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EL SANTO ROSARIO MEDITADO CON SAN FRANCISCO DE SALES

¿Cómo se reza el Santo Rosario?


El Santo Rosario es una <<Corona de Rosas>> que se le entregan a la Bienaventurada
Siempre Virgen María como <<…remedio pronto y eficaz contra los males de la
humanidad>>. Por eso, en cada casa <<…donde se reza el rosario, nunca falta lo
necesario>>. Lo podemos rezar así:

1.- Hacer el signo de la cruz y rezar el Símbolo de los Apóstoles y el Acto de Contrición.
2.- Ofrecemos al Señor nuestra Recta Intención, según el espíritu salesiano que nos abraza.
3.- Se reza el Ángelus, por las intenciones del Papa.
4.- Se anuncia el misterio a meditar, recomendable es poner una intención por cada
misterio. Seguido se reza el Padre Nuestro, 10 Ave Marías por cada misterio y el Gloria al
finalizar cada decena de los misterios meditados.
5.- Rezamos una Salve al finalizar todo el Santo Rosario.

¿Cuáles son los misterios del Santo Rosario?


El Santo Rosario <<…se destacó, sobre todo, por los prodigios y milagros que se
asociaban con él, una poderosa herramienta de persuasión sobre la eficacia de la devoción:
se le atribuían numerosas victorias militares, además, ahuyentaba al demonio y destruía las
herejías>>. <<La Virgen del Rosario provee de salud, libra del demonio, de grandes
enfermedades, sana, libra de los celos, de la muerte y del cautiverio, de tempestades del
mar, tormentas y aguaceros…mayor acercamiento con Dios…>>. Por lo que es necesario
que conozcamos sus misterios:
- Misterios Gozosos (Lunes y Sábados)
- Misterios Dolorosos (Martes y Viernes)
- Misterios Gloriosos (Miércoles y Domingos)
- Misterios Luminosos (Jueves)

EL SANTO ROSARIO
† Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos líbranos señor Dios † Per signum Sanctae Crucis, de inimicis
nuestro. nostris, libera nos, Domine Deus noster.
† En el nombre del Padre y del Hijo y del † In nomine Patris, et Filii, et Spiritus
Espíritu Santo. Amén. Sancti. Amen.

V. Señor, abre mis labios V. Dómine, lábia mea apéries


R. Y mi boca proclamará tus alabanzas R. Et os meum annuntiabit laudes tuas

V. ¡Oh Dios!, ven en mi auxilio. V. Deus in adjutórium meum inténde.


R. Señor, date prisa en socorrerme. R. Domine, ad adiuvandum me festina
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo, Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
como era en el principio, ahora y Sicut erat in princípio, et nunc et Semper
siempre, por los siglos de los siglos. et in saecula saeculórum. Amen.
Amén.

Símbolo de los Apóstoles Credo in Deum Patrem


Creo en Dios, Padre Todopoderoso, omnipotentem,
Creador del cielo y de la tierra. Creatorem caeli et terrae.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, Et in Iesum Christum, Filium eius


Nuestro Señor, unicum,
que fue concebido por obra y gracia del Dominum nostrum, qui conceptus est de
Espíritu Santo, Spiritu Sancto,
nació de Santa María Virgen, natus ex Maria Virgine, passus sub Pontio
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado, crucifixus, mortuus, et sepultus, descendit
descendió a los infiernos, ad inferos,
al tercer día resucitó de entre los muertos, tertia die resurrexit a mortuis, ascendit ad
subió a los cielos y está sentado a la caelos,
derecha de Dios, Padre todopoderoso. sedet ad dexteram Dei Patris
Desde allí ha de venir omnipotentis,
a juzgar a vivos y muertos. inde venturus est iudicare vivos et
mortuos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica, Credo in Spiritum Sanctum,
la comunión de los santos, sanctam Ecclesiam catholicam,
el perdón de los pecados, sanctorum communionem,
la resurrección de la carne remissionem peccatorum,
y la vida eterna. Amén carnis resurrectionem,
vitam aeternam. Amen.

Symbolum Apostolorum

Acto de contrición
Dios mío, me arrepiento de todo Deus meus, ex toto corde paenitet
corazón de todos mis pecados y los me ómnium meórum peccatórum, éaque
aborrezco, porque al pecar, no sólo detéstor, quia peccándo, non solum penas
merezco las penas establecidas por ti a te iuste statútas proméritus sum, sed
justamente, sino principalmente porque te praesértim quia offéndi te, summum
ofendí, a ti Sumo Bien y digno de amor bonum, ac dignum qui super ómnia
por encima de todas las cosas. Por eso, diligáris. Ideo fírmiter propóno, adiuvánte
propongo firmemente, con ayuda de tu grátia tua, de cétero me non peccatúrum
gracia, no pecar más en adelante y huir de peccandíque occasiónes próximas
toda ocasión del pecado. Amén. fugitúrum. Amén.
Recta Intensión
Mi Dios y Salvador, dame tu gracia. Todo lo bien que hago, ofrezco a tu bondad. Todo
lo que me sea difícil, acepto tranquilo y resignadamente de tu mano de Padre. Pues sé que
así quieres darme ocasión a merecimientos para, un día, recompensarme con la abundancia
de tu amor. Amén.

ÁNGELUS DOMINI
V. Ángelus Dómini nuntiávit Maríae.
Ángelus R. Et concépit de Spíritu Sancto.
V. El Ángel del Señor anunció a María. Ave María,
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo. gratia plena,
Dios te salve, María... Santa María... Dominus tecum,
benedicta tu in muliéribus,
V. He aquí la esclava del Señor. et benedictus fructus ventris tui Iesus.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María... Santa María... Sancta Maria, Mater Dei,
ora pro nobis peccatoribus,
nunc et in ora mortis nostrae.
V. Y el Verbo se hizo carne.
Amen.
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María... Santa María...
V. Ecce ancílla Dómini.
V. Ruega por nosotros, santa Madre de R. Fiat mihi secúndum verbum tuum.
Dios. Ave María.
R. Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Cristo. V. Et Verbum caro factum est.
R. Et habitávit in nobis.
Oremos: Ave María.
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros,
que, por el anuncio del Ángel, hemos V. Ora pro nobis, sancta Dei Génitrix.
conocido la encarnación de tu Hijo, para R. Ut digni efficiámur promissiónibus
que lleguemos, por su pasión y su cruz, a Christi.
la gloria de la resurrección. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Orémus:
R. Amén. Grátiam tuam, quaésumus, Dómine,
méntibus nostris infúnde: ut qui, Ángelo
nuntiánte, Christi Fílii tui Incarnatiónem
cognóvimus, per Passiónem ejus et
Crucem ad resurrectiónis glóriam
perducámur. Per eúmdem Christum
Dóminum nostrum.
R. Amen
MISTERIOS GOZOSOS (Lunes y Sábados)

Meditación:
Yo suelo decir que en cierto modo la Virgen es más criatura de Dios y de su Hijo que
todas las demás, porque Dios creó en ella muchas más perfecciones que en el resto de las
criaturas, que ella es más rescatada que los otros hombres, ya que fue rescatada no sólo
del pecado sino del poder y de las mismas inclinaciones del pecado, y que rescatar la
libertad de una persona que debería ser esclava, antes de que lo fuera, es una gracia mayor
que rescatarla después de ser cautiva.
Por sí misma no era digna de ningún honor, y carecía de aroma; pero el gran arco iris
del cielo, con los hombres, se derramó poco a poco sobre esa santa espina, primeramente
por la gracia de su concepción, después de su filiación, y se entregó enteramente por su
Hijo, descansando en su vientre y otorgándole una suavidad tan grande como ninguna otra
planta ha percibido; una suavidad tan grata a Dios que las plegarias que son perfumadas
con ella nunca son rechazadas ni útiles, aunque el honor redunda siempre en su Hijo de
quien recibe toda su aroma. (San Francisco de Sales, Sermón del 15 de Agosto de 1602).

Primer Misterio.- El Anuncio del Ángel a la Virgen María, y la Encarnación del Hijo
de Dios. (Lc 1, 26-27).
Un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.

Padre Nuestro que estás en el cielo, Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora
santificado sea tu nombre, venga a y en la hora de nuestra muerte. Amén.
nosotros tu reino, hágase tu voluntad así
en la tierra como en el cielo, danos hoy Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu
nuestro pan de cada día, perdona nuestras Santo, como era en un principio, ahora y
ofensas como también nosotros siempre, por los siglos de los siglos.
perdonamos a los que nos ofenden, no Amén.
nos dejes caer en tentación y líbranos del
mal. Amén. Pater noster qui es in caelis: sanctificetur
Nomen Tuum; adveniat Regnum Tuum;
Dios te salve, María, llena eres de gracia, fiat voluntas Tua, sicut in caelo et in terra.
el Señor es contigo, bendita eres entre Panem Nostrum quotidianum da nobis
todas las mujeres y bendito es el fruto de hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut
tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de et nos dimittimus debitoribus nostris ;et
ne nos indúcas in tentationem; sed libera Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus,
nos a Malo. Amen. nunc et in ora mortis nostrae. Amen.

Ave María, gratia plena, Dominus tecum, Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
benedicta tu in muliéribus, et benedictus Sicut erat in princípio, et nunc et Semper
fructus ventris tui Iesus. Sancta Maria, et in saecula saeculórum. Amen.

Oración después de cada misterio


María, Madre de Gracia, Madre de Piedad, Amor y Misericordia; defiéndenos del
enemigo y ampáranos ahora y en la hora de la muerte. Amén.

¡Oh! Padre Eterno: Tú que eres creador del mundo y del hombre, por tu inmenso
poder no permitas que la serpiente maligna se apodere astutamente de las almas que Tú has
creado. Por el Divino Corazón de Jesús y por el Inmaculado Corazón de María, danos la
herencia que nos tienes preparada en las moradas celestiales. Así sea.

Madre Pura Dolorosa, por tu Corazón angustiado de Madre, manda paz al mundo
entero.

Segundo Misterio.- La Visitación de Nuestra Señora, la Bienaventurada Siempre


Virgen María, a su prima Santa Isabel. (Lc 1, 39-42).

Tercer Misterio.- El nacimiento del Hijo de Dios en el portal de Belén. (Lc 2, 1-7).

Cuarto Misterio.- La presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de la


Bienaventurada Siempre Virgen María. (Lc 2, 21-24).

Quinto Misterio.- El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo. (Lc 2, 41-47).

Al finalizar las cinco decenas se reza:


Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios
te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos, y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu
vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

MISTERIOS DOLOROSOS (Martes y Viernes)

Meditación:
Nuestra Señora, la Madre de Dios, murió de la muerte de su hijo. La razón
fundamental es que nuestra Señora no tenía otra vida que la de su Hijo, y no podía menos
que tener una misma muerte. Si sólo vivía la vida de su Hijo, ¿cómo podía morir de otra
muerte? Eran, sin duda, dos personas, nuestro Señor y nuestra Señora, pero en un corazón,
en un alma, en un espíritu, en una vida.
Si ella vivía de su vida, también murió de su muerte. El cuerpo de nuestra Señora no
estaba unido ni tocaba al de su Hijo en la Pasión; pero su alma estaba inseparablemente
unida al alma, al corazón y al cuerpo de su hijo; y aunque los golpes que recibía en la cruz
el cuerpo bendito de su Hijo no herían el cuerpo de Nuestra Señora, le ocasionaban grandes
heridas en el alma… Las espinas, los clavos, la lanza que atravesaron la cabeza, las manos,
los pies y el costado de Nuestro Señor…traspasaron también el alma de la Madre… La
Santísima Virgen, al sentirse herida conservó y guardó con cuidado las señales de su herida
y no quiso rechazarlas nunca; fueron su gloria, su triunfo, y por eso deseó morir de ellas y
así murió en efecto; aunque no murió de la muerte de su Hijo, ni murió en la misma hora.
Como es cierto que el Hijo murió de amor y que la Madre murió de la muerte de su
Hijo, no podemos dudar que la Madre no muriera de amor. Ella llevaba siempre en su
cuerpo las llagas de su Hijo; durante cierto tiempo las soportó sin morir, y al final murió de
ellas sin sufrir. Si su corazón, su alma y su vida estaban en el cielo, ¿cómo podían
permanecer en la tierra? Después de soportar milagrosamente miles y miles de asaltos de
amor, al final fue transportada y tomada por un asalto general; y el amor fue el vencedor, se
llevó prisionera a esta alma tan hermosa, dejando pálido y frío su cuerpo sagrado. (San
Francisco de Sales, Sermón del 15 de Agosto de 1602).

Primer Misterio.- La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní. (Mt 26, 36-39).


Un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.

Oración después de cada misterio


María, Madre de Gracia, Madre de Piedad, Amor y Misericordia; defiéndenos del
enemigo y ampáranos ahora y en la hora de la muerte. Amén.

¡Oh! Padre Eterno: Tú que eres creador del mundo y del hombre, por tu inmenso
poder no permitas que la serpiente maligna se apodere astutamente de las almas que Tú has
creado. Por el Divino Corazón de Jesús y por el Inmaculado Corazón de María, danos la
herencia que nos tienes preparada en las moradas celestiales. Así sea.

Madre Pura Dolorosa, por tu Corazón angustiado de Madre, manda paz al mundo
entero.

Segundo Misterio.- La flagelación de Jesús atado a la columna. (Mt 27, 26).

Tercer Misterio.- La coronación de espinas. (Mt 27, 27-29).

Cuarto Misterio.- Jesús con la Cruz a cuestas camino del Calvario. (Mc 15, 21-22).
Quinto Misterio.- La Crucifixión y muerte de Jesús. (Lc 23, 33-46).

Al finalizar las cinco decenas se reza:


Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios
te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos, y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu
vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

MISTERIOS GLORIOSOS (Miércoles y Domingos)

Meditación:
¿de qué muerte pensáis que murió la Virgen Santa sino de la muerte del amor? Es
indudable que murió de amor, aunque yo no lo digo porque está escrito. Fue siempre la
Madre del amor hermoso. No se indican nunca raptos ni éxtasis en su vida…amó siempre
con un amor fuerte, ardiente, pero tranquilo y acompañado de una gran paz. Y aunque ese
amor crecía sin cesar, dicho crecimiento no acontecía por sacudidas ni ímpetus, sino que,
como un suave río, ella se deslizaba de manera imperceptible hacia la unión tan deseada de
su alma con la divina Bondad.
Cuando llegó…la hora de que la Virgen gloriosa dejara esta vida, el amor realizó la
separación de su alma y de su cuerpo, y la muerte no fue sino una separación. (San
Francisco de Sales, Sermón del 15 de Agosto de 1618).

Primer Misterio.- La resurrección del Hijo de Dios. (Lc 24,1-6).


Un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.

Oración después de cada misterio


María, Madre de Gracia, Madre de Piedad, Amor y Misericordia; defiéndenos del
enemigo y ampáranos ahora y en la hora de la muerte. Amén.

¡Oh! Padre Eterno: Tú que eres creador del mundo y del hombre, por tu inmenso
poder no permitas que la serpiente maligna se apodere astutamente de las almas que Tú has
creado. Por el Divino Corazón de Jesús y por el Inmaculado Corazón de María, danos la
herencia que nos tienes preparada en las moradas celestiales. Así sea.
Madre Pura Dolorosa, por tu Corazón angustiado de Madre, manda paz al mundo
entero.

Segundo Misterio.- La ascensión del Señor al cielo. (Mc 16, 19).

Tercer Misterio.- La venida del Espíritu Santo. (Hch 2, 1-4).

Cuarto Misterio.- La Asunción de Nuestra Señora, la Bienaventurada Siempre Virgen


María, al cielo. (Lc 1, 48-49).

Quinto Misterio.- La coronación de la Bienaventurada Siempre Virgen María como


Reina y Señora de todo lo creado. (Ap 12, 1).

Al finalizar las cinco decenas se reza:


Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios
te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos, y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu
vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.

MISTERIOS LUMINOSOS (Jueves)

Meditación:
El sol de todas las prácticas de piedad es la Santa Misa. Ella es el centro de toda la
religión católica. La Misa es el corazón de la devoción, el alma de la piedad, el exceso más
grande de la Bondad Divina por medio de la cual Dios se acerca totalmente a nosotros y
nos llena de gracias y favores.
La oración que se hace por medio de la Santa Misa tiene un poder irresistible para
obtener gracias y favores de Dios, pues la hacemos ofreciéndole a su propio Hijo. Esas
oraciones son como la columna de humo aromático que sube al cielo a traernos ayudas de
Nuestro Señor. O como dice el Apocalipsis: <<Sube al cielo, guiado por los ángeles el
humo aromático que representa las oraciones de los fieles>> (Ap 8 4).
En cada misa están presentes muchos ángeles del cielo acompañando al Señor, y la
presencia de ellos siempre nos trae bienes espirituales. ¡Qué dicha tan grande poder
participar de este santo sacrificio, el mejor de todos los sacrificios que le podemos ofrecer a
la divinidad! (San Francisco de Sales, Filotea).

Primer Misterio.- El Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo en el Río Jordán. (Mt 3,


16-17).
Un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.
Oración después de cada misterio
María, Madre de Gracia, Madre de Piedad, Amor y Misericordia; defiéndenos del
enemigo y ampáranos ahora y en la hora de la muerte. Amén.

¡Oh! Padre Eterno: Tú que eres creador del mundo y del hombre, por tu inmenso
poder no permitas que la serpiente maligna se apodere astutamente de las almas que Tú has
creado. Por el Divino Corazón de Jesús y por el Inmaculado Corazón de María, danos la
herencia que nos tienes preparada en las moradas celestiales. Así sea.

Madre Pura Dolorosa, por tu Corazón angustiado de Madre, manda paz al mundo
entero.

Segundo Misterio.- Nuestro Señor Jesucristo y la Bienaventurada Siempre Virgen


María en las bodas de Caná. (Jn 2, 1-5).

Tercer Misterio.- Nuestro Señor Jesucristo anuncia el Reino de Dios e invita a la


conversión. (Mc 1, 15).

Cuarto Misterio.- La Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo en el Monte Tabor.


(Mt 17, 1-2).

Quinto Misterio.- La institución de la Santa Eucaristía. (Mt 26, 26).

Al finalizar las cinco decenas se reza:


Dios te Salve, Reina y Madre de
misericordia, vida, dulzura y esperanza Salve Regina, mater misericordiae, vita,
nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los dulcedo, et spes nostra, salve. Ad te
desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, clamamus exsules filii Hevae. Ad te
gimiendo y llorando, en este valle de suspiramus, gementes et flentes in hac
lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada lacrimarum valle. Eia, ergo, advocata
nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos nostra, illos tuos misericordes oculos ad
misericordiosos, y, después de este nos converte. Et Iesum, benedictum
destierro, muéstranos a Jesús, fruto fructum ventris tui, nobis post hoc
bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, exsilium ostende. O clemens, O pia, O
oh piadosa, oh dulce Virgen María! dulcis Virgo Maria. Ora pro nobis, Sancta
Dei Genitrix. Ut digni efficiamur
V. Ruega por nosotros, santa Madre de promissionibus Christi.
Dios. R. Para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de Cristo.

Oración Final
Virgen, divino sagrario, vuestras glorias cantaremos y en ellas contemplaremos los
misterios del Rosario. El alegre sol despierte cielo y tierra, Virgen santa, pues vuestro sol se
levanta de la noche de la muerte. Así, santo relicario, nos deis albricias queremos, que ya
libres cantaremos los misterios del Rosario. Amén.

La Madre tres veces Admirable de Schoenstatt


Ella es la gran Portadora de Cristo a los hombres, la compañera y colaboradora
permamente de Cristo, el Redentor, en toda la obra de la salvación. La gran gracia
que se pide de María en Schoenstatt es la gracia de asemejarse a ella.

Oración de Consagración a la Madre de Schoenstatt


Oh Señora mía, o Madre mía. yo me ofrezco todo a Ti
y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día:
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad,
guárdame, defiéndeme, utilizame
como cosa y posesión tuya. Amén.

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