupa el centro de nuestro sistema planetario. Sin embargo, se
pueden plantear diversas objeciones a esta opción, en particular que excluye a los griegos, cuyas
ideas ejercieron una extraordinaria influencia hasta bien entrado el siglo xv. Entonces, empezar por
Grecia sería otra posibilidad. Se dice que Tales de Mileto, que vivió en la costa de Turquía hace
unos dos mil quinientos años, fue el primer verdadero científico. Fue un experto-geómetra y fue capaz
de predecir satisfactoriamente un eclipse; pero, si lo elegimos, dejaríamos fuera a todos sus
importantes predecesores, como los egipcios y los babilonios. Los babilonios transmitieron a sus
sucesores un legado indeleble para la cultura científica moderna. Desarrollaron técnicas matemáticas
complejas, elaboraron registros de las estrellas y efectuaron predicciones. Gracias a los babilonios,
las semanas tienen siete días -que se corresponde con el intervalo entre las fases de la luna-, los
minutos tienen sesenta segundos y las horas, sesenta minutos. Puede que este antiguo-método de
registrar el paso del tiempo no sea el más adecuado, pero está firmemente consolidado: durante la
Revolución Francesa se introdujo un sistema más racional de días de diez horas y semanas de diez
días, pero pronto cayó en desuso.

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Como vemos, la historia está plagada de producciones científicas en cada época. El problema
que a veces enfrentamos es que socialmente se identifica a la ciencia con el modelo de ciencias
modernas, desconociendo producciones previas que a lo largo de la historia se realizaron. Y que si
bien no respondían a los parámetros de las ciencias modernas, no dejaban de ser producciones
científicas en sus diversas épocas. Sin embargo, a muchos científicos les cuesta aceptar que sus
propios conocimientos hunden sus raíces en creencias que califican de magia. Para aquellos cuya
fe es el progreso, las supercherías mágicas han quedado eliminadas por el razonamiento científico;
la magia y la ciencia se encuentran claramente en polos opuestos, y la sola idea de que puedan
compartir un origen común roza el sacrilegio. Pero este tranquilizador punto de vista no siempre
coincide con la realidad histórica.
La historia de la ciencia no es una historia de grandes héroes o grandes descubrimientos, o por lo
menos no es sólo eso. Es más bien la de los múltiples intentos y las líneas de pensamiento que
pretendieron alcanzar una explicación medianamente satisfactoria de esa cosa incomprensible que,
por no tener una mejor palabra, llamamos realidad. Es la narración de una enorme cadena de malos
entendidos, de confusiones, de errores y rectificaciones; una cadena que, sin embargo, con idas y
vueltas, condujo improbablemente a nuestro conocimiento actual.

Pero entonces, ¿qué es la ciencia moderna? ¿en qué momento de la historia la situamos?

Si bien como vimos no es posible identificar un único año de inicio de la producción científica, las
ciencias modernas, tal como las conocemos, dieron sus primeros pasos entre los siglos XVI y XVII.
Su surgimiento se dio al interior de un período histórico caracterizado por la profunda transformación
que generó la transición del modo de producción feudal al modo de producción capitalista. Claro que
no se trató de un proceso lineal, ni tampoco se desarrolló de igual manera en todos los países. La
entrada en la modernidad estuvo signada también por un proceso de secularización, de ruptura con
el fundamento religioso que sostuvo el orden feudal. Se reconoce que la modernidad pone en el
centro de la escena a la razón humana para construir conocimientos, dejando finalmente atrás las
explicaciones religiosas sobre el mundo.

Ahora bien, ¿qué quiere decir ésto? Detengámonos un momento para hacer un brevísimo repaso de
la historia, aclarando antes que nada que vamos a hacer un recorte que pone el foco en las
transformaciones que acontecieron en la europa occidental a riesgo de simplificar en extremo
períodos de una riqueza y de una diversidad enorme.

En el apartado anterior hemos hecho referencia a la antigua Grecia, a Babilonia y también


mencionamos al feudalismo y a la modernidad ¿cuáles son sus principales características?.

La edad Antigua

Podemos ubicar cronológicamente a la Edad Antigua como el período que se inicia en el año 4.000
a.C., con el nacimiento de la escritura, y finaliza en el año 476 d.C., con la caída del Imperio Romano
de Occidente.

En ese período el mundo y la realidad que rodeaba a las personas (los fenómenos naturales como
por ejemplo la lluvia, el viento, el día y la noche; las constelaciones que guiaban a los viajeros y
servían de coordenadas para volver a casa) se explicaba a través de los mitos y la magia; se basaban
en leyendas de héroes y dioses que daban nombre a las constelaciones y a los fenómenos y hacia
las cuales se orientaban sus monumentos. Con ellos podían predecirse los solsticios y equinoccios,
mareas y estaciones. Está forma de conocer y de observar era el medio a través del cual los hombres
y las mujeres de la antigüedad daban significado y comprendían su mundo.
Todes habrán escuchado hablar por ejemplo del Dios del Sol, la Diosa del amor, el Dios del viento,
etc. Estos múltiples dioses eran los responsables de los acontecimientos que sucedían en la vida
cotidiana, en ellos creían y a ellos se veneraban. Estas civilizaciones eran politeístas.

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La observación como recurso para comprender la realidad también era muy importante. Así, se
intentaba encontrar patrones en los fenómenos que pudieran servir para predecir eventos futuros
pero, los conocimientos resultantes de esos procesos ¿Puede considerarse conocimiento científico?
¿Estos ávidos observadores del mundo natural y los grandes arquitectos de la antigüedad con
cálculos milimétricos casi imposibles de reproducirse hoy en día podrían ser considerados los
primeros científicos? Sin dudas estos tipos de conocimientos dejaron sus huellas pero, como vimos
más arriba, no en el sentido que se le dará al conocimiento científico siglos después.

El mundo antiguo era un mundo basado en la agricultura, la guerra, la conquista de tierras y el trabajo
esclavo. La sociedad se estructuraba en castas y su jerarquía era inamovible. La gran mayoría de
las personas no tenían acceso a recursos y ni siquiera podían tomar decisiones sobre su propia vida,
pues eran propiedad de otras pocas privilegiadas que además, podían dedicarse al desarrollo de la
filosofía y los nuevos conocimientos.

El modo de producción de estas civilizaciones nos indica cuáles eran sus preocupaciones y sus
preguntas: era necesario predecir el mundo pero no explicarlo, ni transformarlo. Es decir, la
observación estaba orientada por la necesidad práctica de predecir las condiciones para las próximas
cosechas antes de, por ejemplo, crear una nueva disciplina como tal o cuestionar el orden social
esclavista agricultor. La adoración y el culto a los dioses implicaba pasar épocas de abundancia así
como también, su ira explicaba todas aquellas desgracias naturales acontecidas.

La Edad Media

Se denomina Edad Media al periodo comprendido entre el año 476 DC -caída del Imperio Romano
de Occidente- y el año 1492 con la llegada de los españoles a América. Algunos historiadores
consideran que su fin se da en el año 1453 con la caída del Imperio Romano de Oriente (Bizantino),
año en el que además surge la Imprenta de Guttenberg.

Durante mucho tiempo a la Edad Media se la denominó como la "edad oscura” o la "edad de las
tinieblas” porque se la consideró como un período de retroceso intelectual y cultural, caracterizado
por la obediencia social al clero y a las monarquías. Es el momento en el que todo el poder estaba
concentrado en la Iglesia Católica en alianza con las distintas monarquías europeas. Esa nueva
autoridad, que venía en ascenso de la edad anterior, ahora pasaría al frente como aquella indicada
para reestructurar y moldear un nuevo mundo luego de la caída del imperio romano en Europa y
también en parte de Asia. Lo hará bajo su mando e impondrá su relato del mundo y su interpretación
de la realidad de manera hegemónica durante mil años. Ese orden significaba la imposición de la
concepción divina del mundo y de un hombre consagrado a Dios y a su fe. Esa imposición se logró
mediante las denominadas guerras santas y las conquistas.

En este periodo la Iglesia Católica como institución militar, financiera y religiosa asumió un lugar de
rectoría social apoyando la consolidación de sistemas monárquicos basados en el feudalismo como
sistema político económico.

El modo de producción feudal implicaba una pirámide social que a base del disciplinamiento moral y
religioso mantenía una sociedad muy fuertemente estructurada en estamentos sociales en orden
decreciente de privilegios y derechos, donde los diferentes roles y funciones eran determinados
prácticamente de por vida pensando en la recompensa ofrecida de alcanzar el cielo en otra vida o el
infierno como condena.

En la cima de esta pirámide se encontraba el Rey junto con la nobleza y el Clero, este estamento
estaba exento del pago de tributos, impuestos y socorros reales no así de los privilegios y de exención
del pecado. Los territorios que el rey concedía eran administrados por los señores feudales que se
encargaban de la recolección de impuestos y tributos y gozaban de los privilegios propios de ese
lugar. En la base de la pirámide estaban los/as siervos/as o vasallos/as, hombres y mujeres "libres”
-no esclavos/as- que recibían la concesión de un territorio más pequeño, una porción de tierra que

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funcionaba como unidad socioeconómica de producción rural y formaban parte de los feudos
amurallados. Los/as siervos/as debían pagar a los señores feudales con parte de la producción y con
dinero, la renta por esas tierras.

El modelo económico y social de la Edad Media estaba signado por la disciplina y el temor ejercido
por la Iglesia Católica para mantener ese orden de poder y privilegios. Las preguntas fundamentales
acerca del mundo obtenían respuestas de eran de orden teológico-religioso pero ya no en términos
de varios Dioses responsables de los fenómenos. Ahora todo se centraba en un único Dios. Un
mundo monoteísta en dónde hombres y mujeres debían comportarse y buscar la forma de complacer
a Dios para ganarse el cielo prometido. Este conjunto de creencias, normas, comportamientos y
ceremonias marcaban cómo se interpretaba la realidad, el lugar del hombre y la mujer en el mundo.
Todas las respuestas estaban en las escrituras sagradas y sólo unos pocos privilegiados tenían
acceso a ellas y a la capacidad de lectura. Mientras la gran mayoría de la población era mantenida
en el analfabetismo. Sin embargo, en las entrañas de este modelo dominante sucedían diversidad
de expresiones que buscaban respuestas alternativas. Habrán escuchado hablar por ejemplo de las
brujas y hechiceras en innumerables cuentos infantiles, películas y otras manifestaciones de la
cultura popular ¿no?. Pues bien, podemos decir que aquellas mujeres que nos imaginamos haciendo
experimentos en sus calderos, fueron auténticas primeras científicas que intentaban encontrar
respuestas no teológicas a los problemas cotidianos. Fueron perseguidas y quemadas en las
hogueras de la inquisición por considerarlas herejes y contradecir la palabra de Dios. El mismo
destino que sufrieron muchos hombres y muchas mujeres en ese período entre los que encontramos
a representantes de una nueva forma de producir conocimientos basadas en la observación y la
experimentación y no en las sagradas escrituras.

El feudalismo fue un modo de producción que se caracterizó por las hambrunas, las pestes, la
pobreza, la inestabilidad y las guerras para conquistar feudos como recurso primario para la
obtención de riquezas. En ese contexto, la actividad militar aparece como una respuesta necesaria
ante el contexto geopolítico y también porque era necesario contar con control y protección de las
rutas comerciales que con el crecimiento del comercio entre las nuevas ciudades cada vez más
numerosas, comenzaban a proliferar y diversificarse.

A su vez, la pobreza en los feudos provocó el éxodo de personas hacia nuevos conglomerados
urbanos: ciudades pequeñas a los costados de los caminos denominadas Burgos. Estos hombres y
estas mujeres "libres”, conforman una nueva clase social: la Burguesía, que trasformará la historia
dando origen al capitalismo. Pero eso es parte de la nueva era histórica por venir.

La Edad Moderna

La Edad moderna es aquella en la que se configuran las bases del mundo tal como lo conocemos
en la actualidad: el mundo capitalista donde dos actores sociales nuevos irrumpen en la historia. De
un lado, aquel sujeto social al que hicimos referencia más arriba, la burguesía y junto a ella una masa
de sujetos que se agolpan en las ciudades sin otros recursos que su fuerza trabajo: la naciente clase
obrera asalariada. Cronológicamente este período se inicia con la conquista del continente
americano y se extiende hasta 1789, año de la Revolución Francesa que da inicio a la edad
contemporánea, es decir, nuestra era.

Es en este período en el que surge la ciencia en el sentido en el que hoy la conocemos. Así como
dijimos que a la edad media se la llamó la edad oscura o la edad de las tinieblas, a este período se
lo ha conocido como la edad del renacimiento que desembocará luego en la era de las luces, el
imperio de la razón. Esta imagen que juega entre lo oscuro y lo iluminado es claramente una forma
de contar la historia, donde quienes la escriben, aquellos nuevos sujetos con poder: la burguesía,
justifican el cambio social y la nueva reorganización. Este nuevo sujeto revolucionario que da
nacimiento a la nueva era, encuentra su motor en la exclusión que sufre en el seno del feudalismo
de muchos de los privilegios de pertenencia social en la corte. Desde allí comienzan a replantearse
cuan representados están en ese mundo religioso al que se sienten atados e imposibilitados de poder

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progresar. Son justamente las ideas de Progreso y Razón las premisas que guiarán a estos sujetos
y qué impondrán como la "luz” de esta nueva era vs la "oscuridad” de aquel mundo dogmático-
religioso.

Los cambios que posibilitaron la transición de un modo de producción al otro fueron parte de un largo
proceso que combinó nuevas formas de organización social y nuevas formas de comprensión del
mundo. Esto es: el abandono paulatino de la vida rural, la emergencia de las ciudades, nuevas formas
de producción de la riqueza no ya a partir de la obtención de tierras si no a partir de la manufactura
y la naciente industrialización. En el campo de las ideas, tal como ya lo hemos mencionado se produjo
un proceso de secularización. ¿Qué significa esto? Es la progresiva separación de la explicación del
mundo a partir de ideas religiosas y la emergencia de una explicación humana. Es decir, las
respuestas a las preguntas sobre el mundo ya no venían de seres celestiales si no que se construyen
a partir de nuestras propias capacidades de reflexión sobre lo que nos rodea. Así como en la
antigüedad la observación era importante para intentar predecir los fenómenos, ahora la observación
y la experimentación surgen como requisitos fundamentales para la comprobación de la veracidad o
la falsedad de los hechos.

Debe recordarse aquí, que la imprenta y la circulación de libros que antes estaban prohibidos dieron
pie a la emergencia de nuevas ideas y cuestionamientos sobre el lugar de los seres humanos y su
relación con el mundo no sólo desde el punto de vista filosófico y moral sino también en el modo de
concebir e interpretar los fenómenos naturales. El acceso a los escritos de la antigüedad, pusieron
en diálogo antiguas formas de observar y describir el mundo natural con las nuevas concepciones
filosóficas acerca de la naturaleza humana y nuestro lugar en el mundo.

Es entonces en el contexto de estos cambios paulatinos que se van desarrollando varios procesos
en simultáneo. Por un lado una crisis política profunda con las estructuras de poder anteriores, la
Iglesia y el poder de las monarquías europeas que ya no representaban a la nueva estructura de la
sociedad. Por otro el período conocido como Ilustración, donde la Razón pasa a ser el instrumento
del cual el hombre se valdrá para interpretar y explicar por sus propios medios la realidad. Un ejemplo
del desplazamiento de una perspectiva teocéntrica -Dios como centro y fuente de todo- a una
perspectiva antropocéntrica -el ser humano en el centro-, es el arte pictórico en el renacimiento donde
la naturaleza con cuerpos desnudos en paisajes naturales aparecen en reemplazo de virgenes y
santos.

El impacto de este proceso se manifestó en tres frentes:

• El frente económico: la Revolución Industrial con su epicentro en Inglaterra en 1776 que con
la aparición de la máquina en reemplazo del hombre sacudió el mundo de la producción.

• El frente social en el cual emergen dos nuevas clases sociales: Los obreros y la burguesía
que se consolida como la clase dominante.

• El frente político o ideológico con la Revolución Francesa en 1789 que dio pié a la abolición
de las monarquías europeas como sistema político y su reemplazo por monarquías
parlamentarias que asumen los gobiernos de los futuros Estado Nación y donde cualquier
ciudadano puede ser electo para ese órgano de gobierno en sus países. Las ideas de
Libertad, Igualdad y Fraternidad, le dieron el marco ideológico- político al capitalismo
naciente.

Es entonces que a partir del siglo XIV comenzó a establecerse en los países del mediterráneo la
producción capitalista, modelo que a partir de estas revoluciones comenzó a expandirse de forma
global hasta establecerse como el modelo que rige nuestras vidas actualmente.

Todas estas transformaciones generaron una serie de desafíos, problemas y necesidades que
requerían de la producción de nuevos conocimientos, impulsando así el desarrollo de las ciencias en

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sus distintas disciplinas. Estas necesidades dieron cuenta también de la necesidad de revisar las
visiones sobre el mundo existentes. Por supuesto que el desarrollo de las ciencias modernas, como
dijimos más arriba, no fue un proceso lineal, la historia nunca es un proceso lineal. Confluyeron en
él las complejidades de las sociedades nacientes, los nuevos problemas identificados, las luchas por
el poder y su legitimación -la caída del mundo religioso había dejado una vacancia que debía ser
ocupada-, y, naturalmente también, los enfrentamientos al interior de las comunidades científicas y
de algunos de sus miembros con grupos poderosos.

La construcción de nuevos conocimientos estuvo asociada a dos motivos principales:

• por un lado, a la necesidad de conocer y, principalmente, dominar el mundo natural;


• y por otro, a la necesidad de conquistar nuevos territorios para la expansión del capitalismo de
los países centrales.

Es por eso que entendemos que las ciencias estuvieron -y están- imbricadas con las luchas de poder.

Características del conocimiento científico

Los desarrollos de las ciencias entre los siglos XV y XVIII fueron acompañados por diversas
reflexiones acerca de las características que debía tener el método científico para garantizar un
adecuado conocimiento de la naturaleza. Se planteaba la necesidad de construir un conocimiento
alejado de los fundamentos religiosos, basado en la razón humana. Ello exigía la estandarización de
un método y criterios consensuados que resultaran confiables para la producción de conocimientos.
Las ciencias modernas desarrollan una confianza plena en la razón humana, proyectando la
posibilidad de construir mediante ella y a partir del uso de un único método científico conocimientos
certeros sobre el mundo que permitieran contribuir al progreso social. Estas primeras concepciones
respecto de la ciencia y su método se nuclearon en un ideario denominado positivismo, cuyas
características e impacto veremos más adelante.

Desde los intentos iniciales de establecer por vía normativa reglas de producción del conocimiento
científico hasta la actualidad, existen debates en torno a la dinámica de la ciencia, sus métodos y sus
formas de construir conocimientos sobre el mundo que nos rodea. Sin embargo, a grandes rasgos,
podemos decir de modo general que, la ciencia es una vasta empresa que ha ocupado y ocupa una
gran cantidad de esfuerzos humanos en procura de conocimientos sólidos acerca de la realidad.

Como toda actividad humana, la labor de la comunidad científica y de les investigadores está
naturalmente enmarcada por las necesidades y las ideas de su tiempo y de su sociedad. Los valores,
las perspectivas culturales y el peso de la tradición juegan un papel sobre toda actividad que se
emprenda y, de un modo menos directo pero no por eso menos perceptible, también se expresan en
la producción intelectual de una época el tipo de organización que dicha sociedad adopte para la
obtención y transmisión de conocimientos y el papel material que se otorgue al científico dentro de
su medio. Considerando estos factores, será preciso definir la ciencia como una actividad social y no
solamente individual, para no correr el riesgo de imaginar a les científiques como un ente abstracto,
como un ser que no vive en el mundo cotidiano, con lo que perderíamos de vista las inevitables
limitaciones históricas que tiene todo conocimiento científico.

En el apartado anterior de este texto pudimos ver cómo la ciencia se fue apartando del conocimiento
religioso y del dogma. Asimismo, el conocimiento científico se distancia del conocimiento natural,
estableciéndose así, una gradual diferencia con el lenguaje que se emplea en la vida cotidiana, en la
búsqueda de un pensamiento riguroso y ordenado.

La ciencia trata de definir con la mayor precisión posible cada uno de los conceptos que utiliza,
desterrando las ambigüedades del lenguaje corriente. Nociones como las de "crisis económica",
"vegetal" o " estrella", por ejemplo, que se utilizan comúnmente sin mayor rigor, adquieren en los
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textos científicos un contenido mucho más preciso. Porque la ciencia no puede permitirse designar
con el mismo nombre fenómenos que, aunque aparentemente semejantes, son de naturaleza bien
diferente y tiene la necesidad de conceptualizar con el mayor rigor posible todos los elementos que
componen nuestro razonamiento, pues ésta es la única vía que permite que el mismo tenga un
significado concreto y determinado.

Una de las principales características, la que lo distingue del conocimiento natural y de sentido
común, es su carácter crítico. El conocimiento científico propone revisarse a sí mismo todo el tiempo,
así como pensar y exponer sus condiciones de posibilidad. Es decir, siempre, de manera más o
menos explícita, el conocimiento científico devela cómo se produce y expone una reflexión
epistemológica (sobre cómo conoce) y metodológica (por medio de qué métodos construye sus
datos).

Otras cualidades específicas de la ciencia, que permiten distinguirla con bastante nitidez del pensar
cotidiano y de otras formas de conocimiento, son las que mencionaremos a continuación:

Objetividad. La palabra "objetividad" se deriva de objeto, es decir, de aquello que se estudia, de la


cosa o problema sobre la cual deseamos saber algo. Objetividad significa por lo tanto, que se intenta
obtener un conocimiento que concuerde con la realidad del objeto, que lo describa o lo explique tal
cual es y no como nosotros desearíamos que fuese. Ser objetivo es tratar de encontrar la realidad
del objeto o fenómeno estudiado, elaborando proposiciones que reflejen sus cualidades. Lo contrario
es la subjetividad, las ideas que nacen del prejuicio, de la costumbre o de la tradición, las meras
opiniones o impresiones del sujeto. Para poder luchar contra la subjetividad, es preciso que nuestros
conocimientos puedan ser verificados por otros, que cada una de las proposiciones que hacemos
sean comprobadas y demostradas en la realidad, sin dar por aceptado nada que no pueda sufrir este
proceso de verificación.

Si una persona sostiene "hoy hace más calor que ayer" y otra lo niega, no podemos decir, en principio,
que ninguna de las dos afirmaciones sea falsa o verdadera. Probablemente ambas tengan razón en
cuanto a que sienten más o menos calor que el día anterior, pero eso no significa que en realidad,
objetivamente, la temperatura haya aumentado o decrecido. Se trata de afirmaciones no científicas,
no verificables, y que por eso deben considerarse como subjetivas. Decir, en cambio, "ahora la
temperatura es de 24 °C" es una afirmación de carácter científico, que puede ser verificada a través
de instrumentos destinados a ello, y que –en caso de que esto ocurra- podemos considerar como
objetiva.

El problema de la objetividad no es tan simple como podría dar a entender el ejemplo anterior, sacado
del mundo físico. En todas nuestras apreciaciones va a existir siempre una carga de subjetividad, de
prejuicios intereses y hábitos mentales de los que participamos muchas veces sin saberlo. Este
problema se agudiza cuando nos referimos a los temas que más directamente nos conciernen, como
los de la sociedad, la economía o la política, en los cuales puede decirse que estamos involucrades
de algún modo, que somos a la vez les investigadores y los objetos investigados. Por eso, no
debemos decir que la ciencia es objetiva, como si pudiese existir un pensamiento totalmente liberado
de subjetividad, sino que la ciencia intenta o pretende ser objetiva, que trata de alcanzar un fin que,
en plenitud, es inaccesible.

No concebimos la existencia de un conocimiento científico lisa y llanamente objetivo ya que todo el


conocimiento no deja de ser el producto de una cultura, de una época y de hombres y mujeres
concretos/as. Sin embargo, la ciencia se preocupa constantemente por ser objetiva, por tratar de
llegar a serlo y esta no deja de ser una de las características que diferencia a este tipo de
conocimiento de los demás. La cuestión radica en reflexionar sobre qué es lo que se entiende por
objetividad en este marco. Que el conocimiento científico sea objetivo significa que para su
elaboración se recurre a métodos, teorías e instrumentos que son aceptados por el conjunto de les
investigadores que se dedican a la actividad científica en un tiempo histórico determinado. Es decir,
existe un acuerdo y un lenguaje en común desde el cual puede establecerse el diálogo que hace
posible la dinámica de la ciencia.

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Racionalidad. Es otra característica de suma importancia para definir la actividad científica; se refiere
al hecho de que la ciencia utiliza la razón como arma esencial para llegar a sus resultados. Los
científicos trabajan en lo posible con conceptos, juicios y razonamientos, y no con sensaciones,
imágenes o impresiones. Los enunciados que realizan son combinaciones lógicas de esos elementos
conceptuales que deben ensamblarse coherentemente, evitando las contradicciones internas, las
ambigüedades y las confusiones que la lógica nos enseña a superar. La racionalidad aleja la ciencia
de la religión, y de todos los sistemas donde aparecen elementos no racionales o donde se apela a
principios explicativos extra o sobrenaturales; y la separa también del arte donde cumple un papel
secundario, subordinado a los sentimientos y sensaciones.

Sistematicidad. La ciencia es sistemática, organizada en sus búsquedas y en sus resultados. Se


preocupa por construir sistemas de ideas organizadas coherentemente y de incluir todo conocimiento
parcial en conjuntos cada vez más amplios. No pasa por alto los datos que pueden ser relevantes
para un problema sino que, por el contrario, pretende conjugados dentro de teorías y leyes más
generales. La sistematicidad está estrechamente ligada a la siguiente característica que
examinaremos.

Generalidad. La preocupación-científica no es tanto ahondar y completar el conocimiento de un solo


objeto individual, sino lograr que cada conocimiento parcial sirva como puente para alcanzar una
comprensión de mayor alcance. Para el investigador, por ejemplo, carece de sentido conocer todos
los detalles constitutivos de un determinado trozo de mineral: su interés se encamina
preponderantemente a establecer las leyes o normas generales que nos describen el comportamiento
de todos los minerales de un cierto tipo, tratando de elaborar enunciados amplios, aplicables a
categorías completas de objetos. De este modo, tratando de llegar a lo general y no deteniéndose
exclusivamente en lo particular, las ciencias nos otorgan explicaciones cada vez más valiosas para
elaborar una visión panorámica de nuestro mundo.

Falibilidad. La ciencia es uno de los pocos sistemas elaborados por el hombre donde se reconoce
explícitamente la propia posibilidad de equivocación, de cometer errores. En esta conciencia de sus
limitaciones es donde reside su verdadera capacidad para autocorregirse y superarse, para
desprenderse de todas las elaboraciones aceptadas cuando se comprueba su falsedad. Gracias a
ello es que nuestros conocimientos se renuevan constantemente y que vamos hacia un progresivo
mejoramiento de las explicaciones que damos a los hechos. Al reconocerse falible, todo científico
abandona la pretensión de haber alcanzado verdades absolutas y finales y, por el contrario, sólo se
plantea que sus conclusiones son "provisoriamente definitivas", válidas solamente mientras no
puedan ser negadas o desmentidas. En consecuencia, toda teoría, ley o afirmación está sujeta, en
todo momento, a la revisión y la discusión, lo que permite perfeccionarlas y modificarlas para hacerlas
cada vez más objetivas, racionales, sistemáticas y generales.

Este carácter abierto y dinámico que posee la ciencia la aparta considerablemente de cualquier
dogma o verdad con pretensiones de infalibilidad, y es la que le proporciona una nítida ventaja para
explicar hechos que esos dogmas no interpretan o explican adecuadamente. Es, de algún modo, la
diferencia crucial que la distingue de otros modelos de pensamiento, sistemáticos y racionales, en
verdad, pero carentes de la posibilidad de superarse a sí mismos.

Métodos, conceptos, teorías, hipótesis y datos. Los elementos básicos del conocimiento
científico.

El conocimiento científico también es metódico y, como ya comentamos utiliza un lenguaje preciso


que se pone de manifiesto a través de conceptos. Decimos que es metódico pues sigue métodos,
que hacen que el resultado de una indagación o investigación científica se realice por medio de
pautas o protocolos aprendidos y estandarizados dentro de la comunidad científica. En algunas
tradiciones científicas se plantea que existe “El método científico”, como si hubiera uno sólo y fuera
lo único -el método- lo que le otorgara el carácter de científico a un conocimiento. La realidad es que
existen distintos métodos y metodologías, según el campo científico: no es igual la forma de producir
conocimiento de un microbiólogo que la de un economista. Sin embargo, el conocimiento que ambos
producen es metódico.
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Cada campo científico o ciencia construye sus propias teorías y conceptos que las identifican como
un conjunto particular de saber científico y que son producto de la investigación. Las teorías son
explicaciones coherentes, lógicas -más simples o más complejas- sobre un determinado grupo de
fenómenos que una ciencia considera son su objeto de estudio (aquello sobre lo que tiene algo para
decir y sobre lo que pretende conocer más y mejor).

Las teorías son constelaciones de conceptos relacionados y los conceptos, a su vez, son
abstracciones que nos permiten pensar la realidad. Es decir, las teorías y sus conceptos son las
respuestas que vamos obteniendo para explicarnos el mundo. Como son respuestas provisorias, las
formulamos como Hipótesis: así, una hipótesis es un enunciado formulado como respuesta a una
pregunta de investigación. Por ejemplo, existe una teoría sobre el cambio climático, que consta de
muchos conceptos, entre ellos, "cambio" "clima" "calentamiento global" etcétera, etcétera. Estos
conceptos deben estar debidamente explicados y definidos. Una hipótesis de esta teoría podría ser:
"El cambio climático que resulta en calentamiento global se debe a la excesiva emanación de gases
a la atmósfera". La pregunta es ¿a qué se debe el calentamiento global? y la respuesta provisoria, a
comprobar, que se sabe falible y debe ser general (el calentamiento global no el calentamiento de la
atmósfera en mi barrio), racional (siguiendo lo que indica la razón y no lo que nos parece a cada uno)
y sistemática (hay que entender cuestiones general del funcionamiento del clima y de la atmósfera y
de la emanación de gases y sus impactos antes de hacer la afirmación) es la hipótesis a comprobarse
por medio de un método, que constará de técnicas puntuales para recoger lo que entonces se
producirán como Datos.
En este texto nos hemos centrado en comprender al conocimiento científico moderno como un tipo
de conocimiento que puede ubicarse en un momento histórico particular. Distinguimos sus
características y la forma en que se organiza y expresa para dar cuenta de aquello que lo hace
diferente a los otros tipos de conocimientos.
Ahora estamos en condiciones de seguir explorando algunos nudos centrales en relación a las
ciencias en general y a las ciencias de la salud en particular.

Bibliografía

Fara, Patricia (2009) Breve Historia de la Ciencia. Barcelona: Ariel.

Moledo, Leonardo y Olszevicki, Nicolás (2014) Historia de las ideas científicas. Buenos
Aires: Planeta.

Murillo, Susana (2012). Prácticas científicas y procesos sociales. Buenos Aires: Biblos.

Sabino, Carlos (1996). “Capítulo 1: El conocimiento científico”. En El proceso de investigación.


Buenos Aires: Editorial Lumen/ Humanitas.

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Conocimiento y Ciencias de la Salud - UNAJ
Módulo 1 - 2023

Clase 3: El pensamiento positivista y el problema de la observación

En esta clase vamos a trabajar sobre los fundamentos y características del pensamiento positivistas
y el problema que se plantea sobre la observación como única garantía de la ciencia.

Los objetivos de la clase son:


• Caracterizar el pensamiento positivista como forma de concebir el conocimiento;
• Identificar el positivismo como ideología y su impacto en el campo social;
• Problematizar la noción de ciencia como “derivada de los hechos”;
• Comprender los límites del modelo especular respecto de la observación como garantía de
la objetividad en la ciencia;
• Comprender el debate entre el inductivismo y el falsacionismo en tanto corrientes del
positivismo, acerca de la relación entre los hechos y la teoría.

Guía de lectura
-¿Qué características tiene el positivismo como postura sobre el conocimiento científico?
-¿Por qué decimos que el positivismo es, también, una ideología?
-¿En qué consiste el llamado “modelo especular”? Explique sobre qué supuestos se erige.
-Según Chalmers la visión común de la ciencia y el positivismo coinciden en sostener que “lo
específico de la ciencia es que deriva de los hechos en vez de opiniones personales”: ¿A qué se
refiere con “hechos”?
-Si bien el funcionamiento de la retina es semejante al de una cámara fotográfica, Chalemers
afirma que “no podemos ver precisamente lo que queremos”. ¿Con qué argumentos podría
explicar esta última afirmación? Para realizarlo, señale cuáles son las causas que construyen
nuestro acto de ver.
-¿Qué propone el inductivismo respecto de la relación entre los hechos (particulares) y las
afirmaciones generales?
-¿Qué propone el falsacionismo respecto de la relación entre los hechos (particulares) y las
afirmaciones generales?
-¿Qué tienen en común inductivismo y falsacionismo como corrientes epistemológicas? ¿En qué
se diferencian?
-¿Qué impacto tiene la problematización de la observación a la hora de decir que el conocimiento
científico es “objetivo”?

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Lectura obligatoria clase 3
El pensamiento positivista y el problema de la observación

El pensamiento positivista

El pensamiento moderno surge en el siglo XVI en oposición a las ideas respecto del origen religioso
del conocimiento poniendo en el centro el ser humano, su razón y sus sentidos para conocer el
mundo. Como una proyección de estos supuestos se desarrolla y extiende a partir de la segunda
mitad del siglo XIX un pensamiento filosófico, el positivismo, que propugna que el conocimiento
verdadero es el conocimiento científico. De este modo, el conocimiento científico se distingue del
conocimiento religioso y de la especulación metafísica, por rechazar las nociones a priori, los
conceptos y las creencias que no hayan sido comprobadas por medio de la experiencia. El
positivismo se basa en el supuesto de que los hechos empíricos son los que fundamentan el
conocimiento.

Los filósofos de la época analizaron los principios del conocimiento humano a partir de repensar el
lugar de la naturaleza y del ser humano. Uno de sus principios centrales era que la naturaleza se
regía por leyes estables, y que estaba en permanente equilibrio. Así, la vida de los seres humanos
debía regirse por las leyes de la naturaleza, y estas leyes podían descubrirse y hacerse inteligibles
a los seres humanos a partir del uso de la razón para desentrañar el sentido de las mismas. Así, la
producción del conocimiento debería orientarse hacia el descubrimiento de la lógica de
funcionamiento del mundo natural, utilizando la razón y el método científico. Las ciencias básicas, la
física fundamentalmente proporcionaron los modelos explicativos para todos los ámbitos de
producción de conocimiento. Un rasgo generalizado del positivismo en sus diferentes expresiones
es el reduccionismo, esto se refiere a buscar las explicaciones de los fenómenos de determinadas
esferas del saber a partir de las formulaciones de otras esferas de niveles más sencillos de
complejidad. Por ejemplo, explicar los fenómenos biológicos a partir de la física; o los fenómenos
sociales a partir de fundamentos biológicos. Esta perspectiva reduccionista en la explicación traerá
consecuencias en el desarrollo del conocimiento científico que aún perduran.

El positivismo constituye no solamente una concepción de la ciencia sino además una ideología que
complementa desde el nacimiento del capitalismo el desarrollo de la modernidad. El positivismo
responde a dos demandas sociales: por un lado la necesidad de liberar las ciencias de la metafísica
y por el otro la necesidad de encontrar un nuevo ideario que legitime el establecimiento de un nuevo
poder. Es decir, que la legitimidad de un determinado orden social – económico – y político, el
capitalismo, debía fundarse en una nueva razón, la razón de la ciencia que viene a reemplazar a la
razón de Dios, como fuente de legitimidad del poder.

El positivismo propone un monismo metodológico, o sea, la existencia de un método único de


investigación que se puede aplicar indistintamente a fenómenos naturales como a fenómenos
sociales. Entonces pretende explicar la sociedad tomando como modelo las ciencias naturales, de
ahí que se habla de la naturalización de lo social, es decir que se explica el funcionamiento de la
sociedad a partir de las leyes de la física y se supone que existe un orden de la naturaleza que la
sociedad debe respetar en su ordenamiento institucional. Así el positivismo sirvió para justificar la
explotación y la dominación. ¿Por qué? Porque otorgó una justificación racional de la dominación
colonial, basándose en supuestas leyes de la naturaleza que categorizaban a los seres humanos en
superiores e inferiores en virtud de la geografía en la que había nacido y de las características de su
anatomía.

El cientificismo fue otra de las características del pensamiento positivista, es decir que se asumió
que la ciencia occidental era la única forma válida de explicar la realidad, invalidando y/o
subalternizando otros tipos de conocimientos.

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Para el positivismo el conocimiento se inicia a partir de un conjunto de sensaciones cuya pureza y
fidelidad no se ponen en duda. En este proceso perceptivo, los sentidos actúan como una especie
de conductos a través de los cuales se implantan, sin alteraciones que provengan de la estructura
de esos conductos, las impresiones del mundo exterior. Así, el dato corresponde a una construcción
lógico conceptual. Las categorías representan aquello que se percibe a partir de los sentidos y los
instrumentos conceptuales no agregan nada a lo obtenido mediante la experiencia perceptiva.

Esta concepción acerca de la forma en que se produce ciencia es la que Martínez Miguelez (2004)
denomina “modelo especular”. Según este autor esta forma de pensar la ciencia sostiene que existe
una realidad fuera de nosotros, externa, que está plenamente acabada y que a través de nuestro
aparato cognitivo podemos reflejarla tal cual es. Desde esta perspectiva, ser “objetivo” es copiar bien
la realidad sin deformaciones, y la “verdad” sería la correspondencia entre nuestra imagen interior
con la realidad que representa.

La ciencia moderna en su versión positivista se propuso lograr plena objetividad (en este sentido),
absoluta certeza y verdades incuestionables, y para ello se apoyaron en el análisis de las
percepciones de origen sensorial como fuente de conocimiento verdadero; por ello se los denominó
también empiristas. Estos filósofos del conocimiento consideraban que solamente aquellos
postulados verificables empíricamente serían aceptados en el cuerpo de la ciencia, que la única
relación verificable sería la de causa y efecto, y que los términos fundamentales de la ciencia debían
representar entidades concretas, tangibles, mensurables y verificables; de lo contrario estaríamos
frente a palabras sin sentido y conceptos vacíos. Esto explica también el énfasis del positivismo en
los sistemas de medición y en las formas de cuantificación para la medición de los datos (Martínez
Miguelez, 2004).

El modelo especular parte del supuesto de que nuestro aparato cognoscitivo es fundamentalmente
pasivo, como si fuera una cámara fotográfica que copia imágenes del mundo exterior, así como el
ojo forma una pequeña imagen del objeto exterior en la retina y el nervio óptico se encargaría de
transmitirla al cerebro. Entonces, para esta corriente de pensamiento la cuestión de la verdad se
refiere a la posible congruencia entre el objeto de conocimiento y su referente en el mundo real. Entre
los positivistas tradicionales el concepto de validez tiene como soporte la idea de verdad como
correspondencia (entre el fenómeno o sea lo real, y el concepto o enunciado). Uno de los principales
cuestionamientos a esta noción tiene que ver con que no llegó a encarar adecuadamente la cuestión
de la participación subjetiva en la construcción del conocimiento.

En pocas palabras podríamos señalar que la perspectiva positivista privilegia y promueve la


objetividad del conocimiento tomando como presupuesto la neutralidad de la percepción, el
determinismo de los fenómenos, la cuantificación, la lógica formal y la verificación empírica. El
objetivo del conocimiento para el positivismo es explicar causalmente los fenómenos por medio de
leyes generales y universales, y a ello se llega siguiendo un método que es único (monismo
metodológico).

Los hechos como base de la ciencia: el problema de la observación

En su libro Chalmers (2000) nos plantea una pregunta: ¿qué es esa cosa llamada ciencia? y a partir
de allí va a ir dando distintas respuestas que van a ubicarnos fundamentalmente en las
características centrales de la ciencia moderna. ¿Cuál es la característica central que diferencia al
conocimiento científico de toda otra producción de conocimiento? El autor nos llama la atención
respecto a que “la ciencia goza de una alta valoración. Aparentemente existe la creencia
generalizada de que hay algo especial en la ciencia y en los métodos que utiliza. Cuando a alguna
afirmación, razonamiento o investigación se le da el calificativo de "científico", se pretende dar a
entender que tiene algún tipo de mérito o una clase especial de fiabilidad. Pero, ¿qué hay de especial
en la ciencia, si es que hay algo? ¿Cuál es este "método científico" que, según se afirma, conduce a
resultados especialmente meritorios o fiables? Chalmers sostiene que la visión común de la ciencia

20
-esa que se corresponde con nuestro sentido común o de ´conocimiento natural´- y la visión
positivista de la ciencia coinciden en considerar que “lo específico de la ciencia es que deriva de los
hechos en vez de opiniones personales”.
Es decir, se va a detener entonces en el análisis de los argumentos que sostienen que la actividad
científica supone que los hechos observables a través de la experimentación, que pueden ser
verificados por cualquier otra persona que siga los pasos del método científico, va a llegar a la verdad.
El eje en el que este autor se detiene es en la relación entre hechos, observación, teorías y verdad.

Es aquí donde Chalmers propone que reflexionemos sobre el acto de mirar. Siendo la observación
uno de los sentidos más utilizados, este autor se detiene a analizar esta actividad humana que, para
la ciencia moderna, resultó ser la clave para afirmar que todo lo que se observa desprejuiciadamente,
nos lleva a la verdad de las cosas. Cuando decimos desprejuiciadamente, nos referimos a no apelar
a un juicio previo sobre aquello que vamos a conocer, es decir, a utilizar la observación cual si
fuéramos una máquina fotográfica.

El análisis de Chalmers tiene como trasfondo las siguientes preguntas: ¿todo lo que se observa
desprejuiciadamente nos lleva a la verdad de las cosas? ¿Es posible el uso desprejuiciado de los
sentidos? Para construir respuestas, el autor nos propone una serie de ejemplos a partir de los cuales
podemos volver a pensar sobre el acto de mirar y replantearnos sobre qué es aquello que vemos
cuando miramos. A través de su análisis Chalmers nos ayuda a comprender que el mirar es una
actividad que se aprende, es decir, mirar depende de una serie de factores de los cuales, por más
que quisiéramos, no podemos desprendernos: las expectativas, los conocimientos previos, el ámbito
cultural en el que crecimos, el estado interno de nuestras mentes; entonces: ¿la observación resulta
ser la clave de la verdad del método científico? Veamos el planteo en las palabras del autor:

Chalmers, Alan (2000). ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? México, Madrid. Siglo XXI
editores. Introducción y fragmentos capítulo 1

1. LA CIENCIA COMO CONOCIMIENTO hechos establecidos de tal manera constituirán


DERIVADO DE LOS HECHOS DE LA una base segura y objetiva de la ciencia. Si,
EXPERIENCIA además, es correcto el razonamiento que nos
UNA OPINIÓN DE SENTIDO COMÚN conduce desde esta base fáctica a las leyes y
AMPLIAMENTE teorías que forman el conocimiento científico,
COMPARTIDA SOBRE LA CIENCIA podrá suponerse que el propio conocimiento
Me aventuré a sugerir en la Introducción que la científico resultante está establecido con
concepción popular del rasgo distintivo del seguridad y es objetivo.
conocimiento científico es captada por el lema Las observaciones anteriores son la esencia
“la ciencia se deriva de los hechos”. Esta de un relato bien conocido y que se refleja en
idea es sometida a un escrutinio crítico en los gran parte de la literatura que versa sobre la
cuatro primeros capítulos de este libro. ciencia. “La ciencia es una estructura asentada
Encontraremos que no se puede sostener gran sobre hechos", escribe J. J. Davies (1968, p.
parte de lo que comúnmente se supone que 8) en su obra sobre el método científico, tema
está implicado en dicho lema; no obstante, que ha sido elaborado por H. D. Anthony
veremos que no está del todo descaminado e (1948, p. 145).
intentaré formular una versión defendible de él. No fue tanto las observaciones y experimentos
Cuando se afirma que la ciencia es especial realizados por Galileo lo que originó la ruptura
porque se basa en los hechos, se supone que con la tradición, como su actitud hacia ellos.
los hechos son afirmaciones acerca del mundo Para él, los hechos extraídos de ellos habían
que pueden ser verificadas directamente por de ser tratados como hechos y no relacionados
un uso cuidadoso y desprejuiciado de los con una idea preconcebida... Los hechos
sentidos. La ciencia ha de basarse en lo que observacionales podían encajar o no en un
podemos ver, oír y tocar y no en opiniones esquema admitido del universo, pero lo
personales o en la imaginación especulativa. importante, en opinión de Galileo, era
Si se lleva a cabo la observación del mundo de aceptar los hechos y construir una teoría que
un modo cuidadoso y desprejuiciado, los se ajustara a ellos.

21
Aquí, Anthony no sólo da expresión clara a la joven descubridor, había reivindicado su
opinión de que el conocimiento científico se posición.
basa en los hechos establecidos por la Empiristas y positivistas forman las dos
observación y el experimento, sino que da un escuelas que han intentado formalizar lo que
sesgo histórico a la idea, algo en lo que no es he llamado visión común de la ciencia, la que
en absoluto el único. Una aseveración afirma que el conocimiento científico se deriva
extendida dice que es un hecho histórico que de los hechos. Los empiristas ingleses de los
la ciencia moderna nació a comienzos del siglo siglos XVII y XVIII, en particular John Locke,
XVII al adoptarse, por primera vez, la George Berkeley y David Hume, sostenían que
estrategia de tomar en serio los hechos todo el conocimiento debía derivarse de ideas
observacionales como base de la ciencia. implantadas en la mente por medio de la
Quienes aprueban y explotan esta historia percepción sensorial. Los positivistas tenían
mantienen que los hechos observables no una visión algo más amplia y menos orientada
habían sido tomados en serio como hacia lo psicológico de lo que significan los
fundamento del conocer antes del siglo XVII. hechos, pero compartían la opinión de los
En vez de esto, así reza el conocido recuento, empiristas de que el conocimiento debía
el conocimiento se basaba en la autoridad del derivarse de los hechos de la experiencia. Los
filósofo Aristóteles y en la de la Biblia. La positivistas lógicos, una escuela filosófica que
ciencia moderna se hizo posible sólo cuando se originó en Viena en los años veinte de este
esta autoridad fue desafiada con una llamada siglo, retomó el positivismo introducido por
a la experiencia por precursores de la nueva Auguste Comte en el siglo XIX e intentó
ciencia como Galileo. Capta bellamente esta formalizarlo, prestando mucha atención a la
idea la siguiente versión de las muchas veces forma lógica de la relación
contada historia de Galileo y la torre inclinada entre conocimiento científico y los hechos.
de Pisa, debida a Rowbotham (1918, pp. 27- Empirismo y positivismo comparten el punto de
9), vista de que el conocimiento científico debe de
La primera prueba de fuerza entre Galileo y los alguna manera derivarse
profesores de la Universidad estaba de los hechos alcanzados por la
relacionada con sus investigaciones sobre las observación.
leyes del movimiento ilustradas por la caída de Hay dos aspectos bastantes distintos
los cuerpos. Un axioma aceptado de involucrados en la afirmación de que la
Aristóteles decía que la velocidad de los ciencia se deriva de los hechos. Uno
cuerpos en caída era regulada por sus pesos concierne a la naturaleza de esos “hechos" y
respectivos: así, una piedra que pesara dos cómo los científicos creen tener acceso a ellos.
libras caería dos veces más rápida que una El segundo atañe a cómo se derivan
que sólo pesara una libra, etc. Nadie parece de los hechos, una vez que han sido
haberse cuestionado lo correcto de esta regla obtenidos, las leyes y teorías que constituyen
hasta que Galileo la negó. Declaró que el el conocimiento. Investigaremos estos dos
peso no tenía nada que ver en el fenómeno, y aspectos por separado, dedicando éste y los
que dos cuerpos de pesos distintos dos capítulos siguientes a una discusión de la
alcanzarían el suelo en el mismo momento. naturaleza de los hechos sobre los que, se
Cuando los profesores se mofaron de la alega, se basa la ciencia, y el capítulo 4 a la
declaración de Galileo, éste decidió someterla cuestión de cómo pudiera pensarse que el
a una prueba pública. Invitó como testigos del conocimiento científico se deriva de ellos.
experimento que iba a efectuar desde la torre Se pueden distinguir tres componentes en la
inclinada a toda la Universidad. La mañana del postura adoptada por el punto de vista común
día fijado, Galileo, en presencia de las gentes respecto de los hechos que se supone son la
de la Universidad y de la ciudad subió a la cima base de la ciencia. Estos son:
de la torre llevando consigo dos bolas, una que (a) Los hechos se dan directamente a
pesaba cien libras y la otra sólo una. observadores cuidadosos y desprejuiciados
Balanceando cuidadosamente las bolas en el por medio de los sentidos.
borde del parapeto, las rodó hasta que (b) Los hechos son anteriores a la teoría e
estuvieron juntas; se las vio caer por igual, y al independientes de ella.
instante siguiente, con un fuerte ruido, (c) Los hechos constituyen un fundamento
golpearon juntas el suelo. La vieja tradición era firme y confiable para el conocimiento
falsa, y la ciencia moderna, en la persona del científico.

22
Como veremos, cada una de estas a imágenes similares. Así pues, una
afirmaciones se enfrenta con dificultades y, en información similar viajará al cerebro de cada
el mejor de los casos, sólo puede ser aceptada observador a través de sus nervios ópticos
de forma muy matizada. normales, dando como resultado que los dos
observadores “vean" lo mismo. En secciones
VER ES CREER subsiguientes veremos por qué este tipo de
En parte porque el sentido de la vista es el que representación es seriamente engañosa.
se usa de un modo más extenso en la práctica
de la ciencia, y en parte por conveniencia, EXPERIENCIAS VISUALES QUE NO ESTÁN
restringiré mi análisis de la observación al DETERMINADAS SÓLO POR EL OBJETO
dominio de la visión. En la mayoría de los VISTO
casos no será difícil ver cómo se podría En su expresión más fuerte, la opinión común
reformular el argumento presentado de mantiene que los hechos del mundo exterior
manera que fuera aplicable a la observación nos son dados directamente a través del
mediante los otros sentidos. Una simple sentido de la vista. Sólo tenemos que
concepción popular de la vista podría ser la ponernos frente al mundo y registrar lo que hay
siguiente. Los seres humanos ven utilizando en él para ver. Puedo constatar que hay una
sus ojos. lámpara sobre mi escritorio o que mi lápiz es
Los componentes más importantes del ojo amarillo con simplemente mirar lo que hay
humano son una lente y la retina, la cual actúa delante de mis ojos. Como hemos visto, una
como pantalla en la que se forman las opinión tal puede apoyarse en la descripción
imágenes de los objetos externos al ojo. Los de cómo funciona el ojo. Si esto fuera todo, lo
rayos de luz procedentes de un objeto visto que se ve estaría determinado por la
van del objeto a la lente a través del medio que naturaleza de lo que se mira, y todos los
hay entre ellos. Estos rayos son refractados observadores tendrían la misma experiencia
por el material de la lente de tal manera que visual al enfrentarse a la misma escena. Sin
llegan a un punto de la retina, formando de embargo, hay muchas pruebas que indican
este modo una imagen del objeto visto. Hasta que, sencillamente, esto no es así. Dos
aquí, el funcionamiento del ojo es muy observadores normales que vean el mismo
parecido al de una cámara. Hay una gran objeto desde el mismo lugar en las mismas
diferencia, que es el modo en que se registra circunstancias físicas no tienen
la imagen final. Los nervios ópticos pasan de necesariamente idénticas experiencias
la retina al córtex central del cerebro. Éstos visuales, aunque las imágenes que se
llevan información sobre la luz que llega a las produzcan en sus respectivas retinas sean
diversas zonas de la retina. El registro de esta prácticamente idénticas. Hay un sentido
información por parte del cerebro humano es importante en el que no es necesario que los
lo que corresponde a la visión del objeto por el dos observadores “vean" lo mismo. Como dice
observador. Por supuesto, se podrían añadir N. R. Hanson (1958), “hay más en lo que se ve
muchos detalles a esta sencilla descripción, que lo que describe el globo ocular". Algunos
pero la explicación que se acaba de ofrecer ejemplos sencillos ilustrarán la cuestión.
capta la idea general.
El anterior esquema de la observación La mayoría de nosotros, cuando miramos por
mediante el sentido de la vista sugiere dos primera vez la figura 1, vemos el dibujo de una
cuestiones que forman parte de la visión escalera en la que resulta visible la superficie
común o empirista de la ciencia. La superior de los escalones. Pero no es éste el
primera es que un observador humano tiene único modo de poderlo ver. También se puede
un acceso más o menos directo a algunas ver sin dificultad como una escalera en la que
propiedades del mundo exterior en la medida resulta visible la parte inferior de los escalones.
en que el cerebro registra esas propiedades en Además, si se mira el dibujo durante algún
el acto de ver. La segunda es que dos tiempo, por lo general se encuentra,
observadores que vean el mismo objeto o involuntariamente, que cambia la visión
escena desde el mismo lugar “verán" lo frecuentemente de una escalera vista desde
mismo. Una combinación idéntica de rayos de arriba a una escalera vista desde abajo y
luz alcanzará el ojo de cada observador, será viceversa. Y, no obstante, parece razonable
enfocada en sus retinas normales por sus suponer que, puesto que el objeto que
lentes oculares normales y dará lugar

23
contempla el observador sigue siendo el presumiblemente la imagen que hay en la
mismo, las imágenes de la retina no varían. retina del observador no cambia en el
momento en que se encuentra la solución y se
descubre la cara. Y si se ve el dibujo un poco
después, un observador que ya haya resuelto
el problema podrá ver rápidamente y con
facilidad la cara. Pareciera como si, en cierto
sentido, lo que ve un observador resulta
afectado por su conocimiento y su experiencia.
Se puede sugerir la siguiente pregunta: “¿Qué
tienen que ver estos ejemplos artificiales con
la ciencia?". La respuesta es que no resulta
difícil proporcionar ejemplos procedentes de la
práctica científica que ilustren la misma
FIGURA 1 cuestión, a saber, que lo que ven los
observadores, las experiencias subjetivas que
tienen cuando ven un objeto o una escena, no
El hecho de que el dibujo se vea como una
está determinado únicamente por las
escalera vista desde arriba o como una
imágenes formadas en sus retinas sino que
escalera vista desde abajo parece depender
depende también de la experiencia, el
de algo más que de la imagen que hay en la
conocimiento y las expectativas del
retina del observador. Sospecho que ningún
observador. Este aspecto está
lector de este libro ha puesto en duda mi
implícito en la constatación indiscutible de
afirmación de que la figura 1 parece una
que uno tiene que aprender para llegar a
escalera de algún tipo. Sin embargo, los
ser un observador competente en ciencia.
resultados de los experimentos realizados con
Cualquiera que haya vivido la experiencia de
miembros de varias tribus africanas, cuyas
tener que aprender a mirar a través de un
culturas no incluyen la costumbre de dibujar
microscopio no necesitará que nadie le
objetos tridimensionales mediante dibujos
convenza de este hecho. Es raro que el
bidimensionales con perspectiva, indican que
principiante discierna las estructuras celulares
los miembros de estas tribus no habrían
apropiadas al mirar al microscopio el
considerado que la figura 1 es una escalera
portaobjeto preparado por el instructor,
sino una disposición bidimensional de líneas.
mientras que éste no encuentra ninguna
Presumo que la naturaleza de las imágenes
dificultad en distinguirlas cuando mira el mismo
formadas en las retinas de los observadores es
portaobjeto en el mismo microscopio. Es
relativamente independiente de su cultura.
significativo, en este contexto, que los
Además, parece seguirse que las experiencias
microscopistas no tropezaban con grandes
perceptuales que los observadores tienen en
impedimentos a la hora de observar cómo se
el acto de ver no están especialmente
dividen las células bajo circunstancias
determinadas por las imágenes de las retinas.
adecuadamente preparadas, una vez que
Hanson (1958, capítulo 1) contiene otros
sabían qué tenían que buscar, mientras que,
ejemplos fascinantes que ilustran sobre este
antes de este descubrimiento,
aspecto.
la división celular permaneció no observada,
Un rompecabezas infantil nos proporciona otro
aunque sabemos ahora que ha tenido que
ejemplo; el problema consiste en encontrar el
estar allí en muchas de las muestras
dibujo de una cara humana entre el follaje en
examinadas al microscopio, con la posibilidad
el dibujo de un árbol. Aquí, lo que se ve, esto
de ser observada. Michael Polanyi (1973, p.
es, la impresión experimentada por una
101) describe los cambios efectuados en la
persona que ve el dibujo corresponde en
experiencia perceptual de un estudiante de
principio al árbol, con su tronco, sus hojas y
medicina cuando se le enseña a diagnosticar
sus ramas. Pero una vez que se ha encontrado
mediante el examen por rayos X.
la cara humana, esto cambia. Lo que antes se
Pensemos en un estudiante de medicina que
veía como follaje y partes de las ramas se ve
sigue un curso de diagnóstico de
ahora como una cara humana. De nuevo,
enfermedades pulmonares por rayos X. Mira,
se ha visto el mismo objeto físico antes y
en una habitación oscura, trazos indefinidos en
después de la solución del problema, y
una pantalla fluorescente colocada contra el

24
pecho del paciente y oye el comentario que que puede interpretarse de diversas maneras,
hace el radiólogo a sus ayudantes, en un están suponiendo, sin argumentarlo y a pesar
lenguaje técnico, sobre los rasgos de las muchas pruebas en contra, que las
significativos de esas sombras. En un imágenes en la retina determinan por sí solas
principio, el estudiante está completamente nuestras experiencias perceptuales. Están
confundido, ya que, en la imagen de rayos X llevando demasiado lejos la analogía de la
del pecho sólo puede ver las sombras del cámara.
corazón y de las costillas, que tienen entre sí Una vez dicho esto, trataré de aclarar lo que
unas cuantas manchas como patas de araña. no pretendo afirmar en esta sección, para que
Los expertos parecen estar imaginando no se piense que estoy defendiendo algo
quimeras; él no puede ver nada de lo que diferente de lo que pretendo defender. En
están diciendo. Luego, según vaya primer lugar, no afirmo en absoluto que las
escuchando durante unas cuantas semanas, causas físicas de las imágenes en nuestras
mirando cuidadosamente las imágenes retinas no tengan ninguna relación con lo que
siempre nuevas de los diferentes casos, vemos. No podemos ver precisamente lo que
empezará a comprender; poco a poco se queremos. Sin embargo, mientras que las
olvidará de las costillas y comenzará a ver los imágenes de nuestras retinas forman parte de
pulmones. Y, finalmente, si persevera la causa de lo que vemos, otra parte muy
inteligentemente, se le revelará un rico importante de esa causa está constituida por
panorama de detalles significativos: de el estado interno de nuestras mentes o
variaciones fisiológicas y cambios patológicos, cerebros, el cual dependerá a su vez de
cicatrices, infecciones crónicas y signos de nuestra educación cultural, nuestro
enfermedades agudas. Ha entrado en un conocimiento y nuestras expectativas. y no
mundo nuevo. Todavía ve sólo una parte de lo estará determinado únicamente por las
que pueden ver los expertos, pero ahora las propiedades físicas de nuestros ojos y de la
imágenes tienen por fin sentido, así como la escena observada. En segundo lugar, en una
mayoría de los comentarios que se hacen gran diversidad de circunstancias, lo que
sobre ellas. vemos en diversas situaciones sigue siendo
bastante estable. La dependencia entre lo que
Frente a una misma situación, un observador vemos y el estado de nuestras mentes o
versado y experimentado no tiene cerebros no es tan sensible como para hacer
experiencias perceptuales idénticas a las de imposible la comunicación y la ciencia. En
un novato. Esto choca con una comprensión tercer lugar, en todos los ejemplos que se han
literal de la afirmación de que las percepciones citado aquí, los observadores ven en cierto
se dan directamente a través de los sentidos. sentido la misma cosa. Yo acepto, y
Una respuesta usual a lo que estoy diciendo presupongo a través de todo este libro, que
acerca de la observación, apoyado por la clase existe un solo y único mundo independiente de
de ejemplos que he utilizado, es que los los observadores. De ahí que, cuando unos
observadores que ven la misma escena desde cuantos observadores miran un dibujo, un
el mismo lugar ven la misma cosa, pero trozo de un aparato, una platina de
interpretan de diferente modo lo que ven. microscopio o cualquier otra cosa, en cierto
Deseo discutir este punto. En cuanto a lo que sentido todos ellos se enfrentan y miran la
se refiere a la percepción, con lo único que el misma cosa y, por tanto, ven la misma cosa.
observador está en inmediato y directo Pero de esto no se sigue que tengan
contacto es con sus experiencias. Estas experiencias perceptuales idénticas. Hay un
experiencias no están dadas de modo unívoco sentido muy importante según el cual no ven la
ni son invariantes, sino que cambian con las misma cosa y en él se basan algunas de mis
expectativas y el conocimiento. Lo que viene reservas respecto de la opinión de que los
unívocamente dado por la situación física, y hechos se dan, directamente y sin problemas,
estoy dispuesto a admitir esto, es la imagen al observador a través de los
formada en la retina del observador, pero el sentidos. Queda por ver en qué medida esto
observador no tiene contacto perceptual socava la idea de que los hechos adecuados
directo con la imagen. Cuando los para la ciencia puedan ser establecidos por los
defensores de la opinión común suponen que sentidos.
hay algo unívocamente dado en la percepción,

25
El pasaje de los “hechos” al “conocimiento científico”: inductivismo y falsacionismo, las
visiones tradicionales del quehacer científico

Uno de los componentes de la visión común de la ciencia y el positivismo sostiene que “los hechos
constituyen un fundamento firme y confiable para el conocimiento científico”. Y, si una de las
características de la ciencia es la proposición de leyes generales, entonces se plantea la necesidad
de dar cuenta de qué forma a partir de hechos particulares se puede llegar a afirmaciones generales.
Sobre esta cuestión se ha discutido largamente, veremos a continuación uno de estos debates,
identificando dos posiciones tradicionales dentro del positivismo, sobre el quehacer científico.

El inductivismo y el falsacionismo constituyen dos perspectivas epistemológicas distintas que buscan


responder una misma pregunta: ¿cómo se obtiene el conocimiento científico? La primera de ellas
contesta que se alcanza a partir de un proceso que se inicia con la observación de casos particulares.
Tomemos un ejemplo provisto por Chalmers (2000): Supongamos que un científico se propone
estudiar el comportamiento de los metales en diferentes circunstancias. De acuerdo con el
inductivismo, el aludido científico debe comenzar su investigación consiguiendo algún metal (caso
particular). A continuación, puede someter dicho metal a una temperatura elevada y percibir si sufre
alguna modificación (observación). Desde luego, una vez realizada semejante acción, el investigador
tiene que anotar el resultado al que arribó para que no quede en el olvido. Por cierto, es fácil imaginar
qué escribió en su libreta:
“El metal 1 se dilató al ser calentado”
A esta frase se la denomina “enunciado observacional” porque su verdad o falsedad puede ser
establecida, precisamente, a partir de la observación. En nuestro ejemplo, se trata de una proposición
verdadera porque se corresponde con lo que, en efecto, ocurrió en la realidad (Chalmers, 2000).
Ahora bien, según el inductivismo, el quehacer científico no termina aquí. La razón de ello es sencilla.
Al igual que Sabino (1996), los defensores de esta corriente sostienen, como enunciamos más arriba,
que el conocimiento científico se caracteriza, entre otras cosas, por la generalidad. De modo que la
meta de dicho quehacer no puede residir nunca en brindar información sobre un solo caso sino en
proporcionar un saber acerca de todos los que componen una misma especie.

En el ejemplo anterior, el científico no se conformará con describir el comportamiento de un único


metal ante el cambio de temperatura sino que aspirará a detallar la reacción de la totalidad de los
metales a partir de esa nueva condición. De ahí que tenga que repetir la acción comentada más
arriba haciendo uso de otros elementos metálicos. Por supuesto, redactará un enunciado
observacional por cada experiencia que lleve adelante:

“El metal 2 se dilata al ser calentado”


“El metal 3 se dilata al ser calentado”
.
.
.
.
“El metal n se dilata al ser calentado”

Si, como ocurre aquí, el científico constata que todas las experiencias condujeron a un mismo
resultado, podrá concluir:

“Todos los metales se dilatan al ser calentados”

A esta frase se la denomina “enunciado universal” porque refiere al conjunto de casos incluidos en
una misma especie. El proceso de obtención del conocimiento científico habrá finalizado cuando el
científico logre formular proposiciones de tal índole. Por lo demás, recién entonces se encontrará en
condiciones de realizar predicciones. Dado que ha probado que “todos los metales se dilatan al ser
calentados”, cada vez que se tope con un nuevo metal, no le será difícil anticipar que de igual forma

26
reaccionará si aumenta la temperatura. La posibilidad de predecir se basa en la creencia de que la
realidad es regular, es decir, en la idea de que ella tiene un orden que hace que siempre se comporte
de la misma manera.
De acuerdo con el inductivismo, semejante camino, originado en la observación de casos particulares
y culminado en la formulación de enunciados universales (que, articulados con otras proposiciones,
conforman una teoría), debe ser tomado para conocer no sólo el comportamiento de los metales sino
también el de cualquier fenómeno. En otras palabras, es el recorrido que permite que cada vez
sepamos más acerca del mundo. En ese sentido, garantiza el progreso científico, entendido como
un mayor acercamiento a la verdad.

El falsacionismo, por su parte, brinda una respuesta diferente a la pregunta por la manera en que se
obtiene el conocimiento científico. Para la exposición de la postura perteneciente a esta segunda
corriente epistemológica, resultará conveniente retomar el ejemplo del estudio del comportamiento
de los metales en diversas circunstancias. La variedad de condiciones a la luz de las cuales puede
ser analizada la reacción de tales elementos es inmensa. La temperatura constituye apenas una de
ellas. Pero existen muchas otras. En principio, nada impide al científico evaluarla según el color de
las medias que lleve puestas (Chalmers, 2000). De modo que un día abordará un metal específico
con medias rojas y, al día siguiente, se pondrá medias celestes para ver si se produce alguna
alteración en ese mismo metal. Sin embargo, nunca se le ocurriría hacer semejante cosa ¿Por qué?
Porque es una pérdida de tiempo: bien sabe él que el comportamiento de los metales no está
relacionado con el color de la ropa que tenga quien lo investigue. Por más obvio que parezca esto,
nos llama la atención sobre algo que el inductivismo pasa por alto: que no podemos percibir sin un
conjunto de ideas que establezcan hacia dónde es relevante dirigir la mirada y hacia dónde no; que
no hay observación sin teoría. Por tanto, aquella no puede ser el punto de partida del conocimiento.

Ahora bien, el falsacionismo plantea una segunda crítica al inductivismo. De acuerdo con aquel, los
enunciados observacionales, referidos a casos particulares, no constituyen una prueba concluyente
de la verdad de un enunciado universal, concerniente a la totalidad de elementos incluidos en una
misma especie, a pesar de que el científico haya recabado la información necesaria para formular
un gran número de proposiciones del primer tipo. El motivo de esto radica en que el enunciado
universal alude a una cantidad potencialmente infinita de casos, por lo que siempre afirmará más de
lo que el investigador haya podido comprobar. Por más que el científico haya observado un millón
de metales y haya constatado que todos ellos se dilatan al ser calentados, tamaño volumen de
experiencias no asegura que el siguiente metal se comporte de la misma manera cuando sea
sometido a altas temperaturas. De modo que la proposición “todos los metales se dilatan al ser
calentados” jamás hallará un fundamento firme. En cambio, lo que, según el falsacionismo, puede
probarse de manera concluyente no es la verdad sino la falsedad de un enunciado universal. Alcanza
con que aparezca un solo metal que no se dilate al ser calentado para refutar la proposición que
sostiene que todos reaccionan de igual forma ante elevadas temperaturas.

De las dos críticas comentadas recién surge la postura falsacionista. Si, como afirmaba la primera
de ellas, no hay observación sin teoría, entonces el proceso que conduce a la obtención de
conocimiento científico debe empezar con la formulación de una teoría. Uno de los máximos
exponentes de esta corriente epistemológica, Karl Popper, concibe aquélla como un conjunto de
hipótesis, es decir, de conjeturas, de presuposiciones, de afirmaciones tentativas, que pueden asumir
la forma de enunciados universales. Volviendo a nuestro ejemplo, el científico comenzará su labor,
no examinando metales singulares, sino planteando la siguiente hipótesis: “todos los metales se
dilatan al ser calentados”. Una vez que la tiene, procederá a observar casos particulares. Por cierto,
gracias a ella, sabe que debe dirigir su atención hacia el calor y no hacia sus calcetines. Mientras
que dicha observación arroje resultados que se adecuen al enunciado universal, el científico lo
sostendrá, pero como conjetura, no como una proposición verdadera porque, como se sostenía en
la segunda de las críticas vistas, esto es imposible de comprobar. En cuanto irrumpa un caso que no
se comporte según lo establecido por el enunciado universal, el científico tendrá una razón
concluyente para desecharlo como falso y reemplazarlo por uno mejor (esto es, que explique lo que
el anterior explicaba, pero también aquello que lo refutó).

27
Al igual que el inductivismo, el falsacionismo cree que existe el progreso científico, pero a diferencia
de aquel, este no es entendido como un paulatino acercamiento a la verdad (insistimos, debido a que
no es posible probarla de manera concluyente) sino como la formulación de teorías con mayor
capacidad explicativa, a través de la realización del camino que acabamos de explicitar, al que
podemos caracterizar como un proceso de ensayo y error.

Con todo, a pesar de las profundas discrepancias que tienen, ambas corrientes epistemológicas
coinciden en algunos puntos. En primer lugar, tanto inductivismo como falsacionismo se proponen
brindar una visión prescriptiva del quehacer científico. Con el fin de aclarar qué significa esto,
resultará de utilidad realizar un breve rodeo por la medicina. En tal ámbito, la palabra “prescripción”
alude a una indicación que el médico, fundado en sus conocimientos, hace al paciente acerca de lo
que este debe tomar si quiere recuperarse. De la misma manera, en epistemología, “prescriptiva”
remite a una perspectiva que el filósofo de la ciencia, apoyado en sus conocimientos de la lógica,
elabora sobre el modo en que los científicos deben trabajar si buscan alcanzar legítimamente el
conocimiento. Dicho en otros términos, los inductivistas y falsacionistas no están interesados en
mostrar qué acciones efectivamente llevan adelante los científicos sino en establecer qué acciones
tendrían que emprender para llegar a buen puerto.

En segundo lugar, ambas corrientes explican la labor científica a partir de dos aspectos, la
observación de casos y la formulación de teorías, dejando de lado cualquier factor histórico o social.
Más aún, coinciden en concebir la observación como espejo de la realidad, es decir, como un
vehículo que permite al sujeto captarla tal como es, y no a la manera de Chalmers, como una
actividad influida por los conocimientos y experiencias previos, así como también las expectativas.

Si cuestionamos la pretensión de objetividad, en tanto que admitimos que no se puede conocer sin
un sujeto cognoscente, entonces es preciso señalar que Chalmers va a cuestionar el lugar de la
experimentación, y los sentidos (la observación principalmente) como fuente de conocimiento.

Resumiendo, el planteo de Chalmers nos permite reflexionar en torno a los argumentos utilizados
por el positivismo, particularmente por la ciencia moderna, en la que los hechos y la observación son
las herramientas con las que se llega a la verdad. Ahora podemos ubicar que en la ciencia como en
cualquier actividad humana, no es posible desprender la acción de la observación de quien observa,
de su grupo de pertenencia, sus conocimientos previos, su contexto sociohistórico y los intereses
que guían el acto de mirar. Esto no significa que se abandone la objetividad como una de las
características distintivas del conocimiento científico respecto de otros. El punto al que llegamos nos
invita a seguir reflexionando sobre qué es lo que se entiende por “ser objetivo” y de que manera se
construye una explicación centrada en el objeto de interés.

Bibliografía

Chalmers, Alan (2000). ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? México, Madrid. Siglo XXI
editores. Introducción y fragmentos capítulo 1.

Martinez Miguelez, M. (2004) “El proceso de nuestro conocer postula un nuevo paradigma
epistémico”. En: Polis. Revista Académica Universidad Bolivariana V(3) 8. Chile.

Sabino, Carlos (1996). El proceso de investigación. Buenos Aires. Editorial Lumen/Humanitas.

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Conocimiento y Ciencias de la Salud - UNAJ
Módulo 1 - 2023

Clase Nº 4: El pensamiento positivista en el campo de las


ciencias de la salud

En esta clase vamos a desarrollar el impacto del pensamiento positivista en el campo de la salud.

Los objetivos de esta clase son:


• Comprender el impacto que tuvo el positivismo en la historia del objeto de conocimiento de
las Ciencias de la Salud;
• Identificar el origen positivista de la metáfora del cuerpo máquina como un modo de
explicación lineal y monocausal;
• Vislumbrar la función social del saber positivista de la salud;
• Comprender las principales características de la biomedicina.

Guía de lectura
-Por qué se afirma que el positivismo en salud es heredero de una visión mecanicista? ¿cómo
impactó el dualismo cartesiano en esta concepción?
-¿Qué alcances y consecuencias tuvo en las ciencias de la salud la teoría iatromecánica?
Describa las concepciones ontológicas y dinámicas de la enfermedad para Canguilhem y analice
la influencia del positivismo en estas concepciones
¿A qué se denomina “medicalización de la sociedad”? ¿cómo se vincula con el orden y el control
social?
Analice la relación de la función social dada por el positivismo al campo de la salud y su relación
con la patologización del comportamiento social.
Identifique y sintetice las principales características de la biomedicina
-¿Por qué se afirma que la biomedicina es reduccionista?

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